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composición y contenido
Horacio Banega
Gustavo Galuppo
Índice de contenidos
Introducción
Versión digital de la Unidad
Carpeta de trabajo Unidad
Unidad
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2
Banega, Horacio
Estructuras : composición y contenido / Horacio Banega y Gustavo
Galuppo. - 1a ed. - Bernal : Universidad Virtual de Quilmes, 2015.
E-Book.
ISBN 978-987-3706-37-0
ISBN: 978-987-3706-37-0
Íconos
LL
Leer con atención. Son afirmaciones, conceptos o definiciones destacadas
y sustanciales que aportan claves para la comprensión del tema que se
desarrolla.
PP
Para reflexionar. Propone un diálogo con el material a través de preguntas,
planteamiento de problemas, confrontaciones del tema con la realidad,
ejemplos o cuestionamientos que alienten la autorreflexión.
Texto aparte. Contiene citas de autor, pasajes que contextualicen el desa-
rrollo temático, estudio de casos, notas periodísticas, comentarios para for-
mular aclaraciones o profundizaciones.
CC
Cita. Se diferencia de la palabra del autor de la Carpeta a través de la inser-
ción de comillas, para indicar claramente que se trata de otra voz que ingre-
sa al texto.
Ejemplo. Se utiliza para ilustrar una definición o una afirmación del texto
principal, con el objetivo de que se puedan fijar mejor los conceptos.
AA
Para ampliar. Extiende la explicación a distintos casos o textos como podrían
ser los periodísticos o de otras fuentes.
KK
Actividades. Son ejercicios, investigaciones, encuestas, elaboración de cua-
dros, gráficos, resolución de guías de estudio, etcétera.
SS
Audio. Fragmentos de discursos, entrevistas, registro oral del profesor expli-
cando algún tema, etcétera.
EE
Audiovisual. Videos, documentales, conferencias, fragmentos de películas,
entrevistas, grabaciones, etcétera.
II
Imagen. Gráficos, esquemas, cuadros, figuras, dibujos, fotografías, etcétera.
WW
Recurso web. Links a sitios o páginas web que resulten una referencia den-
tro del campo disciplinario.
OO
Lectura obligatoria. Textos completos, capítulos de libros, artículos y papers
que se encuentran digitalizados en el aula virtual.
RR
Lectura recomendada. Bibliografía que no se considera obligatoria y a la que
se puede recurrir para ampliar o profundizar algún tema.
Línea de tiempo. Se utiliza para comprender visualmente una sucesión cro-
nológica de hechos.
4
Índice
Los autores............................................................................................ 6
Introducción............................................................................................ 7
Objetivos del curso.................................................................................. 9
Los autores
Horacio Banega
Doctor en Filosofía (UBA), Magíster en Sociología (Flacso Buenos Aires),
Licenciado en Filosofía (UBA). Docente UNQuilmes; FFyL, UBA; UNL; Posgrado,
UNA. Director de Proyectos de Investigación UNQ / Ubacyt. Director del
Proyecto INT CABA, 2009-2010 Estructuras Dramáticas: Modelos, Topología e
Ideología y de la Beca Grupal FNA durante el año 2010. Desde 2008 dicta su
curso Teatro y Filosofía en Argentores. Jurado del Primer Concurso de Ensayos
“Alfredo de la Guardia”, FIBA, 2009 y del Primer Concurso de Ensayos de
Argentores, 2014. Dramaturgo, director y actor. En actuación se formó con
Juan Carlos Gené, Cristina Moreira y Pompeyo Audivert; en puesta en esce-
na, con Rubén Szuchmacher y Graciela Schuster. Egresado de la Tecnicatura
en Dramaturgia de la EMAD (Kartun, Perinelli, Tantanian). Participante en la
Residencia Internacional del Royal Court Theatre, Londres, 2002. Asistió a
Seminarios impartidos por Marco Antonio de la Parra y José Sanchis Sinisterra.
Varias obras escritas y dirigidas. Es autor de la Unidad 1 y 2 de esta Carpeta
de trabajo.
Gustavo Galuppo
Nació en Rosario, Argentina, en 1971, donde reside y ha desarrollado toda su
carrera profesional. Es autodidacta, y su obra de video experimental participa
asiduamente en diversas muestras relacionadas con el videoarte y el cine
desde 1998. Se desempeña en el campo de la investigación sobre teoría e
historia del cine. Publica textos en libros y revistas especializadas. Es docente
en el UNA (Buenos Aires), UCSF (Santa Fe), y SPR (Sindicato de Prensa de
Rosario). También es músico de rock. Es autor de la Unidad 3 de esta Carpeta
de trabajo.
Introducción
Estructuras en teorías
Objetivos
Que los estudiantes logren:
CC
En el curso del invierno 1914-1915, algunos estudiantes fundaron el Círculo
Lingüístico de Moscú bajo los auspicios de la Academia de Ciencias; dicho cír-
culo se dedicaba a promover la lingüística y la poética […]. A la iniciativa de O.
Brik, apoyado por un grupo de jóvenes investigadores, debemos la publicación
de la primera antología colectiva de estudios sobre la teoría del lenguaje poéti-
co […] y a comienzos de 1917, la formación de la nueva Sociedad de Estudio
del Lenguaje Poético que será designada más tarde con la abreviatura Opojaz y
que colaborará estrechamente con el Círculo de Moscú.
El aspecto lingüístico de la poesía fue puesto deliberadamente de relieve en
todas estas empresas. […] Comenzaban a abrirse nuevos caminos en la inves-
tigación de la lengua; el lenguaje de la poesía es el que se prestaba más para
ello porque este dominio […] permitía salirse de las huellas de los neogramá-
ticos y además porque la relación entre medios y fines, así como del todo con
las partes, o sea entre las leyes estructurales y el aspecto creador del lenguaje,
se encontraban más al alcance del observador en el discurso poético que en el
habla cotidiana. […]
La significación primordial del término poesía en griego antiguo es “creación”;
en la antigua tradición china shih (poesía, arte verbal) y chich (finalidad, desig-
nio, fin), son dos nombres y conceptos estrechamente vinculados. Ese carácter
netamente creador y finalista del lenguaje poético es el que trataron de explorar
los jóvenes rusos. (Jakobson, 2004: 7)
CC
Formalismo fue el nombre que designó, en la acepción peyorativa que le daban
sus adversarios, la corriente de crítica literaria que se afirmó en Rusia entre
los años 1915 y 1930. La doctrina formalista se encuentra en el origen de la
lingüística estructural o por lo menos de la corriente representada por el círcu-
lo lingüístico de Praga. […] El movimiento estaba ligado en sus comienzos a la
vanguardia artística: el futurismo. […] Actualmente nos parece que las ideas
alrededor de las cuales se ha constituido la doctrina del formalismo se en-
cuentran al margen del sistema. Se trata de las ideas sobre el automatismo
de la percepción y el papel renovador del arte. El hábito nos impide ver, sentir
los objetos; es necesario deformarlos para que nuestra mirada se detenga en
ellos: esa es la finalidad de las convenciones artísticas. El mismo proceso ex-
plica los cambios de estilo en arte: las convenciones, una vez admitidas, facili-
tan el automatismo en lugar de destruirlo. […] Sin embargo, identificar el valor
de una obra con su novedad (como a veces hicieron los formalistas) es una
simplificación exagerada. Otro principio adoptado desde el comienzo por los
formalistas es el de colocar la obra en el centro de sus preocupaciones: rehú-
yen el enfoque psicológico, filosófico o sociológico que regía entonces la crítica
rusa. […] Otra idea importante para la primera fase del formalismo es la que V.
Shklovski resume en el título de uno de sus artículos: El arte como artificio.
Rechazando toda mística que no hace más que oscurecer el acto de creación
(y la obra misma), los formalistas tratan de describir su fabricación en térmi-
nos técnicos. Sin duda la tendencia artística más próxima a los formalistas es
aquella que es más consciente de sus propios medios. La concepción de ‘fa-
bricación’ se reforzó aún más cuando, después de la revolución de 1917, este
espíritu se expande sobre toda la cultura soviética. (Todorov, 2004 [1965]:
11-13)
CC
La teoría sklovskijana de la ‘extrañificación’ del objeto representado desplazó el
acento del uso poético de la imagen a la función del arte poético. Aquí se consi-
deraba el tropo como uno de los recursos a disposición del poeta, como ejempli-
ficación de la tendencia general de la poesía, y, en suma, del arte. La transferen-
cia del objeto a la ‘esfera de la nueva percepción’, o sea, el ‘desplazamiento
semántico’ sui generis realizado por el tropo, se proclamaba como el fin princi-
pal, como la raison d’être de la poesía. (Erlich, 1974: 252-253)
CC
‘La convencionalidad del arte’: he ahí el tema arrollador, no solo en los escri-
tos de Sklovski, sino de la crítica formalista rusa en general. Y muy acertada-
mente. Si la literatura imaginativa era un sistema de signos, organizados para
que fueran ‘perceptibles’, se requería para cada período o tipo de literatura un
principio organizador, el modus operandi estético —el conjunto de convencio-
nes sobrepuesto al material. En realidad, al enfrentarse con un nuevo objeto li-
terario, el crítico formalista tendría que conocer no solo por qué o por quién ha-
bía sido creado, sino ‘cómo lo había sido’. No empezaría por preguntarse por
las presiones sociales o merodeos psíquicos que habían configurado la obra,
sino por las normas estéticas inherentes al tipo dado de literatura y que se im-
ponían al mismo autor, sin consideración a sus fidelidades sociales o su tem-
peramento artístico. (Erlich, 1974: 273)
CC
1. A partir de la oposición inicial y sumaria entre lengua poética y lengua coti-
historia de la literatura rusa en la
diana, llegamos a la diferenciación de la noción de lengua cotidiana según sus
Universidad de Leningrado. En su
diferentes funciones […] y a la delimitación de los métodos de la lengua poéti- trabajo “La teoría del método for-
ca y de la lengua emocional […]. En relación con esta evolución nos interesa- mal” (1925) expone los avances
mos por el estudio del discurso oratorio, que nos parece el más próximo a la li- teóricos colectivos desarrollados
en el seno de la Opoiaz. Otros
teratura dentro del lenguaje cotidiano, aunque tenga funciones diferentes y
títulos publicados son: La melo-
comenzamos a hablar de la necesidad de una retórica que renacería junto a la día del verso lírico ruso (1922),
poética […]. Ana Ajmatova (1923), Literatura
2. A partir de la noción general de forma en su nueva acepción, llegamos a la (1927).
noción de artificio y, por ende, a la función.
3. A partir de la oposición entre el ritmo poético y el metro y de la noción de
ritmo como factor constructivo del verso en su unidad, llegamos a la concepción
del verso como una forma particular del discurso que posee sus propias cuali-
dades lingüísticas (sintácticas, léxicas y semánticas).
4. A partir de la noción de argumento como construcción, llegamos a la noción
de material como motivación y a concebir el material como un elemento que par-
ticipa en la construcción, dependiendo siempre de la dominante constructiva.
5. Después de haber establecido la identidad del artificio en materiales diferen-
tes y la diferenciación del artificio según sus funciones, llegamos al problema de
la evolución de las formas, es decir, a los problemas del estudio de la historia
literaria. (Eichenbaum, 2004: 53)
1.
LECTURA OBLIGATORIA
CC
el estructuralismo se presentó a la vez como un método riguroso que podía dar
esperanzas sobre algunos avances decisivos hacia la ciencia; pero también, y
más fundamentalmente, con el hecho de que el estructuralismo fuese un mo-
mento particular de la historia del pensamiento que se puede calificar de tiem-
po fuerte de la conciencia crítica. […] es también el momento en que la lin-
güística hace el papel de ciencia piloto que guía los pasos de la adquisición
científica para las ciencias sociales en general. (pp. 9-10, vol. 1).
LL tres niveles; son descriptivos, vale decir, son recortes creados por la
necesidad teórica.
Su primer libro fue El grado cero
de la escritura (1953); siguieron
títulos tales como Michelet, según
él (1954), Mitologías (1962),
Sobre Racine (1963), Elementos
de sociología (1965), entre otros.
CC
Proponemos distinguir en la obra narrativa tres niveles de descripción: el nivel
de las funciones (en el sentido que esta palabra tiene en Propp y en Brémond),
el nivel de las acciones (en el sentido que esta palabra tiene en Greimas cuan-
do habla de los personajes como actantes) y el nivel de la narración (que es,
grosso modo, el nivel del ‘discurso’ en Todorov). Recordemos que estos tres
niveles están ligados entre sí según una integración progresiva: una función
solo tiene sentido si se ubica en la acción general de un actante; y esta acción
misma recibe su sentido último del hecho de que es narrada, confiada a un
discurso que es su propio código. (Barthes, 1970: 15)
En el primer nivel define las unidades narrativas mínimas como funciones. Para
cumplir este objetivo, usa un criterio distribucional (una unidad que cumple
una función en el relato) pero tomando en cuenta que el sentido es, desde el
primer momento, el criterio para formar estas unidades, lo que significa que
no es una definición puramente formal. Barthes afirma que una unidad se
conforma como tal en tanto segmento de la historia. Este segmento forma,
a su vez, parte de una correlación. Es un elemento que se va a retomar en el
relato en el mismo nivel o en otro nivel. Estas unidades “formales” no coin-
cidirán forzosamente con las partes tradicionales de la narrativa tales como
escenas, párrafos, diálogos, acciones, etc. Teniendo en cuenta que la lengua
es el soporte del relato, sin embargo, las unidades narrativas van a ser inde-
pendientes de las unidades lingüísticas. Un principio estructuralista afirma que
en el sistema del relato todo elemento tiene sentido. La verdad del principio
no radica en el arte sino en la complejidad de la estructura narrativa: o todo
tiene sentido o nada lo tiene. “El arte no conoce el ruido [...] no hay, jamás
hubo en él, unidad perdida” (1970: 17).
Estas unidades mínimas a la vez se subdividen de acuerdo con su función
en distribucionales (las funciones propiamente dichas) e integradoras (llama-
das indicios). Esta diferenciación permite una primera clasificación de los rela-
tos: algunos son más “funcionales” (cuentos populares) y otros más “indicia-
les” (novelas psicológicas). Dentro de las funciones hay jerarquías: los nudos
del relato (o funciones cardinales) —que son consecutivos y consecuentes— y
las catálisis —que son no consecutivas y llenan el espacio narrativo.
Dentro de este nivel, el teórico define las secuencias, que son una suce-
sión lógica de nudos conectados entre sí por una relación de solidaridad: la
secuencia se inicia cuando uno de sus términos no tiene antecedente solida-
rio y se cierra cuando otro de sus términos ya no tiene consecuente.
Puesto que estamos en el primer nivel y nuestro autor ha considerado a
la relación de sucesión como una relación lógica, tiene que reponer ciertos
tópicos del debate en relación con el tiempo. Según Barthes, “la tarea con-
siste en llegar a dar una descripción estructural de la ilusión cronológica. [...]
la temporalidad no es sino una clase estructural del relato (del discurso), así
como en la lengua, el tiempo solo existe en forma de sistema [...] el ‘verdade-
ro’ tiempo es una ilusión referencial, ‘realista’” (1970: 24).
El segundo nivel que incluye a los personajes es el nivel de las acciones.
Aunque no hay ningún relato sin personajes, o al menos sin “agentes”, estos
están supeditados a la acción. Estas acciones no son los pequeños actos del
primer nivel sino las grandes acciones: desear, comunicar, luchar. Los perso-
najes como unidades del nivel de la acción solo van a adquirir sentido en el
nivel de la narración.
