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Hombre pequeñito Orlando Furioso

Alfonsina Storni
(extracto)
Hombre pequeñito, hombre pequeñito, Ludovico Ariosto
Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Injustísimo Amor, ¿por qué así avaro
déjame saltar.
nuestros deseos concertar te antojas?
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
¿Por qué, pérfido, con placer tan caro
hombre pequeñito que jaula me das.
en dos almas discorde amor alojas?
Digo pequeñito porque no me entiendes,
No consientes que cruce el vado claro
ni me entenderás.
y al más ciego y mayor fondo me arrojas:
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
dictas que a quien desea mi amor desame,
ábreme la jaula que quiero escapar;
y a aquel que me odia más, que adore y ame.
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.

Si me quieres, Quejas
quiéreme entera Dolores Veintimilla
(Dulce María Loynaz) ¡Y amarle pude....Al sol de la existencia
Se abría apenas soñadora el alma.....
Si me quieres, quiéreme entera, Perdió mi pobre corazón su calma
no por zonas de luz o sombra… Desde el fatal instante en que le hallé.
Si me quieres, quiéreme negra Sus palabras sonaron en mi oído
Como música blanda y deliciosa;
y blanca, y gris, verde, y rubia, Subió a mi rostro el tinte de la rosa;
y morena… Como la hoja en el árbol vacilé.
Quiéreme día,
quiéreme noche… Su imagen en el sueño me acosaba
¡Y madrugada en la ventana abierta!… Siempre halagüeña, siempre enamorada:
Si me quieres, no me recortes: Mil veces sorprendiste, madre amada,
¡Quiéreme toda… O no me quieras! En mi boca un suspiro abrasador;
Y era él quien arrancaba de mi pecho,
El, la fascinación de mis sentidos;
El, ideal de mis sueños más queridos;
El, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí, el campo placentero


En vez de flores me obsequiaba abrojos:
Sin él eran sombríos a mis ojos
Del sol los rayos en el mes de abril.
Vivía de su vida aprisionada;
Era el centro de mi alma el amor suyo;
Era mi aspiración, era mi orgullo....
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?
No es mío ya su amor, que a otra prefiere;
Sus caricias son frías como el hielo.
Es mentira su fe, finge desvelo....
Mas no me engañará con su ficción....
¡Y amarle pude delirante, loca!!!
¡No! mi altivez no sufre su maltrato;
Y si a olvidar no alcanzas al ingrato
¡Te arrancaré del pecho, corazón!
Esto es Amor Soneto 57
Lope de Vega Shakespeare

Desmayarse, atreverse, estar furioso, Soy tu esclavo. ¿Qué más puedo querer
áspero, tierno, liberal, esquivo, que no sea complacer tus deseos?
alentado, mortal, difunto, vivo, No tengo nada importante que hacer
leal, traidor, cobarde y animoso; hasta que tú requieres de mi empleo.

no hallar fuera del bien centro y reposo, Del tiempo no reprocho la cadencia
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, lenta de minutos cuando en ti pienso.
enojado, valiente, fugitivo, Ni siento la amargura de tu ausencia
satisfecho, ofendido, receloso; cuando adiós me dices y no te tengo.

huir el rostro al claro desengaño, Tampoco me pongo a pensar celoso


beber veneno por licor suave, en dónde estarás y qué estás haciendo.
olvidar el provecho, amar el daño; Como un triste esclavo pienso en los otros

creer que un cielo en un infierno cabe, a quienes das alegría, y entiendo.


dar la vida y el alma a un desengaño; Verdaderamente, el amor ciego es.
esto es amor, quien lo probó lo sabe. Pues no importa el mal que hagas, no lo ve

Medardo Ángel Silva El alma en los labios


Medardo Ángel Silva
A mi amada

Cuando de nuestro amor la llama apasionada


dentro tu pecho amante contemple ya
extinguida,
ya que solo por ti la vida me es amada,
el día en que me faltes, me arrancaré la vida.

