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Foucault M Seguridad Territorio y Poblacion Resumen PDF
Foucault M Seguridad Territorio y Poblacion Resumen PDF
El autor comienza su clase refiriéndose al “Biopoder”, el cual sostiene que este es “el conjunto de
mecanismos, por medio de los cuales aquello que, en la especie humana, constituye sus rasgos
biológicos fundamentales podrá ser parte de una política, una estrategia política, una estrategia general
de poder…” (pp. 15)
En primer lugar, el análisis de esos mecanismos de poder no es en modo alguno una teoría general
del poder. No es una parte y ni un esbozo de una teoría semejante. Es un conjunto de procedimientos, y
en ese sentido, podríamos entender que el análisis de los mecanismos de poder pone en marcha algo
susceptible de definirse como una teoría del poder.
En tercer lugar, el análisis de esas relaciones de poder puede, claro está, iniciar o poner en
marcha algo así como el análisis global de una sociedad. Lo que hago es algo que tiene que ver con la
filosofía, es decir, la política de la verdad. El análisis de poder tiene, a mi juicio, el papel de mostrar cuales
son los efectos de saber que se producen en nuestra sociedad por obra de las luchas, los
enfrentamientos, los combates que se libran en ella, así como por las tácticas de poder que son los
elementos de esa lucha.
Cuarto, creo que no hay discurso teórico o análisis que no esté de un modo u otro atravesado o
subtendido por algo así como un discurso en imperativo… de todos modos, la dimensión de lo que es
preciso hacer solo puede manifestarse, creo, dentro de un campo de fuerzas que un sujeto hablante
jamás puede crear por si solo y a partir de su palabra… por consiguiente, en cuanto al imperativo que
sirve de base al análisis teorico que intentamos hacer, me gustaría que se limitara a ser un imperativo
condicional de este tipo: si quieres luchar, aquí tienes algunos puntos clave, algunas líneas de fuerza,
algunos cerrojos y algunos obstáculos.
Quinto y último punto: la relación, creo, seria y fundamental, entre la lucha y la verdad… creo
que esta relación no hace sino teatralizarse, descarnarse, perder sentido y eficacia en las polémicas
internas al discurso teórico. Por lo tanto, solo propondré en todo esto un último imperativo… no hacer
nunca política.
Luego de esa introducción, el autor da comienzo al curso que él llama de “seguridad, territorio,
población”.
El sistema legal es el funcionamiento penal arcaico, que rigió desde la edad media hasta los
siglos XVII – XVIII. El segundo es el que podríamos llamar moderno, introducido a partir del siglo XVIII,
mientras que el tercero es el sistema, digamos, contemporáneo, que hoy se organiza en torno de las
nuevas formas de penalidad y el cálculo de costos.
Tomemos otro ejemplo, como la exclusión de los leprosos en la edad media. Es una
exclusión que se hacía mediante un conjunto jurídico de leyes y reglamentos, un conjunto religioso,
asimétrico, que introducía una partición de tipo binario entre quienes eran leprosos y quienes no lo eran.
Segundo ejemplo: el de la peste. Los reglamentos de la peste tal como los vimos formularse a fines de
la edad media, tienen un fin muy diferente. El objetivo de esos reglamentos de la peste es cuadricular
literalmente las regiones, las ciudades dentro de las cuales hay apestados, con normas que indican a la
gente cuando puedan salir, como, a que horas, que deben hacer… podemos decir que hay ahí un
sistema del tipo disciplinario. Tercer ejemplo, la Viruela o las prácticas de inoculación. No consiste tanto
en imponer una disciplina. El problema principal va a ser saber cuáles son los efectos estadísticos sobre
la población en general.
En el orden del derecho, en el de la medicina, y podríamos multiplicar los ejemplos, podrán ver
que encontramos una evolución un poco similar… Se trata del surgimiento de tecnologías de seguridad
ya sea dentro de mecanismos que son efectivamente de control social, como en el caso de la penalidad,
ya sea de mecanismos cuya función es provocar alguna modificación en el destino biológico de la
especie. Entonces, ¿podemos decir que en nuestras sociedades la economía general de poder está
pasando a ser del orden de la seguridad? Querría hacer aquí una historia de las tecnologías de
seguridad. Sea como fuere, al hablar de sociedad de seguridad querría simplemente saber si hay, en
efecto, una economía general de poder que tiene la forma de la tecnología de seguridad o, en todo caso,
esta dominada por ella.
En primer lugar, a grandes rasgos podría decirse lo siguiente, a primera vista y de manera un
tanto esquemática: la soberanía se ejerce en los límites de un territorio, la disciplina se ejerce sobre el
cuerpo de los individuos y la seguridad, para terminar, se ejerce sobre el conjunto de una población…
pero no es eso y no creo que funcione. No funciona, ante todo, porque el problema de las multiplicidades
es un problema con el que ya tropezamos en relación con la soberanía y la disciplina.
También la disciplina, claro está, se ejerce sobre el cuerpo de los individuos, pero he tratado de
mostrarles que el individuo no es en ella el dato primordial sobre el cual se ejerce. Solo hay disciplina en
la medida en que hay multiplicidad y un fin… la disciplina es un modo de individualización de las
multiplicidades y no algo que, a partir de los individuos trabajados en primer lugar a titulo individual,
construye a continuación una especie de edificios con numerosos elementos.
La soberanía y la disciplina, así como la seguridad, desde luego, solo pueden verse frente
a multiplicidades.
Por otra parte, los problemas de espacio son igualmente comunes a los tres (Seguridad,
disciplina y soberanía)… ahora me gustaría hablarles de los tratamientos diferentes que la soberanía, la
disciplina y la seguridad aplican al espacio.
Vamos a recurrir a otra serie de ejemplos. Voy a tomar, por supuesto, el caso de las
ciudades. Aun en el siglo XVII y a principios del siglo XVIII, la ciudad se caracterizaba en esencia por una
especificidad jurídica y administrativa que la aislaba o la marcaba de una manera muy singular con
respecto a las demás extensiones y espacios del territorio. En segundo lugar, la ciudad se destacaba por
el encierro dentro de un espacio amurallado y estrecho, en el cual la función militar distaba de ser la
única, y por términos, se caracterizaba por una heterogeneidad económica y social muy pronunciada en
comparación con el campo.
Ahora bien, todos esos elementos suscitaron en los siglos XVII y XVIII toda una masa de
problemas ligados al desarrollo de los Estados administrativos, para las cuales la especificidad jurídica de
la ciudad representaba una situación difícil de resolver. En segundo lugar, el crecimiento del comercio y
luego, durante el siglo XVIII, el aumento demográfico urbano planteaban el problema de su confinamiento
y encierro detrás de sus muros. El mismo problema se presentaba también en el desarrollo de las
técnicas militares. Y por ultimo, la necesidad de intercambios económicos permanentes entre la ciudad y
su entorno inmediato para la subsistencia y su entorno lejano para sus relaciones comerciales hacía que
el encierro de la ciudad representaba en si mismo un problema. Y en términos generales la cuestión pasa
por ese desenclave espacial, jurídico, administrativo y económico de la ciudad; de eso se trata en el siglo
XVIII: resituar la ciudad es un espacio de circulación… Jean Claude Perrot muestra que el problema de la
ciudad era fundamentalmente un problema de circulación.
Tomemos un texto del siglo XVII -> Alexandre Le Maitre, con el título de La Métropolitée.
El problema de La Métropolitée es el siguiente: ¿es preciso que un país tenga una capital? Para
Le Maitre, el esta compuesto por tres estamentos. Y con respecto a esos tres estamentos, el estado debe
ser como un edificio… los cimientos son los campesinos, las partes de servicio son los artesanos y las
partes nobles son los funcionarios de los soberanos y del soberano mismo. Lo mismo se puede decir
del territorio.
