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La Obligación Política en

nAntígona" de Sófocles

Marío Yepes Londoño"

a historia de Antígona, momen-

L to final de la saga de Edipo y de


la descendencia de Layo, ha
sido, desde su elaboración dramatúr-
ción de su proceder la conveniencia y
la felicidad de la ciudad, queda aban-
donado por la opinión pública y ante
la amenaza de gobernar a una ciudad
gica por Sófocles(yal menos por otros desierta.
dos trágicos griegos -Eurípides y
Alcidamante- cuyos textos se han Aparte de las numerosas re-
perdido), una de las que mayores re- flexiones que se han dado sobre el
flexiones han suscitado a la posteri- tema en la filosofía y en el ensa yo (con
dad. Elasunto central de su argumen- nombres como Hegel -quien inter-
to propone el debate sobre la obliga- pretó este drama como "un conflicto
ción política, cuando el mismo está entre dos esferas de derecho igual-
condicionado por la consideración mente válidas" - y Kierkegaard), hay
moral de la licitud y la conveniencia un buen número de versiones teatra-
de obedecer al gobernante que se eri- les entre las cuales se destacan en el
ge como representante legítimo del siglo XXlas de Jean Anouilh (1942)y
Estado. En el caso de la obra de de Bertolt Brecht, quien adapta el
Sófocles, este último aspecto también texto de Sófocles y le agrega un pró-
es cuestionado, aunque no lo sea la logo dramático que establece la ana-
legalidad del origen de su poder: el logía entre la Tebas de la leyenda y
tirano, que reclama como justifica- Berlín destruído en 1945. t

• Profesor de la Universidad de Antioquia


1 La ~ita de Hegel es tomada del prólogo de Luis Gil a su propia traducción de
Anhgona.

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l. Argumento de la obra de raíz la tierra de sus padres y a
los dioses de su linaje, hartarse
Sófocles
de la sangre de los suyos y lle-
La obra comienza en el punto en varse a los demás reducidos a
el que cronológica yargumentalmente la esclavitud; en lo tocante a
concluía "Los Siete contra Tebas" de ése, repito, ha quedado prego-
Esquilo. En la secuencia de las des- nada a la ciudad la prohibición
gracias iJicontables de la descenden- de rendirle honores funerales y
cia de Laya (condenado por Apolo a lamentos; que se le deje inse-
ser muerto por su hijo, en castigo por pulto, de tal forma que se vea a
su pederastia), han quedado cuatro su cuerpo servir de pasto y de
hijos de Edipo: Eteocles, Polinices, escarnio a perros y aves de ra-
Antígona e Ismena. El segundo, enta- piña. Tal es mi manera de pen-
blada la lucha fratricida, al frente del sar, y jamás, en lo que de mí
ejérci to de Argos ("siete capitanes dependa, obtendrán los malva-
contra siete puertas") puso sitia a dos mayor honor que los jus-
Tebas donde vivían sus hermanas, tos. Por el contrario, todo aquel
defendida por Eteocles y gobernada que tenga buenos sentimientos
por Creonte, hermano de Yocasta la para la ciudad, recibirá mi ho-
madre y esposa de Edipo. La suerte menaje tanto en muerte como
final de la ciudad se decide por un en vida". 2
combate singular entre los dos her-
Antígona toma la decisión de
manos que se matan mutuamente. El
enterrar a Polinices e invita a su her-
ejército argivo se retira. Creonte pro-
mana Ismena a que le ayude en la
mulga un decreto:
tarea; ésta, por el contrario, trata de
"A Eteocles, que pereció en persuadir a Antígona de que no des-
defensa de esta ciudad, llevan- obedezca la orden de Creonte:
í
do al colmo su valor en la refrie-
"Ahora, cuando hemos que-
ga, que se le dé sepultura con
dado nosotras dos solas, mira
todas las libaciones y ofrendas
cuánto más malamente perece-
de ritual que acompañan bajo
remos, si violentando la ley
tierra a los héroes caídos. En
transgredimos el decreto o el
cambio, en lo tocante a ése de
poder del tirano. Menester es,
su misma sangre, a Polinices
pues, reflexionar, por un lado,
me refiero, que, vuelto del des-
que la naturaleza nos hizo mu-
tierro, quiso quemar a fuego de

2 Esta y todas las citas del texto dramatúrgico son tomadas de la traducción (y notas
que también serán citadas) de Luis Gil. Sófoclcs. A 111ígOllil, Edipo Rey, Eiect ra. Madrid,
Guadarrama, 1969.

