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Adaptación y plasticidad de la lenga Nothofagus pumilio en Argentina en el contexto del cambio climático global / Adaptation and phenotypic plasticty of Nothofagus
pumilio in Argentina, in the global climate change context View project
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INTRODUCCIÓN
Los Bosques Andino Patagónicos son uno de los principales ecosistemas forestales de
la Argentina. Se desarrollan en una estrecha franja de unos 2000 km de largo, que se ex-
tiende desde el norte de Neuquén hasta el Cabo de Hornos en Tierra del Fuego y ocupan
4,1 millones de hectáreas aproximadamente (SRNyDS 2005). Desde épocas remotas han
sido afectados por distintos tipos de disturbios o perturbaciones como sismos, viento,
fuego, herbivoría y cortas, aunque el uso más intensivo se remonta a principios del siglo
XX con la colonización europea de la Patagonia (Veblen et al. 1996). En el norte patagóni-
co, los colonos explotaron el bosque para aprovechar su madera, pero el mayor impacto
lo causaron los incendios intencionales que se provocaron para habilitar tierras agrícolas
(Rothkugel 1916). A partir de 1930 con la creación de los Parques Nacionales se promovió
una política de supresión de fuegos que permitió en gran medida la recuperación de los
bosques (Veblen et al. 1999).
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
una plantación con nativas. Sin embargo, en ocasiones los propósitos de la conservación
y la producción se pueden materializar en una misma área, ya que una plantación con na-
tivas seguramente causará un menor impacto ecológico sobre los ecosistemas naturales
que otra con exóticas, y una intervención activa sobre un ecosistema degradado puede
aprovecharse como una oportunidad para recomponer el ecosistema original en algún
grado. Así lo entienden la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS) y el
Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca (MAGyP) de la Nación, que acordaron otorgar
los beneficios de ambas leyes en el caso de plantaciones de enriquecimiento de bosque
nativo degradado para aumentar la cantidad de individuos de especies nativas con valor
comercial, en las áreas de Categoría II y III del Ordenamiento Territorial de Bosques Nati-
vos (DBy DPF 2013).
A pesar de estos avances tecnológicos y del aumento del uso de las especies nativas en
plantaciones, la escala es aún pequeña y pocas veces los rodales superan las dos o tres
hectáreas. Por ejemplo, entre 2003 y 2013, se establecieron en Chubut 234 ha con ciprés
de la cordillera y lenga, principalmente en bosques quemados y degradados. Estas plan-
taciones fueron subsidiadas por la operatoria de enriquecimiento de bosque nativo de la
Ley 25.080 (O. Torres, com. pers.). En Río Negro existen antecedentes de plantación de
especies nativas de escalas intermedias, también como respuesta a eventos de incendios
forestales en bosques de ciprés de la cordillera (Oudkerk et al. 2003, Perdomo et al. 2009).
La escasa superficie plantada con especies nativas puede deberse a distintos factores, sien-
do tal vez el más importante la incertidumbre que genera toda nueva actividad. Si bien el
conocimiento para la producción de plantines, su plantación y los cuidados de los primeros
años es adecuado, no sucede lo mismo con las técnicas de manejo silvícola, el crecimiento
a la madurez, el rendimiento al turno, la edad de cosecha o la calidad de madera que se
obtendrá. Sólo se cuenta con algunos indicios en la región en base a las escasas y acotadas
primeras experiencias. Por ejemplo, existe información sobre una parcela de 500 m2 de ro-
ble pellín establecida en 1956 en Trevelin, Chubut, la cual logró a los 50 años de edad una
altura media de 32 m, un diámetro cuadrático medio de 44,8 cm, y características físico-me-
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Figura 1. Rodal de ciprés de la cordillera de 59 años localizado en el Parque Nacional Los Aler-
ces, Chubut (fotografía tomada en 2006).
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cánicas de la madera similares a la de árboles del bosque natural (Mondino y Tejera 2006).
Por otra parte, la incertidumbre económica también influye sobre esta actividad forestal.
