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CAJAS, Juan. Los Desviados PDF
CAJAS, Juan. Los Desviados PDF
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Unmersdad
Facultad
Autónoma de
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de Derecho
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Cartografía
Criminalización de la
vida cotidiana
JUAN CAJAS
Esta investigación, arbitrada por pares académicos,
se privilegia con el aval de la institución coeditora.
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memoria inteligible de los años
Para Luz Neira, "Alan",
clandestinos y el tropel; •
flor maldita en el jardín de mis desviados.
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Primera edición, mayo del año 2009
•
O 2(X)9
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO
FACULTAD1>E DERECHO
CENTRÓ DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS Y CRIMINOLÓGICAS
•
2009
o
Por características tipográficas y de diseño editorial
MIGUEL ÁNGEL PORRUA, librero-editor o
Derechos reservados conforme a la ley
ISBN 978-607-401-107-4
ciencias naturales, emerge en sentido estricto con la reduc- proceso de disciplina o doma social descansará en lo sucesivo en la utopía de
Bentham: el panoptismo. El panóptico es un diseño arquitectónico que se
•
ción del criminal a la condición de encarcelado. No antes. El basa en la idea de un vigilante que lo ve todo sin ser visto.
e
afirma que el nacimiento de la prisión como pena se ubica en actividad laboral generó inquietud y malestar entre los
Holanda, hacia 1600. Toma como referencia la prisión de obreros libres, pues resentían en el trabajo de los prisione-
Amsterdam. Para Eberhard Schmidt la pena privativa se origi- ros una competencia desleal. Para Foucault (1997) este
na en Inglaterra. Finalmente, Norval Morris afirma que la sistema tiene como propósito reproducir tras el microcos-
cárcel es de origen estadounidense (García Valdés, 1982). Los mos de los barrotes una sociedad perfecta, con la discipli-
"cuáqueros de Pensilvania, tienen el mérito de haber inventa- na del taller y el silencio que evita el contagio moral. La
do o reinventado la prisión", escribe Morris (1998: 21). En cárcel no surge al azar. El secuestro institucional surge en
1790, William Penn, fundador de la colonia, impulsó la cons- la historia de los hombres en un momento concreto: en el
trucción de las primeras prisiones con celdas, una de ellas en momento en que la libertad adquiere un valor económico
Walnut Street. Se le conoce como "sistema filadélfico o celu- (Melossi y Pavarini, 1981).
lar". Seis años más tarde se construyó la prisión de Newgate, En Europa, tal como lo sugiere Morris, criminólogo de la
en Nueva York. Universidad de Chicago, existen evidencias de diversas for-
El modelo filadélfico supone como medidas correctivas, el mas de reclusión: buques de convictos, hospicios, reformato-
aislamiento extremo del reo en un silencioso "sepulcro provi- rios o casas de labor; ninguna implica, sin embargo, una "con-
sional", sin más recursos que dialogar con los fantasmas de dena de prisión". Con el establecimiento de la cárcel, como
su propia conciencia; se le obliga a leer la Biblia y textos reli- institución legalmente reconocida, emerge la criminología.
giosos. Los reos tenían prohibido hablar. Llevaban la cabeza Desaparece el espectáculo circense de los suplicios. La cárcel
cubierta con una capucha. El régimen conducía a un estado manifiesta cierta "sobriedad punitiva" Foucault (1997), y sobre
de embrutecimiento, ociosidad y perturbación mental. Este todo, la humanización en asuntos penales. A su vez, este ins-
sistema se adoptó en Europa entre 1835 y 1851. 5 Para Enrique trumento de represión, la cárcel, representa en términos fác-
Ferri, el afamado jefe de la escuela positiva de ciencia criminal, ticos, el poder por excelencia del Estado democrático sobre
el sistema celular, además de absurdo y brutal, era una abso- los ciudadanos (Morris, 1998), una tecnología disciplinaria
luta "aberración". cuya herencia se prolonga hasta nuestros días. El objetivo
Décadas después, en 1820, hizo su aparición el modelo nunca alcanzado de la prisión es el "reintegrar" reformado al
Auburn, en la cárcel del mismo nombre. El modelo Auburn infractor. Independientemente de las diversas opiniones so-
decreta la reclusión en celdas individuales, permitiendo bre los orígenes de la prisión, que según parece fue una idea
algunas actividades en común, como el consumo de ali- importada de Europa, se reconoce en los estadounidenses el
mentos y el trabajo, pero en silencio absoluto. A diferencia perfeccionamiento de los sistemas de reclusión: los modelos
del sistema filadélfico, en las cárceles de Auburn y Sing filadélfico y auburniano (García Valdés, 1982); también por
Sing se introdujo el trabajo en talleres o en canteras. La los logros alcanzados en el Reformatorio de Elmira, Nueva
York, dirigido desde 1876 por Zebulon Brockway, la obra más
'El "apando", en México, es una forma de aislamiento extremo del reo, espectacular del reformismo positivista, centrada en dos obje-
Se aplica como castigo para los prisioneros que violan la disciplina o mani- tivos específicos: la corrección y la rehabilitación de jóvenes
fiestan conductas peligrosas. José Revueltas, ofrece en El apando, un registro delincuentes.
literario memorable sobre esta forma de castigo. El régimen celular estaba
contemplado en el Código Penal mexicano de 1872.
22 • Juan Cajas Arqueología del saber criminológico • 23
EL CUERPO SAGRADO DE LA DEFENSA SOCIAL Baratta (1991) resume en seis principios los fundamentos
de la defensa social:
El análisis sobre el periplo de constitución de la criminología
como disciplina cubre tres periodos importantes: 4. La escue-
la liberal clásica, 2. La escuela positiva, y 3. La Escuela de
Principio de legitimidad.
Principio del bien y del mal. e
Chicago. Las dos primeras tienen en común un pensamiento
Principio de culpabilidad.
Principio del fin o de la culpabilidad. •
básico, asociado en lo fundamental, a la ideología de la defen-
sa social. Tienen como punto de partida, un "modelo de cien-
Principio de igualdad.
Principio del interés social y del delito natural. e
cia penal integrada [...] la ciencia jurídica y la concepción ge-
neral del hombre y de la sociedad se hallan estrechamente Estos principios articulan la potestad de lo que Foucault
e
ligadas" (Baratta, 1991: 35). La tercer escuela está vinculada
con el desarrollo de la "sociología de la desviación" en Estados
llamaba "economía punitiva" del Estado, y tienen como objetivo
salvar la obediencia al pacto social, de aquellos ilos desviados!
e
Unidos. que exhiben un desacuerdo radical con los limites contractua- e
En los siglos que anteceden al surgimiento de la crimino-
logía como disciplina, el delincuente, era asumido literalmente
les. En autores como Locke, el contrato o pacto social presupo-
ne un consenso mínimo de igualdad jurídica. Bajo la óptica de e
como un transgresor del contrato social o catálogo normativo
del pacto primigenio. La acción del sujeto vulnera las bases del
la defensa social no se exculpa al delincuente, sino que se vali-
da o legitiman todas las acciones del Estado, encaminadas a
o
Estado. En este sentido el interés, en un primer momento, no
recae en el delincuente, sino en el delito. No es el delincuente
evitar el caos del comportamiento desviado (Lamnek, 2002). En o
(actor) sino el delito, el referente básico de la discusión. Tal
este orden, la razón objetiva del sistema penal clásico y positi-
vo, no es otra que el control de las conductas desviadas. A pe- o
como lo plantea Baratta, el delito se concebía como un "con-
cepto jurídico". El delincuente, a diferencia del pensamiento
sar de la distancia temporal, países como Estados Unidos son,
hoy en día, adeptos y cultores de este paradigma. La política
o
positivista posterior, no poseía características específicas, que
lo diferenciaran de los demás miembros de la comunidad o
antiterrorista que se diseñó tras el ataque a las torres gemelas,
el 11 de septiembre de 2001, se fundamenta en el modelo de
o
cuerpo social. Es un individuo normal. El sujeto en cuestión, defensa social. 6 La denominada "incapacitación selectiva" es
precipita la acción delictiva sobre la base del libre arbitrio, no una forma de racionalidad punitiva, a través de la cual y con
como consecuencia de una patología (Baratta, 1991). El delito
"En la base de Guantánamo, Cuba, las autoridades estadounidenses re-
es un acto volitivo. Bajo esta óptica, la sanción penal no aspira tienen a cerca de 400 musulmanes capturados en Afganistán, sin que medie
a reformar al sujeto trasgresor del derecho. El objetivo de la proceso judicial alguno. Una variante salvaje de la "defensa social" puede ser
sanción es único: la defensa social comunitaria, es decir, se aplicada al ejercicio de los linchamientos en algunas zonas del México con-
busca proteger a la sociedad del ataque criminal. La mejor temporáneo. La población ejecuta a los delincuentes arguyendo la defensa de
defensa es el ataque, la muerte, o el castigo físico del transgre-
la comunidad. El linchamiento plantea un proceso sui generis de reapropia-
eión de la violencia, ante coyunturas cotidianas en las que el Estado aparece o
sor, se plantea. Esta concepción da lugar a un modelo de
pensamiento o primer paradigma en el campo de la crimino-
como ineficaz en el ejercicio del monopolio de la violencia positiva, conferido
en términos contractuales por la asamblea soberana. Cfr. Osvaldo Romero, La •
logía: la defensa social.
violencia como fenómeno social. El linchamiento en San Miguel Canoa, Puebla,
México, Jorale Editor/El Colegio de Tlaxcala, 2006. •
24 • Juan Cajas Arqueología del saber criminológico • 25 •
o
el
técnicas actuariales, se aísla o expulsa a los sujetos que son en una topografía de hombres reales, habitados por sueños y
considerados "grupos de riesgo". En algunos países de Europa, una sed de competencia y conquista: un cuerpo pasional, un ego
por ejemplo, España y Reino Unido, la política migratoria justi- territorial marcado por el fuego de los deseos.
fica la expulsión de "ilegales" como una medida precautelatoria El florentino y el de Malmesbury, son los artífices de una
o de contención para neutralizar al otro: minorías potencial- revolución conceptual: la política deja de ser un arte (práctica),
mente peligrosas de brindar cobertura a las "células durmien- tal como fue concebida por Aristóteles, y se transforma en una
tes" del terrorismo internacional. técnica. La centenaria idea platónica de lo "justo", la acción
prudente, deja de ser necesaria. No lo es en el sentido de que
los hombres al interiorizar un grado importante de conoci-
EL MIEDO, DEMIURGO DEL ESTADO miento sobre el orden correcto del Estado y de la sociedad, no
requieren de la acción prudente (práctica) para mediar sus
Massimo Pavarini (2003) acusa de reduccionistas a los auto- relaciones, sino de la construcción racional de reglas, proce-
res de los manuales modernos sobre criminología, por dos dimientos e instituciones. Para Hobbes la conducta humana
motivos: 1. Ignorar el pensamiento político-filosófico liberal reclamaba ser tratada como material científico, a imagen y
antecedente, centrando el análisis de manera exclusiva en semejanza de los objetos de la naturaleza auscultados por
autores asociados al pensamiento reformador e iluminista Galileo Galilei, el físico y astrónomo italiano (1564-4642), sien-
del siglo Beccaria (Italia), Bentham (Inglaterra) y Hom- do, además, susceptible de ser modificada. Según anotan los
mel (Alemania), es decir, los más comprometidos con el aná- críticos, el viejo filósofo traslada al campo de la politica, los recur-
lisis de la legislación penal, y 2. fincar la atención en aspectos sos analíticos de la revolución galileana; con el tiempo coadyu-
político-jurídicos vinculados con la codificación, el proceso vará en la cimentación de la ciencia política y la antropología
penal y las garantías del imputado, soslayando el escrutinio política (Luque, 1996). Para Hobbes, "Todo lo necesario para
de los mecanismos socioculturales y políticos de preserva- la salvación se contiene en dos virtudes: fe en Cristo y la obe-
ción y control del orden social que emerge de las ruinas del diencia a las leyes" (1990: 485), es decir, al soberano. El Esta-
antiguo régimen. do, en la concepción hobbesiana, aparece como representa-
Para el criminólogo italiano, las ideas modernas sobre el ción de Dios en la Tierra. Pecar, entonces, equivale a
crimen tienen su origen en el pensamiento clásico de Thomas desobedecer las leyes, "desviarse" del camino de la sociabili-
Hobbes (1588-1679). En el Leviatán (1651), el filósofo de Malmes- dad. Ahora bien, señala: "Pecar no es solamente una transgre-
bury define los trazos politicos que dan fundamento al Estado sión a la ley, sino, también, un desprecio al legislador, porque
moderno. Éste se erige sobre la base del miedo; es su punto de tal desprecio constituye, de una vez, un resquebrajamiento de
partida. Para el filósofo inglés el miedo se hace presente tanto en todas sus leyes" (Hobbes, 1990: 238).
la gramática de la guerra como en la filigrana de la paz (Uribe, Hobbes hace uso de las Sagradas Escrituras con fines
2002). El nuevo orden político surge con fundamentos, no en la didácticos. Procedimiento similar al que se encuentra en al-
teología o en la metafísica medieval que sucumbe, sino sobre gunos pasajes de Spinoza. La Biblia sirve de recurso para
la base de un pensamiento racional, cuyo actor es un ántropos fundamentar algunas opiniones. Para Hobbes los deberes
de carne y hueso. Al igual que Maquiavelo, Hobbes fija su mirada religiosos deben subordinarse y guardar obediencia al poder
26 • Juan Cajas Arqueología del saber criminológico • 77
secular del soberano: las leyes civiles se imponen sobre las ciudad de Dios. Se inhabilita la transgresión. Esta es una
religiosas; el Estado laico elimina la superstición como nor- forma temprana de control social. La conducta criminal se
ma de acción política. Tesis como éstas obligaron al filósofo fractura mediante el uso de la violencia positiva ejercida por
a huir de los presbiterianos en Inglaterra, y luego de los cle- el soberano, depositario de la autoridad conferida por el
ricales en Francia, como salvando la cabeza de la temible pueblo.
hacha de los celtas. El derecho a castigar recae sobre el soberano; su volun-
La antítesis del pacto social es el caos del "Estado de tad se traduce en la ley. El principio de legalidad en materia
naturaleza". En él no hay autoridad que haga cumplir la ley; penal deviene del contrato: se legisla para el presente. No
prevalece el imperio del más fuerte. La violencia anárquica hay retroactividad. Este es un principio básico que funda-
antecede a la racionalidad de la ley. No hay contrato. Tampo- menta la reforma penal y procesal del nuevo orden social.
co leyes que reglamenten el quehacer público y privado. El Domesticar los deseos es parte del contrato social. El contra-
Estado de naturaleza, no plantea en modo alguno, la hipoté- to que origina el orden político se estructura sobre la base
tica presencia de un instinto asesino en el código genético, del miedo, articulando a su vez un esquema jurídico y puni-
tal como lo suponía Robert Ardrey en El imperativo territorial, tivo. Sobre esa superficie las ideas criminológicas evolucio-
un polémico libro publicado en 1966. Para Macpherson (1970) nan hacia una totalidad penal triádica: ciencia, hombre y
el Estado de naturaleza, planteado por Hobbes, corresponde sociedad. Los filósofos politicos discurren sobre el arte y formas
a una hipótesis de carácter lógico, no histórica, basada en del buen vivir. La base de este pensamiento es el egoísmo y
una prospección genérica de las pasiones humanas. Los el contrato. George Sabine encuentra en las ideas de Hobbes
kung san, cazadores-recolectores del desierto del Kalahari, una cercanía con la filosofía social de los epicúreos. Para
estudiados por el antropólogo Richard Lee, no reconocen Epicuro, representante de una de las grandes escuelas ate-
ninguna autoridad jerárquica y, sin embargo, son capaces de nienses del año 306, el hombre no tiene otra necesidad como
mantener el orden, evitando el caos (Jacorzynski, 2002). La no sea la de la búsqueda constante de la felicidad individual.
guerra intergrupal era desconocida para los kung san. Obli- Para el ateniense la felicidad consiste en evitar el dolor
gados por las autoridades del apartheid sudafricano fueron (Sabine, 1984).
empujados a hacer la guerra y a perseguir a los vecinos como La preocupación básica de Hobbes es la seguridad, la fe-
si fueran piezas de caza. La violencia positiva, organizada, tal licidad de los seres humanos. Escribe: "Las pasiones que incli-
como lo plantea Hobbes, se hace visible solamente a través nan a los hombres a la paz son el temor a la muerte, el deseo
del contrato. de las cosas que son necesarias para una vida confortable, y
El Leviatán domestica, en el sentido jurídico, las pasio- la esperanza de obtenerlas por medio del trabajo" (Hobbes,
nes, y las transforma en prudencia: el individuo hobbesia- 1990: 105). Sólo el contrato, la dejación de la soberanía indivi-
no, encarnación del horno homini lupus (el hombre es un dual en manos de un soberano, puede eliminar la incertidum-
lobo para el hombre), el lobo carnicero, tras el proceso de bre: suprime el riesgo de hombres que aceptan la voluntad de
doma, se transforma en un manso cordero; padece en car- los dioses; el obsceno espectáculo de Jehovah celebrando el
ne propia la desestructuración de la libido dominandi -ex- olor de la carne quemada. Así lo expresaba bellamente Bataille,
presión acuñada por Agustín, el obispo de Hipona, en La el censurado teórico del influyente Colegio de Sociología
•
obsoleto, que privilegiaba la acción de la justicia sobre el cuer- nos fueron pasados por la espada sin importar el sexo ni la
po, sin advertir que toda legislación implica, de uno u otro edad" (Vallejo, 2007: 6-7).
modo, la represión del Estado.'" A finales de la Edad Media la Los clásicos realzan la importancia de una impartición de
táctica punitiva por excelencia en Occidente, era la marca in- justicia basada en leyes. El advenimiento de la codificación
famante: herir, amputar, "apoderarse del cuerpo y grabar en plantea una ruptura con la acción punitiva del soberano, cen-
él las marcas del poder" (Foucault, 1990: 47)» Este procedi- trada no en la acción del juez, sino en el castigo directo, cor-
miento (la marca) se derogó en 1832, en Francia, y en Inglaterra, poral, típico del régimen inquisitorial pontificio. El tormento y
dos años después. el uso de la confesión del imputado como prueba reina se
La escuela clásica cuestiona los procedimientos penales y mantuvo en algunos países hasta mediados del siglo xvill. El
penitenciarios que le anteceden y que retratan la acción infa- salto cuántico, del castigo centrado en el cuerpo a la idea del
me del poder, los presupuestos de una liturgia de la obedien- delito y la pena, es un proceso entendible dentro de un contex-
cia. Veamos un ejemplo: el papa Inocencio III en el IV Concilio to histórico concreto: la emergencia del sistema capitalista, y
de Letrán, realizado en 1215, proclamó de viva voz ante los la reconfiguración de las relaciones sociales de producción.
delegados europeos el derecho de la autoridad a detener a La horca es sustituida por el internamiento. Resulta más renta-
cualquier sujeto, utilizando como prueba de la acción, el irra- ble. Responde a las necesidades de sojuzgamiento de las ma-
cional recurso de la "sospecha"» Mecanismo brutal para so- sas de desposeídos que toman por asalto la ciudad. Las insti-
meter a los herejes. Notable es la orden de exterminio que tuciones de control social que emergen del nuevo contrato
años antes, en 1209 en Beziers, la ciudad sitiada, Amalrico, social, y con ellas, los códigos penales, responden a los inte-
jefe militar del ejército católico en campaña contra los albigen- reses del nuevo orden económico social, y de la nueva clase:
ses, dio a sus soldados: "Mátenlos a todos que ya después el la burguesía, beneficiaria del torbellino social de la Revolución
Señor verá cuáles son los suyos [...] Hoy, Su Santidad -le es- francesa.
cribía esa noche Amalrico a Inocencio III- veinte mil ciudada- Los códigos penales -compendio ordenado y sistemático
de legislación aplicable en materia penal- son propios del siglo
'"Una de las reacciones más importantes en términos de delimitar la XVIII y xix: Rusia, 1769; Prusia, 1780; Pensilvania y Toscana,
acción del soberano, se origina en Inglaterra: en 1215 los barones forraron al
rey Juan Sin Tierra para que aceptara ciertos derechos de sus súbditos y su 1786; Austria, 1788; Francia, 1791, 1808 y 1810 (Foucault,
vigencia a perpetuidad. Los derechos se consignaron en la llamada Carta 1997). El primero de México data de 1872 (Speckman, 2002).13
Magna, que es la base de las libertades inglesas. La fase codificadora supone una nueva era en lo concerniente
"Cfr. Michel Foucault, La vida de los hombres infames, Madrid, Ediciones
de La Piqueta, 1990. En este texto Foucault distingue cuatro tipos de punición
entremezclados en la época clásica: destierro (sociedad griega), rescate (so- "La aprobación de este código elimina el ejercicio del derecho criminal
ciedad germánica), marcas infamantes (Occidente de fines de la Edad Media) que rigió casi medio siglo en el país. La legislación penal que se aplicaba
y encierro (sociedades posteriores al fin del siglo xval), cada una con funda- desde la Independencia consistía en un compendio mixto de leyes provenien-
mentos sociohistóricos concretos. tes de legislaciones españolas, coloniales (Leyes de indias) y de los primeros
' , En la actualidad, tras la puesta en marcha de políticas de control social gobiernos. No había claridad en la tarea de los jueces. En este sentido el Có-
asociadas a la tolerancia cero, se ha incorporado una sui géneris conducta digo de 1872 tiene una importancia capital. Cfr. Elisa Speckman, Crimen y
criminógena de orden estético: "portador de cara sospechosa". La detención castigo. Legislación penal, interpretaciones de la criminalidad y administración de
y exigencia de documentos de identidad de un ciudadano queda a discreción de justicia. (Ciudad de México, 1872-1910), México, El Colegio de México-UNAN,
las autoridades militares que patrullan las calles. 2002.
•
dando así los intereses de la burguesía» La industria requiere nes concretas a los problemas sociales. El éxito de la discipli-
de brazos y salarios bajos. Impedir la huida de la fuerza de na se basa en estrategias de intervención: es una sociología
trabajo hacia la ex colonia, es una política de contención y aplicada, operativa e instrumental; trabaja sobre procesos de
control social. La restricción del derecho a emigrar, no resuel- transformación cuyo resultado final no ha de ser otro que el
ve el problema del hambre. Las industrias manufactureras disciplinamiento social de los sujetos que rehúyen u obstacu-
retienen a sus obreros, pero el problema de fondo, los bajos lizan la certeza del bienestar normativo.
salarios, se mantienen en el límite perverso de la sobreviven- El delincuente, herencia del discurso jurídico penal decimo-
cia. La única opción que deja el capitalismo salvaje está del nónico, es sustituido por un concepto más dúctil: el sujeto
otro lado del mar, en la estival hierba de los prados, el edén desviado o de conducta desviada. El desviado es parte de un
imaginario de Whitman. proceso sociodinámico. Su personalidad exhibe, no una con-
La sociología surge y se consolida como disciplina, tal ducta criminal innata, sino los rasgos del malestar social, el
como veremos más adelante, en los años críticos de la migra- colapso de la no integración o asimilación. La peligrosidad social
ción, paralelo a la emergencia de nuevos "equilibrios" o ajus- de la criminalidad, advierte Pavarini, es "recuperada y exorciza-
tes forzosos a los derroteros económicos de la producción en da como momento de necesaria y fisiológica conflictividad,
masa, o forma moderna de acumulación de capital, surgida del siempre armonizable en términos funcionales al sistema"
fordismo. Señalemos que a mediados de 1924 se pone fin a la (2003: 62). Así las cosas, la sociología de los años treinta, es una
inmigración irrestricta. Años después, en 1932, Roosevelt ad- sociología de la desviación, con la impronta de una "pasión
vertía en una célebre alocución: "Nuestra última frontera ha evangélica" que acompaña a los sociólogos en su papel de re-
sido desde hace tiempo traspasada, y ya no hay prácticamen- formadores sociales. La criminalidad sería, entonces, una for-
te tierras vírgenes [...] Ya no queda una válvula de seguridad ma de desviación, a partir de la cual pueden explicarse todos
en forma de un Lejano Oeste" (cfr. Coriat, 2000: 94). los fenómenos de integración que enfrenta la sociedad estado-
Uno de los principales retos de la flamante disciplina es, unidense: alcoholismo, mafias, bandas juveniles, prostitución,
justamente, trabajar el tema de la integración de los inmigran- homosexualidad, consumo de drogas, etcétera. Bajo la óptica
tes a la comunidad nacional;" plantear respuestas y solucio- reformista y moralizante de los sociólogos estadounidenses,
los infractores son desviados, no criminales. Era, quizá, una
'9 l,a prohibición en el caso de Inglaterra, se deroga en dos momentos, forma de relativizar la conducta "anómica". El término anomia
4825 y 1827. No obstante, en lugares como Lancashire, la prohibición se fue acuñado por Durkheim en 1893. Lo usó para explicar la
mantiene: en 1863, la Cámara de los Comunes todavía limitaba su libertad de
inmigrar a los obreros de la industria del algodón. ruptura o disociación patológica entre individualidad y concien-
""Manuel Gamio, pionero de la antropología mexicana, estudia en 1927 a cia colectiva, que se produce en el marco de la división social
los mexicanos en Estados Unidos. Ideas sobre la "integración' las encontra- del trabajo. La desviación es un hecho social. Útil. Necesario.
mos desarrolladas tempranamente en su obra Forjando patria (1916). El traba-
jo sobre inmigrantes mexicanos fue publicado por la Universidad de Chicago
En ese aspecto, la sociedad se ve obligada a reaccionar positiva
en 1930, gracias a la amistad de Gamio con Franz Boas, a quien los antropó- y defensivamente frente a conductas imprevistas.
logos estadounidenses tenían en alta estima por su capacidad intelectual.
Gamio sostiene que el concepto de "patrias" (comunidades indígenas) opues-
to a la idea de "nación" se fundamenta en la heterogeneidad idiomática. La obstáculos de la integración (o asimilación del inmigrante en Estados Unidos)
ausencia de una lengua literaria impide la homogeneidad nacional. Uno de los es la carencia del idioma común: el inglés.
