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Barbarroja, enemigo de Europa, guerrero de la fe, intrépido marino y síntesis perfecta de lo que era

un hombre del Mediterráneo. Podemos decir sin temor a equivocarnos que era un auténtico hombre
libre, con una vida terriblemente aventurera, peligrosa y en constante guerra. El mare nostrum se
fraguó con la sangre de sus hombres y sus enemigos. Desde luego, tuvo grandes ayudas, entre ellas
las de su inestimable segundo al mando Dragut –del que terrible recuerdo se tiene en nuestro
Levante- o su propio hermano Oruch.
En primer lugar, mencionar que en buena parte se debe el conocimiento de su vida a Juan Luis
Alzamora, residente en Nápoles y qué gracias a su esclavo turco se pudo llevar a cabo la traducción.
El origen de Barbarroja es algo controvertido. Se sabe que nació en Mitilene, actual Grecia,
concretamente en la isla de Lesbos. Cuando la ciudad fue conquistada por Mehmet, dejó una
guarnición de soldados para garantizar su defensa. No obstante, estos protestaron formalmente al
sultán, ya que no podían quedarse si no tenían mujeres. En consecuencia, el Gran Turco decidió
permitir que tomaran a las mujeres e hijas de los cristianos. Una de ellas era una joven cristiana, de
la que se rumorea que fuera de origen ibérico, algo imposible de comprobar y que seguramente
fuera uno más de los mitos de la frontera Mediterránea en un intento de acercamiento entre el
Imperio y el pirata. Ésta se casaría forzadamente con uno de los soldados y engendraría cuatro
hijos: Isaac, Oruch, Hayradin –nuestro protagonista- y Elías.
Los dos hermanos medianos iban a saciar su espíritu aventurero con el comercio mediterráneo.
Ambos iban a actuar por separado, comerciando con todo lo que podían, incluido con esclavos. En
ocasiones, Oruch iría acompañado de su hermano menor Elías, desafortunadamente, en una de estas
aventuras se toparían con una escuadra de Rodas a los que se enfrentarían con nefasto resultado:
Elías murió y Oruch quedó convertido en un esclavo más del Mediterráneo. Cuando Hayradin se
enteró de la terrible noticia, consternado corrió a Rodas a liberarlo, pero no reuniría suficiente
dinero, así que su hermano tuvo que fugarse. Después se enfrentaría a Rodas con distintas galeras
dedicándose al pillaje.
Mientras, su hermano Hayradin se dedicaba al
comercio de esclavos, pero, pronto tomaría el
curso de su hermano dedicándose a la piratería y
asaltando barcos cristianos al servicio del sultán
de Túnez. Siempre podría piratear cuando
respetase las embarcaciones musulmanas y solo
atacara a los infieles. Su éxito fue apabullante,
capturó a un gobernador de Génova y a un
soldado, saqueaba todo cuanto podía y cuando se
veía en clara minoría simplemente se retiraba.
Cuando Oruch fue liberado, se unieron ambos y
comenzaron a saquear de forma conjunta.
Como es de esperar, esto no gustó en absoluto a
las pequeñas talasocracias italianas, y mucho
menos al mayor enemigo del Turco: el Imperio
Español. Con sus bajeles causaron estragos entre
las flotas comerciales peninsulares. En su
biografía se narra claramente uno de sus
enfrentamientos, contra una “nave grande” a la
que se ataron siete veces y siete veces fueron
rechazados, hasta que finalmente en plena noche
la asaltaron y la tomaron. Como premio,
Hayradin, recibiría la más rápida y poderosa goleta del sultán. En consecuencia, se envalentonaron,
y decidieron acercarse a Bugía donde hundieron algunas galeras cristianas y capturaron otras tantas.
