desde el fondo

Stella Calloni:
“Bush declara la guerra infinita y sin fronteras, y
anula la soberanía de todos los pueblos en un
solo discurso”

Stella Calloni es periodista, escritora y profesora universitaria. Nació en Entre Ríos pero ha
vivido en diferentes países de América Latina. Especialista en política internacional, trabajó en
numerosas publicaciones latinoamericanas. Actualmente dirige la revista Desafíos, es corres-
ponsal, en América del Sur, del periódico La Jornada de México, y colabora en diferentes me-
dios de España, Estados Unidos, México e Italia. También ha escrito diversos libros entre los
que se destacan los de investigación “Los años del lobo: Operación Cóndor” (1999), “La Ope-
ración Cóndor, pacto criminal” (2001), “Argentina, de la crisis a la resistencia” (2002), y el re-
cientemente presentado “Recolonización o Independencia. América Latina en el Siglo XXI”
(2004). Recibió importantes premios, entre ellos el Premio de Periodismo José Martí, en 1987.
Convocada por el Proyecto de Extensión “Por una Nueva Economía”, la periodista y escritora
presentó en Paraná su nuevo libro: “Recolonización o Independencia. América Latina en el
Siglo XXI”, escrito en conjunto con Víctor Ego Ducrot. En él analizan y documentan exhausti-
vamente los planes políticos y militares que Estados Unidos proyecta y solapadamente ejecuta
en América Latina. “Empezó la transgresión y la resistencia permanente, en cada lugar donde
estemos, contra este proyecto de recolonización que viene sobre nosotros” —arengó en defen-
sa de la soberanía latinoamericana. Y continuó: “hablar de estas cosas, hacer este contacto, es
una forma de decir «estoy resistiendo», aunque mucha gente no lo imagine así”. Precedida en
su discurso por las palabras del profesor de Historia Juan Antonio Vilar y del periodista Anto-
nioTardelli, ambos paranaenses, Calloni realizó un completo panorama de la actual situación
de América Latina y su relación con Estados Unidos. Sucesos aparentemente aislados, incone-
xos, fueron resignificados críticamente por la periodista para dejar en evidencia la trama que a
simple vista no aparecía, porque “lo que no se vé en su conjunto no se ve”, remarcó. El siguien-
te texto es un extracto de las palabras manifestadas en aquel evento, pero bajo ningún punto
de vista sustituyen a las del libro, en el que cada idea expresada aquí está completa y debida-
mente desarrollada y documentada.

Presentación del libro “Recolonización o Independencia. América Latina en el

Siglo XXI”.
Stella Calloni: — Quiero hacer un homenaje
profundo a Gregorio Selser, una de las figu-
ras más importantes del mundo y, como nos
sucede a nosotros, olvidada; he sido como
alumna, con Alcira Argumedo, de este hom-
bre ejemplar, muy humilde en su vida y en
todo lo que hizo, que está en todas las uni-
versidades del mundo, pero en su Argentina
nadie ha movido un dedo para recuperar su
obra —su esposa ha ido regalando lo que ha
podido a varios lugares—, el olvido es per-
No podemos llamarle terrorismo
a la resistencia: resistencia es
resistencia…
manente. A Rodolfo Walsh, que fue uno de
los pocos en Argentina que se ocupó perma-
nentemente de estudiar dónde estaba el
Área de Producción y Publicaciones | 9
peligro: él advirtió que se venía la Operación
Cóndor antes de que se pusiera en marcha.
También quiero homenajear a los muchos
investigadores de nuestra América que han
escrito sobre la ocupación de los espacios
del mundo por Estados Unidos; y, finalmen-
te, a los desaparecidos, a los nuestros y a
los de toda América Latina, a las víctimas del
genocidio del que fue víctima América Latina
en el siglo XX. Nosotros hemos empezado
otro siglo y no podemos permitir que desapa-
rezca lo mejor de nuestra tierra, en todo
sentido: en lo humano, en lo territorial, en lo
cultural, en la identidad, para trazar el futuro
con un verdadero sentido de independencia.
Desde hace más de 20 años estoy trabajan-
do el tema de Operación Cóndor, y con Víc-
tor Ego Ducrot estamos investigando la rela-
ción de Estados Unidos con América Latina
desde hace mucho tiempo. Con estas inves-
tigaciones nos encontramos justo en la gue-
 desde el fondo
rra de Irak, a la que no llamamos guerra
porque no lo es: es una invasión, una ocu-
pación ilegal, y el pueblo iraquí tiene todo el
derecho a ser resistente. No podemos lla-
marle terrorismo a la resistencia: resistencia
es resistencia, y lo están haciendo contra un
país ocupado, un país donde los elementos
El proyecto para América Latina es en-
trar en todos nuestros países, como lo
hicieron en Paraguay, sin disparar un
tiro.
de la cuna de la civilización han sido arrasa-
dos, un país vendido a pedazos en el exte-
rior: su historia, sus monumentos, su vida.
