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BOLK Y LA NEOTENIA

Una imagen vale más que mil palabras. Chimpancé adulto y chimpancé joven. El gran parecido entre
el ser humano y el chimpancé joven explica e ilustra el principio de la Neotenia en la Evolución
Humana.

"Para concluir, sacaré a la luz un aspecto particular del principio de la retardación y mostraré su
importancia en la historia de la humanidad. Hemos dicho que la velocidad del desarrollo del
hombre disminuyó cada vez más. El acceso al estado adulto fue sin cesar diferido; el
crecimiento se desaceleró. La duración de la vida se prolongó. Aquí se plantea la pregunta
que conviene no desdeñar: ¿No debe verse en esta desaceleración una carrera de la
Humanidad hacia su futura desaparición? La humanidad actual no es eterna; está sometida
a la implacable ley de la Naturaleza, que quiere que aquí abajo hay un final, y que el individuo,
la especie, el grupo, tenga una existencia limitada. Sólo la vida es eterna e inmutable; las
formas que ella crea están destinadas a desaparecer. Yo no puedo deshacerme de la
fascinante idea que la Humanidad no podrá escapar, en el futuro, a la causa misma que la
originó. entre más la Humanidad avanza en el camino de la humanización, más se aproxima
al punto fatal donde progresión significará destrucción. No está en la esencia de la
Humanidad el detenerse antes de este punto final. Ella debe progresar e ir delante de su
destrucción. Esta fatalidad recuerda la profecía de Nietzsche: "Perecerás por tus virtudes".
¿Quién nos dirá hasta que punto esta profecía no ha sido ya realizada por las razas
civilizadas?". (Louis Lodewijk Bolk 1866-1930, biólogo, médico y anatomista holandés, autor
de la Teoría de la Fetalización).

"La característica que resulta tan vital para la peculiaridad humana del hombre verdadero (la de
permanecer siempre en un estado de desarrollo) es con seguridad un don que debemos a la
naturaleza neoténica de la humanidad". (Konrad Lorentz 1903-1989, biólogo, zoólogo, etólogo,
omitólogo y médico austriaco en "Stephen Jay Gould, El Pulgar del Panda, Editorial Drakontos, cáp. 9
Homenaje Biológico a Mickey Mouse, pág. 93").

La Neotenia (del griego "neo", "joven", y "teinein", "extenderse"), "conservación de la juventud",


"rejuvenilización progresiva" (o "eterna juventud") es uno de los mecanismos de la Evolución y uno
de los procesos de heterocronía que se caracteriza por la conservación del estadio juvenil o fetal en
el organismo adulto, debido a un retardo pronunciado (en correlación con su ancestro u organismos
cercanamente emparentados) del ritmo de desarrollo corporal, en comparación con el desarrollo de
las células germinales y órganos reproductores, que se lleva a cabo normalmente. Es un fenómeno
estudiado en el campo de la biología del desarrollo. El primero en utilizar el término Neotenia fue
Arthur Kollmann en (1885). La disciplina evo-devo estudia (entre otras cosas) el papel de procesos
neotenicos en la evolución, ya que según Stephen Jay Gould (1977), “por medio del retraso en el
desarrollo de las estructuras somáticas, la neotenia posibilita que el organismo escape de sus formas
adultas altamente especializadas y regrese a la labilidad del joven, preparándose para nuevas
direcciones evolutivas”. Un ejemplo clásico de neotenia entre los vertebrados lo encontramos en la
especie de salamandra Ambystoma mexicanum (o ajolote); la madurez sexual es llevada a cabo en lo
que se considera la fase larval (en comparación con especies hermanas) y la metamorfosis nunca es
finalizada. Esto se debe a que la glándula hipófisis de este animal no secreta la hormona tirotrofina,
necesaria para activar la síntesis de triyodotironina, en las glándulas tiroideas. Cuando a individuos
de Ambystoma mexicanum se les inyectó tirotrofina, la salamandra completó la metamorfosis hasta
el estado adulto no observable en la Naturaleza.

En Ambystoma tigrinum, la metamorfosis a fase adulta es desencadenada por influencia


medioambiental, donde la temperatura determina los aspectos metamórficos finales. En regiones
frías en las lagunas de las Montañas Rocosas, las gónadas y células germinales maduran mientras que
los tejidos somáticos son contenidos en la fase larval; mientras que en regiones más cálidas el estadio
larval es transitorio, finalizando en una salamandra adulta de vida terrestre.
Una de las hipótesis vigentes sobre el origen de las formas vertebradas se explica por un proceso
neoténico. Los vertebrados tienen un ancestro común con los tunicados. Los tunicados modernos son
organismos marinos filtradores como la ascidia. Aunque estos son sésiles en su forma adulta al
alcanzar la madurez sexual, el desarrollo de los tunicados pasa por una fase larval de vida libre con
capacidad motriz. El desarrollo de la madurez sexual antes de la metamorfosis larval (neotenia),
debido a una mutación genética en algún momento evolutivo, constituye un primer paso hacia formas
pelágicas motiles. Además este primer carácter apomórfico puede engendrar la base de desarrollos
evolutivos posteriores hacia una consolidación de los elementos esqueléticos y motores que
aparecen en los vertebrados. Esta hipótesis implica que el ancestro hipotético común sea sésil (como
los tunicados actuales); la hipótesis alternativa (que sostiene que el carácter sésil de los tunicados
actuales sea una apomorfia) es, sin embargo, posible. Entre los seres humanos también observamos
que existen rasgos neoténicos en relación con los grandes simios. Por ejemplo, el cráneo redondeado
y elevado, con la cara proporcionalmente pequeña y el hocico no protuberante.

