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CALAMIDAD
Humorada en dos actos para veintidós personajes
Personajes
Estra Faralio: Muy bien, queridos alumnos, presten mucha atención. A partir de
este momento daremos inicio a la clase de Anatomía.
Estra Falario: ¿Cómo que “Anatomía Pérez”? Carlitos, ¿Qué cosas dices?
Anatomía no es nombre de mujer.
Carlitos: No, profe, yo hablaba de ese que no es mujer, pero se viste de mujer y
se instala por horas y horas en la esquina. Por el día se llama Ruperto, por las
noches le dicen Atanomía.
Estra Falario: (Avergonzado) Eh, no, no. No hablaremos de ese asunto. Aunque,
ahora que lo mencionan, encuentro que hay muchas cosas que desconocen.
Cosas que tendré que ir explicando poco a poco.
Anita: Tiene razón, profe. Por ejemplo, sería bueno que nos aclarara: ¿hasta
dónde se lavan la cara las personas que no tienen pelo?
Jorgito: ¡Sí! ¡Sería bueno saberlo! También sería bueno saber por qué es
imposible estornudar con los ojos abiertos.
Camilita: O ¿Por qué abrimos la boca cada vez que miramos al techo?
Todos le interrumpen.
Todos: ¡Luisito!
Estra Falario: ¡Gabrielita! ¿Qué cosas se te ocurren? A los animales hay que
cuidarlos.
Todos se sorprenden.
Laurita: ¡Es cierto! También dijo que a los burros había que echarlos a patadas
del poder.
Andreita: ¡Es verdad! Y también dijo (Imitándole) “Yo trato de evitarlo, pero se me
sale el perro que llevo dentro”.
Estra Falario: (Avergonzado, poniendo un alto) ¡Niños! ¡Niños! Nos hemos salido
del camino. Nada de esto tiene que ver con Anatomía.
Isabelita: Profe, pero es que usted dijo que no íbamos a hablar de ese señor.
Doña Escobilla: A ver, a ver, bribones, ¿esta vez quién fue el artista?
Estra Falario: ¿Pero cómo se le ocurre interrumpir la clase de ese modo? Sin
pedir…
Al verla, se sorprende.
Jorgito: ¡El profe tiene novia! ¡La quiere besar! ¡Y cuando sean grandes se van a
casar! ¡El profe tiene novia! ¡La quiere morder! Y cuando sean grandes se van a…
Todos: ¡Jorgito!
Jorgito: ¡Conocer! Yo quise decir “conocer”.
Mesarrota: Atención, estimados estudiantes. Profesor Falario. Con todo gusto les
presento al nuevo alumno que a partir de hoy se incorpora gustosamente a sus
clases. Su nombre es Mario y su apellido…
Todos se ríen.
Mesarrota: Caballero, este tipo de bromas son inaceptables. ¿Sería usted tan
gentil de disculparse con su nuevo compañero?
Juancito: Disculpa, Mario. No quise decirte eso, sino todo lo contrario. (Se ríe).
Estra Falario: Claro, para esto de las rimas y las burlas sí son brillantes. Pero
para concentrarse en la clase…
Todos: ¡Ahhh!
Andreita: ¡Ah no, profesor! Tampoco nos puede culpar de que se le pierda algo
porque usted sea distraído. Tiene que estar pendiente de dónde deja sus cosas.
Danielito: ¡Profe! No me haga esto hoy, por favor. Le juro que yo todos los días
me cepillo los dientes, pero ¡Justo hoy! ¡Casualmente! Salí rapidísimo de la casa y
se me olvidó cepillarme…
Robertito: ¿Quién rayos es ese Azar y a cuenta de qué tiene que estar él
decidiendo cosas que no le corresponden, profesor?
Estra Falario: Estoy a punto de rendirme. ¡Ustedes son insólitos! Yo jamás había
tenido alumnos como ustedes.
Estra Falario: ¿Tú? Vaya, Paulita, esto sí que es una sorpresa. Si tú nunca estás
atenta en clases.
Paulita: Pues, para que usted veas, profe, estoy dispuesta a demostrarle que está
usted equivocado.
Estra Falario: (Emocionado) ¡Qué alegría tan grande me estás dando, Paulita! A
ver, ahí va la pregunta: ¿tú sabes de cuántos huesos se compone el cuerpo
humano?
Estra Falario: Pero, ¿qué clase de burla es esta? Me acabas de decir que querías
demostrarme que me equivocaba.
Paulita: Ciertamente.
Estra Falario: (Repitiendo la escena anterior) ¡Qué milagro que viene por acá!
Estra Falario: (Nervioso, lo busca alrededor, pero no lo ve) Eh, ¿Mario? ¿Usted
se refiere a…?
