Está en la página 1de 20

ORIGEN Y ESTUDIO DE LO SUBLIME

LAS FUENTES DEL ARTE SEGÚN LOGINO


TECNOLÓGICO NACIONAL DE MÉXICO

INSTITUTO TECNOLÓGICO DE LA PAZ

ARQUITECTURA

GRUPO K

KARINA PAOLY REYNAGA ESTRADA

NO. DE CONTROL: 17310192

ARQ. EUGENIO SANTA CRUZ

LA PAZ B.C.S. A 07 DE OCTUBRE DEL 2019


¿QUÉ ES LO SUBLIME?

Lo sublime es una categoría estética, derivada principalmente de la


célebre obra “Sobre lo sublime” del crítico o retórico griego Longino,
y que consiste fundamentalmente en una "grandeza" o, por así decir,
belleza extrema, capaz de llevar al espectador a un éxtasis más allá
de su racionalidad, o incluso de provocar dolor por ser imposible de
asimilar. El concepto de lo "sublime" fue redescubierto durante el
Renacimiento y gozó de gran popularidad durante el Barroco, durante
el siglo XVIII alemán e inglés, y sobre todo durante el primer
Romanticismo.
Según el concepto original de Longino, lo sublime, que se resume en
la composición digna y elevada, se funda en cinco causas o fuentes,
tanto innatas como de técnica perteneciente sobre todo a las figuras
de dicción y metafóricas del lenguaje. Lo sublime es una elevación y
excelencia en el lenguaje de que se sirvieron prosistas y poetas que
han alcanzado la inmortalidad. Se trata de una "grandeza" de estilo
cuya doctrina básica perviviría durante toda la Edad Media
identificándose en el Virgilio superior de la Eneida. Dice Longino que
lo sublime, usado en el momento oportuno, pulveriza como el rayo
todas las cosas y muestra en un abrir y cerrar de ojos y en su totalidad
los poderes del orador; que es grande realmente solo "aquello que
proporciona material para nuevas reflexiones" y hace difícil, más aún
imposible, toda oposición y "su recuerdo es duradero e indeleble".
"Nada hay tan sublime como una pasión noble, en el momento
oportuno, que respira entusiasmo como consecuencia de una locura
y una inspiración especiales y que convierte a las palabras en algo
divino". Siguiendo la tradicional oposición retórica virtud/vicio, explica
Longino cómo "lo sublime reside en la elevación, la amplificación en
la abundancia"
En sentido técnico, "sublime" es una calificación que la Retórica
antigua estableció en el marco de su "Teoría de los Estilos" como
designación del más elevado o grande de estos. El concepto
longiniano de "grandeza", de raíz neoplatónica, tiene su gran
precedente de sentido más estético que retórico en el diálogo Fedro
de Platón, donde se conceptúa la "elevación", relativa a la "manía" y
al conjunto de la gama platónica de la inspiración. Esta tradición
conduce, en términos retóricos, pero asimismo de proyección
estética, a San Agustín, donde se cristianiza. Lo sublime, ya asociado
también por Longino al "silencio" en sentido elocutivo, adquiere
mediante este último término un desarrollo específicamente
contemplativo y transcendental en el régimen de la mística europea
y, especialmente, española (Juan de la Cruz, Teresa de Jesús,
Francisco de Osuna). Esta es la base del moderno desarrollo
kantiano, fundado en la "infinitud" y la "suspensión".
SIGLOS XVI-XVII:
EL REDESCUBRIMIENTO
DE LO SUBLIME

El tratado de Longino sobre lo sublime y el concepto mismo


permanecieron escasamente identificados durante la Edad Media. Su
gran notoriedad e influencia se alcanza en el siglo XVI, después de
que Francesco Robortello publicase una edición de la obra clásica en
Basilea en 1554, y Niccolò da Falgano otra en 1560. A partir de estas
ediciones originales, las traducciones en lenguas vernáculas
proliferaron.
Durante el siglo XVII, los conceptos de Longino sobre la belleza
gozaron de gran estima, y fueron aplicados al arte barroco. La obra
fue objeto de decenas de ediciones durante ese siglo. La más
influyente de ellas se debió a Nicolas Boileau-Despréaux (Tratado de
lo sublime o de las maravillas en la oratoria, 1674), que situó
nuevamente al tratado y al concepto en el centro del debate crítico de
la época. La difundida versión de Boileau no es técnicamente
relevante ni de especial comprensión del concepto, si bien contribuye
a difundir un concepto retórico que “eleva, rapta, transporta” y se
dirige al sentimiento más que a la razón. Durante este periodo todavía
había quien consideraba De lo sublime una obra demasiado primitiva
como para ser aceptable por el civilizado hombre moderno.
EL SIGLO XVIII EN
ALEMANIA:
IMMANUEL KANT