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jeres para no luchar contra los Cuando Antígona se halla reali-
hombres; y, por otro, que reci- zando su acción es sorprendida por
bimos órdenes de quien es más los guardias. No se resiste y es lleva-
fuerte, de suerte que hemos de da ante Creonte, en presencia del
obedecer no sólo esto, sino co- Corifeo y del Coro (15 ancianos
sas aún más dolorosas. Por tan- tebanos que representan a la ciudad).
to, yo, pidiendo disculpa a quie- Admite francamente lo hecho, la deli-
nesestán bajo tierra (i.e.los dio- beración con que lo hizo,la consciencia
ses infernales del Hades. nota que tenía de que no sólo la orden era
del lector), porque se me impo- clara sino de que la desobediencia le
ne a la fuerza esto, prestaré obe- acarrearía la muerte por lapidación
diencia a los que han ascendido pública. Ismena intenta vanamente
al poder, porque el obrar por que Antígona la deje compartir la cul-
encima de las propias fuerzas pa, pero Creonte las hace detener a
es un completo desatino".' ambas, atadas, en su casa. Viene
Hemón, el hijo de Creonte y prometi-
La respuesta de Antígona resu-
do de Antígona, quien aboga por ella
me su posición y anticipa ya la acti-
y enrostra a su padre el estar "errando
tud y la argumentación que sosten-
en contra del derecho", "pisoteando
drá frente a Creonte y los ciudada-
nos: los honores de los dioses" y su "deter-
minación irreflexiva", lo cual desata
"Ya no te exhortaré más, ni la ira de Creonte, quien condena a
tampoco, aunque quisieras ha- Antígona a ser enterrada viva en una
cerlo, me complacería que coo- caverna distante, donde sólo se le su-
peraras conmigo. Por tanto, ten ministrará de comida "lo preciso tan
la opinión que te parezca, que sólo para evitar la contaminación, a
yo le enterraré. Hermoso me es fin de que la ciudad entera se libre de
morir haciéndolo. Con su amor mancilla" .
yaceré con él, que mi amor tie-
ne, habiendo cometido un pia- Que lo anterior equivale a la
doso deli to, pues es más largo el muerte lo confirman el propio Creon-
te, quien ordena que Hemón sea testi-
tiempo que debo complacer a
godel fin de su prometida, y el Corifeo,
los de abajo que el que debo
agradar a los de aquí, ya que he quien lamenta con ella su desgracia.
de yacer allí por toda la eterni- La orden es puesta en ejecución, pero
entretanto aparece Tiresias, el adivi-
dad. Tú, si te parece bien, me-
nosprecia las cosas que tienen no que escucha el oráculo de Apolo (el
los dioses en aprecio.r" mismo que reveló la desgracia de
Edipo) y anuncia a Creonte grandes
3 Sófocles. Edipo Rey. Op. cit.
4 [bid.

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males enviados por los dioses, para él 11. La obligación política
y la ciudad, si aquel mantiene la or-
como un problema de
den de no enterrar el cada ver de
Polinices, y le invita a enmendar su virtud y de moral pública,
error; Creonte, por el contrario, insul- vinculada con la religión,
ta al adivino (le acusa de augurar en la polis griega.
falsamente por dinero), reta al propio
Zeus y m mtiene las órdenes. Tiresias Desde el siglo V (en la obra de
concreta sus amenazas y se retira. Sócrates y Platón y de los grandes
Creonte, aterrado, y tras el consejo del trágicos y comediógrafos áticos que
Corifeo, vuela a tratar de deshacer él han llegado hasta nosotros), y por 10
mismo lo que ordenara. Entra un menos hasta el siglo IV (en la obra de
mensajero que narra frente a todos lo Aristóteles), ha y una característica del
ocurrido: Antígona aceleró su fin col- discurso sobre la política: el reclamo
gándose con su propio velo; Hemón, de su carácter ético y de sus imperati-
al verla, y después de intentar vana- vos morales, como garantía de la feli-
mente matar a su padre, se suicida cidad de la polis y de los ciudadanos,
con la espada. con un referente claro en la religión
tradicional que se remontaba a la es-
Al saber la noticia, también tructura tribal de la Grecia arcaica.
Eurídice, la esposa de Creonte, se da
muerte tras desear a éste "malas ven- Ese reclamo es el producto de
turas". Creonte pide que también a él una época de crisis de la democracia
le quiten de en medio, pero la inter- ateniense y de la religiosidad del pue-
vención siguiente del Corifeo, ambi- blo griego, que confluyen en la época
gua si se la toma como una respuesta llamada el siglo de Pericles, época
(aunque parece sugerir que se dejará que, en el terreno filosófico, es la del
vivo a Creonte para que reflexione conflicto entre Sócrates y Platón, por
hasta su vejez), más que nada es una un lado, y los sofistas por otro.
moraleja: En este trabajo veremos estos
"Con mucho, la sensatez es dos aspectos. Ellos son pertinentes
la primera condición de la feli- porque es en la época y en medio del
cidad. En las relaciones con los debate señalados, tan directamente
dioses es preciso no cometer relacionados con el problema de la
impiedad alguna. Las palabras obligación política, cuando Sófocles
jactanciosas de los soberbios, escribe y representa Antígona. Como
recibiendo como castigo gran- en otras de las obras suyas que cono-
des golpes, les enseñan en su cemos y como un buen número de
vejez a ser cuerdos"." otras piezas teatrales contemporáneas

5 [bid.

