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PRESENTACIÓN

En recuerdo de Rosario

Este estudio es una versión modificada de U tesis doctoral que


defendí en 1993, con el título de La 'Tebaida' de Homero: el poema
cíclico y su temática en 'Ilíada' y 'Odisea', en la Universidad
Autónoma de Madrid; aquel año mi trabajo recibió el premio que U
Fundación Pastor convoca anualmente para tesis relaciorutdas con el
ámbito de U Filología Clásica.
Se debe subrayar que este trabajo no es una edición condensada de la
tesis sino una revisión de lo que constituye el núcleo de U misma: el
estudio de las relaciones que se dan entre la Tebaida cíclica y las
epopeyas homéricas canónicas, Ilíada y Odisea. Esta diferencia de
enfoque explica el hecho de que en el presente escrito falten dos secciones
extensas de U tesis doctoral, las dedicadas a U reconstrucción
pormenorizada de la Tebaida y a la plasmación del mito de los
labdácidas en la iconografía de época arcaica; no obstante, los resultados
obtenidos en uno y otro campo de estudio han sido incorporados a este
escrito allí donde ha sido necesario.
Deseo poner al frente de esta revisión de mi estudio una repetición
de los agradecimientos que expresé en el trabajo de 1993. En este capítulo
merece una primera mención el profesor José García Blanco
(Universidad Autónoma de Madrid), quien me propuso realizar esta
investigación y siguió atentamente las distintas etapas de su desarrollo;
sin su ayucU y aliento habría resultado inviable llevar a buen término
mi tesis doctoral. Igualmente debo reconocer mi deuda de gratitud para
con el profesor Wolfgang Kullmann (Albert-Ludwigs-Universitat,
Freiburg i. Br.J, a cuyo lado tuve ocasión de trabajar durante el semestre
de verano del año 1991; a nadie se le escapará que el magisterio de
Kullmann ha dejado su huella en multitud de aspectos básicos del
estudio.
Entre las muchas personas que me han prestado su ayuda en las
diversas circunstancias que han acompañado la composición de este
escrito merecen también especial mención tres compañeros de la
Universidad Autónoma de Madrid: los doctores PiUr Hualde, José
Pascual y Manuel Sanz, con quienes he tratado en su momento distintas
cuestiones afines a sus propias especialidades; agradezco igualmente al
PRESENTACIÓN

profesor Alberto Bernabé y al doctor Francisco García Jurado, de


Universidad Complutense de Madrid, U gentileza con que me han
proporcionado material bibliográfico de difícil acceso.
A estos agradecimientos, que repiten lo dicho en otro momento,
debo añadir como novedad el agradecimiento que les debo a los
miembros del tribunal que juzgó y calificó mi trabajo el 9 de febrero d
1993: doña M."Eugenia Rodríguez Blanco, don Ricardo Olmos, do
Luis Macia, don Alberto Bernabé y don José Antonio Fernández
Delgado. Obviamente, es de justicia hacer también una mención mu
especial de la Fundación Pastor y de su presidente, el profesor Mar
S. Ruipérez, por U concesión del premio que ahora permite ver publ
cada en forma de libro U parte central de mi tesis doctoral.
Mi último agradecimiento en este libro es para toda mi familia, po
los motivos que ellos bien conocen y no se dejan expresar.
ABREVIATURAS

Las abreviaturas empleadas a lo largo del trabajo son las de uso común en la
lengua, más un par de abreviaturas especiales:
F = Fragmento
T = Testimonio
LOS libros y artículos consultados se citan por el sistema de autor-año (cf. la
lista de bibliografía general). Las abreviaturas empleadas para referirme a revistas y
colecciones periódicas son las de L' annéephilologique. A estas abreviaturas han de
sumarse las siguientes:

FGrH = JACOBY, F . (ed.), Die Fragmente der griechischen Historiker, Berlin-


Leiden 1923-54.
FHG = MÜLLER, C. (ed.). Fragmenta Historicorum Graecorum, Berlin 1841-
70.
LfgrE = SNELL, B . (ed.), Lexikon des frühgriechischen Epos, Göttingen 1955-.
LIMC = Lexicon Iconographicum Mythologiae Classicae, Zürich-München
1981-.

El texto de los poemas homéricos se cita por la edición de los Oxford Classical
Texts (D.B. M O N R O - T . W . A L L E N (edd.). Hörnen Opera, Oxford 1920^-1912). A
no ser que se haga indicación expresa en sentido contrario, a los autores y obras
fragmentarios se les cita por las siguientes ediciones:

— Épica griega arcaica: BERNABÉ, A. (ed.), Poetarum epicorum Graecorum


testimonia et fragmenta, Leipzig: 1987.
— Corpus hesiódico: SOLMSEN, F. - MERKELBACH, R . - W E S T , M.L. (edd.),
Hesiodi Theogonia Opera et dies Scutum Fragmenta selecta, Oxford 1990^.
- i ñ e g í a c o s : GENTILI, B. - PRATO, C. (edd.). Poeta rum elegiacorum
fragmenta, Leipzig 1979-85.
— Alemán, Estesícoro e Ibico: DAVIES, M . (ed.), Poetarum melicorum
Graecorum fragmenta. Vol. L Alemán. Stesichorus. Ihycus, Oxford 1991.
— Baquílides: M Ä H L E R , H . (ed.), Bacchylidis carmina cum fragmentis, Leipzig
1970.
— Logógrafos e historiadores: jACOBY, F. (ed.). Die Fragmente der griechischen
Historiker, Berlin-Leiden 1923-54.
— Esquilo: R A D T , S. (ed.), Tragicorum Graecorum fragmenta. III. Aeschylus,
Göttingen 1985.
1o LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE D E ILÍADA Y ODISEA

— Sófocles: RADT, S. (ed.), Tragicorum Graecorum fragmenta. IV. Sophocles,


Gòttingen 1977.
— Eurípides: NAUCK, A. - SNELL, B. (edd.), Tragicorum Graecorum fragmenta
recensuit Augustus Nauck. Supplementum continens nova fragmenta euripidea
et adespota apud scriptores veteres reperta adiecit Bruno Snell, Hildesheim
1964.
— Antimaco de Colofón: WYSS, B. (ed.), Antimachi Colophonii reliquiae,
Berlin 1936.
— Peripatéticos (Clearco): WEHRLI, F. (ed.), Die Schule des Aristóteles. Texte
und Kommentar, Basel 1967-782.
— Calimaco: PFEIFFER, R. (ed.), Callimachus. L Fragmenta, Oxford 1949.

La Crestomatía de Proclo aparece citada por la edición de BERNABÉ (1987), en


la que el resumen confeccionado por Proclo para cada epopeya del ciclo troyano
precede a los fragmentos correspondientes; dentro de cada resumen, la
numeración por líneas es continua. Los cantos de la Ilíada son citados p o r las
letras mayúsculas del alfabeto griego; los cantos de la Odisea por las minúsculas.
1. I N T R O D U C C I Ó N

1.1. P l a n t e a m i e n t o

Sobre la Tebaida cíclica, una de las epopeyas arcaicas atribuidas de una manera
más regular a H o m e r o , existe una bibliografía que puede ser calificada de
abundante^ dada la escasez de texto conservado; tanto en la edición de BERNABÉ
( 1 9 8 7 , 2 0 - 2 8 ) como en la de D a v i e s ( 1 9 8 8 , 2 1 - 2 6 ) toda la evidencia relativa a la
Tebaida se agrupa en menos de diez páginas, que no presentan nada más que
veinte versos literales en la edición de BERNABÉ y dieciséis en la de D a v i e s .
Este estudio pretende retomar el análisis de los fragmentos de la Tebaida desde
la perspectiva que, en mi opinión, puede resultar más novedosa: la perspectiva
homerista. Es decir, centraremos la investigación en el análisis de las relaciones
que median entre la Tebaida y las dos epopeyas homéricas canónicas, la Ilíada y la
Odisea. Será oportuno indicar que cuando en este trabajo aparezca el nombre de
" H o m e r o " en oposición a la Tebaida, p o r ese nombre habrá que entender el
conjunto de Ilíada y Odisea; al operar así me atengo al uso convencional, sin
querer con ello pronunciarme sobre la unidad de autor de Ilíada y Odisea o sobre
el uso del nombre "Homero" como denominación de género^.
En relación con la novedad del enfoque de este estudio cabe indicar que en
diversas obras examinadas se encuentran frecuentes consideraciones a propósito
del problema de si la Ilíada presupone a la Tebaida en sus excursos sobre materia
de la saga tebana o si, a la inversa, la Tebaida t o m ó pie de esos excursos e intentó
dotarlos de un contexto^; sin embargo, no contábamos aún con un análisis
pormenorizado y exhaustivo de las relaciones entre los dos poemas, examen que,
según creo, es todavía viable a pesar de las incertidumbres que rodean nuestro
conocimiento de la Tebaida.
Puestos a realizar un examen de este tipo pareció sugerente efectuar dicho
examen siguiendo la línea de trabajo del neoanálisis, una de las escuelas homeristas
más en boga durante la segunda mitad de este siglo y que precisamente ha incidido
con preferencia en el tema de las relaciones que existen entre H o m e r o y la épica

1 Bibliografía básica sobre la Tebaida: L e u t s c h (1830); W e l c k e r (1865-822, n 320.


379); BeTHE (1891, 43-108); W e c k l e i n (1901); LEGRAS (1905, 58-87); F r i e d l a n d e r (1914,
318-329); R o b e r t (1915, 1 168-251); R z a c h (1922, 2361-74); KOCK (1961); V a l g i g u o
(1963); H u x l e y (1969, 41-46); B u r k e r t (1981); Davies (1989a, 23-29). Cf. también la
bibliografía aportada por BERNABÉ (1987, X X I U - X X I V ) .
2 Sobre este punto cf. HiLLER (1887; en contra, Crusius 1895); SCHWARTZ (1940);
G a r c í a B l a n c o - M a c ì a (1991, XXXIH-XXXrV).
^ Cf. las referencias (seleaivas) propuestas en n. 93.
12 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

fragmentaria'*. Dada la escasez de bibliografía neoanalítica escrita en castellano


convendrá ante todo sintetizar los puntos más característicos de esta escuela.
El neoanálisis surgió como un intento de superar la antítesis entre unitarios y
analíticos (cf. K U L L M A N N 1 9 8 4 , 3 1 1 ) : con los unos coincidía en la defensa de la
existencia de una individualidad poética creadora; con los otros admitía la
presencia de ciertas irregularidades narrativas dentro de los dos grandes poemas.
Pero, a diferencia de los analíticos, los partidarios del neoanálisis no concluyen de
aquí una pluralidad de redacciones, sino que, al contrario, suponen que estas
irregularidades del relato las provoca el propio autor unitario al apoyar su
composición en cantos épicos preexistentes de los que extrae motivos concretos
para reinsertarlos, reelaborados, en sus propios poemas; al no tratarse de escenas
típicas sino de motivos individuales extraídos de un contexto particular, el
proceso de absorción (semirrígido) de motivos de un poema por parte de otro
dejó una serie de huellas que son las identificadas por los analíticos.
El profesor K U L L M A N N ( 1 9 8 1 , 6) afirma que el crítico neoanalítico es, en
última instancia, un unitario; al tiempo, esta vocación unitaria es compatible con
el hecho de que su método positivista de disección de los poemag emparenté más
bien al neoanálisis con los grandes estudios analíticos del siglo XIX (cf. K U L L -
MANN 1960, V).
El neoanálisis ha vuelto ciertamente obsoletos muchos de los planteamientos
tradicionales del análisis, pese a lo cual no ha logrado, ni de lejos, imponerse como
nueva ortodoxia por encima de la confrontación analíticos-unitarios^. M u y
discutido ha sido, sobre todo, el problema de bajo qué forma han de ser
imaginados esos cantos épicos que H o m e r o presupone según los neoanalíticos.
Desde un punto de vista material puede defenderse que los cantos en cuestión
trataban ya los mismos contenidos que luego recoge el Ciclo. Ahora bien, ¿cabe
identificar sobre esta base dichos cantos con el Ciclo? ¿Es defendible, en contra de
la opinión más autorizada, que los poemas del Ciclo hayan sido compuestos p o r
escrito con anterioridad a Homero? ¿O son los cantos que presupone H o m e r o
una especie de protoforma oral del Ciclo? Y de aceptarse esta hipótesis, ¿será lícito
identificar esas protoformas orales del Ciclo con los textos fijados finalmente por
escrito?
Una versión standard del neoanálisis (como la que puede representar
K U L L M A N N 1 9 8 1 , 2 9 ss.) supondrá que los cantos en que H o m e r o se apoya son la
protoforma oral del Ciclo, protoforma básicamente mantenida a lo largo del
tiempo y que sólo fue puesta por escrito después de la Ilíada, poema que a su vez
se compuso directamente con ayuda de la escritura, en el siglo séptimo y,
probablemente, siguiendo el modelo de la épica oriental. C o n todo, K U L L M A N N

^ Para una toma de contacto con la metodología neoanalítica, cf. KULLMANN (1981;
1991).
^ Como ejemplo de las críticas que se le han hecho al neoanálisis cf. JOUAN (1961; 1980,
94-98); PAGE (1961); BERNABÉ (1979, 93-94); ANDERSEN (1982, 11 ss.); DAVIES (1986, 98;
1989a, 3-5).
INTRODUCCIÓN 13

(1960, 360-379) aceptó que otros esquemas alternativos también podrían ser
compatibles con los resultados del método neoanalítico de investigación^.
Esta síntesis del neoanálisis standard permite comprender también p o r qué el
neoanálisis ha entrado en conflicto con el oralismo''. Recuérdese que, aunque el
neoanálisis no es incompatible a priori con la hipótesis oralista^, lo cierto es que
seguidores de una y otra escuela han considerado con frecuencia que la hipótesis
rival identifica fenómenos relevantes, si bien se equivoca a la hora de interpretar
los datos'. Según entiendo, los puntos de fricción más notorios que existen entre
oralismo y neoanálisis son los siguientes:
1) Para una concepción clásica del oralismo, fórmulas, motivos y temas
repetidos en obras distintas han de proceder de un patrimonio tradicional
genérico y no de un préstamo intertextual. Para el neoanálisis, esos motivos (nivel
en el que los neoanalíticos entablan básicamente la discusión) poseen un carácter
específico e individual; sí ha de hablarse, p o r tanto, de dependencia entre textos.
2) La originalidad de la composición de la Ilíada descarta, en opinión de los
neoanalíticos, que el poema haya sido fruto de una composición y transmisión
orales, aun cuando la oralidad sí sea aceptable (cf. K U L L M A N N 1981, 31-32) en el
caso del Protociclo, dado el carácter cronográfico que se supone que poseía y que
lo diferencia esencialmente de las composiciones homéricas propiamente dichas.
Pese a la existencia de estas diferencias, es posible un entendimiento entre
oralismo y neoanálisis. Esta es una cuestión que presenta un interés secundario de
cara a la investigación que presento en estas páginas. Me interesa, no obstante,
defender que no existe una oposición radical entre las dos escuelas y anticipar que,
por tanto, los resultados del análisis neoanalítico que desarrollo entre §§ 3, 4 y 5
son igualmente asumibles desde posturas oralistas. De forma m u y escueta, pueden
proponerse dos consideraciones:
1) Jamás se ha afirmado entre los oralistas que el cantor aprenda sus fórmulas,
motivos y temas in abstracto, sino que, al contrario, en todos los trabajos de
campo efectuados se ha constatado que el poeta oral adquiere sus repertorios
mediante el aprendizaje de poemas concretos (cf. L O R D 1960, 22-26); esto es, el
cantor aprende sus fórmulas, motivos y temas tradicionales dentro de un contexto
determinado. Pero, si el proceso de aprendizaje es éste, haf de contarse con la
posibilidad de que el poeta oral haga en algún momento un uso semirrígido de los
motivos narrativos aprendidos dentro de un contexto concreto, contexto cuya

* CL también KULLMANN (1984, 319): "The assertion that the Iliad was composed in
writing is not a necessary consequence of neoanalytical approach".
Para la relación del neoanálisis con el oralismo, cf. KULLMANN (1984); acerca de esta
misma cuestión, cf. también las observaciones de HAINSWORTH (1968, 1, n. 1) y JENSEN
(1980, 31, n. 35).
' "Die Methode der Neoanalyse (...) steht also nicht im Widerspruch zur Methodik der
Parryschule, sondern imtersucht einen anderen Sektor der Dichtimg mit ähnlichen
Mittehi" (KULLMANN 1981,27).
' Cf. JENSEN (1980, 36); KULLMANN (1984, 316).
14 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

huella puede permanecer aún al ser reutilizados dichos motivos dentro del
contexto de un nuevo canto. Q u e el poeta oral contamina en ocasiones poemas es
un fenómeno conocido por el estudio de tradiciones orales vivas (cf. LORD 1960,
24). Q u e el cantor disponga, aparte de los motivos genéricos, de otros motivos
semirrígidos es una hipótesis que ha encontrado defensores incluso entre algunos
oralistas
2) Las nuevas tendencias vigentes dentro del oralismo reconocen un papel
mayor a la memoria en la reproducción del canto (cf. FERNÁNDEZ DELGADO
1994); p o r ello, los oralistas pueden sentir menos reticencias ante la visión que los
neoanalíticos poseen de la relación que se da entre el Protociclo y el Ciclo
(básicamente idénticos, en opinión de esta corriente); inversamente, el neoanálisis
puede encontrar menos reparos a la hora de aceptar un H o m e r o oral (en tanto
que no necesariamente improvisado en cada nueva recitación del canto).
En lo que se refiere al papel de la memorización dentro del proceso de
composición y transmisión del texto oral (mayor o menor, claro está, según las
distintas tradiciones poéticas) resulta significativo que LORD, el representante más
clásico de la versión canónica de la escuela oralista, insistiese en uno de sus últimos
trabajos (1987, 335-337) en la definición de los límites entre composición oral y
composición improvisada; en el mismo sentido, JENSEN (1980, 40-45) habló de la
composición oral como "premeditation and correction". Dentro de este panorama
oralista sí cabe defender (con un planteamiento paralelo al del neoanálisis) la
hipótesis de que la protoforma oral del Ciclo puede no diferir esencialmente de su
forma puesta por escrito'^. Esta hipótesis, formulada para el caso específico del
Ciclo, puede ser igualmente válida para la litada; aunque en el caso de este poema
hemos de habérnoslas con la eterna piedra de escándalo del oralismo: la discusión
de si la especial calidad de este poema constituye o no un argumento en contra de
su oralidad (cf. jENSEN 1980, 28-45).
Para caracterizar al neoanálisis y calibrar la viabilidad de su aplicación al caso
de la Tebaida hay que indicar también que los trabajos escritos en la línea de esta
escuela han puesto en relación a H o m e r o con el ciclo troyano fundamentalmente,
y ello por dos motivos. Primero, porque de estas epopeyas que podríamos llamar
complementarias de las de H o m e r o poseemos unos resúmenes que, pese a
presentar deficiencias m u y notables, pueden ofrecer una idea aproximada del

^° Cf F E N K (1968, 237): "Typical composition and direct influence are not


incompatible".
Mis menciones de la Tebaida en §§ 3, 4 y 5 son válidas lo mismo para la protoforma
oral de la Tebaida que para la Tebaida fijada definitivamente en forma escrita; que la
Tebaida haya sido conocida por Homero en forma oral o escrita es una cuestión que no
trataré (sin decantarme por ima única interpretación) hasta § 6.
INTRODUCCIÓN 15

desarrollo de los poemas en cuestión^^; en cambio, del epos no perteneciente a la


saga troyana no poseemos ni un solo argumento*^.
De otro lado, el propio hecho de que Ciclo troyano y H o m e r o se inserten en
un mismo complejo narrativo facilita la confrontación entre unos poemas y otros.
Ciñéndonos al caso de la Ilíada, el más trabajado por el neoanálisis, podemos decir
que las alusiones a acontecimientos ante- y posthoméricos son relativamente
frecuentes en esta obra, fenómeno que proporciona un término claro de
comparación. El estudio de la forma en que Ilíada maneja material y motivos
pertenecientes al Ciclo puede conducir, a través de un análisis comparativo
detallado, al establecimiento de relaciones de dependencia.
Resulta a priori tentador ampliar el ámbito de aplicación de la teoría
neoanalítica, y enfocar así con una perspectiva y método nuevos el problema del
carácter homérico de la Tebaida. Ahora bien, no debe olvidarse que el método
neoanalítico tropieza con serias dificultades a la hora de su aplicación a las
epopeyas tebanas. Primero, porque de éstas no poseemos epítomes, y lo que
conocemos de su desarrollo resulta a veces demasiado escaso e incierto como para
que pueda servir de término práctico de comparación. De otra parte, ha de tenerse
en cuenta que la Tebaida no narra acontecimientos del ciclo troyano y que,
aunque la materia del poema sea en rigor antehomérica, la Tebaida pertenece a u n
ciclo épico en el que H o m e r o no necesita apoyarse para desarrollar su epopeya.
Además, los personajes de la Tebaida son distintos de los de la Ilíada o la Odisea, y
esta diferencia en los personajes dificulta aún más el reconocimiento de motivos
reelaborados, pues, al cambiar los actantes, varían las condiciones de la adopción
semirrígida de motivos que rastrea el neoanálisis
Estos dos tipos de dificultades (que, como he indicado antes, no se dan en el
caso del ciclo troyano) entorpecen el estudio de la relación que existe entre
H o m e r o y la Tebaida (o la saga tebana, más en general). A pesar de ello, en las
páginas siguientes se va a intentar un examen de este tipo centrado en la Tebaida^^,

^2 Los resúmenes de Proclo han sido valorados de forma muy distinta a lo largo del
tiempo; cf. RZACH (1922, 2351-54) y KULLMANN (1960, 204-211): más reciente, Davies
(1986,100-109; 1989a, 6-8).
" El llamado "escolio de Pisandro" (FGrH 16 F 10) ha sido editado por BERNABÉ (con
dudas) como posible argumento de la Edipodia (cf. BERNABÉ 1987, 17-19), Esta tesis,
defendida por B e t h e (1891, 12 ss.), fue discutida en detalle por ROBERT, quien la rechazó
(1915, 1 149-167); posteriormente, la hipótesis de B e t h e fue revitalizada por VALGIGUO
(1963, 154 ss.). Aunque el problema es complejo, a mi entender parece más que dudoso que
el texto en cuestión pueda ser considerado como el arg;umento de cualquier epopeya
(cf. KoCK 1962). Véanse otras interpretaciones posibles del escolio en W e c k l e i n (1901,
674), D e u b n e r (1942, 3 ss.) y en jACOBY, ad FGrH 16 F 10.
" En términos de KULLMANN (1981, 24-25), se produce ima generalización del motivo.
En lo que se refiere a la Edipodia, la comparación de este poema con la Ilíada resulta
especialmente difícil por lo fragmentario e incierto de nuestro conocimiento de la epopeya
tebana y porque la Ilíada sólo trata muy ocasionalmente la saga de Edipo, en un único
pasaje (* 677-680) que comentaré en § 3.3; sobre la Edipodia y la Odisea se comentará algo
en S 5. También podría discutirse la relación que existe entre la Ilíada y la Alcmeónida,
16 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

cuya reconstrucción (reconocidamente conjetural) hemos ensayado en otro sitio


( T O R R E S - G U E R R A 1 9 9 3 , 104-270): aquí asumimos y reproducimos los puntos
capitales de esa reconstrucción en la medida en que sea necesario para el desarrollo
de la investigación.
Nuestra aspiración sería completar el análisis magistralmente iniciado p o r
K U L L M A N N en su libro de 1 9 6 0 , Die Quellen der Ilias (troischer Sagenkreis);
efectivamente, el propio profesor K U L L M A N N ( 1 9 9 2 , 1 1 9 , n. 7 5 ) anunció que
trataríamos en profundidad el influjo de la saga tebana en la Ilíada. El resultado
final de nuestras investigaciones queda sin duda p o r debajo de la obra fundamental
de K U L L M A N N (1960) a la que acabo de referirme; espero, de todas las maneras,
haber estudiado con todo el rigor que permiten nuestros escasos materiales la
cuestión de la Tebaida homérica como fuente de Ilíada y Odisea.
Interesa resaltar la inexistencia de aspiraciones teóricas o programáticas en este
estudio; los datos que se extraigan con la metodología neoanalítica en el campo de
trabajo acotado para la investigación {Tebaida y Homero) quedarán disponibles
para su interpretación a la luz de las distintas teorías homeristas (cf. § 6 ) .

1.2. P L A N D E T R A B A J O

Antes de explicar los pasos que seguirá esta investigación debo formular una
advertencia preliminar: dada la ya ponderada fragmentariedad de la evidencia
positiva, el tema que aquí trato se presta a interpretaciones o combinatorias de
datos m u y diversas; la multitud de esas combinatorias, y lo incierto (en u n o u
otro sentido) de la base en que se apoyan hace inviable la refutación
pormenorizada de todas y cada una de las interpretaciones posibles o
efectivamente propuestas; en estas páginas sólo será viable discutir algunas de esas
combinatorias de datos, pero siempre al hilo de la elaboración de mi propio
análisis de la evidencia.
Hecha esta aclaración, nuestro plan de trabajo será el siguiente:
— Presentaré una edición del material pertinente, esto es, de los testimonios y
fragmentos de la Tebaida cíclica u homérica (§ 2 ) .
— Examinaré aquellos pasajes de la Ilíada que tratan materia de las epopeyas
tebanas y expondré las informaciones sobre esa saga^^ que contienen (§ 3 . 1 ) .
— Discutiré la posibilidad de que el compositor de la Ilíada presuponga en su
público el conocimiento de un canon de la saga tebana; a continuación intentaré

aunque la pertenencia de este poema al Ciclo Épico no resulta obvia (cf. BERNABÉ 1987,
VH); sobre este último poema pueden leerse las páginas correspondientes en KULLMANN
(1960, 148-151);.mi interpretación de * 677-680 (cf. § 3.3) contradice un punto importante
de su argumentación (en lo que a la prehistoria de las figuras de Mecisteo y Furialo se
refiere). El conocimiento de los Epígonos que pueda tener la Ilíada lo plantea sobre todo
A 405-408; sobre la relación entre los dos poemas cL TORRES-GUERRA (1993, 346-347).
Para un conocimiento preliminar de la saga, cf. p. ej. K E U N E (1916-24); PRELLER-
ROBERT (1921^*, 876-968); GANTZ (1993, 488-530).
INTRODUCCIÓN 17

comprobar si hay bases para afirmar que el conocimiemo de la saga tebana que
posee el público homérico procede de fuentes épicas (§ 3.2).
— Comparando nuestros conocimientos sobre la temática de la Tebaida con
los pasajes de la litada que se refieren a la saga tebana intentaré comprobar, en
primer lugar, si existe o no alguna contradicción entre las versiones de la saga que
ofrecen las dos epopeyas (§ 3.3).
— U n a vez comprobado que no existe contradicción alguna entre los dos
poemas, y que además ambos comparten un mitema específico, procuraremos
aclarar si los apartados de la Ilíada sobre temática de la saga tebana son
independientes del poema cíclico, si un poema como la Tebaida se ha podido
configurar sobre la base de estos excursos de H o m e r o o si, por el contrario, el
poema épico cuyo conocimiento parece presuponer la Ilíada en su público
(cf. § 3.2) puede ser la Tebaida (§ 3.4).
— Después de comprobar que la Ilíada presupone en su público el
conocimiento de la saga tebana a través de una fuente épica (§ 3.2), y una vez
defendido que esa fuente épica parece ser la Tebaida (§§ 3.3 y 3.4), discutiré la
posibilidad de que algunas de las alusiones a la saga tebana contenidas en la Ilíada
hayan sido inventadas o remodeladas por H o m e r o a partir de un canon dado de la
saga tebana (§3.5).
— La posibilidad de que la Tebaida haya sido fuente de la Ilíada permite
rastrear la presencia en este poema de motivos narrativos procedentes de la
epopeya tebana; a lo largo de § 4 se discutirá la verosimilitud de que una serie de
motivos concretos presentes en la Tebaida hayan sido el modelo de motivos
análogos que figuran en la Ilíada.
— En lo que atañe a la Odisea, el estudio de las relaciones entre este poema y
la Tebaida resulta más complejo por la escasez y dispersión de las alusiones a la
saga tebana; en § 5.1 se aducirán los pasajes pertinentes de la Odisea, en § 5.2
se discutirá el caso de un fragmento especialmente conflictivo (X 271-280), en
§ 5.3 se revisará la evidencia que se refiere a Anfiarao y en § 5.4 estudiaremos
la posibilidad de que la imagen de Tiresias que presenta la Odisea deba algo a la
imagen del adivino en el ciclo épico tebano.
— El capítulo final (§ 6) presentará una síntesis de la investigación; a
continuación se propondrán las distintas posibilidades de interpretación de la
evidencia; como se verá en ese momento, es viable también dar una aclaración
oralista a los datos deducidos del análisis neoanalítico.
2 . EDICIÓN D E LOS FRAGMENTOS

Esta edición de los fragmentos de la Tebaida sigue en lo esencial a la de


B E R N A B É ( 1 9 8 7 , 20-28)^^; no hay diferencias ni en la nómina de los testimonios y
fragmentos, ni en su ordenación, ni en el texto de los fragmentos literales. Mis
desviaciones de la edición-base se encuentran fundamentalmente en el aparato
crítico; estas variaciones han sido sugeridas p o r la consulta de la edición de
DAVIES ( 1 9 8 8 , 2 1 - 2 6 ) o p o r las reseñas que se han publicado sobre los libros de
BERNABÉ y DAVIES^^.

2 . 1 . TESTIMONIOS

Testimonium 1 B[ERNABÉ] = 3 D[AVIES]

Tabula Borgiana (Nap. Mus. Naz. Inv. 2 4 0 8 ) = I.G. XIV 1 2 9 2 : ύποθήσομεμ


θηβαΐδα [ ]v τον Μιλήσιοΐ' λέγουσιν έπων δι^τα ,θφ.
ϋποθήσομεν θηβαίδα [Όμηρου έπώΐ' ... καΐ τά κατ' Επιγόνους α ποιήσαι
...)ν τον Μίλήσίον λέγοιχιιν έπων δντα ,θφ lac. sic suppl. WlLAMOWITZ.

