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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio Del Poder popular Para la Educación


U.E. Colegio “María Auxiliadora”

La Generación del 27

Integrantes:

Mendoza José

Pinto Dubraska

Año y Sección: 5 To “B”

Profesor: Arrieche Gerson.

Barquisimeto, Mayo 2020


Introducción

Desde el punto de vista ideológico, en el último tercio del siglo XX se observan ya


síntomas de hastío y de desintegración del sistema de valores de la sociedad burguesa,
que condujeron a una “crisis de universal de las letras y del espíritu”. La base de esta
crisis finisecular está en la pérdida de la confianza en el positivismo, que cedió el paso a
corrientes de pensamiento vitalistas e irracionalistas. Ahora el pensamiento gira en torno a
la existencia humana, comprendido por el dolor y la angustia, donde prevalecen el
individualismo y las ansias de originalidad en el arte.

Cabe destacar que, la “Burla del 98” no hizo más que ratificar la idea de la
degeneración de la raza. España estaba enferma, sin pulso, y moría lentamente ahogada
en lamentos. Y para salvarla se necesitaba de la búsqueda de distintos remedios, había
que regenerar el país por completo. Y he ahí, el “Regeneracionismo”, movimiento
intelectual que entre los siglos XIX y XX que medita de una manera objetiva y
científicamente sobre las causas de la decadencia de España como nación. (Aunque,
diferenciarlo de la Generación del 98 con el que se suelen confundir, porque si bien
sabemos que, ambos movimientos expresan el juicio pesimista sobre España, los
“Regeneracionistas” lo hacen de una forma objetiva, documentada y científica, mientas
que la “generación de 1898” lo hace de una forma más literaria, subjetiva y artística). Este
grupo de intelectuales propugnó una serie de medidas concretas para solucionar los
problemas del país.

Sin embargo, junto a ellos, se irrumpe en el panorama cultural español una


promoción literaria de calidad y excepcional que se conoce como generación del 27. El
cual se trataba de un simple grupo de jóvenes que, aunque escribieron teatro, ensayo y
novela, destacaron, sobre todo, por su poesía. De los cuales entre estos autores se
encuentran: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael
Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández y Luís Cernuda. Todos
ellos unidos para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Luís de Góngora en el
año 1927.

Sin romper con la tradición y la calidad del lenguaje poético de Góngora, de


autores clásicos y por las formas populares del Romancero, estos autores buscan nuevas
fórmulas poéticas. Influenciados por el surrealismo, corriente de vanguardia en la época,
alcanzaran la poesía pura.

Lenguaje cargado de lirismo. En busca del ritmo en la repetición de las palabras,


esquemas sintácticos o paralelismo de ideas utilizadas por el romance, la copla, el soneto,
el terceto o, incluso, el verso libre.
Definición

Se conoce como Generación del 27 a un movimiento que tuvo lugar en España en


el 1927 en el que autores y artistas comenzaron a cultivar una serie de estética e
ideología que cumplía características muy parecidas. Además, también se considera
como una generación ya que la gran mayoría de los participantes en ella eran amigos y
formaban parte del mismo grupo de intelectuales. La denominación Generación o Grupo
del 27 ha triunfado porque recoge el interés de estos autores por la recuperación de un
poeta prácticamente olvidado a principios del siglo XX: Luis de Góngora y Argote. Un
rasgo que destaca dentro de la poética de este grupo es la atención que prestan a todas
las innovaciones aportadas por las vanguardias artísticas, así como la atención preferente
a la historia de nuestra literatura. En 1927 se cumplieron trescientos años de la muerte de
Góngora, y por este motivo varios poetas se reunieron en el Ateneo de Sevilla para
rendirle un homenaje. Este hecho generacional puede ser considerado el punto de unión
de un gran número de autores, entre los cuales no se destaca hoy a más de ocho o diez,
aunque el grupo pudo estar compuesto en sus orígenes por más de veinte poetas.

Ahora bien, sobre el concepto y la denominación de grupo generacional fue ya


puesto en duda por uno de sus miembros, Pedro Salinas, con el argumento de que los
integrantes del mismo no cumplen los criterios que Julius Peterson dio al concepto
historiográfico de "Generación”:

 Nacimiento en años poco distantes.

 Formación intelectual semejante.

 Relaciones personales.

 Participación en actos colectivos propios.

 Existencia de un “acontecimiento generacional” que aglutine sus voluntades.

 Presencia de un “guía”.

 Rasgos comunes de estilo (“lenguaje generacional”).

 Anquilosamiento de la generación después.

Es cierto que el nacimiento de la mayoría se sitúa en un lapso que no rebasa los


15 años, pero no todos los autores nacidos entonces se han considerado miembros del
grupo. Coinciden los elegidos en una sólida formación universitaria y en la consideración
de Juan Ramón Jiménez como poeta de referencia. Se pone en duda, asimismo la
existencia de un lenguaje generacional, ya que, si bien todos ejercieron estéticas de la
Vanguardia artística, no renunciaron a la tradición literaria culta del Siglo de Oro o la
popular, y evolucionando desde el neopopulismo al Surrealismo.
Aunque se podría considerar "acontecimiento generacional" el acto de
reivindicación en el Ateneo de Sevilla de la segunda época de Luis de Góngora, la
llamada culterana, rechazada por la crítica literaria oficial, no se levantaron con firmeza
contra generaciones anteriores, ni estas se hallaban en un estado de anquilosamiento;
muy por el contrario constituyen una generación "cumulativa" que asume los logros de las
anteriores, y todas estas generaciones del 98, del 14 y del 27, las que forman la llamada
Edad de Plata de la literatura española, reaccionaban en el fondo contra una sola: la
decimonónica, identificada con la falsía de los partidos políticos y de la Restauración
monárquica, contra las que se levantó también el Krausismo, la Institución Libre de
Enseñanza y el Regeneracionismo, corrientes de las que se sienten herederos.

