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Perfil de género Bolivia


 perfil de género bolivia


Perfil de género Bolivia

Ivonne Farah Henrich


Carmen Sánchez García
(editoras)

Viceministerio de Género y Asuntos Generacionales


cides-umsa / asdi / jica / unifem
 perfil de género bolivia

El contenido de este libro es de responsabilidad exclusiva de sus autoras


y no compromete a las instituciones auspiciantes.

Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo de:


Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (asdi);
Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (unifem)
y Agencia de Cooperación Internacional de Japón (jica)

Fotografias tapa: Vasil Anastasov obtenidas para el Centro


de Promoción de la Mujer Gragoria Apaza

© Ivonne Farah Henrich, Carmen Sánchez García, 2008


© cides-umsa / Viceministerio de Género y Asuntos Generacionales

Primera edición: noviembre de 2008

ISBN: 978-99954-1-188-6
DL: 4-1-2736-08

Producción:
Plural editores
Av. Ecuador 2337 esq. c. Rosendo Gutiérrez
Teléfono 2411018 / casilla 5097, La Paz, Bolivia
e-mail: plural@plural.bo / www.plural.bo

Impreso en Bolivia


Abstract

El presente perfil de género explora los procesos que hombres, sobre todo a causa de la persistencia de las
convergen en las actuales relaciones de género en asignaciones culturales que pesan sobre ellos como
Bolivia y que se refieren básicamente a la exclusión proveedores a través del salario. Esta exploración
colonial y la desigualdad exacerbada por el neoli- parte del análisis de los sistemas de protección so-
beralismo. Hace énfasis en el cómo en la cultura cial producidos por el Estado Social de 1952 y de
pública la problemática de género e indígena se ha su desarme posterior con las políticas de ajuste en
visibilizado a costa del encubrimiento de las con- Bolivia implementadas desde 1985 hasta 2005 prin-
diciones de desigualdad social más amplia que, la cipalmente. Finalmente, esta exploración también se
causa del carácter de los ajustes neoliberales de las coloca ante los desafíos abiertos por el actual ciclo
dos últimas décadas, afectaron sobre todo a mujeres político de transformaciones económicas, sociales y
de los peldaños más bajos de las jerarquías sociales y culturales (cuyo hito fue la Asamblea Constituyente
culturales (mujeres indígenas rurales y urbanas). El –agosto 2006 a diciembre 2007– y su proyecto de
análisis pone hincapié en las intersecciones género nueva Constitución para el país), por la disputa alre-
–clase– etnia, para lo cual se consideran los cambios dedor de la reforma política del estado con su énfasis
producidos en la esfera laboral y productiva vis a vis en la redistribución territorial del poder mediante
la cultura pública. También se relievan los cambios una mayor descentralización de su estructura actual
en los contrapesos institucionales en la producción y/o la construcción de autonomías departamentales
del bienestar entre Estado, mercado, familias y co- e indígenas, y por los dilemas que el reconocimiento
munidad; los que tienen significativos impactos en de la condición multisocietal o pluricultural plantea
la equidad de género. Ello ha permitido observar a la equidad de género.
–siempre sobre la base de las categorías de género, El presente documento es resultado de un tra-
etnicidad y clase– los desplazamientos que tuvieron bajo de sistematización, actualización, composición
lugar en el mundo de las mujeres, en aras de una y estructuración de varios esfuerzos reflexivos sobre
cada vez mayor diferenciación y desigualdad social los perfiles de género en Bolivia, a cargo de Ivonne
intragenérica. Adicionalmente, se intenta ver qué Farah y Carmen Sánchez. Este trabajo consideró de
cambios o desafíos trae en esas relaciones el nuevo manera primordial, por su carácter e importancia, el
ciclo político iniciado en enero de 2006 y el discurso perfil de género en que participaron varias investiga-
indigenista que le es inherente. doras: Gloria Ardaya, Cecilia Salazar, María Dolores
Se analizan estos cambios intentando relacio- Castro, Roxana Sélum, Carmen Sánchez, Martha
narlos con los que se dieron en el mundo de los Villa e Ivonne Farah como coordinadora (“Perfil de
 perfil de género bolivia

Género en Bolivia”; asdi, 2006); también conside- como coordinadora (“Estrategia para la Equidad
ró el realizado por Martha Lanza (“Bolivia: Perfil de Género 2008-2015”, acdi, 2007), y nuevas
de Género”; jica, 2006); el documento elaborado evidencias estadísticas y reflexiones sobre distintas
por Elizabeth Jiménez (“Investigación prepara- aristas del tema, generadas en los últimos dos años
toria para la incorporación de las dimensiones de desde la universidad, investigadores independientes
equidad de género, raza y étnica en los programas e institucionales y operadores de políticas principal-
vinculados a la reducción de la pobreza en Boli- mente del Viceministerio de Asuntos de Género y
via”; unifem, 2006). Asimismo, tomó en cuenta Generacionales.
el documento elaborado por Fernanda Wanderley, La publicación se materializa gracias al interés
Cecilia Salazar, Ivonne Farah y Carmen Sánchez y contribución de asdi, jica y unifem.


Índice

i. Introducción 9

ii. Contexto general del país 13


1. Los cambios económicos y políticos de las dos últimas décadas 13
1.1. Fase de estabilización y administración del ajuste, 1985-1993 13
1.2. “Ajuste al ajuste” o reformas de segunda generación, 1993-2005 15
2. Proceso político actual y desafíos de género 18
3. Dinámica poblacional y familiar 21
3.1. Cambios demográficos recientes y género 21
3.2. Migraciones internas y transnacionales 24
3.3. Hogares y familias 29
3.3. Composición étnico cultural según el idioma 31

III. Dilemas en la construcción de la ciudadanía de las mujeres 33


1. Cambios en la identidad del proveedor y problemas de género 34
1.1. 1952-1985: Estado social y mediación masculina 34
1.2. 1985-2007: nuevos núcleos de diferenciación y desigualdad social 35

iv. Perfiles de género en el ejercicio de la ciudadanía. Derechos políticos y civiles 39


1. Participación política 39
1.1. Participación y representación 39
1.2. Vida pública y vida privada: rivalidad entre mujeres 43
2. Medios de comunicación: construcción patriarcal de la opinión pública 45
3. Tendencias organizativas y patrón cultural 46
4. Legislación y ejercicio ciudadano 48

v. Perfiles de género en el ejercicio de la ciudadanía. Derechos sociales 51


1. Participación socioeconómica 51
1.1. Cambios en el trabajo de la mujeres 51
1.2. Transformaciones en los mercados de trabajo 52
2. Mecanismos de protección y seguridad social 58
3. Acceso a activos y recursos productivos 60
3.1. Acceso al crédito 60
3.2. Acceso a la tierra 61
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4. Empobrecimiento relativo de las mujeres 62


1.1. Las cifras de la pobreza y la desigualdad 62
5. La acumulación de capital humano: educación 68
5.1. Género y educación 68
5.2. Indicadores de los problemas educativos 71
5.3. La oferta educativa y su entorno 73
5.4. Instituciones que afectan la equidad 75

vi. Problemas en el ejercicio de la ciudadanía 77


1. Los desplazamientos de la violencia contra las mujeres 78
1.1. Violencia doméstica y desplazamientos intergeneracionales 79
1.2. Problemas institucionales de la violencia doméstica 79
1.3. Violencia política y mediación femenina 80
1.4. Violaciones a los derechos de niñas y niños 80
2. Salud y revalorización de la familia 81
2.1. Salud sexual y reproductiva 81
2.2. Acceso a servicios de atención y prevención en salud pre-natal y parto 82
2.3. vih/sida 83
2.4. Salud: nuevas tendencias y desafíos 84
3. Los caminos en la construcción de ciudadanía. El caso de la identidad legal 85

vii. Desafíos de una nueva agenda de género 89


1. Chacha-warmi: ¿una “anticipación creativa”? 89
2. Justicia distributiva y administración de justicia 92
2.1. Tensiones entre universalidad y particularidad 92
2.2. Nuevas orientaciones redistributivas. Conciliación entre vida familiar y laboral 94

Bibliografía 95

Lista de entrevistadas
Entrevistas realizadas para el estudio perfil de género 104

Grupos focales realizados 107

Anexo 1 109
Anexo 2 121


i. Introducción

Desde enero de 2006, Bolivia vive un proceso de por las políticas públicas, se ubican hoy como las
transición que se caracteriza por la aspiración de cuestiones y desafíos más trascendentes.
redefinir los parámetros organizativos de la econo- En sus trazos más importantes, estas cuestiones
mía, la política y el Estado, con miras a construir han sido recogidas por el Plan Nacional de Desa-
relaciones menos desiguales y más inclusivas de su rrollo “Bolivia Digna, Soberana, Productiva y De-
compleja sociedad. Este proceso político se realiza mocrática Para Vivir Bien” (2006 y 2007), elaborado
bajo la conducción gubernamental del Movimiento al sobre la necesidad de “desmontar el colonialismo
Socialismo (mas) y de su líder indígena, el presidente y el neoliberalismo”; pero también, por numerosas
Evo Morales Ayma; y tiene una fuerte orientación disposiciones del proyecto de nueva Constitución
nacionalista y redistributiva de los recursos producti- Política del Estado (cpe), y por la agenda política
vos, económicos en general, y del poder político hacia de la actual coyuntura. Ellas configuran el nuevo
los grupos históricamente excluidos. En esa dirección escenario político, cuya incidencia en el rumbo de
giran objetivos de reforma del Estado, del sistema las prioridades para la cooperación internacional
político nacional, de la estructura socioeconómica será primordial.
y sociocultural de la sociedad, cuya concreción ha La equidad de género no es ajena a las redefini-
inaugurado complejos procesos políticos y de nuevo ciones que vive el país. No obstante, su tratamiento
cuño que son altamente conflictivos. se da en un contexto complejo signado por el cambio
La reinstalación de una presencia determinante de protagonistas políticas del proceso, y por las ten-
del Estado en la dirección política de la economía y siones ideológicas –también conceptuales– entre
de la política misma, la descentralización territorial género y culturas comunitaristas, enraizadas en
del poder y la promoción de autonomías principal- los actores que hoy conforman el nuevo Gobier-
mente indígenas y departamentales (además de las no e importantes poderes públicos. En efecto, los
municipales ya instaladas), la recomposición de las líderes políticos actuales son actores conformados
formas y titularidad de la propiedad de recursos por movimientos políticos y sociales de base cam-
productivos –sobre todo de los recursos naturales no pesina e indígena ligados a un referente comuni-
renovables–, la promoción y apoyo al protagonismo tario, son también organizaciones de base urbano
primordial de las organizaciones campesinas e in- popular con culturas productivas heterogéneas y
dígenas en la política y gestión pública, la reforma ciertos sectores medios profesionales. Ellos han
constitucional, y la ciudadanización plena de los desplazado a los partidos políticos tradicionales y
grupos étnico culturales largamente discriminados movimientos ­sociales corporativos.
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Los desplazamientos ideológicos y de fuerzas desarrollo es su aspiración global de “desmontar el


políticas no han explicitado de manera específica colonialismo y el neoliberalismo”, la equidad de
las reivindicaciones de equidad de género. Desde género se expresa en una mayor focalización en los
el seno de las organizaciones sociales, indígenas grupos empobrecidos de mujeres indígenas, cuya
e instituciones públicas, las relaciones de igual- indiscutible mayor desigualdad material y cultural
dad entre hombres y mujeres –al menos en las no se vincula a razones de género. Si bien los proble-
referencias iniciales– se consideraban inherentes mas de las mujeres indígenas tienen explicación en
a las culturas que subyacen sus organizaciones procesos distintos a las discriminaciones de género,
originarias, marcando con ello distancia con las éstas son también inherentes a los mismos y deben
reivindicaciones de equidad de género impulsadas ser explicitadas como tales.
por las mujeres de pertenencias clasistas y étnicas El pnd, es cierto, remonta discursivamente las
diferentes. alternativas del “desarrollo sostenible” y “desarrollo
Si bien esa actitud emergió como recordatorio humano” de anteriores planes de gobierno para
de la exclusión de que fueron objeto las organiza- aproximarse a lo que algunos llaman “desarrollo
ciones campesinas e indígenas en el pasado, y de los con identidad”. La idea central del pnd es el “Vivir
procesos muy desiguales en su ciudadanización, con Bien” (concepto que habla de una relación armó-
ella viene uno de los desafíos fundamentales para nica de las personas entre sí, con la naturaleza y su
el género en este proceso. En efecto, los desafíos entorno; de la aceptación de las prácticas políticas
en la redefinición de la equidad de género para el de los pueblos, del reconocimiento, promoción y
nuevo Gobierno son grandes y profundos; y deben protección de una economía plural); y su premisa es
resolver ese divorcio. que el combate de las inequidades entre poblacio-
nes indígenas y no indígenas, hombres y mujeres,
“…lo que molesta a las mujeres indígenas es que siempre no puede ser una cuestión o programa específico
han sido “objeto de estudio” por la clase media de mujeres del Plan sino un objetivo que lo atraviese en su
y ong expertas en temas de género…” “Esta idea aún
alcance global. sin embargo esta premisa –cierta
está presente en la forma en que mujeres de clase media y
académicas del tema género se relacionan por ejemplo con también– no inhibe la necesidad de una política
las ministras del actual gobierno que son indígenas….” específica hacia la equidad en consonancia con esos
(Entrevista 2006; Cit. en Jiménez, E. 2006). objetivos globales y con la articulación virtuosa de
sus diferentes vertientes de lucha.
Por otro lado, aunque los problemas de género Con todo, los desafíos del pnd se dan bajo un
percibidos por las mujeres hoy actoras y protagonis- protagonismo importante de las mujeres populares
tas políticas centrales, coinciden con los verbalizados en la política y el ejercicio de funciones públicas*;
por las mujeres feministas y de organizaciones no pero también, en medio de tensiones entre mujeres
–gubernamentales– que abrieron al espacio público de clases medias y las de origen popular e indígenas,
y estatal la discriminación por género y su vínculo que se expresan en el liderazgo, el tipo de demandas
con el desarrollo– ese desafío alcanza también la y las interpretaciones de la problemática de las mu-
necesidad de conectar conceptual y analíticamente jeres originadas en matrices socioculturales diversas:
el tema de género al discurso político fundado en las apegadas a la tradición liberal democrática y la
los grandes objetivos de la lucha por el poder, que socialista, fundadas en la defensa de los derechos
todavía demanda la mayor lealtad política. igualitarios universales e individuales; y las inspi-
En el nuevo Plan Nacional de Desarrollo (pnd), radas en valores de tradiciones comunitarias más
cuya particularidad respecto de planes anteriores de locales y regionales. La articulación y proyección