Testimonium 2 Β = 1 D

Pausanias IX 9 . 1 et 5 ( Ι Π 1 7 R O C H A - P E R E I R A ) : TOV δέ πόλεμον τοϋτον, bv


έπολέμησαν Ά ρ γ ε Ι ο ι , voμíCω πάντων, δσοι πρό? Έλληνα^· έπΙ των
καλουμένων ηρώων έπολεμήθησαν ύπό Ελλήνων, γενέσθαι λόγου μάλιστα
άξιον (...) έποιήθη δέ ές τον πόλεμον τούτον καΐ έ π η θηβαΐς- τ ά δέ έ π η
ταϋτα Καλλίνος [ = Τ 1 0 G E N T I L I - P R A T O ] άφικόμενο9 αυτών ές μνήμην
έφησεν "Ομηρον τον ποιήσαντα elvaí, Καλλίνω δέ πολλοί τε καΐ άξιοι
λόγου κατά ταύτα έ γ ν ω σ α ν εγώ δέ τ η ν ποιησιν ταύτην μετά γε Ί λ ι ά δ α
καΐ τ ά έ π η τ ά ές "Οδυσσέα επαινώ μάλιστα.

4 Θηβαία HEMSTERHUIS: Θηβαίοι^ codd.; 5 Καλβίνος ... 6 Καλλίνω SYLBURG:


Καλαϊνο? ... Καλαίνω codd.

En TORRES-GUERRA (1993, 50-52) adopto y justifico un texto ligeramente distinto


en los fragmentos 2 y 4.
" C L sobre todo DAVIES (1989C) y PETERS (1987); cf. también ADRADOS (1989), HuYS
(1990), LABARBE (1990a y b), MARTÍNEZ DÍEZ (1988) y WlLLCOCK (1990).
20 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

Testimonium 3 Β = 4 D

Tzetzes, Vita Hesiodi (49 WlLAMOWITZ): τον παλαιον δ ' "Ομηρον


Διονύσιος ó κυκλογράφος [= f G r / / 1 5 F 8] φησιν έ π ' αμφοτέρων ύπάρχειν
των θηβαϊκών στρατειών καΐ τ η ς Ι λ ί ο υ αλώσεως.

Cf. etiam Tzetzes ChiL XII177, ΧΙΠ 639; Alleg. 106.

Testimonium 4 Β = 2 D
Certamen Homeri et Hesiodi 15 (42 WlLAMOWITZ) = 235 A L L E N : ó δε
"Ομηρος αποτυχών τ η ς νίκης περιερχόμενος έλεγε τα ποιήματα, πρώτον
μέν την Θηβαίδα, έπη ,C ής ή αρχή· [= Thebais, Ρ 1]. ε ί τ α Ε π ι γ ό ν ο υ ς ,
έπη ,C ών ή άρχή· [= Epigoni, F 1]. φασί γάρ τ ί ν ε ς καΐ ταϋτα Όμηρου
είναι.

Testimonium 5 Β = s.n. D

Herodotus V 6 7 : Κλεισθένης γαρ 'Αργείοισι πολεμήσας τούτο μέν


ραψωδούς έπαυσε έν Σικυώνι άγωνί^εσθαι των Όμηρείων έπέων ε'ίνεκα,
δτι Ά ρ γ ε ι ο ι τε και Ά ρ γ ο ς τα πολλά πάντα ύμνέαται.

Testimonium 6 Β

Propertius, El. I 7.1-3:

D u m libi Cadmeae dicuntur, Pomice, Thebae


armaque fraternae tristia militiae,

atque, ita sim felix, primo contendis H o m e r o (...).

De Amphiarai expeditione

Testimonium 7 Β = Fragmentum 9 D
Pseudoherodotus, Vita Homeri 9 (6 WlLAMOWITZ) = 197 ALLEN:
πορευόμενος δέ δια τού Έ ρ μ ο υ πεδίου άπικνέεται <sc., "Ομηρος > έ ς
Νέον Τ ε ί χ ο ς (...) καθήμενος δέ έν τω σκυτείω παρεόντων και άλλων τήν
τε ποιησιν αύτοίς έπεδεικνυτο, Ά μ φ ι ά ρ ε ώ τε τήν έξελασιαν τήν έ ς
Θήβας καΐ τους ύμνους τους έ ς θεούς πεποιημενους αύτω.

Testimonium 8 Β = Fragmentum 9 D

Suda, «oce "Ομηρος (ill 526 ADLER): αναφέρεται δέ ε ι ς αυτόν <sc.,


"Ομηρον > καΐ άλλα τινά ποιήματα· (...) Α μ φ ι ά ρ α ο υ έξελασις.
E D I C I Ó N D E LOS F R A G M E N T O S 21

2.2. FRAGMENTOS

Fragmentum 1 Β = 1 D
Certamen Homeri et Hesiodi 15 (42 WLLAMOWI TZ) = 235 ALLEN; cf. Τ 4: ó 6E
"0μη(ίο5 (...) éXeye τά ποιήματα, πρώτον μέν τήν Θηβαίδα (...) fj? ή άρχή·

"Αργός άειδε, θεά, πολυδίψιον, ένθεν άνακτες

Fragmentum 2 Β = 2 D
I. Athenaeus X I 4é5e (ΕΠ 14 KAI BEL): Ó δέ Οιδίπους δ ι ' έκπώματα τοις· υΙοις·
κατηράσατο, ώς ó τήν κυκλικήν Θηβαίδα πεποιηκώς φησιν, δτι αύτω παρέθηκαν
έκπωμα δ άπηγορεύκει, λέγων οϋτω?·

αύτάρ ó διογενής ήρως ξανθός Πολυνείκης


πρώτα μέν Οιδιπόδη καλήν παρεθηκε τράπε^αν
άργυρεην Κάδμοιο θεόφρονος· αύτάρ έ π ε ι τ α
χρύσεον έμπλησεν καλόν δεπας ήδέος ο'ινου.
αύτάρ δ γ ' ώς φράσθη παρακείμενα πατρός έοΐο
τιμήεντα γέρα, μέγα οι κακόν έμπεσε θυμώ,
αΐψα δέ παισΙν έοίσιν ε π ' άμφοτέροισιν έπαράς
άργαλεάς ήράτο· θοήν δ ' ού λάνθαν' Έ ρ ι ν ύ ν
ώς ου οί πατρώί' ένηέι < έ ν > φιλότητι
δ ά σ σ α ι ν τ ' , άμφοτέροισι δ ' άεΐ πόλεμοι τε μάχαι τε
2 Οιδιπόδη HERMANN: Οϊδιπόδι codd.; 7 έοίσιν έπ ' άμφοτέροισιν HERWERDEN:
έοΐσι μετ ' άμφοτέροισιν codd. (μεταμφοτέροισιν ΜΕΙΝΕΚΕ); 8 θοήν CASTIGLIONI:
θεόν codd.: θεών ΜΕΙΝΕΚΕ; 9 πατρώί' ένηέι < έ ν > φιλότητι RIBBECK (ένηήι
φιλότητι ROSSBACH): πατρώί' ένηείη φιλότητος HERMANN: πατρώα νέμη
φιλότητι WELCKER: πατρώί' έν ήθείη φιλότητι ΜΕΙΝΕΚΕ: πατρωίαν ειη φιλότητι
Α πατρώϊ' έταιρειη φιλότητι tentauit ALLEN; 10 δάσσαιντ' HERMANN: δάσσοντ '
WACKERNAGEL: δάσαντο Α άμφοτέροισι δ ' άεΐ Α (δ' έοι HERMANN): αίει δ '
άμφοτέροισιν έοι SCHNEIDEWINN: EIEV δ ' άμφοτέροισιν άεί JACOBS (-οις αίει
LEUTSCH) uersus 9-10 om. C , ualde corruptos exhibet A (ώς οϋ oí πατρωίαν ε'ιη
φιλότητι δάσαντο / άμφοτέροισι δ ' άεί πόλεμοί τε μάχαι τε).
Π. Eustathius, in Horn. Od., 1684.7: ών <sc., τών Οιδίποδος άρών> αίτιον κατά
τινας, δτι παρέθεντο εκείνοι τώ πατρί έκπώματα απερ εκείνος άπηγορεύκει. ήσαν
δε εκείνα κατά τον πεποιηκότα τήν κυκλικήν Θηβαίδα 'πατρός έοΐο τιμήεντα
γέρα' [ = W. 5-6], τουτέστι τοίι Λαίου, έλύπησε γάρ ώς έοικε τον γέροντα ού
μόνον ή τών τέκνων παρακοή, άλλα και ή άνάμνησις του πατρικοί) φόνου.

Fragmentum 3 Β = 3 D
Schol. Soph., OE Í¿ CO/., 1375 (54 DE MARCO): τοιάσδ' άράς]τοϋτο άπαξάπαντες οι
προ ημών παραλελοίπασιν, έχει δέ τά άπό ττίς Ιστορίας ούτως- οΐ περί
Έτεοκλέα και Πολυνείκην δ ι ' έθους έχοντες τώ πατρί Οίδίποδι πέμπειν έξ
έκαστου ίερείου μοΐραν τον ώμον, έκλαθόμενοί ποτε, είτε κατά ραστώνην είτε έξ
ότουοϋν, ίσχίον αύτω έπεμψαν ό δέ μικροψύχοις καί τελέως άγεννώς, όμως γοϋν
22 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

άράζ εθετο κατ' αυτών, δόξας κατολιγωρεΐσθαι. ταϋτα 6 τήν κυκλικήν θηβαίδα
ποιήσας ιστορεί οϋτως·
5 μεν post μικροψύχως add. NAUCK γοϋν codd.: δ ' ούν NAUCK; 6 αράς έθετο
L:äpa τίθετο Μ: άνατέθετο R ; 6-7 ταϋτα ... ποιήσας L: ταϋτα ó ποιητής R M .
ισχιον ώς ένόησε, χαμαΙ βάλεν εΐπε τε μϋθον
'ώ μοι εγώ, παίδες μ ε γ ' όνειδείοντες έπεμψαν..."
ευκτο ΔιΙ βασιλήι καΐ άλλοις άθανάτοισι
χερσΙν ύ π ' αλλήλων καταβήμεναι "Αιδος ε'ισω.
τά δε παραπλήσια τώ έποποιώ καί Αισχύλος έν τοις Έπτά έπί Θήβας [cf. w . 785
SS.].

1 ίσχίον om. R ; 2 παίδες L: παϊδε R μέγ" SCHNEIDEWINN: μέν codd.: με


Triclinius: μοι HERMANN όνειδείοντες codd.: όνείδειον τοδ" BUTTMANN:
άναιδεύοντες uel άναιδείοντες RBBECK signum in L ad hunc uersum appositum
idem ac ζτ\τει ualet post έπεμψαν lacunam statuit HERMANN; 3 ευκτο Διί L: ευκτο
δε Δί ΒυΤΓΜΑΝΝ: ευκτο δέ Διί R βασιλήι Triclinius: βασιλεΐ codd.; 4
καταβήμεναι R (iam coniecerat Lascaris): καταβήναι L.
CL Zenobius V 43 (1 138 LEUTSCH-SCHNEIDEWINN): Οιδίποδος αρά] (...) Ιστορείται
δε δτι "Ετεοκλής και Πολυνείκης, δι" έθους έχοντες πέμπειν τφ Οίδίποδι
εκάστου ίερείου τον ώμον, έπιλαθόμενοι ίσχίον έπεμψαν ό δε νομίσας
ύβρίσθαι κατηράσατο αύτοΐς.
3 ίσχίον GAISFORD: ισχία codd.
CL Eustathius, in Horn. Od., 1684.9: άλλοι δέ γε βρωμάτων τινών χάριν τόν
Οίδίπουν καταράσασθαι τοις τέκνοις Ιστόρησαν.

Fragmentum 4 Β = Homerus, 3 D
L Athenaeus VII 317a (H197 KABEL): ομοίως ιστορεί καί Κλέαρχος [ - F 7 5
WEHRLI] έν δευτέρω περί παροιμιών παρατιθέμενος τάδε τά έπη, ού δηλών δτου
έστί-

πουλύποδός μοι, τέκνον, έχων νόον, Ά μ φ ί λ ο χ " ήρως,


τοΧσιν έφαρμό^ειν, τών κεν κατά δήμον 'ικηαι,
Π. Antigonus Carystius, Hist. Mir. 25 (46 GlANNlNl): δθεν δήλον καί ό ποιητής τό
θρυλούμενον έγραψε ν [- νν. 1-2].
ΠΙ. Eustathius, in Horn. Od., 1541.36: διό Κλέαρχος τις έφη· [- νν. 1-2].
1 πουλύποδός μοι Athen., Eust.: πουλύποδος ώς Antig. νόον, " Αμφίλοχ' ήρως
Athen., Eust.: έν στήθεσι θυμόν Antig.; 2 έφαρμό^ειν Antig.: έφαρμόζων Athen.
Α: έφαρμόζου Athen. C, Eust.: έφαρμόζευ NAUCK τών κεν Antig.: ών καΐ
Athen. Α: ών κε Athen. C, Eust.
rV. Zenobius 124 (I 7 LEUTSCH-SCHNEIDEWINN):
άλλοτε δ" άλλοιος τελέθειν καΐ χώρω έπεσθαι.
δτι προσήκει έκαστον έξομοιοϋν εαυτόν τούτοις, έν οις αν καί γένηται
τόποις· έκ μεταφοράς του πολύποδος.
V. Diogenianus I 23 (1 184 LEUTCH-SCHNEIDEWINN): [v. 3] δτι προσήκει έξομοιοϋν
εαυτόν έν οΐς αν γένοιτο τόποις. εϊρηται δέ άπό τών πολυπόδων.
EDICIÓN D E LOS FRAGMENTOS 23

uersum 3 cum uu. 1-2 coniunxit BERGK άλλοΐος BERGK: αλλοΐον codd. χώρω
BERNABÉ (cf. Ps.­Phocyl. 49 ( ­ Orac. Sibyll. [2] 121 GE FFCKE N): μηδ' ¿ ¿
πετροφυής πολύπους κατά χώρον άμείβου): χώρη BERGK: χώρα GAISFORD:
χώραν Schottus: χώρα Zen.: χώρ" Diogen.

Fragmentum 5 Β = 8 D
ApoUodorus, fiiW., I 8.4 (26 WAGNER): Άλθαίας δε άποθαί'ούσης εγημεν Οϊνεύς
Περίβοιαί' τήΐ' Ίππονόου. ταύτην δε ό μεν γράψας τήν Θηβαίδα πολεμηθείσης
Ώλένου λέγει λαβείν Οίνεα γέρας.

Fragmentum 6 Β = 4 D
Pausanias IX 18.6 (ΕΠ 34 ROCHA-PEREIRA): τη δέ ΟΙδιποδία κρήνη τό όνομα
έγένετο, δτι ές αυτήν τό αίμα ενίψατο Οιδίπους του πατρώου φόνου, προς δε τη
πηγη τάφος εστίν Άσφοδίκου· καί ό Άσφόδικος ούτος άπέκτεινεν έν τή μάχη
τη προς Άργείους Παρθενοπαϊον τόν Ταλαοϋ, καθά οί Θηβαίοι λέγουσιν, έπεί τά
γε έν Θηβαΐδι έπη τά ές τήν Παρθενοπαίου τελευτήν Περικλύμενον τόν άνελόντα
φησίν είναι.
3 Άσφοδίκου ... 'Ασφόδικος codd.: 'Αμφιδίκου ... 'Αμφίδικος DiNDORF
(cL ApoUodorus ΠΙ 6.8 (128 WAGNER): 'Λμφίδικος δε <άπέκτεινε >
Παρθενοπαίον, ώς δέ Ευριπίδης [cL Phoen. 1153 ss.] φησί, Παρθενοπαϊον (...)
Περικλύμενος άπέκτεινε).

Fragmentum 7 Β = 6a D
Pausanias ΥΠΙ 25.7-8 (Π 273 ROCHA-PEREIRA): τήν δε Δήμητρα τεκείν φασι
<sc., οί Θελπούσιοι > έκ τοϋ Ποσειδώνος (...) 'ίππον τόν 'Αρίονα· έπί τούτω δε
παρά σφίσιν 'Αρκάδων πρώτοις "Ιππιον Ποσειδώνα όνομασθήναι. επάγονται δέ έξ
Ίλιάδος έπη καί έκ Θηβαιδος μαρτύρια σφισιν είναι τώ λόγω, έν μέν Ίλιάδι ές
αυτόν ' Αρίονα πεποιήσθαι [//., Ψ 346-47]· έν δέ τή Θηβαΐδι ώς "Αδραστος έφευγεν
έκ Θηβών
ε'ίματα λυγρά φέρων σύν 'Αριονι κυανοχαίτη
αΐΐ'ίσσεσθαι ούν έθέλουσι τά έπη Ποσειδώνα 'Αρίονι είναι πατέρα,
φέρων codd.: φορών tentauit DAVIES 'Αρίονι codd.: 'Αρείονι Siebelis.

Fragmentum 8 Β 6b -)- 6c D
L Schol. ABDGen Hom. //., Φ 346 (Π 259-260 DiNDORF; cf. V 424 ERBSE, Π 205
NICOLE) [ = F 6cD]: 'Αρίονα] Ποσειδών έρασθείς Έρινύος, καί μεταβαλών τήν
αΰτοι) φύσιν εις ϊππον, έμίγη κατά Βοιωτίαν παρά τη Τιλφούση κρήνη, ή δε
έγκυος γενομένη 'ίππον έγέννησεν, δς δια τό κρατιστεύειν "Αρίων εκλήθη.
Κοπρεύς δέ Αλιάρτου βασιλεύων [πόλεως Βοιωτίας] έλαβε δώρον αυτόν παρά
Ποσειδώνος· ούτος δέ αυτόν Ήρακλεϊ έχαρίσατο γενομένω πρός αυτόν, τούτω δέ
διαγωνισάμενος Ηρακλής πρός Κύκνον "Αρεως υΙόν καθ' ίπποδρομίαν ένίκησεν έν
τφ τοϋ Παγασαίου "Απόλλωνος ίερώ [δ έστι πρός_ Τροιζήνι]. εΐθ' ύστερον αύθις
Ηρακλής "Αδράστω τόν πώλον παρέσχεν ύφ" ου μόνος ό "Αδραστος έκ τοϋ
24 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

Θηβαϊκού πολέμου διεσώθη, τών άλλων άπολομένων. ή ιστορία παρά τοις


κυκλίκοϊς.
4 πόλειυς Βοιωτίας deL JANKO; 7 o έστι πρός Τροιζήνι deL VAN DER VALK
Τροι^ήνι DiNDORF: Τρυ^ήνι codd.: Τραχΐνι HEINRICH.
Π. Schol. Τ Hom. //., Φ 347 (V 424-425 ERBSE) [= F 6b D ] : δς έκ θεόφιν γένος
ηεν] "Ομηρος μέν απλώς δτι θειοτέρας ήν φύσεως <sc., Ά ρ ί ω ν > , οΐ δέ
νεώτεροι Ποσειδώνος καί 'Λρπυίας αυτόν γενεαλογοϋσιν, οΐ δε έν έν τω Κύκλω
Ποσειδώνος καί 'Ερινύος· καί Ποσειδών μεν αυτόν Κοπρεί τώ 'Αλιαρτίφ δίδωσιν.
ό δέ Κοπρεύς Ήρακλεϊ, < ο ς > καί Κύκνον άνεΐλεν έν Παγασαϊς έ π ' αύτοϋ
μαχόμενος, έπειτα αυτόν δίδοχτιν 'Αδράστω.

5 δς add. MAASS.
CL Eustathius, in Hom. II., 1304.58 (IV 744 VAN DER VALK) et ApoUodorus BibL
ΠΙ6.8 (129 W A G N E R : τούτον <sc., 'Αρίονα> έκ Ποσειδώνος έγέννησε Δημήτηρ
είκασθεϊσα έρινύι κατά τήν συνουσίαν).

Fragmentum 9 Β = 5 D
I. Schol. ABDLTGen Hom. //., Ε 126 (Π 63 NICOLE) [= F 5 D ] : σακέσπαλος
Ιππότα Τυδεύς] Τυδεύς ό Οίνέως έν τώ Θηβαϊκώ πολέμω ύπό Μελανίππου τοϋ
'Αστακοϋ έτρώθη. 'Αμφιάρεως δέ κτείνας τόν Μελάνιππον τήν κεφαλήν έκόμισε
<Τυδεϊ> καί άνοίξας αυτήν ό Τυδεύς τόν έγκέφαλον έρρόφει άπό θυμοϋ.
'Αθηνά δέ κομίίουσα Τυδεΐ άθανασίαν, ίδοϋσα τό μίασμα, άπεστράφη αύτόι'.
Τυδεύς δε γνοϋς έδεήθη της θεοϋ Ινα καν τώ παιδί αύτοϋ παράσχη τήν
άθανασίαν. ή Ιστορία παρά τοις κυκλικοΐς.
4 Τυδεί post έκόμισε add. NiCOLE.
Π. Schol. Ab(BC)T Hom. //., Ε 126 (Π 22 ERBSE): φασίν έν τώ Θηβαικω πολέμω
Τυδέα τρωθέντα ύπό Μελανίππου τοϋ 'Αστακοϋ σφόδρα άγανακτήσαι.
'Αμφιάρεων δέ κτείναντα τόν Μελάνιππον δοϋναι τήν κεφαλήν Τυδεϊ. τόν δέ
δίκην θηρός άναπτύξαντα ροφαν τόν έγκέφαλον άπό θυμοϋ. κατ' εκείνο δε καιρού
παρεϊναι 'Αθηνάν άθανασίαν αύτω φέρουσαν έξ ούρανοϋ και διά τό μύσος
άπεστράφθαι. τόν δέ θεασάμενον παρακαλέσαι καν τώ παιδί αύτοϋ χαρίσασθαι
τήν άθανασίαν. ιστορεί Φερεκύδης [= f G r / / 3 F 97].
Cf. Eustathius, in Hom. II., 544.32 (Π 66 VAN DER VALK).
in. Schol. Find. Nem. X 12b (ΙΠ 168 DRACHMANN): κατά γάρ τόν Θηβαϊκόν
πόλεμον Μελάνιππος, ήν δε ούτος ήρως Θηβαίος, έτρωσε τόν Τυδέα• ό δέ πρός
τήν πληγήν θυμήνας καθικέτευσε τόν 'Αμφιάραον άνελεΐν τόν Μελάνιππον καί
προσαγαγεΐν αύτοϋ τήν κεφαλήν, προσαχθείσης δέ αύτω της κεφαλής καί τής
οργής νικησάσης τόν δέοντα λογισμόν, άπεγεύσατο τών Μελανιππείων κρεών. ώς
καί Ευριπίδης έν τω Μελεάγρω φησίν [F 537 NAUCK]. τετρωμένω ούν τω Τυδεί ή
'Αθηνά τήν άθανασίαν παρήγαγε, καί ούκ άπήλαυσε τής δωρεάς έτι διά τήν τών
ανθρώπειων κρεών βρώσιν είτα ώς αυτός ούκ ήδυνήθη τής αθανασίας τυχειν,
ήξίωσε τήν θεόν έπί τόν Διομήδην τό δώρον μεταθεΐναι.
Cf. Schol. Find. Nem. XI43 (ΠΙ 189 D R A C H M A N N ) .
rV.a. Schol. Lycophr. Alex. 1066 (324 SCHEER): τοϋ κρατοβρώτος] τοϋ Τυδέως,
επειδή έν τώ θηβαϊκώ πολέμω λέγεται ό Τυδεύς τήν κεφαλήν τοϋ Μελαιάππου
κατεδηδοκέναι.
rV.b. Tzetzes ad loe. (324-325 SCHEER): τοϋ Τυδέος υίοϋ Διομήδους. κρατοβρώς
δέ ό Τυδεύς ούτω λέγεται· έν τω θηβαϊκώ πολέμω ούτος ό Τυδεύς ύπό
Μελανίππου τοϋ 'Αστακοϋ παιδος έτρώθη, ύφ' ής πληγής ύστερον απέθανε ν. έτι
EDICIÓN D E LOS FRAGMENTOS 25

δέ ζώντος τον Τυδέος Αμφιάραος ό μάι'τις άνηρηκώς τον Μελάνιππον ήνεγκε


τήν κεφαλήν αύτοϋ τώ Τυδεΐ και ος καιρίως δακνόμενος ύπό τής πληγής
διασχίσας εκείνου τήν κεφαλήν άπερρόφησε τον έγκέφαλον. δθεν, ώς λέγουσιν,
έ μίσησε ν αυτόν ή 'Αθηνά· φέρουσα γάρ άθανασίαν άπεστράφη ίδοϋσα τό
έγγεγονός.
V. ApoUodoras Bibl. ΠΙ 6.8 (128-129 WAGNER): Μελάνιππος δέ ό λοιπός τών
'Αστακοϋ παίδων εις τήν γαστέρα Τυδέα τιτρώσκει. ήμιθνήτος δέ αύτοϋ
κειμένου παρά Διός αίτησαμένη 'Αθηνά φάρμακον ήνεγκε, δι ' ού ποιεΐν έμελλεν
άθάνατον αυτόν. "Αμφιάραος δε αίσθόμενος τοϋτο, μισών Τυδέα δτι παρά τήν
εκείνου γνώμην εις Θήβας έπεισε τούς 'Αργείους στρατεύεσθαι, τήν Μελανίππου
κεφαλήΐ' άποτεμών έδωκεν αύτω (τιτρωσκόμενος δέ Τυδεύς έκτεινεν αυτόν), ό δέ
διελών τόν έγκέφαλον έξερρόφησεν. ώς δέ εΐδεν "Αθηνά, μυσαχθείσα τήν
εύεργεσίαν έπέσχε τε καί έφθόνησεν.
2 'Αστακοϋ WESTERMANN: άστυάγους codd.; 5 εις Θήβας codd.: έπί Θήβας
HERCHER; 6 τιτρωσκόμενος ... αυτόν del. ΗΕΥΝΕ.

Fragmentum 10 Β = 7 D
άμφότερον μάντιν τ " αγαθόν καΐ δουρι μάχεσθαι
Cf. Pindaras O/., VI 15-17:
έπτά δ ' έπειτα πυραν νεκρών τελεσθέντων Ταλαϊονίδας
εΐπεν έν θήβαισι τοιοϋτόν τι έπος· ποθέω στρατιάς όφθαλμόν έμας
άμφότερον μάντιν τ ' αγαθόν καί δουρί μάρνασθαι.

15 νεκρών codd.: νεκροΐς WlLAMOWITZ τελεσθέντων codd.: τελεσθεισαν PAUW.


Schol. ad loc. (1160 DRACHMANN): ποθέω] ό 'Ασκληπιάδης φησΙ ταϋτα
είληφέναι έκ τής κυκλικής Θηβαίδος.
hexámetros e Thebaide sumptos multi conati sunt restituere ώ μοι έγώ, ποθέω θεο-
είκελον 'Αμφιάρηον / άμφότερον μάντιν τ ' αγαθόν καί δουρί μάχεσθαι LEUTSCH:
όφθαλμόν ποθέω στρατί ής έύν 'Αμφιάρηον / άμφότερον μάντιν τ" αγαθόν καί
δουρί μάχεσθαι RiBBECK alii alia.

Fragmentum 11 Β
Platon Phaedr., 269a: τι δέ τό μελίγηρυν "Αδραστον οίόμεθα ή καί Περικλέα,
εί άκούσειαν ών νϋν δή ήμεΐς διήμεν τών πάγκαλων τεχνημάτων κτλ.
Fragmentum dubium secundum BERNABÉ, οίόμεθα codd.: οίόμεθ' < à v > HlR-
SCMG.
3 . LA M A T E R L \ D E LA SAGA T E B A N A E N LA ILÍADA

3.1. PASAJE S D E LA ILIADA SOBRE MATE RIA D E LAS E POPE YAS TE BANAS

En § 1.1 he aludido ya al hecho de que los dos poemas considerados como las
obras canónicas de H o m e r o tratan en diversos pasajes materia de las epopeyas
tebanas. Mi análisis del tipo de relaciones que mantiene la Ilíada con la Tebaida
partirá del examen de esos pasajes, cuyo texto presento a continuación^':

Β 572
και Σικυών' δ θ ' άρ "Αδρηστος π ρ ώ τ ' έμβασίλευεν^^.

Δ 370-410
"ώ μοι, Τυδέος ULE δαιφρονος Ιπποδάμοιο, 370
τι πτώσσεις, τί δ ' όπιπεύεις πολέμοιο γέφυρας;
ού μεν Τυδει γ ' ώδε φίλον πτωσκα^εμεν ήεν,
άλλα πολύ προ φίλων έτάρων δηίοισι μάχεσθαι,
ώς φάσαν ο'ι μιν 'ίδοντο πονεύμενον ού γάρ εγωγε
ή ν τ η σ ' ούδε 'ίδον περι δ ' άλλων φασι γενέσθαι, 375
ήτοι μεν γάρ άτερ πολέμου εισήλθε Μυκήνας
ξείνος ά μ ' άντιθεω Πολυνείκει, λαον ά γ ε ι ρ ω ν
οι δε τ ό τ ' έστρατόωνθ' ιερά Π Ρ Ο Σ τ ε ί χ ε α θ ή β η ς
καί ρα μάλα λισσοντο δόμεν κλειτούς επικούρους·
οΐ δ ' έθελον δόμεναι καΐ επήνεον ώς έκελευον 380
άλλά Ζευς έτρεψε παραίσια σήματα φαίνων.
ΟΊ δ ' έπει ουν ωχοντο ιδέ Π Ρ Ο ΟΔΟΎ έγενοντο,
'Ασωπόν δ ' 'ίκοντο βαθύσχοινον λεχεποίην,
έ ν θ ' α ύ τ ' άγγελιην έπΙ Τυδή στεΧλαν Α χ α ι ο ί ,
αύτάρ ό βή, πολέας δέ κιχήσατο Καδμειωνας 385
δαινυμενους κατά δώμα βίης Έτεοκληείης.
ένθ ' ΟΥΔΈ ξεΐνός περ έών ιππηλάτα Τυδεύς
τάρβει, μούνος έών πολεσιν μετά Καδμείοισιν,
άλλ' δ γ ' άεθλεύειν προκαλί^ετο, πάντα δ ' ένικα
ρήίδίως· τοίη Οΐ έπίρροθος ήεν 'Αθήνη 390

Hay una alusión importante a un suceso previo de la saga en Q 601-619, donde se


aduce como exemplum la historia de Niobe (cL WtLLCOCK 1964, 141-142); un escolio al
V. 613 indica que el relato de Homero sobre Níobe difiere del que figuraba en los NEWTEPOI
(sobre lo cual, cf SEVER-ms 1928, 237 ss.; TORRES-GUERRA 1993, 60-61).
20 CL LEAF (1900-02,193); KiRK (1985, 211).
28 LA TEBAIDA H O M É R I C A COMO FUE NTE DE ILÍADA Y ODISEA

oí δέ χολωσάμενοι Καδμείοι, κέντορες ίππων,


άψ ά ρ ' άνερχομενω πυκινόν λόχον εΐσαν άγοντες,
κούρους πεντήκοντα· δύω δ ' ηγήτορες ήσαν,
Μαίων Α'ιμονίδης, έπιεικελος άθανάτοισιν,
υιός τ ' Αύτοφόνοιο, μενεπτόλεμος Γίολυφόντης^ΐ 395
Τυδεύς μέν και τοΐσιν άεικέα πότμον έφήκε·
π ά ν τ α ς έ π ε φ ν ' , ένα δ ' οίον ΐ ε ι οικόνδε νέεσθαι·
Μαίον' άρα προεηκε, θεών τεράεσσι πιθήσας.
τοιος έην Τυδευς Αιτώλιος· άλλά τόν υ'ιόν
γείνατο εΐο χέρεια μάχη, άγορή δέ τ ' άμείνω." 400
'Ώς φάτο, τόν δ ' ου τι προσέφη κρατερός Διομήδης,
αιδεσθείς βασιλήος ένιπήν αΙδοίοιο·
τόν δ ' υιός Καπανήος άμείφατο κυδαλίμοιο'
" Ά τ ρ ε ί δ η , μή ψεύδε ' επισταμένος σάφα ε ι π ε ί ν
ήμεΐς τοι πατέρων μ έ γ ' άμείνονες ε ύ χ ό μ ε θ ' εΐναι· 405
ήμεΐς και θήβης έδος ε'ίλομεν έπταπύλοιο,
παυρότερον λαόν ά γ α γ ό ν θ ' ύπό τ ε ί χ ο ς άρειον,
πειθόμενοι τεράεσσι θεών καΐ Ζηνός αρωγή·
κείνοι δέ σφετέρησιν άτασθαλίησιν δλοντο
τώ μή μοι πατέρας ποθ ' όμοίη ένθεο τ ι μ ή 2 2 4 1 0

Ε 115-117
"κλύθι μευ, αιγιόχοιο Διός τέκος, 'Ατρυτώνη,
ε'ι ποτέ μοι καΐ πατρί φίλα φρονέουσα παρέστης
δηιω έν πολέμω, νύν α υ τ ' έμέ φΐλαι, 'Αθήνη^^."