Estra Falario: (Ya agotado, transpirando, agitado) Bien, niños. Ahora sí, sin más
tiempo que perder, abran sus libros en la página veintitrés donde hallaremos la
lección de Anatomía.
Suena el timbre y todos los alumnos lanzan los libros y salen en completo
desorden, haciendo dar vueltas a Estra Falario en su mismo sitio.
Estra Falario: (Resignado) Muy bien, muy bien, vayan felices. Nos dedicaremos a
la Anatomía después del recreo.
Salen todos.
ESCENA II
Doña Escobilla: ¡Pero qué clase de especímenes son los que se inscriben en
este Instituto! (Recogiendo del suelo papeles) Mira nada más cómo dejan el salón
de clases, el lugar de enseñanza, el templo de aprendizaje, la casa del estudio. Si
así son en el Instituto, no me quiero imaginar cómo serán en sus habitaciones.
Mesarrota: (Buscando a Estra Falario) ¡Querido profe…! (Se sorprende al ver que
el profesor se ha ido y que en su lugar, está Doña Escobilla. Se avergüenza) ¡Ah,
es usted! Yo…pensaba encontrar aquí en el salón al profesor Estra…
Doña Escobilla: Y…en su lugar estoy yo. ¡Imagínese, qué vueltas de la vida!
¡Qué giros del destino! ¡Qué “causalidades” de del azar!, Director Muymachote
(rectifica) quiero decir, Mesarrota.
Mesarrota: (Disimulando) Eh, sí, lo que usted diga. ¿Y el profesor? ¿Lo ha visto?
Yo necesitaba decirle…
Doña Escobilla: Dígamelo a mí, estimado señor director, yo con todo gusto le
transmitiré su mensaje. (Muy coqueta) Pero dígamelo aquí, en el oído.
Doña Escobilla: (Casi sobre sus labios y, luego, cambiando de actitud) Pues…no,
señor director. Yo soy una mujer muy digna. (Hace pausa) Aunque si usted nota
en mí algo más, por algo será…
Mesarrota: (Aliviado) Qué gusto que me diga que no, Doña Escobilla, porque la
verdad es que yo estoy enamorado perdidamente de alguien más.
Doña Escobilla: El, es único. ¿Sabe? (Le habla intentando provocar sus celos).
Mesarrota: (Disimulando) Eh, digo que sí, que debe ser único.
Doña Escobilla: Mire, yo mejor sigo haciendo mis labores porque entre las
cochinadas de los chiquillos y las torpezas, las estupideces, las idioteces de…
Mesarrota: (Muy afeminado) ¡Madre de Dios, pero qué mujer tan…! Uf, qué
bárbara. Por poco me descubre.
Pausa.
Mesarrota: Es él.
Martinita: (Habla con su voz de niña) ¿Dubita qué? (Se da cuenta de su voz, y la
cambia) Eh, digo, ¿Dubita qué?
Gerardito: (Con una voz distinta de la suya) Nada de bromas, esto es muy serio.
Sabemos (rectifica), quiero decir, sé lo que intenta ocultarle al mundo. ¡Y tiene que
sacarlo! Tiene que decirlo. No puede vivir con ese secreto a cuestas. Le podría
pesar mucho.
Anita: ¡Horrendo!
Claudita: ¡Espantoso!
Robertito: ¡Horripilante!
Anita: Más miedo le va a dar lo que le vamos (rectifica) digo, lo que le voy a
hacer.
Estra Falario: ¡Pero qué barbaridad! ¡Qué niño! ¿Se habrá vuelto a esconder con
Laurita?
Pasa lista rápidamente y se da cuenta de que faltan los seis niños que
continúan detrás, escondidos.
Estra Falario: ¡Qué barbaridad! No queda nada que decir. Señor director,
lléveselos y establezca usted el castigo que les corresponde.
Estra Falario: (Molesto) ¿Pero qué demonios significa todo esto? Si yo ni siquiera
he podido pasar del primer concepto.
Mesarrota huye. Los niños bromean. Estra Falario intenta poner orden y
continuar, en medio del caos.
Estra Falario: Bueno, niños. Ya basta de alborotos. Abran sus libros en la página
veintitrés.
Todos: ¡Andreita!
Vuelve a sonar el timbre. Todos los niños se levantan con sus útiles en mano
y se van. Se queda Estra Falario solo.
Estra Falario: (Agotado) ¿Será que algún día podré dar la clase de Anatomía?
Pausa.
Mesarrota: (Muy cerca) Lo que pasó hoy me hizo pensarlo muy bien y, no puedo
seguir con este peso a cuestas. ¡Yo lo amo!
Doña Escobilla: ¡Pero qué barbaridad es esta! Esto es más terrible que el
apocalipsis. Si yo venía a decirle a usted, señor director, lo mucho que lo amo yo.