El paleontólogo, biólogo e historiador de la ciencia estadounidense Stephen Jay Gould señala mejor
que nadie la Neotenia: "La flexibilidad es la marca característica de la evolución humana. Si los
humanos han evolucionado por neotenia como yo lo pienso, seremos por siempre niños, y esto no lo
digo en un sentido metafórico. En la neotenia, el desarrollo se desacelera y los estadios de juventud
de los ancestros se convierten en las fases adultas de los descendientes. Muchos caracteres esenciales
de nuestra anatomía nos ligan a las fases fetales y juveniles de los primates: Una cara pequeña, un
cráneo abovedado y un cerebro voluminoso con relación a la talla del cuerpo, el gran dedo del pie
alineado sobre los otros, el hueco occipital colocado bajo el cráneo, lo cual permite orientar la cabeza
en la buena dirección cuando el cuerpo está en posición vertical, una pilosidad limitada antes que
nada a la cabeza, a las axilas o la zona púbica". (Stephen Jay Gould, "La mal Mesure del l'homme",
Editions Ramsay, 1983, pág. 75). En otros mamíferos, la exploración, el juego y la conducta flexible
son cualidades de los jóvenes, y muy raramente de los adultos. No solamente el ser humano conserva
las marcas anatómicas de la infancia (morfológica y fisiológica), sino la flexibilidad mental. La idea
que la selección natural en el ser humano se dirigió hacia la flexibilidad no es una noción ad hoc
nacida de la esperanza, sino que es una consecuencia de la Neotenia, proceso fundamental en la
evolución humana.

Los seres humanos son esencialmente neoténicos no porque se enumere una lista de rasgos
neoténicos importantes (los cuales son ciertos), sino porque los rasgos neoténicos o pedomórficos
están conectados con el retardo general y temporal en el desarrollo, que ha caracterizado la evolución
humana como terreno de la morfología y fisiología pedomórfica. Dicho retardo estableció una matriz
de desarrollo retardado que coordina su aparición común en los seres humanos adultos, en cuyo seno
deben evaluarse todas las tendencias de la morfología humana. Esta matriz de desarrollo retardado
no garantiza por sí misma un papel central para la pedomorfosis, pero proporciona ciertamente un
mecanismo para dicho resultado, si tal resultado es de valor selectivo. Dicho mecanismo se utilizó
una y otra vez en la evolución humana porque el desarrollo retardado conlleva una serie de
consecuencias potenciales: Prolongación de las tasas de crecimiento fetal que llevan a un tamaño
mayor y a la conservación de proporciones juveniles. En los seres humanos, el retardo ha afectado a
muchos sistemas al unísono, tanto somáticos como germinales. (Stephen Jay Gould, "Ontogenia y
Filogenia", Editorial Drakontos, cáp. 10 Retardo y Neotenia en la Evolución Humana, pág. 411-473).

Hemos evolucionado reteniendo hasta la edad adulta los rasgos juveniles de nuestros antepasados.
Nuestros antecesores australopitecinos tenían mandíbulas prognatas y cráneos de bóveda baja.
Nuestro retardo en relación a los simios y a otros primates se ha documentado extensamente, pero
hay otro aspecto del retardo que se ha ignorado de manera general en las discusiones de la
heterocronía humana: El retardo general del desarrollo en los primates en relación con otros
mamíferos, es un fenómeno que es históricamente anterior a la diferenciación posterior entre los
primates y que establece una tendencia que simplemente se extiende por el retardo pronunciado de
los seres humanos. (Stephen Jay Gould, "Ontogenia y Filogenia", Editorial Drakontos, cáp. 10 Retardo
y Neotenia en la Evolución Humana, pág. 411-473).

Las diferencias de forma entre los seres humanos y simios son casi enteramente cuantitativas; se
producen por alteraciones en las tasas y duración del desarrollo ontogenético. Nuestro cráneo
embrionario difiere escasamente del cráneo embrionario del chimpancé. Y seguimos el mismo
sendero de cambio de forma a través del crecimiento: Disminución relativa de la bóveda craneal,
dado que el cerebro crece mucho más lentamente que el cuerpo tras el nacimiento, e incremento
relativo continuo de la mandíbula. (Stephen Jay Gould, "El Pulgar del Panda", Editorial Drakontos,
cáp. 9 Homenaje Biológico a Mickey Mouse, pág. 93). Los primates viven más tiempo y maduran más
lentamente que otros mamíferos de tamaño corporal comparable. El retraso total del desarrollo
humano en relación a todos los demás primates es incluso más marcado. Pero mientras que los
chimpancés acentúan estos cambios, produciendo un adulto de forma llamativamente diferente a la
de un bebé, los seres humanos recorren mucho más lentamente el mismo camino y nunca se llega tan
lejos. Así, como adultos, conservamos rasgos juveniles. Desde luego, cambiamos lo suficiente como
para que haya una notable diferencia entre el bebé y el adulto, pero nuestra alteración es
infinitamente menor que la experimentada por los chimpancés y otros primates. Un acentuado
enlentecimiento de los ritmos de desarrollo ha disparado nuestra Neotenia. (Stephen Jay Gould, "El
Pulgar del Panda", Editorial Drakontos, cáp. 9 Homenaje Biológico a Mickey Mouse, pág. 93).

La duración de la gestación humana es ligeramente más prolongada que la de los grandes simios.
Nuestro tiempo de nacimiento se ha acelerado en relación a la mayoría de los demás sistemas
durante el curso de la Evolución; pero dicha aceleración ha quedado enmascarada porque el retardo
general es tan fuerte que el tiempo absoluto de nuestra gestación sigue siendo más largo que el de
ningún otro primate o de ningún otro mamífero. Tenemos un periodo de gestación muy largo, una
infancia notablemente extensa, y una esperanza de vida superior a la de cualquier mamífero. Las
características morfológicas y fisiológicas de la "eterna juventud" nos han hecho un buen servicio.
Jamás crecemos, aunque si envejecemos. (Stephen Jay Gould, "El Pulgar del Panda", Editorial
Drakontos, cáp. 9 Homenaje Biológico a Mickey Mouse, pág. 93).