Ε 800-808
"ή ολίγον οΐ παΐδα έοικότα γείνατο Τυδεύς. 800
Τυδεύς τοι μικρός μέν έην δέμας, άλλά μαχητής·
καί ρ ' δτε πέρ μιν έγώ πολεμί^ειν ούκ ε'ιασκον
ούδ' έκπαιφάσσειν, δτε τ ' ήλυθε νόσφιν Α χ α ι ώ ν
άγγελος έ ς Θήβας πολεας μετά Καδμείωνας·
δαινυσθαι μιν άνωγον ένι μεγάροισιν έκηλον 805
αύτάρ ό θυμόν έχων δν καρτερόν, ώς τό πάρος περ,
κούρους Καδμείων προκαλίζετο, πάντα δ ' ενίκα
ρηιδίως· τοίη οι έγών έπιτάρροθος ήα^'*."

21 Πολυφόντης (ν. 395) es la lectura de A, frente al Αυκοφόντης de la -vulgata (cf. KiRK


1985, 372); Polifontes es también el nombre de uno de los defensores de Tebas en Esquilo,
Siete 448 (Πολυφόντου βία; cf. HUTCHINSON 1985, 117). Sobre el nombre de Polifontes,
cf. también § 3.5.
22 Cf. LEAF (1900-02,1 180-183); KIRK (1985, 368-375).
23 CL LEAF (1900-02,1202); KIRK (1990,64,67).
2* CL LEAF (1900-02,1248-249); KiRK (1990,141-143).
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA EN LA ILÍADA 29

Ζ 222­223
"Τυδέα δ ' ού μέμνημαι, έπεί μ ' έτι τυτθόν έόντα
κάλλιφ', δ τ ' èv Θήβησιν άπώλετο λαός Άχαιών^^."

Κ 284-291
"κεκλυθι νύν καΐ έμεΐο, Διός τέκος, Ά τ ρ υ τ ώ ν η ·
σπεΙό μοι ώς δτε πατρι αμ ' έσπεο Τυδέι δίψ 285
έ ς Θήβας, δτε τε προ Α χ α ι ώ ν άγγελος ήει.
τούς δ ' ά ρ ' έ π ' Ά σ ω π ώ λίπε χαλκοχίτωνας Α χ α ι ο ύ ς ,
αύτάρ ό μειλίχιον μύθον φέρε Καδμείοισι
κεΧσ'· άτάρ άψ άπιών μάλα μέρμερα μήσατο έργα
σύν σοι, δια θεά, δτε οι πρόφρασσα παρέστης. 290
ώς νύν μοι έθέλουσα παρίσταο καί με φύλασσε ^^,"

Ξ 113-125
"πατρός δ ' έξ αγαθού καΐ έγώ γένος εύχομαι εΐναι,
Τυδέος, ον Θήβησι χυτή κατά γ α ί α καλύπτει.
Πορθεί γάρ τρεις παίδες άμύμονες έξεγενοντο, 115
ο'ικεον δ ' έν Πλευρώνι και αιπεινή Καλυδώνι,
"Αγριος ήδε Μέλας, τρίτατος δ ' ήν Ιππότα Οινεύς,
πατρός έμοΐο πατήρ- αρετή δ ' ήν έξοχος αυτών,
άλλ' ό μέν αυτόθι μείνε, πατήρ δ ' έμός "Αργεί νάσθη
πλαγχθείς- ώς γάρ που Ζευς ήθελε και θεοί άλλοι. 120
' Αδρήστοιο δ ' έγημε θυγατρών, ναΐε δέ δώμα
άφνειόν βιότοιο, άλις δέ οι ήσαν άρουραι
πυροψόροι, πολλοί δέ φυτών έσαν δρχατοι άμφίς,
πολλά δέ οί πρόβατ' έσκε· κέκαστο δέ π ά ν τ α ς Α χ α ι ο ύ ς
έγχείη- τά δέ μ έ λ λ ε τ ' άκούεμεν, εί έτεόν περ^^." 125

Φ 345-347
"ούκ έσθ ' δς κέ σ ' έλησι μετάλμενος ουδέ παρέλθη,
ο ύ δ ' ε'ι κεν μετόπισθεν 'Αρίονα διον έλαύνοι,
'Αδρήστου ταχύν 'ίππον, δς έκ θεόφιν γένος ήεν^^."

Φ 677-680
Εύρύαλος δε οι οίος άνιστατο, ισόθεος φώς,
Μηκιστήος υιός Ταλαιονίδαο άνακτος,
δς ποτε θ ή β α σ δ ' ήλθε δεδουπότος Οίδιπόδαο
έ ς τ ά φ ο ν ένθα δέ π ά ν τ α ς ένίκα Καδμείωνας^'.

25 CL LE AF (1900­02,1274); KIRK ( 1 9 9 0 , 1 8 9 ) .
26 CL LE AF (1900­02,1 445­446); H A I N S W O R T H (1993, 183).
27 Cf. LE AF (1900­02, Π 73­74); jANKO (1992, 162­165).
28 CL LE AF (1900­02, Π 496); RICHARDSON (1993,212­213).
29 CL LE AF (1900­02, Π 519); RICHARDSON ( 1 9 9 3 , 2 4 3 ) .
30 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

La información que estos fragmentos proporcionan acerca de la saga tebana


puede exponerse brevemente como sigue; en la presentación de estos datos no
adopto una ordenación cronológica (cf. K U L L M A N N 1960, 5-11) por lo lacunoso
de las alusiones. Por otra parte, lo que incluyo entre corchetes es aquello que n o
puede leerse directamente en la Ilúida, pero que debe suplirse para la correcta
comprensión de cada pasaje; obviamente, evito completar el sentido de los pasajes
con noticias que sólo se encuentren en algunas versiones de la saga; cuando no
existe seguridad total sobre lo que hay que suplir, empleo los signos de
interrogación.
B 572: Adrasto reinó primero en Sición [mientras que la versión más conocida
de su historia lo presentaba, más tarde, como soberano en Argos].
A 370-410: Tideo acudió con Polinices [en tanto que concuñados, y yernos
ambos de Adrasto,] a Micenas, para reunir aliados contra Tebas [de la que querían
expulsar a Eteocles por un conflicto dinástico]; aunque los habitantes de Micenas
estaban dispuestos a proporcionarles tropas, unos signos desfavorables [¿?] de Zeus
se lo impidieron. Los aliados se pusieron en camino, y a su llegada al río Asopo
enviaron por delante a Tideo como embajador ante Eteocles; en la corte de éste,
en el transcurso de un certamen, Tideo venció a todos sus rivales con el apoyo de
Atena. Los cadmeos, irritados, le tendieron a Tideo una trampa para su regreso,
poniendo en emboscada a cincuenta hombres bajo el mando de Meón y
Polifontes. Pero Tideo los mató a todos salvo a Meón, al cual, en obediencia a
unos prodigios [¿?], mandó de vuelta a su patria. Más tarde, los caudillos argivos
perecieron ante Tebas por sus insensateces [por sus actuaciones llenas de üPptc],
mientras que sus hijos, que tenían un ejército más reducido y marchaban contra
una ciudad mejor fortificada, sí consiguieron tomarla al hacer caso a los avisos [¿?]
que les mandaban los dioses.
E 115-117: Atena prestó su apoyo a Tideo en la guerra [contra los tebanos;
cf. A 378].
E 800-808: Tideo era un individuo pequeño de estatura pero belicoso. En la
ocasión en que llegó solo a Tebas como embajador [con motivo de la campaña
argiva contra la ciudad; cf. A 378 ss.], compitió en la corte real con los cadmeos y
obtuvo una victoria completa gracias a la ayuda de Atena.
Z 222-223: Tideo murió delante de Tebas con el resto del ejército aqueo [, que
había acudido allí en apoyo de Polinices y para luchar contra Eteocles; cf. A 376
ss.]; en aquel entonces, su hijo Diomedes era aún muy pequeño.
K 284-291: Tideo acudió como embajador aqueo a Tebas [con ocasión de la
campaña argiva contra la ciudad; cf. A 378 ss.], bajo la protección de Atena;
mientras, el ejército argivo se había quedado junto al río Asopo; a la vuelta de su
misión, Tideo "tramó acciones calamitosas" [es decir, mató a los tebanos enviados
para tenderle una emboscada; cf. A 391 ss.] con la ayuda de Atena.
H 113-125: Tideo descendía de Porteo, quien había tenido tres hijos: Agrio,
Melas y Eneo; de éste nació Tideo, quien dejó a su padre en Calidón y se instaló
en Argos tras andar errante por voluntad divina [por haber cometido en su patria
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA EN LA ILÌADA 31

un delito de sangre]; en Argos, Tideo desposó a una hija [Deípila] de Adrasto


[, que era el rey de la ciudad,] y gozó de gran opulencia; finalmente, Tideo fue
enterrado en Tebas [, donde pereció con el ejército argivo que atacó la ciudad;
cf. Δ 409, Ζ 223].
Ψ 345­347: Arión, el caballo de Adrasto, era famoso por su rapidez [gracias a
la cual salvó a su amo en Tebas] y tenía origen divino [por haber nacido de Po­
sidón^O].
Φ 677­680: A la muerte de E dipo [¿en qué circunstancias?^^], Mecisteo, hijo de
Tálao, acudió a Tebas [en el séquito de Argia, la hija del rey Adrasto] a los
funerales; allí, en un certamen, venció a todos sus rivales tebanos.

3 . 2 . H O M E R O Y LA P R E S U P O S I C I Ó N D E LA SAGA T E B A N A

A partir de la revisión sucinta de los pasajes expuestos en § 3.1 pueden hacerse


algunas observaciones. E n primer lugar debe destacarse el carácter fragmentario de
las alusiones de la Ilíada a la saga tebana. N o se trata sólo de que H o m e r o n o
pretenda hacer un resumen completo de otro ciclo épico; ocurre que, dentro de
los mismos pasajes discutidos, es necesario suplir bastante información adicional si
se desean entender las circunstancias a que se alude.
En algún caso, la ausencia de un dato que conocemos por otras fuentes podría
explicarse suponiendo que H o m e r o acepta una versión del mito en la que ese dato
no estaba aún presente. E sta posibilidad se ha barajado a propósito de E dipo y sus
hijos; del hecho de que H o m e r o no identifique expresamente a E dipo como el
padre de E teocles y Polinices (cf. Δ 377, 386; Φ 679) se ha concluido a veces que la
Ilíada no conocería aún la conexión entre la saga de E dipo por un lado y la de los
hermanos rivales por otro; en su momento (§ 3.3) discutiré este punto e intentaré
aclarar el error de este argumento.
En otras ocasiones, los elementos con que debe completarse una narración
están ya dados por el mismo poema en cantos anteriores. E sto sucede en los casos
siguientes:
— E 804: para entender por qué llega Tideo solo como embajador a Tebas ha
de acudirse a Δ 384.
— Ζ 223: la alusión a la destrucción del ejército aqueo en Tebas puede
explicarse a partir del relato de Δ 376 ss.
— Κ 289: este verso dice de Tideo que, a su regreso de Tebas, "tramó acciones
calamitosas" (μέρμερα μήσατο έργα); esta expresión debe comprenderse a la luz
de Δ 391 ss (cf. WlLLCOCK 1964, 145).

'° La identidad de la madre fluctúa de unos textos a otros: 1) Erinis {Tebaida, F 8 (I y


Π); Calimaco, F 652; Hesiquio, s.v. 'Αρίων); 2) Deméter­E rinis (Ovidio, Met. VI118­119;
Apolodoro ΙΠ 6.8; Pausanias Vm 25.6; Tzetzes, in Lycophr. Alex. 153); 3) Tierra (Antímaco,
F 32; schol. Bern, in Verg. Georg. ΠΙ 122); 4) Harpía {Tebaida, F 8 (Π); Quinto de E smima
rV 569­570).
31 Sobre esta cuestión, cL § 3.3.
32 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

— Ξ 114: aunque no se indique por qué está Tideo enterrado en Tebas, el


motivo de ello resulta claro si se tienen en mente pasajes como Δ 409 o Ζ 223.
N o obstante, en otros casos el poeta parece dar p o r supuesto en su auditorio
el conocimiento de datos que, a diferencia de los comentados, son absolutamente
necesarios para entender el relato (sea cual sea la versión mítica escogida) y no
pueden extraerse de pasajes anteriores o posteriores de la litada. E n este sentido
debe señalarse como especialmente significativo que H o m e r o no explica tres
cuestiones de importancia capital para su relato sobre la saga tebana:
a) El motivo de la campaña contra Tebas (cf. Δ 378).
b) El estatuto de Adrasto en Argos (cL Β 572 y Ξ 121).
ς) La relación triangular que se establece entre este personaje, Tideo y
Polinices (cf. Δ 376-377 y Ξ 121).
En todos estos casos parece presuponerse {ex silentio) que los receptores del
poema están al tanto de esta información fundamental, de tal modo que son
capaces de insertar las alusiones dispersas de H o m e r o , como teselas de un mosaico,
en su contexto adecuado.
Más aún, en un caso en el que no se trata directamente la materia de la saga
tebana da la impresión de que el poeta remite a ella y la utiliza como punto de
referencia. Esto es lo que parece ocurrir en Β 572, donde, en el marco del catálogo
de los aqueos, y dentro del contingente micènico en particular, se ofrece esta
noticia sobre Sición:

καΐ Σ ι κ υ ώ ν ' , δ θ ' d p ' "Αδρηστος π ρ ώ τ ' έμβασίλευεν.

Este verso destaca dentro del catálogo del grupo micènico por ser el único en
el que el nombre de la ciudad va acompañado por algo más que un epíteto
(cf. V. 573, OL θ ' 'Τπερησίην τε καΐ αίπεινήν Γονόεσσαν); en relación con Si­
ción (mencionada, fuera de aquí, sólo en Φ 299), lo que el poeta considera
interesante es dar el nombre de un antiguo rey de la ciudad; además aclara que
Adrasto reinó en Sición πρώτα. Pero, ¿cuál es el sentido de esta información
cronológica? Evidentemente, que Adrasto, según una versión del mito que han
transmitido algunas fuentes^^, gobernó en Sición antes de gobernar, como era por
todo el mundo sabido, en Argos. Por tanto, lo que implica de forma directa este
verso es que Adrasto era una figura mítica suficientemente conocida en la época, y
que, además, en la versión más divulgada de su historia pasaba por rey de Argos.
Aceptado que H o m e r o está presuponiendo en el público de la Ilíada el
conocimiento de un canon de hechos de la saga tebana, la cuestión que nos
interesa responder seguidamente es la de cuáles son las vías a través de las que ese
público ha debido de conocer la saga. A prion lo más probable es que, si el
auditorio de H o m e r o ha tenido conocimiento previo de la saga tebana, haya sido

32 CL Pindaro, Nemeas IX 9 (y escolios en 9 (20) y 13 (30)); Pausanias, Π 6.6; Servio, in


Verg. Aen.Yl 480.
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA EN LA ILÍADA 33

a través de una composición épica­'^. E l problema que aquí se plantea, el de cómo


hay que imaginar los caminos por los que las sagas y mitos griegos se han ido
configurando y divulgando, no puede ser abordado en este lugar. La escasez de
información objetiva ofrece vía libre a muchas especulaciones; con todo, no es
especulación el hecho de que los griegos compusieron épica desde épocas antiguas;
y al ser la saga la materia preferente de la épica, queda claro que este género ha
debido de jugar un papel indudable en la configuración de los complejos míticos
helenos^"*.
Más allá de las reflexiones de tipo general puedo aducir un dato difícil en
defensa de que el público de la litada haya conocido la saga tebana p o r una vía
épica; en mi opinión, la divulgación de la materia relativa a la expedición contra
Tebas en forma rapsodica parece sugerida p o r un par de versos del canto cuarto.
Estos versos (Δ 374­375) se hallan al principio del parlamento en que Agamenón
trata de infundir coraje a Diomedes poniéndole como contraejemplo a su padre
Tideo, famoso p o r su valor:
"ώς φάσαν οϊ μιν 'ίδοντο πονεύμενον ού γαρ εγωγε
ή ν τ η σ ' ούδε 'ίδον περί δ ' άλλων φασί γενέσθαι."

Resulta llamativo el énfasis con que Agamenón insiste en estos versos,


aparentemente inmotivados dentro de su contexto (cf. KiRK 1985, 369), en el
hecho de que, aunque él no ha visto personalmente a Tideo, existen narraciones
autorizadas sobre sus hazañas: ώς φάσαν oí μιν 'ίδοντο ... φασί ... Esta alu­
sión de Agamenón ¿posee simplemente un carácter genérico o encierra algún
contenido más específico?
Estos dos versos de Δ tienen p o r objeto conferir verosimilitud al relato de las
hazañas de Tideo apelando a la autoridad de testigos; ahora bien, en el mundo
griego arcaico los testigos autorizados de las gestas del pasado son, precisamente,
los aedos: la misma poesía épica pretende presentarse como conocimiento
verdadero fundado en la autopsia o en las informaciones recibidas de testigos
directos (cf. p . ej. θ 489­491), y Homero, el cantor por excelencia, había estado
presente, de acuerdo con la tradición, en los acontecimientos que relataba, guerras
tebana y troyana incluidas (cf. Tebaida, Τ 3). Así pues, si Agamenón apela al
relato de testigos cualificados, y éstos son los aedos, se habrá de concluir que
Δ 374­375 implican la preexistencia de relatos épicos sobre las gestas tebanas de
Tideo.
C o m o síntesis de lo expuesto en este capítulo diremos que el poeta de la Ilíada
presupone de sus receptores el conocimiento de la materia básica de la saga tebana;

" C L FRIEDLÄNDER (1914, 322). Más reciente, y en la línea del neoanálisis, KULLMANN
(1991, 4 2 7 , n.7).
3^ Recuérdese la tesis general de KAKRIDIS (1949) sobre la sincronización de complejos
míticos a través de la épica. En fecha más reciente, HÖLSCHER (1988) estudió las vías por las
que los antiguos cuentos y sagas locales cristalizaron en formas épicas de carácter
panhelénico.
34 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

esta presuposición parece implicar además que, antes de la composición de la


Ilíada, la materia relativa a la expedición argiva contra Tebas ya había recibido
una configuración épica, con independencia de que ésta fuese oral o escrita.

3.3. C O M P A R A C I Ó N D E TEBAIDA Ε ILÍADA­. A U SE N C I A D E C O N T R A D I C C I O N E S

La siguiente pregunta que debemos formularnos es la de si podemos


identificar a la epopeya prehomérica que parece presuponer la Ilíada con la
Tebaida. Dada la escasez de material de contraste (fragmentos de la Tebaida y
alusiones en la Ilíada a la saga tebana) resulta difícil dar una respuesta tajante a tal
pregunta. Con todo, al confrontar los fragmentos de la Tebaida y los pasajes de la
Ilíada que atañen al tema tebano se observan algunos hechos de interés que
expondré entre §§ 3.3 y 3.4.
En la presente sección (§ 3.3) intentaremos demostrar que no existe, en
nuestro actual estado de conocimiento de la Tebaida, contradicción alguna entre
este epos y la Ilíada. La posibilidad de tal contradicción se podría plantear en
relación con los siguientes aspectos de la saga: 1) la figura de E dipo; Π) la conexión
de la historia de E teocles y Polinices con la propia historia de E dipo; ΠΙ) la
sepultura de los caudillos argivos en Tebas.
I. De la imagen de E dipo presupuesta por la Ilíada sólo podemos hacernos una
idea a través de una breve alusión a unos juegos organizados en Tebas a la muerte
de E dipo; esta alusión es introducida con ocasión de la participación en los juegos
en honor de Patroclo de Enríalo, hijo de Mecisteo (4< 677­680):

Εύρύαλος Se ol οΐος άνιστατο, loóG eos φώς,


Μηκιστηος υιός Ταλαιονίδαο άνακτος,
δς ποτε θ ή β α σ δ ' ήλθε δεδουπότος Οίδιπόδαο
έ ς τ ά φ ο ν ένθα δέ πάντας ένίκα Καδμείωνας

Δεδουπότος (ν. 679) es el participio perfecto del verbo δουπεω, que, dentro
del corpus homérico, sólo se documenta aquí en el tema de perfecto. De acuerdo
con el LfgrE {sub voce), el significado del verbo (formado a partir de δούπος,
"Dröhnen, dumpfer Lärm") es "dumpf aufschlagen (auf Boden od. Wasser)", de
donde se derivan los significados de "im Kampf fallen" y "donnern", δουπέω, en la
Ilíada y la Od isea, presenta un uso claramente formular, y se documenta casi
exclusivamente-'^ en la expresión δούπησεν δε πεσών que describe el ruido
provocado por el cadáver que cae en la batalla. Por otra parte, del verso formular
(Δ 504 - E 42 - 540 = Ν 187 = O 578 = Π 50 = 311 = ω 525)
δούπησεν δέ πεσών, άράβησε δέ τεύχε ' έ π ' αύτω

puede deducirse que, en la fórmula en cuestión, lo que δουπέω describe


propiamente es sólo el ruido sordo del cuerpo que cae (πεσών), con independencia

35 Cf. Λ 45 (έγδούπησαν) y Ν 426 (δουπήσαι).


LA MATERIA D E LA SAGA T E B A N A E N LA ILIADA 35

de que la muerte se produzca o no en una batalla; al contrario, es άράβησε δε


τεύχε ' la expresión que describe el estrépito provocado p o r la armadura del
guerrero muerto en combate (cf. L E U M A N N 1950, 217-218).
Δεδουπότος Οίδιπόδαο constituía ya una expresión enigmática para los
griegos, quienes dieron tres explicaciones distintas a este sintagma, las mismas que
aún hoy se discuten; cada una de las inteφretaciones propuestas comporta una
versión distinta del mito que estamos analizando; como se verá, dos de ellas son
incompatibles con la situación de la Tebaid a.
— Escol. A ííi/oc. (V471 ERBSE): o? ττοτε Θήβας δ ' ήλθε <δεδουπότος
Οίδιπόδαο > : (...) προς το δεδουπότος· οι Γλακτσογράφοι γάρ έν άνθ ' ενός
τεθνηκότος έξεδεξαντο. έκ παρεπομένου δέ νοητεον δτι ήτοι έν πολέμφ
τετελευτηκε· ψοφούσι γάρ οι π ί π τ ο ν τ ε ς · "δούπησεν δε πεσών" (Δ 504, Ε 42
al.), ή κατεκρήμνισεν εαυτόν, και γάρ ούτος 6 θάνατος μετά ψόφου^^.
— Escol. Τ ad loc. (V 472 ERBSE): δεδουπότος Οίδιπόδαο: ή ώς
ΰπερπαθήσαντος καΐ ριφαντος εαυτόν έξ ϋψους. ή καταχρηστικώς
αποθανόντος, ώς το "ό δ ' 'Ατρείδην έναρί^οι" (Α 191), κυρίως δε το σκυ*
λεύοι.
Εη síntesis, parece que caben tres interpretaciones de δεδουπότος:
1) εν πολεμώ τετελευτηκότος.
2) ύπερπαθήσαντος καΐ ριφαντος εαυτόν έξ ϋψους.
3) τεθνηκότος^^'.
C o m o dije antes, cada una de estas tres posibilidades supone una concepción
distinta de las circunstancias en que fallece Edipo.
De acuerdo con la primera, Edipo pereció tomando parte activa en un
combate. Esta interpretación (cf. suprcij es la más adecuada al uso formular de
δουπεω en H o m e r o . Ahora bien, i n t e φ r e t a r δεδουπότος como év πολέμιο
τετελευτηκότος presenta el inconveniente de apelar a una versión de la saga que
es ficticia y no se documenta en los textos, a pesar de los esfuerzos realizados por
Cari R O B E R T (1915,1112-115) por reconocer esa versión en cuatro pasajes {Ilíad a,
Φ 679; Od isea, λ 275, 279; Trabajos y días, 161-163; Ferécides, FGrH 3 F 95) que en
principio no guardan relación^*.

