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El usufructo vitalicio es un interés conjunto en una propiedad que permite que la parte que posee
el usufructo, conocida como usufructuario, use y disfrute la propiedad de por vida. El interés del
usufructuario termina inmediatamente después de su muerte y la propiedad se transfiere al nudo
propietario designado en la escritura o en el testamento.
Por lo general, el usufructo vitalicio se refiere a una transacción relacionada con la propiedad, como
una casa, en la cual el propietario vende o entrega la propiedad a sus hijos (o a alguien más) pero
mantiene el derecho de vivir en la casa hasta su fallecimiento.
A la persona que vende la casa pero mantiene un interés vitalicio se le denomina el usufructuario.
A la persona (o personas) que recibe la casa tras la muerte del usufructuario se le llama el nudo
propietario.[1]
Existen varias razones por las cuales una persona constituye un usufructo vitalicio. Entre ellas se
incluyen:
El propietario quiere evitar que sus hijos pasen por el proceso de sucesión. Al constituir un
usufructo vitalicio, se evita este trámite y, a la muerte del usufructuario, el nudo propietario se
convierte inmediatamente en el dueño de la propiedad.[2]
Se obtiene el derecho a aumentar la base tributaria. Esto significa que cuando el gobierno calcule
los impuestos sobre el patrimonio, se considerará el valor de la propiedad a la fecha del
fallecimiento del usufructuario y no el valor que tenía cuando la adquirió. Normalmente, desde su
adquisición, el valor de la propiedad se incrementa considerablemente y, por consiguiente, el
impuesto adeudado al momento de su venta es mucho más alto.
El usufructo vitalicio también puede ser útil para cumplir los requisitos de acceso a un programa
de atención médica, como Medicaid (en los Estados Unidos), que limite la cantidad de activos que
puedes poseer si quieres ayuda para pagar una residencia geriátrica. Las normas jurídicas relativas
a ciertos programas de asistencia médica son muy complicadas y es mejor que contactes a un
abogado especialista en fideicomisos y planificación patrimonial o a uno especialista en leyes
relativas a las personas mayores para que te ayude a tomar esta decisión.[4]
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Es muy difícil vender una propiedad sujeta a un usufructo vitalicio. Aunque conservas el derecho
de vivir en tu casa, cuando constituyes un usufructo vitalicio renuncias al derecho de venderla o
hipotecarla sin el consentimiento de todos los nudos propietarios. Si ellos rechazan el acuerdo de
venta, no podrás vender la propiedad.[5]
Los problemas legales del nudo propietario podrían afectar la propiedad. Ya que los nudos
propietarios tienen intereses legales en la propiedad, en caso tengan problemas financieros, podría
imponerse un gravamen sobre la propiedad mientras el usufructuario aún este vivo. Aunque las
demandas pueden afectar la propiedad, no se puede obligar al usufructuario a que la abandone.[6]
El usufructo vitalicio puede afectar tu capacidad de recibir un subsidio para pagar una residencia
geriátrica o cuidados domiciliarios. Si constituyes un usufructo vitalicio, puedes tener limitaciones,
o ser inelegible, para recibir ayuda gubernamental a través de los programas de asistencia médica
por hasta cinco años.[7]