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DOLOR Y GLORIA

Hablar de un director o de sus obras con objetividad es casi imposible por no decir que lo es.
Podríamos calificar una película según nuestra percepción y pecaríamos tal vez al ser muy
honestos; o simplemente podríamos sumar muchas opiniones para formar una realidad
independiente de la percepción. Pero a la hora de la verdad, si analizamos, el cine no es más que
la opinión de una mente dispuesta a proyectarse frente a un público hambriento. Una manera
egoísta y exquisita de entregar un pensamiento para que sea apreciado por el espectador, sin
darle posibilidad de objeción durante dos horas aproximadas de película. En este caso haré un
pequeño ejercicio con una historia que me impactó bastante; el famoso cine dentro del cine que
nos trae Almodóvar con su último film denominado: “Dolor y Gloria”, 2019. No aburriré con el
argumento a quien me lee en esta ocasión, porque es posible que apenas haya leído un resumen
de la película o tal vez ya tenga mil reseñas en cola por leer. Yo solo contaré un poco de lo mucho
que me trajo a la mente mientras la veía; a decir verdad, me atrapó ingeniosamente desde la
primera escena con el canto de las amas de casa lavando junto al río, y el grupo coral de un niño
que jamás creí podría llegar a ser lo que fue. Los colores, la estética bien cuidada hacen juego con
la inocencia de un pequeño que en lugar de fijarse en los problemas de adultos observaba la magia
de la vida en lo insignificante. A medida que se desarrolla el personaje vemos como su vida
personal se va viendo afectada por la enfermedad, de la cual le gustaría huir, pero sabe que es su
compañía perpetua. Desde muy niño llevó el arte en su interior, a pesar de sus limitaciones
económicas, su pasión le hizo llegar muy lejos, hasta convertirse en un reconocido director de
cine, bastante talentoso, pero tan solitario y miserable como su misma enfermedad.
Podría ahondar en la fotografía, el diseño o la dirección de arte tan acertada, sin omitir la increíble
actuación de Antonio Banderas como Salvador Mallo y la de su colega Asier Etxeandia como
Alberto, o su hermosa madre Penélope Cruz que no se le pasa la edad, en fin, aquí lo que me
genera curiosidad es aquello que evoca la obra y como esta puede llevarte años atrás, a tu niñez, a
tus sueños más profundos. No existen muchas películas que te conduzcan a un pasado o te
provoquen el deseo de ver el futuro de la vida, o por lo menos no conozco. ¿Qué harías si
estuvieses en la posición del personaje?, tienes lo que profesionalmente llamarías perfección, pero
a ciencia cierta no eres más que un ser humano en busca de atención, que utiliza el arte como el
único medio que te permite decir lo que normalmente callas en tu cotidianidad. Entonces cuando
te encuentras cara a cara con una vida aburrida, solitaria y convencional, ¿crees que no habría más
remedio que explorarlo todo para evadir los vacíos?
Les contaré una anécdota que ocurrió en la sala de cine con esta película. En una de las escenas el
personaje principal cae en la adicción a la heroína y justo allí varios espectadores reaccionaron.
Uno empezó a criticar con su acompañante la situación y luego se puso las manos en la cabeza
mientras negaba lo que estaba sucediendo. Otro de ellos disfrutaba con el actor cada viaje a otra
dimensión por medio de la droga, como si cayera en trance con él… pero el mejor, uno que no
paraba de reír, como si estuviese viendo la mejor película de comedia de su vida que terminó
molestando a más de uno atrás, ¿cuál es el chiste hermano?, decía uno de ellos. Así que luego
pensé… ¿qué habría en su mente?, a pesar de las reacciones diferentes, había algo que los
conectaba, todos se sentían afectados emocionalmente con lo que estaban viendo, lo cual fue
muy interesante, ojalá hubiesen estado allí. ¡Ahora no es que piensen que me la pasé más
pendiente de la reacción de los espectadores que de la película! No, fue solo un momento…creo.
En fin, puedo decir que esta historia no es más que una réplica de la vida, del director, del actor,
del artista, del ama de casa, de todo ser que tuvo sueños, tiene y terminará por tenerlos. Si cierras
los ojos e imaginas… tal vez no harás todo lo que hoy deseas, porque en unos años tu pensamiento
puede que no sea el mismo. Pero, aunque todo acabe hoy y no hagas ninguna de las cosas
anteriormente mencionadas, la verdad es más que simple, se trata de vivir. De que la mirada no se
centre sólo en lo superficial sino en aquello que mueva tu alma. Está bien, tal vez suene un poco
poético, sí. ¿pero no es ello increíble?, que una idea plasmada en imágenes termine despertando
en otros el deseo de hablar diferente sobre el mundo, ¿Qué luego no es el arte la que nos impulsa
a creer en la libertad de pensamiento? cuando eres libre comunicas lo que hay en tu interior; y
aquello que no es fácil decir ante el mundo se convierte en lo más puro para replicar en una obra,
una profunda expresión, llamada arte. Aquello lo sentí en uno de los planos de la película, cuando
Salvador Mallo, el personaje principal nos trae a filmación su historia de vida, siendo el director de
propio pasado, grabando a su madre y a sí mismo cuando niño.
Esta vez no escribo como cineasta, sino como una espectadora más, que no se fija sólo en la
estética, en la técnica, sino en el retrato de la vida; de la interpretación, del lenguaje y la esencia
del ser humano que se desborda por la pantalla.

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