El poder de los Barbarroja fue tal que Oruch desembarcó con 50 hombres para determinar si el
castillo cristiano era conquistable. Aprovechando la noche degolló a cerca de 60 cristianos, pero una
bala le perforó el brazo, sus médicos tuvieron que amputarlo. Este contratiempo no evitaría que los
dos hermanos pusieran rumbo a Andalucía donde iniciarían un profundo saqueo que finalizaría con
su huida de Menorca de vuelta a Túnez. Allí volverían a Bugía, donde tomaron el castillo de Giger
pero no fueron capaces de avanzar más, siendo derrotados por 14.000 cristianos. Cabe mencionar
que a veces es difícil analizar la vida del corsario, ya que muestra las derrotas como medias
victorias y los triunfos como si fueran totales, así, vemos que el aparato propagandístico de la
sublime puerta y los distintos sultanatos era muy poderoso. Lo que está claro es que para 1516
tomaron Argel.
Oruch se convertiría en sultán de Argel en 1517 y pronto tendría que lidiar con algunos
conspiradores a los que ajustició, aun así, pronto se plegaría a los intereses del Imperio Otomano
convirtiéndose en gobernador de Argel y abandonando sus pretensiones de reinado. De todas
formas, era conocido como “Baba Aruj” por lo paternal que se mostraba con los moriscos que
querían huir de España al norte de África, a los que ayudaba con sus bajeles.
Más tarde, mientras Hayradin pirateaba, Oruch conquistó Tremecén y expulsó al último miembro de
la dinastía, que se refugió en Orán y pidió ayuda a Carlos V, cuyas tropas partieron a poner sitio al
fuerte. Simultáneamente, Isaac, hermano de los corsarios, había ido en busca de Baba, el ataque a
Tremecén por parte de la cristiandad pilló a ambos hermanos con pocas defensas, unos 6000
hombres que resistieron durante 20 días hasta que tanto Oruch e Isaac murieran en combate. La
biografía del propio Hayradin llenará de heroicidad a ambos hermanos, diciendo que resistieron
siete meses hasta que exhaustos hicieron una última carga suicida.
Hablamos del año 1518, año funesto para la familia Barbarroja, lo cual es muy importante, porque
Hayradin iba a sentir un tremendo odio a partir de este momento hacia los cristianos. No obstante,
defendería Argel del nuevo sultán de Tremecén y le haría retroceder tanto a él como a los cristianos
que le apoyaban por mar.
Tras esto, heredaría el título de su hermano, pero también su misión: convertir los mares en un
peligro para la cristiandad.
Para ello, reconquistaría Tremecén en 1518 y continuó con el legado de su hermano, transportando
musulmanes desde España a África. Así consiguió muchos apoyos que le fueron leales y que
fraguaron su odio hacia España, asegurando así la situación en las costas del gran continente.
Capturaría naves que volvían del Nuevo Mundo, atacaría Bone, Provenza y Tolón, en Francia, y
saquearía las Baleares. Llegando a 1531 encontraría al que sería su mayor enemigo cristiano:
Andrea Doria, que se había cambiado del bando francés al hispano. Éste le vencería tomando el
Peñón de Vélez. Así que volvería a las inmediaciones de Rodas, donde ya vencería a una flota de
los Caballeros de San Juan. Más tarde los caballeros de esta orden serían derrotados y expulsados
de Rodas, así que Carlos I les entregó Tripoli, pero no pudieron mantenerla por el furioso embate de
Barbarroja, finalmente se resguardaron en Malta. Soliman I el Magnífico iba a llevar a cabo una
incursión hacia Austria en 1532, y Hayradin apoyándole conquistaría determinados puntos de la
costa Morea, como Koroni, Patras o Lepanto. A partir de este momento, Barbarroja atacó las costas
de Francia e Italia, e interrogando a los presos descubrió que Doria se dirigía a Préveza así que para
cortar sus suministros arrasó las costas de Calabria y se dirigió al encuentro de Doria, al que venció
con facilidad usando sus 44 galeras contra las cerca de 300 de la Liga Santa. Tras la victoria,
Barbarroja recibió el título de almirante de flota y jefe gobernador del norte de África, Eubea,
Rodas y Quíos.
En 1539, los hombres del tercio de Sarmiento quedan guarnicionando la recién conquistada
fortaleza de Castelnuovo. Allí, serán sitiados por Barbarroja, que en sus memorias no menciona en
ningún momento la numantina resistencia que plantearán y las miles de bajas que sufrirá en su sitio.