36 Según SEVER-ms (1928, 216) fue Aristarco quien explicó 6e8ouTrÓTo? como "muerto
en combate", mientras que las dos últimas frases parecen una hipótesis añadida por
Aristonico.
37 Por no recargar la argumentación dejaré de lado exegesis más o menos anecdóticas,
como la de WELCKER (1865-822, 11339), quien hizo depender rá4>ov (v. 680) de
8e8oi)iTÓT0S; cL la argumentación en contra de ROBERT (1915, 1115). Otra interpretación
bastante imaginativa en RiCHTER (1903, 22).
3 ' La opinión de ROBERT remite en último término (atmque con diferencias) a Aris-
tarco (cL SEVERYNS 1928, 216), y ya había sido defendida antes por PAULSON (1896, 24-27);
una interpretación similar en NlLSSON (1932, 108ss.) y KoCK (1961, 8-11). Los argumentos
que permiten refutar la tesis de ROBERT, y que aquí no se dejan exponer en detaUe, pueden
consultarse en CINGANO (1992); TORRES-GuERRA (1993, 115-118) llega a las mismas
conclusiones de manera independiente.
36 LA TEBAIDA H O M É R I C A COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

Por tanto, si SeSouirÓTOs significara en ^ 6 7 9 év iroXéjXíp T€TeXeuTT|KÓT09,


habría que reconocer que H o m e r o acogió en este verso una versión de la saga
absolutamente aislada, aunque el contexto de una alusión (como ésta del canto
veintitrés) no es adecuado para presentar al público variantes excéntricas
(y elípticas-") de los mitos.
La segunda interpretación de SeSoinrÓTOS presenta, a mi juicio, las mismas
dificultades que la primera*^; si se acepta esta segunda posibilidad (que,
semánticamente, es igual de correcta que la anterior), ha de entenderse que, para
H o m e r o y para el público de H o m e r o (recuérdese el carácter de alusión del
pasaje), Edipo acabó sus días suicidándose al arrojarse desde una altura; ahora
bien, esta versión del mito no aparece atestiguada y no cuenta siquiera con
paralelos dudosos como sucedía en el caso anterior^^; en contra de esta
interpretación del escoliasta puede añadirse que parece calcada sobre el uso penal
ateniense de arrojar al pápa9pov a los culpables de crímenes especialmente graves
(cf. M A S A R A C C H I A 1 9 8 6 , 5 3 2 - 5 3 4 )
Desde el punto de vista mitográfico, la interpretación más verosímil es la
tercera. En contra de ella puede argumentarse que diluye la significación de
SeSouTfÓTOs. A esto se podrá replicar que el valor aspectual del tema de perfecto y
el carácter reciente de la forma puede explicar la reducción en el significado de
SouTT۟)**2; por otra parte, es cierto que esta forma de perfecto posee simplemente
el significado de "muerto" en Apolonio Rodio, quien aplica el participio a Pellas
(TTeXíao SeSoutrÓTo?, 1 1304) y a Apsirto (SeSouirÓTog 'Ai|júpToio, I V 557)'*^.
Si mi interpretación es acertada, * 6 7 9 no está presuponiendo en el público de
la Ilíada la familiaridad con una versión del fin de Edipo distinta de las que
nosotros conocemos; más en concreto, no está presuponiendo el conocimiento de
una versión de la saga distinta de la plasmada en la Tebaida, según lo que podemos
conjeturar a partir de los fragmentos transmitidos ( F 2 y 3 ) y la reconstrucción del
poema.
En la versión de la saga tebana asumida por la Ilíada Edipo moría en Tebas, en
circunstancias que ni este pasaje ni las otras fuentes pertinentes precisan; la falta de

39 ¿Con quién combatía Edipo? ¿Por qué? ¿Con qué resultado se saldó la guerra o
batalla en cuestión?
^° Cf. una defensa de la segunda interpretación en VALGIGLIO (1963, 24-27).
Sí se documenta esporádicamente una versión según la cual el autocegamiento sería
la causa o la circunstancia de la muerte (suicida en este sentido) de Edipo; cL Bigino 242 y
Juan de Antioquía, FHG IV 545, F 8; según ROBERT (1915, Il 39, n. 103) esta versión
jrocede de un error de interpretación de la Antígona sofoclea (w. 49-52). En época clásica,
a versión del suicidio sólo puede rastrearse en el Edipo Rey de Sófocles (cf. v. 1368, donde se
plantea que el suicidio hubiera sido para Edipo una solución preferible a la ceguera).
CL MASARACCHIA (1986, 534-535). La forma antigua del perfecto (cL éyboimypfi
(aor.), épí-ySouTTOs) tendría que ser *7éY8ou-n-a (cL LEUMANN 1950, 218; C H A N T R A I N E 1983-
842, 295).
Cf. el comentario de Ll-VREA (1973, 173) a este último pasaje. La tercera explicación
de óeóouTTÓTOs- es la que defienden, por ejemplo, MASARACCHIA (1986) y CINGANO (1992).
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA EN LA ILÌADA 37

interés p o r el dato permite imaginar que el fallecimiento de Edipo en Tebas se


producía, según esta versión, p o r causas naturales. Además, de la Ilíada no se
puede extraer si en la versión de la saga presupuesta por el poeta Edipo se cegaba o
no'*'*; igualmente, la celebración de juegos por Edipo en 6 8 0 no implica que, a
ojos del autor de la Ilíada, Edipo muriese siendo rey en Tebas'*^.
Por su parte, hay buenos motivos para defender que el Edipo de la Tebaida se
cegaba y perdía el poder real, bien por haber abdicado en sus hijos, bien p o r haber
sido sustituido por Creonte; en uno u otro caso, queda claro que el Edipo de la
Tebaida permanecía en su patria después del descubrimiento de la verdad'*^.
En conclusión se puede afirmar que la escueta referencia a Edipo que aparece
en la Ilíada 6 7 8 - 6 8 0 ) no presenta una versión de la saga tebana distinta de la
plasmada en la Tebaida y que en este punto no hay una contradicción entre las dos
epopeyas.
n . El que H o m e r o no mencione el linaje de Eteocles y Polinices (aludidos de
pasada en la digresión de A 3 7 0 - 4 0 0 sobre Tideo, cf. w . 3 7 7 , 3 8 6 ) no implica que
la Ilíada, frente a la Tebaida (cf. F 2-3), siga una versión más antigua del mito,
según la cual Edipo no sería el padre de los dos hermanos. La hipótesis contraria
fue defendida p o r W e h r l i ( 1 9 5 7 , 112) y SANTIAGO ( 1 9 8 1 , 2 1 ) basándose en lo
que es, obviamente, un argumento ex silentio.
En relación con esta postura haremos dos observaciones: p o r una parte se
debe recordar que los argumentos ex silentio carecen de valor probatorio, m u y
especialmente en el caso presente, dado el carácter fuertemente lacunoso (cf. § 3 . 1 )
de todas las alusiones de H o m e r o a la saga tebana; p o r otra parte, creo que el
pasaje de ^ (677-680) que acabo de comentar en los párrafos anteriores implica que
en el canon de la saga tebana presupuesto p o r H o m e r o Edipo era ya el padre de
Polinices y Eteocles.
A propósito de esta cuestión lo primero que ha de decirse es que desecho la
interpretación de algunos críticos'*^ que entienden que el relativo 09 del verso 6 7 9
se refiere a Enríalo (miembro de los Epígonos; cf. v. 6 7 7 ) y no a Mecisteo (su
padre, el único que, por razones de cronología, podía participar en unos juegos
con motivo de la muerte de Edipo). Esta aclaración, que parece obvia, la recogen

Sobre la ceguera de Edipo cf. HÒFER (1897-1902, 728-731); DALY (1940, 777-779);
DEVEREUX (1973); TORRES-GUERRA (1993,112-115).
'^5 C L las opiniones de WELCKER (1865-82^, H 340); ROBERT (1915, I 115-117); KoCK
(1961, 9); VALGIGLIO (1963, 24-27); CINGANO (1992). En relación con la mención de esos
juegos debe indicarse además que esta mención es un dato aislado que podría haber sido
introducido por Homero, en el contexto agonal del canto para marcar un contraste entre
Mecisteo y su hijo Enríalo, que saldrá derrotado de los juegos en honor de Patroclo.
"•6 Sobre Edipo en la Tebaida cf. WELCKER (1865-82^, E 333-340); LEGRAS (1905, 58-60);
ROBERT (1915,1169 ss.); RZACH (1922, 2364-65); WEHRLI (1957, 112-113); KOCK (1961, 18-
20); HUXLEY (1969,41-43); DAVIES (1989a, 24-26); TORRES-GUERRA (1993,108-125).
C L VALGIGLIO (1963, 24); lo mismo en SANTIAGO (1981, 21). Mi postura coincide
con la del resto de la bibliografía.
38 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

ya los escolios a este verso (cf. Escol. A, V 471 ERBSE), los cuales indican que la
atribución de 'ός a Euríalo contó también con algún apoyo en la Antigüedad^*.
Hecha esta observación, la pregunta es p o r qué motivo está Mecisteo presente
en los funerales de Edipo. Los escoliastas también se plantearon esta cuestión, p o r
lo cual escribieron el siguiente comentario: o s ποτε Θήβα5 < δ ' ήλθε
δεδουπότος Οίδιπόδαο > : δτι βασιλεύοντα έν Θήβαις φησΙν άπολέσθαι, ούχ
ώς οί νεώτεροι, καΐ Ησίοδος (Ρ 192) δέ φησιν έν θ ή β α ι ς αυτού απο­
θανόντος 'Αργείαν τήν "Αδράστου σύν άλλοις έλθείν έπΙ τήν κηδείαν αυ­
τού (Escol. Ί adloc).
C o m o aclara el escolio con la referencia al corpus hesiódico (F 192,
correspondiente al Catálogo de Us mujeres), la presencia de Mecisteo en los
funerales de E dipo tiene que estar relacionada con la asistencia de Argía a ese
acontecimiento. Ahora bien, el punto de contacto entre Argía y E dipo es
Polinices, que p o r tanto debía de ser ya hijo de E dipo en la versión de la saga
tebana presupuesta en este pasaje de Ψ^'.
U n a cuestión diferente, a la que no dan respuesta ni Ψ 679 ni el fragmento 192
del Corpus hesiódico, es qué tipo de relación mantenían Argía y Polinices: si Argía
llega a Tebas en tanto que esposa de Polinices, o si Argía y Polinices se conocen
con ocasión de los funerales de E dipo; esta cuestión (que no ha dejado de ser
debatida^°) es irrelevante para nuestro propósito, el cual era demostrar que en la
litada se ha producido ya la conexión de las sagas de E dipo y los hermanos
fratricidas (dado que al parecer se trata de dos sagas independientes en origen^ ^).
Por tanto, se puede afirmar que la Ilíada no presenta, en relación con Eteocles
y Polinices, una versión de la saga distinta de la plasmada en la Tebaida; en este
punto tampoco hay una contradicción entre las dos epopeyas^^.
EU. E n el canto Ξ de la Ilíada ( w . 113­125) Diomedes expone su linaje refi­
riéndose en primer lugar a su padre con las siguientes palabras ( w . 113­114):
"πατρός δ" έξ αγαθού καΐ έγώ γένος εύχομαι είναι,
Τυδέος, δν θήβησι χυτή κατά γαία καλύπτει".

Crates (cL R O B E R T 1915, H 39, n. 111).


Una argumentación similar en FRIEDLANDER (1914, 319).
5° Quienes han comentado el F 192 han entendido por lo regular que Argía y Polinices
se habían enamorado a raíz de su encuentro en Tebas (una excepción en WELCKER 1865-822,
n 340). CL ROBERT ( 1 9 1 5 , 1 1 1 7 ) ; PRELLER-ROBERT (1921"*, 900).
51 CL ROBERT ( 1 9 1 5 , 1 1 1 9 ss.); NILSSON (1932, 110-112); SANTL\GO (1981). Sobre los
orígenes de la saga de Edipo, cf. la síntesis de DALY (1940, 784-786); sobre los orígenes de la
saga de los Siete, cL HOWALD (1939); SCHACHTER (1967); BRILLANTE (1980); BuRKERT
(1984,99-106). ^ ^
52 Sí existiría ima contradicción si Mecisteo no perteneciese al contingente de caudillos
argivos que aparecían en la Tebaida; esta opinión fue defendida por B E T H E ( 1 8 9 1 , 1 1 2 ss.)
con argumentos rebatidos por ROBERT ( 1 9 1 5 , 1 2 4 0 ss.; cL PRELLER-ROBERT 1921'·, 910) y
vuekos a defender por KuLLMANN (1960, 148-149, n.2). Mi opinión personal (cL TORRES-
G U E R R A 1993, 210-211) es la de que Mecisteo sí debía de figurar ya en la Tebaida como
caudillo argivo, aunque no fuese aún uno de los Siete caudillos principales.
LA MATE RIA D E LA SAGA T E B A N A E N LA ILÍADA 39

Los críticos antiguos ya advirtieron que Ξ 114, con su mención de la sepultura


de Tideo en Tebas, contradecía la versión más común de la saga, motivo p o r el
cual atetizaron el verso (cf. E scolio A T'^ a Ξ 114a, ΠΙ 583 E RBSE ^^); καλύπτει
aparece además en la vulgata sustituido por κάλυψε5'*.
Una versión de la saga tebana en la cual los argivos reciben sepultura después
de perder la vida ante Tebas se halla en contradicción con el final que algunos
críticos^S han supuesto para la Tebaida; de ser correctas tales reconstrucciones, en
este punto se produciría una contradicción del tipo que intentamos detectar. N o
obstante, en mi opinión el final propuesto para la Tebaida en estas
reconstrucciones es erróneo.
A partir del análisis de F 7, F 10 y F 11 puede defenderse como la hipótesis
más verosímil que la Tebaida se cerraba con la incineración de los cadáveres
argivos, que los tebanos le devolvían a Adrasto motu propno^^ y sin la
intervención de los atenienses; por otra parte, esta conclusión del poema n o
descarta una continuación de la trama en la generación siguiente por medio de los
Epígonos. E sta reconstrucción del final de la Tebaida ha sido defendido en detalle
en otro lugar (ToRRE S­GUE RRA 1993, 171­175); aquí me limitaré a presentar el
núcleo de mi argumentación.
El escolio a las Olímpicas de Pindaro (VI15­17; 1160 D R A C H M A N N ) que ha
preservado el F 10 de la Tebaida y que he editado en § 2.2 señala que, según
Asclepiades^^, Pindaro había tomado de la epopeya tebana ciertos elementos
incluidos en su epinicio (ταύτα ειληφεναι έκ τ η ς κυκλικής θηβάίδος); sin
embargo, el escolio no deja claro qué es lo que t o m ó de nuestra epopeya el poeta
beocio. En mi opinión, la interpretación más verosímil de ταύτα, el anafórico en
litigio, es ésta: ταύτα se refiere tanto al contexto de los versos 12 a 17 (según los
cuales los cadáveres argivos fueron incinerados en Tebas y Adrasto pronunció el
elogio de Anfiarao, quien no se hallaba entre los muertos por haber sido tragado
antes por la tierra) como al propio texto de (al menos) el verso 17^*.
En apoyo de esta interpretación puede argumentarse que en las otras versiones
conocidas de la saga no existe paralelo para la situación que propone Pindaro en la
Olímpica sexta: en la tradición, un Adrasto que logra incinerar en Tebas a sus
caídos sin el concurso de los atenienses resulta inusitado^'; por ello es

53 Ζηνόδοτος δε ήθέτει, παρά 'Αριστοφάνει δέ ούκ ήν.


5^ Sobre el problema y la mediación que en él tuvo Aristarco, cL SE VE RYNS (1928, 223­
224).
55 a. BE THE (1891,94­99); ROBERT (1915,1247­251).
5* O, según WE LCKE R (1865­822, Π 367­368), cautivados por la elocuencia de Adrasto
(cLFllyS4.6).
57 ¿Asclepiades de Mirlea?; cL WENTZEL (1896,1630).
5* La misma opinión en WE LCKE R (1865­822, π 367); WE CKLE IN (1901, 676­677);
LEGRAS (1905, 80­83); RZACH (1922,2371­72); SEVERYNS (1928, 223); JANKO (1992,163). E n
contra BETHE (1891,95­96); ROBERT (1915,1247­248).
5 ' Las ftientes para la versión ática de la sepiJtura de los Siete son: Esquilo, F 53a­54
(Eleusinios; cL Plutarco, Teseo 29); Eurípides, Suplicantes; Isócrates IV 54­58 y ΧΠ 168­174;
40 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

comprensible que la nota crítica del escolio pindàrico haya tenido por objeto
presentar las fuentes seguidas por Pindaro al acoger una versión tan peculiar del
mito; al decir del escolio, la fuente en cuestión era la Tebaida.
Desde un punto de vista lógico parece además que la mejor ocasión para
poner en labios de Adrasto la alabanza de Anfiarao (άμφότερον μάντιν τ '
αγαθόν και δουρί μάχεσθαι, F 10) era un discurso funerario en la posición de
realce del final del poema; y que el discurso del que procede el hexámetro
presentado como F 10 ha debido de ser especialmente relevante lo muestra el eco
que encontró en el pasaje de Pindaro de cuyo escolio procede el fragmento, así
como en otros textos del corpus hesiódico (F 25, v. 37: αγαθός μεν εην άγορή,
αγαθός δε μάχεσθαι) y Sófocles {Ed ipo en Colono, 1314-15: δορυσσοϋς
Ά μ φ ι ά ρ ε ω ς , τά πρώτα μεν / δόρει κρατύνων, πρώτα δ ' οιωνών όδοις)^*^.
Ahora bien, la cuestión no es tan sólo que el mitema de la sepultura de los
jefes no esté en contradicción con la Tebaid a; más aún, este mitema, en la forma
concreta por mí reconstruida, constituye un rasgo peculiar de la TebaicU, que sólo
se atestigua, fuera de este poema, en Pindaro, donde el escolio afirma una
dependencia de la epopeya tebana. Por tanto, la coincidencia en este punto entre
Ilíada y Tebaid a puede tener carácter de prueba e implicar (si nuestra
reconstrucción del final de la Tebaid a es acertada) que el poema del ciclo troyano
coincidía con el poema tebano en un mitema específico.
Por otra parte, conviene indicar que el tributo de honras fúnebres a los
argivos muertos no excluye una continuación de la saga por medio de la
expedición de los Epígonos (aun en el supuesto de que esta parte de la saga sea
relativamente moderna^^), que también en este caso continuaría teniendo por
móvil la venganza. De hecho, en la Ilíad a coexisten el relato de la sepultura de
Tideo en Tebas (Ξ 114) con el de la caída de la ciudad cadmea a manos de los
Epígonos (cf. Δ 406-408)^^. Igualmente, Pindaro afirma que sus compatriotas
tributaron honras fúnebres a los argivos (cf. Olímpicas VI15-17; Nemeas IX 24), y
que sin embargo los hijos de los Siete asolaron Tebas en una generación posterior
{Piucas VIII 39-56).

Diodoro IV 65.9; Apolodoro m 7 . 1 ; Pausanias 139.2; Estado, TehaiL· XII464 ss.


CL también Lisias II 7-10.
6° Un discurso significativo como el que propongo como marco para el F 1 0 habría
quedado menos realzado de ser pronunciado en el momento inmediatamente posterior a la
desaparición de Anfiarao bajo tierra (BETHE 1891, 96); en opinión de ROBERT (1915, I 248)
Adrasto elogiaba a Anfiarao en ima éTrnrwXriCTiS'.
" CL NILSSON (1932, 102-105, 107 y 120); SCHACHTER (1967); BUCK (1979, 61);
BRILLANTE (1980, 337).
62 Un analítico podría rechazar que exista un acuerdo lógico entre los dos pasajes; en
opinión de ROBERT (1915, I 188 ss.) la alusión a la expedición de los Siete y los Epígonos
en A 370-410 pertenece a un estrato moderno de la epopeya.
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA EN LA ILÍADA 41

3.4. COMPARACIÓN DE TEBAIDA Ε iLÍADA: PRIORIDAD DE TEBAIDA

Una vez establecido, con toda la seguridad que nuestros escasos materiales nos
permiten alcanzar, que no existe ninguna contradicción entre la situación de la
Tebaida y el canon de la saga tebana que presupone la Ilíada, el siguiente paso que
daremos será comprobar si esta coincidencia implica dependencia mutua de las dos
epopeyas en u n o u otro sentido. E n los párrafos que siguen intentaré hacer ver
que en las escasas ocasiones en que Tebaida e Ilíada presentan la misma temática,
lo que podemos leer en los fragmentos de la Tebaida o reconstruir para ella parece
siempre lo primario por oposición a la Ilíada:
I. En uno de los pasajes homéricos comentados en § 3.1, el sentido de la Ilíada
se puede extraer de la Tebaida. E l pasaje en cuestión es Φ 345­347, donde Néstor
propone a su hijo Antíloco, como prototipos míticos de caballos veloces, a los de
Laomedonte y al propio Arión:
"ούκ ε σ θ ' δς κε σ ' ελησι μετάλμενος ούδε παρελθη,
ο ύ δ ' ε'ί κεν μετόπισθεν 'Αρίονα διον έλαύνοι,
'Αδρήστου ταχύν 'ίππον, δς έκ θεόφιν γένος ήεν".

Tal y como se habla en la Ilíada de la velocidad de Arión y su origen divino la


alusión resulta enigmática. Ahora bien, la ocasión en que Arión demostró su
velocidad prodigiosa fue la huida de Adrasto de Tebas después del fracaso de la
expedición de los Siete; que este suceso era relatado en la Tebaid a se deduce del
análisis del fragmento 7. El que este fragmento (ε'ίματα λυγρά φέρων σύν
'Αρίονι κυανοχαίτη) proceda del relato de esa huida nos lo indica la referencia a
la vestimenta de Adrasto, ε'ίματα λυγρά; las apariciones de esta expresión en
Homero (π 457; ρ 203) indican que ε'ίματα λυγρά se refiere a una indumentaria
que produce lástima p o r el mal estado en que se halla^^; ε'ίματα λυγρά son, p o r
tanto, las ropas destrozadas que Adrasto viste al retirarse del campo de batalla σύν
'Αρίονι κυανοχαίτη.
De otro lado, la referencia elíptica del verso 347 al origen divino del caballo
cobra sentido si, como suponen los fragmentos 7 y 8 de la Tebaida, Arión había
nacido de Posidón y Erinis. A este respecto, la pertinencia del fragmento ocho es
obvia (siempre y cuando se entienda que los κυκλικοί y νεώτεροι de que habla el
texto se refieren a la Tebaida^''). Sobre el fragmento 7 se dirá que el epíteto que se
le aplica a Arión en este verso le correspondía propiamente a Posidón, al cual se le
llama repetidamente en la épica "el de azulada cabellera" (cf. e.g. Ν 563,
κυανοχαΐτα ΤΤοσειδάων); en algunos casos^^ basta con hablar del κυανοχαίτης
para que se entienda la alusión; aplicado al mismo Arión, el epíteto aparece

" C L BETHE (1891, 9 3 , n. 25); ROBE RT ( 1 9 1 5 , 1 2 4 7 ) . Otra opinión en LE UTSCH (1830,


64); WE LCKE R (1865­82^, n 369); LE GRAS (1905, 80).
^ C L BETHE (1891,90­91); SE VE RYNS (1928, 219­222). E n contra VAN DE R VALK (1963­
6 4 , 1 333­334).
" Y 144; i 536; Teogonia 278. C L BETHE (1891, 90).
42 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILIADA Y ODISEA

también en el corpus hesiódico, en Escudo 120 (ώς καΐ νϋν μέγαν 'ίππον
'Αρίονα κυανοχαίτην); obviamente, Arión recibe el epíteto κυανοχαίτης p o r
haber nacido de Posidón^^.
Si la IlíacU Y la Tebaida conocen en general la misma versión de la saga tebana,
si en el caso específico de Arión existe una coincidencia entre H o m e r o y el poema
cíclico, si además la alusión de la Ilíad a es elíptica y no se explica p o r sí sola,
parece lo más lógico suponer que la breve referencia a la velocidad de Arión
incluida en Φ 346-347 y la expresión braquilógica δ ς έκ θεόφιν γένος ήεν
(Φ 347) hayan surgido de una noticia más amplia de la Tebaid a (cf. F 7 y 8); la
hipótesis contraria parece poseer menor valor explicativo.
Π. En relación con la figura de Tideo se dan algunas coincidencias de materia
entre la Ilíada y la Tebaid a. El primer pasaje del poema de H o m e r o que podemos
someter a revisión es Ξ 113-125. Estos versos refieren la genealogía de Tideo ( w .
115-118) y aluden a su exilio ( w . 119-120) pero silenciando el motivo del mismo
o, mejor dicho, motivándolo con un eufemismo: ώς γάρ που Ζευς ήθελε και
θεοί άλλοι (ν. 120)^^; sabemos, sin embargo, que según la saga Tideo debió
abandonar Calidón p o r haber matado a uno o varios de sus familiares (punto en el
cual existen variantes según fuentes^*). En este pasaje de Ξ es especialmente obvia
la presuposición del conocimiento de la saga, a la cual censura Fíomero siguiendo
una pauta que le significa frente al Ciclo^'.
Por su parte la Tebaida debía de tratar in extenso los acontecimientos a que
alude herméticamente el canto catorce de la Ilíada; que ello ha sido así lo evidencia
aún el fragmento quinto, en el cual se trata del cuadro genealógico de Tideo. D e
acuerdo con este texto, la Tebaida presentaba como padres de Tideo a Éneo y
Peribea; en la identidad de los padres la Tebaida coincide con la mayoría de las
fuentes, pero se separa de ellas al hacer de Peribea una cautiva procedente del
Oleno etolio^o.
Por consiguiente también aquí podemos decir que la alusión de la Ilíada a las
circunstancias biográficas de Tideo posee el carácter de una alusión que no se
explica p o r sí sola, máxime en este caso en que la alusión implica una censura. P o r
otro lado, la Tebaida, que sabemos positivamente que relataba la genealogía de
Tideo, debía de tratar con detalle las razones de su destierro; una vez más, parece

66 No obstante, el epíteto en cuestión aparece también en otros textos sin estar referido
ni a Posidón ni a Arión; cL T 224 (aplicado a otro caballo) y el Himno a Demeter, v. 347
(aplicado a Hades).
67 CL SEVERYNS (1928,217-219); ANDERSEN (1982,11-12); JANKO (1992,164).
68 Cf. Alcmeónida, F 4; Ferécides, FGrH 3 F 122; Diodoro, IV 65.2; Apolodoro I 8.5;
Higino 69.2; Mitógrafo Vaticano I 195 (198); Escol. T a //. H 114; Eustacio, ad loc., p. 971.7;
Escol. a Esquilo, Siete 559 (572); Escol. a Eur., Fenicias 417; Escol. a Estacio, Teb. I 282,
nil3. .
6' Sobre la transformación del mito en Homero como indicio de religiosidad ilustrada,
cL KULLMANN (1960,62-63; 1991,435).
7° Sobre las fuentes acerca de los progenitores de Tideo y su clasificación, cL ROBERT
1915 (1 135-140); SCHMIDT (1916-24, 1388-89).
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA EN LA ILÍADA 43

menos probable que el texto de la Tebaida haya podido surgir como un desarrollo
de las alusiones elípticas de la Ilíada.
n L A propósito de la figura de Tideo se señalará también que la litada
coincide con la Tebaida en asignarle a Atena como diosa tutelar. E sta relación
entre la divinidad y el héroe aflora sólo en tres breves referencias de la Ilíada: τοίη
ol <Τυδεΐ > έπίρροθος ήεν 'Αθήνη (Δ 390); ε'ι ποτε μοι καΐ πατρι
<Τυδεΐ > φίλα φρονέουσα παρέστης (Ε 116); τοίη οι <Τυδεΐ > έγών
< ' Α θ ή ν η > έπιτάρροθος ήα (Ε 808). Εη cambio, dentro de la Tebaida se debía
de hablar in extenso de la relación de favor que se daba entre Atena y Tideo; así
nos lo indica el fragmento nueve del poema.
En este fragmento se relata el episodio de la muerte de Tideo, una de las
escenas de la Tebaida que halló más eco dentro de la tradición grecolatina^^ por la
crudeza de la historia. Efectivamente, según se deduce de la combinación de los
cinco textos presentados como F 9 por BERNABÉ (1987, 27-28; cf. § 2.2), la
Tebaida narraba que Tideo, al ser herido de muerte por Melanipo, rogó a
Anfiarao que matase a su enemigo y le entregara su cabeza; cuando tuvo entre sus
manos la cabeza de Melanipo, Tideo le sorbió el cerebro; la impiedad de este acto
privó a Tideo del favor de Atena, la cual contempló la escena cuando descendía
del cielo portando la inmortalidad para su protegido''^.
También en este caso la hipótesis que posee menor valor explicativo es la que
supone que la Tebaida crea un contexto para lo que no son más que breves
referencias en la Ilíada.
IV. De otra parte, la Ilíada hace una breve caracterización de Tideo en Ε 801-
804, al principio de un parlamento que Atena le dirige a Diomedes:

"Τυδεύς τοι μικρός μέν έην δέμας, άλλά μαχητής·


καί ρ ' δτε πέρ μιν έγώ πολεμί^ειν ούκ ε'ιασκον
ο ύ δ ' έκπαιφάσσειν, δτε τ ' ήλυθε νόσφιν "Αχαιών
άγγελος έ ς Θήβας πολέας μετά Καδμείωνας."

Esta breve alusión al carácter belicoso y rebelde de Tideo parece coincidir con
la caracterización del personaje que presentaba la Tebaida, al menos a juzgar por el
F 9 de este poema. Una vez más, parece que ha de concederse la prioridad a la
Tebaida frente a la Ilíada; de acuerdo con una tesis defendida por el neoanálisis, se
puede decir que la Ilíada está convirtiendo aquí, como en muchos otros casos, lo
fáctico del Ciclo en psicológico (cf. KULLMANN 1991, 434).

71 C L Baquílides, F 41; Sófocles, F 799 {incert. fah.); E urípides, F 537 (Meleagro);


Licofrón, Alejandra, 1066; Ant. Pal. X V 26.17 (Dosiadas); Ovidio, Ibis, 427­428, 515­516;
Estacio, Tebaida VUI716­766; Sexto E mpírico, Bosquejos Pirrónicos E l 207; Líbanio,
R I V 1100 (8.40 FÖRSTE R), R I V 997 (8.338 FÖRSTE R). Para las representaciones gráficas,
cL COLONNA (1984); KRAUSKOPF (1984).
72 Sobre algunos problemas que plantea el F 9, cL BETHE (1891, 61­62 y 76 ss.); LEGRAS
(1905, 77­79); FRIE DLÄNDE R (1914, 328­329); ROBE RT (1915, 1131­134); SE VE RYNS (1928,
219­220); CINGANO (1987).
44 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILLADA Y ODISEA

A manera de síntesis de lo expuesto hasta este lugar de § 3 podemos decir lo


siguiente. A juzgar por el corpus de textos discutidos en § 3.1 y que componen el
total de pasajes de la Ilíada con materia tebana, el primero de los dos poemas
homéricos parece estar presuponiendo la existencia de una o varias epopeyas sobre
la saga tebana (§ 3.2). El que al menos una de estas epopeyas sea identificable con
la Tebaida resulta, cuando menos, la tesis más verosímil, en tanto que la versión
mítica de la saga tebana con la que juega la Ilíada es, hasta donde se puede
demostrar, coincidente con la de la Tebaida; más aún, la Tebaida y la litada
parecen presentar coincidencia en un mitema (el de la sepultura de los Siete)
específico de la Tebaida (§ 3.3). Además, resulta importante recordar que, allí
donde existen coincidencias contrastables entre ambas epopeyas, el poema cíclico
parece conservar lo primario en comparación con el poema de H o m e r o ; p o r ello
es menos probable que, a la inversa, estas coincidencias en la materia se expliquen
suponiendo que la Tebaida desarrolla a posteriori las breves y ocasionales alusiones
dela//w¿¿t73(§3 4)
Si se acepta que la Ilíada trabaja m u y probablemente sobre el trasfondo de la
Tebaida^^, cabe plantear la cuestión de si, además de recoger material de este
poema, ha podido dejarse influir en su composición por motivos procedentes de
él. Pero antes de abordar este problema en § 4 querría discutir en § 3.5 el grado de
dependencia de H o m e r o con respecto a la Tebaida; es decir, si debemos suponer
que toda alusión de H o m e r o a la saga de los Siete procede necesariamente de ese
poema cíclico.