•
compañía de Londres "150 libras de la mejor hoja de tabaco" pobreza no se explica en términos estructurales, sino en razo-
por cada una (Pereyra, 1938). Las compraban para esposas. A nes inspiradas en el darwinismo social.
estos primeros inmigrantes debemos agregar los disidentes El inmigrante oscila entre dos procesos: la desorganiza-
religiosos o cuáqueros, que se establecieron en Plymouth. En ción y la reorganización. La desorganización involucra los
el siglo xviii forjaron la nación. Los WASP, inmigrantes de pri- puntos de ruptura con la comunidad de origen, y todo lo que
mera generación, monopolizan la vida económica y política ello implica. La reorganización alude a los mecanismos de
del país, independiente desde el 4 de julio de 1776, y cuyos "adaptación" urbana. Esta última se puede presentar de forma
intereses están plasmados en la Declaración de Virginia del positiva o negativa. La adaptación es positiva cuando se hace
mismo año. visible a través de un paulatino posicionamiento laboral y
Los inmigrantes de fines del siglo xix y principios del xx, cultural: adquirir la nacionalidad y asimilarse como parte del
llegan en momentos en que la conquista del Oeste ha culmi- "sueño americano", compartiendo lenguaje e intereses norma-
nado, la tierra ha sido expropiada a los indios, y las fuentes tivos. La adaptación es negativa, cuando el proceso de integra-
de trabajo se concentran en las ciudades. Ya no son bienve- ción se vive como colapso: el inmigrante se siente extranjero,
nidos. Sin posibilidad de acceder a unos cuantos acres de es el otro, el "tartamudo social", el errante, el nómada que se
tierra, para iniciarse como pequeños granjeros, el único es- refugia en un mundo paralelo. Inhibido frente al lenguaje del
pacio de sobrevivencia es el trabajo, en el área de la cons- nuevo hábitat, el inmigrante se autoexcluye de los lazos de
trucción o de servicios. La precariedad es una característica socialidad e insiste en los referentes comunitarios que dejó
que comparten los emigrantes, y sobre esa "base situacional" atrás. Tiende a reinventar la comunidad de origen agrupándo-
se configura la conducta desviada o criminal. Culturalmente se por nacionalidad o etnia. Es normal, entonces, detectar
es el otro, "el extranjero"; parafraseando a Simmel: el que cierta "ruralización de la ciudad" basada en "actitudes". La
interacciona en el escenario subterráneo de un "mundo pa- reorganización en términos individuales, implica un reinven-
ralelo"; un sujeto que carga sobre sus hombros el peso de tarse la vida de otro modo. Para los sociólogos de Chicago, ese
dos "desorganizaciones": la social y la individual. Esta carac- proceso será el escenario en el que se gesta la conducta cri-
terística traza el camino que lo conduce a actuar al margen minal. De ahí su interés, en términos de investigación, en la
de la ley. fase de reorganización individual. La reorganización tiene que
El inmigrante pobre de la segunda y tercera generación, ver con problemas de orden social y no con situaciones de
encarna a fines del siglo xix y principios del xx la figura de la orden mental, derivados de características de orden biológico
exclusión social, víctimas pioneras de la estigmatización, o de o racial.
la criminalización de conductas. La pobreza parece ser el cal- El inmigrante actúa en un medio social específico que, en
do de cultivo de lo que algunos medios denominan "clases primera instancia, le provee información necesaria, le advierte
peligrosas". Y, ¿quiénes son esas clases peligrosas? Aquellas sobre la situación a enfrentar. Cada situación lo obliga a un
que se ubican fuera de las esferas productivas de la socie- proceso de interpretación. La única referencia es su capital
dad industrial, o que se encuentran al margen de una actividad cultural interno. En ese sentido, el individuo confronta su pro-
laboral, lejos de la ética del trabajo, y de un principio de racio- pio pensamiento con el pensamiento colectivo de la sociedad.
nalidad basado en la idea "el tiempo es oro" (Juliano, 2004). La Citemos un ejemplo: "robar es malo", piensa el sujeto; siguien-
54 • Juan Cajas Arqueología del saber criminológico • 55
do un procedimiento de elaboración de discurso en el nivel una suerte de currículo oculto. Y de éstas s-urge una suerte de
interno o situacional. Sí. Pero si careces de trabajo, es natural solidaridad subterránea, necesaria en tiempo de crisis. Felici-
que tomes a la fuerza lo que deseas, le previene el entorno dad transitoria, efímera. El encuentro callejero se transforma
social externo, una de cuyas bases, incluso, tiene sustento en en convite, en un universo secreto que requiere de reglas, y de
la religión. El caso más paradigmático quizá sea el de los sici- aprendizaje. Fuera de este redil se está en el desamparo, en la
lianos, con sus mafias que operan como entidades subterrá- orfandad social. Se requiere de una membrana protectora. Los
neas que brindan servicios de protección privada extralegal, y inmigrantes simulan ser iguales, se identifican en una relación
gozan de la bendición de la religión católica (Gambetta, 2007).22 horizontal de precariedad, pero al mismo tiempo en el deseo
La virgen de Santa Rosalía, patrona de Palermo, es la deidad incólume de superar esa situación. La felicidad, aunque transi-
protectora de los gongs; Jesús Malverde lo es de las mallas toria, les permite mantener la vigilia, el sueño. Todo se reduce
mexicanas. El pacto se sella con gotas de sangre derramadas a saber manejar las reglas del juego, respetar los roles y no
sobre la imagen de la virgen o el santo. Los inmigrantes reac- traicionar. Uno de los mayores estigmas en el seno de la comu-
tualizan rituales liminales, propios de las culturas orales; ima- nidad inmigrante es la traición; conducta moralmente cuestio-
ginariamente se reinstalan en sus comunidades de origen: so- nable. Si se traiciona al colectivo de origen, la acción amerita la
breviven como fantasmas en los múltiples perímetros de la expulsión, o en grupos de "formación de violencia", la muerte.
memoria, lubricando heroicamente el "ejército de reserva" del Planteado lo anterior podemos entender el cambio de giro
sueño americano. de la criminología estadounidense, uno de cuyos propósitos
El inmigrante encarna la figura del desviado, el que rompe era reformar al desviado y salvaguardar el ideologizado crisol
las reglas como un mecanismo de supervivencia, y que se re- de razas de la amenaza sin freno de los inmigrantes, la otre-
fugia en formas nuevas de asociación, en las que aprende por dad estigmatizada. Arquetipos de los seres siniestros y peli-
"asociación diferencial": la pandilla, sustituye a la familia, el grosos que alimentaron las fantasías literarias de autores como
gueto reemplaza a la comunidad de origen, la casa de citas, la Lovecraft, el poeta del caos reptante. "Esta asombrosa cri-
reclusión del convento. Espacios que actúan al margen de las minalidad de los hijos de inmigrantes [...] los muchachos,
instituciones: si éstas no resuelven las necesidades inmediatas, especialmente a edad temprana le pierden el respeto a sus
suena lógico actuar fuera de ellas. La escuela es reemplazada padres, quienes no pueden hablar la lengua de la comunidad,
por una forma nueva de educación, la que circula no en las y quienes son ignorantes e inútiles en el torbellino de la lucha
aulas, sino en el pavimento o en las esquinas de las urbes, en por la existencia". La cita proviene de John Commons, un
texto escrito en 1911; en realidad parece una página del siglo
"Al parecer •, los vínculos entre la Iglesia católica y la mafia siciliana, tie- xxi. El autor interroga en los misterios de la urbe, el crimen y
nen un momento culminante en los procesos que derivan de la unificación de la miseria... los grandes temas del itinerario intelectual de la
Italia, entre los años que van de 1859 a 1870. Los enfrentamientos entre esta
iglesia y el Estado, motivados por cuestiones económicas y políticas, proba-
Escuela de Chicago; también de la criminología y la antropo-
blemente acercaron a la jerarquía católica con la mafia, un interlocutor pode- logía contemporánea, cuyo campo de acción se despliega en
roso y eficaz. En 1929, el Tratado de Letrán otorga al Vaticano la condición de lo que va del siglo, en los territorios del mundo global: la in-
Estado independiente, con lo cual ceden los enfrentamientos, pero la relación cierta sociedad del riesgo de Beck y Luhmann; la modernidad
con las hermandades secretas y los grupos mafiosos se mantiene (Gambetta,
2007). líquida que presagia Zygmunt Bauman.
La Escuela de Chicago
59
vestigación, fundamentales tanto para la criminología como La sociología indaga sobre múltiples factores de la vida
para la sociología, la antropología urbana, y la psicología so- social; centra su atención en los valores sociales y, en el caso
cial, disciplinas que constantemente se plantean la discusión que nos ocupa en este libro, el interés se ubica en la híbrida
sobre la economía política del castigo. performance de la sociedad urbana: síntesis de valores, reglas
de conducta e instituciones que, asumidas como totalidad,
LA CIUDAD, ARTEFACTO SIGNIFICANTE
encarnan formas básicas de organización de grupos sociales
o primarios. El interés por lo urbano y las conductas desvia-
•
das o criminológicas, como campo de investigación, es com-
El proceso de institucionalización y profesionalización de la partido con otras disciplinas. Resulta importante destacar que
sociología como disciplina autónoma en Estados Unidos tiene la sociología, la antropología y la criminología poseen ciertas
e
como punto de partida la Escuela de Chicago, surgida en el
Departamento de Sociología de la Universidad del mismo
vecindades teóricas y metodológicas. La Escuela de Chicago,
no sólo tuvo el mérito de tematizar la ciudad como objeto de
•
nombre, en torno a la primera generación de alumnos forma- investigación, sino también el de introducir en el estudio de la
dos por William Isaac Thomas y Robert Ezra Park. Durante dos cuestión urbana y la conducta delictiva, el trabajo de campo y
décadas, de 1915 a 1935, la escuela ejerció como corriente la observación participante, recursos básicos del método an-
hegemónica en la sociología estadounidense. No obstante, tropológico, y que coadyuvan en el proceso de superar los
aunque perdió la hegemonía la escuela supo mantenerse con enfoques sobre la criminalidad, toda vez que permiten hacer
vida a lo largo del siglo xx. Su núcleo central y distintivo es la
investigación sobre asuntos urbanos de la ciudad de Chicago,
inteligibles aspectos cotidianos significativos en la vida de los
sujetos.
o
destacando entre éstos el análisis del delito y las conductas des- La idea del "delincuente como enfermo", de amplia in- e
viadas o "vías de escape" a la desorganización social, produc- fluencia en el aspecto doctrinal, es reemplazada por una vi-
to de la alteración del equilibrio biótico en el interior de las sión que incluye en su análisis el aspecto social. Si en El hom- o
"regiones morales".
La lucha por el espacio en el seno de la ciudad, en este
bre delincuente Lombroso se entretenía develando los
malabares genéticos del individuo, con poco énfasis en el pa-
e
caso Chicago, dibuja el paisaje contradictorio de la sociedad
moderna. Estos temas, ambientados en el discurso de la eco-
pel que juega lo social en la construcción del delito, los soció- e
logos de Chicago fincaban su atención en los fenómenos so-
logía humana, heredados de la biología positivista, introducen cioeconómicos y psicológicos de la desorganización social,
un impulso fundamental a la sociología y a la criminología que afectaban la conducta de los individuos forzándolos a la
estadounidense. La asociación entre los vocablos "sociología" delincuencia. La transgresión del contrato social no convierte a
y "criminología" es paradójica: la criminología justifica el po-
der punitivo, mientras que la sociología deconstruye el poder
automáticamente al sujeto en cuestión, en enfermo, loco o
pecador infame. Es parte de un proceso. Escribía William
e
y lo cuestiona. Estas disciplinas confluyen en el escenario que Faulkner: "A veces pienso que ninguno de nosotros está del
prefigura la ruptura de las viejas ciudades mercantiles y el
crecimiento explosivo de las ciudades industriales y, conse-
cuentemente, la irrupción de formas espaciales inéditas.
todo loco o del todo cuerdo hasta que la mayoría de nosotros
dice que es así". •
60 • Juan Cajas La Escuela de Chicago • 61
•
•
La Escuela de Chicago ha sido sometida a la crítica, exce- epistemológicos, pero sí sentaron las bases programáticas y
siva a veces, pero difícilmente puede ser ignorada. Algunos metodológicas de buena parte de las temáticas de investiga-
manuales recientes pasan por alto este periplo iniciático de la ción sobre el asunto urbano: crimen organizado, minorías
sociología, y centran la atención en los modelos teóricos del étnicas, cárceles, prostitución, bandas, vagabundos, moda,
funcionalismo-estructural de Parsons y Merton: la fase madu- guetos, relaciones interétnicas, salones de baile, distribución
ra de la sociología, rica en sofisticados métodos estadísticos y y consumo de drogas, sexualidad, etcétera. Un extraordinario
matemáticos, constructora de una "teoría social de la conducta "mosaico" de temas, en opinión de Becker (1971), investigados
desviada", de amplia influencia en la criminología moderna. in situ en el "laboratorio social" urbano. Piezas de un ajedrez
Los "problemas e intereses que mantuvieron ocupadas a ge- etnográfico. Tomados en su conjunto brindan al lector un pa-
neraciones de intelectuales americanos y a ]a tradición socio- norama global sobre la ciudad de Chicago de los años veinte:
lógica que culmina con el funcionalismo son denostados todas un "periodo histórico que recubre [...] la bonanza económica
las veces que no son olvidados" (Cambiasso y Grieco, 2000: de los veinte, la Depresión y el New Deal de los treinta, la as-
9). Textos pioneros de la tradición sociológica como lntroduc- censión de Estados Unidos al rango de primera potencia mun-
non to the Science of Sociology, de Park y Burgess (1921), The dial, y los inviernos más fríos de la Guerra Fría" (Cambiasso y
Hobo, de Anderson (1923), The Jack-Roller, de Shaw (1930), Grieco, 2000: 43).
The Gang, de Thrasher (1927), en su momento fueron funda- Con el tiempo, el mosaico etnográfico de Chicago, tendrá
mentales, luego ignorados. Enorme equivoco. La Escuela de puntos de encuentro con una de las líneas de investigación
Chicago anticipa temas que posteriormente serán reelabora- más sugerentes en el mundo académico, pero también muy
dos por la teoría sociológica y criminológica contemporánea. cuestionada: los estudios culturales. Esta corriente posee dos
Una ciencia que duda si olvidar o no a sus fundadores está vertientes: la sajona del Centro Contemporáneo de Estudios
perdida, escribía Whitehead. La estrategia del olvido tiene su Culturales de la Universidad Birmingham, asociada a Stuart
explicación en el pragmatismo estadounidense. Finalmente, Hall, Raymond Williams y Richard Hoggart, y la latinoameri-
como en 1984 de Orwell, el "Gran hermano" tiene licencia para cana de Néstor García Canclini, Jesús Martín-Barbero, Renato
inventar su propia historia y, desde luego... olvidar. Ortiz y Andrés Hopenhayn, entre otros cultores del género,
caracterizada por una extraordinaria heterodoxia analítica y
temática, y donde se dan cita autores de variadas disciplinas
CARTOGRAFiAS URBANAS (Follad, 2002).
Los sociólogos de Chicago fueron renuentes por convic-
Los multifacéticos autores de la Escuela de Chicago poseen el ción a los procesos de abstracción teórica, y a la marcada in-
mérito indiscutible de haber inaugurado la sociología urbana, sistencia en los procesos históricos, típicos de la reflexión
"en cuanto ciencia de las nuevas formas de vida social que sociológica europea. En opinión de los críticos, aunque tenían
aparecen en las grandes metrópolis" (Castells, 1974: 97), y formación teórica, sólo usaron fragmentos de esos saberes, a
coadyuvado en la consolidación de otros campos disciplina- partir de los cuales construyeron un "marco teórico general",
rios: la criminología, la antropología urbana, y la psicología no exento de contradicciones. Teoría y práctica no siempre
social. Los sociólogos de Chicago no definieron los supuestos coincidían. Park llamó: human ecology a su "universo de enun-
62 • Juan Cajas La Escuela de Chicago • 63
cía• os generales". A partir de este marco, desarrolla su análi- las monografías más importantes, y las publicó en francés. En
sis sobre el "orden ecológico" y el "orden cultural". Los escri- estos prólogos se encuentran contenidas muchas de las ideas
tos de Park sobre ecología humana eran sobre todo enunciados que continuamente flotaban en la inquieta cabeza del maestro
de principios generales que lograba articular con referentes Park. Las monografías retratan el mosaico cultural de la gran
empíricos. Correspondió a sus "asociados más jóvenes, parti- ciudad. Estudios contemporáneos sobre criminalidad, subcul-
cularmente a Roderick Mckenzie y Ernest Burgess, elaborar turas, juventud, moda, bandas, salones de baile, chismes, se-
los conceptos y mostrar aplicaciones prácticas dentro del con- cretos, comunicación y opinión pública, están en deuda con
texto de Chicago" (Hannerz, 1986: 39). Este es el caso de estos acercamientos de principios del siglo xx. Algunos traba-
Burgess y el desarrollo de su "teoría de los círculos concéntri- jos recientes son, como advirtiera Castells, semejantes a las
cos", un modelo cartográfico para analizar los cambios en el criticadas monografías de Chicago: "meras recolecciones de
uso del suelo y la configuración de "áreas delictivas"; al mismo hechos, recurso al que tan frecuentemente se acude en socio-
tiempo es una guía, un instrumento para la recolección de logía urbana" (1983: 28), y desde luego en la antropología ur-
datos. bana. El advenimiento de la posmodernidad ha permitido al-
Los jóvenes sociólogos salieron a sus primeros trabajos gunos olvidos: antropólogos y sociólogos tienden a ignorar a
de campo, apoyados en las ideas ecológicas de Park y en el quienes abrieron la brecha en los estudios urbanos. La apo-
diagrama de Burgess. Armados con libretas y cierta "manía teosis de los estudios de corte cualitativo, pareciera no dar
clasificatoria", respiraron el aire de los referentes empíricos, tiempo a los investigadores de hoy en día a detenerse a repen-
el sudor de los procesos bióticos en los suburbios, y la desor- sar las ideas de los autores que les antecedieron, y sobre todo
ganización esquizoide de los inmigrantes. De aquellas jorna- superarlos con base en metodologías que combinen lo cuali-
das nacieron diversas monografías.23 tativo con lo cuantitativo.
Las monografías se publicaron en el Departamento de Los escritos de corte descriptivo son afines a la tradición
Sociología de la Universidad de Chicago. Park y Burgess las antropológica de estudios de comunidad o grupos primarios.
prologaron; desafortunadamente no han sido traducidas al A pesar de la carencia de unidad e inconsistencia entre la
español. Isaac Joseph preparó una excelente compilación de teoría y los referentes empíricos, además de "una desesperan-
te sencillez" (Signorelli, 1999: 68), los trabajos han "sido reco-
231Vels Anderson, The Hubo, 1923; Clifford R. Shaw, The Jack-Roller, 1930; nocidos ampliamente como el inicio de los modernos estudios
Paul G. Cressey, The Taxi-Dance Ball: A Sociological Study in Commercialized urbanos y como el cuerpo de investigación social más impor-
Recreation and City Life, 1932; B.W. Doyle, The Etiquette of Race Rela tions in the
South: A Study in Social Control, 1937; Lyford Edwards, 7'he Natural History of tante efectuado sobre cualquier ciudad particular en el mundo
Revolution, 1927; R. Faris y H.W. Dunham, Mental Disorders in Urban Arcas, contemporáneo" (Hannerz, 1986: 30). 24 En pocas disciplinas
1939; E. Franklin Frazier, The Negro Family in Chicago, 1932; Ernest T. Hiller, "aparece tan clara la dependencia con respecto a una escuela
The Strike: A Study in Collective Action, 1928; Walter Reckless, Vice in Chicago,
4933; Ruth Shonic Cavan, Suicide: A Study in Personal Disorganization, 1928;
Everett Stonequist, The Marginal Man, 1927; Edwin Sutherland, Ladrones "Exceptuando, claro está, los trabajos de la Escuela de Manchester en
profesionales, 1937; Sutherland, Edwin, El delito de cuello blanco, 1949; Fred- ciudades de África Central, desarrollados en el Rhodes Livingstone Institute
cric Thrasher, The Gang, 1927; William F. Whyte, La sociedad de las esqui- de Lusaka, a mediados de los cuarenta. Este instituto estuvo durante varios
nas,1943; Louis Wirth, The Ghetto, 1928; Harvey W. Zorbaugh, The Gold Coast años a cargo de Max Gluckman, considerado precursor de los estudios ur-
and the Slum, 1929. banos en la antropología inglesa.
•
una a otra se finiquitan las costumbres, son borradas por la Simmel, contemporáneo de Durkheim y Weber, nació en
división del trabajo. Los intereses individuales (egoísmo) ha- Berlín en 1858, el mismo año que Durkheim, originario de
cen cortocircuito con los intereses colectivos. Crean una Epinal, Francia. Un año antes había muerto Comte, considera-
situación disociativa. El epicentro de la disociación entre la do por muchos corno padre de la sociología. Simmel (1858-
individualidad y la conciencia colectiva es la ciudad (Taylor et 1918) es, al lado de Weber (1864-1920), uno de los más gran-
al., 1997). Este modelo opera como eje ordenador del proceso des sociólogos germanos. En 1910 unieron esfuerzos para
de tránsito y rupturas: de secularización de la vida rural en el fundar la Sociedad Sociológica Alemana. Weber y Marx fueron
espacio urbano, y de emergencia de situaciones anómicas, ignorados en Estados Unidos de principios de siglo; Simmel,
como el suicidio; normales pero patológicas, diría Durkheim no. Rápidamente se convirtió en un referente de la sociología
(1982) o de conducta desviada. estadounidense. Weber tendría que esperar a que el joven
Georg Simmel, probablemente el teórico que más influyó Talcott Parsons escribiera La estructura de la acción social
sobre Park, se apoya igualmente en un sistema de oposicio- (1937), y diera a conocer su obra. Marx fue conocido en los
nes, contrastes y conflictos. En su opinión la ciudad-metrópo- años de la revuelta juvenil de los sesenta. Antes de esta época
li, sede de la división del trabajo, la economía de mercado y la sólo era leído por el siempre irreverente Wright Milis, autor de
compartimentación burocrática, fragmenta al sujeto colectivo. la Imaginación sociológica, publicada por primera vez en 1959,
Los valores comunitarios revientan. La metrópoli afecta la vida obra cumbre de la sociología radical, y por Merton (1968), el
mental del individuo, cercena su experiencia anímica: lo ins- más brillante discípulo de Parsons e interprete de un Durkheim
tala en la weberiana "jaula de hierro" de la cultura objetiva y, "para consumo interno". Se recibió de doctor en 1936, en
t
en ocasiones, en los intersticios de los mundos paralelos. Como en Columbia.
Durkheim, el advenimiento de la sociedad industrial, ocasiona Advirtamos la influencia temprana y tardía que autores
en el sujeto en tránsito, de lo rural a lo urbano y de lo tradi- alemanes ejercieron en la sociología estadounidense. Simmel
cional a lo moderno, un colapso de personalidad. Señala Cas- pagaría el precio de su popularidad. A principios de los cua-
tells (1974) que lo interesante de estas tesis es constatar que renta había sido relegado a un segundo plano. Su lugar sería
la construcción de la sociedad urbana se ha planteado siem- ocupado por tres autores que Parsons introdujo, desde su
pre en oposición a la sociedad rural. Es un sesgo de corte Olirrípo en el Departamento de Relaciones Sociales de la Uni-
evolucionista y culturalista.31' versidad de Harvard: Weber, Durkheim y Pareto. Años des-
pués el turno sería para Marx. A Simmel se le recuerda actual-
"'Bajo la influencia del relativismo de Franz Boas, estos modelos perdie- mente por sus aportes al análisis de la interacción social y
ron vigencia entre el gremio de los antropólogos, no así para los sociólogos
estadounidenses que, influidos primero por Durkheim y luego por Weber también por el uso temprano del concepto "socialidad", y po-
(que también gustaba de las oposiciones: ciudad ordenada-ciudad fragmen- pularizado en los noventa por Maffesoli. En su momento tuvo
tada; sociedades tradicionales-sociedades racionales), siguieron insistiendo el honor de ser el "sociólogo" alemán más leído y exitoso en
en las dicotomías. No obstante, bajo el influjo de la obra de Robert Redfield,
los antropólogos volverían a las comparaciones sincrónicas desde el modelo la Unión Americana.
de sociedad folk-sociedad urbana (Harris, 1999: 167). El modelo de Redfield
representa una innovación, un parteaguas en la investigación antropológica.
En Estados Unidos los antropólogos empezaron después de la Segunda los nexos de las comunidades con las ciudades. Tal es el caso de los estudios
Guerra Mundial a interesarse en las comunidades campesinas mestizas, y en de George Foster en Tzintzuntzan (1948) y Ralph Beals en Cherán (1946).
a
Simmel, a diferencia de Weber, no fue cultor de teorizacio- teracciones específicas y procesos moleculares, susceptibles
nes macrosociales. La excepción es, quizá, La filosofía del dine- de observarse sólo mediante un microscopio psicológico. El
ro (1900), su obra teórica más vasta. Se ocupa de temas gene- espacio de interacción es el espacio urbano. Park se entusias-
rales de la sociedad urbana. Se interesó más por aspectos mó con las ideas de Simmel y supo retransmitirlas a sus jóve- e
sociales de escala reducida: la moda, el chisme, los mundos se-
cretos, paralelos, de los gangsters, las putas, los extraños y
miserables. Su agudeza mental e ingenio descollan de forma
nes discípulos de la Escuela de Chicago. Con Park la ciudad se
convirtió en el laboratorio social del microscopio psicológico de
los etnógrafos de Chicago y del naciente interaccionismo sim-
•
deslumbrante y seductora en el análisis microsociológico. Se bólico. o
le atribuye la invención de la "microsociología" o análisis de
pequeños grupos. "Sociólogo brillante" lo llamó Weber, que no
•
era dado a pontificar. Simmel, interesado en las formas de la
interacción social, sentó las bases de lo que más adelante Blu-
LA UNIVERSIDAD DE CHICAGO •
mer acuña como "interaccionismo simbólico" (1937), la línea La Universidad de Chicago se fundó en 1891. Nació asociada a o
de investigación más importante e influyente de la Escuela de la fortuna de Rockefeller y de numerosos benefactores. Acción
Chicago. típica de la clase pudiente estadounidense. Un año después, el o
La sociología simmeliana amplia tesis advertidas por Tón-
nies y Spengler sobre la vida urbana. Este último llamaba la
pastor bautista Albion Small, crea el departamento de sociolo-
gía En Columbia y Yale, años antes, se habían fundado, tam-
o
atención sobre los efectos del proceso de urbanización, e iden- bién, departamentos de sociología. 33 En esta última, William o
tificaba la cultura urbana con la cultura occidental (Castells, Sumner impartiría, en 1875, el que es considerado el curso inau-
1974). Simmel en su análisis de lo social-micro, parte de una gural de sociología en Estados Unidos. Los vínculos de la so- o
triada interpretativa: nivel psicológico, nivel de interacción y
nivel institucional; niveles básicos y constitutivos de la realidad
ciología con la religión no son extraños. Los predecesores de la
disciplina o estaban vinculados al clero o pertenecían a una o
social. Para Simmel (1986) las ciudades someten a los indivi-
duos a "estímulos psíquicos" excesivos que generan fuertes
generación marcada por la influencia del moralismo cristiano y
la reforma protestante de corte progresista y moral. El espíritu
o
desórdenes de personalidad. El hombre es una criatura amena- de la reforma está presente en el proceso de constitución y o
zada por las "estructuras sociales" que produce y, por sus "in-
venciones culturales" o cultura objetiva. Tal sería el caso de la
profesionalización de la sociología como disciplina autónoma3'
Para Small, forjado en el historicismo alemán, la sociología es •
economía de mercado y las organizaciones burocráticas. No
obstante, el individuo asume procesos de adaptación por la vía
una ciencia moral y, como tal, tiene una misión emancipadora.
No dudó en escribir: "Inscribo mi convicción de que la ciencia
•
de una exacerbación de la libertad individual (Castells, 1974).
Las pulsiones contradictorias son susceptibles de superarse
social es el más santo sacramento que se ofrece a los hombres" o
(cfr. Coser, 1988: 327).
mediante la construcción de un "tipo humano metropolitano", o
centrado sobre su individualidad, sin ataduras, libre a sí mismo.
En este punto radica su interés por las formas de interacción.
'-El Departamento de Antropología de la Universidad de Chicago se creó
en 1929. e
Para Simmel (1986) la sociedad humana es una síntesis de in-
', Reforma social asociada al Movimiento Progresista, uno de cuyos ob-
jetivos era contribuir a la "superación moral" de los ciudadanos. •
72 • Juan Cajas La Escuela de Chicago • 73
40
En pocos años el Departamento de Sociología fundado por Simmel era judío. Esta condición determinó su vida aca-
Small se transforma en paradigma de la disciplina en Estados démica. La Alemania antisemita lo relegó a una vida marginal.
Unidos: la cartografía indicada para "encontrar el camino en Los sociólogos profesionales lo menospreciaban. La elite inte-
un territorio desconocido", diría John Lewis, a propósito de lectual lo admiraba. Era un "sociólogo atípico", al decir de
los paradigmas. El "mapa teórico" tendría éxito hasta media- Levine. Incapaz de sobrevivir como sociólogo, oficio que se
dos de los treinta. El Departamento edita la revista American tenía en baja estima, optó por escribir artículos para periódi-
Journal of Sociology, la primera en su género. En sus páginas cos y revistas. Era poco dinero, pero le alcanzaba para man-
se dieron cita diversos enfoques y perspectivas de investiga- tener a su familia. Textos ágiles que le granjearon la simpatía
ción sobre el fenómeno urbano: ecología, etnología, crimino- de los lectores y de un público más amplio, que expectante y
logía, psicología social, filosofía, biología, patología social. Esto entusiasta asistía puntualmente a escuchar sus conferencias.
explica el mosaico de temas que se trabajaron. Más que defec- Excelente orador, rápidamente se granjeaba la atención de los
to fue una virtud. La Escuela de Chicago se mantuvo flexible escuchas. Sus colegas sociólogos lo acusaban de "hacer perio-
y no puso límites disciplinares. Las primeras reflexiones so- dismo". Murió en 1918.
bre la ciudad como unidad de análisis se deben, no tanto El "estilo socioperiodístico" de Simmel influyó en Park,
teórica como empíricamente, a la Escuela de Chicago. De he- periodista de profesión. Oficio que abandonó a los 34 años de
cho, lo más trascendente de los inicios de la sociología urbana edad, luego de reconocer "cierta falta de objetividad en sus
es la forma en que asumieron el trabajo de campo y los usos descripciones urbanas". Para superar su deficiencia ingresó a
de fuentes heterodoxas: revistas, periódicos, cartas, historias de Harvard para estudiar filosofía. Partiría luego hacia Berlín,
vida, álbumes familiares y novelas. Asimismo, es su parte más centro intelectual de Europa, para "adiestrarse" como sociólogo.
vulnerable. Para los voceros del funcionalismo, la historia de Lo hizo con Simmel. Lo demás, diría, refiriéndose al análisis
vida era "periodismo". El aporte reconocido a la teoría antro- 1 de la sociedad y la interacción humana, "correría por cuenta de
pológica es mínimo. mis propias observaciones". Park oficia de sociólogo entrado
1 ya en la madurez. Concluye su tesis doctoral en la Universi-
dad de Heidelberg a los 40 años, y a los 59 se convierte en
LA ESCUELA DE CHICAGO maestro de tiempo completo de la Universidad de Chicago.
