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“LA EMPRESA SOCIAL UN FRUTO DE LA LIBERTAD HUMANA”

SAUL JOSE NIEBLES SINCELEJO

UNIVERSIDAD EAFIT

MAESTRÍA EN GERENCIA DE EMPRESAS SOCIALES PARA LA INNOVACIÓN

SOCIAL Y EL DESARROLLO LOCAL

INSTITUCIONALIDAD Y EMPRESAS SOCIALES

BARRANQUILLA

2019
“La Empresa Social un fruto de la libertad humana”

“… el ser humano es proactivo e intencional” (Martínez, 2013, p.31.)

Uno de los grandes avances intelectuales y culturales de nuestros tiempos es el haber

comprendido la naturaleza trascendental de ser humano. Pasar de una visión estática de la

existencia humana, casi que predeterminada por el decreto divino, donde unos son salvos y otros

condenados, donde unos nacen ricos y otros deben morir pobres, y descubrirse como seres no

solo pensantes y recreadores de la realidad, sino también como seres en busca de sentido a la

propia existencia, el cual dinamiza la interacción con los otros, con el medio ambiente y en

especial con el sujeto mismo. Siendo capaz de ir aún más allá de lo que el medio permite,

superando incluso las expectativas de la sociedad, dando un poco más con el sentido de poder

superar las propias limitaciones, el ser humano se encuentra a sí mismo siendo libre de elegir el

sentido que le da a su propia existencia, tal como lo plantea el Doctor Efrén Martínez Ortiz:

Ser libre no significa estar exento de condiciones y situaciones limitantes. Por el contrario, este

concepto se refiere a la forma como cada ser humano va enfrentándose y respondiendo

precisamente a dichas condiciones. Un problema que surge con esta idea es que, al ser libre, la

persona ¡carece absolutamente de excusas! En otras palabras: ser libre es ser responsable.

(Martínez, 2013, p.47.).

Esta libertad en el ser humano, que conlleva implícita la responsabilidad de sus actos, es lo que

le permite en medio de la búsqueda de sentido a su existencia, autotrascender. En cada uno de los

ámbitos en los que se desenvuelve, ciertamente el laboral y/o el económico no están exentos de

esta realidad humana de la libertad que implica ser responsables como lo plantea Martínez,
basado en los aportes teóricos del antropólogo Viktor Frankl, sino que brinda un escenario

propicio para evidenciar como el ser humano es capaz de ir más allá de sus propios intereses,

necesidades y posibilidades, motivado por su interacción social. Es en este escenario económico

y/o laboral donde el encuentro con el otro, lleva al ser humano a dar de sí mismo como su aporte

o contribución a la construcción de una sociedad dinámica, diversa y equilibrada, que apunta al

welfare. Nadie trabaja o comercia solo, ni nadie trabaja o comercia para sí mismo, es parte de la

propia naturaleza social del ser humano, el contribuir de manera directa o indirecta en la

consecución del máximo nivel de bienestar social, pero la conciencia de dicho aporte, es decir el

sentido que el ser humano le da a su actividad económica, le permite decidir si su aporte supera

la expectativa del otro o solo satisface su demanda, en esta última, privando su relación

comercial o laboral de convertirla en algo significativo para el otro y que permite mantener en el

tiempo dicha interacción. Este algo significativo es lo que plantea Luigino Bruni en su artículo

“La economía social… y la frágil, pero esencial gratuidad”. En otras palabras, este algo

significativo para el otro es el resultado de dar un poco más de lo demandado, es el principio de

gratuidad, tal como lo plantea Bruni:

…gratuidad no significa ser más buenos o más altruistas que los demás; debe ser interpretada

como una forma de interés sabio, sostenible, que parta de la conciencia de que no se puede ser

felices solos, y que no es posible lograr la propia felicidad sin hacer felices a los demás… (Bruni,

n.d., p.4.).