Los cimientos serán los campos, donde solo deben vivir los campesinos. En las pequeñas
ciudades vivirán los artesanos y solo ellos y en la capital, deben vivir el soberano, sus funcionarios y los
artesanos y comerciantes indispensables para el monarca.
Le Maitre percibe de diferentes maneras la relación entre esta capital y el resto del territorio.
Debe ser una relación geométrica, en el sentido de que un buen país tiene, en suma, la forma de circulo y
la capital se ubica en el centro. Y la segunda relación, en la cual es preciso que la capital mantenga con
el territorio una relación estética y simbolica. La relación también debe ser política, en cuanto a que las
leyes y ordenanzas del soberano deben tener una implantación tal en el territorio, que ningún rincón
escape de esa red general.
También debe tener un papal moral. Debe ser ejemplo de buenas costumbres. Y debe tener un
papel económico. La capital debe ser el ámbito del lujo a fin de constituir un foco de atracción para las
mercancías que llegan del extranjero, y también es preciso que sea el punto de distribución comercial.
Otro ejemplo, va a ser de Francia, cuando se construyeron toda una serie de ciudades artificiales
en la época de Luis XIII y Luis XIV. Sea una ciudad muy pequeña que se llama Richelieu y construida,
justamente, a partir de la nada. Donde no había nada, se construía una ciudad. ¿Y como la
construían? Se apelaba a la famosa forma del campamento romano. En efecto, en el caso
precedente, La Métropolitée de Le Maitre, el ordenamiento de la ciudad se pensaba esencialmente en la
categoría más general, mas global del territorio. En el caso de esas ciudades construidas según la figura
del campamento, puede decirse que, no se las concebía a partir de algo mas grande que ellas, el
territorio, sino a partir de algo mas pequeño, una figura geométrica, a saber, el cuadrado o el rectángulo
subdivididos a su vez, por medio de cruces; en otros cuadros o rectángulos.
Al menos en el caso de Richelieu, como en los campamentos bien diseñados y las buenas
arquitecturas, la figura, el modulo que se utiliza, no pone simplemente en práctica el principio de la
simetría. Hay un eje de simetría, por supuesto, pero está enmarcado y es funcional gracias a disimetrías
bien calculadas.
Me parece que en ese esquema simple reencontramos con exactitud el tratamiento disciplinario
de la multiplicidades en el espacio, es decir, la constitución de un espacio vacío y cerrado en cuyo interior
se construirán multiplicidades artificiales que se organizan según el triple principio de la jerarquización, la
comunicación exacta de las relaciones de poder y los efectos funcionales específicos de esa distribución.
En primer lugar, abrir ejes que atravesaran la ciudad y calles lo bastante amplias para
cumplir cuatro funciones: la higiene. Segundo, garantizar el comercio interior de la ciudad. Tercero,
articular esa red de calles con las rutas externas, a fin de que las mercancías del exterior pudiesen llegar
a ser extendidas, pero sin abandonar las necesidades del control aduanero. Y por último, permitir la
vigilancia, desde que la eliminación de las murallas, hacía imposible cerrar las ciudades a la noche o
fiscalizar con exactitud las idas y venidas durante el día, debido a la afluencia de todas las poblaciones
flotantes que podían proceder del campo… En otras palabras, se trataba de organizar la circulación,
suprimir sus aspectos peligrosos… En consecuencia, se trataba asimismo de acondicionar los accesos al
exterior, esencialmente en lo concerniente al consumo de la ciudad y su comercio con el mundo externo.
Y para terminar, en ese plan de reordenamiento de Vigny la cuestión pasaba por responder a
una pregunta fundamental: ¿Cómo integrar a un plan actual las posibilidades de desarrollo de la ciudad?
La ciudad se percibía a si mismo en un proceso de desarrollo… ¿Se podría administrar bien una
ciudad cuya extensión era tan grande? ¿se mantendría la buena circulación, visto que la ciudad iba a
extenderse longitudinalmente de manera indefinida? El proyecto de Vigny consistía en construir muelles a
lo largo de una de las orillas del Loira, permitir el desarrollo de un barrio y luego tender puentes sobre el
rio apoyados en las islas, y a partir de ellos dejar que se creara otro barrio frente al primero, con el objeto
de que ese equilibrio entre las dos riberas evitara la prolongación indefinida de una de ellas.
Poco importan en definitiva, los pormenores mismos del ordenamiento previsto. Creo que este es
bastante importante por una serie de razones. Primero, ya no se trata en absoluto de construir con un
espacio vacio, como en las ciudades disciplinarias (Richelieu). la seguridad, por otra parte, se apoyara en
una serie de datos materiales. Trabaja, por lo tanto sobre un dato. Segundo, no se trata de que la
seguridad reconstruya ese dato de tal manera que sea dable esperar un punto de perfeccion como en
una ciudad disciplinaria. Se trata simplemente de maximizar los elementos positivos, que se circule
lo mejor posible, y minimizar los espacios riesgosos. También en esos ordenamientos de las
ciudades se intentara organizar elementos que se justifican por su polifuncionalidad. Por consiguiente, el
ordenamiento consistirá en poner en juego todas esas diferentes funciones de la ciudad, unas positivas y
otras negativas. Otro punto importante es que se va a trabajar con vistas al futuro; el buen ordenamiento
de la ciudad será precisamente eso: tener en cuenta lo que puede pasar.
En síntesis, creo que se puede hablar de una técnica que en lo fundamental se ajusta al
problema de la seguridad, es decir, en el fondo, al problema de la serie. Serie indefinida de los elementos
que se desplazan; serie indefinida de acontecimientos que se producen; y serie indefinida, asimismo, de
las unidades que se acumulan. Lo que caracteriza en esencia el mecanismo de seguridad es, la gestión
de esas series abiertas y que solo pueden controlarse mediante un calculo de probabilidades.
Para resumir todo esto, digamos que, asi como la soberanía capitaliza un territorio y plantea el
gran problema de la sede del gobierno, y asi como la disciplina arquitectura un espacio y se plantea como
problema esencial una distribución jerarquica y funcional de los elementos, la seguridad tratara de
acondicionar un medio en función de acontecimientos o de series de acontecimientos o elementos
posibles, series que será preciso regularizar en un marco polivalente y transformable. El espacio propio
de la seguridad remite entonces a una serie de acontecimientos posibles, remite a lo temporal y lo
aleatorio, una temporalidad y una aleatoriedad que habrá que inscribir en un espacio dado. El espacio en
el cual se despliegan es lo que llamamos medio.
Me parece que con el problema técnico planteado por la ciudad presenciamos la irrupción del
problema de la “naturalidad” de la especie humana dentro de un medio artificial. Y esa irrupción de la
“naturalidad” de la especie humana dentro de un medio artificial. Y esa irrupción de la naturalidad de la
especie dentro de la artificialidad política de una relación de poder es algo fundamental.
En lo concerniente a esa idea de un medio artificial y natural, en el cual el artificio actúa como
una naturaleza con respecto a una población que, tejida de relaciones sociales y políticas, también
funciona a la vez como una especie, encontramos en las Recherches sur la population de Moheau
(primer gran teórico de la biopolitica) un texto como el siguiente:
Depende del gobierno cambiar la temperatura del aire y mejorar el clima… Tal es el efecto del
tiempo, de la habitación de la tierra y de las vicisitudes en el orden físico, que aun los cantones más
saludables se han tornado morbíficos.
Si hubo tantos cambios no es porque el clima haya cambiado, sino porque las intervenciones
políticas y económicas del gobierno modificaron el curso de las cosas a tal punto que la naturaleza
misma ha constituido para el hombre… iba a decir otro medio, pero la palabra no figura en Moheau.
