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Apocalipsis, 11:3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta
días, vestidos de cilicio. 11:4 Estos dos testigos son los dos olivos, y los dos
candeleros que están de pie delante del Dios de la tierra. 11:5 Si alguno quiere
dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere
hacerles daño, debe morir el de la misma manera. 11:6 Estos tienen poder para
cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tiene poder sobre
las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas
veces quieran. 11: 7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del
abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matara. 11:8 Y sus cadáveres
estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y
Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. 11:9 Y los de los pueblos,
tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán
que sean sepultados. 11:10 Y los moradores de la tierra se regocijaran sobre ellos y
se alegraran, y se enviaran regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían
atormentado a los moradores de la tierra. 11:11 Pero después de tres días y medio
entro en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y
cayo gran temor sobre los que los vieron. 11:12 Y oyeron una gran voz del cielo, que
les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.
1) Elías y Enoc porque son las dos únicas personas del Antiguo Testamento
que no murieron, sino que fueron llevadas vivas al cielo.
Hebreos, 9:27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran
una sola vez, y después de esto el juicio.
Juan, 21:20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús,
el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor,
¿quién es el que te ha de entregar?. 21:21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor,
¿y que de este?. 21:22 Jesús le dijo: Si quiero que el quede hasta que yo venga, ¿qué
a ti?. Sígueme tú. 21:23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que
aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que
el quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?.
Apocalipsis, 10:11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos
pueblos, naciones, lenguas y reyes.
Hebreos, 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado,
porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber
agradado a Dios.
Apocalipsis 11:7 dice que (si Enoc fuese uno de los dos testigos) la bestia lo matara:
Apocalipsis, 11: 7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del
abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matara.
Hebreos, 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte.
Elías viene:
Malaquías, 4:5 He aquí, yo os envió al profeta Elías, antes que venga el día de
Jehová, grande y terrible.
Juan, 1:21 Y le preguntaron: ¿Qué pues?. ¿Eres tu Elías?. Dijo: no soy. ¿Eres tú el
profeta?. Y respondió: no.
Lucas, 1:17 E ira delante de el con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver
los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos,
para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.
Juan El Bautista vendría, entonces, con la virtud (el espíritu y el poder) de Elías,
pero sin ser Elías.
Mateo 17:3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con el (la
transfiguración).
Job, 38: 22 ¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del
granizo, Job, 38:23 Que tengo reservados para el tiempo de angustia, Para el día de
la guerra y de la Batalla?.
El cuerpo de Moisés, puede estar enterrado bajo el hielo, para que no se pudra,
para una misión futura: Tesoros enterrados en la nieve.
El diablo quería destruir el cuerpo de Moisés, porque sabía que le causaría problemas:
Judas, 1:9 Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con
él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino
que dijo: El Señor te reprenda.
Apocalipsis, 11:6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en
los días de su profecía; y tiene poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y
para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
Sabemos que Elías, en su tiempo, oro para que no lloviera (poder para cerrar el cielo)
y también conocemos todos los prodigios que hizo Moisés, delante de Faraón, para
que dejara salir a su pueblo (Israel) de Egipto. Estos dos testigos que menciona el
Apocalipsis, tendrán poder, precisamente, para hacer todas estas maravillas.