* Tanto en la conformación del nuevo gobierno, como en el parlamento y en la Asamblea Constituyente está presente una
cantidad de mujeres como nunca antes. También como nunca antes, la presencia e importante protagonismo de las mujeres
en la política son absolutamente visibles. Pero, es innegable que es mucho más importante la representación de los grupos
indígenas y campesinos.
introducción 11

hacia el futuro de ambas tradiciones conceptuales es algo cotidiano, como algo que se hace parte de la
un desafío nodal en proceso de construcción. rutina cotidiana de la política y la gestión pública.
Este desafío muestra que estamos ante una Y esto en un gran avance. Sin embargo, ello está
extraordinaria transformacion política en el país ocurriendo sin haberse aún resuelto muchos pro-
resultante de la acumulación de luchas contra la blemas subjetivos y materiales que se asocian con
exclusión y la desigualdad sociales generadas por las las posibilidades de una plena participación política
particularidades que la expansión capitalista asumió y ejercicio de la representación en las comunidades
en Bolivia. Esas luchas hoy tienden a encontrar un políticas o en las estructuras económicas. Pero
camino prometedor para construir relaciones de además, está ocurriendo en un contexto en que los
mayor cohesión entre estado y sociedad y al interior problemas por razones de género se ven secunda-
de la sociedad. No obstante, el énfasis puesto en la rizados por la fuerza que toma el conflicto político
necesidad de resolver las exclusiones persistentes y más amplio.
las discriminaciones características de las interac- En esa perspectiva, el perfil de género que
ciones sociales y del desarrollo de la estatalidad en se presenta nos muestra que, en las dos últimas
Bolivia hacia quienes no encajan –ni encajaban– en décadas, se han dado importantes avances en la
la relación capitalista dominante, como son los adquisición de recursos políticos y culturales (in-
productores campesinos, familiares y comunitarios formación, capacitación, niveles de instrucción,
principalmente, opaca el tema de las mujeres deján- lenguaje y expresión) para el ejercicio político; sin
dolo todavía en un segundo plano. embargo no es generalizada, pues no alcanza a la
La revolución política que vive el país, en la que mayoría de las mujeres en contextos de precariedad
el protagonismo de movimientos sociales poderosos económica, que siguen enfrentando falta de tiempo
marca de manera primordial el signo del proceso, para participar o representar. Es decir, sigue irre-
constituye una transición histórica que trasciende suelta la posibilidad de conciliar espacio privado y
el largo e ininterrumpido ciclo democrático que espacio público en general, y no se tienen todavía
vive el país desde 1982. Se trata de un momento evidencias de que eso esté cambiando ahora, sobre
de inflexión, donde la centralidad del Estado en la todo para las mujeres populares, en cuyo caso esa
política y la economía es fundamental, tanto como posibilidad se liga al apoyo de redes familiares y
el protagonismo de los excluidos históricos a su sociales que funcionan principalmente a nivel local.
interior. Por otro lado, las renovadas intervenciones Igualmente, ello está funcionando en un marco de
estatales –que se dan en un marco de movilizaciones exposición a la violencia, al ponerse “bajo sospecha”
sociales por reivindicaciones sectoriales y globales– por vulnerar la dominación masculina.
priorizan decisiones y acciones (re)distributivas de Se ha constatado también que la participación
recursos económicos, productivos e ingresos. Esta política de las mujeres, lo mismo que su salida
orientación global de la nueva política es primordial, masiva a los mercados de trabajo (nacionales o
pero requiere todavía que en ella se especifiquen externos), está siendo juzgada por la sociedad, por
objetivos de equidad de género. los familiares más próximos principalmente esposos
Como se dijo, presenciamos una fuerte parti- o varones adultos, y hasta por las propias mujeres,
cipación de mujeres, líderes populares de organiza- produciendo una serie de nuevos problemas o
ciones sociales, campesinas, indígenas, productoras nuevas formas de los mismos. Como ha ocurrido
rurales y urbanas, gremiales y otras, en ámbitos en el pasado, las mujeres juzgan si las mujeres
diversos: Asamblea Constituyente, diferentes co- funcionarias, parlamentarias, líderes, etc. discuten,
misiones técnicas, de asesoramiento, foros, semi- debaten, proponen políticas, programas, visualizan
narios políticos, académicos, técnicos y otros. Es problemas o cuestiones de equidad de género. Y, es
de enorme relevancia que, en estos espacios, las verdad, no son precisamente estas cuestiones las que
mujeres traten temas que son materia estatal, de concentran la atención de la mayoría de las mujeres
políticas globales y sectoriales, de construcción de políticas hoy en día
imaginarios de país en distintas dimensiones, etc. Es importante celebrar que las mujeres se ha-
Esta importante presencia femenina aparece como llen desplegando sus energías desde organizaciones
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sociales, políticas, también gremiales y corpora- más amplias, para intervenir en las intersecciones
tivas; que se hallen protagonizando la corriente entre género, clase y etnia –que hemos reclama-
principal de la política, debatiendo y centrando sus do– considerando a su vez la poca movilidad de los
demandas en cuestiones como el papel del Estado patrones culturales. Sin embargo, es importante
hacia los recursos naturales, como la propiedad también ver cómo las demandas socioeconómicas
y distribución de rentas de los hidrocarburos, o concretas de la gran mayoría de mujeres pueden
como las autonomías. Es importante que hayan entrar en una agenda que especifique su carácter de
construido importantes vínculos con el Estado. género en un contexto que exige una construcción
Todo ello permite mirar con ventajas las causas intercultural, un rescate de elementos y valores
estructurales de las desigualdades de género y que permitan proyectar el futuro en un sentido
ubicarse en las posibilidades de su resolución en liberador y emancipatorio. Este es, sin duda, el
el marco de las respuestas a desigualdades sociales desafío que está en juego.
13

ii. Contexto general del país

1. Los cambios económicos y políticos principales agregados macroeconómicos, con el


de las dos últimas décadas propósito de frenar una hiperinflación desbordada,
enfrentar el endeudamiento externo y restituir las
En las pasadas dos décadas, la economía, la sociedad bases para la acumulación privada de capitales junto
y el estado bolivianos fueron reorganizados bajo dos a cambios en las funciones del Estado, en detrimen-
procesos centrales, como producto del programa de to del gasto social.
ajustes estructurales implementado desde 1985: a) la Para la estabilización se dispuso un ajuste fiscal
apertura de la economía nacional al juego de las fuerzas e impositivo a favor del pago de la deuda externa
del mercado mundial y de los intereses de las grandes con una nueva reprogramación y renegociación, y el
empresas transnacionales; y b) la “modernización” del establecimiento de prioridades hacia la exportación
Estado que sobrevino desde 1993. Estas transformacio- de la producción. Asimismo, esta política impulsó la
nes estructurales se dieron en dos fases de implemen- reducción del déficit fiscal mediante el incremento
tación de los programas de ajustes, que se describen a de ingresos fiscales vía impuestos indirectos, re-
continuación1. partiendo la carga impositiva en el conjunto de la
población y no en los grupos de mayores ingresos.
1.1. Fase de estabilización y administración Asimismo, mediante el congelamiento temporal
del ajuste, 1985-1993 de los gastos públicos corrientes y de inversión, lo
que tuvo efectos en la contracción de la demanda
Fue un esfuerzo de “relanzamiento” a gran escala agregada.
del capitalismo en nuestro país siguiendo los ejes En paralelo se aplicó una política regresiva
trazados en el Consenso Washington. Diversas de ingresos y de “racionalización” del empleo que
medidas se adoptaron a nivel nacional, orientadas favoreció a los sectores exportadores privados, al
al logro de “estabilización” de la economía y de los gran comercio importador y a ciertas oligarquías

1. La de estabilización y liberalización. que apuntó al núcleo del conflicto distributivo de los flujos de ingresos y recursos
económicos, a la recomposición de las posiciones de los agentes económicos, sujetos sociales y políticos. Y la segunda, se
orientó a la consolidación de ese patrón de distribución mediante el fortalecimiento del capital privado y el desarrollo de un
modelo de democracia gobernable, que supone la recomposición de fuerzas y alianzas políticas en el poder, para viabilizar la
compensación de algunos costos sociales del ajuste.
14 perfil de género bolivia

regionales; por otro lado, se promovió la libera- remuneraciones y trabajo a domicilio. Esto marcó
lización de los mercados, la privatización de las el inicio de una masiva inserción de mujeres en el
empresas públicas, la eliminación de subsidios a mercado de trabajo y de una creciente diferenciación
los empresarios privados, y la promulgación de la entre trabajadores asalariados. Por un lado crecieron
libre importación (Grossman, B. 2000) al tiempo los oficios emergentes asociados con el marketing,
que se aprobaron normas favorables al ingreso del los servicios empresariales y a la producción, y con
capital externo (Ley de Inversiones, de Minería y los servicios de “manipulación simbólica” que tienen
otras). A ello se sumó la liberalización de precios, requisitos educativos elevados, del mismo modo que
sobre todo del trabajo, que presionó a la baja de las consultorías y cargos en distintas instituciones
precios de los productos agropecuarios con la con- públicas y no gubernamentales. Por otro lado, se
siguiente inseguridad y expropiación de ingresos a produjo también una creciente precarización entre
los campesinos y el aceleramiento de la migración asalariados tradicionales en la producción manufac-
rural –urbana con predominio de mujeres que dio turera, la administración de servicios públicos, y los
origen a la “feminización” de la agricultura. servicios personales.
La liberalización más significativa, apuntó a la La liberalización del mercado de trabajo, el
recomposición de la relación salarial y del mercado proceso de “desocialización” del riesgo social y
de trabajo, que al asociarse al abandono estatal la desprotección laboral originaron una enorme
de la protección de los trabajadores asalariados masa de desocupados que fue generando su pro-
–“proveedores familiares”–, inició un proceso de pia ocupación2. También causaron el deterioro
“desocialización” del riesgo social y de las políticas en los ingresos de los trabajadores asalariados e
sociales remantando en la recomposición de los inseguridad en los ingresos autogenerados. Sus
sistemas de seguridad social de largo plazo y en efectos en la reducción de la demanda derivaron
el incremento del trabajo familiar y comunitario en un desincentivo a la inversión privada; mientras
de cuidado. la política de reducción de aranceles favoreció
Esta política afectó dramáticamente a los asa- cambios de giro en los negocios incrementado
lariados mineros del sector ­estatal (“relocalización” principalmente el comercio de importación de
acompañada con fijación del salario mínimo para el bienes de consumo. En la búsqueda de abatimiento
sector público) y al conjunto de trabajadores del sec- de costos, sobre todo laborales, se ahondaron los
tor privado donde se instauró la libre contratación. términos de desigualdad y segregación ocupacio-
Ello trajo despidos, eventualidad, subcontratación, nal por género, etnia y generacional, al resultar
parcelación del proceso de trabajo, incremento del atractivo el reclutamiento de mujeres y jóvenes
trabajo a domicilio, pago a destajo, supresión de la indígenas por la discriminatoria desvalorización
obligación del contrato; es decir, mecanismos para de su trabajo.
minimizar costos laborales y lograr “incrementos” Una consecuencia de ello fue la aceleración
de productividad sin necesidad de inversión. de movimientos migratorios internos del campo o
La recomposición del mercado de trabajo asala- ciudad hacia el Chapare en Cochabamba y hacia el
riado originó una importante desocupación, aceleró Oriente del país, con reconfiguraciones identitarias
las migraciones e incrementó las actividades autoge- importantes en una suerte de “re-campesinización”
neradas de subsistencia. Al mismo tiempo, las nuevas o retorno a la autoproducción bajo diversas modali-
condiciones de reclutamiento laboral favorecieron la dades sociales que generaron, entre otros fenóme-
sustitución de asalariados varones con experiencia nos, los activos movimientos sociales y políticos de
por otros más jóvenes y, principalmente, por muje- hoy y una mayor complejización étnico cultural y
res dispuestas a aceptar jornadas parciales, menores clasista de la sociedad.

