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Cuadriplejia espástica

Según el libro “Distintos tipos de parálisis cerebral”, escrito por Bobath, las cuadriplejias espásticas
se dividen en graves y menos graves, la mayoría pertenece al último grupo. Los casos más leves
adquieren su espasticidad en forma gradual en el primer año, pero los signos pueden aparecer
mucho antes. Mientras que el niño con compromiso grande, no se mueve para nada, los niños
cuya espasticidad es leve, pueden hacerlo pero en patrones anormales. La espasticidad
generalmente predomina en un lado.

Primera etapa: decúbito dorsal y ventral, sentado con apoyo

Los primeros signos son falta de control cefálico e incapacidad para levantar la cabeza en decúbito
ventral. El niño no rueda, ni se sienta. Cuando esta tendido de espaldas, las piernas se encuentran
un tanto abducidas y flexionadas. Al estar sentado con apoyo, encorva mucho la espalda y se
sienta sobre el sacro e inclina el tronco hacia adelante mediante un cifosis compensadora.

En decúbito dorsal hay retracción de los brazos, con flexión de los codos y puños cerrados. El niño
no extiende los brazos para asir objetos. El reflejo tónico cervical asimétrico sumado a la
retracción de la cintura escapular, impide al niño llevar las manos a la boca y que las junte en la
línea media. La reacción de Moro persiste durante mucho tiempo, a veces años.

En decúbito ventral su tronco esta flexionado y los hombros en protrusión. Los brazos se hayan en
aducción, debajo del pecho, lo que impide llevarlos hacia delante y sostenerse sobre antebrazos.
Esto provoca que el niño se sienta incomodo en esta posición y llore. Además el niño no levanta la
cabeza.

Segunda etapa: Sentada y rolido

De manera gradual el niño adquiere cierto grado de control de la cabeza en sedestación. Cuando
se lo tracciona para sentarlo, la cabeza se endereza cuando las caderas están en cierta flexión (en
la mitad del movimiento). No puede levantar la cabeza estando en decúbito dorsal, ni extender los
brazos.

Tercera etapa: progresión en el piso, sentado sin apoyo, ponerse de pie y marcha

A esta etapa solo llegan los niños que tienen una espasticidad moderada. Boca abajo en el piso, se
desplazan traccionando hacia adelante con los brazos flexionados y pronados y los puños
cerrados, arrastrando sus extremidades inferiores en rígida extensión y aducción. Estos niños
bajan la cabeza y con flexión del tronco y brazos, coloca las rodillas bajo el abdomen,
posteriormente pueden sentarse sobre sus pies, pero no extender los brazos para elevar el
cuerpo. No pueden ponerse de pie todavía y ya no les agrada estar boca abajo. Solo los
cuadripléjicos leves logran la sedestación sin apoyo con el tronco en equilibrio para progresar
después a la posición de pie. La marcha sin ayuda, aunque sea anormal, resulta imposible para la
mayoría de estos niños por los problemas del equilibrio y por la base de sustentación muy
estrecha.
Teniendo en cuenta que el niño presenta estrabismo convergente, se recomendará una
interconsulta con un oftalmólogo/estimulador visual. En el caso de ser necesario se tendrán en
cuenta en el tratamiento, las recomendaciones dadas por dicho especialista.

Además, el paciente no emite sonidos. La capacidad de comunicarse va a depender, de su


desarrollo intelectual, el cual es recomendado estimular desde los primeros años de vida; y de su
habilidad motriz para controlar los pequeños músculos de boca, lengua, paladar y cavidad bucal.
Será necesaria una interconsulta con un Fonoaudiólogo.

Los niños con parálisis cerebral requieren una atención global, un tratamiento interdisciplinario,
que le ayude a mejorar su motricidad, que estimule su desarrollo intelectual, que permita
desarrollar el mejor nivel de comunicación posible, que favorezca su relación social y que
prevenga la aparición de posibles trastornos asociados. La intervención conjunta con varios
profesionales ayudará a mitigar y solucionar los distintos problemas que se presenten.

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