Se han llevado pedazos de aquellos viejos
palacios diciendo: “esto es un palacio de
Hussein”, cuando en realidad era un gran
museo. Les robaron, los aniquilaron. En el
momento en que sacamos este libro, en el
que denunciamos un proyecto geoestratégi-
co de recolonización, Estados Unidos — que
es la cabeza de la dictadura económica glo-
bal, tal como la llamó ese extraordinario lin-
güista estadounidense que es Noam
Chomsky— está aplicando el terrorismo de
Estado a nivel mundial. Las cosas por su
nombre. Nosotros sabemos lo que fue el
terrorismo de Estado, y ese mismo esquema
se está aplicando en el mundo. Nosotros
estamos peleando por la justicia, por nuestra
dictadura, por acabar con la impunidad, y
Estados Unidos está sembrando de asesinos
el mundo. ¿Qué son los prisioneros en la
base de Guantánamo?, doble afrenta para
América Latina: son detenidos-
desaparecidos, sus familiares no saben dón-
de están, ellos tampoco lo saben. Están en
la noche y niebla de las desapariciones, y
son un presente, están ahí, siento que nos
están mirando, desde la ceguera en que los
han sumido, porque están todos los días
vendados y con aparatos para no escuchar
ruidos; la mayoría está enloqueciendo, y
entre ellos hubo cinco niños, de entre 13 y
15 años. Esto está sucediendo ante nuestros
ojos, y no podemos ser indiferentes, hacer-
nos los que no sabemos. No podemos seguir
aceptando el envenenamiento de una socie-
dad, que reemplaza el derecho a la dignidad
de sentirse ofendido por estas situaciones
por el entretenimiento barato y la desculturi-
zación de nuestros países. Tenemos que
instalarnos con mucha fuerza frente a estas
cosas, lo cual requiere de mucha pasión,
pero, sobre todo, son un reclamo a la huma-
nidad que está en cada uno de nosotros.
Estamos luchando contra la impunidad, para
Área de Producción y Publicaciones | 10
que se esclarezca la Operación Cóndor —en
Uruguay todos los días aparecen elementos
nuevos, se abre una puerta para investigar
algo y enseguida aparece el verdadero vol-
cán que había debajo—, y mientras eso está
sucediendo Estados Unidos tiene centros
clandestinos, campos de concentración en
Afganistán, en Irak, donde se hace lo que se
quiere. Pronto va a llegar aquí un libro de
Roberto Montoya, un gran periodista argen-
tino que vive en España, que se llama “La
Impunidad Imperial”, donde están todos los
documentos que demuestran que no es que
una soldadito arrastraba a un prisionero ira-
quí porque se le ocurrió esa noche, sino que
fueron órdenes estrictas —nosotros sabe-
mos lo que se quiso salvar aquí con las leyes
de impunidad. Está todo en una investiga-
ción de los documentos que demuestran que
la tortura se ha sistematizado, que se la
reivindica y que se fue instalando en nues-
tras mentes a través de la invasión de la
incultura y de la violencia por medio del cine
y de nuestra televisión. Ese terrorismo de
Estado mundial, por supuesto, está gene-
rando una gran cantidad de contradicciones.
Quiero hacer este marco rápido simplemente
para contextualizar el momento en el que
estamos presentando este libro en el que
hablamos de nuestra problemática latinoa-
mericana: en qué marco está ese poder im-
perial actuando, en qué marco ha ido cami-
nando como un elefante en una vitrina de tal
manera que ahora están empantanados en
Irak, y los proyectos que estaban sobre no-
sotros han sido reverdecidos. Veo la activi-
dad de los últimos tiempos la actividad de
Donald Rumsfeld que ha venido a nuestros
países, armando el escenario que nos pro-
ponen. Entraron tropas en Paraguay, perma-
nentemente están entrando tropas en Santo
Domingo; la firma del CAFTA, el tratado de
libre comercio firmado por Centroamérica —
No podemos seguir aceptando el envene-
namiento de una sociedad, que reempla-
za el derecho a la dignidad de sentirse
ofendido por el entretenimiento barato y
la desculturización…
con resistencia de algunos países y mucha
resistencia de los pueblos— que es un trata-
do absolutamente colonial. El proyecto para
América Latina es entrar en todos nuestros
países, como lo hicieron en Paraguay, sin
disparar un tiro. La población de Paraguay
se enteró de una noche a la otra, incluso
unos días después, por una pequeña noticia
en la que el Servicio de Paz y Justicia —
 desde el fondo
tenemos que empezar a nombrar estos epi-
sodios de resistencia y dar un nombre a los
resistentes— denunciaba que se había vota-
do en el Congreso la entrada de tropas esta-
dounidenses con inmunidad absoluta, con
posibilidad de trasegar armamento y equipos
de cualquier tipo y de movilizar aviones.