En este sentido a criterio personal, el principio de gratuidad se experimenta en dos escalas una

menor que son esos pequeños actos que hacen la diferencia en las actividades propias de la

cotidianidad, sin dejar de ser en sí mismos actos significativos y trascendentales, que marcan la

interacción con el otro, como sonreír a quienes atendemos, orientar a alguien en la calle, brindar
información detallada y abrir la posibilidad de aclarar dicha información de ser necesario y una

escala mayor que lleva al ser humano a aportar en la consolidación del bienestar colectivo. De

este principio de gratuidad fruto de la capacidad del ser humano de transcender no solo a nivel

individual sino también a nivel colectivo, surge el concepto de Empresa social, estas como el

resultado del emprendimiento colectivo, es decir del interés de un grupo de individuos de

garantizar el bienestar social o dar solución a una problemática de la comunidad. Para

ejemplificar lo planteado se presenta la idea revolucionaria del premio nobel de paz Muhammad

Yunus, quien evidenciando la pobreza de sus conciudadanos en Bangaldesh, ideo la

implementación de un banco que brindase microcréditos a los ciudadanos pobres que no tenían

ninguna posibilidad de adquirir un crédito en los bancos tradicionales, como una estrategia de

mejorar su calidad de vida, el cual llamo: Grameen. Este tuvo tal acogida entre los ciudadanos,

que el 97% de los clientes son mujeres, lo que resultó ser una gran estrategia para combatir la

pobreza. Yunus plantea que deben existir dos tipos de empresas, las lucrativas: las cuales buscan

maximizar los beneficios para su propietario o grupo de inversionistas y las empresas sociales

que no buscan acumular riqueza, sino dar solución a problemas sociales. Estas deben seguir 7

principios según el planteamiento de Muhammad Yunus:

1. Su objetivo es mejorar la sociedad.

2. Deben ser financieramente viables.

3. Se debe devolver a los inversionistas solo lo invertido.

4. Las ganancias se deben utilizar para fomentar la expansión de la empresa o actividad

económica.

5. Respetar el medio ambiente.

6. Deben garantizar buenas condiciones laborales y salariales.


7. Y tener espíritu de entusiasmo o mejor motivación hacia el objetivo o finalidad de la

empresa.

El principal objetivo de Muhammad Yunus es la de facilitar la participación de los más pobres en

el sistema económico, reconociendo su potencial de emprendimiento, su capacidad de superar

sus propias limitaciones y también que la pobreza es el resultado de un sistema desigual y que

busca empobrecer a la mayoría para poder acaparar la riqueza y controlar el mercado.

El banco Grameen es quizás el ejemplo de mayor difusión a nivel mundial que impulso en

muchos países otras ideas de emprendimiento similares a Grameen y basadas en el microcrédito,

pero estas son solo una de muchas propuestas en las que se materializa el concepto de Empresa

social y algunas solo tienen una comprensión muy somera de dicho concepto, llegando a

convertirse con facilidad en empresas lucrativas que utilizan el ámbito social como campo de

acción y otras en prestadores de servicios sociales. Ante el riesgo de que dicho concepto sea

interpretado de maneras diversas por la sociedad, incluso llegando a ser entendido como un

término más para referirse al tercer sector, es necesario conocer algunas definiciones citadas por

Carlo Borzaga en su artículo “Hacia una definición” y las principales características que posee la

empresa social.

Para Borzaga el concepto de Empresa social posee dos dimensiones como su nombre lo indica,

estas son la dimensión emprendedora y la dimensión social, en el intento por definir la empresa

social han surgido diversas definiciones que dan mayor relevancia a una dimensión más que a la

otra. La primera definición presentada por Borzaga es la que considera de mayor difusión en los

Estados Unidos, en la cual se entiende como empresa social todas aquellas que operan de

acuerdo a las leyes del mercado, en este punto se comportan como las empresas lucrativas pero
se diferencian de ellas por que de manera explícita persiguen objetivos sociales. Esta definición

presenta dos tipos de empresas: aquellas sin ánimo de lucro que se autofinancian mediante la

venta de bienes y servicios y por tanto no dependen de donaciones y “las empresas con ánimo de

lucro, que aunque persiguen como objetivo principal obtener ganancias, asumen voluntariamente

el empeño de sostener de manera estable actividades de particular relevancia social” (Borzaga,

n.d., p.2.). La segunda definición planteada por Borzaga es considerada por él como más

restrictiva ya que define como empresas sociales solo a aquellas que tienen como objetivo la

inclusión laboral de algunos individuos en desventajas, estas definidas por la Ley 381 de 1991 en

