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BOLILLA 7: FIN DE LA EXISTENCIA DE LA PERSONA HUMANA

1 - Se entiende como el fin de la existencia de la persona humana a aquel proceso que se


da a través de la muerte, tal como lo establece el artículo 93 del CC y C. (“La existencia de
la persona humana termina por su muerte.”).
Médicamente, resulta aceptada una definición según la cual la muerte es el cese de las funciones
vitales, celulares, tisulares y viscerales. Ocurre cuando claudican los sistemas circulatorio,
respiratorio y nervioso, pudiendo definirse entonces como el cese definitivo e irreversible de las
funciones autónomas.
La muerte termina con la existencia de la persona, acaezca por causas naturales, por suicidio, por
la acción de otra persona o por un accidente.
Según el artículo 94 del CC y C,” la comprobación de la muerte queda sujeta a los estándares
médicos aceptados, aplicándose la legislación especial en el caso de ablación de órganos del
cadáver”.
La ley N° 24.193 de Trasplantes establece entonces en su artículo 23:
ARTICULO 23º - El fallecimiento de una persona se considerará tal cuando se verifiquen de modo
acumulativo los siguientes signos, que deberán persistir ininterrumpidamente seis (6) horas
después de su constatación conjunta:
a) Ausencia irreversible de respuesta cerebral, con pérdida absoluta de conciencia;
b) Ausencia de respiración espontánea;
c) Ausencia de reflejos cefálicos y constatación de pupilas fijas no reactivas;
d) Inactividad encefálica corroborada por medios técnicos y/o instrumentales adecuados a las
diversas situaciones clínicas, cuya nómina será periódicamente actualizada por el Ministerio de
Salud y Ambiente con el asesoramiento del Instituto Nacional Central Único Coordinador de
Ablación e Implante (INCUCAI).
La verificación de los signos referidos en el inciso d) no será necesaria en caso de paro
cardiorrespiratorio total e irreversible.
En cuanto a la hora del fallecimiento, se establece que será aquella que por primera vez se
constataron los signos previstos en el art. 23 anteriormente nombrado.

La principal diferencia de la muerte biológica con la muerte civil, es que esta última era una
institución por la cual la persona físicamente sí tenía existencia, pero el derecho la consideraba
muerta porque perdía sus derechos civiles y políticos. Esta institución rigió en la antigüedad y fue
suprimida por todos los códigos modernos.

Para el Derecho, ha sido muy importante a lo largo de la historia dar solución al fenómeno de la
muerte conjunta, es decir, a la muerte de dos o mas personas vinculadas entre sí que se produce
sin que se pueda determinar el orden de la prelación; ya sea que hayan acontecido tales decesos
en un mismo suceso o no. Por esto, el artículo 95 del CC y C dispone la conmoriencia: “Se presume
que mueren al mismo tiempo las personas que perecen en un desastre común o en cualquier otra
circunstancia, si no puede determinarse lo contrario”.
La conmoriencia abarca todas las hipótesis en la que deba decidirse la prioridad de un
fallecimiento respecto de otro, aún cuando no se haya producido en un desastre común. Quien
pretenda la transmisión de derechos entre fallecidos, tendrá que probar que efectivamente uno
murió antes que otro, si no se considerará que murieron simultáneamente. Además también sirve
para solucionar la situación frecuente de, por ej., un matrimonio que muere en un accidente aéreo
o en un sismo desatados al mismo tiempo en distintas ciudades sin poder determinarse quién
falleció primero. Aplicando la conmoriencia, no hay transmisión hereditaria entre los cónyuges, de
modo que si -por ejemplo- no tienen hijos, cada ascendiente hereda los correspondientes a su
causante.

2 – Prueba del nacimiento, de la muerte y de la edad

El CC y C establece en el artículo 96 que “el nacimiento ocurrido en la República, sus circunstancias