Terrorismo es Hiroshima y Na-
gasaki, que no nos confundan y
nos aplasten.
Ellos no hacen ninguna declaración fronteri-
za, pueden entrar a Paraguay; tienen pro-
gramadas una cantidad de maniobras que
van a hacer hasta el año 2006, pero han
entrado con tal fuerza que a fines de 2006
van a firmar para seguir adelante, es decir,
es un acuerdo abierto. Remontémonos al
pasado —por eso es tan importante la histo-
ria—, a la firma del Tratado del canal de
Panamá, porque ocurrió lo mismo. Ellos
entraron en Paraguay y no se van a ir. Esto
es peligrosísimo. Y qué voces se han alzado
a niveles gubernamentales; a niveles popula-
res muchas, pero todavía no hay una con-
ciencia del significado de este pequeño por-
taaviones del sur. En los países andinos
tenemos el enorme portaaviones que es
Colombia, y van a tratar de unir los países
andinos. Con los tratados de libre comercio
firmados con Centroamérica ya tienen buena
parte del plan Puebla-Panamá en función.
Ellos hacen la suma de intereses y recursos
para decir: “acá está nuestro recurso”. Ahora
están inventando que se puede apoderar
China de todo esto. El señor Andrés Oppen-
heimer es el vocero de estos planes; dice
que en América Latina la reciben mejor a
China que a Estados Unidos, alentando a
Estados Unidos a hacer algo para que la
doctrina Monroe siga floreciendo. En el do-
cumento Santa Fe IV empiezan diciendo: “La
doctrina Monroe del año 1823…”, del presi-
dente James Monroe, que cuando vio que
podía entrar otra potencia a interrumpir nues-
tra independencia dijo: “esa interrupción de
independencia la hacemos nosotros porque
ese es nuestro patio trasero”; y últimamente
hay varios funcionarios que han hablado de
nosotros como el patio trasero. Entonces,
piensen en el momento en que estamos. Lo
que tratamos de hacer en el libro es una
sistematización de documentos, porque lo
que no se ve en su conjunto no se ve. Cuan-
do trabajé el Plan Cóndor, tuve que empezar
desde el origen: ¿de dónde nació? Porque
no es que se le ocurrió un día a Pinochet
hacer el Plan Cóndor, esto vino como una
tarea de contrainsurgencia, de todos estos
Área de Producción y Publicaciones | 11
proyectos que hace Estados Unidos y que
los va renovando y recreando constantemen-
te de acuerdo a cómo la realidad se va trans-
formando, con una implacable dialéctica que
ojalá la tuviéramos nosotros. No podemos
estar a fines de este siglo, si podemos llegar,
llorando por lo que no paramos en el mo-
mento en que pudo pararse, es decir, ahora.
El señor Donald Rumsfeld, en la última visita
que hace a Paraguay, se muestra ofendido y
no va a Uruguay porque el gobierno urugua-
yo acaba de firmar un acuerdo con Chávez,
se muestra ofendido también con Argentina y
no viene. ¿Cómo están recreando la cosa?
Con el asunto de la lucha contra el terroris-
mo instalaron una base provisoria en Hondu-
ras que hoy se ha convertido en una gran
base, como la de Palmerola, cuando fueron
a pelear contra los sandinistas en Nicaragua
—guerra de David contra Goliat, como siem-
pre—, entonces ahora entran tropas en Hon-
duras, en Santo Domingo. Estamos teniendo
maniobras por todas partes. Tenemos un
trazado de bases y, para que se concrete, se
presentan en Paraguay y lanzan el nuevo
peligro: los movimientos sociales, todo lo que
se mueva es peligroso. Y en el lanzamiento
del nuevo peligro están las FARC, como si
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia no tuvieron suficiente con la guerra
que tiene adentro, peleando con tropas nor-
teamericanas, como para salir a distraerse
por aquí, cuántos hombres tendrían que
tener. Hay que estar siempre atento a las
noticias: cuando los sucesos de General
Mosconi, el gobernador Romero dijo: "Dicen
que era una presencia de las FARC por
aquí”. Cuando intentaron esos secuestros
que hicieron policías y militares corruptos en
Paraguay, se sospechó de las FARC porque
había unos mensajes en Internet donde se
saludaban uno de un movimiento de izquier-
da surgido en el último tiempo en Paraguay
con uno de las FARC, había un saludo, un
cruce de información, uno le mandaban los
datos de Paraguay, el otro comentaba que
estaba sucediendo en Colombia. Es decir,
podemos ser todos sospechosos porque por
Internet nos llega a todos de todo. A los pe-
riodistas nos llegan los boletines de las
FARC, y de todos los países del mundo,
El proyecto para América Latina es
un viejo trazo que empezaron a
escribir en los años 80.
