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TECNOLOGICO NACIONAL DE MEXICO

INSTITUTO TECNOLOGICO DEL ISTMO

“POR UNA TECNOLOGIA PROPIA COMO PRINCIPIO DE LIBERTAD”

ESPECIALIDAD:

INGENIERIA CIVIL

MATERIA:

MECANICA DE SUELOS

DOCENTE:

ING. VELA TOLEDO PETRA

ALUMNO:

EMMANUEL SANTIAGO MARTÍNEZ

SEM: 4 GRUPO: F

JUCHITAN DE ZARAGOZA, OAXACA.


Resumen Técnico-Histórico: Ángel de la independencia
La Columna de la Independencia es uno de los grandes símbolos de nuestra nación y se encuentra
ubicado en la principal glorieta del Paseo de la Reforma, prácticamente al centro de lo que fue el trazo
original de ésta, que es la principal y más importante avenida de la Ciudad de México.
El famoso arquitecto Antonio Rivas Mercado fue el autor del proyecto, mientras que el ingeniero
Roberto Gayol realizó y dirigió la obra y el artista italiano Enrique Alciati se encargó de los grupos
escultóricos.
La difícil cimentación de esta obra que requirió del hincado de 5,000 pilotes de madera y algunos de
concreto a fin de encontrar un estrato compacto de suelo granular hasta 25 metros de profundidad,
estuvo a cargo de un grupo de técnicos mexicanos encabezados por los ingenieros Gonzalo Garita y
Manuel Gorozpe.
De hecho, la cimentación original estuvo formada por una plataforma de tres capas de viguetas de
acero superpuestas y después recubiertas con concreto, la cual se terminó a fines de 1901.
La primera piedra de la construcción de esta obra se puso una vez terminada la cimentación el día 2
de enero de 1902, hace ya más de 100 años, y la ceremonia fue encabezada por Porfirio Díaz, quién
colocó dentro de ella un cofre dorado con el acta y una serie de monedas de cuño corriente de la
época.
La obra continuó por varios años terminándose la base, el zócalo y el pedestal para enero de 1906, sin
embargo, una vez iniciada la construcción de la columna en sí y cuando ya se habían colocado más
de 2,400 piedras de cantera en total, el gran peso no fue soportado por la cimentación original y la
columna empezó a perder la verticalidad por el hundimiento del cimiento.
Fue entonces cuando el grupo de ingenieros arriba mencionado decidió demoler todo lo construido
hasta esa fecha y procedió a diseñar una nueva cimentación formada por un tupido entramado de
pilotes de madera fijos, que fueron hincados mediante un martinete de vapor que los enterraba con un
émbolo de una tonelada de peso. Este artefacto producía el clásico golpeteo de aquella época y que
persistió hasta los años 50 del siglo pasado y que consistía en el golpe seco del martinete seguido por
la expulsión de vapor liberado. Este ruido persistente y monótono tenía que ser soportado día y noche
por los vecinos de la zona.
Originalmente el proyecto constaba de 9 escalones para ascender a la base del monumento, pero
debido al hundimiento permanente del entorno que le rodea y al sistema de pilotes de punta que lo
sostienen, a la fecha sobresale más de 3 metros del nivel actual del suelo y ha sido necesario agregarle
14 escalones más. El monumento terminado fue inaugurado por Porfirio Díaz el 16 de septiembre de
1910, con motivo del Centenario de la Independencia de México. El monumento se encuentra
localizado en la más grande de las glorietas del hermoso Paseo de la Reforma de la Ciudad de México
y su cara principal está orientada hacia el centro de la ciudad.
El basamento del monumento es cuadrangular, y en cada uno de sus vértices aparecen representadas
las figuras en bronce, fundidas en Florencia, de la Ley, la Justicia, la Guerra y la Paz. Al frente existe
una placa de mármol blanco donde se lee: "La Nación a los Héroes de la Independencia" y delante de
esta inscripción un león gigante en bronce conducido por un niño que simboliza fuerte en la guerra y
dócil en la paz.
Así mismo, también en la base, se localiza un grupo escultórico formado con las estatuas en mármol
de Carrara de los principales héroes de la Independencia, que representan a don Miguel Hidalgo y
Costilla, don José María Morelos y Pavón, don Vicente Guerrero, don Francisco Javier Mina y don
Nicolás Bravo. Dos esculturas femeninas acompañan a Miguel Hidalgo, representando, a su mano
derecha la Historia y a su mano izquierda la Patria, que le ofrece un laurel. Más abajo de este texto,
en la galería de fotos y detalles, van a encontrar varias imágenes que muestran de mejor manera, la
disposición de las estatuas del conjunto escultórico, colocadas en el basamento.
PALACIO DE BELLAS ARTES
La altura del edificio es de 53 metros hasta el espiral y 42,5 m hasta el techo. Cuenta con 4 pisos y
un estacionamiento subterráneo. Debido a la diferencia en las épocas de inicio y construcción, el
palacio tiene varios estilos arquitectónicos predominando el art Nouveau en su exterior y el art
decó en el interior.
El Palacio está asentado sobre una peculiar arcilla llamada montmorillonita y esto provoca un
continuo hundimiento del palacio. El hundimiento del suelo comenzó a manifestarse en 1907 y para
1921 ya se había hundido más de 1.80 metros. Hasta la fecha se puede apreciar este fenómeno,
pues el palacio se encuentra varios metros por debajo del nivel de la calle.

