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Problemática, diversidad y espacio de no.

14: 69-78,
debate en elabril-junio de 1998.
teatro cubano

Pr oblemática, diversidad
Problemática,
y espacio de debate
en el teatr
teatroo cubano

Vivian Martínez T es
abares
Tabar
abar

Teatróloga. Casa de las Américas.

S i el teatro se afir ma por excelencia en la


contradicción y la diferencia, ¿cuál no será su
condición y su desenvolvimiento en medio de una
«radicalizar al pueblo y demostrar que no existía otro
camino que la insurrección»;2 al día siguiente, durante
la representación de la pieza Perro huevero, aunque le
sociedad que impulsa (y participa de) constantes quemen el hocico, de Francisco Valerio, tuvo lugar una
transformaciones y vive una existencia convulsa? La manifestación popular en la que se dieron vivas a
escena cubana refracta los avatares esenciales de la Cuba y «muera España», y se enarbolaron pañuelos
vida de la nación y es eco de las más significativas de colores patrios, a lo que respondió el ejército de
ideas, en activo y polémico debate con su tiempo. voluntarios con la matanza conocida como «los
En pleno proceso de gestación de la conciencia sucesos de Villanueva».
nacional, el drama que iniciara la línea romántica, Si acudo a estos ejemplos distantes en el tiempo
Pedro de Castilla, de Francisco Javier Foxá, provocó del objeto de este estudio, es para apuntar que no
el primer choque frontal entre teatro y gobierno solo no fueron hechos excepcionales, sino que
colonial en 1838, con violentos incidentes durante marcan el inicio de un vínculo entre la escena y el
su representación, prohibida por las autoridades, y destino de la nación, que se ha mantenido con
se llegó a afirmar que «el objeto de la comedia […] altibajos y variantes de carácter dialéctico y/o
era inducir al odio y al menosprecio del Rey y de la coyuntural a lo largo de la historia cubana y que
grandeza de España».1 alcanza su clímax con la culminación del largo
Años más tarde, el 21 de enero de 1869, poco proceso de luchas que tiene lugar con el triunfo
después de iniciada la guerra de independencia en revolucionario; un momento en el que también una
La Demajagua y durante la primera temporada de «cultura de resistencia» —empecinada en la búsqueda
los bufos, una función del Teatro Villanueva fue el del sentido de cubanía dentro de lo universal y en la
marco para que el guarachero Jacinto Valdés diera negación del mercantilismo y la indiferencia oficial—,
vivas a la independencia y a Céspedes, para una tradición escénica fundada en circunstancias

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heroicas, encuentra las condiciones para su y, en un momento, militar— por el gobierno de los
cristalización. Estados Unidos, medidas que intentan aislar la isla del
resto del continente latinoamericano.
A la crisis teatral —y sociopolítica de los 50—, y a
Eclosión y forcejeo temático y formal la dificultad de los autores del período «—en muchos
casos con una profunda vocación por lo cubano—
El triunfo de la Revolución coloca al teatro por para definir una perspectiva lúcida, desentrañar y reflejar
primera vez en su sitio y dignifica la profesión del artista, los problemas esenciales de la realidad nacional»,5 sucede
al propiciar la creación de grupos profesionales —y en los 60 la «eclosión dramática», 6 que incluye la
reconocer la esclarecida trayectoria de uno existente continuidad de dramaturgos iniciados en la etapa
desde 1958: Teatro Estudio—; se fundan revistas anterior (Virgilio Piñera, Carlos Felipe, Rolando Ferrer,
culturales y editoriales, un sistema de escuelas de arte a Raúl de Cárdenas, Matías Montes Huidobro, José A.
partir de un amplio movimiento de instructores que Montoro Agüero, entre otros); la irrupción de algunos
propaga la cultura y su disfrute a lo largo de la isla; y el que, con cierta obra escrita, solo logran estrenar ahora
Seminario de Dramaturgia del Teatro Nacional. La (Abelardo Estorino, Manuel Reguera Saumell, Ignacio
campaña de alfabetización, en 1961, favorece las Gutiérrez, José Triana o Antón Arrufat, que antes había
condiciones para el nacimiento de un público, razón estrenado una pieza), y la revelación de otros nuevos
de ser y contraparte vital para el arte de la escena y (José Ramón Brene, Nicolás Dorr, Héctor Quintero,
entidad impensable en la actividad asistemática de la Eugenio Hernández Espinosa, José Milián); el
seudorrepública, a pesar de la ardua batalla por un teatro surgimiento de una nueva perspectiva estética y la
de arte iniciada en 1936, y del «resurgimiento» apertura hacia una posible evolución en los sistemas
—paradójico en términos culturales— del teatro de expresivos, primero, y una respuesta consciente a las
las «salitas».3 limitaciones de la producción prerrevolucionaria,
La decisiva influencia de la realidad revolucionaria después; la ampliación del concepto de dramaturgia, a
en el desarrollo del teatro nacional, así como los partir del vínculo del autor con la escena; la
presupuestos y el ejercicio de la política teatral de la intensificación de la visión crítica de la realidad; la
Revolución —y sus errores—, traducidos en las coexistencia de tradición y ruptura, negación y
tendencias que asumen la dramaturgia y la puesta en superación de los valores precedentes.
escena, están ampliamente documentados por la Sin embargo, desde el exilio político, un crítico como
teatrología cubana. 4 La gestación de nuevas Matías Montes Huidobro ofrece una mirada preceptiva
problemáticas, nacidas del proceso de radicales en lo técnico y discrepante en lo ideológico, para
transformaciones socioeconómicas, políticas y culturales descalificar a los autores de la dramaturgia posterior al
pasan a nutrir un muestrario de temas, como la aguda 59, por su «endeble construcción dramática y las
lucha de clases, y la que enfrenta los nuevos valores y la arbitrariedades»; responsabilizar a la Revolución como
supervivencia de prejuicios y valores del pasado; la crisis causa de un estado esquizoide; definir a los
de la familia como núcleo cerrado, ante el advenimiento revolucionarios marxistas como seres «sin ataduras
de una socialización intensa de la vida del país y la espirituales de ninguna índole» y a la historia del pueblo
implicación directa del individuo en proyectos cubano como «cosa del azar y adivinación»; 7
esencialmente colectivos; la relectura de la historia, como animosidad que condiciona sus análisis puntuales.
espacio indispensable de gestación y comprensión del Los años 60 son también el impacto de la fuerza
presente, instancia obligada de búsqueda de la expresión progresiva de El robo del cochino, de Estorino; el éxito
de identidad, entendida como un concepto móvil y arrollador de Santa Camila de la Habana Vieja, de Brene
dialéctico; la gesta libertadora y las luchas armadas del —primera obra que aborda la problemática
presente, así como el surgimiento gradual de nuevos revolucionaria—, vista por más de veinticinco mil
conflictos y contradicciones (hasta entonces inéditos) espectadores; el esbozo de dos líneas formales que
derivados del arduo bregar en la construcción de una interactúan entre sí: una realista o neorrealista (Estorino,
sociedad diferente, inspirada en la gesta libertaria de Brene, Reguera Saumell, Quintero, Hernández Espinosa,
casi cien años y en el pensamiento independentista y Gutiérrez), y una «experimental», continuadora de la
antimperialista martiano, y de otro lado signada por el vanguardia explorada por Piñera, Ferrer y Felipe
modelo de construcción del socialismo europeo que (Arrufat, Triana, Gloria Parrado, Ezequiel Vieta, Milián,
enarbolaba la URSS y el resto del bloque socialista, en Dorr); los premios internacionales de El premio flaco, de
circunstancias geopolíticas singulares, a partir de la Héctor Quintero; la agudeza en la crítica a la doble
expulsión de Cuba de la OEA en 1963 y del moral y el doloroso proceso de asumir
establecimiento del bloqueo —económico y comercial consecuentemente las nuevas actitudes, en La casa vieja,

