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MANEJO DE CONTINGENCIAS

Antes de exponer nuestro caso, creemos necesario ofrecer una breve explicación
de lo que es el manejo de contingencias. El manejo de contingencias es el manejo
de los premios o refuerzos positivos y de los castigos para hacer que un
determinado comportamiento se repita desaparezca.

Muchas de las conductas que hacen o dejan de hacer los niños se dan por el
hecho de que existe un manejo inadecuado de ellas. Según esto, cuando se da o
no el refuerzo o el castigo inmediatamente después de una conducta, determina si

tal conducta se repetirá o no. Lo que significa que aun cuando las causas son
importantes, los efectos lo son todavía más. Por ejemplo, rogar o suplicarles a los
hijos que hagan su tarea no resulta tan eficaz para el desarrollo de buenos hábitos
de estudio, como el hecho de alabarlos cuando estudian sin que se les pida que lo
hagan.

Concretamente, el manejo de contingencias es un término que describe cualquier


técnica operante que intenta modificar una conducta por medio del control de sus
consecuencias (Caballo, 1991). Algunos tipos específicos de formas para el
manejo de contingencias son, entre otras:

- El moldeamiento de la conducta

- Tiempo fuera

- Contratos de contingencia

- Economía de

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Fichas

- La regla de la abuela

- Retirada de la atención

Como veremos más adelante, en este caso emplearemos la técnica del tiempo
fuera, la economía de fichas y la de la retirada de la atención. Explicaremos ahora
en qué consisten, brevemente, las formas de manejo de contingencia que no
vamos a emplear:

El moldeamiento de la conducta consiste en el reforzamiento de las conductas


similares a la conducta final que queremos obtener. Cuando ya se da una
conducta inicial se deja de reforzar, para reforzar otra más similar a la final, y así
hasta llegar a ella.

El contrato de contingencia es un acuerdo entre dos o más partes, que establecen


las responsabilidades de cada una, en relación con un determinado objeto o
actividad. Las condiciones para poner en práctica un contrato de contingencia son:
el contrato debe ser negociado y acordado libremente entre las partes, debe

especificar la conducta deseada y la recompensa esperada, el reforzador debe


proporcionarse según los términos del contrato.

El modelamiento consiste en el aprendizaje mediante la observación y la imitación


del modelo por parte del sujeto. El proceso del modelamiento puede producirse en
vivo y en directo o a partir de un vídeo, lo que se conoce como modelaje
simbólico.

La regla de la abuela significa que una actividad deseada es reforzada al permitir


al individuo el privilegio de realizar un comportamiento más atractivo. Por ejemplo,
se permite al niño jugar con la consola después de que termine sus deberes. En
ocasiones se

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Hace referencia a este método como Principio de Preña.

En conclusión, podemos decir que el manejo de contingencias se trata de una


técnica mediante la cual se enseña a las diferentes personas de autoridad
(padres, profesores, educadores…) cómo deben realizar las diferentes tareas y
cómo deben comportarse con los niños para que éstos modifiquen sus conductas
de forma que aquéllas que sean positivas se refuercen para que así se repitan en
el futuro, y aquéllas que sean negativas se inhiban para que no sean repetidas en
un futuro.

Una de estas conductas serían las rabietas, que podríamos definir como
comportamientos agresivos con los que algunos niños manifiestan su desacuerdo
ante determinadas situaciones, sobre todo cuando se encuentran ante adultos
significantes para ellos, como pueden ser sus padres o sus abuelos.

Las rabietas son un comportamiento normal en los niños durante su desarrollo,


sobre todo durante los 2 ó 3 años, pero esta forma de actuar debería ir
disminuyendo a medida que el niño se va haciendo mayor, para acabar
desapareciendo totalmente alrededor de los 5 o los 6 años.

Pero algunos niños han aprendido que teniendo rabietas consiguen fácilmente lo
que quieren, y los padres aprenden que satisfaciendo los deseos de su hijo
consiguen calmarle, sobre todo cuando la pataleta se da en público, para evitarse
el bochorno.

Efectivamente, este comportamiento por parte de los padres solo consigue


acrecentar el problema.

