Está en la página 1de 11

Lo real, lo imaginario y lo simbólico

«Esquema R» Los tres registros en la tópica lacaniana, 1 donde:

Triángulo esquina superior: Lo imaginario;


Φ: El falo imaginario;
S: El sujeto del inconsciente;
m: El yo (moi);
Trapecio central: Lo real;
Triángulo esquina inferior: Lo simbólico;
M: La madre simbólica;
a: El otro imaginario (objeto a);
I: Yo (moi) ideal;
a': El Yo en el encuentro con el otro imaginario;
P: La Ley/El Nombre del Padre;
A: El Gran Otro

Lo real, lo imaginario y lo simbólico son términos utilizados por Jacques Lacan como sustantivos en
género neutro, para señalar unos campos o dimensiones, que él llama "registros" de lo psíquico. En
el psicoanálisis de orientación lacaniana estos tres registros se encuentran relacionados conformando
una tópica. Esta tópica constituye una estructura que se puede representar ejemplarmente como
elementos anudados de un modo semejante (no forzosamente idéntico) a un nudo borromeo. Según
Lacan, estos tres registros posibilitan conjuntamente el funcionamiento psíquico, de modo que cualquier
entidad, proceso o mecanismo de lo psíquico puede ser enfocado y analizado en sus aspectos
imaginarios, reales y simbólicos. Así, por ejemplo, un proceso de pensamiento del orden simbólico
involucra siempre, una base o soporte en lo real y una representación en el registro de lo imaginario.

El conjunto de los tres registros es denominado por Jacques Lacan en una fase temprana del desarrollo
de esta teoría (a partir de 1953) con la sigla: «R.S.I.» (es decir, simbólico, imaginario, real) y luego, en el
contexto del intento de formalización de la teoría a través de matemas que Lacan llevó a cabo a partir de
1970, la sigla es invertida, transformándose en «R.I.S.», donde lo real pasa a tomar aquel lugar
determinante en la estructura que en la primera tópica ocupaba lo simbólico, y a ser definido como un
«resto» que se substrae a toda formalización científica, por lo que no se puede «matematizar». 2

Índice
[ocultar]

 1 Registro de lo real

 2 Registro de lo imaginario

 3 Registro de lo simbólico

 4 Referencias

 5 Bibliografía

 6 Véase también

Registro de lo real [editar]

El nudo borromeo ejemplifica la relación entre los registros. Basta retirar cualquiera de los tres anillos para que se
desanuden los otros dos.

Lo real es un concepto críptico y difícil de definir en la teoría de Lacan, ya que para hacerlo, se requiere
el concurso de los otros dos registros, puesto que se trata de lo que no es imaginario ni se puede
simbolizar. Lo real es todo aquello que tiene una presencia y existencia propias y es no-representable.
Aunque las palabras se asemejen, no debe confundirse con el concepto de "realidad", puesto que ella
más bien pertenece al orden del lenguaje, simbólicamente estructurado. Lo real aparece en la esfera de
la sexualidad, de la muerte, del horror y del delirio. Lo real es lo que no podemos pensar, imaginar o
representar, es decir, lo inconceptualizable, lo que no se puede poner en la palabra o en el lenguaje,
constituyendo un indeterminado incontrolable. Sin embargo, no se encuentra completamente alejado del
orden de lo simbólico sino que justamente constituye el no-fundamento inmanente del significante. En
eso último consiste la paradoja de este no-concepto.

Durante el Seminario de 1955-1956 Lacan estuvo dedicado a la clínica de las psicosis. En este contexto
realizó un nuevo análisis del caso de Daniel Paul Schreber, que lo condujo a elaborar y reelaborar varios
conceptos centrales de su teoría, entre otros el de la forclusión del Nombre del Padre, como mecanismo
que caracteriza a las psicosis y que consiste en la no inscripción del significante fundamental (el Nombre
del Padre) en el registro simbólico. A partir de este momento, lo real es definido como un lugar otro de lo
psíquico donde reaparecen («retornan») los significantes forcluidos en forma
de alucinaciones o delirios.3

Lacan intentó en sus últimos años ejemplificar lo real y su relación con los otros dos registros de manera
estructurada (como en el nudo borromeo) o formalizarlo en el marco de la topología o
como matemas (una notación algebraica particular). El intento no prospera y Lacan concluye que lo real
se abstrae a toda matematización o formalización.