Nuestro cerebro agrandado obedece, al menos en parte, a la extensión de su rápido crecimiento


prenatal a edades posteriores. (En todos los mamíferos, el cerebro crece rápidamente en el útero,
pero, a menudo, muy poco después del nacimiento. Hemos extendido esta fase fetal hasta la vida
postnatal). Pero los cambios de temporización han sido igualmente importantes. Somos
fundamentalmente animales que aprenden, y nuestra larga infancia permite la transferencia de la
cultura por medio de la educación. Muchos animales exhiben flexibilidad y juegan en la infancia, pero
siguen esquemas rígidamente programados al llegar a adultos. (Stephen Jay Gould, "El Pulgar del
Panda", Editorial Drakontos, cáp. 9 Homenaje Biológico a Mickey Mouse, pág. 93). Sin embargo, la
postura erguida (la bipedación) es un fenómeno diferente. No puede "lograrse por la ruta fácil",
reteniendo un rasgo ya presente en las etapas juveniles, porque las piernas de un bebé son
relativamente pequeñas y débiles, mientras que la postura bípeda exige un agrandamiento y un
fortalecimiento de las piernas. Requiere de una reconstrucción fundamental de nuestra anatomía,
particularmente del pie y de la pelvis. (Stephen Jay Gould, "El Pulgar del Panda", Editorial Drakontos,
cáp. 11 Nuestro mayor paso evolutivo, pág. 114).

¿Por qué entonces se ha acelerado nuestra gestación? La razón principal radica en otro aspecto de
nuestro desarrollo retardado: Nuestro peso al nacer, anormalmente grande, producido por una
extensión del crecimiento embrionario temprano rápido, se prolonga mucho más allá del tiempo de
su suspensión en otros primates. Al nacer, nuestro cerebro crece todavía a tasas fetales; si dicho
aumento continuara en el útero, la cabeza pronto se haría demasiado grande para un parto con éxito.
El cerebro de la mayoría de los mamíferos se halla en esencia completamente formado al nacer. Sólo
en los seres humanos la epífisis de los huesos largos y los dedos son enteramente cartilaginosos al
nacer; los centros de osificación carpal pueden faltar por completo en los seres humanos recién
nacidos. Los estadios tempranos de la ontogenia son un reservorio de adaptación potencial: La
flexura craneal para la postura erguida, la pequeña cara ventral para el equilibrio, la bóveda craneal
para la economía en la osificación. (Stephen Jay Gould, "Ontogenia y Filogenia", Editorial Drakontos,
cáp. 10 Retardo y Neotenia en la Evolución Humana, pág. 411-473).

La disponibilidad de estos rasgos como estadios transitorios en los juveniles de los antepasados y la
existencia de un mecanismo (desarrollo retardado) para su trasferencia a los descendientes adultos
establece su valor preadaptativo. En algunos casos, a medida que el tamaño aumentaba en la
evolución humana, el retardo proporcionó la única “huída” de una alometría ancestral y el único
camino hacia una adaptación favorecida. El sistema interactivo de desarrollo demorado-postura
erguida-cerebro grande es un complejo de este tipo: El desarrollo demorado ha producido un gran
cerebro al prolongar las tasas de crecimiento fetales y ha proporcionado un conjunto de
proporciones craneales adaptadas a la postura erguida. La postura erguida liberó la mano para el uso
de útiles y estableció las presiones de selección para un cerebro expandido. Y un cerebro mayor
puede por sí sólo, conllevar a un aumento de la duración de la vida. La evolución humana ha
destacado 2 rasgos fundamentales de herencia común entre los primates: El desarrollo retardado
que se expresa en la maduración tardía y la niñez extendida. Este retardo ha reaccionado de manera
sinérgica con otros sellos de la hominización: Con la inteligencia (al agrandar el cerebro mediante la
prolongación de las tendencias de crecimiento fetal y al proporcionar un período más prolongado de
aprendizaje en la niñez) y con la socialización (al consolidar las unidades familiares mediante un
cuidado creciente de los padres a hijos que se desarrollan lentamente). Es difícil imaginar de qué
modo la serie distintiva de caracteres humanos podría haber surgido fuera del contexto del
desarrollo retardado. El ser humano se retarda tanto que incluso los adultos maduros conservan la
suficiente flexibilidad del comportamiento para nuestra condición adaptativa de animal que siempre
aprende. (Stephen Jay Gould, "Ontogenia y Filogenia", Editorial Drakontos, cáp. 10 Retardo y
Neotenia en la Evolución Humana, pág. 411-473).

Gavin de Beer y Stephen Jay Gould escribieron acerca de la Teoría de la Fetalización, desarrollandola,
que a veces se denomina Neotenia. También Jacques Lacan tomó la teoría de l fetalización de Louis
Lodewik Bolk a fin de introducir su propia tesis sobre el estadio del espejo. Stephen Jay Gould ha sido
uno de los principales defensores de la tesis que sostiene que los humanos son especies neoténicas
en comparación con sus parientes cercanos como el chimpancé. Esto nos permite seguir aprendiendo
y adquiriendo nuevos hábitos durante toda o casi toda nuestra vida. Por su parte, el biólogo y
antropólogo Desmond Morris ha relacionado ciertas sensaciones gozosas de adultos de nuestra
especie, el sentirse protegidos o queridos con la Neotenia (The Nature of Happiness, 2004).

Arnold Gehlen (1904-1976), antropólogo, biólogo, psicólogo y filósofo ateo alemán, padre de la
Antropobiología Filosófica y de la Etología Humana (etología viene del griego "ethos" y de "logos" y
etimológicamente significa "estudio del comportamiento"), aplicó y traspasó el concepto de la
Neotenia a la Antropología. La Etología es la ciencia (rama de la biología) que estudia el
comportamiento animal. Nació en Leipzig, Alemania en (1904) y murió en Hamburgo, Alemania en
(1976). De (1934) a (1938) fue Docente en Leipzig, de (1938) a (1940) en Königsberg, de (1940) a
(1944) en Viena, de (1948) a (1962) en la Escuela Superior de Ciencias de la Conducta en Speyer, y a
partir de (1962) fue Docente en la Escuela superior Técnica de Aachen (Aix-la-Chapel-le, Aquisgrán).
Fue simpatizante del Nacionalsocialismo (Nazismo). Perteneció al círculo selecto o élite de
intelectuales entre los que se encontraba a Konrad Lorentz, H. Plessner, J. J. Buytendik, H. Schelsky,
que contribuyeron con lo que más tarde sería conocido como Etología. Frente a la Antropología
Cultural que se ciñe a los fenómenos culturales, históricos y del comportamiento, y frente a la
Antropología Biológica, que se ciñe a los factores genéticos y hereditarios, la Antropobiología
Filosófica de Arnold Gehlen hace un esfuerzo, sin apelar a ninguna concepción metafísica ni mística-
sobrenatural, por estudiar al ser humano conjuntamente en todas sus dimensiones de tal manera que
pueda darse una concepción más global e integral y menos arbitraria de lo que significa el "Hombre",
es decir, por hacer una "Ciencia del Hombre".

