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CAPITU LO CUARTO

LOS REALISTAS Y SURREALISTAS

DESDE 1927 A 1953

SE IMPRIMIERON BE LA
“H1ST0B14 CRITICA DEL TEATRO ECUATORIANO” : El Mundo había salido de la catástrofe de la P ri­
mera Guerra y los ecos de la Revolución golpeaban a
Dos mil ejemplares en papel Bond de noven­ sus puertas. Un ambiente de insurgencia se expandía
ta gramos, divididos en seis Tomos. por las masas obreras, que reclamaban sus derechos, y
Un m il ejemplares en papel liviano de sesenta el socialismo, propagado en las conciencias, era una tea
gramos, divididos en seis Tomos. que iba despertando las inquietudes humanas, sus es­
Un mil ejemplares, edición especial en papel peranzas, ansiosas de reinvíndicación.
Biblia de treinta y seis gramos, divididos La literatura mundial enarboló la bandera de van­
en dos Tomos. guardia y a base de ella, utilizó la temática del pueblo,
De la edición especial en papel Biblia, se ha convergiendo hacia el medio sub-humano, en su deseo
numerado del 001 al 100. de exhibir lacras sociales, mostrando la verdad de las
gentes proscritas, tanto de las grandes y pequeñas ur­

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bes, como del campo. A si nació el realismo, vivificán­ decadentes estructuras espirituales, que le abrieron un
dose cada vez más con la denuncia, en su afán de pa­ camino insospechado donde reivindicó su presencia, lle­
tetismo, de sincera expresión del medio escogido. vándolo al éxito.
En el Ecuador el fenómeno siguió el mismo linca­ En nuestro país, los nuevos planteamientos médi­
miento del empuje mundial. Un grupo de escritores in­ cos, tuvieron amplia acogida en el género teatral, sur­
crementó la literatura: novela, poesía y cuento, dándo­ giendo el surrealismo expresado en numerosas piezas,
nos obras de impacto, muchas de las cuales rebasaron las cuales merecieron el apoyo de la crítica severa, ho­
las fronteras, conmoviendo con su mensaje otros cli­ nores y distinciones, viniendo a levantar, aunque sea
mas disímiles. en parte, la decadencia donde la dramática se hallaba
El Teatro, incipiente, titubeante, tomó en este pe­ sumergida.
ríodo una fuerza expositiva y la temática social entró En los años en los que hemos incluido el Realismo
a formar parte de su desarrollo, exponiendo la verdad y Surrealismo, no todas las obras teatrales siguieron
desnuda de las barriadas paupérrimas de las grandes esta pauta, existieron muchas de ellas con toques de
ciudades, los conflictos de los obreros en fábricas y romanticismo, o argumentos de simple elaboración.
minas, la condición miserable del indio en el agro. Es Queremos anotar únicamente que en este período, los
un teatro, si no bien encuadrado en la estructura dra­ más prestigiosos de nuestros escritores, pos dieron pie­
mática, por lo menos con la intención de presentar la zas de elevada contextura social, entremezcladas a dra­
realidad del pueblo ecuatoriano. mas conflictivos, donde el psicoanálisis constituyó la
A l unísono de este movimiento, surgen en el mun­ base de su desarrollo.
do las teorías freudianas, el psicoanálisis, las fuentes Los problemas sociales se entremezclaron en nues­
endocrinológicas, que vienen a abastecer a la litera­ tro teatro con los problemas espirituales, de allí la con­
tura de nuevos temas, donde los conflictos anímicos, vivencia de estas dos tendencias, sin que podamos cro­
toman la tonalidad embrujante de misterio, impresio­ nológicamente deslindarlas, y es por este motivo como
nando con sus planeamientos, conmoviendo con sus las hemos agrupado en un solo capítulo.
abrumadores complejos. Aparte de ello, surge en nuestro teatro una expre­
Esto es algo como una revisión de conciencias, co­ sión característica: la llamada “Estampa Quiteña”, géne­
rrección de viejos moldes espirituales, que va crecien­ ro corto a modo de sainete, de tendencia cómica, pues­
do con fuerza científica y acentuando su personalidad ta como relleno en las funciones de teatro serio. Este
en la mente humana. L a literatura se volcó a ella, atraí­ fenómeno escénico nacido con intención costumbrista,
da por la novedosa expresión involucrada en estas teo­ degeneró hasta transformarse en un vulgar astrakán,
rías y se alimentó de sus fuentes, para plasmar obras que vino en cierto modo a desfigurar el sentido dramá­
maestras. tico primitivo, en disparatadas reminiscencias, chocan­
El teatro, resurgiendo de su crisis, tomó para sí tes y sosas, de la vida popular.
esta nueva temática rica en tonos, creando vigorosas y