2 La característica de estos empleos ha sido su emergencia en el sector familiar e informal, con niveles de infrasubsistencia y
subsistencia. Asimismo, las nuevas formas de reclutamiento laboral sustituyeron a los asalariados con experiencia por otros
nuevos, jóvenes, mujeres y niños en condiciones precarias de trabajo y menores remuneraciones.
contexto general del país 15

La privatización o “desocialización” del con- se ampliaron las regulaciones normativas y jurídicas


sumo colectivo por recortes en el gasto público propicias al capital transnacional, mientras el énfasis
social, al incorporar una lógica privada en los en la expansión de la capacidad exportadora de la
mecanismos garantes de la reproducción social, economía siguió dependiendo de los bajos costos
transfirió sus problemas a soluciones mercantiles, directos e indirectos del trabajo y menos de la in-
iniciativas privadas y familiares. Esto significó la novación tecnológica. Por su parte, el Estado redujo
sustitución de políticas sociales por dispositivos de su capacidad de decisión y la inversión privada se
ayuda en los servicios focalizados a los pobres y el colocó por encima de la inversión pública.
incremento del trabajo de familias y comunidades, En este marco, la ied alcanzó al 87 % del total
dando lugar a un clivaje entre los espacios sociales y de la inversión privada, y se concentró mayormente
públicos en la producción de necesidades. Ello trajo en hidrocarburos (43,7 %), construcción, telecomu-
cambios en la estratificación de la ciudadanía3 y, lo nicaciones, finanzas, electricidad, y minería. Si bien
más notable, la naturalización del trabajo familiar y esta inversión permitió sostener el crecimiento del
comunitario no remunerado de las mujeres que vino PIB a lo largo de los 90, entró en un rápido ciclo
con emprendimientos familiares de generación de de agotamiento (1993-1998).
ingresos vis a vis la regresividad en el financiamiento Bajo ese esquema la economía nacional y las
de las intervenciones sociales, asociada a recursos empresas nacionales, se vieron al margen de in-
externos. centivos que fomentaran su modernización vía un
La familización de la reproducción naturalizó el desarrollo industrial que pudiese encadenarse con la
trabajo no remunerado de las mujeres en la familia, agricultura, los servicios y la innovación tecnológica.
la comunidad, y los emprendimientos familiares de Esta economía logró subsistir con la degradación
generación de ingresos, al tiempo que la forma de de los salarios reales, en paralelo a la expansión de
financiar y gestionar las intervenciones sociales pasó los emprendimientos de pequeña escala y precarias
a depender de recursos de organismos internacio- condiciones de reposición de los fondos de trabajo.
nales de cooperación. (Farah, I. 2002).
También nacieron iniciativas de productores
1.2. “Ajuste al ajuste” o reformas bolivianos que apuntaron a diversos mercados,
de segunda generación. 1993-2005 entre ellos los llamados mercados de comercio
justo que han recibido una importante promoción
Desde agosto de 1993, se promovieron reformas productiva. Sin embargo, la real “transformación
institucionales y otras para asumir los costos sociales productiva”, acompañada de medidas redistributi-
de la estabilización. Se impulsó una nueva redistri- vas, sólo se dio en las empresas capitalizadas sin una
bución de la propiedad con la Ley de Capitalización asociación con mecanismos fiscales que transfieran
(1995) que implicó la privatización de las principales excedentes hacia la inversión y consumo del resto
empresas públicas4. Con los recursos obtenidos por de la sociedad.
su venta, el Estado impulsó el “desarrollo humano”, Es en este contexto que vino la propuesta de
mientras que los nuevos socios propietarios eleva- desarrollo humano con principios nuevos de demo-
ron el crecimiento con inversión extranjera directa cracia, justicia y “humanización” de las relaciones
(ied), que suplía al endeudamiento externo. La ied sociales, en un intento de dar solución a “problemas
en las empresas capitalizadas contribuiría al creci- de desempleo, bajos niveles de remuneración al tra-
miento de la producción orientada a la ­exportación bajo, rezagos en la educación y la salud, marginali-
en respuesta a la demanda externa. En este marco, dad del mundo rural, crisis moral e institucional del

3 Los sectores de altos y medianos ingresos utilizan ahora servicios privados; mientras los “relocalizados”, desocupados,
“pobres” y personas de escasos ingresos se convierten en “merecedores” de atención o asistencia mediante otros dispositivos
institucionales paraestatales y ONG.
4 Transporte y telecomunicaciones, producción de hidrocarburos y algunos minerales, y la venta del 50 % de la propiedad
estatal al capital extranjero.
16 perfil de género bolivia

Estado, disparidades de género, étnico–culturales por lo que no favorecieron cambios positivos en los
y generacionales”. Para ello, se adoptaron políticas parámetros de distribución y niveles de ingresos.
sociales sectoriales orientadas a cerrar brechas en el Por tanto, la mejora relativa en la “dotación de
acceso y uso de la educación, salud, agua, vivienda, capacidades básicas” de las personas no se tradujo
y se promovieron diversas reformas. Entre ellas, la en “oportunidades económicas”, mejores ingresos
reforma educativa, de salud, la Ley de Participación monetarios, o desarrollo humano (pnud. 2002).
Popular (lpp) y de descentralización administrativa En cambio, se consolidaron tendencias de
(lda), la defensa de los derechos colectivos de los transferencia de responsabilidades por el riesgo
pueblos indígenas, la promulgación de la Ley del social hacia la sociedad local, mediante reformas de
Instituto Nacional de Reforma Agraria (inra), y descentralización política y administrativa del poder
el impulso a la Estrategia de Transformación Pro- estatal. Si bien ello permitió expandir y diversificar
ductiva del Agro (etpa). Todas ellas incorporaron territorialmente las instituciones de prestación de
criterios de equidad de género de manera notable, servicios básicos, educación y salud hasta espacios
como los referidos a la promoción de los derechos locales antes marginados de la intervención estatal,
políticos y reconocimiento de las mujeres como el Estado retomó “lo social” con políticas munici-
sujeto de “participación popular” en la planificación pales y un claro énfasis en el combate a la pobreza
del desarrollo municipal. Igualmente se incorpo- orientado a fortalecer el capital humano. Ello tuvo
raban recomendaciones de diferentes Cumbres efectos redistributivos de ingresos fiscales en térmi-
Mundiales de los 90. nos territoriales desde lo urbano hacia lo rural, y de
Igualmente, se establecieron nuevas prioridades expansión de bienes públicos; sin embargo, la dis-
en la orientación de los recursos de cooperación, tribución del ingreso vía salarios, precios, subsidios
condonación y canje de deuda externa por desarrollo o seguridad social no se modificó sustancialmente
social; se “reasignan recursos intrasectorialmente”, por considerarse “...atentatoria contra la competi-
por ejemplo, los recursos en educación se concen- tividad…” internacional. Es decir, la cuestión de la
tran en el nivel primario, los de salud en la atención equidad se ­independizó del desarrollo económico
primaria; o se “reasignan recursos del sector formal y pasó a depender de criterios extraeconómicos,
al informal”, incluyendo programas para desemplea- principalmente morales y políticos, impidiendo la
dos y subempleados. concreción del paradigma de desarrollo humano.
Sin embargo, estas medidas se dieron sin cam- (Farah. 2002).
bios en los parámetros regresivos de la política ma- El esfuerzo redistributivo de ingresos fiscales
croeconómica, de privatización y de libre mercado, a favor de los municipios, por tanto, no pudo re-
ducir las desigualdades sociales amplias, aunque sí
mejoró el acceso a servicios. Las acciones contra
Cuadro 1 las disparidades por razones de género, genera-
Crecimiento del producto e inversión en Bolivia según años cionales o étnico culturales tampoco fueron sufi-
cientes; quizá porque, como señala la experiencia
Inversión en millones de dólares
Privada
internacional, estas disparidades no han podido
Años Total Pública IED
PIB en % achicarse de modo significativo cuando no se dan
Total
Mil % al mismo tiempo avances en la reducción de las
1990 4,06 desigualdades socioeconómicas. En otras palabras,
1993 954,5 512,9 128,7 29,1 441,6 4,27 no parece fácil advertir ni revertir desigualdades
1994 886,4 506,1 173,8 45,7 380,3
en otras dimensiones de la vida cuando no se per-
1995 1.041,0 532,9 335,3 65,9 508,1 4,68
1996 1.190,2 560,8 424,4 67,4 629,4
ciben cambios materiales significativos en la vida
1997 1.355,5 549,0 635,7 78,8 806,5 cotidiana. Esto originó las masivas movilizaciones
1998 1.523,6 504,6 872,0 85,6 1.019,0 4,70 sociales por tierra y territorio, por agua, por na-
1999 0,61 cionalización del gas, redistribución de recursos
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Banco Central de Bolivia y económicos e inclusión en el poder, durante los
Viceministerio de Inversión Pública y Privatización. Citado en Grossman, B.; conflictos sociales que vivió el país entre abril 2000
2000.
contexto general del país 17

y junio de 20055, que también levantaron demandas Al mismo tiempo ocurrieron dos procesos im-
de reconocimiento a la identidad cultural, la auto- portantes. El de retribución de tierra y el territorio
nomía organizativa y política e interculturalidad, que confirió derechos de propiedad a campesinos,
en las que hubo una masiva presencia de mujeres colonizadores, que otorgó Tierras Comunitarias de
como actoras políticas visibles. Origen (tco) y derechos propietarios a las mujeres
Por tanto, más allá de desestructurar sistemas (través de la titulación conjunta)8. Y el de redistri-
normativos excluyentes por género y diferencia ét- bución del poder mediante la Ley de Participación
nico–cultural, el anclaje de las demandas en recursos Popular de 1994 (lpp), que inauguró una revalori-
económicos, productivos y políticos, por parte de los zación del complejo tejido social al reconocer como
movimientos sociales campesinos, indígenas y urba- sujetos sociales a pueblos indígenas, comunidades
no–populares, fue expresivo de un reconocimiento campesinas, sindicatos agrarios, juntas de vecinos,
que no se acompañó con políticas e instituciones entre otros.
que lo traduzcan en derechos sociales. Por tanto, En esta dinámica, las organizaciones de la parti-
las reivindicaciones se dieron en contra de la mono- cipación canalizaron su energía al logro de beneficios
polización del poder y de la propiedad de recursos para la familia y la comunidad, y las organizaciones
naturales no renovables, construida sobre una his- de gestión local fueron dotadas de instrumentos y re-
tórica discriminación étnica, de género y clasista en cursos orientados al desarrollo. Esa ley fue la primera
su distribución. La invocación al desarrollo humano, en introducir el principio de equidad de género en
en consecuencia, no pudo evitar la agudización de la distribución de los beneficios del desarrollo local,
brechas en la distribución de la riqueza, el ingreso, la representación social para fiscalizar la gestión
las desigualdades sociales, culturales y geográficas municipal, y el diseño de políticas municipales, por
que se evidencian en el empobrecimiento extendido influencia del organismo gubernamental de género
de la población. (Ver Anexo 2). que también se creó entonces como Subsecretaría de
Hacia el final del periodo, las políticas de Asuntos de Género (sag).
“desarrollo humano” se sustituyeron por las de Con todo, el carácter regresivo de las políticas
“reducción de la pobreza”6 que discriminan a favor macroeconómicas incrementó la responsabilidad
de poblaciones indígenas y femeninas, pero sin de las instituciones sociales, familiares, redes so-
cambio en las políticas macroeconómicas. Por eso, ciales y comunitarias en el alivio de sus problemas
se dieron en un marco de reconstitución de la iden- económicos y sociales, ampliando el protagonismo
tidad individual de consumidor(a) y propietario(a) y trabajo gratuito de las mujeres. El incremento de
mediante la promoción del microcrédito produc- la producción y trabajo doméstico no remunerado
tivo y la expansión de servicios financieros a los en circunstancias de la masiva incorporación de las
municipios para fomentar la micro, pequeña y mujeres en los mercados remunerados de trabajo,
mediana empresa (mipyme)7 como parte de las dejó planteado el desafío de “des-naturalizar” la
políticas de reducción de pobreza. Por lo mismo, responsabilidad femenina por el trabajo doméstico,
estas propuestas no lograron los efectos esperados con la redefinición de las políticas de equidad en
en los niveles de productividad e ingresos y, al con- aras de una “conciliación” del trabajo de cuidado
trario, provocaron fenómenos de endeudamiento y el trabajo mercantil, en un diálogo democrático
y precarización. entre mujeres y entre mujeres y hombres.

5 Estos conflictos produjeron el desalojo del presidente Sánchez de Lozada en 2003, a la vez que la caída y sucesión de otros
dos presidentes, antes de las elecciones de diciembre 2005 que dieron la victoria a Evo Morales.
6 El conjunto de las políticas sociales se concentraron en la Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza (EBRP).
7 Ley de Propiedad y Crédito Popular, 1998
8 Ley sobre el instituto Nacional de Reforma Agraria conocida como Ley INRA, que impulsa la documentación de posesiones
territoriales y su eventual reversión en relación a su uso, incorpora la categoría de tierras comunitarias de origen y territorio,
para referirse a las tierras y territorios de pueblos indígenas, principalmente del Oriente; incorpora los derechos preferentes
para campesinos y colonizadores; y segmenta el tratamiento del derecho propietario.
18 perfil de género bolivia

