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INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA MEDIEVAL.

 Planteo general de la materia

En la materia se va a estudiar la génesis del sistema capitalista de producción. El presupuesto es que el capi-
talismo se origina a partir de la reproducción o la dinámica del sistema de producción feudal.
Se discute la tesis tradicional que acostumbraba plantear que la génesis del sistema capitalista estaba en la
descomposición del feudalismo, que desaparecería con una "crisis definitiva" entre los siglos XIV y XV, momento en
que tuvo lugar la llamada "primera transición del feudalismo al capitalismo". Esta idea es equivocada: si bien hubo
una crisis del feudalismo, ésta no significó la declinación del feudalismo, sino la habilitación de otras relaciones
sociales de producción, que generaron un sistema distinto: el sistema capitalista de producción, que sólo se entien-
de a partir del estudio del régimen feudal, y cuyo surgimiento se redujo a una parte muy delimitada del planeta:
Europa Occidental y Japón.

 Estudio de la formación social

Para afirmar que el capitalismo surgió de la reproducción del feudalismo, es necesario tener un concepto del sis-
tema feudal; y esto es lo que se va a estudiar en esta materia. Sin embargo, también hay que tener un concepto
del sistema capitalista, respecto del cual hay diferentes interpretaciones:
-Pirenne: el capitalismo es circulación monetaria y mercantil: cuando hay mercado, hay capitalismo. Este concep-
to es el que tenía gran parte de los que componían la Escuela Histórica Alemana, para quienes la historia se divide
en "economía natural" (en la que no hay capitalismo) y "economía monetaria" (en la que hay capitalismo), de modo
que entre los fenicios y los romanos (que tenían mercados) existía el capitalismo. Para estos autores, el capitalismo
existe desde los principios de la historia; puede desaparecer por determinados períodos y volver a reaparecer nue-
vamente según haya o no mercados. De esta forma, "eternizan" el capitalismo; éste no muere nunca.
-Weber: el capitalismo es la búsqueda sistemática de beneficio comercial o empresarial a través de una actividad
honesta regular. Esta es una definición subjetiva: hay capitalismo cuando hay una acción del sujeto dirigida racio-
nalmente a la obtención de beneficio. Esta concepción se asemeja a la concepción del capitalismo como mercado
porque ambas deshistorizan un sistema social, en tanto el mismo aparece y desaparece en la historia de acuerdo
con la existencia o no de agentes económicos que estén buscando beneficio monetario sistemático.
-Postura de la cátedra: no es tan “pesimista”, pues sostiene que el capitalismo es en realidad un sistema de pro-
ducción definido que aparece en un tiempo y en un espacio concreto: entre los siglos XIV-XVI, en el espacio euro-
peo (tal vez también en Japón). El capitalismo es una relación social dada por el hecho de que ciertos individuos
son propietarios de los medios de producción, y el resto no lo es (y tampoco tiene el usufructo o la posesión: está
alejado de los medios de producción), por lo que debe vender su fuerza de trabajo a los propietarios de los medios
de producción en el mercado. El sistema capitalista no es una forma eterna, sino que surge de la desposesión de
los productores directos. El objetivo del propietario de los medios de producción es generar ganancia, comprando
materias primas, mano de obra, etc., y vendiendo lo producido en el mercado. La ganancia obtenida se reinvierte
para generar más beneficio. El concepto de propiedad es clave para entender los modos de producción: capitalismo
es propiedad del capital; esclavismo de los esclavos; feudalismo del feudo; socialismo es propiedad social. El capi-
talismo es una relación contractual libre, entre uno que compra y uno que vende. Sin embargo, puesto bajo la lupa,
se da una relación de explotación entre el posesor y el desposeído.

 Ejes de la materia

Además de las relaciones capitalistas, la dinámica del sistema feudal genera también el sistema político occi-
dental, es decir, el Estado moderno. Es criticable la noción tradicionalista, según la cual la peculiaridad del sistema
político moderno está dada por la constitucionalidad o la democracia parlamentaria, pues para el Estado moderno
capitalista la única juridicidad "intangible" es la defensa de la propiedad privada. Democracia o dictadura son, para
la burguesía, alternativas igualmente válidas según requerimientos de la lucha de clases y de la acumulación de
capital.
La peculiaridad del estado moderno es el hecho de que los propietarios de los medios de producción no son los
propietarios de los medios de coacción y de gestión (a diferencia del feudalismo, donde el propietario de los medios
de producción, el señor feudal, era el propietario de los medios de coacción). Es lo que Hegel llamó la "escisión
entre sociedad civil y sociedad política", y lo que dio pie a los análisis de Weber sobre el problema de la burocracia.
También Gramsci retomó esta diferenciación: los propietarios de los medios de producción (los capitalistas) delega-
ron el manejo del estado en funcionarios específicos (los burócratas), que reproducen las condiciones para la exis-
tencia del capitalismo, sin ser capitalistas. Están por encima de los intereses sectoriales y de clases. Son los sujetos
que concretan "el universal" (en términos de Hegel), y la "apariencia del universal" (según Marx). Sólo el estudio de
el feudalismo medieval nos permite comprender cómo se ha llegado a la situación actual, en la cual la burocracia
maneja al estado sin ser capitalista, pero respondiendo al interés del capitalista, pues el estado capitalista actual
surge de evoluciones y transformaciones que se dieron en el estado feudal, y en especial de su última fase, la del
estado feudal absolutista. Por lo tanto, vamos a estudiar no sólo el origen del capitalismo, sino también del estado
moderno, manteniendo siempre en mente la idea de conocer para transformar (y no de conocer por conocer). Por
último, también el racionalismo crítico fue generado por la dinámica del sistema feudal.

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 Período de la historia medieval

La materia se encuadra entre el siglo V, con las invasiones bárbaras, y la primera transición al capitalismo (las
bases del Estado moderno), en el 1520, cuando se inician las revoluciones burguesas y se da por primera vez la
transformación de una herejía en una iglesia.

UNIDAD 1. ANTECEDENTES DEL FEUDALISMO. PERÍODO ROMANO-BÁRBARO: ENTRE LA ANTIGÜEDAD


TARDÍA Y LA EDAD MEDIA. DESDE COMIENZOS DEL SIGLO V A FINES DEL VII.

 Organización de los pueblos bárbaros, forma de propiedad, etnogénesis y aristocracias guerreras

Las invasiones bárbaras tuvieron lugar en el siglo V: los germanos (o pueblos de las estepas) invadieron Euro-
pa, y posteriormente el Imperio Romano se extinguió. Esto se opone a la corriente historiográfica que plantea la
continuidad del sistema romano, en lo que se llama la "Antigüedad Tardía". En los siglos VI-VII se va a dar una re-
gresión cultural generalizada que se extiende hasta mediados del siglo XI.
Los bárbaros deben ser diferenciados (por lo menos) en dos grandes grupos, en cuanto a su organización social
y a su forma de existencia: Germanos y Hunos. Esta división es bastante grosera, pues éstos son en verdad nom-
bres genéricos.

- Hunos (estructura socio-económica de los nómades)


Los Hunos eran pueblos que venían de las estepas asiáticas, caracterizados por un modo de producción nóma-
de, ya que permanentemente buscaban nuevos pastos debido a que practicaban una forma de ganadería trashu-
mante que requiere conocimientos especializados (no eran pueblos rústicos como algunos creen). El nomadismo
implicaba que no se pudiese consolidar la propiedad sobre la tierra, y esto a su vez daba lugar a que no apareciese
claramente una división social del trabajo, ni una división en clases, ni un desarrollo de cultura erudita y, por el con-
trario, siempre estaban desplazándose, invadiendo nuevos espacios (la reproducción era extensiva/espacial), y esto
era lo que los llevaba recurrentemente a chocar contra las poblaciones sedentarias. Y de acá viene también el terror
que se les tenía a estos pueblos. Los Hunos, comandados por Atila, chocaban contra los sedentarios, empujando a
los godos hacia el límite del Danubio y quebrando la frontera del imperio romano.
Los hunos invadían y aplicaban un régimen opresivo y tributario sobre las poblaciones sedentarias. La tributación
era muy dura, y esto también fue algo que provocó una reacción en las poblaciones sedentarias contra este tipo de
dominación. Algunos pueblos se aliaron entre ellos en contra de la tributación y la rapiña nómade. Pelearon y derro-
taron a Atila a mediados del siglo V. Luego de esta derrota, Atila muere en un banquete (de su boda); luego de esto
los Hunos desaparecieron como fuerza importante. Esta "desaparición", que ocurrió también con muchos pueblos
(germanos, los longobardos, los bretones, etc.), se relaciona con los conceptos de "etnoformación" o "etnogénesis".
Estos conceptos aluden a la idea de que muchos grupos (hunos, visigodos, ostrogodos, búlgaros, etc.) formaban
parte de un segmento dirigente superior y emparentado, que por ser un grupo victorioso se le agregaban otros gru-
pos (proceso de “agregación”), por lo cual eran grupos pluriétnicos. El matrimonio en estos grupos era altamente
exogámico. De la misma forma, también había procesos de "segmentación" si el grupo dirigente no era victorioso.

- Germanos
Actualmente se considera que los Germanos serían un conjunto de pueblos muy diversos. No habría una identi-
dad étnica, sino más bien una identidad cultural, condicionada por la lengua y las pautas culturales. Con respecto a
los Germanos, hay dos grandes fuentes de información: una son las noticias históricas, (cuyo autor más importante
es Tácito), y otra los códigos legales de los germanos que se hacían cuando se establecían los reinos romanos-
germánicos (y por eso son leyes y normas difíciles de manejar para conocer a lo germanos porque están muy con-
taminadas por el derecho romano). Asimismo, tenemos relatos literarios más tardíos: los relatos épicos (por ejemplo
la canción de los Nibelungos o las Sagas Irlandesas), que ofrecen elementos de las prácticas y las formas germáni-
cas. Además, hay grandes aportes de la arqueología.

- Organización social de los germanos


Al igual que la comunidad de la época clásica, que combinaba un ager privatus con un ager públicus, los germa-
nos eran un pueblo sedentario que combinaba propiedad privada individual con tierras donde los distintos propieta-
rios coparticipaban en su explotación. De todas formas, mientras que en la forma clásica romana había ciudades,
entre los germanos éstas no existían (lo máximo que existían eran las aldeas, que estaban compuestas por gran-
jas). Era una sociedad agraria (se producía trigo y cereales globalmente) en combinación con la ganadería. En esta
sociedad predominaba el trueque, no se empleaba el oro y la plata.
En "Germania", Tácito trataba de dar una pintura positiva del atraso germánico, anticipando la idea del "buen sal-
vaje" de Rousseau. Por este motivo, permanentemente censuraba costumbres que veía entre los germanos. Dado
que Tácito afirma que los campos cambian a través de los años, puede pensarse que los germanos o bien tenían
un sistema muy flexible de rotación de los cultivos (es decir, se cultivaba y se ponía en descanso -barbecho- la tie-
rra), o bien las aldeas tenían pequeños movimientos de lugar.
Con respecto a la composición de las granjas individuales, los germanos tenían propiedad privada: entre gran-
ja y granja había divisorias que delimitaban cada una de las propiedades. Esto se opone a la tesis equivocada de
que los germanos tenían propiedad comunal de la tierra, que existía un comunismo primitivo germano. En realidad
lo que hubo fueron trabajos colectivos, dando lugar a una forma cooperativa de trabajo, pero esto no implica propie-

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dad comunista de la tierra. Si bien la propiedad germana es similar al ager privatus de los romanos, aquí termina la
comparación, porque entre los germanos el concepto de propiedad privada es más amplio que entre los romanos.
Entre los germanos la propiedad se llama "odal", y el individuo que tenía el odal no sólo era propietario, sino que
gracias a ser propietario tenía derecho a participar en la comunidad. El individuo era el "odalman" y estaba estable-
cía una relación orgánica con la tierra, pues la tierra le otorgaba al individuo sus características propias. La tierra no
se podía enajenar libremente, porque no sólo era del individuo sino de la familia (la estructura familiar se organizaba
en familias nucleares, no extensas).
Hay una dualidad en la sociedad, entre propiedad privada y propiedad comunal. La propiedad privada da un fun-
damento para la acumulación privada y, en la larga duración, en determinado momento algunas granjas se expan-
den y tienen más edificaciones. Hay entonces un presupuesto estructural para que aparezcan diferenciaciones
sociales, pero éstas no son resultado de un mero evolucionismo sino de funciones políticas: la segmentación social
germana es política.
En el siglo V, había campesinos ricos y campesinos pobres; sin embargo, esa diferenciación social no dio capitalis-
mo (como en el siglo XV), sino que dio feudalismo. Por ello hay que avanzar sobre las formas políticas que se esta-
blecieron sobre la comunidad campesina. Aquí encontramos (según Tácito) que sobre las comunidades campesi-
nas aparecen por lo menos dos sectores sociales: los reyes (por su nobleza) y los duques/jefes (por su virtud). Los
reyes se instauraban sobre un clan y se investían por herencia. Cada familia o clan tenía un rey, y la familia reinante
incluso daba nombre al pueblo. Los reyes eran considerados descendientes de los dioses. El duque era tal por su
"virtus", que expresaba las cualidades esenciales, físicas y morales, de un individuo. Los duques, como los reyes,
eran escogidos, pero por su virtud, por cumplir una función positiva para la comunidad. Estos jefes tienen una comi-
tiva de seguidores y fieles, personas que les juran fidelidad. Esto es una práctica germánica que será el anteceden-
te de las relaciones feudo-vasalláticas. Estos jefes guerreros tendrían un status que no se heredaba, sino que debía
negociarse permanentemente.
La costumbre en las aldeas era darle al jefe o al rey una vez por año algo de sus frutos y de sus ganados. El jefe,
en retribución, recorría los territorios (acompañado por sus compañeros, la comitiva de hombres libres y no libres)
impartiendo justicia: arreglaba problemas de límites, disputas, inconvenientes, etc. A cambio recibía una ofrenda (no
sólo voluntaria, sino más bien necesaria). Esto da la pauta de la existencia de formas de reciprocidad entre un
poder político superior y comunidades de base. El jefe, a su vez, redistribuía bienes.
Además, había periódicamente reuniones generales del distrito, donde acudían los hombres libres, guerreros y
no guerreros, a discutir problemas comunes. Estas asambleas funcionaban como tribunales de justicia. En ellas
hablaban los reyes y los jefes, estableciendo su autoridad, autoridad de persuasión más que poder de mando. Eso
no implica que no hubiera coacción, sino que la persuasión coexistía con el mando, se buscaba el consenso. El
poder de los reyes y de los jefes era un poder que se construía, y que era acotado (no era despótico ni absoluto).
Lo que limitaba esta forma política era el principio de la propiedad privada individual, el cual daba un principio de
autonomía a los guerreros y propietarios.
La estratificación en la aldea existía "para arriba", pero también "para abajo". Había esclavos (servi), aunque no
eran como los de los romanos, pues estaban radicados en su sede y gobernaban sus asuntos (se parecían más
bien a los colonos romanos). Trabajaban la tierra, y a cambio pagaban un tributo/canon. Aunque estaban gravados
con tributos, tenían cierta autonomía para moverse. El origen de estos servi estaba en las deudas. A diferencia de
los romanos, estaba prohibido matarlos, aunque sí podían ser maltratados. Cumplían los trabajos más rústicos (los
otros eran llevados a cabo por las mujeres y los hijos del hombre libre), pero estaban integrados a la estructura de
la casa. Esto muestra que puede existir esclavitud sin un modo de producción esclavista, que una relación social no
implica necesariamente un modo de producción. En este caso, el esclavo reforzaba el modo de producción domés-
tico campesino de los germanos.
De acuerdo a lo que sabemos por las sagas y por Tácito, podemos hablar de la sociedad germana como una so-
ciedad débilmente diferenciada, una sociedad sin clases (que no es una sociedad igualitaria, en tanto hay reyes,
jefes de guerra, personas con mejor status que otras, pero no son diferencias de clase). No hay un posicionamiento
antagónico con respecto a la producción de bienes, lo que hay son diferencias de función. No hay una relación de
explotación. Por eso es que a estas sociedades se les aplica la categoría de sociedades de rango.
En cuanto a la estructura familiar, la existencia de propiedad privada individual se corresponde también con la
existencia de familias nucleares. Según Tácito tenemos ya un predominio del matrimonio monogámico y de un sis-
tema de herencia bilateral donde la mujer todavía no aparece desplazada. Sin embargo, a pesar de estructurarse
en familias nucleares, sigue habiendo un peso importante de la parentela (por eso muchos creyeron que se estruc-
turaban en familias ampliadas).

 La primera transición (siglos V-VIII)

Las prácticas germanas de los jefes y de los reyes estructuraron del sistema feudal. A fines del siglo V no existe
más el Imperio Romano como entidad política, y en su lugar tenemos otras entidades político-territoriales que son
los reinos romano-germánicos, donde hay minorías bárbaras que conviven con la mayoría de la población que es
romana. Para explicar esto, Astarita trabaja con una primera periodización que sería entre el siglo V (400/450) y
fines del VIII (750/800), que constituye la problemática relacionada con la primera fase de transición o formación
del sistema feudal (con respecto a la dominancia del modo de producción esclavista, acuerda con Wickham en
que la misma se dio entre el siglo II a.C. y el II d.C.).

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Hacia el siglo IV ya estaría estructurado, o tendía a estructurarse en forma creciente, una situación de sistema
estatista, un modo de producción tributario centralizado, con un aparato burocrático extremadamente amplio, que
crecerá en la medida en que crece también la organización de la Iglesia.

Primera tesis sobre la transición


Los bárbaros empezaron a irrumpir en el Imperio desde fines del siglo IV. Esto llevó a proponer una tesis, según
la cual los bárbaros procedieron a una distribución ordenada de tierras entre los romanos y los invasores. Hay muy
pocas fuentes que avalen esta teoría, que es una construcción más especulativa que fundamentada en documenta-
ción, por lo cual comenzó a ser cuestionada.

Tesis fiscalistas
Esta revisión tiene que ver especialmente con la investigación de Goffart, que va a ser el primero en proponer
que no hubo reparticiones de tierras, sino que en realidad los germanos se apoderaron del sistema fiscal romano,
que era un sistema de tributación centralizado. De alguna manera, lo que estos autores quieren decir es que no
hubo una caída del Imperio Romano, porque aunque formalmente ya no existe un solo centro de poder (ahora hay
varios: los visigodos, los carolingios, etc.), la estructura básica del Imperio Romano habría continuado. Esto es lo
que conocemos como la "Tesis de la Antigüedad Tardía" postulada por ejemplo por Peter Brown: la Antigüedad
habría continuado del siglo V en adelante (hasta el año 1000). Según esta corriente, la principal forma de apropia-
ción del trabajo es el pago de impuestos al Estado. Gravaban las tierras y las personas. Cada uno de los reyes
francos haría lo que antes hacia el emperador. Para estos autores no existe ninguna forma de renta. El principal
exponente de esta tesis es Durliat. La Edad Media es para estos autores (entre los que también están Bonassie y
Bois) una situación muy tardía: el feudalismo se va a implantar de golpe hacia el año 1000, a través de una muta-
ción o revolución feudal que acabaría con el sistema esclavista. Hay un estallido revolucionario que da lugar a una
ruptura del Estado, y aparecen multiplicidad de soberanías privadas, de feudos. Algunos de estos autores fuerzan
mucho las evidencias para que corroboren esta teoría.
Esta tesis tiene también una historia historiográfica: en su tesis doctoral, Duby muestra que en el siglo X el feuda-
lismo todavía era mucho más débil que lo que se había pensado anteriormente. Bonassie recogió esta idea y ex-
tremó esta tesis, proponiendo que en el siglo X no había NADA de feudalismo.

Tesis gradualista
Antes de esta tesis, había otra forma de entender este proceso. La tesis tradicional (o tesis gradualista) decía
que en el siglo III entraba en crisis el sistema esclavista, lo cual se explicaba de distintas formas:
- Porque el esclavismo era un sistema improductivo: el dueño de esclavos en un momento determinado sacó los
cálculos de las rentabilidades comparadas entre el trabajo del esclavo y el del siervo, determinó que el siervo era
más productivo y decidió cambiar el modo de producción. Es el concepto de individualismo metodológico que rige el
análisis neoclásico: la sumatoria de las lógicas individuales explica la lógica de la totalidad. Esto lo fundamentaban
en el hecho de que algunas fuentes muestran que el esclavo (servus) era instalado en una casa, pasando a ser un
servus cassatus, con mujer y casa.
- Por conceptos funcionalistas weberianos: Weber planteaba que el esclavismo era un sistema que no podía re-
producirse por sí mismo, y que por lo tanto había que hacer permanentemente campañas de cazas de esclavos, las
cuales llevaban a agotar el sistema. Es falso que los esclavos no se reprodujeran por sí mismos, y de hecho las
fuentes muestran que los esclavistas impulsaron de diversas formas la reproducción de sus esclavos. Además, hay
un problema con la cronología: desde la "pax augusta" se terminaron las guerras de conquista en Roma, por lo tan-
to desde Augusto hasta la llamada crisis del siglo III hubo 300 años sin capturas de esclavos, con lo cual habría un
desfase entre la terminación de las conquistas y lo que ellos consideraban crisis del modo de producción esclavista.
- Por la lucha de clases: esta tesis tiene también incongruencias, una de ellas es cronológica y es muy obvia: las
luchas de esclavos no se correspondieron con la caída del sistema.
Todas estas tesis planteaban el reemplazo del sistema esclavista por otro, en el cual el esclavo era instalado en
tierras. Producía, y se le cobraba tributo. Es el paralelo del colono romano. Hay entonces un concepto de evolución
en la imposición del feudalismo, por el cual paulatinamente los esclavos se transformaban en siervos, y los propie-
tarios libres caían en dependencia de los señores terratenientes. Empieza a surgir una única figura que es la del
siervo medieval, situación que para esta corriente gradualista estaría generalizada ya hacia el siglo VI.

Relaciones sociales
Hacia el año 900/ 1000 hay dos estructuras conviviendo:
- El dominio o señorío: son tierras del señor; los siervos trabajan y pagan una renta al señor del dominio.
- El alodio: son tierras de campesinos libres, y como son su propiedad no le deben nada al señor. Esta palabra
está relacionada con el término odal, con el que los germanos llamaban a la propiedad.
Si me ubico en el año 900/1000 hay campesinos dependientes, bajo el modo de producción feudal (el dominio),
es decir que hay relaciones feudales de producción, y hay también campesinos independientes, que no han sido
captados por el modo feudal de producción. Hay entonces una dualidad en la estructura (esto es esquemático, la
realidad podía ser bastante más compleja, como que un campesino trabajara tierras del señor pero también pose-
yera sus propias tierras, etc.).
Si yo planteo que el sistema romano había continuado, puedo explicar el alodio como continuidad del propietario
romano, pero no puedo explicar el dominio. Muchos autores como Bonassie o Bois tienen este problema. Y si uno
adopta la visión evolucionista, lo que no se puede explicar es cómo después de tanto tiempo de evolución todavía

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persistían propiedades independientes que no habían sido captadas por los señores feudales. En el área española,
esto se resolvió porque se interponía, a partir del año 711, la invasión árabe, que rompió la evolución anterior hacia
el feudalismo, lo cual explicaba que en el siglo X u XI pudieran aparecer campesinos libres. Esta concepción de
ruptura era equivocada, pues no explica qué pasó con el feudalismo de los visigodos, que a principios del siglo VIII
era tan fuerte.
Empezaron a aparecer entonces nuevas alternativas. En especial, hay un autor llamado Wickham, que hizo un
trabajo centrado en el período del 400 al 800. Él propone que hacia el 400 el modo de producción esclavista ya no
era un sistema dominante, sino que había una estructura estatal, la cual se quiebra con la invasión de los bárbaros.
Esta estructura estatal estaba caracterizada por la existencia de una estructura militar por arriba, burocrática, que
se alimentaba con la extracción de la tributación del propietario romano. Cuando esta estructura se rompe, surgen
campesinos libres (excepto en el caso de aquellos que estuvieran sujetos por jefes). Es decir, esta ruptura originó
una sociedad de base campesina.
Astarita coincide con esta importancia que Wickham concede al quiebre del sistema estatal para explicar el cam-
bio de las estructuras. Ahora bien, Wickham plantea que el sistema estatal romano se rompió porque los germanos
pasaron a ser propietarios de tierras (los jefes, los guerreros, etc.), y éstos ya no necesitaban del Estado para man-
tener sus ejércitos (porque podían hacer esto a partir de sus tierras, del trabajo de los campesinos). Se abandonó
entonces la estructura estatista romana. El sistema feudal se originaría entonces por una elección estratégica de la
clase dominante. Así, la matriz marxista de Wickham está permanentemente interferida por concepciones de la
escuela neoclásica, donde hay explicaciones claramente relacionadas con la elección del sujeto. Nuevamente apa-
rece el individualismo metodológico.
Con sociedad de base campesina, Wickham se refiere básicamente a una sociedad que tiene una elite aristo-
crática por arriba, que domina a campesinos por abajo, y donde hay una variabilidad de situaciones, desde aristó-
cratas que toman más tributo (aunque en general la tributación no es demasiado dura) a los que en realidad no
toman tributo y la relación es más bien de reciprocidad entre la aristocracia y la base.
Entre el año 400 y el 800, según Wickham, esta estructura de base campesina se manifestaría como manchas:
hay zonas donde la dominación de la aristocracia era muy laxa, y otras donde la dominación de la aristocracia ya en
forma muy temprana dio lugar al modo de producción feudal, por ejemplo en el área cercana a París, donde tuvie-
ron su centro los merovingios y posteriormente a los carolingios. (Al respecto, Perry Anderson planteaba que los
germanos llegaron con su modo protofeudal de producción, se instalaron sobre los romanos, que tenían otro siste-
ma protofeudal, y combinándose estos dos modos de producción surgió el modo de producción feudal; donde la
combinación era más fuerte, en la zona de París, era un modo de producción puro, mientras que en la zona del sur
tenía rasgos más romanos, y en la del norte, rasgos más germanos.)
La arqueología avala la tesis de Wickham de que hay una sociedad de impronta campesina con una aristocracia
rústica. Wickham plantea que en este período aparecen muchas construcciones rústicas (se emplea mucho la ma-
dera, desaparece la arquitectura monumental romana, etc.), lo cual explica como una elección cultural: nuevamente
la elección racional del sujeto determina el cambio.

Posición de Astarita
Wickham comienza considerando la tesis de Goffart, quien decía que los germanos no se habían repartido tierras,
sino que se habían apoderado de los tributos. Por ello, lo primero que tiene que hacer Wickham para defender su
tesis es mostrar que Goffart no tiene razón, porque toda la tesis de Wickham se basa en que los germanos se apo-
deran de tierras con las que mantienen sus ejércitos y por ello no necesitan del Estado. El problema es que lo "des-
pacha" demasiado rápido a Goffart, porque dice que la tesis de Goffart no tiene evidencia concluyente, cuando en
verdad Wickham tampoco tiene evidencia concluyente sobre que hubo un reparto de tierra entre los germanos, y
además se equivoca. Los germanos son bastante minoritarios, y cuando se instalan lo hacen bajo el poder de un
rey germano, quien instala en los distritos germanos un jefe, un dux (duque) que toma el mando, el ban. El rey tam-
bién delega poder en uno de sus compañeros de guerra, y este jefe se va a llamar comes (conde) y se va a instalar
en una ciudad (comes civitati). Los campesinos, por su parte, se apropian de tierras, pero no sacándoselas a los
romanos, sino que tienden a instalarse en ámbitos libres de propietarios romanos. Son estos campesinos los que
van a tener propiedades de tierras, los que van a tener alodios. No se sabe cuál es el sistema de reparto de la tie-
rra, pero no se cree que haya sido dirigido desde arriba, porque la documentación muestra tamaños muy diferentes
de tierras. Probablemente el campesino se apropiaba de la tierra que respondía a sus posibilidades de trabajo (se-
gún el tamaño de la familia). Esto llevaba muchas veces a compras y ventas: cuando la familia crecía en número, y
los niños podían incorporarse al trabajo, había tendencia a comprar tierras; cuando los hijos se iban del núcleo fami-
liar, o morían parientes, tendían a reducir la cantidad de tierras. El modelo general universal era de familia nuclear
restringida, sin demasiados hijos, porque los campesinos tenían prácticas para controlar la natalidad: técnicas abor-
tivas, infanticidio, etc.
Los jefes no trabajaban la tierra: combatían, administraban justicia, tenían otorgado un distrito en tanto estaban
vinculados al rey. Estos distritos eran una concesión, no una seguridad. Este es el criterio de lo que será la propie-
dad feudal: propiedad condicionada a un servicio. Llegará a ser propiedad absoluta del jefe en la Baja Edad Media
(con el señorío de ban, cuando el poder se privatiza). Los propietarios son pequeños campesinos; los jefes tienen
beneficios que les concedió el rey que son de carácter político, para mandar.
En síntesis, los campesinos toman tierras y las trabajan, y los señores ante todo tienen derecho de mando.
Lo que decía Goffart es que los jefes germanos intentaron apropiarse de la fiscalidad romana, tomar esas estruc-
turas estatales y utilizarlas en su beneficio. Estas estructuras fiscales del Imperio se basaban en sectores medios,
los curiales, que estaban encargados de recaudar el tributo. Ahora bien, este sistema de recaudación imperial ya

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estaba en crisis antes de la invasión de los germanos, porque los curiales debían responder con sus bienes por el
tributo recaudado, y por lo tanto trataban de escapar a esta función. Había una incompatibilidad entre estructura
burocrática e interés privado. Esto se ve en la legislación: los Estados trataron de adscribir a los curiales a sus fun-
ciones, se empezó a hacer curiales a plebeyos indignos o a bastardos, el curial podía ser castigado físicamente,
etc. Todo esto habla de una desintegración interna del aparato estatal, es decir, de una crisis del sistema de domi-
nación. En el siglo IV hubo aparentemente crecimiento económico, y esto habría exacerbado el interés individual del
curial en contra del interés del Estado. Relacionado con esto hay una serie de sublevaciones contra la fiscalidad,
que aparecen a partir del siglo VI en adelante. Hay una legislación para los que protejan quienes se escapan. Esto
estaría hablando de una debilidad en el control y en general podría hablarse de una fase de alza de la lucha de
clases y de una aristocracia débil y pobre. Esto concuerda con el registro arqueológico. Esta debilidad del Estado,
este contexto general de crisis política, podría haber favorecido el desarrollo de comunidades libres. A partir del
siglo VI o VII estaríamos entrando en una fase regresiva, de estancamiento demográfico, de regresión de los culti-
vos, con cada vez mayores espacios incultos. Hay también evidencia de enfermedades con un alto índice de morta-
lidad infantil, pestes, que estarían hablando de una fase de estancamiento. Los reyes germánicos quisieron cobrar
tributos, pero no pudieron. Astarita está de acuerdo con Wickham en que cae la estructura estatal, pero no coincide
con que se caiga porque los reyes germanos optaron por esta estrategia, sino porque hay fallas estructurales que
llevaron a que la maquinaria de la recaudación tributaria entrara en crisis, y esto llevó a que los curiales entrasen en
una larga decadencia, y hacia principios del siglo VII definitivamente habían desaparecido como sector social, lo
cual se vincula también con la ruralización general de la economía europea, es decir, con la decadencia general de
la estructura urbana.
Cuando cae esta estructura antigua, van cayendo las villae, esto no es reemplazado por el dominio feudal como
afirman algunos historiadores (quienes hablan de un feudalismo precoz). Se pasó a la organización en aldeas. Si
bien nosotros encontramos que los reyes merovingios mandaban sobre grandes posiciones de tierras, éstas eran
mucho más nominales que explotaciones reales (eran en gran parte tierras poco explotadas). Tras la caída del apa-
rato romano de dominación, éste no fue inmediatamente suplantado por otro régimen de dominación, porque las
relaciones de explotación eran débiles, porque los comes eran una clase de poder que estaba en lenta construc-
ción. Había una crisis de poder, lo cual implica que había una clase de poder pobre, no porque le gustara vivir rústi-
camente, por elección (como plantea Wickham), sino porque eran débiles las relaciones de explotación, había un
bajo nivel de control de la mano de obra. Esto es así porque la clase de poder se estaba construyendo, y se estaba
construyendo a partir de esta base de sociedad campesina. Esto explica el avance de la silva sobre el ager, del
erial sobre el campo cultivado.
Entre los siglos VI y VII empieza a predominar el servus casatus, que es un antiguo esclavo al que se le daba una
casa o mujer. Seguía teniendo en general el estatuto jurídico de no-libre, pero su realidad económica social era
distinta: vivía en una casa con familia, sujeto a tributo. Acá hay entonces un desfase entre situación jurídica y posi-
ción económica-social. Parecería ser una situación transicional del campesino (entre el servus como esclavo anti-
guo y el servus como siervo feudal). De todas formas, aunque ya predominaba el siervo en el sentido feudal del
término, podían quedar también algunos esclavos antiguos.
De este modo, cuando se quebró el poder político antiguo, empezó una lenta construcción de uno nuevo, sobre la
base de una estructura aristocrática que se apoyaba en bases productivas campesinas, con fuerte predominancia
de relaciones de don y contra don (hay formas de explotación débiles).
Esto se relaciona con las prácticas germanas: el jefe recorre el territorio, administrando justicia. Cuando se enta-
blaba una lucha entre campesinos, intervenía la autoridad para evitar que se desgarrase el tejido social. La justicia
entre los germanos se hacía a demanda de la parte. Esto es lo que se resolvía en la asamblea, en las reuniones
campesinas, y ahí intervenía el jefe. Muchas de estas disputas también eran resueltas por la ordalía: la prueba co-
mo hoy la entendemos no existía, sino que era más bien la prueba religiosa, y en última instancia era la comunidad
la que establecía si una persona era culpable o no. De este modo, el jefe da cosas a la comunidad (administra justi-
cia, distribuye bienes entre los guerreros y las poblaciones que visita, etc.) y recibe comida, alimentos para los ani-
males, canciones (lo cual explica que los banquetes sean tan importantes en la sociabilidad de estos pueblos). Esta
relación social con el tiempo se va desbalanceando, cuando el jefe cada vez da menos y recibe más. Pero en el
origen hay una función constructiva del jefe sobre la sociedad campesina: el jefe no bloquea el modo de producción
doméstico-campesino, por el contrario, le da condiciones para que siga desarrollándose. Ellos no tienen la idea de
acumulación mercantil o monetaria que tenemos nosotros. En la lógica aristocrática, el jefe captaba para dar, los
bienes circulaban para abajo y nuevamente para arriba. Era una racionalidad totalmente distinta, en la que el indivi-
duo tenía sobre todo que dar, porque el objeto construía relaciones sociales, y éstas interesaban más que el objeto
en sí. Es más: cuando el objeto es muy importante, no se puede devolver más que con servicio (cuando el rey do-
naba un distrito para mandar, sólo podía devolverse con servicio; pero este era un servicio honorable, no degradan-
te, un servicio que elevaba socialmente). Este servicio está en el fondo de la lógica feudal. Estas estructuras no son
clasistas, pero sí están generando un status, por eso Wickham habla con razón de que son sociedades de status.
De todos modos, estas estructuras no son fijas, porque sí van desbalanceándose hacia sociedades de clase. A
grandes rasgos, el jefe cada vez da menos y exige más. La reciprocidad crea tensiones, no es armónica, no implica
la inexistencia de competencia interna.
Estos pueblos tenían una lógica distinta a la nuestra, y con este mismo criterio tenemos que comprender la cris-
tianización de los germanos. Cuando los germanos se cristianizan, lo que en los relatos aparece como un acto mi-
lagroso de que todo un pueblo adoptó el cristianismo, es en verdad un proceso bastante más complejo. Todos los
textos plantean que los germanos se cristianizan por la variante arriana (Arrio fue uno de los herejes de la Antigüe-
dad Tardía, que cuestionaba la trinidad de Cristo; una de las tantas herejías). Las lógicas por las cuales se adopta

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un Dios un jefe germano no eran las lógicas por las cuales creía en Dios un campesino. La lógica por la cual un jefe
germano toma una religión es ante todo la lógica de la eficacia: eficacia militar, el Dios le hizo ganar una batalla, etc.
La religión es una cuestión de la elite, que pensaba en términos de cuál era el Dios que le daría más beneficios
(vivir mejor, éxito en la lucha, etc.).

UNIDAD 2. LA CIVILIZACIÓN ÁRABE. PERÍODO CLÁSICO Y FORMACIONES TRIBUTARIAS.

 Caracteres generales de la sociedad árabe pre-islámica

La formación social islámica nos provee una clave extraordinariamente importante para descifrar (por diferencia)
la esencia de la organización del feudalismo.
El nacimiento de la religión islámica lo conocemos a través de diferentes fuentes, que deben ser trabajadas
con cuidado. Estas fuentes son: el Corán, que es la revelación que Dios hace a través de Mahoma, el Hadit, que
son las tradiciones del Profeta, que hablan de la vida del Profeta y de los primeros momentos de la comunidad is-
lámica, diferentes fuentes literarias, administrativas, etc.
Antes del nacimiento del Islam, la Península Arábiga estaba dividida en dos grandes partes: la Arabia del desier-
to (recorrida por los caravaneros) y la Arabia Feliz (zona fértil, con una población sedentaria). Por consiguiente,
había dos grandes grupos de pobladores en la zona arábiga: los sedentarios del sur y los caravaneros del desierto,
que conectaban el Sur de Arabia con el Norte, transportando mercadería que provenía del extremo oriente (espe-
cias, textiles) y era de alto precio. Los árabes aparecieron como caravaneros insertados entre dos imperios, Bizan-
cio y los persas, conectando el extremo oriente con Siria y Palestina. Por ello tuvieron influencias culturales tanto
persas y sirio-palestinas como griegas.
La civilización islámica tiene un gran centro en las ciudades, que son un eje de la organización estatal. Éstas se
definen por la existencia de mercados y de mezquitas. Es una estructura urbana, mercantil (funciona en base a la
percepción de tributo en moneda) y monetaria (hay mercados).

 Mahoma y la unidad de las tribus

Había un núcleo que era clave para estos caravaneros nómades: la ciudad de La Meca. La Meca es un empla-
zamiento que debe su importancia al hecho de que funcionaba como un lugar de peregrinación, porque había un
santuario supuestamente fundado por Abraham.
El mundo árabe se basaba en una organización tribal: cada tribu está formada por varios clanes que reivindican
un antepasado común, siendo cada clan la unión de varias familias de tipo extensa. La tribu es el agrupamiento
mayor que se conoce antes del Islam. La Meca estaba dominada por el clan de los qurayshíes, al cual pertenecía
Mahoma.
Antes de Mahoma, en este mundo tribu la religión no tenía mucha importancia. Lo que se supone es que coexis-
tían creencias muy diferentes, ya que el contacto comercial habría dado lugar al conocimiento de diversas religiones
(cristiana, judía, herejías, cultos paganos).
Según la tradición musulmana, que en general se considera que es más o menos coherente, Mahoma nace en la
Meca en 570. Mahoma es un mercader que va a dedicarse al comercio de caravanas. En el 613, Mahoma tuvo la
revelación. Esta revelación es muy diferente de la cristiana, pues Dios se expresaba directamente a través de
Mahoma. Además, el Corán (a diferencia de la Biblia) no está escrito por hombres, sino que es la palabra directa de
Dios tal cual salió por intermedio de Mahoma. Por otra parte, Dios hace la revelación directamente en árabe: el
árabe es la lengua de la revelación y de la oración.
Mahoma plantea una religión altamente monoteísta. Recoge elementos de la religión cristiana y de la judía, pues
como caravanero tiene contacto con monjes sirios y palestinos y también con judíos. Además, se había casado con
una viuda rica, y esto le permitió viajar y convertirse en profeta. La reacción de la aristocracia, de la familia que do-
minaba la Meca, fue de rechazar a Mahoma y su mensaje, pues esta concepción monoteísta se oponía al politeís-
mo de los árabes (aún cuando ya tenían un principio de deidad superior: Alá). Este rechazo tenía más que ver con
cuestiones de predominio político: políticamente, Mahoma era un competidor. Por lo tanto, los primeros seguidores
de Mahoma van a ser sus parientes más cercanos: su mujer Jadiya, su primo Alí.
Mahoma convence a su círculo más cercano, y viendo la resistencia que hay en la Meca por parte del sector diri-
gente, se retira a Medina en el 622, esto es lo que se conoce como la Héjira, que marca el comienzo del año en el
calendario musulmán. En Medina, según la tradición, lo llaman para que sea árbitro entre las distintas tribus que
rivalizaban, y esto se supone que le dio la fama, y que así consiguió más apoyo. Se constituye entonces un pacto
entre los seguidores de Mahoma y los habitantes de Medina, y se forma así una especie de confederación de tribus.
Lo importante de esta confederación es que es la primera vez que va a aparecer algo que trasciende el vínculo de
parentesco, y la primera vez que prevalece una comunidad fundada en la religión. Además, anteriormente la tribu
era el nivel de organización más elevado, mientras que ahora tenemos un principio unificador diferente que es la
comunidad de religión. Se cree que Mahoma, justamente, tenía como objetivo unificar las tribus. Con esta confede-
ración, Mahoma va a ir a hacer la guerra a los de la Meca.
A partir del 622, Mahoma pone en sitio a la Meca, interviniendo las caravanas que iban hacia allí, y logra tomar-
la en 630, organizando el primer Estado islámico. Esto es importante, porque ya desde el origen del Islam, la polí-
tica estuvo unida a la religión (esto también es diferente al cristianismo). La religión va a organizar una estructura
que era muy dispersa, dándole una primera forma estatal. La idea de Mahoma era crear un Estado político-religioso
y militarizado que se ocupara de la expansión. La selección del califa (el conductor de la comunidad) era un pro-

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blema que se resolvía entre la casta superior (la familia de Mahoma), que luego de que éste tomó la Meca lo había
aceptado como conductor. Mahoma muere en el año 632.