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(tragedias y comedias) de otros auto- cos de conciliación de los contrarios
res, en ésta el autor estaba retomando en la media, ya había despojado de
un argumento del pasado arcaico pero todo poder excesivo a la vieja aristo-
hablando a su público del presente. cracia terrateniente (a cambio de no
Varios autores que aquí se citan esta- efectuar expropiaciones de tierras)
blecen ese carácter de advertencia como la había despojado del acceso a
moral sobre el presente y para el futu- los cargos públicos por derecho de
rode Atenas que se halla en Antígona. nacimiento, que ahora quedó vincu-
Si tal propósito es una constante de lado a la tenencia de tierra, la cual,
los autores clásicos de todos los tiem- pudiendo ser enajenada, extendía
pos para sus naciones, quizá en nin- aquel derecho a las otras clases libres.
guno es tan evidente como en el tea-
Se extendió a los mercaderes y
tro griego.
artesanos ese incentivo y el del co-
mercio exterior, asi como la funda-
111. Situación de la democracia ción de colonias en el Mediterráneo,
ateniense en el siglo V el uso intensivo del acuñamiento de
moneda, la creación de una fuerte
La democracia ateniense había industria de construcción de barcos
superado un largo período especial- mercantes y de guerra, lo mismo que
mente crítico desde los años iniciales de armas y de cerámica, para todo lo
del siglo VI, cuando las luchas de cual se permitió la vinculación de
clases -particularmente las de los cam- trabajo y de riqueza extranjeros (de
pesinos arrendatarios pobres del Ati- los metecos).
ea contra los grandes propietarios
(Eupatridas)-, estuvieron a punto de A las clases pobres se les conce-
acabarla; pero la reacción de estos dió la supresión de la esclavitud por
últimos, aliados con los mercaderes deudas y amplias oportunidades de
ricos y los artesanos, se concretó en trabajo e incluso, a diferencia del pa-
las reformas sucesivas (pero incom- sado, el incentivo del sostenimiento
pletas) de Solón, Pisístrato y sus dos completo de marineros y soldados
hijos Hiparco e Hipias, Cristenias y durante el servicio y aún en la guerra
Clístenes. (ocupación permanente, especial-
mente en aquella época cuando hubo
En resumen, aunque en medio conflictos tan importantes como las
de grandes convulsiones y de acudir guerras Médicas), sin contar el hecho
por momentos al recurso de nombrar de que ya desde Pisístrato (en 540
tiranos a algunos de tales reforma- A.c.), a los campesinos pobres se les
dores, el panorama de la política del había repartido las tierras abandona-
Atica entre fines del siglo VI y co- das por la nobleza exilada y confisca-
mienzos del Vera el de una sociedad das por el Estado.
que, siguiendo los principios pitagóri-

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En el aspecto de las reformas el retorno a la Edad de Oro de
políticas, en cuanto a gobierno del Kronos, antes de la toma del
Estado, éstas se caracterizaron por la poder por Zeus, en la época en
que las Parcas dirigían el mun-
"( ...) reaparición de la asam-
do sobre una base de igualdad ."6
blea popular, utilización del
sorteo y principio de derechos La "clase"? de los esclavos, sin
iguales para todos los ciudada- derechos políticos y comparativamen-
nos- (sue) reanudaban las tra- te en mejor situación en Atenas que
diciones nacidas de la sociedad en otros lugares del mundo antiguo e
tribal, es decir, del comunismo incluso que en el resto de ciudades
primitivo. griegas, aumentó durante el siglo V,
especialmente durante el que Bowra
EStáStradiciones, que habían
llama el "imperio ateniense" que se
sido mantenidas por los grie-
establece en tiempos de Pericles, la
gos, fueron abandonadas por
época de la mayor expansión de Ate-
los pueblos de Egiptoy Mesopo-
nas.
tamia, precisamente por lo cor-
to y rápido de su transición des- Cuando Sófocles (495-406 A.C)
de la sociedad primi tiva a la estrena Antígona, en el año 441
sociedad de clases. aproximadamente, ya se estaban
cumpliendoveintidos años de Pericles
Las masas populares no vie-
en el poder, primero compartido con
ron esa transición democrática
Efialtes (acontecimiento al que siguió
como una ruptura con el pasa-
la disminución del poder del Areópa-
do, sino más bien como el reco-
go, con todo lo que éste significaba
bro de la hacienda perdida, de
como control del gobernante), y 1uego
los derechos inalienables del
poder casi omnímodo que se prolon-
hombre; o, según decían, "como

6 George Thomson. La Filosofía de Esquilo. Traducción de Cenevieve Corcelle. Madrid,


Ayuso, 1970.
Sobre estos puntos también fueron consultados:
- Mossé, Claude. Vidal Naquet, Pierre, y otros. Clases y luchas de clases en la Grecia
Antigua. Madrid, Akal, 2a. edición, 1979.
- Bowra, C.M. La Atenas de Peric1es. Traducción de Alicia Yllera. Madrid, Alianza,
4a. edición, 1983.
- Wernher, Gretel. "Aportes Tribales en la Política Griega". Revista Eco. Tomo XLIII-
3. No.261. Bogotá, Buchholz, 1983.
7 Sobre este punto específico véanse los ensayos de Vidal-Naquet y de Mosse, en el
libro citado.