Immanuel Kant publicó en 1764 el breve


Beobachtungen über das Gefühl des
Schönen und Erhabenen ("Observaciones
sobre el sentimiento de lo bello y lo
sublime"), solo verdaderamente
desarrollado más tarde en su Crítica del
Juicio (1790). Kant investigó el concepto de
lo sublime, definiéndolo como “lo que es
absolutamente grande” o solo comparable a
sí mismo, lo cual vendría a sobrepasar al
contemplador causándole una sensación de
displacer, y puede darse únicamente en la naturaleza, ante la
contemplación acongojante de algo cuya mesura sobrepasa nuestras
capacidades. El sublime kantiano es en el sujeto, si bien ha de
mantener concordancia con la naturaleza.
"El sentimiento de lo sublime es, pues, un sentimiento de
displacer debido a la inadecuación de la imaginación en la
estimación estética de magnitudes respecto a la estimación por
la razón, y a la vez un placer despertado con tal ocasión
precisamente por la concordancia de este juicio sobre la
inadecuación de la más grande potencia sensible con ideas de
la razón, en la medida en que el esfuerzo dirigido hacia estas es,
empero, ley para nosotros."
Así, lo bello es una tranquila contemplación, un acto reposado,
mientras que la experiencia de lo sublime agita y mueve el espíritu,
causa temor, pues sus experiencias nacen de aquello que es temible,
y se convierte en sublime a partir de la inadecuación de nuestras
ideas con nuestra experiencia. De tal manera, para sentir lo sublime,
a diferencia de para sentir lo bello, es menester la existencia de una
cierta cultura: el hombre rudo, dice Kant, ve atemorizante lo que para
el culto es sublime. El poderío de esta experiencia estética invoca
nuestra fuerza, y la naturaleza es sublime porque eleva la
imaginación a la presentación de los casos en que el ánimo puede
hacer para sí mismo sensible la propia sublimidad de su destinación,
aún por sobre la naturaleza. De tal modo, Kant interpretó la naturaleza
como fuerza, y en ella está lo sublime:
"Rocas audazmente colgadas y, por decirlo así, amenazadoras,
nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se adelantan
con rayos y con truenos, volcanes en todo su poder devastador,
huracanes que van dejando tras de si desolación, el océano sin
límites rugiendo de ira, una cascada profunda en un río
poderoso, etc, reducen nuestra facultad de resistir a una
insignificante pequeñez, comparada con su fuerza. Llamamos
gustosos sublimes a esos objetos porque elevan las facultades
del alma por encima de su término medio ordinario".
Para Kant lo sublime es la ilimitación de magnitud o de fuerza: así
como la belleza es forma, lo finito y limitado, lo sublime es lo informe,
infinitud. La belleza comporta gusto, lo sublime atracción. Lo sublime
es “aquello absolutamente grande”, aquello no imaginable. Es lo que
gusta inmediatamente, pero por la resistencia que opone al interés de
los sentidos: una música muy alta, un sabor muy fuerte, un olor muy
intenso. Kant distinguió un sublime “matemático” (del intelecto) y otro
“dinámico” (de los sentidos) o del poder; el matemático se opone a la
comprensión, mientras que el dinámico puede amenazar nuestra
integridad física (por ejemplo, una tormenta de mar).
LA ÉPOCA ROMÁNTICA Y
SCHOPENHAUER

