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La Filosofía y Los Adolescentes Del México de Hoy
La Filosofía y Los Adolescentes Del México de Hoy
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Como lo señala la (UNESCO, 2011: 66) El adolescente,
individuo que se cuestiona sin querer, que se opone para
afirmarse y autoasegurarse, para apagar el incendio de su
cuestionamiento”.
Los ambientes de aprendizaje han cambiado drásticamente en
las últimas décadas. Al adolescente de hoy le ha tocado vivir
en un mundo radicalmente diferente al de sus padres, un mundo
donde se han producido cambios vertiginosos en la tecnología
y el acceso a la información propios de una sociedad
globalizada.
Los problemas que viven los adolescentes mexicanos están
relacionados con la situación del país. México vive una época
de incertidumbre, de profunda crisis socioeconómica y de
valores éticos trastocados. Varias son las causas:
corrupción, impunidad, pobreza, inequidad, falta de empleo,
violencia, entre otras, y los problemas derivados de esta
situación repercuten en las maneras de ser y de pensar de los
adolescentes de hoy.
Los principales a los que se enfrentan problemas son los
siguientes:
Problemas emocionales: entre los que destacan la ansiedad y
la depresión.
Problemas de conducta: para los adolescentes es importante la
libertad, pero sus actos entran en conflicto con las reglas
establecidas por los adultos.
Problemas de violencia: tanto en la familia, en la escuela y
en las redes sociales.
Problemas sexuales: relacionados con el conocimiento de su
cuerpo y de cómo viven y ejercitan su sexualidad.
Problemas de alimentación y los relacionados con drogas.
Problemas de comunicación con los padres de familia.
Problemas de abandono escolar.
Una característica de los adolescentes es que viven un
periodo crucial de cambios fisiológicos y psicológicos que
perfilan la construcción de su personalidad; por ello,
necesitan claves verosímiles que les permitan ir moldeando su
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propia identidad, su propia cosmovisión, pues debaten sus
certezas ante las opiniones variopintas que provienen de su
ámbito familiar, de las comunidades donde interactúan y de
las redes sociales de las cuales son usuarios cautivos, donde
impera, sobre todo, el ruido y la desinformación.
Una buena parte del origen de su inconformidad son las
rígidas pautas del mundo adulto, tanto familiar, político y
escolar, que entran en contradicción con su deseo irrestricto
de libertad e independencia.
Una manera de resolver la problemática sería mediante una
transformación radical del país, no obstante, una sociedad
así no se vislumbra, al menos en el corto y mediano plazos.
Otra vía, estaría enfocada a señalar que más y mejor
educación sería la opción más viable.
No obstante, la educación no es capaz, por sí misma, orientar
el sentido de una sociedad democrática a la que la mayoría de
la población aspira, aunque puede ser un vehículo fundamental
para formar a los estudiantes en dos direcciones: como
individuos críticos y como ciudadanos responsables.
Los adolescentes y la filosofía
En esta línea de argumentación, pareciera que la educación
filosófica, a través de la orientación hacia un saber radical
y reflexivo, constituye un conjunto articulado de nociones y
problemas tan abstracto que los adolescentes no están
preparados para pensarla. Pero es precisamente a través de la
filosofía que el adolescente podría orientarse en la
formulación de las preguntas genuinas del ser humano, que
partan de su propia experiencia. O como se planea (Sané,
2011: xi), “más allá de un saber, se trata de un «saber
ser»”.
Una pregunta interesante es ¿Cómo hacer que los adolescentes
se acerquen a la filosofía?
Porque la filosofía podría parecer un saber alejado de los
problemas del mundo, un saber tan exquisito y exclusivo para
unos cuantos expertos que han cultivado su conocimiento en
años y años de destilación.
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¿Cómo hacer entonces que la filosofía se acerque a los
adolescentes?
La filosofía permite a los adolescentes que se inician en su
estudio ir más allá de sus propias coordenadas, de sus
propios marcos de interpretación y como lo señala (García,
2012: 17):
El filósofo se ocupa de la realidad. El regreso a las cosas
mismas fue el grito de guerra de la fenomenología que
irrumpió con fuerza en el panorama filosófico a la vez que se
iniciaba el pasado siglo. Y no hay movimiento filosófico que
reniegue de semejante consigna. El aprendiz de filósofo debe
darse cuenta de que la filosofía es más que su historia, su
auténtico asunto son los problemas planteados por las cosas,
no los textos ya escritos. No obstante, como en cualquier
otro saber, el filósofo utiliza para llegar a la realidad el
trabajo previo condensado en las grandes obras del
pensamiento.
