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GOParadise 7BlueBloods PS PDF
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STAFF
Yoko ZoeReed Manati5b
Nati CL ValeCog Krispipe
Isane 33 Nix 3lik@
Eglasi Mais
Issa Sanabria Mew Rincone
Mod. Corrección
Bibliotecaria70
STAFF
Isane33 Majomaestre27 Mais
Mew Karlix Ahriel
Pauper Karlyisa08
Diseño
Mew Rincone
Índice
Sinopsis Capítulo 22 Capítulo 46
Primera Parte Capítulo 23 Tercera Parte
Capítulo 1 Capítulo 24 Capítulo 47
Capítulo 2 Capítulo 25 Capítulo 48
Capítulo 3 Capítulo 26 Capítulo 49
Capítulo 4 Capítulo 27 Capítulo 50
Capítulo 5 Capítulo 28 Capítulo 51
Capítulo 6 Capítulo 29 Capítulo 52
Capítulo 7 Capítulo 30 Capítulo 53
Capítulo 8 Capítulo 31 Capítulo 54
Capítulo 8 Capítulo 32 Capítulo 55
Capítulo 10 Capítulo 33 Capítulo 56
Capítulo 11 Capítulo 34 Capítulo 57
Capítulo 12 Capítulo 35 Capítulo 58
Capítulo 13 Capítulo 36 Capítulo 59
Capítulo 14 Capítulo 37 Capítulo 60
Capítulo 15 Capítulo 38 Capítulo 61
Capítulo 16 Capítulo 39 Después
Capítulo 17 Capítulo 40 Capítulo 62
Capítulo 18 Capítulo 41 Capítulo 63
Capítulo 19 Capítulo 42 Capítulo 64
Segunda Parte Capítulo 43 Capítulo 65
Capítulo 20 Capítulo 44 Capítulo 66
Capítulo 21 Capítulo 45
Sinopsis
Schuyler Van Alen se está quedando sin tiempo. El Príncipe Oscuro
del infierno está asaltando las Puertas del Paraíso, en su intento de
apoderarse del trono celestial. Esta vez tiene a sus poderosos ángeles a su
lado, Abbadon y Azrael—Jack y Mimi Force como se les conoce en el
Aquelarre.
O al menos eso es lo que él piensa.
A pesar de que Lucifer asigna a Jack y Mimi las tareas de matar sus
verdaderos amores, los gemelos Force juran en secreto derrotar al Príncipe
Oscuro de una vez por todas. ¿Pero por cuanto tiempo podrán Mimi y Jack
ocultar sus verdaderas lealtades?
—Arwen a Aragorn
—Bob Dylan
PRIMERA PARTE.
LOS VIEJOS AMIGOS
DEBEN SER OLVIDADOS
L
os fuegos artificiales explotaron con una variedad
deslumbrante de colores y sonidos, disparando un arcoíris
sobre el horizonte de Londres mientras la gente del Dique
Victoria vitoreaba animadamente por el principio del año
nuevo. Schuyler Van Alen observaba las festividades desde el balcón de
una casa del pueblo al otro lado del camino, en Primrose Hill, admirando
la espectacular vista del London Eye destellando con un brillo plateado y
lavanda contra el cielo nocturno, delineado por una brillante
infraestructura de luces azules de la fila de árboles que rodeaban el
parque.
Schuyler intercambió una sonrisa jocosa con Oliver por las payasadas
de Kingsley. Durante los últimos meses, ellos dos habían actuado
efectivamente como los carceleros, padres y confidentes del Venator; y
mientras que Schuyler estaba contenta de verlo de buen humor, Kingsley
podía ser insensato y a ella le preocupaba.
1
Es un poema escocés escrito por Robert Burns en 1788 y se convirtió en una tradicional
canción folclórica. El título de la Primera Parte de este libro, hace referencia a una de las
frases de este escrito («Los viejos amigos deben ser olvidados»).
celebraciones escandalosas por las que sus compañeros del Duchesne
eran famosos.
Habían pasado varios meses desde que le había dicho adiós a Jack
Force en los desiertos de Egipto. Parecía otro clima y otra vida. Le había
prometido que seguiría adelante con su búsqueda, con su misión; que
olvidaría el amor a favor del deber. Recordaba su última noche juntos, la
forma en que él la había abrazado fuertemente, la forma en que se habían
fundido, piel contra piel, respiración con respiración, sin querer separarse,
ni por un segundo. ¿Qué le había pasado a Jack? ¿Siquiera seguía vivo?
¿Lo había matado Mimi? Schuyler no lo sabía. No había forma de saberlo.
No había habido señal de ninguno de los dos gemelos Force durante
meses, y con el Aquelarre roto y los vampiros en retirada virtual—no había
noticias en ningún lugar.
—Estoy seguro de que Jack está vivo —dijo Oliver, leyéndole los
pensamientos, como siempre.
—Sé que Jack no le pondría una mano encima nunca, y espero que
tengas razón con Mimi —dijo ella.
—Estoy bien, ve. Kingsley tiene razón, será divertido. —Schuyler les
sonrió a los dos mientras se unían a la multitud ya desnudándose en la
puerta principal.
Desde que los tres habían llegado a la ciudad, habían logrado mucho,
incluyendo identificar la localización física de la Puerta de la Promesa, un
secreto celosamente guardado que solo ellos sabían. Kingsley, como el de
más rango entre ellos (Schuyler todavía no había obtenido un lugar real en
su sociedad), había enviado un mensaje al resto de los Aquelarres para
que vinieran a Londres y esperaran órdenes y, poco a poco, los vampiros
habían vuelto a la ciudad. Varios de ellos estaban en la fiesta esa noche,
pero estaban ansiosos y recelosos, y muchos estaban hablando de volver a
ocultarse. No tenían ni idea de lo que estaban esperando, y Schuyler
todavía no estaba lista para contárselos. Kingsley había señalado que era
peligroso contarles lo que sabían del plan de Lucifer—temiendo que
hubiese más traidores entre ellos.
La Puerta de la Promesa había sido establecida durante los gloriosos
días del Imperio Romano, cuando la Orden de los Siete fue fundada, con el
descubrimiento de los Caminos de la Muerte. Allegra Van Alen, o Gabrielle,
como era su verdadero nombre, decidió que la Puerta de la Promesa fuera
cortada en dos, y, mientras que un camino iba al inframundo; el otro
camino, un camino secreto, se dirigía de vuelta al paraíso que habían
perdido. Charles Force, el arcángel Michael, había sospechado que tal
camino existía, y fue por eso que había ordenado que los caminos fueran
protegidos pero no destruidos.
—¿Con quién?
Oliver lo ignoró.
—¿Qué es eso?
—Exactamente lo que significa. Venators asignados a protegerla —dijo
Oliver.
—¿Crees que podría ser sobre los tres guardias restantes? —preguntó
Schuyler. Había pensado que si alguien sabía algo para ayudarlos a revelar
el secreto de la Puerta de la Promesa, sería uno de los miembros con vida
de la orden original. Quedaban tres de la Orden de los Siete original—
Onbasius, Pantaleum y Octilla todavía estaban vivos, con paradero
desconocido.
—Quizá. Dijo que no era seguro hablarlo, así que vendrá a reunirse
con nosotros aquí. Mañana. Quiero decir, esta noche —dijo Oliver,
mirando al reloj, que mostraba que eran las tres y media de la
madrugada—. Tuvimos suerte al final. —Golpeó a Kingsley en el hombro, y
los dos miraron a Schuyler como cachorritos deseosos esperando un
obsequio.
Era igual a lo que Jack solía decir—un guía era todo lo que
necesitaban—una luz contra la oscuridad y todo el mundo estaría
iluminado. Jack… si solo estuviera aquí con ella ahora… pero Schuyler no
podía seguir obcecándose en su ausencia. Había prometido seguir
adelante. Ahí estaba esa sensación otra vez—esa rara sensación de que no
estaba sola—pero la ignoró. Solo estaba paranoica.
¿
Traducido por Yoko // Corregido por Isane33
2
Es la canción titulada Midnight Train to Georgia, interpretado por Gladys Knight & the
Pips en 1973.
presente. No tenía idea de cuánto tiempo habían estado apartados de su
propio mundo.
Una vez más, habían sido subyugados por una tarea difícil—Ángeles
Oscuros luchando en secreto para la Luz, escondiendo sus naturalezas
para ganar su libertad.
No, nunca había sido suficiente para Abbadon, por eso es que
compartían esta carga. Ella una vez lo amó, más de lo que él la había
amado, y el rechazo todavía dolía, pero ahora era como el zumbido de un
mosquito, la mordedura de una pulga, intrascendente, molesto como
mucho, una fina grieta apenas en una fortaleza formidable. Había estado
viviendo con ello durante mucho tiempo—la adoración de él por Gabrielle,
arrojando su suerte con esa… Abomina—No, ya no podía llamarla así…
Con Schuyler. Ya está. Mimi no podía soportar pensar en su nombre, ni
siquiera cuando ya no eran adversarias. Schuyler había ganado, eso era
seguro. No es que importase.
Era demasiado tarde para pensar en lo que pudo haber sido. Se había
comprometido a hacer esta tarea, y la haría. Miró por la ventana, al paisaje
de una monótona roca gris, las cenizas de color rojo candente porque el
Fuego Negro era la única luz durante kilómetros. Parecían ser siglos desde
que había sentido el brillo del sol en el rostro, incluso cuando Jack le
había asegurado que habían estado al servicio de Lucifer por solo unos
meses, y que cuando llegasen a la superficie, estarían más o menos en Año
Nuevo.
El vínculo era la razón por la que eran esclavos del Príncipe Oscuro
en primer lugar. Su incapacidad de ser roto les había costado una estancia
en el Infierno. Los abogados de divorcio no tenían nada para Lucifer. Mimi
estaba horrorizada y también entretenida al mismo tiempo. ¿Valía la pena?
Estaban jugando a un juego peligroso. Si Lucifer sospechara que lo
estaban engañando… Se estremeció al pensar en las consecuencias. Él
mantendría cautivas a sus almas, a menos que cumplieran. Si no lo
hacían, pagarían el máximo precio.
¿De quién fue la idea, de todos modos? Mimi recordaba lo cerca que
había estado de destruir a Jack, sujetando su espada en el aire, lista para
vengarse. Podría haberlo matado. Era tan extenuante ser buena. El
sacrificio sencillamente no era su estilo.
Pero al final, los ángeles los dejaron solos. Todavía temían el martillo
de Abbadon, todavía se encogían frente a la llameante espada de Azrael.
—No tenemos cabida aquí —le había dicho Mimi a Jack después en
sus cuartos privados. Los gemelos habían merecido una suite espléndida
en el palacio, un rival de la propiedad ducal que Kingsley una vez había
llamado casa—. Michael y Gabrielle nunca confiaron en nosotros… y
tampoco este patético grupo.
Jack había resultado tener razón. Mientras que los Sangre Plateada
eran fuertes en número, ellos también eran terribles y diseminados.
Todavía recordaban el poder del Fuego Blanco del Cielo, los ejércitos
coléricos del Paraíso, cómo habían sido expulsados del Paraíso y enviados
al fuego del infierno. Desde que Leviathan se había ocupado de reunir el
ejército demoníaco de las profundas entrañas del Infierno, Jack había
entrado a su anterior posición como jefe de los Caídos.
¿Valía la pena?
Mimi suspiró. La última vez que lo había visto ella había sido una
desalmada, y le había gritado que se mantuviera alejado, se había reído en
su rostro y se había burlado de su amor. ¿Significaba eso que tendrían que
empezar todo de cero? Se preguntaba qué iba a hacer él ahora. Pasárselo
en grande, probablemente. Kingsley Martin nunca estaba desanimado
durante mucho tiempo.
Al menos ella y Jack habían hecho algo bien. Habían llegado al
inframundo justo a tiempo. Los demonios del Infierno habían descubierto
el secreto de un arma que lucharía contra el Fuego Blanco del Cielo—
intentaban crear un Fuego de Dios para ellos. Pero había un problema. A
ninguna de sus herramientas, que habían sido forjadas en el inframundo,
se podría confiar el soportar y dirigir el fuego.
Una vez que cruzaran a su mundo, Mimi iría hasta una capilla en
Escocia, mientras que Jack viajaría a España. Y si tenían éxito al
encontrar el Santo Grial, entonces ¿qué? ¿Se lo darían al Príncipe Oscuro?
Mimi no estaba segura de qué estaba planeando Jack, aunque le había
asegurado que nunca dejaría que eso pasara. Si lo encontraban, mentirían
y dirían que no lo habían encontrado, y Jack contaba con que los
caballeros hubieran escondido bien los griales. Mimi estaba segura de que
Lucifer no sería tan comprensivo por su fracaso y sospecharía de
deslealtad, pero Jack era firme en su creencia de que todo funcionaría, que
encontrarían una forma de conseguir lo que querían sin renunciar a sus
almas ni destruir el Cielo y el Infierno en el proceso.
—¿Papeles?
S
alir de los Pasajes del Tiempo siempre era una experiencia
desconcertante, como si todo su ser entero hubiera sido
desarmado y luego vuelto a armar, las moléculas y los
recuerdos caprichosamente armados a la rápida. Bliss Llewellyn sintió el
mareo familiar y la desorientación, pero era peor ahora, ya que no solo
estaban viajando a través del tiempo, sino al inframundo, de vuelta al
dominio de su padre, de vuelta al Infierno, donde los lobos eran
convertidos en Sabuesos del Infierno, donde Lawson y la manada habían
sido mantenidos encadenados.
Pero ¿qué era esto? Había hierba bajo sus pies. Los árboles formaban
un dosel sobre su cabeza. El dulce aroma del rocío de la mañana. Este no
era el inframundo… Esto parecía extrañamente familiar… Estaban en…
¿Ohio?
Bliss miró atrás, por donde habían venido. El pasaje se había cerrado
tras ellos.
—¿Tal vez porque estamos fuera del pasaje? ¿Lawson, puedes abrirlo
de nuevo?
—Esto nunca ha sucedido antes —se quejó—. Pero claro, ¿por qué
no? Muchachos, todo el mundo concéntrese. Solo tenemos que despejar
nuestra mente e imaginar el pasaje abriéndose. Tal vez si todos trabajamos
juntos podemos hacerlo.
Entonces se detuvo.
La sensación se fue.
—¿Por qué siempre asumes que he sido yo el que ha hecho algo malo?
—protestó Lawson.
—No seas tan dura con él, Ahri; está haciendo su mejor esfuerzo —
dijo Edon.
Rafe asintió.
Ella había creído que Andreas del Pollaiuolo era el amor de su vida. El
Michael de Gabrielle. Pero había sido engañada. Dre llevaba el espíritu de
Lucifer en su interior. Simonetta Vespucci lo había identificado como el
padre de su bebé. «La Amante», Simonetta fue llamada, consorte del
Príncipe Oscuro, su novia humana, la madre de Nephilim.
—No vamos a permitir que el hijo del demonio viva —gruñó Gio.
L
a casa en Primrose Hill era más grande que la típica casa de
ciudad de Londres, con una fachada curva con varios balcones
en el primer piso, un techo del triple de la altura normal en la
entrada, un comedor formal en el que podían sentarse veinte personas,
una cocina de estilo industrial, ocho dormitorios, una amplia terraza
superior y un conjunto de oficinas en el ático. Cuando el Aquelarre se
había disuelto, la casa fue mantenida en perfectas condiciones por los
Venators restantes y sus Conductos. Schuyler tuvo que admitir que la
alegraban las comodidades de una casa, el jabón francés y las toallas de
tres cabos—tales lujos después de los meses pasados en esa pequeña y
lúgubre habitación de hotel en Egipto.
Tal vez por eso ella se sentía así—tal vez la presencia que nunca
estaba demasiado lejos era su viejo amigo velando por ellos. Pero ¿por qué
se sentía tan distante, entonces? Como si lo que fuera o quienquiera que
fuese—la juzgara y no la encontrara a la altura.
Oliver asintió.
Kingsley entró en ese momento exacto, y al ver sus manos unidas, les
dio una mirada curiosa, y Schuyler rápidamente apartó la mano
sintiéndose avergonzada. A veces Kingsley tenía una manera de insinuar
cosas que no eran del todo ciertas.
—Ya no hay Regis —le recordó Oliver, después de haber entrado para
volver a llenar su taza de café. En verdad se iba a volver un adicto al café
como Kingsley—. Charles ha estado desaparecido desde el ataque de los
Sangre Plateada en París.
3
Cerámica fina o porcelana hecha en las fábricas del inglés Josiah Spode (1755-1827) o
sus sucesores. Característicamente consistían en servicios decorados y grandes jarrones.
proyectaba una seriedad tranquilizadora. Un hombre al que le podías
confiar tu vida y secretos, pensó Schuyler, entendiendo por qué Allegra lo
había elegido. Vestía el estándar negro Venator.
—No conocí a tu padre. Sangre Roja, ¿no? —dijo Mendrion con una
ceja levantada—. Muy inapropiado, pero eso está en el pasado ahora. Vi a
tu madre en esta encarnación. Vino a visitarme una vez, antes de
desaparecer de nosotros.
Schuyler asintió.
—Así que… ¿empezamos? Es bueno que haya ofrecido esta cena, pero
me temo que no tenemos mucho tiempo para la charla ociosa —dijo
Mendrion—. Martin dijo que estabas aquí para cumplir el legado de
Allegra.
Schuyler asintió.
—Me dijeron que usted sabe sobre el trabajo de mi familia, y sobre la
Orden de los Siete.
El Venator asintió.
—Sí. Es por eso que estoy aquí. —Él tosió—. Para instarlos a hacer
sus preparativos para ir al inframundo, como yo.
—Así que no hay nada que puedas hacer para ayudarnos…nada más
que decirnos que nos acobardemos y eludamos nuestro deber —dijo, con
una sonrisa en los labios.
—Si hay alguien que pueda saberlo, ese alguien quizás sea Titiana.
Fue asignada a la protección de Gabrielle desde el principio, como yo. Eran
como hermanas.
—No, no, nada de eso. ¿Has oído hablar del movimiento «mortalizar»?
—Si en algo ayuda, oí que ella podría ser una estudiante en el Central
Saint Martins. Algún tipo de diseñadora de moda. Se hace llamar Tilly St.
James.
—Me temo que he perdido el apetito. Espero que entienda —dijo con
frialdad. Su significado estaba claro.
D
el Inframundo Expreso al metro de Londres, pensó Mimi,
aferrándose al poste en el centro del vagón lleno de gente.
Ella había aterrizado en Heathrow y se dirigía a la estación
Euston para hacer trasbordo a otra línea que la llevaría a
Edimburgo.
—Todo bien, ¿no? —preguntó Danel desde el otro lado del poste.
Todavía no.
No mintió.
—Sí.
—Yo…
—Nunca supe que te sentías así por mí. Quiero decir, Abbadon es un
amigo, pero podemos hacer que funcione… —dijo.
E
ntonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Ahramin cuando
nada funcionó.
—Un poco. Sólo tengo dolor de cabeza…se siente raro estar aquí.
Como si no estuviéramos en el lugar correcto, como si acabara de
despertar de un sueño extraño que duró demasiado tiempo.
Los lobos no eran su única preocupación. ¿Qué había pasado con los
vampiros, se preguntó Bliss—con sus amigos? Sintió la misma urgencia
que Lawson. Tenía que saber. ¿Y si todo ya había terminado? ¿Qué si los
Sangre Plateada ya habían ganado?
—Tú y Edon pueden hacerse cargo de las cosas aquí con Mac y Rafe.
Yo debo ser el que hable con los vampiros —decidió—. Debo hablar por los
lobos.
—No quiero que nos separemos ahora que somos una manada —dijo.
—Entre mejor entienda lo que está pasando, más útil puedo ser —
respondió—. No te preocupes, me gusta escucharte.
—Bienvenido a Nueva York —dijo Bliss con una sonrisa—. Dicen que
el metro es más es rápido, pero…
Dylan.
Bliss pasó por el enorme comedor formal, por la cocina y subió las
escaleras hasta la planta de Oliver. La puerta de su habitación estaba
abierta, y era un completo desastre allí dentro. No era propio de Oliver. La
cama estaba deshecha y había ropa por todas partes.
—Él estaba haciendo las maletas. Debe haber querido salir de aquí a
toda prisa. —Si estaba en lo cierto, las cosas estaban peor de lo que había
pensado. Aun así, Oliver había dejado algunos libros sobre la mesa,
revistas y algunos papeles sueltos metidos dentro que parecían
impresiones de mensajes de correo electrónico. Podría ser muy útil. Lo
agarró todo.
—Hay otro lugar al que él podría haber ido, o donde las personas
podrían ser capaces de ayudarnos —dijo ella—. Vamos, salgamos de aquí.
8
Schuyler
¿
Traducido por Isane33 // Corregido por Pauper
Lucas dijo que querías verme? —Tilly St. James era una chica
llamativa, tenía un abundante flequillo sobre su frente y su
largo cabello rojo le caía en línea recta por la espalda. Llevaba
un cuello alto negro y pantalones de cuero del mismo color, y sostenía
chinchetas entre los dientes.
—Fantástico. Brillante.
Mimi se dio cuenta que sus celos era irrelevantes. Esta era su
oportunidad de dejar que Kingsley y los vampiros supieran en lo que
estaba metido Lucifer. Tal vez después él podía ayudarlos de alguna
manera.
Ellos podían olvidar todo esto. Ella podía susurrar en su oído y decirle
que escapara con ella.
Pero él podría odiarla. Podría odiarla por rendirse, por ceder, por ser
egoísta. No era más esa chica. Había crecido mucho. No podía hacerlo. No
a él, no a Oliver y, más importante, no a sí misma.
—Dejaste caer esto —dijo, sosteniendo una tarjeta postal con una
imagen de una capilla.
—Oh, de acuerdo.
B
liss recordó los días cuando el Depósito había estado alojado
debajo de un par de clubs nocturnos. El Banco había sido
uno de los lugares más calientes en Manhattan, pero ahora
había atraído a más de una multitud de puentes y túneles. El bloque 122,
de la siguiente puerta, era exclusivamente de los Sangre Azul y sus
invitados. Juntos, proveían una perfecta cubierta para el edifico que
alojaba los documentos que detallaban la historia de los Sangre Azul.
Todos sus conocimientos, todos sus secretos.
Lo que una vez había sido una hermosa y acogedora biblioteca con
exquisitas sillas de cuero y filas de viejos rincones a la moda, ahora era
esencialmente un montón de escombros. Saqueado y dejado quemarse.
Aún había algunos fuegos pequeños en partes de la habitación y todo olía
como humo. No había tantos libros amontonados como Bliss se había
imaginado, así que quizás algunos de ellos habían sido salvados.
—Sé quién es Srta. Llewellyn —dijo el hombre, con una voz que Bliss
recordaba como arrogante pero la cual ahora sonaba asustada—. Renfield
—dijo él.
—Eso no puede ser cierto —dijo Bliss, con lágrimas brotando de sus
ojos—. Solo me he ido un año. Las cosas no pudieron haber cambiado
tanto. No puede estar todo terminado.
U
nos minutos después, Schuyler, Oliver y Tilly estaban
colocados en una cómoda esquina de una pequeña tienda de
té, la cual estaba decorada tradicionalmente, cómoda, como
con toques de abuelita—sofás multicolores y almohadas de flores damasco.
—Así que, ¿te dijo Lucas por qué queremos verte? —preguntó
Schuyler, hundiéndose en un sillón de felpa y decididamente incómodo
que Cordelia nunca hubiera permitido en su elegante casa en Manhattan.
Tilly sonrió.
La diseñadora suspiró.
—Lucifer estaba vencido, por supuesto. Michael vio eso como siempre
lo había hecho.
—Sí, eso creo, pero no era como…no era como era para todos. Era
uno a la vez…—dijo Tilly, su voz haciéndose pequeña.
S
Traducido por Eglasi // Corregido por Karlix
Ella sintió sus cálidas manos buscar las correas del simple vestido
azul que estaba usando y luego sus manos se encontraban en su piel.
Pronto estaban recostados en la cama y él se estaba moviendo contra ella y
ella estaba presionada contra él, y cuando lo vio a los ojos, vio que estaban
llenos de amor. Él era tan bello. Ella movió su cuerpo con el suyo,
acelerando el ritmo. Las manos de Gio en las suyas, sosteniéndolas desde
la parte trasera de su cabeza, sus caderas deslizándose contra las suyas,
los dos unidos, entrelazados, juntos ahora, justo como al inicio de los
tiempos.