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de Estorino; la estilización de una compleja línea de la cambiante realidad cubana […] En pocas palabras, se
tradición popular en María Antonia, de Eugenio precisaba una apertura.
Hernández Espinosa; la llegada de Brecht y la saga de
A la distancia de más de veinte años, se comprende que
copias al libro modelo; la divulgación de la dramaturgia esa es una de las críticas subyacentes que se hacía a esta
latinoamericana por los festivales de la Casa de las creación y que afloró —aunque lamentablemente en
Américas y su revista Conjunto; el Premio Casa ganado términos nada científicos— en el Seminario de Teatro y
por La noche de los asesinos, de Triana, en 1965; el Premio Danza celebrado en diciembre de 1967. La insatisfacción
Gallo de La Habana para su puesta en escena a cargo que el movimiento teatral mostró consigo mismo, y que
desde luego era en gran medida compartida y hasta
de Vicente Revuelta, al año siguiente, y la presentación magnificada por funcionarios y burócratas culturales,
en el Teatro de las Naciones dentro de una exitosa gira culminó en nuevas opciones, de las cuales solo el Teatro
europea. Escambray ofreció una respuesta coherente. El período
Junto a la dramaturgia nacional avanza el lenguaje entre 1967 y 1971 significa un punto de giro en el que a
través de torpezas y tanteos, de fórmulas administrativas
de la escena, también a través de puestas de Sartre, y errores culturales, se va forjando una nueva imagen
Williams, Lorca, Albee, Shakespeare, Brecht, dramatúrgica.9
Ghelderode, Chejov, Ibsen, O’Neill y Lope de Vega,
por solo citar los más frecuentes. Los clásicos son una El Seminario Nacional de Teatro reclamaba de los
vía fundamental de aprendizaje para los artistas y para artistas un protagonismo social al declarar: «El teatro
la culturización del público, y referencia de valor es hoy parte de la realidad misma, es centro de
inestimable para confrontar la producción nacional. gravedad, está dentro de la sociedad. El teatro es una
forma dialéctica y viva de comunicación».10 Así, como
Creatividad revolucionaria vs. dogmatismo respuesta al reclamo, y sobre todo ante la propia
insatisfacción con un quehacer artístico
Pero en medio de la década afloran también los insuficientemente comprometido con los cambios que
síntomas de un agotamiento formal y de los sistemas tenían lugar a escala de la sociedad, surge el Teatro
Escambray, proyecto de ruptura singular mente
expresivos junto con la conclusión del análisis de la
revolucionario en su proyección estética. El Grupo
familia pequeñoburguesa. Precisamente Dos viejos pánicos,
caracteriza del modo siguiente el panorama que se
de Piñera —Premio Casa 1968— y La noche… llevan a
proponían superar:
sus últimas consecuencias los recursos dominantes del
período. El empleo de fórmulas artísticas caóticas, gratuitas, a veces
De modo paralelo, la radicalización política de la netamente importadas: un repertorio que raras veces tenía
relación con las instancias esenciales de la transformación
sociedad —en 1961, como respuesta a la invasión del país, que no aportaba, ni arriesgaba, ni esclarecía,
mercenaria a Playa Girón organizada por la CIA, se enmarcado en temáticas ajenas, afines quizás a un público
proclama el carácter socialista de la Revolución— reducido y casi siempre el mismo, sobre el que tampoco
conduce a replanteos y escisiones. Al recrudecimiento se elaboraba ningún tipo de conocimiento sistemático
de las hostilidades estadounidenses contra Cuba, el país que regulara una comunicación.11
responde con la ofensiva revolucionaria. Tensiones de Los presupuestos artísticos principales, de fuerte
la lucha ideológica, unidas a errores por el tratamiento raíz brechtiana, en su vocación de participar en la
administrativo y dogmático de aspectos inherentes a la transformación de la sociedad, eran el abordaje crítico
creación artística, y por la intromisión en de la realidad, conquistar un público virgen y establecer
comportamientos de la vida privada, lesionan el devenir con él una nueva comunicación, la propuesta de la
del teatro y separan del sector a un grupo de creadores. obra abierta y el «paréntesis estructural», como una
Los siete contra Tebas, de Arrufat, gana el Premio José continuidad enriquecida a la tradición del teatro de
Antonio Ramos de la UNEAC en 1968; el libro se arte y a búsquedas de formas de llegar a un público
publica y es centro de una fuerte polémica ideológica amplio, como las del Teatro Popular de Paco Alfonso,
por entenderse la obra defensora de posiciones desde los 40, y las Brigadas de Teatro Francisco
ambiguas frente a problemas fundamentales que atañen Covarrubias a inicios de los 60.
a la Revolución;8 después del Premio Casa obtenido Otros dos grupos surgidos después del Seminario
por Dos viejos pánicos en 1968, Piñera se convierte en un alcanzan corta vida, pero sus posturas polares ejercerán
autor problemático para la mirada oficial y su obra no una influencia decisiva en el desarrollo del teatro
se difunde. Rine Leal se ha referido así a esos años: cubano: el Teatro del Tercer Mundo, dirigido por René
Después de 1966 aparecen síntomas evidentes de una fatiga
de la Cruz, con un repertorio de evidente
formal, de una extenuante reiteración, de una similitud de combatividad política y presupuestos estéticos simples,
recursos, de una repetición modélica que al mismo tiempo que permitieran movilidad y contingencia, estrena siete
revelan una insuficiencia para expresar plenamente la espectáculos, pero no alcanza resultados artísticos