2. Proceso político actual y desafíos que muestra que más de 10 años de aplicación y
de género gestión multi–institucional de políticas para la
equidad de género tuvo efectos positivos y negativos
A fines de los años noventa y principios de 2000, Bo- para mujeres y hombres. Estos van desde cambios
livia vivió una crisis de múltiples dimensiones (econó- en criterios redistributivos y acceso a bienes básicos
mica, política, social e institucional) que, en octubre hasta los asociados con la re–configuración de iden-
de 2003, puso fin al sistema de gobernabilidad basada tidades de diferentes grupos de mujeres, originada
en pactos entre partidos políticos tradicionales en el en la discrepancia o desencuentro que se dio entre
Congreso Nacional, incapaz de lograr avances signi- demandas económicas y redistributivas levantadas
ficativos en la reducción de la pobreza y desigualdad por las mujeres de organizaciones sociales e indí-
a causa de un manejo prebendal y clientelista del genas, y el énfasis en políticas de reconocimiento
aparato estatal, y una falta de voluntad genuina para impulsadas por las instituciones estatales, el organis-
resolver la exclusión social y colonial. mo gubernamental de género y las organizaciones
La elección del Presidente Evo Morales y de no gubernamentales (ong) feministas.
prefectos en los nueve departamentos, en 2005, Las medidas inmediatas del actual gobierno
significó la emergencia de un nuevo bloque de poder (“nacionalización del gas”, Asamblea Constituyente,
con nuevos actores sociales y políticos protagónicos referéndum autonómico de julio 2006, Bono Juan-
en Bolivia. Este bloque inició un cambio en las re- cito Pinto, Seguro Universal de Salud, Campaña
laciones entre Estado y sociedad, en las relaciones de Alfabetización “Yo sí puedo”, Bono Dignidad,
de poder y entre sujetos y actores entre sí. etc.) apuntaron de inmediato a la reforma y for-
Desde la instalación del nuevo Gobierno, en ene- talecimiento del Estado como agente económico,
ro de 2006, se intentó concretar el cuestionamiento al y a una cierta redistribución de recursos hacia los
carácter regresivo del modelo económico neoliberal, sectores más excluidos que, no obstante, no pueden
y restablecer la presencia estratégica y soberana del sustituir la necesidad de políticas sociales sostenibles
Estado. Se puso en marcha una redistribución del y de cambio en la redistribución institucional de
poder y la riqueza con base en la nacionalización e responsabilidades por la reproducción.
industrialización de los recursos naturales a favor En la preparación y desempeño de la Asamblea
de grupos sociales excluidos históricamente de la Constituyente se dieron acciones orientadas a la
propiedad y sus beneficios: niños(as) y ancianos(as); inclusión de una agenda significativa de equidad
una política “antiimperialista”, cuyo núcleo argumen- de género en varios articulados del proyecto de
tativo apunta al logro de condonación de la deuda, Constitución; se abrieron espacios de encuentro y
al comercio justo y a la regulación de poderes multi deliberación entre mujeres de diferentes filiaciones
y transnacionales. Otras propuestas están destinadas culturales para discutir la agenda de género. Las
al rediseño estatal e institucional que construya nue- diferentes estrategias de interacción aun no ter-
vas relaciones entre Estado, movimientos sociales y minan de converger en un proceso intercultural,
territorio, en un escenario de contraposición entre dado la revelación e inocultable heterogeneidad de
“autonomías indígenas” y “autonomías departa- la realidad de las mujeres, la fuerza política de las
mentales”, que se hallan en un complejo camino de organizaciones sociales y políticas de mujeres antes
búsqueda de compatibilización. ausentes de las decisiones, del diseño de políticas y
Como se dijo, estas orientaciones tratan de de sus beneficios a pesar de intentos al respecto9.
poner los énfasis en la explicación y tratamiento de Esta fuerza contrasta hoy –por lo mismo– con su
la desigualdad, pobreza, discriminación o exclusión, debilidad para planificar y gestionar políticas; por
con base en propuestas de políticas orientadas al lo que esta capacidad sigue aun concentrada en
“desmontaje” neoliberal y colonial, en un ­contexto mujeres de sectores medios que están insertas en

9 Como aquellos de los Diálogos Nacionales 1997, 2000 y 2004 que priorizaron el registro de las “voces” de las organizaciones
sociales e instituciones en la elaboración de políticas contra la pobreza.
contexto general del país 19

instituciones del movimiento feminista del país que de expansión de la participación económica de las
promueven la equidad de género, e intentan ponerse mujeres en los mercados, de la producción domésti-
al servicio de las mujeres populares e indígenas. ca y comunitaria como la más significativa herencia
El desafío de construir una agenda de equidad de los 90.
que armonice estrategias de reconocimiento y Se trata, en suma, de conjugar el reconocimiento
redistribución, y que se construya en un diálogo de la condición multisocietal del país con el cambio en
intercultural, interclasista, interregional e interge- las situaciones de desigualdad y precariedad material
neracional que exprese la realidad variopinta de las en que vive la mayoría de las mujeres como premisa
mujeres, está apenas en curso. de ejercicio ciudadano; pues –como se ha visto– la
Es muy pronto para evaluar los cambios estruc- presencia masiva de mujeres en los mercados ocurrió
turales que impulsa el Gobierno de Evo Morales, en simultáneo a la baja de los ingresos, a la acelera-
destinados a remontar los límites de las políticas que ción de las migraciones internas e internacionales de
sólo favorecen la promoción de los derechos políticos las mujeres, el recrudecimiento de la violencia, etc.
de las mujeres en la formación y ejercicio de los po- Estos fenómenos juegan hoy un papel fundamental
deres públicos, el fortalecimiento de su capacidad de en la re–composición cultural de los espacios urba-
acción política como derecho y requisito para impulsar nos y rurales, de las formas familiares, sus dinámicas
la equidad de género; la promoción de derechos ci- internas y reproductivas, cuyos efectos se agravan en
viles orientados a la protección de las mujeres contra la gradación mujer blanca –mestiza– indígena, entre
la violencia intrafamiliar y social, la obtención de quienes las brechas son más profundas que las que se
documentos de identidad, su reconocimiento como dan entre mujeres y hombres10, si bien las diferencia-
sujetos de títulos propietarios, y de su derecho a la ciones socioeconómicas en las colectividades mestizas
autonomía. Todos ellos derechos de reconocimiento. e indígenas son también evidentes.
Es también pronto para saber si el reconocimiento de El Plan Nacional de Desarrollo, pnd, sus
la multiculturalidad y el respeto a las identidades etni- políticas y, sobre todo, las políticas de equidad de
co–culturales –que se favoreció en las décadas pasadas, género, deberán encarar ese desafío en condiciones
y que dio lugar a dilemas entre derechos individuales difíciles, pues aun persisten las contradicciones que
y colectivos– superará la consideración de las identi- marcaron los años noventa, cuando los avances en
dades como materia de intervención para su cambio o el reconocimiento y promoción de los derechos
si ellas serán expresión de una condición multisocietal culturales (de género, étnicos y generacionales) en el
que anuncia la construcción de una nueva hegemonía esquema neoliberal se dieron mientras se retrocedía
intercultural. Aquí se ubica otro núcleo de los desafíos en los derechos económicos y sociales a causa de po-
inmediatos y de carácter estructural, sin duda. líticas económicas que apuntaron a la transferencia
A este desafío le es inherente la necesidad de de responsabilidades sociales del Estado al mercado
conjugar el diálogo intercultural entre mujeres con y la esfera doméstica reproductiva.
el “desmontaje” del carácter regresivo de políticas Los desafíos actuales, por lo tanto no sólo pasan
económicas globales de distribución de medios por superar la desarticulación en que se movió el
productivos (tierra, financiamiento, tecnologías, tema durante los ochenta y noventa11 al desenten-
capacitación técnica, ingresos, etc.), en un ­contexto derse de los problemas económicos y ­redistributivos

10 Ver Farah, I. (coord.) 2005


11 Durante los ochenta, fueron organizaciones y articulaciones feministas las que hicieron públicas las demandas por equidad
en el acceso a bienes y servicios principalmente educación y salud; en tanto, en los noventa, los énfasis se pusieron en los
sesgos sexistas de las políticas de desarrollo y el fenómeno de la “feminización” de la pobreza enfatizando conceptualmente
las conexiones género – pobreza y sus vínculos con las políticas económicas y sociales, la legislación sobre todo laboral, los
arreglos institucionales en la producción de necesidades, y las interdependencias entre trabajos doméstico y mercantil. Sin
embargo de estas preocupaciones por la pobreza, las políticas específicas de género enfatizaron demandas por reconocimiento
de la identidad de mujeres mientras las organizaciones populares de mujeres buscaban acceso a servicios, redistribución de
medios productivos y tierra.
20 perfil de género bolivia

inherentes a las políticas macro económicas y so- comités cívicos y movimientos sociales. Es decir,
ciales, y al incorporar la dimensión cultural como se trata de un proceso que avance en el marco de
esfera de intervención. Estos desafíos también importantes contradicciones e intereses que crea
pasan por imaginar un nuevo país bajo un contexto incertidumbre sobre las políticas públicas además
transcultural a partir de las realidades concretas de de un entorno político crítico.
las colectividades sociales –indígenas y no indíge- Tampoco debe ignorarse la tendencia a trans-
nas– cuyas transformaciones son inobjetables. gredir normas e instituciones pre–existentes, que
En el acercamiento entre sectores y organiza- hace que varias iniciativas de cambios transcurran
ciones de mujeres alrededor de las deliberaciones por vías alternativas de la política y de las conocidas
constituyentes sobre proposiciones de equidad de mediaciones institucionales o canales de comunica-
género para la nueva cpe, se han esbozado algunas ción entre gobierno, sistema político, de partidos
aproximaciones en torno a esos desafíos; lo mismo y organizaciones de la sociedad civil. Ello implica
que alrededor de la elaboración del Plan Nacio- actuar en medio de una heterogeneidad institucional
nal para la Igualdad de Oportunidades “Mujeres que complejiza cualquier gestión.
Construyendo la Nueva Bolivia Para Vivir Bien”, Si bien el proyecto de Constitución Política del
del Viceministerio de Género y Asuntos Genera- Estado incluye avances significativos en materia de
cionales. Este pretende su articulación al pnd y equidad de género, los desafíos son grandes para
sus programas sectoriales, el fortalecimiento del traducir los principios constitucionales en políticas,
organismo y la construcción de alianzas estratégi- mecanismos institucionales y acciones concretas.
cas para su gestión, dentro de un marco normativo Hasta el momento, la inequidad de género no
que prioriza los problemas de la exclusión, discri- está entre las principales prioridades de la agenda
minación, violencia, opresión y explotación de las de políticas del Gobierno, y persiste una marcada
mujeres y que está en concordancia con los marcos ausencia del enfoque de género en las políticas sec-
normativos internacionales y del proyecto de cpe. toriales nacionales sociales y económicas.
La atención de estos problemas parten de la idea Dada las características del nuevo bloque polí-
que las mujeres son la mitad de la humanidad y tico de poder, uno de los principales desafíos para
de la necesidad de articular las reivindicaciones avanzar en equidad de género sigue ubicado en la
universales de las mujeres con las inherentes a posibilidad de compatibilizar el enfoque comunita-
imaginarios de las colectividades indígenas del país, rista, la idea de complementariedad de hombres y
como es la idea de “par” en los Andes y el valor mujeres propia de los sistemas culturales y creencias
de la comunidad, entre otras. El Plan pretende de las nuevas dirigencias políticas, con las deman-
contribuir al cierre de la brecha entre noción y das inscritas en relaciones sociales más generales
realidad del “par” igual, y al desmontaje del colo- y amplias (relaciones de explotación económica,
nialismo y el neoliberalismo mediante la atención marginación y exclusión sociales) y con los marcos
de campos de acción y lucha identificados en: universalistas de respeto y promoción de los dere-
cuerpo, espacio, tiempo, movimiento y memoria. chos individuales.
Quedan pendientes las políticas en torno a estos La tendencia a subordinar la identidad de géne-
campos y sus modalidades de articulación con las ro a la identidad étnica, política y organizacional es
políticas globales del Gobierno. amplia y limita las acciones reivindicativas especí-
No debe perderse de vista que este Plan deberá ficas sobre derechos e igualdad de las mujeres. Las
implementarse en un contexto de alta conflictivi- tensiones subsecuentes atañen a un vasto conjunto
dad política alrededor de los temas de autonomías, de instituciones feministas y del sector público, que
pacto fiscal (en torno al impuesto directo a los hace de la intersección entre género, clase y etnia,
hidrocarburos, principalmente), la propiedad y entre derechos individuales y colectivos, una ver-
administración de los recursos naturales (tierra dadera necesidad y desafío perentorio del proceso
y territorio), y otros igualmente marcados por la político.
confrontación política entre Gobierno nacional, Por último, los esfuerzos por fortalecer institu-
gobiernos departamentales y actores como los cionalmente la instancia rectora de las políticas de
contexto general del país 21

género, todavía no logran frutos significativos. Las Cuadro 2


acciones por remontar la baja capacidad de gestión Bolivia: Tasa anual de crecimiento intercensal
según zonas geográficas
y la debilidad institucional, producto de cambios (En porcentaje)
continuos de autoridades, rotación de personal, y
reubicación frecuente del organismo, han debilitado Tasa anual Tasa anual Tasa anual
también su capacidad de incidencia en la estructura País de crecimiento de crecimiento de crecimiento
1950/1976 1976/1992 1992/2001
estatal (gobierno y parlamento principalmente).
Bolivia 2,05 2,11 2,74
Ello se añade a la desjerarquización del organismo • Urbano 3,84 4,16 3,62
en la estructura del poder ejecutivo, que debilita su • Rural 1,14 0,09 1,42
capacidad para encontrar fórmulas propicias para Fuente: Elaboración propia con base en información oficial del ine.
encarar las tensiones antes mencionadas. Censos 1992 y 2001.