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Numerosos son los autores de la Estampa, muchos miable. Sus nombres, símbolos de una lucha titánica
de ellos, con cierto rubor, ocultaron su nombre para no por la cultura, deben ser consignados, y este libro les
identificarse con ella, lo que viene a probar nuestro rinde su tributo, por todo cuanto lograron sembrar en
acertó, la desvalorización literaria y artística de este el espíritu del intelectual dramático, en el espíritu del
sainete, nacido con intensión costumbrista y transfor­ pueblo, que supo corresponder en más o en menos su
mado luego, en una grotesca y desamprensiva bufonada sacrificio, con el aplauso justo, estimulando su ardua
labor.
política.
La primera compañía nacional formada en nues­
tra Capital, llevó el nombre de esta ciudad: “Or­
feón Quito”, conjunto de operetas y zarzuelas, donde
se destacaron Eva Raquel Echeverría, María Victoria
II
Aguilera, N. Barriga, N. Carrillo y otros, bajo la direc­
ción del maestro Rafael Ramos Albuja. A continuación,
el profesor extranjero Carlos Reboredo, ex-actor, diri­
COMPAÑIAS DRAMATICAS NACIONALES
gió en ese tiempo el primer Curso de Declamación en
el Conservatorio Nacional de Música y creó la “Dra­
mática Nacional”, con los alumnos asistentes a sus
Sería injusto que en una obra dedicada al teatro, clases. Posteriormente, este conjunto se dividió en dos:
no nos refiramos someramente a la actividad sacrifi­ “Compañía de Variedades”, con Carlota Jaramillo y
cada de un grupo de actores nacionales, quienes con Jorge Araujo, como primeros actores y la “Moncayo -
sus propios recursos, sin apoyo oficial las más veces, Barahona”, con Marina Moncayo y Marco Barahona,
mantuvieron viva la escena, despertando en el medio respectivamente.
el fervor dramático. Su esfuerzo, su lucha contra un
ambiente, cuyo público se volcaba hacia la pantalla so­ A l mismo tiempo se constituyó la “Compañía de
nora, merece nuestro homenaje, por el tesón en man­ Operetas y Zarzuelas”, con los mismos componentes
del “Orfeón Quito” y nuevos actores, quienes pusieron
tenerse firme, en su apasionado camino.
Es por ellos, por este reducido conjunto de acto­ en escena obras de ambiente extranjero, en boga en
aquellos años.
res, que el teatro nacional pudoi expresarse en el tiem­
po, escribiendo su capítulo, ya pasado, pero glorioso. Más tarde se creó la “Compañía Marina Monca­
L a presencia de estos conjuntos, que orillaron mil yo”, a la cabeza de la cual se hallaba esta primera ac­
amargos momentos, lucharon denodadamente por no triz, ya consagrada por los públicos de toda la Repú­
derrotarse, entregaron al pueblo obras de relleno in­ blica, Compañía de Alta Comedia, que estrenó los úl­
ternacional, para mantenerlo informado de las nuevas timos éxitos dramáticos de ese entonces, al tanto del
tendencias teatrales, poniendo en escena piezas de au­ movimiento teatral de habla hispánica. En la misma
tores ecuatorianos, es desde todo punto de vista enco- época se constituyó la “Compañía de Comedias y Va­

