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Joan Sebastián Cabuyales. Cód.

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La antropología entre las ciencias
Para empezar Margaret Mead hace énfasis en que la antropología está basada en la
investigación sistemática, Luego nos lleva en un viaje por sus preocupaciones personales
respecto de la antropología y sus proyectos, habla de desafortunadas desavenencias que
impidieron lograra avanzar sus proyectos debido a las limitaciones de la antropología la
falta de personal y de herramientas para estudiar una región. Mead hace referencia a un
tiempo en el que la antropología no estaba todavía tan permeada de la interdisciplinariedad
como lo está hoy en día, cuando ya se ha pensado y hecho la antropologías de muchas áreas
impensadas anteriormente como por ejemplo en las cuestiones de género, apropósito de
Mead y por otro lado en el campo de la antropología urbana. Me siento un tanto desubicado
cuando ella hace referencia constantemente a las “excavaciones arqueológicas” que se
hacían paralelas al estudio de la vida social de tal o cual cultura, además echa de menos la
falta de profundización en el empleo y aprovechamiento de las herramientas que para ese
entonces, caracteriza cómo avanzadas y que hoy en día están mucho más extendiditas son
más potentes, más prácticas y si nos ponemos a pensar más asequibles; instrumentos tales
como la cámara fotográfica, la cámara especializada en video, la grabadora de audio y nada
menos que el internet y la transferencia de datos…
Margaret Mead en este primer capítulo, se encarga de hacer una evaluación de la
antropología en relación con áreas que le son familiares, tales como la psicología , la
etología y la instrumentación que podríamos ver como supeditada a múltiples fines y áreas,
pero siempre dispuesta a explorar sus capacidades como instrumentos de investigación y de
salvaguarda, la cibernética es otra de esas áreas que Mead rosa en su evaluación que en
ultimas es también un exponer las cualidades y los marginamientos entre la antropología y
otras áreas que estudian el comportamiento del ser humana como parte de una cultura y
una sociedad. acabo de mencionar, Margared Mead busca argumentar la
interdisciplinariedad como un actitud necesaria dentro de la antropología a la hora de
renovar sus corrientes y hacer más completa su labor investigativa, logrando así cierta
cooperación entre áreas, tal vez para fortalecer y generar eficacia. Mead también lanza una
crítica al egocentrismo y la arrogancia al acentuar en los rótulos que la antropología se ha
procurado, como ciencia a través de sus métodos, a través de grandes autoridades que sin
embargo se declaran insuficientes o incompetentes a la hora de asumir problemas básicos
pero fundamentales para la vida y la supervivencia misma.

El uso que se le da a las lenguas nativas, como elementos de investigación, en este tema tan
basto, aunque no complejo en las cuestiones que plantea Mead, en la antropología es una
puerta de acceso a planos íntimos o superficiales de una sociedad, entendiendo que es la
forma principal de comunicación y relacionamiento. Mead va plantear en el comienzo del
segundo capítulo de “Antropología la ciencia del hombre” varios elementos tanto útiles
como errados en los usos que en la antropología se le ha dado a el lenguaje, mencionará
entonces la distorsión y la omisión en la información que puede tener un antropólogo/a al
plantear mal las preguntas o incluso la multiplicidad de respuestas al plantearlas a ambos
géneros, sin ser consiente el antropólogo/a del velo, que ponen los roles de género en
determinados contextos, como también el manejo de lenguas fuera de lugar en la búsqueda
de un acercamiento a la cultura cuando por ejemplo se emplean lenguas que han sido
instituidas por situaciones fortuitas y que no son las lenguas originales de los lugares donde
se está haciendo trabajo de campo, es ahí cuando vale y es necesario el poder comunicarse
en una lengua nativa, y es ahí, cuando Mead menciona la importante categoría de “Los
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valores afectivos” que hay en una lengua, cuando además es la que hablan los ancianos y
los niños, quienes serán partes nada marginales dentro del proceso investigativo.
Las lenguas dicen mucho o poco, según su “relación afectiva” o el uso que se le da en un
contexto, si es un lenguaje de contacto, con funciones por ejemplo comerciales, o vestigios
de la colonización donde van a imperar jerarquías nada amenas a la memoria o si es un
lenguaje que por el contrario se vincula más a una forma particular de concebir la realidad,
más afectiva en las relaciones y más respetuosa y rica en contenidos culturales propios,
pues reportará información más arcana y si se quiere más inesperada para la vicisitudes en
los rumbos investigativos y los datos se desplegarán al ojo observador en los estudios
culturales.

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