3. Dinámica poblacional y familiar dos ­últimas décadas– da cuenta del tamaño, cre-
cimiento y distribución de la población por sexo
Los cambios económicos, políticos y poblacionales en el territorio; de su composición étnica conside-
se han influido mutuamente afectando la compo- rando el idioma y la auto-adscripción a un grupo
sición del mercado de trabajo, las cuestiones de étnico específico; de cambios en las formas de las
género y la estructura étnica y multicultural de la familias y de la necesidad de asumir la subsistencia
sociedad, considerando sobre todo la dinámica de cotidiana.
la migración.
a) Crecimiento y distribución de la población
3.1. Cambios demográficos recientes y género
La dinámica poblacional en Bolivia muestra una
Una aproximación a la dinámica poblacional tasa anual de crecimiento intercensal en ascenso
–con base en la información disponible para las en el medio siglo de 1950 a 2001, que mantiene

Cuadro 3
Población total por zonas según sexo y censos
(Cifras absolutas y porcentuales)

Total País Urbana Rural

Censos y sexo
% %
Absoluta % Absoluta Absoluta
Total Total Total Total
Urbano País Rural País
1976
Total 4.613.486 100 1.925.840 100 41,7 2.687.646 100 58,3
• hombres 2.276.129 49,3 934.998 48,5 41,1 1.341.031 49,9 58,9
• mujeres 2.337.457 50,7 990.842 51,5 42,4 1.346.615 50,1 57,6

1992
Total 6.620.792 100 3.694.846 100 57,5 2.725.946 100 42,4
• hombres 3.171.265 49,4 1.793.443 48,5 56,5 1.377.529 50,01 43,5
• mujeres 3.249.527 50,6 1.901.401 51,5 58,5 1.348.126 49,95 41,5

2001
Total 8.274.325 100 5.165.882 100 62,4 3.108.443 100 37,6
• hombres 4.123.850 49,8 2.517.434 48,7 61,0 1.606.416 51,7 39,0
• mujeres 4.150.475 50,2 2.648.448 51,3 63,8 1.502.027 48,3 36,2

Fuente: Elaboración propia con base en ine. Censo Nacional de Población y Vivienda 1992 y 2001.
22 perfil de género bolivia

una elevada proporción de la población boliviana ámbito. Veinticinco años antes (1976) esa relación
por debajo de los 25 años (58 %). Esto diferencia al era prácticamente inversa. Este cambio habla de
país de las experiencias de transición demográfica más altas tasas de mortalidad infantil en el campo,
de América del Sur y de los postulados teóricos de pero sobre todo de saldos migratorios negativos
menor crecimiento poblacional a medida que avanza en las zonas rurales, y de profundas desigualdades
el desarrollo. Según ello, existiría escaso desarrollo en los alcances geográficos de las políticas públicas
y poca eficacia de políticas de planificación familiar, sociales y económicas. Debe tomarse en cuenta, sin
cuyos efectos parecen darse sólo en ámbitos más embargo, que también son considerados ámbitos
urbanos. urbanos muchos poblados de escasa concentración
Algunas visiones atribuyen esta dinámica al de gente12 en contextos de alta ruralidad.
todavía escaso poblamiento del país; otras la remiten Ligado a lo anterior, es llamativo el cambio en
a tradiciones culturales arraigadas que valoran las la estructura por sexo de la población entre zonas.
familias numerosas para enfrentar la subsistencia y Mientras en las urbanas las mujeres tienen un pre-
la extendida pobreza; pero no faltan explicaciones dominio absoluto y relativo que va en aumento (51,3
asociadas a la escasa información y uso –aunque % mujeres y 48,7 % hombres en 2001); en las rurales
creciente– de métodos modernos de planificación el peso de las mujeres disminuye en número y por-
familiar, o al poco control que tienen las mujeres centaje respecto de los hombres. Estos constituyen
sobre su sexualidad. el 51,7 % de la población rural. Este fenómeno es
En su distribución territorial y por sexo los cam- complejo, pues oculta la llamada “feminización” de
bios son significativos. La población boliviana –un la agricultura en muchas zonas, sobre todo en las
tercio más grande en 2001 que en 1992– muestra un zonas de valles interandinos.
acelerado proceso de concentración en zonas urba- La gradual masculinización de la población
nas sustentado principalmente en la migración. Por rural tiene su inflexión a inicio de 1990 y se asocia,
otro lado, es novedosa la tendencia al crecimiento por un lado, con modificaciones en los patrones
mayor de la población masculina que la femenina, migratorios y, por otro, en expectativas de mayor
aunque las mujeres siguen siendo aún más de la vínculo con los poderes locales por parte de los va-
mitad del total (50,2%). En el periodo intercensal rones, a partir del fortalecimiento de la municipali-
1992-2001, la población masculina aumentó en un zación y la asignación de recursos de coparticipación
30 % en tanto la femenina lo hizo en 27,7 %. tributaria con base en el número de habitantes (que
Este fenómeno se asocia al descenso en las tasas promueve desplazamientos transitorios) impulsado
de mortalidad infantil (Tórrez. 2002), y a nacimien- desde 1994.
tos mayoritarios de varones. Las escasas mediciones De manera primordial, sin embargo, ese cam-
de la mortalidad infantil por sexo12, sin embargo, bio se asocia con los nuevos patrones migratorios
aun señalan tasas superiores en la mortalidad de rural-urbanos que muestran un aceleramiento de
niños (infantil y niñez) que tienden a bajar por efecto la emigración femenina hacia las ciudades. Estas
de políticas de salud centradas en la atención al parto albergaban en 2001 al 63,8 % de todas las mujeres
y la niñez, y de las políticas educativas. bolivianas con su consiguiente disminución en las
Los cambios en la distribución de la población zonas rurales (36,2 % de todas ellas). En cambio,
por zonas geográficas son más significativos con base el campo cuenta con el 41 % de todos los hombres
en el acelerado tránsito hacia la “urbanización”. En mientras el 59 % de ellos vive en las ciudades. Sa-
2001, la población urbana ha alcanzado al 62,4 % del len de este esquema los departamentos de Potosí y
total, a tiempo que la rural bajaba al 38,6 % a pesar Chuquisaca donde las mujeres siguen siendo ma-
de una tasa global de fecundidad más alta en este yoritarias en el campo.

12 En general es la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (endsa) la que realiza estas mediciones, pero sobre muestras
con problemas de representación. Ver ine – dhs; 1998: endsa 1998.
13 Se sigue considerando como espacio urbano el poblado por 2.000 y más habitantes.
contexto general del país 23

b) Las disparidades regionales la crisis del precio del estaño en el mercado mun-
dial en 1985); Potosí incluso presenta una tasa de
La situación descrita tiene matices entre departa- crecimiento negativa, lo mismo que Oruro en sus
mentos, tanto en estructura como en peso pobla- zonas rurales. No obstante, en tanto en Oruro la
cional de cada uno, por dinámicas demográficas población rural parece desplazarse hacia su ciudad
aparentemente ligadas con los ciclos económicos capital, Potosí pierde población rural a favor de
y productivos. otros departamentos.
La mayoría de los departamentos del Altiplano Tarija mantiene su crecimiento por encima
y Valles tenía en 1976 tasas de crecimiento anual más del promedio nacional, con un aceleramiento en
bajas que el promedio nacional, exceptuando La Paz su urbanización. Esto no ocurre con Cochabamba
y Tarija; mientras los departamentos de los Llanos donde, después de 1976, su población aumenta por
crecían a tasas superiores al promedio, sobre todo encima del promedio nacional pero, a diferencia
Santa Cruz y Beni, producto de la “marcha hacia de los demás departamentos de altiplano y valles,
el oriente” impulsada por la Revolución del 1952 su población rural tiende a crecer a tasas elevadas
y su estrategia sustitutiva de importaciones. Entre aunque menores que las urbanas.
otras medidas, se impulsó políticas de colonización La tendencia creciente de la población rural es
para ampliar la frontera agrícola durante las décadas notoria en Santa Cruz y Beni; mientras Pando sacri-
del 60 y 70. fica su población rural para emprender su sostenida
La población de La Paz inició un descenso en su urbanización14. No obstante, los tres departamentos
crecimiento colocándose por debajo del crecimiento orientales tienen poblaciones rurales crecientes y
anual promedio a nivel urbano y rural; si bien to- también las tasas urbanas más altas de crecimiento
davía aloja a la mayor población del país, acusa un poblacional (Pando y Santa Cruz).
progresivo descenso relativo de su peso poblacional. Pese a estos cambios, las jerarquías departa-
El descenso en el crecimiento de la población en mentales según peso poblacional no han cambiado
Oruro y Potosí es abrupto entre 1976 y 1992 (por significativamente exceptuando el caso de Santa

Cuadro 4
Tasas de crecimiento por censos y zonas según departamentos
(Porcentajes)

Censo 1950 - 1976 Censo 1976 - 92 Censo 1992 - 2001


Departamentos
Total Urbana Rural Total Urbana Rural Total Urbana Rural
La Paz 2,07 3,33 1,20 1,66 3,43 –0,5 2,29 2,84 1,31
Oruro 1,84 2,97 0,93 0,58 2.14 –1,60 1,53 2,99 0,66
Potosí 0,98 3,13 0,37 –0,12 0,90 –0,57 1,01 1,06 0,98
Chuquisaca 1,23 2,01 1,03 1,50 4,10 0,55 1,71 4,23 0,25
Cochabamba 1,79 3,64 0,99 2,75 4,83 1,06 2,93 4,21 1,32
Tarija 2,28 4,18 1,42 2,82 5,01 0,91 3,18 4,76 0,90
Santa Cruz 4,09 6,74 2,40 4,16 6,15 0,82 4,29 4,90 2,55
Beni 3,28 5,51 1,96 3,16 5,19 0,43 2,94 3,35 2,09
Pando 2,88 (1) 2,45 0,63 6,43 –0,60 3,48 7,92 1,32
Bolivia 2,05 3,84 1,14 2,11 4,16 0,09 2,74 3,62 1,42
Fuente: Elaboración propia con base en datos del ine. Censo Nacional de Población y Vivienda 1992 y 2001.
(1) No pudo registrarse un nucleamiento con 2.000 o más habitantes.

14 Hasta 1976, este departamento tenía solo población rural.


24 perfil de género bolivia

Cruz que pasó de un tercer lugar en 1976 a un se- 3.2. Migraciones internas y transnacionales
gundo en 2001, desplazando a Cochabamba al tercer
lugar, y amenazando el primer lugar de La Paz que Un fenómeno asociado con la presencia de las mu-
tiende a la baja relativa de su población. Salvo estos jeres en el mercado de trabajo es la migración por
cambios, los demás departamentos mantienen sus razones económicas principalmente, y también por
ubicaciones aunque con tendencia a la caída de los búsqueda de nuevas oportunidades y expectativas.
departamentos del Altiplano (Potosí y La Paz). En Con todo, el fenómeno migratorio acusa un mar-
general, tres departamentos: La Paz, Cochabamba cado carácter de clase, étnico, edad y género, tanto
y Santa Cruz son los que concentraban en 2001 al en lo referente a las migraciones internas como las
70,5 % de toda la población del país, y donde las internacionales.
mujeres son la mayoría de la población, pero con Si bien los factores que impulsan la migración
tendencia a bajar en relación con los varones. (Ver son múltiples, la causa recurrente es económica:
Anexo 2 – Área población) persistente pobreza, deterioro de la calidad de vida,
falta de empleo estable y bajos ingresos. La expecta-
Cuadro 5 tiva es obtener ingresos superiores a los del lugar de
Peso poblacional por censo según departamentos
(En porcentajes) origen y también el acceso a servicios, a mecanismos
de movilidad social, factores subjetivos, ampliación
Departamento Censo 1976 Censo 1992 Censo 2001 de horizontes, a la búsqueda de autonomía, o la
La Paz 31,7 29,6 28,4 salida de situaciones conflictivas. La motivación
Oruro 6,7 5,30 4,74 central, sin embargo, es la laboral.
Potosí 14,2 10,06 8,57
Chuquisaca 7,7 7,07 6,42 a) Las migraciones internas
Cochabamba 15,6 17,3 17,6
Tarija 4,05 4,54 4,73
Las orientaciones de los flujos migratorios inter-
Santa Cruz 15,4 21,2 24,5
nos persisten en su predominio rural–urbano por
Beni 3,6 4,30 4,38
Pando 0,7 0,59 0,63
razones económico políticas que repercuten en la
Bolivia 100 100 100 degradación de los niveles de reproducción de las
familias rurales, en una progresiva escasez y pér-
Fuente: Elaboración propia con base en ine. Censo de Población
y Vivienda 1992 y 2001 dida de valor económico de las tierras sobre todo
de las zonas rurales del altiplano andino del país.
Queda claro que el nucleamiento urbano en Sus consecuencias se ven en la multi–ocupación
Santa Cruz es el más elevado (76,2 % de la pobla- y/o diversificación de las actividades económicas
ción total del departamento), y si bien su población de muchos miembros del hogar, mediadas por la
se distribuye entre diversas ciudades intermedias migración.
desarrolladas a partir de la actividad económica Los desplazamientos espaciales son diversos.
–agropecuaria, industria, transportes y conexas– su Los de corta distancia como paso previo al arribo
capital ha pasado a ser la más grande del país. a las ciudades capitales de departamento; al menos
La urbanización cruceña va por encima del 43 % de la migración ocurre entre provincias de un
promedio nacional, lo mismo que la paceña. Cocha- mismo departamento, y/o en otros movimientos su-
bamba en cambio tiene una “urbanización” redu- cesivos. Las migraciones hacia otros departamentos
cida en términos relativos a favor de una creciente y principalmente hacia Santa Cruz, Cochabamba,
“ruralización” de su población que alcanzó su nivel también Tarija y Pando; desplazamientos que cons-
más alto en 1992 luego de las “relocalizaciones” tituyen el 57 % del total de los mismos.
mineras de 1986 y durante el auge de la migración Los mayores flujos absolutos se dirigen a ciuda-
hacia el Chapare. Su población rural es superior al des capitales. La ciudad de El Alto ha recibido, en
40 %, proporción solo rebasada por Potosí, Pando los cinco años previos al censo, el segundo flujo de
y Chuquisaca (66, 60 y 58 % de población rural, migrantes recientes más grande después de Santa
respectivamente). Cruz de la Sierra. Las cifras muestran una tendencia
contexto general del país 25

