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Carmen Zuleta de Merchán

Magistrada de la Sala Constitucional


Compiladora

VISIÓN DE GÉNERO
EN LA DOCTRINA
DE LA SALA
CONSTITUCIONAL

Tribunal Supremo de Justicia


Colección Doctrina Judicial No 27
Caracas / Venezuela / 2008
2 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

KHW2921
V635

Visión de género en la doctrina de la Sala Constitucio-


nal / Carmen Zuleta de Merchán, compiladora. Caracas:
Tribunal Supremo de Justicia, 2008.

584 p. - (Colección Doctrina Judicial, Nº 27)


1. Jurisprudencia Constitucional - Venezuela. 2. Dere-
cho Constitucional - Venezuela. 3. Venezuela. Tribunal
Supremo de Justicia, Sala Constitucional.

© República Bolivariana de Venezuela


Tribunal Supremo de Justicia
Colección Doctrina Judicial - Nº 27
Fernando Parra Aranguren, Director
Depósito Legal lf:
ISBN:
Depósito Legal lf:
ISBN:
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 3

Carmen Zuleta de Merchán


Magistrada de la Sala Constitucional
Compiladora

VISIÓN DE GÉNERO
EN LA DOCTRINA
DE LA SALA
CONSTITUCIONAL

Tribunal Supremo de Justicia


Colección Doctrina Judicial, Nº 27
Caracas/Venezuela/2008
4 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

SALA CONSTITUCIONAL SALA POLITICOADMINISTRATIVA

Dra. Luisa Estella Morales Lamuño Dra. Evelyn Margarita Marrero Ortiz
Presidenta del Tribunal Presidenta de la Sala
y Presidenta de la Sala Dra. Yolanda Jaimes Guerrero
Dr. Jesús Eduardo Cabrera Vicepresidenta de la Sala
Vicepresidente de la Sala Dr. Levis Ignacio Zerpa
Dr. Pedro Rafael Rondón Haaz Dr. Hadel Mostafá Paolini
Dr. Francisco Antonio Carrasquero López Dr. Emiro Antonio García Rosas
Dr. Marcos Tulio Dugarte Padrón
Dra. Carmen Zuleta de Merchán
Dr. Arcadio Delgado Rosales

SALA ELECTORAL SALA DE CASACIÓN CIVIL

Dr. Luis Alfredo Sucre Cuba Dra. Yris Armenia Peña Espinoza
Segundo Vicepresidente del Tribunal Presidente de la Sala
y Presidente de la Sala Dra. Isbelia Josefina Pérez Velásquez
Dr. Luis Martínez Hernández Vicepresidenta de la Sala
Vicepresidente de la Sala Dr. Antonio Ramírez Jiménez
Dr. Rafael Arístides Rengifo Camacaro Dr. Carlos Oberto Vélez
Dr. Juan José Núñez Calderón Dr. Luis Antonio Ortiz Hernández
Dr. Fernando Ramón Vegas Torrealba

SALA DE CASACIÓN SOCIAL SALA DE CASACIÓN PENAL

Dr. Omar Alfredo Mora Díaz Dra. Deyanira Nieves Bastidas


Presidente de la Sala Primera Vicepresidenta del Tribunal
Dr. Juan Rafael Perdomo y Presidenta de la Sala
Vicepresidente de la Sala Dr. Eladio Ramón Aponte Aponte
Dr. Alfonso Rafael Valbuena Cordero Vicepresidente de la Sala
Dr. Luis Eduardo Franceschi Gutiérrez Dra. Blanca Rosa Mármol de León
Dra. Carmen Elvigia Porras de Roa Dr. Héctor Manuel Coronado Flores
Dra. Miriam del Valle Morandy Mijares
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 5

Palabras Preliminares

El Nº 27 de la Colección Doctrina Judicial difunde la selección pre-


parada por la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, intitulada Visión
de género en la doctrina de la Sala Constitucional, donde reúne
algunas de sus decisiones que, a su entender, tratan, de un modo u otro,
el tema definido en el título, transcritas en su totalidad, por orden crono-
lógico. La recopilación va precedida de un ensayo preparado por la com-
piladora y seguida por el texto de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de dieciséis de marzo de
2007 –divulgada originalmente en laGaceta Oficial Nº 38.647 , de die-
cinueve de marzo de 2007 y reproducida por error material del ente
emisor en la Nº 38.668 de veintitrés de abril del mismo año–, y el de las
resoluciones de la Sala Plena de este Alto Tribunal de doce de diciem-
bre de 2007, relacionadas con dicho conjunto normativo.

La primera parte contiene el ensayo Constitución


( y Género) preparado
por la Magistrada Zuleta como presentación de esta obra. Allí destaca
cómo la Constitución vigente “propone una toma de conciencia de la im-
portancia y necesidad de la perspectiva de género”, en cuanto coloca a
las féminas en paridad de condiciones de igualdad con los hombres, por
primera vez en la historia constitucional venezolana. En conformidad con
6 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

esta visión, afirma, “la legislación pre-constitucional que las mujeres ve-
nezolanas habían logrado en poco más de medio siglo (...devino...) ele-
mental, desarticulada, ineficaz, dispersa y, sobre todo, inconclusa”.

La segunda parte reproduce, cronológicamente ordenadas, dieciocho


de las sentencias dictadas por la Sala Constitucional de este Alto Tribu-
nal. A juicio de la Magistrada Zuleta de Merchán, su contenido incidirá
en la orientación del estudio y la investigación del género, tanto en el
país como allende sus fronteras. Entrega así al lector, fallos donde se
resolvió una multiplicidad de materias, entre las cuales cabe mencionar:
la interpretación del artículo 77 de la Carta Magna en vigor; la nulidad
parcial de la Ley Sobre la Violencia Contra la Mujer y la Familia, de tres
setiembre de 1998, a requerimiento del Fiscal General de la República;
la inseminación artificial, la fecundación in vitro, otras técnicas de re-
producción asistida y materias relacionadas, verbi gratia, los bancos
de semen y los vientres en alquiler; las clínicas abortivas clandestinas; y
la prueba heredobiológica de ADN.

La tercera parte del libro divulga el texto de la Ley Orgánica Sobre el


Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, anteriormente
identificada, y el de las resoluciones de la Sala Plena de este Alto Tribu-
nal, tendentes a implementar los tribunales especiales con competencia
en materia de delitos de violencia contra la mujer en el Área Metropolita-
na de Caracas y en los estados Anzoátegui, Aragua, Bolívar, Carabobo,
Lara, Trujillo y Zulia, todas de doce de diciembre de 2007, en acatamiento
de lo dispuesto en el Capítulo IX de dicho conjunto normativo.

Se espera que esta obra sea tan bien acogida como las anteriores de
nuestro sello editorial, especialmente, por quienes integran el sistema de
justicia, tal como es definido en el Texto Constitucional vigente, artículo
253, esto es, “el Tribunal Supremo de Justicia, los demás tribunales que
determine la ley, el Ministerio Público, la Defensoría Pública, los órga-
nos de investigación penal, los o las auxiliares y funcionarios o funcio-
narias de justicia, el sistema penitenciario, los medios alternativos de
justicia, los ciudadanos o ciudadanas que participan en la administración
de justicia conforme a la ley y los abogados autorizados o abogadas
autorizadas para el ejercicio”.

Caracas, diecisiete de enero de 2008


Luisa Estella Morales Lamuño
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 7

Contenido

Índice de Artículos ............................................................. 11


Abreviaturas ......................................................................... 19

I PARTE

Constitución y Género ....................................................... 23

II PARTE

SELECCIÓN DE SENTENCIAS CON


PERSPECTIVAS DE GÉNERO DE LA SALA
CONSTITUCIONAL DEL TRIBUNAL SUPREMO
DE JUSTICIA, POR ORDEN CRONOLÓGICO

1 . El Fuero Maternal establecido en la Ley Orgánica del


Trabajo no es extensible al padre trabajador.
Sentencia Nº 259/2001 ............................................... 41

2 . Uniones Estables. Interpretación del artículo 77 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Diferencias con el matrimonio y el concubinato.
Sentencia Nº 1.682/2005 ........................................... 46
8 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

3 . Nulidad por Reedición Legal. Uxoricidio y otros Delitos


de Honor.
Sentencia Nº 728/2006 ............................................... 66

4 . Protección integral a la Maternidad.


Sentencia Nº 742/2006 ............................................... 76

5 . Nulidad parcial de la Ley Sobre la Violencia Contra la


Mujer y la Familia, publicada el 3 de septiembre de 1998,
en Gaceta Oficial Nº 36.576, posteriormente reimpresa
el 6 de noviembre de 1998. (derogada).
Sentencia Nº 972/2006 ............................................... 86

6 . Aclaratoria del fallo Nº 972, dictado por la Sala Constitu-


cional del Tribunal Supremo de Justicia, referente a la Nu-
lidad Parcial por Inconstitucionalidad de la Ley Sobre la
Violencia Contra la Mujer y la Familia, publicada el 3 de
septiembre de 1998 en Gaceta Oficial Nº 36.576, posterior-
mente reimpresa el 6 de noviembre de 1988. (Derogada). 174
Sentencia Nº 1.597/2006 ...........................................

7 . Acción de Amparo con Avocamiento. Inseminación Ar-


tificial, Fecundación In Vitro, otras técnicas de repro-
ducción asistida. Bancos de Semen, Madres subrogadas
“vientres en alquiler”. Fecundación no consentida. Filia-
ción y capacidad para suceder.
Sentencia Nº 1.456/2006 ........................................... 201

8 . Principio de Igualdad. Edad de Jubilación para las mu-


jeres. Nulidad por Inconstitucionalidad de los artículos
27 y 31 de la Ley del Seguro Social, y artículo 3 literal
“a” de la Ley del Estatuto Sobre el Régimen de Jubila-
ciones y Pensiones de los Funcionarios o Empleados
de la Administración Pública Nacional de los Estados y
los Municipios.
Sentencia Nº 1.457/2006 ........................................... 261
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 9

9 . Admisión de una Acción de Amparo Constitucional, por


vía de excepción, en aras de proteger la Maternidad.
Sentencia Nº 1.617/2006 ........................................... 281

10. Fuero Maternal de las Juezas.


Sentencia Nº 1.742/2007 ........................................... 290

11. Clínicas Abortivas Clandestinas.


Sentencia Nº 1.998/2006 ........................................... 312

12. Calificación de la Sala Constitucional. Carácter Orgáni-


co de la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia.
Sentencia Nº 229/2007 ............................................... 340

13. Recurso de Interpretación Constitucional. La Flagran-


cia, en los Delitos de Género.
Sentencia Nº 272/2007 ............................................... 361

14. Amparo en apelación. La demanda de divorcio por ex-


cesos, sevicia o injurias graves, no excluye la interposi-
ción de demandas por Delitos de Género.
Sentencia Nº 1.987/2007 ........................................... 383

15. Admisión de Acción de Amparo Constitucional en pro-


tección de intereses colectivos y difusos contra las Imá-
genes Pornográficas que Promueven la Prostitución y la
Violencia.
Sentencia Nº 2.146/2007 ........................................... 408

16. Avocamiento. Responsabilidad Extracontractual del Es-


tado por el homicidio de un esposo y padre de familia.
Demanda interpuesta por la Viuda y sus hijos.
Sentencia Nº 2.359/2007 ........................................... 426
10 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

17. Aclaratoria del fallo Nº 2.359/2007 dictado por la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia refe-
rente a la demanda por Responsabilidad Extracontrac-
tual interpuesta contra la Republica Bolivariana de
Venezuela, por la Viuda y los hijos del ciudadano Ra-
món Oscar Carmona Vásquez. Se censura y rechaza
el lenguaje irrepetuoso.
Sentencia Nº 03/2008 ................................................. 438

18. Prueba Heredobiológica de ADN.


Sentencia Nº 2.491/2007 ........................................... 450

III PARTE

Exposición de Motivos de la Ley Orgánica sobre el Derecho


de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia ...................... 469

Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida


Libre de Violencia ................................................................... 475

Creación de Tribunales para conocer de los procesos de vio-


lencia contra las mujeres ......................................................... 529
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 11

Índice de Artículos

CÓDIGO CIVIL
Artículo 70 .............................................................. 46
Artículo 137 ............................................................ 46
Artículo 168 ............................................................ 46
Artículo 171 ............................................................ 46
Artículo 174 ............................................................ 46
Artículo 201 ............................................................ 201
Artículo 202 ............................................................ 201
Artículo 204 ............................................................ 201
Artículo 211 ............................................................ 46
Artículo 285 ............................................................ 46
Artículo 427 ............................................................ 46
Artículo 507 ............................................................ 46
Artículo 767 ............................................................ 46
Artículo 807 ............................................................ 46
Artículo 809 ............................................................ 201
Artículo 810 ............................................................ 46
Artículo 823 ............................................................ 46
Artículo 824 ............................................................ 46
Artículo 825 ............................................................ 46
Artículo 883 ............................................................ 46
Artículo 1.264 ......................................................... 201
Artículo 1.394 ......................................................... 174, 261
Artículo 1.196 ......................................................... 426
12 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

CÓDIGO DE ÉTICA PROFESIONAL DEL ABOGADO


Artículo 47 .............................................................. 438

CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL


Artículo 197 ............................................................ 438
Artículo 249 ............................................................ 426
Artículo 252 ............................................................ 438
Artículo 272 ............................................................ 66
Artículo 524 ............................................................ 426
Artículo 556 ............................................................ 426
Artículo 1.396 ......................................................... 66

CÓDIGO ORGÁNICO PROCESAL PENAL


Artículo 8 ................................................................ 312
Artículo 64 .............................................................. 86
Artículo 108 ............................................................ 86
Artículo 243 ............................................................ 86
Artículo 244 ............................................................ 86
Artículo 246 ............................................................ 86
Artículo 247 ............................................................ 86
Artículo 248 ............................................................ 174, 261, 361
Artículo 250 ............................................................ 86, 312
Artículo 253 ............................................................ 312
Artículo 256 ............................................................ 86, 312
Artículo 264 ............................................................ 312
Artículo 283 ............................................................ 86
Artículo 284 ............................................................ 86
Artículo 285 ............................................................ 86
Artículo 315 ............................................................ 86
Artículo 320 ............................................................ 86
Artículo 326 ............................................................ 86
Artículo 372 ............................................................ 361

CÓDIGO PENAL
Artículo 77 .............................................................. 312
Artículo 84 .............................................................. 312
Artículo 99 .............................................................. 312
Artículo 222 ............................................................ 66
Artículo 225 ............................................................ 66
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 13

Artículo 226 ............................................................ 66


Artículo 421 ............................................................ 66
Artículo 423 ............................................................ 66
Artículo 433 ............................................................ 312
Artículo 435 ............................................................ 312

CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS


CIVILES Y POLÍTICOS
Artículo 8 ................................................................ 361
Artículo 14 .............................................................. 361

CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS


HUMANOS
Artículo 17 .............................................................. 201
Artículo 18 .............................................................. 201

CONVENIO Nº 183 DE LA ORGANIZACIÓN


MUNDIAL DEL TRABAJO
Artículo 8 ................................................................ 291

CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO


Artículo 5 ................................................................ 291
Artículo 7 ................................................................ 201

CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE


TODAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA
LA MUJER
Artículo 4 ................................................................ 291
Artículo 16 .............................................................. 201
Artículo 81 .............................................................. 291

CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Artículo 2 ................................................................ 312, 341
Artículo 6 ................................................................ 341
Artículo 15 .............................................................. 341
Artículo 16 .............................................................. 341
Artículo 19 .............................................................. 291
Artículo 20 .............................................................. 201
14 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Artículo 21 .............................................................. 86, 174, 201, 341


Artículo 22 .............................................................. 201, 361
Artículo 23 .............................................................. 291
Artículo 26 .............................................................. 86, 201
Artículo 27 .............................................................. 201
Artículo 29 .............................................................. 383, 408
Artículo 41 .............................................................. 341
Artículo 43 .............................................................. 312, 341
Artículo 44 .............................................................. 86, 174, 361
Artículo 46 .............................................................. 86
Artículo 47 .............................................................. 86
Artículo 49 .............................................................. 46, 86, 291, 312
341, 383, 408
Artículo 55 .............................................................. 361, 383, 408
Artículo 56 .............................................................. 201
Artículo 62 .............................................................. 341
Artículo 75 .............................................................. 76, 86, 174, 201
Artículo 76 .............................................................. 76, 201, 281, 291
Artículo 77 .............................................................. 46
Artículo 78 .............................................................. 383, 408
Artículo 86 .............................................................. 291
Artículo 89 .............................................................. 291
Artículo 127 ............................................................ 201
Artículo 128 ............................................................ 341
Artículo 147 ............................................................ 341
Artículo 165 ............................................................ 341
Artículo 172 ............................................................ 341
Artículo 203 ............................................................ 341
Artículo 209 ............................................................ 341
Artículo 247 ............................................................ 341
Artículo 252 ............................................................ 261
Artículo 257 ............................................................ 201, 383 408
Artículo 259 ............................................................ 291
Artículo 262 ............................................................ 341
Artículo 285 ............................................................ 86, 174
Artículo 302 ............................................................ 341
Artículo 312 ............................................................ 341
Artículo 313 ............................................................ 341
Artículo 334 ............................................................ 66
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 15

Artículo 335 ............................................................ 41, 201


Artículo 336 ............................................................ 341
Artículo 338 ............................................................ 341

DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y


DEBERES DEL HOMBRE
Artículo 6 ................................................................ 291
Artículo 7 ................................................................ 291

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS


HUMANOS
Artículo 25 .............................................................. 291

LEY DE ABOGADOS
Artículo 61 .............................................................. 438
Artículo 70 .............................................................. 438

LEY ORGÁNICA DE AMPARO SOBRE DERECHOS


Y GARANTÍAS CONSTITUCIONALES
Artículo 4 ................................................................ 312, 450
Artículo 5 ................................................................ 291
Artículo 6 ................................................................ 76, 281, 291
383, 408
Artículo 8 ................................................................ 41, 76, 281
Artículo 15 .............................................................. 281
Artículo 18 .............................................................. 281
Artículo 28 .............................................................. 41
Artículo 35 .............................................................. 201

LEY ORGÁNICA DEL TRABAJO


Artículo 384 ............................................................ 76, 291

LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE


JUSTICIA
Artículo 5 ................................................................ 66, 281
Artículo 17 .............................................................. 438
Artículo 19 .............................................................. 426, 438
Artículo 21 .............................................................. 291, 426
Artículo 23 .............................................................. 438
Artículo 252 ............................................................ 174
16 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

LEY ORGÁNICA DE PROCEDIMIENTOS


ADMINISTRATIVOS
Artíiculo 19 ............................................................. 291
Artículo 79 .............................................................. 86

LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN DEL


NIÑO Y DEL ADOLESCENTE
Artículo 1 ................................................................ 383
Artículo 4 ................................................................ 383
Artículo 5 ................................................................ 383
Artículo 8 ................................................................ 383
Artículo 15 .............................................................. 201
Artículo 16 .............................................................. 201
Artículo 17 .............................................................. 201
Artículo 18 .............................................................. 201
Artículo 22 .............................................................. 201
Artículo 25 .............................................................. 201
Artículo 26 .............................................................. 201, 383
Artículo 28 .............................................................. 383
Artículo 32 .............................................................. 383
Artículo 270 ............................................................ 383
Artículo 328 ............................................................ 450
Artículo 358 ............................................................ 383
Artículo 452 ............................................................ 450
Artículo 489 ............................................................ 450

LEY ORGÁNICA SOBRE EL DERECHO DE LAS


MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
Artículo 1 ................................................................ 383
Artículo 5 ................................................................ 383
Artículo 14 .............................................................. 383
Artículo 15 .............................................................. 383
Artículo 70 .............................................................. 383
Artículo 71 .............................................................. 383
Artículo 72 .............................................................. 383
Artículo 87 .............................................................. 383
Artículo 88 .............................................................. 383
Artículo 89 .............................................................. 383
Artículo 90 .............................................................. 383
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 17

Artículo 91 .............................................................. 383


Artículo 92 .............................................................. 383

LEY SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LA


MUJER Y LA FAMILIA
Artículo 1 ................................................................ 86
Artículo 3 ................................................................ 86
Artículo 15 .............................................................. 174
Artículo 31 .............................................................. 86
Artículo 32 .............................................................. 86, 174, 261, 361
Artículo 34 .............................................................. 86, 174, 261, 361
Artículo 36 .............................................................. 86
Artículo 37 .............................................................. 86
Artículo 39 .............................................................. 86, 174, 261, 361
Artículo 40 .............................................................. 86

LEY SOBRE TRASPLANTE DE ÓRGANOS Y


MATERIALES ANATÓMICOS EN SERES
HUMANOS
Artículo 1 ................................................................ 201
Artículo 2 ................................................................ 201
Artículo 16 .............................................................. 201
Artículo 17 .............................................................. 201
Artículo 18 .............................................................. 201

PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS


CIVILES Y POLÍTICOS
Artículo 23 .............................................................. 201
Artículo 24 .............................................................. 201
18 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

s
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 19

Abreviaturas

CASDCP: Convención Americana Sobre Derechos Civiles y


Políticos

CASDH: Convención Americana Sobre Derechos Humanos

CC: Código Civil

CEPA: Código de Ética Profesional del Abogado

CONV.
Nº 183 OIT: Convenio Nº 183 de la Organización Mundial del Trabajo

COPP: Código Orgánico Procesal Penal

CP: Código Penal

CPC: Código de Procedimiento Civil

CRBV: Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

CSDN: Convención Sobre los Derechos del Niño


20 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

CSETFDCM: Convención sobre la Eliminación de todas formas de


Discriminación Contra la Mujer

DADDH: Declaración Americana de los Derechos y Deberes


del Hombre

DUDH: Declaración Universal de los Derechos Humanos

LA: Ley de Abogados

LOASDGC: Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garan-


tías Constitucionales

LOPA: Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos

LOPNA: Ley Orgánica Para la Protección del Niño y del Ado-


lescente

LOSDMVLV: Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a


una Vida Libre de Violencia

LOT: Ley Orgánica del Trabajo

LOTSJ: Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia

LSTOMASH: Ley Sobre Transplante de Órganos y Materiales


Anatómicos en Seres Humanos

LSVCMF: Ley Sobre la Violencia Contra la Mujer y la Familia

PIDCP: Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos


VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 21

I PARTE
CONSTITUCIÓN Y GÉNERO
22 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

S
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 23

CONSTITUCIÓN Y GÉNERO

Podemos decir que la Constitución de la República Bolivariana de Ve-


nezuela de 1999 se propone una toma de conciencia de la importancia y
necesidad de la perspectiva de género en la teoría y práctica de la ciu-
dadanía, cuando con el uso de un lenguaje inclusivo, libre de sexismo de
“el ciudadano” y “la ciudadana”, visibiliza a las mujeres (la otra mitad
del género humano) en condiciones de igualdad con los hombres por
primera vez en la historia de nuestra legislación republicana. El discurso
constitucional enfrenta desde el vértice piramidal normativo la cultura
patriarcal de sumisión doméstica, subordinación social y ocultamiento
político que han padecido las mujeres durante siglos, y que ha permane-
cido inmutable en la evolución de la civilización, como consecuencia de
la idea ancestral de vincular lo femenino a un determinismo biológico.
La conceptualización biológica de lo femenino apenas comenzó a re-
vertirse con los descubrimientos sucesivos de las ciencias de la natu-
raleza –como la biología, la fisiología, la medicina y más tarde la
genética– que sin proponérselo quebrantaron este sistema de explica-
ción de la problemática femenina en relación con el hombre, y permi-
tieron que la mujer iniciara un proceso de desalineación respecto de
su naturaleza biológica. Se ha tratado desde entonces de empezar a
visualizar nuevas prácticas sociales para denunciar las viejas, y per-
suadir a la gente de que actúe de modo distinto a como lo hacía en el
pasado. Es esto una revolución de la conciencia que denuncia la
24 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

incorporación de la supremacía de la masculinidad y la subordinación


de las mujeres en la vida cotidiana de la sociedad contemporánea.
“Esa subordinación –dice Catherine McKinnon (1991)– atraviesa los
siglos como una monótona (y por lo tanto generalmente inaudible)
melodía de base: el sonido del redoblar de los hombres sobre las muje-
res. No parece posible una orquestación dramática”.
El concepto de feminidad ha estado durante mucho tiempo vinculado
exclusivamente a su naturaleza biológica. Para la mujer “la biología es
el destino”, se diría en sentido freudiano. Esta “naturaleza” predetermi-
nada y fijada de una vez para siempre, recreó las representaciones mi-
tológicas e ideológicas que giran sobre el sexo femenino, y determinó
fatalmente el lugar de las mujeres en la sociedad. Los roles y tareas
sociales permanecieron indisolublemente ligados a su naturaleza bioló-
gica quedando relegada la mujer a su función reproductora; ello disimu-
ló todos los demás aspectos socioculturales, económicos y políticos, y
sus mecanismos de dominación.
Gracias a los descubrimientos científicos que comenzaron desde finales
del siglo XVII, se pudo deslindar ámbitos hasta entonces confundidos
como son los de sexualidad, procreación, maternidad, educación y tra-
bajo; y la mujer, desalienada de su naturaleza biológica que la tuvo por
siglos socialmente resignada y sicológicamente entregada, ha podido
acceder selectivamente con libertad hacia todos esos ámbitos igual que
el hombre. A partir de allí aparecieron con claridad los aspectos cultura-
les y socioeconómicos que tenían enmascarada la aplastante finalidad
de la naturaleza biológica, y que había sido “universal, abundante y abu-
sivamente” empleada para fundar sistemas de representaciones, de
valores, de legislaciones y de educación que asegurasen la dominación
del varón, al punto que hizo exclamar a Simone de Beauvoir: “No se
nace mujer, se convierte una en ella”. Hoy día, la irreversibilidad del
progreso científico sigue apuntalando la liberación femenina, aun cuan-
do resulte más fácil modificar los hechos de la naturaleza que los he-
chos de la cultura, como bien acota Evelynne Sullerot (1964). Sin
embargo, ya no queda duda de que se puede invertir la célebre fórmula
de Simone de Beauvoir: se nace efectivamente mujer, con un destino
físico programado distinto al del hombre y con todas las consecuencias
sicológicas y sociales vinculadas a esas diferencias; pero se puede mo-
dificar ese destino y convertirse en lo que una quiera, conformarse con
ese destino o apartarse del mismo resueltamente.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 25

Cierto es que el masculinismo como reflejo de un orden patriarcal se


ha impuesto como sistema de dominación en la historia de las relacio-
nes entre hombres y mujeres, y a diferencia de la historia de la sexua-
lidad no tiene variaciones: ha permanecido como una inaudible melodía
de fondo imperceptible al razonamiento. Dice Richard Rorty (2005)
que el masculinismo es un monstruo mucho más grande y feroz que
cualquiera de los pequeños monstruos parroquiales con los que luchan
los pragmatistas y deconstruccionistas porque es la defensa de la gen-
te que ha estado en la posición superior desde el comienzo de la histo-
ria contra los intentos de derribarlos; ese tipo de monstruo es muy
adaptable, y se sospecha que puede sobrevivir casi tan bien en un
ambiente filosófico antilogocéntrico como en uno logocéntrico. De allí
que la mejor manera de combatirlo sea demitificándolo, es decir, re-
futando los intentos masculinistas de hacer que las prácticas presen-
tes parezcan inevitables cuando no son más que un dato histórico
contingente; el hecho de que las personas con músculos ligeramente
más grandes han estado intimidando por mucho tiempo a las personas
con músculos ligeramente más pequeños.
Una primera alerta contra la discriminación y por la igualdad real de
las mujeres lo constituye el manejo apropiado del lenguaje, porque cierto
es como dice Vittoria Ferrara-Bardile (2000), “el lenguaje no es ino-
cente ni neutro: transmite ideología, interpreta, reproduce la cultura,
refuerza los valores imperantes en la sociedad y condiciona nuestra
visión de la realidad”. De allí que en su empeño por la igualdad y
equidad de género, la Conferencia General de la UNESCO desde 1987
mediante Resolución 14.1 recomienda evitar en lo posible el empleo
de términos referidos a un solo sexo, salvo que se trate de medidas
positivas a favor de la mujer.
La construcción política, social, económica y jurídica que concibió la
revolución burguesa de 1789 no tomó en cuenta a las mujeres, a pesar
de los “Cuadernos de Quejas” de las revolucionarias de entonces. De
allí que Ana Rubio (2004) dijera que “la libertad de los modernos es una
libertad que se construye conscientemente sobre la servidumbre de las
mujeres en lo privado, y la exclusión de la ciudadanía en lo público”.
Tradicionalmente los textos constitucionales, las leyes y la jurispruden-
cia utilizaron los vocablos masculinos como representativos del género
humano, ignorando la especificidad del género femenino, ello ha opera-
do como vehículo transmisor de una cultura patriarcal discriminatoria y
de sumisión femenina aunado al sexismo lingüístico corriente de la len-
26 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

gua hablada, y de la escrita en los textos escolares, religiosos y de la


prensa en general. En el sentido de Alf Ross, ello conforma la tradi-
ción de cultura que como fuente no objetivada de Derecho constituye
el aparato conceptual de los jueces y juezas (incluidas) para administrar
justicia. Como muestra de esta arraigada influencia androcéntrica, to-
davía en nuestros días existe jurisprudencia reiterada que configura como
causal de divorcio la negativa de la esposa a efectuar labores domésti-
cas, calificándose esta conducta como “abandono voluntario”.
Es que en el discurso jurídico las mujeres sólo adquirían la condición de
madres, hijas o esposas bajo una valoración moral-sexual que le era
ajena a la valoración jurídica del varón. La posición estructural de des-
igualdad entre hombres y mujeres, en el pensamiento judeocristiano,
encuentra justificación en la Biblia cuyo primer libro el Génesis relata la
creación de Eva a partir de la costilla de Adán. “El sometimiento de la
mujer al varón –añade Octavio Salazar Benítez (2006)–, es el castigo
que recibe por su pecado: “Multiplicaré los trabajos de tus preñeces.
Parirás con dolor los hijos, buscarás con ardor a tu marido que te domi-
nará” (Génesis, 3, 16), De esta manera el Génesis, como bien lo ha
expuesto Alicia Mirayes, se convirtió en expresión de una ley natural.
La mujer había roto la existencia feliz del paraíso y el hombre debía
restaurarla como un héroe... El Cristianismo, partiendo de unas Escritu-
ras tremendamente misóginas, también se olvidó en su mensaje de igual-
dad de todos los hombres ante Dios de incluir a la otra mitad. Este
“olvido” contribuyó a lo largo de los siglos a mantener la posición subor-
dinada de las mujeres. Incluso, podemos afirmar que el cristianismo
ayudó a frenar un cierto proceso de emancipación que las mujeres ha-
bían iniciado en la etapa final del Imperio Romano. Basta con releer las
epístolas de Pablo de Tarso para descubrir que la vía que el cristianismo
ofrece a la mujer para su redención no es otra que la maternidad”; el
modelo a imitar es el de la Virgen María, ejemplo supremo de madre
abnegada, asexual y sufridora.
Esta pesada carga cultural androcéntrica constituye la premisa del
sistema de creencias y valores del cual los jueces y juezas sólo pue-
den liberarse adquiriendo una formación profesional que les permita
descubrir y superar el sesgo masculinizante que subyace en las leyes
y que opera poderosamente en los operadores de justicia, produciendo
un conflicto de valores al momento de proceder a la interpretación y
aplicación del Derecho. He aquí la tarea judicial pendiente. No basta
que la Constitución que se estrenó en el año 1999 con el propósito de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 27

refundar la República, se diseñara y redactase con una perspectiva de


género sensitiva que visibiliza los derechos, intereses y necesidades
de las mujeres, y garantiza la igualdad en el ejercicio efectivo de la
ciudadanía para la construcción de un nuevo proyecto nacional. Se
hace también necesario deslastrarse de la vieja cultura y aprender a
conducirse con los nuevos paradigmas de valoración del género en la
cultura universal contemporánea.
Hemos de saber que en Venezuela, la consagración de los derechos
ciudadanos de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres
ha sido producto de un largo y lento proceso de elaboración legislativa.
La Constitución de 1947 consagró por primera vez el derecho al sufra-
gio universal. La Constitución de 1961 consagró el principio de igualdad
y de no discriminación, pero sólo progresivamente la mujer dejó de ser
tratada como una incapaz jurídica en iguales condiciones que los meno-
res de edad. En 1982, se reformó el Código Civil para reconocer a las
mujeres la igualdad de derechos conyugales y familiares. En 1990, la
Ley Orgánica del Trabajo consagra la igualdad de derechos en el traba-
jo asalariado, amparándose la maternidad y estableciéndose la respon-
sabilidad compartida de las cargas familiares. En 1993, se sanciona la
Ley de Igualdad de Oportunidades de simbólica vigencia. En 1994, se
introduce al artículo 144 de la Ley Orgánica del Sufragio estableciéndo-
se una cuota del 30% para las mujeres en la postulación para los cargos
de elección popular, normativa que desaplicó la Sala Electoral del Tribu-
nal Supremo de Justicia en sentencia Nº 52 del 19 de mayo de 2000,
pendiente de revisión en la Sala Constitucional. Los “crímenes de ho-
nor” y entre ellos el uxoricidio que habían sido anulados en 1980, fueron
reeditados en las sucesivas reformas del Código Penal de 2000 y de
2005 hasta que la Sala Constitucional en sentencia Nº 728 de fecha 5 de
abril de 2006 los declaró nuevamente nulos. En 1998, se sancionó la
Ley contra la Violencia hacia la Mujer y la Familia que había sido objeto
de una aplicación restrictiva en perjuicio de las mujeres porque el Mi-
nisterio Público se negaba a la aplicación por parte de los órganos re-
ceptores de denuncia de la medida cautelar de arresto del agresor en la
Prefectura Civil hasta por setenta y dos horas. La sentencia de la Sala
Constitucional Nº 972 de fecha 9 de junio de 2006 terminó anulando
parcialmente la polémica Ley de Violencia contra la Mujer y la Familia,
lo cual provocó que la Asamblea Nacional la sustituyera rápidamente
en noviembre de 2006 por la Ley Orgánica sobre el Derecho de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia para desarrollar plenamente el
nuevo paradigma de género consagrado en la Constitución de 1999.
28 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Esta difícil vigencia de la legislación femenina nacional incitó la consti-


tución de más de mil organizaciones activas no gubernamentales de
mujeres; la mayoría del interior del país, y articuladas en redes naciona-
les. Al esfuerzo sostenido de esta sociedad civil organizada de mujeres
se debió la perspectiva de género que se introdujo en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela de 1999, y que fuera sometida a
la Asamblea Nacional Constituyente con dos exigencias fundamentales:
“1. Que los Derechos Humanos de las Mujeres quedaran claramente
expresados y consagrados en el texto constitucional; y 2. Que todo el
texto constitucional se construyera y redactase con una perspectiva de
género sensitiva que visibilice los intereses y necesidades de las muje-
res, y que coadyuve a la garantía de la igualdad en el ejercicio efectivo
de la ciudadanía, por la que tanto lucharon generaciones de compatrio-
tas, y que debe ser prioridad en la construcción de un nuevo proyecto
nacional. Es en la ciudadanía donde se conjugan todas las posibilidades
cívicas que permiten a cada persona convertirse en sujeto de derechos
y obligaciones frente a la comunidad de intereses cuyo conjunto confor-
ma el Estado venezolano como expresión formal del país que queremos
todas y todos, como residencia y marco histórico efectivo de nuestras
experiencias individuales, familiares, grupales y colectivas”.
Estas exigencias a la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 termi-
nan por saldar la deuda histórica con las mujeres que ya reclamaba el
ilustre precursor de la Independencia, Francisco de Miranda cuando en
carta a Petion, miembro de la Convención Nacional, le decía: “Por mi
parte, os recomiendo una cosa, sabio legislador, y son las mujeres ...¿Por
qué en un gobierno democrático, la mitad de los individuos, las mujeres,
no están directa e indirectamente representadas, mientras que sí están
sujetas a la misma severidad de las leyes que los hombres hacen a su
gusto? ¿Por qué a lo menos, no se las consulta, respecto a las leyes que
las conciernen más particularmente, como son las del matrimonio, del
divorcio, de la educación de los hijos, etc.? Yo os confieso que todas
estas cosas me parecen injusticias irritantes y muy dignas de ser toma-
das en consideración por nuestros sabios legisladores americanos y eu-
ropeos, los cuales aunque en mayoría reconocían la injusticia de ese
estado de cosas, nunca pudieron explicarme su plausible razón de ser”.
En el texto constitucional ha quedado expresada la orientación del cons-
tituyente sobre la transversalidad de los derechos de género; es así como
en el Título III De los Derechos Humanos y Garantías, y de los
Deberes (artículos 19 al 31), se garantiza conforme al principio de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 29

progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenuncia-


ble, indivisible e interdependiente de los derechos humanos, de confor-
midad con la Constitución, con los Tratados sobre Derechos Humanos
suscritos y ratificados por la República, y con las leyes que los desarro-
llen; Tratados que pasan a formar parte del “bloque constitucional” se-
gún la jurisprudencia de la Sala Constitucional. Se reconoce la igualdad
ante la ley y la no discriminación, y se garantizan las acciones afirmati-
vas jurídicas y administrativas para que la igualdad sea real y efectiva.
En el Capítulo II del Título III De la Nacionalidad y de la Ciuda-
danía (artículos 32 al 42) se empodera a la mujer en el disfrute de su
ciudadanía y de un trato justo. En el Capítulo III del Título III de los
Derechos Civiles (artículos 43 al 61) se prohíbe la esclavitud, la
servidumbre y la trata de personas, en particular de mujeres, niños, ni-
ñas y adolescentes en todas sus formas. En el Capítulo V del Título
III de los Derechos Sociales y de las Familias (artículos 75 al 97)
se asume la protección integral de la familia; de los derechos sexuales y
reproductivos, del matrimonio; las uniones estables de hecho entre hom-
bre y mujer, y su equiparación con el matrimonio; la igualdad y equidad
entre hombres y mujeres en el ejercicio del derecho al trabajo; el reco-
nocimiento del trabajo en el hogar como actividad económica, y el dere-
cho del ama de casa a la seguridad social.
De este articulado constitucional se extrae el nuevo paradigma de gé-
nero que habrá de orientar la legislación, la aplicación y la interpreta-
ción judicial del Derecho. La constitución de 1999 empodera a las mujeres
del proceso de refundación y reconstrucción de la República, y las colo-
ca en el eje del desarrollo político, social, económico y cultural de la
nación. La Asamblea Nacional Constituyente de 1999 se había adelan-
tado a capturar “el espíritu del tiempo” antes aun de que la Asamblea
General de las Naciones Unidas (ONU) aprobara los Objetivos del Mi-
lenio (2000), entre los que se encuentra promover la igualdad de género
y el empoderamiento de las mujeres; objetivo éste que está relacionado
con los retos universales del segundo milenio como son la erradicación
de la pobreza y el hambre en el mundo entero; la implantación de la
educación primaria con carácter universal; la reducción de la mortali-
dad infantil; el mejoramiento de la salud materna; el combate contra el
Sid; la consecución de un medio ambiente sostenible y la consolidación
de una sociedad global para el desarrollo.
La legislación pre-constitucional, que las mujeres venezolanas habían
logrado en poco más de medio siglo, se reveló entonces elemental, des-
30 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

articulada, ineficaz, dispersa y, sobre todo, inconclusa. Atrás quedaba el


esquema tradicional legislativo de articular los derechos de las mujeres
exclusivamente a los temas de familia y maternidad con leyes que las
desmovilizaron en el ámbito público y las confinaban al espacio domés-
tico. El nuevo paradigma constitucional de la transversalidad de género
hace prevalecer la capacidad de las mujeres para colocarse a la van-
guardia de los cambios históricos, impulsando un cambio de patrones
socio-culturales basados en la desigualdad y la subordinación para fa-
vorecer la construcción de una sociedad libre, justa, democrática, parti-
cipativa, paritaria y protagónica. De allí que las nuevas leyes en
progresión de los principios constitucionales de igualdad y equidad de
género –sustitutivas de la anterior legislación– tengan un carácter eman-
cipador y liberador de la condición femenina.
En los viejos esquemas de valoración jurídica de la mujer, producto de la
cultura varonil de la “sociedad patriarcal ilustrada”, las leyes tenían un
carácter asistencialista, de tutela y protección de la mujer. Se pensaba
que la mujer necesitaba protección jurídica por pertenecer a un “grupo
vulnerable”; era un débil jurídico igual que los menores de edad y los
incapaces legales cuya fragilidad social amerita la intervención del Es-
tado policía liberal para tutelar sus derechos, y evitar la excesiva violen-
cia correccional aunque nunca para impedirla ni erradicarla. De allí la
minimización penal de los “delitos de honor” para reconocer la autori-
dad social del pater familis en el concepto de familia tradicional. El
dicho popular “A la mujer ni con el pétalo de una rosa” es ilustrativa de
una evolución de la sociedad patriarcal arcaica; la incorporación de la
frase en los usos sociales bajo la simulación de una falsa galantería, en
realidad se sigue utilizando en nuestros días para inhibir o frenar una
amenaza de agresión contra la mujer.
Hoy, los esquemas asistencialistas de valoración del sexo femenino es-
tán largamente superados. Las mujeres no necesitan una protección
legal similar a la de lo incapaces y menores de edad porque las mujeres
no son incapaces ni son una porción de gente minoritaria ni un grupo
social vulnerable. Las mujeres son la mitad del mundo, la mitad del país;
y tienen iguales derechos y deberes que los hombres en el ámbito priva-
do y en el ámbito público. De modo que los nuevos valores jurídicos de
igualdad y equidad de género asumidos en la Constitución y en los Tra-
tados internacionales requieren de políticas de Estado y de mecanismos
de gobierno eficaces para que la condición social de sumisión y subordi-
nación de la mujer sea sustituida, y se terminen de cerrar las brechas
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 31

históricas existentes en los derechos humanos proclamados para hom-


bres y mujeres, y su efectivo ejercicio. Las mujeres ya no luchan sim-
plemente por su derecho a participar y a ser incluidas. La mera
participación resulta insuficiente porque como bien expresa Gertrude
Mongella (2000), embajadora de Tanzania para la Unión Africana: “Las
mujeres tienen su propia agenda para el cambio y quieren actuar. No
reemplazando a los hombres o usurpando responsabilidades; la última
cosa que queremos para las mujeres es sobrecargarlas de responsabili-
dades. Las mujeres quieren que los padres jueguen un papel más impor-
tante en la crianza y educación de los hijos porque los padres son
irreemplazables. También las mujeres quieren un reparto más equitati-
vo del poder económico y político; no quieren simplemente formar parte
de las estructuras de gobierno sesgadas por el sexo masculino; existe la
necesidad de que el sistema sea más equitativo desde dentro porque las
mujeres tienen ideas alternativas de administración y de gobierno. Fi-
nalmente, las mujeres tienen un mayor compromiso con la paz de la
humanidad y con la solidaridad de los pueblos”.
Nos hemos propuesto presentar en esta publicación una selección en
orden cronológico de las sentencias de la Sala Constitucional del Tribu-
nal Supremo de Justicia, que tienen incidencia sobre el tema de género
con el propósito de aportar nuevos elementos al análisis teórico del gé-
nero que en el país pugna por abrirse espacios propios en las universi-
dades, y en la Escuela Nacional de la Magistratura.
Dos tópicos principales fecundan el análisis de esta jurisprudencia cons-
titucional: introducir el nuevo paradigma de la transversalidad de géne-
ro en la interpretación y aplicación de la legislación; y además, inducir a
los jueces y juezas a deconstruir pragmáticamente el discurso andro-
céntrico que subyace en la “tradición de cultura” en la que están inmer-
sas las leyes, y que aflora inevitablemente como conflicto de valores en
la mente de jueces y juezas a la hora de resolver los litigios. Este ejer-
cicio de descontaminación judicial –extraño a la conducción judicial po-
sitivista– se hace necesario para purificar el Estado de Derecho, y liberar
de prejuicios la aplicación de las leyes.
La jurisprudencia seleccionada debe ser analizada desde una postura
crítica y nunca dogmática. También la Sala Constitucional apenas ini-
cia novedosamente el enfoque de género; aunque pocas veces de
manera abierta, a menos que la naturaleza del recurso así lo explicite;
pero en todo caso, a través, de los Votos Concurrentes y/o Votos Sal-
32 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

vados se ha dejado esbozada la perspectiva de género con el objeto de


abrir caminos, y dejar abonado el ambiente para la discusión académi-
ca en el foro. Se trata de enfatizar otros valores en la práctica judi-
cial; para implantar la convicción de que como se ha dicho tantas veces,
no es posible construir una ciudadanía libre e igual en un Estado de-
mocrático si nos fundamentamos en valores sexistas que arraigados
en el aparato conceptual judicial hacen inocuo el principio constitucio-
nal de igualdad ciudadana.
No ha pasado en vano la jurisprudencia de la Sala Constitucional. Su
impacto ha sido de trascendencia en el devenir histórico del proceso de
refundación de la República que es la propuesta de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela vigente desde el año 1999. Como
dato podemos señalar la sentencia Nº 972/ 2006 que declaró (con dos
Votos Salvados) la nulidad parcial por inconstitucionalidad de la Ley so-
bre la Violencia contra la Mujer y la Familia, y que tuvo paradójicamente
un efecto dialéctico positivo en la evolución de la causa feminista.
El movimiento organizado de mujeres provocó un intenso debate nacio-
nal a propósito de la referida sentencia; y planteó la revisión y actuali-
zación del tema; ello dio como resultado que la Asamblea Nacional
sancionara ese mismo año, en un histórico debate, la Ley Orgánica so-
bre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que entró
en vigencia en el mes de abril de 2007, derogatoria de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia. La nueva Ley no se limita a
sancionar la violencia contra las mujeres sino que tiene carácter eman-
cipador de la condición de subordinación de la mujer a diferencia de la
ley derogada pre-constitucional, la cual se ceñía a sancionar en un solo
texto la violencia de género y la violencia doméstica (contra los demás
miembros de la familia). El cambio nominal de la nueva Ley, haciendo
referencia al derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, indica
de entrada un nuevo enfoque jurídico que tiene que ver con el nuevo
paradigma jurídico de valoración del género; de allí que en el artículo 1
se lea: “La presente Ley tiene por objeto garantizar y promover el dere-
cho de las mujeres a una vida libre de violencia, creando condiciones
para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mu-
jeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando cam-
bios en los patrones socioculturales que sostienen la desigualdad de
género y las relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la
construcción de una sociedad justa, dedocrática, participativa, paritaria
y protagónica”; a continuación la ley, en el Capítulo III, define la violen-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 33

cia contra las mujeres y tipifica como delitos específicos determinadas


formas de violencia, contrarrestando la tendencia tradicional de con-
ceptuar la violencia contra las mujeres como una modalidad de la vio-
lencia genérica tipificada en el Código Penal. Para el juzgamiento de los
delitos de violencia de género, la Ley crea tribunales con competencia
exclusiva en todo el territorio nacional.
Posteriormente en la Sentencia Nº 272/ 2007 la Sala, resolviendo un
recurso de interpretación constitucional, define la flagrancia en los deli-
tos de género, haciendo una distinción entre delito flagrante y aprehen-
sión in fraganti, que se vinculan en una relación de causa y efecto. La
Sala señaló que: “El núcleo del asunto radica en la ponderación que
merecen los valores protegidos constitucionalmente a la mujer víctima y
al agresor. Este ejercicio de razonabilidad evita que la detención del
agresor o del sospechoso sea arbitraria, además de tenerse que cumplir
con los requisitos legales establecidos para la flagrancia con las parti-
cularidades de que para este tipo de delitos se desprende del tema pro-
batorio. En definitiva, se instrumenta una medida de protección efectiva
a favor de la mujer víctima de la violencia de género, y se le garantiza al
agresor o sospechoso que cuando esa medida se instrumente se hará en
apego a los requisitos que para determinar la flagrancia expresa el or-
denamiento jurídico; eso sí, con una visión real de las dificultades pro-
batorias que aparejan los delitos de género”.
La sentencia Nº 728/2006 declaró la nulidad por reedición legal de los
llamados “delitos de honor”, incluido el uxoricidio; que permanecían in-
cólumes desde el origen del Código Penal de 1926 que fueran legislados
bajo la influencia del código italiano de Zanardelli. El uxoricidio se había
resistido a una nulidad por inconstitucionalidad declarada en 1980, per-
maneciendo reeditado en las reformas sucesivas de 2000 y 2001. La
sentencia citada de la Sala ha dejado definitivamente cancelado “el có-
digo de honor” legitimador de la violencia familiar correctiva, vestigio
de la sociedad patriarcal europea del medioevo que frente a la incerti-
dumbre de la paternidad establecida en Las Partidas de Alfonso X: “Los
hijos de mis hijas mis nietos son, los de mis hijos no sé si son”; y para
asegurar al hombre la transmisión de la herencia del linaje y del patri-
monio, tuvo que imponer serias limitaciones sociales y sexuales a la
mujer, entonces valorada como un bien patrimonial del varón.
A la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia, siguió la Ley para la Protección de las Familias, la Materni-
34 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

dad y la Paternidad que entra en vigencia en fecha 20 de septiembre de


2007, para regular aspectos no previstos en la legislación, los cuales se
habían puesto en evidencia en las sentencias de la Sala Constitucional
Nº 259/2001, como lo era: la protección de la paternidad que nunca
había sido objeto de protección legal; la sentencia Nº 1682 / 2005, en
cuanto a la necesidad de legislar sobre el reconocimiento de la paterni-
dad en las uniones estables; y la sentencia Nº 2491 / 2007 que posterior
a la Ley, completa la regulación legal al dejar establecido que las prue-
bas herodobiológicas de ADN no pueden ser ordenadas judicialmente
en ejercicio de la jurisdicción voluntaria sino a través del procedimiento
contencioso en asuntos de familia y patrimonio previstos en la ley espe-
cial, preservando con ello la intimidad de la madre.
Otros temas relacionados o conexos al de género, que han sido objeto
del pronunciamiento de la Sala forman parte de esta selección de fallos
que se publica; tales son la sentencia Nº 1456 / 2006 se extiende en
aspectos no regulados en el Código Civil ni en otras leyes especiales
para ante la ausencia de legislación señalar los efectos legales de la
inseminación artificial, la fecundación in vitro, y otras técnicas de re-
producción asistida; los bancos de semen; las madres subrogadas o los
llamados “vientres en alquiler”; la fecundación no consentida; y los as-
pectos relacionados con la filiación y la capacidad para suceder. Así
también, en otras decisiones ha sido el Voto Salvado el que introduce en
el caso la perspectiva de género como ocurre en las sentencias Nº 1998/
2996 en relación con la responsabilidad penal de las clínicas abortivas
clandestinas cuando se mantiene en la legislación la señalización del
aborto; y en la sentencia Nº 1987/ 2007 que toca las implicaciones pro-
cesales para la mujer cuando demanda el divorcio por excesos, sevicia
o injurias graves: ¿es que acaso el juez que conoce el divorcio no tiene
la obligación de proteger a la esposa que sufre maltrato?
En determinados casos el tratamiento del tema de género es explícito;
tal es la sentencia Nº 1457/2007 donde la Sala declaró que la diferencia
genérica establecida en la ley para la obtención del derecho a la jubila-
ción no resulta discriminatoria. En cambio en la Sentencia Nº 1617 /
2006 con dos Votos Salvados, la Sala negó que mediante amparo se
protegiera el fuero de maternidad de una jueza cuyo nombramiento ha-
bía sido dejado sin efecto; mientras que en la Sentencia Nº 742 / 2006,
no obstante la irreparabilidad del amparo solicitado, la Sala se extiende
ampliamente en el reconocimiento del fuero maternal de una funciona-
ria judicial secretaria de un tribunal. Y en la sentencia Nº 2359 / 2007 la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 35

Sala hace “público reconocimiento a la constancia y espíritu de lucha de


la mujer venezolana en defensa de su familia” a propósito de otorgar
una renta vitalicia por concepto de daño moral a una viuda, en una de-
manda por responsabilidad extracontractual del Estado. Este reconoci-
miento no fue óbice para que en una posterior Aclaratoria de Sentencia,
la Sala censurara la conducta irrespetuosa manifestada por la viuda
beneficiada para con los Magistrados.
Como puede observarse de la lectura de los fallos –que hemos preferi-
do transcribir en forma íntegra para el mejor análisis de casos–, el ensa-
yo de introducir la perspectiva de género en el discurso judicial no está
libre de complejidades; de ello pueden dar cuenta los Votos Concurren-
tes y los Votos Salvados que acompañan algunas decisiones, y que obli-
ga a examinar la sentencia dentro de un proceso dialéctico de manejo
de los cambios sociales y de nuevos paradigmas. En realidad la sustitu-
ción de los viejos paradigmas en la mente del juez y/o jueza debe ser
una labor de racionalidad, producto de una formación profesional donde
se hayan adquirido los conocimientos sobre la evolución de la valora-
ción jurídica del género que impregna las leyes.
Un claro ejemplo de este complejo ejercicio judicial se presenta con el
tema sobre la violencia contra las mujeres que a pesar de ser una ver-
güenza para la conciencia jurídica de la sociedad globalizada de los
Derechos Humanos porque no conoce límites geográficos, culturales o
de desarrollo económico, continua creciendo en cifras alarmantes; de
allí la idea de transversalidad con la que las legislaciones contemporá-
neas plantean articular un derecho que no sólo sirva para combatir la
violencia de género sino que sea un instrumento válido para erradicarla,
ya que tratándose de un problema estructural requiere soluciones multi-
disciplinarias en ámbitos muy diversos, tal como lo expresara el Tribu-
nal Supremo español en sentencia Nº 927 de 24 de junio de 2000, al
expresar: “el delito que comentamos debe ser abordado como un pro-
blema social de primera magnitud, y no sólo como mero problema que
afecta a la intimidad de la pareja, y desde esta perspectiva es claro que
la respuesta penal es necesaria, pero a su vez, debe estar complemen-
tada con políticas de prevención; de ayuda a las víctimas, pero también
de socialización de éstas y de los propios victimarios”.
Pues bien, los jueces y juezas que juzgan sobre los delitos de género
deben tener claro que este especial tipo de violencia no se circunscri-
be a la esfera familiar o de relaciones de pareja; está presente tam-
36 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

bién en otros ámbitos, y la configuran: el acoso sexual en el trabajo;


las agresiones sexuales en la vía pública, las desigualdades, las discri-
minaciones y las prácticas de exclusión de género. Además, la violen-
cia de género en la familia adopta muchos tipos que la Resolución de
Derechos Humanos de la ONU de fecha 15 de diciembre de 2004,
además de condenarlos enérgicamente describe entre otros actos: las
palizas, los abusos sexuales de mujeres y niñas en el hogar, la violen-
cia relacionada con la dote, la violación marital, el infanticidio de ni-
ñas, la mutilación genital femenina, los delitos cometidos contra la mujer
por cuestiones de honor, los delitos pasionales, las prácticas tradicio-
nales nocivas para la mujer, el incesto, los matrimonios precoces y
forzados, la violencia no conyugal y la violencia relacionada con la
explotación sexual, comercial y económica.
Pero también el analista de género debe conocer las tendencias legisla-
tivas y de tratamiento político del problema para identificar los viejos o
nuevos paradigmas que se desarrollan, ya que de ello depende que se
avance en la erradicación de la violencia de género o simplemente se
ataque con represión. Los viejos paradigmas para enfrentar la violencia
no hacen prevalecer necesariamente la igualdad y equidad de género,
por ello la política de Estado contra la violencia tenía y/o tiene las si-
guientes características: a) visión represiva o penalizante del problema;
b) carácter asistencialista; c) la función del Estado es impedir y dismi-
nuir la violencia excesiva; d) las mujeres luchan por participar y ser
incluidas; d) las mujeres son vistas como grupos sociales vulnerables;
e) la violencia contra las mujeres es tratada como una modalidad de la
violencia genérica. En cambio, dentro de las nuevas tendencias de en-
focar la cuestión de género, otros son los paradigmas: a) la igualdad y la
equidad de género son políticas de Estado para el desarrollo democráti-
co porque las mujeres son la mitad del mundo; b) la violencia contra la
mujer es la más vergonzosa violación de los derechos humanos porque
no conoce límite alguno; c) la violencia de género es un problema social
estructural producto de la vigencia de una arcaica cultura patriarcal; d)
la función del Estado es erradicar la violencia de género para lo cual se
requiere transversalizar la noción de género en todas las manifestacio-
nes sociales, políticas, y culturales; e) las constituciones y leyes deben
tener un carácter emancipador de la mujer que las empodere para ac-
tuar por sí mismas y no para igualar ni desplazar a los hombres; f) la
violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones debe ser ob-
jeto de delitos específicos y juzgados por tribunales especializados.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 37

Los operadores de justicia deben saber que las leyes no se bastan a sí


mismas; de modo que no se puede esperar que la respuesta mágica de
la ley resuelva el caso. La lectura de las sentencias seleccionadas en
esta publicación tienen el propósito de introducirnos en la complejidad
del tema para descartar el método simplista del proceso de juzgamiento
que nos inculcara el positivismo; y donde sólo con los ojos del imperio
de la ley, el mundo existe. No. El mundo existe y de manera distinta a
como las leyes lo prescriben; y es esa otra dimensión, la de la vida real,
común y corriente de la gente la que decide la eficacia del Derecho. No
pueden entonces los jueces y juezas encerrarse en una torre de marfil y
desvincularse de las palpitaciones diarias del común de las gentes, y de
la complejidad que envuelve los hechos cotidianos. Una nueva teoría
del Derecho habrá que repensar problematizadamente, es decir, desde
la perspectiva compleja de la vida real y cotidiana.
Una última recomendación. El análisis de la doctrina judicial como pro-
ducto, y simultáneamente como factor importante de desarrollo de las
condiciones políticas, económicas y culturales de la sociedad requiere
aproximarnos a la sociología jurídica para desfetichizar las formas jurí-
dicas y mostrar el contenido real de los tipos socio-históricos del Dere-
cho y su efectividad social, porque como ha señalado E. Ehrlich: “el
centro de gravedad del desarrollo del Derecho en nuestra época como
siempre, no reside ni en la legislación, ni en la jurisprudencia, ni en la
práctica judicial, sino en la sociedad misma”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 39

II PARTE
SELECCIÓN DE LAS SENTENCIAS
CON PERSPECTIVAS DE GÉNERO
DE LA SALA CONSTITUCIONAL
DEL TRIBUNAL SUPREMO
DE JUSTICIA, POR ORDEN
CRONOLÓGICO
40 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

S
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 41

1. EL FUERO MATERNAL ESTABLECIDO EN LA LEY OR-


GÁNICA DEL TRABAJO NO ES EXTENSIBLE AL PADRE
TRABAJADOR 1

Sentencia: Nº 259 del veintiuno de febrero de 2001.
Caso: Acción de Amparo Constitucional intentada por el ciu-
dadano Carlos Manuel Díaz Reyes, contra el acto ad-
ministrativo de efectos particulares, Nº F-760, dictado
por el Ministro de Finanzas, el 13 de julio de 2000.

Normativa citada en el fallo:
CRBV: Artículo 335.
LOASDGC: Artículos 8 y 28.
Texto del fallo:

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE:
JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO

En fecha 31 de octubre de 2000 fue presentado por el ciudadano CAR-
LOS MANUEL DÍAZ REYES, titular de la cédula de identidad N°

1
 El 20 de septiembre de 2007, mediante Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela Nº 38.773, entró en vigencia la “Ley para la Protección de las Familias, la Mater-
nidad y la Paternidad”, la cual en su artículo 8 dispuso la inmovilidad del padre hasta un año,
luego del nacimiento de su hija o hijo, extendiendo con esto el fuero maternal establecido en la
Ley Orgánica del Trabajo ahora al padre.
42 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

4.054.805, asistido por la abogada MARÍA FÁTIMA MONTENEGRO
DE  DÍAZ, inscrita  en  el Inpreabogado  bajo  el  N°  55.595, Acción  de
Amparo Constitucional, contra acto administrativo de efectos particula-
res dictado por el ciudadano Ministro de Finanzas, JOSÉ ALEJANDRO
ROJAS RAMÍREZ, en fecha 13 de julio del 2000.
En esta misma fecha se dio cuenta a esta Sala Constitucional y se de-
signó ponente al Magistrado JOSÉ MANUEL DELGADO OCANDO,
quien con tal carácter suscribe el presente fallo y pasa la Sala a decidir,
previas las siguientes consideraciones:
I

ANTECEDENTES

En fecha 19 de marzo de 1999, el ciudadano CARLOS MANUEL DÍAZ
REYES, comienza a ejercer labores como Gerente de la Aduana Subal-
terna El Yaque, ubicada en el Aeropuerto Internacional Santiago Mari-
ño, Estado Nueva Esparta, adscrito al Servicio Nacional Integrado de
Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT).
En fecha 13 de julio del 2000, el ciudadano Ministro de Finanzas, JOSÉ
ALEJANDRO ROJAS RAMÍREZ, designado por el ciudadano Presi-
dente de la República, mediante Decreto N° 288 de fecha 31 de agosto
de 1999, publicado en la Gaceta Oficial N° 36779 del 03 de septiembre
de 1999, suscribe oficio N° F-760, por el que es removido del cargo el
accionante, el cual es de libre nombramiento y remoción. Posteriormen-
te fue retirado del Servicio Nacional Integrado de Administración Adua-
nera  y  Tributaria  (SENIAT).  De  dicha  decisión,  el  ciudadano  en
referencia fue notificado el día 10 de agosto de 2000.
En fecha 31 de octubre de 2000, CARLOS MANUEL DÍAZ REYES,
interpone acción de amparo por ante esta Sala, contra la decisión ema-
nada  del  Ministro  de  Finanzas,  “... como quiera que la novedosa y
recientemente aprobada Constitución Bolivariana de la República
de Venezuela establece como garantía constitucional la protección
integral de la maternidad y la paternidad, desde el momento mismo
de la concepción, entendiéndose consecuencialmente, que el pa-
dre goza en igualdad de condiciones de los mismos derechos y obli-
gaciones que la madre, es por lo que ocurro ante usted como máximo
garante de la justicia de nuestro país para solicitar fundamentado
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 43

en los artículos 75, 76, 88 y 93 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, en concordancia con los artículos 1, 2,
5 y 8 de la Ley Orgánica de Amparo sobre los Derechos y Garan-
tías Constitucionales me sea otorgado Amparo Constitucional por
violación de las garantías constitucionales antes mencionadas y
consecuencialmente, sean restituidos los derechos Constituciona-
les que me han sido lesionados, en virtud de que por disposición
de las normas constitucionales antes citadas, gozo en los actuales
momentos de un fuero especial equiparable en cuanto a sus efectos
al fuero maternal previsto en la derogada Constitución de 1961, en
la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y
en la Ley Orgánica de Trabajo vigente...”.

II
COMPETENCIA

Debe previamente esta Sala determinar su competencia para conocer
de la presente acción de amparo constitucional, y a tal efecto observa:
En este caso  se hace  necesario reiterar que en  sentencia de fecha 20
de enero de 2000 (caso Emery Mata Millán vs el Ministro y el Vice-
Ministro del Interior y Justicia), esta Sala dictaminó: “...Corresponde a
la Sala Constitucional, por su esencia, al ser la máxima protectora
de la Constitución y además ser el garante de la supremacía y efec-
tividad de las normas y principios constitucionales, de acuerdo con
el artículo 335 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, el conocimiento directo, en única instancia, de las ac-
ciones de amparo a que se refiere el artículo 8 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, incoadas
contra los altos funcionarios a que se refiere dicho artículo, así
como contra los funcionarios que actúen por delegación de las
atribuciones de los anteriores...”.
La solicitud de amparo constitucional interpuesta ha sido dirigida contra
la resolución del Ministro de Finanzas, ciudadano JOSÉ ALEJANDRO
ROJAS RAMÍREZ, motivo por el cual esta Sala se declara competente
para conocer del presente Amparo Constitucional, y así se decide.
44 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

III
MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

La acción de amparo se configura como un medio de protección del goce y
ejercicio de todos los derechos y garantías que la Constitución establece.
Para que proceda la acción de amparo es menester que el acto, hecho u
omisión, haya producido una perturbación real y manifiesta al derecho
constitucional cuya protección jurisdiccional se solicita. Así, en caso
contrario, no se dará origen ni por lo tanto procederá la orden judicial de
amparo, en razón de la inexistencia de una situación jurídico-constitu-
cional infringida.
En  el  caso  que  nos  ocupa,  el  accionante,  ciudadano  CARLOS  MA-
NUEL DÍAZ REYES, alega que “...cuando fui removido del cargo en
referencia, mi esposa se encontraba con aproximadamente veinte (20)
semanas  de  gestación,  como  puede  apreciarse  en  el  examen  médico
adjunto...” . Y con base en ello solicita que “...sean restituidos los dere-
chos constitucionales que me han sido lesionados, en virtud de que por
disposición de las normas Constitucionales antes citadas gozo en los
actuales momentos  de  un  fuero especial  equiparable en  cuanto  a  sus
efectos al fuero maternal...’’.
Sin duda, la expuesta por el promovente, es una versión excéntrica acerca
de la jerarquía y protección especial que el orden jurídico, constitucional
y legal, confiere a la maternidad. Sin embargo, ella puede llevar a una
grave distorsión del sentido y alcance del conjunto normativo instituido
en salvaguarda de la familia, y de la trascendente función social que ella
cumple. Tal orden también se expresa en disposiciones que, por su con-
tenido teleológico y naturaleza de la materia regulada, tiene sujetos o
fines específicos, a los cuales están constreñidas las disposiciones que
lo integran. La Constitución, al igual que cualquier otro instrumento jurí-
dico-normativo, debe  ser analizada y entendida dentro del marco del
principio de armonía y coherencia de sus disposiciones. Así, las atinen-
tes a los derechos y garantías constitucionales, integran un sistema de
variables interdependientes que debe mantenerse en permanente equili-
brio en aras del bien común. De manera que la interpretación y aplica-
ción de preceptos de rango constitucional referentes, de manera directa,
a  un  orden  de  cosas,  no  puede  derivar  en  detrimento  de  garantías  o
privación de derechos de igual rango en otro ámbito de lo social.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 45

Analizados  los  elementos  expuestos  por  el  accionante  en  el  escrito
contentivo de la acción de amparo constitucional, la Sala observa que
el  accionante  aduce  que  goza  de  un  fuero  especial  equiparable,  en
cuanto a sus efectos, al fuero maternal previsto en la Ley Orgánica
del Trabajo vigente, por la circunstancia de que su esposa se encon-
traba embarazada, motivo por el cual pretende disfrutar de un dere-
cho  que  corresponde  a  ésta. Ahora  bien,  aun  cuando  es  cierto  que
nuestra Constitución establece la igualdad y la prohibición de todo tipo
de discriminación por razones de política, edad, raza, sexo o credo, o
por  cualquier otra  condición, el  accionante no  puede pretender  una
protección laboral que corresponde a la categoría de género para el
que ha sido legalmente instituida.
En razón de que las pretendidas violaciones constitucionales atribuidas al
oficio Nº F-760 de fecha 13 de julio del año 2000, emanado del Ministro
de Finanzas, mediante el cual fue removido el accionante del cargo de
Gerente de la Aduana Subalterna “El Yaque”, ubicado en el Estado Nue-
va Esparta, no son subsumibles en la esfera del derecho constitucional
alegado como vulnerado, la pretensión del accionante resulta manifiesta-
mente contraria a derecho, la Sala la declara improcedente in limine, y
amonesta al quejoso y a la abogada asistente por su temeridad e insólita
acción, conforme lo dispone el artículo 28 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así se decide.

IV

DECISIÓN

Por los razonamientos antes expuestos, esta Sala Constitucional, admi-
nistrando Justicia en nombre la República y por autoridad de la Ley,
declara  IMPROCEDENTE  la  acción  de  amparo  constitucional  inter-
puesta por el ciudadano CARLOS MANUEL DÍAZ REYES, en contra
de la decisión tomada por el ciudadano JOSÉ ALEJANDRO  ROJAS
RAMÍREZ, en su carácter de Ministro de Finanzas, de fecha 13 de julio
de 2000, mediante la cual aquél fue removido del cargo el Gerente de la
Aduana Subalterna El Yaque. Y así se declara.
Publíquese, regístrese y archívese el expediente. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Despacho de la Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo de Justicia, a los 21 días del mes de FE-
46 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

BRERO del año dos mil uno. Años: 190° de la Independencia y 141° de
la Federación.
(...)

2. UNIONES ESTABLES. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCU-


LO 77 DE LA CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BO-
LIVARIANA DE VENEZUELA. DIFERENCIAS CON EL
MATRIMONIO Y EL CONCUBINATO

Sentencia: Nº 1.682 del quince de julio de 2005.
Caso: Solicitud de Interpretación del Artículo 77 de la Cons-
titución de la República Bolivariana  de Venezuela,
intentada por el apoderado judicial de la ciudadana
Carmela Mampieri Giuliani.

Normativa citada en el fallo:
CC: Artículos 70, 137, 168, 171, 174, 211, 285,
427, 507, 767, 807, 810, 823, 824, 825
y 883.
CRBV: Artículos 49 y 77.

Texto del fallo:

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE:
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO

El 9 de diciembre de 2004, el abogado ANDRÉS FELIPE GONZÁ-


LEZ URIBE, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado
bajo el N° 57.999, actuando como apoderado judicial de la ciudadana
CARMELA MAMPIERI GIULIANI, titular de la cédula de identi-
dad Nº 6.282.745, solicitó la interpretación del artículo 77 de la Consti-
tución de la República Bolivariana de Venezuela.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 47

En la misma oportunidad, se designó como ponente al Magistrado que,
con tal carácter, suscribe el presente fallo.
Mediante decisión dictada el 22 de abril de 2005, esta Sala admitió re-
curso de interpretación interpuesto y, en consecuencia, ordenó notificar
al Fiscal del Ministerio Público, para que, en el lapso de cinco (5) días
de despacho siguientes a dicha notificación, consignara –si lo conside-
raba necesario– escrito contentivo de los argumentos en torno al senti-
do e interpretación que ha de brindarse al artículo 77 constitucional.
Igualmente, se acordó no efectuar audiencia oral, en virtud de que la
Sala decidirá exclusivamente con base en lo cursante en autos.
Practicada la notificación ordenada y cumplido el lapso establecido en
la decisión antes indicada, la Sala pasa a decidir sobre el fondo del pre-
sente recurso, en los términos siguientes:

DE LA SOLICITUD DE INTERPRETACIÓN

El apoderado judicial de la solicitante fundamentó su recurso en lo siguiente:
1.- Que le fue reconocido por el Juzgado Noveno de Primera Instancia
de Familia y Menores de la Circunscripción Judicial del Área Metropo-
litana de Caracas el 7 de marzo de 1995, a su representada el carácter
de concubina del ciudadano SOIL ACKOSKI, con quien mantuvo una
unión no matrimonial durante 23 años.
2.- Que en virtud de que el artículo 77 de la Constitución extiende los efec-
tos del matrimonio a las uniones estables de hecho y dichos efectos son
regulados por el Código Civil, siendo uno de los efectos civiles del matrimo-
nio, el derecho potestativo de la mujer a utilizar el apellido de su esposo
mientras no contraiga nuevas nupcias en caso de quedar viuda, indicó, que
sí podría en su carácter de concubina utilizar el apellido de su concubino y
proceder a cambiar su documento de identificación conforme a lo estable-
cido en los artículos 11 y 12 de la Ley Orgánica de Identificación.
3.- Que el artículo 77 de la Constitución, equipara al matrimonio a las
uniones estables de hecho entre un hombre y una mujer, que cumplan
con los requisitos de la ley, estableciendo que ambas instituciones al
unísono, entendidas como familia tendrán y producirán respecto de sus
miembros los efectos establecidos en la Ley. Indicó que, “(p)revio al
48 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

reconocimiento de los citados valores en la norma constitucional,


nuestra legislación constituía un claro ejemplo de incongruencia
entre el derecho abstracto y la realidad social, con retardos nota-
bles respecto a la doctrina moderna y con escatimados y tardíos
avances en la materia. Estos hechos se ven reflejados en la refor-
ma del Código Civil de 1982, en la cual se modificó el esquema de
familia a favor de un sistema plural en el cual se vieron incluidos
la mujer y a los hijos que constituían una familia, aun cuando ello
ocurriere fuera del matrimonio. En este sentido, se modificó el ar-
tículo 767 del Código Civil, haciendo un reconocimiento a las unio-
nes de hecho como consecuencia de una existente realidad socia”.
4.- Que, de la disposición del artículo 77 de la Constitución se deduce
indiscutiblemente, la equiparación de la unión concubinaria con el matri-
monio, con respecto a los efectos que éste produce, siempre y cuando
la primera cumpla con los requisitos de ley, toda vez que ambas consti-
tuyen expresiones del concepto de familia.
5.- Que, del análisis de dicha norma se colige, “(...) en primer término,
que debe cumplirse una exigencia previa, como lo es, la determina-
ción del cumplimiento de los requisitos establecidos en la ley. Infe-
rimos que los requisitos a que hace referencia la norma, son aquéllos
aplicables a la disposición del artículo 767 del Código Civil”.  Se-
ñaló,  que  “(...)  para determinarse cuáles son esos efectos, vigentes
y aplicables, el intérprete debe remitirse obligatoriamente a las
normas que rigen los efectos del matrimonio, es decir, las disposi-
ciones del Código Civil como ordenamiento positivo que regula es-
pecialmente esa materia”.
6.- Que, conforme a lo expresado por el Constituyente, el artículo 77 de
la Constitución, es de aplicación preeminente a cualquier norma subor-
dinada y requiere de una interpretación acorde con su finalidad. Sostu-
vo, que en ese mismo sentido, la Sala de Casación Social de este Máximo
Tribunal, en sentencia del 13 de noviembre de 2001 (Caso: Milagro del
Carmen Lewis Melo) y la Sala de Casación Civil el 15 de noviembre de
2000, dispuso que:
En efecto, para que obre la presunción de comunidad, conforme
al artículo 767 del Código Civil, la mujer debe probar; que se ad-
quirió o aumentó un patrimonio durante la unión de hecho; y que
durante el tiempo en que se formó o aumentó el patrimonio vivió
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 49

en permanente concubinato con el hombre contra quien hace va-
ler la presunción a su favor establecida por el artículo 767 eius-
dem.  La  formación  o  aumento  del  patrimonio  es  cosa  real,  los
bienes  en  comunidad,  no  importa  que  existan  documentados  a
nombre de uno solo de los concubinos, es parte de lo que se pide;
basta por tanto, evidenciar su existencia, tal como lo hizo la recu-
rrida. La causa, es decir, el porqué se pide, consiste en la unión
concubinaria permanente, respecto de la cual existe en autos el
alegato de hechos y la prueba respectiva, pero que no fueron ana-
lizados exhaustivamente por la recurrida.
7.-  Que,  “(...) como señaló igualmente el Constituyente, todos estos
derechos (es decir, los derechos sociales y de las familias referidos
en el Capítulo V), constituyen la base fundamental del nuevo orde-
namiento jurídico en el que la vida, la ética, la libertad, la justicia,
la dignidad, la igualdad, la solidaridad, el compromiso, los debe-
res ciudadanos y la seguridad jurídica, son valores que concurren
en la acción transformadora del Estado”.  Para  luego  afirmar,  que
“artículo 77 de la Constitución es de aplicación preeminente a cual-
quier norma subordinada y como tal, la norma subordinada re-
quiere de una interpretación acorde con la finalidad expresada en
dicha disposición”.
8.-  Que,  “(c)omo la finalidad de esta acción es esclarecedora y
completiva, como lo ha sentado esta Sala en el fallo citado (2077/
2002), y en ningún momento puede invadir la reserva legal que es
competencia exclusiva del Poder Legislativo, es necesario que se
interprete el artículo 77 en concordancia con las leyes preconstitu-
cionales que desarrollan los efectos del matrimonio, en especifico
el CC, ya que las dudas que surgen de su interpretación, al exten-
derse estos efectos a las uniones estables de hecho, deben encon-
trar un cauce procesal adecuado para su deducción en sede
judicial, toda vez que este no se encuentra predeterminado para
los concubinos, y tal y como están concebidas las normas precons-
titucionales, marcan un problema para el ejercicio de los derechos
fundamentales y para el mantenimiento del orden público y la paz
social, estableciendo en la práctica una desigualdad entre aque-
llos miembros de una familia que hayan celebrado el matrimonio y
aquéllos que no lo hayan hecho”.
50 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

9.- Que, al establecer el contenido del artículo 77 de la Constitución,
que las uniones estables de hecho que cumplan los requisitos estable-
cidos en la ley, producirán los mismos efectos del matrimonio, caben
l as i nterrogantes si gui entes: “¿Corresponde a los concubinos la to-
talidad de los efectos civiles del matrimonio establecidos en el
CC y en otras leyes de la República? ¿A que efectos se esta refi-
riendo la disposición Constitucional, a aquellos derechos y car-
gas entre las personas o sólo respecto a sus bienes? ¿Cuáles son
y como se aplican?”.
10.-  Que,  “(e)n atención al fallo de fecha 22/09/2000 (Servio Tulio
León) en el cual se exige al que incoa esta acción expresar con
precisión en qué consiste la interpretación, a los fines de precisar
en que supuesto se encuentra el solicitante, y como se señaló al
principio de este escrito, la presente acción versa sobre el alcance
de este dispositivo constitucional, en relación a las normas legales
preconstitucionales que regulan los efectos del matrimonio civil,
que no incluyen dentro de sus supuestos de hecho, a las uniones
estables de hecho no matrimoniales, motivo por el cual se requiere
conocer el alcance del artículo 77 de la CRBV, para que su imple-
mentación de la vida practica y jurídica de todas las personas que
se encuentren en la situación allí concebida, sea uniforme y se evi-
ten fallos contradictorios”.
11.-  Que  “...el matrimonio civil es el único que produce efectos le-
gales, respecto de las personas como de sus bienes, y para poder
reclamar esos efectos civiles, se requiere de la prueba escrita (do-
cumento público) donde conste la celebración del acto. Resulta
entonces evidente, de la lectura de la disposición del artículo 113
del CC, que la misma constituye una limitante del precepto estable-
cido en el artículo 77 constitucional”.
12.- Que, a partir del artículo 137 del Código Civil, se regulan los efectos
del matrimonio, en cuanto a las personas y sus bienes, ya que en cuan-
to a las personas, este artículo coloca en cabeza de los cónyuges la
obligación de vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamen-
te, siendo optativo para la mujer utilizar el apellido de su esposo, lo
que  es  un  derecho  a  su  favor,  que  subsistirá  después  de  disuelto  el
vínculo por la muerte de su cónyuge y mientras no contraiga nuevas
nupcias. Adujo, que los cónyuges están obligados a contribuir en la
medida de sus recursos, al cuidado y mantenimiento del hogar común
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 51

y a las demás cargas matrimoniales, pudiendo ser obligado judicial-
mente el cónyuge que sin causa justificada dejare de cumplir con di-
chas obligaciones, de allí que “¿Estos efectos son extensibles a las
uniones no matrimoniales, en cuanto a la obligación de contri-
buir al cuidado y mantenimiento del hogar común y las cargas de
la comunidad previstas en el CC?”.
13.-  Que  “(...) las uniones estables de hecho, en sus efectos legales
se equiparan al matrimonio por mandato constitucional; pero res-
pecto a los efectos reconocidos en el CC, ¿cómo se les aplicará a
estas uniones no matrimoniales, si los concubinos no pueden disol-
ver el vinculo que los une mediante divorcio, nulidad o separación
judicial de bienes por vía jurisdiccional, toda vez que no han cele-
brado el matrimonio como tal, pero de hecho funcionan exacta-
mente igual?”.
14.-  Que  “(p)areciera que la respuesta se encuentra en el artículo
767 del mismo texto legal, que establece: (...). Del análisis de este
artículo, no cabe la mejor duda que lo regulado para este tipo de
uniones en el CC, se limita a la comunidad ordinaria de bienes,
surtiendo esta comunidad sólo efectos entre ellos y sus herederos,
sin importar a nombre de quien estén documentados los bienes.
Visto de una manera simple, lo allí preceptuado no viola el dere-
cho de propiedad de los concubinos o los derechos sucesorales
de sus herederos, si deciden finalizar su relación no matrimonial;
pero esta comunidad no existirá si uno de ellos está casado. De
alguna manera, este artículo se equipara en sus efectos al artícu-
lo 148 del CC, que expresa que entre marido y mujer, si no hubie-
re convención en contrario, son comunes de por mitad, las
ganancias o beneficios que se obtengan durante el matrimonio,
comunidad que comienza precisamente el día de la celebración
del matrimonio (art. 149 del CC), pero surge la pregunta de que si
en esta separación de la comunidad que existe entre ellos, entra-
rá a discutirse el valor de la plusvalía de los bienes propios que
tenían antes de unirse de hecho”.
15.- Que, al disolverse el vínculo de hecho que los une por la muerte de
uno de los cónyuges, el artículo 767 del Código Civil limita al concubino
o concubina en los derechos que se le otorgan al cónyuge en la sucesión
de su causante, ya que esta norma en específico, no reconoce la comu-
nidad universal concedida a los que sí contraen matrimonio, existiendo
52 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

contradicción entre lo que dispone esta norma legal y el artículo 77 de la
Constitución, el cual extiende los efectos legales que nacen del matri-
monio a las uniones establecidas de hecho.
16.- Que surge la necesidad de conocer si los concubinos que decidan
disolver su unión estable de hecho, podrán a los fines de preservar el
caudal común, tener acceso a las normativas legales que amparan a los
cónyuges para resguardar su patrimonio, tales como las establecidas en
los artículos 191 al 196 del Código Civil que sólo proceden en caso de
divorcio. Señaló el solicitante, que “(...) para los que están casados y
tienen la prueba de la celebración de esa unión, en materia de
disolución y liquidación de la comunidad, el artículo 174 faculta
al Juez para dictar las providencias que estimare convenientes a la
seguridad de los bienes comunes, mientras dure el juicio. En el
caso de los concubinos no puede hablarse de separación de cuer-
pos o divorcio como tales, entonces, de surgir una separación de
cuerpos de hecho que finalice la relación concubinaria, ¿cómo se
regularía lo concerniente tanto a la disolución y liquidación de la
comunidad, y cómo haría el cónyuge que se vea afectado para pre-
servar ese patrimonio común? ¿Podría solicitar al Juez la cautela
prevista en el artículo 174 o la del 191? ¿Podría el concubino ha-
cer extensibles a él los efectos del artículo 195 del CC, sobre acor-
dar pensión de alimentos al concubino que se encuentre
incapacitado para trabajar y carezca de otros medios para sufra-
gar sus necesidades?”.
17.- Que, el artículo 175 del Código Civil dispone que acordada la sepa-
ración queda extinguida la comunidad y se hará la liquidación de ésta;
en  consecuencia,  “¿A partir de qué momento cesa la comunidad en
una unión estable de hecho al ser imposible que medie una separa-
ción judicial que determine de manera precisa el momento en que
la misma cesa?, ello debido a que en el fallo mero declarativo que
da certeza de la relación concubinaria, sólo abarca ese hecho, al
ser esa la función de los fallos declarativos, que no son de la natu-
raleza de los fallos de condena o constitutivos”.
18.- Que también surge una duda en cuanto a si los concubinos pueden
celebrar capitulaciones matrimoniales válidamente, con ocasión a lo cual
“Pondré un ejemplo: A y B deciden contraer matrimonio civil y cum-
plen con todos los requisitos establecidos en la ley, pero antes de
celebrar el acto deciden suscribir un contrato de capitulaciones, el
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 53

cual cumple todas las formalidades legales hasta su registro, llega-


do el día fijado para celebrarse el matrimonio manifiestan volunta-
riamente no celebrarlo ante el funcionario público, pero desde ese
día deciden convivir juntos como una familia. Pasan los años y pue-
den ocurrir dos supuestos: A) deciden separarse o B) muere uno de
ellos, ¿esas capitulaciones matrimoniales serán oponibles a ellos por
la extensión de los efectos del matrimonio? ¿Existió comunidad en-
tre ellos? ¿En caso de muerte solo le correspondería la legítima?”.
19.- Que el artículo 154 del Código Civil regula la libre administración y
disposición de los bienes propios, pero “...para poder disponer de ellos
a título gratuito, renunciar a herencias y legados, necesitará del
consentimiento del otro. De nuevo, surgen una serie de interrogan-
tes en esta materia, por lo que ¿será valida (sic) la actuación que
un concubino realice en estos casos específicos sin el consenti-
miento del otro?
20.- Que, con base en el artículo 168 del Código Civil, se requiere del
consentimiento de ambos cónyuges para enajenar a título gratuito u
oneroso, o para gravar los bienes gananciales cuando se trate de in-
muebles, derechos o bienes muebles sometidos a régimen de publici-
dad, acciones, obligaciones y cuotas de compañías, fondos de comercio,
así como aportes de dichos bienes a sociedades; surgiendo de nuevo
la  interrogante  “¿podrá el concubino oponer en una acción judi-
cial incoada contra el patrimonio común, el litis consorcio nece-
sario por ser la legitimación en juicio conjunta conforme a esa
norma?”, para luego indicar que con fundamento en el artículo 171
del Código Civil, al no estar casado legalmente pero siendo considera-
do como tal por la Constitución, si ¿podría en vía jurisdiccional solici-
tar esta cautela provisional?
21.- Que, en materia de ausencia en cuanto a los efectos de su declara-
ción, el artículo 427 del Código Civil expresa que al cónyuge del ausen-
te, además de lo que le corresponde por convenios de matrimonio y por
sucesión,  puede  en  caso  necesario,  obtener  una  pensión  alimentaria,
que se determinará por la condición de la familia y la cuantía del patri-
monio del ausente; de allí que, ¿cómo quedan las uniones estables de
hecho en relación a este supuesto específico, cuando uno de ellos es
declarado  ausente?
54 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

22.-  Que,  “(a)l ser la muerte una de las causas de disolución del
matrimonio, en el artículo 807 se expresa que las sucesiones se
defieren por ley o por testamento y será intestada cuando en todo
o en parte falta la sucesión testamentaria. El artículo 823 estable-
ce que el matrimonio crea derechos sucesorios para el cónyuge de
la persona cuya sucesión se trate. Estos derechos cesan con la se-
paración de cuerpos y de bienes sea por mutuo consentimiento,
sea contenciosa, salvo prueba, en ambos casos, de reconciliación.
Este supuesto, ¿será aplicable a las uniones estables de hecho que
estuviesen separados por un lapso determinado de tiempo y poste-
riormente se hubieren reconciliado?”.
23.-  Que, en  materia  sucesoral el  Código  Civil  (artículos 796,  807,
823-825,  883-887)  reconoce  al  cónyuge  sobreviviente  una  serie  de
derechos sobre el patrimonio de su causante, los cuales por mandato
constitucional deberían ser extendidos a los concubinos, al encontrar-
se éstos en idéntica situación con los que han contraído matrimonio.
Señaló que, además, el artículo 1.481 del Código Civil establece que
entre marido y mujer no puede haber venta de bienes, como conse-
cuencia de lo cual surgió la interrogante de ¿cómo opera esa prohibi-
ción  legal,  si  los  efectos  de  esa  unión  de  hecho  son  exactos  al
matrimonio? ¿puede ser alegado por uno de los concubinos o por un
tercero que fue afectado por la venta realizada?
24.- Que el Código Civil regula otros efectos del matrimonio que “...no
se han citado en este escrito, como las causales de disolución del
vínculo matrimonial, o el delito de bigamia, pero que podrían ser
interpretados por esa Sala a la luz de lo preceptuado en el artículo
77, por considerar quien suscribe este escrito, que las uniones es-
tables de hecho sólo producen efectos si la pareja es soltera, por-
que al estar uno de ellos casado, tal extensión de los efectos se
haría inaplicable, al proteger la CRBV a la institución de la familia
fundamentada en el matrimonio y a la luz de la Constitución, estas
uniones se están protegiendo en la misma dimensión que a la fami-
lia, por ser esa su esencia”.
25.-  Que  como  consecuencia  de  lo  antes  apuntado,  “...caben las du-
das siguientes ¿En las uniones estables de hecho que se consoli-
den en contravención al CC, y en las cuales se generan las nulidades
(sic) del matrimonio (impedimentos dirimentes e impedientes) cómo
se manejan los efectos civiles que el mismo Código les reconoce?”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 55

Finalmente, señaló que la interpretación aquí solicitada es de suma impor-
tancia, por cuanto si los efectos del matrimonio se aplican a las uniones
estables de hecho conforme a los requisitos de ley, debe determinarse su
alcance, a los fines de que todos los Tribunales de la Repúblicas apliquen
de manera uniforme  estos efectos que por extensión consagró el texto
constitucional y están desarrollados en el Código Civil de 1942, reforma-
do en 1982, la cual es una ley preconstitucional que sólo regulaba lo rela-
tivo en las uniones concubinarias a la filiación de los hijos nacidos en ellas
y los bienes que pertenecían a los concubinos, pero fuera de eso no se
aplicaban ni se extendían los efectos del matrimonio consagrados en di-
cho texto legal, que ahora por extensión le son aplicables en su totalidad.

II

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Corresponde a esta Sala decidir el fondo de la presente interpretación
del artículo 77 de la Constitución, para lo cual se observa:
El artículo 77 constitucional reza “Las uniones estables entre un hom-
bre y una mujer que cumplan los requisitos establecidos en la ley
producirán los mismos efectos que el matrimonio”.
Resulta  interesante  para  la  Sala  resaltar  que  dicha  norma  use  la  voz
“unión estable” entre el hombre y la mujer, y no la de concubino o con-
cubina utilizada en el artículo 49.5 eiusdem; y ello es así porque unión
estable es el género, tal como se desprende del artículo 146 del Código
Orgánico Tributario, o del artículo 13-5 de la Ley de Empresas de Segu-
ros y Reaseguros, o del artículo 785 de la Ley de Cajas de Ahorro y
Fondos de Ahorro, siendo el concubinato una de sus especies.
El concubinato es un concepto jurídico, contemplado en el artículo 767
del Código Civil, y tiene como característica  –que emana del propio
Código Civil– el que se trata de una unión no matrimonial (en el sentido
de que no se han llenado las formalidades legales del matrimonio) entre
un hombre y una mujer solteros, la cual está signada por la permanencia
de la vida en común (la soltería viene a resultar un elemento decisivo en
la calificación del concubinato, tal como se desprende del artículo 767
del Código Civil y 7, letra a) de la Ley del Seguro Social).
56 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Se trata de una situación fáctica que requiere de declaración judicial y
que la califica el juez, tomando en cuenta las condiciones de lo que debe
entenderse por una vida en común.
Además de los derechos sobre los bienes comunes que nacen durante esa
unión (artículo 767 eiusdem), el artículo 211 del Código Civil, entre otros,
reconoce otros efectos jurídicos al concubinato, como sería la existencia de la
presunción pater ist est para los hijos nacidos durante su vigencia .
Dado lo expuesto, para la Sala es claro que actualmente el concubinato
que puede ser declarado tal es aquel que reúne los requisitos del artícu-
lo 767 del Código Civil, y él viene a ser una de las formas de uniones
estables contempladas en el artículo constitucional, ya que cumple los
requisitos establecidos en la ley (Código Civil), para ser reconocido como
tal unión. Por ahora –a los fines del citado artículo 77– el concubinato
es por excelencia la unión estable allí señalada, y así se declara.
Lo anterior no significa que la ley no pueda tipificar otros tipos de rela-
ciones entre hombres y mujeres como uniones estables a los efectos del
artículo 77 constitucional, tomando en cuenta la permanencia y notorie-
dad  de la  relación, cohabitación,  etc.  y,  por  ello, el  Proyecto de  Ley
Orgánica  de  Protección  a  la  Familia,  la  Maternidad  y  la  Paternidad,
discutida en la Asamblea Nacional, en los artículos 40 al 49, desarrolla
las uniones estables de hecho, como una figura propia mientras que el
concubinato como figura distinta a la anterior, fue desarrollado en los
artículos 50 al 53.
“Unión estable de hecho entre un hombre y una mujer”, representa un
concepto amplio que va a producir efectos jurídicos, independientemen-
te de la contribución económica de cada uno de los unidos en el incre-
mento o formación del patrimonio común o en el de uno de ellos, siendo
lo relevante para la determinación de la unión estable, la cohabitación o
vida en común, con carácter de permanencia, y que la pareja sea solte-
ra, formada por divorciados o viudos entre sí o con solteros, sin que
existan impedimentos dirimentes que impidan el matrimonio.
Pero como, al contrario del matrimonio que se perfecciona mediante el
acto matrimonial, recogido en la partida de matrimonio, no se tiene fe-
cha cierta de cuándo comienza la unión estable, ella debe ser alegada
por quien tenga interés en que se declare (parte o tercero) y probada
sus características, tales como la permanencia o estabilidad en el tiem-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 57

po,  los  signos  exteriores  de  la  existencia  de  la  unión  (lo  que  resulta
similar a la prueba de la posesión de estado en cuanto a la fama y el
trato, ya que la condición de la pareja como tal, debe ser reconocida por
el grupo social donde se desenvuelve), así como la necesidad de que la
relación sea excluyente de otra de iguales características, debido a la
propia condición de la estabilidad. Si  la unión estable se equipara al
matrimonio, y la bigamia se encuentra prohibida, a juicio de esta Sala es
imposible, para que ella produzca efectos jurídicos, la coexistencia de
varias relaciones a la vez en igual plano, a menos que la Ley expresa-
mente señale excepciones. Ahora bien, corresponde conforme al artí-
culo 77 constitucional, a la reserva legal la regulación de las otras uniones
estables diversas al concubinato y, por ello, le está a la Sala vedado, aun
por la vía de la jurisdicción normativa, realizar la tipificación de estas
otras uniones, y así se declara.
Señalado lo anterior, debe la Sala señalar cuáles de los efectos del ma-
trimonio son aplicables a las “uniones estables de hecho entre hombre y
mujer”, de conformidad con la petición de la accionante, siendo necesa-
rio apuntar que aunque el concubinato es un tipo de unión estable, por
ser él la figura regulada en la Ley, a él se referirá la Sala indistintamen-
te como “unión estable” o concubinato, pero reconociendo que dentro
del concepto de unión estable pueden existir tipos diferentes al concubi-
nato. La Sala con fines de abarcar ambas clases de uniones, y por tanto
al género, utilizará el término de unión estable en este fallo, para referir-
se a todas las posibilidades, incluida el concubinato.
En primer lugar considera la Sala que, para reclamar los posibles efec-
tos civiles del matrimonio, es necesario que la “unión estable” haya sido
declarada conforme a la ley, por lo que se requiere una sentencia defi-
nitivamente firme que la reconozca.
En la actualidad, es necesaria una declaración judicial de la unión esta-
ble o del concubinato; dictada en un proceso con ese fin; la cual conten-
ga la duración del mismo, lo que facilita, en caso del concubinato, la
aplicación del artículo 211 del Código Civil, ya que la concepción de un
hijo durante la existencia del mismo, hace presumir que el concubino es
el padre del hijo o hija, por lo que la sentencia declarativa del concubi-
nato debe señalar la fecha de su inicio y de su fin, si fuera el caso; y
reconocer, igualmente, la duración de la unión, cuando ella se ha roto y
luego se ha reconstituido, computando para la determinación final, el
tiempo transcurrido desde la fecha de su inicio.
58 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Ahora bien, el matrimonio –por su carácter formal– es una institución que
nace y se prueba de manera distinta al concubinato o a  cualquier otra
unión estable, y por ello estas últimas no pueden equipararse íntegramen-
te al matrimonio y, por tanto, no puede pretenderse que, automáticamen-
te, todos los efectos del matrimonio se apliquen a las “uniones estables”.
En consecuencia, no es posible una declaración general que asimile las
uniones (de cualquier tipo) al matrimonio y, por lo tanto, observa la Sala,
hay que distinguir cuáles efectos del matrimonio se aplican al concubi-
nato y a las posibles otras uniones estables.
Estas uniones (incluido el concubinato) no son necesariamente simila-
res al matrimonio, y aunque la vida en común (con hogar común) es un
indicador de la existencia de ellas, tal como se desprende del artículo 70
del Código Civil, este elemento puede obviarse siempre que la relación
permanente se traduzca en otras formas de convivencia, como visitas
constantes, socorro mutuo, ayuda económica reiterada, vida social con-
junta, hijos, etc.
Siguiendo indicadores que nacen de las propias leyes, el tiempo de dura-
ción de la unión, al menos de dos años mínimo, podrá ayudar al juez para
la calificación de la permanencia, ya que ese fue el término contempla-
do por el artículo 33 de la Ley del Seguro Social, al regular el derecho
de la concubina a la pensión de sobrevivencia.
Debido a lo expuesto, pasa la Sala a examinar los efectos del matrimo-
nio aplicables a las uniones estables y al concubinato, y ella considera
que los deberes que el artículo 137 del Código Civil impone a los cónyu-
ges  y  cuya  violación  se  convierte  en  causales  de  divorcio  (ver  en  el
artículo 185 del Código Civil los ordinales 1° y 2°), no existen en el
concubinato ni en las otras uniones.
Unión estable no significa, necesariamente, bajo un mismo techo (aun-
que  esto  sea  un  símbolo  de  ella),  sino  permanencia  en  una  relación,
caracterizada por actos que, objetivamente, hacen presumir a las perso-
nas (terceros) que se está ante una pareja, que actúan con apariencia
de un matrimonio o, al menos, de una relación seria y compenetrada, lo
que constituye la vida en común.
Se trata de una relación permanente entre un hombre y una mujer, y no
de una entre un hombre y varias mujeres (así todas ellas estén en igual
plano) y viceversa.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 59

A juicio de la Sala, así como no existe el deber de vivir juntos, tampoco
puede existir el de fidelidad contemplado en el artículo 137 del Código
Civil, por lo que la violación de deberes como el de fidelidad o de vida
en común (artículo 137 citado) no producen efectos jurídicos, quedando
rota la “unión” por el repudio que de ella haga cualquiera de los compo-
nentes, lo que viene dado porque uno de ellos contraiga matrimonio con
otra persona, o porque, por cualquier razón, se rompió la continuidad de
la relación. Extinguida la relación, la ley, al menos en el concubinato,
reconoce la condición de ex concubino como lo hace el artículo 42 de la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
En  cuanto  al deber  de  socorrerse  mutuamente, contemplado  para  los
cónyuges en el artículo 137 del Código Civil, la Sala considera que éste
sí existe en cualquier tipo de unión, ya que si legalmente las uniones (o
al menos el concubinato) generan derechos –como los alimentarios– los
cuales normalmente corresponden a los cónyuges mientras dure el ma-
trimonio, los componentes de estas uniones de hecho deben tener tam-
bién esos derechos, como luego se explica, y ello se corresponde con el
deber de socorro mutuo comentado.
También otorga el artículo 173 del Código Civil, el derecho optativo de
la mujer de utilizar el apellido de su marido.
A juicio de esta Sala, la utilización de apellidos distintos al propio, como
sería para la mujer el del marido, es un derecho que le nace solamente
del acto matrimonial, que conlleva a que añada algo a su identidad, y
que se ve sostenido por el acta de matrimonio que refleja un nuevo
estado civil.
El estado civil de las personas naturales, está formado por los naci-
mientos y matrimonios, y necesariamente por las mutaciones que éste
sufre (divorcio, por ejemplo), que se anotan al margen de las partidas
del estado civil.
Para la Sala, el que la unión estable en general produzca los mismos
efectos que el matrimonio, no significa –se repite– que ella se convierte
en matrimonio, sino que se le equipara; es decir, en lo que sea posible.
Sin embargo, la condición jurídica de la unión estable, en principio, no
permite a la mujer el uso del apellido del marido.
60 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

El estado civil surge de unas manifestaciones de voluntad formales con-
tenidas en las actas del estado civil, así como de las transformaciones
que éste recibe y que constan en las notas marginales de las partidas.
Se trata de una cuestión formal que permite no sólo conocer la condi-
ción de la persona, sino que resulta la piedra angular del sistema de
identificación.
No existe, en estos momentos y para esta fecha, una partida del estado
sss
civil de concubinato, u otro tipo de unión, que otorgue el estado de con-
cubino o unido y, por tanto, los símbolos que representan el estado civil,
como el uso del apellido del marido por la mujer; a juicio de la Sala, no
puede ser utilizado por quien no ha contraído matrimonio.
Ahora bien, al equipararse al matrimonio, el género “unión estable” debe
tener, al igual que éste, un régimen patrimonial, y conforme al artículo
767 del Código Civil, correspondiente al concubinato pero aplicable en
la actualidad por analogía a las uniones de hecho, éste es el de la comu-
nidad  en  los  bienes  adquiridos  durante  el  tiempo  de existencia  de  la
unión.  Se  trata  de una  comunidad  de  bienes  que  se rige,  debido  a  la
equiparación, que es posible en esta materia, por las normas del régi-
men patrimonial-matrimonial.
Diversas leyes de la República otorgan a los concubinos derechos patri-
moniales y sociales en diferentes áreas de la vida, y esto, a juicio de la
Sala,  es  un  indicador  que  a  los  concubinos  se  les  está  reconociendo
beneficios económicos como resultado de su unión, por lo que, el artícu-
lo 77 eiusdem, al considerarlas equiparadas al matrimonio, lo lógico es
pensar que sus derechos avanzan hasta alcanzar los patrimoniales del
matrimonio, reconocidos puntualmente en otras leyes.
La Ley que Regula el Subsistema de Pensiones (artículo 69-6) otorga a
los concubinos pensión de sobrevivencia; la Ley del Estatuto sobre el
Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los Funcionarios de la Adminis-
tración Pública Estadal y Municipal, otorga a la concubina derechos a la
pensión de sobrevivencia (artículo 16-3); las Normas de Operación del
Decreto  con  Rango  y  Fuerza  de  Ley  de  los  Préstamos  Hipotecarios  a
Largo Plazo (artículo 130), así como las Normas de Operación del De-
creto con Rango y Fuerza de Ley que Regula el Subsistema de Viviendas
(artículo 34) prevén al concubinato como elegibles para los préstamos
para la  obtención  de vivienda; la Ley del  Seguro Social (artículo 7-a)
otorga a la concubina el derecho a una asistencia médica integral; la Ley
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 61

Orgánica del Trabajo (artículo 568) da al concubino el derecho de recla-
mar las indemnizaciones que corresponderán a su pareja fallecida, e igual
derecho otorga el Estatuto de la Función Pública (artículo 31).
Se trata de beneficios económicos que surgen del patrimonio de los con-
cubinos: ahorro, seguro, inversiones del contribuyente (artículo 104 de
la Ley de Impuesto sobre la Renta lo reconoce), etc., y ello, en criterio
de la Sala, conduce a que si se va a equiparar el concubinato al matri-
monio, por mandato del artículo 77 constitucional, los efectos matrimo-
niales extensibles no pueden limitarse a los puntualmente señalados en
las leyes citadas o en otras normas, sino a todo lo que pueda conformar
el patrimonio común, ya que bastante de ese patrimonio está compro-
metido por las leyes referidas.
Tal comunidad de bienes, a diferencia del divorcio que exige declara-
ción judicial, finaliza cuando la unión se rompe, lo cual –excepto por
causa  de  muerte–  es  una  cuestión  de  hecho  que  debe  ser  alegada  y
probada por quien pretende la disolución y liquidación de la comunidad.
A juicio de la Sala, y como resultado natural de tal situación, quien de-
manda la disolución y liquidación de la comunidad, podrá pedir al juez se
dicten las providencias del artículo 174 del Código Civil, en el supuesto
en él contemplado.
Ahora bien, como no existe una acción de separación de cuerpos del
concubinato  y  menos  una  de  divorcio,  por  tratarse  la  ruptura  de  la
unión de una situación de hecho que puede ocurrir en cualquier mo-
mento en forma unilateral, los artículos 191 y 192 del Código Civil
resultan inaplicables, y así se declara; sin embargo, en los procesos
tendentes  a  que  se  reconozca  el  concubinato  o  la  unión  estable,  se
podrán  dictar  las  medidas  preventivas  necesarias  para  la  preserva-
ción de los hijos y bienes comunes.
Al aparecer el artículo 77 constitucional, surgen cambios profundos
en el régimen concubinario del artículo 767 del Código Civil, ya que
existiendo la unión estable o permanente, no hay necesidad de presu-
mir, legalmente, comunidad alguna, ya que ésta existe de pleno dere-
cho –si hay bienes– con respecto de lo adquirido, al igual que en el
matrimonio, durante el tiempo que duró la unión y, como comunidad,
no es que surte efectos legales entre ellos dos y entre sus respectivos
herederos, o entre uno de ellos y los herederos del otro, como lo con-
templa el artículo 767 del Código Civil, sino que, al igual que los bienes
a que se refiere el artículo 168 del Código Civil, los terceros que ten-
62 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

gan  acreencias  contra  la  comunidad  podrán  cobrarse  de  los  bienes
comunes, tal como lo pauta dicha norma.
A  ese  fin,  si  la  unión  estable  o  el  concubinato  no  ha  sido  declarada
judicialmente, los terceros pueden tener interés que se reconozca me-
diante sentencia, para así cobrar sus acreencias de los bienes comunes.
Para ello tendrán que alegar y probar la comunidad, demandando a ambos
concubinos o sus herederos.
No existiendo mecanismos de publicidad que comuniquen la existencia
del concubinato, ni que registren las sentencias que lo declaren, para los
terceros con interés en los bienes comunes, resulta –la mayoría de las
veces– imposible conocer previamente la existencia del concubinato y
cuáles son esos bienes comunes; motivo por el cual la Sala considera
que exigir la aplicación del artículo 168 del Código Civil resultaría con-
trario al principio de que a nadie puede pedírsele lo imposible, ya que al
no conocer la existencia de concubinato, ni estar los concubinos obliga-
dos a declarar tal condición, en las demandas que involucren los bienes
comunes, bastará demandar a aquel que aparezca como dueño de ellos,
e igualmente éste legítimamente podrá incoar las acciones contra los
terceros relativos a los bienes comunes, a menos que la propiedad sobre
ellos esté documentada a favor de ambos.
Ahora bien, declarado judicialmente el concubinato, cualquiera de los
concubinos, en defensa de sus intereses, puede incoar la acción preve-
nida en el artículo 171 del Código Civil en beneficio de los bienes comu-
nes y obtener la preservación de los mismos mediante las providencias
que decrete el juez.
Resulta importante para esta interpretación, dilucidar si es posible que
entre los concubinos o personas unidas, existe un régimen patrimonial
distinto al de la comunidad de bienes, tal como el previsto en el Código
Civil en materia de capitulaciones matrimoniales.
A juicio de esta Sala, ello es imposible, porque la esencia del concubinato
o  de  la  unión  estable  no  viene dada  –como  en  el  matrimonio–  por  un
documento que crea el vínculo, como lo es el acta de matrimonio, sino por
la unión permanente (estable) entre el hombre y la mujer, lo que requiere
un transcurso de tiempo (que ponderará el juez), el cual es el que califica
la estabilidad de la unión; y siendo ello así, a priori no puede existir una
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 63

declaración registrada de las partes constitutivas de la unión, en el sentido
de cómo manejarán los bienes que se obtengan durante ella.
Igualmente, la Sala tiene que examinar la posibilidad para uno de los
miembros de una unión o concubinato, de la existencia del concubinato
putativo, que nace cuando uno de ellos, de buena fe, desconoce la con-
dición de casado del otro. A juicio de esta Sala, en estos supuestos fun-
cionará con el concubino de buena fe, las normas sobre el matrimonio
putativo, aplicables a los bienes.
Como resultado de la equiparación reconocida en el artículo 77 consti-
tucional, en cuanto a los efectos y alcances de la unión estable (concu-
binato) con el matrimonio, la Sala interpreta que entre los sujetos que la
conforman, que ocupan rangos similares a los de los cónyuges, existen
derechos  sucesorales  a  tenor  de  lo  expresado  en  el  artículo  823  del
Código Civil, siempre que el deceso de uno de ellos ocurra durante la
existencia de la unión. Una vez haya cesado, la situación es igual a la de
los cónyuges separados de cuerpos o divorciados.
Al  reconocerse  a cada  componente  de  la unión  derechos  sucesorales
con relación al otro, el sobreviviente o supérstite, al ocupar el puesto de
un cónyuge, concurre con los otros herederos según el orden de suce-
der  señalado  en  el  Código  Civil  (artículos  824  y  825)  en  materia  de
sucesión ab intestato, conforme al artículo 807 del Código Civil, y ha-
brá que respetársele su legítima (artículo 883 del Código Civil) si exis-
tiere testamento. Igualmente, las causales de indignidad que haya entre
los concubinos, se aplicarán conforme al artículo 810 del Código Civil.
Ahora bien, equiparando a los concubinos o a los unidos a los cónyuges
en lo compatible entre estas figuras y el matrimonio, considera la Sala
que mientras exista la unión, cada uno podrá exigir alimentos al otro
partícipe, a menos que carezca de recursos o bienes propios para sumi-
nistrarlos, caso en que podrá exigirlos a las personas señaladas en el
artículo 285 del Código Civil.
Igualmente, en caso de declaración de ausencia de uno de los miembros
de la unión, la otra podrá obtener una pensión alimentaria conforme al
artículo 427 del Código Civil.
En los casos en que se incoen acciones sucesorales o alimentarias, o
contra terceros, sin que existe previamente una declaración judicial de
la existencia del concubinato o la unión estable, la demanda requerirá
que se declaren éstas previamente, por lo que en la misma deberá ale-
garse y probarse tal condición.
64 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Debido a los efectos y  alcances señalados, la sentencia que declare la
unión, surtirá los efectos de las sentencias a que se refiere el ordinal 2°
del artículo 507 del Código Civil, el cual se aplicará en toda su extensión,
menos en lo referente a la necesidad de registro de la sentencia, lo cual
no está previsto –y por lo tanto carece de procedimiento– en la Ley.
Esta ausencia de registro y, por tanto, de publicidad, que puede mante-
ner al concubinato oculto respecto a los terceros, plantea la pregunta de
si es nula la venta entre los concubinos, tal como lo establece el artículo
1.481 con respecto a los cónyuges.
A juicio de esta Sala, dados los efectos que se reconocen a la “unión
estable”, sería una fuente de fraude para los acreedores de cualquiera
de los concubinos, aceptar que uno vendiera al otro los bienes comunes
documentados a su nombre o poseídos por él y, en consecuencia, quien
demuestre que la venta ha ocurrido entre ellos, puede invocar la exis-
tencia de la unión y tratarlos como bienes comunes o, según los casos,
pedir la nulidad del negocio.
Debe la Sala acotar que el único concubinato que produce efectos equi-
parables al matrimonio, es el que se delinea en este fallo; y se hace tal
acotamiento porque algunas leyes denominan concubina a la mujer que
vive con un hombre, a pesar que éste tiene impedimento para contraer
matrimonio con ella, cuando en realidad tal concubinato es contrario al
artículo 767 del Código Civil y a lo que conceptualiza este fallo.
El mal uso de la palabra concubina, en el sentido inmediatamente indicado,
aparece en los artículos 397 y 399 del Código Penal, y así se declara.
También acota la Sala que diversas leyes vigentes, tales como el Có-
digo Orgánico Tributario (artículo 146-4), la Ley de Empresas de Se-
guros y Reaseguros (artículos 13-5 y 21), la Ley de Cajas de Ahorro y
Fondos de Ahorro (artículos 78-5 y 136), señalan impedimentos para
acceder a cargos para quienes mantengan uniones estables de hecho.
Igualmente, a éstos se refieren los artículos 56 de la Ley del Cuerpo
de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, y 71 de la
Ley del Contrato de Seguros.
Ahora bien, como la ley no ha determinado aún quiénes se consideran
que viven en unión estable de hecho, tal mención, en todos los casos, a
juicio de esta Sala, debe entenderse en la actualidad que se aplica por
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 65

igual a los concubinos, ya que con relación específica a ellos, existen
prohibiciones en el artículo 20 de la Ley de Minas.
Por último, y como resultado de lo interpretado, es que cuando en una
relación jurídica concreta, una de las partes actúa en su condición de
concubino, para los efectos de esa relación la existencia del concubina-
to queda reconocida por las partes y, en consecuencia, entre las partes
de la relación o el negocio, se reputará que una de ellas se vincula con
el concubinato.
Queda en los términos expuestos resuelta la interpretación solicitada,
y dado el carácter vinculante de la misma, conforme a lo establecido
en el artículo 335 de la Constitución, se ordena la publicación del pre-
sente fallo en la Gaceta Oficial, sin perjuicio que desde que entró en
vigencia la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, los
derechos de los concubinos han quedado reconocidos constitucional-
mente. Así se decide.
Igualmente, la interpretación que se hace en este fallo es sin perjuicio
de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas, en cuanto a
su organización social, usos y costumbres, reconocidos en el artículo
119 constitucional.

DECISIÓN

Por las razones que anteceden, esta Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y
por autoridad de la Ley, declara RESUELTA la solicitud de interpreta-
ción del artículo 77 de la Constitución en los términos expresados en la
parte motiva del presente fallo.
Dado el carácter vinculante de la misma, se ordena la publicación del
presente  fallo  en  la  Gaceta Oficial de  la  República,  y  es  a  partir  de
dicha publicación que este fallo comenzará a surtir efectos.
Publíquese y regístrese. Cúmplase lo ordenado. Archívese el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias de la Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 15 días del
mes de julio de dos mil cinco (2005). Años: 195 ° de la Independencia y
146° de la Federación.
(...)
66 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

3. NULIDAD POR REEDICIÓN LEGAL. UXORICIDIO Y


OTROS DELITOS DE HONOR

Sentencia: Nº 728 del cinco de abril de 2006.
Caso: Nulidad por razones de Inconstitucionalidad contra la
norma contenida en el artículo 421 del Código Penal,
intentada por la abogada Sonia Sgambatti.

Normativa citada en el fallo:
CPC: Artículos 272 y 1.396.
CP: Artículos 222, 225, 226, 421 y 423.
CRBV: Artículo 334.
LOTSJ: Artículo 5.

Texto del fallo:

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE: CARMEN ZULETA DE
MERCHÁN

El 7 de febrero de 2006, la abogada SONIA SGAMBATTI, inscrita en
el Inpreabogado bajo el N° 1.779, interpuso, en nombre propio, ante la
Secretaría de esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
recurso de nulidad por inconstitucionalidad contra la norma contenida
en el artículo 421 del Código Penal, publicado en la Gaceta Oficial N°
5.768, Extraordinario, del 13 de abril de 2005.
El 9 de febrero de 2006 se dio cuenta en Sala y se asignó la ponencia a
la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, quien, con tal carácter, sus-
cribe el presente fallo.
Realizada la lectura individual del expediente esta Sala procede a dictar
decisión, previas las siguientes consideraciones:
La ciudadana Sonia Sgambatti, en ejercicio de la acción popular
por inconstitucionalidad, solicitó de esta Sala la anulación del “ar-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 67

tículo 421 de la Ley de Reforma Parcial del Código Penal


aprobada en sesión del día 3 de marzo de 2005, por la Asam-
blea Nacional y publicada en Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 5.768 Extraordinario, de fecha
13 de abril de 2005”.
Al respecto, esta Sala resulta competente para conocer de la nu-
lidad de  normas nacionales  de rango  legal (artículos  336.1 del
Texto Fundamental y 5.6 de la Ley Orgánica del Tribunal Supre-
mo de Justicia), como son las contenidas en el Código Penal, ante
lo  cual  se  debe  dejar  sentado  que  técnicamente  la  disposición
impugnada no es el artículo 421 de la Ley de Reforma Parcial del
Código Penal, pues esa Ley de Reforma sólo tiene 38 artículos: lo
que en realidad se impugnó es una norma de ese Código y no de
la Ley que lo reformó.
Ahora bien, el presente recurso debe ser decidido in limine, sin necesi-
dad de tramitación, por cuanto el contenido de la disposición impugnada
ya fue anulado por la extinta Corte Suprema de Justicia en Pleno, me-
diante sentencia del 5 de marzo de 1980.
En efecto, el Código Penal vigente para la fecha (cuya última reforma
se había efectuado en 1964, mediante Ley publicada en la Gaceta Ofi-
cial Nº 915 del 30 de junio de 1964) preveía mitigación de pena en dos
casos: el del homicidio o lesiones del marido contra su mujer y/o cómpli-
ce, en caso de sorprenderlos en adulterio; y el del homicidio o lesiones
causadas  por  los padres  o  abuelos  contra  los  hombres a  los  que  sor-
prendiesen en acto carnal con sus hijas o nietas solteras. Se trataba del
artículo 423, cuyo texto era el siguiente:
No  incurrirán  en  las  penas  comunes  de  homicidio  ni  en  las  de
lesiones, el marido que sorprendiendo en adulterio a su mujer y a
su cómplice, mate, hiera o maltrate a uno de ellos o a ambos. 
En tales casos las penas de homicidio o lesiones se reducirán a
una prisión que no exceda de tres años ni baje de seis meses. 
Igual mitigación de pena tendrá efecto en los homicidios o lesiones
que los padres o abuelos ejecuten, en su propia casa, en los hombres
que sorprendan en acto carnal con sus hijas o nietas solteras.
68 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En aquella oportunidad, la abogada Sonia Sgambatti, también recurren-
te en el caso de autos, ejerció demanda de nulidad por inconstituciona-
lidad, la cual fue estimada por la Corte Suprema de Justicia en fallo del
5 de marzo de 1980, en el que declaró:
A) No acuerda la disposición contenida en el artículo 423 del Códi-
go  Penal,  un  derecho  a  matar,  sino  que  considera  la  acción  del
agente como delictuosa y punible; no establece una exención de
responsabilidad, sino que aplica una pena disminuida con respecto
a las penas comunes fijadas para el homicidio y las lesiones. No
colide, por tanto, la disposición en examen con el artículo 58 de la
Constitución Nacional, que declara el derecho a la vida inviolable y
prohíbe que ninguna Ley pueda establecer pena de muerte.
B) Sin embargo, el artículo 423 del Código Penal establece una
distinción entre el marido y la esposa; puesto que establece que el
marido no incurrirá en las penas comunes de homicidio y lesiones,
cuando mate, hiera o maltrate a su mujer sorprendida en adulte-
rio, a su cómplice o a ambos y nada dice ante la acción similar de
la  esposa  que  sorprenda  en  adulterio  a  su  marido. Y  el  aparte
final de ese mismo artículo prevé igual mitigación de pena en los
homicidios o lesiones que los padres o abuelos ejecuten, en su
propia casa, en los hombres que sorprendan en acto carnal con
sus hijas o nietas solteras.
Razones de carácter histórico y social, entre nosotros, e inclusive
de carácter psíquico, por la diferente manera de motivarse la ac-
ción del marido o de su esposa, por las mismas razones aludidas,
pudieron aconsejar al legislador venezolano el establecimiento de
la mencionada disposición; pero ante la norma constitucional que
de manera absoluta prohíbe las discriminaciones fundadas en la
raza, el sexo, el credo o la condición social, aquellas razones del
legislador ordinario deben ceder. La última parte de la disposición
guarda relación con la anterior: por lo que hace al cálculo de la
pena y porque tiene análogo presupuesto, la afectación que pro-
duce la conducta de la mujer. El principio de la igualdad de las
personas de uno y de otro sexo, de rango constitucional, impide al
legislador ordinario establecer diferencias, ya sean privilegios,
exenciones de pena o disminución de las mismas, que signifique
discriminación en razón del sexo entre quienes se encuentren en
las mismas condiciones.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 69

Con base en esa argumentación, la extinta Corte Suprema de Justicia
en Pleno declaró “la nulidad del artículo 423 del Código Penal, por
colidir con el artículo 61 de la Constitución”.  En  el  año  2000  la
Comisión Legislativa Nacional, en ejercicio de la atribución que le con-
fería el artículo 6, numeral 1 del Decreto de la Asamblea Nacional Cons-
tituyente mediante el cual se estableció el Régimen de Transición del
Poder Público, publicado en la Gaceta Oficial N° 36.920 de fecha 28
de marzo del año 2000, dictó un Código Penal, el cual quedó publicado
en la Gaceta Oficial Nº 5.494 Extraordinario de fecha 20 de octubre
de 2000. Los cambios principales respecto del Código de 1964 estaban
referidos a los delitos de porte ilícito y uso ilícito de armas de fuego,
desaparición forzada de personas, colocación de obstáculos en la vía
pública y asalto a unidades de transporte.
Sin embargo, ese Código repitió la atenuación de pena contenida en el
artículo 423 que había sido anulada. De hecho, la norma conservaba el
mismo número, pues, como se ha dicho, el nuevo Código fue sólo una
modificación parcial del anterior. De esa forma, las disposiciones anula-
das  por  la  otrora  Corte  Suprema  de  Justicia  fueron  reeditadas  en  el
ordenamiento jurídico venezolano a partir del 20 de octubre de 2000,
fecha de publicación del Código Penal en la Gaceta Oficial.
En el año 2005 se produjo una nueva reforma del Código Penal, la cual
se publicó en la Gaceta Oficial Nº 5.763 Extraordinario del 16 de mar-
zo de 2005 y se reimprimió, por error material, en la Gaceta Nº 5.768
Extraordinario del 13 de abril de ese mismo año. Esa reforma no versó
sobre la atenuación de pena en caso de uxoricidio o en caso del delito
de homicidio o de lesiones de padres o abuelos contra los hombres que
fueran sorprendidos en acto carnal con sus hijas o nietas solteras; pero,
como toda reforma, la de 2005 exigió la publicación en Gaceta Oficial
tanto de la Ley de Reforma como del Código resultante. De esa mane-
ra, fue publicado el texto del vigente Código Penal, con inclusión de las
disposiciones sobre la atenuación de pena que fueron anuladas en 1980,
si bien ya el artículo no es el 423 sino el 421, pues la reforma implicó
una alteración en la numeración del articulado.
Ese  artículo  421  es  el  impugnado  en  el  caso  de  autos  y  es  del  tenor
siguiente:
No  incurrirán  en  las  penas  comunes  de  homicidio  ni  en  las  de
lesiones, el marido que sorprendiendo en adulterio a su mujer y a
su cómplice, mate, hiera o maltrate a uno de ellos o a ambos.
70 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En tales casos las penas de homicidio o lesiones se reducirán a
una prisión que no exceda de tres años ni baje de seis meses.
Igual mitigación de pena tendrá efecto en los homicidios o lesiones
que los padres o abuelos ejecuten, en su propia casa, en los hom-
bres que sorprendan en acto carnal con sus hijas o nietas solteras.
Como  se  observa,  se  trata  de  la  misma  norma  anulada  en  1980,  que
había sido reeditada en el año 2000 y que, al no ser objeto de reforma en
2005, sigue figurando en el Código Penal.
Así las cosas, es evidente que la norma impugnada (contenida hoy en el
artículo 421 del Código Penal) fue objeto de anulación por la extinta
Corte Suprema de Justicia, y que la motivación de dicha sentencia anu-
latoria, aunque referida a los artículos de la Constitución de 1961, vi-
gente para aquella oportunidad, se ajusta absolutamente a lo dispuesto
en el artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Ve-
nezuela. Así se decide.
No cabe ahora iniciar un nuevo proceso que no puede más que conducir
nuevamente a  la declaratoria de inconstitucionalidad del artículo del
Código Penal; lo procedente, en consecuencia, es ratificar el fallo anu-
latorio sin necesidad de procedimiento, pues debe recordarse que los
fallos  anulatorios  de  normas  tienen  efecto  erga omnes  y  nunca  inter
partes, que es el supuesto de la cosa juzgada regulada  por el Código
Civil. Las normas anuladas desaparecen jurídicamente y, por tanto, na-
die puede invocarlas ni aplicarlas. Esos fallos provocan verdadera cosa
juzgada,  en  el  sentido  de  que  el  caso  no  es  replanteable.  Ello  es  así
incluso por razones lógicas que van más allá de la necesidad de mante-
ner el criterio adoptado por la Sala: ocurre por cuanto la anulación eli-
mina la norma como tal, le quita vigencia, y es un principio en nuestro
derecho que sólo son impugnables las normas vigentes.
No es ese el caso de autos, pues en éste existe la peculiaridad de que la
norma anulada fue reeditada, por lo que volvió a entrar en vigencia en el
año 2000, y es otra vez pasible de recurso por inconstitucionalidad y, por
tanto, objeto de anulación. Ahora bien, el pronunciamiento previo permi-
te hacer ese juzgamiento sin necesidad de procedimiento. Se trata de
entender inconstitucional no sólo un artículo concreto (con un determi-
nado número, publicado en determinada Gaceta), sino una disposición
concreta: en este caso, la atenuación de la pena en ciertos supuestos de
homicidio y/o lesiones.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 71

De ese modo, si el Tribunal ha decidido ese caso, si bien en referencia a
otro artículo, el enunciado objeto de pronunciamiento no tiene ya cabida
en el ordenamiento jurídico, lo que además trae como consecuencia que,
de ser reeditada, baste plantear el caso ante esta Sala para que ratifi-
que la decisión judicial.
Esta Sala, de hecho, en fecha reciente tuvo ocasión de pronunciarse al
respecto. En efecto, la Sala había anulado, por sentencia Nº 1.942 del
15 de julio de 2003, los artículos 223 y 226 del Código Penal del año
2000. Sin embargo, en la publicación de la reforma de 2005 (y su reim-
presión) se repitió el texto de las normas anuladas, si bien con otra nu-
meración (el artículo 223 pasó a ser 222; el artículo 226 pasó a ser 225).
Por ello, la Sala, al ser solicitada su intervención, sostuvo lo siguiente:
Conforme a la vigente Constitución y a la Ley Orgánica del Tri-
bunal Supremo de Justicia, corresponde a la Sala Constitucional
(salvo excepciones) el control concentrado de la Constitución, y
podrá declarar la nulidad de leyes y demás actos de los órganos
que ejercen el poder público dictados en ejecución directa e in-
mediata  de  la  Constitución  o  que  tengan  rango  de  ley,  cuando
coliden con aquélla.
Este control concentrado se ventila mediante el proceso de nuli-
dad establecido en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Jus-
ticia y antes en la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia.
Tratándose de una actividad jurisdiccional, emanada de la juris-
dicción constitucional (artículo 334 constitucional), la declaratoria
de nulidad, así como sus alcances, son el resultado de una senten-
cia que produce efectos erga omnes, convirtiéndose en cosa juz-
gada al respecto.
Como cosa juzgada, la nulidad declarada debe ser acatada y respe-
tada por los órganos legislativos que dictaron la ley anulada total o
parcialmente, o por los órganos del poder público que produjeron el
acto, ya que la sentencia firme equivale a una ley (artículo 273 del
Código de Procedimiento Civil) y es vinculante hacia el futuro (ar-
tículo 273 del Código de Procedimiento Civil), sin que ningún juez
pueda volver a sentenciar la controversia ya decidida por un fallo
(artículo 272 del Código de Procedimiento Civil), por lo que el tema
juzgado en el proceso no es objeto de nueva discusión y la colecti-
72 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

vidad en su totalidad (personas naturales y jurídicas), deben respe-
tar la nulidad declarada sin poder alzarse contra ella.
A falta de disposiciones específicas en la Ley Orgánica del Tri-
bunal  Supremo  de  Justicia,  los  caracteres  de  la  cosa  juzgada
contenida en el Código Civil y en el Código de Procedimiento
Civil (artículos 1.396 del Código Civil y 272 y 273 del Código de
Procedimiento Civil) están presentes, en lo posible, en las sen-
tencias definitivamente firmes dictadas por los jueces que ejer-
cen  la  jurisdicción  en  materia  constitucional,  y  uno  de  esos
caracteres es el de la presunción legal que impide, por la autori-
dad de la cosa juzgada, que lo que ha sido objeto de la sentencia
firme, vuelva a discutirse, o pierda sus efectos, por lo que éstos
se mantienen en el tiempo.
Consecuencia de ello, es que la nulidad declarada por inconstitu-
cionalidad que indica con precisión la disposición anulada (artícu-
lo 21 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia), invalida
la ley o el acto, señalando sus efectos ex nunc o ex tunc (artículo
5 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia), pero siem-
pre partiendo de la base que hacia el futuro dejó de existir la ley
anulada total o parcialmente, sin que ella tenga vigencia alguna.
Pero ¿qué sucede si el órgano legislativo dicta de nuevo la ley
desacatando la cosa juzgada?
A juicio de esta Sala, tal violación a la cosa juzgada no produce
ningún efecto, debido a los caracteres que antes la Sala ha seña-
lado a esta institución.
La nulidad declarada sigue vigente, sin que pueda volverse a dis-
cutir  a  guisa  de  reedición  de  la  ley  o  nueva  aprobación  por  el
órgano legislativo.
De  ocurrir  tal  situación,  reedición  o  nueva  aprobación,  ¿será
necesario que se incoe nuevo juicio de nulidad contra la norma
inconstitucional?
La Sala observa que conforme a disposición expresa contenida
en el artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Jus-
ticia, la nulidad por inconstitucionalidad es de orden público, y en
el proceso la Sala Constitucional puede suplir de oficio las defi-
ciencias o falta de técnica del recurrente.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 73

Siendo la materia de orden público, y siendo a su vez el Tribunal
Supremo de Justicia el garante de la supremacía y efectividad de
las normas y principios constitucionales (artículo 335 de la Cons-
titución de la República Bolivariana de Venezuela); estando fa-
cultado  la  Sala  Constitucional  para  establecer  interpretaciones
vinculantes sobre el contenido y alcance de los principios consti-
tucionales, la Sala considera que los efectos de la cosa juzgada
que declare la nulidad, operan de pleno derecho, sin que reedicio-
nes, o la aprobación de nuevas leyes que dupliquen lo anulado,
puedan menoscabar la cosa juzgada, y que por tanto, de oficio –
como aplicación de la institución de la cosa juzgada y sus efectos
extensivos– dentro del proceso donde se dictó la nulidad, puede
anular cualquier ley o acto que contradiga la cosa juzgada, limi-
tándose, sin necesidad de citar a nadie, a cotejar lo declarado en
la sentencia con las nuevas disposiciones que reproducen las anu-
ladas,  una  vez  que  por  cualquier  vía  constate  la  existencia  del
desacato a la nulidad declarada.
A juicio de esta Sala, ante la situación objetiva que se comprueba
con la confrontación que demuestra la identidad entre lo anulado y
lo reeditado, y como preservación de la cosa juzgada, no hace falta
citar a nadie, sino verificar su burla. (Vid. Sent. Nº 181/2006).
En el caso del fallo parcialmente transcrito, la Sala comparó las normas
anuladas con las que figuran en la publicación del Cogido en marzo y
abril  de  2005  y  constató  que  eran  las  mismas.  Por  ello,  declaró  que
existía  “divergencia entre lo sentenciado por esta Sala Constitucio-
nal respecto de las normas anuladas del Código Penal de 2000, y
las contenidas en estos últimos artículos”. Agregó en tal sentido:
(...) la Sala no reconoce efecto alguno a los artículos 222 y 225
de la Ley de Reforma del Código Penal, toda vez que son repeti-
ción de los anulados en el fallo Nº 1.942, el cual dejó delimitado el
contenido de dichas normas como antes se apuntó, sin que pueda
entenderse la declaración de este fallo como la nulidad incidental
a que se refiere el artículo 5, segundo aparte de la Ley Orgánica
del Tribunal Supremo de Justicia, toda vez que se trata de la eje-
cución de un fallo dictado por esta Sala que ha sido contrariado
por el órgano legislativo nacional.
Como extensión y aplicación de la cosa juzgada existente, se de-
clara la reedición de las normas contenidas en los artículos 222 y
74 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

225 y, en consecuencia, nulos los artículos 223 y 226 en los térmi-
nos establecidos en la sentencia Nº 1942 de 2003
En virtud de la declaratoria anterior, los efectos de este fallo tie-
nen carácter ex tunc, es decir, desde la publicación del fallo Nº
1.942 del 15 de julio de 2003 y, de conformidad con el artículo 5
de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, se ordena la
publicación  de  la  misma  en  la  Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela, la cual señalará en el Sumario: “DE-
CISIÓN DE LA SALA CONSTITUCIONAL DEL TRIBUNAL
SUPREMO  DE  JUSTICIA,  MEDIANTE  LA  CUAL  SE  DE-
CLARA LA REEDICIÓN DE LOS ARTÍCULOS 222 Y 225 DE
LA  LEY  DE  REFORMA  DEL  CÓDIGO  PENAL,  PUBLICA-
DO EL 13 DE ABRIL DE 2005 EN LA GACETA OFICIAL DE
LA REPÚBLICA  BOLIVARIANA DE VENEZUELA  N°  5.768
EXTRAORDINARIO”. (Mayúsculas del fallo citado).
Lo anterior es aplicable al caso de autos, constatada como ha sido la
identidad entre la norma anulada en 1980 y la publicada en los años
2000  y  2005,  por  lo  que  procede  anularla  in limine,  como  forma  de
hacer  efectivo  el  fallo  original,  cuyo  efecto  de  cosa  juzgada  no  sólo
implica la desaparición del acto con efectos erga omnes, sino también
la imposibilidad de incorporarlo nuevamente al ordenamiento.
Por lo expuesto, como extensión y aplicación de la cosa juzgada exis-
tente, se declara la reedición de la norma contenida en el artículo 423
del Código Penal, publicado en la Gaceta Oficial N° 915 Extraordina-
rio, del 30 de junio de 1964, en el artículo 421 del Código Penal publica-
do en la Gaceta Oficial N° 5.768,  Extraordinario, del  13 de  abril de
2005. En consecuencia, se declara nulo el artículo 421 del Código Pe-
nal, publicado el 13 de abril de 2005, en los términos establecidos en la
sentencia  dictada  por  la  Corte  Suprema  de  Justicia  en  Pleno  el  5  de
marzo de 1980. Así se decide.
En virtud de lo anterior, los efectos de este fallo tienen efectos ex tunc,
es decir, desde la publicación del fallo dictado por la Corte Suprema de
Justicia en Pleno el 5 de marzo de 1980, y de conformidad con el artícu-
lo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, se ordena su
publicación en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Ve-
nezuela,  la  cual  señalará  en  el  sumario:  “DECISIÓN  DE  LA  SALA
CONSTITUCIONAL  DEL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 75

QUE  DECLARA  LA  REEDICIÓN  DEL ARTÍCULO  421  DEL  CÓ-


DIGO  PENAL  PUBLICADO  EN  LA  GACETA  OFICIAL  N°  5.768
EXTRAORDINARIO, DEL 13 DE ABRIL DE 2005”.
Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supre-
mo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República por
autoridad de la ley declara:
PRIMERO: NULO el artículo 421 del  Código Penal publicado en la
Gaceta Oficial N° 5.768 Extraordinario, del 13 de abril de 2005, en los
términos establecidos en la sentencia dictada por la Corte Suprema de
Justicia  en  Pleno  el  5  de  marzo  de  1980,  por  ser  REEDICIÓN  del
artículo 423 del Código Penal publicado en la Gaceta Oficial N° 915
Extraordinario, del 30 de junio de 1964.
SEGUNDO: ORDENA la publicación íntegra de este fallo en la Gace-
ta Oficial de la República, la cual señalará en el Sumario, lo siguiente:
“DECISIÓN  DE  LA  SALA  CONSTITUCIONAL  DEL  TRIBUNAL
SUPREMO  DE  JUSTICIA  QUE  DECLARA  NULO  EL ARTÍCULO
421 DEL CÓDIGO PENAL PUBLICADO EN LA GACETA OFICIAL
N° 5.768 EXTRAORDINARIO, DEL 13 DE ABRIL DE 2005, EN LOS
TÉRMINOS ESTABLECIDOS EN LA SENTENCIA DICTADA POR
LA  CORTE  SUPREMA  DE  JUSTICIA  EN  PLENO  EL  5  DE  MAR-
ZO  DE  1980,  POR  SER  REEDICIÓN  DEL  ARTÍCULO  423  DEL
CÓDIGO  PENAL  PUBLICADO  EN  LA  GACETA  OFICIAL  N°  915
EXTRAORDINARIO, DEL 30 DE JUNIO DE 1964”.
TERCERO: ORDENA la mención de este fallo en la página principal
del sitio web oficial de este Tribunal Supremo de Justicia, con la indica-
ción  siguiente:  “Sentencia que declara nula la norma contenida en
el artículo 421 del Código Penal de 2005 por ser reedición del
artículo 423 del Código Penal de 1964, que fue anulado por la
Corte Suprema de Justicia en Pleno el 5 de marzo de 1980”.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Archívese el expediente. Cúm-
plase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo
de Justicia, en Sala Constitucional, en Caracas, a los 05 días del mes de
abril de 2006. Años 195° de la Independencia y 147° de la Federación.
(...)
76 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

4. PROTECCIÓN INTEGRAL A LA MATERNIDAD

Sentencia: Nº 742 del cinco de abril de 2006.

Caso: Acción  de Amparo  Constitucional  intentada  por  la


ciudadana Wendy Coromoto García Vergara, contra
el acto administrativo de efectos particulares, dicta-
do por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, que
la  removió del  cargo  de  Secretaria del Tribunal  de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circuns-
cripción Judicial del Estado Táchira.

Normativa Citada En El Fallo:
CRBV: Artículos 75 y 76.
LOASDGC: Artículos 6 y 8.
LOT: Artículo 384.

Texto del fallo:

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE:
FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ

El 19 de diciembre de 2005, fue recibido en esta Sala Constitucional el
escrito  presentado  por  la  ciudadana  WENDY COROMOTO GAR-
CÍA VERGARA, titular de la cédula de identidad número 11.111.409,
inscrita en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el número
66.891, actuando en su propio nombre y representación, contentivo de
la acción de amparo constitucional interpuesta contra “el Acto Admi-
nistrativo de efectos particulares dictado por la Dirección Ejecuti-
va de la Magistratura, quien por intermedio de la ciudadana
abogada Ana Yldicó Casanova Rosales, Jueza Rectora de la Cir-
cunscripción Judicial del Estado Táchira (...) en uso de las atribu-
ciones que le confiere la Resolución N° 4 de fecha 3 de mayo de
2001, emanada de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, por
Decreto N° 2 de fecha 07 de octubre de 2005, procedió a REMO-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 77

VERME del cargo de SECRETARIO del Tribunal de Protección del


Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado
Táchira” (Mayúsculas de la parte).
El 20 de diciembre de 2005, se dio cuenta en Sala y se designó ponente
al Magistrado doctor FRANCISCO CARRASQUERO LÓPEZ, quien
con tal carácter suscribe el presente fallo.

I
DE LA ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL

 La presunta agraviada planteó su pretensión de amparo constitucional
en los siguientes términos:
1.- Que el 10 de octubre de 2005, fue notificada personalmente del conte-
nido del Decreto N° 2, emanado del Despacho de la Juez Rectora de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira, mediante el cual, conforme
al Decreto N° 4 del 3 de mayo de 2001, en concordancia con los artículos
100 y 71 de la Ley del Poder Judicial, y el artículo 21 de la Ley del Esta-
tuto de la Función Pública, por aplicación del artículo 47 del Estatuto del
Personal Judicial, fue removida del cargo de Secretaria del Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Estado Táchira, función que ejercía desde el 30 de agosto de 1999.
2.- Que una vez notificada, procedió a retirarse del cargo, situación ésta
que se mantiene por cuanto no ha sido reincorporada al mismo, “a pe-
sar que el 31 de octubre del presente año, interpuse por ante ese
despacho Recurso de Reconsideración el cual en la oportunidad
legal correspondiente no fue decidido, aun cuando lo fundamenté,
en la violación de normas de contenido constitucional y solicité la
nulidad absoluta del decreto”.
3.- Que de la lectura del referido escrito se desprende, que fue removi-
da  de  su  cargo  “con prescindencia total del procedimiento legal es-
tablecido en el Estatuto del Personal Judicial, por remisión expresa
que al mismo hace el artículo 71 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial (...) [el  cual] regula las condiciones para el ingreso, per-
manencia y terminación de servicios en los distintos cargos”, por lo
que según los dichos de la accionante, no puede aplicarse el artículo 91
de Ley Orgánica del Poder Judicial de 1987, pues tal aplicación viola el
principio de irretroactividad de la Ley.
78 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

4.- Que a criterio de la solicitante, debió aplicarse el procedimiento es-
tablecido en el artículo 45 del Estatuto del Personal Judicial, por cuanto
si bien a la Juez Rectora le es dada la facultad para “conocer, admitir,
sustanciar y decidir todos los procedimientos administrativos de
carácter disciplinario de los funcionarios adscritos a los Tribuna-
les”, al  no  existir  en  el  presente  caso  la  apertura  del  procedimiento
establecido por la Ley, el Decreto de remoción del cargo es violatorio a
la garantía constitucional del debido proceso y el derecho a la defensa.
5.- Que al ser considerado el cargo de Secretario como de libre nom-
bramiento y remoción, se está violando la garantía constitucional de irre-
troactividad de la Ley, por cuanto era considerado como tal en la Ley
Orgánica del Poder Judicial de 1987, mas no así, en la citada Ley, pro-
mulgada en 1998, más  aún, cuando el artículo  4 de la  propia Ley de
Carrera Administrativa establece quiénes son funcionarios de libre nom-
bramiento y remoción, estando referidos éstos, a los cargos de alto nivel
en el Gobierno Nacional.
6.- Que igualmente, el Decreto en cuestión es violatorio, por cuanto
transgrede la protección a la maternidad consagrada en el artículo 76
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, puesto
que como consta de la copia certificada del acta de nacimiento con-
signada a los autos, la accionante es madre de una niña que actual-
mente cuenta con diez (10) meses de edad, por lo que estaba amparada
de inamovilidad.
Con fundamento a lo anteriormente expuesto, solicitó se declare con
lugar la presente acción y se decrete la inconstitucionalidad de la or-
den emanada de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, en la que
por Decreto N° 2, de fecha 7 de octubre de 2005, dictada por la Jueza
Rectora de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, que la re-
movió de su cargo, restableciéndose así su situación jurídica infringida
y sea reincorporada a su lugar de trabajo como Secretaria del Tribunal
de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judi-
cial  del  Estado  Táchira,  el  pago  de  los  salarios  caídos,  vacaciones
fraccionadas y todos los beneficios que correspondan en ocasión a la
relación laboral.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 79

II

DE LA COMPETENCIA

En primer lugar debe esta Sala determinar su competencia para cono-
cer  de  la  presente  acción  de  amparo,  y  a  tal  efecto  observa,  que  el
artículo 5 cardinal 18 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Jus-
ticia, establece con carácter exclusivo y excluyente la competencia de
esta Sala para el conocimiento de las acciones de amparo constitucional
interpuestas contra los altos funcionarios del Estado, al efecto dispone:
“Conocer en primera y última instancia las acciones de amparo
constitucional interpuestas contra los altos funcionarios públicos”.
En este orden de ideas, deben entenderse por altos funcionarios públicos
los establecidos en el artículo 8 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Dere-
chos y Garantías Constitucionales y los establecidos en el artículo 45 de la
Ley Orgánica de la Administración Pública, los cuales disponen:
Artículo 8. La Corte Suprema de Justicia conocerá en única ins-
tancia, en la Sala de competencia afín con el derecho o garantía
constitucionales violados o amenazados de violación, de la acción
de amparo contra el hecho, acto u omisión emanados del Presi-
dente de la República, de los Ministros, del Consejo Supremo Elec-
toral y demás organismos electorales del país, del Fiscal General
de la República, del Procurador General de la República  o del
Contralor General de la República.
Artículo 45. Son órganos superiores de dirección de la Adminis-
tración Pública Central, el Presidente o Presidenta de la Repúbli-
ca, el Vicepresidente Ejecutivo o la Vicepresidenta Ejecutiva, el
Consejo de Ministros, los ministros o ministras y los viceministros
o viceministras.
Son órganos superiores de consulta de la Administración Pública
Central, la Procuraduría General de la República, el Consejo de
Estado, el Consejo de Defensa de la Nación, los gabinetes secto-
riales y los gabinetes.
En ese sentido, en sentencia del 5 de octubre de 2001, caso Olivetti de
Venezuela, quedó establecido que la Dirección Ejecutiva de la Magis-
tratura se encuentra investida de tales características.
80 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Por ende, conforme a las normas citadas, esta Sala ha establecido su
control con carácter excluyente y exclusivo de los actos, hechos u omi-
siones acaecidos por los altos funcionarios públicos nacionales, indica-
dos anteriormente. 
Ahora bien, visto que esta Sala ha reiterado su competencia para el cono-
cimiento contra los actos, hechos u omisiones de los altos funcionarios del
Poder Público, siendo considerada la Dirección Ejecutiva de la Magistra-
tura un ente con tal característica, le corresponde a esta Sala declarar su
competencia para conocer de la acción de amparo constitucional inter-
puesta (Vid. Sentencias N° 2.076 del 5 de agosto de 2003, caso: “José
Erasmo Gómez y otros” y N° 4.565 del 13 de diciembre de 2005, caso:
“Henry José Rangel Carmona”). Así  se  decide.