De hecho y en sentido estricto, la formación de la teoría de lo sublime


es esencialmente anterior al Romanticismo. El concepto se incorporó
a la cultura artística prerromántica y romántica desde sus orígenes,
tanto en Reino Unido como en Alemania. La concepción panteísta de
algunos de los primeros románticos, o la visión arrebatada y violenta
de la naturaleza propia del Sturm und Drang, se corresponden muy
bien con los últimos estadios de lo sublime tal y como los definió
Schopenhauer.
Johann Christoph Friedrich Schiller, tras Kant el más importante
pensador de esta categoría, compuso, entre otros elementos
importantes relativos al concepto, dos ensayos fundamentales (De lo
sublime, 1793, y Sobre lo sublime, 1801). Cabría decir que distingue
tres fases: “sublime contemplativo”, el sujeto se enfrenta al objeto,
que es superior a su capacidad; “sublime patético”, peligra la
integridad física; y “superación de lo sublime”, en que el hombre
vence moralmente, porque es superior intelectualmente. Schiller, que
se sobrepone a Kant mediante la reconfiguración de la relación
bello/sublime y conduce este último a teoría de la tragedia
ampliamente desarrollada, se mantiene básicamente kantiano
cuando piensa que el sentimiento de lo sublime es un sentimiento
mixto "compuesto por un sentimiento de tristeza, que en su más alto
grado se expresa a modo de escalofrío, y por un sentimiento de
alegría, que puede llegar hasta el entusiasmo y, si bien no cabe sea
entendido precisamente como gozo, las almas refinadas lo prefieren
con mucho a cualquier placer"
Schiller conduce la teoría de lo sublime, como en general todo el
núcleo de su pensamiento, a una teoría de la libertad. Según Schiller,
y esto es muy importante para la concepción de lo sublime, el arte
ofrece todas las ventajas de la naturaleza y ninguno de sus
inconvenientes. En general, es de notar que el pensamiento
poskantiano, sobre todo a partir de Herder, centró el problema sobre
la dificultad de la radical distinción bello/sublime.
El pensamiento romántico alemán propiamente dicho, comienza
sobre lo sublime, tras Herder, con Schleiermacher, Schelling y Jean
Paul Richter, quien muy avanzadamente conduce el "humorismo" a
"sublime destruido". Por su parte, Hegel, que acepta la base kantiana,
sin embargo, historiza y traslada lo sublime al mundo originario del
arte simbólico anterior a la cultura clásica griega. Esto ha de
entenderse sobre todo en razón de que hegelianamente el arte, como
la religión, queda confinado al pasado y constituye una realidad
conclusa, es decir sin futuro, a diferencia de lo propuesto por Kant,
referible tanto al pasado como al futuro.
El anti hegeliano Arthur Schopenhauer hizo una lista de las etapas
intermedias desde lo bello hasta lo más sublime en su El mundo como
voluntad y representación (capítulo 39). Para este filósofo, el
sentimiento de lo bello nace simplemente de la observación de un
objeto benigno. El sentimiento de lo sublime, en cambio, es el
resultado de la observación de un objeto maligno de gran magnitud,
que podría destruir al observador. Las fases entre uno y otro
sentimiento serían por tanto las siguientes:

• Sentimiento de lo bello - La luz reflejada en una flor (placer por


la percepción de un objeto que no puede dañar al observador).
• Sentimiento muy débil de lo sublime - La luz reflejada en unas
rocas (placer por la observación de objetos que no suponen una
amenaza, pero carentes de vida).
• Sentimiento débil de lo sublime - Un desierto infinito sin
movimiento (placer por la visión de objetos que no pueden
albergar ningún tipo de vida).
• Sentimiento de lo sublime - Naturaleza turbulenta (placer por
la percepción de objetos que amenazan con dañar o destruir al
observador).
• Sentimiento completo de lo sublime - Naturaleza turbulenta y
abrumadora (placer por la observación de objetos muy violentos
y destructivos).
• Sentimiento más completo de lo sublime - La inmensidad de
la extensión o duración del universo (placer por el conocimiento
del observador de su propia insignificancia y de su unidad con
la naturaleza).