Este es el caso de Óscar, que, teniendo ya 5 años,

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Sigue protestando mediante rabietas cuando no logra cumplir sus deseos, y sus
padres se lo conceden rápidamente para no tener que enfrentarse al problema
que supondría decirle que no.

INTRODUCCIÓN AL CASO
El caso que vamos a tratar es el de unos padres que nos cuentan que su hijo, de 5
años, tiene problemas de conducta. Después de analizar la información, se
determina que en la dinámica familiar existe un inadecuado manejo conductual de
contingencias con respecto al niño y se desarrolla un proceso de intervención para
eliminar las conductas inadecuadas del niño. Utilizando estrategias de manejo
conductual de contingencias pretendemos hacer que estas conductas
desaparezcan.

María lleva casada 10 años, tiene 31 años y su marido 35. El nivel


socioeconómico de la familia es medio-bajo. Tienen dos hijos: Óscar, de 5 años, y
Laura, de 7.

María manifiesta que con su hija no existe ningún problema porque ella lleva
buenas calificaciones en la escuela y no tiene problemas de conducta en la casa.

Sin embargo, dice que desde que Óscar es pequeño llora cuando no consigue lo
que quiere, y por lo tanto, la mayoría de las veces le consienten lo que pretende.
Óscar, por tanto, es el que manda en casa, ya que siempre que se porta mal sus
padres le prestan demasiada atención. Esta situación ha llegado a tal extremo que
a estos padres les da vergüenza ir con él a lugares públicos por miedo a que en
cualquier momento pueda pillar una rabieta y montar un espectáculo.

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También menciona que a pesar de este comportamiento, ella es condescendiente


con sus hijos "ya que no los quiere tratar como a ella la trataron".

Cuando se entrevistó al matrimonio en conjunto, señalaron que siempre se han


preocupado por atender adecuadamente a sus hijos. Por ejemplo, continuamente
los llevan al médico, les compran lo necesario para la escuela. A pesar de esto, se
reprochan constantemente el no haber sabido "ser buenos padres".
Óscar, por su parte, dice que se lleva bien con su hermana, al igual que con sus
padres, sin embargo muestra cierta preferencia hacia su padre, pues con él
convive más. En cambio con su madre hay poca relación, ya que ella lo regaña
más, lo levanta para irse a la escuela, y lo manda constantemente a hacer cosas.
Además María nos cuenta que todas las noches se queda a dormir con su padre
en el sofá del salón viendo la televisión, durmiendo apenas 9 ó 10 horas, una
cantidad que no es adecuada para su edad (deben dormir aproximadamente 12
horas).

El padre comparte con la madre la opinión de que lo mejor es ser condescendiente


con los hijos y evitar los malos tratos.

Algunos familiares, amigos, y profesores les reprochan continuamente el que no


hayan sabido educar bien a su hijo, siendo demasiado benevolentes con él, por lo
que se sienten mal y quieren buscar ayuda.

Objetivos generales

Que los padres adquieran habilidades del manejo conductual de contingencias


para que Óscar realice por sí mismo las

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Actividades que le correspondan. Recordando que el manejo conductual son todas


aquellas acciones conscientes, en las que los padres se involucran para aumentar
la probabilidad de que los niños desarrollen conductas efectivas que sean en lo
personal auto satisfactorias, productivas y socialmente aceptables.

Objetivos específicos

* Que los padres aprendan a distinguir las conductas apropiadas de las


inapropiadas de Óscar.

* Que los padres aprendan a detectar la conducta inadecuada, con el fin de que
identifiquen cuando ésta disminuye o aumenta, y lo que determina esto.

* Que los padres refuercen (de manera social y material) las actividades
adecuadas que realice Óscar, con el fin de que éstas aumenten.6
* Que las contingencias sean impuestas y decididas por ambos padres y que sean
respetadas por ambos padres.

* Que los castigos sean aplicados en el momento en que se presente la conducta


inapropiada, y que se le explique a Óscar por qué con el fin de que identifique las
causas y consecuencias de su conducta.

PROCEDIMIENTO

La intervención se llevó a cabo en 4 fases que consistieron en lo siguiente:

* Fase 1: Definición y especificación de conductas

Se les pidió a los padres que definieran las conductas que querían cambiar. A
continuación explicaremos dichas conductas y aquéllas por las que las esperamos
cambiar.