Registro de lo imaginario [editar]

Lo imaginario, o dimensión no-lingüística de la psique, se funda -tal cual su nombre lo indica- en el


pensar con imágenes; pensamiento que -según Freud- es el tipo de pensamiento más primario. En la
concepción freudiana, la percepción deja huellas o marcas psíquicas (signos perceptuales) que
conforman un espacio psíquico compuesto de imágenes provenientes de todos los sentidos y de los
movimientos del otro y del propio cuerpo que, cuando logran significarse como propias, hacen a una
imagen integrada del sujeto que pasa a comprenderse como uno, distinto de otro. El aporte de Lacan
conceptualiza este proceso, definiendo que a partir del denominado estadio del espejo el sujeto
puede identificar su imagen como un Yo, diferenciado de otro humano. Esto requiere una cierta
enajenación estructural dado que lo designado como «yo» es formado a través de lo que es el otro —es
decir, mediante la imagen que, en espejo, proviene del otro.

Lo imaginario es entonces la dimensión, el continente, en el cual se desarrolla el pensar en imágenes,


no sólo visuales, sino imágenes en sentido semiológico. La pregnancia del campo de lo visual se
entiende porque en la imagen visual quedan subsumidas todas las demás imágenes correspondientes al
campo de las representaciones de cosa. El antecedente está en el texto temprano de Freud La
Afasia (1891), donde desarrolla la idea de que es el particular estatus de la palabra (y del lenguaje) lo
que torna imposible su reducción a las teorías de la transmisión neurofisiológica de impulsos y donde
resalta la importancia que tiene la "impresión sonora" (la imagen sonora) en contraste con la relativa
irrelevancia que asigna a la correspondencia entre el campo de las representaciones de la palabra y las
de objeto.
Para comprender porqué Lacan señala a lo imaginario como la "dimensión del engaño", podemos
pensar en los ejemplos del espejo que él mismo ofrece. Las imágenes visuales son de tanta importancia
en este registro, que podemos tomar como modelo a las reflexividades e ilusiones ópticas, que nos
entrampan, y provocan nuestra fascinación. Siguiendo esta idea, la sugestión y lahipnosis operarían
sobre lo Imaginario.

Registro de lo simbólico [editar]

Lo simbólico es el registro psíquico propio de lo humano, ya que se funda gracias al lenguaje y la


instancia del Gran Otro, o bien, el Nombre del Padre.

Debido a que no basta con poseer una noción de la propia imagen corporal (que como se ha visto
procede de otro); el Sujeto propiamente dicho surge recién mediante la inscripción en el orden Simbólico
(orden del lenguaje verbal y orden de la cultura) (ver la ley) momento en el cual el infante adquiere la
habilidad de utilizar el lenguaje —es decir-, de materializar "su" deseo mediante eldiscurso y con un
pensar basado en símbolos. Lacan diferencia a los símbolos del Símbolo:

"Este símbolo Φ (Phi mayúscula) [...] lo designé brevemente, quiero decir, de una forma rápida y abreviada,

como símbolo del lugar donde se produce la falta del significante [...]Pero cuando lo he introducido hace un
momento, he dicho símbolo falo, y quizás este es, en efecto, el único significante que merezca en nuestro

registro - y de un modo absoluto - el título de símbolo.4

El Símbolo (Φ Phi mayúscula) es entonces lo que Lacan llama el «falo simbólico», es decir
aquel lugar que señala el momento de la emergencia de Psique.

En el registro de lo simbólico se tiende en lo posible a transducir toda clase de información a unidades


discretas del tipo signo (por ejemplo, significantes), por medio del proceso dialéctico de
lametonimia/metáfora.

