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NIÑOS DE HOY, PARENTALIDADES CONTEMPORÁNEAS

ERIC LAURENT

¿De qué hoy se trata cuando hablo de niños de hoy? ¿De qué contemporáneo se
trata cuando hablamos de parentalidad? Se puede responder a esta cuestión de
manera descriptiva, demográfica, o bien de una manera psicoanalítica. Primero
desde un punto de vista descriptivo, un estudio reciente permite captar profundas
transformaciones1. El caso francés sin duda es particular y no puede ser
generalizado para todo el planeta, pero indica tendencias que funcionan
globalmente. El punto fundamental es la articulación con la ciencia de las
modalidades de hacer a la familia, que evolucionaron gracias a la nuevas
libertades abiertas por las leyes sobre la paridad y la igualdad de género. Los
progresos de la medicina hicieron aumentar en los últimos cincuenta años la
esperanza de vida de once años más, para alcanzar 82,5 años con un diferencia
reducida entre hombres y mujeres. Entonces la población envejece. Los menores
de veinte años son solamente un cuarto de la población. Hay menos niños y nacen
más tardíamente. Le edad media para las mujeres para el primer bebé aumento
de 4,5 años a 28,7 años en la media, y el índice de fecundidad bajó un poco
aunque sea mucho más elevado que la media europea. Un tercio de las mujeres
se vuelven madres después de los treinta años. Estos cambios se deben a la
generalización de la contracepción. La obsolescencia de la forma de unión que es
el matrimonio tradicional está más marcada. Los niños nacidos fuera del
matrimonio son la mayoría, 58,6%. Esos niños son masivamente reconocidos por
los padre, solo 4% no lo son. La paternidad permanece entonces como un
instrumento jurídico que funciona. Hay menos matrimonios, entre ellos muchos
son vueltos a casar, y el número de divorcios se multiplicó por 3,5. Por el contrario,
el matrimonio se completó por otras formas de unión que incluyen a las parejas
homosexuales, el PACS (pacto civil de solidaridad) desde 1999 (es el equivalente

1
Pison, G., en Populations et Sociétés, Institut nacional d'études démographiques, N° 553, presentado por
Anne-Ael Durand, en Le Monde, edición on line, 13 de mayo 2018.
a la Unión Civil en Argentina), y el matrimonio para todos desde 2013 (que
equivale al "matrimonio igualitario" en Argentina).
La articulación de la familia con la ciencia y con las nuevas ficciones jurídicas
desplazó las preguntas sobre los niños y sus padres. Ya no se habla más de
familia frente a la dificultad de calificarla, sino de parentalidad. La parentalidad en
Francia es un neologismo de finales del siglo XX que tiene numerosos campos de
aplicación. Es un significante amo de nuestra civilización. En el campo de la
acción política y social hacia las familias ("ayudas materiales y financieras para la
parentalidad"), la parentalidad es un equivalente a la palabra "familia".
En las leyes, en lo legislativo, la parentalidad y la coparentalidad son términos
utilizados en el dominio de la distribución jurídica de la autoridad parental. La
Comisión nacional consultativa de los derechos del hombre define a la
parentalidad por sus aspectos jurídicos, con los deberes de los padres y sus
derechos relativos a la autoridad parental y a la filiación.
En el campo sociológico describe las nuevas formas de la conyugalidad y de vidas
familiares. Hay que tomarlo entonces más bien en el sentido de estructuras
familiares. Actualmente se habla de familia monoparental, familia homoparental e
incluso de familia pluriparental en el caso de familias recompuestas. También
puede designar un modo de filiación (parentalidad adoptiva) o la situación de los
padres cuando tienen un hijo (parentalidad tardía)2.
Padre es un estatuto legal, un estatuto simbólico. La parentalidad desborda el
estatuto. Está del lado de lo real. Hablar de parentalidad no es fascinarse por el
estatuto sino que vuelve a poner el acento sobre la interacción del niño con sus
padres, en su variedad.
Se podría también decir que el niño de hoy nace en un mundo que ya no está
estructurado por el a priori del amor del padre. Con su doble vertiente tan
particular a la construcción del rol del padre en el mundo occidental: aquél que es
amado, al mismo tiempo, es el que priva de goce. Esta particularidad fragiliza su
construcción sobre todo porque el niño contemporáneo está confrontado a formas
de goce adictivo del que testimonia la clínica. El niño está confrontado sin