El hombre como ser biológico y cultural que debe crear en común (a través de la socialización, que
es la forma como se crea la cultura) la manera de pilotear o dirigir su vida y sus pulsiones (no
instintos), debido a sus carencias biológicas, no sólo en lo referente a factores internos del organismo
(intraespecíficas), sino a la relación con el medio (extraespecíficas), es decir, partiendo de la teoría
de la Neotenia desde el punto de vista morfológico y fisiológico), es decir a la "peligrosidad
constitucional del hombre", es el lugar central de la reflexión de Arnold Gehlen. La teoría
antropobiológica y filosófica de Arnold Gehlen es un "descentramiento del ser humano", la "ultima
herida contra el narcisismo humano y el antropocentrismo". Arnold Gehlen piensa que para poder
vivir en conjunto es necesario que los individuos tengan una imagen de sí mismos. Hasta ahora la
imagen del ser humano que se poseía era doble:

1). La imagen mágico-religiosa-teológica del hombre que define al hombre como un ser religioso
centrado en Dios, la Creación, el Alma, la Voluntad, el Espíritu, el Cielo, el Infierno, el Purgatorio, los
Ángeles, los Demonios.
2). La imagen científica que define al hombre a partir de la Evolución por selección natural.

Arnold Gehlen trata de elaborar por su parte una Antropología que sea a la vez Filosófica, Cultural y
Biológica, ya que busca la esencia de los seres humanos, pero también reconoce la validez de la
investigación científica y define al ser humano como un ser que tiene contacto con lo empírico. Arnold
Gehlen rechaza que la diferencia entre el ser humano y los animales sea la "posesión de un "espíritu
o un alma" y que la Evolución sea un "proceso lineal, continuo y progresivo", de manera tal que
terminaría en el hombre, definiendo a el hombre como un "ser activo", un ser abocado a la acción por
excelencia. Para Arnold Gehlen, mientras los racionalistas pasan por alto la mirada al mundo real, los
empiristas encadenan el pensamiento a los hechos sin admitir que pueda referirse a sí mismo. Así es
como Arnold Gehlen rompe con el Cartesianismo y con la concepción filosófica idealista del hombre
como un "ser racional" de la cual su último representante es el filósofo, teólogo, pedagogo e
historiador alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien considera que el pensamiento y el yo eran
lo mismo. Arnold Gehlen piensa justamente lo contrario: "Es la necesidad de actuar la que estructura
el pensar". Lo que ocurre con esto es que se hace volar en pedazos la concepción religiosa, idealista,
humanista y antropocéntrica del ser humano.

Para Arnold Gehlen la "verdad de lo irracional" (Wahrheit des Irrationalen), es la certeza experiencial
irracional. La experiencia irracional tiene su verdad en la certeza y opera con una forma propia: "El
prejuicio, la costumbre, la tradición, la convicción". Arnold Gehlen piensa que lo ilógico es necesario
para el ser humano, que una cultura exige que muchas cosas se dejan sin explicar, y es tan efectivo
porque nuestra necesidad de actuar es siempre mayor que nuestra posibilidad de conocer. Arnold
Gehlen acepta que las acciones ilógicas e irracionales pueden ser sustituidas en gran parte por
métodos racionales, pero nunca pueden desaparecer, extinguirse. Es precisamente el proceso de
adquisición de experiencia el que lo impide, en cuanto que partimos de nuestras necesidades y de lo
que ha sido satisfecho para tratar con circunstancias cambiantes. Se forma una base de reacción
desde la que asumimos los cambios en la realidad, actuamos en la dirección que corresponde a lo que
somos, a ese núcleo caracteriológico que es un accidente absoluto, algo irracional.

Apoyándose en la Biología, Arnold Gehlen intenta responder a este enigma del hombre como un "ser
de acción" y sobretodo al enigma "¿Por qué se produjo la hominización (con su proceso de
cerebralización)?". Arnold Gehlen trata de construir una teoría sobre el hombre que se estructure en
espiral: "No dividir la naturaleza humana en 2 sustancias como lo hizo el filósofo, matemático y físico
francés René Descartes, entre res cogitans o pensante (alma) y res extensa (cuerpo y mundo), sino
mostrar la dinámica que partiendo de lo biológico (lo cual no puede ser negado) llega a lo
sociocultural e histórico (lo cual no puede ser negado)". Pero, ¿por qué el ser humano es el único
animal que salta de lo biológico a lo noético, y sobretodo, a lo sociocultural e histórico? Para
responder a estos interrogantes, Arnold Gehlen traspasa el concepto de Neotenia a la Antropología,
recurriendo a las tesis planteadas por el biólogo y médico ateo holandés Louis Lodewijk Bolk (quien
fue una influencia decisiva para Gavin de Beer y Stephen Jay Gould), quien sostiene que desde el
punto de vista biológico (morfológico y fisiológico), el hombre es un ser deficitario, precario,
retardado biológicamente, no sólo en lo referente a factores internos del organismo (a nivel
morfológico y fisiológico), sino respecto al medio que lo rodea, un ser carente de organización
biológica precisa y de instintos desde el punto de vista ontogenético, a nivel morfológico y fisiológico,
conocida como la "Teoría de la Fetalización", que más tarde se llamará "Neotenia" ("Conservación de
la Juventud"). La Neotenia (del griego neo-, ‘joven’, y teinein, ‘extenderse’), retardación del desarrollo
como fenómeno biológico que tiene como consecuencia morfológica y fisiológica la Fetalización no
es, en Biología un hecho enteramente nuevo. Fenómenos homólogos a estos son conocidos en los
vertebrados inferiores. Los batracios neoténicos son larvas sexualmente maduras. Mientras el
Germen termina completamente su desarrollo, la Soma no recorre más que una parte del camino
inicial de su desarrollo.

