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LOS INTERDICTOS

El Código Civil Peruano organiza la defensa posesoria en un sistema doble: la


defensa privada o extrajudicial, por la que el poseedor está facultado para repeler
la fuerza que se emplee contra él y recobrar directamente el bien si fuese
desposeído (artículo 920); y la defensa judicial, a través de las acciones
posesorias y los interdictos (artículo 921).

Los interdictos son procesos judiciales cuyo objeto es proteger la posesión en sí


misma. Su fundamento principal consiste en que con ellos se evitan
perturbaciones y despojos injustificados y que la gente se haga justicia por su
propia mano. En definitiva los interdictos persiguen mantener la paz social. Allí
radica su importancia.

El presente trabajo lo hemos dividido en dos partes: en la primera revisaremos el


concepto de los interdictos, y en la segunda nos referiremos a sus requisitos.

I. CONCEPTO

El artículo 921 del Código Civil dice que todo poseedor de muebles inscritos y de
inmuebles puede utilizar las acciones posesorias y los interdictos. Las acciones
posesorias son procesos judiciales en los cuales se protege el derecho a la
posesión. En los interdictos, en cambio, se tutela la posesión en si misma
(derecho de posesión). Los trámites judiciales de ambos procesos son distintos; la
acción posesoria se tramita en el proceso de conocimiento, los interdictos en el
proceso sumarísimo.

Todo aquel que es perturbado o despojado en su posesión puede utilizar los


interdictos con el objeto de que cese la perturbación o de recobrar la posesión. En
los interdictos no se discute la legitimidad de la posesión. Es suficiente que el
poseedor, legítimo o ilegítimo, de buena o mala fe, sea perturbado o despojado
para que proceda el interdicto.
¿Cuándo recurrirá el poseedor a la acción posesoria y no al interdicto?
Generalmente el poseedor utilizará el interdicto debido a que la duración del
proceso sumarísimo es considerablemente más corta que la del proceso de
conocimiento. Sin embargo, la pretensión interdictal podría haber prescrito (un
año desde el despojo) por lo que sólo le quedaría al demandante el proceso de
conocimiento para ejercer su derecho a la posesión.

El Código de Procedimientos Civiles contemplaba cinco interdictos: de adquirir, de


retener, de recobrar, de obra nueva y de obra ruinosa. El interdicto de adquirir
tenía por objeto entrar a poseer un bien, para lo cual el demandante debía
acreditar su derecho a la posesión. No se trataba pues de un verdadero interdicto
donde no se discute lo petitorio (derecho a la posesión), sino lo posesorio
(derecho de posesión).

El interdicto de retener procedía cuando el poseedor era perturbado en su


posesión. Tenía por objeto que el demandado se abstuviera de perturbar al
poseedor.

El interdicto de recobrar procedía cuando el poseedor era despojado de su


posesión, siempre que no hubiera mediado proceso previo. Su finalidad era que el
demandado repusiera al demandante en la posesión del bien.

El interdicto de obra nueva tenía por objeto impedir la continuación de una obra o
conseguir la demolición de lo ya edificado en cuanto dañaba la posesión del
demandante. El Código de Procedimientos Civiles hacía alusión al daño en la
“propiedad” del demandante, por lo que alguna jurisprudencia entendió que este
interdicto sólo lo podía utilizar el propietario-poseedor. Esto no era así. Un
poseedor no propietario que veía perturbada su posesión por una construcción
vecina, sí podía defender su posesión a través del interdicto de obra nueva.

Finalmente, el interdicto de obra ruinosa tenía por finalidad obtener la demolición


total o parcial de una construcción que amenazaba ruina, o la adopción de las
medidas de seguridad necesarias por el mal estado de un edificio, canal, camino,
árbol, columna o cualquier otra cosa análoga. Podían utilizar este interdicto los
que tenían la necesidad de pasar por las inmediaciones del edificio, canal,
camino, etc., o los poseedores de alguna propiedad que sufriera o pudiera sufrir
daño con la obra que amenaza ruina. Con respecto a los primeros, la construcción
que amenazaba ruina no perturbaba la posesión de algún bien, sino la integridad
física del demandante. No era entonces un interdicto posesorio. Con respecto a
los segundos, al igual que con el interdicto de obra nueva, el Código de
Procedimientos Civiles se refería al “dueño” de una propiedad que sufriera o
pudiera sufrir daño. Sin embargo, debía entenderse que el legitimado para ejercer
el interdicto era el poseedor.