Porque mi pensamiento, lleno de este cariño,


que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo.
Lejos de tus pupilas es triste como un niño
que se duerme, soñando en tu acento de arrullo.

Para envolverte en besos quisiera ser el viento


y quisiera ser todo lo que tu mano toca;
ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento
para poder estar más cerca de tu boca.

Vivo de tu palabra y eternamente espero


llamarte mía como quien espera un tesoro.
lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero
y, besando tus cartas, ingenuamente lloro.

Perdona que no tenga palabras con que pueda


decirte la inefable pasión que me devora;
para expresar mi amor solamente me queda
rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de
seda
¡dejar mi palpitante corazón que te adora!
Amanecer cordial Canción de Tedio
Medado Ángel Silva Medardo Ángel Silva
¡Oh, vida inútil, vida triste,
Ah, no abras la ventana todavía, que no sabemos en qué emplear!
es tan vulgar el sol!... La luz incierta Nos cansa todo lo que existe
conviene tanto a mi melancolía... por conocido y por vulgar.
me fastidia el rumor con que despierta
la gran ciudad... Es tan vulgar el día!... ¡Nuestro mal no tiene remedio
y por siempre vamos a sufrir
Y ¿para qué la luz? ...En la discreta la cruel mordedura del tedio
penumbra de la alcoba hay otro día y la ignominia de vivir!
dormido en tus pupilas de violeta...
Un beso más para mi boca inquieta... ¡Frívolos labios de mujeres
Y no abras la ventana todavía! nos brindan su hechizo fatal!
¡Infeliz del que oyó en Citeres
_________________________________________ la voz del Pecado Mortal!

Perdón Vuelan las almas amorosas


hacia los ojos de abenuz,
e igual a incautas mariposas
Quiero pedirte perdón
queman sus alas en la luz.
por esta decepción
de no poder amarte
Pero no tienta al alma mía
con todo mi corazón
dulce mirar o labio pulcro…
no puedo creer
Yo pienso en el tercero día
que aquel amor
de permanencia en el sepulcro.
que me quisiste dar
acabara con nuestra amistad
Tras de los éxtasis risueños
de esa manera tan brutal
con lunas y aves en la brisa,
Llegaste a mi pensamiento
se deshacen nuestros ensueños
y un poco más que eso
como palacios de ceniza.
pero nunca tocaste
adentro de mi pecho...
Tened de amor el alma llena
Me duele decir
y perderéis en la aventura:
que me quisiste
eso es hacer casa en la arena,
pues desgraciadamente
como nos dice la escritura.
yo nunca lo hice...
pero en mi recuerdo
Invariable, sólo el fastidio;
siempre serás
siempre es el viejo spleen eterno.
aquella persona
El negro lago del suicidio
que me dio su amistad
es la antesala del Infierno.
pero desgraciadamente
trato de llegar a más.
Idealiza, ten el anhelo
del águila o de las gaviotas;
ya volverás al duro suelo,
Ícaro con las alas rotas…

Un palimpsesto es nuestra vida:


Dios en él borra, escribe, altera…
mas la última hoja es conocida:
una cruz y una calavera…

Señor, cual Goethe no te pido


la luz celeste con que asombras:
dame la noche del olvido:
yo quiero sombras, sombras, sombras…

¡Estoy sediento, no de humano


consuelo, para mi aflicción:
quiero en el lirio de tu mano
abandonar mi corazón!

¡Como una inútil alimaña


que se arroja lejos de sí,
anhelo arrancarme la entraña
que palpita dentro de mí!