Creo que ese es uno de los ejes fundamentales de la introducción de los mecanismos de
seguridad, es decir, la aparición, aun no de una noción de medio, sino de un proyecto, una técnica política
que dirige el medio.
Clase 2: 18 de Enero de 1978
Los análisis de los dispositivos de seguridad delimitan la relación del gobierno con el
acontecimiento, en donde, el problema del acontecimiento es la escasez. La escasez, que no es
exactamente el hambre, es la insuficiencia actual de la cantidad de granos necesaria para permitir la
subsistencia de una nación. Es, en efecto, un estado de penuria que provoca el alza de los precios.
Cuanto más suben estos, es obvio que los poseedores de los objetos escasos pretenden almacenarlos
para elevar su precio, y el proceso sigue hasta que las necesidades más elementales de la población
dejen de satisfacerse. La escasez es un fenómeno cuyas consecuencias inmediatas y más sensibles se
manifiestan en primer lugar, por supuesto, en los medios urbanos, y entraña de inmediato y con muchas
probabilidades, la revuelta. La revuelta urbana es desde luego la gran cosa que el gobierno debe evitar,
es decir, flagelo por el lado de la población; catástrofe o crisis, si lo prefieren, por el lado del gobierno. En
términos generales, aparece la escasez por dos categorías. En primer lugar, el viejo concepto de la
antigüedad grecolatina de la fortuna, la mala fortuna. Después de todo, la escasez es la mala suerte en
estado puro, porque su factor más inmediato, más evidente, es precisamente la intemperie, la sequía, las
heladas, el exceso de humedad: de una u otra manera, los factores sobre los cuales no se tiene control.
La escasez se manifiesta entonces como una de las formas fundamentales de la mala fortuna para un
pueblo y un soberano. En segundo lugar, la otra matriz filosófica y moral que permite pensar la escasez
es la mala índole del hombre, que se manifiesta en la necesidad de ganar, su egoísmo, provocando todos
los fenómenos de almacenamiento, acaparamiento, retención de la mercadería que acentúan la magnitud
de ese flagelo. El concepto jurídico moral de la mala índole humana, de la naturaleza caída, y el concepto
cosmológico político de la mala fortuna son los dos marcos generales dentro de los cuales se piensa la
escasez.
De una manera más precisa e institucional, en las técnicas de gobierno y gestión política y
económica de una sociedad como la francesa en los siglos XVII y XVIII, ¿Qué se hará contra la escasez?
Un sistema que el autor califica a la vez como jurídico y disciplinario, un sistema de legalidad y un sistema
de reglamentos cuya función esencial es impedir la escasez, sistema jurídico y disciplinario que, en
concreto, adopta las formas clásicas ya conocidas: limitación de precios y sobre todo el derecho de
acopio; prohibición de almacenar y por lo tanto necesidad de vender de inmediato, limitación de la
exportación, con la mera restricción consistente en limitar la extensión de los cultivos. Por lo tanto, toda
una serie de restricciones a los precios, el acopio, la exportación y el cultivo. Esta regulación a la baja del
precio de venta de los granos, de la renta campesina, del costo de compra para la gente y del salario es
sin lugar a dudas, el gran principio político del mercantilismo como técnica de gobierno y gestión de la
economía durante comienzos del siglo XVII hasta comienzos del siglo XVIII en Europa. No hace falta
insistir en los conocidos fracasos, mil veces comprobados, de ese sistema, en primer lugar, el
mantenimiento del precio de los granos en los niveles más bajo hace que, en principio, aun cuando haya
abundancia de granos los campesinos se arruinen, pues quien dice abundancia de granos dice tendencia
a los precios a la baja, ganancia que tiende a cero y llegado el caso cae por debajo del costo mismo de
producción para los campesinos. En segundo lugar, la segunda consecuencia será que los campesinos,
al no conseguir, ni siquiera en los años de abundancia de trigo, suficiente ganancia con su cosecha, estén
necesariamente condenados y forzados a sembrar poco. Como consecuencia inmediata de esa escasa
siembra, el menor desarreglo climático, hará que la cantidad de trigo que es apenas suficiente para
alimentar a la población caiga por debajo de las normas requeridas, y el año siguiente aparecerá la
escasez. A partir de esto se comenzó a plantear como principio fundamental de gobierno económico la
libertad de comercio y circulación de granos, practica de un principio teórico fundamental que era de los
fisiócratas. En primer lugar, la libertad de exportación y en segundo lugar, aranceles a la importación, de
tal manera que la abundancia excesiva debida a los productos traídos del exterior no provocara una
nueva baja de los precios. Por lo cual, el buen precio se alcanza a través de estas dos medidas. Para
caracterizar de algún modo, hubo tres fases: por una parte, antes de 1754, el viejo sistema jurídico
disciplinario todavía tiene plena vigencia con sus consecuencias negativas, hay toda una etapa de
polémicas, luego, de 1754 a 1764, llegada de los fisiócratas, y para terminar, los edictos de mayo de 1763
y agosto de 1764 que establecen la libertad casi total de granos, con unas pocas restricciones. Victoria de
los fisiócratas.
Frente al peligro surge un nuevo concepto que es el de la CRISIS que Foucault lo explica como
una intensificación circular que solo puede ser detenida por un mecanismo natural que lo frena o por
intervención artificial.
Para ilustrar la técnica de la interacción, desde un plano económico y político recurre al elemento
fisiócrata, estos señores señalaban que los procedimientos del gobierno se daban en una naturalidad
física, no una delimitación que por el contrario establecía la antigua relación soberano súbdito en donde
te decían “no harás esto” a modo de definir límites. Los fisiócratas señalaban la existencia de una
anulación progresiva en los procedimientos de gobierno en donde la técnica correspondía a una
pertinencia y el equilibrio de la acción gobernante, ya no es panóptico en donde toda la atención se
concentraba en el soberano, el cual ostentaba una gran cuota y concentración del poder.
Otro de los temas que se abordan en este capítulo es el del concepto de población; en primer
lugar Foucault lo representa como el contrario a despoblación, entendiendo a esta como sobrevivientes a
un gran desastre, enfermedad o algo dramático. Antiguamente la población era obediente al súbdito y se
caracterizaba por ejercer una actividad, se trabajaba. Posteriormente emergen a comienzos del Siglo XVII
posiciones teóricas desde la perspectiva de las doctrinas económicas, algunas de ellas era el
Cameralismo y el Mercantilismo. El Mercantilismo abandona la antigua concepción de la relación súbdito
soberano. La concepción mercantil aboga por una población que garantiza abundancias y que emerge
como fuera productiva en donde existe la competencia de una mano de obra barata que está
reglamentada. En contraste al mercantilismo surge la crítica fisiócrata que omite el análisis remitido a la
población y se centra en procesos naturales. Esta naturalidad viene dada por ciertas variables que
inciden en la población y en su forma de comportamientos como lo son el clima, el entorno material, el
comercio, leyes, costumbres, valores morales y religiosos, etc. En este sentido los fisiócratas apuntan que
a partir de estas variables se es fácil acceder a través de agentes y técnicas de transformación a la
población.
Los teóricos del SXVIII señalan que existe una evolución en esta población que va más allá de
los límites y se ve motivada por el DESEO este es el motor que impulsa la acción, esto genera que el
interés particular, la búsqueda de este desemboque finalmente en el interés general bajo ciertas
circunstancias, en contraposición Foucault señala que el soberano limitaba el actuar y no dejaba actuar el
deseo propio. La evolución de la población hizo que se pasara del humano comprendido como genero a
especie, surgen nuevas acepciones como “el público”, un ser humano en una población revestida de
opinión, comportamiento, temores, prejuicios, etc.
