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Abstract
l. Introducción
Para Wüster el objeto del que debe ocuparse la terminología son los conceptos
expresados mediante denominaciones. Estas denominaciones pueden ser de las lenguas
naturales o de lenguas artificiales. Wüster reserva el término término para referirse a
las unidades nominales del lenguaje natural que denominan los conceptos especializa-
dos:
La terminología considera que el ámbito de los conceptos y el de las denomi-
naciones (=los términos) son independientes. Por esta razón los terminólogos hablan
de conceptos, mientras que los lingüistas hablan de contenidos de palabras, refiriéndose
a la lengua general. Para los terminólogos, una unidad terminológica consiste en una
palabra a la cual se le asigna un concepto como su significado, mientras que para la
mayoría de los lingüistas actuales, la palabra es una unidad inseparable compuesta de
forma y contenido(Wüster 1979; traducción de 1998: 21-22).
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Estas citas de Wüster muestran que efectivamente los términos son para él el
punto central de la materia. Pero con los años los seguidores de Wüster han ido
desplazando del centro de la terminología a los términos para situar a los conceptos
alejando así la terminología en su conjunto de la lingüística y acercándola a la semiótica.
~ara ellos, en la comunicación especializada, tan importantes son las unidades lingüís-
ticas como otras unidades simbólicas. Radicalizando aun más esta posición, Picht
(1996) establece un renovado objeto para la teoría terminológica:
A la luz de los progresos que se han llevado a cabo y del tipo de disciplinas
comprometidas hoy, el vínculo con la lingüística aplicada nos parece menos conveniente
que antes, ya que un número de factores y elementos puramente terminológicos no tienen
una naturaleza lingüística, y por tanto no puede, y en efecto nunca lo han sido, ser tratados
con éxito por la aplicación de los métodos de la lingüística (... ) la ciencia de la termi-
nología hoy se considera ella misma como una disciplina independiente, más que una
subdivisión de una subdivisión de la lingüística. (Picht 1996: 277)
del conocimiento general. Desde la lingüística, se objeta sobre todo la limitación im-
puesta por la TGT de interesarse sólo por los aspectos prescriptivos de los términos y
de considerar a los términos como unidades diferentes a les unidades léxicas propias
de la lengua general. Y desde la sociología, en cambio, se rechaza la concepción
idealista de los términos, el carácter plano atribuido a la comunicación especializada,
donde los términos pierden parcialmente su condición de unidades de la lengua natural
y sus valores pragmáticos, y se niega la variación discursiva. . . .
La concepción de la terminología como un dominio de conoc1m1ento necesana-
mente interdisciplinario que se ocupe de los términos y que integre los aspectos
cognitivos, lingüísticos y comunicativos de las unidades terminológicas, es lo que nos
ha conducido a formular la Teoría de las puertas (Cabré, 1999, 2000). Se trata de una
teoría que recoge la multidiciplinariedad del objeto terminológico y al mismo tiempo
permite tratar los términos de manera diferente. Según esta teoría, el objeto término es
una unidad al mismo tiempo semiótica, lingüística, cognitiva y social, que puede ser
tratada desde y por diferentes disciplinas. La única condición que se les impone a estas
disciplinas es que compartan los tres principios siguientes:
a) que partan del principio que una disciplina nunca puede dar cuenta de un
objeto en su totalidad sino solo contribuir a la descripción y explicación de
este objeto
b) que conciban las unidades de conocimiento especializado, así como también
todas las unidades de las lenguas naturales, como unidades poliédricas al
mismo tiempo unidades cognitivas, lingüísticas y sociales
e) que asuman que para abordar un objeto con rigor hay que situarse en una
determinada perspectiva y hacerla además explícita. Esta toma de posición
requiere en terminología seleccionar una única puerta de entrada para la
descripción de las unidades que vehiculan el conocimiento especializado.
Desde una puerta lingüística, observamos que las unidades que se consideran
unidades terminológicas son susceptibles de ser analizadas a la vez desde una vertiente
formal, semántica y funcional. En este sentido, las unidades terminológicas se asemejan
a las unidades léxicas porque, aparte de compartir estas tres vertientes, pertenecen a
una categoría léxica mayor 1 • Esta condición las diferencia de otras unidades que
también son formales, semánticas y funcionales, como las unidades morfológicas, fra-
seológicas u oracionales.
(Wüster 1979, Sager 1990, Cabré 1999), aunque existen posiciones para las cuales las umdades
terminológicas son nombres, adjetivos y verbos (Cabré 1994), (Dubuc 1985).
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Así, desde el punto de vista formal, las unidades terminológicas y las unidades
léxicas comparten las mismas estructuras y se explican por las mismas reglas gramati-
cales. Semánticamente no son diferentes, pues son unidades con un significado (y uno
o varios sentidos), que puede representarse mediante una definición. Y tampoco son
diferentes funcionalmente porque ambas son unidades que pertenecen a una de las
categorías gramaticales establecidas. Y pragmáticamente participan del esquema de
comunicación propio de cualquier interacción comunicativa.
¿Cuál sería pues la especificidad de las llamadas unidades terminológicas? Según
Cabré (1999) y Lara (1999) esta especificidad radica en el proceso de significación. Los
procesos de categorización de una misma realidad distinguen el especialista del lego
aunque ambos usen una misma forma2 • Por ejemplo, la unidad sal es para el no
especialista un condimento usado en la alimentación, pero para el químico es cloruro
de sodio; y la unidad ballena es para el niño un pez, para algunos adultos un mamífero,
pero para los científicos es un cetáceo del grupo de los misticetos y de la familia de
los balénidos y de los balenoptéridos.