Gustaba de husmear la realidad sobre el terreno. Describía
La generación precursora de la sociología profesional se for- 1 con detalle las minucias de la jungla urbana, las casas de jue-
mó en Europa, particularmente en Francia y Alemania. Po- go y los garigoleados salones para fumar opio. Sin proponér-
seían referencias fundamentales de los teóricos europeos. selo llevó al campo sociológico la herramienta fundamental de
Simmel fue maestro de Park y amigo cercano de Small. Asistió los antropólogos: la observación participante.''' Sentó las ba-
a los cursos de Simmel en Berlín, entre 1899 y 4900. Park es
'1" vínculos de la Escuela de Chicago con la observación participante
considerado por algunos autores (Castells, 1974; Hannerz, han sido puestos en cuestión. "Harvey advierte que de 42 tesis de sociología
1986; Coser, 1988) como el fundador de la Escuela de Chica- presentadas en la Universidad de Chicago, entre 1915 y 1940, solamente en
go. A él se debe el impulso de las líneas fundamentales de dos el observador adoptó una posición participativa full time en el seno de la
comunidad o grupo estudiado, en seis una posición pan-time, en otras siete
investigación que le dieron la "coherencia de una escuela". una posición de observación no participante, y en todas las restantes (2/3 del
•
familiar, materiales personales, autobiográficos, historias de
vida, entre otros. La perspectiva que brindan en el Campesino
1 sus consecuencias son reales". Triunfo de la carne sobre el
espíritu, diremos citando a Filón de Alejandría.
polaco es macrosociológica; sin embargo, Thomas evoluciona- Thomas es, para algunos autores, el verdadero "padre
ría hacia una perspectiva microsociopsicológica. Estrategia fundador de la Escuela de Chicago" (Cambiasso y Grieco,
metodológica fundamental en el enfoque del interaccionismo 2000: 27); Hannerz, en cambio, autor de uno de los manuales
simbólico que se iba abriendo camino. Thomas y Znaniecki más consistentes de antropología urbana (Delgado, 1999), es
trazan un verdadero programa teórico y metodológico, que la demoledor con el sociólogo adúltero. Considera que "a pesar
mayoría de los sociólogos de Chicago seguirán durante los 15 de todas sus contribuciones propias, la más importante que
arios siguientes. Los principales aportes del Campesino polaco hizo Thomas al desarrollo de la sociología urbana consistió,
se refieren a los "problemas de la asimilación intercultural, a quizá, en traer a la universidad a Robert Ezra Park" (Hannerz,
las relaciones familiares, las clases sociales, la vida económica 4986: 33). Thomas, el cazatalentos, "descubrió" a Park en 191.1
y religiosa, así como las conductas mágicas" (Cambiasso y en los prolegómenos de una conferencia sobre la cuestión
Grieco, 2000: 30). racial. Dicen que lo invitó a dictar un curso sobre el tema.
Una de las contribuciones más importantes y paradójicas Llegó a Chicago en 1913. Asumió el liderazgo del Departamen-
de Thomas fue su idea de "desorganización social", planteada to con un empuje arrollador hasta su jubilación en 1933.
como un fenómeno de orden sociológico que influye el com-
portamiento de los individuos:
1
ROBERT EZRA PARK
Una organización social es un conjunto de convenciones, de
actitudes y de valores colectivos que se imponen a los intere- Superado el capítulo "más vergonzoso en toda la historia de la
ses individuales de un grupo social. Por el contrario, la desor- vida académica norteamericana": el affaire Thomas, ciencia,
ganización social, que corresponde a un declinar del influjo
de las reglas sociales sobre los individuos, se manifiesta por carne y deseo, el transgresor de rígidas costumbres victoria-
un debilitamiento de los valores colectivos y un crecimiento nas dejó el campo abierto para que gobernara Park: iEl rey ha
y una valorización de las prácticas individuales (cfr. Cambias- muerto. Viva el rey!
so y Grieco, 2000: 31).
Pocos periodistas se preparan para su profesión obteniendo
un diploma de filosofía en Harvard; menos son los que alcan-
¿Paradójica? Sí. Una "noche de copas, una noche loca" de zan a doctorarse en filosofía en Heidelberg bajo la guía de
1918, Thomas, bípedo implume y lujurioso, fue sorprendido uno de los más destacados filósofos alemanes, y todavía me-
en un motel en brazos de una Eva lúbrica y moderna, distinta nos los que, tras años de labor periodística, llegan a profeso-
a la que figuraba en su contrato matrimonial. En carne propia res de sociología en una de las principales universidades.
experimentó el peso de la desorganización social. Fue obligado Robert Park consiguió todo eso (Coser, 1988: 357).
a renunciar sin derecho a réplica. Incluso se ordenó suspen-
der el trabajo editorial de los volúmenes finales del Campesino El joven Park era un reformista de corazón. De origen
polaco. Thomas había escrito su epitafio académico, casi teo- rural, como la mayoría de los primeros sociólogos de Chicago.
rema: "Si los hombres definen las situaciones como reales,
1 Las generaciones posteriores serán urbanas. Hijo de un prós-
•
y maneras de los indios norteamericanos podrían ser emplea- 1. Urbanismo: "modo de vida", 2. urbanización: "interacción
dos, incluso más fructíferamente en la investigación de las cos- hombre-medio ambiente". El primer tema es desarrollado
tumbres, creencias, prácticas sociales y concepciones generales por Wirth en el ensayo de 1938. En su opinión tres elemen-
de la vida que prevalecen en la Pequeña Italia, sita en el lado tos caracterizan la vida del hombre "atrapado en los muros
inferior de Chicago, o en el registro de las complejas formas de la ciudad": 1. la transitoriedad, 2. la superficialidad, y 3. el
folklóricas de los habitantes de la Greenwich Village y alrededo- anonimato. El segundo, se configura en el nebuloso campo
res de la Plaza Washington, en Nueva York (1952: 15). de la ecología humana. Con base en una serie de "enuncia-
dos generales" se explica la coexistencia del hombre urbano.
Park propone un estilo directo para abordar el trabajo de Las dos concepciones mencionadas constituyen, de un lado,
grupos primarios en Chicago;'' entendía los vínculos entre la
el "aparato crítico" de las monografías de Chicago, y del otro,
antropología y la sociología. Pensaba que la "ciencia del hom- prefiguran los primeros trazos del interaccionismo simbóli-
bre" podía cruzar los caminos del "hombre civilizado". La vida co, la línea de trabajo más importante y perdurable de la
del hombre urbano es más variada que la del hombre primiti- Escuela de Chicago.
vo pero, en el fondo, los "motivos fundamentales son en am- En el Campesino polaco, Thomas y Znaniecki habían iden-
bos casos los mismos".
tificado los factores de la destrucción de la comunidad tradi-
Para Castells el programa de Park define los primeros pa- cional y la familia: los procesos de industrialización. La frag-
sos en la constitución de la sociología urbana, "en cuanto mentación comunitaria orienta el cauce de la desorganización
ciencia de las nuevas formas de vida social que aparecen en social. Una vez que se elimina el vínculo familiar identitario, el
las grandes metrópolis" (1974: 97). Agrega: individuo emigra hacia Estados Unidos, en este caso a Chica-
En pocas disciplinas aparece tan clara la dependencia con go. En la ciudad descubre reglas liberadoras que le permiten
respecto a una escuela teórica determinada como en la socio- reconstituirse identitariamente y sobrevivir en un hábitat ad-
logía urbana con respecto a la Escuela de Chicago. No debe, verso: la pandilla, el gueto, la delincuencia, el crimen. Park
pues, sorprendernos que las dos perspectivas teóricas fun- dirá que el individuo se reorganiza en una forma inédita de
damentales que -hasta el presente- han dominado sobre todo comunidad intersticial. La socialización de la experiencia ge-
esfuerzo de investigación en la materia, correspondan a nera una actitud a partir de la cual el individuo actúa; se apro-
trabajos que tratan de desarrollar lógicamente los dos textos pia de un universo simbólico comunicante. No existen enton-
pioneros de esta Escuela: el de La ciudad de Park, y el de ces "determinismos biológicos" que configuren una patología
Burgess: El crecimiento de la ciudad: introducción a un proyecto social. Frente al caos de lo desconocido sólo es posible la reor-
de investigación (Castells, 1983: 20-21).
ganización grupal, primaria. El "criminal no nace, aprende a
Park y Burguess construyen dos concepciones que serán serlo"; responde a factores de orden sociológico. A pesar de
determinantes en los estudios urbanos de la Escuela de Chicago: las limitaciones del enfoque ecológico, estas ideas representa-
ban, en su momento, un avance importante respecto a las
"La idea de los grupos primarios es desarrollada por Cooley, quien teorías genéticas de la antropología criminal.
considera que en el interior de éstos el individuo se transforma en ser social, Para Thomas la rotura de los valores colectivos reafirma
u obtiene reconocimiento. Conocer al grupo en su intimidad implicaba para el peso de las prácticas individuales. El prestigio de origen
el sociólogo colocarse en el papel del otro.
1
cia de un "orden moral" individual. Sabía desde sus años como más apto era similar tanto en el reino biológico como en el
reportero de las diversas prácticas a través de las cuales los social. Y que no se debía interferir en dicho proceso. Park
individuos marcaban su diferencia con los otros. Plantear coincidía en parte con la primera afirmación, pero no con la
un estilo de vida, una distancia frente al hombre medio, define un última. Reivindicaba la exclusividad humana del orden moral
inédito urbano, una región moral. La única opción para sobre- y simbólico; además, desde su sociología reformista aspiraba
vivir en un medio urbano hostil es agrupándose en nuevos ni- a "intervenir" en la esfera de lo social. La ciencia y el cambio
chos, no importa cómo: "En la gran ciudad, los pobres, los vi- social no constituían campos excluyentes. Si algo hay que
ciosos y los delincuentes, amontonados en una intimidad reconocerles a los sociólogos de Chicago es la ausencia de
malsana y contagiosa, se unen endogámicamente, compene- temor hacia los marginales. En los funcionalistas el temor
trándose" (Park, 1952: 51), e interactuando en forma sucesiva. llegaba a la paranoia.
En el interior de las regiones morales, se operan procesos Para Park se viven cuatro procesos en el interior de la ciu-
interaccionales que son importantes describir, señala Park. dad: competencia, conflicto, acomodo y asimilación.°' El más
Estos procesos derivan de una psicología individual, a partir importante es la competencia. La competencia expresa la lucha
de la cual se definen espacios de competitividad y posiciona- por el suelo. En el Chicago de los años veinte es prácticamente
miento entre los grupos. Park advierte la necesidad de ubicar- imposible conseguirlo. Para Park la realidad social no es una
los en "mapas de distribución" a fin de poder focalizarlos. A estructura fija, inmutable; está sometida a procesos fluidos y
través del diseño de una cartografía adecuada de "regiones dispares. Los individuos son sujetos cambiantes. Estos proce-
morales" o "mundos sociales", Park creía superar la carencia sos permiten explicar el componente natural-cultural de grupos
de objetividad, que acusaba su antiguo trabajo periodístico. La étnicos y raciales que buscan cabida en la cartografía urbana.
recolección de datos no era suficiente. Era necesario tratarlos A partir de ajustes ecológicos y de acomodación espacial, los
con profundidad y objetividad. Los recursos analíticos esta- grupos se enfrentan por el suelo. La ciudad es un espacio en
ban en las ciencias sociales, particularmente en la sociología, disputa: grupos cohesionados por lazos de solidaridad comba-
que definía como "la ciencia del comportamiento colectivo" ten de múltiples formas por acceso al espacio, al territorio. La
(Coser, 1988: 359). Burgess asumirá este reto. Su tipología de solidaridad se reafirma en estructuras significantes y simbóli-
los "círculos concéntricos" es una estrategia para la recolec- cas. La competencia está mediada por un orden moral y una
ción de datos. conducción normativa que regula al grupo. Así, por ejemplo,
Park entiende la ciudad como un sistema estructurado. Su existe una "ley del silencio" entre los tratantes de blancas o los
noción de sistema proviene del darwinismo social de Spencer
(1820-1903), autor muy leído en Estados Unidos, lo cual no de Inglaterra". La expresión que se atribuye a Darwin "supervivencia de los
deja de ser una paradoja. Spencer, al decir de sus biógrafos, más aptos", tal como él mismo reconoce pertenece en realidad a Spencer. Su
por "higiene cerebral" (igual que Comte) no gustaba de leer a obra The Principies of Ethic se publica en 1897 y The Principies of Sociology en
nadie." Spencer asumía que el proceso de supervivencia del 1908.
"El modelo de corte ecológico, con algunas variantes, fue aplicado por
Larissa Adler de Lomnitz, en la investigación: Cómo sobreviven los margina-
"Charles Darwin en cambio no ahorraba adjetivos para demostrar su dos, México, Siglo XXI, 1975. El trabajo se desarrolló en La Cerrada del
admiración por Spencer, de quien era lector asiduo. En su opinión: Spencer Cóndor, un barrio de inmigrantes en la ciudad de México. Es considerado un
es "una docena de veces superior a mi I...1 el más grande de los filósofos vivos clásico de la antropología urbana en México.
"Existe una tradición intelectual de origen alemán que es conocida como "'En el modelo marxista, el concepto de "modo de producción" es funda-
"sociología de la cultura". Bajo esta perspectiva el concepto "cultura" difiere mental; éste se asocia con una teoría de las clases sociales. Las clases y el
del utilizado por algunos antropólogos, esto es, como "costumbres", a la modo de producción, corresponden a momentos específicos: son una totalidad
usanza de Tylor. Para Alfred, Weber, Dilthey o Cassirer, la cultura se presen- concreta, no un artificio retórico. Las ciudades, lo urbano, son realidades que
ta como una acción consciente (o inconsciente) compartida por un grupo, se inscriben en el arco de larga duración de los modos de producción. Cfr.
clase, subclase o sociedad, y que desempeña el papel de crear esquemas Carlos Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política,
cognitivos colectivos organizados en forma de cosmovisiones históricas México, Siglo XXI, 1971.
(Muñoz, 1995). Cfr. Blanca Muñoz, Teoría de la pseudocult uríi. Estudios de so- ""La visión de Castells coadyuvó en la renovación del estudio mundial
ciología de la cultura y de la comunicación de masas, Madrid, Fundamentos, de las ciudades. Se inició en el marxismo, pero con el tiempo abandonó sus
1995. Sobre el concepto sociedad de masas puede verse, Cesare Mannucci, raíces y se interesó en los medios de comunicación y las tecnologías de la in-
La sociedad de masas, Buenos Aires, El Corregidor, 1972, un recorrido sobre formación. Castells es junto a David Harvey una de las referencias más ac-
las diversas posturas que existen sobre el tema. Los conceptos sociedad de tuales e importantes sobre el análisis urbano.
masas y sociedad de consumo, fueron ampliamente utilizados por Adorno y "Henry Lefebvre, El derecho a la ciudad, Barcelona, Península, 1969. El
Horkheimer, de la Escuela de Frankfurt. En opinión de estos autores, dichos derecho a la ciudad, como derecho a la vida urbana, esto es: el deseo, lo lú-
conceptos constituyen los fundamentos del capitalismo financiero interna- dico, simbólico e imaginativo, que está más allá del simple habitar, circular,
cional. cfr. Theodor Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica del iluminismo, cultivar el espíritu y el cuerpo, constituyen elementos básicos de este soció-
Buenos Aires, Sur, 1970. logo francés. Su punto de referencia es París.
•
ron el umbral desconcertados; entre velos sin sombra redes- Terco... el cuerpo permanece", escribió Vicente Aleixandre, el
cubrieron a los salvajes urbanitas, y en el vacío de la noche poeta español de la Generación del 27.
olfatearon a los sociólogos urbanos acampando bajo los fo-
cos de neón y el ulular de las patrullas policiacas; intuyeron
mecanismos con los cuales la ciudad reconfigura a los suje- EL EXTRANJERO ARTIFICIAL. LA OTREDAD EN LAS CALLES
tos. La otredad urbana se desenvuelve desde otros códigos
de representación y significación. La realidad urbana, el ur- Los primeros acercamientos a la otredad urbana no están
banismo como ideología y práctica, se construye en oposi- exentos de preocupación y desconcierto. Despiertan la ani-
ción a los parámetros de la otredad decimonónica: se "rige madversión de los antropólogos de "levita y bombín"; los une
por el horror al despilfarro, a las fiestas y el sacrificio [...] Los el convencimiento de que el mundo de los barrios, los guetos
negocios, la industria, el capital, la acumulación, son lo con- de los pobres, con sus habitantes insomnes, son patrimonio de
trario del sacrificio" (Bataille, 2005: 48-49). la sociología. No tiene sentido invadir la disciplina hermana,
Daniel Múgica, en el prólogo a Ciudades invisibles, señala: reclaman algunos, haciendo sonar las cuentas de collares y
las sonajas de barro con que adornan los muros de sus casas
La ciudad moderna es una colmena con millones de abejas ¿Qué intentan, entonces, los jóvenes antropólogos, al abando-
obreras y unas cuantas reproductoras, donde los conflictos
son parejos, al igual que las derrotas, un enjambre de espe- nar la jungla y los mosquitos y explorar en un campo ajeno?
ranzas desatentas, de tristezas cotidianas. La crisis de la Nada, escribiría el profesor Robin F'ox, mientras cartografiaba
ciudad moderna nace en su vorágine, en la velocidad que los sistemas de aparcamiento selectivo en la isla de Tory, ex-
impide el disfrute de los placeres más inmediatos [...1 El ha- cepto librar una batalla inútil para encontrar salvajes sustitu-
bitante de la ciudad moderna, la occidental, carece de identi- tos en las barriadas marginales. Fox sentencia, amparado en
dad, porque el espacio que lo acoge tampoco tiene persona- el viejo estigma reduccionista: los antropólogos a estudiar la
lidad (1999: 3). cultura; los sociólogos, la sociedad; la criminología, los delin-
cuentes. Para Fox: "El parentesco es a la antropología lo que
La ciudad no se funda en la atracción, sino en el rechazo, la lógica a la filosofía o el desnudo al arte: la disciplina básica
en el alejamiento recíproco, en la desintegración, en la lógica del tema" (1972: 10-11); luego entonces, para qué divagar en
de la velocidad, sugiere Paul Virilio (2006); para el arquitecto los hechos sociales urbanos, si al parecer no admiten un aná-
y filósofo francés la tecnología se hace visible en el poder de lisis vinculante, relacional. La transgresión de una norma en
desconectar al individuo del tiempo y el espacio. La ciudad es la selva metropolitana ¿no puede ser leída como una ruptura
el paradigma del exilio y la orfandad, el receptáculo membra- cultural en los planos individuales o sociales?, ¿o será, acaso,
noso que aloja al inmigrante, el expulsado, el paria esquizoide la alteridad, una categoría petrificada en el altar de fuego de
que deambula por las calles, el desviado que navega en la las comunidades primitivas?
sangre de la aurora de un mundo que se antoja "sin sentido". La alteridad romántica del siglo xix vive días de luto. La
La ciudad es, en realidad, un exceso de sentidos. No lo sabe- desaparición del otro exótico se ha acelerado, señalaba Víctor
mos. Quizá ya estamos muertos; ¿seremos, acaso, realidad Segalen, el etnógrafo y poeta francés, luego de viajar por Chi-
virtual como lo sospechaba Baudrillard? El "muerto alienta. na y Polinesia, en las primeras décadas del siglo pasado. Los
!`
ceder al mundo urbano; salvo contadas excepciones, llegaron espacios públicos. Tema complejo para una disciplina joven.
de última hora al estudio de la temática urbana (García Can- Parecía que la antropología urbana invadía temas de otras
clini, 2005). Tardaron tanto que, en opinión de los críticos, ciencias sociales, entre éstas la sociología y la criminología.
terminaron reinventando temas de la sociología urbana de Gran equívoco. La antropología no estaba lejos de los intere-
Chicago, con medio siglo de retraso (Hannerz, 1986). ses de la sociología, que para Giddens: "Tiene como objeto
La urbanización completa de la sociedad, coadyuvó en la nuestro propio comportamiento como seres sociales [...] y va
emergencia de la cuestión urbana como campo de estudio; desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos
obligó a un golpe de timón: a sustituir, según Llobera, los vie- en la calle hasta la investigación de los procesos sociales glo-
jos "cotos de caza etnográfica", y a desbordar los limites disci- bales" (2002: 27). La ciudad obliga a los estudiosos a leer
plinares. El estudio del buen salvaje quedó marginado a las desde otras coordenadas.
etnografías basadas en el modelo clásico, descriptivo, funcio- Los antropólogos de principios del siglo xx se encontra-
nal o estructural. Geertz, en El antropólogo como autor (1988), ban fragmentados en escuelas de pensamiento o campos de
haría un lúcido análisis de estas corrientes, tornando como elucidación contrarios, reivindicando más "los conflictos que
referencia a Lévi-Strauss, Evans-Pritchard, Malinowski y Be- las conclusiones", al decir del siempre irreverente Clifford
nedict. Tras la ruptura de paradigmas y la revolución episté- Geertz, fallecido en el 2006. El punto de discusión radicaba en
mica anunciada por Kuhn en los sesenta, algunos antropólo- cómo ubicar, explicar o describir para los ciudadanos del pre-
gos dieron un vuelco en su actividad e incursionaron en la sente, el paisaje de los referentes empíricos concretos: las
ciudad, abocándose a experiencias de "campo", en barrios, poblaciones salvajes, primitivas, sin tradición escrita ni com-
colonias y vecindades, ampliando generosamente el campo de plejidad tecnológica o social, pero con instituciones sociales
estudio inaugurado por sir Edward Burnett lylor en el siglo residuales de interés: la familia, el matrimonio o la religión.
xix. De su autoría es el trabajo académico Cultura primitiva, Para la antropología, la más joven de las ciencias sociales, el
publicado en lengua inglesa en 1871, el primer libro de texto análisis de las instituciones en las sociedades primitivas, era
de antropología general, en opinión de Marvin Harris. importante porque en éstas los rasgos eran más visibles que
en las comunidades modernas o metropolitanas (Lienhardt,
1975) y, en opinión de evolucionistas y difusionistas -escuelas
PUNTO DE FUGA: LA ANTROPOLOGÍA URBANA enfrentadas-, podrían servir para explicar los orígenes de la
humanidad.
Los antropólogos eludieron, durante varias décadas, la posibi- La especulación decimonónica sobre los orígenes de la
lidad de construir un campo especializado que centrara su humanidad fue sustituida por el empirismo funcional británico,
atención en el estudio de los sujetos en el hábitat de las socie- asociado al nombre de Bronislaw Malinowski, y el culturalismo
dades modernas, y en los vínculos recurrentes entre el proce- estadounidense representado por Franz Boas. Estas dos pers-
so civilizatorio y la vida urbana: el epicentro de los desterra- pectivas se identificaban en el trabajo de campo como premisa
dos, los insomnes, los noctívagos, los transeúntes, los metodológica, pero diferían en las técnicas para la recolección
delincuentes; paraíso de la dispersión, los nuevos sonidos, de datos. A Robert Park no le interesaban las diferencias capi-
los fluidos de la urbe y de la moderna reconfiguración de los tales entre evolucionistas y difusionistas, pero sí la estrategia
fundamental el trabajo de campo y la observación participante, zación del luto por lo otro, sino pensar e imaginar lo social el
y los integra como instrumentos básicos en sus indagaciones desde una heurística instrumental que supere los límites dis-
en el laboratorio social que es la ciudad de Chicago. La vida ciplinares y avive la reflexión. Wright Mills en su réplica al
urbana reclamó la atención de los antropólogos, influidos por positivismo reivindicaba el poder de la imaginación... la ima-
las reflexiones de Park y su grupo de jóvenes y entusiastas ginación sociológica. e
colaboradores, deseosos de capturar las marcas de la vida afec- Ahora bien, no se trata de añadir la ciudad a los temas
tual, las huellas de la agregación social de los migrantes, la clásicos de la antropología, sino de incorporar los elementos o
realidad incandescente de las ciudades que florecen. Park es,
pues, un punto de partida.
nuevos que habitan la jungla urbana. Los antiguos objetos de
estudio no es que hayan desaparecido o permanezcan embal-
o
Entre las obras pioneras de la antropología urbana sobre- samados. Están presentes como abejas de cristal en la cotidia-
salen los estudios mexicanos de Robert Redfield, Tepoztlan, a nidad urbana, pero resignificados, metamorfoseados, escindi-
Mexican Village (1930) y Oscar Lewis, Life in a Mexican Village: dos, corno Gregorio Samsa, el personaje de Kafka. La reflexión o
Tepoztlan Restudied (1951). A tono con la advertencia de Geertz, urbana obliga a preguntarse por la reubicación teórica de los
estos dos antropólogos se enfrentaron en torno al modelo objetos de estudio, y desde luego, por el significado y alcances e
continuum folk-urbano, postulado por el primero. Redfield tuvo
estrechos vínculos con la Escuela de Chicago... también con
de la vida social, toda vez que el otro se manifiesta, siempre,
como un sujeto en movimiento y en permanente transforma-
o
la hija de Park, a quien "pintó pajaritos en el aire". En Chicago
obtuvo su doctorado, la gran vanguardia en estudios sobre
ción. Tal es el caso del neotribalismo contemporáneo, mezcla o
de localismos y lubricantes sociales: el revival arcaico de las
urbanización, y fue de los primeros que se arriesgaron a cru- incertidumbres personales y las drogas; los "destinitos" fata- o
zar los límites de la antropología anclada en el laberinto indí- les. Los seres humanos, hasta donde se sabe, son los únicos
gena. Los trabajos citados estimularon estudios posteriores que poseen certeza sobre su destino: "Morir es una costum- o
en las ciudades de América Latina. bre que sabe tener la gente". Lo escribió Borges en "Milonga
La ciudad emerge como epicentro de la reflexión antropo- de Manuel Flores".
lógica, y de las ciencias sociales en general. No es para menos. Cornelius Castoriadis, el filósofo griego, nos recuerda que en o
Los datos avalan el giro. De acuerdo con los últimos datos el juego de lo social los sujetos actúan pensando lo que hacen y
censales, 50 por ciento de la población mundial y 70 por cien- sabiendo lo que piensan. A este proceso le llamaba elucida- u
to de la de América Latina habitan en ciudades, en centros ción. Esta acción intelectiva permite objetivar nuestra relación
urbanos (García Canclini, 2005), delineando y ejerciendo par- con el otro. René Lourau llama implicación a la forma en que nos
ticulares perímetros de memoria o "comunidades imagina-
das", para decirlo con Benedict Anderson, o "comunidades
acercamos al otro y, simultáneamente, cómo nos vemos a no- o
sotros mismos. Es una operación doble, de sujeto-objeto: una
emocionales" con Maffesoli, que reconfiguran y resignifican el reciprocidad vinculante, reflexiva, entre lo social y lo teórico. o
imaginario urbano. La invisibilidad y el acontecimiento coti- No plantearlo de este modo equivale a reducir la práctica an-
diano, no sólo traducen escenarios que refractan al individuo tropológica al inventario de las funciones que realiza el otro,
como psique, sino que obligan a la apertura de nuevos cam- sin más recurso que la descripción abusiva de la totalidad
El estilo de Chicago
123
ciones. Para Malinowski el "padre y jefe del gang funcionalista cambio, se interesa por el análisis de los órganos de control
inglés", como lo calificaba Radclife-Brown, "la cultura es un social que, entre otras cosas, tienen como función principal
todo funcional que está al servicio de las necesidades huma- controlar y reprimir las conductas que sustentan la desviación
nas". En sociología el funcionalismo estructural se asocia con (Larrauri, 1992). El etiquetamiento supone el ejercicio e impo-
la obra de Durkheim, Parsons y Merton (O'Sullivan et al., sición de una estructura de poder, cuyo engranaje se sostiene
1995), y en antropología con Malinowski. A este último se le en un aparato valórico y normativo, y que es aplicado sobre
atribuye la invención del funcionalismo, al que dio nombre. sujetos que por sus propias características, físicas, sociales o
Murió el 16 de mayo de 4942, fulminado por un ataque al co- culturales, manifiestan un distanciamiento del conjunto so-
razón, en New Haven, Connecticut. Poco antes de su falleci- cial. Dicho de otro modo, el etiquetamiento es un proceso
miento, y atraído por los cambios sociales que experimentaba social mediante el cual quien detenta el poder etiqueta al otro
México, estudió la economía del sistema de mercados en vulnerable, al diferente, al desviado, al que se separa del cen-
Oaxaca, en compañía de Julio de la Fuente. tro moral normativo en un contexto sociohistórico específico,
En los sesenta resurge con renovada fuerza el interés por por ejemplo, el que vivieron las generaciones de los sesenta
el interaccionismo simbólico. Esta perspectiva se posiciona del siglo pasado.
como un referente fundamental; es el punto de apoyo de no-
vedosas tendencias de la sociología contemporánea, la crimi-
nología, y desde luego para la antropología en su perspectiva CARTOGRAFÍA DE LA INCERTIDUMBRE
urbana. Destaca entre ellas el enfoque labeling aproach o eti-
quetamiento, que plantea un cambio de paradigma en los Los sesenta despliegan una oleada de incertidumbre en la
análisis sobre la desviación y, en general, sobre las lineas que Unión Americana y también en Europa Occidental. Tiempos
se adscriben al enfoque de la subculturalidad, la etnometodo- nuevos. Anuncian un periodo de rupturas, una rebelión cultu-
logia, y a los estudios culturales (Cambiasso y Grieco, 2000). ral en contra del stablishment. Se expresa en formas inéditas
La teoría de la reacción social o etiquetamiento es, quizá, de sensibilidad y en la construcción de cartografías juveniles
el enfoque más influyente de los sesenta (Becker, 1963; Ci- que desafían al mundo, y exhiben las contradicciones genera-
courel, 1967; Erikson, 1966; Kitsuse, 1968; Lemert, 1967). Se cionales de la posguerra. La legitimidad del orden social y el
nutre del interaccionismo de Blumer y se convierte en puntal aparato normativo imperante son puestos en entredicho y
de las reflexiones criminológicas de los sociólogos de la des- desafiados por los jóvenes. Al mismo tiempo las condiciones
viación, cuyo caballito de batalla es la ruptura con el modelo socioculturales son propicias para el surgimiento de teorías
funcionalista de la sociedad, el positivismo, y la urgencia de nuevas sobre la desviación y el delito; entre éstas sobresale la
construir un nuevo marco sociológico de referencia; es decir, teoría de la reacción social.
nuevos supuestos teóricos o paradigmas para elucidar las Los desviados modernos despiertan en las metrópolis
conductas desviadas. ¿Qué implicaciones tiene el cambio de armados de una nueva sensibilidad frente a la vida, y un esti-
paradigmas? Veamos, el paradigma etiológico de la criminolo- lo -"resolución mágica" le llamó Phil Cohen, en las páginas
gía positiva indagaba acerca del delincuente y las causas de 1 que dedicó a la clase obrera londinense del East End-; toman
su comportamiento. El paradigma de la reacción social, en las calles de las grandes urbes por asalto e impulsan una re-
t
volución cultural que subvierte la praxis académica y política: les. El "estilo [es] el área donde el conflicto entre definiciones
Berkeley, California (1964), París, Roma y México (1968), y reviste el mayor dramatismo [...] a los objetos se les atribuye
posicionan, como nunca antes, la música como un referente significado dentro de la subcultura y se les hace significar en
de, identidad y de sentido generacional: el rock and rail, ese forma de 'estilo" (Hebdige, 2004: 15-16).