En cuanto a si existieron relaciones personales entre ellos, las hubo, incluso de


profunda amistad al menos entre los que residieron en la misma zona y frecuentaron
lugares como la Residencia de Estudiantes, donde entraron en contacto con las
vanguardias artísticas y científicas, y el Centro de Estudios Históricos, donde asimilaron
las tradiciones culturales hispánicas, así como en las redacciones de revistas como La
Gaceta Literaria, Cruz y Raya, Revista de Occidente, Litoral, Caballo Verde para la Poesía
y Octubre entre otras, lo cual les hace tener una conciencia colectiva unida por
experiencias comunes y propias definidas al cabo por la positiva de la República y las
negativas de la Guerra Civil y los exilios exterior e interior.

En consecuencia, la crítica afirma que se trata de un "grupo generacional", una


"constelación" o "promoción" de autores, pese a lo cual ha terminado admitiéndose la
designación de Generación del 27, pese a existir otras propuestas como: Generación
Guillén-Lorca; Generación de 1925 (media aritmética de la fecha de publicación del primer
libro de cada autor); Generación de las Vanguardias; Generación de la amistad;
Generación de la Dictadura; Generación de la República, etc.

Antecedentes de la Generación del 27

Al grupo literario anterior, que sucedió a los modernistas y a la Generación del 98,
se le caracterizaba por su clara orientación europeísta y su concepción del arte como un
área separada de lo social y lo político; se lo denominó novecentismo o Generación del
14. Y todos esos grupos anteriores vinieron a coincidir temporalmente con los
movimientos artísticos llamados Vanguardias que se desarrollaron en Europa desde 1909
y que rompen tanto con la temática como con las técnicas expresivas del romanticismo y
realismo y sus sucesoras, las estéticas postrománticas. Los vanguardistas se sienten
atraídos por los adelantos tecnológicos y sus posibilidades, dando lugar a la corriente del
futurismo, otros exploran la realidad llevándola a su descomposición, como los cubistas;
otros sustituyen la realidad por el mundo onírico, como los surrealistas. Esta coincidencia
temporal, y las características del movimiento vanguardista, hicieron que los integrantes
del grupo novecentista, vean en ellos la apuesta por un arte producto de un acto lúdico y
libre, fruto de la capacidad intelectual y expresiva del artista, que tanto les atrae.

Los rasgos fundamentales de este movimiento literario son dos: la expresión de lo


subjetivo, por lo que se caracterizan por el uso de la metáfora; y la precisión conceptual,
que pone de manifiesto la sólida formación intelectual de los integrantes de este grupo.
Dados sus rasgos fundamentales, no puede extrañar que los géneros literarios más
representativos de estos literatos sean la lírica y el ensayo, que se divulga
fundamentalmente a través de periódicos y revistas especializadas (un ejemplo lo
constituye la revista sevillana Grecia —fundada por Isaac del Vando-Villar y Adriano del
Valle, que funcionó entre 1918-1920—, que en 1919 recibe las colaboraciones de los
poetas ultraístas). A pesar de ello hay algún que otro representante de la novela dentro
del novecentismo, que opta por el subjetivismo y la renovación iniciada por la Generación
del 98, manipulando las situaciones para poder expresar su opinión sobre los más
diversos temas.

Historia

En esta situación de continua renovación y cambios sociales y políticos, empiezan


a aparecer jóvenes escritores, poetas en su mayoría, con características propias difíciles
de encuadrar en los grupos existentes, pero se van uniendo en algunos lugares clave:
entran en contacto con la tradición literaria española a través del Centro de Estudios
Históricos y con las vanguardias artísticas y culturales a través de las actividades de la
Residencia de estudiantes.

Así mismo asisten a las redacciones de algunas publicaciones comunes como la


Revista de Occidente dirigida por José Ortega y Gasset o La Gaceta Literaria (dirigida por
Ernesto Giménez Caballero), pero también en otras más como: Litoral (Málaga, 1926,
impresa por Manuel Altolaguirre y Emilio Prados); Verso y Prosa (que viene del
Suplemento Literario del diario murciano La Verdad -1923 a 1925-, que mantenían el
redactor José Ballester Nicolás y Juan Guerrero Ruiz. Murcia, 1927, dirigida por Juan
Guerrero Ruiz y Jorge Guillén); Mediodía (Sevilla); Meseta (de Valladolid); Cruz y Raya
(dirigida por José Bergamín, Madrid, 1933); Carmen (creada por Gerardo Diego en
Santander en el año 1927, que tenía un suplemento festivo llamado Lola); Octubre
(revista dirigida por Rafael Alberti) y Caballo Verde para la poesía (Madrid, 1935. Dirigida
por Pablo Neruda).