En dicho nivel hay un dador del relato y un destinatario de este relato. Este
nivel está constituido por los signos de la narratividad, que son el conjunto de
operadores que reintegran funciones y acciones en la comunicación narrativa
articulada sobre su dador y su destinatario. Este es el último nivel de análisis,
“más allá del nivel ‘narracional’ comienza el mundo, es decir, otros sistemas
(sociales, económicos, ideológicos). Así como la lingüística se detiene en la
frase, el análisis del relato se detiene en el discurso” (1970: 37).
a. Polti (1895)
El primer intento para definir el conjunto de las situaciones dramáticas teóricamente
posibles es el del Polti, que reduce las situaciones de base a treinta y seis, operación que
comporta, sin duda, una excesiva simplificación de la acción teatral.
b. Propp (1928)
A partir de un corpus de cuentos, V. Propp define el relato tipo como un relato con siete
actantes pertenecientes a siete esferas de acciones:
•• el malo (que comete la mala acción),
•• el donante (que otorga el objeto mágico y los valores),
•• el auxiliar (que presta socorro al héroe),
•• la princesa (que exige una proeza y se compromete en matrimonio),
•• el mandatario (que encarga la misión al héroe),
•• el héroe (que actúa y pasa por diversas peripecias),
•• el falso héroe (que usurpa momentáneamente el papel del verdadero héroe). […]
c. Souriau (1950)
Seis funciones dramatúrgicas forman el armazón del universo dramático:
•• león (fuerza orientada): es el sujeto deseoso de acción,
•• sol (valor): el bien deseado por el sujeto,
•• tierra (quien obtiene el bien): aquel a quien beneficia el bien deseado,
•• marte (el oponente): el obstáculo al que se enfrenta el sujeto,
•• balanza (el árbitro): decide cuál de los rivales conseguirá el bien deseado,
•• luna (adyuvante) […]
2.
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Todorov, T. (1970), “Las categorías del relato literario”, en Barthes, R. et al., Análisis
estructural del relato, Editorial Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, pp. 155-192.
Mijail Bajtín
(1895-1975) Nace en Moscú y pasa su infancia en Vilnius (Lituania) y Odessa. En 1913
comienza a estudiar cultura y filología clásicas, terminando en la Universidad de Petrogrado
en 1918. Entre 1918 y 1920 ingresa al “Seminario Kantiano” liderado por un discípulo
de Cohen y Cassirer. En 1929 es detenido, condenado a cinco años de prisión y la pena es
conmutada por su enfermedad ósea, siendo condenado al exilio en una pequeña ciudad de
Kazajstán, al sudeste de la Unión Soviética. Padece distintos contratiempos laborales y per-
secutorios hasta 1945, cuando obtiene un cargo en la Universidad de Saransk. Entre 1940
y 1941 presenta una tesis para obtener el título académico de Doctor, pero se la reprueban.
Su producción escrita, sin embargo, no dejó de crecer. Su figura estuvo oculta por el tota-
litarismo stalinista y comienza a ser visible en Occidente a través de Jakobson en la década
de 1960. Su pensamiento es esencial para comprender el desarrollo posterior de distintas
disciplinas y subdisciplinas. Ediciones en lengua española: La cultura popular en la Edad
Media y el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, Barral Editores, Barcelona, 1974
(Alianza Universidad, Madrid, 1987); Estética de la Creación verbal, Siglo XXI, México,
1982; Problemas de la poética de Dostoievski, Fondo de Cultura Económica, México D.F.,
1986; Problemas literarios y estéticos, Fondo de Cultura Económica, México, 1986; Teoría y
estética de la novela, Taurus, Madrid, 1989; El problema de los géneros discursivos. Siglo XXI,
México, 1989; El método formal en los estudios literarios, Alianza, Madrid, 1994.
CC
Todo enunciado concreto viene a ser un eslabón en la cadena de la comunica-
ción discursiva en una esfera determinada. Las fronteras mismas del enuncia-
do se fijan por el cambio de los sujetos discursivos. Los enunciados no son in-
diferentes uno a otro ni son autosuficientes, sino que “saben” uno del otro y
se reflejan mutuamente. Estos reflejos recíprocos son los que determinan el
carácter del enunciado. Cada enunciado está lleno de ecos y reflejos de otros
enunciados con los cuales se relaciona por la comunidad de esfera de la co-
municación discursiva. Todo enunciado debe ser analizado, desde un principio,
como respuesta a los enunciados anteriores de una esfera dada (el discurso
como respuesta es tratado aquí en un sentido muy amplio): los refuta, los con-
firma, los completa, se basa en ellos, los supone conocidos, los toma en cuen-
ta de alguna manera. El enunciado, pues, ocupa una determinada posición en
la esfera dada de la comunicación discursiva, en un problema, en un asunto,
etc. Uno no puede determinar su propia postura sin correlacionarla con las de
otros. Por eso cada enunciado está lleno de reacciones–respuestas de toda
clase dirigidas hacia otros enunciados de la esfera determinada de la comuni-
cación discursiva. Estas reacciones tienen diferentes formas: enunciados aje-
nos pueden ser introducidos directamente al contexto de un enunciado, o pue-
den introducirse solo palabras y oraciones aisladas que en este caso
representan los enunciados enteros, y tanto enunciados enteros como pala-
bras aisladas pueden conservar su expresividad ajena, pero también pueden
sufrir un cambio de acento (ironía, indignación, veneración, etcétera). (Bajtín,
1997: 281)
Nótese que lo que está afirmando Bajtín es que hay estructuraciones abier-
tas en la lengua real, en tanto las acciones lingüísticas que llevamos a cabo
están interconectadas entre sí. La noción de “intertextualidad” no puede ser
mejor definida que en este lugar. Nuestro autor se enfoca en los problemas
del héroe, los problemas del alma y la autoconciencia. Esta relación entre
el modo de ser que implica la exteriorización de la conciencia –la posición
subjetiva de cada hombre– y el héroe de la novela dostoievskiana ocupa la
atención de Bajtín, ya que ambos polos son elementos estructurantes dentro
de la arquitectura de la novela. Tanto el autor como el personaje son instan-
cias de totalización del sentido de la obra, sin asimilarse jamás el uno al otro.
La plurivocidad atribuida, por ejemplo, a las novelas de Dostoievsky (la plu-
ralidad no solo de visiones del mundo vertidas por los personajes, sino tam-
bién de géneros discursivos, de distintos registros), todo esto no impide, sin
embargo, la unidad de la obra. Esta unidad es análoga a la existencial. De
este modo, “¿Qué es lo que garantiza un nexo interno entre los elementos de
una personalidad? Solamente la unidad responsable. Yo debo responder con
mi vida por aquello que he vivido y comprendido en el arte, para que todo lo
vivido y comprendido no permanezca sin acción en la vida” (Bajtín, 1997: 11).
CC
Cronotopo es un modo de intervinculación entre parámetros temporales y es-
paciales, es el modo concreto en que se relacionan tiempo y espacio en una
obra literaria […] es el modo en que una obra de arte determinada es capaz
de asimilar el cruce témporoespacial. […] La cultura oficial de la Edad Media,
por ejemplo, tendió a concebir un tiempo no histórico, divino, en el cual no solo
el orden era inmutable, sino que el recorrido geográfico, espacial, carecía de
significación en sí mismo. Un traslado de un lugar a otro de la Tierra (la proce-
sión religiosa, por ejemplo) era tan solo un modo de llegar a Dios […] El movi-
miento témporoespacial era vertical, de ascenso a Dios: no existía en el senti-
do de la historia y del espacio. […] Dante Alighieri retoma estéticamente este
cronotopo en su viaje del Infierno al Cielo y en la disposición geográfica de los
espacios que crea, atravesada por la verticalidad medieval […] su obra está
“infiltrada” por un nuevo cronotopo donde predomina la horizontalidad geográfi-
ca y temporal, que penetra dentro de cada círculo del Infierno y de cada Cielo,
cuestionando sordamente el cronotopo oficial. (129-130).
Para Bajtín, las nociones de espacio y tiempo son generadas por la materia-
lidad del mundo y comparten con las demás cosas su entidad dentro de la
conciencia. Cuando percibimos una situación dramática, una sala, un conjunto
de objetos en la sala, se trata de “una percepción real de la totalidad concreta
[que] presupone un lugar muy determinado para el espectador: su unicidad
y su encarnación; mientras que el mundo del conocimiento y cada momento
suyo tan solo pueden ser ideados” (1997: 29).
Esta es una unidad profunda entre los acontecimientos de la narración y
su entorno y es la arquitectónica de la visión artística la que no solo ordena
los momentos espaciales y temporales, sino también lo significado; la forma
no puede ser solo espacial sino semántica. De esta manera, se introduce en
el análisis de las estructuras narrativas su caracterización como objeto formal
espacial, conectado con la producción de sentido en un contexto de recepción.
ción cotidiana con fines pragmáticos cotidianos, mientras que el arte cumple
otra función en su comunicación extra-cotidiana.
El pensamiento artístico se realiza a través de la concatenación–estructu-
ra. Si bien Lotman no propone una definición de estructura, queda claro que
estaría relacionada con la forma como se concatenan los elementos de un
lenguaje o las ideas en una obra de arte.
La definición de lenguaje del arte plantea necesariamente la relación entre
lenguaje y mundo; del mismo modo, este problema aparece cuando Lotman
intenta definir el concepto de texto. Para el autor, la obra de arte no existe al
margen del lenguaje del arte ni de los demás lenguajes de comunicaciones
sociales. Una obra aislada del contexto no puede existir. El contexto son otros
lenguajes y otros códigos históricamente formados. Es en el interior de tal
contexto que la obra adquiere su significado. De esta manera, las estructuras
no textuales se pueden definir como “la relación del conjunto de elementos
fijados en el texto respecto al conjunto de elementos del cual se efectuó la
elección del elemento dado” (1988: 69). Esto significa que un texto es una
elección de un cúmulo de posibilidades preexistentes en la lengua natural y la
lengua literaria existente hasta el momento de configuración del texto.
Para la definición de texto tiene en cuenta tres conceptos: expresión, deli-
mitación y carácter estructural. El primero supone pensar el texto como la rea-
lización de cierto sistema, como su encarnación material. Cabe aclarar que
su sustancia material está constituida no por “cosas”, sino por relaciones de
cosas. La delimitación es inherente al texto; el texto se opone, por un lado, a
los signos que no entran en su constitución; por otro lado, se opone a todas
las estructuras en las que el rasgo de límite no se distingue (se opone al carác-
ter infinito de las lenguas naturales). Lotman (1988) afirma:
CC
El concepto de límite se manifiesta distintamente en textos de tipo diferente:
es el principio y final en textos cuya estructura se desarrolla en el tiempo […]
el marco en la pintura, las candilejas en el teatro. La delimitación del espacio
constructivo (artístico) respecto al no constructivo se convierte en el procedi-
miento principal del lenguaje de la escultura y de la arquitectura. (1998: 72)
CC
1. Dramaturgia como estudio de las estructuras dramáticas
Para abordar las estructuras dramáticas de un texto dramático se recurre
a menudo a un esquema de la acción que visualiza la curva dramática. Se
observa entonces cómo es conducida la fábula: distribución de los episodios,
continuidad o discontinuidad de la acción, introducción de momentos épicos
en la estructura dramática. […]
2. Composición de la obra dramática: análisis inmanente
La composición de la obra (su estructura) se pone de manifiesto en un aná-
lisis de las imágenes y de los temas recurrentes: tipos de escena, entrada y
salida de los personajes, correspondencias, regularidades y relaciones tipo.
Es este un estudio inmanente de la obra que se basa tan solo en los ele-
mentos visibles, las relaciones internas de la obra, sin que sea necesario
referirse al mundo exterior descrito por la obra y a la interpretación del crítico.
Esta estructura inmanente es denominada por J. Scherer estructura externa,
y este la opone a la estructura interna, que es el estudio de “los problemas
de fondo que se le plantean al autor dramático cuando construye su obra,
antes incluso de escribirla” (1950: 12). […]
3. Forma y fondo
La búsqueda de estructura confluye con la problemática de la alianza de una
forma adecuada a un contenido específico. No existe una estructura dramá-
tica típica y universal (según creían Hegel y los teóricos del drama clásico).
Toda evolución de los contenidos y todo nuevo conocimiento producen una
forma adaptada a la transmisión del contenido. […]
4. Estructura y acontecimiento
El descubrimiento de las estructuras y de las formas dramáticas, de los prin-
cipios de composición y de dramaturgia de la obra, por preciso que pueda
ser, no es —con todo— suficiente. En efecto, esta operación geometriza y
visualiza la estructura hasta el punto de convertirla en una construcción real
(…). Sin embargo, la obra siempre está en relación con el mundo exterior
que la comenta: “La estructura estructurada de la obra nos remite a un suje-
to estructurante, del mismo modo que nos remite a un mundo cultural al que
ella misma viene a añadirse, aportándole casi siempre el desconcierto y el
desafío” (Starobinski, 1970: 23). (Pavis, 2011: 187-188)
Por su parte, Anne Ubersfeld (1993) es quien nos aporta el modelo más
conocido de análisis estructural (en términos de su utilización por toda la
semiótica teatral) en su reelaboración del modelo actancial de Greimas. El
modelo actancial es una construcción sintáctica sobre el modelo lingüístico y
Ubersfeld arma su modelo considerando que el conflicto ocurre alrededor del
objeto. En toda obra dramática existe una pequeña cantidad de elementos
animados o no, los actantes, con una función que consiste en establecer
relaciones estructurales: un sujeto en principio no abstracto, sino concreto
e individualizado, va en busca de un objeto; en esta búsqueda encuentra
auxiliares, los ayudantes, y también adversarios, los oponentes. Este sujeto
no está solo y tampoco es autónomo, su búsqueda está determinada por un
conjunto de elementos que lo condicionan; el destinador es el que puede
ser, generalmente, un conjunto abstracto o plural (la Ley, Dios, el honor, el
derecho o una fuerza individual o política, la ambición, etc.). El resultado de la
búsqueda, en general, no concierne solo al sujeto; la acción se lleva a cabo
para un destinatario (que puede ser el sujeto, la humanidad, los creyentes,
una nación, etcétera).
El modelo de Ubersfeld es una generalización de los primitivos análisis de
Vladimir Propp, a los cuales se incorporan aportes de Greimas y la teoría del
deseo lacaniana. Nos dedicaremos al modelo actancial un poco más detalla-
damente en la siguiente unidad.
Por otra parte, un dramaturgo como David Mamet (2008) encarna el neocla-
sicismo en tanto conoce, cita y retoma la argumentación de Aristóteles en la
Poética. Este prolífico autor concibe y defiende un teatro (una dramaturgia) cen-
trado en la acción, en la trama, en el argumento. Considera que la dramaturgia
es un modo de narrar por acciones. Establece que la tarea principal es elabo-
rar buenos argumentos y hacer avanzar la narración por acciones. Afirma que
a la hora de la creación, ya se trate de dirigir una película propia o de tomar
una película ajena y tratar de descifrar su estructura dramática inherente, lo
que se impone es ese mismo proceso de preguntarse y revisar; por lo tanto,
hay que trabajar sin descanso, tanto para crear como para desentrañar una
línea argumental. La regla que se aplica aquí es el concepto aristotélico de
la unidad de acción, entendido por Mamet desde una óptica contemporánea,
a saber, como la idea guía de que la obra solo debe tratar de una cosa y que
esta ha de ser lo que el héroe pretende conseguir.
De acuerdo con Mamet, la estricta aplicación de esta regla produce obras
magníficas porque lo único que nos interesa en el teatro, como público, es lo
que sucede después. El autor afirma que todos los escritores saben esto pero
pocos lo hacen porque resulta demasiado difícil. Ante esto se escriben malos
argumentos que luego se remedan con, por ejemplo, atributos atractivos a los
personajes. Estos atributos están muy bien, pero lo único que se quiere saber
cuando alguien viene del teatro es: ¿de qué trata la obra?, esto es, la pregunta
es por la trama, el argumento y por las peripecias que esta implica. El trabajo
en el cine, dice Mamet, le enseñó a ceñirse al argumento y no hacer trampas.
En ese sentido, un buen escritor solo obtiene buenos resultados si aprende
a cortar, a suprimir lo ornamental, lo descriptivo, lo narrativo y sobre todo, lo
profundo y significativo. ¿Qué queda? Queda la historia. ¿Y qué es la historia?