"sonido de la urbe", que resume la conjunción de elementos Los dentistas no son sujetos encapsulados en torres de
de la "cultura negra con la cultura blanca" (Yonnet, 1988: 112), marfil. El sueño de la asepsia y la neutralidad de los datos
y que a la postre devendrá en la construcción de estilos, tal sucumbe ante el embate de los nuevos escenarios. Los cam-
como lo plantean Cohen y Hebdige.''' pos de estudio no constituyen elecciones al azar; no se traducen
Para Yonnet el rock and roll es una cultura de máscaras: el en fórmulas como "esto me interesa, esto investigo". Detrás
pelo de los Beatles, los lentes redondos de Lennon, la melena de la elección de los campos cognoscentes, independiente-
de Harrison, la minifalda de Mary Quant, la falda larga de Ja- mente del que sea, existe siempre una justificación incons-
nis Joplin, la lengua de los Rollings Stones, los pelos erizados ciente que desencadena puntos de interés. Éste es uno de los
de los punk, etcétera, en un proceso de invención y repetición aportes del encuentro entre el psicoanálisis y las ciencias so-
continua; anuncio precoz de las mediáticas tribus urbanas ciales. Georges Devereux, etnólogo y psicoanalista de origen
que alarman a las autoridades encargadas de mantener el austriaco, discute desde el psicoanálisis freudiano el obligado
orden. La máscara define un estilo, es la contracara de los vínculo transferencia-contra transferencia entre el investigador y
Tiempos modernos: la resolución mágica a los problemas coti- sus objetos de estudio. Operación recíproca: el investigador
dianos del obrero loco y deprimido de la empresa Electro "interviene" sobre fragmentos de la vida social: grupos, escue-
Steel Corp, lúcidamente interpretado en la pantalla grande por las, fábricas, manicomios, pero a su vez es "intervenido". Sobre
Charles Chaplin en 1936; resumen descarnado de la produc- la base de este reconocimiento, una pauta de conducta o esti-
ción ininterrumpida del fordismo. lo que poco a poco se generaliza entre los intelectuales de la
. posguerra consiste en sublimar lo marginal, lo subterráneo y
proscrito. El caso más conocido es el de Jean Paul Sartre y los
APOTEOSIS DE LA IMPLICACIÓN Y LA OBSERVACIÓN PARTICIPANTE camaradas que lo secundan. Sartre y Simone Beauvoir, la pa-
reja mítica, vinculan sus nombres al maoísmo, reivindican la
Los arios de la segunda posguerra definen un estilo de vida, independencia de Argelia (1962), las causas justas del Tercer
caracterizado por una militancia ternaria: política, emocional Mundo, y acogen en su núcleo bohemio de Saint Germain al
y epistémica, de la que no están exentos los científicos socia- irreverente Jean Genet, el célebre lumpen homosexual, autor
de una dramática autobiografía: El diario de un ladrón (1949) y,
52 E1 rock and rail tiene un mito de origen: nace con Elvis Presley cantando en general, de una obra "incómoda" para los puristas victoria-
como negro y su copete y patillas de camionero. Inaugura lo que hemos lla- nos, que en muchos países apadrinaron la prohibición de sus
mado "estilo". Nacido en Memphis, Presley graba el 6 de julio de 1954 en un
disco de 45 revoluciones That's all Right, Mama y Blue Moon of Ken'tucky, de escritos. Genet es a su vez un militante de diversas causas. Su
Arthur Bigboy y Hill Monroe, respectivamente que, coinciden los especialis- voz se levanta en apoyo a Daniel Cohn-Bendit, el joven rebelde
tas, marca el nacimiento de esta variante musical en Estados Unidos, y que a del mayo francés de 1968, pero también de Huey Percy
fines de los años cincuenta se extenderá a Europa. Presley muere el 16 de
agosto de 1977. Newton, el dirigente del Partido de las Panteras Negras encar-
•
intimistas constituyen evidencias del proceso de construcción ampliamente discutieron "sobre el terreno micro" los grandes
de la imaginación creativa: "una rebelión del objeto sobre el temas de la época: la familia, la escuela, la fábrica, la cárcel y
sujeto". Para Lourau no existe el dentro y fuera del relato los psiquiátricos. El proceso de crítica a la cultura burguesa y a
etnográfico. Esta discusión parte de reconocer los síntomas y sus instituciones, desarrollado en Francia, abre paso a una
el universo pulsional de la subjetividad. Los temas de investi- serie de ideas que, con el tiempo, influirán en el mundo anglo-
gación no son casuales, están mediados por el inconsciente sajón y en América Latina.
(Paya, 2006). Castoriadis invitaba a pensar lo histórico-social
en el marco de las significaciones simbólicas, imaginarias y
reales: una triada objetiva para establecer reflexivamente los DE FRANCIA PARA EL MUNDO:
nexos vinculantes entre el individuo y lo social. Una perspec- LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ESTILOS JUVENILES
tiva sugerente, crítica además, de dos de las posturas domi-
nantes en la época: el funcionalismo estructural estadouni- En Francia, los intelectuales parisinos arreán las banderas de
dense y el marxismo sualinista de la Unión Soviética. la solemnidad académica, cuestionan los aparatos críticos y
En términos teóricos los sesenta reivindican una forma las abstracciones conceptuales. Rinden honores al placer de
nueva de pensar el mundo poscolonial y de asumir los retos lo concreto que emerge de la fenomenología. Se inaugura un
que devienen del compromiso social. En sociología derivaría estilo, mezcla de filosofía, vino, poesía, teatro, y una estética
en una crítica frontal a los viejos saberes e instituciones, pero corporal anticonsumista basada en el uso de desechos, cabe-
también en un rico debate sobre las tesis dependentistas, llos largos y drogas recreativas cultivadas en jardines particu-
circulacionistas, y el papel de las relaciones de producción y lares, traídas desde el Asia o fabricadas en laboratorios impro-
la lucha de clases, en los países llamados —en aquel enton- visados. Desaparece el culto a la persona. Se vive de espaldas
ces— del Tercer Mundo. Hoy en día la expresión, al estar vacía al mundo de la producción en masa. Este estilo, años más
de contenido, es un anacronismo. Gerard Leclercq (4972), en tarde, desafiará a las autoridades y marchará por las calles
Francia, cuestiona la validez del discurso, el método y la ideo- parisinas en los días heroicos de mayo de 1968, sin más con-
logía de la antropología colonial. El canadiense André Gunder signa que "la imaginación al poder", exigiendo la salida de las
Frank, no sólo cuestiona, exige abrazar la causa de una antro- tropas estadounidenses de Vietnam y de Camboya. :>3 El exis-
pología de la liberación. En América Latina, no es gratuito tencialismo de autores como Sartre, coadyuva a la construc-
encontrar a sociólogos y antropólogos en las filas de los mo- ción de una experiencia subcultural con una geografía propia
vimientos guerrilleros. (Marroquín, 4975).
Los sesenta permiten elaborar una discusión crítica sobre Si bien es cierto que los movimientos de crítica intelectual
el poder y las instituciones, develar el engaño de lo oculto y la que hemos mencionado páginas atrás influyen teóricamente
falsa inocencia: el Estado a través de su arsenal de institucio- tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, lo que hemos
nes califica y direcciona las conductas desviadas, depositarias denominado "estilo" tiene en el existencialismo sartreano una
de la etiqueta. Podemos sintetizar en la fenomenología, la psi- base de apoyo fundamental para las generaciones juveniles de
coterapia institucional, la antipsiquiatría, la criminología críti-
"Estados Unidos interviene en Vietnam entre 1962 y 1973 y, en Cambo-
ca y el socioanálisis, como los movimientos teóricos que más ya en 1970.
•
máximo las oportunidades para triunfar (cfr., Taylor et al., o "sistema social", responde a cuatro imperativos funcionales:
1997: 111). "1. Prosecución de fines, 2. estabilidad normativa o latente,
3. adaptación al medio circundante, y 4. integración de los
El estado de anomia, en la versión mertoniana, tiene que miembros al sistema social" (Rocher, 1977: 340). Parson (1968)
ver, de un lado, con metas, y del otro, con la limitación de y Merton (1968) son los principales representantes del llama-
oportunidades. Entendiéndose por limitación, una falencia do "funcionalismo estructural". Toman distancia del funciona-
de carácter estructural que el individuo puede resolver me- lismo de Malinowskí, que es sometido a crítica por el absolu-
diante una conducta delictiva o desviada. El delito, en opinión tismo de su premisa: toda actividad o creencia desempeña
de Merton, tiene su origen en las contradicciones que son una función. A diferencia del funcionalismo antropológico
propias de la estructura de la sociedad estadounidense. La -análisis de hechos culturales y sociales- la perspectiva fun-
desviación sería una respuesta a los problemas que devienen de cionalista estructural analiza el sistema socia], en términos
la estructura. La tensión entre objetivos y medios, puede dar abstractos o totales. Grosso modo, los seguidores de esta línea
lugar a diversas reacciones. Merton clasificó cinco tipos de de trabajo se inclinan por indagar los prerrequisitos funciona-
reacción o comportamiento social: les, que hacen posible la existencia del sistema o sociedad. En
el caso que nos ocupa, la delincuencia, uno de los prerrequi-
Conformistas. Actitud que identifica a la mayoría de la po-
blación. sitos funcionales sería el de mantener un rígido control penal
Innovadores. Existen grupos que comparten valores, pero que limite o frene la conducta desviada.
actúan desde la ilegalidad. Los narcotraficantes, por ejem-
plo.
3. Ritualistas. Respetan pasivamente las normas. Tal sería el EL JARDÍN DE LAS SUBCULTURAS
él' e• •'':
Retirados. Los sujetos no compiten ni aceptan las reglas Los enfoques subculturales tienen en Albert Cohen, Richard
del sistema. Son marginales. Este sería el caso de los hippies Cloward, Lloyd Ohlin y Walter Miller, a sus precursores. Para
que viven en comunas. estos autores, obviando los matices, la "delincuencia es una
Rebeldes. A este grupo pertenecen los sujetos que renie- respuesta -solución cultural compartida- a los problemas
gan de los valores y las normas y tienen como aspiración la creados por la estructura social" (Larrauri, 1992: 6). Si bien
construcción de un sistema social nuevo. En este rubro se
ubicaban grupos radicales como el Partido de los Panteras comparten con Merton la idea de "reacción producida por
Negras. cuestiones estructurales", difieren en lo relativo a que todos
los sujetos comparten los mismos valores, y que los procesos
Los planteamientos de Merton tienen como soporte el de adaptación sean mecanismos individuales, puestos en
"modelo sistémico" de Parsons, y lo que denominaba "marco marcha por sujetos aislados (Larrauri, 1992). El análisis sub-
de referencia de la acción". Para el maestro de Harvard -el
"complejo de Olimpo"' la llamó Robin Williams- la sociedad, ricana. Intelectualmente viable o no, socialmente "pertinente" o no, es Parsons
quien, más que cualquier otro teórico social contemporáneo, ha influido so-
5.7A fines de los años treinta, Parsons era una celebridad mundial y Har- bre los sociólogos académicos en Estados Unidos como en el resto del mun-
vard una de las universidades más prestigiosas y selectas de la Unión Ame- do, escribió Alvin Gouldner (2000).
e
El encuentro del psicoanálisis con la antropología, la so- instintos, sus pros y contras" (cfr Ferraris, 2004: 74). La nece-
ciología o la criminología, agrega interesantes y polémicas sidad surge de la experiencia. Normalmente, como escribió
reflexiones, no exentas de ingeniosas hipótesis que, no obs- Wilde, entendemos por experiencia nuestra vivencia con las
tante, coadyuvaron en la superación de un positivismo llano, cosas malas; es decir, todas aquellas cosas que de forma di-
centrado en una visión plana del mundo. Cierto es, advierte recta nos afectan.
Duvignaud, que "en el transcurso de este siglo y de manera Ahora bien, plantear la realidad como un evento en cons-
siempre inesperada, el sistema de pensamiento serio fue agre- trucción implica el carácter cambiante de la interacción y,
dido y trastornado por estallidos lúdricos: el dadaísmo, el desde luego, la independencia de la norma. Asimismo, denota
surrealismo, el freudismo [...1 el movimiento hippie en los un cambio en la interpretación. Lo que antes era, ahora no lo
Estados Unidos, el 68 en Francia, fueron otras tantas pruebas es. La beckiana "sociedad del riesgo" (1998) presupone estra-
para una cómoda racionalidad" (1982: 44).59 tegias de seguridad urbana. Veinte años antes, al ser interpe-
Para Thomas Wilson, citado por Larrauri (4992), el actor lado en la calle por un desconocido, el ciudadano interpretan-
en cuestión, asume el comportamiento del otro, interpreta los te accedía sin reticencia alguna a dar la hora o indicar la
mecanismos de la acción, devela el significado o componentes dirección solicitada. Hoy en día y luego de la imposición de
simbólicos del rol o escena en juego. Sobre la base de la per- una experiencia o "cosa mala", la reacción primaria es rehuir
cepción intuitiva el actor dispara sus recursos de acción. De al desconocido, ponerse a salvo o activar los mecanismos de
mi diario de campo extraigo algunos ejemplos. Esto dice un autodefensa. Las acciones de los individuos no se plantean, a
pandillero de Medellín: "Me tumbas, te tumbo"; un expende- diferencia de lo que sugieren los normativistas, como sujetas
dor de drogas de Tepito: "Me chingas, te chingo". Y del voca- a las necesidades del sistema, sus funciones o a determinados
bulario popular una máxima costumbrista: "A que lloren en mi valores culturales. Las acciones de los individuos operan bajo
casa, mejor que lloren en la tuya". Lógica implacable. La res- la estrategia de resolver de forma oportuna e inmediata, los
puesta es inmediata en el espiral de la violencia urbana. En el intríngulis de la vida cotidiana, tomando como punto de parti-
escenario de la calle, donde -al decir de Reguillo (2000)- se da la interpretación de la situación. Interpretar, en este senti-
requiere de, "un manual de supervivencia urbana", los tiem- do, tiene una función de tipo práctico. La situación no supone
pos de la interpretación son definitivos. La vida camina sobre una actitud contemplativa, sino una actuación. Y ésta se reali-
una cuerda floja; mantener el equilibrio y no sucumbir al va- za sobre la base de la interpretación, una lectura sobre los
cío depende de una interpretación rápida y correcta. Los he- signos que porta el sujeto de la acción.
chos como tal no existen. Para Nietzsche sólo existen interpre- En nuestro ejemplo del desconocido que interroga sobre
taciones. Los hechos no son más que una interpretación. Son la hora, su cuerpo funciona como un texto a descifrar. El cuer-
"nuestras necesidades las que interpretan el mundo: nuestros po puede portar los ropajes de la desviación. Lo claro, advier-
te Ferraris (2000), no necesita interpretación, lo oscuro sí. En
"Cfr. Jean Duvignaud, El juego del juego, México, Fondo de Cultura Eco- esa dirección, el interaccionismo simbólico, lleva el tema de la
nómica, 1982. En este trabajo interroga la parte lúdrica de la existencia, el interpretación al campo de la cultura o culturas, en plural,
juego: el precio de las cosas sin precio, y cuestiona acremente el uniformismo justamente por el carácter babélico que asumen las cotidiani-
integral del funcionalismo estructural, en su intento de buscar universales y
conjuntos coherentes y ordenados, restringiendo el ámbito de lo diverso. dades urbanas; subvierte los usos tradicionales de la herme-
410
e
trabajo de la fenomenología es la conciencia. Husserl plantea- ni participa de sus aspectos mundanos, tal como lo hacen los
ba la necesidad de poner todas nuestras nociones entre pa- antropólogos. Los actores, normalmente, integran en su praxis
réntesis. No niega la existencia del mundo exterior -nuestra aspectos autobiográficos; operan el mundo de la vida desde
cultura, pero en aras de la reducción fenomenológica al mun- su propia cotidianidad. No la asumen críticamente. Sólo la
do de las "cosas", tenía que ignorarse todo, colocar la cultura, viven. En ese sentido, un primer paso del científico social
incluyendo el lenguaje y las estructuras simbólicas, entre pa- consiste en aislar su experiencia biográfica, del mundo que
réntesis. estudia. No debe asumir los compromisos pragmáticos de los
Lo anterior tiene consecuencias en el campo metodológi- objetos de estudio. Su tarea es articular modelos explicativos,
co, toda vez que los fenomenólogos rechazan instrumentos razonables y lógicos sobre los objetos de estudio.
básicos de la investigación: modelos estadísticos, métodos En la vida cotidiana los sujetos observados actúan sensa-
estandarizados o resultados informatizados. La cuantificación ta y/o razonadamente; sin embargo, sólo en el plano de los
de los datos empíricos, es algo que riñe con el concepto hus- modelos teóricos éstos actúan "racionalmente"; racionalidad
serliano de ciencia. Husserl homologa la ciencia con una filo- en el sentido weberiano de medios-fines. La racionalidad es
sofía metodológicamente rigurosa, sistemática y crítica. Opi- un constructo teórico. No se refiere a acciones concretas de
nión compartida por Schutz. En su opinión, la tarea del la vida cotidiana. La racionalidad es la expresión de un tipo
sociólogo no debe ser la simple descripción del mundo social. particular de construcción teórica, o de cierto modelo especí-
Se requiere, antes que nada, de la construcción de modelos fico del mundo social elaborado por el científico social. La
teóricos y conceptuales para interpretar al mundo de forma acción de los actores en la vida cotidiana, sólo es parcialmen-
directa, tal como se nos presenta. Señala: te racional. No es absolutamente racional. La tarea del cientí-
fico social es construir modelos teóricos racionales de un
Seguramente nos sorprenderíamos si encontráramos un mundo social cotidiano que está lejos de ser racional. El uso
cartógrafo que trazara el mapa de una ciudad de acuerdo con
de modelos ideales en Schutz es influencia de Weber.
la información que recoge de sus habitantes. Sin embargo,
los científicos sociales escogen con frecuencia este extraño
La forma en que los actores crean o construyen la realidad
método. Olvidan que hacen su trabajo científico en un nivel
social es la perspectiva que influye en los etnometodólogos,
de interpretación (teórica) y comprensión que difiere de las fundamentalmente en Garfinkel, pero también en Peter Berger
ingenuas actitudes según las cuales las personas se orientan y Thomas Luckmann, autores del multicitado ensayo La cons-
e interpretan su vida cotidiana (cfr. Ritzer, 4996: 370). trucción social de la realidad, publicado en 1967. Resulta difícil
establecer líneas de diferenciación, que desde luego las hay,
La sociología fenomenológica de Schutz, tiene como obje- entre la fenomenología y la etnometodología, corrientes que al
to el "mundo de la vida" y su relación con una de las tantas lado de la sociología existencial (Hayim, 4980; Tiryakiam,
realidades, la ciencia. El actor dotado de sentido común, trata 1965; Kotarba y Fontana, 1984) integran lo que Mónica Morris
pragmáticamente los problemas mundanos de la vida cotidia- denominó "sociologías creativas". Las identifica, en general,
na. El científico social, en cambio, debe ser un "observador su acercamiento micro a los actores, la intersubjetividad y la
desinteresado", que se mantiene al margen de la realidad vida cotidiana. Son importantes por la ruptura que plantearon
mundana que observa. No se implica en la vida de los actores con los grandes modelos de la sociología clásica. -
•
•
turar su esencia o "eidos". Theodor Adorno y Herbert Marcu- una rica variante del interaccionismo simbólico, entre otras
se, en su momento, sometieron a crítica el racionalismo idea- cosas, difíciles de clasificar. Aunque en sus escritos no apare-
lista de Husserl y su apoteosis intuitiva de las esencias; sin cen alusiones personales, algunos críticos han planteado el
embargo, el primero, reivindicó en el fenomenólogo, los pa- carácter autobiográfico de la obra goffmaniana. La analogía
réntesis a la cultura: liberó la razón crítica del dogmatismo a que Goffman establece entre la representación teatral y los
ultranza, y de los prejuicios contenidos en la religión ingenua actos de la vida cotidiana, reclamaron la atención de numero-
y acrítica de los "hechos" (Wolff, 1988). sos lectores. El análisis del individuo como actor social es de
una riqueza extraordinaria y ha sido de enorme influencia en
las ciencias sociales.
Los RITUALES DE LA INTERACCIÓN Goffman estudió en la Universidad de Chicago, el "hogar
ancestral de la teoría social pragmatista"; se nutre de la tradi-
Erving Goffman nació en Manville, Canadá, en 1922, hijo de ción que lidera Blumer y de las enseñanzas de Everett Hug-
emigrantes judíos ucranianos; murió en Pensilvania en 1982. ges, su maestro; este último desencadenó su interés por las
Es considerado el último representante de la estirpe de la Es- instituciones totales. Las posturas teóricas de Blumer y Goff-
cuela de Chicago; el más talentoso de los psicólogos sociales man siguen senderos diferentes, en momentos se contrapo-
de su generación. Anthony Giddens no duda en señalarlo nen. Los motivos tienen que ver con la modificación de los
como uno de los autores más sobresalientes del siglo pasado, escenarios. Blumer vivió el optimismo liberal de la posguerra.
incluso a la altura de teóricos como Foucault o Habermas. El Goffman no; probablemente estuvo más cerca de los motivos
joven Goffman se doctoró en la Universidad de Chicago (1953). que inspiraron a la generación de los sesenta. Si bien Goff-
Ese mismo año fundaría en alianza con Blumer una especie man, al igual que Blumer, centra su atención en el individuo,
de "centro de interaccionismo simbólico". Goffman murió un este tiene para Goffman un ingrediente nuevo: la alienación.
lustro antes que Blumer, a los 60 años; joven si tenemos en El sujeto alienado. En su libro La presentación de la persona en
cuenta que el maestro feneció a los 87. Sobrevivió al suicidio la vida cotidiana, publicado en 1959, el más famoso de sus
de su primera esposa, pero no al cáncer estomacal que lo escritos, Goffman desarrolla sus propias teorías sobre el indi-
atacó a principios de los ochenta, siendo presidente de la Aso- viduo como actor. La alienación hace que el self, el yo verda-
ciación Estadounidense de Sociología. Aún así, Goffman tuvo dero, nunca se revele. Lo verdadero es sustituido por un
tiempo de producir una obra impactante y de obligada referen- enmascaramiento, una suerte de engaño. La carencia de sin-
cia para la sociología y la antropología urbana contemporá- ceridad es la característica típica del actor como sujeto indivi-
neas. El nombre de Goffman, asociado a la teoría dramatúrgi- dualizado. El recurso del engaño es una estrategia de super-
ca e interaccionista, ocupó un lugar importante en los debates vivencia del hombre urbano. Lo único redituable, dentro de
suscitados entre 1950 y 1980. En la actualidad es un referente esta suerte de maquiavelismo social es el interés; el "cálculo
para el análisis criminológico del mundo "gangsteril", el sub- egoísta", diría Marx. Nadie escapa a la trampa de la alienación.
mundo de las prisiones, los manicomios y, en general, de las El concepto de alienación fue desarrollado por Hegel, como
"instituciones totales", las reglas sociales y los aparatos nor- negación de lo real. Marx lo retorna para explicar los mecanis-
mativos, los escenarios por antonomasia de la interacción: mos de distorsión y cosificación ocasionados por la explota-
170 • Juan Cajas El estilo de Chicago • 17I
ción capitalista en los trabajadores. El trabajo alienado orilla a ¿Acudiendo a la imaginación? El interés en este tipo de situa-
los individuos a situaciones ideológicas que operan como fal- ciones conversacionales, deviene de la observación perspicaz
sa conciencia. que Goffman realiza a lo largo de su vida sobre las clases me-
La alienación cobra vida con todo su arsenal simbólico, en
el espacio de la dramaturgia social goffmaniana. El drama,
dias estadounidenses. El análisis de la interacción conversa-
cional será uno de sus principales campos de indagación.
e
planteado como obra escénica seria, cómica o triste, es la pie- Goffman compartía con sus colegas de Chicago el interés
dra angular del interaccionismo, y uno de los puntos de en-
cuentro con la fenomenología. Los actores exhiben en la calle
por la antropología y el trabajo de campo. A instancias de uno
de sus maestros de la Universidad de Edimburgo, se traslada a
e
sus mejores galas. A través del verbo o de los gestos se es-
tructura un universo de comunicación dialógico. El fin de toda
vivir a una comunidad localizada en una de las islas Shetland,
Escocia, para trabajar su tesis doctoral. Posteriormente, entre
e
interacción es el control de una situación. Si todo acto es sus- 4954 y 1957, haría observación participante con los pacientes
ceptible de ser interpretado, una correcta lectura sobre el
juego de signos que exhibe el self —el yo-mío— define una ins-
de una institución psiquiátrica, el National Institute of Mental
Health, de Bethesda. Esta experiencia le permitiría más adelan- •
tancia de control. Toda interacción es, en cierto sentido, estra-
tégica, pues se dirime en un horizonte de sucesos, que es
te establecer contacto con Gregory Bateson, excéntrico y poli-
facético, cultor de varios campos de conocimiento, entre éstos
e
regido por el engaño. La máscara, como en el teatro griego,
sustituye al rostro. El riesgo es no recuperarlo jamás. Veamos
las enfermedades mentales. Entre sus trabajos más conocidos
destaca su teoría del doble vínculo de la esquizofrenia, desarro-
•
un ejemplo. Es un pequeño texto de Julio Cortázar: llada en cercanía de investigadores de una institución mental •
Un señor encuentra a un amigo y lo saluda, dándole la mano
e inclinando un poco la cabeza. Así es como cree que lo sa-
en Palo Alto, California. También es conocido como el "esposo
de Margaret Mead". La esposa de Bateson nunca simpatizó con o
luda, pero el saludo ya está inventado y este buen señor no
las tesis goffmanianas sobre las instituciones mentales; consi-
deraba excesivas sus ideas sobre los hospitales psiquiátricos.
o
hace más que calzar en el saludo.