¿Cómo puede vivir en el Mundo ese ser, que es el Hombre, que por esencia no es comparable a ningún
otro animal? Louis Lodewijk Bolk a nivel ontogenético y desde el punto de vista morfológico y
fisiológico señaló que el Ser Humano es un animal sin ningún tipo de especialización y, por lo tanto,
un ser cargado de "primitivismos". Su no especialización no es sólo de origen orgánico, sino que
concierne igualmente al espacio en que habita, se desarrolla y vive. El biólogo y médico ateo y racista
holandés holandés Louis Lodewijk Bolk mostró en (1926) los diversos primitivismos orgánicos que
caracterizan al ser humano si lo comparamos con los mamíferos superiores: Elevado peso relativo
del cerebro, la forma del oído externo, la estructura de la mano y el pie, mano de 5 dedos, ausencia
de rotación del dedo gordo del pie, el pliegue epicántico (o mongólico) de los ojos, ausencia de crestas
superciliares, ausencia de crestas craneales, delgadez de los huesos del cráneo, bóveda craneana con
mandíbula ortognata, posición de la órbitas bajo la cavidad craneal, branquicefalia, carencia de pelaje
en el momento de su nacimiento que hace de su piel una de las más inadaptadas del reino animal
(pues ni lo protege del clima ni le sirve como defensa y ataque), carencia de órganos de ataque y de
defensa (cuernos, colmillos, garras, púas, piel acorazada, cuero duro, mimetismo, entre otros),
carencia de órganos especializados para la fuga, dentición primitiva (dentadura sin diastema, sin
vacío entre los caninos y los premolares), molares cuadrituberculados, estructura indeterminada de
la mandíbula que no es clasificable ni entre los herbívoros ni entre los carnívoros, sistema digestivo
no clasificable ni entre los herbívoros ni entre los carnívoros, necesidad de larga protección durante
la infancia, pene péndulo sin protección, la forma de la pelvis, vagina en posición primitiva dotada
aún de un himen que hace que sea el único animal con una relación sexual de tipo ventro-ventral,
disfuncionamiento del ovario femenino cuyo germen es funcional a los 5 años, mientras que su
estructura corporal no puede soportar un embarazo más que a los 12 años y la madurez psíquica
para recibir tal acontecimiento está alrededor de los 18 años, pérdida de pigmentación de los
cabellos, la piel y los ojos (su "Albinismo" decía Konrad Lorentz), larga prolongación de la vida. La
comparación de los dientes de leche entre el ser humano y el simio muestran que en el simio, la
aparición de los dientes es contigua al nacimiento preparando así a la emergencia casi inmediata de
los dientes definitivos; en el ser humano, su desarrollo retardado hace que los dientes no aparezcan
más que al final del segundo año y sólo después de una larga espera de 6 años se produce el cambio
de dientes definitivos. A esto puede agregarse su adiposidad, su debilidad muscular, sus piernas
cortas, su crecimiento incontrolado del apetito, período prolongado de crecimiento, la dificultad para
elegir de manera estable un compañero sexual único, suturas craneales abiertas al momento de
nacer, falta de maduración en el desarrollo cerebral al no poder recordar los acontecimientos de sus
primeros 4 años, el desmontaje-desintegración de los instintos. "Los instintos auténticos son
movimientos, o mejor, modelos o figuras de movimientos de un tipo muy especial, que transcurren
en virtud de un automatismo innato y son dependientes de procesos de producción de estímulos
endógenos internos". (Arnold Gehlen, "El Hombre. Su naturaleza y su lugar en el mundo", Salamanca.
Ediciones Sígueme, pág. 27). Los instintos, a diferencia de las pulsiones, no son simples
predisposiciones o tendencias o meras reacciones motrices involuntarias, son modos de
comportamiento innato, coordinaciones hereditarias filogenéticamente adquiridas, condicionantes
filogenéticos que de manera automática disparan un comportamiento preprogramado ante la
presencia de los respectivos "estímulos elicitadores" o "accionadores", mecanismos de acción
complejos y estructurados que orientan a los diferentes organismos a un comportamiento
estereotipado rígido, propio, particular y único de su especie y no son suceptibles de extinción).

El hecho que el ser humano sea un "ser abierto al mundo", pero que a pesar de esto esté menos sujeto
al estímulo de modo que la acción está menos controlada por la corriente aferente, hace que la
conducta humana sea completamente impredecible. Y es precisamente eso con lo que la sociedad y
cada sujeto en particular deben lidiar. Arnold Gehlen al respecto de un "superávit pulsional". La
pulsión no debe homologarse con el instinto. La pulsión es una predisposición, es la energía que
orienta el comportamiento hacia un objetivo. "El superávit pulsional constitucional sólo puede
concebirse como el lado interno de un ser no especializado y con cerencia de medios orgánicos, que
está expuesto a una presión constante de tareas internas y externas. Es, por decir así, el reflejo de la
ilimitada temática de una penuria crónica". (Arnold Gehlen, "El Hombre. Su naturaleza y su lugar en
el mundo", Salamanca. Ediciones Sígueme, pág. 65). El animal materializa en los instintos toda esa
energía de acción que su condición biológica le permite desplegar, no obstante en el ser humano,
dado que carece de instintos, esa energía de acción aparece en estado puro, bruto y en exceso, como
"exceso de energía pulsional", de esa "plasticidad pulsional" que es el "peligro constitucional del ser
humano", en como las acciones pueden convertirse ellas mismas en necesidades, refinándose hasta
un punto en el que ya no reencuentren más el mundo y prosigan en sí mismas. De este modo se le
plantea al ser humano otra tarea y problema: "Frenar, retener, contener, alivianar y dominar el
desborde de energía pulsional, hacer una "inversión de las pulsiones", colocando entre la pulsión y
la acción un elemento liberador para la descarga, puesto que representa un peligro real para sí mismo
y para sus semejantes". En fin, si aceptamos la comparación del ser humano con los grandes simios,
como dirá con fuerza el biólogo y zóologo suizo Adolf Portmann (1897-1982), el hombre es un "parto
prematuro fisiológico", un "ser desesperadamente inadaptado". El ritmo de crecimiento ontogenético
anormalmente lento del ser humano es lo que lo distingue de cualquier otro animal. El hecho de
carecer de preadaptación orgánica de origen, no sólo con relación a su propio organismo, sino
también con relación a su medio ambiente (entorno etológico), curiosamente hace del hombre un
"ser abierto al mundo". Desde el punto de vista de la Zoología y la Etología, el ser humano no posee
un "entorno, campana o cúpula etológica" (umwelt) que le sea particular y específico a su especie. De
allí que Louis Bolk, Arnold Gehlen y Adolf Portmann compartan la fuerte expresión: "El hombre es
un aborto crónico de la naturaleza".