III

DE LA ADMISIBILIDAD

Una vez determinada la competencia de esta Sala, para conocer de la pre-
sente acción de amparo constitucional, se pasa al estudio de su admisibilidad.
En ese sentido, de los alegatos expuestos en el escrito libelar se des-
prende que la denuncia de autos está dirigida contra la Dirección Ejecu-
tiva de la Magistratura, en virtud de la presunta ilegalidad del Decreto
N° 2 del 3 de mayo de 2005, mediante el cual la Jueza Rectora de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira, removió del cargo de Se-
cretaria a la hoy accionante, no cumpliéndose –según sus dichos– con
el procedimiento establecido en las leyes especiales.
Ante dicha denuncia, se hace necesario analizar el contenido de la Ley
del Estatuto de la Función Pública, y así determinar la veracidad de la
omisión alegada, por lo que se requiere de un examen de la legalidad, vale
decir, revisar el cuerpo normativo de una ley, lo cual se encuentra vedado
al Juez Constitucional, por ser tal situación objeto de otros recursos, en
los cuales pueden explorarse disposiciones de rango infraconstitucional,
por no tratarse de violaciones directas a derechos consagrados en el Tex-
to Fundamental, como lo sería el recurso contencioso administrativo fun-
cionarial, establecido en los artículos 94 y 95 ejusdem.
Siendo así, visto en el caso de autos la posible causal de inadmisibilidad,
la cual se encuentra establecida en el artículo 6 de la Ley Orgánica de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 81

Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales, puede extraerse
la prevista en el cardinal 5, en la cual textualmente se señala:
Artículo 6. No se admitirá la acción de amparo:
5) Cuando el agraviado haya optado por recurrir a las vías judi-
ciales ordinarias o hecho uso de medios judiciales preexistentes...
Ampliándose aún más dicho criterio, la jurisprudencia del Tribunal Supre-
mo  de Justicia ha considerado  que “...en la causal de inadmisibilidad
anterior, incurrirían también, aquellas acciones de amparo en las
que existe otro medio procesal idóneo para restablecer la situación
jurídica lesionada. Esto se debe a que la acción de amparo constitu-
cional busca la reparabilidad inmediata del daño producido por la
violación directa de algún derecho o garantía constitucional”.  (Sen-
tencia del 11 de abril de 2003, Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, Amparo Constitucional Jorge Luis Hidalgo).
Ahora bien, esta Sala en reiteradas oportunidades ha establecido, confor-
me  a la  citada Ley  del Estatuto  de  la  Función Pública,  que el  recurso
contencioso administrativo funcionarial, resulta el idóneo para el restable-
cimiento de las situaciones jurídicas subjetivas denunciadas como lesio-
nadas, en el marco de procesos en el que están involucrados los intereses
de personas que prestaron sus servicios como funcionarios públicos, tal y
como se estableció en la sentencia N° 84 del 23 de febrero de 2005 (caso:
“Reina Coromoto Morles del Moral”), en la cual se indicó que el ampa-
ro no es la vía idónea cuando la violación alegada corresponde a normas
de rango legal, señalando específicamente lo siguiente:
Ciertamente, en el caso de autos, de las actas procesales se evi-
dencia que la accionante podía optar por el ejercicio del recurso
contencioso funcionarial por ante las Cortes de lo Contencioso
Administrativo para reclamar el pago de sus prestaciones socia-
les y solicitar la desaplicación del Reglamento de Personal de la
Universidad Nacional Abierta, tal y como lo sostiene el a quo, en
razón de que el contencioso funcionarial constituye la vía proce-
sal idónea para la reclamación de sus derechos y no incoar una
acción de amparo constitucional que por su naturaleza extraordi-
naria y contralora de aspectos estrictamente constitucionales re-
sulta insuficiente para satisfacer su solicitud.
82 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Por ello, nos encontramos frente a la configuración de la causal
de inadmisibilidad contenida en el numeral 5 del artículo 6 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitu-
cionales. Dicha norma expresamente establece:
Artículo 6.- No se admitirá la acción de amparo: (...Omissis...)
5) Cuando el agraviado haya optado por recurrir a las vías judicia-
les ordinarias o hecho uso de los medios judiciales preexistentes...
De conformidad con lo anterior, esta Sala confirma la decisión del a
quo en cuanto a la inadmisibilidad de la acción de amparo constitucional
intentada, y así se decide...
En consecuencia, al ser el recurso contencioso administrativo funciona-
rial, la vía idónea para dilucidar los reclamos derivados de su condición
como funcionaria pública, y al ser éste, tan expedito como la acción de
amparo, y por lo tanto eficaz, debe declararse inadmisible la solicitud de
tutela constitucional propuesta por la ciudadana Wendy Coromoto Gar-
cía Vergara,  en  base  a  la  posibilidad  por  vía  ordinaria  de  obtener  el
restablecimiento de su situación.
Aunado a lo expuesto, debe indicarse que si bien la accionante tenía la
posibilidad de resarcir su situación jurídica presuntamente infringida por
ante la jurisdicción contenciosa administrativa, ejerciendo el recurso
contencioso funcionarial, no puede esta Sala inadvertir, el alegato de
inamovilidad por fuero maternal expuesto en el escrito contentivo de la
acción incoada, el cual sin duda conlleva a un examen exhaustivo de la
situación invocada.
En ese sentido, la Constitución de la República Bolivariana de Venezue-
la prevé en sus artículos 75 y 76 la garantía a la protección integral de la
maternidad y de la familia “como asociación natural de la sociedad
y como el espacio fundamental para el desarrollo integral de las
personas”, el cual establece como norma rectora que, dichos derechos
serán protegidos independientemente del estado civil de la madre o del
padre y, que lejos de extenderse a los intereses particulares de la mujer
trabajadora,  constituye una  verdadera  protección  para el  hijo  menor,
quien tiene derecho a vivir, a criarse y a desarrollarse dentro del seno
de su familia de origen.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 83

Por su parte, el artículo 384 de la Ley Orgánica del Trabajo, establece:
La mujer trabajadora en estado de gravidez gozará de inamovilidad
durante el embarazo y hasta un (1) año después del parto. (...).
A tal efecto, considera esta Sala oportuno referir que la Ley Orgánica
del Trabajo garantiza la inamovilidad de la mujer trabajadora por el tér-
mino  de  un  (1)  año,  contado  a  partir  del  momento  del  parto  o  de  la
adopción si fuere el caso, a fin de evitar que la mano de obra femenina
sea afectada por decisiones en las que se vea comprometida su digni-
dad humana.
En atención a la normativa expuesta, se observa que corre inserto al
folio 16 del expediente copia certificada del acta de nacimiento de una
niña, en la que se señala que es hija de la ciudadana Wendy Coromoto
García Vergara (la accionante), cuyo nacimiento ocurrió el 11 de febre-
ro de 2005, de lo que se desprende que la referida ciudadana se encon-
traba  en  el  período  de  inamovilidad  para  el  momento  en  que  el  ente
agraviante  la  notificó  del  contenido  del  Decreto  N°  2  de  fecha  7  de
octubre de 2005, en la que fue removida del cargo de “Secretaria” (el
10 de octubre de 2005), por lo que, en consecuencia, para el momento
en que interpuso la acción de amparo constitucional, estaba amparada
por la inamovilidad postnatal, al ser éste un beneficio que goza de la
protección que dispone dicha norma.
Al  respecto,  ha  sido  criterio  de  esta  Sala  que  para  toda  remoción  a
cualquier  cargo  o  puesto  de  trabajo,  se  debe  esperar  que  culmine  el
estado de  gravidez o  embarazo y  se hayan extinguido  los correspon-
dientes permisos pre y postnatal. En otras palabras, la desvinculación
del servicio debe posponerse por el lapso que falte del embarazo, y una
vez verificado el agotamiento de los permisos que la legislación especial
prevé (vid sentencia Nº 64/2002).
Siendo ello así, esta  Sala considera que la Dirección Ejecutiva  de la
Magistratura debió aperturar un procedimiento administrativo si había
causa justificada de despido, o de ser el caso dejar transcurrir el perío-
do de un (1) año establecido en la Ley Orgánica del Trabajo, para luego
ponerle fin a la relación laboral, y siendo que en el caso de autos se
removió  del  cargo  como  “Secretaria del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado
Táchira”, a la accionante, sin haber expirado el tiempo  citado,  se le
84 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

lesionaron sus derechos constitucionales señalados como infringidos, ya
que tal proceder contraviene la protección a la maternidad, establecida
en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en lo
dispuesto en el artículo 384 de la Ley Orgánica del Trabajo.
No obstante, si bien es evidente en el caso de autos la violación al fuero
maternal de la accionante, su situación jurídica se hace irreparable por
vía del amparo constitucional, puesto que la inamovilidad de la cual go-
zaba cesó al cumplirse el año de edad de su menor hija, vale decir, el 11
de febrero de 2006, lo que hace inadmisible la presente acción confor-
me al artículo 6 cardinal 3 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Dere-
chos y Garantías Constitucionales. Así se establece.
En consecuencia, por  todo lo  anteriormente expuesto resulta forzoso
para esta Sala declarar inadmisible la presente acción de amparo cons-
titucional conforme a los razonamientos señalados en la presente moti-
va. Así se decide.
Ahora  bien,  dado  que  en  el  presente  caso  concreto  efectivamente  la
solicitante del presente amparo, para el momento de la interposición de
la acción, tenía motivos suficientes para que procediera ésta, pues en
realidad se encontraba amparada por el fuero maternal, considera ne-
cesario esta Sala la reapertura del lapso para la interposición del recur-
so  contencioso  funcionarial  y,  de  esta  manera,  pueda  la  accionante
argumentar lo necesario respecto de su despido. Así se decide.

IV

DECISIÓN

Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en
Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República
por autoridad de la Ley, declara:
PRIMERO: INADMISIBLE la acción de amparo constitucional ejerci-
da  por  la  ciudadana  WENDY COROMOTO GARCÍA VERGARA,
titular de las cédula de identidad número 11.111.409, inscrita en el Institu-
to de Previsión Social del Abogado bajo el número 66.891, actuando en su
propio nombre y representación, contentivo de la acción de amparo cons-
titucional  interpuesta  contra  “el Acto Administrativo de efectos parti-
culares dictado por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, quien
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 85

por intermedio de la ciudadana abogada Ana Yldicó Casanova Ro-


sales, Jueza Rectora de la Circunscripción Judicial del Estado Tá-
chira (...) en uso de las atribuciones que le confiere la Resolución
N° 4 de fecha 3 de mayo de 2001, emanada de la Dirección Ejecuti-
va de la Magistratura, por Decreto N° 2 de fecha 07 de octubre de
2005, procedió a REMOVERME del cargo de SECRETARIO del Tri-
bunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscrip-
ción Judicial del Estado Táchira”.  (Mayúsculas  de  la  parte).
SEGUNDO: SE ORDENA la reapertura de los lapsos procesales des-
de la fecha de publicación del presente fallo, para que la parte afectada
tenga la posibilidad de ejercer los recursos pertinentes.
Publíquese y regístrese. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 05 días del
mes de abril dos mil seis. Años: 195º de la Independencia y 147º de la
Federación.
(...)
86 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

5. NULIDAD PARCIAL DE LA LEY SOBRE LA VIOLENCIA


CONTRA LA MUJER Y LA FAMILIA PUBLICADA EL 3
DE SEPTIEMBRE DE 1998 EN GACETA OFICIAL Nº
36.576, POSTERIORMENTE REIMPRESA EL 6 DE NO-
VIEMBRE DE 1998. (DEROGADA) 2

Sentencia Nº: 972 de nueve de mayo de 2006.
Caso: Nulidad por razones de Inconstitucionalidad e Ile-
galidad contra los artículos 32, 34 y 39 de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia,
intentada por el Fiscal General de la República ,
el ciudadano Julián Isaías Rodríguez Díaz.
Voto concurrente: Magistrado Francisco Antonio Carrasquero López.
Votos Salvados: Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño
Magistrada Carmen Zuleta de Merchán.

Normativa citada en el fallo:
COPP: Artículos 64, 108, 243, 244, 246, 247, 250
256, 283, 284, 285, 315, 320 y 326.
CRBV: Artículos 21, 26, 44, 46, 47, 49, 75 y 285.
LSVCMF: Artículos 1, 3, 31, 32, 34, 36, 37, 39 y 40.
LOPA: Artículo 79.

Texto del fallo:

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE:
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ

Consta  en autos  que, el  26 de  agosto  de 2003,  el ciudadano  JULIÁN


ISAÍAS RODRÍGUEZ DÍAZ, Fiscal General de la República, incoó,

2
  Derogada  por  la  “Ley  Orgánica  sobre  el  Derecho  de  las  Mujeres  a  una  Vida  Libre  de
Violencia” publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 38.647,
el 19 de marzo de 2007, y reimpresa por error material en Gaceta Oficial Nº 38.668, el 23 de
abril del 2007.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 87

ante esta Sala, demanda de nulidad parcial, por razones de inconstitucio-
nalidad e ilegalidad, contra los artículos 3, cardinal 4, 32 y 39, cardinales 1,
3 y 5, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, la cual fue
sancionada el 19 de agosto de 1998, quedó publicada en Gaceta Oficial
N° 36.531 del 3 de septiembre de 1998 y, posteriormente, fue reimpresa
en la Gaceta Oficial N° 36.576 del 6 de noviembre de 1998.
En el mismo escrito de demanda, la parte actora solicitó a la Sala Cons-
titucional la reducción de los lapsos procesales, de conformidad con el
artículo 135 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, y la
declaratoria de mero derecho.
El 23 de septiembre de 2003, el Juzgado de Sustanciación de la Sala
Constitucional admitió dicha demanda y ordenó la notificación del Pre-
sidente de la Asamblea Nacional y el Defensor del Pueblo, así como el
emplazamiento, mediante cartel, de los interesados, de acuerdo con el
artículo 116 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, y acor-
dó la remisión del expediente a la Sala para la decisión de la solicitud de
reducción de lapsos.
Luego de la recepción del expediente de la causa, se dio cuenta en Sala
por auto del 2 de octubre de 2000 y se designó ponente al Magistrado
Pedro Rafael Rondón Haaz.
El 8 de octubre de 2003, las ciudadanas María del Mar Álvarez de Lo-
vera y Paula Guarisco Sánchez, titulares de las cédulas de identidad Nos
1.728.335 y 5.564.177, respectivamente, en su carácter de Defensora
Nacional de los Derechos de la Mujer y Consultora Jurídica del Instituto
Nacional de la Mujer, quienes actuaron en representación de dicho or-
ganismo, presentaron escrito en el cual se dieron por citadas, pidieron
se les tuviese como partes defensoras de la constitucionalidad de los
artículos que se impugnaron en el juicio, solicitaron la declaratoria de
inadmisibilidad de la demanda de nulidad y la tramitación del procedi-
miento  con  la  “...apertura a pruebas e informes, en virtud de que
los artículos impugnados por el Recurrente no son de mero dere-
cho, ya que su eliminación dejaría en el supuesto negado de ser
declarada con lugar, sin sistema de protección a las víctimas de
violencia, fomentando la impunidad”.
El 16 de octubre de 2003, las ciudadanas Luisa Arias, Gioconda Espina,
Magdalena  Valdivieso,  Sonia  Sgambatti,  Isolda  Salvatierra  y Adicea
Castillo, titulares de las cédulas de identidad Nos 3.884.707, 3.660.081,
88 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

17.270.733, 2.533.935, 1.605.396 y 1.970430, respectivamente, en su
carácter  de  “militantes de distintas organizaciones del movimiento
de mujeres venezolano”, con la asistencia de la abogada María Cristi-
na  Parra  de  Rojas,  con  inscripción  en  el  I.P.S.A.  bajo  el  N°  11.632,
presentaron escrito en el cual peticionaron la declaratoria de improce-
dencia de la demanda de nulidad en cuestión.
El 30 de octubre de 2003, la abogada Elida Rosa Aponte Sánchez, con
cédula de identidad N° 4.592.921 e inscripción en el I.P.S.A. bajo el N°
13.459, en su condición de Coordinadora General de la Red Venezolana
sobre Violencia contra la Mujer (REVIMU) presentó escrito mediante el
cual requirió la declaratoria de improcedencia de la pretensión de nulidad.
Mediante sentencia N° 3366 de 3 de diciembre de 2003, la Sala declaró
la causa como asunto de mero derecho y ordenó la remisión del expe-
diente a la Secretaría para la continuación de su tramitación.
El 22 de enero de 2004, se fijó la oportunidad para que tuviera lugar el
acto de informes.
Mediante diligencia de 28 de enero de 2004, la abogado Sonia Sgambati
consignó escrito mediante el cual la Federación Venezolana de Aboga-
das (FEVA) expuso las razones de su solicitud de improcedencia de la
pretensión de autos.
En  esa  misma  fecha,  compareció  ante  esta  Sala  la  ciudadana  María
Bello de Guzmán, con cédula de identidad N° 81.671, quien adujo su
condición de Presidenta de la Fundación para los Derechos de la Mujer
Latinoamericana (FUNDEMUL), con la asistencia de la abogada Rosa
Virginia Cabrera Carpio, con inscripción en el I.P.S.A. bajo el N° 75.075,
quien, en atención al emplazamiento de los interesados mediante cartel,
solicitó  “se nos tenga como parte defensora de la constitucionali-
dad y legalidad de los artículos que se impugnan de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia, para lo cual oportunamen-
te antes de que se dicte sentencia presentaremos los informes res-
pectivos...”. En esa misma oportunidad, la referida ciudadana confirió
poder a las abogadas Irma Loaiza de Meneses, Débora Carpio de Ca-
brera,  Rosa  Virginia  Cabrera  Carpio,  Silvana A.  Gómez  Mercado  y
Nazareth Prado  Soto.
Mediante auto de 29 de enero de 2004, la Secretaría de la Sala dejó sin
efecto el auto de 22 de enero del mismo año mediante el cual se fijó el
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 89

acto  de  informes  y,  “a los fines de cumplir con lo ordenado en la


decisión N° 3.366 de fecha 3 de diciembre de 2003”,  se  acordó  la
remisión del expediente al Juzgado de Sustanciación para la continua-
ción de su tramitación. El 3 de febrero de 2004 se dio por recibido el
expediente en ese Juzgado.
A través de diligencia de 10 de febrero de 2004, la abogada Rosa Virgi-
nia Cabrera requirió al Juzgado de Sustanciación librase el cartel de
emplazamiento de los interesados. Por diligencia de 17 de febrero de
2004, la abogada Alicia Monagas Borges, Fiscal Tercero ante el Tribu-
nal Supremo de Justicia en Sala Plena, Sala Constitucional y Sala Poli-
ticoadministrativa, ratificó esa petición.
El 17 de febrero de 2004, compareció la abogada Alicia Monagas Bor-
ges, retiró el cartel de emplazamiento que fue librado por la Sala y, el 26
de febrero del mismo año, consignó ejemplar del diario Últimas Noti-
cias de 20 de febrero de 2004, en el que aquél se publicó.
El 3 de marzo de 2004, se fijó la oportunidad para que tuviera lugar el
acto  de  informes  y  se  designó  ponente  al  Magistrado  Pedro  Rafael
Rondón Haaz.
El 20 de marzo de 2004, compareció la abogado Martha Sofía Cardozo,
con inscripción en el I.P.S.A. bajo el N° 49.124, quien se dio por citada
en  este  proceso  y  consignó  escrito  por  el  cual  las  ciudadanas  María
Armengol, Luisa Arias, Doris Hoyos, Migdalia Valdez y Norma Villa-
rreal,  con  cédulas  de  identidad  Nos  8.742.092,  3.884.707,  5.270.560,
3.021.497 y 81.189.414, respectivamente, en su condición de Coordina-
doras de la Asociación Civil sin fines de lucro Casa de la Mujer Juana
Ramírez “La Avanzadora”, solicitaron la declaratoria de improcedencia
de la demanda. En esa misma oportunidad, comparecieron las ciudada-
nas María del Mar Álvarez y Paula Guarisco Sánchez, quienes, en re-
presentación del Instituto Nacional de la Mujer, ratificaron su condición
de partes en este proceso. También compareció la abogado Elida Rosa
Aponte Sánchez, en su condición de Coordinadora General de la Red
Venezolana sobre Violencia contra la Mujer (REVIMU), quien se dio
por citada y peticionó, mediante escrito, la declaratoria de improceden-
cia de la pretensión de nulidad.
Por diligencia de 11 de marzo de 2004, las abogadas Rosa Virginia Ca-
brera y Nazareth Prado Soto, representantes judiciales de la Fundación
para los Derechos de la Mujer Latinoamericana (FUNDEMUL) Capí-
90 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

tulo Venezuela, se hicieron parte para coadyuvar con la declaratoria de
constitucionalidad de las normas que se impugnaron.
El 16 de marzo de 2004, tuvo lugar el acto de informes. En esa oportuni-
dad, se dejó constancia de la comparecencia de la representación de la
Fiscalía General de la República como parte actora, de la Defensoría del
Pueblo, del Instituto Nacional de la Mujer, de la Red Venezolana sobre
Violencia  contra  la  Mujer,  de  la  Federación  Venezolana  de Abogadas
(FEVA), de la Red Venezolana sobre Violencia contra la Mujer (REVI-
MU), del Centro de Estudios de la Mujer de la UCV y de la Asociación
Civil sin fines de lucro Casa de la Mujer Juana Ramírez “La Avanzado-
ra”. En esa ocasión, la Fiscalía General de la República, la Defensoría del
Pueblo, el Instituto Nacional de la Mujer, la Red Venezolana sobre Vio-
lencia contra la Mujer (REVIMU) y la Federación Venezolana de Aboga-
das (FEVA) presentaron sus respectivos escritos de informes.
El 17 de marzo de 2004, las abogadas Irma Loaiza de Meneses y Rosa
Virginia Cabrera, antes identificadas, consignaron escrito de conclusión
de los informes orales.
El 6 de mayo de 2004, se dijo “vistos”.
El  21 de  septiembre  de  2004,  compareció  la  abogada  María  Cristina
Parra de Rojas, quien antes fue identificada, para la ratificación de sus
argumentos y en solicitud de decisión en esta causa.
El 23 de septiembre de 2004, compareció la parte actora quien requirió
el pronunciamiento del fallo.
El 19 de julio de 2005, la abogado Sonia Sgambatti, antes identificada,
en  representación  de  María  Gómez  Rojas,  cédula  de  identidad  N°
3.255.825, Rectora de la Universidad Experimental Francisco de Mi-
randa  y  Coordinadora  de  la  Cátedra  Libre  de  la  Mujer  Judibana;  de
Dollys Blatch de Díaz y Mélida Jordán Polanco, con cédulas de identi-
dad  Nos  743.690  y  4.107.777,  Presidenta  y  Directora  Ejecutiva  de  la
Fundación para la promoción de la Mujer y la Familia (FUNDAPRO-
MUF); y de los abogados Lovelia María García Chirino, Freddy Villavi-
cencio Nicoliello, José Rafael Cabrera, Daily Cosi Yagua y Wladimir
Salom  Guerrero,  cédulas  de  identidad  N os   1.959.609,  7.482.088,
9.525.260, 9.580.358 y 13.203.712, respectivamente, con adscripción a
la Dirección de Asesoría Jurídica de la Universidad Experimental Fran-
cisco  de  Miranda,  consignó  “escrito suscrito por (dichas) personas
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 91

(...) y cinco mil (5.000) firmas de ciudadanos y ciudadanas venezo-


lanos, ratificando la importancia de mantener la vigencia del artícu-
lo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia”.
Mediante diligencias de 4 de noviembre de 2004, 24 de mayo de 2005,
19 de julio de 2005 y 27 de septiembre de 2005, la representación de la
Defensoría del Pueblo peticionó sentencia en este juicio.

PRETENSIÓN DE LA PARTE ACTORA

El Fiscal General de la República solicitó la nulidad, por razones de in-
constitucionalidad e ilegalidad, de los artículos 3, cardinal 4; 32 y 39, car-
dinales 1, 3 y 5, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
1. Para la  fundamentación de su pretensión la parte  actora alegó lo
siguiente:
1.1  Que  “(l)as normas impugnadas violan las disposiciones consti-
tucionales relativas a la defensa y al debido proceso, en la medida
en que permiten que órganos administrativos dicten medidas que
afecten derechos esenciales del hombre (inviolabilidad del hogar
doméstico, presunción de inocencia, libertad) sin que se le conce-
da la oportunidad para alegar y defenderse”.
1.2 Que las medidas cautelares que se pueden decretar de conformidad
con la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia prescinden de
procedimiento previo, por cuanto no participan o no notifican a la parte
supuestamente  agresora.
1.3 Que el procedimiento de gestión conciliatoria que establece el ar-
tículo 34 del texto legal, no es de obligatorio cumplimiento, “...sino que
ésta dependerá de la evaluación de los hechos que efectúe el órga-
no receptor de la denuncia, el cual, conforme al texto de la Ley,
procurará la conciliación de las partes; incluso del primer aparte
de la norma se advierte la posibilidad que (sic) la audiencia ni
llegue a realizarse”.
1.4  Que  “...aun cuando la gestión conciliatoria tuviere lugar, ésta
podría verificarse treinta y seis (36) horas después de haber sido
92 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

recibida la denuncia, circunstancia que reviste una singular im-


portancia, visto lo que dispone el artículo 3, numeral 4, y el epí-
grafe del artículo 39 sobre la inmediata posibilidad que tiene el
órgano receptor de imponer las medidas cautelares que le autori-
za dicha ley”.
1.5  Que  “(c)onforme a estas dos últimas disposiciones, el órgano
ante el cual sea interpuesta la denuncia, está dotado de la facultad
de acordar medidas cautelares contra la parte presuntamente agre-
sora, sin participación suya en el procedimiento, lo que en opinión
del Ministerio Público constituye una infracción al derecho a la
defensa del denunciado”.
1.6 Que, para la adopción de aquellas medidas cautelares que afecten
un  derecho  constitucional,  “...como por ejemplo la libertad perso-
nal, se debe oír al afectado por la decisión”,  tal  como  lo  expresa
el artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal, que, ante la impo-
sición de un medida cautelar preventiva de privación de libertad, debe
escucharse al imputado por el Juez y con la presencia del Ministerio
Público y su defensor.
1.7  Que  “...las disposiciones cuya nulidad solicita el Ministerio
Público, sin duda no concuerdan con lo establecido en la Constitu-
ción respecto al derecho a un debido proceso, ya que en el proce-
dimiento previsto para la tramitación de la denuncia no está
contemplada la intervención del posible afectado por la adopción
de la medida cautelar que (sic) se trate, es decir, no existe oportu-
nidad para el denunciado, de esgrimir argumentos que puedan
desvirtuar los señalamientos proferidos (sic)  en su contra por el
denunciante...”.
1.8 Que las medidas cautelares que contiene el artículo 39, cardinales 1,
3 y 5, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia quebran-
tan el artículo 49, cardinales 1, 2 y 3, de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
1.9 Que las medidas en cuestión también vulneran el artículo 49, cardi-
nal 4, de la Constitución, por cuanto todos tenemos derecho al juzga-
miento por el juez natural. En consecuencia, “...es al Poder Judicial a
quien corresponde adoptar las medidas de carácter judicial, auto-
rizadas por la Ley, tendentes a restringir el disfrute de derechos
constitucionales”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 93

1.10 Que, en criterio del Ministerio Público, las medidas en referencia,
porque son verdaderas medidas de coerción personal, debe dictarlas un
órgano jurisdiccional, específicamente un Tribunal de Primera Instancia
Penal en función de Control, de conformidad con los artículos 64, 108,
cardinal 10, 250 y 256 del Código Orgánico Procesal Penal. Que deben
ser órganos jurisdiccionales quienes impongan las medidas y no órganos
administrativos (por ser éstos quienes reciben la denuncia).
1.11 Que la medida cautelar que dispone el artículo 39, cardinal 3, de la
Ley cuya nulidad parcial se solicitó, viola el artículo 44, cardinal 1, de la
Constitución de la República, en virtud de que permite a órganos adminis-
trativos (policía, prefecturas), la imposición de una medida restrictiva de
libertad (arresto transitorio) por un lapso de setenta y dos (72) horas y,
además, sin procedimiento previo. Asimismo, dicha disposición contradi-
ce los artículos 243, 244, 246 y 247 del Código Orgánico Procesal Penal,
en relación con los principios que rigen las medidas de coerción personal.
1.12 Que, igualmente, vulnera el principio de separación de los Poderes
Públicos, ya que el artículo 39, cardinal 3, de la Ley sobre la Violencia
contra  la  Mujer  y  la  Familia  “...autoriza a órganos que carecen de
exclusividad del ejercicio de la potestad jurisdiccional (Potestad
de Administrar Justicia), a que emanen órdenes de privación de
libertad...” (sic), con lo cual entes administrativos usurpan funciones
propias de los órganos jurisdiccionales.
1.13 Que el artículo 32 de la Ley contraviene lo que establece el artícu-
lo 285 del Código Orgánico Procesal Penal, ya que las denuncias por la
supuesta comisión de un hecho punible deben realizarse ante el Ministe-
rio Público o ante el Cuerpo de Policía de Investigación, quien actúa
como auxiliar de aquél.

II

ALEGATOS DE LAS PARTES INTERVINIENTES

1. Alegatos de la representación del Instituto Nacional de la Mujer:
Luego de indicar las normas de los Tratados Internacionales que fueron
ratificados por Venezuela y de la Constitución de 1999 en las que se
fundamenta la Ley cuya nulidad se solicitó en este juicio, rechazaron los
alegatos de la parte recurrente con los siguientes argumentos:
94 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

1.1. Que no es cierto que los artículos 3, cardinal 4; 32 y 39, cardinales 1,
3 y 5, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia violen el
artículo 49 de la Constitución, pues “la interpretación del recurrente va
más allá de la sana interpretación de la norma escrita, al decir que
las medidas cautelares se hacen (sic) sin presencia del agresor, con-
trariamente a lo expresado, las normas establecidas en la Ley sobre
la Violencia contra la Mujer y la Familia requieren necesariamente
de la presencia de la parte agresora, a los fines de poder oírlo como
siempre se hace y establecer las medidas cautelares si hubiere lu-
gar”. En este sentido agregaron que, cuando la norma que se impugnó
(artículo 3, cardinal 4) señala que las medidas cautelares podrán dictarse
inmediatamente, no está señalando necesariamente que hayan de aplicar-
se sin audiencia previa del denunciado, tal como, en  su criterio, lo ha
reconocido esta Sala en sentencia de 6 de julio de 2001.
1.2. Que la parte recurrente “obvia la integralidad y el análisis con-
junto del cuerpo constitucional” y estableció una indebida suprema-
cía de algunas normas constitucionales sobre otras, desde que no tomó
en cuenta los artículos 19, 21, 22, 23 y 5 de la Constitución de 1999.
1.3. Que la parte recurrente sólo analizó la supuesta vulneración a de-
rechos del agresor, no así a los derechos de la mujer y la familia, lo que
podría concluir en una indeseable impunidad.
1.4. Que no se viola el derecho al juez natural, pues el artículo 39 de la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia lo que establece son
medidas cautelares provisionales que serán confirmadas o no por el Juez
de Control, de conformidad con el procedimiento abreviado que está
establecido en el Código Orgánico Procesal Penal.
1.5. Que al denunciarse la violación al derecho a la libertad personal se
olvida el artículo 21 de la Constitución “...que reconoce en su numeral
segundo que hay personas y grupos que pueden ser marginados o
discriminados y para la igualdad real y efectiva ante la ley se adop-
tarán medidas positivas ya sean administrativas, legales o judicia-
les”,  lo  cual  se  reafirma  con  el  artículo  55  de  la  Constitución,  en
concordancia con el artículo 7, letra d, de la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, de 9
de junio de 1994, pues dicha norma constitucional “señala el derecho
a la protección por parte del Estado a través de los órganos de
seguridad ciudadana regulados por Ley, frente a situaciones que
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 95

constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad


física de las personas...”.
1.6. Que las normas legales cuya nulidad se pide responden a una rea-
lidad social, como lo es la situación de violencia contra la mujer y por-
que  “la realidad ha demostrado que la mujer denuncia cuando ya
ha sido víctima reiterada de maltratos, abusos, amenazas por parte
del agresor y teme por su vida o la de sus hijos o familiares” y  que
cuando el hombre es citado ante el órgano receptor de la denuncia “arre-
mete contra ella, y de eso son testigos los mismos funcionarios...”,
de  manera  que  “la medida provisional se ejecuta para salvar a la
mujer de la violencia desmedida del agresor”.
En consecuencia, solicitaron “se declare la inadmisibilidad del recur-
so de nulidad parcial por ser improcedente y contraria a derecho”.
2. Las ciudadanas Luisa Arias, Gioconda Espina, Magdalena Valdivie-
so, Sonia Sgambatti, Isolda Salvatierra y Adicea Castillo, que antes se
identificaron, con la asistencia de abogados y en su carácter de “mili-
tantes de distintas organizaciones del movimiento de mujeres vene-
zolano, solicitaron la declaratoria de improcedencia de la demanda, para
lo cual alegaron:
2.1.  Que  “Venezuela ha ratificado la declaración de las Naciones
Unidas sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer (1993)
y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradi-
car la Violencia contra la Mujer, ‘Convención Belém Do Pará’ (1994);
y como Estado parte de la Convención para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, CEDAW, está en la obligación de
cumplir con la recomendación Nº 19 del comité de seguimiento de
ese Tratado respecto a la violencia”, tratados que se sustentan en que
todo tipo de violencia de género implica violación a derechos humanos.
2.2. Que el artículo 21 de la Constitución de 1999 establece la garantía
legal de medidas legislativas positivas en protección de grupos que pu-
dieran ser discriminados, marginados o vulnerables, medidas que no son
contrarias al derecho a la igualdad, pues precisamente persiguen su sal-
vaguarda. Dichas medidas incluyen las de carácter cautelar reguladas
en las normas que se impugnaron, las cuales están “expresamente au-
torizadas por los instrumentos internacionales y nacionales de pro-
tección de los derechos humanos”.
96 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

2.3. Que el derecho a la libertad personal del agresor (artículo 44 de la
Constitución) ha de analizarse a la luz del artículo 55 eiusdem y “no
puede garantizarse a costas del derecho a la vida y el derecho a
que se respete la integridad física, psíquica y moral de la víctima
(artículos 43 y 46 de la Constitución)”, que es el caso de la violencia
doméstica, que termina con muerte de la víctima, como demuestran las
investigaciones y estadísticas nacionales e internacionales.
2.4. Que, con sus alegatos en relación con la inconstitucionalidad de
las medidas cautelares sin audiencia previa, el recurrente “se contra-
dice, pues él mismo acepta que las medidas cautelares son las
únicas que configuran verdaderas cautelas porque procuran evi-
tar el acaecimiento de un daño o lesión irreparable a los dere-
chos del denunciante (...) esto significa que el éxito de las medidas
cautelares o de protección radica en la oportunidad de la actua-
ción de la autoridad”.
2.5. Que en países como Venezuela, Colombia, Costa Rica, Puerto Rico
y Guatemala, las medidas cautelares u órdenes de protección “son el
procedimiento normal fundamental previsto en la Ley”  y  que,  en
todo caso, el derecho a la defensa del agresor se garantiza con la ges-
tión conciliatoria que establece el artículo 34 de la Ley sobre la Violen-
cia contra la Mujer y la Familia.
2.6.  Que  en  todo  caso,  puesto  que  el  artículo  32  de  la  Ley  que  se
impugnó señala como órganos receptores de la denuncia a los órganos
de policía y el Ministerio Público, “en la práctica, bastaría con gi-
rar instrucciones mediante una resolución de carácter adminis-
trativo, a las prefecturas y jefaturas civiles, indicándoles la
obligación de colocar al agresor a la orden de un fiscal compe-
tente en la materia dentro de las 24 horas siguientes a la denun-
cia, para que sea este fiscal quien inicie el procedimiento ante el
juez competente” y se aplicarían las disposiciones del Código Orgáni-
co Procesal Penal sobre flagrancia.
3. La Coordinadora General de la Red Venezolana sobre Violencia con-
tra la Mujer (REVIMU) alegó lo siguiente:
3.1. En relación con el alegato de la parte demandante en el sentido de
que es inconstitucional que órganos administrativos dicten medidas cau-
telares sin previo procedimiento y que, además, impliquen lesión a los
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 97

derechos a la inviolabilidad del hogar y la libertad personal, la intervinien-
te alegó que la parte accionante obvió que “esos órganos administrati-
vos también sirven a la investigación criminal o penal, a la seguridad
ciudadana, al resguardo y protección de la integridad de las perso-
nas y al aseguramiento de los responsables de los hechos punibles,
por disposiciones expresas de leyes especiales, por lo que intervie-
nen en la investigación penal (...)”,  pues,  de  conformidad  con  la  Ley
de los Órganos de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas,
el Código Orgánico Procesal Penal y la Ley de Coordinación de Seguri-
dad  Ciudadana,  los  órganos  receptores  de  denuncias  son  “órganos de
apoyo a la investigación penal y órganos de seguridad ciudadana”
y,  por  tanto,  “facultados para identificar y aprehender a los autores
de los delitos en los casos en ellas especificados...”.
3.2.  Que  “cuando tales órganos actúan (...) se entiende que lo ha-
cen por delegación automática del Ministerio Público en los térmi-
nos del artículo 114 del Código Orgánico Procesal Penal”.
3.3.  Que  “es difícil imaginar que una víctima y las víctimas en el
caso de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia so-
mos las mujeres (...) en una zona rural apartada (...) tenga que
acercarse a la urbe, a la ciudad (...) para lograr la intervención
del Ministerio Fiscal y la de un Juez o Jueza de Control, que se
dicte una medida cautelar de aprehensión de un hombre criminal...”
que atenta contra su integridad y vida, lo que estaría en contradicción
con los artículos 26 y 55 de la Constitución.
3.4. Que cuando buscan protección, las mujeres maltratadas lo que per-
siguen  es  la  protección  a  sus  derechos  humanos  y  los  de  su  familia,
derechos que no se limitan a los que enumera el artículo 2 de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, pues han de tenerse en
cuenta los Tratados Internacionales en la materia y la cláusula abierta
de la Constitución; asimismo, alegó que las posibles violaciones no se
limitan al recinto familiar o al hogar, sino que incluyen cualquier agre-
sión, incluso en el ámbito laboral.
3.5.  Que  las  medidas  cautelares  que  admite  el  artículo  39  de  la  Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia “son medidas de pro-
tección de derechos humanos de la mujer víctima de la violencia”,
que se traducen en medidas de protección anticipada, que ponen al de-
nunciado a disposición del Ministerio Público, de conformidad con los
artículos 248 y 373 del Código Orgánico Procesal Penal.
98 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

3.6.  Que  “el arresto transitorio a que se refiere el numeral 3, del


artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Fami-
lia, tomando en consideración la naturaleza de las conductas pu-
nibles a que se contrae la ley (...) no puede enmarcarse dentro de
lo prescrito en el artículo 9 del Código Penal (...) sino en el su-
puesto del artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal, que
recoge el delito que se esté cometiendo o que acaba de cometerse
(...) incluso la mujer se presenta ante el órgano receptor de denun-
cias en la casi totalidad de los casos, con signos visibles de violen-
cia, lo que abona los elementos que constituyen la flagrancia”.
3.7.  Que “es cierto, y en ello convenimos con el Fiscal del Ministe-
rio Público, que ese arresto o aprehensión preventiva, por su mis-
mo carácter de transitoriedad, no puede extenderse hasta las 72
horas que señala el numeral 3, del artículo 39 de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia, sino que siendo el órgano
receptor de denuncia mero auxiliar de la investigación penal, de-
berá poner al aprehendido a disposición del Ministerio Público en
un lapso igualmente breve: 12 horas dice la ley, debiendo a su vez
el Fiscal, también dentro del lapso estipulado por la ley, presentar-
lo ante el Juez o Jueza de Control, para que decida lo conducente
sobre la libertad del sujeto agresor...”.
3.8. Que, mediante Circular N° DFGR/DVFGR/DGAP/ DCJ/DPIF-00-
2003-009, de 21 de julio de 2003, el Fiscal General de la República,
“arrogándose así una atribución conferida a los Jueces y las Jue-
zas de la República y, en exclusividad a la Sala Constitucional (...)
instruyó a sus funcionarios (as) ‘para que en lo sucesivo, se abs-
tengan de dictar las medidas cautelares previstas en el artículo 39
de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, que re-
quieren de orden judicial (...). La inobservancia de las presentes
instrucciones, se considerará falta sancionable disciplinariamen-
te’ (...). Circular que –denun(ció) expresamente– es manifiestamen-
te inconstitucional e ilegal porque atenta contra los artículos 267,
334, 336, 19, 21 y 55 de la Constitución...” y contra los artículos 39,
cardinales 1, 3 y 5, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la
Familia, así como de los Tratados Internacionales en la materia y en las
obligaciones que al Ministerio Público impone el artículo 11 de la Ley
Orgánica del Ministerio Público.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 99

Que solicita se oficie al Ministerio Público para que exhiba y agregue al
expediente dicha Circular; no obstante, anexó copia simple que obtuvo
a través de internet.
3.9. Que solicita a la Sala acuerde amparo cautelar, de conformidad
con  el  artículo  3  de  la  Ley  Orgánica  de Amparo  sobre  Derechos  y
Garantías Constitucionales, contra la Circular en cuestión y, en su de-
fecto, hasta tanto se decida el proceso principal de nulidad, se acuer-
de  medida  cautelar  innominada  mediante  la  cual  se  suspendan  los
efectos de dicha Circular.
3.10. Por último, pidió se declare la improcedencia de la demanda prin-
cipal de nulidad.
4. La representación de la Asociación Civil sin fines de lucro Casa de la
Mujer Juana Ramírez “La Avanzadora”, con la asistencia de abogado,
alegó lo siguiente:
4.1. Que no es procedente la nulidad que se demandó, pues “...si los
órganos receptores de denuncia (sic) que están establecidos en el
artículo 32 de la Ley cuya nulidad parcial se solicita, son órganos
de apoyo a quienes se solicita auxilio al ocurrir hechos de violen-
cia intrafamiliar, por temor a perder la vida, así como también son
los órganos que nuestra Carta Magna prevé en su artículo 55, de-
ben proteger a las personas frente a hechos que constituyan ries-
go, amenazas...” y que la falta de intervención preventiva a favor de
quienes ven amenazada su integridad física supondría una posible viola-
ción a su derecho a la vida.
4.2. Que, si se anula el artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer  y  la  Familia,  “se estarían afectando derechos esenciales de
las personas victimas (sic) de violencia intrafamiliar preceptuados
en nuestra Constitución”.
4.3.  Que  “es obvio que existe una errónea interpretación en cuanto
al artículo 32 de la Ley cuya nulidad parcial se solicita en razón de
que estos órganos antes de la existencia de la Ley y con mayor
soporte, después de la entrada en vigencia de la Ley han sido ór-
ganos receptores de denuncia y a su vez protectores de las víctimas
(hombre-mujer) pero en el presente caso es necesario recordar que
debido al alto índice estadístico de Mujeres víctimas de violencia
por parte de su pareja se tuvo la necesidad de crear esta Ley para
100 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

sancionar y erradicar el delito de violencia dentro del entorno fa-


miliar, que por razones históricas y culturales se habían conside-
rado como hechos normales”.
4.4. Que la nulidad de las normas que se impugnaron impediría la protec-
ción, de manera cautelar, a las víctimas de la violencia doméstica, quienes
ven amenazados de violación sus derechos a la vida, a la integridad física
y sexual, a la igualdad y a la protección de la familia por parte del Estado.
En consecuencia, solicitaron la declaratoria de improcedencia del re-
curso de nulidad.

III

DE LOS ESCRITOS DE INFORMES

1. La representación del Instituto Nacional de la Mujer presentó escrito
de informes mediante el cual ratificó sus argumentos iniciales y señaló,
además, lo siguiente:
1.1. Que la parte actora no tomó en cuenta los Tratados y Convenios
Internacionales que protegen los derechos de las víctimas de violencia
doméstica, y que, por el contrario, subyacen, en los argumentos de la
demandante “...los mitos y creencias que ‘explican’ la violencia con-
tra la mujer, considerándola como un problema privado entre el
hombre y la mujer, carecen de perspectiva de género que les permi-
tiría la consideración de la situación de la mujer maltratada en sus
argumentos, así como entender que la Ley sobre la Violencia con-
tra la Mujer y la Familia tiene una visión de género, así como la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.
1.2. Que los argumentos de la accionante persiguen la protección de los
derechos fundamentales del agresor, no así los derechos, también fun-
damentales, de la víctima, lo que “es discriminación contra la mujer”
e implica violación a los artículos 19, 22 y 23 de la Constitución.
1.3. Que cuando la actora alegó que el artículo 39, cardinal 3, de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia viola el principio de sepa-
ración de poderes porque otorga funciones judiciales a los órganos re-
ceptores  de  denuncia  de  violencia,  “omite el contenido del artículo
55 de la Constitución”,  según  el  cual  el  Estado  deberá  proteger  la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 10 1

integridad física de las personas a través de los órganos de seguridad
ciudadana, que son precisamente, y entre otros, los receptores de de-
nuncias de violencia que regula la Ley que se impugnó y que “conside-
rar a las Fiscalías como únicos organismos receptores de dicha
violencia (sic), es ignorar que muchas poblaciones de Venezuela
carecen de esos organismos y que algunas, se encuentran muy dis-
tantes de la comunidad donde vive la mujer...”.
1.4. Finalmente, luego de que expusieron la gravedad social que implica
el problema de violencia contra la mujer en el hogar, y la importancia de
las medidas cautelares cuya nulidad se solicitó como mecanismo que,
incluso, “salva la vida a mujeres maltratadas”, reiteraron su petición
de que se declare sin lugar esta demanda.
2. La Defensoría del Pueblo, luego de la exposición de sus considera-
ciones acerca de la importancia que en el Derecho Internacional y en el
Derecho interno tiene la prevención y control de la violencia contra la
mujer y la violencia doméstica, esgrimió los siguientes argumentos en su
escrito de informes:
2.1. En relación con la denuncia de inconstitucionalidad de las medidas
cautelares  que  establece  el  artículo  39  de  la  Ley  sobre  la  Violencia
contra  la  Mujer  y  la  Familia,  porque  éstas  son  dictadas  por  órganos
administrativos, la Defensoría del Pueblo señaló que “no coincidimos
con el escrito del Fiscal en el sentido de señalar que las medidas
cautelares no pueden ser dictadas por órganos administrativos”;
en este sentido, alegó que la razón de ser de las medidas cautelares ha
justificado que tanto el legislador, entre otras, en la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, entre otras muchas, otorguen  competencia a
los órganos administrativos para que acuerden medidas cautelares, tal
como también lo han justificado la jurisprudencia contencioso-adminis-
trativa y la jurisprudencia constitucional.
2.2. Que tampoco comparte el argumento de que las medidas cautelares
violen el derecho a la defensa porque son dictadas inaudita parte, es decir,
sin previo procedimiento, porque toda medida cautelar “supone una limi-
tación temporal del derecho a la defensa” y, además, “se desprende de
la interpretación integral de los artículos 3.2, 34, 36, 37 y 40 de la
LSVMF, que todos los procedimientos previstos en la ley, serán cono-
cidos por un órgano jurisdiccional. De hecho, el conocimiento de es-
102 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

tas causas, serán, bien desde el inicio del proceso, con la denuncia de
la o las víctimas directamente al Juez de Primera Instancia en funcio-
nes de control, una vez que el caso sea remitido al juez competente, tal
como señalan los artículos 3.2., 34, 36, 37 y 40 de la misma Ley”,  de
manera  que  “tales medidas serán evaluadas por un Juez de Control
quien deberá, tal como lo señala el artículo 40 eiusdem, confirmar o
dictar otras medidas, pudiendo incluso suspender las mismas...”.  En
consecuencia, se impone la necesidad de una “interpretación vinculante
de esta Sala que clarifique la obligatoriedad para todos los órganos
receptores previstos en la Ley, del cumplimiento de las debidas garan-
tías, para el sujeto de la medida...”.
2.3. En relación con la supuesta inconstitucionalidad del artículo 34 de
la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia porque el proce-
dimiento conciliatorio que en ella se establece no es necesariamente
previo a la medida cautelar y, además, no es obligatorio, indicó que la
gestión conciliatoria es solo una fase, no indispensable, del procedi-
miento  y  “no es óbice para que se realice el procedimiento penal
previsto, que es el que deberá garantizar la sanción del hecho
punible y la justicia en el caso denunciado”, de  allí que  “no coin-
cidimos con la apreciación fiscal, según la cual se evidencia la
violación del derecho al debido proceso y el derecho a la defensa
en la incompatibilidad temporal del momento en que se dicta la
medida y el momento en que se realiza la gestión conciliatoria,
pues como hemos señalado (...) la ley prevé procedimientos judi-
ciales que de conformidad con los principios que rigen el COPP
deben garantizar entre otros, estos derechos”.
2.4. En relación con el argumento de nulidad del artículo 39, cardinal 3,
de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, consideró que,
ciertamente,  la  norma  contraviene  los  derechos  constitucionales  a  la
libertad personal y a la presunción de inocencia, porque permite que las
autoridades receptoras de denuncias, que no siempre son órganos judi-
ciales, puedan dictar medidas de arresto transitorio. No obstante, en su
opinión, la norma no puede analizarse aisladamente, sino que debe inter-
pretarse a la luz de otras normas constitucionales, internacionales y ad-
jetivas. En este sentido, alegó que debe tenerse en cuenta el artículo 21,
cardinal 2, de la Constitución, que establece el derecho a la igualdad,
para  que  “aquellas personas o grupos vulnerables, que se encuen-
tren en circunstancias de debilidad manifiesta, puedan gozar de
una igualdad ante la ley real y efectiva”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 10 3

Que  “no es intención de e(sa) sede defensorial, dejar a la mujer-


víctima, en una situación de indefensión, restringiendo la posibi-
lidad de que en aquellos casos de gravedad, el agresor sea
detenido transitoriamente”.  Por  ende,  “una justa y correcta solu-
ción, no es sustraer de esta Ley la medida cautelar en comento
(sic), sino que esa Sala Constitucional reinterprete la misma otor-
gándole vigencia constitucional”,  tal  como  se  hizo,  en  su  parecer,
en la sentencia de esta Sala de 2 de agosto de 2001 (caso ASODEVI-
PRILARA). De allí que solicite a esta Sala que realice una interpreta-
ción  pro  Constitución  de  la  norma  que  se  impugnó  y  ejerza  su
jurisdicción normativa, de manera que, mediante adaptación al Texto
Constitucional, no deje de dar respuesta a los requerimientos sociales
y objetivos de la Ley que se impugnó.
2.5. En consecuencia, solicitó:
PRIMERO:  Que  de  conformidad  con  las  facultades  propias  de
esta Sala y su labor de máximo intérprete de la Constitución y
último garante de los derechos en ella previstos, jurisprudencial-
mente sustituya a través de una función de jurisdicción normati-
va, los artículos de la LSVMF, tales como el artículo 39.3 que
prevé las detenciones administrativas de los presuntos agresores
contra la mujer y la familia, y la sustituya por un procedimiento
que garantice tanto la protección de la víctima como los derechos
y garantías del presunto agresor.
SEGUNDO: Que de la misma manera, esta Sala Constitucional
interprete el procedimiento de medidas cautelares previstos en
la norma y deje claramente establecido los procedimientos pos-
teriores mediante los cuales, los sujetos de las medidas previs-
tas en el artículo 39, podrán ejercer sus derechos, presentar sus
probanzas y alegatos.
TERCERO: Que de conformidad con lo establecido en el COPP,
se inicie el procedimiento por flagrancia en aquellos casos en los
cuales se materialicen los supuestos para ello.
3. La parte demandante reiteró, en su escrito de informes, los argumen-
tos que se plasmaron en la demanda que son, en síntesis, los siguientes:
3.1. Que las normas que se impugnaron violan los preceptos constitucio-
nales que reconocen los derechos fundamentales a la defensa y al debido
104 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

proceso, porque las  medidas cautelares  se dictan  inmediatamente des-


pués de que se recibe la denuncia, sin participación previa de la parte
supuestamente agraviante; y, asimismo, violan el derecho a la inviolabili-
dad del hogar, a la presunción de inocencia y a la libertad personal.
3.2. Que violan el derecho al juzgamiento por el juez natural “por ser
de la competencia exclusiva del Poder Judicial, la adopción de
medidas de carácter judicial autorizadas por la Ley”,  específica-
mente,  corresponderían  a  un Tribunal  de  Primera  Instancia  Penal  en
Función de Control.
3.3.  Que  se  viola  el  derecho  a  la  libertad  personal,  pues  se  permite
dictar medidas de arresto a autoridades no judiciales. En este sentido,
considera que ello se traduce también en el vicio de usurpación de fun-
ciones de órganos administrativos respecto de la función jurisdiccional.
3.4. Que se viola, además, el Código Orgánico Procesal Penal, espe-
cíficamente: el artículo 243 que dispone el estado de libertad, el princi-
pio de proporcionalidad que establece el artículo 244, el principio de
motivación que dispone el artículo 246, el principio de interpretación
restrictiva que contiene en el artículo 247 y el procedimiento para la
formulación de la denuncia que dispone el artículo 285 eiusdem, pro-
cedimiento que debería cumplirse en toda denuncia, incluso las que se
enmarquen en la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
Asimismo, denunció la violación al artículo 250 de dicho Código, se-
gún el cual, antes de la imposición de la medida cautelar de privación
preventiva de libertad, el imputado debe ser conducido ante el juez y
permitirle su derecho a la defensa.
3.5. En consecuencia, requirió se declare con lugar la demanda de nulidad.
4. La Coordinadora General de la Red Venezolana sobre Violencia con-
tra la Mujer (REVIMU) alegó, en su escrito de informes, que ratificaba
en todas sus partes los alegatos que expuso durante este proceso, tanto
en relación con la importancia social de la protección contra la violencia
doméstica, como respecto de los argumentos jurídicos que sustentan la
improcedencia de la pretensión de nulidad, los cuales son, en síntesis,
los siguientes:
4.1.  Que  no  se  violan  los  derechos  a  la  defensa  y  al  debido  proceso
porque los órganos más cercanos a los domicilios de las víctimas, a los
que se refiere el artículo 32 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 10 5

y  la  Familia, no  son  “meros órganos administrativos (...) sino órga-


nos que sirven a la investigación criminal o penal, a la seguridad
ciudadana, al resguardo e integridad de las personas y al asegu-
ramiento de los responsables de los hechos punibles”,  y  que,  ade-
más,  cuando  actúan,  se  entiende  que  lo  hacen  “por delegación
automática del Ministerio Público”.
4.2. Que las medidas cautelares que preceptúa el artículo 39 de la refe-
rida  Ley  tienen  lugar  si  se  ordena  el  examen  médico  inmediato  a  la
supuesta  víctima,  de  manera  que  no  es  verdad  que  proceden  ante  la
simple denuncia.
4.3. Que ratifica su solicitud de amparo cautelar contra la Circular N°
DFGR/DVFGR/DGAP/DCJ/DPIF-00-2003-009, de 21 de julio de 2003,
mediante la cual el Fiscal General de la República instruyó a sus funcio-
narios “para que en lo sucesivo, se abstengan de dictar las medidas
cautelares previstas en el artículo 39 de la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia, que requieren de orden judicial”,
mediante la cual se suspendan los efectos de dicha Circular.
4.4. Finalmente, solicitó se declare la improcedencia de la pretensión
de nulidad.
5.  La  Presidenta  de  la  Federación  Venezolana  de Abogadas  (FEVA)
ratificó en su escrito de informes sus argumentos:
5.1. Que Venezuela ratificó la declaración de las Naciones Unidas sobre
la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer (1993) y la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
la Mujer “Convención Belém Do Pará” (1994); y como Estado parte de
la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación
contra la Mujer, CEDAW, está en la obligación de cumplir con la reco-
mendación No 19 del Comité de seguimiento de ese Tratado, lo que se
logra a través de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
5.2. Que si se garantiza al interesado el conocimiento de las decisiones
que se dicten como medidas cautelares a la luz de la Ley sobre la Vio-
lencia contra la Mujer y la Familia, y se le permite la formulación de los
pedimentos,  solicitudes y  recursos  “se está garantizando su derecho
a la defensa”.
106 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

5.3. En relación con la violación al derecho al juzgamiento por el juez
natural, alegó que tales medidas son provisionales y, como tales, serán
confirmadas o no por el Juez de Control.
5.4. En consecuencia, solicitó se declare la improcedencia de la preten-
sión de nulidad.
6.  Las  abogadas  Irma  Loaiza  de  Meneses  y  Rosa  Virginia  Cabrera
Carpio, alegaron lo siguiente en su escrito de conclusiones de los infor-
mes orales:
6.1. Que la facultad para que se acuerden medidas cautelares por parte
de los órganos receptores de las denuncias está reconocida no sólo en
la Ley, sino también en la jurisprudencia, y se diferencian de las medi-
das cautelares que dicten los órganos jurisdiccionales, pues aquéllas se
pronuncian  “en cautela no del riesgo manifiesto que quede ilusoria
la ejecución del fallo, ante una eventual sentencia favorable, sino
que las mismas constituyen una cautela constitucional preventiva a
tenor de lo establecido en el artículo 55 de la Constitución...”.
6.2. Que el derecho al juzgamiento por el juez natural se garantiza en la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, “mediante la obser-
vancia de la competencia del órgano jurisdiccional o del órgano
administrativo facultado para la decisión de la controversia plan-
teada y la determinación del órgano competente debe efectuarse a
través de la aplicación de criterios previamente establecidos...”.
6.3.  Que  “la supremacía de la Constitución no es un derecho cons-
titucional ni un precepto constitucional, capaz de ser vulnerado
directamente por norma alguna...”  y  que  “la infracción al princi-
pio de legalidad no puede invocarse como fundamento de una ac-
ción o recurso por lo que el mismo tampoco es susceptible de ser
violentado in abstracto por una norma”.
6.4. En consecuencia, solicitaron se declare sin lugar la demanda de nulidad.

IV

MOTIVACIÓN PARA LA DECISIÓN

1. En este estado del proceso, corresponde a la Sala el pronunciamiento
en relación con la procedencia o no de la pretensión de nulidad que se
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 10 7

planteó contra los artículos 3, cardinal 4; 32 y 39, cardinales 1, 3 y 5, de
la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia. El texto de las
referidas normas es el siguiente:
Artículo 3. Principios procesales. En la aplicación e interpretación de
esta Ley, deberán tenerse en cuenta los siguientes principios:
(...)
4. Imposición de medidas cautelares: Los órganos receptores
de denuncia podrán dictar inmediatamente las medidas cautela-
res indicadas en el artículo 39 de esta Ley;
Artículo 32.  Órganos receptores de denuncia.  La denuncia  a
que se refiere el artículo anterior podrá ser formulada en forma
oral o escrita, con la asistencia de abogado o sin ella ante cuales-
quiera de los siguientes organismos:
1. Juzgados de Paz y de Familia;
2. Juzgados de Primera Instancia en lo Penal
3. Prefecturas y Jefaturas Civiles;
4. Órganos de Policía;
5. Ministerio Público; y
6. Cualquier otro que se le atribuya esta competencia.
En cada una de las prefecturas y jefaturas civiles del país se crea-
rá una oficina especializada en la recepción de denuncias de los
hechos de violencia a que se refiere esta Ley.
Artículo  39.  Medidas cautelares dictadas por el órgano re-
ceptor. Una vez formulada la denuncia correspondiente, el recep-
tor de la misma deberá ordenar de inmediato el examen médico de
la víctima y podrá además tomar las medidas cautelares siguientes:
1. Emitir una orden de salida de la parte agresora de la residencia
común, independientemente de su titularidad sobre la misma;
(...)
108 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

3. Arresto transitorio hasta por setenta y dos (72) horas, que se
cumplirá en la jefatura civil respectiva;
(...)
5. Prohibir el acercamiento del agresor al lugar de trabajo o estu-
dio de la víctima.
Las normas jurídicas en cuestión disponen la posibilidad de que los ór-
ganos receptores de denuncias de sucesos que podrían constituir la co-
misión de delitos o faltas tipificadas en la Ley sobre la Violencia contra
la Mujer y la Familia, puedan acordar diversas medidas cautelares, las
cuales, en criterio de la parte denunciante, son inconstitucionales por
las siguientes razones:
En primer lugar, porque lesionan el derecho a la defensa y al debido
proceso del supuesto agresor, porque se dictan sin que se acompañen
de un procedimiento y sin que se dé oportunidad de defensa previa al
supuesto agresor, lo que contradice el artículo 49, cardinales 1, 2, 3 y 4,
de la Constitución, así como el artículo 250 del Código Orgánico Proce-
sal Penal que exige la previa defensa del imputado para que se acuer-
den medidas de privación preventiva de libertad en su contra.
En segundo lugar, porque lesionan el derecho a la libertad personal, a la
presunción de inocencia y a la inviolabilidad del hogar del supuesto agresor
pues, entre los órganos receptores de denuncias, se encuentran no sólo
órganos jurisdiccionales, sino, además, órganos administrativos, los cuales
pueden acordar, incluso, medidas de arresto y, en consecuencia, viola-
rían los artículos 47 y 44 de la Constitución, este último según el cual
nadie puede ser detenido sin previa orden judicial, así como los artículos
243, 244, 246 y 247 del Código Orgánico Procesal Penal.
En tercer lugar, que violan el derecho a juzgamiento por el juez natural,
porque  es  al  Poder  Judicial,  y  no  a  órganos  administrativos,  a  quien
corresponde  –en  su  decir–  “adoptar las medidas de carácter judi-
cial, autorizadas por Ley, tendentes a restringir el disfrute de dere-
chos constitucionales” y, en especial, cuando se trata de medidas de
coerción  personal,  lo  que  transgrede  el  artículo  49,  cardinal  4,  de  la
Constitución y los artículos 64, 108, 250 y 256 del Código Orgánico
Procesal  Penal.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 10 9

Por último, se alegó que las normas conculcan el principio constitucio-
nal de separación de poderes e incurren en el vicio de usurpación de
funciones, porque la Ley atribuye a órganos no jurisdiccionales com-
petencias que exclusivamente corresponden a los jueces, entre otras,
la de que acuerden medidas de privación de libertad, con lo cual “en-
tes administrativos usurpan funciones propias de los órganos ju-
risdiccionales”. Asimismo, alegaron la violación al artículo 285, cardinal
3, de la Constitución, que otorga al Ministerio Público la competencia
para  la  calificación  y  evaluación  de  la  denuncia  penal,  así  como  el
artículo 285 del Código Orgánico Procesal Penal, que es la norma que
regula el procedimiento y la competencia para la recepción de denun-
cias de hechos punibles.
Por su parte, todas las distintas organizaciones estatales y no guberna-
mentales, así como las personas naturales, quienes en nombre propio o
en representación de otros se hicieron parte en este proceso, actuaron
como terceros opositores a la pretensión de nulidad, y argumentaron en
contra de la procedencia de la misma. En este sentido, pusieron de re-
lieve la importancia socio-cultural de las medidas cautelares cuya nuli-
dad se solicitó, así como la vigencia y necesidad de tales medidas.
Asimismo, la Defensoría del Pueblo se pronunció acerca de la improce-
dencia de la pretensión de nulidad, para lo cual se fundamentó  en la
relevancia social de la protección contra la violencia doméstica, así como
también planteó una serie de argumentos jurídicos que, a su decir, con-
ducen a la desestimación de la pretensión de nulidad. Únicamente en lo
que se refiere al argumento de violación al derecho a la libertad perso-
nal, la Defensoría del Pueblo consideró que, por cuanto efectivamente
las normas que se impugnaron contradicen el Texto Fundamental, esta
Sala podría, de conformidad con su facultad interpretativa y en ejercicio
de su jurisdicción normativa, sustituir su texto por otro que garantice
debidamente los derechos fundamentales en juego. En relación con cada
uno de los argumentos jurídicos de las partes se hará oportuna mención
en esta decisión.
2. Como punto previo al pronunciamiento de fondo del asunto, esta Sala
considera necesaria la realización de las siguientes consideraciones:
2.1. La representación de la Coordinadora General de la Red Venezola-
na sobre Violencia contra la Mujer (REVIMU), quien se hizo parte en
este proceso, planteó ante la Sala solicitud de amparo cautelar contra la
110 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Circular N° DFGR/DVFGR/DGAP/DCJ/DPIF-00-2003-009, de 21 de
julio de 2003, mediante la cual el Fiscal General de la República instruyó
a  sus  funcionarios  “para que en lo sucesivo, se abstengan de dictar
las medidas cautelares previstas en el artículo 39 de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia, que requieren de orden ju-
dicial”, solicitud de amparo que persigue la suspensión de los efectos
de dicha Circular.
Al respecto, observa la Sala que la solicitud de amparo que se plantee
conjuntamente con la demanda de nulidad de actos legislativos, como
medida cautelar que es, resulta instrumental y accesoria a la pretensión
principal de nulidad. En consecuencia, y por cuanto en esta oportunidad
la Sala pasa a decidir el fondo del asunto, resultaría inoficioso cualquier
pronunciamiento acerca de la medida preventiva.
En abundancia, se observa que dicha pretensión de amparo se planteó
contra un acto de rango sublegal, que se dictó en ejecución de las nor-
mas que aquí se impugnaron, por lo que, si bien dicho acto no fue objeto
de la pretensión principal de nulidad, se verá vinculado por el fallo que
al respecto expida esta Sala en esta oportunidad, al igual que también
vinculará  a  cualquier  otra  actuación  de  los  Poderes  Públicos  que  se
realice en ejecución de la Ley que se impugnó. Así se decide.
2.2. Tal como  se  expuso  anteriormente, la  parte  actora  afincó su  de-
manda de nulidad en diversos argumentos de violación al Texto Consti-
tucional,  bien  a  derechos  fundamentales  que  están  recogidos  en  la
Constitución, bien a principios constitucionales que informan la estruc-
tura  y  organización  de  nuestro  Poder  Público.  No  obstante,  se  alegó
también la violación a una serie de normas de rango legal, específica-
mente del Código Orgánico Procesal Penal, con la argumentación de
que la Ley que se impugnó no podría contradecir o establecer un régi-
men distinto al de dicho Código adjetivo.
Al respecto, debe esta Sala señalar que puesto que se trata ésta de una
demanda de nulidad de normas de rango legal, únicamente resultan per-
tinentes los alegatos de violación a la Constitución, mientras que cual-
quier supuesta contradicción que exista entre la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia y el Código Orgánico Procesal Penal res-
pondería,  eventualmente,  a  una  colisión  de  leyes  que  escapa  de  este
debate procesal en concreto.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 11 1

En todo caso, debe partirse de la premisa de que la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia es una Ley que regula una materia especial y
que preceptúa  un régimen específicamente  dirigido a la  protección de
situaciones concretas y, asimismo, especiales. Así, su finalidad, como lo
indica el artículo 1° de la Ley, es “prevenir, controlar, sancionar y erra-
dicar la violencia contra la mujer y la familia, así como asistir a las
víctimas de los hechos de violencia previstos en esta Ley”.  En  este
sentido, y para lograr  ese fin, la Ley estableció el ámbito orgánico de
protección contra la violencia doméstica, a través de la regulación de los
órganos administrativos que están encargados de la ejecución de las polí-
ticas y programas de prevención y asistencia de casos de tales formas de
violencia; el ámbito sustantivo de la prevención y control de dichos modos
de violencia, a través de la tipificación de las conductas violentas que se
consideren delitos y faltas; y, por último, el ámbito procedimental, que
abarca los trámites o pautas mediante los cuales pueden realizarse de-
nuncias de comisión de tales conductas, que persiguen la conciliación entre
las partes y que, probablemente, den lugar al inicio de procesos penales
en los que se juzguen tales conductas.
Dentro de ese procedimiento previo a la acción penal, la Ley regula (ar-
tículos 31 y siguientes) los sujetos con legitimación para denunciar, los
órganos receptores de denuncias, la gestión conciliatoria y las medidas
cautelares  que  podrán  dictarse  de  inmediato  y  de  forma  anticipada  al
inicio de dicha acción. Por último, la Ley hace remisión al Código Orgáni-
co Procesal Penal –específicamente al procedimiento abreviado y al que
establece el título VI, Libro Tercero del Código Orgánico Procesal Pe-
nal–, para el juzgamiento de los delitos o faltas que tipifica la Ley.
De manera que se trata de una Ley que desarrolla, a través de un régi-
men especial, los mecanismos de protección de varios derechos funda-
mentales  específicos  que  son,  según  su  artículo  2,  el  derecho  a  la
integridad física, psíquica y moral de la persona, el derecho a la igual-
dad por razones de sexo y el derecho a la protección de la familia y
cada uno de sus miembros, derechos que son reconocidos en los artícu-
los 46, 21 y 75 de la Constitución.
Asimismo, se trata de una Ley que no sólo responde al desarrollo de
derechos que reconoce el Texto Fundamental, sino, además, a las obli-
gaciones que fueron contraídas por la República en atención a la Con-
vención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra
la Mujer, que adoptó la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18
112 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

de diciembre de 1979 y entró en vigencia el 3 de septiembre de 1981, así
como a su condición de Estado Parte de la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Con-
vención de Belém Do Pará”, cuya Ley Aprobatoria se publicó en Gace-
ta Oficial de  la República  N° 35.632 de  16  de enero  de 1995,  y que
impone a los Estados Partes (artículo 7) la obligación de “adoptar por
todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas
a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia”  y  llevar  a  cabo,
entre otras, las siguientes obligaciones:
b) Actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y san-
cionar la violencia contra la mujer.
(...)
d) Adoptar las medidas jurídicas para conminar al agresor a abs-
tenerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro
la vida de la mujer de cualquier forma que atente contra su inte-
gridad o perjudique su propiedad.
(...)
f)  Establecer procedimientos legales justos y eficaces para
la mujer que haya sido sometida a violencia, que incluyan,
entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el
acceso efectivo a tales procedimientos. (Destacado de la Sala).
En complemento, el artículo 4, literal g de la misma Convención establece:
Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y pro-
tección de todos los derechos humanos y a las libertades consa-
gradas  por  los  instrumentos  regionales  e  internacionales  sobre
derechos humanos. Estos derechos comprenden, entre otros:
(...)
g) el derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales com-
petentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos.
De  manera que  la  existencia de  un procedimiento  previo  a la  acción
penal, mediante el cual se denuncie la existencia de conductas contra-
rias a la Ley, y en el que tal denuncia pueda ser recibida por diversos
órganos receptores, así como la posibilidad de que se dicten medidas
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 11 3

cautelares de manera inmediata, responden a un régimen o regulación
especial que no es, per se, inconstitucional, aunque implique un trata-
miento distinto al de otros ámbitos penales. Por el contrario, se insiste,
se trata de un régimen especial que responde a la necesidad de que se
cumpla con el compromiso internacional de adopción de mecanismos
legales eficaces de protección frente a la violencia contra la mujer y la
familia, así como el fácil acceso a tales procedimientos y medidas.
Evidentemente, tales consideraciones no resultan, ni mucho menos, su-
ficientes para que se sustente la adecuación a derecho de las normas
que se impugnaron; por el contrario, se hace necesario el análisis deta-
llado de si los preceptos que desarrolla el legislador venezolano para el
cumplimiento con tales compromisos internacionales se adecuan o no al
Texto Constitucional, más aún, si se tiene en cuenta que la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia es preconstitucional, pues data
del 3 de septiembre de 1998. Lo que se pretende observar en este punto
preliminar es que la existencia en sí de un régimen especial previo y
cautelar, antes del inicio de la acción penal en la que se juzgue la su-
puesta comisión de determinados delitos, no es, en este caso, contrario
a la Constitución venezolana.
2.3 Asimismo, y antes del pronunciamiento acerca de cada una de las
impugnaciones que se realizaron, observa la Sala que los alegatos que
se plantearon en este proceso se refieren todos, de manera directa, a la
supuesta inconstitucionalidad de las medidas cautelares que preceptúa
el artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia,
pues son éstas las que, en definitiva, supuestamente agravian los dere-
chos fundamentales que se invocaron, mientras que los artículos 3 y 32
eiusdem –que también se impugnaron– no serían, per se, inconstitucio-
nales, al menos de conformidad con tales denuncias.
Así, el artículo 3 de la referida Ley únicamente expresa, como principio
general, la procedencia de medidas cautelares en el marco de protec-
ción de la violencia contra la mujer y la familia, cuando señala que “Los
órganos receptores de denuncia podrán dictar inmediatamente las
medidas cautelares indicadas en el artículo 39 de esta Ley”.  La
posibilidad de que se dicten medidas cautelares no es más que una ga-
rantía de eficacia de la prevención y control de actos de violencia con-
tra la mujer y la familia, que es, precisamente y como se indicó, el objeto
de la Ley, y, por vía de consecuencia, persigue el aseguramiento de la
eficacia de la tutela judicial, en este caso penal, que la misma regula.
114 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Ante los posibles perjuicios y daños irreparables que la violencia impli-
caría sobre los derechos de las víctimas, la adopción preventiva de me-
didas cautelares por parte de los órganos receptores de denuncias es, si
no la única, la más importante garantía frente al riesgo que supone el
inevitable transcurso del tiempo. De manera que la norma no es incons-
titucional, sino que, por el contrario, consigue perfecto anclaje constitu-
cional en el artículo 26 del Texto Fundamental, y lo que, en todo caso,
podría implicar una violación constitucional sería su interpretación y
aplicación conjunta  con el  artículo 39  de la  Ley, esto  es, en  tanto el
contenido y alcance de las medidas cautelares que preceptúa el artículo
39 fueran contrarias a la Constitución.
De otro lado, tampoco resulta contraria a la Constitución la norma que
establece el artículo 32, la cual se limita a enumerar los órganos que
pueden fungir como receptores de denuncias. Conviene así, recordar el
contenido de ese precepto:
Artículo 32.  Órganos receptores de denuncia.  La denuncia  a
que se refiere el artículo anterior podrá ser formulada en forma
oral o escrita, con la asistencia de abogado o sin ella ante cuales-
quiera de los siguientes organismos:
1. Juzgados de Paz y de Familia;
2. Juzgados de Primera Instancia en lo Penal
3. Prefecturas y Jefaturas Civiles;
4. Órganos de Policía;
5. Ministerio Público; y
6. Cualquier otro que se le atribuya esta competencia.
En cada una de las prefecturas y jefaturas civiles del país se crea-
rá una oficina especializada en la recepción de denuncias de los
hechos de violencia a que se refiere esta Ley.
De conformidad con esa norma jurídica, los sujetos con legitimación
activa según el artículo 31 eiusdem –que son la víctima, sus parientes
consanguíneos o afines y los órganos públicos y no gubernamentales allí
establecidos– pueden denunciar la supuesta comisión de alguna de las
conductas violentas que la Ley tipifica como delitos o faltas, ante cual-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 11 5

quiera de dichos órganos. El análisis del precepto revela que los órga-
nos receptores de denuncias se agrupan en dos categorías jurídicas:
De una parte, órganos jurisdiccionales, como lo serían los Juzgados de
Primera Instancia en lo Penal y los Juzgados con competencia en mate-
ria de Familia. Incluso, en esta categoría están los Juzgados de Paz, los
cuales,  según  ha  expuesto  esta  Sala  reiteradamente,  son  “un medio
alternativo de resolución de conflictos, a través de la conciliación
y soluciones de equidad, que, por tanto, implica el ejercicio de la
función jurisdiccional,  pero que orgánicamente, están fuera del
Poder Judicial” (por todas, vid. s.Sala Constitucional N° 3098 de 14-
12-04). De manera que son órganos jurisdiccionales mas no judiciales.
De otra parte, órganos administrativos en ejercicio de funciones de auxilio
a la justicia, como lo serían las Prefecturas y Jefaturas Civiles, órganos
de policía y el Ministerio Público.
Que unos u otros órganos puedan recibir denuncias de conductas supues-
tamente ilegales no es, en modo alguno, una disposición inconstitucional;
antes por el contrario, y según antes se señalaba, la urgencia que envuel-
ve el régimen de prevención y control de los casos de violencia doméstica
amerita mecanismos eficaces que respondan al principio de inmediación,
sin que sea contrario a las funciones de policía administrativa de los órga-
nos de la Administración Pública ni a la función jurisdiccional el que éstos
conozcan tales denuncias. Asimismo, tampoco es inconstitucional que di-
chos órganos acuerden medidas cautelares, pues es atributo inherente a
la eficacia del derecho fundamental a la tutela judicial que los órganos
jurisdiccionales tengan potestades cautelares, las cuales ejercen directa-
mente o mediante la colaboración de otros órganos del Poder Público,
incluso órganos administrativos y auxiliares a la justicia, lo que, en el caso
concreto de la prevención y sanción de la violencia doméstica, luce espe-
cialmente relevante pues, como se dijo, existe el compromiso internacio-
nal de la República de lograr esa eficacia.
En consecuencia, la eventual inconstitucionalidad de estas normas sólo
procedería si se determinase la contrariedad a derecho de las medidas
cautelares que dichos órganos pueden dictar, esto es, la inconstituciona-
lidad del artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la
Familia y siempre como consecuencia de su análisis conjunto. Por ello,
esta Sala debe proceder, de inmediato, al análisis de constitucionalidad
del artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
116 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

y, sólo luego, determinar su incidencia respecto del resto de las normas
que se impugnaron. Así se decide.
3. Considera necesario la Sala, antes del análisis de constitucionalidad
de la norma que se impugnó, pronunciarse acerca de uno de los alega-
tos que esgrimieron las partes intervinientes en este proceso, quienes,
abogando por la constitucionalidad de la Ley, plantearon la posibilidad
de adecuación de ésta respecto del artículo 285, cardinal 3, de la Cons-
titución, pronunciamiento previo que determinará las pautas que se se-
guirán respecto de las demás impugnaciones en contra de la Ley sobre
la Violencia contra la Mujer y la Familia. Para ello, se observa que el
texto de esa norma constitucional es el siguiente:
Artículo 285. Son atribuciones del Ministerio Público:
3. Ordenar y dirigir la investigación penal de la perpetración de
los hechos punibles para hacer constar su comisión con todas las
circunstancias que puedan influir en la calificación y responsabi-
lidad de los autores o las autoras y demás participantes, así como
el aseguramiento de los objetos activos  y pasivos relacionados
con la perpetración.
De conformidad con la regla que se transcribió, al Ministerio Público
corresponde la instrucción y dirección de las diligencias conducentes
para la determinación de la supuesta comisión de hechos punibles y de
todas las circunstancias que incumban a la calificación penal de los he-
chos, así como a la identificación y responsabilidad de  los autores y
demás  participantes,  diligencias  que  servirán  de  base  a  la  acusación
fiscal y  a la defensa del  imputado. De esta manera,  el  Constituyente
otorgó especial importancia a la investigación penal, como fase prepa-
ratoria de la acción penal.
Ahora bien, la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, Ley
que, como se dijo, es preconstitucional, omite esta fase de investigación
previa al inicio de la acción penal. Así, de conformidad con los artículos
31  y  siguientes  de  dicha  Ley,  el  procedimiento  que  se  deberá  seguir
para el planteamiento de una denuncia es el siguiente:
La supuesta víctima presenta la denuncia ante alguno de los órganos
receptores  que  establece  el  artículo  32  de  la  Ley,  los  cuales  podrán
dictar  medidas  cautelares  de  inmediato  (artículo  39)  y  procurarán  la
conciliación de las partes a través de una audiencia de conciliación den-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 11 7

tro de las treinta y seis (36) horas siguientes a la recepción de la denun-
cia (artículo 34 eiusdem). Luego de ello, sea porque no hubo concilia-
ción,  no  hubo  audiencia  o  hubo  reincidencia,  “si el receptor de la
denuncia no es el tribunal que conocerá de la causa, el órgano
receptor le enviará las actuaciones dentro de las cuarenta y ocho
(48) horas siguientes” (artículo 34,  in fine  eiusdem).
De esta manera, lo que la Ley regula es una fase prejudicial, fundamen-
talmente conciliatoria, que sirve de mecanismo de autocomposición y
de prevención respecto de la acción penal, pero no hay, no se precep-
tuó, una fase de investigación penal en la que se lleven a cabo las dili-
gencias  necesarias  y  se  califiquen  los  hechos  que  supuestamente
implicaron la comisión de alguno de los delitos que tipifica la ley.
En ausencia de esa regulación, considera la Sala –tal como lo alegaron
las partes intervinientes en este proceso– que la adaptación del proce-
dimiento de denuncia que establece la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia respecto de la norma constitucional, exige la aplica-
ción concatenada de las normas de aquélla con los preceptos del Códi-
go  Orgánico  Procesal  Penal,  específicamente  sus  artículos  283  y
siguientes, y en esa medida, una vez que los órganos a que se refiere el
artículo 32 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
reciban  una  denuncia  que  se  funde  en  las  conductas  que  tipifica  esa
Ley  especial,  deberán  actuar  –salvo,  evidentemente,  para  el  caso  en
que el receptor de la denuncia sea el propio Ministerio Público– de con-
formidad con el artículo 284 del Código Orgánico Procesal Penal y, en
consecuencia, deberán comunicarla al Ministerio Público dentro de las
doce  (12)  horas  siguientes  “y sólo practicarán las diligencias nece-
sarias y urgentes”, diligencias que según dispone la misma norma “es-
tarán dirigidas a identificar y ubicar a los autores y demás
partícipes del hecho punible, y al aseguramiento de los objetos
activos y pasivos relacionados con la perpetración”, lo que incluye,
según se verá, el acordamiento de medidas cautelares.
De esta manera, será el Ministerio Público el que, una vez se sustancie
la investigación penal de conformidad con las normas del Código Orgá-
nico Procesal Penal, determine si procede la solicitud de desestimación
de la denuncia ante el juez (artículo 301 de dicho Código), el archivo
fiscal de la denuncia (artículo 315 eiusdem), la solicitud de sobresei-
miento (artículo 320 eiusdem) o bien la acusación (artículo 326 eius-
dem),  esta  última  cuando  estime  que  la  investigación  proporciona
fundamento serio para el enjuiciamiento público del imputado.
118 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Tal adecuación de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
al nuevo marco constitucional, en lo que se refiere a la garantía de la
fase de investigación penal ante el Ministerio Público, obliga a declarar
la inconstitucionalidad sobrevenida del artículo 34 in fine de dicha Ley,
cuando señala que, luego de la recepción de la denuncia y si no hubo
conciliación de las partes, “el órgano receptor de la denuncia le en-
viará las actuaciones dentro de las cuarenta y ocho (48) horas
siguientes” al “tribunal de la causa”, y, en consecuencia, deben apli-
carse los artículos 283 y siguientes del Código Orgánico Procesal Penal
en los términos que antes se señaló, por ende, será el Ministerio Público
el que remita, si fuera el caso, las actuaciones al Juez. Así se decide.
En todo caso, aclara la Sala que la declaratoria de inconstitucionalidad
parcial de ese precepto no merma el resto de las facultades que la Ley
confiere al órgano receptor de la denuncia y, en consecuencia, aunque
debe comunicar la denuncia al Ministerio Público dentro de las doce
(12) horas siguientes para que éste inicie la investigación penal, el órga-
no receptor de la denuncia deberá, paralelamente, cumplir con las nor-
mas relativas a la gestión conciliatoria de las partes (artículo 34, primera
parte) y, según se dijo, comunicar posteriormente al Ministerio Público
acerca de las resultas de esa gestión, como parte de los hechos y prue-
bas que se recaben durante la investigación penal. Así se decide.
4. Observa que son tres de las medidas cautelares que dispone el ar-
tículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, las
que, en este juicio, se denunciaron como inconstitucionales. Tales cau-
telas tienen contenidos y alcances distintos e implican, además, una li-
mitación a derechos fundamentales también diferentes:
En primer lugar, el artículo 39, cardinal 1, dispone, como medida preven-
tiva, “Emitir una orden de salida de la parte agresora de la residen-
cia común, independientemente de su titularidad sobre la misma”.
En segundo lugar, el artículo 39, cardinal 3, establece, como medida
cautelar,  “Arresto transitorio hasta por setenta y dos (72) horas,
que se cumplirá en la jefatura civil respectiva”.
Y en tercer lugar, el mismo artículo 39, cardinal 5, preceptúa que el órga-
no receptor de la denuncia podrá, de manera cautelar, “Prohibir el acer-
camiento del agresor al lugar de trabajo o estudio de la víctima”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 11 9

Cada una de tales medidas cautelares supone, ciertamente, una limita-
ción legal de diferentes derechos fundamentales, derechos que no son
absolutos  y  que,  por  ende,  admiten  restricciones  mediante  norma  de
rango de Ley. No obstante, ha de analizarse si, en este caso, tales limi-
taciones se ajustan o no al Texto Constitucional. Para ello, se revisarán
los argumentos relativos al contenido y alcance en particular de algunas
de dichas medidas y, luego, los argumentos de nulidad que son comunes
a todas, relativos al derecho a la defensa y debido proceso, así como el
derecho al juzgamiento por el juez natural.
4.1. Violación al derecho a la libertad personal y la presunción de inocencia.
La parte demandante en este juicio argumentó que el artículo 39, cardi-
nal 3, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia viola el
derecho a la libertad personal que recogió el artículo 44, cardinal 1, de
la Constitución de 1999.
En este sentido, se alegó que mal puede permitirse a órganos adminis-
trativos la imposición de medidas restrictivas de libertad, específica-
mente de arresto transitorio, por un lapso de 72 horas, cuando el artículo
44, cardinal 1, reserva esa posibilidad a órganos jurisdiccionales, sin que
pueda excederse la medida de cuarenta y ocho (48) horas.
Al respecto se observa:
El artículo 44, cardinal 1, de la Constitución de 1999 dispone:
La libertad personal es inviolable, en consecuencia:
1. Ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino en virtud
de una orden judicial, a menos que sea sorprendida in fraganti.
En este caso será llevada ante una autoridad judicial en un tiempo
no mayor de cuarenta y ocho horas a partir del momento  de la
detención. Será juzgada en libertad, excepto por las razones de-
terminadas  por la  ley  y  apreciadas por  el  juez  o jueza  en  cada
caso. La constitución de caución exigida por la ley para conceder
la libertad de la persona detenida no causará impuesto alguno.
La norma constitucional que se transcribió recoge expresamente el dere-
cho fundamental a la libertad personal y contiene los aspectos más rele-
vantes que garantizan el ejercicio y respeto de ese derecho. Así, de su
lectura e interpretación literal se deriva, en primer lugar, que la libertad es
la regla. Incluso las personas que sean juzgadas por la comisión de delitos
120 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

o faltas deben, en principio, serlo en libertad. En segundo lugar, y en lo
que especialmente incumbe al caso de autos, sólo se permiten arrestos o
detenciones –incluso aquellos preventivos– si existe orden judicial, salvo
que la persona sea sorprendida in fraganti. En este último caso de fla-
grancia, sí se permite detención preventiva sin orden judicial, pero sólo
temporal, para que en un plazo muy breve, no más de cuarenta y ocho
(48) horas, se conduzca a la persona ante la autoridad judicial.
De manera que la norma, tal como expuso esta Sala en anteriores oportu-
nidades  (entre otras, en reciente sentencia N° 130 de  1-2-06), impone
como garantía del derecho fundamental a la libertad personal e, incluso,
como garantía del juez natural, la reserva obligada de la medida excepcio-
nal de privación de libertad a la autoridad judicial. Tal intervención implica
que estén proscritas constitucionalmente, salvo que medie el supuesto de
flagrancia, las limitaciones a la libertad personal por parte de órganos de
naturaleza administrativa, los cuales deben colaborar como órganos auxi-
liares de justicia, mas no pueden sustituirse en ciertas potestades exclusi-
vas del órgano jurisdiccional, entre otras para la imposición de limitaciones
a la libertad personal. En esa oportunidad, esta Sala estableció:
El Poder Judicial se entiende, al menos así ha sido el resultado de
la evolución de las instituciones públicas, como el garante de los
derechos, protegiéndolos del aparato administrativo del Estado, al
cual se le reservan otras tareas.
Precisamente a ese aparato administrativo, enorme y por lo ge-
neral más dotado en personal y recursos materiales que el judi-
cial, se le encomienda una labor básica en relación con la justicia:
la de colaborar con ella. Las fuerzas de policía son, en realidad,
imprescindibles en la labor de los tribunales penales. Las policías
aprehenden a personas en el mismo momento en que se les ob-
serva cometiendo el hecho tipificado como punible o investigan
para dar con los sospechosos y solicitar del tribunal que les per-
mita capturarlos y ponerlos luego a sus órdenes.
Los jueces, así, juzgan a quienes los órganos policiales suelen traer
ante  ellos. Sin órganos de policía el sistema de justicia estaría
incompleto. Negar a los cuerpos policiales el poder para efectuar
detenciones cuando en sus tareas diarias observan cómo algunas
personas violan la ley o cuando se esfuerzan en investigar para
descubrir quién lo ha  hecho, implicaría  vaciar de contenido su
misión, en franco perjuicio para la colectividad.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 12 1

Lo que no puede permitirse es que los órganos policiales cuenten
con el poder para ser ellos mismos los que sancionen o que se les
permita alargar las detenciones antes de poner a las personas fren-
te a los jueces. Tal vez sólo en sociedades extremadamente refina-
das los cuerpos policiales pueden proporcionar garantías suficientes.
La misión de los órganos de policía es, entonces, fundamental
(la seguridad de los ciudadanos) y sus medios deben ser propor-
cionales, pero no puede ocultarse que, por su magnitud, la Ad-
ministración (de la que la policía forma parte) es la que necesita
control para evitar los excesos en que pudiera incurrir en el ejer-
cicio de sus poderes.
Ahora bien, la relevancia de las competencias de los cuerpos po-
liciales no elimina su carácter de órganos auxiliares de los órga-
nos que imparten justicia (los jurisdiccionales). Los órganos de
policía tienen competencias que no son de auxilio judicial, como la
vigilancia callejera, el control del orden público, la advertencia a
la ciudadanía sobre su proceder indebido, entre otras. Su sola pre-
sencia es motivo, cuando trabajan correctamente, para dar tran-
quilidad  a  la  colectividad.  Lo  que  no  tienen  autorizado  es,  so
pretexto del control del orden público y de la seguridad ciudada-
na,  detener personas.  Los dos  únicos supuestos  en que  pueden
hacerlo ya se han mencionado: si son capturadas in fraganti en
la comisión de un delito o si un juez dicta una orden en tal sentido
para que sea ejecutada por la Administración.
En síntesis, y como se expuso, a partir de la Constitución de 1999 la regla
constitucional es que la privación de libertad requiere siempre de previa
orden judicial y que, sólo como excepción, los órganos policiales pueden
efectuar detenciones preventivas si el sujeto infractor es sorprendido in
fraganti o bien si han sido autorizados por un juez, y siempre que esa
medida no se extienda por más de cuarenta y ocho (48) horas.
En el caso de autos se impugnó la constitucionalidad del artículo 39,
cardinal 3, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, que
establece la posibilidad de que los órganos receptores de denuncia acuer-
den,  como  medida  cautelar,  “Arresto transitorio hasta por setenta y
dos (72) horas, que se cumplirá en la jefatura civil respectiva”.
Si bien se trata de una detención preventiva, que se impone cautelar-
mente para evitar la perpetración o consecución de la conducta de vio-
122 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

lencia supuestamente delictiva que denunció la víctima, es evidente que
la aplicación de dicha norma, de origen preconstitucional, colide con el
nuevo Texto Fundamental.
Así, recuérdese que, de conformidad con el artículo 32 de la misma Ley,
los órganos receptores de denuncias pueden ser de naturaleza jurisdic-
cional, como lo serían el Juez de Primera Instancia Penal, el Juez con
competencia en materia de Familia y el Juez de Paz, o bien de naturale-
za administrativa, como lo serían las Prefecturas y Jefaturas Civiles, los
órganos de Policía y el Ministerio Público.
De manera  que, salvo  el  supuesto en el que  el  órgano receptor  de la
denuncia fuese el Juez de Primera Instancia Penal o el Juez con com-
petencia en materia de Familia, para el resto de los casos de recepción
de denuncias la aplicación del artículo 39, cardinal 3, de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia implicaría, a partir de la Constitu-
ción de 1999, una abierta violación al derecho a la libertad personal,
pues dicho precepto permite una medida de privación de libertad, por
parte de órganos administrativos, sin la exigencia, siquiera, de que se
esté en el supuesto de flagrancia. Incluso, la aplicación del artículo 39,
cardinal 3, es contraria a la Constitución cuando el receptor de la de-
nuncia  es  un  Juez  de  Paz,  el  cual,  según  se  dijo  supra  en  este  fallo,
ejerce función jurisdiccional pero no es un órgano judicial, y de allí que
no cumpliría con el requerimiento orgánico del artículo 44, cardinal 1, de
la Constitución de 1999.
Asimismo, tal como lo alegó la parte actora, y en ello coincidieron algu-
nos de los terceros intervinientes, la simple lectura del precepto que se
cuestionó revela una segunda colisión con la norma constitucional, en
este caso rationae temporis, pues el artículo 39, cardinal 3, de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia establece un plazo máxi-
mo de setenta y dos (72) horas de arresto, aun cuando la norma consti-
tucional (artículo 44, cardinal 1) limita las detenciones preventivas in
fraganti a no más de cuarenta y ocho (48) horas.
En consecuencia, considera la Sala que el artículo 39, cardinal 3, de la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia se encuentra par-
cialmente viciado de inconstitucionalidad sobrevenida desde la entrada
en vigencia de la Constitución de 1999, pues a diferencia del Texto Fun-
damental de 1961 (artículo 60, cardinal 1), el Constituyente exige, aho-
ra, orden judicial para que se impongan medidas de privación de libertad,
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 12 3

por no más de cuarenta y ocho (48) horas. Esa inconstitucionalidad par-
cial ha de declararse respecto de los siguientes aspectos:
En primer lugar, se anula el artículo 39 in fine en lo que se refiere al
lapso máximo de setenta y dos (72) horas del arresto, porque colide con
la letra del artículo 44, cardinal 1, de la Constitución de 1999 en aten-
ción a las razones que se expusieron.
En segundo lugar, se declara la inconstitucionalidad del precepto que
surge de la aplicación conjunta de los artículos 39, cardinal 3 y 32, car-
dinales 1 (en lo que se refiere al Juez de Paz), 3, 4 y 5, de la Ley sobre
la Violencia  contra  la Mujer  y  la  Familia.  En  este sentido,  y  por  los
argumentos que se expusieron, son contrarias al artículo 44, cardinal 1,
las medidas privativas de libertad, aunque sean preventivas o cautela-
res, que dicten órganos no judiciales. Así se decide.
En  tercer  lugar,  y  en  consecuencia,  esta  Sala  considera  acorde  con  la
Constitución el precepto que surge de la aplicación conjunta de los artícu-
los 39, cardinal 3 y 32, cardinales 1 y 2, de la referida Ley, esto es, la
facultad de dictar medidas de arresto por parte del Juez de Primera Ins-
tancia Penal o del Juez con competencia en materia de Familia cuando
sea uno de éstos el órgano receptor de la denuncia, siempre que se tenga
en cuenta que el plazo máximo de duración de esa medida es el que esta-
blece la Constitución, esto es, cuarenta y ocho (48) horas. Así se decide.
En cuarto lugar, y tal como se sostuvo en el fallo de esta Sala No 1204,
de 22-6-04, se advierte que esta declaratoria de inconstitucionalidad no
merma la facultad de los órganos receptores de denuncias y del Minis-
terio Público para que soliciten medidas preventivas de privación de
libertad en contra del supuesto agresor, las cuales deberán realizarse
previo cumplimiento de las normas y principios que preceptúa el Código
Orgánico Procesal Penal (artículos 243 y siguientes). En consecuencia,
la detención de los supuestos agresores requerirá que los receptores de
denuncia, a que se refieren los cardinales 1, 3, 4 y 5 de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia, soliciten una orden judicial de
detención por ante el juez de control competente según el lugar de la
última residencia del sujeto agresor.
En quinto lugar, se dejan a salvo los supuestos en que opere la flagran-
cia, caso en el cual la autoridad policial podrá actuar sin previa orden
judicial, pero siempre bajo el estricto cumplimiento de las normas ordi-
narias que contiene el Código Orgánico Procesal Penal y en atención a
124 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

la interpretación restrictiva de las mismas, tal como lo expuso esta Sala
en sentencia No 1577 de 18-12-00. Así se decide.
4.2. Violación al derecho a la inviolabilidad del hogar.
La parte demandante alegó, también, que las medidas cautelares que se
impugnaron son inconstitucionales pues limitan el derecho a la inviolabili-
dad del hogar. Debe analizarse entonces, de seguidas, si tales medidas,
excepto la que establece el artículo 39, cardinal 3, que parcialmente se
anuló, limitan inconstitucionalmente ese derecho. Al respecto se observa:
El artículo 47 de la Constitución establece:
El hogar doméstico y todo recinto privado de persona son inviola-
bles. No podrán ser allanados, sino mediante orden judicial, para
impedir la perpetración de un delito o para cumplir de acuerdo
con  la ley,  las decisiones  que dicten  los tribunales,  respetando
siempre la dignidad del ser humano.
Por su parte, el artículo 39, cardinales 1 y 5, de la Ley que se impugnó
disponen, como medidas cautelares que puede acordar el órgano recep-
tor de la denuncia, las siguientes:
1. Emitir una orden de salida de la parte agresora de la residencia
común, independientemente de su titularidad sobre la misma;
(...)
5. Prohibir el acercamiento del agresor al lugar de trabajo o estu-
dio de la víctima.
De la lectura de ambos preceptos legales se observa que sólo la prime-
ra de tales medidas podría implicar una afectación al derecho a la invio-
labilidad del hogar pues, de conformidad con esa medida cautelar, el
órgano receptor de la denuncia puede ordenar que la parte supuesta-
mente agresora, esto es, aquella contra la cual se presentó la denuncia
de comisión de alguno de los delitos y faltas a que hace referencia la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, salga de la residen-
cia común con la víctima. En cambio, la segunda de esas medidas no
alude al hogar doméstico sino que, en todo caso, se trataría de una limi-
tación legal al derecho al libre tránsito del supuesto agresor, como impe-
dimento para que se acerque al lugar de trabajo o estudio de la víctima.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 12 5

Ahora bien, se debe analizar si, efectivamente, la medida cautelar que
permite el artículo 39, cardinal 1, de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia implica una limitación inconstitucional al derecho a la
inviolabilidad del hogar, especialmente cuando el órgano que la acuerda
es un ente no judicial pues, según se indicó, la norma exige de tal orden
para el allanamiento del hogar doméstico o recinto privado.
En este sentido, se observa que la correcta lectura de la norma consti-
tucional que se transcribió (artículo 47) es que ésta garantiza la inviola-
bilidad del hogar doméstico –lato sensu– lo que abarca el domicilio, la
residencia y el recinto privado de las personas. Así, ya en anteriores
oportunidades la jurisprudencia de esta Sala (específicamente en sen-
tencia N° 717 de 15-5-01) se pronunció en este sentido:
En efecto, si bien el artículo 47 constitucional, al prever la inviola-
bilidad del hogar doméstico, el domicilio y todo recinto privado,
estableció de manera categórica que “[n]o podrán ser allanados,
sino mediante orden judicial, para impedir la perpetración de un
delito  o para  cumplir  de acuerdo  con la  ley  las  decisiones  que
dicten los tribunales”. Interpretar, únicamente, que en virtud
de tal disposición, siempre para la realización de un allana-
miento a un determinado domicilio, será necesaria la exis-
tencia de una orden judicial que lo autorice, sería llegar a la
exageración de suponer que, aun hasta para el caso de fuer-
za mayor o estado de necesidad, se requiera la referida or-
den. La norma no prevé nada al respecto, pero no por ello, en el
caso de auxilio inmediato, solicitado o no, de riesgos para la vida
o  seguridad  de  las  personas,  o  de  otros  supuestos  análogos,  la
entrada al domicilio o recinto de que se trate, por parte de funcio-
narios policiales o cualquier otro agente de autoridad, e incluso de
un particular, debe ser considerado como una vulneración a su
inviolabilidad, pues se está ante uno de los supuestos en que es
necesario preservar unos derechos sobre otros, igualmente cons-
titucionalmente protegidos.
 Debe entenderse, entonces, de acuerdo con el precepto consti-
tucional en referencia, que la orden judicial es la regla, resul-
tando sin embargo, posible su limitación dependiendo del
ámbito de que se trate (civil o penal), pues debe estudiarse
en cada caso cuándo se le debe dar supremacía a éste ante
otros derechos fundamentales, y viceversa, dado  que  puede
126 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ocurrir que el mismo, como un derecho particular pretenda sobre-
ponerse a un derecho de orden colectivo, como la salud pública.
En tal sentido, debe advertirse que en el ámbito penal, el derecho
a la inviolabilidad del hogar doméstico admite excepciones, que
como tal, en principio, están contempladas en el Código Orgánico
Procesal Penal, en el artículo 225, pues existe el supuesto, como
en el caso de autos, no contemplado en dicha norma legal, en el
cual tampoco resulta necesaria la orden judicial, que es cuando la
persona que habita determinado domicilio o morada, autoriza o
consiente voluntariamente su ingreso a ella, lo cual obedece al
deber que tiene todo ciudadano de la República de colaborar con
la justicia como expresión de los principios de solidaridad y co-
rresponsabilidad social que orientan el nuevo orden institucional y
social del Estado actual, y que se encuentran previstos en el artí-
culo 135 constitucional. (Destacado de la Sala).
Ahora bien, esa inviolabilidad se traduce en que no puede haber alla-
namiento,  esto  es,  no puede haber entrada forzosa por parte de
autoridades públicas o de particulares que no habiten en ese re-
cinto sino en los supuestos que establezca la norma constitucional
y con las condiciones que, conforme a tales supuestos, disponga la
Ley, tal como lo corrobora, además, el criterio de esta Sala que antes se
citó. De manera que esa garantía de inviolabilidad lo que proscribe es la
entrada forzosa al hogar, no así la prohibición de limitaciones relati-
vas al acercamiento, entrada o salida de éste por parte  de quienes lo
habitan, limitaciones que podrían, en principio, conseguir anclaje legal.
Precisamente  es  ese  el  caso  que  se  plantea  en  esta  oportunidad:  se
trata  de  una  orden  de  salida de la parte agresora de la residencia
común, lo que no implica necesariamente el allanamiento de la morada,
salvo  el  supuesto  de  que  fuera  necesaria  la  ejecución  forzosa  de  la
medida. En consecuencia, considera la Sala que el precepto que recoge
el artículo 39, cardinal 1, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y
la Familia no viola el artículo 47 de la Constitución de 1999, en tanto que
no implica una orden de allanamiento al hogar doméstico. Incluso, resul-
ta acorde con el Texto Constitucional el caso en que dicha medida cau-
telar sea ordenada por alguno de los órganos administrativos a que se
refiere el artículo 32 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la
Familia, medida que, en esos casos, se expide a través de providencias
que son, orgánicamente, actos administrativos, y que, como tales, son
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 12 7

de obligatorio e inmediato cumplimiento para la parte agresora, una vez
que adquieran eficacia.
Se insiste, lo que eventualmente podría constituir violación a ese precepto
constitucional sería la necesidad de ejecución forzosa de la medida caute-
lar que se dicte de conformidad con el artículo 39, cardinal 1, de la referi-
da Ley por parte de órganos no judiciales, en los casos en que el supuesto
agresor no la cumpla voluntariamente. De manera que debe la Sala ana-
lizar en qué términos habría de realizarse esa ejecución forzosa.
Según la letra del artículo 47 constitucional, el allanamiento de la mora-
da doméstica sólo procede mediante orden judicial, y en los casos allí
determinados, uno de los cuales es cuando sea necesario evitar la per-
petración de un delito. En tales casos, según entendió esta Sala en la
sentencia que antes se citó, se justifica el allanamiento en la pondera-
ción que ha de hacer el legislador, en cada supuesto de hecho, respecto
de la prevalencia de otros derechos fundamentales frente a la inviolabi-
lidad del hogar –y viceversa–, derechos que pueden ser individuales o
bien colectivos, y cuya protección haga necesario que se ceda frente a
esa inviolabilidad.
Ahora bien, tal limitación legal debe ser siempre de interpretación res-
trictiva, bajo pena de que se lesione uno u otro derecho fundamental.
Por ello, la Sala interpreta que en resguardo del precepto del artículo 47
constitucional, en concordancia con el artículo 79 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, cuando la cautela a que se refiere el
artículo 39, cardinal 1, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la
Familia sea alguno de los órganos administrativos que regula el artículo
32, cardinales 3, 4 y 5 eiusdem, para su ejecución forzosa se requerirá
de autorización judicial previa. Así se decide.
5. Violación al derecho a la defensa y debido proceso.
Luego del análisis de las impugnaciones relativas al contenido y alcance
de las distintas medidas cautelares cuya constitucionalidad se debate en
este juicio, pasa la Sala al análisis relativo a la conformidad a derecho
del procedimiento que se sigue para acordarlas. La parte actora alegó,
como fundamentación de la nulidad de los cardinales 1, 3 y 5 del artículo
39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, que las
referidas medidas cautelares violan el derecho a la defensa y al debido
proceso del supuesto agresor, porque se dictan sin previo procedimiento
y sin que se permita el derecho a la defensa del supuesto infractor y,
128 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

además, sin que sea indispensable la previa gestión conciliatoria de las
partes a que hace referencia el artículo 34 de la referida Ley.
En este sentido, se observa:
De conformidad con el artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia, el órgano receptor de denuncias deberá, una vez que
ésta  se  reciba,  “ordenar de inmediato el examen médico de la vícti-
ma y podrá además tomar las medidas cautelares siguientes...”  en-
tre las que se encuentran las tres medidas cuya nulidad se solicitó. De
manera pues, que será potestativo para los órganos receptores de de-
nuncias la adopción de medidas cautelares, en consideración a las cir-
cunstancias  del  caso  y,  evidentemente,  los  resultados  de  ese  examen
médico inmediato de la víctima. En otras palabras, los órganos recepto-
res de denuncias podrán acordar inmediatamente medidas cautelares,
una vez se inicie el procedimiento por denuncia, las cuales se acorda-
rán, incluso, sin audiencia de la parte supuestamente agraviante, tal como
se deriva de la lectura del artículo 39 de la Ley.
Ahora bien, no considera la Sala contrario a la Constitución la posibili-
dad de que los órganos receptores de denuncias, sean éstos jurisdiccio-
nales o administrativos, puedan acordar medidas cautelares de manera
inmediata y sin previa audiencia de aquel contra quien obre, medidas
cuya finalidad es prevenir la perpetración o continuación de conductas
que podrían constituir alguno de los delitos y faltas a que se refiere la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
En efecto, según ya antes se expuso, tales órganos pueden ser de natu-
raleza jurisdiccional o administrativa. Así, la denuncia puede recibirla el
propio Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, un Juzgado de Paz,
órganos de policía, el Ministerio Público, las Prefecturas y Jefaturas
Civiles  o  cualquier otro al que se le atribuya tal competencia.
De manera que el órgano receptor de la denuncia no es, salvo excep-
ciones, quien conocerá y decidirá el proceso penal al que probablemen-
te la misma dé lugar. En tales casos, la finalidad del artículo 39 es que,
en atención a la urgencia que exige la prevención y control de los delitos
y faltas de violencia doméstica, y en atención a los principios que esta-
blece  el artículo  3  de  la Ley  sobre  la Violencia  contra  la  Mujer y  la
Familia, los órganos receptores de denuncias puedan acordar, de inme-
diato, medidas preventivas, con el fin de garantizar, según se dijo ya, la
eficacia de la tutela judicial, medidas que implican una actuación de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 12 9

colaboración con el Juez Penal al que corresponderá el conocimiento y
decisión del proceso.
En efecto, tales cautelas son medidas de colaboración, pues los órganos
receptores de denuncia colaboran con el tribunal al que corresponderá,
de conformidad con el artículo 36 de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia, el juzgamiento de los delitos que tipifica esa Ley,
colaboración que se logra mediante el otorgamiento de medidas preven-
tivas o asegurativas del objeto litigioso, que eviten la continuación de la
comisión de la falta o delito que se denuncia o bien la perpetración de
otros  nuevos  por  parte  del  supuesto  agresor  en  contra  de  la  víctima
denunciante y que puedan constituir un daño irreparable o de difícil re-
paración para ésta.
Asimismo, y según su naturaleza, se trata de medidas anticipadas, pues
son dictadas antes del inicio del proceso penal, y no de medidas autóno-
mas o autosatisfactivas,  pues, aunque se acuerden antes  del inicio  del
juicio, son instrumentales de ese posterior proceso, en el cual se revisarán
y consecuentemente se ratificarán o revocarán, y porque, si éste no se
inicia oportunamente, decaerá la medida, tal como se desprende del artí-
culo 40 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, que
establece la facultad del juez penal de revisar, confirmar e incluso dictar
las medidas cautelares que preceptúa el artículo 39 eiusdem. Ese decai-
miento se desprende implícitamente también del artículo 34 de la Ley y,
en consecuencia, si no se inicia oportunamente el proceso penal, decaerá
la medida que se haya acordado en contra del supuesto agresor.
La distinción entre las medidas anticipadas y las medidas autónomas ha
sido expuesta por esta Sala en reciente sentencia N° 4223 de 9-12-05,
de la siguiente manera:
En este sentido, se observa que, en materia procedimental, la nor-
ma  jurídica  puede  establecer  la  existencia  de  ciertas  “medidas
autónomas” o “autosatisfactivas”, que son aquellas que, de ma-
nera breve, urgente y a través de un procedimiento de cognición
o contradictorio limitado, acuerdan una determinada pretensión
para evitar un daño irreparable o de difícil reparación a una de las
partes. Más que medidas cautelares, se ha entendido que se trata
de verdaderos procesos, aunque breves, sumarios y urgentes, pues
no cumplen con los requisitos de dependencia e instrumentalidad
propios de toda medida cautelar.
130 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Distinto  es  el  caso  de  las  medidas  cautelares  anticipadas,  que
son aquéllas que se solicitan y acuerdan antes de la inter-
posición de una demanda o bien del inicio de un procedi-
miento administrativo, cuando el peligro en la mora haga
temer que no es posible la espera hasta el comienzo del
procedimiento, sin que se produzcan daños irreparables, y,
por tanto, se justifica el adelanto de su adopción  (Vid.  CA-
LAMANDREI,  PIERO, Providencias Cautelares,  Buenos  Ai-
res,  1984,  pp.  53  y  ss.).  No obstante, siguen siendo
accesorias e instrumentales en relación con ese procedi-
miento que ha de iniciarse con posterioridad, pues su finali-
dad es el aseguramiento de la eficacia de la decisión de fondo que
ha de dictarse en ese procedimiento principal. Además, la au-
sencia del inicio oportuno de dicho procedimiento o de la
posterior ratificación de la medida en el curso del mismo,
según disponga el ordenamiento jurídico de que se trate,
implicará el decaimiento de la medida, pues, se insiste, debe
ser aneja y dependiente del mismo, aunque se acuerde de
manera adelantada. En el ámbito del procedimiento administra-
tivo son éstas, las medidas anticipadas, las que pueden ser expe-
didas,  de  lo  que  se  concluye  que  no  hay  medidas  plenamente
autónomas en vía administrativa, menos aún, si son de gravamen,
pues se trataría de una limitación indefinida en el tiempo, lo cual
la haría inconstitucional. (Destacado añadido).
El carácter anticipado y de colaboración de estas medidas se justifica
con la urgencia de protección que de común presentan los casos que se
pretenden proteger a través de la Ley que se impugnó. Evidentemente,
ese  carácter  urgente  de  la  tutela  cautelar  no  es  condición  suficiente
para acordarla; antes por el contrario, es indispensable el cumplimiento
concurrente de los requisitos de toda medida cautelar, como lo son la
presunción grave del peligro en la mora y la presunción grave del dere-
cho que se reclama. Es por ello, precisamente, que el artículo 39 de la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia preceptúa que “una
vez formulada la denuncia correspondiente, el receptor de la mis-
ma deberá ordenar de inmediato el examen médico de la víctima...”
y, según las resultas de ese examen, el receptor de la denuncia podrá
dictar alguna de las medidas cautelares que permite la norma. De ese
modo, el examen médico inmediato constituiría un medio de prueba de
la veracidad de los hechos que hayan sido denunciados  –esto es, del
buen derecho– y de la necesidad de evitar mayores e irreparables lesio-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 13 1

nes de la víctima como consecuencia del transcurso del tiempo, hasta
tanto  se  decida  la  causa  penal  que  habrá  de  iniciarse  –peligro  en  la
mora–  inminentemente.
Ahora bien, estas medidas anticipadas no lesionan el derecho a la de-
fensa de aquel contra quien se dicten, ni aun siquiera por el hecho de
que hayan de dictarse inaudita parte, pues la Ley garantiza la existen-
cia de varios procedimientos posteriores paralelos en el que el supuesto
agresor se podrá defender. Así, tal como se expuso en la sentencia que
anteriormente se citó, las medidas cautelares anticipadas no implican
per se  violación  al  derecho  a  la  defensa,  el  cual  se  garantiza  con  la
existencia de un procedimiento administrativo o proceso judicial poste-
rior que, de inmediato, ha de iniciarse, bajo riesgo, como se dijo, de
decaimiento de la medida cautelar.
En el caso concreto, si bien la cautela se acuerda sin previa audiencia,
la Ley garantiza la existencia de un procedimiento posterior que debe
tramitar el propio órgano receptor de la denuncia con fines conciliato-
rios y en el que las partes podrán defenderse. Así, de conformidad con
el artículo 34 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia,
“Según la naturaleza de los hechos el receptor de la denuncia pro-
curará la conciliación de las partes, para lo cual convocará a una
audiencia de conciliación dentro de las treinta y seis (36) horas
siguientes a la recepción de la denuncia”.
La parte demandante alegó que esa audiencia conciliatoria no es obliga-
toria, desde que la Ley establece, de una parte, que dependerá de “la
naturaleza de los hechos” y porque, según el parágrafo único de ese
mismo artículo, si “no se realizare la audiencia conciliatoria” se en-
viarán las actuaciones al juez competente.
Ahora bien, no comparte la Sala la interpretación que realizó la parte
actora. Así, la gestión conciliatoria a que hace referencia la Ley sobre
la Violencia contra la Mujer y la Familia sí es obligatoria; de hecho, es
esa la finalidad de ese procedimiento previo ante el órgano receptor de
la denuncia, pues el control de la conducta violenta a través de su enjui-
ciamiento será objeto del proceso penal y no de esta etapa previa.
De  manera  que  cuando  la  norma  señala  que  el  órgano  receptor  de  la
denuncia procurará la conciliación de las partes “según la naturaleza de
los hechos”, lo que ha de entenderse es que la mediación del receptor de
la denuncia, durante la gestión conciliatoria, se realizará teniendo en cuenta
132 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

los hechos que ocurran en cada caso concreto, y no que según la natura-
leza de los hechos habrá o no mediación para la conciliación.
Asimismo, cuando el parágrafo único dice que “de no haber conci-
liación, no realizarse la audiencia, o en caso de reincidencia...”
se enviarán las actuaciones al tribunal de la causa, debe entenderse –
sin perjuicio de que, además, la norma fue anulada anteriormente en
esta misma sentencia– que si los resultados de la gestión conciliatoria
fueron  infructuosos,  hubo  reincidencia  o bien no hubo audiencia
porque las partes no comparecieron, se dará por concluida esta fase
previa al proceso penal.
Evidentemente, durante esa audiencia conciliatoria que es de obligatoria
celebración dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes a la recep-
ción de la denuncia, el supuesto agresor podrá defenderse de inmediato
contra ésta y podrá hacer valer los argumentos y pruebas que considere
pertinentes en contra de la medida que sea acordada y, con fundamento
en ellas, el órgano receptor de la denuncia podría, incluso en esa misma
audiencia, revocar o, por el contrario, ratificar, la medida cautelar que
haya sido previamente acordada, de lo que dará cuenta al fiscal del Mi-
nisterio Público que esté llevando a cabo la investigación penal.
Además, y paralelamente a la tramitación de ese procedimiento conci-
liatorio,  ya  antes  se  señaló  en  este  fallo  que  dentro  de  las  doce  (12)
horas siguientes a la recepción de la denuncia, el órgano receptor debe-
rá comunicar de su existencia al Ministerio Público, el cual dará inicio,
de conformidad con el Código  Orgánico Procesal Penal, a la fase de
investigación de la acción penal, la cual posteriormente se seguirá, se-
gún los artículos 36 y 37 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y
la Familia, por el procedimiento abreviado que regula el Título II, Libro
Tercero del Código Orgánico Procesal Penal (si se trata de delitos) o
bien por el procedimiento que recoge el Título VI, Libro Tercero del
mismo Código (en caso de faltas).
Evidentemente,  durante  ese  proceso  la  parte  supuestamente  agresora
también podrá defenderse frente a la medida cautelar que se hubiere
acordado  en  su  contra,  tal  como  se  desprende,  según  se  dijo  ya,  del
artículo 40 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, que
faculta al juez de la causa para que dicte o revoque las medidas que
acordó el receptor de la denuncia, de acuerdo con el artículo 39 eius-
dem. De manera que allí también la parte contra quien obre la medida
puede defenderse de tales medidas en todo estado y grado de la causa
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 13 3

pues, como toda cautela, éstas no gozan del carácter de cosa juzgada
material sino sólo formal y pueden revocarse o acordarse tardíamente,
si se modifican las circunstancias de hecho que las motivaron.
En  abundancia,  ha  de  tenerse  en  cuenta  que  proceden  los  diferentes
mecanismos de protección jurisdiccional que establece el ordenamiento
jurídico frente a tales providencias cautelares, bien como actos admi-
nistrativos, bien como actos jurisdiccionales, según la naturaleza del ór-
gano que los dictó.
En consecuencia, la posibilidad de que se acuerden medidas cautelares
anticipadas al proceso penal a que se refieren los artículos 32 y siguien-
tes de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia no implica
violación al derecho a la defensa y el debido proceso. Así se decide.
6. Violación al derecho al juzgamiento por el juez natural.
La parte demandante alegó también que las medidas cautelares que reco-
ge el artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
violan el derecho al juez natural. En este sentido, se alegó que mal pueden
los  órganos  administrativos  receptores  de  denuncias  acordar  medidas
cautelares, pues “...es al Poder Judicial a quien corresponde adoptar
las medidas de carácter judicial, autorizadas por la Ley, tendentes a
restringir el disfrute de derechos constitucionales”.
Al respecto se observa que de conformidad con el artículo 49, cardinal
4, de la Constitución:
Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces natura-
les en las jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías
establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna persona
podrá ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien la
juzga, ni podrá ser procesada por tribunales de excepción o por
comisiones creadas para tal efecto.
Esta Sala ha expuesto en reiteradas oportunidades el alcance y debida
interpretación de dicha norma constitucional. Así, en sentencia no. 520
de 7-6-00, se estableció:
El derecho al juez natural consiste, básicamente, en la nece-
sidad de que el proceso sea decidido por el juez ordinario
predeterminado en la ley. Esto es, aquél al que le corresponde el
conocimiento según las normas vigentes con anterioridad. Esto su-
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pone, en primer lugar, que el órgano judicial haya sido creado pre-
viamente por la norma jurídica; en segundo lugar, que ésta lo haya
investido de autoridad con anterioridad al hecho motivador de la
actuación y proceso judicial; en tercer lugar, que su régimen orgá-
nico y procesal no permita calificarlo de órgano especial o excep-
cional para el caso; y, en cuarto lugar, que la composición del órgano
jurisdiccional sea determinado en la Ley, siguiéndose en cada caso
concreto el procedimiento legalmente establecido para la designa-
ción de sus miembros, vale decir, que el Tribunal esté correctamen-
te  constituido.  En  síntesis,  la garantía del juez natural puede
expresarse diciendo que es la garantía de que la causa sea
resuelta por el juez competente o por quien funcionalmente
haga sus veces.  (Destacado  de  esta  sentencia).
En complemento de ese criterio, esta Sala señaló también, entre otras, en
sentencia N° 144 de 24-3-00, que el juez natural debe ser independiente,
imparcial, previamente determinado, idóneo y competente por la materia:
...En la persona del juez natural, además de ser un juez prede-
terminado por la ley, como lo señala el autor Vicente Gimeno
Sendra (Constitución y Proceso. Editorial Tecnos. Madrid 1988)
y de la exigencia de su constitución legítima, deben confluir va-
rios requisitos para que pueda considerarse tal. Dichos requisi-
tos, básicamente, surgen de la garantía judicial que ofrecen los
artículos 26 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, y son los siguientes: 1) Ser independiente, en el
sentido de no recibir órdenes o instrucciones de persona alguna
en el ejercicio de su magistratura; 2) ser imparcial, lo cual se
refiere a una imparcialidad consciente y objetiva, separable como
tal de las influencias psicológicas y sociales que puedan gravitar
sobre el juez y que le crean inclinaciones inconscientes. La trans-
parencia en la administración de justicia, que  garantiza el ar-
tículo  26  de  la  vigente  Constitución  se  encuentra  ligada  a  la
imparcialidad del juez. La parcialidad objetiva de éste, no sólo
se emana de los tipos que conforman las causales de recusación
e inhibición, sino de otras conductas a favor de una de las par-
tes; y así una recusación hubiese sido declarada sin lugar, ello
no significa que la parte fue juzgada por un juez imparcial si los
motivos de parcialidad existieron y, en consecuencia, la parte
así lesionada careció de juez natural; 3) tratarse de una persona
identificada e identificable; 4) preexistir como juez, para ejercer
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 13 5

la jurisdicción sobre el caso, con anterioridad al acaecimiento
de los hechos que se van a juzgar, es decir, no ser un Tribunal de
excepción; 5) ser un juez idóneo, como lo garantiza el artículo
26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
de manera que en la especialidad a que se refiere su competen-
cia, el juez sea apto para juzgar; en otras palabras, sea un espe-
cialista en el área jurisdiccional donde vaya a obrar. (...) y 6)
que el juez sea competente por la materia. Se considerará com-
petente por la materia aquel que fuera declarado tal al decidirse
un conflicto de competencia, siempre que para la decisión del
conflicto se hayan tomado en cuenta todos los jueces que po-
drían ser llamados a conocer, situación que no ocurrió en este
caso; o creando en la decisión del conflicto no se haya incurrido
en un error inexcusable en las normas sobre competencia...
De manera que la garantía constitucional del juez natural implica que,
formalmente, sea un juez con competencia predeterminada en la Ley el
que administre justicia en cada caso concreto, y sustancialmente, que
ese juez sea  idóneo,  independiente e imparcial para que asegure que
será justa y conforme a derecho la decisión judicial. Por tanto, se trata
de una garantía jurisdiccional, es decir, inherente al ejercicio de la fun-
ción de administración de justicia.
Ahora bien, observa la Sala que las medidas cautelares no implican juz-
gamiento, pues con ellas no se administra justicia, sino que son medios
instrumentales cuya finalidad es servir de garantía de eficacia de una
decisión posterior que, en principio, será judicial en el marco de un pro-
cedimiento jurisdiccional, pero que, también, podría ser administrativa,
en el marco de un procedimiento administrativo. Pero, se insiste, incluso
cuando tales poderes cautelares son ejercidos como instrumento de la
función jurisdiccional, bien que sea el mismo juez quien la dicte, bien la
Administración por colaboración con aquél, siempre conforme a la Ley,
no implican juzgamiento alguno, aunque, evidentemente, se solicitan para
garantizar una posible decisión y para ello debe el juez o la autoridad
administrativa hacer cierto discernimiento. Así, tal como expresa Piero
CALAMANDREI  “la tutela cautelar (...) más que a hacer justicia
contribuye a garantizar el eficaz funcionamiento de la justicia”
(Providencias Cautelares, cit., p. 45), y, por tanto, en sede cautelar no
corresponde a la Administración o al juez que dicta la medida cautelar
la solución de un conflicto a través de la aplicación y declaración del
136 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

derecho, sino aportar un medio de garantía que asegure una oportuna
administración de justicia ulterior.
Precisamente  porque  con  las  potestades  cautelares  no  se  administra
justicia, y según se expuso con anterioridad, no sólo los órganos juris-
diccionales, sino incluso los órganos de la Administración Pública osten-
tan, por Ley, tales potestades como instrumento de eficacia y para el
aseguramiento de las resultas del ejercicio de sus funciones jurisdiccio-
nales y administrativas e, incluso, por colaboración entre unas y otras.
En el asunto bajo estudio, y según ya se expuso, las medidas que pre-
ceptúa la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia son me-
didas anticipadas que pronuncian los órganos receptores de la denuncia
en colaboración con la causa penal que eventualmente habrá de ini-
ciarse.  De  este  modo,  los  órganos  receptores  de  denuncias  no  ejer-
cen, en modo alguno, función judicial, sino que tienen, en virtud de la
ley, la potestad de procurar la eficacia de la función de prevención y
control de la violencia doméstica que, a través de la administración de
justicia, realizará en definitiva el juez de la causa penal que se iniciará
como  consecuencia  de  dicha  denuncia.  Por  tanto,  al  no  administrar
justicia mal pueden violar el derecho a juzgamiento por parte del juez
natural. Así se decide.
7. Por último, la parte demandante alegó la violación al principio consti-
tucional de separación de poderes y la verificación del vicio de usurpa-
ción de funciones, como consecuencia de que la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia “autoriza a órganos que carecen de ex-
clusividad del ejercicio de la potestad jurisdiccional (...) a que
emanen órdenes de privación de libertad”.
Al respecto, observa la Sala que en su sentencia N° 3098 de 14-12-04,
que antes se citó, se analizaron los términos y alcance con los cuales
nuestra Constitución de 1999 recoge el principio de separación de pode-
res como pilar fundamental de nuestro Estado de Derecho. En esa opor-
tunidad,  y  se  reitera  en  ésta,  se  estableció  que  no  se  trata,  en  modo
alguno, de una división rígida de poderes, sino, por el contrario, de una
colaboración y control mutuo entre las distintas ramas del Poder Públi-
co, lo que implica que, en circunstancias excepcionales, siempre que lo
establezca la Ley y que no colida con alguna norma constitucional, cada
una de las ramas puede ejercer funciones de las otras:
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 13 7

...el principio de separación de poderes que recoge el artículo 136
de nuestro Texto Fundamental, de idéntica manera a como lo es-
tablecía el artículo 118 de la Constitución de 1961, no implica, ni
mucho menos, una división rígida de órganos y funciones, sino
que, como la misma norma predica, “cada una de las ramas del
Poder Público tiene sus funciones propias, pero los órganos a los
que incumbe su ejercicio colaborarán entre sí en la realización de
los fines del Estado”.
Principio de colaboración de los Poderes Públicos que lleva a un
control mutuo entre poderes y, en definitiva, admite, hasta cierto
punto, un confusión funcional entre ellos, es decir, que cada una
de las ramas del Poder Público puede ejercer excepcionalmente
competencias que, por su naturaleza, corresponderían, en princi-
pio, a las otras y de allí que la Administración Pública cuente con
potestades  normativas  (v.gr.  la  potestad  reglamentaria)  y  juris-
diccionales (v.gr.  resolución  de conflictos  entre  particulares)  y
los órganos deliberantes y judiciales cumplan ciertas funciones
típicamente administrativas (v.gr. la organización interna de sus
dependencias y la potestad disciplinaria respecto de sus funcio-
narios, entre otras).
Es en este sentido que la doctrina constitucionalista venezolana
ha entendido la esencia del principio de separación y de colabora-
ción de poderes. Entre otros, Humberto J. La Roche sostuvo que
la colaboración de poderes significa “una pequeña invasión de un
poder cualquiera en las actividades del otro” (“Derecho Constitu-
cional”, Tomo I, vigésima edición, Caracas, 1991, p. 421); “inva-
sión” que tiene dos finalidades: una, de control mutuo o contrapeso
de poderes y otra, de agilización en el ejercicio del Poder Público
cuando, por razones instrumentales u operativas, sea conveniente
que  una  de  las  ramas  ejerza  concretas  competencias  que,  por
naturaleza, corresponden a las otras, ejercicio que, ha de desta-
carse, requiere de previa, expresa y suficiente habilitación legal,
tal como se exige para el ejercicio de cualquier potestad pública.
Por tanto, esa superposición o intercambio de funciones debe ser
excepcional y debe obedecer a razones instrumentales y operati-
vas concretas, so pena de que se incurra en incumplimiento del
artículo 136 constitucional que categóricamente afirma, según ya
se transcribió, que “cada una de las ramas del Poder Público tie-
138 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ne sus funciones propias” y, en esa medida, han de ser atribuidas
por la Ley y ejercidas por sus distintos órganos.
En el caso de autos, según se estableció anteriormente, el artículo 44 de
la Constitución de 1999 fue explícito y claro cuando reservó a los órga-
nos judiciales la posibilidad de dictar medidas privativas de libertad, in-
cluso aquellas preventivas y temporales, salvo, por supuesto, los casos
de flagrancia. En atención a esa disposición, la Sala anuló el precepto
que se deriva de la aplicación conjunta del artículo 39, cardinal 3, y 32,
cardinales 1  (en lo que  se refiere al juez de Paz), 3, 4  y 5 de la Ley
sobre  la Violencia  contra  la  Mujer  y  la  Familia,  pues  éste  supone  el
otorgamiento a órganos administrativos de funciones que, por imperati-
vo constitucional, son exclusivas del Poder Judicial.
De manera que, por cuanto existe una norma constitucional (artículo
44) que expresamente reserva a órganos judiciales el ejercicio de deter-
minada potestad, mal puede una norma con rango de Ley, bajo pena de
violación al principio de separación de poderes, disponer que sea otra
rama del Poder Público la que la ejerza, argumento que refuerza la de-
claratoria de inconstitucionalidad de ese precepto. Así se decide.
Por el contrario, no considera la Sala que dichas normas de la Ley sobre
la Violencia contra la Mujer y la Familia, ni aún siquiera los órganos del
Poder Público que las ejecutasen, incurran en el vicio de usurpación de
funciones. Así, la usurpación de funciones es un vicio de incompetencia
constitucional, que se verifica cuando un órgano de una de las ramas del
Poder Público ejerce funciones que no le han sido asignadas y que, ex
Constitutione, corresponden a otra de las ramas del Poder Público. No
obstante, para que se verifique ese vicio de inconstitucionalidad, atribui-
ble evidentemente a las actuaciones del órgano usurpador, es necesario
el contraste y antagonismo directo entre estas actuaciones y la norma
constitucional, y de allí que se verifique como un vicio de incompetencia
manifiesta, en conculcación directa a la norma constitucional.
Ahora bien, no sería ese el caso de autos, pues no existiría aquí una
violación constitucional directa, sino precisamente indirecta, por parte
de las actuaciones de los órganos públicos que, en atención al precepto
que se anuló, pudieran ejecutarse. Así, en el caso de autos media una
norma legal que atribuye a tales órganos jurisdiccionales y administrati-
vos una competencia que no les confiere la Constitución de 1999, de
manera que es la Ley la que directamente colide con la Constitución –y
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 13 9

de allí la violación por parte de ésta del principio de separación de pode-
res–, mientras que, en aplicación de la Ley, los órganos del Poder Públi-
co sólo violarían indirectamente el Texto Constitucional. Por tanto, no
existe el vicio de usurpación de funciones en sus actuaciones, pues no
son ellos directamente, sino la Ley que ejecutan la que colide con la
Constitución. Así se decide.
8. En consecuencia, la Sala considera que procede la declaración par-
cial de la pretensión de nulidad que se planteó en el asunto sub exami-
ne, concretamente en lo que se refiere al precepto legal que surge de
la aplicación conjunta del artículo 39, cardinal 3; y 32, cardinales 1, 3,
4 y 5, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, así
como  del  artículo  34  in fine eiusdem,  no  así  en  lo  que  respecta  al
resto de las normas cuya nulidad se requirió, las cuales se ajustan al
Texto Fundamental de 1999 en atención a su correcta interpretación y
ejecución que, en síntesis, ha dispuesto esta Sala en esta decisión, de
la manera siguiente:
8.1. La Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia es una Ley
que desarrolla, a través de un régimen especial, los mecanismos de pre-
vención, control, sanción y erradicación de la violencia contra la mujer y
la familia, cuya finalidad última es la protección de los derechos funda-
mentales a la integridad física, psíquica y moral de la persona, el dere-
cho a la igualdad por razones de sexo y el derecho a la protección de la
familia y cada uno de sus miembros, que son reconocidos en los artícu-
los 46, 21 y 75 de la Constitución.
8.2. La existencia de ese régimen especial responde a los compromi-
sos contraídos por la República como Estado Parte de la Convención
sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la
Mujer  y  la  Convención  Interamericana  para  Prevenir,  Sancionar  y
Erradicar  la  Violencia  contra  la  Mujer  “Convención  de  Belém  Do
Pará”, que imponen a los Estados, entre otras obligaciones, el estable-
cimiento  de  “procedimientos legales justos y eficaces para la mu-
jer que haya sido sometida a violencia, que incluyan, entre otros,
medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a
tales procedimientos”.
8.3. Para el cumplimiento de sus finalidades, la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia regula, entre otros aspectos, un procedi-
miento previo al inicio de la acción penal, el cual es de naturaleza con-
140 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ciliatoria, cuyo objeto es la recepción de denuncias de conductas que,
conforme a la Ley, pueden traducirse en la comisión de delitos o faltas,
y la búsqueda de la autocomposición del conflicto a través de la conci-
liación. Asimismo, y en aras de la eficacia de ese procedimiento y de la
acción penal que eventualmente se sustanciará con motivo de esa de-
nuncia, la referida Ley dispone la posibilidad de que los órganos recep-
tores de denuncias acuerden diversas medidas cautelares que, per se,
no son contrarias al Texto Constitucional, sino, por el contrario, abogan
por la eficacia de la tutela judicial.
8.4. A raíz de la iniciación de la vigencia de la Constitución de 1999, se hace
necesaria la adaptación del procedimiento de denuncia que establece la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia respecto del artículo 285, cardinal
3, del Texto Fundamental, el cual otorgó la exclusividad de la investigación penal
al Ministerio Público, lo que obliga a la anulación del parágrafo único in fine del
artículo 34 de dicha Ley. En consecuencia, es necesaria la aplicación concate-
nada de las normas de dicha Ley con los preceptos del Código Orgánico Proce-
sal Penal, y en esa medida, una vez que los órganos receptores de denuncias
reciban una denuncia que se funde en las conductas que tipifica la Ley que se
impugnó, deberán comunicarla al Ministerio Público dentro de las doce (12)
horas  siguientes  “y sólo practicarán las diligencias necesarias y urgen-
tes”, lo que incluye el otorgamiento de medidas cautelares.
8.5. En consecuencia, será el Ministerio Público el que, una vez sea sustan-
ciada la investigación penal de conformidad con las normas del Código
Orgánico Procesal Penal, determinará si procede la solicitud de desestima-
ción de la denuncia ante el juez, el archivo fiscal de la misma, la solicitud de
sobreseimiento o bien la acusación, esta última cuando estime que la inves-
tigación proporciona fundamento serio para el enjuiciamiento del imputado.
8.6. La referida comunicación de la denuncia al Ministerio Público no
merma las facultades conciliatorias y cautelares del órgano receptor, el
cual deberá, paralelamente, cumplir con las normas relativas a la ges-
tión conciliatoria de las partes y comunicar posteriormente, al Ministe-
rio Público, acerca de las resultas de esa gestión.
8.7.  Desde la Constitución de  1999, la  regla constitucional es que la
privación de libertad requiere siempre de previa orden judicial y que
sólo como excepción los órganos policiales pueden efectuar detencio-
nes preventivas si el sujeto infractor es sorprendido in franganti o bien
si han sido autorizados por un juez, y siempre que esa medida no se
extienda por más de cuarenta y ocho (48) horas. En consecuencia, con-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 14 1

sidera la Sala que la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
se encuentra parcialmente viciada de inconstitucionalidad sobrevenida
en los siguientes aspectos: (i) en lo que se refiere al lapso máximo de
setenta y dos (72) horas del arresto que establece el artículo 39, cardi-
nal 3, de dicha Ley; y (ii) en lo que se refiere al precepto que surge de
la aplicación conjunta de los artículos 39, cardinal 3, y 32, cardinales 1
(en lo que se refiere al Juez de Paz), 3, 4 y 5, de dicha Ley, y de allí que
son contrarias al artículo 44, cardinal 1 de la Constitución las medidas
privativas de libertad, aunque sean preventivas o cautelares, que dicten
órganos no judiciales, salvo que medie el supuesto de flagrancia.
8.8. Tal declaratoria no merma la facultad de los órganos receptores de
denuncias y del Ministerio Público de solicitar al juez de control compe-
tente según el lugar de la última residencia del sujeto agresor, que dicte
medidas preventivas de privación de libertad. Asimismo, en los supues-
tos  en  que  opere  la  flagrancia,  la  autoridad  policial  podrá  actuar  sin
previa orden judicial, pero siempre bajo el estricto cumplimiento de las
normas ordinarias que establece el Código Orgánico Procesal Penal y
en atención a la interpretación restrictiva de las mismas.
8.9. La Sala declara acorde con la Constitución el precepto que surge
de la aplicación conjunta de los artículos 39, cardinal 3, y 32, cardinales
1  y  2,  de  la  referida  Ley, esto  es,  la  facultad  para  dictar  medidas  de
arresto por parte del Juez de Primera Instancia Penal y el Juez de Fami-
lia, cuando sea uno de éstos el órgano receptor de la denuncia, siempre
que se tenga en cuenta que el plazo máximo de duración de esa medida
es el que establece la Constitución, esto es, cuarenta y ocho (48) horas.
8.10. La Sala declara que el precepto que establece el artículo 39, car-
dinal 1 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia no viola
el artículo 47 de la Constitución de 1999, en tanto no implica una orden
de allanamiento al hogar doméstico, incluso cuando la medida cautelar
sea acordada por alguno de los órganos administrativos a que se refiere
la Ley. No obstante, en resguardo de la garantía constitucional del artí-
culo  47 constitucional,  en concordancia con el  artículo 79  de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, cuando la medida caute-
lar sea dictada por órganos administrativos, su ejecución forzosa reque-
rirá de previa autorización judicial.
8.11. Las medidas cautelares que regula el artículo 39 de la Ley sobre
la Violencia contra la Mujer y la Familia son medidas de colaboración,
142 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

asegurativas  y  de  naturaleza  anticipada,  pues  son  dictadas  antes  del


inicio del proceso penal. En consecuencia, son instrumentales de ese
posterior proceso, en el cual se revisarán y consecuentemente se ratifi-
carán o revocarán y, si el mismo no se inicia oportunamente, decaerá la
medida, tal como se desprende del artículo 40 de la Ley sobre la Violen-
cia contra la Mujer y la Familia.
8.12. Tales medidas no lesionan el derecho a la defensa y debido proce-
so de aquél contra quien se dicten, ni aún siquiera por el hecho de que
hayan de dictarse inaudita parte, pues la Ley  garantiza la existencia
de  varios  procedimientos  posteriores  paralelos  en  el  que  el  supuesto
agresor se podrá defender. Concretamente, las partes podrán defender-
se durante la gestión conciliatoria que obligatoriamente debe tramitar el
órgano receptor de la denuncia, según el artículo 34 de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia, y, asimismo, podrá defenderse
durante el curso del proceso penal, de conformidad con el artículo 40
eiusdem, en concordancia con las disposiciones del Código Orgánico
Procesal Penal. En abundancia, proceden los diferentes mecanismos de
protección jurisdiccional que establece el ordenamiento jurídico frente a
tales providencias cautelares, bien como actos administrativos, bien como
actos jurisdiccionales, según la naturaleza del órgano que las dicte.
8.13. Las medidas cautelares que permite el artículo 39 de la Ley sobre
la Violencia contra la Mujer y la Familia no violan el derecho al juzga-
miento por el juez natural, porque cuando se dictan, al igual que cuando
se  acuerda  cualquier  providencia  cautelar,  los  órganos  receptores  de
denuncias no ejercen función judicial, sino que tienen, en virtud de la
Ley, la potestad de procurar la eficacia de la función de prevención y
control de la violencia doméstica que, a través de la administración de
justicia, realizará en definitiva el juez de la causa penal que se iniciará
como consecuencia de dicha denuncia.
8.14. El precepto que se deriva de la aplicación conjunta del artículo 39,
cardinal 3,  y 32,  cardinales 1, 3,  4 y  5, de la  Ley sobre  la Violencia
contra la Mujer y la Familia, cuya declaratoria de nulidad por inconstitu-
cionalidad sobrevenida se establece en este fallo, viola, además, el prin-
cipio de separación de poderes, pues la norma legal otorga atribuciones
que constitucionalmente son exclusivas del Poder Judicial a órganos
pertenecientes  a  otras  ramas  del  Poder  Público.  No  obstante,  no  se
verifica el vicio de usurpación de funciones en las actuaciones de di-
chos órganos, pues no son ellos directamente, sino la Ley que ejecutan
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 14 3

y que les otorga esa atribución, la que colide con la Constitución en la
forma en que se declaró supra. Así se decide.