Si el prerromanticismo había sido temprano en algunos países, sobre


todo en Inglaterra, el Romanticismo, fuera de Alemania fue en distinto
grado un fenómeno de expansión más tardía. En Francia, el mayor
valedor del concepto de lo sublime fue Victor Hugo, tanto en sus
poesías como en el prefacio a su obra de teatro Cromwell, donde
definió lo sublime como una combinación de lo bello y lo grotesco,
opuesta a la idea clásica de perfección. Además, tanto El jorobado de
Notre Dame (en Nuestra Señora de París), como muchos de los
elementos de Los Miserables pueden ser considerados propiamente
dentro de la categoría de lo sublime. En Italia, para la teoría de lo
sublime son de considerar sobre todo las obras de Martignoni y
Tommaseo. En España, el gran filólogo romántico Manuel Milá y
Fontanals es quien formula (Principios de Estética y Estética y teoría
literaria) el mejor tratamiento teórico de esta categoría.
EL SIGLO XVIII:
REINO UNIDO

La recuperación moderna del concepto de lo sublime se produjo


notablemente en el Reino Unido, en el siglo XVIII, dentro de la
filosofía empirista. Ya Anthony Ashley Cooper, 3er conde de
Shaftesbury, y John Dennis, tras un viaje por los Alpes, expresaron
su admiración por las formas sobrecogedoras e irregulares de la
naturaleza exterior, apreciaciones estéticas que Joseph Addison
sintetizó en su revista The Spectator (1711) en una serie de artículos
titulados “Pleasures of the Imagination”.
En Los placeres de la imaginación, Addison introdujo el gusto por
cosas que estimulan la imaginación, distinguiendo tres cualidades
estéticas principales: grandeza (sublimidad), singularidad (novedad)
y belleza. También creó una nueva categoría, lo “pintoresco”, aquel
estímulo visual que aporta una sensación tal de perfección que
pensamos que debería ser inmortalizado en un cuadro. Addison
relacionó la belleza con la pasión, desligándola de la razón: la belleza
nos afecta de forma inmediata e instantánea, como un golpe,
actuando de forma más rápida que la razón, por lo que es más
poderosa. Al retomar el concepto de lo sublime esbozado por
Longino, lo elevó de categoría retórica a general, trasladándolo del
lenguaje a la imagen.
"Los ojos tienen campo para espaciarse en la inmensidad de las
vistas, y para perderse en la variedad de objetos que se presentan
por sí mismos a sus observaciones. Tan extensas e ilimitadas vistas
son tan agradables a la imaginación como lo son al entendimiento las
especulaciones de la eternidad y del infinito".
Joseph Addison, Los placeres de la imaginación (1711)
Esta obra de Addison, en la que el concepto de grandeza se une al
de sublimidad, junto con la obra de Edward Young Night Thoughts
(1745), suelen considerarse como los puntos de partida de Edmund
Burke a la hora de escribir su “A Philosophical Inquiry into the
Origin of Our Ideas of the Sublime and Beautiful” ("Una
investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo
sublime y lo bello") (1756). La importancia de la obra de Burke radica
en que fue el primer filósofo en argüir que lo sublime y lo bello son
categorías que se excluyen mutuamente, del mismo modo en que lo
hacen la luz y la oscuridad. La belleza puede ser acentuada por la
luz, pero tanto una luz demasiado intensa como la total ausencia de
luz son sublimes, en el sentido de que pueden nublar la visión del
objeto. La imaginación se ve así arrastrada a un estado de horror
hacia lo "oscuro, incierto y confuso". Este horror, sin embargo,
también implica un placer estético, obtenido de la conciencia de que
esa percepción es una ficción.
Burke describió lo sublime como un temor controlado que atrae al
alma, presente en cualidades como la inmensidad, el infinito, el vacío,
la soledad, el silencio, etc. Calificó la belleza como “amor sin deseo”,
y lo sublime como “asombro sin peligro”. Así, creó una estética
fisiológica, ya que para Burke la belleza provoca amor y lo sublime
temor, que pueden sentirse como reales. Introdujo igualmente la
categoría de lo “patético”, emoción igualable al placer como
sentimiento, que proviene de experiencias como la oscuridad, el
infinito, la tormenta, el terror, etc. Estos sentimientos producen una
“purgación”, recogiendo de nuevo la teoría de la “catarsis” de
Aristóteles.
LO SUBLIME EN EL ARTE

