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RESUMEN Y COMENTARIO
CRÍTICO DE LA CONFESIÓN DE
LONDRES DE 1689
Todos ellos fueron dados por inspiración de Dios para ser la regla de fe y de vida. Los
libros Apócrifos, no siendo de inspiración divina, no forman parte del canon o regla de la
Escritura y, por lo tanto, no tiene autoridad para la iglesia de Dios, ni deben usarse excepto
de la misma manera que otros escritos humanos.
La regla infalible de interpretación de las Escrituras la constituyen las propias
Escrituras; y, por consiguiente, cuando surge una duda respecto al verdadero y pleno
sentido de cualquier pasaje bíblico (que no es múltiple, sino único), éste debe buscar en
otros pasajes que se expresen con claridad.1
1
Esta idea, la cual corresponde al punto 9 de las Sagradas Escrituras de la Confesión de Londres de
1689, será discutido en la sección del Comentario Crítico.
la gloria de su gracia (Ef. 1:5-6); a otros se les deja actuar en su pecado para su justa
condenación, para alabanza de la gloria de su justicia (Ro. 9:6-24). A los humanos que
están predestinados para vida, Dios (antes de la fundación del mundo, según su propósito
eterno e inmutable y el consejo secreto y beneplácito de su voluntad) los ha escogido en
Cristo para gloria eterna, meramente por su libre gracia y amor (Ro. 8:30), sin que ninguna
otra cosa en la criatura, como condición o causa, le moviera a ellos (Ro. 11:5-6). Por tanto,
solamente los escogidos son redimidos por Cristo.2
De la Creación
En el principio agradó a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, para la manifestación de su
gloria, poder, sabiduría y bondad (Sal. 104:24), crear o hacer el mundo y todas las cosas
que en él hay, ya sea visibles o invisibles (Col. 1:16), en el lapso de seis días (Ex. 20:8-
11)3, y todas muy buenas (Gn. 1:31).
De la divina providencia
Dios, el buen Creador de todo (Sal. 119:68), en su eterno poder y sabiduría (Pr. 3:19),
sostiene, dirige, dispone y gobierna (Job. 28:41) a todas las criaturas y cosas, desde la
mayor hasta la más pequeña (Mt. 10:29-31), por su sabia y santísima providencia (Sal.
104:24), con el fin para el cual fueron creadas (Hch. 17:24-28), según su presciencia
infalible, y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad (Sal. 33:10-11); para la
alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, bondad y misericordia (Is. 63:14).
2
El tema de los escogidos será tratado en el comentario crítico.
3
Esta lectura superficial de las Escrituras se discutirá en el comentario crítico.
permitir, conforme su sabio y santo consejo, habiéndolo ordenado con el propósito de que
fuera para su propia gloria (Ro. 11:32-34).
De Cristo el mediador
Agradó a Dios, en su propósito eterno (1 P. 1:19), escoger y ordenar al Señor Jesús, su
Hijo unigénito, conforme al pacto hecho entre ambos (He. 7:21-22), para fuera el
mediador entre Dios y el hombre; profeta, sacerdote, y rey; cabeza y Salvador de la iglesia,
el heredero de todas las cosas y juez del mundo (Hch. 17:31); a quien dio, desde toda la
eternidad, un pueblo par que fuera su simiente y para que a su tiempo lo redimiera, llamara,
justificara, santificara y glorificara (1 Co. 1:30)
El Hijo de Dios, la segunda persona de la Santa Trinidad, siendo Dios verdadero y
eterno, el resplandor de la gloria del Padre, consustancial con aquel e igual a él, que hizo
el mundo, y quien sostiene y gobierna todas las cosas que ha hecho (He. 1:8-9), cuando
llegó la plenitud del tiempo (Gá. 4:4), tomó sobre sí la naturaleza del hombre, con todas
sus prioridades esenciales (1 P. 3:18) y con sus debilidades concomitantes (Mt. 8:24),
aunque sin pecado (1 Jn. 3:5); siendo concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la
virgen María, al venir sobre ella el Espíritu Santo y cubrirla el Altísimo con su sombra; y
así fue hecho de una mujer de la tribu de Judá, de la simiente de Abraham y David según
las Escrituras (Ro. 1:3-4); de manera que dos naturalezas completas, perfectas, y distintas
se unieron inseparablemente en una persona, pero sin conversión, composición o
confusión alguna. Esta persona es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre.