DECISIÓN

Por los razonamientos que anteriormente fueron expuestos, esta Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia
en  nombre  de  la  República  y  por  autoridad  de  la  Ley,  declara  PAR-
CIALMENTE CON LUGAR  la  demanda  de  nulidad  que  intentó  el
ciudadano JULIÁN ISAÍAS RODRÍGUEZ DÍAZ, Fiscal General de
la República, contra los artículos 3, cardinal 4; 32, y 39, cardinales 1, 3
y 5, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, la cual se
sancionó el 19 de agosto de 1998 y publicó en Gaceta Oficial N° 36.531
del 3 de septiembre de 1998 y, posteriormente, fue reimpresa en la Ga-
ceta Oficial N° 36.576 del 6 de noviembre de 1998.
En consecuencia, se declara la NULIDAD del artículo 34 in fine y del
precepto que surge de la aplicación conjunta de los artículos 39, cardi-
nal 3, y 32, cardinales 1 (en lo que se refiere al Juez de Paz), 3, 4, 5 de
la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
De conformidad con el artículo 21 de la Ley Orgánica del Tribunal Su-
premo de Justicia, se ORDENA la publicación íntegra de este fallo en
la Gaceta Oficial de la República, en cuyo sumario se indicará lo si-
guiente:  “Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia que anula el artículo 34 in fine y el precepto que surge
de la aplicación conjunta de los artículos 39, cardinal 3; y 32,
cardinales 1 (en lo que se refiere al Juez de Paz), 3, 4 y 5 de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia”.
Se ORDENA incorporar en la página principal del sitio de Internet de
este Tribunal, mención destacada de la existencia de este fallo, con re-
misión a su contenido, con el siguiente texto: “La Sala Constitucional
anuló el artículo 34 in fine y el precepto que surge de la aplicación
conjunta de los artículos 39, cardinal 3 y 32, cardinales 1 (en lo
que se refiere al Juez de Paz), 3, 4 y 5 de la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia”.
(...omissis...)
144 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Magistrada Luisa Estella Morales Lamuño, salva su


voto por disentir del fallo que antecede, el cual declaró parcialmente
con lugar la demanda de nulidad que intentó el ciudadano Julián Isaías
Rodríguez Díaz, en su carácter de Fiscal General de la República, con-
tra los artículos 3, cardinal 4; 32 y 39, cardinales 1, 3 y 5 de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, la cual se sancionó
el 19 de agosto de 1998 y publicó en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela  Nº  36.531  del  3  de  septiembre  de  1998  y
que,  posteriormente,  fue  reimpresa  en la  Gaceta Oficial de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela Nº 36.576 del 6 de noviembre de 1998,
declarando en consecuencia la nulidad del artículo 34 in fine y del pre-
cepto que surge de la aplicación conjunta de los artículos 39, cardinal 3;
y 32, cardinales 1 (en lo que se refiere al Juez de Paz), 3, 4 y 5 de la
referida ley, por las razones que se señalan a continuación:
1.-  El  punto  del  cual  parte  la  mayoría  sentenciadora  está  referido  al
hecho de que la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Fami-
lia, al ser preconstitucional, no prevé la fase de investigación penal pre-
via al inicio de la acción penal, la cual corresponde al Ministerio Público,
quien debe instruir y conducir las diligencias pertinentes a la califica-
ción de los hechos y la determinación de los autores y otros participan-
tes. Por el contrario, dicha ley sólo prevé una fase prejudicial en la que
debería tramitarse un procedimiento conciliatorio.
2.- De conformidad con la situación señalada, se determinó que la ley
bajo estudio no prevé la garantía de la fase de investigación penal que
de conformidad con el Código Orgánico Procesal Penal está a cargo del
Ministerio Público, lo que lleva a declarar la inconstitucionalidad en lo
relativo a que el órgano receptor de la denuncia enviará las actuaciones
al tribunal de causa, por lo que debe cumplirse con lo establecido en el
artículo 283 y siguientes del referido cuerpo normativo adjetivo penal,
debiendo dichos órganos receptores de denuncias comunicar dentro de
las doce horas de haber recibido la misma al Ministerio Público, cum-
pliendo al mismo tiempo con la gestión conciliatoria. Por supuesto, se
aclara que lo anterior sucederá en caso de que el órgano receptor no
sea el Ministerio Público o un órgano jurisdiccional.
3.- Luego de establecer la necesidad de cumplir con la fase de inves-
tigación penal, la sentencia que antecede, siguiendo la doctrina juris-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 14 5

prudencial fijada por esta Sala Constitucional, declara, como garantía
del juez natural, la “(...) reserva obligada de la medida excepcional
de privación de libertad a la autoridad judicial. Tal intervención
implica que estén proscritas constitucionalmente, salvo que me-
die el supuesto de flagrancia, las limitaciones a la libertad perso-
nal por parte de los órganos de naturaleza administrativa, lo cuales
deben colaborar como órganos de justicia, mas no pueden susti-
tuirse en ciertas potestades exclusivas del órgano jurisdiccional,
entre otras para la imposición de limitaciones a la liberad perso-
nal”,  dejando  a  salvo,  claro  está,  los  casos  en  que  el  infractor  sea
sorprendido en flagrancia.
4.- Entre las consecuencias de lo anterior, se estableció que “(...) esta
declaratoria de inconstitucionalidad no merma la facultad de los
órganos receptores de denuncias y del Ministerio Público para que
soliciten medidas preventivas de privación de libertad en contra
del supuesto agresor, las cuales deberán realizarse previo cumpli-
miento de las normas y principios que preceptúa el Código Orgáni-
co Procesal Penal (artículos 243 y siguientes). En consecuencia,
la detención de los supuestos agresores requerirá que los recepto-
res de denuncia, a que se refieren los cardinales 1, 3, 4 y 5 de la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, soliciten una
orden judicial de detención por ante el juez de control competente
según el lugar de la última residencia del sujeto agresor”.
5.- Quien aquí disiente ha suscrito y sostenido, que existe una verda-
dera violación al principio del juez natural, cuando a una autoridad
administrativa se le reconoce la posibilidad de imponer sanciones pri-
vativas de la libertad, en consonancia con la normativa constitucional.
Sin embargo, frente a tales circunstancias es imperioso hacer una pon-
deración de derechos, lo que dependerá del hecho social que las nor-
mas pretenden regular.
6.- Como desarrollo de lo anterior, debe antes que todo hacerse refe-
rencia al derecho a la igualdad, pues que duda cabe, es este derecho el
que se encuentra íntimamente relacionado con el hecho social que da
lugar a la normativa impugnada.
Así las cosas, el artículo 21 de la Constitución de la República Boliva-
riana de Venezuela, prescribe que:
146 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Artículo  21.  Todas  las  personas  son  iguales  ante  la  ley;  y  en
consecuencia:
(...)
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas
para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva; adoptará me-
didas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser dis-
criminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a
aquellas personas que por alguna de las condiciones antes espe-
cificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta
y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
Desarrollando el derecho a la igualdad, esta Sala Constitucional, en sen-
tencia Nº 1197 del 17 de octubre de 2000 (caso: “Luis Alberto Peña”),
estableció respecto del precepto citado lo siguiente:
(...) observa esta Sala que el derecho subjetivo a la igualdad y a
la no discriminación, es entendido como la obligación de los Pode-
res Públicos de tratar de igual forma a quienes se encuentren en
análogas o similares situaciones de hecho, es decir, que este de-
recho supone, en principio, que todos los ciudadanos gocen del
derecho a ser tratados por la Ley de forma igualitaria, y se prohí-
be por tanto la discriminación.
Ahora bien, no todo trato desigual es discriminatorio, sólo lo será
el que no esté basado en causas objetivas y razonables, pero el
Legislador puede introducir diferencias de trato cuando no sean
arbitrarias, esto es, cuando estén justificadas por la situación real
de los individuos o grupos, es por ello que el derecho a la igualdad
sólo se viola cuando se trata desigualmente a los iguales; en con-
secuencia, lo constitucionalmente prohibido es el trato desigual
frente a situaciones idénticas.
Como conclusión de lo antes expuesto, esta Sala considera nece-
sario señalar que la cláusula de igualdad ante la ley no prohíbe
que se le confiera un trato desigual a un ciudadano o grupo de
ciudadanos, siempre y cuando se den las siguientes condiciones:
a) que los ciudadanos o colectivos se encuentren real y efectiva-
mente en distintas situaciones de hecho; b) que el trato desigual
persiga una finalidad específica; c) que la finalidad buscada sea
razonable, es decir, que la misma sea admisible desde la perspec-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 14 7

tiva de los derechos y principios constitucionales; y d) que la rela-
ción sea proporcionada, es decir, que la consecuencia jurídica que
constituye el trato desigual no guarde una absoluta desproporción
con las circunstancias de hecho y la finalidad que la justifica. Si
concurren las condiciones antes señaladas, el trato desigual será
admisible y por ello constitutivo de una diferenciación constitu-
cionalmente legítima.
En ese sentido, el derecho a la igualdad, aunque parezca muy evidente,
implica el brindarle el mismo trato a aquellos que se encuentran en idén-
ticas o semejantes condiciones, por lo que aquellos que no se encuen-
tran  en  tal  similitud  de  condiciones  deben  ser  sometidos  a  un  trato
diferente, lo que hace posible, como lo estableció esta Sala, que haya
diferenciaciones legítimas.
Semejante interpretación del contenido y alcance del precepto consti-
tucional de la igualdad, ha sido establecida por esta Sala, llamada como
cúspide del sistema de justicia constitucional, al darle verdadera efi-
cacia a dicha norma, adecuando el resto de los cuerpos normativos a
sus preceptos, constituyendo así su propia jurisprudencia en verdade-
ra fuente del derecho (sentencia del 9 de marzo de 2004, caso: “Servi-
cios La Puerta”).
Hacer operativa la norma constitucional, a través del control concen-
trado de la constitucionalidad, implica hacer de este mecanismo una
constante fuente de control social, en el que el sistema normativo se
actualice constantemente.
La violencia doméstica, es sin duda, un hecho social que ha requerido,
incluso, una ley especial, como lo es la Ley sobre la Violencia contra
la Mujer y la Familia. Incluso, varios documentos tratados y pactos
enumeran una larga lista de principios que consagran la obligatoriedad
para  nuestro  país,  con carácter constitucional,  de la  protección  de la
mujer en todas sus vertientes, pero muy especialmente en casos de vio-
lencia contra su integridad personal. Tal obligatoriedad se establece en
el artículo 23 de la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
zuela, el cual indica:
Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos huma-
nos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía consti-
tucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que
contengan normas y, sobre todo, su goce y ejercicio más favora-
148 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ble a las establecidas  en esta Constitución y en las  leyes  de la


República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribuna-
les y demás órganos del poder público.
Con base en ello, es necesario señalar algunos documentos, tratados,
pactos y convenciones aceptadas por Venezuela, así como declaracio-
nes en la materia in commento:
La Declaración y Programa de Acción de Viena, que reconoció ex-
presamente los “derechos humanos de las mujeres y las niñas” como
“parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos huma-
nos universales”:
Artículo 18. Los derechos humanos de la mujer y de la niña son
parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos huma-
nos universales. La plena participación, en condiciones de igual-
dad,  de  la  mujer  en  la  vida  política,  civil,  económica,  social  y
cultural en los planos nacional, regional e internacional y la erra-
dicación de todas las formas de discriminación basadas en el sexo
son objetivos prioritarios de la comunidad internacional.
La violencia y todas las formas de acoso y explotación sexuales,
en particular las derivadas de prejuicios culturales y de la trata
internacional de personas, son incompatibles con la dignidad y la
valía de la persona humana y deben ser eliminadas. Esto puede
lograrse con medidas legislativas y con actividades nacionales y
cooperación internacional en esferas tales como el desarrollo eco-
nómico y social, la educación, la atención a la maternidad y a la
salud y el apoyo social.
La cuestión  de los  derechos humanos  de la  mujer debe  formar
parte integrante de las actividades de derechos humanos de las
Naciones Unidas, en particular la promoción de todos los instru-
mentos de derechos humanos relacionados con la mujer.
La Conferencia Mundial de Derechos Humanos insta a los go-
biernos, las instituciones intergubernamentales y las organizacio-
nes no gubernamentales a que intensifiquen sus esfuerzos a favor
de la protección y promoción de los derechos humanos de la mu-
jer y de la niña.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 14 9

También se encuentra en este grupo la Convención Sobre la Elimi-


nación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer,
que pasó a ser ley de la República mediante Ley Aprobatoria de dicha
Convención en fecha 16 de junio de 1982 y sancionada el 15 de di-
ciembre  de  1982  y  publicada  en  la  Gaceta Oficial de la República
de Venezuela número 3.074, así como la Ley Aprobatoria del Proto-
colo Facultativo, de Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela número 37.304, del 16 de octubre de 2001. Igualmente, esta
Convención es base legal a su vez, para la Ley de Igualdad de Opor-
tunidades Para la Mujer, tal y como lo expresa su artículo 1°. La men-
cionada  Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación Contra la Mujer indicó los siguientes principios,
medidas y enunciados:
– Adopción de medidas para eliminar la discriminación contra la mujer.
– Adopción de medidas para asegurar el pleno desarrollo y ade-
lanto de la mujer.
– Discriminación positiva.
– Prevención de la violencia.
– Eliminación de trata de mujeres y explotación de la prostitución
de la mujer.
– Igualdad de condiciones en derechos políticos.
– Igualdad de condiciones en la representación internacional.
– Igualdad de derechos con respecto a la nacionalidad de hijos.
– Igualdad de derechos en la educación, promoción del bienes-
tar familiar.
– Igualdad de derechos en el trabajo, protección de la maternidad
en el trabajo.
–  Igualdad de  derechos en  servicios  de salud,  protección  de  la
maternidad.
– Derecho a prestaciones familiares.
– Medidas para promover los derechos humanos de la mujer rural.
150 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

– Reconocimiento de la igualdad de mujeres y hombres ante la ley.
– Igualdad en el matrimonio.
Señala  esta  Convención Sobre la Eliminación de Todas las For-
mas de Discriminación Contra la Mujer en sus artículos 2 y 3 que
es menester de los Estados:
Artículo 2.-
(...)
c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer
sobre una base de igualdad con los del hombre y garantizar, por
conducto de los tribunales nacionales competentes y de otras ins-
tituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo
acto de discriminación;
d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discrimina-
ción contra la mujer y velar porque las autoridades e instituciones
públicas actúen de conformidad con esta obligación;
e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discrimi-
nación contra la mujer practicada por cualesquiera personas, or-
ganizaciones o empresas;
f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter le-
gislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prác-
ticas que constituyan discriminación contra la mujer; (...).
Artículo 3.-
Los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular
en las esferas política, social, económica y cultural, todas las medi-
das apropiadas, incluso de carácter legislativo, para asegurar el pleno
desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el
ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades funda-
mentales en igualdad de condiciones con el hombre.
(...omissis...)
Artículo 14, ordinal 1°. Los Estados Partes tendrán en cuenta los
problemas especiales a que hace frente la mujer rural y el impor-
tante papel que desempeña en la supervivencia económica de su
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 15 1

familia, incluido su trabajo en los sectores no monetarios de la
economía, y tomarán todas las medidas apropiadas para asegurar
la aplicación de las disposiciones de la presente Convención a la
mujer en las zonas rurales (...).
Por su parte, el documento llamado Plataforma de Beijing en su Capí-
tulo IV establece:
112. La violencia contra las mujeres es un obstáculo para lograr
los objetivos de igualdad, desarrollo y paz, y viola y menoscaba su
disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
La permanente incapacidad de proteger y promover esos
derechos y libertades, en los casos de violencia contra las
mujeres es un problema que incumbe a todos los Estados y
exige que se adopten medidas al respecto.  (...).  En  todas  las
sociedades, en mayor o menor medida,  las mujeres y las  niñas
están sujetas a malos tratos de índole física, sexual y psicológica,
sin distinción en cuanto a su nivel de ingresos, clase social y cul-
tura. La baja condición social y económica de las mujeres puede
ser tanto una causa como una consecuencia de la violencia que
se ejerce contra ella.
113. La expresión ‘violencia contra las mujeres’ se refiere a todo
acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real
un daño de naturaleza física, sexual o psicológica, que incluya las
amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad para
las mujeres, ya se produzcan en la vida pública o en la privada.
Por consiguiente, la violencia contra las mujeres puede tener, en-
tre otras, las siguientes formas:
a) La violencia física, sexual y psicológica en la familia, incluidos
las agresiones físicas, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la
violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la
mutilación genital y otras prácticas tradicionales que atentan con-
tra las mujeres, la violencia ejercida por personas distintas del
marido y la violencia relacionada con la explotación.
b) La violencia física, sexual y psicológica en su entorno social,
que incluya las violaciones, los abusos sexuales, el acoso y la in-
timidación sexuales en el trabajo, en las instituciones educativas y
en otros ámbitos, el tráfico de mujeres y la prostitución forzada.
152 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

c) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada
por el Estado, dondequiera que ocurra.
(...omissis...)
117.  Los  actos  o  las  amenazas  de  violencia,  ya  se  trate  de  los
actos que ocurren en el hogar o en el entorno social o de los actos
perpetrados o tolerados por el Estado, infunden miedo e inseguri-
dad en la vida de las mujeres e impiden lograr la igualdad, el desa-
rrollo y la paz. El miedo a la violencia, incluyendo las agresiones,
es un obstáculo constante para la movilidad de las mujeres, que
limita su acceso a los recursos y a las actividades básicas. Esta
violencia tiene altos costos sociales, sanitarios y económicos ele-
vados  para  las  personas  y  la  sociedad.  La  violencia  contra  las
mujeres es un mecanismo social fundamental por el cual las mu-
jeres están en una posición de subordinación respecto de los hom-
bres.  En  muchos  casos,  la  violencia  contra  mujeres  y  niñas  se
produce en la familia o en el hogar, donde a menudo se tolera. El
abandono, las agresiones físicas y sexuales y la violación de mu-
jeres y niñas por miembros de la familia y otros habitantes de la
casa,  así  como  los  casos  de  abusos  cometidos  por  el  marido  u
otros familiares, no suelen denunciarse, por lo que son difíciles de
detectar. Aun cuando se denuncien, a menudo sucede que no se
protege a las víctimas ni se castiga a los agresores.
(...omissis...)
120. La falta de suficientes estadísticas y datos desagregados por
sexo sobre el alcance de la violencia dificulta la elaboración de
programas y el seguimiento de los cambios. La documentación e
investigación insuficientes de la violencia doméstica, el acoso sexual
y de la violencia contra mujeres y niñas, en privado y en público,
incluido en el lugar de trabajo, obstaculizan los esfuerzos encami-
nados a preparar estrategias concretas de intervención. La expe-
riencia obtenida en varios países demuestra que es posible movilizar
a  mujeres y  hombres,  a  fin  de  superar la  violencia  en todas  sus
formas,  y  que  pueden  adoptarse  medidas  públicas  eficaces  para
hacer  frente  tanto  a  las  causas  como  a  las  consecuencias  de  la
violencia. Son aliados necesarios para el cambio los grupos de hom-
bres que se movilizan contra la violencia de género.
(...omissis...)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 15 3

124. Medidas que han de adoptar los gobiernos
(...)
D.- Adoptar y/o aplicar las leyes pertinentes, y revisarlas y anali-
zarlas periódicamente, a fin de asegurar su eficacia en la elimina-
ción de la violencia contra las mujeres, haciendo hincapié en la
prevención de la violencia y el enjuiciamiento de los agresores;
adoptar medidas para garantizar la protección de las muje-
res víctimas de la violencia,  el  acceso  a compensaciones  jus-
tas y eficaces, inclusive la reparación de los daños causados, la
indemnización y el tratamiento de las víctimas y la rehabilitación
de los agresores.
(...)
O.- Promulgar nuevas leyes, cuando sea necesario, y reforzar las
vigentes para que prevean penas para policías, fuerzas de seguri-
dad o cualquier otro agente del Estado que cometa actos de vio-
lencia  contra  las  mujeres  en  el  desempeño  de  sus  funciones;
revisar las leyes vigentes y adoptar medidas eficaces con-
tra los agresores.
La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erra-
dicar la Violencia Contra la Mujer (también conocida como la Con-
vención de Belém Do Pará) es otro instrumento referente en la materia
ratificado por Venezuela mediante Ley Aprobatoria en fecha 24 de no-
viembre  de  1994  y  sancionada  por  el  Presidente  de  la  República  en
fecha 16 de enero de  1995, publicada  en Gaceta Oficial de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela  número  35.632  en  esa  misma  fecha,
16  de  enero  de  1995.  La  Convención de Belém Do Pará es  texto
fundamental de cumplimiento en materia de protección a la mujer, espe-
cialmente en lo atinente a los hechos o circunstancias de violencia que
operen contra ella. Fue enunciada en la Organización de Estados Ame-
ricanos (OEA) y conceptualiza a la violencia como “cualquier acción
o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufri-
miento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito
público como en el privado, sean considerados éstos dentro de la
familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación interper-
sonal; en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona;
acoso sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones edu-
154 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

cativas, establecimientos de salud o cualquier otro lugar que sea


perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes y dondequiera
que ocurra”. Esta Convención establece las siguientes pautas y enun-
ciados como básico para las mujeres:
– Derecho a una vida libre de violencia.
– Derecho al ejercicio de todos los derechos humanos, con ca-
rácter enunciativo y no exhaustivo.
– Determinación de los efectos de la violencia sobre el libre ejer-
cicio de todos los derechos.
– Derecho a no discriminación y a prácticas sociales y culturales
libres de estereotipos.
– Adopción de  medidas  para prevenir,  sancionar  y erradicar  la
violencia contra la mujer.
– Adopción de medidas progresivas.
– Condiciones de especial vulnerabilidad.
– Mecanismos Interamericanos de protección.
Es  de  tal  importancia  a  los  efectos  de  lo  indicado,  que  es  menester
mencionar  que  en  el  Capítulo  III,  de  los  Deberes  de  los  Estados,  se
señala lo siguiente:
Artículo 7.-
Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia con-
tra la mujer y convienen en adoptar, por todos los medios apropia-
dos y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y
erradicar dicha violencia y en llevar a cabo lo siguiente:
a) abstenerse de cualquier acción o práctica de violencia contra
la mujer y velar porque las autoridades, sus funcionarios, perso-
nal y agentes e instituciones se comporten de conformidad con
esta obligación;
b) actuar con la debida diligencia para prevenir, investigar y san-
cionar la violencia contra la mujer;
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 15 5

c) incluir en su legislación interna normas penales, civiles y admi-
nistrativas, así como las de otra naturaleza que sean necesarias
para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y
adoptar las medidas administrativas apropiadas que sean del caso;
d) adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abste-
nerse de hostigar, intimidar, amenazar, dañar o poner en peligro la
vida de la mujer de cualquier forma que atente contra su integri-
dad o perjudique su propiedad;
e) tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo de tipo legislati-
vo, para modificar o abolir leyes y reglamentos vigentes, o para
modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la
persistencia o la tolerancia de la violencia contra la mujer;
f) establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer
que  haya  sido  sometida  a  violencia,  que  incluyan,  entre  otros,
medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a
tales procedimientos;
g) establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesa-
rios para asegurar que la mujer objeto de violencia tenga acceso
efectivo a resarcimiento, reparación del daño u otros medios de
compensación justos y eficaces; y
h) adoptar las disposiciones legislativas o de otra índole que sean
necesarias para hacer efectiva esta Convención.
Instrumentos normativos y documentos internacionales que, unidos a la
Declaración Universal de los Derechos Humanos,  reconocen  la
existencia de la violencia hacia la mujer y sobre todo la necesidad de su
protección. Violencia tanto en su forma intrafamiliar cuando la agresión
proviene de un miembro del mismo núcleo, como de tipo extrafamiliar,
en la que la fuente de violencia se ubica en el conglomerado social. Tal
reconocimiento implica la conciencia de la mujer como parte fundamen-
tal de la familia y la confesión de la insuficiencia de mecanismos ordina-
rios para su defensa.
De  allí  que  no  baste  sólo  con  una  ley  adjetiva  penal  que  prevea  las
diferentes fases del proceso en la  materia para la persecución de los
hechos perpetrados contra la mujer y la familia, ni mucho menos puede
convertirse una norma en obstáculo para la protección de la mujer, fin
último de todas las normas que apunten en esa dirección.
156 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Estamos en presencia del ámbito de una situación que imbrica un conjun-
to de relaciones, valores, percepciones y creencias que han contribuido a
establecer la conciencia y el mandato de una protección inmediata, en
muchos casos urgente, de la mujer sometida a situación de violencia, si-
tuación que desborda la formalidad de la norma y de su estricta interpre-
tación. De allí que su solución no deba encontrarse en la rigidez de la
estructura jurídica, desechando el conjunto de alternativas y recursos que
permitan superarlo, transformarlo o, de ser posible, evitarlo.
John Rawls en su estudio Teoría de la Justicia señala:
la justicia procesal imperfecta se ejemplifica mediante un juicio
penal. El resultado deseado es que el acusado sea declarado culpa-
ble si y sólo si ha cometido la falta que se le imputa. El procedi-
miento  ha sido  dispuesto para  buscar  y  establecer  la verdad  del
caso, pero parece imposible hacer unas normas jurídicas que con-
duzcan siempre al resultado correcto. La teoría de los juicios exa-
mina qué reglas procesales de pruebas y similares, siendo compatible
con otros fines del derecho, son las que mejor pueden servir para
lograr  este  propósito.  Se  puede  razonablemente  esperar  que,  en
diversas circunstancias, diversas medidas para las audiencias con-
duzcan a resultados correctos, si no siempre, al menos la más de
las veces. Un juicio es un caso de justicia procesal imperfecta. Aun
cuando se obedezca cuidadosamente al derecho, conduciéndose el
procedimiento con equidad y corrección, puede llegarse a un resul-
tado erróneo. Un inocente puede ser declarado culpable, y un cul-
pable puede ser puesto en libertad. En tales casos hablamos de un
error de la justicia: la injusticia no surge de una falla humana, sino
de una combinación fortuita de circunstancias que hacen fracasar
el objetivo de las normas jurídicas....  (RAWLS,  John; Teoría
de la justicia (A theory of justice), Fondo de Cultura Económica,
México 1997) (Negrillas de la disidente).
Es por ello que, aunque sea por la excepcionalidad que impone el respe-
to a priori de las normas, no es posible soslayar la causa o razón que da
origen a  las  mismas. Tal aserto  cobra  mayor fuerza si  recordamos el
aspecto instrumental del derecho como recurso para llegar a lo que se
entiende como principio de información legal señalado por Mill, Rawls y
Novoa Monreal. Este último asiente:
(...) El Derecho tiene por objeto esencial imponer en la sociedad
un régimen determinado de ordenación; el Derecho es en sí mis-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 15 7

mo un conjunto de reglas que fuerzan a un orden dado de la so-
ciedad (...) el conjunto sistemático de reglas jurídicas obligatorias
que el Derecho aporta a la sociedad constituye sólo el medio para
que se alcance un determinado orden social. El Derecho, por con-
siguiente, es puramente instrumental y, por sí mismo, no se inte-
gra con los fines o las ideas sustanciales que inspiran la ordenación
que está encargado de sostener bajo amenaza de coacción (...)”
(NOVOA Monreal, Eduardo; El derecho como obstáculo al cam-
bio social. Siglo Veintiuno Editores, Bogotá, Colombia).
Igual Recasens Siches, quien atribuye a las normas de Derecho la cali-
dad  de  “(...)  instrumentos prácticos, elaborados y construidos por
los hombres, para que, mediante su manejo produzcan en la reali-
dad social unos ciertos efectos, precisamente el cumplimiento de
los propósitos concebidos”  (RECASENS  Siches,  Luis;  Experiencia
jurídica, naturaleza de la cosa y lógica razonable,  México.  Fondo
de Cultura Económica, 1981, p. 500).
En casos  como el  que  nos ocupa,  protección efectiva  de la  mujer en
situación de víctima de violencia, impera la necesidad de una solución
suficiente y eficiente, lo que implica ampliar el abanico de posibilidades
con las que se pueda contar para abordar todos los elementos del pro-
blema, incluso con una mentalidad distinta a la que se haya mantenido
para su tratamiento.
Surge entonces, como se ha venido exponiendo, la necesidad de superar
las formalidades y reconocerse que el Derecho debe atender al factor
social de la realidad que pretende regular, razón primigenia de su exis-
tencia.  La  defensa  de  tan  básico  axioma  depende  del  Juez,  quien  no
puede escudarse en la abstracción de la norma mientras deja de lado el
mandato que pesa sobre sus hombros, en el sentido de adecuar y aplicar
las normas a un marco de condiciones que rodean el hecho que justificó
el nacimiento del instrumento legal que pretende regular.
En consecuencia, no es posible obviar, como lo hace la sentencia de la
cual se disiente, los argumentos que fueran traídos a los autos, según la
narrativa de misma sentencia, por las diversas partes intervinientes opo-
sitoras al recurso ejercido por el Fiscal General de la República, pues
afirman lo que esta Sala debe siempre tener presente, la existencia de
una realidad social como es la violencia contra la mujer, traducida en la
cotidianidad en una violencia doméstica, lo que sin excluir otros supues-
tos, encuentra su nicho en los estratos más vulnerables de la sociedad,
158 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

aquéllos donde la presencia de la autoridad en la mayoría de los casos
se limita a una autoridad civil.
Razones abundan para no decretar la nulidad de autos, pero baste sólo
mencionar los casos en que semejantes violaciones de derechos funda-
mentales ocurren en zonas rurales, donde precisamente la presencia de
una autoridad jurisdiccional o del Ministerio Público no es posible con la
celeridad e inmediatez del caso. Argumento ampliamente esbozado por
los intervinientes opositores al recurso de nulidad.
Debe advertirse, además, que el articulado de la Ley sobre la Violen-
cia contra la Mujer y la Familia justifica suficientemente el permitir
no sólo la imposición de medidas privativas de libertad a las autoridades
administrativas, lo que requiere en la mayoría de los casos de un actuar
apresurado, en sentido de evitar males mayores, sino que se realicen
verdaderas actividades de investigación penal, pues ellas serían el sus-
tento de la posible imposición de una medida de ese tipo, para remitir
tales actuaciones al órgano jurisdiccional que corresponda.
Así, el artículo 1 ejusdem, establece claramente el objeto de la ley de
la siguiente manera: “Esta Ley tiene por objeto prevenir, controlar,
sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y la familia,
así como asistir a las víctimas de los hechos de violencia previs-
tos en esta Ley”.
Para cumplir con dicho cometido –de por sí difícil en virtud del límite
que implica la vida doméstica y las relaciones humanas – el artículo 2
ejusdem establece claramente cuáles son los derechos protegidos. En
tal sentido, establece lo siguiente:
Esta Ley abarca la protección de los siguientes derechos: 
1. El respeto a la dignidad e integridad física, psicológica y sexual
de la persona;
2. La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer;
3. La protección de la familia y de cada uno de sus miembros; y
4. Los demás consagrados en la Ley Aprobatoria de la Conven-
ción Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Vio-
lencia Contra la Mujer “Convención de Belém Do Pará”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 15 9

De igual manera, para hacer efectivo el reconocimiento de tales dere-
chos, el artículo 3 ejusdem, estableció los principios procesales a seguir,
al disponer que:
En la aplicación e interpretación de esta Ley, deberán tenerse en
cuenta los siguientes principios: 
1. Gratuidad de los procedimientos: Para la tramitación de las acciones
previstas en esta Ley, no se empleará papel sellado ni estampillas.
2. Celeridad: Los órganos receptores de denuncias y los tribuna-
les competentes darán preferencia al conocimiento de los hechos
previstos en esta Ley.
3. Inmediación: Los jueces que hayan de pronunciar la sentencia
deberán presenciar la incorporación de las pruebas, de las cuales
extraerán su convencimiento.
4. Imposición de medidas cautelares: Los órganos receptores de
denuncia  podrán  dictar  inmediatamente  las  medidas  cautelares
indicadas en el artículo 38 de esta Ley.
5. Confidencialidad: Los órganos receptores de denuncias, los fun-
cionarios de las Unidades de Atención y Tratamiento, y los tribu-
nales  competentes,  deberán  guardar  la  confidencialidad  de  los
asuntos que se someten a su consideración; y
6. Oralidad: Todos los procedimientos previstos en esta Ley se-
rán  orales,  pudiéndose  dejar  la  constancia  escrita  de  algunas
actuaciones.
7.- Como corolario de las argumentaciones anteriores, debe concluirse
que si el derecho a la igualdad permite que se establezcan diferencia-
ciones legítimas en resguardo de sectores manifiestamente vulnerables,
como resulta en el caso de la violencia contra la mujer y la familia, los
mecanismos de protección que la Ley sobre la Violencia contra la Mu-
jer y la Familia no deben ser desconocidos en detrimento de quienes se
ven beneficiados o auxiliados por los mismos.
Las ideas que anteceden, pretenden salvaguardar el derecho a la igual-
dad de quien es sujeto pasivo de la violencia doméstica, a saber, la fami-
lia, lo que es un hecho social que sin duda ha encontrado alivio en las
normas que han sido anuladas precedentemente.
160 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Queda así expresado el criterio de la disidente.
(...omissis...)

VOTO SALVADO

Quien  suscribe,  Magistrada Carmen Zuleta de Merchán,  salva  su


voto por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora que
declaró con lugar el recurso de nulidad interpuesto por el Fiscal General
de la República, y anuló la norma contenida en la parte in fine del artí-
culo 34, así como los preceptos que surgían de la aplicación concordada
del numeral 3 del artículo 39 con los numerales 1 (en lo que se refiere a
los Jueces de Paz), 3, 4 y 5 del artículo 32, todos de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia.
Al efecto, la mayoría sentenciadora alegó en el fallo disentido que la Cons-
titución, en el numeral 3 del artículo 285, le atribuyó al Ministerio Público
el monopolio de la acción penal, de manera que los órganos receptores de
las denuncias que se ciñan a los tipos delictivos establecidos en la aludida
Ley deben comunicarla a la vindicta pública dentro de las doce (12) horas
siguientes para que sea ella la que canalice la investigación penal. Que en
lo adelante tales órganos sólo pueden practicar las diligencias necesarias
y urgentes, lo que incluye, acotó la sentencia disentida, el otorgamiento de
medidas  cautelares.  En  todo  caso,  acentuó  que  la  comunicación  de  la
denuncia al Ministerio Público no disminuía las facultades conciliatorias y
cautelares del órgano receptor, que paralelamente debe cumplir con las
normas de la gestión conciliatoria de las partes y comunicar al titular de la
acción penal las resultas de esa gestión.
Que conforme con el artículo 44 numeral 1 de la Carta Magna, la priva-
ción de libertad requiere siempre de una orden judicial previa, por lo
cual los órganos policiales sólo pueden efectuar detenciones preventi-
vas privativas de la libertad si el sujeto infractor es sorprendido in fra-
ganti o si han sido autorizados por un juez, pero que en ambos casos la
medida no puede extenderse más de cuarenta y ocho (48) horas. Así, la
mayoría sentenciadora encontró inconstitucional el lapso máximo de
setenta y dos (72) horas de la privación de la libertad que establece el
numeral 3 del artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y
la Familia, y que dicha privación pudiera ser ordenada por los Juzgados
de Paz (artículo 32.1), las Prefecturas y Jefaturas Civiles (artículo 32.3),
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 16 1

los órganos de policía (artículo 32.4), o cualquier otro órgano al que se
le atribuyera esa competencia (artículo 32.6), salvo que mediara el su-
puesto de flagrancia; sin embargo, también expresó que tal nulidad no
mermaba la facultad de los órganos receptores de denuncias y del Mi-
nisterio Público de solicitar al “juez de control competente” que dicte
una  medida  preventiva  privativa  de  la  libertad,  o  de  que  en  caso  de
flagrancia la autoridad policial actúe sin previa orden judicial, pero siempre
bajo estricto cumplimiento de las normas establecidas en el Código Or-
gánica Procesal Penal.
Finalmente, entre otros fundamentos, aunque la disentida no declaró la
nulidad de la norma contenida en el numeral 1 del artículo 39 de la Ley
(referida  a  la  orden  al  imputado  de  salir  de  la  residencia  común),  sí
sujetó la ejecución forzosa de la medida cautelar por ella preceptuada a
la autorización previa de un Juez.
Tras este breve repaso de los fundamentos utilizados por la mayoría sen-
tenciadora, resulta claro que la Sala se dejó atrapar por una dogmática
positivista que impidió la comprensión cabal del problema de la violencia
doméstica, y su juzgamiento desde la perspectiva del sistema material de
principios y valores que fundamenta el texto constitucional. En efecto, la
sentencia disentida, al aplicar literalmente y de manera aislada el artículo
44.1 de la Constitución a la normativa impugnada de la Ley sobre la Vio-
lencia contra la Mujer y la Familia, empleó un razonamiento mecanicista
que elude la responsabilidad social frente al problema de la violencia do-
méstica, y que para nada tomó en cuenta el sistema de valores y princi-
pios que fundamenta el modelo de Estado Social de Derecho y de Justicia,
tal  como  están  consagrados  en  el  Preámbulo  de  la  Constitución  de  la
República Bolivariana de Venezuela.
 En ese sentido, además del artículo 44.1 constitucional que preceptúa
que sólo por orden judicial previa se puede privar de la libertad a una
persona a menos que sea sorprendida in fraganti, el mismo texto cons-
titucional establece en su artículo 21.2 que: “...La ley garantizará las
condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley
sea real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o
grupos que puedan ser discriminados, marginados o vulnerables; prote-
gerá especialmente a aquellas personas que por algunas de las condi-
ciones antes especificadas, se encuentren en circunstancias de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se co-
metan...”. De modo que el razonamiento para confrontar constitucio-
162 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

nalmente la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia resulta
mucho más complejo, y obliga al intérprete constitucional –que no es un
simple técnico– a construir una jurisprudencia más próxima con la rea-
lidad y con las necesidades sociales; y más representativa de la comple-
jidad y pluralidad de la idea de justicia tal como está siendo reclamada
socialmente. Es así como el juez no puede sustraerse de las exigencias
éticas, morales y sociales que convierten la función judicial en un poder
de legitimación democrática y, como tal, en el Estado Social funge como
órgano  de  representación  social  y protección  ciudadana;  por  ello  las
decisiones judiciales pasan permanentemente por el control de la acep-
tación ciudadana.
En el paradigma de la complejidad en la que está inmersa hoy día la
función de interpretación judicial, dado la complicación de las relacio-
nes jurídicas contemporáneas; y a diferencia de la claridad y simplici-
dad  de  la  concepción  del  Derecho  tradicional,  los  conflictos
constitucionales pocas veces se establecen bajo el esquema tradicio-
nal del ius cogens derecho-deber; por el contrario: la ley, instrumento
componedor  por  excelencia  del  Estado  Social  de  Derecho,  siempre
está ponderando los intereses sociales, económicos o políticos en con-
flicto, de manera que usualmente frente a algún ciudadano o ente que
exija la tutela de algún derecho constitucional existirá otro que por
igual reclame la tutela del suyo. Por tanto, se presentan como la con-
frontación de derechos de igual jerarquía, lo que exige, al momento de
resolverlos, tomar en cuenta que los bienes constitucionales protegi-
dos de la ilegítima inmisión del Poder Público no operan en favor de
un único interés sino de varios.
Eso explica el porqué de las denominadas acciones afirmativas o medi-
das positivas que se dictan para remediar situaciones de desigualdad, ya
que dan por sentado que la discriminación y la exclusión (negaciones
del valor de la igualdad y dignidad humana) son fenómenos sociales
basados en prácticas y pautas de pensamiento colectivo que el Derecho
debe remediar. La Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
plantea esas acciones positivas, concebida para eliminar la brecha dis-
criminatoria que pueda existir en la sociedad venezolana entre la mujer
y el hombre a través de una inmisión expresa de la estructura estatal en
la  esfera  particular  de  hombres  y  mujeres  para  garantizar  que  éstas
ejerzan sus derechos constitucionales en igualdad de condiciones a como
ejercen los suyos aquéllos. De manera similar lo hace el artículo 126 de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente para la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 16 3

protección del sujeto tutelado por ser vulnerable. Además, el artículo
21.2 constitucional se extiende para justificar las llamadas medidas po-
sitivas a favor de personas o grupos que puedan ser discriminados, mar-
ginados o vulnerables, con lo cual comprende como sujetos de protección
o débiles jurídicos a las mujeres, niños, ancianos, discapacitados y con-
sumidores, en su caso.
De ese modo, las acciones afirmativas se hallan fundamentadas constitu-
cionalmente, y no necesitan de reforma constitucional para su validez
inmediata; además, la piedra angular de su eficacia ha sido la interpreta-
ción del Derecho conforme a valores y principios que –como dice Gusta-
vo  Zagrebelsky–  dan  significado  a  la  Constitución  y  a  la  ley,  y  los
“sostienen”; lo que significa no sólo que están fuera de esos textos, sino
que son superiores a ellos. En esta línea de la teoría de la argumentación,
el  juez  está  autorizado  incluso  para  dar  un  nuevo  sentido  a  preceptos
concebidos con otros propósitos. Es en este sentido que la interpretación
debió recaer sobre la noción de flagrancia para determinar su alcance
en los delitos de género, y ajustar las normas legales impugnadas a lo
estatuido en el artículo 44.1 constitucional; pero este ejercicio de argu-
mentación  nunca  se  llevó  a  cabo  por  la  mayoría  sentenciadora.  En  su
lugar, optaron por un razonamiento simplista y deductivo producto de la
lógica positivista que consistió en un mero contraste formal del artículo
32.1, 3, 4 y 5 de la Ley impugnada con el artículo 44.1 constitucional; no
se ponderaron en cambio los valores en conflicto, lo que condujo a un
proteccionismo desmesurado del agresor-victimario en los delitos de gé-
nero en desmedro de la mujer-víctima, quien, frente aquél al cual la Sala
ha tutelado su derecho constitucional a la libertad, tiene también la mujer-
víctima el derecho constitucional a que se le respete su vida e integridad
física y síquica oportunamente, y que en casos sólo se logra mediante la
limitación del derecho a la libertad del agresor. Así lo tiene previsto ex-
presamente el texto constitucional cuando establece en su artículo 55 que:
“Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través
de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situa-
ciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integri-
dad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y
el cumplimiento de sus deberes”.
En definitiva, el análisis de valores cuya ausencia se recrimina en este
voto salvado exigía adentrarse en las peculiaridades del tipo delictivo
para no descontextualizarlo de la sociedad en que se presenta, y evitar
desdibujar en el ínterin el fin último del Derecho. En ese sentido, quien
164 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

suscribe, previa aclaratoria de que no desconoce que existe una dife-
rencia sustancial entre la violencia de género o la violencia contra las
mujeres y la violencia doméstica, y de que tampoco ignora que la violen-
cia de género no se circunscribe al ámbito doméstico y que no es infrin-
gido sólo por quienes sean o fueron los cónyuges, concubinos, parejas o
similares,  a  fines  de  ejemplificar  de  forma  más  asequible  las  conse-
cuencias negativas del fallo disentido debido al grave riesgo de impuni-
dad que  podría conllevar, se propone  centrar este voto  salvado  en la
violencia de género verificado en el hogar doméstico e infringido por los
cónyuges, concubinos, parejas o similares.
Así, la violencia de género al que nos referimos es un tipo delictivo, con
características muy especiales, esto es, se particulariza por una conducta
en la que por definición la víctima y el victimario cohabitan; y en la que
paradójicamente aquélla tiene deberes conyugales frente a éste erigidos
por el propio ordenamiento civil. Es un ilícito que por sus peculiaridades
poco ocurre ante el público, siendo lo usual que se verifique en la intimi-
dad del hogar, teniendo por únicos testigos de ser ese el caso a los hijos,
sobre quienes psicológica o físicamente también se extiende la violencia.
La víctima y el victimario de este delito también poseen unos rasgos psi-
cológicos especiales, esto es, la mujer víctima se caracteriza por tener
una baja autoestima casi siempre a consecuencia de una agresión siste-
mática a la cual ha sido sometida, capaz de resquebrajar su voluntad al
extremo  de  no  atreverse  o  sentirse  apta  para  denunciar  a  su  cónyuge
agresor bien por miedo, vergüenza y hasta por afecto; mientras que el
cónyuge-victimario es un reincidente que no dejará su hábito violento por-
que existan simples promesas o apercibimientos institucionales.
Esta combinación de factores requiere que cuando la mujer víctima se
decide acudir en contra del victimario se le asegure su acceso rápido a
los servicios establecidos al efecto, o sea, a las “cautelares de protec-
ción” a las que se refiere la normativa contenida en los artículos 32 y 34
de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia; y es de subra-
yar que “rápido” sólo puede traducirse en cercano. Asimismo, dado el
carácter violento del agresor y su condición de reincidente, la cohabita-
ción, una vez interpuesta la denuncia, tiene que cesar, bien de forma
drástica (privación de la libertad) o bien de forma moderada (salida del
agresor del hogar común o prohibición de acercamiento del agresor al
lugar de trabajo y/o estudio de la víctima), o una combinación de ambas,
para evitar que tome represalias contra la víctima. Si el ordenamiento
jurídico no toma en cuenta el orden en que se estructura esa situación
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 16 5

fáctica jamás se logrará, por mucho que alternativamente se haga hin-
capié en las campañas informativas, que la mujer víctima denuncie a su
agresor. Nos preguntamos entonces, ¿por qué la sentencia disentida obvió
el artículo 55 de la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
zuela? ¿Es que acaso la norma constitucional no es fundamento sufi-
ciente para permitir que los órganos receptores de denuncias previstos
en  el  artículo  32  de  la  ley  especial  impugnada  procedan  a  dictar  las
cautelares del caso expeditamente y previo examen médico, como dice
la  Ley?  En  el  Estado  Social  se  hace  imprescindible  que  el  Derecho
asuma los valores y principios básicos de convivencia ciudadana postu-
lados constitucionalmente, así como es imperativo que los poderes pú-
blicos asuman la responsabilidad social de superar los escollos de orden
social, económico y cultural que impidan su realización.
No obstante, de espalda a esta realidad, la mayoría sentenciadora de-
claró que la detención sólo puede ser efectuada previa orden judicial
emitida por un Juez de Control, sin ofrecer una brecha interpretativa de
la flagrancia en los delitos de género que protegiera efectivamente a la
mujer víctima. Ahora, ante el escenario que creó la mayoría sentencia-
dora, debe recalcarse, sin reparar mucho en el tiempo que pudiera to-
marse el trámite burocrático que implica que la medida sea ordenada
por un juez, que aparte de las capitales de las distintas entidades fede-
rales de la República sólo dieciocho (18) ciudades cuentan con tribuna-
les de control, bien en materia penal o bien en materia de protección del
niño  y  del  adolescente  (El  Tigre,  Guasdualito,  Puerto  Ordaz,  Puerto
Cabello, Tucacas, Punto Fijo, Calabozo, Valle de la Pascua, Carora, El
Vigía, Ocumare, Guarenas-Guatire, Acarigua, Carúpano, San Antonio,
Valera, Cabimas y Santa Bárbara), lo que significa que la mujer víctima
que resida en un lugar equidistante tendrá que esperar a que las actua-
ciones administrativas sean remitidas al Fiscal del Ministerio Público
para que luego sea éste el que solicite al Juez la medida cautelar; con lo
cual se diluye o disipa la protección del Estado a la mujer-víctima y
“débil jurídico” sujeto de la protección jurídica a la que alude la parte in
fine del artículo 21.2 de la Constitución vigente.
Lo expuesto significa en términos fácticos que mientras se verifican los
trámites  burocráticos  respectivos  la  mujer  víctima  está  a  merced  del
victimario, seguramente inflamado de rabia por el atrevimiento de quien,
en su estructura mental, considera de su propiedad, con la gravedad que
la sentencia disentida estatuyó que para ejecutar forzosamente la única
medida cautelar medianamente efectiva que pueden dictar las autorida-
166 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

des administrativas –el abandono del hogar– tiene también que contar-
se con la autorización de un Juez de Control, lo que coloca a la mujer
víctima en el mismo punto de partida: la desprotección absoluta durante
un período que aunque se quiera argumentar que es relativamente corto
(quizás un promedio de setenta y dos horas) es suficiente para que la
mujer víctima sufra nuevas y más fuertes agresiones, olvidándose que
la violencia de género mata.
Ese círculo perverso se pudo haber evitado determinando el alcance
de la flagrancia en los delitos de género. Ya esta Sala, en sentencia N°
2580/2001, justificó la denominada “flagrancia presunta” cuando se
tratan de delitos que se caracterizan por la simulación de las situacio-
nes, lo oculto de las intenciones y lo subrepticio de la actividad, expre-
sando  que  “[s] i la sola sospecha permi t e aprehender al
perseguido, como lo previene el artículo 248 del Código Orgáni-
co Procesal Penal, y considerar la aprehensión de dicho sospe-
choso como legítima a pesar que no se le vio cometer el delito,
con mayor razón la sola sospecha de que se está perpetrando un
delito, califica de flagrante la situación”.
Entre los supuestos que se desglosaron en esa oportunidad, se señaló
que el delito flagrante se produce cuando se sorprende a una persona a
poco  de haberse  cometido  el  hecho; pero  ello  no  exige  que  el  delito
acabe de cometerse, ya que no se refiere a una inmediatez en el tiempo
entre el delito y la verificación del sospechoso, dijo la Sala, sino a las
circunstancias que rodean al sospechoso (ubicación en el lugar de los
hechos, los instrumentos u objetos materiales que visiblemente posee,
etcétera) que le permiten al aprehensor establecer una relación perfec-
ta entre aquél y el delito cometido.
Aplicando ese precedente al caso de autos, las especificidades del tipo
delictivo “violencia doméstica” encuadran perfectamente en este supues-
to de flagrancia, ya que la puesta en conocimiento a la autoridad adminis-
trativa por parte de la mujer víctima de las agresiones de la que es objeto
es suficiente para considerar como sospechoso al señalado como agre-
sor, pues éste cohabita o sigue cohabitando con ella, además de que bue-
na parte del cúmulo probatorio que conforma el cuerpo del delito reside
siempre en la humanidad de la víctima y casi siempre en la humanidad del
victimario. Estos elementos en su conjunto determinaban la constitucio-
nalidad de las normas contenidas en el artículo 39.3 (en el entendido que
la privación de la libertad sólo puede extenderse hasta un máximo de 48
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 16 7

horas), 32.1, 3, 4 y 5, ponderando los bienes constitucionales en conflicto
(tanto el de la víctima a través de la preservación de las medidas cautela-
res, como el del victimario a través del requisito de flagrancia); sólo la
victimización secundaria, producto de una realidad tan aquilatada en la
sociedad que ha llegado a mermar la propia estructura estatal llamada a
contrarrestar los episodios de violencia de género, al punto que es lugar
común considerar a la violencia contra las mujeres como un problema de
la pareja y que por ella debe ser resuelto, se interpone a las soluciones
eficaces adecuadas al texto constitucional.
Finalmente, las 2.223 medidas cautelares que se otorgaron en el año
2005 en los 8.677 casos de violencia de género que se llegaron a denun-
ciar demuestra lo infundado de los temores que pudieron asaltar a la
mayoría sentenciadora cuando hizo prevalecer un proteccionismo des-
mesurado del victimario en los delitos de violencia doméstica, cuando
las estadísticas demuestran que, en la realidad, los órganos administra-
tivos han sido muy cautelosos en el ejercicio de sus atribuciones caute-
lares,  al  extremo  que  si  de  algo  carece  la  ley  especial  impugnada  es
precisamente de aplicación y plena eficacia.
No dejaremos de reconocer que si ciertamente la raíz de la violencia de
género está en la existencia de pautas culturales ligadas a la socialización, y
a la imperfecta educación de género lo cual proyecta la desigualdad social
de las mujeres y, consecuencialmente, la falta de conciencia y responsabi-
lidad social sobre su desprotección, a ello se agrega que la sentencia disen-
tida  antes  que  denunciar  la  violencia  doméstica  la  deja  sin  control  ni
protección porque deja un mensaje negativo a las mujeres víctimas que las
empuja a engrosar cada día más la cifra negra e invisible de la criminalidad.
Seguramente la sentencia disentida sea calificada por la doctrina sobre gé-
nero como una “sentencia lamentable” (en la terminología de Ana Rubio
Castro. Las teorías de la argumentación y las sentencias lamentables) por-
que ese tipo de sentencias “no son capaces de rebatir esa forma de vida
que se demuestra cargada de desigualdad. Y ese es el objetivo para hacer
frente a las sentencias lamentables, que son más en número que los deno-
minados casos difíciles, pero a los que la Academia no muestra atención.
Esto nos coloca ante la falta de teoría alternativa. Se necesita otra forma
distinta de interpretar los  conceptos indeterminados, las categorías y de
afrontar el contenido y alcance de los derechos y de deberes que encierran
las instituciones. Curiosamente la Teoría crítica que ha logrado ocupar un
puesto prestigioso en las facultades de Derecho no ha dado entrada a las
teorías feministas sobre el Derecho. No interesan dos siglos de pensamien-
168 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

to político alternativo, no interesa esa otra voz y presencia que no puede sin
más dirigirse al diálogo ideal, porque no accede a él con igual reconocimien-
to  y respeto.  Se  incurre  en el  error  de pensar  que  todos  los actores  del
proceso, así como los destinatarios de las decisiones están todas y todos en
las mismas condiciones sociales de igualdad y de libertad, y esta considera-
ción la adoptan como consecuencia lógica de que la ley hace abstracción
de la realidad y no establece diferencias entre unos sujetos y otros”.
Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.
(...omisiss...)

VOTO CONCURRENTE

Quien suscribe, Magistrado Doctor Francisco Antonio Carrasque-


ro López,  manifiesta  su  voto  concurrente  respecto  de  la  decisión
que antecede:
Así pues, si bien comparte la dispositiva del fallo, no obstante discrepa parcial-
mente de la motivación del mismo en lo que se expone a continuación:
No se comparte el criterio que se invoca y se sostiene en el fallo, refe-
rente a que en el ámbito de la Ley sobre la Violencia Contra la Mujer y
la Familia, los órganos receptores de denuncias distintos al Ministerio
Público puedan solicitar a la autoridad judicial medidas de privación ju-
dicial preventivas de libertad contra la parte agresora.
En  las  secciones  de  la  motivación  en  las  cuales  se  explanaron  tales
afirmaciones, se señaló lo siguiente:
...se  advierte  que  esta  declaratoria  de  inconstitucionalidad  no
merma la facultad de los órganos receptores de denuncias y del
Ministerio Público para que soliciten medidas preventivas de pri-
vación de libertad en contra del supuesto agresor, las cuales de-
berán realizarse previo cumplimiento de las normas y principios
que preceptúa el Código Orgánico Procesal Penal (artículos 243
y siguientes). En consecuencia, la detención de los supuestos agre-
sores requerirá que los receptores de denuncia, a que se refieren
los cardinales 1, 3, 4 y 5 de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia, soliciten una orden judicial de detención por
ante  el  juez  de  control  competente  según  el  lugar  de  la  última
residencia del sujeto agresor.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 16 9

(...)
8.8. Tal declaratoria no merma la facultad de los órganos recepto-
res de denuncias y del Ministerio Público de solicitar al juez de
control competente según el lugar de la última residencia del sujeto
agresor, que dicte medidas preventivas de privación de libertad.
En este sentido, debe señalarse que en el texto de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, así como también en el del Código
Orgánico Procesal Penal, se encuentra delineado y consolidado un sis-
tema procesal penal acusatorio (institución que también se cristaliza en
la noción de principio acusatorio), en virtud del cual la persecución pe-
nal se encuentra en manos de un órgano estatal distinto al encargado
del enjuiciamiento, a saber, en el Ministerio Público. En otras palabras,
la titularidad de la acción penal le corresponde al Estado, quien la ejerce
a través del Ministerio Público, siendo entonces que el representante de
dicho órgano, el Fiscal, constituye un elemento esencial de tal sistema,
toda vez que oficializa la acción penal a través de las atribuciones que
le toca desempeñar en el proceso (sobre este tema, véase ARMENTA
DEU,  Teresa.  Principio acusatorio y Derecho penal.  Editorial  J.M.
Bosch. Barcelona, 1995).
Entonces, de lo anterior se desprende que la labor del Ministerio Públi-
co no sólo ostenta una importancia meramente jurídico-procesal, sino
también constitucional, lo cual se evidencia de la lectura del artículo 285
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual
desglosa el contenido del sistema acusatorio, al asignar al Ministerio
Público una serie de atribuciones irradiadas por el espíritu de dicho sis-
tema procesal penal.
Sobre este particular, DÍEZ-PICAZO señala:
...el modo en que un ordenamiento regula la titularidad y el ejerci-
cio de la acción penal posee una innegable relevancia constitucio-
nal; y ello en un doble sentido: primero, afecta a lo más profundo
de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos; segundo, en-
traña un problema de reparto de atribuciones y control del poder
dentro del aparato estatal. Precisamente porque hace referencia
a un problema jurídico-político básico, la titularidad y el ejercicio
de la acción penal merecen ser examinados no sólo desde un pun-
to de vista procesal, sino también desde el punto de vista especí-
ficamente constitucional del fundamento, la organización y los
170 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

límites del poder .... (Cfr. DÍEZ-PICAZO. Luis María. El poder
de acusar. Ministerio Fiscal y Constitucionalismo.  Editorial
Ariel. Barcelona, 2000, pp. 11 y 12).
Siendo entonces el Ministerio Público quien tiene la labor de perseguir a los
infractores de la ley penal, debe señalarse que del contenido de tal rol se
desprenden varias manifestaciones, las cuales se desarrollan en correspon-
dencia a cada fase del proceso penal. En tal sentido, en la fase preparatoria
asume la tarea, fundamentalmente, de ordenar y dirigir la investigación de
la perpetración de los hechos punibles, a los fines de hacer constar su comi-
sión, establecer la identidad de sus autores y partícipes, así como recabar
los elementos de convicción con los cuales sostendrá una ulterior acusa-
ción. Por su parte, en la fase intermedia es el órgano estatal llamado a la
formal interposición de la acusación, siempre que los elementos de convic-
ción sobre los cuales sustente dicho acto conclusivo, tengan la suficiente
entidad para generar un pronóstico de condena –también denominado esta-
do mental de probabilidad– respecto a la responsabilidad del imputado. En
la fase de juicio, en la cual se materializa el contradictorio, sostendrá y
defenderá el contenido de la acusación –junto a los medios de prueba ofre-
cidos en la fase intermedia–. Por último, en la fase de ejecución, tendrá a su
cargo, esencialmente, la vigilancia de los derechos y facultades que las
leyes penales, penitenciarias y reglamentos le otorgan al penado o a la per-
sona sometida a medida de seguridad.
Ahora bien, de esa función persecutoria que cumple el Ministerio Públi-
co en el procesal penal venezolano, se desprende, lógicamente, la nece-
sidad de que sea aquél quien monopolice la facultad de impulsar ante la
autoridad judicial correspondiente, la imposición de medidas de priva-
ción judicial preventivas de libertad contra el imputado. En otras pala-
bras, si es el Fiscal quien representa al Estado en la oficialización de la
acción penal –en virtud del principio acusatorio–, desempeñando el cú-
mulo  de  tareas  mencionadas  anteriormente,  necesariamente  debe  ser
dicho órgano el encargado de motorizar –con exclusividad– el procedi-
miento tendiente a la imposición de medidas de privación judicial pre-
ventiva de libertad (ello no obsta a que otras personas  y autoridades
puedan practicar la aprehensión en flagrancia del presunto imputado, de
conformidad con el artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal).
Tal  facultad  del  Ministerio  Público  se  encuentra  contemplada  en  los
artículos 108.10 y 250 del Código Orgánico Procesal Penal. La primera
de dichas normas establece lo siguiente:
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 17 1

Artículo 108. Atribuciones del Ministerio Público. Corres-


ponde al Ministerio Público en el proceso penal:
(...)
10. Requerir del tribunal competente las medidas cautelares y de
coerción personal que resulten pertinentes.
Por su parte, el artículo 250 eiusdem señala:
Artículo 250. Procedencia.  El juez  de control,  a  solicitud  del
Ministerio Público, podrá decretar la privación preventiva de li-
bertad del imputado, siempre que se acredite la existencia de:
1.  Un  hecho  punible  que  merezca  pena  privativa  de  libertad  y
cuya acción penal no se encuentre evidentemente prescrita;
2. Fundados elementos de convicción para estimar que el imputa-
do ha sido autor o partícipe en la comisión de un hecho punible;
3. Una presunción razonable, por la apreciación de las circuns-
tancias del caso particular, de peligro de fuga o de obstaculiza-
ción en la búsqueda de la verdad respecto de un acto concreto de
investigación. (Subrayado del presente voto).
Lo anterior obedece a la necesaria injerencia que el Ministerio Público
detenta  sobre  el derecho  a  la  libertad  personal  del imputado,  la  cual
dimana de la naturaleza de la función que desempeña aquél en los siste-
mas configurados a la luz del principio acusatorio. Ahora bien, no sólo el
Ministerio Público tiene injerencia sobre el derecho a la libertad del
encartado,  toda  vez  que  también  la  poseen  el  Juez  y  los  órganos  de
policía –así como otros órganos de investigaciones penales–, siendo que,
en el ámbito del procedimiento cautelar a través del cual se canaliza la
imposición de la medida de privación judicial preventiva de libertad, y
regulado en el artículo 250 de  la ley adjetiva penal, el  primero  es el
llamado a decretar –a solicitud del Ministerio Público– tal medida, mien-
tras que en cabeza de los segundos recae la función de ejecutar la mis-
ma, es decir, practicar la detención judicial.
Sobre este particular, ROXIN, haciendo referencia a la Ordenanza Pro-
cesal Penal alemana (Strafprozeßordnung, o StPO), la cual constituye
la principal fuente de inspiración del sistema procesal penal venezolano,
enseña lo siguiente:
172 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Conforme a la StPO, son competentes para intervenir en la es-
fera jurídica del individuo –por orden de importancia– el juez, el
fiscal, el funcionario auxiliar de la fiscalía, todo oficial de policía
y todo ciudadano.
1. Así, la competencia para la intervención está depositada, en
principio, en manos del juez independiente –con arreglo al carác-
ter acorde al Estado Derecho de la StPO–. (...). Para las priva-
ciones de libertad (p. ej., prisión preventiva) esto se deriva del
art. 104, II, 2, GG, según el cual sobre la admisibilidad de una
privación de libertad decide, “únicamente”, el juez (...)
2. La fiscalía, o bien sus funcionarios auxiliares, están autoriza-
dos a intervenir en la esfera jurídica del ciudadano, en principio,
sólo en caso de peligro inminente en la demora (...). El 127b. I,
representa un caso especial en el que no es necesario el peligro
inminente en la demora. (...)
3.  Conforme  a  la  StPO, los  funcionarios  policiales  que  no  son
funcionarios auxiliares de la Fiscalía pueden intervenir en la esfe-
ra  de  libertad  del  ciudadano....  (Cfr.  ROXIN,  Claus. Derecho
Procesal Penal. Traducción de la 25ª edición alemana. Editores
del Puerto. Buenos Aires, 2000, p. 251).
En este mismo orden de ideas, GÓMEZ COLOMER, también refirién-
dose al proceso penal alemán, señala que:
La  importancia  de  las  medidas  cautelares  en  el  proceso  penal
alemán es también muy relevante, no sólo por la “agresión” que
las mismas significan respecto a la persona y bienes del imputa-
do,  incluso de  un tercero,  sino porque  inciden precisamente  la
mayoría de ellas en el terreno propio de significativos derechos
procesales constitucionales. (...). Conforme a la StPO, la perso-
na física que puede sufrir la injerencia en su esfera jurídica que
significa la medida cautelar o coercitiva, como consecuencia de
la actuación de un Juez, del Ministerio Fiscal, de los Ayudantes
del Ministerio Fiscal, de un funcionario de Policía, o de un ciuda-
dano particular. (Cfr. GÓMEZ COLOMER, Juan-Luis. El proce-
so penal alemán. Introducción y normas básicas. Editorial Bosch.
Barcelona, 1985, pp. 100, 101).
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 17 3

Siendo así, se evidencia que el poder de injerencia sobre la libertad perso-
nal del imputado se encuentra circunscrita en el marco del procedimiento
tendiente a la imposición de las medidas de privación judicial preventivas
de libertad, a la esfera de tres órganos estatales que cumplen específicas
funciones dentro de ese procedimiento, el Ministerio Público –solicita la
imposición de la medida privativa–, el Juez –quien ante tal solicitud de-
creta la medida–, y los órganos de policía –los cuales practican la deten-
ción del imputado–. Debe acotarse que las reglas que rigen al señalado
procedimiento  cautelar  deben  aplicarse  en  todos  los  casos  en  que  sea
necesario  detener  preventivamente  a  una  persona,  aun  y cuando  sea  a
raíz de la interposición de una denuncia, de conformidad con el régimen
de la Ley sobre la Violencia Contra la Mujer y la Familia.
En consecuencia, considera quien suscribe el presente voto concurrente,
que no resulta acertado conferirles –sin que ninguna norma lo autorice– a
los órganos receptores de denuncias distintos al Ministerio Público, la
potestad de solicitar directamente al Juez de Control el decreto de una
medida de privación judicial preventiva de libertad contra la parte agreso-
ra, en virtud de que tales órganos no poseen ningún poder de injerencia
sobre la libertad personal del imputado –claro está, excluyendo a los ór-
ganos de policía y a los juzgados penales y de familia–, ni mucho menos
desempeñan el rol protagónico del Ministerio Público, como lo es la ofi-
cialización de la acción penal. En otras palabras, los órganos receptores
de denuncias especificados en el artículo 32 de la señalada ley, distintos al
Ministerio Público, si bien tienen potestad cautelar, la misma no puede ni
debe abarcar a las medidas de privación judicial de libertad, no sólo en lo
referido a su imposición –tal como se señaló en el fallo objeto del presen-
te voto concurrente–, sino también en cuanto a su solicitud.
Por lo tanto, el señalado argumento contenido en la motivación del fallo
y del cual se disiente en el presente voto concurrente, constituye una
situación de suma gravedad, que no sólo vulnera una norma procesal
esencial de nuestro ordenamiento jurídico, como lo es el 250 de la ley
adjetiva penal, sino que también representa un ataque contra el propio
diseño estructural del sistema procesal penal consagrado en la Consti-
tución de la República Bolivariana de Venezuela, así como en el Código
Orgánico Procesal Penal.
Queda en estos términos plasmado este voto concurrente.
(...)
174 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

6. ACLARATORIA DEL FALLO Nº 972, DICTADO POR LA


SALA CONSTITUCIONAL DEL TRIBUNAL SUPREMO DE
JUSTICIA, REFERENTE A LA NULIDAD PARCIAL POR
INCONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY SOBRE LA VIO-
LENCIA CONTRA LA MUJER Y LA FAMILIA, PUBLICA-
DA EL 3 DE SEPTIEMBRE DE 1998 EN GACETA OFICIAL
Nº 36.576, POSTERIORMENTE REIMPRESA, EL 6 DE
NOVIEMBRE DE 1998. (DEROGADA) 3

Sentencia: Nº 1.597 del diez de agosto de 2006.

Caso: Solicitud de Aclaratoria del fallo Nº 972/2006, dicta-
do por la Sala Constitucional, mediante el cual se de-
claró parcialmente con lugar la solicitud de Nulidad
por razones de Inconstitucionalidad e Ilegalidad, con-
tra los artículos 32, 34 y 39 de la Ley sobre la Violen-
cia contra la Mujer y la Familia, intentada por el Fiscal
General de la República.

Voto Salvado: Magistrada Carmen Zuleta de Merchán.

Normativa citada en el fallo:
CC: Artículo 1.394.
COPP: Artículo 248.
CRBV: Artículos 21, 44, 75 y 285.
LSVCMF: Artículos 15, 32, 34 y 39.
LOTSJ: Artículo 252.

3
  Derogada  por  la  “Ley  Orgánica  sobre  el  Derecho  de  las  Mujeres  a  una Vida  Libre  de
Violencia” publicada en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 38.647,
el 19 de marzo de 2007, y reimpresa por error material en Gaceta Oficial Nº 38.668, el 23 de
abril del 2007.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 17 5

Texto del fallo:

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE:
PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ

Mediante sentencia N° 972 de 9 de mayo de 2006, esta Sala Constitu-
cional  del Tribunal  Supremo  de  Justicia  declaró  PARCIALMENTE
CON LUGAR  la  demanda  de  nulidad  que  intentó  el  ciudadano  JU-
LIÁN ISAÍAS RODRÍGUEZ DÍAZ, Fiscal General de la República,
contra los artículos 3, cardinal 4; 32 y 39, cardinales 1, 3 y 5, de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, la cual se sancionó el 19
de  agosto  de  1998  y  publicó  en  Gaceta Oficial  N°  36.531  del  3  de
septiembre de 1998 y, posteriormente, fue reimpresa en la Gaceta Ofi-
cial N° 36.576 del 6 de noviembre de 1998.
En consecuencia, declaró “la NULIDAD del artículo 34 in fine y del
precepto que surge de la aplicación conjunta de los artículos 39,
cardinal 3; y 32, cardinales 1 (en lo que se refiere al Juez de Paz),
3, 4, 5 de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia”.
De conformidad con el artículo 21 de la Ley Orgánica del Tribunal Su-
premo de Justicia, se ordenó, además, la publicación del fallo en la Ga-
ceta Oficial de la República y la incorporación en la página principal
del sitio de Internet de este Tribunal, con mención destacada de la exis-
tencia de esa decisión.
El 31 de mayo de 2006, compareció la ciudadana Elida Aponte Sánchez,
cédula  de  identidad  N°  4.592.921,  en  su  condición  de  Coordinadora
General de la Red Venezolana sobre Violencia contra la Mujer (REVI-
MU), quien, de conformidad con el artículo 252 del Código de Procedi-
miento  Civil,  presentó  escrito  mediante  el  cual  solicitó  aclaratoria  y
ampliación de la referida sentencia de esta Sala.
El 8 de junio de 2006, fue consignado escrito que suscribió la ciudadana
Noelia Araque, en su condición de Presidenta del Instituto Merideño de
la  Mujer  y  la  Familia  (IMMFA),  en  el  cual  se  expresa  a  la  Sala  que
“queremos hacer de su conocimiento posiciones que manejamos de
176 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

manera interna como instituto que labora para tan noble labor”,  y
en el que plantean inquietudes sobre el caso y consignan datos y esta-
dísticas que fueron recopilados por esa entidad.
El 8 de junio de 2006, un grupo de ciudadanos y ciudadanas “represen-
tadas/os por las y los firmantes en las listas de adhesión a la des-
aprobación de la sentencia...” N° 972, de 9 de mayo de 2006 –listas
que anexaron al expediente–, presentaron escrito con sello húmedo del
Instituto Nacional de la Mujer.
El 8 de junio de 2006, se consignó comunicación que suscribió la ciuda-
dana Gladis Colina, en su condición de Supervisora de la Casa Munici-
pal de la Mujer, ente con adscripción a la Dirección de Gestión Ciudadana,
Dirección de Participación Comunitaria de la Alcaldía del Municipio
Bolivariano Libertador, anexo al cual se presentó documento que esa
entidad  “redactó en PROTESTA por el pronunciamiento emitido por
la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia...”,  que
“recoge las firmas de mujeres de nuestra Parroquia Sucre”.  El  3  de
julio de 2006, la representación del Instituto Nacional de la Mujer con-
signó nuevas firmas, y el 4 de julio del mismo año, consignó escrito de
adhesión a la solicitud de aclaratoria.

I
DE LA SOLICITUD DE ACLARATORIA

La Coordinadora General de la Red Venezolana sobre Violencia contra
la Mujer (REVIMU) planteó su petición de aclaratoria y ampliación de
la sentencia de esta Sala N° 972, de 9 de mayo de 2005, en los siguien-
tes términos:
1. Que invoca los fallos de esta Sala de 21 de febrero de 2002 y 24 de
mayo de 2002, mediante las cuales se decidieron dos solicitudes de acla-
ratoria y ampliación de la sentencia de 24 de enero de 2002, en el marco
de la demanda de derechos e intereses difusos que intentó la Asocia-
ción Civil de Deudores Hipotecarios de Vivienda Principal (ASODEVI-
PRILARA).  Que  en  tales  aclaratorias  la  Sala  dispuso  que  el  lapso
preclusivo que establece el artículo 252 del Código de Procedimiento
Civil para pedir aclaraciones y ampliaciones de sentencias “no puede
aplicarse estrictamente en las causas donde se ventilan derechos e
intereses difusos o colectivos”, criterio que solicitan solicitó se aplique
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 17 7

en este caso porque el mismo versa sobre un tema inherente a violacio-
nes a derechos humanos.
2.  Que  “dando por reproducidos en este acto los escritos consigna-
dos ante esta Sala Constitucional por la Red Venezolana sobre Vio-
lencia contra la Mujer (REVIMU)...” y “demostrando con los mismos
que se requiere una concientización y experticia sobre la materia
decidida por la sentencia de 9 de mayo de 2006 (...) insistimos en
que la aclaratoria y la ampliación que solicitamos se haga en el
marco ético-jurídico que integre conceptos y categorías sustenta-
dos en la perspectiva de género que inspiró la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, con especial referencia a la
Ley Aprobatoria de la Convención Interamericana para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (Convención
Belém Do Pará), a la Ley Aprobatoria de la Convención sobre la
Eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer
(CEDAW)...”, las cuales tienen rango constitucional, así como la Ley
sobre Violencia contra la Mujer y la Familia, normativas que debieron
ser objeto de “interpretación sistemática” por esta Sala “para resol-
ver el asunto de estricto derecho sometido a su decisión”.
3. Que requirió aclaratoria según las siguientes premisas:
3.1  Que  “siendo que los innumerables casos de violencia contra
las mujeres o violencia basada en género pueden darse tanto en el
espacio culturalmente tenido como privado como también en el es-
pacio público (...) es decir, es una violencia que –usualmente– se
consuma en el ámbito privado o doméstico y que presupone una
relación de cercanía o acceso del sujeto agente a la víctima, lo que
apareja un especial estado de vulnerabilidad de la mujer-víctima
con respecto al sujeto-agente de los delitos tipificados en la ley
especial indicada, por lo que la flagrancia en tales casos (...) toma
características atípicas...”; por tanto, pidieron a la Sala aclare “si esa
flagrancia que reclamamos para los delitos recogidos en la Ley
especial y de la cual esta Sala ya hizo interpretación en su senten-
cia número 2580/2001, puede servir de justificación para que el
órgano receptor de la denuncia –que no es un mero órgano admi-
nistrativo sino un órgano de seguridad ciudadana y auxiliar de la
administración de la justicia penal  (...)  pueda aplicar las medidas
cautelares previstas en los ordinales 1, 3 y 5 del artículo 39 de la
Ley sobre Violencia contra la Mujer y la Familia”.
178 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

3.2  Que  la  Sala  aclare  “por qué se limitó la revisión del RECURSO
DE NULIDAD PARCIAL propuesto, a los alegatos de violación a la
Constitución esgrimidos por el Ministerio Fiscal, sin entrar a ana-
lizar la Ley Aprobatoria de la CEDAW, la Ley Aprobatoria de la
Convención Belém Do Pará, que tienen rango constitucional  (...)
poniéndolos en relación a la Ley sobre Violencia contra la Mujer y
la Familia, al Código Orgánico Procesal Penal y a otras leyes que
integran el ordenamiento jurídico venezolano (...)  hubieran dado
suficientes elementos para una interpretación favorable a los de-
rechos humanos de las víctimas de violencia  (...)  ni tampoco tomó
en cuenta los argumentos esgrimidos en los escritos que las orga-
nizaciones de mujeres y el Instituto Nacional de la Mujer expusie-
ron en su debida oportunidad”.
3.3 Que la Sala aclare a qué se refiere la sentencia cuando afirma que
“la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia es una Ley
que regula una materia especial y que preceptúa un régimen espe-
cíficamente dirigido a la protección de situaciones concretas y,
asimismo, especiales”, en el siguiente sentido:
¿la Ley, entiende la Sala, preceptúa un régimen específicamente
dirigido a la protección de situaciones concretas y por ser con-
cretas  son  especiales?  ¿No  será  que  la  Ley  preceptúa  un  régi-
men específicamente dirigido a la protección de derechos, tales
como: 1) el respeto a la dignidad e integridad física, psicológica y
sexual de la persona; 2) de la igualdad de los derechos entre el
hombre y la mujer; 3) la protección de la familia y de cada uno de
sus miembros; y 4) Los demás consagrados en la ley aprobatoria
de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erra-
dicar la violencia contra la mujer ‘Convención Belém Do Pará’,
es  decir,  DERECHOS  HUMANOS?  Creemos que  si  la  Sala  se
ubica en este ámbito no tendrá inconveniente en percibir que los
contenidos de la ley especial y de las otras leyes constitucionales
no  sólo  establecen  límites  a  las  decisiones  y  comportamientos
humanos de violencia que pretenden prevenir, sancionar, contro-
lar y erradicar (...) sino que fijan modelos morales que otorgan
status axiológicos a las acciones (...) cuyo fin es conseguir cam-
bios en los comportamientos humanos (...) en el marco de la in-
terpretación sistemática que reclamamos.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 17 9

3.4 Que “aclare la Sala si, tal y como se desprende de la sentencia,


entiende que las medidas cautelares previstas en el artículo 39 de
la Ley sobre Violencia contra la Mujer y la Familia, parcialmente
impugnado, tiene su asidero en la Ley especial y no en la Constitu-
ción de 1999 (...), la CEDAW y la Convención Belém Do Pará”.
3.5 Que “aclare y amplíe la Sala si considera que en lo que atiende
al PROCEDIMIENTO que deberá seguirse para el planteamiento
de una denuncia de violencia contra la mujer y la familia, que la
gestión conciliatoria prevista en el artículo 34 de la Ley sobre Vio-
lencia contra la Mujer y la Familia, debe cumplirse en todos los
casos. Y si fuera así: ¿no contraviene ello la misma disposición del
artículo 34 de la ley citada?”.
3.6  Que  la  Sala  “aclare si considera que el uso no sexista del len-
guaje que transversaliza a la Constitución (...) es de uso potestati-
vo de los órganos de la administración pública y no debe –en
consecuencia– ser recogido en las leyes, actos administrativos y
en las sentencias que emanen de los tribunales, como es el caso de
la sentencia del 9 de mayo de 2006 y de las otras sentencias que
han emanado de las distintas Salas”.
3.7  Por  último  plantearon  ¿conoce la Sala Constitucional (...) las
Recomendaciones de la CEDAW-2006 al Estado venezolano, en
materia de violencia contra las mujeres o violencia basada en gé-
nero y de cara a las normas que obligan a la República y que com-
prometen su responsabilidad internacional en materia de derechos
de las humanas?
4. Concluyeron, por último, que “tenemos la seguridad de que en aras
de la JUSTICIA DE GÉNERO que reclamamos se aclarará y am-
pliará la sentencia del 9 de mayo de 2006 que ha dejado en estado
de indefensión a las mujeres víctimas de violencia, en las manos de
los sujetos agresores, por lo que muchas de ellas perderán irreme-
diablemente, sus vidas, situación ante la cual no pueden permane-
cer indiferentes tan connotados (as) Magistrados y Magistradas,
estando en sus manos una interpretación de la previsión cautelar
favorable a las víctimas, que inhiba o impida la acción extrema de
los sujetos-agentes”.
180 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

II

MOTIVACIÓN PARA LA DECISIÓN

1. Corresponde a la Sala el pronunciamiento en relación con la solicitud de
aclaratoria de la sentencia que ella misma expidió el 9 de mayo de 2006,
bajo el N° 972. En relación con la tempestividad de esa solicitud se observa:
El artículo 252 del Código de Procedimiento Civil, aplicable por remi-
sión expresa del artículo 19, párrafo 2 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia, establece lo siguiente:
Después de pronunciada la sentencia definitiva o la interlocutoria
sujeta a apelación, no podrá revocarla ni reformarla el Tribunal
que la haya pronunciado.
Sin embargo, el Tribunal podrá, a solicitud de parte, aclarar los
puntos dudosos, salvar omisiones y especificar los errores de co-
pia, de referencias o de cálculos numéricos, que aparecieren de
manifiesto en la misma sentencia, con tal que dichas aclaraciones
y  ampliaciones las  solicite  alguna de  las  partes en  el  día  de  la
publicación o en el siguiente.
Según dispone la norma, la aclaratoria procede si la solicita alguna de
las partes en el día de la publicación de la decisión o en el siguiente.
Ahora bien, tal como ha señalado esta Sala en anteriores oportunidades
(fallos Nos 1.599 del 20-12-00 y 2876 de 29-9-05) “la condición a la
cual alude el artículo en referencia debe entenderse cuando la sen-
tencia haya sido dictada dentro del lapso establecido, y que no
amerite, por tanto, que la misma sea notificada. De manera que
(...) en el caso de que la sentencia haya sido dictada fuera del
lapso establecido para ello, las oportunidades indicadas en el ar-
tículo 252 del Código de Procedimiento Civil, deben entenderse
que son el día de la notificación de la sentencia o el día siguiente
al que ésta se haya verificado”.
En el caso de autos, la petición de aclaratoria fue planteada el 31 de
mayo de 2006, por la Coordinadora General de la Red Venezolana sobre
Violencia contra la Mujer (REVIMU), quien fue parte del proceso de
nulidad. Por cuanto fue esa la primera oportunidad en que la solicitante
actuó después de la publicación del veredicto, sin que conste notifica-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 18 1

ción alguna que haya sido practicada en su persona, la Sala estima que
el requerimiento de aclaratoria se hizo oportunamente. Así se declara.
2. Como punto previo al pronunciamiento respecto de los puntos con-
cretos de la aclaratoria que se peticionó, considera la Sala indispensable
la exposición de lo siguiente:
El acto decisorio N° 972, de 9 de mayo de 2006, declaró parcialmente
con lugar la demanda de nulidad que intentó el Fiscal General de la
República, ciudadano doctor Julián Isaías Rodríguez Díaz, contra los
artículos 3, cardinal 4; 32 y 39, cardinales 1, 3 y 5, de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia; en el referido acto jurisdiccional
únicamente se anuló el artículo 34 in fine y el precepto que surge de
la aplicación conjunta de los artículos 39, cardinal 3; y 32, cardinales 1
(en lo que se refiere al Juez de Paz), 3, 4, 5, de dicha Ley.
Para el arribo a ese pronunciamiento, la Sala Constitucional concluyó, y
así lo establece expresamente en su fallo, que las medidas cautelares
que preceptúa el artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la Mu-
jer y la Familia, contrariamente a la pretensión del demandante, “no son
contrarias al Texto Constitucional, sino, por el contrario, abogan
por la eficacia de la tutela judicial” (página 66 de la sentencia).
En consecuencia, el mencionado acto de juzgamiento declaró la cons-
titucionalidad –y, por ende, la plena aplicabilidad– de todas las me-
didas cautelares con las que cuentan los órganos receptores de denuncias
en el marco de esa Ley, menos una, cual es el arresto transitorio, por
parte  de  algunos de  dichos  receptores  de  denuncias,  concretamente,
de conformidad con el artículo 44 de la Constitución, por parte de los
que no son órganos judiciales: el Juez de Paz, las Prefecturas y Jefa-
turas Civiles, los Órganos de Policía y el Ministerio Público, salvo cuando
haya flagrancia, porque, en este último caso, resulta innegable la com-
petencia de todos los órganos receptores de denuncias, incluso los no
judiciales, para la aprehensión del supuesto agresor, de acuerdo con el
artículo 248  del Código  Orgánico Procesal Penal,  en armonía  con la
precitada norma constitucional.
De manera que, salvo la medida de arresto transitorio (parcialmente
anulada), todas las medidas que menciona el artículo 39 de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia tienen plena efica-
cia y pueden ser acordadas por cualquiera de los órganos recepto-
res de denuncia que menciona el artículo 32 de esa Ley, a  saber:
182 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

(1) Emisión de una orden de salida de la parte agresora de la residencia
común; (2) Remisión de la víctima a uno de los refugios que incluye el
artículo 15 de la Ley; (3) Orden de restitución de la víctima al hogar del
cual hubiere sido alejada con violencia; (4) Prohibición, al agresor, de
acercamiento al lugar de trabajo o estudio de la víctima; (5) Asesora-
miento de la víctima sobre la importancia de la preservación de las evi-
dencias; y (6) Provisión, a la víctima, de información sobre los derechos
que la Ley le confiere.
Si se trata de la medida de arresto transitorio que permite el artículo 39,
cardinal  3,  de  la  misma  Ley,  ésta  puede  ser  ordenada  por  el  órgano
receptor de denuncia, siempre que éste sea un órgano judicial, esto es,
el Juez de Familia o el Juez de Primera Instancia Penal  (artículo 32,
cardinales 1 y 2). Ahora bien, en el caso de flagrancia, se ratifica que
los órganos no judiciales receptores de denuncia, esto es, el Juez de
Paz,  las  Prefecturas  y  Jefaturas  Civiles,  los  Órganos  de  Policía  y  el
Ministerio Público continúan legitimados para la práctica de la apre-
hensión del presunto agresor, de conformidad con el ya citado artícu-
lo 248 del Código Orgánico Procesal Penal. De modo que el veredicto
dejó incólume la competencia de los referidos órganos no judiciales para
la aprehensión del sospechoso de agresión, eso sí, en caso de flagran-
cia.  Tanto  en  uno  como  en  otro  caso,  el  arresto  deberá  adecuarse  al
plazo de 48 horas que exige el artículo 44 de la Constitución de 1999.
3. En cuanto a los planteamientos de la parte que solicitó aclaratoria,
se observa:
3.1 El primero de ellos se refiere a que la Sala se pronuncie acerca de
“si esa flagrancia que reclamamos para los delitos recogidos en la
Ley especial y de la cual esta Sala ya hizo interpretación en su
sentencia número 2580/2001, puede servir de justificación para
que el órgano receptor de la denuncia (...)  pueda aplicar las medi-
das cautelares previstas en los ordinales 1, 3 y 5 del artículo 39 de
la Ley sobre Violencia contra la Mujer y la Familia”. En  este senti-
do, y según se expuso supra, la parte solicitante planteó que los casos
de violencia contra las mujeres “se consuma(n) en el ámbito privado
o doméstico y que presupone una relación de cercanía o acceso del
sujeto agente a la víctima, lo que apareja un especial estado de
vulnerabilidad de la mujer-víctima con respecto al sujeto-agente
de los delitos (...) por lo que la flagrancia en tales casos (...) toma
características atípicas...”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 18 3

Al respecto, la Sala observa:
Las medidas cautelares que recogen los cardinales 1 y 5 del artículo 39 de
la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia son las siguientes:
1. Emitir una orden de salida de la parte agresora de la residencia
común, independientemente de su titularidad sobre la misma;” y
5. Prohibir el acercamiento del agresor al lugar de trabajo o estu-
dio de la víctima.
Dichas medidas, según se aclaró supra, fueron consideradas acordes al
Texto Fundamental en la sentencia N° 972/06 objeto de esta aclaratoria,
por  lo  que  pueden dictarlas cualquiera de los órganos receptores de
denuncias que establece la misma Ley.  En  consecuencia,  la  duda  que
plantea la solicitante de aclaratoria debe centrarse en lo que se refiere a
la posibilidad de que los órganos no judiciales receptores de denuncias
puedan dictar medida de arresto transitorio cuando haya flagrancia, que
es la que recoge el cardinal 3, artículo 39 de la misma Ley.
El acto de juzgamiento de esta Sala N° 2.580  de 11 de diciembre de
2001 hizo referencia a los cuatro supuestos de flagrancia que regula el
artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal. En este sentido, y en
relación con el cuarto de esos supuestos, el fallo señaló lo siguiente:
4. Una última situación o circunstancia para considerar que el deli-
to es flagrante, se produce cuando se sorprenda a una persona a
poco de haberse cometido el hecho, en el mismo lugar o cerca del
lugar donde ocurrió, con armas, instrumentos u otros objetos que
de alguna manera hagan presumir, con fundamento, que  él es el
autor. En este caso, la determinación de la flagrancia no está rela-
cionada con el momento inmediato posterior a la realización del
delito, es decir, la flagrancia no se determina porque el delito ‘aca-
be de cometerse’, como sucede en la situación descrita en el punto
2. Esta situación no se refiere a una inmediatez en el tiempo entre
el delito y la verificación del sospechoso, sino que puede que el
delito no se haya acabado de cometer, en términos literales, pero
que  por  las  circunstancias  que  rodean  al  sospechoso,  el  cual  se
encuentra en el lugar o cerca del lugar donde se verificó el delito, y,
esencialmente, por las armas, instrumentos u otros objetos mate-
riales que visiblemente posee, es que el aprehensor puede estable-
cer una relación perfecta entre el sospechoso y el delito cometido.
184 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Por su parte el artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal establece:
Artículo 248. Definición. Para  los efectos  de este  Capítulo se
tendrá como delito flagrante el que se esté cometiendo o el que
acaba  de  cometerse.  También  se  tendrá  como  delito  flagrante
aquel por el cual el sospechoso se vea perseguido por la autoridad
policial, por la víctima o por el clamor público, o en el que se le
sorprenda a poco de haberse cometido el hecho, en el mis-
mo lugar o cerca del lugar donde se cometió, con armas,
instrumentos u otros objetos que de alguna manera hagan
presumir con fundamento que él es el autor.
En estos casos, cualquier autoridad deberá, y cualquier particular
podrá, aprehender al sospechoso, siempre que el delito amerite
pena privativa de libertad, entregándolo a la autoridad más cerca-
na, quien lo pondrá a disposición del Ministerio Público dentro de
un lapso que no excederá de doce horas a partir del momento de
la aprehensión, sin perjuicio de lo dispuesto en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela en relación con la inmuni-
dad de los  diputados a la Asamblea Nacional y  a los Consejos
Legislativos de los Estados. En todo caso, el Estado protegerá al
particular que colabore con la aprehensión del imputado. (Desta-
cado añadido).
Ahora bien, de  acuerdo con el artículo 1.394 del  Código Civil, debe
entenderse como presunción “las consecuencias que la Ley o el Juez
sacan de un hecho conocido para establecer uno desconocido”.
En el caso del artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal, se pre-
sumirá que es el autor del delito (hecho desconocido) quien haya sido
sorprendido en el lugar de comisión del hecho punible o cerca del mis-
mo, en posesión de instrumentos activos o pasivos, o ambos, del delito
(hecho conocido; por tanto, no presunto). En otros términos, la flagran-
cia no se presume (y no es ello lo que se afirmó en el fallo No 2580 de 11
de diciembre de 2001); lo que se presume es la autoría como conse-
cuencia de la actualización real, material y efectiva –ergo, no presunta–,
del  cuarto  de  los  supuestos  de  flagrancia  a  los  cuales  se  refiere  esa
decisión. De allí que, como se deduce de una correcta inteligencia de
dicha sentencia, lo que se presume no es la flagrancia sino, como clara-
mente lo preceptúa el artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal,
la autoría, respecto de quien haya sido sorprendido en la particular si-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 18 5

tuación de flagrancia a que se refiere la norma en último término y que
la decisión en referencia enumeró como uno de los cuatro supuestos
que desarrolla la predicha disposición legal.
Ahora bien, en el marco de la aclaratoria que se solicitó, la Sala debe
señalar  que,  evidentemente, si  se dan  cualquiera de  los supuestos  que
establece el artículo 248 del Código Orgánico Procesal Penal y que desa-
rrolló la dicho acto jurisdiccional N° 2580/01, puede hablarse de flagran-
cia  y,  en  consecuencia,  los órganos administrativos receptores de
denuncia pueden, sin necesidad de orden judicial, arrestar contra
los supuestos agresores, en el marco de la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia. Así lo estableció reiteradamente la sen-
tencia N° 972/06 objeto de esta aclaratoria, cuando dispuso que “se de-
jan a salvo los supuestos en que opere la flagrancia, caso en el cual
la autoridad policial podrá actuar sin previa orden judicial”, en apli-
cación de lo que establece el Código Orgánico Procesal Penal.
De manera que, se insiste, si se hace presente cualquiera de los supues-
tos  del  artículo  248  del  Código  Orgánico  Procesal  Penal,  cualquier
órgano receptor de denuncias, incluidas las autoridades no judi-
ciales, deberá,  y,  como  dice  esa  norma,  “cualquier particular po-
drá”,  aprehender al sospechoso  y  privarlo  de  su  libertad,  dentro  de
los límites constitucionales y legales al respecto. Ahora bien, lo que no
puede entenderse ni presumirse es que en todos los casos de denuncia
de violencia de género se presuponga, de entrada, hay flagrancia.
3.2 En segundo lugar se planteó a la Sala que aclare “por qué se limitó
la revisión del RECURSO DE NULIDAD PARCIAL propuesto, a los
alegatos de violación a la Constitución esgrimidos por el Ministerio
Fiscal, sin entrar a analizar la Ley Aprobatoria de la CEDAW, la Ley
Aprobatoria de la Convención Belém Do Pará, que tienen rango
constitucional  (...)  poniéndolos en relación a la Ley sobre Violencia
contra la Mujer y la Familia, al Código Orgánico Procesal Penal y a
otras leyes que integran el ordenamiento jurídico venezolano...”,  lo
cual  habría  sido  suficiente  “para una interpretación favorable a los
derechos humanos de las víctimas de violencia”.
Al respecto se observa:
La parte demandante, el Fiscal General de la República, el ciudadano
doctor Julián Isaías Rodríguez Díaz planteó la nulidad por razones de
inconstitucionalidad de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la
186 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Familia, con el alegato de que ésta violaba una serie de derechos del
supuesto agresor, a saber, el derecho a la defensa y debido proceso, el
derecho a la  libertad  personal, el derecho al juzgamiento por el juez
natural, el derecho a la presunción de inocencia y a la inviolabilidad del
hogar, así como el principio constitucional de separación de poderes. De
esta manera y como se trata de un proceso de nulidad por razones de
inconstitucionalidad de una ley nacional, el debate procesal se centró en
la adecuación o no de esa Ley al Texto Constitucional.
Ahora bien, no es cierto que la Sala no tomara en cuenta la existencia y el
contenido de las normas que están contenidas en de Acuerdos y Conven-
ciones Internacionales que han sido suscritos por la República. Antes por
el contrario, en el acto decisorio objeto de esta aclaratoria la Sala analizó
y  expresamente  estableció  que  tales  Convenciones,  especialmente  la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación
contra la Mujer y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém Do Pará”,
implican la existencia de una serie de obligaciones que ha contraído la
República, que consisten en la adopción de medios eficaces de preven-
ción, control, sanción y erradicación de las formas de violencia contra la
mujer, que justifican la existencia del régimen de protección, a través de
la denuncia, medidas cautelares y tipos penales que establece la Ley so-
bre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
En ese sentido, la Sala señaló:
...se trata (la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Fami-
lia) de una Ley que no sólo responde al desarrollo de derechos
que reconoce el Texto Fundamental, sino, además, a las obli-
gaciones que fueron contraídas por la República en aten-
ción a la Convención sobre la Eliminación de todas las
formas de Discriminación contra la Mujer, que adoptó la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciem-
bre de 1979 y entró en vigencia el 3 de septiembre de
1981, así como a su condición de Estado Parte de la Con-
vención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erra-
dicar la Violencia contra la Mujer ‘Convención de Belém
Do Pará’, cuya Ley Aprobatoria se publicó en Gaceta Oficial
de la República N° 35.632 de 16 de enero de 1995, y que impo-
ne a los Estados Partes (artículo 7) la obligación de ‘adoptar por
todos los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orienta-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 18 7

das a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia’ y llevar a
cabo, entre otras, las siguientes obligaciones.... (pp. 31 y 32 de
la sentencia. Destacado añadido).
De  allí  que  –concluyó  también esta  Sala  en  su  pronunciamiento–,  el
régimen de protección que regula la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia “responde a la necesidad de que se cumpla con
el compromiso internacional de adopción de mecanismos legales
eficaces de protección frente a la violencia contra la mujer y la
familia, así como el fácil acceso a tales procedimientos y medidas”
(p. 33 de la sentencia).
Tales afirmaciones demuestran que la Sala, no sólo tomó en cuenta la exis-
tencia de tales Convenciones Internacionales, sino que, incluso, fueron ellas
el fundamento del análisis de la constitucionalidad de la Ley que se impug-
nó. En otros términos, para la Sala, y así expresamente se estableció, la
inconstitucionalidad o no de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la
Familia  debía –y  así  se  hizo–  partir de  la  base  de  la  existencia de  esas
Convenciones Internacionales que no sólo son fundantes sino que exigen
medios legales eficaces de protección contra la violencia de género.
Ahora bien, las disposiciones internacionales son, por su propia natura-
leza, genéricas, sirven de marco general para que cada uno de los legis-
ladores de los Estados Partes regulen las medidas que consideren más
convenientes para que se dé cumplimiento con las obligaciones interna-
cionales, sin que se incurra en colisión con la Constitución de cada Es-
tado, cúspide de cada uno de los ordenamientos internos. Precisamente
por ello, se expresó en la sentencia objeto de aclaratoria que la existen-
cia de normas internacionales que preceptúan obligaciones de preven-
ción  y  corrección  de  la  violencia  de  género  “no resultan, ni mucho
menos, suficientes para que se sustente la adecuación a derecho
de las normas que se impugnaron; por el contrario, se hace nece-
sario el análisis detallado de si los preceptos que desarrolla el le-
gislador venezolano para el cumplimiento con tales compromisos
internacionales se adecuan o no al Texto Constitucional, más aún,
si se tiene en cuenta que la Ley sobre la Violencia contra la Mujer
y la Familia es preconstitucional, pues data del 3 de septiembre de
1998” (p. 33 de la sentencia). Por ende, pasó la Sala al análisis, con
detalle, de la adecuación a derecho de la Ley sobre la Violencia contra
la Mujer y la Familia respecto de los preceptos constitucionales cuya
violación denunció la parte demandante.
188 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En consecuencia, insiste la Sala, la sentencia sí consideró expresamen-
te que el régimen de protección que establece la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia responde a la existencia de las obligaciones
internacionales que recogieron la Convención sobre la Eliminación de
todas las formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia con-
tra la Mujer “Convención de Belém Do Pará”, obligaciones de imperan-
te  observancia  para  la  República  y  régimen  de  protección  que  debe
adecuarse, también, al marco constitucional venezolano, en tanto cúspi-
de de nuestro sistema jurídico interno. De hecho, la existencia de esas
obligaciones resultaron el hilo conductor del análisis que realizó esta
sentenciadora, consciente de la necesidad de preservación de los me-
dios  de protección de  la Ley sobre la Violencia contra  la Mujer y la
Familia  y,  por  ende,  de  interpretarlos  de  la  manera  en  que  mejor  se
adecuen al Texto Constitucional y a los compromisos internacionales.
3.3 En tercer lugar, se requirió a la Sala aclare a qué se refiere la sen-
tencia cuando afirmó que la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la
Familia regula una materia especial y “preceptúa un régimen especí-
ficamente dirigido a la protección de situaciones concretas y, asi-
mismo, especiales”, y, en este sentido, la solicitante planteó una serie
de interrogantes que ameritan ser nuevamente transcritas:
¿la Ley, entiende la Sala, preceptúa un régimen específicamente
dirigido a la protección de situaciones concretas y por ser con-
cretas  son  especiales?  ¿No  será  que  la  Ley  preceptúa  un  régi-
men específicamente dirigido a la protección de derechos, tales
como: 1) el respeto a la dignidad e integridad física, psicológica y
sexual de la persona; 2) de la igualdad de los derechos entre el
hombre y la mujer; 3) la protección de la familia y de cada uno de
sus miembros; y 4) los demás consagrados en la ley aprobatoria
de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erra-
dicar la violencia contra la mujer “Convención Belém Do Pará”?,
es  decir,  DERECHOS  HUMANOS?  Creemos que  si  la  Sala  se
ubica en este ámbito no tendrá inconveniente en percibir que los
contenidos de la ley especial y de las otras leyes constitucionales
no  sólo  establecen  límites  a  las  decisiones  y  comportamientos
humanos de violencia que pretenden prevenir, sancionar, contro-
lar y erradicar (...) sino que fijan modelos morales que otorgan
status axiológicos a las acciones (...) cuyo fin es conseguir cam-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 18 9

bios en los comportamientos humanos (...) en el marco de la in-
terpretación sistemática que reclamamos. (sic)
Concuerda plenamente la Sala con estas afirmaciones de la peticionaria
de aclaratoria, y deplora que su decisión no haya sido analizada en su
contexto. Así, ciertamente, en la decisión N° 972/06 esta Sala afirmó, en
su página 30, que en el análisis de la constitucionalidad de la Ley que se
impugnó  “debe partirse de la premisa de que la Ley sobre la Violen-
cia contra la Mujer y la Familia es una Ley que regula una materia
especial y que preceptúa un régimen específicamente dirigido a la
protección de situaciones concretas y, asimismo, especiales”.
Esta afirmación sirvió de premisa fundamental para que la sentencia sos-
tuviera que es plenamente justificado y acorde con la Constitución que la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia establezca un régimen
procesal distinto al del Código Orgánico Procesal Penal, pues la especia-
lidad y la importancia de la materia que se protege así lo amerita: “la
existencia de un procedimiento previo a la acción penal, mediante el
cual se denuncie la existencia de conductas contrarias a la Ley, y en
el que tal denuncia pueda ser recibida por diversos órganos recep-
tores, así como la posibilidad de que se dicten medidas cautelares de
manera inmediata, responden a un régimen o regulación especial
que no es, per se, inconstitucional, aunque implique un tratamiento
distinto al de otros ámbitos penales”; tratamiento distinto, se insiste, al
del Código Orgánico Procesal Penal (P. 32 del fallo).
La protección  de esas  situaciones concretas,  por supuesto,  se refiere
directamente a la garantía de derechos fundamentales, tal como expre-
só la Sala en la misma página de la cita que trajo a colación la preten-
diente  de  aclaratoria:  “De manera que se trata de una Ley que
desarrolla, a través de un régimen especial, los mecanismos de
protección de varios derechos fundamentales específicos que son,
según su artículo 2, el derecho a la integridad física, psíquica y
moral de la persona, el derecho a la igualdad por razones de sexo
y el derecho a la protección de la familia y cada uno de sus miem-
bros, derechos que son reconocidos en los artículos 46, 21 y 75 de
la Constitución” (p. 31 del fallo. Destacado añadido).
Por tanto, de los términos de la sentencia no queda duda alguna de que
la  Sala  sí entendió que ese régimen especial que recogió la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia lo que persigue es
190 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

la protección de derechos fundamentales y, por tanto, resulta infun-


dado el señalamiento de la aclaratoria en el sentido de que “...creemos
que si la Sala se ubica en este ámbito (protección de derechos hu-
manos) no tendrá inconveniente en percibir que los contenidos de
la ley especial y de las otras leyes constitucionales no sólo estable-
cen límites a las decisiones y comportamientos humanos de violen-
cia que pretenden prevenir, sancionar, controlar y erradicar”.
3.4  En  cuarto  lugar,  se  solicitó  a  la  Sala  aclare  si  “entiende que las
medidas cautelares previstas en el artículo 39 de la Ley sobre Vio-
lencia contra la Mujer y la Familia, parcialmente impugnado, tiene
su asidero en la Ley especial y no en la Constitución de 1999 (...),
la CEDAW y la Convención Belém Do Pará”.
Las afirmaciones de las páginas precedentes resultan suficientes para
que se deje claro que el criterio que esta Sala sostuvo en la decisión N°
972/2006 es el de que el régimen de protección  frente a la violencia
contra la mujer y la familia consiste en un procedimiento previo a la
acción  penal,  en  el  que  pueden  acordarse  medidas  cautelares  como
medios  de  prevención  y  control,  medidas  cautelares  que  son  las  que
enumera la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia pero que
tienen asidero constitucional y, más aún, como dice el propio veredicto,
tienen asidero en las Convenciones Internacionales que han sido suscri-
tas por la República en esta materia y, por eso, dicho acto jurisdiccional
afirmó que ese mecanismo de protección de los derechos fundamenta-
les de las víctimas de la violencia contra la mujer y la familia “responde
a la necesidad de que se cumpla con el compromiso internacional
de adopción de mecanismos legales eficaces de protección frente a
la violencia contra la mujer y la familia, así como el fácil acceso a
tales procedimientos y medidas”.
Todos los anteriores cuestionamientos se encuentran suficientemente cla-
rificados en el punto 8 de la sentencia, específicamente, en 8.1. y 8.2:
8.1 La Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia es una
Ley que desarrolla, a través de un régimen especial, los mecanis-
mos de prevención, control, sanción y erradicación de la violencia
contra la mujer y la familia, cuya finalidad última es la protección
de los derechos fundamentales a la integridad física, psíquica y moral
de la persona, el derecho a la igualdad por razones de sexo y el
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 19 1

derecho a la protección de la familia y cada uno de sus miembros,
que son reconocidos en los artículos 46, 21 y 75 de la Constitución.
8.2 La existencia de ese régimen especial responde a los com-
promisos contraídos por la República  como Estado Parte  de la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discri-
minación contra la Mujer y la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer ‘Con-
vención  de  Belém  Do  Pará’,  que  imponen  a  los  Estados,  entre
otras obligaciones, el establecimiento de ‘procedimientos legales
justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a violen-
cia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio
oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos.
3.5 Se planteó, asimismo, a la Sala que “aclare y amplíe (...) si consi-
dera que en lo que atiende al PROCEDIMIENTO que deberá se-
guirse para el planteamiento de una denuncia de violencia contra
la mujer y la familia, que la gestión conciliatoria prevista en el
artículo 34 de la Ley sobre Violencia contra la Mujer y la Familia,
debe cumplirse en todos los casos. Y si fuera así: ¿no contraviene
ello la misma disposición del artículo 34 de la ley citada?”.
En su sentencia N° 972/2006 esta Sala interpretó que, efectivamente, la
gestión conciliatoria a que se refiere el artículo 34 de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia es obligatoria: “la gestión conci-
liatoria a que hace referencia la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia sí es obligatoria; de hecho, es esa la finalidad
de ese procedimiento previo ante el órgano receptor de la denun-
cia, pues el control de la conducta violenta a través de su enjuicia-
miento será objeto del proceso penal y no de esta etapa previa”
(pp. 55 y 56).
Ahora bien, el carácter obligatorio de la gestión conciliatoria no contra-
dice el texto de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia,
en el contexto de la interpretación que la Sala dio a la norma:
...cuando la norma señala que el órgano receptor de la denuncia
procurará la conciliación de las partes “según la naturaleza de
los hechos”,  lo que  ha  de  entenderse es  que  la mediación del
receptor de la denuncia, durante la gestión conciliatoria,
se realizará teniendo en cuenta los hechos que ocurran en
192 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

cada caso concreto, y no que según la naturaleza de los


hechos habrá o no mediación para la conciliación.
Asimismo, cuando el parágrafo único dice que “de no haber con-
ciliación, no realizarse la audiencia, o en caso de reinciden-
cia...” se enviarán las actuaciones al tribunal de la causa, debe
entenderse –sin perjuicio de que, además, la norma fue anulada
anteriormente  en  esta  misma  sentencia–  que si los resultados
de la gestión conciliatoria fueron infructuosos, hubo reinci-
dencia o bien no hubo audiencia porque las partes no compa-
recieron, se dará por concluida esta fase previa al proceso
penal. (Destacado añadido).
En consecuencia, en la sentencia objeto de aclaratoria esta Sala consi-
deró que la naturaleza conciliatoria del procedimiento y su consecuente
carácter obligatorio es la interpretación más acorde con el Texto Cons-
titucional y con los derechos fundamentales, tanto de la víctima como
del agresor pues, como se dijo en el fallo, “lo que la Ley regula es una
fase prejudicial, fundamentalmente conciliatoria, que sirve de me-
canismo de autocomposición y de prevención respecto de la acción
penal” (p. 38). Sin obligatoriedad incluye los casos en que la conducta
que sea denunciada revista carácter penal, como garantía de los dere-
chos de las víctimas, pues puede dictar de inmediato, medidas cautela-
res sin que tenga que esperar que éstas se apliquen durante el proceso
penal. Evidentemente, y en eso insistió la Sala cuando juzgó que la fina-
lidad conciliatoria del  procedimiento no merma, ni mucho menos, la
potestad del órgano receptor de la denuncia de dictar medidas cau-
telares de inmediato, en los términos del artículo 39 de la Ley.
Todo lo anterior queda suficientemente claro con la lectura de los pun-
tos 8.3, 8.4, 8.5 y 8.6 del fallo cuya aclaratoria se solicitó:
8.3 Para el cumplimiento de sus finalidades, la Ley sobre la Vio-
lencia contra la Mujer y la Familia regula, entre otros aspectos,
un procedimiento previo al inicio de la acción penal, el cual
es de naturaleza conciliatoria, cuyo objeto es la recepción de
denuncias de conductas que, conforme a la Ley, pueden traducir-
se en la comisión de delitos o faltas, y la búsqueda de la autocom-
posición del conflicto a través de la conciliación. Asimismo, y en
aras de la eficacia de ese procedimiento y de la acción penal que
eventualmente se sustanciará con motivo de esa denuncia, la re-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 19 3

ferida Ley dispone la posibilidad de que los órganos recep-


tores de denuncias acuerden diversas medidas cautelares
que, per se, no son contrarias al Texto Constitucional, sino,
por el contrario, abogan por la eficacia de la tutela judicial.
8.4 A raíz de la iniciación de la vigencia de la Constitución de
1999, se hace necesaria la adaptación del procedimiento de de-
nuncia que establece la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y
la Familia respecto del artículo 285, cardinal 3, del Texto Funda-
mental, el cual otorgó la exclusividad de la investigación penal al
Ministerio Público, lo que obliga a la anulación del parágrafo úni-
co in fine del artículo 34 de dicha Ley. En consecuencia, es ne-
cesaria  la  aplicación  concatenada  de  las  normas  de  dicha  Ley
con los preceptos del Código Orgánico Procesal Penal, y en esa
medida,  una vez que los órganos receptores de denuncias
reciban una denuncia que se funde en las conductas que
tipifica la Ley que se impugnó, deberán comunicarla al Mi-
nisterio Público dentro de las doce (12) horas siguientes
“y sólo practicarán las diligencias necesarias y urgentes”, lo
que incluye el otorgamiento de medidas cautelares.
8.5 En consecuencia, será el Ministerio Público el que, una vez
sea  sustanciada  la  investigación  penal  de  conformidad  con  las
normas del Código Orgánico Procesal Penal, determinará si pro-
cede la solicitud de desestimación de la denuncia ante el juez, el
archivo fiscal de la misma, la solicitud de sobreseimiento o bien la
acusación, esta última cuando estime que la investigación propor-
ciona fundamento serio para el enjuiciamiento del imputado.
8.6  La referida comunicación de la denuncia al Ministerio
Público no merma las facultades conciliatorias y cautelares
del órgano receptor, el cual deberá, paralelamente, cum-
plir con las normas relativas a la gestión conciliatoria de las
partes y comunicar posteriormente, al Ministerio Público, acerca
de las resultas de esa gestión. (Destacado añadido).
3.6 También  se pidió  que la  Sala “aclare si considera que el uso no
sexista del lenguaje que transversaliza a la Constitución (...) es de
uso potestativo de los órganos de la administración pública y no
debe –en consecuencia– ser recogido en las leyes, actos adminis-
trativos y en las sentencias que emanen de los tribunales, como es
194 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

el caso de la sentencia del 9 de mayo de 2006 y de las otras senten-


cias que han emanado de las distintas Salas” y  si  “¿conoce la Sala
Constitucional (...) las Recomendaciones de la CEDAW-2006 al
Estado venezolano, en materia de violencia contra las mujeres o
violencia basada en género y de cara a las normas que obligan a
la República y que comprometen su responsabilidad internacional
en materia de derechos de las humanas?”.
Observa la Sala que, en esta oportunidad lo que corresponde es la acla-
ratoria de puntos dudosos de la sentencia N° 972 de 9 de mayo de 2006,
por lo que resultaría totalmente impertinente cualquier pronunciamiento
de la Sala acerca del carácter potestativo o no del “uso no sexista del
lenguaje que transversaliza a la Constitución”  por  parte  de  los  ór-
ganos del Poder Público, a saber: los actos de la Administración Públi-
ca, las leyes y las decisiones de los órganos judiciales y acerca de su
conocimiento de las mencionadas recomendaciones. Así se decide.
4. En atención a la importancia social y jurídica que atañe a la preven-
ción  y  sanción  de  las  actuaciones  relativas  a  la  violencia  contra  la
mujer  y la  familia,  y  la protección  de  las  víctimas de  esta  perversa
situación de violencia, la Sala considera necesario aclarar, también,
varios puntos concretos del fallo N° 972, que, según se demuestra de
los escritos que se han presentado luego de la publicación de ese fallo,
parecen no estar claros.
4.1 En el escrito que introdujo la representación del Instituto Merideño de la
Mujer y la Familia se afirmó (P. 2) que los Jueces de Paz, en tanto órganos
receptores  de  denuncia,  “quedaron anulados por la Sentencia N° 972
de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia”.
En este sentido, aclara la Sala que no es cierta esa afirmación. De los
términos del acto jurisdiccional se desprende que los Juzgados de Paz
siguen manteniendo su condición de órganos receptores de denuncias,
tal como lo dispone el artículo 32 de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia, y siguen manteniendo potestad para que dicten las
medidas a que se refiere el artículo 39 eiusdem. Ahora bien, como se
expuso en la sentencia objeto de aclaratoria, el criterio reiterado de la
Sala es que el Juez de Paz forma parte del sistema de justicia, pero no
está inserto en el Poder Judicial. Por tanto, lo que la Sala declaró con-
trario a la Constitución fue, únicamente, la posibilidad de que los Juzga-
dos de Paz puedan expedir la medida cautelar de arresto a que se contrae
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 19 5

el artículo 39, cardinal 3, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y
la Familia, cuando no haya flagrancia, pero, se insiste, puede emitir
cualesquiera de las otras medidas cautelares que recoge el artículo 39
de la Ley, y pueden aprehender al agresor cuando opere alguno de los
supuestos de flagrancia a que hace referencia el artículo 248 del Código
Orgánico Procesal Penal.
4.2 En el mismo escrito (P. 6), se afirma que “es cierto que la medida
del artículo 39, ordinal 3 de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia, establecía un arresto transitorio de 72 horas,
en contravención con las 48 horas establecidas en el artículo 4 de
la Constitución Bolivariana de Venezuela, al respecto comprende-
mos la contradicción, sin embargo, dadas las condiciones geográ-
ficas de nuestro Estado se complica la transmisión de información
desde el órgano receptor administrativo ante la Fiscalía, según lo
establecido en la Sentencia en cuanto a las 12 horas que se dan
como plazo para informar sobre casos recepcionados (sic) en la
materia que nos ocupa, la inquietud se acrecienta por la necesidad
de la implementación oportuna y diligente de las medidas cautela-
res por parte de órganos competentes para ello”.
Para la Sala es imperativa la debida aclaración de la grave confusión
que subyace tras esa afirmación y, en consecuencia, aclara que, en efecto,
los órganos receptores deben comunicar la existencia de la denuncia al
Ministerio Público dentro de las doce horas siguientes a su recibo, pero
ello no obsta para que, de inmediato, puedan acordar alguna de
las medidas cautelares a que hace referencia el artículo 39 de la
Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia. Así  lo  estable-
ció la sentencia objeto de esta aclaratoria (p. 66):
8.4 A raíz de la iniciación de la vigencia de la Constitución de 1999,
se hace necesaria la adaptación del procedimiento de denuncia que
establece la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia res-
pecto del artículo 285, cardinal 3, del Texto Fundamental, el cual
otorgó la exclusividad de la investigación penal al Ministerio Público,
lo que obliga a la anulación del parágrafo único in fine del artículo 34
de dicha Ley. En consecuencia, es necesaria la aplicación concate-
nada de las normas de dicha Ley con los preceptos del Código Orgá-
nico  Procesal  Penal,  y  en  esa  medida,  una vez que los órganos
receptores de denuncias reciban una denuncia que se funde
en las conductas que tipifica la Ley que se impugnó, deberán
196 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

comunicarla al Ministerio Público dentro de las doce (12) ho-


ras siguientes “y sólo practicarán las diligencias necesarias y
urgentes”, lo que incluye el otorgamiento de medidas cautela-
res.  (Destacado  añadido).
En consecuencia, la comunicación al Ministerio Público tiene por finali-
dad que éste ejerza su exclusiva facultad de investigación penal (artícu-
lo 285, cardinal 3, de la Constitución), pero ello en nada obsta ni merma
las facultades conciliatorias y cautelares de los órganos receptores de
denuncias, las cuales han de ejercerse paralelamente a esa investiga-
ción penal del Ministerio Público, es decir, no tienen que esperar a
que aquélla –la investigación penal– concluya, pues se trata de
facultades distintas con finalidades también diferentes. Así lo es-
tableció también el fallo (pp. 66 y 67):
8.6  La referida comunicación de la denuncia al Ministerio
Público no merma las facultades conciliatorias y cautelares
del órgano receptor,  el  cual  deberá,  paralelamente,  cumplir
con las normas relativas a la gestión conciliatoria de las partes y
comunicar posteriormente, al Ministerio Público, acerca de las
resultas de esa gestión.
4.3 Por último, la Sala insiste, a riesgo de ser repetitiva, que no es
cierta la afirmación de la solicitante de aclaratoria en el sentido de que
“la sentencia del 9 de mayo de 2006 ha dejado en estado de inde-
fensión a las mujeres víctimas de violencia, en las manos de los
sujetos agresores, por lo que muchas de ellas perderán irremedia-
blemente, sus vidas, situación ante la cual no pueden permanecer
indiferentes tan connotados (as) Magistradas y Magistrados”.
En este mismo sentido se pronunciaron varios de los escritos que fueron
consignados en el expediente luego de la publicación del fallo. En concre-
to, en el escrito que presentó la representación de la Casa de la Mujer de
la Alcaldía de Caracas se lee: “con esta sentencia quedan desprotegi-
das las mujeres inmersas en hechos de violencia de género (violen-
cia doméstica, violencia intra familiar), debido a que la parte agresora
no es sancionada con medidas de protección que en lo inmediato
frenan episodios de mayor violencia e incluso la muerte”.
Asimismo, en el escrito que, con sello húmedo del Instituto Nacional de
la Mujer, consignó un grupo de ciudadanos y ciudadanas “representa-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 19 7

das/os por las y los firmantes en las listas de adhesión a la des-


aprobación de la sentencia...”  N°  972/06,  se  expresó:  “las medidas
establecidas en el artículo 21 de la Constitución las van a aplicar
los 635 Juzgados de Primera Instancia en lo Penal aunados a los
600 Fiscales del Ministerio Público ambos con distintas y múltiples
competencias, en consecuencia ¿qué posibilidad de acceso a la
justicia tenemos las 14.039.021 mujeres de nuestro país, potencia-
les víctimas de violencia familiar?”; y se añadió que, en el fallo, “se
desarticula la posibilidad de que los órganos receptores de denun-
cias, órganos de seguridad ciudadana (...) que son las instancias
más cercanas e inmediatas que tienen las ciudadanas, puedan to-
mar las medidas cautelares con la celeridad e inmediatez requeri-
da, para salvaguardar la integridad y la vida de las mujeres víctimas
de violencia en nuestro país...” (Destacado  añadido).
En el mismo recaudo se agregó que la sentencia “dejó en el más pro-
fundo desamparo legal a las mujeres y con ellas sus hijos e hijas,
quienes también son víctimas de la misma situación de violencia
basada en género” y plantearon –de manera por demás grosera fren-
te al Magisterio Judicial– varias interrogantes:
¿qué ocurrirá con la desprotección generada por este fallo?, ¿qué
va a pasar con las cientos de miles de mujeres que habitan en sec-
tores urbanos y rurales, donde hasta el presente no existe oficina
del Ministerio Público ni Juzgados de Control?, ¿quiénes serán los
responsables de la muerte de las mujeres por violencia basada en
género?, ¿se tomó en  cuenta para este fallo a  los grupos social-
mente vulnerables del país?, ¿qué pasará con los expedientes que
se encuentran en los tribunales de control y que, con base a una
interpretación  posterior  de  la  sentencia  denunciada,  igualmente
sexista, sean sacados de los mismos para reenviarlos a las Fisca-
lías y de esa manera enervar el ejercicio y resguardo de los dere-
chos humanos de las mujeres?, ¿quiénes responderán por las mujeres
que han sido asesinadas y lo serán desde ese fatídico día 9 de mayo
de 2006, fecha de la denunciada y sexista sentencia?
Al respecto, huelga insistir en que la sentencia de 9 de mayo de 2006
declaró parcialmente con lugar la demanda y lo único que anuló fue la
posibilidad de que los órganos no judiciales receptores de denun-
cias (Jueces de Paz, Prefecturas y Jefaturas Civiles, Órganos de
Policía y Ministerio Público) pudieran dictar medidas de arresto
198 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

cuando no medien supuestos de flagrancia en los términos en que


ésta procede según el Código Orgánico Procesal Penal, por cuan-
to tal facultad era abiertamente contraria al artículo 44 de la Cons-
titución de la República Bolivariana de Venezuela.  El resto de las
medidas cautelares que dispone el artículo 39 de la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia, con inclusión del arresto
por parte de órganos receptores judiciales, mantiene plena vigen-
cia, pues son conformes con el Texto Constitucional, de modo que no
están incursas en las denuncias de inconstitucionalidad que contra ellas
sí alegó la parte demandante.
En consecuencia, por cuanto están vigentes todas las medidas cautela-
res que preceptúa el artículo 39 de la Ley sobre la Violencia contra la
Mujer y la Familia –salvo el específico supuesto que se anuló– mal pue-
de afirmarse que el pronunciamiento judicial objeto de aclaratoria haya
dejado en estado de indefensión a las víctimas de violencia, y si tal inde-
fensión existe es posible que tenga origen en razones prácticas, como lo
son ausencia de órganos suficientes para la ejecución de la Ley, exceso
de  cautela  de  los  órganos  receptores  de  denuncias  que  derivan  en  la
negativa o falta de otorgamiento de medidas cautelares y desinforma-
ción  de las  víctimas  respecto de  los  mecanismos  para su  protección,
razones que esta Sala lamenta, rechaza y aboga por su superación, pero
que no derivan de su sentencia.
La Sala deplora profundamente que un sector de la opinión pública y,
particularmente,  órganos  del  Poder  Público  aparentemente  no  hayan
leído dicho fallo o hayan malinterpretado los términos del mismo, cuya
finalidad fue, en todo momento, la compatibilización del régimen espe-
cial de control de la violencia doméstica que dispone la Ley sobre la
Violencia contra la Mujer y la Familia –texto previo a la actual Constitu-
ción y al Código Orgánico Procesal Penal vigente–, con las normas y
principios de la Constitución de 1999, sin que, en ningún caso, ello impli-
case  desmedro de los  derechos fundamentales de las víctimas de esa
indeseable forma de violencia, para lo que se tuvo en cuenta, como la
propia decisión expresó y se recalcó supra en esta aclaratoria, la im-
portancia  de  ese  régimen  especial  “cuya finalidad última es la pro-
tección de los derechos fundamentales a la integridad física,
psíquica y moral de la persona, el derecho a la igualdad por razo-
nes de sexo y el derecho a la protección de la familia y cada uno de
sus miembros”  en  atención  a  “los compromisos contraídos por la
República como Estado Parte de la Convención sobre la Elimina-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 19 9

ción de todas las formas de Discriminación contra la Mujer y la


Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradi-
car la Violencia contra la Mujer ‘Convención de Belém Do Pará’”
(p. 65 de la sentencia).
Asimismo, deplora que esa mala interpretación tenga como gravísima
consecuencia social la errónea información y confusión de los sectores
vulnerables destinatarios de esta protección, esto es, las mujeres y fa-
milias del país, quienes a causa de esa confusión consideran que, ahora,
están “absolutamente desprotegidas”, que no es  posible  ya el arresto
del agresor y, peor aún, que no hay medida cautelar alguna que las pro-
teja. Esa situación de confusión por parte de las actuales o potenciales
víctimas de violencia contra la mujer y la familia debe ser corregida a la
mayor brevedad por los mismos sectores –opinión pública y órganos del
Poder Público– que la causaron, para evitar que, como consecuencia de
ella, dejen de utilizarse los mecanismos de protección que dispone la
Ley  sobre  la  Violencia  contra  la  Mujer  y  la  Familia  y  que  esta  Sala
declaró acordes con la Constitución.
En  consecuencia,  se  ordena  la  publicación  de  esta  aclaratoria  en  la
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela  como  par-
te integrante de la sentencia N° 972 de 9 de mayo de 2006, y la incorpo-
ración en el portal del sitio web de este Tribunal, dé mención destacada
de la publicación de la misma, y exhorta a las autoridades públicas y a
los    organismos  privados,  cuyo  fin  es  la  protección  de  la  mujer  y  la
familia, para que hagan del conocimiento público y, especialmente, de
los sectores vulnerables, de la manera más clara y diáfana posible, los
términos del fallo y de su aclaratoria, para la reversión de la gravísima
confusión social que causaron. Así se decide.
En los términos que anteceden queda aclarada la sentencia N° 972 de 9
de mayo de 2006 de esta Sala. Así se decide.

III
DECISIÓN

Por los razonamientos que anteriormente fueron expuestos, esta Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley, ACLARA, en los
términos que anteceden, la sentencia N° 972 de 9 de mayo de 2006 que
se dictó en el marco de la demanda de nulidad que demandó el ciudada-
200 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

no JULIÁN ISAÍAS RODRÍGUEZ DÍAZ, Fiscal General de la Re-


pública, contra los artículos 3, cardinal 4, 32, y 39, cardinales 1, 3 y 5, de
la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
Asimismo, se ORDENA la publicación de esta aclaratoria en la Gace-
ta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela  como  parte  in-
tegrante de la sentencia N° 972 de 9 de mayo de 2006, y la incorporación
en el portal del sitio web de este Tribunal de mención destacada de la
existencia de la misma, y se EXHORTA a las autoridades públicas y a
los organismos privados, cuyo fin es la protección de la mujer y la fami-
lia, para que hagan del conocimiento público y, especialmente, de los
sectores vulnerables, de la manera más clara y diáfana posible, los tér-
minos del fallo y de su aclaratoria, para la reversión de la gravísima
confusión social que causaron.
(...omissis...)

VOTO SALVADO

Quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, por razones


de coherencia salva su voto del criterio sostenido por la mayoría sen-
tenciadora que aclaró la sentencia N° 972, dictada por esta Sala el 9 de
mayo  de  2006,  que  anuló  la  norma  contenida  en  la  parte  in fine  del
artículo 34, así como los preceptos que surgían de la aplicación concor-
dada del numeral 3 del artículo 39 con los numerales 1 (en lo que se
refiere a los Jueces de Paz), 3, 4 y 5 del artículo 32, todos de la Ley
sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia.
En efecto, en aquella oportunidad discrepé de los argumentos que se
expusieron para decretar la procedencia del recurso de nulidad inter-
puesto por el Fiscal General de la República, pues, en criterio de quien
suscribe, tanto la parte la parte in fine del artículo 34 como los precep-
tos que surgen de la aplicación concordada del numeral 3 del artículo 39
con los numerales 1 (en lo que se refiere a los Jueces de Paz), 3, 4 y 5
del artículo 32, de la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia
se ajustan a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
En definitiva, he discrepado de la mayoría sentenciadora y he objetado
que ésta se hubiese limitado a hacer una interpretación simplista del
artículo 44.1 constitucional, obviando la teoría de la argumentación para
hacer una interpretación constitucionalizante de la Ley sobre la Violen-
cia  contra  la  Mujer,  con  base  en  la  tesis  de  la  complejidad  y  en  las
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 20 1

acciones positivas que habilita en esta materia permite el artículo 51 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Por tanto, visto que en esta ocasión de una u otra forma han sido ratifi-
cados  en  la  aclaratoria  los  argumentos  expuestos  en  la  sentencia  N°
972/2006, quien suscribe, para ser coherente y lineal con su concepción
de la problemática de la violencia de género, reproduce aquí lo esgrimi-
do en el voto salvado del mencionado fallo.
Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.
(...)
7. ACCIÓN DE AMPARO CON AVOCAMIENTO. INSEMI-
NACIÓN ARTIFICIAL, FECUNDACIÓN IN VITRO,
OTRAS TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA.
BANCOS DE SEMEN, MADRES SUBROGADAS “VIEN-
TRES EN ALQUILER”. FECUNDACIÓN NO CONSENTI-
DA. FILIACIÓN Y CAPACIDAD PARA SUCEDER

Sentencia: Nº 1.456 del veintisiete de julio de 2006.

Caso: Solicitud de Avocamiento de  la Acción de Amparo


interpuesta  contra  el  Grupo  Médico  de  Fertilidad,
C.A., del Centro Médico Docente La Trinidad, inten-
tada por la ciudadana Yamilex Coromoto Núñez De
Godoy.

Voto Salvado: Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz.

Normativa citada en el fallo:
CC: Artículos 201, 202, 204, 809 y 1.264.
CASDH: Artículos 17 y 18.
CRBV: Artículos 20, 21, 22, 26, 27, 56, 75,
76, 127, 257 y 335.
CSDN: Artículo 7.
CSETFDCM: Artículo 16.
LOASDGC: Artículo 35.
LOPNA: Artículos 15, 16, 17, 18, 22, 25 y 26.
LSTOMASH: Artículos 1, 2, 16, 17 y 18.
PIDCP: Artículos 23 y 24.
202 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Texto del fallo:

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
SALA CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO PONENTE:
JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO

El 6 de julio de 2005, la ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ


DE GODOY, titular de la cédula de identidad 14.757.789 debidamente
asistida por los abogados Irma Gómez y Eduardo Meier, inscritos en el
INPREABOGADO bajos los números 33.463 y 61.465, respectivamen-
te,  solicitó  a  esta  Sala  Constitucional  “(...) SE AVOQUE al conoci-
miento de la acción de amparo que cursa ante el Juzgado Tercero
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que
dictó sentencia el pasado 27 de junio de 2005, declarando sin lu-
gar la acción interpuesta contra el GRUPO MÉDICO DE FERTILI-
DAD, C.A. del CENTRO MÉDICO DOCENTE LA TRINIDAD (...)”.
El 7 de julio de 2005, se dio cuenta en Sala del presente expediente y se
designó ponente al Magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero, quien
con tal carácter suscribe el presente fallo.
El 18 julio de 2005, la ciudadana debidamente asistida por sus abogados
presentó escrito contentivo de la solicitud de medida cautelar innominada.
En decisión del 5 de agosto de 2005, la Sala acordó oficiar al Juzgado
Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, para que
en el lapso de cinco días de despacho siguientes a que conste en autos
el recibo del oficio, remitiera el expediente original contentivo del am-
paro constitucional ejercido por YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ DE
GODOY  contra  el  GRUPO  MÉDICO  DE  FERTILIDAD,  C.A.  del
CENTRO MÉDICO DOCENTE LA TRINIDAD. Así mismo, se acor-
dó la medida cautelar solicitada por los abogados actores y, en conse-
cuencia, se ordenó al Grupo Médico de Fertilidad del Centro Médico
Docente La Trinidad a conservar en buen resguardo la muestra seminal
del ciudadano Dilmar José Godoy Mendoza, hasta tanto se decida sobre
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 20 3

la  presente  solicitud  de  avocamiento.  Igualmente,  se  dispuso  que  el


mencionado Grupo Médico de Fertilidad del referido Centro Médico,
deberá abstenerse de  desechar  o destruir  la muestra seminal del pre-
nombrado ciudadano. Para el cumplimiento efectivo de dicha medida,
se acordó notificar al Grupo Médico de Fertilidad del Centro Médico
Docente La Trinidad, en la persona del ciudadano Dr. Ibrahim Reyes.
Practicadas las notificaciones ordenadas, se recibió el expediente soli-
citado el 21  de octubre de 2005, el cual fue remitido por el Juzgado
Superior Quinto en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscrip-
ción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, quien lo recibió en
virtud de la consulta establecida en el artículo 35 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, la cual para ese
momento no había sido resuelta.
Mediante diligencia del 23 de noviembre de 2005, el apoderado de la
parte actora solicitó que se convoque a una audiencia constitucional.
En diligencias del 24 de enero y del 21 de febrero de 2006, el apoderado
de la parte actora pidió a la Sala se impulse y reanude el procedimiento,
dada  la negativa  del  Grupo Médico  de  Fertilidad  del Centro  Médico
Docente La Trinidad de negarse a recibir la notificación de la decisión
emanada de esta Sala.
Mediante  decisión  del  24  de  febrero  de  2006,  esta  Sala  se  avocó  al
conocimiento del proceso de amparo intentado por YAMILEX CORO-
MOTO  NÚÑEZ  DE  GODOY, contra  el  mencionado  GRUPO  MÉDI-
CO DE FERTILIDAD, C.A., y acordó requerir al mismo, en la persona
del ciudadano Dr. Ibrahim Reyes, informase a la Sala si la muestra de
semen suministrada por el ciudadano DILMAR JOSÉ GODOY MEN-
DOZA se mantiene criopreservada en el laboratorio de fertilidad de ese
Grupo Médico.
En diligencia del 3 de abril de 2006, el abogado EDUARDO MEIER
GARCÍA, en su carácter de apoderado judicial de la parte actora, soli-
citó se dicte sentencia de fondo, en la cual se restablezcan los derechos
de su representada.
En esa misma fecha, se recibió comunicación del 28 de marzo de 2006,
suscrita  por  el  doctor  IBRAHIM  REYES,  en  su  carácter  de  Director
del Grupo Médico de Fertilidad, C.A., en el cual informó lo solicitado
por la Sala.
204 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En diligencia del 7 de abril de 2006, el prenombrado abogado actor rati-
ficó  la solicitud de que se dicte la sentencia de fondo en la presente
acción de amparo.
En diligencia del 29 de junio de 2006, el abogado EDUARDO MEIER
GARCÍA solicitó a la Sala se pronuncie sobre la imposición de costas,
de conformidad con el artículo 33 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales.
La Sala previas las siguientes consideraciones de hecho y de derecho,
pasa a decidir y al efecto observa:

I
DE LA SOLICITUD DE AVOCAMIENTO

Los abogados de la parte accionante fundamentaron su pretensión en lo
siguiente:
1.-  Que  “[...]el causante DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA, antes
de morir, deja su semen con la expectativa legítima, y reiterada en
documentos privados y en hechos públicos y notorios, incluso co-
municacionales, y consensuada con su esposa YAMILEX CORO-
MOTO NÚÑEZ de poder engendrar vida, y así intentar la
concepción y gestación del hijo tan ansiado, por lo que acordaron
someterse a un proceso de inseminación artificial o asistida y por
ende, a la utilización de los métodos más apropiados para conser-
var la muestra espermática de DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA,
que como consecuencia de la enfermedad que padecía y que causó
su muerte (sarcoma de ewing extraesqueletico), debía someterse a
tratamiento médico mediante RADIOTERAPIA, lo cual comprome-
tería su fertilidad (como en efecto ocurrió), por lo cual por reco-
mendación facultativa del médico tratante se procedió a preservar
su líquido seminal, por el lapso de dos (2) años desde el 09 de
junio de 2003 y a cargo del GRUPO MÉDICO DE FERTILIDAD
DEL CENTRO MÉDICO DOCENTE LA TRINIDAD”.
2.- Que, con ocasión de la negativa del GRUPO MÉDICO DE FERTI-
LIDAD,  C.A.  del  CENTRO  MÉDICO  DOCENTE  LA  TRINIDAD,
de realizar a su representada una “inseminación artificial” con la mues-
tra espermática de DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA, interpusie-
ron  una  acción  de  amparo  constitucional  ante  el  Juzgado Tercero  de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 20 5

Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscrip-
ción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, la cual fue declarada
sin lugar en sentencia del 27 de junio de 2005; fallo que estimaron fue
“...sustentado en el mero positivismo formalista, cuya interpreta-
ción comienza y termina en la ley, e ignora los principios y valores
constitucionales que no sólo integran el ordenamiento jurídico sino
lo que es más importante aún, lo informan y orientan”.
3.- Que el juez que conoció del amparo, lo desestimó al señalar que:
“[...]Después del fallecimiento del padre, la carga de la prueba de
las condiciones antes expuestas recae sobre el cónyuge supérstite,
los propios hijos o los tutores de los mismos, por lo que no habién-
dose demostrado el consentimiento para la reproducción post mor-
tem del ciudadano DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA,
forzosamente ha de declararse impróspera la presente acción[...]”.
4.- Denunciaron que dicho juez de instancia introdujo en su decisión
“[...]criterios o reglas jurídicas que regularían de forma general la
inseminación artificial, imponiendo a su vez límites internos e (sic)
externos al derecho de procrear[...]”.
5.- Que se interpretó caprichosamente la voluntad de DILMAR JOSÉ
GODOY  MENDOZA  y  de  YAMILEX  COROMOTO  NÚÑEZ,  toda
vez  que  “[...]es evidente el consentimiento expreso e inequívoco
(Presupuesto de fertilización in Vitro, Autorización del 22 de febre-
ro de 2004, entre otros, así como se deduce de los Informes Médi-
cos y Sociales) y tácito (por medio de los hechos públicos y notorios,
Programa Sábado Sensacional, Canal VV), legítimamente mani-
festado de la pareja, ha constituido, en todo momento, y sigue cons-
tituyendo un acto de voluntad libre de coacción, tendente a
materializar la fecundación asistida y, en consecuencia someterse
a los procedimientos que faciliten el encuentro del espermatozoide
del marido con el óvulo de la parte accionante en amparo, YAMI-
LEX COROMOTO NÚÑEZ, quien se sometió a las pruebas y pro-
cedimientos (proceso de preparación hormonal, etc.) que harían
viable la concepción, y sólo esperaba completar el ciclo de fertili-
zación in vitro”.
Solicitaron  “(...) que, en ejercicio de lo que ha considerado una
facultad excepcional y discrecional, se pronuncie sobre el conteni-
do esencial de los derechos de la ciudadana YAMILEX COROMO-
206 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

TO NÚÑEZ DE GODOY y la ampare ante la violación directa e


inmediata, así como la amenaza de violación de los derechos cons-
titucionales contenidos en los artículos 76, 56, 20, 21.1 y 75 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (...)”.
Indicaron que el esposo de YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ, ciuda-
dano DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA, falleció en su domicilio y
en compañía de su esposa y demás seres queridos el 12 de noviembre
de 2004, a causa de insuficiencia respiratoria, “[...]metástasis pulmo-
nar, Sarcoma de Ewin, lo que no significa que su desaparición físi-
ca haya significado también la de su deseo de tener hijos de la
persona amada, que podrían nacer con posterioridad a la muerte
de su padre biológico[...]”.
Señalaron  que,  “(...) ahondando sobre la procedencia –concreta-
mente sobre el hecho lesivo– de la presente acción de amparo, es-
tamos frente a dos supuestos fácticos o situaciones de hecho lesivas
a los derechos de procrear, a la integridad psíquica y moral, al
libre desarrollo, desenvolvimiento y determinación de la personali-
dad, entre otros de los derechos ligados al valor de valores como lo
es el respeto a la dignidad humana (...)”.
Finalmente, en el petitorio establecieron “(...) cumplidos como están
los extremos de procedencia de la presente acción de amparo, soli-
citamos a esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justi-
cia se avoque al conocimiento de la Acción de Amparo que cursa
ante el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil
y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolita-
na de Caracas, que cursa en el expediente número 28.734 y REVO-
QUE la sentencia dictada por este Tribunal el pasado 27 de junio
de 2005, y declarada con lugar nuestra solicitud, dado que es for-
zoso acordar la tutela constitucional, porque de lo contrario, se
estaría consintiendo la negativa de las autoridades del CENTRO
DE FERTILIDAD, GRUPO MÉDICO DE FERTILIDAD DEL CEN-
TRO MÉDICO DOCENTE DE LA TRINIDAD de realizar la insemi-
nación o de proceder a la entrega de la muestra seminal a la
ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ, o peor aún, permitien-
do que se deseche el referido líquido seminal, y así se estaría cau-
sando un perjuicio irreparable, un daño de inconmesurable entidad,
una violación directa a sus derechos constitucionales concretos (...)”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 20 7

Y pidieron concretamente que se restablezca la situación jurídica infrin-
gida de la siguiente manera:
1.- Se ordene al Centro de Fertilidad, Grupo Médico de Fertilidad, C.A.
del Centro Médico Docente La Trinidad realizar de forma inmediata la
“inseminación artificial”, con la muestra espermática del causante DIL-
MAR JOSÉ GODOY MENDOZA y en la persona de YAMILEX CO-
ROMOTO  NÚÑEZ,  “...cumpliendo rigurosamente con todos los
extremos exigidos para tal fin”.
2.- Que en su defecto, se ordene a las autoridades del mencionado Grupo
Médico proceda a la entrega de la referida muestra seminal a la ciudadana
YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ, tomando las medidas idóneas para la
conservación, transporte y resguardo de la misma; y se imponga, igualmen-
te, a las autoridades del Centro de Fertilidad, Grupo Médico de Fertilidad
C.A. del Centro Médico Docente La Trinidad, la obligación de no hacer
consistente  en  “...que por ningún concepto de (sic) deseche la muestra
espermática o semen de DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA”.
En escrito presentado el 24 de mayo de 2006, el abogado EDUARDO
MEIER, en representación de la actora ratificó la solicitud de que se
declare con lugar el amparo constitucional ejercido por su mandante, y
que  en  consecuencia  se  ordene  a  la  parte  accionada  “...completar el
CICLO DE FERTILIZACIÓN IN VITRO en la persona de YAMI-
LEX COROMOTO NÚÑEZ, con la muestra espermática del cau-
sante DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA, cum pliendo
rigurosamente con todos los extremos exigidos para tal fin, inclu-
yendo un estudio de cromosomas de la muestra espermática crio-
preservada, realizado por un ente independiente, nombrado por
esa Sala Constitucional y a las solas expensas del GRUPO MÉDI-
CO DE FERTILIDAD, C.A.”.

II

ALEGATOS EXPUESTOS POR LA PARTE ACCIONADA


EN LA AUDIENCIA CONSTITUCIONAL

1.-  Que  “[...]el paciente fallece en el mes de noviembre de 2004 y


llena la autorización en el mes de junio de 2003, donde señala que
no se utilice la prueba, es decir, el paciente tuvo más de año y
208 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

medio para modificar la autorización y no lo hizo; nosotros nos


debemos a la autorización del paciente, ya que se crearía un caos
en caso de no cumplir con la palabra de aquel (sic), tendríamos
paternidades no deseadas”.
2.-  Que  “[...] no se puede alegar como un hecho notorio que la ac-
cionante y el paciente contrajeron matrimonio en un canal de televi-
sión y rebatir la autorización dejada por el paciente para sostener
el hecho de querer tener un hijo, el caso es que el fallecido quiso
tener un hijo y estar con él, no que se utilizara la muestra después
de muerto, como él lo señaló en su autorización, reiteramos somos
una clínica de fertilidad y lo hace a bajos precios en general, hay
casos más complejos, la clínica también hace una labor social”.
3.- Que “[...] somos pioneros en fertilización, estamos de acuerdo con la
procreación, siempre y cuando conste la autorización del paciente”.
4.- A la pregunta del Tribunal que conoció en primera instancia, referida al
motivo de su negativa a utilizar y a entregar la muestra, la parte accionada
contestó: “Debido a la decisión del paciente en la solicitud de preserva-
ción del semen que indicó que no sea utilizada si él no estaba presente”.

III

SENTENCIA DE LA PRIMERA INSTANCIA


CONSTITUCIONAL

En sentencia dictada por el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, el 27 de junio de 2005, se declaró sin lugar la
acción de amparo constitucional ejercida por la ciudadana YAMILEX
COROMOTO NÚÑEZ contra el GRUPO MÉDICO DE FERTILIDAD,
C.A.,  del  CENTRO  MÉDICO  DOCENTE  LA  TRINIDAD,  sobre  la
base de las siguientes consideraciones:
1.-  Que  “...el tribunal no puede perder de vista que el derecho a
concebir a los hijos supone situarse en un momento en que éstos aún
no han sido concebidos y en donde la pareja en uso de la autonomía
de su voluntad, escoge cómo, cuándo y cuántos hijos concebir, te-
niendo en cuenta que la paternidad implica una serie de obligacio-
nes, que los padres aceptan al momento de mantener relaciones
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 20 9

sexuales inclusive si el hijo no es buscado. Por ende, siendo este el


derecho que se habría vulnerado, el Tribunal tendrá como norte
buscar cuál ha sido la voluntad de uno de los integrantes de la pare-
ja, en este caso del obitado, visto que el supérstite aduce que así lo
habrían convenido y por ello preservaron el semen que criogénica-
mente mantiene conservado la presunta agraviante”.
2.- Que tomando en cuenta las pruebas consignadas a los autos (misiva
del 15/09/03 suscrita por la Dra. Lorena Lion, médico del Instituto Onco-
lógico “Luis Razetti”, dirigida a Seguros Bancentro; informe médico ema-
nado  de  la  parte  presuntamente  agraviante  dirigido  a  la  aseguradora,
documento de fecha 22/02/04 contentivo de una autorización que el cón-
yuge de la actora le da a ésta para movilizar sus cuentas bancarias; origi-
nal de la solicitud de criopreservación de semen, suscrita por el difunto
esposo de la actora el 5/06/03), “...puede evidenciarse claramente que
el cónyuge de la querellante expresamente manifestó que no autori-
zaba a su pareja para que le entregaran la muestra de semen por él
consignada ante la presunta agraviante para intentar un embarazo
sin que él estuviera presente o emitiera una autorización adicional”.
3.-  Que  “...la autonomía de la voluntad de una persona en un caso
como el de estos autos, se manifiesta a través del consentimiento, y
en nuestro país, hasta donde el humilde conocimiento de este juz-
gador alcanza, el único supuesto en que la voluntad de una perso-
na muerta debe ejecutarse de la manera en que lo mandó, es que
tal voluntad conste depositada en un testamento, al que se le ha
asignado la naturaleza de un mandato post mortem. Adicional a
este supuesto, no se conoce otro en el que persona muerta ordene,
autorice o mande ejecutar su voluntad por intermedio de persona
viva que se encargue de cumplir el mandato post mortem”.
4.-  Que  “...el silencio o la falta de una manifestación clara en con-
sentir la concepción, no puede ser entendida como consentimiento.
El potencial padre y donador de la esperma debe consentir en for-
ma clara e inequívoca no sólo la reproducción póstuma sino tam-
bién el hecho de obligarse a mantener el menor”.
5.- Que “...(d)espués del fallecimiento del padre, la carga de la prue-
ba de las condiciones antes expuestas recae sobre el cónyuge su-
pérstite, los propios hijos o los tutores de los mismos, por lo que no
habiéndose demostrado el consentimiento para la reproducción post
210 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

mortem del ciudadano DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA, forzosa-


mente ha de declararse impróspera la presente acción de amparo”.

IV

PUNTO PREVIO

Conoce  esta  Sala  de  esta  causa,  aun  cuando  en sentencia  del  22  de
junio  de  2005  (Caso:  Ana Mercedes Bermúdez),  se  declaró  que  la
consulta, a la que se refiere el artículo 35 de la Ley Orgánica de Am-
paro  sobre  Derechos  y  Garantías  Constitucionales,  quedó  derogada
con la iniciación de la vigencia de la Constitución de la República Bo-
livariana de Venezuela, en tanto que se contrapone a los artículos 26,
27 y 257 constitucionales; ello de conformidad con la Disposición De-
rogatoria Única, por cuanto en esa misma decisión se ordenó la publi-
cación  del  fallo  en  la  Gaceta Oficial de la República Bolivariana
de Venezuela y, en protección a la confianza legítima de los justicia-
bles, la no aplicación del criterio durante los treinta días posteriores a
esa publicación para que, dentro de ese lapso, las partes manifesta-
sen, en cada caso concreto, su interés en la resolución de las consul-
tas pendientes en todos los Tribunales de la República. Así mismo, se
declaró que, en el supuesto de que nadie concurriese dentro del perío-
do que se otorgó, el fallo de primera instancia constitucional quedaría
definitivamente firme, por lo que se remitiría el expediente al tribunal
de la causa para su archivo.
La decisión en cuestión fue publicada en la Gaceta Oficial de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela N° 38.220 de 1° de julio de 2005.
En el caso de autos, la parte actora desfavorecida con el fallo de prime-
ra instancia, solicitó el avocamiento de dicha causa a esta Sala, en es-
crito del 6 de julio de 2005, y mediante decisión del 24 de febrero de
2006, esta Sala se avocó al conocimiento del proceso de amparo inten-
tado  por  YAMILEX  COROMOTO  NÚÑEZ  DE  GODOY,  contra  el
mencionado GRUPO MÉDICO DE FERTILIDAD, C.A., y acordó re-
querir al mismo, en la persona del ciudadano Dr. Ibrahim Reyes, infor-
mase a la Sala si la muestra de semen suministrada por el ciudadano
DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA, se mantiene criopreservada en
el laboratorio de fertilidad de ese Grupo Médico.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 21 1

Por ello, avocada la Sala a esta causa, debe decidir en esta oportunidad
si estuvo ajustada o no a derecho la decisión de la primera instancia
constitucional que declaró sin lugar el amparo antes mencionado, de
modo que este pronunciamiento equivale a la consulta obligatoria a la
que se refería el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Dere-
chos y Garantías Constitucionales; por lo que la petición de avocamien-
to, a juicio de la Sala, corresponde a la manifestación de la parte a que
se resolviera la consulta pendiente. Así se decide.

