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A este período floreciente siguió otro aún más largo en que la teología
católica se volvió con preferencia a otros terrenos, y produjo poco en ciencia
bíblica, sobre todo para el progreso de los métodos. Su cerrazón, que la
distanció de las múltiples tendencias y escuelas de la exégesis protestante
contemporánea, no estaba fundada solamente en el dogma, sino también
en un tradicionalismo hostil a las nuevas ideas. Por eso nada pudo oponer,
que fuera metódicamente mejor y más eficaz, a las hipótesis de los deístas
ingleses, de los enciclopedistas franceses y de los protestantes racionalistas
del siglo xviii. El siglo xviii puede presentar algunas realizaciones
interesantes en el campo de la arqueología bíblica y de la crítica textual (la
obra de la Vetus Latina del maurino P. Sabatier). La figura descollante de
este tiempo fue el oratoriano francés Richard Simon (t 1712), que,
adelantándose buen trecho a su tiempo, y combatido y perseguido por ello
desde todos los frentes, fue el verdadero creador del método histórico-
crítico. El hecho de que el primero que aceptó sus principios, rechazados por
la mayoría, fuera el racionalista J.S. Semler, los hizo todavía más
sospechosos y les quitó por mucho tiempo su efecto, para daño de la ciencia
bíblica católica. Entretanto, la ciencia bíblica protestante no sólo produjo un
gran número de comentarios, como los de H. Grotius, Clericus, C. Vitringa y
J.J. Wettstein, sino también valiosos instrumentos filológicos (John Lightfoot,
Ch. Schüttgen), así como la gigantesca colección de variantes de John Mill
(+ 1707) sobre el texto del NT. Con Semler (+ 1791) se inicia en la
investigación protestante la emancipación de la ciencia bíblica respecto de
la dogmática, y desde entonces hasta la actualidad la lucha entre. el
->racionalismo y el -+ supranaturalismo omina la investigación protestante,
siendo de notar que, en el método, la tendencia conservadora se ha
aproximado cada vez más a la racionalista. En el siglo xix dominó en el
trabajo exegético la crítica del --> Pentateuco (en -+ Antiguo Testamento, B
i) y la historia de la religión veterotestamentaria, cuya discusión alcanzó un
punto culminante por obra de J. Wellhausen, y, respecto del NT, la crítica
literaria de los evangelios sinópticos y, en conexión con ella, los estudios
sobre la vida de -> Jesús. Fuerte efecto logró el ensayo de F.Ch. Baur, bajo
el influjo de la filosofía de la historia de Hegel, de presentar los escritos
neotestamentarios como documentos de la lucha entre el judeocristianismo
originario y el cristianismo paulino de la gentilidad, emancipado de la ley, y
de la síntesis de ambos en la Iglesia católica. Como resultado permanente
de esta controversia en pro y en contra de la "tendencia crítica de Tubinga",
ha quedado la conclusión de que los escritos particulares del NT deben
entenderse históricamente, es decir, desde una determinada situación
histórica propia de cada uno de ellos. También el estudio de la historia del
texto neotestamentario fue impulsado casi exclusivamente por
investigadores protestantes (Tischendorf, Tregeless, Westcott y Hort),
demostrándose que el textus receptus, hasta entonces casi intangible, en
conjunto representa una estrato reciente. Hacia fines del siglo xix ejerció un
fuerte influjo la escuela de la historia de las religiones, con relación al AT por
obra de H. Gunkel, y en lo relativo al NT a través de W. Bousset, W.
Heitmüller, el filólogo R. Reitzenstein y otros. Su programa fue explicar
genéticamente, llegando hasta sus últimas raíces, que se buscaban en el
sincretismo del mundo circundante, el origen de la religión judía del AT y de
la cristiana.
Josef Schmid