Italia como Cooperativas sociales de tipo B y la cual es considerada como la única definición

aceptada por la Unión Europea en el momento. En este mismo país se ha planteado una tercera

definición, que se caracteriza en considerar como empresa social a todas aquellas organizaciones

sin ánimo de lucro, que sin importar su medio de financiación producen un servicio, sin importar

si pierden su autonomía decisoria. Una cuarta definición en Italia es aquella que considera como

empresa social a todas aquellas que realizan cualquier actividad para la recuperación de personas

marginadas, permitiendo una inclusión directa, que facilita la inclusión sin llegar a ser una

intervención asistencial. Otra definición de empresa social según Borzaga es aquella que está

caracterizada “sobre la base del tipo de servicios ofrecidos o de la actividad desarrollada”

(Borzaga, n.d., p.3.), en esta definición se presentan dos características de la empresa social: 1.

La distribución de las utilidades de manera obligatoria y 2. La garantía de participación en la

administración en cierto grado de los prestadores de servicios o de sus destinatarios. Borzaga

presenta una última definición que considera es un intento por articular las dos dimensiones, la

emprendedora y la social. Esta definición es la construida por la Red Emes y que presenta unas

condiciones según cada dimensión para que se pueda hablar de Empresa social. En la dimensión
económica empresarial se establecen 4 requisitos: 1. Que la producción de bienes y servicios sea

continua, 2. Que posea una alto nivel de autonomía, 3. Que asuma un nivel significativo de

riesgo económico y 4. Debe emplear un porcentaje significativo de trabajadores remunerados

con relación a los voluntarios y consumidores. En la dimensión social se establecen las

siguientes características: 1. Que el objetivo principal es el de producir bienes en favor de la

comunidad, 2. Debe ser esta una iniciativa colectiva, que surja de del propio interés y/o

promoción de un grupo de ciudadanos, 3. La jerarquía de la empresa no debe estar basada en la

propiedad del capital, 4. Se debe garantizar la participación en los procesos de toma de

decisiones a todas o un porcentaje representativo de todos los grupos interesados y 5. La

distribución de las utilidades debe ser de manera limitada.

Basado en esta última definición se pueden identificar las siguientes características de la empresa

social: Las empresas sociales son autónomas, se caracterizan por tener poder de decisión sobre

sus objetivos, además que al igual que las empresas lucrativas, las empresas sociales también

asumen el riesgo del desarrollo de una actividad económica y poseen la posibilidad de producir

bienes y servicios distintos a los socio-asistenciales, estos últimos característicos del tercer sector

y por ende se entiende que las empresas sociales no comprenden todo el tercer sector.

Haciendo una lectura de las principales definiciones en especial la ofrecida por la Red Emes,

Carlo Borzaga en su artículo presenta lo que considera las características de la Empresa Social.

Primero, debe favorecer la participación de todas las partes interesadas, como se había

comentado anteriormente en la administración y toma decisiones de la empresa, por lo que debe

ser multi stake-holder, lo que garantiza que la empresa no pierda otra de sus características y es

que surge del emprendimiento colectivo y por tanto el control no puede residir en una sola

persona, como por ejemplo en el máximo inversionista, tampoco en un solo grupo de personas, la
administración y toma de decisiones debe incluir todas las partes interesadas (trabajadores,

socios, clientes, etc.), “… la empresa social no puede ser controlada con base en el capital

aportado, sino dando suficiente poder de voto a cada grupo de stakeholders” (Borzaga, n.d.,

p.10.). Otra de las características es la distribución limitada de las utilidades, partiendo de que la

empresa social es por definición multi stakeholders, se debe garantizar por una parte que el

objetivo de la empresa es distinto al de la generación de riquezas, es un objetivo social y por otra

parte debido al nivel tan alto de participación, compromiso y gratuidad de algunas partes

interesadas como trabajadores, voluntarios y donantes, quienes brindan un aporte de manera

gratuita al desarrollo de la actividad, estas utilidades estén siendo realmente distribuidas en favor

de los beneficiarios. La última de las características presentadas por Carlo Borzaga es el

rendimiento de cuentas sociales, de manera que las partes interesadas tengan conocimiento del

cumplimiento de los objetivos planteados y su impacto en la comunidad, lo que brinda

transparencia e incentiva a los grupos interesados a seguir aportando al desarrollo de la actividad

económica que realiza la empresa social.