El Código Procesal Civil sólo regula los interdictos de recobrar y de retener. El


interdicto de adquirir ha sido eliminado porque como dijimos anteriormente, no era
un verdadero interdicto. Por su lado, la ejecución de obras (interdicto de obra
nueva) y las construcciones que amenazaban ruina (interdicto de obra ruinosa)
constituían en rigor perturbaciones a la posesión. Por ello, el Código Procesal
Civil las califica acertadamente como perturbaciones para efectos del interdicto de
retener.

¿Por qué los interdictos, a pesar de su importancia, no han sido muy utilizados en
el Perú? Un caso real nos puede dar la respuesta. Gilberto Cassana era poseedor
de un cuarto de una casa de propiedad de Guillermo Vilcapoma. En la casa vivía
además de Guillermo, su padre Fidel Vilcapoma. Las relaciones entre Gilberto
Cassana y Guillermo Vilcapoma y su padre no eran amigables, por lo que estos
dos últimos decidieron hostilizar a Gilberto cortándole el fluído eléctrico y el agua
potable del cuarto. En estas circunstancias, el 31 de julio de 1987 Gilberto
Cassana interpone un interdicto de retener contra Guillermo y Fidel Vilcapoma
con el objeto que le restituyan el fluido eléctrico y el agua potable y así cesara la
perturbación. El proceso judicial terminó el 29 de enero de 1992, con sentencia
desfavorable para el demandante. Lo penoso de la situación descrita, más allá del
resultado, es que Gilberto Cassana no tuvo como impedir las perturbaciones
durante los casi cinco años que duró el proceso.
El Código Procesal Civil habría solucionado la situación de Gilberto Cassana, al
menos durante la tramitación del proceso. En efecto, Gilberto habría podido
solicitar al Juez que adoptara una medida cautelar con el objeto de evitar un
perjuicio irreparable. En este sentido, el Juez al inicio del proceso hubiera podido
ordenar que se restituyeran a Gilberto Cassana el fluido eléctrico y el agua
potable y no esperar al final del proceso (en caso hubiera obtenido un resultado
favorable).

II. REQUISITOS

Los interdictos pueden ser utilizados por los poseedores de muebles inscritos o de
inmuebles que son perturbados o despojados de su posesión. Deben ejercitarse
dentro del año de producido el despojo o la perturbación.

1) Posesión.- Conforme al artículo 896 del Código Civil, la posesión es el


ejercicio de hecho de uno o más poderes inherentes a la propiedad. Los poderes
inherentes o atributos de la propiedad son el uso, el disfrute y la disposición. En
consecuencia, será poseedor quien use, quien disfrute o quien disponga. Lo
anterior no significa que la posesión sea un simple hecho o un hecho con
consecuencias jurídicas. Es un derecho, sólo que con un contenido importante de
hecho. En otras palabras, como derecho supone el ejercicio de hecho de algún
atributo de la propiedad.

En los interdictos el derecho de poseer (el ejercicio de hecho) se antepone al


derecho a poseer. De esta forma todo poseedor queda legitimado para proteger
su posesión a través de los interdictos.

Pueden utilizar los interdictos un copropietario contra otro copropietario, un


cónyuge contra el otro, el usurpador contra el propietario, el arrendatario -aun con
contrato vencido- contra el arrendador y, en general, todo aquel que posee.

Cabe preguntarse si el poseedor despojado conserva la posesión del bien. Para


algunos la posesión se mantiene amparada precisamente por el interdicto. Para
otros la posesión no se conserva. Nos adherimos a esta última posición.
Como decíamos anteriormente, la posesión es el ejercicio de hecho de alguno de
los atributos de la propiedad. Para que se conserve la posesión es necesario
entonces que subsista el ejercicio de hecho. Sin embargo, el artículo 904 del
Código Civil señala que se conserva la posesión aunque su ejercicio esté
impedido por hechos de naturaleza pasajera. Así, un propietario que deja de usar
temporalmente su casa cuando sale de vacaciones, no pierde la posesión de la
casa.