En particular, el pago irregular de los subsidios ha determinado que la decisión de los pro-
pietarios de plantar haya sido coyuntural y sin planificación, muchas veces en un contexto
de escasez de plantines. También han existido pulsos de confianza en los que los viveristas
produjeron plantas sin demanda del mercado, lo que muchas veces provocó operaciones
comerciales desventajosas e incluso la pérdida de parte de la producción. Así está instalado
un círculo vicioso asociado a las especies nativas,en el cual la reducida tasa de plantación
conduce a una reducida producción de plantines, y al mismo tiempo, la falta de plantines
conduce a una escasa tasa de plantación.
Esta situación sólo puede superarse con planificación y posiblemente requiera compartir
riesgos entre el viverista y el plantador. La decisión de plantar debe incorporar el encargo
o reserva de la producción de plantas, incluso desde la obtención de las semillas, dado
que su disponibilidad puede ser un cuello de botella en la cadena de producción. Esta
decisión debe anteceder entre uno a tres años a la plantación propiamente dicha, se-
gún la especie. A continuación abordaremos los aspectos de las etapas productivas de la
plantación con nativas que surgen de estudios de caso realizados durante los últimos 20
años, enfatizando en aquellas especies de mayor relevancia forestal como roble pellín,
raulí, lenga, coihue, ñire y ciprés de la cordillera. Es pertinente citar que también existen
experiencias con pehuén, radal (Lomatia hirsuta), maitén (Maytenus boaria), laura (Schi-
nus patagonicus), retamo (Diostea juncea) y chacay (Chacaya trinervis).
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Los procesos adaptativos son dirigidos por las variables ambientales claves del sitio
en el que se desarrollan, pero debe tenerse en cuenta que comúnmente no responden
a los valores medios de esas variables, sino a los extremos. En este sentido, resultan
más importantes las mínimas y máximas absolutas, aunque se trate de eventos de
baja recurrencia. Los árboles son organismos longevos y el paso de una generación
a la siguiente puede llevar varias décadas y hasta cientos de años, por lo que es sufi-
ciente un evento extremo cada 20 o 30 años para diezmar toda una generación.
Si en una forestación con una especie nativa, llevada a cabo con el propósito de en-
riquecer un bosque degradado de la misma especie, se utilizan acervos genéticos in-
adecuados, los árboles implantados pueden expresar una mala aptitud competitiva
y quedar suprimidos bajo los individuos pre-existentes. Asimismo, la susceptibilidad
a eventos climáticos de baja recurrencia puede ser mayor a la que guardan los acer-
vos genéticos locales, que están adaptados a los mismos. Así, una sequía atípica o
una helada excepcional pueden causar la mortalidad de todos los ejemplares planta-
dos aunque su crecimiento hasta el momento (tal vez por años) haya sido adecuado.
También la tolerancia a agentes biológicos dañinos puede ser menor, y una eventual
explosión demográfica de una plaga o la proliferación de una enfermedad por con-
diciones ambientales predisponentes, pueden poner en riesgo la supervivencia o
alterar el porte forestal de los individuos plantados, aun cuando su comportamiento
en términos de crecimiento haya sido bueno.
Por otro lado, la mala elección del acervo genético puede tener un efecto perjudicial no
sólo en la masa implantada, sino también en los bosques pre-existentes. Si las foresta-
ciones se llevan a cabo en sitios en los que la misma especie crece en forma natural, el
uso de un acervo genético de otra región genera el riesgo de “contaminación genética”
(Bischoff et al. 2010), o sea la introgresión de genes “exóticos” (no locales) en las masas
espontáneas. Este proceso puede darse tanto por medio de la polinización libre como por
la dispersión natural de semillas, y su efecto se torna irreversible, pudiendo conducir a la
pérdida irrecuperable del acervo genético local.
La mezcla de genes exóticos con nativos puede producir el efecto de “depresión por exo-
gamia” (Fenster y Galloway 2000), por el cual generaciones híbridas avanzadas expresan
una aptitud reproductiva inferior a la de los parentales, aun cuando se haya verificado
vigor híbrido en la primera generación de hibridación. El largo ciclo de vida de los árboles
puede llevar a que se compruebe este efecto muy tardíamente.