 Religión islámica y obligaciones del creyente

Obligaciones del creyente


- Admitir un único dios (Alá) y a Mahoma como su profeta.
- Ayunar en el mes de Ramadán (mes en que Mahoma recibió la revelación). Se concibe como una cuestión de
ponerse a prueba, no es por castigo sino que tiene que ver con la superación de los sentidos, de los deseos.
- Dar un diezmo para mantener la comunidad (no a la burocracia eclesiástica, como en el cristianismo).
- Hacer las oraciones de súplica con dirección a la Meca (el centro del culto), súplicas que se realizan cinco veces
al día y son individuales (no hay, como en el cristianismo, un sacerdote sacralizado que intermedie entre el fiel y
Alá, aunque una vez por semana se realiza una súplica colectiva en la mezquita con el Imán).
- Participar en la Guerra Santa contra los paganos e infieles, en defensa de la religión islámica (jihad: es una obli-
gación colectiva que está conducida por el que domina sobre la comunidad).
- El Islam recomienda la peregrinación a la Meca por lo menos una vez en la vida, aunque esto no es una obliga-
ción.

Religión islámica
Cuando Mahoma muere la revelación está concluida, ya no hay más revelaciones; lo que hay son directores de la
comunidad, que van a ser directores políticos, militares y religiosos (como Mahoma). A diferencia de las otras reli-
giones, las Tradiciones del Profeta se recogen posteriormente, de acuerdo con las necesidades que tiene la comu-
nidad: cuando aparecen nuevos problemas, se escriben nuevas revelaciones del Profeta. Se trata de adaptar la ley
a los requerimientos de la sociedad. Por otro lado, a diferencia del judaísmo, en el Islam no hay una casta consa-
grada/sacralizada de sacerdotes. Lo que el Islam tiene son conocedores de las tradiciones, expertos en el Corán:
los Ulemas. Se los consulta cuando hay problemas jurídicos o de interpretación del Corán. De este modo, no hay
una estructura de derecho secular como existe en el mundo occidental, sino que el derecho está íntimamente ligado
a la religión. Pero en algún momento hubo (por la cantidad de tradiciones existentes) una depuración crítica que
seleccionó las verdaderas y desechó las falsas.
Mahoma fue influido por el cristianismo y el judaísmo, religiones que aceptó porque no se considera el único pro-
feta, sino el último. La concepción de Mahoma era que los judíos estaban errados porque habían negado a Cristo
como profeta. A su vez, los cristianos estaban errados porque habían hecho de Cristo un dios, con lo cual los cris-
tianos no eran verdaderamente monoteístas, sino que creían en 3 dioses (la idea de la santísima trinidad llevó a los
musulmanes a ver en el cristianismo una religión politeísta). El Islam era una religión más simple y comprensible
con respecto al cristianismo. Esta simplicidad facilitaba la captación del mensaje. Además, era la religión de una
civilización dominante y conquistadora en expansión, lo que la hacía aún más atrayente. Por otro lado, la "promesa
de paraíso" que adoptaba el Islam era muy distinta a la cristiana, la cual era completamente asexuada y de medita-
ción, mientras que la islámica estaba vinculada al placer sexual. Además, el infierno no es tan malo como el cris-
tiano porque uno no está ahí eternamente, podía purgar sus errores y ascender al paraíso.
La religión musulmana, de entrada, surge con el criterio de respetar las religiones "del Libro". La jihad se realiza
contra los que amenazan al Islam, y la conversión obligatoria afecta a los paganos y a los politeístas, es decir, a
aquellos que no tienen ninguna de las religiones del Libro. No hay nada en el Islam destinado a la persecución reli-
giosa. De hecho, los árabes, cuando se expanden sobre Persia, Siria, Palestina, África del norte y España, siempre
respetaron las religiones monoteístas que encontraban (salvo las paganas), y les ofrecían convertirse al Islam (una
vez convertidos no había vuelta atrás).

 Sistema tributario no feudal

Desde el 630 se inicia la expansión árabe, la cual se realizó muy rápidamente y sobre un territorio enorme. La
dominación era política: los conquistados podían mantener sus creencias, pero debían acatar la ley y las normas de
vida islámicas, y no podían blasfemar contra el Profeta. Los árabes organizaban estructuras estatales en las pobla-
ciones que tomaban. Esas estructuras reproducían las formas de estatismo que había antes: el Estado bizantino
imponía tributos a las poblaciones sometidas, y los musulmanes retomaron estas estructuras de tributación. Los
lugares donde hay resistencia de la población local son tomados y el tributo es apropiado directamente por los con-
quistadores, siempre dejando un quinto para el califa (dirigente de la comunidad musulmana). En los lugares donde
no hay resistencia dejan a los antiguos propietarios o gobernantes, con la condición de que se subordinasen al po-
der califal y le pagasen tributos (a diferencia de la estructura feudal, aquí los gobernantes locales, si bien tenían
cierta autonomía, no gozaban de soberanía política). Esto pone en evidencia que se trataba de una estructura tribu-
taria estatal (existían funcionarios del Estado, que respondían al poder estatal, no podían quedarse con lo recauda-
do). Esta estructura estatal se asimila al "modo de producción tributario" (según la definición de Samir Amin o de
Haldon), que tiene un punto de contacto con el concepto de modo de producción asiático (que sistematizó Marx a
partir de otros cientistas sociales).
Esta estructura tributaria estatal tiene 2 tipos de tributo: los musulmanes pagan un tributo por la tierra y el diez-
mo para el mantenimiento de la comunidad; los no musulmanes pagan, además del tributo por la tierra, una capita-
ción (un impuesto personal). La tributación era generalizada: no había privilegios ni segmentos sociales exentos de
ella (gran diferencia con la estructura occidental, donde la nobleza no sólo no pagaba tributo, sino que lo recibía

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para ella; en el Islam no existía la nobleza porque no existían individuos con derechos políticos positivos propios).
Por eso Maquiavelo decía que en el oriente no hay nobleza, Aristóteles hablaba de esclavitud generalizada, y la
tradición hegeliana-marxista hablaba del despotismo oriental. Es decir, es una estructura tributaria, estatista, fiscal,
no feudal. La tributación sobre las poblaciones era muy gravosa y pesada. Esto llevó a que varias poblaciones so-
metidas incurriesen en rebeliones campesinas.

 Desarrollo del califato

En el año 644 ocurre la primera lucha interna/segregación. Tras la muerte de Mahoma, su familia había elegido
un califa; en el 644, se pretendió sustituirlo por otro (Utman), y Alí (el primo de Mahoma, que se casó con Fátima, la
única hija de Alí que continuaba viva) se opuso a tal sustitución y se reivindicó como califa, por estar vinculado con
la familia de Mahoma. Alí tomó el califato, pero fue vencido por los qurayshíes. Sus hijos intentaron seguir con la
lucha, pero fueron finalmente derrotados. Aquí se va a dar la división de la comunidad entre shiitas (los que siguen
la doctrina de Alí: el califa tiene que ser miembro de la familia del profeta) y sunnitas (dicen que el califa tiene que
ser el mejor musulmán, no necesariamente de la familia estrecha del profeta). Cuando la rebelión de Alí es derrota-
da, el centro del califato se traslada de La Meca (que había sido el centro desde el 632 hasta el 650) a Damasco
(con lo cual la Península Arábiga desaparece como escenario histórico). Esto se mantiene desde el 650 hasta el
750, momento en que por una sublevación en una de las provincias de Irán la dinastía de los Omeyas (clan de la
familia de los qurayshíes, que defendía la postura de Utman), que se había impuesto y trasladado a Damasco, es
derrotada por otra dinastía, la de los Abásidas, que traslada el centro del califato a Irak, fundando la ciudad de
Bagdad como nueva capital del califato.

 Sistema de parentesco oriental e inestabilidad estatal

La estructura estatal del mundo árabe es un sistema que se va armando a partir de estructuras familiares. Los
funcionarios que configuran esta estructura se reclutan de aquellas personas conocedoras de las Tradiciones y del
Corán (los Ulemas); van a hacer jurisprudencia (hacen/corrigen/rechazan las normas), y van a ser los inspectores
de los mercados. Estas estructuras estatales van a estar permanentemente sujetas a tensiones de las bases cláni-
cas o familiares, pues esta estructura clánica establecía un contrapeso al Estado, pues en los lugares que estaban
más alejados del centro estatal, el clan era la estructura que dominaba y se oponía al Estado.

Sistema de parentesco oriental


En el Islam hay una forma especial de organización de las familias: el matrimonio es predominantemente endó-
geno, generalmente entre el individuo y su prima del lado paterno. Y es una organización de tipo agnática, que
jerarquiza la línea masculina, con lo cual tanto el patrimonio como la pertenencia al clan se transmiten por la rama
paterna. Este agnatismo es muy fuerte, más que en occidente. Las mujeres que ingresan por alianza, por ejemplo,
no van a formar parte del linaje del marido, sino que van a seguir perteneciendo al linaje de su padre y de sus her-
manos. Todo esto está destinado a mantener la cohesión del grupo y de los bienes, pues el matrimonio juega un rol
muy importante en la estructuración de los clanes. Y hay también un rechazo a ceder las mujeres a otros clanes,
porque de esa manera los estarían fortaleciendo. Esto explica el velo y el enclaustramiento de la mujer, la cual no
está disponible para otros grupos. El velo y el enclaustramiento de la mujer no existían en las aldeas, pues éstas
estaban ocupadas por un mismo clan. Esto es similar a las vírgenes consagradas a Dios en el cristianismo. Está la
idea de que es deshonroso ceder mujeres a otros clanes, y en cambio es honroso conseguirlas, lograr que otro clan
ceda una mujer, o bien apoderarse de otra mujer por la fuerza, por el rapto. La endogamia no es la única práctica
que existe, sino que ésta convive con la exogamia. Y esto no rompe con el agnatismo, pues el linaje se transmite
por el lado paterno, de modo que no importa quién sea la madre (esposa legítima o esclava), el hijo pertenece al
clan.
Entre los árabes hay una diferencia entre el casamiento, que se relaciona con el mantenimiento de los bienes y la
cohesión del clan, y el placer sensual, el cual es obtenido con la esclava del Harén (compuesto por mujeres euro-
peas que son capturadas en las razzias musulmanas y educadas especialmente en cultura árabe, por lo que son
extraordinariamente importantes en la divulgación cultural y arabización). Acá se da algo similar a lo que ocurre
entre los germanos: no hay una esclavitud agrícola, una esclavitud dedicada a la producción; los esclavos van a ser
especialmente servidores de tipo domestico. La esclava contrasta mucho con la esposa legítima, que por su obliga-
ción de conservar el honor del clan va a estar siempre encerrada, inactiva, sin estudios, analfabeta. Muchos árabes
terminan enamorándose de la esclava: a diferencia de occidente (donde el cortejo era hacia una mujer de estrato
superior), los árabes cortejaban mujeres que tenían una condición social inferior desde el punto de vista del status.
Muchas de las esclavas terminan siendo manumitidas por sus amos.
Mahoma no modifica las estructuras familiares que ya existían. Esto es muy distinto a lo que ocurre en occidente
donde la Iglesia, en este mismo periodo (siglos V, VI, VII), recurre a una serie de estrategias para desestructurar las
formas familiares extensas que existen en algunos lugares.

Diferencias entre parentesco oriental y occidental


- En Oriente predomina la familia extensa, mientras que en Occidente domina la forma de familia nuclear.
- En Oriente la pareja conyugal va a tener muy poca consistencia (predomina la poligamia y el concubinato),
mientras que en Occidente existe el matrimonio único e indisoluble.
- En Oriente no hay diferencia entre hijos legítimos y bastardos, mientras que en Occidente sí la hay.

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- En Oriente predomina el matrimonio de tipo endogámico, en Occidente el exogámico.
- En Oriente hay una subordinación total de la mujer, que es considerada como una menor de edad, mientras
que en Occidente, las estructuras agnáticas se desarrollan recién en el siglo XI, cuando empiezan a formarse los
linajes aristocráticos, pero nunca va a haber un agnatismo tan fuerte (las mujeres van a seguir teniendo su peso, no
desaparecen con estas estructuras, y si no hay ningún otro heredero pueden heredar ellas; incluso a estas mujeres
se les da un lugar en la genealogía).

Inestabilidad estatal
Aunque el Estado es necesario para los clanes, para dirimir sus conflictos, éstos son un contrapeso permanente
que se opone a la consolidación del Estado. Éste trata de actuar como si fuese un poder exterior con respecto al
clan, a través del reclutamiento de funcionarios, generalmente extranjeros (frecuentemente Europa), para que
cuando fuesen enviados a una población llegasen como externos étnica y culturalmente, y así poder presentar al
Estado como externo y superior a los clanes (reduciéndose el peso de los mismos). Hay un concepto permanente-
mente funcionando, que es el del Estado separado de la población. Los funcionarios eran aceptados porque en las
tribus había conciencia de que los problemas debían regularse.
El funcionario era originalmente designado entre las personas más instruidas para cada cargo. Forman una cas-
ta, llamada "kuttab", en la cual las habilidades para ser funcionario se transmitían por herencia. En algunos casos
de crisis y de luchas políticas, de estos funcionarios surgieron nuevos gobernantes. Si bien éstos respondían nomi-
nalmente al califa, en realidad ellos dirigían los asuntos. En el siglo X los árabes empiezan a turquizarse: comienzan
a reclutar soldados turcos y los tienen como esclavos. Esto va a llevar a que esos turcos (que tienen poder militar)
en algún punto lleguen a tomar el poder político en determinados lugares. El reclutamiento de gente no árabe, la
tensión entre Estado y clan, van a producir el fraccionamiento del Estado grande en estados pequeños; siguen
siendo, sin embargo, estructuras estatales (no soberanías feudales).

Diferencia entre el iqta’ y las concesiones beneficiales del feudalismo occidental


Cuando se reclutan tropas de turcos y el Estado tiene debilidad para cobrar tributos, se les otorgan tierras para
que se mantengan (y mantener a la tropa que los acompaña). Esta concesión de tierras se llama "iqta", y algunos
historiadores la han interpretado como feudos (por ser una concesión de tierra a cambio de servicio militar). No lo
son, pues el que tiene la concesión de iqta casi nunca llega a tener soberanía política o poder político personal
(como sí se tiene en los feudos); los casos en que esto ocurrió fueron pocos, no marcaron la pauta de organización
social. Además, los beneficiarios de esta iqta están también obligados a pagar tributo, cosa que no ocurría en el
mundo feudal. Otra diferencia es que la concesión de un feudo implica transferencia de derechos políticos, mientras
que en Oriente el califa sigue conservando la soberanía, no hay transferencia de poder político. Otra cuestión es
que la iqta no implica un cambio de status para quien lo recibe como en el feudalismo, donde se recibe un poder
político y pasa a ser señor que funda su propio linaje.
Por otro lado, en general, el Estado siempre dispuso el derecho de revertir la concesión. Estas concesiones de
tierras creaban una capa de pequeños propietarios que bloqueaba el feudalismo. Por ello, no toda concesión gene-
ra feudalismo. La estructura estatal seguía predominando.

 Circuitos de intercambio a largo radio

El mundo árabe se instaló sobre un nicho ecosistémico especial, fundamentalmente árido. Por ello, es una civili-
zación urbana de oasis. Además, es una especie de cinturón que se instala en el área mediterránea, que separa
pero también conecta 3 grandes formaciones agrarias: Oriente, África subsahariana y Europa. Las conecta mercan-
tilmente, jugando con la diferencia de precios en cada uno de los mercados a partir del mercado monopólico, lo cual
da amplias ganancias comerciales. De Oriente vienen especies y telas preciosas, de Europa armas y fundamental-
mente esclavos, y de África subsahariana oro. El oro se ponía en circulación por el área mediterránea, donde servía
como medio de intercambio (se lo cambiaba a los europeos por esclavos; luego los europeos lo volvían a perder
para satisfacer sus necesidades de artículos suntuarios de Oriente).

 Comercio y florecimiento urbano

Esta ruta trans-sahariana fue muy importante: proveyó de oro al mundo medieval y creó civilizaciones y ciudades
conectadas con ella. La función comercial que cumplían los árabes se relaciona con su estructura urbana y mer-
cantil, y con la tributación en moneda. Explica en gran medida la importancia que tuvo la ciudad, muchas de las
cuales vivieron de ese comercio, del excedente que surgía de conectar regiones. El más beneficiado de los 3 nú-
cleos era Oriente.

 Relaciones sociales

El excedente quedaba en manos del Estado, no estaba disponible para manos privadas (se puede decir que toda
la tierra y los bienes eran de la comunidad en su conjunto). El Estado estaba muy interesado en el comercio, actua-
ba políticamente para controlarlo. Los comerciantes eran funcionarios del Estado: no había independencia institu-
cional y política como sí se dio en el feudalismo.

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 La vinculación entre civilización islámica clásica y categorías del presente: capitalismo, nacionalismo,
religión

Dado que los notables van a ser miembros del estado califal pero nunca van a tener poder político propio, en este
sistema nunca llega a legitimarse la aristocracia. Para el Islam todos son iguales ante la ley. Tampoco apareció la
propiedad privada (en sentido estricto no había clases, el propietario último era el sultán, el emir, el califa, que eran
la encarnación de la comunidad en su conjunto; sí había, por el contrario, explotación). No había tampoco una in-
versión de dinero acumulado en compra de fuerza de trabajo (en sentido capitalista). Por ello, si bien genera dinero
y mercado, esta es una estructura que no genera capitalismo (esto no quiere decir que el Islam bloqueara el
capitalismo; éste va a llegar más tarde).
En el momento en que, en el siglo XI, aparecen fraccionamientos políticos dentro del Islam (con estados peque-
ños), se introducen al circuito comercial mediterráneo los cristianos (catalanes, genoveses, venecianos), quienes
empiezan a dominar esos circuitos. Aquí empieza una lenta decadencia de la civilización islámica (sin transición al
capitalismo).
Gracias a esta civilización árabe los occidentales hemos recibido gran parte de la primera llegada de la cultura
antigua (griega), pues los árabes respetaban las culturas sometidas, y tomaban su tradición. Además, la lengua
árabe (la más antigua de las semíticas que se han conservado) permite el desarrollo del pensamiento abstracto,
favoreciendo la racionalidad. Pero los pensadores no tuvieron estructuras que los protegiesen como intelectuales.
La falta de instituciones intermedias dio lugar a una debilidad de la sociedad civil (en occidente, si bien los intelec-
tuales también podían ser perseguidos, éstos tenían estructuras de protección). Esta es una diferencia fundamental
entre la estructura tributaria oriental y la estructura feudal europea.
El sistema islámico es una sobreestructura política que se organiza sobre unidades campesinas, y reproduce la
lógica tributaria de muchas formaciones políticas del oriente. Esto es importante tenerlo en cuenta para contrapo-
nerlo con lo que se da en el sistema Europeo Occidental, donde por el contrario se rompe esta lógica tributaria.

UNIDAD 3. PERÍODO CAROLINGIO Y PRIMERA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA FEUDAL (SIGLOS VIII-X).

 Mediados del siglo VIII, nueva dinastía entre los francos y nueva legitimación

En el desarrollo occidental, los jefes germánicos quisieron originariamente seguir con el sistema de la tributación
romana que existía en el Bajo Imperio. Se habían basado para ello originariamente en los curiales, pero este siste-
ma defecciona y tiene lugar entonces una crisis política donde se origina una sociedad de base campesina. En
determinado momento, la lógica de esta sociedad campesina se va transformando en la lógica del feudalismo, se
pasa de una sociedad de rango a una sociedad de clases, y de un sistema tributario eficiente a un sistema de renta
privada. Hay normas que muestran, por un lado, que en este proceso hay una asincronía cronológica por diferentes
lugares: no existe una transformación única y de golpe (como plantean los mutacionistas), sino que el cambio se dio
en distintos tiempos en los diferentes lugares. Por otro lado, las normas están signadas por el paso de obligaciones
de tipo militar a obligaciones de trabajo, o de renta, o de subordinación al Conde.
La familia carolingia consolidó su poder desde el segundo tercio del siglo VII, consiguiendo que el oficio de ma-
yordomo de palacio fuese hereditario, y convirtiéndose así en los verdaderos gobernantes de los francos, mientras
que los reyes merovingios quedaban reducidos a un papel nominal. El mayordomo de palacio Pipino el Breve logró
destronar al rey merovingio y ser reconocido rey de los francos con apoyo del Papa. De esta forma, aunque la histo-
ria tradicional plantea que cuando Pipino el Breve es consagrado por el Papa se inaugura lo que en Europa es co-
nocido como la época de los carolingios, hay que trascender este elemento superficial y analizar los cambios que se
dan a nivel de las estructuras políticas, es decir, en las estructuras condales.

 Sistema condal

Los condes se instalan sobre territorios en los cuales hay un gran número de campesinos libres, seguramente
herederos de los posesores romanos, que estaban sujetos a obligaciones militares. El conde podía tener también a
su servicio algunos campesinos no libres, a los cuales les daba tierras para trabajar, y los transformaba en servus
casati. Los condes podían ser laicos o de la Iglesia (abad conde, obispo conde). El conde tiene sobre el distrito un
poder político de mando general (un derecho de jurisdicción general sobre el distrito). Justamente, cuando Bonassie
dice que el feudalismo todavía no se había concretado en el siglo X, él está planteando esta situación general don-
de, interpretaba mal Bonassie, éste sería un poder fiscal, estatal, puro. En realidad, era originariamente un poder
"estatista", pero que se va convirtiendo cada vez más en un poder feudal. Esto se ve en que si bien originariamente
el conde tenía en todo el distrito derechos laxos de tomar determinados tributos, que eran muy débiles por la condi-
ción de crisis política del período, el conde ejercía sobre ese distrito un derecho de mando. Estos núcleos políticos
podían estar situados en competencia con otros núcleos políticos.

 Transformación de las obligaciones colectivas en servicios agrarios

La obligación originaria más importante que tenían los subordinados al conde del distrito era cumplir con obliga-
ciones de tipo militar. Todavía existen entonces obligaciones generales masivas, y todo está regulado en gran me-
dida por el intercambio de dones. El conde recorre el lugar, administra justicia, reparte bienes, etc., y al mismo
tiempo recibe presentes. Hay entonces una relación de reciprocidad. El conde cumple con ciertos intereses colecti-

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vos, pero además se está estableciendo un centro político que está dirigiendo lo general, y a partir de ese centro
político las relaciones de reciprocidad comienzan paulatinamente a desbalancearse hacia relaciones de poder
desigual o asimétrico. Esto revela que en realidad detrás de la reciprocidad había tensiones y acumulaciones
desiguales, que se pueden constatar en las propiedades que adquieren los jefes del distrito sobre esclavos. Las
guerras de razas sobre los esclavos o sobre los musulmanes es una oportunidad para capturar esclavos. Cada vez
más el centro político empieza a ir desbalanceando las relaciones, transformando lo que era en principio un regalo
de la sociedad de base, en una relación desigual de explotación, en un tributo (por ejemplo, se cambian las obliga-
ciones de tipo comunitario por obligaciones de tributo en trabajo, en productos, a favor del conde). El conde cada
vez da menos y recibe más, hasta que en un momento determinado, el conde sólo da a través de elementos simbó-
licos, pero más bien recibe. Esto no surge de la nada: el conde transforma paulatinamente las costumbres institui-
das, las obligaciones colectivas, manteniendo elementos de la vieja costumbre e introduciendo elementos de las
relaciones de explotación. El conde sigue manteniendo ciertas actividades que interesaban al conjunto: organizar la
defensa, coordinar la construcción y el arreglo de puentes, caminos, etc.
Esto está relacionado con otras transformaciones específicas: el núcleo del poder del conde se va cada vez
más estabilizando como un estrato específico, superior, porque ese núcleo que rodea al conde empieza a monopo-
lizar las tareas militares, a medida que se van estabilizando las relaciones de extracción de renta (en trabajo, en
especie, en algunos casos en dinero). De este modo, sigue habiendo elementos que son comunitarios, pero ya hay
también prácticas que favorecen la estratificación social. Por lo tanto, más claramente hacia el año 1000, aparecen
los caballeros, los milites. El caballero de la Edad Media en general no surge de los estratos altos, sino de los estra-
tos campesinos y plebeyos (domésticos del señor, individuos pertenecientes a los estratos superiores plebeyos, que
tenían caballos, etc.). Este estrato concentra la función de la guerra ofensiva (que ya no es obligación del resto de
la población), y se ve eximido de cumplir con la corvea (tarea que el resto de la población se ve obligada a hacer).
Esto muestra que también en la sociedad campesina había diferencias. Y en este punto también discrepo con los
mutacionistas, en tanto el milite no surge del quebramiento del año 1000, sino que va surgiendo a medida que se
van profesionalizando las obligaciones militares en un segmento especifico de la población.
Entonces, se va pasado a las rentas desde el poder político (tal como lo plantean los mutacionistas), pero el cam-
bio no es súbito, sino gradual (distinto de los mutacionistas), donde se van imponiendo las nuevas costumbres so-
bre las antiguas, y en muchos casos conservando su forma. Aproximadamente desde el año 750/800 en adelante,
en general en todo el panorama de Europa occidental, la lógica de sociedad campesina está siendo trascendida
por la feudal.

 Condados y patrimonio de la nobleza

El rey le otorgaba a un jefe un distrito para mandar, con la condición de que el funcionario (conde) le diera una
parte de lo recaudado al Rey. Pero la situación de crisis política del sistema romano antiguo, junto con el desbalan-
ceo de las relaciones reciprocitarias, van creando las condiciones para que el conde pueda tener acumulaciones
propias cada vez más grandes, y cada vez transfiere menos rentas al Rey. Esto es lo que lleva a que esos conda-
dos paulatinamente se vayan transformando en un patrimonio de los condes, pues los condes fueron tomando cada
vez más atribuciones, que eran originariamente atribuciones del poder estatal, y se fueron constituyendo como indi-
viduos con derechos políticos positivos propios (por ejemplo, en forma progresiva van teniendo derecho a aplicar
justicia, y en determinado momento no sólo la justicia menor, sino también la alta justicia), y con estos cambios el
derecho de confiscar los condados que tenían los reyes se fue reduciendo. Esto es una gran diferencia con la es-
tructura islámica oriental, donde este derecho positivo propio no existía (había un califa y una subordinación gene-
ral). Y en un momento determinado, el Rey terminó por reconocer estos cambios, lo cual se ve por ejemplo en de-
terminadas figuras políticas, como ser la inmunidad: negativa (el Rey se niega a mandar sus agentes al distrito,
porque está al mando del conde) y positiva (el Rey le da el derecho al conde a ejercer la justicia). Le otorga así la
soberanía política, le da derecho a ser un pequeño rey dentro de su condado, con lo cual reconoce que hay un igual
a él que tiene una parte del poder político. Así, el poder político está siendo cada vez más privado y en algún mo-
mento puede incluso negarse a cumplir sus obligaciones políticas para con el rey, o puede incluso llegar a rebelarse
contra él. Lo que era el tributo estatal se va transformando en renta.

Modo de producción tributario vs. Modo de producción feudal


Se están dando los inicios de un modo de producción cualitativamente diferente del modo de producción
oriental. Una corriente de historiadores, entre ellos Haldon, retoma un viejo concepto que había proporcionado
Samir Amin, y plantea que en realidad no hay una diferencia esencial entre el sistema tributario general asiático y el
sistema feudal, siendo este último sólo una variante del primero. Esto se basa en que la concesión política es para
ellos sólo una forma superestructural, un elemento de forma que no hace al verdadero contenido de la relación so-
cial. Que el excedente campesino lo saque el Estado (como vimos con los califas) o lo saque un señor privado les
resulta lo mismo a los efectos de conceptuar lo que es el modo de producción. Este modelo lo establecen a partir de
la generalización de rasgos (a partir de la observación empírica): estos autores observan que los campesinos traba-
jan la tierra, que hay un poder superior que extrae cierta renta, y a partir de la repetición de estos elementos en
varios lugares arman un modelo. Éste se puede corresponder o no con la realidad. Es más bien un "tipo ideal" we-
beriano. Pero buscando lo general, estos autores pierden la singularidad. Cuando se encuentra un caso que no se
adecua al modelo, ya se destruye el mismo (aunque estos autores simplemente lo caracterizan como una anoma-
lía). Esto es distinto al método de Marx, quien busca no construir un modelo a partir de lo general, sino de lo real, se
enfoca en la singularidad: lo interesante es la anomalía.

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A este criterio (de Samir Amin) se opone el concepto Perry Anderson, sobre que existe una diferencia esencial
entre feudalismo y modo de producción tributario, en tanto la forma política (el feudo), en la medida en que permite
apropiaciones privadas del excedente, establece un modo de producción (el feudalismo) que es distinto del modo
de producción tributario. Así, la peculiaridad viene dada por la una concesión política, el feudo, que singulariza al
modo de producción, pues estas concesiones no existen en el sistema tributario, y las mismas permiten la acumula-
ción privada, y además determinan sujetos con derechos políticos positivos. Esto, a su vez, determina las pautas y
posibilidades de evolución: esta situación política va a generar capitalismo, el Estado moderno, el pensamiento
racionalista, etc.

 Organización socio-política de los carolingios

El Imperio carolingio tenía más de 240 condados. Era la estructura política básica en los siglos IX, X y XI.

 Intervención del conde en las relaciones sociales de los campesinos

Los campesinos tenían unidades de producción individuales, y tendían a controlar los mecanismos de reproduc-
ción del núcleo familiar. La unidad doméstica estaba formada por la corte (granja, casa, etc.), las tierras de cultivo, y
las tierras comunes. Sobre estas unidades de producción se instalaba el poder político del conde, el cual actuaba
permanentemente sobre la sociedad campesina de distintas maneras, a través de relaciones no mediadas (direc-
tas) que iban transformando la lógica campesina en lógica feudal. Ejemplos de esta actuación:
- Cuando las condiciones del campesino estaban en riesgo, éste podía pedir ayuda al señor, quien tenía reservas,
y por ello actuaba como "banquero" de los campesinos. También los establecimientos eclesiásticos prestaban mu-
cho. Si el campesino no podía devolver lo que se le había prestado, perdía la propiedad de su tierra, que pasaba a
manos del señor. El señor se la devolvía, pero no como propiedad, sino como préstamo, y a cambio de este prés-
tamo el campesino debía darle una renta o alquiler al señor por la tierra (además de la tributación general de la
aldea). Así, el señor preservaba la economía doméstica y aumentaba su sometimiento, preservaba el modo de pro-
ducción doméstico material y al mismo tiempo cambiaba el modo de producción, en tanto que cambiaba las relacio-
nes sociales (se mete en la lógica del campesino y la transforma).
- Entre los campesinos los conflictos eran más o menos recurrentes. En las aldeas, se hacían asambleas para re-
solver los problemas comunes (que reproducían en pequeño las reuniones o consejos de los germanos), y en esas
asambleas intervenía el conde, justamente para mediar en las relaciones entre los campesinos y evitar que se des-
garrase el tejido social. El conde, en base a los testimonios (había una jerarquía entre ellos; por ejemplo, el del es-
clavo no valía), establecía la resolución del conflicto. En algunos casos, dando un testimonio, que era el que más
valía; en otros casos, estableciendo directamente un veredicto de acuerdo con su criterio. Esto va marcando el
tránsito entre el derecho de la parte al derecho temporal: ahora la justicia ya no era según la demanda del afectado.
El delito pasó a ser un abstracto, cuando el conde comenzó a determinar qué es el delito, y quién está delinquiendo:
ahora alguien podía ser juzgado si el conde así lo establecía, sin demanda del afectado. Al que encontraba culpable
le quitaba la tierra. A veces también se le daba tierra al conde para evitar castigos peores (como la flagelación, la
amputación facial, caer en la esclavitud, etc.). La violencia en general era más bien una amenaza más que efecti-
vamente llevada a cabo; era utilizada racionalmente por los señores para controlar a la sociedad campesina (se
utilizaba como forma de construcción y consolidación de la clase dominante, no pretendía destruir el sistema).
- Otro mecanismo era la profiliación: las familias con hijos de más podían dar hijos a las familias con hijos de me-
nos. A través de la carta de profiliación, el señor se establecía como "hijo" de la familia campesina, con lo cual inter-
fería en el derecho sucesorio poniéndose en la línea de herederos. De esta forma, les quitaba sus tierras pero res-
petando la lógica campesina.
Se ve entonces que no hay una violencia cruda, descontrolada. Son sistemas sutiles. El conde permanentemente
se inscribe en la lógica de la comunidad, acompañando estas prácticas con un elemento de coerción. Cuando el
señor impone sobre la totalidad del distrito un derecho o jurisdicción de mando, y aparecen las normas y los fueros,
el señor está imponiendo un señorío de ban, que lo faculta a extraer regularmente excedente campesino (en traba-
jo, en productos o en dinero). Desde el punto de vista fáctico, se está quedando con la tierra campesina, porque
pese a que el campesino es el propietario legal el señor tiene derecho a quedarse con lo que el campesino produce.
Cuando los campesinos pierden su tierra (por delito, por deudas, etc.) entonces la tierra pasa a ser propiedad del
señor, ya no de hecho/fácticamente sino de derecho/legalmente. Cuando esto ocurre, se da una superposición de la
tributación: a la tributación general para toda la comunidad, a estos individuos se les superpone el "alquiler" por la
tierra (cuando la tierra pasa a ser del señor, se convierte en tierra dominical/dominio). En sustancia, señorío y domi-
nio son lo mismo: son tierras que producen los campesinos, en un caso legalmente propiedad del señor (dominio),
en el otro propiedad fáctica del señor a partir del derecho de ban (señorío).
En la Iglesia hay toda una serie de elementos similares a aquellos con los que los señores laicos construyeron su
poder (préstamos, justicia, etc.): los obispos y abades (fundamentalmente estos últimos) fueron constituyendo un
poder de mando territorial, de la misma manera que los condes. También actúan otros mecanismos específicos de
acumulación (por ejemplo, la estructuración de la familia).

 Esclavos y dependientes. Homologación de las relaciones sociales

Al tiempo que el señor va subordinando a los campesinos libres, va instalando en tierras a sus esclavos. Esto va
llevando a una reformulación de las relaciones sociales. Lentamente se van homologando las relaciones socia-

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les, de modo que se van acabando las diferencias entre libres y no libres. El esclavo paga más que los otros porque
la tierra no es de él, pero vive junto con el resto de los campesinos. Sigue conservando el estatuto de no libre, pero
esta en una tierra originariamente libre y tiene las condiciones sociales del resto de los campesinos. Aumentan
además las parejas mixtas.

 El culto al santo y función de las reliquias

La religiosidad primeramente estaba vinculada a un sistema de reliquias, lo cual nos habla de un pensamiento
concreto (no abstracto) en el que el elemento de culto debe ser un elemento tangible. Por ello tenían gran importan-
cia los lugares donde se podían encontrar reliquias, como ser Jerusalén (aunque desde las invasiones árabes el
viaje a esta ciudad se tornó difícil y reservado a los sectores más reducidos de las clases altas). Otros lugares im-
portantes son Roma, San Martín de Tours y Santiago de Compostela. Estos son los ejes básicos donde los peregri-
nos van para estar más cerca de los santos y apóstoles más importantes (porque los santos tienen un efecto tau-
matúrgico para la gente enferma, y porque morir cerca de los apóstoles es conveniente a la hora del juicio final).
Todo esto indica que la creencia se centraba en los santos cercanos más que en un dios abstracto general. Este
culto estaba íntimamente relacionado con la idea de curar, y de brindar buenas perspectivas en la vida personal y
en las cosechas.

 Cultos paganos y cristianización

La cristianización no implica la erradicación de las convicciones paganas preexistentes, sino que éstas son man-
tenidas y de alguna manera utilizadas. La conversión, desde el punto de vista dogmático de la Iglesia, no significa
sólo un cambio en las creencias sino que implica una especie de transmutación total del individuo (el individuo nace
de nuevo). Esto es lo que se representa en la ceremonia del bautismo (lavarse y desprenderse de la vida anterior
para acaparar una nueva existencia). Desde la época de los carolingios, el bautismo pasa a ser una ceremonia
obligatoria. Se nace cristiano sin saber que se es cristiano, porque se toma la fe por la fe de otros (los padrinos de
bautismo garantizan la existencia de esta fe). Esta es una situación muy distinta a la del cristianismo como secta
(en el siglo I-II), pues ya no hay una preparación prolongada para ser cristiano.
La cristianización es una especie de agregado a convicciones paganas preexistentes, que no pueden simple-
mente identificarse como convicciones celtas, germanas o hunas, sino que son "fondos" comunes en los cuales
coparticipan una enorme cantidad de pueblos. El fondo común de esta convicción es el de actuar sobre la naturale-
za, sobre fuerzas que el hombre no puede dominar sino que éstas dominan al hombre. Entre los pueblos, cuando
algo no andaba bien, se lo atribuía a espíritus malignos. Por ello los campesinos intentaban conjurar estas fuerzas,
apelando a una serie de prácticas mágicas o religiosas. Esto nos habla de la existencia de una especie de situacio-
nes sincréticas en las cuales hay una superposición de creencias y de prácticas que no anulan las prácticas paga-
nas. En efecto, la Iglesia no desterró estas prácticas paganas, sino que planteó que los recursos que ella tenía para
evitar epidemias, tempestades, etc., eran mejores que los cultos que propiciaban los magos y los hechiceros (así
como para los exorcismos el mejor agente era el sacerdote, y no el brujo). La mediación con esas fuerzas que do-
minaban al individuo tenía que estar en manos de la Iglesia.
En este período, el cristianismo "verdadero" (la conversión real al cristianismo) era una cuestión de la elite (es
un concepto errado el de que en la Edad Media la religiosidad dominaba todo; la religión católica comienza siendo
una religión de elite, y después de un largo tiempo pasó a ser una religión popular). En los pueblos, el cristianismo
era un elemento totalmente superficial. Los sectores dominantes tenían conciencia de esta superficialidad del cris-
tianismo. En los siglos XVIII-XIX encontramos una inversión absoluta: la elite se descristianizó y la masa se cristia-
nizó.
Parte de esa cristianización aparece ya en el siglo XII en el ámbito urbano. En el ámbito rural, la erradicación de
las prácticas paganas tomó mucho tiempo. Esto se relaciona con el hecho de que el campesino estaba sujeto a una
serie de elementos que lo controlaban y que el no podía manejar, por lo cual él trataba de incidir (a través de magia
y religión) sobre la "caprichosa" maquinaria que es la naturaleza. Sólo cuando con sucesivas revoluciones agrícolas
se vaya limitando esta fuerza anárquica de la naturaleza, empezarán a darse las condiciones para una nueva reli-
giosidad, ya no reducida a controlar las fuerzas naturales, sino a adoptar un dios distinto y cristiano.
Cuando el campesino, que rinde culto al santo, sufre por ejemplo una epidemia, esto puede ser interpretado por-
que lo ronda algún espíritu maligno, o porque el santo está enojado. En este segundo caso, lo que hay que hacer
es redoblar la ofrenda al santo, para así revertir su enojo. La idea es que el santo (o dios) muestra su voluntad a
través de los fenómenos naturales. En la Alta Edad Media, este es un dios cercano trascendente, impersonal, no el
dios que se hace hombre (Cristo). Lo que gira en torno a todo esto es el concepto antropológico de "dar para reci-
bir". Se le da al santo algo, y el santo responde terminando con la crisis. Este tipo de conceptos es propio de una
sociedad agraria. En lugar de luchar contra esas prácticas paganas, el cristianismo se inscribe dentro de ellas, alte-
rándolas un poco. La lógica se mantenía: la idea era seguir actuando sobre la naturaleza, a través de prácticas
sobrenaturales, sobre la base del principio de "don y contradon", pero ahora con respecto a un santo. La Iglesia
realizaba una "conversión litúrgica", que es la cristianización de las fiestas paganas (por ejemplo, alrededor del 25
de diciembre se festejaba el solsticio de invierno; esta fiesta fue asociada con la navidad, el nacimiento de Jesús,
quien, a su vez, estaba relacionado con el sol). La Iglesia cristianiza formas de culto que son precristianas, inscri-
biéndolas en un ciclo litúrgico que sigue la vida de Cristo y, posteriormente, el santoral.
Había una enorme convivencia e interpenetración entre judíos y cristianos en las poblaciones. Por ello, perma-
nentemente se adoptaban muchos elementos del judaísmo (a pesar de que en esta época, siglo IX, también empe-

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zaban a darse los primeros elementos de condenas al judaísmo, de campañas sistemáticas de lucha contra los
judíos). El hecho de que muchos cristianos prefiriesen ir a la sinagoga puede explicarse por dos hechos: en primer
lugar, el judaísmo era intelectualmente superior; en segundo lugar, porque ya en este momento muchos cristianos
no entendían en qué consistía la misa. En la época carolingia la misa había adquirido una forma en la cual el fiel
"quedaba aparte": el obispo tenía un lugar separado de los fieles, dándoles la espalda, y era él quien se dirigía a la
divinidad, en una lengua que los fieles no comprendían (el latín). Esto era diferente con los rabinos, quienes tenían
más habilidad para concitar la atención de la gente. La idea de usar el latín era fomentar la diferenciación: sólo a
través del obispo se podía acceder a la divinidad.

Organización parroquial
Sin embargo, esto no impide que haya habido una preocupación constante por instruir a los fieles, principal-
mente a partir de dos formas: los sermones y las homilías. Además, se va a tratar de establecer un control cada vez
más firme sobre las poblaciones, a través de la organización parroquial (que empieza a funcionar en el siglo VIII,
con apoyo carolingio, lo cual muestra cómo el poder político interviene en la organización religiosa) y a través de la
confesión personal, con la que comenzaron a controlarse las conductas individuales (antes la confesión y los casti-
gos se realizaban de forma pública). Cada uno de los pecados que el fiel hubiera cometido tenía una penitencia
particular (ayuno, peregrinación, ofrenda a la iglesia). A partir de la parroquia se controlaba que el individuo cum-
pliese con el culto, que fuese a la iglesia. Además, para lograr la captación de los cristianos, se comenzó a hostigar
cada vez más a los judíos.
Cada parroquia estaba regida por un centro de culto, una iglesia rural. Cuando hablamos de la organización de
la Iglesia en la Alta Edad Media y hasta la segunda mitad del siglo XI, gran cantidad de los curas eran de aldeas. En
los señoríos laicos, el señor elegía a uno de sus siervos o esclavos para que se encargase de la iglesia de la aldea.
Eran personas que tenían una instrucción bajísima. A pesar de que en el siglo XI la Iglesia reacciona contra esto y
trata de remediarlo, todavía en el siglo XV los curas de aldeas era gente inculta, aldeanos que apenas sabían unas
pocas palabras del evangelio, que además establecían muchas veces relaciones tiránicas con la gente de la aldea y
que no respetaban el celibato y estaban casados. También las dignidades eclesiásticas en general eran en este
tiempo, casi todos designados por los señores. Había dinastías (aristocráticas) de obispos (el traspaso se hacía de
obispo a sobrino).