3.5. ILÍADA Y TEBAIDA-, DEPENDENCIA E INNOVACIÓN

El que H o m e r o conozca probablemente la Tebaida y apoye incluso su relato


en ella (tesis que he tratado de fundamentar entre §§ 3.1 y 3.4) no implica, sin
embargo, que haya tomado de este poema (o, en general, de fuentes preexistentes)
todos sus excursos sobre la saga tebana. En otras palabras, no puede descartarse
que el poeta de la Ilíada, aun ajustándose a un marco general de la historia que le
venía dado, haya innovado dentro de ese marco, inventando detalles
complementarios o modificando otros preexistentes, al objeto de acomodar el
material tebano al conjunto de su propia obra. En concreto, hay razones para
dudar del pasaje de A (370 ss.), que quizá pudiera ser (al menos en parte) una

Ésta es la interpretación de toda una corriente crítica que arranca, en último


extremo, de Aristarco (recuérdese el uso significativo hecho por éste del término NeoirepoL,
englobador de los poetas cíclicos; cf. SEVERYNS 1928, 31-61, 66-68).
De rechazarse esta hipótesis se plantearía el problema de identificar la creación
poética a que se refieren las alusiones de Ilíada; o bien habría que rebatir la tesis defendida
en § 3.2, según la cual Homero remite a una elaboración literaria concreta de la saga tebana
(sobre lo cual cf. ANDERSEN 1990, 44-45).
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA EN LA ILIADA 45

invención de H o m e r o sobre cuya base se habrían desarrollado luego los lugares


paralelos de E (800­808) y Κ (284­291)75.
Para la comprensión de las alusiones de Δ sólo se exige, en principio, del
receptor el conocimiento de los rasgos más generales de las dos campañas contra
Tebas, la de los E pígonos y la de sus padres. Los conocimientos que se dan por
supuestos en el auditorio, y que se precisan para complementar el sentido de las
alusiones, son los siguientes:
Adrasto, rey de Argos, tenía por yernos a Tideo y a Polinices (cf. w . 376­
377); al último de éstos lo quiso restaurar en el trono de Tebas, sobre el cual debía
de tener algún derecho dinástico (en este sentido parece constante la tradición de
que era hijo de E dipo, como E teocles): con tal motivo, Adrasto emprendió una
campaña militar (v. 378) que finalmente se saldó con la muerte de sus
participantes, los cuales habían dado excesivas muestras de ϋβρις (cf. v. 408).
Q u e en Δ 370-410 subyazca el recuerdo de una forma poética concreta
podrían sugerirlo tres referencias oscuras ( w . 381, 398 y 408) a unos presagios y
avisos de los dioses de cuyo contenido no sabemos nada. Si se piensa en el carácter
determinista que a menudo se le atribuye al Ciclo''^ podrá postularse que una
exposición pormenorizada de esos elementos ominosos habría entrado m u y bien
en el ámbito de una epopeya tebana. Con todo, ignoramos si ello ha sucedido
efectivamente así y, en todo caso, la acumulación de estas tres alusiones en el
espacio de cuarenta versos parece demasiado intencionada; desde el p u n t o de vista
textual, el v. 408 (πειθόμενοι τεράεσσι θεών και Ζηνός αρωγή) parece además
una combinación de 381 (άλλα Ζευς· έτρεψε παραίσια σήματα φαίνων) y 398
{θεώι^ τεράεσσι πιθήσας).
Aunque se acepte que la presencia del elemento ominoso puede ser indicio de
reelaboración de material cíclico, este pasaje de Δ (y, por tanto, los emparentados
de E y K) seguirá resultando sospechoso por varios motivos. De una parte, el
relato de Agamenón sobre la ausencia de Micenas en la campaña contra Tebas
( w . 376­381) posee un carácter extraño: dramáticamente inmotivado, este relato

75 Desde el punto de vista del contenido, los excursos de E y K se complementan con


A, pero no a la inversa. Por ello, y porque E 800­808 y K 284­291 tienen el carácter de
extraaos de A 384­398, restilta superfluo entender que los tres pasajes resumen por separado
una misma fuente hexamétrica (cL WlLLCOCK 1964, 145; KiRK 1985, 3 7 0 y 1990, 143;
H A I N S W O R T H 1993, 183); las coincidencias entre los tres pasajes se explican más
sencillamente de la forma propuesta, suponiendo ligeros cambios en E y K a la hora de
adaptar a su contexto el relato de A (en un nivel muy simple de adaptación pueden
compararse A 3 9 0 y E 808). Con esta observación no se quiere, sin embargo, prejuzgar el
grado de originalidad del excurso del canto cuarto. En lo que se refiere al problema de si el
pasaje de A es una invención homérica puede recordarse que FRIEDLANDER (1914, 320­321)
consideraba que este episodio seguía a una epopeya tebana preexistente; otra opinión en
PRELLER­ROBERT (1921'', 932), donde se considera que el relato de la emboscada (A 3 9 1 ­
398) sí podría proceder de la Tebaida (cL también WE LCKE R 1865­82^, n 3 5 3 ss.; BETÚE
1891, 175­176; KEUNE 1916­24, 1562­63).
76 CL KULLMANN (1960,221­223); GRIFFIN ( 1 9 7 7 , 4 8 ) .
46 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

cumple sin embargo una función política, en tanto que justifica, frente a los hijos
de los derrotados, por qué Micenas no colaboró con ellos. El episodio de la
embajada en Micenas podría proceder efectivamente de una épica prehomérica, y
u n posible indicio de ello puede verse en el v. 381, en la mención de los prodigios
acontecidos (cf. supra), suponiendo que el poeta tenga en mente de verdad unos
prodigios concretos. Pero, a la inversa, cabría también imaginar que este episodio
no es sino una elucubración que trata de rellenar una casilla vacía que el poeta
descubría en su modelo, una epopeya tebana (suponemos que la Tebaida) en la que
no se debió de ofrecer ninguna explicación sobre la ausencia de Micenas en la
guerra^^.
Más sospechoso aún que la primera parte del pasaje es el relato ( w . 384-398)
sobre la actuación de Tideo en relación con su embajada en Tebas. Q u e la historia
aquí narrada proceda de una fuente prehomérica resulta tanto más dudoso (pese a
una nueva mención enigmática de presagios, v. 398) en cuanto que este episodio
aquí insertado cumple una función poética''* clara y concreta, la de proporcionar
un exemplum para Diomedes; es decir, cabe pensar que el episodio de la saga
tebana en que Tideo es protagonista haya sido pergeñado (o en el mejor de los
casos remodelado) en función de la figura de su hijo Diomedes^'. De hecho,
algunos argumentos sugieren que el relato de la embajada en Tebas, o cuando
menos varios de sus elementos constitutivos, podrían haber sido inventados ad
hoc.
1) Los nombres de los tebanos
La emboscada que se'prepara contra Tideo se pone bajo el mando de dos
caudillos, Meón hijo de H e m ó n , y Polifontes (cf. n. 21) hijo de Autófono. De
estos cuatro nombres, al menos tres parecen nombres genéricos, creados por el
poeta para la ocasión o seleccionados de un acervo común para perfilar la
atmósfera criminal y turbia del episodio:
— La relación de noXixlxDvrris y AiJTÓ<t)Ovos con 4>óvos resulta palmaria*°.

En este sentido, los w . 374-375 intentarían además autentificar el relato de


Agamenón con la referencia a los cantos épicos preexistentes (cf. § 3.2). El que el relato
sobre la misión en Micenas pueda no ser auténtico no invalida lo concluido en § 3.2 sobre
374-375.
Cf. KULLMANN (1960, 15-16), sobre el valor funcional {Funktionswert) como indicio
de invención homérica.
^' Sobre el paradigma mitológico en la litada, cf. WlLLCOCK (1964); este artículo trata
(pp. 144-145) el episodio de A 370-400 y propone: a) el relato de la embajada de Tideo en
Tabas era regular en la leyenda; b) Homero magnifica la tradición (al objeto de ensalzar a
Tideo en el contexto de la exhortación a Diomedes) e introduce detalles inventados,
posiblemente el episodio de la emboscada. Cf. también ANDERSEN (1982, 11 ss).
'° Cf. WlLLCOCK (1964, 144-145); KAMPTZ (1982, 26). Siguiendo una argumentación
que KULLMANN desarrolló con detalle en Die Quellen der Utas (cf. KULLMANN 1960, 58-62,
123) cabría decir también que el hecho de que Polifontes muera puede ser un indicio más de
que este personaje ha sido inventado ad hoc por Homero; cf. infra el caso distinto de Meón
PA misma observación en WlLLCOCK 1964,145).
L A M A T E R I A D E L A S A G A T E B A N A E N L A ILÌADA 47

— Las resonancias de Αϊμων son igualmente claras; por otro lado, este tercer
nombre resulta especialmente sospechoso en tanto que, aplicado a diversos
personajes más en la Ilíada (Δ 296, Αϊμονα; Ρ 467, Αίμοιάδαο), da la impresión de
ser un autentico comodín del que se sirve el poeta para individualizar a héroes
indefinidos y, con probabilidad, inventados para la ocasión*^
— El único nombre que podría considerarse antiguo con cierta seguridad es el
de Meón (Μαίων); al menos, no resulta fácil interpretarlo como u n nombre típico,
acomodado a las participación en esta escena del héroe que lo porta*^; ha de
señalarse igualmente que Meón no es, en la épica, u n nombre comodín como
Αίμων. Estacio {Tebaida, II692 y IV 598) presenta a este Meón como adivino,
noticia que puede ponerse en relación con lo dicho en el verso 396 de la Ilíad a;
entonces, los presagios divinos (θεών τεράεσσι) habrían obligado a Tideo a
perdonar la vida de Meón precisamente porque este personaje estaba consagrado
a la adivinación.
¿Puede considerarse que esta noticia preserva material realmente antiguo, que
subyacería al relato (elíptico, en algún aspecto) de Homero? Si E stacio hubiese
compuesto su obra en una época más antigua, o si nos constase que este poeta
sentía afición por las versiones excéntricas (y arcaicas) de los mitos, cabría
imaginar que, en este caso, la Tebaida de E stacio conservaba lo primario frente a
Homero. Ahora bien, lo que sabemos de cómo E stacio manejaba el mito*^ induce
más bien a pensar que su presentación de Meón como adivino sería una invención
tendente a explicar su papel en Δ y la frase del v. 398. Igualmente puede ser una
invención construida sobre este pasaje la noticia que transmite Pausanias
(IX 13.2), según el cual los tebanos afirmaban que Tideo yacía en Tebas, enterrado
por Meón; el periegeta indica que los eruditos locales (Θηβαίων δε ol τ α άρχαΐα
μνημονεύοντες) aducían en apoyo de su relato un verso de la Ilíada (S 114) que
ya he comentado en § 3.3*·*.
2) La composición de la escena
El episodio de la estancia de Tideo en la corte de Eteocles y de la emboscada
subsiguiente parece compuesto de motivos genéricos tradicionales (procedentes
quizá en algún caso del cuento popular, aunque en este punto carecemos de
evidencia interna a la tradición griega), ensamblados entre sí hasta constituir la
escena, que, por tanto, pudo ser creada ad hoc por el poeta.
— En este sentido, la aparición de Tideo en la corte de Eteocles guarda
similitudes con las escenas de Odiseo en el país de los feacios {Odisea, canto θ).

" Sobre el nombre de A'íjiiüv, cL KAMPTZ (1982, 26, 238, 319­320).


'2 CL sin embargo lo que dice KAMPTZ (1982, 238).
Viliore enim üla doctrina, quae temporibus Staiti vel in scholis rhetorum venditabatur,
affluii Thebais: profunda et vera eruditio in eodem Carmine nusquam fere comparet (WYSS
1936, XV).
^ ROBE RT (1915, n 73) interpreta que la saga locai tebana hace secundariamente de
Meón una figura paralela a Antígona (presuponiendo, por tanto, la prohibición de enterrar
los cadáveres argivos).
48 L A TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

donde el extranjero solitario también se enfrenta con los naturales en diversos


certámenes, en todos los cuales vence con el auxilio de la diosa protectora (Atena;
cf. 9 186 ss.); la embajada en ciudad hostil es también un motivo familiar,
conocido por la propia Ilíada, donde se refiere (T 205-226; M 138-142) la misión
efectuada por Odiseo y Menelao en Troya como embajadores*^.

— Igualmente, la emboscada que se le tiende a Tideo es análoga (hay incluso


paralelos textuales*^) a la que sufre Belerofonte en Licia de acuerdo con el relato
de Glauco (cf. Z 187-190).
— Tradicional es también el contingente compuesto de cincuenta individuos,
así como el motivo del único superviviente (en algunos casos, se trata incluso de
un único superviviente entre un grupo de cincuenta*'^.
— Por último, el relato de A guarda también similitudes con un párrafo de
* (677-680) sobre el que ya hemos hablado (§ 3.3); en este pasaje de * se refiere la
intervención de Mecisteo en Tebas con ocasión de los juegos en honor de Edipo;
interesa destacar que el poeta indica en uno y otro caso que los héroes extranjeros
logran una victoria total sobre los tebanos (cf. * 680, •návTa<£ évÍKa
KaSpeícüva?, frente a A 389, •návTa 8 ' evÍKo).

C o m o resumen de lo discutido en § 3.5 puede decirse que no es inverosímil


que parte del material tebano insertado en la Ilíada haya sido compuesto para la
ocasión por H o m e r o . Las posibilidades de que así haya ocurrido aumentan
cuando los pasajes en cuestión son funcionales (satisfacen una necesidad poética
que el compositor siente en un momento determinado, frecuentemente la
necesidad de proponer un exemplum), autónomos (se explican por sí mismos, sin
necesidad de referirlos a una fuente de datos extrahomérica)** o se componen de
elementos comunes, genéricos, especialmente aptos para una invención ad hoc.
Tal parece ser el caso en el pasaje de A (especialmente en su segunda parte),
aunque tampoco puede descartarse por completo que alguna forma previa del
episodio allí relatado se encontrase en la fuente de H o m e r o (cf. lo dicho a
propósito de los presagios o de Maíiúv); con todo, las innovaciones del poeta (de
ser tales) se introducen dentro de un marco dado, que, por las razones que antes
(§§ 3.3 y 3.4) se propusieron, podría muy bien ser la Tebaida. D e esto se extrae
además el corolario de que, aunque efectivamente esté presupuesta por la Ilíada la

LA EMBAJADA EN CUESTIÓN ERA ASUNTO DE Kypria (CF. PRODO 55); SOBRE LA PRIORIDAD DEL
EPISODIO EN litada O EN Kypria, CF. KuLLMANN (1960, 275-278).
COMPÁRENSE Z 186 Y A 392; Z 189 Y A 397; Z 190 Y A 397.
CF. LA HISTORIA DE LINCEO, EL ÚNICO HIJO DE EGIPTO AL QUE NO MATÓ SU ESPOSA (LA
DANAIDA HIPERMESTRA).
CF. LA ARGUMENTACIÓN DE KULLMANN (1960, 263) A PROPÓSITO DE B 299 SS.: "DIESE
PARTIE [KANN] WEGEN IHRER AUSFÜHRLICHKEIT UND EINES GEWISSEN FUNKTIONSWERTES AUCH EIN
AUTOSCHEDIASMA DES DICHTERS SEIN".
LA MATERIA DE LA SAGA TEBANA E N LA I L ~ A D A 49

Tebalda,no es licito extrapolar sin más a este poema toda alusión a la saga tebana
recogida por Homero.
4. M O T I V O S D E LA TEBAIDA E N LA ILÍADA

4.1. P L A N T E A M I E N T O

Sobre la base de lo concluido en la sección anterior (§ 3) v o y a tratar en ésta


de verificar si la litada ha podido extraer de la Tebaida algunos motivos narrativos
para insertarlos después en su propio contexto. El rastreo de estos "motivos
recibidos" posee una importancia básica dentro del neoanálisis (cf. § 1.1). Es
terminológicamente importante recordar (cf. ibidem) que el concepto de motivo
empleado p o r los neoanalíticos n o coincide con el de los oralistas*'; o mejor
dicho, los motivos (situaciones narrativas) que interesan al neoanálisis n o son los
de carácter genérico, extraídos de u n repertorio común de escenas típicas, sino
aquéllos que poseen una configuración más particular, que p o r tanto debieron de
ser tomados de una obra concreta y n o de un acervo general'^. Cuando u n motivo
de esta índole se encuentra en dos composiciones diferentes, la cuestión que se
plantea el neoanálisis es la de en cuál de las dos obras es original el motivo y en
cuál derivado.
Para resolver este tipo de preguntas el neoanálisis trata de confrontar los
contextos en que, dentro de u n o y otro poema, aparece el motivo examinado. En
principio puede decirse que el motivo será original en el caso en el que se inserte
mejor en su contexto. Esta afirmación, que guarda relación directa con el
concepto de motivo semirrígido que se propuso en § 1.1, puede ejemplificarse en
el caso siguiente'':
En la Ilíada, en 2 35 ss., se refiere el duelo de Tetis y las Nereidas p o r los
infortunios de Aquiles, a quien han oído lamentarse. D e otra parte, sabemos que
en la Etiópida (cf. Proclo 20) también se narraba u n lamento similar, pero
motivado por la muerte de Aquiles. Quienes creen que las épicas cíclicas han sido
compuestas para complementar la Ilíada (cf. n. 73) verán en este ejemplo u n
préstamo de material homérico p o r parte de la Etiópida.
Los neoanalíticos, inversamente, recordarán que el llanto de Tetis n o se halla
suficientemente motivado en S, dado que en este caso el canto fúnebre se inicia sin

" Sobre el concepto de motivo en los oralistas, cL la referencia clásica de L O R D (1960,


68-98).
9° CL KULLMANN (1981, 16-17; 1984, 309, 316; 1991, 426). Que los motivos específicos
con que trabaja el neoanálisis sean esencialmente distintos de los motivos típicos del
oralismo aparece discutido en F E N K (1968, 2 3 5 ss.).
' 1 CL KULLMANN (1960, 36-37, 331-332). Pero el ejemplo que voy a proponer no es
original de KULLMANN, sino que procede de la obra de SCHADEWALDT (1959^, 166).
52 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

que las Nereidas conozcan siquiera la causa de la aflicción de Aquiles (la muerte de
Patroclo); de hecho, detrás de este treno de 2 se presiente un lamento anticipado
por la caída de Aquiles. Por tanto, el neoanalítico entenderá que la escena de
Etiópida (en tanto que más motivada lógicamente, y mejor adecuada a su
situación) representa lo primario frente a la litada, donde la transformación del
lamento por un muerto en el lamento por la aflicción de un vivo provoca
dificultades.
La confrontación de los motivos empleados en la Ilíada y la épica cíclica
prehomérica (ciclo troyano) ha permitido al neoanálisis establecer una tipología
de la adopción de motivos, tipología que en síntesis se deja concretar en una serie
de puntos-clave:
1. El hecho de que un motivo no esté desarrollado con todas sus
consecuencias es indicio de reelaboración de un pasaje primario (cf. KULLMANN
1960, 32).
2. La asunción de motivos del Ciclo por parte de la Ilíada suele comportar
una psicologización de lo que en las épicas cíclicas era puramente factual
(cf. KULLMANN 1981, 26; 1991, 434).
3. En el paso del Ciclo a H o m e r o , lo trágico (primario) suele convertirse en
no trágico (secundario; cf. KULLMANN 1981, 19 y 20).
4. Por otra parte, la reelaboración de motivos posee un carácter diferente
dependiendo de que el motivo se aplique o no al mismo personaje que en las
fuentes. Cuando el personaje es distinto, se produce una generalización del
motivo. De no ser así tiene lugar una variación cualitativa del motivo, que puede
concretarse en una atenuación del mismo, o bien (cf. número anterior) en una
transformación de lo trágico en no trágico (cf. KULLMANN 1981, 24 ss.).
En relación con este último punto debe señalarse que, de entrada, cualquier
reelaboración de motivos de la Tebaida en la Ilíada debería suponer una
generalización de los mismos, puesto que los personajes del poema tebano no son
los del troyano. Ahora bien, en la epopeya de H o m e r o intervienen los hijos de
varios de los caudillos que combatieron en la Tebaida. Por ello, cabe preguntarse si
la Ilíada, una vez aceptado que parece conocer la Tebaida, no ha podido transferir
motivos de este poema a aquellos hijos de sus personajes que aparecen en la lucha
contra Troya (Diomedes, Esténelo, Enríalo). C o m o veremos más adelante (§ 4.5)
esta cuestión resulta especialmente interesante en lo que a Tideo y Diomedes se
refiere'^.
Hasta la fecha no se han examinado con todas sus consecuencias las
posibilidades reales de que la Tebaida haya sido fuente de la Ilíada, y ello a pesar
de que bastantes homeristas han aceptado que la epopeya tebana era anterior a la

Sobre la forma en que el poeta aprovecha los paralelos y antítesis entre padres e
hijos, cf. KULLMANN (1960, 277); con referencia directa a la saga tebana, cf. KULLMANN
(1991, 427).
MOTIVOS DE LA TEBAIDA EN LA ILÍADA 53

troyana, la cual debía de presuponer, en su opinión, a aquélla'^. Sí es verdad que


en REINHARDT y KULLMANN se encuentran afirmaciones aisladas que guardan
relación con este problema. En lo que se refiere al primero de ellos puede ser
conveniente repasar las páginas 1 9 0 a 2 0 6 (y 2 6 7 - 2 7 7 ) de Die Ilias und ihr Dichter
(REINHARDT 1 9 6 1 ) , donde se defiende la hipótesis de que el motivo del m u r o
contruido en torno al campamento aqueo está tomado de la saga tebana (de la
Tebaida y, quizás, de los Epígonos; cf. pp. 2 0 5 - 2 0 6 ) . Según REINHARDT, lo que
habría movido al poeta a introducir este motivo sería el deseo de recrear en su
poema la lucha en torno a un muro; ahora bien, este deseo provocó en la
composición de la Ilíada algunas dificultades, no resueltas del todo
satisfactoriamente, que permiten reconocer el carácter secundario de esa
construcción dentro del poema homérico'*.
La tesis de REINHARDT ha sido asumida en distintos trabajos por
KULLMANN'5 quien ha defendido últimamente ( 1 9 9 1 , 4 2 6 - 4 2 7 ) que, en relación
con el muro, también el motivo de la TeixooKoiTÍa de V fue tomado de la Tebaida,
pues este episodio parece inmotivado en el décimo año de la guerra troyana, pero
no así en el caso de la expedición contra Tebas. En las obras de REINHARDT
pueden encontrarse además otras alusiones dispersas que atañen en mayor o
menor medida al problema que nos ocupa'^.
Ya ha habido antes (cf. § 1.1) ocasión de referirse a las dificultades que entraña
una investigación como la que abordamos ahora. En las páginas siguientes (§§ 4 . 2
a 4 . 6 ) confrontaré una serie de escenas o motivos presentes en la Tebaida con lo
que en mi opinión podría ser su reflejo en la Ilíada. La serie de motivos
procedentes de la Tebaida habría podido ser más extensa e incluir otros de carácter

" Sirvan de ejemplo los siguientes autores y trabajos: WELCKER (1865-822, n 322);
FRIEDLANDER (1914, 318); WILAMOWITZ (1920^, 339); SEVERYNS (1948, 68 ss.); V O N DER
MÜHLL (1952, 97, n. 27). Entre los trabajos más recientes cL BURKERT (1981, 31; 1984, 100);
HÖLSCHER (1988, 166-167); DAVIES (1989a, 23-24).
Recuérdese que, tradicionalmente, la presencia del muro (Y la zanja) en la Ilíada ha
provocado muchas complicaciones a los homeristas, quienes han tratado de explicar ese
elemento de diversos modos; cL REINHARDT (1961, 190-206, con observaciones
bibliográficas). Una postura diversa en relación con el problema del muro la defendió, a
principios de los ochenta, VAN THIEL (1982), quien supone, con un planteamiento analítico,
que la Ilíada que nosotros conservamos reelabora, entre otros poemas, un poema sobre la
lucha en torno al muro, el cual ha dejado su huella en los libros M a O: en opinión de VAN
THIEL (1982, 15-32) estos textos previos a nuestra Ilíada existían en la forma de
composiciones orales, meditadas Y memorizadas. Sobre el muro aqueo cL también
TSAGARAKIS (1969); WEST (1969); SCODEL (1982); SINGOR (1992).
'5 CL KULLMANN (1965, 23-24; 1981,12-13 Y n.25).
' 6 CL REINHARDT (1961, 249-250); en estas páginas se especula con la posibilidad de
que la Tebaida (una presimta escena del poema en la que Tideo Y Pohñices llegaban
cubiertos con las pieles de un jabalí Y un león al palacio de Adrasto: cf. Estacio, Tebaida
I 483 ss.; Higino 69.4; Escol. A a //., A 376; Escol. a Eur., Fenicias 421) HAYA servido de
modelo para la Bolonia, donde Agamenón, Menelao, Diomedes Y Dolón aparecen también
revestidos con pieles de animales.
54 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

más conjetural; sin embargo he preferido obviar estos motivos conjeturales puesto
que no aportaban nada esencial para la argumentación. Reconozco, por otro lado,
que los motivos examinados entre §§ 4 . 2 y 4 . 6 poseen una fuerza probatoria m u y
diferente; el orden en que presento estos motivos no depende del grado de
verosimilitud que me merecen sino de su presumible orden de aparición en la
Tebaida.

4.2. L A DISPUTA C O M O D E T O N A N T E DEL C O N F U C T O

El detonante de la guerra de Tebas es una disputa entre Eteocles y Polinices, a


la cual aluden los versos 9 - 1 0 del segundo fragmento del poema {(hg ov di
irarpcüi ' èvT\éi <èv> CJÌLXÓTTITL / SáooaLvr', áp.<t)OTépoLaL 8 ' àel TtóXepoC
Te p.áxaL r e ) . Esta disputa la incluyen o presuponen todos los relatos sobre la
guerra, si bien nuestras fuentes varían en lo que a las circunstancias de la disputa se
refiere y la situación de la Tebaida sólo se puede reconstruir p o r vía de conjetura
(cf. T O R R E S - G U E R R A 1 9 9 3 , 1 2 5 - 1 2 9 ) .
La disputa entre Eteocles y Polinices, detonante de la guerra en la Tebaida,
guarda similitud con la querella entre Agamenón y Aquiles que se produce al
comienzo de la litada y se convierte también en el motor de la acción de este
poema. Es cierto que este motivo puede poseer simplemente un carácter general,
en cuyo caso se trataría de un motivo en sentido oralista, irrelevante para un
estudio neoanalítico de las relaciones entre litada y Tebaida.
Ahora bien, tampoco puede descartarse que esta semejanza en el
planteamiento de dos de las epopeyas más importantes de época arcaica obedezca a
influjo directo. En este sentido, U S E N E R es el único que, a lo que sé, ha puesto en
relación la escena de la litada con la de la Tebaida, si bien este filólogo le concedía
la prioridad al poema troyano'^. Pero, en mi opinión, si la aparición del motivo
en un poema está relacionada con su aparición en el otro, resulta más probable
que haya de reconocérsele la prioridad a la Tebaida.
En el círculo mítico al que pertenece esta epopeya, el conflicto entre los dos
hermanos constituye un rasgo constante e imprescindible de la saga; p o r tanto,
puede afirmarse que el motivo de la disputa está mejor motivado en la Tebaida. En
cambio, siguiendo la argumentación del neoanálisis (cf. n. 7 8 ) habrá que decir que
el mismo motivo posee en la litada un carácter secundario dado su valor funcional
(que le permite poner en movimiento la acción del poema).
Q u e la disputa entre Agamenón y Aquiles reelebora u n motivo previo
también lo supone K U L L M A N N ( 1 9 6 0 , 9 2 , 2 7 1 ) , aunque para él el modelo de la
Ilíada se hallaría en Kypria, donde los dos caudillos discutían durante una estancia
en Ténedos (cf. Proclo 5 2 ) ; en este caso, se produciría una variación cualitativa de

Cf. USENER (1897, 23): "So groß war das Ansehen und die Wirkung des Liedes vom
Groll des Peliden, daß es zur Mode wurde, Epen mit der Verwicklung eines Zwistes
anheben zu lassen"; aunque UsENER no se refiere expresamente a la Tebaida, sus últimas
palabras parecen aludir a este poema.
MOTIVOS DE LA TEBAIDA EN LA ILÍADA 55

un motivo (-disputa Agamenón-Aquiles), mientras que, según mi hipótesis, nos


hallaríamos ante la generalización de u n motivo distinto (-disputa entre dos
caudillos que desencadena la acción dramática del poema)'*.