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
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sus acervos genéticos. Para una escala reducida de producción de plantas (menos de
50.000 plantas), como es habitual en la viverización de especies nativas, es posible
obtener la totalidad de las semillas necesarias de un único árbol semillero. Sin em-
bargo, esto restringiría al extremo la variabilidad genética del conjunto de plantines
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 343
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
utilizados para la plantación (todos serían al menos medios hermanos, o sea gené-
ticamente muy similares), lo que en definitiva disminuye su adaptabilidad, puesto
que un menor número de variantes genéticas implica una menor capacidad de amor-
tiguar las oscilaciones ambientales. O para decirlo de otra manera, un mayor número
de variantes aumenta las chances de que algunas de ellas sean las adecuadas para
las condiciones ambientales actuales y las que ocurrirán a lo largo de la vida de los
árboles implantados.
La trazabilidad del lote de semillas, así como la de los plantines, es un aspecto impor-
tante dado que un vivero puede producir plantas de una o más especies nativas, pero
a la vez de distintos orígenes o calidad genética. Este último aspecto es de singular im-
portancia y por este motivo el Instituto Nacional de Semillas (INASE) ha reglamentado
el Sistema de Certificación de Semillas de Especies Forestales mediante la Resolución
INASE N° 256/99. La calidad genética del material se inscribe en distintas categorías
(fuente identificada, seleccionada, calificada o ensayada) según provenga de áreas
productoras de semilla (APS), de rodales semilleros (RS) o de huertos semilleros clo-
nales o de progenie (HSC/HSP). En el caso de las especies nativas de nuestra región,
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SISTEMAS DE PRODUCCIÓN
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
• Sistema mixto. Este es una combinación de los dos sistemas anteriores. Durante el pri-
mer año los plantines son producidos por el sistema de raíz cubierta intensivo y luego
son trasplantados a bolsas de polietileno donde se desarrollan 1 o2 años más antes
de ser llevados a plantación. Alternativamente, el repique puede hacerse a canchas de
cría, donde las plantas son criadas a raíz desnuda.
Con estos sistemas la diversidad de plantines que se produce entre los distintos viveros
es amplia y muy variable de año a año, dado que cada uno cuenta con diferentes proto-
colos de producción.
Figura 3. Ciprés de la cordillera con hojas cotiledonares y primer verticilo de hojas verdaderas luego
de la emergencia en cama de siembra en invernadero (arriba izquierda), lenga en cama de siembra
a mediados de la primera estación de crecimiento (arriba derecha),sombráculo donde se disponen
las plantines repicados en bolsas de polietileno (abajo izquierda) y túnel de malla media sombra
con ciprés de la cordillera de tres años de edad en bolsas de polietileno (abajo derecha).
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CALIDAD DE PLANTINES
Los atributos morfológicos que tienen más relación con la supervivencia y el crecimiento
son el diámetro de cuello, la altura del tallo y las relaciones alométricas entre las partes
aérea y radical, como la proporción entre la biomasa del tallo y la raíz (T:R) y entre la altu-
ra y el diámetro, frecuentemente llamada coeficiente de esbeltez o robustez (A:D) (Hasse
2007, Mexal 2012). Distintos estudios han demostrado la importancia del diámetro de
cuello para predecir la supervivencia de los plantines en la plantación, independiente-
mente del sistema de producción. En general, a medida que aumenta el diámetro de cue-
llo aumenta la supervivencia (Mexal 2012). Sin embargo, si los plantines se mantienen de-
masiado tiempo en el envase, tendrán grandes diámetros pero raíces muy compactadas y
enredadas. Esto puede reducir la supervivencia y el crecimiento el primer año.
En líneas generales, en sitios donde la humedad no es una limitante severa, las plantas
más altas tendrán mayor supervivencia y más rápido crecimiento que las plantas bajas. En
cambio, en sitios secos y más rigurosos, donde las plantas pueden sufrir estrés hídrico y
la capacidad de almacenamiento de agua del suelo es baja, las plantas altas pueden tener
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
Para plantines de ciprés de la cordillera (Figura 5), se pueden considerar como va-
lores de referencia diámetro de cuello>2,5 mm, relación T:R<2 y relación A:D<54.
Estos valores se obtuvieron de 8 ensayos de plantación en sitios mésicos y xéricos,
en los cuales la altura inicial varió entre 10 y 30 cm y la supervivencia al segundo año
fue mayor a 60 %. Asimismo, estos plantines presentaron una supervivencia mayor
al 80 % al segundo año en cinco de estos ensayos realizados en los sitios mésicos.
