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Anticipando mi victoria

Luego de la muerte de Moisés, Dios le habló a Josué para que


guiara al pueblo a la Tierra Prometida.

No le dijo que hiciera luto o que se deprimiera, al contrario, le


dijo ¡levántate y haz la obra! Porque Él lo acompañaría de la
misma forma que estuvo con Moisés (Josué 1:1-5).  Muchas
veces nos estancamos porque hay cosas que mueren y nos
deprimen. Puede ser una persona querida o un sueño que no se
ha cumplido. Esto sucede porque al proponemos hazañas, los
enemigos se levantan y debemos anticiparnos positivamente a
la victoria. Así que tendrás que pelear la buena batallo contra
ellos y vencer para la honra de tu Señor.

Deja de lamentarte y levántate porque Él te ayudará pero tú


debes tomar acción en Su nombre. Dios también le dijo a Josué
que nadie podría hacerle frente en todos los días de su vida.
Esto significa que tendría que afrontar dificultades pero que
triunfaría. Se anticipó a la victoria, tal como debemos hacerlo
nosotros.

Romanos 8:31 dice que nadie se atreverá a estar contra


nosotros creyendo que puede vencernos. Así que debemos
preguntar: “¿Si Dios es por mi, quién contra mi?” Y la respuesta
es: “Ni Satanás puede contra nosotros”.  Entonces, debemos
analizar algo importante. Sabemos que Dios no nos abandona,
pero lo crucial es tener la certeza de que nosotros mismos no
nos abandonaremos.  Es decir, confiaremos en nuestras
capacidades y nos motivaremos a vencer.  Solamente de esa
forma estaremos realmente con Dios. Parece algo confuso, pero
es sencillo: Si Dios está contigo y tú no estás contigo, entonces
no estás con Dios. La solución es cuidarte, valorarte y motivarte
para hacer proezas. Nadie más que tú puede encontrar la
voluntad para luchar y vencer. Quiérete, valórate y enfrenta la
vida convencido de que lograrás grandes proezas.  No te
abandones a la depresión y la tristeza, toma carácter, enfrenta
la vida. Eres valioso, por eso Dios dice que está contigo. Si Él te
valora, tú también debes valorarte. Si Dios está contigo, tú
también debes estar contigo para estar con Él y lograr la
victoria.
Debes anticiparte a tu victoria. Sólo las guerras planeadas son
las que se ganan. No puedes pensar en superarte si te
abandonas. Contágiate del “síndrome de persecución positiva”.
Deja de pensar que nadie te quiere, mejor levántate pensando
que algo bueno te sucederá, que alguien está pensando
bendecirte y así será.

Hebreos 13:7 nos pide recordar a nuestros pastores, imitar su fe


y considerar el resultado de sus conversaciones. Esto nos hace
reflexionar en lo importantes que son las palabras. Pueden
levantarnos o hundirnos, por lo que debemos tener cuidado con
lo que decimos y escuchamos. La vida se compone de acciones
y palabras. Un hijo y un discípulo aprender del ejemplo y de los
consejos, por eso es necesario que cuidemos lo que hacemos y
decimos.

Dios espera que nos anticipemos a la victoria con nuestras


palabras. Él, con Sus palabras anticipó la victoria de Josué y
también la de Gedeón a quien le dijo: “Ve con esa tu fuerza y
derrotarás a los madianitas”. Se refería a la fuerza que Gedeón
expresaba con sus palabras, aunque eran de duda y temor. Si
Dios con Su Palabra anticipa la victoria, nuestras palabras deben
afirmarla. Sus palabas y las nuestras deben ser las mismas. Por
favor, no te anticipes a tu fracaso, habla sólo de victorias, sé tu
mejor aliado porque suficientes enemigos tendrás que vencer
como para ser tu propio verdugo. Debes decir: “Soy capaz, lo
lograré, Dios está conmigo y yo también estoy de mi lado”.

Habacuc 3:17-19 nos da un buen ejemplo de un hombre que


anticipa su victoria. Dice que se gozará en el Señor aunque la
higuera no florezca, no den fruto las vides y olivos, y no haya
ovejas o vacas. Dice: “Dios es mi fortaleza y me hace andar en
MIS alturas”. Este hombre habla de un probable futuro de
escasez, pero su presente es de abundancia. Se anticipa a la
crisis y dice que sin importar lo que deba enfrentar, siempre se
gozará en Dios quien lo levanta. Al decir que lo hace andar en
sus alturas, está afirmando que no nació para estar abajo, sino
arriba. Hay pensamientos que te hacen creer que naciste para
estar abajo, pero estás equivocado. No aplastes tus propias
alturas, las que el Señor te ha otorgado. No hagas caso de las
palabras que intentan hundirte.

En otras palabras, Habacuc dice: “Aunque algo me falte -que no


sucederá-,  me esforzaré en el Señor, me alegraré en Él y me
levantaré”. ¡Eso es anticipar la victoria! Debemos  hablar de que
tendremos alegría en medio de la crisis porque la tristeza seca
los huesos, pero el gozo del Señor es nuestra fortaleza.
Gozarnos en cualquier situación no significa resignarnos y
cantar, sino demostrar que estamos convencidos de que Sus
promesas son más grandes que los problemas.

Cada vez que te sientas abatido, párate frente al espejo y repite


el Salmo 27:13-14: “No desmayaré, me esforzaré y esperaré en
Jehová”. Además, expresa: “también confío en mí, porque Él
confía en mí”. Las mejores palabras deben salir de tu boca, no
para adularte, sino para motivarte. La fórmula para no desmayar
es creer en Sus promesas, no en lo que ven tus ojos. Deja de
quejarte, entrégale tu vida al Señor para que te enseñe a confiar
en Su Palabra y en tu capacidad de triunfar. Si Él está contigo,
tú debes estar contigo porque juntos alcanzarán la victoria que
han anticipado.

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