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notables, aunque sienta las bases para la gestación del teatro, al sentirse de algún modo relegado. Aunque
Teatro Político Bertolt Brecht, un grupo «modelo» críticos como Rine Leal achacan la culpa de la polaridad
creado por decreto. a la manipulación interesada por parte de la burocracia
El otro colectivo, Los Doce, bajo la dirección de cultural, creo que se trata más bien de la lógica reacción
Vicente Revuelta —maestro y experimentador negadora de y hacia toda ruptura —aunque en el fondo
constante, notable actor stanislavskiano, fundador de no lo es. Quizás su crítica pueda aplicarse, en parte, a
Teatro Estudio e introductor de Brecht en Cuba, la etapa de proliferación —por el explicable apoyo a
director del paradigmático montaje de La noche de los una expresión que desde la ideología revolucionaria
asesinos— propone una exploración sobre las técnicas renovaba la tradición—, en la que tienen buena parte
del actor y los fundamentos de un teatro pobre basada de responsabilidad los propios artistas al elegir una u
en las teorías de Grotowski y Artaud, busca «rescatar otra forma,15 porque lo cierto es que el comienzo del
una imagen integral del hombre que no se agote en el Escambray es una acción a contrapelo de la
plano de lo psicológico o lo intelectual, sino que mentalidad de la dirección cultural, reacia a entender
incorpore esferas tales como los mitos, el instinto y el una propuesta socioartística que no tiene nada de
inconsciente».12 Montan Peer Gynt, de Ibsen, y muestran ortodoxa.
al público sesiones de ensayos y el entrenamiento El vínculo entre investigación y creación teatral,
psicofísico previo a la representación, pero el proyecto base de La Vitrina o El juicio, procesado artísticamente
no satisface a sus hacedores y se disuelve antes de por Albio Paz y Gilda Hernández, es entendido por
concluir un año de trabajo. algunos como una receta mágica para aplicarse
Los 70 son el auge del Teatro Nuevo. La vitrina, mecánicamente. El intercambio y la confrontación
de Albio Paz —crítica al egoísmo de los pequeños entre sí y con experiencias internacionales en los talleres
agricultores negados a ceder la tierra para integrarse a celebrados ya en los 80, esclarece posibilidades y se
los planes estatales colectivos—, con su incorporación entiende que, del mismo modo que el Teatro Nuevo
del absurdo, personajes que mueren y vuelven a la incorpora rasgos de una tradición precedente, lega al
vida, lenguaje farsesco y el «paréntesis estructural» «otro» teatro recursos para satisfacer la necesidad
(debate en el que el público puede rectificar el curso —común a todos— de apropiarse de la realidad.
de la acción), marca un paradigma al desmentir que el Desde las salas, José Milián (La toma de La Habana
teatro popular deba ser únicamente realista, lineal o por los ingleses) y Pepe Santos (Los juegos santos) ensayan
directo.13 otras vías experimentales. Armando Suárez del Villar
Paulatinamente comienzan a surgir colectivos de inicia el rescate de textos del siglo XIX en renovados
corte similar en el resto del país —La Yaya, en el montajes. El repertorio del Teatro Político Bertolt
pueblito del mismo nombre, bajo la dirección de Flora Brecht, creado a principios de 1973, abre un amplio
Lauten, actriz del Teatro Escambray; en el puerto de ciclo de dramaturgia socialista (B. Vasiliev, Vishnievski,
La Habana, el Teatro de Participación Popular, dirigido Pogodin, Radoev y Guelman) y de coproducciones
por Herminia Sánchez y Manolo Terrazas; la Teatrova con directores europeos, y alcanza notables montajes
(peculiar mezcla de música y teatro) en Santiago de como La panadería, de Brecht, bajo la dirección de
Cuba; el Colectivo Teatral Granma, en Bayamo; Pinos Mario Balmaseda, y El carillón del Kremlin, conducido
Nuevos en la Isla de la Juventud, y Cubana de Acero por el soviético Evgueni Radomislenski.
en la siderúrgica del mismo nombre. Cada uno
comienza a generar su propia dramaturgia, vinculada
a la problemática del público al que se dirige Consolidar el debate
primordialmente. El Conjunto Dramático de Oriente
se transforma en Cabildo Teatral Santiago, orienta su La década siguiente se anticipa desde 1976 con la
quehacer al rescate de una manifestación vinculada a creación del Ministerio de Cultura, que enmienda errores
la fiesta del carnaval en la colonia: el Teatro de y se replantea los presupuestos conceptuales en el
Relaciones, y se adscribe a lo que se conoce como ejercicio de la política cultural. En 1980, el Festival de
movimiento de Teatro Nuevo, que ya integran muchos Teatro de La Habana pretende restaurar el equilibrio y
de los mencionados antes y que coincide con la restañar heridas, y consolida la conquista de un público.
corriente de signo semejante que toma auge en otros Los premios de esa primera edición, resumen y balance
países de América Latina.14 de un largo período de trabajo, son una muestra
La denominación Teatro Nuevo y el empleo del fehaciente de la diversidad: Andoba, de Abraham
método de creación colectiva —que en la experiencia Rodríguez, puesta de Mario Balmaseda con el Teatro
cubana no desplaza la individualidad del dramaturgo Político Bertolt Brecht, renueva la línea abierta por Santa
como creador—, originan tensiones con el «otro» Camila… y María Antonia con un complejo acercamiento

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Problemática, diversidad y espacio de debate en el teatro cubano

El teatro cubano más reciente, salvo excepciones abocado a


un confuso marasmo, no ha sabido responder a la discusión
con propuestas de madurez.