de tiempo y lugar, el sexo, el nombre y la filiación de las personas nacidas, se prueba con las
partidas del Registro Civil. Del mismo modo se prueba la muerte de las personas fallecidas en la
República. La rectificación de las partidas se hace conforme a lo dispuesto en la legislación
especial.”
En caso de nacimientos o muertes ocurridas en el extranjero, la ley prevé en el artículo 97 del CC y
C: “El nacimiento o la muerte ocurridos en el extranjero se prueban con los instrumentos otorgados
según las leyes del lugar donde se producen, legalizados o autenticados del modo que disponen las
convenciones internacionales, y a falta de convenciones, por las disposiciones consulares de la
República. Los certificados de los asientos practicados en los registros consulares argentinos son
suficientes para probar el nacimiento de los hijos de argentinos y para acreditar la muerte de los
ciudadanos argentinos.”
Si hubiera alguno de los siguientes problemas con las partidas requeridas, el artículo 98 establece:
“Falta de registro o nulidad del asiento. Si no hay registro público o falta o es nulo el asiento, el
nacimiento y la muerte pueden acreditarse por otros medios de prueba.
Si el cadáver de una persona no es hallado o no puede ser identificado, el juez puede tener por
comprobada la muerte y disponer la pertinente inscripción en el registro, si la desaparición se
produjo en circunstancias tales que la muerte debe ser tenida como cierta.”(PRUEBA
INTERMEDIA). Un caso ejemplar es el de los tripulantes del ARA SAN JUAN.
Por otro lado, para la determinación de la edad al momento de la muerte de la persona, el
artículo 99 dice: “Si no es posible establecer la edad de las personas por los medios indicados en el
presente Capítulo, se la debe determinar judicialmente previo dictamen de peritos.”

3 – La extinción de la persona presupone la más grande mutación en todos los órdenes de la vida
humana, ya que le pone su punto final. A consecuencia, es la causa de terminación de los actos en
los cuales la intervención del ser humano es esencial, como por ejemplo:

 En el derecho de familia termina con el matrimonio, la tutela o la responsabilidad


parental.
 Contractualmente, extingue la representación voluntaria.
 En el derecho penal extingue la acción represiva causada en un delito.
 Es causa de extinción de los derechos laborales, sin perjuicio de indemnizaciones o
prestaciones que pueden recibir sus herederos.
 Termina con la condición de ciudadano y con el ejercicio de los derechos electorales.
 En materia sucesoria, es el momento en el que se abre la sucesión y se produce la
transmisión de bienes a los herederos.

En el artículo 2277 del CC y C, se establece: “Apertura de la sucesión. La muerte real o presunta de


una persona causa la apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas
llamadas a sucederle por el testamento o por la ley. Si el testamento dispone sólo parcialmente de
los bienes, el resto de la herencia se defiere por la ley.
La herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante que no se extinguen por su
fallecimiento.”
Por otro lado, el artículo 2280 dice: “Situación de los herederos. Desde la muerte del causante, los
herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con excepción de los
que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo que el causante era
poseedor.
Si están instituidos bajo condición suspensiva, están en esa situación a partir del cumplimiento de
la condición, sin perjuicio de las medidas conservatorias que corresponden.
En principio, responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con su valor en
caso de haber sido enajenados.”
Con respecto a los contratos de los que el causante hubiera sido parte, a partir de estos dos
artículos se puede diferir que los efectos de los contratos se extienden a los sucesores universales.
A pesar de que los contratos no tienen efectos con respecto a terceros (art. 1021 CCyC), el artículo
1023 establece que “Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores
universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la
transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula
del contrato o la ley.” Esto quiere decir que al heredero se le extienden todos los efectos activos
(créditos) pasivos (obligaciones) de los contratos.
Existen excepciones en las cuales los efectos contractuales no se transmiten a los sucesores
universales:
1. Cuando la obligación nacida del contrato fue para ser prestada por persona determinada o
'intuitu personae'. Ej. pintar un cuadro, escribir una canción, crear cierta melodía original,
dar un concierto de violín, etc.
2. Cuando la ley así lo establece.
3. Cuando surge de una cláusula contractual, como por ejemplo si dijera que si el locatario
fallece se resuelve el contrato.
4. Cuando surge de la naturaleza misma del contrato, que el derecho termina cuando fallece
su titular como lo es el caso del usufructo.

4–
El Código Civil y Comercial establece los casos de ausencia y de presunción de fallecimiento.
La ausencia está regulada por los arts. 79 a 84 del CCyC. Es un caso en el cual una persona se
ausenta de su domicilio sin que se tenga noticias de ella, pero sin que haya transcurrido un tiempo
considerable ni que su desaparición se haya producido en circunstancias especiales que
permitieran presumir la muerte. Se requiere también que existan bienes que necesiten cuidado o
protección debido a que el ausente no ha dejado ninguna persona a cargo o habiéndola dejado sus
poderes son insuficientes o no desempeña correctamente el mandato; para esto se nombra un
curador.
En un juicio de ausencia simple, el juez no declara muerta a la persona, si no que dice que está
ausente.
El artículo 79 protege los bienes del ausente diciendo que: “Ausencia simple. Si una persona ha
desaparecido de su domicilio, sin tenerse noticias de ella, y sin haber dejado apoderado, puede
designarse un curador a sus bienes si el cuidado de éstos lo exige. La misma regla se debe aplicar si
existe apoderado, pero sus poderes son insuficientes o no desempeña convenientemente el
mandato.”

