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un grupo de datos
1.
Aunque desde siempre se ha supuesto que las mujeres (y por supuesto también
las minorías raciales como los negros o los aborígenes de remotas tierras)
presentaban menores aptitudes intelectuales que el sobrevalorado hombre blanco
(por cierto en la terminología clásica esto solo incluye a los caucasoides de origen
germánico o anglosajón, siendo considerados los eslavos o los mediterráneos
seres inferiores, aunque por supuesto claramente por encima de negroides o
mujeres ¡faltaría más!), no ha sido hasta la incorporación de las matemáticas a los
estudios sociales cuando este falaz estereotipo ha intentado alcanzar la
respetabilidad académica. Y sin embargo estas herramientas matemáticas, útiles a
niveles estadísticos en estudios científicos, son habitualmente malinterpretadas,
sacadas de contexto y de ellas se intentan extraer conclusiones desde el punto de
vista social que en el mejor de los casos y siendo muy diplomáticos se
considerarían excesivas cuando no directamente inexactas.
Y para entender todo este asunto debemos recordar un poco de estadística, pero
no se asusten que para el caso que nos ocupa ésta es muy sencilla. Cuando un
investigador quiere analizar por ejemplo el tamaño, el peso o cualquier otra
característica de los animales de una determinada especie lo primero que hace
por supuesto es tomar medidas de un gran número de individuos. Después estos
valores se pueden representar de manera muy visual como una distribución
normal o más comúnmente llamada distribución gaussiana. Si representamos de
esta manera la altura de los habitantes de un determinado país, por ejemplo
España, nos encontraremos con una gráfica de este estilo
Esta técnica no deja de chirriar y traer de cabeza a muchos jefes. Sobre todo a
aquellos que tienen una base de conocimientos sobre estadística y están
familiarizados con el teorema del límite central. En este teorema se señala que
hace falta un número de variables lo suficientemente grande como para que haya
“de manera natural” una distribución normal. Es decir, la Campana de Gauss se
hace inaplicable cuando contamos con equipos de trabajo pequeños (la inmensa
mayoría cuenta con menos de 10 miembros). La curva de distribución en la
mayoría de estos casos adoptaría cualquier forma, menos la normalizada.
Por tanto, estadísticamente hablando, es incorrecto hablar de la aplicación de la
Campana de Gauss o del ranking forzado (forced ranking en inglés) en la
evaluación del desempeño si lo estamos haciendo en equipos pequeños.
3.
Como ejemplo ilustrativo, veamos una imágen que representa mediante una
Campana de Gauss los datos de los niveles de inteligencia en la población.
Además, una de las ventajas que tiene este estudio, es que si probamos que una
muestra representativa de la población se aproxima respecto a un dato a nuestra
distribución, la población total (tomando como población los elementos de estudio)
tenderá a cumplirla, por lo que nos podemos ahorrar el análisis de gran cantidad
de datos. Ello conlleva a que de manera muy sencilla, a partir de la muestra
poblacional, podemos aproximar de manera muy exacta la cantidad de individuos
que pertenecen a un cierto intervalo de la variable que estamos estudiando. Como
ejemplo, podríamos aproximar las personas en España que miden entre 1,70 y
1,80 m ó el número de personas que tienen un pie mayor a la talla 46, sin
necesidad de tener los datos de todos.
4.
5.
Solución:
= 0.635 pulgadas
Por tanto, 0.008 x 100% = 0.8% de los recubrimientos de mortero tienen un espesor
menor de 7/16 pulgadas