Pese a todo, este grupo se caracteriza porque cada uno de sus miembros posee
una personalidad tan acusada que es capaz de transformar las influencias o lecciones de
cualquier modelo en propia sustancia personalizada totalmente diferente a la de los
demás integrantes del mismo. Por ello no se puede hablar ni de comunidad de estilo ni de
escuela entre ellos. Por eso hay muchos autores que prefieren referirse a ellos como
"grupo del 27".
Características

Autores de una misma generación

Aunque sea algo evidente, lo cierto es que una de las características de la


Generación del 27 más importantes es que los autores que englobaron sus filas habían
nacido todos en la misma generación y, por tanto, tenían edades similares e ideologías
parecidas. Se habían criado y crecido en el mismo contexto histórico y, por tanto, eran
personas fruto de su tiempo. Como mucho había una diferencia de edad de 15 años entre
los autores de la Generación del 27. Además, muchos de ellos formaron parte de la
Residencia de Estudiantes, una asociación cultural que tenía una línea estética y filosófica
compartida.

Compromiso político y social

No escribían solamente por el mero placer artístico, sino que también lo hacían
para comunicar, como medio de expresión y de denuncia social. Las obras creadas por
los autores pueden verse como una protesta de toda una generación de personas que
nacieron y vivieron en una época concreta de la historia de España. Querían una
sociedad con más derechos, más progresista y abierta al mundo.

Literatura progresista

Por tanto, los autores tenían una mentalidad progresista del arte. Querían
encontrar nuevas formas literarias y nuevas expresiones para poder darle un aire nuevo a
las letras y renovarlas. Pero no perdían el contacto con la tradición, no querían romper
con ella si no que lo que querían era renovarla. Por tanto, partiendo de la tradición,
buscaban nuevas formas más innovadoras; esto hizo que apareciera la corriente
vanguardista, un movimiento cargado de subgéneros que ofrecían nuevas propuestas
estilísticas y filosóficas (surrealismo, dadaísmo, etc).

Movimiento vanguardista

Es importante remarcar que los autores de la Generación del 27 se unieron a la


corriente literaria del vanguardismo, uno de los movimientos más rompedores e
innovadores del arte. Está formado por lo que se ha bautizado como los "ismos" artísticos,
es decir, corrientes e ideologías como el surrealismo, impresionismo, expresionismo,
futurismo, cubismo, etcétera. Todo ello surgió como movimiento reaccionario a la realidad
establecida y los artistas buscaban otra manera de entender y concebir la realidad del
mundo.

Libertad creadora

Otra de las características de la Generación del 27 más destacadas es que los


autores rompieron con toda norma para crear una nueva manera de hacer arte. Los
literatos escribían con total libertad, tanto a nivel métrico como estilístico. Por lo general
solían cultivar un estilo pulcro del lenguaje y embellecedor pero que escondía un potente
mensaje en su contenido. Uno de los recursos literarios más usados por los miembros de
esta generación fue la metáfora ya que permitía darle un toque más surrealista y
contundente a un mensaje. El verso libre fue, también, una constante entre los autores de
esta generación.

Influencia del Siglo de Oro español

Los miembros de esta generación apostaban por una literatura renovada pero que
se basara en la tradición. Por eso, se fijaron en autores propios del Siglo de Oro como fue
Góngora, Quevedo, Garcilaso de la Vega y Lope de Vega. Basándose en estos clásicos,
crearon nuevos estilos que se mezclaban con las diferentes ideologías vanguardistas para
crear una nueva literatura.

Poesía humanizada

Al principio de la Generación del 27, los autores que estaban más influenciados
por el Modernismo cultivaban una poesía que se centraba en el hecho artístico; no
obstante, con la influencia del Vanguardismo y el Surrealismo, los autores comenzaron a
centrarse más en el dolor y los sentimientos más humanos. Apostaban por una poesía
que fuera más humana en la que se hacía énfasis a aspectos como el país, el amor, la
naturaleza, etcétera.

Mezcla lingüística: clásico y actual

El interés de los autores por la literatura clásica española hizo que el lenguaje que
se usaba en los textos literarios también contara con esa dualidad entre tradición y
modernidad. Es por eso que en los textos podemos encontrarnos con léxico y formas
propias de la poesía clásica pero, también, con elementos renovadores y únicos propios
de los movimientos de las vanguardias literarias.

Emoción e intelectualidad

Aunque su objetivo primero fue el de dejar de cultivar un tipo de literatura


sentimental, esta no fue una ruptura drástica. Los autores de dicha generación buscaban
un equilibrio entre las emociones y la intelectualidad para crear textos cargados de
humanidad, belleza, pero también con un fuerte contenido y mensaje.