La historia es la progresión esencial de incidentes que le ocurren al héroe en
la persecución de su único objetivo. Lo importante, señala Mamet (como afir-
mó Aristóteles) es lo que le ocurre al héroe, no lo que le ocurre al escritor. La
escritura de guiones es un oficio basado en la lógica, según Mamet. Consiste
CC
No se trata para nada de una teoría del desorden, como las versiones más popu-
lares pretenden hacer creer. Se trata de una forma de comprender un orden más
complejo, más parecido al funcionamiento de lo real. (Spregelburd, 2006: 17)
escena final de esa obra: ¿por qué se hace tan angustiante? ¿Es la angustia
producto de la fractura de los valores burgueses? No. Es el miedo atávico a
la disolución del mundo como encadenamiento causal, encadenamiento terri-
ble pero razonable.
Desde este punto de vista, la obra de arte no es una indagación cientí-
fica, sin embargo “aparece como una representación provisoria de la vida,
como un modelo a escala, que es verdadero (y por ende produce emoción,
es decir, una respuesta psicológica no lexicalizable) mientras dura su capta-
ción” (2006: 28).
El arte produce las imágenes que aún no tienen categorías verbales en
una comunidad de sentido, por eso son justamente imágenes y no ideas. La
percepción del tiempo es confusa, ¿por qué se cree que es más real el prin-
cipio aristotélico de principio, nudo y desenlace? Si se mira de nuevo la rea-
lidad, ¿no se debería aceptar que es más realista el modelo de obras que
Edmund Husserl (1859-1938). solo poseen nudo por ejemplo? De esta inquietud, el dramaturgo infiere una
Filósofo fundador principal de la paradoja: una observación más fina, más actual, más interesada por los inci-
filosofía fenomenológica. Nació en
pientes paradigmas complejos de la realidad, debería conllevar a obras más
Moravia. En 1883 obtuvo su doc-
torado en matemáticas en Viena. parecidas a la vida, más vitales, más orgánicas.
Entre los años 1884-1886 siguió En ese orden de ideas, introduce el concepto de fractal desde la geometría
las clases de filosofía de Franz no euclidiana con Benoît Mandelbrot y propone releer a los clásicos desde la
Brentano y decidió dedicar su vida
a esta disciplina. En 1887 Husserl
dimensión fractal de los objetos. En un brevísimo análisis de Otelo y Romeo y
preparó y defendió su tesis de Julieta de Shakespeare, llega a la conclusión de que estas obras están arma-
habilitación bajo la dirección de das por partes iguales de orden y de caos, como el fractal de Mandelbrot. En
Carl Stumpf, Sobre el Concepto la conclusión de este artículo, Spregelburd afirma que el dramaturgo debe dis-
de Número. En 1900/1901 edita
su obra Investigaciones Lógicas. cutir con sus modelos precedentes, sobre todo con los más cercanos, siem-
En 1913 muestra en Ideas I su pre que pretenda armar historias para ser vistas. Pero marca como escollo
giro trascendental. Su filosofía superable atravesar la dicotomía falsa a las que nos tenía reducido el fantas-
tuvo descendientes directos y
ma del realismo: es tan aburrido representar a una clase social dada como a
no directos; en particular, Martin
Heidegger en Alemania y Jean- su aparente opuesto, los que se ven como intentos desesperados de quebrar
Paul Sartre y Maurice Merleau- esa mímesis de lo conocido.
Ponty en Francia. Su pensamien-
to se desarrolló cubriendo todas
las disciplinas filosóficas teóricas,
como la teoría del conocimiento, 1.4. Introducción a la ontología formal
la teoría de la percepción, la teoría
de la conciencia, la teoría social, La ontología formal es una teoría de objetos que se presume universal; de
la teoría estética, la cognición ahí su formalidad. Esto quiere decir que es una lógica de objetos, dado que
encarnada, la teoría de la ciencia,
etc. Sus escritos, que superan las no depende para su formulación de ningún conjunto de objetos específicos.
40.000 páginas, siguen en edición Hay distintos tipos de ontología formal, y nosotros nos ocuparemos de la que
desde 1950. se basa en la mereología (del griego μερος, que significa “parte”) husserlia-
na (del filósofo Edmund Husserl). La mereología es una teoría que se ocupa
de las relaciones parte–todo. A esta teoría le agregaremos el concepto de
“dependencia ontológica” y otros conceptos que se relacionan con una rama
de la geometría que se llama topología. Como podrán ver, bastante de lo
que expondremos enseguida está presente en los análisis estructuralistas y
posestructuralistas, dado que lo que permite la ontología formal es diseñar,
modelizar o acceder a “estructuras”, esto es, articulaciones entre partes que
permanecen invariantes.
CC
El todo, que es compuesto a partir de algo, constituye una unidad, no como un
montón, sino como una sílaba. Y la sílaba no es sin más las letras —“b” y “a”
no es lo mismo que “ba”—, y tampoco la carne es, sin más, fuego y tierra (los
todos —la carne y la sílaba— no existen más cuando se produce su separación
pero los elementos de la sílaba siguen existiendo, así como el fuego y la tierra);
la sílaba es, ciertamente, algo, no es solo las letras —la vocal y la consonan-
te—, sino además algo distinto y la carne no es solo fuego y tierra, o bien, lo ca-
liente y lo frío, sino además algo distinto. (Aristóteles, 1970: 1041b 12)
En este párrafo vemos que el todo es más que la mera suma de sus partes,
y hubo distintas teorías para dar cuenta de qué es lo que hay que agregar al
conjunto de las partes para que se produzca un todo. La respuesta que nos
interesa a nosotros dice que lo que se agrega es la articulación de esas par-
tes. Esa articulación es la estructura que, entonces, no es equivalente a la
mera suma de las partes. Por ejemplo, seleccionemos un objeto literario: los
siguientes versos de un poema de Nicanor Parra:
Jóvenes
Escriban lo que quieran
En estilo que les parezca mejor
Ha pasado demasiada sangre bajo los puentes
Para seguir creyendo —creo yo
Que solo se puede seguir un camino:
En poesía se permite todo
(Parra, 2011: 233)
Parece claro que cualquier cambio de orden de las palabras o de las líneas
del verso produciría un objeto poemático distinto, otro poema. En una primera
aproximación podemos decir que ese orden de las palabras es un aspecto
de la estructura del poema. Y el poema no es equivalente al conjunto de las
palabras que lo forman o configuran. El poema es algo más.
De la misma manera podemos decir que la obra teatral Hamlet está com-
puesta por cinco actos, los que a su vez están constituidos por una cierta can-
tidad de escenas, las que a su vez están formadas por situaciones dramáticas
que son, en última instancia, palabras ordenadas rítmica y dramáticamente.
Noten que no mencionamos para nada “personajes en conflicto”, porque para
eso tenemos que esperar a introducir otras nociones.
Lo que estamos haciendo es mostrar de qué manera las relaciones parte–
todo nos pueden servir para conocer cómo están construidos, configurados o
conformados los objetos. Tenderemos a usar la noción de “objeto” en un sen-
tido amplio y extendido, de modo que los poemas, las obras dramáticas, las
b) Relación de combinación entre las partes por otra que las unifica.
La parte que unifica, enlaza o combina a las otras puede ser de la misma
naturaleza que las partes así enlazadas o ser de distinta naturaleza. En
un ramo de flores, la parte que enlaza a las flores puede ser una flor o
puede ser, más usualmente, un piolín. En una obra audiovisual podemos
encontrar este tipo de todo si alguna parte o elemento predomina sobre
las demás. Por ejemplo, en el plano sonoro, la música o alguna canción
o melodía, mientras que en el plano visual se suceden imágenes de todo
tipo. De esta manera si la melodía aparece y desaparece modulando y cua-
lificando al plano visual, entonces podemos decir que lo que unifica a las
partes de esa obra es dicha canción o melodía. Nótese que no menciona-
mos la unidad narrativa todavía, dado que estamos preparando el camino
para aplicar estas relaciones a la consideración de la estructura dramática
clásica de acuerdo con nuestra interpretación de la Poética de Aristóteles.
Este tipo de todos recibirá el nombre de “todos unificados”.
c) Relación de encadenamiento.
Es una relación compleja, porque combina relaciones que a su vez pueden
ser simples o complejas. Es una relación tal que entre dos pares de partes
cualesquiera encontramos otro par. Por ejemplo, una biblioteca de libros
repetidos tal que entre dos pares de ellos siempre hay otro par. Parece
fácil aceptar que esta relación se encuentra ejemplificada en el plano sono-
ro, en el que entre dos fragmentos sonoros encontramos otro fragmento
compuesto por lo menos de dos sonidos, hasta el sonido mismo. En una
obra dramática teatral, podemos plantear que entre dos pares de acciones
d) Relación de fusión.
Esta relación se explicitó a partir de los pioneros trabajos en musicología.
Se establece entre por lo menos dos sonidos que forman otro sonido indis-
tinguible perceptivamente de sus componentes. Conforma todos de manera
tal que sus partes pierden sus límites entre sí dando lugar a objetos combi-
nados por fusión, como la melodía. En particular esta relación también se
aplica a las partes de colores. Las partes del color blanco de la taza que
mencionamos arriba están fusionadas para dar lugar al todo “color de la
taza”. Nótese, entonces, que las partes de un todo de este tipo son distin-
guibles analíticamente, pero muy de vez en cuando perceptivamente. Las
relaciones de fusión son el antecedente necesario de la siguiente relación
fundamental. Este tipo de todo recibe el nombre de “todos fusionados”.
definición que surge del estado de la cuestión de nuestro tema. Esta primera
definición necesita ser completada, ejemplificada y explicada, tarea que reali-
zamos en la próxima unidad.
3.
LECTURA OBLIGATORIA
Referencias bibliográficas
Objetivos
Que los estudiantes logren:
Hay suficiente consenso como para poder afirmar que los componen-
1.
CC
[…] lo dramático es un principio de la construcción del texto dramático y de la
representación teatral que muestra la tensión de las escenas y de los episo-
dios de la fábula hacia un desenlace (catástrofe o resolución cómica) y que su-
giere que el espectador queda cautivado por la acción […] (2011: 144).
El punto que nos interesa aquí es lo que el investigador plantea como “tensión
de las escenas”, que podemos también denominar como un tipo posible de
vinculación entre las acciones y situaciones dramáticas que configuran las
escenas. Cuando decimos “vinculación” también podríamos decir combina-
ción, articulación, conexión, relación. Esa vinculación, entonces, es lo que
tendremos ocasión de indagar en esta unidad en tanto combinación de partes
que consideramos como elementales y que estructuran un relato dramático.
CC
PERSONAJES
JORGEN TESMAN, becario del Fondo Universitario para Historia de la Cultura
SEÑORA HEDDA TESMAN, su mujer
SEÑORITA JULIANE TESMAN, su tía
SEÑORA ELVSTED
BRACK, juez
EILERT LØVBORG
BERTE, criada de los Tesman
Primer Acto
(Un salón amplio, elegante y amueblado con gusto, decorado en tonos oscuros.
En la pared del fondo hay una puerta amplia con grandes cortinas abiertas. Esta
comunica con una pequeña habitación decorada en el mismo estilo que el salón.
En la pared de la derecha hay una puerta de dos hojas que lleva al vestíbulo. En
la pared opuesta, a la izquierda, una puerta de vidrio, también con grandes cor-
tinas abiertas. A través de los cristales se ve parte de un porche cerrado y árbo-
les con hojas de otoño. En primer plano hay una mesa ovalada cubierta por una
carpeta con sillas alrededor. En la pared de la derecha una estufa de porcelana,
ancha y oscura, una butaca de espaldar alto, un taburete con cojín y dos sillas.
En un rincón, a la derecha, un sofá esquinero y una pequeña mesa redonda. Al
frente, a la izquierda, un poco separado de la pared, un sofá. Frente a la puerta
de vidrio, un piano. A ambos lados de la puerta del fondo hay estantes con obje-
tos de terracota y mayólica.)
(En la pared del fondo de la habitación interior se ve un sofá, una mesa y un par
de sillas. Sobre el sofá cuelga el retrato de un hombre mayor muy bien pareci-
do, con uniforme de general. Sobre la mesa hay una lámpara colgante de cristal
opaco y lechoso.)
(Distribuidos por el salón hay una gran cantidad de ramos de flores de jarros y
vasijas. Hay aún más flores en las mesas. El piso de ambas habitaciones está
cubierto por espesas alfombras. Luz matinal. El sol entra a través de la puerta
de vidrio.)
(La señorita Juliane Tesman, con sombrero y sombrilla, sale del vestíbulo seguida
de Berte, quien lleva un ramo de flores envuelto en papel. La señorita Tesman es
una dama de apariencia agradable y placentera, de unos 65 años. Viste un sen-
cillo traje de calle gris. Berte es una criada vieja, de apariencia tranquila y ligera-
mente campesina.)
Señorita Tesman: (Se detiene ante la puerta, escucha y dice en voz baja.) ¡Casi diría
que no se han levantado todavía!
Berte: (También en voz baja.) Es lo que le dije, señorita. Piense no más, con
lo tarde que llegó anoche el vapor. Y después, ¡Dios me asista! todo lo que la
señora necesitó desempacar antes de retirarse a descansar.
Señorita Tesman: Bueno, hay que dejarlos descansar. Pero tienen que recibir el
aire fresco de la mañana cuando salgan. (Va a la puerta de vidrio y la abre de
par en par).
Berte: (Cerca de la mesa, sin saber qué hacer con el ramo de flores.) Mire, ya no
hay espacio para nada. Creo que lo voy a tener que poner aquí, señorita. (Lo
pone sobre el piano).
Señorita Tesman: Y bien, Berte, ya tienes aquí a tus nuevos señores. Solo Dios
sabe lo que me ha costado separarme de ti.
Berte: (A punto de llorar.) ¿Y a mí pues, señorita? ¿Qué puedo decir? Yo que le
he servido durante tantísimos años.
Señorita Tesman: Tendremos que acostumbrarnos, Berte. No podemos hacer otra
cosa. Jorgen tiene que tenerte aquí, ¿comprendes? Tiene que tenerte aquí. Tú
estás acostumbrada a servirle desde que era pequeñito.
Berte: Ay sí, señorita; pero yo pienso tanto en la que está en la casa. La pobre-
cita que no puede valerse sola. ¡Y con esa nueva criada! Jamás va a aprender
a cuidar a la enferma.
Señorita Tesman: Ya verás cómo le enseño. Y además, me voy a encargar de casi
todo, ¿comprendes? Así que por mi pobre hermana no tienes por qué preocu-
parte, Berte.
Berte: Pero hay otra cosa, señorita Tesman. Temo que no voy a poder satisfa-
cer a la nueva señora.
Señorita Tesman: ¡Qué cosas se te ocurren! Al principio habrá quizá alguna que
otra cosita…
Berte: Dicen que es muy exigente.
Señorita Tesman: ¡No faltaría más! ¡La hija del general Gabler! Acostumbrada como
está a la vida que llevaba con el general. ¿Te acuerdas cuando pasaba por aquí,
cabalgando, con su padre? ¿Con su largo vestido negro y plumas en el sombrero?
Berte: ¡Vaya si me acuerdo! Y Dios sabe que nunca se me ocurrió pensar que
ella y el señorito fueran a casarse.
Señorita Tesman: Ni a mí tampoco. Pero oye, Berte, antes de que lo olvide: de
ahora en adelante no debes llamar a Jorgen señorito. Debes decirle doctor.
Berte: Ya me lo dijo la señora anoche, apenas hubo cruzado el umbral. ¿Es ver-
dad que es doctor, señorita?
Señorita Tesman: Ya lo creo que sí. Imaginate, Berte, lo han hecho doctor en el
extranjero. Ahora, durante el viaje. ¡Yo no sabía ni media palabra! No me dijo
nada hasta la llegada del barco.
Berte: Él, con lo hábil que es, consigue cualquier cosa. Pero yo no sabía que
quería empezar a curar a la gente también.