¿Cuánto tiempo se conserva la posesión? Se sostiene que si se deja de ejercer el


poder de hecho sobre el bien por un año, se pierde la posesión. En otras
palabras, la posesión sólo se conservaría por un año. El año estaría dado por el
plazo que tiene el poseedor para ejercitar el interdicto (artículos 921 del Código
Civil y 601 del Código Procesal Civil) y para recobrar la posesión que ha perdido o
de la cual ha sido privado (artículo 953 del Código Civil). Esto no es así. El
ejercicio del poder de hecho sobre el bien puede estar impedido por un hecho
temporal que dure más de un año, sin que por ello se pierda la posesión.
Imaginemos el caso de un diplomático que reside tres años en el Perú y tres en el
extranjero. Durante cada uno de sus tres años en el extranjero deja su casa en el
Perú cerrada. No cabe duda que el ejercicio de sus derechos están impedidos
temporalmente (por tres años) y que su ausencia por tres años es su
comportamiento habitual. Conserva pues la posesión.

¿En qué momento se pierde la posesión? Se pierde cuando el ejercicio de hecho


queda impedido por un hecho de naturaleza no temporal. Un ejemplo de hecho no
temporal es la destrucción del bien. Otro ejemplo es cuando el poseedor es
despojado. Supongamos que un tercero usurpa un inmueble. ¿Quién es el
poseedor? El usurpador usa el bien; el propietario no ejerce ningún atributo de la
propiedad. Es evidente entonces que el poseedor es el usurpador y no el
propietario. Sostener que el propietario conserva la posesión supondría afirmar
que hay dos poseedores: el usurpador (que usa) y el propietario (que la
conserva). Esto es absurdo porque la posesión es un derecho exclusivo que no
admite dos titulares, salvo el caso de coposesión o de posesiones de distintos
niveles (un mediato con un inmediato).

En resumen, cuando uno es despojado deja de ser poseedor. El interdicto de


recobrar tiene por objeto precisamente recuperar la posesión de la cual uno ha
sido despojado.

2) Muebles inscritos e inmuebles.- El artículo 921 del Código Civil dice que todo
poseedor de muebles inscritos y de inmuebles puede utilizar los interdictos. El
artículo 599 del Código Procesal agrega que el mueble inscrito o el inmueble no
deben ser de uso público. Estas normas plantean diversas preguntas. ¿Por qué
no proceden los interdictos respecto de los bienes muebles no inscritos? ¿Por qué
no proceden cuando se trata de un bien de uso público? ¿Qué son bienes de uso
público? Veamos estos temas por separado.

Durante la vigencia del Código Civil de 1936 se utilizaron interdictos para recobrar
bienes muebles (3). Nélida Vargas fue una de las que utilizó este interdicto.
Adrián Noriega había extraído su automóvil, ante lo cual Nélida Vargas interpone
un interdicto de recobrar. Lo rescatable del caso no fue el resultado (favorable a
Nélida Vargas), sino el voto en discordia del vocal supremo Dr. Frisancho. El Dr.
Frisancho dijo textualmente lo siguiente: “… que al especificar el artículo 831 del
Código Civil que los poseedores de inmuebles pueden ejercitar las acciones
posesorias e interdictos, excluye de este ejercicio a los tenedores de muebles y
títulos al portador; que la intención del legislador ha sido claramente limitada
desde que se añadió el vocablo ‘inmueble’ a la ponencia original (artículo 11) que
decía ‘todo poseedor puede utilizar las acciones posesorias y los interdictos’,
rechazando esta acción respecto de los muebles, como aparece en la página 24
del tomo IV de los fascículos de la comisión Reformadora del Código Civil; que
conforme al párrafo segundo del artículo 1823 de las disposiciones
complementarias del Código Civil, su artículo 831 deroga el 1010 del Código de
Procedimientos Civiles; que el citado artículo 831 ha limitado las acciones
posesorias y los interdictos, siguiendo avanzados precedentes extranjeros y la
doctrina dominante de los autores modernos, entre los que Planiol y Ripert en su
Tratado Civil expresan: ‘las acciones posesorias no se conceden sino en la
materia inmobiliaria’. Ellas son excluidas para los muebles aislados por la máxima
en materia de muebles: la posesión vale título, que tiene por efecto hacer lo
posesorio inseparable del petitorio”.