Lo sublime tuvo gran relevancia en el romanticismo: los románticos


tenían la idea de un arte que surge espontáneamente del individuo,
destacando la figura del “genio” –el arte es la expresión de las
emociones del artista–. Se exalta la naturaleza, el individualismo, el
sentimiento, la pasión, una nueva visión sentimental del arte y la
belleza que conlleva el gusto por formas íntimas y subjetivas de
expresión, como lo sublime. También otorgaron un nuevo enfoque a
lo oscuro, lo tenebroso, lo irracional, que para los románticos era tan
válido como lo racional y luminoso. Partiendo de la crítica de
Rousseau a la civilización, el concepto de belleza se alejó de cánones
clásicos, reivindicando la belleza ambigua, que acepta aspectos
como lo grotesco y lo macabro, que no suponen la negación de la
belleza, sino su otra cara. Se valoró la cultura clásica, pero con una
nueva sensibilidad, valorando lo antiguo, lo primigenio, como
expresión de la infancia de la humanidad. Asimismo, se revalorizó la
Edad Media, como época de grandes gestas individuales, en paralelo
a un renacer de los sentimientos nacionalistas. El nuevo gusto
romántico tuvo especial predilección por la ruina, por lugares que
expresan imperfección, desgarramiento, pero a la vez evocan un
espacio espiritual, de recogimiento interior.
En arte, lo sublime corrió en paralelo con el concepto de lo pintoresco,
la otra categoría estética introducida por Addison: es un tipo de
representación artística basada en unas determinadas cualidades
como serían la singularidad, irregularidad, extravagancia, originalidad
o la forma graciosa o caprichosa de determinados objetos, paisajes o
cosas susceptibles de ser representadas pictóricamente. Así, sobre
todo en el género del paisaje, en el arte romántico se aúnan sublime
y pintoresco para producir una serie de representaciones que
generen nuevas ideas o sensaciones, que agiten la mente, que
provoquen emociones, sentimientos. Para los románticos, la
naturaleza era fuente de evocación y estímulo intelectual, elaborando
una concepción idealizada de la naturaleza, que perciben de forma
mística, llena de leyendas y recuerdos, como se denota en su
predilección por las ruinas. El paisaje romántico cobró predilección
por la naturaleza grandiosa: grandes cielos y mares, grandes
cumbres montañosas, desiertos, glaciares, volcanes, así como por
las ruinas, los ambientes nocturnos o tormentosos, las cascadas, los
puentes sobre ríos, etc. Sin embargo, no solo el mundo de los
sentidos proporciona una visión sublime, también existe una
sublimidad moral, presente en acciones heroicas, en los grandes
actos civiles, políticos o religiosos, como se podrá ver en las
representaciones de la Revolución francesa. Igualmente, existe la
sublimidad pasional, la de la soledad, la nostalgia, la melancolía, la
ensoñación, el mundo interior de cada individuo.
Los románticos encontraron cierta sublimidad –con efectos
retroactivos– en la arquitectura gótica o en la “terribilità” de Miguel
Ángel, que para ellos era el genio sublime por excelencia.6 Sin
embargo, el arte sublime se debe circunscribir al realizado en los
siglos XVIII y XIX, sobre todo en Alemania y Reino Unido. Dos de los
más grandes representantes de lo sublime, entendido como grandeza
y como sentimiento desbordante, como un sublime moral más que
físico, fueron William Blake y Johann Heinrich Füssli. Blake, poeta y
pintor, ilustraba sus propias composiciones poéticas con imágenes
de desbordante fantasía, personales e inclasificables, mostrando una
imagen paroxística de lo sublime por el carácter épico, místico y
apasionado de los personajes y las composiciones, de movimiento
dinámico y exacerbado, de influencia miguelangelesca, como en su
poema simbólico Jerusalén (1804-1818) –Blake elaboraba a la vez
imagen y texto, como en las miniaturas medievales–. Füssli, pintor
suizo afincado en Gran Bretaña, realizó una obra de temática basada
en lo macabro y lo erótico, lo satírico y lo burlesco, con una curiosa
dualidad, por una parte los temas eróticos y violentos, por otra una
virtud y sencillez influida por Rousseau, pero con una personal visión
trágica de la humanidad. Su estilo era imaginativo, monumental,
esquemático, con cierto aire manierista influido por Miguel Ángel,
Pontormo, Rosso Fiorentino, Parmigianino y Domenico Beccafumi. El
sentido de lo sublime en Füssli se circunscribe al ámbito emocional,
psíquico, más que al físico: es la sublimidad del gesto heroico, como
en Juramento en el Rütli (1779); del gesto desolado, como en El
artista desesperado ante la grandeza de las ruinas antiguas (1778-
80); o del gesto terrorífico, como en La pesadilla (1781).
OBRAS
CONCLUSIÓN PERSONAL

