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La Inspiración y la Autoridad de la Sagrada Escritura.

Herman Ridderbos

A pesar de que las Sagradas Escrituras no ofrecen una doctrina sistemática de sus
atributos, no significa que la Biblia misma no tenga nada que decir. La autoridad de las
escrituras es la gran presuposición de toda predicación y doctrina bíblica. Esta es la
propuesta que Ridderbos nos ofrece en este texto. La Escritura “es” la palabra de Dios,
por lo tanto, posee toda autoridad, tanto como observamos que tenia la Palabra de Dios
en el Antiguo Testamento.

La escritura misma nos da evidencia de que el Antiguo Testamento ya era reconocido


como Palabra de Dios en el tiempo de Jesús, y de la misma forma, el Nuevo Testamento
coloca los escritos apostólicos al mismo nivel. De forma similar, la infalibilidad, esta
expresada en la misma escritura, que refleja fielmente la palabra de Dios. Esta
infalibilidad nos dice Ridderbos, tiene el significado de un fundamento sobre el cual la
ekklesia ha sido establecida y sobre el cual ella misma tiene que ser establecida cada vez
más. Para el autor, ambas cosas van de la mano; autoridad e infalibilidad, y ellas son las
que nos muestran que la Escritura proviene de Dios.

Lo segundo que observa Ridderbos, es que sus atributos están estrechamente


relacionados con su propósito, el cual yace en aquella cualificada clase de enseñanza e
instrucción que es capaz de hacernos sabios para la salvación. La autoridad no debe ser
separada del contenido y propósito de la Escritura. Algunos argumentan que esto puede
llevar a una clase de subjetivismo. Sin embargo, el autor señala que, el mal uso de la
Escritura no suprime el uso correcto y bueno de la misma, ya que la Biblia es una unidad
orgánica, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Si quitamos esta unidad, la
desnaturalizamos, y la fe en ella; la autoridad e infalibilidad de la Escritura, pierden su
definición, convirtiéndose en conceptos formales.

Ridderbos nos advierte el peligro de operar como si conociéramos por adelantado hasta
que grado la inspiración divina concuerda o no con las limitaciones humanas. La
inspiración consiste en esto, que Dios usa las palabras de los hombres como
instrumentos de su palabra, por lo que estas, están al servicio de Dios y participan de la
autoridad e infalibilidad de la Palabra de Dios. El autor nos advierte que existen
diferencias en los detalles históricos, pero que estos no tienen que ver con su
confiabilidad e infalibilidad esenciales. Para esto, Ridderbos analiza diferentes pasajes
como la Oración del Señor o la comparación entre los evangelios sinópticos. Aunque los
escritores bíblicos fueron equipados por el Espíritu Santo, los escritores fueron hijos de su
propio tiempo, por lo que ellos pensaron, escribieron y narraron de la misma forma que
sus contemporáneos. Ridderbos nos proporciona diversos ejemplos en como los
escritores del Nuevo Testamento escribieron influenciados por la tradición de su trasfondo
judío y rabínico. A partir de eso, el autor nos dice que la inspiración también puede
significar conexión con ciertos elementos judíos o no cristianos, sin que estos elementos
sean colocados como inspirados o que pertenezcan al carácter normativo de la Escritura.

En conclusión, Ridderbos nos dice que no es fácil dar una definición teológica de la
Escritura debido a su origen y carácter únicos. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y
por el hecho de ser divina, se levanta por encima de nuestro conocimiento. El autor
enfatiza en que esta tarea profunda y misteriosa, de transfiriendo pensamientos de la vida
y el mundo de personas de hace dos mil años o mas al mundo de hoy. Ridderbos dice
que solo aquellos que tienen la ocasión de llegar a un enfoque histórico de la Biblia y su
autoridad serán capaces de entender el significado único e incomparable de la Escritura.
Es por este motivo que debemos estar conscientes de la relación entre la Escritura y el
mundo del cual surgió.

La lectura de este texto, nos ayuda a ver la autoridad de la Escritura conforme a su


propósito, el cual esta vinculado a su contexto, y los elementos que lo componen, pero de
una manera correcta, evitando el liberalismo.

Bernardo Collao C.

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