El artículo 80 dispone los legitimados para pedir la declaración de ausencia y el nombramiento de


un curador: “Pueden pedir la declaración de ausencia, el Ministerio Público y toda persona que
tenga interés legítimo respecto de los bienes del ausente.”

En el artículo 81 se habla sobre el juez competente para declaración de ausencia: “Juez


competente. Es competente el juez del domicilio del ausente. Si éste no lo tuvo en el país, o no es
conocido, es competente el juez del lugar en donde existan bienes cuyo cuidado es necesario; si
existen bienes en distintas jurisdicciones, el que haya prevenido.” El que haya prevenido, es el
primero juez que haya intervenido en el caso.

El artículo 82 establece el procedimiento a llevarse a cabo ante la ausencia de una persona, este
dice: “Procedimiento. El presunto ausente debe ser citado por edictos durante cinco días, y si
vencido el plazo no comparece, se debe dar intervención al defensor oficial o en su defecto,
nombrarle un defensor al ausente. El Ministerio Público es parte necesaria en el juicio.
Si antes de la declaración de ausencia se promueven acciones contra el ausente, debe
representarlo el defensor.
En caso de urgencia, el juez puede designar un administrador provisional o adoptar las medidas
que las circunstancias aconsejan.”
Es de buena práctica citar al ausente por cédula en su último domicilio conocido. Por otro lado, a
pesar de que el Código no especifica los órganos en los cuales deben hacerse las publicaciones de
los edictos, estas se harán en el Boletín Oficial y en un diario de amplia difusión del lugar del
domicilio del ausente.
Si habiendo publicados lo edictos el ausente no se presentare, el juez dará intervención al
defensor oficial, el cual tomará intervención en las acciones que se promuevan contra el ausente
antes de su declaración.
Cuando la protección de los bienes del ausente no pueda dilatarse hasta la designación del
curador (ej. Cosechas que se pudren), el juez podrá ordenar que se tomen medidas para preservar
los bienes y hasta podrá designar un administrador provisional para promover su cuidado. (Art. 82
in fine).

Tal como lo dice el artículo 83, luego de oír al defensor y comprobar los extremos legales, el juez
puede declarar la ausencia y designar un curador:
ARTICULO 83.- Sentencia. Oído el defensor, si concurren los extremos legales, se debe declarar la
ausencia y nombrar curador. Para la designación se debe estar a lo previsto para el discernimiento
de curatela.
El curador sólo puede realizar los actos de conservación y administración ordinaria de los bienes.
Todo acto que exceda la administración ordinaria debe ser autorizado por el juez; la autorización
debe ser otorgada sólo en caso de necesidad evidente e impostergable.
Los frutos de los bienes administrados deben ser utilizados para el sostenimiento de los
descendientes, cónyuge, conviviente y ascendientes del ausente.”
La curatela será discernida a favor del cónyuge, conviviente, hijos, padres o hermanos de la
persona, dependiendo quién tenga mayor aptitud para desempeñar el rol adecuadamente.
La declaración de ausencia NO genera la suspensión de la responsabilidad parental.
La conclusión de la curatela según el artículo 84 se dará cuando:
“Termina la curatela del ausente por:

a) la presentación del ausente, personalmente o por apoderado;

b) su muerte;

c) su fallecimiento presunto judicialmente declarado.”

Para algunos autores, la curatela debe cesar cuando se tienen noticias del ausente o cuando
reaparece en un lugar distinto de los bienes. Por otro lado, otros autores sostienen que la curatela
debe seguir su curso hasta que el ausente no se presente ni reclame el gobierno de su patrimonio
o al menos esté en condiciones de hacerlo; ya que la finalidad de la ley es la protección de los
bienes del ausente.