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garía otros doce años, hasta 429, fecha Una razón importante para esta
de la muerte de Pericles. última consideración era que, como
lo señala Bowra en el texto citado, ya
Numerosas circunstancias que
desde Tucidides y ciertamente con
hacen parte esencial del argumento
Pericles. los últimos gobernantes de
de Antígona, concretamente las que
Atenas obtenían la renovación de su
se refieren a la situación de Tebas,
mandato por parte de la Asamblea (o
lugar de la acción, ocurrieron en Ate-
Eklesia) como un imperativo de la
nas en vida de Sófocles y precisamen-
situación de guerra y como un reco-
te durante el largo período de gobier-
nocimiento de su valor militar y de
no de Pericles: situación permanente
sus justas actuaciones. Pero tal rela-
de guerra, tanto exterior como con
ción entre esa suerte de estado de
Esparta y con otras ciudades; lucha
sitio y de mantenimiento del gober-
por el poder en el orden interno, a
nante creaba un círculo vicioso; ade-
pesar de la popularidad de Pericles a
más, la Eklesia llegó a contar con una
quien se le entregó una y otra vez el
fuerte presencia de marinos militares
poder para que defendiera a la ciudad
y de hoplitas (una verdadera fuerza
y para que garantizara la estabilidad
dentro del ejército de tierra), muchos
de sus instituciones.
de ellos provenientes de las capas
En el campode las ideas, se desa- pobres, que habían conseguido la ple-
rrolló una tendencia racionalista, que nitud de derechos de ciudadanía gra-
ponía en cuestión las explicaciones cias a las reformas democráticas men-
religiosas del pasado, representada cionadas y a la acción de generales
por los sofistas y privilegiada por como Pericles.
Pericles. Esta tendencia se impuso en
la filosofía, y fue considerada por
muchos, en particular por Sófocles y
IV. La política y el escepticismo
por Aristófanes, como una amenaza a religioso
la religión y a las tradiciones de la
Todos los autores coinciden en
polis.
que durante ese largo período hubo
Un Pericles ilustrado, sabio, be- en general una gran paz interna en
névolo con el pueblo, gran estratega, Atenas, ante la consideración primor-
pero siempre en el poder y proclive a dial de la defensa, y la satisfacción
las enseñanzas de los sofistas, se con- ante las numerosas obras de progreso
vertía en un ideal poco democrático, que se atribuían a Pericles. Pero tam-
más cercano a las razones y a las bién coinciden en señalar que duran-
circunstancias justificables pero peli- te el período se manifestaron oposi-
grosas de un tirano como Creonte -en ciones, tanto desde la vieja aristocra-
la Tebas de la tragedia Antígona-, cia como por parte de espíritus con-
que a la vieja tradición democrática y servadores (Sófocles uno de ellos);
religiosa de Grecia.

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oposiciones hacia lo que consideraba vaciones en su contra que él cree
como una tendencia a la autocracia, encontrar en el guardia, en su propia
basada en la demagogia y en la familia y en el adivino Tiresias. Igual
pervivencia de la guerra. Además, la actitud frente a éste se halla en Edipo.
oposición de la vieja nobleza terrate-
En particular se consideraba que
niente que veía el ascenso de los arte-
la disminución del poder del Areó-
sanos y los mercaderes -que como ya
pago representaba, en medio del cli-
se dijo P' xlían comprar las tierras de
ma de escepticismo religioso, un
los viejos eupátridas y acceder a car-
abandono del instrumento de control
gos públicos-, como la pérdida de los
colectivo más antiguo, cuyo origen
viejos valores sustituídos por el im-
hacía remontar el mito hasta su cons-
perio del dinero.
titución por parte de la propia Palas
Al respecto Thomson cita un tex- Atenea, como garantía de la justicia
to del poeta Theognis: entre las tribus arcaicas que fundaron
la ciudad. Es decir, significaba termi-
"Para nuestros carneros,
nar una institución de origen religio-
nuestros burros y caballos, pro-
so que frenaba al poder político.
curamos conservar una raza
noble, uniendo buenas parejas. Es por esto que en Antígona
Sin embargo, el noble no mira (como en Edipo Rey, del mismo
casarse con una mujer de baja Sófocles) tiene tanta importancia el
extracción con tal de que tenga Coro de Ancianos, institución escéni-
dinero; una mujer tampoco se ca que recordaba al Consejo de An-
niega a unirse con un preten- cianos, tan antigua como la asocia-
diente sin linaje, prefiriendo la ción originaria entre rito y fiesta bá-
riqueza a la nobleza. Solamente quica que se halla en los comienzos
se respeta el dinero. Es así como del teatro griego. Este coro obra como
el noble penetra en una familia verdadero árbitro moral en el debate
de baja extracción y el don na- entre Creonte y Antígona. No tiene
die en una familia noble. La poder para cambiar las decisiones del
fortuna mezcla los linajes. En- tirano, pero sus intervenciones no se
tonces, ¿porqué asombrarse de limitan al papel que con frecuencia
que la clase de los ciudadanos tuvo el coro en el teatro griego (co-
se vaya extinguiendo, cuando mentar la acción dramática con una
lo noble se mezcla con lo vil?" 8 alta elaboración poética), sino que
aquí aconseja, advierte, cuestiona,
A este poder creciente del dine-
evoca hechos del pasado mítico en los
ro atribuye también Creonte, el tira-
cuales se afirma el poder de los dioses
no de Tebas en Antígona, las moti-
y el castigo de los impíos.