Finalmente señala ejemplos de cómo se ha dado esta evolución, por ejemplo en la economía
política el gobierno es el que se ocupa de la población (Quesnay), de la bioeconomia de Malthus se pasa
a la lucha de Clases de Marx, así con la historia Natural (Curvier) del SXVIII que solo clasificaba al
análisis que hace en el SXIX la Biología (Darwin), también la gramática desde el análisis de signos
desemboca en algo más macro como es la Filología o estudio de las lenguas.
Desde mediado del siglo XVI y a fines del siglo XVIII, se comienza a ver una serie de tratado
que ya no se ven como simple consejos de príncipes, si no que ahora son artes de gobernar.
El problema del gobierno estalla en el siglo XVI, acerca de muchas cosas, por ejemplo el
problema del gobierno en sí mismo, el problema de las almas y las conductas (pastoral católica)¿ cómo
gobernar como ser gobernado como gobernar a los otros? Todos problemas, son muy característico del
siglo XVI. Y en ello el punto de cruce de dos movimientos, uno de las grandes estructuras feudales,
introduciendo los grandes Estados territoriales, administrativos. Y otro movimiento muy distinto y
disperso, se pone en cuestión la religión disidencia religiosa. En el cruce de ambos se platea el ¿Cómo se
gobernado, por quien, hasta que punto, con qué fines y método.
El autor trata de identificar algunos puntos de la definición de gobierno. Para poder dilucidar
aquellos puntos acerca del gobierno, el autor se enfoca en el príncipe de Maquiavelo.
Existe una literatura antimaquevialistas, que no es negativa que tiene sus conceptos y
estrategias.
A grandes rasgos, digamos que el príncipe de Maquiavelo, tal como aparece en filigrana en esos
diferentes tratados, explícitos o implícitos, dedicados al antimaquiavelo, es en esencia un tratado de la
habilidad del príncipe para conservar su principado. Y la literatura antimaquiavestica quiere sustituir ese
tratado, que el asunto de gobernar va más allá de conservar el principado.
Hay pluralidad de formas de gobierno e inmanencia de esta actividad (el maestro sobre el niño,
el padre etc.), que la oponen de manera radical a la singularidad transcendente del príncipe de
Maquiavelo.
Entre todas las formas de gobierno que se dejan cruzar, se entrelazan dentro de la sociedad y el
Estado, hay una forma muy particular que será preciso señalar, es una forma de gobierno que va a
aplicarse a la totalidad del estado.
La Mothe Le Vayer, en una series de escritos que son textos pedagógicos , para el existen tres
tipos de gobierno, cada uno de los cuales depende de una forma de ciencia o reflexión: el gobierno que
depende de la economía ; y por último, la ciencia de gobernar bien” el Estado que depende de la política.
Lo importante aquí a pesar de estas tipologías, es que estas artes de gobernar postulan siempre una
continuidad esencial de una a otra entre la segunda y la tercera. Mientras que en la teoría del príncipe
marca la discontinuidad entre el poder del príncipe y cualquier otra forma de poder
En las dos formas de continuidad lo centra es la economía ¿toda arte de gobierno, debe
responderse como introducir a la encomia? La forma de manejar bienes y riquezas etc.
Una expresión importante en el siglo XVIII caracteriza a un mejor todo esto, Quesnay habla de
un buen gobierno como de un gobierno económico
Para La Perriere "Gobierno es la recta disposición de las cosas, de las cuales es menester
hacerse cargo para conducirlas hasta el fin oportuno". El gobierno, por lo tanto, tiene una finalidad,
dispone las cosas, en el y las dispone [para un fin]. El soberano, para ser un buen soberano, siempre
debe proponerse un fin, es decir, señalan regularmente los textos, el bien común y la salvación de
todos.(definición que no se refiere a territorio)
Maquiavelo toma en su análisis un principio jurídico utilizado para utilizar la soberanía , es
aquello que no se ejerce sobre las cosas si no que sobre el territorio y por consiguiente en los súbditos,
en este sentido el territorio es el elemento fundamental del principado de Maquiavelo.
Gobernar es tener en cuenta los acontecimientos que se pueden avenir. Lo esencial entonces,
es el complejo de hombres y cosas; ese el territorio principado, y el territorio sólo son, en cierto modo una
de sus variables.
Mientras el fin de la soberanía esta en sí misma y ella extrae, sus instrumentos de si con la forma
de la ley, el fin del gobierno está en las cosas que dirige; debe buscarlo en la perfección o maximización o
la intensificación de los procesos que dirige, y sus instrumentos en vez de ser leyes serán, tácticas
diversas.
El arte de gobernar no pudo asumir su plenitud antes del siglo XVII por razones históricas como,
la Guerra de los Treinta años, grandes movimientos campesinos y urbanos, crisis financiera y crisis de
subsistencia.
El problema de ejercer la soberanía a la vez como cuestión teórica y como organización política
y como principio de organización política. Mientras las instituciones de soberanía fuesen instituciones
fundamentales, mientras el poder se conciba como ejercicio de soberanía. El arte de gobernar no tendría
espacio.
Había un marco demasiado amplio y abstracto, demasiado rígido de la soberanía, y por otra, un
modelo demasiado estrecho, que era el de la familia. El arte de gobernar intentaba alcanzar la forma
general de la soberanía, no podía asimilarse al gobierno de la familia.
Había un bloqueo generado por la idea de la economía, que en esa época aún no se refería
jamás a otra cosa que la gestión de un pequeño conjunto constituido por la familia y la casa y por otro
lado el Estado y la soberanía, por ello el arte de gobernar no podía encontrar su dimensión .
El desbloqueo del arte de gobernar estuvo ligado, en mi opinión, al surgimiento del problema de
la población. Ligado a un marco general de la expansión demográfica del siglo XVIII, ligada de la
abundancia monetaria, el aumento de la producción agrícola.
La población aparecerá como meta ultima de la población, y la meta del gobierno es mejorar la
suerte de las poblaciones, sus riquezas, gobernar ya no es la meta
La población será el punto en torno del cual va a organizarse lo que los textos del siglo XVI
llamaban paciencia del soberano. Será en consecuencia. El objeto que el gobierno deberá tener en
cuenta sus observaciones y su saber para lograr de manera racional y meditada,
Pero a pesar de esto la soberanía no deja de ser importante para el arte de gobernar, e. Desde
luego, su organización, su introducción, todas las instituciones en cuyo seno había florecido en el siglo
XVII y comienzos del siglo XVIII: las escuelas, los talleres, los ejércitos, todo eso se confundía [con] y solo
se comprende a través del desarrollo de las grandes monarquías administrativas, pero, de igual manera,
la disciplina jamás fue tan importante y valorada como a partir del momento en que se intento manejar la
población; y manejarla no quería decir simplemente manejar la masa colectiva de fenómenos o hacerlo
en el mero nivel de sus resultados globales; manejar la población quiere decir manejarla asimismo en
profundidad, con minucia y en sus detalles.
Lo que intenta describir el autor en un primer momento, es cuál es el tipo de poder que engloba
la noción de “gobernar”. La “Gubernamentalidad”. Y aclara al principio de esta clase, que la importancia
de estudiar este concepto, radica en que resulta necesario para abordar el problema del Estado y la
población.
Luego cita algunos ejemplos, para mostrar que es posible –respecto al análisis- pasar al exterior
de la institución, de la función, y del objeto, en organizaciones como los psiquiátricos, o las prisiones. En
estos casos podemos buscar en términos más globales, lo que llama Foucault, una “tecnología del poder”
que se encuentra detrás de la institución misma.
