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Unidad: La Verdadera y la Falsa

Dan Corner
En nuestros días, escuchamos mucho hablar sobre unidad. Mucho de esto es bueno, pero la mayor
parte es malo. La verdadera unidad Bíblica es algo que nosotros los Cristianos necesitamos tratar de
alcanzar, ya que los Cristianos estamos todos en un cuerpo, siendo Jesucristo la cabeza (1 Cor.
12:12; Efe. 5:23). Dios "no quiere desunión en el cuerpo" (1 Cor. 12:25). Los cristianos somos
todos parte de un mismo equipo o cuerpo, con una meta en común, "Si una parte del cuerpo sufre,
todas las demás sufren también; y si una parte recibe atención especial, todas las demás comparten
su alegría" (1 Cor. 12:26). La verdadera unidad Bíblica se menciona también en Efe. 4:3,13. Más
aún, el Señor oró por la "unidad" entre aquellos que son sus verdaderos seguidores:

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de
ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en
nosotros; para que el mundo sepa que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para
que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en
unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a
mí me has amado (Jn. 17:20-23).
En contraste con todo esto, ¡hay también una unidad falsa ofrecida por el diablo! La unidad
falsa quisiera combinar todos los que meramente profesan una creencia en Jesucristo bajo una
bandera. Ellos parecen pensar que debemos unirnos en cosas tales como el "Padre Nuestro".

También, se ven obligados a decir, "La Doctrina no es importante." Pero esa misma
aseveración, la doctrina no es importante, es en sí misma una doctrina! Por lo tanto, ¡los que
buscan tal unidad SI creen realmente que la doctrina es importante! ¡De hecho, esa doctrina
precisamente parece ser su medida para juzgar, condenar y catalogar a todos los que creen de
otra manera, como faltos de amor y divisionistas, aun cuando ese juicio NO ES Bíblico!

La verdad es: la doctrina es importante. El Apóstol Pablo, quien enseñó la unidad en 1


Corintios Efesios, también le ordenó a Tito:

Pero tú habla lo que esté de acuerdo a la sana doctrina (Tito 2:1).

De hecho, para cualificar como anciano uno debe no solo guardar la sana doctrina, sino también ser
estar capacitado para refutar a los que se oponen:

Debe apegarse al verdadero mensaje que se le enseñó, para que también pueda animar a otros
con la sana enseñanza y convencer a los que se oponen. Porque hay muchos rebeldes, sobre todo
entre los que insisten en la circuncisión, que dicen cosas sin sentido y engañan a la gente. A esos
hay que taparles la boca, pues trastornan familias enteras, enseñando lo que no deben para
obtener ganancias mal habidas. (Tito 1:9-11).
Pablo también enseñó acerca de la separación y la división de la que pocos en nuestros días
parecen saber. El enseñó que debemos apartarnos de las personas que causan divisiones y ponen
obstáculos espirituales en nuestro camino que son contrarios a las doctrinas del apóstol:
Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la
doctrina que habéis aprendido, Y QUE OS APARTÉIS DE ELLOS. Porque tales personas no
sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y
lisonjas engañan los corazones de los ingenuos (Rom. 16:17,18).

Observe qué más enseñó él acerca de la separación:

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; Porque ¿qué compañerismo tiene la
justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo
con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo
de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como dijo Dios:
"Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de
en medio de ellos, Y APARTAOS, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré,
y seré a vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso" (2 Cor. 6:14-18).

El Apóstol Juan de la misma manera exaltó la verdadera doctrina (o enseñanza). Por favor observe
el daño espiritual que puede hacerse:

Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa ni le digáis:


¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras (2 Jn.
10,11).

La doctrina es una de las razones por las que la Biblia fue dada (2 Tim. 3:16). Todavía más, el
amoroso Señor Jesús mismo exaltó la verdadera doctrina y advirtió en contra de la falsa doctrina:

Y Jesús les dijo: "Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos ...
¿Cómo es que no entendéis que no fue para el pan que os dije que os guardaseis de la
levadura de los fariseos y de los saduceos?" Entonces entendieron que no les había dicho
que se guardasen de la levadura del pan, sino de la DOCTRINA de los fariseos y de los
saduceos (Mat. 16:6,11,12).