8 George, Thomson. Oi: cit.

130
El Coreógrafo es particularmen- mente y que, por esto, reciben la
te directo al cuestionar, y esto tenía más rica gama de sugestión. (...)
que ser muy significativo para el pú- Para Pericles, amigo de los ar-
blico de Sófocles. Aún en su época, el tistas, era posible un equilibrio
de Corifeo (jefe del Coro y una espe- entre las causas naturales y las
cie de director de la representación) causas divinas, cada una de ellas
era un cargo público respetado, reno- ocupando su lugar, pero para
vable cada año para el Concurso de Sófocles lo importante era la
Tragedias que, como todos los cargos, parte que jugaban los dioses. -
debía ser propuesto a la Asamblea de A diferencia de Esquilo, Sófocles
ciudadanos, o sea, que a él y al coro se intentó en raras ocasiones justi-
les veía en la escena con una doble ficar la actuación de los dioses,
significación de representante de la siempre presentes en sus obras,
opinión pública, así como portadores aunque generalmente detrás de
de las tradiciones y del discurso reli- la escena. En una época en que
gioso y moral. En Antígona es bien las viejas creencias se sometían
significativo su apoyo a la posición a severas revisiones y en la que
del adivino Tiresias y su confirma- la ciencia comenzaba a hallar
ción de que las amenazas proferidas explicaciones naturales para los
por éste son la voz de los dioses. fenómenos, Sófocles hizo de la
relación del hombre con los dio-
Sobre estos puntos es interesan-
te citar a C.M. Bowra: ses el centro de sus tragedias.
Para mostrar la interacción de
"Sófocles conoció a Pericles, los fines divinos y humanos,
pero se mantuvo independien- empleó los viejos mecanismos
te de él y miró los asuntos co- religiosos por los que se supo-
munes con ojos diferentes. nía que el hombre llegaba a co-
Mientras que Pericles ve todo nocer las intenciones de los dio-
desde el ángulo de Atenas y de ses. N os es difícil entender cómo
la grandeza ateniense, Sófocles los perspicaces atenienses del
construye sus dramas en con- siglo V seguían creyendo que la
traste con un trasfondo de po- voluntad de los dioses se reve-
der divino, mucho más potente laba en los oráculos y que éstos
que el poder humano y que debían tratarse con el mayor
actúa por caminos oscuros y respeto y atención. No obstan-
amenazadores. En él la visión te, sabemos que era así por el
poética está separada de cual- testimonio de Heródoto, quien
quier visión política, por eleva- gusta de narrarnos cómo se
da que sea, y halla su expresión cumplían siempre los oráculos,
en mitos que un mundo mo- aunque con fecuencia en un
derno no puede aceptar literal- sentido imprevisto para todos o

131
contrario a lo que parecían de- " (...) Cuando se representó
cir. Tucídides, que pertenece a Antígona, se estaba ya actuali-
la generación siguien te, no com- zando aquel movimiento que
parte su opinión -aunque tal en todos los aspectos de la vida
vez su actitud no sea totalmen- colocaba el hacha junto a las
te representativa de su momen- raíces del nomos. Lo que desde
to-: por el contrario, dice taxati- tiempo inmemorial parecía só-
vame ite que el único oráculo, lido y consistente, santificado
del que los que en ellos creen por la tradición, no puesto en
pueden decir que se cumplió duda en su validez por ningu-
con seguridad, es el que vaticinó na persona honrada, debía ser
que 1é. guerra del Peloponeso probado ahora por la razón en
duraría veintiséis años. No era cuanto a su solidez y funda-
éste el punto de vista de Sófocles, mento. Solamente la razón ha-
sin que podamos justificarlo ale- bía de ser juez de lo anticuado,
gando que le era impuesto por que era arrojado al montón de
la ma teria dramá tiea. Cua tro de los trastos viejos, la arquitecta
las siete obras que de él nos han de una nueva época, en la que
llegado tratan del cumplimien- el hombre se desembarazaba
to de los oráculos, y en todas de las ataduras de la tradición
ellas se esfuerza en acentuar su para seguir su camino de per-
importancia para la marcha de fección. Cuando hablemos de
los acontecimientos.( ...)"9 Eurípides, tendremos algo más
que decir acerca del programa
Que había una tendencia racio-
de los sofistas. Era muy bien el
nalista y un desapego por la religión
programa de una época en la
en la sociedad griega de la era de
que la subida de Atenas hacia
Pericles, lo reafirma otro autor, Albin
una grandeza orgullosa y peli-
Lesky, en su conocida obra La Trage-
grosa suscitaba la pregunta de
dia Griega. Aquí se está refiriendo a
adónde iría a parar semejante
ese momento crucial de la obra que
desarrollo. - En esa época cantó
comentamos, cuando el Coro acaba
Sófocles el canto acerca de la
de escuchar el parlamento furioso de
siniestra facultad del hombre
Creonte después de enterarse de que
para ensanchar más y más las
Antígona ha desobedecido su orden.
fronteras de su dominio dentro
Dice Lesky:
del reino de la naturaleza y lle-
var los signos de su soberanía
hasta los confines del mundo.