a cimentación fue todo un tema para la construcción del actual Palacio de Bellas Artes, ya que los
hundimientos en la zona provocaron un retraso de tres años, en lo que se diseñaba una cimentación
especial al poner una estructura de acero para muros y techos, así como una plataforma de acero y
concreto para la cimentación. Las características visuales y acústicas se proyectaron desde el
principio; por ejemplo, la sala ostentaría una forma de embudo y un complicado ambiente de la
tramoya con instalaciones mecánicas con movimiento hidráulico y eléctrico. El auditorio sería para
1791 personas. El edificio estaría revestido a sus cuatro lados de mármol, 96 metros de frente y 116
de largo, ocupando una superficie de dos hectáreas, incluidas las rampas y escaleras.

Para la decoración Boari consideraba que el recinto debía emplear y expresar sus propias formas
arquitectónicas haciendo alusión a la cultura mexicana, lo cual explica que en las fachadas
predominaban elementos de las culturas prehispánicas como cabezas de jaguares, monos, coyotes,
serpientes, etc.

Con los retrasos y los nuevos retos que presentaba la construcción de este recinto y el estallido de la
Revolución Mexicana, el ritmo de trabajo disminuyó considerablemente de 1912 hasta que en 1916
fue suspendida totalmente y Boari regresó a su país, donde siguió trabajando en su obra magna
inconclusa, de la que quiso dejar testimonio al presentar 34 láminas donde se explicaban los planos y
los aspectos decorativos de los ornamentos. Durante varios años, mandó desde Italia planos,
fotografías y actualizaciones del proyecto, integrados en una carpeta titulada La Construzione di un
Teatro en donde explicaba la importancia arquitectónica de este nuevo recinto para México. El
edificio inconcluso se abandonó durante muchos años a pesar de la significación que tenía el
espacio, aunque algunas veces el escenario sin terminar fue utilizado para representaciones
callejeras.

Aproximadamente entre 1918 y 1919 se intentó, por primera vez, reanudar el trabajo para concluir la
obra bajo la dirección del arquitecto Antonio Muñoz, justo dentro del periodo presidencial Venustiano
Carranza; ambos querían que la obra ser terminara en 1921, pero los graves problemas sociales y
económicos de la época no lo permitieron y nuevamente la obra se abandonó, aunque contaba con
un mayor avance.
TORRE LATINOAMERICANA
El predio en donde actualmente se levanta la Torre Latinoamericana fue ocupado antiguamente por
la casa de animales del Tlatoani Mexica Moctezuma II , y tras la conquista, se construyó el
antiguo Convento de San Francisco.
En 1946, la compañía de seguros La Latinoamericana obtuvo permiso de la Secretaría de
Hacienda para construir el rascacielos más alto de América Latina, en las calles de Madero y San
Juan de Letrán (luego renombrado Eje Central Lázaro Cárdenas), con 44 pisos.
La Torre Latinoamericana se construyó para alojar a la compañía La Latinoamericana, Seguros, S.A.
Los nombres de los miembros de este grupo de empresarios mexicanos son: Miguel S.
Macedo, José A. Escandón y Teodoro Amerlinck. Originalmente, la compañía ocupaba un edificio
más pequeño, en la misma ubicación. En 1947, la compañía se reubicó temporalmente a una oficina
cercana, durante los ocho años que duró el trabajo de construcción de la torre. Para este ambicioso
proyecto, se contrató a un grupo de profesionales: Leonardo Zeevaert y los arquitectos Augusto H.
Álvarez y Alfonso González Paullada.
La construcción de la torre se inició en febrero de 1948. Leonardo Zeevaert elaboró un amplio
programa de investigación del subsuelo para conocer la vulnerabilidad sísmica a la que se
enfrentaría la torre y así poder dotar al edificio de un buen aislamiento sísmico para soportar sin
problema alguno los movimientos telúricos a los cuales sería sometido. El programa consistió en:

 sondeo con muestras inalteradas hasta 50 m, en el sitio del edificio;


 instalación de piezómetros a 18, 28, 33 y 50 m, en el lugar, en la banqueta y en la Alameda
Central;
 Instalaciones de bancos de nivel en el lugar y en la Alameda.
Después del estudio, Zeevaert llegó a la conclusión de proyectar una cimentación y estructural que
crearía paradigmas en la ingeniería moderna, ya que el subsuelo de la ciudad es fangoso, con
consistencia esponjosa. Fue necesario hincar 361 pilotes especialmente diseñados, hasta una
profundidad de 33 m para cimentar la torre. Se colocó una cimentación de concreto que permite que
el edificio, literalmente "flote" en el subsuelo, independientemente del soporte que le proporcionan los
pilotes. Esta tecnología, original de México, fue la primera de su tipo en el mundo y sigue siendo
utilizada por todos los constructores de rascacielos para zonas de alto riesgo sísmico.
Para soportar un peso total de edificio de 24.100 toneladas, se construyó una estructura rígida de
acero con un peso de 3.200 toneladas; que dan forma a 3 sótanos y a 44 pisos que se elevan a 134
metros, más un pararrayos de 54 metros, totalizando 181.331 metros sobre el nivel de la calle, con
una superficie construida de 27.700 metros cuadrados de cristal y 3.200 metros de lámina acanalada
de aluminio; la instalación sanitaria por sí sola pesa 50 toneladas y existen más de 4.000 lámparas
para iluminación.
La Torre Latinoamericana quedó finalizada a principios de 1956, y se inauguró oficialmente el 30 de
abril del mismo año, y es así como la compañía se mudó a la torre, en los pisos 4.º al 8.º. El resto del
espacio de oficinas en la torre se ofrecía en alquiler. Al momento de su terminación la Torre
Latinoamericana era el edificio más alto de Latinoamérica. Su mirador público, ubicado en el piso 44,
fue el más alto de la ciudad, hasta la apertura del mirador en el piso 52 de la Torre Mayor, en
diciembre del 2004. No obstante, por su céntrica ubicación, se dice que el mirador de la Torre Latino
ofrece a la gente la mejor vista de la ciudad
PALACIO NACIONAL
El primer edificio construido en México fue el Palacio Virreinal en 1526, hoy es conocido como el
Palacio Nacional y es testigo de la historia de nuestro país desde tiempos prehispánicos.

El Palacio Nacional tiene una historia que se remonta a los tiempos prehispánicos. En este lugar se
encontraba el Palacio de Moctezuma Xocoyotzin, que fue destruido durante la Conquista de
Tenochtitlán y en su lugar se construyó un gran palacio para que viviera Hernán Cortés.

Esta edificación fue vendida por su hijo Martín Cortés a la Corona en 1562, quien lo adquirió para
construir las instalaciones para la administración del Virreinato de la Nueva España. El primer virrey
en habitarlo fue Luis de Velasco y el último Juan O´Donojú quien llega a la Nueva España cuando
Agustín de Iturbide acababa de consolidar la Independencia de México en 1821.

En este momento el palacio es entregado a Iturbide quien encabezó el primer Imperio Mexicano de
1821 a 1823 bajo el nombre de Agustín I. Es aquí que el recinto comienza a ser llamado Palacio
Imperial. A la caída de Iturbide se firma la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de
1824. El Congreso decretó que todos los lugares que tuvieran la designación de “imperial” fueran
sustituidos por “Nacional” y por ello el Palacio adopta el nombre que tiene en la actualidad.
Después de cuarenta años de luchas internas entre centralistas y federalistas fue sede del poder del
Segundo Imperio Mexicano entre 1863 y 1867 dirigido por Maximiliano de Habsburgo.

Tras el fusilamiento de Maximiliano, el palacio se convirtió en residencia del entonces presidente Benito
Juárez, quien falleció en este lugar víctima de una angina de pecho en 1872.
En este palacio también vivieron Santa Anna, Guadalupe Victoria y el último presidente que lo usó
como residencia fue Porfirio Díaz, quien terminó de rehabilitar el Castillo de Chapultepec para habitarlo.
Hoy en día es la sede del poder ejecutivo federal, en él se realizan diversos actos como la celebración
del grito, desfiles militares, mensajes de la presidencia, recepción de jefes de estado, entre otros
eventos.

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