—He querido esto… he querido esto demasiado, por mucho tiempo —
dijo él, besándola ferozmente esta vez, mordiendo su labio y empujándose
contra ella con una ferocidad que la excitó y la asustó.
Él empujó contra ella, más y más fuerte, más y más rápido y sus
fuertes manos en su cintura la agarraron tan fuerte que ella casi grita del
dolor.
—¿Qué pasa? —dijo Gio—. ¿Qué es tan importante para que tengas
que molestarnos por la mañana después de nuestra unión?
Tomi se encogió por la ira en su voz, por la furia en sus ojos. Ella
nunca lo había visto así antes. Amable, caballeroso Gio. Él estaba
encendido por la ira. Tomi se encogió detrás de él, asustada y recordando
su noche apasionada, el desenfreno de ella, la ferocidad.
E
l sonido de cristales rotos la despertó de su sueño. Schuyler
miró su reloj de la mesilla de noche. Eran las cuatro de la
mañana. Se puso su bata y salió a la sala de estar.
La noche siguiente fue lo mismo, pero esta vez había cuatro rubias y
no morenas, mientras que la noche siguiente trajo a la clase entera de
modelos de Farnsworth—las nuevas chicas que habían llegado de Londres
para la nueva temporada—a su dormitorio.
Oliver no lo negó.
Más tarde esa noche, Schuyler había despertado una vez más por un
golpe fuerte, y cuando salió a la sala de estar, Kingsley estaba jugando
Twister con dos chicas más, los tres envueltos alrededor del otro en un lio
trenzado de piernas, brazos y risas.
—¿Qué pasa?
—Está bien.
—Se trata de Mimi, ¿no es así? ¿Ella está viva, entonces? ¿Qué pasa
con Jack…? ¡Kingsley! —dijo Schuyler, levantándose de su asiento—.
¡Vuelve!
—Supongo que sí. Solo que deseo que nos diga lo que está pasando.
6 MI6: También conocida como SIS de sus siglas en inglés Secret Intelligence Service, es la
agencia de inteligencia exterior del Reino Unido.
7 Hace referencia al nombre toad in the hole, que se podría traducir en español como
Sapo en el agujero.
Ella realmente confiaba en Kingsley—Oliver tenía razón. Él ya no era
el Venator que había bailado con ella en la fiesta después del Baile
Cuatrocientos y le había susurrado al oído. En aquel entonces, se había
preguntado incluso si él había sido quien la había besado durante el baile.
Fue Kingsley el que había provocado a los Sangre Plateada que habían
atacado en el Depósito, pero explicó que lo había hecho por orden del
Regis—era Charles Force quien le había ordenado hacerlo, para poner a
prueba la fortaleza de las Puertas del Infierno. Como leal Venator, Kingsley
solo podía obedecer. Ella no había podido sostenerse en su contra. Se
suponía que las puertas aguantarían, pero en su lugar, habían
demostrado que podían ser tan permeable como una membrana, y el
demonio se había permitido escapar del inframundo. Solo entonces
Charles finalmente había aceptado que los Sangre Plateada habían
regresado.
El mayordomo apareció.
—Ya quisieras. No… ella dijo que recordó algo que podría ser útil. Hay
una persona más del viejo triunvirato que todavía está en Londres. Ella lo
llamó, y él dice que va a reunirse con nosotros. Él sabe lo que pasó en
Roma, podría ser capaz de ayudar a desbloquear la puerta.
—¡Eh!
—Y pensábamos que no era más que una cabeza hueca que diseña
ropa —dijo Schuyler con un guiño.
14
Mimi
Traducido por ZoeReed // Corregido por Karlix
L
a guía del tour hablaba en voz baja con un pequeño grupo de
turistas, sus palabras tranquilas interrumpidas por los
disparos y flashes de los ansiosos fotógrafos. Un hombre
filmaba con su cámara de video en mano, caminando en círculos alrededor
del domo. Detrás de él, una joven pareja claramente en su luna de miel
posaba contra la valla de hierro forjado, el novio sosteniendo su teléfono a
la longitud de sus brazos para tomar la foto.
—Esto se llama columna del aprendiz —dijo la guía del tour, que
pasaba alrededor de un pilar cercano—. Un aprendiz, jactó al maestro
albañil que él podía tallar el diseño sin consultar el original en el que se
basaba. Cuando el maestro vio que el aprendiz había hecho el trabajo a la
perfección, sus celos lo hicieron enfurecer tanto que golpeó al aprendiz en
la cabeza y lo mató. Cuando el maestro fue arrastrado directo a la justicia,
los albañiles que quedaban tallaron una réplica exacta de su rostro en la
columna a través de éste —agregó, señalando al otro poste, que tenía el
rostro de un hombre con el ceño fruncido—. Así siempre, el maestro se
vería obligado a contemplar la obra perfecta del aprendiz que le había
causado tanto dolor.
Busca un lugar donde nadie más pueda ver. Busca un lugar que nadie
sabría que existía.
Había una tosca pared que se extendía más alto que el resto del
edificio, dándole un aspecto asimétrico. El muro era desigual en sus
bordes, como indicando una construcción temporal. Sin terminar. Mimi
rodeó la pared, imaginándolo como una cuchilla que había cortado la
capilla a la mitad. Cuando lo tocó, la piedra estaba fría y cubierta de
musgo. Caminó de regreso al otro lado, a la parte inferior, y vio que no
tenía ninguno de los contrafuertes que se alineaban en la otra pared.
Mimi se giró para ver a otro grupo turístico. Ella era una monja, Mimi
se dio cuenta, por la cruz en la solapa.
—Los contrafuertes del final serían el coro, la parte del edificio detrás
del altar. La larga catedral donde los feligreses se han sentado nunca fue
construida. La pared en ese lado solo se suponía que era temporal, como
un vendaje para un final inacabado —explicó la religiosa—. Ellos cavaron
los cimientos para el resto del edificio en el siglo diecinueve. Habría sido
bastante espectacular si se hubiese terminado.
Al igual que San Juan el Divino de Nueva York, pensó Mimi. El sitio
de su casi-unión. Tanta ambición y arrogancia, como tantas iglesias
inacabadas en el mundo.
Tal vez había algo más en esta estructura—algo aún conservado del
siglo diecinueve dónde ni siquiera se le ocurriría buscar. Regresó y se
colocó en el borde de la tosca pared, el lugar donde la capilla habría
continuado si se hubiese completado.
8
La parte central de una Iglesia, con la intención de acomodar a la mayoría de la
congregación.
15
Bliss
Traducido por Issa Sanabria // Corregido por Karlix
L
a cosa que había conseguido apoderarse de Renfield era un
vampiro de ojos carmesí que le enseñó los colmillos y bebió
profundamente la sangre que brotaba de la garganta del pobre
historiador. Las piernas de Renfield patearon débilmente en el aire, y
balbuceó cuando la vida fue drenada de él.
Pero antes de que pudiera llegar a él, Lawson se lanzó delante de ella
y la empujó fuera del camino. Él era fuerte, incluso en forma humana, y
ella se deslizó por el suelo, con seguridad fuera del alcance del monstruo
frente a ellos.
Lawson aulló.
Por el rabillo del ojo, Bliss podía ver una gran tabla de madera pulida,
ahora agrietada y rota. Un anaquel de una de las librerías se había caído
al suelo. Si pudiera alcanzarlo, tal vez podría utilizarlo para distraer al
Sangre Plateada, detenerlo para que Lawson tenga la ventaja.
—¿Tú?
—Me hubiese gustado que hubieses conseguido esa cosa antes de que
matara a Renfield —dijo Lawson.
—Pobre Renfield —dijo Bliss—. Todo lo que quería era servir a los
vampiros.
—Lo llevaremos cuando nos vayamos, para que su cuerpo pueda ser
encontrado y enterrado correctamente.
—Él dijo que estaba en su oficina ¿Crees que tal vez el Sangre
Plateada estaba detrás de eso también?
—Podría ser. ¿Por qué otra cosa podría haber estado aquí? —dijo
Lawson.
—¿Todos ellos?
—Es difícil estar seguros. Referido a los que tienen sus archivos aquí.
¿Ves las marcas negras? Eso significa que ya se han ido. Parece que
Renfield era uno de los últimos en sobrevivir.
—Falta su archivo —dijo ella, algo aliviada—. Puede que todavía esté
vivo. Tenemos que encontrarlo.
Ella se dio cuenta de que todavía tenía los cuadernos que había
tomado del apartamento de Oliver. Sacó uno y echó un vistazo a las
páginas, pero eran todas tonterías. No le tomó mucho tiempo averiguar
que era un código—Oliver solo había movido cada letra sobre tres de ellas.
Ella comenzó a formar palabras, aunque era difícil saber cómo eran
significativas. ¿Freya? ¿Egipto? Tiró de la copia impresa del correo
electrónico, el cual descubrió que estaba dirigido a los padres de Oliver.
—Él está en Londres. Algo sobre las puertas. Schuyler está con él.
Están quedándose en una casa de seguridad Venator. Deben de haber
recibido el mismo boletín del que Reinfield estaba hablando.
Bliss se dio cuenta de que Lawson nunca había estado en una ciudad
antes, y ahora ella lo transportaba por todo el mundo. Sabía que lo hacía
sentir incomodo por tener que confiar en ella, y esperar que supiera lo que
estaba haciendo.
—Todo va estar bien todo —dijo ella—. Solo tenemos que conseguir
boletos y pasaportes y algo de ropa, y podremos salir de aquí.
—Lo haremos. Puedo arreglar un pasaporte para ti, sé que puedo. Nos
aseguraremos que todo esté bien con la manada antes de irnos. No te
preocupes, que todo va a estar bien. —Bliss estaba de vuelta en Nueva
York, de vuelta en casa, y se sintió fortalecida, agradecida de ser útil en
vez de indefensa.
9 Park Avenue es una amplia avenida de Nueva York, que se extiende de norte a sur de
Manhattan.
10
En el original, «Penthouse du Rêves».
16
Schuyler
Traducido por Issa Sanabria // Corregido por Pauper
D
e vez en cuando, Schuyler lo extrañaba tanto que era difícil
ponerlo en palabras. Ella sólo lo había conocido por un corto
tiempo antes que fuese alejado de ella. Sin embargo, estaba
siempre en su mente. Lawrence Van Alen. Su abuelo. El vampiro que le
había enseñado los cuatro factores de el encantamiento, quien le enseñó
sobre su legado, quien la preparó para su tarea.
—Sí. Tilly St. James nos envió. Ella dijo que eras parte del antiguo
equipo de Gabrielle, al igual que ella y Lucas Mendrion.
—La Sangre del Padre… ¿qué crees tú? —le preguntó a Oliver—.
¿Estás pensando lo que estoy pensando?
—Tu padre aún está vivo —dijo Oliver—. Eso es lo que tu madre
quería que supieras.
—Ella siempre dejó claro que él estaba muerto, y ese era el porqué
Allegra estaba en coma, porqué mi madre no tomaría a otro por familia
después de su muerte. Tengo el presentimiento que Cordelia odiaba la
familia de mi padre. Ella nunca hablaba de ellos, sobre todo de él. No
podía soportar que Allegra se hubiera casado con un Sangre Roja. Nunca
supe mucho de él. —Schuyler jugueteó con el pestillo de su bolso—.
Quiero decir, ni siquiera llevo su apellido —agregó suavemente.
—Aquí dice que Bendix ahora tiene su sede en Los Ángeles, pero que
la familia aún conserva un porcentaje de participación, y tienen un puesto
en el consejo. Puedo conseguir que nos pongan en un vuelo esta noche si
quieres.
¿Su padre estaba vivo? No. Era imposible. Ella no sabía mucho de su
padre, pero sabía que se había ido. Si estuviera vivo, ¿por qué no había
tratado alguna vez de verla? ¿Cómo podría alguien dejar a sus hijos crecer
sin alguna vez tratar de ponerse en contacto con ellos? Ella había crecido
faltándole sus dos padres, una madre y un padre que nunca conoció. Era
un producto de su gran amor por los demás, y su único legado a su hijo
era una soledad profunda y permanente. Ella había estado sola durante
siete años.
E
staba oscureciendo dentro de la capilla encantada, las
ventanas negras, como si el mundo no se extendiera más allá
que el espacio dentro de ella. Mimi estaba atrapada en un
mundo aislado, en el Limbo, en el abismo de la nada.
—La Mimi que conocías se fue —dijo ella—. Te dije que te olvidaras de
mí y parece que tomaste mi consejo de corazón.
Haz que se vea real, ella pensó. Tengo que hacerle creer que me he ido
a la Oscuridad, para mantenerlo a salvo. De lo contrario…
Mimi sonrió.
Y era todo porque ella le había dicho la verdad antes de irse. Recuerda
que te amo, sin importar lo que pase.
—Entonces eres un tonto —dijo ella. Quería arrojarse sobre él, para
traer su rostro hacia ella, para besar sus labios y sostenerlo en sus brazos,
cepillar el cabello oscuro fuera de sus ojos.
Pero en lugar de eso desapareció entre humo y aire.
S
u madrastra lo había nombrado El ático de sus sueños. Un
palacio de sueños y la pesadilla de un decorador de interiores.
Justo como Bliss había adivinado, la casa estaba aún en
marcha, y aunque no reconoció a ninguno de los empleados, todos ellos
parecían conocerla.
El mayordomo asintió.
—Oh, era mucho peor que esto —dijo—. Mucho, mucho peor.
Solíamos tener un chofer que conducía media cuadra hacia la escuela. En
un Rolls-Royce. —Lawson la estaba mirando como si fuera una extraña, y
eso no le gustaba—. Sí, lo sé, desagradable. Si BobiAnne estuviera aquí,
probablemente haría que el conductor me lleve en un Prius, ahora que lo
ecológico es la nueva moda.
Bliss rio.
Así que así era como él se sentía sobre eso. Que todo era un gran
error. Bliss inhaló profundamente y evitó mirarlo a los ojos. ¿Cómo pudo
alguna vez pensar que realmente había estado interesado en ella?
—No.
—Yo tampoco.
—Está bien —dijo, sin estar segura de qué significaba. Tal vez no
significaba nada. Tal vez, al igual que ella, no quería estar solo.
Las luces se apagaron y la casa quedó en silencio. Se giró hacia él en
el momento exacto en el que él se giró hacia ella, y antes de que ninguno
de los dos pudiera decir nada, ya se estaban besando.
—Tengo que ir con ellos —dijo—. Son mi manada. Mi lugar está con
ellos. Con los vampiros perdidos, Arthur es nuestra única esperanza de
volver a los pasajes y al inframundo para el resto de los lobos. Quiero que
vengas conmigo.
U
n día las puertas del Baptisterio serían la gracia de la
catedral más hermosa del mundo. Tomi estaba satisfecha
con el trabajo hecho durante el día, y se tomó un momento
para admirar la pieza antes de regresar a sus aposentos. Cuando llegó a
casa, la puerta estaba entreabierta y la habitación estaba vacía de
sirvientes.
No.
No es demasiado tarde le dijo Andreas. Gracias a Dios que estás
viva. Cuando me enteré de que estaba contigo… temía lo peor.
Está bien; estás viva, estamos a salvo. El diablo está a saldo detrás
de las Puertas del Infierno, una vez más murmuró Andreas, mientras la
abrazaba.
C
ordelia Van Alen había sido una gran conocedora de los
mejores hoteles del mundo, y Schuyler supo que habría
aprobado la Casa del Mar. El hotel en el borde del Pacífico
tenía una vista panorámica de la línea costera y del Muelle de Santa
Mónica. Oliver había elegido el hotel por su proximidad a Los Ángeles y su
bar excelente. Les había registrado dormitorios separados en el piso del
ático. Estaban en la habitación de Schuyler, habiéndose metido en la
ciudad por una escala en Nueva York. Los restos de un banquete tardío de
servicio a la habitación eran basura tirada alrededor del área de la sala de
estar—bandejas de plata de camarones y ensalada, junto con botellas
verdes vacías de agua con gas.
—Nada para Bendix. Otro millón por Ben. Necesitamos probar algo
diferente.
—¿Hay algún artículo nuevo sobre la familia? ¿Tal vez no están en Los
Ángeles en sí?
El hombre tosió.
—Me temo que eso es imposible —dijo—. ¿Está segura de que está
llamando por Stephen Ronald Chase?
11
Pimm’s es una marca de copas de frutas, pero también puede ser considerado un licor.
Fue producido por primera vez en 1823 por James Primm.
—Demos un paso atrás —dijo—. Por la mayor parte de tu vida solo
has conocido a tu madre como a una figura inconsciente en la cama de un
hospital. Te han dicho que tu padre estaba muerto. El único miembro de
tu familia que pensaste que tenías en el mundo era tu abuela, y ella ahora
se ha ido, como también lo ha hecho tu abuelo, a quien conociste solo
algunos años atrás. Pero la familia de tu padre también es tu familia. Tu
familia humana. Puedo imaginarme el por qué eso sería una cosa
aterradora en la cual pensar. Pero también podría ser genial.
—¿Cómo genial?
—Bueno, ¿por qué asumir que serán tan escépticos sobre ti? ¿Por qué
no asumir que te recibirán con los brazos abiertos, emocionados por
haberte encontrado? ¿No es así como te sentirías si resultara que tu padre
estuviera vivo? ¿Extática?
Schuyler asintió.
Schuyler rio.
Era justo como lo había esperado. Estaba por su cuenta. Excepto por
la persistente sensación de que alguien estaba muy cerca—y manteniendo
un ojo en ella. Pero había logrado acostumbrarse a ello; y ya que nada
había pasado hasta ahora, lo atribuyó a los nervios y la ansiedad y decidió
olvidar todo sobre ello.
21
Lawson
Traducido por Nix & Issa Sanabria // Corregido por Karlyisa08
L
awson regresó a Hunting Valley como alma que lleva el diablo,
sus sentimientos hechos un caos. Siempre había sido
impulsivo, y había dejado Bliss en Nueva York sin pensarlo—
había estado enojado y había hecho lo primero que se le vino a la mente.
Irse. Había querido que ella viniera con él, y mientras había mentido—sí
entendía que sus amigos también eran importantes para ella—lo que no
había sido capaz de decir era que quería saber que él era importante para
ella también.
—¿A dónde iría? Y, ¿no nos dejaría algún tipo de señal si hubiera
tenido suerte? —preguntó Rafe.
—¿Casi?
Ay.
Huellas de pies.
Nada pasó.
Lawson no se dio por vencido. Corrió sus manos por los lados del
espejo hasta que sintió un botón.
—Dame un segundo.
—Así que sí nos dejó una pista —dijo Edon. Ya no sonaba molesto,
pero Lawson no tenía tiempo para estar agradecido.
Los cinco entraron en fila, con Lawson al frente. Rafe cerró la puerta,
dejándolos en la oscuridad, pero Lawson encendió su celular y el camino
se iluminó solo lo suficiente para ver hacia dónde se dirigían. Solo tuvieron
que caminar por unos minutos antes de que alcanzaran una puerta.
Y esperaron.
Y esperaron.
—Un viejo veterano necesita tener sus secretos —dijo Arthur con un
guiño. Se giró hacia Ahramin—. Hola, querida. ¿Y tú eres…?
Arthur se rio.
—Tienes que encontrar el pasaje y fijar la pieza rota. Vas a tener que
viajar a su ubicación desde que ya no puedes utilizar los mismos pasajes.
Lawson no discrepó.
—Lo hicimos y está bien —dijo el, y explicó brevemente lo que habían
aprendido. Su voz se redujo de manera que nadie más podía oírle—.
Escucha, sé que estás preocupada por tus amigos, y voy a mantener mi
promesa contigo. Pero la cosa es, Arthur piensa que lo que está pasando
en los pasajes afecta a tus amigos también.
—¿En serio?
M
imi completó el largo viaje de vuelta al inframundo antes
que Jack. Ella no estaba segura de cómo entender su
retaso—¿había luchado para fallar en su búsqueda, o el
fracaso había sido simplemente imposible? La dificultad de ser Abbadon y
Azrael era que era más fácil de hacer las cosas bien que hacerlas mal. Era
lo único que podía hacer para obligar a Kingsley para tener éxito en ganar
el cáliz, aunque sin duda él siempre había sido bueno en robar cosas de
ella. Al igual que su ropa, o su corazón.
—Lo siento —dijo ella, una de las raras ocasiones en que estaba
dispuesta a admitirlo.
—¿No había nada que pudieses hacer? —preguntó Mimi—. ¿No podías
robarlo cuando él no estaba mirando, o algo así?
Mimi asintió.
—Mis espías informan que una vez estuviste involucrado con esa
persona, que llegaste tan lejos como para llegar a vincularte con ella. ¿Eso
es cierto?
—Mi señor, perdóneme. Tiene razón en que una vez tuve sentimientos
por esa chica medio-humana. Pero no hay nada entre nosotros. Pero no
hay nada entre nosotros. Ella no era más que un capricho pasajero, un
juguete. Me di cuenta de mi error y corté nuestros lazos. No significa nada
para mí. Haga con ella lo que le plazca.
—Sí, ¿Azrael?
¿Jack? ¿Hola? ¿Jack? Ella envió, de pie con una sonrisa rígida a
Lucifer ¿Qué vas a hacer?
Mimi no estaba segura de lo que quería decir con eso. ¿Iba a lo que
tenía que hacer para sobrevivir? ¿O lo que tenía que hacer para asegurarse
que Lucifer fracasara y Schuyler se mantenga con vida? Mimi no podía ni
imaginar una realidad en la que Jack realmente matara a Schuyler, por
supuesto. Su gran amor por ella había arruinado la vida de ambos. Se
había vinculado con ella. No, claro que no. Jack iba a encontrar una
manera de que nunca sucediera.
A
hora que Andreas había regresado, Tomi se preguntaba cómo
podía haber dudado de él. Debería haber confiado en sí
misma, pero no lo había hecho, y ahora debía pagar el precio.
Pero la razón de sus dudas aún no se habían ido: se quedó en el recuerdo
de lo que Andreas—Michael—había hecho hace mucho tiempo. La última
vez que se había encontrado con el Príncipe Oscuro. A pesar de que había
tratado en su corazón de entender, ella nunca había aceptado su decisión.
Nunca lo había perdonado por lo que había hecho durante la Crisis en
Roma.
Lo que pasó en Roma nunca debió ser permitido. Ella había tratado
de aceptar, había tratado de entender, pero ahora Tomi tenía que admitir
que después que pasó la crisis, ya era demasiado tarde. Desde entonces,
había desconfiado de la capacidad de Michael para guiarlos… ella se
había preguntado si él todavía entendía la razón de su sacrificio. La razón
de su existencia era la de buscar la redención para su pueblo, para traer
esperanza a los desterrados, para traer luz a los que habían sido
maldecidos a la oscuridad.
Haría todo lo posible por protegerla—y era una mujer, lo sabía con
certeza. Haría todo lo posible para protegerla de Andreas.
Pero la bebé…
Se sentía tan natural, trabajando con Andreas. Por supuesto que era
Michael; por supuesto no había nadie más que pudiese haber sido. Pero
con el tiempo él la miraba con extrañeza. Sabía que algo andaba mal, que
había algo que había cambiado ente ellos.
Por la noche, ella soñaba con Gio. Soñaba con su noche juntos, y
sentía vergüenza en su alma de cómo había respondido a su toque. En sus
sueños, podía ver a Lucifer en él. Algunas noches soñaba que se daba
cuenta a tiempo; que era capaz de escaparse; que se daba cuenta de que
Andreas era su verdadero compañero. Entonces se despertaba, recordaba
la verdad, y la culpa y la vergüenza la llenaban de nuevo. Algunas noches
soñaba que podía ver a Lucifer en él y no le importaba: ella se había
acostado con él de todos modos.
—¿Estas bien? —preguntó. Si había algo que ella había hecho que lo
condujera a salir herido…
Tomasia sonrió con alivio, pero su rostro cayó cuando recordó lo que
tenía que hacer.
—Hay algo que tengo que decirte —admitió Tomasia—. Aunque tengo
miedo de cómo vas a recibir la noticia.
—No hay nada que puedas decir que no esté dispuesto a escuchar.