El Dr. Frisancho tuvo razón cuando hizo el análisis gramatical del artículo 831 del
Código Civil de 1936, cuando efectuó el análisis histórico del mismo artículo y
cuando señaló que dicha norma había derogado el artículo 1010 del Código de
Procedimientos Civiles. El Dr. Frisancho se equivocó, sin embargo, cuando
recurrió al análisis doctrinal para fundamentar su voto. Su error consistió en
asimilar los automóviles a los bienes muebles no identificables.

En ciertos bienes muebles posesión y propiedad se identifican (posesión vale


título) porque es imposible probar que el poseedor no es el propietario del bien.
Por ello, cuando se reclama la posesión del bien tambien se está reclamando la
propiedad. En este sentido, si procedieran los interdictos sobre bienes muebles se
terminaría discutiendo acerca del derecho a poseer (lo petitorio) que tiene el
propietario y no sobre el derecho de posesión (lo posesorio), lo cual no es
admisible en los interdictos. Pero en los automóviles posesión y propiedad no se
confunden. Los automóviles tienen características propias que los hacen
identificables unos de otros. En ellos sí es posible distinguir al poseedor del
propietario, por lo que sí es factible proteger sólo el derecho de posesión a través
del interdicto. Esta es la razón por la que el Código Civil de 1984 permite que se
planteen interdictos respecto de muebles inscritos, donde sí es posible diferenciar
posesión de propiedad.

Ahora bien, de acuerdo con el artículo 947 del Código Civil la transferencia de
propiedad de un bien mueble se produce con la tradición, lo que supone que el
vendedor sea propietario al momento de entregar. Esta norma se complementa
con el artículo 948 del mismo Código Civil según la cual, si el vendedor no es
propietario cuando entrega el bien, el comprador adquiere la propiedad, siempre
que tenga buena fe y que no se trate de un bien perdido ni adquirido con
infracción de la ley penal. Lo anterior significa que los poseedores de mala fe de
bienes muebles adquiridos de quien no era su propietario o los poseedores de
muebles perdidos o adquiridos con infracción de la ley penal, no son sus
propietarios (salvo por cierto que los hubieran adquirido por prescripción), de lo
cual se deriva que existen bienes muebles no inscritos donde sí es posible
distinguir posesión de propiedad.

Veamos el caso de un cuadro robado. El ladrón-poseedor no es el propietario. El


propietario podría por tanto recuperar su cuadro con una acción reivindicatoria.
Sin embargo, no podría utilizar un interdicto por tratarse de un bien mueble no
inscrito. Supongamos que el propietario despoja del cuadro al ladrón. ¿Podría
defender el ladrón su derecho de posesión con un interdicto? La respuesta es no,
por ser un bien mueble no inscrito.

Como se puede apreciar, al no permitirse los interdictos respecto de bienes


muebles no inscritos pero identificables, se obliga al propietario a que siga un
proceso de conocimiento (acción reivindicatoria) para recuperar su bien y se deja
indefenso a un poseedor ilegítimo (el ladrón). Esto último es particularmente grave
porque al no tener defensa el poseedor de bienes muebles no inscritos, se
incentiva en estos bienes que la gente se haga justicia por su propia mano.

En vista de lo anterior, somos de la opinión que los interdictos deberían proceder


también respecto de bienes muebles no inscritos, siempre que sean identificables.
Serían los jueces, en definitiva, quienes establecerían los bienes muebles
susceptibles de ser objeto de interdictos.

Veamos ahora el tema de los bienes de uso público. El artículo 992 del Código de
Procedimientos Civiles decía que no se admitirán los interdictos respecto de las
cosas que no pueden ganarse por prescripción. Los bienes que no pueden
adquirirse por prescripción son aquellos que no son objeto de posesión privada:
los bienes de uso público. Tampoco son adquiribles por prescripción los bienes
que se consumen con el uso (el fluido eléctrico, por ejemplo) o los bienes que
posee el arrendatario. No se trata de bienes imprescriptibles por ser de uso
público, sino por tener una naturaleza especial que impide actos posesorios
repetidos (los consumibles) o por no ser poseídos con animus domini (el
arrendatario).