Temas tabúes

Los autores rompieron con algunos de los temas tabúes para hablar sobre ellos de
forma abierta y sin tapujos en sus obras. Uno de estos temas fue el de la
homosexualidad, algo que deja a entrever claramente la actitud progresista y moderna
que tenían los literatos de la época.
Etapas

a) Hasta 1927: Se trata de una época de tanteo; comienzan con apenas tonos
becquerianos o modernistas (Lorca), y enseguida se dejan influir por las vanguardias
deshumanizadas: Pedro Salinas se hace futurista en Presagios, Seguro azar y Fábula y
signo; Gerardo Diego creacionista (Manual de espumas, Fábula de Equis y Zeda); Jorge
Guillén asimila la aséptica poesía pura de Paul Valéry. Algunos sienten un deseo de
perfección formal, por lo que buscan a los clásicos (Góngora, principalmente -Cal y canto,
de Alberti y Poema del agua, de Altolaguirre-, pero también otros: Garcilaso, Lope de
Vega..., y otros (Lorca, Alberti, Diego) por la inspiración popular del Romancero viejo -
Romancero gitano de Lorca- y cancioneros de Gil Vicente y del neopopularismo: La
amante y El alba del alhelí, de Alberti).

b) De 1927 a la Guerra Civil: Evolucionan adquiriendo una personalidad propia y


tendiendo a la rehumanización. Destaca la influencia del surrealismo y de Pablo Neruda,
con su revista Caballo verde para la poesía, que promueve una rehumanización poética
("poesía impura", la llama). También se utiliza el surrealismo como un procedimiento para
liberarse de la represión y de la injusticia, por ejemplo en Los Placeres Prohibidos de Luis
Cernuda y en Poeta en Nueva York de Lorca.

c) Después de la Guerra Civil: El grupo se escinde por la muerte de Lorca y el


exilio de los demás, que tendrán en el exilio un tema importante, excepto tres que se
quedaron: Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre; estos dos últimos
cultivan la llamada poesía desarraigada (existencial) y Aleixandre (y también Gil-Albert)
vivirá en cierta manera el llamado exilio interior, constituyéndose en modelo y ejemplo
para poetas posteriores. Son temas frecuentes España, la patria perdida, etc.

Poetas de la Generación del 27

Dentro de este grupo de literatos podemos destacar a los siguientes poetas:

 Pedro Salinas (1891-1951)

 Adriano del Valle (1895-1957)

 Manuel Altolaguirre (1905-1959)

 Juan José Domenchina (1898-1959)

 Federico García Lorca (1898-1936)

 Emilio Prados (1899-1962)

 Luis Cernuda (1902-1963)


 Jorge Guillén (1893-1984)

 Vicente Aleixandre (1898-1984)

 Gerardo Diego (1896-1987)

 Dámaso Alonso (1898-1990)

 Rafael Alberti (1902-1999)

 Pedro García Cabrera (1905-1981)

 León Felipe (1884-1968) - Parcialmente incluido

 José Moreno Villa (1887-1955) - Parcialmente incluido

 Fernando Villalón (1881-1930) - Parcialmente incluido

 Max Aub (1903-1972) - Parcialmente incluido

 Joaquín Romero Murube (1904-1969) - Parcialmente incluido

 Miguel Hernández (También incluido como epígono de la Generación del


36)

Este grupo es tan cerrado y estrecho que el crítico José-Carlos Mainer se burló
adjetivándolos como "generación SL" (sociedad limitada) para insistir precisamente en la
inmovilidad canónica de este grupo de poetas.

Se debería tener en cuenta a los autores olvidados por la crítica, como ocurre con
la mayoría de las mujeres de este grupo (la mayoría de ellas, compañeras de la
Generación del 27 en el Lyceum Club Femenino), conocidas generalmente como "Las
Sinsombrero" debido a la actitud transgresora de quitarse el sombrero, pretendiendo
romper la norma y metafóricamente, en ausencia de la pieza que tapa la cabeza, liberar
las ideas y las inquietudes.

 Maruja Mallo (pintora)

 Remedios Varo (pintora y escultora)

 María Zambrano (filósofa y ensayista)

 Concha Méndez-Cuesta (escritora)

 María Teresa León (escritora)

 Ernestina de Champourcín (poeta)


 Rosa Chacel (escritora)

 Josefina de la Torre (escritora y cantante)

 Luisa Carnés (narradora social)

 Rosario de Velasco (pintora)

 Marga Gil Roësset (pintora)

 Margarita Manso (pintora)

 Delhy Tejero (pintora)

 Ángeles Santos (pintora)

Por otra parte, hay que incluir también a otros artistas cuya trayectoria es más o
menos afín o muy relacionada con la de los autores del 27, aunque por diversas
circunstancias no estaban tan unidos al grupo: Juan Larrea, Mauricio Bacarisse, Juan
José Domenchina, José María Hinojosa, José Bergamín (que más bien pertenece al
Novecentismo o Generación del 14), Alejandro Casona o Juan Gil-Albert.

También podemos tener presente a la llamada, por parte de uno de sus


integrantes (José López Rubio), como ‘’Otra generación del 27’’, que está formada por los
humoristas discípulos del vanguardista Ramón Gómez de la Serna, entre los que
podemos destacar: Enrique Jardiel Poncela, Edgar Neville, Miguel Mihura y Antonio de
Lara, «Tono», que se convirtieron tras la contienda nacional en integrantes de la
redacción de La Codorniz.

Pero además hay que tener en cuenta que no toda la producción literaria del 27
está escrita en castellano; hubo autores que perteneciendo a esta generación escribieron
en otros idiomas, como Óscar Domínguez, en francés, o en inglés como Felipe Alfau, y
algunos escritores y artistas extranjeros que fueron importantes en este movimiento, como
Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges o Francis Picabia.