a la reducción de los flujos hacia el Alto, así como las familias biparentales siguen siendo cuantitativa-
la baja relativa en la proporción de inmigrantes en mente las más importantes, las familias de mujeres
la composición de su población. En más del 82%, solas, o sin padre / madre, confirmaría el carácter
estos inmigrantes vienen de provincias del depar- más autónomo de la migración femenina, sin que
tamento de La Paz. ello excluya su mayor responsabilidad para asumir
En contraste, los flujos que llegan a Santa Cruz la carga de su familia. El cambio residencial de las
de la Sierra, además de ser los mayores en núme- mujeres se traduce en empleo doméstico y en servi-
ros absolutos (su población está hoy compuesta de cios, o incluso en trabajo doméstico no remunerado
inmigrantes en un 39 %, igual que El Alto), han a favor de parientes, aunque sea temporal. Pese a
diversificado su origen. Este creciente flujo migra- esta ocupación, la migración femenina expresa una
torio a Santa Cruz está delineando una ciudad de corriente de cambio en el comportamiento de las
amplia mixtura cultural como fue y es la ciudad de mujeres.
La Paz. Ambas ciudades cobijan la difuminación de Hay indicios significativos de una mayor dis-
poblaciones indígenas e idiomas nativos que han persión espacial de las familias como mecanismo
roto la continuidad territorial y política de sus co- de subsistencia, en que la migración se vuelve un
munidades previas. La ciudad de Cochabamba, por recurso para asegurar su reproducción, que va a la
su parte, recibe tanto como expulsa migrantes de y par de los cambios en las estructuras familiares como
hacia departamentos del país como La Paz, Oruro, fenómeno particular.
Potosí y Santa Cruz principalmente, manteniendo La asociación entre trabajo y migración es
una homogeneidad cultural de base quechua. importante; las migraciones están transformando
La fuerte reorientación de los flujos migratorios los perfiles ocupacionales regionales y los estilos
hacia Santa Cruz desde departamentos del altiplano, de vida, inyectando una nueva dinámica a las redes
valles y llanos del país ha desacelerado los flujos sociales con influencia en la facilitación del acceso
a La Paz, ciudad que ahora es perdedora neta de a empleo.
población. Las corrientes migratorias a esta ciudad La migración interna rural – rural, por su parte,
vienen principalmente de provincias del mismo de- en las últimas dos décadas está marcada por el acceso
partamento, tendiendo a una cierta mayor homoge- a tierras agrícolas. Es protagonizada por un impor-
neización de su población en términos culturales. En tante flujo de población campesina de tierras altas
comparación, La Paz presenta la mayor proporción hacia tierras bajas, con una significativa presencia
de mujeres en la inmigración reciente. de mujeres en un contexto de desplazamientos fa-
La migración femenina se ha acelerado presen- miliares. La migración rural – urbana, no obstante,
tando tasas más elevadas que los hombres. Los flujos sigue siendo el flujo más importante en la migración
migratorios en los últimos años están compuestos femenina que claramente remata en empleo domés-
por mujeres jóvenes y solteras de entre 15 a 29 tico, en actividades por cuenta propia en el pequeño
años en promedio; ya no sólo por cónyuges. Esto comercio y otras del sector informal.
hablaría de salidas cada vez más independientes y sin En resumen, los rasgos centrales y actuales de
retorno; dato significativo per se, aunque la salida de la migración en relación a las mujeres hablan de:
estas jóvenes esté definida por estrategias familiares,
favorezca redes familiares o de parentesco. (i) Las migraciones rural–rurales se dan en torno al
Por otra parte, la migración está incidiendo en acceso a tierras agrícolas, sobre todo en las dos
cambios de las estructuras familiares en los lugares últimas décadas. Son protagonizadas por pobla-
de llegada y en los de origen. En los lugares de llega- ción campesina de tierras altas que fluye a tie-
da se están acrecentando las familias monoparenta- rras bajas, con significativa presencia femenina.
les y las llamadas familias consanguíneas compuestas Ella ha ido configurando nuevos asentamientos
por parientes diversos sin el núcleo padre /madre e humanos y nuevas unidades productivas de
hijos(as). En los lugares de origen se advierte tam- campesinos y colonizadores. Las constricciones
bién el crecimiento de las familias consanguíneas y la de tierras, recursos productivos y el rezago
discontinuidad generacional en las mismas. Aunque estructural de la agricultura y del ámbito rural
26 perfil de género bolivia

son los móviles básicos de expulsión de fuerza de precariedad e ilegalidad. Las consecuencias de
de trabajo de campesinos/as originarios/as. En esta tendencia se refieren, por un lado, al despla-
cuanto a las disposiciones legales sobre distri- zamiento del trabajo doméstico femenino a nivel
bución de tierras y la fuerte demanda de acceso nacional hacia el ámbito internacional; lo que está
propietario a las mismas, ellas ejercen una fuerte provocando la caída de jerarquía y remuneración
presión en tierras ­bajas. de este trabajo en los países de destino, así como
(ii) La migración rural–urbana que, desde la una re–actualización de relaciones opresivas con
Reforma Agraria de 1953, constituye el flujo efectos emocionales hacia las mujeres inmigran-
más importante entre las mujeres emigrantes, tes. (Hinojosa, A. 2007). Por otro, la migración
con tendencia a acentuarse en las dos últimas femenina produce una vacancia en la cohesión en
décadas. Ella remata en su inserción laboral en las familias de origen por ausencia de la mujer,
el empleo doméstico, actividades por cuenta lo que se está expresando en la agudización de
propia (pequeño comercio), en el sector infor- la violencia entre sus miembros así como en su
mal, y en prostitución de niñas y adolescentes, desplazamiento generacional.
sobre todo. La magnitud del trabajo de cuidado ha deri-
vado en sinónimo de precarización y explotación
b) La migración internacional laboral, de extensas jornadas y baja remuneración,
de desprotección estimulada por la ilegalidad de
Las anteriores afirmaciones se confirman con ma- gran parte de las inmigrantes, y de creación de las
yor fuerza en relación a la migración internacional, llamadas cadenas internacionales del cuidado o “in-
cuyos flujos se han intensificado significativamente ternacionalización del trabajo doméstico”. (Parella.
y presentan mayoritariamente a mujeres en su com- 2003), pues es la esfera doméstica el espacio donde
posición, sobre todo en edades representativas de la remata el trabajo de las mujeres en el extranjero,
fuerza de trabajo. Se ha verificado que las remesas contribuyendo a mantener su subordinación. A ello
que envían las mujeres constituyen la principal se suma la trata de personas y explotación sexual15
fuente de ingresos para sus familias. como actividades recurrentes.
La migración internacional muestra los flujos Pero, las evidencias también señalan que las
más importantes en los desplazamientos fronteri- mujeres encuentran alternativas de generación de
zos hacia Argentina, en menor intensidad a Brasil ingresos. Las mujeres ven la migración como vía de
y Chile. En los últimos tiempos se han acelerado realización de expectativas de vida, movilidad social
hacia Estados Unidos, España e Italia, donde las y fortalecimiento de su autonomía (instraw), a
mujeres encuentran alternativas de empleos e in- pesar de los altos costos familiares que el proceso
gresos, y donde realizan expectativas de vida y de supone y de la alteración de los patrones de género
movilidad social. y relaciones de parentesco (Díaz. 2008). Datos
Las migraciones internacionales femeninas se disponibles señalan que un 78% de las familias
han visto estimuladas por una fuerte demanda de con parientes en España declaran que su situación
trabajo vinculado con el cuidado, las actividades económica ha mejorado al mismo tiempo que su
domésticas en general y otros servicios persona- condición psicosocial empeoró (68%). Por otra
les. Al mismo tiempo, esta migración incentiva parte, la presión y censura social se ensaña con las
una demanda creciente por cuidado de niños, mujeres migrantes al considerar su salida como
ancianos y trabajo doméstico a escala transna- factor de desestabilización social por un expreso
cional bajo relaciones mercantilizadas no exentas abandono de sus hijos y otros familiares. Esta

15 Según el fnuap, en su informe del año 2000, señala que 4.000.000 de mujeres son vendidas cada año con tres fines: pros-
titución, esclavitud, y matrimonio. La organización Internacional de Migraciones estima que cada año ingresan a Europa
500.000 mujeres como parte del tráfico de personas con fines de explotación sexual, con un movimiento anual de este negocio
de 5 a 7 billones de dólares.
contexto general del país 27

postura c­ulpabiliza a las mujeres por los problemas hogar, especialmente en la migración a España. Se-
familiares16. (Entrevistas, 2006). gún estimaciones, el 82% de las mujeres emigrantes
La intensificación del flujo migratorio in- son casadas18. En las migraciones a la Argentina, el
ternacional, especialmente femenino17 y dirigido adelanto migratorio lo realizan tanto varones como
a España, coloca a Ecuador y Bolivia como los mujeres jefas de hogar o las solteras. En todos los
países con mayor emigración femenina que se ve casos funcionan las redes sociales que facilitan el
estimulada por una tendencia a la re–mercanti- acceso al empleo, la acogida inicial del/la migrante,
lización del trabajo doméstico, abonada por los el apoyo a su inserción social y laboral.
cambios sociodemográficos y económicos de los Según estimaciones, existirían 500.000 boli-
países desarrollados. Particularmente en España vianos en Europa de los cuales 350.000 estarían
e Italia se generan nuevos empleos precarios, de en España, de los que un 81% se encontraría en
baja remuneración, no regulados, desvalorizados e condición irregular19 (60% según otras fuentes20).
inherentes a los roles asignados a las mujeres, que La ilegalidad vulnerabiliza a los(as) inmigrante y
no son ocupados por mujeres nativas que trabajan se vuelve la condición para sólo merecer trabajos
y que –a partir de sus condiciones y estándares de precarios y de sometimiento a una explotación
vida– descartan el trabajo doméstico y de cuidado laboral negadora de derechos fundamentales, con-
de sus expectativas. solidando un modelo de ciudadanía excluyente. Para
Es decir, la globalización económica y la mi- la sociedad receptora, la “infomalidad”, “desorden”
gración internacional actúan dentro de sistemas y “suciedad” son atribuidos a los inmigrante a
que generan desigualdades sociales y de género, quienes, asimismo, se les imputa varios trastornos
que devalúan el trabajo doméstico y de servicios socioeconómicos que permiten justificar medidas
personales. En este proceso no se toma en cuenta de políticas restrictivas y de control de fronteras,
los niveles educativos. Se ha establecido que los(as) como es el Proyecto de “directiva de retorno” de
emigrantes tienen niveles de instrucción relativa- inmigrantes ilegales aprobado por el Parlamento
mente altos en sus zonas de origen respecto de la Europeo, que pretende eliminar la retención de
población que se queda; pero, como inmigrantes, migrantes irregulares en los países europeos21.
sus niveles de instrucción son más bajos que los de A pesar de la imprecisión de los datos y su no
la población del lugar. Esta situación, agregada a la desagregación por sexo, se estima que cerca de tres
construcción subordinada de su condición étnica millones de bolivianos y bolivianas están fuera del
cultural, les coloca –en particular a las mujeres– en país y en edad de trabajar en la mayoría de los ca-
sistemática desventaja en relación a la población sos; por lo que su salida debilita la fuerza de trabajo
nativa. nacional, recurso fundamental del desarrollo.
La emigración más extendida es la de mujeres La información disponible sobre los emigran-
solas, solteras y casadas que, en ambos casos, tienen tes es fundamentalmente cualitativa y proviene de
responsabilidades con la reproducción familiar. estudios de caso que analizan su situación en los
Este fenómeno, y sobre todo la salida de las mu- lugares de destino y los efectos de las migraciones
jeres casadas, rompe el modelo previo de adelanto en los lugares de origen. Sobre todo señalan el im-
migratorio masculino y/o de único proveedor del portante efecto de las migraciones por el significado

16 Asimismo el estudio sobre la “Situación de las familias de migrantes a España en Bolivia” señala que el 69% de los migrantes
( ni especifica sexo) dejo a sus hijos, la mayoría entre 12 y 18 años de edad. El 67% de estos niños enfrenta problemas de
conducta, el 48% bajo su rendimiento escolar, el 4% se involucró con pandillas. El 23% de las parejas están en riesgo de
separarse y un 20% rompió su compromiso
17 unfpa 2002, 2004
18 Guadalupe Ábrego: El Deber, 26 de Marzo de 2008.
19 La Prensa, 18 de Junio de 2008. Información otorgado por Maria del Carmen Almendras, Embajadora en España.
20 Asociación de Migrantes de Bolivia en España.
21 Asociación de Cooperación Bolivia–España y Asociación de Migrantes de Bolivia en España. Los Tiempos, 19 de Junio de
2008.
28 perfil de género bolivia

e­ conómico de las remesas. Según los estudios, el En resumen, se puede distinguir:


aporte de las remesas a las economías domésticas ha
logrado introducir factores de dinamización al am- • Las migraciones fronterizas, que se realiza
pliar la capacidad de gasto y consumo de las familias, especialmente hacia la Argentina, también a
y modificar los patrones de género en las familias Chile y Brasil, cuyo destino es rural y urbano.
con la evidencia clara del papel de las mujeres como La migración hacia Argentina es tradicional
perceptora y proveedora de ingresos. Se estima que e importante y tiene una fuerte composición
Bolivia recibió 1.200 millones de dólares en remesas, femenina. Las migraciones hacia el Norte
de los cuáles 50% corresponde a las enviadas por Argentino –zafra y trabajo agrícola– se mantu-
los radicados en España22; al punto de constituir la vieron por décadas y permanecen actualmente.
segunda fuente de divisas para Bolivia. Este dato Desde la década de los 80, este flujo se orientó
ha llevado a instancias gubernamentales a adoptar hacia zonas urbanas (Provincia de Buenos Aires)
medidas de orden tributario y de reorientación para la construcción, servicios y manufactura;
productiva, que inducen al uso de las remesas como estas dos últimas actividades concentran mano
fondos de contraparte23. de obra femenina.
Por su parte, el estudio sobre la “Situación de • Migraciones transnacionales, que son produc-
las familias migrantes a España en Bolivia” –realiza- to de un cambio en los patrones migratorios.
do por la Asociación de Cooperación Bolivia España Destacan en las últimas dos décadas, los flujos
y Asociación de Migrantes de Bolivia en España–, migratorios hacia Europa, particularmente Es-
informa que el 98% de las familias que tienen un paña e Italia. Este flujo tiene una composición
pariente en España, reciben remesas que fluctúan mayoritaria de mujeres. La migración boliviana
entre 101 y 500 euros en forma mensual24. Las en España es ahora la tercera en importancia
remesas en general se destinan a servicios básicos, después de la marroquí y la ecuatoriana.
alimentación, vivienda, educación, pago de deudas,
y sólo el 3% al ahorro. La feminización de las migraciones se ha
Las bolivianas emigradas consideran que su convertido en sinónimo de precarización material:
trabajo remunerado les permite hacer un aporte explotación laboral, extensas jornadas de trabajo,
a la familia, a sus hijos/as, además de darles inde- baja remuneración, desprotección estimulada por
pendencia económica, capacidad de decidir sobre el la situación de ilegalidad; y de creciente trata y
destino de los recursos obtenidos sin tener que “pe- explotación sexual de personas25. Los cambios en
dir permiso”. Además, sienten que han mejorado su la situación del trabajo a nivel mundial, influencia-
posición en la familia, su capacidad de negociación dos por la migración, recluyen a las mujeres en los
con sus cónyuges y/o padres, ya que sus ingresos espacios domésticos y contribuye a mantener su
son –en muchos casos– superiores al de sus esposos subordinación por la particular inserción laboral.
cuando no los únicos. (Grupos focales. 2006). Esto, además, coloca en el tapete del debate la re-
Lo anterior permite afirmar que si bien la emi­ creación de relaciones desiguales entre mujeres y la
gración internacional es ya antigua, sus características etnización de las ocupaciones. Es decir, la globaliza-
actuales le otorgan otra cualidad: son flujos de ex- ción económica está redefiniendo y complejizando
portación de fuerza de trabajo hacia países de mayor las relaciones de subordinación entre mujeres en
desarrollo; de países pobres hacia países ricos. nuevos contextos, actuando dentro de sistemas que