El ser humano, si lo comparamos con otros animales verdaderamente superiores, no posee


coordinación extraespecífica, él no sabe como reaccionar frente al mundo que lo rodea. Debido a su
primitivismo orgánico, el ser humano es una animal incapaz de "vivir naturalmente" en cualquier
lugar del Planeta Tierra. El ser humano no solamente debe adaptarse al medio en el que se encuentra;
el ser humano debe transformarlo e inventarlo con relación sus características de animal precario
que lo identifican, para así poder vivir. El ser humano no posee un "entorno etológico" (umwelt), sino
un "mundo" en el que escoge una orientación posible. El ambiente natural no es el mismo cuando el
ser humano se asienta sobre él. A diferencia del ser humano, los animales están preadaptados de
manera hereditaria a las reacciones que deben producir con relación a ellos mismos, a los otros
animales y a su medio ambiente. Cada especie animal percibe el mundo con relación a sus
necesidades y a sus preadaptaciones hereditarias. Cada animal percibe el mundo con sus
coordenadas espaciales de orientación y de acción. Cada uno vive el "entorno" a su manera, en su
"entorno, cúpula o campana etológica" (umwelt), sin que esto prohíba el establecimiento de
relaciones simbióticas entre especies diferentes. El mundo animal está preadaptado por un
mecanismo de 3 variables: "Mundo de estímulos, mundo de reacciones y mundo de acciones
consumatorias". Se sabe que al interior del mundo animal, incluso si la matríz de estímulo, reacción
y acción consumatoria sigue siendo la misma para todas las especies, la manera de enfrentar el
entorno es diferente en cada una de ellas.

Según Arnold Gehlen, solamente un animal carente como el ser humano, que necesita de grandes
cuidados al nacer, está en la obligación de dotarse de una familia; sólo un animal carente como es el
ser humano, que no sabe por sí mismo eso que él es, más que haciéndoselo confirmar por el otro, está
en la obligación de dotarse de una sociedad; sólo un animal como el ser humano que es el único que
representa una amenaza real para sí mismo y los otros, está obligado a darse un freno externo de
control de sí como el mito, la religión, la moral o el Derecho; solamente un ser descoordinado a nivel
extraespecífico está obligado a transformar su medio, a inventar técnicas y tecnologías para así
"descargar" cada una de las partes que fallan en su organismo o que él no posee simplemente: Las
armas reemplazan los sistemas de defensa inexistentes, los abrigos forrados reemplazan la
desadaptación climática de la piel, los animales amaestrados reemplazan la carencia de fuerza, las
instituciones reemplazan los frenos internos necesarios a la vida del grupo, los libros y las
computadoras le sirven de extensión de su memoria, los telescopios y los microscopios agudizan o
amplían su potencial de visión. Solamente un ser carente como el ser humano está condenado a crear
su propia vida, a orientarse, y gratificarse en ella y a reconocerse y establecerse como un ser
"biocultural".

En fin, solamente un ser carente de instintos, precario e inacabado en su construcción como es el ser
humano, debe inventar toda suerte de instituciones extremadamente fuertes, fundamentales,
autoritarias e impermeables a la crítica (que son el fundamento de una cultura) con fin de servir de
anclajes, de suplantar la coordinación intraespecífica y extraespecífica que está desintegrada en el
ser humano. Gracias a esto, el ser humano posee tradiciones y no solamente hábitos. Vive en un
"mundo" y no en un "entorno". Utiliza signos y no señales. Actúa por "deber" y no por "estimulación".
Tiene instituciones y no coordinaciones hereditarias extraespecíficas e intraespecíficas. Es así que
puede hacer de su destino una "Cultura", una "Civilización" y no una "Naturaleza". La cultura es la
totalidad de los medios materiales representativos, las técnicas objetivas, las técnicas mentales y las
instituciones por las cuales "se mantiene" una determinada sociedad, es decir la totalidad de las
condiciones de la naturaleza dominadas, transformadas y aprovechadas por el ser humano mediante
su trabajo y actividad. La cultura es la "segunda naturaleza", elaborada por él mismo y la única en
que puede vivir y sobrevivir, pues es el único ser incapaz de vivir en un medio ambiente puramente
natural.

Arnold Gehlen piensa que el pensamiento y la cultura moderna específicamente europea ha


transformado las condiciones de vida de la Humanidad, pero al precio de una enorme renuncia:
Renuncia a satisfacer intereses religiosos, renuncia a nuestros deseos de influencia mágica en hechos,
renuncia a las asociaciones metafóricas basadas en las apariencias, renuncia a lo que nos entregan
nuestros sentidos. Esas renuncias a lo establecido durante siglos son inhumanas y peligrosas, porque
la naturaleza humana sigue viviendo de impulsos y convicciones irracionales de una experiencia
amplia que filtró la ciencia. La ciencia, la técnica y la industria aunque sean útiles no pueden, según
Arnold Gehlen, en cuanto superestructura autónoma, convertirse en sistemas institucionales de
dirección o de orientación en el mundo que otorgue una auténtica fuerza integradora y motivadora.
La unilateralidad del "ethos científico" tiene un escaso o nulo poder para formar instituciones.