Nada que pueda cambiar lo que siento por ti. Nuestro vínculo es más
fuerte que eso.
Su vínculo…
—Fue más que eso, sin embargo. Gio me convenció de que estábamos
destinados a estar juntos, que él era mi Michael, y no tú. Y yo dudaba
tanto de mí que sentí que debía tener razón… nosotros nos vinculamos.
—Dije, ¡levántate!
Ella hizo lo que le pidió. Se puso de pie con los hombros derechos y
altos, y no se inclinó hacia adelante por lo que los pliegues de su vestido
no esconderían mejor su estómago floreciente. Ya era hora de que Andreas
supiera todo.
—Dios mío —dijo él—. ¿Él va a tener un niño contigo? ¿Cómo puede
ser esto posible?
S
chuyler se demoró con su café de la mañana siguiente, no
estando segura de qué tan temprano sería demasiado pronto
como para aparecer en la casa Chase. Cuando ya no podía
esperar más, llamó al hotel para que le enviaran un auto y le dio la
dirección al chofer. Él silbó.
—Uh, ¿hola? Soy Schuyler Van Alen. ¿La Sra. Chase, me está
esperando?
12
Es una isla ubicada a unos 50 km al sur de Cape Cod, Massachusetts, en los Estados
Unidos. Nantucket es un destino turístico y una colonia de veraneo.
13 Pintor neerlandés nacionalizado estadounidense.
14 Pintor francés de origen bielorruso.
15 País soberano sin salida al mar de Centroeuropa.
de cola en la esquina, y Schuyler vio que la parte superior estaba cubierta
de fotografías enmarcadas. En ellas aparecía una hermosa pareja—su
madre y Ben. Schuyler nunca había visto fotos de la boda. Cordelia las
había escondido todas. Estaban tan guapos los dos juntos; a Schuyler le
resultó difícil mirarlos, era difícil sentirse conectada a esas personas
brillantes de la fotografía. Así que ese era su padre.
—Sí. Jackson me dice que tú crees que eres mi nieta —dijo Decca,
sentándose en el sofá frente a Schuyler y estudiándola con aguda
franqueza—. Le aseguré que era imposible, pero él insistió en que te
conozca, así que decidí contentarlo.
Decca asintió.
—¿Mi padre tenía otra hija? —Entonces eso significaba que la chica
de las fotografías…la guapa rubia que sonreía con los ojos azul claro…era
su hermana. Nunca se lo habría imaginado.
—Por lo que sabíamos, Ben solo tenía una hija. Lamento decir que
esto sucede a veces…extraños apareciendo con un reclamo a la familia. Mi
hijo realmente tenía sus novias, pero no fue… digamos… una persona
irresponsable.
—Mi madre era Allegra Van Alen —dijo Schuyler, con las manos
temblando cuando las introdujo en su bolso buscando el anuncio de bodas
del Times para mostrárselo a Decca, junto con su certificado de
nacimiento—. Ben es mi padre. Su marido.
—Pero eso no puede ser. —Se dio la vuelta por un momento, viendo a
los paddle boarders16 deslizándose a través de las olas—. No tiene sentido.
Su hermana.
Pero tal vez no—tal vez estaba viviendo la vida que Schuyler siempre
había deseado tener. Ciertamente parecía amada. Contenta. Pacífica.
Schuyler se encontró casi tan curiosa sobre Finn como sobre Ben.
Extraño, ya que había tenido toda una vida para preguntarse sobre su
16Es un deporte originado en Hawái como una rama del Surf. Permite a los surfistas
remar más lejos en el océano, remando de pie.
padre, y solo hacía unos pocos minutos que había empezado a pensar en
la posibilidad de otra hermana oculta.
Tenía que haber una manera de hacer las cosas bien con Decca, para
hacerle entender que lo único que quería era conocer a su padre, y ahora a
su hermana. Deambuló por los alrededores hasta que encontró el cuarto
de baño, donde pudo salpicarse un poco de agua en la rostro y volver a
aplicarse lápiz de labios, con la esperanza de verse más como una persona
normal que como alguien que acababa de recibir una descarga. Pasó los
dedos por su cabello en un intento de estar más presentable, y regresó a la
sala a esperar a su abuela.
Schuyler se lo dijo.
C
Traducido por Issa Sanabria // Corregido por Ahriel
Ahora que Danel había sido enviado con Jack, Mimi se preguntó si
sería enviada con Barachiel. Era una pena que su trabajo con Danel
hubiera sido en vano. Lo podría haber distraído con unos cuantos besos
más, aunque los encontrara repulsivos. Quedarse atascada sobre la tierra
con Barachiel era aún peor. Él era el ángel más colérico entre los que
seguían en el Infierno. No estaba segura de que aceptara alguna vez que
ella y Jack hubieran vuelto a las líneas. Inteligente por su parte, supuso
ella.
Una vez, hacía mucho tiempo, había amado al Príncipe Oscuro como
su rey, su ídolo. Tal vez la vieja Mimi—la que había regido como reina de
Nueva York y no había pensado en amar o en huir—la Azrael que había
llevado a arrodillarse a los ejércitos del Cielo—habría buscado el amor de
Lucifer. Entonces le habría dado la bienvenida—habría disfrutado de ser
su novia por el poder y la gloria.
Pero esa Azrael y esa Mimi se habían ido lejos. Mimi había cambiado.
Tal vez fuera debido a los siglos y siglos de ser maldecida como una
vampira—los muchos años que vivió lejos del Paraíso y la belleza de lo
eterno del reino—pero ella ya no era la Ángel Oscuro que una vez fue. Ya
no había ningún amor en su alma inmortal por el hermoso príncipe
brillante frente a ella. Ella veía a través de su belleza, a través de sus
mentiras. Él no había traído nada a los ángeles salvo ruina y tristeza,
ahora lo veía. El mal era seductor y fácil, y la virtud difícil y poco
apreciada.
¡Sí! Mimi había tenido éxito, entonces, al armar a los Sangre Azul.
Kingsley defendería la puerta. Ella sintió que su amor por él se expandía
más allá de su conciencia. Todavía tenían esperanza.
—¿Negociar? No, quiero decir que tú vas a tener que hacerte cargo de
él. Sacarlo de la ecuación. A los vampiros no se les debe permitir utilizar el
fuego de sios. ¿Me entiendes?
Ella lo entendía.
Matar a su amor.
Lucifer sonrió.
L
awson y su manada estaban esperando por Bliss fuera del
aeropuerto en Roma cuando ella llegó. Se sentía como si fuese
una eternidad desde que ella los había visto, pero sólo habían
sido un par de días. Supuso que su sentido del tiempo estaba dañado por
la pérdida de un año. Se sentía extraño verlos a todos aquí, en esta
ciudad, donde habían estado recientemente y sin embargo, hace mucho
tiempo. La Roma que habían dejado era la ciudad en su primer aliento,
pero la Roma en la cual estaban ahora era una extensión de una atestada
metrópoli, entre antiguas ruinas medievales y estructuras del
Renacimiento, una mezcolanza de arquitectura e industria, la Cuidad
Eterna y una ciudad profundamente moderna.
Bliss notó que cuando Lawson la vio, sus ojos se iluminaron, pero
él mantuvo la calma. Ella mantuvo sus sentimientos bajo control, incluso
cuando no podía dejar de abrazarlo solo un poco más fuerte cuando se
saludaron.
—Nos dijo que había una ruptura en la línea del tiempo, que algo
había ocurrido que no se suponía que fuese, y ahora habían dos versiones
de la línea del tiempo. Eso es lo que cerró los pasajes —dijo Lawson—.
Tenemos que averiguar de qué se trata y luego encontrar la forma de abrir
los pasajes. Entonces podremos volver al inframundo por los lobos.
—Sabemos que la ruptura del tiempo pasó aquí —dijo Lawson—. Pero
no sabemos cuándo ni cómo. Así que fue en algún momento después de
que estuvimos aquí, durante el apogeo del Imperio Romano, durante el
reinado de Calígula, cuando se descubrieron por primera vez los Caminos
de la Muerte y se estableció la primera Puerta del Infierno. Arthur pensó
que podrías ser capaz de ayudarnos con tus recuerdos. Con eso tal vez
podamos encontrar el camino de alguna manera.
—Está bien, así que tal vez debamos empezar a indagar en lo que
sabemos de Calígula…si hay ciertos monumentos de la ciudad que edificó,
o que se asocien con él. Tal vez podamos empezar por ahí y ver a donde
nos conduce. Los Caminos de la Muerte están ocultos en el
encantamiento, pero comienzan con una ubicación física aquí a mitad del
mundo. —Bliss miró a la manada. Todos estaban agotados por haber
viajado en el tiempo y librado una gran batalla; y ella se sentía igual de
fatigada—. Pero primero, vamos todos a dormir un poco. Apuesto a que
ninguno de ustedes durmió nada en el avión.
—No han visto nada, ¿verdad? —dijo Bliss, pero trató de decirlo
gentilmente. Lawson se veía incómodo; ella sabía que se sentían
avergonzados por la falta de preparación que tenían—. Podríamos
quedarnos en el St. Regis —agregó ella—. Me quedé allí la última vez que
estuve aquí.
—Por lo menos no hay nadie más aquí —dijo Rafe—. Vamos, que va a
ser divertido. Como estar de vuelta en el estudio.
Edon parecía como si fuese a protestar, pero luego puso sus cosas
entre Rafe y Ahri.
Eso era cierto. Ella había sido engañada por la limpieza del resto
del albergue; los baños eran pequeños y estaban infestados de moho y
hongos. Apenas iba a poder ducharse, y solo entraría si era necesario.
Alzó la vista para ver a Lawson sofocarse, y luego no pudo evitar una
risa.
—Tú —dijo él—. Eso. Creí que se te iba a torcer algo ahí.
—Buenas noches —dijo ella, sabiendo que sería difícil dormir tan
cerca y a la vez tan lejos de él.
27
Schuyler
¿
Traducido por Mais // Corregido por Karlix
—Sabía que algo era extraño. Ella nos dijo que no nos molestáramos
con el funeral de Allegra. Ni siquiera sabíamos a dónde enviar las flores, y
no había ningún anuncio o nada. Debí intentarlo más por obtener la
verdad. Siempre pensé que ella estaba escondiéndome algo. Así que tu
madre era Allegra… por supuesto, lo vi en el momento en que entraste a la
habitación, y te veías tanto como tu padre… Tú…
—Sí. —Su abuela asintió—. ¡Estoy tan feliz! —De pronto Decca chilló,
y apretó la mano de Schuyler.
Eso lo hizo—Schuyler empezó a llorar también. Y ella había sido tan
reacia que no lo haría.
Pero Schuyler no estaba lista para pensar sobre cómo podría ser su
vida después de Jack. Y tenía muchas más preocupaciones que sí misma;
aunque la idea de que Jack estuviera realmente y verdaderamente
desaparecido para siempre era demasiado, y se encontró llorando de
nuevo. Supéralo, pensó.
—Puedo ver que es muy pronto para ti pensar en ello —dijo Decca—.
Lo entiendo… incluso a mi edad tengo amigos quienes intentan arreglar
citas para mí. No tengo el corazón para decirles que no estoy lista y tal vez
nunca lo estaré, aunque hayan pasado años.
Decca sonrió.
—Por supuesto que puedes. Haz lo que tengas que hacer. Estaré aquí
cuando vuelvas.
—Solo hay una cosa más que debo preguntarte antes de irme —dijo
Schuyler.
—¿Sobre tu padre?
Schuyler asintió.
—Está aquí.
28
Mimi
Traducido por Mais // Corregido por Karlix
E
l viaje sobre la tierra fue más solitario esta vez. El paseo en
tren a través del paisaje de roca y residuos parecía sin fin sin
Jack para hacerle compañía; todo en lo que Mimi podía
pensar era en cómo iba a salir de esta. La piedra esmeralda colgaba
pesada alrededor de su cuello. La Perdición de Lucifer. El peso que
cargaba, el enojo de Lucifer, liberado hacia todos los que ella amaba. Ella y
Jack no lo habían tonteado ni por un momento. Verdaderamente, ellos
eran los tontos.
¿Cuál es?
Aun buscando.
Llamó a las antiguas familias en Nueva York, habló con unas cuantas
almas valientes que aún quedaban, pero nadie sabía en dónde los Venator
se estaban escondiendo en Londres.
—Solo estamos todos con perfil bajo hasta que escuchemos de alguien
a cargo —le dijeron.
—No lo sé, señorita. Me acercaré lo más que pueda, pero tal vez tenga
que caminar el resto del camino.
—¿Está bien?
La mujer asintió.
—Conocía a las personas que vivían ahí —dijo Mimi—. ¿No estaban
ahí cuando esto sucedió, verdad?
—¿Lo sabían?
—No, se lo hubiesen avisado a los de servicio. Aunque escuché que le
dieron la noche libre a todos, así que tal vez había algo. Aunque no nos
dijeron a los que teníamos trabajo hoy. Todos vinimos esta mañana para
encontrar esto.
¿Quién había hecho esto? ¿Lucifer había enviado a otro convoy sin el
conocimiento de Jack y Mimi? Caminó alrededor del perímetro,
deslizándose a través de las barreras de Sangre Roja con facilidad. En la
parte trasera de la casa, detrás de los escombros, encontró su respuesta.
—¿Rendirnos?
Lo apartó de ella.
A
la mañana siguiente, Bliss se despertó temprano y colocó sus
cosas en el casillero del albergue. Encontró a Edon y Ahramin
susurrando ferozmente. Edon se veía cansado y enojado, sus
ojos estaban enrojecidos y Ahramin tenía su mueca usual.
San Pedro era hermoso. El clima era cálido, y el sol iluminaba los
pilares que rodeaban el cuadrado y lo hacían casi brillar.
—¿Sabías que San Pedro fue el primer Papa? Es por eso que está aquí
enterrado —les dijo Malcom.
—Miguel Ángel diseñó parte del domo. Pero estoy más emocionado
sobre ver la Capilla Sixtina, no es que sea capaz. —Suspiró él.
La idea de ello hizo que su piel se erice, pero no fue lo suficiente para
mantenerla despierta, dado lo cansada que estaba. Se quedó dormida casi
tan pronto como su cabeza tocó la almohada.
Quien sea que fuera, estaba asustada. Bliss sintió su miedo, el sudor
en su frente, los latidos fuertes en su corazón. Terror. Absoluto terror.
Bliss sintió la presencia amenazadora acercándose, y supo que algo
horrible estaba por empezar. Ambas perspectivas parecían estar
cerrándose en una sola, no pasaría mucho tiempo hasta que se conectaran
de alguna forma, y tal vez entonces ella podría descubrir qué estaba
sucediendo…
Debió haber jadeado o tal vez haber hecho alguna clase de ruido,
porque apenas se sentó en la cama antes que Lawson venga corriendo
hacia ella.
Como si pudiera.
30
Schuyler
Traducido por Mais // Corregido por Karlix
S
chuyler le envió un mensaje de texto a Oliver cuando dejó la
casa de Decca. Te necesito. ¿Vuelves? No puedo hacer esto a
solas.
—Oh, hola —dijo él—. También te extrañé. —Pero ella notó que él le
devolvió el abrazo algo extraño.
—Está bien.
—Tengo tanto que decirte que apenas sé por dónde empezar —dijo
ella—. Pero primero… cuéntame lo que sucedió en Nueva York.
—Y parece que alguien más estuvo ahí también. Buscaron entre las
notas. Los archivos quedaron abiertos.
—¿Quién?
—No lo sé. —Oliver suspiró—. Quién sea que es, usó el código de
Bliss.
—No dijo, pero a dónde sea que haya ido, dijo que sabe ahora qué
demonios están planeando, y que cree que puede tener una idea de cómo
subvertirlo. Ha llamado a un cónclave Venator para planear el ataque.
—¿Ataque?
—Él cree que es mejor alejarlos, especialmente ahora que sabemos
que están contra nosotros y han encontrado el refugio tan fácilmente.
Desde que sabemos en donde está la Puerta de la Promesa, él prefiere que
ellos traigan la batalla hacia nosotros que esperar que se escondan.
Mostrar todas nuestras cartas, como dicen. Hacerlo suceder.
—¿Eso es sabio?
Hasta lo que sabía, ninguna de las abuelas de Oliver era del tipo de
cocinar galletas tampoco. Doro Samuels había trabajado para preservar la
Terminal de la Gran Central y el Central Park, mientras que Eleanor
Hazard-Perry era una pionera de programación de niños que les enseñaba
como leer usando tácticas, adquirido de las habilidades de los vampiros de
memoria instantánea.
—Ella era genial, una gran dama, casi como Cordelia, pero ya sabes…
más cálida —dijo Schuyler.
No en esta vida, tal vez, dijo Allegra. Pero lo mejor que está en ti es de
él. Él era la persona más altruista que jamás conocí. Cuando conoció quién y
qué era, me dijo que perdone a Charles, que era importante que vuelva a él.
Quería eso para mí, para nosotros. A veces el amor significa dejar ir, él dijo.
Recuerda eso cuando llegues a las encrucijadas. Cuando el tiempo se
detenga. Cuando el camino esté abierto para ti. Recuerda quién fue tu
padre.
—¿Estás bien?
—Es ella.
Era como si ver lo que hubiese sido su vida, una galería de todo lo
que había perdido. Finn tuvo una mamá que la amaba, abuelos que la
adoraban, y amigos que claramente también lo hacían, por los numerosos
«me gusta» en su página a los mensajes que miraban en su muro. Era
difícil no sentirse algo envidiosa de la hermana que nunca conoció.
Pero Finn Chase era la hija de Ben. Una chica humana normal, con
una vida normal, un corazón normal.
U
na semana había pasado desde que Mimi y Jack se
separaron en la casa en llamas. Ella no tenía ni idea de lo
que se había apoderado de él—tenía que estar mintiendo,
tenía que haber dado con algo—de ninguna forma él quiso decir lo que
había dicho. ¿O sí? Habían pasado mucho tiempo en el inframundo,
después de todo. Tenía que admitir que todo lo que él había dicho era algo
con lo que ella había estado luchando. ¿Por qué ser buena? ¿Por qué no
hacer lo correcto cuando ser mala era su verdadera naturaleza, cuando era
mucho más fácil ceder?
—Disculpa —dijo Mimi cortantemente—, ¿no ves que esta mesa está
ocupada?
—¿Qué llamada?
17
Té Assam: Té negro que lleva el nombre de la región de su producción, territorio noreste
de la India. Se fabrica específicamente de la planta Camellia sinensis y es reconocido por
su cuerpo, vivacidad, sabor a malta fuerte y su color brillante.
clandestinidad estaba acalambrando nuestro estilo. Me alegro de que
hayamos venido. ¡Todo el mundo está aquí! Es como una gran reunión.
Piper se inclinó.
—Se rumorea que has vuelto al inframundo, que has vuelto con el
Príncipe Oscuro. —Ella sonaba un poco petulante al respecto.
—¿Ah?
Mimi no respondió.
Piper se rio.
—El mismo.
—He oído que se despertó una mañana con algún tipo de sentido de
propósito que se negó a explicar, y entonces desapareció. A algunos de
nosotros nos preocupaba que hubiera regresado, pero hasta ahora no hay
evidencia de ello.
—¿Deming Lennox?
A
la mañana siguiente, Bliss le contó a la manada sobre su
pesadilla, sobre la sensación que había tenido de estar en
el inframundo pero aún en Roma.
—Pregúntale a Lawson.
—Sí, claro —dijo Bliss—. Claramente ustedes dos tienen algún tipo
de historia, y una sobre la que Edon no sabe. O no lo sabía, en cualquier
caso. Creo que él está sobre ti, y está empezando a cabrearse bastante.
Lawson suspiró.
—Solo ocurrió una vez, la noche antes de las pruebas. Estaba tan
excitado, tan asustado de lo que fuera a suceder. Había entrenado durante
semanas. Si perdía, moriría. —No pudo mirarla a los ojos. Su voz era
plana—. Ella se metió en mi cama, justo cuando estaba a punto de
dormirme. No sabía lo que estaba pasando hasta que fue demasiado tarde.
Me sedujo. Era la compañera de mi hermano. Sabía que yo estaba
asustado y ella usó eso contra mí. Luego, al día siguiente, descubrí por
qué lo había hecho.
—¿Debería?
—Está celosa.
—¿De qué?
—Eso es ridículo —dijo Bliss—. Ella solo te ha visto con otra persona
y ahora quiere que vuelvas. Creo que tal vez siempre te quiso a ti y se
conformó con Edon.
Bliss pensó que Lawson era como un niño a veces, con la esperanza
de que algo pasaría si lo ignoraba el tiempo suficiente.
—¿Dejar pasar qué? —dijo Edon.
—¿De qué están hablando? —preguntó Edon—. Ahri, ¿de qué están
hablando? —Pero entonces Bliss vio la mirada de entendimiento cruzar su
rostro—. No. No, no lo has hecho. No has podido hacerlo.
—¡Edon!
É
rase una vez, antes de que Schuyler hubiese descubierto que
era diferente, que era un vampiro y que tendría que seguir
con lo que su madre había comenzado, ella había sido una
chica normal en una competitiva escuela privado de élite en Manhattan. Y
como estudiante de la Escuela Duchesne, se esperaba que asistiera a una
prestigiosa universidad. Su madre había asistido a Harvard, y su padre a
Stanford, pero Schuyler se había sentido atraída por las universidades
pequeñas—as de las zonas urbanas—las «macetas» de las Hiedras18:
Brown y Columbia, así como de las universidades «cerebritos», como la
Universidad de Chicago.
18Ivy League o Liga de la Hiedra: Es una asociación y una conferencia deportiva que
comprende a ocho universidades privadas del Noreste de Estados Unidos, son de las más
antiguas y elitistas del país. Representan lo mejor de lo mejor de la educación superior
norteamericana.
—¿Nos vamos a aparecer en su puerta, así como así? —preguntó
Oliver.
—Si supiera dónde está su puerta —dijo Schuyler—. Pero este lugar
es enorme.
—Leí todas las publicaciones que pude encontrar, pero no había nada
acerca de dónde vive. En el campus, eso es todo lo que sé. Probablemente
es cuidadosa de no revelar el lugar; hay demasiados acosadores en estos
días.
—Estudia arte —le dijo Schuyler—. Había algo acerca de que Finn
había terminado con todas sus materias obligatorias y ahora podría pasar
su tiempo haciendo lo que amaba.
—¿Y tú eres…?
—Su hermana.
—¿FERPA?
19Es una ley conocida como “Family Educational Rights and Privacy Act” por sus siglas en
inglés. La ley consiste en proteger la privacidad de los expedientes educativos de los
estudiantes.
—Bueno, gracias por su ayuda. —Schuyler no pudo evitar dejar que el
sarcasmo se deslizara en su voz.
Se dieron la vuelta para ver a una chica menuda con el cabello oscuro
y rizado de pie detrás de ellos.
Schuyler dio un suspiro de alivio. Tal vez no fuera del todo cierto,
pero serviría.
—La clase casi ha terminado —dijo Ivy—. Ella está tomando una clase
de posgrado sobre Kandinsky. Es tan sabelotodo. —Puso los ojos en
blanco.
Oliver y Schuyler siguieron a Ivy por un largo pasillo hasta una sala
de seminarios. A través de una ventana en la puerta, Schuyler podía ver a
un grupo de estudiantes sentados alrededor de una mesa. Estaban
discutiendo animadamente, y sintió una punzada de celos al pensar en
Finn como una estudiante universitaria normal, apasionada del arte, ajena
al hecho de que el mundo podría ser un lugar horrible y peligroso, donde
tu amor podría serte arrebatado.
Una chica alta y rubia, con el cabello recogido en una coleta, con el
rostro enmarcado por un par de anteojos negros y serios, salió de la
habitación. De alguna manera, Schuyler esperaba que Finn tuviera un
aspecto deportivo, debido a sus fotos en pistas de esquí y canchas de
tenis; y mientras la chica sin duda tenía una gracia atlética, se conducía
con un semblante serio. Finn Chase, Schuyler se dio cuenta, era un tanto
nerd. Una nerd genial, por supuesto—una hípster con sus gafas retro,
blusa de poliéster y pantalones vaqueros acampanados—pero una nerd, no
obstante.