9 C.M. Bowra, op.cit . 137 a 139

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Este afán de conquista despier- allabrarla con la raza caballar.
ta en él asombro y miedo al
Lanzando los repliegues de
mismo tiempo. La última estrofa
las trenzadas redes en tomo del
del canto es una clara recusación
linaje de las aves casquivanas,
de aquellos sofistas que exigían
de las estirpes de las agrestes
someter a lo limitado de su crí-
fieras y de las marinas criaturas
tica la fé en los dioses y en las
del ponto, cautivas se las lleva
normas por ellos establecidas.
el hombre habilidoso.
Esta última estrofa constituye
una de las más grandes declara- y con ingenios se apodera
ciones que jamás se hayan pro- de la campera fiera montaraz, y
ferido bajo el signo de lo absol u- unciendo su cerviz al yugo,
to contra la relativización de sujeta al corcel de cuello mele-
todos los valores. ¿Hace falta nudo y al toro infatigable de los
decir todavía que estos versos, a montes.
través del ateniense del siglo V,
Lenguaje, pensamiento tan
alcanzan también al hombre
raudo como el viento, civiliza-
como tal? Dejemos que hable el da disposición aprendió, y a
.
poe t a rrusmo: ()"
... 10
esquivar también los dardos de
Aquí cita Lesky el mencionado las lluvias inclementes y las
canto del coro, que prefiero presentar penosas heladas en la intempe-
en la traducción de Luis Gil, de su rie con recursos que tiene para
propia edición: todo.
"Portentos, muchos hay; Nada habrá en el futuro a lo
pero nada es más portentoso que sin recursos se encamine.
que el hombre.
Tan sólo medio de evitar la
Allende el espumante mar muerte no habrá de encontrar.
avanza empujado por el tem-
Mas para dolencias de im-
pestuoso Noto, atravesándole
posible cura modos de escape
bajo las olas que en torno suyo
tiene ya ingeniados.
braman.
Con su capacidad de inven-
A la Tierra,la más excelsa de
tar artes, ingeniosa más de lo
las deidades, imperecedera, in-
que se pudiera esperar, a veces
fatigable, agobia con el ir y ve-
al mal, otras al bien se dirige.
nir de los arados de año en año,
Cuando las leyes de su tierra

10 Albin, Lesky: ÚI Tragedia Griega. Traducción de Juan Godó Costa. Barcelona, Labor,
1966.

133
honra y la justicia jurada por los se enfrentan Antígona y Creonte. Ella
dioses, elevado es a la cumbre lo dice: "las leyes no escritas y firmes
de su ciudad. de los dioses."
De ciudad, empero, queda Una manera superficial de ver
privado aquel en quien no hay esta tragedia, conduciría a considerar
respeto al bien por culpa de su eminentemente justa, sin fisuras, la
criminal audacia. posición de Antígona, y condenable
sin matices la de Creonte. Pero ni
¡Que no comparta mi hogar
siquiera Sófocles, interesado, como
ni mi forma de pensar el que así
hemos visto, en cuestionar la autocra-
obra!"
cia, la impiedad, el escepticismo reli-
Este canto (que encuentra sus gioso, y en exaltar la piedad, la soli-
similares en Promete o de Esquilo, en daridad y la vinculación entre leyes
el Salmo 8 del Antiguo Testamento y de los dioses y justo gobierno, lo pre-
en Hamlet de Shakespeare, en cuan- senta con tal esquematismo. En efec-
to a la exaltación de las capacidades to, en su texto, hasta el Corifeo (clara-
del hombre), es una clave excelente mente más inclinado a la posición de
del pensamiento de Sófocles. El ilimi- la rebelde) cuestiona la imprudencia
tado talento del hombre, los recurs<?s de Antígona que sólo mira al manda-
que se ingenia frente a las dificulta- to de la sangre y de la religión y
des, inútiles sólo para evitar la muer- desconoce la ley. Y lo que es más
te, le hacen merecedor de ser "eleva- grave: muestra cómo la acción de
doa la cumbre de su ciudad" a condi- Antígona no sólo le trae consecuen-
ción de que honre las leyes de su cias a ella, sino a otras dos víctimas
tierra y la justicia jurada por los dio- inocentes: Hemón y Eurídice.
ses. De otra manera, debe ser excluído
Esta obra es un juicio. Un proce-
de la comunidad de la ciudad y de la
so en el cual, como en todos, de algu-
solidaridad de sus conciudadanos.
na manera, todas las partes son juz-
Precisamente el destino de Creonte.
gadas, incluso la sociedad represen-
tada en los circunstantes y en los
v. Ladisputa pública por la actores del proceso. Este carácter está
obediencia entre Creonte remarcado por Michel Foucault:
y Antígona: el conflicto "(...) Edipo Reyes una es-
entre dos legislaciones. pecie de resumen de la historia
del derecho griego. Muchas
Pero, qué entendía Sófocles por obras de Sófocles, como por
"las leyes de su tierra y la justicia ejemplo Antígona y Electra, son
jurada por los dioses", queda claro una suerte de ritualizaciones
más adelante, en varios momentos teatrales de la historia del dere-
de la tragedia, en particular cuando cho. Esta dramatización de la