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Pasa la Sala a pronunciarse sobre el fondo del asunto sometido a su cono-
cimiento y, al  respecto, observa que siendo éste un caso sin  precedente
judicial en el país, no sólo por la expectativa de la actora de que se realice a
su favor una fecundación in vitro, sino por la circunstancia de la muerte de
su cónyuge, la Sala estima necesario hacer las siguientes precisiones:
A) DERECHOS CONSTITUCIONALES DENUNCIADOS POR
LA ACTORA COMO VIOLADOS POR LA PARTE PRESUN-
TAMENTE AGRAVIANTE
A.1) DERECHO A PROCREAR: Señaló la actora que se infringió con
“...la inequívoca y consesurada voluntad de una pareja de ejercer el
derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos que
deseen concebir y a disponer de los medios que les aseguren el ejer-
cicio de ese derecho, como es el caso de la inseminación artificial,
que es un instrumento, un medio del cual se está privando a YAMI-
LEX COROMOTO NÚÑEZ, con las consecuencias fatales e irrever-
sibles de no poder gozar siquiera de la mera expectativa de cumplir
su propia voluntad y la de su difunto esposo: procrear un hijo de
ambos (artículo 76 de la CRBV y artículo 16.e Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer)”.
A.2) DERECHO AL LIBRE DESENVOLVIMIENTO DE LA PER-
SONALIDAD: ya que –según afirma la actora, le han impedido “...no
sólo su intención de perpetuar en un hijo (que es una posibilidad
incierta) el amor por su marido fallecido y la concreción de su
deseo de tener hijos de la persona amada, sino de cumplir su pro-
212 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

yecto de vida (su realización personal para poder conducir su vida


y alcanzar el destino que se propuso) y de poder desarrollar las
dimensiones de su propia dignidad humana (artículo 20 de la Cons-
titución de la República Bolivariana de Venezuela”.
A.3) DERECHO A LA MATERNIDAD SIN DISCRIMINACIÓN
ALGUNA: indicó en su escrito libelar que “...sea cual fuere el estado
civil de la madre, exigiendo condiciones para que la igualdad sea
real y efectiva; que aunque, en el caso presente, no se trata de un
resultado seguro, sino de una situación probable que depende –
como causa eficiente– de que se realice el procedimiento de inse-
minación artificial (artículos 56, 76, 21 de la Constitución...)”.
Con respecto a los derechos constitucionales denunciados como con-
culcados por la actuación del Grupo Médico de Fertilidad C.A. del Cen-
tro Médico Docente La Trinidad, la Sala apunta lo siguiente:
En primer lugar que los tres derechos invocados están íntimamente rela-
cionados, por cuanto son derechos inherentes a la persona humana, son
“derechos de la personalidad”,  es  decir,  que  “...posee toda persona
por su sola condición de tal. Estos derechos no dependen de ningu-
na conducta o adquisición especial del sujeto, sino que nacen con
éste porque implican la protección de la esfera moral y corporal del
ser”  (Ensayos sobre Capacidad y Otros Temas de Derecho Civil.  Do-
mínguez Guillén, María Candelaria. Tribunal Supremo de Justicia. Colec-
ción Nuevos Autores N° 1, Caracas-Venezuela 2006, p. 506).
El derecho a procrear no es más que el derecho natural de concebir un
ser; derecho éste que al igual que los derechos a la maternidad y pater-
nidad suponen obligaciones en los sujetos que los encabezan, y el ejerci-
cio de estos derechos supone el libre desenvolvimiento de la personalidad,
sin más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del
orden público y social, tal y como lo dispone el artículo 20 constitucio-
nal, y como lo consagra el artículo 29 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, cuando dispone que:
...
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que
sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus liberta-
des, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones esta-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 21 3

blecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento
y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satis-
facer las justas exigencias de la moral, del orden público y del
bienestar general en una sociedad democrática.
3.  Estos  derechos  y  libertades  no  podrán,  en  ningún  caso,  ser
ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Nacio-
nes Unidas. (Subrayado de este fallo).
En la Constitución de 1999, se consagran los siguientes derechos civiles
y  sociales,  que  la  Sala  considera  de  relevancia  en  la  oportunidad  de
resolver el caso de autos:
Artículo 56. Toda persona tiene derecho a un nombre propio, al
apellido del padre y al de la madre, y a conocer la identidad de los
mismos. El Estado garantizará el derecho a investigar la materni-
dad y la paternidad.
Toda persona tiene derecho a ser inscrita gratuitamente en el re-
gistro civil después de su nacimiento y a obtener documentos públi-
cos que comprueben su identidad biológica, de conformidad con la
ley. Éstos no contendrán mención alguna que califique la filiación.
Artículo 75. El Estado protegerá a las familias como asociación
natural de la sociedad y como el espacio fundamental para el de-
sarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se ba-
san en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo
común,  la  comprensión  mutua  y  el  respeto  recíproco  entre  sus
integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre
o a quienes ejerzan la jefatura de la familia.
Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados
o  criadas  y  a  desarrollarse  en  el  seno  de  su  familia  de  origen.
Cuando ello sea imposible o contrario a su interés superior, ten-
drán derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley.
La adopción tiene efectos similares a la filiación y se establece
siempre en beneficio del adoptado o la adoptada, de conformidad
con la ley. La adopción internacional es subsidiaria de la nacional.
Artículo 76. La maternidad y la paternidad son protegidas integral-
mente, sea cual fuere el estado civil de la madre o del padre. Las
parejas tienen derecho a decidir libre y responsablemente el núme-
214 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ro de hijos o hijas que deseen concebir y a disponer de la informa-
ción y de los medios que les aseguren el ejercicio de este derecho.
El Estado garantizará asistencia y protección integral a la materni-
dad, en general a partir del momento de la concepción, durante el
embarazo, el parto y el puerperio, y asegurará servicios de planifi-
cación familiar integral basados en valores éticos y científicos.
El padre y la madre tienen el deber compartido e irrenunciable de
criar, formar, educar, mantener y asistir a sus hijos o hijas, y éstos
o éstas tienen el deber de asistirlos o asistirlas  cuando aquél o
aquélla no puedan hacerlo por sí mismos o por sí mismas. La ley
establecerá las medidas necesarias y adecuadas para garantizar
la efectividad de la obligación alimentaria.
Algunos  de  estos derechos  han sido desarrollados  en la  Ley  Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente (ver, entre otros, artículo
15. Derecho a la Vida, artículo 16. Derecho a un Nombre y a una Nacio-
nalidad, artículo 17. Derecho a la Identificación, artículo 18. Derecho a
ser Inscrito en el Registro, artículo 22. Derecho a Documentos Públicos
de Identidad, artículo 25. Derecho a Conocer a sus Padres y a ser Cuida-
dos por Ellos, artículo 26. Derecho a ser Criado en una Familia).
Además, esos derechos constitucionales son reconocidos en los instru-
mentos internacionales que a continuación se mencionan, y de la forma
en que lo disponen las normas que se transcriben para una mejor ilustra-
ción del tema objeto del caso de autos, a saber:
La Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos establece en sus artículos 23 y 24:
Artículo 23
1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad
y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y de la mujer a contraer
matrimonio y a fundar una familia si tienen edad para ello.
(...Omissis...)
Artículo 24
1. Todo niño tiene derecho, sin discriminación alguna por motivos
de raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional o social, po-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 21 5

sición económica o nacimiento, a las medidas de protección que
su condición de menor requiere, tanto por parte de su familia como
de la sociedad y del Estado.
2. Todo niño  será inscrito  inmediatamente después  de su  naci-
miento y deberá tener un nombre.
3. Todo niño tiene derecho a adquirir una nacionalidad.
El artículo 16 de la Ley Aprobatoria de la Convención sobre la Elimina-
ción de todas las formas de Discriminación contra la mujer, dispone que:
Artículo 16
1.  Los  Estados  Partes  adoptarán  todas  las  medidas  adecuadas
para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asun-
tos relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares y,
en particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hom-
bres y mujeres:
...Omissis...
d) Los mismos derechos y responsabilidades como progenitores,
cualquiera que sea su estado civil, en materias relacionadas con
sus hijos; en todos los casos, los intereses de los hijos serán la
consideración primordial...
En la Ley Aprobatoria de la Convención sobre los Derechos del Niño,
se dispone que:
Artículo 7
1. El niño será inscrito inmediatamente después de su nacimiento
y  tendrá  derecho  desde  que  nace  a  un  nombre,  a  adquirir  una
nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres
y a ser cuidado por ellos.
...Omissis...
La  Declaración Americana  de  los  Derechos  y  Deberes  del  Hombre
dispone en su artículo VI, lo siguiente:
Toda persona tiene derecho a constituir familia, elemento funda-
mental de la sociedad, y a recibir protección para ella.
216 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

La Ley Aprobatoria de la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos en su artículo 17 regula la protección a la familia, de la siguien-
te manera:
...
1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad
y debe ser protegida por la sociedad y el Estado.
2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer ma-
trimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones
requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que
éstas no afecten al principio de no discriminación establecida en
esta Convención.
...Omissis....
También consagra el derecho al nombre en el artículo 18, en los siguien-
tes términos:
Toda persona tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos
de sus padres o al de uno de ellos. La ley reglamentará la forma
de asegurar este derecho para todos, mediante nombres supues-
tos, si fuere necesario.
Como se desprende de lo expuesto, la familia es la asociación natural de
la sociedad y el espacio fundamental para el desarrollo integral de las
personas, y la misma debe ser protegida por el Estado y sus institucio-
nes, de modo que los derechos de los sujetos que la integran se desarro-
llen  en  el  Texto  Fundamental  de  cada  país,  además  de  tener  un
reconocimiento expreso y bien preciso en normativas internacionales
como antes se vio.
Ahora  bien,  el  derecho  a  procrear  al  igual  que  el  derecho  a  la  salud
forman parte del derecho a la vida, tomando en cuenta lo dispuesto en el
artículo 22 constitucional que reza:
Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías conteni-
dos en  esta Constitución  y en  los instrumentos  internacionales
sobre derechos humanos no debe entenderse como negación de
otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamen-
te  en ellos.  La  falta  de ley  reglamentaria  de  estos derechos  no
menoscaba el ejercicio de los mismos.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 21 7

De manera que el hecho de que el Texto Fundamental no señale expre-
samente a la procreación no significa que la misma no esté consagrada
como un derecho humano, pues como se desprende de las normas trans-
critas tanto de la Constitución como de los tratados internacionales, este
derecho deriva del ejercicio de otros inherentes en igual forma a la per-
sona, y sin lugar a dudas el Estado venezolano protege la reproducción,
desde el momento en que señala en el artículo 76 constitucional, el de-
recho que tienen las parejas a decidir libre y responsablemente el núme-
ro de hijos o hijas que deseen concebir y a disponer de la información y
de los medios que les aseguren el ejercicio de este derecho.
Esa decisión de reproducción, es el ejercicio de ese derecho de procrear
hijos y de otros que como ya se apuntó son inherentes a la persona huma-
na,  por  eso  quien  decide  procrear  tiene  el  derecho  a  hacerlo  sin  más
limitaciones que las establecidas por la Constitución y las leyes. Y hoy en
día  se  han  procurado  métodos  para que  quienes  de  manera  natural  no
puedan hacerlo, tengan la posibilidad real y efectiva de tener descenden-
cia, en pro de la consolidación y bienestar de la familia; hijos que tienen –
como se ilustra en las transcripciones antes efectuadas– derechos como
el de tener un nombre, apellido, nacionalidad, conocimiento de sus proge-
nitores, cuidado y protección, por sólo mencionar algunos.
B) REPRODUCCIÓN ASISTIDA
La intención de la Sala es estudiar de forma general lo relativo a la repro-
ducción asistida, para ilustrarse sobre el tema científico que rodea la cau-
sa,  a  cuyo  conocimiento  se  ha  avocado,  con  el  objetivo  de  emitir  un
pronunciamiento cónsono con el Derecho como ciencia pero también con
la Medicina, ya que no existe en Venezuela legislación al respecto (salvo
la referencia que hace el artículo 204 del Código Civil), y, por supuesto, la
que hace el artículo 127 de  la Constitución, al establecer que “[...] El
Estado protegerá el ambiente, la diversidad biológica, los recursos
genéticos, los procesos ecológicos, los parques nacionales y monu-
mentos naturales y demás áreas de especial importancia ecológica.
El genoma de los seres vivos no podrá ser patentado, y la ley que se
refiera a los principios bioéticos regulará la materia”.
De allí que de este avance científico (reproducción asistida) se han de-
rivado y se derivarán situaciones que deben ser protegidas y resueltas
por esta Sala, a fin de evitar que los vacíos legales atenten contra dere-
chos constitucionales de los ciudadanos.
218 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Vale aquí reiterar lo expuesto en la sentencia N° 1571 del 22 de agosto
de 2001, caso: Asodeviprilara, sobre jurisdicción normativa, en la cual
se sostuvo lo siguiente:
Esta Sala Constitucional, desde sus primeros fallos (José Aman-
do Mejía, Corpoturismo, Servio Tulio León), ha venido sostenien-
do que las normas constitucionales, en particular los Derechos
Humanos, los Derechos que desarrollan directamente el Estado
Social, las Garantías y los Deberes, son de aplicación inmediata,
sin que sea necesario esperar que el legislador los regule, por lo
que, en ese sentido, no actúan como normas programáticas. Para
lograr tal aplicación inmediata, la Sala se ha basado en la letra del
artículo 335 constitucional, por ser el Tribunal Supremo de Justi-
cia el máxime garante de la supremacía y efectividad de las nor-
mas  y  principios  constitucionales  y,  además,  por  ser  las
interpretaciones de la Sala Constitucional sobre el contenido o
alcance de las normas y principios constitucionales, vinculantes
para  las  otras  Salas  del Tribunal  Supremo  de  Justicia  y  demás
Tribunales de la República.
En base a dicha norma (artículo 335), en los casos concretos don-
de surge alguna infracción constitucional, la Sala ha ejercido la
jurisdicción en forma normativa, dándole vigencia inmediata a la
norma constitucional, y señalando sus alcances o formas de ejer-
cicio, así no existan leyes que la desarrollen directamente.
Se trata de interpretaciones vinculantes que obran como una nor-
mativa restringida, hasta que la Asamblea Nacional legisle sobre
la materia.
De  allí  que  relacionada  esta  causa  estrechamente  con  el  tema  de  la
reproducción asistida, debe esta Sala tener una visión general de la mis-
ma y sus efectos ético-legales, para emitir un pronunciamiento respecto
a la tutela constitucional pedida.
Así, la procreación humana con asistencia científica ha sido definida como
“...al conjunto de técnicas médicas especiales que implican la ayuda
profesional al acto conyugal con el fin de lograr la procreación de
la especie humana, la obtención y utilización de gametos con tal
finalidad, o la transferencia de embriones con el mismo fin”  (tomado
del artículo 2 del  PROYECTO  DE LEY  Nº 46 de 2003, SENADO de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 21 9

Colombia, “...por la cual se regula el contrato de técnicas de repro-


ducción humana asistida y se dictan otras disposiciones”.
La reproducción asistida en principio se ha conceptualizado como técni-
ca  de  apoyo  a  la  fertilidad  en  parejas  infértiles.  Pero  hoy  en  día,  la
capacidad de indagar en el material genético embrionario ha facilitado
nuevas  aplicaciones,  como  el  uso  de  embriones  para  la  ciencia,  o  la
selección de embriones antes de su implantación pensando en futuros
trasplantes entre hermanos, o la donación de embriones congelados para
terceras personas. Situaciones que retan al derecho, por no estar prohi-
bida y a la vez no existen leyes que las rijan.
En España, por ejemplo ha sido aprobada este año una nueva Ley de
Reproducción Asistida (LEY 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de
reproducción humana asistida), la cual permite la selección genética de
embriones con fines terapéuticos para terceras personas, pero al mismo
tiempo prohíbe la clonación de seres humanos con fines reproductivos
(ver,  artículo  1  numeral  3).  Sobre  el  tema  de  la  clonación  reseña  el
diario “El Universal” de esta ciudad, en publicación del 7 de junio de
2006,  que:  “...Un equipo de investigadores de la Universidad de
Harvard anunció ayer que comenzará la clonación de embriones
humanos para obtener células madre, y que usarán fondos priva-
dos para eludir las restricciones del Gobierno Federal”.
En Colombia, la Ley 599 de 2000 (Código Penal) penaliza la repetibili-
dad del ser humano y la fecundación y tráfico de embriones humanos, al
establecer en sus artículos 133 y 134, lo siguiente:
Artículo 133: “El que genere seres humanos idénticos por clona-
ción o por cualquier procedimiento, incurrirá en prisión de dos (2)
a seis (6) años.
Artículo 134: “El que fecunde óvulos humanos con finalidad dife-
rente a la procreación humana, sin perjuicio de la investigación
científica, tratamiento o diagnóstico que tengan una finalidad te-
rapéutica con respecto al ser humano objeto de la investigación,
incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años. En la misma pena
incurrirá el que trafique con gametos, cigotos o embriones huma-
nos obtenidos de cualquier manera o a cualquier título.
Si bien el objetivo de la Sala no es cubrir todos los aspectos relaciona-
dos con el tema de la reproducción asistida, no escapa de la misma el
220 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

interés por tener un estudio global del tema, ya que lo planteado aquí
requiere de una regulación expresa y, como ya se señaló, al no existir
legislación sobre este tema, la Sala debe analizar algunos aspectos de
su problemática en este fallo para dar respuesta efectiva a la solicitud
aquí formulada.
La Sala advierte, que los aspectos relativos a la clonación no los tratará
en esta sentencia, ya que lo planteado en esta causa no se refiere a ella.
B.1) MODALIDADES DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA
En el “Estudio Ético-Legal sobre la Reproducción Asistida” de Laura
Rosell Roldán  (publicado en  la página  www.uclm.es),  se señalan  las
siguientes modalidades, las cuales se refieren en otras páginas de Inter-
net relacionadas con el tema, como por ejemplo en: www.civte.com
www.somoscolombia.org / www.cerezo.pntic.mec.es  y
www.redaccionmedica.com  por mencionar sólo algunas. Estas modali-
dades son:
a) Inseminación artificial homóloga: el semen del compañero se
hace llegar al óvulo por medios artificiales y el óvulo es fecunda-
do dentro del útero materno.
b) Inseminación artificial heteróloga: semen de donante; como en
el anterior el semen se lleva artificialmente hasta el óvulo y lo
fecunda en el interior del útero.
c) Fecundación “in vitro” homóloga: consiste en la fecundación del
óvulo en el laboratorio, en un medio artificialmente creado; con pos-
terior transferencia al útero, (con semen de persona conocida).
d) Fecundación “in vitro” con semen de donante: es indiferente la
situación de la mujer (casada o soltera); su óvulo es fecundado
con semen de donante anónimo y luego transferido a su útero.
e) Fecundación “in vitro” con donación de óvulos: el semen pue-
de ser del marido o de un donante anónimo; lo fundamental es
que también el óvulo es de otra mujer distinta de aquella en quien
se implanta después de la fecundación; se da a luz un ser al que
únicamente se ha gestado.
f) Transferencia  intratubárica  de  gametos  en  mujeres  con  obs-
trucción de trompas, se realiza en vivo, introduciendo los gametos
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 22 1

más allá de la obstrucción, para que se realice la fecundación y el
cigoto continúe su ulterior desarrollo en su medio natural.
g) Transferencia nuclear: en mujeres con defectos citoplasmáti-
cos de óvulos; es muy parecida a la técnica utilizada en la clona-
ción animal y consiste en introducir el núcleo celular de ovocitos
de  la  mujer  en  los  óvulos  de  las  donantes,  a  los  que  se  les  ha
quitado el núcleo. El óvulo ya puede ser fertilizado bien de forma
natural si se introduce de nuevo en el útero o in vitro.
Por lo general, se suele utilizar sin distinción los términos de insemina-
ción artificial, fecundación in vitro y otros, cuando en realidad se trata
de distintas técnicas de reproducción asistida, a las cuales en el futuro
pueden añadirse otras.
Como se desprende del documento cursante al folio 73 de la pieza prin-
cipal, a la ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ DE GODOY,
se decidió someterla a “fertilización in vitro con el semen congelado...”
de su esposo.
B.2) FECUNDACIÓN IN VITRO
Dado que fue esta modalidad la seleccionada para aplicársela a la acto-
ra, resulta de interés conocer que es esta técnica utilizada por muchos
centros dedicados a la reproducción asistida, y:
...básicamente se trata de la fecundación del óvulo (también co-
nocido  como  ovocito)  fuera  del  cuerpo  de  la  madre,  el  cultivo
durante los primeros pasos de la división y la ulterior implantación
en el útero de la donante. Tanto en la fecundación extracorpórea,
como en la subsiguiente transferencia del blastocito, tienen espe-
cial importancia 5 puntos principales: 1. Obtención del óvulo, 2.
Maduración del espermatozoide, 3. Fertilización del óvulo, 4. Cul-
tivo de los primeros pasos de división y, 5. Implantación del em-
brión desarrollado “in vitro” en el útero. (Tomado de la página
web  www.civte.com).
La fertilización in vitro, es “...el proceso por el cual los óvulos, obte-
nidos por aspiración de folículos estimulados, son fertilizados con
espermatozoides, fuera del cuerpo humano. Los resultantes zigo-
tos/embriones son cultivados en condiciones controladas en una
incubadora por un par de días y luego los embriones son transfe-
222 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ridos al útero materno. Este es el procedimiento que se conoce co-


loquialmente como ‘bebé probeta’...” (concepto tomado de la página
web www.fertilidad-cmdlt.com).
En  el caso de autos, como se evidencia  del informe médico del 23 de
septiembre de 2003, el cual corre inserto al folio 73 de la pieza principal,
“...(a) la Sra. Núñez, se le ha estudiado por fertilidad y se ha decidi-
do someterla a fertilización in vitro con el semen congelado, para la
cual se hace inducción de ovulación, ecos seriados, aspiración trans-
vaginal de óvulos y transferencia embrionaria para lograr tener
descendencia, igualmente se le indica la siguiente medicación:
Reliser, 1 ampolla, Bs. 280.000,00
Puregon, 10 ampollas, Bs. 1.500.000,00
Pregnyl, 2 ampollas, Bs. 200.000,00 (aproximadamente)”.
De allí que el sistema de reproducción asistida planteado por el Grupo
Médico de Fertilidad C.A. a los Sres. Núñez y Godoy fue la conocida
como procreación artificial homóloga, es decir, la que se lleva a cabo
con el semen del marido; distinta a la heteróloga, que se efectúa con
semen de un donante, por lo general anónimo.
B.3) DETERMINACIÓN DE LA FILIACIÓN EN CASO DE RE-
PRODUCCIÓN ASISTIDA
Desde el punto de vista jurídico, esa fecundación in vitro homóloga no
presenta problemas en la determinación de la filiación del hijo nacido
por dicho método, toda vez que es utilizada por dos personas capaces y
con su consentimiento, a diferencia de la heteróloga, en la cual se tiende
a atribuir una paternidad distinta de la biológica, pues como ya se apun-
tó interviene un donante anónimo, y tendrá importancia el hecho de que
la mujer esté soltera o casada, pues en este último supuesto la paterni-
dad debe atribuírsele al marido y la filiación es matrimonial (artículo 204
del Código Civil), pero en el caso de la soltera el hijo tiene el carácter de
extramatrimonial y, en principio, nadie podrá ser legalmente su padre,
salvo que lo haga por adopción.
Este último supuesto trae muchas interrogantes, pues podría darse el caso
de intereses contrapuestos del donante en cuanto a su identidad, la cual
está en anonimato en los Bancos de Donación, con el derecho constitu-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 22 3

cional que tiene todo niño de conocer a sus padres. Ello, en la Ley 35/
1988, del 22-11 sobre Técnicas de Reproducción Asistida, de España, se
resolvió en el artículo 5.5 previendo la posibilidad de obtener una informa-
ción general sobre el donante que no incluya su identificación, para no
impedir la investigación del mismo; sin embargo, no se le conceden efec-
tos legales; y sólo autoriza el desanonimato sobre la persona del donante
(artículo 8.3) cuando exista peligro comprobado para la vida del hijo o sea
prueba en un proceso penal, pero la misma no implicará en ningún caso,
publicidad de la identidad del donante. Estas disposiciones se repiten en la
nueva Ley española 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproduc-
ción humana asistida (ver, artículos 5.5 y 8.3).
Como antes se apuntó, no existe en el país regulación expresa sobre el
tema de la reproducción asistida, mucho menos sobre la fecundación
de una mujer viuda, con semen crioconservado de su esposo fallecido.
Pero se conocen casos reales que han sido resueltos por los órganos
jurisdiccionales de otros países, uno a juicio de la Sala, digno de refe-
rir: el caso de Corinne y Alain Parpalaix, comentado por la parte acto-
ra,  y  reseñado  por  Carmen  García  Mendieta  en  el  artículo  “Mater
Semper   Cer t a  Est ?”,  publ i cado  en  la  pági na  web:
www12.brinkster.com, de la manera siguiente:
Concitó la atención pública en Francia el caso de Corinne Parpa-
laix, joven viuda que reclamó judicialmente el semen congelado
de su esposo, depositado tres años antes de la muerte del mismo
en el banco estatal de esperma CECOS. La repercusión del pro-
ceso pasó desde los periódicos hasta las revistas jurídicas, que se
ocuparon profusamente del caso. El Tribunal de Gran Instancia
de Crêteil, en fallo de fecha 1° de agosto de 1984, que dispone la
entrega del esperma a la esposa reclamante, examina varios as-
pectos del problema y constituye un hito en la historia moderna de
la filiación. El Tribunal consideró que las condiciones de conser-
vación y devolución del esperma y la inseminación posterior de la
viuda son cuestiones que no están prohibidas por la ley, y ni si-
quiera están reglamentadas. Sostuvo que el hecho no se opone al
derecho natural, siendo la procreación uno de los fines del matri-
monio. El Tribunal puso énfasis en todo momento en averiguar
cuál había sido la voluntad del difunto marido, Alain Parpalaix.
Así, adjudicó especial relevancia a la actitud del mismo, quien
durante la enfermedad  que lo llevó a la  muerte (cáncer de tes-
tículos) quiso preservar sus posibilidades de tener un hijo, deposi-
224 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

tando una toma de esperma en el banco demandado. Y, dos días
antes de su muerte, contrajo matrimonio civil y religioso con Co-
rinne. ( Ésta, en definitiva, no logró concebir.)...
Se pregunta la Sala, ¿y es que no puede entonces existir inseminación
artificial ni fecundación in vitro post mortem? Ha pasado en Tokio, en
Inglaterra, en Argentina, por mencionar algunos países, que después de
fallecido el cónyuge (muerte súbita), la viuda ha solicitado se extrajera
y  congelara  el  semen  del  hombre  fallecido,  a  los  fines  de  que  se  le
practique la inseminación artificial y, en algunos casos han pedido se
reconozca la paternidad, esto es, la relación familiar entre el bebé y el
padre fallecido (véase, página web www.consumer.es, donde aparece
reseña del caso Diane Blood, en el cual un Tribunal Británico en febrero
de 1998 admitió la paternidad de un hombre fallecido hace ocho años).
Es buena la referencia a la regulación de la reproducción asistida en el
Estado de Tabasco (México), en cuyo Código Civil se legitima y legaliza
la inseminación artificial, la fecundación in vitro y cualquier otro método
de reproducción asistida, pero “...los limita a las parejas casadas y a
las que viven públicamente como si fueran marido y mujer, sin te-
ner algún impedimento para contraer matrimonio entre sí. Dicho
código establece la obligatoriedad del consentimiento de ambos
miembros de la pareja como condición indispensable para acceder
a la asistencia reproductiva y determina que es causal de divorcio
la inseminación de la mujer sin el consentimiento de su pareja. Tam-
bién, reconoce la desvinculación de los padres biológicos y los
padres legales y diferencia a la madre biológica de la madre subs-
tituta o subrogada. En caso de subrogación, considera a la mujer
contratante como la madre legal. El Código Civil para el Estado de
Tabasco contempla varios aspectos relevantes indisolubles de la
aplicación de las TRA. Sin embargo, esta aproximación legal, sin
precedente nacional, no contempla otras implicaciones de la re-
producción asistida: Inseminación post mortem, el anonimato del
donador en la inseminación heteróloga y la disposición de los em-
briones que exceden a los transferidos en un ciclo”  (v.  artículo  “la
Reproducción Asistida en México, por Yolanda Secades y Biol. Emma
Torra, publicado en www.fertilityworld.org).
En el caso que nos ocupa, el tema de la filiación en el supuesto de que
la  actora  tuviera  descendencia  por  vía  de  la  reproducción  asistida,
tendría también solución por aplicación de principios constitucionales
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 22 5

y de Derechos Humanos, señalados en el punto A3) de este fallo, y
que se sintetizan en que todo hijo tiene derecho a conocer a sus pa-
dres;  derecho  que  no  se  limita  a  saber  quién  es,  sino  a  obtener  los
efectos jurídicos de tal condición.
Sin embargo, a nivel del Código Civil venezolano, surge una dificultad
legal en este caso, para establecer la filiación paterna del hijo que pudiera
nacer, que no fue concebido durante el matrimonio (artículo 201 del Códi-
go Civil), sino cuando el vínculo se había roto, aunque la esperma fue
recolectada durante el matrimonio. Se trata de una situación no prevista
en el Código Civil, pero que a juicio de la Sala, no puede convertirse en un
traba para que el producto de la inseminación post mortem, no goce de
sus derechos de conocer a sus padres, y llevar sus apellidos.
En casos como éstos (inseminación post mortem), donde consta la exis-
tencia del semen, así como de quien emana y el estado civil de los suje-
tos involucrados en la inseminación, por razones de seguridad jurídica
se hace necesario una orden judicial al respecto, de manera que consta-
tados esos extremos, se declare la filiación paterna del concebido en
estas circunstancias y se ordene su inscripción en el registro civil con
tal filiación, ajustado a lo dispuesto en el artículo 235 del Código Civil.
Al fin y al cabo se trata de una filiación producto de un matrimonio,
producida por estas técnicas aplicadas post mortem, pero donde el na-
cido  es  hijo  del  marido  de  la  madre,  a  menos  que  tal  paternidad  sea
desconocida por sus herederos mediante juicio al respecto.
Esta filiación debe ser declarada en sentencia judicial, así no proven-
ga de un proceso contencioso, y si los extremos que hacen presumir la
filiación  pueden  determinarse  por  un  juez  de  familia,  que  ordene  y
supervise la inseminación, en estos excepcionales casos podrá ser de-
clarada, a pesar de que no se esté ante el supuesto del artículo 201 del
Código Civil.
La inseminación artificial está contemplada someramente en el artículo 204
del Código Civil, y dicha norma impide al marido desconocer al hijo, si ha
autorizado la inseminación artificial de la mujer, así no sea de él el semen.
En este sentido, la novedosa Ley española 14/2006, de 26 de mayo, sobre
técnicas de reproducción humana asistida, en su artículo 8, numeral 1,
dispone en torno a la determinación legal de la filiación, que: “1. Ni la
mujer progenitora ni el marido, cuando hayan prestado su consenti-
miento formal, previo y expreso a determinada fecundación con con-
226 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

tribución de donante o donantes, podrán impugnar la filiación ma-


trimonial del hijo nacido como consecuencia de tal fecundación”.
Estando prevista en el artículo 204 del Código Civil la inseminación ar-
tificial, y siendo posible que ella tenga lugar entre esposos, después de
la muerte de uno de los cónyuges, y siempre que la cónyuge no contrai-
ga matrimonio antes del alumbramiento, la filiación del nacido por esta
técnica, se reconocerá conforme a lo expuesto, y así se declara.
Igualmente tal filiación quedará establecida si se trata de una insemina-
ción artificial que utiliza semen u óvulos de personas sin impedimentos
para contraer matrimonio, pero entre quienes no hay vínculo matrimo-
nial, siempre que conste la existencia del semen o los óvulos, de quienes
emanan,  y  la  manifestación  de  voluntad  de  que  ese  semen  se  utilice
para fecundar por inseminación artificial homóloga o fecundación in vi-
tro homóloga, al óvulo de persona determinada que aceptó.
B.4) REFERENCIA A LA DONACIÓN RETRIBUIDA Y A LOS
CASOS DE MADRES SUBROGADAS
La Sala no tocará con profundidad los temas referidos a los bancos de
semen y vientres alquilados, esto es, lo relativo a las llamadas donación
retribuida y gestantes o madres subrogadas o sustitutas, por cuanto si
bien están relacionadas con las técnicas de reproducción asistida, las
mismas no han sido objeto de regulación legal, y los aspectos que sobre
las mismas hayan de resolverse, mientras no se dicten las leyes, se hará
en la oportunidad que a la Sala se le planteen conflictos en concreto
como el originado en autos.
Sin embargo, se observa que es una realidad la existencia de los llama-
dos bancos de semen, que en países como España han sido objeto de
regulación expresa, a los fines de establecer los requisitos para ser do-
nante, las características que suelen tener los contratos de este tipo de
donación (v. artículo 5 de la Ley 14/2006), y el establecimiento de un
Registro nacional de donantes (v. artículo 21 de la misma Ley).
En Italia, por el contrario, la Ley 40 sobre Reproducción Asistida de
2004, entre las limitaciones que contiene para la aplicación de técnicas
de reproducción asistida, establece la prohibición de la fecundación he-
teróloga, es  decir, aquélla  efectuada  con  espermatozoides u  ovocitos
que provienen de donantes externos a la pareja.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 22 7

Resalta en este tema, la polémica a nivel mundial que ocasiona la venta
de óvulos, basta leer artículos como el que aparece publicado en el dia-
rio “El Tiempo” de Colombia del 25 de junio de 2006, titulado “Los óvu-
los se volvieron un mercado fecundo”, donde se reseña casos reales de
colombianas que se promocionan en la web para donar sus óvulos, a
cambio de grandes sumas de dólares.
También es una realidad la manipulación genética que practican mu-
chos  centros  dedicados  a  la  reproducción  asistida  (sea  con  el  fin  de
evitar  taras  o  enfermedades  graves,  seleccionar  el  sexo  del  bebé,  o
predeterminar ciertas características físicas o psicológicas), con el pro-
pósito de modificar la información y el caudal genético de la especie (en
Venezuela según publicación del 28 de junio de 2006, en el diario “El
Nacional”, “Logran ...(por primera vez con éxito)... embarazo con se-
lección de sexo del bebé”).
Respecto  a  este  punto  la  Sala,  aun  cuando  consciente  de  que  el  tema
reviste importancia por las consecuencias éticas y jurídicas que su prác-
tica conlleva, se abstendrá en esta oportunidad de emitir pronunciamien-
to, y lo hará en el momento que se presente alguna acción relacionada
con este punto tan delicado que, sin lugar a dudas, ante una ausencia de
regulación normativa puede trastocar el fin primordial de la reproducción
asistida y lo referente al genoma humano, como bien jurídico protegible.
En esta oportunidad sólo inquieta a la Sala, el hecho de que a la par de
que  existen  estos  bancos  de  semen,  que  hoy  en  día  han  permitido  a
muchas mujeres cumplir sus sueños de ser madres, la circunstancia de
que a los donantes de semen le es garantizada la confidencialidad de
sus datos (permanecer en el anonimato, véase como ejemplo el artículo
21.1 de la Ley 14/2006 de España sobre reproducción asistida) choca
con el derecho que tiene todo hijo de conocer la identidad de sus proge-
nitores; derechos ambos, el de procrear y el de conocer la identidad de
los padres, consagrados en los textos constitucionales de muchos paí-
ses, como el nuestro, y reconocidos por instrumentos internacionales
como antes lo apuntó la Sala, la cual señala que ésta no es la oportuni-
dad para decidir sobre este tema.
Por otra parte, llama también  la atención de esta Sala el tema de las
madres  de alquiler  o  gestantes  subrogadas. Estas  madres  “...llevan a
cabo la gestación de un nasciturus y su alumbramiento, ante la
imposibilidad física de realizarlo por parte de una determinada mujer
228 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

que desea ser madre, de modo que una vez nacido tal hijo sea con-
siderado hijo de la mujer que desea tenerlo y que no puede tener-
lo. Así podría darse el caso de un niño con tres madres, una que
aporta el material genético, otra que lo gesta y lo da a luz y otra
que tiene la patria potestad. En este aspecto se podría producir un
dilema ético e incluso legal si llegado el caso una de las dos prime-
ras quisiera considerar el hijo como suyo pero en España la mater-
nidad viene determinada legalmente por el parto”. (Laura  Rosell
Roldán, Estudio Ético-Legal sobre la Reproducción Asistida, trabajo
publicado en la pág web www.uclm.es/ab/enfermeria).
La maternidad subrogada ha sido definida por el informe Warnock (Rei-
no Unido) como “[...] la práctica mediante la cual una mujer gesta o
lleva en su vientre un niño para otra mujer, con la intención de
entregárselo después que nazca” (definición tomada del trabajo Bre-
ve aproximación en torno a la problemática de la maternidad su-
brogada,  de  María  Eleonora  Cano,  publicado  en  la  página  web
www.revistapersona.com.ar).
En este aspecto, conviene mencionar que la novísima Ley 14/2006, 26
de mayo, de España sobre Técnicas de Reproducción Asistida, dispone
respecto a este tema, en su artículo 10, lo siguiente:
Artículo 10. Gestación por sustitución.
1. Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga
la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia
a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero.
2. La filiación de los hijos nacidos por gestación de sustitu-
ción será determinada por el parto.
3. Queda a salvo la posible acción de reclamación de la paterni-
dad respecto del padre biológico, conforme a las reglas generales
(negrillas de este fallo).
Dicha referencia se hace sólo a título ilustrativo, pues mientras se dicte
una ley que regule los principios bioéticos previstos en el artículo 127 de
la Constitución, la Sala, ante la realidad y la cobertura constitucional que
en  esta  materia  debe  existir,  no  quiere pasar  por  alto  el  hecho  de  que
frente a la práctica de estas técnicas de reproducción asistida, por medio
de donante de esperma, óvulo y/vientre, lo importante en todo caso es que
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 22 9

en materia de filiación, se otorgue la paternidad y maternidad a quienes
hayan manifestado y realmente tenido la voluntad procreacional, es decir,
la voluntad y el afecto para tener su descendencia, y no a quienes han
prestado un servicio para que esa reproducción asistida tenga éxito.
C) CAPACIDAD
La capacidad jurídica o de goce es la aptitud para ser titular de deberes
y derechos; mientras que la capacidad de obrar está referida a la posi-
bilidad de realizar actos jurídicos por voluntad propia.
La  diferencia entre  una  y otra  radica  en que  “...la primera la tene-
mos todas las personas, pues ella viene asociada a la noción de
personalidad (...), en tanto que la capacidad de obrar algunas
personas naturales no la poseen, de manera que no puede actuar
por su propia voluntad, sino a través de otras personas capaces
de obrar que subsanan su capacidad de ejercicio...” (Domínguez
Guillén, Ob. Cit.. p. 33).
En el presente caso, la actora tiene capacidad jurídica y de obrar como
también la tuvo en vida su cónyuge fallecido; tan es así que ejercieron la
capacidad, al contraer matrimonio el 19 de agosto de 2004 (v. folio 9 de la
pieza principal), después de haber tenido una unión de hecho estable y
permanente (v. folio 10 de la misma pieza). Por lo tanto, no podrían ser
estimados como incapaces de realizar o hacer declaraciones de voluntad
dirigidas a producir efectos jurídicos, como en este caso lo serían la soli-
citud de criopreservación de semen y la disposición que del mismo hiciera
en documentos privados el ciudadano Dilmar José Godoy Mendoza.
Ahora bien, se ha presentado aquí la disyuntiva de si la actora puede o
no disponer de esa muestra seminal criopreservada (a solicitud de su
esposo fallecido) a los fines de que sea descongelada para su utilización
en el método de reproducción asistida que le fue sugerido por el Grupo
Médico de Fertilidad, C.A. que aquí ha sido señalado como agraviante.
Para lo cual la Sala estima necesario referirse a la Ley sobre Trasplan-
tes de Órganos y Materiales Anatómicos en Seres Humanos, la cual en
su artículo 1 dispone que:
Artículo 1º.- El trasplante o la disposición de órganos, tejidos,
derivados o materiales anatómicos provenientes de seres huma-
nos,  con  fines terapéuticos,  de  investigación  y de  docencia,  se
rige  por  las  disposiciones  de  esta  Ley. Se excluyen de los re-
230 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

quisitos de esta Ley, los cabellos y las uñas. También la sangre


y  sus  componentes,  ovarios,  óvulos  y  esperma pero en estos
casos deberá siempre solicitarse la aceptación del donante
y el receptor, si este último no pudiera, de los parientes previstos
en el artículo 17 (resaltado de este fallo).
Artículo 2: Para los efectos de esta Ley, se entiende por:
1º. Trasplante: La sustitución, con fines terapéuticos, de órga-
nos, tejidos, derivados o materiales anatómicos por otros, prove-
nientes de un ser humano donante, vivo o muerto.
2º. Disposición: El acto o conjunto de actos relativos a la obten-
ción, preservación, utilización, suministro y destino final de órga-
nos, tejidos y sus derivados, productos y cadáveres, incluyendo
los de embriones y fetos.
3º. Donante: El ser humano a quien, durante su vida o después
de su muerte, bien sea por su propia voluntad o la de sus parien-
tes, se le extraen órganos, tejidos, derivados o materiales anató-
micos  con  el  fin  de  utilizarlos  para  trasplante  en  otros  seres
humanos, o con objetivos terapéuticos.
4º. Receptor: El ser humano, en cuyo cuerpo podrán implantar-
se órganos, tejidos, derivados o cualquier otro material anatómico
mediante procedimientos terapéuticos.
5º. Órgano: Entidad morfológica compuesta por la agrupación de
tejidos diferentes que concurren al desempeño de la misma función.
6º. Tejido: Entidad morfológica compuesta por la agrupación de
células de la misma naturaleza y con una misma función.
7º. Derivados: Los productos obtenidos de tejidos, que tengan
aplicación terapéutica, diagnostica o de investigación.
8º. Cadáver: Los restos integrados de un ser humano en el que
se ha producido la muerte.
9º. Ser Humano: Todos los individuos de la especie humana.
10. Muerte:  Hay  muerte  clínica  cuando  se  produce  la  ausen-
cia de todos los signos vitales o, lo que es lo mismo, la ausencia
total de vida.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 23 1

Artículo 17: Para los efectos de esta Ley, son parientes:
a) El cónyuge no separado de cuerpos.
b) Los ascendientes.
c) El concubinario o concubina que para el momento de la muerte
haya convivido con el donante.
d) Los descendientes.
e) Los padres adoptantes.
f) Los hijos adoptivos.
g) Los parientes colaterales hasta el tercer grado de consanguinidad.
h) Los parientes afines hasta el segundo grado de afinidad.
i) A falta de los anteriores, la persona con quien últimamente haya
convivido el donante.
Cuando los parientes determinados dentro de un mismo literal de
este artículo, y en ausencia de otro, manifiesten su voluntad en-
contrada, prevalecerá la de la mayoría; a todo evento, tendrá va-
lor la prioridad de derechos dentro del orden señalado. En caso
de empate se entenderá negado el consentimiento.
Artículo 18: Perderán sus derechos consagrados en el artículo
anterior:
a) El cónyuge que se encuentre incurso en una cualquiera de las
causales únicas de divorcio, de conformidad al artículo 185 del
Código Civil.
b) Los incapaces de suceder como indignos, de conformidad al
artículo 810 del Código Civil.
Así se desprende que la disposición del esperma, la cual está excluida
del cumplimiento de los requisitos previstos en la Ley de Trasplantes de
Órganos y Materiales Anatómicos en Seres Humanos, exige la acepta-
ción del donante y del receptor. Por tanto, al no tratarse de un caso de
trasplante, para realizar la fecundación in vitro con semen de una per-
sona fallecida no se requiere de la exigencia prevista en el artículo 16
de la mencionada Ley, que dispone:
232 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Artículo 16.- Los órganos, tejidos, derivados o materiales anató-


micos podrán ser retirados de cadáveres con fines de trasplante a
otras personas, en los siguientes casos:
a) Cuando conste la voluntad dada en vida por la persona falleci-
da, la cual prevalecerá sobre cualquier parecer de las personas
indicadas en el artículo 17. Esta manifestación de voluntad podrá
ser evidenciada, entre otros documentos, en Tarjeta de Donación
Voluntaria, cédula de identidad, pasaporte, licencia para conducir
vehículos, tarjetas de crédito o en cualquier documento público o
privado, como las planillas de admisión de hospitales y otros esta-
blecimientos calificados para hacer transplantes.
En el caso de autos, existe una clara aceptación de la receptora, quien
es  la  actora,  lo  que  se  discute  justamente  es  la  aceptación  o  no  del
donante, ciudadano DILMAR GODOY, respecto a lo cual se pronun-
ciará en forma definitiva esta Sala más adelante.
C.1) FECUNDACIÓN NO CONSENTIDA
Es preciso señalar que, aun cuando lo planteado aquí está relacionado
con la expresión o no del consentimiento del esposo de la actora para la
práctica de la fecundación in vitro, no es este un caso de hurto de se-
men, en el cual el hombre al cual éste pertenece desconoce las intencio-
nes de la mujer, quien tiene relaciones sexuales para tomar la muestra
(y lo hace valiéndose de los restos en un preservativo o por otra vía, o lo
obtiene de una persona recién fallecida), como ha sucedido en la reali-
dad, con el fin de practicarse una técnica de reproducción asistida sin el
consentimiento de la persona de quien proviene el semen.
A juicio de esta Sala, en estos supuestos hay que distinguir si se trata de
un matrimonio o de quienes mantienen una relación concubinaria, de quien
obtiene el semen de persona con quien tiene una relación ocasional.
En los dos primeros supuestos hay filiación obligatoria, mientras que en
el último hay que hacer otra distinción, quienes tienen sexo consensua-
do, corren el peligro de procrear, así se utilicen preservativos tanto por
el hombre como por la mujer, que pueden fallar, y tal peligro sigue en pie
si la mujer obtiene –en esta última situación– de alguna manera el se-
men del hombre.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 23 3

El hijo nacido de la inseminación con el semen recogido de manera arti-
ficiosa podrá reclamar la filiación que le corresponde y exigir de sus
padres los derechos que le otorga el artículo 76 constitucional; al fin y al
cabo él es el producto, así sea atípico, de una relación sexual.
Distinta tiene que ser la situación si el semen es recogido fuera de una
relación sexual personal de cualquier tipo, o los óvulos son hurtados del
centro médico que los tenía, o son manipulados para que los fecunde
persona distinta a la que escogió la mujer.
Surge así una contradicción entre los derechos del niño que nacerá, de
conocer y ser asistido por sus padres, y el de la dignidad del padre o
madre timados por el ilegal uso del semen o los óvulos, cuyos derechos
al desarrollo de la personalidad se ven afectados por un hijo no querido,
y que por lo regular será rechazado. Violándosele a uno de los padres el
derecho que le otorga el artículo 76 Constitucional, de decidir libre y
responsablemente el número de hijos o hijas que desea concebir.
A  juicio de  esta  Sala,  en casos  como  éstos,  donde por  una  actividad
ilegítima de alguien, nace un hijo no deseado por alguno de los padres
biológicos, con la carga psíquica contra el hijo, que implica su rechazo,
debe  armonizarse  la posición  del padre o  madre defraudado,  con los
derechos del niño de conocer y ser asistido por sus padres.
En este otro plano no debería ser perjudicado totalmente el padre o la
madre objeto de un fraude producto de la reproducción asistida, y por ello,
la Sala si bien considera que constitucionalmente (y es de orden público),
el hijo tiene el derecho de conocer a su padre biológico, incluso para po-
der informar a los médicos sobre sus antecedentes genéticos, así como el
derecho de utilizar los apellidos del padre o la madre, para armonizar con
los derechos violados al padre o a la madre (y hasta a ambos, si fuese el
caso, como podría ocurrir si se utilizare un vientre prestado), considera
que el así nacido carece de derechos alimentarios y sucesorales con res-
pecto al progenitor, por ser producto de una manipulación indigna.
En relación con la fecundación no consentida, merece la pena comentar
que la Ley 599 de 2000 de Colombia (Código Penal), en su artículo 108
sanciona la muerte de un hijo fruto de acceso carnal violento, abusivo o
de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no con-
sentidas, de la siguiente forma:
234 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

...La madre que durante el nacimiento o dentro de los ocho (8)
días  siguientes  matare  a  su  hijo,  fruto  de  acceso  carnal  o  acto
sexual sin consentimiento, o abusivo, o de inseminación artificial
o transferencia de óvulo fecundado no consentida, incurrirá en
prisión de cuatro (4) a seis (6) años.
Igualmente, tratándose de supuestos donde no hay consentimiento del
donante,  a  manera  de  ilustración  cabe  aquí  la  referencia  a  un  caso
resuelto el 31 de julio de 2003, por el Juzgado de Primera Instancia N°
13  de  Valencia,  España  (tomado  de  la  página  web  www.codigo-
civil.net), en el cual se declaró que la parte promovente se encuentra
incursa en situación  de separación de hecho respecto  de su esposo,
pudiendo  en  consecuencia  la  misma  someterse  a  técnicas  de  repro-
ducción asistida sin necesitar para ello del consentimiento del mismo.
Ello basado en lo siguiente:
...teniendo en cuenta que, según ya se ha referido anteriormente,
el único interés perseguido por la promovente es el de poder ser
madre a través de la reproducción  asistida, y que su esposo se
encuentra desde hace más de once años en estado de coma vigil
irreversible, no se aprecia sin embargo la concurrencia en el pre-
sente  caso  de  obstáculo  legal  alguno  para  que  la  misma  pueda
libre y lícitamente ser usuaria de técnicas de reproducción asisti-
da con semen procedente de donante anónimo, ya que es lo cierto
que aquí, evidentemente, se da la situación de separación de he-
cho del matrimonio contemplada en el ya citado art. 6-3 de la ley.
En este sentido, desde la perspectiva del fin de la norma, el esta-
do de coma del marido cuadra perfectamente con la situación de
separación de hecho aludida en el art. 6-3, ya que este precepto
no pretende otra cosa que evitar la determinación legal de pater-
nidades matrimoniales subrepticiamente constituidas a través del
uso, a espaldas del marido, de las técnicas de reproducción asis-
tida, de ahí que la necesidad del consentimiento marital resulte
eliminada para los casos que, por no haber convivencia conyugal,
no pueda generarse duda alguna sobre la eventual paternidad del
esposo, y correlativamente, que esa misma falta de necesidad del
consentimiento es aplicable al supuesto de autos, en el que, evi-
dentemente, el hijo que pueda tener la promovente no podrá nun-
ca serlo también de su esposo, al encontrarse el mismo en estado
de coma vigil irreversible desde hace más de once años.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 23 5

Por lo demás, y a pesar de la presunción de paternidad matrimo-
nial que con carácter general rige en el ordenamiento civil espa-
ñol, no se aprecia empero la concurrencia en el supuesto planteado
de ninguna especial dificultad para que, en caso de llegar a tener
un hijo la promovente, el mismo no resulte inscrito en el Registro
Civil como hijo también de su marido, ya que bastará para ello, al
tiempo de comunicar el nacimiento ante dicho Registro, con apor-
tar además un testimonio de la presente resolución o cualquier
documentación médica fehaciente de la que resulte la situación
en que se encuentra el esposo de la madre. Y finalmente, en la
hipótesis de que, por descuido o por malicia, el así nacido fuese
inscrito como hijo también del esposo, al amparo entonces de lo
dispuesto en el art. 136-3 del Código Civil, una vez fallecido este
último y dentro del año siguiente a ello, sus herederos podrían
siempre impugnar judicialmente dicha paternidad.
Resalta la Sala que la separación de cuerpos, al menos en Venezuela elimi-
na el derecho sucesoral entre los cónyuges (artículo 823 del Código Civil).
C.2) CAPACIDAD PARA SUCEDER
Tanto el semen del hombre como los óvulos de las mujeres, son bienes
biológicos no susceptibles de formar parte de los bienes sucesorales de
las personas.
Mención sobre este tema merece el caso de Julie Garber comentado por María
Eleonora Cano en el trabajo citado supra, la cual era “[...] una joven estado-
unidense que en 1995 y, a raíz de la detección de un cáncer decidió
congelar sus óvulos e inseminarlos con esperma de un donante anónimo,
a los efectos de preservar una futura maternidad que podría resultar da-
ñada. Los embriones se congelaron pero en 1996 Julie falleció dejando
expresa autorización en su testamento, para que dichos embriones fueran
implantados en el vientre de una mujer; la elegida por los padres de la
causante fue la señora Veloff” .
La polémica judicial instaló epicentro en la circunstancia de que, dos meses
antes la Corte de Apelación del Estado de California había declarado que
los embriones, así como el esperma y los óvulos, no eran bienes asimilables
a un trozo de tierra, un cheque u otros bienes; estableciendo, de este modo
la indisponibilidad de los mismos por vía testamentaria”.
236 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Ahora bien, según nuestra Ley sobre Trasplantes de Órganos y Mate-
riales Anatómicos en Seres Humanos, los órganos y tejidos no forman
parte del mundo sucesoral, y aunque la Ley no regula la inseminación o
reproducción asistida, ella contempla al semen y a los óvulos, por lo que
deben tener el mismo status jurídico de los órganos, y así se declara.
Por otra parte, tanto el semen como los óvulos, pueden ser dispuestos por
sus poseedores biológicos para que sean utilizados en vida o post mortem.
En ese sentido será necesario una manifestación de voluntad expresa o
inequívoca según las circunstancias, que denote con claridad la autori-
zación para que sean utilizadas en procesos de fecundación o en otro
sentido, después de la muerte de quien autoriza. Así pues el testamento,
en ese sentido equivale a un documento auténtico.
Tal manifestación de voluntad debe constar en documentos auténticos o
privados, o por una combinación de éstos con otros elementos que prue-
ban la voluntad y sus alcances.
Cuando tal manifestación expresa no existe, o no puede determinarse
su alcance, a juicio de esta Sala, la utilización por parte de cualquiera de
esos elementos biológicos es ilegal, a menos que se usen para salvar
vidas en estado de necesidad. En consecuencia, dichos elementos de-
berán ser destruidos en un tiempo prudencial por su tenedor, una vez
finalizada la obligación destinada a la reproducción asistida.
De  allí  que  es  ilegal  extraer  –si  fuese  posible–  esperma  u  óvulos  de
difuntos, que no hubiesen permisado en vida, tales operaciones, así sea
el cónyuge supérstite quien ordene la extracción y subsiguiente repro-
ducción asistida.
Sin embargo, el texto constitucional protege a la familia (artículo 75) y
entiende la Sala que, en este último caso, se trata de una extensión de la
familia, y el nacido mantendría vínculos filiales.
A juicio de esta Sala, la situación de los nacidos post mortem por sistemas
de reproducción asistida, fuera de los plazos de los artículos 201 y 202 del
Código Civil, sin autorización del donante sufren una disminución en sus
derechos, en materia sucesoral, ya que conforme al artículo 809 del men-
cionado Código “son incapaces de suceder los que en el momento de
la apertura de la sucesión no estén todavía concebidos”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 23 7

Infringir esta regla es en opinión de la Sala, crear un caos, si a medida
que se liquidara la herencia, o después de partida, aparecieren nuevos
herederos a reclamar la nulidad de lo actuado. Tal posibilidad la consi-
dera la Sala contraria al orden público.
De allí, que en principio, el no concebido para la fecha de la apertura de
la sucesión no hereda al padre que aportó el semen, o a la madre que
consigna el óvulo.
Pero, cuando la persona ha autorizado en vida la reproducción asisti-
da,  para  que  pueda  realizarse  post mortem,  con  persona  señalada  o
señalable, hay una clara voluntad de que nazca alguien con la condi-
ción de hijo, a quien la Constitución y las leyes le reconocen el dere-
cho  de  conocer  a  sus  padres,  lo  que  para  esta  Sala  es  un  conocer
integral y jurídico, y el artículo 809 del Código Civil debe ceder ante
esta situación, ya que el conocer a qué tiene derecho este hijo, debe
ser igual al de los otros hijos.
Claro está, que las autorizaciones falsas total o parcialmente podrán ser
atacadas por cualquier interesado.
D) PRUEBAS CURSANTES EN AUTOS
D.1.- Original del Acta de Matrimonio celebrado entre la actora y el
ciudadano  DILMAR  JOSÉ  GODOY  MENDOZA,  quien  fuera  titular
de la cédula de identidad N° 15.573.463, el 19 de agosto de 2004. Se
trata de un documento público que merece plena fe y prueba dicho acto.
D.2.- Original de Constancia de Concubinato  de  los  prenombrados
ciudadanos, emitida por la Prefectura del Municipio Libertador el 19 de
septiembre de  2001. Constancia que se  desecha por carecer  de  valor
probatorio, ya que la Prefectura carece de tal competencia.
D.3.- Original de Acta de Defunción del  ciudadano DILMAR JOSÉ
GODOY  MENDOZA,  a  causa  de  “INSUFICIENCIA  RESPIRATO-
RIA  METÁSTASIS  PULMONAR  SARCOMA  DE  EDWIN”,  levan-
tada el 15 de noviembre de 2004. Se trata de un instrumento público que
merece plena fe y demuestra la muerte y las causas, y así se declara.
D.4.- Comunicación en original suscrita por el Dr. Ibrahim Reyes,
de la Clínica de Fertilidad del Centro Médico Docente La Trinidad, diri-
gido  a  la  ciudadana YAMILEX  COROMOTO  NÚÑEZ  DE  GODOY,
con fecha 24 de febrero de 2005, en la cual se lee, lo siguiente:
238 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

...En respuesta a su solicitud de utilizar el semen congelado en
nuestra Clínica de Fertilidad y perteneciente a su fallecido espo-
so, DIGMER Godoy, cumplo en comunicarle que consultamos a
nuestro abogado asesor, especialista en asuntos médico-legales,
el cual nos indicó que, de acuerdo a la documentación suministra-
da y a los antecedentes del caso, no procede practicar bajo nin-
gún concepto una inseminación con dicho semen, como tampoco
procede entregarlo para que sea eventualmente utilizado para una
inseminación en otro lugar. Por otra parte, como consecuencia de
lo anterior y por estar vencida la autorización del Sr. DIGMER
Godoy para la conservación de dicho semen, le informamos que
el mismo será desechado.
Se trata de un documento auténtico, ya que no fue desconocido por la
parte accionada, y que prueba su contenido.
D.5. Copia de recibo emitido por el Grupo Médico de Fertilidad C.A.
del Centro Médico Docente La Trinidad a DILMAR GODOY con fe-
cha 9 de junio de 2003, por concepto de pago de consulta, congelamiento
de semen y almacenamiento por dos años. Dicho documento al no ser
desconocido, se reputa emana de su autor y prueba su contenido.
D.6.- Original del informe médico suscrito por el Dr. Ibrahim Re-
yes, dirigido a la Sra. Isabel Pinto de Bancentro, en el cual certificó que
la  paciente  YAMILEX  COROMOTO  NÚÑEZ  “...ha sido evaluada
ya que presenta un problema de Infertilidad primaria matrimonial,
debido a que su pareja el Sr. Dilmar José Godoy Mendoza, titular
de la C.I. 15.573.463, le ha sido diagnosticado un Sarcoma de
Ewing extraesquéletico, por lo que se le ha dado tratamiento de
radiaciones y quimioterapia; para preservar su fertilidad se le con-
gelaron muestras de semen antes de recibir dicho tratamiento...”
(véase, folio 73 de la pieza principal). Documento que al no ser desco-
nocido adquiere certeza legal de quien emana.
D.7.- Original y copia de la solicitud de criopreservación de se-
men, con fecha 5 de junio de 2003 (véanse folios 80 y 81 de la
pieza principal). Documento que no ha sido desconocido ni impugnado
y que se reputa por ello auténtico y prueba su contenido.
D.8.- Original de la comunicación suscrita por la Dra. Lorena Lion,
Médico Oncólogo del Instituto Oncológico “Luis Razetti”, dirigida a
Seguros Bancentro, del 15 de septiembre de 2003, en la cual le indica –
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 23 9

entre otras cosas– refiriéndose al ciudadano DILMAR GODOY que:
“[...] Debido al tratamiento de Quimioterapia actualmente presenta
nivel espermático muy bajo casi nulo por lo que se dificulta la po-
sibilidad de descendencia por los momentos, cuadro que puede
durar tiempo indefinido incluso a durar años en algunos casos.
Por este motivo me dirijo a Ustedes en la posibilidad de brindar
ayuda a este paciente y a su pareja con el fin de poder llevar a
cabo sus deseos de tener familia pronto”.  Instrumento  que  ha  sido
aceptado por las partes.
D.9.- Original de la decisión cautelar emanada del Juzgado que
conoció en primera instancia del amparo propuesto, en la cual acor-
dó suspender la destrucción del líquido seminal del ciudadano DILMAR
JOSÉ  GODOY  MENDOZA,  “...a los fines de que tomen todas las
medidas legales pertinentes que aseguren el cumplimiento de lo
ordenado. Esta prohibición de ejecución se decreta por el lapso de
45 días continuos contados a partir de esta fecha o hasta que este
Juzgado publique la sentencia que abrace este amparo, lo que su-
ceda primero...” (ver, folio 14 de la pieza principal).
D.10.- Original DE LA COMUNICACIÓN SUSCRITA POR EL
Dr. Ibrahim Reyes en su carácter de Director del Grupo Médi-
co de Fertilidad, C.A., y dirigido a esta Sala Constitucional del Tri-
bunal Supremo de Justicia, de fecha 28 de marzo de 2006, en el cual
se lee, lo siguiente:
[...] en respuesta a su oficio Nº 06-1438 de fecha 15-03-2006, el
cual fue recibido por nosotros el día viernes 24 de marzo del 2006
y en el cual nos indica ser respondido en un lapso de 48 horas a
partir, le comunico que nuestra Clínica de Fertilidad mantiene crio-
preservado  en  el  laboratorio  de  fertilidad  la  muestra  de  semen
suministrada por el ciudadano Filmar José Godoy Mendoza.
Dicho documento no ha sido desconocido, ni impugnado, por lo que se
reputa emanada del Grupo Médico de Fertilidad, C.A. y prueba su con-
tenido. Así se declara.
E) ANÁLISIS CONCRETO DEL AMPARO PROPUESTO
Tomando en cuenta los hechos alegados por la parte actora como lesi-
vos de los derechos constitucionales indicados supra, así como la tras-
cendencia especial de las circunstancias que rodean a esta acción de
240 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

amparo constitucional, puesto que se originó con ocasión a la negativa
de una actividad médico-científica que también la Sala ha estudiado, y
teniendo  en  consideración  cada  una  de  las  pruebas  cursantes  en  las
actas que conforman el presente expediente, la Sala avocada al conoci-
miento de la presente acción de amparo constitucional, la cual fue de-
clarada en una primera instancia sin lugar, decide –de manera expresa,
positiva y precisa– dicha acción con fundamento en las siguientes razo-
nes de hecho y de derecho:
No ha sido controvertido el hecho de que los ciudadanos YAMILEX
COROMOTO  NÚÑEZ  DE  GODOY  y  su  difunto  esposo  DILMAR
JOSÉ GODOY MENDOZA, acudieron al Grupo Médico de Fertilidad,
C.A. del Centro Médico Docente La Trinidad, en fecha 5 de junio de
2003 con el fin de preservar muestra seminal del referido ciudadano,
quien iba a ser sometido a tratamiento químico, por padecer de “Sarco-
ma de Ewing metastásico a hueso”.
Está demostrada en autos que dicha muestra seminal fue tomada por la
parte accionada y que aún la preserva –según informó a esta Sala en
fecha reciente bajo el proceso de “criopreservación” o “crioconserva-
ción” (técnica de conservación donde se utiliza nitrógeno líquido a –196
grados centígrados tanto para el semen como para embriones).
A juicio de esta Sala, el tiempo que lleva la muestra seminal en conge-
lación no  acarrearía problema  alguno a  pesar de  haber transcurrido
los dos años previamente fijados, por cuanto leyes como la española
regulatorias de la materia fijan como tiempo máximo de duración para
la criopreservación el lapso de cinco años; no obstante, hay quienes
consideran que:
Los datos científicos acumulados muestran que la congelación de
semen, espermatozoides o tejido testicular puede prolongarse sin
merma de su seguridad. Por otro lado, la práctica médica actual
ha hecho posible que hombres en edad reproductiva afectos de
patologías que ocasionan esterilidad, puedan beneficiarse preven-
tivamente de la crioconservación de semen y espermatozoides.
En consonancia con estas realidades, se hace aconsejable elimi-
nar las limitaciones contenidas en el artículo 11.1 de la Ley 35/
1988 para el mantenimiento del semen congelado durante cinco
años. La solución más adecuada parece la supresión del citado
plazo, permitiendo la congelación del semen por tiempo indefini-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 24 1

do.  (RESUMEN  GENERAL  DEL  INFORME ANUAL,  1998,


hecho público el 3 de marzo de 1999, de la COMISIÓN NACIO-
NAL  DE  REPRODUCCIÓN  HUMANA  ASISTIDA  I  tomado
de  www.cerezo.pntic.mec.es).
Ahora bien, lo que sí ha sido controvertido en el presente caso son dos
circunstancias, a saber:
1.-  La voluntad del ciudadano DILMAR JOSÉ GODOY MENDOZA
de que su muestra sea utilizada por la actora para aplicar una fertiliza-
ción in vitro (véase, entre otros folio 52 de la pieza principal, acta de la
audiencia constitucional celebrada el 21 de junio de 2005).
2.- El hecho de que el referido ciudadano padeció una enfermedad que
podría ser hereditaria (véase, entre otros folios 53 y 54 de la pieza princi-
pal, acta de la audiencia constitucional celebrada el 21 de junio de 2005).
Con respecto a la primera circunstancia, la Sala debe resaltar la impor-
tancia que ésta tiene para decidir un caso como éste y los que a futuro
puedan presentarse, ello sin restarle a la segunda circunstancia la mag-
nitud que tiene. Pero es que precisamente, este primer hecho contro-
vertido es el fundamento central del juez que conoció en primera instancia
constitucional, para declarar sin lugar la petición de la actora.
Al respecto, la Sala observa, el fallo en consulta consideró que era ne-
cesario el consentimiento del ciudadano DILMAR GODOY para que la
muestra  de  su  esperma  pueda  ser  utilizada  (ver,  folio  62  de  la  pieza
principal). Pero resulta que este ciudadano falleció y para el Tribunal de
primera instancia como no existe una manifestación de voluntad dada
en un testamento, sencillamente la acción es “...impróspera”.
Considera esta Sala que la entrega de la muestra seminal a una institu-
ción como la Clínica de Fertilidad del Centro Médico Docente La Trini-
dad, dedicada a la aplicación de tratamientos de fertilización asistida e
implica la expresión directa y específica de la voluntad de DILMAR
GODOY, de que se ponga en práctica uno de los métodos de reproduc-
ción asistida, siendo la receptora del semen su esposa, como surge de
las  pruebas  antes  analizadas.  Para  contrarrestar  esta  voluntad  se  re-
querirá que una de las personas a que se refiere el artículo 1 de la Ley
de Trasplantes de Órganos y Materiales Anatómicos en Seres Huma-
nos (el cual se refiere a la esperma sólo en lo que se refiere a acepta-
ción  de  donante  y  receptor  de  la  misma,  entre  los  exceptuados  del
242 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

cumplimiento de los requisitos previstos en dicha Ley), o en su defecto
una de las nombradas en el artículo 17, se oponga a dicha voluntad con
una razón motivada en un acto que genere la certeza de que quien actuó
de una forma cambió de parecer, y ese no es el caso de autos.
No  puede  la  institución  médica,  en  este  caso,  el  Grupo  Médico  de
Fertilidad C.A., que tiene un compromiso previamente pautado con la
actora y su cónyuge fallecido (v. artículo 1.264 del Código Civil), ne-
garse, pues existe en autos documento posterior a la solicitud de crio-
preservación (autorización del 22 de febrero de 2004) que revela de
manera patente que el ciudadano DILMAR GODOY, quien ostentaba
capacidad de goce y de disposición, manifestó la voluntad procreacio-
nal, específicamente a través del procedimiento de reproducción asis-
tida  con  la  muestra  custodiada  por  el  Centro  Médico  Docente  La
Trinidad, en los términos siguientes:
...autorizo a la ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ,
titular de la Cédula de Identidad N° V-14.757.789, quien actual-
mente  es  mi  ‘Concubina’  de  profesión  T.S.U. Administración
Mención Empresas, para que se encargue de realizar, agilizar,
retirar y efectuar todas aquellas diligencias pertinentes a mi nom-
bre y/o a solicitud, tales como: El pago de sueldo correspondien-
tes  a  mis  quincenas,  trámites  de  mi  cuenta  de  ahorros  (Banco
Mercantil) y la que poseemos a nombre de los dos (Banco Fondo
Común), Tramitación de Título Universitario y en fin, el de cum-
plir mi gran sueño el someterse a futuro en la procreación de hijos
a  través  de  ‘Enci-minación  (sic) Artificial’  ya  que  por  razones
ajenas a mi voluntad no podré ejercerlo como lo manda la Ley de
Dios, cuyo espermatozoide se encuentra custodiado a través del
Centro Médico Docente La Trinidad, desde el mes de Junio 2003,
Médico tratante: Dr. Hibraim Reyes... (ver, original cursante en
el folio 78 de la pieza principal).
Y para que esta manifestación de voluntad pierda validez, hace falta
otra que le reste certeza respecto al deseo del fallecido, lo cual consis-
tiría en la manifestación escrita de que su esperma fuese destruida en el
caso de fallecer, y éste no es el supuesto de autos, muy el por el contra-
rio, pocos meses antes de su fallecimiento, dicho ciudadano contrajo
matrimonio civil con la actora.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 24 3

De esta forma, la situación jurídica que denuncia infringida la actora, y
que pide a esta Sala sea restablecida, no es más que el reconocimiento de
la relación familiar que tenía con dicho ciudadano en virtud de su unión
matrimonial y el deseo de ambos de tener descendencia, de manera que
se cumpla con la voluntad procreacional que ambos manifestaron y para
lo cual acudieron a la sede donde funciona la parte accionada. Voluntad
procreacional que quedó demostrada con las pruebas cursantes en autos
y que han sido narradas y analizadas en este fallo.
Contrariamente a lo señalado por el ciudadano Rafael Aguiar Guevara,
en su condición de Presidente-Fundador de la Asociación Venezolana
de  Derecho  Médico,  en  escrito  presentado  ante  la  primera  instancia
constitucional en el cual solicitó se le tuviera como tercero coadyuvan-
te, condición que le fue negada por dicho Juzgado, la indicación de una
negativa en el formato de solicitud de criopreservación de su muestra
seminal, no puede conllevar a la negativa de ejercicio de derechos cons-
titucionales a favor de una persona como la actora, en la cual no sólo ya
existía una expectativa legítima de derecho de procrear, sino que ade-
más tenía un tratamiento médico con la parte señalada como agraviante
para la ejecución de una fecundación asistida, lo cual en legislaciones
que regulan la materia en otros países como España, presume otorgado
el consentimiento del cónyuge (ver, artículo 9.2 de la Ley 14/2006, de
26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida).
Así mismo, respecto a la filiación paterna establece el artículo 204 del
Código Civil, lo siguiente:
Artículo 204: El marido no puede desconocer al hijo alegando su
impotencia, a menos que sea manifiesta y permanente.
El desconocimiento no se admitirá, aun en ese caso, cuando
la concepción ha tenido lugar por la inseminación artificial de
la mujer con autorización del marido (negrillas de este fallo)
De manera que el ejercicio del derecho de la actora de procrear, ejercer
la maternidad, no supondría la negación para el posible descendiente de
los derechos  civiles y  sociales a que tiene derecho, entre otros, por la
Constitución y las leyes venezolanas, ya que se trataría de un descendien-
te del matrimonio. De allí que la Sala tiene por dado el consentimiento
libre, consciente y formal del ciudadano DILMAR GODOY a la actora,
ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ DE GODOY, de someter-
244 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

se  a  una  fecundación  in  vitro  con  la  muestra  de  su  semen,  la  cual  se
encuentra criopreservada en la sede de la parte accionada. Así se decide.
Con respecto a la segunda circunstancia controvertida, esto es, el he-
cho  de  que  la  enfermedad  padecida  por  el  ciudadano  DILMAR  GO-
DOY  pueda  ser  heredada  en  caso  de  ser  positiva  la  fecundación  in
vitro, la Sala observa lo siguiente:
El sarcoma de Ewing “...es un tipo específico de tumor óseo maligno
(canceroso) que afecta a los niños”, el cual “...se presenta en cual-
quier momento de la niñez, pero generalmente se desarrolla en la
pubertad cuando los huesos están creciendo rápidamente. ...Omis-
sis... El tumor puede originarse en cualquier parte del cuerpo, ge-
neralmente en los huesos largos de las extremidades, la pelvis o el
tórax, al igual que en el cráneo o en los huesos planos del tronco.
Los síntomas son pocos. El más común es el dolor y, ocasionalmen-
te, inflamación en el sitio del tumor. Los niños pueden romperse un
hueso en el sitio del tumor después de un trauma aparentemente
menor (fractura patológica) y también puede presentarse fiebre. El
tumor se disemina fácilmente (metástasis), por lo general, a los
pulmones y a otros huesos. Al momento del diagnóstico, la metásta-
sis está presente en aproximadamente un tercio de los niños” (to-
mado de la página web www.nlm.nih.gov/medlineplus).
Respecto al factor de riesgo del cáncer de hueso, se observa que “...aun-
que los científicos no están seguros de la causa del cáncer de hue-
so, algunos factores pueden aumentar el riesgo para una persona.
Estos cánceres ocurren con más frecuencia en niños y en adultos
jóvenes. Ocurren especialmente en quienes han tenido tratamien-
tos de radiación o de quimioterapia para otras enfermedades. Los
adultos que tienen la enfermedad de Paget, una condición no can-
cerosa que se caracteriza por un desarrollo anormal de las células
óseas nuevas, pueden tener un riesgo mayor de osteosarcoma. Un
número reducido de cánceres óseos son hereditarios. Por ejemplo,
los niños que tienen retinoblastoma hereditario tienen un riesgo
mayor de desarrollar osteosarcoma” (tomado  de  la  página  web
www.ufaqs.com/cancerfacts). Negrillas de este fallo.
De allí que resulta contrario a lo pactado por el Grupo Médico de Ferti-
lidad, C.A. con los Sres. Godoy, el señalar como lo asevera el Sr. Aguiar
Guevara  que  “[...] no es ético, ni científicamente aceptable, conva-
lidar una inseminación artificial, con semen de DIGMER Godoy,
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 24 5

por cuanto es un hecho fehaciente e indubitado su patología tumo-


ral genético-hereditaria [...]”.
Lejano  a la  ética  es  recibir  una  muestra seminal  de  una persona  con
expectativas de vida, que ya ha manifestado las razones (afección de
salud y tratamiento químico de una enfermedad) por las cuales requiere
preservar dicha muestra, pues así se lo recomendó su médico oncólogo;
adquirir un compromiso para practicar una actividad científica como lo
es la fecundación in vitro, y luego negarse a ejecutarla con la excusa de
que su descendencia puede heredar la enfermedad, cuando de ser así
dicho Grupo Médico debió negarse al momento de ser efectuada la so-
licitud  de  criopreservación  del  semen,  justamente  para  no  contrariar
principios médicos, morales y constitucionales, mucho menos para in-
cumplir un compromiso contractual.
Dicha Clínica de Fertilidad al manifestar esos motivos para la negati-
va  que  es  lesiva  a  la  actora,  se  contradice  con  lo  que  señala  en  su
página web www.fertilidad-cmdlt.com, que al promocionarse destaca
que “...tiene una sólida experiencia y éxitos demostrados, así como
tradición de innovación y excelencia, al haber sido pionera en el
país en introducir nuevos procedimientos y ser líder tanto en el
número de ciclos de fertilización asistida de alta complejidad ini-
ciados como de bebés nacidos a partir de ellos”,  y  que  “...la se-
lección del procedimiento de alta complejidad a utilizar con cada
pareja se hace sobre la base de sus antecedentes y estudio pre-
vio” (resaltado de esta Sala).
Cuando del acta de la audiencia constitucional realizada en el Juzgado
Tercero  de  Primera  Instancia  en  lo  Civil,  Mercantil  y  Tránsito  de  la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas (ver, folio
55 de la pieza principal) se desprende que no hubo un estudio previo
de la muestra del esperma, para determinar si la enfermedad es trans-
misible o no al posible descendiente, pues en dicha acta se lee lo si-
guiente (negrillas de esta Sala):
...Y al Tercero se le preguntó lo siguiente: En que se basa usted
para afirmar que los genes de la muestra se encuentran afecta-
dos por la enfermedad del paciente. Contestó: ‘viene dada por los
estudios e información bibliográfica’; inmediatamente la misma
pregunta se le formuló a la querellada, quien procedió a ofrecer el
testimonio especializado del bioquimico (sic) ciudadano ROMA-
246 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

NO PIRAS MAJTELES que el tribunal aceptó y éste contestó:
“Este tipo de enfermedad tiene una alta transmisibilidad no en el
100% de los casos, habría que estudiar los cromosomas del pa-
ciente,  y  en  el  presente  asunto  no  se  dio  el  estudio  para  tener
certeza si la muestra es normal o no”....
La genética moderna permite entender cómo se heredan las enferme-
dades genéticas basándose en el ADN, genes y cromosomas. De allí
que  en  este  caso,  el  antecedente  de  cáncer  de  hueso  por  parte  del
difunto Sr. Godoy, no es un motivo suficiente para la negativa a prac-
ticar la técnica  de reproducción asistida que ya había sido pactada,
mucho menos sin la existencia de un estudio previo de la muestra de
su semen (técnicas de diagnóstico preimplantacional, regulada en Es-
paña en el artículo 12 de la novedosa Ley 14/2006, de 26 de mayo,
sobre técnicas de reproducción humana asistida), siendo además que
hoy en día se practican técnicas terapéuticas sobre el preembrion vivo
in vitro que tratan una enfermedad si la misma existe o impiden su
transmisión, por lo que la Sala considera potestativo de la actora que,
en el presente caso, se efectúe dicho examen, a los fines de determi-
nar la probabilidad de transmisión de su padecimiento, pues ello en
todo  caso  no  obsta  para  que  la  actora  lleve  a  cabo  la  reproducción
asistida; de estimarse necesario dicho examen lo realizará el Instituto
de Medicina Experimental de la Universidad Central de Venezuela,
por medio del Laboratorio de Genética Humana y Experimental, que –
como reseña la página web www.med.ucv.ve.com– “[...] es el Cen-
tro Nacional de Genética del Ministerio de Sanidad y Asistencia
Social y en dicho Centro se realizan actividades tales como: 1.-
Asesoramiento genético. 2.- Consulta a pacientes con riesgo de
problemas genéticos. 3.- Estudios cromosómicos”.
Ello así, por ser dicho ente, especializado en la materia y ajeno a esta
controversia, a los fines de preservar la objetividad en la realización del
estudio, y a expensas de la parte actora, y no del ente accionado como
ésta lo pidió, pues de la voluntad e interés de la actora depende que el
mismo se efectúe.
Por otra parte,  de los  recaudos cursantes  en autos se evidencia  que la
actora inició una terapia hormonal, la cual fue interrumpida y en la actua-
lidad no se ha llevado a cabo, la cual es necesaria para la efectiva realiza-
ción de la fecundación in vitro, razón por la cual se ordena que se reinicie
y complete tal tratamiento para que se efectúe dicho método de repro-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 24 7

ducción asistida, lo cual se hará a instancia de la actora, quien tiene un
lapso de cuatro meses para decidir si la fecundación in vitro se la practica
el Grupo Médico de Fertilidad, C.A. u otra institución médica a la cual
trasladará  la  muestra  de  semen  que  deberá  ser  entregada  por  la  parte
accionada; o simplemente si desiste de practicarse dicha técnica de re-
producción asistida, en cuyo caso deberá desecharse dicha muestra.
Con  base  en  la  motivación  antes  esbozada,  la  Sala  estima  que  en  el
presente caso están dados los presupuestos para declarar parcialmente
con lugar la tutela constitucional solicitada por la ciudadana YAMILEX
COROMOTO  NÚÑEZ  DE  GODOY,  pues  la  actuación  del  GRUPO
MÉDICO  DE  FERTILIDAD,  C.A.  del  CENTRO  MÉDICO  DOCEN-
TE LA TRINIDAD, resulta evidentemente lesiva de los derechos cons-
titucionales  invocados  por  la  actora,  razón  por  la  cual  se  revoca  la
decisión dictada por el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Ci-
vil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metro-
politana de Caracas, que declaró sin lugar el amparo propuesto, y se le
reestablece así la situación jurídica a la accionante. Así se decide.
Por último, esta Sala observa que en el presente caso se ha declarado
parcialmente  con  lugar  la  solicitud  de  amparo  y  la  parte  demandada
tenía razones para litigar, razón por la cual la Sala debe desechar tal
solicitud. Así se declara.

VI
DECISIÓN

Por  las  razones  antes  expuestas,  esta  Sala  administrando  justicia  en


nombre de la República y por autoridad de la ley, declara:
1.- REVOCA el fallo dictado el 27 de junio de 2005, por el Juzgado
Tercero  de  Primera  Instancia  en  lo  Civil,  Mercantil  y  Tránsito  de  la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
2.-  Declara  PARCIALMENTE  CON  LUGAR  la  acción  de  amparo
constitucional ejercida por YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ DE GO-
DOY, contra el GRUPO MÉDICO DE FERTILIDAD, C.A. del CEN-
TRO  MÉDICO  DOCENTE  LA  TRINIDAD.  En  consecuencia,  se
ordena  completar  el  CICLO  DE  FERTILIZACIÓN  IN  VITRO  en  la
persona de YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ, a instancias de ella, con
la muestra espermática del causante DILMAR JOSÉ GODOY MEN-
248 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

DOZA, cumpliendo rigurosamente con todos los extremos exigidos para
tal fin, incluyendo un estudio de cromosomas de la muestra espermática
criopreservada, si así lo estima la actora, la cual será realizada por el
Instituto de Medicina Experimental de la Universidad Central de Vene-
zuela, por medio del Laboratorio de Genética Humana y Experimental,
a las solas expensas de la ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ
DE  GODOY.
3.- Aunque es competencia natural de los Tribunales de Primera Instan-
cia  de  Familia  o  de  Niños  y Adolescentes,  a  quienes  correspondería
esta  declaración,  esta  Sala  por  haberse  subrogado  en  los  Tribunales
nombrados, debido al avocamiento, reconoce la filiación de hijo matri-
monial de quien naciere de esta reproducción asistida, y ordena su ins-
cripción en el Registro del Estado Civil, con tal condición.
4.- Se fija un lapso de cuatro meses para que la accionante decida si la
fecundación in vitro se la practica el Grupo Médico de Fertilidad, C.A.
u otra institución médica a la cual trasladará la muestra de semen que
deberá ser entregada por la parte accionada; o simplemente desista de
practicarse dicha técnica de reproducción asistida, en cuyo caso deberá
desecharse dicha muestra.
5.- Se exime de costas a la demandada, ya que la Sala considera que
tenía motivos para litigar.
(...omissis...)
VOTO SALVADO
...gistrado que  suscribe disiente de la  mayoría  respecto  del  fallo que
antecede por las siguientes razones:
1. La decisión de la que se discrepa declaró parcialmente con lugar la
demanda que encabeza estas actuaciones y, en consecuencia, condenó
a la demandada a que complete el ciclo de fertilización in vitro de la
demandante con la muestra de esperma de quien fuera su cónyuge, con
la inclusión de un estudio de cromosomas de la muestra espermática;
además, reconoció la “filiación de hijo matrimonial” de quien naciere
como producto de esa reproducción asistida y ordenó su inscripción en
el Registro Civil con tal condición.
Para la fundamentación de tal decisión, la Sala estableció que:
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 24 9

...la entrega de la muestra seminal a una institución como la Clíni-
ca de Fertilidad del Centro Médico Docente La Trinidad, dedica-
da a la aplicación de tratamientos de fertilización asistida e implica
la  expresión  directa  y  específica  de  la  voluntad  de  DILMAR
GODOY,  de  que  se  ponga  en  práctica  uno  de  los  métodos  de
reproducción asistida, siendo la receptora del semen su esposa,
como surge de las pruebas antes analizadas. (...)
No  puede  la  institución  médica,  en  este  caso,  el  Grupo  Médico  de
Fertilidad, C.A., que tiene un compromiso previamente pautado con la
actora y su cónyuge fallecido (v. artículo 1.264 del Código Civil), ne-
garse, pues existe en autos documento posterior a la solicitud de crio-
preservación (autorización del 22 de febrero de 2004) que revela de
manera patente que el ciudadano DILMAR GODOY, quien ostentaba
capacidad de goce y de disposición, manifestó la voluntad procreacio-
nal, específicamente a través del procedimiento de reproducción asis-
tida  con  la  muestra  custodiada  por  el  Centro  Médico  Docente  La
Trinidad, en los términos siguientes:
...autorizo a la ciudadana YAMILEX COROMOTO NÚÑEZ,
titular  de  la  Cédula  de  Identidad  N° V-14.757.789, Quien  ac-
tualmente es  mi ‘Concubina’  de profesión  T.S.U. Administra-
ción Mención Empresas, para  que  se  encargue  de  realizar,
agilizar, retirar y efectuar todas aquellas diligencias pertinentes a
mi nombre y/o a solicitud, tales como: El pago de sueldo corres-
pondientes a mis quincenas, trámites de mi cuenta de ahorro (Ban-
co  Mercantil)  y  la  que  poseemos  a  nombre  de  los  dos  (Banco
Fondo Común), Tramitación de Título Universitario y en fin, el de
cumplir mi gran sueño el someterse a futuro en la procreación de
hijos a través de ‘Enci-minación (sic) Artificial’, ya que por razo-
nes ajenas a mi voluntad no podré ejercerlo como lo manda la
Ley de Dios, cuyo espermatozoide se encuentra custodiado a tra-
vés  del  Centro  Médico  Docente  La  Trinidad,  desde  el  mes  de
Junio 2003, Médico tratante: Dr. Hibraim Reyes... (ver, origi-
nal cursante en el folio 78 de la pieza principal).
Y  para  que  esta  manifestación  de  voluntad  pierda  validez  hace  falta
otra que le reste certeza respecto al deseo del fallecido, lo cual consis-
tiría en la manifestación escrita de que su esperma fuese destruida en el
caso de fallecer, y éste no es el supuesto de autos; muy el por el contra-
250 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

rio, pocos meses antes de su fallecimiento, dicho ciudadano contrajo
matrimonio civil con la actora.
(...)
...la indicación de una negativa en el formato de solicitud de crio-
preservación de su muestra seminal, no puede conllevar a la ne-
gativa de ejercicio de derechos constitucionales a favor de una
persona como la actora, en la cual no sólo ya existía una expecta-
tiva legítima de derecho de procrear, sino que además tenía un
tratamiento médico con la parte señalada como agraviante para
la ejecución de una fecundación asistida, lo cual en legislaciones
que  regulan  la  materia  en  otros  países  como  España,  presume
otorgado el consentimiento del cónyuge (ver, artículo 9.2 de la
Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción hu-
mana asistida).
1.1 En criterio del disidente, no hay elementos de juicio en el expediente
que permitan concluir que la voluntad que expresó quien fuera cónyuge
de la quejosa, de que se la inseminara con su semen, incluya la fecunda-
ción post mortem y, sin lugar a dudas, ello no puede presumirse ni infe-
rirse; la manifestación de voluntad al respecto debe ser expresa.
Por el contrario, el examen del expediente revela, con absoluta claridad,
que el fallecido no autorizó a su cónyuge “a retirar y utilizar la mues-
tra por (él) entregada para intentar lograr un embarazo, sin re-
querirse (su) presencia ni ninguna autorización adicional de (su)
parte”. En efecto, en el documento conformante del folio 81, el formu-
lario de solicitud de criopreservación de semen, que fue suscrito por el
hoy occiso, se lee que éste, de su puño y letra (salvo prueba en contra-
rio) escribió “NO” en el campo en que habría ido el nombre de su en-
tonces concubina si él hubiera querido que sí se le entregara la muestra
en los términos que se transcribieron; ello, porque dicha cláusula de la
solicitud indica: “en caso de no estar de acuerdo, escriba NO en el
espacio destinado al nombre de la pareja”.
Al respecto, la Sala señaló que “la indicación de una negativa en el
formato de solicitud de criopreservación de su muestra seminal,
no puede conllevar a la negativa de ejercicio de derechos consti-
tucionales a favor de una persona como la actora, en la cual no
sólo ya existía una expectativa legítima de derecho de procrear,
sino que además tenía un tratamiento médico con la parte señala-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 25 1

da como agraviante para la ejecución de una fecundación asisti-


da” (Subrayado añadido).
En criterio del salvante, por el contrario, esa negativa expresa, si acaso
conllevara la “negativa de ejercicio de los derechos constitucionales”
de la actora, lo haría en forma legítima, porque no se habría producido el
indispensable requisito de manifestación de voluntad del donante, a te-
nor de la Ley de Trasplantes ni, como se establece a lo largo de toda la
decisión, la “voluntad procreacional” de aquél después de su muerte.
Por ello, por el contrario, no hay violación alguna al derecho a la pro-
creación de la actora, ni si quiera a una expectativa legítima de hacerlo,
porque ese derecho, después de la muerte de su cónyuge, está indisolu-
blemente ligado a la voluntad concordante de quien fue su marido con
efectos post mortem, la cual no existe.
En este sentido, se discrepa, además, de la afirmación según la cual una
eventual contradicción de la manifestación de voluntad que implica la
entrega de la muestra de semen –contradicción que, se insiste, hizo el
propio donante– tendría que hacerse ahora –después de su muerte– en
la forma y por quienes determina la Ley de Trasplantes.
El artículo 1 de la Ley sobre Trasplantes de Órganos y Materiales Ana-
tómicos en Seres Humanos dispone, sin embargo, que:
El trasplante o la disposición de órganos, tejidos, derivados o ma-
teriales anatómicos provenientes de seres humanos, con fines te-
rapéuticos,  de  investigación  y  de  docencia,  se  rige  por  las
disposiciones de esta Ley. Se excluyen de los requisitos de esta
Ley, los cabellos y las uñas. También la sangre y sus componen-
tes, ovarios, óvulos y esperma pero en estos casos deberá siem-
pre solicitarse la aceptación del donante y del receptor,  si
este último no pudiera, de los parientes previstos en el artículo 17.
(Subrayado añadido).
En  efecto,  esta  Ley,  expresamente,  en  su  primer  artículo,  excluye  al
semen de sus requisitos y sujeta la validez de su donación únicamente a
la aceptación de donante y receptor. Por otra parte, no haría falta acu-
dir a esa Ley, que no es aplicable, para que se entienda que quedarían
resguardados por el derecho común, los derechos de aquellos (causaha-
bientes, familiares, etc.) que se sintieren afectados por la supuesta ma-
nifestación de voluntad relativa a la donación con efectos post mortem
252 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

o la falsedad de esa manifestación o la sustitución de esa voluntad por
cambio de opinión posterior.
En todo caso, es clave la transcripción que se hizo de la autorización del
hoy fallecido de la cual no puede inferirse en forma alguna que su “gran
sueño de someterse a futuro en la procreación de hijos” (sic)  inclu-
ya el período posterior a su muerte. Por el contrario, el examen conca-
tenado  de  este  documento  con  el  formulario  de  solicitud  de
criopreservación de la muestra  de  semen, lleva a la conclusión con-
traria: el donante quería tener control directo sobre dicha muestra, el
cual, como es evidente, no podría ejercer después de su muerte.
A la misma conclusión llegó el Ministerio Público (Cf. f. 82) –cuyos
argumentos no se recogieron en la narrativa del acto decisorio en cues-
tión–, cuyo representante judicial pidió la declaratoria de improceden-
ci a  del   amparo  ante  l a  ausenci a  de  viol ación  a  der echos
constitucionales, por cuanto, según expresó, no existe en el expedien-
te documento alguno que demuestre la voluntad de que se lleve a cabo
la inseminación post mortem.
A este respecto resulta irrelevante, en contrario de lo que asentó el fallo
del que se disiente, el hecho del casamiento posterior del donante con la
hoy quejosa con la ausencia de orden de destrucción de la muestra se-
minal, la cual estaría, por el contrario, implícita, en el límite temporal
que tendría el acuerdo con el centro de fertilización, según se deduce
del argumento de éste (al que sólo se hace somera referencia) de que la
autorización se encontraría “vencida”. En efecto, en la factura que cons-
tituye el folio 76, por concepto de “almacenamiento de semen”, se lee
que el pago que se hizo abarcó un período de dos años, presumiblemen-
te a partir del 09 de junio de 2003, que es la fecha de expedición del
documento, el cual presenta un sello que indica “cancelado”. Esta sería
la vigencia del “compromiso” del Grupo Médico de Fertilidad, C.A. que
la Sala afirmó le impediría a éste negarse a la práctica de la insemina-
ción después de la muerte del donante; por tanto, lógicamente, el “impe-
dimento” ha debido tener el mismo límite temporal.
1.2 Las consideraciones acerca del carácter hereditario de la enferme-
dad del fallecido que se hicieron en el fallo del que se disiente serían
irrelevantes ante el consentimiento de ambos padres, cuando exista (que
no es el supuesto de autos); incluso son irrelevantes, en este caso, ante
el consentimiento únicamente de la receptora, porque consta en autos
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 25 3

que ella conocía la enfermedad del donante –la cual, de hecho, fue el
motivo de la crioperservación– cuando manifestó la que la Sala calificó
de “voluntad procreacional”. El salvante no puede menos que apartar-
se, en forma vehemente, de la afirmación de la mayoría según la cual:
“[l]ejano a la ética es recibir una muestra seminal de una persona
(...); adquirir un compromiso para practicar una actividad científi-
ca como lo es la fecundación in vitro, y luego negarse a ejecutarla
con la excusa de que su descendencia puede heredar la enferme-
dad, cuando de ser así dicho Grupo Médico debió negarse al mo-
mento de ser efectuada la solicitud de criopreservación del semen,
justamente para no contrariar principios médicos, morales y cons-
titucionales, mucho menos para incumplir un compromiso contrac-
tual”. La mera insinuación de la posibilidad de tal negativa da pie para
que se piense que las personas con enfermedades hereditarias no po-
drían tener hijos, lo cual es inaceptable moral y legalmente, sin necesi-
dad de mayor elaboración.
Por lo tanto, la Sala ha debido rechazar el pedimento de la quejosa en el
sentido de que se hagan pruebas cromosómicas a la muestra seminal;
es problema ajeno por  completo a la justicia, el que la  receptora del
semen  quiera  comprobar  o  no  el  buen  estado  de  aquella  antes  de  la
inseminación. Además, los conceptos en cuanto a la falta de ética por-
que no se hubo tomado en cuenta la posibilidad de transmisión de la
enfermedad  que mató  al  padre  son trasladables,  en  primer  lugar a  la
donataria de su semen.
También preocupan a quien discrepa del criterio mayoritario las siguien-
tes interrogantes que la Sala no resolvió: ¿Cuántas veces se puede inse-
minar la quejosa de autos?, ¿cuántos hijos puede tener de esa muestra
seminal?; vale decir, ¿después de la ejecución de la sentencia que ante-
cede, tendría derecho a volverse a inseminar para tener más hijos “ma-
trimoniales” de su marido fallecido? En ausencia de una manifestación
expresa de voluntad del hoy difunto, parece imposible hacer, en derecho
y con justicia, estas precisiones. Como es sabido, en el proceso de inse-
minación  se  produce  la  fecundación  de  varios  óvulos  como  garantía
mayor de éxito en la implantación, pero no necesariamente se implantan
todos los embriones a un tiempo, lo cual daría pie, hipotéticamente, a
que la quejosa de autos volviera dentro de, por ejemplo, dos años, a
plantear su pretensión de tener más hijos.
254 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

1.3 El reconocimiento de la filiación “de quien naciere de esta repro-
ducción asistida” como “hijo matrimonial” constituyó evidente ultrape-
tita, ya que nada pidió al respecto la quejosa. Es indudable que si nace
un niño como producto de la fecundación de un óvulo de la demandante
con un espermatozoide de su cónyuge fallecido, es hijo de ambos, pero
no puede ser hijo de un matrimonio que no existirá para el momento de
su concepción, puesto que la muerte de los cónyuges es causal de diso-
lución del vínculo (Artículo 184 del Código Civil). En efecto, si una per-
sona fue concebida después de la disolución del vínculo matrimonial por
la muerte de uno de los cónyuges, ello es ajeno a la paternidad del falle-
cido, que no podría negarse si fue su esperma la que fecundó a quien
fuera su mujer. El artículo 235 del Código Civil, por ejemplo, sería per-
fectamente aplicable en cuanto se trataría de un “hijo concebido fue-
ra del matrimonio cuya filiación haya sido establecida en relación
con ambos progenitores”.  Dicha  norma  establece  que: “[e]l primer
apellido del padre y de la madre forman, en ese orden, los apelli-
dos de los hijos. El hijo concebido y nacido fuera del matrimonio
cuya filiación haya sido establecida en relación con ambos proge-
nitores, tomará los apellidos de éstos en el mismo orden que los
hijos concebidos o nacidos durante el matrimonio”.
Con fundamento en estas consideraciones, el Magistrado disidente esti-
ma que la apelación de autos ha debido ser declarada sin lugar, ha debi-
do ser confirmada la sentencia de primera instancia que desestimó la
pretensión con base en la ausencia de legítima manifestación de volun-
tad  del  donante  de  la  muestra  seminal  en  cuestión,  con  efectos  post
mortem,  respecto  de  la  inseminación  de  la  demandante  y,  en  conse-
cuencia, la demanda de autos ha debido ser declarada sin lugar.
2. En el punto anterior el salvante expresó su disenso acerca de la solu-
ción  que  dio  la  Sala  al  caso  concreto.  Lamentablemente,  la  mayoría
sentenciadora incurrió, además, en un condenable exceso que revela,
en primer lugar, el hecho de que el aparte de la decisión que se dedica a
“Análisis concreto del amparo propuesto” comienza en la página 38 de
un  total  de  47  (las  páginas  11  a  la  37  abarcan  el  análisis  de  asuntos
ajenos, como  la misma mayoría lo  reconoció, al problema  que  debía
resolverse. En este sentido, parece que el afán de un protagonismo que
la Sala ya se ha ganado por la relevancia e importancia de sus decisio-
nes –de modo que no necesita de otras vías para lograrlo– ha llevado,
una vez más, al sacrificio de principios básicos de la Teoría General del
Proceso, a través de un defecto universalmente rechazado, ello a pesar
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 25 5

de  las  observaciones  y  votos  salvados  y  concurrentes  que  ya  se  han
rendido al respecto. Esta conducta contumaz abre la grave posibilidad
de moldear el comportamiento de otros jueces que se sientan autoriza-
dos,  nada menos que por la Sala Constitucional, a darle la espalda a
principios básicos del Derecho.
No es  este un  caso  aislado de excesos de  la Sala  respecto  del thema
decidendum, lo cual tiñe de mayor gravedad a este defecto; reciente-
mente este  salvante se vio obligado  a  poner de  relieve  una situación
semejante en el voto concurrente que rindió respecto de la sentencia N°
1420 de 20.07.06, exp. N° 05-2397.
3. En cuanto a los conceptos que emitió la Sala ajenos al caso concreto,
aunque no son en modo alguno vinculantes, precisamente por esa ajeni-
dad –obiter dictum–, son algunos de ellos de tal entidad que quien se
aparta del criterio mayoritario no puede dejar de expresar, en detalle, su
disenso al respecto.
3.1 Para la resolución del caso de autos no había necesidad de aplica-
ción de lo que se califica como “jurisdicción normativa” porque, aunque
no hay una regulación especial, como en otros países, no hay ausencia
de regulación respecto al punto, como reconoce, en sus distintos análi-
sis, el propio veredicto (P.e. artículos 204, del Código Civil). Lo que
correspondía, entonces, era la interpretación de las normas que sí exis-
ten para la regulación de este supuesto o la resolución de este proble-
ma. Además, lo que se  conoce, bajo distintas denominaciones, como
“jurisdicción normativa” en Derecho Comparado, es la actividad inter-
pretativa del juez constitucional del ordenamiento jurídico que existe –y
que goza de legitimidad democrática por su origen legislativo– para que
se deriven de él nuevas normas o normas distintas, a través de diferen-
tes técnicas universales de interpretación, pero no para la libre creación
del mismo juez.
Por el contrario, en criterio de quien disiente, habría sido suficiente la
interpretación del artículo 204 del Código Civil para la resolución del
asunto de autos, que es a lo que ha debido limitarse la Sala, esto es, la
determinación de si hubo o no consentimiento del marido para la insemi-
nación  post mortem  de  su  mujer;  todas  las  demás  disquisiciones,  se
insiste, no tenían cabida en este caso.
256 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

3.2 Aunque la decisión señala expresamente que la Sala necesita una
visión general del tema de la reproducción asistida y sus efectos ético-
legales,  “para emitir un pronunciamiento respecto a la tutela cons-
titucional pedida” se excedió, con mucho, de tal propósito. Ejemplo de
ello es todo el capítulo B.3 “Determinación de la Filiación en caso de
reproducción asistida”, en virtud de que, según se desprende de la na-
rrativa, la única pretensión de la quejosa es que el demandado le realice
la inseminación artificial con el semen de su cónyuge fallecido –previo
estudio cromosómico de la muestra espermática– o que el demandado
le entregue la muestra seminal para que se le practique el procedimien-
to en otra parte y que no se deseche la muestra en cuestión y nada más.
Por tanto, no puede el salvante suscribir ninguna de las afirmaciones
que se hacen en ese capítulo, con independencia de que, en abstracto,
comparta o no el criterio que allí se vierte.
En último caso, la Sala habría debido  centrarse en el problema de la
filiación del futuro hijo de la quejosa y nada más; por tanto, todo el tema
de la fecundación in vitro heteróloga es, definitivamente, ajeno a la cau-
sa de autos. En consecuencia, las afirmaciones a su respecto no consti-
tuyen precedente en el marco de una decisión de justicia constitucional.
3.3 Por otra parte, preocupa mucho la alusión, como argumento de au-
toridad, a información que ofrecen sitios web de cuya credibilidad nada
se indica; recuérdese que en el cyberespacio tiene cabida, sin regula-
ción  ni  límite  alguno,  todo  lo  que  cualquiera  desee  agregar.  Es  por
demás evidente que no tiene el mismo valor la información que proven-
ga de la Universidad Central de Venezuela o Harvard o la Sorbona o de
la Clínica Mayo, p.e., que la de un blog cuyo autor podría ser, literal-
mente, se insiste, cualquiera.
Sin embargo, véase la cita que se hizo de un caso francés: (la información
se  obtuvo,  según  la  mayoría,  de  una  página  web  cuya  dirección  es
www.12.brinkster.com –a la que quien salva su voto no logró acceder–);
el Tribunal de Gran Instancia de Créteil, en Francia, en 1984, ordenó la
entrega, a una viuda, del semen de su marido que había sido criopreserva-
do. Así, independientemente de que se desconoce la credibilidad de la
fuente, es revelador que la clave de la resolución del asunto al que se
aludió por el tribunal galo fue, según se reseñó, la determinación de la
voluntad  del  difunto  (“el Tribunal puso énfasis en todo momento en
averiguar cuál había sido la voluntad del difunto marido”), que es lo
único que esta Sala necesitaba establecer para la resolución de este caso.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 25 7

No puede dejar de ponerse de relieve que la fuente de parte de la infor-
mación de que se nutre la sentencia de la que se discrepa es una revista
virtual dirigida a los consumidores, que trata sobre todo tipo de temas de
interés para éstos (compras, automóviles, bricolaje, etc.) y que edita la
Fundación Eroski. ¿Quiénes son estas personas? (según la p. web: “un
nutrido grupo de periodistas, científicos y técnicos de diversas  áreas
(salud, medio ambiente, alimentación, nuevas tecnologías, ...), juristas,
diseñadores y programadores que trabajan conjuntamente con la voca-
ción de ofrecer informaciones útiles para que el ciudadano se desen-
vuelva en un mundo complejo”) ¿Merecen credibilidad científica? La
información sobre decisiones judiciales debería obtenerse, al menos, de
sitios propios de los tribunales o gobiernos o, al menos, universidades de
prestigio del país de que se trate.
3.4 Dentro de ese capítulo B.3 la mayoría asumió la posibilidad de rea-
lización de fecundación in vitro post mortem en Venezuela, sin ningún
razonamiento que respalde la posición, ya que lo que le antecede son
referencias a situaciones que ocurrirían en otros estados las cuales se
obtienen a través de publicaciones virtuales como la que se aludió y no
a través de información oficial de dichos países, y la alusión a la dificul-
tad que para ello ofrecería el artículo 201 del Código Civil, cuya aplica-
ción se descartó, simplemente, porque ello no podría convertirse en una
traba para los derechos de los hijos post mortem. De haber tenido cabi-
da el pronunciamiento para la resolución del caso concreto, habría sido
necesaria una mayor elaboración argumentativa para el arribo a aquella
conclusión, lo cual es ajeno a que, indudablemente, toda persona que
efectivamente nazca, independientemente de la forma como sea conce-
bida  o traída al mundo, deberá gozar de los derechos inherentes a la
persona humana; el problema aquí es previo, es si la madre tiene dere-
cho  a  que  sea  concebido.  Sólo después de la concepción y naci-
miento, habrá lugar a debate acerca de los derechos del nacido,
de modo que estos derechos no pueden ser la premisa de la que
se parta para validar la concepción y el nacimiento.
Como consecuencia de las afirmaciones que anteceden, discrepa el di-
sidente de la declaratoria de la Sala acerca de la forma en que debería
reconocerse la filiación de los hijos concebidos mediante inseminación
artificial que se practique después de la muerte de uno de los padres.
Sin embargo, en dicha declaratoria está, a juicio del salvante, la clave
del asunto de autos: siempre debe constar “la manifestación de volun-
258 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

tad de que ese semen se utilice para fecundar (...) al óvulo de persona
determinada  que  aceptó”.  Esa  manifestación  de  voluntad  debe ser
específica en cuanto a la fecundación post mortem, la cual no puede
sencillamente deducirse de la manifestación que se hubiere hecho sin
tal precisión, como lo demuestran las mismas citas que hace el fallo de
situaciones en otros países y, además, parece evidente ¿Cómo saber si
el dueño del semen quería tener un hijo para que lo criara, eventualmen-
te, otro hombre?; ¿Cómo se sabe si “el sueño de ser padre” –a que se
refiere la misiva del donante que se tomó como prueba del consenti-
miento– se limitaba a ver el nacimiento de su hijo o al menos a saberlo
concebido? Si el hijo del fallecido nace después de un nuevo matrimonio
de la madre, o la inseminación se practica, con consentimiento del nue-
vo cónyuge, después de ese segundo matrimonio, ¿de quién es el hijo?
¿del proveedor del ADN o del cónyuge actual, a tenor de lo que dispo-
nen los artículos 202 y 204 del Código Civil? (Artículo 202: “Si el hijo
nació antes de que hubieran transcurrido 180 días después de la cele-
bración del matrimonio, el marido y (...) sus herederos, podrán descono-
cerlo con la simple prueba de la fecha del matrimonio y la del parto,
salvo en los casos siguientes: / 1° Si el marido supo antes de casarse del
embarazo de su futura esposa. / 2° Si después del nacimiento el marido
ha admitido al hijo como suyo, (...) comportándose como padre de cual-
quier otra manera / (...)”. “Artículo 204: El marido no puede descono-
cer  al  hijo  alegando  su  impotencia,  a  menos  que  sea  manifiesta  y
permanente. / El desconocimiento no se admitirá, aun en ese caso, cuando
la concepción ha tenido lugar por la inseminación artificial de la mujer
con autorización del marido”).
3.5 También el capítulo B.4 (“Referencia a la donación retribuida y a los
casos de madres subrogadas) es impertinente para la resolución del caso
concreto y, por lo tanto, constituye, como se dijo, un exceso condenable
respecto del thema decidendum. En todo caso, la afirmación que se hace
en ese capítulo acerca de que “la voluntad procreacional” determinaría la
filiación, se enfrenta con el artículo 197 del Código Civil sin ningún análi-
sis al respecto. (Artículo 197: “La filiación materna resulta del nacimien-
to...”). Esta conclusión, además, es potencialmente muy peligrosa fuera
de contexto; ¿cualquiera que alegue que carecía de esa voluntad al mo-
mento de la procreación puede desconocer a un hijo suyo?
3.6 Todo  el  aparte  C.1  acerca  de  fecundación  no  consentida,  y  el  C.2
“Capacidad para suceder”, son impertinentes para el juzgamiento del caso
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 25 9

concreto, por lo que constituyen, de nuevo, un exceso de la Sala; en ellos
se hicieron contundentes apreciaciones sin la necesaria motivación, lo
cual es indeseable aunque se trate de pronunciamientos no vinculantes.
En todo caso, la referencia en el aparte C.1 al artículo 16 de la Ley de
Trasplantes era innecesaria porque no se trataba, en este caso, del reti-
ro de un material anatómico de un cadáver, por lo que es evidente que
no era aplicable. Además, ya el artículo 1 de la Ley excluye la donación
de esperma de los requisitos de ese cuerpo normativo (por lo que tam-
bién sobran las transcripciones de los artículos 2 y 17), para lo cual sólo
se exige aceptación del donante y del receptor. De nuevo, en el asunto
que debió fallar la Sala, lo que había que determinar era si, en vida, el
donante aceptó esa donación a ser hecha después de su muerte.
En el aparte C.2 se concluye que:
...cuando la persona ha autorizado en vida la reproducción asisti-
da, para que pueda realizarse post mortem, con persona señalada
o señalable, hay una clara voluntad de que nazca alguien con la
condición de hijo, a quien la Constitución y las leyes le reconocen
el derecho de conocer a sus padres, lo que para esta Sala es un
conocer integral y jurídico, y el artículo 809 del Código Civil debe
ceder ante esta situación, ya que al conocer a qué tiene derecho
este hijo, debe ser igual al de los otros hijos (sic).
El artículo 809 del Código Civil determina que son incapaces de suceder
“los que en el momento de la apertura de la sucesión no estén to-
davía concebidos”.  El  salvante  disiente  expresamente  de  la  afirma-
ción de la mayoría según la cual el artículo 809 del Código Civil “debe
ceder” cuando la persona haya autorizado en vida la reproducción asis-
tida post mortem.
En primer lugar, para que una norma legal “ceda” debe ser desaplicada
o interpretada para el caso concreto por las vías legales y constitucio-
nales para ello (control difuso, art. 4 del Código Civil), no basta que ello,
simplemente, se afirme. En segundo lugar, no es posible concordar con
que el derecho constitucional a conocer la identidad de los padres de
una persona (Artículo 56. Toda persona tiene derecho a un nombre pro-
pio, al apellido del padre y al de la madre, y a conocer la identidad de los
mismos. El Estado garantizará el derecho a investigar la maternidad y la
paternidad. / Toda persona tienen derecho a ser inscrita gratuitamente
260 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

en el registro civil después de su nacimiento y a obtener documentos
públicos que comprueben su identidad biológica, de conformidad con la
ley. Éstos no contendrán mención alguna que califique la filiación) in-
cluya el de sucederlos, lo cual, en todo caso, no se razona en la senten-
cia; al respecto, resulta ininteligible la frase con la que culmina, después
de la coma, el fragmento de la decisión que se transcribió recién.
En definitiva, quien discrepa insiste en que en este y en todos los casos
que sean sometidos a su conocimiento, la Sala como cualquier juez, en
cabal ejercicio de sus potestades jurisdiccionales y, adicionalmente, en
resguardo de la influencia que ejercen sus decisiones, vinculantes o no,
debe ceñirse al juzgamiento del asunto concreto, como lo disponen los
artículos 543 y 244 del Código de Procedimiento Civil. Correlativamen-
te, la Sala, más que ningún otro tribunal de la República, debe abstener-
se de hacer consideraciones sin afianzarlas con el más sólido sustento
argumental y jurídico posible.
En  cuanto  al  litigio  a  que  se  refieren  estas  actuaciones,  la  demanda,
como  se concluyó  supra  ha debido  ser  declarada  sin lugar,  especial-
mente con fundamento en la negativa expresa del donante de la mues-
tra seminal a que se refirió el debate judicial, a que la eventual receptora
del  mismo  pudiese  disponer  de  él  sin su  control  y,  por  otra  parte,  el
vencimiento del contrato de criopreservación de dicha muestra con la
parte demandada.
Queda así expresado el criterio del Magistrado disidente.
(...)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 26 1

8. PRINCIPIO  DE IGUALDAD. EDAD DE JUBILACIÓN PARA
LAS  MUJERES.  NULIDAD  POR  INCONSTITUCIONALI-
DAD DE LOS ARTÍCULOS 27 Y 31 DE  LA  LEY DEL SEGU-
RO SOCIAL, Y ARTÍCULO 3 LITERAL “A” DE LA LEY DEL
ESTATUTO  SOBRE  EL  RÉGIMEN  DE  JUBILACIONES  Y
PENSIONES  DE  LOS  FUNCIONARIOS  O  EMPLEADOS  DE
LA ADMINISTRACIÓN  PÚBLICA  NACIONAL  DE  LOS  ES-
TADOS Y LOS  MUNICIPIOS

Sentencia:  Nº 1.457 del veintisiete de julio de 2006.

Caso: Nulidad por razones de inconstitucionalidad contra los
artículos  27  y  31  de  la  Ley  del  Seguro  Social  y  el
artículo 3 literal “A” de la Ley del Estatuto Sobre el
Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los Funcio-
narios  o  Empleados  de  la Administración  Pública
Nacional de los Estados y Municipios intentada por
el abogado Pedro José Martínez Yánez.

Voto  Concurrente: Magistrada Carmen Zuleta de Merchán.

Normativa citada en el fallo:
CC: Artículo 1.394.
COPP: Artículo 248.
CRBV: Artículo 252.
LSVCMF: Artículos 32, 34 y 39.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO  PONENTE:
FRANCISCO  ANTONIO  CARRASQUERO  LÓPEZ

Mediante escrito presentado ante esta Sala el 9 de septiembre de 2004,
el abogado PEDRO JOSÉ MARTÍNEZ YÁNEZ, inscrito en el Insti-
tuto de Previsión Social del Abogado bajo el número 21.610, actuando
262 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

en nombre propio, interpuso recurso de nulidad en contra de los artícu-
los 27 y 31 de la Ley del Seguro Social; y el artículo 3 literal “A” de la
Ley del Estatuto sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los
Funcionarios o Empleados de la Administración Pública Nacional de los
Estados y los Municipios.
El 9 de septiembre de 2004, se dio cuenta en Sala y se ordenó pasar el
legajo al Juzgado de Sustanciación.
Recibido  el  expediente  en  el  Juzgado  de  Sustanciación  de  esta  Sala
Constitucional, por auto del 14 de junio de 2005, se admitió el recurso
interpuesto y, en consecuencia, se ordenó la notificación del Presidente
de la Asamblea Nacional, del Fiscal General de la República y, final-
mente, de la Procuradora General de la República. Asimismo, se acordó
el emplazamiento de los interesados.
Practicadas las notificaciones correspondientes, el 20 de octubre de 2005,
se libró el cartel de emplazamiento a los interesados, el cual fue retira-
do, publicado y consignado en el lapso legal correspondiente.
Concluida  la  sustanciación  de  la  causa, por  auto  del 2  de febrero  de
2006, el Juzgado de Sustanciación, ordenó pasar el expediente a Sala;
recibido  éste,  el  14 de  del  mismo  mes  y  año,  se  fijó el  tercer  día  de
despacho para que tuviera lugar el inicio de la relación y se designó
ponente  al  Magistrado  doctor  Francisco Antonio  Carrasquero  Ló-
pez, quien con tal carácter la suscribe.
El 21 de febrero de 2006, comenzó la relación y se fijó el 14 de marzo
del mismo año, para que tuviera lugar el acto de informes orales, el cual
se realizó con la comparecencia del accionante, así como la representa-
ción de la Asamblea Nacional, la Fiscalía General de la República y la
Procuraduría General de la República.
El 9 de mayo de 2006, se dijo “Vistos”.

I
DEL  RECURSO  DE  NULIDAD

El abogado recurrente fundamentó su pretensión anulatoria en los si-
guientes argumentos:
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 26 3

Que “de acuerdo con el contenido de las normas legales antes men-


cionadas, se observa que hay una evidente discriminación y un
trato diferenciado para el hombre y la mujer en cuanto a las condi-
ciones de edad que aquél debe tener para hacerse acreedor del
derecho a la pensión de vejez, puesto que debe haber cumplido
SESENTA (60) años de edad si es varón y cincuenta y cinco (55)
años de edad si es mujer”.
Que “lo justo es que para que se les conceda el derecho especifica-
do, la persona (hombre o mujer, independientemente de su sexo)
haya alcanzado la edad de CINCUENTA Y CINCO (55) años (ade-
más de otros requisitos) y evitar así violentar las normas constitu-
cionales”  dispuestas  en  los  artículos  19  y  21  cardinales  1  y  2  de  la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Que “según los indicadores demográficos, crecimiento demográfico lle-
vados por el Instituto Nacional de Estadísticas, la esperanza de vida del
venezolano para el año 2001 era del 70,6 % para los hombres y 76,4 %
para las mujeres; y para el año 2002 fue 40,8 % para los varones y 76,6
por ciento para las hembras”.
Que  “la expectativa de vida de las damas es siempre mayor que la de
los caballeros; los cuales están en desventaja frente a aquellas en lo
referente a los años de disfrute de sus pensiones de vejez, diferencia
que es marcada por las normas antes cuestionadas parcialmente”.

II
OPINIÓN  DE  LA ASAMBLEA  NACIONAL

Los representantes de la Asamblea Nacional, opusieron en primer tér-
mino, la ilegitimidad del accionante para proponer la presente acción,
sobre la base de los artículos 21 cardinal, 8; y 19 cardinal 5, de la Ley
que rige las funciones de este Máximo Tribunal.
Al respecto alegaron, que “el sentido literal es el punto de partida de
la interpretación, pero al mismo tiempo establece los límites de la
actividad interpretativa. Una interpretación que ya no radica en la
esfera del posible sentido literal, no es interpretación sino modifi-
cación del sentido”  y,  en  tal  virtud,  “la regulación sobre la materia
no deja espacio al intérprete para modificar su contenido. La nor-
264 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ma es en tal sentido exhaustiva, por lo que excluiría toda posibili-


dad de evacuación o interpretación extensiva”.
En este contexto señalaron, que “la ley formal ha restringido efecti-
vamente el acceso al recurso contencioso administrativo de anula-
ción, únicamente a aquellas situaciones, en las cuales el recurrente
pueda hacer valer la afectación de un derecho o interés”.
Por otra parte sostuvieron, que el legislador tiene libertad de evaluación
y, por tanto, es él quien determina justificadamente los tratos desiguales
a supuestos de hecho que en principio parecen similares, todo ello en
ejercicio de una potestad discrecional de origen democrático.
En este sentido argumentaron, que corresponde al legislador “determi-
nar la acción protectora a dispensar por el régimen público de Se-
guridad Social y las condiciones para el acceso a las prestaciones”.
Igualmente precisaron, que esta Sala “ha reconocido que al juez le está
vedado invadir la esfera de las opciones políticas que el legislador
tiene reservadas” y,  en  consecuencia, “Su análisis está referido a la
proporcionalidad y racionalidad de la decisión del Legislador, pero
cumplida esta fase, el juez se abstendrá de controlar si el legislador
ha encontrado la solución más adecuada al fin buscado, o la más
razonable o más justa, ya que de lo contrario se estaría inmiscuyen-
do en la mencionada discrecionalidad legislativa”.
Con relación a la invocada violación al principio de igualdad señalaron,
que el referido principio no tiene un sentido unívoco, toda vez que se
adapta  a  las  particularidades  de  cada  caso  y  presenta  dos  variantes
como son: la igualdad formal y la igualdad sustancial.
Sobre el particular alegaron, que la igualdad formal no es ajena al esta-
blecimiento de diferencias de trato, derivadas de condiciones que la jus-
tifiquen, mientras que la igualdad sustancial, se refiere al “compromiso
de remover los obstáculos que en el plano económico y social con-
figuran efectivas desigualdades fácticas que se oponen al disfrute
efectivo del derecho”.
En este orden de ideas, argumentaron que “El principio de no discri-
minación que la constitución contempla, tradicionalmente es iden-
tificado con el perfil negativo de la igualdad (al destacar el carácter
prohibitivo de los tratos discriminatorios); sin embargo, cabe des-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 26 5

tacar que la referencia constitucional posee un contenido más am-


plio que no se agota en la simple prohibición de esos factores”.
Al  respecto  determinaron,  que  “el significado de esta proposición
rebasa con creces el marco de la mera igualdad ante la ley, y que
su actuación exige agregar a la tutela negativa una protección
positiva encaminada a la superación de injusticias seculares y a la
promoción de sectores menos favorecidos; en otras palabras, a las
medidas adoptadas se les reconoce un designio compensatorio o
reparador de previas desigualdades”.
Que la adopción de medidas a favor de “grupos discriminados, marginados
o vulnerables permite la utilización de los criterios que el ordinal primero
proscribe (pues todos deberían ser tratados igual ante la ley), porque
justamente son esos factores los que se muestran mayor propensión al
mantenimiento de las situaciones que se busca eliminar”.
Asimismo,  precisaron  que  “la situación de desventaja que en múlti-
ples campos han padecido las mujeres durante largo tiempo, se
halla ligada a la existencia de un vasto movimiento feminista, a las
repercusiones que los reclamos de la liberación producen, incluso
en el ámbito constitucional, y a la consecuente proyección de esa
lucha en el campo de la igualdad formal y sustancial”.
Sostuvieron,  que  “la igualdad sustancial todavía constituye una meta;
así lo demuestra la subsistencia de realidades sociales desiguales. No
se trata de ignorar el avance que supone la igualdad ante la ley;
fuera de que su ausencia sería un enorme obstáculo para la elevación
de las condiciones de la mujer, es preciso tener en cuenta que allana
el camino hacia ideales superiores pues permite recurrir a los órganos
del Estado en procura de eliminar la discriminación”.
Que las normas impugnadas, constituyen medidas cuyo objeto es com-
pensar previas desventajas soportadas por determinados grupos socia-
les,  mitigando  la  “tradicional inferioridad de la mujer en el ámbito
social y en el mercado de trabajo”, por lo que no puede ser reputada
como contraria a la igualdad.
Con referencia a lo anterior señalaron, que “el trabajo asalariado no
estuvo dentro del conjunto de actividades que pudieran ser reali-
zadas por ellas, y cuando se las admitió al mismo fueron relegadas
a labores de segunda categoría; los prejuicios sociales imponían
266 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

el confinamiento de la mujer a las tareas del hogar, comúnmente


consideradas improductivas; de esta manera se difundió una ima-
gen de la mujer como ser económicamente dependiente y por tal
motivo sometida a la autoridad de los padres o del marido”.
Que  “la creciente vinculación de la mujer a la fuerza productiva
no ha sido suficiente para relevarla del cumplimiento de las labo-
res domésticas que tradicionalmente se han confiado a su exclu-
siva responsabilidad”.
Argumentaron,  que  “La suma del trabajo doméstico y del trabajo
remunerado aporta una idea acerca de la complejidad y heteroge-
neidad de las funciones que las mujeres incorporadas a la fuerza
laboral deben atender y, además permite captar la especificidad
de las tareas femeninas en términos de intensidad; los variados
campos en los que la mujer trabajadora interviene, la sujetan al
cumplimiento de una ‘doble jornada’, pues habitualmente reser-
van un tiempo prudencial a las tareas domésticas antes y después
de cumplir con su horario de trabajo remunerado”.
Que  como  consecuencia  de  lo  anterior,  la  mujer  tiene  un  período  de
descanso  inferior,  que  la  hace  propensa  al  deterioro  físico  y  mental,
pese a tener una mayor expectativa de vida.
Argumentaron, que en otros países “los hombres gozan de una mayor
calidad de vida, padecen en menor grado que las mujeres de pro-
blemas de enfermedad, pobreza, soledad e institucionalización”.
Señalaron, que  tales circunstancias  “son elementos de juicio que ex-
plican por qué los papeles que la tradición ha asignado a cada
uno de los sexos se erigen en el obstáculo de mayor peso que las
mujeres encuentran en el camino hacia la igualdad sustancial y
ayudan a comprender que además de las diferencias biológicas
inmutables entre los miembros de uno y otro sexo, existen otras de
índole social que configuran discriminaciones basadas en el sexo;
pues es un hecho incontrovertible que nuestra sociedad deslinda
con claridad los papeles y funciones que cumplen unas y otros”.
Determinaron, que los argumentos del recurrente omiten el análisis rela-
tivo a si “esas medidas favorables otorgan importancia a los caracte-
res biológicos diversos o a la menguada posición social de la mujer”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 26 7

Alegaron, que los fundamentos anulatorios entrañan “una falsa seme-


janza y se revela inapropiada para la construcción de un orden
justo que exige identificar y  neutralizar circunstancias sociales
desiguales que surgen como obstáculos a la igualdad sustancial;
el tratamiento jurídico de la discriminación sexual no puede igno-
rar una realidad social claramente distante de la igualdad, y que,
por lo mismo, amerita la adopción de medidas positivas favorables
a la población femenina trabajadora y dirigidas a promover la
mejor participación de las mujeres en el mundo laboral y a com-
pensar los efectos nocivos de esa realidad social generadora de
una desigualdad, que no es introducida por normas como las acu-
sadas sino que preexiste, en cuanto anterior a las mismas”.
Así, “La previsión de una edad diferente, menor en la mujer, para acceder
a la pensión de vejez es una medida que precisamente, toma en conside-
ración fenómenos sociales anómalos con un indudable propósito correc-
tos o compensador que se acomoda muy bien a la normativa constitucional
que lejos de ser contrariada resulta realizada”.
Finalmente,  argumentaron  que  “el asunto objeto de estudio, si bien
comporta un tratamiento distinto a situaciones efectivamente dis-
tintas, implica, en un plano adicional, el otorgamiento de relevan-
cia jurídica a las diferencias sociales de las mujeres para elevar su
condición mediante la adopción de una medida compensatoria de
las dificultades que enfrentan en virtud de su vinculación al mer-
cado laboral; aspecto este último que se ubica dentro de la pers-
pectiva de la igualdad sustancial que, acorde con los postulados
del Estado Social de Derecho, no se detiene en la mera función de
garantía o tutela sino que avanza hacia una función promocional
que se realiza normalmente a través de medidas positivas a favor
de grupos sociales discriminados o marginados”.

III
OPINIÓN  DE  LA  FISCALÍA  GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA

La representante de la Fiscalía General de la República señaló, en primer
lugar, con excepción de la cuestión relativa a  la edad, que las normas
impugnadas disponen tanto para los hombres como para las mujeres igua-
les deberes para el goce del derecho a jubilación, pues en ambos casos se
268 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

establece la obligación de acreditar la misma cantidad de cotizaciones
semanales y asimismo, igual tiempo en la prestación de servicio.
Seguidamente la representación Fiscal precisó, a fines comparativos,
que la derogada Ley del Subsistema de Pensiones, establecía la equipa-
ración de edad, para el otorgamiento de la pensión de vejez y que por
tanto,  “queda claro la visión que tuvo el legislador en las normas
transcritas, que aplicando el principio de progresividad, tomará
los estudios demográficos y actuariales como elemento determinante
a la hora de modificar la edad mínima y el número de cotizaciones
necesarias para optar a la pensión de vejez”.
Que  por  tales  razones,  “no encuentra el Ministerio Público, funda-
mento necesario para declarar la nulidad parcial por razones de
inconstitucionalidad de las normas recurridas por cuanto no con-
tradicen flagrantemente las denunciadas normas constitucionales”.

IV
OPINIÓN  DE  LA  PROCURADURÍA
GENERAL  DE  LA  REPÚBLICA

La  representación  de  la  Procuraduría  General  de  la  República  argu-
mentó, que la diferencia de edades comprendida en las normas impug-
nadas,  obedece  a  una  circunstancia  concreta  como  es  la  inferior
capacidad que tiene la mujer, de conseguir empleo después de alcanzar
los sesenta (60) años de edad.
De  este  modo  precisó,  que  la  diferencia  de  edades  sobre  la  cual  se
justifica la pretensión anulatoria, no implica violación alguna, “puesto
que es evidente que sus roles en el trabajo, así lo ameritan”.
Al respecto señaló, que al contrario de lo afirmado por el accionante,
las normas impugnadas constituyen “una consideración por parte del
legislador tendente a establecer un trato igualitario y equitativo
del hombre y la mujer, en razón de las diferencias naturales, bioló-
gicas y sociales que existen por su propia condición humana”.
En este orden de ideas, alegó que la diferencia de capacidad para con-
seguir  empleo  luego  de  los  sesenta  años,  “justifica un trato distinto
del cual no emerge discriminación alguna, por el contrario lo que
se pretende es equipararlos. Por tanto, se justifica que exista una
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 26 9

diferencia de edad para poder adquirir el derecho a la pensión de


vejez o a la jubilación”.
Asimismo sostuvo, que en el contexto de las diferencias de sexo y los
derechos laborales, se encuentra el permiso pre y postnatal, que no tien-
den  a privilegiar a  la mujer, “sino a ajustar su situación especial de
manera de igualar sus cargas con las del hombre”.
De esta forma argumentó, que el legislador dictó las normas atacadas,
“con la intención de regular de la forma más justa posible, las con-
diciones que distinguen al hombre y la mujer, tomando en conside-
ración esas diferencias naturales entre ambos géneros,”  para  de
este modo, proteger a la mujer de prácticas que la desfavorecen.
Por último señaló, que nuestra legislación contiene múltiples ejemplos
de protección legal a quien se encuentre en menos ventaja jurídica, como
es el caso de la Ley de Violencia contra la Mujer y la Familia, la Ley
Orgánica  de  Protección  del  Niño  y  del Adolescente,  que  encuentran
justificación en el artículo 21 cardinal 2 de la Constitución de la Repúbli-
ca Bolivariana de Venezuela, conforme al cual el Estado debe garanti-
zar las condiciones reales y efectivas de igualdad.

V
ANÁLISIS  DE  LA  SITUACIÓN

Pasa esta Sala, previo estudio de los alegatos en favor y en contra de la
legalidad de la norma impugnada, a decidir sobre la pretensión anulato-
ria  y  en  este  sentido,  debe  observarse  de  manera  preliminar  el  argu-
mento de ilegitimidad del accionante esgrimido por la representación de
la Asamblea Nacional, sobre la base de los artículos 21 cardinal 8, y 19
cardinal 5, de la Ley que rige las funciones de este Máximo Tribunal.
Al  respecto,  tal  como  señaló  esta  Sala  en  sentencia  N°  2735,  del  7  de
agosto de 2003, dictada en el caso Ildemaro Brett Smith, el juicio de in-
constitucionalidad es eminentemente objetivo porque la Sala Constitucional,
al ejercer en forma exclusiva el control concentrado de la constitucionali-
dad de las leyes, toma un acto que tiene el rango o valor de ley y lo contras-
ta directamente con las normas, los altos principios de definición, organización
y funcionamiento del Estado y con los valores históricos, políticos, liberales,
sociales y democráticos que están reconocidos en la Constitución.
270 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Con ello, cualquier ciudadano está habilitado, vale decir, tiene cualidad
o interés procesal, para la impugnación de  las  leyes por medio  de la
acción popular de inconstitucionalidad. Dicho en otros términos, la le-
gislación venezolana no exige un interés procesal legítimo o calificado –
a nadie–, ni por la posible existencia de una especial situación de hecho
que vincule alguna situación jurídico-subjetiva con cierta norma legal
(individualizada), ni por el ejercicio de un cargo público, sea de repre-
sentación popular o sea dentro del poder ciudadano.
Por tanto, reiterando lo señalado en la decisión N° 3125, del 20 de octu-
bre de 2005, dictada en el caso Francesco Casella Gallucci y Alice Ju-
liette  García  Guevara,  el  ejercicio  de  acciones  como  la  de  autos,  no
requiere de mayores exigencias en la legitimación, por lo que cualquier
persona, natural o jurídica, posee la legitimación para ejercerla y en tal
virtud, la Sala juzga que, en el presente caso, debe aplicarse el criterio
antes referido y declarar el interés y la legitimación del accionante para
incoar la pretensión de nulidad de los artículos 27 y 31 de la Ley del
Seguro Social; y del artículo 3 literal “A” de la Ley del Estatuto sobre el
Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los Funcionarios o Empleados
de la Administración Pública Nacional de los Estados y los Municipios y
así se declara.
Precisado lo anterior, las normas impugnadas son del siguiente tenor:
Artículo 27.- El asegurado, después de haber cumplido sesenta (60)
años de edad si es varón o cincuenta y cinco (55) si es mujer, tiene
derecho a una pensión de vejez siempre que tenga acreditados un
mínimo de setecientas cincuenta (750) semanas cotizadas...
Artículo 31.- El asegurado mayor de (60) años si es varón y cin-
cuenta y cinco (55) si es mujer...
Artículo 3.- El derecho a la jubilación se adquiere mediante el
cumplimiento de los siguientes requisitos a.- Cuando el funciona-
rio o empleado haya alcanzado la edad de 60 años, si es hombre,
o de 55 años si es mujer...
Al respecto, la interpretación normativa en general y para el caso con-
creto, el análisis de la constitucionalidad de las normas transcritas, es
una actividad que, de acuerdo con el criterio establecido por esta Sala
en  la  sentencia  N°  3167,  dictada  el  9  de  diciembre  de  2002,  en  el
expediente  N°  02-2154,  caso  Fiscal  General  de  la  República,  debe
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 27 1

desarrollarse “in totum”, es decir, que “la norma es interpretada a


la luz de todo el ordenamiento jurídico, cuyo significado no re-
sulta aislado de éste”.
Ello es así, por cuanto la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela recoge, en sus artículos 7, 25 y 335, el modelo del artículo 1,3
de la Ley Fundamental de Bonn, que estableció la vinculación de los
poderes públicos al Texto Fundamental, reconociendo su eficacia orga-
nizatoria inmediata y, en consecuencia, su valor normativo.
De esta forma, el ordenamiento jurídico venezolano, da cabida a la tesis
según la cual, ante múltiples interpretaciones, habrá de aplicarse la que se
mantenga dentro de los principios y reglas constitucionales, respetando su
contenido esencial y, por tanto, salvaguardando el principio general de
unidad del ordenamiento, donde la Constitución tiene prevalencia.
Con ello, la supremacía de la Constitución constriñe a que su interpreta-
ción se realice a la luz de los principios y reglas constitucionales, tanto
generales  como  específicos  referentes  a  la  materia  que  se  trate  y  de
allí, que resulte inexacta la afirmación de la representación de la Asam-
blea Nacional, según la cual “el sentido literal es el punto de partida
de la interpretación, pero al mismo tiempo establece los límites de
la actividad interpretativa”.
Por el contrario, el principio general de interpretación de la Ley consa-
grado en nuestro derecho positivo, en el artículo 4 del Código Civil, se-
gún  el  cual: “(...) a la Ley debe atribuírsele el sentido que aparece
evidente del significado propio de las palabras, según la conexión
de ellas entre sí y la intención del legislador (...)”, resulta aplicable
no sólo en un contexto lógico sino teleológico o finalista, con lo cual los
elementos normativos deben ser armonizados como un todo, en el sen-
tido de no poder hacer abstracción unos de otros, sino que los mismos
han de ser tomados en cuenta al momento de hacer la correcta valora-
ción del contenido del texto legal.
Así, la interpretación de las reglas jurídicas no debe tomar un sentido
excesivamente literal, pues ello podría retrocedernos al más negro for-
malismo de las legislaciones primitivas y en tal virtud, frente una apa-
rente  antinomia  debe  tenderse  al  estudio  de  la  voluntad  jurídica  del
legislador, lo cual se logra mediante una reconstrucción de las circuns-
tancias concomitantes que permiten aprehender el valor real de la nor-
ma, a través de la aplicación lógico-sistemática de los principios.
272 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En  el  presente  caso,  la  pretensión  anulatoria  se  sustenta  en  que  el
establecimiento de edades distintas entre los hombres y mujeres, para
el otorgamiento del derecho a la jubilación, resulta violatorio del prin-
cipio de igualdad.
Al respecto, tal como sostiene Bronfman (Manual de Derecho Consti-
tucional, Universidad Europea de Madrid, 1998, p. 16), el derecho a la
igualdad, es conjuntamente con la libertad, uno de los principios inhe-
rentes a la naturaleza del hombre y, por tanto, el ordenamiento jurídico
debe reconocer una serie de derechos fundamentales derivados de este
valor, que por su carácter supraconstitucional (Figueruelo, Crisis de la
Justicia y tutela judicial Efectiva. Revista de Derecho Constitucional.
N° 8. Editorial Sherwood. Pág. 26), forma parte del elenco de postula-
dos superiores del Estado.
Así, la igualdad se presenta como una de las decisiones políticas funda-
mentales del estado de derecho, del cual constituye un presupuesto car-
dinal y básico. Es decir, es una regla primaria de los sistemas jurídicos
que se considera a su vez, un aspecto de libertad, pues tal como afirma
Hauriou (Derecho Constitucional e Instituciones Políticas. Barcelona.
Editorial Ariel. Pág. 67), si todos los hombres son plenamente libres, son
por ello mismo iguales.
En consonancia con lo expuesto, nuestro Texto Fundamental reconoce en
el artículo 21 al principio de igualdad, como un “elemento rector de todo
el ordenamiento jurídico,”  (Pérez  Royo,  Curso  de  Derecho  Constitu-
cional, Editorial, 2009, p. 289), es decir, como “un valor inserto en nues-
tro Ordenamiento, que se traduce en un principio general, el cual a
su vez se concreta como derecho subjetivo que afecta a todos los
derechos constitucionales, y como obligación de los poderes públi-
cos de hacerla real allí donde no surja de forma espontánea”  (Mo-
las, Derecho Constitucional, Editorial Tecnos, 1998, p. 299).
De este modo, nuestro sistema se adhiere por convicción y por tradición
a la concepción post-revolucionaria de finales del siglo XVIII, de acuerdo
con la cual el principio de igualdad, es uno de los valores sustanciales
del estado de derecho, que dado su carácter metajurídico, preexiste al
ordenamiento sirviéndole de sustrato esencial  al Estado y del mismo
modo, fungiendo de límite al Poder Público.
Con ello, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se
alinea con la filosofía igualitarista de la Revolución Francesa, recono-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 27 3

ciendo expresamente a la igualdad como una de las bases del sistema
político instaurado, sobre el cual surge un deber de protección que tras-
ciende la noción retórica, para asumirlo como una técnica jurídica ope-
rante, que tiende a equilibrar las situaciones jurídicas de los particulares
de una manera no sólo declarativa, sino también real y verdadera.
Con ello, es uno de los fines del Estado, que consiste en el derecho a que
no se establezcan excepciones o privilegios que excluya a uno de lo que
se  concede  a  otro  en  iguales  circunstancias,  lo  cual  implica,  que  ante
diferencias fácticas, la ley no puede establecer disposiciones uniformes.
En este contexto, García Morillo afirma (Derecho Constitucional, 2000,
p. 171), que es un derecho prototípicamente relacional, por cuanto antes
de concebirlo de manera autónoma, se observa conjuntamente con otro
derecho o en una determinada situación material, es decir, “no se viola
la igualdad en abstracto, sino en relación con –esto es en la regu-
lación, ejecución o aplicación, ejercicio, etc.– el acceso a los car-
gos públicos, la libertad de residencia, el derecho al trabajo o la
tutela judicial efectiva, por sólo poner unos ejemplos”  (García
Morillo, Ob. Cit., p. 174).
En efecto, el  derecho  a  la igualdad “no es propiamente hablando un
derecho autónomo de los otros derechos, puesto que difícilmente
puede materializarse en abstracto”  (Molas,  Ob. Cit., p.  299),  es  de-
cir, que aparece adminiculado con otros derechos, concretándose siem-
pre en una situación material determinada.
Este  derecho,  ha  ido  “superando cada vez más el concepto formal
de igualdad ante la ley y adentrándose en el de igualdad material,
esto es, igualdad dentro de la ley o en la ley. En cierta forma, ello
ha supuesto la ruptura, al menos parcial, de los caracteres de uni-
versalidad, generalidad, abstracción y duración de la ley, al admi-
tirse las leyes singulares o sectoriales –con destinatarios
individuales o grupales concretos–, las leyes temporales –cuya
validez se persigue sólo durante una época concreta– y las leyes
diferenciadoras, que, aun siendo generales o duraderas, otorgan
distintos tratamientos en función de sus características”  (García
Morillo, Ob. Cit., p. 172).
Tal fenómeno no es injustificado, pues viene determinado por la consta-
tación  de  diferencias  entre  las  situaciones  fácticas  de  los  sujetos  de
derecho y por la obligación que no pocas Constituciones, entre ellas la
274 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

de 1999, imponen a los Poderes Públicos de procurar que esa igualdad
sea real y efectiva. Estas circunstancias, aunadas a la complejidad de la
sociedad moderna y al carácter social del Estado venezolano, explican
que un gran número de normas otorguen, hoy, tratamiento diferente a
supuestos de hecho que se entienden distintos.
Actualmente, la igualdad se constituye en una situación jurídica de po-
der, que permite la “reacción frente a la posible arbitrariedad de los
poderes públicos. No se trata ya de que éstos no puedan, en sus
actuaciones, diferenciar entre individuos o grupos: se trata de que,
si lo hacen, su actuación no puede ser arbitraria. Es, por lo tanto,
un principio negativo, limitativo, que acota un ámbito de actua-
ción de los poderes públicos, y reaccional, que permite a los parti-
culares reaccionar frente a las actuaciones de aquéllos cuando sean
arbitrarias” (García Morillo, Ob. Cit., p. 173).
De  este  modo,  “la igualdad jurídica no implica un trato igual en
todos los casos con abstracción de los elementos diferenciadores.
Se prohíbe la discriminación, pero no toda desigualdad es una dis-
criminación. Se prohíben las normaciones ‘no justificadas’ (es de-
cir arbitrarias o discriminatorias), pero no las normaciones
diferenciadas, si corresponden a supuestos de hecho diferentes”
(Molas, Ob. Cit., p. 301). A mayor abundamiento, los dos corolarios de
la noción de igualdad: a) no asimilan a los distintos; y b) no establecen
diferencias entre los iguales.
En este mismo sentido, el referido autor sostiene, que “la igualdad no
exige tratar de manera igual situaciones diferentes”  (Molas,  Ob.
Cit., p. 301), sino, que prohíbe la discriminación, que consiste en la dife-
renciación “que se funda en un prejuicio negativo en virtud del cual
los miembros de un grupo son tratados como seres no ya diferentes
sino inferiores (en ciertos aspectos al menos). El motivo de la dis-
criminación es algo más que irrazonable, es odioso, y de ningún
modo puede aceptarse porque resulta humillante para quienes su-
fren esa marginación”.  (Bilbao,  La  Eficacia de  los  Derechos  Funda-
mentales Frente a Particulares, 1997, p. 398).
Al respecto, esta Sala en sentencia del 17 de febrero de 2006, dictada
en el caso José Gómez Cordero señaló:
el principio de igualdad implica un trato igual para quienes se en-
cuentren en situación de igualdad –igualdad como equiparación–, y
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 27 5

un trato desigual para quienes se encuentren en situación de des-
igualdad –igualdad como diferenciación– (vid. sentencia N° 898/
2002, del 13 de mayo). En este último supuesto, para lograr justifi-
car el divergente tratamiento que se pretenda aplicar, el estableci-
miento de las diferencias debe ser llevado a cabo con base en motivos
objetivos, razonables y congruentes.
De lo anterior se desprende que no resulta correcto conferirle
un  tratamiento  desigual  a  supuestos  fácticos  que  ostenten  un
contenido semejante y que posean un marco jurídico equipara-
ble, pero debe aclararse que igualdad no constituye sinónimo de
identidad, por lo que también sería violatorio del principio de
igualdad darle un tratamiento igualitario a supuestos que sean
distintos  (vid.  GUI  MORI,  Tomás.  Jurisprudencia Constitu-
cional Íntegra 1981-2001. Tomo  I.  Editorial  Bosch.  Barcelo-
na, 2002, p. 332). Lo que podría resumirse en dos conclusiones:
“No asimilar a los distintos, y no establecer diferencias entre los
iguales”, como se dijo ut supra.
Con ello, no cualquier trato desigual resulta discriminatorio, pues sólo lo
es  el  trato  desigual  no  basado  en  causas  objetivas  y  razonables.  En
efecto,  “la igualdad constitucional no prohíbe que el legislador di-
ferencie. Si lo hiciera, el legislador no podría hacer nada. No se
aprobaría ni una sola ley. Lo que prohíbe es que diferencie de una
manera no objetiva, no razonable y no proporcionada. Es decir,
que tome partido ante el ejercicio del derecho a la diferencia”  (Pé-
rez Royo, Curso de Derecho Constitucional, 2000, p. 311).
De allí, que el legislador pueda introducir diferencias de trato cuando no
sean arbitrarias, esto es, cuando estén justificadas por la situación real
de los individuos o grupos, con lo cual la vigencia del principio de igual-
dad, no debe analizarse desde una visión puramente formalista.
Sobre este particular, se pronunció la Sala en sentencia N° 165, del 2 de
marzo de 2005, dictada en el caso Julián Isaías Rodríguez, establecien-
do  que  “es posible que el ordenamiento jurídico establezca diver-
sas regulaciones de carácter particular que no sean violatorias de
los preceptos constitucionales”.
En este sentido, las razones que llevaron al legislador a disponer la dife-
rencia de edades impugnada, encuentran su antecedente, tal como se-
ñaló la representación de la Procuraduría General de la República, en la
276 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

exposición de motivos de la Ley del Seguro Social de 1966, en la cual no
obstante reconocer que las mujeres presentaban un índice de mortali-
dad inferior al de los hombres y que de igual modo, por regla general
lograban mantenerse en mejores condiciones, resultaba un fenómeno
social estadísticamente analizado, que a ellas les era más difícil encon-
trar un empleo remunerado, luego de alcanzar cierta edad, determinada
para el momento en sesenta años.
Tal situación, lejos de ser modificada con la incorporación plena de la
mujer a los distintos campos laborales, ha permanecido en cierta medi-
da, debido a atavismos culturales que aun frente a la prohibición consti-
tucional de  discriminación fundada  en  condiciones  de raza,  religión,
condición social, sexo y, en general, por cualquier circunstancia que pu-
diera menoscabar el goce del referido principio, mantienen ilegítima-
mente una limitación real y efectiva de acceso al campo laboral de las
mujeres cuando se encuentran en edad avanzada.
Dicha circunstancia, en modo alguno puede escapar a la atención que el
legislador debe poner en el contexto del Estado social de derecho, a los
fines de disponer los elementos normativos necesarios para la parifica-
ción social, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y el
cumplimiento y resguardo de los principios, deberes y derechos del or-
denamiento jurídico venezolano.
Efectivamente, el carácter social acogido por la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela emula al Texto Fundamental de Wei-
mar, en el objetivo de inyectar justicia a la vida económica y de garantizar
una existencia humanamente digna, donde el Estado responda a las ne-
cesidades de la sociedad y, en consecuencia, corrija las situaciones de
desigualdad injustificada que puede sufrir un sector de la población.
Conforme a las diferencias que presentan ambos sexos, en el acceso al
trabajo,  una  vez  alcanzada  cierta  edad  y  por  vía  de  consecuencia,  la
disparidad  de  entrada  al  sistema  de  seguridad  social  que  tiene  como
función  “garantizar la obtención de los medios económicos sufi-
cientes para cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos titu-
lares del derecho a pensiones y jubilaciones”  (vid.  Sentencia  del  2
de marzo  de 2005, caso  Julián  Isaías  Rodríguez), el legislador,  a los
fines de subsanar la situación de discriminación que sufre el sexo feme-
nino en el desarrollo de actividades remuneradas, ha continuado esta-
bleciendo disposiciones que van en procura del contenido material del
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 27 7

derecho a la igualdad, en tanto buscan reaccionar frente a la situación
real de desigualdad, que obstaculiza el trabajo femenino impidiéndole
cumplir en igualdad de condiciones formales con los hombres, en los
requerimientos de acceso al sistema de seguridad social, pues si no tie-
ne o mantiene la relación de empleo, obviamente no puede acceder al
derecho de jubilación.
Ello así, concluye esta Sala, que las normas impugnadas se encuentran
justificadas en circunstancias objetivas y razonables, como son las des-
igualdades materiales que se verifican entre los hombres y las mujeres
al momento de acceder al beneficio de la jubilación y por tanto, en el
presente  caso, la  regulación diferenciada,  no puede  ser  calificada  de
discriminatoria y así se decide.