Señorita Tesman: ¡No es un doctor de esos! (Mueve la cabeza con vehemencia.) Y
quién sabe si dentro de poco no lo vas a tener que llamar algo todavía mejor.
[…]” (Ibsen, 2006a: 322-325)
CC
Señorita Tesman: (Se detiene ante la puerta, escucha y dice en voz baja.) ¡Casi di-
ría que no se han levantado todavía!
Berte: (También en voz baja.) Es lo que le dije, señorita. Piense no más, con
lo tarde que llegó anoche el vapor. Y después, ¡Dios me asista! todo lo que la
señora necesitó desempacar antes de retirarse a descansar.
Señorita Tesman: Bueno, hay que dejarlos descansar. (Ibsen, 2006a: 324)
Este ejemplo nos permite mostrar que el fin de una situación dramática no
tiene necesariamente que coincidir con el fin de una réplica. En este caso, la
segunda situación dramática comenzaría con la siguiente línea de la Señorita
Tesman en la misma réplica a Berte.
Pero en verdad, el cambio de situación dramática se da cuando lo que acon-
tece ha cambiado. En consecuencia, se basa en la dimensión o nivel de las
acciones dramáticas, que puede coincidir o no con el nivel de lo que se dice en
los diálogos. En este caso, por ejemplo, la primera situación dramática podría
delimitarse de la siguiente manera:
CC
Señorita Tesman: (Se detiene ante la puerta, escucha y dice en voz baja.) ¡Casi di-
ría que no se han levantado todavía!
Berte: (También en voz baja.) Es lo que le dije, señorita. Piense no más, con
lo tarde que llegó anoche el vapor. Y después, ¡Dios me asista! todo lo que la
señora necesitó desempacar antes de retirarse a descansar.
Señorita Tesman: Bueno, hay que dejarlos descansar. Pero tienen que recibir el
aire fresco de la mañana cuando salgan. (Va a la puerta de vidrio y la abre de
par en par).
Berte: (Cerca de la mesa, sin saber qué hacer con el ramo de flores.) Mire, ya no
hay espacio para nada. Creo que lo voy a tener que poner aquí, señorita. (Lo
pone sobre el piano). (Ibsen, 2006a: 324)
CC
Señorita Tesman: Bueno, hay que dejarlos descansar.
(Ibsen, 2006a: 324)
Acción dramática: dar permiso al matrimonio Tesman para que sigan durmien-
do. Esta acción ocasiona que ella misma proceda a la siguiente.
CC
Pero tienen que recibir el aire fresco de la mañana cuando salgan. (Va a la
puerta de vidrio y la abre de par en par). (Ibsen, 2006a: 324)
Acción dramática: se apropia del lugar para recibirlos de la manera en que ella
considera adecuada, invitando a Berte a que la siga en su tarea.
CC
Berte: (Cerca de la mesa, sin saber qué hacer con el ramo de flores.) Mire, ya no
hay espacio para nada. Creo que lo voy a tener que poner aquí, señorita. (Lo
pone sobre el piano). (Ibsen, 2006a: 324)
CC
Señorita Tesman: Y bien, Berte, ya tienes aquí a tus nuevos señores. Solo Dios
sabe lo que me ha costado separarme de ti.
Berte: (A punto de llorar.) ¿Y a mí pues, señorita? ¿Qué puedo decir? Yo que le
he servido durante tantísimos años. (Ibsen, 2006a: 324)
Esto, por una parte. Por otra parte, es necesario enfatizar que el movimiento
en el espacio, por ejemplo, poner las flores sobre el piano, no constituye
necesariamente una acción dramática. En este caso, la acción es contrastar
la supuesta felicidad de la Señorita Tesman con el ahogo en que ella, Berte, se
encuentra. Pero dado que Berte es una criada en una sociedad de clases (y
que haya criadas es un indicador de que hay clases sociales consideradas
desde el punto de vista marxista clásico) no le está permitido accionar libre-
mente de acuerdo con sus impulsos básicos. Berte, dado que es una vieja
criada, y que ha acompañado a Jorgen Tesman desde niño, es una criada que
sabe llevar a cabo su tarea. Entonces, sabe que el piano no es un lugar para
dejar las flores. En consecuencia, “dejar las flores sobre el piano” es el medio
para enojarse con lo que le pasa y buscar compasión o comprensión por parte
de la Señorita Tesman, disculpándose con la línea de texto “Creo que lo voy a
tener que poner aquí, señorita.” (Ibsen, 2006a: 324) , y todo al mismo tiempo.
¿Cómo lo logra Ibsen? Por el armado de situaciones dramáticas en el que cada
línea de diálogo es una acción dramática.
Noten que las acciones dramáticas siempre son verbos transitivos que
2.
CC
Greimas, con su Semántica Estructural, y, antes que él, Souriau, con Les deux
cent mille situations dramatiques nos han mostrado cómo se construye un mo-
delo básico tomando como unidades a los actantes. Antes de pasar adelante
convendría no confundir al actante con el personaje. De hecho:
a. un actante puede ser una abstracción (la Ciudad, Eros, Dios, la Libertad), o
un personaje colectivo (el coro antiguo, los soldados, un ejército), o una agru-
pación de personajes (por ejemplo, los oponentes del sujeto o de su acción);
b. un personaje puede asumir simultánea o sucesivamente funciones actancia-
les diferentes […]
c. puede darse un actante ausente de la escena con tal de que su presencia
quede patente en el discurso de otros sujetos de la enunciación (locuto-
res); es decir, para ser actante no es preciso ser sujeto de la enunciación.
(1993: 48)
3.
CC
PERSONAJES:
EMPRESARIO WERLE, propietario de diversas fábricas; GREGERS WERLE, su
hijo; El viejo EKDAL, HJALMAR EKDAL, fotógrafo, hijo del anterior; GINA EKDAL,
esposa de Hjalmar; HEDVIG, hija de ambos, 14 años; SEÑORA SØRBY, ama de
llaves del empresario Werle; RELLING, médico; MOLVIK, estudiante de teolo-
gía; GRÄBERG, tenedor de libros; PETTERSEN, criado del empresario; JENSEN,
ayuda de cámara, extra; un hombre entrado en carnes; un hombre de pelo ralo;
un hombre miope; Otros seis hombres, invitados del empresario; varios cama-
reros temporarios.
(El primer acto transcurre en casa del empresario Werle, los cuatro siguientes
en casa del fotógrafo Ekdal) (Ibsen, 2006b: 204)
Primer Acto
Se escuchan ruidos, risas y brindis que provienen del salón comedor. Pettersen
y Jensen “chusmean” mientras preparan el salón de recepción. El viejo Ekdal
pasa casi clandestinamente para buscar algo en otra habitación, donde está
el señor Gräberg. La señora Sørby entra acompañada de varios caballeros que
comentan la cena y lo que viene, alabando las habilidades de su anfitriona. En
la reunión que se congregará en ese salón estarán, además de los invitados,
el señor Werle y su hijo Gregers, quien invitó a su amigo de la adolescencia
Hjalmar Ekdal, a quien no ve hace más o menos quince años.
En ese reencuentro Gregers se entera del devenir de su amigo y de su
padre, con relación al empresario Werle, su propio padre. Posteriormente
Hjalmar es invitado a participar en la reunión, mostrando sus fotos. No trajo
sus fotos ni sabe de vinos como para participar en la chanza sobre el tiempo
de maceración de las uvas con relación al sol de la corte. El señor Gräberg
tiene que salir de la otra habitación para dirigirse a su morada, con lo que el
viejo Ekdal aprovecha también para salir. Su hijo reniega de su padre y no lo
saluda ni lo ve directamente. La señora Sørby hace que Petersen le tire algo
al viejo Ekdal y se llevará una botella de coñac. Hjalmar, al ser interpelado
por Gregers sobre su conducta, finalmente prefiere dejar la casa sin llamar la
atención.
Gregers decide enfrentar a su padre puesto que él ha hecho que bajara
de la montaña donde está la fábrica para tener un encuentro. Gregers intuye
que las bondades que el señor Werle hizo por su antiguo socio y amigo Ekdal
y por su hijo, Hjalmar, en realidad son estrategias para librarse de la antigua
amante, Gina Hensen, ahora Ekdal, y de las sospechas de un negocio fallido
por el que Ekdal estuvo en prisión. El señor Werle le pide a Gregers que sea su
socio. En una reacción frente a una increpación de su hijo, le pide por su ben-
dición para contraer nupcias con la señora Sørby. Ante tal solicitud, y puesto
que Gregers le reprocha a su padre que con su madre no tuvieron tal vida fami-
liar, reniega de su padre, enfrentándolo para poder llevar a cabo su objetivo
idealista de develar la falsedad en la que viven todos y deja la casa paterna.
Segundo Acto
Gina Ekdal y su hija Hedvig hacen actividades en su casa mientas fantasean
sobre la cena a la que fue invitado el esposo de Gina y padre de Hedvig. Entra
el viejo Ekdal, con su botella en el bolsillo y el bulto de papel para escribir.
Se encierra en su pieza. Llega Hjalmar y lo reciben con alegría y entusiasmo
4.
LECTURA OBLIGATORIA
Ibsen, H. (2006b) [1884], “El pato salvaje” en Ibsen, H., Peer Gynt.
CC
[…] presenta su célebre definición de la tragedia, y define y valora sus elemen-
tos constitutivos o “partes” cualitativas. En los demás capítulos […] tratará
cada uno de ellos en orden de importancia y, en general, con una amplitud pro-
porcional a esa importancia. Los capítulos VII a XIV están dedicados a la tra-
ma, y el XV a los caracteres. En los capítulos XVI a XVIII se reanuda la discu-
sión de la trama, a propósito de aspectos particulares de su composición.
(2006: 39)
De acuerdo con Halliwell, este capítulo es uno de los más ricos del texto y se
puede leer como condensando tres ejercicios críticos:
CC
[…] una definición del drama trágico; un análisis del género en sus partes o
elementos constitutivos; un ranking evaluativo de estos elementos que van del
más al menos importante. (1987: 88)
CC
La tragedia es, pues, imitación de una acción elevada y completa, que posee
una medida; con un lenguaje sazonado con cada una de las especies [de sazo-
namiento], por separado en las distintas partes, actuando y no por medio de
una narración, y que a través de la compasión y el temor, produce la purifica-
ción de esos afectos. (1449b)
medios son aquello con lo que represento, mientras los modos son la manera
en que lo represento y los objetos son eso que represento. En este caso, los
medios son la escritura en verso y la música, el modo es la representación
dramática, mientras que el objeto de la mímesis o representación es “los que
actúan (accionan).” En el objeto se encuentran, entonces, los componentes
básicos de la combinación de acciones (trama), los caracteres (personajes)
y el pensamiento.
CC
[…] como la imitación lo es de una acción y [esta] es ejecutada por unos que
actúan, los cuales necesariamente tienen determinada cualidad según el ca-
rácter y el pensamiento (pues es basándonos en esas dos cosas como cualifi-
camos también las acciones) [las causas de las acciones son por naturaleza
dos, el carácter y el pensamiento], y, en todos los casos, el que se acierte o
fracase depende de ellas, es la trama la que constituye la imitación de la ac-
ción. Pues llamo «trama», en este contexto, a la composición de los actos,
mientras que llamo «carácter» a lo que nos permite decir que los que actúan
poseen determinada cualidad, y «pensamiento» todo aquello mediante lo cual
los personajes, al hablar, demuestran alguna cosa o formulan una afirmación
general. (1450a)
formaría una mera suma y el todo que estará conformado por una combinación
causal de acciones dramáticas.
Para ello, se deben satisfacer los siguientes requisitos formales: la trama
debe ser de una acción completa. La acción completa se define por ser ente-
ra y poseer determinada medida o extensión. Respecto de la relación entre
“completa” y “entera”, Sinnott nos aclara en nota que no son equivalentes.
La acción es completa si llega hasta el fin (télos) y se dirige hacia él, mientras
que es entera (hóle) si constituye un todo (hólon). Así, encontramos la diferen-
cia entre meras sumas y todos conectados:
CC
En un todo los componentes no están aislados los unos de los otros, sino que
son auténticamente partes, esto es, se hallan interrelacionados entre sí de tal
modo que cobran sentido solo dentro de la unidad mayor que ellos forman, tal
como ocurre entre las partes de un organismo vivo. (Sinnot, nota 184, 2006:
55-56).
Por su parte, “entero” se dice de lo que tiene principio, medio y fin. “Principio”
es lo que necesariamente no sucede después de otra cosa. “Fin”, contra-
riamente, es lo que sucede después de otra cosa “o por necesidad o como
ocurre en la mayoría de los casos”, en tanto que después de ello no sucede
nada más. “Medio”, es aquello que sucede después de otra cosa y después
del cual sucede otra. Esto quiere decir que la trama no puede comenzar en
un punto tomado al azar. Noten, de todos modos, que las definiciones son
formales. Compárese lo afirmado por Aristóteles con las consideraciones de
Roland Barthes que abordamos en la unidad 1.
Puesto que la mímesis de la acción completa tiene que comenzar por el
principio, entonces no puede comenzar por cualquier lado. Sinnott nos dice,
entonces, que:
CC
[…] La trama constituye una totalidad si sus sucesivas partes (los prágmata)
[las situaciones dramáticas] están ordenadas, esto es, enlazadas entre sí se-
gún relaciones de necesidad y de probabilidad. (Sinnott: nota 192, 2006: 57)
CC
[…] cuanto más grande sea sin dejar de ser clara en su conjunto, y, para esta-
blecer una definición genérica, es límite suficiente de la medida el de aquella
en que, sucediéndose [los hechos] según la verosimilitud o la necesidad, se
produce la transformación de la desdicha a la dicha o de la dicha a la desdi-
cha. (1451ª)
7.
CC
[…] la relación entre determinado tipo de carácter (éthos) y determinado tipo
de acción y de pensamiento. La poesía […] narra […] lo que puede ocurrirle a
todo individuo de un mismo tipo humano en todo momento. (Sinnott, nota 224,
2006: 67).
CC
Pues hay una gran diferencia entre el que los hechos se produzcan unos a cau-
sa de otros y el que se produzcan unos después de otros. (1452a)
CC
[…] las cosas referentes al pensamiento, se hallan en los libros dedicados a
la retórica. […] Pertenecen al pensamiento todas las cosas que deben ser pro-
ducidas por el lenguaje. Sus partes son la demostración y la refutación, y la
suscitación de los afectos (por ejemplo, la conmiseración, el temor, la ira, y to-
dos los de la misma especie), y también la grandeza y la pequeñez. Pero es
evidente que también las acciones deben tratarse a partir de estas distincio-
nes, cuando hace falta presentarlas como dignas de conmiseración, como te-
rribles, como grandes o como verosímiles. (1456a-1456b)
CC
Es una cosa de gran importancia emplear apropiadamente cada una de [las
especies] mencionadas […] pero una mucho más importante es ser productor
de metáforas. Es, en efecto, lo único que no puede tomarse de otro, y es indi-
cio de una buena dote natural, pues hacer bien transferencias [de nombres] es
percibir lo semejante. (1459a)
CC
La metáfora es el traslado del nombre de una cosa distinta o del género a la
especie, o de la especie al género, o de una especie a otra especie o por ana-
logía. Ejemplo [de traslado] del género a la especie es:
Mi nave está detenida,
Pues «estar anclado» es una forma de «estar detenido». De la especie al género:
Por cierto, Odiseo realizó innumerables acciones nobles.
pues «innumerable» es mucho, y se lo ha empleado en lugar de «mucho». De la
especie a la especie:
tras sacarle la vida con el bronce
y
tras cortar con el sólido bronce,
pues allí se ha llamado «sacar» a «cortar», y a «sacar», «cortar», y uno y otro son
una forma de «quitar».