Por todas esas razones no tiene mucha consistencia la idea de considerar la


Generación del 27 como un fenómeno estrictamente madrileño. De hecho se puede ver la
existencia de otros núcleos creativos que se encontraban dispersos por todo el territorio
nacional, aunque con una estrecha relación entre ellos. Así, los principales núcleos se
localizaron en Sevilla (en torno a la revista Mediodía), Canarias (en torno a la Gaceta de
Arte) y en Málaga (en torno a la revista Litoral); sin que esto suponga que no hubiera
también una importante actividad en Cantabria, Galicia, Cataluña y Valladolid.
Las Corrientes del 27

En realidad, la llamada generación del 27 fue un grupo poco homogéneo;


habitualmente se les ha ordenado por parejas o en tríos. Así, por ejemplo:

Los poetas del neopopularismo o neopopularistas: Rafael Alberti y Federico García


Lorca, dentro de una nómina que fue particularmente bien nutrida, intentan acercarse a la
poesía de Gil Vicente y del Romancero, o a la lírica cancioneril, buscando fuentes
populares y en el folclore de la lírica tradicional; algo de ello hay también en la
aproximación que hizo Gerardo Diego, después de su etapa creacionista, a la lírica de
Félix Lope de Vega gracias a la edición que hizo en ese tiempo José Fernández
Montesinos.

Por otra parte, hay dos catedráticos de filología hispánica que comparten intereses
comunes y que incluso fueron amigos y tuvieron trayectorias muy parecidas, pues no en
vano su poética es fundamentalmente afirmativa y optimista; se trata de Jorge Guillén,
cuya obra poética se recoge bajo el título Aire nuestro y está marcada por la poesía pura
a lo Paul Valéry y formada por cinco libros (Cántico, Clamor, Homenaje, ...Y otros poemas
y Final), y Pedro Salinas, el gran poeta del amor del 27. Ambos son asimismo autores de
importantes libros de crítica literaria: el primero sobre todo por Lenguaje y poesía (1962) y
el segundo por Literatura española. Siglo XX (1940) y Jorge Manrique o tradición y
originalidad (1947), entre otros.

El grupo surrealista está más nutrido. Ya el novecentista Ramón Gómez de la


Serna había revolucionado la metáfora con sus greguerías, muchas de ellas ya
propiamente surrealistas. Louis Aragón viene a dar conferencias a la Residencia de
Estudiantes y los escritores del 27 asimilan rápidamente las técnicas de la imagen
visionaria y el versículo, que renuevan y enriquecen profundamente el lenguaje poético de
la literatura española, como ya lo había hecho el collage fundado en la técnica dadaísta
del objeto encontrado. Fuera del cine y la pintura surrealistas de Luis Buñuel y Salvador
Dalí, destaca especialmente el premio nobel Vicente Aleixandre, seguramente el más
original, ya que, según Cernuda, «su verso no se parece a nada», y el que ha venido a
ser el poeta más influyente de la generación durante la última mitad del siglo XX, el ya
citado Luis Cernuda. Sin embargo, hubo otros poetas del 27 que notaron el impacto
surrealista y que poseen etapas en su evolución marcadas por esta estética: Rafael
Alberti, por ejemplo, compuso la última sección de Sobre los ángeles y Sermones y
moradas en versículo surrealista y Federico García Lorca asimiló su impacto en Llanto por
Ignacio Sánchez Mejías, Poeta en Nueva York y los Sonetos del amor oscuro. Es
fundamental el surrealismo en Juan Larrea y una etapa surrealista posee, por ejemplo,
José María Hinojosa con su La flor de Californía (con acento en la i) y Emilio Prados. Son
éstos dos últimos, junto a Vicente Aleixandre, cuya infancia transcurriría en Málaga,
García Lorca, que pasaba largas estancias en la costa malagueña, José Moreno Villa
(adscribible más bien al Novecentismo) y Manuel Altolaguirre, quienes constituyen el
llamado grupo de Málaga, formado alrededor de una serie de revistas editadas por el
grupo, siendo Litoral la más importante, así como su colección de libros poéticos.
Surrealistas son también las tres partes de Residencia en la tierra que publica el poeta
chileno Pablo Neruda por estos años en España y que conocen bien sus amigos del 27.

Dámaso Alonso y Gerardo Diego constituyen el núcleo de los que permanecieron


en España tras la Guerra Civil, más o menos integrados en el régimen franquista. Este
último realizó una larga trayectoria poética donde combinó a la vez tradición y vanguardia,
muy variada en su temática, desde el toreo a la música y las inquietudes religiosas, el
paisaje y los contenidos existenciales, siendo además autor de la antología más célebre
de la Generación del 27 en dos versiones distintas: Poesía española. Antología (1915-
1931) (1932 y 1934). Otros que permanecieron, se convirtieron en maestros y guía de
toda una nueva generación de poetas, como Vicente Aleixandre, u optaron por el exilio
interior, como Juan Gil-Albert.

El grupo malagueño está integrado por Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y José
María Hinojosa, considerados caprichosamente "poetas menores" de esta promoción.

El homoerotismo o la homosexualidad también es un tema ocasional, tal y como


puede observarse en la obra de Luis Cernuda, Aleixandre, Federico García Lorca, Emilio
Prados o Juan Gil-Albert, como también en la obra del pintor Gregorio Prieto.

Evolución Poética de la Generación del 27

No se puede unificar la poesía de esta generación, ni en el caso particular de cada


poeta que se integra en ella. Pero puede encontrarse en todos ellos una voluntad de
renovación, una superación de los “ismos” que surgieron en épocas anteriores, lo que
supuso una superación del espíritu iconoclasta y destructor que los caracterizaba. Lo cual
no les impide romper con el academicismo, y presentar, en ciertos momentos, una cierta
irracionalidad en el uso de sus metáforas e imágenes, lo que les permite mantener su
marcado talante original e independiente, sin ataduras a nada.