Pero los procesos de categorización no son sólo distintos entre el especialista
y el no especialista, sino que también pueden ser diferentes entre los mismos especia-
listas, pues, como señala Gutiérrez (1998:23), no todos los científicos se aproximan a
la realidad de la misma manera, sino que cada ámbito temático tiene sus objetivos y sus
referencias que varían la perspectiva desde la cual se contemplan las cosas. Así, por
ejemplo, las rickettsias son para los médicos agentes bacteriológicos que causan las
tickettsiosis y, en cambio, para los biólogos son bacterias parásitas intracelulares de
los vertebrados que tienen un ciclo natural en el que intervienen artrópodos hema-
tófagos que pertenecen a la familia de las rickettsiacias y al orden de los rickets-
siales. Otro ejemplo, la tetraciclina es para un médico cualquiera de los antibióticos
de amplio aspectro de acción bacteriostática activos contra una gran variedad de
microorganismos entre las bacterias gramapostivias y gramanegativas, además los
médicos saben que la tetraciclina se absorbe bien por vía oral y tiene afinidad
electiva por las células tumurales, el tejido óseo y los tejidos con inflamación
crónica necrotizante. En cambio, para un farmacéutico, la tetraciclina es una substan-
cia que se presenta en forma de polvos amarillos, inodoros, estables en el aire, pero
sensibles a la luz; y, finalmente, para un químico la tetraciclina es una subtancia de
fórmula C22H 2JV20 0 8 •
E incluso, dentro de una misma área temática, un concepto puede ser catego-
rizado desde diferentes puntos de vista: una misma enfermedad, por poner un ejemplo,
puede ser categorizada según su descubridor3 : enfermedad de Alzheimer, según el
2
• Es este sentido son interesantes los experimentos de categorización que el equipo de
Dubms ha llevado a cabo con la clase semántica de los olores y los colores (Poitou & Dubois
1999).
.' Es sabido que _la mayoría de epónimos en medicina tienen un equivalente no eponímico
categonzado no a partir del descubridor de una enfermedad, técnica o aparato, sino de las
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arquitectura), arteria (en circulación vial, arquitectura o medicina), brazo (en anatomía, astrofísica,
genealogía, ciencias marítimas, historia militar o mecánica), bomba (en armamento, aeronáutica,
agricultura, hidráulica, música o ferretería), etc.
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Dos son los puntos de observación desde los que pueden analizarse las unida-
des terminológicas: in vitro, es decir fuera de su contexto de uso habitual, aisladamente
a través de las unidades recogidas en los diccionarios, léxicos, bases de datos o
tesauros; e in vivo, es decir en su hábitat natural en una comunicación especializada,
a través del análisis de textos especializados orales o escritos producidos de manera
real. Estos dos puntos de mira nos hacen observar diferencias en el conocimiento que
representan las unidades terminológicas y conducen a resultados distintos.
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Esto nos conduce a deducir que la característica más prominente de los textos
científico-técnicos es la presencia de unidades específicas de un ámbito de especialidad,
que configuran la estructura cognitiva del texto. Pero la representación conceptual de
un texto no acaba con el establecimiento de sus nudos cognitivos, sino que tan
importante como los nudos son las relaciones conceptuales que se establecen entre
ellos. Es el conjunto formado por los nudos cognitivos entrelazados por relaciones
conceptuales lo que constituye la representación conceptual de un texto. Y es el
conjunto de las representaciones conceptuales sobre un tema, expresadas en los textos
y consensuada por la colectividad de expertos, lo que constituye la representación
conceptual de una materia.
Un análisis de los datos de los textos desde el punto de vista de su organización
cognitiva muestra que:
5 Edward Tolman (1948) esta acreditado como el introductor del término cognitie map en
el marco de sus experimentos con ratas entrenadas para seguir rutas complejas con en el fin de
encontrar comida. El concepto de mapa conceptual aplicado a la enseñanza y al análisis de textos
es una técnica creada, por analogía con los esquemas espaciales cognitivos, por Joseph D. Novak
(1988).
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Por ejemplo esclerosis múltiple puede ser una UCE simple formada por una unidad
terminológica y, en cambio, desmielinización segmentaria de la substancia blanca del SNC es una
UCE compleja constituida por cuatro unidades de significación especializada, dos términológicas
y dos fraseológicas.
7
Por ejemplo, -itis, -osis, -oma, en medicina; -áceo, -andra, -áceas, en biología; -ol, -
ato, -ina, en química; -ema, en lingüística; etc.
1
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8 Algunos pacientes refieren somnolencia. Entre los signos destaca el exantema macular
papular. A veces, el exantema es petequial. Petequial no puede formar un nudo cognitivo como
0
lo forma somnolencia, sino que depende del nombre exantema.
' Ver el trabajo de investigación de doctorado de Feliu (2000) sobre las relaciones
conceptuales.
10 (Nudo 1: Esta vasculitis que afecta a los vasos pequeños) se produce cuando (Nudo 2:
R. Cororii nida en el endotelio vascular).
11 de, con, en, por, etc.
12 y, o, mediante, etc.
13 es, afecta a, se caracteriza por, asociada a, se produce en, etc.
14 en función, a través de, en relació con, etc.
1s Éstas transmiten distintos tipos de información sobre las UCE que relacionan: causa de,
ef'ecto de, estado de, origen de, actividad de, signo de, razón de, proceso de, factor de, carac-
terística de, etc.
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6. Conclusiones
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Ver la propuesta de análisis de Bevilacqua ( 1999).
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terminológicas, si bien son las unidades más prominentes y prototípicas de los textos
especializados, no son las únicas unidades que transmiten conocimiento especializado.
Y solo a partir de un análisis progresivo de las UCE y sus relaciones podemos
dar cuenta de la estructura del conocimiento especializado de un texto y, a la larga,
de la estructura conceptual potencial de una materia específica.
7. Bibliografía