Los bienes imprescriptibles a los que se refería el artículo 992 del Código de
Procedimientos Civiles eran los bienes de uso público. No había la menor duda
que procedía el interdicto para proteger la posesión del fluido eléctrico
(considerado como inmueble por accesión o por destinación) y que el arrendatario
podía plantearlo incluso contra el propietario. Por esta razón, el artículo 599 del
Código Procesal Civil dice acertadamente que procede el interdicto respecto de
inmueble y de mueble inscrito, siempre que no sea de uso público.

Algunas calles de Lima han sido “tomadas” ilegalmente por comerciantes


informales, quienes han instalado pequeñas tiendas. Si algún comerciante fuera
despojado de su tienda por un tercero, podría plantear un interdicto de recobrar?
Creemos que sí. El requisito que el bien sea de uso público supone que el bien lo
posean todos, lo que equivale a decir que nadie lo posea individualmente. Pero si
un bien destinado a uso público es poseído de hecho (por un comerciante
informal) o con derecho (por un concesionario) de manera individual, el interdicto
si procede.

Cabe preguntarse si puede haber bienes privados de uso público. En rigor los
bienes de uso público son bienes de dominio público. Sin embargo, nada impide
que un bien privado sea usado por todos. Imaginemos el caso de una iglesia que
es visitada los domingos por el público en general. Creemos que el artículo 599
del Código Procesal Civil también alcanza a estos bienes. La razón es muy
simple: si los usan todos, nadie los usa individualmente, por lo que no es
admisible el interdicto que tiene por objeto atribuir posesión exclusiva.

3) Acto perturbatorio o de despojo.- Si el poseedor es despojado de su


posesión o perturbado, puede plantear un interdicto para recuperar la posesión o
para que cese la perturbación. El despojo es el acto por el que se excluye total o
parcialmente al poseedor de su posesión. El despojo determina la pérdida de la
posesión. Es ahora el despojante y no el despojado quien posee. El interdicto de
recobrar tiene por objeto justamente recobrar la posesión de la cual uno ha sido
despojado.

La perturbación es una conducta que lesiona la posesión. El que sufre la


perturbación es el poseedor y no el bien. No toda conducta que afecta la posesión
puede ser cuestionada a través del interdicto. Para que la posesión sea tutelada,
la perturbación debe tener las siguientes características:

a) Debe ser de hecho y no de derecho. El Código Procesal Civil se refiere a esta


característica en los artículos 600 y 606. El primer artículo dice que en la
demanda deben expresarse los hechos en que consiste el agravio. El segundo
señala que la perturbación puede consistir en actos materiales o de otra
naturaleza como la ejecución de obras o la existencia de construcciones en
estado ruinoso.

Las perturbaciones de hecho consisten en todos aquellos actos materiales


realizados contra la posesión. A modo de ejemplo pueden darse los siguientes
casos: el corte del fluído eléctrico de un inmueble, la instalación de trancas en la
vía pública que dificulten el ingreso a una propiedad, los ruidos que molestan al
poseedor, etc.

Los actos de derecho como la interposición de una demanda, las notificaciones


judiciales y en general todo acto jurídico que niegue o contradiga el derecho de
posesión, no constituye perturbación.

b) El acto perturbatorio debe realizarse contra la voluntad del poseedor. Si el


poseedor consiente con la instalación de trancas en la vía pública, por ejemplo,
las molestias que le causen el acceso a su propiedad no constituyen
perturbaciones.

c) Las lesiones de hecho legítimas a la posesión no son perturbaciones.


Imaginemos el caso de una discoteca que tiene licencia de funcionamiento y está
autorizada a poner música hasta altas horas de la noche. Los vecinos no podrían
interponer interdictos de retener para que cesara la música.
d) Las amenazas no constituyen perturbaciones.

Ahora bien, como decíamos anteriormente el que sufre la perturbación es el


poseedor. En este sentido podría ocurrir que para un poseedor un acto
determinado sea una perturbación mientras que para otro no. Por ejemplo, una
persona que se relaja con la música de una discoteca ilegal y otra que le impide
dormir.

¿Cuál debe ser el criterio que deben utilizar los jueces para calificar un acto
material como perturbatorio? Una alternativa sería utilizar como parámetro el
comportamiento del “hombre promedio”. Pero en el Perú puede haber diversos
“hombres promedios”. Creemos que para que un acto constituya perturbación,
debe ocasionar una alteración en la posesión que dificulte que ella se ejercite
como se había ejercitado antes del acto perturbatorio. El caso de la persona
que no duerme con la música puede ser ilustrativo. Si con anterioridad a la
apertura de la discoteca la persona tampoco podía dormir, la música no habría
modificado en forma alguna su posesión.