—¿Más loco que la vez que dijiste que tu tutor de cálculo te estaba
seduciendo, excepto que solo tenía un tic en el párpado? ¿Más loco que la
vez que pensaste que todos teníamos chinches porque tú en realidad
tenías una erupción por roble venenoso por revolcarte en los arbustos con
ese chico de primer año? Más loco que…
—Está bien, lo entiendo, ya basta —dijo Ivy—. Sí, más loco que todo
eso. Realmente loco. —Arrastró a Finn hacia donde Schuyler y Oliver
estaban esperando—. Finn, te presento a Schuyler. Schuyler, te presento a
Finn. Además, este es Oliver. Y no están saliendo para nada.
Ya basta, pensó Schuyler, lista para interrumpir. Por último, Ivy gritó:
—¡Ella es tu hermana!
—Creo que eres tal vez dos años mayor que yo —dijo Schuyler—. Es
una larga historia. Si quieres escucharla. —Todavía no la podía contar.
Finn la estaba mirando con tanto escepticismo, y a Schuyler le llamó la
atención lo mucho que se parecía a Decca: recelosa, cautelosa y reservada,
ya estaba preparada para ser desestimada como una chiflada oportunista.
—¿Um, en serio? —preguntó Finn—. ¡Por supuesto que quiero
escucharla! —Estalló en una amplia sonrisa. La que Schuyler reconoció
por las fotografías de su padre en la repisa de la chimenea. La
deslumbrante y generosa sonrisa de Ben Chase, llena de luz—. ¡Ven a mi
dormitorio y me lo cuentas todo!
34
Mimi
Traducido por Manati5b & Nix// Corregido por Karlyisa08
A
hora solo era una pregunta de en qué ciudad los hermanos
Lennox y sus nuevas novias se habían movido. Mimi no
pensaba que sería tan difícil encontrarlos: si hubiera caído
en un completo e improbable romance y escapado a Europa, solo había un
lugar a donde ella iría.
París.
Ellos se estarían escondiendo, por supuesto, pero nadie podía
esconderse de Mimi por mucho tiempo. Ella tenía mejores contactos en
París que en Londres, incluso en medio de los Sangre Roja, y una pareja
de gemelos no podía pasar completamente desapercibido.
Solo le tomó un par de días encontrarlos. Ellos estaban viviendo en el
3er distrito de Le Marais.
Se sentía genial estar de regreso en París—y con una punzada, Mimi
se dio cuenta de que era una vida que ella y Kingsley nunca habían tenido
el lujo de experimentar. Ven conmigo, le había pedido a ella, justo antes de
su unión con Jack. Ella había dicho que sí—pero para entonces ya era
demasiado tarde.
En París, se sentía como la vieja ella, registrándose en el Ritz en la
habitación de siempre, hundiéndose en esas divinas sábanas y suntuosas
toallas rosas. Incluso encontró un poco de tiempo para robar y hacer
algunas compras; no había nada que la hiciera sentir más confiada que un
fabuloso nuevo vestuario de Lanvin,20 con unos Louboutins21 para
combinar. Adecuadamente ataviada, estaba de regreso en los negocios.
20
Lanvin: casa de modas de París.
21
Louboutins: marca de zapatos.
Las dos parejas habían logrado encontrar apartamentos juntos
también—vivían lado a lado en un edificio que alguna vez había sido una
casa, recortada en hermosos departamentos. Y debieron haberse sentido
seguros allí, dado que no habían hecho nada sobrenatural para
protegerse—no había hechizos o encantamientos. Solo seguros que eran
algo fácil para alguien como Mimi para quitar.
Ella pasó un par de días siguiéndolos por los alrededores
silenciosamente, irrumpiendo en sus departamentos cuando sabía que no
estaban en casa. Ninguna señal de Kingsley, pero obviamente ellos se
sentían cómodos. Los apartamentos eran de una estructura idéntica, como
Deming y Dehua, pero estaban decorados completamente diferentes. El
departamento de Deming y Ted estaba decorado en tonos pastel, con
cortinas diáfanas y con una sensación de calidez y apertura. El montaje
del Ángel de la Misericordia, pensó Mimi. El departamento de Sam y
Dehua era elegante y moderno, con muebles de acero. Indestructible, para
el Ángel de la Inmortalidad.
Ambos, Ted y Sam tenían sus propias oficinas también. Ted, de
acuerdo con sus instintos de detective, estaba cubierto de mapas y
tableros de corcho que detallaba su investigación sobre los planes de
Lucifer de destruir las puertas. El de Sam estaba lleno con el equipo de
cómputo más caro.
Lo único que ambos departamentos compartían era que estaban
cubiertos de fotografías. Fotos de las parejas en su unión, en su luna de
miel, paseando por las calles de París. Todos parecían tan felices.
Y todo el tiempo, Mimi se enfurecía más.
¿Por qué le estaba pasando esto a ella? ¿Por qué estaba envuelta en
esta loca conspiración de doble cruz de Lucifer, cuando todo lo que quería
era lo que había estado dispuesta a ir al Infierno: la oportunidad de estar
con Kingsley? Había perdido a su compañero vinculado y había
encontrado una manera de seguir adelante, pero todavía no se permitía
ninguna felicidad. La piedra alrededor de su cuello se sentía pesada y más
pesada a cada momento. No importara lo que hiciera, el Príncipe Oscuro lo
sabría.
Ella decidió esperar en el departamento de Ted y Deming y
sorprenderlos cuando regresaran. Siempre se había llevado un poco mejor
con Ted, y conocía mejor a Deming que a Dehua, del tiempo en que
Deming los había ayudado a atrapar al Nephilim oculto en Duchesne.
Había un sillón de orejas de color azul pálido que daba a la puerta
principal de la vivienda, para que pudiera sentarse y esperarlos y estar
segura de que ella fuera la primera cosa que vieran. Mimi se tocó el pecho,
confirmando que la pequeña aguja de su espada estaba perfectamente
asegurada en su sujetador. Nunca se sabía cuándo lo podría necesitar.
Con suerte, ellos cooperarían, pero los Venators podían ser engañosos.
Incluso los amigables.
Para su crédito, Ted y Deming no se vieron tan sorprendidos cuando
llegaron a casa y encontraron a Mimi allí. Era como si la hubiesen estado
esperando. Ahora solo era cuestión de averiguar cuanto sabían ellos, y
como llegar a ellos para hacer lo que ella quería.
—Felicidades —dijo Mimi—. Debe ser agradable relajarse y no
preocuparse que nuestro mundo esté terminando.
Deming la apreció fríamente. Ella no parecía ni un poco asustada.
—Después de Egipto, cazamos a los Nephilim por meses, para
contener la invasión de demonios. Las Puertas del Infierno permanecen de
pie, no gracias a ti. No recuerdo haberte visto en las batallas en las
Puertas del Dolor, y en las Puertas de la Justicia cuando perdimos a
Octilla y Onbasius.
Así que los Nephilim continuaban su asalto implacable. Era de lo que
Jack se había preocupado—cuando todavía estaba preocupado por este
tipo de cosas. El Príncipe Oscuro mantendría a los vampiros y Venators en
el borde, al borde de la extenuación, y cuando sus fuerzas fueran débiles y
sin preparación, Lucifer revelaría su verdadero plan: recuperar el trono en
el Cielo.
—Lo sentimos por no haberte invitado a la vinculación. Nosotros solo
nos trasladamos a París y parece que perdimos tu dirección —dijo Deming
con un encogimiento de hombros.
—Ahora querida, creo que tenemos que agradecerle a Mimi por
reunirnos. No seamos groseros con nuestro huésped no invitado —dijo Ted
con una sonrisa cauta.
—Yo hubiera pensado que te estarías preguntando qué estoy haciendo
aquí —dijo Mimi.
—Definitivamente estamos curiosos —dijo Deming—. Hay algunas
historias bastante curiosas que circulan acerca de ti en este momento. ¿Te
importaría decirnos cuáles son verdaderas?
Oh, por los días en que era divertido pensar en las cosas que la gente
decía sobre ella.
—¿Qué has oído? Déjame adivinar. Que he vuelto al Príncipe Oscuro,
que Jack y yo hemos revelado nuestra naturaleza…así como todo el
mundo dijo que lo haríamos. ¿Estoy en lo cierto?
Ninguno de los dos respondió.
—Ellos han estado diciendo eso durante siglos. No importa lo que
hagamos, no importa lo que hicimos…y fue Abbadon, después de todo,
quien dio giro a la batalla…y olvidan que fue mi espada la que atravesó la
armadura de Lucifer —dijo Mimi—. Y sin embargo, ¿qué obtenemos por
nuestros esfuerzos?… nada más que sospechas y mentiras…
—¿Así que si estás trabajando con el Lucero del Alba, entonces
hubieras regresado al Aquelarre a asumir tu responsabilidad? —preguntó
Ted.
—Podría ser. Estoy buscando a Kingsley.
—Entonces, ¿por qué has venido aquí? —quería saber Deming.
—¿No es obvio? Me resulta difícil creer que solo desapareció
completamente y sin decir a dónde iba. Eres uno de sus amigos más
cercanos. Y tal vez es el que te dijo a algunas de esas historias locas sobre
mí, pero tengo que decir, estoy muy preocupada por él.
—¿Preocupada? —preguntó Ted.
Deming le lanzó una mirada. Bien. Mimi estaba llegando a él.
—Debes ser consciente de que los Caballeros Templarios nos han
alertado por la pérdida de la mayoría de los tesoros sagrados. Los santos
griales. Uno en España y otro en Escocia. He confirmado informes de que
fue Kingsley el que robó el cáliz de su escondite. Los rumores dicen que
también robó la semilla del Fuego de Dios.
Los Venators se sorprendieron.
—El Fuego de Dios y de los santos griales…pero eso significaría...
—Que él sería capaz de crear un arma para derrotar al Fuego Blanco
de los Cielos. ¿Y a quién conocemos que desearía tal cosa? —preguntó
Mimi en un tono sedoso. Sólo había un ángel que necesitaría un magnífico
armamento como ese. Lucifer, de los Caídos. El Príncipe Oscuro del
inframundo.
—¡Kingsley Martin no es un traidor! —gritó Ted—. ¡No tienes ninguna
prueba!
—Tengo que estar de acuerdo: eso es toda una historia la que nos
estás contando. ¿De dónde sacaste esta información? ¿Cómo lo sabes? —
preguntó Deming.
—Tengo mis fuentes.
—No está aquí —dijo Ted. Deming lo miró con disgusto. Espero que el
matrimonio dure, pensó Mimi—. Quiero decir, ya no está aquí —agregó
Ted.
—Pero lo estuvo —dijo Mimi.
Ted asintió. Se volvió hacia Deming.
—Tenemos que decirle…no creo que Kingsley nos haya traicionado,
pero tenemos que decirle lo que sabemos.
Mimi sonrió como un gato.
—Por favor hazlo.
—La primera vez que vino aquí para una visita después de que lo
liberaste del Infierno. Parecía muy molesto…no hablaba mucho de eso.
Seguía diciendo que estaba preocupado por ti, que algo andaba mal. Luego
regresó a Londres y se fue de juerga, de lo que escuchamos. No fue hasta
hace poco que volvió aquí, y que iba a decirnos que estaba juntando un
ejército, para prepararse para derrotar a Lucifer.
Entonces ese era el plan.
—¿Y ustedes le creyeron?
—No parecían tener razones para no hacerlo —dijo Ted.
—¿Dónde está ahora?
—Suficiente, Ted —dijo Deming afiladamente.
—Ella dijo que está preocupada por él —dijo Ted—. No sabemos
dónde está ahora mismo.
—¿De verdad? ¿Y no saben nada sobre el Venator cónclave en
Londres? —preguntó Mimi.
—¿Sabes de eso? —espetó Ted, y luego rápidamente se arrepintió.
—En serio, ya es suficiente, Ted —dijo Deming—. Mimi, aprecio que
estés tratando de ayudar pero la mejor manera de hacerlo es dejarnos
hacer lo mejor. Si quieres ayudar, deja en paz a Kingsley.
—Me temo que no puedo hacer eso —dijo Mimi—. De verdad lo
lamento.
Antes de que Deming o Ted tuvieran oportunidad de reaccionar, Mimi
sacó una aguja de su blusa, la puso en todo su tamaño y la drenó en la
garganta de Deming.
—Llévenme al cónclave —dijo—. O su sangre estará en mi espada.
Se giró hacia el esposo del Venator.
—Y estás es lo correcto, Ted: Kingsley Martin no es un traidor. Yo lo
soy.
35
Bliss
Traducido por Isane33 // Corregido por Karlyisa08
E
don no regresó. Bliss se había llevado a Malcolm y a Rafe
con ella a las catacumbas y a los lugares históricos de la
ciudad, para ver si podían encontrar el portal, pero
regresaron al albergue al final del día tan frustrados como nunca.
Esperaba que dejar a Lawson y Ahramin solos les permitiría resolver lo
que había entre ellos, pero ella todavía estaba luchando por entenderlo.
¿Lawson y Ahri? Ahora era su turno de sentir celos, pero sobre todo lo que
sentía era enojo. Ahora mismo tenían problemas más grandes que las
consecuencias de un encuentro sexual casual.
Bliss sabía que estaban cerca de resolver el misterio de los pasajes y
que Arthur los había dirigido en la dirección correcta al enviarlos a Roma,
pero esta cosa que había sucedido entre Lawson y Ahramin los distraía de
su tarea real. Encontró a Ahramin en la sala común, coqueteando con
algunos mochileros que estaban tratando de decidir si se quedaban.
—¿Dónde está Lawson? —preguntó Bliss.
—¿No ves que estoy ocupada? —Ahramin puso los ojos en blanco y
señaló la puerta trasera del albergue.
La puerta conducía a un pequeño jardín, con un patio y un par de
sillas en torno una mesa. La mesa estaba cubierta de periódicos viejos y
ceniceros rebosantes. Los días en los que Bliss salía del club en Nueva
York a fumar un cigarrillo con Dylan parecía tan lejanos, y ahora el olor de
la ceniza le hacía sentir náuseas.
Lawson estaba sentado en una de las sillas. Su cabeza estaba
enterrada bajo sus brazos, cruzados sobre la mesa, pero levantó la vista
cuando la oyó venir.
—¿Cómo les fue? —él preguntó en voz baja.
—No muy bien. No estamos buscando en el lugar correcto. Lo puedo
ver tan claramente en mi cabeza, y estoy tan segura de ello…pero cuando
miro a mi alrededor…no lo veo. ¿Tal vez no es aquí?
—Tiene que ser aquí —dijo Lawson—. No podemos darnos por
vencidos.
—¿Qué hay de ti? ¿Hablaste con Ahri?
Negó con la cabeza.
—Ella no quiere hablar conmigo. No estoy seguro de tener mucho que
decirle tampoco. Solo quiero olvidar que eso sucedió, y no tengo ni idea de
qué es lo que ella quiere. Hasta hace unos días, pensé que ambos lo
habíamos dejado atrás.
—Está claro que no —dijo Bliss—. ¿Y Edon?
—No ha regresado. Pero sus cosas siguen aquí. Aparecerá
eventualmente. Cuando lo haga, necesito que le digas cuánto lo siento.
—Dile tú mismo. —Bliss sintió el vello de sus brazos erizarse. Tenía la
sensación de que sabía lo que venía.
Lawson negó con la cabeza.
—Necesito que te hagas cargo de la manada. Me he convertido en una
distracción, y tengo que irme.
Bliss se mordió el labio. Había llegado a la misma conclusión. Había
esperado un resultado diferente—que Ahramin fuera la que se marchara—
pero sabía tan bien como Lawson que eso no iba a suceder.
—¿Estás seguro? Ella debe irse, no tú.
—Si me quedo, Edon no va a volver, y todavía estará enojado. Y sé
que no vas a admitirlo, pero tú también estás enojada. Y Malcolm y Rafe
no sabrán qué pensar. Estaremos divididos y seremos ineficaces, y los
lobos estarán perdidos. Nunca vamos a reparar la brecha en la línea de
tiempo. Pero si me voy, Edon y Ahri se reconciliarán, y tú puedes
conducirlos. Tú repararás la grieta.
E
l dormitorio de Finn era en realidad una residencia
universitaria llamada Blackstone. Era mucho más lujosa de
lo que Schuyler esperaba; ella había imaginado literas en
una habitación corriente de bloques de hormigón, sobre todo después de
ver el edificio de arte. Pero Blackstone era un hermoso edificio de ladrillo
que casi parecía una catedral.
Entraron en una sala de estudiantes, que tenía una chimenea y un
piano de cola.
—¿Esta es la universidad? —preguntó Schuyler—. ¿O Downton
Abbey22?
Finn se rio.
—Es aquí. ¡Este lugar es genial! Debes ver mi habitación.
Los condujo a un apartamento con dos dormitorios, una cocina y un
baño.
—Comparto la cocina y el baño, pero la habitación es toda mía —
dijo—. Podemos decorarla como queramos.
Schuyler dejó escapar un grito ahogado cuando Finn encendió las
luces. No era porque la habitación fuera un desastre, a pesar de que lo era.
No, su sorpresa fue porque las paredes estaban cubiertas con pinturas de
alguien que se parecía tanto a ella que tenía que ser Allegra.
—¿Tu… nuestro… padre las pintó? —preguntó.
—Hasta la última —dijo Finn—. Es prácticamente todo lo que me
queda de él. Adelante, échale un vistazo si quieres. Son muy buenas,
22
Serie dramática de la televisión británica con un set de locaciones bastante históricas y antiguas.
¿verdad? ¿Has visto las críticas de su exposición en Artforum o en Art in
America? Podría haber sido muy famoso si hubiera vivido.
—No las he visto. Me encantaría verlas algún día —dijo Schuyler
mientras se detenía lo suficientemente cerca de las pinturas para ver las
finas pinceladas, las espirales de la pintura y oler la… Espera un minuto.
Ese olor… no podía ser…
—Oliver, ven aquí —susurró, mientras Finn daba vueltas en la
pequeña cocina para preparar algunas bebidas—. Puedo oler sangre.
—¿Dónde? —preguntó—. No me estarás diciendo que tu hermana es
una especie de asesina en serie, ¿verdad? —dijo en tono de broma.
—¡No, en las pinturas! —dijo Schuyler—. Creo que Ben podría haber
mezclado su sangre con la pintura.
—Asqueroso —dijo Oliver—. ¿Qué es eso, es algo parecido a la cosa de
la piel, tacto y semen de Vito Acconci23?
—No es exactamente común, pero la gente lo ha hecho. Ya sabes lo
que esto significa, ¿verdad?
Oliver le dio una mirada curiosa, pero luego Finn volvió a la
habitación.
—Son geniales, ¿verdad? —dijo—. Siempre me preguntaba a quién
había pintado, pero supongo que el misterio ha sido resuelto. Esa es tu
madre, ¿no? Te ves como ella excepto por el cabello oscuro.
—Creo que sí —dijo Schuyler.
—¿Cómo era ella? —preguntó Finn ansiosamente—. Mi mamá
siempre me dijo que era una especie de historia de amor trágica.
—Bueno, supongo que se podría decir que fue trágica porque él
murió, y después de que yo naciera, mi madre estuvo en coma durante
23 Es un artista y poeta estadounidense cultivador del llamado arte corporal, derivado del
minimalismo escultórico. Vito creó su obra Seedbed (Cama de Semén) y el mismo artista
yacía escondido bajo un rampa en la enorme galería donde se presentaba su arte,
masturbándose mientras vocalizaba en un altavoz sus fantasías sobre los visitadores
caminando por encima de él en la rampa; era una forma de involucrar al público en su
trabajo y en lo que significaba su arte. Por eso se asemeja a la sangre escondida en el
cuadro del papá de Schuyler.
casi toda mi vida —dijo Schuyler—. ¿Tu mamá no estaba…enojada? En
cierto modo supuse que…
—Mamá es una verdadera romántica —dijo Finn—. Estaba loca por
mi padre, pero todo el tiempo supo que él estaba enamorado de otra
persona. Es por eso que le mintió y le dijo que ya no estaba embarazada,
para que él pudiera ir y estar con ella y no sentirse culpable.
—¿Y ella te contó todo esto? —Schuyler estaba asombrada. Se había
pasado toda su vida en la oscuridad, y aquí estaba esta chica cuya madre
al parecer no tenía secretos. Qué vida tan diferente debe de haber llevado.
—Creo que era muy importante para ella que yo creciera teniendo
buenos sentimientos por mi papá ya que no llegué a conocerlo en absoluto.
Eres tan afortunada —dijo Finn repente.
—¿Afortunada? ¿Cómo?
—Él amaba a tu madre —dijo Finn, simplemente—. Oh, él quería a la
mía, eso es seguro, pero no era lo mismo.
Schuyler negó con la cabeza.
—No, tú fuiste la afortunada. Tu madre lo amaba tanto que lo dejó ir
porque quería que fuera feliz. Apuesto a que ella siempre estaba ahí para
ti, ¿no?
—En cada momento. —Finn no lo negó.
—Decca me mostró todas las fotos…las de las fiestas de
cumpleaños…
—Sí, eran épicas.
—Si tu mamá no le hubiera mentido, nuestro padre nunca la habría
dejado. Habría hecho lo correcto. Era un buen tipo.
—Incluso si se hubiera quedado con ella, aun así estaría muerto —
dijo Finn repente.
—Sí. —Schuyler tenía que estar de acuerdo. Entonces se dio
cuenta…no estaba sola en su dolor…en echarlo de menos. Finn estaba en
el mismo barco. Aquí había alguien que también lo amaba y lo extrañaba,
y que nunca lo había conocido. Su hermana.
—Además… —Finn se encogió de hombros—, mamá resultó estar en
lo cierto con todo el asunto del romance. Conoció a un hombre fabuloso
cuando yo tenía doce años, y yo tengo una relación estrecha con mi
padrastro. Es casi suficiente para hacerme creer en el amor verdadero.
—¿Incluso si no lo has encontrado por ti misma? —preguntó Oliver
con una sonrisa.
Espera un minuto—¿Schuyler estaba viendo lo que pensaba que
estaba viendo? ¿Oliver Hazard-Perry, sonrojándose? Supuso que tenía
sentido. Finn se parecía un poco a ella, y más importante, era increíble—
segura, divertida e inteligente. Normal. Oliver se merecía alguien como ella.
—Aún no —dijo Finn, devolviendo la sonrisa con una de las suyas.
Schuyler podía ver de qué iba esto, y la hacía feliz. Pero también le
hacía extrañar a Jack desesperadamente. ¿Podría realmente ser tan fácil
para dos personas encontrarse? ¿Por qué no habría sido tan fácil para ella
y Jack? ¿Nunca lo vería de nuevo? ¿Volverían a estar juntos?
—Tierra llamando a Sky —dijo Oliver, chasqueando los dedos delante
de su rostro.
—Lo siento. Todo esto es tan abrumador.
—¡Dímelo a mí! —estuvo de acuerdo Finn—. ¡Pero estoy tan contenta
de que me encontraras!
—¡Yo también! —dijo Schuyler—. Quiero saber más acerca de nuestro
papá, y de ti. Todo. Quiero saberlo todo.
Pasaron el resto de la tarde conversando, poniéndose al día con las
cosas que se habían perdido al no crecer juntas. Schuyler editó mucho su
versión, justo como lo había hecho con Decca. No quería a enloquecer a
sus parientes Sangre Roja.
—¿Fuiste modelo? —preguntó Finn, impresionada—. ¿Fue divertido?
—En realidad no —admitió Schuyler—. Pero me encantaba la ropa
gratis.
—Creo que yo era una deportista —dijo Finn—. Hockey sobre césped,
softbol y atletismo. No creo que dejara mi cabello libre de la cola de caballo
hasta la universidad. Pero al igual que papá, siempre estaba dibujando. Y
estudié en Endicott como él. Fui una Peithologian24 también. Cuando
estuve allí, descubrí que había tallado su nombre y el de Allegra en el
bosque. Fue muy romántico.
—Tallaré tu nombre en cualquier momento —murmuró Oliver.
Schuyler le dio un codazo.
—La sutileza es la clave —susurró ella.
—¿Qué dicen? —preguntó Finn.
—Oh, nada —dijo Oliver.
—¿Así que ninguno de los dos está en la universidad en este
momento? —preguntó Finn.
—Hemos decidido posponerlo por un tiempo —dijo Schuyler.
—No queríamos perder la oportunidad —dijo Oliver—. En lugar de
eso, estamos viajando.
—¿A algún lugar emocionante?
