Está en la página 1de 3

(https://www.facebook.com/elmontonero.

pe)
(https://twitter.com/elmontonero_pe)
(https://www.youtube.com/channel/UCksV2nYo_YnmGTlm9od5gMg)
(https://www.instagram.com/elmontonero.pe/)

(https://elmontonero.pe)


CARLOS ADRIANZÉN

Mitos a desechar
Cinco falsedades económicas en las que creemos los
peruanos

 CARLOS ADRIANZÉN

14 DE OCTUBRE DEL 2019

Compartir 17
(https://twitter.com/intent/tweet?
via=elmontonero_pe&url=https://elmontonero.pe/columnas/mitos-a-desechar)
(https://plus.google.com/share?url=https://elmontonero.pe/columnas/mitos-a-
desechar)

Un mito es una cosa muy peligrosa. Implica atribuir cualidades o


excelencias a algo que no las tiene. Es algo engañoso. Si lo
tomamos con cierto, nos puede llevar a ilusionarnos
infundadamente o a cometer tremendos errores. En el ámbito
económico, algunas afirmaciones muy populares son falsedades.
Se repite por ejemplo que la dictadura militar setentera mejoró la
situación de los más pobres en nuestro país, mientras que los
datos lo refutan drásticamente. Son, pues, falsedades que se
tienden a tomar como verdades de tanto repetirse (en los penosos
libros de historia peruana reciente). 
Pero nótese que los mitos se potencian y magnifican su carácter
destructivo cuando están articulados y se presentan como una
visión conjunta. Y justamente esta es la principal característica
nociva (sus sellos totalitario, socialista y mercantilista) de los seis
arraigados mitos económicos a ser discutidos a continuación.
1.- Somos una nación muy rica. Esta resulta una tremenda
falsedad. Recordemos que la riqueza se determina tomando el
valor total de mercado de los activos restando las deudas. La
riqueza se refiere al stock de activos en un punto en el tiempo,
mientras los ingresos se refieren a lo recibido durante un período.
Ahora bien, el valor descontado en el tiempo de los ingresos
implica una forma de valorar un activo. Ergo, la riqueza de una
persona, firma o país implica el valor neto de los ingresos que
recibe en el tiempo.
Si un país tiene un producto por persona equivalente a un 11% del
mismo indicador de una nación afluente (digamos, los EE.UU.), es
una ilusión repetir que esa nación es rica. Con flujo de ingresos
tan comprimidos se es una nación pobre. Y ese, estimado lector,
es nuestro caso. De hecho, la correlación de largo plazo entre el
producto real de un peruano y los estimados de alta incidencia de
pobreza es consistente. Es importante, pues, que descartemos el
mito de que somos una nación rica. No hay forma de que una
arbitraria redistribución de nuestros bajos ingresos haga
milagros. Hoy los peruanos somos muy pobres y debemos
esforzarnos –tomar todas las acciones económicas requeridas–
para comerciar y atraer inversiones a ritmos mucho mayores.
Simplemente, repudiemos electoralmente a quienes nos tontean
repitiéndonos que con una arbitraria redistribución del ingreso, o
con la eliminación de la corrupción burocrática a todo nivel, nos
haríamos instantáneamente ricos. 
2.- Hoy estamos combatiendo a la corrupción burocrática. Otra
falsedad que se presta a la persecución dirigida o política. La
corrupción generalizada que hoy nos agobia y que habría
reducido nuestro PBI a la mitad en las últimas dos décadas es un
fenómeno burocrático. Sin burócratas coimeros, coimeados y
cómplices –desde presidentes hasta vigilantes– no habría
corrupción. Para acabarla es menester tener tanto una legislación
enfocada y aplicable cuanto un aparato burocrático (policías,
fiscales, jueces y afines) capaz e impoluto. Este no parece ser
nuestro caso. Aunque le quiebre el corazón a quienes crean lo
contrario, es menester crear instituciones con personal y reglas
completamente nuevas. Entes implacables y no contaminados.
Hoy no se está haciendo esto. Y muchos se están acomodando y
burlando de la frondosa y contradictoria ley peruana.
2.- Nuestro problema central es el déficit de Estado. Otra gran
falsedad. Pensar en un Estado que nos oferte siquiera el décimo
del gasto por alumno, de servicios de salud y de servicios
previsionales de Israel, Suiza o Canadá es iluso. Aun despidiendo
sin beneficios a los más de dos millones de burócratas actuales,
sin beneficios sociales y reemplazándolos por querubines, e
intentar cumplir esta oferta vía mayores impuestos, deuda
pública, expropiaciones y licencias monopólicas y financiamiento
inflacionario, nos enviaría a estándares subsaharianos. Inflar el
gasto a secas no solo deprime la inversión privada sino que
implica más carne para el lobo de la ineficiencia y corrupción.
3.- En estos días sufrimos los embates del ruido político local.
Esta es otra falsedad, seguramente la más bienintencionada. Solo
que el ruido político (en una nación que no es Suiza) es parte del
paisaje. Lo que hoy sufrimos es la maduración de las políticas
económicas poshumalistas y sus sesgos: enemigos de las
libertades, amigotes de los mercaderes y flagrantemente
socialistas. Entendámoslo, son los efectos de las erradas políticas
económicas Humala-PPK-Vizcarra, no el ruido de la batahola
política actual.
4.- Se está respetando el modelo económico. Este es, sin duda
alguna, el mito más cándido. El modelo económico liberal
introducido desde 1991 hasta 1993 ha sido consistentemente
desmantelado, si no revertido. No solamente no se
implementaron las reformas institucionales requeridas, sino que
se infló ideológicamente la burocracia y la regulación, en forma
consistente con los sesenta puestos escalados por nuestro país en
el Ranking Global de Percepción de Corrupción Burocrática
publicado por Transparencia Internacional.
5.- La recuperación económica peruana es inminente. Este mito
resulta indudablemente el menos difundido. Aún la inescrupulosa
prensa local de estos tiempos parece tener un cierto pudor en
tratar de vendernos tamaño infundio. La inversión privada, la
extranjera y la de cartera no dejan de deteriorarse.
Insisto, no sacar de la cabeza estos mitos económicos le hará
mucho daño. Por más que dé temor dejar de ser tan políticamente
correcto y recibir a cambio los furibundos ataques de los medios
de manipulación social del gobierno, creer en esos mitos lo
dañará a usted, a su familia y a su país. Somos pobres, no estamos
atacando la corrupción burocrática efectivamente, hay superávit
de un Estado corrompido, y hace más de un quinquenio no
estamos respetando para nada un modelo económico ortodoxo.

 CARLOS ADRIANZÉN

14 DE OCTUBRE DEL 2019

Compartir 17
(https://twitter.com/intent/tweet?
via=elmontonero_pe&url=https://elmontonero.pe/columnas/mitos-a-desechar)

También podría gustarte