¿Qué tal, López?
¿Qué tal, che?
Bateson, ensayista brillante, comparte con Goffman las virtudes
de una excelente prosa, rica en metáforas y conceptos deslum-
o
Y así es como creen que se saludan.61 brantes. El material empírico generado por las primeras expe-
riencias de investigación en campo, serán para Goffman,
El dúo saludante-saludado representa el acto único de un referencias para ilustrar algunas hipótesis en artículos poste-
drama cotidiano. Quizá el más cotidiano de nuestros actos.
Aun así, no alcanzarnos a intuir si nos hemos cruzado con el
riores; después de su muerte inesperada todos sus ensayos
fueron compilados en 11 volúmenes.
e
rostro o con la máscara. ¿Cuántos pensamientos pasan por
nuestras cabezas?, ¿en qué pensamos mientras extendemos
Goffman se desempeñaría como profesor en las universi-
dades de Berkeley y de Pensilvania, llegando a ser un referen-
o
la mano o abrimos la boca? No lo sabemos. Es tarea del soció- te fundamental en las investigaciones sobre comunicación,
logo averiguarlo. ¿Cómo? ¿Con qué recursos y presupuestos?
"Julio Cortázar, "Qué tal, López", en Historias de cronopios y de famas,
dramaturgia social e interacción cara-a-cara (Davis, 1991). 62 La
s'- La idea de Goffman sobre el teatro como representación de la vida so-
•
México, Alfaguara, 1996. cial y elemento de creación, coincide con las tesis del "teatro de la crueldad" o
-
172 • Ju,il ) Cajas El estilo de Chicago • 171
e
idea básica de la perspectiva goffmaniana es pensar la socie- cuarenta el gángster Benjamin "Bugsy" Siegel inicia la cons-
dad como un escenario, donde los sujetos actúan como acto- trucción del primer hotel con casino, el Flamingo, una construc-
res y representan roles o papeles. No existe nada al azar. Los ción faraónica en medio del desierto. Desde entonces Estados
papeles se aprenden, y en su debido momento se verbalizan Unidos ocupa el primer lugar en el mundo en lo que respecta
y representan. Todos los actos de la vida humana, consciente a juegos de azar; la doble moral de la sinceridad y el engaño.
o inconscientemente, son representaciones falsas o sinceras.
Con base en esta polaridad, Goffman construye dos tipos de
sociología. Los comentaristas las han denominado sociología LA REPRESENTACION DEL ENGAÑO
de la "sinceridad" y sociología del "engaño" (Hannerz, 1986).
La primera se asume como una representación recta, acorde La estrategia del engaño de Goffman tiene puntos de obliga-
con las normas del buen gusto, la cortesía, el decoro, el senti- do contacto con la tradición de Chicago y los estudios primi-
do del honor, el recato, y las buenas costumbres. La segunda genios del comportamiento desviado, orientados a la disec-
se desenvuelve como estafa. La sociología de la sinceridad ción de formas elementales del underground urbano, al decir
tiene como escenario lógico -en su región frontal- una bur- de Joseph: ganga, prostitutas, guetos, ladrones y jugadores.
guesía victoriana, pulcra en sus modales." La sociología del en- El mundo de los bajos fondos representa de forma nítida,
gaño se representa en forma depurada en el submundo del más que en ningún otro lugar del escenario urbano, la estra-
hampa o en los juegos de azar, en las apuestas en los casinos, tegia perfecta del engaño. No significa, en modo alguno, que
que tanto sedujeron a Goffman. Las salas de juego son por esta forma de representación, el engaño, no se manifieste en
antonomasia el "lugar" de interacción de la estafa, escribe en otros fragmentos de la sociedad; sin embargo, para Goff-
Rituales de la interacción (1970); de la máscara, el simulacro y man, el escenario de los bandidos define el modelo en una
el vértigo, diría Roger Caillois (1986]. No por casualidad los forma más acabada. El mundo gangsteril incluye una coreo-
casinos legales de Las Vegas, Nevada, surgieron con los dine- grafía de rituales de interacción, personajes, actores sutiles
ros de la mafia neoyorquina. No son, sin embargo, un invento y enigmáticos, con un poder tal de representación en el que
de los estadounidenses. Su origen es europeo. La legalización del fácilmente caen los incautos o "papanatas", término colo-
juego en 1931 permitió que los grandes capitales de la mafia quial usado por Goffman en un ensayo de 1952, para deno-
de la Costa Este, recrearan el mítico imaginario de la "ciudad minar a los necios y crédulos como posibles víctimas de una
del pecado", fundada el 15 de mayo de 1905. A fines de los estafa, pero que igual se hace extensivo a otros eventos de
la vida social, en donde el sutil arte del engaño opera como
de Antonin Artaud, y con la "sociología del teatro" de Jean Duvignau. Bajo estrategia. El engaño es siempre un espacio de interacción
estas perspectivas, el teatro es analizado no como espectáculo de consumo, ritual, una escenificación. Se basa siempre en una suerte de
sino como una manifestación social de rica creatividad. Cfr. eamille Dumoulié, representaciones, a partir de las cuales se ejerce un dominio
Nietzsche y Artaud. Por una ética de la crueldad, México, Siglo XXI, 199(i.
"Goffman plantea dos niveles del hábitat. físico de la conducta humana: sobre el otro.
el "frontal" es el que se representa en público; el "posterior" es el que se El otro, el papanatas, es sólo un recurso para satisfacer
despliega tras bambalinas. Allí afloran procesos de relajamiento. Un ejemplo: nuestros propios fines. Dicho en términos de la filosofía prag-
la mucosa nasal no se extrae en público (escenario frontal); esta actividad se
realiza en un escenario posterior, íntimo (escenario posterior). mática: el fin justifica los medios. En nuestro caso, el medio
marcos de la interacción. La etnometodología de Garfinkel, a Garfinkel le interesa el análisis de los procesos mínimos de la
diferencia de los sistemas teóricos que cuestiona, no se ocupa vida cotidiana. Es decir, cómo se construye la realidad en el
de explicar problemas de orden estructural. interior de la vida cotidiana, con el objeto de explicar cómo se
La etnometodología se ocupa de acciones de razonamien-
to y realización práctica; de manifestaciones recurrentes y
cohesiona la sociedad. Teóricamente se ubica en el campo de
las sociologías de la situación. Un punto de partida será el
•
tangibles del sentido común. Razonamiento de sentido común teorema de Thomas: "Si los hombres definen una situación e'
como real, ésta es real en sus consecuencias". La situación es
en una acepción diferente a] de "lugar común". No conoci-
miento trivial o banal, sino como un proceso psicosocial de examen y evaluación de situaciones. e
lógica local negociada en permanencia de un grupo social, el
De este análisis deviene la actitud y conducta que el sujeto
ejecuta. La etnometodología propone análisis de interacción
e
conjunto de las reglas y marcos de referencia que gobiernan
las acciones cotidianas y los procesos de decisión de los
social en corto, simultáneos, de entornos cotidianos, contex- e
miembros. El conocimiento de sentido común se da "natural-
mente" al miembro como aquel que es razonable, convenien-
tuados e inmediatos. La acción que procede a una situación,
no es a priori, sino que se basa en un acto interpretativo. La' •
te de hacer, lo que todo el mundo sabe muy en su interior de
forma implícita (Garfinkel, 2003: 447).
interpretación (esquema de interpretación) posee un acervo
múltiple que se conserva en la memoria. Goffman distinguía •
tres esquemas interpretativos: primarios, codificados, fabrica-
dos. De ese acervo el sujeto extrae los recursos reflexivos
e
Geertz diría que el sentido común se organiza como un
sistema cultural. Señala: para aplicarlos en una situación concreta. Veamos un ejemplo e
a la luz de la etnometodología:
Cuando decimos que alguien tiene sentido común no sólo El 23 de noviembre de 2004 en San Juan Ixtayopan, Tlá- o
queremos sugerir el hecho de que utiliza sus ojos y oídos, huac, una multitud enardecida capturó a tres miembros de la
sino que, como decimos, los mantiene -o así lo intenta- Policía Federal Preventiva, incineró a dos, y dejó a un tercero o
abiertos, utilizándolos juiciosa, inteligente, perceptiva y re-
flexivamente, y que es capaz de enfrentarse a los problemas
gravemente herido. Los policías, al parecer, adelantaban labo-
res de inteligencia sobre trasiego de droga y narcomenudeo.
o
cotidianos de una manera cotidiana y con cierta eficacia o
(1994: 96)." Los pobladores "pensaron" que eran secuestradores de niños.
Según se desprende de los relatos de los lugareños, la acción
Dice Garfinkel: "Uso el término 'etnometodología' para se produjo bajo una lógica pragmática y de sentido común:
referirme a la investigación de las propiedades racionales de tomar la justicia por su propia mano. Los pobladores justifican
la acción. Los justificantes pueden plantearse hipotéticamente
o
las expresiones indexicales y otras acciones prácticas como
realizaciones contingentes progresivas de prácticas ingenio-
sas organizadas de la vida diaria" (Garfinkel, 2003: 448). A
como "métodos" de razonamiento intelectivo. Registremos la
escena:
•
1. Los tres policías se ubican en las afueras de la escuela
o
"'Geertz fue alumno de Parsons; en los sesenta se distanció del pensa-
miento de su maestro. Se interesó en los sistemas simbólicos y en la interpre- primaria Popol Vuh, en una colonia popular, armados de sen- e
tación de las culturas. De Geertz, el intérprete de las culturas, se ha dicho que das cámaras fotográficas. "Vimos que se acercaban a los
"develaba lo imperceptible al ojo humano".
e
ese tenor el ladrón es un "etnógrafo reflexivo", profundo, del cas, teórica la primera, y de campo y sentido común, la segun-
intersticio en el que habita. Agregan, se entiende por reflexivi- da. El bagaje teórico y de sentido común del investigador no
dad, aquella propiedad del mundo social que sirve simultá- se queda en casa, ni se coloca entre paréntesis, le acompaña.
neamente de marco de acción y de apoyo para la descripción La teoría permite elucidar, validar lo general en los aspectos
de la acción. A través de la reflexividad el investigador accede micros e insospechados de la singularidad.
a niveles de "descripción densa" o "profunda" (Geertz, 1987) Hipotéticamente, toda acción es individual u organizacio-
de los fenómenos culturales en cuestión. nal. Los protagonistas del acto concreto o singularidad apa-
La minuciosidad intuitiva de la descripción, busca en pri- rentemente "saben" lo que hacen. Cada situación posee su
mera instancia, recuperar lo más cercanamente posible la propia historia. El sujeto no siempre sabe lo que hace. Tal
perspectiva del actor y sus respectivas acciones. La reflexivi- sería el caso en estados de perturbación mental severo, donde
dad, pensada "metodológicamente", sólo es posible a través el sujeto es incapaz de registrar coherentemente los pasajes
del trabajo de campo y la observación: estos recursos consti- al acto y que el legislador en el caso de homicidios considera
tuyen el basamento de lo que los antropólogos llaman "estu- como inimputables. Pensado en términos de reconstrucción
dios de caso". Una de las críticas más generalizadas a la etno- de la singularidad, el recurso de la conversación con los suje-
metodología es la de que carece de un método científico con tos es parte del proceso de interpretación, un complemento al
potencial explicativo para validar o falsar presupuestos teóri- trabajo propiamente teórico-explicativo que puede contribuir
cos. Dicho de otra manera: la descripción de prácticas inge- a evitar el error advertido por los etnometodólogos y, entre
niosas del mundo de la vida, el trabajo real de los estudios de otros, por Foucault, de "sobreponer nuestros juicios y catego-
caso, desplaza a un segundo plano la teoría. Los presupuestos rías a la verdad desnuda y angustiosa de los protagonistas"
teóricos y la metodología son puestos entre paréntesis. (Azaola, 2003). La recuperación de la voz del actor, que no
Rosana Guber, antropóloga argentina, plantea la reflexivi- justificación de sus actos, sostiene la correspondencia entre la
dad desde otra óptica: teoría y la realidad social, la caleidoscópica miscelánea sima-
cional de la vida cotidiana.'' Garfinkel invitaba a "evitar los
Es la capacidad que tienen los individuos para llevar a cabo juicios", es decir, mantener una "actitud de indiferencia etno-
su comportamiento o conducta en correspondencia con ex- metodológica". Supuesto que también encontramos en Goff-
pectativas, motivos, propósitos, como agentes o sujetos de su
acción. En su cotidianidad, la reflexividad indica que los indi- man. Pareciera que las dos perspectivas no se plantearan la
viduos son los sujetos de una cultura y un sistema social: cuestión del poder.
respetan determinadas reglas y transgreden otras, se desem- Garfinkel realizó ingeniosos experimentos en compañía
peñan en ciertas áreas de actividad, y estas acciones, aunque de los seguidores de sus famosos seminarios de etnociencia,
socialmente determinadas, las desarrollan conforme a su siguiendo al pie de la letra una premisa de Park: la calle es
decisión y no por una imposición meramente externa -lláme- un laboratorio social. Entre sus técnicas experimentales des-
se estructural, biológica o normativa- (2004: 84).
"'Cfr. Elena Azaola, El delito de ser mujer. México, Plaza y Valdés/ctesAs,
Planteado así, la reflexividad sería la estrategia que guía 2003, un "recorrido sobre las víctimas y sobre las razones, sinrazones y cir-
las prácticas de observación: en ella se conjuntan dos prácti- cunstancias que rodearon el acto homicida", recuperando el testimonio con-
versacional de 50 mujeres.
410
•
ocultar el género de los dialogantes y las intenciones, también No entiendo.
Aqua
la edad. En el ciberespacio la edad sencillamente desaparece. iPues ahí te ves!
Xiux
Esto último ha sido identificado por Joan Mayans como fenó- Aqua ¿En dónde me veo; no puse la web cam?
meno de "adolescentización"; resignificación quizá del mito de
la eterna juventud que tanto añoraron los alquimistas medie- La técnica conversacional examina todas las facetas de la
vales. conversación en busca de significados de la interacción: los
silencios, las pausas, las repeticiones, los gestos. Esto puede
Xiux ¿Te gusta el sexo? ser útil para los antropólogos urbanos que trabajan sobre el
Aqua Estoy a gusto con él. cuerpo, las relaciones de género, las danzas, espacios públi-
Xiux Me refiero a... bueno... tú sabes... cos, etcétera. En su momento impactó notablemente entre los
Aqua No. No sé a que te refieres. jóvenes; era, en cierto modo, una forma de rebelión contra el
Xiux No te hagas. statu quo de la sociología conventual. Tiene que ver con los
Aqua iNo me hago! mecanismos de impugnación juvenil de los sesenta, la década
Xiux Es decir, o sea, si te gusta tener relaciones... maravillosa, que propugna por formas nuevas de saber, y
Aqua Óyeme. Ni que fuera autista. Tengo relaciones donde se les asigna a los sujetos un rol más activo; esto es,
como todo el mundo. ¿Tú no? como constructores de su propia realidad. No simples recep-
Xiux Digo... relaciones sexuales. tores, esponjas de la realidad social, "idiotas culturales" some-
Aqua Sí. No tengo problemas en ese aspecto. Me rela- tidos al imperialismo de las normas.
ciono a diario con personas de tino y otro sexo. Para los etnometodólogos, por ejemplo, la motivación del
Xiux Bueno, no me refiero a ese tipo de relaciones crimen, es entendible solamente a partir de la explicación que
precisamente. dan los sujetos imputados. Las acciones se basan en creen-
Aqua Tienes que ser más preciso. cias; sin embargo, hay que advertir que las creencias pueden
Xiux O sea, si te gusta coger. ser falsas, aunque ellos piensen que son verdaderas (Taylor
Aqua ¿Coger qué? et al., 1997). Los linchadores de San Juan Ixtayopan, actuaron
Xiux No mames. pensando que lo hacían contra un trío de secuestradores de
Aqua ¿Del verbo mamar? No entiendo. niños; sin embargo, datos posteriores demostraron que esta-
Siux Es una expresión. ban equivocados. Para los etnometodólogos el suceso propi-
Aqua ¿De dónde? ciaría un análisis del acto situacional fuenteovejunesco, sin
Xiux De México. abstraerse en una reflexión sobre la crisis de las instituciones
Aqua ¿Nuevo Méjico? encargadas de prevenir conductas delictivas e impartir justi-
Xiux No. De México, y se escribe con X. cia; de domar al depredador infame y transformarlo en corde-
Aqua ¿Por qué con X? ro. En resumen: los etnometodológos harían una etnografía
Xiux Porque nos da la chingada gana. de la situación, pero no se detendrían en analizar y derivar
Aqua Chingada gana, ¿qué es eso? explicaciones sociológicas o históricas sobre la violencia en
Xiux Chinga tu madre. México; se atendrían a un análisis transversal, eidético, de
Microsociologías de la desviación
u
fi
ron un libro polémico: La sociología de lo absurdo. Bajo esta grandes estructuras. Es obvio suponer que los procesos de
denominación ubicaban las múltiples perspectivas afines a la racionalidad instrumental afectan la vida de los hombres, sí,
fenomenología, el interaccionismo simbólico, el etiquetamien- pero ¿cómo se manifiesta todo esto en la praxis del consumi-
to, y la etnometodología, entre otros. Las corrientes indicadas dor de tal racionalidad? La crítica principal que se realiza a las
se caracterizan por marcar distancia del positivismo conven- sociologías micro se resume en lo que Coser llamó: "orgía de
cional, y por sostener un punto de vista influido por el huma- subjetivismo".
nismo-culturalista. Mónica Morris señala como premisas co-
munes de las genéricas "sociologías creativas" los siguientes
aspectos: SOCIOLOGÍAS DE LA VIDA COTIDIANA
En los seres humanos no actúan simplemente los hechos Gran parte de la reflexión sobre actores y vida cotidiana tiene
sociales o las fuerzas sociales.
como referencia la conciencia individual. "Fuero interno" lla-
Hombres y mujeres moldean y "crean" sus propios mun- mó Durkheim a los temas de la mente. La conciencia, aunque
dos sociales en interacciones con otros, y
3. Se requieren métodos especiales para el estudio y com- es real, no supera el austero examen del método cientifico,
prensión de los procesos exclusivamente humanos (cfr. Wolff, escribía Robert Nisbet, interpretando a Durkheim. Los desen-
1988: 594). cuentros disciplinarios son de vieja data. Durkheim cuestio-
naba el rigor de la psicología; la acusaba de poner en riesgo
"Humanos, demasiado humanos", escribía Nietzsche, an- la cientificidad de la sociología. Para Durkheim la conciencia
ticipando las dificultades de una disciplina inconclusa como la no es más que una variable dependiente. Los estados subjeti-
sociología: la sociedad no es un espacio geométrico ni un ente vos eran, en su opinión, determinados por causas sociales. En
monolítico, acotaban los socioanalistas franceses René Lourau su análisis sobre el suicidio, el factor desencadenante o varia-
y Georges Lapassade. Los actores se definen en los procesos ble independiente lo constituyen los hechos sociales (materia-
cognitivos de la vida diaria y representan multivariadas for- les e inmateriales) objetivos de la sociedad. Los estados sub-
mas de habilitar lo humano. 6 " Trivialidades como dormir, ex- jetivos no son agentes causales. Estos son resultado o
cretar, ir al cine, conversar, seducir, comer, llorar o simple- producto de los efectos de condiciones sociales como la rup-
mente reír, son parte constitutiva y cotidiana en la vida de los tura de los lazos parentales, la industrialización acelerada o el
hombres. Lo sabían Garfinkel y Goffman que en ello se apa- impacto de la vida urbana. El suicidio, sea éste de carácter
sionaban. Siendo así es apenas lógico entender que las cien- egoísta, anémico, altruista o fatalista, será siempre la conse-
cias humanas se interesen en las conductas, pues éstas no cuencia dramática de un hecho social.
siempre son determinaciones de los hechos sociales o las La preponderancia de lo social (estructural) en el pensa-
miento de Durkheim es una idea que comparte con Marcel
"Lourau abogaba por la construcción de una "contrasociologia, que no Mauss, su sobrino. En el libro Primitive Classification, publica-
es ni una síntesis pluridisciplinaria de disciplinas muertas y, menos aún, una do en 1902, argumentaba que es el mundo social el que mol-
síntesis de sus negaciones (sociología crítica, antipsiquiat • ía, antictnologia" dea y da forma a las categorías mentales. La sociología positi-
(1977: 178). El socioanálisis se inicia en Francia, pero al igual que muchas
tendencias teóricas es transplantado a Estados Unidos. va convencional de Durkheim privilegia el análisis de la
•
nable entre los adolescentes y la clase a la que pertenecen. La banda era la respuesta solidaria de los jóvenes a la desorgani-
e
zación social. Para el segundo, la pandilla constata la existen- industrias culturales. He ahí el error más frecuente señalado
cia de patrones definidos de interacción y reciprocidad social, por los críticos.
no necesariamente asociados al delito. Los ingleses, con base en lo anterior, indagan acerca del
papel que desempeñaba la cultura, la educación, en la clase
obrera y en los estilos de vida de las clases populares, y de los
ESTUDIOS CULTURALES. DESVIACIÓN Y CULTURA POPULAR jóvenes. Se accede a una desmitificación de la cultura oficial,
legítima, hegemónica y se rinde tributo a las culturas populares,
En Inglaterra, a mediados de los sesenta, surge una corriente o en transición y resistencia: la épica cultura de masas, que
de investigación conocida como Estudios Culturales, impulsa- florece en la medianía de la segunda posguerra, alimentada
da por intelectuales de la Nueva Izquierda: Richard Hoggart, por las industrias culturales y que se expresa en estilos musi-
Raymond Williams, Edward Thompson y Stuart Hall. La Nue- cales, estéticos, eróticos, y demás iconos de la posmodernidad
va Izquierda agrupa a simpatizantes, militantes y a disidentes identitaria: los salvajes metropolitanos, las tribus urbanas, los
del Partido Comunista británico. Los une el interés por supe- nómadas urbanos. Los trabajos más interesantes producidos,
rar, en el terreno político y académico, el dogmatismo y eco- tanto en la época de Hoggart como en la de Hall, fueron posi-
nomicismo típico del marxismo stalinista. Durante décadas se bles gracias al carácter heterodoxo del Centro Contemporá-
había sostenido la idea de que: "La economía lo determina neo de Estudios Culturales (cccs, por sus siglas en inglés) y la
todo... en última instancia". La cultura aparecía como una tolerancia hacia posturas exóticas y teorías de "vanguardia"
superestructura subordinada a la economía. Bajo la óptica de traídas del continente: marxismo, psicoanálisis, sociolingüís-
los estudios culturales, supuestamente se replantea el con- tica, teoría literaria, semiótica, estructuralismo, etcétera. Esta
cepto de cultura, adquiere relevancia analítica: los investiga- miríada de saberes, aunada a la ruptura de los limites discipli-
dores le otorgan independencia, autonomizan la cuestión nares, hicieron del cccs un núcleo de investigación de obliga-
ideológica. Los autores, al soltar las amarras del anclaje eco- da referencia en el mundo académico.
nómico, reduccionista, parecen reinventar el estudio de la La institucionalización de los estudios culturales se oficiali-
cultura; hipotéticamente se desplaza como realidad indepen- za a través del cccs de la Universidad de Birmingham, Inglaterra.
diente. Se fundó en 1964. La iniciativa le pertenece a Richard Hoggart,
El giro hacia la dimensión ideológica, no deja de ser una profesor de literatura inglesa versado en temas de alfabetiza-
limitante, una reducción: la dimensión humana de las culturas ción y educación de adultos. Entre sus libros destaca The Uses
populares, se analizará en lo sucesivo en los espacios de la of Literacy (1957), una rica pieza etnográfica desarrollada en el
interacción o del lenguaje. Éste surge como epicentro de mundo obrero, considerada como la obra fundacional de los
la acción humana. Los bienes culturales, por ejemplo, son estudios culturales. En este trabajo, a diferencia del enfoque de
tratados como transmisores de mensajes. Pierden, en esa Horkheimer y Adorno y su marcado énfasis en el carácter ne-
perspectiva, nexos con la economía y la historia. Los artefac- gativo asignado a los medios de comunicación, Hoggart consi-
tos culturales flotan, al parecer, como átomos dispersos, en dera que el consumo de las industrias culturales no es pasivo,
completa ingravidez, libres de los amarres económicos de las la influencia puede ser lenta o, en muchos casos, neutralizada
por valores culturales de fuerte arraigo. Las culturas populares
no son esponjas que absorban contenidos sin mediación. La Los resultados del cccs no siempre fueron halagadores.
hegemonía mediática, alienante, del poder, puede ser conteni- El culto a lo popular llegaba, en ocasiones, al misticismo.
da por formas de resistencia contrahegemónica, sutil y enig- Bourdieu y Passeron, en su momento, calificaron el frenesí
mática, ejercidas por grupos particulares o subculturales. por las culturas populares como "populismo y demagogia",
Hoggart, por ejemplo, ocupó un lugar destacado en la defensa
de la televisión pública. Fue parte de la Pilkington Commission
que estudió el asunto. Asimismo, participó como testigo de la
propios de una sociología marginal y, en algunos casos, con
carencias explicativas. Con los años, el centro se despolitiza
por completo, pierde contacto con los movimientos sociales:
I
defensa, en el proceso judicial acerca de la publicación de El cede a posturas cómodas y academicistas. Los estudios cul-
amante de Lady Chatterley, de David Herbert Lawrence, obra turales, lejos ya de la política y de los compromisos sociales, I
maestra del erotismo moderno, prohibida por "obscena" des-
de los años treinta (Mattelart y Neveu, 2004). Se publicó, final-
se internacionalizan con un éxito arrollador, perdiendo en el
camino su razón de ser, lejos ya de las premisas de los fun- •
mente, en 1961, y en menos de una semana se vendieron
cerca de un millón de ejemplares.
dadores y de las publicaciones pintorescas en revistas arte-
sanales o fotocopiadas. •
Hoggart fue director del cocs hasta 4968. Dos añps después
abandona la institución y se desempeña como asesor de la msoci
En el análisis de las culturas populares, bienes y prácticas, •
en París. El trabajo etnográfico de Hoggart y su pasión por los
los autores se apoyan indistintamente en métodos provenien-
tes de la crítica textual y literaria, y de los trabajos de Chicago. •
detalles de la vida cotidiana lo emparentan con dos tradiciones:
en Inglaterra, con la vertiente antropológica de "cultura y socie-
Las "investigaciones de Sutherland llevan en línea oblicua a
los estudios culturales" (Cambiasso y Grieco, 2000: 56), pero •
dad" y en Estados Unidos con la Escuela de Chicago. Las dos
con una marcada insistencia en el trabajo de campo y la obser-
también a Becker, es decir, a las teorías de la desviación, la
asociación diferencial y el etiquetamiento. Estas perspectivas
•
vación participante. Hoggart es sustituido por Stuart Hall, inmi-
grante jamaiquino, interesado en el estudio de las culturas po-
permiten ilustrar, de un lado, la circulación de mensajes y del
otro, los procesos de aprendizaje, etiquetamiento y construc-
o
pulares, los medios de comunicación, el cine y el jazz Funge
como director en el periodo 1968-1979. Renuncia para ocuparse
ción de identidades, estilos de vida o subculturas: Teddy boys, o
punks, rastas, rockers, skinheads, vidas desviadas que habitan
de la revista Marxism Today, una de las publicaciones más im- la jungla urbana. Los desviados ingleses son dotados de sen- o
portantes de los ochenta y que desaparece en 1991. En la mem-
brecía del cccs figuran Phil Cohen, David Morley, Paul Willis,
tido sociológico, poseen valores: solidaridad, resistencia, agre-
o
Charlotte Brunsdon, Dick Hebdige, Andrew Lowe, Simon Frith,
sividad; valores que provienen de la clase obrera, y que se
resignifican como referente identitario de los jóvenes. Al mis- •
entre otros (Mattelart y Neveu, 2004); los unía, entre otras cosas,
la utopía de pensar un modelo alternativo de cambio social. La
militancia política limita la objetividad de las "etnografías com-
mo tiempo aparecen grupos de edad que rinden culto al hedo-
nismo y al consumo. Se separan del mundo lumpenproletari- •
prensivas" que realizan sobre la cultura de las clases populares
zado de algunas bandas, y recrean estilos de vida clasemedieros.