Se miraron el uno al otro y trataron de no reírse. Emocionante era
una manera de decirlo.
—En el último año, he estado en Londres, Egipto e Italia —dijo
Schuyler.
—Y yo he estado en… —Oliver hizo una pausa—. Creo que en Europa,
en su mayoría.
Schuyler se imaginó que había estado tentado de explicar que había
pasado tiempo de calidad en el inframundo, pero en realidad no parecía
apropiado para la situación. Debe haberlo matado que su viaje sonara más
emocionante que el de él. Ella apenas podía ocultar su sonrisa.
—Así que ustedes no tienen ni idea de lo que se pierden, entonces —
dijo Finn.
—No extrañamos ir a clases —dijo Oliver.
E
l amor nunca dejaba de meter a la gente en problemas,
pensó Mimi. Mirando a Ted y Deming: cualquiera de los dos
por su cuenta podría haberla detenido, pero juntos se
preocupaban demasiado por la seguridad del otro que Mimi lo único que
tenía que hacer era aprovechar la oportunidad cuando se le presentara.
Mantuvo la espada apuntando al cuello de Deming, mientras éste ataba a
Ted, utilizando la cuerda plateada de los Venator. Eso lo mantendría
quieto hasta que Sam y Dehua lo encontraran, de todos modos, y mientras
tanto, ella y Deming tendrían una ventaja de llegar a la reunión de los
Venator.
No tiene que ser de esta manera dijo Mimi. Y si cooperas, todo
va a terminar pronto. El Príncipe Oscuro te recompensará generosamente
si convocas a tu grupo con el nuestro y se unen a nuestros rangos.
Tengo que hacer lo que tengo que hacer, pensó Mimi. Si Jack no lo
hacía, entonces ella lo haría. Esta era la única manera de mantener a
todos con vida.
El cónclave se celebró en una antigua y majestuosa casa señorial en
las afueras de Londres. Estaba bien escondida y protegida; Mimi nunca la
habría encontrado sin Deming. Estaba bloqueada a la vista por numerosos
tipos diferentes de encantamientos, y fuertemente custodiada por los
propios Venators.
A
la mañana siguiente, Bliss le dijo al resto de la manada lo
de su sueño y su significado.
—Necesitamos encontrar un camino a esa ciudad
subterránea. El Teatro de Pompey era parte de él, lo recuerdo ahora.
—Pero casi nada del teatro permanece —dijo Malcom—. Todo fue
destruido.
—No puede ser. Lo vi. Lo vi en pie —dijo Bliss—. ¿Dónde están esos
mapas de Roma? ¿De la vieja ciudad y de la nueva?
Ella colocó los mapas uno sobre otro.
—Allí —dijo, señalando una ubicación semicircular en el centro de la
vieja ciudad—. En ese vecindario. Ahí es donde el teatro solía estar.
Estaba segura de que los cimientos del teatro todavía permanecían
ahí, pero se ocultaban debajo, en los sótanos de los alrededores y bodegas
de los edificios que se habían construido sobre las ruinas.
—¿Qué hay ahí ahora? —preguntó Rafe, inclinándose más.
—Un hotel —contestó Malcom—, el Albergo Sole al Biscione cerca del
Campo de Fiori.
S
chuyler no estaba muy segura de por qué estaba tan
nerviosa. Ella había estado en infinidad de fiestas de lujo en
Nueva York, e incluso más allá de eso. Bailes de Máscaras,
elaboradas galas temáticas… Debería estar completamente saturada para
ahora. Pero por alguna razón, la idea de ir a una simple fiesta universitaria
la estaba volviendo loca. Intentó explicárselo a Oliver mientras caminaban
unas cuantas cuadras hacia la casa donde se iba a llevar a cabo la fiesta.
Finn iba a la cabeza con Ivy y un montón de sus otros amigos.
—Oh, no es de extrañar en absoluto —dijo Oliver—. Es de esperar, en
realidad. Estás fuera de una clásica función social de Sangre Roja con tu
recién descubierta media hermana humana. ¿Alguna vez has estado más
fuera de tu elemento? No es como que si nos invitaran a las fiestas en
Duchesne todo el tiempo.
—Supongo que es eso. Siento como si estuviésemos en la secundaria
otra vez, y ya sabes el éxito que tuvimos entonces —Schuyler coincidió.
—No te preocupes, esto no será como en la secundaria; y además, ¿lo
has olvidado? te casaste con el BMOC25. Eres como la reina del baile —se
burló Oliver. Al ver su reacción, se puso serio—. Lo siento…fue una broma
de mal gusto.
—No, tienes razón, y la verdad prefiero no fingir que simplemente
Jack no está aquí, que todo esto no ha sucedido.
—Él está vivo, Sky, sé que lo está. Y está pensando en ti también,
dondequiera que esté.
La fiesta fue en una casa que era, por falta de una mejor manera de
describir, repugnante. La casa estilo Victoriano estaba en ruinas y aunque
era compartida por un grupo de ocho chicos, ninguno de ellos parecía
estar interesado en mantener una residencia higiénica. Los zapatos de
Schuyler se atascaron en el suelo de madera cuando caminó por el pasillo
de enfrente, y la cocina era incluso peor, donde los chicos habían
almacenado el barril de cerveza. Había tanta gente, que tuvieron que
empujarse entre ellos para abrirse paso.
—¿Hay algo más para beber? —preguntó Oliver—. ¿Tal vez Whiskey?
Me conformaría con una mezcla si solo tienen malta.
Finn se rio.
—¡Eres tan gracioso! Si buscas entre los gabinetes puede que
encuentres algo de Soco.
—¿Soco? —olfateó Oliver.
—¿Southern Comfort?26 —Finn rio— ¿Has oído hablar de él? Sabe
bien con Seven Up.
Oliver arrugó el rostro.
—Eres tan snob, Ollie —Schuyler lo reprendió—. Vamos, tomemos
una cerveza. —Ella en realidad no quería una, pero si iban a tratar de
encajar, tendrían que hacer lo que los nativos hacían.
Alcanzar el barril parecía imposible, sin embargo—había demasiada
gente pululando: chicos guapos con sus camisas a cuadros sobre una
playera y sus pantalones vaqueros, chicas en irónicos vestidos de abuela,
todos empujando por vasos de plástico rojo.
—Tienes que ser agresiva en fiestas como estas —dijo Finn, que usaba
sus codos para hacerse camino hasta el barril.
—Impresionante —Oliver destacó.
Un chico alto con una sudadera con capucha lacrosse empujó a
Oliver fuera del camino y le ofreció una cerveza a Schuyler.
—Aquí. Chicas bonitas como tú no deberían esperar por una bebida.
—Oh, gracias —dijo, un poco insegura de si era buena idea aceptar.
—A tu servicio, mi señora. ¿Puede el caballero preguntar tu nombre?
—Oh, déjala sola, Trevor —dijo Finn, con tres cervezas balanceándose
en sus manos. Le dio una a Oliver y asintió hacia Schuyler—. Parece que
todo está listo, y has conocido a nuestro Don Juan residente. Trevor, ve a
encontrar otra ingenua que atacar. Schuyler está conmigo.
—Valía la pena intentarlo. —Trevor se encogió de hombros e hizo su
camino de regreso a la multitud.
—Oh, era inofensivo —dijo Schuyler.
—Seguro, si estás buscando una sola noche sin una llamada el día
después —dijo Finn.
—¿Hablando por experiencia propia? —preguntó Oliver.
Ya celoso, notó Schuyler. Interesante.
K
ingsley se detuvo en la entrada de la sala de estar y esperó a
que se detuviera el zumbido. Era tan guapo como siempre,
Mimi no podía dejar de notarlo, con su grueso, oscuro, casi
negro cabello y sus ojos azul claro. Él escudriñó la multitud, y lo vio
detenerse y mirarla justo a ella.
Él sabía, se dio cuenta. Podía ver a través del disfraz, a través de la
ilusión. Sabía que era ella detrás de la máscara.
Estaba entusiasmada y aterrorizada al mismo tiempo.
¿Qué haría él?
Sostuvieron las miradas por un largo rato. Entonces continuó
barriendo la habitación con la vista.
¿Se lo tragaría? se preguntó. ¿La creería? Tenía que hacerlo para que
funcionara. Tenía que creer que ella era falsa, que era una traidora, que
estaba haciendo todo lo que estaba a su alcance para trabajar en contra de
él y de los vampiros. Su vida dependía de ello. Si creía que todavía era
sincera con él, entonces todo estaría perdido.
Debía hacerle creer la mentira—era la única manera de mantenerlo a
salvo. Mimi se dio cuenta de que no había otra forma de salir de esta
ecuación, este atolladero que Lucifer había diseñado para ellos. Tal vez
Jack había encontrado otra manera, pero ella ya no lo sabía. Algo dentro
de él había cambiado, lo sabía ahora. De alguna manera, Jack había
abandonado la lucha.
Lo llamó.
¿Jack? ¿Jack estás ahí?
Pero no había nada. Tal vez había llegado demasiado tarde; tal vez ya
había encontrado a Schuyler y estaba haciendo lo que fuera que había
decidido hacer.
Kingsley empezó a hablar:
—Como todos ustedes saben, hemos estado involucrados en una
lucha por el control de las siete puertas que protegen los Caminos de la
Muerte y mantienen a los demonios y a sus hermanos en el Infierno. Los
Sangre Plata han estado en una misión para destruirlo todo, para que
Lucifer pueda regresar del inframundo. Hasta ahora, debido a la valentía,
lealtad, y ferocidad de nuestros equipos Venator restantes, las Puertas del
Infierno permanecen en pie, aunque hayamos sufrido grandes pérdidas en
nuestra lucha contra los Nephilim. —Tomó una bocanada de aire—. Pero
esto no es por lo que los he llamado aquí hoy. Desde entonces, hemos
aprendido que los ataques en las Puertas del Infierno son meramente una
distracción. Nuestro enemigo ha enfocado su arsenal en algo mucho más
importante. La Puerta de la Promesa, la puerta de Gabriel, guarda un
sendero bifurcado. Uno lleva al inframundo, y el otro es un camino hacia
el Paraíso.
Hubo un murmullo colectivo en la habitación.
Kingsley esperó hasta que disminuyó.
—También hemos sabido que Lucifer ha descubierto una manera de
aprovechar el Fuego de Dios, y que piensa usar esta arma para librar una
guerra contra el Cielo mismo.
La habitación zumbaba con miedo y expectación.
—Tenemos que detenerlo —dijo Kingsley—. No podemos permitir que
el Príncipe Oscuro reclame lo que no es legítimamente suyo.
—¿Cómo se supone que haremos eso? —gritó alguien finalmente.
Kingsley sonrió.
—Me alegra que lo preguntes —dijo. Siempre encantador, incluso
cuando estaba convocando a sus tropas a la batalla—. Tenemos dos
ventajas en esta pelea. Una: Lucifer no será capaz de tomar el Paraíso sin
la llave. He enviado a un equipo de Venators a proteger al guardia de la
puerta y llevarla a un lugar seguro. Cabe una pequeña oportunidad de que
los Sangre Plata la encuentren; y sin ella, no podrán tomar la puerta. La
otra es…
—¡Alto! —Deming gritó—. No podemos discutir nuestros planes ahora.
No enfrente de ella. —Señaló a Mimi, casi desafiándola a que sacara su
espada—. ¡Esta no es mi hermana! ¡Es una traidora! ¡Aperio Oris! —gritó el
Venator. ¡Revélate a ti misma!
La máscara se deslizó y Mimi quedó de pie en medio de la habitación.
Su largo cabello platinado cayendo sobre sus hombros. Una sonrisa en su
rostro.
—¡Ella está trabajando para los Sangre Plata! ¡No es más nuestra
Regente! —gritó Deming.
Mimi estaba atrapada. Los Venators la habían rodeado antes de que
pudiera desenvainar su espada. Miró alrededor—hacia los rostros que la
miraban con miserable odio y miedo. Ellos la matarían. Lentamente. Y lo
disfrutarían.
Ahora era el momento de la verdad. Miró a Kingsley y esperó—esperó
a ver qué había entendido él, si había visto su “batalla” por lo que era. Una
farsa, un engaño, un desesperado intento por salvar su amor y su
Aquelarre.
Pero el azul de sus ojos se convirtió en hielo, y supo que lo había
perdido, finalmente. Que él había renunciado a la esperanza. Su plan
había funcionado.
Él creía que ella era falsa.
Se había creído la mentira.
No sabía si alegrarse o desesperarse.
—Sujétenla —dijo él.
41
Tomasia (Florencia, 1452)
Traducido por Isane33 // Corregido por Pauper
E
ra una princesa, atrapada en un castillo. Andreas le había
ordenado que guardara reposo en cama por el resto de su
embarazo. Estaba sola, solo con los Venators asignados a su
protección—el leal Belarmino y la estoica Valentina. Cuando Andreas la
visitaba, lo cual era raro, Tomasia trataba de hablar con él, para
determinar si representaba una amenaza para su hijo no nacido, pero no
quería hablar del tema. En su lugar, insistía en que descansara, sin
ninguna molestia, en sus aposentos. Ella le había pedido arcilla para
poder trabajar en su arte; tal vez entonces no estaría tan sola. Él había
cedido, y ella pasó los días consumida por su trabajo, mientras que
Andreas se iba a cazar con su nuevo compañero, Ludivivo Arosto.
Ludivivo, un miembro del cónclave, siempre había sido como un
padre para Tomasia en el pasado. En este ciclo solo lo había visto una o
dos veces antes de que Andreas esencialmente le hubiera impuesto la
soledad. Recordaba solamente un chico delgado de cabello rubio, que
parecía más adecuado para vivir como un erudito que como un asesino de
Sangre Plateada. Pero cuando Andreas vino a visitarla, le contó historias
de los numerosos éxitos de Ludivivo y él. Esto casi hizo que Tomasia los
envidiara, hasta que se imaginó tratando de perseguir a los Sangre
Plateada con su actual tripa.
—Estás haciendo un enorme progreso con tus esculturas —dijo
Andreas, examinando el retablo que había dispuesto.
Era la pieza más elaborada que había hecho. Tres figuras rodeando
una puerta: uno, una mujer, tendida en el suelo. Los otros dos, ambos
hombres, estaban parados junto a ella, uno frente al otro. Ella aún no
había comenzado a trabajar en ninguno de los rostros; estaba esculpiendo
de memoria y los recuerdos se estaban volviendo cada vez más difíciles de
soportar.
¿Andreas no recuerda? Se preguntó. ¿No ve lo que he creado, dónde
ha ido mi mente? ¿O está tan obsesionado con ocultarme sus planes para
mi hijo que elige ignorarlo? Estaba segura de que estaba haciendo planes.
Él no tenía ninguna razón para creer que su hijo iba a ser diferente del que
Simonetta había esperado.
—¿Qué haces con los otros? ¿Los otros hijos nacidos del demonio? —
preguntó una tarde—. No debes matar a los Nephilim. Ellos solo merecen
nuestra compasión.
Andreas le dijo que no se preocupara, que había entrenado a los
sacerdotes Petruvian para cuidar de ellos.
—Mi hija es inocente —le dijo—. No debe ser dañada.
—Lo que es tuyo es mío —le había prometido Andreas—. Pero tal vez
debes descansar más; deja tu trabajo por el momento y continua cuando
te hayas recuperado de los dolores del parto —dijo, inspeccionando la
escultura más de cerca.
Tomi miró la escultura sin terminar y pensó en los muchos sacrificios
que Andreas había hecho para asegurar que renacieran en esta vida, aquí
en Florencia. Tal vez él tenía razón. Tal vez necesitaba despejar su mente.
Andreas salió de la habitación, y lo oyó hablar en voz baja con
Ludivivo, quien había estado esperando fuera de su puerta.
—Dará a luz muy pronto. Ella nunca debe saberlo —estaba diciendo
Andreas—. Jamás debe recordar que Gio era Lucifer, en forma humana.
¿Pensaban que no era consciente de lo que había hecho? ¿Pensaban
que no podía oírlos?
—Le borraremos la memoria —dijo Ludivivo—. Nunca sabrá que tuvo
un hijo, y mucho menos que le fue arrebatado.
—El niño debe morir —dijo Andreas—. Rápidamente, antes de que
Lucifer se dé cuenta de su existencia.
—No necesitas preocuparte —dijo Ludivivo—. Me encargaré de todo.
Patrizio se encargará del niño.
Tomi tenía razón—planeaban matar a su hijo. Sintió surgir una
colérica histeria en su alma—¡ella no lo permitiría! Luchó para sentarse en
la cama, pero estaba demasiado débil. Ni siquiera podía moverse. ¿Qué le
pasaba? Estaba hechizada, se dio cuenta: atrapada y confinada a la cama.
Andreas regresó a la habitación y le plantó un beso en la frente.
—Duerme bien mi amor. Pronto todo esto habrá terminado.
Pero esa noche fue demasiado tarde. No pasó mucho tiempo después
de que el brujo se fuera que los dolores de parto comenzaron. Al principio
eran sutiles, casi posibles de ignorar para Tomi. Cuando se volvieron más
agudos, más fuertes y más frecuentes, llamó a la partera.
—Ayúdame —dijo—. Dile a mi amigo que regrese.
Pero en cambio, la partera trajo a Duc Patrizio de Médicis, junto con
Tiberio Gemellus, el Enmortal Sangre Plateada, quien ahora estaba en el
círculo de los leales a Andreas.
—Iacopo no vendrá ni Margherita, así que solo somos nosotros —
estaba diciendo Tiberio—. Se niegan a ser parte de esto. Sospechan lo que
está sucediendo.
Tomi se agitó—estaba familiarizada con los nombres—su amigo
Iacopo y su compañera vinculada Margherita. ¿Qué había planeado
Andreas que era tan terrible para que los Ángeles del Apocalipsis se
negaran a participar? ¿Dónde estaba su amigo el guardián del tiempo,
quien había prometido ayudarla?
—Tenemos que moverla con rapidez —dijo Patrizio.
—¿Adónde me llevan? —exclamó. ¿Dónde estaban sus leales
Venators? ¿Por qué estaba sola?
—A algún lugar seguro.
Para entonces estaba demasiado cansada, demasiado débil y
demasiado dolorida para protestar. La llevaron bajo tierra, a un sótano
oscuro con olor a moho, polvo y putrefacción. Tomi confiaba en que el
nacimiento sería rápido, pero no iba a ser así. Los dolores se extendieron
por horas, hasta el día siguiente. Cada vez estaba más débil y febril. Se le
hizo difícil separar la realidad de los sueños, ya que no había dormido;
aunque a veces cerraba los ojos y desaparecía por unos segundos
dichosos.
Cuando la partera le insistió en que comenzara a empujar, ella estaba
delirando. Andreas entró con Ludivivo. ¿Por qué estaba rodeada de tantos
hombres? ¿Qué estaba pasando?
—Dre… por favor, ¿qué está pasando? —le suplicó.
Ellos estaban esperando.
—No la maten —rogó—. No maten a mi bebé.
—No vamos a hacerle daño —dijo Andreas—. Ludivivo ha encontrado
una familia. Esta es la razón por la cual Patrizio está aquí —dijo con
dulzura.
—Nosotros vamos a cuidar del bebé —agregó Patrizio—. No tengas
miedo, querida Gabrielle.
Tomi estaba demasiado débil para protestar, pero encontró algo de
consuelo en saber que su bebé no moriría. Ella no estaba lo
suficientemente fuerte como para evitar que se la arrebataran, pero si la
niña estaba viva, seguro tendría la oportunidad de encontrarla de nuevo.
Comenzó a gritar. El dolor era insoportable.
—Shhh… —le dijo la partera—. Andreas, necesita algo de beber. Una
jarra de agua fría, quizás.
—Voy a buscarlo —dijo Andreas—. Tu hijo no sufrirá ni un daño, mi
amor, te lo prometo.
Y con eso, Tomasia finalmente fue capaz de empujar.
42
Schuyler
Traducido por Nati CL// Corregido por Mais
E
l dormitorio de Finn estaba casi abandonado cuando
Schuyler llegó; todo el mundo debía de haber ido a la fiesta, o
a alguna otra parte. O a la biblioteca, supuso ella—debe
haber algunas personas en la universidad que en realidad
pasan tiempo estudiando. Donde quiera que estuvieran, ella estaba feliz de
que se hubieran ido; la puerta principal estaba milagrosamente abierta, y
estaba sola.
Le que le dio tiempo para estudiar las pinturas. Había cuatro de ellas,
una en cada pared. Eran hermosos. Si Schuyler se había preguntado
alguna vez si Ben y Allegra estaban realmente enamorados, no se lo
preguntó ahora. Solo alguien que adoraba completamente a la mujer que
estaba pintando podría haber infundido tanta emoción en el lienzo.
Seguramente su madre había tenido la oportunidad de verlos, antes de
caer en coma.
La parte difícil ahora era averiguar una manera de extraer la sangre
de la pintura. Suponiendo, claro, que era de Ben. Schuyler sólo había
tenido tiempo de sentir el aroma más débil de la sangre cuando miró las
pinturas. Si la sangre no pertenecía a su padre, no tenía sentido en
destruirlos.
¿Cómo estar segura? Schuyler se acercó a una de las pinturas y se
quedó tan cerca de ella como pudo, respirando profundamente. Sí, había
estado en lo correcto la primera vez: no había duda de que había sangre
mezclada con la pintura. Pero algo acerca de esta olía raro. ¿Era porque la
sangre de su padre era de alguna manera especial? No podía estar segura.
Inhaló de nuevo. Había algo familiar en su aroma. Bueno, sería totalmente
torpe si alguien entraba en este momento, pero... estiró su lengua y lamió.
Y en ese breve instante, se vieron frustradas sus esperanzas. Supo
tan pronto como la probó. La sangre no era de Ben.
Era de Allegra.
La sangre de vampiro se supone que tenía que desaparecer cuando
entrara en contacto con el aire, pero la madre de Schuyler debía de haber
encontrado una forma de preservar la suya. Debió de habérsela dado a él,
para ayudarle con su trabajo. Era un dulce, si extraño, gesto, pero de
cualquier manera, no era de alguna utilidad para Schuyler.
Schuyler se consoló ya que al menos no tendría que dañar las
pinturas, y con ello su futura relación con Finn. Tendría que pensar en
otro plan. No había nada que hacer sino volver al hotel y dormir.
Oliver llegó al aeropuerto justo a tiempo, con la misma ropa que había
llevado la noche anterior y viéndose agradablemente arrugada.
—Oliver Hazard-Perry, nunca pensé que iba a verte hacer el paseo de
la vergüenza —Schuyler bromeó—. ¿Buenas noches, entonces?
—La mejor. ¿Quién sabía que podía disfrutar de un botellón27?
—No creo que la fiesta fuera tan divertida.
—Tal vez no —empezó.
—¿Cómo dejaste las cosas?
Suspiró.
—Bueno, eso es complicado. Estaremos en contacto, por supuesto,
pero no puedo imaginar que algo saldrá de ello hasta después de... todo.
La estancia de regreso a los Estados Unidos había sido una
monumental para Schuyler personalmente, pero el problema en cuestión
aún quedaba. Los Venators estaban reunidos esta noche, y mientras tenía
27
Es una fiesta organizada por jóvenes, normalmente universitarios, donde beben mucho
alcohol.
fe en el liderazgo de Kingsley, Schuyler sabía que ella era la destinada a
traer la salvación a los vampiros. Pero se sentía inútil.
Recuerda quien fue tu padre, su madre le había dicho. Recuérdalo
cuando el tiempo se detenga, cuando estés de pie en la encrucijada, cuando
el camino se abra ante ti.
¿Qué significaba?
El vuelo a Londres fue suave y sin incidentes, facilitado por las
comodidades de primera clase. Al desembarcar encontraron un conductor
con un cartel con el nombre de Schuyler en este. Kingsley había dispuesto
una limusina para recogerlos en Heathrow, explicó Oliver.
—Que considerado —dijo Schuyler—. Y qué inusual por su parte.
—La gente puede cambiar —dijo Oliver deliberadamente.
—Admirable —dijo ella.
Se hundieron en los asientos de cuero de felpa mientras que el
conductor ponía el equipaje en el maletero. Con un ronroneo bajo, el auto
salió del aeropuerto. Schuyler miró por la ventana mientras se movían
hacia la autopista. Siempre era tan difícil acostumbrarse a la totalidad de
conducir-en-el-otro-lado-de-la-carretera que se alegraba de que nunca
haya tenido que conducir.
