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MEDITACIÓN DEL LAGO

Imagínate un lago, puede ser turbio o bien de aguas cristalinas donde se refleja el
paisaje que le rodea, pero siempre sus aguas permanecen quietas, en calma, apenas con
el viento se ondulan por un instante.

A veces este viento azota fuerte y eleva la altura del agua apareciendo ondas sobre
la superficie del lago. Pero siempre vuelve a la calma y es en ese momento cuando
podemos observarnos como si de un espejo se tratara al igual que el reflejo de la luna.
Cuando llega el invierno se congela y permanece adormecido, pero su vida continúa por
debajo de la superficie.

Ahora nosotros nos vamos a comparar con un lago, tu consciencia es receptiva y


comienza a proyectar tu calma en ella, intenta abrirte a todo lo que te llega y decide qué
quieres reflejar.

Observa los momentos de calma y la comparamos con el agua clara y limpia del
lago, también de los otros en los que sentimos cierta incertidumbre y nos sentimos algo
removidos por dentro como el viento al rozar el agua del lago.

Ahora permanece meditativo y contempla ¿cómo te sientes? ¿Te identificas con la


superficie en calma o con la agitada? Descubre que tanto de un modo como de otro en el
fondo está tu conciencia que permanece serena al igual que tu ser interior respirando paz
y calma. Y vuelve a ella, una y otra vez. Utiliza la respiración para volver al ahora.

También la meditación caminando rodeado de naturaleza te serena y calma tu


mente de toda esa irritabilidad, ira o resentimiento que sin saberlo vamos arrinconando.

Termina fluyendo con ese lago transparente, claro y profundo de aguas serenas,
visualízalo a lo largo del día y finaliza despertando cada parte de tu cuerpo con suavidad,
moviendo pies, manos, brazos y piernas, permaneciendo en silencio durante unos
segundos como despidiéndonos del lago.

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