Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Personalmente creo que la maravilla que se produce en las clases de yoga es,
simplemente, el conocimiento del cuerpo, la contención, la confianza en el propio
organismo y en el proceso natural del embarazo, en saber que no estoy sola y somos
muchas las que transitamos los temores, las incertidumbres. Y sobre todo nos
sentimos respetadas y escuchadas. Nada más y nada menos.
A todo lo anterior le podemos sumar además los beneficios de los que los médicos
o profesores de gimnasia nos hablan:
Mejora la postura.
Mejora el descanso por lo que incide sobre la ansiedad que se genera ante el
insomnio o la dificultad en las horas de sueño.
Un cuerpo trabajado conscientemente acompañando el proceso del
embarazo, es un cuerpo que sin dudas estará más preparado para el parto.
Relajación
Respiración
Diafragma entrenado
Es importante saber que no contamos con mucho tiempo para trabajar con esta
futura mamá que llega a nosotras, en el mejor de los casos si comienzan a las 12/14
semanas y vienen durante todo el embarazo 2 veces por semana serán unos 48
encuentros, cifra que disminuye si arrancan en el 4to mes o más y mucho más si solo
vienen 1 vez por semana. Un buen promedio para trabajar son 20/25 clases. Por lo
tanto debemos capitalizar cada clase y poder “darle algo para que se lleve” de cada
encuentro.
Volviendo a esa alumna que ingresa esos primeros meses en que la panza no
aparece, su cuerpo aun no presenta modificaciones visibles que le reduzcan la
movilidad; por lo tanto puede trabajar sin ningún problema y es en donde mayor
provecho podemos hacer con los estiramientos ya que la panza no se lo impide aún.
El suelo es un referente que nos permite tomar contacto con nuestra espalda, la
embarazada esta todo el tiempo registrando su frente (su adelante) viendo el
crecimiento de la panza, de los pechos que es lo que más fácilmente se ve; pero es
la zona posterior es la que escapa a la consciencia y es allí donde cargamos nuestros
mayores pesos y problemas.
Los ejercicios para esta toma de conciencia son los que realizamos acostadas boca
arriba, una buena forma de comenzar a dirigir la conciencia hacia el interior es
acostadas, rozar con todos los músculos posteriores, sintiendo todos los puntos de
apoyo, rotamos a derecha e izquierda, nos extendemos, la respiración se va situando
espontáneamente en el vientre. Vamos adquiriendo conciencia de nuestro cuerpo,
de su volumen, del espacio que ocupa.
Los bastones, las pelotas, los rolos son otros elementos que iremos incluyendo en el
trabajo. La barra es un gran aliado en el estiramiento de espalda y cintura.
La vejiga sufre la presión del útero en expansión a lo que se suma el aumento del
líquido en el cuerpo, por lo que requiere vaciamiento en forma reiterada. Es
importante no retener para evitar infecciones urinarias. Para esto se recomienda
posturas que fortalezcan la zona de riñones: torsiones (no totales para evitar el
excesivo estiramiento de los abdominales), Postura del pez con apoyo de la espalda
en la pelota, basculaciones pélvicas y ejercicio de kegel.
La acidez es común en el embarazo. A comienzos del embarazo la válvula muscular
situada a la entrada del estómago se relaja, el jugo gástrico puede subir hasta el
esófago. A medida que avanza el embarazo el bebé presiona el estómago haciendo
que el contenido se vuelque hacia el esófago. Las posturas que se recomiendan para
la acidez son los estiramientos del tórax, brazos en alto, apertura de pecho, colgarse
de la barra o elevación de brazos con apoyo de manos en la pared.
Estas mismas posturas son las adecuadas para el dolor de costillas, La compresión
de las costillas se produce a medida que el útero va elevando el abdomen, además
de las patadas o presiones que el bebé vaya haciendo contra las costillas, cuando el
bebe se incrusta por lo general desaparece la molestia.
Las Hemorroides, son las venas rectales dilatadas. El bebe a medida que crece
presiona sobre el recto e impide el flujo de sangre hacia el corazón; la sangre, en
consecuencia, se acumula haciendo que las venas se dilaten. Es importante combatir
el estreñimiento y activar el retorno venoso, las posturas de piernas invertidas
ayudan bastante.