Entiendo por «analogía» el caso en que el segundo [término] se relaciona con el
primero como el cuarto con el tercero; pues [el poeta] dirá, en lugar de segun-
do, el cuarto, y, en lugar del cuarto, el segundo […] por ejemplo, que la copa
se relaciona con Dioniso tal como el escudo se relaciona con Ares, [el poeta]
llamará entonces a la copa «escudo de Dioniso» y al escudo «copa de Ares». O
bien: la vejez se relaciona con la vida tal como el atardecer con el día; [el poeta]
llamará entonces al atardecer «vejez del día», a la vejez, «atardecer de la vida»
[…] (1457b).
CC
Las figuras de sentido (Tropos)
Estas figuras están relacionadas estrechamente con los procesos de significa-
ción por analogía o por otros tipos de relación entre los rasgos de una entidad
con otra. De hecho, son los ejemplos máximos del lenguaje comúnmente lla-
mado «figurado». La imagen o la comparación, junto con mecanismos más com-
plejos como la metáfora o la metonimia, constituyen las figuras que asocian o
ponen en contacto dos mundos, dos objetos o partes de este para lograr un
efecto determinado: divertir, definir, dar a entender, sorprender, cautivar. […]
Los mecanismos de producción de metáforas se basan en esta capacidad men-
tal de asociar la imagen de un elemento con la imagen de otro. Por ejemplo, aso-
cio la bondad de una persona con la que se supone específica del ángel: «Eres
un ángel». O con las cualidades del sol (luz, alegría y calor): «Eres un sol». O con
comportamientos y actitudes (provocación, astucia): «Eres un bicho». […] Junto
a la presencia en el uso cotidiano de metáforas estables y fijadas, en el habla
elaborada y creativa la metáfora es la construcción de una analogía que produ-
ce placer interpretar, por el acierto en la percepción nueva de cualquier objeto,
sentimiento o pensamiento colocados en otro contexto. Las metáforas creadas
suponen inteligencia, ingenio, sensibilidad para asociar situaciones diversas:
al ponerlas en contacto, proporcionan una mirada nueva y fresca sobre la rea-
lidad. […] En la canción popular la metáfora brota con facilidad para expresar
sentimientos:
CC
[…] el efecto de la tragedia dependerá en forma decisiva de la coexistencia de
estos dos rasgos, en apariencia contradictorios, del hecho trágico: ser «lógico»
(por derivar como un efecto de los hechos anteriores) y, sin embargo, paradóji-
co («en contra de lo que se espera»). (Sinnott, nota 248, 2006: 71)
LECTURA RECOMENDADA
RR
Bieda, E. (2008), Aristóteles y la tragedia. Una concepción trágica de la felicidad, Altami-
ra, Buenos Aires.
Lear, J. (1992), “Katharsis”, en Oksenberg Rorty, A., (ed.), Essays on Aristotle’s Poetics,
Princeton University Press, New Jersey, pp. 315-340.
Nussbaum, M., (1992) “Tragedy and Self-sufficiency: Plato and Aristotle on Fear and
Pity”, en Oksenberg Rorty , A., (ed.), Essays on Aristotle’s Poetics, Princeton University
Press, New Jersey, pp. 261-290.
CC
[los componentes] desde el punto de vista de la cantidad y separados en que
se divide son los siguientes: el prólogo, el episodio, el éxodo y la parte coral, la
cual se divide en párodo y estásimo. […] El prólogo es toda la sección de la
tragedia que precede a la párodo del coro; el episodio es toda la sección de la
tragedia que se encuentra entre canciones corales enteras; el éxodo es toda la
Los estásimos se caracterizan, sección de la tragedia a la que no sigue ninguna canción coral; de las seccio-
según Aristóteles, desde el punto nes corales, la párodo es la primera expresión entera del coro; el estásimo es
de vista métrico. En los estási-
la canción del coro sin anapestos ni troqueos. (1452b)
mos no se utiliza el anapesto ni
el troqueo.
Según el Diccionario de la Real
Academia Española, De acuerdo con Vandiver (2000) los elementos cuantitativos se especifican de
Anapesto (Del lat. anapaestus, y la siguiente manera. El prólogo se da antes de la aparición del coro, prepara lo
este del gr. αναπαιστος) 1. m. que vendrá y transmite información necesaria para que el público pueda seguir
En las métricas griega y latina, pie
compuesto de tres sílabas; las dos la acción (lugar y tiempo de la ficción). En algunas piezas trágicas se omite y
primeras, breves, y la otra, larga. comienzan directamente con la aparición del coro. Esta aparición o entrada se
Troqueo (Del lat. trochaeus, y este llama párodo (en griego). En la párodo el coro se presenta y da otros datos de
del gr. τροχαιος).1. m. En la poe-
lo que va a acontecer. Puede tener una extensión que oscila entre 20 y 200
sía griega y latina, pie compuesto
de dos sílabas, la primera larga y líneas. Luego la obra se desarrolla por episodios en los que interaccionan dos
la otra breve. o tres actores o bien uno o dos actores y el coro. Los episodios se dividen por
Disponible en http://www.rae.es/ cantos corales. Los cantos corales que dividen los episodios se llaman está-
simo. Los estásimos se dividen en pares de versos llamados estrofas y antís-
trofas. En cada par, la antístrofa es exactamente equivalente en su métrica a
la estrofa precedente. La sección final de la tragedia es el éxodo, en el que el
coro deja el escenario. Esta canción coral final puede ser muy breve. Podrán
apreciar las estrofas y antistrofas del coro en la edición de Cátedra de Medea.
Medea: la obra
El análisis de la obra no puede ser totalmente exhaustivo y nos atendremos
a nuestros objetivos; en este caso, relevar la relación entre procedimientos y
materiales, al mismo tiempo que presentar algunas características necesarias
para acceder a la comprensión de la tragedia y proponer la lectura y trabajo
sobre ella.
De modo general y como introducción, podemos decir que los materia-
les de los que se vale Eurípides son diversos. Parte del mito de Jasón, los
Argonautas, Medea y algunos temas más. Esta historia era conocida por los
atenienses y sin embargo Eurípides los sorprendió con su final. También se
conocía su amor por la filosofía, en particular de los sofistas, y este saber se
filtra como material en la obra. Los procedimientos incluyen usar la estructura
cuantitativa, el formato del discurso jurídico en una escena clave de la obra
y otorgar a Medea la salida reservada para los dioses de modo que pueda
dejar Corinto.
Repongamos el argumento según el gramático Aristófanes (de Bizancio,
aproximadamente 257-180 a.C.)
CC
Medea, por odio a Jasón, a causa de que este se había casado con la hija de
Creonte, mató a Glauce, a Creonte y a sus propios hijos: se alejó de Jasón y se
casó con Teseo. El tema no figura en ninguno de los otros dos trágicos. La es-
cena del drama se supone en Corinto. El Coro está formado de mujeres de la
ciudad. Pronuncia el prólogo la nodriza de Medea. Se representó siendo arcon-
te Pitodoro, en el primer año de la Olimpíada 87: Eufotión fue el primero; se-
gundo, Sófocles; el tercero, Eurípides con Medea, Filoctetes, Dictis y el drama
satírico Los recolectores. No se conservan. (Eurípides, Tragedias I, edición, tra-
ducción y notas Juan Antonio López Férez, Madrid, Cátedra, 1998: 168).
Excurso
Hemos afirmado repetidas veces que la teoría de Aristóteles se podía interpre-
tar contemporáneamente. Si tenemos en cuenta que Aristóteles considera que
la estructura o trama es un objeto (abstracto) compuesto de partes que son
los actos o acciones (dramáticas) y que, en tanto haya trama, habrá un todo
en el cual y solo en el cual dichas partes adquirirán su función, rol y sentido,
entonces se puede considerar que la ontología formal que hemos introducido
de modo general en la unidad anterior, es la herramienta presente de modo
incipiente en la Poética que nos puede ser útil para configurar objetos estéti-
cos. Además, nos proporciona un criterio de perfección: una obra cuyas partes
sean todas esenciales. ¿Puede aportar un ejemplo de tal obra, esto es, que
no le falte nada ni le sobre nada?
Esta consideración estructural es la que proponemos extender a todo obje-
to artístico. Se trata de establecer, operativamente y en primer lugar, qué
elementos forman las partes constitutivas del todo que vamos a analizar o
configurar. En segundo lugar, evaluar las distintas dimensiones que considera-
remos que tiene el objeto. En tercer lugar, operar con relaciones de composi-
ción horizontales (en el interior de cada dimensión) y verticales (entre elemen-
tos de distintas dimensiones o entre dimensiones). Las relaciones son las que
8.
9.
Elija y vea alguna de las versiones de Medea que han sido filmadas.
a. Escriba la trama de la película.
b. Compare la trama filmada con la trama de la obra. ¿Falta algo, sobra
algo?
10.
Aristóteles considera que la aparición de Egeo en el momento necesa-
rio —para que Medea obtenga un salvoconducto y así poder escapar de
Corinto una vez que haya hecho lo que se propone— responde a una
necesidad del escritor y no de la trama.
¿Usted está de acuerdo? ¿Por qué?
Lea la obra y establezca si el escritor da cuenta o no de esta situación.
11.
a. ¿Cómo construye Eurípides la ambivalencia estructural de Medea?
Escriba su respuesta.
b. Releve en la obra, las partes en que Medea delibera racionalmente
sobre los medios para obtener su fin y las partes en que es afectada
por su odio. Tenga en cuenta que un crimen perpetrado bajo emo-
ción violenta sigue siendo un atenuante para el victimario, 25 siglos
después de la escritura de Medea por parte de Eurípides.
LECTURA OBLIGATORIA
OO 170- 212.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Perinelli, R. (2011), “Cap. 1. El teatro en Grecia” en Apuntes sobre la Historia del
Teatro Occidental, Tomo I, Inteatro, Buenos Aires, pp. 19-150.
Rackett, A. F. (2005), Medea. Una introducción crítica, Santiago Arcos, Buenos Aires.
Películas recomendadas
CC
La escuela primaria me aburrió cuatro años. Posteriormente, durante mis nueve
años en el Realgymnasium de Ausburgo, no logré educar a mis maestros. Mi in-
clinación a la indolencia y a la independencia me era inculcada por ellos. En la
universidad, asistí a cursos de medicina y aprendí a tocar la guitarra. Durante mi
paso por el gymnasium contraje cierta deficiencia cardíaca debido a mi descuido
de los deportes, lo que me abrió las puertas a los misterios de la metafísica.
(Carta del joven Brecht a Herbert Jhering) (Ewen, 2008 [1967]: 35)
algún momento denominará como “la industria cultural” formaba parte de las
preocupaciones constantes de Bertolt Brecht, sobre todo, luego de pasar por
Estados Unidos.
Nuestro objetivo consiste en presentar su forma de estructurar narraciones
que, si bien fueron diseñadas por Brecht para influir de determinada manera
en el público, también produjeron otras consecuencias inesperadas para el
propio Bertolt.
CC
Brecht […] el 23 de diciembre de 1921 anota en su diario que hizo una visita a
Trude Hersterberg (1892-1967), quien en septiembre de ese año había inaugu-
rado el Wilde Bühne [escenario salvaje], uno de los cabarets políticos más im-
portantes de Berlín. Causó una impresión tan profunda al grupo que
Hersterberg inmediatamente lo contrató por seis noches por una suma de 500
marcos. La primera función de Brecht tuvo lugar en enero de 1922 y comenzó
cantando “Apfelböck” [o los lirios del campo], de un “modo un poco hetero-
doxo y monótono”, por lo que recibió un débil aplauso. Entonces comenzó a
cantar “La leyenda del soldado muerto” que desde el principio agitó provocati-
vamente al público. Para cuando llegó al final del segundo verso, “estalló un
caos salvaje en las plateas” y Brecht tuvo “que callarse por los gritos del públi-
co reaccionario”. Aparentemente, nadie había esperado semejante reacción,
que se podía deber a que una multitud de visitantes nacionalistas se encontra-
ban de paso en Berlín para formar parte de una muestra de agricultura y se ha-
bían dejado caer por el Wilde Bühne buscando una buena noche de parranda.
Hersterberg bajó la cortina y Walter Mehring se dirigió al público con las si-
guientes palabras proféticas: “Damas y caballeros, esta fue una gran desgra-
cia, pero no para el poeta, sino para ustedes mismos. Y algún día se van a jac-
tar de que estuvieron aquí esta noche”. (2006: 43)
CC
Actor, poeta, dramaturgo y trovador […] Wedekind tenía pasión por el circo, el
zoológico y los cabarets. Genio atormentado, volcaba frascos de vitriolo sobre
las convenciones y sobre Alemania. Uno de sus poemas satíricos en
Simplicissimus […] estaba dirigido contra el mismo Káiser, y por él fue hallado
culpable de delito de lesa majestad y enviado a prisión. El mundo del Káiser
Guillermo II era para él un zoológico habitado por el hombre, en realidad un ani-
mal salvaje, bestial, venenoso. Aun así estaba lleno de compasión, y en sus
poemas había una piedad genuina hacia los oprimidos. En La caja de Pandora
[…] sustituye el personaje bíblico de Lilith por el de Lulú, vampira demoníaca,
símbolo y encarnación de la fuerza elemental del sexo que Wedekind conside-
raba como la absoluta Ding-an-sich, un poder trascendental e irreprimible. […]
El horror de Strindberg ante el mundo […] se convierte en Wedekind en una es-
pecie de loca exaltación ante el triunfo del instinto. […] Para Brecht represen-
taba el presente y el futuro, y en su lenguaje maravillosamente disciplinado —
grotesco, despiadado y feroz, con sus toques de jerga picante—- descubrió los
modelos con los que se podía identificar. (2008 [1967]: 45-46)
La otra fuente literaria que debemos nombrar es Georg Büchner, quien murió
a los 23 años en 1837. Dos de sus obras fueron muy influyentes en el teatro
alemán de posguerra, Woyzeck y La muerte de Danton. Se considera a Woyzeck
como la primera obra alemana proletaria. Respecto de los procedimientos lite-
rarios, Büchner abrió para Brecht la posibilidad lingüística de hacer hablar a los
personajes de modo quebrado, cortándose el diálogo unos a otros, y el manejo
de la coloquialidad del lenguaje grosero. “En la estructura dramática, Büchner
reforzaría la preferencia de Brecht por los dramas históricos isabelinos, abier-
tos y episódicos”. (Ewen, 2008 [1967]: 47). Además, ambos establecieron
una relación densa entre alimentos y moral, y desarrollaron una preferencia
por el “protagonista pasivo”, el agente al que las cosas le suceden sin que
este accione en el sentido aristotélico.
CC
No basta con reclamar del teatro tan solo conocimientos, reveladoras repro-
ducciones de la realidad. Nuestro teatro debe despertar el gusto en el conoci-
miento, debe organizar el placer en la transformación de la realidad. Nuestros
espectadores no solamente tienen que escuchar de qué modo se libera al
Prometeo encadenado, sino que también deben ejercitarse en el placer de libe-
rarlo. Todos los gustos y placeres de los inventores y descubridores, todos los
sentimientos de triunfo que experimenta el libertador, tienen que ser enseña-
dos por nuestro teatro. (1972 [1971]: 7)
CC
Las partes de la fábula se han de colocar cuidadosamente unas frente a otras,
dando a cada una su estructura propia, al modo de una pequeña pieza dentro
de otra pieza. (1972 [1971]: 94)
68, mucho antes que Jan Kott hiciera su análisis político de Hamlet, ya Brecht
lo había desarrollado. Para nuestros objetivos, es lo mismo que hace con su
obra Galileo, pero privilegiando los elementos netamente políticos, que siguen
pasando desapercibidos en la lectura contemporánea de Shakespeare. En
primera instancia, Hamlet es un príncipe y le robaron la corona. En términos
de filosofía política, la justificación de la soberanía estatal todavía está comen-
zando, lo que quiere decir que no está claro el derecho de sucesión del hijo
al trono.