2
Ver Wikipedia.
mediación a lo que no cesa de repetirse tanto en la vertiente del demasiado lleno o
del vacío, como en las adicciones que conciernen a todos los circuitos pulsionales:
oral (anorexia/bulimia, junk food, sustancias), anal (retención/expulsión,
agresividad), lo escópico (juegos de videos y pantallas), y lo vocal (intolerancias a
los mandamientos de la ley). Agreguemos la clínica ligada a la imposibilidad de
habitar un cuerpo y de fijarlo en una imagen: todo lo que está reagrupado en el
comodín del ADDH. Consideremos también la imposibilidad de habitar un sexo
conveniente en el género asignado. En fin, una serie de síntomas difíciles de
considerar como neuróticos sin poder por ello ser calificados de psicosis. Estos
nuevos síntomas definen una clínica que subrayan la fragilidad del padre. Ella
empujó a ciertos psicoanalistas a abandonar su estatuto en el olvido de la historia
y decidirse por la sociedad sin padres, diversamente calificada. No es el caso de
Lacan que transformó radicalmente el estatuto del padre Freudiano, abandonando
la referencia edípica, para situarlo no en relación a la madre y al incesto materno,
sino en relación a una mujer.

La superación del padre universal Freudiano

Desde el comienzo de su obra Freud pone al principio al padre: "Se dice que el
príncipe es el padre del pueblo. El padre es la autoridad más antigua, la primera,
es para el niño la única autoridad. Todos los otros poderes sociales se
desarrollaron a partir de esta autoridad primitiva (a reserva únicamente del
matriarcado)"3. El padre es el fundamento de Dios, y de la relación
fundamentalmente conflictiva que enlaza al sujeto a su Dios. A partir de la tragedia
edípica Freud muestra la discordia irreductible en el corazón de toda teoría de la
religión: "Aquí, como por otro lado en todas partes, se debe fracasar en la
reconciliación de la providencia divina y de la responsabilidad humana"4.
En un sentido, a partir de que Freud percibió el lugar del padre como portador de
la prohibición del incesto en la economía psíquica, lo volvió el pivote de la

3
Freud, S., "La interpretación de los sueños", Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu.
4
Idem.
construcción del edificio tanto social como religioso, indiscernibles en una primera
aproximación. Esa será su primera palabra5 y también la última tal como lo
retomará en "Moisés y el monoteísmo" (1939). La antropología política de Freud
es inseparable de la secularización de su teoría de las religiones.
El primer texto que formula una teoría general de la organización social es "Tótem
y tabú". Enuncia una teoría de la religión presentada como un aporte a la
etnopsicología (volkerpsychologie)6. Se propone para esta teoría "crear un lazo
entre etnólogos, lingüistas, folkloristas, etc., por un lado, y psicoanalistas por el
otro". El último capítulo, "El retorno infantil del Totemismo", examina los aportes de
los teóricos de las religiones más sólidas de la época: James Frazer, Salomon
Reinach, Émile Durkheim, W. Robertson-Smith. La gran demostración totémica
desemboca en una teoría general de la religión: "Aceptemos ahora como un
estado de hecho que los dos elementos motores, el sentimiento de culpabilidad
del hijo y la rebelión filial no desaparecen nunca. (...) Los esfuerzos del hijo por
tomar el lugar del dios-padre surgen cada vez más diferentemente. (...) Nacen las
figuras divinas de Atis, de Adonis, de Tammuz, etc. (...) Pero el sentimiento de
culpabilidad que no es apaciguado por estas creaciones se expresa en los mitos
que dan como privilegio a esos jóvenes amantes de las diosas madres una vida
corta y un castigo por emasculación, o por la persecución de la cólera del dios-
padre que toma una forma animal. (...) Existe otra vía para calmar ese sentimiento
de culpabilidad que solamente lo tomó Cristo. Sacrificó su propia vida, y a través
de este acto, liberó a la banda de hermano del pecado original" 7. Freud concluye
su ensayo capitoneando "Tótem y tabú" con el complejo de Edipo, definiendo así
la causalidad psíquica del edificio social: "Al final de esta investigación que
conduje abreviando al máximo, querría enunciar entonces el siguiente resultado:

5
Freud habla a Fliess a partir de 1897 de sus primeras impresiones que le dan su autoanálisis. En sus notas a
la Standard Edition para "Tótem y tabú", Strachey subraya la carta del 4 de julio de 1901 a Fliess en la que
Freud, que lee los diarios, comenta los descubrimientos de Knossos: "¿Leíste que los Ingleses exhumaron en
Creta (en Cnossos) un antiguo palacio, que dicen que es el verdadero laberinto de Minos? Parece que Zeus
en el origen era un toro. De la misma manera nuestro antiguo dios habría sido venerado primero como toro,
antes de la sublimación puesta en obra por los Persas. Ahí hay muchas cosas para pensar, sobre las que no
puedo todavía escribir...". Freud, S., Lettres à Wilhelm Fliess, 1887-1904, Presse Universitaires de France,
2006, p. 562.
6
Freud, S., "Tótem y tabú" (1912-13), Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu.
7
Idem.
en el complejo de Edipo, los mandatos de la religión, de la moral, de la sociedad y
del arte se encuentran"8.
El padre universal está en el horizonte de todo y el complejo de Edipo deja una
marca indeleble en la vida afectiva. La convergencia del amor y del odio sobre la
misma persona es la fuente de las transformaciones sorprendentes de esos
sentimientos que enlazan y desenlazan a los hombres en su vida social. Lacan da
primero una versión lógica de ese padre universal, aísla la "función paterna". Y
esta operación aparece como una restauración del padre, cuyo lugar en el
psicoanálisis desaparecía. El padre mitológico de la prohibición del incesto edípico
se vuelve quien dice No al goce, "el que libera al sujeto de su sujeción en relación
a la madre y al goce que esta relación comporta"9. Pero muy pronto Lacan pasa
de la función del padre al padre en función, al padre uno por uno.

El padre en función

En un segundo tiempo, el esfuerzo de Lacan será pensar al niño, el lazo con los
padres y la pasión amor-odio por fuera del lazo con el padre universal, que
nombrará también el de la eternidad. Como lo mostró J.-A. Miller, no se trata por lo
tanto de pasar del padre, sino de poner el acento sobre el padre en tanto
existencia particular. Utilizó de manera radical la disyunción operada en la lógica
moderna que se separa de la lógica de Aristóteles distinguiendo la definición de un
término de su existencia. Por un lado, enuncia la paradoja según la cual "Todo
padre es Dios", que debe estar acompañada de la condición de que en su
existencia ningún padre sea Dios. Se verifica que "Todo padre es Dios" a
condición de verificar la inexistencia de tal padre. Por otro lado, verifica la
existencia del padre en tanto que "rechaza toda norma, todo estándar, todo para
todo x"10.
Esta puesta en tención de los dos niveles forma parte de la báscula radicalmente
antihegeliana de Lacan, el momento en el que rechaza reducir las existencias