22 La Prensa, 18 de junio de 2008. Javier Martín García, Cónsul de España en Bolivia.


23 El Ministerio de Trabajo en su Plan Sectorial 2008 contempla la promoción del uso de remesas en inversión productiva que
tendría efectos para generar empleo y, según su argumentación, contrarrestar las migraciones.
24 El Estudio ha sido realizado en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, llegando a realizar 600 entrevistas.
25 Según el fnuap, en su informe del año 2000, señala que 4.000.000 de mujeres son vendidas cada año con tres fines: pros-
titución, esclavitud, y matrimonio. La organización Internacional de Migraciones estima que cada año ingresan a Europa
500.000 mujeres como parte del tráfico de personas con fines de explotación sexual, con un movimiento anual de este negocio
de 5 a 7 billones de dólares.
contexto general del país 29

generan desigualdad social y de género. Se trata de de la viudez, y/o la agregación de familiares de


una nueva re–significación de la mujer extranjera, diversa relación de parentesco o de nuevas parejas,
étnica y ocupacionalmente, que genera nuevas a causa de procesos de empobrecimiento y ausencia
desigualdades originadas en espacios regulados por de protección social.
la exclusión.
a) La magnitud de los cambios
3.3. Hogares y familias
Según informaciones de la Encuesta mecovi 2000
Como los movimientos migratorios son cada vez y 2001, la abrumadora mayoría de hogares son
más prolongados o definitivos, ellos contribuyen familiares (90.7%) en relación a los no familiares
–junto a otros factores– a cambiar los ámbitos es- (9,3%). Entre los hogares familiares, los bipa-
paciales de reproducción social y de las estructuras rentales simples constituyen el 64,8% del total, y
familiares. Se advierte una tendencia creciente a los monoparentales el 15,3 %, mientras el 3,5 %
constituir familias monoparentales y familias con- correspondería a los consanguíneos. Como podría
sanguíneas compuestas por parientes diversos sin imaginarse, dadas las características de la migración,
relación padre/madre – hijos(as). Sin desmerecer el los hogares familiares consanguíneos y monopa-
predominio porcentual de las familias biparentales, rentales tienen un peso relativo mayor en las zonas
estas se vuelven crecientemente compuestas con la rurales, donde las idas y venidas entre el campo y
migración; pero las familias a cargo de mujeres solas, la ciudad, o las idas definitivas, van generando una
o aquellas sin padre o madre, dan cuenta del carác- situación fluida entre tipos de hogares y dinámicas
ter cambiante de las familias, ligado a la migración nuevas en las configuraciones familiares asociadas
femenina. Por otro lado, el costo de esta salida está a las estrategias de subsistencia. El predominio de
ligado a cargas y presiones familiares mayores que las familias biparentales, sobre todo en el ámbito
se añaden a la inserción en el empleo doméstico, urbano, permitiría presumir su mayor eficacia para
los servicios o el trabajo doméstico no remunerado afrontar la subsistencia. Esta relación y el peso de
a favor de parientes, y que obstaculizan el ejercicio las políticas públicas en salud sexual y reproductiva
de la mayor autonomía de las mujeres. que inducen hacia esta forma familiar, no ha sido
Las familias consanguíneas y compuestas también aún evaluada.
expresan las fracturas espaciales y sociales producidas
por la migración al constituirse unas por la reunión Cuadro 6
de parientes diversos y las otras por la agregación de Bolivia 2001: Tamaño promedio de hogares por tipos
nuevos miembros: hijos(as), recién casados, o adultos (En cifras absolutas)
mayores. A la vez, hay familias monoparentales pro-
Número Número Tamaño
ducto de proyectos migratorios individuales protago- Tipos de hogares
de hogares de población promedio
nizados por solteros(as), separados(as) y viudos(as). Monoparentales 201.857 707.982 3,5
En ambas estructuras familiares, las mujeres son las Biparentales 1.120.797 5.175.331 4,6
mayores responsables. Compuestos 341.560 2.039.182 5,9
Consanguíneos 60.664 164.110 2,7
Las familias biparentales tienden a disminuir en
No familiares 177.790 188.197 1,06
general y en los proyectos familiares de migración. Total 1.906.668 8.274.803 4,17
Las familias consanguíneas y compuestas parecen
Fuente: ine. MECOVI 2000. En cides - ine; 2002: “Hogares y familias bolivianas.
ser las más dinámicas en general, ya que las primeras Trabajo de hombres y mujeres”.
pueden cambiar cuando sus miembros solteros se
casan, se emparejan o simplemente tienen hijos;
También pueden recrearse con las disoluciones de De manera general, entre 1976 y 2001, se ha
uniones, la acogida de parientes jóvenes o adultos. producido una disminución del tamaño promedio
Las familias compuestas presentan un movimiento de las familias (de 4,35 miembros en 1976 a 4,17 en
cíclico; en general tienden a disminuir pero se in- 2001), por una tendencia a la expansión mayor de
crementan con el tránsito hacia la vejez, la acogida hogares nucleares simples que compuestos.
30 perfil de género bolivia

b) Noción de “jefe” de hogar El ascenso relativo y absoluto de la “jefatura”


masculina de hogar, pese a la emergencia y expansión
En la representación habitual de los hogares particula- de hogares con mujeres solas a cargo o de cónyuges
res (familiares y no familiares) sigue predominando la perceptoras de ingresos, es efecto de una tendencia a
figura y símbolo de autoridad; sobre todo en las fami- la re–nuclearización de la familia como parte de las
lias nucleares es el progenitor o varón adulto, la figura estrategias para enfrentar la subsistencia, de los cam-
representativa de la autoridad, señalada como “jefe” bios en los patrones de la migración, y de una nueva
reconocido y sostenedor económico del hogar. valorización de la familia y la comunidad en el contexto
Esta figura alcanzaba en 1992 el 75,6% y en de la re–valorización actual de lo comunitario.
2000 el 80,2% de los hogares, siendo mayor en Solo la viudez permite a las mujeres ser recono-
zonas rurales que urbanas. El reconocimiento de cidas como “jefas” sobre todo en el campo; y, adicio-
mujeres como “jefas” solo se admite en ausencia de nalmente, la separación o divorcio a aquellas en las
varón adulto, en hogares monoparentales y consan- zonas urbanas donde este estatus conyugal es más
guíneos. (Ver anexo 2). Es decir, la representación significativo. En cambio, en el campo, muchas mujeres
del hogar bajo la categoría de “jefe” masculino a cargo de hogares rurales monoparentales se declaran
es abrumadoramente mayoritaria por tradiciones casadas; lo que mostraría cierta d­ificultad para asumir
culturales arraigadas; más aún en las zonas rura- la condición de separada, ajena a la noción de par.
les a pesar de que –supuestamente– las culturas Esto contrasta con algunos estudios que se refieren a
ancestrales construyen sus valores sobre la noción la frecuente figura de “matriarca” en zonas, pero del
de par o pareja. Pero, aunque en zonas urbanas se valle cochabambino. (Paulson, S. 1996).
reconocen más mujeres como conductoras o jefas, Entre las familias monoparentales resalta la
ello se admite en ausencia de varón adulto; es decir, escasa proporción de hombres “jefes” (17,3%), que
en hogares monoparentales y consanguíneos. en su mayoría son viudos y separados de mayor edad,
Cuadro 7
Estado civil por sexo del jefe reconocido según estructura de los hogares
(En cifras absolutas y relativas)

Estructura Casados Viudos Separados Solteros Total


de hogares y o convivientes o divorciados
jefatura
Absoluto % Absoluto % Absoluto % Absoluto % Absoluto %
No familiares 20.945 1,44 55.368 29,9 22.908 19,8 78.569 50,4 177.790 9,3
• Hombre 17.035 1,24 21.249 38,7 15.065 49,9 49.037 66,9 102,386 6,7
• Mujer 3.910 4,97 34.119 26,2 7.843 9,2 29.532 35,8 75.404 20,0
Familiares
Monoparental 53.083 3,66 59.340 32,0 66.597 57,7 22,837 14,6 201.857 10,6
• Hombre 5.645 0,4 16.272 29,6 10.915 36,1 2.078 2,8 34.910 2,3
• Mujer 47.438 60,3 43.068 33,0 55.682 65,4 20.759 25,1 166.947 44,3
Biparental 1120.797 77,3 1120.797 58,8
• Hombre 1107.227 80,7 1107.227 72,4
• Mujer 13.570 17,2 13.570 3,6
Compuesto 251.661 17,4 57.436 30,9 22.363 19,4 14.100 9,0 345.560 18,1
• Hombre 240.586 17,5 15.296 27,9 3.104 10,3 847 1,1 259.833 17,0
• Mujer 11.075 14,1 42.140 32,3 19.259 22,6 13.253 16,1 85.727 22,7
Consanguíneo 3.169 0,22 13.168 7,10 3.443 3,0 40.317 25,9 60.664 3,2
• Hombre 515 0,04 2.066 3,8 1.117 3,7 21.332 29,1 25.030 1,6
• Mujer 2.654 3,37 11.102 8,5 2.326 2,7 18.985 23,0 35.067 9,3
567(*) 0,1
Total 1449.655 100 185.312 100 115.311 100 155.823 100 1906.668 100
• Hombre 1371.008 100 54.883 100 30.201 100 73.294 100 1529.386 100
• Mujer 78.647 100 130.429 100 85.110 100 82.529 100 377.282 100
Fuente: ine. MECOVI 2000. En cides – ine; 2002: Hogares y familias bolivianas. Trabajo de hombres y mujeres.
(*) Cantidad de hogares consanguíneos con jefatura femenina declarada, donde no se pudo identificar el estado civil.
contexto general del país 31

muy pocos solteros. En cambio, estos hogares están 3.4. Composición étnico cultural según
constituidos principalmente por mujeres solas (82,7 el idioma
%) que, si bien en un importante porcentaje son
viudas (25,8 %), las solteras y separadas o abando- Bolivia presenta una condición societal diversa en
nadas alcanzan al 74,2 %. términos lingüísticos y composición étnico-cultural
El madresolterismo y la disolución del lazo de su población, a pesar de la adquisición obligatoria
matrimonial, como se ve, son las causas centrales del idioma castellana por medio de la escuela luego
de hogares monoparentales a cargo de mujeres. de varias reformas educativas (1955 y 1994), y el
Son también mujeres las responsables mayoritarias reconocimiento de las comunidades y pueblos indí-
de familias consanguíneas ubicadas en las ciudades. genas con la lpp de 1994. A pesar que esos procesos
Queda claro que, en las familias biparentales don- transformaron los regímenes de exclusión étnica y
de los “jefes” reconocidos son varones, ellos sean cultural26 previas al Estado del 52, el ejercicio de los
casados, convivientes o sostenidos (93%). Muy derechos de ciudadanía se mantiene principalmente
pocos son los hogares familiares biparentales que para la población de habla castellano porque es este
reconocen una jefatura femenina; en este caso, el idioma el que establece el vínculo de la población
aporte económico y la edad aparecen como factores con los servicios, la administración pública, la edu-
determinantes, pero no siempre se consideran esos cación universitaria, y otros espacios públicos.
criterios para definir esa condición. Esta situación ha entrado hoy en un amplio de-
Las informaciones disponibles nos muestran, bate por el creciente consenso sobre el carácter mul-
pues, que se carga a las mujeres con las consecuencias ticultural o multiétnico de la sociedad boliviana, de
de la desestructuración de los lazos conyugales. Tam- las configuraciones de sus estructuras de producción
bién nos muestran que son mujeres madres solteras y sus formas de hacerse públicas. Pero también por
las que buscan apoyo de otros parientes o no parientes el carácter diverso de sus estructuras organizativas
para enfrentar su reproducción. Además, que es en sociales, políticas y culturales, que incluyen entre
pareja que se da el reconocimiento del hombre como otros elementos la lengua que se habla.
cabeza de hogar siguiendo pautas patriarcales, más en Autores como García Linera (s/f) identifican
el área rural que urbana; lo que habla de “inflexibili- 4 grupos “civilizatorios” en el país: (i) el moderno
dad” de las identidades de madre/padre, esposo/esposa mercantil industrial (20 o 30 % de la población) con
en familias de todos los estratos socioeconómicos y de una racionalidad capitalista y de acumulación; (ii)
diversas pertenencias étnico culturales. el mercantil simple de tipo doméstico, artesanal o
Pero, suelen ser las propias mujeres de los campesino (68 % del empleo urbano), portador de
estratos socioeconómicos bajos y de pertenencias una racionalidad gremial o corporativa normado por
rurales y urbano-populares, las que sobre todo se un régimen de instituciones políticas basadas en la
identifican con su posición subordinada en la familia coalición; (iii) el comunal asociado a la gestión de
y con las responsabilidades de cuidado y bienestar de la tierra familiar y comunal y donde permanece la
los miembros familiares. Esta identidad, que es la de fusión entre economía y política, privilegiando la
madre, les hace sentir culpables cuando se ausentan acción normativa (20 % de la población); y (iv) el
del hogar y otra persona debe reemplazarlas (“estoy grupo amazónico de carácter itinerante en su activi-
fallando como madre”), lo que ocurre aun cuando dad productiva basada en la laboriosidad individual
aporta regularmente con ingresos al hogar, como y la ausencia de organización política. Estima que
es el caso incuestionable de las mujeres migrantes. dos tercios de toda la población del país se encuentra
(Grupos focales La Paz y El Alto. Marzo 2006; y en alguno de los tres últimos grupos con variantes
Wanderley. 2004). o combinaciones diversas según regiones.

