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EL REGRESO DEL

SILBÓN
TÍTULO TENTATIVO

Escrito por
Edison Arévalo

Basada en la leyenda Venezolana el Silbón.


Basada en la idea original de Diego Zurita

Caracas, Venezuela.
1010 58412-2157705
Sonystreignard@gmail.com
1 FUNDIDO EN NEGRO. 1
Oímos a cierta distancia el sonoro y estridente canto de un
ave. (Thamnophilus doliatus) mejor conocida como la Pavita.
El sonido es una mezcla de sonidos guturales, chirridos, o
rebuznos. Perturbador.
FUNDE A IMAGEN.

2 INT. - HABITACIÓN DESCONOCIDA - NOCHE. 2


Bajo una lúgubre oscuridad vemos los labios gruesos y
carnosos de un HOMBRE (36 años). Tez oscura, vello facial
grueso y grotesco. Su apariencia se asemeja a la de un
campesino. Con entusiasmo proyecta la voz y responde.
HOMBRE
(Acento llanero)
¡Sí! Soy llanero y a mucha honra.
(Su mano derecha apunta a la altura
del corazón)
El llano lo cargo conmigo, dentro
de mí. Y estoy muy orgulloso de ser
llanero… ¡Tierra de guerreros,
Tierra de centauros!
Sobre un mesón de madera antiguo y rústico vemos una
grabadora digital reproduciendo el audio y al otro lado una
cafetera y un pocillo de barro. El vapor sale de la taza,
aún está caliente. ÉL hombre toma el primer sorbo.
HOMBRE (CONT’D)
La vida de un llanero es dura pero
alegre… Somos hombres de faenas.
Desde que rompe el alba hasta que
cae la noche.
A través del monitor de una cámara dispuesta en posición
frontal distinguimos al contextura delgada del hombre
mientras bebe su café. Viste camisa blanca y pantalón beige
desgastados por el tiempo y el uso. Sobre su cabeza un
sombrero de cogollo de ala ancha oculta parte de su rostro.
HOMBRE (CONT’D)
Sembramos, cosechamos. Somos bueno
para eso, mi vale. Algodón, sorgo,
arroz, maíz, maní, merey, caraotas,
frijoles… ¡Valle! Yo si que soy
bueno pa’jartarme un Palo a pique.
¡Ah, y con casabe!
Muerde sus labios mientras SISEA.
HOMBRE (CONT’D)
Y de ganadería, ni se diga.
(Con sus manos imita el gesto del
ordeño de las vacas) (Canta)
Qué pajarillo es aquel
(MORE)
2.
HOMBRE (CONT’D)
Que canta en aquellas ramas
Que cuando ya estoy más lejos
Ella lo busca y lo llama.
Canastilla, canastilla.
Al terminar la mano derecha vuelve a postrarse sobre el
corazón. Esta vez una segunda cámara ubicada a su derecha le
registra.
HOMBRE (CONT’D)
(voz fuera de campo)
Siempre he tenido la perspectiva
del que el llano y las tradiciones
no se pueden perder. ¡No se pueden
perder! De una manera u otra se
deben mantener.
Una tercera cámara realiza unos leves paneos del lugar. Vemos
una hamaca y una campechana guindadas en un esquina, floreros
de barro, cantaras de leche, material de potrero. Machetes,
piezas de agricultura, un fogón de leña, variados tipos de
sombreros, guitarras, maracas, tambores y un arpa, apargatas,
taparas, canastas, jarrones, sacos de diferentes tamaños,
entre ellos uno de color oscuro con rastros de lo que parecen
ser huesos humanos, y un sin fin de piezas artesanales, entre
ellas una figura pequeña tallada en madera alusiva al Silbón.
El lugar parece ser un almacén de cosas guardadas entre
telarañas y oscuridad.
HOMBRE (CONT’D)
(Voz fuera de campo)
Hemos dejado de ser lo que antes
eramos... Guerreros, centauros.
Hemos perdido muchas cosas...
DE PRONTO...
¡Pum! Oímos dos golpes secos sobre el mesón.
Vemos los puños del hombre cerrados y firme como si
contuviera su cólera.
HOMBRE (CONT’D)
Yo… No puedo permitir que se olvide
lo que somos. ¡Somos el llano! Eso
no se debe olvidar.
Él hombre se pone de pie. A través de las paredes vemos su
sombra erguida, pero de manera sorprendente va aumentando de
tamaño hasta sobrepasar casi los dos metros. Con sus piernas
largas se desplaza por el lugar y recoge su saco, con huesos
humanos, para llevárselo a la espalda. Su sombrero aún oculta
su rostro. Se detiene y comienza a silbar. El silbido toma
fuerza y se vuelve tétrico y atemorizante, mientras él va
subiendo la mirada.
3.

A través del monitor de la cámara vemos sus labios cubiertos


de sangre, su tez es pálida y tenebrosa. Él mira fijo a la
cámara...
En el suelo hay tres cadáveres, entre sangre y oscuridad.
El Silbón mantiene su mirada fija en la cámara y sonríe, como
si nos retara. Vuelve a silbar.
Funde a negro.

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