Puede distinguirse diversas etapas en la poesía de este grupo, unos autores


hablan de dos, mientras que otros se decantan por establecer tres:

Hasta 1927. Esta primera etapa se caracteriza por el influjo de las primeras
vanguardias, lo cual les hace priorizar los logros estéticos, con gran utilización del verso
libre. Así, en esta etapa se mezclan rasgos de la poesía pura y conceptual de Juan
Ramón Jiménez, rasgos del vanguardismo anterior, y, por último, rasgos provenientes de
la poesía tradicional recopilada en canciones, romances, que ejerció influencia sobre
ellos, al tiempo que también se dejaron influir por autores clásicos como Góngora.134

De 1927 hasta la guerra civil (1936). Se caracteriza fundamentalmente esta etapa


por aparecer en los autores una cierta preocupación por el ser humano y por ciertas
situaciones sociales en las que se ve inmerso. Se puede decir que se inicia un proceso de
rehumanización, que coincide con la irrupción del Surrealismo; lo que da pie a la aparición
en la poesía de bellas, aunque inquietantes imágenes, en muchas ocasiones semejantes
a las oníricas.134

Después de la guerra (1939). La contienda nacional del 36 provocó la dispersión


del grupo, algunos porque se exiliaron, como fue el caso de Pedro Salinas, Jorge Guillén,
Luis Cernuda y Rafael Alberti; otros como ocurrió con Federico García Lorca fue
asesinado y, por último, algunos como Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo
Diego permanecieron en España. Esta dispersión da pie a diferente temática, así,
mientras los que viven el exilio se centran en su experiencia como exiliados y los
sentimientos que ello les provoca, los que permanecieron en el país, centraron en la
angustia existencial el tema más importante de sus obras.

Entre los autores están:

Pedro Salinas

Nació en Madrid, fue profesor de literatura en varias universidades. Influido por la


obra de Juan Ramón Jiménez, cultiva la poesía pura. Al igual que Juan Ramón intenta
entrar en la esencia oculta de las cosas, con una poesía intelectualizada, aparentemente
sencilla, que utiliza como cauce el verso heptasílabo y el endecasílabo sin rimas. Su obra
se diferencia en tres etapas:

1ª etapa: mezcla la poesía pura y temas futuristas (bombilla, automóvil, máquina de


escribir…). Destacan: Presagios,Seguro azar y Fábula y signo.

2ª etapa: es la más importante. Presta atención al mundo íntimo y al amor como


experiencia gozosa, en la persona no expresa de la estudiante estadounidense Katherine
R. Whitmore. Predomina la dicción coloquial, un lenguaje conceptual, los tripletes de
términos y la insistencia en los pronombres. Es característico el verso corto heptasílabo y
silvas (estrofa compuesta de versos endecasílabos y heptasílabos, sin rima.). Destacan:

 La voz a ti debida, extrae el título de la Égloga III de Garcilaso. El amor aparece


especializado en los pronombres yo y tú para referirse a la pareja tu-yo, cuyo
centro es la mujer.

 Razón de amor, continuación del libro anterior, donde prosigue la racionalización


del proceso amoroso.

 Largo lamento, que toma su título de un verso de las Rimas de Bécquer, poemario
sobre el desamor y la muerte del amor, que vive con resignación y agradecimiento
de lo vivido.

3ª etapa: escrita ya en América. El contemplado alude al mar que es su interlocutor. Todo


más claro, angustia que le provoca la civilización tecnológica contemporánea y los
horrores de la Guerra Civil y la 2ª Guerra Mundial, y Confianza, que cierra su obra poética.
Jorge Guillén

Nació en Valladolid. Se exilió a los Estados Unidos y fue, como su amigo Pedro
Salinas, con quien sostuvo un prolongado epistolario, profesor de literatura española.
Regresó tras la muerte de Franco y obtuvo el premio Cervantes. Su singularidad reside en
haberse mantenido fiel al ideal de poesía pura, y ofreció una visión optimista y serena del
mundo, con lo que se constituye en la antítesis del pesimismo cosmológico de Vicente
Aleixandre.

Toda su obra se agrupa bajo el título general de Aire Nuestro, que integra cinco
libros: Cántico, Clamor, Homenaje, otros poemas y Final. Su lenguaje es muy elaborado,
en busca de la máxima y concisión; prefiere el verso corto y el endecasílabo. Su obra es
fruto de un riguroso proceso de selección (de la palabra), en el que se suprime lo
accesorio mediante la elipsis para comunicar la idea o sentimiento esencial, quedando un
verso a menudo entrecortado por los encabalgamientos.

Sus temas son la afirmación jubilosa del ser; la plenitud, el tiempo que pasa e
invita a gozar de la vida; el azar y el caos, que producen inseguridad o sufrimiento.