4,3. LA LUCHA EN TORNO AL MURO

U n elemento constante en toda la tradición sobre Tebas es el muro que rodea


la ciudad y está provisto de siete entradas". D e Tebas "la de siete puertas" nos
hablan ya en época arcaica H o m e r o (©ripris e8o5 ecXotiev éirTaiTÚXoLO, A 406;
BTÍPTIS eSos eKTLoav éirraiTÚXoLo, X 263) y Hesíodo o el corpus hesiódico
{Trabajos y Días 162: ú<j)' éirxaTrúXü) Qr§r\; Escudo 49: Qr§T\ èv éirraiTÚXa)).
Entre los fragmentos conservados de la Tebaida no hay ninguno que presente la
designación formular de la ciudad; pero el mismo carácter formular de ese epíteto
y la constancia en la tradición mítica permiten dar p o r seguro que la Tebas de
nuestra epopeya era también una ciudad ceñida por un m u r o con siete puertas''"^.
Con idéntica seguridad puede suponerse, según pretendo haber mostrado en
otro lugar (TORRES-GUERRA 1993, 206-217), que los siete caudillos argivos
figuraban también en la Tebaida; de hecho, los dos contingentes (puertas,
caudillos) se condicionan mutuamente'"' y resulta superfluo discutir sobre la
prioridad de una u otra cifra'°^. P o r tanto, puede asumirse que la Tebaida ya
presentaba la distribución p o r puertas de los atacantes, y que en este poema la
lucha en torno al muro era un recurso épico explotado.
La teoría de REINHARDT sobre el origen del muro aqueo de la Ilíada ya ha
sido expuesta en § 4.1; resumiendo podemos decir que, en el poema de H o m e r o ,

" En contra de la interpretación que KULLMANN hace de este motivo cf. FENIK (1968,
238). El motivo de la epi? personificado en Agamenón y Menelao) aparece también en el
relato que Néstor hace de los acontecimientos postiliádicos en el canto tercero de la Odisea
{y 136 ss.).
" Sobre la relación entre estas siete puertas y la realidad de Tebas cL WlLAMOWlTZ-
MOELLENDORF (1891; 1922, 24-31); ROBERT (1915,1236-237); SYMEONOGLOU (1985, 22-23,
32-38L
•00 Vale la pena notar que en la misma litada (1 381-384) figura también la Tebas de
cien puertas, es decir, la homónima capital egipcia; lo más verosímil es que éKarójitTuXos
9)ißTi sea ima denominación hiperbólica (recuérdese el concepto fabuloso que los griegos
tenían del mundo egipcio) que da por supuesto el conocimiento general del epíteto
éTTTdTTuXo? Qr\^r\, aplicado a la Tebas beocia, a la que por supuesto la egipcia debía superar
con creces. Es insólita la postura de PAULSON (1896, 73), según el cual el epíteto de la Tebas
beocia está moldeado sobre el de la ciudad egipcia.
CL WlLAMOwrrz-MOELLENDORF (1891, 228): "Nur für den Angriff auf die sieben
Tore hat es Bedeutung, daß sieben Argeierhelden gezählt werden: nur für den Sturm der
Sieben gegen Theben ist Theben die Stadt der sieben Tore".
En esta discusión han tomado partido, entre otros, FRIEDLÄNDER (1914, 324)
ROBERT (1915, 1236); RZACH (1922, 2366); NILSSON (1932, 112-113); HOWALD (1939, 4)
REIMER (1953; cL DIRLMEIER 1954); BURKERT (1981, 39; 1984,100); HÖLSCHER (1988,167)
SINGOR (1992, 406-411).
56 L A TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

el muro no se acomoda bien a la descripción del campamento griego, razón por la


cual cabe deducir que esa construcción es un elemento extraño a la saga troyana,
introducido en la ¡liada a partir del modelo de la épica tebana precisamente
porque el poeta deseaba incluir en su obra la lucha en torno a un muro
(cf. R E I N H A R D T 1 9 6 1 , 1 9 0 - 2 0 6 ) .
De ser cierta esta hipótesis, el modelo más evidente para la litada debe
buscarse en la Tebaida por las razones ya apuntadas. Más aún, existe un dato que
no fue señalado por R E I N H A R D T y que parece avalar su interpretación.
Efectivamente, un pasaje del canto I ( w . 79-88) parece indicar que también el
muro del campamento aqueo contaba con siete puertas, como la ciudad de Tebas.
En el pasaje en cuestión se refiere cómo los griegos eligen siete caudillos que,
acompañados cada cual de cien soldados, deben proteger el espacio comprendido
entre la zanja y la muralla; el hecho de que cada caudillo marche con sus hombres
por separado^"-' parece sugerir que estos siete contingentes van a distribuirse por
las puertas del muro. Si además se tiene presente que el 7 es un número m u y poco
habitual en la litada para designar contingentes de hombres 1°*, no resulta
aventurado suponer que, en el canto I al menos, H o m e r o imagina a la muralla
aquea provista de siete puertas^°^. Obviamente, este dato apoya aún más la
hipótesis de que la Ilíada ha extraído de la Tebaida el motivo del muro y de la
lucha en torno al mismo; por otra parte, parece fuera de toda duda que, en lo que
al muro se refiere, el poema tebano conserva lo primario por oposición al
troyano.
¿Puede suponerse que el motivo de la lucha en torno a una muralla es un
motivo genérico, y que por tanto no hace falta retrotraerlo a un poema concreto
como hace R E I N H A R D T ? Si el muro aqueo está concebido realmente como un
éTTTáTtuXov Tetxos, el motivo se vuelve más específico y la explicación a la luz de
la Tebaida resulta casi inevitable. Pero, de no ser correcta mi suposición, ¿cabría
también explicar la presencia del muro aqueo sin relacionarlo con la saga tebana?
A propósito de este problema querría aludir a la explicación oralista que
H A I N S W O R T H ( 1 9 9 3 , 3 1 3 - 3 1 6 ) propone para ciertas peculiaridades del canto M,
bautizado por la tradición precisamente como TeLxopaxía. Al principio de este

Cf. w . 66­67 (φυλακτηρες δε έκαστοι / λεξάσθωΐ' παρά τάφροΐ' όρυκτήν


τείχεος έκτος) y 88 (εΐ'θα δε πυρ κήαντο, τίθειτο δε δόρπα έκαστος), y la
interpretación de LEAF (1900-02, ad loe); HAINSWORTH (1993) no trata esta cuestión.
Cf. SiNG OR (1991, 36-37). Más en general, sobre el uso del 7 en Homero,
cf. G ERMAIN (1954).
'"^ SiNG OR (1991, 36, n. 53) comenta de pasada que en la muralla griega hay siete
puertas y se limita a suponer un origen oriental para este motivo. Un trabajo posterior
(SiNGOR 1992) desarrolla (con más argumentos de los que presento aqvií) la hipótesis de que
la muralla aquea tiene siete entradas y pone esta imagen del campamento griego en relación
con la Tebas de la saga; SiNGOR (1992, 402) cita también la interpretación de im escoliasta
de la Ilíada (escolio A ad H 339, Π 281 ERBSE) según el cual el muro aqueo poseía siete
puertas y el epíteto πύλας ... εύ άραρυιας (Η 339, 438) debería cambiarse en ττύλας ...
έ π τ ' άραρυίας.
MOTIVOS DE LA TEBAIDA EN LA ILÍADA 57

libro los atacantes troyanos se dividen en cinco grupos (iréfTaxa Koa^Lr|9évTes,


V. 87) bajo el mando de Héctor, Paris, Heleno, Eneas y Sarpedón (cL w . 88-104)
para atacar así p o r separado el muro aqueo. El hecho de que sean cinco los
contingentes que atacan el campamento podría hacer pensar que este pasaje
contradice a I 79-88, y que p o r tanto aquí el retxog está provisto de cinco
entradas; ahora bien, la distribución de los atacantes en cinco divisiones no
necesita hacerse coincidir con el número de puertas de la muralla (a la inversa de
179-88) si se recuerda que 5 es un número táctico frecuente en la Ilíada
(cf. SiNGOR 1991, 37 ss.). En cualquier caso, lo cierto es que sólo tres de esos cinco
cuerpos de ejército llegan a atacar o, mejor dicho, H o m e r o sólo relata el ataque de
Asió (incluido en la división de Heleno; cf. w . 108-174), Sarpedón (cf. w . 372-
412) y Héctor (cf. w . 437 ss.). HAINSWORTH (1993, 313-316) explica esta
inconsistencia suponiendo que, en este canto, el poeta contamina dos motivos
tradicionales: el del asedio (= la lucha en torno a un muro) y el de la batalla en
campo abierto.
Ahora bien, debe tenerse en mente una peculiaridad que presenta el motivo
del asedio en M: la división de los atacantes en grupos separados parece implicar
que cada grupo marcha contra una puerta distinta del muro, con independencia de
cuál sea el número total de puertas (cinco o siete) que hayamos de imaginar en él;
lo cierto es que tanto de Asió como de Héctor se nos dice que dirigen su ataque
contra una puerta (cf. w . 120 ss. y 445 ss.), y que en algún momento se habla de
distintas luchas ante distintas puertas (cf. v. 175: 'AXXOL 8 ' à|i<J) ' àXXriaL \iáxr\v
è^idxovTO TTÚXTICTLI/'°^).
Siendo ello así, este motivo presenta un carácter específico, y p o r tanto cabe
pensar también que la inconsistencia de M guarda relación con la asunción de un
motivo semirrígido de la Tebaida, el asalto a la ciudad con la distribución p o r
puertas del ejército atacante'"''; en tal caso, el hecho de que el motivo no esté
desarrollado p o r completo (¿qué ocurre con las dos últimas divisiones?) podría ser
un indicio de que la TeLxop.axLa de la Ilíada reelabora otra anterior, a la que no
logra adaptar enteramente en el nuevo contexto: la razón de que no se relatara con
todas sus consecuencias el asalto p o r grupos parece ser efectivamente el deseo de
centrarse en la figura de Héctor, cuyo ataque comienza a narrarse al final del canto
(cf. REINHARDT 1961, 270 ss.).

Este verso y los siguientes (hasta 181) fueron atetizados por Aristarco, quien sólo
aceptaba una puerta en el muro aqueo (cL escolios a M 175, 175-181, 111335-337 ERBSE;
cL HAINSWORTH 1993, 336-337). Lo cierto es que Asió y Héctor parecen atacar puertas
distintas, pues la del primer caudillo se halla a la izquierda (cf. M 118) y la de Héctor en el
centro (cL N 3 1 2 y 679). De la existencia de varias puertas en el muro hablan igualmente
M 3 4 0 y 3 4 1 (cL VAN DER VALK 1963-64, 1575-580; HAINSWORTH 1 9 9 3 , 355). Sobre la
imposibilidad de la hipótesis de Aristarco cf. SiNGOR (1992, 402, n. 4); HAINSWORTH (1993,
313-314).
HAINSWORTH (1993, 314) reconoce la similitud con la situación en la saga de los
Siete, pero a pesar de todo sigue considerando que este motivo posee un carácter general.
58 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

4.4. E L D U E L O DE CISIVO

O t r o rasgo que no falta nunca en la saga es el duelo decisivo entre E teocles y


Polinices; este duelo, del que se hace depender el resultado de la guerra, se salda
siempre con la muerte mutua de uno y otro hermano. Q u e la Tebaida ha
mantenido este elemento fijo de la saga nos lo indica su tercer fragmento, en el
cual se anticipa (v. 4: χερσΙν ύπ ' αλλήλων καταβήμεναι "AL6O5 εϊσω) el fin de
Eteocles y Polinices. En cambio es más conjetural que, como está implícito en
K U L L M A N N (1991, 427), la Tebaid a haya aprovechado la ocasión del duelo para
introducir una τειχοσκοπία^^*.
El duelo Eteocles-Polinices puede ponerse en relación con el combate
Menelao­Paris en el canto Γ de la litada. E n este caso parece en principio lo más
obvio entender que nos hallamos ante un motivo de corte genérico. Aunque
efectivamente puede ser así, debe recordarse que en uno y otro poema {Tebaida e
litada) nos tropezamos con un duelo decisivo del que se hace depender el
resultado final de la guerra (cf. Γ 92­94); según creo no hay en toda la épica
arcaica otro ejemplo de un duelo de estas características^^'. Si se acepta poner en
relación las dos escenas (punto sobre el cual tampoco poseemos certeza), parece
que ha de concedérsele nuevamente prioridad a la Tebaida. E n ésta, el combate
singular entre ambos hermanos es inherente a la saga y concluye siempre con la
muerte recíproca; en cambio, el duelo de la ¡liada no se lleva a término, y esta
peculiaridad es normalmente, según dije antes (§ 4.1), un rasgo que delata el
carácter secundario de los motivos.
Por tanto, entiendo que es posible que el poeta de la ¡liada haya compuesto la
escena del canto tercero tomando como modelo una escena preexistente en la Te­
baida, el duelo entre E teocles y Polinices; obviamente, la presencia de Menelao y
Paris en las Posthomérica obligaba a H o m e r o a no desarrollar con todas sus
consecuencias el motivo de la saga tebana^

Pero cf. la TeixoaKoiTÍa que Eurípides presenta en las Fenicias (w. 88 ss ): ¿obedece
esta escena sólo al influjo de la ¡liada, o encierra el recuerdo de la xeixocjKoma de una
epopeya tebana.'
En la mitología griega el duelo decisivo aparece también (sin que pueda detectarse
un tratamiento épico) en la historia de Équemo e Hilo (fuentes principales: Heródoto
IX 26; Diodoro IV 58; Pausanias VIH 5.1). Obviamente, el duelo decisivo más célebre de la
literatura latina es el de Tumo y Eneas al final de la Eneida.
La tesis que he sugerido en § 4.4 puede hallarse implícita en una observación de
KULLMANN (1960, 94): "Der Zweikampf [des Menealaos] mit Paris geht (...) sehr
wahrscheinlich auf ein altes Motiv zurück, wenn auch ein solches für die Kyprien nicht
belegt ist (und nicht einmal notwendig aus troischer Sage zu stammen braucht)"; entiendo
que en el último comentario se encierra ima referencia a la Tebaida, Por otro lado, si este
poema hubiese contenido ima TcixoaKOTría como supone KULLMANN (1991, 427) ganaría
en verosimilitud mi hipótesis sobre Y (el canto en que se encuentra también la reixoCTKOTTÍa
de la Ilíada, w . 121­244). Dejo de lado la cuestión de si el combate inconcluso librado por
Ayante y Héctor en H (w. 55­322) debe también algo a la Tebaida.
MOTIVOS DE LA TEBAIDA E N LA ILÍADA 59

4.5. LA CÓLERA ANTE LA HERIDA

En este apartado trataré tres motivos que atañen a Tideo y Diomedes. Dos de
ellos (el primero y el último) poseen posiblemente un interés menor; el motivo al
cual reservo el puesto central en este capítulo presenta mayor originalidad, pues
implica que la litada ha readaptado la escena recogida en el fragmento nueve del
poema tebano sobre la cual ya he tratado en § 3.4.
En primer lugar recordaré que Atena es la diosa tutelar de ambos héroes,
padre e hijo: de Tideo en la Tebaida (y posiblemente a partir de aquí en la Ilíada,
cf. § 3.4) y de Diomedes en el poema de H o m e r o . La primera mención del apoyo
especial que le presta Atena a Diomedes se halla en E 1 ss.; pero cuando se
produce esta mención, el público de la Ilíada ya conoce que, en las guerras
tebanas, la diosa también favoreció con su asistencia a Tideo (cf. Δ 390); la
intervención de Atena junto a Diomedes en E parece, p o r tanto, preparada
y justificada por lo que se dijo previamente en el canto cuarto sobre Atena y
Tideo. Más aún, en el mismo libro quinto se ponen en boca de Diomedes unas
palabras en las que la ayuda de Atena al epígono se explica en razón de la ayuda
que la diosa le prestó a Tideo en la lucha contra Tebas (y en la Tebaida: cf. F 9)
CE 115­117):

"κλϋθί μευ, αιγιόχοίο Αώς τέκος, 'Ατρυτώνη,


e'í ποτέ μοι και πατρί φίλα φρονέουσα παρέστης
δηΐω έν πολέμω, νυν α ΰ τ ' έμέ φΐλαι, 'Αθήνη".

Δηίω έν πολέμω se refiere a la misma guerra que Δ 372 ss.; así pues, estos tres
versos encierran una alusión a la porción de la saga que constituía el contenido de
la Tebaida. E n mi opinión, de esta evidencia (E 1 ss., E 115­117) puede deducirse
que el motivo de la asistencia de Atena a Tideo es primario en relación con el
motivo de la asistencia de la diosa a Diomedes.
U n segundo motivo relacionado con Tideo que parece extraído de la Tebaida
y reelaborado en la Ilíada es el de la escena recogida en el fragmento 9 (cf. §§ 2.2 y
3.4); en este fragmento se narra cómo Melanipo hirió de muerte en el vientre a
Tideo, quien sin embargo pudo vengarse de su rival cuando Anfiarao, tras matar
a Melanipo, le entregó su cabeza; al tenerla entre sus manos, u n ataque de ira llevó
a Tideo a partir el cráneo de Melanipo y sorber sus sesos. En la escena desempeñó
también un papel Atena, quien al ver la herida mortal de Tideo solicitó de Zeus la
inmortalidad para su protegido; pero al contemplar el acto de canibalismo
cometido por éste optó por darle la espalda y retirarle el don de la inmortalidad;
según varias fuentes (cf. F 9 I, Π y ΠΙ), Tideo rogó entonces a Atena que al menos
su hijo Diomedes pudiera ser i n m o r t a l ' ' ' .

' " £1 escolio a Pindaro a través del cual conocemos el F 9 m informa también de que
Diomedes recibió realmente im culto en algunas ciudades del sur de Italia; por ese mismo
escoho sabemos además que íbico (F 294) ya trató la divinización de Diomedes.
60 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

Al canibalismo de Tideo no alude en ningún pasaje la Ilíada, según era


también de esperar dada la actitud del poema ante los aspectos más primitivos del
mito tradicional"^. N o obstante, entiendo que la escena del fragmento nueve ha
sido reelaborada en el pasaje del canto quinto cuya primera parte acabo de
discutir; se trata de los versos 115 a 120, pronunciados por Diomedes después
de que, en el verso 98, hubiese sido herido por Pándaro; en Ε 111­113 se refiere
cómo E sténelo (el hijo de Capaneo, otro de los caudillos que atacaron Tebas)
acude a asistir a Diomedes, quien a continuación dirige su invocación a Atena; los
w . 115­117 han sido citados un poco antes; en 118­120, Diomedes presenta su
ruego a la diosa:
"δός δ€ TÉ μ ' άνδρα éXelv και e s όρμήν ε γ χ ε ο 9 έλθεΧν,
o s μ ' έβαλε φθάμενο^ καΐ έπεύχεται, ούδε μέ φησι
δηρόν ε τ ' δψεσθαι λαμπρόν φάο5 ήελίοιο".

Α mi entender, todo este párrafo de Ε presenta una serie de paralelismos con


la Tebaid a (F 9) que delatan la fuente del pasaje de Ilíad a:
— La apelación a Atena (v. 115): cf. la intervención de la diosa en la Tebaid a.
— La alusión al padre, Tideo ( w . 116-117), el protagonista de la escena que
suponemos fue el modelo para ésta.
— La reacción de ira de Diomedes ante el enemigo que le ha herido (v. 118); la
misma reacción, y por motivos idénticos, se da en Tideo; no obstante, la ira de
Diomedes le lleva sólo a desear la muerte de su enemigo (al que efectivamente
acaba matando, cf. w . 290 ss.), mientras que en la Tebaid a la ira mueve a Tideo a
devorar el cerebro de Melanipo; la variación cualitativa del motivo de la Tebaid a
adopta, por tanto, la forma de una atenuación del mismo.
— En último lugar cabe decir que los versos 119 a 120 parecen poco adecuados
a la situación de E, puesto que Diomedes sólo ha sido herido en el h o m b r o
(cf. V. 98), y por tanto las palabras que el poeta y el héroe argivo le atribuyen a
Pándaro (cf. w . 102-105 y 119-120) parecen insuficientemente motivadas dentro
de la Ilíad a; por el contrario, el sentido de estos dos versos (119-120) se ajusta
mucho mejor al contexto de la Tebaid a, dado que la herida de Tideo en este
poema sí era realmente mortal.
La coincidencia de estos cuatro factores"-' permite entender, a mi juicio, que
existe una relación directa entre las escenas protagonizadas p o r Tideo en la
Tebaida y Diomedes en la Ilíad a; más aún, los argumentos aducidos sugieren que

Cf. lo dicho en n. 69 sobre la racionalización del mito en la Ilíada. En lo que se


refiere al canibalismo (y su censura) dentro del mito griego, cf. R O B E R T S O N (1940); más
general, FRAZE R (1921, I 369­371). Sobre primitivos sacrificios humanos y prácticas de
canibalismo en el culto y mito griegos, cf. B U R K E R T (1972).
Un quinto fartor puede constituirlo el hecho de que sea Esténelo, otro epígono hijo
de uno de los Siete (Capaneo), el que acude en socorro de Diomedes (w. 111­112): de igual
manera, el fragmento nueve de la Tebaida cuenta que Tideo fue asistido por imo de sus
camaradas, Anfiarao; obviamente, el hecho de que ninguno de los hijos de éste figure en la
Ilíada impedía contar con ellos en esta escena.
ΜΟΉΝΘ5 DE LA TEBAIDA EN LA ILÍADA 61

también en este caso posee la Tebaida la prioridad sobre el poema de H o m e r o , que


a mi entender parece reelaborar (atenuándolo) un motivo preexistente en el ciclo
épico tebano.
A mayor abundamiento se puede señalar que Atena, cuando replica la
petición de Diomedes ( w . 124­132), le anima diciéndole que le concede el vigor de
Tideo: èv γάρ τοι στήθεσσι μένος πατρώϊον ήκα / άτρομοι/, οίον εχεσκε
σακέσπαλος ιππότα Τυδεύς (νν. 125-126); los escolios al verso 126 son
precisamente los que nos han transmitido el texto del fragmento nueve de la
Tebaida^^*.
En relación con Tideo y Diomedes diré por último que también existe en el
Catálogo d e las naves un pasaje (B 563-567) que al parecer ha de explicarse
igualmente a la luz de las fuentes tebanas de la Ilíad a. Los versos en cuestión
presentan a los caudillos del contingente argivo:

τών αυθ' ηγεμόνευε βοήν αγαθός Διομήδης


και Σθένελος, Καπανήος άγακλειτού φίλος υιός-
τοισι δ ' άμ ' Εύρύαλος τρίτατος κιεν, ϊσόθεος φώς,
Μηκιστήος υιός Ταλαιονίδαο άνακτος-
συμπάντων δ ' ήγειτο βοήν αγαθός Διομήδης.
Εη Β no se explica el motivo de que Diomedes sea el comandante supremo de
los argivos, por delante de Esténelo, hijo de Mecisteo, y Euríalo, hijo de Capaneo;
su posición en Argos parece reflejar la que debía de ocupar su padre en la Tebaida
en tanto que suegro del rey Adrasto. En cualquier caso, la genealogía tradicional
de Diomedes (cuyo conocimiento presupone al menos el poeta) le confería dentro
de Argos un rango superior al de los otros dos caudillos.

4.6. LA HABILIDAD ORATOIUA DE ADRASTO Y NÉSTOR


El fragmento 11 de la Tebaida, el único que BERNABÉ edita como dubium, se
reduce a dos palabras, epíteto y nombre propio, que aparecen combinadas en el
Fedro platónico (269a): μελίγηρυν "Αδραστον. MERKELBACH (1974, 2-3) llamó la
atención sobre el hecho de que la expresión antes citada parecía encubrir una
fórmula, 'Αδρηστον μελίγηρυν, que además, a la manera de lo que suele ocurrir
con otras fórmulas épicas, podía declinarse en diversos casos sin dejar por ello de
adaptarse a la estructura del hexámetro (nominativo, "Αδρηστος μελίγηρυς;
genitivo, μελιγήρυος "Αδρήστοιο, o incluso 'Αδρήστου μελιγήρυος;
cf. BURKERT 1984, 29, η. 4). En opinión de MERKELBACH, la fórmula en cuestión

11'' FENIK (1968, 20­22) analiza el pasaje de E (95­132) y señala la composición típica de
la escena. E s cierto que estos versos se componen de diversos elementos típicos; no
obstante, la combinación de todos ellos de la manera que se observa en esta escena parece
vincular a E 95­132 específicamente con el fragmento nueve de la Tebaida; por ello no creo
que haya contradicción entre las observaciones de FE NIK y los resultados de mi propio
análisis.
62 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

debía de proceder de la Tebaida, donde, p o r tanto, Adrasto se hallaba


caracterizado como un experto orador"^.
La atribución de este supuesto fragmento a la Tebaida fue puesta en duda p o r
DAVIES (1980), quien indicó: a) que la fórmula en cuestión (si se trata realmente de
una fórmula) podría proceder de otra epopeya, como p o r ejemplo los Epígonos;
¿^que tampoco es necesario buscar el origen de peXíyripuv "ASpaarov en la
épica, pues la expresión platónica también podría proceder de la lírica
(cf. G R A N D E 1967^, 80), donde se documenta algo similar en una ocasión (cf.
infríí); c) que, por último, no puede descartarse que Platón haya tomado el giro
que estamos tratando de la tradición general, sin vincularse a una obra concreta.
A mi juicio la expresión de Platón resulta de entrada sospechosa, dado que
peXLYTipus es un adjetivo que pertenece al léxico propio de la poesía (cf. n. 116). Si
además se recuerda que la unión del epíteto con el nombre propio "ASpTiOTos
proporciona una estructura claramente formular (cf. supra), la conclusión más
obvia es que, en Fedro 269a, Platón tiene en mente una fórmula tradicional.
¿Es la fórmula en cuestión la que restituye M E R K E L B A C H , O puede tener la
prioridad sobre ésta un giro empleado p o r Tirteo (F 9, v. 8), yXwaav
'ASpTÍCTTOu petXixóyripijv? En contra de esta segunda hipótesis entiendo que el
verso de Tirteo debe depender de la fórmula épica antes reconstruida, y ello p o r
dos razones: 1) peLXLXóyripus es un aiia^ Xeyópevov, mientras que peXíyripus
se documenta en diversas ocasiones en poesía arcaica"^; 2) es un fenómeno
conocido y estudiado que la elegía suele reelaborar fórmulas tradicionales de la
épica"''.
El hecho de que la expresión discutida pueda constituir una fórmula
tradicional, y que además sea "ASprioTos peXíyripus su forma originaria, no
implica sin más que este giro sea un fragmento de la Tebaida, aunque ha de
reconocerse que es altamente probable que la fórmula en cuestión haya sido
empleada en esta epopeya tebana. D e otra parte hay que tener presente que una
expresión tradicional no es propiamente patrimonio de ningún autor o poema
concretos; según el concepto oralista de fórmula, ésta tiene p o r objeto servir a la
expresión de una idea habitual"^; por tanto, la aplicación a Adrasto del epíteto
formular peXíyTipus, ¿implica que Adrasto era representado en la tradición
arcaica como un hábil orador?
En favor de esta hipótesis habla en primer lugar la misma existencia de la
fórmula que estamos discutiendo. Pero además también apoya esta idea el

Aunque MERKELBACH parece ignorarlo, su hipótesis ya había sido formulada antes


por V O N DER MiJHLL {apud G . MEYER, Die stilistische Verwendung der Nominaíkomposition
im Griechischen {Philologus, Suppl. 16, 3), 1923, 23, n. 2).
Cf. [1 187; Himno a Apolo 519; Himnos XIX 18; Alemán 26.1.
" 7 Cf. p. ej. PAGE (1963); GIANNINI (1973).
Cf. PARRY (1971, 272): "The formula in the Homeric poems may be defined as
a group of words which is regularly employed under the same metrical conditions to express a
given essential idea".
MOTIVOS DE LA TEBAIDA E N LA ILÍADA 63

fragmento de Tirteo que, como hemos visto, retoma y modifica la fórmula


tradicional. E l fragmento 9 de Tirteo se inicia en forma de priamel, con la
presentación de una serie de virtudes que, a ojos del autor, carecen de importancia
si no van acompañadas del valor; cada una de las virtudes discutidas viene
representada además por algún personaje que pasa por ser el modelo mítico de la
virtud en cuestión; y cuando llega el momento de hablar de la elocuencia, el
prototipo de la misma que Tirteo escoge es, precisamente, Adrasto:

ο ύ τ ' αν μνησαίμην ούτ' έν λόγω άνδρα τιθείμην 1


(...)
ούδ' eì Τανταλίδεω Πέλοπος βασιλεύτερος ε'ίη 7
γλώσσαν δ ' 'Αδρήστου μειλι,χόγηρυν έχοι.

Si la formulación tradicional de la saga de los Siete contra Tebas ha sido la


protoforma orai de la Tebaida, parece a priori lo más probable que la conciencia
colectiva haya conocido la habilidad oratoria de Adrasto a través de su plasmación
en esta epopeya. Pero es que además sabemos por los fragmentos de la Tebaida
(F10) que un discurso de Adrasto pronunciado en este poema era lo
suficientemente famoso como para que Pindaro [Olímpicas VI15­17) tomara
directamente de él algunas expresiones (cf. § 3.3). Por tanto, puede aceptarse con
bastante verosimilitud que Adrasto se hallaba caracterizado en la Tebaida como u n
orador de cualidades excepcionales, y entiendo que el F 11 es, en este sentido, un
auténtico fragmento de la Tebaida.
Sentado esto, y dado que existe la posibilidad fundada de que la Ilíada
presuponga a la Tebaida (§ 3), cabe conjeturar que la figura del anciano rétor de la
Ilíada, Néstor, puede deber algo a la caracterización de Adrasto, quien al parecer
desempeñaba en el ciclo tebano una función análoga a la s u y a ' ' ' . E sta hipótesis,
una mera suposición, resulta tan indemostrable como sugerente; por otro lado, no
es una hipótesis inverosímil si la Tebaida ha sido en verdad una de las fuentes de la
Ilíada. Asimismo, algunos datos del epos troyano ponen en relación a Néstor con
Adrasto y, más en general, con la materia de la saga tebana:
Λ) Es Néstor quien propone la construcción del muro en t o r n o al
campamento aqueo (cf. Η 324 ss.); pero, como ya se ha discutido antes (§ 4.3), ese
muro parece un motivo extraído del ciclo tebano.
b) En Ψ 346­347 vuelve a ser Néstor el personaje que habla de Arión, el mítico
caballo del rey Adrasto (cf. § 3.4).
c) En la primera aparición de Néstor en la Ilíada (A 247 ss.) se caracteriza su
elocuencia en unos términos que recuerdan a los empleados para Adrasto en el
fragmento 11 de la Tebaida ("Αδρηστος μελίγηρυς) (A 247-249):
τοίσι δέ Νέστωρ
ήδυεπής άνόρουσε, λιγύς Πυλίων άγορητής,

" 9 Aunque, para la cuestión de la edad con que presentaba a Adrasto el poema tebano,
cL WE LCKE R (1865­822, n 326­327); BE THE (1891, 64).
64 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

Toü και ά π ο γλώσσης μέλιτος γλυκίων ρεεν αύδή.

N o se debe apurar este último argumento, pues coincidencias de tal tipo


pueden ser debidas al recurso paralelo a un fondo formular común, sin necesidad
de que haya dependencia directa entre poemas. Ante dudas de este tipo, el criterio
básico es la tradicionalidad de los versos en cuestión; en este caso me gustaría
señalar que ήδυεπής es un άπαξ en H o m e r o (no vuelve a aparecer en épica hasta
los Himnos, X X I 4 y ΧΧΧΠ 2), y que en el verso 249 la unión de los conceptos
μελι-αύδή (cf. μελί-γηρυς) no parece tradicional (μέλιτος γλυκίων reaparece en
Σ 109, pero referido a χόλος; sin la referencia a la miel puede encontrarse un
paralelo para A 249 en Teogonia 97 (= Himnos, XXV 5): γλυκερή ol από στό­
ματος ρεει αύδή).
Se puede señalar por último que unos versos del corpus teognídeo (699­718)
desarrollan, en forma de priamel, el valor relativo de una serie de virtudes,
aduciendo un modelo mítico para cada una; como el poema análogo de Tirteo,
esta composición también se refiere a la elocuencia, pero el paradigma que escoge
no es Adrasto sino precisamente Néstor ( w . 713­714):

ούδ' ει ψεύδεα μεν ποιοΐς ετύμοισιν όμοια,


γλώσσαν εχων άγαθήν Νέστορος άντιθεου.