Si bien es necesario profundizar el estudio de los atributos y respuesta en la plan-
tación de los plantines de ciprés, es fundamental determinar estas relaciones en las
Notofagáceas más utilizadas, dado que son aún más escasos los trabajos realizados
(Urretavizcaya et al. 2013).
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En forma esquemática los sitios para plantación con especies nativas pueden ser clasi-
ficados como húmedos, mésicos y xéricos teniendo en cuenta las condiciones de pre-
cipitación y suelo. Por ejemplo en Río Negro y Chubut, la pma sería mayor a 1000 mm
para sitios húmedos, entre 1000 y 700 mm para mésicos, y entre 700 y 500 mm para xé-
ricos. La especie ciprés de la cordillera puede ser establecida bajo los distintos niveles
de precipitación mencionados, observando diferencias en los valores de supervivencia
y crecimiento asociados al sitio, mientras que las Notofagáceas muestran muy buenos
valores de supervivencia y crecimiento especialmente en los sitios mésicos a húmedos.
En el sur de Santa Cruz y Tierra del Fuego en general la pma es inferior a 600 mm y se
distribuye a lo largo del año, por lo cual no se aplicaría la clasificación anterior. En un
sitio de esa región, con 450 mm de pma, en una plantación de lenga se ha registrado
una supervivencia mayor a 70 % (Urretavizcaya et al. 2012).
Los sitios potenciales para la plantación de especies nativas incluyen diferentes tipos
de vegetación natural y plantada, de especies nativas y exóticas, con diferentes niveles
de degradación por fuego y uso ganadero, como bosques puros altos, bosques mixtos
bajos (también llamados matorrales), arbustales y plantaciones de coníferas. Más aba-
jo nos referiremos a la plantación en estos diversos ambientes.
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
SELECCIÓN DE LA ESPECIE
La referencia principal para la selección de la especie nativa a plantar es es su distribución
natural y la presencia en el sitio de plantación. En el caso de plantaciones de conservación
o enriquecimiento, debemos analizar en qué situación de degradación se encuentra el
sitio. Rusch (2011) identifica los siguientes ambientes “degradados”: a) en los que hubo
bosque en el pasado pero no en la actualidad (pérdida de bosque), b) en el que el bosque
está presente pero en forma discontinua (bosque fragmentado), c) en el que la cobertura
arbórea es menor (bosque degradado con baja cobertura) y d)en el que existe una alta co-
bertura pero la composición, estructura, calidad de suelo o la fauna está alterada (bosque
degradado con alta cobertura).
La plantación puede ser realizada con una sola especie como plantación pura, o con varias
especies como plantación mixta. Esto se define teniendo en cuenta el sitio y el objetivo de
la plantación. En este sentido el mayor número de experiencias son de plantaciones pu-
ras. Sin embargo, también se han realizado plantaciones mixtas principalmente de roble
pellín y raulí, ciprés de la cordillera y coihue, coihue y raulí y en menor medida, de estas
cuatro especies juntas (Loguercio 1997, Biaus et al. 2008, Donoso et al. 2011, Pafundi et
al. 2011, Urretavizcaya 2011).
En particular en nuestro país, roble pellín y raulí tienen una distribución natural acotada
al norte de la Patagonia habiéndose plantado con éxito tanto dentro como fuera la misma.
Para establecer estas especies fuera de su área de distribución, es conveniente elegir
sitios con suelos profundos de textura franca y en laderas con exposición sur a sureste,
protegidas del viento y con menor insolación, preferiblemente con un estrato arbustivo o
arbóreo abierto (Davel et al. 2004). Barbero et al. (2011) estimaron la existencia de 3.300
ha para raulí y 13.770 ha para roble pellín de superficies aptas para plantación en Río Ne-
gro a partir de los requerimientos ecológicos de las especies, excluyendo los ñirantales,
todas las áreas protegidas nacionales, provinciales o municipales, y los ecosistemas con
presencia actual de bosque.
Figura 6. Plantación pura de ciprés de la cordillera en una área quemada de esta especie
(izquierda) y mixta de ciprés de la cordillera, coihue, roble pellín y raulí (derecha).