8
Idem.
9
Miller, J.-A., El Uno solo, curso del 4 de mayo 2011, inédito.
10
Idem.
particulares a una parte de un todo. Ella se enuncia radicalmente en su Seminario
"Introducción a los Nombres-del-Padre": "Toda la dialéctica hegeliana apunta a
colmar esta falla y mostrar en una prodigiosa transmutación cómo lo universal
puede llegar a particularizarse por el camino de la escansión de la Aufhebung"11.
Este desajuste se prosigue cuando comienza a definir el Nombre-del-Padre a
partir de una función. La gran ventaja de una función es la de no definir un todo.
Una función solo define su dominio de aplicación. Además, como la lógica
moderna considera la cuestión de los conjuntos infinitos, nunca se puede contar
totalmente el conjunto de los casos. La función entonces solo es definible a partir
de las realizaciones de las variables que constituyen su desarrollo. Lacan parte
entonces de los casos particulares para hablar del padre. Ser un padre, es ser uno
de los modelos de realización, uno de los valores (a, b, c, d) de la función P(x).
Dice entonces: "El padre en tanto que agente de la castración solo puede ser el
modelo de la función", es decir que el acceso que eligió Lacan para la cuestión del
padre es el de "uno por uno" de aquellos que se volvieron padre. Para definir a un
padre Lacan habla entonces de père-version, de versiones del padre, una por una.
"Un padre no tiene derecho al respeto, (lo subrayo) sino al amor, más que si el
dicho respeto, el dicho amor, está (...) père-versamente orientado, es decir, hace
de una mujer el objeto a que causa su deseo. Pero lo que una mujer a-coge así de
ello, no tiene nada que ver en la cuestión. De lo que ella se ocupa es de otros
objetos a que son los hijos"12.
Ser padre entonces, es haber tenido la perversión particular de enlazarse a los
objetos a de una mujer. "Solo puede ser modelo de la función al realizar el tipo de
ésta. Poco importa que él tenga síntomas si añade a ellos el de la père-version
paterna, es decir, que su causa sea una mujer, que lo haya adquirido para hacerle
hijos, y que a éstos, los quiera o no, les brinde un cuidado paterno"13.
Notemos el quiasma. Normalmente, según la estructura del deseo masculino, el
hombre se ata a los objetos a que causan su deseo. Por ejemplo, el fetichista tiene
la perversión particular de amarrarse al falo que falta a la madre realizándolo en

11
Lacan, J., De los Nombres del Padre. Buenos Aires: Paidós, 2005, p. 74.
12
Lacan, J., Seminario "RSI", lección del 21 de enero 1975, Ornicar? 3 (1975), p. 107.
13
Idem, p. 108.
un fetiche particular: el zapato, el "brillo en la nariz", etc. Lacan define al padre a
partir de un fetichismo particular. No se trata de un objeto que no está en su lugar,
que ex-siste, sino de un objeto que una mujer produjo. El niño es un objeto a de la
madre. De este objeto a el padre debe tomar un cuidado particular que se dice
paterno. Este cuidado lo deja en un lugar de síntoma. Es el único punto en el que
el hombre pude volverse el síntoma de una mujer, si ella es madre.
El padre perverso se sitúa a nivel de la particularidad del síntoma, de la
particularidad de su goce: "Resulta esencial que no sea Dios, precisamente Freud
mostró la raíz de la ilusión religiosa en la función del padre y Lacan, por el
contrario, marca el espejismo divino que es propiamente dicho psicotizante o
mortífero cuando está soportado por el padre... La perversión paterna, es
precisamente que el deseo del padre esté ligado a una mujer entre todas, es decir
a una mujer como única. En la medida en que esta única... lo marca, que él resulta
no ser Dios"14. En un mundo en el que cada uno puede volverse padre, cada uno
puede creer poder ser un valor de esta función excepcional. Si el "cada uno" se
toma por Dios, por el guardián de los ideales, o por el padre de la norma Ideal,
entonces se produce el efecto psicotizante: "Cualquiera alcanza la función de
excepción que tiene el padre, se sabe con qué resultado, el de su Verwerfung, en
la mayoría de los casos para la filiación que engendra, con el resultado psicótico
que he denunciado"15.
Ese padre no garantiza el acceso al goce, como el padre-Dios, en el modelo
freudiano, haciéndolo para todas las mujeres. Es por ello que Lacan insiste en el
"sin garantía" según el cual se trata ahora de hacer de una mujer la causa de la
perversión paterna. A través de esta mostración particular, el padre puede dar al
sujeto el acceso a lo real del goce en juego. "Papá, no es de ningún modo,
forzosamente, aquel que es -es el caso de decirlo- el padre en el sentido real, en
el sentido de la animalidad. El padre es una función que se refiere a lo real, y esto

14
Miller, J.-A., El Uno solo, curso del 6 de abril de 2011, inédito.
15
Lacan, J., Seminario "RSI", op. cit., p. 107.
no es forzosamente lo verdadero de lo real. Eso no impide que lo real del padre
sea absolutamente fundamental en el análisis"16.
Al distinguir el padre real, en el sentido de la animalidad, es decir el padre
biológico, y separarlo del padre que "toca lo real", es decir al goce, tenemos una
indicación valiosa sobre el lugar del padre en las familias recompuestas o
sobrecompuestas. La oposición entre lo verdadero y lo real resuena aquí de una
manera particular. La articulación entre lo verdadero y lo real puede aproximarse
por el movimiento mismo del psicoanálisis, que procede primero por un saber
supuesto, el del inconsciente. El analizante accede a él por la vía de la verdad,
reformulación de Lacan de la regla llamada de asociación libre, que quiere decir
liberada de las obligaciones de la mentira social. El resultado está finalmente
interpretado en término de real, de goce17.