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riedades”, con Tita Merizalde y Telmo Vásconez, gru­ También es justísimo recordar al doctor Lowen-
po para piezas ligeras, dadas las características histrió- berg, bajo cuya dirección, tanto en el Teatro Nacional
nieas de sus actores. Estas dos compañías se turnaban “Sucre”, como en la llamada “ Cueva del Buho” , se
semanalmente en el proscenio del Teatro “Sucre”, dan­ exhibieron obras de mérito con su “Teatro de Cámara” ,
do largas temporadas artísticas, consiguiendo en. esta integrado por actores nacionales y extranjeros.
forma atraer enorme público, considerándose por este Asimismo se hizo presente el “ Teatro Universita­
hecho, estos tiempos, como los más brillantes del arte rio”, bajo la dirección de Sixto Salguero, quien presen­
dramático de la Capital. tó numerosas piezas tanto en la capital como en otras
Posteriormente se fundó la “Compañía Nacional”, ciudades.
que a poco se transformó en la “Marco Barahona”, la Aparte de esto, se formaron grupos escénicos de
cual siguió la misma tendencia: estreno continuado de colonias extranjeras radicadas en Quito. Tenemos así
obras europeas y americanas, salpicadas de pronto con el teatro dirigido por Monsieur Thierriot, de la Alian­
piezas de autores nacionales. za Francesa, el Teatro de Cámara en lengua alemana:
Muchos conjuntos de aficionados tuvieron vida efí­ “Kammerspiele”, el teatro en idioma inglés: “ Pichincha
mera. Otros se integraban para conmemorar efeméri­ Playhouse”, conjuntos que vinieron a despertar el in­
des de renombre, tal, entre varios, la puesta en escena terés de este género, con dramas vertidos en sus respec­
de: “ E l Cucurucho de San Agustín”, basado en una le­ tivos idiomas.
yenda de la Capital, estrenado el 12 de Octubre de Actualmente, la ciudad de Quito y el Ecuador to­
1928, en el “Sucre”, por un grupo- de caballeros y da­ do, pueden admirar el empuje iniciado por ese gran au­
mas quiteños. tor y actor a la vez, Francisco Tobar García, quien en
Es más o menos en este momento cuando la Casa el reducidísimo escenario del “ Aula Benjamín Ca­
de la Cultura Ecuatoriana, auspició la vuelta a las ta­ m ón ”, de la Casa de la Cultura de Quito, nos da cada
blas de Marina Moncayo y su nuevo conjunto de acto­ año temporadas de su exclusiva producción, con su
res, que desgraciadamente 110 se mantuvieron mucho compañía: “Teatro Independiente”.
tiempo. Por último, consignamos con mucho entusiasmo,
En los últimos años se formó la “Compañía Gómez la labor dramática desplegada por Fabio Pacchioni, ex­
- Albán”, con Chavica Gómez como primera actriz y perto teatral enviado por la UNESCO, y solicitado a
Ernesto Albán en su papel de primer actor, compañía este organismo, cuando Benjamín Carrión dirigía la
que perduró casi hasta nuestros días. Casa de la Cultura Ecuatoriana y el autor de este libro
No podemos olvidar, una serie de grupos teatrales ocupaba la primera Dirección del Instituto Nacional
creados en los barrios de Quito y en las capitales de de Teatro. Fabio Pacchioni, ha logrado en nuestros días
provincia, que concursaron con obras de autores ecua­ despertar el arte escénico, removiendo la inquietud po­
torianos por dos años consecutivos, en un deseo de re­ pular, creando la Escuela de A rte Dramático, viajando
mover la afición dramática, gracias a su gestor Belisa- con su “Teatro Ensayo” a provincias, para poner ante
rio Rosero.
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las masas obras de ambiente nacional y extranjero, en ro Valencia,1 Raúl Cedeño, Alfredo Pérez Chiriboga,
un trabajo brillante que merece elogios. Jorge Fegan y Luis A. Andi’ade, los actores - autores,
Es de este modo como se ha hecho escena en el Francisco Tobar, Leonardo Páez, Alvaro San Félix, y
país, es de este modo como se pretende, en los momen­ el intérprete de la comedia Ernesto Albán, quien per­
tos actuales, redescubrir la inquietud dramática del sonificó con carácter exclusivo, al hombre típico de la
pueblo, en un deseo de llegar a él y hacerle sentir los “Estampa Quiteña”: Evaristo Corral y Chancleta.
valores de quienes entregaron su sensibilidad a este Todos ellos y muchos más, involuntariamente no
difícil género. recordados, crearon nuestra escena, mantuvieron viva
Y si hemos hablado de los conjuntos en general, su llama, hasta el momento en el cual vencidos por el
justo también es referirnos, aunque sea consignando medio, se retiraron de las tablas, dejando a su paso
sus nombres, a quienes lograron esta conquista, desde una huella que no puede ser olvidada jamás.
los distintos tablados de las ciudades y pueblos, en su
esfuerzo por demostrar su arte a costa de sacrificios
y amargos desengaños. En primer lugar debemos men­
cionar a Marina Moncayo, artista de méritos exclusivos
y no igualados aún, quien despertó en los públicos
emociones delirantes, por la virtuosidad puesta en los
papeles encomendados a su gran temperamento. Y
entre otras, cuyos nombres se nos escapan, tenemos a
Eva Raquel Echeverría, María Victoria Aguilera, Car­
lota Jaramillo, Olimpia Gómez, Marina Gozembach,
Tita Merizalde, Chavica Gómez, Lastenia Ribadeneira,
Alma Nury, María Esther Andrade, Olimpia Andrade,
Inés Prado, Etelvina Rosero, María Luisa Moncayo,
América e Inés Yépez, Vera Kohn, todas en sus pape­
les, ya de carácter o de damas jóvenes, dando brillo a
la escena, levantando el entusiasmo y la pasión por es­
te arte indiscutible.
Y entre los actores tenemos que señalar a Jorge
Araujo, Jorge Icaza, Marco Barahona, Alfredo León,
Alfredo Riorrío, Eduardo Albornoz, Humberto Pólit,
Humberto Proaño, Miguel A. Casares, Telmo Vásco-
nez, Gonzalo Proaño, Jorge Barahona, Sergio Araujo,
Carlos Vásconez, Raúl Vallejo, Luis Hernández, Artu­

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R I C A R D O D E S C A L Z I
Pre sid e n te d e l Instituto Ecuatoriano d e Teatro

HISTORIA CRITICA DEL


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. QUITO -1988
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