Para concluir, se ha podido evidenciar la capacidad que posee el ser humano de trascender desde

los más ínfimo de su persona hasta lo más complejo de las problemáticas sociales, haciendo uso

de su libertad de aportar a la construcción de una sociedad más justa y equitativa, asumiendo la

responsabilidad que tienen tanto en la construcción de una mejor sociedad, como en la

construcción de una sociedad cada vez más desigual, algunas personas partiendo de su naturaleza

emprendedora han ideado conceptos y estrategias que han permitido hacer frente a las diversas

problemáticas que aquejan nuestra sociedad. Inicialmente se presentó el ejemplo del nobel de

Paz Muhammad Yunus con la creación del Banco Grameen y su impacto social en la mitigación

de la pobreza en Bangladesh. No menos importante por el hecho de ser abordado en este es


preciso momento, es la Economía de comunión, otro ejemplo de esta capacidad emprendedora

que surge de la reflexión y el encuentro con una sociedad desigual por parte de Chiara Lubich

fundadora del movimiento de los Focolari, quien propuso la creación de empresas, las cuales

generarían utilidades, estas se distribuyen en 3 partes: una parte dirigida a la autofinanciación de

la empresa, otra para la difusión de la cultura de comunión, también llamada “cultura de dar” y

una tercera parte destinada a los pobres que mantienen contacto con la comunidad de los

Focolari, para Bruni “El EdC se presenta como una experiencia innovadora, en cuanto a que

propone la comunión (categoría que recuerda mucho la mutualidad) junto con la apertura a los

demás, a los pobres” (Bruni, 2001. p.10). y le da una gran relevancia al concepto del amor en la

realidad económica, resaltando esa tendencia de dar en el ser humano con el fin de alcanzar el

bienestar común, “el amor es gratuidad que tiene como finalidad el bien del otro” (Bruni, 2001.

p.9.). En estos ejemplos tanto el de Yunus como el de la Economía de la comunión, se puede

evidenciar como el ser humano le encuentra un sentido a la existencia, desde su propia libertad y

desde el encuentro con el otro, desde sus necesidades, intereses y demandas. Es de esta libertad,

de este principio de gratuidad y búsqueda del bien común que surge la iniciativa de las Empresas

sociales, la cual es definida por Carlo Borzaga como: “… la manera a través de la cual un grupo

de personas gestiona en forma autónoma una actividad cuyos beneficios recaen del todo, o en

parte, sobre grupos particulares de ciudadanos…” (Borzaga, n.d., p.13.), dejando claro que esta

es una iniciativa colectiva, que nace de la preocupación de la misma comunidad o grupo de

ciudadanos, que en uso de su capacidad de autotrascender, emprenden actividades continuadas y

estables en el mercado, que permitan generar utilidades distribuidas de manera limitada, con el

objetivo de dar solución total o parcial a las diversas problemáticas que afectan y desmejoran la

calidad de vida de sus familias y de sus conciudadanos.


Referencias

Borzaga, C. (2003). Hacia una definición. In: EMPRESA SOCIAL, 67th ed. pp. 2, 3, 10, 13.

Bruni, L. (2002). La economía social… y la frágil, pero esencial gratuidad. In: EMPRESA

SOCIAL, 66th ed. p.4.

Bruni, L. (2001). Los retos de la economía de comunión. In. EMPRESA SOCIAL, 58th ed. p. 9,

10.

Martínez Ortiz, E. (2014). Manual de psicoterapia con enfoque logoterapéutico. 1 st ed. Bogotá:

Manual Moderno, pp. 31, 47.

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