Para Mattelart y Neveu: o
Éstas, invariablemente, son presentadas resistiendo y constru-
yendo subculturas, territorios e identidades, o impulsando me- La aparición de los estudios culturales puede calificarse [...I
de paradigma, de debate teórico coherente. Se trata de consi-
•
canismos de resistencia al consumo mediático. u
224 • Juan Cajas Micros000logías de la desvianúrl • e
o
e
derar la cultura en sentido amplio, antropológico, de pasar de estudio de la cultura, "ese todo complejo que incluye [...]
una reflexión centrada en el vínculo cultura-nación a un en- creencias, moral, costumbres 11 adquiridas por un ser
foque de la cultura de los grupos sociales [...] comprender de humano en tanto que miembro de una sociedad" se halla
qué manera la cultura de un grupo, y sobre todo la de las ahora ante varias disciplinas y semidisciplinas tardíamente
clases populares, funciona como rechazo del orden social o, ingeniadas y ante sociedades uniformadas (estudios de gé-
a la inversa, como forma de adhesión a las relaciones de nero, sobre las ciencias, queer studies, estudios sobre los
poder (2004: 1). medios de comunicación, estudios étnicos, poscoloniales),
agrupados de manera flexible como, ahí va el insulto final
Los estudios culturales con el tiempo evolucionaron en "estudios culturales", que abarrotan un espacio que con
análisis del más variado tipo, acusando una tendencia de tanto esmero y coraje la antropología había desbrozado y
abandono al trabajo de campo, redundando en un academicis- comenzado a roturar (2002: 12).
mo agobiante, circular y conformista. Richard Rorty señalaba
irónicamente que los autores de los estudios culturales, a di-
ferencia de los sociólogos radicales que iniciaron el ecos, "no LAS TRIBUS URBANAS: CARTOGRAFÍA DEL GREGARISMO JUVENIL
quieren tomar el poder, sino el departamento de idiomas" (cfr.
Follari, 2002: 8). Los estudios culturales, al decir de los críti- Los artífices de los estudios culturales, en Inglaterra, Estados
cos, han literaturizado las ciencias sociales; no rebasan los Unidos y América Latina, hacen de la ciudad un campo espe-
límites de sus propios estudios culturales. La realidad se ha cífico de indagación. La ciudad es asumida como objeto de
desplazado hacia lo cultural y simbólico; la realidad social, no investigación por parte de disciplinas como las ciencias de la
existe, se ha obliterado (Reynoso, 2000). comunicación, la teoría literaria, la criminología y, desde lue-
Para el sociólogo argentino Carlos Reynoso, el encuentro go, la antropología urbana. La ciudad se impone como objeto
entre el interaccionismo simbólico y los estudios culturales es de reflexión. El giro no es gratuito. Tal como señala Follari: "La
fallido, desafortunado. Luego de la experiencia inglesa, los geografía de la ciudad ha modificado las prácticas, los imagi-
estudios culturales se arraigan en Estados Unidos. Toman narios y establecido una nueva distribución del tiempo, espa-
fuerza con la oleada posmoderna en los ochenta. Uno de los cios y actividades" (2002: 77). La complejidad de elementos
primeros antropólogos en asumir esta propuesta es George que se conjugan en el texto sociocultural del asfalto urbano e
Marcus. Antropólogos como Renato Rosaldo, James Crapan- interaccionan entre sí, obliga a una revisión de los ejes teóricos.
zano, Paul Rabinow, Michael Fisher, James Clifford y Emily Los mecanismos de la interacción social se multiplican, devie-
Martin, aparecen como cultores de los estudios culturales. nen en formas particulares de mirar al otro, y de asunción de
Geertz es implacable con los seguidores de esta corriente: reglas no escritas en la cuadrícula de multiterritorialidades
específicas que se expresan coloquialmente en frases como:
Toman como referente la cultura, un concepto que tiene una "no se meta en lo que no le importa", "viva y deje vivir", "el
historia de más de siglo y medio en antropología; esto pare- 4
3 muerto al hoyo... y el vivo al baile". En el devenir de unos
ce no importarles. Se han apropiado del concepto, ignoran- 5 cuantos lustros, procesos acelerados de urbanización y una
do las bases que le preceden. Habiéndose labrado, a partir creciente depauperización han modificado el paisaje urbano,
de la mitad del siglo xix, un especial espacio propio como 9
transformándolo en una sumatoria ininteligible de territorios.
226 • Juan Cajas Microsociologías de la desviación • 277
La ciudad es una geometría de identidades, imaginarios, mie- Para los antropólogos los jóvenes urbanos no comparten,
dos, lugares y no lugares. Culturas líquidas. Paul Virilio dice en sentido estricto, las características de una tribu. El concep-
que la ciudad es resultado de la guerra, al menos de la prepa- to en antropología es muy específico. No obstante, el vocablo
ración para la guerra. quizá por sonoridad lingüística, ha sido muy exitoso. Es espec-
La ciudad habilita formas nuevas de gregarismo urbano. tacular y se repite a la menor provocación. El mismo Maffesoli
Nuevas subculturas. Maffesoli las denominó para escándalo reconoce los efectos mediáticos de su metáfora:
de los puristas: "tribus". En su libro El tiempo de las tribus
(1990], introduce nuevo material analítico para el abordaje de Hace unos quince años (1988), cuando todavía no estaba a la
moda, propuse la metáfora "tribu" para dar cuenta de la me-
las agrupaciones juveniles que pueblan las calles de las gran- tamorfosis del vínculo social, para atraer la atención hacia la
des ciudades en la última década del siglo xx y principios del saturación de la identidad y de su expresión, el individualis-
xxi. La tribu, dice, es la base de la nueva sociabilidad contem- mo. El término ha hallado amplio eco. Los mercenarios se
poránea: han apoderado de él. Algunos intelectuales, en ocasiones los
mismos que lo criticaron, aceptan otorgarle la debida impor-
La metáfora de la tribu permite, corno tal, dar cuenta del pro- tancia. Por supuesto, los periodistas lo usan sin moderación.
ceso de desindividualización, de la saturación de la función No podía ser de otra manera. La realidad del tribalismo está
que le es inherente y de la acentuación del rol que cada "per- allí, cegadora, por fortuna y por desgracia. Es una realidad
sona" [...] está llamada a desempeñar en su seno. Se da por ineludible que no se limita a un área geo g ráfica específica.
supuesto que, así como las masas se hallan en perpetua ebu- Empero, falta todavía pensarla (2002: 225).
llición, las tribus que se cristalizan en ellas no son estables y
las personas que componen estas tribus pueden moverse de Según se desprende del texto bíblico, Abel era pastor y
una a otra (Maffesoli, 1990: 29).
Caín agricultor. Por analogía diremos que los hombres se di-
Esta perspectiva es quizá la más contemporánea, pero viden en nómadas y sedentarios. Es parte de la condición
igualmente tiene antecedentes en estudios previos realizados humana. La figura nos sirve para entender la ciudad, usando
en la Escuela de Chicago. Caries Feixa, antropólogo de la Uni- una metáfora gastada, como una "selva de cemento". En su
versidad de Lleida, remasterizó el concepto de "tribu" y lo hizo interior sobrevive una babélica congregación humana, agluti-
popular en Iberoamérica (1998); un término muy utilizado hoy nada en tribus, y dinamizada por imperativos de orden terri-
en día para caracterizar a las subculturas, sobre todo por los torial. Banderas, himnos, cánticos, reafirman comunidades
medios de comunicación. En su momento fue un término imaginadas, afectivas, o de sentimiento, que se defienden a
bastante criticado. Teóricamente, la "comunidad tribal" es la sangre y fuego; las reivindicaciones se plantean como premi-
forma de sociedad más antigua de la que se tenga conocimien- sas de "guerra" justa. Ya lo decía Gertrude Stein: "Es bueno
to; es nómada y pastoril, antes de sedentarízarse e inventar la tener raíces, mientras uno pueda llevarlas consigo"; definen
agricultura es una organización muy simple: se funda en la fa- la pertenencia frente a la fragmentación y pérdida de centro,
milia -primera célula social- y en los lazos de parentesco, y de unidad: la desterritorialización.
en una jerarquía social apenas existente, y con propiedad co- Las "guerras" urbanas, en las que el inmigrante ocupa un
munal. primerísimo lugar, están dadas por una disputa territorial. Lo
235
en 2007 en el Distrito Federal a propósito de la despenaliza- sospecha como presunción de culpabilidad, ocupan un capítulo
ción del aborto en las primeras 12 semanas de embarazo, la de la borgiana "historia universal de la infamia". Estos son, sin
jerarquía de la Iglesia católica y sus "intelectuales orgánicos" embargo, una práctica frecuente del sistema penal. No de otra
demonizaron a sus adversarios: argumentaron desde la evo- manera se explica el secuestro institucional de individuos ino-
cación tácita de la Inquisición, los autos de fe y el derecho
natural. Señalaron a los legisladores como promotores de una
centes que luego de años de permanecer en el corredor de la
muerte, esperando su ejecución, o en lóbregas cárceles, son •
conducta desviada: el "crimen fetal". Soslayan, ignoran la ne- liberados con el clásico: "Usted, disculpe".
cesidad de despenalizar el aborto como un asunto de salud
pública; privilegian en su defecto ideas metafísicas de tipo
religioso o moral, ajenas a la realidad del presente. La tragedia
e
del medioevo jurídico se reactualizó en la farsa de los cruza-
HERMENÉUTICA DEL MAL
•
dos modernos. Parafraseando a Benito Juárez bien podríamos
decir: El respeto al aborto ajeno... es la paz.
El tema del mal es, probablemente, uno de los capítulos más
significativos en el periplo de la aventura humana. Ocupa un e
Los horrores de la república cristiana, mil años de ignomi-
nia, son antecedentes de punición y estigma: la autoridad, el
lugar relevante en el pensamiento y es, entre otros, un pasaje
importante en campos de estudio como la antropología, el
•
legislador político, castiga lo que califica como conducta des-
viada. Nunca antes la humanidad conoció de tantos atrope-
psicoanálisis, el derecho o las religiones comparadas. Para
estas disciplinas, la felicidad, la transgresión y el castigo, re-
o
llos. Santificados todos en el altar de la sospecha y del derecho presentan una triada mítica, un referente esencial, en la con- o
natural: "la Iglesia católica es de una claridad definitivamente figuración de dispositivos culturales que coadyuvan en la
pedagógica: bebed esta sangre en mi memoria" (Sala-Molins, institucionalización de una oposición binaria: el bien y el mal. o
1989: 116).
La sospecha y la intolerancia trazan una geometría perfecta
Planteados como una dimensión específica en el campo de lo
sagrado y lo profano, tanto el bien como el mal se asumen
o
en la historia de Occidente. La temporalidad de la misma es
identificable; para Mereu es la suspicio (sospecha) de la Inqui-
como construcciones de la cultura. Para Spinoza, el bien y el
mal no existen, sólo son formas de pensar; narrativas, cons-
o
sición, la Loi des suspects (ley de sospechosos) de la Revolución trucciones o discursividades ideológicas. Así lo afirmaba en
francesa, el "macartismo" y la política de control social basada sus Cartas del mal. Para Derrida, el filósofo francés de origen
en la criminología administrativa, actuarial o de tolerancia cero, en argelino, el mal es un tema religioso, una abstracción, en "la
Estados Unidos e Inglaterra. La idea de sospecha no es retóri-
ca. Es el motor que pone en movimiento los procedimientos
más desértica de las abstracciones". En Occidente, hablar del
mal es, en cierto modo, hablar de estrategias de salvación. Si
o
penales y, en general, las leyes de seguridad pública. En opera-
tivos militares contra el narcotráfico en México (2008), algunos
identificamos la causa del mal, abrimos la llave maestra de la
salvación, el "bien". Para el filósofo racionalista holandés, el
o
ciudadanos de los estados del Norte, han sido detenidos e mal puede convertirse en bien y el bien en mal. Finalmente,
interrogados por "porte de cara sospechosa"; otros, ejecutados
en retenes militares. La energía de la punición proviene de
como se advierte en el mundo de la física, a toda acción le
sucede una reacción de la misma fuerza, pero en sentido con-
•
cierta idea del mal. Los procedimientos penales basados en la trario. La historia parece confirmar esta premisa.
<ir
•
Estereotipos o modelos del bien versus el mal hay muchos. sanitarias y penales en términos estrictamente epidemiológi-
Tantos como culturas en el mundo. Sólo con fines analíticos cos o de conducta desviada o delictiva, se reconfigura como
mencionamos el modelo bien/mal asociado a la idea de epidemia. un acto de contagio; esto es, de asimilación corpórea del virus
En Occidente, uno de los referentes míticos epidémicos más maléfico que amenaza el tejido social. iEl mal debe ser exorci-
conocidos se remonta a la Grecia antigua. En este caso el mal zado! El bien se erige como un leviatán terapéutico. La norma
se asocia con la idea de epidemia, enfermedad contagiosa que se prohibitiva busca expulsar la epidemia demoniaca del consu-
produce al mismo tiempo en diferentes sitios, afectando a la mo del organismo social. Esta es la lectura que podemos ha-
comunidad de origen. En Edipo Rey (425 a.C.) Sófocles, el poe- cer del veto que el presidente Vicente Fox (2006) impuso a la
ta griego, narra cómo para eliminar la epidemia, es decir el iniciativa de ley para despenalizar y reglamentar la portación
mal que azota a la ciudad, el oráculo aconseja expulsar de la de dosis de drogas para uso personal, contraviniendo un pre-
comunidad al criminal impune. Edipo, el parricida incestuoso, cepto básico: el libre albedrío, propio de una sociedad de
es responsable de la peste, la desgracia que se expande con hombres libres. El leviatán teológico prescribe más allá de la
peligrosa rapidez por las calles de Tebas, capital de Beocia. órbita del derecho, sobre conductas que sólo le competen al
Edipo es el chivo expiatorio, el de la conducta desviada: el individuo (Gaviria, 2002). La prohibición históricamente inau-
argumento ideológico que justifica el estigma, la persecución gura el tráfico de sustancias. El narcotráfico es una construc-
social. Expulsar a Edipo es, de algún modo, una forma de re- ción jurídica. La criminalización de una conducta se transfor-
constituir lo que Goffman denominaba "identidad deteriora- ma en un negocio redituable para el crimen organizado; una
da", poner a salvo a la comunidad en peligro a través del bien. apología de la desviación.
El mal, como ciertas variantes de los virus modernos —el vll-i/ Las drogas recreativas constituyen, entre varios eufemis-
sida por ejemplo— incuba la infección, pero también su antído- mos utilizados por los epígonos de la universalización moral
to. Edipo encarna el mal, pero igualmente puede salvar a Te- y el pensamiento único, formas varias de epidemia. La expan-
bas del flagelo epidémico. Edipo prefigura a Job, el paciente sión del "virus" ha sido calificada indistintamente por las au-
antihéroe del Antiguo Testamento que es expulsado de la co- toridades y los medios de comunicación como la "peste del
munidad cristiana y condenado a seguir el camino de los siglo", "bestia negra" o "quinto jinete del Apocalipsis". Las
hombres malditos o perversos, según dice Girard (4989). drogas son, entonces, el Edipo de la civilización moderna, el
El modelo mal/epidemia inspirado en una resignificación culpable de los malestares sociales Artífice del nacimiento de
de Edipo Rey, constituye en asuntos relacionados con la inges- un Edipo drogadicto, el yonqui posmoderno que, bajo los
ta de drogas recreativas el argumento básico de un estigma efectos químicos del mal, asesina al padre y copula con la
contemporáneo y de la prohibición. Las drogas recreativas madre. Bajo esta perspectiva, la reconstitución de la identidad
están constituidas genéricamente por todas aquellas que se deteriorada, incluye la expulsión de la autonomía de los de-
consumen al margen o independientemente de sus atributos seos del reino de los hombres. El mal por antonomasia, se
o valores terapéuticos. El uso cultural de drogas está mediado asocia con la autonomía de los deseos: el "cuerpo del delito"
por su capacidad química para generar sensaciones placente- es, en realidad, el objeto del deseo.
ras o de expansión de la conciencia. La automedicación es una Los deseos de Eva conducen al pecado original; preámbu-
práctica individual que, al ser valorada por las autoridades lo de la moderna autonomía de los deseos. La primera prohi-
•
autoridades. No siempre ha sido así. En 4901, en una de DESVIACIÓN Y ETIQUETAS
las primeras manifestaciones públicas de homofobia en
México, una fiesta de homosexuales travestidos terminó Para Anthony Giddens, uno de los sociólogos más influyentes
con sus participantes en la cárcel. Carlos Monsiváis se refiere de la actualidad:
a este episodio como la "fiesta de los 41". Hoy en día, even-
tos de este tipo son cotidianos y tolerados. La Constitución La desviación supone un proceso de dos caras: los desviados
mexicana, tras la reforma del 14 de agosto de 2001, prohíbe y los no desviados: el primero viola las reglas y el segundo
en su artículo lo. la discriminación basada en "preferen- las decreta. Para los teóricos del etiquetaje las características
de los individuos o grupos, son lo de menos; lo realmente
cias" sexuales!" En 2007, en una controvertida decisión, se importante es el conocimiento acerca de la génesis de impo-
aprobó en el Distrito Federal la Ley de Sociedades de Con- sición de la etiqueta: saber por qué a algunos se les cuelga la
vivencia, mediante la cual se reconocen jurídicamente, etiqueta de desviados. La etiqueta es un estigma, bajo la cual
entre otras, las uniones de personas del mismo sexo. Si subyace una estructura de poder social basada en cierta idea
bien la ley no considera la figura del matrimonio como tal, del mal (2002: 75).
se trata de un avance importante en el reconocimiento a las
relaciones entre homosexuales. Una actitud semejante es ¿Quién impone las reglas? La respuesta es múltiple, ex-
la tolerancia hacia la Marcha del Orgullo Homosexual, un presa una relación de poder, de clases, de actores sociales
evento que desde 1978, recorre festivamente la vía más que se imponen sobre otros, por ejemplo, los burgueses so-
importante de la ciudad capital, con apoyo logístico de la bre los proletarios. Foucault hablaba de una microfísica del
policía. Un siglo atrás, pensar en un desfile de esta natura- poder que se manifiesta cotidianamente en la imposición
leza era imposible. La homofobia no ha desaparecido, sen- autoritaria de los hombres sobre las mujeres, los adultos
cillamente ha disminuido y ha aumentado entre la sociedad sobre los jóvenes, los blancos sobre las minorías, etcétera.
la tolerancia como valor y, en cierto modo, se ha relativiza- Para Giddens la desviación es una categoría que subyace en
do la cuestión del mal en términos de la opción sexual. En lo que llama "experiencia secuestrada"; hipotéticamente se
México, la homosexualidad es considerada una conducta ubica en el correlato institucional de la modernidad; esto es,
desviada: se aparta de las normas y valores del grueso de del control social y la subordinación del mundo al dominio
la población, pero no es un delito. En algunos estados de la humano. La desviación "alude a los procesos interconecta-
Unión Americana la sodomía es sancionada penalmente. dos de ocultamiento que apartan de las rutinas de la vida
El homófobo que asesina a un homosexual expresa una ordinaria los siguientes fenómenos: la locura, la criminali-
conducta desviada. A su vez, configura el delito de homi- dad, la enfermedad y la muerte, la sexualidad y la naturaleza"
cidio, sancionado por el Código Penal y castigado con (Giddens, 1995).
cárcel. En Estados Unidos, en el siglo xvtli, la desviación, el "des-
vío", se consideraba endémica, y se relacionaba o acompaña-
7"12,1 Diario Oficial de la Federación publicó el 11 de junio de 2003 la Ley ba de transgresiones morales. Los colonos, escribe David
Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. En su artículo 4o. dice
"1...1se entenderá por discriminación toda distinción, exclusión o restricción
Rothman:
1...1 basada en [...] preferencias sexuales".
•
cuencia se vería así: norma-transgresión-castigo. ¿Pero qué PARADOJAS DE LA DESVIACIÓN Y EL CONSUMO
sucede con el que no transgrede la norma? Para Becker es un
conformista, la cara opuesta de la desviación: "Si transgredo, El tatuaje, es cierto, ha perdido hoy en día su condición de
me castigan". Puede darse el caso de que el conformista disi- estigma. Un cuerpo sin tatuar, tal como lo expresa un prover-
mule, oculte la desviación en el refugio doméstico. El ámbito bio polinesio, es un cuerpo estúpido. En ese sentido decorar
privado o de lo "íntimo", como lo llama Helena Bejar, elimina la piel ha devenido en conducta normal. Fue usado por grie-
la representación del acto desviado. Veamos unos ejemplos de gos y romanos para marcar a los criminales, esclavos, gladia-
referencia: "Si me inyecto drogas en casa, no soy un yonqui". dores o a quien se castigaba, obligándolo a trabajar en las
"Mientras esté en el clóset, no soy homosexual". "Me tatúo el minas. Constantino, emperador romano (325 d.C.), legisló
culo, no el rostro. No soy mara". sobre los dos últimos casos permitiendo su práctica, en ma-
El acto es susceptible de asumir la condición de desviado, nos y piernas, pero nunca en la cara, por considerar que se
solamente cuando se representa en público de "forma indebida". atentaba contra una estética divina. Adriano I, en el año 787
Un enfermo terminal de cáncer está habilitado médicamente d.C., prohibió las marcas sobre la piel (Reisfeld, 2004). Trans-
para consumir "drogas duras" como la heroína, conocida por gredir la prohibición de Adriano era asumir la desviación. El
su capacidad para eliminar el dolor. No es un acto desviado. tatuaje expresaba, para la Iglesia católica, nexos con el paga-
Si la heroína es utilizada con fines recreativos, su uso es cata- nismo o con Satán.
logado socialmente como "indebido". El enfermo de gripe, En México el tatuaje es de uso común entre los prisioneros.
puede automedicarse un antigripal. Lo que no puede es hacer Francisco Martínez, médico militar asignado a la penitenciaría
uso recreativo del acetato de efedrina, la sustancia activa de de Puebla, en un trabajo que se dio a conocer en '1899, argu-
dicho medicamento. Si el sujeto públicamente consume la mentaba que el tatuaje era una representación de la moral y
efedrina, para aprovechar sus propiedades psicoestimulantes, la cultura de los hombres. El tatuaje es una constante universal
activa los mecanismos comunicacionales que construyen del mundo delictivo; es, en el campo psicológico, una regre-
el acto desviado: emerge la etiqueta, el rótulo que marca al sión atávica. Las marcas en la piel regresan al delincuente
drogadicto, al yonqui, el "poseído por las garras del vicio infa- moderno, al hombre primitivo (Núñez, 2002). La industria del
me": el que sucumbió al narcotraficante maldito que expende consumo ha reinventado los usos del tatuaje. Tanto así que al
drogas a la salida de las escuelas, según muestran los spots profesionalizar el oficio del tatuaje y de las perforaciones se
televisivos, o que cayó rendido a los pies del chino indigno, crearon mecanismos normativos de control sanitario para
"naturalizado", ipero no mexicano!, Zhenli Ye Gong y su em- garantizar la salud del usuario. No hay, entonces, estigma.
porio de dólares y seudoefedrina, según aclaran los medios de Sólo es una moda, una extensión de la cultura juvenil. La ins-
comunicación, etiquetadores por excelencia. Quizá estemos titucionalización del tatuaje inhibe su práctica como conducta
en presencia de una versión renovada de El complot mongol, desviada. No hay desviación en el acto. Existiría si la pintura
la célebre novela negra de Rafael Bernal, o de una reactualiza- sobre la piel fuera prohibida por una norma. La Biblia estable-
ción mediática del estigma hacia la población china en Méxi- ce su prohibición. En Levítico '19: 28, se ordena: "No haréis
co: en el siglo pasado la xenofobia llevó a numerosas ma- incisiones en vuestra carne por los muertos; ni os haréis ta-
sacres de inmigrantes chinos en el norte del país. tuajes". Vivimos en una sociedad secularizada y la interdicción
258 • Juan Cajas Cartografía del mal • 259
en esos términos no importa. El uso de tatuajes se ha despla- muchos países es una práctica tolerada, regulada fiscal met ite,
zado al rostro, una práctica radical que, en el rechazo social, incluso. Tal es el caso de Holanda y Alemania. En México
en la discriminación, potencia la desviación, el estigma. El grupos civiles impulsan la designación del 11 de julio como
portador de un tatuaje en la cara jamás se colocará detrás de jÍ "día nacional del trabajo sexual"; asimismo, en 2007, se pre- e
la ventanilla de un banco, del volante de un autobús o de un
despacho de abogados. No obstante, recordemos que la Cons-
sentó en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal una ini-
ciativa de ley, por las fracciones parlamentarias del PRD y Con- •
vergencia, con el objeto de legalizar el ejercicio de la
titución mexicana prohíbe la discriminación. Teóricamente es
obvio pensar en el derecho que tienen los tatuados del rostro prostitución. Oficio antiguo. Existen documentos que avalan
e
a trabajar. Sí. Pero el pánico moral, la etiqueta, erróneamente intentos pioneros de reglamentación. La Real Cédula de Isabel
asocia al tatuado con el submundo criminal de las pandillas de Portugal concede en 1538 al Ayuntamiento de la ciudad de
de la Mara salvatrucha; se traduce en un miedo social insupe- México, la primera autorización, de que se tiene noticia, para o
rable. abrir una casa oficial de mujeres públicas o mancebía (Núñez,
Hoy en día la práctica del tatuaje -no en el rostro- es un 2002). o
evento cotidiano, no define necesariamente una etiqueta. Es
signo inequívoco de cómo cambian los patrones culturales del
Para Becker la desviación no procede de motivaciones
específicas, sino de la etiqueta: es la sociedad y la autoridad la
o
consenso. Lo prohibido de una época se modifica en otra. No que rotula, la que asigna el estigma. La que define o, para
7
decirlo como los constructivistas, ' construye la condición
o
sólo en el plano de la sanción cultural, también en el caso de
la infracción penal. En Francia los duelos a muerte eran tole- de desviado: por la apariencia, forma de vestir, de caminar, de o
rados. Eran parte de un sistema social que los consideraba hablar, la preferencia sexual, gustos musicales, etcétera. Tene-
prácticas aceptables para dirimir conflictos de honor, en una mos, pues, un catálogo amplio de desviados o "personajes del o
confrontación con armas. El homicidio por esta vía era social-
mente aceptado. En la actualidad, las lesiones al honor se re-
derecho", construidos por la sociedad y mirados a través de la
lentilla de los códigos penales. Cada sociedad construye sus
o
suelven en los tribunales, en algunos casos mediante arreglos desviados, sus víctimas y sus culpables. El derecho como acto o
privados o indemnización pecuniaria. Los duelos ya no son intelectivo, evidencia cierto relativismo sobre la infracción pe-
aceptados, penal ni culturalmente; contravienen las normas nal. La estigmatización del culpable, en su aspecto retórico, o
de una sociedad civilizada. viene adherido a una justificación política (Larrañaga, 2000).