ahora están llegando boletines de la resis-
tencia iraquí a muchos periodistas de Améri-
ca Latina. Entonces están originando esta
idea: Cuba y Venezuela influyendo en Boli-
 desde el fondo
via, cuando Bolivia tiene una de las historias
más fuertes de resistencia permanente en
América Latina, es uno de los países más
castigados por los golpes de Estado —ha
tenido más de 200, casi tantos como su his-
toria como país—, como si necesitáramos
que vengan a inspirarnos de otro lado cuan-
do la realidad nuestra nos tira a la calle, por-
que ¿quién tira a la calle a los desocupa-
dos?: la desocupación; ¿quién tira a la calle
a los pobres?: la pobreza. Pero resulta que
si gana Evo Morales no va a ser sólo que
gana Evo Morales en Bolivia: es Venezuela,
es Cuba, son las FARC, los izquierdistas:
volvió el comunismo a América Latina, se
había acabado la Guerra Fría y de repente
se plantea otra vez. Y hay una heroica resis-
tencia iraquí que nos está salvando la vida a
nosotros. Y, repito, resulta que defenderse
de un ejército extranjero —que para ocupar
ese país mintió a su propio pueblo y al mun-
do—es terrorismo. Terrorista es el ocupante
del país, terrorismo es Hiroshima y Nagasa-
ki, que no nos confundan y nos aplasten.
Terrorismo es el fascismo, y qué doctrina
más fascista tenemos en el mundo en este
momento que la de Estados Unidos. Ahora
Bush dice que declara la guerra infinita, sin
fronteras, sin límites, y anula la soberanía de
todos los pueblos en un solo discurso, y
comienza a marchar a tambor batiente por-
que quienes lo rodean —que son los mismos
que hacen los documentos, como el Santa
Fe I o el Santa Fe II, que son el grupo mas
fundamentalistas de Estados Unidos— dic-
taminan que las fronteras seguras son el
mundo entero, y que tienen derechos en
nombre de su seguridad nacional, y de mu-
chas mentiras que les han dicho a su pueblo
—en el interior de ese país prácticamente
ignoran las situaciones, aunque ahora se
están despertando, como pasó cuando Viet-
Somos uno de los continentes que
más ha resucitado en su historia,
pero nos quieren hacer creer que no
tenemos pasado…
nam. Avanzan sobre el mundo en nombre,
sobre todo, de la lucha contra el terrorismo
que ellos mismos sembraron en el mundo:
creadores de los talibanes, creadores de
todas las dictaduras: de los Somoza, de los
Stroessner, de los Trujillo; estudiemos la
historia del continente: quién los puso, quién
los crió, quién los instaló, cómo fue la expan-
sión de principios de siglo. Estos fundamen-
talistas del poder republicano hacen y trazan
estos documentos descarnados. Han lleva-
Área de Producción y Publicaciones | 12
do la situación al descarnamiento, se des-
plumó el cóndor, se descarnó, no hay encar-
nadura posible. Todos hemos escuchado lo
que dicen que van a hacer: “la soberanía se
acabó, necesitamos el petróleo, necesitamos
los recursos, la biodiversidad”. En el mapa
de Estados Unidos la Amazonia aparece
como “territorio bajo la protección de la ONU
y de Estados Unidos”, y esto es verdadero,
No podemos estar a fines de este
siglo, si podemos llegar, llorando
por lo que no paramos en el mo-
mento en que pudo pararse, es
decir, ahora.