Presunción de fallecimiento
La legislación argentina también prevé en el Código Civil y Comercial la presunción por
fallecimiento, que se da cuando la ausencia de una persona se prolonga por mucho tiempo o la
desaparición se ha producido en causas excepcionales, por lo que es razonable deducir que la
persona ha fallecido. El Código organiza un procedimiento por vía judicial, que garantiza la defensa
de los intereses del ausente y permite dar continuidad adecuada a su patrimonio.
No hace falta haber declarado ausente a la persona para iniciar el juicio por presunción de
fallecimiento.
Según el CC y C, pueden darse tres casos de presunción de fallecimiento:
1 – Caso ordinario, regulado en el artículo 85: “ARTICULO 85.- Caso ordinario. La ausencia de una
persona de su domicilio sin que se tenga noticia de ella por el término de tres años, causa la
presunción de su fallecimiento aunque haya dejado apoderado.
El plazo debe contarse desde la fecha de la última noticia del ausente.”
Esto quiere decir que para realizar un juicio de presunción de fallecimiento se debe tener como
primer requisito un plazo de 3 años de ausente la persona, además de que posea bienes que
deban ser cuidados. Por otro lado, el ausente debe tener domicilio en Argentina, por el contrario
la declaración no puede ser expedida por nuestros tribunales.
2 – Casos extraordinarios genéricos, regulado en el artículo 86 inc. a): “ARTICULO 86.- Casos
extraordinarios. Se presume también el fallecimiento de un ausente:
a) si por última vez se encontró en el lugar de un incendio, terremoto, acción de guerra u otro
suceso semejante, susceptible de ocasionar la muerte, o participó de una actividad que implique el
mismo riesgo, y no se tiene noticia de él por el término de dos años, contados desde el día en que
el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido;”
Como se puede advertir, en estos casos el plazo se reduce a dos años, ya que se agrega una
circunstancia especial en la cual la persona desapareció, que debe ser un hecho con riesgo de
muerte.
3 – Casos extraordinarios específicos, regulados en el artículo 86 inc. b): “b) si encontrándose en
un buque o aeronave naufragados o perdidos, no se tuviese noticia de su existencia por el término
de seis meses desde el día en que el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido.”
En estos casos el plazo se reduce aún más y pasa a ser de 6 meses, ya que la circunstancia en la
cual se dio la presunta ausencia de la persona es particularísima y como tal hace rozar al ausente
con su muerte, por lo que las posibilidades de sobrevivir son mínimas.

En el artículo 87 se establecen los legitimados para pedir la declaración de presunción de


fallecimiento: “ARTICULO 87.- Legitimados. Cualquiera que tenga algún derecho subordinado a la
muerte de la persona de que se trate, puede pedir la declaración de fallecimiento presunto,
justificando los extremos legales y la realización de diligencias tendientes a la averiguación de la
existencia del ausente.
Es competente el juez del domicilio del ausente.”
Se entienden como extremos legales a los 3 casos mencionados anteriormente, ya sea el caso
ordinario o los extraordinarios genéricos o específicos.
Al ser un artículo amplio, no determina de manera taxativa quiénes están legitimados, por lo que a
modo de ejemplo podemos nombrar algunos:
 El cónyuge o conviviente del ausente.
 Los presuntos herederos legítimos o instituidos en testamento.
 Cualquier socio cuando en el contrato se hubiese contenido que la muerte de alguno de
ellos extingue la sociedad.
 El Ministerio Público en representación de los incapaces o personas con capacidad
restringida cuando estos fueran herederos presuntos.
 El beneficiario de un seguro de vida.
Aquellos que no tendrán acción son:
 Los acreedores del ausente, pues sus derechos no están subordinados a la muerte y por
eso no pueden accionar contra su deudor, aunque no se encuentre presente.
 Los parientes en grado no sucesible.
Quien intente la acción dirigida a obtener una declaración de fallecimiento presunto deberá
probar:
 Su legitimación, es decir, debe tener algún derecho subordinado a la muerte del causante.
 La desaparición del ausente, lo que resulta innecesario si previamente se ha promovido el
juicio de declaración de simple ausencia.
 La competencia del juez; el interesado debe acreditar que el ausente tenía domicilio en la
República.
 La búsqueda del ausente, la cual debe haber arrojado resultados negativos.
 El transcurso del plazo requerido por la ley.
 La prueba del hecho extraordinario en el supuesto que el accionante invoque alguno de
los casos del art. 86.
El artículo 88 establece el procedimiento que se debe llevar a cabo para la presunción de
fallecimiento: “Procedimiento. Curador a los bienes. El juez debe nombrar defensor al ausente o
dar intervención al defensor oficial, y citar a aquél por edictos una vez por mes durante seis
meses. También debe designar un curador a sus bienes, si no hay mandatario con poderes
suficientes, o si por cualquier causa aquél no desempeña correctamente el mandato.
La declaración de simple ausencia no constituye presupuesto necesario para la declaración de
fallecimiento presunto, ni suple la comprobación de las diligencias realizadas para conocer la
existencia del ausente.”
Los edictos, que también se publicarán en el Boletín Oficial o en el diario que designe el juez, no
solo deben citar al ausente, si no a cualquier persona que tuviera noticias de su paradero o que
pudiera aportar datos pertinentes al juzgado.
En caso de haberlo declarado ausente anteriormente, el curador puede ser el mismo que el del
ausente.
El artículo 89 dispone la declaración del fallecimiento presunto. Una vez producidas las pruebas,
publicados los edictos sin que se haya presentado el ausente y oído el defensor -dado que este
controla la legalidad del proceso- el juez puede dictar sentencia declarando el fallecimiento
presunto del ausente. Esta sentencia debe inscribirse en el Registro Civil para dejar constatada la
muerte de la persona.
ARTICULO 89.- Declaración del fallecimiento presunto. Pasados los seis meses, recibida la prueba y
oído el defensor, el juez debe declarar el fallecimiento presunto si están acreditados los extremos
legales, fijar el día presuntivo del fallecimiento y disponer la inscripción de la sentencia.