Y con aquella calma fría


del que un principio no ve,
iré a buscar mi paz sombría
no importa a dónde…, pero iré

La Casada Infiel Mario Benedetti


No te rindas
García Lorca
No te rindas, aun estas a tiempo
Y que yo me la llevé al río de alcanzar y comenzar de nuevo,
creyendo que era mozuela, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
pero tenía marido. liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,


Fue la noche de Santiago continuar el viaje,
y casi por compromiso. perseguir tus sueños,
Se apagaron los faroles destrabar el tiempo,
y se encendieron los grillos. correr los escombros y destapar el cielo.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos, No te rindas, por favor no cedas,
y se me abrieron de pronto aunque el frio queme,
como ramos de jacintos. aunque el miedo muerda,
El almidón de su enagua aunque el sol se esconda y se calle el viento,
me sonaba en el oído, aun hay fuego en tu alma,
como una pieza de seda aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
rasgada por diez cuchillos.
porque lo has querido y porque te quiero.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido, Porque existe el vino y el amor, es cierto,
y un horizonte de perros porque no hay heridas que no cure el tiempo,
ladra muy lejos del río. abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
*
Vivir la vida y aceptar el reto,
Pasadas las zarzamoras, recuperar la risa, ensayar el canto,
los juncos y los espinos, bajar la guardia y extender las manos,
bajo su mata de pelo desplegar las alas e intentar de nuevo,
hice un hoyo sobre el limo. celebrar la vida y retomar los cielos,
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver. No te rindas por favor no cedas,
Ella sus cuatro corpiños. aunque el frio queme,
Ni nardos ni caracolas aunque el miedo muerda,
tienen el cutis tan fino, aunque el sol se ponga y se calle el viento,
ni los cristales con luna aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
relumbran con ese brillo.
porque cada día es un comienzo,
Sus muslos se me escapaban porque esta es la hora y el mejor momento,
como peces sorprendidos, porque no estás sola,
la mitad llenos de lumbre, porque yo te quiero.
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.


Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

Cuando tengas ganas de Rima XXX: Asomaba


morirte a sus ojos una
Jaime Sabines
Cuando tengas ganas de morirte lágrima
esconde la cabeza bajo la almohada
Gustavo Adolfo Bécquer
y cuenta cuatro mil borregos.
Asomaba a sus ojos una lágrima
Quédate dos días sin comer y a mi labio una frase de perdón;
y verás qué hermosa es la vida: habló el orgullo y se enjugó su llanto
carne, frijoles, pan. y la frase en mis labios expiró.
Quédate sin mujer: verás. Yo voy por un camino, ella por otro;
Cuando tengas ganas de morirte pero al pensar en nuestro mutuo amor,
no alborotes tanto: muérete y ya. yo digo aún: «¿Por qué callé aquel día?»
Y ella dirá: «¿Por qué no lloré yo?»
Rima XXXV: No me
admiró tu olvido…
Gustavo Adolfo Bécquer
¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día
me admiró tu cariño mucho más,
porque lo que hay en mí que vale algo,
eso… ¡ni lo pudiste sospechar!

Ven Rima LXXVII: Dices


Rafael Alberti que tienes corazón, y
Ven, mi amor, en la tarde de Aniene
y siéntate conmigo a ver el viento.
solo
Gustavo Adolfo Bécquer
Aunque no estés, mi solo pensamiento
es ver contigo el viento que va y viene.
Dices que tienes corazón, y solo
lo dices porque sientes sus latidos;
Tú no te vas, porque mi amor te tiene. eso no es corazón… es una máquina
Yo no me iré, pues junto a ti me siento que al compás que se mueve hace ruido.
más vida de mi sangre, más tu aliento,
más luz del corazón que me sostiene.

Tú no te irás, mi amor, aunque lo quieras. Amor Eterno


Tú no te irás, mi amor, y si te fueras,
aún yéndote, mi amor, jamás te irías. “Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Es tuya mi canción, en ella estoy. Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
Y en ese viento que va y viene voy,
¡todo sucederá! Podrá la muerte
y en ese viento siempre me verías. Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.”
Emoción vesperal Amor mío, mi amor
Ernesto Noboa y Caamaño Jaime Sabines