De estos ejemplos, llega a preguntarse si puede hacerse el mismo ejercicio con el Estado. Y
concluye, que es posible que “la generalidad extra institucional, no funcional, no objetiva, a la cual
llegan los análisis recién comentados, nos pusieran en presencia de la institución totalizadora: el
Estado”.
Las preguntas que guían el curso, son las siguientes: ¿Es posible efectuar la misma inversión en
lo concerniente al Estado? ¿Es posible pasar a “algún” exterior, globalizante? ¿Es posible resituar el
Estado moderno en una tecnología general de poder que haya asegurado sus mutaciones, su desarrollo,
su funcionamiento?¿Se puede hablar de una “gubernamentalidad”, que sería para el estado lo que
las técnicas de segregación eran para la psiquiatría, lo que las técnicas de disciplina eran para el
sistema penal, lo que la biopolítica era para las instituciones médicas?
Sobre el gobierno, una primera cuestión es la siguiente: aquellos a quien se gobierna, son los
hombres. En esta parte, el autor señala, que esta idea de gobierno sobre los hombres, no encuentra sus
orígenes, ni en Grecia ni en Roma. Allí se habla del gobierno sobre las cosas. El timón del barco,
gobierna el barco. En consecuencia también se someten a su juicio los hombres que van en el barco.
Pero el capitán gobierna sobre el barco. Así mismo, los gobernantes occidentales, gobernaban
principalmente sobre la ciudad, sobre un territorio determinado.
“En su forma plena y positiva, la relación pastoral, es la relación de Dios con los hombres. Es un
poder de tipo religioso que tiene su principio, su poder y su fundamento en el poder que Dios ejerce sobre
su pueblo”. En Grecia y Roma, jamás encontraremos Dioses que conducen a su pueblo. Construyen
ciudades, responden preguntas, pero no son conductores en movimiento.
En primer lugar, este poder “no se ejerce sobre un territorio”. Se ejerce sobre un rebaño en
desplazamiento. En segundo lugar, es fundamentalmente un poder benévolo, no como en occidente en
donde la benevolencia es un rasgo más del poder. El poder pastoral, es benévolo en su totalidad, y su
principal objetivo, es la salvación del rebaño. No es un poder que realice manifestaciones clamorosas de
su poderío y superioridad. Es más bien uno que está al servicio de una misión. El pastor velará por sus
ovejas. Y es un poder individualizador, puesto que solo cumple su objetivo en la medida en que ni una
sola de sus ovejas se le escape. Hace todo por el conjunto del rebaño pero también lo hace por cada uno
de sus habitantes.
“En resumen, podemos decir lo siguiente: la idea de poder pastoral es la idea de un poder
ejercido sobre una multiplicidad y no sobre un territorio. Es un poder que guía hacia una meta y sirve de
intermediario en el camino hacia ella. Por lo tanto es un poder finalista, un poder finalista para aquellos
sobres quienes se ejerce, y no sobre una unidad, en cierto modo, de tipo superior, trátese de la ciudad, el
territorio, el Estado, el soberano. Es un poder por último, que apunta a la vez a todos y a cada uno en su
paradójica equivalencia y no a la unidad superior formada por el todo. Pues bien, creo que las estructuras
de la ciudad griega, y del imperio romano eran completamente ajenas a un poder de este tipo.
Y esta idea de poder pastoral, se introdujo en occidente por conducto de la Iglesia Cristiana. La iglesia
coaguló todos esos temas del poder pastoral en mecanismos precisos e instituciones definidas, y fue ella
la que realmente organizo un poder pastoral a la vez específico y autónomo, implantó sus dispositivos
dentro del Imperio Romano y organizo en el corazón de este, un tipo de poder que, a mi entender ninguna
otra civilización había conocido. Y la paradoja es la siguiente: entre todas las civilizaciones, las cristianas
occidentales, fueron las más violentas, las más conquistadoras, las más arrogantes, las más sangrientas.
Pero a la vez el hombre occidental aprendió a considerarse como una oveja entre las ovejas. La forma
más extraña y característica de occidente, y también la que estaba llamada a tener el destino más grande
y más duradero, no nació, me parece ni en las estepas ni en las ciudades. Esa forma de poder, nació o al
menos tomó su modelo en las majadas, en la política considerada como asunto de rebaños.”
La relación pastor-rebaño designa la relación de Dios con los hombres, la divinidad con los
hombres, sea del soberano con sus súbditos, había sido un tema presente y frecuente en la literatura
egipcia faraónica y también en la literatura asiria, y en los hebreos, en cambio no aparece esa misma
relación pastor-rebaño en los griegos. La relación pastor-rebaño, para designar la relación del soberano o
el dirigente político con sus súbditos o sus conciudadanos, está presente en los griegos, y se apoya esta
afirmación en tres grupos principales de referencia: primero, en el vocabulario homérico, la Ilíada
esencialmente a propósito de Agamenón, pero también en la Odisea tenemos toda una serie de
preferencias que designan al rey como pastor de los pueblos, el poimen laon (pastor de los pueblos).
Segundo, se hace una referencia explícita en la tradición pitagórica, en la cual, desde sus comienzos
hasta el neopitagorismo, se encuentra mencionado el modelo del pastor esencialmente alrededor de
algunos temas, en primer lugar, la etimología tradicional admitida por los pitagóricos, según el cual el
nomos, la ley, viene de nomeus, es decir, el pastor, por otro lado, el apelativo de Zeus como nomios, es
decir, el Dios pastor, que otorga a las ovejas el alimento que necesitan, y por último, para los pitagóricos
el magistrado es ante todo el philanthropos, quien decide en la ciudad, es decir, el pastor.
Para Platón, el político es el pastor de los hombres, el pastor de ese tropel de seres vivos que
constituyen la población de la ciudad, el político como pastor del rebaño, se desarrolla en cuatro etapas:
en primer lugar, es preciso hacer divisiones que sean realmente exhaustivas, habrá que distinguir
entonces los diferentes tipos de animales y a cual pertenecen los hombres; en segundo lugar, consiste en
distinguir que es ser pastor, en primer lugar ser el único encargado del rebaño, y por otra, la tipología de
todas las actividades posibles que, en la ciudad, pueden compararse con la tarea del pastor, aquí el
político desaparece; en tercer lugar, y para volver a la esencia misma del político, debe desaparecer la
divinidad, ya que la divinidad es su pastor por lo cual no necesitan constitución política y esta solo
aparece en los tiempos difíciles, cuando ya no está la divinidad y se ven obligados a dirigirse unos a
otros, es decir que necesiten de la política y de los políticos, pero estos hombres ya no están por encima
del rebaño; y en cuarto lugar, como la política y los políticos solo aparecen cuando desaparece la
divinidad, aquí en reemplazo del modelo del pastor surge el modelo celebérrimo de la literatura política, el
del tejido, en donde el tejedor político, forma con su arte especifico, la población del Estado, en donde
existen esclavos y hombres libres. Por lo cual, es demasiado poco, a causa de la humanidad misma su
tarea, y los pitagóricos, por consiguiente, se equivoquen al querer destacar la forma pastoral, que puede
funcionar efectivamente en pequeñas comunidades religiosas y pedagógicas, y hacerla jugar a la escala
de toda la ciudad, ya que el rey no es un pastor.
La fórmula, creo, va a quedar como una suerte de principio, de ley fundamental a través de toda
la historia del cristianismo. En este punto el autor hace dos observaciones, primero que entre el poder
pastoral de la iglesia y el poder político habrá, desde luego una serie de interferencias, apoyos, relevos y
toda una serie de conflictos, pero que pese a todos los conflictos el poder pastoral seguirá siendo
absolutamente especifico y diferente del poder político al menos hasta el siglo XVIII, un rasgo
característico del Occidente cristiano. Segunda observación, la razón misma de esta distinción es el gran
problema histórico, de cómo fue posible que estos dos tipos de poder, el poder pastoral y el poder político
conservaran su fisionomía propia.