Un tema final con respecto al acto perturbatorio o de despojo. ¿Contra quién se


dirige el interdicto? Es evidente que contra el que despoja o el que perturba. Pero
podría ocurrir que el despojante transfiera el bien a un tercero. ¿Podría plantearse
el interdicto contra el tercero? En algunas legislaciones el interdicto procede
contra el tercero que hubiera conocido del despojo.

En nuestra opinión el interdicto no procede contra el tercero, así tenga mala fe,
porque él no fue el autor del despojo. Además, no existe ninguna norma que
habilite a interponer el interdicto contra el tercero.

Ahora bien, si el tercero se pone de acuerdo con el despojante para que despoje
al poseedor, el interdicto sí procedería contra el tercero porque en definitiva él
habría participado del despojo.

4) Anualidad.- El artículo 921 del Código Civil dice que si la posesión del
poseedor es de más de un año, puede rechazar los interdictos que se promuevan
contra él. Por otro lado, el artículo 601 del Código Procesal Civil señala que la
pretensión interdictal prescribe al año de iniciado el hecho que fundamenta la
demanda. Parecería que se trata de dos supuestos distintos, pero no es así.

El Código Civil [921] se pone en el supuesto que el poseedor actual haya


despojado al poseedor anterior. Si la posesión del despojante es mayor de un
año, puede rechazar el interdicto que le promueva el despojado. El Código
Procesal Civil [601] se refiere también al caso del poseedor despojado, pero se
plantea la duda con respecto al poseedor actual que ve perturbada su posesión.
Como veremos más adelante, en nuestra opinión el artículo 601 del Código
Procesal no comprende las perturbaciones.

No se requiere un plazo de posesión determinado para utilizar el interdicto. En


algunos países se exige que el poseedor tenga un año de posesión para que
quede habilitado para plantear el interdicto. En el Perú esto no es así. El año es
para rechazar el interdicto y no para plantearlo.

¿Desde cuándo se computa el año? El artículo 601 del Código Procesal Civil nos
da la respuesta: desde que se inicia el hecho que fundamenta la demanda. En el
caso del despojo, el plazo para plantear el interdicto de recobrar corre desde que
se produjo el despojo. El problema se presenta con las perturbaciones.

Para Enneccerus, Kipp y Wolf si la perturbación es repetida, el año se cuenta


desde la última perturbación; si es permanente, desde el origen de ella.
Discrepamos con los autores citados.

Si en la perturbación repetida el año contara desde la última perturbación, ya no


tendría sentido plantear el interdicto, que tiene por objeto que cese la
perturbación. Si ya cesaron las perturbaciones, ¿para qué plantear el interdicto?

En el caso de la perturbación permanente cada momento constituye una nueva


perturbación. La diferencia con la perturbación repetida es el lapso de tiempo que
existe entre perturbación y perturbación, por lo que cada momento habilita al
poseedor para que interponga el interdicto de retener. El hecho que fundamenta
la demanda lo configura cada perturbación, a cada momento, y no el origen de
ella.

El mismo razonamiento hecho para la perturbación permanente es aplicable a la


perturbación repetida: a cada momento se renueva el plazo.

De todo lo anterior se concluye que el artículo 601 del Código Procesal Civil no
incluye las perturbaciones. Cuando se produce una perturbación no hay plazo
para plantear el interdicto.

CÓDIGO CIVIL

FRAUDE DEL ACTO JURÍDICO

Acción pauliana

Artículo 195.- El acreedor, aunque el crédito esté sujeto a condición o a plazo,


puede pedir que se declaren ineficaces respecto de él los actos gratuitos del
deudor por los que renuncie a derechos o con los que disminuya su patrimonio
conocido y perjudiquen el cobro del crédito. Se presume la existencia de perjuicio
cuando del acto del deudor resulta la imposibilidad de pagar íntegramente la
prestación debida, o se dificulta la posibilidad de cobro.