—Yo no conozco muy bien los alrededores de Londres —dijo Oliver—,
pero siento que vamos en la dirección equivocada. Kingsley dijo que el
refugio estaba en Islington, que es en esa dirección.
Schuyler dio un golpecito en la ventana de cristal que los separaba
del conductor.
—¿Discúlpeme? ¿Estamos en el buen camino? No sé si Kingsley le dio
la dirección correcta...
El conductor no parecía oírla, y él no bajó el cristal.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Oliver.
Schuyler comenzó a golpear la ventana.
—¿Hola? ¿Puede oírme? ¿Hola?
Aún nada.
—Estoy empezando a sentir un muy mal presentimiento sobre esto —
dijo Oliver.
—¿Hay alguna posibilidad de que Kingsley no haya enviado este auto?
—Ahora que lo pienso, él mencionó que estaba enviando un equipo
Venator. No solo un conductor. ¡Maldita sea! ¿Qué debemos hacer?
¿Debemos tratar de saltar? —Oliver probó la puerta—. Bloqueado.
—Podemos forzarla —dijo Schuyler—. Yo podría tomar la puerta
derecha de las bisagras si quisiera.
—¿Mientras el auto está en movimiento? No estoy seguro de que sea
una buena idea.
Justo en ese momento, el auto se detuvo. Se había salido fuera de la
carretera y se encontraban en un claro. Schuyler oyó un clic y probó la
puerta. Desbloqueado.
—Tan pronto como la abra, corremos —dijo.
Pero tan pronto como soltó las palabras otra persona abrió la puerta
para ella.
Schuyler se congeló. La sensación que había tenido todo este
tiempo—había estado en lo cierto después de todo—alguien había estado
observando y esperando... y ahora la observación y la espera había
terminado, y quien quiera que fuera había venido a por ella. Ella sabía, lo
sentía, y no había hecho nada, no le había dicho a nadie—y ahora los dos
estaban en peligro. Quería patearse por ser tan estúpida. Nunca volvería a
ver a Jack de nuevo, nunca llegaría a conocer a su familia recién
descubierta. Había fallado en su tarea, y este era su castigo.
—Esto no es bueno —dijo Oliver.
—¡Fuera del auto! —dijo una voz fría—. Ahora.
—¿A dónde nos llevan? —Schuyler gritó cuando su agresor la sacó del
auto.
—No es nosotros —dijo—. Solo tú.
Entonces Schuyler se desmayó.
En un instante, ella y su captor parecían estar en otro lugar, en algún
lugar familiar: cayendo, cayendo profundamente en el encantamiento, y
lejos de la luz, aunque Schuyler sintió como si todavía se movían.
Se detuvieron. Schuyler intentó evitar vomitar; todo ese movimiento
había hecho que sintiera náuseas. Estaba oscuro, pero a medida que su
visión se empezó a despejar, se dio cuenta de dónde estaba.
Infierno.
43
Mimi
Traducido por Nati CL// Corregido por Mais
L
os Venators agarraron a Mimi y la llevaron a una habitación
en el segundo piso de la casa, entonces la dejaron sola. ¿En
serio? ¿Sería tan fácil? Tiró de la manija. Bloqueado. Sin
ningún encantamiento, sólo bloqueado, lo que sería bastante
fácil de pulverizar. Miró a su alrededor. Ellos la habían llevado a una
biblioteca, las paredes llenas de libros desde el suelo hasta el techo,
escaleras sobre ruedas apoyadas contra cada estante para que los
exploradores pudieran deslizarse hacia atrás y hacia adelante entre las
filas superiores. Lástima que no era una gran lectora.
Los Venators la dejaron en la habitación durante tanto tiempo que en
realidad comenzó a buscar algunos de los títulos. Cogió un libro con un
título familiar que le sonaba y se instaló en una enorme silla de cuero para
leer. Apenas tuvo tiempo para procesar una palabra antes de quedarse
dormida.
Se despertó con el sonido de una risa masculina.
—Tal figura amenazante, acurrucada en una silla como un perrito.
Kingsley.
Mimi bostezó y estiró los brazos por encima de la cabeza, consciente
de que él la estaba viendo.
—Un gatito, entonces. Un, gatito muy muy sexy.
Mimi empezó a levantarse, pero Kingsley la bloqueó.
—No, te quedas donde estás por ahora. Quiero tener una
conversación contigo, y no quiero que saques esa pequeña aguja de
espada, como lo hiciste la última vez que nos vimos.
Mimi levantó las manos y se sentó de nuevo.
—Tú eres el que tiene guardias en la puerta —dijo—. Estás a cargo
ahora.
—He pasado mucho tiempo pensando en ti —dijo Kingsley—. Mucho
más de lo que quería, dada la forma en la que te has estado comportando.
Pero realmente quería averiguar lo que estaba pasando. En un minuto
viajas al Infierno por mí; al siguiente nunca quieres volver a verme.
Entonces te lanzas en una pelea conmigo para que me robe el grial. Me
dejas ganar, lo sé. Ni siquiera intentes decirme lo contario. Te conozco.
Mimi empezó a interrumpir, pero Kingsley levantó un dedo.
—No he terminado. Quiero respuestas, y si al final de esta
conversación todavía deseas pelear un poco, se puede arreglar. Pero ten
cuidado, querida, que si no estoy satisfecho con lo que he oído de ti, esta
será la última pelea que alguna vez tengamos. De una manera u otra.
—Lo justo —dijo ella. Así que esto se acabaría en la forma en que se
suponía.
—Esto es lo que estoy pensando: dado tu repentino cambio en la
atención hacia mí después de salir del Infierno, supongo que te viste
obligada a hacer algún tipo de acuerdo con Lucifer. Sé que entraste al
inframundo pensando que volverías y sacrificarías a Oliver para tener la
oportunidad de salvarme, pero resultó ser demasiado buen amigo. Mira, lo
que he sabido de ti desde el principio es que no importa lo que quieres que
la gente piense, no eres una mala persona. Incluso en tu peor día —dijo
gentilmente—. A menos que, por supuesto, estés perdiendo algo vital.
Como tu alma.
Lo miró fijamente.
—Creo que cambiaste tu alma por la mía, y así es como me liberaste
del Infierno. No podías sacrificar a Oliver, por lo que te sacrificaste a ti
misma. Es por eso que estabas tan fría, como si no te preocuparas por mí
en absoluto. Porque no lo hiciste.
Mimi negó con la cabeza.
—Qué linda historia que te has dicho. Le diré a Lucifer que no solo
eres un hombre débil en estos días, también eres delirante.
Kingsley suspiró.
—Me puedes insultar todo lo que quieras. Sé que es una farsa. Pero lo
que no puedo entender es lo que pasó después. Porque, tanto como te
gustaría hacerme pensar que estás trabajando para el diablo mismo, te
conozco. Puedo mirarte a los ojos y ver que estás allí y que todavía me
amas.
—No podrías estar más equivocado —Mimi escupió—. Soy mucho
mejor actriz de lo que piensas que soy.
—No lo eres, sin embargo —dijo Kingsley—. Sé que piensas que lo
eres, pero no. Y de alguna manera tengo la sensación de que todo esto que
has orquestado es simplemente una manera de que nos preparemos para
una especie de lucha hasta el final en la que yo prefiero no participar.
—Como si tuvieras una opción.
—Tal vez no la tenga —acordó—. Pero tuviste tu oportunidad de
matarme de nuevo en la Capilla de Rosslyn, y no lo hiciste. No sólo eso,
sino que estableciste esa reunión. Creo que querías que tome el cáliz de ti,
para salvarte de tener que llevarle a Lucifer algo que necesitaba tan
desesperadamente.
Así que había entendido todo, después de todo. Ella deseaba
desesperadamente poder decirle que tenía razón, que lo había amado todo
este tiempo. Pero el collar que llevaba estaba ardiendo, como si estuviera
en fuego.
—Sabía que eras tú desde el principio. Por supuesto que sí. Sé dónde
está Dehua. La envié a ella y a Sam para cuidar de Schuyler. Quería tener
esta conversación en privado, pero por supuesto Deming es un poco
impulsivo, y ahora todo el mundo lo sabe. Tuve que dejar que te lleven.
Mimi se encogió de hombros.
—¿Por qué estás aquí, Mimi? ¿Significa lo que espero que signifique?
¿Qué has regresado a nosotros…a mí?
—Nunca —dijo ella—. ¿Por qué iba a conformarme contigo cuando
Jack me está esperando? —Quería hacerlo enojar, lo suficiente como para
luchar. Podía provocarlo, utilizar esa vanidad masculina contra él.
—Jack no te está esperando, y los dos lo sabemos —dijo Kingsley—.
¿Entonces, cuál es tu juego? ¿Por qué estás aquí?
—Estoy aquí para ti. —Se echó hacia atrás en la silla y metió la pierna
hacia adelante, golpeando la rodilla de Kingsley lo más fuerte que pudo. Él
se dobló, y ella fue capaz de conseguir ponerse más allá de él y
desenvainar su espada—. ¿Una lucha hasta el final, no es eso lo que
dijiste?.
Ella ondeó la espada con fuerza, con el objetivo de causar algún tipo
de carne herida, lo suficiente para conseguir sacar a Kingsley de quicio.
Él fue rápido, sin embargo, y se lanzó fuera del camino antes de que
su espada pudiera llegar a él. Su arma estaba en su mano antes de que
ella lo viera recuperarla, pero ella también fue rápida—detuvo su empuje, y
las espadas de metal hicieron un sonido metálico que hizo eco en la
habitación.
—No tiene que ser así —dijo él mientras se peleaban.
—Esta es la única manera en que puede terminar —dijo ella—. Y tiene
que terminar. Deberías haberme matado cuando tuviste la oportunidad.
—Podría decir lo mismo de ti —dijo él.
Lucharon como los iguales que siempre habían sido, bloqueando
golpes del otro, esquivando los golpes de cada uno. Como siempre, Mimi se
sorprendió de lo bien adaptados que eran. No tenía que pensar si quería
ganar esta pelea; era lo único que podía hacer para mantener su terreno.
Y luego, de repente, no pudo mantenerlo más. Kingsley la había
acorralado en contra de las estanterías, y aunque ella había escalado una
de las escaleras para escapar de él, él había usado su espada para cortar a
través de la escalera en la que ella estaba, y la envió rodando al suelo.
Kingsley se puso sobre ella, su espada apuntando a su garganta.
—Voy a darte una última oportunidad —dijo—. No quiero tener que
matarte. Pero no puedo tenerte poniendo en riesgo todo lo que
representamos. Lucifer no puede regresar al Cielo. No lo permitiré. Di algo,
cualquier cosa, así no tengo que hacer esto. Por favor.
Pero Mimi permaneció en silencio.
44
Tomasia (Florencia, 1452)
Traducido por ZoeReed// Corregido por Mais
T
omi despertó exhausta en su propio dormitorio. Desde la
ventana, podía ver los tejados rojos de la ciudad, la luz del sol
iluminando en la terra-cotta. ¿Por qué dolía tanto su cuerpo?
Lo último que recordaba, era que había estado hasta altas
horas de la noche, trabajando en su escultura. Pero cuando la observó, le
pareció extraño. ¿Quiénes eran estas personas la mujer en el suelo y los
dos hombres que estaban por encima de ella?
Tenía frío y temblaba, y le dolía todo el cuerpo. ¿Qué había pasado?
¿Por qué no podía recordar?
¿Dónde estaba Andreas?
Lo último que recordaba era perseguir a un Sangre Plateada en esos
mismos tejados, saltando de casa en casa hasta que lo alcanzaron en la
parte superior de la inacabada cúpula del Brunelleschi. El extraño
encapuchado que había llevado la marca de Lucifer.
¿Me caí? ¿Es por eso que todo me duele tanto? preguntó.
C
uán apropiado que Calígula se hubiera escondido el camino
en un teatro—su vida entera había sido una farsa. Tal vez esa
fuera la idea—que Lucifer se riera de ellos mientras trabajaba
en su destrucción. Bliss siguió adelante, sin saber muy bien
qué encontraría o de lo que haría cuando encontrara la obstrucción.
—¿Bliss? —dijo Malcolm—. Me siento algo extraño.
—¿Extraño cómo? ¿En plan está-oscuro-y-estás-cagado-de-miedo, o
extraño en plan los-pasajes-están-cerca?
—Extraño en los pasajes están cerca.
—Bueno, al menos sabemos que estamos en el lugar correcto —dijo
ella—. ¿Qué hacemos ahora?
—Se pone peor cuánto más cerca estoy de los pasajes —dijo—.
Tenemos que seguir adelante.
Caminaron hacia el centro del patio. En la débil luz de su teléfono,
Bliss pudo ver el rostro de Malcolm volverse verde.
—Parece que estamos en el camino correcto —dijo ella—. Siento que
tengas que pasar por esto. —El estómago de él era sensible al menor signo
de mal. En el pasado, que se pusiera enfermo advirtió de un inminente
ataque de una manada de Sabuesos del Infierno.
Él sacudió la mano.
—Es para lo que me apunté. Estoy bien.
Sin embargo, no se veía bien. Esperaba que encontraran algo
rápidamente. Al menos tuvieron tiempo para explorar—tomó solo unos
minutos llegar al centro, dónde Malcolm giró rápidamente y se detuvo.
—Esto es —dijo—. Es justo aquí.
—¿Qué hay aquí?
—Un pasaje abierto, es lo que me hace sentir tan terriblemente.
—El único que puede abrir un portal es Lawson —dijo Bliss. Pero
mientras se acercaban, vio que Malcolm estaba en lo cierto. El aire delante
de ellos reverberó, y finalmente una luz empezó a brillar, más y más
brillante, hasta que hubo un túnel delante de ellos.
—Voy a entrar —dijo Bliss.
—No lo harás tu sola —dijo Malcolm.
—Tengo que hacerlo. Tú tienes que hacerles saber que estamos aquí.
—Dejen de discutir. Ya estamos aquí. —La voz de Ahramin llegó.
Edon y Rafe estaban justo detrás de ella—. Apresúrense. Creo que los del
hotel empiezan a sospechar de nosotros.
—Muy bien… Mac y yo iremos primero, el resto irá después de
nosotros.
Caminaron juntos dentro de la luz. Bliss sintió la ahora familiar
desorientación estando dentro del pasaje, sin tener idea de donde estaba.
Pero a diferencia del pasado, no se detuvieron; en su lugar, la sensación de
girar en remolinos se frenó y se dio cuenta que podían moverse en la luz.
—¿Dónde estamos? —preguntó ella.
—No estoy seguro —dijo Malcolm—. Creo que estamos cerca del lugar
donde algo malo ha pasado. Sigamos adelante y veamos qué pasa.
Pero antes de que pudieran dar otro paso, hubo un ruido sordo y
Bliss sintió el suelo debajo de ellos desaparecer.
Ella estaba cayendo y cayendo, dentro del abismo, dentro del vacío,
en la nada del tiempo y del espacio.
Se sintió como si cayera para siempre. No podía decir si pasaron
minutos u horas antes de que finalmente se desmayara. Volvió en sí y se
dio cuenta que estaba siendo sostenida. Podía sentir unos fuertes brazos a
su alrededor, y abrió los ojos. Podía ver la luz de los pasajes por encima de
ella, brillando débilmente, pero todo estaba oscuro.
—¿Qué…? ¿Dónde estoy? ¿Quién…?
—No te preocupes. Te tengo —dijo una voz.
Lawson.
—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó ella, a pesar de que ya lo suponía.
—Por la otra dirección. Fui capaz de abrir un portal. Es esto. Esta es
la rotura en los pasajes, la brecha en la línea en el tiempo. ¿Ves cómo el
túnel se termina ahí? —preguntó.
—Mac, ¿estás bien? —preguntó Bliss.
—Aquí —dijo Malcolm, quitándose sus gafas y limpiándolas con el
borde inferior de su camiseta.
—¿Dónde están los demás? —preguntó Bliss.
—Creo que siguen en los pasajes; puedo oírlos —dijo Lawson—. Todos
están bien; se fueron por el otro camino. Los alcanzaremos más tarde.
—¿Cómo nos has encontrado?
—Estaba justo delante de ustedes en los pasajes, en la otra dirección,
los vi a los dos caer, y salté.
—¿Dónde estamos?
—En el abismo. El Limbo. Tenemos que volver a subir —dijo,
señalando la luz que estaba muy por encima de ellos.
—¿Cómo haremos eso?
—Juntos… —Lawson sostuvo la mano de cada uno—, vamos a saltar.
Estuvieron de regreso en el túnel. De regreso dónde habían empezado.
Bliss podía ver la grieta ahora. Habían dos pasajes que se unían en el
medio: dos túneles iguales encontrándose en un punto. La fisura estaba
rota. Habían intentado cruzarla y por eso habían sido arrojados al Limbo.
—¿Qué es?
—El tiempo se detuvo aquí —dijo Lawson—. La fisura significa que
fue manipulado por alguien. Se detuvo y entonces los pasajes se
bifurcaron en dos direcciones, cuando el tiempo debe ir únicamente en un
solo sentido.
Bliss miró la grieta y recordó algo que había aprendido durante la
reunión del Comité, cuando fue introducida por primera vez en el mundo
secreto de los Sangre Azul.
Solo un vampiro en la historia del mundo ha tenido la habilidad de
detener el tiempo.
—Ahora viene la parte difícil —dijo Lawson—. Tienen que
concentrarse. Intentar entrar en la cabeza de Allegra o en…. —Él no pudo
decirlo; Bliss pudo oírlo en su voz: En la de tus padres—. Cualquiera de
sus padres podría mostrarnos qué pasó, si estuvieran aquí. Enfóquense, y
haré un encantamiento y trataré de ver lo que ustedes ven.
Bliss cerró sus ojos. Muéstramelo, pensó. Cualquiera de ustedes, por
favor, enséñamelo. Ahora.
Entonces lo vio.
Una mujer corriendo a través de los pasajes. Estaba asustada, y Bliss
sintió su miedo. Estaba vibrando por todo su alrededor.
Bliss la miró fijamente.
La mujer le devolvió la mirada.
Era Allegra, y no Allegra.
Se veía diferente. Esta era su madre en un ciclo diferente.
Pero fue su espíritu inmortal lo que Bliss reconoció.
Gabrielle.
—¡Corre! —dijo Gabrielle—. ¡Corre! —Ella corrió hacia la fisura, hacia
la oscuridad.
Bliss jadeó y se tambaleó, y Lawson la atrapó.
—¿Qué sucede?
—¡Tenemos que ayudarla! —dijo Bliss.
—No hay nada que podamos hacer desde aquí —dijo Lawson—. Todo
cuanto podemos hacer es observar e intentar entender qué pasó.
—¡Yo no quiero entender! Quiero hacer que eso se detenga antes de
que lo que sea eso la atrape.
—¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Sé quién la está persiguiendo. Sé por qué está huyendo, y ahora él
está cada vez más cerca. Es… es mi padre.
46
Schuyler
Traducido por Mew// Corregido por Mais
L
o que fue más sorprendente que verse de repente en el Infierno
era quién la había llevado allí. ¿Cómo no había reconocido su
voz? ¿Cómo no lo había reconocido desde el principio? Él se
había disfrazado—una ilusión, ahora lo veía—y ni siquiera se
había dado cuenta; no le había dado una segunda mirada al chofer de
negro sosteniendo el cartel.
La ilusión se había ido, y ahora lo podía ver claramente. Su brillante
cabello rubio y ojos de cristal verde. Podía sentir su cuerpo contra el de
ella y su aliento en su mejilla. Él estaba vivo—su corazón saltó ante eso—
¡Jack estaba vivo! Había intentado tanto suprimir sus sentimientos, evitar
preocuparse—pero verlo delante de ella la hizo darse cuenta de lo mucho
que había creído que estaba muerto. Pero su felicidad era solo de ella. Él
no la compartía y no entendía por qué. Miró fijamente su rostro; ¿por qué
lo tenía arrugado de esa forma? ¿y por qué estaba tan frío? Su piel era
como el hielo al tacto—como si estuviera hecho de mármol. Era como una
estatua.
Este no era el reencuentro gozoso que Schuyler había estado
soñando. Algo iba mal con Jack. No era el mismo. ¿Qué le había pasado a
su amado?
—Jack…¿qué está pasando? —dijo en un respiro, girándose hacia él
incluso aunque la sostenía como a una prisionera.
Su mirada era fría y distante. No había chispa en sus ojos, ni calidez.
Era Jack, pero de alguna forma no era su Jack. Schuyler empezó a
sentirse muy asustada por los dos.
—No lo entiendo —dijo—. ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué está
pasando? Jack… ¿qué te ha pasado?
Él no respondió y Schuyler se dio cuenta de lo que había estado
reacia a admitir. Que la presencia que ella había estado sintiendo—
aquellos ojos sobre ella—habían sido él todo el tiempo. Lo había sentido y
había tratado de llegar a él, pero no hubo ninguna respuesta, por lo que
había intentado olvidarse de ello, había tratado de convencerse que no
sentía nada. Que estaba viendo fantasmas; que se estaba gastando una
broma a sí misma.
Pero por supuesto ella lo sabía. Sabía que él estaba el Londres; sabía
que él había estado mirándola. Había estado esperando que él viniese a
ella, que se mostrara, y ahora lo había hecho. ¿Había visto todo lo que le
había pasado? ¿Estuvo ahí cuando se encontró con su abuela? ¿Cuándo
visitó la tumba de su padre?
Miró profundamente a sus ojos, y encontró su mirada devolviéndole el
gesto en blanco. Era como si el Jack que ella conocía hubiera sido
completamente borrado. Sintió su estómago encogerse y las lágrimas
llegaron a sus ojos. Incluso si no podía poner sus brazos a su alrededor, ya
que él las sostenía a sus costados, estaban tan cerca que pudo girar el
rostro y presionar su mejilla contra la fría de él.
—¿A dónde me llevas? —preguntó, incluso si podía suponer que ya lo
sabía—. Estás trabajando de nuevo para Lucifer, ¿verdad?
Él no lo negó.
—¿Pero, por qué? ¿Por qué ahora? ¿Qué le pasó a Mimi? ¿La has
matado?
Schuyler contuvo el aliento. ¿Era eso lo que había pasado? ¿Era por
eso que estaba tan cambiado? ¿Porque la había matado?
—Azrael vive.
—Igual que tú. Así que, ¿cómo?
Luchó contra su agarre y presionó su cuerpo contra el cuerpo de él.
Esperaba que su cuerpo la recordara al menos—que de algún modo, de
alguna manera, él pudiera reconocer su profundo vínculo. Cada vez que
estaban juntos, siempre había mucho calor entre ellos, pero aun así, Jack
permaneció helado y distante. ¿Había alguna forma de traerlo de vuelta?
¿De hacerlo recordar?
—No me importa —dijo ella—. No tienes que explicar nada. Solo
quiero que vuelvas, Jack. Por favor, no hagas esto. Sé que éste no eres tú.
—Tú no sabes nada de mí, Schuyler, nunca lo hiciste. Nunca has
entendido lo que significa ser uno de los Caídos.
—¿Cómo puedes decir eso? ¿Después de todo por lo que hemos
pasado?
Pensó en todo lo que habían hecho juntos—recordó la primera vez que
hablaron, fuera de ese club nocturno de Nueva York—todas esas noches
secretas en el apartamento de Perry Street—su unión en Florencia—y la
última noche en el Cairo…Él siempre sería suyo, y ella de él. Era su gran
amor, y verlo así, incluso de esta forma, trajo alegría a sus sentidos
independientemente de su miedo y confusión.
Jack estaba vivo.
Y sin embargo, Jack estaba muerto.
¿Dónde estaba el chico que le había prometido su vida y amor?
¿Dónde estaba el que le había sostenido tan cerca que muchas veces no
podía ni respirar? ¿Dónde estaba el chico con la sonrisa grave, la poesía y
los libros? ¿El que la llegó a Viena por un capricho? ¿El chico que ella
conocía incluso mejor a sí misma? Quien conocía cada cosa sobre ella,
cada pulgada de su cuerpo, cada aleteo de su corazón. Jack era suyo—él
era su dueño, lo amaba profundamente, y a pesar de esto, aún lo amaba.
¿Dónde estaba Jack? ¿Qué se había hecho a sí mismo?