Para determinar el día presuntivo del fallecimiento, se deben seguir ciertas pautas:
ARTICULO 90.- Día presuntivo del fallecimiento. Debe fijarse como día presuntivo del fallecimiento:

a) en el caso ordinario, el último día del primer año y medio;

b) en el primero de los casos extraordinarios, el día del suceso, y si no está determinado, el día del
término medio de la época en que ocurrió o pudo haber ocurrido;

c) en el segundo caso extraordinario, el último día en que se tuvo noticia del buque o aeronave
perdidos;

d) si es posible, la sentencia debe determinar también la hora presuntiva del fallecimiento; en caso
contrario, se tiene por sucedido a la expiración del día declarado como presuntivo del
fallecimiento.
Ejemplo de caso ordinario: supongamos que la desaparición data el 1 de marzo del 2010. Para que
proceda el pedido de declaración por fallecimiento presunto deben pasar 3 años, los que se
cumplirían el 1 de marzo de 2013. La ley dice que para el caso ordinario el día presuntivo del
fallecimiento será el último día del primer año y medio. En consecuencia, en el ejemplo será el 30
de septiembre del 2011.
Ejemplo de caso extraordinario específico: supongamos que el ausente se encontró en el lugar de
un terremoto ocurrido el 21 de septiembre de 2014; esta fecha será el día presuntivo de
fallecimiento.
Si no estuviese determinado el día del suceso, el día presuntivo de fallecimiento sería el día del
término medio de la época en el que el suceso ocurrió o pudo haber ocurrido. Supongamos
entonces una acción de guerra ocurrida entre el 1 y el 5 de septiembre de 2014; el término medio
es el 3 de septiembre del 2014 y ese será el día presuntivo de fallecimiento.

Dadas las peculiaridades que presenta la situación de muerte presunta, debe preverse la
reaparición del ausente, por ello la entrega de los bienes a los herederos debe rodearse de ciertas
garantías. El artículo 91 establece:
ARTICULO 91.- Entrega de los bienes. Inventario. Los herederos y los legatarios deben recibir los
bienes del declarado presuntamente fallecido, previa formación de inventario. El dominio debe
inscribirse en el registro correspondiente con la prenotación del caso; puede hacerse la partición de
los bienes, pero no enajenarlos ni gravarlos sin autorización judicial.
Si entregados los bienes se presenta el ausente o se tiene noticia cierta de su existencia, queda sin
efecto la declaración de fallecimiento, procediéndose a la devolución de aquéllos a petición del
interesado.
Con la denominación “prenotación del caso” la ley en el artículo 92, se refiere a que los herederos
no pueden tocar los bienes hasta transcurridos 5 años desde el presunto fallecimiento u 80 años
desde el nacimiento de la persona. Transcurrido ese tiempo, los herederos pueden disponer de los
bienes. Si aparece el ausente queda sin efecto la declaración de presunto fallecimiento y se le
devuelven los bienes a su pedido. Los frutos aflorados pueden quedárselos los herederos si fueron
de buena fe o deben devolvérsele al ausente si fueron de mala fe.
ARTICULO 92.- Conclusión de la prenotación. La prenotación queda sin efecto transcurridos cinco
años desde la fecha presuntiva del fallecimiento u ochenta años desde el nacimiento de la persona.
Desde ese momento puede disponerse libremente de los bienes.
Si el ausente reaparece puede reclamar:
a) la entrega de los bienes que existen en el estado en que se encuentran;
b) los adquiridos con el valor de los que faltan;
c) el precio adeudado de los enajenados;
d) los frutos no consumidos.
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