Gerardo Diego

Nació en Santander y desempeñó la cátedra de Literatura en un Instituto de


Enseñanzas Medias de Soria. Recibió el premio Nacional de Literatura, junto con Rafael
Alberti, y el de Cervantes. Su poesía se desarrolla paralelamente en dos vertientes: la
tradicional y la vanguardista (casi siempre creacionista). A su vertiente creacionista se
adscriben: Imagen, Manual de Espumas y Fábula de Equis y Zeda. De su estética
tradicional destacamos: Versos Humanos, Soria y Alondra de Verdad, colección de
sonetos, agrupación métrica que, al igual que la décima, domina. Los temas de esta
segunda vertiente son: el amor, Dios, la música, la naturaleza, los toros, la forma, la
iconografía, la belleza…

Dámaso Alonso

Nació en Madrid, dirigió la RAE. En él se fundieron tres vocaciones: la de poeta, la


de lingüista y la de crítico literario, una de las figuras más importantes de la estilística.
Entre sus libros sobre literatura destaca La lengua poética de Góngora y una serie de
estudios admirables sobre líricos modernos (desde Bécquer hasta los escritores de su
época) que constituyen Poetas españoles contemporáneos. Editó las obras de Góngora y
se consideró a sí mismo dentro del 27 solamente como crítico, y como poeta más bien
dentro de la Primera generación de posguerra, en lo que él mismo llamó poesía
desarraigada, pues la guerra de 1936 le hizo aborrecer la pureza propugnada por Juan
Ramón Jiménez que en un principio había intentado reproducir con sus primeros intentos
líricos. Junto con Vicente Aleixandre fue el único autor del 27 que quedó en España,
ambos en un llamado exilio interior. Sus obras más importantes se sitúan en la posguerra,
destacando Hijos de la ira (1944), libro muy influido por el Existencialismo y por la poesía
bíblica de los Salmos penitenciales, cuyo paralelismo semántico imita por medio de un
particular uso del verso libre y el versículo. Es uno de los libros fundacionales de la
corriente poética de posguerra conocida como poesía desarraigada, junto con Sombra del
paraíso de Vicente Aleixandre, publicado ese mismo año.

Vicente Aleixandre

Sevillano, su amistad con Dámaso Alonso despertó su vocación poética. En 1935,


su libro La destrucción o el amor obtiene el Premio Nacional de Literatura. Es elegido
miembro de la RAE. Y en 1977 obtiene el premio Nobel.

La mayor parte de su producción sigue los pasos del Surrealismo y se constituye


en el gran poeta internacional de esta estética; su visión es sombría, dramática, pesimista.
Utiliza el versículo y la imagen visionaria en Espadas como labios y La destrucción o el
amor, etapa primera de su evolución que se define en solidaridad con la materia, con la
naturaleza, con el cosmos. Evoluciona hacia una «poesía de comunicación», de
solidaridad con el hombre, en consonancia con la tendencia social vigente en la lírica de
los años 50. Sombra del paraíso (1944), inaugura junto con Hijos de la ira de Dámaso
Alonso, también de ese año, la corriente de la poesía desarraigada de la posguerra. Con
Historia del corazón inició una poesía solidaria. Y finaliza con su gran trilogía de
senectudes: Poemas de la consumación, Diálogos del conocimiento y En gran noche, en
que vuelve a un peculiar surrealismo, con profundas implicaciones filosóficas y dejes
conceptistas.

Federico García Lorca

Nació en Granada en 1898. Sus estudios de Letras y Derecho no le interesaron


tanto como la música; fue amigo entrañable de Manuel de Falla, de quien luego se
distanció. Se instaló en la Residencia de Estudiantes, donde convivió con numerosos
artistas (Salvador Dalí y Luis Buñuel en especial). Tras vivir una temporada en Nueva
York, regresa a España y en 1932 funda La Barraca, grupo teatral universitario con el que
recorre España representando obras clásicas. Participa en ciertas actividades públicas de
signo izquierdista y muere asesinado por los nacionalistas en Viznar (Granada). Su
asesinato produjo gran conmoción mundial.

En la obra de Lorca se aúnan lo culto y lo popular, lo tradicional y lo vanguardista.


Conocía los cancioneros tradicionales y la poesía oral del pueblo andaluz. Su poética
afirma que hay tres tipos de poesía: la de la Musa (la de la inteligencia y la cultura, cuyo
prototipo de poeta es Góngora); la del Ángel (la de la inspiración, cuyo poeta tipo es
Bécquer) y la del Duende (que se funda en el dolor y el daño); las dos primeras vienen de
fuera y la última de dentro: esta última es la suya. Por eso su tema era la frustración en
dos vertientes, la ontológica y la social; y lo desarrolla en un rico estilo poético, con uno de
los sistemas simbólicos más complejos y de imaginería más brillante de la literatura
española, formado por elementos extraídos sobre todo de tres fuentes: la superstición
popular, Shakespeare y la Biblia. Le obsesionan temas como la soledad o el destino
trágico, y la lucha de los seres marginados (el homosexual, la mujer, el niño, el deforme,
el viejo impotente, la solterona, la estéril, el gitano, el negro...) contra una sociedad
opresiva basada en los convencionalismos. Su obra se separa en dos etapas, una
neopopularista y otra en que se acerca al Surrealismo en que intenta congraciarse con su
homosexualidad no asumida por medio del pansexualismo.

De la primera etapa destacan: Poema del cante jondo, que se inscribe dentro de la
línea neopopularista de la G. 27 y utiliza varios poemas cortos que pueden leerse como
poemas independientes o como fragmentos de uno largo encadenados. Se utiliza el pie
quebrado.