El Padre del nombre y el padre real

¿Cómo alcanzar lo real del goce? Al reverso de la vía ideal, Lacan indica una
manera de realizar el tipo de la función de manera divertida como "épater
("impresionar o deslumbrar") (su) familia". Epater, es a la vez producir una especie
de admiración, producir un efecto, pero sobre todo, jugando con el término pater
en latín, es hacer un paso de lado en relación al ideal de pater familias. Es una
operación en la que se trata de producir un efecto particular que consiste en
mantenerse a distancia de la creencia según la cual un padre puede ser "para
todos".
"Se interrogó mucho la función de pater familias. Habría que centrar mejor lo que
podemos exigir de la función del padre. Con esa historia de la carencia paterna,
¡cómo se regodean! Hay una crisis, es un hecho, no es totalmente falso. En
síntesis, el e-pater ya no nos impacta. Esa es la única función verdaderamente
decisiva del padre. Ya señalé que no era el Edipo, que estaba liquidado, que si el
padre era un legislador, el niño resultante era el presidente Schreber, nada más.

16
Lacan, J., "Conférences et entretiens dans des universités nord-americaines", Columbia University, 1
décembre 1975, Scilicet 6/7, p. 45.
17
Miller, J.-A., contratapa de Je parle aux murs (Hablo a los muros), Jacques Lacan, ed. Seuil, 2011.
En cualquier plano, el padre es el que debe impactar (épater) a la familia. Si el
padre ya no impacta a la familia, naturalmente se encontrará algo mejor. No es
obligatorio que sea el padre carnal, siempre hay uno que impactará a la familia...
Habrá otros que la impacten"18.
He aquí una desconexión suplementaria entre el "padre carnal" y el que podrá
"hacer el tipo" de padre. La primera indicación es que "Epater (impresionar) a su
familia" está en el reverso de hacer de legislador. Tampoco es querer hacer el
hombre, es algo diferente. En el mundo de #metoo, Lacan indica que del lado de
las mujeres se sitúa la denuncia de las antiguas formas de machismo y el llamado
a nuevas formas de masculinidad deseosa de la buena manera. "Si el hombre es
todo lo que ustedes quieran del estilo virtuoso, vira a babor, listo para virar, vira
cuando quieras, lo viril está del lado de la mujer. Es la única que cree en eso. Ella
piensa. Ella es incluso lo que la caracteriza"19. Que debe aproximarse a lo que
enuncia en el Seminario 19: "El Uno hace el Ser como la histérica hace el
hombre... Eso es lo que alimenta cierta infatuación creativista" 20.
Hay que distinguir entonces entre el padre, por un lado, que responde al nombre, y
que está del lado de lo simbólico y, por otra parte, el que señala la relación del
padre con lo real. Esta oposición recorta la distinción entre la familia como real y el
Nombre-del-Padre como simbólico. Precisamente Lacan lo ponía en exergo en su
"Nota sobre el niño", al extraer la lección del fracaso de las utopías comunitarias
de los años sesenta. "La función de residuo que sostiene (y al mismo tiempo
mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades pone de relieve lo
irreductible de una transmisión que es de un orden diferente de la de la vida según
las satisfacciones de las necesidades, pero que conlleva una constitución
subjetiva, lo que implica la relación con un deseo que no sea anónimo. Conforme
a tal necesidad se juzgan las funciones de la madre y del padre. De la madre: en
tanto sus cuidados llevan la marca de un interés particularizado, aunque lo sea por

18
Lacan, J., El seminario, Libro 19, ...o peor. Buenos Aires: Paidós, 2012, p. 204.
19
Idem, p. 200.
20
Idem, p. 218.
la vía de sus propias carencias. Del padre: en tanto su nombre es el vector de una
encarnación de la Ley en el deseo"21.
Esta formulación dio lugar a múltiples confusiones. En particular, como si existiera
ese padre, para decir todo sobre la articulación de la Ley y del deseo, como si
existiera la última palabra.