VI
DECISIÓN

Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supre-
mo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República, por
autoridad de la Ley declara SIN LUGAR el recurso de nulidad incoado
por el abogado PEDRO JOSÉ MARTÍNEZ YÁNEZ, contra los artí-
culos 27 y 31 de la Ley del Seguro Social; y el artículo 3 literal “A” de
la Ley del Estatuto sobre el Régimen de Jubilaciones y Pensiones de los
Funcionarios o Empleados de la Administración Pública Nacional, de
los Estados y los Municipios.
(...omissis...)

VOTO  CONCURRENTE

En virtud de la atribución conferida en el artículo 53 del Reglamento de
Reuniones de este Alto Tribunal, quien suscribe, Magistrada Carmen
Zuleta de Merchán, consigna su opinión concurrente al contenido de-
cisorio del presente fallo, en los siguientes términos:
El fallo concurrido declaró sin lugar el recurso de nulidad interpuesto
contra los artículos 27 y 31 de la Ley del Seguro Social, y el literal “a”
del artículo 3 de la Ley del Estatuto sobre el Régimen de Jubilaciones y
Pensiones de los Funcionarios o Empleados de la Administración Públi-
278 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ca Nacional, de los Estados y de los Municipios porque correctamente
se razonó que la diferenciación de la  edad, en razón del género para
gozar del derecho de jubilación, no infringe el derecho a la igualdad, ya
que el legislador puede introducir diferencias de trato cuando estén jus-
tificadas por la situación real de los individuos, lo cual “(...) a los fines
de subsanar la situación de discriminación que sufre el sexo feme-
nino en el desarrollo de actividades remuneradas  (...)”,  habilita  al
legislador para establecer diferencias como la impugnada en procura
del contenido material del aludido derecho.
Ahora bien, la justificación de la diferencia genérica para obtener el
derecho  a  la  jubilación,  radica  primeramente  en razones  históricas  y
biológicas porque siendo las mujeres y los niños trabajadores los benefi-
ciarios de las primeras leyes sociales  en los albores de la revolución
industrial, ha quedado como principio cardinal para el legislador laboral
las razones de salud pública que evidenció el Informe Villarmée cuando
describió las míseras condiciones de vida y de trabajo de las obreras de
las fábricas textiles de Lyon. La diferenciación de la ley no origina daño
social alguno, en cambio sí favorece la protección biológica de la mujer
que por ser naturalmente el género que concibe debe tener una protec-
ción adicional del Estado para asumir la carga del trabajo asalariado.
Además de esta razón hay otras de orden sociológico y de orden econó-
mico como es el menor impacto de costos en el mercado de trabajo que
tiene la jubilación de la mujer trabajadora, y que no podrían ignorarse en
esta oportunidad. De modo que, y a manera complementaria en la sen-
tencia concurrida agregamos el análisis real de la situación de la mujer
en el país según las estadísticas que arrojan los indicadores oficiales del
año 2006 de la Fuerza de Trabajo en Venezuela para extraer las conclu-
siones que justifican la pertinencia social de la normativa cuya constitu-
cionalidad declara la sentencia concurrida.
 Así tenemos que, la población total venezolana se estima en 26.820.721
y aproximadamente 49.81%, es decir, 13.360.150 son mujeres, de las
cuales la población activa la conforma 4.664.957 mujeres frente a una
población activa de 7.362.771 hombres. De modo que la población acti-
va de mujeres es muy inferior a la de hombres y de allí el menor impacto
económico que tiene el beneficio de la jubilación de la mujer sobre el
mercado de trabajo; equiparar la edad de jubilación de los hombres a la
de las mujeres implica responsablemente tener a mano el costo del im-
pacto económico sobre el impacto de trabajo que tal equiparación con-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 27 9

lleva, lo cual evidentemente depende de la política social gubernamen-
tal;  de  manera  que  el  test  de  igualdad  no  puede  basarse  en  un  mero
análisis jurídico dado que, las normas laborales son instrumento de polí-
tica social y económica que corresponde al legislador aquilatar.
También tenemos que en Venezuela, el 64.02% de la población activa
femenina, o sea, 2.537.971 mujeres se dedican a quehaceres del hogar
frente a sólo 32.601 hombres (equivalente a 2.2% de la población activa
masculina) que de manera accidental y ocasional se dedican a los mis-
mos quehaceres del hogar; ello da cuenta de un dato de origen cultural
que históricamente asigna a las mujeres el rol de atender en exclusiva
las tareas domésticas que es “trabajo invisible”, despreciable económi-
camente; por lo cual nuestro constituyente de 1999 incorporó novedo-
samente el artículo 88 para paliar la inequidad social al disponer: “El
Estado garantizará la igualdad y equidad de mujeres en el ejerci-
cio del derecho al trabajo. El Estado reconocerá el trabajo del
hogar como actividad económica que crea valor agregado y pro-
duce riqueza y bienestar social. Las amas de casa tienen derecho a
la seguridad social de conformidad con la Ley”.
Y  ciertamente  de  las  pocas  reflexiones  doctrinarias  sobre  el  trabajo
doméstico de la mujer cabe citar la del abogado ítalo-venezolano Renzo
Ricciardi, quien rescata de Jean Duché, lo siguiente: Calculad la distan-
cia entre la cocina y la estancia de trastos donde funciona la lavadora,
entre el ropero y las camas; llevad cuenta de los movimientos y núme-
ros de las rotaciones sobre su propio eje de una mujer casera; multipli-
cad todo esto por veinte mil almuerzos y veinte mil cenas; sumad otros
tantos desayunos... y veréis que los menudos desplazamientos provo-
can las grandes fatigas; que cierto número de pasos adelante o atrás, de
la alcoba a la cocina y del comedor al baño, forman algunos kilómetros
diarios; y entonces terminaréis por mirar a la mujer de casa con infinita
compasión y cierto respeto por la técnica del “grupo vajilla”, “grupo
alimentación” y “grupo de lavado y plancha” y “grupo limpieza domés-
tica” en función del consumo de energía de los varios y complejos mo-
vimientos.  Será  por  este  motivo  que  lo  americanos,  mediante  tantos
electrodomésticos, cuyo uso han difundido por todo el orbe, se esfuer-
zan por “economizar” a la mujer; y entra a caso en sus cálculos que una
mujer que derrocha demasiadas energías por fuerza dará escaso rendi-
miento afectivo y sentimental. ¿A quién culpar de todo esto? Al burgués
de 1789 que al proclamar los “Derechos del Hombre” olvidó proclamar
280 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

al mismo tiempo los “Derechos de la Mujer”. (Ricciardi, Renzo. Paraí-
so Terrenal y Alrededores. Bogotá. Ediciones Paulina. 1975. p. 107).
En Venezuela el 20% de la población total, es decir, cerca de 5.364.144
son  mujeres  jefe  de  hogar  que  pugnan  por  ingresar  a  todo  riesgo  al
mercado laboral; ello supone grandes distorsiones para la garantía del
principio de trato igual en las condiciones de trabajo por cuanto existe
una correlación entre la persistencia de la discriminación y el grado de
desempleo, ya que en los países con alto grado de desempleo la discri-
minación no se manifiesta como un problema inquietante porque el alto
grado de buscadores de empleo justifica la colocación a todo riesgo,
situación en la cual las mujeres llevan la peor parte al tener que com-
partir la “doble jornada” que comprende el trabajo asalariado, más la
carga doméstica culturalmente considerada tarea exclusiva de la condi-
ción femenina. Situación ésta que el artículo 76 de la Constitución Boli-
variana  de  Venezuela  conforme  con  el  Convenio  N°  156  de  la
Organización Internacional del Trabajo OIT pretende combatir con el
compartimiento y corresponsabilidad de las cargas familiares.
En la actualidad, la legislación laboral protectora del trabajo femenino
tiende a resolver el dilema existencial de la madre trabajadora que se
debate  entre  el  trabajo  asalariado  y  las  cargas  domésticas  porque  la
emancipación femenina a través del trabajo en la calle y de las nuevas
actividades  que  traspasan las  fronteras  del  dominio doméstico  no  ha
alterado el planteamiento de las funciones naturales de la maternidad.
Las  mujeres  desde  finales  del  siglo  XIX  han  tenido  que  adaptarse  a
nuevas exigencias sociales, y al desafío de compatibilizar hogar y traba-
jo; si a esto se le suma el alto índice de madre soltera es fácil concluir
que si el sustento y el cuidado de la familia recae en la mujer, no puede
entonces resultar injusto ni desigual que –a pesar de estar demostrado
científicamente que la expectativa de vida de la mujer es históricamente
mayor a la de los hombres–, su edad de jubilación deba seguir siendo
menor. Por el contrario, de no ser así bajaría irremediablemente su ex-
pectativa de vida.
En conclusión la división social del trabajo poco equitativa entre hombres
y mujeres en específico, la “doble jornada” y la protección de la mujer
como género que concibe justifica la diferencia en la edad de jubilación
entre hombres y mujeres que mantiene la legislación venezolana.
(...)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 28 1

9. ADMISIÓN  DE  UNA  ACCIÓN  DE  AMPARO  CONSTITU-


CIONAL,  POR  VÍA  DE  EXCEPCIÓN,  EN ARAS  DE  PRO-
TEGER  LA  MATERNIDAD

Sentencia: Nº 1.617 del diez de agosto de 2006.

Caso: Acción  de Amparo  Constitucional  intentada  por  la


ciudadana Gabriela Mercedes Patiño Leal, contra el
oficio CJ-05-8947 del 6 de diciembre de 2005, suscri-
to por el Presidente de la Comisión Judicial de el Tri-
bunal Supremo de Justicia, mediante el cual se dispuso
dejar sin efecto la designación de la accionante como
Juez del Juzgado Décimo Noveno de Primera Instan-
cia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Ré-
gimen  Procesal  Transitorio  del  Trabajo  del  Área
Metropolitana de Caracas.

Normativa citada en el fallo:
CRBV: Artículo 76.
LOASDGC: Artículos 6, 8, 15 y 18.
LOTSJ: Artículo 5.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADA  PONENTE:
CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Mediante escrito presentado ante la Secretaría de esta Sala Constitu-
cional, el 19 de diciembre de 2005, la ciudadana GABRIELA MERCE-
DES  PATIÑO  LEAL,  titular  de  la  cédula  de  identidad  número
10.868.293, asistida por el abogado Tomás Antonio Pérez, inscrito en el
Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el número 45.397, inter-
puso acción de amparo constitucional contra el oficio CJ-05-8947 del 6
de diciembre de 2005, suscrito por el Presidente de la Comisión Judicial
de este Tribunal Supremo de Justicia.
282 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

El 20 de diciembre de 2005 se dio cuenta del escrito presentado y se
designó ponente a la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, quien con
tal carácter, suscribe el presente fallo.
El 9 de marzo de 2006, esta Sala mediante decisión número 450, ordenó
a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, remitiera el expediente con-
tentivo de toda la información relacionada con la carrera judicial de la
accionante; asimismo, le requirió información a la Comisión Judicial de
este Tribunal Supremo de Justicia, respecto al conocimiento sobre su
estado de gravidez.
El 17 de marzo de 2006, la ciudadana Gabriela Mercedes Patiño solicitó
pronunciamiento respecto a la admisión de la presente acción de amparo.
El 28 de marzo de 2006, esta Sala Constitucional mediante oficio núme-
ro 06-1629 notificó a la Comisión Judicial de este Tribunal Supremo de
Justicia, a fin de suministrar la información solicitada.
El 30 de marzo de 2006, la ciudadana solicitó nuevamente pronuncia-
miento en la presente causa.
El 17 de abril de 2006, esta Sala dio por recibido el oficio identificado con
la nomenclatura DGRH/DSP/ACJ: 174-2006, para dar cumplimiento a lo
solicitado por esta Sala Constitucional mediante oficio Nº 06-1629.
Mediante diligencia presentada el 20 de abril de 2006, la accionante
solicitó  lo  siguiente:  “...a fin de buscar e indagar la verdad, que en
independencia de la admisión de la acción ya varias veces solici-
tadas (sic) oficie a la Presidenta del Circuito Laboral de Área Me-
tropolitana de Caracas (...)  Dra. Marjorie Acevedo Galindo a fin
de que informe si por ante esa Presidencia que dirige, fueron remi-
tidos entre Octubre de 2005 y Noviembre del mismo año, los repo-
sos médicos de mi persona, así como constancia expedida por mi
médico gineco-obstetra Dr. Guillermo Selles por la cual hacía cons-
tar mi estado de gravidez, ya que los mismos fueron consignados
por ante la Coordinación de Secretarías del Régimen Procesal Tran-
sitorio del Trabajo de Caracas, ubicado en el piso 11 del edificio
José María Vargas; además, solicito se solicite al Servicio Médico
de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, mi historia médica,
ubicado dicho servicio en el edificio de la C.T.V., ya que a finales
del mes de octubre de 2005 y/o principios del mes de noviembre de
2005, en la oportunidad del llamado que me hiciera la DEM para
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 28 3

practicarme tanto los exámenes físicos como psiquiátricos que fal-


taban previa convocatoria al concurso de oposición para la regu-
larización de la titularidad, la Dra. que me realizó la entrevista y
exploración médica, así como la recepción de los exámenes que me
ordenaron realizar, dejó constancia de mi estado de gravidez, por
la cual sí existe información de los diversos entes que forman parte
del todo, sí estaban en conocimiento de que yo estaba en estado al
momento en que se produjo mi despido, y aun cuando dicha evi-
dencia hubiera desaparecido, ello no menoscaba mi derecho cons-
titucional a la protección de la maternidad, y cualquier profesional
de la medicina puede dar fe de ello, y del tiempo que tenga en
estado, estando completamente dispuesta a someterme a profesio-
nal o experto si así lo decide este Tribunal”.
El 28 de abril de 2006, la accionante compareció ante la Secretaría de
esta Sala Constitucional, a los fines de otorgar poder apud acta a los
abogados Tomás Pérez, Migmar Mora y Sandra Santini, inscritos en el
I.P.S.A. bajo los números 45.397, 51.500 y 65.877, respectivamente.
El 18 de mayo de 2006, la Magistrada Doctora Luisa Estella Morales
Lamuño se inhibió de conocer la presente causa.
El 22 de junio de 2006, la accionante informó mediante diligencia lo si-
guiente:  “...en fecha 02 de junio de 2006, nació el hijo que he lleva-
do en mi vientre en el momento de mi injusta y abusiva destitución...”.
Por decisión del 24 de junio de 2006 fue declarada con lugar la inhibi-
ción y se ordenó convocar al conjuez, doctor Alberto José Viloria Ren-
dón, a los fines de constituir la Sala Accidental.
Aceptado como fue el cargo por el mencionado conjuez, el 12 de julio
de 2006, se constituyó la Sala Accidental que continuaría conociendo de
la presente causa, por los siguientes Magistrados: Doctor Jesús Eduar-
do Cabrera Romero, Presidente; Pedro Rafael Rondón Haaz, Vicepre-
sidente; y los Doctores Francisco Antonio Carrasquero López, Marcos
Tulio Dugarte  Padrón, Carmen Zuleta de Merchán, Arcadio de  Jesús
Delgado Rosales y Alberto José Viloria Rendón.
Efectuado el estudio de las actas procesales del expediente, esta Sala
procede  a  pronunciarse  sobre  la  admisión  del  amparo,  previa  las  si-
guientes consideraciones:
284 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

I
DEL  AMPARO
La accionante interpuso la presente acción de amparo en los términos
siguientes:
Indicó  como  antecedente  a  la  interposición  de  la  presente  acción  de
amparo, su cualidad como abogada seleccionada para formar parte in-
tegrante de los cincuenta (50 ) jueces designados para trabajar como
Juez (temporal) de los Tribunales Transitorios del Trabajo de la Región
Capital, ocupando el cargo en el Tribunal Décimo Noveno de Primera
Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Régimen Proce-
sal Transitorio del Trabajo en el Área Metropolitana de Caracas, jura-
mentada el 20 de agosto de 2003.
Que, durante su gestión, ha ocupado un lugar preponderante con califi-
caciones y altos méritos como Juez de Mediación y Conciliación, siendo
ejemplo de ello, haber obtenido una felicitación fechada el 10 de mayo
de 2005, otorgada por la Presidencia del Circuito Judicial del Trabajo,
por el alto porcentaje en mediación, tal como en su momento lo demos-
tró la Inspectoría General de Tribunales.
Manifestó que la situación se contradice con la comunicación que acor-
dó su destitución en  razón de la supuesta existencia  de “observacio-
nes” que se han formulado en contra de su despacho, siendo esta causal
“observaciones”  no  tipificada  como  un  fundamento  para  dictaminar
una destitución.
Ante esta situación, denunció la violación del derecho a la defensa, al
debido proceso y a la maternidad, de conformidad con los artículos 49 y
77 constitucionales, 44 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente y el Convenio número 3 de la Organización Interna-
cional del Trabajo.
Respecto al quebrantamiento del derecho a la defensa y al debido pro-
ceso,  señaló  que  la  decisión  adoptada  carece  de  fundamento  alguno,
toda  vez  que  la  misma  solamente  se  basa  en  “las observaciones que
fueron formuladas ante la Comisión Judicial”  sin  que  para  ello  me-
diara una averiguación con su correspondiente articulación probatoria,
para así haber ejercido los descargos que tuvieren lugar. Tampoco se
consideró la presunción de inocencia, cuya carga de la prueba para des-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 28 5

virtuar su condición le correspondía a la Comisión Judicial, así como la
posibilidad de ser oída en un procedimiento administrativo que no se le
notificó para conocer cuáles eran las “observaciones formuladas ante
ese despacho”.
Subsidiariamente, denunció el quebrantamiento del principio de legali-
dad en materia sancionatoria, al no constatar en las normas reguladores
de la materia, alguna decisión relacionada con la frase “dejar sin efec-
to” empleada para ordenar el cese en sus funciones, lo cual en la reali-
dad comprendió la sanción de destitución, así como la tipificación de la
conducta vinculada con las denominadas “observaciones”.
Agregó, que la conducta asumida por la Comisión Judicial comprende
una extralimitación de funciones al haber dictado una decisión equipa-
rable a una vía de hecho.
En otro orden de ideas, denunció la violación del derecho a la materni-
dad  por  encontrarse  actualmente  en  estado  de  gravidez,  para  lo  cual
acompañó documentación médica, a los fines de sustentar su situación.
Sustentó este señalamiento bajo la invocación del artículo 384 de la Ley
Orgánica del Trabajo, el cual establece que “la mujer trabajadora en
estado de gravidez gozará de inamovilidad durante el embarazo y
hasta un año después del parto”,  la  cual  solamente  procedería  en
aplicación del artículo 102 eiusdem y por calificación previa del inspec-
tor del trabajo mediante el procedimiento establecido en el Título Sépti-
mo, Capítulo Segundo de esta Ley, por lo que la situación denunciada,
menoscaba también el fuero maternal.
Finalmente, con base en los argumentos señalados, solicitó a esta Sala,
lo siguiente:
1°) La nulidad y consecuente suspensión de los efectos del Acto
contenido en el Oficio N° CJ-05-8947 de fecha 06 de diciembre
del año 2005, emanado del Presidente de la Comisión Judicial del
Tribunal Supremo de Justicia, por cuanto el mismo, por las razo-
nes ya expresadas, es violatorio del Debido Proceso previsto en
el artículo 49 en sus numerales 1., 2., 3., 4. y 6 de la Constitución
Nacional, en los términos que ya han sido explicados.
2°) Solicitud de Amparo Constitucional para que se me restituya en
la situación jurídica que en el orden de mi desempeño como Juez
286 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

del Juzgado Décimo Noveno de Sustanciación, Mediación y Ejecu-
ción del Régimen Procesal Transitorio del Trabajo de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, ME HA SIDO
INFRINGIDA  POR  VIOLACIÓN  DEL  DERECHO AL  DEBI-
DO  PROCESO  Y  DEL  DERECHO A  LA  PROTECCIÓN  DEL
FUERO MATERNAL, este último, previsto en los artículos 76 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 384 de la
Ley Orgánica del Trabajo, y en el Convenio N° 3 de la Organiza-
ción Internacional del Trabajo, el cual, desde su ratificación por
Venezuela el 20 de noviembre de 1944, guarda jerarquía constitu-
cional y prevalece en el orden interno, siendo de aplicación inme-
diata y directa por los Tribunales y demás órganos del Poder Público,
conforme lo dispuso el Constituyente de 1999 (artículo 23).

II
COMPETENCIA

Corresponde a esta Sala Constitucional determinar su competencia para
conocer del amparo y, al respecto se debe precisar que el mismo ha sido
interpuesto contra el acto administrativo contenido en el oficio CJ-05-
8947, dictado el 6 de diciembre de 2005, dictado por dicha Comisión
Judicial, mediante el cual se dispuso dejar sin efecto la designación de
la accionante como Juez del Juzgado Décimo Noveno de Primera Ins-
tancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Régimen Procesal
Transitorio del Trabajo del Área Metropolitana de Caracas.
Ahora bien, la actuación considerada lesiva proviene de los integrantes
de la Comisión Judicial que es una dependencia administrativa de este
Tribunal Supremo de Justicia.
Precisado lo anterior, se observa que en sentencia N° 1/2000, del 20 de
enero, caso: Emery Mata Millán, esta Sala determinó el régimen compe-
tencial aplicable en materia de amparo a la luz de las disposiciones de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y estableció que le
corresponde a ella el conocimiento –en única instancia– de las acciones de
amparo a que se refiere el artículo 8 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, incoadas contra órganos y altos
funcionarios a que se refiere dicho artículo, así como contra los funciona-
rios que actúen por delegación de las atribuciones de los anteriores.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 28 7

Respecto al contenido de esa disposición normativa, esta Sala ha consi-
derado que la enumeración allí plasmada es enunciativa y no taxativa,
dado que existen órganos con rango similar –dada su naturaleza y atri-
buciones– a los cuales debe extenderse, necesariamente, la aplicación
del fuero especial o la competencia orgánica consagrada en la misma.
En concordancia con dicha interpretación, el artículo 5, numeral 18, de
la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia establece que esta
Sala conocerá de las acciones de amparo constitucional ejercidas con-
tra  “los altos funcionarios públicos nacionales”,  entre  los  que  están
los integrantes de la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia,
que actúan en dicho órgano por delegación de atribuciones de la Sala
Plena del mismo Tribunal.
Por tanto, al ser la Comisión Judicial una dependencia administrativa de
este Tribunal Supremo de Justicia, órgano de rango constitucional y de
carácter nacional, de conformidad con el artículo 262 de la Constitución,
la Sala reitera (ver fallo N° 189/2004, del 19 de febrero y N° 3117/2004,
del 15 de diciembre) que debe considerarse a dicha Comisión incluida en
los órganos y funcionarios enunciados en el artículo 8 de la Ley Orgánica
de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, y aludidos por
el artículo 5, numeral 18, de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia y, en ese sentido, esta Sala Constitucional es competente para
conocer de la pretensión de amparo propuesta. Así se declara.

III
DE  LA ADMISIÓN  Y  MEDIDA  CAUTELAR

Establecida la competencia, esta Sala se pronuncia sobre la admisibili-
dad de la presente acción y, en tal sentido, observa que la misma cum-
ple,  prima facie,  con  todas  las  exigencias  del  artículo  18  de  la  Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
Igualmente, se observa que en el presente caso se acciona en amparo
un acto administrativo, por lo que inicialmente se podría afirmar la via-
bilidad del recurso contencioso administrativo frente a la acción de am-
paro.  No  obstante,  determinado  que  el  derecho  invocado  es  el  de  la
protección a la maternidad, por haberse encontrado la quejosa en esta-
do de gravidez, esta Sala considera por vía de excepción que el meca-
nismo procesal ordinario no es suficientemente expedito para resolver
el asunto planteado.
288 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Asimismo, no se desprende de autos que se encuentre incursa en algu-
na de las demás causales de inadmisibilidad contempladas en el artículo
6 eiusdem, motivo por el cual esta Sala Constitucional admite la presen-
te acción de amparo. Por ende, se ordena la notificación a la Presiden-
cia de la Comisión Judicial, así como del Ministerio Público, esto último,
en cumplimiento del artículo 15 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantía Constitucionales. Así se decide.
Determinado lo anterior, seguidamente esta Sala se refiere a la medida
cautelar solicitada por la quejosa de suspender los efectos del acto dic-
tado por la Comisión Judicial de este Tribunal Supremo de Justicia que
ordenó apartarla del cargo de juez del Juzgado Décimo Noveno de Pri-
mera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Régimen
Procesal Transitorio del Trabajo del Área Metropolitana de Caracas, y,
en  este  sentido,  debe  señalar  que  en  la  sentencia  N°  156,  del  24  de
marzo de 2000 (caso: Corporación L’ Hotels, C.A.), esta Sala Consti-
tucional asentó la facultad que tiene el juez constitucional para decretar
medidas cautelares innominadas dentro del proceso de amparo consti-
tucional, para lo cual, no debe analizar los elementos generales que inte-
gran la protección cautelar, como son, el fumus boni iuris o presunción
del buen derecho, y el periculum in mora o peligro que quede ilusorios
los efectos de la decisión por la inaplicabilidad al caso concreto.
En tal sentido, la Sala, en ejercicio de la amplitud que tiene en materia
cautelar, la cual, inclusive le permite apartarse de los términos en que la
accionante solicita la protección, y visto que el acto cuestionado guarda
relación con la designación de un nuevo juez en el cargo que anterior-
mente venía ocupando la accionante, lo cual involucra la presencia de
derechos  de  terceros,  estima  improcedente  acordar  la  suspensión  de
efectos del acto impugnado; sin embargo, ordena a la Dirección Ejecu-
tiva de la Magistratura, en razón de la aplicación del artículo 76 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, proceda a cum-
plir con los pagos dejados de percibir correspondientes al contrato cele-
brado para prestación de servicios como juez temporal, y mantenga su
situación de percibir las remuneraciones futuras hasta tanto se decida
la presente acción de amparo constitucional. Así se decide.
Con respecto a la petición efectuada por la accionante en diligencia del
20 de abril de 2006, relativa a la posible existencia en los archivos de la
Comisión Judicial y del Circuito Laboral del Área Metropolitana de Ca-
racas de documentación relacionada con su estado de gravidez, ordena
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 28 9

a la Presidencia del Circuito informe si durante el período correspon-
diente a los meses de octubre y noviembre de 2005, le fue notificada la
situación de embarazo de la accionante, con copia de los soportes médi-
cos supuestamente consignados. Igualmente, esta Sala reitera la orden
a la Comisión Judicial, que informe de manera expresa, si tuvo conoci-
miento de la situación de gravidez en que se encontraba la accionante,
para lo cual, se les concede un plazo de cuarenta y ocho (48) horas a
partir de su notificación. Así se establece.

IV
DECISIÓN

Con fundamento en lo anterior, esta Sala del Tribunal Supremo de Justi-
cia, administrando justicia en nombre de la República, por autoridad de
la Ley, declara:
PRIMERO: ADMITE la acción de amparo constitucional interpuesta
por  la  ciudadana  Gabriela  Mercedes  Patiño  Leal  contra  la  Comisión
Judicial de este Tribunal Supremo de Justicia.
SEGUNDO: ACUERDA como medida cautelar que la Dirección Ejecu-
tiva de la Magistratura proceda a cumplir con los pagos pendientes que le
hubiesen correspondido a la accionante, así como las remuneraciones fu-
turas hasta tanto se decida la presente acción de amparo constitucional.
TERCERO: ORDENA la notificación de la Presidencia de la Comi-
sión Judicial de este Tribunal Supremo de Justicia para que comparezca
ante la Secretaría de esta Sala, a fin de conocer el día y la hora en que
se celebrará la audiencia oral y pública, la cual será fijada dentro de las
noventa  y seis  horas  siguientes  a la  oportunidad  en que  conste  en  el
expediente la última de las notificaciones que se realice. Igualmente se
ordena remitir copias certificadas de la presente decisión y del escrito
contentivo de la acción adjunto a la notificación ordenada. Se deja cons-
tancia  que  la  ausencia  en  el  acto  del  referido  Juez  no  se  presumirá
como aceptación de las presuntas lesiones denunciadas.
CUARTO: ORDENA la notificación del ciudadano Fiscal General de
la República del inicio del presente procedimiento, en cumplimiento
del artículo 15 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Ga-
rantías Constitucionales.
290 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

QUINTO: ORDENA a la Presidencia del Circuito Judicial del Trabajo
del Área Metropolitana de Caracas remita la documentación y los so-
portes médicos relacionados con el estado de gravidez de la accionante.
SEXTO: ORDENA a la Comisión Judicial remita la documentación y los
soportes médicos relacionados con el estado de gravidez de la accionante.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Audiencias de la Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 10 días del
mes de agosto de dos mil seis (2006). Años 196º de la Independencia y
147º de la Federación.
(...)

10. FUERO  MATERNAL  DE  LAS  JUEZAS

Sentencia: Nº 1.742 del nueve de agosto de 2007.

Caso: Acción  de Amparo  Constitucional  intentada  por  la


ciudadana Gabriela Mercedes Patiño Leal, contra el
oficio CJ-05-8947 del 6 de diciembre de 2005, suscri-
to por el Presidente de la Comisión Judicial de el Tri-
bunal Supremo de Justicia, mediante el cual se dispuso
dejar sin efecto la designación de la accionante como
Juez del Juzgado Décimo Noveno de Primera Instan-
cia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Ré-
gimen  Procesal  Transitorio  del  Trabajo  del  Área
Metropolitana de Caracas

Votos  Salvados: Magistrada Carmen Zuleta de Merchán.


Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 29 1

Normativa citada en el fallo:
CSETFDCM: Artículos 4 y 81.
CONV.  Nº  183  OIT: Artículo 8.
CSDN: Artículo 5.
CRBV: Artículos 19, 23, 49, 76, 86
89 y 259.
DADDH: Artículos 6 y 7.
DUDH: Artículo 25.
LOASDGC: Artículos 5 y 6.
LOPA: Artículo 19.
LOT: Artículo 384.
LOTSJ: Artículo 21.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO  PONENTE:
ARCADIO  DE  JESÚS  DELGADO  ROSALES

El 19 de diciembre de 2005, se recibió en esta Sala Constitucional escri-
to  presentado  por  la  ciudadana  GABRIELA  MERCEDES  PATIÑO
LEAL, titular de la cédula de identidad Nº 10.868.293, asistida por el
abogado Tomas Antonio Pérez, inscrito en el Instituto de Previsión So-
cial del Abogado bajo el Nº 45.397, contentivo de la acción de amparo
constitucional interpuesta conjuntamente con solicitud de suspensión de
efectos contra el acto administrativo contenido en el Oficio Nº CJ-05-
8947 del 6 de diciembre del 2005, emanado de la Comisión Judicial del
Tribunal Supremo de Justicia, por la supuesta violación de sus derechos
y garantías constitucionales individuales.
El 20 de diciembre de 2005 se dio cuenta en Sala y se designó Ponente
a la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán.
El 9 de marzo de 2006, la Sala Constitucional, a los fines de formarse
mejor criterio sobre el asunto debatido en autos, solicitó a la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura la remisión del expediente contentivo de
292 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

toda la información relacionada con la carrera judicial de la accionante.
Asimismo, visto el informe médico presentado por la parte actora a tra-
vés del cual dejó constancia de su estado de gravidez, solicitó a la Co-
misión Judicial que informara por escrito si tenía conocimiento o no sobre
esa situación.
El 7  de abril  de  2006,  a través  del Oficio Nº  DGRH/DSP/ACJ: 174-
2006, el Licenciado Luis Alexander Gutiérrez Guillén, actuando en su
carácter  de  Director  General  de  Recursos  Humanos  (E)  de  la  Direc-
ción Ejecutiva de la Magistratura, remitió a esta Sala copia simple del
expediente contentivo de toda la información relacionada con la carrera
judicial de la accionante.
Mediante diligencia del 28 de abril de 2006, la ciudadana Gabriela Mer-
cedes Patiño Leal, otorgó poder apud acta a los abogados Tomás Pé-
rez, Migmary Mora y Sandra Santini, inscritos en el Instituto de Previsión
Social del Abogado bajo los números 45.397, 51.500 y 65.877, respecti-
vamente, para que la representasen en la presente causa.
Posteriormente, 18 de mayo de 2006, la Magistrada Luisa Estella Mora-
les Lamuño presentó ante la Secretaría de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia escrito de inhibición, por tener interés ac-
tual en la causa, por estar actualmente ocupando el cargo de Presidenta
de la Comisión Judicial.
Mediante auto del 24 de junio de 2006, el Vicepresidente de la Sala Cons-
titucional del Tribunal Supremo de Justicia se abocó al conocimiento de la
incidencia planteada, declarándola procedente de conformidad con lo es-
tablecido en el artículo 82, cardinal 4 del Código de Procedimiento Civil y,
acordando la convocatoria del Doctor Alberto José Viloria Rendón, en su
condición de Segundo Conjuez de esta Sala, pues la última convocatoria
correspondió al Primer Conjuez, en el expediente Nº 2006-00676.
El 29 de junio de 2006, se libró Oficio Nº 06-2424, dirigido al Doctor
Alberto José Viloria Rendón, a los fines de convocarlo en su carácter
de  Segundo  Conjuez  de  la  Sala  Constitucional  para  que,  en  caso  de
aceptación, concurriese a fin de constituir la Sala Constitucional Acci-
dental que continuaría conociendo de la causa. El 3 de julio de ese mis-
mo año, se practicó la notificación.
El 12 de julio de 2006, el prenombrado Conjuez aceptó la convocatoria que
se le hiciera para conocer el presente recurso y, ese mismo día, se instaló la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 29 3

Sala Constitucional Accidental, designándose ponente a la Magistrada Car-
men Zuleta de Merchán, a los fines de dictar la decisión correspondiente.
El 10 de agosto de 2006, a través de la sentencia Nº 1617, esta Sala
admitió la acción de amparo interpuesta y acordó como medida cautelar
que la Dirección Ejecutiva de la Magistratura procediese a cumplir con
los pagos pendientes que le hubiesen correspondido a la accionante, así
como  las  remuneraciones  futuras  hasta  tanto  se  emitiese  pronuncia-
miento sobre el fondo de la acción de amparo constitucional interpues-
ta. Asimismo, ordenó la notificación de la Presidencia de la Comisión
Judicial de este Tribunal Supremo de Justicia y del ciudadano Fiscal
General de la República, así como la remisión por parte de la Presiden-
cia del Circuito Judicial del Trabajo del Área Metropolitana de Caracas
y de la Comisión Judicial de toda documentación y soportes médicos
relacionados con el estado de gravidez de la accionante.
El 25 de septiembre de 2006 se libraron las boletas de notificación nú-
meros 06-0259, 06-0260, 06-2820 y 06-2821, dirigidas a la Presidenta
de la Comisión Judicial de este Máximo Tribunal, al Fiscal General de la
República, a la Presidenta del Circuito Judicial del Trabajo del Área
Metropolitana de Caracas y al Presidente de la Dirección Ejecutiva de
la Magistratura, las cuales fueron recibidas el 26 de septiembre y el 2 y
3 de octubre de 2006, respectivamente.
Mediante auto del 9 de marzo de 2007, la Sala Constitucional fijó la
audiencia constitucional, la cual se celebró el 22 de marzo de 2007, a las
diez y treinta de la mañana (10:30 a.m.), con la presencia del apoderado
judicial de la parte accionante y de la representante del Ministerio Pú-
blico. En esta misma fecha se produjo una reasignación de la ponencia
del fallo, designándose al Doctor Alberto José Viloria Rendón como nuevo
ponente. En dicha oportunidad la Sala, una vez efectuadas las exposi-
ciones de cada una de las partes, declaró inadmisible la acción de am-
paro interpuesta. Sin embargo, este órgano jurisdiccional visto el carácter
de orden público del fuero maternal alegado y, en protección del mismo,
resolvió  abrir  “...nuevamente los lapsos para que la accionante, si
así lo estima, intente los recursos a que haya lugar ante la Comi-
sión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia o ante el Contencio-
so Administrativo...”, manteniendo vigente la medida cautelar acordada
hasta la fecha en que concluyese el período de inamovilidad laboral. La
Sala se reservó los cinco (5) días siguientes a la celebración de la au-
diencia para la publicación en extenso del referido fallo.
294 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Mediante  diligencia  del  27  de  marzo  de  2007  la  ciudadana  Gabriela
Mercedes Patiño Leal, actuando en nombre propio, inscrita en el Insti-
tuto de Previsión Social del Abogado bajo el Nº 68.531, solicitó copia
certificada de los autos a partir de la sentencia que acordó la admisión
de  la  presente  acción  y  revocó  en  todas  y  cada  una  de  sus  partes  el
poder apud acta conferido a los abogados Tomás Pérez, Migmary Mora
y Sandra Santini, dejando por tanto sin efectos los poderes y facultades
allí descritos.
 El 12 de abril de 2007 la parte actora, mediante diligencia, solicitó cele-
ridad procesal a los fines de que fuese publicado el texto íntegro del
fallo emitido en la audiencia constitucional celebrada el 22 de marzo de
2007; este requerimiento fue ratificado posteriormente a través de dili-
gencias del 23 de abril y 30 de mayo de 2007, respectivamente.
El 31 de mayo de 2007, se reasignó la ponencia del presente expediente
al Magistrado Arcadio Delgado Rosales, quien con tal carácter suscribe
el presente fallo.
Realizada la lectura individual del expediente esta Sala procede a emitir
decisión, previas las siguientes consideraciones:

I
FUNDAMENTOS  DE  LA  ACCIÓN  DE AMPARO

La parte actora esgrimió como fundamentos de la presente acción de
amparo constitucional los siguientes argumentos:
Que de acuerdo con lo establecido en el primer aparte de la Resolución
Nº 2003-0191 del 18 de agosto de 2003, emanada de la Comisión Judi-
cial  del Tribunal  Supremo  de  Justicia,  “...y previo una capacitación
exigente y rigurosa, a la cual fu(e) convocad(a) una significativa
cantidad de abogados a nivel Nacional, fu(e) seleccionada como
parte integrante de los 50 jueces designados para laborar como
Juez (Temporal) de los Tribunales Transitorios del Trabajo de la
Región Capital, con sede en el Edificio ‘José María Vargas’, sien-
do asignada para ocupar tal cargo en el Tribunal Décimo Noveno
de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Régimen Procesal Transitorio del Trabajo del Área Metropolitana
de Caracas...”, para lo cual fue juramentada el 20 de agosto de 2003.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 29 5

Que durante su gestión puso de manifiesto de manera constante y per-
manente, su “...mejor empeño y conocimientos de lo cual da fe irre-
fragable el hecho cierto de haber ocupado lugar preponderante
con calificaciones de altos méritos como Juez de Mediación y Con-
ciliación; respondiendo así a la alta responsabilidad depositada
en (su) persona por la prenombrada Comisión Judicial...”,  siendo
ejemplo de ello el hecho de haber obtenido, el 10 de mayo de 2005, una
felicitación por parte de la Presidencia del Circuito Judicial del Trabajo,
por el alto porcentaje de mediación que había logrado materializar en el
cabal desempeño de sus funciones jurisdiccionales, tal como en su mo-
mento lo demostró la Inspectoría General de Tribunales.
Manifestó que, de manera inexplicable y contradictoria con los recono-
cimientos obtenidos, mediante el Oficio Nº CJ-05-8947 del 6 de diciem-
bre de 2005 suscrito por el Presidente de la Comisión Judicial, se le hizo
saber  que  se  dejaba  “...sin efecto (su) designación como Juez del
Juzgado Décimo Noveno (19°) de Sustanciación, Mediación y Eje-
cución, en razón de las observaciones que fueron formuladas ante
es(e) Despacho...”.
Que  “...esta causal ‘OBSERVACIONES’ no está tipificada como
fundamento de destitución (que en la realidad y en la practicidad
de los hechos, es lo que significa ‘dejar sin efecto su designación’)
en ninguno de los instrumentos de orden legal o sublegal de los
que informan el Ordenamiento Jurídico, vale decir, que tal ‘razo-
namiento y fundamentación’ es una situación totalmente atípica,
que viola de manera manifiesta, lo dispuesto en el artículo 49 nu-
meral 6 de la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
zuela, lo que en la práctica causa a (su) persona un estado de
indefensión evidente...”.
Respecto del quebrantamiento del derecho a la defensa y al debido pro-
ceso, señaló  que la decisión adoptada carece de fundamento,  toda vez
que la misma solamente se basa en “las observaciones que fueron for-
muladas ante la Comisión Judicial” sin que para ello mediara una ave-
riguación con su correspondiente articulación probatoria, para así haber
ejercido los descargos a que hubiere lugar. Tampoco se consideró la pre-
sunción de inocencia, correspondiendo la carga de la prueba para desvir-
tuar su condición a la Comisión Judicial, así como la posibilidad de ser
oída en un procedimiento administrativo que no se le notificó para cono-
cer  cuáles  eran  las  “observaciones formuladas ante ese despacho”.
296 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En otro orden de ideas, adujo la violación por parte de la Comisión Judicial
de su derecho constitucional a la protección integral de la maternidad, pre-
visto en los artículos 76 y 23 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, en concordancia con lo dispuesto en los artículos 483 de la
Ley Orgánica del Trabajo, 44 de Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente y el Convenio 3 de la Organización Internacional del
Trabajo, al haber dejado sin efecto su designación como Juez, sin tomar en
cuenta el estado de gravidez en que se encontraba para ese momento.
Sustentó este señalamiento en el artículo 384 de la Ley Orgánica del
Trabajo,  el  cual  establece  que  “...la mujer trabajadora en estado de
gravidez gozará de inamovilidad durante el embarazo y hasta un
año después del parto...”, la cual solamente procedería en aplicación
del artículo 102 eiusdem y por calificación previa del Inspector del Tra-
bajo mediante el procedimiento establecido en el Título Séptimo, Capí-
tulo Segundo de esta Ley, por lo que la situación denunciada menoscaba
también el fuero maternal.
Subsidiariamente, denunció el quebrantamiento del principio de legali-
dad en materia sancionatoria, al no constar en las normas reguladores
de  la  materia,  nada  relacionado  con  la  frase  “dejar sin efecto”  em-
pleada  para  ordenar  el  cese  en  sus  funciones,  lo  cual  en  la  realidad
comprendió la sanción de destitución, así como la tipificación de la con-
ducta vinculada con las denominadas “observaciones”.
Finalmente, con base en los argumentos señalados, solicitó a esta Sala,
lo siguiente:
...1°) La nulidad y consecuente suspensión de los efectos del Acto
contenido en el Oficio N° CJ-05-8947 de fecha 06 de diciembre
del año 2005, emanado del Presidente de la Comisión Judicial del
Tribunal Supremo de Justicia, por cuanto el mismo, por las razo-
nes ya expresadas, es violatorio del Debido Proceso previsto en
el artículo 49 en sus numerales 1., 2., 3., 4. y 6 de la Constitución
Nacional, en los términos que ya han sido explicados.
2°) Solicitud de Amparo Constitucional para que se me restituya en
la situación jurídica que en el orden de mi desempeño como Juez
del Juzgado Décimo Noveno de Sustanciación, Mediación y Ejecu-
ción del Régimen Procesal Transitorio del Trabajo de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, ME HA SIDO
INFRINGIDA  POR  VIOLACIÓN  DEL  DERECHO AL  DEBI-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 29 7

DO  PROCESO  Y  DEL  DERECHO A  LA  PROTECCIÓN  DEL


FUERO MATERNAL, este último, previsto en los artículos 76 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 384 de la
Ley Orgánica del Trabajo, y en el Convenio N° 3 de la Organiza-
ción Internacional del Trabajo, el cual, desde su ratificación por
Venezuela el 20 de Noviembre de 1944, guarda jerarquía constitu-
cional y prevalece en el orden interno, siendo de aplicación inme-
diata y directa por los Tribunales y demás Órganos del Poder Público,
conforme lo dispuso el Constituyente de 1999 (artículo 23)...

II
OPINIÓN  DEL  MINISTERIO  PÚBLICO

El 22 de marzo de 2007, la abogada Roxana Orihuela Gonzatti, inscrita
en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el Nº 46.907, ac-
tuando en su carácter de Fiscal Segunda del Ministerio Público, expuso
las  razones  de  hecho  y  de  derecho  por  las  cuales,  en  su  criterio,  la
acción de amparo interpuesta debía ser declarada con lugar. Al respec-
to, la representante de la vindicta pública señaló lo siguiente:
Que  “...el Ministerio Público es del criterio de que la accionante
en virtud de haber sido designada en forma temporal, no gozaba
de estabilidad en el cargo y por ende para dejar sin efecto su nom-
bramiento no era requisito indispensable la apertura de un proce-
dimiento administrativo disciplinario previo, situación esta de la
cual estaba en conocimiento en todo momento...”.
En  este  orden  ideas,  señaló  que  “...el hecho de haber señalado la
administración  (sic)  que dejaba sin efecto el nombramiento de la
accionante con base a las observaciones formuladas no ha de en-
tenderse –como lo alega la accionante– como que se le sancionó
por un hecho no previsto en la ley, en violación del principio de
legalidad constitucionalmente consagrado...”.
Ahora bien, por lo que respecta a la violación a la inamovilidad producto
del  fuero  maternal,  expresó  que  de  los  recaudos  acompañados “...se
evidencia que para la fecha en que fue dejado sin efecto el nom-
bramiento de la accionante –esto es 06 de diciembre de 2005, noti-
ficado el 08 de diciembre de 2005– la misma se encontraba en
estado de gravidez y por ende gozaba del beneficio denominado
298 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

inamovilidad maternal previsto en el artículo 79 de la Constitución


de la República Bolivariana de Venezuela y desarrollado en la nor-
ma 384 de la Ley Orgánica del Trabajo antes copiada, razón por
la cual la Administración judicial para poder proceder a dejar sin
efecto su nombramiento, debió someterla previamente a un proce-
dimiento administrativo disciplinario que sería el equivalente a la
calificación en el ámbito ordinario. Asimismo, se aprecia del certi-
ficado a que se hizo referencia en la anterior relación, que la ac-
cionante dio a luz el día 02 de junio de 2006, por lo que dicha
inamovilidad se mantiene hasta la presente fecha a tenor de lo dis-
puesto en el citado artículo 384, según el cual la inamovilidad dura
hasta (1) año después del parto...”.
Con fundamento en las consideraciones expuestas, el Ministerio Públi-
co estimó que “...en principio, la administración (sic) judicial tenía
facultad para dictar el acto administrativo cuestionado sin que
mediara razón alguna, pues se trataba de un cargo cuya benefi-
ciaria no gozaba de inamovilidad persé  (sic) por haber sido desig-
nada en forma temporal, sin embargo como consecuencia de la
existencia del fuero maternal, dicho acto si (sic) debió ser motiva-
do, motivación ésta que debió estar precedida del procedimiento
calificatorio de la falta que se imputara a la accionante, a tenor
del artículo 384 de la Ley Orgánica del Trabajo...”.
Por las razones que anteceden, el Ministerio Público consideró que la ac-
ción de protección constitucional incoada debía ser declarada con lugar, en
atención a la protección a la garantía constitucional del fuero maternal.

III
MOTIVACIONES  PARA  DECIDIR

Una vez analizado el escrito contentivo de la acción de amparo inter-
puesta  y  los  recaudos  acompañados  a  ésta,  esta  Sala  pasa  a  decidir
previas las consideraciones siguientes:
La presente acción de amparo fue interpuesta contra el acto adminis-
trativo contenido en el Oficio Nº CJ-05-8947 del 6 de diciembre de 2005
suscrito por el Presidente de la Comisión Judicial, a través del cual se
notificó a la accionante que se dejaba “...sin efecto (su) designación
como Juez del Juzgado Décimo Noveno (19°) de Sustanciación,
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 29 9

Mediación y Ejecución, en razón de las observaciones que fueron


formuladas ante es(e) Despacho...”.
Por su parte, la representación judicial de la accionante denunció que el
referido acto lesiona sus derechos a la defensa, al debido proceso, a la
presunción de inocencia y a la maternidad previstos en los artículos 49,
cardinales 1 y 2, y 76 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, al haberse acordado dicha decisión sin que para ello mediara
un procedimiento administrativo previo, en el cual se le otorgase el tiempo
necesario para ser oída y ejercer las defensas que estimara pertinentes,
aunado a que el razonamiento expuesto en dicha decisión carece de toda
fundamentación jurídica, quebrantando de manera manifiesta, lo dispues-
to en el artículo 49, cardinal 6 del Texto Fundamental.
Precisado como se encuentra el objeto de la acción de amparo constitu-
cional, esta Sala juzga pertinente realizar las siguientes consideraciones:
El amparo constitucional tiene como objeto la protección frente a las
actuaciones que puedan producir lesiones, en forma directa, sobre la
esfera de garantías y derechos constitucionales de los particulares. Esta
acción está destinada a restablecer a través de un procedimiento breve
los derechos lesionados o amenazados de violación, siendo un instru-
mento para garantizar el pacífico disfrute de los mismos, que opera sólo
cuando se dan las condiciones previamente expuestas y aceptadas como
necesarias de la institución de amparo, de conformidad con la ley que
rige la materia y la jurisprudencia de esta Sala.
En este sentido, la acción de amparo constitucional debe ajustarse a los
requerimientos establecidos en la Ley Orgánica de Amparo sobre De-
rechos y Garantías Constitucionales, constituyendo una condición esen-
cial para el ejercicio del mismo que la parte presuntamente lesionada en
sus derechos fundamentales no hubiese hecho uso de medios judiciales
preexistentes o que existiendo vías judiciales ordinarias para alcanzar el
restablecimiento de la situación jurídica presuntamente vulnerada, éstas
no resulten idóneas para alcanzar la protección o restitución constitu-
cional requerida. Al respecto, el cardinal 5 del artículo 6 de la Ley Or-
gánica  de  Amparo  sobre  Derechos  y  Garantías  Constitucionales,
establece expresamente que:
No se admitirá la acción de amparo:
...omissis...
300 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

5) Cuando el agraviado haya optado por recurrir a las vías


judiciales ordinarias o hecho uso de los medios judiciales
preexistentes.
En este sentido, se advierte que es doctrina reiterada de esta Sala que
la admisibilidad de la acción de amparo está sujeta a que el interesado
no cuente con vías judiciales ordinarias o medios judiciales preexisten-
tes o bien que, ante la existencia de éstos, los mismos no permitan la
reparación apropiada del perjuicio a los derechos o garantías constitu-
cionales que se denuncian como vulnerados; de modo que el amparo
será procedente cuando se desprenda, de las circunstancias de hecho y
de derecho del caso, que el ejercicio de los medios procesales ordina-
rios resulte insuficiente para el restablecimiento del disfrute del bien
jurídico que fue lesionado (Vid. Sentencia de esta Sala del 9 de agosto
de 2000, caso: Stefan Mar).
En este sentido, esta Sala ha sostenido que las causales de inadmisibili-
dad de la acción de amparo por su propia naturaleza son de orden públi-
co, razón por la cual pueden ser revisadas de oficio en cualquier estado
y grado del proceso, ya que el juez constitucional detenta un alto poder
para modificar, confirmar o revocar lo apreciado, aun cuando la acción
se haya admitido (Vid. sentencia del 26 de enero del 2001, caso: Belkis
Astrid González Guerreros).
En el presente caso, esta Sala advierte que se ejerció acción de amparo
constitucional, conjuntamente con solicitud de suspensión de efectos,
contra el acto administrativo contenido en el Oficio Nº CJ-05-8947 del 6
de diciembre de 2005, a través del cual la Comisión Judicial del Tribunal
Supremo de  Justicia procedió a dejar  sin efecto la designación  de la
quejosa como Juez de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Régimen Procesal Transitorio del Trabajo de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
En este orden de ideas, cabe resaltar que dicha Comisión, según juris-
prudencia  reiterada  de  esta  Sala,  es  “(...) una dependencia adminis-
trativa de este Tribunal Supremo de Justicia”  (sentencias  Nº  3.555
de 18 de diciembre de 2003; N° 189 del 19 de febrero de 2004; y Nº 377
del  6  de  marzo  de  2002,  entre  otras)  y  los  actos  que  dicta  tienen  la
naturaleza de actos administrativos de efectos particulares, pues es ad-
ministrativa la función que se ejerce en tales casos.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 30 1

En el caso de autos, esta Sala observa que la parte accionante tiene a
su disposición el recurso contencioso administrativo de nulidad regulado
en el artículo 21 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, el
cual es un medio procesal que, de manera idónea, puede restablecer la
situación jurídica que supuestamente ha sido vulnerada. Ello por cuanto
el acto que fue impugnado no es un acto del Poder Público que hubiere
sido dictado en ejecución directa de la Carta Magna, sino en ejercicio
de la función administrativa y, por ende, de rango sublegal; razón por la
cual no es la jurisdicción constitucional que ejerce esta Sala la compe-
tente  para su  control,  pues de  conformidad  con  el  artículo  259  de  la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela corresponde a la
jurisdicción contencioso-administrativa, en la que puede ser impugnado
dicho acto a través del recurso de nulidad.
En efecto, en el presente caso la Sala verificó que el acto que identificó la
accionante como lesivo de sus derechos constitucionales constituye un
acto administrativo que es susceptible de impugnación directamente en la
sede contencioso-administrativa; por tanto, la actora cuenta con una vía
judicial idónea para el restablecimiento de los derechos presuntamente
vulnerados, la cual es el recurso contencioso administrativo de nulidad, en
el que incluso puede solicitarse alguna medida cautelar contra el referido
acto  administrativo  a  los  efectos  de  evitar  se  sigan  produciendo  en  el
tiempo los efectos supuestamente lesivos del acto que se ataca.
En tal sentido, con relación a la eficacia del recurso contencioso admi-
nistrativo de nulidad, esta Sala estableció en sentencia Nº 82 del 1° de
febrero de 2001, lo siguiente:
(...) la eficacia del recurso contencioso administrativo de anula-
ción como medio judicial a los fines del cabal restablecimiento de
la situación jurídica infringida, se evidencia de las amplias potes-
tades que por disposición del texto constitucional le han sido otor-
gadas al juez contencioso, dado que no sólo puede anular el acto
administrativo impugnado, sino también ‘...disponer lo necesario
para el restablecimiento de las situaciones jurídicas subjetivas le-
sionadas por la actividad administrativa...’, lo cual demuestra su
absoluta idoneidad, con relación a lo que ocurre con el juez cons-
titucional de amparo, para alcanzar así la efectiva protección de
los derechos y garantías constitucionales que han sido conculca-
dos por el acto administrativo impugnado...
302 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Visto lo anterior observa esta Sala que, en el caso bajo examen, la pre-
sunta agraviada en ningún momento señaló que el recurso contencioso
administrativo de nulidad contra el acto impugnado fuese un medio insu-
ficiente para restablecer el disfrute del bien jurídico lesionado. Es por
ello  que  considera  la  Sala  que  la  accionante  debió  haber  ejercido  el
referido recurso, mediante el cual podría obtener lo mismo que fue re-
querido en esta acción de amparo constitucional.
En  virtud  de  lo  anterior,  se  desprende  que  la  accionante  gozaba  del
mecanismo judicial idóneo, como es el recurso contencioso administra-
tivo de nulidad contra el acto impugnado, aunado a ello la quejosa no
demostró que esta vía constituía el medio expedito para lograr el resta-
blecimiento de la situación jurídica alegada como infringida en el pre-
sente  caso,  razones  por  las  cuales  se  debe  declarar  inadmisible  la
presente  acción  de  amparo  constitucional,  toda  vez  que  la  misma  se
encuentra inmersa en la causal contemplada en el cardinal 5 del artículo
6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitu-
cionales; y así se declara.
Sin embargo, visto el carácter de orden público del fuero maternal alega-
do, y  en protección  al mismo, esta  Sala abre  nuevamente los  lapsos a
partir del presente fallo para que la accionante, si así lo estima convenien-
te, intente el recurso de reconsideración ante la Comisión Judicial del
Tribunal Supremo de Justicia o el recurso de nulidad ante la jurisdicción
contencioso administrativa. Continúa vigente la medida cautelar acorda-
da hasta la fecha en que culmine el período de inamovilidad laboral.

DECISIÓN

Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República Boli-
variana  de  Venezuela  por  autoridad  de  la  Ley,  declara  INADMISI-
BLE la acción  de amparo constitucional interpuesta, conjuntamente con
solicitud de suspensión de efectos, por la ciudadana GABRIELA MER-
CEDES PATIÑO LEAL, ya identificada, contra el acto administrati-
vo contenido en el Oficio Nº CJ-05-8947 del 6 de diciembre de 2005,
emanado de la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia.
Publíquese y regístrese. Archívese el expediente.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 30 3

Dada, firmada y sellada en la Sala de Audiencias de la Sala Constitucio-
nal del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 09 días del mes
de agosto de dos mil siete (2007). Años: 197° de la Independencia y
148° de la Federación.
(...omissis...)
VOTO  SALVADO
Quien  suscribe,  Magistrada  Carmen  Zuleta  de  Merchán,  salva  su
voto por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora que
declaró inadmisible la acción de amparo constitucional interpuesta por
la ciudadana Gabriela Mercedes Patiño Leal, actuando en su condición
de  Juez  del  Juzgado  Décimo Noveno  de  Sustanciación,  Mediación  y
Ejecución del Régimen Procesal Transitorio del Trabajo de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, contra el acto ad-
ministrativo contenido en el oficio N° CJ-05-8947, del 6 de diciembre de
2005, dictado por el Presidente de la Comisión Judicial, que resolvió
dejar sin efecto su designación en dicho cargo.
En tal sentido, se observa que en el caso de autos se invocó la violación
del derecho a la maternidad y su correlativo con la protección laboral,
en atención a las previsiones establecidas en los artículos 76 y 86 cons-
titucionales, concatenados con la normativa legal reguladora en materia
de estabilidad preceptuada en el artículo 384 de la Ley Orgánica del
Trabajo, que implementa la inamovilidad en aplicación del fuero mater-
nal durante el período del embarazo y hasta un año después del parto.
Al respecto, es necesario considerar que las previsiones de nuestro or-
denamiento jurídico interno son cónsonas con la normativa internacional
existente tanto en materia laboral como en derechos humanos. Sobre
este particular, el artículo 25 de la Declaración Universal de los Dere-
chos Humanos, el artículo VII de la Declaración Americana de los De-
rechos y Deberes del Hombre, los artículos 6 y 7 del Protocolo Adicional
a  la  Convención Americana  sobre  Derechos  Humanos  en  materia  de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 11 de la Conven-
ción de las Naciones Unidas Sobre Todas las Formas de Discriminación
Contra la Mujer, artículo 8 del Convenio 183 de la Organización Inter-
nacional del Trabajo Sobre la Protección de la Maternidad, 2000, así
como el artículo 5 de la Convención Sobre los Derechos del Niño, per-
miten determinar con precisión, la existencia de un sistema en resguar-
304 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

do de la protección del fuero maternal suficientemente preciso, deveni-
do por mandato que los instrumentos internacionales encomiendan ga-
rantizar  al  ordenamiento  jurídico  interno.  Cabe  destacar,  que  los
instrumentos de orden internacional previos a nuestro actual marco cons-
titucional han sido reconocidos y ratificados por nuestro país, y aquellos
dictados en regencia de nuestra actual Constitución también se encuen-
tran vigentes por la permeabilidad directa en lo que en aplicación se
refiere en los términos de la disposición expresa de los artículos 19 y 23
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, esa nor-
mativa forma parte del ordenamiento jurídico nacional.
La regulación internacional es sumamente vasta en lo referente a esta
materia, siendo producto de la perenne búsqueda de equiparar las inte-
rrelaciones existentes en el ámbito laboral que en un principio estuvie-
ron estigmatizadas por la desigualdad de género relativo al mundo del
trabajo. La  búsqueda  de  tan importante  objetivo se  encuentra funda-
mentada en la noción de equidad, principio regulador y a su vez última
finalidad en procura de lograr una correcta equivalencia del marco la-
boral que equilibre en igualdad de derechos y obligaciones las relacio-
nes laborales tanto para el hombre como para la mujer.
La lucha en procura del equilibrio también viene regida por otro objetivo
primordial,  como  es,  la  noción  de  trabajo decente,  entendida  como  un
trabajo productivo y adecuadamente remunerado, ejercido en condiciones
de igualdad, libertad y dignidad humana, siendo necesario para la consecu-
ción de este objetivo, otorgar a las mujeres trabajadoras una especial aten-
ción, por encontrarse en situación de desventaja en muchos aspectos.
Garantizar el mismo status legal tanto para hombres como para muje-
res, considerando su diversidad biológica es un aspecto primordial en el
régimen de protección internacional en materia de derechos humanos y
su correlativo tangencial con el derecho del trabajo. Lograr la correcta
implementación de lo que debe entenderse como trabajo decente con-
lleva, necesariamente, a considerar la equidad del género, lo cual debe
lograrse a través de la implementación de dos sistemas de protección
que permitan la correcta equiparación social en el ámbito laboral.
Aunado a la normativa del ordenamiento internacional aplicable a nues-
tro derecho interno, debe sumársele lo acordado en la Plataforma de
Acción de Beijing,  aprobada  en  la  Cuarta  Conferencia  de  la  Mujer,
1995, donde se contempló la necesidad de acometerse acciones en pro
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 30 5

del adelanto de la mujer y la defensa de sus derechos, considerándose
procurar en los órdenes internos, la estructuración de instituciones y
organizaciones que permitan la efectiva aplicación y vigilancia de las
normas de defensa de derechos de la mujer.
Igualmente, en la Convención sobre la Eliminación de todas las For-
mas de Discriminación contra la Mujer  acordada  por  las  Naciones
Unidas, especifica la obligación para los Estados de adoptar en todas
sus esferas, particularmente en lo referente a lo político, económico,
social y cultural, medidas apropiadas, legislativas y de acción para el
desarrollo y adelanto de la mujer. Mención particular merece el artículo
4 de la Convención cuando estipula expresamente la obligación de adop-
tar medidas especiales que protejan la maternidad, sin que ese régimen
de resguardo pueda ser considerado de índole discriminatorio en detri-
mento de género masculino.
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo ha desarrollado
su actividad normativa para la promoción del empleo de las mujeres y al
fomento de la equidad de género, partiendo del principio de la no discri-
minación. Instrumentos tales como –además de los referidos anterior-
mente– como el Convenio N° 100, 1951 (igualdad de remuneración), la
Recomendación N° 90 (igualdad de remuneración de la mano de obra
femenina y masculina), el Convenio N° 111, 1958 (discriminación: em-
pleo y ocupación) concatenado con la Recomendación N° 111 (relativa
a la definición por parte de los Estados miembros para que formulen
una política que promueva la igualdad de oportunidades de empleo);
instrumentación ésta que encontró mayor respaldo cuando se adoptó en
la Asamblea General de las Naciones Unidas, la ya referida Conven-
ción sobre Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer
(1979), reiterándose la finalidad de remover los obstáculos que impidan
lograr una igualdad efectiva.
Otro instrumento objeto de consideración es el Convenio N° 123, refe-
rente a la protección y no discriminación de las mujeres con responsabi-
lidades familiares, cuya revisión efectuada en el año 1981 dio lugar al
Convenio N° 156, modificándose la antigua noción de la exclusividad de
la responsabilidad de la mujer en la vida familiar. Este nuevo instrumen-
to amplió la noción de quienes están obligados frente al hogar, abarcan-
do en razón de los diversos cambios sociales y culturales del mundo
occidental, el deber también del hombre ante la vida familiar. Esto se
refleja en la Recomendación N° 165 en cuya terminología no se refiere
306 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

más a la noción de mujeres cambiándola por el término trabajadores
de ambos sexos con responsabilidades familiares, teniendo por  fina-
lidad implementar la igualdad efectiva de oportunidades, de trato y de
exclusión de cualquier discriminación en contra de los trabajadores que
tengan responsabilidades familiares sin importar su género.
La constante evolución de la normativa internacional, tanto en el senti-
do lato de los derechos humanos, como los instrumentos dictados por la
Organización Internacional del Trabajo, circunscritos al ámbito laboral,
establecen una doble vertiente frente a los Estados. En primer orden,
impone la obligación de que adopte en el sistema jurídico normativo
interno normas que sigan las directrices exigidas. Por otra parte, el de-
ber de los Estados no se reduce únicamente a cumplir con tales princi-
pios solamente a través de la actividad legislativa, sino, además, debe
lograr la idónea consecución mediante la implementación de modelos
estructurales relacionados con instituciones y procedimientos destina-
dos al cumplimiento del marco legal.
En razón de tales principios en materia internacional, nuestro país desde
el punto de vista del espectro normativo considera aplicable los principios
expuestos por disposición del artículo 23 de la Constitución, sin que ello
sea óbice para la adopción de leyes que avance más allá la protección de
los trabajadores, siendo claro lo establecido en el artículo 89 constitucio-
nal, referente al marco de protección de los derechos laborales.
La legislación interna no ha sido ajena a los principios rectores dictados por
las asociaciones internacionales a las cuales se encuentra adscrito nuestro
país. Ejemplo de ello, además de las previsiones mencionadas contempla-
das en la Ley Orgánica del Trabajo, debe mencionarse la Ley de Igualdad
de Oportunidades para la Mujer, el cual reitera para el foro interno, la Ley
Aprobatoria de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, señalando la igualdad de acceso a todos los
empleos, cargos, ascensos y oportunidades y a idéntica remuneración por
igual trabajo, siendo obligación del Estado, específicamente, del Instituto
Autónomo de la Mujer –creado en esta Ley– de garantizar los principios
aceptados por nuestro país, mediante la aplicación de políticas directas vin-
culadas al resguardo de la mujer trabajadora.
La finalidad de la normativa aplicable, tanto de origen nacional como
internacional, es lograr una correcta equiparación en consideración a
las particularidades del género existentes para que las mujeres, con la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 30 7

finalidad de equilibrar sus condiciones dentro del ámbito laboral, tanto
desde la implementación y respeto del principio de igualdad traducido
en las mismas oportunidades de acceso y permanencia en el trabajo, así
como  su  protección  en  los  períodos  de  gestación  y  reproducción.  El
establecimiento de estos principios se encuentra destinado a asegurar el
derecho de igualdad y a la no discriminación para quienes en razón de
su capacidad para concebir puedan ser susceptibles de sufrir percances
en desmedro de sus derechos laborales. También se garantiza un marco
tuitivo en la esfera jurídica del nasciturus del niño/a ya alumbrado, al
reconocerse  en  favor  de  la  madre,  el  derecho  de  permanecer  en  su
condición de trabajadora con las derivaciones vinculadas al manteni-
miento por un tiempo determinado de su estabilidad con el pago de las
remuneraciones que se produzcan de la relación de trabajo. Esto tam-
bién incide en el marco de protección existente en pro del interés supe-
rior del niño, en razón de su vinculación con el derecho a la manutención
por parte de la progenitora, además de la necesaria compañía que ésta
debe brindarle en los primeros meses de vida, fundamentales para su
desarrollo psíquico y físico, esenciales para su crecimiento como indivi-
duo de la especie humana.
El establecimiento de normas especiales a favor de la mujer obedece a
un cambio social cuya pretensión es eliminar la disparidad de género en
el trabajo, por la que se ha exigido la promulgación de disposiciones y su
aplicación a través de una política por parte del Estado que asegure el
respeto de estas garantías. Regulaciones vinculadas a la eliminación de
cualquier clase de discriminación en razón del sexo, establecimiento de
igualdad de oportunidades, derecho a percibir el mismo salario, a la po-
sibilidad de recibir igual capacitación, prohibición de acoso del ambiente
de trabajo y un régimen de estabilidad y seguridad social a favor de la
madre, comprenden en sí, avances que originariamente a nivel interna-
cional y luego en el desarrollo de nuestra legislación son logros que
deben ser protegidos por ser auténticos derechos cuya protección a ni-
vel de la estructura del Estado deben ser llevados por los órganos de
administración de justicia.
El presente amparo constitucional se encuentra caracterizado predomi-
nantemente por la invocación del derecho laboral del fuero maternal,
factor que debió ser objeto de consideración por parte de la mayoría
sentenciadora en resguardo de la mujer embarazada quien incoó la ac-
ción, observando el marco temporal de protección que, en desarrollo de
la Constitución, delimita y precisa el artículo 384 de la Ley Orgánica del
308 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Trabajo. La sentencia cuyo criterio no se comparte, debió sopesar la
situación  de  la  accionante  cuando  se  produjo  el  acto  que  dejaba  sin
efecto su designación como juez temporal, en razón de haberse dictado
la providencia de la Comisión Judicial dentro del periplo donde regía el
régimen excepcional de estabilidad. Hubo una contradicción evidente
frente a la Constitución, que automáticamente convirtió en írrito el acto
desde el momento mismo de su promulgación, por lo que si el órgano
administrativo en ese momento consideró necesario rescindir la desig-
nación de la persona como juez temporal, en todo caso debió respetar
su fuero maternal solicitando la calificación de despido por ante la Co-
misión de Funcionamiento y Reestructuración del Sistema Judicial, o
proceder a una suspensión con goce de sueldo, dado que también me-
diaba una situación de embarazo riesgoso, tal como se denota de autos,
que obligaba al reposo con el disfrute de la remuneración, en razón de la
protección especial que inviste a la madre.
Cabe destacar que si bien la accionante no tenía la titularidad del cargo,
su provisionalidad no la excluye del régimen general de protección de la
legislación laboral el cual es aplicable al sistema estatutario. Esto obe-
dece a la igualdad que debe predominar en la aplicación del fuero ma-
ternal para las trabajadoras del sector privado y público, incluyendo,
claro está, al personal que no haya ingresado al sistema estatutario de la
función pública que les resulte aplicable. Además, es de considerar que
las funcionarias también tienen derecho a la protección constitucional, y
no pueden excluirse simplemente por el régimen normativo particular al
cual pertenezcan. Resultaría completamente discriminatorio si las fun-
cionarias tanto de carrera como de libre nombramiento y remoción, aqué-
llas contratadas para el ejercicio de la función pública, e inclusive las
altas funcionarias –haciendo un correcto equilibrio entre la importancia
del cargo y la protección de la maternidad– no estuviesen investidas del
régimen especial de protección, pues ello generaría un quebrantamiento
al derecho de igualdad de toda mujer al régimen de estabilidad aplicable
por su estado de gravidez.
No escapa para quien expresa su disconformidad con respecto al fallo
que esta Sala ha mantenido un criterio incólume sobre la preponderan-
cia del ejercicio de los mecanismos procesales del contencioso adminis-
trativo de modo preferente a la interposición del amparo constitucional,
siendo para el caso particular del régimen de los jueces, la regla a apli-
car (v.gr. vid. s.S.C. 4670/2005, caso: Yulio Solórzano; 5000/2005, caso:
Nelson García; 5054/2005, caso: Yakeline Herrera; 327/2006, caso: Alex
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 30 9

Yánez; 157/2006, caso: Ciro Araque; 355/2006, caso: Carina Gimón;
44/2006,  caso:  Reina  Gutiérrez;  197/2006,  caso:  María  Emma  León
Montesinos).  No  obstante,  tal  como  se  ha  insistido,  la  presencia  del
embarazo, cuya temporalidad y urgencia –así como las normas funda-
mentales que lo protegen– es de suficiente cabida para dar lugar a la
protección constitucional a través del amparo que, para el presente caso,
sí resultaba procedente por razones de urgencia y con ejercicio prefe-
rente al recurso contencioso administrativo, así sea que este último cuente
con la posibilidad de ser interpuesto conjuntamente con medidas caute-
lares.  Inclusive,  el  amparo  resulta  idóneo  para  la  presente  situación,
toda vez que de otorgarse la medida cautelar, es ampliamente conocido
que el lapso de tramitación de un recurso contencioso administrativo
fácilmente puede superar el tiempo de  protección correspondiente al
fuero maternal. Aunado a ello, debe hacerse referencia a lo dispuesto
en el artículo 15 de la Ley de Igualdad de Oportunidades para la Mujer
(G.O. N° 4.635 Ext. del 28.09.93) que establece: “Se prohíbe despedir
o presionar a la mujer trabajadora o menoscabar sus derechos
con ocasión de su estado de gravidez o por motivo de embarazo.
Las trabajadoras que vean afectados sus derechos por estos moti-
vos podrán recurrir al amparo constitucional para que le sean res-
tituidos los derechos violentados”  (subrayado  del  presente  voto).
En el presente caso, considera quien disiente, que al vulnerarse el fuero
maternal, se generó un despido nulo contrario a las previsiones del artí-
culo 93 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
que  en  su  parte  in fine establece:  “Los despidos contrarios a esta
Constitución son nulos”, siendo factible dar lugar a la tutela constitu-
cional por la contravención del derecho a la maternidad de conformidad
con el artículo 76 constitucional. Al respecto, nuestra normativa laboral
preconstitucional establecida en la Ley Orgánica del Trabajo clasifica
los despidos en justificados e injustificados, sin que existiese para ese
momento la estipulación expresa del concepto del despido nulo en los
términos expresos de la actual Constitución. La trabajadora con fuero
maternal antes tenía el procedimiento administrativo contemplado en la
Ley Orgánica del Trabajo; sin embargo, a partir del reconocimiento que
nuestra Constitución hace del despido nulo por violación de derechos
fundamentales, como es la protección de la maternidad y su relación
directa con las previsiones del Derecho del Trabajo, la trabajadora in-
vestida de esta estabilidad puede optativamente escoger la vía adminis-
trativa  o  la  jurisdiccional  para  procurar  la  defensa  de  sus  derechos,
310 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

siendo una interpretación contraria violatoria del derecho de acceso a la
justicia en nuestro modelo de Estado Social del Derecho y de Justicia.
Debe reiterarse que la función del amparo es perfectamente válida para
proteger actos provenientes del Poder Público –con la excepción legal
de las sentencias dictadas por las Salas de este Supremo Tribunal– siendo
los actos de la Administración o de aquellos entes que ejerzan función
administrativa, controlables a través de este mecanismo, de conformi-
dad con lo establecido en el artículo 5 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Siempre debe ser de la
correcta consideración del juez, en caso de mediar elementos de urgen-
cia real y constatable fehacientemente mediante prueba, dar suprema-
cía al amparo con prelación al recurso contencioso administrativo, por
aplicación de la tutela judicial efectiva, la cual, debe ser considerada al
momento de analizarse una causal de inadmisibilidad como la prevista
en el artículo 6.5 de la referida Ley Orgánica de Amparo sobre Dere-
chos y Garantías Constitucionales. Observa con preocupación quien di-
siente, una posición que hace prácticamente inexistente al amparo contra
actos administrativos, y si bien es cierto que existen mecanismos sufi-
cientes dentro del contencioso administrativo, hay situaciones cuya pe-
culiaridad hacen viable el control de las providencias administrativas
mediante el ejercicio de la acción de amparo constitucional.
Finalmente, debe considerase que mantener la medida cautelar si bien en
este caso favorece a la accionante, dentro del  contexto procesal no es
una solución factible, en razón de que al declararse inadmisible la acción
principal, necesariamente, conlleva al decaimiento de la medida cautelar.
En suma, quedan así expresados en los términos que anteceden, el pre-
sente  voto  salvado,  por  considerarse  que  la  acción  de  amparo  debió
declararse con lugar.
(...omissis...)
VOTO  SALVADO
El Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz discrepa de la mayoría que
suscribió la decisión que antecede; en consecuencia, salva su voto con
fundamento en la siguiente consideración:
La  mayoría  declaró  inadmisible  la  demanda  de  amparo  que  se  incoó
contra el acto que dejó sin efecto la designación de la demandante como
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 31 1

Juez provisoria, con base en el artículo 6.5 de la Ley Orgánica de Am-
paro sobre Derechos y Garantías Constitucionales, por cuanto la quejo-
sa podía intentar demanda de nulidad contra ese acto administrativo.
Ahora bien, este voto salvante considera que la posición de la mayoría
es  violatoria  del  más  elemental  derecho  al  debido  proceso  que  tiene
todo ciudadano. Más aún, en los casos en los que se comprueba, con el
propio fallo objeto de revisión, que la “separación” de la demandante
del cargo de juez se debe a observaciones que, sin duda, tiene una con-
notación de “falta” que permite la calificación del acto de “separación”
que se impugnó como un acto administrativo de naturaleza sancionato-
ria que tenía, para su conformidad a derecho, que estar precedida de un
procedimiento administrativo, pues de lo contrario el acto de “separa-
ción” sería nulo de nulidad absoluta ex artículo 19.4 de la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos.
Quien suscribe considera que la condición de Juez Provisorio no habilita
ni autoriza a la autoridad jerárquica de personal al desconocimiento de
los derechos constitucionales a la defensa y debido proceso de ese ope-
rador de justicia, aunque sea temporal, que exigen la instauración de un
procedimiento administrativo previo a la decisión de separación del car-
go. Por tanto, la demanda de amparo ha debido declararse procedente.
Por otra parte, este disidente destaca que la demanda de autos se admitió
el 10 de agosto de 2006 y, como medida cautelar, se acordó que la Direc-
ción Ejecutiva de la Magistratura pagara a la demandante lo que le co-
rrespondía como sueldo, razón por la cual la inadmisibilidad objeto de esta
discrepancia, la cual se funda en que la demandante puede deducir pre-
tensión contencioso-administrativa de nulidad, es, cuando menos, contra-
dictoria con el acto jurisdiccional que la Sala emitió en agosto 2006.
En efecto, para el momento en que se admitió el amparo (agosto 2006) la
Sala ya tenía establecido su criterio respecto de la inadmisión de ese medio
de tutela constitucional cuando el agravio estuviera representado por un
acto administrativo, razón por la cual, constituye una vulneración a la con-
fianza legítima que, una vez superada la admisión del amparo, ahora se
considere que la recurrente tiene a su disposición el recurso de nulidad.
Por último, no puede dejar de observar este voto salvante la incorrec-
ción procesal en que incurrió la mayoría cuando, luego de que declaró la
inadmisión de la demanda de amparo (pretensión principal), decidió que
continuaba vigente la “medida cautelar acordada hasta la fecha en que
312 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

culmine el período de inamovilidad laboral”. Si la mayoría hubiera que-
rido proteger a la demandante, en respeto al orden jurídico, ha debido
declarar con lugar la demanda en vez de mantener vigente una cautelar
que, por naturaleza, sigue la suerte de la demanda principal que, en este
caso, fue declarada inadmisible.
Queda así rendido el voto salvado.
(...)
11. CLÍNICAS ABORTIVAS  CLANDESTINAS

Sentencia: Nº 1.998 del veintidós de noviembre de 2006.

Caso: Acción de Amparo Constitucional  con solicitud  de


medida cautelar innominada, intentada por los defen-
sores del ciudadano Jesús Rafael Bonaffina Corvos,
contra la sentencia dictada, el 7 de abril de 2005, por
la Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas.

Voto  Salvado: Magistrada Carmen Zuleta de Merchán.

Normativa citada en el fallo:
COPP: Artículos 8, 250, 253, 256 y 264.
CP: Artículos 77, 84, 99, 433 y 435.
CRBV: Artículos 2, 44 y 49.
LOASDGC: Artículo 4.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO  PONENTE:
FRANCISCO  ANTONIO  CARRASQUERO  LÓPEZ

Mediante escrito presentado ante esta Sala el 27 de julio de 2005, los
abogados RAFAEL ALBERTO MAIMONE ARAUJO y SULIMAR
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 31 3

RIVAS VIDEL, venezolanos, mayores de edad, titulares de las cédulas
de identidad números 10.507.435 y 10.824.671, respectivamente, e ins-
critos en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los números
77.466 y 63.755, también respectivamente, en su carácter de defenso-
res del ciudadano JESÚS RAFAEL BONAFFINA CORVOS, vene-
zolano,  mayor  de  edad  y  titular  de  la  cédula  de  identidad  número
4.023.355, ejercieron acción de amparo constitucional con solicitud de
medida cautelar innominada, de conformidad con los artículos 1 y 2 de
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constituciona-
les, contra la sentencia dictada el 7 de abril de 2005, por la Sala N° 3 de
la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropoli-
tana  de  Caracas,  que  revocó  la  decisión  dictada  el  16  de  febrero  de
2005, por el Tribunal Vigésimo Tercero de Control del mismo Circuito
Judicial Penal; y contra la decisión dictada el 14 de julio de 2005, por la
Sala N° 6 de la Corte de Apelaciones del mismo Circuito Judicial Penal,
que anuló la decisión de fecha 5 de mayo de 2005, emitida por el seña-
lado Tribunal de Control, siendo ambas decisiones, a su entender, viola-
torias del derecho a la libertad personal, de la garantía del debido proceso
y de la presunción de inocencia, establecidas en los artículos 44.1 y 49.2
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, respecti-
vamente, y del principio de afirmación de la libertad, consagrado en el
artículo 9 del Código Orgánico Procesal Penal y desarrollado en el artí-
culo 243 eiusdem.
El mismo día se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado
Doctor FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ, quien
con tal carácter suscribe el presente fallo.
En fechas  29  de julio,  5 y 12  de agosto,  20 y  26  de octubre y  30 de
septiembre de 2005, y el 17 de enero de 2006, los precitados abogados
diligenciaron a los fines de solicitar, con extrema urgencia, el pronun-
ciamiento sobre la admisión de la presente acción de amparo constitu-
cional, y respecto a la medida cautelar innominada solicitada en el escrito
contentivo de aquélla.
Practicadas las notificaciones, la Secretaría de la Sala, por auto del 28 de
junio de 2006, fijó la oportunidad para celebrar la audiencia oral de las
partes, la cual se realizó el 3 de julio del mismo año, y a la que compare-
cieron  el  abogado  Rafael Alberto  Maimone Araujo,  en  su  carácter  de
defensor del ciudadano Jesús Rafael Bonaffina Corvos –parte accionan-
te–, y la abogada Mónica Andrea Rodríguez, en representación del Mi-
314 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

nisterio Público. Se dejó constancia de la no comparecencia de los presi-
dentes de las Salas 3 y 6 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal  del  Área  Metropolitana  de  Caracas  –parte  accionada–,  y  de  la
representación judicial de la ciudadana Elsa Trinidad Cedeño de Ferras –
tercero interesado–. En la audiencia constitucional, las partes presentes,
luego de ser oídas, consignaron de manera escrita los alegatos y opinio-
nes que  fueron expresados en dicha audiencia. Los Magistrados Jesús
Eduardo Cabrera Romero, Francisco Antonio Carrasquero López y Ar-
cadio de Jesús Delgado Rosales formularon preguntas a las partes, las
cuales fueron debidamente respondidas.
Siendo la oportunidad legal para dictar sentencia, pasa la Sala a decidir
con base en las siguientes consideraciones:

I
ANTECEDENTES  DEL  CASO

1.-  En  fecha  5  de  febrero  de  2005,  el Tribunal Vigésimo  Tercero  de


Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas,
dictó medida de privación judicial preventiva de libertad contra el ciuda-
dano Jesús Rafael Bonaffina Corvos, en virtud de la iniciación del pro-
ceso penal contra dicho ciudadano, por su presunta participación en la
comisión  del  delito  de  “...aborto provocado en forma continuada,
previsto y sancionado en los artículos 433 y 435, con relación a lo
establecido en el ordinal 2° del artículo 77, 99 y 84...”  del  Código
Penal vigente para la época de comisión del hecho.
2.- El 16 de febrero de 2005, en virtud de la solicitud realizada por la
defensa del mencionado ciudadano, el señalado juzgado de control revi-
só, de conformidad con el artículo 264 del Código Orgánico Procesal
Penal, la medida de privación judicial preventiva de libertad que pesaba
sobre el mencionado imputado y, en consecuencia, levantó la misma,
imponiéndole a aquél las medidas cautelares sustitutivas previstas en
los numerales 3 y 4 del artículo 256 eiusdem, referidas a la presenta-
ción periódica ante dicho tribunal una vez cada 8 días, y la prohibición
de ausentarse del país sin autorización de tal juzgado, respectivamente.
3.- Contra la anterior decisión, el Ministerio Público interpuso recurso
de apelación, el cual fue admitido en fecha 4 de abril de 2005, por la
Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 31 5

Área Metropolitana de Caracas. Posteriormente, el 7 de abril de 2005,
dicho órgano jurisdiccional declaró con lugar el recurso de apelación
interpuesto por la representación fiscal, revocó el fallo impugnado y
ordenó al Tribunal Vigésimo Tercero de Control de dicho circuito judi-
cial penal librar las órdenes de capturas correspondientes.
4.- En fecha 5 de mayo de 2005, el Tribunal Vigésimo Tercero de Con-
trol del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, vista
una nueva solicitud de revisión de la medida de privación judicial pre-
ventiva de libertad decretada contra el ciudadano Jesús Rafael Bonaffi-
na Corvos, efectuada por los abogados Sulimar Rivas Videl y Carlos
Alberto Salas Luis, otorgó medida cautelar sustitutiva a la privación de
libertad al señalado imputado, concretamente, la obligación de presen-
tarse cada ocho (8) días ante la sede de dicho juzgado.
5.- Contra esta última decisión del señalado juzgado de control, interpu-
so recurso de apelación, la Fiscal Quincuagésima Tercera del Ministe-
rio Público de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas. En vista de ello, en fecha 14 de julio de 2005, la Sala N° 6 de
la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropoli-
tana de Caracas, declaró con lugar el referido recurso y, en consecuen-
cia, anuló la decisión apelada, y declaró vigentes la medida de privación
judicial preventiva de libertad dictada contra el imputado el 5 de febrero
de 2005, por el Tribunal Vigésimo Tercero de Control del Circuito Judi-
cial Penal del Área Metropolitana de Caracas.

II
DE  LA  PRETENSIÓN

Del escrito presentado se extraen las siguientes afirmaciones:
Que la decisión del 7 de abril de 2005, dictada por la Sala N° 3 de la Corte
de Apelaciones  del  Circuito  Judicial  Penal  del Área  Metropolitana  de
Caracas,  “...violentó las garantías del debido proceso y afirmación
de libertad, establecidas en la Constitución de la República Boliva-
riana de Venezuela, ya que en primer lugar invadió la racionalidad
de la Juez de Control, quien por mandato del legislador en el artícu-
lo 264 del Código Orgánico Procesal Penal, es la encargada en for-
ma exclusiva de estimar prudentemente la necesidad del
316 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

mantenimiento de la medida cautelar de privación judicial preventi-


va de libertad, estimación prudencial que plasmó la Juez A quo,
mediante auto debidamente fundado, de acuerdo a lo establecido en
el artículo 173 del Código Orgánico Procesal Penal, para lo cual no
existe un tiempo mínimo ni máximo para otorgarla, como lo quiere
hacer ver la Corte de Apelaciones, ya que se puede solicitar las ve-
ces que el imputado lo considere pertinente, por lo tanto, dicha deci-
sión dictada por la Juez A quo, era inapelable por parte del Ministerio
Público, en primer término, porque es una decisión discrecional de
la Juez de Control que no puede ser censurada por un Tribunal Su-
perior si cumple con los requisitos de ley y si no cumple con los
requisitos de ley, por ejemplo en un caso de inmotivación que afecte
de nulidad la decisión, el Tribunal Superior debe indicar en que
consiste dicho incumplimiento, para luego anular (no revocar) la
decisión recurrida, cosa que no hizo la Corte de Apelaciones, de
hecho, cuando es negada la solicitud de una revisión de medida de
coerción personal, por parte del imputado, este auto es inapelable,
siempre y cuando esté debidamente fundado, según lo establecido
en el artículo 264 del Código Orgánico Procesal Penal... “.
Que  “...admitirle una apelación al Ministerio Público constituye
una desigualdad en el proceso en cuanto a las oportunidades para
recurrir de un pronunciamiento referido a la revisión de una medi-
da de coerción personal. Por otra parte, el Ministerio Público no
tiene legitimidad para impugnar la decisión del Tribunal de Con-
trol, por cuanto no le fue desfavorable, o sea, a nuestro defendido
igualmente le fue impuesta una medida restrictiva de libertad que
también forma parte de las medidas de coerción personal estable-
cidas en el Código Orgánico Procesal Penal, medida esta que se
cumplió en todo momento... ”.
Que  “...la Corte de Apelaciones involucra a JESÚS RAFAEL BO-
NAFFINA en un delito que no le fue imputado como lo es el delito
de HOMICIDIO CULPOSO, esto es un error inexcusable a la hora
de tomar una decisión tan importante como esta que se refiere a la
libertad de un ciudadano y en este sentido queremos destacar que
nuestro nuevo sistema procesal penal está basado en un sistema
acusador y no inquisitivo, donde el justiciable puede ser llevado a
la culminación del proceso que se le sigue en libertad, siendo esta
la regla y la excepción la privación de la misma, atendiendo dicha
privación a una serie de circunstancias que hagan imposible la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 31 7

realización de la justicia, y en virtud de los principios fundamenta-


les de libertad, como lo son la presunción de inocencia, afirmación
de libertad y el estado de libertad, principios estos contenidos en
el numeral 2 del artículo 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, con relación al artículo 8 del Código
Orgánico Procesal Penal, parte in fine del numeral 1° del artículo
44 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
concatenados con los artículos 9 y 243, ambos del Código Orgáni-
co Procesal Penal ...”.
Que “...en fecha doce (12) de abril de dos mil cinco (2005), la Juez
Vigésimo Tercera (23°) de Primera Instancia en funciones de Con-
trol del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Cara-
cas, libró órdenes de captura a nombre de JESÚS RAFAEL
BONAFFINA CORVOS y otros, en virtud de la decisión dictada por
la Sala Tres (03) de la Corte de Apelaciones de este Circuito Judi-
cial Penal que anteriormente fue criticada. Esto demuestra las con-
secuencias que puede tener la intromisión de un Tribunal Superior
en la discrecionalidad y autonomía de un Juez de Primera Instan-
cia, o sea, no le permitió tener estimaciones prudenciales que el
legislador autoriza a la hora de tomar una decisión como lo es la
necesidad de mantener una medida de coerción personal”.
Que el Ministerio Público incurrió en abuso de  las facultades que le
confiere el Código Orgánico Procesal Penal, toda vez que solicitó la
“...privación preventiva de libertad de nuestro defendido, cuando
ella no ha sido absolutamente necesaria para asegurar las finali-
dades del proceso, primero, porque tiene la obligación de actuar
con objetividad, teniendo en cuenta la situación del imputado y
prestando atención a todas las circunstancias pertinentes del caso,
que se traduce en la consideración del buen comportamiento que
ha presentado nuestro defendido (...), en atención a lo establecido
en el artículo 102 del Código Orgánico Procesal Penal, lo que puede
constituir temeridad, circunstancia esta que debe pronunciarse esta
Sala, a fin de establecer la responsabilidad que haya lugar, de con-
formidad en el artículo 299 Ejusdem”.
Con relación a la sentencia dictada el 14 de julio de 2005, por la Sala N°
6 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metro-
politana de Caracas, se indicó que con dicho fallo “...se invade la racio-
nalidad de la Juez de Control, lo cual es una forma de convalidar el
318 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

vicio en que incurrió la Sala tres (03) de la Corte de Apelaciones de


este Circuito Judicial Penal, denunciado anteriormente, decisión de
esta Sala 3 que influyó para la Juez A quo decretara orden de cap-
tura, no por convicción propia, sino por una orden dada”. En  este
orden de ideas, se indicó que de conformidad con lo dispuesto en el artí-
culo  264  del  Código  Orgánico  Procesal  Penal,  la  encargada  en  forma
exclusiva de estimar prudentemente la necesidad del mantenimiento de
una medida de privación judicial preventiva de libertad, es el Juez de Con-
trol. De igual forma, se resaltó –al igual que en lo argumentado respecto
a la sentencia del 7 de abril de 2005, de la Sala N° 3 de la referida Corte
de Apelaciones–, la imposibilidad del Ministerio Público de apelar de la
decisión del juez que acuerde la revisión de dicha medida privativa, con
base en el referido artículo 264 de la ley adjetiva penal, toda vez que ello
constituiría una desigualdad en el proceso “...en cuanto a las oportuni-
dades para recurrir de un pronunciamiento referido a la revisión de
una medida de coerción personal”.
Que  “Una de las consideraciones en que se fundamentó la Sala 6
de la Corte de Apelaciones de este Circuito Judicial Penal para
tomar su decisión, fue la relacionada con la aplicación del artícu-
lo 253 del Código Orgánico Procesal Penal, por parte de la Juez
23° de Control, señalando que hizo una interpretación muy espe-
cial de este dispositivo, partiendo de un cómputo de la pena que se
podría imponer y que no corresponde adelantar en esta fase del
proceso. En este sentido queremos destacar que la Juez 23° de
Control no interpretó el artículo in commento, sino que se basó en
el tipo base del artículo 433 (hoy 431 del novísimo Código Penal
reformado) para aplicar el imperativo establecido en el artículo
253 del Código Orgánico Procesal Penal...”.
Que “...estamos conscientes de que la Juez A quo no explicó los mo-
tivos del porqué tomó el parámetro menor (de doce a treinta meses de
prisión) del artículo 433 del Código Penal, para luego considerar
improcedente una medida de privación judicial preventiva de liber-
tad; pero en realidad pensamos que a falta de especificación por
parte del Sistema de Administración de Justicia en cuanto al tipo
penal aplicable dentro de la norma del mencionado artículo 433 del
reformado Código Penal, la cual tiene tres (03) supuestos y por ende
tres (03) parámetros de penas distintos, se debe tomar en cuenta el
principio In Dubio Pro Reo, establecido en el único aparte del artí-
culo 24 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 31 9

para aplicar el parámetro menor, o sea, de doce (12) a treinta (30)


meses de prisión, ya que favorece al Reo y aplicando en el aumento
de una sexta parte por imputación del para entonces artículo 435
del Código Penal y luego considerando la rebaja que le correspon-
dería por razón del empleo del artículo 84 del Código Penal, la pena
a aplicar en el peor de los casos sería de UN AÑO (01) CINCO (05)
MESES Y QUINCE (15) DÍAS, por lo que resultaría igualmente im-
procedente la aplicación de una medida de privación judicial pre-
ventiva de libertad, por mandato de lo establecido en el artículo 253
del Código Orgánico Procesal Penal”.
Que  “...la Sala 6 en una forma contradictoria desconoce la deci-
sión dictada por la Sala tres (03) de la Corte de Apelaciones de
este Circuito Judicial Penal, por cuanto la NULIDAD que decreta
la extiende hasta el punto de mantener vigente la medida judicial
privativa de libertad que en fecha cinco (05) de febrero del año
dos mil cinco (2005) decretó la Juez 23° de Control, decisión esta
anterior a la dictada por dicha Sala 3 de la Corte de Apelaciones,
entonces entendemos que se extralimitó en llevar la nulidad hasta
puntos ya examinados por otra Corte de Apelaciones (Sala 3), por
ejemplo, la primera Medida Cautelar Sustitutiva de la Privación
Judicial Preventiva de Libertad otorgada en fecha dieciséis (16)
de febrero del año dos mil cinco (2005)”.
En consecuencia, solicitó la declaratoria con lugar de la acción de am-
paro constitucional interpuesta, que se decrete la nulidad de las dos (2)
decisiones  aquí  impugnadas  y  que  en  consecuencia,  se  mantenga  la
medida cautelar sustitutiva otorgada al ciudadano Jesús Rafael Bona-
ffina Corvos el 16 de febrero de 2005, por el Juzgado Vigésimo Tercero
de Primera Instancia en Función de Control del Circuito Judicial Penal
del Área Metropolitana de Caracas.

III
OPINIÓN  DE  LA  REPRESENTACIÓN
DEL  MINISTERIO  PÚBLICO

Que  “...es criterio de quien suscribe, que el Ministerio Público,


en el presente proceso de amparo constitucional, no puede cir-
cunscribir su actuación conforme a lo pautado en el artículo 15
320 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Cons-


titucionales, habida cuenta que, efectivamente, al discutirse, de
modo subyacente, la actuación de esta Institución, respecto al
ejercicio de las atribuciones que constitucional y legalmente con-
forman el campo de acción en el cual se encuentra imbuido el
ejercicio de las funciones inherentes al mismo, en el ámbito del
juicio penal; resulta notorio que en el presente caso, el funda-
mento que legitima la actuación ante esta Honorable Instancia
Judicial, deviene de la cualidad de parte presuntamente agra-
viante, siendo de vital importancia la apreciación que sobre di-
cha actuación, tenga a bien considerar esta Honorable Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia”.
Que  “Por tanto, el Ministerio Público solicita, muy respetuosamen-
te, se considere que la intervención en el presente proceso de am-
paro constitucional, sea establecida en condición de tercero
coadyuvante y no como lo establece el artículo 15 de la Ley Orgá-
nica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales ...”.
Que  “Arguyen los accionantes en amparo, que dichos autos en el
que se revisa (sic) la medida privativa de libertad otorgada por el
Tribunal, son inapelables por parte del Ministerio Público, ya que,
por una parte, constituyen pronunciamientos discrecionales del Juez
de Control, bajo la premisa que si cumplen con los requisitos de
ley, no puede (sic) ser censurables por un Tribunal Superior; y por
la otra, admitirle una apelación al Ministerio Público en tales tér-
minos, a su decir, constituye una desigualdad en el proceso, en
cuanto a las oportunidades para recurrir de un pronunciamiento
atinente a la revisión de una medida de coerción personal, ya que
no tiene legitimidad para la impugnación de la decisión del Tribu-
nal de Control, en virtud que no le es desfavorable el resultado de
dicho pronunciamiento, toda vez que, a su defendido igualmente se
le impuso una medida restrictiva de libertad, que forma parte del
elenco de medidas de coerción personal, establecidas en el Código
Orgánico Procesal Penal”.
Que  “En relación a estos particulares, de conformidad con lo dis-
puesto en el artículo 4 de la Ley Orgánica del Ministerio Público,
la actividad que desarrolla el Ministerio Público, se debe circuns-
cribir a lo establecido tanto en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela como en las leyes que rigen el ordena-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 32 1

miento jurídico venezolano. Sobre tal situación, esta Sala Consti-


tucional del Tribunal Supremo de Justicia, mediante decisión N°
3314, de fecha 02 de noviembre de 2005, con ponencia del Magis-
trado Dr. Jesús Eduardo Cabrera Romero, señalando: (omissis)”.
Que  del  texto  del  señalado  fallo,  se  desprende  que  “...el Ministerio
Público, en ejercicio de las facultades y atribuciones de índole
constitucional y legal, tiene la obligación de ejercer todas aque-
llas acciones tendientes al esclarecimiento total de los hechos pu-
nibles que son puestos en conocimiento de la autoridad competente,
la determinación de la responsabilidad penal de los autores y par-
tícipes implicados, frente a lo cual dispone de una gama de meca-
nismos procesales que hacen viable la materialización del fin último
del proceso, conforme al artículo 12 y 13 del Código Orgánico
Procesal Penal”.
Que  “...entre los medios judiciales que hacen permisible la conse-
cución de tal finalidad, se encuentran la medida privativa de liber-
tad personal, la cual, debe ser entendida como una garantía de las
resultas del proceso, atendiendo a la estricta sujeción a los extre-
mos de ley para su otorgamiento, en aras de la procura del fin
justicia, lo cual se traduce en la máxima expresión del respeto de
los derechos y garantías de las partes, en el entendido que el pro-
ceso, tal y como es concebido en el Código Orgánico Procesal Pe-
nal, debe tender a obtener la verdad de los hechos por las vías
jurídicas y la justicia en la aplicación del derecho”.
Que “...cualquier situación que atente contra las referidas premi-
sas, haciendo nugatorio e ilusorio la ejecución de un fallo que
precise la responsabilidad penal de algún imputado, eventualmen-
te, es susceptible de causar un gravamen al Ministerio Público,
como garante de la constitucionalidad y legalidad, contrariamente
como lo sostienen los hoy accionantes en amparo; por lo que, todo
pronunciamiento judicial que avale o consagre efectos constituti-
vos de derechos en ese sentido, es susceptible de ser recurrido,
conforme a lo previsto en el artículo 447, numerales 4 y 5 del Códi-
go Orgánico Procesal Penal”.
Que  “...en el presente caso, como se indicó anteriormente, esta-
mos en presencia de delitos que comportan la posibilidad de im-
posición de una pena, cuyo quantum, eventualmente pudiere
322 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

exceder de cinco (05) años de prisión; sin dejar a un lado que,


los ilícitos objeto de calificación y que constituyen los hechos
investigados, atentan contra el bien jurídico fundamental más
preciado a todo ser humano, como es la vida, y atendiendo a la
ponderación entre el daño social causado al igual que, el efecto
lesivo hacia tal valor de suprema protección por parte del orde-
namiento jurídico, determina que las medidas tendientes a la es-
tricta observancia de las exigencias legales que van aparejadas
a la consecución de tales fines, deben generar la factibilidad
necesaria para que los mismos se materialicen”.
Que  “...la acción desplegada por el Ministerio Público en el pre-
sente caso, se encuentra perfectamente enmarcada en el ámbito de
las señaladas atribuciones y facultades que derivan de la obliga-
ción que, como titular de la acción penal ostenta; por lo que, mal
podría concluirse que la actividad desarrollada por la Representa-
ción Fiscal actuante, es temeraria, toda vez que se encuentra debi-
damente sustentada en el contexto constitucional y legal”.
Que  “...no entiende el Ministerio Público cómo puede ser justifica-
do racionalmente que un órgano jurisdiccional imponga una medi-
da de privación judicial preventiva de libertad, al considerar
cubiertos los extremos de los artículos 250, 251 y 252 del Código
Orgánico Procesal Penal y, en un brevísimo lapso (cinco (5) días),
revoque dicha providencia judicial, imponiendo una medida cau-
telar sustitutiva, aduciendo una serie de argumentos relacionados
con el arraigo en el país de los imputados en el juicio principal; el
no tener antecedentes penales ni registros policiales, así como, una
supuesta manifestación de voluntad de los mismos de colaborar
con las investigaciones”.
Que  “Esta honorable Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, dejó establecido en sentencia N° 248 de fecha 02 de mar-
zo de 2004, con ponencia del Magistrado Antonio García García,
lo siguiente: (omissis)”.
Que de la anterior decisión, se puede colegir que “...el hecho de revi-
sar una medida privativa de libertad otorgada por un Tribunal,
cuando las condiciones para su otorgamiento no han variado, pu-
diere resultar nugatorio, toda vez, que la misma fue dictada bajo el
imperio de una serie de circunstancias que el Juez analíticamente
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 32 3

estudió para poder establecer la restricción de la libertad de una


persona; evidentemente en el presente caso no se produjo, lo cual,
fue debidamente regulado por las decisiones dictadas por las Sa-
las N° 3 y 6 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal
del Área Metropolitana de Caracas, objeto de la presente acción
de amparo constitucional; considerando esta Representación del
Ministerio Público, que la razón no le asiste a los recurrentes en
amparo, y por ello solicita sea declarado (sic) sin lugar la presente
acción de amparo constitucional”.
Que  “...es oportuno puntualizar que con base al principio de igual-
dad procesal, la posibilidad de recurrir o el derecho a la doble
instancia se extiende al Ministerio Público, ya que se encuentra
incluido entre las garantías judiciales consagradas en el artículo
8 de la Ley Aprobatoria de la Convención Interamericana ‘Pacto
de San José’ en su numeral 2, letra H ...”.

IV
DE  LAS  DECISIONES  IMPUGNADAS

 En primer lugar, la decisión dictada por la Sala N° 3 de la Corte de
Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Ca-
racas el 7 de abril de 2005, que declaró con lugar el recurso de apela-
ción interpuesto por la representación fiscal, revocó la decisión dictada
en fecha 16 de febrero de 2005, por el Tribunal Vigésimo Tercero de
Control del mismo Circuito Judicial Penal, y ordenó a dicho juzgado
librar las órdenes de capturas correspondientes, sostuvo lo siguiente:
“Establece el artículo 256 del Código Orgánico Procesal Penal, que cuan-
do los supuestos que motivan la privación judicial preventiva de libertad,
puedan ser razonablemente satisfechos con la aplicación de otra medi-
da menos gravosa para el imputado, el Tribunal competente, de oficio o
a solicitud del Ministerio Público o del Imputado, deberá imponerle en
su lugar, mediante resolución motiva, alguna de las medidas cautelares
previstas en esa norma.
Advierte la Sala que toda persona tiene derecho a recurrir de la medida
privativa de libertad, si no están llenos los extremos de ley. Por otro
lado, el artículo 264 del Texto Adjetivo Penal, contempla la figura de la
revisión de las medidas cautelares, facultando a los tribunales a exami-
324 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

nar la necesidad del mantenimiento de éstas cada tres meses, cuando lo
estime prudente, pudiendo sustituirla por una menos gravosa.
Sin  embargo,  esta  facultad  está  circunscrita  a  que  hayan  variado  las
circunstancias que originaron la prisión preventiva y los fines del proce-
so puedan ser satisfechos con la imposición al imputado de una medida
menos gravosa, lo que no ha quedado acreditado en el presente caso,
pues no habiéndose recurrido de la prisión preventiva o renunciándose
al recurso, se entienden satisfechos y aceptados por los imputados los
extremos de ley, procediendo la sustitución sólo a causa de modifica-
ción de las mismas.
Así las cosas, a los subjúdices sólo se les impuso por vía de revisión un
régimen de presentación periódica ante el tribunal, y el compromiso de
no ausentarse del país sin la autorización del tribunal, medidas que pu-
dieran devenir en impunidad.
En efecto, a los encartados se les sindica de la comisión de los delitos
de Homicidio culposo y Aborto, en sus distintas modalidades, y las me-
didas cautelares sustitutivas de libertad que se le impusieron no enervan
el peligro de fuga al que alude el artículo 251 del Código Orgánico Pro-
cesal Penal, ya que la magnitud del daño causado fue grave, pues como
consecuencia del presunto aborto falleció una joven de 19 años, y la
clínica donde pudo habérsele practicado, ni siquiera cuenta con los per-
misos del Ministerio de Salud y Desarrollo Social, esto es, se trata de
una clínica semiclandestina donde presuntamente se realizaban prácti-
cas ilegales de la medicina que generaron problemas de salud pública y
ninguna precaución al respecto tomó el tribunal de Instancia. De lo cual
se infiere que las medidas de marras no son suficientes para garantizar
la finalidad del proceso.
Además, los imputados fueron detenidos en fecha 03/02/05 y para el
momento de la revisión cuestionada, sólo habían transcurrido un poco
más de diez  días, lo  cual deja  en entredicho que en  tan poco tiempo
hayan variado los fundamentos de la medida privativa de libertad, sin
siquiera haberse acreditado circunstancias nuevas, excluyentes o modi-
ficativas que hayan evidenciado la variación de los motivos que origina-
ron el dictado de la prisión preventiva, como bien lo señala el Ministerio
Público, pues las constancias de residencia y los informes médicos pre-
sentados  por  la  defensa,  no  se  encuentran  previstos  en  el  elenco  de
elementos que excluyen la aplicación de la medida de Privación Judicial
Preventiva de Libertad”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 32 5

En segundo lugar, en la decisión dictada por la Sala N° 6 de la refe-
rida Corte de Apelaciones en fecha 14 de julio de 2005, se estableció
lo siguiente:
Revisadas  las  actas  procesales  se  observa  que  existiendo  una
decisión de la Sala 3 de la Corte de Apelaciones que había revo-
cado las medidas cautelares y estando aún pendiente por ejecu-
tarse las órdenes de captura de algunos de los imputados, procedió
la Juez de Control a decretar medida cautelar sustitutiva de liber-
tad, de la siguiente manera: (...).
Constató igualmente la Sala que la Juez de Control para decretar las
medidas cautelares antes especificadas lo hace con base a la conside-
ración de unas circunstancias ocurridas con anterioridad a la decisión
de la Sala 3 de la Corte de Apelaciones, lo que se traduce en descono-
cimiento de la misma y con base a una interpretación muy especial que
hace del artículo 253 del Código Orgánico Procesal Penal, circunstan-
cias éstas que permiten sostener a la Sala que no podían haber variado
las circunstancias para que la medida fuera revisada, pues se trataba de
los  inicios  de  ejecución  de  una  decisión  emanada  de  la  Sala  3  de  la
Corte de Apelaciones.
Por otra parte, si la recurrida había dictado medida judicial privativa de
libertad en contra de los referidos imputados, es porque consideró llenos
los extremos del artículo 250 del Código Orgánico Procesal Penal, para lo
cual debía en primer lugar examinar si el delito imputado por el Ministerio
Público excedía de los 3 años en su límite máximo y así excluir la aplica-
ción del artículo 253, ejusdem. Por ello, no puede el juzgador con poste-
rioridad y sin que haya variado ninguna circunstancia, establecer con base
en el artículo 253 del referido texto legal, que la única medida de coerción
personal era la medida  cautelar sustitutiva. En efecto, se juzga que se
infringió por indebida aplicación el artículo 253 del Código Orgánico Pro-
cesal Penal como fundamento para conferir a los imputados medida cau-
telar sustitutiva, en atención que este dispositivo legal debe aplicarse,
haciendo consideración de la pena que merece el delito en su límite máxi-
mo. Acudir a este fundamento legal para conferir la medida cautelar, se
traduce en que el Juzgador está reconociendo que para el caso en con-
creto no procedía en ningún caso medida privativa de libertad, razona-
miento judicial que luce contradictorio.
326 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

De lo precedentemente expuesto se concluye que la Juez de la recurri-
da, al dictar las decisiones apeladas, inobservó el mandato contenido en
la decisión de la Sala 3 de la Corte de Apelaciones e infringió por inde-
bida aplicación el artículo 253 del Código Orgánico Procesal Penal.
(...)
En cuanto a lo alegado por los Abogados SULIMAR RIVAS y CAR-
LOS  SALAS,  defensores  del  ciudadano  BONAFFINO  COVO  (sic)
JESUS de que en el caso de autos procede lo dispuesto en el artículo
253, se juzga que la razón no le asiste con base a las razones expresa-
das  por  esta  Sala  al  declarar  la  infracción  de  ley  en  que  incurrió  la
juzgadora de Primera Instancia cuando acordó la medida cautelar susti-
tutiva con base en el citado artículo...”.

V
MOTIVACIÓN  PARA  DECIDIR

Para decidir, la Sala observa:
La presente acción de amparo constitucional fue interpuesta por Rafael
Alberto Maimone Araujo y Sulimar Rivas Videl, actuando como defenso-
res  del  ciudadano  Jesús  Rafael  Bonaffina  Corvos,  contra  la  sentencia
dictada el 7 de abril de 2005, por la Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones
del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, que decla-
ró con lugar el recurso de apelación ejercido por el Ministerio Público
contra la decisión dictada el 16 de febrero de 2005, por el Tribunal Vigé-
simo Tercero de Control del mismo Circuito Judicial Penal y que, en con-
secuencia, revocó tal decisión y ordenó la emisión de las correspondientes
órdenes de captura; y contra la sentencia emitida el 14 de julio de 2005,
por la Sala N° 6 de la Corte de Apelaciones del mismo Circuito Judicial
Penal, que declaró con lugar el recurso de apelación ejercido por el Mi-
nisterio Público contra la decisión de fecha 5 de mayo de 2005, dictada
por el señalado Tribunal de Control, y la cual, en consecuencia, anuló esta
última decisión y declaró vigente la medida de privación judicial preventi-
va de libertad impuesta al ciudadano Jesús Rafael Bonaffina Corvos el 5
de febrero de 2005, todo ello en el marco del proceso penal instaurado
contra el ciudadano antes señalado, por su presunta participación en la
comisión del delito de “...aborto provocado en forma continuada, pre-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 32 7

visto y sancionado en los artículos 433 y 435, con relación a lo esta-


blecido en el ordinal 2° del artículo 77, 99 y 84...” del Código Penal
vigente para la época de comisión del hecho.
En  tal  sentido,  la  Sala  N°  3  de  la  Corte  de Apelaciones  del  Circuito
Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, en su sentencia del 7
de abril de 2005, señaló que la facultad del imputado de solicitar la revi-
sión de la medida de privación judicial preventiva de libertad, está cir-
cunscrita  a  que  “...hayan variado las circunstancias que originaron
la prisión preventiva y los fines del proceso puedan ser satisfechos
con la imposición al imputado de una medida menos gravosa ...”, lo
cual no quedó acreditado en el presente caso. De igual forma, indicó
que la medida de privación judicial preventiva de libertad impuesta al
encartado, se justifica, entre otras cosas, a la gravedad del delito come-
tido. Por último, argumentó que entre la aprehensión del imputado y la
fecha en que se solicitó la revisión de la medida privativa transcurrieron
diez (10) días, tiempo éste que, a criterio del órgano jurisdiccional, era
muy corto para que variaran las circunstancias que fundamentaron la
imposición de la mencionada medida de coerción personal.
Por su parte, la Sala N° 6 de la Corte de Apelaciones del mismo Circui-
to Judicial Penal fundamentó su fallo del 14 de julio de 2005, en que el
Juez de Control decretó la medidas de coerción antes mencionada, con
base en unas circunstancias ocurridas con anterioridad a la decisión de
la Sala N° 3, lo cual implica un desconocimiento de la misma. También
argumentó dicha alzada penal que en un principio dicho juzgado de con-
trol impuso al imputado una medida de privación judicial preventiva de
libertad, “...para lo cual debía en primer lugar examinar si el delito
imputado por el Ministerio Público excedía de los 3 años en su
límite máximo y así excluir la aplicación del artículo 253, ejusdem.
Por ello, no puede el juzgador con posterioridad, y sin que haya
variado ninguna circunstancia, establecer con base en el artículo
253 del referido texto legal, que la única medida de coerción per-
sonal era la medida cautelar sustitutiva”. Siendo  así  estableció  que
el Tribunal de Control infringió por indebida aplicación el artículo 253
del Código  Orgánico Procesal  Penal, cuando  utilizó esta  norma para
otorgar las medidas sustitutivas al imputado. En tal sentido, indicó que
“Acudir a este fundamento legal para conferir la medida cautelar,
se traduce en que el Juzgador está reconociendo que para el caso
328 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

en concreto no procedía en ningún caso medida privativa de liber-


tad, razonamiento judicial que luce contradictorio”.
De igual forma, de las actas se evidencia que el ciudadano Jesús Rafael
Bonaffina Corvos alega en su acción de amparo constitucional, que las
referidas sentencias de las salas 3 y 6 de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas lesionaron
sus derechos fundamentales, específicamente, el derecho a la libertad
personal, la garantía del debido proceso y de la presunción de inocencia,
establecidas en los artículos 44.1 y 49.2 de la Constitución de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela, respectivamente, y del principio de afir-
mación de la libertad, consagrado en el artículo 9 del Código Orgánico
Procesal Penal y desarrollado en el artículo 243 eiusdem.
A los efectos de una mayor claridad y sistematización del presente fallo,
se realizarán, en primer término, unas breves consideraciones generales
sobre el derecho fundamental a la libertad personal. En segundo lugar, se
analizará la vinculación del mencionado derecho fundamental al régimen
de las medidas de coerción personal. Una vez que se haya precisado lo
anterior y a la luz de tales consideraciones, se determinará si los fallos
impugnados a través de la presente acción de amparo, y dictados por las
mencionadas salas de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal
del Área Metropolitana de Caracas, ocasionaron en el caso de autos la
violación los derechos constitucionales del hoy quejoso.
Dicho lo anterior, debe afirmarse, en líneas generales, que la libertad es
un valor superior del ordenamiento jurídico consagrado en el artículo 2
de la Constitución de la República de Venezuela, pero también un dere-
cho fundamental que funge como presupuesto de otras libertades y de-
rechos fundamentales, el cual hace a los hombres sencillamente hombres.
De esto se deriva que tal derecho, el cual se encuentra estrechamente
vinculado a la dignidad humana, ostenta un papel medular en el edificio
constitucional venezolano, siendo que el mismo corresponde por igual a
venezolanos y extranjeros.
Ahora bien, una de las derivaciones más relevantes de la libertad es el
derecho a la libertad personal –o libertad ambulatoria– contenido en el
artículo 44 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
el cual ha sido consagrado y desarrollado como un derecho humano y
fundamental inherente a la persona humana y es reconocido, después
del derecho a la vida, como el más preciado por el ser humano (senten-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 32 9

cia N° 899/2001, del 31 de mayo, de esta Sala). A mayor abundamiento,
cabe afirmar que el derecho a la libertad personal, en palabras del Tri-
bunal Constitucional Federal Alemán, tiene un alto rango entre los dere-
chos fundamentales garantizados, toda vez que es la base de la situación
jurídica general y de la posibilidad de desarrollo de la persona, a saber,
la condición para la libre actuación del ser humano.
Siguiendo esta línea de criterio, CASAL HERNÁNDEZ señala lo siguiente:
...al igual que los demás derechos fundamentales, el derecho a la
libertad personal representa tanto un derecho subjetivo de defen-
sa contra las injerencias estatales como un principio constitucio-
nal  que,  en  cuanto  decisión  valorativa,  repercute  en  todas  las
esferas del ordenamiento jurídico y obliga a los poderes públicos
a tomar las medidas necesarias para asegurar su vigencia. (Cfr.
CASAL  HERNÁNDEZ,  Jesús  María.  Derecho a la libertad
personal y diligencias policiales de identificación.  Centro  de
Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid, 1998, pp. 153, 154).
En este mismo sentido, BORREGO sostiene:
Ciertamente, uno de los derechos que aparte de la vida goza de un
lugar privilegiado en el fuero constitucional, es la libertad personal
y que también se vincula con otros derechos como la libertad de
tránsito, de pensamiento, expresión y tantos más que adquieren re-
levancia  para  el  desarrollo  humano.  Particularmente,  este  es  un
derecho subjetivo que interesa al orden público (favorable a los
derechos humanos, según expresión de Nikken) y normalmente, es
registrado como un valor fundamental para el enaltecimiento de la
dignidad del ciudadano que ajusta su desenvolvimiento en socie-
dad. En especial, todas las declaraciones que se refieren al tema
de los derechos humanos recogen a este principalísimo fundamen-
to, reflejo  inmediato del Estado  de Derecho, democrático  y  con
determinación  social.  (BORREGO,  Carmelo. La Constitución y
el Proceso Penal. Editorial Livrosca. Caracas, 2002, p. 90).
Si bien el derecho fundamental a la libertad personal es la regla general,
es el caso que el propio texto constitucional permite que el mismo pueda
verse limitado en ciertos supuestos excepcionales, como lo son los esta-
blecidos taxativamente en el numeral 1 del artículo 44 de la Constitu-
ción de la República Bolivariana de Venezuela. Uno de dichos supuestos
330 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

es la orden judicial, la cual constituye una garantía inherente e ineludible
al mencionado derecho fundamental. La manifestación más importante
de tal excepción dentro del proceso penal, se ve materializada funda-
mentalmente en el instituto de las medidas de coerción personal, y espe-
cíficamente, en la privación judicial preventiva de libertad –o prisión
provisional– regulada en el artículo 250 de la ley adjetiva penal, siendo
ésta la provisión cautelar más extrema a que hace referencia la legisla-
ción adjetiva penal, tanto a nivel internacional, en los distintos pactos
sobre derechos humanos que regulan la materia como a nivel interno,
así como en el Código Orgánico Procesal Penal (sentencia N° 2.426/
2001, del 27 de noviembre, de esta Sala), de allí que resulte válido afir-
mar que la institución de la privación judicial preventiva de libertad, de-
nota la existencia de una tensión entre el derecho a la libertad personal
y la necesidad irrenunciable de una persecución penal efectiva.
En este orden de ideas, y como lo ha afirmado el Tribunal Constitucional
español, la prisión provisional se sitúa entre el deber estatal de perse-
guir eficazmente el delito y el deber estatal de asegurar el ámbito de
libertad del ciudadano (STC 47/2000, del 17 de febrero). Ahora bien,
debe afirmarse el hecho de que la medida de coerción personal antes
mencionada posea en principio un contenido material que coincide con
el de las penas privativas de libertad, no implica que ella persiga el mis-
mo fin de tales sanciones, es decir, no puede concebirse como una pena
anticipada, toda vez que la misma recae sobre ciudadanos que se ven
amparados por el principio de presunción de inocencia consagrado en el
artículo 49.2 Constitucional y en el artículo 8 del Código Orgánico Pro-
cesal Penal, cristalizándose así el principio indubio pro libertate.
Así, el Tribunal Constitucional Federal alemán ha establecido al respec-
to lo siguiente:
La penalización pronta y adecuada de los delitos más graves no
sería posible en muchos casos, si las autoridades encargadas de
la persecución penal les estuviere prohibido, sin excepción, dete-
ner y mantener  en prisión a los presuntos autores  hasta que se
dicte  la  sentencia.  Otra  cosa  es  que  la  plena  restricción  de  la
libertad personal, mediante la confinación a un establecimiento
carcelario, sea una sanción, que el Estado de Derecho, en princi-
pio, permite imponer sólo a quien ha sido juzgado por una actua-
ción sancionada penalmente. Este tipo de medidas, en contra de
una persona acusada de haber cometido un delito, son admisibles
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 33 1

sólo en casos excepcionalmente limitados. De esto se origina que
respecto de la presunción fundamental de inocencia, se excluyan
las acusaciones graves en contra del inculpado,  permitiendo la
imposición anticipada de medidas que por sus efectos se equipa-
ran a la pena privativa de libertad. (Crf. Cincuenta Años de Ju-
risprudencia del Tribunal Constitucional Alemán. Compilación
de sentencias por Jürgen Schwabe. Konrad Adenauer Stiftung -
Ediciones jurídicas Gustavo Ibáñez. Bogotá, 2003, p. 94).
De lo anterior se infiere que a través de la medida de privación judicial
preventiva de libertad no se puede anticipar la protección de un bien
jurídico utilizándola como pena, toda vez que tal función le corresponde
al Derecho penal material (sentencia N° 915/2005, del 20 de mayo, de
esta Sala). Por el contrario, la privación judicial preventiva de libertad
debe atender a la consecución de fines constitucionalmente legítimos y
congruentes con la naturaleza de dicha medida, concretándose aquéllos
en la conjuración de ciertos riesgos relevantes, a saber: la sustracción
del encartado a la acción de la justicia, la obstrucción de la justicia penal
y la reiteración delictiva (STC 33/1999, del 8 de marzo, del Tribunal
Constitucional español). En pocas palabras, es una medida que esen-
cialmente se justifica por la necesidad de asegurar el proceso, específi-
camente, garantizar sus resultados y la estabilidad en su tramitación.
Debe reiterar esta Sala que el interés no sólo de la víctima, sino de todo
el colectivo en que las finalidades del proceso penal sean cumplidas,
encuentra un límite tajante en el derecho del procesado a presumirse
inocente hasta tanto exista la plena certeza procesal de su culpabilidad.
En el proceso penal, esta garantía se hace extrema ante la despropor-
cionalidad de la fuerza del aparato estatal frente al individuo, la funesta
posibilidad de fallo injusto que pueda implicar equívocos y, sobre todo, el
reconocimiento de encontrar en la acción delictiva una eventualidad que,
de suyo, no se reconoce como normal y deseable en una sociedad civi-
lizada regida por la justicia. Sin embargo, la protección de los derechos
del imputado a la libertad y a ser tratado como inocente mientras no se
establezca de manera plena su culpabilidad, tampoco puede significar el
absoluto abandono de los mecanismos cautelares destinados a garanti-
zar los objetivos del proceso, esto es, su normal desarrollo y la seguri-
dad del cumplimiento de sus resultas (sentencia N° 2.426/2001, del 27
de noviembre, de esta Sala).
332 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Íntimamente vinculado a lo antes expuesto, se encuentra lo referente a
la configuración de los límites de dicha medida, los cuales han sido deli-
neados por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español en el
siguiente sentido:
...más allá del expreso principio de legalidad, la legitimidad consti-
tucional de la prisión provisional exige que su configuración y su
aplicación tengan, como presupuesto, la existencia de indicios ra-
cionales de la comisión de una acción delictiva; como objetivo, la
consecución de fines constitucionalmente legítimos y congruentes
con la naturaleza de la medida; y como objeto, que se la conciba,
tanto en su adopción como en su mantenimiento, como una medida
de aplicación excepcional, subsidiaria, provisional y proporcionada
a la consecución de los fines antedichos que constitucionalmente la
justifican y delimitan. (STC 128/1995, del 26 de julio).
Siguiendo el criterio jurisprudencial antes citado, esta Sala estima que los
tribunales de la República, al momento de adoptar o mantener sobre un
ciudadano, venezolano o extranjero, la medida de privación judicial pre-
ventiva de libertad, deben llevar a cabo la articulación de un minucioso
análisis de las circunstancias fácticas del caso que se someta a su consi-
deración, y tomar así en cuenta, además del principio de legalidad (nulla
custodia sine lege), la existencia de indicios racionales de criminalidad
en el caso concreto, y adoptar –o mantener– la antedicha provisión cau-
telar como una medida excepcional, subsidiaria, provisional, necesaria y
proporcional a la consecución de los fines supra indicados.
Precisado lo anterior, considera necesario puntualizar esta Sala, que al
Juez Constitucional no le corresponde determinar en cada caso si concu-
rren o no los presupuestos contemplados en el artículo 250 del Código
Orgánico Procesal Penal, a los fines de la adopción –o mantenimiento–
de la medida de privación judicial preventiva de libertad, toda vez que tal
facultad le corresponde exclusivamente a la jurisdicción penal ordinaria.
Sin embargo, dado el papel nuclear que posee el derecho fundamental a
la libertad personal en el modelo de Estado consagrado en el artículo 2 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la medida de
coerción personal antes indicada debe ser dictada con todas las garantías,
de manera razonada y sometida al control de las Cortes de Apelaciones,
siendo que éstas deberán revisar si la medida resultó o no inadecuada o
desproporcionada. Ahora bien, se estima que la vía por la cual la alzada
penal  efectuará  tal  revisión  es  fundamentalmente  el  recurso  de  apela-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 33 3

ción. Lo anterior es aplicable mutatis mutandi al supuesto en que el Juz-
gado correspondiente resuelva sustituir, de conformidad con el artículo
264 del Código Orgánico Procesal Penal, una medida de prisión provisio-
nal por una medida cautelar sustitutiva, decisión contra la cual la parte
acusadora (Ministerio Público, como es en el presente caso) podrá inten-
tar el recurso de apelación correspondiente.
Ahora bien, esta Sala considera oportuno resaltar que al Juez Constitu-
cional única y excepcionalmente le corresponde el ejercicio del denomi-
nado control externo de la medida de coerción personal, así como también
de la decisión del Tribunal superior que confirme o revoque la misma,
ello a los fines de velar por la salvaguarda del derecho fundamental a la
libertad personal. Dicho control externo se traduce en supervisar que la
decisión judicial contentiva de la medida se sustente en una motivación
fundada y razonada, en otras palabras, que haya sido dictada de forma
fundada, razonada, completa y acorde con los fines de la prisión pre-
ventiva, concretamente, constatando si los fundamentos de la decisión
son suficientes (es decir, si se han plasmado los presupuestos que auto-
rizan y justifican la medida), razonada (esto es, la expresión del proceso
lógico que individualiza la aplicación de las exigencias constitucionales
al  caso  concreto)  y  proporcionada  (a  saber,  si  se  han  ponderado  los
derechos e intereses en conflicto del modo menos gravoso para la liber-
tad), neutralizando así cualquier posibilidad de que tal provisión cautelar
sea dictada bajo el manto de la arbitrariedad.
En el presente caso, se observa que la Sala N° 3 de la Corte de Ape-
laciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Cara-
cas, en su sentencia del 7 de abril de 2005, luego de declarar con lugar
el recurso de apelación intentado por el Ministerio Público, revocó la
decisión dictada el 16 de febrero de 2005, por el Tribunal Vigésimo
Tercero de Control del mismo Circuito Judicial Penal, siendo que esta
última el señalado juzgado de control revisó, a solicitud del ciudadano
Jesús Bonaffina Corvos y de conformidad con el artículo 264 del Có-
digo Orgánico Procesal Penal, la medida de privación judicial preven-
tiva de libertad dictada contra dicho encartado el 5 de febrero de 2005
y, en consecuencia levantó la misma, imponiéndole las medidas caute-
lares  sustitutivas  previstas  en  los  cardinales  3  y  4  del  artículo  256
eiusdem, referidas a la presentación periódica ante dicho tribunal una
vez cada 8 días, y la prohibición de ausentarse del país sin autoriza-
334 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

ción de tal juzgado, respectivamente; y por último, ordenó emitir la
correspondiente orden de captura contra aquél.
Por su parte, en la decisión dictada el 14 de julio de 2005, la Sala N° 6 de
la Corte de Apelaciones del mismo Circuito Judicial Penal, declaró con
lugar el recurso de apelación intentado por el Ministerio Público contra la
decisión del 5 de mayo de 2005, emitida por el Tribunal Vigésimo Tercero
de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas,
mediante la cual, vista una nueva solicitud de la defensa del ciudadano
Jesús Rafael Bonaffina Corvos, se le concedió a éste una medida caute-
lar sustitutiva a la privación de libertad, concretamente, la obligación de
presentarse cada ocho (8) días ante la sede de dicho juzgado y, en conse-
cuencia, anuló la decisión apelada, y declaró vigente la medida de priva-
ción judicial preventiva de libertad dictada contra el imputado, en fecha 5
de febrero de 2005, por el Tribunal Vigésimo Tercero de Control del Cir-
cuito Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas.
Del exhaustivo análisis de ambas decisiones de la mencionada alzada
penal, se desprende que la motivación en ellas articulada, a los fines de
revocar la concesión de unas medidas cautelares sustitutivas al encar-
tado, se sustenta en una serie de consideraciones vinculadas esencial-
mente a los siguientes aspectos: 1.- La magnitud del daño causado por
el hecho punible objeto del proceso penal; 2.- Las circunstancias en las
cuales se materializó la presunta comisión del delito (en una clínica abor-
tiva); 3.- El hecho de no haber transcurrido un lapso suficiente para que
pudiesen variar las circunstancias que motorizaron la imposición de la
medida de privación judicial preventiva de libertad; y 4.- La indebida
aplicación del artículo 253 del Código Orgánico Procesal Penal por par-
te del Tribunal Vigésimo Tercero de Control del Circuito Judicial Penal
del Área Metropolitana de Caracas.
Visto lo anterior, esta Sala observa que en el caso de autos, si bien no
transcurrió un holgado espacio de tiempo entre el decreto y la ulterior
sustitución de las medidas de privación judicial preventiva de libertad
impuestas al quejoso, el razonamiento expresado en las sentencias im-
pugnadas mediante la presente acción de amparo, no resulta válido para
justificar el mantenimiento de un peligro de fuga no conjugable con las
medidas cautelares sustitutivas. En tal sentido, las solas características
del delito y la gravedad de la pena no bastan para ese mantenimiento,
sin valorar las circunstancias del caso y de la persona, por lo que las
decisiones accionadas constituyen la expresión larvada de un automa-
tismo ciego en la imposición de la medida de privación judicial preventi-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 33 5

va de libertad, resultando tal proceder abiertamente contrario a los prin-
cipios de excepcionalidad, subsidiariedad, provisionalidad y proporcio-
nalidad que deben informar a tal medida de coerción personal.
A mayor abundamiento, las sentencias aquí impugnadas se encuentran
referidas  solamente  a  algunas  de  las  circunstancias  que  permiten  la
adopción de la medida de privación judicial preventiva de libertad, pero
no expresan la finalidad que se persigue con tal medida, así como tam-
bién carecen del razonamiento seguido para arribar al resultado deciso-
rio  limitativo  de  la  libertad  personal. Así,  la  primera  constituye  una
decisión abstracta y general, que se limita a esgrimir y resaltar que no
ha transcurrido el tiempo suficiente para la modificación de las circuns-
tancias que conllevaron a la medida de prisión provisional, así como la
magnitud del daño causado; mientras que la segunda, además de reite-
rar estos mismos argumentos, señala que el Tribunal de Control aplicó
indebidamente el artículo 253 del Código Orgánico Procesal Penal, siendo
que ninguna de estas circunstancias, a criterio de esta Sala, se vincula
con alguna de las finalidades constitucionalmente legítimas de la priva-
ción judicial preventiva de libertad, así como tampoco pueden constituir
fundamentos válidos para la imposición de dicha medida cautelar.
De todo lo antes expuesto se concluye que inequívocamente las dos (2)
sentencias impugnadas por el hoy quejoso, estructuraron una motivación
inadecuada para sustentar la revocatoria de las medidas cautelares sustitu-
tivas concedidas por el juzgado de control y, consecuencialmente, para con-
siderar como adecuada la medida de prisión provisional, toda vez que no
contienen ninguna alusión a los fines que constitucionalmente legitiman la
limitación de la  libertad personal del  ciudadano Jesús Rafael Bonaffina
Corvos. De igual forma, no expresaron el juicio de ponderación necesario
para adoptar una medida tan gravosa, ni tampoco llevaron a cabo la valora-
ción de las circunstancias particulares del caso y del encartado.
Siendo así, observa esta Sala que el inadecuado razonamiento explana-
do en las sentencias dictadas en fechas 7 de abril y 14 de julio de 2005,
por de las salas 3 y 6 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal  del Área  Metropolitana  de  Caracas,  respectivamente, con  oca-
sión del proceso penal instaurado contra el ciudadano Jesús Rafael Bo-
naffina Corvos, constituyen desde la óptica constitucional, una indudable
vulneración del derecho a la libertad personal y del principio de presun-
ción de inocencia del mencionado ciudadano. Por tanto, se estima que
tal proceder de la mencionada alzada penal, es susceptible de ser sub-
336 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

sumido en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos
y Garantías Constitucionales. Así se declara.
En consecuencia, una vez analizados los hechos que rodean el presente
caso, a la luz de los planteamientos explanados a lo largo del presente
fallo, se concluye que las sentencias impugnadas vulneraron los dere-
chos constitucionales del quejoso, razón por la cual esta Sala debe de-
clarar con lugar la presente solicitud de amparo constitucional. En vista
de lo anterior, se anulan las decisiones objeto del presente amparo cons-
titucional, a saber, las sentencias dictadas el 7 de abril de 2005, por la
Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas, y la decisión dictada el 14 de julio de
2005, por la Sala N° 6 de esa misma alzada penal. Así se decide.

VI
DECISIÓN

En virtud de las consideraciones expuestas, este Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la
República por autoridad de la Ley, declara:
1.- CON LUGAR la acción de amparo constitucional incoada por los
abogados RAFAEL ALBERTO MAIMONE ARAUJO y SULIMAR
RIVAS VIDEL,  en  su  carácter  de  defensores  del  ciudadano  JESÚS
RAFAEL  BONAFFINA  CORVOS,  contra  la  sentencia  dictada  el  7
de abril de 2005, por la Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circui-
to Judicial Penal del Área Metropolitana de Caracas, y la decisión dic-
tada el 14 de julio de 2005, por la Sala N° 6 de la Corte de Apelaciones
del mismo Circuito Judicial Penal.
2.- Se ANULAN las sentencias dictadas el 7 de abril de 2005, por la
Sala N° 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas, que revocó la decisión dictada el 16 de
febrero de 2005, por el Tribunal Vigésimo Tercero de Control del mismo
Circuito Judicial Penal; y la decisión dictada el 14 de julio de 2005, por
la Sala N° 6  de la Corte de Apelaciones del mismo Circuito Judicial
Penal, que anuló la decisión de fecha 5 de mayo de 2005, emitida por el
señalado Tribunal de Control.
Publíquese y regístrese. Archívese el expediente.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 33 7

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucio-
nal del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 22 días de noviem-
bre dos mil seis. Años: 196 de la Independencia y 147 de la Federación.
(...omissis...)
VOTO  SALVADO
Quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, salva su voto
por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora, que de-
claró con lugar la acción de amparo constitucional interpuesta por los
abogados Rafael Alberto Maimone Araujo y Sulimar Rivas Videl, en su
carácter de defensores del ciudadano Jesús Rafael Bonaffina Corvos, y
revocó las decisiones dictadas, el 7 de abril de 2005, por la Sala N° 3 de
la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropoli-
tana de Caracas, y el 14 de julio de 2005, por la Sala N° 6 de esa misma
Corte de Apelaciones, en el proceso penal instaurado contra el mencio-
nado quejoso, por su presunta participación en la comisión del delito de
“...aborto provocado en forma continuada...”.
En efecto, la Sala Constitucional señaló, como fundamento esencial de
la declaratoria con lugar del amparo, que las decisiones adversadas en
el  presente  caso  ,  “...al momento de revocar las medidas cautelares
sustitutivas concedidas por el juzgado de control y al considerar
como adecuada la medida de prisión provisional, no estructuraron
una motivación lo suficientemente justificada y razonada, toda vez
que no contienen ninguna alusión a los fines que constitucional-
mente legitiman la limitación de la libertad personal del ciudadano
Jesús Rafael Bonaffina Corvos,” concluyendo,  al  efecto,  que  esos
fallos  carecían  de “una motivación suficiente y razonable”, al  no
“...justificar el mantenimiento de un peligro de fuga no conjugable
con las medidas cautelares sustitutivas”.
Ahora bien, quien aquí disiente considera que las Salas N° 3 y N° 6 de
la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Área Metropoli-
tana de Caracas debían resolver exclusivamente los puntos alegados en
los recursos de apelaciones que intentó el Ministerio Público contra la
concesión de unas medidas cautelares otorgadas al accionante, los cua-
les se referían a que el Tribunal Vigésimo Tercero de Control del mismo
Circuito Judicial Penal había concedido las medidas cautelares sustituti-
vas en forma indebida.
338 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En tal sentido, las Salas N° 3 y N° 6 de la Corte de Apelaciones analiza-
ron, entre otros supuestos, como se lo imponía el artículo 441 del Código
Orgánico Procesal Penal, si había “...transcurrido un lapso suficien-
te para que pudiesen variar las circunstancias que motorizaron la
imposición de la medida de privación judicial preventiva de liber-
tad...” y al observar que ello no había ocurrido, consideraron que el
Tribunal Vigésimo Tercero de Control del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas acordó las medidas cautelares sustitu-
tivas en contravención con lo señalado en la ley y en la jurisprudencia
de esta Sala. Por tal motivo, se revocó la concesión de esas medidas
cautelares sustitutivas y se dejó vigente la decisión que privó la libertad
del ciudadano Jesús Rafael Bonaffina Corvos, que fue decretada por el
referido Juzgado de Control, el 5 de febrero de 2005.
De manera que, no le era dable a las Salas N° 3 y N° 6 de la Corte de
Apelaciones analizar cualquier otro punto, por cuanto sólo debía resol-
ver los que le fueron sometidos a su consideración en los recursos de
apelaciones intentados.
Además,  cabe  resaltar  que  la  Sala  Constitucional  señala  en  su  fallo,
respecto a las dos decisiones proferidas por las Salas N° 3 y N° 6 de la
Corte de Apelaciones, respectivamente, que “...la primera constituye
una decisión abstracta y general, que se limita a esgrimir y resaltar
que no ha transcurrido el tiempo suficiente para la modificación
de las circunstancias que conllevaron a la medida de prisión provi-
sional, así como la magnitud del daño causado; mientras que la
segunda, además de reiterar estos mismos argumentos, señala que
el Tribunal de Control aplicó indebidamente el artículo 253 del
Código Orgánico Procesal Penal, siendo que ninguna de estas cir-
cunstancias, a criterio de esta Sala, se vincula con algunas de las
finalidades constitucionalmente legítimas de la privación judicial
preventiva de libertad, así como tampoco pueden constituir funda-
mentos suficientes para la imposición de dicha medida cautelar”.
A juicio de quien suscribe el presente voto, lo anterior evidencia, su-
mando a que se consideró que no se justificó “el mantenimiento de un
peligro de fuga no conjugable con las medidas cautelares sustituti-
vas”, que la Sala Constitucional se inmiscuyó en la autonomía que tiene
todo Juez en ponderar si, efectivamente, estaban llenos o no los extre-
mos para que se le acordara al accionante las medidas cautelares susti-
tutivas de la privación de libertad. Ese análisis le corresponde hacerlo a
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 33 9

los Jueces Penales dentro del ámbito de su competencia, por lo que este
Máximo Tribunal al hacer las consideraciones sobre la procedencia de
la medida de coerción personal, contrarió lo señalado, en la sentencia
N° 1.278, del 19 de julio de 2001 (caso: Lucas Antonio Gómez), entre
otras, en la que se estableció:
...que en virtud de la autonomía e independencia de la que gozan
los jueces al decidir, los mismos, si bien deben ajustarse a la Cons-
titución y a las leyes al resolver una controversia, disponen de un
amplio margen de valoración del derecho aplicable a cada caso,
por lo cual pueden interpretarlo y ajustarlo a su entendimiento,
como actividad propia de su función de juzgar, sin que el juzgador
de amparo pueda inmiscuirse dentro de esa autonomía del juez en
el estudio y resolución de la causa, salvo que tal criterio  viole
notoriamente derechos o principios constitucionales, supuesto que
en el presente caso no se verifica.
En el caso bajo estudio, no se evidenciaba que el criterio adoptado por
las Salas N° 3 y N° 6 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial
Penal  del  Área  Metropolitana  de  Caracas,  para  revocar  las  medidas
cautelares sustitutivas, hubiese violado notoriamente derechos funda-
mentales  del  quejoso,  toda  vez  que  se  trataba  de  un  análisis  de  una
norma de rango legal que le era permitido hacerlo de acuerdo con la
autonomía de decisión que tienen todos los Jueces, por lo que le estaba
vedado a esta Sala considerar que esas razones no eran suficientes.
Además, no puede dejarse de señalar la naturaleza del delito imputado
para reforzar la potestad de juzgamiento del Juez penal de instancia; y
es que en el caso de autos los hechos por los cuales se inició el proceso
penal, se corresponden con una denuncia de práctica de un aborto a una
ciudadana que, por consecuencia de esos actos, resultó fallecida.
En el estado actual de nuestra legislación, la provocación, procuración y
la práctica del aborto se encuentran tipificados como hechos punibles
en los cuales se responsabiliza a los autores y a los partícipes, siendo la
única excepción el denominado aborto terapéutico, cuando “el faculta-
tivo que provoque el aborto como medio indispensable para salvar
la vida de la parturienta”,  lo  cual  debe  analizarse  en  cada  caso  en
concreto de acuerdo con la teoría general del delito. No obstante, ad-
vertimos que la práctica del aborto ocurre con mucha frecuencia, perte-
neciendo este hecho punible a la cifra negra de la criminalidad, toda vez
340 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

que por el escándalo social que ello involucra, nadie denuncia a menos
que el aborto ocasione la muerte de la mujer abortante.
Así pues, por hecho comunicacional se sabe que existen regiones, como
el Estado Zulia donde el aborto es la tercera causa de mortalidad ma-
terna,  después  de  la  preeclampsia  y  la  sepsis;  y  de  acuerdo  con  lo
señalado por la Organización Mundial de la Salud, en el mundo 68.000
mujeres mueren anualmente por causa de un aborto, lo que representa
el 13 por ciento de la mortalidad materna (Diario “Panorama” del 18
de julio de 2006).
De estas estadísticas alarmantes sacan provecho muchas “clínicas”
revestidas, la más de las veces, de una apariencia  de legalidad, que
funcionan clandestinamente al margen de cualquier control sanitario,
policial, social y gremial; y subrayamos la falta de control gremial por-
que los médicos para escapar del estigma social que se endosa a quie-
nes  favorecen  el  aborto,  dejan  a  los  llamados  “practicantes”  o
instrumentistas la realización de los abortos mal considerados de ciru-
gía menor.
Es este ambiente fraudulento, especulativo y de impunidad el que repul-
sa a la conciencia pública, y nadie más que el Juez de instancia penal
para expresar la valoración de la conciencia social.
Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.
Fecha  ut supra.
(...)
12. CALIFICACIÓN DE LA SALA CONSTITUCIONAL. CARÁC-
TER ORGÁNICO DE LA LEY ORGÁNICA SOBRE EL DERE-
CHO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA

Sentencia  Nº: 229 del catorce de febrero de 2007.