tenemos un libro de escuela secundaria en
donde dice esto. El proyecto para América
Latina es un viejo trazo —ellos tienen una
continuidad extraordinaria, en función de sus
intereses por supuesto— que empezaron a
escribir en los años 80, y cada diez años
mandan por todo el mundo a sus personajes,
sus espías, algunos profesores universitarios
y periodistas se prestan para eso. Hay una
historia que quiero contar: resulta que como
Ronald Regan era tan bruto, le hacían un
resumen para que entendiera de qué esta-
ban hablando, porque el documento de San-
ta Fe era demasiado pesado, y ese resu-
mencito a nosotros nos viene muy bien por-
que nos permite resumir mentalmente ese
programa. El proyecto fue así: ya era impo-
sible sostener las dictaduras, entonces las
democracias fueron como Estados Unidos
las trazaba —no como nosotros las pensá-
bamos—, fueron las democracias del libre-
comercio, del consenso de Washington,
gerentes en vez de presidentes; miremos el
capítulo que le correspondió vivir a Fujimori,
a Menem, a Carlos Salinas de Gortari des-
truyendo la construcción que quedaba de
esa grandiosa revolución mejicana de la que
no hablamos. Ignorar el pasado, no recordar
esa historia caliente de América Latina, es
hacernos chiquititos, es cortarnos los pies y
las manos, cortarnos la lengua. Recordemos
la primera revolución negra en Haití, auténti-
ca, extraordinaria. ¿No queremos leer histo-
ria? Carpentier lo dice con una belleza extra-
ordinaria. Leamos a los escritores que tene-
mos, miremos en conjunto lo que hemos
hecho, lo que hemos creado, lo que hemos
resistido. Hemos resucitado una y mil veces,
somos uno de los continentes que más ha
resucitado en su historia, pero nos quieren
hacer creer que no tenemos pasado, que
somos ineficientes, incultos, imbéciles. Pero
¿quién hizo estas ciudades, estas construc-
 desde el fondo
ciones? En una oportunidad alguien me dijo
“nosotros no sabemos manejarnos”, y yo le
respondí —con lenguaje muy sencillo, por-
que se han retrocedido cincuenta años en
cultura y en educación—: “si usted tiene
una casa muy linda y vive con su familia,
y tiene un hermano tarambana que la ad-
ministra y la va perdiendo, ¿ud. pierde la
casa o toma el lugar del hermano y la
dirige debidamente?”. “Tomo mi casa”,
me respondió. “Y bueno —le dije— quién
cree que construyó esta ciudad: ¿fue la
empresa privada? ¿Quién construyó este
país?”. A pesar de todas las incongruencias
y de todas las independencias y democra-
cias castradas que tenemos en este momen-
to, siempre hay puertitas abiertas; pero so-
mos nosotros los que tenemos que hacer la
construcción social. En Costa Rica no pudo
concretarse el Tratado de Libre Comercio de
las Américas porque hubo una gran oposi-
ción. En Guatemala hubo muchos muertos
por ese tratado de libre comercio que se
firmó, el CAFTA; y hay algunos gobiernos
que ante esto deciden cambiar el rumbo. Por
qué están contra Chávez —a quien no le
pueden discutir su camino democrático por-
que ha ganado 11 elecciones consecutivas—
, por qué esta desesperación: porque Chá-
vez está concretando, en la realidad, la inte-
gración. Chávez dice: “vamos a una cumbre,
vamos a concretar”, y firma un acuerdo. En
Uruguay, en este momento, hay un acuerdo
extraordinario. En otros países se empezó a
trabajar: el astillero Río-Santiago que no es
poco, porque son miles de trabajadores, no
son solamente los que van a participar en
esa apertura —que además está ese astille-
ro porque ellos resistieron e hicieron posible
que hubiera algo formado para que se pudie-
ra empezar de nuevo. Los norteamericanos
vinieron corriendo a ocupar Paraguay porque
estaba siendo muy “apretadito” por el go-
bierno de Brasil, por el mismo Chávez. El
Sólo es posible independencia si
tenemos un sentido claro de la uni-
dad, si podemos completar la inte-
gración y no declamarla.
asunto de las bases hay que tratarlo con
mucha seriedad, hay que documentar todo
para poder decir exactamente qué es lo que
hay, y qué proyectos hay sobre lo que no
hay. Por qué decimos la ocupación de Para-
guay: porque han ubicado la oficina regional
del FBI, así como antes tuvieron la oficina
regional de la CIA, cuando estaba Stroess-
ner —de ahí empezó a repartirse todo el
Área de Producción y Publicaciones | 13
“Por qué están contra Chávez:
porque está concretando, en la
realidad, la integración.”
dinero para voltear a Salvador Allende en
Chile, para los camioneros que le hacían
huelga, porque las huelgas de esos camio-
neros no eran huelgas de trabajadores sino
que eran huelgas pagadas para voltear a
Allende—, por eso tenemos que tener mucho
cuidado en cada paso que demos de ahora
en adelante. Ocuparon Paraguay porque
había un movimiento campesino creciente.