Si bien el registro de lo simbólico muy probablemente sea una capacidad innata del hombre, Lacan
observa que su verdadero despliegue sólo es posible partir de un estímulo específico: el de lafunción
paterna en los primeros años de vida.5

Como ejemplo de lo anterior se aporta el caso de los niños ferales conocidos (que son muy pocos).
Estos niños en su infancia quedaron abandonados en la naturaleza y fueron adoptados como
"cachorros" por otros animales. Una vez recuperados y realizado un intento ulterior de integración y
socialización tardía, nunca pudieron desarrollar un discurso humano, esto es un registro de lo simbólico
propiamente dicho. En los mejores casos sólo llegaron a formas rudimentarias.

En el infante la función paterna instaura la Ley, el orden o logos. Por este medio es que permite un
pensar racional, que ordena la información procedente del registro de lo imaginario y el registro de lo
real y así una comunicación relativamente coherente entre los sujetos de la especie. No se trata
solamente de las funciones gramaticales, ni es lo mismo que el lenguaje o el discurso, sino que lo
simbólico se pone en juego mediante la llamada "operatoria de la castración simbólica" en la que tanto el
sujeto como el objeto y el Otro, quedan escindidos

Referencias [editar]

1. ↑ Jacques Lacan, De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, en: Escritos,

Vol.2, Siglo XXI, México D.F., Buenos Aires, Madrid, 2009, p.529 (primera edición en francés
1966)ISBN 978-607-03-0059-2

2. ↑ Elisabeth Roudinesco und Michel Plon. Artículo: REALE (DAS): Wörterbuch der Psychoanalyse,

Springer Wien, 2004, pp. 846-847 (Título original: Dictionnaire de la Psychanalyse, traducción al

alemán por Christoph Eissing-Christophersen y otros). ISBN 3-211-83748-5.

3. ↑ Lacan, Jacques, El Seminario 3, Las psicosis (1957-1958). Texto establecido por Jacques-Alain

Miller, Paidós, Buenos Aires, primera edición 1999, séptima reimpresión 2007, ISBN 978-950-12-
3975-1

4. ↑ Lacan, Jacques, El Seminario 8, La Transferencia (1960-1961). Texto establecido por Jacques-

Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, primera edición 2003, tercera reimpresión 2007, Cap. XVII, El
símbolo Φ, p. 270 ISBN 978-950-12-3976-8

5. ↑ Lacan, Jacques, El Seminario 5, Las Formaciones del Inconsciente (1957-1958). Texto establecido

por Jacques-Alain Miller, Paidós, Buenos Aires, primera edición 1999, séptima reimpresión 2007,
Cap. IX, La metáfora paterna, p. 165 ISBN 978-950-12-3975-1

George Berkeley
Este artículo trata sobre el filósofo. Para el gobernador colonial, véase Sir George Berkeley.
George Berkeley.

George Berkeley (Inglés británico:/ˈbɑː.kli/; Inglés irlandés: /ˈbɑɹ.kli/) (Dysert, Irlanda, 12 de


marzo de 1685 - Cloyne, id., 14 de enero de 1753), también conocido como el obispo Berkeley, fue
un filósofo irlandés muy influyente cuyo principal logro fue el desarrollo de la filosofía conocida
comoidealismo subjetivo, resumido en la frase esse est percipi aut percipere («ser es ser percibido o
percibir»). Su doctrina también se conoce comoinmaterialismo, dado que negaba la realidad de
abstracciones como la materia extensa. Escribió un gran número de obras, entre las que se pueden
destacar el Tratado sobre los principios del conocimiento humano (1710) y Los tres diálogos entre Hylas
y Philonus (1713) (Philonus, el «amante de la mente», representa a Berkeley, e Hylas, que toma su
nombre de la antigua palabra griega para designar a la materia, representa el pensamiento deLocke).
En 1734 publicó El analista, una crítica a los fundamentos de la ciencia, que fue muy influyente en el
desarrollo de la matemática.

La ciudad de Berkeley, California toma su nombre de este filósofo, en cuyo honor fue denominada
la universidad en torno a la que creció.

También han tomado su nombre una residencia universitaria de la Universidad de Yale y la biblioteca
del Trinity College de Dublín.