Realiza un análisis del pastorado, en el que llega a la conclusión de que el pastorado cristiano
fue una forma de poder absolutamente nueva que marca la aparición de modos específicos de
individualización. Su importancia es decisiva para la historia del sujeto.
El pastorado cristiano se relaciona con tres cosas: La salvación, ya que guía a individuos
y comunidades por dicho camino; con la ley, que debe velar por que se sometan a lo que es
orden, mandamiento, voluntad de Dios. Por último el pastorado tiene relación con la verdad,
puesto que sólo se puede alcanzar la salvación y someterse a la ley siempre que se acepte creer
y profesar una verdad determinada. El pastor guía hacia la salvación, prescribe la ley y enseña la
ley.
La definición así dada del pastorado no estaría nada alejada, sería exactamente del
mismo tipo, isomorfa con la definición de las funciones de la ciudad o de sus magistrados en
Platón. En todo esto encontramos, por lo tanto, una especie de relación global, comunidad de
destino, responsabilidad recíproca entre la comunidad y quien la tiene a su cargo. Las complejas
relaciones que se generan son integra y paradójicamente distributivas.
El cristianismo agregó a ese principio de distributividad integral y paradójica del poder
pastoral, cuatro principios que por su parte son absolutamente específicos e imposibles de
encontrar con anterioridad. Estos son: principio de la responsabilidad analítica; el principio de la
transferencia exhaustiva e instantánea; la inversión del sacrificio; y el principio de la
correspondencia alternada.
El ciudadano griego sólo se deja dirigir, sólo acepta que lo dirijan dos cosas: la ley y la
persuasión. El pastor cristiano, por otra parte, organizó la instancia de obediencia pura. El pastor
es mucho más que el hombre de la ley, lo propio del pastor cristiano es que la relación de la
oveja con quien la dirige es de dependencia integral. Esto se traduce en tres cosas: relación de
sometimiento: la perfección de la obediencia consiste en obedecer una orden, no porque es
razonable o implica la realización de una tarea importante, sino, al contrario, porque es absurda;
relación no finalista: se obedece para poder ser obediente, para llegar a un estado de
obediencia, además el término hacia el cuál tiende la práctica de la obediencia es lo que se
denomina humildad, consistente en sentirse el último de los hombres, en recibir órdenes de
quienquiera, en renunciar a la propia voluntad. Ser humilde es saber que toda voluntad propia es
una mala voluntad. Si la obediencia tiene un fin, ese fin es un estado de obediencia definido por
la renuncia definitiva a toda voluntad propia; problema de la verdad: el pastor enseña de una
manera no global, no general. Esa enseñanza debe ser una dirección de la conducta cotidiana,
es la dirección de la consciencia.
Este capítulo continua hablando acerca de la noción de conducta, en cuanto a las rebeliones de conducta
de las personas en cuanto al gobierno pastoral, puesto que el autor reconoce que a la población del
medioevo la afectan dos tipos distintos de gobierno, uno es el religioso en el sentido pastoral , y el otro el
político (soberano).
Frente a esto, nacen, lo que el autor denomina rebeliones de conducta, según el autor la más
grande de ellas es la vivida en el Occidente cristiano, en manos de Lutero, pues si bien, su comienzo no
fue ni económica, ni política, luego fu tomando relevancia en todos los aspectos. Es decir, por muy
específicas que sean las rebeliones de conductas en su forma y objetivo, estas nunca son autónomas.
Desde fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII muchas funciones pastorales se retomaron
en el ejercicio de la gubernamentalidad, además de hacerse cargo de la conducta de los hombres y
mujeres, desde este momento se verá que los conflictos de conducta surgirán no tanto por el lado de la
institución religiosa, sino que también por el lado de las instituciones políticas. (Ejemplo, la guerra, en el
cual, ser militar ya no era un status, sino más bien una conducta política, comenzó un cierto rechazo a los
militares).
Estas rebeliones de conducta abrieron en la edad media una crisis interna en el pastorado, pues
el cristianismo medieval y catolicismo se caracterizaba por la existencia de dos categorías de individuos,
bien diferenciados, los cuales no poseen los mismos beneficios ni derechos, estos dos grupos son, los
clérigos, y los laicos, produciendo un malestar generalizado en la comunidad cristiana por la existencia de
clérigos que no solo tenían privilegios económicos, sino también civiles, espirituales (están más cerca del
paraíso, el cielo y la salvación). Esto constituirá una de las rebeliones más grandes de la pastoral.
En la edad media se desarrollaron cinco formas principales de contra conducta que tienen a
invertir o anular el poder pastoral (en la economía de la salvación, obediencia y verdad).
Segundo elemento, las comunidades, las comunidades más violentas, las más alejadas de la
iglesia, señalan a Roma como la nueva Babilonia la cual representa el Anticristo. Otro problema es el
poder sacramental de los sacerdotes (en contra de la absolución de los pecados, el perdón, etc.). Otro
elemento en contra, es la Eucaristía.
El quinto y último elemento es, la creencia escatológica, esta plantea el fin de los tiempos y la
venida de Cristo por segunda vez a la tierra, al plantear el cumplimento de esta etapa, se descalifica el
papel del pastor, puesto que no será necesario, porque estaría presente el pastor supremo que es Jesús.
También señala que al estar el Espíritu Santo en la tierra, está en cada uno de los creyentes, por lo que
tampoco se necesitaría un pastor, puesto que el Espíritu Santo los guiaría.
Clase 9: 8 de Marzo de 1978
En sus decisiones terrenales y temporales, el Rey debe hacer de tal modo que la salvación del
individuo no solo no corra riesgo, sino que sea posible. Digamos en pocas palabras, para ver las cosas
con cierta claridad, perspectivas, y hacer grandes ficciones, que hubo una especie de quiasmo, de cruce
fundamental que sería el siguiente: En el fondo, la astronomía de Copérnico…. Pues bien, uno de los
grandes efectos de las prácticas discursivas fue mostrar que Dios sólo rige al mundo a través de leyes
generales, leyes inmutables, universales, simples e inteligibles, y que eran accesibles o bien en la forma
de la melodía y el análisis matemático, o bien en la forma del análisis clasificatorio en el caso de la
historia natural, o del análisis lógico en el caso de la gramática General. Reina soberanamente sobre el
mundo a través de los principios.
Gobernar el mundo pastoral, quiere decir (en segundo lugar) que el mundo estaba sometido a
roda una economía de la obediencia, cada vez que Dios, por una razón particular, toma en lo
fundamental, la forma de la relación individual, quería intervenir, cualquiera fuera la razón, se trataba de
la salvación, de la pérdida de alguien o de una circunstancia o una coyuntura determinada, intervenía en
este mundo de acuerdo con la economía de la obediencia.
Entonces, hablemos ahora de esa razón de Estado, la ratio-estatus. La razón de Estado en este
sentido pleno, en el sentido lato que vimos surgir en el texto de botero, fue inmediatamente percibida en
su propia época, con una intervención o en todo caso, como una innovación, con el mismo carácter
tajante y rotundo del descubrimiento, 50 años antes del heliocentrismo.