134
historia del derecho griego com- obtener la victoria para la ver-
pendia una de las grandes con- dad o, aún más, por la verdad.
quistas de la democracia ate- Nos referimos a la retórica grie-
niense: la historia del proceso a ga. En tercer lugar, está el desa-
través del cual el pueblo se apo- rrollo de un nuevo tipo de co-
deró del derecho de juzgar, de nocimiento: conocimiento por
decir la verdad, de oponer la testimonio, recuerdos o inda-
verdad a sus propios señores, gación. Es éste un saber que,
de juzgar a quienes lo goberna- historiadores como Heródoto
ban. Esta gran conquista de la poco antes de Sófocles, natura-
democracia griega, el derecho listas, botánicos, geógrafos y
de dar testimonio, de oponer la viajeros griegos habrán de de-
verdad al poder, se logróal cabo sarrollar y que Aristóteles tota-
de un largo proceso nacido e lizará y convertirá en un saber
instaurado definitivamente en encic. 1opeédilCO. ()"11
'"
Atenas durante el siglo V. Este
Veamos las razones de Creonte:
derecho de oponer una verdad
sin poder a un poder sin ver- - La principal es la fuerza que debe
dad dió lugar a una serie de tener la ley de la ciudad.
grandes formas culturales que - Su poder tiene origen legal: él,
son características de la socie- como hermano de Yocasta, es el
dad griega. En primer lugar, la único hombre superviviente de la
elaboración de lo que podría- dinastía (aunque no de la familia)
mos llamar formas racionales de los Labdácidas, que detenta el
de la prueba y la demostración: poder monárquico en Tebas y,
cómo producir la verdad, en muertos los dos hijos de Edipo en
qué condiciones, qué formas el sitio reciente, ese poder se re-
han de observarse y qué reglas afirma. o sea que, en últimas, acu-
han de aplicarse. Estas formas de como argumento al mismo tipo
son la Filosofía, los sistemas de ley que defiende Antígona: las
racionales, los sistemas científi- que rigen la estructura de los genos
cos. En segundo lugar, y en asociados que constituían la polis.
relación con estas formas que
hemos mencionado, se desa- - La misma circunstancia de que se
rrolla un arte de persuadir, de trate de parientes (todos los impli-
convencer a las personas sobre cados: el agresor, el defensor de la
la verdad de 10 que se dice, de ciudad, la que desobedeció la or-

11 Michel Foucault: Ln Verdad y las Formas [urídicas. Tercera Conferencia. Traducción


de Enrique Lynch. Barcelona, Gedisa, reimpreso en México 1984.

135
den, y aún su propio hijo que cues- Polinices. Creonte considera que
tiona sus excesos), le obliga a ser no puede tratar igualmente a éste,
especialmente severo. el enemigo muerto, que al defen-
sor de la ciudad, Eteocles. Este
- La legitimidad de su poder no es
razonamiento es convertido inme-
cuestionada ni siquiera por Antígo-
diatamente en ley por él mismo.
na, y la justicia de sus procederes
Creonte es un autócrata y lo reafir-
anteriores es alabada, incluso por
ma en el diálogo con su joven hijo
Tiresia s.
Hemón, a quien repugna tal acti-
Un hombre, y menos un gobernan- tud:
te, no puede dejarse gobernar por
"CREONTE: ¿Nos va a de-
una mujer. Así lo dice Creonte,
cir la ciudad lo que debemos
burlon rmente, a su hijo, cuya soli-
ordenar?
daridad con Antígona no la atri-
buye a amor sino a sumisión. En HEMON: ¿No ves que eso,
este punto, la obra ofrece varios en el tono en que lo has dicho,
ejemplos de la opinión que los es juvenil en exceso?
griegos, incluso las mujeres, te-
CREONTE: ¿Para quién,
nían sobre su imposible protago-
sino para mí mismo, debo go-
nismo político (uno de los temas
bernar esta tierra?
más llevados y traídos en la
dramaturgia yen los escritos filo- HEMON: No hay ciudad
sóficos griegos). La posición de que sea de un solo hombre.
Creonte es, por lo demás, coheren- CREONTE: ¿No se estima
te con la de Pericles en su Discurso que la ciudad es de quien tiene
Fúnebre: "La mejor reputación que el poder?
una mujer puede tener es que no
se hable de ella para bien ni para HEMON: Solo, podrías
mal", y con la que sostendría mandar bien en una ciudad
Aristóteles en su Política: "que desierta."
según la naturaleza el macho es A propósi to de esta razón de
superior y la hembra inferior; por Creonte, veamos la posición de "la
consiguiente el hombre gobierna ciudad", representada, como dijimos,
y la mujer es gobernada".'! por el Coro.
- La ciudad acaba de pasar por una Tras el decreto de Creonte,
amenaza cierta de destrucción en Corifeo y Coro que apenas acaban de
la guerra fratricida, por parte de in tervenir para com p lacerse en el can-

12 Citados por H.D.F. Kitto:LosGriegos. Traducción de DelfínLeocadio Garasa. Buenos


Aires, Eudeba, 1977.