En Bolivia el pueblo en las rutas había para-
do el proyecto neoliberal, las privatizaciones,
primero del agua, después del gas. En Brasil
está el MST que es el mayor movimiento
social, y uno de los más capacitados políti-
camente, del mundo, con esa educación
popular que sus dirigentes permanentemente
están dando a ese movimiento —cuando
ellos se mueven todos saben por qué están
en esa manifestación, cualquier militante del
MST que uno encuentra en el camino le da
una clase de política: eso es construir políti-
ca. Me ha tocado estar en toda América
Latina, tuve la suerte —y el dolor en muchos
casos, porque cubrí guerras en Centroaméri-
ca y en otros lugares— de conocer mucho, y
me preocupé por conocer pueblo por pueblo,
porque de qué podemos hablar si no cono-
cemos lo que hay debajo, la historia cultural
de los pueblos es muy importante para en-
tender porqué uno se mueve de una manera
y otro de otra; y ese es el error que ellos
tienen, porque en estos documentos, el Con-
senso de Washington lo trazan para toda
América Latina, nombran algunos países
sobre los que tienen que avanzar más rápi-
do, como es el caso de Colombia, a la que
no pueden dejar escapar de sus manos por-
que está ubicada estratégicamente para
moverse de un lado a otro, y donde, es muy
doloroso, están muriendo asesinadas 30
personas por día, 800 mil colombianos mu-
rieron desde el 1900 hasta que terminó el
siglo XX, víctimas de la violencia, y no sa-
bemos cuántos por la otra violencia que es la
miseria, las depredaciones infinitas que ha-
cen sobre nuestra gente. Entonces, con Víc-
tor Ego Ducrot, partimos de una frase que leí
una vez en una pared de Colombia —porque
yo voy anotando todas las cosas que escri-
ben las manos anónimas, y he recogido ma-
ravillas, cada una en su estilo y a su mane-
ra—, y decía: “América Latina será Macondo
o no será”. Macondo es una historia circular,
recuerden esa magistral novela de Gabriel
García Márquez —porque nosotros tenemos
 desde el fondo
novelistas extraordinarios que reflejan la
historia en sus novelas, como una síntesis
metafórica de la verdadera historia y del
tejido social profundo—, Macondo es Co-
lombia, donde todo es un movimiento circu-
lar, el ferrocarril, los que vienen, las guerras
que se pelean, las guerras internas, todo
está contado, todo pasa por Macondo. Par-
timos de esa frase para decir que debemos
recuperar la identidad, la cultura, la memoria,
el pasado y el amor por nuestras tierras. No
regalemos el nacionalismo a la derecha co-
mo se lo hemos regalado en este país: ser-
vido en bandeja; pregúntenle a Martí que
pensaba de esto, pregúntenle a Bolívar,
preguntémonos a nosotros mismos por qué
le vamos regalando elementos a la derecha,
qué paso con nuestra izquierda —que tam-
bién tiene que ponerse a estudiar muchas
cosas, no es sólo repetir y repetir, porque
estamos en un proceso dialéctico. La dialéc-
tica es la base de la creación, nos tiene que
remitir a que seamos permanentes veedores,
observadores, y revivientes de nuestra reali-
dad, la dialéctica es revivir cada día, cada
paso; si no conocemos la realidad a fondo
¿de qué dialéctica hablamos, qué teoría
podemos trazar? Estos miserables estudian,
como lo hicieron en el documento Santa Fe
IV, como lo estudiaron en los años 90 para
trazar el plan de “guerra de baja intensi-
dad”, que es lo que estamos teniendo,
cómo desestabilizar gobiernos, cómo
utilizar a la prensa, cómo destruir la pren-
sa de izquierda, cómo anular a los intelec-
tuales, a muchos los compraron: conven-
gamos que al neoliberalismo lo vendieron
muchos, antes venían con los espejitos,
ellos nos vendieron los espejitos del neo-
liberalismo. Hay quienes decían “yo con el
uno a uno me puedo ir a Miami”, pero la vida
de los otros no importaba: el uno a uno fue la
destrucción más extraordinaria de nuestro
país. Y en un país como este, que produce
alimentos para 300 millones de personas,
que tengamos a más de la mitad de la po-
blación en la pobreza es una indignidad tan
grande que me resulta hasta vergonzante
cuando me preguntan: “cómo no les pueden
dar de comer si ustedes producen alimentos
en Argentina”. Por qué nos ocurre esto: por-
que no estamos haciendo las cosas como
debemos hacerlas en esa construcción so-
cial. Estos miserables sí hacen esa cons-
trucción dialéctica, estudian, trazan guerra
de baja intensidad —estoy por sacar un libro
donde está todo el trazado de guerra de baja
intensidad, tal cual lo dijeron, es un docu-
mento tan fuerte como el de Santa Fe—, el
trazado es diplomático, político, económico,
social y militar. Ellos, en los 90, decían así:
“en los próximos años va a estallar el pro-
Área de Producción y Publicaciones | 14
blema de la deuda externa”. Sabían que era
impagable, incobrable. Va a llegar un mo-
mento en que va a ser imposible seguir, pero
para pararnos enfrente tenemos que estar
todos juntos, tiene que haber consensos
internos y externos. Si los países más impor-
tantes de América Latina se paran en con-
junto, se puede pelear perfectamente el
asunto, porque va a llegar un momento en
que se van a tener que parar aunque no
quieran, porque uno va a decir: “o como o
pago la usura”. Nosotros tenemos muchas
historias de usureros que terminaron muy
mal. Tenemos esto para reflexionar, esto
está escrito, esto nos pasó. Hicimos los capí-
tulos de esta manera para analizar, a través
de extraordinarios estudiosos —entre ellos el
propio Galeano—, si vamos a tener otro siglo
perdido, y para preguntarnos cómo los res-
Tenemos los documentos necesarios para
saber lo que se proyecta sobre nosotros,
no hagamos un Nunca Más dentro de 30
años porque lo podemos parar ahora.