Romancero gitano, en la misma línea neopopularista, está compuesto por 18


romances. El protagonista es el gitano que simboliza el hombre puro e inocente,
enemistado con las leyes y normas sociales, representadas por la Guardia Civil (su
antagonista).

De la segunda destacan: Poeta en Nueva York, el poeta se ahoga en aquel mundo


que convierte al hombre en una pieza de un gran engranaje. Con procedimientos
claramente surrealistas como la imagen visionaria y el versículo, Lorca alza el grito en
pleno Crack del 29 y su protesta contra aquella colmena inhumana; asume la voz de los
negros como antes asumía la de los gitanos marginados de su Andalucía trágica.

Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, planto compuesto a la muerte de un torero


amigo suyo.

Sonetos de amor oscuro, publicados póstumos, son la expresión de un erotismo


homosexual dramático.

Rafael Alberti

Del Puerto de Santa María (Cádiz). Con su familia se traslada a Madrid. Abandona
el Bachillerato y se dedica a la pintura. Se afilió al partido comunista y tuvo una activa
participación política en la guerra. Al acabar esta se exilió a Argentina. Restablecida la
democracia vuelve, y le será concedido el Premio Cervantes. Se funden lo popular y lo
culto, lo escueto y lo barroco, lo tradicional y lo frenéticamente nuevo. Su libro más
temprano, Marinero en tierra, se inscribe en una línea del neopopularismo. Son canciones
que evocan un paraíso perdido, que el poeta identifica con el Cádiz de su infancia, y el
mar, las salinas, los momentos más jubilosos de la misma. Le siguen El alba de alhelí y
Cal y canto, del más difícil neogongorismo o culteranismo. En 1929 publica su obra
maestra, Sobre los ángeles, inducida por una profunda crisis de perdida de fe; es un libro
en tres partes; las dos primeras son de inspiración becqueriana; la última utiliza ya un
pleno surrealismo en que desata el versículo. Utiliza símbolos como los ángeles, los
fantasmas y los duendes. Libros de su segunda época, destaca El poeta en la calle, de
literatura comprometida. Otras obras, ya en el exilio publicarán Baladas y canciones del
Paraná.

Luis Cernuda

Fue alumno de Pedro Salinas y profesor de varias universidades europeas y


americanas. Reunió su obra poética bajo el título general de La realidad y el deseo,
colección de libros a la que pertenecen: Perfil del aire, Égloga, elegía, oda, Los placeres
prohibidos, Donde habite el olvido, Un río, un amor, y Las nubes, ya en el exilio,
Desolación de la quimera. Es también importante su labor como crítico literario y
ensayista, con los dos volúmenes de Poesía y literatura, etcétera.

Su poesía rehúye el énfasis formal, los ritmos demasiado marcados, el estrofismo


y la metáfora buscando lo indefinible, lo aéreo. Por eso rechaza formas tan impostadas
como el soneto y la rima y, cuando utiliza alguna, es la asonante, que le ofrece más
libertad. Se centra en la experiencia humana, pero ahuyenta lo más específico y propio,
rehúye su yo para que el lector pueda identificarse con la experiencia del poeta más que
con el poeta mismo. Canta el choque entre el deseo y la realidad, que deja al poeta solo
el consuelo elegíaco del recuerdo o unos pocos instantes, que él llama acordes, de oda o
celebración del gozo intemporal.
Conclusión

Cabe destacar que, la relevancia de la generación del 27 recae en el impacto


literario y socio cultural que esta ola de arte, inspirada en próceres literarios pasados que
generó en todo el mundo, junto a las corrientes o nuevos movimientos, la innovación
literaria de todos estos autores que formaron parte de dicha sociedad literaria quienes
abordaron temas políticos y sociales que para ese entonces eran delicados, dando paso
abierto a movimientos culturales importantes en España como la aceptación de la
homosexualidad.

De esta manera, al haber sido un movimiento poético de renovación y de


afirmación de la tradición poética española, sobre todo por la métrica. El verso libre ha
permitido una nueva concepción del ritmo poético, y ha hecho que la relación entre el
fondo y la forma poética sean cada vez mayores. A fin de cuentas podemos ver que la
generación del 27 si tuvo un impacto en la poesía en general, creó maneras y métodos
distintos para escribir poesía.

En realidad, los temas que trataban los poetas del 27 son los grandes asuntos del
ser humano en la actualidad: el amor, el universo, la muerte, entre otros. Que, aun así, se
observan motivos temáticos relacionados con los avances técnicos. De la ciudad aparece
una visión positiva y negativa. El amor se presenta como la plenitud del individuo. Las
artes se convirtieron en tema de creación poética. La naturaleza es concebida como
entorno.

¿Y los poetas? Pues, ellos mismos evolucionaron desde un punto de vista


temático. Cuyas preocupaciones se entablaban en la forma del poema, el arte por el arte,
pero poco a partir de la generación del 27 se desarrollaron en una poesía más humana,
más preocupada por el dolor, la alegría, el amor, las memorias y demás. En fin, la
generación del 27 demostró el renacimiento de la lírica, de la literatura hecha en prosa.
Bibliografía

https://www.unprofesor.com/lengua-espanola/caracteristicas-de-la-generacion-del-27-
3678.html#anchor_1

https://es.wikipedia.org/wiki/Generaci%C3%B3n_del_27

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