—Jack, soy yo —dijo ella suavemente—. Permíteme ayudarte.
—Tú no sabes nada —dijo de nuevo—. Y te vi con él.
—¿Qué? ¿Con quién?
—Con él —escupió y ella se dio cuenta de que hablaba de Oliver.
Schuyler quiso reír, aquello era tan absurdo.
—Tú sabes que no hay nada entre Oliver y yo. Ya no. No desde que
dejé Nueva York para estar contigo. ¿Lo recuerdas? Él solo es mi amigo.
Ella quería a Oliver, pero nunca lo había querido del modo en que
amaba a Jack. Jack lo sabía. Lo sabía desde el principio. Eso casi había
roto a su mejor amigo—y a ella admitirlo—pero era la verdad. Siempre
había habido un chico en su corazón. Únicamente Jack Force.
—Sé lo que él quiere…y lo que tú quieres. Lo que siempre has
querido.
La había visto besar a Oliver, se dio cuenta. Su agarre a su alrededor
se apretó, pero no había calor en ello, solo rabia, solo violencia. Él podía
romperla por la mitad, se dio cuenta; romperla como una ramita; matarla
sin pensarlo dos veces.
—Eso no es lo que parece; tú de todas las personas deberías saberlo
—dijo—. Le di un beso de despedida.
—¿Cómo hiciste conmigo? —preguntó con una sonrisa en su voz y
ahora su control sobre ella llegó a ser tan doloroso que todo lo que pudo
hacer fue no gritar.
—¿Cómo puedes decirme eso? —preguntó. ¿Cómo podía mancillar la
memoria de su última noche? Eso era todo lo que tenía de él. Sabía que no
era el mismo, pero aun así dolió.
—Porque no hay nada que puedas decir que yo quiera escuchar —dijo
con una sonrisa cruel—. Nuestro vínculo está roto. Nunca se forjó. Ahora
no hay nada entre nosotros y nunca lo ha habido.
—No crees eso, sé que no. No verdaderamente. ¿Por qué estás
haciendo esto? —susurró ella.
—Porque esto es lo que soy —dijo Jack.
Schuyler entendió lo que le estaba diciendo—que la maldad siempre
fue parte de su naturaleza. Él era un Ángel Oscuro. Había estado
luchando por la Luz, pero al final, se había dado por vencido. Lo que había
ocurrido entre él y Mimi lo había cambiado, justo como Schuyler se había
temido.
Iba a morir. Entendía por qué había venido a por ella. Iba a morir en
sus manos. Esta era la forma en que iba a terminar. Lawrence la había
advertido; Mimi la había advertido. Sin embargo, Jack y ella habían
ignorado todas las señales, todas las advertencias. Habían luchado por
estar juntos, y era así como terminaría. Su amor había sido inútil, dañado
y maldito desde el principio.
Jack continuó sosteniéndola cerca y Schuyler susurró en su oído:
—Te conozco. Sé que este no eres tú. E incluso así, te sigo amando.
Con la misma intensidad como siempre ha sido. Siempre serás mío.
Tómame…soy tuya. Toma lo que sea que necesites de mí, te lo daré
gustosamente. Siempre te voy amar, te prometí eso cuando te fuiste, y
sigue siendo verdad. —Lo miró, y sin importar lo que pasara, sabía que eso
era verdad. Siempre amaría a Jack. Incluso ahora. Incluso si él ya no la
amaba.
Pero Jack no respondió. Se estaba transformando delante de ella en la
visión temerosa que había visto antes. El aterrador ángel cornudo con
magníficas alas, vestido con una armadura de oro. Abbadon, el Ángel de la
Destrucción. El Ángel Oscuro del Apocalipsis.
—¿Qué quiere Lucifer conmigo? —preguntó ella en voz baja.
—Creo que lo sabes.
—La Puerta de la Promesa.
—Tú eres la llave —dijo Abbadon—. Tú nos llevarás al Paraíso. Y el
Cielo sucumbirá bajo nuestro dominio.
TERCERA PARTE.
LOS PECADOS DEL PADRE
L
Traducido por Kripipe// Corregido por Majomaestre27
L
Traducido por Kripipe// Corregido por Majomaestre27
E
n la orilla del río de oro, la ciudad del vencedor se levantará
una vez más en el umbral de la Puerta de la Promesa.
Él la había llevado a la puerta, escondido en lo profundo bajo
la iglesia en pie más antigua de la ciudad: la Capilla de San Juan en la
Torre de Londres. Debajo de la iglesia, en el túnel que conducía a los
Caminos de la Muerte, y hacia el altar de piedra en medio del pasaje.
La Puerta de la Promesa era una losa con un círculo recortado en el
centro, y senderos habían sido tallados en la piedra a su alrededor. Casi
como uno de esos rompecabezas con un pinball en miniatura en ellos.
Jack la puso sobre la piedra, y se sentía fría bajo su espalda. Por
primera vez, ella estaba realmente asustada. Ahora entendía para qué eran
las ranuras de la losa, y cómo se abriría la puerta. Un camino de sangre.
Una vez más, la destrucción de la puerta exigiría un sacrificio.
—Jack —exclamó mientras él se inclinaba hacia su cuello, sus
colmillos extendidos, hasta que pudo sentir su filo en su piel y un hilo de
sangre.
El cuerpo de él descansaba en gran medida sobre el suyo, y podía
sentir sus corazones latiendo en tándem. Ella le había dicho la verdad—
que podía tomar lo que quisiera de ella—y cuando hundió sus colmillos en
su cuello, sintió el mismo estremecimiento de éxtasis y placer que siempre
le traía. Su sangre mezclándose con la de él. Sintió su espíritu
abrumándola, y se abrió a él. Estaba bebiendo de ella tan profundamente,
y ella se rindió—si esto era la muerte, entonces sería bienvenida. Quería
ser uno con él, por toda la eternidad. Podía sentir un cambio en su
interior, una aceleración, una emoción. Él ya no estaba frío, sino caliente,
tan caliente otra vez. Pero él nunca había tomado de ella como esto antes,
y se sintió mareada y débil. Estaba tomando demasiado, demasiada
sangre—y cayó sobre la piedra, y los grabados en la losa cobraron vida,
despertaron, abrieron…
Y siguió bebiendo mientras las sostenía, manteniendo sus manos a
sus costados. Su agarre era como el hielo, grilletes alrededor de su
muñeca. Placer y dolor, vida y muerte, sangre y sacrificio.
Finalmente se detuvo y liberó sus colmillos, pero ahora ella podía
sentir su cálido aliento en la mejilla. Le susurró al oído, y por un
momento, Schuyler pensó que estaba a salvo. Qué él había regresado a
ella al final.
Jack sacudió la cabeza.
—No voy a matarte —dijo suavemente.
—Porque yo lo haré —dijo una voz desconocida.
Schuyler miró hacia el sonido y vio que Lucifer y sus ejércitos estaban
congregados detrás de Jack. Los ángeles Caídos, sus demonios y duendes;
Sabuesos del Infierno y cada criatura del Infierno estaba lista y esperando.
Por el sacrificio.
Por su sangre para abrir la puerta.
50
Gabrielle
Traducido por Kripipe// Corregido por Majomaestre27
P
odía sentirlo. Estaba llamándome. Su voz, tan hermosa incluso
entonces. Él estaba diciendo: Gabrielle. No temas. No me
temas. Te amo. No te haré daño.
Detente.
Detente y escúchame.
Gabrielle, mi luz. Detente por mí.
Pero yo sabía que si paraba estaba perdida. Sabía que él había
planeado esto todo el tiempo, desde el comienzo.
Mientras corría lejos de él. Vi a alguien en los pasajes.
Una chica.
Ella tenía un hermoso cabello rojo y ojos verdes.
Mi hija. Mi hija con él. Lo pude ver en su tristeza. La cicatriz a través de
su camisa. Sabía qué la había puesto ahí. Pude ver los restos de su espada
rota en su alma; sabía que su poder la había sanado.
Comprendí entonces, que este no era el final.
Esto era sólo el comienzo.
Pero tal vez había esperanza.
Había un chico con ella. Un lobo. Y lo supe. Supe cómo conseguir
ayudar.
Pude ver el pasado, el presente y el futuro.
La acerqué a mí.
Le susurré al oído.
51
Bliss
Traducido por ZoeReed // Corregido por Majomaestre27
M
adre.
Lupus Theliel. Mi acónito.
Madre...
Ya ha ocurrido dijo Gabrielle. Nada puede cambiar eso.
Ella se apartó de ellos y siguió corriendo.
Y ellos lo vieron.
Lucifer.
Él apareció en el túnel en su verdadera forma inmortal. Era hermoso
y dorado, sus alas se extendían por completo. Detuvo a Gabrielle, apareció
justo en frente de ella.
La tomó en sus brazos.
Gabrielle.
¡Ahora!
¡Lawson! ¡El portal! susurró Bliss.
Él no dudó. Tomó su mano y la de Malcolm.
El pasaje se abrió ante ellos, y saltaron para pasar.
52
Schuyler
Traducido por Isane33 // Corregido por Majomaestre27
E
l Príncipe de las Tinieblas, el Rey del Infierno, el Lucero del
Alba, el Portador de Luz, Lucifer, el Arcángel del Amanecer,
estaba delante de ella. Era tan hermoso, tal como lo había
sido en la cima de la montaña en Río, cuando Schuyler lo
había visto por primera vez. Resultaba muy doloroso contemplar su
belleza. Su luz era más fuerte que el sol. Era el hijo del Cielo personificado.
Schuyler no podía moverse. Jack ya no la sujetaba, pero ella estaba
bajo un encantamiento oscuro, atada al altar de piedra. Estaba tan débil,
había perdido demasiada sangre, que apenas podía moverse, incluso sin
sus ataduras.
Lucifer sonrió y le acarició el cabello.
—Tan hermosa como tu madre, tal vez aún más.
—No hables de mi madre. No sabes nada de mi madre —le dijo
Schuyler, incluso encontrando difícil hablar.
—Por el contrario, mi querida. Tu madre y yo… bueno, digamos que
somos muy, muy viejos amigos. Conozco a Gabrielle quizás demasiado
íntimamente. Finalmente entendí que esto era lo que me estaba ocultando.
Era tan fácil de encontrar después de todo. Así que esto es lo que ella
había estado planeando. Salvación. Redención. No habrá redención hoy.
Sólo venganza y triunfo.
Lucifer se inclinó sobre su cuello, y Schuyler se apartó de él y cerró
los ojos con fuerza, preparándose para que sus colmillos le perforaran la
piel.
Pero él retrocedió de repente.
—¡Abbadon! ¡Bebiste de ella!
—Mis disculpas, mi señor, la tentación era demasiado grande. —Jack
hizo una reverencia.
—Sí, ya veo —gruñó Lucifer—. No importa. —El Príncipe Oscuro tomó
su espada y le cortó la garganta a Schuyler, le abrió la yugular y la sangre
empezó a manar de ella, a la tabilla de piedra, abriendo la puerta. Un río
de sangre...
Así que así se sentía morir. Schuyler se había preguntado si había
heredado la inmortalidad de los parientes de su madre, y ahora lo sabía.
No la había heredado. Era mortal. Podía morir, e iba a morir ahora. Hoy.
Ella ya no podía hablar, ya no podía pensar. Pero se aferró a la única
cosa que sabía que era verdad. Su amor.
Jack… Jack… mi amor… ayúdame… ella le envió. Incluso si no le
respondía, todavía se aferraba a él. Era todo lo que le quedaba al final.
Solo Jack.
Lo miró fijamente, a sus ojos vacíos, y se preparó para morir, se
preparó para el final de su vida.
No tengo nada que lamentar. No me arrepiento de nada. Lo había
intentado y les había fallado a todos—a su madre, a Lawrence, al
Aquelarre. Le había fallado a Jack también. Por enamorarse de él lo había
condenado. Pero aun así, no podía arrepentirse de su amor. Había hecho
todo lo posible y había fallado.
Cerró los ojos mientras la vida se le escapaba.
Entonces, de repente, a través de la niebla, como si viniera desde
muy, muy lejos, Schuyler lo oyó. Escuchó su voz en su cabeza.
La voz de Jack.
Llegó a ella como un salvavidas, una luz en la oscuridad. Tal como
había esperado. Tal vez el Beso Sagrado había hecho que regresara a ella
de alguna manera.
Pero cuando habló, su voz era fría y cruel.
Solo tu padre puede ayudarte ahora, Jack envió, mientras permanecía
de pie al lado de Lucifer, viéndola morir.
53
Mimi
Traducido por Nati CL// Corregido por Majomaestre27
N
o lo creo —dijo Kingsley, mirando la piedra esmeralda que la
ataba a Lucifer—. No lo creo ni por un segundo.
Pero Mimi estaba cansada de esperar y cansada de jugar a
este juego. Él estaba tan cerca de ella y si no lo hacía ahora, nunca tendría
el valor de nuevo, así que sacó su espada y se lo llevó contra su garganta,
con ganas de acabar con todo, para salvarlo incluso si ella no podía
salvarse a sí misma.
Esperó a que llegara la muerte.
Pero la muerte no llegó.
Kingsley era más rápido, más fuerte, y en lugar de dejar que su
espada la partiera en dos, la dirigió hacia el corazón de la esmeralda.
—¡No! —gritó ella.
La esmeralda estalló en Fuego Blanco y desapareció.
Mimi parpadeó con los ojos abiertos. Estaba viva y Kingsley estaba
vivo. El terrible peso oscuro había caído de sus hombros.
Se arrojó a sus brazos y sollozó.
Kingsley la agarró contra él y ambos cayeron de espaldas al suelo, y él
la estaba besando, y ella lo besaba con una pasión que la sorprendió
incluso a ella.
Él estaba sonriendo. Era tan guapo y valiente, y la abrazó como si
nunca la dejaría ir.
—¿Cómo hiciste eso? —preguntó ella.
—El Fuego de Dios. Hemos equipado todas nuestras espadas con el
poder del Espíritu Santo. Destruyó la Maldición de Lucifer. Entonces, ¿qué
está pasando? ¿Vas a decirme?
Ella le contó todo, justo cuando la puerta se abrió con una explosión.
Oliver se quedó allí, balbuceando e histérico. Había usado el código
del Venator que Kingsley le había dado en secreto para hacer un
seguimiento al refugio.
—¡Schuyler! ¡Se llevaron a Schuyler… van llevarla a la puerta!
54
Lupus Theliel
Traducido por Nati CL// Corregido por Majomaestre27
H
abían regresado al inframundo, recogido el resto de la
manada en los pasajes, y de regresó a su antigua casa. Bliss
podía ver el humo, oler el fuego, y respirar la ceniza de las
tierras áridas, el mundo olvidado, donde nada crecía y todo
estaba muerto. El cielo eternamente gris colgaba por encima de ellos.
—Espero que recuerdes tu camino por aquí —susurró Bliss.
—Como si fuera ayer —respondió Lawson—. Vamos, los lobos están
en sus guaridas.
—¿Y qué pasa con los trolls? ¿Y los maestros? —preguntó Malcolm.
—¿Qué pasa con ellos? —Lawson sonrió.
—No tienes miedo —dijo Bliss.
Él negó con la cabeza.
—Tu madre. El Ángel del Señor. Gabrielle. Ella me llamó Fenrir28.
Bliss se dio cuenta de que nunca lo había creído antes. Incluso
después de que él había destruido a Romulus—incluso después de todo lo
que había sido capaz de lograr. Lawson no había creído en sí mismo. No
podía aceptar que era el que iba a salvar a los lobos de la esclavitud.
Con un gran rugido, Lawson se transformó en el gran lobo, y Fenrir se
puso delante de Bliss. Él era más grande que Romulus; más grande que
todos los animales del Infierno.
Su fuerza romperá nuestras cadenas.
28
En la mitología nórdica, es un lobo monstruoso. Es el padre de los lobos, hijo de Loki.
En su espíritu vamos a renacer.
Bliss miró a la manada: se habían transformado también. Los lobos
de pie en un círculo a su alrededor. Sus ojos brillaban con los sellos de la
media luna azul que los marcaba como pertenecientes a Fenrir.
Estaba sola.
Ya no era un vampiro.
Pero mientras lo descubrió, ya no era humana tampoco.
Se miró. Sus garras. Sintió la nitidez de sus colmillos. A diferencia de
los colmillos de vampiro. Sintió la fuerza de su cuerpo, en su naturaleza
animal.
Ella era una de ellos.
Sea lo que sea que su madre había hecho, ella había hecho esto. Le
había dado el don lobo. Le había dado la fuerza para pertenecer.
Lawson la acarició.
Eres realmente uno de la manada ahora. Corre conmigo.
Los lobos aullaban, un grito de guerra, una advertencia:
Estamos llegando. Estamos llegando, mis hermanos y hermanas.
Fenrir ha regresado.
Vamos a romper sus cadenas. Vamos a llevarlos en libertad.
Vamos a traer la guerra a nuestros enemigos.
¡Levántense, levántense! Es nuestro tiempo. La Guerra de los Cielos
está sobre nosotros. Levántense, lobos de la guarida, lobos de la guardia.
Levántense y derrotemos al enemigo que matamos una vez antes.
55
Schuyler
¿
Traducido por Nati CL// Corregido por Majomaestre27
L
os lobos aterrizaron en la batalla, al encuentro de sus antiguos
amos con uñas y dientes. Con espuma en sus labios y la
sangre en la boca. Por venganza. Por la victoria. Por la libertad.
Habían seguido a Fenrir mientras corría a través de los pasajes, hacia
la Puerta de la Promesa que Gabrielle le había mostrado, y apareció en la
lápida mientras Schuyler sostenía la espada de Michael en alto.
—¡Destruyan a nuestros enemigos! —Fenrir rugió—. ¡Háganlos sentir
nuestra ira, nuestra venganza!
Bliss vio a Schuyler a través del caos y quería correr hacia ella, pero
no había tiempo. La batalla estaba sobre ellos. Lucharían o morirían. Los
lobos habían sido despojados de sus cadenas; eran salvajes y feroces.
Demonio-combatientes. Demonio-asesinos.
Plata contra la carne, el Fuego Blanco del Cielo contra las bestias del
Infierno. Los lobos lucharon con valentía y coraje, pero sus números no
eran rival para el Fuego de Dios, por la llama que quemaba sus propias
almas.
Ellos corrían aullando hacia los bordes, aullando en retirada.
Hasta que un resplandor de luz brilló en la oscuridad.
Una luz que era tan brillante como el Fuego de Dios—aún más
brillante—esta era la luz del Santo Grial, bendecida por el espíritu del Hijo
de Dios. La verdadera luz del Cielo.
Los Venators habían venido.
57
Mimi
Traducido por Nati CL// Corregido por Majomaestre27
L
os ángeles Araquiel y Azrael habían venido a luchar por la Luz,
para defender la Puerta del Cielo contra sus enemigos. Volaron
a la batalla con un equipo de ángeles, vestidos en su
armadura dorada, mientras que en todas partes, cuernos,
cuernos, cuernos sonaron en señal de triunfo, al igual que cuando Michael
se había llevado a los ángeles hace tanto tiempo.
Sus espadas estaban en llamas con el Fuego de Dios, y sus corazones
eran puros y alegres mientras cayeron sobre los demonios y sus hermanos
Sangre Plateada.
Ellos dijeron que no había nada más bello que el día que Araquiel
partiera al demonio Leviatán en dos, y trajera la muerte a los traficantes
de muerte. Azrael era una valquiria poderosa, sus garras encendidas en
luz, y los demonios se encogieron y cayeron sobre sus espadas y se
dispersaron.
Con los lobos a su lado, los ángeles lucharon valientemente, y la
lápida se tiñó de rojo con la sangre de sus enemigos.
Azrael se arrodilló, tomando un respiro.
—La victoria es nuestra —dijo Araquiel.
—Sí —susurró Azrael. Pero ella tropezó, agarrándose el estómago,
donde había sido herida. El Fuego Negro había trabajado su camino en su
sangre. La consumiría…podía sentir el veneno comer en su alma.
—Eres Azrael. Eres más fuerte que esto —dijo Araquiel en la
desesperación—. No puedes dejarme ahora.
—Yo no quiero dejarte —susurró Azrael, pero sus labios estaban fríos
en su mejilla, y él supo que no le quedaba mucho tiempo.
Sus lágrimas cayeron sobre su rostro, bañándola con su dolor.
58
Schuyler
Traducido por Isane33 // Corregido por Majomaestre27
N
o podía encontrarlo. No podía ver dónde había ido. Ellos
habían sido separados en el caos de la lucha. ¿Jack… dónde
estás? Pero todo era humo y llamas, todo era anarquía,
guerra y ruina. Los lobos estaban por todas partes, y los
Venators estaban luchando con cada onza de sus almas. Los vampiros se
habían transformado—eran ángeles ahora—igual que en la batalla que los
había condenado a la oscuridad. Ahora estaban en la batalla final por la
redención, luchando por volver al paraíso del que habían sido desterrados.
Pero ¿dónde estaba Jack?
¿Dónde estaba su amor?
Schuyler luchó con valentía y de manera constante, blandiendo la
espada de su padre, abriéndose camino hacia la vanguardia, hasta que
encontró a los dos ángeles luchando entre ellos, la Oscuridad contra la
Luz, sus espadas de oro chocando sobre la tablilla. Entonces uno se
resbaló… y…
Schuyler sostuvo la espada contra su corazón.
Lucifer estaba tendido sobre la lápida.
La espada de Michael lo retenía allí.
Schuyler podía saborear la victoria de su pueblo. El momento había
llegado. Su oportunidad de destruirlo de una vez por todas. De destruir al
Príncipe Oscuro con la espada del arcángel.
—No creo que quieras hacer eso —le dijo Lucifer con calma.
—Créeme, no hay nada que quiera más —le respondió.
—No puedes ver detrás de ti —dijo él—. Pero yo sí. Abbadon, ¿te
gustaría describir lo que está sucediendo en este momento? —preguntó
Lucifer—. Dile lo que está pasando.
¿Jack? ¿Qué está sucediendo?
Haz lo que tengas que hacer. Toma tu oportunidad. No pienses en mí,
Jack le envió.
—¡Oh, qué dulce! —dijo Lucifer—. Él va a sacrificarse.
Schuyler lo sabía. Podía verlo en el encantamiento, en el ojo de su
mente, incluso sin necesidad de darse la vuelta. Sería una victoria vacía.
Danel tenía una espada en la garganta de Jack. Schuyler podía matar
a Lucifer, pero Danel mataría a Jack. Ella ganaría, pero perdería su amor.
Y entonces se dio cuenta de que no era la primera vez que alguien se
había enfrentado a esta elección. Que hace mucho tiempo en Roma, su
padre había estado en la misma encrucijada.
59
Gabrielle
Traducido por Manati5b // Corregido por Karlix
P
odía sentir sus brazos a mi alrededor. Sus alas rodeándome, su
suavidad en mi piel. Podía sentir su aliento en mi mejilla, y sus
labios estaban sobre los míos.
Gabrielle.
Luego se detuvo.
Tú estabas ahí. Tú nos encontraste.
Michael.
Sostuviste tu espada contra su garganta.
La victoria a tu alcance.
Mátame, susurró Lucifer, y matas a Gabrielle.
El demonio me sostuvo en sus brazos, sosteniendo su espada en mi
vientre. Él empezó a hundir el cuchillo en mí.
Pero el tiempo se detuvo.
En esa fracción de segundo cuando el mundo se detuvo.
Y dejaste caer el cuchillo.
Alejaste la espada del demonio de mí.
Me caí al suelo.
Lucifer vio su oportunidad y se resbaló de tu agarre.
Viví.
Pero puedes tener tu victoria Michael. Podríamos haber sido liberados
del demonio que afectó a nuestro pueblo, el demonio que trajo la vergüenza
a los ángeles y nos maldijo en la oscuridad. El demonio que quería el Cielo
para sí mismo.
Deberías haberme dejado morir.
¿Ves lo que has hecho?
Creímos que habías vencido al Príncipe Oscuro.
Que lo habías enviado al Infierno.
Pero no lo hiciste.
Me salvaste en su lugar.