CC
De la interpretación que se dé al suceso en su conjunto depende lo que se ha-
ya de distanciar y la manera de llevarlo a cabo, a cuyo efecto el teatro ha de te-
ner poderosamente a la vista los intereses de su tiempo. (1972 [1971]: 95)
CC
A través de estos hechos vemos a un hombre joven pero ya algo entrado en
carnes, hacer un empleo harto deficiente de la nueva razón de que ha tenido
noticia a su paso por la Universidad de Wittenberg. (1972 [1971]: 96)
CC
[…] el arte deja de ser realista no cuando cambia las proporciones de las co-
sas [supongamos que piensa en el expresionismo alemán], sino cuando las
cambia de modo tal que el público, al aplicarlas prácticamente en sus puntos
de vista e impulsos particulares, se estrella contra la realidad […] la estiliza-
ción no debe suprimir lo natural, sino que ha de aumentarlo y robustecerlo.
(1972 [1971]: 98-99)
12.
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Eagleton, T., (1997) [1995] Ideología. Una introducción, Paidós, Barcelona.
Eagleton, T., (2006) [1990] La estética como ideología, Trotta, Madrid.
Jameson, F., (2013) [1998] Brecht y el Método, Manantial, Buenos Aires.
CC
Teatro Dramático: trama; implica al espectador en una situación escénica;
desgasta su capacidad de acción; proporciona sensaciones, experiencia; invo-
lucra al espectador en algo; sugestión; se preservan sentimientos instintivos;
el espectador se encuentra en el medio de esto, comparte la experiencia; se
supone al ser humano en su integridad; es inalterable, los ojos puestos en el
fin; una escena produce la siguiente; progresión dramática; desarrollo lineal;
determinismo evolutivo; hombre como punto fijo; el pensamiento determina el
ser; sentimiento.
Teatro Épico: relato; hace que el espectador se vuelva un observador, pero des-
pierta su capacidad de acción; lo fuerza a tomar decisiones; pintura del mundo;
involucra al espectador para que enfrente algo; argumento; se lo lleva hasta el
punto del reconocimiento; el espectador sigue afuera, analiza; el ser humano
es el objeto de investigación; es alterable y capaz de alterar; los ojos puestos
en el transcurrir; cada escena por sí misma; montaje; en curvas y saltos; hom-
bre como proceso; el ser social determina el pensamiento; razón. (Brecht on
Theatre, 1974 [1957]: 37)
CC
Si nos limitamos a mover nuestras figuras sobre la escena tan solo a partir de
móviles sociales, diferentes según la época, la resultante es que dificultamos
a nuestros espectadores toda compenetración emocional (endopatía) con el
asunto. Entonces ya no le es posible sentir sencillamente que “él habría actua-
do también así”, sino que a lo sumo podría decir “si hubiera vivido bajo las
mismas circunstancias”; y si representamos las piezas de nuestra propia épo-
ca como piezas históricas, es posible que el espectador descubra las circuns-
tancias en que vive como algo especialmente singular, y ello constituye el co-
mienzo de la crítica. (1972 [1971]: 79)
Noten que lo que pretende Brecht es que, en tanto los caracteres no se pue-
den interpretar como personas, la percepción de los actores jugando esos
roles sociales hará que el espectador no se comprometa emocionalmente con
la narración, dejando libre su capacidad de razonamiento para indagar por los
motivos sociales por las que ese carácter se introdujo o fue introducido en
sus peripecias. Considerar el propio tiempo, la propia época, como histórica,
es comenzar a vislumbrar las condiciones económicas, sociales, políticas y
culturales que la configuran.
CC
El uso directo e indirecto de un narrador, el uso visible de canciones, letreros,
carteles e imágenes puestas en una secuencia narrativa que está configurada
por el montaje ayudaría a mantener el nivel de sorpresa y crítica. Sin embargo,
más allá de esto, el repertorio de procedimientos para producir efectos de ex-
trañamiento pretendería producir una perspectiva doble sobre los sucesos y
acciones de modo que al mismo tiempo se mostrara su naturaleza actual con-
tradictoria y su causa histórica o motivación social. En una imagen usual, esto
sería como seguir el curso de un río y navegar sobre él, permanecer en el fluir y
afuera del fluir al mismo tiempo. (cfr. Brecht on Theatre 1974 [1957]: 44, 146,
191) en Brooker, P., (2006 [1994]: 215)
CC
Los efectos “brechtianos” se podrían emplear […] sin Brecht […] [y] han llega-
do a estar por todas partes en la publicidad contemporánea, largometrajes y
sit-coms en la televisión de modo que han perdido todo efecto artístico y políti-
co. (2006 [1994]: 218)
13.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Banega, H. (2008), “La articulación de formas y emociones para representar lo i-rep-
resentable en las artes escénicas y cine de los 90”, en Identidad, representaciones del hor-
ror y derechos humanos, Encuentro Grupo Editor, Córdoba, pp. 61-70.
CC
Baal es la mejor muestra del Brecht anarquista, salvaje, homosexual… Escribió
la obra casi por ganar una apuesta y la escribió contra el teatro expresionista
entonces en boga, concretamente El solitario, del olvidado Hans Johst (basado
en la vida de Christian Dietrich Grabbe, un escritor tan olvidado... Baal […] es
una especie de novela de caballerías para acabar con todas las novelas de ca-
ballerías, una obra expresionista para acabar con el teatro expresionista. […]
El Woyzeck de Büchner no está muy lejos de Baal. Pero el verdadero problema
de esta obra, hoy, es que resulta demasiado dura, hasta para un público cura-
do de espanto. (2009 [2006]: 20)
De acuerdo con Ewen (2008 [1967]), Johst fue un escritor de talento que
comenzó siendo nihilista y terminó presidiendo la Reichsschriftskammer
[Cámara de literatura del Reich]. El solitario (1917) toma como objeto la exal-
tación del poeta Grabbe (1801-1836), nacionalista y antisemita. En su obra,
Johst lo muestra en una serie de episodios donde aparece un sesgo individua-
lista imponiendo donde puede su voluntad. Seduce a la mujer de su amigo,
decae, pasa hambre y muere. “Cuando agoniza, un grupo de amigos se acerca
para darle una serenata con música de Beethoven. Johst subtituló a esta obra
‘La caída del hombre’; se estrenó en la Kammerspiele de Munich en marzo de
1918. El solitario fue el detonador del primer intento teatral de Brecht”. (68)
Baal es una inversión total de las peripecias y episodios de la obra de
Johst. “Baal” es el nombre de un dios fenicio de la naturaleza. La obra incluye,
además, algunos episodios autobiográficos. El tema es el ascenso y caída del
artista individual y anarquista en tanto prefiere la libertad a la estabilidad de
la vida burguesa. Esa libertad es total. Si bien no llega a plantearse, como en
el Dostoievski de Crimen y Castigo, la posibilidad de cometer un homicidio, de
todos modos, la ley de la convivencia la impone Baal, lo que quiere decir que
no respeta ninguna ley. Tal planteamiento puede provenir, además de algunas
de las fuentes citadas, de la filosofía de Friedrich Nietzsche, combinada con
las biografías de Arthur Rimbaud y Francois Villon. En cierto sentido, plantea
el ascenso a la belleza o al bien a través de la caída en la abyección. El prota-
gonista, sin embargo, tampoco siente compasión por su propia vida, y en ese
sentido es que la obra sigue siendo contemporánea, porque la falta de auto-
compasión y la crudeza con que Baal plantea y vive su visión de las cosas lo
transforma en una especie de héroe posmoderno. El héroe posmoderno es
hiperindividualista y no tiene ninguna esperanza, porque ya no hay nada para
esperar. Baal solo pide que no lo dejen solo cuando muera. Nada más.
Con respecto a nuestra materia, los materiales con los que Brecht elabora
esta su primer obra son la obra de Hans Jhost, las canciones del cabaret ale-
mán, Woyzeck de Büchner, cierta filosofía nihilista que circulaba en la Alemania
de la década de 1920 y cierto romanticismo tardío en lo que atañe a la bús-
queda de sentido a través de la abyección.
Respecto de los procedimientos formales y a la combinación de elementos
con los que arma estructura, Brecht adopta lo que luego será central para su
CC
Es la obra más famosa de Brecht, la que más se ha representado, la que más
gente ha visto, la que lo dio a conocer en el mundo entero… y también un com-
pendio de sus mayores méritos y sus peores equivocaciones. El nombre de la
figura principal y el colorido de la Guerra de los Treinta Años proceden de
Grimmelshausen, el autor “pícaro” alemán por excelencia, a quien también
Günter Grass reconoce como padrino, y cuyo Simplicissimus ha hecho olvidar
un poco la Descripción de la vida de la archiestafadora y vagabunda Courasche
(1668). […] Hay un gran malentendido que molestó mucho a Brecht, ya desde
el estreno de la obra en Zurich, en 1941. Anna Fierling, llamada Madre Coraje,
no era para él, en absoluto, un personaje “positivo” y cuando se aplica su
nombre como elogio a alguna mujer valiente se le hace un flaco servicio. […]
Es una mujer sin escrúpulos, una “hiena de los campos de batalla” que trafica
con la guerra, a la que considera el estado natural de las cosas. […] Madre
Coraje es tan estúpida y tacaña que no se da cuenta de que es ella misma la
causante de las muertes sucesivas de sus hijos. Cuando a Brecht se le sugirió
que debía hacer que su personaje tomara conciencia de ello y maldijera la gue-
rra, respondió que lo que le interesaba no era que la Madre se diera cuenta, si-
no que se diera cuenta el espectador. Pues bien, eso es lo que, al parecer, no
ocurre en la mayoría de los casos. Los espectadores, sobre todo los femeni-
nos, se identifican con Madre Coraje y sufren con ella, porque la consideran
víctima de un destino atroz y no de unas circunstancias a las que ella contribu-
ye. Y el otro sublime fracaso de Brecht en esa obra es la chica, casi niña,
Kattrin, muda y deformada por un sablazo. Kattrin […] sacrifica su vida tocan-
CC
¿Qué es lo que una puesta en escena de Madre Coraje principalmente quiere
mostrar? Que en tiempos de guerra la gente pequeña no hace el gran negocio.
Que la guerra es la continuidad de los negocios por otros medios haciendo que las
virtudes humanas sean letales incluso para quienes las practican. Que ningún sa-
crificio es demasiado grande en la lucha contra la guerra. (1974 [1957]: 220]
CC
Cuando Madre Coraje canta “La Canción de la Gran Capitulación”, por ejemplo,
el material es el modo en que nos quejamos a nuestros superiores. Desde es-
ta perspectiva, importa poco el tema de la queja, el punto es que Madre Coraje
se está quejando —“Me han destrozado a sablazos todo lo que tenía en el ca-
rro y me han puesto cinco táleros de multa sin haber hecho nada de nada”— y
el Soldado Joven también se está quejando: —“Salvó al jamelgo del coronel y
no le dieron ninguna recompensa”—. El gesto es el gesto de quejarse, mostra-
do en dos actitudes casi aleatorias. La técnica de la interrupción luego se apli-
ca intensamente. La escena presenta una comparación nítida entre los dos ca-
racteres, Madre Coraje, estoica y determinada, sentada y esperando, y el
Soldado Joven, furioso y enérgico, yendo de un lugar a otro, gritando. La esce-
Esta obra nos presenta con claridad y precisión los principales procedimien-
tos brechtianos para producir estructuras “épicas”. Y, en relación con lo que
dijimos arriba, la paradoja es que emociona al espectador sin producir lo que
Leach reconstruye como la función brechtiana específica.
14.
15.
Vea la versión fílmica de Baal, (Clark, 1982).
a. Reconstruya los episodios de la película.
b. Compare con los episodios de la obra. ¿Falta algo? ¿Sobra algo?
c. Escriba una pequeña reseña con las respuestas a las preguntas
anteriores.
16.
Lea Madre Coraje y sus hijos (Crónica de la Guerra de los Treinta Años)
Conteste estas preguntas:
a. ¿Qué escena le parece más conmovedora? Escriba una pequeña rese-
ña de la escena y explique por qué.
17.
a. Seleccione tres canciones de moda.
b. Cámbieles la letra para transformarlas en canciones de protesta en
sentido amplio.
c. Escriba la historia de un personaje femenino histórico conocido en
su lugar de residencia.
d. Establezca un orden en las canciones.
e. Entre la primera y la segunda canción inserte una parte de la historia
del personaje seleccionado en el punto b.
f. Entre la canción segunda y la tercera inserte la segunda parte.
g. Finalice con un epílogo narrado en primera persona del personaje.
LECTURA OBLIGATORIA
OO pp. 39-88.
Brecht, B. (2009), “Madre Coraje y sus hijos (Crónica de la Guerra
de los Treinta Años” en Teatro Completo, Cátedra, Madrid, pp.
1005-1069.
uso del lenguaje para dar cuenta del mismo. De alguna manera, el segundo
Wittgenstein en Investigaciones Filosóficas impulsa su surgimiento al afirmar
que el significado de un término es su uso en el interior de un juego de lengua-
je. Es el filósofo John L. Austin quien diseñó investigaciones sobre el lenguaje
ordinario, que luego perfeccionó John Searle.
Respecto a lo que es nuestro interés, digamos que, según la pragmática
lingüística, hacemos cosas con las palabras. Esto significa que en el propio
acto de emisión de una oración llevo a cabo la acción que menciono como
contenido proposicional de la misma, si además se cumplen las condiciones
de satisfacción de dicho acto de habla. Esta es la idea central de la teoría de
los actos de habla. Por ejemplo, uno de los casos más trabajados en la lite-
ratura sobre el tema es la “promesa”. Cuando un hablante dice “prometo”,
lleva a cabo la acción de prometer. Pero también cuando alguien dice: “Sí,
acepto”, como respuesta a la pregunta sobre si acepta a tal mujer como su
legítima esposa, se lleva a cabo la acción de contraer matrimonio, que para
ser legítima, debe ser llevada a cabo con relación a las “condiciones de satis-
facción”, esto es, la ceremonia debe ser cumplida en determinada institución,
por determinado agente social, etcétera.
No está de más insistir en que parece una teoría muy adecuada para dar
cuenta, desde otro punto de vista, de lo que hemos establecido en la sección 1
de esta unidad: las acciones y situaciones dramáticas. Nuestro objetivo en
esta sección no es discutir y analizar las distintas variantes de la pragmáti-
ca, sino explicitar ciertas conceptualizaciones teóricas que nos parecen útiles
como herramientas para configurar diálogos que presenten situaciones dra-
máticas no convencionales o, por lo menos, situaciones dramáticas con una
complejidad mayor a la que se puede presenciar en un diálogo llano, simple
y directo en el que meramente se transmite la información necesaria sin que
suceda mucho entre los participantes en la interacción lingüística.
Por ejemplo, tenemos un tipo de acción, la acción comunicativa, que desig-
na un tipo de coordinación que se establece por actos de habla, pero no se
identifica con ellos. Austin distingue entre actos locucionarios, actos ilocucio-
narios y actos perlocucionarios. Los primeros expresan estados de cosas. Con
los segundos, el hablante realiza una acción haciendo algo. Con los terceros,
el hablante busca causar un efecto en su oyente. Decir algo, hacer diciendo
algo, causar algo mediante lo que se hace diciendo algo. De acuerdo con estas
distinciones, entonces, se planteará que la acción comunicativa será aquella
en la que todos los participantes buscan fines ilocucionarios y solo fines ilocu-
cionarios. Si se persiguen fines perlocucionarios, la acción pasará a ser una
acción estratégica.
Esta distinción diseñada por el filósofo Jürgen Habermas (1989) entre
acciones comunicativas y acciones estratégicas nos permite tener en cuenta
dos modos básicos de construir situaciones dramáticas. Si lo que predomina
es que un agente o actante persigue fines perlocucionarios (hacer que el oyen-
te modifique su conducta de manera que satisfaga los objetos individuales
del hablante) la situación dramática se denominará “estratégica”. Si lo que se
busca es que el hablante coopere de manera razonable, la situación se podría
denominar “comunicativa”. La combinación de ambos tipos de caracterizacio-
nes nos dará una situación dramática compleja en la que los actantes fluctua-
rán entre usarse para algo e interactuar conjuntamente para otra cosa. ¿Una
situación dramática amorosa no cuenta con características de ambos tipos?