Pechos sensibles y dolorosos, a medida que el embarazo avanza los pechos se van
preparando y comienzan a congestionarse, generando pesadez en la espalda,
pinchazos en los pezones. Trabajamos reforzando la cintura escapular, fortificando
pectorales, abriendo pecho, etc.
Cansancio: los trabajos deberán ser mucho más lentos que en las clases normales
Mareos: Evitar los cambios bruscos de planos en el ejercicio, debemos hacer asanas
de transición entre cada plano (de pie, paso a gato o sentada y de ahí a acostada).
No son recomendables las posturas invertidas, ya que el cambio de presión para la
mama y el bebé no son buenos,
Palpitaciones: No trabajamos con retención de aliento, ni sobresfuerzos que
obliguen al corazón a exigirse más de lo que ya el embarazo necesita..
Respiración
Muchas veces escuchamos que los médicos o parteras mandan a las madres a yoga
para “aprender a respirar” salvo que alguna tenga branquias disimuladas, todas
saben respirar! Siempre me sonó muy ridícula esta expresión, pero lamentablemente
forma parte de la realidad: hay una disociación tan grande en todos de nuestra
mente y nuestro cuerpo, que no podemos conectarnos con lo que éste necesita. Si
miramos a nuestro alrededor, la mayoría de la gente tiene un gesto inspiratorio
elevado, hombros cerca de las orejas (como gesto de protección), y nuestra
respiración es corta y alta; producto del estrés cotidiano, nos sentimos en peligro.
Si a esto le sumamos un útero que a medida que crece eleva nuestros órganos y
empuja a nuestros pulmones, por resultado vemos mujeres que apenas pueden
oxigenarse. Y lo importante que es esto, no solamente para el parto, sino para una
buena irrigación sanguínea, una mejor distribución de nuestros nutrientes, una
célula oxigenada es mucho más saludable que una saturada. La práctica durante el
embarazo de distintos pranayamas nos ayuda a reducir los niveles de ansiedad,
relajarnos y nos permitirá un intercambio gaseoso a nivel sanguíneo con el bebé
mucho más nutricio.
Existen diferentes técnicas de respiración que serán utilizadas por la mamá según
vaya sintiendo la necesidad.
La respiración consciente es una forma sana de mantener vital nuestro suelo pélvico,
ya que detrás de cada inhalación se contrae el diafragma torácico (descendiendo) y
se produce un ligero descenso de la musculatura del suelo pélvico (ayuda a
mantenerlo flexible) y con la exhalación el diafragma vuelve a su posición de reposo
y el suelo pélvico asciende.
La Respiración Abdominal es una muy buena práctica durante los dos primeros
trimestres o mientras la panza me lo permita. Esta respiración, además de las
bondades antes mencionadas, entrenan a la piel a estirarse y aflojarse, lo que ayuda
a reducir esa sensación tan incómoda de tirantes e incluso intentar evitar la aparición
de estrías. No hacemos muchas repeticiones para no aumentar la presión
intraabdominal.
Respiración vaginal: indispensable para tomar conciencia del pujo. Inhalamos por
nariz y tenemos la sensación, mientras arqueamos nuestra espalda, de exhalar por
vagina. Lo podemos hacer en cuclillas, sobre la pelota, acompañando la respiración
del GATO ( al exhalar, haciendo el lomo del gato, queremos llegar a espiar nuestra
vagina, sintiendo que hacemos un circuito cerrado entre el aire que entra y el que
sale); colgadas en la barra arqueando la columna.
Otra opción, la respiración de la vela (al espirar soltamos el aire con los labios
fruncidos muy lentamente como si quisiéramos apagar una vela). Este se recomienda
para permitir la salida del bebé con la propia fuerza de la contracción evitando así
lesionar el periné con su salida, también puede ser útil en el caso de que el médico
requiera frenar un pujo, durante un momento, esperando la total apertura de la
vagina, o para permitirle alguna maniobra.