quicios coloniales quedaron incrustados en
nuestras sociedades. Nuestras cárceles
están llenas de gente a la que se dejó sin
destino alguno. De ese primer capítulo de la
herencia colonial, pasamos de la Guerra Fría
a la globalización, porque cuando se de-
rrumba la Unión Soviética, el Muro de Berlín,
se perdió el equilibrio, y dijeron “lo podemos
hacer todo”, y trazaron en los 90 este pro-
yecto de contraterrorismo, tal cual lo están
llevando a cabo ahora. Por eso se plantean
esas sospechas en Estados Unidos —
porque mucho más que nosotros las plan-
tean varios en Estados Unidos, Michael Moo-
re entre ellos— respecto a estos atentados
de unas torres que iban a ser implosionadas
porque ya no servían, esos atentados tan
raros, tan precisos, tan perfectos. Yo no
puedo creer que los talibanes, los guerrille-
ros más primitivos y brutales que ellos crea-
ron, porque los talibanes son una creación
de Estados Unidos, tuvieran tal precisión de
poder volar esos aviones sin ser intercepta-
dos a lo largo de todo el territorio —es lo que
plantean varios escritores estadounidenses.
Luego pasamos de la Doctrina Monroe al
Consenso de Washington, y luego empeza-
mos con proyectos políticos: Santa Fe I y
Santa Fe II, cómo se rediseña el mapa mun-
dial a partir de ahí. Economía y Finanzas I y
II. Seguimos con la Guerra de Baja Intensi-
dad, que es el control total, es estar en el
lugar antes de que los acontecimientos se
 desde el fondo
desborden. Por eso esta cosa difusa en
Paraguay. Ellos dicen: “vamos a ayudarles
en salud, es acción cívica”: pero para matar
mosquitos entraron los marines con unas
ametralladoras enormes, yo nunca vi matar
un mosquito con una ametralladora, en Mi-
siones entraron bajo esa idea, también deja-
ron asentamientos en el Delta. Más que
asentamientos son bases estratégicas extra-
ordinarias. Las plantearon en Ecuador en el
2000, lo que costó la salida del pueblo ecua-
toriano a las calles para derrumbar tres pre-
sidentes en muy poco tiempo: el pueblo
ecuatoriano, sin disparar un tiro —porque
La Guerra de Baja Intensidad es el con-
trol total, es estar en el lugar antes de
que los acontecimientos se desborden.
ellos están ocupándonos sin disparar un tiro,
pero las acciones de resistencia de nuestro
pueblo están teniendo el miso estilo—, tum-
bó tres presidentes en Ecuador, ocupando
las calles sin siquiera romper una ventana
con una piedra, porque cuando uno va con
un objetivo tan claro, como era llenar con
millones de personas a Quito, nadie los para.