a las tensiones entre un ambiente marginal y los trova Donde crezca el amor, de Angel Quintero—; la
conflictos de un antisocial por escapar de su medio; formación de las nuevas generaciones, el mundo del
Bodas de sangre, bajo la dirección de Berta Martínez con adolescente y su correcta orientación —El compás de
Teatro Estudio, propone una lectura brechtiana y madera, de Francisco Fonseca; Tema para Verónica, de
esencial del texto de Lorca con imágenes que impactan Alberto Pedro; Rampa arriba, Rampa abajo, de Yulky
en el recuerdo; La Vitrina, de Albio Paz, nueve años Cary; Aquí en el barrio, de Carlos Torrens—; la igualdad
después de su estreno, en una tercera versión del de la mujer —Presencia, de Elías Armando; Aprendiendo
Escambray, esta vez a cargo de Elio Martín, sigue siendo a mirar las grúas, de Mauricio Coll—; la lucha de clases,
una farsa vital y una crítica eficaz de los valores el desenmascaramiento del enemigo y su ideología
enquistados; Cecilia Valdés, versión para teatro lírico de —El escache, de Abraham Rodríguez—; la producción
la novela homónima de Cirilo Villaverde y dirigida por —Aprendiendo…, El acotejo, de Sirio Soto; Nosotros los
Roberto Blanco, rescata el género de convencionalismos campesinos, de Orihuela; El que sube, de Pedro—; el
reductores, rompe cánones y logra una depurada sentido pequeñoburgués de la vida —La permuta, de
espectacularidad; Yerma, también bajo la dirección de Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea—; la nueva
Blanco, con Danza Nacional de Cuba y actores ética —Una casa colonial, de Dorr—; el marginalismo
invitados, resalta por la lograda integración —que venía de los 70 y genera un despliegue a partir
multidisciplinaria y la exploración de sublime belleza del éxito de Andoba en variantes simplificadas, como
en las raíces de la cubanía. Rampa… y Aquí en el barrio—; o el papel del dirigente
Calixta Comité, de Eugenio Hernández, genera un en la educación de los hijos —La familia de Benjamín
estreno polémico al articular la exploración en el García, de Gerardo Fernández—, son algunos de los
lenguaje popular con refranes y giros vernáculos, y la rubros que utilizamos para abordar el estudio de una
conducta dual de un personaje que representa a los avalancha de obras, menores en su mayoría —tal
Comités de Defensa de la Revolución, la más masiva como las vemos hoy—, que tienen el mérito de
organización social cubana. Calificado por la crítica enfrentar contradicciones inmediatas, con mayor o
como «un caso infortunado sobre todo en lo que a menor fortuna, de acuerdo con el grado de
dramaturgia se refiere», y de enfoque «desacertado», profundidad, más allá de lo fenoménico, que logra el
con «un uso indiscriminado del lenguaje»,16 más adelante equipo creador.
la estudiosa Inés María Martiatu enjuicia el hecho desde Una parte de esa producción es lo que se
un ángulo diferente: diagnostica como «banalización del conflicto»,21 y es
una escala necesaria, imprescindible para llegar a la
… esta obra en que lo popular alcanza su expresión más madurez posterior, el punto de giro de la
plena, asombró hasta el insulto a quienes no estaban
acostumbrados a ver en escena tales personajes. El estreno conflictividad para superar la dicotomía entre lo viejo
de esta pieza sacó a flote muchos prejuicios hoy y lo nuevo y proponer una reflexión de carácter ético
afortunadamente superados, y a pesar de haber sido mucho más abarcadora y esencial.
aprobada la obra, la confrontación a que dio lugar puso en Pero en los 80 también se consuma la superación
evidencia que existían concepciones del arte puramente de falsas polaridades entre nuevo y viejo teatro y
burguesas.17
comienzan a articularse orgánicamente —con los
Rine Leal califica los 80 como «la década de la desfases que impone la movilidad del desarrollo—
recuperación moral, o de la insatisfacción, o amorfa, o teoría y práctica, investigación y creación, palabra e
simplemente de transición»;18 Graziella Pogolotti la imagen, sociología y antropología.
asume «matizada por una tendencia reflexiva» que se Estorino escribe un texto de maestría: su «novela
alimenta de la experiencia vivida por las artes plásticas,19 para representar» Morir del cuento, en la cual «se supera
Carlos Espinosa se refiere a «convivencia plural», a sí mismo con profunda vocación experimental»,22
«rectificación» y «apertura».20 superpone planos espacio-temporales y revela la
Proliferan temas de actualidad que la crítica clasifica naturaleza del teatro por dentro, como continuidad
con cierto esquematismo contenidista: el amor —Ni fecunda a un texto de 1974 solo estrenado y publicado
un sí ni un no, de Estorino; Los novios, de Roberto Orihuela; más tarde: La dolorosa historia del amor secreto de don José
Proyecto de amor, de José González; más tarde, la ópera Jacinto Milanés, sintetizado luego en Vagos rumores (1992),

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que diera pie a una línea dramatúrgica23 que utiliza a del contrapunto de la relación Andrea-Galileo, con las
figuras literarias del siglo XIX para reflexionar sobre de alumno-maestro, estudiante-profesional, joven-viejo,
contradicciones éticas del presente. a nivel de la vida fuera del teatro. El espacio ficcional
En el Teatro Escambray, Rafael González, autor, y se somete a un doble riesgo cada noche y la meta es
Elio Martín, director, denuncian desde el fraude salvar la función a toda costa.
académico —un problema que aún las autoridades La graduación de un grupo de estudiantes del ISA
educacionales no habían aceptado oficialmente— es la génesis del Teatro Buendía bajo la dirección de
deficiencias del sistema escolar que se extienden a otras Flora Lauten:26 Lila, la mariposa, de Rolando Ferrer, lanza
esferas de la sociedad cubana. Con este montaje, que a los espectadores el cuestionamiento de los jóvenes
suscita una amplia polémica a nivel estatal y popular, el actores cuando repiten de frente al público: «¿qué es un
teatro se anticipa al proceso de rectificación de errores hombre?» y «estamos solos», a la vez que subvierte el
y tendencias negativas a que convocaría el Partido texto e historiza la trama con una versión final del
Comunista de Cuba y a las críticas que lanzaría su Tercer velorio en tono de show de cabaret, audacias formales
Congreso contra deficiencias en la planificación duramente criticadas por quienes exigían más respeto
económica y signos de corrupción. a los clásicos. Eran los reclamos de una generación que
La puesta suscita una polémica de orden artístico, necesitaba romper amarras y asumir el riesgo de la
que saca a la luz veladas reticencias ideológicas sobre la independencia personal y la responsabilidad plena.
función del arte, cuando el columnista del periódico Ese mismo año, aún sin total conciencia del alcance
Granma no comprende la conjugación de estilos diversos del tema y la situación elegidos, con Weekend en Bahía
con intención crítica —personajes realistas y el director Alberto Pedro enfrenta el conflicto de una problemática
de escuela farsesco y robotizado— y señala que la puesta hasta entonces inédita en el teatro cubano: entre la utopía
«no tiene un equilibrio ostensible» y «sugiere —y esto de alcanzar un diálogo con el exilio —que luego de
no es bueno—mucho de improvisación» porque «Pérez tentativas anteriores, abortadas por nuevas medidas del
Peña [en el rol del director] no aquilata lo trascendente gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, se
que resulta para muchos la participación de un dirigente convertiría en un objetivo de mayor alcance a nivel de
de esa categoría y, por ello, resbala por la epidermis de la sociedad—, y el encontronazo de «dos mundos
su papel».24 Sergio Corrieri, director del colectivo, se incompatibles»,27 ambas posturas en franca tensión.
dirige a los lectores del principal periódico cubano para En 1988, otro joven, el director y dramaturgo Víctor
defender la capacidad analítica del público, subestimada Varela, con La cuarta pared, además de provocar el
por el crítico, y le aclara el porqué se actúa el personaje clímax de la crisis de obsolescencia de las estructuras
de modo deshumanizado: organizativas del teatro, se revela contra determinados
excesos de seguridad,28 en una puesta desgarrada que
… sería imposible que en una sola persona se reunieran revaloriza el lenguaje gestual y experimentos
tan obvios defectos y que nuestro sistema lo permitiera.
Nosotros hemos tomado una licencia teatral, artística, para emprendidos y no culminados veinte años atrás. Su
hacer […] un símbolo negativo que es destruido […] por desafío a la estructura teatral vigente —el montaje se
los personajes que sustentan posiciones revolucionarias y desarrolla en una casa, sin apoyo de ningún tipo—, la
consecuentes.25 precariedad marginal de su factura y la opresividad
Los 80 están marcados por la entrada a la vida como alternativa a la afirmación optimista, unidos a
profesional de una generación de jóvenes egresados un cierre de desnudo colectivo, provocan el
del Instituto Superior de Arte. Su presencia desconcierto de una parte de la crítica y cierta atmósfera
complementa, desde dentro, el acento teatral en las adversa a nivel de la sociedad, resuelta con el propio
problemáticas de ese sector poblacional, a que había desarrollo del espectáculo y su inserción en circuitos de
inducido su presencia pujante en la sociedad y como mayor alcance.
público mayoritario, al tiempo que comporta una Desde ángulos y formas diversas se completa un
actitud de cuestionamiento y un afán de conquistar espacio plural de debate ético que cuestiona máscaras
espacios, como resultado de una formación teórica y sociales, discursos agotados por la retórica y reductoras
sistemática. unanimidades. La investigadora argentina Marina Pianca
A mitad de la década dos hechos escénicos singulares lo percibe así:
producen una ruptura de largo alcance: Vicente Revuelta Si en décadas anteriores se prefería reconocer los logros en
vuelve a Galileo Galilei, un memorable montaje suyo de el desarrollo de un teatro de la revolución, hoy (1988) las
los 70, ahora con un grupo de estudiantes y actores críticas y la valoración múltiple respecto a la realidad del
teatro cubano y sus deficiencias provienen de Cuba. Y si en
profesionales, para dinamitar el lenguaje de la 1961 Fidel Castro, en sus «Palabras a los intelectuales»
representación, desde las demandas de los más jóvenes, delimitaba los parámetros de la actividad cultural («Dentro
e introduciendo en la práctica de la escena las tensiones de la Revolución todo, [contra] la Revolución nada»), hoy,

