A partir del texto anterior que habla sobre la era tecnológica y como dios es remplazado por la tecnología, puedo desarrollar mi propio pensamiento y postura sobre este tema.
En los últimos años se ha hablado de que el ser humano ha puesto toda su
fe y creencias en torno a la tecnología. Algunos comienzan a creer que la tecnología es la nueva evolución y que es lo que mantiene vivo a los hombres, proveyéndoles de lo que necesitan y brindándoles conocimientos que anteriormente no habían encontrado en Dios. La pregunta que yo me planteo es ¿Dios realmente no da respuestas o será que nosotros no las buscamos en él y preferimos la comodidad? ¿Será que el hombre prefiere recibir una respuesta fácil a buscar su propia verdad?
Me sorprende como muchas veces compramos nuestras ideas a algo
artificial, que fue creado por nosotros mismos. Le quitamos valor a ese poder superior, divino, por el cual fuimos creados y dándole más valor a ese algo secundario que nosotros mismos creamos. Estoy de acuerdo con que la tecnología ayudo en muchos aspectos al ser humano, pero en los últimos tiempos el hombre la comenzó a utilizar con malos fines, corrompiéndola y muchas veces utilizándola para causar daño. Puede que esto sea así ya que encontramos poder sobre la tecnología y nos gusta utilizarla a nuestra manera y darle distintos propósitos. A pesar de todo esto, vivimos en un mundo de ignorancia, donde se va perdiendo esa experiencia espiritual que mantienen otras religiones con un poder místico y superior, donde el hombre va buscando respuestas mediante experiencias y sobre todo se pierde ese sentido de unión entre miembros que se da en las religiones. Con la tecnología se crea un distanciamiento entre las personas ya que nos distraemos manteniéndonos pendientes de estar conectados y perdemos contacto físico, verbal y emocional con el resto. De a poco se va perdiendo el sentido de la vida, que va siendo remplazado por lo artificial, lo cual comienza a desvalorizar la creación de Dios.
Hoy en día los seres humanos vivimos de modo muy diferente a aquellos que lo han hecho hace cien años atrás y seguramente dentro de cien años quienes nos sucedan repetirán esta misma frase