CC
H quiso decir algo profiriendo x es verdadero si, y solo si, para alguna audien-
cia A, H profirió x con la intención de que
A llevase a cabo una cierta respuesta r,
A pensara (reconociera) que H intentaba 1)
A cumpliera 1) sobre la base de su cumplimiento de 2). (2005 [1969]: 496)
CC
1. En el sentido en que estoy empleando la palabra “decir”, lo que una perso-
na cualquiera ha dicho se halla íntimamente relacionado con el significado
convencional de las palabras (de la oración) que ha proferido. Supongamos
que alguien ha proferido la oración «Desde aquella experiencia le tenía au-
téntica aversión al potro». Dado un mínimo de conocimientos de la lengua
española, e incluso ignorando las circunstancias en que se profirieron di-
chas palabras, podría decirse que conoceríamos algo de lo que el hablante
dijo, en el supuesto de que estuviese hablando español liso y llano y de
que, además, estuviera hablando seriamente. […]
CC
Haga usted su contribución a la conversación tal y como lo exige, en el estadio
en que tenga lugar, el propósito o la dirección del intercambio que usted sos-
tenga. (2005 [1975]: 524)
CC
1. «Haga usted que su contribución sea tan informativa como sea necesario»
(teniendo en cuenta los objetivos de la conversación), y puede que también:
2. «No haga usted que su contribución resulte más informativa de lo necesario».
(2005 [1975]: 525)
CC
A la categoría de Cualidad pertenece una supermáxima: «Trate usted de que su
contribución sea verdadera», y dos máximas más específicas:
1. «No diga usted lo que crea que es falso».
2. «No diga usted aquello de lo cual carezca de pruebas adecuadas». (2005
[1975]: 525)
CC
Dentro de la categoría de Relación sitúo una sola máxima: «Vaya usted al gra-
no» [Be relevant]. (2005 [1975]: 525)
CC
Finalmente, a la categoría de Modo, la cual concibo de manera que no tiene
que ver (como sucede con las categorías precedentes) con lo que se dice sino
con cómo se dice lo que se dice, pertenece la supermáxima: «Sea usted pers-
picuo», así como diversas máximas:
1. «Evite usted ser oscuro al expresarse»,
2. «Evite usted ser ambiguo al expresarse»,
3. «Sea usted escueto (y evite ser innecesariamente prolijo)»,
4. «Proceda usted con orden». (2005 [1975]: 525-526)
La situación que tiene que quedar clara es que estas máximas que regu-
lan idealmente la práctica discursiva social y que configuran el Principio de
Cooperación funcionan a la manera de un criterio para poder explicitar las
maneras de hacer cosas con palabras. Las implicaturas conversacionales,
por otra parte, permiten utilizar los tropos de la retórica. La práctica lingüística
social regulada de esta manera quiere decir que permanentemente quebramos
las máximas, por distintos motivos. Para nosotros nos es útil considerar que
se pueden articular escenas a partir de tener en cuenta el modo de producir
implicaturas conversacionales. Grice describe cómo se producen:
CC
Una persona que participe en una conversación puede dejar de cumplir una
máxima de varias formas, entre las que se incluyen las siguientes:
1. Puede violar una máxima tranquilamente y sin ostentación ninguna: si así
sucede, podrá en algunos casos inducir a equívocos.
2. Puede dejar en suspenso tanto la máxima de marras como PC; puede decir,
indicar o hacer manifiesto que no desea cooperar de la manera que la máxi-
ma exige. Cabe, por ejemplo, que diga: «No puedo decir más cosas: mis
labios están sellados.»
3. Puede desembocar en una situación conflictiva: puede ser incapaz, por ejem-
plo, de cumplir la máxima de Cantidad («Haga usted que su contribución sea
tan informativa como sea necesario») sin violar con ello la segunda máxima
de Cualidad («No diga usted aquello respecto de lo cual carece de pruebas
adecuadas»).
4. Puede pasarse olímpicamente por alto una máxima; es decir, dejar manifiesta-
mente de cumplirla. En el supuesto de que el hablante pueda cumplir con lo
que la máxima exige y de que haga esto sin violar ninguna otra (es decir, sin
llegar a un punto conflictivo), de que tampoco está dejándola en suspenso
y de que no trata de inducir a nadie a equívocos, al oyente se le plantea un
problema menor: ¿cómo puede reconciliarse el haber dicho lo que dijo con
el supuesto de que está observando plenamente PC? Esta situación es la
que da característicamente lugar a una implicatura conversacional; y cuando
se genera una implicatura tal de esta manera, diré que se está explotando la
máxima. (2005 [1975]: 528-529)
Hemos visto que desde Aristóteles la retórica se ocupó del modo en que la
interacción verbal es una acción dramática. Con la teoría de las implicaturas
conversacionales alcanzamos el nivel de una teoría que nos permite configurar
situaciones dramáticas en las que lo que el hablante dice difiere de lo que
dice la oración.
B dice una cosa distinta a la que dice la oración que usa. La oración dice:
“la película Relatos Salvajes es muy salvaje”. Si no repusiéramos el contexto,
tal afirmación parece incluso un sinsentido. Pero no es lo que B mismo está
diciendo. B puede estar diciendo muchas cosas, como por ejemplo:
18.
19.
Realice los siguientes ejercicios de escritura:
a. Desarrolle una escena breve que tenga un nudo.
b. Desarrolle otra escena sin nudo.
c. Quiebre la máxima de relevancia a lo largo de una escena.
¿Es posible comprender algo de lo que sucede?
¿Cuánto se puede extender la violación de las máximas con relación
a la inteligibilidad del lector?
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Austin, J. L. (2005) [1991], “Emisiones realizativas” en Valdés Villanueva, L. M.
(comp.), La búsqueda del significado. Lecturas de filosofía del lenguaje, Tecnos, Madrid,
pp. 415 – 430.
Grice, P., (2005) [1969] “Las intenciones y el significado del hablante”, en Valdés
Villanueva, L. M. (comp.), La búsqueda del significado. Lecturas de filosofía del len-
guaje, Tecnos, Madrid, pp. 491-519.
Grice, P., (2005) [1975] “Lógica y conversación”, en Valdés Villanueva, L. M.
(comp.), La búsqueda del significado. Lecturas de filosofía del lenguaje, Tecnos, Madrid,
pp. 520-538.
CC
En la primera escena de La fiesta de cumpleaños (The Birthday Party, 1957), un
matrimonio sesentón de escasas luces que regentea una modesta pensión,
dialoga durante el desayuno. Peter, el marido, que ha estado hojeando el perió-
dico, comenta que dan un nuevo espectáculo en el teatro de la ciudad. La mu-
jer, Meg, interpreta que se trata de una obra musical, pero Peter le replica:
PETER - Es teatro de verdad.
MEG - ¿Qué quieres decir?
PETER - Ni bailes ni canciones.
MEG - ¿Y qué hacen, entonces?
PETER - Hablan.
(Pausa.)
MEG - Ah.
Tan concisa descripción del “teatro de verdad” puede parecer un chiste (y sin
duda lo es, incluyendo la pausa y el “Ah”), pero también cabría considerarla
como un irónico y lacónico Manifiesto o, al menos, una enjuta declaración de
principios sobre lo que habría de ser la trayectoria dramatúrgica recién nacida de
Harold Pinter […] En esta desconcertante ópera prima —desconcertante por su
originalidad y por su madurez— […] apenas ocurre nada más que eso: hay una
gente que habla. Nada más. O sí, hay algo más: también callan. Muy a menudo
callan. […] En ellas, casi siempre con más nitidez que en las palabras, radica
el sentido de lo que ocurre en escena; sentido no siempre nítido, por cierto…
No en lo que los personajes se dicen, sino en lo que se hacen desde ese lado
oscuro del lenguaje que es el silencio. […] La interacción dialogal que sustenta
su teatro no refleja un déficit o una incapacidad de sus personajes para comu-
nicarse, sino “intentos desesperados” para evitar los riesgos que la comuni-
cación comporta. Precisamente por comunicar “demasiado bien”, sienten al
otro como una amenaza y se enmascaran con las estrategias de la palabra, se
camuflan tras los tópicos y estereotipos del lenguaje, se defienden con las frac-
turas y discontinuidades de la lógica conversacional y huyen o atacan mediante
el silencio. (131-132)
CC
La posibilidad del suspenso parece descartarse, puesto que el resultado ya se
conoce. Aun así, cada una de las nuevas escenas resulta ser inesperada por-
que, aun cuando ya conocemos el resultado, no sabemos cuáles fueron los pa-
sos que llevaron hasta él. En el comienzo de la obra, todo lo que vamos a pre-
senciar ya ha sido predeterminado, por decirlo de alguna manera. El juego de
la traición ya pasó y todo lo que queda es observar los movimientos que produ-
jeron el resultado. Se podría decir que este es el aspecto más innovador del
compromiso de Pinter con el tema de la traición en la obra.
La autora muestra que invirtiendo el paso del tiempo queda la memoria para
dar cuenta del pasado. En consecuencia, por eso considera que es una obra
la memoria y sus mecanismos de retención de experiencias ya pasadas que
dan lugar al presente que es donde comienza la obra.
CC
Hay territorios en la vida que no gozan del privilegio de la centralidad.
Zonas extremas, distantes, limítrofes con lo Otro, casi extranjeras.
Aún, pero apenas propias.
Áreas de identidad incierta, enrarecidas por cualquier vecindad.
La atracción de lo ajeno, de lo distinto, es allí intensa.
Lo contamina todo esta llamada.
Débiles pertenencias, fidelidad escasa, vagos arraigos nómadas.
Tierra de nadie y de todos.
Lugar de encuentros permanentes, de fricciones que electrizan el aire.
Combates, cópulas: fértiles impurezas.
Traiciones y pactos. Promiscuidad.
Vida de alta tensión.
Desde las zonas fronterizas no se perciben las fronteras […] (2002: 33).
CC
NOTA: En la jungla del lenguaje acechan mil peligros.
Para empezar, nada es allí lo que parece ser. Las palabras, por ejemplo, escon-
den nidos de significados parásitos que, cuando menos se piensa, destruyen el
sentido que el confiado usuario pensaba conocer.
Pues, ¿y las frases? Son trampas saduceas que extravían cualquier recta inten-
ción, torcidos subterfugios que conducen más allá o más acá de la meta perse-
guida. Es difícil prever el alcance de la más inocente, de la más inocua frasecilla
dejada caer, como al azar, en medio de una conversación aparentemente banal.
Y eso sobre todo: conversar. Las fieras que dormitan en la fronda se despiertan
al reclamo de las “conversaciones” y se aprestan a imponer su ley: la ley del
más fuerte. Hablar es un avatar de la lucha por la supervivencia. Un juego bélico,
con sus reglas y trampas, un pacto de no agresión que continuamente es vio-
lado. Decir “buenos días” solapa una declaración de guerra, porque nadie dice
solo lo que dice, o nadie consigue decir lo que quiere, o nadie quiere decir jus-
tamente lo que dice, y sobre todo que, al decir, se hace, decir es hacer, hablar
es actuar, inducir, sojuzgar, paralizar, desarmar, aniquilar… Hablando se encien-
de la gente. (2008: 76)
20.
21.
a. Escriba un relato breve de un problema vincular entre tres personajes.
b. Narre el problema desde cada punto de vista.
c. Combínelos de acuerdo con un orden arbitrario.
d. Analice el modo de combinación que le haya parecido más coherente.
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Sanchis Sinisterra, J. (2010), Por una teatralidad menor y dramaturgia de la recepción,
Paso de Gato, México.
Sanchis Sinisterra, J. (2014), “Tareas para el Siglo XXI: hacia un teatro pre-
dramático”, Florencio, año 9, n° 38, 2014, pp. 31-41.
Referencias bibliográficas
Otras referencias
Series
Breaking Bad, serie TV, Estados Unidos. Cinco temporadas (2008-2013).
Escrita por Vince Gilligan.
Fargo, serie TV, Estados Unidos. Primera temporada, año 2014. Escrita por
Noah Hawley.
Películas
Carri, A. (dir.) (2003), Los rubios, Argentina.
Pasolini, P. P. (dir.) (1969), Medea, Italia.
von Trier, L. (dir.) (1988), Medea, Dinamarca.
Web
Clark, A. (dir.) (1982), Baal, Inglaterra. Disponible en: <https://www.youtube.
com/watch?v=tp3PWbfhdHU>. [Consulta: 13 febrero 2015].
Estructuras audiovisuales
Objetivos
3.1. La imagen-cine
En esta unidad nos avocaremos a esbozar una aproximación a formas diver-
sas en las que el cine se aleja de las estructuras narrativas clásicas, como
las desarrolladas en la unidad anterior. Aquí se pondrá especial atención a
algunas corrientes de la producción audiovisual en las que se proponen estruc-
turas que se apartan de aquel modelo que cuenta con un inicio, un desarrollo
y un final claramente demarcados por la intriga. Hablaremos, entonces, del
campo audiovisual relacionado con lo que habitualmente llamamos cine y
video experimental. Con este objetivo, será necesario, primero, establecer
ciertas ideas en torno a la concepción de la imagen cinematográfica en sus
inicios, para luego abordar los diversos procedimientos de montaje a través
de los cuales se han propuesto, históricamente, estructuras enunciativas
personales y destacables.
LECTURA OBLIGATORIA
CC
Que todo no es más que pensado, el idealismo puro lo sostiene con constan-
cia desde hace algunos milenios. Sin embargo, sumándose a ese viejo cuerpo
de doctrinas, el idealismo maquinista y relativista puede aportarle renovación y
precisión, apartándole de la fórmula clásica que niega la existencia material de
la materia, considerada como una ilusión o una alucinación. El nuevo idealis-
mo pretende, por el contrario, que la sustancia es un producto real del pensa-
miento. (Epstein, 2014)
El ralentí, también llamado cámara
lenta, es el efecto que se logra en
el cine filmando a una velocidad
alta y proyectando a la velocidad Son muchos los ejemplos de obras relacionadas con estos conceptos del
normal. El resultado visual es un Impresionismo Francés, pero se pueden destacar dos de los mismos autores
movimiento lento en relación a lo que venimos trabajando que configuran puntos culminantes de estas búsque-
que percibiríamos naturalmente.
das: La caída de la casa Usher, de Jean Epstein, y Napoleón, de Abel Gance.
En La caída de la Casa Usher (1927), Epstein hará del ralentí una regla, no
ya para agrietar la estructura orgánica en momentos determinados traducien-
do la necesidad dramática de algún personaje, sino para teñir a la obra com-
pleta, para dotarla de una carácter onírico, siniestro. Para desnaturalizarla por
completo y hacerla ingresar en un territorio de trance, de ensoñación, donde lo
sólido se diluye en el aire o se convierte en él, un drama intangible, inasible.
En ese mismo año, con Napoleón, Abel Gance introduce el concepto de “polivi-
sión”. Al montaje acelerado en la sucesión furiosa de planos-relámpago de La
Rueda, le suma aquí dos procedimientos que constituirán el punto álgido de
todas estas búsquedas cinéticas. Lo llama “montaje horizontal simultáneo”, y
se trata de la composición extrema de la imagen simultánea (ya no cabe hablar
de planos, como luego en el video) con múltiples sobreimpresiones (hasta 16)
y de la incorporación de una triple proyección, un tríptico de pantallas coexis-
tentes que componen una visión única o yuxtapuesta de elementos diversos.