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Problemática, diversidad y espacio de debate en el teatro cubano
incluidas en el interior de la Revolución, aparecen —y se el jolgorio, para una participación colectiva plena, en el
legitimizan— experiencias inéditas en La Habana de hace despiece de modelos viciados por la retórica.
algunos años, en un período de pluralismo que ya se está
concretizando en búsquedas teatrales de osadía artística y Delirio habanero se vale de una trama insólita para
política.29 construir un ritual de identidad que apela a la cultura
cubana toda, defensora de un clima de comprensión y
tolerancia, evoca a los que no están, metaforiza además
otras ansias y aspiraciones del hombre común, desde
La problemática problematización las necesidades más acuciantes en lo material hasta un
de la precariedad amplísimo espectro de sueños truncos.
Como Delirio… , El arca alude —por medio de la
Los años 90 acentúan la perspectiva de discusión parábola— al actualísimo problema de los artistas que,
de la escena desde la circunstancia de crisis, replanteo en busca de mejores condiciones de vida, optan por
de la economía, inevitables concesiones y reaparición otro espacio geográfico, un fenómeno que en la práctica
de ciertas desigualdades sociales que se imponen como teatral, esencialmente colectiva, lacera la creación y la
consecuencia de la caída del socialismo «real» en Europa continuidad del desarrollo.32
del Este y de la agudización del bloqueo estadounidense Las búsquedas en torno a la identidad —noción
en el momento de su máxima prepotencia hegemónica, que se constituye en eje de un conflicto histórico entre
con las leyes Torricelli y Helms-Burton. A pesar de las las fuerzas destructoras de la vida y la cultura y las que
agudas limitaciones, la política de la Revolución defiende rescatan sus más preciados valores—, son uno de los
salvar a toda costa la cultura y, paradójicamente, como cauces que asume esa vocación autorreflexiva, para
consecuencia de la explosión de grupos —un tanto desde múltiples facetas afirmar la cubanía, manifestar
irracional y desmedida— que genera la nueva estructura la voluntad política consciente, indagar en la memoria,
organizativa, hay más espacios potenciales para el teatro, explorar la condición insular, acentuar la recurrencia a
aunque no físicos. la comida y a lo material por defecto, reanalizar el papel
La escena del Período especial 30 —abierta de la familia, encontrar nuevas vías para el humor
paradójicamente con una trilogía de teatro —edificante o subversivo— y defender las utopías
norteamericano, dirigida por Carlos Díaz, deslumbrante irrenunciables.33
con su despliegue de recursos y sorpresiva en la La diversidad temática está articulada con una
desacralización del tema tabú del homosexualismo—, amplia exploración cultural en formas simbólicas,
«mantiene un inusual poder de convocatoria»,31 es ritualísticas, parabólicas o fragmentarias que operan con
portadora de un discurso profundamente crítico que entera libertad estilística y de hibridación.
desde la Revolución fustiga sus limitaciones, explora La audacia conceptual de estas obras —variables
en las causas, reflexiona sobre el poder, debate actitudes en niveles de calidad y, en consecuencia, en su efectividad
y valores trastrocados y pone a prueba sus propios ideoartística—, así como su carácter problematizador,
límites, a través de espectáculos como Las ruinas circulares en tiempos en que la lucha ideológica vuelve a
(Raquel Carrió-Nelda Castillo), La increíble y triste historia intensificarse, no se asimilan de modo homogéneo por
de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada (Carlos el público, como respuesta lógica a una propiedad
Celdrán-Flora Lauten), La paloma negra (Rafael esencial de la obra de arte, ni por esferas de la sociedad
González-Carlos Pérez Peña), Desamparado, Manteca y que al parecer no comprenden que el teatro no se asienta
Delirio habanero (Alberto Pedro-Miriam Lezcano), Santa en la afirmación sino en la conflictividad, y algunos se
Cecilia (Abilio Estévez-José González), Vagos rumores y cuestionan su validez como una acción en consonancia
Parece blanca (Estorino), Los equívocos morales (Reinaldo con los principios de la Revolución. La complicidad
Montero-Javier Fernández), Opera ciega y El arca (Víctor natural del auditorio que supone cualquier postura
Varela), La niñita querida (Piñera-Carlos Díaz) Calígula crítica, a veces se sustituye por reacciones superficiales
(Camus-Carlos Díaz), y Medea (Montero-Estorino). que banalizan el intercambio, por razones en las que el
Estorino busca la verdad última del papel del teatro no es siempre, o en última instancia, responsable.
intelectual en Vagos rumores, y cuestiona —por medio La insuficiencia de efectivos espacios sociales de debate,
de la relativización del relato mayor de la novela- las limitaciones materiales y de índole conceptual
historia— el destino prescrito de los personajes de Cecilia —restrictivas— de los medios de difusión, inducen a
Valdés en Parece blanca, el discurso escénico tematiza su la escena a suplir esos vacíos que, llevado a extremos,
carácter de versión y vehicula, en un diálogo intertextual, puede llegar a distorsionar su propia naturaleza.
su mirada renovadora. Absurdas reticencias contra Manteca, de Alberto
La niñita querida sondea estratos de auténtica cubanía Pedro, con suspicaces y cautelosos silencios de una parte
a través de referentes impostados, y traslada a la platea de la crítica, y por mucho tiempo título innombrable