Economía de la salvación
Estos son los elementos primarios de la religiosidad: una religiosidad muy diferente a la que conocemos hoy en
día, atada al seguimiento de la naturaleza. Sobre esta religiosidad se va a inscribir la práctica de la economía de la
salvación, que ha tenido una gran importancia en el crecimiento patrimonial de la Iglesia, pues implicaba que se
hiciesen donaciones por la salvación. Esta es una práctica muy generalizada, no sólo entre los ricos, sino también
entre los pobres. Cuando una persona está llegando a la muerte, prepara el tránsito hacia el otro mundo, pues el
cristianismo intenta introducir la idea de que hay un alma, un infierno y un paraíso, y el destino del alma se va a
corresponder con cómo se porte uno en la vida terrenal.

 La literatura popular sobre el otro mundo

El concepto clave es el de salvación, que se difunde a través de una literatura popular oral (esta característica
hace que se vaya armando y deformando a medida que se transmite) sobre el más allá. Estos cuentos son descrip-
ciones de los otros mundos (terroríficos los del infierno y maravillosos los del paraíso). Era una literatura del terror
que tenía como fin incentivar las donaciones. La donación era dada por el individuo, pero éste se reservaba el usu-
fructo de las mismas. Los que quedaban afectados por la donación eran los hijos (en general, la tierra se donaba a
condición de que pasara a manos de la Iglesia una vez muerto el titular). Esto daba pie a juicios y reclamos. La
Iglesia trataba de defender esas donaciones. De esta forma, actuaba sobre la estructura de la familia, tratando de
modelarla para que favoreciese la donación.

 Modelo de matrimonio y sexualidad

Aquí entramos en la tesis de Jack Goody, quien trata de explicar la normativa que la Iglesia da con respecto al
matrimonio y al parentesco para favorecer la estructura de donaciones. En el cristianismo el matrimonio es mono-
gámico, indisoluble y extremadamente exogámico (hay una alta prohibición de casamiento entre parientes, y a esto
se sumaba la prohibición de establecer matrimonio con todos los "parientes artificiales": padrinos de bautismo, con-
firmación, matrimonio, comunión). Se diferencia de las estructuras matrimoniales anteriores y de las de otras cultu-
ras. La sexualidad no es favorecida, sino por el contrario reprimida. En esta condena se le atribuye la culpa a la
mujer de ser la causante de la sexualidad.
Con San Agustín cambian un poco las cosas. Él es la gran figura del pensamiento medieval de esa época. Va a
corregir estos excesos de los primeros escritores eclesiásticos y va a plantear la "passe" de los conceptos de ma-
trimonio, de sexualidad y de valoración de lo que es la relación matrimonial para la Edad Media. San Agustín hace
una valoración positiva del matrimonio contra tendencias extremistas. Razona que, de no haber matrimonio y sexo,
se acabaría la población humana y el cielo se despoblaría. Por lo tanto, es necesario que haya matrimonio, para
procrear, pero la idea era no excederse: tener 2 o 3 hijos y luego lo mejor es la continencia. La idea general era que
el sexo era malo, porque no era controlado por la voluntad ni por la razón, y por ello el hombre terminaba incurrien-
do en el pecado. Esto está íntimamente conectado con los períodos (prolongados) de prohibición del sexo. El sexo

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se prohibía en las tres cuaresmas (120 días), tiempo en que el cuerpo se prepara para llegar a la comunidad espiri-
tual con Dios. Además, tampoco se podía tener sexo los días domingos ni los viernes, ni cualquier día consagrado a
algún santo. Tampoco en los períodos de menstruación o de embarazo de la mujer. Además, la Iglesia no sólo
restringía la sexualidad, sino que además el matrimonio era indisoluble. En algunos casos (si la mujer cometía adul-
terio) se aceptaba la separación, pero bajo ningún concepto el divorcio. El matrimonio era un sacramento que no se
podía disolver.
Hay otro elemento fundamental. El matrimonio era, en los pueblos, un acuerdo entre las parentelas. Éstas eran
las que comprobaban la consumación (la "acaparación" de la virginidad que el marido había pagado por poseer;
ésta era una condición típica y fundamental para la realización del matrimonio). La Iglesia, para luchar contra esta
"autoridad" de la parentela, propone el libre consentimiento matrimonial.
La Iglesia acepta la institución matrimonial, pero sujeta a una serie de restricciones. Además de las restricciones y
de que el matrimonio tenga como objetivo definido la procreación, la Iglesia establece el matrimonio como una insti-
tución jerarquizada. Esto quiere decir que el matrimonio estaba bajo la autoridad del hombre. Esto es sostenido por
fundamentos bíblicos: en primer lugar, como "Dios crea al hombre", la mujer es la imagen de la imagen, tiene una
situación genética de inferioridad con respecto al hombre; además, la mujer es la que llevó al hombre al pecado. La
inferioridad de la mujer se refuerza con la forma del casamiento bifocal: la mujer no solamente sale de su casa, sino
que se encuentra en un ámbito que está dominado por la parentela del marido. Esto indica la jerarquización de la
institución familiar.
La iglesia tampoco favorece el casamiento de viudas, aunque no lo condena. Como la mujer vive más que el
hombre hay mucha cantidad de viudas, que eran las grandes donantes de bienes para la iglesia.
La lógica de todo esto (y esta es la explicación de Goody) es debilitar las estructuras de parentesco, pues esto fa-
vorece la donación al restringir el número de herederos (porque los hijos eran siempre un obstáculo para las dona-
ciones, pues se oponían a dar los bienes de sus padres a la Iglesia). Así, la Iglesia elabora sus estrategias de ca-
samiento y de sexualidad, y las trata de imponer para favorecer las donaciones, que son el elemento clave de su
reproducción social. No sabemos exactamente en qué medida todo esto tuvo efecto (había una diferencia importan-
te entre teoría y práctica). Lo que sí sabemos es que la Iglesia trataba de aterrorizar sobre el problema (por ejem-
plo, una mujer que tuvo un bebé con malformaciones fue interrogada y confesó que lo había concebido un día de
prohibición). Se trata de infundir la idea de que hay que respetar las constricciones que se han establecido.
La Iglesia logra una reproducción perfecta, porque crecía a partir de donaciones, del ejercicio del poder, y nunca
perdía bienes (porque no estaba sujeta a herencias ni a particiones). Los laicos hacen expropiaciones para rebalan-
cear los bienes de la iglesia. Se engendra una violencia contra esta maquinaria tan perfecta. Es un proceso que se
da en el siglo VIII al X.

 Dominio clásico y diferencias regionales en el occidente Europeo

De acuerdo con Duby, hasta el año 1000 el feudalismo era aún débil. Los continuadores de Duby, como Bonnas-
sie, decían directamente que no había feudalismo. Lo que Astarita propone es que esta dominación empieza a im-
ponerse paulatinamente en el área de los carolingios, desde principios del siglo VIII. Es en esta área donde más
tempranamente va a haber dominios feudales. En otras áreas va a aparecer más tardíamente, en el siglo IX, y en
Inglaterra en el siglo X. Hay desfasajes temporales, pero el sentido del proceso es más o menos lo mismo, se va
constituyendo en un sistema evolutivo procesual las relaciones de mando.

 Relación dominio-alodio

En el siglo VIII tenemos diferentes modos de producción, donde no se observa ninguno de ellos como dominante:
tenemos aun campesinos libres (alodios), relaciones feudales (dominios) y también relaciones de esclavitud que
aún persisten. Pero no hay un modo dominante, y esto es debido a la caída de las estructuras políticas antiguas y a
la lenta configuración de estructuras políticas nuevas. Ya a partir del siglo VIII o IX el modo de producción feudal
aparece como modo de producción dominante. Wickham plantea que es como si fuera una piel de leopardo: el mo-
do de producción feudal se representa como manchas negras sobre la estructura campesina. En el siglo VIII y IX
esta piel va pasando a ser cada vez más negra (feudal).

 Familia campesina y producción

Las relaciones básicas de producción están formadas alrededor del trabajo de la tierra, todavía no aparecen en
los siglos IX y X diferenciaciones entre artesanos y campesinos (éstas aparecen lentamente en el siglo XI). Son
formas de producción doméstica campesina. Es una economía que se basa fundamentalmente en el trabajo de
la tierra.

 Formas de renta y relaciones sociales

El campesino tiene la posesión de la tierra con la condición de que transfiera al señor parte de su trabajo, co-
mo trabajo directo (corveas) o rentas en especie. En determinadas épocas pueden coexistir con la renta en especie
y en trabajo formas de renta en dinero. Esto significa que el campesino va a un mercado (pequeños mercados se-
manales legalizados a partir del siglo X u XI) y vende parte de su producción para pagar la renta. El campesino
vende, no compra.

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El campesino posee la tierra, los animales, domina las condiciones de la producción, dirige la producción. Lo que
produce el campesino le corresponde, no hay ningún mecanismo económico específico para que deba entregar
parte de lo que produce al señor (como sí en el capitalismo), por lo que el señor tiene que apelar a métodos de
coacción política para que el campesino le pague. La relación económica pasa por una relación de dominio político
sobre la persona, es una relación de servidumbre, la coacción es extraeconómica. Este dominio político tiene dife-
rentes grados, desde niveles muy cercanos al esclavismo, a niveles muy cercanos a hombres libres.
Hay algunos autores que plantean que esto funciona porque hay una adhesión del campesino a los valores de la
clase dominante, es decir, se ha establecido un sistema de consenso, que esta relacionado con la hegemonía de la
clase dominante. El problema es que este es un concepto inaplicable en este tipo de sociedad, con respecto a la
relación señor- campesino. Para que el campesino acepte la ideología del señor tendría que haber un campo co-
mún, de igualdad jurídica. Pero el caso del campesino medieval es diferente, porque se trata de una sociedad es-
tamental, donde hay una clara división de status, con desigualdad jurídica. Hay momentos en los cuales todo el
mecanismo se pone en tensión, especialmente cuando se extrae la renta (aunque hay mecanismos para controlar
estas tensiones). Pasados estos periodos, los campesinos siguen reproduciéndose y trabajan para sí mismos. El
campesino sabe de la explotación, ésta es visible. Pero la interrelación de clases es limitada, y eso lleva a frenar los
conflictos (mas allá de que la oposición exista).
El dominio carolingio es el típicamente dominio bipartito. El campesino tiene un manso, que es la tierra de una
familia, pero además es una unidad de tributación. Del manso surgen los tributos y del manso surge el siervo que
debe ir a dar trabajo a la reserva del señor. Lo que hacen los señores es tender a dividir los mansos en unidades
menores (la tenencia, donde están los tenentes), con el fin de multiplicar las unidades de rentáis disminuye el tama-
ño de la reserva señorial, pero la misma va a ser trabajada con más intensidad. Por otra parte, en el dominio caro-
lingio comienzan a darse cambios técnicos, el principal es el paso de la rotación bienal a la rotación trienal. Estas
modificaciones llevan a impulsar las fuerzas productivas, y al mismo tiempo crece el mejoramiento técnico, apare-
cen los molinos.

 Desarrollo de las fuerzas productivas

A diferencia de lo que antes se explicaba, es decir, que hay crecimiento económico y demográfico a partir del si-
glo XI, hoy, como dice Toubert, se ha establecido un período previo, preparatorio, del gran crecimiento que va
del XI al XIII. Este es un período previo que habría aumentado hacia el 800 (algunos autores plantean que es un
poco más precoz, pero Astarita no está de acuerdo). Así, la primera fase de crecimiento de la economía tiene lugar
en la época carolingia.
Si hacemos un esquema global de cómo es la evolución de las fuerzas productivas, podemos decir que desde el
siglo III en adelante hasta fines del siglo VII o principios del VIII hay una fase de decrecimiento o regresiva a nivel
de las fuerzas productivas. Desde el s VIII y hasta el siglo XI ya los niveles de producción empiezan a subir, dismi-
nuye la tierra agreste, crece el ager, la tierra de producción. Y el crecimiento es mucho más grande a partir del siglo
XI, donde la curva de desarrollo se dispara. Es el momento en el cual el sistema se reproduce y se cubren nuevos
espacios y llega a un techo hacia el siglo XIII, cuando empieza una línea de caída que se acentúa con la crisis del
siglo XIV. Esto sigue así hasta mediados del s XV, cuando empieza una nueva era de crecimiento que es el llamado
largo siglo XVI. Luego viene la crisis del siglo XVII. Son fases seculares de crecimiento y decrecimiento en las cua-
les un elemento de importancia esta dado por la cantidad de población. Acá tenemos un cambio de dirección, entre
el siglo III y V hay una caída de población que coincide con la crisis del Imperio Romano y hay una rectificación a
partir de la organización del sistema feudal.

 Organización del imperio carolingio: el consensos y premisas de un poder no absoluto

La relación feudal es una relación privada y esta creando un estamento de individuos con derechos privados im-
positivos, que niegan el poder político de la monarquía, se lo han sustraído. Se constituyen así soberanías políticas
privadas. Cuando se recibe un feudo, este es un tipo de regalo que obliga al servicio, sólo que es un servicio hono-
rable, no degradante. Ese servicio consiste fundamentalmente en auxilio militar y consejo. El auxilio militar tiene que
ver con las campañas militares. El consejo es la asistencia a la corte, a las curias. En el inicio de la asamblea se
aprobaba, se consentían disposiciones generales. En esta idea de consentir aparece una diferencia muy grande de
lo que puede ser un burócrata: en el sistema feudal no funciona una voluntad autocrática, porque el rey gobierna
sobre sujetos que son sus iguales desde el punto de vista político, es rey de pequeños reyes que le niegan el poder
político absoluto. Es una estructura que ya es visible en los siglos IX y X, que es diferente a las estructuras políticas
del Estado.

 Concesión de honores y beneficios, herencia, inmunitas y patrimonios

Había entonces pactos feudales, que se materializaban en homenajes: actos públicos en los que un hombre re-
cibía un feudo y se comprometía a devolver dicho beneficio con servicio. Pero, al analizar la historia concreta, se
observa que las reglas no siempre eran respetadas al pie de la letra. Los pactos de vasallaje son incumplidos de
varias maneras: se niega el auxilio militar, o la asistencia al consejo, o se establecen pactos de vasallaje con varios
señores, etc. Esto da lugar a enfrentamientos, que se relacionan con el hecho de que cada uno de esos poderes
políticos adquirió autonomía de reproducción. Ya no recibe la tierra de un señor superior sino que la “hereda”, el
señor superior solo le confirma la tierra y le reclama el pacto de vasallaje que estableció su padre. El poder se va

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patrimonializando: él ya es poseedor de poder político y militar, y puede buscar vasallaje o alianza con otro y rom-
per el antiguo pacto, y entonces aparece el conflicto.

 El problema comercial; la tesis de Pirenne

Los niveles de acumulación y el crecimiento de las fuerzas productivas dependen del grado de explotación. Esto
se relaciona estrechamente con la fase de crecimiento en este periodo (del 750 al s XI), el primer crecimiento de la
economía europea con el señorío feudal carolingio (preparatorio de la edad de expansión espacial del siglo XI). Uno
de los síntomas más notables de esta expansión es que empiezan a existir excedentes comercializables. Apare-
cen entonces las primeras corporaciones de mercados. Anteriormente, los señores tenían la economía dirigida al
consumo: a cada aldea se le exigía lo necesario para mantener al señor y a su gente. Ahora el señor podía ir al
mercado a intercambiar lo que había extraído de las comunidades campesinas (a través del mecanismo M-D-M).
Aquí hay que hacer una referencia a la tesis de Pirenne, que en los últimos tiempos volvió a estar de moda. Pi-
renne tenía una idea que retoma de la economía alemana (ya mencionamos que Weber hace una divisoria entre
economía monetaria y economía natural), según la cual cuando hay economía monetaria hay mercado y hay capita-
lismo. Pirenne planteó que en la sociedad clásica, como había circulación mercantil y mercado había capitalismo, y
eso siguió hasta principios del siglo VIII, cuando los árabes invaden el Mediterráneo y se corta la circulación mer-
cantil. En este momento, la economía se contrae y se vuelve a una economía natural, de subsistencia, y surge la
economía de los carolingios: el dominio, que es una cultura sin intercambio. Es un factor externo, exógeno, acciden-
tal que crea este tipo de sociedad. Esta situación comienza a cambiar hacia fines del siglo XI, cuando el mundo
musulmán entra en crisis política y se vuelve la circulación mercantil y monetaria y se empiezan a formar mercados,
desde el siglo XII en adelante. Estos mercados son pequeñas islas capitalistas en un mundo dominado por eco
natural.
La tesis de Pirenne fue ampliamente aceptada, pero también fue prontamente criticada por los historiadores des-
de un punto de vista fáctico, porque advirtieron que en la época carolingia, lejos de haber una paralización total de
los intercambios, había intercambios y había mercado. Además, el mundo árabe no hizo una interrupción de los
intercambios del Mediterráneo sino que los favoreció. Los carolingios daban derechos a los que en los capitulares
se llaman “los negociadores”: derecho de transito, franquicias, etc., y aparecen (contrariamente a lo que decía Pi-
renne) enclaves protourbanos donde se depositan productos de los dominios para ser comercializados. Estos en-
claves pueden ser ciudades: Paris, Burgos, por eso dice Toubert que la circulación mercantil del mercado es estruc-
turalmente compatible con el sistema de dominio.

 Concepción gentilicia y patrimonial del origen del feudalismo

En general, suele pensarse que las sociedades primitivas son sociedades que están al borde de su subsistencia
fisiológica, que nadie puede dejar de trabajar porque si no la sociedad se muere de hambre, que son sociedades
que viven al límite. Por lo tanto, estas concepciones explican el nacimiento de una sociedad de clase a partir de
acumulaciones que lentamente se van dando en el interior de estas sociedades sin clases y al borde de la inanición.
Hay entonces crisis de subproducción, que dan lugar al desarrollo de las fuerzas productivas, y va apareciendo una
diferenciación social, y paralelamente se genera explotación. Esta tesis estaba en el fondo de las concepciones
gentilicias y patrimoniales: para estos autores existió un feudalismo visigodo en la Península Ibérica, y cuando
viene la invasión árabe hay un corte, se termina el feudalismo visigodo y empieza desde el Norte de la Península
Ibérica la incursión de nuevos pueblos, con estructuras no romanizadas. Ellos plantean que estas estructuras cláni-
cas, gentilicias, originariamente tenían formas de propiedad comunista sobre la tierra. Estas comunidades organi-
zadas por parentesco lentamente se habrían sedentarizado, con el sedentarismo creció el excedente agrario, y
entonces comenzó la diferenciación social y la explotación, y esto fue dando lugar al sistema feudal.
Por el contrario, otros autores muestran que estas sociedades no vivían al límite de la subsistencia, sino que en
ellas apareció un trabajo cortado: o bien trabajan en determinados períodos del año y en otras no, o bien trabajan
algunas horas por día, y después descansan. Así, son sociedades que trabajan menos que lo que trabaja una so-
ciedad dividida en clases, que renuncian a acumular grandes excedentes. Aparece en estas sociedades un exce-
dente potencial no utilizado. Esto es así porque son sociedades que trabajan para vivir (no viven para trabajar).
Solamente siguen trabajando si algo los obliga, si aparece una diferenciación funcional o política, que obliga a este
productor no solamente a trabajar para vivir, sino además a dar un excedente, que aparece primero como exceden-
te social, y posteriormente aparecerá progresivamente como excedente factible de apropiación privada. No es que
primero viene la explotación y luego la diferenciación social, sino que primero aparece la diferenciación social, y de
ahí se pasa a la división en clases, a la explotación sistemática. En el período del siglo VI o VII, la diferenciación
política va a generar acumulación feudal.

UNIDAD 4. DOMINANCIA Y EXPANSIÓN DEL SISTEMA FEUDAL, SIGLOS XI AL XIII

 Tesis “mutacionista” sobre el señorío banal

Hasta ahora se han analizado los procesos de formación de las relaciones de dependencia del campesino, la ab-
sorción de propiedades campesinas, la extensión del poder político, la extensión del poder de la Iglesia, lo cual
muestra que el sistema está en expansión: desde comienzos del siglo IX ya está en funcionamiento la lógica del
modo de producción feudal, que ha dejado atrás la lógica de la sociedad campesina.

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Desde este punto de vista, podemos abordar críticamente las concepciones que hablan de una "revolución
feudal", postura que tiene dos vertientes: una "fiscalista" (Goffart, etc.), que plantea que los reinos germánicos se-
guían cobrando la tributación romana, y una "cultural" (Peter Brown, etc.), que sostiene básicamente la continuidad
de las pautas romanas. Nosotros, por el contrario, hemos planteado una ruptura con la Antigüedad, desde el pun-
to económico, político y social. También desde el siglo VII/VIII la situación de la cultura erudita es muy distinta a la
de la Antigüedad.
A diferencia de lo que dice Bonassie, o cualquiera de los autores mutacionistas, ya desde el siglo IX/X existían
políticos feudales, lo cual nos permite reinterpretar el problema de la violencia del siglo XI. La tesis de Bonnasie es
que existía una continuidad en el sistema fiscal antiguo, y que a partir del año 1000 explotaba la violencia, fraccio-
nando distintos poderes políticos parciales. Las causas por las que Bonassie explica este estallido de la violencia
son algo misteriosas: contradicciones entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales atrasa-
das. De alguna manera, está recurriendo a un concepto metodológico de Marx: las fuerzas productivas, que esta-
ban impulsadas por la pequeña producción campesina, entraban en contradicción con las formas tributarias fiscales
estatales, y se producía un período revolucionario, una especie de anarquía, que habría conducido a la existencia
de diferentes poderes políticos, por eso él habla de revolución feudal, una especie de mutación.
Bonassie plantea que en un período muy corto (en Cataluña, entre los años 1020 y 1060) estallaba la violencia
(especialmente por parte de los caballeros, de los milites), estallaba la anarquía, y se fraccionaban los poderes
políticos, y ahí se instauran las relaciones feudales. Nosotros hemos visto, por el contrario, que el surgimiento de
poderes políticos individuales fue un proceso mucho más dilatado, en el que los poderes políticos fueron consti-
tuyendo relaciones de dependencia sobre el campesinado. En muchos casos, estos poderes políticos delegaron
soberanías menores, políticas, en subordinados, vasallos, y fue un proceso de constitución de relaciones de feuda-
lismo que además no tuvieron por qué ser todas iguales, a diferencia de lo que dice Bonassie (quien plantea que en
todos lados la evolución era sincrónica). En verdad hubo columnas de evolución propias con diferentes cronologías.

 La violencia, la paz de Dios y la ideología de los tres órdenes

Además, el propio concepto de una revolución feudal súbita y violenta es un criterio muy discutible, porque Bo-
nassie subestima la formación del dominio del siglo IX y X, lo que Toubert ha puesto de relieve muy claramente, y
cuya propuesta es avalada por las fuentes. Pero además, antes del año 1000 ya había funcionando poderes feuda-
les, y esto nos permite replantear el problema de la llamada violencia del año 1000. Porque es cierto que en
algunas áreas se detectan acciones de violencia hacia el año 1000, pero la misma no es una violencia de formación
del feudalismo, sino más bien de funcionamiento del feudalismo ya formado. En el concepto de Bonassie, los mili-
tes, los caballeros, los guerreros, atacaban a los campesinos y los subordinaban con una violencia plena. También
se vio afectada por esta violencia la Iglesia, los monasterios. Para Bonassie, entonces, se llevan a cabo mecanis-
mos para absorber la violencia y terminar con ella. Uno de ellos es la "paz de Dios", por la cual la Iglesia prohíbe
ejercer la violencia bajo la sanción de la excomunión (sanción muy importante). Para Bonassie, la paz de Dios lleva
a asambleas de campesinos y eclesiásticos, que se reúnen tratando de acotar la violencia de los caballeros, consti-
tuyéndose una especie de alianza de clases, que en un momento dado pasa a ser claramente dominada por el
clero. Otro mecanismo, de orden ideológico, es la "ideología de los tres órdenes", que se elabora en el año 1000
y según la cual la sociedad estaría compuesta por tres grandes segmentos, que son los que laboran (los campesi-
nos), los que oran y los que pelean. Es una organización trifuncional donde se resuelven, a partir de la representa-
ción ideológica, antinomias como ricos/pobres, y se establecen funciones armónicas de la sociedad, con el fin de
atemperar la violencia y organizar la sociedad. Otro mecanismo es de orden político: la organización de la jerar-
quía feudal de vasallaje. Esto quiere decir que en la cúspide está el rey o el conde, y se ligan mediante juramentos
de fidelidad y de subordinación de vasallaje a este conde los titulares de castillos (castellanos), o los caballeros que
son titulares de pequeños feudos.
La violencia es propia del funcionamiento feudal porque es una violencia que acompaña su dinámica, que en el
año 1000 tuvo en muchos lugares su pico más crítico pero que ya se presentaba antes del año 1000, pues es recu-
rrente durante toda la Edad Media. La formación del feudalismo implica la existencia de soberanías políticas múlti-
ples en situación de competencia entre sí, lo que Brenner denominó "la competencia por la acumulación feudal",
y estas entidades políticas son las que replantean permanentemente situaciones de violencia, a las cuales se le
agrega la situación de una diferenciación estamental en la clase de poder, entre los que pertenecen a la Iglesia y
los que pertenecen al sector laico, lo que se llamaría la "diarquía del sistema occidental del feudalismo". Porque la
Iglesia es un acumulador perfecto (adquiere tierras con los mismos métodos con que adquiere tierras la clase de
poder laica, pero sin perderlas nunca, porque no está sujeta a fraccionamientos por herencia, ni a la extinción de
ramas de la clase nobiliaria, etc.), y esto desbalancea el equilibrio entre las dos grandes clases de poder, y cada
tanto tiempo los laicos reactúan sobre la Iglesia recurriendo a expropiaciones que redistribuyen las tierras y equili-
bran esta diarquía. En este sentido, los mecanismos como la teoría de los tres órdenes y la paz de Dios son meca-
nismos de la Iglesia para contener la violencia de los milites en este momento específico, pero no son formas para
contener en sí la violencia general, porque de hecho sí se ejerce por ejemplo una gran violencia contra los campe-
sinos. Es más bien una forma de proteger sus propios bienes. Por eso mismo Astarita no coincide con Bonassie en
que sea una forma de la lucha de clases. Ya un autor como Barthèlemy hizo una crítica muy amplia y muy correcta
al respecto. De todas maneras, aún cuando la eficacia de estos mecanismos no es absoluta, tiene sí una eficacia
relativa, porque la excomunión es una sanción fuerte, teóricamente significa que el individuo queda excluido de la
comunidad (aunque la fuerza de la excomunión tampoco era absoluta).

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Hegel es considerado un apologista del Estado absoluto, pues considera que el Estado es la verdadera y última
instancia de absorción de la violencia. Así, el Estado es condición de la existencia social (antes de la existencia del
Estado, eran necesarios pactos para que la sociedad se perpetuase; de esta forma, acuerda con los contractualis-
tas en que existió un pacto social, pero el mismo tuvo lugar en la sociedad feudal: existían pactos privados entre los
señores feudales). Esto lo retoma Marx, pero de otra manera: en lugar de sostener que la violencia puede ser ab-
sorbida, plantea que el antagonismo surge de contradicciones reales, y que éstas no pueden ser anuladas, sino
desarrolladas. De este modo, el Estado "aparenta" absorber los conflictos (cumple una función ideológica), pero no
lo hace, porque el Estado es un Estado de clases y perpetúa el conflicto en la forma de la lucha de clases. Por ello,
el Estado no es el que determina el funcionamiento social, sino que el Estado está determinado por las relaciones
sociales de producción.
La matriz hegeliana es la que reaparece en Bonassie. En toda la historiografía más clásica alemana, Hegel tiene
mucha influencia, y el problema de los pactos feudales, de los pactos de vasallaje, eran lo que definía al feudalismo,
porque determinaban el funcionamiento social. El pacto de vasallaje es cuando un conde tiene como vasallo a un
castellano, le otorga un feudo, como el rey se lo había entregado a él, y el vasallo se compromete a hacer un servi-
cio honorable, un servicio militar. Desde este punto de vista, los pactos feudo-vasalláticos son los que reemplazan
al Estado en la absorción de la violencia, y determinan el funcionamiento social. Estamos aquí ante un problema
recurrente en las ciencias sociales, que es la presunción de que la violencia debe ser absorbida para que la socie-
dad funcione, de que las contradicciones son posibles de ser anuladas, a partir de la posibilidad de mediación en el
antagonismo.
De esta forma, Bonassie plantea que hay Estado hasta el año 1020 en Cataluña. En ese año estalla la violencia,
la anarquía, entre el 1020 y el 1060. La sociedad está cerca de la disolución. Se pueden hacer mecanismos para
absorber esta violencia disolvente (la paz de Dios, la teoría del orden, y el último elemento que realmente absorbe
la violencia es la organización de pactos feudales de vasallaje, donde el conde establece una relación de subordi-
nación con el rey, y a la vez el castellano con el conde, y el caballero con el castellano). Se van uniendo por rela-
ciones de fidelidad, políticas, que absorben la violencia, que sustituyen al Estado, que ha desaparecido, y que per-
miten los mecanismos "normales" de reproducción social. Esto convive muy mal con la evidencia empírica: la vio-
lencia es anterior al año 1000 y se prolonga mucho después del 1000, es un elemento permanente del sistema
feudal. Además, los pactos feudo-vasalláticos no sólo no anulan la violencia, sino que también pueden crearla. La
concesión de un don realiza tantas amistades como enemistades, hay favorecidos y desfavorecidos. El sistema del
feudalismo es un régimen que, con la concesión de derechos de mando (derechos de ban, políticos, sobre un terri-
torio), crea vasallos que son cualitativamente iguales al que concedió (esto es muy distinto a la subordinación de
Oriente, porque eleva socialmente, establece un estatuto social diferente, que es el estamento de la nobleza, des-
conocido en el sistema oriental). Por eso, en la medida en que hay titulares múltiples de derechos políticos subjeti-
vos, que son cualitativamente iguales a pequeños reyes, tenemos la situación potencial y real de competencia entre
esos titulares políticos, entre los cuales se desarrolla el antagonismo y el conflicto. Esto se acompaña de otro hecho
significativo, que es un largo período en el cual hay una especie de fase deprimida en la lucha de clases entre seño-
res y campesinos. El campesino es subordinado a la explotación feudal, y esto fue una palanca importante de la
acumulación feudal. No hubo entonces revolución feudal, es una violencia entre señores, que se vincula con com-
petencias políticas. Hay también otro elemento fáctico que destruye el concepto de "revolución feudal", y es la exis-
tencia de la representación trifuncional de la sociedad, porque esta concepción aparece antes del año 1000 (apare-
ce ya para el año 800). Esto derriba el concepto mutacionista de que la teoría de los tres órdenes aparece en el año
1000, al igual que el feudalismo (sistema e ideología nacerían juntos).

 Parentesco en la nobleza (en verde aparecen los esquemas interpretativos); Relaciones feudales de vasa-
llaje, las convenientiae, la proliferación de los homenajes; La mutación de hábitat y el rol de los milites

La clase de poder feudal va tomando poder político, y también delegando poder político. Hacia el año 750 apare-
ce una casta o grupo importante que se consolida, desplazando a los merovingios, que es el grupo de los carolin-
gios (casa dominante A o superior), una casa reinante que ya no tiene una ligación con las divinidades germánicas,
se reivindica a sí misma como un vicario del Dios cristiano. Los carolingios son una familia que viene de la parte
más "bárbara" de los francos, situada hacia el este, se desplazan hacia la zona de París, que era la residencia de
los merovingios, y se apropian de las tierras que le habían pertenecido a los merovingios.
Los carolingios son una casa que puede establecer una relación con otra casa igual a sí misma, A’, por ejemplo
buscando alianza matrimonial con la casa reinante de otra región. Esto constituye una relación homogámica que
tiene el nombre de convenientia, pues son pactos de conveniencia, pactos de equilibrio entre dos iguales, que se
pueden reforzar con intercambio de mujeres, pero no establecen relaciones de obligación. Pero también puede
establecer relaciones de otro tipo, relaciones que el historiador descubre a través de lo que se llama la "literatura
genealógica", que son escritos hechos por miembros de los linajes de poder, en los cuales escriben las historias
suyas y de su casa o linaje. Esta literatura da cuenta, por un lado, de la estructura familiar de la nobleza y, por otra
parte, del imaginario que el sujeto se hace sobre su propia familia o linaje.
Esta literatura menciona primero al varón, luego a la mujer, y lo mismo ocurre en la segunda generación (padres),
y en la tercera (abuelos). Cuando nosotros pasamos del estudio de una familia condal al estudio de una familia
castellana, ocurre lo mismo, así como también si estudiamos una familia de caballeros (estrato inferior de la noble-
za). Cuando se eleva en la memoria genealógica, hay un momento en que la mención prioritaria es de la mujer, y
no del varón. Esto impulsó a algunos historiadores a re-estudiar el esquema evolucionista de Morgan, quien de-
cía que hay un estadio primitivo, que era la horda, y en esta horda hay promiscuidad sexual. El individuo no puede

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reconocerse más que por el vientre materno, por lo tanto la filiación es a partir de la madre. Por sucesivas prohibi-
ciones sexuales, se llegaba a la familia emparentada. Morgan justificaba este desplazamiento del incesto a partir de
una adaptación biológica para superar enfermedades que estaban dadas por las relaciones incestuosas. Este esta-
dio originario es en verdad un apriorismo, nunca se estableció una situación de promiscuidad sexual. Pero lo que
hace Morgan, al igual que toda una serie de historiadores, es tratar de explicar por qué en determinadas memorias
aparece mencionada prioritariamente la mujer, cambiando el esquema de desarrollo patrilineal de la genealogía
(considerado una desviación del primitivo matriarcalismo). Este tipo de demostraciones partían de un concepto evo-
lucionista único: todas las sociedades pasaron por los mismos estadios de evolución.
El grupo A, o el grupo de los carolingios, es un grupo grande, dirigido por el rey. De este grupo sale un vasallo, un
conde, que es un nutriti (es decir, un vasallo sin tierras, que se alimenta del señor), a quien el grupo A le otorga
feudos y mujer. El grupo A se presenta entonces como grupo dador, y esto dio lugar a un nuevo grupo, que vamos
a llamar grupo B. Acá ya no tenemos una relación homogámica entre el grupo A y el grupo A’, sino una relación
asimétrica entre el grupo A que otorga un don al grupo B (y con ello manifiesta su superioridad). Y nuevamente
estamos en presencia del don que es tan importante que no puede devolverse más que con servicios, el don que
obliga. El grupo A da mujer y feudo, el grupo B devuelve con servicios, que son servicios honorarios, que elevan
socialmente, es el servicio político y militar del vasallaje. Por eso, en el derecho feudal la propiedad es precaria;
solamente con el tiempo, cuando se vaya haciendo la herencia, se va consolidando el derecho de propiedad, sobre
el poder y sobre el territorio.
Cuando se establece este segundo grupo o casa, que recibe el feudo, entonces la herencia comienza a darse de
varón a varón, y hay una tendencia primero en la zona norte de Francia y luego en otras regiones, a que no sola-
mente la herencia sea de varón a varón, sino de primogénito a primogénito, con desplazamientos sucesivos de los
demás varones y de las mujeres. En algunos casos, este tipo de tendencia a la primogenitura se impone más tar-
díamente. Cuando se va dando este tipo de herencia de varón a varón y de primogénito a primogénito, esto está
dando pruebas de que hay una tendencia a la heredabilidad del feudo, es decir, ya no se necesita que el rey
otorgue un nuevo feudo, sino que el rey lo que va a hacer en las generaciones sucesivas es reconocer la herencia.
Los nuevos pactos de homenaje son pactos que van llevando al reconocimiento de la herencia.
Cuando nosotros estudiamos el grupo de castellanos (grupo C), observamos que aparece el mismo esquema: la
mujer del segundo grupo es una mujer que a su vez fue cedida por el conde. Se reproduce el esquema primario de
la casa superior: el conde vuelve a dar mujer y feudo, y establece una segunda casa, un segundo linaje, una se-
gunda propiedad feudal. Y cuando observamos la genealogía del último grupo, el de caballeros, nuevamente apa-
rece la reproducción del mismo esquema: de la casa de los castellanos surgió en algún momento una mujer que se
une a un vasallo y se establece una última casa, la casa del milite, del caballero, la casa que va a tener el ban infe-
rior.
Las relaciones sociales se van entonces extendiendo y consolidando en el espacio, a partir de alianzas entre las
diferentes casas o familias de la clase dominante, vínculo en el que la mujer cumple un papel clave, pues la alianza
se hace a través de la circulación de mujeres. Así, el sistema político feudal se va densificando y extendiendo en el
espacio, con una multiplicidad de nuevas alianzas con casas inferiores, todas ellas vinculadas al cumplimiento de
servicio militar. Como vimos con respecto a la Iglesia, el parentesco cumple un papel en la estructuración de esta
sociedad.
Sin embargo, el parentesco no es el único articulador social. Esta es una sociedad donde junto a las relaciones
de parentesco aparecen relaciones de clase. A diferencia de las sociedades denominadas "primitivas", no diferen-
ciadas en clases sociales, donde las relaciones de parentesco son dominantes (por la centralidad que tiene la fami-
lia como unidad no sólo de consumo sino también de reproducción social), en la sociedad medieval las relaciones
de parentesco han perdido su plena centralidad en el funcionamiento social, pero tampoco fueron desplazadas a un
ámbito meramente superestructural (como en las sociedades modernas), sino que siguen conservando un lugar
propio en los mecanismos básicos de reproducción social. Este lugar del parentesco en la reproducción social nor-
malmente convive con las relaciones de clase, mezclándose, aún cuando no se confunden entre sí.
Ahora bien, cuando los historiadores constatan que hay un grupo superior que otorgó mujer a un grupo inferior y
lo convirtió en un linaje o casa (el linaje o casa feudal justamente se constituye cuando se organiza una familia alre-
dedor de un feudo, y se ordena de primogénito a primogénito y reconociendo un antepasado común), los historiado-
res creían en general que esto estaba claramente reproduciendo el esquema estructuralista de Lèvi-Strauss,
quien propuso un modelo diferente al de Morgan. En lugar de plantear un evolucionismo absoluto, Lèvi-Strauss
plantea que nunca hubo una situación de promiscuidad sexual, en tanto existe un tabú universal del incesto (que
puede estar formulado explícitamente en normas o estar en el inconsciente). Por esta razón, el grupo está obligado
a dar mujer (podía darse incesto, pero Lèvi-Strauss lo planteaba como anomalía). Muchos historiadores encontra-
ron entonces en la antropología de Lèvi-Strauss una matriz para explicar esta situación de un grupo A como dador
de mujer y un grupo B como receptor de mujer. El grupo A estaría cumpliendo con las normas de prohibición del
incesto, de la misma manera que, siguiendo con este tipo de razonamientos, estos historiadores planteaban que la
exogamia construida por la Iglesia, que llegaba hasta el séptimo grado, era expresión de la prohibición universal del
incesto. El problema es que, en realidad, había una combinación de estas prácticas exogámicas con prácticas en-
dogámicas, en tanto se busca preferentemente el casamiento con la prima.
Esto habla de cómo se va estructurando la clase de poder sobre el espacio. Cuando nosotros pensamos en el
modo de producción feudal, tenemos que pensarlo fuertemente bajo lógicas espaciales, porque es un modo de
producción que se basa en el dominio de la tierra, que es el medio principal de producción. La estructuración del
parentesco se corresponde con este dominio sobre el espacio, el poder político se va estructurando como un domi-
nio sobre el espacio.