* Vagancia: levantarse tarde, no querer realizar actividades como ir a la tienda o


quehaceres domésticos. Se espera que se despierte temprano sin

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Esperar que su madre lo avise.

* Rebeldía e inconformidad: comportamiento rebelde y agresivo que se caracteriza


por cuestionar todo, responder de mala manera (por ejemplo gritos, insultos…). Se
espera que realice las tareas que se le ordenan sin enfadarse y sin cuestionarlo.

* Desinterés: no concluir cualquier actividad, desde el juego hasta actividades


escolares. Se desea que mantenga el interés en una determinada tarea hasta que
la acabe.

* No cooperación: conducta poco participativa, no recoge sus juguetes ni su plato


después de comer, no ayuda a poner la mesa… Se desea que participe y
contribuya en las tareas domésticas.
* Sueño descontrolado: se acuesta tarde viendo la televisión con su padre.
Duerme 9 horas al día, cuando a su edad debería dormir 10 ó 12. Se espera que
se vaya a dormir con su hermana en la habitación y a la hora correcta.

* Fase 2: Definición de los tipos de reforzadores

Explicaremos a los padres en qué consisten los reforzadores y castigos que se


aplicarán al niño. Distinguiremos dos tipos, sobre los cuales profundizaremos más
adelante en su aplicación:

REFORZADORES MATERIALES

Son aquellos estímulos que se presentan ante la respuesta del niño para hacer
más probable la aparición o desaparición de una conducta. Estos reforzadores son
materiales porque consisten en objetos tales como objetos o chucherías. Reportan
mucha gratificación y en consecuencia aportan gran cantidad de conducta
deseable, pero han de ser administrados cuidadosamente. De esa

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Forma podemos afirmar que el manejo de contingencia se basa en la utilización de


reforzadores, para así poder estimular o eliminar una conducta para que en un
futuro se repita o disminuya.

* Economía de fichas: en esta técnica intervienen el reforzamiento positivo (las


fichas que el alumno ganará por las respuestas deseadas) y el castigo negativo
(las fichas que perderá por hacer conductas no deseadas). Cada vez que el niño
realice la conducta deseada se le dará inmediatamente un reforzador (puntos,
fichas...) que el niño ira recogiendo hasta llegar a una determinada cantidad,
momento en el que se le entregará el premio final. También se pueden pactar
pequeños premios inmediatos para ciertas conductas deseadas al tiempo que se
acumulan puntos para el premio mayor (refuerzo demorado). La entrega de los
premios debe ir siempre acompañada de un halago. Nuestro objetivo es conseguir
que el niño se dé cuenta que obtiene mayores beneficios y privilegios actuando de
forma correcta. Para utilizar correctamente el sistema de fichas, previamente y de
modo conjunto (padres e hijos) deberán fijar claramente el valor de las fichas o
puntos que se otorguen y las conductas que van a ser premiadas.
* Además de la economía de fichas, dentro de los reforzadores materiales también
podríamos incluir algunas formas de castigo que se le aplicarán al niño cuando no
realice la conducta que se espera de él. Un ejemplo podría ser el dejarle al niño
sin ver la televisión, sin jugar a la consola o sin tomar

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El postre que tanto le gusta después de comer.

REFORZADORES SOCIALES

Son los recursos de mayor empleo. Se trata de reconocer el comportamiento


exitoso del niño y hacerlo en un lenguaje coloquial, evitando a toda costa las
modulaciones afectadas, las frases hechas, o dar lecciones. Cuando el menor
percibe que sus adultos están complacidos con el comportamiento emitido y se lo
hacen saber con naturalidad, responderán con una tendencia a repetir dichas
conductas en aras de obtener nuevamente reconocimiento adulto, aprobación.

* Retirada de atención: esta técnica consiste en que cuando el niño responda de


manera agresiva, con rebeldía, dejamos de prestarle atención, ya que se comporta
de esta manera porque está acostumbrado a conseguir lo que quiere mediante
este comportamiento, es decir, recibe un refuerzo positivo.