4
Este punto lo argumentaremos en el comentario crítico.
De la seguridad de la gracia y de la salvación
Esta certeza de la gracia y de la salvación no es un mero convencimiento conjetural y
probable, basada en una esperanza falible, sino que es una seguridad infalible de fe (Ro.
5:2) basada en la sangre y la justicia de Cristo reveladas en el Evangelio (He. 6:17-18); y
también en la evidencia interna de aquellas virtudes del Espíritu a las cuales éste les hace
promesas (Mt. 3:7-10), y en el testimonio del Espíritu de adopción testificando con nuestro
espíritu que somos hijos de Dios (Ro. 8:15-16); y, como fruto suyo, mantiene el corazón
humilde y santo (1 Jn. 3:1-3).
Del Evangelio y del alcance de su gracia
Habiendo sido quebrantos el pacto de obras por le pecado y habiéndose vuelto inútil
para dar vida, agradó a Dios dar la promesa de Cristo, la simiente de la mujer, como el
medio para llamar a los escogidos, y engendrar en ellos la fe y el arrepentimiento. Esta
promesa de Cristo, y la salvación por medio de él, es revelada solamente por la Palabra de
Dios (Ro. 10:13-15). NI las obras de creación ni la providencia, con la luz de la naturaleza,
revelan a Cristo, o la gracia que es por medio de él, no en forma general ni velada (Sal
19); igual como tampoco los hombres que no tengan una revelación de él por la promesa
del Evangelio pueden obtener una fe salvadora o arrepentimiento (Mt. 28:18-20).
De la adoración religiosa
La adoración religiosa ha de atribuirse a Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo, y a él
solamente (Mr. 12:33); no a los ángeles, ni a los santos, ni a ninguna otra criatura (Ex.
20:4-6); y desde la Caída, no sin un mediador; ni por la mediación de ningún otro, sino
solamente de Cristo (Jn. 14:6).
Del matrimonio
El matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer; no es lícito para ningún hombre
tener más de una esposa, ni para una mujer tener más de un marido (Gn. 2:24).
De la Iglesia
La iglesia católico o universal (He. 12:23), que (con respecto a la obra interna del
Espíritu y la verdad de la gracia) puede llamarse invisible, se compone del número
completo de los electos que han sido, son o serán reunidos en uno bajo Cristo, su cabeza;
y es la esposa, el cuerpo, la plenitud de aquel que llena todo en todos (Ef. 1:22; Ap. 21:9).
Del bautismo
El bautismo es una ordenanza del Nuevo Testamento instituida por Jesucristo, con el
fin de ser para la persona bautizada una señal de su comunión con él en su muerte y
resurrección, de estar injertado en él (Col. 2:12), de la remisión de pecados (Mr. 1:4) y de
su entrega a Dios por medio de Jesucristo para vivir y andar en novedad de vida (Ro. 6:4).
Los que realmente profesan arrepentimiento para con Dios y fe en nuestro Señor Jesucristo
y obediencia a Él son los únicos adecuados para recibir esta ordenanza (Mt. 3:1-2). El
elemento exterior que debe usarse en esta ordenanza es el agua, en la cual ha de ser
bautizada (Mt. 3:11) la persona en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt.
28:18-20).
5
Esto contradice versículos como 2 Corintios 5:15 “y por todos murío…” y 1 Timoteo 2:4 “ el cual
quiere que todos los hombres sean salvaos.”