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Pero, a su vez, en este juego, se van dando también las interacciones sociales entre los diferentes miembros de
la clase de poder, porque del grupo C, por ejemplo, un joven puede buscar educación como milite en el grupo supe-
rior. El joven se separa de su familia, junto con otros jóvenes, y las mujeres se quedan en la casa aprendiendo ta-
reas mujeriles. En esa casa superior, el joven se va a encontrar con una mujer, que probablemente sea su tía, y que
probablemente no tenga muchos más años que él, y este es el surgimiento del "amor cortés", que es este juego
donde la mujer está situada en posición de superioridad con respecto al hombre, y donde la mujer es un objeto a
conquistar, y el hombre se pone al servicio de la mujer. Esta mujer no sólo es de la nobleza, sino que está ubicada
en posición de superioridad con respecto al hombre, porque es miembro de la clase superior. Las primeras estructu-
ras que surgen en este período son las estructuras condales hacia el siglo X. Hacia el año 1000 se van difundiendo
las estructuras de los castellanos y de los milites. En el siglo XII, el esquema es el esquema total o desarrollado
entre los miembros de la clase de poder. El doce es también el siglo de la literatura cortés, es también el momento
en el cual empieza una representación diferente, incluso de la mujer, que aparece en una posición de superioridad,
de exaltación. Algunos ven en la consolidación de estas estructuras una especie de matriarcado en el silgo XII, pero
esto no es así. Duby plantea que esta literatura cortés, donde la mujer se encuentra en superioridad con respecto al
hombre, es en realidad una literatura destinada a exaltar los valores masculinos, y no los de la mujer. La mujer es
un simple pretexto para que el hombre muestre su valentía, su audacia, que es la misma valentía y la misma auda-
cia que tiene el guerrero cuando va a conquistar.
Este joven que va a recibir educación es un iuven (joven) mientras siga siendo un no-instalado. Él aprende el ar-
te de la guerra, y se va a rodear de otros hijos de la nobleza que lo acompañarán en sus aventuras cuando salga de
la casa de su señor superior. Este conjunto de jóvenes será el elemento turbulento de la sociedad feudal, porque
son los no-instalados. El joven deja de ser iuven en el momento en que su padre muere y él hereda el feudo, por
eso la relación que mantiene con el padre es biológica, no estructural. Por el contrario, la relación que mantiene con
su señor superior es una relación estructural. Éste último es el que lo ha educado, y lo confirmará en una ceremo-
nia, denominada ceremonia feudo-vasallática, como titular de la nueva casa. Entonces este joven pasará a ser un
señor, y tendrá a su cargo al conjunto de hermanos y/o hermanas, buscará mujer para reproducir las mismas rela-
ciones (muchas veces privilegiando una mujer de linaje superior, dando una forma endogámica a la relación de
parentesco, que es una consolidación de las alianzas que se habían formado). Dado que el linaje aparece cuando
la clase de poder ya está instalada, en el siglo IX la única casa entre los francos era la de los carolingios, porque
era la única realmente instalada.
Cuando el nuevo señor dirija la casa o del linaje, él también dirigirá la política matrimonial de la casa, y entonces
destinará a una de sus hijas o tal vez hermanas a establecer otra relación con otra casa. A veces pueden ser rela-
ciones entre iguales, reproduciendo la forma homogámica. A veces, buscando relaciones desiguales, para generar
nuevos vasallos. Es decir, se va armando una clase de poder a través de relaciones de parentesco. Si el señor
ha elegido una mujer que no le da hijos (cuando un matrimonio era infértil, se culpaba siempre a la mujer), o si apa-
rece una alianza mejor, entonces interviene el uso de la legislación eclesiástica para manipular las relaciones de
parentesco y poder cambiar de mujer. Porque es suficiente con que él encuentre unos cuantos testigos que digan
que la relación matrimonial fue concretada en grado de prohibición eclesiástico para que el matrimonio se declarase
disuelto y el señor pueda concretar un matrimonio más conveniente (que le permita mantener y aumentar su poder
político, contener poderes peligrosamente conflictivos, etc.). Por lo tanto, lo que vemos acá es que el sujeto manipu-
la las relaciones sociales y las relaciones de parentesco, y adapta las normas a lo que él necesita. Esto es impor-
tante, porque no está primero la norma, sino las necesidades de reproducción del grupo, y a partir de las mismas se
establecen las normas, que tratan de ser flexibles. Esta mujer que se había casado, había salido de la casa mater-
na y paterna, se le había dado la parte de la herencia que le correspondía (la dote), esta mujer que había sido re-
pudiada por el marido, constituye una verdadera molestia para la casa de donde salió. Esta mujer podrá tener aco-
gida en el monacato femenino, y esto es lo que explica el auge de este tipo de monasterios del siglo XII en adelan-
te, para mujeres que no tienen instalación, o que han sido repudiadas.
Cuando el señor opta por una alianza o por otra, opta al mismo tiempo por una amistad y por una enemistad, por-
que hay una que elige y una que desecha. Esto es parte de la estructuración de la clase de poder, y además es
parte del antagonismo y el conflicto. Las relaciones de don no son relaciones exentas de antagonismos. El pacto
feudo-vasallático era ante todo un acto que se realizaba en el salón principal de la residencia del señor. Allí se
presentaba el futuro vasallo, que se arrodillaba ante el señor y manifestaba su voluntad de hacerse "hombre de". Es
una relación que se representa como relación elegida libremente por un hombre libre, a diferencia de la subordina-
ción campesina, que no es elegida por el campesino. El vasallo pone sus manos en las manos del señor, y mani-
fiesta esta voluntad de ser hombre de otro. Hay un segundo acto que es el beso entre las partes. Y un tercer acto,
donde el señor le da al vasallo un objeto, un poco de tierra o una vara. Y se termina con el vasallo jurando fidelidad
bajo las Sagradas Escrituras. De este modo, en este acto los gestos eran fundamentales. Esto es importante en
una sociedad ágrafa. Ante todo, el acto de voluntad del vasallo está acompañado de un gesto de subordinación.
Esto además simboliza la relación de parentesco “estructural” (no biológica) que existe entre ambos, es un gesto
paternal por parte del rey el tomar las manos de su vasallo. En el segundo acto, que es el beso, las partes se igua-
lan. Y hay un tercer acto, que es la respuesta a ese don que ofreció el vasallo, que es el contra-don, y se representa
con algún objeto que el señor pone en manos del vasallo, que es el feudo, lo que el señor le da al vasallo que le
prometió servicio. Además, nos muestra que la relación social es una relación personalizada, porque no está me-
diada por cosas que la ocultan, sino que lo que hacen los objetos y los gestos es mostrar el carácter de la relación
social. El acto presenta las relaciones de don y contra don, de reciprocidad. Se está formando una alianza, donde
se representan relaciones de parentesco (artificiales, no biológicas), relaciones políticas, de ayuda militar, económi-

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cas... Por ello, es un acto que no se puede encuadrar en una sola dimensión. Es un acto social total, con una plura-
lidad de sentidos.
En contraposición con los esquemas de Morgan y de Lèvi-Strauss, hay un tercer parámetro interpretativo del pa-
rentesco, relacionado con la reproducción y manipulación política. En este sentido, la Iglesia tenía a sus propios
dispositivos de reproducción social, estableciendo sus propias concepciones para actuar sobre el sector laico, y en
especial sobre la clase dominante, que eran los que más propiedades tenían. Un ejemplo lo constituye la imposición
del consentimiento de los cónyuges para el matrimonio, con independencia de la voluntad de la parentela. La Iglesia
estaba preocupada por disminuir la cohesión de los grupos de parentesco, propagando una exogamia exagerada-
mente alta, porque en la medida en que esos grupos de parentesco se debilitaran, las donaciones a la Iglesia po-
dían aumentar. La nobleza desarrollaba, a su vez, sus propias estrategias de reproducción familiar, usando con
libertad la legislación que la Iglesia había previsto. En muchísimos casos, no le daban importancia a estar efectuan-
do una relación en grado de prohibición eclesiástica, y de hecho el casamiento con la prima cruzada era el casa-
miento privilegiado. En otros casos, recurrían a la prohibición eclesiástica para disolver un matrimonio que no con-
venía. Es decir, ante todo está la reproducción, y en base a eso se busca la regla, pero no hay una sujeción a la
norma.

 Surgimiento de la comunidad campesina; tesis sobre su génesis y funciones

Lo interesante es que la estructuración definitiva de la clase de poder coincide con la estructuración de la clase
campesina, es decir, los campesinos aparecen y se empiezan a organizar en comunidades entre el 1050 y el
1100. Hay autores (como los que adhieren a las concepciones gentilicias, o como Hilton), que plantearon que las
comunidades tienen origen prerromano, es decir, que los campesinos siempre estuvieron organizados en comuni-
dades. Pero hoy los historiadores acuerdan (y Astarita también) en que la comunidad aparece entre la segunda
mitad del siglo XI y el XII.
Entre el 350 y el 550 la uilla romana desaparece en toda Europa, y aparecen otras forma de agrupamiento, y se
observa que por lo menos en los siglos VIII y IX los condes cumplen papeles de intervención en la propiedad cam-
pesina, esto es un elemento de estructuración de las relaciones feudales. Pero justamente las funciones que cum-
plen son funciones que permiten que la sociedad campesina se reproduzca, preservan el modo de producción cam-
pesino. A partir del siglo XII, estas funciones de preservar las tierras, la sociabilidad campesina, etc., van a estar
cumplidas por los mismos campesinos. En especial aparece organizado un segmento, que antes se mencionaba en
los documentos pero que ahora aparece organizado, que son los boni hommi (hombres buenos), campesinos más
ricos o prestigiosos al interior de la comunidad, que empiezan a tener cargos en la aldea, como jueces o alcaldes.
Pero además esos “hombres buenos”, la elite de la comunidad, son los que convocan a las asambleas que se ha-
cen en el atrio de la iglesia, y también van a ser también los encargados de la recaudación del tributo. De esta for-
ma, ahora es la propia comunidad campesina la que se autorregula (ya sin la intervención del señor). Además, este
segmento de elite de la aldea, que a veces puede incluir también al cura de la aldea, no sólo es funcional al señor
porque es quien recoge el tributo, sino que le manifiesta a él los problemas de la aldea, por ejemplo si el señor pone
un tributo que no va con la costumbre. Aparece acá una función doble: por un lado la función a favor del señor, pero
también la función que cumplen quejándose de los abusos o las trasgresiones que comete el señor sobre la aldea.

 La parroquia

Lo anteriormente dicho se corresponde también con la organización parroquial. En la época de los carolingios,
la Iglesia entra en una fase de organización: se estableció el bautismo, el domingo dedicado al Señor, la forma ac-
tual de la misa (antes el oficiante estaba en el medio, después se pone entre el altar y los fieles). Esto se vincula
con la aparición de las iglesias locales (las parroquias, en las aldeas), que podían tener un origen campesino pero
que paulatinamente iban siendo subordinadas por la iglesia oficial, que imponía los curas o captaba a los curas de
la aldea. El señor actúa con y a través de la comunidad, alienta la organización parroquial y de la iglesia. También
el cementerio se ubica ahora al lado de la iglesia local.

 Razones de la organización campesina

El problema de la razón por la cual se organiza la comunidad campesina tiene una cierta complejidad. Para
algunos historiadores la causa es la lucha de clases, y que los miembros superiores de la comunidad reaccionaran
contra los excesos del señor. Es por esta lucha contra el señor que los campesinos se habrían organizado en una
comunidad. Además, con el resurgimiento de las ciudades (del siglo XII en adelante) se habrían apoyado en las
burguesías de las ciudades para la luchas. Esto revela la traslación del modelo de 1789 a la época feudal, porque
consideraban estas luchas como escalas preparatorias de la revolución francesa. Para otros autores, dado que los
miembros de la comunidad son los que cobran el tributo, y que la comunidad es alentada por muchos señores, la
comunidad surge porque el señor así lo quiso, es un producto del señor y de la organización parroquial y de la igle-
sia. Pero la reacción de los señores feudales no fue unívoca, en general hay muchos señores feudales que acepta-
ron la comunidad pero también hubo reacciones en contra.

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 Conceptualización del sistema feudal: criterio institucional y marxista; Empleo de categorías analíticas.
Tipo ideal y modo de producción

De acuerdo con Hegel, lo que impedía el estadio de lucha de todos contra todos -y la concomitante disolución de
la sociedad- era la existencia del estado. Cuando no existía estado, había contratos privados entre las partes; esto
impedía la anarquía. Para Hegel esto es lo que había sucedido en la época medieval: los titulares de dominio políti-
co tenían que pactar para que la sociedad no fuese a un conflicto interno entre cada titular de soberanía política,
provocando la autodisolución. El pacto feudal entre diferentes señores es lo que permitía que en la ausencia del
estado la sociedad no se disolviera en conflictos internos, y en este sentido el pacto feudo-vasallático es lo que
define al feudalismo.
Los pactos feudales existían entre señores de mismo rango (por ejemplo entre 2 condes) o bien asimétricamente,
entre señores y caballeros. Pero estos pactos de ninguna manera anularon el conflicto, y de hecho presuponían el
conflicto, porque beneficiaban a algunos señores y excluían del beneficio a otros. Las luchas internas entre los se-
ñores de la clase dominante fueron una constante en el desarrollo de la sociedad medieval (entre señores, entre
señores y la Iglesia, etc.).
Los historiadores alemanes, influenciados por Hegel, establecieron un concepto jurídico-institucional según el
cual el feudalismo es la organización de los pactos feudo- vasalláticos. Estos historiadores desarrollaron el estudio
de la feudalidad en términos institucionales o jurídicos, poniendo toda su atención en cómo se desarrollaban estos
pactos feudo-vasalláticos entre diferentes miembros de la jerarquía señorial feudal, y estudiaron a través de textos
jurídicos. Un autor que puede insertarse en esta tradición es Ganshof.
Estos historiadores hacían una distinción entre las relaciones señor/campesino y las relaciones entre los miem-
bros de la clase de poder. A las relaciones entre señor y campesino las denominaban "sistema/régimen señorial".
El régimen señorial empezó antes y terminó después: es un señor que tiene una relación de extracción de renta con
un campesino, que comienza a darse en el siglo III con el colonato romano. En un momento determinado esta rela-
ción coincide con la estructuración feudal (por ejemplo en el año 800). Pero cuando termina el régimen feudo-
vasallático (por ejemplo en los siglos XVI-XVII, donde hay absolutismo), sigue existiendo la relación señor-
campesino, y lo hizo hasta principios del siglo XX. A la relación entre los miembros de la clase de poder la denomi-
nan "feudalismo", "feudalidad", "sistema feudal", que sería la organización feudo-vasallática, sistema que se
desarrolló entre los siglos VIII y XI, entre una etapa pre-feudal y el estado absolutista. Para estos historiadores, el
feudalismo era un elemento acotado en el espacio (la Francia carolingia que se encontraba entre el Loira y el Rin), y
en el tiempo (entre los siglos VIII y XI), y se correspondía solamente con la organización de la clase de poder, el
resto era organización señorial. Por lo tanto, el feudalismo sería para estos autores (en términos marxistas) de or-
den superestructural; el orden de la relación estructural o económica sigue siendo el señor y el campesino.
En el Imperio carolingio, todos estaban encuadrados en una jerarquía de relaciones feudales de vasallaje. Si se
salía de esa zona de "feudalismo perfecto" y se iba hacia otras áreas, ahí estos autores se encontraban con situa-
ciones donde, por ejemplo, había hombres libres con alodios, que no tenían feudos, y donde solamente una parte
de la sociedad estaba encuadrada en relaciones feudo-vasalláticas. En estas áreas existía un "feudalismo imperfec-
to”. En realidad, lo que ellos habían construido como feudalismo perfecto era un modelo tipo ideal. Los feudalis-
mos imperfectos eran estudiados por estos autores en relación al feudalismo acabado, y los estudiaban por lo nega-
tivo (por lo que faltaba).
Este criterio prevaleció durante mucho tiempo, aún entre los historiadores que no eran jurídico-institucionales, y
que se movían con criterios de construcción modélica. Uno de ellos es Perry Anderson, quien trata de armar un
modelo de cómo se forma el feudalismo, amalgamando el concepto de modo de producción con la teoría más clási-
ca (jurídica e institucional) del feudalismo. Había protofeudalismo germánico (las prácticas de los jefes con sus
compañeros) y protofeudalismo bajo-imperial romano (el colonato o los jefes militares que tenían tropas privadas).
Para Anderson, donde estos dos protofeudalismos se unían en una especie de mezcla equilibrada entre protofeu-
dalismo germano y romano (que habría sido en la zona del Loira al Rin), se llegaba a un feudalismo más puro: el
feudalismo clásico. Por el contrario, hacia el norte, donde la influencia romana era muy chica, había un feudalismo
con defectos, porque surgía solamente a partir de una vía, la germana. Hacia el sur de la zona italiana, donde la
influencia germana fue absorbida por la herencia bajo-imperial, también se daba un feudalismo impuro e imperfecto.
En Anderson se presentan dos conceptos: que el modo de producción es una sustancia que los germanos llevan en
sus expediciones, y que los romanos poseían, y que cuando estos dos se encontraban, se formaba una síntesis.
Por otro lado, la idea de feudalismo perfecto y feudalismo imperfecto.
Este es el esquema que perdura hasta los años ’70. Comienza, desde ese momento, a ser cada vez más discu-
tido. Todas estas discusiones surgen de la propia investigación y de la tesis de Duby sobre una región muy cercana
al centro del imperio carolingio, en la cual descubre que hay en esa zona central de Francia, hacia los siglos IX-X-
XI, muchos menos feudos concedidos que lo que habían dicho los historiadores tradicionales liberales, es decir, que
había muchos más alodios (tierras heredadas) y las relaciones feudales de vasallaje eran mucho más débiles que lo
que decían los autores clásicos. Duby va a plantear que la relación feudal de vasallaje se va a dar con mucha más
fuerza desde el siglo XI en adelante, y no con anterioridad. Es lo mismo que en muchos aspectos va a retomar lue-
go Bonnassie. Pero además de esto, también hay autores de otras áreas -que no eran Francia- que empiezan a
sublevarse de alguna manera contra ese "carlocentrismo", y se preguntan por qué el feudalismo francés tiene ese
carácter modélico, en virtud del cual se definen las carencias o imperfecciones de los otros feudalismos.
Hay otro aspecto que empezó a jugar un rol importante: tener más en cuenta no tanto los pactos feudo-
vasalláticos para caracterizar algo, sino tener más en cuenta la relación entre el señor y el campesino; tener más en
cuenta las relaciones sociales de producción, y no solamente las relaciones políticas entre los miembros de la clase

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de poder para conceptualizar un sistema. Es decir, se comenzó a pensar más en términos de modo de producción
que de modelo tipo ideal. La crítica que se le hizo a los tradicionales es que eran demasiado "formalistas" por tomar
únicamente en cuenta las relaciones políticas. Muchas de estas críticas contra el formalismo jurídico institucional
fueron hechas por la historiografía marxista. Según el criterio marxista, el feudalismo está caracterizado por el
permanente predominio de la relación política sobre la económica para la extracción privada de excedente. El feu-
dalismo es una estructura con una clase de poder jerarquizada que extrae rentas, y se desarrolla entre el siglo IX y
el XVIII, cuando se termina esta apropiación privada de rentas por métodos de coacción política. La otra concepción
explica el feudalismo por las estructuras de los pactos feudo-vasalláticos, y ubica su final con la monarquía absolu-
tista. Pero el Estado Absolutista no termina con el poder de los señores, sino que lo perpetúa. Esto responde a la
inversión que Marx hace con respecto a Hegel. Para Hegel es el estado lo que determina a la sociedad. En cambio,
estos autores sostienen que el estado no determina sino que las formas políticas son determinadas por las formas
de producción y reproducción económicas. Lo que se va imponiendo es ver cuáles son las formas fundamentales
de reproducción social.

 Incidencia de lo político-ideológico en el modo de producción; Concepto de servidumbre; Clase y esta-


mento

Estamos en una sociedad en donde las relaciones sociales fundamentales son relaciones que están fundadas en
el trabajo de la tierra. En esta sociedad, el campesino tiene el usufructo de la tierra y, por lo tanto, se puede conce-
bir como poseedor de la tierra, siempre y cuando transfiera a un señor parte de lo que produce, ya sea como renta
en especies, en trabajo o en dinero. El campesino es poseedor pero no propietario, mientras que el señor es propie-
tario y no poseedor. El campesino es también propietario de determinados medios de producción (azada, buey,
arado). También puede ser copropietario de otros medios de producción (molinos comunales, torno). En otros ca-
sos, esos medios los puede tener el señor. Si el campesino posee y trabaja la tierra, y es propietario de los medios
de producción, lo que el campesino produce es por sí mismo algo que le pertenece al campesino. El señor no tiene
un método económico para que el plustrabajo campesino vaya para él. Por lo tanto, el mecanismo por el cual la
renta es transferida tiene que ser político, un mecanismo de coacción no económica. Por lo tanto lo político inter-
viene constantemente para que se concrete la relación social. Por eso es, ante todo, una relación de servi-
dumbre, que se diferencia de la condición libre del trabajador moderno. En esta época existían las clases sociales,
pero eran clases con carácter estamental, definidas por el status. Por eso lo mejor es hablar de "clase estamen-
tal", más que de estamento o de clase.
Por otro lado, si la relación es de servidumbre, si hay un dominio político sobre la persona, la relación interperso-
nal es directa, no mediada por objetos (como en el capitalismo, donde el salario media). Esa subordinación política
es una subordinación que implica diferentes grados de dominio sobre la persona: en un extremo se asemeja a la
esclavitud; en el otro se asemeja al trabajador moderno. Las formas más cercanas a la esclavitud se vinculan con la
renta en trabajo. Sin embargo, el siervo feudal no es un esclavo, no es una propiedad. Es una persona sujeta a
relación de dominación política. Por eso, en este sistema, lo político domina y determina la relación social.
Este concepto es hoy cada vez más aceptado por los historiadores sobre lo que es el feudalismo, con una dife-
rencia: hay historiadores que solamente se quedan en esto (y dicen que esto es como una forma tributaria que exis-
tió en casi todo el mundo; entre ellos están Haldon y Samir Amin); otros, por el contrario, sostienen que aún cuando
en formas orientales existían campesinos sujetos a coacción política, la diferencia con el sistema feudal es que en
el feudalismo europeo la renta, el plustrabajo, no se lo apropia el estado, sino que se lo apropia un personaje priva-
do, un señor. Por lo tanto, el feudalismo no solamente es un sistema dado por coacción extraeconómica sobre el
trabajo campesino, sino que también es que esa coacción extraeconómica sea ejercida por propietarios privados, lo
que da lugar a acumulaciones privadas, y que por lo tanto, a partir de ese derecho a la coacción y extracción priva-
das, se está generando propiedad privada: el feudo es una propiedad privada de los señores (y no de un estado). El
señor en sí reúne la sociedad política y la sociedad civil. Reúne la percepción de la renta y el dominio de lo político.
Es importante ver no sólo la estructura del modo de producción, sino también su dinámica, sus principios de fun-
cionamiento. Cuando estudio lo que es el modo de producción en su resultado, vemos que la dinámica del modo de
producción feudal dio, con alta regularidad, modo de producción capitalista y estado moderno (no es una ley, es una
tendencia, una potencialidad inherente a su estructura). Por lo tanto, no es solo una clase social desde el punto de
vista económico, sino que también es un segmento con prerrogativas políticas y jurídicas. Es un estamento. Si el
feudo crea propiedad privada, un elemento de la institución hace al modo de producción (esta es la diferencia que
Astarita tiene con Haldon).
La idea de Astarita no es que los señores primero fueron propietarios y después tuvieron derechos jurisdicciona-
les sino que, por el contrario, a partir de derechos jurisdiccionales los señores fueron constituyendo sus propieda-
des. Por eso la distinción tan rígida (que hacía por ejemplo Duby), entre dominio y señorío banal, es una distinción
que hay que revisar. Duby decía que primero estaba el dominio y después el señorío banal. En realidad lo que ve-
mos es que a partir del ejercicio de derechos políticos (que se fueron transformando en señoríos) se fue constitu-
yendo el dominio, la propiedad. Desde un punto de vista conceptual hay que entender el dominio como el ejercicio
de potestad política (derechos políticos) por parte del señor. Cuando se ejercen derechos políticos para extraer
renta, se está constituyendo propiedad señorial.

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 Expansión del sistema feudal a partir del siglo XI: las roturaciones, el crecimiento demográfico, las nue-
vas técnicas

Con respecto a las fases (o grandes ciclos) de desarrollo y contracción del sistema feudal, hoy en día los
historiadores tienden a coincidir en el siguiente esquema (fuertemente determinado por el desarrollo demográfico y
espacial):
- Entre el siglo V y fines del siglo VIII/principios del IX: fase de decadencia/contracción donde hay un débil desa-
rrollo de las fuerzas productivas. Esto está íntimamente ligado con la situación de crisis generalizada: crisis política,
huida de siervos y esclavos, clase de poder pobre, débil explotación de la fuerza de trabajo. Este momento está
vinculado con la "sociedad de base campesina" (Wickham).
- Entre el 800 y el 1000: comienza a funcionar la lógica feudal y tiene lugar un primer desarrollo del sistema feu-
dal, en tanto tiene lugar un primer desarrollo de las fuerzas de producción del sistema, pues los dominios llevaron a
cabo una adopción social de técnicas ya conocidas pero poco empleadas hasta el momento (no innovaciones). Un
ejemplo podría ser el molino hidráulico, también se pasa de la rotación bienal a la rotación trienal de los cultivos.
Hay también un incremento demográfico.
- Desde el siglo XI hasta el XIII: este primer crecimiento europeo se acelera. Un elemento fundamental en este
crecimiento es la aparición creciente de un sistema urbano mercantil, y también la aparición de segmentos específi-
cos artesanos o mercaderes, asociados con esta expansión. Hacia el siglo XIII, junto con la expansión del modo de
producción feudal, se presenta por primera vez (con las monarquías) la tendencia más firme hacia una reconcentra-
ción de poder político. Es decir, es el inicio de lo que sería el Estado Absolutista, que se va a continuar en los siglos
XIV-XV-XVI, tanto en la fase de contracción demográfica y productiva, como en la fase de expansión del sistema.
Luego hay un "parate" entre el 1250 y el 1300, y en el 1300 se llega a un techo de crecimiento.
- Entre el siglo XIV y mediados del XV: se vive un período de contracción, que es lo que se ha llamado global-
mente "crisis del siglo XIV". En el siglo XIV hay una caída demográfica importante (por un aumento en la mortali-
dad). En esta fase aparece la primera producción capitalista. Por lo tanto, entre los siglos XIV y XV se presenta la
llamada "problemática de la primera transición".
- Entre mediados del siglo XV y el XVII: a mediados del siglo XV tenemos un momento en el cual la curva del as-
censo comienza a ir hacia arriba nuevamente. Esto se conoce como la "expansión del siglo XVI". Ésta se corres-
ponde con la expansión hacia América y hacia el mundo.
- Entre el siglo XVII y el XVIII: el crecimiento demográfico alcanza un punto máximo de crecimiento en el siglo
XVII, y va a volver a caer en la "crisis del siglo XVII". Se discute si esta crisis fue general o no; sin embargo, se pos-
tula que Inglaterra ya habría tenido los elementos necesarios para esquivar esa crisis.
- Entre el siglo XVIII y el XIX: la curva demográfica vuelve a subir en el siglo XVIII, y ya hacia el XIX se abandona
esta dinámica secular, dada por fases muy amplias de expansión y de contracción, en los cuales los elementos más
visibles son el desarrollo demográfico y el ganar nuevos espacios.

 Límites geográficos de las innovaciones técnicas

Los desarrollos tecnológicos mencionados no se producen en toda Europa. Por ejemplo, el área mediterránea
es la menos afectada por los cambios tecnológicos. En general éstos se desarrollan especialmente en la Europa
septentrional.

 Explicaciones

Algunos historiadores buscan las causas de estas fases de desarrollo y contracción del feudalismo en desde
un punto de vista fenomenológico: los relacionan con algún acontecimiento específico (cuestiones climáticas, etc.).
Es decir, se analiza el fenómeno desde un punto de vista meramente accidental, cuando en verdad hay que buscar
el proceso sustancial que está moviendo las cosas en cierta dirección. En este sentido, hubo autores norteamerica-
nos que plantearon que la causa del desarrollo expansivo del sistema feudal derivaba de los mencionados cambios
tecnológicos. El problema con esta tesis es que los cambios técnicos se dieron sólo en una parte de Europa, mien-
tras que la expansión fue más generalizada.

 Modelo malthusiano

Hay una tesis que Postant introduce a partir de los años ‘50, relacionada con la cuestión demográfica, un modelo
maltusiano de la evolución del feudalismo. La idea es que la teoría de Malthus no sirve para explicar el capita-
lismo, pero sí para explicar los sistemas precapitalistas.
De las diferentes versiones de esta teoría voy a explicar la de Bois, quien da un modelo de origen ricardiano-
malthusiano combinado con categorías analíticas de carácter marxista.
Bois trata de dar cuenta de por qué hay ciclos seculares de expansión y contracción, y parte del concepto de que
el eje para estudiar la dinámica del feudalismo es la economía campesina. El señor mantiene una relación exter-
na con la economía campesina, el campesino es semi-autónomo. El señor puede ejercer acciones políticas exter-
nas, pero no maneja el proceso de producción. En estas circunstancias, el campesino puede gradualmente ir dismi-
nuyendo la renta que le paga al señor, tendiendo a consumir cada vez más parte de su producción y entregando
menos al señor. Esto permite al campesinado aumentar su producción y reproducirse más, y así aumenta la demo-
grafía. Este aumento de la demografía sólo puede expresarse como ocupación del espacio, reproducción extensiva

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y espacial características de las economías precapitalistas. Al tener lugar esta expansión, comienzan a ocuparse
tierras marginales, con lo cual hay una tendencia a la baja de la productividad. Como la productividad decrece, au-
mentan los costos de producción, por lo tanto aumenta el precio de los productos agrarios, que difieren de los pre-
cios de los productos no agrarios, que no están sujetos a la productividad decreciente. Todo esto sería la fase A, del
siglo XI al XIII.
Ahora bien, en un momento dado, la falta de recursos va a repercutir fundamentalmente en el campesino más
pobre, que por efecto del aumento de la demografía ha quedado con menos cantidad de tierras y menos posibilidad
de auto-subsistencia. El aumento de la mortalidad va a incidir entonces en reducir la población.
Ahí entramos en la fase B, de recesión, del siglo XIV. Si hay demografía decreciente, decrece la producción y ba-
ja también el nivel de ocupación de espacios. Y esta contracción en la ocupación del espacio hace que se recon-
centre la producción en tierras mejores, por lo que la productividad crece (y bajan los precios agrarios). Ante esta
situación, el señor trata de aumentar la tasa de explotación individual de los campesinos, o sea que crece la tasa de
la renta. Luego el ciclo se reinicia, es como automático.
Ahora vamos a proceder a un análisis crítico del modelo. Hay autores que critican este modelo porque. Si bien el
mismo explica la alternación de fases A y B, no explica cómo se da la transición de un modo de producción a otro.
Pareciera que hay una alternancia automática entre fases A y B, y entonces no se entiende cómo se sale de ese
círculo para pasar a un nuevo modo de producción.
La última gran crítica a este modelo fue la de Brenner, que dio lugar al debate Brenner. Él plantea que, como es-
te modelo es insuficiente para explicar la transición, la explicación de la transición tiene que ver con la lucha de
clases. El problema con Brenner es que, ante la problemática de que Europa pierda la tercera parte de la población
en el siglo XIV (crisis demográfica), en lugar de resolver este problema en una analítica no malthusiana deja de lado
el problema y habla de la lucha de clases.
Un elemento importante a tener en cuenta en el análisis de Bois es la prioridad absoluta que toma la economía
campesina. El problema es que la economía campesina también refleja contradicciones, ya que la misma no está
aislada sino que está sujeta a relaciones de explotación señorial. Por ese motivo, el campesino no tiene, como dice
Bois, un libre accionar, sino que este está sujeto a exigencias del señor. El señor intenta imponer nuevas costum-
bres, los campesinos reaccionan en contra, y se va haciendo un complejo de obligaciones y rentas, algunas anti-
guas que ya no significan nada y otras que son muy nuevas, de modo que no se pueden hacer relaciones tan me-
cánicas para decir que los distintos factores económicos generan más o menos explotación. Además, es también
cuestionable la teoría de que primero se ocupan las mejores tierras y luego las marginales: las pautas eran múlti-
ples. Además, en la explicación de Bois el precio agrario se modifica de acuerdo con la teoría del valor, pero la
misma no necesariamente funciona en el sistema feudal, en tanto no hay oferta y demanda.
Bois dice que para pasar de un modo de producción a otro en la fase A (con crecimiento demográfico) se llega a
un nivel de sobrepoblación en un marco de polarización de las comunidades campesinas. Aparecen campesinos
con muy pequeña cantidad de tierra y que no tienen otro recurso que su salario, que coincide con la caída de la
renta en trabajo. Aparece un segundo movimiento en la génesis de los trabajadores asalariados (pero si < la demo-
grafía estos campesinos deberían ser los primeros en desaparecer).

 Reproducción feudal, jerarquías espaciales y tesis de Barlett

En los últimos años apareció una nueva tesis sobre el problema de la expansión, de Robert Bartlett. Su planteo
es que hasta el año 1000 Europa recibe pueblos, la última invasión es la de los húngaros. En el año 1000 se detie-
nen las invasiones, y por el contrario empieza un proceso inverso de salida hacia la periferia. De acuerdo con
Bartlett, el sistema feudal europeo comienza entonces a tener desarrollos paralelos. Hay un núcleo de origen de
expansión, caracterizado por una homogeneidad cultural, que es el núcleo del sistema político carolingio (norte de
Francia, Alemania al oeste del Elba, norte de Italia). Esta uniformidad cultural permite también pautas similares en
la conquista de espacios que estaban fuera de este núcleo. Tiene lugar entonces una especie de reproducción celu-
lar, mediante la cual este núcleo del imperio carolingio daría lugar a una reproducción de células parecidas al nú-
cleo. Serían elementos iguales que el área originaria, con lo cual se suprime el concepto de jerarquías espaciales,
el concepto de diferenciaciones desde el punto de vista de la organización económico-social.
El campo más consistente de la demostración de esta tesis por parte de Bartlett es en el campo de la historia cul-
tural. Pero lo que esta tesis no tiene en cuenta es que hubo diferentes formas de reacción por parte de los pueblos
invadidos, y que en algunas zonas hubo resistencias y desplazamientos violentos de los sectores dominantes que
los habían precedido, en otras integración entre los que invaden y las aristocracias originarias, y en otras la instala-
ción se llevó a cabo sobre nichos nuevos.
Lo interesante de esta tesis es que trabaja la totalidad europea, mientras que la mayoría de los trabajos sobre el
período tienden a concentrarse en una región específica. Además, le da igual valor a las fuentes de las distintas
regiones, es decir, no habla de un feudalismo clásico y feudalismos imperfectos.
El gran hecho errado de la tesis de Barlett es su definición por centros. Porque si hacemos un diagrama, el cen-
tro está en el corazón del imperio carolingio, y hay un elemento de expansión que está en Inglaterra, y otro punto de
expansión en el norte de España. Y ahí es interesante preguntarse por qué hay una forma de expansión que no
está influida por el imperio carolingio, dado que nunca participó política ni culturalmente del núcleo del imperio caro-
lingio. Y cuando se trabaja en concreto cómo se dio la expansión en la frontera, se observa que no fue a través de
una simple reproducción del núcleo. En el caso de la frontera española, tiene lugar a partir de la acción de comuni-
dades subordinadas, pero también independientes, y no hay una simple transposición de señoríos de un área a
otra.

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Cuando abordamos la problemática desde este plano, diríamos que en el norte de la Península Ibérica en el si-
glo VIII comienzan a aparecer núcleos que se van feudalizando, al igual que en el sur de la Galia y otras regiones, y
no por influencia carolingia, sino por una dinámica propia del feudalismo, autónoma. No es que de un solo núcleo
salió todo, sino que son desarrollos propios e independientes, que pueden tener conexiones culturales que se
transmiten, pero más allá de eso el desarrollo no tiene que ver con una simple reproducción celular. Esto remite a
que este sistema, que tiene diferentes implantaciones en los espacios, tiene su origen entre el 400 y el 800, período
en que cae el Imperio Romano y surgen los reinos romano germánicos. El otro elemento es que no hay en todos
lados es un protagonismo absoluto de los señores, sino que se combinan el traslado de señoríos a otros espacios
con el protagonismo de comunidades campesinas.

 Reproducción espacial del sistema feudal en la frontera castellana: caballeros villanos y concejos

Si hacemos un esquema del extremo de la Península Ibérica, tenemos que:


- Hasta el Duero: se desarrolla un sistema feudal paralelo al que se da en la Galia o en el norte de Italia.
- Del Tajo al sur: es lo que corresponde a la España musulmana, el Al-Andalus.
- Del Duero al Tajo: aparece un área dominada por comunidades campesinas hacia el siglo X u XI. Es un área de
frontera entre dos grandes formaciones sociales, una en proceso expansivo a partir del año 1000 (la feudal) y otra
en un proceso de contracción (a partir del 1000 terminan las expansiones árabes hacia el norte y empieza el avance
cristiano hacia el sur). El protagonismo que tienen las comunidades campesinas en esta área de frontera determinó
que aquí tuviera lugar una forma evolutiva especial.
Hay entonces variedad de formas, formas donde se reproduce el señorío y formas donde predominan coloniza-
ciones campesinas.
Entonces vamos a ver cómo se reproduce el sistema feudal a partir del año 1000 en un área de frontera, en la
Extremadura Histórica, al sur del Duero. Estas estructuras sociales van a tener cualidades propias que están lejos
de ser una reproducción especular del señorío feudal. Mientras que en los señoríos es el señor quien impone la
norma, en esta zona de frontera es el campesino quien impone normas, de acuerdo con la costumbre, y cuando
llega el rey ésta las confirma y las pone por escrito. Esta normativa implica la posibilidad de descubrir la forma de
organización de estos campesinos, y cómo era su dinámica social.
En esta sociedad había derechos muy igualitarios en cuanto a la distribución de la tierra. Y además hay tierras
comunales, que se comparten. Es decir, hay propiedad comunitaria y propiedad privada. Son campesinos que se
apoderaron de tierras libres, las roturaron y las pusieron a trabajar. Probablemente hay una combinación de pobla-
dores que habitaban desde hacía tiempo la región y otros que migraron desde el norte (por sobrepoblación, por
búsqueda de tierras por parte de los segundones, etc.).
En las normas de la comunidad no había establecido ningún tipo de tributación. Los campesinos se reunían en
asambleas, denominadas concejos, donde participaban todos los pobladores. Esto evoca estructuras de organiza-
ción que venían de los germanos. El rey de vez en cuando va a esas comunidades en su recorrida, como lo hacían
los antiguos jefes germánicos, pero ni siquiera en esos momentos exigía tributo (a lo sumo se establecían relacio-
nes de don y contrapón: hospedaje, banquetes, etc.). Pero esto muestra que, aunque más laxas, hay autoridades
sobre esta comunidad. También se menciona un alcalde, que se dice debe ser elegido una vez al año. Además, hay
una diferencia importante relacionada con la existencia de campesinos sin caballo y de caballeros. Estos últimos
son los que hacen la guerra de represalia u ofensiva contra los musulmanes, protegiendo los espacios de pastoreo.
Si bien las tareas de defensa son de todos, la guerra ofensiva es monopolio de este grupo particular, los milites, que
son campesinos también reclutados de la aldea por tener caballo. O sea que hay diferenciaciones funcionales y
diferenciaciones de status. El hecho de que no haya una extracción regular de excedente de una clase a otra, no
quiere decir que sea una sociedad igualitaria, que haya una homogeneidad absoluta.
Esta problemática tiene a su vez sus implicancias en cómo evoluciona la estructura. Porque cuando el poder
musulmán entra en crisis, estos milites tienen una participación muy activa y obtienen grandes botines del área
musulmana, acumulando riquezas considerables. De este modo, la guerra de frontera permite el surgimiento de una
pequeña aristocracia local, formada por los caballeros de la villa, llamados caballeros villanos, que siguen siendo
campesinos libres (no pertenecen a estructuras nobiliares). En el siglo XIII aparece la figura del rey diciendo que
estos caballeros villanos no tienen que dar ningún tributo, tienen que gobernar la villa. Es decir que el rey, aprove-
cha esta diferenciación social interna surgida en las villas para imponer tributación sobre el conjunto de los campe-
sinos que no pertenecen a este estrato superior (tributación para el rey, no para los caballeros villanos). Para legiti-
mar el tributo, el rey apela a una figura del derecho romano, que es aquella según la cual el emperador era propie-
tario de todas las tierras, por lo tanto la exención del tributo era tan sólo una franquicia.
En la medida en que el rey impone tributo como un tributo feudal, está asumiendo un papel paralelo al de un se-
ñor feudal, con un señorío mediado por una aristocracia local (que controla el gobierno y permite que este tributo le
llegue). De esta forma, se reprodujo el sistema feudal general, y también vemos que se empieza a reestructurar el
poder político de las monarquías, lo que va en camino a las monarquías feudales centralizadas.
Así, en estas comunidades de frontera el sistema feudal surgió por una evolución a partir de estructuras cercanas
a la organización germana, y no de sistemas feudales previamente desarrollados.

 Concepciones acerca del capitalismo

Cuando hablamos de qué es el capitalismo, existen por lo menos 3 grandes conceptos:

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- Capitalismo es la circulación mercantil y monetaria: siempre que hay mercado, hay capitalismo (con lo cual se
reconoce capitalismo en Roma, entre los fenicios). Esta es la llamada corriente circulacionista (modelo que fue
dominante, hasta se reemplazado por el demografista). El que ha tenido un rol protagónico en esta tesis fue Piren-
ne, quien planteaba que el capitalismo que había en la antigua Roma se habría prolongado hasta el siglo VIII,
cuando los musulmanes conquistaron el Mediterráneo. Con esta conquista, según Pirenne, se clausura el comercio.
Esto llevó a que empezase a funcionar en Europa una economía natural, una economía no monetaria (y, por ende,
no capitalista), una economía de subsistencia. Es decir, el dominio carolingio es una unidad productiva destinada al
consumo, no al intercambio. El inicio del sistema feudal estaría así ligado a un elemento accidental: el corte de la
circulación en el Mediterráneo. Si no hubiesen llegado los musulmanes, se hubiese continuado con una economía
capitalista de mercado. De todos modos, hacia fines del siglo X, el dominio de los musulmanes sobre el Mediterrá-
neo entra en crisis; aquí incide la Reconquista (expansión cristiana), además de una serie de perturbaciones que
asolaron al mundo musulmán. Hay una crisis del mundo árabe musulmán; éstos pierden el dominio del Mediterrá-
neo a manos de los mercaderes cristianos (italianos, catalanes). Para Pirenne ahí empieza nuevamente la circula-
ción monetaria y mercantil; asociado a esto empiezan a florecer las ciudades. Y lentamente esa irrigación monetaria
mercantil va a ir disolviendo la economía natural, dando lugar a un desarrollo totalmente diferente: comienza a sur-
gir un sistema capitalista/burgués en el interior del mundo dominado por los señores. Y hacia el siglo XII, esos bur-
gueses van a empezar a enfrentar a los señores feudales, dando lugar a sublevaciones y rebeliones en las ciuda-
des. Así, estas revoluciones burguesas del siglo XII serían anticipatorios de la gran revolución de 1789. Esta es la
descripción histórica básica de Pirenne (siempre basada en la dicotomía entre economía monetaria y no monetaria,
en la idea de que todo es una dinámica cíclica, y en la idea de que capitalismo es circulación mercantil).

- Capitalismo es búsqueda sistemática y racional de beneficios por métodos lícitos, por trabajo regular: este con-
cepto está muy ligado a la idea de "subjetividad". Weber atribuye la categoría de clase social únicamente a la so-
ciedad capitalista moderna, pues la clase social es una categoría que se define únicamente desde el punto de vista
económico, y se define en función del mercado: si hay mercado, hay clase social; como en las sociedades prebur-
guesas no hay mercado, no hay clase social. Weber definía a los grupos sociales según el criterio de sta-
tus/estamento, por sus características jurídicas y políticas.