Aunque es cierto que Jesús comía y bebía con pecadores en su esfuerzo por evangelizarlos,
¡El nunca compartió la plataforma de enseñanza con falsos maestros ni se unió a organizaciones
formadas por tales! (Tampoco lo hicieron los Apóstoles.) Si Jesús lo hubiera hecho, Sus seguidores
hubieran mal interpretado tal aceptación como un endoso al error. Él hubiera estado concediéndoles
credibilidad al no denunciarles. ¡Cristo era y es amor encarnado, pero Él es también el supremo
ejemplo de fidelidad inquebrantable a la verdad! Nadie denunció públicamente a los fariseos
como el amoroso Señor Jesús, quien quería unidad entre Sus verdaderos seguidores, por lo cual
oró. Vea Mat. 23:1-33.

En forma similar, Pablo y Bernabé tuvieron una "discusión y contienda no pequeña" con varias
personas que enseñaban una falsa doctrina en cuanto a la salvación (Hech. 15:1,2). Este conflicto
llevó al Concilio de Jerusalén, el cual resultó en algo bueno. Una mirada interna al conflicto de
Pablo se cita en Gal. 2:5:
A los cuales [los falsos hermanos] ni por un momento accedimos a someternos, para que la
verdad del evangelio permaneciese con vosotros.
Su ejemplo demuestra que ¡la verdad en cuanto al plan de salvación es pre-eminente por sobre
la unidad! Por lo tanto, la unidad a expensas de la verdad, NO es de Dios. ¡Más aún. Pablo
arriesgó la unidad con Pedro por mantener la verdad, cuando Pedro estuvo en error! Vea Gal. 2:11-
21.

Esto revela otro another problema. ¿Por qué es exaltada la doctrina de la Trinidad por encima
del plan de salvación? ¡En 2 Cor. 11:4, vemos que es tan malo predicar un evangelio diferente,
como predicar un Jesús diferente! (El Evangelio es el plan de salvación, 1 Cor. 4:15; 15:1,2; Rom.
1:16,17.) ¿Cómo pueden, entonces, predicadores bien conocidos, compartir la misma plataforma
con un sacerdote Católico o alguien más, que represente un sistema religioso que enseñe un plan de
salvación falso que esté dirigiendo a multitudes al Infierno?

¿Por qué no están los líderes Cristianos de hoy siguiendo el ejemplo de Jesús? ¿No pueden ver
el daño que están haciendo? ¡La "unidad" que está surgiendo del Movimiento Ecuménico, de la
Conferencia Carismática, de los Guardadores de Promesas y otras reuniones similares, ciertamente
no es la clase de unidad que procede del "Espíritu de Verdad", también conocido como el Espíritu
Santo (Jn. 14:17; 15:26), que inspiró los escritos de la Biblia! ¡En cambio, tal unidad engañosa solo
lleva a una mezcla con lo que no es santo y con lo falso, y por lo tanto, debe evitarse!

El Espíritu Santo llevó a Pablo a exaltar el verdadero plan de salvación y a condenar


eternalmente a todos los que predicaban un falso evangelio. ¿Por qué exaltar el verdadero
evangelio hasta ese punto? Porque es el ÚNICO mensaje que puede traer salvación:

Más aún si nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os
hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si
alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco
ahora el favor de los hombres, o el de Dios? Pues si todavía agradara a los hombres, no
sería siervo de Jesucristo (Gal. 1:8-10).

¡Según la antes mencionada Escritura, Pablo asumió una posición tan firme porque él estaba
tratando de agradar a Dios! Siervos de Dios de hoy, si ustedes están tratando de hacer lo
mismo, Estén alerta: Si ustedes asumen tal posición Escritural como lo hizo Pablo,
probablemente otros les juzguen mal, como faltos de amor y divisionistas. Pero recuerden,
Pablo habló como hombre aprobado por Dios y comisionado con el evangelio. Él no estaba
tratando de complacer a los hombres:

Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así
hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros
corazones (1 Tesa. 2:4).

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