Caso: Pronunciamiento sobre el carácter orgánico de la Ley
Orgánica sobre  el Derecho de la Mujer a una Vida
Libre  de  Violencia,  vista  la  remisión  hecha  por  la
Asamblea Nacional

Voto Concurrente: Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 34 1

Normativa citada en el fallo:
CRBV: Artículos 2, 6, 15, 16, 21, 41, 43, 55, 62,
128, 147, 165, 172, 203, 209, 247, 262,
302, 312, 313, 336 y 338.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADA  PONENTE:
CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

El 21 de diciembre de 2006 fue recibido en esta Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, proveniente de la Presidencia de este Alto
Tribunal, memorando fechado el 14 de diciembre de 2006, adjunto al
cual se remitió la “Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una
Vida Libre de Violencia”, sancionada por la Asamblea Nacional el 25
de noviembre de 2006, para que este órgano jurisdiccional se pronuncie
acerca del carácter orgánico del aludido texto normativo, de conformi-
dad con lo preceptuado en el artículo 203 de la Constitución de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela.
En esa misma oportunidad se dio cuenta en Sala y se designó ponente a
la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán quien, con tal carácter, sus-
cribe la presente decisión.
I
Examinado el contenido de la “Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer
a una Vida Libre de Violencia” y estando dentro del término previsto en el
artículo 203 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
para la emisión del pronunciamiento correspondiente, se observa:
La Ley sancionada  objeto de análisis tiene por  finalidad “garantizar y
promover el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, creando
las condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia
contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos”. En
su capítulo I, denominado “Disposiciones Generales” (artículos 1 a 3),
342 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

contiene los principios rectores y una enunciación de los derechos prote-
gidos por la Ley; a saber: a la vida, la dignidad e integridad psicológica,
sexual, patrimonial y jurídica de las mujeres víctimas de violencia; igual-
dad, la protección de las mujeres particularmente vulnerables, a la infor-
mación y asesoramiento, así como los demás derechos establecidos en la
Ley Aprobatoria de la Convención sobre la Eliminación de todas las For-
mas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
De igual modo, la mencionada Ley estatuye las medidas de seguridad,
protección y  cautelares para salvaguardar la vida, proteger la integri-
dad física, emocional, psicológica y los bienes patrimoniales víctimas de
violencia; crea un fuero especial para el conocimiento de los delitos de
género, así como el procedimiento para su juzgamiento. Define los tipos
de violencia contra las mujeres y le asigna las penas correspondientes,
y en el Capítulo IV describe la estructura administrativa encargada de
velar por las políticas públicas de prevención y atención de las mujeres
víctimas de la violencia.
En el capítulo VII se dispone todo lo relativo para el establecimiento
de la responsabilidad civil, y en el capítulo siguiente se regula las
penas accesorias encaminadas a la orientación del transgresor. Asi-
mismo, regula el procedimiento para juzgar los delitos de género y
ordena la creación de los Tribunales de Violencia Contra la Mujer.
II
Señalado lo anterior corresponde a esta Sala determinar su competen-
cia para pronunciarse acerca de la constitucionalidad del carácter orgá-
nico  de  la  “Ley  Orgánica  sobre  el  Derecho  de  la  Mujer  a  una  Vida
Libre de Violencia”, sometida a su análisis. En tal sentido, se observa
que, de acuerdo con la previsión contenida en el artículo 203 de la Cons-
titución de la República Bolivariana de Venezuela, a la Sala Constitucio-
nal le corresponde determinar, mediante un control constitucional a priori,
si revisten el carácter invocado “las leyes que la Asamblea Nacional
haya  calificado  orgánicas”, al disponer la aludida disposición que:
“Las leyes que la Asamblea Nacional haya calificado de orgánicas se-
rán remitidas antes de su promulgación a la Sala Constitucional del Tri-
bunal  Supremo  de  Justicia,  para  que  se  pronuncie  acerca  de  la
constitucionalidad de su carácter orgánico. La Sala Constitucional deci-
dirá en el término de diez días contados a partir de la fecha de recibo de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 34 3

la comunicación. Si la Sala Constitucional declara que no es orgánica, la
ley  perderá  este  carácter...”. (Subrayado de esta Sala).
En este sentido, la Sala ha venido asumiendo su competencia atribuida di-
rectamente por la aludida norma constitucional y así lo ha declarado en
distintas oportunidades, según se desprende de las sentencias, por ella dic-
tadas, números: 537/2000 y 811, 1.716, 1.719, 2.177, 2.252, 2.265, 2.541,
estas últimas de 2001, entre otras. En consecuencia, esta Sala Constitucio-
nal declara su competencia en el presente caso para pronunciarse acerca
de la constitucionalidad del carácter orgánico de la “Ley Orgánica sobre el
Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia”. Así se decide.
III
Ahora bien, la nueva concepción de leyes orgánicas constituye una de las
novedades más significativas que la Constitución de 1999 introdujo en
materia de fuentes del Derecho. Sin embargo, la incorporación de esta
categoría legislativa en nuestro ordenamiento jurídico vino a plantear, una
vez más, la necesidad de delimitar el ámbito de la ley orgánica y su articu-
lación con la ley ordinaria, a partir de la interpretación del artículo 203
constitucional en torno al cual se desarrolla el régimen jurídico de las
leyes orgánicas en Venezuela. Si tal delimitación supone partir de la pre-
misa de que las leyes orgánicas, como tales, han de cumplir alguna fun-
ción sustancial es menester aclarar, a juicio de esta Sala, ¿qué sentido
tiene, de cara a la Constitución vigente, calificar una ley como orgánica?
Para dar respuesta a esta interrogante, la cual encierra especialmente
dudas e incertidumbres sobre  el concreto establecimiento del ámbito
material de las leyes orgánicas según los términos y condiciones previs-
tas en el texto constitucional, se han ido precisando los rasgos de esta
importante categoría de ley a través de numerosos pronunciamientos de
la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia sobre el tema,
sin que pueda sostenerse, en absoluto, que estén ya resueltos los diver-
sos problemas sobre la ley orgánica y el sentido general de esta figura.
Pues bien, debe esta Sala nuevamente destacar la doctrina que la mis-
ma  asentó  en torno  a  la  delimitación  constitucional de  las  materias
propias de la ley orgánica, con ocasión del control de constitucionali-
dad  que  ejerce  respecto  del  carácter  orgánico  que  la Asamblea  Na-
cional atribuya a una determinada ley; subrayando que, en general, ha
asumido en su jurisprudencia que con las leyes orgánicas se pretende
344 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

fundamentalmente que las materias reguladas por éstas tengan mayor
estabilidad que aquellas materias que son propias de las leyes ordina-
rias,  dada  la  especial  rigidez  de  aquellas  normas  respecto  de  éstas,
cuya aprobación y ulterior modificación o derogación se somete a re-
quisitos especiales –como el concurso más amplio de voluntades en la
Asamblea  Nacional–  en  cuanto  regulan  la  materia  de  que  se  trate,
aunque la ratio del número de leyes orgánicas –tanto por determina-
ción constitucional como las que derivan de un criterio material– in-
cluidas en el texto constitucional, encierran diversas motivaciones (p.
ej.  prolongar  el  espíritu  de  consenso  en  materias  trascendentales  o
poner a cubierto el desarrollo de los derechos fundamentales). Así, en
sentencia N° 34 del 26 de enero de 2004 (caso: Vestalia Sampedro de
Araujo y otros), esta Sala, en atención a los diversos fallos que habían
sido emitidos en relación con el contenido del artículo 203 constitucio-
nal, precisó lo que a continuación se transcribe:
1.- En su decisión N° 1971/2001, del 16.10, esta Sala Constitucio-
nal señaló que el artículo 203 de la Constitución de 1999 modificó
el régimen constitucional para la producción por parte del legisla-
dor nacional de normas o leyes con carácter orgánico, al (i) supri-
mir  la  libertad  que  el  derogado  Texto  Constitucional  de  1961
confería en su artículo 163 al Órgano Legislativo Nacional para
que invistiera, con el voto favorable de una mayoría calificada y,
supuestamente, según su apreciación de la importancia del ámbi-
to regulado, a determinados textos legales con el carácter de pre-
ceptos orgánicos, junto a los así calificados en forma expresa por
la Norma Constitucional, y (ii) adoptar un criterio material para
delimitar los supuestos en que la actual Asamblea Nacional pue-
de, mediante una mayoría calificada, atribuir el carácter orgánico
a determinadas normas legales, todo ello en atención a la función
que dichas disposiciones ocupan en el ordenamiento jurídico, a
saber, la de regular una materia específica, vinculada con dere-
chos  constitucionales,  la  organización  de  las  ramas  del  Poder
Público o con la producción de otras normas, en forma preferente
a la ley ordinaria que pueda ser dictada respecto de esa misma
materia  por el  Órgano  Legislativo  Nacional,  todo ello  a fin  de
impedir la modificación constante de dicho régimen y no concer-
tada de dichas normas orgánicas, en perjuicio de la estabilidad de
las instituciones o del efectivo ejercicio de los derechos protegi-
dos constitucionalmente.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 34 5

Ahora bien, según lo interpretado por la Sala en su decisión N°
537/2000, del 12-06, la clasificación de leyes orgánicas que adop-
ta el artículo 203 del vigente Texto Fundamental, cuando expresa
que son normas de carácter orgánico las que así denomina la pro-
pia Constitución, las dictadas para regular los poderes públicos,
las dictadas para desarrollar derechos constitucionales y las que
se sirven de marco normativo a otras leyes, atiende a criterios de
división lógica distintos, ya que las categorías 1a y 4a, obedecen a
un criterio técnico-formal, es decir, a la prescripción de su deno-
minación constitucional o a la calificación por la Asamblea Na-
cional  de  su  carácter  de  ley  marco  o  cuadro;  mientras  que  las
categorías 2a y 3a responden a un principio material, relativo a la
organicidad de las ramas en las cuales se divide el Poder Público
y al desarrollo de los derechos constitucionales; por tal motivo,
según lo indicado por la misma Sala en sentencia N° 2573/2002,
del 16-10, la calificación de una ley como orgánica tiene, en nues-
tro ordenamiento jurídico, una significación importante, que viene
determinada por su influencia dentro del sistema de jerarquía de
las leyes en relación con un área específica, por ello, la inclusión
de la expresión orgánica en su denominación revela mucho más
que un nombre, pues con éste se alude al carácter o naturaleza
relevante de una determinada norma dentro de aquel sistema.
En  armonía  con  lo  expuesto,  y  a  objeto  de  profundizar  en  el
basamento o razón de ser de la norma orgánica, más allá de su
comprensión por la dogmática jurídica, en decisión N° 1723/2002,
del 31.07, esta Sala Constitucional indicó con claridad que la
naturaleza orgánica de la ley también surge, aparte de los crite-
rios de división lógica apuntados anteriormente, del contraste
con  las  leyes  ordinarias,  pues  mientras  las  primeras  (normas
orgánicas) están asociadas a determinadas materias o cumplen
un determinado fin técnico, respecto de las segundas (normas
ordinarias) el legislador dispone de un amplio poder de configu-
ración; en el mismo sentido, para la calificación de las primeras
se exige una mayoría de las dos terceras partes de sus integran-
tes en el proceso legislativo (artículo 203 constitucional), mien-
tras  que  las  normas  o  leyes  ordinarias  pueden  ser  aprobadas
válidamente por mayoría de votos (artículo 209 constitucional),
siempre y cuando se cumpla con el quórum exigido por la mis-
ma Norma Fundamental (artículo 221).
346 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En el mismo fallo, la Sala apuntó que las diferencias anotadas no
son producto de un capricho del constituyente, y que, por el con-
trario, tienen su fundamento en atendibles razones de orden polí-
tico-constitucional  que,  sean  cuales  fueren,  justifican  su
cumplimiento riguroso, esto es, que los requisitos establecidos por
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela para
darle  carácter  orgánico  a  un  proyecto  de  ley  deben  necesaria-
mente estar presentes de forma cabal, concurrente, pues, si fuere
de otro modo, se dejaría sin contenido las normas que los estable-
cen y no se daría cumplimiento a los objetivos del constituyente al
erigir tales dificultades y al relacionar dichos instrumentos nor-
mativos con materias o fines determinados de especial impacto,
por ejemplo, en el ejercicio de los derechos constitucionales o en
las relaciones de los particulares con el Estado, según el caso, las
cuales requieren de mayores niveles de discusión, participación,
deliberación y consensos, así como de mayor estabilidad y per-
manencia en el tiempo, que las dirigidas a normar ámbitos donde,
al no estar comprometidas relaciones o situaciones jurídicas tan
delicadas, es necesario mayor flexibilidad y rapidez para su pro-
gresiva y oportuna modificación o reforma.
Para dejar en evidencia la importancia del tópico examinado, a sa-
ber, la justificación de las leyes orgánicas en el ordenamiento jurídi-
co  venezolano,  la  Sala  acogió  lo  expresado  por  la  dogmática
constitucional española, de acuerdo con la cual ‘...es claro que el
propósito perseguido por el constituyente (al consagrar la figura de
la ley orgánica) no fue otro que el dotar a ciertas materias de un
mayor apoyo parlamentario –con respecto a las habituales exigen-
cias de mayoría simple– dotándolas también con ello de una mayor
estabilidad. Con la exigencia de mayoría absoluta (en el ordena-
miento constitucional español) en tales casos se venía a prolongar
en alguna medida el espíritu de consenso que había presidido la
elaboración de la Constitución, proyectándola sobre una serie de
materias’  (Cfr.  Juan  Pemán  Gavín,  Las Leyes Orgánicas: con-
cepto y posición en el sistema de fuentes del derecho,  en  Estu-
dios sobre la Constitución Española, Libro Homenaje a Eduardo
García de Enterría, Tomo I, Madrid, Civitas, 1991, p. 139).
En tal sentido, razonó esta Sala que, desde un punto de vista posi-
tivo, debe tenerse presente que el instituto de la ley orgánica está
reservado  a  materias  de  especial  trascendencia,  tales  como:  a)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 34 7

las relativas al funcionamiento de los órganos de más alto rango
de las diferentes ramas en las cuales se divide el Poder Público
[Fuerza Armada Nacional (art. 41), Distritos Metropolitanos (art.
172), Administración Pública Nacional (art. 236.20.), Procuradu-
ría General de la República (art. 247), Tribunal Supremo de Justi-
cia (art. 262), Poder Ciudadano (art. 273), Poder Electoral (art.
292) y Consejo de Defensa de la Nación (art. 323)]; b) a la orga-
nización del territorio y la armonización interterritorial: [fronteras
(art. 15), división político-territorial (art. 16), ordenación del terri-
torio (art. 128), organización municipal (art. 169), límites a los
emolumentos de los funcionarios públicos (art. 147)] c) a la in-
dustria y finanzas públicas [actividad petrolera (art. 302), crédito
público (art. 312), administración económica y financiera del Es-
tado  (art.  313)]; d)  desarrollo  de  los derechos  constitucionales
[los comprendidos en el Título III de la Constitución, lo relativo a
los refugiados (Disposición Transitoria Cuarta)]; y e) protección
del orden constitucional [jurisdicción constitucional (art. 336.11),
estados de excepción (art. 338)].
Y, desde un punto de vista negativo, que la previsión constitu-
cional de normas o leyes orgánicas responde al orden democrá-
tico  estatuido  por  el  pueblo  en  la  Carta  Fundamental,  que
constituye el cimiento del sistema político venezolano, vinculado
inexorablemente a los principios democráticos, de la participa-
ción y del pluralismo político (artículos 2, 6 y 62 constituciona-
les), los cuales exigen que en el seno de los órganos legislativos
sea el juego de  las mayorías (simples, absolutas o calificadas
según la materia objeto de la regulación) el que fije discrecio-
nalmente los criterios político-normativos en función de la con-
vivencia social, política y económica, todo en el marco de las
composiciones y recomposiciones a que están sujetas las fuer-
zas sociales en ellos representadas, discrecionalidad que encuen-
tra cobertura en la textura abierta de los principios rectores de
la política social y económica contenidos en la Constitución vi-
gente, en función de lo cual ésta se erige como una plataforma
de  partida  que  representa  la  garantía  de  legitimidad  para  que
cada  uno  de  los  sectores  sociales  pueda  competir,  esto  es,  de
participar directamente o a través de sus representantes electos
en  forma  democrática,  en  la  tarea  de  imprimir  al  Estado  una
orientación de uno u otro signo.
348 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Ahora bien, según explicó esta Sala Constitucional en la oportuni-
dad indicada (sentencia N° 1723/2002, del 31.07, ratificada en la
N° 2573/2002, del 16.10) tales principios (democrático, de parti-
cipación y pluralismo político) son fundamentales, ya que, al ser
normativos en el sentido de vincular la actuación del propio Órga-
no Legislativo Nacional, allanan el camino para el encuentro de
‘coexistencias posibles, es decir, un compromiso de las posibilida-
des y no un proyecto rígidamente ordenador que pueda asumirse
como un a priori de la política con fuerza propia, de arriba hacia
abajo. Sólo así podremos tener constituciones abiertas, constitu-
ciones que permitan, dentro de los límites constitucionales, tanto
la espontaneidad de la vida social como la competición para asu-
mir la dirección política, condiciones ambas para la supervivencia
de una sociedad pluralista y democrática. Será la política consti-
tucional que derive de las adhesiones y de los abandonos del plu-
ralismo,  y  no  la  Constitución  (o  el  uso  impropio  de  las  leyes
orgánicas, agrega esta Sala) la que podrá determinar los resulta-
dos constitucionales históricos concretos’ (Cfr. Gustavo Zagre-
belsky, El Derecho Dúctil, Madrid, Trotta, 1997, p. 97).
En armonía con la fundamentación político-constitucional expuesta
sobre la trascendencia  que, para las personas  que integran una
sociedad en particular, tienen las normas contenidas en leyes or-
gánicas, la filosofía del derecho, entendida en su perspectiva epis-
temológica respecto de la ciencia del derecho, ha contribuido en
el estudio de la naturaleza de las normas o leyes orgánicas y su
posición dentro del ordenamiento jurídico, a partir de las cons-
trucciones teóricas elaboradas por las distintas ramas de la dog-
mática jurídica.
En efecto, a partir de la observación de que las normas dictadas con
base en el  actual artículo 203  de la  Constitución de la  República
Bolivariana de Venezuela tienen el efecto de impedir que por leyes
ordinarias o especiales se deroguen disposiciones referidas a la or-
ganización de ciertos poderes o a las formalidades que deben reunir
determinadas leyes, se ha indicado que las normas o leyes orgánicas
poseen las siguientes características: a) son preceptos relativos a los
órganos creadores del derecho y al procedimiento que han de seguir
éstos para emitir declaraciones de voluntad imputables al Estado (Cfr.
H. Nawiasky, Teoría General del Estado, Madrid, Rialp, 1962, trad.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 34 9

de José Zafra Valverde, p. 162), debido a ello, las normas orgánicas
se distinguen de las normas materiales o primarias, en lenguaje har-
tiano, pues mientras éstas dicen cómo se han de comportar los suje-
tos  de  derechos  para  evitar  la  sanción,  aquéllas  expresan  quién
determina y cómo se determina el modo en que los sujetos de dere-
cho  han  de  obrar  para  evitar  las  sanciones;  b)  son  facultativas  o
permisivas en tanto disposiciones relativas a los presupuestos para el
nacimiento de las normas jurídicas materiales; en tal sentido, algunos
autores llaman a las normas orgánicas normas de competencia (C.
E. Alchourrón y E. Bulygin, Introducción a la Metodología de las
Ciencias Jurídicas, Buenos Aires, Astrea, 1974, pp. 119 y 120), por
oposición a las normas de conducta, y otros las denominan derecho
constitucional lato sensu, al asimilarlas a las normas que conforman
la parte orgánica de la Constitución dedicada a la organización del
Estado  (Cfr. H.  Nawiasky, Op. Cit., pp.  166); c)  son formales,  al
igual que las procedimentales y las procesales, en relación con las
normas materiales o de conducta, ya que regulan el ejercicio de un
poder, es decir, la potestad de producir un efecto jurídico, pero, a
diferencia de estas últimas, aquéllas establecen las condiciones bajo
las cuales pueden surgir nuevas normas materiales; d) son premisa
lógica de las normas de conducta o materiales, en el sentido de que
los órganos han de existir previamente para que el derecho pueda
ser  estatuido, de  allí que  se afirme que  las  normas  orgánicas son
normas jurídicas parciales, carentes de autonomía, limitadas única-
mente a fijar los presupuestos para el nacimiento de normas materia-
les o de conducta generales o individualizadas, sin que ello permita
confundirlas con las llamadas normas programáticas (Cfr. H. Nawias-
ky, Op. Cit., pp. 165).
Como expresamente señaló esta Sala en su citada decisión N° 2573/
2002, del 16-10, la Constitución de la República Bolivariana eliminó
la  “categoría”  de  leyes  orgánicas  por  envestidura  parlamentaria
prevista en el artículo 163 de la Constitución de 1961 (que de cual-
quier modo no debió ser interpretada como la posibilidad para el
antiguo Congreso de la República de investir de organicidad a las
leyes que le parecieran importantes, sino sólo a las leyes referidas
a la organización de ciertos poderes o a las formalidades que de-
bían reunir determinadas leyes) y limitó a cuatro categorías inequí-
vocas  determinables  los  tipos  de  leyes  orgánicas  (las  que  así
denomine la Constitución, las que se dicten para organizar los po-
350 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

deres públicos, para desarrollar los derechos constitucionales y las
que sirven de marco normativo a otras leyes) con lo cual no hizo
sino ratificar las ideas expresadas por la filosofía del derecho al
explicar que la prohibición para el legislador nacional de derogar
total o parcialmente mediante leyes especiales u ordinarias, apro-
badas por una mayoría absoluta, las normas contenidas en leyes
orgánicas, aprobadas por una mayoría calificada, obedecía al reco-
nocimiento por la propia Norma Constitucional de la naturaleza de
normas constitucionales lato sensu de tales preceptos orgánicos,
no por tener rango superior a la ley ordinaria en el sistema de fuen-
tes, sino por su preeminencia lógica e indispensable para la cons-
trucción del resto del ordenamiento jurídico”.
Obsérvese que si hay una pauta clara que se desprende de la jurispru-
dencia  constitucional  en  este  asunto,  ésta  es  sin  duda  la  del  aspecto
material que en la definición de ley orgánica impera en la actualidad,
teniendo en cuenta que –a la luz del artículo 203 de la Constitución de
1999– son materias exclusivas de esta categoría de ley, además (i) de
las que en casos concretos así haya considerado el propio texto consti-
tucional (vale decir, las leyes orgánicas por denominación constitucio-
nal), las leyes orgánicas relativas; (ii) a la organización de los poderes
públicos; (iii) al desarrollo de derechos constitucionales; y (iv) las que
constituyan un marco normativo para otras leyes.
En  relación  a  ellas,  aprecia  la  Sala  que  es  perfectamente  sostenible,
siguiendo incluso la doctrina y jurisprudencia que ha dominado en Espa-
ña en relación con el principio de competencia, que además de existir
materias reservadas a la ley orgánica, también la ley orgánica está re-
servada para regular tales ámbitos. Esto supone negar que mediante ley
orgánica sea constitucional regular cualquier materia y, a su vez, que
sea de orden jerárquico la relación entre aquélla y la ley ordinaria que
del mismo modo tiene un ámbito material propio; máxime cuando, si-
guiendo  a  De  Otto,  esta  Sala  debe  reiterar  que  la  ley  orgánica  “es,
simplemente, una ley reforzada, dotada de mayor rigidez que la
ordinaria en cuanto regule materias reservadas a la ley orgánica”
(DE  OTTO,  Ignacio, Derecho Constitucional. Sistema de Fuentes,
Ariel, Barcelona, 1999, p. 114). Así se justifica no solamente la imposi-
bilidad de que las leyes ordinarias modifiquen lo establecido por las le-
yes orgánicas, sino también la paralela imposibilidad de que la ley orgánica
regule materias no comprendidas en la relación taxativa prevista en el
artículo 203 constitucional para la ley orgánica.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 35 1

Ello conduce a sostener, igualmente, el alcance restrictivo que debe darse
a la interpretación de las previsiones constitucionales que establecen
reservas de ley orgánica, particularmente en relación con expresiones
como  “organizar los poderes públicos” y “desarrollar los derechos
constitucionales”,  teniendo  en  cuenta  que,  tal  como  se  ha  advertido
del nuevo precepto constitucional que regula las leyes orgánicas (ar-
tículo  203)  se  desprende  “la voluntad de la Constitución de crear
una diversidad de tipos normativos sustentados en su objeto, el
cual es definido a partir del correspondiente ámbito competencial
material, debidamente acotado por la propia Constitución,....”
(PEÑA SOLÍS, José, Los Tipos Normativos en la Constitución de 1999,
Colección Estudios Jurídicos, Tribunal Supremo de Justicia, Caracas,
2005, p. 66). En esta oportunidad, la Sala insiste en que los subtipos de
ley orgánica introducidos por la Constitución de 1999, desde el punto de
vista sustantivo, llevan implícito un contenido, que es aquel que el Cons-
tituyente estimó conveniente regular mediante una ley reforzada, dota-
da de mayor rigidez que la ordinaria en cuanto regule materias de especial
repercusión que han sido reservadas a la ley orgánica, “las cuales re-
quieren de mayores niveles de discusión, participación, delibera-
ción y consensos, así como de mayor estabilidad y permanencia en
el tiempo” (Vid. sentencia de esta Sala N° 34 del 26 de enero de 2004).
Así, aclara esta Sala que la noción constitucional de las leyes orgánicas
impone expandir los puntos de vista hacia un enfoque material restricti-
vo, que da lugar a la prohibición de que la Asamblea Nacional pueda
calificar  de  orgánica  a  las  leyes  que  regulen  materias  distintas  a  las
contempladas en los supuestos constitucionales antes identificados o
bien aquellas que tengan una finalidad distinta a la allí expresada, como
podría ser la de servir de marco normativo de otras leyes.
Establecido lo anterior, se observa que hemos llegado a un punto crucial
en nuestra reflexión, pues debe centrarse la atención en determinar si en
el concreto supuesto de la legislación denominada por la Asamblea Na-
cional “Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de
Violencia”, en razón de la materia objeto de dicho texto, esta Sala consi-
dera que es constitucional el carácter orgánico otorgado al mismo, vale
decir, si queda dicha ley dentro o fuera de las previsiones del artículo 203
de la Constitución de 1999, determinantes de que deba o no reputársele
ley orgánica, muy particularmente en cuanto  al inciso de dicha norma
alusivo a las leyes que se dicten “para desarrollar los derechos cons-
titucionales”, tratando en suma de esclarecer si en esta expresión tiene
352 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

cabida lo que afecte los derechos fundamentales a la integridad personal,
a la vida y a la igualdad ante la ley, a favor de un grupo poblacional tradi-
cionalmente vulnerable como lo es el de las mujeres.
La jurisprudencia constitucional en Venezuela carece de precisiones de
orden concreto sobre el alcance que debe darse a diversos supuestos de
reserva constitucional de ley orgánica, particularmente sobre las leyes
relativas al desarrollo de los derechos constitucionales; de tal manera que
conviene analizar con mayor detenimiento este subtipo de ley orgánica.
Observa  la  Sala  que  el  problema  central  consiste  en  determinar  qué
conexión debe existir entre el derecho constitucional y la ley para que
ésta deba tener carácter orgánico por constituir desarrollo del derecho
constitucional. Resulta claro para esta Sala que no toda ley que tenga
relación con  un derecho  constitucional debe  tener carácter  orgánico.
Por  tal  razón,  se  estima  que  puede  resultar  inevitable  aproximarse  a
esta cuestión con un cierto casuismo, teniendo en cuenta que la gran
heterogeneidad de contenidos que se incluyen en el Título III, denomi-
nado “De los Deberes, Derechos Humanos y Garantías”, de la Consti-
tución de 1999, desde el punto de vista de la estructura del derecho de
que se trate y del tipo de relación que la ley guarda con el mismo, ha de
conducir a esta Sala a determinar que hay derechos constitucionales no
susceptibles de desarrollo en el sentido del artículo 203 constitucional, y
bien que hay derechos constitucionales cuyo desarrollo por ley orgánica
no agotaría el correspondiente sector normativo, el cual debe ser com-
plementado con disposiciones legales de carácter ordinario en todo lo
que no sea estrictamente desarrollo del derecho constitucional.
A partir de la tesis interpretativa restrictiva del precepto constitucional
que regula a las leyes orgánicas para desarrollar los derechos constitu-
cionales, que permite la armonización conceptual de las variables “de-
sarrollo” y “derechos constitucionales” y reducir al mínimo su contenido,
ha de construirse, a juicio de esta Sala, el ámbito material reservado a
este nuevo subtipo de leyes orgánicas. Acerca del significado de tales
expresiones, salvando las diferencias, pueden encontrarse abundantes
precisiones de orden concreto en la doctrina y jurisprudencia constitu-
cional españolas acerca del alcance que debe darse al supuesto de re-
serva  constitucional  de  ley  orgánica  para  el  desarrollo  de  derechos
fundamentales, en razón de que, como ha dicho la doctrina patria, el
precepto  constitucional que  regula las  leyes  orgánicas  en Venezuela,
tiene  su  fuente  en  la  Constitución  española  de  1978  (PEÑA  SOLÍS,
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 35 3

José, Ob. Cit., pp. 92-93). En este sentido, el mencionado autor destaca
que, a partir de la teoría “minimalista” o del “complemento indispensa-
ble” manejada por la doctrina y la jurisprudencia española (Vid., entre
otros, SANTAMARÍA PASTOR, Juan Alfonso, Principios de Derecho
Administrativo. Volumen I. Centro de Estudios Ramón Areces, S.A., 4a
ed., Madrid, 2002, p. 242; y GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y To-
más-Ramón  Fernández,  Curso de Derecho Administrativo I.  Edito-
rial Civitas, S.A., 5 a ed., Madrid, 1989, pp. 155-159), y con las que
guarda congruencia la posición seguida por el constituyente venezola-
no de 1999, las normas que reservan al Poder Legislativo Nacional el
desarrollo de derechos constitucionales, específicamente mediante le-
yes orgánicas, aluden a que la regulación de un derecho sea efectua-
da de forma directa, frontal y global, excluyendo todo intento tendente
a disciplinarlo de manera indirecta.
De modo que, observa la Sala, si cualquier regulación que de forma inclu-
so parcial o indirecta afecta el régimen de los derechos y libertades se
encuentra  reservada  a  la  ley  orgánica,  llevaría  sin  duda  al  absurdo  de
considerar  que  la  inmensa  mayoría  de  las  leyes  formales  deberían  ser
leyes orgánicas, descartando toda posibilidad de que el legislador, me-
diante la aprobación de leyes a través de un procedimiento menos refor-
zado, pueda incidir, aun indirectamente, en el efectivo ejercicio de derechos
constitucionales. En otras palabras, interpretado el término “desarrollo”
en un sentido estricto, sólo cabe atribuir a la ley orgánica toda regulación
general  de  la  norma  constitucional  que  reconoce  un  derecho  o  lo  que
afecta a cuestiones básicas y esenciales de dicha regulación, que contri-
buya a la mejor aplicación del precepto constitucional porque incida en
aspectos propios de la eficacia del mismo; pero no así cualquier supuesto
en que se incida de manera más o menos directa en la esfera de un dere-
cho constitucional, ni siquiera todo lo que se pueda considerar regulación
de su ejercicio. De esta forma, la Sala debe reiterar el criterio sentado en
sentencia N° 1.723 del 31 de julio de 2002, que declaró que el “Proyecto
de Ley Orgánica del Sistema Venezolano para la Calidad” no tiene el
carácter orgánico que le atribuyó la Asamblea Nacional, luego ratificado
en sentencia N° 2.573 del 16 de octubre de 2002 (“Ley Orgánica contra
la Corrupción”), de acuerdo con el cual no podrá extenderse el sentido
del primer párrafo del artículo 203 de la Constitución de 1999 con el fin de
dar cabida en él a normativas calificadas por la Asamblea Nacional como
leyes  orgánicas  que “...b) rocen aspectos secundarios de algún dere-
cho fundamental, ya sea por consagrar alguna modalidad en su ejer-
354 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

cicio o por establecer ciertas condiciones o restricciones a su goce,


sin que tal regulación constituya un desarrollo directo, global o en
aspectos esenciales de tales derechos fundamentales, o una restric-
ción no autorizada por la propia Constitución de los mismos, pues,
una hipersensibilidad respecto a este tema ‘convertiría al ordena-
miento jurídico entero en una mayoría de Leyes Orgánicas, ya que
es difícil concebir una norma que no tenga una conexión, al menos
remota, con un derecho fundamental’ (Cf.  Pérez  Royo,  Javier, Curso
de Derecho Constitucional, Madrid, Marcial Pons, 2000, p. 791)”.
Con criterios también restrictivos hay que comprender la expresión “de-
rechos constitucionales”. Esta ha sido la posición que acertadamente
ha mantenido la jurisprudencia del Tribunal Constitucional español cuan-
do, basándose en el deseo de evitar una innecesaria y perjudicial petri-
ficación  del  ordenamiento  jurídico,  viene  sosteniendo  que  sólo  son
susceptibles de ser desarrollados mediante ley orgánica aquellos dere-
chos fundamentales consagrados en la Sección Primera, del Capítulo II,
del Título I, denominado “De los Derechos Fundamentales y de las Li-
bertades Públicas”, integrada por los artículos 15 al 29 de la Constitu-
ción española de 1978.
Seguir estrictamente este ejemplo en nuestro caso, conduciría básica-
mente a entender que la reserva de ley orgánica para el desarrollo de
derechos constitucionales en Venezuela no se refiere al Título III de la
Constitución de 1999, denominado “De los Deberes, Derechos Huma-
nos y Garantías”, en su totalidad, pues, de otro modo, podría resultar
prácticamente imposible lograr una legislación ordinaria que regule el
ejercicio de los derechos que allí se consagran, máxime cuando en di-
cho Título se comprenden los principios rectores de la política social y
económica que  pueden entrar en juego mediata o inmediatamente en
cualquier normativa. Al respecto, cabe observar que orientada esta Sala
esencialmente por la concepción material que preside a las leyes orgá-
nicas tantas veces mencionada, estima importante precisar que, con la
expresión “derechos constitucionales”, el artículo 203 de la Constitu-
ción de 1999 se refiere exactamente a los derechos fundamentales re-
conocidos  constitucionalmente  en  el  aludido  Título  III,  exceptuando
obviamente el Capítulo X, denominado “De los Deberes”, así como cual-
quier contenido que se encuentre en los artículos que van del 19 al 129,
que aludan a simples reservas específicas de ley que no pueden estar
sujetas a su vez a ley orgánica y que, por ende, deban ser regulados por
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 35 5

las leyes ordinarias. Ello obligaría, en un grado más profundo de la cuestión
aquí planteada, a que cuando se presente al examen de esta Sala Cons-
titucional una ley designada orgánica por la Asamblea Nacional que no
reúna los requisitos impuestos por el propio artículo 203 constitucional,
o en cuyo contenido se adviertan preceptos reservados a la ley ordina-
ria, deba sancionarse tal infracción constitucional con el instrumento de
la descalificación, sea de todo el texto legal o de los particulares pre-
ceptos apuntados, con la debida advertencia de que en el segundo su-
puesto  planteado  tales  normas  se  tendrán  por  ordinarias  y,  en
consecuencia, susceptibles de modificación o derogación por una ma-
yoría simple de parlamentarios, tal como así se estableció expresamen-
te en sentencia de esta Sala N° 1.723 del 31 de julio de 2002.
No obstante, estima la Sala necesario esgrimir además el principio de favor
libertatis, sin que ello represente contradecir la concepción restrictiva que
informa las leyes orgánicas, de modo que en caso de incertidumbre u oscu-
ridad sobre el rango de fundamentalidad de algún derecho constitucional
incluido en el mencionado Título III o en otra disposición de la Constitución
de 1999 que le sea similar (lo relativo a los refugiados y asilados que refiere
la Disposición Transitoria Cuarta), se opte por la interpretación que ofrezca
mayores garantías a los ciudadanos, esto es, por la ley orgánica, teniendo
en cuenta que la exigencia de una mayoría reforzada para su aprobación
fortalecería también su estatuto jurídico y su significación fundamentadora,
evitando los vaivenes de las mayorías parlamentarias.
En ese orden de ideas, luego de analizar los fundamentos teóricos ano-
tados, y sin que ello constituya pronunciamiento sobre la constituciona-
lidad del contenido de la normativa propuesta por la Asamblea Nacional,
esta Sala se pronuncia a los efectos previstos en el artículo 203 consti-
tucional, y al respecto considera que es constitucional el carácter orgá-
nico  otorgado  a  la  legislación  denominada  “Ley  Orgánica  sobre  el
Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia”, pues ésta se ade-
cua  a  las  características  jurídicas  que  tienen  las  leyes  orgánicas,  en
cuanto a su forma y contenido, teniendo en cuenta que con la misma se
pretende regular uno de los supuestos previstos en la citada norma cons-
titucional que hacen posible convenir en su carácter orgánico.
En efecto, observa la Sala que la Ley Orgánica en cuestión desarrolla, de
manera centralizada y convergente, la protección constitucional a la que
se refiere el artículo 21.2 de la Constitución de 1999 a favor de las muje-
res, por ser éstas, como ya indicó esta Sala, un grupo poblacional tradicio-
356 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

nalmente vulnerable. Con independencia de las razones de conveniencia
observadas por la Asamblea Nacional para dictar la Ley cuya naturaleza
orgánica se examina bajo la calificación otorgada y de las competencias
que, al respecto, tiene dicho órgano legislativo, esta Sala, luego de apre-
ciar la importancia del contenido del texto normativo, advierte que éste
incluye  una regulación sobre  las condiciones  básicas o  esenciales  que
garantizan a las mujeres una igualdad ante la ley real y efectiva; no con-
tiene, por consiguiente, un diseño completo y acabado de su régimen jurí-
dico, así como tampoco de otros derechos constitucionales afectados. De
modo que, con la referida Ley Orgánica se pretende disciplinar el conte-
nido primario, las facultades elementales y los límites esenciales de todo
aquello que sea necesario para asegurar una igualdad ante la ley de las
mujeres en el ejercicio efectivo de sus derechos exigibles ante los órga-
nos jurisdiccionales y la Administración Pública.
Además, observa la Sala que la regulación sobre aspectos fundamenta-
les, como los derechos constitucionales a la integridad personal (artículo
55), a la vida (artículo 43) y a la igualdad (artículo 21), entre otros, dirigi-
dos a la protección de la población de mujeres, puede adquirir una vigen-
cia transversal en los distintos ámbitos jurídicos de su vida ciudadana, a
través de una ley orgánica que sirva de marco legal al ordenamiento ordi-
nario, no por tener –se insiste– rango  superior a la ley ordinaria en el
sistema de fuentes del Derecho, sino por su preeminencia lógica e indis-
pensable para la construcción del resto del ordenamiento jurídico, cuando
se delimita a las disposiciones legislativas posteriores que desarrollan los
principios que ella pauta. De esto se evidencia que la legislación ordina-
ria, siendo consecuente consigo misma cuando se incida en una concreta
modalidad de ejercicio del derecho fundamental o sirva como fórmula de
colaboración internormativa –siempre que no se trate de un reenvío en
blanco que persiga defraudar la reserva constitucional a favor de las le-
yes orgánicas–, deberá atenerse al marco general trazado por la denomi-
nada “Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujer a una Vida Libre de
Violencia” en la materia en ella discurrida, al reglar las instituciones cu-
yos principios han sido colocados en tal encuadramiento.
Con base en las anteriores consideraciones, este Máximo Tribunal se
pronuncia, conforme a lo previsto en el artículo 203 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, en el sentido de declarar la
constitucionalidad del carácter orgánico de la “Ley Orgánica sobre el
Derecho de la Mujer a una Vida Libre de Violencia”. Así se declara.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 35 7

IV
Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supre-
mo de Justicia, en nombre de la República por autoridad de la Ley, con-
forme a lo previsto en el artículo 203 de la Constitución de la República
Bolivariana  de  Venezuela,  declara  LA  CONSTITUCIONALIDAD
DEL  CARÁCTER  ORGÁNICO  DE  LA  “LEY  ORGÁNICA  SO-
BRE  EL  DERECHO  DE  LA  MUJER  A  UNA  VIDA  LIBRE  DE
VIOLENCIA”.
(...omissis...)

VOTO  CONCURRENTE

...gistrado Dr. Pedro Rafael Rondón Haaz discrepa parcialmente del
criterio sostenido en la motiva de la sentencia que antecede, pero con-
cuerda en su dispositiva y, en consecuencia, rinde este voto concurrente
con fundamento en los siguientes razonamientos:
La decisión que precede reiteró in extenso el fallo de esta Sala N° 34
de 26 de enero de 2004, veredicto respecto del cual quien suscribe como
disidente salvó el voto en su oportunidad. Por tanto, se reitera dicho
voto salvado en los siguientes términos:
 “...gistrado Pedro Rafael Rondón Haaz discrepa de la mayoría senten-
ciadora respecto del fallo que antecede por las siguientes razones:
(...)
Sobre la base de las argumentaciones que anteceden, el fallo del que se
difiere decidió:
“... que, conforme al artículo 203 de la Constitución vigente, no es necesa-
rio el voto favorable de las dos terceras (2/3) partes de los integrantes de la
Asamblea Nacional para dar inicio a la discusión de proyectos de leyes
orgánicas investidas de tal carácter por calificación constitucional que pre-
tendan modificar leyes orgánicas vigentes...” (Subrayado añadido).
En criterio del voto-salvante, exactamente los mismos argumentos con
relación a la naturaleza, relevancia y mecanismos constitucionales de
admisión que empleó la mayoría para llegar a la conclusión anterior, son
358 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

la base teórica para que se concluya en la tesis exactamente contraria,
de conformidad con el principio del paralelismo de las formas y con
auxilio del argumento a fortiori: por una parte, es indudable que no hay
nada  que  distinga, en  su esencia, a  las leyes  orgánicas  que  la propia
Constitución califica como tales y las que califica la Asamblea Nacio-
nal, razón por la cual no cabe diferencia alguna respecto de la manera
de modificación de unas y otras; y, por la otra, si el constituyente no hizo
la precisión respecto de las primeras fue porque al afirmarlo respecto
de las segundas, con mayor razón debe entenderse que se aplica a aqué-
llas, que el propio constituyente quiso excluir de los debates y avatares
políticos para su calificación de orgánicas, por su especial relevancia
dentro de ésta, ya de por sí relevante, categoría de leyes.
Entiende quien se aparta del criterio mayoritario que no es necesario el
auxilio de la Filosofía del Derecho ni de complicados razonamientos
para llegar a la conclusión anterior; por el contrario, la lógica más ele-
mental indica, incluso al lego en Derecho, que no puede ser más fácil la
modificación –total o parcial– de una ley orgánica que el propio pueblo
soberano –a través del constituyente– calificó como tal, porque, ab ini-
tio, entiende que entra dentro de las restrictivas categorías que utilizó
para la distinción de las leyes que llamó orgánicas, que la de una que
hubiere sido calificada como tal por el poder público derivado, por el
mandatario del soberano, como lo es la Asamblea Nacional.
Desde otro punto de vista, destaca que la mayoría no razonó en el pro-
yecto, en forma alguna, por qué no aplicarían las mismas reglas para la
modificación de unas y otras leyes orgánicas (por calificación constitu-
cional o legislativa); se limitó a poner de relieve sólo lo obvio: que las
leyes orgánicas por calificación constitucional no requieren de la admi-
sión de su carácter de orgánicas por la Asamblea Nacional, puesto que
dicha calificación sería previa al proyecto mismo y se habría impuesto
al poder legislativo derivado por el poder constituyente. En efecto, de la
lectura de la sentencia de la que se discrepa salta a la vista que todos
los razonamientos que se hicieron giraron en torno a las leyes orgánicas
por calificación legislativa, con la salvedad, cada vez, de las así califica-
das por el constituyente, pero para nada aludió a éstas para el arribo a
la conclusión a la que llegó; conclusión que no puede anclarse en el
argumento a contrario porque, se insiste, unas y otras leyes orgánicas
son idénticas y si cupiera alguna distinción, ésta apuntaría a que las de
calificación constitucional son más importantes aun que las otras, de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 35 9

modo que sería impensable que los mecanismos de su discusión y apro-
bación pudiesen ser menos restrictivos que los de las últimas.
En todo caso, tampoco resuelve la sentencia de la que se difiere la duda
que plantearon los recurrentes en torno, no a la mayoría necesaria para
la admisión o sanción de una ley orgánica por calificación constitucional
sino, muy concretamente, a cuál sería la mayoría necesaria para la ad-
misión de una ley derogatoria de una ley orgánica preconstitucional; al
efecto, aquéllos plantearon:
(...)
En criterio de quien disiente, asiste la razón a los recurrentes en el
sentido  de  que,  independientemente  de  los  argumentos  a  que  se  ha
hecho referencia supra, tanto los  del fallo mayoritario  como los de
este voto salvado, en torno a las leyes orgánicas por calificación cons-
titucional, cuando una ley post-constitucional, aun cuando no sea or-
gánica, pretenda la modificación –total o parcial– de una ley orgánica
preconstitucional, requerirá, de conformidad con el acápite del primer
aparte del artículo 203 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, la mayoría calificada de dos tercios (2/3) de los presen-
tes en la Asamblea Nacional para la admisión del proyecto respectivo.
Así lo estableció esta misma Sala, con claridad, en sentencia N° 2573
de  16-10-02,  caso:  “Ley Orgánica contra la Corrupción”)  –que  ci-
taron los recurrentes–, en los siguientes términos:
(...)
Así, cuando la Sala se planteó la posibilidad de que una ley ordinaria, que
fuese dictada bajo la vigencia de la Constitución de 1999, pretendiese
derogar una ley que hubiese sido calificada de orgánica bajo la vigencia
de  la Constitución  de 1961 –con base, probablemente, para tal fin, en
criterios distintos a los vigentes, mucho más restrictivos–, la aceptó, con
la salvedad de que esa ley ordinaria tendría que satisfacer la norma cons-
titucional  con  relación  a  la  mayoría  calificada  que  se  reclama  para  la
modificación de las leyes orgánicas. Por cuanto ello es así, concuerda
quien  disiente  con  los  recurrentes  en  que  ‘para poder derogar la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia se requiere de la mayoría
de dos tercios de los diputados para el momento de iniciarse la dis-
cusión de la ley que efectivamente pretenda derogarla, con indepen-
dencia de si esa ley es orgánica por mandato de la Constitución’.
360 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Por último, sorprende al voto-salvante lo que dispuso el fallo que ante-
cede con relación a la mayoría que se precisa para la sanción (ya no
modificación) de las leyes orgánicas, sin razonamiento alguno que fun-
damente tal estipulación, en forma contraria, de nuevo, a la lógica ele-
mental, a la teleología de las normas constitucionales al respecto en su
conjunto y a la naturaleza misma de la categoría de leyes en cuestión –
a la cual responde la teleología–. De nuevo, de acuerdo con el principio
del paralelismo de las formas, si se precisa una mayoría calificada para
la simple admisión del proyecto de ley, ésta debe ser la misma mayoría
para la sanción del proyecto que ya se admitió y se discutió. También
por argumento a fortiori, si se precisa una mayoría calificada para la
admisión del proyecto de ley, por las razones jurídicas y políticas que la
sentencia  analizó  con  exhaustividad,  con  mayor  razón  se  necesita  la
misma mayoría para su sanción; de lo contrario, bastaría que la mayo-
ría, simple o absoluta –según el caso–, convenga en el carácter orgáni-
co de una ley –lo cual, en todo caso, está sometido a la aprobación de
esta Sala Constitucional– para que luego se evite el consenso político
que quiso el constituyente, para el propósito de la sanción, en franca
contravención a todos los postulados que la mayoría analizó con rela-
ción a la naturaleza y relevancia de las leyes orgánicas, que, según ex-
plicó, justifican la existencia de mecanismos agravados para su discusión
y, necesariamente, se añade, posterior aprobación.
Si ‘sólo será necesaria la mayoría absoluta de los integrantes de la
Asamblea Nacional presentes en la respectiva sesión para la san-
ción de las leyes orgánicas contempladas en el artículo 203 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cualquie-
ra sea su categoría’, la norma constitucional ha sido burlada, ya que
nada distingue el mecanismo de sanción de las leyes ordinarias del de
las leyes orgánicas.
Con fundamento en los argumentos que preceden, es criterio de quien dis-
crepa de la decisión mayoritaria que antecede, que la Sala ha debido: i) por
una parte, fijar la interpretación que sugirieron los recurrentes, en el sentido
que se expresó, con relación a que para la modificación –total o parcial– de
la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia –ley orgánica preconstitu-
cional– se requiere la mayoría calificada a que alude el acápite del primer
aparte del artículo 203 constitucional; ii) en su defecto, ahora dentro del
marco únicamente de la Constitución vigente, que no hay diferencia alguna
entre las leyes orgánicas por calificación constitucional o por calificación
legislativa –salvo la que se apuntó– razón por la que no cabe ninguna distin-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 36 1

ción en cuanto al mecanismo de su respectiva modificación y, por último,
que la misma mayoría calificada, que el artículo 203 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela estableció para la aprobación de un
proyecto de ley orgánica o de modificación de una vigente, se requiere para
su posterior sanción por la Asamblea Nacional”.
Queda así expresado el criterio de quien rinde este voto concurrente.
(...)
13. RECURSO  DE  INTERPRETACIÓN  CONSTITUCIONAL.
LA  FLAGRANCIA,  EN  LOS  DELITOS  DE  GÉNERO

Sentencia: Nº 272 del quince de febrero de 2007.

Caso: Solicitud de Interpretación del numeral 1 del artículo
44 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, intentada por la ciudadana Gabriela Del Mar
Ramírez Pérez, Diputada de la Asamblea Nacional y
Presidenta  de  la  Comisión  Permanente  de  Familia,
Mujer y Juventud de ese órgano deliberante.

Normativa citada en el fallo:
CASDCP: Artículos 8 y 14.
COPP: Artículos 248 y 372.
CRBV: Artículos 22, 44 y 55.
LSVCMF: Artículos 32, 34 y39.
Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO  PONENTE:
CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

El 8 de junio de 2006, la ciudadana GABRIELA DEL MAR RAMÍ-
REZ PÉREZ, titular de la cédula de identidad número 6.325.607, con el
carácter  de  Diputada  a  la Asamblea  Nacional  y  de  Presidenta  de  la
Comisión Permanente de Familia, Mujer y Juventud de ese órgano deli-
362 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

berante, asistida por la abogada Eliana Cherubini Sánchez, inscrita en el
Inpreabogado bajo el número 47.050, solicitó, ante esta Sala Constitu-
cional, la interpretación del numeral 1 del artículo 44 de la Constitución
de  la  República  Bolivariana  de  Venezuela,  “en relación con lo dis-
puesto en los artículos 43, 46 y 55 de dicho texto constitucional y
la interpretación asentada por  [esta]  Sala Constitucional en sen-
tencias 2.580-2001 y 972-2006”.
El 12 de junio de 2006 se dio cuenta en Sala y se designó ponente a la
Magistrada Carmen Zuleta de Merchán quien, con tal carácter, suscri-
be la presente decisión.
El 17 de julio de 2006 la Sala admitió la solicitud presentada, ordenó la
notificación de la Asamblea Nacional, del Defensor del Pueblo y del
Fiscal General de la República. Asimismo, ordenó emplazar a los intere-
sados mediante un edicto.
El 11 de agosto de 2006 se libró el edicto y el 22 de septiembre de 2006
fue consignado a los autos.
El 4 de octubre de 2006 la Fiscal Tercera ante las Salas de Casación y
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia consignó escrito con-
tentivo de la opinión del Ministerio Público.
El 10 de octubre de 2006 la parte solicitante presentó diligencia median-
te peticion de pronunciamiento en la causa.
El 25 de noviembre de 2006, la Asamblea Nacional sancionó la Ley Orgá-
nica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Efectuada la lectura individual del expediente, esta Sala procede a emi-
tir decisión, previas las siguientes consideraciones:
I
DE  LA  SOLICITUD  DE  INTERPRETACIÓN
CONSTITUCIONAL

La parte solicitante alegó, lo siguiente:
Que  “el interés jurídico, actual y directo para el ejercicio de la
presente acción, está determinado por las funciones que ejerzo como
Diputada de la Asamblea Nacional y Presidenta de la Comisión
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 36 3

Permanente de Familia, Mujer y Juventud, cuya misión se orienta


a la coordinación y fortalecimiento de acciones e iniciativas dirigi-
das a la protección de la mujer y la defensa de sus derechos, no
sólo en el ámbito legislativo como competencia natural, sino en
ejecución de iniciativas en colaboración con los otros Poderes que
conforman el Estado y mediante la promoción de la participación
ciudadana, atribuciones éstas establecidas en los artículos 136 y
187 ordinales 1 y 4 (sic) de la Constitución de la República Boliva-
riana de Venezuela”.
Alegó que la decisión N° 972, dictada el 9 de mayo de 2006, por esta Sala
Constitucional,  que  “...declaró parcialmente con lugar el recurso de
nulidad por inconstitucionalidad interpuesto por el Fiscal General
de la República, Dr. JULIÁN ISAÍAS RODRÍGUEZ, en contra de la
LEY SOBRE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Y LA FAMILIA,
publicada en Gaceta Oficial N° 36.531 de fecha 03-09-1998, ha
generado lagunas y contradicciones respecto al concepto de FLA-
GRANCIA en los delitos vinculados a la violencia doméstica, que
ameritan ser abordadas en forma inmediata y urgente a objeto de
generar acciones que preserven derechos fundamentales de las mu-
jeres víctimas de tales hechos, tales como DERECHO A LA VIDA y
DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL, consagrados en los ar-
tículos 43, 46 y 55 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela” (destacado  de  la  recurrente).
Sostuvo  que  esa  decisión  establece  que  “...los órganos administrati-
vos receptores de denuncias (Prefectos, Jefes Civiles, Jueces de
Paz, Fiscales del Ministerio Público) no pueden dictar medidas
privativas de libertad, ‘aunque sean preventivas o cautelares’, POR
CONTRAVENIR LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO 44, CARDINAL
1 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. No
obstante, seguidamente el fallo expresa: ‘...se dejan a salvo los
supuestos en que opere la flagrancia, caso en el cual la autoridad
policial podrá actuar sin previa orden judicial, pero siempre bajo
el estricto cumplimiento de las normas ordinarias que contiene el
Código Orgánico Procesal Penal y en atención a la interpretación
restrictiva de las mismas.....’ (subrayado nuestro), lo que significa
que la detención por parte de la autoridad administrativa o de cual-
quier ciudadano, si fuere el caso, estará conforme a la Constitu-
ción, si se trata de un ‘hecho flagrante’”.
364 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Planteó  las  siguientes  interrogantes:  “...cuál es la definición de fla-


grancia, desde la perspectiva de los delitos vinculados a la violen-
cia doméstica?; cuál es el alcance de la previsión constitucional
referida a las limitaciones del derecho humano LIBERTAD, frente a
los derechos humanos INTEGRIDAD PERSONAL, VIDA, IGUAL-
DAD? Cómo armonizar el texto constitucional, sin menoscabar el
derecho que asiste a las mujeres víctimas de violencia doméstica de
ser debidamente protegidas, como grupo vulnerable, conforme lo
dispuesto en los artículos 21 y 55 de la Constitución de la Repúbli-
ca Bolivariana de Venezuela?”.
Que  “[l]a Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención de Belen Do
Pará) (...) define la violencia contra la mujer, en los siguientes
términos: ‘cualquier acción o conducta basada en su género, que
cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicologica (sic)
la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado.’. El artícu-
lo 2, desarrolla dicha definición y expresa: ‘Se entenderá que vio-
lencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y
psicológica: a) que tenga lugar dentro de la familia o unidad do-
méstica o en cualquier otra relación interpersonal, ya sea que el
agresor comparte o haya compartido el mismo domicilio que la mujer,
y que comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual...”.
Refirió que la “...Ley sobre la Violencia Contra la Mujer y La Fami-
lia, con mayor amplitud, define la violencia como; ‘la agresión,
amenaza u ofensa ejercida sobre la mujer o (sic) otros integrantes
de la familia, por los cónyuges, concubinos, exconyuges (sic), ex-
concubinos o personas que hayan cohabitado, ascendientes, des-
cendientes y parientes colaterales, consanguíneos o afines, que
menoscabe su integridad física, psicológica, sexual o patrimonial’.
Es decir, nuestra legislación interna no limita la protección a la
mujer, sino a todo el entorno familiar, previsión comprensible si
consideramos que la violencia doméstica o intrafamiliar refleja una
situación de poder de unos sobre otros, ya sea por razones de fuer-
za física, dependencia psicológica, emocional o económica, en fin,
los motivos pueden resultar múltiples, lo cierto es que los más débi-
les o vulnerables, son sometidos por quien ejerce algún tipo de
poder y ese sometimiento, que no es eventual, ni casual, se mani-
fiesta a través de acciones lesivas del derecho a la libertad, inte-
gridad física, psicológica y sexual”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 36 5

Que  “...algunos estudios en la materia identifican tres fases en el


ciclo de la violencia: se inicia con comportamientos agresivos hacia
objetos o bienes del hogar, luego evoluciona hacia las personas
mediante abuso verbal, físico o ambos, procurando el aislamiento
de la víctima de familiares o amigos; seguidamente se presenta el
episodio agudo de agresión, que puede resultar crítico o definitivo
y, por último, se concluye hacia una etapa de calma, arrepentimiento
o conciliación, reiniciándose el ciclo luego de corto tiempo, con una
mayor violencia. La dirección o reiteración de cada ciclo depende-
rán de muchos factores cuya enumeración escapa del objetivo del
presente análisis, sin embargo lo importante es destacar cómo en
delitos de ésta (sic) naturaleza, el tiempo de intervención es determi-
nante e igualmente reconocer la condición de habitualidad de tales
conductas y el hecho que la asistencia de la víctima ante un órgano
receptor de denuncias normalmente ocurre luego de un período pro-
medio de cinco a siete años de haber sufrido la reiteración de dicho
ciclo, con más agresión y mayor violencia”.
Luego de señalar lo previsto en los artículos 43, 46 y 55 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, alegó que el efectivo ejercicio
de  los derechos a  la vida, integridad  física, psíquica y  moral  debe  ser
garantizado por el Estado a través de sus órganos competentes.
Que  “[l]a sentencia 972/09-05-2006 a la cual hemos hecho refe-
rencia, menciona aisladamente que sólo la condición de flagran-
cia justifica la detención de un ciudadano, en el resto de los casos
se requiere orden judicial. Dicha afirmación cónsona con los pos-
tulados nacionales e internacionales en materia de libertad perso-
nal, merece su precisión y desarrollo en materia de violencia
doméstica o intrafamiliar, conforme las características propias de
este tipo de delitos: relación de poder dependencia autor-víctima;
habitualidad-reincidencia; lugar de comisión (intimidad del hogar);
percepción de la comunidad como ‘problemas familiares de pareja’
lo que normalmente excluye la intervención de ‘cualquier ciudada-
no’ para efectuar la detención ‘in fraganti’; incremento gradual y
progresivo de los niveles de violencia; efectos colaterales en ni-
ños, niñas y adolescentes que habitan el hogar; miedo o inseguri-
dad de la víctima de denunciar”.
Alegó que  “[d]ebe acotarse que si bien la sentencia 972 incide fun-
damentalmente en la facultad de acordar la medida cautelar de
366 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

arresto que tenían los órganos receptores de denuncia: Jueces de


Paz, Prefectos, Jefes Civiles y Fiscales del Ministerio Público, la
salvedad que hace la Sala referida al supuesto de flagrancia y la
precisión en cuanto a que la interpretación debe ser ‘restrictiva’,
crea la oscuridad o confusión que invocamos en el presente recur-
so, siendo la interrogante: ¿cuándo estaríamos ante una situación
de flagrancia en delitos de esta naturaleza?, ¿en qué supuestos
uno de estos órganos receptores de denuncia procedería a requerir
una orden judicial para ejecutar la medida cautelar de arresto y
cuándo estarían frente a una flagrancia que justifique detención
preventiva? ¿acaso la concepción clásica de flagrancia arraigada
en los funcionarios receptores de denuncias no podría significar
una actuación tardía en este tipo de delitos?”.
Previa transcripción del contenido de la sentencia N° 2.580/01, dictada
por esta Sala Constitucional, sostuvo que las precisiones que se hicieron
en ese pronunciamiento, respecto al concepto de flagrancia, se refería a
un caso de transporte ilícito de estupefacientes y que el cuarto supuesto
asentado por esta Sala en dicho fallo, “...podría corresponderse con la
naturaleza de los delitos vinculados a la violencia doméstica, donde
si bien es cierto, el delito no se está cometiendo, no acaba de come-
terse, ni el autor se ve perseguido por la víctima o por el clamor
público inmediatamente después del hecho, existen circunstancias e
indicios verificables por la autoridad, de la comisión reciente del
hecho, tales como: las lesiones físicas de la propia víctima, elemen-
tos indicativos en el lugar de comisión, medio de comisión, testigos
presenciales, etc., que pueden facultar a la autoridad receptora de
la denuncia a la aprehensión del presunto autor. Sin embargo, la
sentencia 972-2006 precisa: ‘interpretación restrictiva’ en supues-
tos de flagrancia, circunstancias que solicitamos sea debidamente
abordada en el presente recurso, ponderando derechos inalienables
en nuestro modelo de Estado Democrático y Social de Derecho y de
Justicia: VIDA, LIBERTAD, INTEGRIDAD PERSONAL”.
Que  “...la interpretación que del concepto de flagrancia realizó la
Sala Constitucional en la precitada sentencia (2.580/2001), con-
ducen a concluir que los delitos vinculados a la violencia domésti-
ca, en su mayoría constituyen hechos flagrantes que justifican la
aprehensión del presunto agresor y su sometimiento al procedimiento
penal especial, quedando a criterio del órgano jurisdiccional que
le corresponda conocer, dictar medida privativa de libertad con-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 36 7

forme lo dispuesto en el artículo 250 del Código Orgánico Proce-


sal Penal o el establecimiento de otras medidas que garanticen su
sometimiento al proceso y consecuencialmente contribuirán a pre-
servar la integridad física de la víctima y su grupo familiar”.
Arguyó  que  “...la oscuridad de la definición de flagrancia invoca-
da en la presente acción de interpretación constitucional y su inci-
dencia en el sistema de protección a la mujer y la familia, viene
determinada porque el texto constitucional en el artículo 44.1 sólo
se limita a establecer la condición ‘infraganti’, siendo que la Sala
Constitucional al hacer referencia a dicho término en la decisión
972-2006, utilizó la expresión ‘interpretación restrictiva’ y en, sen-
tencia anterior, número 2.580/2001, desarrolló el concepto con
mayor amplitud, es decir, tenemos una sentencia referida al delito
de trafico (sic) de drogas donde se desarrolló el concepto de fla-
grancia en cuatro supuestos y posteriormente, se dicta sentencia
en materia de violencia doméstica donde se precisa que la inter-
pretación debe ser restrictiva, lo que podría significar concepción
clásica y en consecuencia insuficiente para dar respuesta a delitos
de tal naturaleza”.
Que  “...la interpretación que solicitamos debe preservar el derecho
a la libertad como bastión fundamental en materia de derechos
humanos, pero también debe atender a la necesidad de preservar
el derecho a la vida y a la integridad personal de las víctimas de
los delitos vinculados a la violencia doméstica o intrafamiliar; ex-
presado en otras palabras, una interpretación que sin menoscabar
Derechos Fundamentales que el Estado reconoce y está obligado a
garantizar más allá de lo normativo, procura un equilibrio entre la
ley y la justicia, entre el derecho y la realidad”.
II
DE  LA  OPINIÓN  DEL  MINISTERIO  PÚBLICO
Señaló la representación fiscal, lo siguiente:
Que  “[l]a Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
expresamente, reconoce en su texto el principio de progresividad
para la protección de los derechos humanos, entre los cuales, la
libertad personal es uno de los principales derechos fundamenta-
les que deben preservarse, al igual que los derechos a la vida y a
368 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

la integridad personal”.  Que  “...la equidad de género transversali-


za (sic) todo el texto constitucional, lo cual se entiende dentro del
principio de igualdad y no discriminación que, igualmente recono-
ce la Carta Fundamental”.
Que los derechos contenidos en los artículos 44.1 y 21 del Texto Funda-
mental, “en modo alguno pueden sobreponerse (sic) uno al otro,
sino que su protección y salvaguardia ameritan las mismas consi-
deraciones e igual tratamiento”.
Que  “[l]os derechos que históricamente han conquistado las mu-
jeres en el mundo, dentro de la lucha emprendida por la igualdad
de género, muy especialmente para erradicar la violencia contra
ellas, están insertos, nacional e internacionalmente en un anda-
miaje de derechos sustantivos, y se encuentran recogidos en va-
rios Instrumentos Internacionales, entre ellos, la Convención
Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación con-
tra la Mujer; adoptada por la Asamblea General de Naciones
Unidas y que entró en vigor el 3-9-81; y la Convención Interame-
ricana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
la Mujer ‘Convención de Belem (sic) Do Pará’, (...), donde se
imponen, entre otras obligaciones, como compromisos de la Re-
pública, el establecimiento de procedimientos legales justos, en-
tre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso
efectivo a tales procedimientos”.
En criterio de la representación fiscal, “[e]l estudio conjunto de ambas
normativas, de acuerdo con los estándares internacionales, impone
tener presente las diferentes fuentes de derecho internacional, para
poder dar una protección efectiva a la mujer víctima de la violencia
de género, pues en el contexto de la violencia doméstica deben in-
cluirse las disposiciones nacionales e internacionales sobre tortura,
libertad y seguridad personal, tratos crueles, inhumanos y degra-
dantes, así como interpretar que esa violencia doméstica es una ma-
nifestación de la discriminación que se prohíbe tanto en la
Constitución de la República, como en las Convenciones Internacio-
nales antes señaladas. Esto significa que cuando atendemos este tipo
de problemas, es necesario alejarnos de las visiones positivistas que
son limitante y optar por una posición e interpretación más amplia,
partiendo de la experiencia actual que vive la mujer”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 36 9

Aduce que  “...la libertad personal, es esencia de la dignidad huma-


na, pues sin ella no es posible para el hombre y para la mujer
llevar una existencia cónsona con esa condición de persona, de
allí que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
establece la inviolabilidad del estado de libertad, exceptuando siem-
pre el caso cuando se cometan delitos, para lo cual establece una
serie de limitaciones”.
Que la aludida limitante se justifica por la necesidad de “...que existan
exigencias que deben cumplirse para poder intervenir tal derecho.
Por ello, los requisitos formales que justifican la injerencia del Esta-
do en el ejercicio del derecho a la libertad personal, entre otros,
están determinados por la reserva legal, que implica que la ley es el
instrumento que puede restringir el derecho. Igualmente, debe tener-
se presente el fin que se persigue con la restricción o limitación del
derecho, el cual debe ser lícito, proporcional y compatible con el
sistema democrático; esto es, dirigido a proteger otros derechos fun-
damentales, de manera razonable, para que pueda cumplirse uno de
los roles esenciales del Estado, como es la protección de la ciudada-
nía en general y de la mujer y la familia en particular”.
Luego de transcribir el artículo 248 del Código Orgánico Procesal Pe-
nal, y de hacer algunas consideraciones en torno a la flagrancia, la fla-
grancia impropia y la flagrancia presunta, indicó, con base en la sentencia
N° 2.580/2001 de esta Sala, que “...el alcance de la previsión consti-
tucional que guarda relación con el derecho a la libertad, se en-
cuentra en igual rango de consideración que la de las previsiones
relativas a la vida, integridad personal e igualdad, a que se refie-
ren los artículos 43, 46 y 21 de la Carta Magna, y que se ven com-
prometidos en los casos de violencia doméstica, pues, sin duda
alguna, todos estos derechos son de la misma categoría y, en prin-
cipio, deben ser protegidos por igual. Sin embargo, ello no impide
que se armonice la protección de los mismos en forma tal que uno
de esos derechos no prevalezca, ni se imponga sobre los otros. Pre-
cisamente, para eso existen los Operadores de Justicia, a quienes
corresponde apreciar las circunstancias de cada caso concreto y
aplicar el derecho más justo a la situación que se presenta, sin
discriminaciones de ninguna naturaleza”.
En criterio del Ministerio Público “(...) el problema que se plantea en el
presente recurso rebasa los límites de lo estrictamente jurídico y se
370 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

extiende al campo de lo social, económico y familiar, y llama a re-


flexión sobre la importancia de la adecuación de la norma jurídica
cuya interpretación constitucional se ha invocado en este recurso, a
la realidad social a la cual va dirigida, cuando se trate de casos de
comisión de delitos encuadrados dentro de la violencia doméstica”.
Que la norma contenida en el artículo 21 constitucional aplicada al pre-
sente  caso  “(...)  conduce a recapacitar sobre el caso específico de
la violencia intrafamiliar o doméstica, en cuyo ámbito se ha solici-
tado la interpretación constitucional objeto de la presente opinión,
ello con el firme objetivo de procurar una postura que, sin negar
la exigencia de la flagrancia para la práctica de una detención
personal, sin orden judicial, nos conduzca a una posición equili-
brada, sensata y realista que, sin sacrificar el derecho constitucio-
nal a la libertad personal, salvaguarde el equilibrio entre los
derechos a la vida, la integridad e igualdad de las mujeres, los
intereses de la sociedad y los del procesado, admitiendo que, ex-
cepcionalmente, la libertad de una persona pueda ser restringida,
en el caso concreto de los delitos de violencia doméstica, mediante
la ampliación de la flagrancia en su acepción técnica, esto es, sin
la restricción de la exigencia de la comisión inmediata del delito y
la verificación de la sospecha, cuando ello se constituye en una
exigencia de la situación, en orden a la realización de la justicia
(...)” (resaltado del texto citado).
Para el Ministerio Público no es concebible “(...) en un estado demo-
crático y social, de derecho y de justicia, un sistema de Derecho
Procesal Penal que respete plenamente los derechos de los imputa-
dos, pero que no garantiza razonablemente la seguridad de las
mujeres y la familia, y por ende de la ciudadanía, todo lo cual hace
necesario adoptar un justo equilibrio que, salvaguardando los
valores de la libertad, satisfaga igualmente el derecho del Estado y
de la sociedad a defenderse contra el delito, en general y, muy
particularmente, de aquellos vinculados a la violencia doméstica,
por su alta trascendencia, al lesionar derechos humanos funda-
mentales (...) así como valores tan preciados del equilibrio biosico-
socioafectivo (sic) de la mujer y su familia, imponiendo restricciones
a la libertad en estos casos, por estricta necesidad, lo que deman-
da una actuación oportuna y efectiva de la autoridad más cercana
al lugar de comisión del hecho, para de esa forma poder armoni-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 37 1

zar, de la mejor manera posible, los contradictorios intereses que


existen entre mujeres, familia, sociedad y agresor-victimario”.
A  su  entender,  “(...)  las situaciones de conflicto que se verifican en
el área de la violencia doméstica, hacen presumir, razonablemente
que, en la mayoría de esos casos, se trata de un delito flagrante,
donde cualquier particular y cualquier autoridad puede apresar
al agresor (aun cuando no haya presenciado el momento de la co-
misión del delito, ya que normalmente, éste se comete en la intimi-
dad del hogar), tal como lo dispone el COPP, en el artículo 248, en
concordancia con la norma que, en el mismo sentido, se encuentra
contenida en la Constitución, en el artículo 44.1  (...)”, pues  “(...)  el
delito en este ámbito es de carácter permanente, siendo que la au-
toridad más inmediata y cercana al lugar de la comisión del hecho
es quien puede hacer cesar su comisión, cuando al recibir la de-
nuncia del hecho por parte de la víctima directa, de las indirectas o
de cualquier persona que conozca la situación, dicta de inmediato
la medida cautelar que demanda la gravedad del hecho, especial-
mente el arresto (sic), siendo claro que al tratarse de la comisión
de un delito, dicha persona detenida, en el lapso de 48 horas debe
ser presentada ante la autoridad judicial, donde el Ministerio Pú-
blico ratificará o no la solicitud de detención, produciéndose así
la judicialización de la medida, que se mantendrá o no, de acuerdo
con la decisión motivada de un Juez”.
Con base en lo expuesto, es opinión del Ministerio Público “(...) que la
interpretación que debe hacerse del artículo 44.1 de la Constitu-
ción, en relación con el concepto de flagrancia a aplicar en los
delitos de violencia doméstica, es aquella que considera flagrante
las especificidades del tipo delictivo ‘violencia doméstica’, pues al
tratarse de hechos donde están presentes la simulación de las si-
tuaciones, lo oculto de las intenciones y lo subrepticio de la activi-
dad, encuadran perfectamente en este supuesto que está contenido
en la sentencia 2.580, del 11-12-01 de esa Sala Constitucional,
motivo por el cual la puesta en conocimiento a la autoridad admi-
nistrativa o no, de las agresiones de las que es objeto, por parte de
la mujer víctima o de quienes mantengan cercanía con la misma
por razones de familiaridad, vecindad o amistad, debe ser sufi-
ciente para considerar como sospechoso al señalado como agre-
sor, de la comisión reciente del hecho denunciado, aún cuando no
se ha (sic) sorprendido al sujeto cometiendo el hecho o cuando
372 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

acaba de cometerse, ni se le persigue inmediatamente, una vez rea-


lizado o consumado, sino que se presume su autoría o participa-
ción por las circunstancias de proximidad en el tiempo y lugar con
la comisión del hecho y por las evidencias materiales en su poder
que lo relacionan con éste  (...)”.
III
CONSIDERACIONES  PARA  DECIDIR
Se ha solicitado la interpretación del artículo 44.1 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela que a letra señala, lo siguiente:

La libertad personal es inviolable; en consecuencia:
1.- Ninguna persona puede ser arrestada o detenida sino en virtud
de una orden judicial, a menos que sea sorprendida in fraganti. En
este caso, será llevada ante una autoridad judicial en un tiempo no
mayor de cuarenta y ocho horas a partir del momento de la deten-
ción. Será juzgada en libertad, excepto por las razones determina-
das por la ley y apreciadas por el juez o jueza en cada caso.
La constitución de caución exigida para conceder la libertad de la
persona detenida no causará impuesto alguno.
Del citado precepto, la parte solicitante y la representación del Ministe-
rio Público, en resumen, solicitan que esta Sala indique cómo se articula
la flagrancia en los delitos de género, para que los órganos policiales
puedan detener a los agresores y ponerlos a disposición del Ministerio
Público sin transgredir el mencionado precepto. En concreto, la parte
solicitante se pregunta ¿cuál es la definición de flagrancia desde la pers-
pectiva de los delitos vinculados a la violencia doméstica? ¿Cuál es el
alcance de la previsión constitucional referida a las limitaciones del de-
recho a la libertad, frente a los derechos constitucionalidad a la integri-
dad  persona,  a  la  vida  y  a  la  igualdad?  ¿Cómo  se  armoniza  el  texto
constitucional sin menoscabar  el derecho de las  mujeres víctimas de
violencia doméstica a estar protegidas como grupo vulnerable? ¿Cuán-
do se estará ante una situación de flagrancia en los delitos de género?
¿En qué supuestos los órganos receptores de denuncia  procederían a
requerir una orden judicial para ejecutar la medida cautelar y cuándo
estarían ante un hecho flagrante que justifique la detención preventiva?
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 37 3

En fin, como la regla (privación de la libertad sólo por orden judicial)
cuenta con una excepción (la flagrancia), se pretende que se dilucide el
alcance de la flagrancia en los aludidos delitos, de forma tal que la me-
dida de protección, que es en definitiva lo que constituye la privación de
la libertad del agresor en los delitos de género, no carezca de eficacia.
A tal efecto se ha de comenzar por señalar que la flagrancia como noción
nació en el Derecho Romano. En Roma, con relación al robo, las leyes
distinguían  el  furtum manifestum  o  flagrante  del  furtum non manifes-
tum. El robo manifiesto o flagrante (castigado mucho más gravemente
que el descubierto luego de algún tiempo), era el sorprendido al momento
en que era cometido, así como también el que se descubría mientras el
ladrón se encontraba todavía en el lugar de la consumación del delito;
respecto a las condiciones requeridas para que el robo fuera considerado
manifiesto, la doctrina, según las Instituciones de Gayo y de Paulo, apare-
cía dividida: mientras que para algunos era necesario que el ladrón fuese
sorprendido y apresado en el hecho mismo; para otros, era suficiente con
que se le encontrase todavía en el lugar del hecho. Unos le negaban im-
portancia al sitio del suceso, con tal de que al culpable se le hallara la cosa
robada antes de que pudiera esconderla, mientras que otros desestima-
ban el tiempo y el lugar como factor determinante de la flagrancia, con tal
de que al ladrón se le sorprendiese con los efectos del delito consigo.
En el derecho medieval la institución evolucionó. La flagrancia dejó de
ser una circunstancia agravante para la penalización del delito, y adqui-
rió efectos procesales para hacer más segura la identificación del autor
del delito y, por tanto, ello hacía el procedimiento más rápido en la ins-
trucción y para la celebración del juicio. La noción de la flagrancia fue
muy conocida por los prácticos medioevales, que la aplicaron especial-
mente en relación al arresto, al rito y a las pruebas; además que autori-
zaba al magistrado a proceder de modo sumario o ex abrupto; pues, en
flagrancia el delito era ya de por sí manifiesto, por lo que no eran nece-
sarias ulteriores pruebas para constatarlo; al extremo de que no le era
posible al reo negar la comisión del delito. Empero años después, en el
siglo XVI, el Derecho común del Imperio Germánico con la Ley Caro-
lina dictada por el Emperador Carlos V en 1532 –antecedente inmedia-
to de la legislación del Imperio Español–, reprodujo la distinción del
concepto de robo manifiesto derivado del Derecho Romano.
En nuestra historia republicana, la flagrancia como excepción a la pri-
vación de la libertad ordenada por la autoridad competente se institu-
374 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

yó  desde  época  muy  temprana.  La  Constitución  de  1811  hacía  una
referencia general a la detención en los casos y bajo las formas pre-
vista en la Ley. Asimismo, la mención de la detención in fraganti en
los textos constitucionales ha sido una constante a partir de la Consti-
tución  de 1821;  desde  entonces, con  apenas  algunas variaciones  de
redacción se mantuvo incólume hasta la Constitución de 1961; pues,
hasta  1999,  nadie  podía  ser  preso  o  detenido  sino  en  virtud  de  una
orden del funcionario para decretar la detención,  lo  que  relegaba
el tema de la aludida potestad al ámbito legislativo, ya que era la ley la
que en definitiva determinaba cuál era el funcionario autorizado para
decretar la detención in fraganti. Y aunque si bien el Código de En-
juiciamiento Criminal le atribuía esa potestad al juez penal como com-
petencia natural, lo cierto es que a falta de prohibición constitucional
expresa  de  una  interpretación  diferente,  fueron  muchas  las  normas
que, a título de arresto, asignaban competencia para privar de la liber-
tad a funcionarios distintos de los jueces.
El marco constitucional varía con el artículo 44.1 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela. Sólo por orden judicial se pue-
de privar de la libertad a un ciudadano, salvo que sea sorprendido in
fraganti. En este caso, el detenido deberá ser llevado ante un autoridad
judicial en un tiempo no mayor de cuarenta y ocho (48) horas a partir
del momento de la detención; circunstancia que en interpretación de la
Sala Constitucional ha determinado que varias normas preconstitucio-
nales hayan sido declaradas inconstitucionales (Vid. por ejemplo los fa-
llos núms. 1394/2001 de 7 de agosto y 130/2006 de 1° de febrero), entre
ellas las contenidas en el artículo 34 in fine y en el precepto que surge
de la aplicación conjunta de los artículos 39, numeral 3; y 32, numerales
1  (en  lo  que  se  refiere  al  Juez  de  Paz),  3,  4  y  5  de  la  Ley  sobre  la
Violencia contra la Mujer y la Familia, nulidad que ha ocasionado serias
inquietudes en diversos sectores y que se han canalizado a través de la
interpretación constitucional que en esta oportunidad se dilucida, a los
efectos de dejar esclarecido el concepto de flagrancia para la aplica-
ción  de los  textos legales que incorporan  medidas de discriminación
positiva en los delitos de género.
El concepto de flagrancia en nuestra doctrina y jurisprudencia penal
tradicionalmente se ha limitado a la captura inmediata, es decir, a la
aprehensión  del  autor  del delito  en  el  lugar  de  los hechos  a  poco  de
haberse cometido el delito. Esta conceptualización de la flagrancia parte
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 37 5

de una separación entre la detención y el delito que no es exacta; con-
fundiendo por un lado, dos figuras que si bien están relacionadas, son
disímiles; además, se ha hecho énfasis en la aprehensión del sujeto cuando
lo importante es la comisión del delito. Se refiere la Sala a la diferencia
existente entre el delito flagrante y la aprehensión in fraganti; y a la
concepción del delito flagrante como un estado probatorio.
En efecto, la doctrina patria autorizada más actualizada, con ocasión a
lo preceptuado en el artículo 44.1 de la Constitución y en el artículo 248
del Código Orgánico Procesal Penal, distingue entre ambas figuras. El
delito flagrante,  según  lo  señalado  en  los  artículos  248  y  372.1  del
Código Orgánico Procesal Penal, constituye un estado probatorio cuyos
efectos jurídicos son: a) que tanto las autoridades como los particulares
pueden detener al autor del delito sin auto de inicio de investigación ni
orden judicial, y, b) el juzgamiento del delito mediante la alternativa de
un  procedimiento  abreviado.  Mientras  que  la  detención  in fraganti,
vista la literalidad del artículo 44.1 constitucional, se refiere, sin desvin-
cularlo del tema de la prueba, a la sola aprehensión del individuo (Vid.
Jesús  Eduardo  Cabrera  Romero,  El delito flagrante como un estado
probatorio, en  Revista de Derecho Probatorio, Nº 14, Ediciones Ho-
mero, Caracas, 2006, pp. 9-105).
Según esta concepción, el delito flagrante “es aquel de acción pública
que se comete o se acaba de cometer, y es presenciado por alguien
que sirve de prueba del delito y de su autor”  (Vid.  Op. Cit.,  p.  33).
De  manera  que  “la flagrancia del delito viene dada por la prueba
inmediata y directa que emana del o de los medios de prueba que
se impresionaron con la totalidad de la acción delictiva”  (Vid.  Op.
Cit., p. 11) producto de la observación por alguien de la perpetración
del delito, sea o no éste observador la víctima; y si hay detención del
delincuente, que el observador presencial declare en la investigación a
objeto de llevar al Juez a la convicción de la detención del sospechoso.
Por tanto, sólo si se aprehende el hecho criminoso como un todo (delito-
autor) y esa apreciación es llevada al proceso, se producen los efectos
de la flagrancia; lo cual quiere decir que, entre el delito flagrante y la
detención in fraganti existe una relación causa y efecto: la detención
in fraganti únicamente es posible si ha habido delito flagrante; pero sin
la detención in fraganti puede aun existir un delito flagrante.
Lo importante a destacar es que la concepción de la flagrancia como un
estado probatorio hace que el delito y la prueba sean indivisibles. Sin las
376 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

pruebas no sólo no hay flagrancia sino que la detención de alguien sin
orden judicial no es legítima. O como lo refiere el autor glosado:
El delito flagrante implica inmediatez en la aprehensión de los
hechos por los medios de prueba que los trasladarán al proceso, y
esa condición de flagrante, producto del citado estado probatorio,
no está unida a que se detenga o no se detenga al delincuente, o a
que se comience al instante a perseguirlo. Lo importante es que
cuando éste se identifica y captura, después de ocurridos los he-
chos, puede ser enjuiciado por el procedimiento abreviado, como
delito flagrante (Vid. Op. Cit., p. 39).
La detención in fraganti, por su parte, está referida o bien a la deten-
ción de la persona en el sitio de los hechos a poco de haberse cometido,
lo cual es la ejemplificación más clásica de la flagrancia, o bien a la
aprehensión del sospechoso a poco de haberse cometido el hecho en el
mismo lugar, o cerca del lugar donde se cometió, con armas, instrumen-
tos u otros objetos que de alguna manera hagan presumir con funda-
mento  que  él  es  el  autor,  es  decir,  lo  que  la  doctrina  impropiamente
denomina  la  cuasi-flagrancia.
El estado de flagrancia que supone esta institución se refiere a sospechas
fundadas que permiten, a los efectos de la detención in fraganti, la equi-
paración del sospechoso con el autor del delito, pues tales sospechas pro-
ducen una verosimilitud tal de la autoría del delito por parte del aprehendido
que puede confundirse con la evidencia misma. Sin embargo, la valora-
ción subjetiva que constituye la “sospecha” del detenido como autor del
delito queda restringida y limitada por el dicho observador (sea o no la
víctima) y por el cúmulo probatorio que respalde esa declaración del apre-
hensor. Si la prueba existe se procede a la detención inmediata.
Respecto a esta figura la Sala señaló, en su fallo Nº 2580/2001 de 11 de
diciembre, lo siguiente:
En este caso, la determinación de la flagrancia no está relaciona-
da con el momento inmediato posterior a la realización del delito,
es decir, la flagrancia no se determina porque el delito “acaba de
cometerse”, como sucede con la situación descrita en el punto 2
[se refiere al delito flagrante propiamente dicho]. Esta situación
no se refiere a una inmediatez en el tiempo entre el delito y la
verificación del sospechoso, sino que puede que el delito no se
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 37 7

haya acabado de cometer, en términos literales, pero que por las
circunstancias que rodean al sospechoso, el cual se encuentra en
el lugar o cerca del lugar donde se verificó el delito, y, esencial-
mente, por las armas, instrumentos u otros objetos materiales que
visiblemente  posee, es  que el  aprehensor  puede establecer  una
relación perfecta entre el sospechoso y el delito cometido (cor-
chetes y resaltado añadidos).
Aunque distinguible del delito flagrante, la aprehensión o detención in
fraganti también forma parte del estado probatorio de la flagrancia, al
punto de que es necesario que exista una vinculación entre el cúmulo
probatorio que conforma la sospecha con el delito cometido. Es decir,
que exista la comisión de un delito y que alguien en el sitio de los hechos
probatoriamente pueda ser conectado con él.
Ahora bien, sea delito flagrante o sea aprehensión in fraganti es al Juez
a  quien  le  corresponde  juzgar  la  flagrancia.  Para  tal  fin,  el  Juez  debe
determinar tres parámetros: a) que hubo un delito flagrante; b) que se
trata de un delito de acción pública; y c) que hubo una aprehensión in
fraganti, por lo que es necesario que existan elementos probatorios que
hagan verosímil la existencia de estos parámetros. Luego, toda la proble-
mática de la flagrancia gira alrededor de una decisión que la reconozca y,
por ende, de las pruebas que la sustenten (Vid. Op. Cit., pp. 98 y 100).
En ese  orden  de  ideas, coincide la  Sala con la  doctrina  clásica  en la
apreciación de que la simple entrega del detenido por parte de quien lo
detuvo, sea éste un particular o una autoridad policial, aunado a la de-
claración del captor de cómo se produjo la aprehensión no puede bastar
para que el Ministerio Público presente en flagrancia al detenido ante el
Juez. Inclusive, del artículo 8 de la Ley Aprobatoria de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y del artículo 14 de la Ley Apro-
batoria del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y del
propio texto constitucional, se deduce que nadie podría ser detenido bajo
el dicho de una sola parte; pero es justamente esa imposibilidad trasla-
dada a los delitos de género la que preocupa a la parte solicitante.
Para solventar tal situación, y sin entrar a considerar aquí los delitos de
género porque ello implicaría desglosar cada uno de los tipos que se han
recogido legislativamente de la doctrina y de los convenios y tratados
internacionales sobre la materia; vale destacar que en cada uno de ellos
los bienes jurídicos específicamente protegidos son, entre otros, el dere-
cho a la vida, a la igualdad, y a la integridad de la mujer.
378 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

La detención judicial del sujeto activo de los delitos de género, más que
ser una medida preventiva privativa de la libertad en el concepto tradi-
cional del derecho penal o una medida de aseguramiento con fines pri-
vativos como lo establecen la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente y la nueva normativa agraria, es una medida positiva
de protección que incardina a la Ley que regula la materia dentro de las
normas de Derechos Humanos. No en vano las mencionadas leyes son
concreción de la Convención de Belém Do Pará, ratificada por Vene-
zuela mediante Ley Aprobatoria del 24 de noviembre de 1994 sanciona-
da por el Presidente de la República el 16 de enero de 1995, y publicada
en Gaceta Oficial  de  esa  misma  data.
Al  ser  ello  así,  la  razón  de  esta  interpretación  tiene  que  partir  de  la
particular naturaleza de los delitos de género, pues su configuración, y
en  especial  el  de  la  violencia  doméstica,  son  tan  especiales  que  con
dificultad podrían encuadrarse en una concepción tradicional de la fla-
grancia, por lo que podría dejarse desprovistas a las mujeres-víctimas
de medidas positivas de protección con fines preventivos. Por ello, vista
la particular naturaleza de los delitos de género, y vista la flagrancia
como un estado probatorio, la prueba de la flagrancia de los delitos de
género debe ser exigida en la forma y en el grado que al delito corres-
ponde, ya que, si se requiriera siempre de pruebas directas para el arresto
preventivo de los ilícitos penales, los delitos y en especial los delitos de
género (por realizarse por lo usual en la intimidad) correrían el riesgo de
quedar impunes, pues los delincuentes escaparían siempre de la ley. Por
tanto, la exigencia de la prueba evidente en los delitos de género no se
puede exigir más de lo que la propia prueba puede evidenciar. No en
balde, se ha señalado:
En un Estado social de derecho y de Justicia, donde los derechos
de la colectividad están por encima de los individuales, donde para
mantener el tejido social hay que hacer justicia, la institución cons-
titucional de la flagrancia tiene que estar por encima de algunos
derechos humanos individuales, ya que la lucha contra el delito en
general,  es  una  defensa  social  que  en  un  estado  de  justicia  se
complementa con el proceso.
Ante la relevancia y la enfermedad social que causan ciertos delitos,
su persecución, respetando los derechos humanos absolutos, se co-
loca por encima de algunos de derechos humanos individuales.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 37 9

La prevención del mal social tiene tanto fundamento constitucional como
los derechos humanos individuales (...) (Vid. Op. Cit., p. 81).
Es la reprobación de lo que se califica como “mal social”, entre otras
circunstancias, lo que debe condicionar la interpretación de las institu-
ciones que inspiran las normas, entre ellas, la flagrancia. Por ello, lo que
se trata aquí es de reconceptualizar viejos conceptos, de precisar cómo
esta  institución  que  nació  en  el  derecho  procesal  penal  adquiere  sus
características  propias  dentro  del  ámbito  de  los  Derechos  Humanos,
volviéndose un concepto novedoso que estatuye las leyes especiales de
discriminación positiva; y de cómo, sin irrespetar el test de la razonabi-
lidad y el de la proporcionalidad, se puede garantizar el derecho de las
mujeres a tener una vida libre de violencia, más aún, cuando es obliga-
ción de la jurisdicción constitucional construir una jurisprudencia pro-
gresiva más próxima con la realidad y con las necesidades sociales, es
decir, más representativa de la complejidad y de la pluralidad de la idea
de justicia tal como está siendo reclamada socialmente.
En ese sentido, el test de la razonabilidad y de la proporcionalidad es el
punto de apoyo de la ponderación entre bienes jurídicos de rango cons-
titucional. Su aplicación implica: la adecuación de los medios implemen-
tados  para  conseguir  un  fin  válido;  la  necesidad  de  instrumentar  ese
medio; y la proporcionalidad propiamente dicha entre el medio y el fin.
De estos tres parámetros el segundo es el de mayor dificultad, porque
implica que no debe existir un medio menos gravoso para lograr el obje-
tivo. Trasladadas estas nociones a los delitos de género, la concreción
del test de la razonabilidad y de la proporcionalidad implica que el fin
constitucional (la protección de las mujeres víctimas de la violencia de
género) sólo puede ser logrado de forma efectiva, en lo inmediato, me-
diante las medidas cautelares de protección, entre ellas, la detención del
agresor  cuando  es  sorprendido  in fraganti;  pero  determinar  si  esta
medida cautelar de protección es la menos gravosa no puede ser hecha
exclusivamente desde la óptica del agresor, que pretende el derecho a
la libertad personal estipulado en el artículo 44 de la Constitución; sino
también desde la óptica de la mujer víctima, que invoca su derecho a la
vida libre de violencia con fundamento en los artículos 55 y 22.1 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Sólo de este
modo la ponderación de los bienes jurídicos constitucionales en conflic-
to adquiere una dimensión real en el ámbito del juzgamiento de los dere-
chos constitucionales en conflicto, recayendo en el juez la responsabilidad
380 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

de ponderar los aludidos bienes jurídicos, y de aquilatar la efectividad
de la medida positiva de protección.
El núcleo del asunto radica en la ponderación que merece los valores
protegidos constitucionalmente a la mujer víctima y al agresor. Este ejer-
cicio de razonabilidad evita que la detención del agresor o del sospecho-
so sea arbitraria, además de tenerse que cumplir con los requisitos legales
establecidos para la flagrancia con las particularidades que para este
tipo de delitos se desprende del tema probatorio. En definitiva, se ins-
trumenta una medida de protección efectiva a favor de la mujer víctima
de la violencia de género, y se le garantiza al agresor o sospechoso que
cuando esa medida se instrumenta se hará en apego a los requisitos que
para determinar la flagrancia instrumenta el ordenamiento jurídico; eso
sí, con una visión real de las dificultades probatorias que aparejan los
delitos de género.
Con base en esta idea, debe superarse en los delitos de género el para-
digma del “testigo único” al que se hizo referencia párrafos atrás; aun-
que  como  contrapartida,  tiene  que  corroborarse  el  dicho  de  la  parte
informante con otros indicios esclarecedores que permitan establecer el
nexo de causalidad entre el delito y su autor o sospechoso. En efecto,
es innegable que los delitos de género no se cometen frecuentemente
en público, por lo que la exigencia de un testigo diferente a la mujer
víctima para determinar la flagrancia en estos casos es someter la efi-
cacia de la medida a un requisito de difícil superación. Al ser ello así,
hay que aceptar como válido el hecho de que la mujer víctima usual-
mente sea la única observadora del delito, con la circunstancia califica-
da, al menos en la violencia doméstica; de que los nexos de orden familiar
ponen a la mujer víctima en el estado de necesidad de superar el dilema
que significa mantener por razones sociales la reserva del caso o pre-
servar su integridad física. Por tanto, para determinar la flagrancia no
es imprescindible tener un testimonio adicional al de la mujer víctima, lo
que sí es imprescindible, como se explicará de seguidas, es corroborar
con otros indicios la declaración de la parte informante.
No  puede  entenderse  ni  presumirse  “que en todos los casos de de-
nuncia de violencia de género se presuponga, de entrada,  [que]
hay flagrancia”, pues tiene que corroborarse con otros indicios la de-
claración de la parte informante (Vid. sent. SC/TSJ Nº 1597/2006 de 10
de agosto).  De hecho,  al recibir  la petición del Fiscal  del Ministerio
Público, el Juez de Control debe determinar igualmente los tres supues-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 38 1

tos a que se hicieron referencia (que hubo un delito flagrante, que se
trata  de  un  delito  de  acción  pública,  y  que  hubo  una  aprehensión  in
fraganti). Por tanto, la verosimilitud de estos tres supuestos no se de-
ducen únicamente del dicho de la mujer víctima, se debe deducir tam-
bién, como hemos venido diciendo, del cúmulo probatorio que es de fácil
obtención; pues, al ser los delitos de género en su mayoría una subespe-
cie de los delitos contra las personas, la identificación del agresor y la
vinculación de éste con el delito deriva de las pruebas que, por lo gene-
ral, se hallan en la humanidad de la mujer víctima y en la del victimario,
o están en su entorno inmediato.
En ese sentido, para corroborar la declaración de la mujer víctima de-
ben  perseguirse  dos  cosas:  a)  los  elementos  que  hagan  sospechar  la
comisión del delito; y b) los elementos que hagan sospechar del autor de
ese delito. Respecto del primero, si el subtipo de delito de género así lo
permite, será el examen médico forense el que determinará la comisión
del delito; no obstante, en los casos de violencia si las lesiones son fácil-
mente visibles, al punto de que el funcionario receptor de la información
puede presumir que la mujer víctima fue objeto de malos tratos físicos,
el  examen  para  determinar  la  flagrancia  bien  puede  postergarse.  Sin
embargo, consciente de que en los delitos contra las personas (al menos
en las lesiones) la prueba que demuestra la comisión del delito  es el
examen médico forense, quiere insistir la Sala en que la postergación
del examen es sólo a los efectos de la detención in fraganti, recuérde-
se que se trata de sospechas fundadas. Para acudir a juicio la realiza-
ción del examen médico forense es indispensable.
En lo que atañe a la autoría, el órgano receptor de la información reca-
bará de inmediato los elementos de convicción que hagan sospechar
de la persona señalada por la mujer víctima como el agresor. En este
punto, la Sala no quiere desarrollar exhaustivamente las hipótesis des-
conociendo la experiencia que sobre este tema, como es natural, po-
seen en abundancia los órganos policiales; sin embargo, cabe aclarar
que se trata de simples pero de fundados elementos, por ejemplo: que el
entorno del victimario (o el de ambos si conviven) evidencia una escena
violenta, o si existen signos de lucha o sangre en el cuerpo del señalado,
o si existe reincidencia, etcétera. Lo importante es que se recaben con
diligencia las pruebas necesarias a fin de que la medida de protección a
favor de la mujer víctima no pierda eficacia.
La necesidad de corroborar el dicho de la parte informante con otros indi-
cios esclarecedores que permitan establecer el nexo de causalidad entre el
382 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

delito de género y su autor o sospechoso también aplica para el supuesto en
que haya “persecución”, pues la persecución deriva de la comisión in fra-
ganti del delito. Lo importante es que la persecución sea continua y que se
haya generado con motivo del delito, por tanto puede producirse inmediata-
mente  o  después  en caso  de  que  haya  sospecha  fundada de  quién  es  el
agresor, obtenida con motivo de la ejecución del delito flagrante.
En definitiva, la flagrancia en los delitos de género viene determinada
por la percepción que se tiene de los elementos que hacen deducir, pri-
ma facie, la relación de causalidad entre el delito y el supuesto autor,
causalidad que deberá demostrarse y/o desvirtuarse en el proceso. Como
consecuencia jurídica directa acarrea la detención in fraganti, esto es,
sin orden de inicio de investigación y sin orden judicial, ello para asegu-
rar la tutela del objeto jurídico protegido, esto es, de integridad física de
la mujer víctima.
IV
DECISIÓN
De conformidad con las razones expuestas, esta Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, interpreta, en los términos expues-
to en la parte motiva del presente fallo, la norma contenida en el artículo
44.1 del Texto Fundamental, en cuanto a la aplicación de la institución
de la flagrancia a los delitos de género.
Se ORDENA incorporar en la página principal del sitio de Internet de
este Tribunal mención destacada de la existencia de este fallo, con re-
misión a su contenido, con el siguiente texto: “La Sala Constitucional
interpretó el artículo 44.1 de la Constitución de la República Boli-
variana de Venezuela, con ocasión a la instrumentación de la fla-
grancia en los delitos de género”.
Se ORDENA la publicación de la presente decisión en la Gaceta Ofi-
cial, en cuyo sumario se indicará “Sentencia de la Sala Constitucio-
nal que interpreta el artículo 44.1 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, con ocasión a la instrumentación de la
flagrancia en los delitos de género”.
Remítase copia certificada de la presente decisión al Ministro del Inte-
rior y Justicia para que dicho funcionario haga del conocimiento de la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 38 3

presente sentencia a las consultorías jurídicas de todas las policías del
país (nacionales, estadales o municipales).
Publíquese y regístrese. Cúmplase lo ordenado. Archívese el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucio-
nal del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 15 días del mes
de febrero de dos mil siete (2007). Años 196º  de la Independencia y
147º de la Federación.
(...)
14. AMPARO EN APELACIÓN. LA DEMANDA DE DIVORCIO
POR  EXCESOS,  SEVICIA  O  INJURIAS  GRAVES,  NO  EX-
CLUYE  LA  INTERPOSICIÓN  DE  DEMANDAS  POR  DE-
LITOS  DE  GÉNERO

Sentencia: Nº 1.987 del veintitrés de octubre de 2007.

Caso: Recurso de Apelación intentado por la representa-
ción judicial del ciudadano José Ignacio Mendoza
Elorza, contra la decisión dictada, el 29 de agosto
de 2006, por la Corte Superior Accidental Segunda
del Circuito Judicial de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.

Voto  salvado: Magistrada Carmen Zuleta de Merchán

Normativa citada en el fallo:
CRBV: Artículos 29, 49, 55, 78 y 257.
LOASDGC: Artículo 6.
LOPNA: Artículos 1, 4, 5, 8, 26, 28, 32, 270
y 358.
LOSDMVLV: Artículos 1, 5, 14, 15, 70, 71, 72, 87
88, 89, 90, 91 y 92.
384 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO  PONENTE:
MARCOS  TULIO  DUGARTE  PADRÓN

El 18 de septiembre de 2006, se recibió en esta Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, mediante Oficio Nº 06-0211, del 13 de
septiembre de 2006, la Corte Superior Accidental Segunda del Circuito
Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial  del Área  Metropolitana de  Caracas y  Nacional de Adopción
Internacional, remitió a esta Sala Constitucional el expediente contenti-
vo de la acción de amparo constitucional ejercida por los abogados Gus-
tavo  Méndez  Andrade,  Carmen  María  Trenard  y  Carmen  Sofía
Fuenmayor, inscritos en el Instituto de Previsión Social del Abogado
bajo los números 3.129, 23.144 y 79.701, respectivamente, con el ca-
rácter  de  apoderados  judiciales  de  ELIZABETH  LESLEY  HA-
YCOCK  DE  MENDOZA,  titular  de  la  cédula  de  identidad  N°
E-81.680.180, actuando en nombre propio y en representación de sus
hijos adolescentes (cuyas identidades se omiten en cumplimiento a lo
dispuesto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente), contra los autos dictados por el Juzgado Uni-
personal N° 2 en Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y
del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas, en las oportunidades respectivas del 17 y 25 de julio y 15 de
agosto de 2006, con ocasión de la demanda de divorcio intentada por la
hoy solicitante contra el ciudadano José Ignacio Mendoza Elorza.
Dicha remisión se efectuó en virtud de la apelación tempestiva inter-
puesta el 30 de agosto de 2006, por la representación judicial del ciuda-
dano José Ignacio Mendoza Elorza, contra el fallo dictado por la Corte
Superior Accidental Segunda mencionada anteriormente, el 29 de agos-
to de 2006, mediante el cual se declaró parcialmente con lugar la acción
de amparo constitucional interpuesta.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 38 5

El 21 de septiembre de 2006, se dio cuenta la Sala y se designó como
ponente al Magistrado Marcos Tulio Dugarte Padrón, quien con tal ca-
rácter, suscribe la presente decisión.
El 18 de diciembre de 2006, mediante decisión N° 2.436, la Sala Cons-
titucional ordenó a la Corte Superior Accidental Segunda del Circuito
Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción
Judicial  del Área  Metropolitana de  Caracas y  Nacional de Adopción
Internacional, remitir a esta Sala copias certificadas de la decisión del
15 de agosto de 2006, así como cualquier actuación posterior en el ex-
pediente  N° AH51-X-2006-000822  de  la  Jueza  Unipersonal  N°  2  en
Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de
la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Para el 25 de enero de 2007, la Jueza Unipersonal N° 5 en Sala de Juicio
del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscrip-
ción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, mediante oficio N° 229
del 24 de enero de 2007, remitió –debido a la inhibición efectuada por la
Jueza Unipersonal N° 2 en Sala de Juicio del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropo-
litana de Caracas– las copias certificadas de la decisión del 15 de agosto
de 2006, así como las demás actuaciones solicitadas.
Realizado el estudio individual de las actas que conforman el presente
expediente, esta Sala Constitucional pasa a decidir previas las siguien-
tes consideraciones.
I
DE  LA ACCIÓN  DE AMPARO  CONSTITUCIONAL
La parte actora presentó solicitud de amparo, con fundamento en los
siguientes alegatos:
Que  acciona  en  contra  de  los  autos  del  17  y  25  de  julio  y  el  15  de
agosto de 2006, emanados del Juzgado Unipersonal N° 2 en Sala de
Juicio  del Tribunal  de  Protección  del Niño  y  del Adolescente  de  la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en razón
del juicio principal contentivo de demanda de divorcio interpuesta por
la hoy accionante en amparo.
Que en la demanda de divorcio solicitó se decretaran algunas medidas
cautelares como: “(...) a) Emitir una orden de salida de la parte agre-
386 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

sora de la residencia común; b) Prohibir el acercamiento del agre-


sor al lugar de trabajo y la habitación de la víctima (...)”,  siendo
que existió omisión de pronunciamiento del tribunal que ni siquiera orde-
nó que tales medidas fueran proveídas por auto separado u ordenó abrir
el correspondiente cuaderno separado.
Que el 25 de julio de 2006, el tribunal agraviante comisionó a uno de los
Consejos de Protección Previstos en la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente para que conociera de la medida de conformi-
dad con el artículo 296 eiusdem, cuando debió decidir directamente la
solicitud, soslayando su pronunciamiento tanto en la admisión de la de-
manda  como  en  el  auto  del  15 de  agosto  de  2006,  amparándose  en  la
circunstancia sobrevenida de estar en el período de vacaciones judiciales.
Que con lo anterior se violaron las reglas atributivas de la competencia,
delegando en un órgano administrativo incompetente el cumplimiento
del  contenido  que  le  era  propio,  en  vez  de  conocer  de  inmediato  en
beneficio de los adolescentes que se encuentran en una delicada situa-
ción a causa de las agresiones físicas y psicológicas que han sufrido de
parte de Ignacio Mendoza Elorza,  debiendo pernoctar de manera im-
propia e incómoda en casa de unos vecinos.
Que por motivo de todo lo anterior, considera que se encuentran vulne-
rados el derecho al debido proceso, de protección a la integridad física,
deber de protección de los niños y adolescentes, y los derechos atribu-
tivos de la jurisdicción y competencia, consagrados en los artículos 26,
49, 55, 78 y 257 de la Constitución.
II
DE  LA  SENTENCIA  EN APELACIÓN
Mediante sentencia de la Corte Superior Accidental Segunda del Cir-
cuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la Circuns-
cripción  Judicial  del  Área  Metropolitana  de  Caracas  y  Nacional  de
Adopción Internacional, dictada el 29 de agosto de 2006 y publicada in
extenso el 30 del mismo mes y año, se declaró parcialmente con lugar
la acción de amparo constitucional interpuesta, sobre la base de las si-
guientes consideraciones:
(...) estamos en presencia de una circunstancia en la que los ado-
lescentes  de  autos  se  encuentran  en  una  situación  que  vulnera
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 38 7

flagrantemente sus derechos y garantías constitucionales, en vir-
tud que no poseen ahora un lugar estable donde vivir, ni los me-
dios adecuados para su subsistencia.
Ahora bien, esta Superioridad constata a través del cómputo que
corre inserto a los autos (folio 125), que la parte accionante tuvo
oportunidad de ejercer el Recurso Ordinario de Apelación, contra
el auto de fecha 25 de julio de 2006, para agotar la vía ordinaria,
derecho éste que no ejerció.
Tal como lo estableció la Sala Constitucional, en el Exp. N° 05-
2323, en sentencia de fecha 19 de mayo de 2006, con Ponencia de
la Magistrado CARMEN ZULETA DE MERCHÁN (Caso Rubén
Darío Rodríguez Sánchez, en amparo contra decisiones emanadas
de la Sala de Juicio N° 8 del Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción del Área Metropolitana de Ca-
racas, en fecha 4 de agosto de 2005), la cual establece:
(...)
Criterio éste que hace suyo este Tribunal Constitucional y, en con-
secuencia, dadas las circunstancias de urgencia que el caso ame-
rita y con prevalencia del principio que rige la materia, consagrado
en el artículo 8 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente, referido al Interés Superior del Niño, en concor-
dancia con los artículos 75 y 78 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, aunado a la sobrevenida inactividad
jurisdiccional con motivo del descanso judicial, se hizo impreter-
mitible para esta Alzada admitir, tramitar y sustanciar la presente
acción de amparo constitucional, a los fines de emitir un pronun-
ciamiento y dar respuesta al justiciable, que es en definitiva lo que
dio lugar a la interposición de la acción de amparo por violación
de los derechos constitucionales esgrimidos por la accionante, y
así  se  establece.
En cuanto al auto fechado el 15 de agosto de 2006, se observa de
los autos que la jueza a quo no habilitó el tiempo útil necesario
para proveer sobre lo peticionado; en consecuencia, no podía ni
otorgar ni negar la medida solicitada, pues obró fuera del despa-
cho judicial, aunado al hecho que hace una interpretación errónea
de la resolución N° 72 dictada en fecha 08 de agosto del 2006 y
388 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

publicada en la Gaceta Oficial N° 38.496, de fecha 11 (sic) de
agosto del mismo año, al confundir la citación con la notificación
y así se establece.
En lo que respecta al primer pedimento formulado por la accio-
nante, consistente en ´a) Emitir una orden de salida de la parte
agresora de la residencia común´, es preciso dejar sentado en el
presente fallo que, aun cuando desde el punto de vista estricta-
mente legal, en principio no pareciera encontrarse dentro de los
limites (sic) de la competencia de esta Corte, dictaminar sobre
hechos  propios  referidos  a  lo  que  sería  una  acción  de  amparo
constitucional autónomo, dado que lo que pretende la accionante
es que se ventile por ante este Tribunal Constitucional, la viola-
ción directa e inmediata de derechos y garantías constitucionales
por parte de un tercero, que en este caso está representado por el
supuesto  agresor,  por  lo  que  o le  estaría  dado  decretar  o  no  la
medida solicitada siendo que ésta debe ventilarse por ante el a
quo, bien sea mediante la apertura de un cuaderno separado que
establezca la realidad de los hechos o bien a través de una acción
de amparo autónomo por ante la Primera Instancia. Sin embargo,
esta Corte actuando en Sede Constitucional y en observancia de
los Principios de Inmediación a través del cual se percibió el evi-
dente riesgo manifiesto de los adolescentes por las circunstancias
de hecho vividas, las cuales fueron relatadas por los mismos en la
Audiencia y las que afrontan en la actualidad, referidas a la nece-
sidad de vivienda, alimento, educación y demás garantías consti-
tucionales  contenidas  en  la  efectiva  Protección  Integral  de  los
adolescentes; igualmente verificada la actitud contumaz del ter-
cero  coadyuvante, quien fue debidamente notificado de la pre-
sente  acción  de  amparo  constitucional,  no  haciendo  acto  de
presencia y, en consecuencia, no ejerció su derecho a la defensa;
y asimismo que el Consejo de Protección del Niño y del Adoles-
cente del Municipio Baruta del Estado Miranda, no resolvió lo
peticionado  sino que,  contrariamente, ordenó  el  regreso de  los
adolescentes al hogar común sin previsión alguna para la seguri-
dad de la integridad de éstos; vista la omisión y dilación por parte
de la Juez Unipersonal N° II de este Circuito, en tomar la deci-
sión y la posterior negativa a la medida peticionada en una actua-
ción  realizada fuera  del despacho judicial, esta  Corte Superior
Accidental, tomando en consideración que es evidente que el de-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 38 9

jar en manos de un Cuaderno Separado que conlleva una tramita-
ción procesal que requiere de tiempo y que sería imposible trami-
tar con la urgencia del caso en este receso judicial, sin que durante
ese tiempo, se tome una decisión que aunque sea temporalmente,
asegure los derechos constitucionales a la integridad física y al
normal  desenvolvimiento  de  los  adolescentes  en  el  seno  de  su
hogar, toda vez que el Artículo Primero de la Resolución N° 72,
emanada de la Dirección Ejecutiva de La (sic) Magistratura, de
fecha 08.08-2006, (sic) publicada en Gaceta Oficial N° 38.496,
de fecha 09 de agosto del mismo año, que textualmente dice (...)
considera sustancial declarar que, aún a sabiendas que en el pre-
sente caso, tratándose de un amparo contra sentencia, por la pro-
tección  del  orden  constitucional  como  ejercicio  de  un  deber
jurisdiccional, por ser derechos fundamentales los controvertidos
en la presente causa de amparo y en consideración al orden pú-
blico  que  esos  derechos  anuncian,  tratándose  de  un  deber  del
Estado garantizarlos conforme al artículo 19 y 55 de la Constitu-
ción de la República Bolivariana de Venezuela, éstos deben pre-
valecer frente a cualquier otra consideración de orden procesal, y
así se establece (sic).
En este sentido, sería injustificable que esta Corte disponga ex-
clusivamente la ejecución inmediata e incondicional de los actos
incumplidos por parte de la Juez Unipersonal N° II de este Cir-
cuito, por cuanto en ese supuesto este órgano se limitaría a orde-
nar a dicha jueza que cesa la omisión denunciada y probada en
auto y que por tanto, de apertura al Cuaderno Separado de Medi-
das en la que se tramite todo lo concerniente a la medida cautelar
solicitada por la actuante en Divorcio, puesto que con esta sola
determinación, subsistiría la situación de hecho por la que atra-
viesan los adolescentes sin hogar y la amenaza de que regresar a
éste suponga actos de agresión por parte de su progenitor, hasta
tanto  se  procese  todo  lo  concerniente  al  respectivo  Cuaderno
Separado,  y,  sin  duda,  limitarse  a  ello  por  parte  de  esta  Corte
dejaría en un  limbo jurídico y de hecho  la situación fáctica de
desprotección  de  los  adolescentes.  Por  tanto,  es  evidente  que
cualquier determinación sobre las omisiones que han ocasionado
la  presente  acción  de  amparo,  vista  la  urgencia  derivada  de  la
situación  por  la  que  atraviesan  los  adolescentes;  debe  también
prever el cese inmediato de tal situación y no conformarse con la
390 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

sola orden para la restitución de los derechos procesales y cons-
titucionales vinculados al debido proceso, puesto que, se insiste,
otros derechos fundamentales están en evidentemente amenaza-
dos. En otros términos, todo aquello que dejó de hacer procesal-
mente  la  Jueza  denunciada,  si  bien  constituyen  violaciones
constitucionales directamente vinculadas al debido proceso y a la
tutela judicial efectiva, también es cierto que de haber dejado de
observar estas normas constitucionales está prolongando una si-
tuación de amenaza y violación de derechos constitucionales de
otra índole, cuales son, el de la amenaza a la integridad física,
mental y emocional de los adolescentes y la violación del derecho
a la permanencia en su hogar o domicilio de estos mismos adoles-
centes, afirmándose así una relación concausal sobrevenida por
la omisión jurisdiccional, esto es, que la ya preexistencia de una
causa (la conducta del padre), violatoria de derechos a los ado-
lescentes, le sobreviene una nueva causa que adiciona y prolonga
los efectos de aquella violación (la conducta del padre), violatoria
de  derechos a  los  adolescentes, le  sobreviene  una nueva  causa
que adiciona y prolonga los efectos de aquella violación (la con-
ducta omisiva de la Jueza Unipersonal N° II), y así se establece.
Por otra parte, en cuanto al segundo pedimento de la accionante,
referido a la prohibición del acercamiento del agresor al lugar de
trabajo y a la habitación de la víctima, esta Alzada se declara in-
competente para conocer de dicho petitorio y consecuentemente
emitir un pronunciamiento al respecto, en virtud de que es una si-
tuación de violencia intrafamiliar regulada en la Ley sobre la Vio-
lencia Contra la Mujer y la Familia, por lo tanto le compete conocer
de ello a los Tribunales en materia penal, y así se establece.
En relación a  los dichos de la  Jueza Unipersonal N° II de este
Circuito Judicial de Protección, debe resaltar esta Corte Superior
que las medidas precautelativas, como la solicitada en el caso de
autos,  se  decretan  tal  como  se  ha  sostenido  en  pacifica  (sic)  y
reiterada doctrina, inaudita parte, por lo que mal puede alegar que
el accionado en la causa principal no se encontraba citado. Por
otra parte, debe igualmente esta Corte Superior, señalarle a dicha
jueza que los procedimientos administrativos, nacen, se tramitan
y culminan en sede de la misma naturaleza, por lo cual no deben
originarse por derivación del órgano jurisdiccional.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 39 1

Vista la omisión de pronunciamiento del auto de adminisión de fe-
cha 17 de julio de 2006, dictado por la Juez Unipersonal N° II de
este Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente en
cuanto al decreto de las medidas cautelares solicitadas por la ac-
cionante y dada la evidente especie de ´declinatoria de competen-
cia material´ efectuada por la prenombrada Juez hacia un órgano
administrativo, es decir, un Consejo de Protección, cuando el ver-
dadero competente para pronunciarse era el propio órgano juris-
diccional, mediante auto de fecha 25 de julio de 2006 y así mismo
analizados los argumentos explanados por el a quo en el auto de
fecha 15 de agosto  del presente año, en el cual niega la medida
cautelar, atentando contra la Protección Integral Debida a los ado-
lescentes (cuyas identidades se omiten en cumplimiento a lo dis-
puesto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente), de 15 y 14 años de edad, respectivamen-
te, y por último constatando que dicha circunstancia no fue subsa-
nada por el Consejo de Protección del Municipio Baruta del Estado
Miranda, considera esta Corte en Sede Constitucional, que efecti-
vamente se vulneraron las garantías constitucionales establecidas
en los artículos 49 ordinal 4°, 26 y 257 de la Carta Magna.
Esta Superioridad observa igualmente que tratándose del resguardo
de la integridad constitucional al que están obligados todos los
jueces de la República, conforme al artículo 334 de la Constitu-
ción de la República Bolivariana de Venezuela, en el ámbito de su
competencia, la jueza accionada ha debido asegurar la protección
jurisdiccional debida a la amenaza del Derecho Constitucional a
la integridad personal de los adolescentes (cuyas identidades se
omiten en cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 65 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente), consa-
grado en el artículo 55 de la Constitución de la República Boliva-
riana de Venezuela, en concordancia con el artículo 78 eiusdem,
y, en consecuencia, no ha debido ´declinar la competencia´ en un
órgano administrativo de protección, cuando además de la juris-
diccionalidad indelegable que le corresponde al órgano judicial,
existen los mecanismos legales que desarrollen el principio cons-
titucional de protección integral a los niños y adolescentes, como
es el caso del artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección
de Niños y Adolescentes, que permitía que la Juez hubiere dicta-
do las medidas de protección en juicio.
392 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Dado  lo  anterior,  resulta  importante  destacar  por  parte  de  este
Tribunal, que es al a quo, por ser el conocedor de la causa princi-
pal contentiva de la Demanda de Divorcio al que le correspondía
decretar las medidas cautelares peticionadas y no debió –se repi-
te– delegar al órgano administrativo la responsabilidad que le era
propia, lo que trajo como consecuencia que la parte afectada hi-
ciera uso del derecho a la defensa, ejerciendo el Recurso de Re-
consideración  contra  la  decisión  dictada  por  el  Consejo  de
Protección, no obstante, estableció la Sala Constitucional en Sen-
tencia N° 156, de fecha 24-03-00, con ponencial del Magistrado
JESÚS  (sic)  EDUARDO  CABRERA  ROMERO,  (Caso  COR-
PORACIÓN L´HOTELS) lo siguiente:
(...)
Se  exhorta  a  los  Jueces  de  Instancia  que  no  deben  delegar  la
función jurisdiccional que les es propia en órganos administrati-
vos, a los fines de evitar sentencias contradictorias.
Por todo lo expuesto supra, esta Corte Superior Accidental Segun-
da del Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional, administrando Justicia en nom-
bre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la
Ley, (sic) DECLARA: PARCIALMENTE CON LUGAR la ac-
ción de Amparo Constitucional, interpuesta por la ciudadana ELI-
ZABETH LESLEY HAYCOCK DE MENDOZA, ACTUANDO
EN  NOMBRE  Y  REPRESENTACIÓN  DE  SUS  HIJOS  ADO-
LESCENTES (cuyas identidades se omiten en cumplimiento a lo
dispuesto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente), debidamente representada por los abo-
gados  GUSTAVO  MÉNDEZ ANDRADE,  CARMEN  MARÍA
TRENARD y CARMEN SOFIA (sic) FUENMAYOR, (...) con-
tra el auto de admisión dictado en fecha 17 de julio de 2006, y los
autos de fechas 25 de julio y 15 de agosto del presente año, por la
Juez Unipersonal N° II de este Circuito Judicial de Protección del
Niño y del Adolescente de esta Circunscripción Judicial, referente
a la demanda de Divorcio propuesta por la prenombrada ciudadana
contra  su  cónyuge  JOSÉ  IGNACIO  MENDOZA  ELORZA,  por
violación de las garantías Constitucionales del Debido Proceso y
de las Reglas Atributivas de la Competencia, contempladas en los
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 39 3

artículos 49 y 253 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, respectivamente; en consecuencia, SE  ORDENA  de
conformidad con lo establecido en el artículo 32 de la Ley Orgáni-
ca de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales: PRI-
MERO: A la Juez Unipersonal N° II de la Sala de Juicio de este
Circuito Judicial aperturar (sic) todos los Cuadernos Separados que
sean necesarios en el Juicio de Divorcio Contencioso, como causa
principal, y en especial abrir el Cuaderno de Medidas, tramitar, ven-
tilar el controvertido y decidir con la urgencia del caso lo concer-
niente a la medida cautelar solicitada. SEGUNDO: La salida de la
parte  agresora  ciudadano  JOSÉ  IGNACIO  MENDOZA  ELOR-
ZA del hogar común, ubicado en la Calle “A”, Quinta IÑAKI, Ur-
banización Altos de Monte Rey, La Trinidad, Municipio Baruta del
Estado Mirando, en un plazo no mayor de tres (03) días, en el cual
de  manera voluntaria  el  referido ciudadano  saldrá  del hogar  sin
oponer resistencia alguna y permitirá el ingreso de sus hijos (cuyas
identidades se omiten en cumplimiento a lo dispuesto en el artículo
65 de la Ley Orgánica Para la Protección del Niño y del Adoles-
cente) en compañía de su progenitora-guardadora ciudadana ELI-
ZABETH  LESLEY  HAYCOCK  DE  MENDOZA,  hasta  tanto  se
resuelva en el Cuaderno Separado de Medidas que se ordenó su-
pra aperturar (sic) al a quo, previa la ventilación del controvertido
y la decisión del mismo. TERCERO: Se prohíbe al agresor ejercer
cualquier acto de violencia por si o por interpuesta persona contra
la integridad física, mental o moral de los adolescentes (cuyas iden-
tidades se omiten en cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 65
de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente).
(Omisión de nombres de la Sala).
III
DE  LA APELACIÓN  INTERPUESTA
El 16 de octubre de 2006, el tercero interesado consignó escrito solici-
tando se declare con lugar la apelación tempestiva interpuesta, con fun-
damento en lo siguiente:
Que siempre se ha comportado como un buen padre de familia y ha hon-
rado sus compromisos y obligaciones para con sus hijos, que ha intentado
en múltiples oportunidades reconciliarse con su esposa y reconstituir el
hogar, pero sin embargo que ha descubierto que su esposa le es infiel,
394 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

siendo  que  después  montó  una  escena  y  a  partir  de  ese  momento  fue
inmediatamente denunciado ante: a) la policía de Baruta; b) el Cuerpo de
Investigaciones  Científicas,  Penales  y  Criminalistas;  c)  la  Defensoría
Municipal del Niño y del Adolescente del Municipio Baruta; d) el Consejo
de Protección del Niño y del Adolescente del Municipio Baruta; y e) el
Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Que de los cinco organismos públicos señalados, los cuatro primeros
que son órganos administrativos adscritos al Ejecutivo, se respetó y cum-
plió  cabalmente  con  el  debido  proceso,  siendo  las  partes  oportuna  y
debidamente emplazadas, oídas y se les dio adecuada e inmediata res-
puesta, pero que “(...) sin embargo, es precisa y lamentablemente, en
el único de los entes involucrados que pertenece directamente al
Poder Judicial, donde paradójicamente se cometieron una serie de
graves vicios e irregularidades que, amén de dar origen a la pre-
sente apelación, nos deben obligar a una profunda reflexión, revi-
sión y urgente corrección del sistema”.
Que el Consejo de Protección del Niño y del Adolescente del Municipio
Baruta, en menos de un mes (del 13 de julio en que se puso la denuncia
al 28 de julio de 2006 que se pronunció), y avalada por cuatro profesio-
nales especialistas sobre la materia se pronunciaron estableciendo ocho
(8) medidas de protección a favor de los adolescentes involucrados, sin
ordenar la salida de su persona ni ninguna de las otras medidas por su
esposa solicitadas, sino que por el contrario ordenaron el regreso de los
adolescentes. Contra esta decisión se ejerció el recurso de reconsidera-
ción, decidida el 11 de agosto de 2006, declarándola sin lugar.
Que paralelamente a esto el 12 de julio de 2006, su cónyuge presentó
ante el Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, demanda
de divorcio que se admitió el 17 de julio, pero que no fue sino hasta el
período de suspensión de las actividades judiciales, cuando la actora
impulsó la citación, tal vez aprovechando la notificación que como ter-
cero interesado se le estaba practicando el mismo 25 de julio para un
proceso distinto (amparo), también durante las vacaciones judiciales.
Que ante la negativa de la Sala de Juicio N° 2 de acordar las medidas por
ella solicitadas, subvirtiendo el orden procesal interpuso la acción de am-
paro contra dicho Juzgado Unipersonal de Protección, la cual se declaró
con lugar, no obstante la imposibilidad de estar presente en la audiencia
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 39 5

en razón, que a pesar de haber sido notificado y acudido inmediatamente
para revisar el expediente el 28 de agosto de 2006, dicha actuación fue
infructuosa, “(...) toda vez que, no le sabían dar información ni en la
Oficina de Atención al Publico (sic)  (OAP), ni en las Oficinas del
Archivo, ya que dicho expediente supuestamente no se encontraba
disponible; y no fue sino hasta aproximadamente las Once y Media
de la mañana (11:30 a.m.) (...), cuando una Funcionaria del Archi-
vo, de nombre MAITE VIERA, quien le informó a nuestro mandante
que le habían comunicado directamente a ella desde la Secretaría de
la corte Superior: ´...que el expediente no lo podían bajar porque lo
estaban trabajando y, que para que no perdiera más su tiempo, me-
jor regresara el día miércoles 30 de agosto de 2006, (...) que ya para
esa oportunidad, tenían previsto fijar el Auto que establecería la
hora y el día para la celebración de la Audiencia Constitucional...´”.
Que al acudir el día planteado fue sorprendido al enterarse y ser notifi-
cado ese mismo día que el día anterior se había celebrado la audiencia
constitucional, tildándolo de contumaz, siendo desalojado de su vivienda
so pena de ser constreñido con la fuerza pública y que en caso de des-
acato sería sancionado con todas las consecuencias de ley, violándose
de  este  modo  sus  derechos  constitucionales  a  la  defensa  y  al  debido
proceso, lo cual hace pensar que estamos en otro caso más de la llama-
da “justicia vacional”, y por ello apeló de la sentencia.
Que la funcionaria del archivo de la Corte Superior Accidental Segunda
del Circuito  Judicial de Protección del Niño y  del Adolescente  de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional
de Adopción Internacional, actuando valientemente y con hidalguía, ob-
servando la  injusta maniobra solicitó  la  elaboración de un Acta para
dejar constancia de lo ocurrido el día 28 de agosto de 2006, la cual fue
pedida para anexarla a la presente causa, pero le fue negada ésta por la
Coordinadora del Archivo.
Que el amparo debió declararse inadmisible ab initio debido a que junto
con el amparo se acompañó el libelo de divorcio, del cual por adquisi-
ción procesal debió ser apreciado y valorado por la Corte Superior las
confesiones espontáneas como lo son que alega que él es violento, lo
cual es contradictorio al observar que convivieron juntos doce (12) años,
así como el apelante que pide que se le permita como padre pernoctar y
compartir plenamente con los hijos.
396 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Que igualmente la Corte Superior debió notar que los apoderados judi-
ciales de la actora en el juicio de divorcio son los mismos que actúan en
la acción de amparo, entrando en contradicción con el artículo 457 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
Que ha cumplido con las medidas acordadas por el Consejo de Protec-
ción  del Niño y del Adolescente, de acudir al programa de fortaleci-
miento familiar, mas no así su cónyuge con sus hijos, aunado al hecho
que el único ingreso económico es el producto de su trabajo indepen-
diente que desarrollaba con todos los elementos que se encontraban en
su casa, de la cual fue desalojado.
Que no se comprobó plenamente la amenaza o violación de derechos,
además que el órgano competente en sede administrativa se pronunció
negando  las  medidas  cautelares,  siendo  que  se  le  afectó  en  su  hogar
que según la constitución es inviolable, además de ir dicha medida en
contra de la unión familiar y el derecho al trabajo de su persona.
Que el fallo recurrido transgredió la jurisprudencia de la Sala Constitu-
cional sobre la no utilización del interés superior del niño de manera
impropia para efectuar atropellos; que se debe agotar los recursos ordi-
narios antes de interponer el amparo; que la falta de comparecencia del
tercero interesado a la audiencia constitucional no trae consigo la acep-
tación de los hechos; que se debe fijar con tiempo oportuno la audiencia
constitucional;  y  que  incurrió  la  sentencia  en  tres  (3)  casos  de  falso
supuesto al: a) considerar que los menores no han tenido vivienda, ali-
mentación y educación, b) que posee el progenitor un carácter violento,
y c) que existe la supuesta declinatoria de competencia, todo lo cual es
falso, ya que la accionante en amparo acudió voluntaria y previamente
ante los órganos administrativos.
Que por todo lo anterior pide se declare con lugar la apelación, se revo-
que la medida provisional dictada por la Corte Accidental Segunda y se
ordene el inmediato retorno de su persona al hogar.
IV
DE  LA  COMPETENCIA
Debe esta Sala, previamente determinar su competencia para conocer
del asunto debatido y al efecto observa:
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 39 7

En virtud de lo dispuesto en la sentencia de esta Sala Nº 1 del 20 de
enero  de  2000  (caso:  Emery Mata Millán),  la  cual  resulta  aplicable
conforme a lo dispuesto en la Disposición Derogatoria, Transitoria y
Final, letra b), de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la
República Bolivariana de Venezuela y, a tenor de lo establecido en el
artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, resulta necesario reiterar que le corresponde a esta
Sala  Constitucional  conocer las apelaciones  de  las  sentencias prove-
nientes de los Juzgados o Tribunales Superiores de la República –salvo
los Contencioso Administrativos–, de las Cortes de lo Contencioso Ad-
ministrativo y, las Cortes de Apelaciones en lo Penal, en tanto su cono-
cimiento no estuviere atribuido a otro Tribunal, cuando ellos conozcan la
acción de amparo en primera instancia.
Conforme lo anterior, visto que la decisión fue dictada en materia de
amparo  constitucional  por  la  Corte  Superior Accidental  Segunda  del
Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir-
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional de
Adopción Internacional, esta Sala se declara competente para el cono-
cimiento de la presente causa. Así se decide.
V
CONSIDERACIONES  PARA  DECIDIR
De la lectura del escrito contentivo de la acción de amparo constitucio-
nal interpuesta, se evidencia que:
Se alegó la presunta violación de los derechos constitucionales referi-
dos al derecho al debido proceso, de protección a la integridad física,
deber de protección de los niños y adolescentes, derechos atributivos de
la jurisdicción y competencia, consagrados en los artículos 26, 49, 55, 78
y 257 de la Constitución, cuando los pronunciamientos del 17 y 25 de
julio y 15 de agosto de 2006 del Juzgado Unipersonal N° 2 en Sala de
Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la Cir-
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que admitie-
ron  la  demanda  de  divorcio,  instaron  al  Consejo  de  Protección  a
pronunciarse sobre las medidas y negaron las medidas cautelares por
encontrarse en período vacacional.
1. Previamente y antes de entrar al análisis de cualquier otra considera-
ción, se observa que la accionante en amparo, contra los autos del 17 y
398 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

25 de julio y 15 de agosto de 2006, con ocasión de la demanda de divor-
cio intentada por  la hoy solicitante contra el  ciudadano José Ignacio
Mendoza Elorza, poseía el recurso de apelación, de conformidad con el
artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Ado-
lescente, siendo que dichos autos se produjeron durante tiempo hábil y
antes del receso judicial, motivo por el cual tenía a su disposición el
medio ordinario, suficientemente capaz para obtener la satisfacción de
sus pretensiones sin sufrir ningún daño grave, sobre todo al tomar en
cuenta que  el Consejo de  Protección del  Niño  y del Adolescente del
Municipio Baruta, había acordado ya previamente ocho (8) medidas de
protección  a  favor  de  los  adolescentes  involucrados.  No  obstante  lo
anterior, esto no es óbice para que en ciertos casos y bajo ciertas cir-
cunstancias, vista cierta urgencia de la situación concreta junto con los
derechos involucrados –como lo son los derechos constitucionales de
los niños y adolescentes–, signifique que el amparo no sea la vía idónea,
sino todo lo contrario, será la vía más apropiada y expedita, sin embar-
go, ese no es el presente caso, por las razones antes señaladas en las
que ya existen medidas tomadas por un órgano competente.
Así las cosas, estima la Sala que, una vez que el juzgado supuesto agra-
viante expidió sus actos jurisdiccionales el 17 y 25 de julio y 15 de agos-
to de 2006, la quejosa contaba con un medio procesal al cual podía acudir
antes que  al  amparo  constitucional, para  el logro  la reparación  de la
situación jurídica (supuestamente) infringida.
En tal sentido, la supuesta agraviada contaba con la posibilidad de ejer-
cicio del recurso de apelación contra dicho auto de conformidad con lo
que dispone el artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, para que fuese el tribunal superior quien reme-
diara la situación jurídica cuya lesión alegó la quejosa.
En el asunto bajo examen, no consta en el expediente que la supuesta
agraviada haya utilizado el medio procesal ordinario para el ataque de
los autos objeto de impugnación, como lo es el recurso de apelación a
que se refiere el artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente, ni constan circunstancias que hayan imposibili-
tado su ejercicio.
De  modo pues  que, a juicio de esta Sala, si la demandante de amparo
disponía de una vía judicial preexistente, su falta de ejercicio configura,
en principio, la causal de inadmisibilidad que preceptúa el artículo 6, car-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 39 9

dinal 5, de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Cons-
titucionales, salvo que el querellante ponga en evidencia razones suficien-
tes y valederas que justifiquen realmente la admisibilidad del amparo, cosa
que no ocurrió. El urgente restablecimiento de la situación jurídica infrin-
gida, la eventual irreparabilidad del daño y la circunstancial inidoneidad e
ineficacia de las vías, medios o recursos judiciales preexistentes (ordina-
rios o extraordinarios) en un caso concreto, son circunstancias determi-
nantes  de la  admisibilidad  y procedencia  de  una  demanda de  amparo;
corresponde entonces al supuesto agraviado la puesta en evidencia, en el
escrito continente de su demanda, de tales circunstancias, de lo cual de-
penderá, en gran medida, el éxito de su pretensión.
La escogencia, por parte del querellante, de la demanda de amparo y no
de las vías, medios o recursos judiciales preexistentes (ordinarios o ex-
traordinarios) es la excepción, no la regla, y es posible sólo cuando las
circunstancias a que se hizo referencia supra así lo ameriten, para lo
cual, se insiste, es necesario que el agraviado las ponga en evidencia
ante el Juez, quien, en definitiva, las ponderará en cada caso. La aplica-
ción del criterio que antecede en este caso determina la inadmisibilidad
del amparo por cuanto el supuesto agraviado optó por este remedio pro-
cesal adicional, no obstante que, como antes se señaló, tenía a su dispo-
sición el ejercicio de la apelación que preceptúa el artículo 466 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente y, además,
no puso en evidencia las razones por las cuales optó por la vía del am-
paro en lugar de dicho recurso.
Por ello, la existencia de esa vía judicial hace que la demanda de ampa-
ro resulte inadmisible, conforme lo regula el cardinal 5 del artículo 6 de
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constituciona-
les, norma que ha sido interpretada por esta Sala Constitucional en di-
versos fallos. (Vid. Sentencia N° 2.369/23-11-2001 y 1.450/12-07-2007)
En consecuencia, esta Sala,  conforme a lo que establece el artículo 6,
cardinal 5, de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, declara con lugar la apelación que se ejerció contra la
sentencia que pronunció, el 29 de agosto de 2006 y publicada in extenso
el 30 del mismo mes y año, la Corte Superior Accidental Segunda del
Circuito Judicial de Protección del Niño y del Adolescente de la Circuns-
cripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adop-
ción  Internacional  que  declaró  parcialmente  con  lugar  la  demanda  de
amparo que se incoó contra los autos que emitió el Juzgado Unipersonal
400 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

N° 2 en Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adoles-
cente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
en las oportunidades respectivas del 17 y 25 de julio y 15 de agosto de
2006, con ocasión de la demanda de divorcio intentada por la hoy solici-
tante contra el ciudadano José Ignacio Mendoza Elorza. Así se decide.
2.  Finalmente,  esta  Sala  quiere  destacar  que  el  artículo  4  de  la  Ley
Orgánica  para  la  Protección  del Niño  y  del Adolescente  establece  la
obligación del Estado de tomar las medidas necesarias a favor de este
grupo de especial protección, sobre todo al tomar en consideración lo
establecido en los artículos 1, 8, 26, 28, 32 y 358 eiusdem, considera
oportuno señalar el carácter de cumplimiento obligatorio por parte de
los padres representantes de los adolescentes de acatar con todas las
medidas de protección acordadas por el Consejo de Protección del Niño
y del Adolescente del Municipio Baruta, el 28 de julio de 2006, ya que
de no cumplirse traerá las consecuencias y sanciones de la ley especial
–artículo 270 de la precitada ley–, hasta tanto no sean modificadas o
alteradas por el mismo órgano que las dictó o cualquier otro entre com-
petente por ley.
A veces los progenitores parecen olvidar lo establecido en los artículos
5 y 26 ibídem, en el que la familia es responsable, de forma prioritaria,
inmediata e indeclinable, de asegurar a los niños y adolescentes el ejer-
cicio y disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías, teniendo
los padres responsabilidades y obligaciones comunes e iguales en lo que
respecta al cuidado, desarrollo y educación integral de sus hijos, ya que
en ocasiones pretenden que sólo uno de éstos se encargue del cuidado o
la manutención de éstos, cuando en realidad se trata de una obligación
compartida e indelegable, debido a que todos los niños y adolescentes
tienen derecho a vivir, ser criados y desarrollarse en el seno de su fami-
lia de origen, salvo las excepciones de ley, en los casos en que ello sea
imposible o contrario a su interés superior.
Por otra parte, como bien lo señaló el Consejo de Protección del Niño y
del Adolescente  del  Municipio  Baruta  en  su  respuesta  al  recurso  de
reconsideración, se tomaron las medidas pertinente en protección de los
adolescentes,  por lo  que  las supuestas  agresiones  contra  la madre  se
deben considerar como violencia contra la mujer, debiendo acudir ante
los órganos competentes a los fines de acordar las medidas cautelares y
de protección correspondientes a su género sexual y que no son ni el
Consejo de Protección del Niño y del Adolescentes ni los tribunales de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 40 1

Niño y Adolescentes, sino que son aquellos a los que se refiere la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia (Vid. artículos 1, 5, 14, 15, 70, 71, 72, 87, 88, 89, 90, 91 y 92).
Por último, se señala que visto el oficio N° I.G.T.- 1427-07, del 1° de
junio de 2007, emanado de la Inspectoría General de Tribunales, en la
que solicita información sobre el estado y decisión de la presente causa,
en razón del inicio del expediente disciplinario N° 060567 en contra de
la ciudadana Fanny Luisa Plaza Martínez, en su condición de jueza tem-
poral de la Sala de Juicio Unipersonal N° 2 del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Me-
tropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional, se orde-
na remitirle a dicho organismo copia certificada del presente fallo.
DECISIÓN
Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República, por
autoridad de la ley, declara:
PRIMERO:  CON  LUGAR  el  recurso  de  apelación  interpuesto  por
JOSÉ IGNACIO MENDOZA ELORZA, contra el fallo dictado por
la Corte Superior Accidental Segunda del Circuito Judicial de Protec-
ción del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional, el 29
de agosto de 2006, publicada el 30 del mismo mes y año.
SEGUNDO: REVOCA la decisión dictada por Corte Superior Acci-
dental Segunda del Circuito Judicial de Protección del Niño y del Ado-
lescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas
y Nacional de Adopción Internacional, el 30 de agosto de 2006, en la
causa relativa a la acción de amparo constitucional interpuesta.
TERCERO: Se declara INADMISIBLE la acción de amparo consti-
tucional ejercida por ELIZABETH LESLEY HAYCOCK DE MEN-
DOZA, actuando en nombre propio y  en representación de sus  hijos
adolescentes  (cuyas identidades se omiten en cumplimiento a lo dis-
puesto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño
y del Adolescente), contra los autos dictados por el Juzgado Uniperso-
nal N° 2 en Sala de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, en las oportunidades respectivas del 17 y 25 de julio y 15 de
402 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

agosto de 2006, con ocasión de la demanda de divorcio intentada por la
hoy solicitante contra el ciudadano José Ignacio Mendoza Elorza.
CUARTO: ORDENA remitir a la Inspectoría General de Tribunales
copia certificada del presente fallo.
(...omissis...)
VOTO  SALVADO
Quien  suscribe,  Magistrada  Carmen  Zuleta  de  Merchán,  salva  su
voto por disentir del criterio sostenido por la mayoría sentenciadora que:
a) declaró con lugar la apelación interpuesta por el ciudadano José Ig-
nacio Mendoza Elorza  contra la sentencia del  29 de agosto de  2006,
dictada por la Corte Superior Accidental Segunda del Circuito de Pro-
tección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas y Nacional de Adopción Internacional;
b) revocó la  decisión del 29 de agosto de 2006, dictada por la  Corte
Superior Accidental Segunda del Circuito de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas y Nacional de Adopción Internacional; y c) declaró inadmisible
el amparo interpuesto por la ciudadana Elizabeth Lesley Haycock de
Mendoza, en nombre propio y en representación de sus hijos adolescen-
tes, contra los autos proferidos por el Juzgado Unipersonal N° 2 en Sala
de Juicio del Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, el 17 y 25
de julio y 15 de agosto de 2006.
En resumen, la sentencia disentida señaló que el amparo era inadmisible
porque la accionante pudo haber agotado el recurso de apelación, me-
canismo ordinario suficiente para enervar, a su entender, las lesiones
constitucionales que le imputó al auto del 17 de julio de 2006, que admi-
tió la demanda de divorcio; al auto del 25 de julio de 2006, que delegó en
el Consejo de Protección del Municipio Baruta del Estado Miranda el
proveimiento de las medidas de protección solicitadas; y al auto del 15
de agosto de 2006, que negó la solicitud cautelar.
Disiento respetuosamente de la decisión de esta Sala por las siguientes
razones:
Según jurisprudencia pacífica de la Sala, cuando las vías ordinarias no son
suficientes para enervar las lesiones constitucionales pueden las partes
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 40 3

acudir al amparo constitucional sin que se configure la causal de inadmi-
sibilidad prevista en el artículo 6.5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, seria el caso del recurso de ape-
lación, oído en un solo efecto. Así, en el fallo N° 848/2000 (caso: Luis
Alberto Baca, se indicó respecto a los fallos cuya apelación se oye en un
solo  efecto,  que:  “...si contienen violaciones constitucionales en per-
juicio de una de las partes, la lesionada puede optar entre acudir a
la vía de la apelación, caso en que la parte considera que por este
camino restablecerá su situación, o acudir a la acción de amparo”.
Aplicando el mencionado precedente al caso de autos cabe referir que la
parte in fine del artículo 466 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente estipula que “[l]a resolución que decreta o de-
niega una medida cautelar será apelable en un solo efecto”,  es decir,
que el mecanismo ordinario no era suficiente para impugnar las lesiones
constitucionales que la parte accionante adujo sufrir.
La sentencia disentida señaló –y quien suscribe se permite transcribir
in extenso los párrafos pertinentes–, lo siguiente:
(...) esta Sala quiere destacar que el artículo 4 de la Ley Orgáni-
ca  para  la  Protección  del  Niño  y  del Adolescente,  establece  la
obligación del Estado de tomar las medidas necesarias a favor de
este grupo de especial protección, sobre todo al tomar en consi-
deración lo establecido en los artículos 1, 8, 26, 28, 32 y 358 eius-
dem,  considera  oportuno  señalar  el  carácter  de  cumplimiento
obligatorio por parte de los padres representantes de los adoles-
centes de acatar con todas las medidas de protección acordadas
por el Consejo de Protección del Niño y del Adolescente del Mu-
nicipio Baruta, el 28  de julio de 2006, ya que de no cumplirse
traerá las consecuencias y sanciones de la ley especial –artículo
270 de la precitada ley–, hasta tanto no sean modificadas o alte-
radas  por  el  mismo  órgano  que  las  dictó  o  cualquier  otro  ente
competente por ley.
A  veces  los  progenitores  parecen  olvidar  lo  establecido  en  los
artículos 5 y 26 ibídem, en el que la familia es responsable, de
forma prioritaria, inmediata e indeclinable, de asegurar a los niños
y adolescentes el ejercicio y disfrute pleno y efectivo de sus de-
rechos y garantías, teniendo los padres responsabilidades y obli-
gaciones  comunes  e  iguales  en  lo  que  respecta  al  cuidado,
desarrollo y educación integral de sus hijos, ya que en ocasiones
404 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

pretenden  que  sólo  uno  de  éstos  se  encargue  del  cuidado  o  la
manutención de éstos, cuando en realidad se trata de una obliga-
ción compartida e indelegable, debido a que todos los niños y ado-
lescentes tienen derecho a vivir, ser criados y desarrollarse en el
seno de su familia de origen, salvo las excepciones de ley, en los
casos en que ello sea imposible o contrario a su interés superior.
Por otra parte, como bien lo señaló el Consejo de Protección del
Niño y del Adolescente del Municipio Baruta en su respuesta al
recurso de reconsideración, se tomaron las medidas pertinentes en
protección de los adolescentes, por lo que las supuestas agresiones
contra la madre se deben considerar como violencia contra la mu-
jer, debiendo acudir ante los órganos competentes a los fines de
acordar las medidas cautelares y de protección correspondiente a
su género sexual y que no son ni el Consejo de Protección del Niño
y del Adolescente ni los tribunales de Niño y Adolescentes, sino
que  son  aquellos  a  los  que  se  refiere  la  Ley  Orgánica  sobre  el
Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencias (Vid. ar-
tículos 1, 5, 14, 15, 70, 71, 72, 87, 88, 89, 90, 91 y 92).
Los párrafos trascritos evidencian que la sentencia disentida confundió
el objeto debatido desviando el tema a decidir de una demanda de divor-
cio a un conflicto eminentemente de niños y adolescentes, lo cual con-
dujo a que la mayoría sentenciadora no apreciara las razones por las
cuales le asistía la razón a la parte accionante. En efecto, la ciudadana
Elizabeth Lesley Haycock de Mendoza demandó por divorcio al ciuda-
dano José Ignacio Mendoza Elorza, con base en las normas contenidas
en los ordinales 2° y 3° del Código Civil, es decir, por abandono volunta-
rio y excesos, sevicia o injurias graves que hacen imposible la vida en
común. La aludida ciudadana, visto que entre ambos tienen dos hijos,
demandó ante la jurisdicción de Niños y Adolescentes atendiendo a lo
dispuesto en el literal “i” del Parágrafo Primero del artículo 177 y, como
en cualquier pretensión, solicitó medida cautelar innominada, en los si-
guientes términos:
a) Vista  la  agresiones  (sic) violentas  causadas  a  nuestra  repre-
sentada, ésta debió irse del hogar familiar con sus hijos. Por tal
razón debe acordarse una orden de salidad de la parte agresora
de  la  residencia  común,  para  que  la  ciudadana  ELIZABETH
HAYCOCK  DE  MENDOZA  regrese  con  sus  hijos  al  hogar  al
hogar (sic) familiar
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 40 5

b) Prohibir el acercamiento del agresor al lugar de trabajo y la
(sic) habitación de la víctima;
c) Asesorar  a  la  víctima  sobre  la  importancia  de  preservar  las
evidencias;
d) Proveer a la víctima información sobre los derechos que las
leyes le confieren y sobre los servicios gubernamentales o priva-
dos disponibles, en particular de las Unidades de Atención y Tra-
tamiento a que se refiere el Artículo 14 de la Ley sobre la Violencia
contra la Mujer y la Familia;
e) Elaborar un informe de aquellas circunstancias que haya ob-
servado que sirva al esclarecimiento de los hechos; y
f) Cualquier otra medida aconsejable para la protección personal,
física o emocional de la víctima y del grupo familiar;
g) Medida de embargo preventivo sobre la cuenta corriente (...)
perteneciente al ciudadano JOSÉ IGNACIO MENDOZA ELOR-
ZA, hasta por la mitad del saldo que presente la cuenta al mo-
mento del embargo;
h) Como medida especial y de mucha importancia, solicitamos
se constituya un Equipo Multidisciplinario, con asistencia del
Fiscal del Ministerio Público competente en la jurisdicción de
niños y  adolescentes, para  que realice una  visita oficial  en el
hogar conyugal. Esto pretende dejar constancia de la situación
en que vive la familia.
Debe insistir quien disiente en la medida cautelar contenida en el literal
“a”, pues su apreciación era muy necesaria para entender la pertinen-
cia  del amparo.  Se  trataba  de una  demanda  de  divorcio por  excesos,
sevicia o injuria grave que hacía imposible la vida en común. Por tanto,
la medida cautelar cónsona con esa demanda civil de divorcio (se insis-
te) y capaz de garantizar con eficacia el resultado final de la decisión
(periculum in mora)  no  podía  ser  otra  que  la  orden  de  salida  de  la
residencia en común, pues, si se lee con detenimiento el mencionado
literal “a” del capítulo X de la demanda, referido a las medidas cautela-
res, podrá observarse que la parte demanda alegó como fundamento de
la  medida  cautelar  “...agresiones violentas causadas a nuestra re-
presentada...”,  no  a  los  hijos;  y  es  lógico  que  sea  así  porque  de  lo
406 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

contrario no existiría el supuesto que regula el ordinal 3° del artículo 185
del Código Civil.
El hecho es que siendo una pretensión cautelar de una demanda civil, es
decir, una exigencia a un órgano jurisdiccional, no podía el Juzgado tras-
ladar el deber de decidir en el Consejo de Protección, porque a dicho
órgano no le corresponde mediar en los intereses civiles encontrados de
la parte demandante y la parte demandada en una demanda de divorcio.
El órgano en referencia, en ese tipo de juicios, tutela los intereses de los
hijos habidos dentro del matrimonio, y en la medida de lo posible procu-
ra consolidarlos  con los  intereses encontrados  de  los padres;  pero el
deber de proveer las peticiones de naturaleza jurisdiccional le compete
al Juez, porque lo contrario atentaría contra el derecho constitucional a
la tutela judicial efectiva. Ese era el escenario básico del problema que
había que preservar, y en el cual el hecho de que la demanda se trami-
tara ante la Jurisdicción de Niños y Adolescentes no cambiaba la natu-
raleza del asunto civil ventilado.
Su inobservancia, en criterio de quien suscribe, acarreó la absolución de
la instancia producto del traslado al Consejo de Protección del deber de
dictar medidas cautelares que fueron peticionadas con ocasión a la po-
testad jurisdiccional de decretar un divorcio, desconociéndose el hecho
de que si las demandas deben plantearse ante el Juez es a él a quien
corresponde dictar las medidas innominadas pertinentes, máxima reco-
gida en el principio de exhaustividad, según el cual el juez debe pronun-
ciarse sobre todo lo alegado y probado en autos.
Finalmente, quiere advertir quien suscribe que la disentida se hizo eco
de un incorrecto razonamiento del Consejo de Protección cuando deter-
minó que el órgano competente para lograr las medidas cautelares peti-
cionadas por la parte demandante eran los Tribunales de Violencia contra
la Mujer. En ese sentido, es verdad que la Ley Orgánica sobre el Dere-
cho de la Mujer a tener una Vida Libre de Violencia contempla tipos
delictivos que pudieran asemejarse al exceso, sevicia o  injuria grave
(violencia psicológica –artículo 39), y también que muchas de las medi-
das peticionadas en la demanda de divorcio incoada están reproducidas
en el artículo 87 de la aludida Ley; pero la demanda civil de divorcio por
excesos, sevicia e injurias graves y la demanda por violencia de género
persiguen objetivos distintos porque distinto es el bien jurídico tutelado
así se basen en los mismos hechos, lo que explica que no haya exclusión
de los procesos entre sí y, lo más importante aún, que cada quien está
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 40 7

en el deber de proveer (de forma apreciativa o desestimatoria) las peti-
ciones cautelares que se les formulen a los jueces respectivos para sal-
vaguardar el bien jurídico que le es encomendado tutelar.
Esto es fundamental esclarecerlo porque lo novedoso de la competen-
cia de género con seguridad colocará a la Sala en el futuro en situacio-
nes similares; y ante ello es imprescindible clarificar que al igual que el
delito de giro de cheques sin provisión de fondos no excluye la demanda
mercantil por intimación al pago de títulos valores, por citar un ejemplo,
la demanda de divorcio por excesos, sevicia o injurias graves no exclu-
ye las demandas por delitos de género ni mucho menos permite obligar
a la mujer a transitar dos juicios para lograr un mismo resultado.
Y aunque la disparidad entre ambos procesos sigue siendo sustancial:
en la demanda de divorcio es posible que los excesos, la sevicia y hasta
la injuria haya cesado pero su entidad impide que se continúe la vida en
común,  en  las  medidas  de  protección  en  caso  de  violencia  se  aspira
tutelar en lo inmediato agresiones presentes o  futuras más graves; la
demanda de divorcio por exceso, sevicia e injuria grave puede ser ale-
gada indistintamente por hombres y mujeres, la demanda por los delitos
de género tiene por sujeto pasivo del delito exclusivamente que a muje-
res, el hecho es que para que procede una petición cautelar basta con
que existe un proceso judicial y que se cumplan con los extremos de
presunción de buen derecho y peligro de que quede ilusoria la ejecución
del fallo. Es indiscutible que existen medidas cautelares innominadas
que se asemejan a competencias otorgadas por otras leyes a diversos
tipos de órganos (administrativos o jurisdiccional); pero la diferencia
sustancial es que las medidas sean solicitudes con ocasión de una de-
manda principal y que la petición cautelar sea cónsona con la naturaleza
del bien jurídico en controversia.
Queda así expresado el criterio de la Magistrada disidente.
(...)
408 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

15. ADMISIÓN DE ACCIÓN  DE AMPARO CONSTITUCIONAL


EN PROTECCIÓN DE INTERESES COLECTIVOS Y DIFU-
SOS  CONTRA  LAS  IMÁGENES  PORNOGRÁFICAS  QUE
PROMUEVEN  LA  PROSTITUCIÓN  Y  LA  VIOLENCIA

Sentencia:  Nº 2.146 del trece de noviembre de 2007.