136
to de la victoria, guardan distancia. El Finalmente, pero muy importan-
Corifeo se limita a decir: te, Creonte no teme la ira de los
dioses; está convencido de que
"CORIFEO: Tal es, Crean te,
nadie enterrará el cadaver de
hijo de Meneceo, tu decisión
Polinices "( ...) ni aunque quieran
con respecto al mal intenciona-
las águilas de Zeus arrebatarlo
do y al bien intencionado con la
como pasto y llevarlo hasta su tro-
ciudad. En tu mano está hacer
no. Ni aún así habré de permitir
uso de toda ley en lo tocante a
que lo entierren: no temo ese sacri-
los muertos y a cuantos vivi-
legio, porque sé bien que no hay
mos.
hombre con suficientes fuerzas
CREONTE: Ahora, pues, para mancillar a los dioses.( ...)."
hacéos vigilantes de lo dicho.
Estas palabras, que indicarían
CORIFEO: Dale ese encargo una poderosa creencia en tal imposi-
a otro que sea más joven. bilidad y por 10 tanto en una total
CREONTE: ¡Ojo! Hay dis- separación de las causas humanas y
puesta una guardia para vigi- las divinas, no son otra cosa que la
lar al muerto. irónica (en el sentido estricto de la
palabra), ambigua manera de hablar
CORIFEO: ¿Qué otra reco- de los personajes de Sófocles (y de los
mendación nos puedes aún seres humanos) cuyas verdaderas
dar? intenciones y propósitos, en ambos
CREONTE: Que no les con- contextos (el del arte y el de la vida),
sintáis hacer a quienes desobe- hay que descubrir en las acciones de
dezcan esto. los personajes. Creonte, sólo W10S
momentos después, cuando Tiresias
CORIFEO: Nadie hay tan
le lanza terribles amenazas, y el
loco que desee morir.
Corifeo le aconseja tomarlo en serio,
CREONTE: Al menos esa vuela a tratar de deshacer la senten-
será su paga. Pero muchas ve- cia. Cree, pues, en el fondo, en el
ces el medro con sus esperan- gobierno eficaz de los dioses sobre los
zas causa la pérdida de los hom- hombres y es supersticioso, pero en
bres." su ira manifiesta su desprecio por los
adivinos y voceros de los oráculos, y,
(A tal aceptación pasiva de la
como ya lo hizo Edipo frente al mis-
orden de Creonte, Antígona la llama-
mo Tiresias, acusa a éste de obrar por
rá miedo de la ciudad a la represión
dinero al servicio de los que se opo-
del tirano, cosa por demás evidente
nen a Crean te.
en la obra.)
Sobre el carácter de Creonte, so-
bre su inseguridad debida a tantos

137
antecedentes familiares y políticos, Veamos el diálogo fundamental
que le conduce a gobernar como lo entre Antígona y Creonte:
pinta Sófocles, se ha escrito extensa-
(El guardia que la descubrió ha
mente. Resalto el comentario de Luis
traído a Antígona frente al palacio)
Gil, en su prólogo citado.
CREONTE: ¡Eh, tú! Tú, la
Ahora,las razones de An tígona,
que inclina la cabeza al suelo,
que son simples pero contundentes.
¿reconoces o niegas haber he-
Frente a a frondosa argumentación
cho eso?
de Creonte, ella todo lo acepta (las
limitaciones de su condición de mu- ANTIGONA: Reconozco ha-
jer, la rebeldía heredada de su padre berlo hecho y no lo niego.
Edipojun to a todas las desdichas que CREONTE: (Al guardián):
sobrelleva con fatalismo, la legalidad Tú puedes retirarte libremente
y la claridad de la orden del tirano, las a donde quieras, eximido de
circunstancias narradas por el guar- una grave acusación. (A Antígo-
dia, no discute cuando su tío hace na): En cuanto a tí, contéstame
énfasis en el que él considera malva- sin extenderte, con brevedad:
do proceder de Polinices). Todo lo ¿sabías que estaba pregonada
acepta, incluso la sentencia que consi- la prohibición de hacer eso?
dera apepasel efecto natural de loque
hizo y no pide clemencia. Su único ANTIGONA: Lo sabía, ¿có-
arg~mento es que el decreto de mo no iba a saberlo? Era bien
Creónte está reñido con la Justicia clara.
porque. contradice "las leyes no escri- CREONTE: Y, aún así, ¿te
tas y permanentes de los dioses", por atreviste a transgredir esa ley?
una .motívación precisa: el amor y
dentro de un ámbito igualmente pre- ANTIGONA: No fué Zeus
ciso: el del genos. Ella misma dice que quien dió ese bando, ni la Justi-
quizá hubiese acatado la orden y "no cia que comparte su morada
habría ido en contra de los ciudada- con los dioses infernales defi-
nos" si se hubiese tratado de un espo- nió semejantes leyes entre los
so el cadáver que enterrara, porque a hombres. Ni tampoco creía yo
un esposo lo hubiera podido reem- que tuvieran tal fuerza tus pre-
plazar por otro, y aún al hijo que gones como para poder trans-
hubiese tenido con el primero (y por- gredir, siendo mortal, las leyes
que de acuerdo con la costumbre ar- no escritas y firmes de los dio-
caica, el esposo no pertenecía al genos ses. Pues su vigencia no viene
de la mujer). Nada de lo cual era ya de ayer ni de hoy, sino de siem-
posible en el caso de sus hermanos, pre, y nadie sabe desde cuándo
estando ya muertos su padre y su aparecieron. De su incumpli-
madre. miento no iba yo, por temor al

138
capricho de hombre alguno, a con la muerte? Ase el alcanzar
recibir castigo entre los dioses. este destino no me causa dolor
Que iba a morir, ya lo sabía - alguno. En cambio si hubiera
¡cómo no!-, aunque tú no lo tolerado ver insepulto el cadá-
hubieras prevenido en tu pro- ver de quien nació de mi madre,
clama. Ysi muero antes de tiem- con eso sí me dolería. Con esto
po,lo tengo por ganancia, pues otro, en cambio, no siento dolor
quien vive como yo en una mu- alguno. Si a tí te parece que he
chedumbre de desgracias, cometido una locura, tal vez
¿cómo no va a sacar provecho sea un loco ante quien incurro
en falta de locura".

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