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Busca definir lo que se considera verdadero o falso según el raciocinio que según se nos
fue dado a todos los humanos. Además, hay que tener en cuenta que la opinión entre
nosotros nunca será la misma, puesto que depende de los caminos que tomemos para el
crecimiento intelectual y que se preferiría siempre el desconcierto que la precipitación del
creer saber algo. Sin embargo, este «Método» que dice haber seguido, solo se trata de la
manera en la que tuvo control de su razón, por lo que no enseñaría expresamente el
cómo llegar a la tan anhelada «Verdad». Entonces ¿Qué relación tiene Descartes con el
método inductivo, deductivo y la intuición? ¿Cuál es su aporte a la ciencia?
Vemos reflejado el racionalismo en este «Método» ya que se nos presenta la razón como
principal fuente para el conocimiento humano, mismo motivo que llevó a Descartes a sus
sesiones de introspección en las que encontramos que dice que nuestras ideas deben
tener siempre una base, que es la experiencia y la razón; despreciando de cualquier
manera cualquier tipo de tradiciones o autoridades impuestas, para que así se vea menos
perturbada la búsqueda de la verdad en las ciencias, poniendo en duda cualquier aspecto
que nos pueda ser de alguna manera útil para llegar a lo que se busca.
Lo que en realidad nos quiso decir descartes es que no se debe seguir completamente un
supuesto «Método» sino que debemos alcanzar el conocimiento que deseamos en base a
nuestra capacidad de pensar. Esto lo relaciona directamente con la deducción, porque en
su análisis, él dividió cuestiones amplias, en partes reducidas para poder alcanzar de
forma más eficiente una idea absoluta; y de la misma manera con la deducción, siendo
que al alcanzar el concepto más reducido que se puede, se debe escalar nuevamente,
pasando del conocimiento simple, a un concepto compuesto estando seguro de haberlo
hecho correctamente para no pasar por alto nada.
En relación a lo antes expuesto, siento que todos en cierta medida seguimos las prácticas
de Descartes, pero no en su totalidad, siendo que algunas personas tenemos la mala
costumbre de no aceptar que nos equivocamos, ya sea por soberbia, o la opinión de un
tercero. Tendemos a defender arrogantemente una idea que en el fondo sabemos que
está mal, aun cuando nos lo hacen caer en cuenta, en vez de avanzar impulsándonos en
los conocimientos ajenos, intentando no ser mejor que otros, sino centrándose en ser
mejor que sí mismo en base a ello.
EL DISCURSO
DEL MÉTODO
PRIMERA, SEGUNDA Y TERCER PARTE