Está en la página 1de 2

Error de Ezequías

Pero el orgullo y la vanidad se posesionaron del corazón de Ezequías, y ensalzándose a sí mismo


expuso a ojos codiciosos los tesoros con que Dios había enriquecido a su pueblo. El rey "enseñóles
la casa de su tesoro, plata y oro, y especierías, y ungüentos preciosos, y toda su casa de armas, y
todo lo que se pudo hallar en sus tesoros: no hubo cosa en su casa y en todo su señorío, que
Ezechías no les mostrase." (Isa. 39: 2.) No hizo esto para glorificar a Dios, sino para ensalzarse a la
vista de los príncipes extranjeros. No se detuvo a considerar que estos hombres eran
representantes de una nación poderosa que no temía ni amaba a Dios, y que era imprudente
hacerlos sus confidentes con referencia a las riquezas temporales de la nación.

La visita de los embajadores a Ezequías estaba destinada a probar su gratitud y devoción. El relato
dice: "Empero en lo de los embajadores de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber
del prodigio que había acaecido en aquella tierra, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer
todo lo que estaba en su corazón." (2 Crón. 32: 31.) Si Ezequías hubiese aprovechado la
oportunidad que se le concedía para atestiguar el poder, la bondad y la compasión del Dios de
Israel, el informe de los embajadores habría sido como una luz a través de las tinieblas. Pero él se
engrandeció a sí mismo más que a Jehová de los ejércitos. "Ezequías no pagó conforme al bien
que le había sido hecho: antes se enalteció su corazón, y fue la ira contra él, y contra Judá y
Jerusalem." (Vers. 25.)

¡Cuán desastrosos iban a ser los resultados! Se le reveló a Isaías que al regresar los embajadores
llevaban informes relativos a las riquezas que habían visto, y que el rey de Babilonia y sus
consejeros harían planes para enriquecer su propio país con los tesoros de Jerusalén. Ezequías
había pecado gravemente; "y fue la ira contra él, y contra Judá y Jerusalem." (Vers. 25.)

"Entonces Isaías profeta vino al rey Ezequías, y díjole: ¿Qué dicen estos hombres y de dónde han
venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejos han venido a mí, de Babilonia. Dijo
entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y
ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado."

"Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: He aquí, vienen días en
que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta
hoy: ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus " hijos que hubieren salido de ti, y que
engendraste, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia."

"Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena." "(Isa. 39: 3-8.)

Lleno de remordimiento, "Ezequías, después de haberse engreído su corazón, se humilló, él y los


moradores de Jerusalem; y no vino sobre ellos la ira de Jehová en los días de Ezequías." (2 Crón.
32: 26.) Pero la mala semilla había sido sembrada, y con el tiempo iba a brotar y producir una
cosecha de desolación y desgracia. Durante los años que le quedaban por vivir, el rey de Judá iba a
disfrutar mucha prosperidad debido a su propósito firme de redimir lo pasado y honrar el nombre
del Dios a quien servía. Sin embargo, su fe iba a ser probada severamente; e iba a aprender que
únicamente si ponía toda su confianza en Jehová podía esperar triunfar sobre las potestades de las
tinieblas que estaban maquinando su ruina y la destrucción completa de su pueblo. El relato de
cómo Ezequías no fue fiel a su cometido en ocasión de la visita de los embajadores contiene una
lección importante para todos. Necesitamos hablar mucho más de los capítulos preciosos de
nuestra experiencia, de la misericordia y bondad de Dios, de las profundidades incomparables del
amor del Salvador. Cuando la mente y el corazón rebosen de amor hacia Dios no resultará difícil
impartir lo que encierra la vida espiritual. Entonces grandes pensamientos, nobles aspiraciones,
claras percepciones de la verdad, propósitos abnegados y anhelos de piedad y santidad hallarán
expresión en palabras que revelen el carácter de lo atesorado en el corazón. Aquellos con quienes
nos asociamos día tras día necesitan nuestra ayuda, nuestra dirección. Pueden hallarse en tal
condición mental que una palabra pronunciada en sazón será como un clavo puesto en lugar
seguro. Puede ser que mañana algunas de esas almas se hallen donde no se las pueda alcanzar.
¿Qué influencia ejercemos sobre esos compañeros de viaje?

Cada día de la vida está cargado de responsabilidades que debemos llevar. Cada día, nuestras
palabras y nuestros actos hacen impresiones sobre aquellos con quienes tratamos. ¡Cuán grande
es la necesidad de que observemos cuidadosamente nuestros pasos y ejerzamos cautela en
nuestras palabras! Un movimiento imprudente, un paso temerario, pueden levantar olas de gran
tentación que arrastrarán tal vez a un alma. No podemos retirar los pensamientos que hemos
implantado en las mentes humanas. Si han sido malos, pueden iniciar toda una cadena de
circunstancias una marea del mal, que no podremos detener.

Por otro lado, si nuestro ejemplo ayuda a otros a desarrollarse de acuerdo con los buenos
principios, les comunicamos poder para hacer el bien. A su vez, ejercerán la misma influencia
benéfica sobre otros. Así centenares y millares recibirán ayuda de nuestra influencia inconsciente.
El que sigue verdaderamente a Cristo fortalece los buenos propósitos de todos aquellos con
quienes trata. Revela el poder de la gracia de Dios y la perfección de su carácter ante un mundo
incrédulo que ama el pecado

Profetas y reyes cap 29..

También podría gustarte