“La razón de Estado siempre existió” (chemnitz). Claro está si se la entiende como el mecanismo
mediante el cual los Estados pueden funcionar, pero fue menester, un instrumento intelectual
absolutamente nuevo, jamás se había visto, y para contemplarlas, hubo que esperar la aparición de unos
cuantos instrumentos y lentes. Por lo tanto, la innovación percibida de inmediato de esa razón de Estado:
Innovación y escándalo, y así como los descubrimientos de Galileo, provocaron en el campo del
pensamiento religioso el escándalo que todos conocen, de la misma manera, la ratio-status generó un
escándalo por lo menos de igual magnitud. Desde luego, el funcionamiento real el funcionamiento
histórico y político de ese escándalo, fue muy distinto, si tenemos en cuenta que detrás de todo eso,
estaban el problema de la división entre las iglesias protestantes, y la Iglesia Católica (y) el problema
de la gestión por soberanos que se decían católicos. De todos modos, hubo escándalo y hubo a tal
punto, que un papa que se llamaba Pío V dijo “Ratio status no es de manera alguna razón de Estado, la
Ratio-Estatus, es Ratio Diaboli (Razón del Diablo). Y apareció toda la literatura contra la razón de
Estado, inspirada en Francia, a la vez inspirada por una especie de catolicismo. Pero pacemos a otro
punto interesante de analizar. Maquiavelo no procura salvar, salvaguardar el Estado, sino la relación de
Príncipe con el objeto de su dominación, lo que se trata de salvar es entonces, el PRINCIPADO, como
relación de poder del príncipe con su TERRITORIO, o su POBLACIÓN. Por lo tanto, es algo muy distinto.
En Maquiavelo, me parece, no hay arte de gobernar, no por ello, es menos cierto que el- y la
razón- habría que matizar mucho, que Maquiavelo, en definitiva, había sido recusado en el momento del
arte de gobernar, las cosas, son mucho más complejas y a la larga esta afirmación es falsa. Las cosas no
pasan por él, y no encontramos un “arte de gobernar” por y en él. NO es Maquiavelo quien define el arte
de gobernar, pero por intermedio de lo que él dice, se intentará saber que es ese arte. Después de todo,
ese fenómeno de discurso en el cual se va a buscar lo que ocurre, cuando en realidad, solo se procura
decir algo a través de él, no es un fenómeno único. Desde ese punto de vista, nuestro Maquiavelo, es
Marx, aunque la cosa no pase por él, se dice que a través de él la gubernamentalidad no existe. Eso es lo
que han de entender los adversarios de la Razón de Estado cuando dicen: “Ustedes no son más que
maquiavelistas”. Y para colmo, puede decirse incluso que la utilización de los principios de Maquiavelo no
sólo no nos pone sobre la pista del arte de gobernar,, sino que es un muy mal instrumento para el propio
príncipe que de aplicarlos, correrá el riesgo de perder su trono y su principado. Maquiavelo, no solo busca
reducir lo que buscaba en la especificidad de la razón de Estado, sino mostrar, que es inmediatamente
contradictorio y nocivo. Y además, con una postura tan radical, hay otro argumento consiste en decir:
Pero, cuando se prescinde de dios, cuando se prescinde del principio fundamental de la soberanía de
Dios sobre el mundo, la naturaleza, los hombres, para intentar buscar una forma de gobierno específico,
en el fondo ¿A dónde se llega?. A los caprichos del príncipe, como ya dije, así como a la imposibilidad de
fundar por encima de los hombres alguna forma de obligación.
Hay tres fundamentos que tener en claro cuando se habla de Razón de Estado
1.-Maquiavelo: El Príncipe puede servirnos, en efecto, porque intentó señalar, con prescindencia
de cualquier modelo natural o de todo fundamento teológico, las necesidades internas, intrínsecas de la
ciudad, las necesidades de las relaciones entre quienes gobiernan y son gobernados.
En otras palabras, lo que surgió en primer lugar, en occidente entre los SXVI y XVII no fue la
política como ámbito no fue la política como conjunto de objetos ni si quiera la política como profesión o
vocación. Sino a los políticos o si lo prefieren, una manera determinada de plantear, de pensar, de
programar la especificidad del gobierno con respecto al ejercicio de la soberanía. En contraste con el
problema Jurídico-Teológico del fundamento de la soberanía, los políticos son quienes van a tratar de
pensar por sí misma la forma de la racionalidad del gobierno. Y simplemente vemos a mediados del S
XVII la política entendida a la razón como ámbito o tipo de acción. Luis XIV es precisamente el hombre
que incorpora la razón de Estado con su especificidad, a las formas generales de la soberanía. Y el lugar
absolutamente singular de ese rey en esta historia, se debe a que logró no en el mero nivel de su
práctica, sino en el plano de todos los rituales manifiestos y visibles de su monarquía a hacer notorio el
lazo, la articulación, pero al mismo tiempo la diferencia de nivel, de forma. “El Estado soy yo”, destaca
justamente esa soldadura entre Soberanía-gobierno.
Razón de Estado.
El arte de gobernar no es un atributo del poder soberano a través de una transferencia, no hay
que creer que el rey es un pastor o ministro espiritual, Se habla del arte de gobernar, que tiene su razón y
racionalidad. Acontecimiento de la historia occidental no menos importante que Galileo o Descartes, es
un fenómeno de transformación de la razón occidental. Surge el razonar, el calcular, y en su tiempo se
llamó política y no debe olvidarse que se reconoció en su principio como un carácter heterodoxo. Otra
forma de pensar el hecho de reinar y gobernar, otra forma de ver las relaciones del reino celestial y el
terrestre. El principio y fin de esta razón gubernamental era el Estado, que es la idea reguladora de la
razón gubernamental. (Buscar la racionalidad del arte de gobernar). Esta manera de pensar en su
naturaleza era la autoridad; rey, soberano, magistrado. Ley, territorio, habitantes de un territorio, riqueza
del soberano… Estos términos se entendieron como elementos del estado. El estado además sirvió para
analizar estos elementos. El estado es el conjunto de realidades ya dadas. Se definen los personajes, el
rey ya sabe cuál es su papel.
Por otro lado el estado se ve como algo que hay que alcanzar por medio de la racionalidad, debe
ser el producto de la racionalización del arte de gobernar (Dos concepciones entonces: El estado como
principio de inteligibilidad y objetivo estratégico, es esencia e idea reguladora de la reflexión y de la razón,
lo que produce “política”.) Se gobierna racionalmente porque hay un estado que contiene.
Habla sobre la definición de la razón de estado de Palazzo, según él es: “la esencia misma de la
paz, la regla de vivir en reposo, la perfección de las cosas”, dice que es una definición esencialista de la
razón de estado; la razón de estado debe procurar que el estado este en conformidad con su identidad,
que se mantenga en reposo, la razón se ajusta a la realidad del estado, es su esencia inmutable. La
razón permite mantel el buen estado. Por otra parte en el tratado de Westfalia, Chemnitz dice que el
estado permite establecer y expandir una república. Es verdad que la razón de estado mantiene el estado
pero falta agregar el concepto de “manutención”, el aumento del estado. Hay que eludir según los teóricos
los procesos amenazantes que ponen al estado en decadencia, en dispersión. Es necesario evitar lo que
paso con el reino de Babilonia, el Imperio Romano, el imperio carolingio, un ciclo de crecimiento,
perfección y decadencia, lo que se llamaría “revoluciones”. Los autores conciben la razón de estado en
esencia en contra de las revoluciones. Esto se relaciona con Platón en el sentido de que contra la
amenaza de decadencia de ciudades él proponía una buena constitución, buenas leyes y magistrados
virtuosos. En este caso los autores (Botero, Palazzo.) no proponen algo, sino un arte de gobernar, la
habilidad para utilizar la racionalidad en los medios utilizados para el gobierno. El objetivo es el mismo
que en el sistema de Platón; evitar la revolución y mantener el estado.