Para esto también hay que entender la moral que imperaba en su bando, ya que poco importaban las
bajas, la tasa de natalidad era muy alta, y sus ejércitos no eran tropas preparadas –salvo los
jenízaros- sino que eran más bien heterogéneas y con escaso equipamiento.
La importancia no reside tanto en su triunfo en Castelnuovo, que será una derrota gigantesca para el
Imperio, en un territorio muy cercano a la península italiana. Sino que realmente el valor de esta
hazaña sirve como resorte para que el emperador Carlos V intente acercar al corsario a su posición,
prometiéndole pingües beneficios.
No lo conseguirá, el odio que Barbarroja profesaba al Imperio era demasiado poderoso. Además, el
emperador no le podía prometer nada que no tuviera ya con el sultán. Así, Carlos V se decidió a
lanzar una campaña de conquista a Argel apoyado en Andrea Doria y en el ya vetusto Hernán
Cortés. Sin embargo, fue un auténtico fracaso, miles murieron en el naufragio anterior a tomar tierra
–por decidir navegar pese a las advertencias- y otros tantos morirían en el asedio a la plaza fuerte,
contra la que no conseguirían ningún resultado. El año 1541 fue nefasto para Carlos V en el
Mediterráneo, no así para Barbarroja, que veía como el monarca más poderoso de la cristiandad se
plegaba ante él incapaz de vencerlo.
Se convertiría en un
auténtico dolor de cabeza
para el monarca de
Gante, ya que Francia iba
a mejorar sus relaciones
con el Imperio Otomano
creando así una peligrosa
alianza que se catalizó en
el envío de 210 naves y
30.000 soldados
encabezados por el
almirante para atacar
algunos puertos de Italia,
España y conquistar Niza para Francisco I en 1543. Después asolaría San Remo, Liguria, Mónaco y
La Turbie, para descansar en Tolón con sus soldados a los que eventualmente enviaba a bombardear
las costas de España. En 1544, el exhausto emperador tendría que firmar una alianza con Solimán I.
En 1545, Barbarroja se sentía ya demasiado anciano para surcar la mar como había hecho
antiguamente. Sin embargo, su cuerpo le pidió una última campaña, así que abandonó Estambul
donde tenía su residencia y se dedicó a hacer una serie de expediciones navales que culminarían en
el desembarco y saqueo de Mallorca y Menorca. El Levante español también era una de las
posiciones favoritas de saqueo de Hayradin, que junto con su mano derecha Dragut, se dedicó a
asolar esos territorios de tal manera que hoy en día se conserva cerca de Cullera una de sus bases
desde las que saqueaban, un complejo de cuevas en las que guardaban el botín antes de zarpar.
Fue su última incursión antes de morir en 1546, hasta entonces viviría en su palacio del Bósforo.
Allí Muradi Sinan Reis se encargaría de hacer sus memorias, de donde hemos extraído buena parte
de este artículo. Lo cierto es que edulcoraría bastantes partes de su vida, dándole un halo más
glorioso a las victorias que a las derrotas, que se convierten en casualidades que el propio
Barbarroja no puede controlar. Aun así, es una síntesis perfecta de su vida, y nos permite hacernos a
la idea de cómo de la nada, se erigió en uno de los pilares base del poder otomano.
Ya que Barbarroja no es solo un hombre, sino también la absoluta constatación del poder marítimo
del Imperio Otomano en el Mediterráneo. Con su poder y su habilidad de reclutar tropas, era capaz
de armar galeras en todo el Mare Nostrum sin necesidad de tener un claro apoyo del Sultán.
Además, toda la vida en el mar le dio una destreza en materia de navegación convirtiéndole en uno
de los marinos más importantes de la historia.
Los mares europeos siempre eran un territorio peligroso para los mercaderes europeos, que vieron
cómo eran constantemente atacados y convertidos en esclavos. No será hasta Lepanto, cuando la
hegemonía turca sea puesta en entredicho. Pero eso ya es otra generación de hombres, entre las
cuales destaca la presencia de un familiar de su más temible adversario: Juan Andrea Doria.

Bibliografía:
Bunes Ibarra, M. and Sola, E. (1997). <>. Granada: Universidad de Granada.

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