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FILOSOFÍA DEL BUEN VIVIR

Verónica Isabel Silva García


Desarrollo Humano; Enfoques y teorías
Grupo 13
Marzo 14

La filosofía del buen vivir (sumak kawsay en kichwa; suma qamaña en aymara) es un concepto
que era previamente adoptado por las comunidades indígenas de origen, son las bases que
determinaban el estilo de vida en el que funcionaban y que a su vez planteaba la idea de
desarrollo que era concebida por las comunidades en aquel entonces. Esta filosofía consiste en la
realización y seguimiento de valores éticos para el funcionamiento de una sociedad. Es la idea de
que una sociedad debe ser plena en su moral para poder ser plena en sus demás ámbitos, como lo
son las ciencias sociales como la economía o la política. Ya que el individuo al igual que su
sociedad debe poseer valores como el respeto, la solidaridad, el compañerismo, entre otros para
lograr vivir en comunidad ayudándose los unos a los otros.

Uno de los valores que prima en esta filosofía es el del respeto, no solo hacia los demás sino
también hacia nosotros mismos y, sobre todo, hacia la naturaleza, ya que los pueblos indígenas
regían su comunidad alrededor de ella.

Contrario al pensamiento moderno, para los indígenas la naturaleza era el ente dominante de la
vida misma, para ellos era necesario vivir en armonía con ella en un ambiente de respeto para
prevalecer y ser favorecidos por la misma. Mientras que, el mundo moderno, creó una ideología
que postula que el ser humano debe ser dominante de todo en la tierra, esto incluye a la
naturaleza en todas sus ramas; flora y fauna. Es por esta ideología moderna que el mundo actual
ha desarrollado una forma de vida que se rige por el consumismo, y que plantea el buen vivir
como un concepto equivalente a tus posesiones materiales, de esta manera el ser humano
empieza a disponer de la naturaleza para hacer uso de los recursos en una forma que lo ayude a
prevalecer, no en comunidad, sino por encima de los demás.
Sin embargo, esta idea no puede ser más errónea, ya que según el sumak kawsay esta es una
forma de anti-desarrollo y por lo tanto no es una forma de vida sostenible ni viable porque pone
en riesgo la supervivencia del ser humano al ser la ideología que provoca tantos desastres no solo
naturales sino también del tipo social.

Es por el falso pensar que tiene el ser humano de que “debe ser mejor a los demás” que este hace
abuso de su entorno entrando en conflicto con el mismo. Al abusar de los recursos naturales
como el agua o los minerales, provoca escases de estos y por su ignorancia a la importancia de la
naturaleza en la vida termina desfavoreciendo al medio ambiente con la contaminación,
provocada muchas veces por empresas que se rigen por un modelo de funcionamiento capitalista.
A su vez, al hacer abuso de sus recursos sociales, termina provocando un ambiente de irrespeto y
competitividad muchas veces innecesaria con sus semejantes, cosa que causa conflictos políticos
si los implicados son figuras de alto cargo.

El problema es que el ser humano ve hoy en día a la naturaleza como un medio para su propio
beneficio, entrando en una relación de parasitismo en la que el individuo utiliza a la naturaleza,
no solo sin devolver nada a cambio, sino también acabando con ella en el proceso. Es por esto
que conceptos como el sumak kawsay o la vida economizada deben ser puestas en la mesa de los
grandes dirigentes de la tierra, ya que es hora de que el ser humano se dé cuenta del daño que se
está haciendo a sí mismo y a la naturaleza, empezando a tomar pasos para mejorar nuestro estilo
de vida.

Si bien esta es una filosofía que produce su máximo funcionamiento al ser aplicada de manera
masiva, esto no quiere decir que no podamos aplicarla como individuos, todo lo contrario, el
cambio real comienza desde abajo y es por esto que cada uno debemos adoptar una forma de
vida más solidaria y respetuosa con nuestro entorno, ya sea con acciones grandes como las
jornadas de reforestación, los cambios en los valores éticos de las empresas, la realización de un
gobierno en pro de la ecología, etc. O pasos tan pequeños como la economización del uso del
agua y luz en nuestras casas, la plantación de naturaleza doméstica o un cambio en nuestra
manera de interactuar con nuestros vecinos, compañeros de trabajo, familiares o jefes.

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