- Capitalismo es un modo de producción; se define por una relación de propiedad y por una relación social de
producción: es el concepto de Marx. Es un concepto más optimista en relación al pesimismo de los circulacionistas
y los subjetivistas. Para los circulacionistas (Pirenne) el capitalismo existía antes, luego desaparece, y después
vuelve a aparecer; el capitalismo aparece como una circunstancia eterna y deshistorizada. Marx, por el contrario,
plantea que el capitalismo solamente aparece en una determinada fase histórica; lo saca de la eternidad. El capita-
lismo se caracteriza como una fase especial del desarrollo por ser un sistema particular de producción que se basa
en determinadas relaciones de propiedad y de producción.

Volviendo a la tesis de Pirenne, la misma está asociada con criterios liberales. Los historiadores de oficio desde
un primer momento cuestionaron el hecho de que en el siglo VIII se terminaban los intercambios en el sistema del
occidente feudal. Por el contrario, detectaron que había mucho intercambio, muchos mercados locales y también
transacciones de larga distancia, en el período del siglo IX-X. Es cierto que hubo una especie de caída del comercio
mediterráneo, pero esta caída se da en el período de disrupciones que se dieron entre los siglos V-VIII. Las prime-
ras formas de comercio en la zona norte de Europa aparecen vinculadas con castas de la realeza; ese comercio
mediterráneo se va a reactivando muy lentamente después del año 800. Hacia el siglo X había un comercio relati-
vamente activo en el área mediterránea. Además, en el centro de Europa, en la época del dominio carolingio, se
compraba y se vendía a través del mercado. Es decir que no había una economía natural cerrada. Esto fue la razón
por la cual la tesis de Pirenne fue siendo arrinconada por los estudios históricos.
Pero además de esto, no solamente se arrinconó la tesis de Pirenne desde el punto de vista empírico en lo que
hacía al desarrollo alto-medieval, sino que también empezó a ser cuestionado este sistema que Pirenne había plan-
teado, de que entre el siglo XI y el XIII, comenzaba a desarrollarse el sistema urbano-mercantil en oposición al ré-
gimen feudal. En sentido estricto, ya con el dominio (como diría Toubert) la circulación monetaria y mercantil era
compatible con las estructuras señoriales porque la circulación, aún cuando no es el objeto de la producción, apare-
ce como excedente de consumo. El señor feudal, en su dominio o en su señorío, organizaba a los campesinos y los
coaccionaba para que lo mantuviesen a él y su familia. Cuando aparece esta producción obligada del campesino,
también aparecen excedentes del consumo (porciones que el campesino produjo y que los señores no pueden lle-
gar a consumir inmediatamente), excedentes que el señor tiende a comercializar. Entonces se presenta una pro-
ducción cuyo objetivo es el consumo, no la ganancia monetaria, pero que genera excedente comercializable.
Si los primeros mercados (pueden ser campesinos o señoriales) aparecen desde el siglo VIII en adelante, se re-
laciona el mercado con la primera implementación del sistema feudal, y se relaciona por tanto con la explotación,
con exigir más trabajo del necesario. Esto es importante: la relación de explotación es la que genera comercializa-
ción. Es el modo de producción el que genera un sistema comercial, no es el sistema comercial el que genera un
modo de producción (lo cual es contrario a lo planteado por Pirenne).
Hay otro elemento que tenemos que ver críticamente en la concepción de Pirenne: éste decía (equivocado en lo
fáctico) que las ciudades comenzaron a formarse en el siglo XI, cuando en realidad comenzaron a formarse desde
el siglo VIII-IX en adelante, vinculadas con los señoríos (y esto muestra que las ciudades estaban relacionadas con
el excedente campesino). Para Pirenne las ciudades que se formaban del siglo XI en adelante fueron formadas por
los burgueses, por la circulación del burgués. La circulación rompía con la economía natural "estática". La circula-

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ción aparece como un factor exógeno que desestructura la economía natural. Pirenne plantea una dicotomía entre
economía mercantil-monetaria dinámica y economía natural estática. El burgués se movía de un lado para el otro
comprando, abriendo una circulación mercantil; iba "haciendo" una nueva situación económica, y en un momento se
instalaba en burgos, en ciudades, y hacía un polo de intercambio en oposición a la economía natural o a la econo-
mía señorial. Según Pirenne, cuando el burgués se instalaba, entraba en conflicto con las fuerzas feudales señoria-
les. Se rebelaba contra esas fuerzas, provocando las primeras revoluciones burguesas (desde la segunda mitad del
siglo XI). Éstas eran anticipaciones a lo sucedido en 1789. Es decir, incluía estos movimientos en una larga se-
cuencia que formaba la revolución burguesa.
Esto de que las ciudades nacieron en los siglos XI-XII-XIII con el comercio ha sido criticado fuertemente, pues pa-
ra que existiese el comercio y la artesanía tenía que haber sí o sí más producto agrario, por lo cual el desarrollo de
la economía rural tuvo que ser necesariamente el prerrequisito para el desarrollo de la economía mercantil urbana.
Asimismo, se ha cuestionado el papel "revolucionario" de la burguesía que anticipaba la revolución francesa.
En los ´80 y ´90 Pirenne "volvió". Se plantea nuevamente que el mercado es lo que genera la explotación del do-
minio. Este es un razonamiento especulativo, porque decían que el dominio era rentable sólo si había un mercado
suficientemente grande para colocar su producto: es el mercado el que genera este sistema de producción. Esto se
relaciona con los criterios neoclásicos según los cuales un individuo que tiene un dominio, en un momento determi-
nado (el año 1050), viendo una serie de factores económicos, busca bajar los costos de transacción y para ello va a
establecer un mercado en alguna ciudad. La racionalidad del sujeto explica la aparición del mercado. Es "individua-
lismo metodológico". Pero tiene una diferencia con Pirenne: para él la instalación de la burguesía en un medio feu-
dal (hostil) provocaba choques y conflictos. De alguna manera restituía la idea de una lucha de clases en el mundo
feudal. En los actuales neoclásicos se vuelve al criterio de mercado, pero sin lucha de clases; el agente económico
que acciona a las burguesías es la racionalidad para bajar los costes y realizar una mejor transacción. La adapta-
ción racional a una situación dada hace al mercado. Es una instalación NO conflictiva.

UNIDAD 5. CAPITAL MERCANTIL, SISTEMA CORPORATIVO ARTESANO Y CIUDADES (SIGLOS XI A XIII)

 Antecedentes alto-medievales de los núcleos poblacionales

El mundo romano estaba conectado a través del Mediterráneo por un sistema muy básico de intercambios, que
era un sistema que lo conectaba con Egipto, Siria y Palestina, y constaba de una economía de productos manufac-
turados bastante extensa y elaborada. Esto tiene lugar entre los siglos V y VI.
En los siglos VII y VIII, el mundo mediterráneo aparece mucho más parcelado, con sistemas más autónomos.
Por ejemplo, Egipto constituye un área propia con intercambios que van por el Nilo de norte a sur. También la zona
de Constantinopla (que comprende el mar Egeo y las islas) va a ser otro espacio económico propio. El Levante,
Siria y Palestina también se constituyen en un área con cierta autonomía. El Mediterráneo occidental es otra área. Y
la Galia del norte y la zona de los merovingios y posteriormente los carolingios será otra área de intercambios. Es
decir, se termina el sistema de intercambio de economías interconectadas del mundo romano. Esto es un inicio de
ruralización creciente que se corresponde con la caída del sistema fiscal recaudatorio a través de curiales, con la
debilidad del sistema de dominación, con la simplicidad en las construcciones. Esto va llevando lentamente a la
decadencia de las ciudades de occidente. Roma tiene una grave baja demográfica y aparece lo que también se
presenta en otras ciudades, es decir, “islas” o “manchas” de lugares sin cultivo.
¿Por que hubo una caída en los niveles de comercio entre los siglos VII y VIII? Esto hay que relacionarlo
con la caída de la demanda, fundamentalmente por parte de la clase de poder. Si bien en el mundo romano había
un comercio de aceite o de vino que adquiría connotaciones casi masivas (era consumido por sectores muy amplios
de la población), los que actuaban como impulsores fuertes de comercio a partir de la demanda eran los sectores
de poder. Cuando estos sectores tienen esa caída en los siglos VI y VII y aparece esa lenta reconstrucción de las
relaciones de dominio político, que son las relaciones de explotación, también encontramos un punto bajo de la
actividad comercial.

 Resurgimiento urbano en el contexto expansivo agrario

Recién hacia los siglos IX y X comienza a haber un nuevo punto de arranque de crecimiento urbano o pro-
tourbano, relacionado con el crecimiento de la clase de poder. Y también crece el comercio del Mediterráneo, don-
de los propios árabes van a tener importancia. A partir de los Abásidas es un mundo que puede ser catalogado
como tributario mercantil (no sólo hay tributo, sino también intercambio de mercancías entre los árabes y el mundo
occidental). Primero Amalfi, después Venecia, se van desarrollando las ciudades.
En este punto, el problema es cómo diferenciar una ciudad de un burgo rural (que es donde hay actividades se-
cundarias o terciarias, como carnicería, panadería, zapatería, pero sin dejar de tener una connotación plenamente
rural). Algunos autores han propuesto hacer una delimitación a través de lo institucional, pero a Astarita le parece
muy rígido y formalista. Otros plantean la delimitación a través de lo económico, cuando aparecen ciudades de co-
mercio plenamente establecidas funcionando perfectamente, pero Astarita piensa que eso restringe el concepto de
ciudad porque deja de lado ciudades que tienen funciones especialmente políticas y sólo en forma secundaria fun-
ciones económicas. Él plantea que el mejor criterio sería definir como ciudades aquellos espacios urbanos que
empiezan a tener mecanismos de reproducción de funciones políticas o económicas con un grado de autonomía
muy alto.

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 Ciudades italianas y flamencas

Se planteó anteriormente que los sectores de poder se vinculan con los productos que ellos necesitan a partir de
un intercambio externo, fundamentalmente con productos que llegan del extremo Oriente (productos suntuarios:
telas, especias). Pero hacia la segunda mitad del XI, además del producto del extremo Oriente (que se paga muy
caro) aparecen otros productos, textiles especialmente, que son paños del interior europeo. Este crecimiento del
comercio de textiles del interior de Europa es más claro en el siglo XII y aún más en el XIII.
Estos paños provienen fundamentalmente de dos áreas: la del norte de Francia y Flandes (Brujas, Gante), y la
del sur, que comprende el centro norte de Italia (Venecia, Florencia, Milán). Son ciudades con actividad comercial y
también artesanal. Y entre estas dos grandes áreas estaban las Ferias de Champagne, que constituían un lugar de
intercambio entre estos dos grandes polos de producción.
Hay dos niveles de comercio claves:
- Mercado semanal: concurren los campesinos, es comercio al menudeo. El campesino vende para pagar el tribu-
to o porque necesita complementar su producción. Estos son los mercados que el señor autoriza en su señorío, y
de hecho los estimula, porque es una necesidad de la economía campesina y de la suya propia, además de ser una
oportunidad para extraer tributos. El mercado se realiza una vez por semana.
- Ferias: a diferencia de los mercados, tienen un carácter “internacional”, un comercio de largo alcance. Estas fe-
rias también están dentro de señoríos y son un mercado suntuario. También había ferias en las ciudades, pero aún
así estaban dominadas por señores. Otra diferencia es que las ferias se abrían unos cuantos días, eran anuales.

 Centros de comercio, rutas y técnicas mercantiles

El comercio de estos productos suntuarios implicaba una gran cantidad de transacciones de productos en las dis-
tintas ciudades (por ejemplo, una embarcación que salía de Florencia con paños los vendía en España, luego pa-
saba por Inglaterra, donde adquirían lana y la vendía en Brujas, donde cargaba paño que vendía en Inglaterra, se
hacía todo un periplo hasta volver a Italia). Este es un mercado suntuario, que se rige por grandes mercaderes. El
mercader al principio se desplazaba de ciudad en ciudad, pero luego se instala y esto lleva a la formación de casas
mercantiles, grandes compañías de mercaderes, con una casa central y diferentes plazas. Para esto se forman
sociedades. Todo esto está vinculado a una nueva cultura, donde aparece la contabilidad.
El mercader tiene agentes en las distintas plazas, y se mantiene comunicado con ellos. Hay una serie de transac-
ciones que se resuelven por compensación, es decir, interviene el pagaré o el cheque. Esto marca que la masa
monetaria no es lo suficientemente grande para resolver las transacciones que se están haciendo.
En las ferias se pagan los saldos, que se paga en moneda de oro. Esto se relaciona con que ya en el siglo XIII
las ciudades mediterráneas comienzan a dominar la ruta del oro, eso explica que aparezca el ducado, el florín, mo-
nedas de oro que se usan para las transacciones internacionales y resuelven el saldo.
En el mercado local hay trueque, pago en especie y hay lo que se llama la moneda de cuenta que es la moneda
chica, la que circula por abajo.
En la época merovingia y carolingia se privilegia el comercio por mar y río, porque tiene varias ventajas con res-
pecto al transporte por tierra: es más barato, permite mayor comercio de bulto, no paga tributo (las aduanas inter-
nas de los señores). Pero también ofrece dificultades: la posibilidad de naufragio, la piratería...
Cuando se abre la navegación atlántica aparece otro tipo de embarcación que es la carabela, que es una embar-
cación extraordinariamente apta para la navegación atlántica. Pero antes de esto había áreas como España o Ga-
les que no permitían la circulación norte-sur por los ríos, sino que tenía lugar el comercio terrestre a lomo de mula.
La acuñación de moneda depende del poder político del rey y de los señores particulares, pues a medida que
los señores crecían iban teniendo derecho de acuñación privada. Recién cuando las monarquías se fortalecen (fi-
nes de los siglos XIII y XIV) empiezan a tener el derecho de la acuñación de moneda. Pero entonces empiezan a
afectar el valor real de la moneda, le sacan peso, y esto lleva a la quiebra de la moneda. Esto lo hacen para desha-
cerse de deudas o pagar menos, pero esto lleva a procesos inflacionarios. Y esto es lo que va a llevar a comienzos
de la época moderna a la quiebra de las casas reales.
Pero las monarquías tienen otra acción con los mercaderes. El mercader actúa en diferentes plazas porque se le
da un derecho para actuar en esa plaza (Sevilla o Brujas, por ejemplo). Esto es muy importante, al mercader se le
da derecho de monopolio de las transacciones de compra-venta, no hay libre compra-venta. Esto implica que el
mercado depende del derecho político, y por eso los mercaderes se ven obligados a prestarle dinero a las monar-
quías cuando éstas lo solicitan, lo cual va a llevar en muchos casos a las quiebras de los mercaderes (porque no
devuelven el dinero, porque lo desvalorizan, etc.).

 Industria artesanal: organización del taller y sistema corporativo; El trabajo del maestro artesano

En las ciudades se ha generado un sector de artesanos, tejedores, etc., que trabajan en función del paño. Apa-
rece este tipo de trabajador especializado, que aprendió a hacer un trabajo manufacturado (donde apenas hay in-
termediación mecánica). El que hace este trabajo es un maestro artesano, que tienen en su taller a uno o dos
oficiales, y a uno o dos aprendices (cuyos padres hicieron un contrato para que aprendan el oficio, y que con el
tiempo podrán llegar a maestros ellos también).
Se trata de la fabricación de productos suntuarios, y por ello se trabaja observando la calidad no la cantidad, se
trabaja de sol a sol pero meticulosamente. Y se trabaja de acuerdo al secreto de oficio, que se ha trasmitido de
taller en taller. Lo que empieza acá a funcionar es que el individuo empieza a ver objetivado su pensamiento en el

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paño, en una obra semi-artística, con la firma de la casa. Y la obra tiene reconocimiento social por la clase de po-
der.
Esto se va a reflejar en una nueva concepción del trabajo. Para la Iglesia, el trabajo campesino era producto de
la caída, era penitencial. Cuando comienza el trabajo de los artesanos esta concepción cambia por una visión más
positiva del trabajo. Se piensa que Dios trabajó seis días y descansó uno.
Dado que el artesano es dueño de un taller, tendría teóricamente la posibilidad de acumular riquezas. Sin embar-
go, eso es sólo una potencialidad, que esta anulada por una normativa que da el gremio, que anula la posibilidad
de que un artesano se convierta en un capitalista. Porque el gremio determina que no puede tener más de una can-
tidad limitada de oficiales, de aprendices, de telares, que tiene que comprar la materia prima a determinado precio,
que no puede trabajar de noche, o los domingos o feriados, que no puede bajar la calidad del producto, y que no
puede vender a otro precio que el determinado por el gremio. La organización gremial sirve para preservar la es-
tructura igualitaria de los pequeños propietarios. Por eso el maestro artesano es un capitalista en potencia, pero
nunca se concreta como tal. El artesano tiene como objeto hacer un bien que le permita consumir, no acumular. Los
gremios van a formar la sustancia de las grandes ciudades urbanas.

 División social y espacial del trabajo a nivel europeo; Cuestiones historiográficas: esquema de Braudel
y Wallerstin

Los dos grandes centros de producción artesanal y mercantil del siglo XIII están rodeados por una gran área peri-
férica, dedicada a la producción de materias primas para los grandes centros. Inglaterra, por ejemplo, era la gran
proveedora de lana para Flandes (y va a tener un cambio abrupto hacia el siglo XIV, va a pasar de ser un área pro-
ductora de materias primas a ser un área productora de paños). Otras zonas periféricas la constituyen el sur de
Francia, algunos puntos de la Península Ibérica, que exportan aceite y hierro, Sicilia, Europa del Este (Hungría,
Polonia y Alemania oriental), que exporta cereales.
Existen, de esta forma, jerarquías económicas espaciales, en tanto existen áreas como Flandes, exportadoras
de manufacturas y receptoras de materia prima. Es decir, hay núcleos activos artesanales donde también se con-
centra la mayor actividad comercial, lo cual está indicando que, además de una reproducción espacial o extensiva,
en el sistema feudal hubo una reproducción intensiva y diferencial que provocó la concentración de artesanías en
áreas como Flandes. Y estas áreas coinciden con las áreas en las que se desarrollaron más los cambios tecnológi-
cos agrarios (rotación trienal, uso del caballo, etc.).
Acá estamos en un esquema de jerarquías económicas y entramos en una problemática que es tradicional en el
estudio de las ciencias sociales, que justamente toma esta idea: hay centros y periferias. El centro es el área que
exporta manufacturas. La periferia es el área que recibe estas manufacturas y exporta materias primas. Este es el
concepto que han manejado Wallerstein, Samir Amin. Wallerstein plantea que este concepto empieza a funcionar
desde 1450 en adelante. Braudel retoma este concepto, y plantea que este criterio de centro y periferia sirve para
explicar toda la historia universal; la historia del mundo sería una relación entre centro y periferia.
Esta es la teoría del intercambio desigual. La idea básica es que el centro exporta manufactura de alto valor, e
importa materia prima, que vale menos. De esta forma, hay un desarrollo desigual: el centro se desarrolla y la peri-
feria se mantiene en el atraso. En el concepto de esos autores está funcionando el criterio de Ricardo de la econo-
mía clásica, según el cual cada país aprovecha las ventajas comparativas que le da el mercado. Con una correc-
ción: en vez de ventajas, para la periferia son desventajas comparativas. Pero actualmente hay países productores
de materias primas que son ricos, Escandinavia por ejemplo, o la zona agrícola de Estados Unidos. En el sistema
capitalista lo que rige es la ley del valor trabajo, por la cual cada mercancía vale la cantidad de trabajo que hay con-
tenido en ella. Acá no puede haber elementos de desigualdad, es un intercambio de equivalentes. Ahora bien, si
hay algo que me permite vender un producto sobrevalorado, por ejemplo un dominio político (como ser en el mer-
cado colonial), entonces se introduce un elemento no económico que me permite vender con un sobrevalor. Esto se
vincula con momentos históricos en los que la ley del valor mercantil no funciona, o funciona muy mal. Y a medida
que el sistema capitalista sigue desarrollándose, tiende a que todo se siga rigiendo por la ley del valor y de la oferta
y demanda en el mercado.
Tanto Wallerstein como Braudel elaboraron un modelo ideal, según el cual el centro se desarrolla y la periferia no,
pero este modelo es una representación que no es lo real. Y es una representación que no tiene en cuenta las
anomalías, como ser Australia o la zona agrícola de Estados Unidos.

 Consumo suntuario y funcionalidad semiótica de los bienes de prestigio

Cuando uno estudia las cuentas de aduana de un área periférica (como ser el área de Castilla de fines del siglo
XIII), uno se encuentra con dos situaciones: una es que hay una enorme importación de manufacturas (paños), y
la segunda es que estos paños están sobrevaluados, sus valores relativos son muy elevados, y el área que produce
la materia prima vende a precios relativos más baratos. A esto se suma el hecho de que se exporta por cantidades
de dinero muy inferiores. Habría una especie de balanza comercial desfavorable o desequilibrada para los países
productores de materias primas y receptores de manufacturas.
Autores como Wallerstein sostuvieron que esto es justamente lo que lleva al desarrollo del centro de manufactu-
ras y el subdesarrollo de la periferia (hay otros autores que desconocen este problema, porque consideran que no
se puede hablar de centro y periferia en la Edad Media).
En el caso de España, la cantidad de dinero que permite esta compra desigual surge de la Reconquista, que pro-
voca un ingreso permanente de monedas. Más allá de los problemas de la balanza comercial, lo que hay que averi-

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guar es, primero, si hay un intercambio de equivalentes o de no equivalentes, y segundo, si ese intercambio incide o
no en el desarrollo económico desigual. En gran parte de la teoría del intercambio desigual, muchos confunden
riqueza con dinero. El intercambio no siempre implica que uno se enriquezca a expensas de otro. Distinta es la
cuestión cuando existen factores de coacción, por el cual uno impone un precio.
Uno podría preguntarse por qué se compran manufacturas en una situación tan desigual. Y cuando uno analiza
quiénes son los compradores de estas manufacturas, se encuentran con que son sectores aristocráticos. Hay una
jerarquía de consumidores, desde el Rey hasta la última escala de la caballería, que son los grandes comprado-
res de estos productos, a los cuales a veces se les unen miembros de la burguesía alta.
Lo que a uno le interesa es tratar de encontrar cuál es la racionalidad que tiene el sujeto, el consumidor, por la
cual está dispuesto a pagar valores muy altos. Hay una normativa recurrente que regula de qué bienes puede dis-
poner cada estrato social, y explica por qué es necesario que estos bienes tengan un consumo jerárquicamente
diferenciado. Por ejemplo, el Rey se reserva el uso exclusivo del bermellón, que es un color muy apreciado en la
época. En especial, la legislación hace hincapié en que cuando el rey participaba en determinadas ceremonias (por
ejemplo en la coronación), debía ponerse todos los bienes más suntuarios posibles, para que se apreciase la cali-
dad de su persona y el ejercicio de su poder. Los bienes corresponden así a un sistema discursivo, y tienen por lo
tanto un valor semiótico: transmiten la jerarquía de la persona, se inscriben desde este punto de vista en las dife-
renciaciones de clase estamental, y al mismo tiempo transmiten poder. Toda la jerarquía social es recorrida por este
tipo de legislación. El campesino que se enriqueció no puede vestirse como la nobleza. E incluso los sectores socia-
les que son cada vez más marginados, como los judíos, los leprosos, las putas, tienen que tener vestimentas que
indiquen su carácter difamante, para evitar el contacto social. De este modo, los bienes tienen un valor en la cons-
trucción de poder político, y esto es lo que explica que a los ojos del comprador aristocrático estos bienes no son
factibles de ser valorados por su valor trabajo, sino por las relaciones sociales que el bien crea. De este modo, hay
una incidencia de factores políticos, que hacen a la construcción del poder, que están perturbando en la forma de
aparición del valor, determinando sobreprecios. Por este motivo, no adhiero a la concepción que tiene Samir Amin,
por ejemplo, cuando plantea que para comprender estos fenómenos tenemos que apelar a la ley subjetiva del valor,
que se basa en la propensión a disminuir el consumo a medida que el sujeto se satisface. Pero nosotros vemos, por
el contrario, que hay un consumo suntuario sistemático y alto de bienes, no hay una propensión a la disminución del
valor, sino a su crecimiento, pero además este sobrevalor se debe a la función que tiene el bien en la construcción
social, en la reproducción de la relación social, del modo de producción, porque el bien construye poder político y
clase estamental. El consumidor aristocrático está dispuesto a pagar sobreprecio, porque no valora en términos
monetarios, sino por las relaciones que el bien crea. Es más: lo que le interesa es que el precio sea más alto, por-
que cuanto más alto es el precio, más se diferencia del resto de la gente.
Estamos en presencia de algo que habíamos visto en época pre-feudal, cuando vemos que el bien que el jefe de
guerra daba construía una relación social. La lógica no era acumulativa o mercantil. Por eso Gurievich habló de
categorías de la cultura medieval, haciendo referencia a conceptos fuertes, conceptos que atraviesan distintos mo-
mentos de la cultura medieval, como ser el criterio de que no hay una mentalidad mercantil. Y justamente cuando
se valora a partir de este criterio del bien construyendo la relación social, esto es lo que nos llevaría a pensar que
en vez de un fetichismo del valor de cambio (que Marx estableció para la sociedad capitalista), lo que estaría fun-
cionando ahora sería un fetichismo del valor de uso. Las cosas en la sociedad feudal no ocultan la desigualdad,
sino que la expresan, la explicitan. Es un sistema discursivo destinado a mostrar las desigualdades. Por eso, en las
sociedades precapitalistas el concepto de consenso no puede ser un consenso universal, porque no hay ninguna
idea en la nobleza de que el resto participe en sus valores, sino todo lo contrario, porque son valores culturales y
jurídicos específicos de esa capa social. Por eso se equivoca Perry Anderson cuando plantea que toda sociedad
tiene que actuar a través de coacción y consenso, lo cual es ridículo porque por ejemplo es imposible justificar que
el esclavo aceptase su situación social.

 Primer esbozo de capitalismo

Los señores feudales venden excedente primario para comprar manufacturas, que son constructoras de poder
político. El objetivo es el consumo (mediado por el mercado). El artesano hace lo mismo: produce una mercancía, la
lleva al mercado, y la vende para comprar los bienes de consumo. Su objetivo también es el consumo. Ahora bien,
entre el artesano de manufacturas y el consumidor aristocrático, hay alguien que es el encargado de llevar el bien
de un lado para otro, de vincular estos dos polos de productores y de consumidores; esta persona es el mercader,
el capital mercantil. Este mercader, que se encuentra conectando focos de producción y de consumo, se encuen-
tra externo a los sistemas de producción, y a los sistemas de consumo, pero se encuentra en una "exterioridad in-
terna" (porque actúan exteriormente, comprando a los artesanos y vendiendo a los señores, y viceversa, pero están
en el interior de la formación económico-social del feudalismo). Los mercaderes que actúan en una ciudad tienen un
estatuto jurídico particular, forman una colonia. Tenían una especie de singularidad jurídica y legal, otorgada por el
señor feudal del lugar, que les permitía actuar con independencia (aunque relativa) para comprar y vender.
Ahora bien, ¿de dónde surge el incremento de dinero que determina la ganancia del mercader? Cuando el
mercader le compra al artesano, le paga lo que corresponde de acuerdo con las regulaciones gremiales, las cuales
niegan al artesano un fondo acumulativo, estableciendo un principio de explotación sobre el artesano. Obviamente,
es un principio de explotación que se establece por el dominio que el mercader ha logrado sobre el distrito comer-
cial. De todas formas, esta primitiva forma de explotación es limitada. Por un lado, porque el productor tiene en
sus manos los medios de producción. Y, en segundo lugar, porque el mercader tiene que preservar el carácter se-

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mi-artístico del bien, no puede producir a escala. Es un bien destinado al consumo suntuario de la aristocracia y
debe preservarse la calificación del trabajo.
Ahora bien, si el mercader tiene una relación con el artesano, en un momento determinado el artesano puede
endeudarse con el mercader (por tener que pagar impuestos altos, por tener que pagar una multa por haber roto
alguna de las reglas gremiales, etc.), y entonces el mercader se puede quedar con el telar. El mercader se lo deja al
artesano para que siga produciendo, la diferencia es que cuando le paga ahora ya no le está pagando por el pro-
ducto, sino que le está pagando un salario, porque el medio de producción quedó en manos del mercader. Es una
relación que puede ser revertida si el artesano paga la deuda. Cuando estamos en esta situación, vemos que este
dominio externo del capital sobre el productor ha generado una relación social capitalista, pero no ha generado un
sistema capitalista, porque hay un régimen corporativo gremial que está destinado a preservar el sistema y le impi-
de al artesano o al mercader reinvertir en la producción (el mercader se quedó con el telar, pero no puede comprar
más telares, tener más mano de obra, etc.).

 La fuente de beneficios del capital comercial; Monopolio del capital mercantil e intercambio de no equi-
valentes

Cuando el mercader revende el bien, se apoya en condiciones políticas de consumo del señor feudal para elevar
el precio. La racionalidad del señor feudal en el consumo suntuario es un presupuesto para que el mercader ele-
ve el precio, y además el mercader puede hacer esto porque tiene condiciones de acción monopólicas. El agen-
te activo en la elevación del precio es el mercader. Esto produce la apariencia de que el mercader domina la totali-
dad del intercambio en el sistema, por eso hubo autores que hablaron de un período de capital comercial, pero se
engañan, porque el mercader que aparece como dominando todo dependía de condiciones que no había creado.
Por eso no se puede hablar de un período de dominio del capital comercial. El mercader actúa en dependencia del
sistema que él conecta a través del comercio externamente, pero que en realidad él no controla.
El mercader vive de alguna manera coparticipando de la explotación feudal, porque capta una parte del exceden-
te del artesano, y capta también una parte de renta feudal, gracias a sus sobreprecios. Es un intercambio de no
equivalentes, que es precisamente lo que permite explicar la ganancia. Los mercaderes en general mantienen
estrechos vínculos con la nobleza, y de hecho muchos de ellos se ennoblecen. Este intercambio de no equivalentes
reproduce al señor feudal, al artesano y al capital comercial. Acá vemos que el intercambio de no equivalentes no
produce desarrollo desigual, que va a ser distinto a lo que va a ocurrir en el sistema capitalista.

UNIDAD 6. CULTURA Y RELIGIÓN ENTRE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XI Y EL SIGLO XV

 La cultura erudita

Cuando se toma la problemática de la cultura erudita dentro de la Edad Media, el problema más importante
es plantear la problemática de la filosofía medieval, que se relaciona con el conocimiento empírico general de la
Edad Media. En la Edad Media, lo que primó no fue la actitud dogmática (yo lo sé todo, entonces me cierro a nue-
vos conocimientos) sino la actitud receptiva. San Agustín, por ejemplo, tuvo como católico una actitud fuertemente
abierta a la cultura clásica, al pensamiento pagano. Igual, hubo también en el catolicismo actitudes más dogmáticas
(como la de San Bernardo, por ejemplo). Pero las figuras más fuertes de la Edad Media fueron las que tuvieron este
tipo de actitud receptiva o abierta hacia otros tipos de pensamiento.
Aclaro esta existencia de una cultura erudita receptiva dentro de la Edad Media porque generalmente hay varios
prejuicios con respecto a la Edad Media. Uno es la creencia en la Edad Media como un período de dogmatismo y
de no cultura (el propio término Edad Media surge en el Renacimiento como una especie de período intermedio
entre dos épocas de claridad absoluta que son la época clásica y el Renacentismo), por eso se habla de Edad Me-
dia como una época oscura. Esto está íntimamente relacionado con el criterio de que en la Edad Media se había
abandonado el conocimiento de la época clásica, y que recién cuando llegaba el Renacimiento (1300-1600), que
comenzó en Italia, los humanistas redescubrían a la época clásica y "volvía la luz". Hoy ningún historiador acepta
esta visión, porque nunca en la Edad Media se abandonó el conocimiento de la Antigüedad, y en especial a partir
del siglo XII hay un primer verdadero Renacimiento del estudio de cuestiones que nos habían dejado los clásicos,
fundamentalmente los dos grandes pensadores de la época clásica: Platón y Aristóteles.

 Iglesia y tradición clásica

El pensamiento clásico se va a refugiar en el Islam y en Bizancio, y es ahí donde los occidentales van a ir a bus-
carlo De todas formas, cabe destacarse que hasta el año 1000 el contacto que hubo de los medievales con los clá-
sicos fue más bien de preservación, y no plenamente de estudio, porque lo que se hace en los centros de cultura
(los monasterios) es fundamentalmente copiar textos. Era un trabajo penitencial, los monjes copiaban los textos
para ganarse el cielo, y buscaban más belleza que calidad. Era más bien una cultura monástica, primaba la cali-
grafía, los documentos se preservaban en los monasterios pero más para ser vistos que estudiados.
Pero cuando se deja atrás esta cultura monástica, aislada, y se pasa a una cultura urbana, se recuperan temas
y problemas de la filosofía clásica. En los monasterios, el estudio estaba más bien centrado en la gramática. El
verdadero desarrollo del pensamiento racional, de la filosofía y del conocimiento se va a ir abriendo paso desde la
segunda mitad del siglo XI y explota en el siglo XII.

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Pero lo fundamental es que la Edad Media no interrumpe los problemas básicos de la Antigüedad, sino que los
sigue desarrollando. De hecho, en la Edad Media se cultiva el punto fundamental del pensamiento de la época clá-
sica, que es el desarrollo del racionalismo.

 Corrientes de pensamiento

En la cultura clásica hay dos grandes corrientes, el pensamiento platónico y el pensamiento aristotélico. El pen-
samiento de Platón es un pensamiento que dura por mucho tiempo, hasta el punto que en el siglo III hay un renaci-
miento del platonismo denominado neoplatonismo o platonismo medio, que ha sido extraordinariamente importante,
y que tuvo influencia en San Agustín. Una parte de su pensamiento se preservó, y el pensamiento platónico va a
ser retomado por los medievales en el siglo XII. El otro gran pensador de la Antigüedad fue Aristóteles, quien tuvo
una menor discusión durante la Antigüedad Tardía, pero parte de su pensamiento se conservó, en escritos que van
a postular algo así como la semilla que va a germinar en el siglo XII y que va a dar lugar al gran problema que van a
discutir los medievales, y que se llama el problema de los universales.

Platón
La primera persona en postular el problema de los universales es Platón. Hay un diálogo platónico (que es desa-
rrollar el pensamiento a partir del diálogo y la contradicción) en el que dos generales atenienses estaban discutien-
do si era necesario aprender el arte de la guerra o si éste se ejercitaba en la batalla. Entonces lo llaman a Sócrates
para que manifieste su opinión, y él los va conduciendo a que se pregunten por qué deseaban aprender el arte de
la guerra. Así, lo primero que les demuestra es que antes de saber si es necesario o no aprender el arte de la gue-
rra, hay que aprender qué es la virtud militar. Hay que saber qué es el concepto. Platón está planteando la ontolo-
gía, ¿qué es lo que es?, el gran problema de la filosofía. En realidad, lo que él está tratando de saber, es cómo se
adecua el concepto a lo real, porque lo que él quiere es un conocimiento que le permita al hombre actuar en la
realidad (la filosofía no nace sólo como pensamiento teórico, sino que tiene un elemento práctico). Cuando yo pre-
gunto qué es algo, ese ser debe ser algo más allá de su apariencia, de su forma, hay una esencia trascendente de
ese ser que está fuera de él, existe en sí (paradigma, idea, modelo). Si yo pregunto qué es un hombre, desde el
criterio platónico, tiene que haber un hombre de todos los hombres, del cual todos los hombres son su imagen y
semejanza. El pensamiento de Platón incidió en el pensamiento religioso, cristiano: el hombre es la imagen y seme-
janza de Dios. Entre lo que se presenta y la esencia hay una diferencia: lo que se presenta expresa la esencia, pero
no es exactamente igual a ella.

Aristóteles y condiciones del racionalismo


El segundo gran pensador, que es Aristóteles, también empieza su razonamiento con algo empírico: hay que
conocer a través de lo que hay, de lo que es, pero Aristóteles, al contrario de Platón (que dice que la esencia está
fuera de las cosas) plantea que la esencia está en la cosa. Si yo quiero saber qué es el hombre, la esencia no está
en una realidad fuera del hombre, sino que está en el hombre. Esto se aplica incluso a los estudios actuales: cuan-
do uno busca un concepto típico-ideal, se está moviendo como un platónico, en tanto asume que hay una esencia
por fuera de la cosa. A Aristóteles no sólo le interesa qué es lo que es, sino cómo represento lo que es, es decir, el
discurso. Lo que le interesa es cómo se habitúa el concepto a lo real.

Corrientes de pensamiento medievales


En la Edad Media se retoma un poco de estas matrices que tienen Platón y Aristóteles, y en el siglo XII se va a
desarrollar esta problemática de qué es el hombre, con algunos autores que dicen que el hombre es una imagen de
una sustancia, de un paradigma (esto es el realismo, que se vincula con la teoría de Platón: hay una realidad fuera
de los hombres, fuera del mundo, de la cual deriva el mundo). Hay otros que van a decir que el hombre es un con-
cepto que surge a partir del estudio de cada uno de los hombres, se corresponde con la cosa, no está fuera del
hombre (esto es el conceptualismo, que se corresponde con los aristotélicos). Y otros van a decir que el hombre
es solamente una voz, un aparato: cuando hablo de un hombre de lo único que hablo es de un nombre, de voces,
es un discurso (esto es el nominalismo, a quien no le importa la relación entre objeto y concepto, sino las voces,
las formulaciones). Quien introduce el problema de las normas del discurso es Aristóteles, pero a él lo que le intere-
sa es la correspondencia entre discurso y realidad, cómo represento lo que conozco. Por ello el nominalismo es una
especie de desviación discursiva del pensamiento aristotélico.

 París, Abelardo, el problema de los universales, ética y pecado, escuelas urbanas; El primer desarrollo
de la escolástica

La actividad de los intelectuales medievales puede seguirse a través de una figura emblemática, que fue el mayor
filósofo del siglo XII: Abelardo.
Abelardo viene de Bretaña. Es hijo de un caballero, y por ser primogénito tendría que haber heredado el feudo,
pero renuncia a la carrera militar y a sus derechos como primogénito para dedicarse al estudio. Entonces se aleja
de su lugar natal y se va hacia los centros urbanos para encontrar maestros, a París.
En este punto de la enseñanza medieval encontramos un elemento interesante: el profesor empieza a someter
cuestiones de un texto a discusión con los alumnos. Y se empiezan a intercambiar al respecto opiniones diferentes,
hay una dialéctica. Hasta entonces, entre los medievales no había demasiada capacidad de optar, porque no se
podía negar la autoridad de quienes los precedieron. Y entonces resolvían la cuestión a través de la razón, trataban

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de alcanzar la concordancia de las proposiciones importantes. Pero acá tenemos un gran cambio en la historia de la
cultura: el texto deja de ser un elemento pasivo para ser un elemento activo para estudiar, hay una intervención
activa sobre el texto. Esto se va desarrollando cada vez más, y es el centro de lo que se llama la escolástica, que
es un método de razonamiento que tuvo especial relevancia entre mediados del siglo XI y mediados del siglo XV.
Abelardo es uno de esos alumnos que cuestionan los problemas, pero él logra derrotar al profesor en su propio
terreno.
Él se dedicó a viajar por diversas provincias para disputar dialécticamente con aquellos que practicaban el arte de
la dialéctica. Cuando a los veinte años se trasladó a París (cuya escuela episcopal era la más famosa y concurrida),
tuvo como profesor al jefe de esta institución, Guillermo de Champeaux. Abelardo se inició posteriormente en la
docencia, y en una especie de torneo de caballeros ridiculiza a Guillermo, quien comienza a contradecir sus propios
argumentos, y le roba sus alumnos.
La cuestión que los lleva a discutir es el llamado problema de los universales. En este tema, Abelardo es un
conceptualista (materialista), en tanto propone que el concepto reúne todas las características de cada individuo en
particular. Esto es muy importante, porque hoy seguimos funcionando con estos sistemas conceptuales. Recorde-
mos a los historiadores institucionales y jurídicos, que proponen que el feudalismo era el régimen de obligaciones
feudo-vasalláticas que se había dado del Loire al Rhin en la época de los carolingios, siendo este el feudalismo
“perfecto”, con todas las cualidades, pero cuando nos alejamos de esto hay grados de imperfección. En Abelardo,
por el contrario, lo que existe es el concepto de feudalismo, por el cual es tan perfecto o imperfecto el feudalismo de
España como el de Francia.
En esa época los alumnos pagaban las clases. Abelardo era famoso, rico, y un gran intelectual. Y le falta una mu-
jer, ahí aparece Eloisa. Abelardo tiene 40 años, está en el tope de la fama, tiene muchos alumnos y llega gente de
todo el mundo para formarse con el. Eloisa es una mujer muy culta, muy joven, que tiene un tío que contrata a Abe-
lardo como maestro particular. Y la enseñanza va cambiando de ritmo y de objeto. Eloisa queda embarazada. El tío
se enoja muchísimo y contrata dos sicarios que lo castran a Abelardo. Eloisa tiene un hijo que se llamó Astrolabio, y
se recluye en un convento. Y ahí empiezan las calamidades de Abelardo (literalmente, escribe un libro que se llama
la “Historia de mis calamidades”). Acá también encontramos un elemento que es nuevo, que es que Abelardo es-
cribe sobre su propia vida, es un surgimiento del yo, del ego. Él es perseguido por San Bernardo, perteneciente a la
orden de los cistercienses, que es una nueva orden monástica que surge entre fines del XI y principios del XII y
tiene como ideal el aislamiento, y revalorizar las viejas disposiciones de las órdenes benedictinas. Y entonces van a
tener una reacción muy contraria a los maestros universitarios, y va a perseguir a Abelardo. Abelardo decía en su
historia que lo condenan porque es superior, porque nadie lo puede rebatir. Es decir, no sólo hay una confesión de
su vida, sino una afirmación del ego y una valorización de su actividad, una inmodestia del intelectual. Le Goff sos-
tiene que este es un momento decisivo en el nacimiento de la autoconciencia del intelectual, porque justamente es
el momento en el cual el intelectual piensa en la potencialidad de su razonamiento y valora la dignidad de su propio
trabajo. Y esto es un momento decisivo para el nacimiento del humanismo, de la confianza en la fuerza del hombre
para conocer y transformar al mundo. Por ejemplo, en “Historia de mis calamidades”, está claro que le avergüenza
más el haber tenido que sufrir una castración infamante que el perder a Eloisa. Cuando nosotros vemos el amor
que el tiene hacia Eloisa vemos un amor diferente al amor cortés, porque él se sitúa en una posición de superiori-
dad con respecto a ella. Y ella acepta la superioridad de él.
Con respecto a la ética, él plantea que hay que considerar las cuestiones en cuanto a una ética de la intención, y
no en cuanto al comportamiento objetivo. Él se pregunta, por ejemplo, “¿eran culpables los soldados de la crucifi-
xión de Jesús?”, y piensa que no, porque ellos no sabían que estaban realizando un acto de maldad, creían que
Jesús era una persona que debía ser crucificada. O sea, introduce un aspecto de subjetividad, relacionado con la
subjetivización del pecado, por un lado más allá del acto objetivo (el individuo tiene una valoración propia del acto
que está cometiendo, y actúa de acuerdo a una serie de premisas que él tiene), pero también está muy relacionado
otro punto, que es la interiorización religiosa, la interiorización de Dios, que se empieza a dar como un elemento
masivo, generalizado (mientras que en los siglos IX o X Dios era un dios de la elite, y vivía fuera del hombre, y el
hombre le hacia ofrendas para que deje de haber sequías, o plagas, etc., en el siglo XII se inicia un proceso que va
a culminar con Lutero, cuando esa idea de interiorización de Dios dará surgimiento a una nueva religión).