Sin entrar a discutir la posible dependencia de Teognis con respecto al poema


de Tirteo, llamaré la atención sobre el hecho de que Adrasto y Néstor, en el
contexto análogo de dos composiciones elegiacas arcaicas, funcionan como
paradigmas intercambiables de elocuencia y persuasión. Esta intercambiabilidad de
funciones pudo posibilitar que la figura de Adrasto ejerciese un influjo en la
configuración del Néstor homérico si es que, efectivamente, la Tebaida ha sido
fuente de la ¡Hada.
5. LA SAGA T E B A N A Y LA ODISEA

5.1. PASAJES D E LA ODISEA SOBRE MATERLA D E LAS E P O P E Y A S T E B A N A S

Las alusiones a la materia de la Tebaid a en la Od isea son mucho más


esporádicas que en la Ilíada; esta diferencia la motiva en parte el hecho de que no
intervengan en la Odisea los hijos de los personajes del poema tebano. En realidad,
en toda la Odisea hay sólo tres pasajes que tratan posible materia de la Tebaida, o
en general de la saga tebana en el segmento que a nosotros nos interesa^^^; estos
pasajes son las digresiones de X 271-280 (Edipo y Epicasta), X 326-327 (Erífila) y
o 243-248 (Anfiarao). Por otro lado, la intervención de Tiresias en la Nekyia (k 90-
151) parece presuponer en el auditorio el conocimiento de su papel como adivino
en la saga tebana, acaso también en poemas preexistentes de ese ciclo épico. Los
textos correspondientes a las tres digresiones recién mencionadas son los
siguientes:

λ 271-280
Μητέρα τ ' Οιδιπόδαο Ιδον, καΧήν Έπικάστην,
τ| μέγα έργον έρεξεν άιδρείησι νόοιο,
γημαμένη ω u l r ό δ ' δν π α τ έ ρ ' έξεναρίξας
γ ή μ ε ν άφαρ δ ' άνάπυστα θεοί θέσαν άνθρώποισιν.
άΧλ' ό μεν έν Θήβη ποΧυηράτω άΧγεα πάσχων 275
Καδμείων ήνασσε θεών όλοάς δια βουΧά?·
ή δ ' έβη είς Ά ί δ α ο πυλάρταο κρατεροΐο,
άψαμένη βρόχον αίπύν ά φ ' ύψηΧοΙο μεΧάθρου,
ω ά χ ε ι σχομένη· τω δ ' άΧγεα κάΧλιπ' όπίσσω
ποΧΧά μάΧ', δσσα τε μητρός Ε ρ ι ν ύ ε ς έκτεΧέουσι^^^ 280
X 326-327
Μαιράν τε ΚΧυμένην τε 'ίδον στυγερήν τ ' ΈριφύΧην,
ή χρυσόν φίΧου ανδρός έδεξατο τιμήενταΜ^

Hay alusiones a momentos previos de esta saga en e 333-335 (Ino, hija de Cadmo),
X 262-265 (Anfión y Zeto como fundadores de Tebas) y T 518-524 (historia de Zeto y
Aedón); sobre dichos pasajes cf. SEVERYNS (1928, 237-239).
12 Cf. HEUBECK (1983, 282-283).
1 ^ Cf. HEUBECK (1983,286).
66 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

O 243-248
Ά ν τ ί φ ά τ η ς μέν τίκτεν Όϊκλήα μεγάθυμον,
αύτάρ Όΐκλήης λαοσσόον 'Αμφιάραον,
δν περί κήρι φίλει Ζευς τ ' αϊγίοχος καΐ "Απόλλων 245
παντοίην φιλότητ ' · ούδ ' 'ίκετο γήραος ούδόν,
άλλ ' δλετ ' έν θήβησι γυναίων ε'ίνεκα δώρων,
τού δ ' υΙεΙς έ γ έ ν ο ν τ ' 'Αλκμάων 'Αμφίλοχός τε'^^.
Εη primer lugar operaremos como en § 3.1, resumiendo los contenidos de
cada uno de estos pasajes y extrayendo aquellas posibles alusiones que
presupongan la existencia de un canon de la saga tebana anterior a la Odisea
(S§ 5.1 a 5.3). A continuación (§ 5.4) trataré el problema de Tiresias, el único caso
en el que resulta mínimamente viable discutir sobre la asunción en la Od isea de un
motivo preexistente tomado del ciclo tebano.
λ 271-280: Sin saberlo, Epicasta se casó con su hijo Edipo, quien antes había
matado a su padre [Layo]. Pero los dioses descubrieron todo lo ocurrido άφαρ
[¿rápidamente / de repente?]; entonces, E picasta se ahorcó y maldijo a su hijo
[cf. V. 280], quien siguió gobernando en Tebas entre penalidades [¿ ?] por voluntad
divina.
λ 326­327: E rífila aceptó oro [¿el collar de Harmonía?] a cambio de la vida de
su marido [Anfiarao].
o 243­248: Anfiarao, adivino y caudillo [cf. λαοσσόον, ν. 244], hijo de Oícles y
padre de Alcmeón y Anfíloco, era tenido en la mayor estima por Zeus y Apolo;
este personaje murió'24, antes de llegar a viejo, en Tebas, por culpa de unos
regalos femeninos [¿el collar de Harmonía que recibió su esposa Erífila?].
Podrá observarse que, como se vio en el caso de la Ilíada, los excursos sobre la
saga tebana de la Odisea poseen un carácter lacunoso; por tanto, el poeta
presupone en los receptores de la Odisea el conocimiento de una serie de datos sin
los cuales los pasajes antes resumidos carecen de sentido completo. Más
concretamente, estas tres digresiones dejan sin aclarar los siguientes puntos: ¿quién
es el padre de Edipo?; ¿tuvo Edipo hijos con Epicasta al haber sido descubierto el
incesto άφαρ?; ¿qué clase de αλγεα padeció E dipo tras el descubrimiento de la
verdad sobre el parricidio y el incesto?; ¿quién era el esposo de E nfila?; ¿en qué
circunstancias aceptó ésta oro a cambio de su marido?; ¿cómo pudieron unos
regalos femeninos provocar la muerte de Anfiarao?
Las respuestas a algunas de estas cuestiones son automáticas puesto que afectan
a mitemas constantes en toda la tradición del mito. De esta forma, el padre de

CL HOEKSTRA (1984, 254-255).


12* OXET ' , V. 247, no implica la muerte física de Anfiarao, ni por tanto la existencia de
ima versión de la saga en la que el guerrero-adivino no desaparecía BAJO tierra; sobre el final
de Anfiarao, cL "WELCKER (1865-822, ü 366); B E T H E (1894, 1891); L E G R A S (1905, 79-80);
R O B E R T (1915,1 245-246); R Z A C H (1922, 2369).
LA SAG A T E B A N A Y LA O D I S E A 67

Edipo es siempre Layo^^^; el esposo de Erífila es Anfiarao, el cual debió partir a la


guerra contra Troya al haber sido sobornada su mujer con un collar. Ahora bien,
las fuentes divergen sobre las circunstancias concretas del soborno y la identidad
del collar; por otro lado, tampoco existe acuerdo entre los textos sobre la clase de
pesares (αλγεα) padecidos por Edipo, y la interpretación de άφαρ resulta, como he
indicado, incierta.

5.2. P R O B L E M A S E N LA I N T ER P R ET A C I Ó N D E λ 271­280

Para aclarar qué tipo de relación puede existir entre la Odisea y la épica tebana
en lo que atañe a la figura de E dipo debemos tratar los problemas de
interpretación que plantea λ 271­280. Primero puede señalarse que, como indican
los escolios (V a Od., λ 271), Έ π ι κ ά σ τ η es el nombre épico de la bien conocida
'Ιοκάστη. En el pasaje discutido, el primer escollo grave lo supone la partícula
άφαρ del verso 274 que, según he señalado en § 5.1, puede entenderse como
"rápidamente" o como "de repente"; en el primer caso, el pasaje de la Odisea
implica que el matrimonio Edipo-Epicasta no duró lo suficiente como para que
de él nacieran los hijos incestuosos conocidos p o r la tradición posterior; si se
acepta el segundo sentido de άφαρ, se deja abierta la posibilidad de que, en la
versión del mito aquí presupuesta, sí existieran esos hijos incestuosos (aunque lo
cierto es que este pasaje de la Nekyia no los menciona). Los antiguos ya
encontraron dificultades en este verso de λ, verso que trataron de explicar de las
dos maneras apuntadas:
1) Pausanias 1X5.10 = Ed ipod ia, F 2 (Γ): παΐδας 6è έξ αυτής < s c . ,
Ί ο κ ά σ τ η 9 > ού δοκώ οί γενέσθαι, μάρτυρι Ό μ ή ρ ω χρώμενος, δ ς έποίησεν
έν Όδυσσεία [λ 271-274]. πώς ουν εποίησαν άνάπυστα άφαρ εί δή
τέσσαρες έκ τ ή ς Έπικάστης έγένοντο παίδες τ φ Οΐδίποδί; ε ξ
Εύρυγανείας < δ ε > τ η ς ' Τ π έ ρ φ α ν τ ο ς έγεγόνεσαν. δηλοΐ δε καΐ ó τ α έ π η
ποιήσας ά Οίδιπόδια όνομά^ουσι.
2) Escol. Β a Od., λ 274: άφαρ] ουκ ευθέως· έπεί πώς έσχε παΐδας; άλλ '
εξαίφνης.
La filología moderna ha entendido, en una abrumadora mayoría, que el
sentido de άφαρ en λ 274 es el primero de los propuestos ^2^. N o obstante,
tampoco han faltado quienes han preferido no darle a este άφαρ el sentido de
ευθέως; H E U B E C K (1983, 232), p o r ejemplo, prefiere traducirlo como "después de

De la versión unánime sólo se aparta un escolio a las Fenicias de Eurípides (v. 26:
éwoL δέ καΐ Ήλιου φασΙν αυτόν <Οΐδίποδα> εΐναι παΧδα), que probablemente esté
corrupto (cf. HoFER 1897­1902, 708; SCHWARTZ 1887­91,1251, <Í¿/oc); WECKLEIN (1901,
683­684) relaciona este dato con su interpretación solar del mito de E dipo. Para la
etimología del nombre de Layo ("unklar", según LAME R 1924, 509), cf. RUIPÉREZ (1984).
Cf. PAULSON (1896, 18); HÓFE R (1897­1902, 701); WE CKLE IN (1901, 682); LE GRAS
(1905, 28); ROBE RT (1915, 1108): DE UBNE R (1942, 36); WE HRU (1957, 112); VALGIGUO
(1963,19).
68 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U EN T E D E ILÍADA Y ODISEA

algún tiempo". El último estudio detallado del problema (TSITSIBAKOU-VASALOS


1989, 67-82), que analiza con detenimiento los valores de άφαρ en Ilíada y Odisea,
opina que άφαρ posee en este caso un valor intensivo y se construye con
άνάπυστα (traducción posible: "los dioses hicieron m u y manifiestos" los hechos
ocurridos); en definitiva, TSITSIBAKOU-VASALOS llega también a la conclusión de
que el pasaje de λ no es incompatible con la existencia de hijos incestuosos en el
matrimonio de Edipo y Epicasta.
Otra cuestión también mitológicamente comprometida, que dejamos
pendiente de resolver en § 5.1, es la de a qué se refiere dXyea πάσχων en 275^27.
Básicamente, lo que se discute es si esta expresión alude a los rasgos más conocidos
de la saga en épocas posteriores, la ceguera de Edipo y las amarguras que le
causaron sus hijos Eteocles y Polinices. Según el escoliasta de este verso (cf. Escol.
BHQ ad loe), H o m e r o ignora que Edipo se privase de la vista y que se exiliara
(άγνοεί τήν τύφλωσιν καΐ τήν φυγήν Οιδίποδος). Q u e Edipo continúa reinan-
do en Tebas lo dice efectivamente el texto mismo de la Odisea (cf. w . 275-276),
dato interesante que contrasta con la tradición posterior y, según opinión de
diversos críticos que yo también suscribo, con la misma Tebaida^^^.
Las cuestiones relativas tanto a άφαρ como a αλγεα πάσχων son complejas,
por lo que no parece fácil que puedan despejarse todas las dudas al respecto; lo que
sí creo con bastante seguridad es que el pasaje de λ no presupone la versión del
autocegamiento de Edipo. Esta lesión se produce en toda la tradición después del
descubrimiento de la verdad sobre el matrimonio; ahora bien, el pasaje de λ parece
indicar que en ese momento del relato fue sólo Epicasta quien se impuso un
castigo, mientras que los άλγεα de Edipo dan la impresión de pertenecer a
un momento posterior del m i t o ' ^ ' : se trata de algo que a Edipo le acontece
durante su reinado en Tebas y que no guarda relación, por tanto, con su conocida
mutilación. Además puede añadirse que la permanencia de Edipo en el trono
debía excluir la posibilidad de que estuviese ciego'^°.
Si se observa el carácter de alusión que posee άλγεα πάσχων, podremos
suponer que estos versos presuponen el conocimiento de una versión concreta de
la saga; si se acepta que la Tebaida presentaba realmente a Edipo ciego (cf. § 3.3),
habrá de buscarse la fuente a que puede remitir λ 271­280 en otro poema. ¿E s éste
la Edipodia}; en tal caso, es preferible entender que άφαρ niega la existencia de
hijos incestuosos en el matrimonio Edipo-Epicasta, y que los άλγεα de 275 son

"Αλγεα πάσχων es una fórmula claramente asentada en la dicción épica (cL p. ej.
Β 667; δ 372). Pero ello no imphca sin más que el poeta emplee esta expresión como un
cliché vacío, carente de referencia; ademas, la nueva mención de los άλγεα de Edipo en el
verso 279 indica que dicha palabra debe de poseer un significado preciso en este pasaje de λ.
128 CL lo dicho en § 3.3 y n. 46.
129 CL la argumentación de Eustacio {in Od., ρ. 1684.15 ss.): εί δε καί έτύφλωσεν
< se. Οιδίπους > αυτόν, ούκ αν αυτό έσίγησεν ό ποιητής, ώς ούδε τήν άγχόνην
τής Έπικάστης.
"Ο CL WELCKER (1865-822, π 340); VALGIGUO (1963,20-21).
LA SAG A T E B A N A Y LA ODISEA 69

los sinsabores que padeció Edipo por culpa de Eteocles y Polinices, hijos suyos
pero nacidos de un segundo matrimonio con Eurigania, de acuerdo con la versión
de la saga plasmada en la Edipodia (cf. supra Pausanias IX 5.10 - Ed ipod ia, F 2 1).
Aunque se juzgue superfluo imaginar que λ 271-280 presuponen una versión
épica concreta de la saga se debe recordar que el testimonio de Pausanias antes
citado aclaraba λ 274 (άφαρ δ ' άι/άπυστα θεοί θέσαν άνθρώποισιν) poniéndolo
en relación con la Edipodia; por otro lado, como la Nekyia introduce la digresión
en función de Epicasta, la mención de Eurigania y sus hijos habría resultado ya
demasiado prolija.
Otra posible explicación para άλγεα πάσχων es la de R O B E R T (1915,
1112 ss.), quien entiende que el verso en cuestión (275) alude a una hipotética
versión de la saga en la que Edipo moría combatiendo con los orcomenios
(cf. § 3.3); esta otra interpretación guarda relación con la exegesis que se haga del
δεδουπότος de Ψ 679; pero, como ya se indicó en su momento (ibid em), la
hipótesis de R O B E R T acerca de este punto me parece poco fundamentada y
demasiado problemática. Por ello considero preferible entender que, si λ 271-280
alude a una versión conocida de la saga (y entiendo que así lo sugiere άλγεα
πάσχωνί^ΐ), ésta es la misma que la de la Edipodia; es asimismo posible, pero
indemostrable por lo lacunoso de nuestra evidencia, que este poema haya sido (en
su protoforma) la fuente de que bebe el canto λ^^^.

5.3, L A E V I D E N C L \ SOBRE A N F I A R A O (λ 326­327, o 223­256)

En el caso de λ 326­327 también se presupone en el auditorio la capacidad de


comprender dos alusiones y completar la información que el pasaje en cuestión no
ofrece. E n relación con la primera de estas alusiones (¿quién era el marido de
Erífila?) la tradición es unánime, pues E rífila se casa siempre con Anfiarao. P o r
otra parte, la ocasión en que esa mujer traiciona a su marido también es constante:
el oro no es otra cosa que el soborno que E rífila acepta para obligar a su esposo a
participar en la campaña contra Tebas'­'­'. Ahora bien, las fuentes difieren en lo
que se refiere a la identidad de quien soborna a E rífila (Polinices, Adrasto o
incluso Argía'^*) y al precio de la traición de E rífila (que en algún caso sabemos

El silencio sobre el nombre del padre no es relevante aquí, pues la identidad de este
personaje es siempre la misma (cf. n. 125).
" 2 Que la versión de la saga en λ 271-280 es la de la Ed ipod ia lo defendió ya BETHE
(1891, 1-4); este filólogo opinaba incluso (cf. BETHE 1891, 7) que el participio έξεναριξα?
del verso 273 alude a un suceso concreto de la Edipodia recogido en la parte correspondiente
del escolio de Pisandro (KTeívag δε < se. Οιδίπους > αυτούς έθαψε (...) άποσπάσας τον
ζωστήρα και το ξίφο? του Λαίου).
1 " Cf. ΒΕΤΗΕ (1894, 1889-91); PRELLER-ROBERT (1921^ 915-917); TORRES-GUERRA
(1993, 159-164).
Adrasto: Higino 73; Escol. a Pind., Nem. IX 15 (35). Polinices: Asclepiades, FGrH
12 F 29; Diodoro Siculo IV 65.5; Apolodoro m 6.2; Escol. a Pind., Pit. ΠΙ 94 (167), Nem.
IV 20 (32); Escol. a Plat., Rep. 590a; Servio, in Verg. Aen. VI 445. Adrasto o Polinices: Escol.
70 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

positivamente que no es el collar de íiarmonía'^^) Pqj­ desgracia, en este pasaje de


λ faltan los puntos de apoyo necesarios para aclarar qué versión tiene en mente el
poeta; por otro lado, la situación de la Tebaida en relación con estos rasgos del
mito es incierta, aunque lo más probable es que en este poema E rífila fuera
sobornada por Polinices con el collar de Harmonía'^^.
La digresión acerca de Anfiarao en el canto quince aparece dentro de un
excurso más amplio sobre los melampódidas, a cuyo linaje pertenece Teoclímeno
(o 223­256). E l párrafo en cuestión presenta cinco generaciones dentro del árbol
genealógico de Melampo, un árbol que parece muy elaborado si se tiene en cuenta
que lo habitual en la épica arcaica era no referirse a más de tres generaciones
dentro de la familia'^^.
Los versos relativos a Melampo (226­242) narran la leyenda según la cual este
adivino debió permanecer prisionero en Fílace durante un año cuando trataba de
conseguir para su hermano Biante la mano de Pero, hija de Neleo; después de la
boda de ambos, Melampo emigró a Argos, donde se asoció al trono de Preto tras
lograr la curación de sus hijas enloquecidas'­'*.
Por lo demás, la parte relativa a Anfiarao concuerda con λ 326­327; respecto
al pasaje de la Nekyia, el canto o añade una mención de los hijos de E rífila y
Anfiarao, Alcmeón y Anfíloco; el hecho de que se mencione a este último puede
hacer pensar que nos encontramos con la misma versión de la saga que se plasmó
en la Tebaida (cf. F 4), aunque este dato no obliga a remitir necesariamente la
alusión del verso 248 a dicho poema, pues Alcmeón y Anfíloco deben de haber
aparecido ya como hijos de Anfiarao en otras fuentes arcaicas'^'. E s interesante
también el epíteto λαοσσόος que se le aplica a Anfiarao en el verso 244, pues este
adjetivo presenta a Anfiarao en una faceta de caudillo que debía de serle familiar al
auditorio de la Od isea a través de la Tebaid a (cf. F 10 y § 3.4).
Por otro lado, hay un argumento que parece indicar que los δώρα (ν. 247)
causantes de la muerte de Anfiarao son con bastante seguridad el collar de
Harmonía: γυναίων ε'ίνεκα δώρων es una expresión que, dentro de todo el

QV a λ 326; E ustacio, in Od., p. 1689 (λ 326). Argia: Lactancio, a Estacio, Tebaida ΠΙ 274;
Mit. Vat. 1 149 (152).
'35 CL Higino 73 {Adrastus autem ut eum <Amphiaraum > inuestigaret monile aureum
ex gemmis fecit et muneri dedit sorori suae EriphyUe).
'36 Lo mismo en FRIE DLÄNDE R (1914, 331), cuya opinión comparto (TORRE S­GuE RRA
1993, 164).
'37 CL ROBE RT (1915,1 60: "Alle längeren Stammbäume sind sekimdär. Die alte Sage
kennt höchstens drei Generationen, meist nur z­wei"). Sobre el árbol genealógico
cL también ROBE RT (1915, Π 49­51, η. 41). Recuérdese que la saga de los melampódidas era
astmto de im poema incluso en el corpus hesiódico (la Melampodia fragmentos en
MERKELBACH­WEST 19903, 199­202; sobre la reconstrucción del poema cf. LOE FFLE R 1963).
13« CL BE THE (1891, 44­50); ROBE RT ( 1 9 1 5 , 1 2 1 4 ­ 2 2 3 ) ; HOE KSTRA (1984, 252­254).
139 CL TORRE S­GUE RRA (1993, 156­159). E n relación con Alcmeón y E rífila debe
decirse que los escolios (MQRT ad y 309­310; Vind. 133 ado 248) señalan que Homero no
conoce la historia del matricidio (cL SEVER­^NS 1928, 226­227). Pero ya comprobamos antes
(cf. § 3.3) lo cauteloso que se ha de ser con estos argumentos ex silentio.
LA SAGA T EB A N A Y LA ODISE A 71

Corpus épico arcaico, sólo se documenta, fuera de aquí, en λ 521, donde se refiere
cómo E urípilo y los ceteos perecieron en Troya p o r culpa de la vid de o r o que
Príamo regaló a Astíoca, madre de Eurípilo, para lograr que ésta permitiese a su
hijo participar en la defensa de Troya; ahora bien, esa vid de oro era u n trabajo de
Hefesto (cf. //. Paru., F 29), como el collar de Harmonía; p o r tanto, la
coincidencia textual entre λ 521 y o 247 n o puede ser fortuita, y la fórmula en
cuestión debe de referirse en ambos casos, m u y probablemente, a obras de
Hefesto empleadas para sobornar a mujeres diversas en contextos míticos
análogos; en conclusión, en el canto quince de la Odisea parece que el precio del
soborno de Erífila fue el collar de Harmonía, según es lo más habitual en toda la
tradición de esta saga.
C o m o síntesis del examen realizado en los capítulos anteriores (§§ 5.1 a 5.3)
puede decirse que la Odisea da por supuesto el conocimiento de una serie de datos
de la saga tebana a los que sólo alude sin exponerlos en detalle. En un caso (λ 271­
280) el canon de datos que se baraja parece ser el de la Edipodia y n o el de la
Tebaida; para otros dos pasajes (λ 326­327 y o 243­248) puede defenderse que la
versión de la saga presupuesta sí es la de la Tebaida, si bien los puntos de contacto
entre ambos poemas son tan generales que n o es preciso establecer una relación
necesaria. D e otra parte, y a diferencia de lo observado para Ilíada, la escasez de
datos dificulta la discusión sobre la prioridad o secundariedad de la Tebaida con
respecto a la Odisea; con todo, no parece lógico suponer que la Tebaida se dedique
a ampliar las informaciones de la saga tebana contenidas en la Odisea, de acuerdo
con la conocida tesis que pretende explicar de tal manera las relaciones entre
Homero y el Ciclo (cf. § 3.4 y n. 73)14°.

5.4. TIRE SIAS EN LA ODISEA

En lo que a Tiresias^'*! se refiere, vale la pena destacar lo siguiente. La primera


mención de la Odisea al adivino tebano se encuentra en κ 491 ss., dentro de u n
discurso de Circe, quien advierte a Odiseo que, si quiere regresar a su patria,
deberá acudir antes al Hades para consultar "al tebano Tiresias, el adivino ciego"
(Θηβαίου Teipeoíao, / μάντιος άλαοΟ, w . 492493); Tiresias es además, según
Circe, el único habitante de los infiernos que conserva íntegras todas sus
facultades mentales (cf. w . 493-495: του Te φρένες εμπεδοί είσι· / τ φ καΐ
τεθνειώτι νόον πόρε ΤΤερσεφόνεια / οϊφ πεπνϋσθαί' τοί δε σκιαΐ
άΐσσουσιν).

1 ^ Me interesa resaltar que mis conclusiones son válidas en principio para nuestra
Odisea, sin querer entrar en cuál haya sido la situación en formas previas de la epopeya
(sobre la posición singular de la Nekyia y del episodio de Teoclímeno en el conjunto de la
OdUea, cf. LE SKY 1968, 811­813).
Sobre Tiresias cf. BUSLE PP (1919­24); SCHWE NN (1933); GARCÍA GUAL (1975);
BRISSON (1976).
72 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

Efectivamente, entre los versos 90 y 151 del canto λ refiere H o m e r o el


encuentro de Odiseo y Tiresias, quien anuncia al rey de Itaca los avatares p o r los
que habrá de pasar antes de regresar a su casa. Una nueva mención de Tiresias
aparece en boca de Odiseo en μ 267, donde el poema vuelve a referirse a él como
al μάντιος άλαοϋ, Θηβαίου Teipeaíao'*^.
El papel que la Odisea asigna al adivino en cuestión es sorprendente;
s o φ r e n d e que sea precisamente él, un personaje que no pertenece al círculo
mítico de Troya'''­', quien haya de profetizar a Odiseo su futuro; s o φ r e n d e ,
ademas, su posición singular en el mundo de los muertos'*"*. E stos datos sugieren
que Tiresias debía de ser ya una figura mítica suficientemente conocida; más aún,
debía de ser conocido a través de su intervención en la saga tebana, y quizá
(cf. H E U B E C K 1983, 252) a través de su actuación en poesía épica oral anterior a la
obra de Flomero.
A propósito de esta última hipótesis se recordará que a priori es imaginable
que el adivino de Tebas fuera un personaje señalado en los poemas que
conformaban el ciclo tebano; pero, en este caso, la evidencia literaria y artística
nos ofrece informaciones escasas o poco probatorias. Por ejemplo, no queda claro
si es lícito remitir a la Edipodia la parte del escolio de Pisandro (cf. BE RNABÉ 1987,
17­19) que se refiere a Tiresias (cf. n. 73). En cuanto a Epígonos F 3 (fragmento que
se refiere a la hija de Tiresias, Manto), lo más probable es que este pasaje
pertenezca realmente a ese poema y no a la Tebaida, pese a lo que el texto del
escolio declara (cf. T O R R E S ­ G U E R R A 1993, 54­55). E s llamativo, por otro lado,

'"•^ CL también Θηβαίου Τειρεσίαο en ψ 323. La fórmula en cuestión aparece siempre


en la posición final del verso; a principio de verso se documentan otras posibles fórmulas
(μάι'τιος· άλαοϋ: κ 493 y μ 267; Τειρεσίαο άνακτος: λ 151) que podrían haber sido parte
de un sistema formular (cf. HAINSWORTH 1968, 8) referido a Tiresias en la tradición épica.
Ahora también se documenta en Estesícoro (cf. F 222 (b), v. 291) la expresión dactilica
Τειρεσίας όνυμάκλυτος.
ι*-* Según el argumento de Proclo a los Nóstoi (8), este poema refería el entierro de
Tiresias en Colofón tras la captura de Troya. En opinión de WlLAMOWITZ (1884, 178), el
texto citado presenta una confusión, y a quien realmente se enterraba en Colofón era a
Calcante y no a Tiresias (cL Apolodoro, Epítome 6.2). Según RZACH (1922, 2426), si el
texto citado no contuviese ningún error la noticia atribuida a los Nóstoi podría proceder de
una saga local colofonia que se inmiscuyó en el relato (cL Nóstoi, F 16). En cualquier caso,
parece dudoso que a Tiresias le quepa un lugar natural en la saga troyana; por ima u otra
vía, Tiresias ha debido de llegar a Troya a partir de Tebas.
Se ha pensado que el hecho de que Tiresias conserve en el Hades sus capacidades
adivinatorias puede guardar relación con sus intervenciones como dios oracular
(cL BUSLEPP 1916-24, 187, 192 y 200). Pero esta hipótesis plantea problemas de cronología,
pues el culto de Tiresias no se documenta hasta fechas muy posteriores (cL Plutarco, De def.
orac. 44, p. 434c); por ello cabe pensar que, a la inversa, la función de Tiresias en la Nekyia
llevó a asignarle un oráculo subterráneo (cL la discusión del caso similar de Anfiarao en
SCHACHTER 1981-, 1 19-26). Detrás de hipótesis como la de BuSLEPP late un planteamiento
mitográfico que fue también muy grato a C. ROBERT, según el cual Edipo, Layo y otros
tantos personajes de la saga eran antiguas figuras del culto posteriormente heroizadas
(cL ROBERT 1915,1 11, 44-47).
LA SAGA T E B A N A Y LA ODISEA 73

que el arte gràfico no comience a representar a Tiresias hasta una fecha


relativamente redente (siglo V a.C.)'^^.
Si la figura de Tiresias se puede retrotraer también a la Tebaid a es sólo p o r la
via de la conjetura; con todo, el texto del papiro de Lille (cf. DAVIES 1991, 213-
218) cuyo autor es presumiblemente Estesícoro'^^ vino a confirmar que, en la
tradición arcaica, Tiresias también ha debido de jugar un papel relevante en el
segmento de la saga que desarrolló la Tebaid a. Después de todo, ya se observó hace
tiempo que la saga tebana evolucionó en el sentido de una progresiva infiltración
de Apolo en el mito, infiltración que probablemente se llevó a cabo en detrimento
de otros elementos proféticos más antiguos, como el propio adivino tebano'4'';
por cierto que el fragmento 3 de los Epígonos parece reflejar una situación de
contraposición entre los intereses del adivino y la religión deifica, en tanto que la
primicia de la victoria sobre Tebas que los argivos ofrecen a Apolo es justamente
Μαντώ ("adivinación"), la hija de Tiresias; en la tradición posterior desaparecerán
todas las huellas de enfrentamiento entre el adivino y el dios'^*.
Por tanto, se puede barajar la posibilidad de que la Od isea reelabora un
motivo extraído del ciclo tebano (círculo mítico al que propiamente pertenece
nuestro personaje), el de Tiresias como el adivino que advierte de un futuro al que
el protagonista no podrá en último término sustraerse. Esta es la función que en la
época arcaica puede haber cumplido Tiresias al menos ante Layo y sus nietos
Eteocles y Polinices, quizá también ante Edipo, aunque en relación con este
último nuestro primer testimonio es el Edipo Rey^*^. Pero los datos relevantes son
demasiados escasos, por lo que el motivo antes propuesto (si realmente tuvo ya tal
entidad en la épica arcaica) podría retrotraerse por igual a la Ed ipod ia o a la
Tebaida, con independencia de cuál haya sido la situación en los Epígonos.
En conclusión, no es viable comprobar si H o m e r o ha reelaborado en λ, en lo
que se refiere a la figura de Tiresias, un motivo extraído de una epopeya cíclica
concreta; que ello haya sucedido así puede ser plausible, pero indemostrable'^°.

Cf. SCHMI DT (1982); SCHEFOLD-JUNG (1989, 61).


1"*^ Sobre la autoría del papiro de Lille, cf. WEST (1978); BREMER (1987). En contra de
la atribución a Estesícoro, PARSONS (1977, 7).
1·*^ Cf. ROBERT (1915,1 69-70 y 107). Un análisis sucinto del influjo progresivo ejercido
por Delfos sobre la mitología de Tebas puede verse en SORDI (1966). Sobre el influjo deifico
en la Wenda de la fundación de Tebas cf. también VlAN (1963, 76-93).
Por ello, en el Edipo Rey puede compaginar Sófocles la intervención de estas dos
entidades proféticas que en origen no se concillaban bien; ya en el Papiro de Lille le
corresponde a Tiresias la misión de actuar como correa de transmisión de las profecías
apolíneas (cf. el parlamento de Yocasta, w . 201 ss., y BREMER 1987,136-145).
En lo que se refiere a Layo, cf. el escolio de Pisandro; en relación con Eteocles y
Polinices, cf. Estesícoro, F 222 b ^ a p . de Lille); Tiresias es también el consejero de Eteocles
en la primera tragedia de tema tebano conservada (cf. Siete contra Tebas, w . 24-29;
HuTCHiNSON 1985,46).
Hay aún otro dato, de interpretación difícil, que también podría ser relevante para
esta cuestión. En el coφus homérico, Tiresias es el único tebano a quien no se le llama
Καδμείων sino Θηβαίος. Un discípulo de W . KULLMANN, M . KLAMT, me sugirió en
74 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

En cualquier caso, la aparición de Tiresias en la Odisea como el μάντις κ α τ '


εξοχήν presupone, con bastante seguridad, su importancia en la saga tebana de
época arcaica y el conocimiento por parte del público de esta circunstancia.