A Manuel Arteta; como un hermano Amor mío, mi amor, amor hallado


de pronto en la ostra de la muerte.
Hay tardes en las que uno desearía Quiero comer contigo, estar, amar contigo,
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
quiero tocarte, verte.
y, silenciosamente, de algún puerto,
irse alejando mientras muere el día;
Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
Emprender una larga travesía los hilos de mi sangre acostumbrada,
y perderse después en un desierto lo dice este dolor y mis zapatos
y misterioso mar, no descubierto y mi boca y mi almohada.
por ningún navegante todavía.
Te quiero, amor, amor absurdamente,
Aunque uno sepa que hasta los remotos tontamente, perdido, iluminado,
confines de los piélagos ignotos soñando rosas e inventando estrellas
le seguirá el cortejo de sus penas, y diciéndote adiós yendo a tu lado.
y que, al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo Te quiero desde el poste de la esquina,
le tentarán las últimas sirenas. desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,


río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,


de tus pies a tu muslo y tu costado.

Profundidad.
José de la Serna
No pretendo que me ames porque te hago reír, sino porque te hago pensar.
Odio a los comediantes que todo banalizan, que su amor es risa permanente y, ofensa a la vida; aligerando
toda la carga. De tierras fértiles y selvas húmedas dejan campos yermos con la saliva de sus risas.
Corre de las carcajadas y bromas que llevan a la superficie, inyectando con gas y aire caliente, los metales
preciosos que se hunden en las profundidades de la mente.
Eres mar.
No camines sobre las aguas.
Deslízate a las profundidades.
Camina entre océanos.
El amor ha de ser una daga que se clava en la duda, que se hunde en la carne y no se detiene hasta tocar el
corazón, hasta encontrar un secreto; ser revelación y conocimiento. Acero que se hunde y oculta en las
tinieblas, tesoro encriptado, cima mortal. Así te amo. Por eso no pretendo hacerte reír, hacerte feliz más
que hacerte pensar. Y así hasta que la muerte nos separe

DOS COSAS
José De la Serna
Hay dos cosas que espero de ti: la primera es que al regresar ya no estés. Vete y no vuelvas. No me
perdono encontrarte cada día en el mismo lugar, capaz de cosas grandiosas.
Regreso de mi oficina, el mismo lugar gris con gente en trance. Ruego porque te marches, que dejes todo
excepto tu persona, que cambies de rumbo y vueles lejos. Tocar la puerta y escuchar silencio. Me
preguntaré una vida entera qué sucedió con la mujer que amo. Te imaginaré en lugares sorprendentes:
escalando montañas, recorriendo desiertos, viviendo con culturas distintas. Te buscaré y no coincidiremos
nunca más porque estaremos en mundos diferentes.
Lo segundo: no hagas caso a todo lo que digo.
Regresa y llévame contigo.

Todo de ella.
José de la Serna

¡Yo! que recorrí con mis dedos la extensión total de su piel y encontré lunares que nadie jamás había
visto. ¡Yo! Que la besé en los pliegues más profundos y desentrañé aromas desconocidos. ¡Yo! Que le
escribí mil poemas y soporté sus infiernos. ¡Yo! Que coroné con mil besos sus pezones y bañe de saliva,
sudor y semen su entrepierna. ¡Yo! Que conté de manera efectiva, en tres ocasiones, las pecas de su
espalda, los latidos de su corazón al hacer el amor, los parpadeos, los pujidos y alaridos. ¡Yo! Que lo sabía
casi todo de ella, que memoricé sus recuerdos y alguna vez encendí sus pasiones; con la fuerza de los
dioses, con la intensidad de mil soles. ¡Yo! que discutí durante horas a base de poesía, que reí llorando,
escuché atento, enfermé a su lado, compartí jeringas, pastillas, cuerpo, ropa, sensaciones; y ahora…

Me veo condenado a saberlo todo de ella.

Ahora me toca,
saber,
como se marcha,
como me deja.

Estoica,
triunfadora,
sin mirar atrás.
Ella escapa,
con gracia,
de Gomorra.