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Para lograr que la filosofía se instale en la mente de los
adolescentes, se requiere formar docentes que motiven a los
estudiantes a reflexionar, argumentar y actuar moralmente, y
demanda tres capacidades fundamentales: vocación para
enseñar, conocimiento pleno de los contenidos de la materia,
además de los métodos y técnicas de enseñanza y, por último,
habilidad para concretar, a través de la planificación
didáctica, una manera de pensar la filosofía que se vincule
críticamente con las experiencias de los estudiantes y con el
entorno social.
No obstante, una de las problemáticas a las que se enfrentan
los docentes que laboran en el nivel medio superior, ya sea
en escuelas particulares o de la propia universidad, es que
los programas y los libros de texto están elaborados para
toda la institución. Y en este sentido el docente no puede
modificar los programas, convirtiéndose en un ejecutor de los
contenidos establecidos.
El diálogo3 permite a los adolescentes desarrollar la escucha
del otro y animarse a postular sus propias certezas a partir
de convertirse en un interlocutor válido al asumir una
actitud hacia los argumentos.
El primer desafío concierne al desarrollo de la reflexión, de
un espíritu crítico y de la capacidad de pensar por uno mismo
en el niño y en el adolescente. Claro está que esa calidad
puede adquirirse mediante el ejercicio racional del enfoque
científico y el rigor de la búsqueda de la prueba. Pero
cuando se trata de cuestiones existenciales –éticas,
políticas, estéticas, ontológicas o metafísicas– que la
ciencia no puede resolver por sí sola, pensar por uno mismo
presupone una actitud reflexiva que problematiza,
conceptualiza y argumenta de manera racional: en eso consiste
el aprendizaje de la filosofía (UNESCO, 2011: 15).
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. Al respecto, (Bateson, 1991) señala que “Un metálogo es una
conversación sobre algún eje problemático”. En la primera parte de su
libro, expone la manera de reflexionar sobre diversos temas con su hija
de 12 años.
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desarrollen las competencias didácticas en la enseñanza y el
aprendizaje de la filosofía, a través de programas de vinculación
con escuelas secundarias y del nivel medio superior, donde se
realicen actividades que tiendan a interesar a los adolescentes a
través de talleres, prácticas de observación, seminarios, entre
otras actividades.
Conclusiones
Por último, quisiera destacar que los adolescentes, al tener
tantas preguntas por responder, necesitan acercarse a la
reflexión filosófica para llegar a buen puerto.
Es necesario destacar la importancia de la enseñanza de la
filosofía para las nuevas generaciones, porque se funda en lo
que han señalado un grupo de maestros, investigadores y
eméritos mexicanos:
Nuestro país requiere de una educación basada en la reflexión
sobre los actos y normas morales (que solo proporciona la
ética), en la organización consciente de nuestros pensamientos
y la coherencia de nuestras argumentaciones (lógica), en el
cultivo de nuestras formas de sensibilidad y enjuiciamiento
mostradas en las artes y la literatura (estética) y en el
cultivo del diálogo y el respeto a las razones del otro (que
es uno de los cometidos de la introducción a la Filosofía). La
filosofía permite que se tenga una mejor comprensión cultural
de la nación en la que se forma parte4.
Agregaría una razón más para ello: hay que evitar que los
adolescentes sean atrapados y adormecidos por magos o hechiceros
de la palabra de cualquier secta o credo, ya sea seudocientífico,
seudofilosófico o seudoreligiosos.
4
. En defensa de la filosofía y las humanidades. Carta dirigida al
Licenciado Felipe Calderón Hinojosa por un grupo de profesores,
investigadores y premios eméritos firmantes. Ciudad de México el 18 de
agosto de 2011.
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En las postrimerías del siglo XX se advierte el final de los
grandes proyectos en muchos dominios de la ciencia: proyectos
consolidados se desmoronan junto con sus pretensiones de
conocimiento objetivo, de explicaciones racionales que
trascienden el tiempo y el espacio, de control y planificación
de procesos sociales y de interpretaciones globales.