Esta técnica es adecuada en este caso porque cuando Óscar tiene una de sus
pataletas, sus padres le prestan la atención y el tiempo que el niño necesite,
atienden a todas sus demandas y se dirigen con más frecuencia a él para
castigarlo.

Con este procedimiento lo que pretendemos es que Óscar aprenda que pidiendo
las cosas de forma inadecuada no va a conseguir nada.

* Tiempo fuera: esta técnica es parecida a la anterior, pero en vez de simplemente


dejar de prestarle atención, se le encierra en una habitación donde no tenga
acceso a juguetes u otros objetos con los que pueda entretenerse, durante un
breve periodo de tiempo, normalmente, un minuto por año de vida del
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Niño. No se le debe dejar salir antes del tiempo establecido.

Creemos que esta técnica puede ser efectiva porque estamos recordándole al
niño una de sus preocupaciones infantiles, el temor al abandono de sus padres.
Aunque el niño sepa que no va a ser abandonado al menos físicamente, se alarma
porque piensa que sí que puede ser abandonado emocionalmente, por lo que
modifica su conducta para no perder el apoyo emocional de sus padres.

* Otro tipo de reforzadores sociales sería la aprobación de los padres, que puede
mostrarse con una sonrisa, una caricia o expresiones de agrado respecto a las
conductas correctas realizadas por el niño. Asimismo, las conductas no
apropiadas pueden estar seguidas de expresiones de desaprobación o
descontento.

APLICACIÓN

Como primer paso para modificar la conducta de Óscar vamos a cambiar su rutina
de sueño, porque esta puede ser una de las causas principales de su mal
comportamiento y concretamente de su mal humor y de sus rabietas. Para esto en
lugar de que se duerma en el sofá junto a su padre y lo dejen dormir allí toda la
noche enseñaremos a Óscar a que se quede dormido en su cama. Óscar
relaciona irse a dormir con su padre y la televisión. Como no podemos permitir que
Óscar se lleve la televisión a la habitación, las primeras noches su padre irá con
él. De esta manera, se irá acostumbrando a quedarse dormido en su cama,
aunque sea con su padre. Los siguientes días, el padre en vez de acostarse con
él, se sentará en la cama, cada vez más lejos del

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Niño. Hasta que por fin llegue un día en el que acostará a Óscar en la cama y se
marchará.
Una vez hemos cambiado su rutina del sueño, causa probable de su mal
comportamiento, comenzaremos con un tratamiento que irá más dirigido a sus
conductas específicas, utilizando reforzador y castigos.

Una breve explicación de la aplicación general del procedimiento sería la


siguiente: Comenzaremos por aplicar los reforzadores materiales. En un principio
por una conducta buena el niño recibirá un reforzador (ficha) y posteriormente el
refuerzo se le entregará cada cuatro conductas correctas. Antes de que los
reforzadores materiales desaparezcan incluiremos los sociales. A medida que van
aumentando los reforzadores sociales, van disminuyendo los materiales, hasta
que estos últimos se eliminan por completo.

El objetivo final de este tipo de aplicación sería que el niño realizase las conductas
por auto refuerzo, es decir, porque él mismo lo considera correcto.

Reforzadores materiales

Como ya hemos explicado brevemente, comenzaremos con un programa de


economía de fichas: cada vez que Óscar haga una acción correcta, como recoger
la mesa o sus juguetes, obedecer cuando se le ordene algo, hacer sus tareas,
etc., se le dará una pegatina que irá colocando en un calendario apropiado para
ello. Posteriormente, recibirá una pegatina por cada cuatro conductas adecuadas.
Cuando reúna veinte pegatinas se le concederá un premio, como puede ser ir al
parque, darle un trozo de tarta, ver una película,

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etc. Así, Óscar asociará las buenas conductas con premios y comenzará a
hacerlas más a menudo.

Reforzadores sociales
Cada vez que Óscar coge una rabieta y se pone a llorar, sus padres le dicen
frases como: “¿por qué lloras?”, “¿ya estás llorando otra vez?” o “deja de llorar”
por lo cual le hacen ver que su papel dentro de la familia es el de “el llorón”. Esto
es lo que se llama profecía auto cumplida: el niño tiene asignado un rol y piensa
que así es como debe comportarse. Los padres deben hacerle ver que esto no es
así, que ese no es su papel. Uno de los métodos para que desaparezca la
profecía auto cumplida es el dejar de prestarle atención a Óscar cuando pille una
de sus pataletas.