Pensamos que habías librado al mundo del mal, pero en su lugar se le
permitió al mal regresar al mundo, se le permitió pudrirse. Se le permitió
regresar en la forma de mi amante, así ambos nos volveríamos más
distanciados. Se le permitió cazar a los de nuestra especie a través de los
siglos. Tú sabias porqué los de Sangre Azul estaban muriendo. Tú sabias
que los hermanos de Plata eran los responsables. Lo ocultaste de mí. Los
dejaste tomarnos. Permitiste que los vampiros fueran tomados, sacrificados,
para esconder tu fracaso. Entrenaste a los Petruvians para que mataran
inocentes, y así la guerra continuaría entre los de nuestra especie. Mientras
tu debilidad aumentaba, las Puertas del Infierno también se debilitaban.
Las fronteras entre los mundos se desintegraron.
Fuiste corrompido por tu amor.
Al dar tu amor, dejaste que prosperara el mal en nuestro mundo.
Y así mantuve mi secreto. Acerca del camino que encontré. Mantuve el
secreto de nuestra salvación de ti porque ya no confiaba en ti.
Especialmente cuando los vi. A los jóvenes. Agotados. Consumidos por
completo. Fue entonces cuando corrí a los brazos de mi familiar humano.
Fue cuando finalmente dejé de amarte.
Así que esta era la elección, Schuyler vio. Este era su destino. Esto
fue para lo que su madre la había preparado.
Schulyer luchó contra ello. Esto era diferente. No era lo mismo. Ella
tenía el poder de Michael en su espada. Los lobos a su comando. Los
Venators armados con el poder del Espíritu Santo. Podía salvar su amor.
Podría salvar a Jack, sabía que podría, así como su padre había salvado a
Gabrielle. Era diferente esta vez. Podría retirar la espada. Podría no tener
que sacrificar a Jack. No después de todo lo que habían pasado; no
después de todo por lo que habían luchado. Habían luchado tanto para
estar juntos y ella todavía podría tener ambos, la victoria y su amor.
Todavía podría ganar, lo sabía. Habría otra oportunidad. La batalla aún no
terminaba. Ella no iba a matar a Lucifer en ese momento. No podía
sacrificar su amor. Nunca. No podría perder a Jack. Lo amaba demasiado.
Dejaría ir al diablo.
El fracaso de mi padre.
Mi fracaso.
—¡Schuyler!
Era Oliver. Su amigo. Estaba cubierto de ceniza y sangre, y él
también, sostenía una espada. ¿Qué estaba haciendo en medio de esta
batalla? Oliver iba ser asesinado. Era el único humano. Y verlo, le hizo
recordar las palabras de su madre:
Recuerda que cuando llegues a la encrucijada. Cuando el tiempo se
detenga. Cuando el camino esté abierto para ti. Recuerda quien fue tu
padre…
Schuyler tenía dos padres.
Su padre humano.
Stephen Bendix Chase. Quien no tenía nada de la gloria de Michael;
quien era un simple humano. Su única fuerza fue su habilidad de hacer lo
correcto. Un buen hombre. Alguien que le dijo a Gabrielle que hiciera su
deber y regresara con Michael. Porque el amor no era la respuesta a todas
las preguntas. Porque el verdadero amor significaba sacrificio.
A veces el amor significaba dejar ir.
Schuyler sabía qué tenía que hacer. Para lo que se había preparado
toda su vida. Cada momento con Jack siempre había llegado a esto.
Siempre. No había escapatoria. No había final feliz para ninguno de ellos.
Era tiempo de decir adiós.
Te amo.
Siempre, envió Jack. Siempre y para siempre. Él siempre había sido
verdadero, y estaba agradecida de que nunca había dudado de él, ni por
un momento. Su tiempo había terminado. No había tiempo ni para una
última mirada, un último beso, un último…
En el encantamiento, sintió su espíritu llegar a ella. Él era tan
hermoso, un ángel de la Luz. Estaban juntos; estaba con ella incluso
cuando el ángel Danel hizo bajar su espada y la hundió en el corazón
oscuro de Abbadon.
Schuyler gritó con angustia, pero no había nada que pudiera hacer.
—¡JACK! —sollozó—. ¡JACK!
Pero ella había hecho su elección.
Jack cayó al suelo, pero estaba muerto antes de golpear la piedra.
Abbadon no existía más.
Por primera vez, Schuyler vio el miedo en los ojos del Príncipe Oscuro.
Lucifer la miró con asombro.
—Lo amabas —dijo con voz áspera—. Y lo dejaste morir.
Schuyler lo miró sin piedad, y con un empuje poderoso, hundió la
espada de Michael en el corazón del demonio.
Hubo una gran explosión, como si el mismo universo temblara por la
fuerza de su muerte. Los demonios chillaron, los Ángeles Oscuros gritaron.
Su dolor era insoportable, y hasta el mismo Cielo temblaba por la
destrucción de su hijo mayor. Era como si la sustancia misma del tiempo
hubiera sido desgarrada en dos, y por un momento, todo estuvo quieto y
en silencio, mientras los pasajes sanaron y se fusionaron en uno.
Schuyler se derrumbó bajo el peso de su espada y su dolor.
E
lla vio a Abbadon en la encrucijada y trató de llamarlo, pero
él ya se había ido. Flotó durante un momento, por encima de
la batalla, y luego se dio cuenta de que podía volver ahora
que su muerte había curado su herida. El vínculo entre ellos,
que los había unido, se había roto. Finalmente roto.
Abbadon estaba muerto.
Ella era libre.
Azrael abrió los ojos.
Vio que Araquiel tenía lágrimas en los suyos, y se las limpió.
Tenía el rostro alegre y lleno de luz, pero por un momento se atenuó.
—Abbadon no está más. Lo siento. Sé que lo amabas —dijo, con su
voz ronca y rota.
Ella asintió con la cabeza.
—Le echaré de menos hasta el final de mis días. Pero tenía razón de
hacer lo que hizo.
Se dio cuenta de que Abbadon había estado jugando un juego. Sabía
que Lucifer había descubierto su engaño y por lo tanto había trabajado
uno de los suyos. Había fingido ser Abbadon de la Oscuridad, cuando
siempre había estado trabajando para la Luz.
Se levantaron y contemplaron los remanentes de la escena. Muchos
se habían caído. De los Venators, tanto Sam como Deming habían perdido
a su gemelo. Muchos lobos habían perdido sus vidas. Había dolor y había
pena, pero también había esperanza. Habían luchado y habían ganado. El
Cielo estaba seguro. Lucifer vencido.
—¿Por qué me siento tan sola? —Azrael dijo. El vínculo estaba roto.
Estaba vacía. Su gemelo, su estrella, su hermano, su enemigo, su amor, se
había ido. Lloró por Abbadon.
—Nunca —Araquiel dijo—. Nunca estarás sola otra vez. No si tengo
algo que decir al respecto.
61
Schuyler
Traducido por Nati CL // Corregido por Karlix
H
abía alguien ayudándola a levantarse, y al principio pensó
que era Jack. Pero cuando abrió sus ojos, vio que no era así.
Michael se puso delante de ella. El ángel inmortal había
regresado de la prisión de la Blanca Oscuridad, del Infierno que se había
creado para sí mismo, desde la oscuridad de su fracaso. Su padre era
blanco y puro. La pura luz del Cielo brilló en sus ojos.
Él le sonrió suavemente.
—Mi hija —dijo—. Estoy muy orgulloso de ti.
Había alguien con él.
Gabrielle. Ángel Eterno. Su madre. Ella era mucho más hermosa de lo
que había sido nunca. Había regresado a su gloria, a su magnificencia
completa. Así que este era el Incorrupto. Schuyler ahora entendía lo que
eso significaba.
Libre de pecado.
Llena de alegría.
Belleza y luz.
Había alguien con ellos. El padre de Schuyler. Bendix Chase. Parecía
extrañamente insignificante al lado de los dos ángeles dorados, pero
Schuyler vio sus ojos azules amables y se alegró. Los tres le sonrieron.
Pero había muchos más. Lawrence estaba allí también, y Cordelia;
Kingsley y Mimi, Bliss y Lawson. Oliver. Dylan. Jane. Muchos de ellos
mirándola, observando, esperando.
—¿Y ahora qué? —preguntó.
Entonces vio que la puerta se había abierto, que el camino delante de
ellos estaba lleno de luz.
—Guíanos —dijo Gabrielle, señalando el camino—. Nosotros
seguiremos.
Se dice en nuestro pueblo que la hija de Gabrielle nos traerá la
salvación que buscamos.
La Redención de los Caídos había comenzado.
DESPUÉS
COMPLETOS PRINCIPIANTES
S
chuyler había elegido ir a la universidad casi tan lejos de la
ciudad de Nueva York como pudiera mientras aún
permaneciera en los adyacentes de los Estados Unidos. El
campus era hermoso, con palmeras y edificios estucados de
color rojizo. Ella había bromeado con Oliver que se sentía más como ir a
un club de campo que a una universidad, ya que incluso había un lago
artificial para las clases de remo.
Tres años habían pasado desde la batalla final. Era la primera
semana de Mayo, y los amigos de Schuyler estaban haciendo planes para
el verano—becas para viajar, prácticas; todos estaban listos para salir,
listos para irse. Schuyler estaba sentada en la hierba con ellos, viendo sus
rostros animados, riéndose de sus bromas, pero cuando le preguntaron
sobre sus planes ella se encogió de hombros.
Pensó que podía quedarse aquí durante tanto tiempo como le fuese
posible—ver los días hacerse más largos y las noches más cortas, disfrutar
de ser joven durante el tiempo que pudiera, a pesar de que había celebrado
su vigésimo primer cumpleaños ese Septiembre.
Una brisa sopló, y recogió sus cosas y se subió a su bicicleta,
pensando en pasar por la biblioteca para recoger unos libros para la
investigación de su tesis. Por fin había decidido una especialidad—había
sido tentada a seguir el camino de su hermana, pero al final decidió que no
era para ella, para la decepción de Finn. Aunque se sentía atraída por el
arte, eso no era lo suficientemente apasionado como para estudiarlo en
serio.
Finn se había trasladado a Nueva York para trabajar, y era su
preciado sueño que ambas pudieran compartir un apartamento en la
ciudad algún día. Pero por mucho que Schuyler extrañara a su hermana y
la ciudad, estaba disfrutando de estar lejos de tantos recuerdos. Era
demasiado pronto. Schuyler disfrutaba de su anonimato en California.
Nadie sabía quién era ella, nadie le hacía preguntas sobre su pasado.
Lawrence siempre había defendido la determinación y la satisfacción
de un gran interés: No pierdas tu vida en la monotonía, él le había dicho
durante esas interminables lecciones.
Así que había elegido una carrera que le fascinaba: La Historia.
Porque les decía a quienes no la estudian que estaban condenados a
repetirla, y después de lo que había pasado, parecía una razón suficiente
para elegirla.
Aparcó su bicicleta y se dirigió a la biblioteca, a su acostumbrado
cubículo, pero descubrió que el bibliotecario le había dado su reserva a
otra persona por error. Schuyler suspiró y se acomodó en una de las
grandes mesas en medio de la biblioteca, donde varios estudiantes
trabajaban codo con codo.
Apenas había extendido sus libros cuando notó que alguien leía en
frente a ella. Un chico. Se veía tan familiar.
Estaba leyendo acerca de Roanoke.
63
Mimi
Traducido por 3lik@ // Corregido por Mew
E
n toda su vida, Mimi Force siempre había tenido la unión
perfecta. El vestido perfecto, el lugar perfecto, la fiesta
perfecta.
Esta era diferente a cualquier unión que hubiera asistido.
Por un lado, estaba en el inframundo.
Pero de alguna manera, a Mimi le gustaba la idea. Había algo
indecoroso al respecto, y le gustaba lo ansioso de ello. Se sentía por un
momento un poco malvado cuando había tan poco espacio para la maldad.
Ella había estado en los jardines del Elíseo, había probado el agua de
las fuentes, y cuando se le dio elegir, eligió venir aquí.
Con él.
Ellos no pertenecían ahí arriba. Edén ya no era su casa. No para
gente como ellos. Ella se crió aquí. Era el Ángel de la Muerte. La que
traería los Jinetes del Apocalipsis. ¿Para qué necesitaba la luz de Elíseo?
Ella estaba hecha de fuego y azufre, humo y sombras.
Ellos eligieron volver a casa.
—¿Estás segura? —él le había preguntado.
—Estoy segura.
A Mimi le gusta tener su propio reino, su propio dominio. Y el Duque
del Infierno necesitaba una novia.
Además, ¿qué más podía pedir cuando todo era perfecto? Había
mucho que hacer en el inframundo, y ellos iban a hacerlo hermoso. Las
cosas iban a cambiar por aquí, ahora que los lobos eran libres. El Infierno
estaba a punto de congelarse.
—Vamos a transformar este lugar —dijo Kingsley—. Nadie va a estar
aquí que no quiera y los que se queden ayudarán a reconstruirlo.
Su ceremonia de unión iba a tener lugar en una parte que habría sido
inconcebible hace unos pocos años: un jardín de rosas, algo de lo que
Kingsley se había encargado con sus propias manos.
Él se puso de pie en medio de las flores. Aún era Kingsley, su cabello
desenfadado, su ropa un poco torcida. Y ¿qué llevaba Mimi? a ella no le
importaba. Podría haber estado usando trapos; tal vez los llevaba. Eso no
importaba.
Kingsley le entregó un ramo de flores.
—¿Todavía estás segura que no quieres una gran fiesta? ¿Con tus
amigos, o alguien?
Ella negó con la cabeza.
—Jack se ha ido, y Bliss es una de los lobos ahora. Schuyler y yo
nunca fuimos cercanas. Oliver, tal vez, pero él está muy ocupado. No
importa. Todos los demás... no son importantes. Solo tú.
—¿Vamos, entonces? —preguntó Kingsley.
Ella asintió.
Mimi dijo las palabras que había estado esperando decir en toda su
vida inmortal, palabras que a las personas les importa escuchar.
Una nueva unión. Para reemplazar la anterior. Una de ellos mismos,
de su propia elección.
—Me entrego a ti —dijo Kingsley, con las manos entre las suyas—. Y
te acepto por lo que eres. Tú eres mi mundo.
Mimi le sonrió, una ardiente y emotiva sonrisa, y se sentía como si
fuera a estallar de felicidad. Kingsley la levantó en sus brazos, y ella supo
que había tomado la decisión correcta.
Pero, en realidad, Mimi Force rara vez se equivocaba.
64
Bliss
Traducido por 3lik@ // Corregido por Mew
U
na de las cosas tan maravillosas de vivir en otra época era
que podrías vivir en cualquier momento y cualquier lugar en
la historia. La semana pasada estuvieron en Viena, en los
años 20. Luego habían pasado el verano en Newport de
1870, y luego en Seattle a principios de los 90. Ellos siguieron las reglas de
cronometraje, asegurándose de no dejar una marca o causar una
alteración.
Solo estaban allí para observar y proteger, para asegurarse de que la
historia se desarrollaba en la forma en que se suponía que debía. Hasta
ahora, no había otras divisiones, nada de pasajes reflejados.
Bliss había sido una animadora de Texas y de la alta sociedad de
Nueva York, pero decidió que le gustaba mejor esta nueva encarnación.
Era miembro de la Guardia Pretoriana, parte de una manada de lobos, y
pareja de su líder, Fenrir, que siempre sería Lawson para ella.
Había ocurrido naturalmente—no hubo intercambio de palabras, sin
votos bonitos, pero Bliss entendió su antiguo lenguaje, no necesitaban una
ceremonia. Ellos se unieron y estuvo hecho.
La manada se dispersó por la línea de tiempo con el resto de los lobos.
Edon y Ahramin habían roto; algunas cosas estaban más allá de la
reparación. En cuanto a los chicos, Mac y Rafe, se deleitaron con su nueva
libertad, pavoneándose con la armadura Pretoriana una vez más.
De vez en cuando Bliss y Lawson visitaban a Oliver en Nueva York y a
Schuyler en California. Bliss extrañaba a su tía Jane, pero ella entendía la
elección de volver de los Vigilantes; para seguir a Gabrielle y Michael de
nuevo en el Paraíso. Como muchos de los Caídos, Jane se había cansado
de la tierra y sus tristezas.
Pero Bliss estaba cansada del duelo. Ahora era el momento de la
alegría y la satisfacción.
En los últimos años, ella y Lawson habían vivido en todo el mundo,
en todo lugar y tiempo, y sin embargo, siempre regresaban al campamento
en el maravilloso bosque con las casas en los árboles que los lobos habían
construido. No estaba lejos de la caverna de Arthur, y se sentía más como
en casa. A Lawson le gustaba vivir al aire libre, le gustaba vivir en los
árboles. Su alma de lobo necesitaba del bosque, necesitaba del refugio de
la madera y la hoja.
—Finalmente estamos en casa —dijo Bliss, que venía detrás de él y
colocó sus brazos alrededor de su torso. Lo sostuvo con fuerza y se apoyó
en sus brazos.
Él se dio la vuelta y sonrió.
—Tú eres mi hogar —dijo él, y le acarició la mejilla.
Ella suspiró. Había estado buscando un verdadero hogar durante
toda su vida, y finalmente descubrió que ese hogar estaba en los brazos de
Lawson.
65
Schuyler
Traducido por 3lik@ // Corregido por Mew
S
chuyler no podía dejar de mirar al chico en la biblioteca. No
podía ser, ¿verdad? No podía ser él. Se veía diferente de
alguna manera, incluso si los atributos físicos eran los
mismos: el cabello dorado, ojos verdes. Pero era imposible. Él
estaba muerto. Habían pasado tres años ya, pero era como si hubiera
sucedido ayer.
El chico levantó la vista de su libro y llamó su atención.
Ella dejó sus libros.
—Siento molestarte, pero... —comenzó ella.
—¿Sí? —preguntó él.
—Es solo que... te pareces a alguien que conocí.
—¿En serio? —Sus labios estaban apretados, casi como si estuviera
tratando de contener la risa.
Era imposible, y sin embargo...
—Eres tú, ¿verdad? —preguntó ella.
Jack Force sonrió. Porque era él, y Schuyler se preguntó por qué no lo
había visto antes. Pero era como si un velo se hubiera levantado, y ahora
pudiera verlo claramente.
Quería lanzar sus brazos alrededor suyo, abrazarlo allí mismo, en
medio de la biblioteca, en frente de todos. Pero tenía demasiado miedo de
que no fuera real, que tal vez estuviera alucinando. Era demasiado bueno
para ser verdad, y no se atrevía a creerlo.
—¿Dónde has estado? —preguntó.
—Aquí mismo, siempre —dijo él.
Y ahora su corazón le estallaba en el pecho, y sentía como si no
pudiera respirar. Jack. Vivo. Se sentía casi sin respiración por tanta
alegría.
—Vamos —dijo, y la condujo fuera a un banco del parque, olvidando
sus libros—. Oye —dijo, tomando su mano.
La atrajo hacia él y la abrazó. A Schuyler le temblaba todo el cuerpo.
Quería llorar, pero estaba tan feliz. Mantuvo la mano en la suya,
agarrándola con fuerza, sin poder creer lo que estaba justo en frente de
ella.
—¿Cómo? —preguntó—. No entiendo. Pero en serio, ¿dónde has
estado todo este tiempo?
—Cuidando de ti —dijo—. Me había ido, y cuando desperté estaba a
un lado de la carretera. Alguien se detuvo y me recogió y me llevó a un
hospital. No tenía idea de quién era. Pero todo volvió a mí, poco a poco.
—Te vi morir.
—Morí —dijo—. Pero al igual que todos los vampiros, me dieron una
elección, y opté por regresar. He estado buscándote desde entonces.
—He estado aquí, todo este tiempo, esperando —dijo ella.
Ella había llevado a los Caídos de vuelta al Paraíso, y en el Jardín del
Edén, los vampiros habían sido perdonados. La maldición fue levantada, y
a los niños perdidos del Todopoderoso se les había dado una elección.
Ellos podrían ascender a los Cielos, o regresar al mundo y continuar con
su vida inmortal. Pero el camino de vuelta a casa siempre estaría abierto
para ellos cuando se cansaran de su vida por encima de la tierra. El
Paraíso les daría la bienvenida, mientras lo fuera para los Sangre Roja. La
redención estaba en sus manos ahora. La salvación una elección
individual.
La mayor parte de los Caídos había optado por volver a casa al Jardín
que habían perdido hacía tanto tiempo. Pero Schuyler había decidido
regresar.
Ella era mitad humana. Aún tenía familia y amigos, y no podía
imaginar que el Paraíso le trajese nada excepto dolor sin su amor.
Atrajo la cálida mano de Jack a su mejilla y vio que aún llevaba su
anillo de unión en el dedo izquierdo. Al igual que ella llevaba el suyo. Sus
anillos a juego brillaron con la luz del sol.
—¿Qué pasará ahora? —preguntó Schuyler. Pero de alguna manera,
lo sabía. Ellos estaban juntos. Tendrían hijos algún día. Ella era mitad
mortal; había sido bendecida con el don de la procreación. Niños.
Esperanza. Bendiciones. Había mucho que esperar.
En verdad, esto solo era el comienzo de su historia.
Entonces, finalmente, se estaban besando, la boca de él sobre la de
ella. Después sintió sus brazos rodeando su cintura y estuvo sentada en
su regazo, con él abrazándola y besándola y ella devolviéndole el beso;
luego, su cabeza en su pecho y ella pasándole los dedos sobre su suave
cabello.
Jack había vuelto a ella. Jack estaba vivo.
—No lo sabía —dijo ella—. Te extrañé tanto. No sabía que regresarías
a mí. Pensé que te había perdido para siempre.
—Hiciste un sacrificio —dijo Jack—. Y el Cielo te recompensó.
66
Regente y Conducto
Traducido por ZoeReed // Corregido por Mew
O
liver Hazard-Perry observó cómo los Conductos hacían los
ajustes finaleslimpiando una superficie aquí, ajustando un
marco de fotos allá. Había llevado tres largos años
reconstruir el Repositorio, pero finalmente había sido
terminado. Los estantes brillantes eran abastecidos una vez más con los
libros y documentos de la verdadera historia del mundo, y los Conductos
estaban ocupados actualizando los archivos, manteniendo el seguimiento
de los miembros restantes del Aquelarre.
Oliver entendía la elección que Schuyler y Jack habían hecho para
mantenerse alejados. Ellos anhelaban una vida normal. Después de la
graduación de Shuyler, le habían hablado de sus planes para instalarse en
California, cerca de su abuela. Se escuchaban felices y contentos, y Oliver
estaba feliz por ellos. Estaba feliz por todos ellosMimi y Kingsley, Bliss y
Lawson, sus amigos e iguales.
Pero había asuntos que atender, reuniones del Comité que discutir,
reglamentos a ser forzados; nuevos Venators necesitaban ser entrenados
para llenar las filas. El Aquelarre tenía que ser reconstruido para aquellos
que optaran por quedarse.
Oliver se alegró de que sus estudios en Columbia no interfirieran con
su trabajo. Tenía que estar aquí, en Nueva York, cerca de la sede. Había
mucho trabajo que hacertanto que limpiar. Todavía había Nephilim en
los alrededores, y las Puertas del Infierno, aunque seguras, tendrían que
ser vigiladas una vez más. La Guardia Pretoriana mantendría los Pasajes
del Tiempo fuera de daño, y Kingsley y Mimi mantendrían un ojo en el
inframundo.
Oliver seguía sin creer su suerte. Él se había arrodillado a los pies del
Todopoderoso. ¿Qué recompensa había buscado Oliver? Había pedido su
mayor deseo, el que lo había alimentado desde que era un niño, y fue
cumplido.
¿Cómo va? preguntó una voz.
Levantó la vista y sonrió.
Finn Chase se puso de pie con una mano en la cadera. Era tan
hermosa, y sus ojos azules brillaban con vida y alegría. Ella se había
trasladado a Nueva York para trabajar, ya que Oliver le había ofrecido un
puesto.
Él asintió con la cabeza.
Ya casi estamos ahí. Vamos a reabrir en la fecha prevista.
EL FIN
Agradecimientos de la
autora
La serie Blue Bloods cambió mi vida—y las palabras no pueden
expresar lo agradecida que estoy con la gente que lo trajo a la vida y a la
gente que le dio la bienvenida a sus vidas a mis personajes.
Pero lo intentaré.
Melissa de la Cruz
Ahora divide su tiempo entre Nueva York y Los Ángeles, donde vive en
Hollywood Hills con su esposo e hija.