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Los ensayos de plantación llevados a cabo en la región son escasos y con resultados
disímiles como para establecer pautas generales respecto al distanciamiento (Davel et
al. 2004). Tanto ciprés de la cordillera como lenga se plantaron, en general, a densidades
menores a 1111 pl/ha, lo cual es común en las plantaciones de exóticas. Con roble pellín,
plantaciones realizadas a densidades de 1667 y 2500 pl/ha presentan fustes con nume-
rosas ramas, siendo necesario realizar podas tempranas. En plantaciones de esta especie
en Lago Puelo, la poda manual temprana mostró una cicatrización excelente en el mismo
año (Biaus et al. 2008). En el caso de raulí presenta una buena rectitud de fuste en plan-
taciones de 2500 pl/ha (L.Tejera, com. pers.).
PLANTACIÓN EN MATORRALES
El bosque bajo mixto, comúnmente llamado matorral, es un ambiente adecuado para fo-
restar con especies nativas. En estos ambientes la cobertura habitualmente es mayor al
20 % de vegetación arbustiva o arbórea juvenil, la altura es superior a 1 m y en su máximo
desarrollo supera los 3 m. Se compone de especies nativas con gran capacidad de rebrote
como ñire, retamo, laura, maitén, radal, maqui (Aristotelia maqui) y palo piche (Fabiana
imbricata) entre otras, así como de especies exóticas como rosa mosqueta (Rosa eglante-
ria) y murra (Rubus ulmifolius), ocasionalmente en alta densidad. En este tipo de forma-
ción se han probado diseños de plantación en fajas y en bosquetes.
• La plantación en fajas tiene como ventaja el poder realizar una plantación con densidad
regular dentro de la faja y con homogeneidad en el área a plantar. El distanciamiento
entre fajas o ancho de la interfaja, depende de la densidad final deseada, siendo co-
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
PLANTACIÓN EN ARBUSTALES
Cuando el estrato arbustivo no es tan denso ni alto como en los matorrales, la alternativa
es utilizar los arbustos presentes como plantas nodrizas. En este caso los arbustos brin-
dan protección tanto contra la radiación como el pastoreo, pero resultan plantaciones
más irregulares. Distintos estudios muestran el efecto de facilitación (cuando la presen-
cia de otras plantas es favorable) y competencia durante el proceso de establecimiento,
determinándose que en estadios iniciales prima el efecto de facilitación, principalmente
en los años donde el estrés por sequía es severo (Urretavizcaya et al. 2006). En estas
condiciones los plantines deben plantarse al S - SE de los arbustos para que la protección
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En los bosques quemados afectados por fuegos recientes se pueden realizar plantaciones
regulares, tanto en líneas como en bosquetes, dado que el estrato arbustivo no se ha
desarrollado completamente. En estos sitios, el dosel superior constituido por los árboles
quemados protege significativamente a los plantines contra la radiación y el viento, efecto
que no se registra en las áreas donde se extraen todos los árboles quemados (Urretavizca-
ya et al. 2014). Un aspecto a tener en cuenta es que con el tiempo los árboles comienzan
a caer y pueden dañar las plantas establecidas debajo, o descalzarlas si se encuentran
cerca de la base de un árbol grande. En las situaciones en las cuales es necesario extraer
la madera, es aconsejable dejar cierta cantidad de árboles en pie y también en el suelo. En
estos casos, una posibilidad es extraer los árboles quemados en fajas, dejando interfajas
donde se puede plantar inmediatamente. Para plantar ciprés de la cordillera en las zonas
quemadas donde se extrajeron los árboles y se realizó limpieza, es recomendable esperar
a que se recupere y establezca la vegetación arbustiva, que pueda brindar protección a
los plantines, o bien utilizar algún tipo de protector individual para la radiación (Figura 9).
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 353
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
En los bosques degradados donde se encuentran árboles adultos a baja densidad, el dise-
ño de plantación puede ser en líneas o núcleos, contando estos últimos con la ventaja de
imitar el modo natural de establecimiento de la regeneración de las principales especies
nativas. Por ejemplo, en bosques naturales de lenga, la regeneración se instala en forma
densa en claros abiertos por caídas naturales de grandes ejemplares o por prácticas de
manejo (Veblen et al. 1996, Bava y López Bernal 2005). Los renuevos en el centro de los
bosquetes son menos ramoneados y presentan ejes rectos y con ramas laterales delgadas
(López Bernal et al. 2003, López Bernal et al. 2010).