El montaje ya no solamente desarrollado en el tiempo, sino también en el
espacio (y no el espacio-cine, sino el espacio concreto, de la pantalla, de la
proyección, de la sala). Mediante este dispositivo monstruoso (ya no se trata
aquí del dispositivo-cine tradicional), la velocidad y la simultaneidad alcanzan y
sobrepasan violentamente un límite preciso, el de la percepción-espectatorial,
el de la mirada humana. Poca de toda esa información puede ser leída por el
espectador como unidades independientes (cada imagen). En ciertos pasajes
las tres pantallas conforman una imagen global, homogénea, íntegra, de unas
proporciones que se adelantan al cinemascope; y en otras se tornan pura
construcción significante, estableciendo relaciones oblicuas o tangenciales
entre las tres pantallas, cada una, por momentos, compuesta también en Aquí, en esta propuesta del mon-
taje en el espacio se adelanta la
simultaneidad por numerosas sobreimpresiones. ¿Cómo leer entonces esa estética del video y, por ejemplo, el
“imagen”? ¿Cómo relacionarse con ella? Esa composición múltiple, simultá- concepto de montaje blando que
expondrá Harun Farocki años más
nea y excesiva, exige entonces otro tipo de relación del espectador con el film. adelante (ya veremos ese tema).
Es otra ya la distribución espaciotemporal (el montaje incluye ahora el espacio,
se extiende a través de él, lo habita, lo transforma). La asociación visual
compleja de estas articulaciones-montaje no confiere en esta simultaneidad
excesiva un significado definitivo a la imagen, sino que las abre hacia otros
horizontes más ambiguos, más ligados a los procesos no lineales, mentales
y poéticos, que al discurrir lógico y lineal de la narración tradicional.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Epstein, J. (2014), El cine del diablo, Cactus - serie perenne, Buenos Aires.
Gance, A. (2013), Prisma. Apuntes de un cineasta, Cactus – serie
perenne, Buenos Aires.
Ese otro sentido buscado por Eisenstein es otro que no surge (solamente)
de la narración, sino de la puesta en relación de las imágenes y de la red
de oposiciones que ellas puedan conformar (aún en su interior, dentro del
mismo plano). Y es esta fuga, aunque sea una reducción criticable de sus
propuestas, la que construye un nuevo tablero sobre el cual disponer las
imágenes-células.
En este régimen, el nexo entre los planos no se justifica por una representa-
ción respetuosa de “lo real” (la continuidad, el raccord, aquel ABC del monta-
je), sino por un pensamiento-amo que los dispone en una cadena mucho más
arbitraria que pasa por alto ciertas funciones narrativas establecidas en busca
de una violencia del “choque”, la atracción, la irrupción de lo inesperado, lo
desestabilizador. Entonces, la analogía fotográfica del plano no interesa a
Eisenstein como base para una representación realista del mundo, sino —vía
la estetización pictórica y su distanciamiento con respecto a la percepción
natural— como elemento capaz de integrarse a otras redes discursivas, como
célula para establecer un discurso sobre lo real a través de un montaje-escritu-
ra. Y nuevamente, si el primer plano eisensteniano (monstruoso, violento, anó-
malo, bello y terrible, o terriblemente bello) reclama montaje, no lo hace para
restablecer su humanidad mutilada mediante la reinserción en una falsa com-
pletud del mundo, sino para adscribirse a un sistema enunciativo-intelectual
<https://www.youtube.com/watch?v=wmFio7uCNHg>
Dziga Vertov, aún más radical en su concepción, pasa por alto ya no solamen-
te esas funciones narrativas del montaje, sino también su carácter orgánico,
para buscar y establecer una mecánica superior de la mirada, una dispersión
inhumana cimentada en el elogio de la máquina-cine, de sus posibilidades y
de su “evidente” superioridad. El ojo de la cámara. El cine-ojo. Si los franceses
habían centrado ya su mirada en estos aspectos “futuristas” del dispositi-
vo-cine, lo estaban haciendo de aquel modo ligado a las afecciones de las
imágenes, a sus potencias emotivas y poéticas, a su dimensión espiritual,
CC
El cine-ojo es la explicación del mundo visible, aunque sea invisible para el ojo
desnudo del hombre. El cine-ojo es el espacio vencido, es la relación visual es-
tablecida entre las personas de todo el mundo, basada en el intercambio ince-
sante de hechos vistos, de cine-documentos, que se opone al intercambio de
representaciones cine-teatrales. (Vertov, 1973: 99)
Lo primero que ataca Vertov, lo primero contra lo que se lanza para construir
la idea de una mirada tecnológica inédita, propia del dispositivo-cine y solo
de él, es la filiación narrativa ya constituida con el teatro y con la literatura, lo
que él llama “representaciones cine-teatrales” (“Nosotros declaramos que los
viejos films novelados, teatralizados y demás, tienen la lepra. ¡No os acerquéis
a ellos!”). Lo que nace entonces con Vertov, lo que emana la virulencia de su
cine-ojo (y de sus textos aún más), es la noción y la autoconciencia de una
“mirada documental”, una cámara desatada que toma por asalto a la vida
sosteniendo su propia visibilidad. Una cámara que sale a las calles en pos de
los puntos de vista no humanos, no accesibles al hombre. Y con esta mirada
CC
El cine-ojo utiliza todos los medios de rodaje al alcance de la cámara; es decir,
la toma de vista rápida, la microtoma de vistas, la toma de vistas al revés, la
toma de vistas de animación, la toma de vistas móvil, la toma de vistas desde
los ángulos más inesperados, etc., no se consideran trucos, sino procedimien-
tos normales, que se emplean ampliamente.
El cine-ojo utiliza todos los medios de montaje posibles, yuxtaponiendo y ligan-
do entre sí cualquier punto del universo en cualquier orden temporal, violando,
si es preciso, todas las leyes y hábitos que presiden la construcción de un film.
(Vertov, 1973: pág. 99)
Ubu Web es una gran base de datos en la que se puede encontrar mucho
CC
El problema es que todos los gestos que en su entrelazamiento constituyen
las sociedades humanas en general pueden incluirse en una equivalencia se-
mejante. Un crítico lo hará notar: con este procedimiento, nada más fácil que
representar la nación norteamericana como la tierra del comunismo en mar-
cha. La semejanza de los gestos es comunista cuando se opone a una diferen-
cia. (Rancière, 2013: 268)
LECTURA RECOMENDADA
RR
Eisenstein, S. (1990), La forma del cine, Siglo XXI, Buenos Aires.
Vertov, D. (1973), El Cine Ojo, Fundamentos, Madrid.
CC
Es necesario liberar al cinematógrafo como medio de expresión y hacer de él
un instrumento ideal de un nuevo arte, inmensamente más vasto y más ágil
que todos los demás.
Estamos convencidos de que solo a través de él se podrá alcanzar aquella
‘poliexpresividad’ hacia la que tienden todas las más modernas investigacio-
nes artísticas.
(…)
Nuestras películas serán:
1 – Analogías filmadas usando directamente la realidad como uno de los dos
elementos de la analogía. Por ejemplo: si queremos expresar el estado de
angustia de uno de nuestros protagonistas, en vez de describirlo en sus distin-
tas fases de dolor daremos una impresión equivalente con el espectáculo de
una montaña irregular cavernosa.
(…)
3 – Simultaneidad y compenetración filmada de tiempos y lugares distintos.
Daremos al mismo instante-escena 2 o 3 visiones diferentes, una a la lado de
la otra.
4 – Investigaciones musicales filmadas (disonancias, acordes, sinfonías de
gestos, hechos, colores, líneas, etcétera.).
(…)
7 – Dramas de objetos filmados (Objetos animados, humanizados, disfraza-
dos, vestidos, pasionalizados, civilizados, objetos-danzantes separados de su
ambiente natural y colocados en una posición anormal que, por contraste, resal-
ta su sorprendente construcción y su vida no humana).
(…)
10 – Reconstrucciones irreales del cuerpo humano filmadas.
(…)
13 – Equivalencias lineales, plásticas, cromáticas, etc. de hombres, mujeres,
acontecimientos, pensamientos, músicas, sentimientos, pesares, olores, rui-
dos filmados.
14 – Palabras en libertad en movimiento filmadas (cuadros sinópticos de valo-
res líricos, dramas de cartas humanizadas y animalizadas, dramas ortográfi-
cos, dramas tipográficos, dramas geométricos, sensibilidad numérica, etcétera).
(Settimelli, 2003: 29-31)
Fernand Leger, ligado al cubismo, realiza en 1924 Ballet mecánico, una expe-
riencia cinematográfica que sintetiza y lleva a otro terreno (al cine) todo un
período de su obra pictórica (el período mecánico).
Nuevamente, el interés obsesivo por el primer plano (interés de todas
esas vanguardias, basado en la desnaturalización de la mirada por efecto de
la cámara, de sus posibles encuadres antinaturales), el detalle monstruoso
como base constitutiva de una estética-cine desligada de las restricciones de
la percepción humana habitual. El objeto reencuadrado por esa otra mirada
de la máquina, vuelto a mirar, ofrecido como nuevo, convertido en imagen-ele-
mento anómalo, independiente del referente “real”, se vuelve indisociable de
la mano del autor, del gesto artístico, de su tacto y de su visión introspectiva.
La imagen “háptica” (táctil, cercana, monstruosa, a veces hasta el punto de
lo irreconocible), en lugar de la imagen “óptica” (reconocible, figurativa) con-
cebida para el cine narrativo. Y de allí a otro montaje, a otra concepción de la
cadena asociativa de imágenes. Nuevamente, ¿hay aquí una verdadera inten-
ción comunicativa?, ¿hay voluntad de generar sentido?, ¿qué es lo que rige (o
puede regir) la concatenación de esas imágenes inconexas por la casi exclu-
yente imposibilidad de reconocimiento? Podría ya hablarse de la noción (un
tanto esquiva) de cine-poema versus cine-narración, igual sería ambiguo y tal
vez es el terreno para otro tipo de discusiones.
La articulación ejecutada entre las imágenes responde aquí no tanto a
una vocación semántica (casi ni se podría hablar de sintaxis, como en el cine
narrativo estandarizado), a una intención comunicativa, sino en cambio a un
lineamiento rítmico, en el cual las formas y los movimientos perceptibles en
LECTURA RECOMENDADA
RR
Alverá, F. (2005) La vanguardia en el cine, Manantial, Buenos Aires.
PARA AMPLIAR
CC
Así, lo general, lo racional en la poesía no aparece bajo una forma abstracta,
en su encadenamiento filosóficamente demostrado, en el ensamble lógico de
sus elementos, sino como vivificando, animando y gobernando el conjunto.
Están expresados de tal suerte que la unidad que abraza el todo, el alma pro-
piamente dicha que lo vivifica, obra solamente de manera oculta, desde aden-
tro a la periferia. (Hegel, 2005: 23)
Por otro lado, hay otros cineastas de la palabra que disponen el juego de la
puesta en escena para establecer relaciones discordantes entre el cuerpo
actuante y la palabra verbalizada: Robert Bresson, Straub y Huillet, Manoel de
Oliveira, Pedro Costa y Eugène Green. Aquí, a través de distintas operaciones,
cuerpo y palabra se disocian para desentrelazar la performance del impacto
dramático. El cuerpo del actor es la evidencia de esa misma y única función:
un cuerpo actuante que se revela como vehículo de la palabra rectora; pero
una palabra que no logra jamás encarnarse dramáticamente en un personaje,
sino que pasa a través suyo delatando el artificio escénico y esgrimiendo el
trazo de un trabajo puesto en marcha en su evidencia. Este actor, desbaratado
en la exhibición de su evidente performance, se declara casi como un elemen-
to operativo de la puesta en escena cinematográfica, recusando toda posible
construcción de personaje para dar espacio al texto mismo en la materialidad
de su trasmisión oral.
Aun conformando experiencias en extremo diferentes, estas propuestas
desarrolladas mayormente durante el período más radical del cine moderno
(post 1968), establecen una cierta idea de otras medidas comunes que logran
articular el texto y la imagen. Una medida que, sin ser ese campo común de
la intriga causal, no rechaza la posibilidad de una estructura narrativa pero
construida ahora en una brecha significante, un intersticio que solo puede ser
colmado por la conciencia de una heterogeneidad de los materiales; por la
aceptación de que, aun en cine, no es posible nombrar a las cosas para que
existan desde una determinación excesiva que lleva al enmudecimiento de
la cosa. Que la magia y la felicidad (de Walter Benjamin a Giorgio Agamben),
en realidad no tienen nombre y solo se encarnan en la fugacidad de un gesto
indeterminado, en la huella de un afecto que rehúye a toda encarnación defi-
nitiva y domesticadora. La sobredeterminación de lo visible por lo decible es
rechazada para establecer las posibles conjunciones entre lo indecible y lo visi-
ble, entre lo invisible y lo decible, y finalmente en el puro desgarro, en la pura
negación de lo invisible y lo indecible buscando una forma sensible e inesta-
ble, frágil en la duda de su promesa siempre incumplida.
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vuelve inteligible por medios narrativos, sino que se resiste a dicha función y
pone en juego los avatares de una distancia no reglada.
Podríamos pensar entonces en las siguientes líneas expresivas (que, vol-
vemos a recalcar, no deben pensarse como “géneros”, sino apenas como gru-
pos de obras que se ven atravesadas por elementos comunes).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Brakhage, S. (2015), Por un arte de la visión. Escritos esenciales, Eduntref, Buenos
Aires.
CC
Lo que pretendo decir es que si uno quiere tratar el cine con seriedad, no aten-
diendo el más antiguo medio disfrazado por el cine, tal como literatura, vaude-
ville, teatro, pintura, etc.; si se está exactamente concentrado en el medio en
que se desenvuelve el film, y si uno se pregunta a sí mismo: ¿Qué es el me-
dio? ¿Qué hace? ¿Con qué elementos se ha elaborado? O ¿cuál es el elemen-
to fílmico más pequeño? Yo llegué a la conclusión respondiendo a esta serie
de preguntas de que “el cine es la distancia entre dos fotogramas”. Esta pe-
queña unidad que denomino “kine” es la partícula más pequeña de un film en
la que uno puede pensar. Aunque está compuesto de multitud de elementos,
los componentes visuales todavía no determinan el lenguaje cinematográfico.
Si, por ejemplo, se toma esta unidad: de un simple fotograma se obtiene una
información fotográfica, si se toman dos, la diferencia entre ellos define la uni-
dad más pequeña del lenguaje cinematográfico posible, una información cine-
matográfica. Cada film puede ser tenido en cuenta bajo el principio de esta di-
ferencia, que es un construir la relación espacio-tiempo. El análisis del “kine”
nos permite llegar a conclusiones acerca del lenguaje utilizado para determinar
el nivel de información cinematográfica en conexión directa con el esfuerzo
que el espectador tiene que hacer. Hasta ahora, buena parte de la crítica, se
ha preocupado únicamente por la longitud de las unidades del film, tales como
el plano. (Nekes, 1975)
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Youngblood, G. (2012), Cine Expandido, UNTREF, Buenos Aires.
1.
nas. Lo demás (lo experimental en todas sus formas) no sería cine, sería
otra cosa: cine de vanguardia, cine experimental, cine under, videoarte… Lo
mismo da; la cuestión sería inventar y sostener categorías paralelas que no
modifiquen ni interfieran con la concepción institucionalizada de la imagen-cine
domesticada por el uso y el consumo.
Pero bien, ¿de qué se trataría esta imagen-video que vendría a replan-
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En una proyección doble hay sucesión y simultaneidad, el vínculo de una ima-
gen con la siguiente y con la de al lado. Un vínculo con lo previo y con lo simul-
táneo. Imaginemos tres enlaces covalentes saltando en cualquier dirección en-
tre los seis átomos de carbono de un anillo de benceno. Así de plural me
imagino la relación entre un elemento del canal de imagen con el siguiente o
con el que se encuentra al lado. (Farocki, 2013)
Ahora bien, vamos entonces a esta cuestión del cuerpo en el videoarte que
resulta también de suma importancia para reflexionar con relación al desarro-
llo de las intrigas. Teniendo en cuenta el derrotero histórico de los cuerpos y
el espacio en la imagen del cine narrativo clásico, ¿qué puede pensarse de
WW <http://www.hernankhourian.com.ar/>
LECTURA OBLIGATORIA
OO 278-344.
Dubois, P. (2001), Video, Cine, Godard, Libros del Rojas, Buenos
Aires, pp. 31-48
Referencias bibliográficas