Teóricamente, los estados entre sí tienen una relación de competencia, el estado sólo se manda
a sí mismo, no hay ley que se imponga al estado desde afuera, se manda a sí mismo y busca su propio
bien, no desemboca en otra cosa que en sí mismo. La pluralidad de Estados no es una forma de
transición, no hay un proceso que los una, así también no hay transición para los hombres para su
castigo. La pluralidad de estados es la necesidad de una historia abierta, que no está polarizada con un
fin de unidad. Hay una relación histórica que aún no se cierra que envuelve a las teorías del estado. Por
ejemplo el fin del Imperio Romano se sitúa en 1648, se reconoce un fin y de esta forma se amplía la
vocación última de todos los estados, ésta ya no es la forma soñada en la que los estados se fundirán. En
la misma época con el tratado de Westfalia, se constata la fractura de la Iglesia provocada por la reforma,
esto es un hecho adquirido, institucionalizado y reconocido, y por ende los estados en su política y
decisiones no deben agruparse de acuerdo con su pertenencia religiosa. Hablamos de unidades
absolutas, sin subordinación ni dependencia entre ellas.
La paz ahora no tiene que ver con la unidad, si no con la no-unidad de la pluralidad mantenida
como pluralidad. La razón de estado, cuya armazón es diplomática se defiende esencialmente por la
constitución de una Europa, una balanza europea, se da tres instrumentos; el primero es la paz universal,
precaria, frágil y provisoria. El segundo instrumento es tan antiguo como la guerra y profundamente
renovado, es el instrumento diplomático. El tercer instrumento del sistema diplomático militar que asegura
el equilibro europeo es un dispositivo militar permanente que compartirá una profesionalización del
hombre de guerra, la constitución de una carrera de armas, después una estructura armada permanente,
susceptible de servir de marco a los reclutamientos excepcional en época de conflicto bélico, un
equipamiento de fortalezas y transportes y por último, un saber, una reflexión táctica, tipos de maniobras,
plantes de ataque y defensa; en síntesis una reflexión propia y autónoma sobre la cosa militar y las
guerras posibles.
En resumen es una de las piezas fundamentales en esa competencia de los estados, en la que
cada uno de ellos busca invertir en la relación de fuerza en beneficio propio, pero que todos quieren
mantener en conjunto. La guerra ya no es otra cara de la actividad de los hombres, en un momento dado
será la puesta en acción de una serie de medios definidos por política una de cuyas dimensiones
fundamentales y constitutivas es la militar. Se obtiene un complejo político militar, necesario para la
constitución del equilibrio europeo como mecanismo de seguridad, ese complejo político militar se pondrá
en juego de manera permanente y la guerra no será sino una de sus funciones, concluimos entonces que
la relación de la paz y la guerra, la relación de las dimensiones civil y militarse incorpora en torno a todo
esto.
Parte considerable del bien público: Cuidado y disciplina de los pobres. Con todo ellos se denota
que la policía hace “vivir bien” por lo tanto, se ocupa del bienestar en un contexto urbano, de densa
ciudadanía.
Todos los esfuerzos de la policía y gendarmes (que resguardaban caminos) se unían en función
de “crear ciudad”. En palabras de Domar “policía fue urbanizar, y fue solo por la actuación de la policía
que parís se convirtió en la primera ciudad del mundo, por la tecnificación del sistema policial”.
La técnica gubernamental de policia, se encuentra sin duda, bajo la rúbrica del mercantilismo, ya
que este sistema, exige
Y este ciclo es resguardado por el reclutamiento de fuerza armada, quien resguarda intereses
estatales, fomentando el equilibrio europeo: mantener una política estatal diplomático militar por
instrumento, para conseguir el mayor potencial económico estatal; por ello la policía no puede
desvincularse del comercio en Europa.
Segundo: aunque los intereses estatales son nuevos, las técnicas policiales no lo son, ya que
ellos no son responsables nunca de administrar justicia, por lo que la policía nunca ha sido un “brazo” del
poder judicial, sino que depende del monarca. En otras palabras, es la “gubermentalidad directa del
soberano. La policía es el “golpe de estado permanente” ya que su accionar no se ajusta a una situación
nacional especifica, ocupándose así de las detalles, de las cosas poco relevantes en el quehacer
nacional, pero que sin su intervención crearían caos en la urbe. Su intervención y el constante “golpe de
estado” tienen como instrumento el reglamento, la ordenanza, la prohibición, el arresto. Por lo tanto
su mundo es más bien reglamentario y no basado en leyes; ya que con la policía quiere conseguirse una
disciplinarización general de la urbanización
En relación al problema de los granos, el autor menciona que la literatura sobre ese suceso, dice
por un lado, que el grano debe pagarse bien para que haya más abundancia del producto, al contrario de
os mercantilistas, quienes proponen que a menos precio, mejor, para exportar a bajo costo y conseguir
mayor capitalización de oro. Ello resalta entonces que el Estado, además de regular la urbe, debe regular
y resguardar la tierra, ahora también como elemento productor (ya no la circulación-urbe- sino que la
producción). Pero además, debe el estado, ocuparse de la retribución que se le hace al campesinado. Y
aquí es donde la policía no ha podido ingresar, produciendo una recha hasta finales del siglo xviii. Por ello
Foucault resume que debe pagarse bien por el grano, para que se siembre mas y los precios sean
estables (es decir, no seguir la política mercantil del pagar bajos precios). Aquí la policía sufre un
desmedro; ya que la reglamentación, al no ser modificable, no permitiría ciertos flujos de precios afectos
al trigo, y se invalidarían las regla. Debe ponerse en práctica la regulación entonces, para evitar que
bajas o alzas en el precio y producción del trigo desvaloricen el comercio nacional
TERCERO: para la lógica policial estatal que señalaba anteriormente, nunca es suficiente la
población de la urbe, siembre faltan brazos para producir, brazos dóciles, para que asi el salario sea bajo
y esta reglamentación incorpore a mas fuerza laboral incapaz de valorar su esfuerzo. Para la lógica de los
economistas en cambio, la fuerza laboral debe ser reducida. ¿Por qué?; para que haya un nivel estable
de salarios, que incentive a los trabajadores y que ellos tengan una buena capacidad de consumo. por lo
tanto el valor económico de la población es relativo y este se autor regularía en función de las reglas de
trabajo, salario y producción, y su número también seria regulado por ello, además de las posibilidades de
incorporarse a la fuerza de trabajo, como desplazamientos, natalidad, etc. Quesnay, resalta aquello:
“siempre estará la gente determinada en un momento determinado”. Por ello, la población no es un objeto
modificable de manera indefinida
CUARTO: a diferencia de la policía, los economistas proponen una libertad comercial entre
países. Ya que si exportamos granos, y dejamos entrar grano extranjero, el precio interno se auto regula
en beneficio de particulares, fortaleciendo el comercio interno. Pero la policía a través de sus
regulaciones fronterizas, no ayudaría. Debe dejarse que cada individuo actué por su bien para permitir en
bienestar de los demás. Dejando actuar los mecanismos de intereses particulares, el Estado pasa a otro
plano; Asegura el bienestar total permitiendo las regulaciones individuales. Por consecuencia de la
economía, se transforma la razón de estado.
La naturalidad del estado medieval, que quiere congraciarse con dios, viene a cambiarse por una
naturalidad económica, que los precios se detengan hasta donde el mercado lo permita, y se opone a la
naturalidad anterior de la política y la policía, en donde se regía a súbditos. Ahora en una sociedad civil,
debe existir una nueva gubernamentalidad, la que además, ahora se rige por técnicas económicas de
carácter científico, no mercantilista de cálculos diplomáticos, el que debe ser indispensable para un
Estado.