Índice
[ocultar]

 1 Biografía

 2 Contribuciones
 3 Véase también

 4 Referencias

 5 Bibliografía

 6 Enlaces externos

Biografía [editar]

Berkeley nació en Dysert, cerca de Thomastown, Irlanda. Fue el hijo mayor de William Berkeley,
miembro de la familia nobiliaria de Berkeley. Recibió su educación en el Kilkenny College, y asistió a las
clases del Trinity College de Dublín, donde acabó sus estudios en 1707. Permaneció en el Trinity
College hasta lograr un título de profesor de Griego. Su primera publicación fue de carácter matemático,
pero la primera que le ganó notoriedad fue su Ensayo hacia una nueva teoría de la visión, publicado
en 1709. Aunque levantó mucha polémica en su momento, sus conclusiones forman parte en la
actualidad de la óptica. En 1710 publicó el Tratado sobre los principios del conocimiento humano y
en 1713 los Tres diálogos entre Hylas y Philonus, en los que desarrolló su sistema filosófico, cuyo
principio fundamental es que el mundo que se representa en nuestros sentidos sólo existe si es
percibido. El Tratado es una exposición, mientras que losdiálogos constituyen su defensa. Uno de sus
objetivos principales fue combatir el materialismo, teoría dominante en su época. Aunque sus teorías
fueron ridiculizadas, algunos, como S. Clarke, le consideraron un genio. Poco después visitó Inglaterra
donde fue recibido por Addison, Pope y Steele. En el periodo entre 1714 y 1720 alternó sus trabajos
académicos con viajes por Europa. En 1721 recibió un doctorado en teología, y decidió permanecer en
el Trinity College de Dublín dando clases de Teología y Hebreo. En 1724 se le hizo deán de Derry.
Berkeley (a la derecha) y su familia en las Bermudas (retrato realizado en1731 por John Smibert).

En 1725 se embarcó en un proyecto de fundar una escuela en las islas Bermudas para los misioneros
de las colonias, dejando el deanato que le reportaba unos ingresos de 1100£ por un salario de 100£.
Desembarcó cerca de Newport (Rhode Island), donde compró una plantación. El 4 de octubre de 1730,
Berkeley compró «un negro llamado Philip de aproximadamente catorce años». El 11 de junio de 1731,
«el deán Berkeley bautizó a tres de sus negros como Philip, Anthony y Agnes Berkeley» 1

Los sermones de Berkeley explicaban a los colonizadores que el cristianismo apoyaba la esclavitud, y
en consecuencia los esclavos debían ser bautizados: «sería una ventaja para sus negocios (de los
patrones) tener esclavos que deban "obedecer en todo a sus patrones desde las entrañas, no sólo
cuando les observan, sino de todo corazón, temerosos de Dios"; que la libertad del evangelio concuerda
con la servidumbre temporal, y que todos sus esclavos sólo serán mejores esclavos siendo cristianos».2

Vivió en la plantación mientras aguardaba a que llegaran los fondos para su escuela. Sin embargo,
estos fondos no parecían ir a llegar pronto, así que en 1732 volvió a Londres. En 1734 fue designado
obispo de Cloyne. Poco después publicó Alciphron, o el filósofo insignificante, contra Shaftesbury, y
en 1734-1737 The Querist. Sus últimas publicaciones fueron Siris, un tratado sobre las virtudes
medicinales de la infusión de resina de pino, y Further thoughts on tar-water (más pensamientos acerca
de la infusión de resina de pino).

Permaneció en Cloyne hasta 1752, fecha en la que se retiró y se fue vivir con su hijo a Oxford.