III. Comentario Crítico
v El artículo 9 del capítulo 1 de Las Sagradas Escrituras establece que “la regla infalible
de interpretación de las Escrituras la constituyen las propias Escrituras.” Sí y no. Este
enunciado es aplicable en muchos casos. La Biblia misma trae a luz la interpretación
de algunos pasajes. Por ejemplo, el libro de Apocalipsis toma sus imágenes del
Antiguo Testamento. Pero en otros casos no es así, porque existe una diferencia
sociocultural e histórica entre nosotros y las oyentes primarios del texto. No podemos
pretender que nuestra cosmovisión moderna es igual a la cosmovisión de un judío del
primer siglo o de un agricultor del antiguo medio oriente. Necesitamos más añadir más
disciplinas de estudio para traer luz a las Escrituras
v En el capítulo 3, en los artículos 3 y 5, los escritores de la Confesión afirman la
predestinación, al igual que aquellos que redactaron la Confesión de Westminster. Uno
de los versículos que utilizan para apoyar esta perspectiva es Ef. 1:4-6.6 Una lectura
superficial de esta porción da la impresión suficiente para utilizar términos como
“escogidos” y “predestinados” y construir toda una teología entre aquellos que fueron
escogidos y los que no. Sin embargo, al leer el texto de esta manera estamos ignorando
la historia que las Escrituras vienen narrando desde Génesis 1.7
Al situar estos versículos de Efesios en la narrativa completa de las Escrituras,
entendemos que el hecho de ser escogidos para salvación es una etapa vital, pero
solamente una etapa dentro del gran propósito de Dios para el mundo. El ser escogidos
por simplemente ser escogidos en lugar de otros no es el fin, sino un medio. Dios
escogió a Abraham, Isaac, Jacob y sus descendientes para ser los portadores de la
promesa de salvación para el mundo, para rescatarla, especialmente a la humanidad,
de la muerte y el pecado. Esto no crea una dicotomía entre los que son escogidos y los
que no, sino que los que han sido escogidos son ahora parte del cumplimiento de la
antigua promesa hecha a los patriarcas. “en ti serán benditas todas las naciones” (Gn.
12:3, 18:18, 22:18, 26:4, 28:12).
6
No abordará todos los versículos citados ya que no hay espacio para ello, no obstante, daré las pautas
necesarias a seguir para una lectura apropiada de los textos.
7
Es de esta manera que utilizamos las Escrituras para interpretar a las Escrituras (capítulo 1 artículo 9
de la presente confesión).
v El artículo 1 del capítulo 4 acerca de “La creación,” afirma que el mundo fue creado
en seis días. Esta interpretación es hecha al comparar Génesis 1 con Éxodo 20:8-11.
Esta interpretación surge de la enseñanza que las Escrituras se interpretan a sí mismas
establecido en el capítulo1 artículo 9 de esta confesión. Este es un ejemplo de cuando
este artículo no es aplicable. El relato de Creación no está enfocado en el “cómo” sino
en el “para qué” fue el mundo hecho.8 No pretendo dar los argumentos completos de
por qué el mundo no fue creado en siete días, sino solamente hacer énfasis en el hecho
que una persona del antiguo medio oriente, con una cosmovisión muy diferente a la
de una persona viviendo en la modernidad, interpretaría el relato de creación de una
manera muy diferente. Debemos aprender a respetar la cosmovisión de aquellos que
recibieron el texto inicialmente y no imponer el nuestro.
v En el capítulo 16 artículo 7, la presente confesión afirma que las obras de aquellos que
no han conocido a Dios son pecaminosas. Hacer una afirmación de éstas, acusando las
obras de no creyentes como pecaminosas es situarnos en un lugar que no nos
corresponde. Estoy de acuerdo que por medio de las obras no se puede alcanzar la
redención, pero no podemos emitir juicios con respectos a las obras de otros. No creo
que la labor de los médicos de la organización “Médicos Sin Fronteras” sean
pecaminosas.
8
John H. Walton, The Lost World of Genesis 1 (Downers Grove, IL: Inter Varsity Press, 2009), p. 19.
IV. Bibliografía
Walton, John H. The Lost World of Genesis One. Downers Grove, IL: IVP
Academic, 2009.