Caso: Acción de Amparo por intereses colectivos y difusos
conjuntamente con medida cautelar innominada in-
terpuesta por el Gobernador del Estado Carabobo, Luis
Felipe Acosta Carlez, contra las imágenes pornográ-
ficas que promueven la prostitución y la violencia, pu-
blicadas por los diarios “Noti Tarde” y “La Costa”.

Normativa citada en el fallo:
CRBV: Artículos 29, 49, 55, 78 y 257.
LOASDGC: Artículo 6.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO  PONENTE:
CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

El 11 de septiembre de 2007, el abogado Frannel Alexander Velásquez
Hernández, inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo
el número 75.765, actuando en su carácter de apoderado judicial del
ciudadano  LUIS  FELIPE ACOSTA  CARLEZ  en  su  condición  de
habitante y Gobernador del Estado Carabobo, interpuso acción de am-
paro constitucional en protección de intereses colectivos y difusos in-
terpuesta conjuntamente con medida cautelar innominada, contra “(...)
las Imágenes Pornográficas que Promueven la Prostitución y la
Violencia (...)”, publicadas en los Diarios “Noti-Tarde” y “La Costa”,
por la presunta violación de los derechos constitucionales consagrados
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 40 9

en los artículos 46, 83,108, 112, 114 y 117 de la Constitución de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela.
El 25 de septiembre de 2007, se dio cuenta en Sala y se designó ponente
a la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, quien con tal carácter sus-
cribe el presente fallo.
El 3 de octubre de 2007, el referido representante judicial presentó es-
crito mediante el cual solicitaba el pronto pronunciamiento de la Sala en
el presente caso y reiterar la urgencia para el otorgamiento de la medi-
da cautelar solicitada.
Realizado el estudio individual de las actas procesales, pasa esta Sala a
decidir, previas las siguientes consideraciones:
I
DEMANDA  POR  PROTECCIÓN  DE  INTERESES
DIFUSOS Y  COLECTIVOS

La presente acción de amparo constitucional en protección de los inte-
reses difusos y colectivos tiene como fundamento la violación de los
derechos constitucionales establecidos en los artículos 46, 58, 83, 103,
108, 112, 114 y 117 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, y al efecto de evidenciar sus fundamentos, señaló el apode-
rado judicial del ciudadano Luis Felipe Acosta Carlez, lo siguiente.
“Desde hace algún tiempo los medios de comunicación social im-
presos de contenido informativo general en el Estado Carabobo,
vienen publicando de manera insistente, constantes imágenes por-
nográficas en las que aparecen mujeres casi desnudas, ello con
fines comerciales propios de medios impresos que no han sido cali-
ficados como ediciones exclusivamente pornográficas y por ende
de distribución y comercialización restringida”.
Agregó que igualmente en dichos diarios se incluyen imágenes de he-
chos violentos acompañadas de elucubraciones e interpretaciones des-
viadas de la realidad, que atentan contra el honor y la reputación de los
familiares de las víctimas reseñadas, sin siquiera observar las normas
dispuestas en la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles-
cente y la Ley Orgánica de Protección al Consumidor.
410 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Indicó que, dichas representaciones impresas amenazan los derechos
subjetivos y la salud psíquica no sólo del ciudadano Luis Felipe Acosta
Carlez sino de la colectividad carabobeña, situación que vulnera lo
establecido en el artículo 83 de la Constitución de la República Boliva-
riana de Venezuela.
Precisó, a los fines de ilustrar a la Sala sobre los referidos hechos que,
en las ediciones del diario “Noti-Tarde” del 16 y 25 de julio y 1, 2, 23 y
27 de agosto de 2007 se “(...) [mostraban] fotografías a cinco, cua-
tro, tres y dos columnas, todas siempre full color de cadáveres y
siniestros, destacando no sólo el dolor de los familiares sino las
escenas dantescas de los acontecimientos”..
Igualmente señaló que el diario “LA COSTA: fechas; 17, 19, 20 y 25
de julio de 2007, Sección: Belleza y Sucesos, páginas: 16, 39 y 40,
donde se muestran fotografías o página completa de cuerpos feme-
ninos sin rostros identificables en las cuales no se indica si se trata
de fotografías de estudio, promocionales de modelos profesiona-
les, no se indica si los modelos son nacionales o extranjeras, no se
aprecia si por esa exposición reciben alguna contraprestación o si
las mismas fueron realizadas con el conocimiento o consentimiento
de las modelos. Asimismo se incluye imagen a cuatro columnas full
color de la reseña de un siniestro”.
Denunció que, tal situación se agravaba por el desmedido y abusivo uso que
hacían dichos medios de comunicación del derecho al ejercicio de liberta-
des económicas, contemplado en el artículo 112 Constitucional, sin importar
que “(...) utiliza[n] a la mujer y a la desgracia humana, como la polí-
tica o lineamiento de la gerencia comercial competitiva”.
Arguyó que, la estrategia comercial utilizada por los accionados resul-
taba aberrante, pues el fin pornográfico que persiguen es muy explícito,
toda vez que publican imágenes de evidente contenido sexual que “(...)
invitan a tener sexo, lo que es sinónimo de promoción a la prostitu-
ción lo cual constituye un ilícito económico (artículo 114 CRBV),
pues no están calificados como ediciones pornográficas”
Alegó la violación de los artículos 46 y 83 de la Constitución de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela, ya que al permitirse la continua publici-
dad  de  artículos  con  altos  contenidos  de  violencia  y  prostitución  de
manera descarada, desmedida y sin el debido control de los organismos
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 41 1

e instituciones competentes, se perjudica no sólo los derechos subjeti-
vos de su representado sino la integridad psíquica y moral de la socie-
dad  carabobeña.
Arguyó que, los dislates periodísticos que atentan contra los derechos
de los ciudadanos, entre éstos el establecido en el artículo 58 de la Cons-
titución de la República Bolivariana de Venezuela, generan responsabi-
lidades legales de los editores o de quienes lo publican, por lo que a su
juicio deberían ser objeto de limitaciones por parte de los órganos com-
petentes, no obstante, ante la inminencia del peligro que dichas publica-
ciones  representan,  la  presente  acción  de  amparo  surge  para  esa
representación como único medio procesal eficaz e inmediato para apli-
car las medidas correctivas que impongan el cese a la perturbación.
Adujo que, su representado accionaba no sólo como habitante de la
presunta localidad afectada, sino como Gobernador del Estado Cara-
bobo, toda vez que pretende la protección de todos los habitantes de
dicho ente territorial, ante la amenaza de lesión que se viene configu-
rando con respecto a su salud, calidad de vida, higiene mental y con
mayor gravedad para los niños y adolescentes que constituyen la so-
ciedad carabobeña.
Indicó que la acción de amparo no se encontraba incursa en ninguna de
las causales de inadmisibilidad dispuestas en la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales y que según jurisprudencia
de esta Sala Constitucional era este el órgano jurisdiccional competente
para conocer de la acción de protección constitucional interpuesta.
Sostuvo que, quedaba demostrado que todos y cada uno de los requisi-
tos pertinentes para que esta Sala Constitucional declare procedente la
medida  cautelar  innominada  estaban  cumplidos  –fumus boni juris y
periculum in mora–,  por  lo  que  solicitaban  que  a  través  del  otorga-
miento de la misma, se prohíba a los diarios “Noti-Tarde” y “La Costa”
la publicación de imágenes con contenidos altamente violentos y porno-
gráficos que pudieran vulnerar los derechos señalados supra, hasta tanto
se decida el fondo de la presente acción de amparo constitucional.
Finalmente, requirió “(...) A los fines de restablecer la situación jurí-
dica lesionada y garantizar el ejercicio de los derechos subjetivos
y legítimos de mi mandante así como la protección de la Salud Psí-
quica y Emocional de la Sociedad Carabobeña, como protección
al derecho a la salud Pública; solicitó se ordene la Prohibición
412 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Expresa y Permanente de publicar en los medios de comunicación


antes señalados, fotografías de personas desnudas, semidesnudas
y/o en posiciones sugestivas e indecorosas o donde se utilice y/o
exponga al cuerpo humano en exposiciones que ellos denominan
arte, con fines netamente comerciales”.
II
DE  LA  COMPETENCIA
Corresponde a la Sala la determinación de su competencia para el co-
nocimiento de la acción que incoara el representante judicial del ciuda-
dano Luis Felipe Acosta Carlez, actuando con el carácter de habitante y
Gobernador del Estado Carabobo Luis Felipe Acosta Carlez, contra “(...)
las Imágenes Pornográficas que Promueven la Prostitución y la
Violencia (...)”, publicadas en los Diarios “Noti-Tarde” y “La Costa”,
por la presunta violación de los derechos constitucionales consagrados
en los artículos 46, 83,108, 112, 114 y 117 de la Constitución de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela.
Al respecto, se observa que en sentencia Nº 3.648 del 19 de diciembre
de 2003, la Sala realizó una síntesis basada en las decisiones dictadas
en distintas oportunidades, referida a los derechos e intereses colecti-
vos o difusos y en ella expresó, lo siguiente:
(...) cabe recordar que, en sentencia Nº 656, del 30 de junio de
2000, caso: Dilia Parra Guillén, la Sala dispuso –entre otras co-
sas– que “(e)l Estado así concebido, tiene que dotar a todos los
habitantes de mecanismos de control para permitir que ellos mis-
mos tutelen la calidad de vida que desean, como parte de la inte-
racción o desarrollo compartido Estado-Sociedad, por lo que puede
afirmarse  que  estos  derechos  de  control  son  derechos  cívicos,
que son parte de la realización de una democracia participativa,
tal como lo reconoce el Preámbulo de la Constitución de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela (...).
En dicho fallo se establecen como caracteres resaltantes de los
derechos cívicos, los siguientes:
1.- Cualquier miembro de la sociedad, con capacidad para obrar
en juicio, puede –en principio– actuar en protección de los mis-
mos, al precaver dichos derechos el bien común.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 41 3

2.- Que actúan como elementos de control de la calidad de la vida
comunal, por lo que no pueden confundirse con los derechos sub-
jetivos individuales que buscan la satisfacción personal, ya que su
razón de existencia es el beneficio del común, y lo que se persi-
gue con ellos es lograr que la calidad de la vida sea óptima. Esto
no quiere decir que en un momento determinado un derecho sub-
jetivo personal no pueda, a su vez, coincidir con un derecho des-
tinado al beneficio común.
3.- El contenido de estos derechos gira  alrededor de prestacio-
nes, exigibles bien al Estado o a los particulares, que deben favo-
recer a toda la sociedad, sin distingos de edad, sexo, raza, religión,
o discriminación alguna.
Entre estos derechos cívicos, ya ha apuntado la Sala, se encuen-
tran  los  derechos  e  intereses  difusos  o  colectivos,  a  que  hace
referencia el artículo 26 de la vigente Constitución, y respecto a
los cuales en distintas oportunidades se ha pronunciado (ver, en-
tre otras, sentencias números 483/2000, caso: Cofavic y Quere-
mos Elegir; 656/2000, caso: Dilia Parra; 770/2001, caso: Defensoría
del Pueblo; 1571/2001, caso: Deudores Hipotecarios; 1321/2002,
caso: Máximo Febres y Nelson Chitty La Roche; 1594/2002, caso:
Alfredo García Deffendini y otros; 1595/2002, caso: Colegio de
Médicos del Distrito Metropolitano de Caracas; 2354/2002, caso:
Carlos Humberto Tablante Hidalgo; 2347/2002, caso: Henrique
Capriles Radonski; 2634/2002, caso: Defensoría del Pueblo; 3342/
2002 y 2/2003, caso: Félix Rodríguez; 225/2003, caso: César Pé-
rez Vivas y Kenic Navarro; 379/2003, caso: Mireya Ripanti y otros;
y 1924/2003, caso: O.N.S.A.). Conforme la doctrina contenida
en tales fallos, los principales caracteres de esta clase de dere-
chos, pueden resumirse de la siguiente manera:
DERECHOS  O  INTERESES  DIFUSOS:  se  refieren  a  un  bien
que atañe a todo el mundo (pluralidad de sujetos), esto es, a per-
sonas que –en principio– no conforman un sector poblacional iden-
tificable e individualizado, y que sin vínculo jurídico entre ellos, se
ven lesionados o amenazados de lesión.
Los derechos o intereses difusos se fundan en hechos genéricos,
contingentes, accidentales o mutantes que afectan a un número
indeterminado de personas y que emanan de sujetos que deben
414 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

una prestación genérica o indeterminada, en cuanto a los posibles
beneficiarios de la actividad de la cual deriva tal asistencia, como
ocurre en el caso de los derechos positivos como el derecho a la
salud, a la educación o a la obtención de una vivienda digna, pro-
tegidos por la Constitución y por el Pacto Internacional de Dere-
chos Económicos, Sociales y Culturales.
DERECHOS  O  INTERESES  COLECTIVOS:  están  referidos  a
un sector poblacional determinado (aunque no cuantificado) e iden-
tificable, aunque individualmente, de modo que dentro del conjun-
to de personas existe o puede existir un vínculo jurídico que los
une entre ellos. Su lesión se localiza concretamente en un grupo,
determinable como tal, como serían a grupos profesionales, a gru-
pos de vecinos, a los gremios, a los habitantes de un área determi-
nada,  etcétera.
Los derechos colectivos deben distinguirse de los derechos de las
personas colectivas, ya que estos últimos son análogos a los dere-
chos individuales, pues no se refieren a una agrupación de indivi-
duos sino a la persona jurídica o moral a quien se atribuyan los
derechos. Mientras las personas jurídicas actúan por organicidad,
las agrupaciones de individuos que tienen un interés colectivo obran
por representación, aun en el caso de que ésta sea ejercida por un
grupo  de  personas,  pues  el  carácter  colectivo  de  los  derechos
cuya tutela se invoca siempre excede al interés de aquél.
(...omissis...)
LEGITIMACIÓN  PARA  INCOAR  UNA ACCIÓN  POR  INTE-
RESES DIFUSOS: no se requiere que se tenga un vínculo esta-
blecido previamente con el ofensor, pero sí que  se actúe como
miembro de la sociedad, o de sus categorías generales (consumi-
dores, usuarios, etc.) y que invoque su derecho o interés compar-
tido con la ciudadanía, porque participa con ella de la situación
fáctica lesionada por el incumplimiento o desmejora de los Dere-
chos Fundamentales que atañen a todos, y que genera un derecho
subjetivo comunal, que a pesar de ser indivisible, es accionable
por cualquiera que se encuentre dentro de la situación infringida.
La  acción  (sea  de  amparo  o  específica)  para  la  protección  de
estos  intereses  la  tiene  tanto  la  Defensoría  del  Pueblo  (siendo
este organismo el que podría solicitar una indemnización de ser
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 41 5

procedente) dentro de sus atribuciones, como toda persona domi-
ciliada en el país, salvo las excepciones legales.
LEGITIMACIÓN  PARA  INCOAR  UNA ACCIÓN  POR  INTE-
RESES Y DERECHOS COLECTIVOS: quien incoa la demanda
con  base  a  derechos  o  intereses  colectivos,  debe  hacerlo  en  su
condición de miembro o vinculado al grupo o sector lesionado, y
que por ello sufre la lesión conjuntamente con los demás, por lo que
por esta vía asume un interés que le es propio y le da derecho de
reclamar el cese de la lesión para sí y para los demás, con quienes
comparte el derecho o el interés. La acción en protección de los
intereses colectivos, además de la Defensoría del Pueblo, la tiene
cualquier miembro del grupo o sector que se identifique como com-
ponente de esa colectividad específica y actúa en defensa del co-
lectivo, de manera que los derechos colectivos implican, obviamente,
la existencia de sujetos colectivos, como las naciones, los pueblos,
las sociedades anónimas, los partidos políticos, los sindicatos, las
asociaciones, los gremios, pero también minorías étnicas, religiosas
o de género que, pese a tener una específica estructura organiza-
cional, social o cultural, pueden no ser personas jurídicas o morales
en el sentido reconocido por el derecho positivo, e inclusive simples
individuos organizados en procura de preservar el bien común de
quienes se encuentran en idéntica situación derivado del disfrute
de tales derechos colectivos (...)” (Mayúsculas del original).
Igualmente, se advierte que esta Sala en sentencia N° 536 del 14 de abril de
2005 (caso: Centro Termal Las Trincheras, C.A.), indicó lo siguiente:
(...) Los derechos o intereses difusos tienen como rasgo defini-
dor su indeterminación objetiva, pues el objeto de los mismos es
una prestación indeterminada. Así lo determinó esta Sala Cons-
titucional en su fallo N° 1.321 del 16 de junio de 2002 (caso:
Máximo Febres Siso y Nelson Chitty La Roche), en el que se
señaló lo siguiente:
“A su vez, los derechos o intereses difusos son indeterminados
objetivamente, ya que el objeto jurídico de tales derechos es una
prestación  indeterminada,  como  ocurre  en  el  caso  de  los  dere-
chos positivos, a saber, el derecho a la salud, a la educación o a la
vivienda. Un derecho o interés individual puede ser difuso cuando
es indeterminado por su carácter más o menos general o por su
416 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

relación con los valores o fines que lo informan. En la privación
de la patria potestad o en el procedimiento de adopción los dere-
chos del niño y del adolescente pueden ser difusos en la medida
en que la cura o cuidado de la Ley Orgánica para la Protección
del Niño y del Adolescente depende de que el interés tutelable
sea concretado por el juez en cada caso. En suma, difuso no se
opone a individual, ni se identifica con lo colectivo. Difuso se opo-
ne a concreto, claro o limitado; mientras que individual y colecti-
vo se contrarían de manera patente”.
De acuerdo con el criterio sostenido en el fallo parcialmente trans-
crito, el incumplimiento por parte del Estado de su obligación de
garantizar el desenvolvimiento de la población en un ambiente
libre de contaminación, establecida en el último párrafo del men-
cionado artículo 127 Constitucional, genera un derecho difuso en
los ciudadanos, dada la indeterminación objetiva de la prestación
debida por el Estado para cumplir con tal obligación.
Mención aparte merecen las consideraciones sobre la legitima-
ción activa en casos como el de autos, en el que se ha alegado la
afectación de un bien común, como lo es, vivir en un ambiente
con  las  características  señaladas.  En  el  fallo  antes  referido,  la
Sala se pronunció sobre la noción de ‘bien común’, y expresó:
El bien común no es la suma de los bienes individuales, sino aque-
llos bienes que, en una comunidad, sirven al interés de las personas
en general de una manera no conflictiva, no exclusiva y no exclu-
yente. Vivir en una ciudad bella, por ejemplo, constituye un bien
para sus habitantes, y se trata de un bien común porque su goce no
disminuye el de los demás y porque no puede negarse a ninguno de
sus habitantes (cf. Joseph Raz, La ética en el ámbito de lo políti-
co, Barcelona, Gedisa, 2001, trad. de María Luz Melon, p. 65).
Vivir en un ambiente libre de polución y ecológicamente equili-
brado sirve a la comunidad en cuanto tal, y no a la suma de sus
componentes, en el sentido expuesto en el fragmento supra trans-
crito, por lo que ‘el círculo de sujetos interesados (...) desborda
en este caso los límites de la individualidad, legitimándose para
el ejercicio de la acción a todos los miembros de una determina-
da colectividad o sólo a alguno de ellos, para deducir una pre-
tensión común a todos’ (Pablo Gutiérrez de Cabiedes e Hidalgo
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 41 7

de  Cabiedes. La Tutela Jurisdiccional de los Intereses Su-


praindividuales: Colectivos y Difusos.  Navarra.  Aranzadi
Editorial. 1999. pp. 179-180).
En el caso del ordenamiento venezolano, el artículo 281 de la Cons-
titución de la República Bolivariana de Venezuela otorga legiti-
mación activa al Defensor o Defensora del Pueblo para interponer
acciones relativas a intereses difusos. Señala dicho artículo:
Artículo 281. Son atribuciones del Defensor o Defensora del Pueblo:
1. Velar por el efectivo respeto y garantía de los derechos huma-
nos consagrados en esta Constitución y en los tratados, conve-
nios  y  acuerdos  internacionales  sobre  derechos  humanos
ratificados por la República, investigando de oficio o a instancia
de parte las denuncias que lleguen a su conocimiento. 2. Velar
por el correcto funcionamiento de los servicios públicos, amparar
y proteger los derechos e intereses legítimos, colectivos o difusos
de las personas, contra las arbitrariedades, desviaciones de poder
y errores cometidos en la prestación de los mismos, interponiendo
cuando  fuere  procedente  las  acciones  necesarias  para  exigir  al
Estado el resarcimiento a las personas de los daños y perjuicios
que les sean ocasionados con motivo del funcionamiento de los
servicios públicos.
3. Interponer las acciones de inconstitucionalidad, amparo, hábeas
corpus, hábeas data y las demás acciones o recursos necesarios
para ejercer las atribuciones señaladas en los numerales anterio-
res, cuando fuere procedente de conformidad con la ley (...).
Ahora bien, aun cuando dicho artículo 281 otorga legitimación
activa al Defensor o Defensora del Pueblo para interponer accio-
nes tendientes a la tutela de intereses difusos, tal legitimación no
puede entenderse como  un atributo exclusivo de  dicho órgano,
más aún, cuando el propio texto constitucional consagra, en su
artículo 26, que “toda persona tiene derecho de acceso a los ór-
ganos de administración de justicia para hacer valer sus dere-
chos  e  intereses,  incluso  los  colectivos  o  difusos,  a  la  tutela
efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión co-
rrespondiente” (...) (Vid. sentencia número 3059 del 4 de noviem-
bre de 2003 (Caso: Jaime Barrios).
418 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Así lo juzgó esta Sala Constitucional, en su decisión N° 656 del 30
de junio de 2000 (caso: Dilia Parra Guillén), oportunidad en que
se destacó lo siguiente:
En ese sentido, la Sala considera que si el artículo 26 de la Cons-
titución de la República Bolivariana de Venezuela contempla, sin
distinción de personas la posibilidad de acceso a la justicia para
hacer valer derechos e intereses, incluso los colectivos y difusos,
tal acceso debe interpretarse en forma amplia, a pesar del recha-
zo  que  en  otras  partes  y  en  algunas  leyes  venezolanas,  exista
contra el ejercicio individual de acciones en defensa de intereses
o derechos difusos o colectivos. En consecuencia, cualquier per-
sona procesalmente capaz, que va a impedir el daño a la pobla-
ción o a sectores de ella a la cual pertenece, puede intentar una
acción por intereses difusos o colectivos, y si ha sufrido daños
personales, pedir sólo para sí (acumulativamente) la indemniza-
ción de los mismos. Esta interpretación fundada en el artículo 26
hace extensible la legitimación activa a las asociaciones, socieda-
des, fundaciones, cámaras, sindicatos y demás entes colectivos,
cuyo  objeto  sea  la  defensa  de  la  sociedad,  siempre  que  obren
dentro de los  límites de  sus objetivos societarios, destinados a
velar por los intereses de sus miembros en cuanto a lo que es su
objeto. El artículo 102 de la Ley Orgánica de Ordenación Urba-
nística, sigue esta orientación (...).
De conformidad con lo antes expuesto, se colige que la sociedad
mercantil Centro Termal Las Trincheras, C.A. posee la legitimación
requerida para interponer la presente acción de amparo constitucio-
nal por intereses difusos (...). (Negrillas y subrayado del original).
Asimismo, esta Sala reitera su posición respecto al deber que tiene el
Estado de velar porque el correcto cumplimiento de aquellas activida-
des que sean de interés social, cumplan con su cometido esencial, sin
desmedro de los intereses de la colectividad, y actuando por el contra-
rio, en beneficio y defensa del bien común. Así, en la sentencia del 21
de agosto de 2001 (caso: “ASODEVIPRILARA”) se afirmó:
El  Estado  debe  cumplir  a  la  población  en  las  áreas  de  interés
social, de acuerdo con lo que la Constitución y las leyes pauten,
sobre todo cuando al Estado le corresponde la vigilancia y el con-
trol de determinadas actividades propias o de los particulares. Si
esa función falla, los ciudadanos tienen el derecho de exigirle al
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 41 9

Estado que cumpla, pero muchas veces el incumplimiento provie-
ne de la omisión de actividades propias de la administración o de
actos administrativos que por su naturaleza causan daños indivi-
duales mínimos, casi imperceptibles, motivo por el cual no son
reclamados  por  los  ciudadanos  (permisos  ilegales,  exenciones
mínimas, autorizaciones, etc.), ya que individualmente no contraen
un perjuicio que amerita acudir a la jurisdicción, o que de hacerlo
resultaría muy oneroso para el demandante, pero que si se suman
o se contemplan como un universo, agravan las necesidades so-
ciales, como –por ejemplo– cuando con mínimos cobros ilegíti-
mos, el cobrador obtiene un lucro desproporcionado a la prestación
debida o a su calidad. Se trata de incumplimientos que aislados
pueden crear daños leves que no vale la pena reclamarlos indivi-
dualmente, pero que observados desde una sumatoria de los mis-
mos resultan lesiones graves para la sociedad o partes de ella.
Pretender que  la vía  para obtener  la reparación  de estos  daños
son las clásicas demandas por nulidad de los actos administrati-
vos es una irrealidad, ya que es la conducta omisiva o ilegal del
Estado, o de los particulares deudores de la prestación social, la
que en bloque produce los actos dañosos a la actividad, y en cri-
terio de esta Sala, esa desviación de poder continuada, producto
de una falta en la actividad estatal o de su colusión con los parti-
culares, permite a las víctimas acciones por derechos o intereses
difusos, o de otra naturaleza, cuando la prestación incumplida to-
tal o parcialmente atenta contra el débil jurídico y rompe la armo-
nía que debe existir entre grupos, clases o sectores de población,
potenciando a unos pocos a costas del bien común. El restableci-
miento o mejora de la calidad de la vida se convierte en el objeto
de las acciones por derechos o intereses difusos o colectivos, más
que la solución de un problema particular en concreto.
Ahora  bien  esta  Sala  observa  a  la  luz  de  la  jurisprudencia  transcrita
supra, que  en  el  presente  caso  la  solicitud  se  ha  presentado  bajo  la
forma de acción de amparo constitucional; no obstante, en atención a
los  alegatos  expuestos  por  el  solicitante  se  observa  que  la  misma  se
trata de una verdadera demanda por protección de los intereses colec-
tivos y difusos pues se pone en evidencia el alcance e influencia que
sobre la sociedad tienen los medios de comunicación, y que por tal ra-
zón pueden incidir tanto en la calidad de vida de aquélla, como en dere-
chos  concretos como lo podrían ser el  de la protección  de los niños,
420 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

niñas y adolescentes (artículo 78 constitucional) o el derecho a una in-
formación oportuna, veraz e imparcial, sin censura (artículo 58 constitu-
cional),  cuyo  desconocimiento  implica  no  sólo  la  afectación  de  una
persona en particular sino de un conglomerado, lo que justifica la adop-
ción de medidas de carácter general dirigidas a un número indetermina-
do  de  personas,  por  tanto  esta  Sala,  tal  como  lo  hizo  en  el  caso
ASOVIPRILARA, estima procedente cambiar la calificación jurídica
de la presente acción, facultad propia del juez constitucional, como ya lo
ha expuesto en sentencias, del 1° de febrero de 2000 (Caso José Amando
Mejía), 19 de octubre 2000 (Caso: Ascánder Contreras Uzcátegui), 9
de marzo de 2000 (Caso: José Alberto Zamora Quevedo) y 14 de marzo
de 2000 (Caso: Claudia Ramírez Trejo), por lo que la presente solicitud
se ventilará como una demanda por vía procesal ajena al amparo, por
derechos e intereses colectivos.
Ello así considera esta Sala que hasta tanto se dicte la ley que establezca
de forma expresa el medio procesal idóneo para la decisión de estas cau-
sas, la Sala Constitucional, por mandato de la Constitución de la Repúbli-
ca Bolivariana de Venezuela, es la competente para conocer de este tipo
de acciones, tal como se señaló en el caso: “Dilia Parra”, citado supra,
que esta Sala ratifica una vez más, de acuerdo con lo establecido en el
artículo 26 del Texto Constitucional cuya interpretación vinculante se ve-
rificó en dicho caso, a tenor de lo establecido en el artículo 335 eiusdem.
Además, considerando que el segundo párrafo del artículo 18 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia establece que “Toda persona
tiene derecho a acceso al Tribunal Supremo de Justicia en cuales-
quiera de sus Salas para hacer valer sus derechos e intereses, inclu-
so los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los mismos y a
obtener con prontitud la decisión correspondiente”;  por  ser  la  mate-
ria debatida de índole constitucional, la Sala se declara competente para
conocer de la acción incoada, y así se decide. (Vid. fallo Nº 1522, del 20
de julio de 2007. Caso: Gilberto Rua).
III
DE  LA  LEGITIMACIÓN  DEL  DEMANDANTE
Determinada la competencia, pasa la Sala a verificar la legitimación del
demandante en el presente caso, para lo cual se observa:
El ciudadano Luis Felipe Acosta Carlez, aduce actuar en el presente caso
en protección de los intereses colectivos y difusos de los integrantes de la
sociedad del Estado Carabobo y a su vez, como habitante de ese Estado.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 42 1

En relación con el primer carácter, debe esta Sala traer a colación el
criterio expresado en sentencia, del 21 de noviembre de 2000, (Caso:
Gobernador del Estado Mérida y otros vs Ministerio de Finanzas), reite-
rado en distintas oportunidades, entre otras en fallo Nº 1.394, del 17 de
julio de 2006 (Caso: Migdalia Coromoto Escalona) y decisión Nº 154,
del 9 de febrero de 2001 (Caso: Gobernador del Estado Miranda), en la
cual se estableció lo siguiente:
[...] Los derechos e intereses difusos y colectivos persiguen man-
tener en toda la población o en sectores de ella, una aceptable ca-
lidad  de  vida,  en  aquellas  materias  cuya  prestación  general  e
indeterminada de tal calidad de vida corresponde al Estado o a los
particulares. Se trata de derechos e intereses colectivos que pue-
den coincidir con derechos e intereses individuales, pero que con-
forme al artículo 26 de la Constitución vigente pueden ser accionados
por cualquier persona que invoque un derecho o interés compartido
con la ciudadanía en general o con un sector de ella, y que teme o
ha sufrido, como parte integrante de esa colectividad, una lesión en
su calidad de vida, a menos que la ley le niegue la acción.
Ahora bien, correspondiendo al Estado venezolano mantener las
condiciones aceptables de calidad de la vida, no pueden sus com-
ponentes solicitar de él dicha prestación; por ello, dentro de la
estructura del Estado, el único organismo que de pleno derecho
puede incoar tales acciones es la Defensoría del Pueblo, ya que
representa al pueblo y no al Estado venezolano, al igual que otros
entes públicos a quienes la ley, por iguales razones de representa-
tividad, expresamente otorgue tales acciones.
Así las cosas, reiterando el criterio asentado en el fallo parcialmente
transcrito, y considerando que la ley no ha atribuido a los Estados como
entes político-territoriales la facultad de intentar acciones en protección
de  los  derechos  e  intereses  colectivos  y  difusos  de  las  comunidades
locales, debe ésta desestimar la legitimidad del accionante para interpo-
ner –en su condición de Gobernador del Estado Carabobo– la presente
acción de protección de intereses colectivos y difusos. Así se declara.
No obstante lo anterior, debe analizarse la legitimidad del accionante
como ciudadano habitante del Estado Carabobo, y a tal efecto se obser-
va que el artículo 26 de la Constitución vigente consagra el derecho a la
tutela judicial efectiva, conforme al cual toda persona tiene la facultad
422 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

de acudir ante el órgano jurisdiccional competente para hacer valer sus
derechos e intereses –incluso los colectivos y difusos– frente a intromi-
siones lesivas, generadas por la conducta positiva o negativa de un de-
terminado agente de cualquier entidad.
Ello así considera esta Sala que el accionante –como ciudadano habi-
tante  del  Estado  Carabobo–  posee  un  interés  difuso  en  que  se  resta-
blezca la situación que denuncia como infringida; en virtud de lo cual,
reafirmando el contenido del fallo parcialmente transcrito, y en recono-
cimiento  del derecho  a  la tutela  judicial efectiva  del  actor, esta  Sala
considera suficiente la legitimidad del actor para incoar la presente ac-
ción. Así se declara.
IV
DE  LA  ADMISIBILIDAD
Revisadas como han sido las causales de inadmisibilidad previstas en el
quinto aparte del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo
de Justicia, no se evidencia la configuración de alguna en la presente
acción de amparo, de manera que no advierte en su estudio preliminar
esta Sala: ley alguna que disponga su inadmisibilidad; que el conoci-
miento del mismo corresponda a otro Tribunal; que se haya acumulado
a otro recurso con el que se excluya o cuyos procedimientos sean in-
compatibles; que falten los documentos indispensables para su admisi-
bilidad;  que  contenga  conceptos  ofensivos  o  irrespetuosos;  que  su
contenido resulte ininteligible a los efectos de su tramitación; así como
tampoco se evidencia  falta de  representación o  legitimidad del  recu-
rrente, ni tampoco cosa juzgada. De manera que, esta Sala admite la
presente demanda  en cuanto  ha lugar  en derecho,  sin perjuicio  de la
potestad que asiste a esta Sala de examinar el cumplimiento de los re-
quisitos de admisibilidad y procedencia establecidos en la ley y la juris-
prudencia en cualquier estado y grado del proceso.
En virtud de lo expuesto, se admite la presente demanda por protección
de intereses difusos y colectivos. Así se declara.
Como consecuencia de dicha admisión, esta Sala, en aras de garantizar
el principio de la tutela judicial efectiva y los derechos a la defensa y al
debido proceso, y por cuanto el procedimiento que rige en materia de
demanda por intereses difusos y colectivos se encuentra establecido en
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 42 3

la jurisprudencia de esta Sala (Vid. Sentencia del 22 de agosto de 2001,
caso: “ASODEVIPRILARA”) y del 3 de octubre de 2002 (caso: “Carlos
Humberto Tablante Hidalgo”),  se  ordena  su  aplicación.
En tal sentido, se le concede a la parte demandante cinco (5) días de
despacho a partir de la notificación en su domicilio procesal, para que
promueva  las  pruebas  a  que  se  refiere  el  artículo 862  del  Código  de
Procedimiento Civil, con la carga de su preclusión de no hacerlo dentro
del referido lapso.
Ahora bien, por cuanto en el presente caso, se presume la existencia de
un grupo de legitimados pasivos, y dado  los efectos erga omnes  que
podría producir el fallo si fuese declarado con lugar, esta Sala ordena –
dentro de este especial tipo de acciones– que se emplace al Presidente
del Instituto de Protección al Consumidor y al Presidente de la Junta
Directiva del Colegio Nacional de Periodistas.
Igualmente, se ordena publicar un edicto en uno de los diarios de mayor
circulación nacional, llamando a los interesados que quieran hacerse
partes coadyuvantes u oponentes.
Ahora, por cuanto en el presente caso se encuentra identificado el suje-
to pasivo de la presente demanda, se ordena notificar a la representa-
ción judicial de los diarios “Noti-Tarde” y “La Costa”.
Se otorgan diez (10) días de despacho una vez conste en autos, la última
citación o notificación, o de que conste en autos la efectiva publicación
del edicto aquí señalado, si él fuese publicado después de las citaciones
y notificaciones, a fin de que dentro de dicho lapso los emplazados pre-
senten la contestación de la demanda. Los intervinientes solamente po-
drán  en  igual  término,  alegar  razones  que  apoyen  las  posiciones  de
aquellas con quienes coadyuvarán.
Se fija el quinto (5°) día de despacho siguiente al fin del lapso de emplaza-
miento, para que tenga lugar la audiencia preliminar prevista en el artículo
868 del Código de Procedimiento Civil, la cual será dirigida por la Sala.
Los coadyuvantes con las partes, tratándose de una acción de intereses
difusos, sólo podrán promover pruebas con relación a los alegatos de las
partes con quienes coadyuven.
424 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Notifíquese al Fiscal General de la República y al Defensor del Pueblo
de  la  existencia  de  este  proceso,  a  los  fines  de  que  participen  como
terceros coadyuvantes si lo estiman conveniente.
V
DE  LA  MEDIDA  CAUTELAR
En relación con la medida cautelar presentada, en virtud de la cual se
solicita que esta Sala ordene a los Diarios “Noti-Tarde” y “La Costa”
la prohibición de publicación de imágenes de sucesos sangrientos o vio-
lentos que hayan ocurrido como consecuencia de algún hecho delictivo
o no, así como aquéllas de contenido pornográfico, en las que muestren
a hombres y mujeres semidesnudos, hasta tanto se decida el fondo de la
presente demanda, debe señalarse que de conformidad con lo expuesto
en el artículo 19, párrafo 11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia, éste podrá acordar, aun de oficio, las medidas cautelares que
estime pertinente para resguardar la apariencia de buen derecho invo-
cado y garantizar las resultas del juicio, siempre que dichas medidas no
vacíen de contenido, en forma irreversible, la decisión definitiva.
En el presente caso, esta Sala observa que de otorgarse lo peticionado,
en los términos descritos, ello supondría una decisión irreversible coin-
cidente con el fondo del asunto debatido, lo que escapa al límite natural
de toda medida cautelar, cual es procurar un estado de equilibrio interi-
no que permita hacer ejecutable la sentencia de fondo por cualquiera de
las partes involucradas, razón por la cual esta Sala niega la medida cau-
telar solicitada y así se decide.
VI
DECISIÓN
Por  las  razones  precedentemente  expuestas,  esta  Sala  Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia, en nombre de
la República, por autoridad de la ley, declara:
PRIMERO.-  COMPETENTE  para  conocer  la  demanda  por  protec-
ción  de intereses difusos y colectivos interpuesta conjuntamente con
medida cautelar innominada por el representante judicial del ciudadano
LUIS FELIPE ACOSTA CARLEZ, Gobernador del Estado Carabo-
bo, contra “(...) las Imágenes Pornográficas que Promueven la Pros-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 42 5

titución y la Violencia (...)”, publicadas en los Diarios “Noti-Tarde” y


“La Costa”, la cual ADMITE.
SEGUNDO.- ORDENA NOTIFICAR de esta decisión al representan-
te judicial de  los Diarios “Noti-Tarde” y “La Costa”, notificación  que
deberá acompañarse con copia de este fallo y del escrito continente de la
demanda, con la información de que podrá hacerse presente en la audien-
cia pública, cuyo día y hora serán fijados por la Secretaría de la Sala, para
que exponga lo que estime pertinente acerca de la presente demanda.
TERCERO.-  ORDENA  NOTIFICAR  al  Presidente  del  Instituto
de Protección al Consumidor y al Presidente de la Junta Directiva
del  Colegio  Nacional  de  Periodistas,  como  parte  interesada  en  la
presente  demanda.
CUARTO.-  ORDENA  NOTIFICAR  de  la  presente  acción  al  ciuda-
dano Fiscal General de la República.
QUINTO.-  ORDENA  NOTIFICAR  de  la  presente  acción  al  ciuda-
dano Defensor del Pueblo.
SEXTO.- SE ORDENA el emplazamiento de los interesados mediante
cartel, el cual será publicado por la parte del accionante, en uno de los
diarios de mayor circulación nacional, para que se den por notificados,
en  un  lapso  de  diez  días  hábiles  siguientes  contados  a  partir  de  que
conste en autos la publicación del cartel o que conste  igualmente en
autos la notificación del último de los interesados.
SÉPTIMO.- SE ORDENA sustanciar el procedimiento expuesto en la
motiva del presente fallo.
OCTAVO.- NIEGA la medida cautelar solicitada.
Publíquese, regístrese y notifíquese. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucio-
nal del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 13 días del mes
de noviembre de dos mil siete (2007). Años: 197º de la Independencia y
148º de la Federación.
(...)
426 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

16. AVOCAMIENTO.  RESPONSABILIDAD  EXTRACON-


TRACTUAL  DEL  ESTADO  POR  EL  HOMICIDIO  DE  UN
ESPOSO Y PADRE DE FAMILIA. DEMANDA INTERPUES-
TA POR LA VIUDA Y SUS HIJOS

Sentencia: Nº 2.359 del dieciocho de diciembre de 2007.

Caso: Avocamiento de la Sala Constitucional, para la deter-
minación del monto indemnizatorio, en el juicio ins-
taurado contra la República por la Sucesión Carmona
Vásquez.

Normativa citada en el fallo:
CC: Artículo 1.196.
CPC: Artículos 249, 524 y 556.
LOTSJ: Artículos 19 y 21.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADA  PONENTE:
CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Esta Sala Constitucional, constituida como Tribunal Accidental, decla-
ró mediante sentencia número 2818, dictada el 19 de noviembre de
2002, procedente la revisión constitucional solicitada por los ciudada-
nos Gladys Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona y Ramón Oscar
Carmona Jorge, y, en consecuencia, anuló la sentencia dictada, el 15
de mayo de 2001, por la Sala Politicoadministrativa de este Tribunal
Supremo de Justicia que había declarado sin lugar la demanda de res-
ponsabilidad extracontractual interpuesta por los ciudadanos Gladys
Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona, Ramón Oscar Carmona Jor-
ge,  Carlos  Eduardo  Carmona  Jorge y  Oswaldo  José  Carmona  Jorge
contra el Estado venezolano por el homicidio del abogado Ramón Os-
car Carmona  Vásquez.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 42 7

En esa oportunidad, se ordenó a la Sala Politicoadministrativa la emi-
sión de nueva decisión estableciendo la indemnización a los demandan-
tes  por  daños  causados,  acatando  los  lineamientos  constitucionales
dictaminados por esta Sala Constitucional, con ocasión a los cuales se
determinó la responsabilidad del Estado en el presente caso.
En virtud de la decisión número 2818, dictada por esta Sala el 19 de
noviembre de 2002, la Sala Politicoadministrativa, también constituida
como Tribunal Accidental, mediante decisión dictada el 9 de octubre de
2003, planteó ante la Sala Plena un “conflicto de competencia” respec-
to a esta Sala Constitucional, debido al pronunciamiento sobre la conde-
na patrimonial de la República, difiriendo su decisión sobre el fondo del
asunto planteado, o si fuera el caso, sobre la ejecución del fallo, hasta
tanto se produjera la decisión de la Sala Plena.
Visto el anterior pronunciamiento por parte de la Sala Politicoadminis-
trativa contenido en el fallo del 9 de octubre de 2003, la ciudadana Gla-
dys  Josefina  Jorge  Saad  (Vda.)  de  Carmona,  interpuso  solicitud  de
revisión constitucional en contra de esa sentencia.
Tal solicitud de revisión se declaró con lugar mediante sentencia número
1469, pronunciada el 6 de agosto de 2004. En consecuencia, se anuló el
fallo dictado el 9 de octubre de 2003 por la Sala Politicoadministrativa,
exhortando a que emitiera decisión respecto a la indemnización corres-
pondiente a los demandantes. Así mismo, se exhortó a la Sala Plena de
este Máximo Tribunal remitir a esta Sala Constitucional el conflicto de
competencia, debido a que esta instancia constitucional era competente
para decidir la incidencia procesal de conformidad con lo establecido en
el artículo 5.3 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia.
El 3  de agosto de 2005, la ciudadana  Gladys Josefina  Jorge Saad de
Carmona  solicitó  ante  esta  Sala  Constitucional  el  avocamiento  de  la
causa, alegando la inacción para decidir por parte de la Sala Politicoad-
ministrativa, y el desacato a la orden impartida por esta Sala de estable-
cer la cantidad monetaria correspondiente al pago indemnizatorio.
En virtud de dicha solicitud, esta Sala, mediante decisión número 2569,
del  9  de  agosto  de  2005,  acordó  el  avocamiento,  y  ordenó  a  la  Sala
Politicoadministrativa la remisión del expediente contentivo de la de-
manda de resarcimiento de daño patrimonial por responsabilidad extra-
contractual, incoada por la referida ciudadana.
428 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

El 17 de noviembre de 2005, luego de recibidas las actuaciones solicita-
das, esta Sala Constitucional procedió mediante auto número 3545 al
emplazamiento de las partes, y ordenó notificar a la Procuraduría Gene-
ral de la República, en cumplimiento del artículo 84 de la Ley Orgánica
de la Procuraduría General de la República.
El 23  de noviembre de 2005, la  ciudadana Gladys Josefina Jorge Saad,
asistida del abogado, consignó documento contentivo de un estudio econó-
mico realizado por el perito, ciudadano Valerio Antonio López, en el que a
solicitud de la referida ciudadana, expone una estimación de la cantidad
dineraria que hubiese percibido Ramón Oscar Carmona Vásquez.
El 30 de noviembre de 2005, el abogado Carlos Karim Masrie, apodera-
do judicial de la parte demandante reiteró en los términos en que fue
interpuesta la demanda originariamente ante la Sala Politicoadministra-
tiva, a los efectos de la solicitud de daño moral.
El 17 de enero de 2006, la ciudadana Gladys Josefina Jorge Saad solici-
tó la ejecución del fallo que condenó a la República, y que al efecto se
estableciera la respectiva indemnización.
Mediante auto número 648, del 29 de marzo de 2006, esta Sala Consti-
tucional instó a las partes, ciudadanos Gladys Josefina Jorge Saad de
Carmona, Ramón Oscar Carmona Jorge, Carlos Eduardo Carmona Jor-
ge y Oswaldo José Carmona Jorge, y a la República, por órgano de la
Procuraduría  General  de  la  República,  para  que  conciliaran  sobre  el
monto indemnizatorio, por lo que ordenó suspender la causa por un pe-
ríodo de tres (3) meses.
El 8 de junio de 2006, la representación de la Procuraduría General de
la República y los demandantes iniciaron las gestiones para estimar el
monto indemnizatorio.
El 6 de julio de 2006, las partes solicitaron prórroga para continuar con
las reuniones conciliatorias.
El 10 de julio de 2006, las partes, de común acuerdo, nombraron como
expertos a los licenciados Eufrosina Gamero Marcano y Valerio Anto-
nio López Peña.
Por auto número 1443, dictado el 26 de julio de 2006, esta Sala acordó
la prórroga peticionada por las partes.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 42 9

El 18 y 20 de agosto de 2006, los peritos designados presentaron sus
respectivos informes.
Presentados los informes de los expertos, consta en autos que las partes
se reunieron a discutir y analizar las propuestas sobre la cantidad a pagar,
sin llegar a un acuerdo definitivo sobre el monto de la indemnización, por
lo que a la primera vez dieron por terminadas las negociaciones.
Terminados los trámites para la conciliación, la Procuraduría General
de la República y los demandantes solicitaron, de conformidad con es-
critos consignados ante esta Sala los días 17 y 20 de enero de 2007, que
esta Sala determinara el monto correspondiente al pago indemnizatorio,
debido a la falta de acuerdo entre las partes.
Efectuada la solicitud, en auto número 502, del 22 de marzo de 2007,
esta Sala Constitucional instó a las partes para que reanudaran el pro-
ceso de conciliación. Asimismo, ordenó a la Procuraduría General de la
República solicitara al Instituto Nacional de Estadística la elaboración
de un estudio técnico relacionado con los ingresos promedios de un tra-
bajador que se dedicara al libre ejercicio de la profesión a la fecha de la
muerte del ciudadano Ramón Oscar Carmona Vásquez, ocurrida el 28
de julio de 1978.
El 24 de mayo de 2007, el Instituto Nacional de Estadística se dirigió a
la Sala a los fines de solicitar prórroga de 15 días hábiles para la consig-
nación  del  informe  solicitado,  la  cual  fue  acordada  por  auto  número
1115 del 13 de junio de 2007.
El 25 de junio de 2007, el Instituto Nacional de Estadística rindió infor-
me ante la Procuraduría General de la República consignando el estudio
técnico solicitado por esta Sala Constitucional.
El 29 de junio de 2007, los demandantes impugnaron el informe pre-
sentado por el Instituto Nacional del Estadística, consignado el 25 de
junio de 2007.
Mediante escrito presentado el 9 de octubre de 2007, la Procuraduría
General de la República informó del fracaso definitivo de las negocia-
ciones y solicitó que esta Sala estableciera los montos indemnizatorios.
Ante tal solicitud, esta Sala, emitió auto número 1787 del 5 de octubre
de 2007, solicitando a la Procuraduría General de la República remitiera
430 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

la información relacionada con el proceso de conciliación, a los fines de
anexar constancia de las negociaciones realizadas.
El 26 de octubre de 2007, la Procuraduría General de la República con-
signó los documentos relacionados con la conciliación.
Establecido lo anterior, esta Sala Constitucional, debido a la falta de con-
ciliación entre las partes, asume excepcionalmente la competencia en ejer-
cicio  de  la  facultad  de  avocamiento  y  procede  a  determinar  el  monto
indemnizatorio en el juicio instaurado contra la República por la Sucesión
Carmona Vásquez, en los términos que, a continuación, se exponen:
PUNTO  PREVIO
En primer orden, esta Sala debe establecer categóricamente los efectos
del presente mandato de ejecución.
Esta consideración se hace en virtud que en esta causa se han proferido
las sentencias números 2818/2002 y 1469/2004, dictadas por esta Sala
Constitucional, que establecen con efectos erga omnes, la interpreta-
ción mediante doctrina vinculante del régimen de responsabilidad extra-
contractual del Estado.
Estas decisiones no solamente resuelven el asunto en concreto a través
de la revisión, sino que, además, implementan la interpretación que hace
esta Sala Constitucional sobre esta materia.
Por otra parte, para los efectos de la presente decisión, cabe reiterar
que esta Sala Constitucional se encuentra conociendo excepcionalmen-
te  de  la  causa,  en  virtud  del  avocamiento  acordado,  motivado  por  la
falta de pronunciamiento de la Sala Politicoadministrativa para la fija-
ción de los conceptos indemnizatorios, no obstante que esta Sala así lo
conminara en la sentencia número 2818/2002. Los sucesivos eventos
ocurridos en el iter del proceso justificaron la sentencia número 2569/
2005, con el ejercicio del avocamiento de esta Sala Constitucional en la
presente  causa.
En consideración a lo anterior, esta Sala debe indicar enfáticamente y
con el carácter de validez exclusiva solamente para el presente caso,
que la ejecución que procede a acordar en este fallo obedece a razones
de competencia excepcional, por lo que los criterios que se establezcan
para la indemnización serán válidos únicamente para este caso en con-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 43 1

creto. De ningún modo lo acordado será parte integrante de los criterios
jurisprudenciales  en  materia  de  responsabilidad  extracontractual  del
Estado, y no tendrá efectos de precedente vinculante en las demandas
por responsabilidad contractual o extracontractual de la República que
se diriman en la jurisdicción contencioso administrativa.
Por ende, quedan delimitados al caso concreto los efectos de la presen-
te decisión, los cuales se ciñen a los fundamentos que le preceden. Así
se decide.
DE  LA  INDEMNIZACIÓN
Esta Sala Constitucional en su sentencia número 2.818/2002, dictada el
19 de noviembre de 2002, estableció la responsabilidad del Estado ve-
nezolano en el homicidio del ciudadano Ramón Oscar Carmona Vás-
quez, y ordenó a la Sala Politicoadministrativa establecer el pago por
concepto de resarcimiento del daño a los miembros de la Sucesión Ra-
món Carmona Vásquez.
En esta decisión se estableció la existencia de un daño cierto ocasiona-
do a la familia Carmona Jorge por la muerte del ciudadano Ramón Os-
car Carmona Vásquez, quien al morir tenía la  condición de padre de
familia y cónyuge con todas las obligaciones que implica mantener a un
grupo familiar con hijos menores de edad y con las responsabilidades
económicas derivadas del régimen familiar.
Resulta cierto que el hecho de la muerte de Ramón Carmona Vásquez
ha generado un daño patrimonial a los miembros de la Sucesión Carmo-
na Vásquez; sin embargo, la estimación del daño patrimonial no puede
hacerse con la precisión requerida, en virtud de que jamás podrá cono-
cerse la expectativa real de vida que hubiese podido tener el occiso, ni
puede  determinarse  con  exactitud  los  ingresos  a  futuro,  debido  a  su
dedicación al libre ejercicio de la profesión de abogado, por lo que ante
la inexistencia de un ingreso estable, se dificulta la determinación de la
indemnización, y así lo han advertido los cuatro informes técnicos que
constan en el expediente.
A  esto  debe  agregarse  que  las  partes  pretenden  demostrar  un  hecho
presunto, como es el ingreso que hubiese podido obtener Ramón Car-
mona  Vásquez de haber continuado con vida. Los distintos informes
técnicos han analizado las proyecciones a futuro de las ganancias que
hubieran sido percibidos en el transcurso de la vida, por lo que en un
432 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

caso  como  el  presente,  solamente  se  puede  hacer  una  aproximación
atendiendo a la medida  que puede  generar una persona laboralmente
hábil que se encuentra en el libre ejercicio de la profesión de abogado,
por ser esta la única forma de lograr un cálculo real ante las incertidum-
bres que generan las suposiciones.
En este punto las partes presentaron durante la conciliación sus respec-
tivos estudios técnicos respecto de las proyecciones a futuro de los in-
gresos  del  ciudadano  Ramón  Oscar  Carmona  Vásquez;  sin  embargo,
esta Sala debe recordar que los estudios periciales presentados se hi-
cieron con ocasión a las reuniones que esta Sala le instó a las partes
para que intentaran conciliar de común acuerdo la cantidad de dinero
destinada al resarcimiento.
No obstante, las partes no pudieron concertar, por cuanto no hubo mutua
aceptación de los montos presentados, ni acordaron una cantidad estima-
da con base en los estudios periciales consignados en la negociación.
Al resultar infructuosa la conciliación, esta Sala procede de conformi-
dad con los artículos 249 y 556 y siguientes del Código de Procedi-
miento  Civil  a  determinar  el  justiprecio  correspondiente  a  la
indemnización. En este caso, acuerda tomar el informe solicitado al
Instituto Nacional de Estadística como base para la determinación de
los montos indemnizatorios.
En tal sentido, debe señalarse que los demandantes mediante escritos
presentados el 23 de marzo y 4 de junio de 2007, impugnaron el referido
informe pericial, con base en los siguientes argumentos:
A. El Instituto Nacional de Estadística no puede determinar cuánto
podía ganar un abogado de la talla de RAMÓN OSCAR CARMO-
NA VÁSQUEZ para el momento en el cual se produjo su muerte, ni
hacer proyecciones hipotéticas, por cuanto carece de competencia.
En efecto, cuando esta Sala Constitucional emitió su dictamen
mediante el cual ordenaba, para proceder a la fijación definitiva
del monto a pagar a la familia CARMONA JORGE, que se prac-
ticase una diligencia consistente en oficiar al Instituto Nacional
de Estadística para que estableciese cuánto podía ganar un abo-
gado en el libre ejercicio de la profesión para la época en que fue
asesinado  mi  esposo  RAMÓN  CARMONA  VÁSQUEZ,  se  in-
trodujo un escrito de aclaratoria indicando, en uno de sus puntos,
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 43 3

que el ente antes referido era absolutamente incompetente para
resolver la diatriba que se supeditaba a su magisterio.
La Sala, en ejercicio de las potestades probatorias, de conformidad con
el artículo 21.14 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
así como de las potestades que le asiste al juez en la elaboración de las
experticias complementarias al fallo, de conformidad con los artículos
249, 556 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, desestima las
impugnaciones del informe pericial producido por el Instituto Nacional
de Estadística, por considerar inválidas las argumentaciones presenta-
das por la parte demandante en el escrito antes señalado por carecer de
fundamento jurídico que las sustente. Así se declara.
Expuesto lo anterior, esta Sala procede a estimar el estudio presentado por
el Instituto Nacional de Estadística, el cual se transcribe a continuación:
El Instituto Nacional de Estadística, recibió en fecha 26 de abril
de 2007, oficio del Tribunal Supremo de Justicia de la República
Bolivariana de Venezuela, en Sala Constitucional, en el cual remi-
te copia de la sentencia anteriormente mencionada, donde se ins-
ta  a  la  Procuraduría  General  de  la  República  solicitar  a  este
Instituto, para considerar  su opinión como la  alternativa  de un
tercer estudio, vista la falta de existencia en autos de elementos
indispensables por parte de los demandantes, como es el caso de
las declaraciones de Impuesto sobre la Renta, y bajo este pará-
metro, se procede a emitir las siguientes consideraciones:
1) A  los  fines  de  estimar  los  ingresos  promedios  referidos  al
caso planteado, se aplicó el Índice General de Precios al Consu-
midor, del Área  Metropolitana de Caracas –Banco  Central de
Venezuela, correspondiente al período 1978-2002, debido a que
no se dispone de información sobre las Declaraciones del Im-
puesto sobre la  Renta. (Anexo 2). Así mismo, no se utilizó la
Encuesta de Hogares de Muestreo, para Trabajadores por Cuen-
ta  Propia,  del  Instituto  Nacional  de  Estadística,  debido  a  que
corresponde al período 1994-2006.
2) El Ingreso Anual inicial para el año 1978 se estimó en base a
un sondeo entre Profesionales del Derecho, realizado por la Ge-
rencia de Estadísticas Sociales del Instituto Nacional de Estadís-
tica. Tomando como base dicho sondeo, se consideró un ingreso
medio de Trescientos Mil Bolívares (Bs. 300.000) anuales.
434 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Es oportuno informar como referencia, que el salario mensual de
un trabajador no agrícola, era para el año 1978, de Dos Mil Seis-
cientos Cuarenta y Seis Bolívares (Bs. 2.646). El cálculo del in-
greso Anual se obtiene multiplicando el ingreso del año anterior
por el índice del año.
3)  Para  determinar  el  período  de  vida  activa  de  la  persona,  se
aplicaron los conceptos técnicos de la ‘Esperanza de Vida al Na-
cer’ para una persona nacida en el año 1942, quien había vivido
36 años. Se consideró como tope de vida activa, la edad de 60
años, tal como lo indica el informe técnico del 20 de agosto de
2006, emanado de la Procuraduría General de la República Boli-
variana de Venezuela.
4) El monto total correspondiente a los ingresos anuales indexa-
dos, durante el período considerado, alcanzó la cifra de Setecien-
tos  Sesenta  Millones  Doscientos Treinta  y  Un  Mil Trescientos
Sesenta y Cinco Bolívares exactos (760.231.365). (Anexo: 01).
5) Se incluye la actualización monetaria del 31 de julio de 2002
hasta el 31 de marzo de 2006, de acuerdo con las normas legales
y técnicas correspondientes.
En el presente cuadro se observa la corrección monetaria, del
estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística, que
puede servir de referencia a ese organismo, para la conciliación
entre las partes:

AÑO TASAS MONTO MONTO


PASIVAS  TOTAL Bs. TOTAL Bs.
ANUALES  INICIAL FINAL
DE INTERÉS %

2002(Agosto-Diciembre) 14,95 760.231.365 807.593.779

2003 11,86 807.593.779 903.374.401

2004 8.73 903.374.401 982.238.986

2005 9,19 982.238.986 1.072.506.749

2006(Enero- Marzo) 8,78 1.072.506.749 1.096.101.897


VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 43 5

El monto total, incluyendo la actualización monetaria, alcanzó la
cantidad de MIL NOVENTA Y SEIS MILLONES CIENTO UN
MIL  OCHOCIENTOS  NOVENTA Y  SIETE  BOLÍVARES  (Bs.
1.096.101.897.00).
Establecido lo anterior, esta Sala, en aras de determinar la indemniza-
ción, y en atención al estudio presentado por el Instituto Nacional de
Estadística, determina que la condena monetaria en contra de la Repú-
blica se calcula en MIL NOVENTA Y SEIS MILLONES CIENTO UN
MIL  OCHOCIENTOS  NOVENTA  Y  SIETE  BOLÍVARES  (Bs.
1.096.101.897.00), o su equivalente en Bolívares Fuertes debido a la
operatividad de la conversión monetaria, los cuales deben ser pagade-
ros en partes iguales a los miembros de la Sucesión Carmona Vásquez:
Gladys Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona, Ramón Oscar Carmo-
na  Jorge,  Carlos  Eduardo  Carmona  Jorge  y  Oswaldo  José  Carmona
Jorge, accionantes identificados en autos, quienes demandaron al Esta-
do venezolano por el homicidio del ciudadano Ramón Oscar Carmona
Vásquez. Así se decide.
No obstante que el informe ha sido solamente proyectado hasta el mes
de marzo de 2006, esta Sala acuerda experticia complementaria a cargo
del Banco Central de Venezuela, para que actualice los montos indem-
nizatorios aquí acordados al ajuste por inflación hasta la fecha de publi-
cación  de  esta  sentencia;  y  se  establezca  de  manera  definitiva  a  la
cantidad de dinero que a tal efecto deba acordarse por daños y perjui-
cios materiales. Así se decide.
En lo concerniente al daño moral, es de claro conocimiento que no exis-
te cómo cuantificar el sufrimiento humano por lo que en estas situacio-
nes lamentablemente al no mediar una variable objetiva para establecer
un cálculo aproximativo, debe quedar al libre criterio del juez la elabora-
ción de esa determinación, considerando lo establecido en el artículo
1.196 del Código Civil. A tal efecto, esta Sala acuerda establecer para
los hijos del ciudadano Ramón Carmona Vásquez, ciudadanos Ramón
Oscar Carmona Jorge, Carlos Eduardo Carmona Jorge y Oswaldo José
Carmona  Jorge,  la  cantidad  para  cada  uno  de  CUARENTA  MILLO-
NES EXACTOS, o su equivalente en Bolívares Fuertes –dada la futura
operatividad de la conversión monetaria–, que deberán ser cancelados
por el Ministerio del Poder Popular de las Relaciones Interiores y Justi-
cia. Así se decide.
436 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Cabe expresar en este punto que el pago correspondiente al daño mate-
rial y moral antes expresado, deberá ceñirse al procedimiento de ejecu-
ción  de  sentencias  establecido  en  el  Decreto  de  Ley  Orgánica  de  la
Procuraduría General de la República, en lo concerniente a las conde-
nas en contra de la República. Así decide.
Dado que la indemnización por daño moral es de libre apreciación del
juez, e individualmente otorgada, de conformidad con el referido artículo
1.196 del Código Civil, la Sala acuerda otorgarle a la ciudadana Gladys
Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona, el derecho a percibir el pago
mensual de una pensión vitalicia de carácter personal e intransferible de
treinta unidades tributarias (30 U.T.), dada su edad y condición de salud
constatada  en  autos,  las  cuales  serán  sufragadas  por  el  Ministerio  del
Poder Popular de Relaciones Interiores y Justicia. Así también, expresa
la Sala público reconocimiento a quien a lo largo de este proceso ha sim-
bolizado la constancia y espíritu de lucha de la mujer venezolana en de-
fensa de su familia; siendo esta indemnización conforme con los principios
del Estado Social de Derecho y de Justicia consagrado en la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela. Así finalmente se establece.
Acordado lo anterior, se ordena la ejecución voluntaria del fallo de con-
formidad con el artículo 524 del Código de Procedimiento Civil, norma
de aplicación supletoria de conformidad con lo establecido en el artículo
19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, por lo que la
misma así se decreta.
En atención a lo establecido en el artículo 85 del Decreto con Fuerza de
Ley Orgánica  de la Procuraduría General de la República, se ordena
notificar al Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores
y Justicia y a la Procuraduría General de la República de la presente
decisión. En consecuencia, se suspende el proceso por un lapso de se-
senta (60) días continuos a partir de practicarse la última de las notifi-
caciones. Así finalmente se decide.
DECISIÓN
Con fundamentos en las consideraciones que anteceden, esta Sala Cons-
titucional del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley:
PRIMERO: ORDENA  a  la  República Bolivariana  de Venezuela,  por
órgano del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 43 7

Justicia, pagar a los demandantes, ciudadanos  Gladys Josefina  Jorge


Saad (Vda.) de Carmona, Ramón Oscar Carmona Jorge, Carlos Eduar-
do Carmona Jorge y Oswaldo José Carmona Jorge, la cantidad de MIL
CIEN MILLONES CIENTO UN MIL OCHOCIENTOS NOVEN-
TA Y  SIETE BOLÍVARES (Bs. 1.100.101.897.00) o su equivalente
en Bolívares Fuertes por concepto de los daños y perjuicios causados
por la muerte del ciudadano Ramón Oscar Carmona Vásquez.
SEGUNDO: ORDENA a la República Bolivariana de Venezuela, por
órgano del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y
Justicia, pagar por concepto de daño moral a cada uno de los deman-
dantes, ciudadanos Ramón Oscar Carmona Jorge, Carlos Eduardo Car-
mona  Jorge  y  Oswaldo  José  Carmona  Jorge,  la  cant idad  de
CUARENTA  MILLONES  DE  BOLÍVARES  EX ACTOS  (Bs.
40.000.000,00) o su equivalente en Bolívares Fuertes, dada la operati-
vidad de la conversión monetaria.
TERCERO: ORDENA al Ministerio del Poder Popular para las Rela-
ciones  Interiores  y  Justicia  establezca  por  daño  moral  a  favor  de  la
ciudadana Gladys Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona, la asigna-
ción de una pensión mensual vitalicia de carácter personal e intransferi-
ble y no traslaticia estimada por esta Sala en la cantidad equivalente a
treinta (30) unidades tributarias.
CUARTO: DECRETA la ejecución voluntaria del fallo, en atención a
las disposiciones del artículo 524 del Código de Procedimiento Civil y el
artículo  85  del  Decreto  con  Rango  y  Fuerza  de  Ley  Orgánica  de  la
Procuraduría General de la República.
QUINTO: ORDENA al Banco Central de Venezuela actualizar los montos
indemnizatorios acordados en el literal 1 del dispositivo del presente fallo al
ajuste por inflación hasta la fecha de publicación de esta sentencia.
Regístrese, publíquese, notifíquese a las partes y devuélvase el expe-
diente de la demanda por responsabilidad a la Sala Politicoadministrati-
va remitida en virtud del avocamiento. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucio-
nal del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los dieciocho días
del mes de diciembre dos mil siete (2007). Años 197º de la Independen-
cia y 148º de la Federación.
(...)
438 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

17. ACLARATORIA  DEL  FALLO  Nº  2.359/2007  DICTADO


POR  LA  SALA  CONSTITUCIONAL  DEL  TRIBUNAL  SU-
PREMO DE JUSTICIA, REFERENTE A LA DEMANDA POR
RESPONSABILIDAD  EXTRACONTRACTUAL  INTER-
PUESTA  CONTRA  LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE
VENEZUELA,  POR  LA  VIUDA  Y  LOS  HIJOS,  DEL  CIU-
DADANO  RAMÓN  OSCAR  CARMONA  VÁSQUEZ.  SE
CENSURA  Y  RECHAZA  EL  LENGUAJE  IRRESPETUOSO

Sentencia: Nº 03 del dieciséis de enero de 2008.

Caso: Aclaratoria de la decisión Nº 2.359/07, mediante la
que se ordenó a la República Bolivariana de Vene-
zuela  pagar a  los  demandantes, ciudadanos  Gladys
Josefina  Jorge  Saad  (Vda.)  de  Carmona  e  hijos,  la
cantidad  de  MIL  CIEN  MILLONES  CIENTO  UN
MIL OCHOCIENTOS NOVENTA Y SIETE BOLÍ-
VARES (Bs. 1.100.101.897.00) o su equivalente en
Bolívares Fuertes, por concepto de los daños y per-
juicios causados por la muerte del ciudadano Ramón
Oscar  Carmona  Vásquez.

Normativa citada en el fallo:
CEPA: Artículo 47.
CPC: Artículos 197 y 252.
LA: Artículos 61 y 70.
LOTSJ: Artículos 17, 19 y 23.

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADA  PONENTE:
CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

El 19 de diciembre de 2007 la ciudadana Gladys Josefina Jorge Saad
(Vda.) de Carmona, titular de la cédula de identidad número 1.688.763,
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 43 9

asistida por el abogado Carlos Karim Masrie, inscrito en el Inpreaboga-
do bajo el N° 25.009, solicitó  aclaratoria de la sentencia dictada por
esta Sala el 18 de diciembre de 2007 bajo el N° 2359.
En esa misma oportunidad se dio cuenta en Sala y se designó ponente a
la Magistrada Carmen Zuleta de Merchán, quien con tal carácter, sus-
cribe la presente decisión.
Posteriormente, el 7 de enero de 2008, la ciudadana Gladys Josefina Jorge
Saad (Vda.) de Carmona consignó dos nuevos escritos mediante diligencia
respaldando la solicitud de aclaratoria y anexando; a tal efecto, decisiones
dictadas por esta Sala Constitucional en materia de “aclaratorias”.
Realizado el estudio individual del presente expediente, esta Sala proce-
de a decidir, previas las siguientes consideraciones:
I
DE  LA ACLARATORIA  SOLICITADA
El 19 de diciembre de 2007, en su solicitud de aclaratoria, la menciona-
da ciudadana señaló, lo siguiente:
La  aclaratoria  que  se  solicita  es  con  referencia  a  los  puntos  que  de
seguidas se explanan, los cuales son absolutamente incomprensibles y
carentes de logicidad en lo que respecta a los efectos numéricos que
debieron arrojar y que no se ajustan a lo demostrado en autos, sino que
por el contrario, crea situaciones que desmejoran la condición que os-
tentamos en la presente causa. En efecto, los puntos que deben aclarar-
se y rectificarse son los siguientes:
1.- Existen varias experticias, acordadas y aceptadas por las partes, en
ningún momento impugnadas, que cursan en autos, las cuales son razo-
nadas por la Doctrina y Jurisprudencia como pruebas de mayor peso, y
que fueron realizadas y sometidas a la consideración de la Procuraduría
General de la República al haber designado a una experta adscrita a ese
organismo, la cual, de consuno con un experto nombrado por la familia
CARMONA  JORGE,  en  franco  apoyo  a  lo  que  devengaba  RAMÓN
OSCAR CARMONA VÁSQUEZ, determinaron, en base a lo “alegado
y probado” en autos y con sustento en las diferentes normativas legales
relacionadas con el caso, que la cantidad económica a cancelar era de
aproximadamente CUATRO  MIL MILLONES DE  BOLÍVARES (Bs.
440 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

4.000.000.000,00) en razón a la calidad moral y altura profesional de la
víctima, situación absolutamente demostrada en la causa que se ventiló
ante el Tribunal Supremo de Justicia, de acuerdo con las entidades pro-
batorias determinadas con base a las declaraciones rendidas, recibos de
honorarios y las cuentas aportadas por la parte accionante, evidencian-
do con ello que sus ingresos eran muy superiores a lo señalado en el
informe realizado por el Instituto Nacional de Estadística.
Por ello resulta incomprensible que esta Sala haya tomado como base
un informe, impugnado oportunamente, del Instituto Nacional de Esta-
dística, el cual no concuerda con los ingresos devengados por mi esposo
RAMÓN OSCAR CARMONA VÁSQUEZ, lo que origina una eviden-
te confrontación entre lo “alegado y probado en autos”, previsto en el
artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, y este último dictamen, el
cual, evidentemente, no se amolda a las exigencias estatuidas en la cau-
sa  respectiva,  todo  lo  cual  se  traduce  en  que,  de  manera  imperiosa,
deba RECTIFICARSE el monto a indemnizar materialmente, por cuan-
to, el establecido erróneamente en el fallo dictado por esta Sala el 18 de
diciembre de 2007, no concuerda con las precisiones imbuidas y desa-
rrolladas en el decurso de la causa probatoria en cuestión, lo que produ-
ce, por inferencia lógica, una total vulneración a los derechos humanos
de la familia CARMONA JORGE. Así pido se declare.
2.- Asimismo debo indicar que solicito se ACLARE, por determina-
ción expresa, cuáles fueron los patrones utilizados para establecer tan
baladí e insulso monto indemnizatorio por daño moral que debe ser
cancelado  a  mis  hijos  RAMÓN  OSCAR,  CARLOS  EDUARDO  y
OSWALDO  JOSÉ  CARMONA  JORGE,  hombres  hoy,  pero  niños
cuando  mataron  a  RAMÓN,  si  es  de  todos  conocido  que  sus  vidas
giraron en torno a un hogar sin padre, lleno de carencias, por cuanto
quien lograba su sustento fue ASESINADO por policías pertenecien-
tes al Cuerpo Técnico de Policía Judicial. Entonces, quiere decir que,
una  vida  plagada  de  incidencias  y  llena  de  temores,  no  merece  ser
resarcida por quien la cometió, en este caso, el Estado venezolano, el
cual es uno solo. Pareciese que no, sin embargo, ante ello, alego una
estentórea INMOTIVACIÓN producida en el fallo, en lo que respec-
ta al daño moral ocasionado a mis hijos con relación al ASESINATO
de  su  padre  y  solicito,  expresamente,  se  RECTIFIQUE  el  monto  a
indemnizar, por cuanto, para lo que han vivido y tenido que soportar, al
perder  prácticamente  su  niñez  y  el  calor  de  un  hogar,  no  puede  ser
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 44 1

resarcido con un monto potencialmente irrisorio y que no se compagi-
na con una lucha titánica de casi tres décadas. Así pido se declare.
3.- Igualmente solicito se ACLARE, por determinación expresa, cuáles
fueron los patrones utilizados para precisar el daño moral que me fue
ocasionado.  No veo  ninguno  en el  fallo,  ya que,  una  fijación de  una
determinada cantidad, irrisoria por demás, que me mantiene sujeta, para
toda la vida, a un Estado que me lesionó, indudablemente no constituye
un resarcimiento, bajo ningún concepto, del daño moral.
Evidentemente  existe  una  marcada  INMOTIVACIÓN,  ya  que  no  se
establece el porqué de tan insulsa determinación, precisando, igualmen-
te, que la Sala me otorga un trato discriminatorio con relación a mis
hijos, ya que se me ocasiona un efecto desigual, violando con ello el
principio objetivo de la IGUALDAD DE LAS PARTES, establecido en
el artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
zuela. Asimismo no se aplican en nuestro caso, los criterios jurispruden-
ciales y doctrinarios sostenidos con relación a esta materia, los cuales
se encuentran profundamente consolidados en el devenir de la actividad
jurídica y decisoria de este Máximo Tribunal de la República.
Luché contra un gobierno, me dediqué en cuerpo y alma para poner tras
las rejas a los criminales que cometieron tan horrendo crimen, perdí mi
vida  de  mujer  y  se  pretende,  sin  establecer  el  daño  moral,  darme  un
monto económico que no se compagina con los años de lucha y con el
daño causado. Por ello solicito se emita una AMPLIACIÓN del dicta-
men de fecha 18 de diciembre de 2007 que contenga y resuelva todos
los puntos indicados en el presente escrito, a la vez que RECTIFIQUE,
una vez emitido el dictamen respectivo, con la subsecuente ordenación
correcta y precisa de las cantidades numéricas, la forma de indemniza-
ción del respectivo daño moral que me fue ocasionado, el cual debe ser
establecido en un pago único, justo y total.
Por último, debo indicar que soy la más afectada por tan injusta decisión.
Saben que soy mujer y que durante treinta años me he dedicado a de-
fender un homicidio propiciado por el Estado. No es justo que una mujer
juzgadora, en este caso una Magistrada, y la Sala tiene dos, que saben
lo que yo siento, decidan mi causa y lo hagan en unos términos humana-
mente incomprensibles. Solamente pónganse en mi lugar, aunque sea
por un instante, e imagínense que les suceda lo que a nosotros nos acon-
teció. Volteen sus rostros cuando se encuentren con sus seres queridos
442 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

y piensen que, por algún mal momento del destino, alguien pudiese ha-
cerles daño y arrebatárselos de la vida y se perdiese para siempre el
poder verlos o escucharlos, solamente porque cualquiera dispuso que
así fuera. Únicamente cuando puedan ponerse en mi lugar y ubicarse
de la manera que lo describo, podrán entender el enorme dolor que me
ha agobiado por tantos años, lo cual, me llevó a no rehacer mi vida por
dedicarme a culminar el proceso del homicidio de mi marido RAMÓN
CARMONA  VÁSQUEZ.
Posteriormente, el 7 de enero de 2008, la solicitante reiteró su solicitud,
especificando lo siguiente:
“No deja de causarme impresión, cada vez que leo el fallo dictado en la
causa de la FAMILIA CARMONA JORGE, la cantidad de circunstan-
cias mendaces, absolutamente atentatorias en contra de principios ele-
mentales de derecho, violatorias del debido proceso, que vulneran el
conjunto de preceptos consolidados que deben regir los parámetros que
ustedes, como Sala Constitucional, deben necesariamente detentar.
Nunca pensé que tantos años de lucha culminaran con una sentencia que
no  reúne las  expectativas que un caso tan importante como el nuestro
debió obtener, pero es lamentable, que un hecho que conmocionó a Vene-
zuela, haya tenido un final tan baladí en lugar de esmerarse en decretar
una entidad que pusiera fin a un litigio que marcó el desarrollo de la socie-
dad venezolana, y muy especialmente, el de una familia que con tesón
supo mantener, durante tantos años, la hidalguía de soportar todo un pro-
ceso y terminarlo, cuando es conocido que nadie ha culminado una lucha
de esta magnitud y logrado el final que nosotros conseguimos.
Sólo espero que la aclaratoria, su rectificación numérica y la ampliación
que se dicte, se encargue de corregir los vicios denunciados, ya que no
es posible, que el fallo se haya apoyado en situaciones que escapan del
proceso y deja de un lado todos los elementos probatorios que sustenta-
ron, en todo momento, la cantidad económica indicada por la FAMILIA
CARMONA JORGE en el decurso del debate. Ustedes  saben, ciuda-
danos Magistrados, que no existe lo que se plasmó en la Sentencia dic-
tada. Ustedes conocen que no se puede, bajo concepto alguno, indicar
elementos como sustentables cuando no lo son, y excluir los que duran-
te todo momento han soportado un debate que ya tiene casi diez (10)
años y que nunca fueron desvirtuados, sino que por el contrario, se man-
tuvieron indemnes en todo momento y sostuvieron su vigor, demostran-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 44 3

do la entereza de los elementos que determinaron la cuantía que debía
ser pagada  a la FAMILIA  CARMONA JORGE.
Por ello he querido consignar dos fallos emitidos por esta Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo de Justicia, de fechas veinticuatro (24) de
mayo de 2002 (exp. 01-1274) y nueve (9) de marzo de 2001 (exp. 00-
1435), con ponencias de los Magistrados JESÚS EDUARDO CABRE-
RA ROMERO y ANTONIO GARCÍA GARCÍA, contentivos de sendas
aclaratorias solicitadas en su oportunidad y que resuelven puntos dubitan-
tes y de ampliación que corrigen defectos insertos en los fallos respecti-
vos y que se refieren a los créditos indexados y a los lapsos procesales.
En consecuencia, nuestro fallo debe ser aclarado, corregidos sus facto-
res numéricos y ampliada su determinación en  lo que respecta  a una
omisión de pronunciamiento, por ser total y absolutamente procedente
en derecho, ya que, no se puede apoyar una sentencia en hechos que no
se han demostrado en  autos y  utilizar argumentos que  desmejoren la
condición de los accionantes, cuando existen pruebas irrebatibles que
arrojan montos  dinerarios superiores y  que se  mantienen, entiéndase
bien, se mantienen incólumes y revestidas con una coraza que nunca
perdió su vigencia y determinación en el proceso, lo que las hace invul-
nerables y detentadoras de toda su entereza procesal.
Espero que no surjan  sorpresas, tratando de darnos un trato desigual
con relación a otros que se han resuelto en similares condiciones”.
II
DE  LA  SENTENCIA  CUYA  ACLARATORIA  SE  SOLICITÓ
La sentencia dictada por esta Sala, el 18 de diciembre de 2007, cuya
aclaratoria fue solicitada, ordenó a la República Bolivariana de Vene-
zuela, por órgano del Ministerio del Poder Popular para Relaciones
Interiores y Justicia, pagar a los demandantes, ciudadanos Gladys Jo-
sefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona, Ramón Oscar Carmona Jorge,
Carlos  Eduardo  Carmona  Jorge  y  Oswaldo  José  Carmona  Jorge,  la
cantidad de MIL CIEN MILLONES CIENTO UN MIL OCHOCIEN-
TOS NOVENTA Y SIETE BOLÍVARES (Bs. 1.100.101.897.00) o su
equivalente en Bolívares Fuertes por concepto de los daños y perjui-
cios  causados  por  la  muerte  del  ciudadano  Ramón  Oscar  Carmona
Vásquez, entre otros dispositivos.
444 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

En dicha oportunidad la Sala señaló, lo siguiente:
...esta Sala, en aras de determinar la indemnización, y en atención al
estudio presentado por el Instituto Nacional de Estadística, determina
que la condena monetaria en contra de la República se calcula en MIL
NOVENTA Y SEIS MILLONES CIENTO UN MIL OCHOCIENTOS
NOVENTA Y SIETE BOLÍVARES (Bs. 1.096.101.897.00), o su equi-
valente en Bolívares Fuertes debido a la operatividad de la conversión
monetaria, los cuales deben ser pagaderos en partes iguales a los miem-
bros  de  la  Sucesión  Carmona  Vásquez:  Gladys  Josefina  Jorge  Saad
(Vda.)  de  Carmona,  Ramón  Oscar  Carmona  Jorge,  Carlos  Eduardo
Carmona Jorge y Oswaldo José Carmona Jorge, accionantes identifica-
dos en autos, quienes demandaron al Estado venezolano por el homici-
dio del ciudadano Ramón Oscar Carmona Vásquez. Así se decide.
No obstante que el informe ha sido solamente proyectado hasta el mes
de marzo de 2006, esta Sala acuerda experticia complementaria a cargo
del Banco Central de Venezuela, para que actualice los montos indem-
nizatorios aquí acordados al ajuste por inflación hasta la fecha de publi-
cación  de  esta  sentencia;  y  se  establezca  de  manera  definitiva  a  la
cantidad de dinero que a tal efecto deba acordarse por daños y perjui-
cios materiales. Así se decide.
En lo concerniente al daño moral, es de claro conocimiento que no exis-
te cómo cuantificar el sufrimiento humano por lo que en estas situacio-
nes lamentablemente al no mediar una variable objetiva para establecer
un cálculo aproximativo, debe quedar al libre criterio del juez la elabora-
ción de esa determinación, considerando lo establecido en el artículo
1.196 del Código Civil. A tal efecto, esta Sala acuerda establecer para
los hijos del ciudadano Ramón Carmona Vásquez, ciudadanos Ramón
Oscar Carmona Jorge, Carlos Eduardo Carmona Jorge y Oswaldo José
Carmona  Jorge,  la  cantidad  para  cada  uno  de  CUARENTA  MILLO-
NES EXACTOS, o su equivalente en Bolívares Fuertes –dada la futura
operatividad de la conversión monetaria–, que deberán ser cancelados
por el Ministerio del Poder Popular de las Relaciones Interiores y Justi-
cia. Así se decide.
Cabe expresar en este punto que el pago correspondiente al daño mate-
rial y moral antes expresado, deberá ceñirse al procedimiento de ejecu-
ción  de  sentencias  establecido  en  el  Decreto  de  Ley  Orgánica  de  la
Procuraduría General de la República, en lo concerniente a las conde-
nas en contra de la República. Así decide.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 44 5

Dado que la indemnización por daño moral es de libre apreciación del
juez, e individualmente otorgada, de conformidad con el referido artícu-
lo 1.196 del Código Civil, la Sala acuerda otorgarle a la ciudadana Gla-
dys Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona, el  derecho  a percibir el
pago mensual de una pensión vitalicia de carácter personal e intransfe-
rible de treinta unidades tributarias (30 U.T.), dada su edad y condición
de salud constatada en autos, las cuales serán sufragadas por el Minis-
terio del Poder Popular de Relaciones Interiores y Justicia. Así también,
expresa la Sala público reconocimiento a quien a lo largo de este proce-
so ha simbolizado la constancia y espíritu de lucha de la mujer venezo-
lana en defensa de su familia; siendo esta indemnización conforme con
los principios del Estado Social de Derecho y de Justicia consagrado en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
III
CONSIDERACIONES  PARA  DECIDIR
Corresponde a esta Sala Constitucional resolver, en esta oportunidad, la
solicitud de aclaratoria del fallo dictado por esta Sala, el 18 de diciem-
bre de 2007. Al respecto, observa que:
La  aclaratoria  o  ampliación  de  la  sentencia  está  prevista  en  el
artículo 252 del Código de Procedimiento Civil, la cual establece:
Artículo 252. Después de pronunciada la sentencia definitiva o la inter-
locutoria sujeta a apelación, no podrá revocarla ni reformarla el Tribu-
nal que la haya pronunciado.
Sin embargo, el tribunal podrá, a solicitud de parte, aclarar los puntos
dudosos, salvar las omisiones y rectificar los errores de copia, de referen-
cias o de cálculos numéricos, que aparecieren de manifiesto en la misma
sentencia, o dictar ampliaciones, dentro de los tres días, después de dicta-
da la sentencia, con tal que dichas aclaraciones y ampliaciones las solicite
alguna de las partes en el día de la publicación o en el siguiente.
Sobre el alcance de la norma transcrita, ya esta Sala se ha pronunciado
en sentencia del 26 de diciembre de 2000 (caso: Asociación Cooperati-
va Mixta La Salvación, S.R.L.), oportunidad en la que señaló: “...que el
transcrito artículo 252, fundamento legal de la solicitud de aclaratoria,
regula todo lo concerniente a las posibles modificaciones que el juez
puede hacer a su sentencia, quedando comprendidas dentro de éstas, no
446 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

sólo la aclaratoria de puntos dudosos, sino también las omisiones, recti-
ficaciones de errores de copia, de referencias o de cálculos numéricos
que aparecieren de manifiesto en la sentencia, así como dictar las am-
pliaciones a que haya lugar...”.
En el caso de autos, observa esta Sala que la aclaratoria o ampliación
fue presentada el 19 de diciembre de 2007, esto es, al día siguiente en
que fue publicada la sentencia cuya aclaratoria se solicita. En conse-
cuencia, la Sala considera tempestiva la presente solicitud, conforme
con la norma transcrita, aplicable al caso por disposición del artículo 19
de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia. Así se declara.
Precisado lo anterior procede la Sala a examinar la procedencia de so-
licitud interpuesta y, al efecto, observa:
Pretende la parte solicitante, arrogándose una representación de la su-
cesión Ramón Carmona Vásquez que no acredita, que esta Sala revise
los montos que se condenaron a la República a pagar por órgano del
Ministerio del Poder Popular de Relaciones Interiores y Justicia, y se
realicen nuevamente los fundamentos que tuvo la Sala para: “a) conde-
nar a la República a pagar la cantidad de mil cien millones ciento un mil
ochocientos noventa y siete bolívares (Bs. 1.100.101.897.00) por con-
cepto  de  daños  y  perjuicios;  b)  condenar  a  la  República  a  pagar  por
concepto de daño moral a cada uno de los demandantes la cantidad de
cuarenta millones de bolívares exactos (Bs. 40.000.000,00); y c) esta-
blecer por daño moral una pensión mensual vitalicia de carácter perso-
nal e intransferible y no traslaticia en la cantidad equivalente a treinta
(30) unidades tributarias”.
Sobre los motivos que sustentan la presente solicitud, cabe indicar que
exceden a todas luces los límites de la aclaratoria, por cuanto el artículo
252 del Código de Procedimiento Civil permite que el tribunal que dictó
una decisión pueda volver sobre ella a instancia de parte únicamente
para: i) aclarar puntos dudosos; ii) salvar omisiones; iii) rectificar erro-
res de copia, de referencias o cálculos numéricos, que aparecieren de
manifiesto en la misma sentencia; y iv) dictar ampliaciones; lo que no
ocurre en el presente caso.
En tal sentido, esta Sala ha establecido en múltiples oportunidades que
la posibilidad de aclarar o ampliar la sentencia tiene como propósito
rectificar los errores materiales, dudas u omisiones que se hayan podido
cometer en el fallo, pero con la advertencia de que dicha facultad no se
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 44 7

extiende hasta la revocatoria o reforma de ésta, sino a corregir las im-
perfecciones que le resten claridad a sus declaraciones.
Así pues luego de la lectura detenida del escrito contentivo de la solici-
tud de aclaratoria, observa esta Sala que, en el presente caso, no se dan
los presupuestos previstos en la disposición transcrita para proceder a
la aclaratoria o ampliación del fallo emitido por esta Sala el 18 de di-
ciembre de 2007, toda vez que la argumentación formulada por la parte
solicitante refleja la pretensión de obtener la revisión de la referida sen-
tencia utilizando la aclaratoria para manifestar su disconformidad con
los pronunciamientos hechos en la misma.
En efecto, la pretensión de la solicitante es que esta Sala revoque el fallo
y emita una nueva sentencia condenando a la República a pagar montos
superiores a lo ordenado en el fallo del 18 de diciembre de 2007, petitorio
que desborda los parámetros del instituto jurídico de la aclaratoria.
En el fallo objeto de aclaratoria, contrariamente a lo expuesto por la
solicitante en su escrito, se expusieron las razones tanto de hecho como
de derecho que condujeron a la Sala, previa la ponderación de las cir-
cunstancias del caso, y en atención a la totalidad de las actas del expe-
diente, arribar a la determinación objeto de aclaratoria; de modo que no
es cierto que la Sala haya dictado un fallo con visos de inmotivación tal
como lo alega la parte solicitante. Por ende, a juicio de la Sala, resulta a
todas luces improcedente la solicitud de aclaratoria formulada, en virtud
de que no existe ambigüedad ni inmotivación en la sentencia emitida el
18 de diciembre de 2007 que amerite su ampliación, por el contrario,
hay un pronunciamiento unísono, inequívoco e inteligible de esta Sala
Constitucional. Así se decide.
Por otra parte, la solicitante ha planteado la posibilidad de aplicar en esta
causa lo establecido en las decisiones dictadas por esta Sala Constitucio-
nal referentes al caso ASODEVIPRILARA. A tal efecto, dichos prece-
dentes no concuerdan para el  caso  de autos,  por tratarse de  demandas
por intereses difusos y colectivos, cuyas características son las que per-
miten dictar sentencias con dispositivos abiertos que puedan variar cuan-
do existan cambios en la situación colectiva objeto de controversia.
Tampoco encuentra esta  Sala mayor relevancia al supuesto invocado
en el antecedente de la impugnación del artículo 197 del Código de Pro-
cedimiento Civil, toda vez que no existe aporte alguno que conlleve a
modificar lo establecido en la presente causa, en contrariedad al princi-
448 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

pio de inmutabilidad, inimpugnabilidad y coercibilidad característicos de
la cosa juzgada. Así se decide.
Finalmente, la Sala estima ineludible censurar y rechazar el lenguaje
irrespetuoso que la solicitante se ha permitido utilizar en la solicitud de
aclaratoria presentado el 19 de diciembre de 2007, en inaceptable irres-
peto no sólo de la majestad del Poder Judicial, sino también de la condi-
ción de ciudadanas y ciudadanos de las Magistradas y los Magistrados
que la integran, cuando señaló lo siguiente:
Saben que soy mujer y que durante treinta años me he dedicado a de-
fender un homicidio propiciado por el Estado. No es justo, que una mu-
jer  juzgadora,  en  este  caso  una  Magistrada,  y  la  Sala  tiene  dos,  que
saben lo que yo siento, decidan mi causa y lo hagan en unos términos
humanamente incomprensibles. Solamente pónganse en mi lugar, aun-
que sea por un instante, e imagínense que les suceda lo que a nosotros
nos aconteció. Volteen sus rostros cuando se encuentren con sus seres
queridos y piensen que, por algún mal momento del destino, alguien pu-
diese hacerles daño y arrebatárselos de la vida y se perdiese para siem-
pre el poder verlos o escucharlos, solamente porque cualquiera dispuso
que así fuera. Únicamente cuando puedan ponerse en mi lugar y ubicar-
se de la manera que lo describo, podrán entender el enorme dolor que
me ha agobiado por tantos años, lo cual me llevó a no rehacer mi vida
por dedicarme a culminar el proceso del homicidio de mi marido RA-
MÓN  CARMONA  VÁSQUEZ.
Posteriormente, en el escrito presentado el 7 de enero de 2008, la recu-
rrente y el abogado asistente insistieron en emplear un lenguaje irrespe-
tuoso  para  sustentar  su  solicitud,  cuando  calificaron  de  “mendaz”  el
fallo cuya aclaratoria se solicita, en los siguientes términos:
No deja de causarme impresión, cada vez que leo el fallo dictado en la
causa de la FAMILIA CARMONA JORGE, la cantidad de circunstan-
cias mendaces, absolutamente atentatorias en contra de principios ele-
mentales  de  derecho  violatorias  del  debido  proceso  que  vulneran  el
conjunto de preceptos consolidados que deben regir los parámetros que
ustedes, como Sala Constitucional, deben necesariamente detentar.
En consecuencia, con fundamento en el artículo 23.1 de la Ley Orgáni-
ca del Tribunal Supremo de Justicia, sanciona a la ciudadana Gladys
Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona a pagar la suma equivalente a
cien unidades tributarias (100 U.T.), cuyo pago deberá realizar en cual-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 44 9

quier oficina receptora de fondos públicos y acreditarlo ante la Secreta-
ría de esta Sala.
Finalmente, insistiendo la Sala como otras veces lo ha hecho (Vid. Sent.
núms. 1090/2003 y 1109/2006) que es un deber inexorable de todo abo-
gado  mantener frente  a los órganos  que conforman el Poder Judicial
una actitud respetuosa, debiendo abstenerse de realizar cualquier acto o
utilizar expresiones contrarias a la majestad del Poder Judicial, así como
también asesorar a sus clientes sobre el decoro que deben mantener en
sus peticiones, más aún, cuando en ellas se supone que media la partici-
pación del profesional del Derecho, la Sala, de conformidad con lo dis-
puesto en el artículo 47 del Código de Ética Profesional del Abogado, en
concordancia con lo previsto en el artículo 17 del Código de Procedi-
miento Civil, y visto que el abogado Carlos Karim Masrie, inscrito en el
Inpreabogado bajo el N° 25.009, aun cuando no fue él quien presentó
personalmente el escrito, aprobó con su asistencia los términos irrespe-
tuosos contenidos en el escrito de aclaratoria interpuesto por la ciuda-
dana  Gladys  Josefina  Jorge  Saad  (Vda.)  de  Carmona,  ordena,  con
fundamento en lo dispuesto en los artículos 61 y 70 literal “c” de la Ley
de Abogados, oficiar al Tribunal Disciplinario del Colegio de Abogados
de adscripción del identificado profesional para que inicie el respectivo
procedimiento disciplinario, pues conductas como éstas deben ser evi-
tadas y censuradas en respeto de la condición de los  abogados como
integrantes del sistema de justicia. Así se decide.
IV
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en
Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la República
por autoridad de la Ley: emite los siguientes pronunciamientos:
PRIMERO: Declara IMPROCEDENTE la aclaratoria solicitada por la
ciudadana Gladys Josefina Jorge Saad (Vda.) de Carmona, titular de la
cédula de identidad número 1.688.763, de la sentencia dictada por esta
Sala el 18 de diciembre de 2007 bajo el N° 2359.
SEGUNDO: SANCIONA a la ciudadana Gladys Josefina Jorge Saad
(Vda.) de Carmona a pagar la suma equivalente a cien unidades tribu-
tarias (100 U.T.), cuyo pago deberá realizar en cualquier oficina recep-
tora de fondos públicos y acreditarlo ante la Secretaría de esta Sala.
450 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

TERCERO: ordena OFICIAR al Tribunal Disciplinario del Colegio de
Abogados de adscripción del abogado Carlos Karim Masrie, inscrito en el
Inpreabogado bajo el N° 25.009, para que inicie el respectivo procedi-
miento disciplinario y determine la responsabilidad a que hubiere lugar.
  Publíquese y regístrese. Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucio-
nal del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas a los 16 días del mes
de enero de dos mil ocho (2008). Años 197º de la Independencia y 148º
de la Federación.
(...)

18. PRUEBA  HEREDOBIOLÓGICA  DE  ADN

Sentencia: Nº 2.491 del veintiuno de diciembre de 2007.

Caso: Acción de Amparo Constitucional interpuesta por la
adolescente cuya identidad se omite de conformidad
con lo previsto en el artículo 65 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, asisti-
da por la abogada Belkis Martínez Partidas, Defen-
sora  Primera  de  Protección  del  Niño  y  del
Adolescente adscrita a la Unidad de Defensa Públi-
ca del Estado Lara, contra la decisión, dictada el 13
de abril de 2007, por el Juzgado Superior Primero en
lo, Mercantil y Menores de la Circunscripción Judi-
cial del Estado Lara Civil.

Votos  concurrentes: Magistrada Carmen Zuleta de Merchán.


Magistrado Pedro Rafael Rondón Haaz.

Normativa citada en el fallo:
LOASDGC: Artículo 4.
LOPNA: Artículos 328, 452 y 489.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 45 1

Texto del fallo:

LA  REPÚBLICA  BOLIVARIANA  DE  VENEZUELA


EN  SU  NOMBRE
EL  TRIBUNAL  SUPREMO  DE  JUSTICIA
SALA  CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO  PONENTE:
ARCADIO  DE  JESÚS  DELGADO  ROSALES

El 22 de mayo de 2007, se recibió en esta Sala el escrito contentivo de
la acción de amparo constitucional interpuesta por la adolescente cuya
identidad se omite, de conformidad con lo previsto en el artículo 65 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, asistida
por la abogada Belkis Martínez Partidas, Defensora Primera de Protec-
ción del Niño y del Adolescente adscrita a la Unidad de Defensa Públi-
ca del Estado Lara, contra la decisión dictada el 13 de abril de 2007 por
el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil y Menores de la Cir-
cunscripción Judicial del Estado Lara, que declaró sin lugar la apelación
interpuesta por la ahora accionante contra la sentencia dictada el 14 de
febrero de 2007 por la Juez de Juicio Nº 3 del Juzgado de Protección del
Niño y del Adolescente del Estado Lara, mediante la cual se ordenó la
práctica  de  la  prueba  heredobiológica  solicitada  y,  en  consecuencia,
confirmó la decisión recurrida.
El 25 de mayo de 2007, se dio cuenta en Sala y se designó ponente al
Magistrado Arcadio Delgado Rosales, quien con tal carácter suscribe el
presente fallo.
El 23 de julio de 2007, esta Sala Constitucional, mediante decisión nú-
mero 1.584, admitió la acción de amparo interpuesta, acordó la medida
cautelar solicitada y ordenó realizar la notificaciones correspondientes.
El 15 de noviembre de 2007, una vez verificada la notificación de las
partes, esta Sala fijó la audiencia constitucional para el día jueves 6 de
diciembre de 2007, a las diez y treinta de la mañana (10:30 a.m.).
El 6 de diciembre de 2007, se celebró la audiencia constitucional con la
presencia  de  la  Defensora  Pública  de  la  parte  accionante,  el  tercero
interesado y el Ministerio Público, en cuya oportunidad la Sala pronun-
ció la parte dispositiva de la sentencia, declarando improcedente la ac-
ción de amparo interpuesta. Sin embargo, por orden público constitucional
452 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

se anuló todo lo actuado por tratarse de un asunto que debe ser tramita-
do por vía contenciosa y no de jurisdicción voluntaria. Igualmente, sus-
pendió la medida cautelar acordada el 23 de julio de 2007 y anunció que
la sentencia sería dictada, en su texto íntegro, dentro de los cinco días
siguientes al acto celebrado.
I
ANTECEDENTES
La presente causa se inició el 18 de mayo de 2006, mediante la solicitud
de autorización judicial para la práctica de la prueba de ADN, requerida
por la Fiscalía Décima Cuarta del Ministerio Público ante el Tribunal de
Protección del Niño y del Adolescente del Estado Lara, en un niño y sus
padres –quienes para  esa fecha eran adolescentes– a los fines de de-
terminar la verdadera identidad biológica de dicho niño, por cuanto la
madre de la adolescente, ciudadana Migdalia del Carmen Silva, no esta-
ba  de  acuerdo  con  que  a  su  hija  se  le  practicase  la  referida  prueba
heredobiológica. Dicha solicitud fue admitida por el referido Tribunal de
Protección el 31 de mayo de 2006, que ordenó designarles a los adoles-
centes  de  autos,  Defensores  Públicos  del  Sistema  de  Protección  del
Niño y del Adolescente.
El 18 de julio de 2006, la abogada Belkis Martínez, en su carácter de
Defensora Pública de la adolescente solicitó la reposición de la causa,
alegando que la misma había sido admitida como una demanda de filia-
ción, siendo ésta, una solicitud de autorización judicial.
El 9 de agosto de 2006, el referido Tribunal de Protección repuso la
causa al estado de admisión, admitió la misma como autorización para
la práctica de la prueba de ADN, ordenó oír a los adolescentes de autos
y acordó notificar a la Fiscal del Ministerio Público.
El 11 de agosto de 2006, se escuchó la opinión del adolescente y, el 20
de  septiembre  de  ese  mismo  año,  la  adolescente,  ahora  accionante,
manifestó ante el tribunal de la causa su negativa a practicarse la refe-
rida prueba, ya que –en su opinión– ello atenta contra sus derechos al
honor, reputación, propia imagen, vida privada e intimidad familiar, con-
sagrados en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección del
Niño y del Adolescente.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 45 3

El  19  de  diciembre  de  2006,  la  Defensora  Pública  de  la  adolescente
presentó escrito alegando los fundamentos de hecho y de derecho para
que fuese negada la autorización requerida por la Fiscalía.
El 14 de febrero de 2007, la Sala de Juicio Nº 3 del Tribunal de Protec-
ción del Niño y del Adolescente ordenó la práctica de la prueba heredo-
biológica, decisión que apeló la Defensora Pública de la adolescente,
por considerar que la misma constituía una violación a los derechos de
su representada, consagrados en la Constitución de la República Boli-
variana de Venezuela.
El 13 de abril de 2007, el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercan-
til y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, declaró sin
lugar la apelación interpuesta por la Defensora Pública de la ahora ac-
cionante, contra la sentencia  dictada el 14 de  febrero de 2007 por la
Juez de Juicio Nº 3 del Juzgado de Protección del Niño y del Adolescen-
te del Estado Lara, mediante la cual se ordenó la práctica de la prueba
heredobiológica solicitada por el Ministerio Público y, en consecuencia,
confirmó la decisión recurrida.
El 22 de mayo de 2007, la adolescente, cuya identidad se omite de con-
formidad con lo previsto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, asistida por la abogada Belkis
Martínez  Partidas,  Defensora  Primera  de  Protección  del  Niño  y  del
Adolescente adscrita a la Unidad de Defensa Pública del Estado Lara,
interpuso ante la Secretaría de esta Sala escrito contentivo de la acción
de amparo constitucional, conjuntamente con medida cautelar innomi-
nada, contra la decisión dictada el 13 de abril de 2007 por el Juzgado
Superior Primero en lo Civil, Mercantil y Menores de la Circunscripción
Judicial del Estado Lara, que declaró sin lugar la apelación interpuesta
por la ahora accionante contra la sentencia dictada el 14 de febrero de
2007 por la Juez de Juicio Nº 3 del Juzgado de Protección del Niño y del
Adolescente del Estado Lara, mediante la cual se ordenó la práctica de
la prueba heredobiológica solicitada y, en consecuencia, confirmó la
decisión recurrida.
II
DE  LA  ACCIÓN  DE  AMPARO
De  la  lectura  del  escrito  contentivo  de  la  acción  de  amparo  y  de  los
documentos acompañados a ésta, se desprenden los siguientes hechos
y argumentos que fundamentan su interposición:
454 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

Señaló que, el 13 de abril de 2007, el Juzgado Superior Primero en lo
Civil, Mercantil y de Menores de la Circunscripción Judicial del Estado
Lara  declaró  “...desistido el recurso y confirma la sentencia apela-
da, sin pasar a analizar el fondo, fundamentando su decisión en
una supuesta falta de formalización del recurso, señalándose como
supuesta por cuanto esta (sic) no está prevista en la Ley, al tratarse
el asunto que nos ocupa de una solicitud que no es encuadrable
dentro del Procedimiento Contencioso en Asuntos de Familia y Pa-
trimoniales, que es el que contempla la formalización del recurso
de apelación de conformidad con el artículo 468 de la Ley Orgáni-
ca para la Protección del Niño y del Adolescente, y lo que es más
grave aun (sic) me colocó en estado de indefensión, al imponerme
mediante un auto la carga de formalizar en un tiempo en el que el
sistema iuris 2000, estaba suspendido por mantenimiento...”.
Indicó  que  en  el  caso  que  nos  ocupa  “...la Juez de Juicio Nº 3 del
Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente, actuó con abu-
so de poder al ordenar la práctica de la prueba herodobiológica,
cuando lo que se le había solicitado era que se me autorizara a
practicarme la prueba en vista de la negativa de mi madre a permi-
tir la realización de la misma. Sin embargo una vez que el Tribunal
tuvo conocimiento que  (sic) me negaba a someterme a practicarme
la prueba, debió negar la autorización solicitada...”.
Denunció que “...el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil
y de Menores actuó con abuso de poder, al declarar desistido un
recurso por falta de una formalización que no está prevista en nin-
guna ley, confirmando sin analizar el fondo, una sentencia que
lesiona disposiciones de orden público, sacrificando de esta mane-
ra la justicia por la omisión de formalidades no esenciales”.
Alegó que la sentencia accionada vulneró sus derechos constituciona-
les al debido proceso, a la integridad física, psíquica y moral, a la tutela
judicial efectiva, al honor, reputación, propia imagen, vida privada e inti-
midad familiar y a la integridad personal, consagrados en la Constitu-
ción de la República Bolivariana de Venezuela.
Finalmente, la accionante solicitó que “...se decreten las medidas pre-
cautelativas a los fines de que cesen las violaciones de los dere-
chos constitucionales respecto a (sic)  la situación jurídica
infringida, ordenándose la suspensión inmediata de los efectos de
la sentencia recurrida”.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 45 5

III
DE  LA  SENTENCIA  ACCIONADA
El 13 de abril de 2007, el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercan-
til y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Lara declaró sin
lugar la apelación interpuesta por la ahora accionante, contra la senten-
cia  dictada  el  14  de  febrero  de  2007  por  la  Juez  de  Juicio  Nº  3  del
Juzgado  de  Protección  del  Niño  y  del Adolescente  del  Estado  Lara,
mediante  la  cual  se  ordenó  la  práctica  de  la  prueba  heredobiológica
solicitada y, en consecuencia, confirmó la decisión recurrida en los si-
guientes términos:
Del contenido del anterior artículo transcrito (artículo 328 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente) se
evidencia que el formalizante está en la obligación de cumplir con
el requisito de la formalización, al establecer el legislador “deberá
formalizar”, lo cual demuestra que no es una facultad, sino por el
contrario, una imposición a la parte que ejerce el medio de impug-
nación, la cual además debe hacerse en forma oral, tal y como lo
prescribe la norma citada. En la formalización se expondrá los
puntos de la sentencia con los cuales no está conforme, con lo
cual se evidencia que en relación con la norma en comento, es
necesario realizar la formalización de la apelación para que surta
los efectos legales pertinentes.
En este sentido, la doctrina patria sobre la materia ha señalado al
respecto que para evitar recursos injustificados o por el simple pru-
rito de dejarlos ejercidos, se impone la obligación de formalizar las
apelaciones, ampliándose así el espectro de los legitimados para
incoar dicho recurso, extendiéndose la posibilidad de ejercerlos a
las partes, al Ministerio Público y a quienes tengan interés directo e
inmediato en la materia del juicio, todo ello en procura del derecho
a la defensa y del debido proceso de las partes en juicio.
En el caso de autos, la Fiscal Décimo Cuarta del Ministerio Públi-
co (sic) apeló de la sentencia de Primera Instancia, por lo que,
por imperativo del art. 328 transcrito, estaba obligada a formali-
zar dicho recurso en el Superior. Sin embargo, en la oportunidad
fijada por este tribunal para tal fin, el acto se declaró desierto, por
ausencia de dicha representación, así como de la otra parte. En
456 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

consecuencia, este Juzgado Superior se ve obligado a desestimar
el medio de impugnación ejercido contra la precitada sentencia,
por lo que dicha decisión queda definitivamente firme. Así se de-
cide (destacado del fallo).
IV
DE  LA  COMPETENCIA
Debe previamente esta Sala determinar su competencia para conocer
de la presente acción de amparo, a la luz de la jurisprudencia contenida
en la sentencia N° 1 del 20 de enero de 2000 (Caso: Emery Mata Mi-
llán) y el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales.
En tal sentido, corresponde a esta Sala conocer las acciones de amparo
constitucional que se interpongan contra las sentencias dictadas por los
Tribunales Superiores (excepto los Contencioso Administrativos), Cor-
tes de lo Contencioso Administrativo y Cortes de Apelaciones en lo Penal,
cuando lesionen un derecho constitucional.
En  el  caso  sub júdice,  la  presente  acción  de  amparo  fue  interpuesta
contra la decisión dictada el 13 de abril de 2007, por el Juzgado Superior
Primero en lo Civil, Mercantil y Menores de la Circunscripción Judicial
del Estado Lara, que declaró sin lugar la apelación interpuesta por la
ahora accionante contra la sentencia dictada el 14 de febrero de 2007
por la Juez de  Juicio Nº 3 del Juzgado de Protección  del Niño  y del
Adolescente del Estado Lara, mediante la cual se ordenó la práctica de
la prueba heredobiológica solicitada y, en consecuencia, confirmó la
decisión apelada.
Siendo ello así, y tomando en cuenta la reiterada jurisprudencia de la
Sala sobre este aspecto, la misma resulta competente para conocer de
la presente acción de amparo; y así se declara.
V
OPINIÓN  DEL  MINISTERIO  PÚBLICO
La ciudadana María Cristina Vispo López, actuando con el carácter de
Fiscal Cuarta del Ministerio Público ante las Salas de Casación y Cons-
titucional del Tribunal Supremo de Justicia, presentó escrito relativo a la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 45 7

presente acción de amparo, en el cual expone esencialmente, entre otras
consideraciones, lo siguiente:
Que si bien es cierto que a la adolescente accionante, “hay que respe-
tarle sus derechos legítimos, tales como en primer lugar: al honor,
reputación, propia imagen, vida privada e intimidad familiar, así
como en segundo lugar: a no ser sometida a ningún examen médi-
co o de la laboratorio, también es cierto que la misma ley nos con-
duce a determinar que en esos primeros derechos cabe la
posibilidad de que puedan ser interferidos pero de manera justa y
legal; y, respecto al segundo de los derechos, la misma ley es clara
cuando establece dos excepciones, siendo una de ellas que podrá
someterse a la persona a tales exámenes médicos, cuando a pesar
de que no da su consentimiento para ello...se den otras circunstan-
cias que determine la ley, y, en el caso que nos ocupa, esa otra
circunstancia que es legítima también, la constituye el principio del
Interés Superior del Niño, que garantiza al niño sus derechos, como
en este caso, el derecho que tiene de tener un nombre propio, al
apellido del padre y al de la madre y a conocer la identidad de los
mismos, de conocerlos y a ser cuidados por ellos, y que ese Interés
Superior del Niño prevalecerá por encima de otros derechos igual-
mente legítimos...además de que cuando sea necesario investigar
sobre la maternidad y paternidad, el Estado está obligado a ga-
rantizar esa investigación a los fines de la búsqueda de la verdad,
la cual debe prevalecer en todo proceso” (Destacado de la Fiscal del
Ministerio Público).
Que,  “...de la decisión dictada por el Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado
Lara, el 14 de febrero de 2007, se observa que la Juez, antes de
dictar su dispositivo, procedió a oír la opinión de los
adolescentes...así como también consideró la necesidad de equili-
brio entre los derechos y garantías de los niños y adolescentes y
sus deberes, dando cumplimiento al artículo 8 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente, que consagra el
Principio del Interés Superior del niño, como de obligatorio cum-
plimiento y de prevalencia sobre otros derechos”.
Que  “la decisión dictada por el Tribunal de Juicio está ajustada a
derecho, y la Juez no actuó con abuso de poder, toda vez que tomó
en cuenta el Principio del Interés Superior del Niño, aplicándolo
458 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

en forma adecuada y razonada respetando el resto del sistema cons-


titucional y legal...y de igual manera al dictar su fallo en la forma
en que lo hizo, dio cumplimiento a lo consagrado por el artículo 56
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al
garantizar la investigación sobre la identidad y paternidad del niño
al cual tiene derecho, como búsqueda de la verdad...”.
Por  otra  parte, señaló  que  “la formalización del recurso de apelación
ejercido por la accionante en el juicio principal sí está previsto en la
ley, específicamente en el artículo 328 de la Ley Orgánica para la
Protección del Niño y del Adolescente, el cual deberá ser formaliza-
do dentro del lapso legal que allí se establece, y en vista de que la
apelación que ella ejerció fue contra la decisión dictada por el Tri-
bunal de Primera Instancia, que ordenó la práctica de la prueba de
ADN...dicha decisión está referida a una sentencia que resolvió de-
finitivamente el asunto controvertido, conforme al artículo 327 de la
Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, como
lo era la autorización judicial para la práctica de dicha prueba, y
como sentencia definitiva que resolvió ese asunto principal, cabía la
posibilidad de ejercer el recurso de apelación como en efecto suce-
dió pero la apelante no cumplió con su deber de formalizar tal ape-
lación dentro del lapso legal preestablecido, no asistiendo la razón
a la accionante tampoco en este planteamiento...”.
Finalmente,  manifestó  que  “la presente acción de amparo debe ser
declarada SIN LUGAR y así lo solicito a esta Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia” (Destacado de la Fiscal del Minis-
terio Público).
VI
CONSIDERACIONES  PARA  DECIDIR
Observa la Sala que la acción de amparo bajo análisis se originó por la
presunta violación de los derechos constitucionales al debido proceso, a
la integridad física, psíquica y moral, a la tutela judicial efectiva, al ho-
nor, reputación, propia imagen, vida privada e intimidad familiar y a la
integridad  personal,  consagrados  en  la  Constitución  de  la  República
Bolivariana de Venezuela, ocasionada por la decisión dictada el 13 de
abril de 2007 por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil y
Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, que declaró sin
lugar la apelación interpuesta por la ahora accionante contra la senten-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 45 9

cia  dictada  el  14  de  febrero  de  2007  por  la  Juez  de  Juicio  Nº  3  del
Juzgado  de  Protección  del  Niño  y  del Adolescente  del  Estado  Lara,
mediante  la  cual  se  ordenó  la  práctica  de  la  prueba  heredobiológica
solicitada y, en consecuencia, confirmó la decisión recurrida.
En este sentido, observa la Sala que el argumento esencial expuesto por
la accionante como fundamento del presente amparo se refiere a que,
en el presente caso, la sentencia accionada impone una carga procesal
que no está prevista  en la Ley “...con su decisión de declarar desis-
tido el recurso por falta de formalización (...)  Entonces ¿si la Ley
especial (LOPNA), solo prevee (sic) la formalización del recurso en
los procedimientos contenciosos en Asuntos de Familia y Patrimo-
niales (artículo 489) y en el Procedimiento Judicial de Protección
(artículo 328) cómo es que un Juez garante de la legalidad me
coarta el derecho de recurrir de una decisión que vulnera dere-
chos constitucionales de estricto orden público, por no haber for-
malizado el recurso?”.
Sobre este particular, el Juzgado a quo efectivamente consideró que,
“...por imperativo del art.  (sic) 328 trascrito, estaba obligada a
formalizar dicho recurso en el Superior. Sin embargo, en la opor-
tunidad fijada por este tribunal para tal fin, el acto se declaró
desierto, por ausencia de dicha representación, así como de la otra
parte. En consecuencia, este Juzgado Superior se ve obligado a
desestimar el medio de impugnación ejercido contra la precitada
sentencia, por lo que dicha decisión queda definitivamente firme.
Así se decide”, en razón de lo cual confirmó el fallo apelado que había
ordenado la práctica de la prueba herodobiológica solicitada por la Fis-
cal del Ministerio Público.
Al respecto, estima la Sala que de los alegatos esgrimidos por la accio-
nante, así como del análisis de la sentencia accionada y de las actas que
cursan en autos, se desprende que la acción de amparo se fundamenta
esencialmente en la inconformidad del accionante con el criterio aplica-
do por el presunto agraviante respecto de la necesidad de que se forma-
lice el recurso de apelación ante el Juzgado Superior.
En consecuencia, es necesario señalar que del examen que hizo la Sala
de  la  mencionada  sentencia  se  observa  que  el  a quo,  al  declarar  el
desistimiento de la apelación, erró al fundamentar su decisión en una
norma que no era aplicable al procedimiento de autos, como es el ar-
460 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

tículo 328 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adoles-
cente, el cual está referido al Procedimiento Judicial de Protección. Sin
embargo, el procedimiento pertinente en estos casos, en el cual se per-
sigue determinar la filiación de un niño, prevé una disposición similar en
cuanto se refiere a la necesidad de formalizar la apelación. En efecto,
el artículo 489 eiusdem, relativo al procedimiento contencioso en asun-
tos de familia y patrimoniales establece que:
...La Corte Superior del Tribunal de Protección del Niño y del Ado-
lescente fijará, dentro de los cinco días siguientes al recibo del ex-
pediente, una oportunidad para la formalización del recurso.
El día y hora señalados, el apelante deberá formalizar oralmente
el recurso ante la Sala de Apelaciones...
En razón de lo cual estima la Sala que, independientemente de la norma
que  sirvió  de  fundamento  a  la  decisión  accionada,  el  resultado  sería
siempre el mismo, es decir, la necesaria formalización del recurso de
apelación, so pena de ser declarado desistido.
De  allí  pues,  que  en  el  caso  sub júdice,  no  se  dan  los  presupuestos
establecidos en el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Dere-
chos y Garantías Constitucionales, el cual establece que: “igualmente
procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la República,
actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o senten-
cia u ordene un acto que lesione un derecho constitucional...”.  En
este sentido, la Sala no observa que la alzada haya actuado fuera de sus
competencias, ni haya incurrido en abuso de poder o extralimitación de
sus atribuciones; tampoco se verificaron violaciones a los derechos cons-
titucionales denunciados; por lo que, en atención a las consideraciones
expuestas, esta Sala declara que la acción de amparo ejercida resulta
improcedente; y así se decide.
Sin embargo, de la revisión minuciosa de las actuaciones que integran el
expediente, la Sala evidencia que en el presente caso se cometió una
inexcusable violación al orden público constitucional, por cuanto se tra-
mitó por jurisdicción voluntaria –a través de una solicitud de autoriza-
ción judicial para la práctica de una prueba de ADN– lo que es un asunto
esencialmente contencioso, como es la determinación de la filiación de
un niño, materia esta que, de conformidad con el artículo 452 de la Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, debe tramitar-
se  a  través  del  procedimiento  contencioso  en Asuntos  de  Familias  y
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 46 1

Patrimoniales, previsto en el Capítulo  IV  de la  referida  ley especial,


normativa que atañe al orden público, en razón de lo cual no puede ser
relajada por la voluntad de los particulares, ni por los auxiliares de justi-
cia y mucho menos por los órganos jurisdiccionales.
En la perspectiva que aquí se adopta, el orden público se entiende como
un  valor  destinado  a  mantener  la  armonía  necesaria  y  básica  para  el
desarrollo e integración de la sociedad. Dada su importancia, no es con-
cebible que sobre ella existan pactos válidos de las partes, ni que los
Tribunales al resolver conflictos apliquen procedimientos diversos a los
que  la  ley prevé para  cada caso. El convenio  expreso o  tácito de  las
partes en ese sentido, al igual que la decisión judicial que trastoque el
procedimiento destinado por la ley para que se tramite un asunto parti-
cular –como sucede en el caso de autos–, constituyen infracciones cons-
titucionales. De allí que esta Sala considera que no es potestativo de los
tribunales subvertir las reglas legales con que el legislador ha revestido
la  tramitación de  los  juicios,  pues  su  estricta  observancia es  materia
íntimamente ligada al orden público.
En  atención  a  la  problemática  expuesta,  considera  la  Sala  que  casos
como éstos exigen mucha prudencia, responsabilidad y razonabilidad,
gran ponderación, un dominio impecable de las instituciones familiares,
con sus efectos y consecuencias sociales, además de un excelente ma-
nejo de los distintos institutos procesales, toda vez que las decisiones
que  se dicten  en  torno  a los  niños  y  adolescentes inciden  de  manera
decisiva en el desarrollo y formación integral de éstos.
En virtud de lo anterior, esta Sala estima que por orden público constitu-
cional se debe anular todo lo actuado en el presente caso, lo cual no
debe entenderse como una sanción, sino como una garantía y un medio
de preservación de la integridad objetiva de nuestro ordenamiento jurí-
dico; en consecuencia, se suspende la medida cautelar dictada por esta
Sala Constitucional el 23 de julio de 2007. Así se decide.
DECISIÓN
Por los razonamientos antes expuestos, este Tribunal Supremo de Justi-
cia, en Sala Constitucional, administrando justicia en nombre de la Re-
pública por autoridad de la ley, declara lo siguiente:
1. IMPROCEDENTE la acción de amparo constitucional interpuesta
por la adolescente cuya identidad se omite de conformidad con lo pre-
462 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

visto en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y
del Adolescente, asistida por la abogada Belkis Martínez Partidas, De-
fensora Primera de Protección del Niño y del Adolescente adscrita a la
Unidad de Defensa Pública del Estado Lara, contra la decisión dictada
el 13 de abril de 2007 por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mer-
cantil y Menores de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, que
declaró sin lugar la apelación interpuesta por la ahora accionante contra
la sentencia dictada el 14 de febrero de 2007 por la Juez de Juicio Nº 3
del Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente del Estado Lara.
2.- Se ANULA por orden público constitucional todo lo actuado en el
presente  caso.
3.  Se  SUSPENDE  la  medida  cautelar  dictada  por  esta  Sala  el  23  de
julio de 2007.
Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al Tribunal de origen.
Cúmplase lo ordenado.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitu-
cional del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas a los 21 días del
mes de diciembre de dos mil siete (2007). Años: 197º de la Independen-
cia y 148º de la Federación.
(...omissis...)
VOTO  CONCURRENTE
En virtud de la potestad que le confiere el Reglamento de Reuniones de
este  Alto  Tribunal,  quien  suscribe,  Magistrada  Carmen  Zuleta  de
Merchán, consigna su voto concurrente al contenido decisorio del pre-
sente fallo, en los siguientes términos:
La decisión concurrida anuló por orden público constitucional todo lo
actuado en el juicio que, en jurisdicción voluntaria, inició la Fiscalía
Décima Cuarta del Ministerio Público para practicarle a una niña y a
sus  padres  –para  entonces  ambos  adolescentes–  una  prueba  heredo-
biológica, a fin de determinar la identidad biológica de la infante, en
virtud de que la madre se negó a que se le practicara a su hija la men-
cionada prueba. En criterio de la concurrida, la determinación de la fi-
liación de un niño o de una niña es un asunto esencialmente contencioso,
y como tal debe tramitarse a través del procedimiento contencioso en
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 46 3

Asuntos de Familias y Patrimoniales, contemplado en el Capítulo IV de
la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
Para quien suscribe, pese a que comparte plenamente lo expuesto por
la mayoría sentenciadora,  las  razones  de la  anulación trascienden en
mucho a un asunto netamente procesal (jurisdicción voluntaria o con-
tenciosa), pues en el caso de autos se debaten instituciones propias de
la jurisdicción constitucional que es menester advertir para aquilatar en
casos futuros el verdadero alcance del interés superior del niño frente a
los derechos constitucionales de la madre.
Así, el supuesto padre de la niña, dudando de la paternidad, condicionó
su reconocimiento a la práctica y efectivo resultado de la prueba here-
dobiológica; condición que halló eco en la Sala de Juicio N° 3 del Tribu-
nal  de  Protección  del  Niño  y  del Adolescente  del  Estado  Lara  quien
ordenó la práctica de la mencionada prueba. En criterio de quien suscri-
be, dicha orden, librada en tales términos, invade la esfera particular de
la ciudadana Migdalia del Carmen Silva y trastoca su derecho a la inti-
midad y al libre desarrollo de la personalidad, pues, con ocasión de la
simple  contumacia  del  señalado  como  padre,  se  expone  innecesaria-
mente al ámbito  público la fase más  reservada  de la vida  privada de
cualquier individuo: sus relaciones sentimentales de pareja; las cuales ni
siquiera el Estado tiene la potestad de cuestionar o increpar.
La orden librada por el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente
del Estado Lara sólo se explica desde una concepción superada y patriar-
cal de la familia tradicional, en la cual la figura paterna era el núcleo al
cual se subordinaba antaño todo el Derecho de Familia. Hoy día, el con-
cepto de familia ha evolucionado, existiendo como tal la familia confor-
mada  por  un  solo  padre  o  una  sola  madre,  así  como  otras  formas
emergentes de familia atípica que pugnan por reconocimiento jurídico.
En el caso que se ventiló en amparo, la exigencia del “interés superior
del niño” estuvo erróneamente invocado por el Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente del Estado Lara y por el Ministerio Público,
puesto  que  la infante  fue  reconocida  por su  madre,  y  ello le  crea  un
vínculo de familia que se basta a todos los efectos jurídicos, sociales y
afectivos. De modo que someter a la madre a una prueba invasiva de su
privacidad no sólo es un exceso judicial sino también una manifestación
de una cultura patriarcal que desconoce el derecho a la libertad y a la
igualdad de la mujer.
464 CARMEN  ZULETA  DE  MERCHÁN

La novedosa Ley de Protección de las Familias, la Maternidad y la Pa-
ternidad, en respeto a la esfera de la intimidad personal, dispone que si
ordenada la prueba heredobiológica el  padre se  niega a  efectuársela,
ello constituye un indicio de la paternidad; pero ante la negativa nunca
se le puede obligar a que se la efectúe. Las mismas razones son aplica-
bles a favor de la madre, porque no puede obligarse a nadie a practicar-
se una prueba que invade la esfera de su privacidad.
El padre que duda de la paternidad del hijo está en la libertad  de no
reconocerlo sin que ello estigmatice al hijo, y sin que la madre tenga
necesidad del reconocimiento del padre para proveer a la subsistencia
familiar. Si el interés superior del niño es vital para el nuevo Estado
venezolano también lo es el respeto de la condición de mujer. De allí
que quien concurre considera que la perspectiva de género era condi-
ción  importante  para  la  solución  del  presente  asunto,  por  lo  que  era
necesario advertir, más allá del tema procesal, que imperó en el ánimo
del Juez una idea equivocada de lo qué es ser madre y cómo se compa-
gina esa condición con la dignidad de la mujer.
Queda así expuesto el criterio de la Magistrada concurrente.
(...omissis...)
VOTO  CONCURRENTE
El Magistrado que suscribe, Pedro Rafael Rondón Haaz, manifiesta su
voto concurrente con el dispositivo del presente fallo que declaró la im-
procedencia de la demanda de amparo y la anulación de las actuaciones
que se realizaron dentro de un procedimiento de jurisdicción voluntaria,
en el que se solicitó autorización para la práctica de la prueba heredobio-
lógica; sin embargo, quien concurre estima que la mayoría sentenciadora
debió establecer los efectos jurídicos que producirá la anulación de todas
las actuaciones que, por orden público, declaró la Sala.
En  efecto,  considera  este  Magistrado  que,  en  el  referido  pronuncia-
miento jurisdiccional, debió precisarse cuáles serían las consecuencias
de la anulación que se decretó, toda vez que no se señaló el estado al
cual debía reponerse la causa para que el órgano jurisdiccional compe-
tente se pronunciara respecto de la petición de autorización para la prác-
tica de la prueba heredobiológica que pidió la adolescente y de la cual,
posteriormente,  desistió; pretensión  respecto de  la  que, como  conse-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 46 5

cuencia de la anulación que se decretó, queda pendiente la correspon-
diente respuesta judicial.
En consecuencia, aprecia quien suscribe que la Sala debió ser más pre-
cisa en la parte motiva y dispositiva del fallo en lo que se refiere a las
derivaciones jurídicas de la nulidad que fue declarada.
Queda así expuesto el criterio del Magistrado concurrente.
(...)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 46 7

III PARTE
LEY ORGÁNICA SOBRE
EL DERECHO DE LAS MUJERES
A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA
468 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

S
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 46 9

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

La lucha de las mujeres en el mundo para lograr el reconocimiento de


sus derechos humanos, sociales y políticos y el respeto a su dignidad, se
ha desarrollado durante siglos y tuvo una de sus expresiones más eleva-
das en la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana en
1789. Su proponente, Olympes de Gouges, no logró que los revoluciona-
rios franceses aprobaran tal declaración, y al contrario, su iniciativa fue
una de las causas que determinaron su muerte en la guillotina.
Un gravísimo problema, contra el cual luchan en la actualidad las mu-
jeres en el planeta entero, es la violencia que se ejerce contra ellas
por el solo hecho de serlo. La violencia de género encuentra sus raí-
ces profundas en la característica patriarcal de las sociedades exis-
tentes hoy día, en las que prevalecen estructuras de subordinación y
discriminación hacia la mujer. La consolidación de estas estructuras
se ha logrado mediante el uso prevalente de un lenguaje androcentris-
ta, la conformación de conceptos y valores que descalifican sistemáti-
camente a la mujer, sus actividades y sus opiniones, la exclusión
mayoritaria de las mujeres de todas las estructuras de poder, y la es-
tructuración y transmisión de un pensamiento según el cual lo mascu-
lino es siempre superior a lo femenino. Es así como cualquier negativa
o rechazo a la autoridad masculina es vivido por el hombre agresor
como una transgresión a un orden “natural” que “justifica” la violen-
cia de su reacción en contra de la mujer. Se trata, pues, de una violen-
cia que se dirige sobre las mujeres por ser consideradas, por sus
470 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

agresores, carentes de los derechos fundamentales de libertad, respe-


to, capacidad de decisión, y sobre todo, del derecho a la vida.
Los poderes públicos no pueden ser ajenos a la violencia de género,
pues constituye uno de los ataques más flagrantes a derechos humanos
fundamentales de las mujeres como la libertad, la igualdad, la vida, la
seguridad y la no discriminación proclamados en nuestra Constitución.
La Organización de Naciones Unidas en la IV Conferencia Mundial de
1995 reconoció que la violencia contra las mujeres es un obstáculo para
lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz, y viola y menoscaba el
disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales de la
mitad de la Humanidad. Además la define ampliamente como una mani-
festación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre
mujeres y hombres. De allí que en la presente ley la violencia de género
queda delimitada claramente por el sujeto que la padece: las mujeres.
Si bien el fenómeno de la violencia contra la mujer, gracias a la acción
de las organizaciones de mujeres y de las instituciones oficiales y priva-
das que luchan contra dicho fenómeno, ha logrado una mayor visibiliza-
ción, produciéndose un cambio en la percepción pública del fenómeno,
dejando de ser un problema exclusivamente privado, es mucho lo que
aún queda por hacer para resolverlo. Más aún, ha tomado proporciones
preocupantes en el mundo, y nuestro país no es precisamente una ex-
cepción, constituyendo un problema de salud pública que alcanza cifras
alarmantes. Tres ejemplos bastan: cada 10 días muere una mujer por
violencia de género en Caracas. El Cuerpo de Investigaciones Científi-
cas, Penales y Criminalísticas, reporta aproximadamente 3.000 casos
anuales de violencia sexual, cifra que representa un porcentaje limitado
de la realidad si se toma en cuenta que sólo un 10% de los casos son
denunciados. En los últimos diez meses de 2004 se atendieron más de
8.520 mujeres víctimas de violencia intrafamiliar en las ONG’s (AVE-
SA, FUNDAM, CEM-UCV)
La importancia de este fenómeno ha hecho que la comunidad interna-
cional legisle sobre la materia, reconociendo la violencia de género como
una violación de los derechos humanos de las mujeres. La violencia de
género ha sido objeto de estudio principalmente bajo el impulso del De-
cenio de Naciones Unidas para la Mujer (1975-1985), que contribuyó
poderosamente a sacar a la luz este problema. En ese marco interna-
cional se han producido importantes convenciones y tratados que, de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 47 1

acuerdo con el artículo 23 de la Constitución de la República Bolivaria-


na de Venezuela, son hoy día ley de la República. Entre los más impor-
tantes, tenemos: la Convención sobre Eliminación de todas las formas
de Discriminación contra la Mujer de 18 de diciembre de 1979, docu-
mento jurídico de mayor autoridad en relación con los derechos huma-
nos de las mujeres. Asimismo, la Declaración de Naciones Unidas sobre
la Eliminación de la Violencia sobre la Mujer, proclamada en 1993 por la
Asamblea General con motivo de la Conferencia Mundial de los Dere-
chos Humanos, entre otras.
Y, más recientemente, es necesario señalar las Resoluciones de la IV
Conferencia Mundial sobre las Mujeres, celebrada en Pekín en 1995,
donde se obtuvo el reconocimiento de que cualquier forma de violencia
que se ejerza contra las mujeres constituye una violación de sus dere-
chos humanos.
La Unión Europea ha dado también gran importancia a este tema, dic-
tando al respecto diversas resoluciones, recomendaciones, declaracio-
nes y acciones que reconocen la necesidad de combatir este fenómeno.
Desde la Conferencia de Pekín ha crecido la sensibilidad europea en
torno al tema y se han hecho esfuerzos por unificar criterios y concer-
tar acciones para que los derechos fundamentales de las mujeres sean
reconocidos y protegidos, desarrollándose iniciativas como la del Parla-
mento europeo que en el año 1997 promovió la Campaña de Tolerancia
Cero frente a la violencia contra las mujeres.
En América Latina también se ha legislado en la materia, durante estos
últimos años Bolivia, Colombia, Perú, México (1998), Nicaragua (1996),
Panamá (1995), Paraguay, Las Bahamas y República Dominicana (1997),
han aprobado leyes o artículos de reforma a sus respectivos Códigos
Penales para sancionar la violencia contra la mujer.
En Venezuela, los movimientos de mujeres, con su accionar sistemático
y permanente en el tiempo, han obtenido logros importantes en el reco-
nocimiento de sus derechos; sin embargo, es en el año 1999, con la
aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezue-
la, cuando se obtiene el mayor logro que marca un hito en la historia de
luchas de las mujeres en nuestro país, al visibilizar a las mujeres e in-
cluir la perspectiva de género en la carta Magna. Sin embargo, ello no
es suficiente, es importante acelerar los procesos de reforma y elabora-
ción de las leyes necesarias para hacer real y efectivo ese reconoci-
miento de los derechos de las mujeres contenidos en nuestra Constitución.
472 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Es importante resaltar que la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela promueve la construcción de un Estado democrático y
social de Derecho y de Justicia que propugna como valores superiores
de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la
justicia, la igualdad y, en general, la preeminencia de los derechos hu-
manos, lo cual constituye la base fundamental para el desarrollo y ela-
boración de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia. Con esta Ley se pretende dar cumplimiento al
mandato constitucional de garantizar, por parte del Estado, el goce y
ejercicio irrenunciable e interdependiente de los derechos humanos de
las mujeres, así como su derecho al libre desenvolvimiento de la perso-
nalidad, sin más limitaciones que las derivadas del derecho de los demás
y del orden público y social. Por ello el Estado está obligado a brindar
protección frente a situaciones que constituyan amenazas, vulnerabili-
dad o riesgo para la integridad de las mujeres, sus propiedades, el dis-
frute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes, mediante el
establecimiento de las condiciones jurídicas y administrativas necesa-
rias y la adopción de medidas positivas a favor de éstas para que el
ejercicio de sus derechos y la igualdad ante la ley sea real y efectiva.
La vigente Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, aproba-
da en el año 1998, fue un paso importante en la lucha de las mujeres
venezolanas por sus reivindicaciones. Pero la complejidad del fenóme-
no social que intentó abordar superó en la práctica sus alcances. Es por
ello que desde comienzos del año 2004 la Asamblea Nacional, a través
de la Subcomisión de los Derechos de la Mujer de la Comisión Perma-
nente de Familia, Mujer y Juventud, se había venido ocupando de dar
respuesta legislativa a las carencias de la ley vigente dentro del marco
institucional de un Estado democrático y social de Derecho y de Justi-
cia, que promueve como valores superiores de su ordenamiento jurídico
y de su actuación: la vida, la justicia, la libertad y la igualdad
El recurso interpuesto por la Fiscalía General de la República, solicitan-
do la nulidad parcial de algunas de las medidas cautelares contenidas en
la Ley sobre la Violencia contra la Mujer y la Familia, produjo la movi-
lización de las organizaciones de mujeres y de diversas instituciones y la
apertura de un amplio debate que condujo finalmente a la constitución
de un equipo mixto interinstitucional (Instituto Nacional de la Mujer,
Defensoría del Pueblo y Ministerio Público) para la elaboración de un
anteproyecto de ley en la materia. Este anteproyecto fue entregado a la
Subcomisión de Derechos de la Mujer en marzo de este año y desde
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 47 3

entonces ha sido sometido a la consideración de los distintos entes del


Estado involucrados en la materia, de múltiples especialistas y de orga-
nizaciones de mujeres; y ha sido consultado ampliamente en jornadas
de parlamentarismo de calle.
Se le ha dado a esta Ley un carácter orgánico, con la finalidad de que
sus disposiciones priven sobre otras leyes, ya que desarrolla derechos
constitucionales e intenta cubrir todas las posibles situaciones en la
que se muestra esta violencia, por ello se establecen en la misma to-
das las acciones y manifestaciones de la violencia de género, tanto en
el ámbito intrafamiliar como fuera del mismo, dando paso a nuevas
definiciones como la violencia institucional, mediática, patrimonial y
laboral, entre otras, que afectan a las mujeres en diferentes espacios
de su desempeño social.
Como es hoy plenamente reconocido por especialistas y organizaciones
internacionales, la violencia de género constituye un problema estructu-
ral, de allí que se le haya dado un enfoque multidisciplinario e integral en
esta Ley, otorgando especial importancia a las medidas de sensibiliza-
ción, educación y prevención, y mejorando los mecanismos de protec-
ción a las víctimas mediante la ampliación de las medidas cautelares en
su defensa, y se prevén acciones que reduzcan los terribles efectos que
la violencia produce en las víctimas. La Ley establece medidas de sen-
sibilización e intervención en al ámbito educativo y se refuerza, con
referencia concreta al ámbito de la publicidad, una imagen que respete
la igualdad y la dignidad de las mujeres. Con tales medidas de sensibili-
zación y el establecimiento de sanciones para los que violen las normas
que en la materia aquí se establecen, se busca erradicar pautas de con-
ducta sexista que propician este tipo de violencia.
La aprobación de esta Ley contribuye a eliminar el silencio social y la
falta de acciones concretas, permitirá al sistema de justicia contar con
instrumentos legales para realizar acciones coercitivas eficaces y efi-
cientes que sancionen a los responsables de los hechos de violencia que
afectan a las mujeres que tienen que acudir al sistema de justicia, para
hacer que se respeten sus derechos a gozar de una vida libre de violen-
cia de género.
Con esta Ley se pretende crear conciencia en todos los sectores del
país sobre el grave problema que constituye para la sociedad venezola-
na que se vulneren los derechos humanos de la mitad de su población,
474 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

de allí que contemple un amplio espectro de acciones de índole preven-


tiva y educativa, a cargo de las instituciones del Poder Ejecutivo que
tienen la responsabilidad de sensibilizar a toda la población frente a este
grave problema de profundas raíces culturales, y de educar a todos sus
habitantes para la construcción de una sociedad en la que realmente se
respeten los derechos humanos de las mujeres. Igualmente, se da gran
importancia a las acciones de formación del personal que debe atender
a las víctimas de violencia de género y a los victimarios, garantizando
una atención oportuna que preserve los derechos humanos de las vícti-
mas, al igual que un tratamiento adecuado al victimario, al que se le
garantizan el derecho a la defensa y una posibilidad de reeducación en
materia de género.
Se apoya a la mujer objeto de violencia a través del reconocimiento de
derechos como el de la información, la asistencia jurídica gratuita y otros
de protección social y apoyo económico. Proporciona por tanto una res-
puesta legal integral que abarca tanto las normas procesales, creando
nuevas instancias, como normas sustantivas penales y civiles, incluyen-
do la debida formación de los y las funcionarios/as responsables de la
correcta aplicación de la ley.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 47 5

GACETA OFICIAL
AÑO CXXXIV –MES VI Caracas, lunes 23 de abril de 2007 Número 38. 668

LA ASAMBLEA NACIONAL
DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
DECRETA

Lo siguiente,

LEY ORGÁNICA SOBRE EL DERECHO DE LAS MUJERES


A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIA

CAPÍTULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Objeto
Artículo 1. La presente Ley tiene por objeto garantizar y promover el
derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, creando condicio-
nes para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando
cambios en los patrones socioculturales que sostienen la desigualdad de
género y las relaciones de poder sobre las mujeres, para favorecer la
construcción de una sociedad justa democrática, participativa, paritaria
y protagónica.
Principios rectores
Artículo 2. A través de esta Ley se articula un conjunto integral de
medidas para alcanzar los siguientes fines:
1. Garantizar a todas las mujeres, el ejercicio efectivo de sus derechos
2. Exigibles ante los órganos y entes de la Administración Públi-
ca, y asegurar un acceso rápido, transparente y eficaz a los servi-
cios establecidos al efecto.
3. Fortalecer políticas públicas de prevención de la violencia con-
tra las mujeres y de erradicación de la discriminación de género.
Para ello, se dotarán a los Poderes Públicos de instrumentos efi-
476 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

caces en el ámbito educativo, laboral, de servicios sociales, sa-


nitarios, publicitarios y mediáticos.
4. Fortalecer el marco penal y procesal vigente para asegurar
una protección integral a las mujeres víctimas de violencia desde
las instancias jurisdiccionales.
5. Coordinar los recursos presupuestarios e institucionales de los
distintos Poderes Públicos para asegurar la atención, prevención y
erradicación de los hechos de violencia contra las mujeres, así como
la sanción adecuada a los culpables de los mismos y la implementa-
ción de medidas socioeducativas que eviten su reincidencia.
6. Promover la participación y colaboración de las entidades, aso-
ciaciones y organizaciones que actúan contra la violencia hacia
las mujeres. Garantizar el principio de transversalidad de las me-
didas de sensibilización, prevención, detección, seguridad y pro-
tección, de manera que en su aplicación se tengan en cuenta los
derechos, necesidades y demandas específicas de todas las mu-
jeres víctimas de violencia de género.
7. Fomentar la especialización y la sensibilización de los colectivos
profesionales que intervienen en el proceso de información, aten-
ción y protección de las mujeres víctimas de violencia de género.
8. Garantizar los recursos económicos, profesionales, tecnológi-
cos, científicos y de cualquier otra naturaleza, que permitan la
sustentabilidad de los planes, proyectos, programas, acciones,
misiones y toda otra iniciativa orientada a la prevención, castigo y
erradicación de la violencia contra las mujeres y el ejercicio pleno
de sus derechos.
9. Establecer y fortalecer medidas de seguridad y protección, y
medidas cautelares que garanticen los derechos protegidos en la
presente Ley y la protección personal, física, emocional, laboral y
patrimonial de la mujer víctima de violencia de género.
10. Establecer un sistema integral de garantías para el ejercicio
de los derechos desarrollados en esta Ley.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 47 7

Derechos protegidos
Artículo 3. Esta Ley abarca la protección de los siguientes derechos:
1. El derecho a la vida.
2. La protección a la dignidad e integridad física, psicológica,
sexual, patrimonial y jurídica de las mujeres víctimas de violencia,
en los ámbitos público y privado.
3. La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer.
4. La protección de las mujeres particularmente vulnerables a la
violencia basada en género.
5. El derecho de las mujeres víctimas de violencia a recibir plena
información y asesoramiento adecuado a su situación personal, a
través de los servicios, organismos u oficinas que están obligadas
a crear la Administración Pública, Nacional, Estadal y Municipal.
Dicha información comprenderá las medidas contempladas en esta
Ley relativas a su protección y seguridad, y los derechos y ayu-
das previstos en la misma, así como lo referente al lugar de pres-
tación de los servicios de atención, emergencia, apoyo y
recuperación integral.
6. Los demás consagrados en la Constitución de la República Bo-
livariana de Venezuela y en todos los convenios y tratados inter-
nacionales en la materia, suscritos por la República Bolivariana
de Venezuela, tales como la Ley Aprobatoria de la Convención
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación con-
tra la Mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para Pre-
venir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belem do Pará).