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PLANTACIÓN EN PINARES
La plantación bajo pinares raleados permite una muy alta supervivencia inicial, pero cuando el
dosel de los pinos no está suficientemente abierto o se vuelve a cerrar afecta el desarrollo de
las nativas. Es entonces preferible hacer fajas o huecos con una apertura mayor en los cuales
los árboles nativos presenten de manera eventual un cierto estrés inicial y posiblemente cierta
mortalidad, pero les permitirá un crecimiento constante a lo largo del ciclo de desarrollo.
Para definir el tamaño de las aperturas de los bosquetes o fajas, se puede utilizar el índice de-
nominado R, que es el cociente entre el diámetro del bosquete o el ancho de la faja y la altura de
los árboles del borde. Esta relación es utilizada en bosques nativos para caracterizar el tamaño
de bosquetes. Por ejemplo en bosques de lenga, en sitios con pma< 700 mm, la regeneración
natural no se instala en claros con R>1 (López Bernal y Bava 2011). En experiencias de plantación
en zonas con pma de 1000 mm la supervivencia de ciprés de la cordillera y coihue superó el 80
%, y fue similar entre fajas y bosquetes con R<1. Asimismo, en fajas con R entre 0,5 y 1,5 la su-
pervivencia de roble pellín y raulí fue mayor al 95 %. La dirección u orientación de la faja es otro
aspecto a considerar por la incidencia de la radiación en verano, siendo la dirección este-oeste
la más favorable, de igual modo que en las plantaciones en matorrales. Teniendo en cuenta el
trabajo a realizar en la extracción posterior de los árboles de pino remanentes, la plantación en
fajas se presenta como una alternativa más adecuada con relación a los bosquetes.
Figura 10. Vista aérea de una plantación de roble pellín y raulí en fajas realizadas en un pinar
de Lago Puelo, Chubut (izquierda) y raulíes de 10 años plantados en una de las fajas (derecha).
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 355
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
En el caso de utilizar plantas a raíz desnuda, las recomendaciones generales para el acon-
dicionamiento y el transporte son las mismas, es decir prevenir la desecación de las raí-
ces, evitando exponer las plantas durante el período entre el sacado de las mismas y la
plantación a altas temperaturas, al viento y a la insolación directa. Es importante recalcar
que las plantas de más de un año, poseen raíces leñosas y gruesas, cuya función primor-
dial es de sostén, y raíces finas, que tienen como función principal la absorción. Una plan-
ta adecuada debe tener abundantes raíces finas en cabellera. La extracción de las plantas
de almácigo, o “levantado” supone un previo descalce con palas apropiadas (palas de
punta de sección plana, o maquinas descalzadoras), durante el cual inevitablemente se
cortan raíces finas. Una vez extraído el plantín, las raíces de la cabellera se desecan en
pocos minutos y dejan de ser viables. Por esta razón, para su extracción hay que ser muy
cuidadoso y considerar las condiciones meteorológicas a lo largo de este proceso. Para
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ÉPOCA DE PLANTACIÓN
PLANTACIÓN
Las herramientas de plantación que se utilizan son algunas de las descriptas en el capí-
tulo de Establecimiento, pala de punta recta, barra plantadora y pottiputki o tubetera. La
pala se utiliza para las plantas a raíz desnuda, en bolsita de polietileno y contenedor. La
barra plantadora se utiliza para las plantas a raíz desnuda y el pottiputki o tubetera para
plantas en contenedor, con dimensiones correspondientes al tamaño del mismo. Para
plantar con pala es conveniente retirar primero el mantillo hasta alcanzar el suelo mine-
ral, luego realizar el hoyo, remover la tierra del fondo del mismo, sostener el plantín en
la posición deseada, llenar con tierra (evitar el llenado con pinocha o restos vegetales) y
apisonarla bien. Esto evita que quede aire en contacto con la raíces y previene el descalce
de los plantines por congelamiento del suelo. No se recomienda de ningún modo plantar
cuando el suelo está congelado o cubierto de nieve. En el caso de especies nativas no
es común el uso de la barra plantadora. Esto puede deberse a que los plantines a raíz
desnuda generalmente son grandes y presentan un sistema radical que podría quedar
doblado o mal plantado. El uso de pottiputki es recomendable en ausencia de malezas y
cuando el suelo es blando. Esta situación suele encontrarse en pinares y también exige
la remoción de la pinocha antes de abrir el hoyo. En sitios cubiertos por un tapiz vegetal,
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 357
[SILVICULTURA]
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
como en ñirantales sometidos a pastoreo, es necesario el uso de pala de punta recta, con
la cual se remueve esa cobertura o “deschampa” antes de realizar el hoyo de plantación.