Ese es el proyecto que tienen para nosotros,
pero nosotros tenemos todo lo necesario
para pararlos, pero ahora, porque una vez
que ya están adentro la cuestión es otra. Si
ellos se metieron en Paraguay, no los deje-
mos salir de esa frontera, nunca, ni para
Brasil ni para ningún lugar. Me niego absolu-
tamente al escepticismo de muchos intelec-
tuales. En Estados Unidos los resistentes,
que son los actores, la mayoría de la clase
intelectual, los estudiantes, votó contra ese
proyecto a pesar de que primero los aterrori-
zaron y después los amenazaron, porque
todos están bajo amenaza; en Estados Uni-
dos hay mucha gente prisionera en cárceles
secretas. Me niego a que tratemos a todo el
pueblo árabe como sospechoso; ¿por qué
tenemos que tenemos que detener y revisar
en los aeropuertos a cada colombiano que
viaja? Profesores de la universidad vienen y
son maltratados en nuestros aeropuertos, un
médico árabe que va a un congreso es apar-
tado. Tenemos que parar con todo eso por-
que nosotros sabemos quiénes son los terro-
ristas, sabemos que hay respuestas también
al terrorismo: no se combate con militares,
con tropas, el terrorismo se combate con
justicia, con verdad, con independencia, con
democracias verdaderas, con todo el mundo
comiendo lo que debe comer porque lo tiene
todo, con una América Latina libre. Tenemos
por delante recolonización o independencia
Área de Producción y Publicaciones | 15
verdaderamente. Les cuento esta pequeña
historia de resistencia: cuando al pueblo
ecuatoriano les bloquearon todas las carrete-
ras que venían del interior, los viejos indíge-
nas trazaron en los mapas los caminos de la
montaña por donde bajaban sus antepasa-
dos, cuando entraban invisibles para el colo-
nizador, y bajaron por esa red de caminitos
que habían trazado sus antepasados. Cuan-
do las tropas se dieron cuenta ya estaban
todos en la carretera, tenían lo mismo el
millón de personas metidas adentro, que
habían bajado pasándose la voz despacito,
un hito por acá, un hito por allá, como dicen
ellos; cuando acordaron tenían Quito toma-
da, y no le podían disparar a mansalva a dos
millones de personas. Esto no se sabe, estas
historias no se las cuentan a los pueblos
para que no las rescaten como suyas, para
que no vean de lo que son capaces. ¿Y si
nosotros pusiéramos dos millones de perso-
nas en Buenos Aires, como deberíamos?
Los uruguayos, en su muy seria pelea políti-
ca —sin insultos, sin guerra sucia, sin baje-
za, sin mafia— nos dieron una lección: casi
500 mil personas en Montevideo, que es
chiquitito. Y nosotros no podemos poner 100
personas juntas sin que se peleen. Recoloni-
zación o independencia: sólo es posible in-
dependencia si tenemos un sentido claro de
la unidad, si podemos completar la integra-
ción y no declamarla, porque el proceso de
la lucha anticolonial de todos los pueblos del
mundo es una lucha de conjunto, del pueblo,
de las mayorías. Pero si empezamos: “no, yo
no camino con éste porque me molesta”, o
“de qué partidito sos, entonces ponete allá”;
por eso nos comieron los de afuera, como
dice el Martín Fierro. A mí no me sirve de
nada decirles una consigna si no les puedo
entregar un libro escrito seriamente, para
que ustedes tengan acceso a esos docu-
mentos, para que cada cosa puedan verla
con su propia mirada, porque no me interesa
influir sino dejar fluir, y para fluir hay que ser
consciente. El pueblo venezolano les dio a
todos una lección con una Constitución en la
mano. Fíjense lo que ha pasado en los últi-
mos tiempos en Bolivia, en Ecuador, en Bra-
sil, lo que pasa en Uruguay con una izquier-
da que construye. La unidad se construye, la
dignidad se construye, el lenguaje se cons-
truye, son construcciones sociales. Y noso-
tros festejamos las barbaridades que se
dicen en los programas de televisión, las
groserías: la grosería es grosería, no es
lenguaje, no es libertad, la libertad es len-
guaje verdadero de los pueblos. Vamos a
pelear por reconquistarnos, pero vamos a
saber de qué se trata cada cosa, el pueblo
quiere saber de qué se trata, tenemos los
documentos necesarios para saber lo que se
 desde el fondo

proyecta sobre nosotros, no hagamos un
Nunca Más dentro de 30 años porque lo
podemos parar ahora, y de eso se trata. Una
de las cosas que he aprendido mucho de
Selser y, sobre todo, de Pérez Esquivel —
que es un hombre muy reflexivo— es: refle-
xionemos, fluyamos y construyamos. Y al
que va a destruir al lado nuestro digámosle
no, nosotros estamos para construir, y los
destructivos se van quedando siempre solos
porque la construcción es absolutamente
más poderosa, rescatemos los escritores
que tenemos, la cultura, el pasado, las revo-
luciones que hemos hecho una y otra vez.
Es increíble que se conserve una revolución
a 90 millas del gran poder en el mundo, es lo
único que no se cayó de lo que se cayó;
cualquiera puede pensar lo que quiera, pero
no es sencillo estar a 90 millas y mantener
un bloqueo en una isla chiquitita en medio
del Caribe, rodeado de tiburones de todo
tipo, durante 50 años. Algún día se va a es-
cribir esta historia y se va a contar, tal vez,
como Troya.◘

Área de Producción y Publicaciones | 16