............A tu próximo amor,


...........amor mío,
..........no lo dejes;
.........amárrate a su lado,
........y así,
.......seré yo,
......el único,
.....que,
....conozca,
...todo,
..de,
.ti.
Dos cosas más.
José de la Serna

Hay muchas cosas que te quiero decir.

¡Carajo! También me gusta que me soportes cuando me pongo loco y me gusta que pagues la cuenta y me
abras la puerta y me beses las mejillas y me cuides cuando enfermo. También me gusta que me entiendas.
Que necesito tiempo a solas y que repudio me pongas constantemente a prueba. Odio que me ignores y
pases sobre mí en las opiniones. Me llena de coraje cuando piensas que eres la única que necesita
comprensión, cariño y aguantar toda la mierda que viene a la cabeza.

Hay cosas que no te dije y aún no las quiero decir.

Te quiero decir que me gustan tus dedos; el chueco y aplastado que llevas por pulgar; probablemente es lo
que más me gusta de ti, aunque la gente lo vea extraño. Me gusta tu sonrisa siniestra, tu mirada curva, tus
pechos, tu pezón desorbitado, tu vientre ligeramente abultado, los labios de tu vulva, tus muslos blancos, tus
pies gordos, el tacto de tus manos, el color de tus labios, tu nariz y gafas, tus hombros delgados, tus nalgas y
los moretones que brotan por motivos inesperados. Me gusta tu enfermedad y tú llanto.

Hay cosas que no te dije y te quiero decir.

Odio cuando te ahogas en un vaso y todo es tristeza, problemas absurdos sin solución. Odio cuando manejas
alcoholizada; no lo haces tan bien como dices. Odio sentirme controlado y con la obligación de responder a
los protocolos románticos que te has creado. Odio que me grites, me calles, que me apuntes con el dedo, que
en un intento desesperado por hacerme guardar silencio; presiones mi boca y estrujes mis labios. Que seas
ciega ante los detalles que brindo; que me hagas cambiar la ropa que te regalo porque no atino jamás a tu
talla. Odio que pienses en mí, como un tipo que te engañaría a la mínima provocación, que me consideres un
niño que solicita protección. Que tengas una idea inamovible de lo que es un hombre; que creas que estoy
interesado en el tamaño de los senos, la forma de las caderas, el cuidado de la piel y las múltiples
agrupaciones de grasa en las mujeres desconocidas… de acuerdo, a veces observo a esas mujeres; interés
meramente sexual; mis sentimientos andan en otro lado.

Hay muchas cosas que no te dije; la más importante de todas es que te amo. No con menos miedo que
cuando te conocí; sin embrago te lo digo, te amo y no te soporto. No aguanto tu presencia y no soporto tu
ausencia. Estas llena de aristas y vértices, de conflictos emocionales por resolver, de celos, de ideas extrañas
que se anidan en la parte insoportable de tu lengua. Gritas y sufres por minucias invisibles. Nada que
propongo te gusta; crees tener siempre un mejor plan, una mejor forma, un camino más corto.

Somos demasiado “yo” para compartirlo. De esas personas que están mejor solas; mejor solas que bien o
mal acompañadas.

Te amo pero no te soporto; con ese constate deseo de control, con tu interminable búsqueda de atención y la
perpetua solicitud de llenar vacíos que solo tú comprendes.

Hay cosas que hubiera querido saber para decirte.

Ojalá hubiéramos terminado antes; antes de compartir ideas, antes de querernos raros, de caminar al ocaso,
platicar de madrugada. Antes de llevarnos a la cama, antes del sexo, las felaciones y cunnilingus. Antes de
temernos tanto, abrazarnos diario, besarnos profundo, dormir al costado, soñar con un hogar. Antes de soñar
con una familia que pretendía reparar los errores de las que ya tenemos, soñar con hacer todo mejor que
nuestros padres y otras parejas. Ojalá nos hubiéramos separado antes de que te amara, cuando aún dudaba.

Hay cosas que te digo ahora.