Friburgo que tras la designación constante de Tiresias como el adivino Θηβαίος podía latir
el recuerdo de su intervención en la Tebaid a; por tanto, la fórmula Θηβαίου Τειρεσίαο
vendría a significar algo así como "Tiresias, el hombre de la Tebaida" La hipótesis de
KLAMT es ingeniosa, pero obviamente indemostrable; por otro lado, de ser cierta su
conjetura Homero habría incluido en esta fórmula un guiño demasiado sutil para lo que es
imaginable en una epopeya arcaica de presumible difusión oral.
6. C O N C L U S I O N E S GENERALES

A lo largo de este trabajo he intentado examinar las relaciones que existen


entre H o m e r o {Ilíada y Odisea) y la Tebaida cíclica. Las fases seguidas en mi
investigación han sido las anunciadas en § 1.2: primeramente he examinado las
alusiones a la materia de la Tebaida que contiene la Ilíada (§ 3); después he pasado
a estudiar una serie de escenas y motivos incluidos en el poema de H o m e r o que
podrían proceder de la Tebaida (§ 4); por último he efectuado un análisis análogo
(aunque de dimensiones mucho más reducidas, por la escasez de la evidencia) en el
caso de la Odisea (§ 5). Dentro de cada capítulo de este estudio he ido presentando
en forma sintética los resultados que surgían del progreso de la investigación. En
este último capítulo reformularé los resultados del trabajo en función de la hipó-
tesis que pretendíamos revisar desde un principio: la posibilidad de que la Tebaida
haya sido una de las fuentes de la Ilíada y la Odisea. En mi opinión, el examen
efectuado ofrece base suficiente para proponer las siguientes afirmaciones:
1) El análisis de los textos pertinentes demuestra con seguridad que la Tebaida
no fue compuesta al objeto de rellenar las lagunas observadas en la narración de
los dos grandes poemas homéricos; este dato conculca directamente la opinión
más extendida sobre las relaciones entre H o m e r o y el ciclo épico
(fundamentalmente, el troyano).
2) El análisis de la evidencia demuestra asimismo que Ilíada y Odisea dan p o r
supuesto en su público el conocimiento de la saga tebana, en sus rasgos generales y
en aspectos de detalle. Igualmente puede defenderse con buenos argumentos que
las narraciones de la saga tebana que H o m e r o presupone han debido de ser
conocidas bajo una forma épica.
3) El interrogante final de este trabajo lo constituía el interrogante por las
relaciones entre H o m e r o {Ilíada y Odisea) y la Tebaida; una vez más, la evidencia
es demasiado lacunosa, por lo que cualquier intento de interpretación ha de verse
constreñido a la categoría de hipótesis. Pese a ello, la explicación más verosímil de
la evidencia parece aquella que supone que entre Ilíada-Odisea y la Tebaida sí
media una relación; más en concreto, la explicación más verosímil de la evidencia
parece ser ésta: el poema épico de tema tebano cuyo conocimiento presupone la
Ilíada en su auditorio es la Tebaida; en el caso de la Odisea la situación es menos
clara y en algún pasaje se puede demostrar que la Odisea contradice a la epopeya
tebana. En relación con la consideración de la Tebaida como fuente de H o m e r o he
de hacer algunas apreciaciones:
— En una primera aproximación al problema se puede llamar la atención
sobre el hecho de que la Tebaida constituye la plasmación épica canónica de esta
76 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

sección de la saga tebana; tal hecho constituye un primer argumento (no


probatorio) en favor de que la epopeya presupuesta por H o m e r o sea la Tebaida.
— Más importancia reviste la posible existencia de un dato positivo que
refrendaría la hipótesis. Dicho dato es la aparente presencia en litada de un
mitema específico de la Tebaida; dicho mitema es la sepultura de los caudillos
argivos en Tebas, episodio que se puede reconstruir para el final de la Tebaida y al
que la ¡liada alude en su canto catorce (E 114).
— Es importante hacer observar que no existen datos probatorios que
contradigan mi hipótesis de que la Tebaida es la fuente (en el sentido que han dado
a la palabra los neoanalíticos) de ¡liada-Odisea. En primer lugar, se ha constatado
que, donde hay datos (temáticos, arguméntales) que permitan un contraste, la
Tebaida parece contener lo primario por oposición al menos a la ¡liada (poema
para el que contamos con más elementos de juicio que para la Odisea).
Por otra parte, no existen objeciones cronológicas firmes que invaliden la
hipótesis. En lo que a los datos lingüísticos se refiere se puede decir'^' que los
textos de Tebaida e ¡liada-Odisea (sean estos textos producto de una fijación o de
una composición por escrito) pueden ser, a grandes rasgos, contemporáneos'^^.
Nótese, de otra parte, que el dato cronológico parece poseer, por paradójico que
resulte en una investigación sobre fuentes, un valor m u y relativo, en tanto que su
interpretación se halla plenamente condicionada por la postura del investigador en
relación con las preguntas eternas del enigma homérico. Lo que intentaré en los
párrafos siguientes es, precisamente, situar el problema de la Tebaida sobre el
telón de fondo de la cuestión homérica.
C o m o acabo de anticipar, a la evidencia empírica extraída del análisis (y que,
en mi opinión, satisface los requisitos indispensables de solidez) pueden dársele
explicaciones diversas según qué concepción de partida se tenga en relación con las
condiciones de composición, transmisión y fijación de los poemas homéricos, y
de la épica arcaica en general. Aceptado que el análisis indica la dependencia
temática de H o m e r o con respecto a la Tebaida, las explicaciones más emblemáticas
que pueden proponerse para este hecho son quizá las siguientes'^^:
1) Desde una concepción tradicional (y unitaria) de la cuestión homérica se
podría afirmar quizá que la Tebaida fue compuesta p o r escrito con anterioridad a
¡liada y Odisea, igualmente poemas de composición escrita; las alusiones de ¡liada
y Odisea a la Tebaida son, por tanto, alusiones de texto escrito a texto escrito.

Cf. TORRES-GUERRA (en prensa); otra opinión en DAVIES (1989b, 91-92).


Obviamente, al decir esto hago abstracción consciente del problema cronológico
intrahomérico (sobre la relación cronológica entre ¡liada y Odisea, cf. p. ej., entre la
bibhografía reciente, JANKO 1982, 82-84, 191; sobre estratos de cronologías diversas dentro
de cada poema, cf. SHIPP \972, passim).
Esta tabla de explicaciones posibles se inspira en una tabla análoga presentada por
KULLMANN en Die Quellen der ¡lias (KULLMANN 1960, 360-379: "Die Ergebnisse im Spiegel
der bestehenden Homertheorien"); no obstante, la tabla de KULLMANN pone el énfasis en
las diferencias analíticos-imitarios, mientras que en esta otra clasificación el interés se centra
en unitarios, neoanalíticos y oralistas.
CONCLUSIONES GENERALES 77

Quien acepte la validez de este esquema explicativo propondrá probablemente


una cronología del siglo octavo para los tres poemas'^*.
2) La versión más ortodoxa del neoanálisis se inclinaría más bien por suponer
que Ilíada y Odisea, poemas compuestos por medio de la escritura, han conocido
la Tebaida en su forma oral, forma que sólo se puso por escrito después de las dos
epopeyas mayores. Esta concepción del problema homérico rebajaría quizá
ligeramente la fecha de composición escrita de H o m e r o (al siglo Vil), y supondría
que el siglo VI es la época en que mejor cuadra la redacción escrita de la
Tebaida^^^.
3) Reexaminados los mismos datos a la luz de la hipótesis oralista se podría
argumentar (entre otras posibilidades) que lo más verosímil es que la Ilíada y la
Odisea orales presupusieran una Tebaida igualmente oral; obviamente, esta
interpretación oralista es aceptable en la medida en que se reconozca que la épica
oral puede haber reelaborado "motivos semirrígidos" junto a los motivos
genéricos propios del acervo tradicional (cf § 1.1) Por lo que a la cuestión
cronológica se refiere, son válidas las dos posibilidades: puesta por escrito de
Tebaida antes de Ilíada-Odisea u orden inverso de puesta por escrito de los
poemas. La fecha absoluta que podría argumentarse para la puesta por escrito de
los poemas orales variará considerablemente de unos oralistas a otros. En algún
caso se propondría incluso el siglo VI como fecha más plausible de fijación escrita
de las epopeyas'^^.
En relación con esta tabla de interpretaciones posibles se observará que las que
llevan los números 2 y 3 juegan con un presupuesto enunciado en § 1.1: que las
protoformas orales de los poemas cíclicos (y, en último término, de Homero) son,
en esencia, los mismos poemas que en una fecha posterior fueron puestos por
escrito. Quien rechace la validez de este presupuesto podrá acaso decantarse por la
explicación que en mi tabla lleva el número 1; no obstante, esta explicación
tropezaría con dificultades cronológicas si se demostrara que el texto conservado
de la Tebaida es posterior al de la Ilíada^^^.
Por supuesto, las tres interpretaciones esbozadas no agotan el panorama de
posibilidades. Obsérvese que mi esquema utiliza como única variable tres

La composición de Ilíada y Odisea en el S. VUI es lo que defiende la explicación


canónica (cL LESKY 1971^, 59, 67); recuérdese que BERNABÉ (1987, 22) también sitúa la
composición de la Tebaida en ese siglo (igualmente, ALLEN 1924, 6 1 , entre otros muchos).
155 En el caso de las fuentes troyanas de la Ilíada, KULLMANN (1981, 29 ss.) se decanta
por una explicación de este estilo, sin descartar otras combinatorias posibles (cf. KULLMANN
1981, 3 3 y n. 76). En el mismo sentido, KULLMANN (1991).
156 A propósito de cómo aborda el oralismo los interrogantes clásicos de la cuestión
homérica puede consultarse (como im ejemplo posible) jENSEN (1980). Sobre el oralismo en
general, cL HEUBECK (1974, 130-152; 1982, 416-421); FERNÁNDEZ DELGADO (1983; 1994);
FOLEY (1985; 1988).
157 La cuestión no resulta evidente; se puede afirmar que no hay datos probatorios que
exijan para la Tebaida ima fecha posterior a la Ilíada y la Odisea, pero tampoco se puede
refutar definitivamente esa posibilidad. (cL ToRRES-GUERRA, en prensa).
78 LA TEBAIDA HOMÉRICA C O M O FUENÍTE DE ILÍADA Y ODISEA

hipótesis homéricas: la unitaria, la neoanalítica y la oralista. Pero ni dentro de


cada una de estas visiones del problema hay una única explicación posible, ni
unitarios, neoanalíticos y oralistas son todas las escuelas que han intentado dar
respuesta a la cuestión homérica En la tabla anterior he dejado fuera de
consideración al Análisis por la dificultad de exponer una interpretación analítica
que pudiera servir de paradigma; con todo, R O B E R T (1915, 1 185-195) constituye
en buena medida un ejemplo de lo que podría ser una visión analítica del
problema.
Poco más es lo que puede decirse con certeza dada la ausencia de datos; más
allá de este punto nos vemos obligados a movernos en el ámbito de las
especulaciones incontrastables. Una especulación de este tipo aparecía ensayada al
final de la tesis doctoral (TORRES-GUERRA 1993, 419-427) de la cual este libro es
una reelaboración. En estas páginas he preferido abstenerme de proponer tales
especulaciones; aquí simplemente he tratado de exponer los resultados de mi
investigación de forma tal que puedan ser asimilados (o criticados) por los
homeristas procedentes de unas u otras escuelas, sin decantarme por una única
interpretación.

E N G L I S H ABSTRACT

This study discusses the presence of material from the epic Theban cycle
(especially from the Thebais) in Homer's two canonical works, the Iliad and the
Odyssey. The aim is to prove or invalidate the hypothesis that H o m e r could have
used the Thebais as a source.
The introductory chapter (§ 1) poses the problem and sets out the
methodology which will be used to solve it. The methodology in question is that
known as neoanalysis, a school of criticism based on a number of fundamental
studies by Professor W. K U L L M A N N (1960; 1981; 1984; 1991). The author first
explains the concept of "semi-rigid motifs" which, according to the "neoanalysis"
school. H o m e r adopted from the epic cycle; he then points out the differences
between these "semi-rigid" motifs and the tradhional motifs recognised by the
oralists. In general terms, the points of disagreement between Oralism and
Neoanalysis are established and attention is drawn to the fact that it is possible to
combine the points of view of both schools.
When applying the neoanalytical method to the study of Homer's Theban
sources, it is recalled that their case differs from the presumed Trojan sources for
two reasons: 1) no summaries exist for the Theban epic as do for the Trojan
cycle, thanks to Proclus; 2) in spite of the fact that strictly speaking they deal
with pre-Homeric facts, the Theban epics belong to a different mythic cycle to
that H o m e r writes about. Despite these difficulties, the research proceeds on the
basis of an analysis of the allusions to the Theban saga contained in the Iliad and
the Odyssey, taking as its starting point a previous reconstruction of the Thebais
CONCLUSIONES GENERALES 79

(TORRES-GUERRA 1 9 9 3 , 104-270), whose results are incorporated into this study


to the degree required by the research.
The second chapter (§ 2 ) presents an edition of the references to and the
fragments of the Thebais. This edition of the fragments of the Thebais basically
follows that of BERNABÉ ( 1 9 8 7 , 20-28); there are no differences either in the
cataloguing of the references and fragments, the way in which they have been
ordered or in the text of the literal fragments. Differences from the base-edition
can basically be found in the critical apparatus; these variations are a result of
having examined D A V I E S ' S edition ( 1 9 8 8 , 2 1 - 2 6 ) and the reviews published of
B E R N A B É ' S and D A V I E S ' S studies.
The following chapter (§ 3 ) examines passages of the Iliad dealing with
material from the Thebais. The passages in question are the following: B 5 7 2 ;
A 370-410; E 115-117; E 800-808; Z 222-223; K 284-291; E 113-125; * 345-347;
6 7 7 - 6 8 0 . The first section of this chapter (§ 3 . 1 ) presents the corresponding
texts and explains the factual information they transinit about the Theban saga;
the fragmentary and allusive character of these passages is noted.
In § 3 . 2 an attempt is made to answer the question as to whether the Iliad
presupposed on behalf of its audience a knowledge of the Theban saga. The
fragmentary character of many of Homer's references to it leads us to affirm that
it did; it should be noted that some references to the Theban saga can be
understood in the light of other passages from the Iliad but this is not the case for
all of them. More specifically, the Iliad does not recount three fundamental
aspects of the saga: a) the motive for the campaign against Thebes (cf. A 3 7 8 ) ;
b)úie statute of Adrastus in Argos (cf. B 5 7 2 and H 121); c) the relationship
between this character, Tydeus and Polyneices (cf. A 3 7 5 - 3 7 6 and E 121). If it is
accepted that the Iliad presumes in its public a knowledge of the Theban saga, the
question then arises as to the ways in which this knowledge reached them. It is
considered that the most likely way was by way of the epic poems. After making
this general observation, the author draws attention to a piece of data which it is
not easy to interpret: the possibility is discussed that two verses of the fourth
book (A 3 7 4 - 3 7 5 ) imply the pre-existence of epic accounts of the Theban heroic
deeds of Tydeus.
A new question is then posed, namely, as to whether the pre-Homeric epic
which the Iliad seems to presuppose can be identified with the Thebais. In order
to respond to this question relevant Homeric passages are compared with what
we know of the Thebais. The author attempts to show (§ 3 . 3 ) that no
contradiction exists between the material from the Thebais and that from the
Iliad, even though divergences have been claimed to exist in some cases. This
occurs in what refers to the following aspects of the saga: 1 ) the figure of
Oedipus; 2 ) the connection of the story of Eteocles and Polyneices with the story
of Oedipus; 3 ) the burial of the Ai^ive leaders in Thebes. With respect to the last
aspect, it is also pointed out that, by indicating that the leaders of the first
expedition against Thebes lie buried in that city (for Tydeus, cf. S 114), the Iliad
80 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

agrees with the Thehais's account of a specific mythic subject which was
reconstructed for the latter in the 1993 study (cf. T O R R E S - G U E R R A 1993, 171-

Once it is established in § 3.3 that no contradiction exists between the


situation of the Thebais and the canon of the Theban saga presupposed in the
Iliad, the author examines in § 3.4 whether this coincidence implies the mutual
dependence of the two epics in one sense or other. It is shown in section § 3.4
that on the rare occasions when the Thebais and the Iliad present the same subject
matter, what can be read in the fragments of the Thebais or reconstructed for it
suggest that it is always the primary text compared to the Iliad. It is argued in
§ 3.4 that this would appear to be the hypothesis of greatest explanatory power
for the following cases:
— The brief reference to the speed of Arion included in 4» 345-346 and the
condensed expression o? EK Qecx^iv yévos T\ev (^ 347) may have arisen from the
Thebais where these subjects were treated more extensively (cf. F 7 and 8).
— Tydeus's exile, cryptically alluded to in H 119-120, must have received a
more detailed treatment in the Thebais (cf. F 5).
— Three passages from the Iliad refer briefly to Athena's function as
Tydeus's tutelar goddess. (A 390; E 116; E 808); the relationship between the
goddess and the hero must, on the other hand, have been dealt with in extensis in
the Thebais (cf. F 9).
— The brief characterisation of Tydeus's in E 801-804 seems to sum u p well
the psychology of this character just as it is presented to us by the facts narrated
in fragment 9 of the Thebais.
The author underlines in the last section (§ 3.5) that, although the Iliad
presumed in its public knowledge of the Thebais, this does not permit us to trace
back to this epic every allusion to the Theban saga included in the Trojan poem.
It is possible that whilst keeping to a basic canon of facts from the Theban saga,
H o m e r has introduced innovations according to the interests of his o w n work;
this would seem to be the case for some aspects of the digression of A 370-410.
The following chapter (§ 4) discusses the possibility that the Iliad might have
readapted motifs from the Thebais, in the same way as was done (according to the
Neoanalysis school) with motifs from the Trojan cycle. In the introductory
section (§ 4.1) some of the principles by which, according to the neoanalysts, the
absorption of motifs is governed are explained, and previous works which have
claimed to detect motifs taken from the Theban cycle are referred to
(cf. R E I N H A R D T 1961, 190-206, 267-277). The cases of the following scenes or
motifs in which parallels exist between the Iliad and the Thebais are discussed in
sections §§ 4.2 to 4.6:
— A dispute (between Eteocles and Polyneices, or between Agamemnon and
Achilles) is what sparks off the conflict in the two central epics of the Theban
and Trojan epic cycles, the Thebais and the Iliad (§ 4.2).
CONCLUSIONES GENERALES 81

— The wall surrounding the Achaean encampment in the Iliad appears to be


a replica of the Theban wall, inadequately adapted to the new context of the
Trojan poem. It is argued that this wall is a motif of a specific rather than general
type because it apparently has seven gates (cf. I 79-88); in addition, the Trojans
divide up their troops in order to attack different gates and this is a peculiarity of
the motif which coincides with the reconstructible situation in the Thebais (§ 4.3).
— The outcome of the war in the Thebais is made to depend on the duel
between the two brothers which is already presupposed in the third fragment
(cf. V. 4); the motif of the decisive duel, on whose outcome the end of the war
depends, is also found in the Iliad (cf. V 92-94); the specific character of this motif
is argued for and the case for its prior appearance in the Thebais is discussed
(§ 4.4).
— Fragment nine of the Thebais recounts the death of Tydeus: this character,
wounded by Melanippus, becomes furious and devours the brain of his enemy
when Amphiaraus presents him with his head. Although H o m e r leaves these
kinds of stories out of his poem, it is possible that the scene from the Thebais has
been readapted in the Iliad, in a passage in the fifth book (E 114-120) where he
speaks of Diomedes' reaction, the son of Tydeus, to a wound received in combat
(§4.5).
— Section § 4.6 defends the view that the Thebais characterised Adrastus as a
skilful orator; aspects of the figure of Nestor in the Iliad, as well as a comparison
between fragment nine of Tyrtaeus and verses 713-714 of Theognis, indicate the
similarity of characters and functions carried out by Nestor and Adrastus in the
Iliad and the Thebais.
The following chapter (§ 5) deals with the research into the presumed
Theban sources of the Odyssey; this research presents more difficulties because of
the lack of references to the Theban saga in this epic. There are only three
relevant passages: X 271-280; X 326-327; o 243-248. In the same way as in § 3.1, in
§ 5.1 an edition of the passages is presented and what they tell us about the
Theban saga is briefly explained. Having noted the fragmentary nature of these
allusions to the Theban saga, in the following two sections some specific
problems are discussed:
— § 5.2 looks at the case of X 271-280, the only passage in the Odyssey in
which Oedipus is spoken of; it is concluded from the study of this text that the
image of Oedipus contained in book eleven of the Odyssey is incompatible with
the situation of the Thebais. If X 271-280 does indeed suppose a specific epic
version of the Theban saga, this would appear to be that of the Oedipodm.
— In § 5.3 the evidence concerning Amphiaraus (X 326-327; o 243-248) is
discussed; it is deduced from the examination of the two relevant passages that the
version of the Argive fortune-teller is compatible with that of the Thebais, even if
the likenesses between the two epics in this aspect are of such a general nature as
to make it unnecessary to establish a relation between them.
82 LA TEBAIDA HOMÉRICA COMO FUENTE DE ILÍADA Y ODISEA

The lack of evidence does not allow us to discuss whether the Odyssey has re-
worked motifs from the Theban cycle in general or from the Thebais in
particular. At the very most it could be argued that the appearance of Tiresias
in the eleventh book is motivated by his appearance as a fortune-teller in the
Theban saga; a number of arguments in favour of the hypothesis that the Odyssey
has taken the motif of Tiresias from the Thebais as the fortune-teller w h o warns
of a future from which the hero cannot escape are revised (§ 5.4).
Chapter 6 formulates the results of the study in function of the hypothesis
proposed for examination at the outset, namely, the possibility that the Thebais is
one of the sources of the Iliad and the Odyssey. The final conclusion reached,
with the cautiousness required by the limited nature of the evidence, is the
following: there are good arguments for considering that the Thebais might have
been one of Homer's "sources", more probably in the case of the Iliad than the
Odyssey. The specific way in which the Thebais has influenced the Iliad and
the Odyssey can be understood in different ways depending on the position taken
on the Homeric question. Finally, several possible interpretations of the results of
this study are proposed from the unitarian, neoanalytical and oralist perspectives.
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INDICE DE TE XTOS

Alemán, F 26: 62. Eurípides, Fenicias 88 ss.: 58; F 537 (Afe/e­


Alcmeónida F 4: 42. íigro): 43.
Antímaco de Colofón, F 32 {Tebaida): 31. Eustacio, escol. a Hom., //. Ξ 120 (ρ. 971.7):
Antología Palatina XV 26.17 pesiadas): 43. 42; Od λ 275 (ρ. 1684.15 ss.): 68; λ 326
Apolodoro, I 8.5: 42; JE 6.2: 69; 6.8: 31; 7.1: (ρ. 1689): 70.
40; Epítome 6.2: 72.
Apolonio de Rodas, Argonáuticas I 1304: Ferécides de Atenas, FGrH 3 F 95: 35;
36; IV 557: 36. F 122:
Asclepíades de Trágüo, FGrH 12 F 29: 69. Heródoto, Di 26: 5Í.
Baquílides, F 41: Hesíodo, Catálogo de las mujeres F 25: 40;
F192: J í ; £ic«¿o 49: 55; 120: « ;
Calimaco, F 652: 31. Teogonia 97: 6­^; 278: ­íí; Trabajos y días
161­163: 35; 162: 55.
Diodoro de Sicilia, IV 58: 58; 65.2: 42; 65.5: Hesiquio, í.f. Αρίων: 3 / .
69; 65.9: 40. Higino, 69.2: 42; 69.4: 53; 73: 69, 70; 242:
Edipodia F 2: 69. 36.
Epígonos F 3: 72. Himno a Apolo 519: 62.
Escol. a E squilo, Siete contra Tebas 559 //iwno d Deméter 347: ­^2.
(572): 42. M w n o 5 homéricos XIX 18: 62; XXI 4: 6­^;

Escol. a E stacio, Teí­atíAi 1282: 42; n 113: XXV 5: 64; ΧΧΧΠ 2: 64.
Homero, Ilíada A 247­249: 63, 6­^; Β 299 ss.:
Escol. a Eurípides, Fenicias 26: 67; 417: « ; 48; 563­567: 61; 572: 27, 30, 32, 79; Γ 92­
421: W. 94: 55, 81; 121­244: 55; 205­226: ­#5;
Escol. a Homero, //id<¿i A 376 (A): 53; H A 296: 47; 370­410: 27, 28, 30. 40, 44, 46,
339 (A): 56; M 175­181 (AbT): 57; H 114 59, 79, 80; 374­375: 33, 46, 79; 377: 31,
(AT^: 39; S 114 (T): 42; * 679 (A): i í , 32, 37, 45; 378: 32, 45, 79; 381: 45, 46;
38; * 679 (T): J5, 38; Q 613 (A): 27. 384­398: 45, 46; 386: 31, 37; 389: 48; 390:
Escol. a Homero, Orftseíi 7 309­310 (MQ ­^5, 59, 80; 395: 25; 398: 45, 46, 47;
RT): 70; X 271 (V): 67; 274 (B): 67; 275 405­408: 76, 40, 45; 406: 55; Ε 1 ss.: 59;
(BHQ): 6Í; 326 (QV): 70; o 248 (Vind. 95­132: 60, 61; 111­113: 60; 114­120: 60,
133): 70. 57;115­117: 28, 30, 59, 60, 79;116: 43, 80;
Escol. a Pindaro, Nemeas IV 20: 69; DC 9: 119­120: 60; 124­132: 61; 290 ss.: 60; 800­
32; 13: J2; 15: 69; Olímpicas VI 15­17: 808: 25, 30, 43, 45, 79, 80; 804: 31; 808
J9; Píticasm94:69. 43, 45, 80; Ζ 187­190: 48; 222­223: 29, 30,
Escol. a Platón, /?ep. 590a: 69. 31, 79; Η 55­322: 55; 324 ss.: 63; I 66­67;
Escol. a Virgilio, Geórgicas IH 122 (escol. 56; 79­88: 56, 57, 5Í; 88: 56; 381­384: 55;
Bern.): 31. Κ 284­291: 29, 30, 45, 79; 289: 31; Μ 87­
Esquilo, Siete contra Tebas 24­29: 73; 448: 104: 57; 108­174: 57; 118: 57; 120 ss.
2Í; F 53a­54 {Eleusinios): 39. 57; 138­142: ­#5; 175­181: 57; 340­341: 57;
Estacio, Teí­diíií I 483 ss.: 53; U 692: 47; IV 372­412: 57; 437 ss.: 57; 445 ss.: 57; Ν
598: ­^7; Vm 716­766: 43; XH 464 ss.: 40. 563: •#/; Ξ 113­125: 29, 30, 38, 42, 79;
Estesícoro, F 222(b): 72, 73. 114: 32, 39, 40, 47, 76, 79; 119­120: 50;
Etiópida (Proclo 20): 51. 121: 32, 79; Ρ 467: 47; Σ 35 ss.: 5ί; 109:
90 LA TEBAIDA H O M É R I C A C O M O F U E N T E D E ILÍADA Y ODISEA

64; T 144: 41; 224: 42; * 299: 32; 345- Ovidio, / t e 427-428: 43; 515-516: « ; Afete-
347: 29, 31, 41, 42, 79, 80; 677-680: 15, wor/bsíi VI118-119:31.
29, 31, 34, 35, 36, 37, 48, 79; 679: 31, 34,
35, 37, 38, 69; 680: 48; Q 601-619: 27. Pausanias, I 39.2: 40; U 6.6: 32; VIH 5.1: 58;
Homero, Odisea y 136 ss.: 55; e 333-335: 65; Vm 25.6: 37; IX 5.10: 67, 69; 13.2: 47.
e 186 ss.: 48; 489-491: 33; l 536: 41; Pindaro, Nemeas IX 9: 32; 24: -ÍO; Olímpicas
K 491 ss.: 71, 72; X 90-151: 65, 72; 151: VI 12-17: 39, -^0, 63; /Yticás VIH 39-56:
72; 262-265: 65; 263: 55; 271-280: 17, 35, 40.
65, 66, 67, 68, 69, 71, 81; 326-327: 65, 66, Pisandro, FGrH 16 F 10: 15, 69, 72, 73.
69, 70, 71, 81; 521: 71; VL 187: 62; 267: 72; Platón, Fedro 269a: 67, 62.
o 243-248: 65, 66, 69, 70, 71, 81; tt 457: Plutarco, Sobre el fallo de los oráculos 44: 72;
41; p 203: 41; 518-524: 65; i|j 323: 72. Teseo 29: 39.

íbico, F 294: 59. Quinto de Esmirna, IV 569-570: 31.


Ilias parva V 29: 71. Servio, escol. a Virgilio, Eneida VI 445: 69;
Isócrates, IV 54-58: 39; XH 168-174: 39. 480: 32.
Juan de Antioquía, FHGIV 545, F 8: 36. Sófocles, y4nfigond 49-52: 36; Edipo en
Colono 1314-15: 40; Edipo Rey 1368: 36;
Kypria (Proclo 52): í-í; (Proclo 55): 48. V 799 [inceri, fab): 43.
Laaancio, escol. a Estacio, Tebaida HI 274: Tebaida, 1 h 19; T 2: 19; T 3: 20, 33; T 4:
70. 20; T 5: 20; T 6: 20; T 7: 20; T 8: 20; F 1:
Libanio, R IV 1100 (8.40 FÖRSTER): 43; 997 21; F 2: 21, 36, 37, 54; F 3: 21, 22, 36, 37,
(8.338 FÖRSTER): « . 58, 81; F 4: 22, 23, 70; F 5: 23, 42, 80;
Licofrón,/l/e/<ím^r<í 1066: 43. F 6: 23; F 7: 23, 39, -íí, 42, 80; F 8: 23,
Lisias, n 7-10: 40. 24, 31, 41. 42, 80; F 9: 2-^, 25, « , 59, 60,
80, 81; F 10: 25, 39, 40, 63, 70; F 11: 25,
Mitógrafo Vaticano I, 149 (152): 70; 195 39, 61, 63.
(198): 42. Teognis, 713-714: 64, 81.
Nóstoi (Proclo 8): 72; F 16: 72. Tirteo, F 9: 62, 63, 81.
Tzetzes, escol. a Licofrón, Alejandra 153:
37.

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