Contribuciones [editar]

La filosofía de Berkeley es el empirismo llevado al extremo. Si John Locke había dudado sobre el
conocimiento de los cuerpos, Berkeley va más allá. En su juventud, Berkeley propuso que no se puede
saber si un objeto es, sólo puede saberse un objeto siendo percibido por una mente. Declaró que los
seres humanos no pueden conocer los objetos reales o la materia que causa sus percepciones, sino
que incluso las propiedades matemáticas son ideas semejantes a las cualidades sensoriales. Por tanto,
concluyó que todo lo que puede conocerse de un objeto es su percepción del mismo, y resulta gratuito
suponer la existencia de una sustancia real que sustente las propiedades de los cuerpos. Los conceptos
abstractos de Locke no existen para Berkeley, ni en la naturaleza ni en el espíritu, es una ficción. Las
ideas siempre conservan su particularidad. No es la abstracción, sino el lenguaje, lo que hace posible
extender observaciones particulares a lo general.

En consecuencia, los objetos percibidos son los únicos acerca de los que se puede conocer. Cuando se
habla de un objeto real en realidad se habla de la percepción del objeto. Los cuerpos no son más que
haces de percepciones.
Esto plantea la cuestión de si los objetos son objetivos en el sentido de ser el mismo para diferentes
personas, y, de hecho, si tiene sentido el concepto de existencia de otros seres humanos más allá de la
percepción de los mismos. Berkeley argumenta que dado que experimentamos a otros humanos cuando
nos hablan—algo que no está originado por ninguna actividad que emprenda el individuo que percibe—y
dado que sus visiones del mundo son consistentes, se puede creer en su existencia y que el mundo es
idéntico o similar para todos.

En consecuencia:

1. Todo conocimiento del mundo empírico se obtiene a través de la percepción directa.

2. El error proviene de considerar en detalle las percepciones.

3. El conocimiento del mundo empírico puede purificarse y perfeccionarse eliminando todo el


pensamiento y quedándose sólo con las percepciones puras.

De esto se sigue que:

1. La forma ideal del conocimiento científico se obtiene persiguiendo las percepciones puras, sin
intervención del intelecto.

2. Si los individuos actuaran de esta forma, seríamos capaces de conocer los secretos más
profundos del mundo natural y del mundo humano.

3. La meta de la ciencia, por tanto, es desintelectualizar las percepciones humanas,


purificándolas.

Berkeley es metafísico por cuanto afirma la existencia de una realidad trascendente y la considera
objeto de conocimiento. La realidad de los cuerpos es su condición de ser percibidos y el que las
percibe debe por tanto de existir. Hay un espíritu que percibe y piensa, pero es la única clase de
sustancia, no hay una sustancia exterior al espíritu, como en la metafísica tradicional. Algunas de las
ideas que tiene este espíritu implican la influencia de Dios para que se produzcan de forma coherente.
Es decir, el mundo material son las percepciones que Dios nos hace tener. Pero como Dios no puede
ser objeto de conocimiento, sólo las apariencias lo serán. Dios no sería entonces el distante ingeniero
de los mecanismos newtonianos que a lo largo del tiempo causan el crecimiento de un árbol en el jardín
de la universidad. En lugar de esto, la percepción del árbol es una idea en Dios, y el árbol sigue
existiendo cuando aparentemente nadie lo percibe simplemente porque Dios lo observa
constantemente. Dios es, para Berkeley, el garante del orden que se halla entre todas las ideas.

La filosofía de David Hume acerca de la causalidad y la objetividad es una elaboración de otro aspecto
de la filosofía de Berkeley. A medida que progresó el pensamiento de Berkeley, pudo haber asimilado
las teorías de Platón, aunque no se sabe con seguridad. Luce, el considerado más eminente estudioso
de la filosofía de Berkeley del siglo XX, enfatizó con frecuencia la continuidad de su filosofía en la
madurez. Esto indica una continuidad entre los Principios, Alciphron y el resto de las obras filosóficas de
Berkeley. Además, el panenteísmo inquebrantable de Berkeley es una evidencia que contradice una
completa asimilación del platonismo, y Alciphron es un desarrollo en lugar de una revisión de cualquier
trabajo previo. También contradice esta interpretación el hecho de que Berkeley volviese a publicar sus
libros pocos años antes de su muerte sin realizar cambios importantes.