Tratándose de acto a título oneroso deben concurrir, además, los siguientes


requisitos:
1.- Si el crédito es anterior al acto de disminución patrimonial, que el tercero haya
tenido conocimiento del perjuicio a los derechos del acreedor o que, según las
circunstancias, haya estado en razonable situación de conocer o de no ignorarlos
y el perjuicio eventual de los mismos.

2.- Si el acto cuya ineficacia se solicita fuera anterior al surgimiento del crédito,
que el deudor y el tercero lo hubiesen celebrado con el propósito de perjudicar la
satisfacción del crédito del futuro acreedor. Se presume dicha intención en el
deudor cuando ha dispuesto de bienes de cuya existencia había informado por
escrito al futuro acreedor. Se presume la intención del tercero cuando conocía o
estaba en aptitud de conocer el futuro crédito y que el deudor carece de otros
bienes registrados.

Incumbe al acreedor la prueba sobre la existencia del crédito y, en su caso, la


concurrencia de los requisitos indicados en los incisos 1 y 2 de este artículo.
Corresponde al deudor y al tercero la carga de la prueba sobre la inexistencia del
perjuicio, o sobre la existencia de bienes libres suficientes para garantizar la
satisfacción del crédito.

Onerosidad de las garantías

Artículo 196.- Para los efectos del artículo 195, se considera que las garantías,
aún por deudas ajenas, son actos a título oneroso si ellas son anteriores o
simultáneas con el crédito garantizado.

Protección al sub adquriente de buena fe

Artículo 197.- La declaración de ineficacia del acto no perjudica los derechos


adquiridos a título oneroso por los terceros subadquirientes de buena fe.

Conservación de la posesión

Artículo 904.- Se conserva la posesión aunque su ejercicio esté impedido por


hechos de naturaleza pasajera.
Defensa posesoria judicial

Artículo 921.- Todo poseedor de muebles inscritos y de inmuebles puede utilizar


las acciones posesorias y los interdictos. Si su posesión es de más de un año
puede rechazar los interdictos que se promuevan contra él.

Interrupción de término prescriptorio

Artículo 953.- Se interrumpe el término de la prescripción si el poseedor pierde la


posesión o es privado de ella, pero cesa ese efecto si la recupera antes de un año
o si por sentencia se le restituye.

CÓDIGO PROCESAL CIVIL

Declaración asimilada.-

Artículo 221.- Las afirmaciones contenidas en actuaciones judiciales o escritos de


las partes, se tienen como declaración de éstas, aunque el proceso sea declarado
nulo, siempre que la razón del vicio no las afecte de manera directa.

Objeto.-

Artículo 364.- El recurso de apelación tiene por objeto que el órgano jurisdiccional
superior examine, a solicitud de parte o de tercero legitimado, la resolución que
les produzca agravio, con el propósito de que sea anulada o revocada, total o
parcialmente.
INTERDICTOS

Requisitos y anexos.-

Artículo 600.- Además de lo previsto en el Artículo 548, en la demanda deben


expresarse necesariamente los hechos en que consiste el agravio y la época en
que se realizaron.

Los medios probatorios deben estar referidos, exclusivamente, a probar la


posesión y el acto perturbatorio o desposesorio o su ausencia.

Prescripción extintiva.-

Artículo 601.- La pretensión interdictal prescribe al año de iniciado el hecho que


fundamenta la demanda. Sin embargo, vencido este plazo, el demandante puede
ejercer su derecho a la posesión en un proceso de conocimiento.

Para efectos del presente caso, es preciso señalar que los interdictos pueden ser
utilizados por los poseedores de inmuebles que son despojados de su posesión,
sin embargo, deben ejercitarse dentro del año de producido el despojo; tan es así,
que uno de sus requisitos es el de anualidad. El artículo 921 del Código Civil
señala que si la posesión del poseedor es de más de un año, puede rechazar los
interdictos que se promuevan contra él. Por otro lado, el artículo 601 del Código
Procesal Civil señala que la pretensión interdictal prescribe al año de iniciado el
hecho que fundamenta la demanda. El Código Civil hace referencia al supuesto
que el poseedor actual haya despojado al poseedor anterior. Si la posesión del
despojante es mayor de un año, puede rechazar el interdicto que le promueva el
despojado. El Código Procesal Civil se refiere también al caso del poseedor
despojado.

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