El procedimiento de la plantación varía con las condiciones del sitio, el tipo de plantas y
las herramientas. En plantación de plantas de tubete con pottiputki el proceso es rápido
y un mismo operario realiza todos sus pasos: con el pie retira los restos vegetales del
punto de plantación (como puede ser la pinocha), luego abre el hoyo, coloca la planta que
lleva en alforja o bolsa con manija, apisona con el pie para asegurar el buen contacto de
las raíces con el suelo mineral y avanza hacia el próximo punto de plantación en la línea.
En el caso de plantación de plantas a raíz desnuda con pala de punta recta, también pue-
de ser llevada a cabo por un solo operario de una manera similar a la antes descripta, con
la excepción de que el hoyado es más profundo y requiere más tiempo, así como también
que es necesario sostener la planta mientras se rellena el hoyo, aporcando tierra con el
pie. Luego de un primer apisonado, se jala la planta hacia arriba pocos centímetros para
asegurar que las raíces no queden dobladas en el fondo del hoyo, y posteriormente se
termina de rellenar y apisonar.
La herbivoría de las plantas causada por ganado doméstico y animales silvestres es un tema
clave en la forestación con árboles nativos. Los plantines resultan particularmente atractivos
a vacas, ovejas, liebres, ciervos y otros vertebrados herbívoros. La incidencia de este proble-
ma puede ser muy grande, y es esencial tenerlo en cuenta. El ganado doméstico debe ser
excluido con alambrados perimetrales. En el caso de las liebres puede optarse por cercos
de alambrado romboidal o hexagonal, mallas plásticas, o protectores individuales, siendo la
densidad de la plantación así como superficie lo que defina una u otra práctica (con baja den-
sidad se vuelve preferible el uso de protectores individuales). Un ataque severo de liebres
puede diezmar una forestación completa en su primera semana de implantación.
SUPERVIVENCIA Y CRECIMIENTO
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[SILVICULTURA]
Figura 11. Supervivencia y crecimiento de tres tipos de plantines: 1 año [plug1+0] (barras rojas),
3 años [1+2] (barras naranjas) y 2 años [plug1+1] (barras verdes), luego de dos años de planta-
dos en un sitio xérico y otro mésico. Letras diferentes indican diferencias significativas entre
sitios (p<0,05).
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 359
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
Las Notofagáceas también presentan muy buena supervivencia. En bosques de lenga recien-
temente quemados de Chubut, y luego de dos años, se obtuvo 70 % en sitios mésicos y 80
% en bosquetes con caña colihue (Chusquea culeou). En Monte Zeballos y Río Turbio, Santa
Cruz, también se registró más del 70 % de supervivencia. En Neuquén y Chubut, la supervi-
vencia de roble pellín y raulí plantados bajo dosel de pino y en fajas de pino fue mayor a 90
%. Coihue también registra supervivencia superior a 85 % en sitios húmedos.
Danby (1991) menciona que tanto el roble pellín como el raulí, en vivero o en plantacio-
nes jóvenes, pueden sufrir daños en sus ápices por ocurrencias de heladas tempranas,
lo que al repetirse varios años origina plantas de mala forma. En algunos sitios aún con
dosel de protección pero donde se producen los denominados bolsones de aire frío, la
protección de la vegetación puede no ser suficiente por lo que no es recomendable el es-
tablecimiento de especies nativas como roble y raulí. Esto se observó en una plantación
de raulí de 1,5 ha, establecida en un ñirantal bajo de unos 3 m donde la mortalidad fue
total en tan solo una temporada. Las plantas, si bien alcanzaron a brotar en la primavera,
fueron “quemadas” por una severa helada tardía, aun con protectores cilíndricos de PET.