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Vivian Martínez Tabares
en la televisión, manifiestan miopía política frente al que está inmerso el ser cubano en las circunstancias
angustioso contrapunto entre los tres hermanos, de la realidad actual y que cada vez se refiere de modo
quienes, desde la absoluta precariedad, defienden un más directo a esas propias circunstancias,
espacio para la utopía en que el hombre pueda principalmente por la vía realista y a veces desde el
realizarse a plenitud.34 Curiosamente, cuando la obra más chato naturalismo. Es lógico que en la
participó en el Festival Iberoamericano de Teatro de imprescindible necesidad mutua que debe existir entre
Cádiz, una parte de la «vieja izquierda» latinoamericana los diversos componentes de un sistema, el público,
le reprochó su postura crítica. condicionado a entender en el intercambio teatral, se
Enfoques prejuiciados e «imágenes incompletas y convierta en un coadyuvante que, si se motiva a
rígidas del arte, de los artistas y de su papel» provocan respuestas elementales, puede asimilar y procesar el
«el sorpresivo remake» de la fábula de «La cigarra y la discurso, como receptor, solo a ese nivel, sin mayor
hormiga», como califica Abel Prieto —entonces elaboración estética ni estimulación imaginal.
presidente de la UNEAC— en un excelente ensayo,35 Del otro lado, un teatro que se vuelve sobre todo
la estéril controversia desatada por periodistas poco y hacia su naturaleza misma, para proponer una
mal documentados acerca de la reflexión social que investigación antropológica que indaga en el cuerpo
proponen algunos montajes. Desde la cultura, Abel del actor y su expresividad extracotidiana, en la no
reafirma que en la «política abierta, plural, antidogmática, literalidad del discurso, en rehuir las convenciones de
enemiga de todos los sectarismos, están las bases la escena naturalista, entre otros aspectos; pero que
conceptuales y prácticas de la unidad del movimiento aun sin lograr una identidad, se revela fuertemente
intelectual cubano». marcado por las fuentes teatrales transculturales que
Sin embargo, el teatro cubano más reciente, salvo le sirven de referencia inspiradora. Este teatro, que
excepciones, abocado a un confuso marasmo, no ha generalmente asume mitos o textos clásicos, en su
sabido responder a la discusión con propuestas de imperfección produce la sensación aparente de que
madurez. su objeto se aparta del mundo para refugiarse de lleno
en los valores de la escena.
Los dos ejemplos anteriores se sitúan en los
Salvar el espacio crítico del teatro extremos de un muestrario diverso, y son la
deformación de dos tendencias que corren el riesgo
En un sugerente artículo sobre cómo el teatro opta de separarse cada vez más, hasta el extravío —en el
entre hacer del mundo o del teatro mismo su objeto, caso del primero— de los valores artísticos específicos
Georges Banu apunta que desde «hace algunos años, del teatro, en aras de una copia instantánea y
se observa que los cambios acaecidos en los planos epidérmica de la realidad y de la respuesta inmediata
filosófico o político vuelven cada vez menos pertinente del público. Un camino que arriesga el verdadero
el teatro-mundo», porque mientras en Occidente ya no espacio de debate social ganado en estos años. Y del
hay alternativa —en el sentido marxista del término— segundo, de alejarse de la posibilidad de una auténtica
como impulso al discurso crítico, en los países de comunicación con el espectador.
Europa del Este la crítica, antes ejercida por la escena, De existir un intercambio real en términos de
es asumida por la prensa y los medios de diálogo artístico, malogrado en las etapas más recientes
comunicación. El crítico concluye que la «liberación» por una política demasiado masiva y falta de
de las sociedades del Este ha dejado en un estado de jerarquización por parte de la dirección estatal de las
perplejidad a los artistas, en un impasse que debilita el artes escénicas, ambas tendencias quizás no hubieran
poder crítico de la escena, y el teatro se vuelve hacia llegado a la polarización, que es consecuencia de la crisis
sus propias posibilidades expresivas, con peligro de del movimiento teatral cubano como entidad colectiva
sofocarse en un formalismo academicista. El riesgo viva, condición garante de un desarrollo artístico
es, pues, la sustitución de «un teatro abierto que se sostenido desde el diálogo sistemático.
oponía a una sociedad cerrada por un teatro cerrado Otro riesgo del presente es el coqueteo con un teatro
en una sociedad abierta».36 comercial, desde la precaria estabilidad de algunos
Si a la luz de esas reflexiones se trata de caracterizar grupos —que ya no lo son, si se entiende como tales el
la práctica de la escena cubana de hoy —en un compromiso ético y profesional con una línea artística
contexto diferente a los dos que analiza el crítico—, y sus presupuestos conceptuales—, la aparición de
desde el punto de vista de su relación con el mundo y remakes de títulos popularizados por Broadway
con el teatro mismo, llama la atención la coexistencia —¿¡vuelta a los 50!?—, y la creencia, infundada, de
de dos tendencias cuasi polares.37 De un lado, un teatro algunos teatristas —a partir de los nuevos «aires
que sin ambages trata de reflejar la problemática en gerenciales» a que se ha visto obligada la economía