El padre y el medio-decir, el medio-Dios

En la conferencia de 1975 en Columbia que cité, Lacan termina sobre un punto en


el que acentúa lo real del padre, como aquél que no está allí para hacer la ley o
para dar sentido. Está ahí para marcar el lugar de su goce como viable. "El modo
de existencia del padre concierne a lo real. Es el único caso en el que lo real es
más fuerte que lo verdadero". Por otra parte, en el discurso social es la disyunción
entre el goce y el "dar sentido". "Cuando se entra en este registro de lo verdadero
no hay manera de salirse. Para minorar la verdad como se merece debe haberse
entrado en el discurso analítico. Lo desalojado por el discurso analítico pone a la
verdad en su lugar, pero no la desquicia. Es poca, pero indispensable"22.
El padre debe mantenerse a distancia de tomarse por Dios o su representante en
la familia, y mantener sus ataduras con lo real. Se mantiene a media distancia, o
entre dos consistencias. Es lo que Lacan llama, sobre el modelo del medio-decir
(mi-dire) de la verdad, o el justo medio (juste milieu), el medio-dios (mi-dieu). "De
lo que ella (una mujer) se ocupa es de otros objetos a que son los hijos, junto a los
cuales el padre sin embargo interviene -excepcionalmente en el buen caso- para
mantener en la represión, en el justo medio-dios, la versión que le es propia por su
père-versión. Père-versión, única garantía de su función de padre, la cual es la
función del síntoma, tal como lo he escrito... La normalidad no es la virtud paterna
por excelencia, sino justamente el medio-dios, o sea el justo no-dicho... Es raro
que él lo logre, este justo medio-dios".

21
Lacan, J., "Nota sobre el niño", Otros escritos. Buenos Aires: Paidós, 2011, p. 393.
22
Lacan, J., El seminario, Libro 20, Aun. Buenos Aires: Paidós, 2008, p. 131.
Más allá de la justa represión, el padre tirano hace de su goce una ley tanto
insoportable como arbitraria. Más acá, es el padre sin goce particularizado, el
padre que se reduce al ideal del padre de familia, que varía según las época, que
puede ser hoy el padre compañero de juegos. El que hace función de padre no
aplasta la familia con su goce, ni con su pretensión de tener acceso al goce que
debería. Debe ayudar a los miembros de su familia a decir que no al goce en su
aspecto mortífero y decir algo sobre un goce viable. El padre no es el que puede
decir todo, incluso la verdad sobre la verdad o la verdad sobre lo real de su goce.
Mantener en la represión la versión de su goce es la condición tanto para que algo
del deseo se mantenga, como para descifrar entre las líneas de lo que se puede
enunciar. En todos los casos esta justa represión es lo contrario de la prohibición
que no hace más que indicar las vías de la transgresión. "El padre es el que no
dice todo, y por ahí preserva la posibilidad del deseo y no pretende recubrir lo real,
es decir, no pretende ser ontológico"23. La ontología del padre sería lo que podría
dar sentido a los encuentros contingentes de cada uno con el goce en la
parentalidad.

Un programa de trabajo

A veces se dice que es difícil dar forma a problemas precisos en psicoanálisis.


Incluso encontrar los "problemas cruciales para el psicoanálisis", como lo dice el
título de un Seminario de Lacan, es por eso que quisiera proponer aquí un
programa de investigación. Se trata de buscar caso por caso, en las
parentalidades de hoy y de los problemas clínicos a los que las familias se
confrontan, qué es lo que actúa suficientemente como excepción del lado mujer y
del lado hombre como para definir lo que épate, sorprende, a la familia.
Búsquenlo, en estas dos vertientes, femenino y masculino, y encontrarán lo que
hace las veces de padre en la configuración de los goces de hoy.

23
Miller, J.-A., El uno solo, curso del 6 de abril 2011, inédito.

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