La conducta venérea fue, en una época, el estigma de la Becker señalaba la dificultad de establecer una diferencia en-
72
perversión y la degradación mora1, la enfermedad urbana tre lo normal y lo desviado. El que etiqueta, el que estigmatiza
por antonomasia. Una actividad impúdica amenazadora. Mias- al otro con la carga moral de desviado es, a su vez, portador
ma que infecta y destruye el tejido social. Sin embargo, en de la etiqueta que lo identifica como autoritario, intolerante o
decadente. El 47 de abril de 1521 en la Dieta de Worms en don-
'Curiosamente, según registros medievales, los condenados a muerte
podían salvar la vida si eran requeridos en matrimonio por una prostituta.
Probablemente se pensaba que un castigo mayor al de la muerte era el de
7, En el campo del derecho, el vocablo "constructivismo" fue utilizado por
primera vez por John Rawls en 1980, en el marco de las Conferencias Dewey. 1
habitar balo el mismo techo con una mujer de conducta socialmente reproba- En este evento Rawls presentó la ponencia: "El constructivismo kantiano en
ble: las pulas no van al cielo. la teoría moral". 4
260 • Judn Cajas Cartografía del n1,11 • • 4
4
de se le c onminaba a r
etractarse de sus ideas, Lutero es estig- que escapan a la lógica y a las evidencias empíricas: se funda-
matizado
bía q como hereje; un año antes -el 40 de diciembre- ha-
mentan en el pánico moral, pero también en el espacio de la
uemado en la plaza pública de Wittenberg la bula papal,
el falso ídolo. Los inq interacción social, o en el suelo movedizo de la "microfísica
uisidores le exigieron abjurar. No lo ha- del poder" (Foucault, 1979). Los medios desnaturalizan el con-
ce. Reafirma la moderna libertad de conciencia (Carlyle, 1985).
Lutero se rebela -el acto como símbolo- marca, sella el estig- sumo recreativo y lo criminalizan. La sociedad hace eco de la
ma sobre los v alarma social, el estigma que deviene del consumo. Un spot
erdugos: la Iglesia católica de un dios vengador que circula en un canal de la televisión mexicana presenta a
que se cubre de sangre. F
Wilde en De profundis: "Lo inalmente, como advirtiera Oscar una chica. Ella dice: "Fuimos a una fiesta con mi novio y fu-
falso y lo verdadero son, nada más, mamos marihuana. Él siguió fumando y no pudo parar. Ahora
formas de existencia intelectual".
El estigma es un anatema que exhibe de manera concreta es otro, y no sé qué hacer". La conclusión para el televidente es
lo que F obvia: el fumador ha caído en las garras del mal, víctima de
la tra oucault denominaba la relación saber-poden Plantea las huestes del demonio.
nsgresión de los códigos éticos del orden social, cuya
base es la ideología de las clases do Una vez que se configura la etiqueta (el vicio maldito que
minantes. Álvaro Camacho doblega la conducta, que supuestamente lanza al usuario en
(1988) afirma que el estigma, como síntesis de la pr
ohibición, busca de drogas más potentes, o al delito para adquirir la do-
se construye fuera de los aparatos del Estado en un escenario
de no ju ridicidad; es el anatema con el que la sis maléfica) la sociedad estigmatizadora plantea una salida: el
dena a quienes rompen los es p oblación con- tratamiento médico al "fármaco-dependiente" -que no vicioso.
tereotipos de "conducta nor- En síntesis, descriminaliza socialmente la conducta. No así la
mal", el soporte de consenso que legitima la acción de la au-
toridad. Asunto complejo en el i autoridad que deposita en el consumo de marihuana una de
acción es compl maginario del mal. Ninguna las causas de aumento en los índices delictivos, y soslaya los
etamente virtuosa ni tampoco totalmente cri- aspectos extrafarmacológicos del mismo (Cajas, 2007). La
minal, señalaba el irreverente marqués de Sade.
El tabaco es una droga, la m despenalización del consumo de drogas y, en países como
arihuana también. La primera Colombia, la regulación del porte de dosis personales han
es tolerada, la segunda no. El consumo de tabaco produce
más muertes que la marihuana, pero s contribuido a relativizar el estigma hacia el consumidor (Gavi-
ocialmente no es con- ria, 2002).
siderado un "vicio". En Estados Unidos existen cerca de 57
millones de fumadores; 320,000 mueren El estigma cubre varias facetas de la vida social: "desde
anualmente a conse- los defectos físicos hasta las prácticas criminógenas, pasando
cuencia del tabaco. El índice de co
nsumidores de marihuana por las características raciales y culturales. Y se expresa de
es considerablemente menor: 42 millones (Ott, 4996). El voca-
blo vicio es un anatema que la sociedad reserva para los con- múltiples maneras: desde la acción caritativa hasta el repudio
sumidores de marihuana, los d y el ostracismo. Tiene expresiones lingüísticas tanto en los
esviados. ¿Pero qué sucede diminutivos y eufemismos como en los insultos" (Camacho,
cuando
p el "vicio infame" abandona el gueto, la barriada, la
andilla, y se expande transversalmente sobre el laberinto 1988: 50). El estigma define la etiqueta: drogo, vago, pandille-
urbano y alimenta los i ro, maricón, inválido, puta, negro, indio, asesino, hispano,
dilema. La gen maginarios del consumo? He ahí un sudaca, narco, sicario, etcétera. Ahora bien, tal como lo plan-
eralización del consumo precipita explicaciones tea Camacho, el estigma puede legitimarse positivamente, a
262 • Juan Cajas
Cartografía del mal • 263
través de mecanismos jurídicos como la "acción afirmativa" o administrativa, reciba un regaño de la autoridad o padezca la
la "discriminación positiva"; ése sería el caso de los discapaci- vergüenza pública. En algunos establecimientos comerciales
tados o de las minorías étnicas. Si el estigma condena prácti- el infractor es exhibido en su felonía paseándolo ante los de-
cas lesivas del contrato social, la no juridicidad propicia el más. No es condenado a pena de cárcel. En el segundo caso,
diseño de la sanción o el relleno de las lagunas legales. Desde si el infractor confeso es presentado al ministerio público, se
la lógica del saber-poder, el aparato jurídico como defensa le fincan cargos y es castigado con cárcel, de inmediato se le
social, tiene como objetivo mantener bajo control a los porta- asigna el rótulo de criminal. Lemert argumenta que la reclu-
dores de conductas desviadas. El estigma del pandillero es sión del primo delincuente puede franquear el camino hacia.
negativo y por tanto condenable. El estigma del lisiado no una carrera desviada, o secundaria. Teóricamente los primo
lo transforma en desviado: la marca que porta no expresa delincuentes no deben compartir el lugar de reclusión con
desafección social. Puede, incluso, ser un atributo de sobrevi- sujetos condenados por delitos graves, pero en la práctica
vencia urbana. En situaciones de pobreza extrema, se han esto no siempre sucede. El hacinamiento en los centros de
detectado estrategias de la lástima para mendigar recursos en reclusión es una realidad inobjetable. o
la vía pública: sujetos que fingen o se procuran lesiones lla- La cárcel, según acusan algunos criminólogos, sirve de
mativas en el cuerpo. escuela al ladrón principiante. La punición correccional no
Según se desprende de la investigación de campo que
Becker realizó entre músicos de jazz, consumidores habituales
encauza la conducta del delincuente ni lo rehabilita; al contra-
rio, diversifica el campo de acción del condenado, dotándolo
e
de marihuana, la etiqueta posee una doble funcionalidad: de nuevas metodologías y recursos. Normalmente el sujeto o
marca al sujeto y, simultáneamente, coadyuva en la reafirmación sale de la cárcel para integrarse a una banda. Los índices de rein-
de su identidad. Ser aceptado por la comunidad de fumadores cidencia son altos. Los planteamientos de Lemert y de Becker o
es parte de un proceso de afinidad y ruptura: identificación contradicen, en mucho, la idea de "corregir al culpable", intro-
hacia dentro (normas y valores) y ruptura hacia fuera (lo otro). ducida en el derecho penal por la criminología positiva. La
o
Los no consumidores abanderan todo lo que es contrario a la persecución correctiva fracasa. La etiqueta inhabilita en el
comunidad de intereses que defiende la comunidad de "mari- sujeto la voluntad de cambio, de ascenso en la pirámide social
huanos". No está demás señalar que Becker era un jazzista o en el estatus: el egresado de las instituciones penitenciarias o
profesional retirado. Siendo así, la identificación con el otro está impedido, no legal pero sí socialmente, de acceder al
fue casi inmediata. mercado laboral. Las marcas de la cárcel, no se borran. Están
Para Edwin Lemert (4972), la desviación potencia la cons-
trucción de la identidad. La desviación puede ser de dos tipos:
en el prontuario. En la hoja de vida. Nadie recomienda a un
ex convicto. Las marcas, además, están pegadas a la piel. Los
•
primaria y secundaria. En el primer caso, el acto desviado es
superficial, espontáneo, y no genera marcaje: orinar o consu-
tatuajes son el lenguaje del cuerpo. La epidermis registra a
través de anclas, calaveras o seres mitológicos, el paso del
o
mir bebidas embriagantes en la vía pública, circular a exceso tiempo tras las rejas, la incertidumbre... 40
de velocidad, o incurrir en travesuras cleptómanas en los su-
permercados. Si el sujeto es sorprendido en flagrancia, las Cuando me muera, con esas pinzas la calavera me va a llevar.
Al morir todos tendremos que bailar con la muerte. Después
consecuencias son leves, probablemente pague una multa •
264 • Juan Cajas Cartografía del mal • 265 •
•
de danzar con ella, me iré donde tenga que irme: arriba o amenaza a los valores e intereses de una sociedad. El autor
abajo. Yo creo que abajo porque dicen que las personas ta- señalaba, por ejemplo, cómo la política de persecución
tuadas no entramos en el reino de Dios (Lagunas y Sierra, contra las subculturas londinenses, mods y rockers, en lu-
1997: 174).
gar de aminorar el fenómeno contribuyó a su expansión, e
incluso, lo proyectó espectacularmente en todo el Reino
LA CONSTRUCCIÓN DEL PÁNICO MORAL
Unido, gracias a la cobertura alarmante de las industrias
culturales. Los medios, en este caso, contribuyen al proce-
so de etiquetaje, y al mismo tiempo proveen de imágenes y
"Los que están de acuerdo conmigo están locos, los que no lo recursos estéticos a los futuros desviados. La estética punk
están, sustentan el poder", escribía Philip Dick. De acuerdo inglesa llegó a México a través de la televisión, se hizo mo-
con Becker la etiqueta acentúa el comportamiento desviado. da, y conquistó un espacio identitario y territorial en el
Las autoridades encargadas de la defensa social, manejan una emblemático tianguis del Chopo de la colonia Guerrero del
tipología del crimen construida desde el poder. Esta tipología
varía de acuerdo con tiempos históricos y lugares, y se sus- Distrito Federal.
tenta en un discurso j urídico-penal; en sentido general se En México el pánico moral, la alarma social o sensación
de amenaza, se construyen en la actualidad con base en dos
adscribe a lo que Foucault denominaba "vigilar y castigar". La elementos: el hipotético incremento en los índices de consu-
autoridad, corno usufructuaria legal de la economía punitiva, mo de drogas entre los jóvenes, y los hechos violentos atribui-
persigue y reprime a los grupos que se desvían; al hacerlo les dos al narcotráfico. Estos eventos son presentados como una
confiere un sentido y los reafirma identitariamente. Becker amenaza social y un ataque al contrato social. De no proceder
diría que es un mecanismo transaccional. Leslie Wilkins (1964) con medidas radicales, replican las autoridades y los medios
calificó esta paradoja como "ampliación de la desviación". Es de comunicación, pronto las mujeres, los niños y los ancia-
decir, el sujeto etiquetado asume la etiqueta y la incorpora a
nos, serán víctimas de las drogas y de los narcotraficantes.
su identidad: "negro, sí, pero con la verga grande". El ,graffiti Una reacción inmediata a la situación de crisis social es la
apareció en uno de los vagones del metro londinense. Res- exigencia de actuar defensivamente en contra de quienes
puesta contundente al rótulo de la discriminación racial. Los amenazan el equilibrio social. El pánico moral constituye, sin
negros asumen la etiqueta del color, pero de igual manera lugar a dudas, el soporte ideológico de una estrategia de com-
estigmatizan al blanco, aludiendo gráficamente a uno de los bate al crimen organizado basada en la militarización del
malestares culturales del occidente judeocristiano: el tamaño
del pene. país.
Las autoridades encargadas de la defensa social, a través
Stanley Cohen (1972), contemporáneo de Becker, al de doctrinas de seguridad nacional o estrategias y prácticas de
analizar los alcances performativos de los medios de co- control, manejan una tipología del crimen que es elaborada
municación, acuñó la expresión "pánico moral" para nom- desde el poder y reproducida, y reafirmada por los medios de
brar la situación de alarma social que generan. El pánico comunicación. Esta tipología varía de acuerdo con tiempos y
moral es una reacción socia] frente a una condición, episo- lugares; se sustenta en un discurso jurídico-penal, enmarcado
dio, persona o grupo de personas que emergen como una en la foucaultiana economía punitiva de vigilar y castigar; se
266 • Juan Cap 1
Cartografía del mal • 267
articula en la sospecha, paso previo en la construcción de la Suchiate, o la frontera sur, sino un "problema de seguridad
etiqueta. En nombre de la defensa social, la violencia legal nacional": Los tentáculos de la Mara se alargaban sobre varios
justifica una economía política de castigo. El pánico moral
construye al otro como culpable. Estados Unidos, por citar un
estados de la República, sin más consigna que la muerte y la
destrucción. Atenazan a Centroamérica e invaden México; •
caso, nunca ha reconocido la existencia de cárteles dentro de
su territorio. Lo consideran imposible. Opinan que es un fe-
500,000 pandilleros han fundado la "nación mara", señalaban.
Rafael Ramírez Heredia escribió una novela, La mara, y su •
nómeno criminal externo de origen sudamericano. Los cárte-
les que existen, señalan las autoridades y los medios, tienen
éxito ha sido abrumador. Los gobiernos, comentaba con soma
el novelista fallecido prematuramente, lo invitaban para que
e
un "componente étnico": son colombianos, peruanos o mexi- recomendara soluciones. Los medios lo habían etiquetado
canos, nunca estadounidenses (Fernández Menéndez, 2004). como "marólogo". El pánico moral cunde en todas partes:
Bajo esta perspectiva el pánico moral establece una dialéctica ¿cómo enfrentarse a bandas de tatuados que no le temen a la
asociativa entre el narcotráfico y los inmigrantes. Éstos ad-
quieren el estatus de "chivos expiatorios"; esta expresión se
muerte? ¿Cómo enfrentar a los maras, aliados de los narcotra-
ficantes y de los terroristas musulmanes de Al Qaeda para o
aplica a quien paga las consecuencias de algo sin merecerlo
(Girard, 1982). Chivos expiatorios fueron en el pasado los
atacar a Estados Unidos? Durante la Guerra Fría el terror me-
diático eran los rusos. Los tiempos cambiaron. Socorro... iAhí
o
herejes, los judíos o los comunistas. Síntesis del mal. Sobre
ellos se depositó la responsabilidad discursiva de la desgracia
vienen las maras! o
t La tesis del pánico moral de Cohen es retomada en una
social. Con el tiempo los estereotipos del mal son sustituidos investigación colectiva a cargo de Hall, Critcher y Jefferson: o
y expulsados del imaginario social. Policing the Crisis: Mugging the State and Law and Order (1978).
Otro ejemplo de pánico moral es la cobertura mediática Este estudio surge de una preocupación concreta: 4. La reacción
o
del fenómeno de la Mara salvatrucha; bandas de delincuencia
juvenil surgidas en las calles 13 y 48 aledañas al MacArthur
mediática originada por atracos violentos en las calles, y 2. las
condenas exageradamente altas que las autoridades judicia-
o
Park de Los Ángeles, California. Éstas, de un tiempo a la fecha, les aplicaron a un grupo de maleantes negros, confesos de o
se han transnacionalizado. Es lo que aseguran los medios. El asalto a mano armada en Birmingham. Los medios de comu-
tono de las crónicas destila cuotas de suspenso y horror: la nicación justifican la pena. Los jueces actúan defensivamen- o
"marabunta" es una hormiga, inofensiva cuando se encuentra te. El castigo ejemplar en su contundencia será el antídoto
sola pero temible, como las huestes de Atila, cuando avanza que salvaguarde la paz social, e inhiba en el futuro el ataque
colectivamente arrasando con todo a su paso. La palabra "ma-
ra" es la contracción de marabunta. El nombre se inspira en
a sectores más vulnerables de la población. Un hecho fortui-
to, en este caso, asaltos callejeros protagonizados por jóve-
o
la película que llevó el miedo a la pantalla, en 4954, bajo la nes de color, desencadena una política estigmatizadora hacia o
dirección de Byron Haskin: Cuando ruge la marabunta. "Salva" los negros. Se etiqueta a los inmigrantes. La etiqueta viene
lo es de [El] Salvador. Y "trucha", de "truchimán": Persona precedida de prejuicios raciales. El color de piel se asocia
sagaz y astuta. En 2006 los diarios mexicanos alertaban en
grandes columnas sobre los tatuados centroamericanos. No
con el crimen.
Los autores citados realizan un análisis detallado sobre
•
eran un riesgo para los vecinos del MacArthur Park, el río las noticias que publican los periódicos; desentrañan los me- •
268 • Juan Cajas Cartografía del mal • 269 e
•
canismos ideológicos del pánico moral. Este es, a todas luces, social los fallos estructurales del sistema y la división clasista
un instrumento de poder y dominación. El pánico moral anti- de la sociedad. Asimismo, subrayan que la delincuencia y la
cipa el consenso para modificar las leyes. El aumento de las desviación no son una particularidad de los pobres, sino con-
penas o la reducción de la edad penal en México es, supues- ductas que se dan en todas las clases sociales, y que deben
tamente, el mejor argumento para resolver el problema del plantearse en el marco de una desigualdad estructural.
secuestro o la violencia juvenil. Al menos ésa es la impresión En los ochenta se instaura en Inglaterra una política de
que manejan los medios de comunicación, luego de exacerbar confrontación abierta, y de etiquetamiento despiadado a los
el morbo del público con noticias impactantes o fotografías de inmigrantes negros, hindúes y sudamericanos. El inmigrante
cuerpos ejecutados por los sicarios del narcotráfico. trae consigo no sólo expresiones musicales como el reggae
Los medios de comunicación, fascinados en el ejercicio jamaiquino de Bob Marley, el vudú haitiano, o experiencias
de la alarma social y una narrativa del miedo —o contraparte de new age de origen asiático, sino también conductas delictivas.
la violencia— representan cotidianamente la violencia. Los La etiqueta se dirige al cuerpo, al rostro; es gestual. En el ne-
medios instauran la violencia como poder performativo; tan gro anida la mente torcida y lujuriosa de un delincuente. En el
real como la violencia social, transversal, pública o privada. yembe se ocultan ruidos fantásticos y extraordinarios, pero
La construcción de enunciados violentos erigidos sobre la también el puñal artero; en la capoeira, la lujuria reprimida del
base del poder simbólico de los medios, coadyuva en la ge- violador. Los inmigrantes son los portadores de la decadencia
neración de estados de alarma o imaginarios de alto riesgo, moral. El mismo discurso moralizador y patriotero con el que
localizados antropológicamente en la figura del otro (Imbert, los estadounidenses zaherían a los chinos "comedores de
1992). El "pánico moral refuerza los efectos de totalización opio" a principios de siglo. En 1902, circuló en Estados Unidos
discursiva hegemónica. Ideológicamente soslaya al otro, lo un panfleto, firmado por H. Gustav y S. Gompers, dirigentes
estigmatiza: pretende sensibilizar moralmente a toda la so- de la American Federation of Labor, que acusaba: "Los chinos
ciedad" (Huergo, 2001). inducen a los niños a convertirse en opiómanos. Es demasia-
Para Stuart Hall el atraco callejero con intimidación es do horrible imaginar los crímenes que cometen con esas ino-
grave, pero la forma en que lo presentan los medios carece de centes víctimas los viles amarillos".
objetividad. Extravía la realidad. La paranoia que obliga a los El pánico moral y el etiquetamiento se basan en prejuicios
ingleses blancos a refugiarse en la comodidad de sus hogares raciales. El anatema cae sobre los inmigrantes. Se deposita en
con calefacción, es producto de la manipulación ideológica de ellos la causa de la desgracia social. El flujo migratorio tuvo
los medios de comunicación con el propósito de desviar la un impulso decisivo en los preceptos de la Ley de Nacionali-
atención de problemas económicos y sociales graves, que dad Británica de 1.948, que concedía facilidades de naturaliza-
afectan a la población pero que el gobierno desatiende: vivien- ción a los nacidos en los países de la Commonwealth. Al pa-
da, empleo, salud o salarios. La policía persigue a los margi- recer el objetivo de la ley era atraer mano de obra no calificada
nales, pero permanece impasible ante los delincuentes de que contribuyera con las tareas de la reconstrucción: albañiles,
cuello blanco que horadan las arcas públicas y evaden al fisco. carpinteros, mecánicos, empleados domésticos. Un proceso
Esta opinión es compartida por Pearce (1976) y Chambliss ideológicamente similar al programa de "braceros" aplicado
(1978). Agregan, además, como causa de la descomposición en los cuarenta (siglo xx) por Estados Unidos. Entre 1962 y
270 • Juan Cajas Cartografía de mal • 271
1996 se introdujeron reformas a las leyes sobre asuntos mi- lificado como homicidio involuntario. Jurisprudencia sobre el
gratorios, restringiendo el acceso al país. Los privilegios para tema es el caso de la sentencia a los asesinos de Matthew
acceder a la nacionalidad británica se mantienen para pobla- Shepard, un homosexual de la Universidad de Wyoming, Es-
ción blanca proveniente de Canadá y Australia. i Blancos sí, tados Unidos, que acaparó las noticias de los diarios por la e
negros no! Esa es la ordenanza y síntesis del pensamiento
conservador, que adquiere dimensiones monolíticas con el
saña empleada por los asesinos (1998). La defensa sostuvo
que su cliente reaccionó por "pánico" a lo que intuyó como •
ascenso de Margaret Thatcher al poder. Años antes, en 1962,
el ministro tory Enoch Powell, llamaba a los patriotas ingleses
intento de seducción por parte de la víctima, en la oscuridad
de un bar (Giddens, 2002). El pánico moral, tras la paranoia
e
a desenvainar las espadas y cubrir el Támesis con sangre de del sida, está detrás de muchos de los asesinatos contra ho-
inmigrantes. Situación parecida la encontramos hoy en Esta- mosexuales cometidos en Veracruz en la década de los noven-
dos Unidos. El supremacismo blanco alimenta ideológicamen- ta y últimamente en el Distrito Federal. e
te a los grupos armados de cazadores de migrantes en la La homosexualidad es una identidad desviada, proscrita,
frontera entre México y Estados Unidos, miembros del minu- estigmatizada. Los depositarios de este estigma son sujetos
teman projet. 74 Más aún, tras la masacre de estudiantes en la patologizados en su conducta; la etiqueta se basa en la acusa-
Universidad de Virginia, protagonizada por el inmigrante Cho ción de transgredir "leyes contra natura". La condición homo-
Seung-hui el 16 de abril de 2007, el estigma de la desgracia sexual, en sus orígenes, es una categoría clínica que ha hecho o
social cae como una pesada losa sobre los ciudadanos origi- carrera en el discurso legal, psiquiátrico y médico. La homo-
narios de Corea del Sur. sexualidad, desde finales del siglo xix ha sido patologizada, o
El pánico moral, por extensión, propicia y justifica conduc-
tas delictivas brutales. Tal es el caso de la homofobia o el lla-
vista como una enfermedad. Se aludía a una naturaleza con-
génita. En los debates de 1869, en Alemania (Prusia), se intro- o
mado "pánico al homosexual". En la opinión de algunos jue-
ces, la preferencia sexual debe ser de "puertas adentro". Si se
dujo un artículo para criminalizar las relaciones sexuales
entre varones. El doctor Karoly María Benkert, padre del tér-
o
rompe la premisa de la intimidad, haciendo público el relacio- mino "homosexualidad", se opuso al artículo aduciendo que
siendo la homosexualidad innata, no podía estar sujeta a las
o
namiento corporal entre personas del mismo sexo, los involu-
crados se exponen tácitamente a la acción criminógena de leyes penales, sino a las que emanaban de la propia naturale-
individuos "normales", "no desviados". Éstos reaccionan con za. Señalaba, además, que la homosexualidad no entrañaba
violencia por pánico al homosexual. El argumento es insoste- daños a terceros (Sáez, 2004). Los legisladores alemanes
nible; sin embargo, en algunas cortes es aceptado como un
atenuante penal. Las consecuencias jurídicas saltan a la vista:
hicieron caso omiso de la argumentación y la ley fue aproba-
da. La actitud homofóbica era tal que, en el caso de Alemania
o
un homicidio brutal, con alevosía y ventaja, es reducido o ca- con la derrota de Hitler, los cautivos fueron liberados de los e
campos de concentración, no así los homosexuales, que fue-
"En México existen evidencias preocupantes de fascismo urbano: en la
noche del 24 de abril de 2005, en Fresnillo, Zacatecas, fue atacado mortalmen- ron mantenidos muchos años más en las prisiones, aplicán-
te un indigente. Un grupo de jóvenes, hijos de familias pudientes de la región,
rociaron con gasolina a Javier González, "el Cobijas", y le prendieron fuego.
Interrogados al respecto respondieron que querían "limpiar la ciudad de ba-
doseles la ley de 1869 (Sáez, 2004). Un avance jurídico si te-
nemos en cuenta que en el siglo xvii la homosexualidad se
•
sura humana". Cfr. La Jornada, 27 de mayo de 2005. castigaba con la hoguera.
or
•
El proceso de afirmación homosexual vive un parteaguas es la asesina solitaria que deja caer su furia homicida sobre
en los acontecimientos del 28 de junio de 4969, en el bar los cuerpos imberbes de niñas que aún no abandonan sus
Stonewall Inn de Nueva York. A partir de esa fecha el movi- calzoncitos de olán y adolescentes ingenuos sin barba que
miento se reivindica con un término nuevo: gay, "alegre" en rasurar. La subcultura raye surgió en los ochenta en Manchester
francés. El mítico "grito de Stonewall" reafirma lo gay como e Ibiza, como respuesta a las ilusiones ultraliberales del bienes-
identidad. Ideológicamente se busca romper la carga, el estig- tar y el consumo, erigida en el escenario conservador del
ma patológico del vocablo homosexual, asumiendo lo gay como gobierno de Thatcher. La escena raye, no obstante, tiene como
una construcción social que involucra a homosexuales y les- antecedente las fiestas neohippies del ácido o free parties que
bianas. En esta dirección se zanja la disputa naturalista y, se desarrollaban en las playas de Goa, el estado más pequeño
desde luego, marca distancia con posturas del "armario psi- de la India. La subcultura raye florece espectacularmente en
coanalitico" que señalan a la homosexualidad como sinónimo 4988, al amparo de lo que los medios de comunicación llama-
de conducta perversa. El eufemismo se atribuye a Freud. Apa- ron a ocho columnas "verano del amor".
rece en Introducción al psicoanálisis. En él analiza lo homo- La subcultura raye puede leerse como un escape en dos
sexual como perverso. Término oscuro, sospechoso; según sentidos: de un lado, incorpora el acceso colectivo al aquelarre
se sabe, la idea de "perversión" fue planteada originalmente a de la tecnología electrónica, pautado por las industrias cultu-
fines del siglo xix, por R. Krafft-Ebing. La expresión "armario rales y, del otro, la incursión en el negocio de las monumen-
psicoanalítico" es de Marie-Héléne Bourcier. Sintetiza una de tales "fiestas de Eros" y el comercio de drogas sintéticas:
las críticas más fuertes de la militancia gay a la clínica psicoa- Para Matthew Collin (2002) la subcultura del éxtasis, a tono
nalítica: su despolitización; la exégesis de la relación psicoana- con la exégesis del individualismo y la libertad de mercado,
lista-paciente (Sáez, 2004). promovido por la "Dama de Hierro", se desplegó como acti-
vidad empresarial movilizando recursos millonarios y, parale-
lamente, disparó un mercado negro basado en las drogas y
EL PÁNICO MORAL Y LOS LUBRICANTES DEL ALMA en un negocio entre particulares, con una variedad ilimitada
de artefactos culturales. La subcultura raye, en sus orígenes,
El pánico moral es un concepto de amplio uso; se utiliza para promueve el slogan: paz, amor, unidad y respeto (Pum). Estos
el análisis de los fenómenos mediáticos asociados a formas de principios neohippies representan un proyecto de identidad y
desviación contemporánea. Uno de éstos es la subcultura raye valores. Suponen una renuncia al individualismo materialis-
o del éxtasis. Los medios escritos y electrónicos etiquetan a ta de la vida contemporánea, al menos en la versión india del
los cultores de la música electrónica como practicantes de un Goa trance. Paradójicamente la subcultura raye es una de las
"baile de la muerte", aludiendo al consumo juvenil de MDMA, puestas en escena más mercantilizadas que existen en la
una droga psicoactiva de origen sintético, caracterizada por actualidad.
sus efectos empatógenos de apertura emocional y afectiva. El Las drogas de diseño, término acuñado en 1986 por Gary
químico y farmacólogo californiano Alexander Shulgin, llamó Henderson, de la Universidad de California, sugieren la idea
"penicilina del alma" al MDMA o éxtasis, de la que es conside- de confección de drogas a la medida del consumidor. Se ela-
rado padre adoptivo. La sustancia, en opinión de los medios, boran con base en componentes sintéticos. Las industrias
e
•
que los seguidores del ra ye en México, son jóvenes claseme- Los punks fueron en su momento una de las subculturas
dieros que viven en la comodidad de sus hogares, sin más más espectaculares de Inglaterra. La estética punk, entre otras
preocupación que comprar ropa de marca y tecnología, subsi- paradojas, fue diseñada por el propietario de la boutique lon-
diados por la cartera de sus padres. El estigma de "baile de la dinense Sex, ubicada en Kings Road, Malcolm McLaren, nego-
muerte" podría asociarse a subculturas marginales deposita- cio que compartía con su mujer Vivienne Westwood. McLa-
rias de la idea de "no futuro" y de culto a la muerte, pero no ren, manager del desconocido grupo Swankers, luego de
es así. En las subculturas criminales de Tijuana, Ciudad Juá- conocer e impactarse con la banda The Ramones de Nueva
rez, o Laredo, la música ra ye o electrónica no forma parte de York, rebautiza al grupo con el irreverente nombre de Sex
sus códigos culturales. Los sicarios estigmatizan al collage Pistols en 1975; dicen que originalmente así se llamaba una
electrónico como "música fresa para niños bien" o de "puti- pandilla de los suburbios de Nueva York. Los presenta en te-
tos". Nada que ver con El Grupo Exterminador, Los Tigres del levisión. Acto seguido se desata la "punkemanía" mediática.