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Problemática, diversidad y espacio de debate en el teatro cubano

cubana en otros terrenos— de que el teatro puede Carrió, «La dramaturgia de la Revolución en los primeros años
autosubvencionarse sin perder su condición,38 lo que (1959-1968)», Dramaturgia cubana contemporánea, Estudios Críticos,
Pueblo y Educación, La Habana, 1988, pp. 17-47.
de llevarse a efecto los conduciría inevitablemente a
concesiones artísticas para la sobrevivencia. 5. Raquel Carrió, ob. cit., p. 32.
Motivaciones semejantes se vislumbran tras el asomo 6. Rine Leal, Breve historia del teatro cubano, ob. cit., p. 142.
de una mirada neocolonial en recientes montajes,
7. Matías Montes Huidobro, Persona, vida y máscara en el teatro cubano,
realizados por directores europeos que descubren, Ediciones Universal, Miami, 1973.
trasnochados, los encantos del trópico y prometen a
8. Véase Leopoldo Avila, «Antón se va a la guerra», Verde Olivo, 17
cambio atractivas giras.39 de noviembre de 1968, pp. 16-18. Mucho más acá, Los siete contra
En medio de un contexto de realidades dispersas Tebas se ha leído de modo diferente. Rosa Ileana Boudet afirma que
y coexistentes, los 90 son a la vez conquista e «su brillante opacidad posibilita interpretarla no como la obra del
incertidumbre, prueba de fuego para salvar la escena odio y la rendición, sino también de la piedad y la reconciliación…»
como instancia crítica. Véase Rosa Ileana Boudet, «Historia y metáfora», ponencia presentada
en el Coloquio «La escena cubana en la dramaturgia de los 90»,
Pero la crisis es una condición natural del teatro y Centro Cubano de la AICT, septiembre 1995 (inédita); Raquel
una escala del crecimiento. También en la escena de Carrió, «Una pelea por la modernidad», Primer acto, n. 225,
ahora mismo, tres actores en medio de una casa vieja septiembre-octubre de 1988, pp. 60-73, y Abilio Estévez, «El golpe
creen en «lo que está vivo y cambia» mientras luchan de dados a Arrufat«, Teatro cubano contemporáneo, Centro de
por destruir sus prejuicios. Piñera juega divertido con Documentación Teatral INAEM-Sociedad Estatal Quinto
Centenario-Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1992, pp. 861-
unos cuerpos danzantes que hurgan en su poesía y 867.
nos la devuelven más cercana. Brecht cumple cien años
y una joven actriz tira de su endeble carreta a lo largo 9. Rine Leal, «Piñera inconcluso», prólogo al Teatro inconcluso de
Virgilio Piñera, Ediciones UNION, La Habana, 1990, pp. 18-19.
de un camino de cenizas, habla de guerras, de coraje, Al respecto, puede consultarse también Wilfredo Cancio Isla,
y se niega a ceder su espacio de debate. «Privilegios de la memoria» (entrevista a Rine Leal), Revolución y
Cultura n. 7, julio de 1989, p. 7; Rine Leal, «Después de la caída
(1963-1966)», En primera persona, ob. cit., p. 335; una visión
Notas radicalmente diferente puede encontrarse en Magaly Muguercia,
«Algo sobre el teatro cubano y su expresión socialista», Teatro: en
busca de una expresión socialista, Letras Cubanas, La Habana, 1981,
1. Trelles, Bibliografía cubana del siglo XIX, t. III, p. 171. Citado por pp. 7-15 y ss.
Rine Leal, La selva oscura, Arte y Literatura, La Habana, 1975,
p. 261. 10. «Declaración de principios del Seminario Nacional de Teatro»,
Conjunto, n. 6, enero-marzo de 1968, p. 6.
2. Rine Leal, La selva oscura. De los bufos a la neocolonia, t. II, Arte
y Literatura, La Habana, 1982, p. 55. 11. «El teatro, un arma eficaz al servicio de la Revolución», Revolución
y Cultura, n. 24, agosto de 1974, p. 11.
3. Véase Magaly Muguercia, El teatro cubano en vísperas de la
Revolución, Letras Cubanas, La Habana, 1988. 12. Citado por Rosa Ileana Boudet, «Notas sobre Los Doce y un
Teatro del Tercer Mundo», Teatro Nuevo: una respuesta, Letras Cubanas,
4. Véase, entre otros, Virgilio Piñera, «Piñera teatral», prólogo a La Habana, 1983, p. 277.
Teatro completo, Ediciones R, La Habana, 1960, pp. 7-30; «El nuevo
teatro cubano» (encuesta a los dramaturgos Antón Arrufat, José 13. Sobre la labor del Escambray pueden consultarse, entre otros
R. Brene, Abelardo Estorino, Manuel Reguera Saumell y José Laurette Sejourné, Teatro Escambray: una experiencia, Editorial de
Triana), La Gaceta de Cuba, a. 2, n. 19, 3 de junio de 1963, pp. 2- Ciencias Sociales, La Habana, 1977; Albio Paz, Teatro, Letras
9; «El teatro actual» (mesa redonda de autores teatrales cubanos), Cubanas, La Habana, 1982; Rine Leal, La dramaturgia del Escambray,
Casa de las Américas, n. 22-23, enero-abril de 1964, pp. 95-107; Letras Cubanas, La Habana, 1984; y Omar Valiño Cedré, La aventura
Rine Leal, «El nuevo rostro del teatro cubano», La Gaceta de del Escambray, Colección Pinos Nuevos, Editorial José Martí, La
Cuba, a. 2, n. 19, 3 de junio de 1963, pp. 10- 16; «¿A dónde va Habana, 1994.
nuestro teatro?», En primera persona, Instituto Cubano del Libro,
14. Sobre el Teatro Nuevo en Cuba, véase Francisco Garzón
La Habana, 1967, pp. 101-110; Breve historia del teatro cubano,
Céspedes, Un teatro de sus protagonistas, UNEAC, La Habana, 1977;
Letras Cubanas, La Habana, 1980; «Cuatro siglos de teatro en
Recopilación de textos sobre El Teatro Latinoamericano de Creación
busca de su expresión», Festival de Teatro de La Habana / 1980,
Colectiva, Serie Valoración Múltiple, Casa de las Américas, Ciudad
Orbe, La Habana, 1982, pp. 7-54; Graziella Pogolotti, Prólogo a
de la Habana, 1978; Flora Lauten, Teatro La Yaya, Letras Cubanas,
Teatro y Revolución, Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 1980, pp.
La Habana, 1981; Teatrova, Letras Cubanas, La Habana, 1981;
7-30, y «La política teatral: configurar un nuevo rostro», Escenario
Herminia Sánchez, Teatro, Letras Cubanas, La Habana, 1982; Teatro
de dos mundos. Inventario Teatral de Iberoamérica, t. 2, Centro de
de relaciones, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1983; Rosa
Documentación INAEM, Madrid, 1992, pp. 58-60; Rosa Ileana
Ileana Boudet, Teatro nuevo: una respuesta, ob. cit.; y de la misma
Boudet, «El teatro en la Revolución», Escenario de dos mundos.
autora, «Un teatro del presente», Universidad de La Habana, n. 227,
Inventario teatral de Iberoamérica, t. 2, Centro de Documentación
pp. 327-339.
INAEM, Madrid, 1992, pp. 27-40; Rosa I. Boudet y Vivian
Martínez Tabares, «Cuba: sistema textual del período», Historia 15. En ese sentido es curiosa la reacción negadora de su práctica
del teatro latinoamericano (1950-1990), (Fernando de Toro, ed., viva de entonces, que ha seguido el quehacer de algunos teatristas
Carleton University, Ottawa, en proceso de edición); Raquel otrora adheridos al movimiento, quizás una localizada manifestación