 La interiorización religiosa; El concepto de Marx y de Weber acerca de esa interiorización

El proceso de interiorización fue una problemática que fue objeto de reflexión de los dos grandes fundadores
de las ciencias sociales, Weber y Marx. Y es interesante porque ellos tenían dos posiciones dicotómicas sobre có-
mo comprender este proceso de interiorización.
Para Weber el elemento fundamental en el surgimiento del capitalismo es que el hombre trabaje en una profesión
para conseguir un lucro, a partir del trabajo metódico. Esto es apartarse del camino natural, en tanto lo normal es
que el hombre trabaje hasta juntar lo necesario para cubrir sus necesidades y luego deje de trabajar. Para que el
individuo siga trabajando por un beneficio, tiene que tener una racionalidad, una acción dirigida a un fin, que lo
aparte del status natural. La importancia de Lutero, y del proceso de interiorización religiosa anterior a Lutero, es
que educa al individuo de una manera que escapa al status natural. El individuo que se contiene en la relación se-
xual, que ayuna, es un individuo que está viviendo conducido por una conducta racional, y esto se logra cuando
Dios está dentro del individuo, y dirige sus acciones.
Marx es casi lo opuesto al concepto de Weber. Él elabora su concepto de religión a partir del plante de Feuer-
bach, según quien no es Dios el que creó al hombre, sino el hombre quien creó a Dios. Esto significa que el hombre
crea un ser superior que reúne y sintetiza todas las cualidades que tiene la especie, y luego se subordina a su crea-

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ción, se convierte en un atributo de Dios, y aquí entra en juego el concepto de enajenación. La idea sale del espíritu
del hombre y toma una existencia propia. El hombre crea una fuerza externa y se vuelve su servidor. Por eso, se-
gún Marx, es importante llevar a cabo una crítica que lleve a la destrucción de la sociedad que permite que esos
elementos ilusorios funcionen. Y esto sólo podrá ocurrir cuando las masas se radicalicen, lo cual sólo ocurrirá cuan-
do se argumente para el hombre. Y esto, a su vez, sólo tendrá lugar cuando se derriben todos los servilismos que el
hombre ha creado. El eje de esto está en el proceso de interiorización porque, como dice Marx, con la interioriza-
ción religiosa y el proceso de alienación, el hombre deja de depender del cura exterior para depender de su alma,
del Dios que tiene en su interior. Por eso Marx tiene un pensamiento libertario, la liberación no es sólo terminar con
las conciencias objetivas que oprimen, sino también terminar con ese servilismo interior que tiene el individuo.
Los conceptos de interiorización de Marx y de Weber tienen enormes diferencias, por ejemplo porque en Marx el
problema de la enajenación sigue siendo un problema central a lo largo de toda la vida del individuo, mientras que
para Weber se avanza hacia un sistema capitalista progresivamente racional, en el que el hombre va a dominar su
forma y su funcionamiento de una manera acabada.

 La querella de las investiduras y las cruzadas

Hacia el año 1000, y a medida que avanza el fraccionamiento del poder político, el papado encuentra que las mo-
narquías son cada vez más débiles (excepto en el caso del Imperio Romano-Germánico, que por el momento es
fuerte, aunque también se va a debilitar en los siglos XII y XIII). En el 1050 el Papa observa que el poder de Francia
está debilitado, al igual que el de Inglaterra o el de España, en Italia directamente no existe un poder central, enton-
ces el Papa proclama la superioridad del poder papal, a partir de dos dictámenes, uno en el 1059 y el más fa-
moso en 1075, que lo hace Gregorio VII, la llamada Reforma Gregoriana. Ahí se proclama que el Papa es la autori-
dad superior sobre todas las otras autoridades que hay en la tierra, que tiene la prerrogativa de nombrar a los obis-
pos y a las altas dignidades de la Iglesia. Y además se pronuncia en contra de la compra de los cargos eclesiásti-
cos, y se pronuncia a favor del celibato. En realidad lo que quiere el Papa es sustraer a la iglesia del dominio del
poder laico. Esto va a llevar a un conflicto con el Imperio, la llamada “querella de las investiduras”.

 Integración social y herejías; Surgimiento de una sociedad represora: judíos, moros, leprosos; Domini-
cos y franciscanos

Por otra parte, la interiorización religiosa es lo que nos permite explicar el nacimiento de la disidencia religiosa,
es decir, el nacimiento de las herejías. Esto tiene que ver, por un lado, con un desarrollo real, objetivo, en el cual la
iglesia misma participa, y también con el desarrollo intelectual a partir de pensadores como Abelardo, que da lugar
a una nueva espiritualidad en occidente.
En el período alto-medieval, siendo la religión una cuestión de elite, no había herejías, pues la cultura cristiana
era muy superficial a nivel de la población. Las herejías aparecen a partir del año 1000, y tienen que ver con la críti-
ca a la Iglesia o a las prácticas de la Iglesia o de los eclesiásticos (no con el dogma en sí; un ejemplo es la crítica a
que la religión no tiene que ver con edificios, si no con las creencias, pero la religión en sí no se cuestiona). La Igle-
sia emprende por ello una lucha contra las herejías, contra todo tipo de manifestaciones disidentes. Hacia el siglo
XII, entre el 1120 y 1150, hay otro auge de movimientos heréticos. Y el siglo XIII es cuando se ajustan los elemen-
tos represivos; es el momento en el cual los mecanismos represivos se hacen más fuertes y estables (ya desde el
1000 se venía dando la sociedad "represora", sin embargo más tarde se consolidaría). Aquí la Iglesia tiene una
participación muy activa, por ejemplo en la inquisición. La Iglesia quiere dominar todas las esferas de la vida del
individuo y de la sociedad: el tiempo cotidiano (a partir de las campanadas), las estructuras de parentesco (exogá-
mico, monogámico, indisoluble), la sexualidad (prohibiendo días y posiciones del coito), la escritura, la educación, la
conciencia del individuo (a través de la confesión). La Iglesia tiene como policías (los curas) que controlan quién ha
cumplido o no con los diferentes sacramentos (casamiento, bautismo, confirmación). Es decir, la Iglesia aspira a un
control totalitario. Dentro de estos elementos de control, lo que cada vez es más creciente es el control sobre todas
las manifestaciones heréticas, disidentes, etc. Los herejes no se subordinaban a la autoridad papal. Por ello eran
expulsados de la Iglesia.
En esta época el hereje es quien no admite la autoridad de la Iglesia. Esto pasa a ser cada vez más condenado.
Desde principios del siglo XIII, la Iglesia va a estar mucho más interesada en la represión que en la discusión. En el
siglo XIII empieza a funcionar la Inquisición para exterminar la herejía. La elección de la quema de la persona como
castigo tenía dos razones: por un lado, la Iglesia tendía a negarse a derramar sangre; por el otro, el fuego purifica-
ba. La Iglesia mandaba predicadores (por ejemplo al sur de Francia, muy infestada por los herejes). Cuando los
predicadores son insuficientes, Roma hace un pacto con París y manda una cruzada. Los cátaros son así abolidos
a manos de los cruzados de Simón de Montforte.
Esto no quiere decir que no haya habido pervivencia de herejes, sobre todo en áreas que estaban menos contro-
ladas por el poder político o por el poder de la Iglesia (en los Pirineos, por ejemplo, los pastores eran todavía here-
jes cátaros en el siglo XIV). De hecho, en el sur de Francia la herejía fue, en muchos aspectos, apoyada por el po-
der político, de la misma manera que los reyes de Aragón apoyaron la herejía de los espirituales (herejes de los
franciscanos). Apoyaban estas herejías porque predominaron razonamientos políticos. El conde de Toulouse (en
Francia), por ejemplo, buscó en los cátaros un apoyo para independizarse del centralismo de los Capetos en París.
Los Capetos se alían con el papado para derrotar a la vez a los herejes y a la idea de independencia del sur de
Francia. Entre los herejes aparecen movimientos que están comprometidos con proyectos políticos. Algunos son de
apoyo a la monarquía (la intermediación de la Iglesia es combatida apoyando a los monárquicos).

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A la Iglesia le interesa la universidad no solamente porque tiene funcionarios para fortalecer el pontificado en toda
estructura organizativa, sino también porque tiene necesidad de predicar, de discutir, de eliminar la disidencia, y
esto lo hace no solamente por las armas, sino también lo hace por la predicación. Aquí va a apelar a los Francis-
canos y a los Dominicos. La enseñanza entonces empieza a tener para algunas figuras de la Iglesia una utilidad
práctica, y esto en parte explica el paso de la escuela catedralicia a la universidad.
La Iglesia se dio cuenta de que no podía seguir predicando como lo hacía San Bernardo, como un señor feudal.
Por ello adopta a un San Francisco, que acepta estar bajo el dominio del Papa (por eso se ha hablado del francis-
canismo como herejía domesticada), y sale a predicar como los pobres (vistiendo como pobre). Esto le permite
llegar a las poblaciones. Aparece acá el monje que ya no está en aislamiento, retirado en el campo, sino que se
inserta en la ciudad. Los monasterios en las ciudades se convierten en conventos. Muchos de ellos son predicado-
res itinerantes. El hereje reproduce el radicalismo itinerante de los apóstoles. Al mismo tiempo, los franciscanos
hacen ese mismo radicalismo itinerante, con una peculiaridad: los prédicos condenaron sistemáticamente a los
juglares y a los trovadores, porque era gente que no tenía oficio, era gente casi incontrolable. Los franciscanos
aportan los métodos de los juglares y los trovadores para la predicación. Y algunos de los predicadores eran famo-
sos, se los esperaba con ansia, eran muy populares. Es interesante cómo la Iglesia fue cambiando la imagen de los
juglares y trovadores hasta ser una profesión aceptada en Santo Tomás.
Pero además de esto lo que interesa también a la Iglesia es controlar y discutir no solamente al hereje, sino a la
minoría confesional. Cuando hablamos de las minorías confesionales problemáticas, perseguidas, en primer lugar
está la minoría de los judíos. La animosidad y hostilidad contra los judíos ya empieza desde el siglo XI. Se acelera
a partir de las cruzadas, y se acelera, en definitiva, con el clima que se está viviendo en lo espiritual. Esto tiene su
vínculo con la interiorización religiosa. Sobre todo en la segunda mitad del siglo XI, cuando la Iglesia llama a las
cruzadas, cuando llama a la peregrinación armada para ir a rescatar al santo sepulcro, que estaba en manos del
infiel, ahí aparecen también, en forma creciente, las manifestaciones de antisemitismo. En muchos casos la Iglesia
promueve que los predicadores llamasen a matar a los infieles para recuperar el sepulcro. Este llamado también lo
escucha gente que no está establecida en ningún lugar, y aparece una cruzada de pobres dirigida por Pedro el
Ermitaño (un monje), que se dirige a matar infieles. Cuando llegan a Colonia, se dan cuenta de que los infieles es-
taban más cerca de lo que pensaban. Estos infieles eran judíos; contra ellos se concentró esta cruzada en un prin-
cipio. Más tarde pasarían a oriente, masacrando a los árabes y a los turcos.
O sea, aparecen las manifestaciones crecientes en contra de la población judía. En un principio, la Iglesia
planteó que los judíos eran el pueblo de la égida, es decir, el pueblo que había matado a Dios, y que la razón por la
cual los judíos podían seguir viviendo es que eran testigos de la muerte de nuestro señor. Este es un concepto bá-
sico para que en un momento determinado se transforme el pueblo judío de pueblo religioso en raza. El hecho de
que es un pueblo que carga con la culpa de la muerte de Dios, es un pueblo que tiene un linaje satánico, un pueblo
que tiene una carga genética, es una raza. Aparece ya no el antijudaísmo con base religiosa, sino el antisemitismo.
En el siglo XII comienzan las representaciones estereotipadas de los típicos judíos: huesudos, nariz ganchuda,
flacos, avaros, etc.
Hay otros factores que se van sumando a esto, en parte para explicar la animosidad popular. El antijudaísmo se
corresponde con la expansión económica europea. Esto pudo haber llevado a una mala convivencia entre las
poblaciones. Muchas veces se constataba que los judíos tenían tierras, convivían en las comunidades, y muchas
veces participaron en conflictos dentro de las comunidades. Es importante pensar en la propaganda eclesiástica
contra el judaísmo, pero también es importante pensar que el crecimiento económico daba una oportunidad para
quedarse con las tierras de los judíos. Además, en el crecimiento creció la economía monetaria, y los judíos se
habían dedicado al préstamo por dinero, porque no había intervención religiosa para hacer ese préstamo (interven-
ción que sí existía en la religión cristiana). Cuando viene el desarrollo económico, en muchos casos a los judíos se
los relega al préstamos para los sectores populares, y por lo tanto es la figura más negativa que tenía el campesino,
quien si lo mataba incluso se liberaba del acreedor. Esto también es muchas veces fomentado por los predicadores,
e incluso por la monarquía que, abandonando la antigua política de protección a los judíos, pasa a aplicar políticas
activas de persecución contra ellos (las famosas expulsiones en el siglo XIII en Gran Bretaña, siglo XIV en Francia,
1492 en España), persecución contra los judíos o contra prácticas judaizantes (contra aquellos que no comían cer-
do, o no trabajaban los sábados, etc.).
El antisemitismo es una estructura mental de larga duración. También hubo una contra los leprosos Esta es-
tructura de larga duración no es ahistórica: tiene un momento de nacimiento histórico. Es transmitida de generación
en generación. Ante determinadas coyunturas históricas concretas resurge como una especie de instrumento de
lucha. Por eso, en su criterio, efectivamente, es en la Edad Media donde este tipo de estructura mental se consoli-
da, se estructura. Es el momento en que aparece la idea de antisemitismo. El judío no es una raza; es en realidad
un individuo que toma otra religión, nada más. El antisemitismo es una construcción política. Supone que los todos
los judíos son semitas, cuando muchos no lo son. Muchos han optado por convertirse en judíos para oponerse a la
ortodoxia o al Islam (por ejemplo, los Cátaros).

 Aporte árabe

En esto de avanzar sobre los infieles se inscribe Pedro el Venerable, abad de Cluny, quien estaba interesado en
entender cómo pensaba el infiel. Y en el 1086, cuando Toledo cae en manos cristianas, envía intelectuales traduc-
tores a Toledo para traducir los textos árabes al romance y al latín, para recuperar la cultura clásica (Aristóteles, por
ejemplo), para traducir el Corán. También Sicilia es un punto de contacto entre la cultura árabe y la cristiana. Esto
es importante porque muestra que el occidente no es un receptor pasivo de cultura, sino que va a buscarla. Y así se

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introduce en occidente la cultura árabe y el pensamiento aristotélico, que va a tener su momento de esplendor en el
siglo XIII.

 Guillermo de Occam, el averroísmo latino y sus consecuencias sociopolíticas: husitas y lolardos; Movi-
mientos anticlericales; Las respuestas de la iglesia

Hay dos caminos fundamentales a través de los cuales se conoció el pensamiento de Aristóteles. Uno es Santo
Tomás, quien dice que la razón es esclava de la fe, está al servicio de la fe. El otro fue su comentarista por exce-
lencia, que es Averroes. Y así aparece el averroísmo latino, un movimiento mal llamado de la “doble verdad” (en
relación a una verdad científica y otra religiosa). Ellos sostienen una nueva concepción en la forma de conocer, en
tanto proponen dos caminos: el camino de la fe y el camino de la ciencia. No es tanto una doble verdad porque no
hay ateos en este momento, es más bien un doble camino de conocimiento: uno por la fe y otro por el razonamien-
to. Por la fe conozco sin intervención de la razón (lo opuesto a Abelardo), es el conocimiento a partir de La Biblia, es
un camino espiritual, que se conecta con el misticismo medieval. Conocer a través de la razón implica conocer me-
diante la observación, la experimentación. Ahora bien, si yo tengo un camino de conocimiento que es la ciencia, el
razonamiento, y otro que es la fe, que lleva a Dios, y la fe la tiene cada uno de los individuos, no es necesaria la
intermediación sacerdotal para conocer a Dios. Lo necesario es leer la palabra de Dios en la Biblia, cada uno puede
conocer a Dios de esa forma. Esto implica una ruptura con la Iglesia, la cual había impedido que cualquiera pudiera
leer la Biblia individualmente, porque no se puede hacer una lectura literal. Si la Biblia dice que la iglesia de Cristo
es la iglesia de los pobres, había que hacer esto compatible con la iglesia oficial, y dice que los pobres son los que
no tienen armas. La iglesia lo que plantea es que hay que prohibir o limitar la libre lectura de la Biblia.
Un averroísta del s XIV fue Guillermo de Occam. Y este tipo de pensamiento dio lugar a movimientos políticos y
religiosos tales como los husitas (movimiento reformador y revolucionario surgido en Bohemia en el siglo XV) y los
lolardos (movimiento político y religioso de finales del siglo XIV e inicios del XV en Inglaterra). Todo esto es prepa-
ratorio de Lutero, y por eso la interiorización religiosa es tan importante. Todo esto se conecta con estos herejes
que critican a la iglesia, que critican al cura indigno y que plantean que la fe es una cuestión interior y se puede
prescindir del cura. Y empiezan a criticar la misa, la transubstanciación, la transformación del pan y el vino en cuer-
po y carne de Cristo. Critican todo lo que es litúrgico, todo lo que es mediado por el sacerdote. Ellos empiezan a
tener un Dios adentro, es el concepto que ha trabajado Marx (desde el punto de vista de la enajenación) y Weber
(desde el punto de vista de la racionalización de la conducta).
Acá nos encontramos con que en realidad muchos de los herejes están planteando cosas muy parecidas a otros
que no fueron herejes. Hay dos situaciones arquetípicas, una correspondiente con herejía y la otra no, aunque plan-
teen cosas similares. El primer caso es el de Pedro Valdo, que era un mercader rico de la ciudad de Lyón, que
tiene una crisis con su riqueza y la dona toda (los bienes muebles, porque los inmuebles se los deja a su mujer) y
contrata a clérigos que le traduzcan trozos de la Biblia, porque no lee latín. Entonces sale a predicar la Biblia por los
caminos. Es el criterio de los herejes, volver a la pobreza de los apóstoles (por eso es importante el Nuevo Testa-
mento), entonces predica contra la acumulación de bienes. Esto dará lugar a los valdenses, que reivindican el crite-
rio de pobreza. El otro caso paralelo es el de Francisco de Asís, cuyo padre era un comerciante de paños. Y tam-
bién en un momento determinado sufre una crisis y se desprende de la riqueza, rompe con su familia y su pasado y
se transforma en predicador. Es un predicador de la pobreza evangélica. Los seguidores adoptan el andar descal-
zos, el irse a los lugares de oración y el predicar en parejas de a dos. Pero uno es hereje y otro no. Porque en un
momento determinado Francisco acepta incluirse bajo el gran paraguas de la Iglesia. Y esto esta vinculado a un
cambio de estrategia que hizo la propia Iglesia, porque en el sur de Francia se había extendido la herejía de los
cátaros, y la Iglesia se da cuenta de que tiene que elaborar otro sistema de predicación. Entonces el papado acepta
a los predicadores de la pobreza, a los dominicos y a los franciscanos, para combatir a la herejía, siempre defendie-
ran la estructura de la iglesia. Los historiadores hablan por ello de Francisco como un hereje domesticado. Y así en
la orden franciscana aparece una divergencia, entre los conventuales, que defienden al papado y a la iglesia, y los
“fraticelli” o espirituales, que dicen que la orden se desvió del camino original. Los franciscanos llegan a ser grandes
predicadores, en el ámbito urbano, donde nace el convento, que es una construcción urbana, apartada de la cate-
dral (que era donde estaba el obispo).
Los cátaros, se desarrollan en el centro-norte de Italia, Renania y sur de Francia. Son dualistas (maniqueístas).
Plantean que si Dios es la fuente del bien, no puede ser la fuente del mal, ésta tiene que ser Satán. Este dualismo
es incomparable con la idea de Dios único y superior, porque equipara a Satán con Dios. Contra esta herejía se
organizaban los dominicos y los franciscanos. En los Pirineos, los cátaros persistieron hasta el siglo XIV.
Los movimientos herejes se transformaron cada vez más en un movimiento contra la Iglesia que ésta no podía
controlar. Niegan la autoridad del sacerdote y están contra el mecanismo de la salvación. Hacia el año 1000, no
sólo empieza la persecución hacia las minorías heréticas, sino también el control de las minorías confesionales: la
lucha contra el infiel en las fronteras y contra los judíos en Europa.

 Surgimiento de las universidades; La funcionalidad de las universidades

Con la mencionada recuperación de los clásicos, se van estableciendo, en el siglo XIII, una serie de autoridades,
por ejemplo Euclides en geometría, Tolomeo en astronomía y geografía, Aristóteles en filosofía natural, etc. Y en
especial va a haber un importante cambio en la construcción de las estructuras de educación. Entre fines del siglo
XII y comienzos del XIII, va a tener lugar el nacimiento de las universidades. Cuando nosotros hoy pensamos en
una universidad, tendemos a pensar en un edificio, con sus autoridades, estatutos, etc. En realidad, en la Edad

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Media lo que se percibe como la universidad es una institución de corporación, o sea un gremio, un sistema corpo-
rativo. Y esto es extraordinariamente importante para el desarrollo de los estudios. Porque la universidad se institu-
ye a partir del momento en que la autoridad religiosa (el Papa) o la autoridad política (el Rey) le otorgan al gremio
universitario una inmunidad, una prerrogativa para autorregirse, como cualquier otro gremio urbano. Son derechos
de autogobierno. Y estos derechos se van dando a partir de una serie de privilegios, por eso no hay una única fe-
cha de constitución de las primeras universidades. Hay una serie de derechos que se les van otorgando a los uni-
versitarios hasta que la universidad está funcionando como una corporación autónoma. Este hecho es lo que lleva a
una cierta indeterminación en la fecha de la construcción de la universidad, o más bien de la conversión de las es-
cuelas catedralicias en universidades. En esto estriba la pugna entre París y Bologna para ver cuál fue la primera
de las universidades. En el siglo XIV ya hay una proliferación de universidades en todos lados, excepto en Inglate-
rra, que durante mucho tiempo va a tener sólo dos: Cambridge y Oxford.
En principio la universidad se componía de facultades, y había cuatro: Artes (paralelo a nuestro colegio secunda-
rio), Derecho, Medicina y Teología. Los últimos tres eran los estudios superiores. Un joven entra en la pubertad a la
facultad de Artes (no había prerrequisitos establecidos para esto), había algunos que ya venían sabiendo leer y
escribir y otros eran prácticamente analfabetos. Cuando se recibían de Bachiller pasaban a los estudios superiores.
Y cada uno de estos estudios superiores estaba fuertemente radicado en una ciudad: Bologna se había constituido
en un centro importante del estudio del derecho, tanto civil como canónico. París era el centro de filosofía y teolo-
gía, que eran considerados los estudios más importantes. Montpellier era el centro de Medicina. Cuando las univer-
sidades se van extendiendo a otras áreas, se hace importante el estudio de derecho. La mayoría de las universida-
des tenían estudios de derecho, lo que nos alerta sobre las necesidades de la monarquía.
Cuando un alumno llegaba a la universidad elegía un profesor con el cual se iba a graduar, era su maestro. Ha-
bía profesores que tenían más alumnos y otros menos. Fundamentalmente se trabaja en base a citas, o a recopila-
ciones de citas. Había algunos textos que eran los textos guías. Estas autoridades no pueden rebatirse, y cuando
hay oposiciones importantes se trata de buscar la concordancia, no se puede decir que la autoridad no tiene razón,
por eso el concepto de autorictas es tan importante para el desarrollo del pensamiento medieval y para el desarro-
llo del racionalismo. El maestro (magíster) es quien resuelve la problemática, es el que tiene la licencia para ense-
ñar. Pero la afirmación del magíster puede ser discutida, no es autorictas.
En este período ya empieza la producción en serie de libros, que se hacia por manuscritos en forma de organi-
zación capitalista. Hay un librero, que es un empresario, y tiene una serie de escribas o empleados que copian los
libros. Y con eso trabajan los estudiantes, aunque aun en el siglo XIII todavía no todos los estudiantes tenían libros.
A partir de 1450, con el surgimiento de la imprenta, los libreros o se reconvierten o se funden.
Y en el gremio podía haber preponderancia de los profesores, como en el caso de París, o de los alumnos, como
en Bologna. En este último caso, la mayoría de los estudiantes eran hijos de la nobleza y de los sectores altos de la
burguesía, y controlaban si el profesor cumplía con los horarios, si daba clases, etc.
Hay un elemento muy importante, que es que un ayudante después de un tiempo estaba preparado para ser un
magíster. Esto es importante porque los que concedían este “doctorado” en el siglo XIII eran los profesores universi-
tarios, y no el obispo o el canciller del obispo. Esto hace a la autonomía de la universidad.
La incorporación del pensamiento aristotélico, por ejemplo, planteó el problema de la incompatibilidad entre el
pensamiento cristiano y el pensamiento griego aristotélico. Esto llevó a la reacción de buena parte de la jerarquía
eclesiástica, que se opuso a la enseñanza aristotélica. Las prohibiciones a la difusión de este pensamiento (entre
las cuales la más importante se dio en París en el siglo XIII) fueron inefectivas. Los universitarios lograron a fin de
cuentas que en el siglo XIV Aristóteles se enseñara en las universidades. Los universitarios defendieron así la auto-
nomía de la universidad. La universidad debe ser entendida como una estructura jurídica corporativa, gremial, al
igual que un feudo o gremio. La herramienta más concreta que los universitarios tuvieron para defender su autono-
mía fue la huelga universitaria; se desataba por la intromisión del poder político dentro de la universidad.
Como decía Le Goff, el estudiante universitario solía espantar al burgués. La universidad estuvo en las ciudades
siempre peleando con las estructuras municipales. Los universitarios solían tener una forma de vida que provocaba
escándalos en la Edad Media (emborracharse en tabernas, buscar prostitutas, etc.). Eran intervenidos por la policía
y llevados presos. En estos casos la universidad tenía una reacción particular: los profesores universitarios prote-
gían a sus estudiantes y reclamaban el derecho de la universidad a juzgarlos, porque la universidad tiene inmuni-
dad jurisdiccional, y ninguna otra autoridad más que la autoridad corporativa pudiese incidir sobre la universidad. Se
daba así una lucha de poderes. Los de la ciudad se resistían a lo que pedían los universitarios, y cuando los uni-
versitarios veían que sus derechos no eran respetados, se decretaba la huelga (se suspendían todas las activida-
des universitarias).
En Paris se dio entre 1229 y 1231 la huelga más importante, que se extendió a otras universidades, y favoreció el
crecimiento de universidades menores de provincias. Cuando se paralizaban las actividades universitarias se para-
lizaba gran parte de la economía urbana: los universitarios eran también un motor económico (porque eran un polo
de atracción para habitantes de todo el país: por un lado porque significaban alojamiento, pero también porque se
paralizaba la industria de los manuscritos. La ciudad perdía prestigio, y muchos centros de poder político (como el
papado), que estaban interesados en que la universidad siguiera funcionando, empezaban a preocuparse. Esto
llevaba en definitiva a retroceder la incidencia política urbana y a admitir la autonomía universitaria. La autonomía
universitaria es, ante todo, la autonomía para darse sus propios planes de estudio. Además, los universitarios con-
trolaban, a partir de la autonomía, el "dar el título": como ya fue dicho, no podía ser el obispo (como en la escuela
catedralicia) quien lo hiciese.
El título no habilitaba para el ejercicio de una profesión: para muchas (abogado, por ejemplo) no era necesario
tener títulos, muchas veces había que ser "acomodado". El título habilitaba para la enseñanza, y se otorgaba a par-

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tir de una prueba. Por ejemplo, para ingresar al gremio de artesanos, había que realizar una "obra maestra" que era
examinada por las autoridades del gremio. Ellos aprobaban la obra y con eso incorporaban un nuevo tejedor al
gremio. Lo mismo pasaba en el ámbito universitario.
Cuando el alumno iba progresando en sus estudios se convertía en una especie de ayudante. Cuando este auxi-
liar se sentía en condiciones de licenciarse para la enseñanza, entonces preparaba la defensa de su tesis. Ésta
siempre se dividía en 3 o 4 proposiciones que él defendía ante el gremio universitario. Era la ceremonia del "docto-
rado", una ceremonia larga que paralizaba todas las actividades del gremio. El siguiente ciclo lectivo sería el del
profesorado. En la fiesta el doctorando terminaba invitando a todo el gremio a una comida muy cara (hasta el punto
que algunos alumnos no se podían graduar porque no tenían dinero para la comida).
La ceremonia habilitante era igual que la que formaba un caballero, que la de ordenamiento sacerdotal, que la
que transformaba a un oficial en maestro. Esta era la ceremonia que transformaba a un estudiante aspirante en
maestro de la universidad. Era lo que hacía de la universidad un gremio, una corporación.
La corporación no era una cuestión homogénea. Desde el momento en que las universidades se estructuran, la
necesidad del papado de discutir la incidencia eclesiástica, de tener buenos predicadores, hizo que el papado insti-
tuyera las órdenes de los dominicos y de los franciscanos, en los comienzos del siglo XIII, que iban a tener
funciones muy importantes en combatir la disidencia herética y en la predicación. Los franciscanos y los dominicos
necesitan la instrucción universitaria; van a las universidades a aprender, y van a constituir una especie de cuerpo
especial dentro del gremio de los profesores. Cuando había huelgas universitarias, los franciscanos y dominicos no
participaban. Esto llevaba a resquemores, enfrentamientos, acusaciones entre ellos. Franciscanos y Dominicos
universitarios constituían un segmento que provocaba fricciones dentro del gremio, entre otras cosas porque ellos
vivían de la limosna. No vivían de la enseñanza. Por eso, los universitarios de oficio (los maestros) defendían acé-
rrimamente la situación de vivir de la enseñanza. Defendían la estructura corporativa de la universidad.
El objeto de la Iglesia por la cual manda gente a la universidad y alienta a los sectores universitarios es que la
Iglesia debe luchar contra la disidencia. También las universidades empezaron a responder a otra necesidad, la del
poder político y la de la monarquía. El siglo XIII -en el cual crecen las universidades- es el siglo en el cual se desa-
rrollan las monarquías, en especial desde la segunda mitad de ese siglo. Hay un cambio en las estructuras políti-
cas.

 Las bases medievales del pensamiento moderno

En el siglo XIII, esta autonomía universitaria donde el poder político no podía penetrar aseguró la pluralidad del
pensamiento, había convivencia de diferentes tendencias y opiniones. El hecho de que nosotros hayamos seguido
cultivando el racionalismo, el logos griego, es un producto de la universidad medieval.
Y esta autonomía universitaria es la que constituye el sistema feudal, el señor feudal tiene una autonomía políti-
ca, el patriciado urbano tiene una soberanía política sobre el territorio que circunda la ciudad, el gremio tiene una
autonomía política para determinar las normas que lo rigen, etc. Es decir, el sistema feudal es lo que permite com-
prender el por qué de las universidades. Por eso la universidad es una institución occidental, y no árabe. Si uno lee
la vida de Averroes, o de otro intelectual árabe, se da cuenta que estaban sujetos al arbitrio del califa o del emir. Y
si gozaban de la protección del autócrata podían vivir muy bien, pero si caían en desgracia, todo se les terminaba.
Por eso el problema de la universidad sólo puede ser comprendido en la totalidad del feudalismo. De todas formas,
esta autonomía universitaria es relativa, porque la universidad provee a la Iglesia y al Estado de funcionarios, de
modo que tiene una relación con estas instituciones, está trabajando para ellas. Pero hay oscilaciones: la universi-
dad tiene períodos en los cuales hay mayor autonomía y períodos en las cuales está más subordinada al poder
político (s XIV y XV). Esto se relaciona con que en esta época proliferan las universidades que responden a las
necesidades de las monarquías. Y los universitarios se empiezan a convertir en una casta, como los gremios, los
profesores eran hijos de profesores y se relaciona con que la universidad interviene en los intereses del poder polí-
tico, por ejemplo dictamina sobre las situaciones de herejía o de brujería. O sea hay una autonomía relativa. Y la
universidad actual es un derivado de la universidad medieval. Sigue estando estructurado como un gremio. Pero es
ahí donde surge el pensamiento crítico. Hay una rivalidad entre los profesores que pasan a ser funcionarios del
estado y los que trabajan por el conocimiento.

UNIDAD 7. CENTRALIZACIÓN POLÍTICA

 Hegel y la división entre sociedad política y sociedad civil

La problemática de las estructuras políticas no está muy estudiada. Para ello voy comenzar explicando qué es el
Estado. En esto tiene una importancia fundamental Hegel, porque en él aparece por primera vez una escisión entre
lo que sería la burocracia o la sociedad política y la estructura económica o lo que Hegel también llamó sociedad
civil. Hegel plantea que con la producción de mercancías aparece esta división entre el ámbito de la producción
económica y el ámbito de la sociedad política o del poder hegemónico. Hegel capta que, a diferencia del sistema
feudal, donde el señor era el dueño de la tierra y el dueño del poder político, en el sistema de producción de mer-
cancías había una escisión entre el propietario de los medios de producción, el productor económico, y quien deten-
taba el poder político. El Estado se había separado de la economía. Esto significa que los propietarios de los me-
dios de producción delegaron el poder político en un estamento específico: la burocracia. Hegel fundamenta esto
planteando que en la producción de mercancías no se puede dejar actuar libremente a los productores individuales,
porque el conflicto entre los distintos productores llevaría a la autodisolución de la sociedad. Reaparece el problema

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hobbesiano del orden, es decir, habría un estado de naturaleza que llevaría a una lucha de todos contra todos por
la competencia económica, por lo tanto para Hegel eso implicaría la imposibilidad de la reproducción socio-
económica.
El sistema político de Hegel se relaciona con pensar cómo hay diferentes instancias que anulan el conflicto, y
que permiten la reproducción social. Hay una instancia en la que el conflicto comienza a anularse a partir de presu-
puestos que derivan de la misma producción. Por ejemplo, si bien hay división y competencia entre distintos produc-
tores, la división social del trabajo lleva a la complementación entre los productores. Además, en la época en que
Hegel escribe, él observa que los mismos productores están organizados en gremios o corporaciones, que son los
gremios o corporaciones medievales. Hay una segunda instancia en la cual el conflicto se absorbe todavía más,
que es una instancia intermedia entre el vértice político y la base económica, que es el Parlamento, donde la exis-
tencia de estamentos (nobleza laica, nobleza eclesiástica y tercer Estado) está implicando otra instancia de unidad,
de absorción del conflicto. Y el último y definitivo nivel de absorción del conflicto está dado por la sociedad política,
por la burocracia. Con la burocracia, la absorción del conflicto comienza a ser una dirección deliberada y racional-
mente elegida (ya no es una situación espontánea como podía ser la interdependencia de los oficios). Por eso, para
Hegel lo político determina el funcionamiento social, y por eso se nos presenta como un apologista del Estado abso-
luto.

 Influencia del esquema de Hegel en la historiografía sobre el Estado y el feudalismo; El concepto de


Marx y de Weber

El esquema de Hegel va a persistir en los autores posteriores, que plantean como elemento fundamental la esci-
sión entre sociedad política y sociedad económica.

Marx
Marx va a hacer dos planteos. Uno es que el conflicto no se absorbe, porque si un elemento es contradictorio
no puede ser al mismo tiempo mediador, y por lo tanto el Estado no anula las contradicciones, sino que por el con-
trario las perpetúa, y de una forma especial: en la forma de lucha de clases, porque el Estado responde al interés
de una clase contra otra, es un Estado de clase, no es un Estado colectivo. Por lo tanto, el Estado perpetúa el con-
flicto, aunque aparente anularlo (por eso Marx introduce al lado del problema del Estado el problema de lo ideológi-
co). Esto se acompañó por el planteo de que no es el Estado el que determina el funcionamiento social, porque no
anula el conflicto, sino que es la economía la que determina el funcionamiento social, y la existencia de la su-
perestructura política.

Gramsci
Gramsci retoma la escisión planteada por Hegel cuando distingue entre la estructura económica, la sociedad civil
(nivel intermedio: escuelas, partidos políticos, etc.) y el vértice político. Según Gramsci, tiene que haber conectores
que relacionen al sistema político con las necesidades económicas, y por eso él le da tanta importancia a las
múltiples instituciones de la sociedad civil, que actuaban como mediadores entre el vértice político y el nivel de la
producción económica. Muchas cuestiones del Estado se pueden resolver a partir de las estructuras corporativas, y
Gramsci era muy consciente que ellas se derivaban de la Edad Media.
El hecho de que el Estado capitalista sea una estructura política no configurada por los capitalistas, es decir,
que el burócrata no sea un capitalista, es lo que hace que el Estado aparente ser un elemento neutro por encima de
las clases, lo que permite que el burócrata pueda presentarse como un técnico neutro concretando el universal,
presentándose por encima de los intereses de clase, en el sentido en el que lo decía Hegel, pero no como elemento
real, sino como apariencia. Así, la realidad es que el gobierno no está formado por capitalistas; pero esto es sólo
una parte de la realidad (esto es la ideología), porque si esto fuese así, entonces la sociedad política concentraría la
coacción y el consenso, y en esto Astarita no está de acuerdo con Gramsci ni con la interpretación que de Gramsci
hace Anderson, cuando plantean que hay una especie de graduación entre la coacción y el consenso. Ellos dicen
que el Parlamento es el ámbito del consenso, y donde la coacción es menor, y el Poder Ejecutivo es el ámbito de la
coacción, donde el consenso es menor. El concepto que yo tengo es que justamente porque el Estado está dirigido
por burócratas no capitalistas, siendo un Estado capitalista, concentra las funciones de coacción y de consenso, y
esta es la estructura básica. De hecho, aún cuando falta el Parlamento la estructura política sigue cumpliendo las
funciones consensuales. A la burguesía si hay democracia o no le interesa muy poco, el único interés invariable de
la burguesía es la defensa de la propiedad privada, todo lo demás son elementos circunstanciales.

Weber
Esta problemática de la división entre poder económico y poder político nos plantea el problema de entender el
surgimiento de esta división, sobre todo teniendo en cuenta que en la Edad Media el señor concentraba en sus
manos ambos poderes. La respuesta de Weber a este problema es que la burguesía necesitaba una estructura
jurídico-legal que respondiera a sus intereses. La burguesía necesita de esta estructura burocrática porque no pue-
den dejarse todas las decisiones al arbitrio del déspota, es necesario que todo se rija por normas, por leyes. Y We-
ber observa que esto comienza a darse a partir de los siglos XII y XIII, cuando los capitalistas que están surgiendo
delegan funciones en los burócratas y en los estudiantes de derecho, porque el capitalismo necesita que los funcio-
narios establezcan la normativa general. Por lo tanto, en Weber el estado surge como una necesidad funcional de la
burguesía. Y esto significa que la burguesía le da poder a los reyes para actuar contra los señores feudales.

42
Esto se relaciona con que Weber concibe el funcionamiento del capitalismo como un funcionamiento dirigido ra-
cionalmente hacia ciertos fines. Hay acá una partícula de verdad: el Estado efectivamente presupone que el buró-
crata sea un aplicador de normas, el problema es que no se puede plantear que la necesidad que tienen los
capitalistas de tener normas es lo que llevó a la creación del Estado. En primer lugar, porque el Estado capita-
lista no tiene un funcionamiento total sujeto a razón. Si hay un sistema donde la producción es privada, y donde no
se sabe cuál es la necesidad social, hay un elemento de divergencia entre producción y consumo. El capitalismo
funciona a partir de contradicciones, no funciona de acuerdo con una directriz racional que anule las contradiccio-
nes. Además, acá hay otro problema: si yo pienso que en un momento los capitalistas se propusieron elaborar este
Estado, el problema es que históricamente no hay pruebas de la existencia de ese momento fundacional en que el
capitalista decide dejar atrás el señorío y elaborar el Estado capitalista moderno. El Estado fue, en definitiva, un
resultado de una evolución histórica específica.

Concepción clásica
El planteo de Hegel con respecto a que la primera forma del Estado era la que correspondía al capitalismo dio lu-
gar a un tópico historiográfico según el cual la primera forma de Estado, que se empezó a formar en el siglo XII o
en el XIII según los lugares, derivaba del interés de la burguesía. Este es el concepto que tenía Pirenne, que repite
José Luis Romero, de que la burguesía comercial crecía en el siglo XII en las ciudades, en oposición al feudalismo.
Estos serian los prolegómenos que llevarían a la revolución de 1789.
Ahora bien, la burguesía mercantil no era una burguesía revolucionaria en contra del sistema feudal. Es más, vi-
vía de las condiciones que proporcionaba el sistema feudal, o sea que estaba interesada en preservar el sistema.
Por otro lado, el mismo rey se comportaba más como un señor feudal que como un burgués.
Además, las rebeliones que Romero estudió en los siglos XII y XIII eran en realidad rebeliones muy especialmen-
te antieclesiásticas, contra los obispos, y Romero las interpretó como rebeliones burguesas, de la burguesía lu-
chando contra el feudalismo, tratando de organizar el Estado, y para eso se apoyó en los reyes, para oponerse a
los señores feudales. En realidad, el anticlericalismo no era una manifestación de las herejías disidentes (como
postula Romero), sino que era una oposición a la Iglesia, no a la religiosidad.
Esta es la concepción clásica: es la concepción de que el Estado absolutista o proto-absolutista respondía a los
intereses de la burguesía. Esta concepción tradicional, que se origina en Hegel, es la que va a ser criticada o refor-
mulada por Perry Anderson.

