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EL MAQUECH

Narrador: Cuenta la leyenda que en una sagrada ciudad vivía una hermosa
princesa llamada Cuzán. Era la hija preferida de Ahnu, el gran señor que se
sumerge en el cielo.
Narrador: Cuando Cuzán tuvo la edad para casarse, su padre arreglo su
matrimonio con el príncipe Ek Chapat, que era el futuro señor de todo el reino.
Rey Ahnu: Cuzán es momento de desposarte, ¡Deberás casarte con el príncipe Ek
Chapat!
Princesa Cuzán: Esta bien, Padre
Narrador: Un día cuando la princesa fue agradecerle a su padre por sus obsequios,
conoció a un hermoso joven llamado Chalpol. El enamoramiento fue inmediato.
Narrador: A partir de ese momento Cuzán y Chalpol se veían todas las noches a
escondidas, en la ceiba sagrada de los dioses para jurarse amor eterno.
Narrador: Una noche el Príncipe Ek Chapat siguió a Cuzán por el inmenso monte
hasta que llego a la ceiba sagrada y descubrió a Cuzán con Chalpol. Enojado Ek
Chapat fue con el rey y le dijo:
Príncipe Ek Chapat: ¡Exijo que se sacrifique a Chalpol!
Narrador: Al saber todo lo sucedido, el Rey acepto y mando a buscar a Chalpol. Al
enterarse Cuzán que su amado iba a ser sacrificado, va en busca de su padre y le
dice:
Cuzán (llorando): Padre no lo sacrifique. Prometo nunca más volver a verlo de
nuevo.
Cuzán: Aceptaré ser la mujer del príncipe Ek Chapat.
Rey Ahnu: Esta bien Cuzán, confiaré en tu palabra y dejare ir a Chalpol.
Narrador: Cuando estaba por celebrarse el matrimonio; un hechicero se acercó a
Cuzán, le da un escarabajo, y le dice:
Hechicero: Cuzán, acá tienes a tu amado Chalpol, tu padre le concedió la vida,
pero me pidió que lo convirtiera en un insecto por haber tenido la osadía de amarte".
Narrador: Cuzán, lo toma en sus manos y dice:
Cuzán (mirando al maquech): Juré nunca separarme de ti y cumpliré mi promesa.
Narrador: Cuzán fue con el mejor joyero del reino y le pidió que cubriera al
escarabajo con piedras preciosas.
Narrador: Tan pronto como estuvo listo, Cuzán se lo puso en el pecho y dijo:
Cuzán: Maquech, eres hombre, aquí cerca oirás latir mi corazón, el juramento
eterno de no olvidarte.
Cuzán: Maquech, eres hombre, sobre mi pecho vivirás el dolor de no tenerte, que
es dolor de todo el tiempo.
Cuzán: Maquech, eres hombre, los dioses no han conocido nunca un amor tan
intenso y tan vivo como este que consume mi alma.
Narrador: La princesa Cuzán y su amado Chalpol, convertido en Maquech, se
amaron por encima de las leyes del tiempo con un amor colmado de eternidad.

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