Norte, o Los Tucanes de Tijuana. Música dura para hombres Detrás de la canción "Anarchy in the UK" está la parafernalia
duros y para hembras bravas. punk diseñada ex profeso por Jaime Reid, pelos en cresta de
Los medios de comunicación tuvieron un rol esencial en colores afilados con azúcar, pantalones rotos, cadenas de perro
la difusión de estas nuevas formas de sociabilidad urbana. Sin al cuello, y la idea anarquista de iNo futuro! como manifiesto.
su intervención muchas de las que posteriormente se consti- Paradójicamente Sex Pistols firma un contrato con EM1 Music,
tuirían en subculturas o tribus urbanas no se hubieran cono- la compañía que comercia los productos de las estrellas del
cido, y mucho menos popularizado. Tal es el caso de los punks, rock que ellos rechazan, entre éstos, los "excrementos sagra-
surgidos a fines de los setenta en Inglaterra, y etiquetados por dos": Mike Jagger y Rod Steward.
los medios como sucios, vagos, bebedores de cerveza, irres- Los Ramones visitaron Londres en 1976 y contribuyeron
ponsables. Visualmente son representados con la imagen del con sus acordes minimalistas, repetitivos y simples, al naci-
desastre y la anarquía de John Simon Ritchie, el carismático miento y expansión de la escena punk londinense. La banda
Sid Vicius, el mítico "bajista" de Sex Pistols —curiosamente no se formó en 1974, en Queens, Nueva York. El fenómeno punk,
sabía tocar el bajo— muerto por una sobredosis de heroína a en sentido estricto, es una subcultura cuyos orígenes se ubi-
los 21 años. Según narra Jon Savage en las páginas que escri- can casi simultáneamente entre Londres y Nueva York. La
bió sobre la banda, los acordes del bajo fueron grabados por subcultura prende con fuerza en Europa y Estados Unidos, y
Steve Jones, el guitarrista. En las legendarias presentaciones rápidamente se expande hacia América Latina, haciendo de la
en vivo, el amplificador de Vicius no emitía sonido alguno. música un espacio vinculante. En México adquiere un dina-
Para las bandas de punk, no era necesario ser un virtuoso de mismo particular entre los jóvenes urbanos habitantes de
los instrumentos. Finalmente eran una reacción contra el eli- zonas marginales, como Santa Fe, Tacubaya o Netzahualcóyotl,
tismo comercial de las grandes bandas del rock progresivo o y se hace visible a través de la violencia que ejercen las nume-
sinfónico, Pink Floyd, Yes, Génesis o The Beatles, cercanas a rosas pandillas. Entre éstas destaca la banda de Los Panchi-
los intereses del sistema, pero muy lejanas de la precaria exis- tos, mítica por el despliegue informativo que en su momento
tencia de los jóvenes obreros y de los desempleados urbanos: realizaron los medios de comunicación; es probablemente la
los hombres reales, sin más glamour que la incertidumbre. banda más conocida de México. Su origen se remonta a 1978.
•
sados de ejercer un "imperialismo epistemológico", pues pre- logos ingleses, se identificaba con cierto "idealismo de
tenden que el marxismo es la única opción para el análisis de izquierda" que, en ocasiones, producía situaciones de empa-
la conducta desviada. En aras de la precisión debemos acotar tía entre el investigador y los jóvenes marginales. La acción
lo siguiente: en Europa se conoce como criminología crítica, a de los desviados era leída como poseedora de una racionali-
una tradición que deviene de tres corrientes teóricas: el mini- dad alternativa, política. Bajo este presupuesto, muchas de
malismo jurídico italiano de AJessandro Banana y Luigi Ferra- las etnografías de la época pueden leerse como trabajos aca-
joli, el abolicionismo radical del holandés Loukh Hulsman y el démicos y también como crónicas exaltadas de las subcultu-
realismo de izquierda de Jock Young y John Lea. ras. La subcultura, un concepto más amplio que el de banda
La nueva criminología y la criminología crítica son depo- o gang, procura una desviación particular: delitos sin vícti-
sitarias de una crítica radical al paradigma del etiquetamiento mas, propio de las culturas juveniles o de los jóvenes rebel-
o reacción social propuesto por Becker. Las críticas principa- des del capitalismo tardío. El resultado, se ha dicho, fue una
les son las siguientes: 1. No existe claridad en torno al porqué "sociología hippie" o "callejera".
los individuos delinquen. Esta falencia tiene que ver con el
desconocimiento de los aspectos estructurales. 2. Se cree que
el origen de la delincuencia subyace en un control social mal REPLANTEANDO LA TEORÍA DE LA DESVIACIÓN
ejercido; al etiquetar se produce la desviación. 3 .. Es un análi-
sis determinista. Si la etiqueta produce en forma automática la La irrupción de Taylor, Walton y Young con su crítica demo-
desviación, el portador es un sujeto pasivo. El sujeto delinque ledora a la criminología tradicional, reavivó la discusión en
como reacción al capital. No es un lumpen. 4. No se considera el interior de la NDC de la cual formaban parte. La nueva
el papel del poder. La teoría del etiquetamiento no contiene un generación de sociólogos encontraría en el marxismo una
análisis a fondo sobre el carácter normativo. El derecho posee alternativa más prometedora para el análisis de la desvia-
normas, también un discurso, una ideología que se expresa a ción. Aunado a lo anterior, se suman reflexiones teóricas
través de un sistema de signos y enunciados. Toda regulación que provienen del movimiento antipsiquiátrico italiano, lide-
jurídica posee un sentido ideológico, es decir, se construye rado por Franco y Franca Basaglia, el socioanálisis francés
dentro del marco de acción de la clase dominante, y tiene como de Lourau y Lapassade, la crítica rizomática de Deleuze y
objetivo la reproducción de la sociedad. Se atribuye a los "em- Guattari al psicoanálisis, y las tesis abolicionistas de Mathie-
presarios morales", término acuñado por Becker, el papel de sen y Bianchi, que gestan un ataque vigoroso al derecho
asignar las etiquetas, pero ese papel dista de ser claro. El em- penal, haciendo énfasis en los derechos del infractor. Se
presario moral no existe por fuera de la sociedad dividida en apuesta por un derecho penal mínimo, y por un ordena-
clases ni de los usos ideológicos del derecho, y 5. la desvia- miento jurídico basado en la defensa de los derechos huma-
ción secundaria no puede explicarse al margen del contexto nos. La cárcel emerge para los criminólogos marxistas como
social (Larrauri, 1992). una institución totalitaria, cruel y absurda, similar a los psi-
El panorama analítico de las dos corrientes no es dema- quiátricos y manicomios, las "instituciones totales" de Goff-
siado claro, no existe una línea de demarcación que diferen- man. Los viejos temas del derecho penal son puestos en
cie con claridad una de la otra. El activismo de los criminó- cuestión: el cautiverio, sea éste la prisión o el manicomio,
286 • Juan Lajas Cartografia de mal • 287
no resocializan ni rehabilitan. Resuenan aún las trágicas concepto como tal es parte del artículo 18 constitucional. La
palabras de Antonin Artaud, escritas al Dr. Ferdiere, del psi-
quiátrico Ville Évrard, clamando por su libertad: "Se trata de
reforma de 1971, entre otras aplicaciones, condujo al cierre e
de Lecumberri en 1976 (De Tavira, 1996).
que cese mi internamiento, que es un acto canallesco [...] he e
sido canallescamente envenenado [...] canallescamente em-
brujado por un montón de brujos asesinos [...] sólo la heroína LA CRIMINOLOGÍA REALISTA DE IZQUIERDA
e
puede permitirme resistir" (cfr. Giménez-Frontín, 1976: 46).
La exclusión total, el secuestro institucional, en condiciones La nueva criminología o criminología crítica incuba, a media-
e.
de abyección y sometimiento corporal, de hacinamiento, dos de los ochenta, una nueva línea de trabajo: el realismo de
incomunicación y violencia, sólo procuran el resentimiento izquierda, asociada al nombre de Young, Mattews y Lea. La
y la exacerbación de la desviación. La verticalidad institucio- discusión se polariza. Young se desprende de posiciones de-
nal vulnera la dignidad de los prisioneros, incluso, tal como
advirtieron tempranamente Marx y Engels en La sagrada
fendidas anteriormente; toma distancia de Taylor, Walton y
Cohen. Los tiempos han cambiado. La fase romántica de los
e
familia, "pueden llevar al preso a la locura".
Los criminólogos críticos plantean como objetivo restau-
teóricos radicales y su interés en los "delitos sin víctimas": e
alcoholismo, drogadicción, prostitución, vagabundeo y, en
rar los principios garantistas de legalidad, derecho de defen- general, el amplio espectro de comportamientos subculturales e
sa, presunción de inocencia, sobre la base de un derecho
penal mínimo o, para decirlo con Alf Ross, figura destacada
que afectaban la moral inglesa, es superada. Nuevos tiempos
se avecinan. El frío "invierno del malestar" congeló, en una o
del realismo jurídico escandinavo: humanizar el derecho
penal. El derecho penitenciario, "ala romántica de la crimino-
avalancha de huelgas, la risa del eternamente alegre James
Callaghan, primer ministro del gobierno laborista (1.976 y
ol
logía escandinava" es, desde luego, un punto de referencia
en la discusión sobre la reforma del sistema penal. Dinamar-
1979); su rostro se desdibuja en la soledad de 10 Downing o
Street.
ca, Noruega y Suecia son de los primeros países en acogerse El 4 de mayo de 1979 Margaret Thatcher asume el poder; o
a la propuesta de la ONU de "Reglas mínimas para el trata- acto seguido, y sobre la base de una política radical de libera-
miento de los reclusos", fechada en 1955, y de optar por O
ción de los mercados, se plantea como meta la superación del
"prisiones abiertas", un sistema de multas, descriminaliza- declive económico del país. Con vigor desmedido impulsa una 4i)
ción de algunos actos, y suspensión de penas, terapias indi- de las transformaciones económicas más agresivas de que se
vidualizadas, trabajo obligatorio remunerado, etcétera. En tenga noticia en el Reino Unido. Las leyes del mercado, al re- •
1971 México aprueba la Ley de Normas Mínimas sobre Re-
adaptación Social de Sentenciados, importante reforma penal
que rige el sistema penitenciario, impulsada en su momento
ducir drásticamente la intervención del Estado en la econo-
mía, sentencian el colapso de las políticas públicas: el fin del •
por teóricos penalistas como Sergio García Ramírez, entre
consenso incluyente procurado por el Estado de bienestar de
la posguerra británica. Fragmentos importantes de la pobla-
o
otros. Por su parte, la reducción de penas por trabajo se apli-
có por primera vez en el Estado de México, en 1966. Es uno
ción, jóvenes en lo fundamental, son condenados a la preca-
riedad en asuntos médicos, de vivienda, educación o de sub-
e
de los puntos nodales de la readaptación social del reo. El sidios de asistencia social. El porcentaje de desempleo fluctúa
288 • Juan Cajas Cartografía de mal • 289
o
•
en cifras alarmantes: de 6.5 por ciento en 1975 a 16.4 por El gobierno conservador aboga por nuevos dispositivos
ciento en 1985; en 1994 llega a 1.9.1 por ciento. de control social, para efectos de contener la oleada delicti-
La política inflexible del gobierno conservador de la pri- va y garantizar la seguridad urbana. El crecimiento expo-
mera ministra (1979-1990), plantea como eje rector de la nencial de las tasas de delito, aunado a los estados de an-
economía el desmantelamiento de las doctrinas keynesia- siedad que genera el miedo, subvierten los ángulos de
nas, sustituyéndolas por una perspectiva monetarista, ca- discusión. Los criminólogos, de uno y otro bando, redescu-
racterizada por la privatización de empresas, la reducción bren el interés por las víctimas. Para las autoridades encar-
del sector público, disciplina fiscal y, entre otras cosas, la gadas del aparato punitivo la escalada delictiva exhibe el
reforma de los sindicatos. La tendencia neoliberal inglesa, progresivo desdibujamiento del respeto a la propiedad pri-
asociada a las políticas del Fondo Monetario Internacional, vada, motivo por el cual se requiere de estrategias de mano
hizo causa común con el gobierno republicano liderado por dura, que pongan a salvo el patrimonio y la vida de las víc-
Ronald Reagan en Estados Unidos, electo presidente en timas. La víctima se transforma en comodín de la baraja. En
1980. Los dos líderes se identificaban en el rol protagónico su nombre se articula una política de represión a las con-
que le asignaban al individuo y a las empresas privadas como ductas antisociales. La penalización parece ser el último
fuentes de progreso y bienestar; compartían también un recurso del Estado.
feroz anticomunismo y la proclividad hacia rigurosas políti- Young, a diferencia de sus colegas, escépticos a ultranza
cas anticrimen. de la estadística, reivindica el uso de instrumentos cuantitati-
El efecto más inmediato de la política económica de los vos para el conteo e identificación de los fenómenos asociados
gobiernos conservadores de Thatcher y John Major (1990- a la violencia social. Las encuestas le permiten traducir en
1997) se traduce en el incremento del los índices de crimina- cifras el volumen y particularidades del hecho delictivo. La
lidad. Los datos empíricos del crimen y la violencia son elo- violencia urbana es real, concreta. No tiene que ver con expre-
cuentes. Saltan a la vista. Según Downes y Rock: "En Gran siones de resistencia ritual o desviaciones románticas. Las
Bretaña [...] la tasa de delincuencia se duplicó entre 1979 y víctimas tienen nombre propio, son hombres y mujeres, ciu-
1992, con un pico de crecimiento del 40 por ciento entre dadanos comunes y corrientes; en muchísimos casos com-
1989 y 1992. Estas tendencias provocaron un 'estado público parten la condición social con los infractores. Las nuevas
de ansiedad" (cfr. Isla y Míguez, 2003: 6). Veamos el asunto víctimas se agregan a los sectores pudientes como objetivo de
en números: de 1'600,000 delitos registrados en 1970 se la delincuencia. Los ciudadanos, independientemente de su
pasa a 2'800,000 en 1982; diez años después la cifra ascien- extracción de clase, son vulnerables a la violencia social; peor
de a 5'600,000 delitos. La seguridad pública es frágil; los aún: carecen de recursos para proteger sus bienes jurídicos;
ciudadanos, incluidos los sectores de la clase obrera, son indefensos, sortean los ataques arteros del criminal impune.
presa fácil de la delincuencia común. A los delitos de crimi- La fatalidad kafkiana de los tiempos burocráticos del derecho
nalidad económica se agregan ahora homicidios, lesiones punitivo, inhibe la denuncia ciudadana; sobrevivir es para las
personales y la cifra oscura de los delitos cometidos, pero no víctimas sólo un cálculo de probabilidad. El deslizamiento
perseguidos: la violencia doméstica, sexual y psicológica analítico hacia el rol de la víctima permite una inflexión en el
hacia las mujeres. discurso criminológico.
4.
para aislarse de los pobres, de los inmigrantes y de la violen- metáfora de Durkheim, la prevención evita que las células
cia. Lo paradójico, en los casos citados, es que los actores de descompuestas devoren el tejido sano.
la violencia, narcotraficantes y secuestradores, penetran los En el caso de Europa el sujeto colectivo de riesgo está
enclaves fortificados. Viven en ellos sin despertar sospecha. representado por las poblaciones de inmigrantes de origen
Como hábiles camaleones, fingen una vida completamente africano, árabe, o asiático. En Inglaterra y España, tras los
pacífica, derrochando poder y prestigio, mientras sus sica- atentados terroristas, el factor de riesgo se atribuye a las co-
rios disparan en las calles. Frente a una "sociedad del riesgo" munidades musulmanas. El riesgo de la salud pública (trata
(Beck, 2006), la ciudadanía se amuralla, los vecinos cierran de blancas, de personas, y de drogas), 76 estigmatiza a pobla-
espacios públicos de circulación peatonal y los transforman ciones de Europa del Este y Sudamérica. La política criminal
en calles privadas, con rejas y candados. La erosión o debi- contemporánea se apoya en la selectividad. Las "prácticas
litamiento de lo social, obliga a políticas individuales de reta- punitivas de la criminología de la intolerancia se concentran
liación o de previsión para evitar el delito, de una forma en las categorías de sujetos cuya clasificación sobre bases
simbólicamente similar a la adquisición de un seguro médico actuariales viene determinada por el hecho de ser percibidas
de gastos mayores; el ritual optimista de la supervivencia. social e institucionalmente como fuentes de riesgo" (De Gior-
Los seres humanos, se ha dicho, temen angustiosamente a gi, 2005: 125); es decir, se reconfigura la imagen de la exclu-
dos cosas: la enfermedad y la muerte. Escribió Cioran: "Me sión social y de la criminalización. No de otra manera se pue-
reconciliaré conmigo mismo el día que acepte la muerte como de explicar la aprobación, por el Parlamento Europeo, el 18 de
se acepta una invitación a cenar: con una repugnancia di- junio de 2008, de la Directiva de Retorno de Inmigrantes Ile-
vertida". gales. La normativa será aplicable, a partir de 2010, en los 27
Las renovadas teorías del control inauguran políticas ra- países que integran la Unión Europea; ésta incluye, entre
dicales de disuasión, entre éstas la "tolerancia cero": el man- otras cosas, el confinamiento de los ilegales hasta por un pe-
tenimiento del orden a cualquier precio como instrumento riodo de 18 meses. El cierre de las fronteras es, sin lugar a
nodal para prevenir la delincuencia futura. Teóricamente se dudas, un operativo de corte militar para transformar a la ci-
fundamenta en el estigma y en un metarrelato "contable" que vilizada Europa en una fortaleza a prueba de intrusos y de
demoniza al otro, no el desviado de la criminología tradicional, extraños. El territorio comunitario, según cálculos aproxima-
enfocado en la conducta y tratamiento de individuos concre- dos, está habitado por cerca de 490 millones de personas. En
tos, sino en colectivos sociales, potencialmente peligrosos o los intersticios de las urbes de la Unión Europea sobreviven
con capacidad de crear situaciones de riesgo. El metarrelato con- sin documentos migratorios casi 8 millones de inmigrantes.
table al que aludirnos deviene de una política de control social La tolerancia cero no se interesa en delitos graves ni en
basada en el cálculo actuarial, una tendencia en criminología perseguir a los grandes criminales; se ocupa en lo funda-
basada en la evaluación del riesgo a través de técnicas de
expresión "trata de blancas" fue empleada a fines del siglo xix para
identificación y clasificación, tablas de predicción, etcétera, referirse al tráfico de mujeres de piel blanca, utilizadas para ejercer la prosti-
que permiten ubicar a las personas en una escala de gradua- tución. En la actualidad la prostitución es una actividad global e involucra a
ción social. En esta dirección, el actuarialismo busca identifi- mujeres de distinta adscripción étnica. No obstante, la expresión se sigue
car el cáncer y aislarlo. De esta forma, como en la certera usando para diferenciarla de la trata de personas o de inmigrantes, uno de los
negocios más redituables de la actualidad.
302 • Judn Calas Cartografía dei mal • 303
La política de tolerancia cero se aplicó en Nueva York por
mental de atacar conductas que en algunos casos no han
iniciativa de Rudolph Giulliani, elegido alcalde de la ciudad en
sido tipificadas como delitos: vagancia, limosnear, "grafitear",
1994 y fue puesta en marcha por William Bratton, el poderoso
consumir alcohol u orinar en la vía pública, conducir ebrio,
jefe del Departamento de Policía. En pocos meses se elevó el
acoso sexual, etcétera; conductas molestas e indeseables
pie de fuerza policiaco y los patrullajes se hicieron presentes
que afectan a los ciudadanos, degradan los espacios urba-
en los barrios pobres más conflictivos, "combatiendo casa por
nos, y que son propiciatorios de una carrera de opción racio-
casa" las conductas que a juicio de la policía eran calificadas
nal desviada. La desviación primaria da paso a crímenes
como indeseables o propiciatorias del desorden social: ebrie-
mayores o violentos: secuestro, homicidio, atraco, violación,
dad, mendicidad, proxenetismo, consumo de drogas y graffiti.
delincuencia organizada. Teóricamente es un dispositivo de
Los más afectados fueron la población negra, los hispanos y
control social cuyo objetivo es contener o prevenir delitos
de mayor escala. las minorías sexuales. Existe controversia por las cifras de
reducción de las tasas de delincuencia callejera y homicidios
La tolerancia cero coincide con la metáfora de "las venta-
presentada por Giulliani; sin embargo, los datos confirman
nas rotas"; con este título James Wilson y George Kelling
que en efecto hubo una disminución importante y la ciudad,
publicaron un artículo en 1982. La tesis es sencilla, casi de
una de las más violentas del mundo, se volvió relativamente
sentido común; no obstante, los medios de comunicación la
más segura. Una variable muy importante que obró a favor
han pontificado como la gran panacea para resolver los males
del alcalde neoyorquino tiene que ver, en opinión de algunos
de la sociedad urbana. Para estos autores las ventanas rotas de
estudiosos, con el drástico descenso que experimentó el con-
un edificio abandonado se traducen socialmente como un
signo. Si las ventanas no son reparadas a tiempo, el signo sumo de crack entre las clases bajas de la ciudad. A fines de
evoluciona en mensaje no verbal, invita a una secuencia de los ochenta el consumo de crack se asociaba al incremento
delictivo. Esta droga, derivada de la cocaína, hizo su aparición
actos mayores de conducta desviada: el color de las paredes
será sustituido por graffitis, las puertas cederán y alojarán a bajo el estigma de ser un nuevo Vietnam. En los años de Giu-
lliani, el crack fue sustituido por drogas de diseño, menos
malvivientes y drogadictos. En poco tiempo el edificio será
problemáticas para el consumidor. En torno a la publicitada
una cueva de ladrones, punto de venta de drogas o prostitu-
tolerancia cero existe una zona de sombras, aun así, es hoy
ción: gueto, caldo de cultivo de subculturas criminales, sus-
en día parte del vocabulario retórico de la política criminal de
ceptibles de entrar en guerra pandillera. La ausencia policiaca
convierte el abandono y la precariedad urbana en un lugar corte neoliberal.
La tolerancia cero con su acendrada tendencia a criminali-
donde anida la indiferencia ciudadana. La apatía de los veci-
zar cosas absurdas ha conducido al sistema penal a la estupi-
nos termina aceptando la degradación de los barrios como un
dez. Los códigos están repletos de una variedad asombrosa-
hecho normal o sencillamente los abandona. Los autores in-
mente ridícula de delitos: en Opelousas, Louisiana, es ilegal que las
vitan a destruir los focos de infección social urbana. En su
mujeres enseñen los calzones por encima del pantalón que
opinión, las conductas sociales indeseables no criminalizadas,
cuelga peligrosamente de las caderas. Pueden purgar hasta seis
son más peligrosas que un equipo profesional de criminales:
meses de cárcel. Para las autoridades locales es una conducta
criminalizar la ebriedad pública, el consumo de drogas o el
graffiti puede parecer injusto, pero es una inecesidad! criminosa, perversa. Para los antropólogos es sólo una forma de
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Capítulo 1
o
ARQUEOLOGÍA DEL SABER CRIMINOLÓGICO 15 e
16
La economía política del castigo
El cuerpo sagrado de la defensa social 24 o
El miedo, demiurgo del Estado
Crimen y castigo
26
33 o
La criminología positivista
La criminología contemporánea
38
45 o
Del delincuente al sujeto desviado
Los desviados modernos
48
52
o
Desviación y exclusión social 53 o
Capítulo 2
59
o
LA ESCUELA DE CHICAGO
La ciudad, artefacto significante
Cartografías urbanas
60
62
•
El paradigma urbano 66 o
Antecedentes del análisis urbano
La Universidad de Chicago
69
73
74
•
La Escuela de Chicago
Chicago: relatos de origen 76
Los primeros pasos
Robert Ezra Park
81
83 •
La ecología humana 85
o
•
•
•
La otredad urbana 92 Capítulo 5
La cultura urbana 94 201
MIC;ROSOCIOLOGÍAS DE LA DESVIACIÓN
Teoría de los círculos concéntricos 96 La imaginación sociológica 203
El fin de una época 103 Las sociologías creativas 206
Capítulo 3 Sociologías de la vida cotidiana 211
LOs SALVAJES URBANOS Interaccionismo, cotidianidad y subculturas 213
105 213
El extranjero artificial. La otredad Las industrias culturales
Subculturas e interacción urbana 216
en las calles 107
Punto de fuga: la antropología urbana Estudios culturales. Desviación y
110 cultura popular 222
Paisajes poscoloniales 114
El placer del trabajo de campo en Las tribus urbanas: cartografía del
gregarismo juvenil 227
la alteridad urbana 115 Deconstruyendo la vida cotidiana 232
Arqueología del trabajo de campo 117
Metodología y técnicas 119 Capítulo 6
Capitulo 4 CARTOGRAFÍA DEL MAL 235
EL ESTILO DE CHICAGO Hermenéutica del mal 237
123 240
Cartografía de la incertidumbre Los estigmas del mal
125 Hermenéutica de la conducta desviada 243
Apoteosis de la implicación
Desviación y delito 244
y la observación participante 126 Desviación y etiquetas 247
De Francia para el mundo:
El malestar de la incertidumbre 250
la construcción de los estilos juveniles 131
La opulencia en crisis El paradigma de la reacción social o
etiquetamiento 253
y la americanización de la anomia 136 La transgresión de las normas 256
El jardín de las subculturas 139 Paradojas de la desviación y el consumo 259
El interaccionismo simbólico: modelo
La construcción del pánico moral 266
para armar 143 El pánico moral y los lubricantes del alma 274
Performatividad: situación, interpretación,
actuación En busca de una teoría social de la
147 conducta desviada 280
El componente simbólico de la vida social 155 Replanteando la teoría de la desviación 287
La deconstrucción de una herencia 157 La criminología realista de izquierda 289
La fenomenología del mundo de la vida 164 Territorios de exclusión social y
La fenomenología como método científico 168 tolerancia cero 296
Los rituales de la interacción 470
La representación del engaño 175 BIBLIOGRAFÍA 309
La arqueología de lo oculto 478
Etnometodología de la violencia 197
4.1
978-607-401-107-4
‘.L.AP. 043275-01