En plantaciones en macizo a cielo abierto se observó, más en roble pellín que en raulí, la
mortalidad del brote principal del último año (Davel et al. 2002). En plantaciones de lenga
también es común observar la mortalidad del ápice, si bien en la especie este evento
tiene alta frecuencia en condiciones de regeneración natural (Stecconi 2006). Este es un
aspecto a considerar dado que si bien los prendimientos son buenos y las plantas no se
mueren, la forma de las plantas y la magnitud del crecimiento se ven muy afectados.
360 LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 361
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
a b c
d e
f g h i
CONSIDERACIONES FINALES
Las experiencias mencionadas de las últimas dos décadas con ciprés de la cordillera y
las Notofagáceas como roble pellín, raulí, lenga, coihue y ñire, han demostrado que es-
tas especies nativas se adecuan muy bien al cultivo industrial, tanto con propósitos de
conservación como productivos. En primer lugar es notable el desarrollo de la tecnología
de producción de plantas, que ha permitido lograr en la actualidad un aceptable nivel de
certeza en este primer eslabón de la cadena productiva. En cuanto a la respuesta de las
plantas en el campo, si bien los múltiples ensayos realizados han tenido resultados dis-
pares propios del desarrollo de una nueva tecnología, todas las especies han expresado
una potencialidad auspiciosa, con niveles de supervivencia muy altos y con crecimientos
corrientes en los primeros años muy alentadores. Para seguir avanzando en este senti-
do es importante hacer un seguimiento sistemático y análisis conjunto de los ensayos
ya establecidos por diversas instituciones de investigación, abordar una clasificación de
sitios para estas especies y establecer una red de nuevos ensayos. Con la generación de
este conocimiento se podrá ajustar la silvicultura de implantación de nuestras especies
nativas, y producir un cambio en la escala actual de plantación.
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[SILVICULTURA]
Los bosques puros y mixtos de raulí y roble pellín tienen una larga historia de aprovecha-
mientos forestales en el Parque Nacional Lanín. Actualmente se lleva un seguimiento de
los Planes de Ordenación de más de 25 años, en forma ininterrumpida. Desde hace casi
dos décadas se comenzaron estudios de diversidad genética de estas poblaciones y a la
par se comenzó a promover las plantaciones de estas especies fuera de su área de dis-
tribución natural. Ello permitiría ofrecer productos maderables diferentes de las tradicio-
nales plantaciones de pináceas, a la vez de promover procesos de conservación genética
ex – situ de las distintas poblaciones.
Se ha encontrado que los patrones de crecimiento de raulí y roble pellín resultan sensi-
blemente similares, ello ha facilitado desarrollar funciones comunes para ambas espe-
cies. Con las curvas de crecimiento de la altura dominante desarrolladas, se estableció el
índice de sitio para poder establecer las calidades de sitio. La edad base o de referencia
se definió a los 45 años a la altura del pecho, pues a partir de ella se presentan diferen-
cias claras entre las alturas alcanzadas en los distintos sitios (Attis Beltrán et al. 2015). En
términos medios, la edad de 45 años a la altura del pecho representaría unos 55 años de
edad real, no encontrándose diferencias sensibles entre los distintos sitios.
Los modelos de altura dominante, con los que se calcula el IS de un rodal puro o mixto son:
IS
IS
IS
Donde, IS: índice de sitio; H0: altura total (m) al tiempo T; T: EAP (años).
Para establecer la altura dominante de una plantación se sigue la rutina de emplear el
valor de altura total promedio de los 100 más gruesos por hectárea. Con dicho valor, se
establece el IS para la misma, para ello se puede emplear las funciones precedentes, o
bien la tabla 1 u otro elaborada para tal fin. Los rangos de índice de sitio (IS45), en los cua-
les se define cada clase de calidad de sitio, se han definido de la siguiente manera (Attis
Beltrán et al. 2015):
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 363
[SILVICULTURA]
LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
Tabla 1. Altura dominante (m) obtenida con los modelos para raulí, roble pellín y mixto en fun-
ción de la edad a la altura del pecho y el índice de sitio central de cada clase de calidad de sitio,
para una edad de referencia de 45 años al DAP.
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS • MANUAL DE BUENAS PRÁCTICAS FORESTALES EN EL NOROESTE DE PATAGONIA 365
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LA PLANTACIÓN CON ÁRBOLES NATIVOS
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