CAPÍTULO II

DE LAS GARANTÍAS PARA EL EJERCICIO


DE LOS DERECHOS
De las garantías
Artículo 4. Todas las mujeres con independencia de su nacionalidad,
origen étnico, religión o cualquier otra condición o circunstancia perso-
478 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

nal, jurídica o social, dispondrán de los mecanismos necesarios para


hacer efectivos los derechos reconocidos en esta Ley:
1. La información, la asistencia social integral y la asistencia jurí-
dica a las mujeres en situación de violencia de género son respon-
sabilidad del Estado venezolano.
2. En el caso de las mujeres que pertenezcan a los grupos espe-
cialmente vulnerables, el Instituto Nacional de la Mujer, así como
los institutos regionales y municipales, debe asegurarse de que la
información que se brinde a los mismos se ofrezca en formato
accesible y comprensible, asegurándose el uso del castellano y de
los idiomas indígenas, de otras modalidades u opciones de comu-
nicación, incluidos los sistemas alternativos y aumentativos. En
fin, se articularán los medios necesarios para que las mujeres en
situación de violencia de género que por sus circunstancias per-
sonales y sociales puedan tener una mayor dificultad para el ac-
ceso integral a la información, tengan garantizado el ejercicio
efectivo de este derecho.
3. Las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a
servicios sociales de atención, de emergencia, de protección, de
apoyo y acogida, y de recuperación integral. En cada estado y
municipio se crearán dichos servicios, con cargo al presupuesto
anual. La atención que presten dichos servicios deberá ser: per-
manente, urgente, especializada y multidisciplinaria profesional-
mente y los mismos serán financiados por el Estado.
4. Los servicios enunciados en el numeral anterior actuarán coor-
dinadamente y en colaboración con los órganos de seguridad ciu-
dadana, los jueces y las juezas, los y las fiscales, los servicios
sanitarios y la Defensoría Nacional de los Derechos de la Mujer.
También tendrán derecho a la asistencia social integral a través
de estos servicios sociales los niños, niñas y adolescentes que se
encuentren bajo la potestad parental o responsabilidad de crianza
de las mujeres víctimas de violencia.
5. El ente rector de las políticas públicas dirigidas hacia las muje-
res, los institutos regionales y municipales de la mujer, así como
las otras organizaciones, asociaciones o formas comunitarias que
luchan por los derechos de las mujeres, orientarán y evaluarán los
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 47 9

planes, proyectos, programas y acciones que se ejecuten, y emiti-


rán recomendaciones para su mejora y eficacia.
6. La Defensoría del Pueblo, el Instituto Nacional de la Mujer y los
institutos estadales, metropolitanos y municipales, velarán por la
correcta aplicación de la presente Ley y de los instrumentos cón-
sonos con la misma. Corresponderá a la Defensoría Nacional de
los Derechos de la Mujer y a las defensorías estadales, metropoli-
tanas y municipales velar por el respeto y ejercicio efectivo del
derecho a la justicia de las mujeres víctimas de violencia de género
que acrediten insuficiencia de recursos para litigar, teniendo éstas
derecho a la representación judicial y extrajudicial, y a que se les
brinde el patrocinio necesario para garantizar la efectividad de los
derechos aquí consagrados. Este derecho asistirá también a los y
las causahabientes en caso de fallecimiento de la mujer agredida.
7. Los colegios de abogados y abogadas, de médicos y médicas,
de psicólogos y psicólogas, de enfermeros y enfermeras de los
distintos estados y distritos metropolitanos, deben establecer ser-
vicios gratuitos de asesoría especializada integral a las mujeres
víctimas de violencia de género.
8. La trabajadora en situación de violencia de género tendrá de-
recho a la reducción o a la reordenación de su tiempo de trabajo,
a ser movilizada geográficamente o al cambio de su centro de
trabajo. Si su estado requiriere una suspensión laboral, la misma
deberá ser acreditada con la orden de protección del juez o de la
jueza, previo informe y solicitud del Ministerio Público, bastando
la acreditación de indicios.
9. El Estado desarrollará políticas públicas dirigidas a las mujeres
víctimas de violencia que carezcan de trabajo, pudiendo ser inser-
tadas en los programas, misiones y proyectos de capacitación para
el empleo, según lo permitan las condiciones físicas y psicológi-
cas en las cuales se encuentre. Si la mujer agredida tuviera una
discapacidad reconocida oficialmente que le impida u obstaculice
el acceso al empleo, recibirá una atención especial que permita
su inserción laboral y su capacitación. Para ello se establecerán
programas, proyectos y misiones. El Estado creará exenciones
tributarias a las empresas, cooperativas y otros entes que pro-
muevan el empleo, la inserción y reinserción en el mercado labo-
480 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

ral y productivo de las mujeres víctimas de violencia de género.


10. Las mujeres víctimas de violencia de género tendrán priori-
dad para las ayudas y asistencias que cree la Administración Pú-
blica, Nacional, Estatal o Municipal.
11. Las mujeres víctimas de violencia de género tendrán prioridad
en el acceso a la vivienda, a la tierra, al crédito y a la asistencia
técnica en los planes gubernamentales.
Obligación del Estado
Artículo 5. El Estado tiene la obligación indeclinable de adoptar todas
las medidas administrativas, legislativas, judiciales y de cualquier otra
índole que sean necesarias y apropiadas para asegurar el cumplimiento
de esta Ley y garantizar los derechos humanos de las mujeres víctimas
de violencia.
Participación de la sociedad
Artículo 6. La sociedad tiene el derecho y el deber de participar de
forma protagónica para lograr la vigencia plena y efectiva de la presen-
te Ley, a través de las organizaciones comunitarias y sociales.
Educación y prevención
Artículo 7. El Estado, con la activa participación de la sociedad, debe
garantizar programas permanentes de educación y prevención sobre la
violencia de género.
Principios procesales
Artículo 8. En la aplicación e interpretación de esta Ley, deberán tener-
se en cuenta los siguientes principios y garantías procesales:
1. Gratuidad: Las solicitudes, pedimentos, demandas y demás ac-
tuaciones relativas a los asuntos a que se refiere esta Ley, así
como las copias certificadas que se expidan de las mismas se
harán en papel común y sin estampillas. Los funcionarios y las
funcionarias de los Poderes Públicos que en cualquier forma in-
tervengan, los tramitarán con toda preferencia y no podrán co-
brar emolumento ni derecho alguno.
2. Celeridad: Los órganos receptores de denuncias, auxiliares de
la administración de justicia en los términos del artículo 111 del
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 48 1

Código Orgánico Procesal Penal y los tribunales competentes,


darán preferencia al conocimiento y trámite de los hechos previs-
tos en esta Ley, sin dilación alguna, en los lapsos previstos en ella,
bajo apercibimiento de la medida administrativa que corresponda
al funcionario o a la funcionaria que haya recibido la denuncia. 3.
Inmediación: El juez o la jueza que ha de pronunciar la sentencia,
debe presenciar la audiencia y la incorporación de las pruebas de
las cuales obtiene su convencimiento, salvo en los casos que la
Ley permita la comisión judicial para la evacuación de algún me-
dio probatorio necesario para la demostración de los hechos con-
trovertidos, cuyas resultas serán debatidas en la audiencia de juicio.
Se apreciarán las pruebas que consten en el expediente debida-
mente incorporadas en la audiencia.
4. Confidencialidad: Los funcionarios y las funcionarias de los ór-
ganos receptores de denuncias, de las unidades de atención y tra-
tamiento, y de los tribunales competentes, deberán guardar la
confidencialidad de los asuntos que se sometan a su consideración.
5. Oralidad: Los procedimientos serán orales y sólo se admitirán
las formas escritas previstas en esta Ley y en el Código Orgánico
Procesal Penal.
6. Concentración: Iniciada la audiencia, ésta debe concluir en el
mismo día. Si ello no fuere posible, continuará durante el menor
número de días consecutivos.
7. Publicidad: El juicio será público, salvo que a solicitud de la mu-
jer víctima de violencia el tribunal decida que éste se celebre total o
parcialmente a puerta cerrada, debiendo informársele previa y opor-
tunamente a la mujer, que puede hacer uso de este derecho.
8. Protección de las víctimas: Las víctimas de los hechos punibles
aquí descritos tienen el derecho a acceder a los órganos especia-
lizados de justicia civil y penal de forma gratuita, expedita, sin
dilaciones indebidas o formalismos inútiles, sin menoscabo de los
derechos de las personas imputadas o acusadas. La protección
de la víctima y la reparación del daño a las que tenga derecho
serán también objetivo del procedimiento aquí previsto.
482 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Medidas de Seguridad y Protección y Medidas Cautelares


Artículo 9. Las medidas de seguridad y protección, y las medidas cau-
telares son aquellas que impone la autoridad competente señalada en
esta Ley, para salvaguardar la vida, proteger la integridad física, emo-
cional, psicológica y los bienes patrimoniales de las mujeres víctimas
de violencia.
Supremacía de esta Ley
Artículo 10. Las disposiciones de esta Ley serán de aplicación prefe-
rente por ser Ley Orgánica.
Fuero
Artículo 11. En todos los delitos previstos en esta Ley no se reconocerá
fuero especial, salvo los expresamente contenidos en la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela y leyes de la República. Preemi-
nencia del Procedimiento Especial
Preeminencia del procedimiento especial
Artículo 12. El juzgamiento de los delitos de que trata esta Ley se segui-
rá por el procedimiento especial aquí previsto, salvo el supuesto espe-
cial contenido en el parágrafo único del artículo 65, cuyo conocimiento
corresponde a los tribunales penales ordinarios.
Intervención de equipo interdisciplinario
Artículo 13. En la recepción de las denuncias y en la investigación pro-
cesal de los hechos de que trata esta Ley, se utilizará personal debida-
mente sensibilizado, concientizado y capacitado en violencia de género.
Los respectivos despachos estarán dotados de salas de espera para
personas imputadas, separadas de las destinadas para las víctimas.
CAPÍTULO III
DEFINICIÓN Y FORMAS DE VIOLENCIA
CONTRA LAS MUJERES

Definición
Artículo 14. La violencia contra las mujeres a que se refiere la presente
Ley, comprende todo acto sexista que tenga o pueda tener como resul-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 48 3

tado un daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, emocional, labo-


ral, económico o patrimonial; la coacción o la privación arbitraria de la
libertad, así como la amenaza de ejecutar tales actos, tanto si se produ-
cen en el ámbito público como en el privado.
Formas de violencia
Artículo 15. Se consideran formas de violencia de género en contra de
las mujeres, las siguientes:
1. Violencia psicológica: Es toda conducta activa u omisiva ejercida
en deshonra, descrédito o menosprecio al valor o dignidad personal,
tratos humillantes y vejatorios, vigilancia constante, aislamiento, mar-
ginalización, negligencia, abandono, celotipia, comparaciones destruc-
tivas, amenazas y actos que conllevan a las mujeres víctimas de
violencia a disminuir su autoestima, a perjudicar o perturbar su sano
desarrollo, a la depresión e incluso al suicidio.
2. Acoso u hostigamiento: Es toda conducta abusiva y especial-
mente los comportamientos, palabras, actos, gestos, escritos o
mensajes electrónicos dirigidos a perseguir, intimidar, chantajear,
apremiar, importunar y vigilar a una mujer que pueda atentar con-
tra su estabilidad emocional, dignidad, prestigio, integridad física
o psíquica, o que puedan poner en peligro su empleo, promoción,
reconocimiento en el lugar de trabajo o fuera de él.
3. Amenaza: Es el anuncio verbal o con actos de la ejecución de
un daño físico, psicológico, sexual, laboral o patrimonial con el
fin de intimidar a la mujer, tanto en el contexto doméstico como
fuera de él.
4. Violencia física: Es toda acción u omisión que directa o indirec-
tamente está dirigida a ocasionar un daño o sufrimiento físico a la
mujer, tales como: Lesiones internas o externas, heridas, hemato-
mas, quemaduras, empujones o cualquier otro maltrato que afec-
te su integridad física.
5. Violencia doméstica: Es toda conducta activa u omisiva, cons-
tante o no, de empleo de fuerza física o violencia psicológica,
intimidación, persecución o amenaza contra la mujer por parte del
cónyuge, el concubino, ex cónyuge, ex concubino, persona con
quien mantiene o mantuvo relación de afectividad, ascendientes,
descendientes, parientes colaterales, consanguíneos y afines.
484 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

6. Violencia sexual: Es toda conducta que amenace o vulnere el


derecho de la mujer a decidir voluntaria y libremente su sexuali-
dad, comprendiendo ésta no sólo el acto sexual, sino toda forma
de contacto o acceso sexual, genital o no genital, tales como ac-
tos lascivos, actos lascivos violentos, acceso carnal violento o la
violación propiamente dicha.
7. Acceso carnal violento: Es una forma de violencia sexual, en la
cual el hombre mediante violencias o amenazas, constriñe a la
cónyuge, concubina, persona con quien hace vida marital o man-
tenga unión estable de hecho o no, a un acto carnal por vía vagi-
nal, anal u oral, o introduzca objetos sea cual fuere su clase, por
alguna de estas vías.
8. Prostitución forzada: Se entiende por prostitución forzada la ac-
ción de obligar a una mujer a realizar uno o más actos de naturale-
za sexual por la fuerza o mediante la amenaza de la fuerza, o
mediante coacción como la causada por el temor a la violencia, la
intimidación, la opresión psicológica o el abuso del poder, esperan-
do obtener o haber obtenido ventajas o beneficios pecuniarios o de
otro tipo, a cambio de los actos de naturaleza sexual de la mujer.
9. Esclavitud sexual: Se entiende por esclavitud sexual la priva-
ción ilegítima de libertad de la mujer, para su venta, compra, prés-
tamo o trueque con la obligación de realizar uno o más actos de
naturaleza sexual.
10. Acoso sexual: Es la solicitud de cualquier acto o comporta-
miento de contenido sexual, para sí o para un tercero, o el procu-
rar cualquier tipo de acercamiento sexual no deseado que realice
un hombre prevaliéndose de una situación de superioridad labo-
ral, docente o análoga, o con ocasión de relaciones derivadas del
ejercicio profesional, y con la amenaza expresa o tácita de cau-
sarle a la mujer un daño relacionado con las legítimas expectati-
vas que ésta pueda tener en el ámbito de dicha relación.
11. Violencia laboral: Es la discriminación hacia la mujer en los
centros de trabajo: públicos o privados que obstaculicen su acce-
so al empleo, ascenso o estabilidad en el mismo, tales como exigir
requisitos sobre el estado civil, la edad, la apariencia física o bue-
na presencia, o la solicitud de resultados de exámenes de labora-
torios clínicos, que supeditan la contratación, ascenso o la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 48 5

permanencia de la mujer en el empleo. Constituye también discri-


minación de género en el ámbito laboral quebrantar el derecho de
igual salario por igual trabajo.
12. Violencia patrimonial y económica: Se considera violencia pa-
trimonial y económica toda conducta activa u omisiva que directa
o indirectamente, en los ámbitos público y privado, esté dirigida a
ocasionar un daño a los bienes muebles o inmuebles en menosca-
bo del patrimonio de las mujeres víctimas de violencia o a los
bienes comunes, así como la perturbación a la posesión o a la
propiedad de sus bienes, sustracción, destrucción, retención o dis-
tracción de objetos, documentos personales, bienes y valores,
derechos patrimoniales o recursos económicos destinados a sa-
tisfacer sus necesidades; limitaciones económicas encaminadas
a controlar sus ingresos; o la privación de los medios económicos
indispensables para vivir.
13. Violencia obstétrica: Se entiende por violencia obstétrica la
apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres
por personal de salud, que se expresa en un trato deshumaniza-
dor, en un abuso de medicalización y patologización de los proce-
sos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad
de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando
negativamente en la calidad de vida de las mujeres.
14. Esterilización forzada: Se entiende por esterilización forzada,
realizar o causar intencionalmente a la mujer, sin brindarle la de-
bida información, sin su consentimiento voluntario e informado y
sin que la misma haya tenido justificación, un tratamiento médico
o quirúrgico u otro acto que tenga como resultado su esteriliza-
ción o la privación de su capacidad biológica y reproductiva.
15. Violencia mediática: Se entiende por violencia mediática la
exposición, a través de cualquier medio de difusión, de la mujer,
niña o adolescente, que de manera directa o indirecta explote,
discrimine, deshonre, humille o que atente contra su dignidad con
fines económicos, sociales o de dominación.
16. Violencia institucional: Son las acciones u omisiones que rea-
lizan las autoridades, funcionarios y funcionarias, profesionales,
personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o ins-
titución pública, que tengan como fin retardar, obstaculizar o im-
486 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

pedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y


ejerzan los derechos previstos en esta Ley para asegurarles una
vida libre de violencia.
17. Violencia simbólica: Son mensajes, valores, iconos, signos
que transmiten y reproducen relaciones de dominación, desigual-
dad y discriminación en las relaciones sociales que se estable-
cen entre las personas y naturalizan la subordinación de la mujer
en la sociedad.
18. Tráfico de mujeres, niñas y adolescentes: Son todos los actos
que implican su reclutamiento o transporte dentro o entre fronte-
ras, empleando engaños, coerción o fuerza, con el propósito de
obtener un beneficio de tipo financiero u otro de orden material
de carácter ilícito.
19. Trata de mujeres, niñas y adolescentes: Es la captación, el
transporte, el traslado, la acogida o la recepción de mujeres,
niñas y adolescentes, recurriendo a la amenaza o al uso de la
fuerza o de otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al
engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o
la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el
consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre muje-
res, niñas o adolescentes, con fines de explotación, tales como
prostitución, explotación sexual, trabajos o servicios forzados,
la esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, la servidum-
bre o la extracción de órganos.

CAPÍTULO IV
DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
DE PREVENCIÓN Y ATENCIÓN

Definición y contenido

Artículo 16. Las políticas públicas de prevención y atención son el con-


junto de orientaciones y directrices dictadas por los órganos competen-
tes, a fin de guiar las acciones dirigidas a asegurar los derechos y
garantías consagrados en esta Ley.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 48 7

Programas
Artículo 17. Los programas son un conjunto articulado de acciones de-
sarrolladas por personas naturales o jurídicas de naturaleza pública o
privada, con fines de prevenir, detectar, monitorear, atender y erradicar
la violencia en contra de las mujeres.
Corresponsabilidad
Artículo 18. El Estado y la sociedad son corresponsables por la ejecu-
ción, seguimiento y control de las políticas de prevención y atención de
la violencia contra las mujeres de conformidad con esta Ley. Corres-
ponde al Instituto Nacional de la Mujer, como ente rector, formular las
políticas de prevención y atención de la violencia contra las mujeres. El
Ejecutivo Nacional dispondrá de los recursos necesarios para financiar
planes, programas, proyectos y acciones de prevención y atención de la
violencia de género, promovidos por los Consejos Comunales, las orga-
nizaciones de mujeres y otras organizaciones sociales de base.
Carácter vinculante
Artículo 19. Las políticas públicas adoptadas conforme a esta Ley tie-
nen carácter vinculante para todos los órganos de la Administración
Pública, dentro de sus respectivos ámbitos de competencia.
Clasificación de los programas
Artículo 20. Con el objeto de desarrollar políticas públicas y permitir la
ejecución de las medidas a que se refiere la presente Ley, se establecen
con carácter indicativo, los siguientes programas:
1. De prevención: para prevenir la ocurrencia de formas de vio-
lencia en contra de las mujeres, sensibilizando, formando y capa-
citando en derechos humanos e igualdad de género a la sociedad
en su conjunto.
2. De sensibilización, adiestramiento, formación y capacitación:
para satisfacer las necesidades de sensibilización y capacitación
de las personas que se dediquen a la atención de las víctimas de
violencia, así como las necesidades de adiestramiento y forma-
ción de quienes trabajen con los agresores.
3. De apoyo y orientación a las mujeres víctimas de violencia y su
familia: para informarla, apoyarla en la adopción de decisiones
488 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

asertivas y acompañamiento en el proceso de desarrollo de sus


habilidades, para superar las relaciones interpersonales de con-
trol y sumisión, actuales y futuras.
4. De abrigo: para atender a las mujeres víctimas de violencia
de género u otros integrantes de su familia que lo necesiten, en
caso de la existencia de peligro inminente o amenaza a su inte-
gridad física.
sss
5. Comunicacionales: para la difusión del derecho de la mujer a
vivir libre de violencia.
6. De orientación y atención a la persona agresora: para promo-
ver cambios culturales e incentivar valores de respeto e igualdad
entre hombres y mujeres que eviten la reincidencia de las perso-
nas agresoras.
7. Promoción y defensa: para permitir que las mujeres y los de-
más integrantes de las familias conozcan su derecho a vivir libres
de violencia y de los medios para hacer efectivo este derecho.
8. Culturales: para la formación y respeto de los valores y la cul-
tura de igualdad de género.
Atributos del Instituto Nacional de la Mujer
Artículo 21. El Instituto Nacional de la Mujer, como órgano encargado
de las políticas y programas de prevención y atención de la violencia
contra las mujeres, tendrá las siguientes atribuciones:
1. Formular, orientar, ejecutar, coordinar e instrumentar las políti-
cas públicas de prevención y atención para ser implementadas en
los diferentes órganos del Poder Público Nacional, Estadal y
Municipal, a los fines de conformar y articular el sistema integral
de protección al que se refiere esta Ley.
2. Diseñar, conjuntamente con el ministerio con competencia en
materia del interior y justicia y el Tribunal Supremo de Justicia,
planes y programas de capacitación de los funcionarios y las fun-
cionarias pertenecientes a la administración de justicia y al siste-
ma penitenciario, y demás entes que intervengan en el tratamiento
de los hechos de violencia que contempla esta Ley.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 48 9

3. Diseñar, conjuntamente con los ministerios con competencia


en materia de salud y de participación popular y desarrollo social,
planes, proyectos y programas de capacitación e información de
los funcionarios y las funcionarias que realizan actividades de
apoyo, servicios y atención médica y psicosocial para el trata-
miento adecuado de las mujeres víctimas de violencia y de sus
familiares, así como para el agresor.
4. Diseñar, conjuntamente con los ministerios con competencia
en materia de educación, deporte, de educación superior, de sa-
lud, de participación y desarrollo social, de comunicación e infor-
mación y con cualquier otro ente que tenga a su cargo funciones
educativas, planes, proyectos y programas de prevención y edu-
cación dirigidos a formar para la igualdad, exaltando los valores
de la no violencia, el respeto, la equidad de género y la prepara-
ción para la vida familiar con derechos y obligaciones comparti-
das y, en general, la igualdad entre el hombre y la mujer en la
sociedad.
5. Promover la participación activa y protagónica de las organiza-
ciones públicas y privadas dedicadas a la atención de la violencia
contra las mujeres, así como de los consejos comunales y organiza-
ciones sociales de base, en la definición y ejecución de las políticas
públicas relacionadas con la materia regulada por esta Ley.
6. Llevar un registro de las organizaciones especializadas en la
materia regulada por esta Ley, pudiendo celebrar con éstas conve-
nios para la prevención, investigación y atención integral de las
mujeres en situación de violencia y la orientación de los agresores.
7. Elaborar el proyecto de Reglamento de esta Ley.
8. Las demás que le señalan otras leyes y reglamentos.
Planes, programas y proyectos de capacitación
del Tribunal Supremo de Justicia
Artículo 22. El Tribunal Supremo de Justicia, a través de la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura y de la Escuela de la Magistratura, provee-
rá lo conducente para la ejecución de planes, programas y proyectos de
capacitación en justicia de género de los funcionarios y las funcionarias
de la administración de justicia y de todas aquellas personas que inter-
490 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

vengan en el tratamiento de los hechos que contempla esta Ley. La


sensibilización, capacitación y formación la realizará el Tribunal Supre-
mo de Justicia en coordinación con el Instituto Nacional de la Mujer,
pudiendo suscribir convenios con las áreas de estudios de las mujeres y
de género de las universidades. En los procedimientos previstos en esta
Ley, los jueces y las juezas de las distintas instancias y jerarquía, inclu-
yendo al Tribunal Supremo de Justicia, podrán solicitar la opinión de
personas expertas en justicia de género.
Planes, proyectos y programas de capacitación
por el Ministerio Público
Artículo 23. El Ministerio Público deberá ejecutar planes, proyectos y
programas especiales de formación en prevención y atención de la vio-
lencia de género, y transversalizar dichos programas con la perspectiva
de género, en consonancia con la visión de los derechos humanos que
consagra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Atribuciones de los ministerios con competencia
en materia de educación y deporte
Artículo 24. Los ministerios con competencia en materia de educación
y deporte deberán incorporar en los planes, proyectos y programas de
estudio, en todos sus niveles y modalidades, contenidos, dirigidos a trans-
mitir a los alumnos y alumnas, al profesorado y personal administrativo,
los valores de la igualdad de género, el respeto, la mutua tolerancia, la
autoestima, la comprensión, la solución pacífica de los conflictos y la
preparación para la vida familiar y ciudadana, con derechos y obligacio-
nes domésticas compartidas entre hombres y mujeres y, en general, la
igualdad de condiciones entre los hombres y mujeres, niños, niñas y
adolescentes. Asimismo, los ministerios con competencia en materia de
educación y deporte, tomarán las medidas necesarias para excluir de
los planes de estudio, textos y materiales de apoyo, todos aquellos este-
reotipos, criterios o valores que expresen cualquier tipo de discrimina-
ción o violencia en contra de las mujeres.
Atribuciones del ministerio con competencia
en materia de educación superior
Artículo 25. El ministerio con competencia en materia de educación
superior, desarrollará acciones para transversalizar los pensa con la
perspectiva de género y tomará las medidas necesarias para eliminar
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 49 1

de los planes de estudio, textos, títulos otorgados, documentos oficiales


y materiales de apoyo utilizados en las universidades, todos aquellos
estereotipos, criterios o valores que expresen cualquier forma de discri-
minación. Así mismo, tomará las medidas necesarias para que las uni-
versidades incluyan en sus programas de pregrado y postgrado materias
que aborden el tema de la violencia basada en género y promoverá el
desarrollo de líneas de investigación en la materia.
Atribuciones del ministerio con competencia
en materia del interior y justicia
Artículo 26. El ministerio con competencia en materia del interior y jus-
ticia proveerá lo conducente para la ejecución de los planes y progra-
mas de capacitación de los funcionarios y las funcionarias directamente
involucrados e involucradas en la aplicación de la presente Ley. Dichos
planes y programas deberán formularse y realizarse en coordinación
con el Instituto Nacional de la Mujer y deben garantizar el adecuado
trato y asistencia a las mujeres víctimas de violencia. Igualmente con-
templará en sus planes, programas especiales para la atención y orien-
tación de las personas agresoras. Establecerá además programas
dirigidos a garantizar a las mujeres privadas de libertad el ejercicio de
los derechos previstos en esta Ley.
Atribuciones del ministerio con competencia en materia de salud
Artículo 27. El ministerio con competencia en materia de salud ejecuta-
rá los planes de capacitación e información, conjuntamente con el Insti-
tuto Nacional de la Mujer, para que el personal de salud que ejerce
actividades de apoyo, de servicios y atención médica y psicosocial, ac-
túe adecuadamente en la atención, investigación y prevención de los
hechos previstos en esta Ley.
Programas de prevención en medios de difusión masiva
Artículo 28. El ministerio con competencia en materia de infraestructu-
ra y el Consejo Nacional de Telecomunicaciones, de conformidad con la
Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, supervisarán la
efectiva inclusión de mensajes y programas destinados a prevenir y eli-
minar la violencia contra las mujeres en las programaciones de los me-
dios de difusión masiva. A tal efecto, podrá establecer a las emisoras
radiales y televisivas un tiempo mínimo gratuito para la transmisión de
492 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

mensajes en contra de la violencia basada en género y de promoción de


valores de igualdad entre los sexos.
Obligaciones de estados y municipios
Artículo 29. Los estados y municipios, conforme a esta Ley, deberán
coordinar con el Instituto Nacional de la Mujer y con los institutos re-
gionales y municipales, las políticas, planes y programas a ejecutar para
el desarrollo de las funciones de prevención y atención de la violencia
contra la mujer en sus respectivas jurisdicciones. Unidades de preven-
ción, atención y tratamiento
Artículo 30. El Ejecutivo Nacional, a través del órgano rector, coordina-
rá con los órganos estadales y municipales el establecimiento de unida-
des especializadas de prevención de la violencia, así como centros de
atención y tratamiento de las mujeres víctimas. Igualmente desarrolla-
rán unidades de orientación que cooperarán con los órganos jurisdiccio-
nales para el seguimiento y control de las medidas que le sean impuestas
a las personas agresoras.
Atribuciones del Instituto Nacional de Estadística
Artículo 31. El Instituto Nacional de Estadística, conjuntamente con el
Instituto Nacional de la Mujer, coordinará con los organismos de los
Poderes Públicos, los censos, estadísticas y cualquier otro estudio, per-
manente o no, que permita recoger datos desagregados de la violencia
contra las mujeres en el territorio nacional.
Casas de abrigo
Artículo 32. El Ejecutivo Nacional, Estadal y Municipal, con el fin de
hacer más efectiva la protección de las mujeres en situación de violen-
cia, con la asistencia, asesoría y capacitación del Instituto Nacional de
la Mujer y de los institutos regionales y municipales de la mujer, crearán
en cada una de sus dependencias casas de abrigo destinadas al alber-
gue de las mismas, en los casos en que la permanencia en el domicilio o
residencia implique amenaza inminente a su integridad.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 49 3

CAPÍTULO V
DE LAS MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA
Atención a las mujeres víctimas de violencia
Artículo 33. Los órganos receptores de denuncias deberán otorgar a
las mujeres víctimas de los hechos de violencia previstos en esta Ley,
un trato digno de respeto y apoyo acorde a su condición de afectada,
procurando facilitar al máximo su participación en los trámites en que
deba intervenir.
En consecuencia, deberán:
1. Asesorar a las mujeres víctimas de violencia sobre la importan-
cia de preservar las evidencias.
2. Proveer a las mujeres agredidas información sobre los dere-
chos que esta Ley le confiere y sobre los servicios gubernamen-
tales o no gubernamentales disponibles para su atención y
tratamiento.
3. Elaborar un informe de aquellas circunstancias que sirvan
al esclarecimiento de los hechos, el cual deberá acompañar a
la denuncia.
4. Cualquier otra información que los órganos receptores consi-
deren importante señalarle a la mujer en situación de violencia
para su protección.
Derechos laborales
Artículo 34. Las trabajadoras o funcionarias víctimas de violencia ten-
drán derecho, en los términos previstos en las leyes respectivas, a la
reducción o a la reordenación de su tiempo de trabajo, a la movilidad
geográfica, al cambio de centro de trabajo, a la suspensión de la rela-
ción laboral con reserva de puesto de trabajo y a la excedencia en los
términos que se determinen.
Parágrafo Único. Las ausencias totales o parciales al trabajo motivadas
por la condición física o psicológica derivada de la violencia de género
sufridas por las trabajadoras o funcionarias, se considerarán justificadas
cuando así lo determinen los centros de atención de salud públicos o pri-
vados, en los términos previstos en la legislación respectiva.
494 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Certificado Médico
Artículo 35. A los fines de acreditar el estado físico de la mujer vícti-
ma de violencia, ésta podrá presentar un certificado médico expedido
por profesionales de la salud que presten servicios en cualquier insti-
tución pública. De no ser posible, el certificado médico podrá ser ex-
pedido por una institución privada; en ambos casos, el mismo deberá
ser conformado por un experto o una experta forense, previa solicitud
del Ministerio Público.
Atención jurídica gratuita
Artículo 36. En aquellos casos en que la víctima careciere de asistencia
jurídica, podrá solicitar al juez o jueza competente la designación de un
profesional o una profesional del derecho, quien la orientará debida-
mente y ejercerá la defensa de sus derechos desde los actos iniciales de
la investigación. A tales efectos, el tribunal hará la selección de los abo-
gados o las abogadas existentes, provenientes de la Defensoría Nacio-
nal de los Derechos de la Mujer, de las defensorías estadales y
municipales, de los colegios de abogados y abogadas de cada jurisdic-
ción o de cualquier organización pública o privada dedicada a la defensa
de los derechos establecidos en esta Ley.
Intervención en el procedimiento
Artículo 37. La persona agraviada, la Defensoría Nacional de los Dere-
chos de la Mujer y las organizaciones sociales a que se refiere el nume-
ral seis del artículo 70 de esta Ley, podrán intervenir en el procedimiento
aunque no se hayan constituido como querellantes.
De la solicitud de copias simples y certificadas
Artículo 38. La mujer víctima de violencia podrá solicitar ante cual-
quier instancia copia simple o certificada de todas las actuaciones
contenidas en la causa que se instruya por uno de los delitos tipifica-
dos en esta Ley, las que se le otorgarán en forma expedita, salvo el
supuesto de reserva de las actuaciones a que se refiere el Código
Orgánico Procesal Penal.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 49 5

CAPÍTULO VI
DE LOS DELITOS
Violencia psicológica
Artículo 39. Quien mediante tratos humillantes y vejatorios, ofensas, ais-
lamiento, vigilancia permanente, comparaciones destructivas o amenazas
genéricas constantes, atente contra la estabilidad emocional o psíquica de
la mujer, será sancionado con prisión de seis a dieciocho meses.
Acoso u hostigamiento
Artículo 40. La persona que mediante comportamientos, expresiones
verbales o escritas, o mensajes electrónicos ejecute actos de intimida-
ción, chantaje, acoso u hostigamiento que atenten contra la estabilidad
emocional, laboral, económica, familiar o educativa de la mujer, será
sancionado con prisión de ocho a veinte meses.
Amenaza
Artículo 41. La persona que mediante expresiones verbales, escritos
o mensajes electrónicos amenace a una mujer con causarle un daño
grave y probable de carácter físico, psicológico, sexual, laboral o pa-
trimonial, será sancionado con prisión de diez a veintidós meses. Si la
amenaza o acto de violencia se realizare en el domicilio o residencia
de la mujer objeto de violencia, la pena se incrementará de un tercio a
la mitad. Si el autor del delito fuere un funcionario público pertene-
ciente a algún cuerpo policial o militar, la pena se incrementará en la
mitad. Si el hecho se cometiere con armas blancas o de fuego, la pri-
sión será de dos a cuatro años.
Violencia física
Artículo 42. El que mediante el empleo de la fuerza física cause un daño
o sufrimiento físico a una mujer, hematomas, cachetadas, empujones o
lesiones de carácter leve o levísimo, será sancionado con prisión de seis
a dieciocho meses. Si en la ejecución del delito, la víctima sufriere lesio-
nes graves o gravísimas, según lo dispuesto en el Código Penal, se apli-
cará la pena que corresponda por la lesión infringida prevista en dicho
Código, más un incremento de un tercio a la mitad. Si los actos de vio-
lencia a que se refiere el presente artículo ocurren en el ámbito domés-
tico, siendo el autor el cónyuge, concubino, ex cónyuge, ex concubino,
496 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

persona con quien mantenga relación de afectividad, aun sin conviven-


cia, ascendiente, descendiente, pariente colateral, consanguíneo o afín
de la víctima, la pena se incrementará de un tercio a la mitad. La com-
petencia para conocer el delito de lesiones conforme lo previsto en este
artículo corresponderá a los tribunales de violencia contra la mujer, se-
gún el procedimiento especial previsto en esta Ley.
Violencia Sexual
Artículo 43. Quien mediante el empleo de violencias o amenazas cons-
triña a una mujer a acceder a un contacto sexual no deseado que com-
prenda penetración por vía vaginal, anal u oral, aun mediante la
introducción de objetos de cualquier clase por alguna de estas vías, será
sancionado con prisión de diez a quince años. Si el autor del delito es el
cónyuge, concubino, ex conyuge, ex concubino, persona con quien la
víctima mantiene o mantuvo relación de afectividad, aun sin conviven-
cia, la pena se incrementará de un cuarto a un tercio. El mismo incre-
mento de pena se aplicará en los supuestos que el autor sea el
ascendiente, descendiente, pariente colateral, consanguíneo o afín de la
víctima. Si el hecho se ejecuta en perjuicio de una niña o adolescente, la
pena será de quince a veinte años de prisión. Si la víctima resultare ser
una niña o adolescente, hija de la mujer con quien el autor mantiene una
relación en condición de cónyuge, concubino, ex cónyuge, ex concubi-
no, persona con quien mantiene o mantuvo relación de afectividad, aún
sin convivencia, la pena se incrementará de un cuarto a un tercio.
Acto carnal con víctima especialmente vulnerable
Artículo 44. Incurre en el delito previsto en el artículo anterior y será
sancionado con pena de quince a veinte años de prisión, quien ejecute el
acto carnal, aun sin violencias o amenazas, en los siguientes supuestos:
1. En perjuicio de mujer vulnerable, en razón de su edad o en todo
caso con edad inferior a trece años.
2. Cuando el autor se haya prevalido de su relación de superiori-
dad o parentesco con la víctima, cuya edad sea inferior a los die-
ciséis años.
3. En el caso que la víctima se encuentre detenida o condenada y
haya sido confiada a la custodia del agresor.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 49 7

4. Cuando se tratare de una víctima con discapacidad física o


mental o haya sido privada de la capacidad de discernir por el
suministro de fármacos o sustancias psicotrópicas.
Actos lascivos
Artículo 45. Quien mediante el empleo de violencias o amenazas y sin la
intención de cometer el delito a que se refiere el artículo 43, constriña a
una mujer a acceder a un contacto sexual no deseado, afectando su
derecho a decidir libremente su sexualidad, será sancionado con prisión
de uno a cinco años. Si el hecho se ejecuta en perjuicio de una niña o
adolescente, la pena será de dos a seis años de prisión. En la misma
pena incurrirá quien ejecute los actos lascivos en perjuicio de la niña o
adolescente, aun sin violencias ni amenazas, prevaliéndose de su rela-
ción de autoridad o parentesco.
Prostitución forzada
Artículo 46. Quien mediante el uso de la fuerza física, la amenaza de
violencia, la coacción psicológica o el abuso de poder, obligue a una
mujer a realizar uno o más actos de naturaleza sexual con el objeto de
obtener a cambio ventajas de carácter pecuniario o de otra índole, en
beneficio propio o de un tercero, será sancionado con pena de diez a
quince años de prisión.
Esclavitud sexual
Artículo 47. Quien prive ilegítimamente de su libertad a una mujer con
fines de explotarla sexualmente mediante la compra, venta, préstamo,
trueque u otra negociación análoga, obligándola a realizar uno o más
actos de naturaleza sexual, será sancionado con pena de quince a vein-
te años de prisión.
Acoso sexual
Artículo 48. El que solicitare a una mujer un acto o comportamiento de
contenido sexual para sí o para un tercero o procurare un acercamiento
sexual no deseado, prevaliéndose de una situación de superioridad labo-
ral o docente o con ocasión de relaciones derivadas del ejercicio profe-
sional, con la amenaza de causarle un daño relacionado con las legítimas
expectativas que pueda tener en el ámbito de dicha relación, será san-
cionado con prisión de uno a tres años.
498 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Violencia laboral
Artículo 49. La persona que mediante el establecimiento de requisitos
referidos a sexo, edad, apariencia física, estado civil, condición de ma-
dre o no, sometimiento a exámenes de laboratorio o de otra índole para
descartar estado de embarazo, obstaculice o condicione el acceso, as-
censo o la estabilidad en el empleo de las mujeres, será sancionado con
multa de cien (100 U.T.) a mil unidades tributarias (1.000 U.T.), según
la gravedad del hecho.
Si se trata de una política de empleo de una institución pública o empre-
sa del Estado, la sanción se impondrá a la máxima autoridad de la mis-
ma. En el supuesto de empresas privadas, franquicias o empresas
transnacionales, la sanción se impondrá a quien ejerza la máxima repre-
sentación en el país. La misma sanción se aplicará cuando mediante
prácticas administrativas, engañosas o fraudulentas se afecte el dere-
cho al salario legal y justo de la trabajadora o el derecho a igual salario
por igual trabajo.
Violencia patrimonial y económica
Artículo 50. El cónyuge separado legalmente o el concubino en situa-
ción de separación de hecho debidamente comprobada, que sustraiga,
deteriore, destruya, distraiga, retenga, ordene el bloqueo de cuentas
bancarias o realice actos capaces de afectar la comunidad de bienes o
el patrimonio propio de la mujer, será sancionado con prisión de uno a
tres años. La misma pena se aplicará en el supuesto de que no exista
separación de derecho, pero el autor haya sido sometido a la medida de
protección de salida del hogar por un órgano receptor de denuncia o a
una medida cautelar similar por el Tribunal de Control, Audiencia y
Medidas competente. En el caso de que los actos a que se refiere el
presente artículo estén dirigidos intencionalmente a privar a la mujer de
los medios económicos indispensables para su subsistencia, o impedirle
satisfacer sus necesidades y las del núcleo familiar, la pena se incre-
mentará de un tercio a la mitad. Si el autor del delito a que se refiere el
presente artículo, sin ser cónyuge ni concubino, mantiene o mantuvo
relación de afectividad con la mujer, aun sin convivencia, la pena será
de seis a doce meses de prisión. En los supuestos a que se refiere el
presente artículo podrán celebrarse acuerdos reparatorios según lo dis-
puesto en el Código Orgánico Procesal Penal.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 49 9

Violencia obstétrica
Artículo 51. Se considerarán actos constitutivos de violencia obstétrica
los ejecutados por el personal de salud, consistentes en:
1. No atender oportuna y eficazmente las emergencias obstétricas.
2. Obligar a la mujer a parir en posición supina y con las piernas
levantadas, existiendo los medios necesarios para la realización
del parto vertical.
3. Obstaculizar el apego precoz del niño o niña con su madre, sin
causa médica justificada, negándole la posibilidad de cargarlo o
cargarla y amamantarlo o amamantarla inmediatamente al nacer.
4. Alterar el proceso natural del parto de bajo riesgo, mediante el
uso de técnicas de aceleración, sin obtener el consentimiento vo-
luntario, expreso e informado de la mujer.
5. Practicar el parto por vía de cesárea, existiendo condiciones
para el parto natural, sin obtener el consentimiento voluntario,
expreso e informado de la mujer.
En tales supuestos, el tribunal impondrá al responsable o la responsa-
ble, una multa de doscientas cincuenta (250 U.T.) a quinientas unida-
des tributarias (500 U.T.), debiendo remitir copia certificada de la
sentencia condenatoria definitivamente firme al respectivo colegio pro-
fesional o institución gremial, a los fines del procedimiento disciplina-
rio que corresponda.
Esterilización forzada
Artículo 52. Quien intencionalmente prive a la mujer de su capacidad
reproductiva, sin brindarle la debida información, ni obtener su consen-
timiento expreso, voluntario e informado, no existiendo razón médica o
quirúrgica debidamente comprobada que lo justifique, será sancionado
o sancionada con pena de prisión de dos a cinco años.
El tribunal sentenciador remitirá copia de la decisión condenatoria defi-
nitivamente firme al colegio profesional o institución gremial, a los fines
del procedimiento disciplinario que corresponda.
500 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Ofensa pública por razones de género


Artículo 53. El o la profesional de la comunicación o que sin serlo, ejer-
za cualquier oficio relacionado con esa disciplina, y en el ejercicio de
ese oficio u ocupación, ofenda, injurie, denigre de una mujer por razo-
nes de género a través de un medio de comunicación, deberá indemni-
zar a la mujer víctima de violencia con el pago de una suma no menor a
doscientas (200 U.T.) ni mayor de quinientas unidades tributarias (500
U.T.) y hacer públicas sus disculpas por el mismo medio utilizado para
hacer la ofensa y con la misma extensión de tiempo y espacio.
Violencia institucional
Artículo 54. Quien en el ejercicio de la función pública, independiente-
mente de su rango, retarde, obstaculice, deniegue la debida atención o
impida que la mujer acceda al derecho a la oportuna respuesta en la
institución a la cual ésta acude, a los fines de gestionar algún trámite
relacionado con los derechos que garantiza la presente Ley, será san-
cionado con multa de cincuenta (50 U.T.) a ciento cincuenta unidades
tributarias (150 U.T.).
El tribunal competente remitirá copia certificada de la sentencia conde-
natoria definitivamente firme al órgano de adscripción del o la culpable,
a los fines del procedimiento disciplinario que corresponda.
Tráfico ilícito de mujeres, niñas y adolescentes
Artículo 55. Quien promueva, favorezca, facilite o ejecute la entrada o
salida ilegal del país de mujeres, niñas o adolescentes, empleando enga-
ños, coerción o fuerza con el fin de obtener un beneficio ilícito para sí o
para un tercero, será sancionado o sancionada con pena de diez a quin-
ce años de prisión.
Trata de mujeres, niñas y adolescentes
Artículo 56. Quien promueva, favorezca, facilite o ejecute la captación,
transporte, la acogida o la recepción de mujeres, niñas o adolescentes,
mediante violencias, amenazas, engaño, rapto, coacción u otro medio
fraudulento, con fines de explotación sexual, prostitución, trabajos for-
zados, esclavitud, adopción irregular o extracción de órganos, será san-
cionado con prisión de quince a veinte años.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 50 1

Obligación de aviso
Artículo 57. El personal de salud que atienda a las mujeres víctimas de
los hechos de violencia previstos en esta Ley, deberá dar aviso a cua-
lesquiera de los organismos indicados en el artículo 71 de la misma, en
el término de las veinticuatro horas siguientes por cualquier medio le-
galmente reconocido.
Este plazo se extenderá a cuarenta y ocho horas, en el caso que no se pueda
acceder a alguno de estos órganos por dificultades de comunicación.
El incumplimiento de esta obligación se sancionará con multa de cin-
cuenta (50 U.T.) a cien unidades tributarias (100 U.T.), por el tribunal a
quien corresponda el conocimiento de la causa.
Obligación de tramitar debidamente la denuncia
Artículo 58. Serán sancionados o sancionadas con la multa prevista en el
artículo anterior, los funcionarios y funcionarias de los organismos a que
se refiere el artículo 71 de esta Ley, que no tramitaren debidamente la
denuncia dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a su recepción.
En virtud de la gravedad de los hechos podrá imponerse como sanción,
la destitución del funcionario o la funcionaria.
Obligación de implementar correctivos
Artículo 59. Toda autoridad jerárquica en centros de empleo, de educa-
ción o de cualquier otra índole, que en conocimiento de hechos de acoso
sexual por parte de las personas que estén bajo su responsabilidad, no
ejecute acciones adecuadas para corregir la situación y prevenir su repe-
tición, será sancionada con multa de cincuenta (50 U.T.) a cien unidades
tributarias (100 U.T.). El órgano jurisdiccional especializado competente
estimará, a los efectos de la imposición de la multa, la gravedad de los
hechos y la diligencia que se ponga en la corrección de los mismos.
Reincidencia
Artículo 60. Se considerará que hay reincidencia cuando después de
una sentencia condenatoria definitivamente firme, o luego de haberse
extinguido la condena, el agresor cometiere un nuevo hecho punible de
los previstos en esta Ley.
502 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

CAPÍTULO VII

DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Indemnización
Artículo 61. Todos los hechos de violencia previstos en esta Ley aca-
rrearán el pago de una indemnización por parte del agresor a las muje-
res víctimas de violencia o a sus herederos y herederas en caso de que
la mujer haya fallecido como resultado de esos delitos, el monto de di-
cha indemnización habrá de ser fijado por el órgano jurisdiccional espe-
cializado competente, sin perjuicio de la obligación del agresor de pagar
el tratamiento médico o psicológico que necesitare la víctima.
Reparación
Artículo 62. Quien resultare condenado por los hechos punibles previstos
en esta Ley, que haya ocasionado daños patrimoniales en los bienes mue-
bles e inmuebles de las mujeres víctimas de violencia, estará obligado a
repararlos con pago de los deterioros que hayan sufrido, los cuales serán
determinados por el órgano jurisdiccional especializado competente.
Cuando no sea posible su reparación, se indemnizará su pérdida pagán-
dose el valor de mercado de dichos bienes.
Indemnización por acoso sexual
Artículo 63. Quien resultare responsable de acoso sexual deberá in-
demnizar a la mujer víctima de violencia en los términos siguientes:
1. Por una suma igual al doble del monto de los daños que el acto
haya causado a la persona acosada en su acceso al empleo o
posición que aspire, ascenso o desempeño de sus actividades.
2. Por una suma no menor de cien (100 U.T.) ni mayor de qui-
nientas unidades tributarias (500 U.T.), en aquellos casos en que
no se puedan determinar daños pecuniarios. Cuando la indemni-
zación no pudiere ser satisfecha por el condenado motivado por
estado de insolvencia debidamente acreditada, el tribunal de eje-
cución competente podrá hacer la conversión en trabajo comuni-
tario a razón de un día de trabajo por cada unidad tributaria.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 50 3

CAPÍTULO VIII

DISPOSICIONES COMUNES

Supletoriedad y complementariedad de normas


Artículo 64. Se aplicarán supletoriamente las disposiciones del Código
Penal y Código Orgánico Procesal Penal, en cuanto no se opongan a las
aquí previstas.
En los casos de homicidio intencional en todas sus calificaciones, tipifi-
cados en el Código Penal y el supuesto especial a que se refiere el
parágrafo único del artículo 65 de la presente Ley, la competencia co-
rresponde a los tribunales penales ordinarios conforme al procedimiento
establecido en el Código Orgánico Procesal Penal. Sin embargo, los
tribunales aplicarán las circunstancias agravantes aquí previstas cuan-
do sean procedentes y, en general, observarán los principios y propósi-
tos de la presente Ley.
Circunstancias agravantes
Artículo 65. Serán circunstancias agravantes de los delitos previstos en
esta Ley, las que se detallan a continuación, dando lugar a un incremen-
to de la pena de un tercio a la mitad:
1. Penetrar en la residencia de la mujer agredida o en el lugar
donde ésta habite, cuando la relación conyugal o marital de la
mujer víctima de violencia con el acusado se encuentre en situa-
ción de separación de hecho o de derecho, o cuando el matrimo-
nio haya sido disuelto mediante sentencia firme.
2. Penetrar en la residencia de la mujer víctima de violencia o en
el lugar donde ésta habite, valiéndose del vínculo de consanguini-
dad o de afinidad.
3. Ejecutarlo con armas, objetos o instrumentos.
4. Ejecutarlo en perjuicio de una mujer embarazada.
5. Ejecutarlo en gavilla o con grupo de personas.
6. Si el autor del delito fuere un funcionario público en ejercicio
de sus funciones.
504 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

7. Perpetrarlo en perjuicio de personas especialmente vulnera-


bles, con discapacidad física o mental.
8. Que el acusado haya sido sancionado con sentencia definitiva-
mente firme por la comisión de alguno de los delitos previstos en
esta Ley.
9. Transmitir dolosamente a la mujer víctima de violencia infec-
ciones o enfermedades que pongan en riesgo su salud.
10. Realizar acciones que priven a la víctima de la capacidad de
discernir a consecuencia del empleo de medios fraudulentos o
sustancias narcóticas o excitantes.
Parágrafo Único: En los casos de homicidio intencional en todas sus
calificaciones, tipificados en el Código Penal, cuando el autor sea el
cónyuge, ex cónyuge, concubino, ex concubino, persona con quien la
víctima mantuvo vida marital, unión estable de hecho o relación de afec-
tividad, con o sin convivencia, la pena a imponer será de veintiocho a
treinta años de presidio.
Penas accesorias
Artículo 66. En la sentencia condenatoria se establecerán expresamente
las penas accesorias que sean aplicables en cada caso, de acuerdo con la
naturaleza de los hechos objeto de condena. Son penas accesorias:
1. La interdicción civil durante el tiempo de la condena en los
casos de penas de presidio.
2. La inhabilitación política mientras dure la pena.
3. La sujeción a la vigilancia de la autoridad por una quinta parte
del tiempo de la condena, desde que ésta termine, la cual se cum-
plirá ante la primera autoridad civil del municipio donde reside.
4. La privación definitiva del derecho a la tenencia y porte de
armas, sin perjuicio que su profesión, cargo u oficio sea policial,
militar o de seguridad.
5. La suspensión o separación temporal del cargo o ejercicio de la
profesión, cuando el delito se hubiese cometido en ejercicio de
sus funciones o con ocasión de éstas, debiendo remitirse copia
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 50 5

certificada de la sentencia al expediente administrativo laboral y


al colegio gremial correspondiente, si fuera el caso.
Programas de orientación
Artículo 67. Quienes resulten culpables de hechos de violencia en con-
tra de las mujeres deberán participar obligatoriamente en programas de
orientación, atención y prevención dirigidos a modificar sus conductas
violentas y evitar la reincidencia. La sentencia condenatoria establece-
rá la modalidad y duración, conforme los límites de la pena impuesta.
Trabajo comunitario
Artículo 68. Si la pena a imponer no excede de dieciocho meses de
prisión y la persona condenada no es reincidente, el órgano jurisdic-
cional en funciones de ejecución, podrá sustituir la misma por trabajo
o servicio comunitario, entendiéndose como tal, aquellas tareas de in-
terés general que la persona debe realizar en forma gratuita, por un
período que no podrá ser menor al de la sanción impuesta, cuya regu-
laridad podrá establecer el tribunal sin afectar la asistencia de la per-
sona a su jornada normal de trabajo o estudio. Las tareas a que se
refiere este artículo deberán ser asignadas según las aptitudes ocupa-
cionales de la persona que cumple la condena, en servicios comunita-
rios públicos, privados o mixtos.
Si la persona condenada no cumple con el trabajo comunitario, el Tri-
bunal de Ejecución, previa audiencia con las partes, podrá ordenar el
cumplimiento de la pena impuesta en la sentencia condenatoria. La
ausencia de la mujer víctima de violencia en dicha audiencia no impe-
dirá su realización.
Lugar de cumplimiento de la sanción
Artículo 69. Los responsables por hechos de violencia cumplirán la san-
ción en el sitio de reclusión que designe el tribunal, el cual debe disponer
de las condiciones adecuadas para el desarrollo de los programas de
tratamiento y orientación previstos en esta Ley.
506 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

CAPÍTULO IX
DEL INICIO DEL PROCESO
Sección Primera: De la Denuncia
Legitimación para denunciar
Artículo 70. Los delitos a que se refiere esta Ley podrán ser denuncia-
dos por:
1. La mujer agredida.
2. Los parientes consanguíneos o afines.
3. El personal de la salud de instituciones públicas y privadas que
tuviere conocimiento de los casos de violencia previstos en esta Ley.
4. Las defensorías de los derechos de la mujer a nivel nacional,
metropolitano, estadal y municipal, adscritas a los institutos nacio-
nales, metropolitanos, regionales y municipales, respectivamente.
5. Los Consejos Comunales y otras organizaciones sociales.
6. Las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres.
7. Cualquier otra persona o institución que tuviere conocimiento
de los hechos punibles previstos en esta Ley.
Órganos receptores de denuncia
Artículo 71. La denuncia a que se refiere el artículo anterior podrá ser
formulada en forma oral o escrita, con o sin la asistencia de un abogado
o abogada, ante cualesquiera de los siguientes organismos:
1. Ministerio Público.
2. Juzgados de Paz.
3. Prefecturas y jefaturas civiles.
4. División de Protección en materia de niño, niña, adolescente,
mujer y familia del cuerpo de investigación con competencia en
la materia.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 50 7

5. Órganos de policía.
6. Unidades de comando fronterizas.
7. Tribunales de municipios en localidades donde no existan los
órganos anteriormente nombrados.
8. Cualquier otro que se le atribuya esta competencia.
Cada uno de los órganos anteriormente señalados deberá crear
oficinas con personal especializado para la recepción de denun-
cias de los hechos de violencia a que se refiere esta Ley.
Parágrafo Único: Los pueblos y comunidades indígenas constituirán
órganos receptores de denuncia, integrados por las autoridades legíti-
mas de acuerdo con sus costumbres y tradiciones, sin perjuicio de que
la mujer agredida pueda acudir a los otros órganos indicados en el pre-
sente artículo.
Obligaciones del órgano receptor de la denuncia
Artículo 72. El órgano receptor de la denuncia deberá:
1. Recibir la denuncia, la cual podrá ser presentada en forma oral
o escrita.
2. Ordenar las diligencias necesarias y urgentes, entre otras, la
práctica de los exámenes médicos correspondientes a la mujer
agredida en los centros de salud pública o privada de la localidad.
3. Impartir orientación oportuna a la mujer en situación de violen-
cia de género.
4. Ordenar la comparecencia obligatoria del presunto agresor, a los
fines de la declaración correspondiente y demás diligencias nece-
sarias que permitan el esclarecimiento de los hechos denunciados.
5. Imponer las medidas de protección y de seguridad pertinentes
establecidas en esta Ley.
6. Formar el respectivo expediente.
7. Elaborar un informe de aquellas circunstancias que sirvan al
esclarecimiento de los hechos, el cual deberá acompañar a la de-
508 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

nuncia, anexando cualquier otro dato o documento que sea nece-


sario a juicio del órgano receptor de la denuncia.
8. Remitir el expediente al Ministerio Público.
Contenido del expediente
Artículo 73. El expediente que se forme habrá de contar con una no-
menclatura consecutiva y deberá estar debidamente sellado y foliado,
debiendo además contener:
1. Acta de denuncia en la que se explique la forma en que ocu-
rrieron los hechos de violencia, haciendo mención expresa del
lugar, hora y fecha en que fue agredida la persona denunciante,
así como la fecha y hora en que interpone la denuncia.
2. Datos de identidad de la persona señalada como agresora y su
vínculo con la mujer víctima de violencia.
3. Información sobre hechos de violencia que le hayan sido atri-
buidos al presunto agresor, especificando si fuere posible, la fe-
cha en que ocurrieron, y si hubo denuncia formal ante un órgano
receptor competente.
4. Constancia del estado de los bienes muebles o inmuebles afec-
tados de propiedad de la mujer víctima, cuando se trate de violen-
cia patrimonial.
5. Boleta de notificación al presunto agresor.
6. Constancias de cada uno de los actos celebrados, pudiendo ser
esto corroborado mediante las actas levantadas a tales efectos,
debidamente firmadas por las partes y el funcionario o la funcio-
naria del órgano receptor.
7. Constancia de remisión de la mujer agredida al examen médi-
co pertinente.
8. Resultado de las experticias, exámenes o evaluaciones practi-
cadas a la mujer víctima de violencia y al presunto agresor.
9. Especificación de las medidas de protección de la mujer vícti-
ma de violencia con su debida fundamentación.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 50 9

Responsabilidad del funcionario


receptor o de la funcionaria receptora
Artículo 74. El funcionario o la funcionaria que actúe como órgano
receptor iniciará y sustanciará el expediente, aun si faltare alguno de
los recaudos, y responderá por su omisión o negligencia, civil, penal y
administrativamente, según los casos, sin que les sirvan de excusa
órdenes superiores.
Sección Segunda: De la Investigación
Objeto
Artículo 75. La investigación tiene por objeto hacer constar la comisión
de un hecho punible, las circunstancias que incidan en su calificación, la
recolección y preservación de las evidencias relacionadas con su per-
petración, la identificación del presunto autor u autores del delito y los
elementos que fundamentan su culpabilidad.
Competencia
Artículo 76. El o la Fiscal del Ministerio Público especializado o espe-
cializada dirigirá la investigación en casos de hechos punibles y será
auxiliado o auxiliada por los cuerpos policiales. De la apertura de la
investigación se notificará de inmediato al Tribunal de Violencia contra
la Mujer en Funciones de Control, Audiencia y Medidas.
Alcance
Artículo 77. El Ministerio Público debe investigar y hacer constar tanto
los hechos y circunstancias útiles para el ejercicio de la acción, como
aquellos que favorezcan a la defensa del imputado o imputada.
Derechos del imputado
Artículo 78. Durante la investigación, el imputado tendrá los derechos
establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Vene-
zuela, el Código Orgánico Procesal Penal y la presente Ley.
Lapso para la investigación
Artículo 79. El Ministerio Público dará término a la investigación en un
plazo que no excederá de cuatro meses. Si la complejidad del caso lo
510 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

amerita, el Ministerio Público podrá solicitar fundadamente ante el Tri-


bunal de Violencia Contra la Mujer con funciones de Control, Audiencia
y Medidas, competente, con al menos diez días de antelación al venci-
miento de dicho lapso, una prórroga que no podrá ser menor de quince
ni mayor de noventa días.
El Tribunal decidirá, mediante auto razonado, dentro de los tres días
hábiles siguientes a la solicitud fiscal.
La decisión que acuerde o niegue la prórroga podrá ser apelada en un
solo efecto.
Parágrafo Único: En el supuesto de que el Tribunal de Control, Audiencia
y Medidas haya decretado la privación de libertad en contra del imputado e
imputada, el Ministerio Público presentará el acto conclusivo correspon-
diente dentro de los treinta días siguientes a la decisión judicial.
Este lapso podrá ser prorrogado por un máximo de quince días, previa
solicitud fiscal debidamente fundada y presentada con al menos cinco
días de anticipación a su vencimiento. El juez o la jueza decidirá lo pro-
cedente dentro de los tres días siguientes. Vencido el lapso sin que el o
la fiscal presente el correspondiente acto conclusivo, el Tribunal acor-
dará la libertad del imputado o imputada e impondrá una medida caute-
lar sustitutiva o alguna de las medidas de protección y seguridad a que
se refiere la presente Ley.
Libertad de Prueba
Artículo 80. Salvo prohibición de la ley, las partes pueden promover
todas las pruebas conducentes al mejor esclarecimiento de los hechos,
las cuales serán valoradas según la sana crítica, observando las reglas
de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencia.
La prueba de careo sólo podrá realizarse a petición de la víctima.
Juzgados de Control, Audiencia y Medidas
Artículo 81. Los Juzgados de violencia contra la mujer en funciones de
Control, Audiencia y Medidas son los competentes para autorizar y reali-
zar pruebas anticipadas, acordar medidas de coerción personal, resolver
incidencias, excepciones y peticiones de las partes durante esta fase y
velar por el cumplimiento de los derechos y garantías previstos en la Cons-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 51 1

titución de la República Bolivariana de Venezuela, el Código Orgánico


Procesal Penal, la presente Ley y el ordenamiento jurídico en general.
Sección Tercera: De la querella
Querella
Artículo 82. Podrán promover querella las mujeres víctimas de violen-
cia de cualesquiera de los hechos señalados en esta Ley, o sus familia-
res hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, cuando
ésta se encuentre legal o físicamente imposibilitada de ejercerla.
Formalidad
Artículo 83. La querella se presentará por escrito ante el Tribunal de
Violencia contra la Mujer en funciones de Control, Audiencia y Medidas.
Contenido
Artículo 84. La querella contendrá:
1. El nombre, apellido, edad, estado, profesión, domicilio o resi-
dencia de la persona querellante, y sus relaciones de parentesco
con la persona querellada.
2. El nombre, apellido, edad, domicilio o residencia de la persona
querellada.
3. El delito que se le imputa, el lugar, día y hora aproximada de su
perpetración.
4. Una relación especificada de todas las circunstancias esencia-
les del hecho.
Diligencias del Querellante
Artículo 85. La persona querellante podrá solicitar a el o a la fiscal las
diligencias que estime necesarias para la investigación de los hechos.
Incidencias de la Querella
Artículo 86. La admisibilidad, rechazo, oposición, desistimiento y demás
incidencias relacionadas con la querella se tramitarán conforme a lo
dispuesto en el Código Orgánico Procesal Penal.
512 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Sección Cuarta: De las Medidas de Protección y de Seguridad


Medidas de protección y de seguridad
Artículo 87. Las medidas de protección y de seguridad son de naturale-
za preventiva para proteger a la mujer agredida en su integridad física,
psicológica, sexual y patrimonial, y de toda acción que viole o amenace
a los derechos contemplados en esta Ley, evitando así nuevos actos de
violencia y serán de aplicación inmediata por los órganos receptores de
denuncias. En consecuencia, éstas serán:
1. Referir a las mujeres agredidas que así lo requieran, a los
centros especializados para que reciban la respectiva orienta-
ción y atención.
2. Tramitar el ingreso de las mujeres víctimas de violencia, así
como de sus hijos e hijas que requieran protección a las casas de
abrigo de que trata el artículo 32 de esta Ley. En los casos en que
la permanencia en su domicilio o residencia implique amenaza
inminente o violación de derechos previstos en esta Ley. La esta-
día en las casas de abrigo tendrá carácter temporal.
3. Ordenar la salida del presunto agresor de la residencia común,
independientemente de su titularidad, si la convivencia implica un
riesgo para la seguridad integral: física, psíquica, patrimonial o la
libertad sexual de la mujer, impidiéndole que retire los enseres de
uso de la familia, autorizándolo a llevar sólo sus efectos persona-
les, instrumentos y herramientas de trabajo. En caso de que el
denunciado se negase a cumplir con la medida, el órgano recep-
tor solicitará al Tribunal competente la confirmación y ejecución
de la misma, con el auxilio de la fuerza pública.
4. Reintegrar al domicilio a las mujeres víctimas de violencia, dis-
poniendo la salida simultánea del presunto agresor, cuando se tra-
te de una vivienda común, procediendo conforme a lo establecido
en el numeral anterior.
5. Prohibir o restringir al presunto agresor el acercamiento a la
mujer agredida; en consecuencia, imponer al presunto agresor la
prohibición de acercarse al lugar de trabajo, de estudio y residen-
cia de la mujer agredida.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 51 3

6. Prohibir que el presunto agresor, por sí mismo o por terceras


personas, no realice actos de persecución, intimidación o acoso a
la mujer agredida o algún integrante de su familia.
7. Solicitar al órgano jurisdiccional competente la medida de arres-
to transitorio.
8. Ordenar el apostamiento policial en el sitio de residencia de la
mujer agredida por el tiempo que se considere conveniente.
9. Retener las armas blancas o de fuego y el permiso de porte,
independientemente de la profesión u oficio del presunto agresor,
procediendo a la remisión inmediata al órgano competente para la
práctica de las experticias que correspondan.
10. Solicitar al órgano con competencia en la materia de otorga-
miento de porte de armas, la suspensión del permiso de porte cuan-
do exista una amenaza para la integridad de la víctima.
11. Imponer al presunto agresor la obligación de proporcionar a la
mujer víctima de violencia el sustento necesario para garantizar
su subsistencia, en caso de que ésta no disponga de medios eco-
nómicos para ello y exista una relación de dependencia con el
presunto agresor. Esta obligación no debe confundirse con la obli-
gación alimentaria que corresponde a los niños, niñas y adoles-
centes, y cuyo conocimiento compete al Tribunal de Protección.
12. Solicitar ante el juez o la jueza competente la suspensión del
régimen de visitas al presunto agresor a la residencia donde la
mujer víctima esté albergada junto con sus hijos o hijas.
13. Cualquier otra medida necesaria para la protección de todos
los derechos de las mujeres víctimas de violencia y cualquiera de
los integrantes de la familia.
Subsistencia de las Medidas de Protección y de Seguridad
Artículo 88. En todo caso, las medidas de protección subsistirán durante
el proceso y podrán ser sustituidas, modificadas, confirmadas o revoca-
das por el órgano jurisdiccional competente, bien de oficio o a solicitud
de parte. La sustitución, modificación, confirmación o revocación de las
medidas de protección procederá en caso de existir elementos probato-
rios que determinen su necesidad.
514 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Aplicación preferente de las medidas de seguridad y protección


y de las medidas cautelares
Artículo 89. Las medidas de seguridad y protección y las medidas cau-
telares establecidas en la presente Ley, serán de aplicación preferente
a las establecidas en otras disposiciones legales, sin perjuicio que el juez
o la jueza competente, de oficio, a petición fiscal o a solicitud de la
víctima, estime la necesidad de imponer alguna de las medidas cautela-
res sustitutivas previstas en el Código Orgánico Procesal Penal con la
finalidad de garantizar el sometimiento del imputado o acusado al pro-
ceso seguido en su contra.
Trámite en caso de necesidad y urgencia
Artículo 90. El órgano receptor, en casos de necesidad y urgencia, podrá
solicitar directamente al Tribunal de Violencia contra la Mujer en Funcio-
nes de Control, Audiencia y Medidas la respectiva orden de arresto.
La resolución que ordena el arresto será siempre fundada. El tribunal
deberá decidir dentro de las veinticuatro horas siguientes a la solicitud.
Disposiciones Comunes sobre las Medidas
de Protección y Seguridad
Artículo 91. El Tribunal de Violencia contra la Mujer en funciones de
Control, Audiencia y Medidas, podrá:
1. Sustituir, modificar, confirmar o revocar las medidas de protec-
ción impuestas por el órgano receptor.
2. Acordar aquellas medidas solicitadas por la mujer víctima de
violencia o el Ministerio Público.
3. Imponer cualquier otra medida de las previstas en los artículos
87 y 92, de acuerdo con las circunstancias que el caso presente.
Parágrafo Primero: Si la urgencia del caso lo amerita no será requi-
sito para imponer la medida, el resultado del examen médico corres-
pondiente, pudiendo subsanarse con cualquier otro medio probatorio
que resulte idóneo, incluyendo la presencia de la mujer víctima de vio-
lencia en la audiencia.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 51 5

Medidas cautelares
Artículo 92. El Ministerio Público podrá solicitar al Tribunal de Violen-
cia contra la Mujer en funciones de Control, Audiencia y Medidas, o en
funciones de juicio, si fuere el caso, las siguientes medidas cautelares:
1. Arresto transitorio del agresor hasta por cuarenta y ocho horas
que se cumplirá en el establecimiento que el tribunal acuerde.
2. Orden de prohibición de salida del país del presunto agresor,
cuyo término lo fijará el tribunal, de acuerdo con la gravedad de
los hechos.
3. Prohibición de enajenar y gravar bienes de la comunidad con-
yugal o concubinaria, hasta un cincuenta por ciento (50%).
4. Prohibición para el presunto agresor de residir en el mismo
municipio donde la mujer víctima de violencia haya establecido su
nueva residencia, cuando existan evidencias de persecución por
parte de éste.
5. Allanamiento del lugar donde se cometieron los hechos de
violencia.
6. Fijar una obligación alimentaria a favor de la mujer víctima de
violencia, previa evaluación socioeconómica de ambas partes.
7. Imponer al presunto agresor la obligación de asistir a un centro
especializado en materia de violencia de género.
8. Cualquier otra medida necesaria para la protección personal,
física, psicológica y patrimonial de la mujer víctima de violencia.
Sección Quinta: De la Aprehensión en flagrancia
Definición y forma de proceder
Artículo 93. Se tendrá como flagrante todo delito previsto en esta Ley
que se esté cometiendo o el que acaba de cometerse. También se ten-
drá como flagrante aquél por el cual el agresor sea perseguido por la
autoridad policial, por la mujer agredida, por un particular o por el cla-
mor público, o cuando se produzcan solicitudes de ayuda a servicios
especializados de atención a la violencia contra las mujeres, realizadas
a través de llamadas telefónicas, correos electrónicos o fax, que permi-
516 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

tan establecer su comisión de manera inequívoca, o en el que se sor-


prenda a poco de haberse cometido el hecho, en el mismo lugar o cerca
del lugar donde se cometió, con armas, instrumentos u objetos que de
alguna manera hagan presumir con fundamento que él es el autor.
En estos casos, toda autoridad deberá y cualquier particular podrá,
aprehender al agresor. Cuando la aprehensión la realizare un particu-
lar, deberá entregarlo inmediatamente a la autoridad más cercana,
quien en todo caso lo pondrá a disposición del Ministerio Público den-
tro de un lapso que no excederá de doce horas a partir del momento
de la aprehensión.
Se entenderá que el hecho se acaba de cometer cuando la víctima u
otra persona que haya tenido conocimiento del hecho, acuda dentro de
las veinticuatro horas siguientes a la comisión del hecho punible al órga-
no receptor y exponga los hechos de violencia relacionados con esta
Ley. En este supuesto, conocida la comisión del hecho punible el órgano
receptor o la autoridad que tenga conocimiento, deberá dirigirse en un
lapso que no debe exceder de las doce horas, hasta el lugar donde ocu-
rrieron los hechos, recabará los elementos que acreditan su comisión y
verificados los supuestos a que se refiere el presente artículo, procede-
rá a la aprehensión del presunto agresor, quien será puesto a la disposi-
ción del Ministerio Público, según el párrafo anterior.
El Ministerio Público, en un término que no excederá de las cuarenta y
ocho horas contadas a partir de la aprehensión del presunto agresor, lo
deberá presentar ante el Tribunal de Violencia Contra la Mujer en Fun-
ciones de Control, Audiencia y Medidas, el cual, en audiencia con las
partes y la víctima, si ésta estuviere presente, resolverá si mantiene la
privación de libertad o la sustituye por otra menos gravosa.
La decisión deberá ser debidamente fundada y observará los supuestos
de procedencia para la privación de libertad contenidos en el Código
Orgánico Procesal Penal, ajustados a la naturaleza de los delitos conte-
nidos en la presente Ley, según el hecho de que se trate y atendiendo a
los objetivos de protección de las víctimas, sin menoscabo de los dere-
chos del presunto agresor.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 51 7

Sección Sexta: Del Procedimiento Especial


Trámite
Artículo 94. El juzgamiento de los delitos de que trata esta Ley se seguirá
por el procedimiento especial aquí estipulado, aun en los supuestos de
flagrancia previstos en el artículo anterior, con la salvedad consagrada en
el parágrafo único del artículo 79, para el supuesto en que haya sido de-
cretada medida privativa de libertad en contra del presunto agresor.
Formas de inicio del procedimiento
Artículo 95. La investigación de un hecho que constituya uno de los
delitos previstos en esta Ley, se iniciará de oficio, por denuncia oral,
escrita o mediante querella interpuesta por ante el órgano jurisdiccio-
nal competente.
Todos estos delitos son de acción pública; sin embargo, para el inicio de
la investigación en los supuestos a que se refieren los artículos 39, 40,
41, 48, 49 y 53 se requiere la denuncia del hecho por las personas o
instituciones legitimadas para formularla.
Investigación del Ministerio Público
Artículo 96. Cuando el Ministerio Público tuviere conocimiento de la
comisión de un hecho punible de los previstos en esta Ley, sin pérdida
de tiempo ordenará el inicio de la investigación y dispondrá que se prac-
tiquen todas las diligencias necesarias que correspondan para demos-
trar la comisión del hecho punible, así como la responsabilidad penal de
las personas señaladas como autores o partícipes, imponiendo inmedia-
tamente las medidas de protección y seguridad que el caso amerite.
Del inicio ante otro órgano receptor
Artículo 97. Cuando la denuncia o averiguación de oficio es conocida
por un órgano receptor distinto al Ministerio Público, éste procederá a
dictar las medidas de protección y seguridad que el caso amerite y a
notificar de inmediato a el o a la Fiscal del Ministerio Público corres-
pondiente, para que dicte la orden de inicio de la investigación, practica-
rá todas las diligencias necesarias que correspondan para acreditar la
comisión del hecho punible, así como los exámenes médicos psicofísi-
cos pertinentes a la mujer víctima de violencia.
518 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Remisión al Ministerio Público


Artículo 98. Dictadas las medidas de protección y seguridad, así como
practicadas todas las diligencias necesarias y urgentes, las cuales no
podrán exceder de quince días continuos, el órgano receptor deberá
remitir las actuaciones al Ministerio Público, para que continúe la in-
vestigación.
Violación de derechos y garantías constitucionales
Artículo 99. Cuando una de las partes no estuviere conforme con la
medida dictada por el órgano receptor, podrá solicitar ante el Tribunal
de Violencia contra la Mujer en funciones de Control, Audiencia y Me-
didas, su revisión, el cual requerirá las actuaciones al Ministerio Público
o al órgano receptor correspondiente, si fuera el caso.
Si recibidas por el o la Fiscal del Ministerio Público, las actuaciones
procedentes de otro órgano receptor, éste observare violación de de-
rechos y garantías constitucionales, procederá de inmediato a solicitar
motivadamente su revisión ante el juez o jueza de Control, Audiencia y
Medidas; para ello remitirá las actuaciones originales, dejando en el
Despacho Fiscal copia simple de las mismas para continuar con la
investigación.
Revisión y decisión de las medidas
Artículo 100. Dentro de los tres días de despacho siguientes a la recep-
ción de las actuaciones, el juez o jueza de Control, Audiencia y Medidas
revisará las medidas, y mediante auto motivado se pronunciará modifi-
cando, sustituyendo, confirmando o revocando las mismas.
Remisión de las actuaciones
Artículo 101. Al siguiente día de publicada la decisión a que se refiere el
artículo anterior, el Tribunal de Control, Audiencia y Medidas remitirá las
actuaciones originales al Ministerio Público o al órgano receptor corres-
pondiente si fuera el caso, para que continúe con el procedimiento.
Fin de la investigación
Artículo 102. Concluida la investigación, conforme a lo previsto en el ar-
tículo 79 o el supuesto especial previsto en el artículo 103 de esta Ley, el
Ministerio Público procederá a dictar el acto conclusivo correspondiente.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 51 9

Prórroga extraordinaria por omisión fiscal


Artículo 103. Si vencidos todos los plazos, el o la Fiscal del Ministerio
Público no dictare el acto conclusivo correspondiente, el juez o la jueza
de Control, Audiencia y Medidas notificará dicha omisión a el o la Fiscal
Superior, quien dentro de los dos días siguientes deberá comisionar un
nuevo o una nueva Fiscal para que presente las conclusiones de la in-
vestigación en un lapso que no excederá de diez días continuos conta-
dos a partir de la notificación de la comisión, sin perjuicio de las sanciones
civiles, penales y administrativas que sean aplicables a el o a la Fiscal
omisivo u omisiva.
Transcurrida la prórroga extraordinaria a que se refiere el presente ar-
tículo, sin actuación por parte del Ministerio Público, el Tribunal de Con-
trol, Audiencia y Medidas decretará el archivo judicial, conforme a lo
dispuesto en el Código Orgánico Procesal Penal.
De la audiencia preliminar
Artículo 104. Presentada la acusación ante el Tribunal de Violencia Con-
tra la Mujer en Funciones de Control, Audiencia y Medidas, éste fijará la
audiencia para oír a las partes, dentro de los diez días hábiles siguientes.
Antes del vencimiento de dicho plazo, las partes procederán a ofrecer
las pruebas que serán evacuadas en la audiencia de juicio oral y oponer
las excepciones que estimen procedentes. El tribunal se pronunciará en
la audiencia.
En este acto el imputado podrá admitir los hechos, pero la pena a impo-
nerse sólo podrá rebajarse en un tercio.
Finalizada la audiencia, el juez o la jueza expondrá fundadamente su
decisión respecto a los planteamientos de las partes. En caso de admitir
la acusación, dictará el auto de apertura a juicio y remitirá las actuacio-
nes al tribunal de juicio que corresponda.
El auto de apertura a juicio será inapelable.
Sección Séptima: Del Juicio Oral
Del juicio oral
Artículo 105. Recibidas las actuaciones, el Tribunal de Juicio fijará la
fecha para la celebración de la audiencia oral y pública, en un plazo que
no podrá ser menor de diez días hábiles ni mayor de veinte.
520 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

De la audiencia de juicio oral


Artículo 106. En la Audiencia de Juicio actuará sólo un juez o jueza
profesional. El debate será oral y público, pudiendo el juez o jueza
decidir efectuarlo, total o parcialmente a puerta cerrada, previa solici-
tud de la víctima. El juez o la jueza deberá informar a la víctima de
este derecho antes del inicio del acto. La audiencia se desarrollará en
un solo día; si no fuere posible, continuará en el menor número de días
hábiles consecutivos.
Se podrá suspender por un plazo máximo de cinco días, sólo en los ca-
sos siguientes:
1. Por causa de fuerza mayor.
2. Por falta de intérprete.
3. Cuando el defensor o la defensora o el Ministerio Público lo
soliciten en razón de la ampliación de la acusación.
4. Para resolver cuestiones incidentales o la práctica de algún
acto fuera de la sala de audiencia.
5. Cualquier otro motivo que sea considerado relevante por el
tribunal.
De la decisión
Artículo 107. Finalizado el debate se levantará acta de todo lo aconteci-
do, la cual será leída a viva voz y firmada por los o las intervinientes.
El juez o la jueza pasará a sentenciar en la sala destinada a tal efecto, a
la cual no tendrán acceso en ningún momento las partes. La sentencia
será dictada el mismo día, procediéndose a su lectura y quedando así
notificadas las partes. El documento original se archivará. Las partes
podrán solicitar copia de la sentencia.
En caso que no sea posible la redacción de la sentencia en el mismo día,
el juez o la jueza expondrá a las partes los fundamentos de la misma y
leerá la parte dispositiva.
La publicación se realizará dentro de los cinco días hábiles siguientes al
pronunciamiento de la dispositiva.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 52 1

Del recurso de apelación


Artículo 108. Contra la sentencia dictada en la audiencia oral se inter-
pondrá recurso de apelación ante el tribunal que la dictó y podrá ser
ejercido dentro de los tres días hábiles siguientes a la fecha de la publi-
cación del texto íntegro del fallo.
Formalidades
Artículo 109. El recurso sólo podrá fundarse en:
1. Violación de normas relativas a la oralidad, inmediación y con-
centración del juicio.
2. Falta, contradicción o ilogicidad manifiesta en la motivación de la
sentencia, o cuando ésta se funde en prueba obtenida ilegalmente o
incorporada con violación a los principios de la audiencia oral.
3. Quebrantamiento u omisión de formas sustanciales de los ac-
tos que causen indefensión.
4. Incurrir en violación de la ley por inobservancia o errónea apli-
cación de una norma jurídica.
Contestación del recurso
Artículo 110. Presentado el recurso, las otras partes lo contestarán den-
tro de los tres días hábiles siguientes al vencimiento del lapso para su
interposición. Al vencimiento de este plazo, el tribunal remitirá las ac-
tuaciones a la Corte de Apelaciones para que ésta decida.
De la Corte de Apelaciones
Artículo 111. Recibidas las actuaciones, la Corte de Apelaciones tendrá
un lapso de tres días hábiles siguientes a la fecha de su recibo para deci-
dir sobre la admisibilidad del recurso. Admitido éste, fijará una audiencia
oral que debe realizarse dentro de un plazo no menor de tres días hábiles
ni mayor de cinco, contados a partir de la fecha de la admisión.
De la audiencia
Artículo 112. En la audiencia los jueces o las juezas podrán interrogar a
las partes; resolverán motivadamente con las pruebas que se promue-
van y sean útiles y pertinentes. Al concluir la audiencia deberán dictar
522 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

el pronunciamiento correspondiente. Cuando la complejidad del caso lo


amerite, podrán decidir dentro de los cinco días hábiles siguientes.
Casación
Artículo 113. El ejercicio del Recurso de Casación se regirá por lo dis-
puesto en el Código Orgánico Procesal Penal.
Sección Octava: De los Órganos Jurisdiccionales
y del Ministerio Público
Atribuciones de los y las Fiscales del Ministerio Público
Artículo 114. Son atribuciones de los y las Fiscales del Ministerio Públi-
co especializados en violencia contra las mujeres:
1. Ejercer la acción penal correspondiente.
2. Velar por el cumplimiento de las disposiciones previstas en esta Ley.
3. Investigar los hechos que se tipifican como delitos en esta Ley.
4. Solicitar y aportar pruebas y participar en su producción.
5. Dirigir y supervisar el cumplimiento de las funciones de la Po-
licía de Investigación.
6. Solicitar fundadamente al órgano jurisdiccional las medidas cau-
telares pertinentes.
7. Solicitar al órgano jurisdiccional la sustitución, modificación,
confirmación o revocación de las medidas de protección dictadas
por los órganos receptores o de las medidas cautelares que hu-
biere dictado.
8. Solicitar fundadamente al órgano jurisdiccional el decomiso
definitivo del arma incautada por el órgano receptor. En los casos
en que resultare procedente, solicitará también la prohibición del
porte de armas.
9. Reunir los elementos de convicción conducentes a la elabora-
ción del acto conclusivo, en cuyos trámites se observarán las nor-
mas dispuestas en el Código Orgánico Procesal Penal.
10. Cualquier otra actuación prevista en el ordenamiento jurídico.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 52 3

Jurisdicción
Artículo 115. Corresponde a los tribunales de violencia contra la mujer
y a la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, el ejer-
cicio de la jurisdicción para la resolución de los asuntos sometidos a su
decisión, conforme a lo establecido en esta Ley, las leyes de organiza-
ción judicial y la reglamentación interna.
Creación de los tribunales de violencia contra la mujer
Artículo 116. Se crean los tribunales de violencia contra la mujer que
tendrán su sede en Caracas y en cada capital de estado, además de las
localidades que determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la
Dirección Ejecutiva de la Magistratura.
Constitución de los tribunales de violencia contra la mujer
Artículo 117. Los tribunales de violencia contra la mujer se organizarán
en circuitos judiciales, de acuerdo con lo que determine la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura, la cual podrá crear más de un circuito
judicial en una misma circunscripción, cuando por razones de servicio
sea necesario. Su organización y funcionamiento se regirán por las dis-
posiciones establecidas en esta Ley, en las leyes orgánicas correspon-
dientes y en el Reglamento Interno de los Circuitos Judiciales.
En cada circuito judicial los tribunales de violencia contra la mujer esta-
rán constituidos en primera instancia por jueces y juezas de control,
audiencia y medidas; jueces y juezas de juicio y jueces y juezas de eje-
cución. En segunda instancia lo conforman las Cortes de Apelaciones.
Competencia
Artículo 118. Los tribunales de violencia contra la mujer conocerán en
el orden penal de los delitos previstos en esta Ley, así como del delito de
lesiones en todas sus calificaciones tipificadas en el Código Penal en los
supuestos establecidos en el artículo 42 de la presente Ley y conforme
al procedimiento especial aquí establecido.
En el orden civil, conocerán de todos aquellos asuntos de naturaleza
patrimonial.
524 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Casación
Artículo 119. La Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justi-
cia conocerá del Recurso de Casación.
Sección Novena: De los Servicios Auxiliares
Servicios auxiliares
Artículo 120. Los tribunales de violencia contra la mujer contarán con:
1. Equipos multidisciplinarios o la asignación presupuestaria para
la contratación de los mismos.
2. Una sala de trabajo para el equipo multidisciplinario.
3. Una sala de citaciones y notificaciones.
Objetivos del equipo interdisciplinario
Artículo 121. Cada Tribunal de Violencia Contra la Mujer debe contar
con un equipo multidisciplinario que se organizará como servicio auxi-
liar de carácter independiente e imparcial, para brindar al ejercicio de la
función jurisdiccional experticia bio-psico-social-legal de forma cole-
giada e interdisciplinaria. Este equipo estará integrado por profesiona-
les de la medicina, de la psiquiatría, de la educación, de la psicología, de
trabajo social, de derecho, de criminología y de otras profesiones con
experticia en la materia. En las zonas en que sea necesario, se contará
con expertos o expertas interculturales bilingües en idiomas indígenas.
Atribuciones del equipo interdisciplinario
Artículo 122. Son atribuciones de los equipos interdisciplinarios de los
tribunales de violencia contra la mujer:
1. Emitir opinión, mediante informes técnicos integrales sobre la
procedencia de proteger a la mujer víctima de violencia, a través
de medidas cautelares específicas.
2. Intervenir como expertos independientes e imparciales del Sis-
tema de Justicia en los procedimientos judiciales, realizando ex-
perticias mediante informes técnicos integrales.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 52 5

3. Brindar asesoría integral a las personas a quienes se dicten


medidas cautelares.
4. Asesorar al juez o a la jueza en la obtención y estimación de la
opinión o testimonio de los niños, niñas y adolescentes, según su
edad y grado de madurez.
5. Auxiliar a los tribunales de violencia contra la mujer en la eje-
cución de las decisiones judiciales.
6. Las demás que establezca la ley.
Dotación
Artículo 123. Los tribunales de violencia contra la mujer deben ser do-
tados de las instalaciones, equipo y personal necesario para el cumpli-
miento de sus funciones; entre otras áreas, deben contar con:
1. Un espacio dirigido especialmente a la atención de la mujer
agredida, separado del destinado a la persona agresora.
2. Un espacio y dotación apropiada para la realización de las fun-
ciones del equipo interdisciplinario.
Parágrafo Único: El ministerio con competencia en materia del inte-
rior y justicia creará en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Pe-
nales y Criminalísticas, una unidad médico-forense conformada por
expertos para la atención de los casos de mujeres víctimas de violen-
cia que emitirán los informes y experticias correspondientes en forma
oportuna y expedita.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
PRIMERA. Hasta tanto sean creados los tribunales especializados en
materia de violencia contra la mujer, el Tribunal Supremo de Justicia
proveerá lo conducente para que las funciones de éstos sean cumplidas
por los tribunales penales en funciones de control, juicio y ejecución
ordinarios a los cuales se les conferirá competencia exclusiva en mate-
ria de violencia contra las mujeres por vía de resolución de la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura, para el momento de entrada en vigencia
de esta Ley.
526 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

El Tribunal Supremo de Justicia, diligenciará lo necesario para que la crea-


ción de los tribunales especializados en violencia contra la mujer, se eje-
cute dentro de un año contado a partir de la vigencia de la presente Ley.
En dicho lapso se procederá a capacitar a los jueces y juezas, así como
a los funcionarios y funcionarias que hayan de intervenir como opera-
dores u operadoras de justicia en materia de violencia contra la mujer,
por profesionales adscritos o adscritas al Instituto Nacional de la Mujer,
Defensoría del Pueblo, Defensoría Nacional de los Derechos de la Mujer,
universidades, organizaciones no gubernamentales, organismos interna-
cionales, y cualquier otro ente especializado en justicia de género.
SEGUNDA. Hasta tanto sean creadas las unidades de atención y tra-
tamiento de hechos de violencia contra la mujer, los jueces y las juezas
para sentenciar podrán considerar los informes emanados de cualquier
organismo público o privado de salud.
Los estados y municipios proveerán lo conducente para crear y poner en
funcionamiento las unidades de atención y tratamiento, dentro del año
siguiente a la entrada en vigencia de la presente Ley. En dicho lapso
procederán a capacitar a las funcionarias y funcionarios que conforma-
rán los mismos. Los informes y recomendaciones emanados de las ex-
pertas y los expertos de las organizaciones no gubernamentales,
especializadas en la atención de los hechos de violencia contemplados en
esta Ley, podrán ser igualmente considerados por los jueces y juezas.
TERCERA. Hasta tanto sean creados los lugares de cumplimiento
de la sanción de los responsables por hechos de violencia contra las
mujeres, el ministerio con competencia en la materia tomará las previ-
siones para adecuar los sitios de reclusión y facilitar la reeducación
de los agresores.
La creación de dichos centros deberá desarrollarse en un plazo máximo
de un año, luego de la entrada en vigencia de esta Ley. En dicho lapso
se procederá a capacitar a los funcionarios, funcionarias y todas aque-
llas personas que intervendrán en el tratamiento de los penados por los
delitos previstos en esta Ley.
CUARTA. En un lapso no mayor de un año, contado a partir de la
publicación de esta Ley, la Nación, los estados y municipios deben dis-
poner lo conducente para la creación y adaptación de las unidades, en-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 52 7

tidades y órganos aquí previstos. En el mismo lapso debe dictarse la


normativa necesaria a los efectos de ejecutar sus disposiciones.
QUINTA. De conformidad con el artículo 24 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, las disposiciones procesales pre-
vistas en esta Ley se aplicarán desde el mismo momento de entrar en
vigencia, aun a los procesos que se hallaren en curso, sin menoscabo
del principio de irretroactividad en cuanto favorezcan al imputado o a la
imputada, al acusado o a la acusada, al penado o penada.
Los recursos ya interpuestos, la evacuación de las pruebas ya admiti-
das, así como los términos o lapsos que hayan comenzado a correr, se
regirán por las disposiciones anteriores.
El Ministerio Público proveerá lo conducente para que las causas que
se encuentren en fase de investigación sean tramitadas en forma expe-
dita y presentado el acto conclusivo correspondiente dentro de los seis
meses siguientes a la vigencia de la presente Ley.
SEXTA. El Ejecutivo Nacional incluirá en las leyes de presupuesto anua-
les, a partir del año inmediatamente siguiente a la sanción de esta Ley,
los recursos necesarios para el funcionamiento de los órganos, entida-
des y programas aquí previstos.
SÉPTIMA. Las publicaciones oficiales y privadas de la presente Ley
deberán ir precedidas de su exposición de motivos.
DISPOSICIÓN DEROGATORIA
ÚNICA. Se deroga la Ley Sobre la Violencia contra la Mujer y la Fa-
milia de fecha tres de septiembre de 1998, publicada en la Gaceta Ofi-
cial de la República de Venezuela Nº 36.531, así como las disposiciones
contrarias a la presente Ley.
DISPOSICIÓN FINAL
ÚNICA. Esta Ley entrará en vigencia a partir de su publicación en la
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Dada, firmada y sellada en el Palacio Federal Legislativo, sede de la
Asamblea Nacional, en Caracas, a los veinticinco días del mes de no-
viembre de dos mil seis. Año 196º de la Independencia y 147º de la
Federación.
528 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

CILIA FLORES
Presidenta de la Asamblea Nacional

DESIRÉE SANTOS AMARAL


Primera Vicepresidenta

ROBERTO HERNÁNDEZ WOHNSIEDLER


Segundo Vicepresidente

IVÁN ZERPA GUERRERO


Secretario
Palacio de Miraflores, en Caracas, a los dieciséis días del mes de marzo
de dos mil siete. Año 196º de la Independencia y 147º de la Federación.
Cúmplase,
(L.S.)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 52 9

Creación de Tribunales para conocer


de los procesos de violencia
contra las mujeres

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Caracas, 12 de diciembre de 2007
197° y 148°

RESOLUCIÓN N° 2007-0053
De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Repú-
blica Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de Justi-
cia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
530 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dila-


ciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-
dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-
forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y
la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circuns-
cripciones Judiciales del país se ha producido un incremento considera-
ble de expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, como es el caso de la Circunscripción Judicial del Área Metropoli-
tana de Caracas.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 53 1

RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
EN LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL
DEL ÁREA METROPOLITANA DE CARACAS
Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia
contra la Mujer de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas, en la forma que determina la presente Resolución, el cual
formará parte del Circuito Judicial Penal existente hasta tanto se proce-
da a su reorganización.
Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-
cial Penal de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Ca-
racas tendrá su sede en Caracas y estará constituido en primera instancia
por seis (6) jueces especializados o juezas especializadas en función de
control, audiencia y medidas y dos (2) jueces especializados o juezas
especializadas en función de juicio. Todos los jueces o juezas de prime-
ra instancia penal ordinario en función de ejecución del Juzgado de Pri-
mera Instancia del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas tendrán competencia como jueces
o juezas en función de ejecución conforme a la Ley Orgánica sobre el
Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y
de juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, la competencia para el conocimiento de los delitos que están
tipificados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Sala Accidental Segunda de Reenvío en lo Penal de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, además de las competen-
cias que tiene asignadas, ejercerá de manera exclusiva, en segunda ins-
tancia, la competencia como Corte de Apelaciones de Violencia contra
la Mujer del Circuito Judicial Penal de dicha Circunscripción Judicial.
532 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Artículo 5: Se suprime, a las demás Salas de la Corte de Apelaciones


del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Área Me-
tropolitana de Caracas la competencia para que conozcan, en segunda
instancia, los delitos que tipifica la Ley Orgánica sobre el Derecho de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario)
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Área Me-
tropolitana de Caracas, hasta tanto sean dotados de los sellos y la pape-
lería pertinentes.
Segunda: Los jueces o juezas en función de control, del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, cuyas com-
petencias en materia de delitos de violencia contra la mujer fueron su-
primidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inventario
de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reorganizarán de
la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 53 3

5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-


pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos debidamente identificados.
Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio, del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, continuarán
conociendo las causas, en las cuales hayan celebrado el juicio oral con-
forme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la referida Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, hasta sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces o juezas en función de juicio del Juzgado
de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, cuyas com-
petencias en materia de delitos de violencia contra la mujer fueron su-
primidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inventario
de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reorganizarán de
la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
534 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-


pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos debidamente identificados.
Causas en Segunda Instancia
Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Sala Accidental Segunda de Reenvío en lo Penal de la
Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, conforme al procedimiento
que preceptúa la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas, de las modificaciones organizativas adopta-
das en materia de Violencia contra la Mujer conforme a la presente
Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-
cial Penal de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas que ha sido implementado en la forma que determina la pre-
sente Resolución, empleará los recursos administrativos del Circuito
Judicial respectivo.
Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada
de la ejecución de la presente Resolución.
Cuarta: Los jueces o juezas que sean designados en los tribunales con
competencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Área Metropo-
litana de Caracas, deberán participar, con carácter obligatorio, en un
Seminario sobre el contenido de la Ley Orgánica sobre el Derecho de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. La Escuela Nacional de la
Magistratura se encargará de la planificación de la programación para
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 53 5

la capacitación profesional en materia de justicia de género de los jue-


ces y juezas de los Tribunales que son mencionados en la presente Re-
solución, con fecha de inicio en el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual ran-
go normativo anteriores a ésta que colidan con lo que ha sido dispuesto.
Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de
su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Caracas, 12 de diciembre de 2007
197° y 148°
RESOLUCIÓN N° 2007-0058
De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
536 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-
dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-
forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y
la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura.
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circuns-
cripciones Judiciales del país se ha producido un incremento considera-
ble de expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, como es el caso de la Circunscripción Judicial del estado Lara.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 53 7

RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
EN LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO LARA

Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia


contra la Mujer del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del estado Lara, en la forma que determina la presente Resolución, el
cual formará parte del Circuito Judicial Penal existente hasta tanto se
proceda a su reorganización.
Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-
cial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Lara tendrá su sede
en Barquisimeto y estará constituido en primera instancia por dos (2)
jueces especializados o juezas especializadas en función de control, au-
diencia y medidas y un (1) juez especializado o jueza especializada en
función de juicio. Todos los jueces o juezas de primera instancia penal
ordinario en función de ejecución del Juzgado de Primera Instancia del
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Lara
tendrán competencia como jueces o juezas en función de ejecución con-
forme a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y
de juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Lara, con sede
en Barquisimeto, la competencia para el conocimiento de los delitos que
están tipificados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Lara, además de las competencias
que tiene asignadas, ejercerá, en segunda instancia, la competencia como
Corte de Apelaciones de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Lara.
Artículo 5: En la extensión Carora del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Lara continuarán conociendo de las
538 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

funciones de control, audiencia y medidas, de juicio y de ejecución los


jueces de primera instancia penal ordinario en funciones de control, jui-
cio y ejecución de dicha extensión del Circuito Judicial Penal y en se-
gunda instancia la Corte de Apelaciones, hasta que el Tribunal Supremo
de Justicia provea lo conducente.
Artículo 6: En aquellos lugares del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Lara distantes de la sede Barquisimeto
o de la extensión Carora, donde no estén radicados los tribunales de
primera instancia a los cuales corresponda de conformidad con la pre-
sente Resolución la función de control, audiencia y medidas en materia
de violencia contra las mujeres, los Juzgados de Municipio de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Lara asumirán la competencia que la
Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia le otorga a los Juzgados de Primera Instancia en función de
control, audiencia y medidas. A los efectos de la celebración del juicio
oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la refe-
rida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia, los referidos Juzgados de Municipio remitirán las actas pro-
cesales al Tribunal de Violencia contra la Mujer en función de juicio del
Circuito Judicial Penal con sede en Barquisimeto, o a la extensión Caro-
ra del Juzgado de Primera Instancia en función de juicio del Circuito
Judicial Penal, según corresponda, para la continuación del proceso.
II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario)
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Lara,
hasta tanto sean dotados de los sellos y la papelería pertinentes.
Segunda: Los jueces o juezas en función de control, del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Lara, con sede en Barquisimeto, cuyas
competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer fueron
suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inven-
tario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reorganiza-
rán de la siguiente manera:
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 53 9

1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará


su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remitidos
a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de Docu-
mentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribunales
competentes de conformidad con lo dispuesto en la presente re-
solución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Lara, con sede en Barquisimeto,
continuarán conociendo las causas, en las cuales hayan celebrado el
juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la
referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, hasta sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces en función de juicio del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Lara, con sede en Barquisimeto, cuyas
competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer fueron
suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inven-
tario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reorganiza-
rán de la siguiente manera:
540 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará


su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remitidos
a las respectivas Unidades de Recepción y de Documentos
(URDD), para su redistribución o envío a los tribunales compe-
tentes de conformidad con lo dispuesto en la presente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Causas en Segunda Instancia
Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Lara, conforme al procedimiento que
preceptúa la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia.
Sexta: Los jueces o juezas de Primera Instancia del Tribunal de Violen-
cia contra la Mujer que ha sido implementado mediante la presente
Resolución, serán competentes para el trámite y la decisión de las cau-
sas que les sean remitidas de acuerdo con la presente Resolución.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal de la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 54 1

Circunscripción Judicial del estado Lara, con sede en Barquisimeto, de


las modificaciones organizativas adoptadas en materia de Violencia con-
tra la Mujer conforme a la presente Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Lara que fue implemen-
tado en la forma determinada en la presente Resolución, empleará los
recursos administrativos del Circuito Judicial respectivo.
Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada
de la ejecución de la presente Resolución.
Cuarta: Los jueces o juezas que sean designados en los tribunales con
competencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Lara,
deberán participar, con carácter obligatorio, en un Seminario sobre el
contenido de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia. La Escuela Nacional de la Magistratura se
encargará de la planificación de la programación para la capacitación
profesional en materia de justicia de género de los jueces y juezas de los
Tribunales que mencionados en la presente Resolución, con fecha de
inicio en el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual rango
normativo anteriores a ésta que colidan con lo que aquí ha sido dispuesto.
Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de
su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)
542 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Caracas, 12 de diciembre de 2007
197° y 148°

RESOLUCIÓN N° 2007-0059

De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Re-


pública Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 54 3

Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-


dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-
forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y
la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circuns-
cripciones Judiciales del país se ha producido un incremento considera-
ble de expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, como es el caso de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo.
RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
EN LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL
DEL ESTADO TRUJILLO
Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia
contra la Mujer del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
544 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

del estado Trujillo, en la forma que determina la presente Resolución, el


cual formará parte del Circuito Judicial Penal existente hasta tanto se
proceda a su reorganización.
Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-
cial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo tendrá su
sede en la ciudad de Trujillo y estará constituido en primera instancia
por dos (2) jueces especializados o juezas especializadas en función de
control, audiencia y medidas y un (1) juez especializado o jueza espe-
cializada en función de juicio. Todos los jueces o juezas de primera ins-
tancia penal ordinario en función de ejecución del Juzgado de Primera
Instancia del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del
estado Trujillo tendrán competencia como jueces o juezas en función de
ejecución conforme a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y
de juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo la com-
petencia para el conocimiento de los delitos que están tipificados con-
templados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Trujillo, además de las competencias
que tiene asignadas, ejercerá, en segunda instancia, la competencia como
Corte de Apelaciones de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo.
Artículo 5: En aquellos lugares del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Trujillo donde no estén radicados los
tribunales de primera instancia a los cuales corresponda de conformi-
dad con la presente Resolución la función de control, audiencia y medi-
das en materia de violencia contra las mujeres, los Juzgados de Municipio
de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo asumirán la competen-
cia que la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia le otorga a los Juzgados de Primera Instancia en
función de control, audiencia y medidas. A los efectos de la celebración
del juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX
de la referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, los referidos Juzgados de Municipio remitirán
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 54 5

las actas procesales al Tribunal de Violencia contra la Mujer en función


de juicio del Circuito Judicial Penal para la continuación del proceso.
II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario)
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Tru-
jillo, hasta tanto sean dotados de los sellos y la papelería pertinentes.
Segunda: Los jueces o juezas en función de control del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Trujillo, con sede en la ciudad de
Trujillo, cuyas competencias en materia de delitos de violencia contra la
mujer fueron suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución,
realizarán inventario de causas por delitos de violencia contra la mujer y
las reorganizarán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
546 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-


mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio, del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Trujillo continuarán conociendo las
causas, en las cuales hayan celebrado el juicio oral conforme lo dispo-
ne la Sección Séptima del Capítulo IX de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, hasta
sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces en función de juicio del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Trujillo, cuyas competencias en ma-
teria de delitos de violencia contra la mujer fueron suprimidas por el
artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inventario de causas
por delitos de violencia contra la mujer y las reorganizarán de la si-
guiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 54 7

6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-


mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Causas en Segunda Instancia
Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Trujillo, conforme al procedimiento
que preceptúa la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.
Sexta: Los jueces o juezas de Primera Instancia del Tribunal de Violen-
cia contra la Mujer que ha sido implementado mediante la presente
Resolución, serán competentes para el trámite y la decisión de las cau-
sas que les sean remitidas de acuerdo con la presente Resolución.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Trujillo, de las modificaciones orga-
nizativas adoptadas en materia de Violencia contra la Mujer conforme a
la presente Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo que fue imple-
mentado en la forma determinada en la presente Resolución, empleará
los recursos administrativos del Circuito Judicial respectivo.
Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada
de la ejecución de la presente Resolución.
Cuarta: Los jueces o juezas que sean designados en los tribunales con
competencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Trujillo,
deberán participar, con carácter obligatorio, un Seminario sobre el con-
tenido de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia. La Escuela Nacional de la Magistratura se encar-
gará de la planificación de la programación para la capacitación profe-
sional en materia de justicia de género de los jueces y juezas de los
548 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Tribunales que son mencionados en la presente Resolución, con fecha


de inicio en el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual
rango normativo anteriores a ésta que colidan con lo que aquí ha
sido dispuesto.
Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de
su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 54 9

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

Caracas, 12 de diciembre de 2007


197° y 148°

RESOLUCIÓN N° 2007-0054
De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
550 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-


dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-
forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y
la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circunscrip-
ciones Judiciales del país se ha producido un incremento considerable de
expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley Orgánica so-
bre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, como es el
caso de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui.
RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
EN LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL
DEL ESTADO ANZOÁTEGUI
Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia con-
tra la Mujer de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, en la
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 55 1

forma que determina la presente Resolución, el cual formará parte del Cir-
cuito Judicial Penal existente hasta tanto se proceda a su reorganización.
Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-
cial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui tendrá
su sede en Barcelona y estará constituido en primera instancia por dos
(2) jueces especializados o juezas especializadas en función de control,
audiencia y medidas y un (1) juez especializado o jueza especializada en
función de juicio. Todos los jueces o juezas de primera instancia penal
ordinario en función de ejecución del Juzgado de Primera Instancia del
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Anzoá-
tegui tendrán competencia como jueces o juezas en función de ejecu-
ción conforme a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y
de juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, con
sede en Barcelona, la competencia para el conocimiento de los delitos
que están tipificados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, además de las competen-
cias que tiene asignadas, ejercerá, en segunda instancia, la competencia
como Corte de Apelaciones de Violencia contra la Mujer del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui.
Artículo 5: En la extensión El Tigre del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui continuarán conociendo
las funciones de control, audiencia y medidas, de juicio y de ejecución
los jueces de primera instancia penal ordinario en funciones de control,
juicio y ejecución de dicha extensión del Circuito Judicial Penal y en
segunda instancia la Corte de Apelaciones, hasta cuando el Tribunal
Supremo de Justicia provea lo conducente.
Artículo 6: En aquellos lugares del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Anzoátegui distantes de la sede Barce-
lona o de la extensión El Tigre, donde no estén radicados los tribunales
de primera instancia a los cuales corresponda de conformidad con la
presente Resolución la función de control, audiencia y medidas en ma-
teria de violencia contra las mujeres, los Juzgados de Municipio de la
552 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui asumirán la competen-


cia que la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia le otorga a los Juzgados de Primera Instancia en
función de control, audiencia y medidas. A los efectos de la celebración
del juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX
de la referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, los referidos Juzgados de Municipio remitirán
las actas procesales al Tribunal de Violencia contra la Mujer en función
de juicio del Circuito Judicial Penal con sede en Barcelona, o a la exten-
sión El Tigre del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) en fun-
ción de juicio del Circuito Judicial Penal, según corresponda, para la
continuación del proceso.
II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Anzoáte-
gui, hasta tanto sean dotados de los sellos y la papelería pertinentes.
Segunda: Los jueces en función de control, del Juzgado de Primera
Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la Circuns-
cripción Judicial del estado Anzoátegui, con sede en Barcelona, cuyas
competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer fueron
suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inven-
tario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reorganiza-
rán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 55 3

4. Los expedientes que hayan sido previamente inventariados y


organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio, del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Anzoátegui, con sede en Barcelona,
continuarán conociendo las causas, en las cuales hayan celebrado el
juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la
referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, hasta sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces en función de juicio del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, con sede en Barcelona,
cuyas competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer
fueron suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán
inventario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reor-
ganizarán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
554 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

4. Los expedientes que hayan sido previamente inventariados y


organizados según lo anteriormente especificado, serán remitidos
a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de Docu-
mentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribunales
competentes de conformidad con lo dispuesto en la presente re-
solución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Causas en Segunda Instancia
Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, conforme al procedi-
miento que preceptúa la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia.
Sexta: Los jueces o juezas de Primera Instancia del Tribunal de Violen-
cia contra la Mujer que ha sido implementado mediante la presente
Resolución, serán competentes para el trámite y la decisión de las cau-
sas que les sean remitidas de acuerdo con la presente Resolución.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, con sede en Barcelona,
de las modificaciones organizativas adoptadas en materia de Violencia
contra la Mujer conforme a la presente Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui que fue im-
plementado en la forma determinada en la presente Resolución, em-
pleará los recursos administrativos del Circuito Judicial respectivo.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 55 5

Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada


de la ejecución de la presente Resolución.
Cuarta: Los jueces que sean designados en los tribunales con compe-
tencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, de-
berán participar, con carácter obligatorio, en un Seminario sobre el con-
tenido de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia. La Escuela Nacional de la Magistratura se encar-
gará de la planificación de la programación para la capacitación profe-
sional en materia de justicia de género de los jueces y juezas de los
Tribunales que son mencionados en la presente Resolución, con fecha
de inicio en el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual rango
normativo anteriores a ésta que colidan con lo que aquí ha sido dispuesto.
Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de
su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)
556 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Caracas, 12 de diciembre de 2007
197° y 148°

RESOLUCIÓN N° 2007-0056
De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 55 7

dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-


forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y
la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circuns-
cripciones Judiciales del país se ha producido un incremento considera-
ble de expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, como es el caso de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar.
RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO BOLÍVAR
Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia
contra la Mujer del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del estado Bolívar, en la forma que determina la presente Resolución, el
558 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

cual formará parte del Circuito Judicial Penal existente hasta tanto se
proceda a su reorganización.
Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-
cial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar tendrá su
sede en Ciudad Bolívar y estará constituido en primera instancia por
dos (2) jueces especializados o juezas especializadas en función de con-
trol, audiencia y medidas y un (1) juez especializado o jueza especializa-
da en función de juicio. Todos los jueces o juezas de primera instancia
penal ordinario en función de ejecución del Juzgado de Primera Instan-
cia del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado
Bolívar tendrán competencia como jueces o juezas en función de ejecu-
ción conforme a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y
de juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar, con sede
en Ciudad Bolívar, la competencia para el conocimiento de los delitos
que están tipificados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Bolívar, además de las competen-
cias que tiene asignadas, ejercerá, en segunda instancia, la competencia
como Corte de Apelaciones de Violencia contra la Mujer del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar.
Artículo 5: En la extensión Puerto Ordaz del Circuito Judicial Penal de
la Circunscripción Judicial del estado Bolívar continuarán conociendo
de las funciones de control, audiencia y medidas, de juicio y de ejecu-
ción los jueces de primera instancia penal ordinario en funciones de
control, juicio y ejecución de dicha extensión del Circuito Judicial Penal
y en segunda instancia la Corte de Apelaciones, hasta que el Tribunal
Supremo de Justicia provea lo conducente.
Artículo 6: En aquellos lugares del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Bolívar distantes de la sede Ciudad
Bolívar o de la extensión Puerto Ordaz, donde no estén radicados los
tribunales de primera instancia a los cuales corresponda de conformi-
dad con la presente Resolución la función de control, audiencia y medi-
das en materia de violencia contra las mujeres, los Juzgados de Municipio
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 55 9

de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar asumirán la competen-


cia que la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia le otorga a los Juzgados de Primera Instancia en
función de control, audiencia y medidas. A los efectos de la celebración
del juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX
de la referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, los referidos Juzgados de Municipio remitirán
las actas procesales al Tribunal de Violencia contra la Mujer en función
de juicio del Circuito Judicial Penal con sede en Ciudad Bolívar, o a la
extensión Puerto Ordaz del Juzgado de Primera Instancia (penal ordi-
nario) en función de juicio del Circuito Judicial Penal, según correspon-
da, para la continuación del proceso.
II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario)
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Bo-
lívar, hasta tanto sean dotados de los sellos y la papelería pertinentes.
Segunda: Los jueces o juezas en función de control del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Bolívar, con sede en Ciudad Bolívar,
cuyas competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer
fueron suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán
inventario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reor-
ganizarán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
560 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y


organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio, del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Bolívar, con sede en Ciudad Bolívar,
continuarán conociendo las causas en las cuales hayan celebrado el
juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la
referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, hasta sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces en función de juicio del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Bolívar, con sede en Ciudad Bolívar,
cuyas competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer
fueron suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán
inventario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reor-
ganizarán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 56 1

4. Los expedientes que hayan sido previamente inventariados y


organizados según lo anteriormente especificado, serán remitidos a
las respectivas Unidades de Recepción y Distribución Documen-
tos (URDD), para su redistribución o envío a los tribunales compe-
tentes de conformidad con lo dispuesto en la presente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Causas en Segunda Instancia
Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Bolívar, conforme al procedimiento
que tipifica la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia.
Sexta: Los jueces de Primera Instancia del Tribunal de Violencia con-
tra la Mujer que ha sido implementado mediante la presente Resolución,
serán competentes para el trámite y la decisión de las causas que les
sean remitidas de acuerdo con la presente Resolución.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Bolívar, con sede en Ciudad Bolívar,
de las modificaciones organizativas adoptadas en materia de Violencia
contra la Mujer conforme a la presente Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar que fue imple-
mentado en la forma determinada en la presente Resolución, empleará
los recursos administrativos del Circuito Judicial respectivo.
Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada
de la ejecución de la presente Resolución.
562 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Cuarta: Los jueces que sean designados en los tribunales con compe-
tencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Bolívar, deberán
participar, con carácter obligatorio, en un Seminario sobre el contenido
de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia. La Escuela Nacional de la Magistratura se encargará de
la planificación de la programación para la capacitación profesional en
materia de justicia de género de los jueces y juezas de los Tribunales
que son mencionados en la presente Resolución, con fecha de inicio en
el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual
rango normativo anteriores a ésta que colidan con lo que aquí ha sido
dispuesto.
Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de
su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 56 3

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Caracas, 12 de diciembre de 2007
197° y 148°

RESOLUCIÓN N° 2007-0055
De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-
564 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-


forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y
la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circuns-
cripciones Judiciales del país se ha producido un incremento considera-
ble de expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, como es el caso de la Circunscripción Judicial del estado Aragua.
RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ARAGUA
Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia
contra la Mujer del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del estado Aragua, en la forma que determina la presente Resolución, el
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 56 5

cual formará parte del Circuito Judicial Penal existente hasta tanto se
proceda a su reorganización.
Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-
cial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Aragua tendrá su
sede en la ciudad de Maracay y estará constituido en primera instancia
por dos (2) jueces especializados o juezas especializadas en función de
control, audiencia y medidas y un (1) juez especializado o jueza espe-
cializada en función de juicio. Todos los jueces o juezas de primera ins-
tancia penal ordinario en función de ejecución del Juzgado de Primera
Instancia del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del
estado Aragua tendrán competencia como jueces o juezas en función
de ejecución conforme a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mu-
jeres a una Vida Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y de
juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Ju-
dicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Aragua, la compe-
tencia para el conocimiento de los delitos que están tipificados la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Aragua, además de las competen-
cias que tiene asignadas, ejercerá, en segunda instancia, la competencia
como Corte de Apelaciones de Violencia contra la Mujer del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Aragua.
Artículo 5: En aquellos lugares del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Aragua donde no estén radicados los
tribunales de primera instancia a los cuales corresponda de conformi-
dad con la presente Resolución la función de control, audiencia y medi-
das en materia de violencia contra las mujeres, los Juzgados de Municipio
de la Circunscripción Judicial del estado Aragua asumirán la competen-
cia que la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia le otorga a los Juzgados de Primera Instancia en
función de control, audiencia y medidas. A los efectos de la celebración
del juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX
de la referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, los referidos Juzgados de Municipio remitirán
las actas procesales al Tribunal de Violencia contra la Mujer en función
de juicio del Circuito Judicial Penal para la continuación del proceso.
566 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario)
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Ara-
gua, hasta tanto sean dotados de los sellos y la papelería pertinentes.
Segunda: Los jueces o juezas en función de control del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Aragua, cuyas competencias en materia
de delitos de violencia contra la mujer fueron suprimidas por el artículo 3
de la presente Resolución, realizarán inventario de causas por delitos de
violencia contra la mujer y las reorganizarán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 56 7

Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio, del Juzgado de


Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Aragua continuarán conociendo las
causas en las cuales hayan celebrado el juicio oral conforme lo dispo-
ne la Sección Séptima del Capítulo IX de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, hasta
sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces o juezas en función de juicio del Juzgado
de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Aragua, cuyas competencias en
materia de delitos de violencia contra la mujer fueron suprimidas por
el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inventario de causas
por delitos de violencia contra la mujer y las reorganizarán de la si-
guiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido previamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
568 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Causas en Segunda Instancia


Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Aragua, conforme al procedimiento
que preceptúa en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia.
Sexta: Los jueces o juezas de Primera Instancia del Tribunal de Violen-
cia contra la Mujer que ha sido implementado mediante la presente
Resolución, serán competentes para el trámite y la decisión de las cau-
sas que les sean remitidas de acuerdo con la presente Resolución.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Aragua, de las modificaciones orga-
nizativas adoptadas en materia de Violencia contra la Mujer conforme a
la presente Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Aragua que fue imple-
mentado en la forma determinada en la presente Resolución, empleará
los recursos administrativos del Circuito Judicial respectivo.
Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada
de la ejecución de la presente Resolución.
Cuarta: Los jueces o juezas que sean designados en los tribunales con
competencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Aragua,
deberán participar, con carácter obligatorio, en un Seminario sobre el
contenido de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia. La Escuela Nacional de la Magistratura se
encargará de la planificación de la programación para la capacitación
profesional en materia de justicia de género de los jueces y juezas de los
Tribunales que son mencionados en la presente Resolución, con fecha
de inicio en el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual rango
normativo anteriores a ésta que colidan con lo que aquí ha sido dispuesto.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 56 9

Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de


su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)
570 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Caracas, 12 de diciembre de 2007
197° y 148°

RESOLUCIÓN N° 2007-0057
De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 57 1

dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-


forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y
la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circuns-
cripciones Judiciales del país se ha producido un incremento considera-
ble de expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, como es el caso de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo.
RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO CARABOBO
Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia
contra la Mujer del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del estado Carabobo, en la forma que determina la presente Resolución,
el cual formará parte del Circuito Judicial Penal existente hasta tanto se
proceda a su reorganización.
572 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-


cial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo tendrá su
sede en Valencia y estará constituido en primera instancia por dos (2)
jueces especializados o juezas especializadas en función de control, au-
diencia y medidas y un (1) juez especializado o jueza especializada en
función de juicio. Todos los jueces o juezas de primera instancia penal
ordinario en función de ejecución del Juzgado de Primera Instancia del
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Cara-
bobo tendrán competencia como jueces o juezas en función de ejecu-
ción conforme a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y
de juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo, con
sede en Valencia, la competencia para el conocimiento de los delitos
que están tipificados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo, además de las competen-
cias que tiene asignadas, ejercerá, en segunda instancia, la competencia
como Corte de Apelaciones de Violencia contra la Mujer del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo.
Artículo 5: En la extensión Puerto Cabello del Circuito Judicial Penal
de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo continuará cono-
ciendo de las funciones de control, audiencia y medidas, de juicio y de
ejecución los jueces de primera instancia penal ordinario en funciones
de control, juicio y ejecución de dicha extensión del Circuito Judicial
Penal y en segunda instancia la Corte de Apelaciones, hasta que el Tri-
bunal Supremo de Justicia provea lo conducente.
Artículo 6: En aquellos lugares del Circuito Judicial Penal de la Circuns-
cripción Judicial del estado Carabobo distantes de la sede Valencia o de la
extensión Puerto Cabello, donde no estén radicados los tribunales de pri-
mera instancia a los cuales corresponda de conformidad con la presente
Resolución la función de control, audiencia y medidas en materia de vio-
lencia contra las mujeres, los Juzgados de Municipio de la Circunscrip-
ción Judicial del estado Carabobo asumirán la competencia que la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 57 3

le otorga a los Juzgados de Primera Instancia en función de control, au-


diencia y medidas. A los efectos de la celebración del juicio oral conforme
lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, los refe-
ridos Juzgados de Municipio remitirán las actas procesales al Tribunal de
Violencia contra la Mujer en función de juicio del Circuito Judicial Penal
con sede en Valencia o a la extensión Puerto Cabello del Juzgado de
Primera Instancia en función de juicio del Circuito Judicial Penal, según
corresponda, para la continuación del proceso.
II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario)
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Ca-
rabobo, hasta tanto sean dotados de los sellos y la papelería pertinentes.
Segunda: Los jueces o juezas en función de control del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo, con sede en Valencia,
cuyas competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer
fueron suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán
inventario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reor-
ganizarán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de
574 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-


nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Carabobo, con sede en Valencia,
continuarán conociendo las causas, en las cuales hayan celebrado el
juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la
referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, hasta sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces o juezas en función de juicio del Juzgado
de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo, con sede en Valencia,
cuyas competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer
fueron suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán
inventario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reor-
ganizarán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 57 5

dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de


Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Causas en Segunda Instancia
Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo, conforme al procedimiento
que preceptúa en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia.
Sexta: Los jueces o juezas de Primera Instancia del Tribunal de Violen-
cia contra la Mujer que ha sido implementado mediante la presente
Resolución, serán competentes para el trámite y la decisión de las cau-
sas que les sean remitidas de acuerdo con la presente Resolución.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Carabobo, con sede en Valencia, de
las modificaciones organizativas adoptadas en materia de Violencia con-
tra la Mujer conforme a la presente Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo que fue imple-
mentado en la forma determinada en la presente Resolución, empleará
los recursos administrativos del Circuito Judicial respectivo.
Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada
de la ejecución de la presente Resolución.
576 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Cuarta: Los jueces o juezas que sean designados en los tribunales con
competencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Cara-
bobo, deberán participar, con carácter obligatorio, en un Seminario so-
bre el contenido de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia. La Escuela Nacional de la Magistratura se
encargará de la planificación de la programación para la capacitación
profesional en materia de justicia de género de los jueces y juezas de los
Tribunales que son mencionados en la presente Resolución, con fecha
de inicio en el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual rango
normativo anteriores a ésta que colidan con lo que aquí ha sido dispuesto.
Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de
su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 57 7

LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA


EN SU NOMBRE
EL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA
Caracas, 12 de diciembre de 2007
197° y 148°

RESOLUCIÓN N° 2007-0060
De conformidad con los artículos 267 y 269 de la Constitución de la Re-
pública Bolivariana de Venezuela, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia la dirección, el gobierno y la administración del Poder Judicial,
CONSIDERANDO
Que el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, consagra el derecho que toda persona tiene de acceder a los
órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e
intereses, incluso los colectivos o difusos, a la tutela efectiva de los
mismos y a obtener con prontitud la decisión correspondiente; con ga-
rantía de una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparen-
te, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin
dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles;
CONSIDERANDO
Que, el artículo 115 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Muje-
res a una Vida Libre de Violencia, cuya última reimpresión por error
material fue la publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivaria-
na de Venezuela N° 38.770 del 17 de septiembre de 2007, dispone que
corresponde a los Tribunales de Violencia contra la Mujer y a la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia el ejercicio de la juris-
dicción para la resolución de los asuntos sometidos a su decisión, con-
578 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

forme a lo establecido en dicha Ley, las leyes de organización judicial y


la reglamentación interna;
CONSIDERANDO
Que, de conformidad con el artículo 116 de la referida Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fueron
creados los Tribunales de Violencia contra la Mujer que tendrán su sede
en Caracas, en cada capital de estado, y en las demás localidades que
determine el Tribunal Supremo de Justicia a través de la Dirección Eje-
cutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que el Tribunal Supremo de Justicia, en reunión de Sala Plena del veinte
(20) de junio de 2007, aprobó el informe presentado por la Comisión para
la Creación de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en cuyas reco-
mendaciones se encuentra la implementación de los Tribunales de Vio-
lencia contra la Mujer previa la elaboración de un estudio de factibilidad
realizado a tal fin por la Dirección Ejecutiva de la Magistratura;
CONSIDERANDO
Que, según los resultados del estudio efectuado, en algunas Circuns-
cripciones Judiciales del país se ha producido un incremento considera-
ble de expedientes relacionados con los delitos que tipifica la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violen-
cia, como es el caso de la Circunscripción Judicial del estado Zulia.
RESUELVE
I
IMPLEMENTACIÓN DE LOS TRIBUNALES
CON COMPETENCIA EN MATERIA DE DELITOS
DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN LA
CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO ZULIA
Artículo 1: Se procede a la implementación del Tribunal de Violencia
contra la Mujer del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial
del estado Zulia, en la forma que determina la presente Resolución, el
cual formará parte del Circuito Judicial Penal existente hasta tanto se
proceda a su reorganización.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 57 9

Artículo 2: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judi-


cial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zulia tendrá su sede
en Maracaibo y estará constituido en primera instancia por dos (2) jue-
ces especializados o juezas especializadas en función de control, au-
diencia y medidas y un (1) juez especializado o jueza especializada en
función de juicio. Todos los jueces o juezas de primera instancia penal
ordinario en función de ejecución del Juzgado de Primera Instancia del
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zulia
tendrán competencia como jueces o juezas en función de ejecución con-
forme a la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia.
Artículo 3: Se suprime, a los jueces o juezas en funciones de control y
de juicio del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zulia, con sede
en Maracaibo, la competencia para el conocimiento de los delitos que
están tipificados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia.
Artículo 4: La Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, además de las competencias
que tiene asignadas, ejercerá, en segunda instancia, la competencia como
Corte de Apelaciones de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zulia.
Artículo 5: En la extensión Cabimas y en la extensión Santa Bárbara
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zu-
lia continuarán conociendo de las funciones de control, audiencia y me-
didas, de juicio y de ejecución los jueces de primera instancia penal
ordinario en funciones de control, juicio y ejecución de dichas extensio-
nes del Circuito Judicial Penal y en segunda instancia la Corte de Ape-
laciones, hasta que el Tribunal Supremo de Justicia provea lo conducente.
Artículo 6: En aquellos lugares del Circuito Judicial Penal de la Circuns-
cripción Judicial del estado Zulia distantes de la sede Maracaibo, de la
extensión Cabimas o de la extensión Santa Bárbara, donde no estén radi-
cados los tribunales de primera instancia a los cuales corresponda de
conformidad con la presente Resolución la función de control, audiencia y
medidas en materia de violencia contra las mujeres, los Juzgados de Mu-
nicipio de la Circunscripción Judicial del estado Zulia asumirán la com-
petencia que la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
580 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

Vida Libre de Violencia le otorga a los Juzgados de Primera Instancia en


función de control, audiencia y medidas. A los efectos de la celebración
del juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de
la referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, los referidos Juzgados de Municipio remitirán las ac-
tas procesales al Tribunal de Violencia contra la Mujer en función de
juicio del Circuito Judicial Penal con sede en Maracaibo, a la extensión
Cabimas o a la extensión Santa Bárbara del Juzgado de Primera Instan-
cia (penal ordinario) en función de juicio del Circuito Judicial Penal, según
corresponda, para la continuación del proceso.
II
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera: Los jueces o juezas del Tribunal de Primera Instancia de Vio-
lencia contra la Mujer utilizarán los sellos oficiales y la papelería con el
membrete impreso del Juzgado de Primera Instancia (penal ordinario)
del Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zu-
lia, hasta tanto sean dotados de los sellos y la papelería pertinentes.
Segunda: Los jueces o juezas en función de control del Juzgado de
Primera Instancia (penal ordinario), del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, con sede en Maracaibo, cuyas
competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer fueron
suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inven-
tario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reorganiza-
rán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 58 1

dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de


Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Tercera: Los jueces o juezas en función de juicio, del Juzgado de Pri-
mera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la Cir-
cunscripción Judicial del estado Zulia, con sede en Maracaibo,
continuarán conociendo las causas, en las cuales hayan celebrado el
juicio oral conforme lo dispone la Sección Séptima del Capítulo IX de la
referida Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, hasta sentencia definitiva.
Cuarta: Respecto de aquellas causas en las cuales no haya sido cele-
brado el juicio oral, los jueces o juezas en función de juicio del Juzgado
de Primera Instancia (penal ordinario) del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, con sede en Maracaibo, cuyas
competencias en materia de delitos de violencia contra la mujer fueron
suprimidas por el artículo 3 de la presente Resolución, realizarán inven-
tario de causas por delitos de violencia contra la mujer y las reorganiza-
rán de la siguiente manera:
1. Cada expediente producto del inventario realizado conservará
su número original al cual se le agregarán las letras “VCM” de
“Violencia Contra la Mujer”.
2. Los expedientes de las causas serán clasificadas por códigos
según las fases procesales en que se encuentren.
3. Una vez que hayan sido ordenados los expedientes conforme a
los criterios anteriormente señalados, serán clasificados según la
fecha del inicio de la causa.
4. Los expedientes que hayan sido debidamente inventariados y
organizados según lo anteriormente especificado, serán remiti-
582 CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

dos a las respectivas Unidades de Recepción y Distribución de


Documentos (URDD), para su redistribución o envío a los tribu-
nales competentes de conformidad con lo dispuesto en la pre-
sente resolución.
5. Los expedientes que estén identificados según códigos corres-
pondientes a las fases procesales y antigüedad conservarán su
número de expediente hasta la definitiva conclusión de la causa.
6. Las causas que hayan sido concluidas con sentencia definitiva-
mente firme serán inventariadas y remitidas al Archivo Judicial,
en legajos previamente identificados.
Causas en Segunda Instancia
Quinta: Las causas que se encuentren en segunda instancia serán re-
sueltas por la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, conforme al procedimiento que
preceptúa la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia.
Sexta: Los jueces o juezas de Primera Instancia del Tribunal de Violen-
cia contra la Mujer que ha sido implementado mediante la presente
Resolución, serán competentes para el trámite y la decisión de las cau-
sas que les sean remitidas de acuerdo con la presente Resolución.
III
DISPOSICIONES FINALES
Primera: Se informará, mediante cartel que será fijado a las puertas de
cada Juzgado de Primera Instancia del Circuito Judicial Penal de la
Circunscripción Judicial del estado Zulia, con sede en Maracaibo, de las
modificaciones organizativas adoptadas en materia de Violencia contra
la Mujer conforme a la presente Resolución.
Segunda: El Tribunal de Violencia contra la Mujer del Circuito Judicial
Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zulia que fue implemen-
tado en la forma determinada en la presente Resolución, empleará los
recursos administrativos del Circuito Judicial respectivo.
Tercera: La Dirección Ejecutiva de la Magistratura queda encargada
de la ejecución de la presente Resolución.
VISIÓN DE GÉNERO EN LA DOCTRINA DE LA SALA CONSTITUCIONAL 58 3

Cuarta: Los jueces o juezas que sean designados en los tribunales con
competencia en materia de delitos de violencia contra la mujer en el
Circuito Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del estado Zulia,
deberán participar, con carácter obligatorio, en un Seminario sobre el
contenido de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia. La Escuela Nacional de la Magistratura se
encargará de la planificación de la programación para la capacitación
profesional en materia de justicia de género de los jueces y juezas de los
Tribunales que son mencionados en la presente Resolución, con fecha
de inicio en el primer trimestre del año 2008.
Quinta: Se derogan todas las Resoluciones e instrumentos de igual rango
normativo anteriores a ésta que colidan con lo que aquí ha sido dispuesto.
Sexta: La presente Resolución iniciará su vigencia desde la fecha de
su aprobación por Sala Plena. Se ordena su publicación en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
Comuníquese y publíquese.
Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas, a los doce (12) días del mes de diciembre de
dos mil siete. Años: 197° de la Independencia y 148° de la Federación.
(...omissis...)

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