 La tesis de Perry Anderson

Anderson plantea que el Estado centralizado de la Baja Edad Media tiene su origen en la crisis de reproducción
de la clase dominante del siglo XIV, durante la cual es muy elevado el nivel de la lucha de clases. Así, una reacción
ante la crisis y la lucha de clases por parte de los señores feudales sería depositar el poder en la monarquía para
resolver los problemas.
En Anderson, entonces, la objetividad surge a partir de la acción social: la clase feudal tiene un problema e inten-
ta resolverlo haciendo un Estado. El Estado surge como objetivación de una conciencia social (y en este sentido el
análisis se acerca al subjetivismo de Weber). Pero la realidad tiene una dinámica propia, independientemente de
una voluntad del sujeto.
Para Anderson el Estado deviene como una proyección de la conciencia de clase. Lo interesante de este modelo
es que incluye toda una serie de elementos que son reales, como ser la crisis del siglo XIV o la concentración políti-
ca. Pero la totalidad del modelo no se corresponde con lo real, es un modelo específicamente especulativo:
cuando es confrontado con la evolución histórica real no coincide, y esto se ve en varios puntos:
- El Estado no puede ser un derivado de la crisis del siglo XIV, en tanto ya existía un siglo antes (surge a partir de
1250, más o menos).
- La correspondencia entre la crisis económica y la concentración política no es general ni simultánea. En Francia,
por ejemplo, se constata desde 1250 en adelante una caída de los ingresos de los señores, mientras que en Casti-
lla la clase de poder se encuentra en una situación económica favorable producto de la Reconquista de Andalucía.
- La resolución de un Estado centralizado no fue algo que se dio en todos lados. En Italia, el sistema político sigue
siendo un sistema parcializado, con una multiplicidad de señoríos, hasta épocas muy tardías.
- La clase feudal en conjunto no tuvo, en los siglos XIII o XIV, un proyecto de concentrar el poder en la monar-
quía, y de hecho su reacción ante la concentración del poder político no fue inicialmente de apoyo. Sólo cuando
tuvo lugar la centralización la nobleza empezó a elaborar estrategias para ocupar cargos de poder político.
Y esta es toda una serie de objeciones empíricas a las que Anderson hace caso omiso, pues cuando su modelo
no coincide con la historia fáctica apela a factores exógenos o circunstanciales para defenderlo.
Por otra parte, el modelo que él construye para explicar la formación del Estado deja de lado el problema de có-
mo funciona el Estado, cómo el estado feudal concreta el dominio político sobre la persona para percibir la renta.
Monsalvo Antón hace toda una serie de objeciones a este modelo de Anderson, y al final termina diciendo que
tiene razón.

 Procesos de centralización estatal; Concepto de Estado feudal; Fiscalidad; Patriciados urbanos y evolu-
ción de las formas de gobierno en las ciudades; Poder político en las aldeas

El problema del Estado debe resolverse a partir de la historia concreta. Ya se ha dicho que la organización polí-
tica estaba fundada en una serie de estructuras señoriales, que surgían como resultado de un señor principal, que

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es el rey. Desde el siglo VIII o IX en adelante, la monarquía está buscando aliados, da beneficios, da feudos, y esos
feudos se independizan, y se fragmenta la soberanía política, cada señor recoge rentas. Paralelamente, el creci-
miento del sistema feudal da lugar a otras estructuras, como ser las ciudades, ciudades que van convirtiéndose en
dominantes con respecto al área circundante. Y en las ciudades se instalan clases sociales diferenciadas, ya sean
campesinos ricos independientes (como los caballeros villanos en España) o miembros de la burguesía comercial.
Entonces, cuando observamos cuáles son las condiciones de posibilidad para que la monarquía acceda a otro
plano de poder, debemos empezar por una lectura de la totalidad y de cómo se articula la monarquía con estas
nuevas estructuras que aparecen a partir del siglo XII. Podemos denominar al sector social que se concentra en las
ciudades con un término genérico: el patriciado, término que incluye tanto a la burguesía comercial como a los
campesinos ricos.
El problema básico es entonces entender cuál es la conexión entre la monarquía y este patriciado. Justamen-
te, sobre la base de la acción de los patriciados urbanos empieza a funcionar la renta feudal del rey o renta feudal
centralizada.
Esto nos ayuda a comprender cómo puede ir creciendo el poder político. Porque las casas reales, luego del
fraccionamiento del poder político en multiplicidad de señoríos, se encuentran debilitadas; el rey era un primus inter
pares, eran poderes políticos equivalentes. El problema radica, entonces, en el hecho de que la base de la actividad
económica es una actividad controlada por sujetos económicos privados, dueños de los medios de producción, que
necesitan un estamento burocrático específico que reproduzca sus intereses, sin ser éstos burócratas los dueños
de los medios de producción.
La explicación de este cambio radica en que la monarquía comienza a apoyarse en el patriciado para percibir
los tributos, en tanto este patriciado es el que tiene el poder político dentro de la villa. Son los que están en el con-
sejo de la villa, son los alcaldes, son los jueces. Y son ellos los que empiezan a recorrer las aldeas que rodean a las
ciudades para recoger el tributo. Pero, a su vez, las aldeas tienen a partir del 1050 toda una estructura, la comuni-
dad de aldea, que está destinada a recoger el tributo.
Ahora bien, para que los patricios puedan recoger el tributo, deben ejercer un poder político, que también impli-
ca ejercicio judicial. Este poder de mando es similar al poder de mando propio del señor feudal, aunque hay algunas
diferencias. Por un lado, los patricios ejercen este poder de mando de forma colectiva, no a título individual. Pero,
además, este poder de mando está en función del rey. Las fuentes de ingreso individuales de este estamento no
están en el poder de ban, sino en el comercio o en la explotación de trabajo asalariado en el caso de los campesi-
nos ricos. Así este nuevo sector, que no depende del señorío privado para reproducirse, es el que permite un poder
político funcional al rey. Porque este estrato no se queda con los tributos, como el señor feudal, sino que se los
otorgan al rey. Aparece así una forma de reciprocidad, porque el rey legitima el poder político del patriciado y al
mismo tiempo le otorga privilegios a cambio de que el patriciado colecte los tributos para él. Hay dos privilegios
que son clave: uno es que el patriciado está exento de pagar tributos, y el otro es que tiene derecho a ejercer el
gobierno de forma colectiva. Por otro lado, tiene prohibido tener señoríos individuales. Lo que hace el rey es darle
privilegios político-jurídicos para que el patriciado se reproduzca socialmente. Otro de estos privilegios puede ser la
concesión de un monopolio de mercado. Esto reafirma la diferenciación jurídica del sistema feudal, pero en función
de una concentración del poder. Esto manifiesta que la estructura política aparece como un derivado de trans-
formaciones sociales.
Esto lleva a que crezca el poder del rey, pero los señores privados siguen existiendo, con lo cual la monarquía
absolutista no anula los señoríos privados. Por eso podemos hablar de una monarquía feudal, pues sigue gene-
rando condiciones para que siga reproduciéndose la clase feudal. El rey es un señor feudal más, que recoge la
renta a partir de la acción de un poder político local. Los poderes políticos privados no sólo siguen existiendo, sino
que incluso se solidifican en los siglos XIV y XV. Aparece el señorío pleno: están encargados de la justicia alta y
baja, se consolida el mayorazgo (por el cual la tierra no se puede vender). Es un criterio de propiedad absoluta, que
trasciende el criterio de propiedad condicionada del derecho feudal. Pero no es propiedad burguesa, porque la pro-
piedad burguesa es la propiedad que se puede comprar y vender (es una mercancía). También es feudal el sistema
de reciprocidades. Es decir, estamos en presencia de elementos feudales, que sólo lentamente van siendo trascen-
didas.
En este sentido, hay dos modificaciones en base a elementos feudales que son importantes:
- Una de ellas es que, mientras en los siglos IX y X el rey convocaba a los grandes del reino para sus campañas
militares (auxilio y concilio eran obligaciones vasalláticas), ahora el patriciado urbano también comienza a cumplir
con estos servicios de auxilio militar y concilio, y esto da lugar a la transformación de la corte antigua en Parlamen-
to estamental: va a estar el señor laico, el señor eclesiástico y va a venir el patriciado (se incorpora el tercer esta-
do). Esto es el surgimiento del régimen político actual, que surge del feudalismo. En el Parlamento empiezan a dar-
se nuevas situaciones. Por un lado, esta institución va a actuar como conector entre las diferentes estructuras so-
ciales y el vértice político. Por otro lado, el rey va a tener que pedirle al patriciado, en el Parlamento, la aprobación
de nuevos tributos. Y sin este consentimiento, puede tener lugar una revolución (de hecho, el movimiento de 1381,
en Inglaterra, se origina por un impuesto general de guerra que quiere imponer la monarquía). De esta forma, el rey
tiene un poder condicional. Necesita consensuar. Además, el Parlamento va a empezar a cumplir con la función de
aparentar que se anula el conflicto, empieza a dar la noción ideológica de unidad.
- La otra modificación es que esta situación en la que una clase no feudal, que funciona burocráticamente, repro-
duce relaciones feudales permite ir alimentando el crecimiento de la burocracia, es decir, el crecimiento de los
agentes del rey. Y acá aparecen rasgos del burócrata moderno: aparece el funcionario del rey que cobra un salario.
A veces esos salarios pueden tener formas feudales, pero aún así se trata de un funcionario que tiene que respon-
der no a su interés personal, sino al de su señor superior, que es el rey. Y entonces, para que responda a ese inte-

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rés, empiezan a difundirse cada vez más reglamentaciones y normas jurídicas. Empieza la subordinación del indivi-
duo a un sistema de leyes, Acá tenemos el mismo proceso de enajenación que Marx relató con respecto al proble-
ma de la religión: el individuo genera normas y luego se subordina a lo que ha creado. Es decir, el proceso de ena-
jenación no se da solamente en los sectores inferiores, sino también en los sectores superiores de la sociedad. Hay
leyes generales que el rey podrá aplicar o no de acuerdo al nivel de fuerzas; y hay también leyes de los señores
particulares, pues los fueros señoriales siguen existiendo; y hay leyes de las ciudades. Esta parcelación jurídica
está indicando la parcelación de las estructuras.

 Excedente centralizado en Castilla y en Francia: dos variantes de concentración del poder y de estructu-
ras socioeconómicas

En esta situación, comienza a jugar un rol muy importante el tema de la correlación de fuerzas, problema que es
planteado por Brenner.

Castilla
En Castilla, la aristocracia había tenido una enorme acumulación de tierras en el siglo XIII, es una clase feudal en
expansión. Pero el rey encuentra apoyo en los Consejos (que son las villas) para contrabalancear el poder de la
aristocracia. Obviamente, la aristocracia no admite de inmediato este fortalecimiento del poder político real. Entre
fines del siglo XIII y principios del XIV, los señores feudales van a desencadenar una enorme cantidad de revueltas
contra el poder central del rey.

Francia
En Francia, el rey también se apoya en las ciudades, que tenían un hinterland más pequeño que las de Castilla.
Esta debilidad relativamente mayor de la monarquía ha sido compensada por una debilidad aún mayor de la aristo-
cracia, sobre todo en la parte de París. Porque la aristocracia francesa sufre precozmente una caída en sus rentas.
De todas, maneras, también en Francia la monarquía sigue respetando grandes señoríos a los que no puede derro-
tar, y lleva a cabo pactos de vasallaje.
Hay otro factor que incidió en Francia en el poder de los Capetos, y fue la alianza que hace la monarquía france-
sa con el papado para terminar con la herejía de los cátaros, que reinaba en el sur de Francia. El papado estableció
una cruzada para enfrentarlos, y esa cruzada fue apoyada por la monarquía francesa, ya que se veía favorecida
con la extirpación de los herejes porque era una forma de reforzar el poder centralista de París.

Italia
Italia es un caso interesante porque muestra que, aún en la época de máximo fraccionamiento político de poder,
la realeza seguía siendo un ideal de superioridad, aún cuando no lo logra en la realidad. En Italia nos encontramos,
fundamentalmente de Roma hacia el norte (la Italia del sur tuvo un componente monárquico más unitario porque se
deriva del reino de las dos Sicilias), que desde la caída del imperio romano nunca logró una formulación política
unitaria. Y, a partir de la caída de los carolingios, lo que emerge como un poder imperial es el poder de los alema-
nes, que es un área mucho menos feudalizada, y emerge como un poder político en la segundo mitad del siglo X y
se autodeclaran emperadores (el Sacro Imperio Romano Germánico), y los emperadores tienden a ir a Italia a coro-
narse como emperadores y a reconstituir el poder como poder imperial. Esta autoridad es resistida en Italia, tanto
por los señores feudales como por el papado, que a veces se subordina al emperador y a veces no. Ya no había un
elemento de centro político fuerte.
Además, en Italia se encuentra una burguesía comercial fuerte, tan fuerte que no admite poder superior. Y esto
también lleva a confrontar críticamente el esquematismo, porque en general se dice que la burguesía lleva indefec-
tiblemente a la concentración del poder político, y en Italia ocurrió justamente lo contrario. Allí la burguesía comer-
cial tiende a conservar su monopolio comercial, sus prerrogativas, impidiendo la concentración política.
Italia, por otro lado, nos revela toda una serie de elementos anticipatorios de la burguesía. Aparecen estructu-
ras muy amplias, que se llaman bandos-linajes, que tienen una base de parentesco pero superan el parentesco,
porque son configuraciones de parientes de nobles y clientes menores. Esto lleva en Italia a la conformación de
barrios comandados por un linaje o familia o a veces por varias familias que se reparten el poder. Justamente por-
que entre estas familias no siempre las relaciones eran armoniosas, la burguesía empieza a adoptar el mecanismo
de delegar el poder en un gobernante (el podesta). Pero esto no evita la conflictividad interna, y esto es lo que lleva
a que las ciudades en Italia se configuren como señoríos, que están dominados por un gran personaje.
Hay dos excepciones a esto. Una es Venecia, donde va a haber un duque que es elegido por las grandes fami-
lias y que va a fijar una especie de república aristocrática. El otro caso es el de Florencia, donde se va a mantener
formalmente un sistema de repúblicas, durante los siglos XIV y XV. Pero es una república falsa, porque va a estar
dominada por los Médicis, una familia del patriciado, que se originó con el comercio de lana a larga distancia. Ade-
más, aparecen en Florencia otras formas de hacer política, como ser el arte como elemento de propaganda política.
Cuando uno se fija en el David de Miguel Ángel, es la representación de la lucha Firenze contra Milán. Este arte al
servicio de la política se va a ver bien en el Renacimiento. Más adelante aparecen también el graffiti, los pasquines
(pequeños diarios para hacer denuncias).

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 Nuevas concepciones políticas y su relación con las corrientes intelectuales y religiosas

Aparecen en este período los sermones eclesiásticos en favor de las monarquías. En la medida en que crece el
poder político “nacional”, se desligan cada vez más de las autoridades universales (el Imperio y el Papado). Apa-
rece el concepto de Iglesias nacionales, que van siendo subordinadas por los reyes.
Los poderes políticos comienzan, cada vez más, a dar importancia a la teoría política para legitimar su poder.
Aparecen así los tratadistas políticos, y e ellos tiene mucha importancia el averroísmo latino, porque si se puede
llegar a Dios por una vía interior no hace falta la Iglesia. Esto es un ataque que se hace a la función de la Iglesia
como mediadora entre el hombre y Dios. Pero, además, el averroísmo latino lleva a pensar que el poder laico es
independiente del poder de la Iglesia. Aparece también el derecho romano.

 Consenso y coerción

Aparecen entonces toda una serie de elementos políticos, y paralelamente aparecen también elementos que lle-
van al criterio de consenso. Antes veíamos que el consenso no es una categoría universal: si tenemos una socie-
dad dividida en estamentos, no se busca que todo el mundo coparticipe de los mismos valores. Pero en las ciuda-
des, con los oficios, hay otro nivel de integración del artesano a la totalidad, que se vincula incluso con el hecho de
que el trabajo del artesano tiene otro reconocimiento social, muy diferente al trabajo de un campesino. El artesano
puede llegar a participar en el consejo urbano. Es decir, en las ciudades aparecen nuevos elementos de integración
social, que de todas formas no excluyen un alto nivel de conflicto. Y empezamos a ver que los gremios también
apoyan a fracciones políticas, financian obras. Acá aparece entonces una idea de consenso diferente, ya no en el
sentido carolingio de consentir con alguien igual o superior a uno, sino en un sentido más moderno.
Entonces aparecen rasgos del Estado moderno: el concepto de consenso, la concentración del poder político, la
acción del burócrata que actúa siguiendo la ley, la fiscalidad, la obra legislativa (aunque se mantiene el fracciona-
miento de las leyes). Pero también hay una serie de elementos que niegan el Estado Moderno, como ser el fraccio-
namiento político, la desigualdad jurídica, las prerrogativas estamentales, etc. Estamos entonces en una dualidad.

 Sociabilidad y cultura en la corte, feudalidad y estatus de la nobleza

Con esta concentración de poder político aparecen también nuevas formas culturales. Hay que referirse a la te-
sis de Norberto Elías, quien plantea que el proceso civilizatorio implica autoreprimir los impulsos emotivos del indi-
viduo, interiorizando coacciones que son originariamente externas. Este proceso de represión de las emociones
empieza según Elías con las cortes medievales. Esto surge en las cortes del siglo XII en el sur de Francia y se va
extendiendo por otras cortes en un proceso gradual. Aparece una sociabilidad específica de la corte, que va ir
bajando a los niveles inferiores de la sociedad.
Y también se relajan los controles que había sobre los individuos. Porque, en definitiva, el estado burgués implica
que la gente se comporte libremente. El control de la conciencia es un criterio pre-burgués (especialmente por parte
de la Iglesia). La burguesía, por el contrario, necesita libertades: libertad de movimiento, etc.
En la Edad Media, la Iglesia aspira a controlar todo: el tiempo histórico (a partir del nacimiento de Cristo), el tiem-
po diario (a partir de las campanadas de la Iglesia), la escritura (con el monopolio), los lugares de circulación (fijan-
do los puntos de peregrinación, que dieron lugar a flujos de circulación), las conciencias (a través de la confesión
obligatoria una vez al año). Esta multiplicidad de controles siguen estableciéndose en el sistema feudal tardío,
cuando se organiza el Estado. Y esto se relaciona con uno de los elementos conceptuales básicos del sistema feu-
dal, que es el dominio político sobre la persona, de esto no se puede prescindir. Si el campesino es el propietario de
la tierra y de los medios de producción, tienen que existir mecanismos de coacción política para que se extraiga el
excedente. Por eso los reclamos que tiene la Iglesia de seguir controlando a los individuos en una sociedad liberal
aparecen como elementos anacrónicos, que no se corresponden con un estado liberal.

UNIDAD 8. CRISIS Y TRANSICIÓN AL CAPITALISMO EN LOS SIGLOS XI, XV Y PRINCIPIOS DEL XVI

 Sucesión de las coyunturas: crisis agrarias, demográficas, monetarias, políticas; Reguladores poblacio-
nales

Veremos a continuación los llamados mecanismos de transición del feudalismo al capitalismo. Esta es una
problemática específica de los siglos XIV, XV y principios del XVI (1300-1520), y dentro de este período nos encon-
tramos con la crisis del siglo XIV, que es una fase de contracción demográfica. A partir de esto, hay quienes han
planteado que esta contracción demográfica estaría indicando una declinación del sistema feudal. Esta contracción
demográfica se da por sobremortalidad, ya que a principios del siglo XIV (1314/18) hay crisis agrarias, con una caí-
da demográfica importante debido a las hambrunas (estas crisis llegan hasta 1848).
En el campesinado medieval, hay dos cuestiones que se combinan, la subalimentación y la alimentación des-
balanceada (exceso de grasa, falta de proteínas, de fibras). Y aparece la muerte por inanición. Cuando la fase críti-
ca de la crisis termina, hay cambios en los reguladores poblacionales y esto permite una recuperación. Por ejem-
plo, disminuye el alto nivel de celibato propio de la Baja Edad Media, lo mismo ocurre con la edad de casamiento.
Pero esto nunca llega a compensar el gran protagonismo de la mortalidad.
Entre el 1250 y 1300 se detiene la expansión europea, no hay más conquista de tierras. Desde 1300 en adelan-
te tenemos, entonces, elementos de caída demográfica, sobre lo que actúa también la peste bubónica, que llega a

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Europa en el siglo XIV, transmitida por la rata negra (la pulga de la rata), que aparentemente viene del centro del
Asia, a través de las mercancías. La situación de subalimentación previa podría haber favorecido la diseminación
de la peste, son factores que se suman, porque la subalimentación baja las defensas inmunológicas. Pero aparen-
temente no habría sido sólo la peste negra la causante de la crisis demográfica. Se ha llegado a determinar que
murió entre la mitad y un tercio de la población europea, tomando desde el 1300 al 1450.

 Las interpretaciones sobre la formación del capitalismo: Marx y la acumulación originaria; Maurice
Dobb y la crisis endógena; El debate Dobb-Sweezy; Modelo maltusiano y transición; El debate Brenner

El tema es que la caída demográfica había empezado antes de la peste, por eso algunos autores lo vieron como
una crisis del sistema feudal. Y como una transición al capitalismo.

Maurice Dobb y la crisis endógena; El debate Dobb-Sweezy


Cuando recurrimos a la literatura interpretativa sobre la crisis del siglo XIV, una primera referencia ha sido un es-
tudio muy influyente de Dobb, en el que aparece por primera vez la tesis de que la crisis del siglo XIV es una crisis
de las estructuras feudales. En realidad, el contexto historiográfico en el que el escribe es un contexto todavía do-
minado por la tesis del factor mercado, es decir la tesis de Pirenne, donde el mercado es lo que disuelve el sistema
feudal. Dobb plantea que el sistema feudal entra en declinación por problemas internos, que son las relaciones
sociales de producción, la relación señor-campesino. Es decir, para Dobb el comercio no puede ser pensado como
un factor interno al feudalismo.
Cuando Dobb publica su libro, Sweezy, economista de profesión, lo critica y dice que lo que lleva a la disolución
del feudalismo es la aparición del mercado y del comercio, y de valores de cambio. En este sentido, Sweezy tam-
bién excluye al comercio como algo propio del feudalismo. Y Dobb le responde diciendo que en realidad lo que lleva
a la disolución son factores internos.
Dobb plantea que la relación señor-campesino lleva a la crisis del sistema feudal, y esto se manifiesta como caída
demográfica. Esto parte de una serie de premisas: una de ellas que el sistema feudal es un sistema improductivo,
que hay una inmovilidad técnica y solamente se puede satisfacer el crecimiento del gasto feudal aumentando la
explotación sobre el campesino. De acá se deriva que el señor, por sobreexplotación del campesino, mataba a “la
gallina de los huevos de oro”. Este es el concepto central. Dobb plantea que hay una declinación del feudalismo,
una caída en una fase de enorme producción, por una contracción interna derivada de la sobreexplotación campe-
sina.
Esa crisis estructural de declinación del feudalismo era, para Dobb, el prerrequisito para que se instalen rela-
ciones capitalistas. Esto se ubica en la tradición que viene de Marx, en tanto él planteó que a principios del s XIV el
sistema feudal había entrado en una crisis estructural, en un proceso de desintegración del sistema. Además, en la
analítica de Dobb se planteaba que los problemas eran de relaciones sociales y relaciones de explotación.

Modelo maltusiano y transición


Ahora bien, poco tiempo después de que Dobb elaborara sus estudios, aparecen las tesis malthusianas. El pri-
mero es Postan. En este esquema, crecimiento, caída y nuevo crecimiento de población, hay mecanismos de regu-
lación en los cuales aparece la posibilidad de transición. El que cambia un poco las cosas es Guy Bois, quien postu-
la que en la fase de crecimiento de la población hay un momento en que hay sobrepoblación y entonces el campe-
sino se va quedando con cada vez más pequeña cantidad de tierra, y empieza a trabajar por salario, y surge la
relación asalariada.

El debate Brenner
El siguiente análisis que se hace sobre esto es el de Brenner, quien acusa a los autores demografistas de insufi-
ciencia explicativa. Dice que la demografía no sirve para explicar los fenómenos de transición. Y Brenner vuelve al
argumento de Dobb respecto de la importancia de la relación interna entre señores y campesinos, y del resul-
tado de la lucha de clases. Esto lo ubica a Brenner cerca de las posturas del marxismo inglés (al igual que a
Dobb). Y Dobb también dio importancia a la lucha de clases, pero él decía que cuando se presentaba la crisis del
siglo XIV la clase dominante tenia diferentes respuestas: una era tratar de volver a feudalizar (en España), y otra
era ceder ante las nuevas condiciones, porque los campesinos imponían debilidad de las rentas, y se empezaba a
marchar en un camino capitalista (en Inglaterra). La clase dominante cedió ante la demanda de los campesinos,
especialmente en la revuelta campesina de 1381.Y eso lleva a una debilidad creciente del sistema feudal.
Brenner retoma la idea de la relación señor-campesino, la idea de que el comercio no fue importante, la idea de la
lucha de clases, pero presenta una especie de resultado paradójico de la lucha de clases. Porque él sostiene que,
en Inglaterra (a diferencia de lo que plantean Dobb y Hilton, para quienes el campesino a largo plazo ganó), el cam-
pesino se vio constreñido por estos señores feudales. En cambio en Francia el campesino sí obtuvo la posesión de
la tierra. Acá se presenta en Brenner una salida a la cuestión que es interesante, que es plantear que ante lo difícil
de la situación de los campesinos ricos, este campesino empieza a actuar por un camino racional, de racionalizar la
producción, de mejorar los niveles de productividad. Cuando aparece “El debate Brenner”, uno se encuentra con un
lenguaje llamativamente ortodoxo de tradición marxista, todo lo resuelve con la lucha de clases, pero en realidad lo
que está subyaciendo en este planteo de Brenner es un análisis que retoma premisas neoclásicas de elección de
los actores. Porque Brenner plantea que hay una lógica cerrada en el sistema feudal, o sea el sistema en sí mismo
no se puede romper. La posibilidad de ruptura surge en un área, Inglaterra, y por un hecho contingente, singular,
se rompió la lógica feudal, porque el campesino constreñido por las situaciones malas, tiene que agudizar el inge-

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nio. En Francia le aseguraron las tierras a los campesinos, entonces el campesino francés se queda en una muy
cómoda inmovilidad. Esto es lo que va a llevar al Estado absolutista.
Otra cosa que me interesa plantear es que cuando Brenner critica a los demografistas planteando que no pueden
explicar la transición, y que la misma debe ser explicada por las relaciones de clase, está desplazando el problema
demográfico del análisis. Y analiza por otro camino diferente. Pero acá hay una cuestión, que es que la demografía
efectivamente tuvo que haber jugado un papel en la evolución de un sistema de largo plazo. Tenemos que salir del
campo de análisis maltusiano, pero sin salir del campo de análisis demográfico.
Astarita plantea que hay que retomar el problema de la demografía. Y desde el conjunto de los autores que toma-
ron el problema de la demografía el más importante fue Bois. Él plantea que en la fase A (fase de crecimiento
demográfico, del siglo XI al XIII) hay micropropiedad campesina, que un proceso de diferenciación social lleva a
que ese campesino, que tiene muy poca cantidad de tierra, necesite un salario. Bois no dice que ahí ya se genera
capitalismo. Lo que él dice es que acá aparece, al lado de la dinámica feudal, una nueva dinámica que genera
otra relación social (la relación asalariada). Él es prisionero de la premisa demográfica. El problema es que el
proceso de transición se inicia a partir de los siglos XIV y XV, cuando hay una baja de población. En el siglo XIV la
población cae, y si seguimos este razonamiento tiene que haber menos campesinos pobres, porque el campesino
sobreviviente podría ampliar sus tenencias sobre las tierras vacantes. Y si tiene más tierras tiene que bajar la canti-
dad de trabajo asalariado. Pero la realidad dice que el trabajo asalariado en los s XIV y XV no bajó, sino que au-
mentó. Bois no puede contestar a esto. Él apela a que la acumulación feudal se da por ondas, por olas, que van
creando este segundo motor de trabajo asalariado. Y son olas que rompen cada vez más lejos. Eso no lo entiende
nadie. Y en un momento pasan a un primer plano, pero cómo sucede esto es un misterio, lo cual muestra las limita-
ciones del modelo malthusiano.
La respuesta hay que darla independientemente de la lógica malthusiana pero no de la lógica demográfica. Y en
Bois es donde se encuentra por primera vez un planteo donde no hay dos lógicas, una para la reproducción del
feudalismo y otra para la transición, sino que se trata de pensar unitariamente con una única lógica que sea al mis-
mo tiempo de reproducción feudal y de transición.

Marx y la acumulación originaria


Marx es un pensador fundante en los problemas de la transición. Marx se burla de quienes habían planteado que
el capitalismo surgía de una lenta acumulación de riqueza, a partir de gente ahorrativa y trabajadora. Marx plantea
que esa acumulación originaria del capital consiste en una relación social, y esa relación social consiste en que
alguien es propietario de los medios de producción, y otros son no propietarios de los medios de producción. Y los
no propietarios de los medios de producción sólo tienen la alternativa de vender su fuerza de trabajo al propietario
de los medios de producción a cambio de un salario. Y esto va a crear un sistema específico de producción, que
está destinado a generar valores de cambio, o sea, bienes que se llevan al mercado y se venden. Y ahí dan
beneficio al capitalista. Por lo tanto, para Marx, el problema consiste en que el capitalismo es ante todo una relación
social, una relación especifica de producción. No se define por el mercado, que también tiene una existencia preca-
pitalista.
Ahora bien, aparece un problema que es cómo se ha creado esta relación social. Esto es lo que hay que resol-
ver: por qué surge el individuo que está libre, que vende libremente su fuerza de trabajo, y que está privado de sus
medios de producción. Algo llevó a esta desposesión, y esto fue un proceso histórico. Marx parte en su análisis de
los documentos del parlamento inglés de 1351, donde se denuncia que hay gran cantidad de vagabundos que an-
dan por los caminos, que no los pueden controlar. Y aparece una extensa legislación sobre esos vagabundos. Se
los trata de contener, y Marx plantea que de esos vagabundos surge el primer proletariado. Y esos vagabundos
surgen porque hay un proceso de cercamiento de tierras comunales, porque las clases propietarias están interesa-
das en destinar tierras a la ganadería.
El problema que hay acá es que en realidad estos segmentos vagabundos eran un sector muy poco controlable
por el capital, muy poco sujeto a la disciplina del trabajo capitalista: andaban por los caminos, robaban, vivían en los
márgenes del sistema, entraban y salían del trabajo asalariado. De ahí no va a surgir el proletariado moderno,
porque la génesis del sistema capitalista se conoce a partir del funcionamiento del sistema feudal.
En Marx hay una dualidad contradictoria sobre la génesis de del sistema capitalista, porque si bien plantea que el
proletariado moderno sale del vagabundo, en otro capítulo dice que el capital se apodera de la producción en las
condiciones técnicas que dejó la Edad Media. Esto significa que Marx tiene presente que la primera relación capi-
talista surge de la aldea, con la producción de paños textiles, y el capital se apodera de esas condiciones. El pro-
blema es estudiar el ámbito donde la relación capitalista se genera, o sea la aldea (el capitalismo no surge en las
ciudades de la Edad Media, como plantea Pirenne, sino en las aldeas). Por eso es un problema difícil de detectar,
porque los primeros capitalistas no son miembros de la elite, sino productores humildes que van a empezar a
implementar nuevas relaciones sociales.

 Arrendamiento, trabajo asalariado, cercamientos y polarización en comunidades campesinas; Industria


rural a domicilio, su surgimiento, beneficio empresarial, dinámica demográfica, oferta y demanda

En las aldeas, comienza a surgir ese segmento superior del que ya se ha hablado. Este segmento superior em-
pieza a tener funciones de regular las relaciones internas de los campesinos, reprimir conflictos, establecer las pau-
tas de explotación de las tierras, etc. Y también son ellos los que cumplen una función esencial en los mecanismos
de vigilancia y cobro de las rentas (ellos determinan cuánto tiene que pagar cada uno, y controlan que todos pa-
guen, porque si alguno no paga los demás deben pagar mas, porque el tributo es global de la aldea). El campesino

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que no tiene lo suficiente para pagar es el que se ha quedado con muy pocas tierras (esto suele ocurrir en áreas
donde la costumbre es dividir las tierras por herencia), y por ello empieza a buscar recursos alternativos de vida, y
los encuentra en el trabajo asalariado. Así, la relación señor-campesino aparece mediada por este segmento social
de campesinos ricos, a los cuales se unen los curas de la aldea.
Para el señor, entonces, llega a ser imprescindible tener campesinos ricos en su comunidad, especialmente en el
caso de los grandes señores (que tienen extensos territorios donde cobrar tributos) y de señores muy pequeños
(que no tienen fuerzas de control propias). La hipótesis de Astarita es que, en una serie de instancias intermedias
(como ser monasterios muy próximos a la comunidad campesina), esos señores tendieron a rehusarse a delegar
autonomía en las comunidades. Y esto explica una serie de movimientos hechos por campesinos ricos contra el
señor feudal buscando la autonomía organizativa, movimientos que se han interpretado como anti-feudales, pero
que en realidad se inscriben en todo este tema de la organización de las comunidades campesinas.
Ahora se empieza también a verse que estos campesinos ricos, en los siglos XIV, XV y XVI, tienen una multipli-
cidad de funciones y actividades económicas. Entonces en muchos casos contratan mano de obra entre los
campesinos pobres que ya no puede pagar la renta, a cambio de un salario. Y cuando no trabaja, le dan derechos
a usufructo en los comunales, además de tener una pequeña huerta. Y también puede ir a trabajar a la tierra del
señor. O sea que la relación asalariada es compatible con el sistema feudal, con formas precapitalistas.
De esta forma, hay un elemento importante en el campesino rico, que no sólo controla la recaudación de la renta
en la aldea sino que controla lo que sería un primer mercado laboral. Por este motivo hay conflictos fuertes entre la
elite de las comunidades y el resto de los miembros de la comunidad. Pero esto tiene una ambivalencia porque, al
mismo tiempo, esta elite contempla intereses de la comunidad en sus reclamos (por ejemplo si la renta sube). Esta
elite persiste al frente de la comunidad, y sin tener el monopolio de las armas, y esto tiene que ver con que cuentan
con el apoyo del poder, pero al mismo tiempo la construcción de su autoridad cotidiana es una construcción com-
pleja con multiplicidad de elementos, donde no está ausente una funcionalidad positiva.
Este campesino rico que tenía diferentes actividades económicas se va transformando en un acumulador capi-
talista: acumula y presta dinero, comercia, contrata asalariados y, en un momento determinado, obtiene lana, a
partir de la compra o de su propia producción. Esa lana se la va a dar para que la trabaje al campesino pobre. Éste
trabajaba en su casa, donde tenía un telar (propio de la familia). Hecho el paño, el campesino rico le paga al cam-
pesino pobre por las piezas producidas a un precio inferior al que lo vende en el mercado. Esta es la primera forma
de subordinación del trabajo por el capital: el Kauf System o sistema de compra. En este momento, todavía
no ha cambiado radicalmente el sistema feudal. Por un lado, porque el campesino rico va a producir en las con-
diciones técnicas de la comunidad campesina medieval (no hay un desarrollo de las fuerzas productivas); por el
otro, porque el campesino pobre trabajaba en el textil durante el tiempo muerto de trabajo (también lo hacen su
mujer y sus hijos), y cuando llegaba la época de la cosecha dejaba de trabajar en él y volvía a trabajar en la cose-
cha.
Cuando la producción de textiles por encargo le empieza a dar ganancias al campesino rico, éste comienza a
equipar con telares a los campesinos pobres. Esto implica una situación cualitativamente distinta, porque el telar no
es del campesino pobre sino que es de este “empresario”. A este sistema se lo llama Verlag System o Putting Out
System; en castellano: Industria Rural a Domicilio (IRD) o protoindustria. En este momento sí se da un cam-
bio fundamental, porque cuando el telar ha pasado a manos del campesino rico, los medios de producción ya son
del campesino pobre, y el rico no está pagando por producto terminado sino que está pagando un salario.
El campesino rico tiene un dinero, que logró acumular en la aldea a través de sus múltiples actividades. Con ese
dinero compró mercancías (materia prima y fuerza de trabajo), que las lleva a la producción. Allí se reproduce una
mercancía, que contiene el valor inicial más un valor que se agrega en el proceso de la producción (por ejemplo,
si tengo lana y se produce un paño, esto último se agregó en la producción). La existencia de este valor que se
agrega en la producción es lo que permite venderlo en un dinero acrecentado, que reproduce el dinero inicial más
el dinero que se produce en el proceso de la producción. Así, se da la misma lógica de la reproducción del sistema
capitalista.
Esta ganancia es diferente a la obtenida a partir de la compra-venta de paños producidos por un artesano urbano,
ya que antes el incremento de dinero surgía por apropiación de valor en el proceso de la circulación, y ahora surge
en el proceso de la producción y se realiza en el mercado. A su vez, con este dinero incrementado el campesino
rico va a comprar más mercancías para obtener más dinero, y este es el ciclo de la reproducción del capital.
Para el “empresario” es posible hacer esto porque no existe en el campo ninguna traba corporativa que se lo impi-
da. Esta es realmente la primera fase del sistema capitalista: está presente tanto la relación social capitalista
como una dinámica capitalista.

 La conceptuación de la industria rural domiciliaria

Hay autores que discuten que esto sea capitalismo, en función del hecho que todavía predomina la producción
doméstica campesina; por eso, lo consideran la última fase (disolvente) del sistema feudal. Astarita no acuerda con
ello: hay relaciones sociales y una dinámica de tipo capitalista. La existencia de la forma de producción doméstica
campesina indica que la relación capitalista no se dio a partir de un previo desarrollo de las fuerzas productivas,
sino que el capital se apoderó para la producción de las condiciones técnicas heredadas en la Edad Media.
Hay otros autores que plantean que este es un sistema transicional al capitalismo. Astarita tiene mayor acuer-
do con esta corriente. Este es un sistema transicional al capitalismo y no propiamente capitalista, porque hay un
desfasaje entre nivel de las fuerzas productivas precapitalistas (producción doméstica campesina) y relaciones so-
ciales capitalistas. En ese desfasaje, cada momento de la reproducción del sistema es un momento de su transfor-

49
mación en sistema capitalista, lo cual implica la igualación entre fuerzas productivas y relaciones sociales. Históri-
camente esto estaría dado por el proceso por el cual los productores aislados pasan a estar agrupados en un sólo
taller, en lo que se llama el Factory System; sus primeras formas aparecen a mediados del siglo XVI (como formas
excepcionales). Cuando a este sistema se le agregan las máquinas, sería un sistema de fábrica moderna con divi-
sión técnica del trabajo interno. Estos autores dicen que las transiciones sólo pueden ser explicadas a partir de
sistemas específicos transicionales, porque un sistema en donde están dadas las condiciones de su reproducción
no puede ser el responsable de las condiciones de su no reproducción o de su transformación; esta es una concep-
ción estructuralista, donde la estructura no tiene nada que permita explicar su transformación.
Para Astarita, es en la estructura misma donde aparecen los elementos de la transformación de la estructura. La
IRD es un sistema plenamente capitalista, ya que allí están dadas todas las cualidades básicas del sistema capita-
lista: la relación social capitalista (compra de fuerza de trabajo) y la dinámica capitalista (el acrecentamiento perma-
nente de las fuerzas productivas y la reinversión productiva del capital).
¿Qué hace el señor que cobra renta y tributo ante esta nueva situación? El señor, hacía ya un tiempo, había
perdido a los campesinos pobres como tributarios, ya que no podían pagar más. De entrada, al señor no le interesa
si empiezan a trabajar para un “empresario”. Pero en un segundo momento, no le resulta indiferente, sino que se
empieza a interesar porque el empresario productor y vendedor de paño debe pagarle un impuesto a la circulación
(en España, la alcabala). Es decir, hay una compatibilidad entre el interés del señor (un rentista puro, fiel a su con-
dición señorial) y la producción del nuevo paño. Así, en algunos casos, los señores alientan a la nueva producción.
El tributo a la circulación, que en un primer momento generó esta compatibilidad entre señor feudal y empresa-
rio productor del paño, en un momento posterior generará una oposición entre ambos, debido a que el tributo que
cobra el señor es un obstáculo para la nueva IRD. El capital no quiere impuestos a la circulación, ya que quiere
abrir sus mercados sin que haya trabas y no quiere que el señor se quede con parte de su ganancia a través del
impuesto.
El campesino–acumulador es por un lado un campesino inscripto en una lógica feudal, que paga renta (sigue
siendo un tributario) y aspira a aumentar su status, pero al mismo tiempo es un empresario capitalista. El campe-
sino pobre es semicampesino y semiproletario: continúa trabajando la tierra y se reproduce en parte a partir de
ella, pero empieza a tener su medio de subsistencia en el salario y puede tener reivindicaciones contrarias a la de
sus pares campesinos. Por lo tanto, en el proceso de transición la comunidad campesina es extremadamente com-
pleja, hay situaciones duales desde el punto de vista de clase.
En el sistema feudal total, empiezan a aparecer los ámbitos de la IRD, ubicados en una posición secundaria y no
dominante, pero en contradicción creciente con la totalidad; así, se da una articulación compleja de diferentes
modos de producción. El sistema capitalista es un sistema diferenciado que articula su reproducción con el siste-
ma feudal y de hecho pueden coexistir durante mucho tiempo, pero no reproduce la relación dominante. Por esta
razón, esta es una situación de transición.