Un lado de mi almohada guarda el aroma de tu cabello. Me resulta insoportable dormir con el recuerdo
presente, aunque no he hecho mucho para sacudirlo. Llevo una sudadera manchada de tu sangre a la altura
del pubis. Me fumé el último cigarro que me regalaste. Tengo un par de cartas en las que prometes que el
invierno de tus sentimientos terminara; no lo hicieron. Perdí mis anteojos el día que te dejé; tal vez por eso no
veo bien. Evito la sala y las películas. Ahora bebo el té de hiervas; el de sabor horrible que me hacías tomar.
Me sobran preservativos y me faltas tú.

Hay cosas que me gustaría decirte para un futuro; las más importantes.

Cuidado con las dietas, come bien. Si te sientes resfriada toma vitamina c. Abrígate que tienes un sistema
inmune asqueroso. No regreses con tu exnovio, es un desastre. Ten cuidado con el tarado del bar, te trae
ganas y roba cosas. Que tus parejas usen condón, es mejor tener cuidado. No entres a trabajar en la
industria, no pagan lo suficiente por hacer algo que no te gusta. Espera, ya encontrarás el camino. Los
consejos de tu amiga son un asco, nunca solucionaron nada.

Dos cosas más.


Te voy a echar mucho de menos.
Te amo.
Te cuento.
José de la Serna
Te cuento, que cuando digo que te quiero, es porque te quiero. Pero no me nublas la vista, no me
enloqueces como las jovencitas en la playa. Y aunque el tiempo nos está alcanzando, te lo digo, te quiero,
pero me mantengo firme y no me doblegas, no me pongo estúpido y febril por tus caricias. Aun así, te
quiero como a ninguna.
Te cuento algo vida mía. Podrás creer que mi debilidad me ha hecho enamorarme perdidamente de tus
ojos. Podrás creer que, soy un pobre diablo, que se enamora como niño del dulce, que se enamora de la
teta de la madre. Pero no me enamoro desde mis debilidades, con el corazón, suavecito o despacito. Me
enamoro desde mis fortalezas, al menos contigo, vida mía. Me enamoro como paja del fuego y así me
consumo.
Cuando sea cenizas, no me barras, no me guardes en urna de oro. Me van mejor los ceniceros del bar
donde te conocí.
Te cuento, que mis amores nacen en el demonio que se guarda en mi pecho, el toro que se esconde en mis
puños, el águila de mis ojos. Te cuento, vida mía, que voy enamorado como enamorado va el león. Voy
perdido en tus pechos, como el humo detrás de ellos.
Te cuento que perdí la vergüenza hace un par de mujeres, perdí la necesidad de mentir hace un par de
libros, perdí el llanto hace un par de llamadas telefónicas, perdí los celos hace un par de cervezas, perdí las
máscaras, las ganas de pedir permiso, los reproches, los rencores, el dinero, la cordura. Y de tanto perder
salí ganando.
Ojalá y pierdas tanto como yo, para no querernos tanto, para no avergonzarnos tanto, para no reparar en
perversiones y mentadas de madre. Ojalá y te atreves a perder un poquito. A perder las horas de sueño, a
perder un día de trabajo para vernos a la luz del público. Ojalá y pierdas la resignación, y si decides no
quererme, que busques a un hombre de verdad, no como yo. Que pierdas las ganas de una casa enorme, de
un coche de lujo, de una familia feliz, de un cuerpo perfecto, de la sonrisa divina. Ojalá pierdas las utopías
y puedas estar conmigo; el hombre hecho de sobras y pedazos.
Te cuento que no me duele saber que no me quieres; que no espero que me respondas las miradas y las
caricias, que no me importa más que tus padres y tú pareja me odien, aunque no me conozcan. Te cuento
que no necesito cartitas, flores el 14 de febrero, recibos y acuses. Te cuento que no te cuento en las listas
de mis amores perdidos, que ni siquiera te voy a escribir. Que no me duele más, que no espero que dure
mucho, no quiero ser el único y no espero que me idolatres sobre el resto de los hombres.
Te cuento que te quiero; no con mis debilidades. Te quiero desde las cicatrices, desde mis callos que
aguantan el fuego de tus miradas, el fuego de tus caderas, el fuego de tus labios, de tu aroma. Así que no
repares en reclamar, no dudes en gritarme y volverte loca. Recuerda que he perdido el llanto y los
reproches.
Si no me cuentas entre tus hombres, si no me cuentas entre tus dolores, está bien, lo puedo manejar
perfectamente. Lo que no aguanto, es que andes vestida con cobardía, me quieras de manera tibia; prefiero
tu odio. Lo que no aguanto es que seas una cuerda que amarra, una loca de closet, que no digas un sí ni un
no, que pienses que me debilita las piernas tu presencia, que me nublas la razón y no me quieras lastimar.
Te cuento que te quiero, así, de puros huevos. Te quiero porque se me antoja, y en cuanto encuentre una
manera totalmente diferente de amar, en cuanto encuentre la manera de amar desde mis vicios y virtudes,
te voy a contar que te amo.
Pena y Alegría del Amor
Rafel de León