En relación a la física newtoniana, Berkeley le concedió un carácter únicamente utilitarista. Para él, las
herramientas matemáticas empleadas en la elaboración de la física de su tiempo son otra clase de ideas
no-generales. Ejemplificó este extremo señalando que al pensar un triángulo no se opera sobre una idea
abstracta y general del triángulo, sino que la idea pensada viene siempre aparejada de un triángulo
cualquiera, sosteniendo por lo tanto su realización particular en la mente. En consecuencia, las tesis
científicas son construcciones matemáticas que predicen resultados más o menos adecuados a lo
percibido, no obstante careciendo de una aprehensión de la esencia de tales cosas. Por otro lado,
Berkeley rechazó los conceptos absolutos en la física, presintiendo una visión relativista de la realidad
que llegaría más recientemente con Ernst Mach.

Refiriéndose a la filosofía de Berkeley, Samuel Johnson le propinó una patada a una roca
exclamando Lo refuto así. Un empirista podría replicar que la única cosa que Johnson conoció de la
piedra fue lo que vio con sus ojos, oyó con sus oídos y sintió con su pie. Así que la existencia de la
piedra consistía únicamente en las percepciones de Johnson. Podría ser que Johnson hubiera pateado
en realidad un tocón inusualmente gris, o puede que le diera un ataque súbito de artritis justo cuando iba
a darle una patada a un trozo de hierba con una roca pintada. Lo que la piedrarealmente era, aparte de
las sensaciones que pudo experimentar o las representaciones mentales que se hiciera, le sería, de
esta forma, completamente desconocido. La roca existiría, en última instancia, como una idea de su
mente.

El Tratado de Berkeley se publicó tres años antes de la aparición del Clavis Universalis de Arthur Collier,
que desarrollaba ideas semejantes. Sin embargo, al parecer ninguno de los dos influyó al otro.

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer escribió a propósito del mérito de la obra de Immanuel Kant que
ésta representa un verdadero hito filosófico pues antes " (...) lo predominante había sido buscar
irreflexivamente las leyes del fenómeno, elevarlas a verdades eternas y así erigir el fenómeno fugaz en
la verdadera esencia del mundo: en una palabra, el realismo no perturbado en su delirio por reflexión
alguna",3 acusación que no extiende a Berkeley y antes bien reconoce que éste: "(...) fue, por tanto, el
primero en tratar el punto de partida subjetivo realmente en serio y en demostrar irrefutablemente su
absoluta necesidad. Es el padre del idealismo...."'4

Véase también [editar]


 Tlön, Uqbar, Orbis Tertius
Referencias [editar]

1. ↑ Los recibos de la compra se encuentran en el Museo Británico . George C. Mason, Annals of

Trinity Church, 1698-1821, 51.

2. ↑ Berkeley, Proposal, 347. Véase su sermón en Newport, octubre de 1729).

3. ↑ Schopenhauer, Arthur (2009). «Apéndice. Crítica de la filosofía kantiana». El mundo como voluntad
y representación. Trotta. ISBN 978-84-9879-078-8. p. 488

4. ↑ Schopenhauer, Arthur (2009). «La filosofía de los Modernos». Parerga y Paralipómena.

Trotta. ISBN 978-84-9879-115-0. p. 110.

Bibliografía [editar]
Primaria

 George Berkeley (2013). Carlos Mellizo. ed. Obra completa. Biblioteca de Grandes Pensadores.
Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-3668-6.

 Sánchez Meca, Diego (2001). Teoría del conocimiento. Madrid: Dykinson. ISBN 84-8155-775-7.

 Ewald, William B., ed., 1996. From Kant to Hilbert: A Source Book in the Foundations of
Mathematics, 2 vol. Oxford University Press.

 1707. Of Infinites, 16-19.

 1709. Letter to Samuel Molyneaux, 19-21.

 1721. De Motu, 37-54.

 1734. The Analyst, 60-92.

Secundaria

 Cousin, John William (1910). A Short Biographical Dictionary of English Literature. Londres, J.M.
Dent & sons; Nueva York, E.P. Dutton.

 Stanford Encyclopedia of Philosophy: George Berkeley por Lisa Downing.

 Bruno Marciano, George Berkeley. Estetica e idealismo, Nova Scripta, Genova 2010

También podría gustarte