Un ejemplo de esto sería que, si Óscar va con su madre al supermercado y tiene


una pataleta porque no puede coger algo que a él le guste, lo que debería hacer
María es evitar el contacto visual y no decirle absolutamente nada, es decir, hacer
como si nada estuviera pasando. Si la situación ocurre en un sitio peligroso, como
puede ser la calle, donde hay que retenerlo para que no se escape, lo que tendría
que hacer María sería agarrarle de la mano lo suficiente para que no se escape,
pero seguir sin mantener con él contacto visual ni dirigirle la palabra. De esta
manera, cuando el niño vea que nadie le hace caso, cambiará de táctica. Cuando
Óscar se haya calmado, la madre puede intentar explicarle lo que ha sucedido y
por qué se ha comportado así con él, para hacerle ver que puede conseguir las
cosas si se

Piden de otra manera más adecuada.

Otro reforzador social es la “técnica del tiempo fuera”. Cuando Óscar se porte mal,
se le pide una vez amablemente que deje de comportarse así, a la segunda se vez
se le ordena con un tono un poco más autoritario, y a la tercera vez se le lleva a
una habitación donde no tenga nada con qué entretenerse y se le deja allí dentro
durante cinco minutos exactos (un minuto por cada año de vida). Aunque el niño
intente salir, no hay que dejarle salir hasta que pase ese tiempo.

Por ejemplo, si Óscar está jugando con su hermana Laura y de repente se enfada
con ella y le pega, se le lleva a esa habitación y se le deja allí el tiempo necesario.

En caso de que cuando los padres lo dejen salir, Óscar vuelva a comportarse
inadecuadamente, le deben advertir que si quiere salir de la habitación, tendrá que
estar al menos 15 minutos portándose bien.

Si Óscar hubiera destrozado la habitación durante el tiempo que estuvo encerrado


en ella por una de sus pataletas, los padres deberán ordenarle que recoja la
habitación antes de salir.
A continuación, cuando el niño salga, se le debe explicar por qué se le ha
castigado, y hacerle ver mediante qué comportamientos puede conseguir lo que
quiere.

Se utilizará sólo en ocasiones en las que las rabietas sean más fuertes y se
produzca un descontrol de la situación.

Se debe aplicar inmediatamente, justo en el momento en que se produzca la


conducta, y no se le debe recriminar ni calificarlo despectivamente con frases
como “Eres muy

Malo y por eso te voy a castigar”. Mejor es explicarle con un tono tranquilo el
motivo de su castigo.

Esta técnica nunca será usada si con ella el niño consigue librarse de cosas que
no quiere hacer como hacer las tareas del colegio o comer algo que no le gusta.

También se le puede dar el visto bueno cuando Óscar se comporte bien


felicitándolo y diciéndole que así es como debe comportarse. Por ejemplo, cuando
recoja sus juguetes o termine sus tareas de clase.

Además, seguiremos aplicando los reforzadores materiales y poco a poco los


iremos eliminando hasta quedar sólo los reforzadores sociales.

Finalmente, los reforzadores sociales irán disminuyendo a la vez que lo hace la


conducta agresiva hasta que llegue un punto en que el niño actúe de forma
adecuada porque realmente lo crea correcto.

CONCLUSIONES

Para que todas estas técnicas funcionen, es necesario que los padres y otras
figuras que puedan ser importantes para el niño, como sus abuelos o sus
profesores, se pongan de acuerda y actúen todos de la misma manera con él.
Pensamos que la aplicación de estas técnicas es importante para que el problema
no se agrave en la adolescencia. Existe la creencia de que este tipo de
comportamientos se pasará con el tiempo y se les deja a los niños que se
comporten así. Pero este pensamiento es muy arriesgado. Lo mejor es intervenir
en estos casos lo antes posible con el objetivo de hacer desaparecer estas
conductas para que no continúen existiendo en edades más avanzadas.

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