Mira cómo se me pone aunque tu nombre y el mío


la piel cuando te recuerdo. ¡Ay, qué alegría y qué pena lo pisoteen por el suelo,
quererte como te quiero! y aunque la tierra se abra
Por la garganta me sube y aun cuando lo sepa el
un río de sangre fresco Nuestro amor es agonía, pueblo
de la herida que atraviesa luto, angustia, llanto, miedo, y ponga nuestra bandera
de parte a parte mi cuerpo. muerte, pena, sangre, vida, de amor a los cuatro vientos,
Tengo clavos en las manos luna, rosa, sol y viento. sígueme queriendo así,
y cuchillos en los dedos Es morirse a cada paso tormento de mis tormentos.
y en mi sien una corona y seguir viviendo luego
hecha de alfileres negros. con una espada de punta ¡Ay, qué alegría y qué pena
siempre pendiente del techo. quererte como te quiero!
Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo Salgo de mi casa al campo
que soy un hombre casao sólo con tu pensamiento,
y sin embargo, te quiero. para acariciar a solas
la tela de aquel pañuelo
Entre tu casa y mi casa que se te cayó un domingo
hay un muro de silencio, cuando venías del pueblo
de ortigas y de chumberas, y que no te he dicho nunca,
de cal, de arena, de viento, mi vida, que yo lo tengo.
de madreselvas oscuras Y lo estrujo entre mis manos
y de vidrios en acecho. lo mismo que un limón
Un muro para que nunca nuevo,
lo pueda saltar el pueblo y miro tus iniciales
que anda rondando la llave y las repito en silencio
que guarda nuestro secreto. para que ni el campo sepa
¡Y yo sé bien que me quieres! lo que yo te estoy queriendo.
¡Y tú sabes que te quiero!
Y lo sabemos los dos Ayer, en la Plaza Nueva,
y nadie puede saberlo. vida, no vuelvas a hacerlo
te vi besar a mi niño,
¡Ay, pena, penita, pena a mi niño el más pequeño,
de nuestro amor en silencio! y cómo lo besarías
¡Ay, qué alegría, alegría, ¡ay, Virgen de los Remedios!
quererte como te quiero! que fue la primera vez
que a mí me distes un beso.
Cuando por la noche a solas Llegué corriendo a mi casa,
me quedo con tu recuerdo alcé mi niño del suelo
derribaría la pared y sin que nadie me viera,
que separa nuestro sueño, como un ladrón en acecho,
rompería con mis manos en su cara de amapola
de tu cancela los hierros, mordió mi boca tu beso.
con tal de verme a tu vera,
tormento de mis tormentos, ¡Ay, qué alegría y qué pena
y te estaría besando quererte como te quiero!
hasta quitarte el aliento.
Y luego, qué se me daba Mira, pase lo que pase,
quedarme en tus brazos aunque se hunda el
muerto. firmamento,

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