Lo sublime consiste en la grandeza, es aquello que personalmente o


en conjunto se considera bello, lo sublime nos hace sentir emociones
distintas ya sea felicidad, entusiasmo, tristeza, angustia, etc. En
ocasiones el sentimiento que nos provoca lo sublime es imposible de
asimilar.
Según Logino, lo sublime es una elevación y excelencia que llega a
alcanzar tal grandeza que puede inmortalizar al artista que lo lleve a
cabo. Lo sublime pulveriza todas las cosas y muestra en un abrir y
cerrar de ojos los poderes que puede tener este, ya sea el artista o
aquello que es bello ante nuestra perspectiva personal. El concepto
de Logino sobre lo sublime permaneció inidentificado durante la edad
media y se dio a conocer y alcanzo su mayor influencia en el siglo
XVI después de que dos personajes destacados publicaron su obra.
Fue en XVIII que los conceptos de Logino lograron gran importancia
y se aplicaron principalmente en el arte barroco, el cual es un arte
extremadamente bello, que ha aportado muchísimo y enriquecido a
la arquitectura, asi como a otras artes como la pintura, escultura,
teatro, literatura, etcétera.
El concepto de lo sublime llega a popularizarse en Alemania en el
siglo XVIII por Immanuel Kant quien investigó el concepto y lo
descubrió como algo absolutamente grande, es algo que puede darse
en la naturaleza, ante contemplar algo que sobre pasa nuestras
capacidades emocionales, además describe lo sublime como un
sentimiento de displacer debido a que no se adecua a la imaginación
en la estimación estética y al mismo tiempo se lo describe como un
sentimiento que nos da placer debido a sensibilidad emocional que
nos provoca.
Hay diversas construcciones alemanas que me parecen
sublimemente bellas, las percibo de una manera que me causan
muchísimo interés como lo es el Neue Schloss el cual fue el ultimo
castillo barroco construido en Alemania, su composición le da
armonía y me transmite emociones distintas que se relacionan
perfectamente con la descripción de Kant sobre el concepto de lo
sublime.
Este concepto también tuvo gran desarrollo en el Reino Unido, tiene
su origen con la filosofía empirista cuando se hace una expresión y
se resalta la admiración por los Alpes, por sus formas irregulares y
sobrecogedoras y naturales. Addison realizo una revista llamada “Los
placeres de la imaginación” e introdujo ahí su gusto por las cosas que
estimulan su imaginación y destaca tres cualidades esteticas
principales: grandeza, singularidad y belleza. Expresa también que la
belleza nos afecta de forma inmediata, como un golpe que actúa de
forma mas rápida que la razón por lo que es más poderosa. Mientras
tanto, Burke describe lo sublime como un temor consolado que atrae
al alma, presenta cualidades como la inmensidad, el vacio y la
soledad, y describe la belleza como amor sin deseo y lo sublime como
asombro sin peligro.
La manera en que estos grandes pensadores describen lo sublime
complementan el propio concepto que le doy a este concepto, ya que
cada persona lo experimenta de forma distinta y se puede describir lo
sublime y lo bello de manera individual, pero el impacto y fascinación
es un sentimiento que puede compartirse entre un conjunto de
personas.
Es grandioso todo aquello que nos proporciona nuevas reflexiones,
lo sublime es aquello que nunca se olvida, nos da abundancia y
emociones que desconocíamos en su totalidad, además cambia la
manera de percibir las cosas y la manera en que nos sentíamos con
respecto a algo. En lo personal considero que el concepto de lo
sublime es muy extenso, se ha descrito de muchas maneras, unas
mas bellas que otras, pero al final lo que lo sublimemente bello nos
provoca, no se puede describir ya que es algo grande. Se puede
encontrar en cualquier lugar, lo encuentro principalmente en la
arquitectura, la pintura, escultura, en la naturaleza, las personas,
incluso en momentos.
FUENTES DE INFORMACIÓN

Kant, I. (2013). Lo bello y lo sublime. Editorial Minimal.

https://es.wikipedia.org/wiki/Sublime

http://www.filosofia.org/enc/ros/su3.htm

También podría gustarte