Contra el Romanticismo del filósofo, escritor y pedagogo francés Jean Jacques Rousseau, que
pretendía "volver a la naturaleza" y que creía que el ser humano en estado natural era un "buen
salvaje", Arnold Gehlen lanza su famosa consigna: "¡Volvamos a la cultura!" (Zurück zur kultur!) en
un sentido preciso: Abandonemos el caos de la cultura moderna, demasiado enriquecida y
diferenciada donde predomina un arte neurótico, una religión sentimental, una legislación flexible y
una frivolidad generalizada; regresemos a la disciplina, a la protección de moldes institucionales
rígidos que proporcionen un freno y una protección frente a las debilidades de la naturaleza humana.
Es porque el ser humano es un animal precario, desvalido, inválido, embrionario, inestable,
necesitado, expuesto, inacabado y carente biológicamente, un "animal que nace en vía de extinción",
que el ser humano, según Arnold Gehlen, es un "ser de descarga", un "ser de compensación" (homo
compensator) desde el punto de vista cultural y no viceversa. La descarga aparece como el dispositivo
por el cual el ser humano pilotea su vida y se hace posible todo lo que no está a su alcance, utilizando
en cada situación problemática de la vida, instrumentos extranaturales con relación a su dotación
biológica de origen, es decir, transforma por sí mismo los condicionamientos carenciales de su
existencia en oportunidades de prolongación de su vida.

La Cultura es una "forma de readaptación", actúa como una "prótesis", como "paliativo" para el ser
humano. Es en la cultura, según Arnold Gehlen, que el ser humano se da el "medio ambiente", el
"entorno, campana o cúpula etológica", el "circum-mundo" que no poseía, o el "mundo" en el cual el
ser humano activa sistemas de transformación indirecta que lo descargan de eso que él no puede
realizar directamente. Por esto es que la "cultura" es un concepto antropobiológico y el ser humano,
por naturaleza, es un "ser cultural". A diferencia de los animales, el ser humano puede "interiorizar"
las cosas y a partir de esa "interiorización" puede crear mundos posibles (estetofantasía) y actitudes
posibles (kinefantasía). El ser humano puede abrirse al mundo, que puede "interiorizar el mundo y
las cosas" sin estar obligado a tener una relación directa con las cosas, con el simple acto de pensarlas.
El ser humano es el único ser que puede virtualizar e historizar el mundo y tratarlo como hipótesis.
El ser humano es el único animal que tiene la necesidad de decirse las cosas, gesto o postura, para
poder así objetivarlas.

El ser humano posee un lenguaje construido simbólica e intersubjetivamente (no existe lenguaje
privado porque es una socialización interna del ser humano) que le permite hacer hipótesis,
internalizar e interpretar las cosas y reflexionar sobre ellas. El lenguaje permite "desmaterializar el
mundo al suspender lo real de las cosas". Es suficiente "decir la cosa" o "pensarla" para así poder
"tenerla". dentro de sí, y esto se debe a que el lenguaje que es simbólico e intersubjetivo, condiciona
tanto la experiencia de poder pensar la realidad, como la experiencia que tiene el ser humano de su
propia percepción. La "señal" a través de la cual se orienta el animal, necesita de un disparador
externo (acontecimiento sensorial) para poder producir un comportamiento, mientras que el "signo
lingüístico" en el ser humano se sirve él mismo como disparador (u otro signo desensorializado) de
un comportamiento en la interiorización del pensamiento. Esta es la gran diferencia entre lenguaje
humano y lenguaje animal. El lenguaje es la columna vertebral de la cultura, es la base y la vez la
estructura de toda creación cultural, es gracias al lenguaje que la cultura se crea y recrea nuevamente.
El lenguaje es la primera norma cultural que el ser humano aprende, y es por el lenguaje que el resto
de normas son interiorizadas. Es en el lenguaje donde el ser humano puede no sólo vivir en el
presente, sino recordar el pasado y proyectarse hacia el futuro. En el lenguaje, el ser humano se
establece como un ser que no puede no aprender y que tiene como "entorno etológico" la "condena
agradable" de vivir en una "segunda naturaleza". El ser humano cultural por naturaleza es también
natural por cultura. Obras: "El hombre. Su naturaleza y su lugar en el mundo"; "Antropología
Filosófica"; "Del descubrimiento del hombre por sí mismo".

Georges Lapassade (1924-2008). Filósofo, psicólogo, sociólogo y pedagogo ateo y homosexual


francés. Georges Lapassade es una figura importante en la Psicología, la Sociología, la Antropología y
la Pedagogía. Interesado en el Psicoanálisis, la Psicoterapia Institucional y el Análisis Institucional,
ha escrito diversos ensayos, uno con Elsa Breuer, y uno con Jean Laplanche, y, otro que trabajó con
Georges Canguilhem (en biología). Sus acciones en la vida estudiantil durante los años (1958-1968)
tuvieron un impacto significativo en los acontecimientos de mayo de (1968). Georges Lapassade
introdujo la Etnometodología en Francia. El análisis de Georges Lapassade está dirigido a los
problemas socioculturales y en especial al "paradigma de la sociedad adulta y de la madurez".
Georges Lapassade traspasó el concepto de la Neotenia a la Sociología, recurriendo a las tesis
planteadas por el biólogo y médico ateo holandés Louis Lodewijk Bolk (quien fue una influencia
decisiva para Gavin de Beer y Stephen Jay Gould), quien sostiene que desde el punto de vista biológico
(morfológico y fisiológico), el hombre es un ser deficitario, precario, retardado biológicamente, no
sólo en lo referente a factores internos del organismo (a nivel morfológico y fisiológico), sino respecto
al medio que lo rodea, un ser carente de organización biológica precisa y de instintos desde el punto
de vista ontogenético, conocida como la "Teoría de la Fetalización", que más tarde se llamará
"Neotenia" ("Conservación de la Juventud").