Estra Falario: (Muy extenuado y confundido) ¿Usted? ¿Él? ¿Yo? (Hace una
pausa). Mi clase ha terminado, yo me voy.
Doña Escobilla: ¡Qué bárbaro! En mis tiempos las clases de Anatomía eran otra
cosa.
Black out.
Mario: ¡Dios! Pensé que nunca se irían. Tardaron demasiado. Entonces, Isabelita,
como te decía, abramos el libro en la página veintitrés y déjame seguirte
mostrando lo que me enseñó Laurita.
Blackout.
Escena III
Laurita: (Coqueta) Muy bien, Alvarito, repasemos lo que te enseñé. No vaya a ser
que te retrases. Así como Mario, que no lograba entender dónde…
Alvarito: ¡Silencio!
Todos le obedecen.
Alvarito: ¡Silencio!
Nadie le oye.
Alvarito: Tenemos que solucionar esto para poder hacer… (avergonzado) lo que
vinimos a hacer, antes de que regrese el profe Estra Falario. Así que con mucha
calma y tranquilidad, conversemos para encontrar una salida a este malentendido
que…
Nadie le oye.
Alvarito: ¡Así me gusta! Que me hagan caso. ¿Ven cómo con orden y tranquilidad
todo se puede solucionar mejor?
Paulita: (En actitud de altanería) Vine porque cuando estaba allá afuera me puse
a contar a todos los niños que iban saliendo y me di cuenta de que faltaban
algunos. Desde hace rato me está oliendo muy raro todo esto.
Todos: ¡Mario!
Isabelita: ¡No, Paulita! Ella lo que dijo fue que Doña Escobilla es muy
desparpajada y carismática.
Paulita: (Cayendo en la trampa) Ah… bueno, en todo caso, esto sigue siendo muy
sospechoso. Así que yo voy a ir de inmediato donde el Director Mesarrota a
decirle que…
Anita: Ay, por favor, Paulita. Estás llegando tarde a la fiesta. Si ya Mesarrota sabe
que nosotros…
Isabelita: ¡Anita! ¡Ya echaste todo a perder! Nada más te faltaba decirle también
que su mamá está perdida y loca por él.
Laurita: Ay, no, no, no. Ustedes de verdad no saben guardar secretos. Lo único
que faltaría sería que también le dijeran que nosotros nos escondemos aquí para
darnos hacer…
Alvarito: ¡Silencio!
Mario: (A los demás niños) Bien lo dice mi padre: nada más peligroso que un
secreto en manos de una mujer.
Paulita: (Atormentada) ¡Esto no puede ser! Yo voy ahora mismo a contarle todas
estas cochinadas a mi mamá y a decirle que ustedes están inventándose todo
esto para salvarse del castigo que les pueden dar.
Paulita intenta salir nuevamente y esta vez es interceptada por el resto de los
niños del salón.
Andreita: (Interrumpiéndole) Ay, Jorgito, por favor, ahorita, delante de todos, dices
eso, pero la otra vez tú me dijiste que estabas enamorado de Paulita y que te
gustaban sus…
Anita: Menos mal que los chismes son sólo cosa de niñas.
Laurita sostiene por la fuerza a Paulita y luego los demás se unen para
retenerla. Le cubren la boca con un suéter y le amarran las manos con
cordones de zapatos.
Carlitos: Tenemos que pensar muy bien cómo lo haremos. La venganza tiene que
ser dulce, inteligente e histórica.
Andreita: ¡No! Yo creo que sería más contundente si los grabamos a escondidas
y lanzamos más bien una historia en Instagram.
Camilita: ¡Qué historia ni qué historia! Podemos hacer toda una serie por IGTV
para que nos siga el Instituto entero.
Doña Escobilla: Profesor Estra Falario, todo esto se me hace muy sospechoso.
¿No será que usted está invitándome a salir para poder sacudirse a Don
Mesarrota?
Doña Escobilla: (Tratando de provocar sus celos) ¿Aquí? Aquí está pasando lo
que tenía que pasar: que un hombre de verdad, uno de pelo en pecho, uno de
pelo en barba, uno de pelo en…
Estra Falario: Claro que sí, yo. Con ella. Y con nadie más.
Mesarrota: (Cabizbajo, los mira) Está bien. Lo comprendo. No me queda nada
más que hacer que seguir enamorado a solas. Recitándole al viento los poemas
que escribí para ti (A Estra Falario). No me queda más que resignarme y entender
que te amé, y que te amaré en un suspiro ahogado que jamás verá la luz, pero
que se quedará en mi corazón por siempre.
Mario: ¡Todo!
Paulita logra salir del lugar en el que la habían escondido. Aún tiene las
manos atadas, pero logra quitarse el suéter de la boca.
Blackout.