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Vivian Martínez Tabares
temprana de la crisis de valores que atraviesa hoy la escena, reflejo 30. Estos años, los de mayor confrontación internacional del teatro
de la sociedad. cubano, son también los de más amplia cobertura por publicaciones
especializadas extranjeras, motivadas precisamente por el espacio de
16. Véase Eliseo, Morejón, Elder y Cid, «Respondió el público»,
debate que la escena propone. Además de artículos, reseñas y textos
Verde Olivo, n. 5/80, 3 de febrero de 1980, pp. 56-59.
teatrales que pueden encontrarse con relativa sistematicidad en
17. Inés María Martiatu, «Prólogo» a Teatro de Eugenio Hernández, diversas revistas, amplios dossiers aparecen en Primer acto, n. 228,
Letras Cubanas, La Habana, 1989, p.15. Madrid, febrero de 1989; La escena latinoamericana, n. 1, México,
D.F., febrero de 1993; ADE Teatro, n. 45-46, Madrid, julio de 1995;
18. Véase Wilfredo Cancio Isla, ob. cit., p. 8. Les Cahiers, n. 1, Maison Antoine Vitez, Montpellier, 1995; The
19. Véase Graziella Pogolotti, «El teatro cubano en vísperas de una Drama Review, T145, MIT Press, Massachusetts, verano de 1996.
nueva década», Revolución y Cultura, n. 2, marzo-abril de 1991, pp. 22- Una edición especial de South Atlantic Quartely, titulada «Bridging
26. Enigma: Cubans on Cuba», a cargo de Ambrosio Fornet, incluye
materiales sobre la escena, v. 96, n.1, Duke University Press, Carolina
20. Carlos Espinosa Domínguez, «Una dramaturgia escindida», prólogo del Norte, invierno de 1997.
a Teatro cubano contemporáneo. Antología, Centro de Documentación
Teatral / Sociedad Estatal Quinto Centenario / Fondo de Cultura 31. Liliana Cherén, «El teatro en Cuba», La Maga, Buenos Aires,
Esconómica, Madrid, 1992, pp. 12-77. miércoles 3 de julio de 1996, pp. 10-11.
21. Rosa Ileana Boudet, «Tradición, innovación, banalización», Tablas, 32. En una antología de obras de autores nacidos después de los 50,
n. 4/84, octubre-diciembre de 1984, pp.16-25. preparada por Rosa Ileana Boudet en 1993, tres de los once autores
no viven ni trabajan en Cuba. Véase Morir del texto, Ediciones UNION,
22. Véase Vivian Martínez Tabares, «¿Hacia dónde vamos? Memorias La Habana, 1995. De emprenderse ahora el proyecto, quizás a
para una valoración de la escena cubana de los ochenta», Didascalias excepción de Raúl Alfonso, no habría nuevos autores que incluir, lo
urgentes de una espectadora interesada, Colección Pinos Nuevos, Letras que revela una interrupción en el relevo dramatúrgico.
Cubanas, La Habana, 1996, pp. 9-20.
33. Véase Vivian Martínez Tabares, «Para una aproximación a lo
23. Entre otros, los textos, Plácido, de Gerardo Fulleda León; Delirios cubano en la dramaturgia de los 90», inédito.
y visiones de José Jacinto Milanés, de Tomás González; La verdadera culpa
de Juan Clemente Zenea, de Abilio Estévez; Mascarada Casal, de 34. Véase Vivian Martínez Tabares «Manteca: catarsis y absurdo»,
Salvador Lemis, y Catálogo de señales, de Carlos Celdrán. Didascalias urgentes…, ob. cit., pp. 61-70; «Delirios habaneros para
reinventar la utopía», inédito, y Magaly Muguercia, «El don de la
24. José Manuel Otero, «Molinos de viento del Grupo Escambray», precariedad», Teatro y utopía, Ediciones UNION, La Habana, 1997,
Granma, 16 de marzo de 1985. pp. 9-36.
25. Sergio Corrieri, «Molinos de viento», Granma, 19 de marzo de 35. Abel Prieto, «“La cigarra y la hormiga”: un remake al final del
1985. milenio», La Gaceta de Cuba, n. 1, enero-febrero de 1997, pp. 52-58.
26. En 1981, con la primera graduación de actores del ISA, Flora Véase en el mismo número Graziella Pogolotti. «Bajo el signo de
Lauten había montado una versión de La emboscada, de Roberto Prometeo», pp. 50-51, y los antecedentes en el dossier titulado «Teatro
Orihuela, un texto «clásico» del Escambray sobre el enfrentamiento y espacio social. Una polémica necesaria».
de dos miembros de una familia en dos bandos opuestos durante la 36. Georges Banu, «Derrota y victoria», Primer acto, n. 248, marzo-
lucha contra bandidos. En 1984 monta Electra Garrigó y desacraliza abril de 1993, pp. 6-8.
con audacia la educación sentimental de la familia cubana. Véase
Raquel Carrió, «De La emboscada a Electra: una clave metafórica», 37. Intento no reiterar lo ya expuesto en mi artículo «¿Máscaras o
Tablas, n. 2, abril-junio de 1985, pp. 2-8. rostros? Teatro cubano de hoy», que puede consultarse en El Caimán
Barbudo, a. 30, n. 283, 1997, pp. 4-6.
27.La expresión sale del título de la excelente introducción a la
publicación del texto realizada por Abelardo Estorino, ambos pueden 38. Esta falacia fue expresada en la Conferencia Nacional de las
consultarse en Tablas, n. 2, abril-junio de 1987, pp. 33-39. Artes Escénicas, celebrada en abril de 1997. Felizmente, el narrador
y ensayista Abel Prieto, ministro de Cultura, conminó a los artistas a
28. Véase el valioso análisis en Randy Martin, «Cuban Theatre under exigir del Estado mantener el apoyo necesario para la acción cultural.
Rectification», The Drama Review, T 125, MIT Press, Massachusetts,
1990, o en Socialist Ensembles. Theater and State in Cuba and Nicaragua, 39. Macbeth, un acercamiento pintoresquista a la raíz africana, a
University of Minnesota Press, London, 1994, pp. 158-189; en español cargo de una desconocida directora francesa, y El burgués gentilhombre,
en Conjunto, n. 85-86, octubre de 1990-marzo de 1991, pp. 43-55. bajo la dirección de Jerome Savary, festiva pero triste parodia
cabaretera y populista.
29. Marina Pianca, «El teatro cubano en la década de los ochenta:
nuevas propuestas, nuevas promociones», Latin American Theatre
Review, n. 24/1, Universidad de Kansas, otoño de 1990, pp.121-133.
Aparece también en Conjunto, n. 85-86, octubre de 1990-marzo de
1991, pp. 34-43. ©
, 1998.

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