Según Georges Lapassade, la Neotenia nos permite poner en duda o tela de juicio el concepto
normativo de "adultez". Es necesario disociar las relaciones corrientemente establecidas entre el
"progreso" y la "madurez", que sería la consecuencia directa de la llegada del ser humano al "estado
adulto".Por eso, no podemos decir que la Modernidad sea la "expresión de la madurez del ser humano
y del progreso", la "salida del estado de minoría de edad". Para Georges Lapassade, el progreso
cultural y filosófico puede ser lo contrario de esta visión adultomórfica promulgada por la Ilustración
(s. XVIII): Una lucha contra la madurez esclerótica y de aparente perfección. Si el ser humano se
caracteriza por su inacabamiento biológico, la madurez no será jamás completa, como tampoco su
acabamiento definitivo. Es necesario pensar estructuras adecuadas a esta constatación biosocial.
Plantear este interrogante sobre el concepto normativo de la adultez es importante, debido a que
dicho concepto ha jugado un papel determinante en la estructuración real de los esquemas y procesos
socioculturales, dando como resultado la dominación del "grupo de los adultos" sobre el "grupo de
los jóvenes" y creando estructuras socioculturales que identifican a cada grupo como algo diferente
del otro en su naturaleza y sobretodo en sus funciones socioculturales.Como resultado de esta
concepción de la madurez, la infancia y la juventud se piensan como una etapa en medio del camino
que va hacia la construcción del adulto.

Georges Lapassade señala que la juventud y la niñez son consideradas, entonces, como el momento
en que se "adquieren los instrumentos indispensables para la integración social". Muchas culturas
tradicionales glorificaron y ritualizaron esta etapa en donde el adolescente sale de su infancia,
termina su crecimiento y ocupa un lugar definitivo en la sociedad al convertirse en adulto. Los
antropólogos han denominado a este hecho "ritos de iniciación". Estos ritos de iniciación son una
serie de pruebas que buscan establecer si el joven posee las cualidades del hombre adulto: Control
de sí, responsabilidad, capacidad de decisión, ejercicio de un oficio, transmisión de la vida. El adulto
sería entonces, una realización definitiva, en donde todo está concluido, su universo es fijo, su oficio
es estable, hasta el punto que las técnicas se transmiten sin cambios de una generación a otra y los
conflictos generacionales está limitados a la transmisión de poderes. Si pensamos en la estructura
social, observaremos que el arte, la política, la educación, la ideología, expresan y justifican esta
estabilidad universal proporcionada por la llegada a la adultez.

Para Georges Lapassade, en la Pedagogía, el proceso de culturización significa la entrada del ser
humano, en un proceso que rompe con la unidad biológica y estructural del individuo según las
normas del modelo social. En este modelo, la educación se termina con los años de educación, el
hombre terminado es el hombre adulto. Para esta forma de razonar, de la cual "El Emilio o de la
educación" de Jean Jacques Rousseau es un representante, la perfectibilidad presupone la posibilidad
de un acabamiento, como si tal proesa fuese posible. Georges Lapassade se apoya sobre la realidad
de la neotenia en el ser humano para denunciar la ilusoria madurez de los grupos replegados sobre
un orden arbitrario. Frente a este abandono de la constatación neoténica del ser humano, Georges
Lapassade asume una posición de protesta justificada: "El orden domina el cambio. la filosofía
inventa sistemas que desarrollan un discurso unificado y coherente, en donde el pensamiento de la
inmadurez no tiene lugar: Sólo podía significar la carencia, el no ser, la privación. El mundo de los
griegos comienza con el Caos y se termina con la belleza inmóvil del Cosmos.La literatura sigue siendo
clásica; obedece a reglas que miden y dominan las incertidumbres previas a la invención. la
improvisación, la espontaneidad creadora, son tan sólo fases preliminares que no se deben mostrar,
son rechazadas tanto como es rechazada la infancia detrás de las máscaras de la inmadurez. El orden
reina".(Georges Lapassade, L' entrée dans la vie. Essai sur l'inachèvement de l'homme. París,
Económica, 1997, p. XX).
Lo que se ha obtenido como precio al conservar este orden tradicional de la organización jerárquica,
son sociedades en donde los adultos reemplazan a los adultos. Ahora bien, con la llegada de la
sociedad industrial, se ha producido un cambio sustancial al introducir, de forma masiva, técnicas y
tecnologías en las relaciones sociales que agravan esta brecha. De esta forma, poco a poco, se han ido
modificando las viejas estructuras, pero esto se ha hecho de una forma anárquica, sin reconocer, con
Louis Bolk, que la madurez, lejos de situarse como la meta final del ser humano, se encuentra en sus
orígenes. "Los adultos eran nuestros ancestros, y el hombre progresa alejándose de ese estado
original. El estudio de las sociedades denominadas primitivas nos ha mostrado cuanta primacía, hoy
desaparecida, se le daba en ellas al mito del adulto: En la vida tanto como en la cultura, el adulto
encarna más el pasado que el porvenir".

El individuo pertenece, concretamente, a una historia, en tanto que es la historia de su generación. Si


tomamos como referencia esta primacía de la adultez, podriamos preguntar: ¿Cuál es el destino de
las actuales generaciones de jóvenes? A lo cual Georges Lapassade responderá: Es el nihilismo, el
ocaso de las normas, "la imposibilidad de definir una norma adulta o madura, tanto en la
incertidumbre de la psicología genética como en la filosofía y en las teorías de la educación". Georges
Lapassade veía en la neotenia la fuente de liberación y creación del ser humano. Si atendemos las
advertencias de Louis Bolk de nuestro retardo biológico, entonces una "filosofía de la voluntad del
inacabamiento" debería ser nuestra guía, hasta el punto que deberíamos sostener que el ser humano
no sólo es inacabado en su biología sino en su propio ser. "La norma del hombre acabado y adulto,
está fundada sobre el olvido de este inacabamiento esencial". Obras: "El mundo de la vida. Ensayo
sobre el inacabamiento humano"; "Cuerpo Prohibido"; "Claves para la sociología"; "Socioanálisis y
Potencial Humano"; "Grupos, Organizaciones e Instituciones: La Transformación de la Burocracia";
"La bio-energía: Ensayo sobre la obra de Wilhelm Reich"; "El Rap"; "La guerra y la paz en el aula";
"Ensayo sobre el trance"; "Estados alterados de conciencia".

(Gónzalez, William., "Retardación y Neotenia. Louis Bolk", Departamento de Filosofía, Facultad de


Humanidades, Universidad del Valle).

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