 Compatibilidad y contradicciones entre industria rural a domicilio y sistema feudal; Incidencia del mer-
cado en la transición y nuevos flujos de intercambio; La interpretación neo-clásica

En este nuevo sistema hay cambios muy fuertes con respecto al viejo sistema de producción de las ciuda-
des. En él, la producción de paños requería un trabajo calificado, producto del destino que tenían en el mercado: el
consumo políticamente motivado de los señores. En este nuevo sistema rural, el trabajo ha dejado de ser trabajo
calificado, producto del destino que tenían los paños producidos en la IRD: el consumo de sectores populares, co-
mo los campesinos.
La cuestión conectada con este consumo popular de paños es la del mercado. Hay algunos autores que plantean
que se comienza a producir un nuevo producto (el paño popular) para el mercado, porque opera un cambio en la
demanda: empieza a haber una demanda del producto popular. Así, el mercado se crearía por efecto de la deman-
da. Astarita no acuerda con esta posición, porque los sectores de poder seguían demandando bienes de lujo. La
demanda como elemento explicativo del mercado sirve para explicar el mercado feudal (el señor feudal le pide a un
sastre o artesano que le haga un paño para él, ya que no había negocios donde pudiera ir comprarlo), pero no sirve
para explicar un mercado ya capitalista.
Hay otros autores que plantean una postura neoclásica. Ellos sostienen que el campesino medieval no compra-
ba porque tenía coacciones institucionales que se lo impedían, pero basta con que haya una retracción de las coac-
ciones institucionales para que actúe libremente el mercado.
En un principio, el campesino era de tendencia autosuficiente y tendía a proveerse de todos sus medios en su
misma explotación. El campesino tenía una relación unilateral con el mercado, porque sólo vendía sus productos
para obtener dinero y pagar la renta en dinero; no iba a comprar. Pero más adelante el campesino se va empobre-
ciendo a partir de la pérdida de sus tierras, y así posee una micropropiedad, lo cual hace que sus bases autosufi-
cientes sean cada vez más débiles. Además, cuando recibe un salario, recibe recursos líquidos para comprar. Para
el campesino, ir al mercado a comprar no deriva de que tiene más dinero a causa de una mejor situación económi-
ca, al contrario: tiene una peor situación económica. Por su parte, el sistema capitalista es producción para vender,
por eso el mercado es inherente al sistema. El mercado capitalista es distinto del mercado medieval, que era creado
en función de la demanda. El mercado capitalista es creado en función de la oferta: por ejemplo, el empresario de la
IRD produce 500 paños para vender en el mercado local, sin que haya habido una demanda previa de los mismos.
Las crisis del feudalismo son crisis de subproducción y subconsumo; no hay crisis de sobreproducción, las cuales
surgen con el capitalismo. Esto prueba que es la oferta la que está creando el mercado, ya que si la demanda crea
el mercado no puede haber nunca crisis de sobreproducción.

50
 Regionalización económica

La IRD se origina en múltiples regiones europeas, inclusive en muchos lugares donde existía el régimen feudal.
Los prerrequisitos para que la IRD se pueda formar son: existencia de organizaciones de la comunidad poseedo-
ras de una determinada autonomía, lo cual le permite a su sector dirigente comprar fuerza de trabajo, y donde pre-
domine la renta en dinero, habiéndose eliminado en forma total la forma de renta en trabajo. Una vez que se genera
la primera forma capitalista, están dadas las condiciones para que esta situación pueda evolucionar favorablemen-
te, pero no existe un determinismo absoluto, ya que las posibilidades de su evolución van a depender del contexto
general de su inserción. Esta potencialidad existe en el campo porque: 1) no hay ningún tipo de traba de carácter
institucional, como sí había en los gremios urbanos y 2) la posibilidad que tiene el campesino pobre que trabaja
para el capitalista de alimentarse en gran medida de lo producido en los comunales. Así su reproducción fisiológica
sigue dependiendo de su producción directa como campesino. Esto le permite al capitalista pagarle un salario de-
primido y lograr una sobreganancia relativa.
En la situación empírica concreta, la formación europea del feudalismo no es homogénea, sino que presenta
jerarquizaciones profundas en el espacio, como consecuencia de la forma en que se dio la expansión del siglo XI y
el intercambio de productos suntuarios que comienza en el siglo XII. Esas diferenciaciones en el interior del espacio
europeo se van a profundizar en los siglos XV y XVI.
En la formación europea en el siglo XV, hay un centro en Europa ubicado, en un extremo, en Flandes y el norte
de Francia; las Ferias de Champagne, y en el otro extremo, las ciudades del centro-norte italiano. La periferia
abarcaba a Inglaterra, Francia del sur, la Península Ibérica, Italia del sur y Europa oriental. La producción de arte-
sanías urbanas suntuarias y su intercambio en el espacio europeo así configurado va a permanecer casi sin
modificaciones en los siglos XIV, XV, XVI y XVII. Esto se relaciona con que las ciudades que había en las áreas
centrales producían paños de lujo para el consumo de las clases de poder: en la medida en que la clase de poder
feudal y las estructuras de Antiguo Régimen persisten, persistía la demanda suntuaria. En aquellos siglos no se
produce decaimiento alguno de la pañería tradicional; si bien hay una cierta retracción con la crisis del siglo XIV,
esta es una convulsión coyuntural que está ligada a los problemas de rentas que tenían los señores feudales.

 La situación inglesa: movimiento de 1381 y resultados económicos en el siglo XV

En los siglos XV y XVI hay cambios en algunas áreas de periferia. El más destacado es el que se produce en
Inglaterra. En el siglo XIII, Inglaterra era el gran exportador de lana para la industria de lujo flamenca y de Francia, y
adquiría paños de lujo. Así, Inglaterra tenía una “balanza comercial deficitaria”, por la diferencia de valores entre la
compra de la lana y la compra del paño suntuario.
En Inglaterra también se va a desarrollar la IRD. Allí se produce un fenómeno que empieza a desarrollarse con un
hecho político muy puntual: la “guerra de los cien años”. A principios del siglo XIV, en 1337, Inglaterra entra en
conflicto con Francia. Flandes estaba aliada con Francia, razón por la cual el conde de Flandes le cierra los merca-
dos de lana a Inglaterra. De esta forma, Inglaterra comienza a tener en sus manos la materia prima para manufactu-
ras de sus paños. Este es un punto clave, porque la disponibilidad de la materia prima en el primer proceso de
desarrollo capitalista va a ser un factor estratégicamente importante. Así, en Inglaterra se da una condición que no
va a tener la Península Ibérica, porque el hecho de que Inglaterra se retrae del mercado internacional de la lana,
lleva a que la Península Ibérica ocupe ese espacio: de esa manera la Península Ibérica se va a convertir en expor-
tador de lana a partir de principios del siglo XIV, y uno de los problemas más graves que va a tener para el desarro-
llo de su industria rural es la falta de lana. De esta forma, a fines del siglo XV, Inglaterra aparece no como expor-
tador de materia prima, sino como exportador de paños: no de la pañería tradicional suntuaria, sino de la pañe-
ría de la IRD. Desde ese momento, Inglaterra se ubica en la primera posición en el desarrollo de la IRD.
En Inglaterra, junto con esta situación, hay otro hecho que va a ser decisivamente importante: la revuelta del
campesinado inglés de 1381. En función de la guerra con Francia, la corona inglesa pide un impuesto general a
todo el reino para atender a los gastos militares. Esa es la chispa que va a desatar una gran revuelta campesina;
junto con los campesinos, van a conectarse los sectores urbanos de Londres. Así, se produce una fuerte convulsión
social y un fuerte aumento de la lucha de clases. El hecho llamativo es que en esta rebelión hay un cuestiona-
miento al sistema feudal. Para Hilton, los conflictos que se dieron en siglos anteriores se limitaban a pedir que se
restaurase una situación existente; en ese sentido, no se estaba cuestionando el sistema, sino que implícitamente
se lo estaba aceptando. En este sentido, 1381 en Inglaterra marca un cambio: aparece una reivindicación pro-
gramática antisistémica. Hilton plantea que esta radicalización no es un resultado de ideas que surgen del cam-
pesino pobre y común, sino del campesino rico acumulador y capitalista. Éste tiene una lógica ambivalente des-
de el punto de vista de clase: esta inmerso en valores socioculturales del mundo feudal, a la vez que es un empre-
sario capitalista. En función de esto último, en definitiva lo que quiere es progresivamente liberarse de las trabas
que le impone el sistema feudal. Por eso los campesinos ingleses de 1381 piden el derecho a expandir sus indus-
trias con menos trabas (como lo era, por ejemplo, el impuesto señorial a la circulación) y el derecho a contratar
mano de obra asalariada, favoreciendo el desarrollo de mercados laborales. En lo inmediato la revolución de 1381
es derrotada, pero en el largo plazo las reivindicaciones que los campesinos ricos pidieron en 1381 son, en gran
parte, obtenidas.
También se va a dar en Inglaterra, junto con la expansión de la IRD y del paño popular, otro proceso: el surgi-
miento del sistema farmer. El campesino rico, que es un “empresario” cada vez más fuerte, va a arrendar porcio-
nes de los dominios de los señores; ahí comienza a explotar mano de obra asalariada, con el objetivo de ganar
dinero y así continuar el proceso de acumulación. Esta renta que el campesino rico paga al señor ya no es renta

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feudal, sino una deducción de la plusvalía que obtiene por el trabajo asalariado. El sistema farmer se acopla al
desarrollo del sistema de IRD en el ámbito inglés. Inglaterra en el siglo XV no es todavía un país capitalista: siguen
dominando las estructuras del feudalismo. Pero los enclaves de la nueva forma capitalista empiezan a tener cada
vez más y mejores condiciones de desarrollo que en las que tienen en otras áreas del continente. Incluso por el
hecho de que haya un proceso de avance más armónico y combinado del sistema farmer con el sistema de IRD el
proceso de formación de mercado estará más facilitado que en las áreas del continente, porque los asalariados
tienen recursos líquidos para acudir al mercado.
En Inglaterra se van a dar entonces una serie de condiciones excepcionales que favorecen el despunte in-
glés:
- Disponibilidad de materia prima por la “guerra de los 100 años”.
- Liberación de algunas trabas feudales por la “revolución de 1381”.
- Desarrollo de formas capitalistas (trabajo asalariado y por lo tanto dinero factible de ser empleado en el merca-
do) por el sistema farmer.
Así se explica cómo Inglaterra pasó de ser una periferia a ser el centro principal de desarrollo capitalista.

 La periferia: Sicilia, Castilla, Europa Oriental

La Península Ibérica, Sicilia y Europa Oriental son áreas que, en el siglo XV, se fijan claramente como proveedo-
ras de materias primas. Estos son grandes espacios productivos destinados a la elaboración y la producción de
determinados bienes unitarios primarios: la Península Ibérica de la lana a través del ganado, mientras que Sicilia y
Europa Oriental de cereal, que tenía como destino a Europa Occidental. Las formas que se dan en estos grandes
espacios son grandes dominios, muchos de ellos explotados por la clase feudal. Estos grandes dominios están
ligados a polos mercantiles desde los cuales sale la producción primaria hacia los centros de producción.
Los autores ortodoxos liberales siempre sostuvieron que la producción de cereales o de lana se genera por la
demanda del mercado, lo que no es cierto. Estas formas productivas se generaron independientemente de la de-
manda del mercado y, en un momento determinado, el mercado lo que hace es consolidar y fijar estas formas de
producción.

 Vías de desarrollo económico-social diferenciado

Esquemáticamente, entonces, existen:


- Áreas centrales, de artesanías tradicionales, donde también hay IRD: Flandes y Francia del norte, centro-norte
de Italia.
- Áreas periféricas: Península Ibérica, Italia del sur y Europa Oriental. Tanto en España como en Sicilia y Polo-
nia, el capital comercial tiende a manejar el circuito de la producción interna del excedente primario, a través de la
compra por adelantado: el productor, que es un señor feudal, en general tiene necesidades financieras en función
de que su escala de gastos es mayor que las entradas de recursos (debido al consumo suntuario permanente y la
necesidad de financiar la producción de ganado). Así, el mercader compra por adelantado el producto; hecho que
aprovecha para deprimir el precio, de modo que la tasa de ganancia del capital mercantil es alta. Así, el capital mer-
cantil establece un dominio sobre el productor por la vía del comercio (al igual que el capital mercantil sobre el arte-
sano urbano). Hay una corriente interpretativa que plantea que la existencia de una producción orientada al merca-
do da cuenta que hay una funcionalidad de estos espacios periféricos (en tanto enclaves estratégicos) en la forma-
ción del capitalismo. Esta determina que estos espacios deban ser conceptuados como espacios funcionalmente
adaptados al capitalismo o directamente como sistemas capitalistas. Astarita no acuerda con esta visión; para él, la
funcionalidad no permite caracterizar la estructura, porque en la estructura de Sicilia, de la Península Ibérica o de
Europa Oriental hay un predominio de las relaciones feudales de producción.
- Áreas de IRD no periféricas: Inglaterra, el Brabante.
Exportación
de paños
Área
central
IRD Artesanía
Exportación tradicional
de materia Área Capital
prima periférica mercantil
IRD (blo- Exportación
queada) de paños
Área de
IRD no
periférica IRD

[Así se monta el comercio de paños producidos en la IRD en la estructura precapitalista de comercio.]

52
Desde estas áreas periféricas, la transferencia de materia prima tenía dos sentidos:
- A las áreas centrales hacia el ámbito de las artesanías tradicionales: esto se daba en función de la pervi-
vencia en los siglos XIV, XV, XVI y XVII del viejo mercado suntuario feudal. Allí, el paño se vendía sobrevaluado,
porque había una violación de la ley del valor que llevaba que existiera un intercambio asimétrico. Este intercambio
asimétrico reproducía al artesano en su misma escala de artesano; reproducía capital mercantil que no se volcaba a
la producción; reproducía al señor feudal, en función de su consumo de bienes de lujo para su construcción política.
Por lo tanto, el intercambio de no equivalentes no genera desarrollo desigual; intercambio de no equivalentes gene-
ra feudalismo, con todas sus cualidades.
- A las áreas centrales (hacia el ámbito de las IRD) y áreas de IRD no periféricas: esto se daba en función de
la necesidad del señor feudal de conseguir dinero para seguir realizando su consumo suntuario como señor feudal.
La fórmula sería: el señor feudal acude al mercado con el excedente agrario que produce (M) para conseguir dinero
(D) que le permita comprar otras mercancías de lujo (M) para continuar realizando sus objetivos de señor feudal 
M-D-M. Por lo tanto, la circulación del excedente primario reproduce relaciones feudales en la periferia. Cuando el
excedente primario llega al área de IRD se transforma en una materia prima con capacidad de generar valor. La
fórmula sería: el empresario capitalista tiene dinero (D) para comprar mercancías (M) –materia prima y fuerza de
trabajo– que generan capital (D’)  D-M-D’. Por lo tanto, la circulación del excedente primario reproduce relaciones
capitalistas en áreas de IRD.
Así, el mismo excedente en un polo favorece la reproducción de las relaciones feudales y, en otro polo,
favorece la reproducción de las relaciones capitalistas. Por esta razón, el comercio es bifuncional. Es de esta
manera como se generan las asimetrías entre un área y otra. La asimetría del intercambio deriva fundamental-
mente de los mecanismos diferenciados de reproducción. En las áreas periféricas, se produce un esquema de
reproducción a una escala inmodificada o de tipo repetición (M-D-M). Este se opone al esquema de reproduc-
ción intensiva o ampliada (D-M-D’) de las áreas centrales.
Por su parte, la extracción de la materia prima para llevarla a mercados externos bloquea las posibilidades de
desarrollo de la IRD en la periferia. En la extracción de la materia prima influye fuertemente la compra por adelanta-
do del capital mercantil. Así, el empresario de la IRD de la periferia (por ejemplo en Castilla), desde épocas muy
tempranas empieza a solicitar dos cosas: que la materia prima (la lana) no se exporte y que no vengan paños de la
IRD de afuera (que eran comparativamente más baratos). Esto sucedía porque el paño suntuario estaba destinado
a un consumo político por parte de las clases de poder, mientras que el consumo del paño producido en la IRD no
tiene una funcionalidad política sino que es consumido para su simple uso, por sectores populares. Así, desaparece
el fetichismo del valor de uso del paño. El fetichismo ahora es el del valor de cambio. Lo que se ve a ver a través de
estas denuncias de empresarios de la IRD es que no solamente se está reproduciendo señor feudal en la peri-
feria y se está reproduciendo sistema de IRD capitalista en las áreas centrales, sino que este es un sistema
que bloquea (no lo anula pero lo bloquea) el desarrollo de la IRD de la periferia. Los comuneros de Castilla
van a liderar la revolución de las comunidades de Castilla de 1520 y 1521. Pero los acumuladores capitalistas de
Castilla, en lo inmediato y en el largo plazo, fueron derrotados. El resultado de la lucha de clases lleva a que el área
castellana preserve el bloqueo de la IRD y consolide las estructuras feudales. Esto demuestra cómo incide la varia-
bilidad de la lucha de clases en la variabilidad del desarrollo posterior: en un caso, Inglaterra, el resultado de la
lucha de clases libera desarrollo capitalista; en otro caso, por el contrario, la lucha de clases fija desarrollo precapi-
talista.
Así, la asimetría que se genera entre áreas periféricas y áreas centrales no radica en el intercambio desigual
(como lo plantean Wallerstein o Braudel), ya que este intercambio efectivamente es una transferencia de equivalen-
tes: las áreas periféricas compran manufacturas desde las áreas de IRD que se venden por su valor y no sobreva-
luadas. Esto tiene que ver con que a partir del surgimiento de la IRD comienza a funcionar la ley del valor trabajo y
por lo tanto la ley del valor mercantil. A partir de la IRD surge la noción de trabajo abstracto, en tanto que todos
los trabajos concretos son reducibles a una misma sustancia. Esto es así porque en la IRD el productor directo,
siendo él mismo campesino y artesano a la vez, con su actividad está haciendo un trabajo abstracto, al indiferenciar
en una misma sustancia (gasto energético) los trabajos concretos de campesino y artesano. Al surgir el trabajo
abstracto, la mercancía está materializando y objetivando trabajo, por lo cual empieza a funcionar la ley del valor
trabajo y por lo tanto la ley del valor mercantil.
En el esquema, el concepto básico es el de “modo de producción”, no el de “desarrollo/subdesarrollo” porque
en definitiva en la zona de la periferia hubo desarrollo: desarrollo de feudalismo. Por eso la problemática debe pen-
sarse en términos de articulaciones complejas de distintos modos de producción. Desde este punto de vista, la pri-
mera conexión que tiene el modo de producción capitalista con formas no capitalistas no es destruirlas, sino preser-
varlas, funcionalizándolas para su misma reproducción.

En toda esta problemática está subyaciendo una dicotomía polémica entre percepciones estrictamente endóge-
nas y autocentradas del desarrollo (que es la que tiene Brenner, quien centra absolutamente el problema en la
cuestión del autodesarrollo a partir de la vía farmer y descarta el problema de la circulación) y percepciones en las
que todo está centrado en la circulación (como la que tienen Braudel y Wallerstein, que toman a su vez de Pirenne
y Sweezy). Astarita trata de dar cuenta de una explicación no endógena y autocentrada, sino que tome en cuenta la
circulación, pero sin caer en un esquema circulacionista, y que a la vez exprese la cuestión de la lucha de clases.

53
 La lucha de clases en la Baja Edad Media; El problema de la conciencia de clase en el campesinado;
Análisis crítico de la escuela marxista inglesa

Hilton es uno de los grandes representantes de la escuela de historiadores marxistas ingleses. Los ejes básicos
que toma esta escuela en torno a la cuestión de la conciencia de clase son dos:
- La conciencia de clase es un fenómeno inherente al sistema capitalista. Para Hilton, el campesino medieval
posee una conciencia negativa. Esto se ve cuando en sus reclamos busca limitar la explotación, pero al mismo
tiempo la está aceptando; por ejemplo, cuando el campesino pide que le rebajen la renta, pero no la supresión de la
misma. Así, el campesino medieval estaría aceptando el sistema dominante. Para Hilton, esto se explica porque los
ideólogos de la clase dominante, a través de la predicación, de los sermones y de otros múltiples medios, lograron
introducir en la mentalidad del campesino medieval la aceptación de las pautas de dominio. En esa dirección, Hilton
hace mención de la aceptación total por parte de los campesinos de la “ideología de los tres órdenes”, la cual plan-
teaba una armonía funcional entre los que oran, los que luchan y los que trabajan.
- La conciencia de clase en el sistema capitalista se adquiere por la experimentación propia de las duras
condiciones de la explotación capitalista. Así, conciencia de clase es, en última instancia, adquirir conciencia de
la identidad de intereses que hay entre los explotados y las diferencias que existen entre los intereses de los explo-
tados en relación a los intereses de los explotadores. Para Hilton, el campesino medieval pasa de tener una con-
ciencia de clase negativa a una positiva a partir de la revolución de 1381, en el sentido que aparece, por primera
vez, un cuestionamiento profundo al sistema de explotación feudal.
Astarita no acuerda con lo que plantea Hilton acerca de que el campesino medieval aceptaba pasivamente el sis-
tema (eje 1 de los historiadores marxistas ingleses). Hilton tomó como índice de la conciencia del campesino los
escritos que hacían los procuradores de los campesinos, que eran miembros de la elite de las aldeas y que poste-
riormente serían los acumuladores capitalistas, y que eran quienes tenían acceso a la escritura. Así, no se puede
descifrar lo que piensa el campesino común por lo que piensa esa capa superior de campesinos que, incluso, esta-
ba muchas veces enfrentada con el campesino común. En esa dirección, es necesario tomar otras precauciones al
hacer un análisis de las fuentes escritas, en relación a los relatos estereotipados que hace la clase dominante del
campesino y lo que aparece como elemento de la conciencia campesina en un momento de agudización de la lucha
de clases, que puede denotar una oscilación coyuntural, pero no una situación permanente.
En este punto, surge el problema de cómo descubrir la conciencia de clase del campesino medieval común, un
sector que es ágrafo y sólo puede expresarse a través de la escritura de alguien que es ajeno a su propia clase.
Para Astarita hay otra vía de acceso al problema: no reducirse tanto al aspecto discursivo, sino observar la acción,
no en su momento de conflictividad álgida, sino en su cotidianeidad. Así, se puede observar registros de acciones
campesinas que dan cuenta de la conciencia que el campesino tiene sobre su situación. El sujeto está provisto de
una reflexividad baja, pero sigue teniendo una conducta reflexiva; en función de esto, el sujeto adhiere a los valores
que le está proporcionando el sistema. Cuando se observa al campesino en sus prácticas cotidianas, se ven una
serie de cosas:
- El campesino tiene ámbitos de sociabilidad mucho más propios que la asamblea rural, como por ejemplo la ta-
berna o los encuentros de noche fuera de la Iglesia.
- El campesino pedía muchas veces al procurador que le rebajen los tributos, pero en otros momentos directa-
mente no tributaba: cosechaba de noche para que el recaudador no se diera cuenta de lo que producía o a veces
se iba del término cuando llegaba el momento de la recaudación. En determinados momentos el campesino no le
pagaba tampoco el diezmo a la Iglesia, por lo cual los curas protestaban y lo excomulgaban, hecho que a aquél no
le importaba.
- El campesino no era una persona muy pasiva cuando le quitaban los comunales, sino que enfrentaba a los se-
ñores. Incluso, en una actitud ofensiva, el campesino corre los mojones donde terminaban sus tierras para poder
invadir tierras del señor.
Todas estas son medidas mucho más profundas que pedir simplemente que no se eleve la renta: acá, en última
instancia, al poner en discusión la renta o un sacramento están poniendo en discusión la reproducción del sistema
como lo quería el señor feudal. Estas situaciones, a su vez, dan cuenta que hay una acción de parte de los campe-
sinos que es reflexiva, no irracional. Por ejemplo, la comunidad de campesinos tiene un conflicto con un monasterio
y le hacen un boicot: dejan de venderle pan, no acuden a consumir a su taberna, no dejan que entren foráneos a la
misma, etc. Este es un boicot muy pensado, que los campesinos mantienen hasta que los monjes aceptan compar-
tir las tierras que explotaban. Cuando se desata un momento álgido de la lucha de clases, no son acciones irracio-
nales y espontáneas, sino que es la continuidad en otro escenario de esa lucha subterránea que se daba todos los
días.
En la revolución inglesa de 1381, aunque es dirigida por el campesino rico, participa también el campesino medio
y pobre. Lo mismo pasó en la revolución de 1520/21 de Castilla y en la revuelta de los campesinos de París de
1358. La sublevación tiene una connotación antiseñorial muy fuerte, y no sólo por las reivindicaciones del campe-
sino rico, sino también por la participación del campesino medio y pobre. De hecho, el campesino pobre es el que
va a aportar la fuerza del ejército campesino. A partir de esto, es posible ver que el campesino medieval tenía una
conciencia crítica, disidente y antisistémica. Por eso, cuando el recaudador tiene que ir a recaudar a la aldea, se
tensan todos los mecanismos de represión para que los campesinos paguen.
El campesino tiene una conciencia crítica, pero ésta no se ha transmutado en conciencia de clase efectiva
durante el sistema feudal, ya que no se tradujo en una verdadera sublevación política general contra el sis-
tema. La pregunta que hay que hacerse es: ¿por qué?

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Hilton y la escuela historiadores marxistas ingleses plantean que la conciencia de clase es un elemento específico
del sistema capitalista y que se obtiene por experimentación de la situación que vive la clase explotada. Si se plan-
tea que la conciencia de clase solamente se obtiene por experimentación (eje 2 de los historiadores marxistas in-
gleses), se incurre en decir, por un lado, que hay un sujeto omnisciente que conoce todo por simple experiencia
vivencial y, por el otro lado, se incurre en decir que las condiciones externas se conocen mecánicamente en algún
nivel inconsciente por simple experimentación. En un lado, se lleva a la sublimación absoluta del sujeto en tanto
cognoscente absoluto de lo que lo rodea y, en el otro lado, se reproduce una forma de mecanicismo extremo.
Para Astarita, conciencia de clase no es identidad de intereses comunes de los explotados opuestos al los
del explotador, porque cuando un trabajador discute un aumento de salario se está dando efectivamente la discu-
sión a partir de la oposición de intereses, pero al interior de la lógica del sistema: la lógica de la oferta y la demanda
del mercado. Para Astarita, conciencia de clase es entender la posición que tiene la clase en la estructura.
Entendido así: 1) Conciencia de clase es la oposición irreconciliable de intereses, determinada por la contradicción
entre la producción social y la apropiación privada de esa producción, que no puede ser saldada; 2) la conciencia
de clase es un problema de conciencia intelectual, en función de las posibilidades de conocimiento que tienen las
personas como de las posibilidades de conocimiento que ofrece la estructura.
Las posibilidades de conocimiento que ofrece la estructura tienen que ver con la forma en que se presenta la
relación social en el capitalismo y en el feudalismo. En el capitalismo, la relación social no es una evidencia: se
presenta bajo la forma de relación contractual (el obrero vende fuerza de trabajo a cambio de un salario); trascender
esa forma implica reconocer que detrás del salario hay una relación de explotación. Así, la relación de explotación
no es evidente. En el feudalismo, la forma en que se presenta la relación social es evidente: aparece como una
relación de coacción, donde un sujeto aplica una relación de dominio político sobre otro. La relación de explotación
es evidente, nadie se preocupa en disimularla, sino que más bien la se la justifica ideológica y políticamente. De
esta forma, la relación de explotación se presenta estructuralmente como visible e inmediata.
Las posibilidades de conocimiento que tienen las personas tienen que ver con la forma en que las personas
conocen el contenido de la relación social en el capitalismo y el feudalismo. En el capitalismo, la división técnica del
trabajo y la parcelación de la actividad humana niegan el vínculo orgánico que el trabajador tiene con el objeto de
su trabajo y niegan su facultad racional, lo cual le imposibilita conocer en esencia la relación de social en la cual se
encuentra inmerso (y el carácter de explotación que en ella existe). No obstante, el ocultamiento que provee la for-
ma no es absoluto e impenetrable. En el sistema artesano medieval se empiezan a dar una serie de cualidades en
este sentido, que se van a encontrar plenamente desarrolladas posteriormente: si bien el artesano todavía conserva
la pericia como cualidad personal intransferible, cuando empieza a haber (por incidencia del capital comercial) una
descomposición del trabajo en múltiples facetas, empieza a negársele al artesano la unidad orgánica entre trabajo y
producto del trabajo y así la posibilidad de objetivación de su trabajo semi-artístico en la manufactura. En el feuda-
lismo, la situación es distinta, ya que el campesino tiene una relación orgánica e inmediata entre trabajo y producto
de su trabajo. Él maneja la totalidad del proceso productivo y por eso puede conocer cómo se genera el producto, a
la vez que ve cómo en determinado momento viene el señor y le saca una parte del producto que ha generado. De
esta forma, la relación de explotación aparece para el campesino como visible e inmediata.
El campesino no solamente reconoce la explotación, sino que reconoce su autosuficiencia: él sabe que no nece-
sita para nada al señor. La defensa de la autonomía de la unidad campesina es la que fundamenta esa conciencia
crítica y disidente con respecto al señor. El campesino no solamente defiende esta autonomía oponiéndose al se-
ñor, sino que también la defiende relacionándose en una dualidad cooperativa y competitiva con otras unidades
campesinas (lo cual se ve, por ejemplo, a partir de los conflictos que hay entre campesinos por la pelea por un co-
munal o por una tierra en disputa con una aldea vecina). Es más, la misma unidad de producción familiar es una
unidad de cohesión de la familia a la vez que de desgarradores conflictos, que se producen en la clave de la defen-
sa de la autonomía (lo cual se ve, por ejemplo, en las disputas que hay por las herencias).
Esto es producto de la individuación del campesino. Así, el ideal campesino es la defensa de su propiedad e,
incluso, la generalización de la propiedad privada. Esto explica el hecho de que cuando la comunidad reacciona
colectivamente contra el señor, en principio la reacción no es inmediata ni automática, sino que se llama a hacerlo,
por ejemplo, a partir de ordenanzas (que estipulaban que cuando la comunidad era atacada, el que se quedaba en
la casa sufriría sanciones de la comunidad). Para entender a este concepto en su real dimensión es necesario po-
nerlo en perspectiva con la situación que existe en la clase obrera contemporánea, donde hay una homogeneidad y
cohesión de clase y no una simple sumatoria de voluntades disidentes.
Todo esto determina una situación muy compleja y contradictoria, porque la relación de explotación se pre-
senta estructuralmente y aparece para el campesino como una relación absolutamente visible, por lo cual éste tiene
conciencia de que es explotado; pero, al mismo tiempo, la cuestión de la autonomía campesina lleva a debilitar la
unidad de la clase objetivamente definida. Por lo tanto, hay un principio de conciencia de clase, que es por otro
lado negado y se diluye como no conciencia de clase. Por esta contradicción el campesino, teniendo esa con-
ciencia crítica, no la transforma en conciencia de clase total. Y es por esta cuestión que la lucha de clases señor–
campesino no tiene una expresión política abierta hasta el momento en que, desde 1381, la lucha de clases es
reconducida por los acumuladores capitalistas de la aldea.
Esto remite a otro problema que determina la ausencia de una conciencia de clase total, y es que la relación de
explotación se presenta como una relación personal: un dominio del señor particular sobre una cantidad deter-
minada de campesinos. Así, el campesino ve la relación de explotación como una relación individual y personaliza-
da y no como una relación con la totalidad de la clase. La parcelación de las distintas soberanías políticas se tradu-
ce en la parcelación de la lucha de clases. Por eso el conflicto aparece como un conflicto circunscrito. Por el contra-
rio el señor feudal, que tiene otras posibilidades cognitivas (puede trascender el marco del señorío, tiene formas de

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educación diferenciadas, convive en ámbitos singulares como las cortes) puede acceder a una mayor conciencia de
clase.
Pero cuando aparece el acumulador capitalista de la aldea, que es un personaje cuyo conocimiento trasciende
el marco de la aldea, el análisis de este acumulador sobre la totalidad se presenta como un análisis certero y real
en el conocimiento de las verdaderas determinaciones. Por eso, con él aparecen programas “casi políticos”, de
transformaciones muy profundas. Esto es lo que posibilita, en última instancia, que el campesino esté sometido a
nuevos procesos de concientización de clase, como se ve en 1381 en Inglaterra, en 1520 en Castilla, en 1358
en Francia.

 La cultura urbana renacentista; Los humanistas y nueva representación del espacio en las pinturas

Hay que tener en cuenta que el arte es expresión de una determinada cosmovisión.
El arte románico, característico de los monasterios que se desarrollan a partir del 1000, se caracteriza por el uso
de la piedra en vez de la madera, y aparece esta construcción que es el monasterio que tiene paredes gruesas, pe-
sadas y una forma cúbica. La luz apenas penetra en las habitaciones. Esta idea se corresponde con el concepto del
monasterio: los monjes entraban en otro tipo de preparación, preparación para la vida eterna, y se alejaban del mun-
do real (cortaban su relación con la familia y se sumergían en la vida litúrgica). Entonces estas paredes gruesas que
vemos en la iglesia románica responden a una determinada concepción del espacio.
Con el gótico pasa lo mismo. Es una forma que se va separando del románico, su primera manifestación fue la
Iglesia de San Dionisio, y ahí aparece una concepción diferente: la pared es más delgada y hay grandes ventanales
(la luz penetra en la Iglesia). Desde mediados del XII se extiende el gótico, es impulsado en el XIII y domina en los
siglos XIV y XV. Estas iglesias, donde las paredes van hacia arriba e intentan alcanzar el cielo, corresponden a otra
concepción filosófica: la idea de que en la iglesia tiene que penetrar la luz, y esta luz tiene que penetrarlo todo.
Cuando se realiza la luz, se realiza Dios, y todos los seres de la creación participan de esto. Es el concepto del
Pseudo Dionisio, monje egipcio de gran popularidad, cuyos escritos van a ser altamente considerados: todos los
seres participan de la luz de Dios, incluso los animales, y se puede llegar al conocimiento de Dios.
Esto lleva a revalorizar la naturaleza, y aparecen representaciones de la naturaleza que no tienen un valor simbóli-
co o abstracto, sino como forma de observación de la naturaleza, más concreto. Esta idea de que la naturaleza se
revaloriza lleva a pensar nuevamente que hay que agudizar la observación sobre la naturaleza. En el románico pre-
dominaban los prototipos, mientras que en la época del gótico ya no interesa tanto los prototipos, sino los rasgos
particulares. Acá subyace el nominalismo moderado de Abelardo, dónde la esencia del hombre no era algo separada
si no algo que estaba adentro del individuo. En el siglo XII teníamos las primeras manifestaciones de individuos
que estaban pensando su propia existencia, como Abelardo, y esto se va reflejando en el arte gótico, con el cre-
ciente interés en el individuo. Nos interesa captar una sustancia que está en el individuo; en el individuo hay un
elemento de transitoriedad, de no finalización absoluta. Y también el arte del gótico tiene un concepto de transitorie-
dad; empezando con las catedrales góticas, que siempre estaban construyéndose; la obra seguía haciéndose y
agregándose permanentemente, con una idea de transitoriedad que no se acaba.
Y llegamos al período renacentista, que abarca del 1300 al 1600 (aunque la Edad Media termina en 1500). No
podemos plantear una división entre el Renacimiento y los períodos anteriores. Surge esa individualidad, pero ve-
mos que ya estaba operando anteriormente. Surge el capital de la naturaleza como tal, pero ya estaba desde antes.
La pintura profana ya estaba también desde antes (aunque no estaba tan difundida: la mayoría de las obras mues-
tran temas religiosos). Se fomenta la antigüedad clásica, pero vemos que ya desde el 1300 hay una vuelta a los
autores clásicos. Desde el siglo XII hay muchos elementos de continuidad (Le Goff). No pretendo caer en lo que dice
Le Goff, que el Renacimiento no aporta nada, se equivoca. Pero hay que remarcar que el Renacimiento no es la
negación de todo lo anterior.
Los Iluministas y positivistas concibieron esta diferenciación basándose en lo que decían los propios autores, por
que desde 1300 los autores italianos empiezan a buscar deliberadamente una identidad, ellos se encuentran diferen-
te a lo anterior. Por eso forjan el concepto de una Edad Media como edad oscura. Aparece entonces la idea de llegar
al conocimiento con la razón, la luz natural. A partir de esto se analiza con desprecio a la Edad Media, porque apa-
rece el concepto de que no hay una evolución única en un sólo sentido, si no que la historia tiene un movimiento
dialéctico o contradictorio. En la historia, el desarrollo se trunca. El humanismo significa un cambio extraordinario en
la comprensión de la historia, no seríamos historiadores si no tuviésemos a los humanistas como predecesores.
¿Qué es el humanismo? La elite cultural es doble, hay escritores humanistas y pintores humanistas.

Escritores humanistas
Antes que nada hay que decir que no hay filosofía humanista acabada. El humanismo es solamente una espe-
cie de filosofía política o ética derivada de la necesidad de la acción ciudadana. Está íntimamente ligado a la
convivencia ciudadana: el humanismo y el renacimiento son un fenómeno de las grandes ciudades italianas, con una
enorme importancia la ciudad de Florencia. Justamente esta ciudad en los siglos XIV y XV permanece como una
ciudad gobernada desde el punto de vista formal como una república. En este contexto aparecen plenamente los
humanistas, que existen en el ámbito urbano y estudian “humanidades”. Ellos más bien se muestran a favor de una
filosofía política, indican participación ciudadana, o la ética del príncipe (Maquiavelo). Ellos ven en Cicerón quien
tiene participación política, maestro de la retórica y tiene un conocimiento filosófico ecléctico y variado. Es su mode-
lo. A los humanistas les interesa este tipo de perfil de intelectual.
Las ciudades italianas se ven como privilegiadas, van a luchar por su independencia. Desde el siglo XIV en ade-
lante, las ciudades italianas se van aristocratizando cada vez mas, transformándose en principados. Florencia y Ve-

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necia van a ser excepciones. Los humanistas dan discursos, le dicen al príncipe cómo deben actuar, van a hablar de
la participación ciudadana. Ellos indican que las ciudades italianas van a estar al frente de la participación de lo polí-
tico. Lo político renació. Aparece esta necesidad de los discursos públicos, la necesidad de la propaganda. Apare-
cen los grafittis para demacrar a una figura pública. Aparece la idea de ganar voluntades populares. Y aparece el
concepto de consenso, a nivel de los actores populares. El nacimiento de la política como objeto de reflexión empíri-
ca se ve en Maquiavelo.
Algunos humanistas reeducan en la universidad, pero la universidad no tiene protagonismo en el desarrollo del
Renacimiento. La universidad del siglo XV es una universidad pobre desde el punto de vista de la creación de cono-
cimiento, tendrá que ver con la funcionalización al poder político. Pues el poder político tiende a buscar profesionales
en las universidades.
Aparece la idea del intelectual que pone sus condiciones intelectuales al servicio del otro. Se ve en Maquiavelo
con “El Príncipe”. Ellos se preguntan cómo se puede adquirir la virtud humana. Se adquiere a través de la instruc-
ción, de la sabiduría. Es lo que sería una filosofía política y ética. Pero es más que un sistema filosófico, porque se
pregunta cómo el individuo puede intervenir en la vida política. Los autores humanistas van a buscar en la antigüe-
dad sistemáticamente: hay una nueva ola de traducciones, se comprende más la pintura griega. Se incorpora la tota-
lidad de la herencia clásica.
El humanismo no fue un movimiento opuesto a la religión. No es una época de antirreligiosidad, de hecho los
humanistas participan de una herencia histórica que venían con anterioridad, a buscar la palabra de Dios sin inter-
mediaciones. Esto los lleva a los humanistas a las traducciones de la Biblia, a un estudio renovado de la historia. No
existiría nuestra disciplina sin los humanistas, porque son los primeros en darse cuenta de que en nuestra Historia
hay cambios, no es lo mismo su época que Roma. Es así como surge el análisis del texto. Fundamental para el his-
toriador, surge el análisis critico erudito.

Pintores o escultores humanistas


Los pintores empiezan a trabajar cada vez más en talleres y no en la iglesia. Esto se relaciona con que la burgue-
sía busca pinturas para manipular o llevar a su residencia. Para los autores del iluminismo y el positivismo, esta si-
tuación era una prueba de la creciente conciencia de individualidad de los artistas. Vemos que no eran tan individua-
listas. En cualquiera de estos talleres había aprendices, oficiales y maestros. El maestro pintor hacía las figuras prin-
cipales. El fondo lo hacia un oficial que se especializaba en fondos. Así, el primer elemento que esta resistiendo a
esta individualidad es la existencia de una obra mucho más colectiva de lo que se creía. La mayor parte de las obras
que se hacen en el Renacimiento se hace por pedido de los clientes (que pueden pedir determinadas materias pri-
mas, determinadas pinturas o telas). Tenemos además otro elemento que está restringiendo la libre creación de la
individualidad. Porque, cuando nosotros vemos cómo trabajaban los artistas, tenemos tres grandes formas de traba-
jo: el artista que trabaja en un taller haciendo obras a pedido; pintores que entraban a trabajar en la corte de algún
gran señor; el artista que hace una obra, independiente, y la vende. La mayor parte de las obras que se hacen en
talleres son encargadas y luego compradas por consumidores burgueses ricos de las ciudades. La obra no se com-
praba por un elemento estético, si no por lo que mostraba. El cuadro podía cumplir con funciones didácticas, políti-
cas, protectoras, etc. Y lo fundamental era el prestigio que acarreaba. Ejemplos de obras con connotación política
son el combate de San Jorge contra el Dragón (de Donatello), o el David de Miguel Ángel, obras que representan la
lucha de Florencia contra el señorío de Milán.
Anteriormente el trabajo del artista era despreciado, por mucho tiempo lo fue, porque era un trabajo manual. Pero
con estos autores empieza un hábito diferente. En el Renacimiento los pintores no eran campesinos.
Realmente la importancia que tiene el Renacimiento es que va a inaugurar una nueva concepción de la represen-
tación del espacio, que llegó hasta nuestros días, y que está muy vinculada con ser monocular: hay un observador, y
el observador es estático, no se mueve. Algunos lo caracterizan como realismo, pero esto no implica una visión real.

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