26 Con el voto universal se amplió el derecho de ciudadanía a millones de indígenas antes marginados; la educación fiscal y
gratuita se expandió hacia las zonas rurales, permitiendo a los indígenas remontar su analfabetismo e iniciar posibilidades de
ascenso social, se distribuyó la tierra entre los productores rurales, etc.
32 perfil de género bolivia

En términos de informaciones para aproximar- que la población considerada indígena alcanzaría al


se a esa complejidad cultural solo se cuenta el idioma 65% de la población de 15 y más años.
de origen o la propia adscripción de la población a En la medida que, con base en el idioma que
algún grupo étnico cultural específico. se habla, la población indígena sólo alcanzaría al
De acuerdo al Censo Nacional de 2001, se ha esti- 14% (solo idioma nativo) o al 49% (si se añade
mado que el 82,6 % de la población habla el castellano, la población bilingüe), ese desfase se explicaría
27,6% el quechua, 18,5% aymara, sóolo el 1,4% otras –para algunos analistas– en la tendencia a la caste­
lenguas nativas y un 3% habla lenguas extranjeras. llani­zación porque el ejercicio de los derechos se
Estos porcentajes son resultado de la penetración del basa en el manejo del castellano. Esto llevaría a la
castellano en las áreas rurales con la reforma educativa población indígena a abandonar su idioma nativo
del 1955, donde predominaban y aun se hablan las como medio para acceder a derechos y su ciuda-
lenguas maternas. Esto significa que –restando los danización (García Linera, s/f), impulsada por una
idiomas extranjeros– apenas el 14,4% de la población devaluación de lo indígena en el contexto de una
en Bolivia habla hoy únicamente en su idioma nativo; estructura socio-cultural y económica del país que
mientras que los bilingües (lengua nativa y castellano) abre mayores posibilidades, oportunidades sociales
alcanzan al 35,1% de la población. y laborales a los castellano hablantes, sobre todo en
Entre la población que solo habla lenguas nativas las ciudades más grandes, y por políticas públicas
en zonas urbanas y rurales predominan las mujeres en diseñadas desde la “civilización moderna” y defini-
una proporción que es casi el doble que los varones; das con base en el supuesto de homogeneidad de la
población, incluido el género.
pero estos son mayoritarios entre la población bilin-
De allí que la emigración desde el campo a
güe en las ciudades y las mujeres en el ámbito rural.
las ciudades por motivaciones diversas: laborales,
No obstante, las mujeres que hablan castellano son
educativas y otras, sea constante y cada vez más
más que los hombres en las zonas rurales, producto
acelerada en los últimos años, al mismo tiempo que
del Programa de Reforma Educativa (pre 1994) y
resulta ser un “factor castellanizador más fuerte
las crecientes aspiraciones migratorias de las mujeres;
que el propio sistema escolar o que los medios de
pero, en las urbanas, son más hombres los castellano comunicación”. (Albó. 2005).
hablantes (Albó. 2005). Pero, el “aplanamiento” lingüístico por la
Puede verse la creciente complejidad cultural vía de la educación y la migración –que opaca la
del país en el hecho que el quechua se ha abierto heterogeneidad étnico cultural de la población en
espacios en Santa Cruz (12,7%) y también en Tarija Bolivia– también ha venido acompañado de otro
(9,6%) mediante las migraciones; mientras el ayma- instrumento fuerte en esa dirección, como son las
ra está más concentrado en el departamento de La políticas públicas en general, diseñadas con base
Paz y con pequeños bolsones en el norte de Potosí, en el supuesto de homogeneidad, incluyendo las
Cochabamba y Santa Cruz, y zonas de colonización políticas destinadas a la equidad de género que su-
hacia el Beni. (Albó. 2005) pusieron también homogeneidad del sujeto mujer.
En una dimensión temporal, se advierte que Este esquema está en cuestión y el desafío va
hasta 1992 prevalecía el proceso de transición más allá de considerar la multietnicidad como ma-
“desde el monolingüismo nativo hacia el bilingüis- teria específica de intervención.
mo con el castellano”; proceso que, en los últimos
Cuadro 8
años, aparece como el “paso del bilingüismo al Evolución lingüística por tipo de idioma hablados 1976-2001
monolingüismo en castellano” (Albó. 2005); pero (En porcentajes)
bajo distintas combinaciones de factores para cuan-
Tipo de idioma hablado Censos
tificar la población indígena de la que no lo es. Por 1976 1992 2001
ejemplo, se ha tomado en cuenta la pertenencia a 0 o más 0 o más 0 o más 5 o más
algún pueblo indígena, el habla de un idioma nativo años años años años
Solo lengua nativa 20,4 11,5 12,3 11,8
e idioma en que aprendió a hablar pero que no se
Nativa y castellano 43,3 46,8 35,1 37,5
está hablando, la auto-adscripción a algún grupo Castellano y extranjero 36,3 41,7 52,6 50,5
cultural, etc. Bajo estas consideraciones, se estima Total Bolivia 100 100 100 100
33

iii. Dilemas en la construcción


de la ciudadanía de las mujeres

Durante los últimos años se visibilizó en la cultura Estos desplazamiento también se dieron por los
pública de nuestro país la problemática de género cambios que se fueron produciendo en el mundo de
e indígena pero a costa del encubrimiento de las los hombres, alrededor de las asignaciones culturales
condiciones de sobre-explotación generadas alre- que pesan sobre ellos como “proveedores” a través
dedor de hombres y mujeres, especialmente de los del salario y de su rol en los sistemas de protección
y las que se ubican en los peldaños más bajos de las social masculinizados durante el Estado Social de
jerarquías sociales y culturales de la sociedad boli- 1952, que fueron desarmados posteriormente en
viana. Las mujeres indígenas rurales y peri urbanas términos concretos pero retenidos en el imaginario
fueron las más afectadas por ello, tanto por razones y cultura pública en vigencia.
de género como de etnicidad y clase. Esta conver- Los dilemas en la construcción de la ciudadanía
gencia, que resumen el sentido de la desigualdad y de las mujeres se han producido en su relación con
sus consecuencias en la producción de pobreza, se los cambios en la identidad del “proveedor”. El
ha originado en los cambios producidos en la esfera primer núcleo de diferenciación y desigualdad social
laboral y productiva de dos décadas en su dimensión entre mujeres y hombres se abrió con el acceso y/o
económica, política y social, a causa de los progra- la permanencia en el empleo “formal”; es decir,
mas de ajuste estructural y el achicamiento de las con el derecho al trabajo retribuido. El segundo se
funciones protectivas del Estado. relacionó con los niveles de educación alcanzados,
Una exploración de esos procesos sobre la que permiten acceder a fuentes de ascenso social y
base de las categorías de género, etnicidad y clase, laboral27. Ambos núcleos están vinculados, a su vez,
permite observar los desplazamientos que tuvieron con el derecho a la participación política, social y
lugar en el mundo de las mujeres, dando lugar a una económica que resulta de disponibilidades subjeti-
cada vez mayor diferenciación y desigualdad social vas (educación) y materiales (tiempo) para acceder
entre mujeres en los diferentes campos de su vida, a la misma, en condiciones equitativas. Del mismo
sobre todo a partir de las políticas neoliberales. modo, están asociados a la violencia doméstica, al

27 Asociado a ello habrá que señalar que la complejización del entramado social también se situó en respuesta a las exigencias
del mercado como “nivelador” y, al mismo tiempo, “desigualador” social; en el primer caso debido a las pautas de consumo
que trajo consigo la globalización y, en el segundo, a la inevitable incapacidad de algunos sectores sociales para satisfacer las
mismas, creándose en su caso brechas significativas entre expectativas y satisfacciones, la mayor parte de las veces señaladas
por la frustración.
34 perfil de género bolivia

ejercicio o no de derechos políticos, civiles y socia- Este conjunto de sujetos fue el incluido en el
les, síntomas más significativos del ejercicio o no “pacto social” que significó la Revolución Nacional
de la libertad individual y colectiva de las mujeres de 1952, aunque algunos de ellos asistieron al mismo
como ciudadanas. de forma subordinada, sea en términos de clase o
en términos de género.
En el caso de las familias de sectores altos, los
1. Cambios en la identidad del proveedor títulos de propiedad y los niveles de acumulación
y problemas de género sostenidos a través de la empresa privada, permitía
que se volcaran al consumo no sólo en el mercado
1.1. 1952-1985: Estado social y mediación interno sino también en contacto con el exterior,
masculina universalizando la satisfacción de sus necesidades
materiales y simbólicas.
Considerando los diferentes espacios institucionales La situación de los campesinos indígenas era
de la reproducción, desde 1952 y cobijados por el distinta; ellos quedaron mayoritariamente fuera
Estado Social emergente de la Revolución Nacional de los esquemas redistributivos generados por el
de ese año, se desarrollaron los sistemas de pro- Estado. Tan solo tenían acceso a los mismos a partir
tección social que tuvieron como sustento, hasta de su presencia como productores en el limitado
mediados de la década de los 8028, la presencia mas- mercado de bienes agrícolas, que implicaba para
culina en el rol del proveedor. Esto, en los sectores gran parte del mundo rural una reproducción en
medios que constituían el sostén político y cultural niveles de subsistencia, mientras se garantizaba la
de ese modelo de Estado Social, era la garantía subvención –por la vía del sistema de precios de los
relativa para la reproducción de las familias, en el alimentos– a la reproducción del mundo urbano.
marco de ciertos grados de “progreso” material o, al En ese contexto, su pertenencia se situó en
menos, de pocas amenazas a su estatus social. Entre ambiguas referencias “pre–contractuales” y comu-
estos grupos, la condición ciudadana de las mujeres nitarias, sin otra identidad cultural que no sea la de
pasaba por la mediación del salario masculino en el “campesinos”. Es decir, asistieron de modo irregular
ámbito del empleo público, principalmente. al pacto social emergente y sus formas de institu-
Para los sectores obreros en cambio, este mismo cionalización, con el agregado paradójico de una
modelo implicaba garantía de grados mínimos de educación de carácter nacional homogeneizadora
reproducción de la fuerza de trabajo asalariado, lo y de una afiliación política que pasó por el filtro de
que en la minería, sin embargo, tenía implicaciones la subordinación clientelar, implementada por los
simbólicas reforzadas por la centralidad política de sucesivos regímenes de gobierno en relación a los
los trabajadores articulados alrededor de la entonces sindicatos agrarios en sus distintos niveles.
influyente Central Obrera Boliviana (cob). En su En el caso de las mujeres campesinas, sin em-
caso, la afiliación de las mujeres también pasó por bargo, la situación fue más compleja aún porque
la mediación del salario masculino, pero con ciertos no sólo estaban situadas en los márgenes del pacto
grados de autonomía organizativa social articulada social y político, igual que los hombres campesinos,
alrededor de los Comités de Amas de Casa de las sino que su escasa relación juridizada con el Estado
Minas, una especie de referente doméstico de la pasaba además por la mediación de un esquema
clase obrera femenina y cuyo núcleo de acción co- sindical implantado en el mundo rural que puso
tidiano era el abastecimiento de alimentos a través como condición de pertenencia la titularidad de
de las pulperías. Esta organización tuvo tendencias la propiedad de la tierra. Como esta propiedad era
a aflorar a nivel más general en situaciones de con- otorgada sólo a los hombres, y únicamente a mujeres
flictos políticos, cuando se activaban en función de en condición de viudedad, eran sólo ellos quienes se
reivindicaciones materiales e incluso de carácter constituían en representantes de las familias cam-
político nacional. pesinas, dándoles a estas una inexcusable estructura

28 En 1985 se inicia la aplicación de los programas de ajuste estructural regresivos de corte neoliberal.
construcción de ciudadanía de mujeres 35

jerárquica en términos de género más profunda que En este proceso también se produjo el replie-
la de las familias obreras urbanas, donde la despo- gue estatal en el campo de la producción y de sus
sesión de medios productivos involucraba a ambos: funciones en la reproducción, lo que acrecentó la
mujeres y hombres. existencia de organizaciones no gubernamentales
Sobre esa base, adicionalmente, son los hom- (ong) como mediadoras de la relación Estado/So-
bres los reconocidos en sus organizaciones sociales ciedad, al asumir funciones para cubrir la ausencia
como “trabajadores campesinos”, mientras que estatal, especialmente en la prestación de servicios
para las mujeres se reserva el nombre de “mujeres entre sectores que quedaron al margen del pacto
campesinas”, marcándose con ello un sustento de neoliberal y que se inscribieron más bien en una
diferenciación de género en los vínculos de unos y tendencia de movilidad descendente dentro de la
otras con el mundo público y privado a nivel local recomposición del mundo del trabajo. Esa media-
y nacional. ción se desarrolló asumiendo la representatividad de
Bajo estas condiciones materiales, la concurren- éstos sectores ante el Estado con un discurso fuer-
cia a los derechos originados en la ley de reforma temente contestatario en algunos casos. En cuanto
educativa (1955) y del voto universal se tornaba a las ong feministas, éstas tuvieron la ventaja de
difícil y hubo que pasar mucho tiempo derechos se que, en el marco de las promesas modernizadoras
tornea en una concurrencia efectiva a los mismos. del Estado, encontraron un interlocutor cabal a sus
demandas para “estatizar” la equidad de género,
1.2. 1985-2007: nuevos núcleos sobre todo en los 90.
de diferenciación y desigualdad social En gran medida, estas organizaciones también
llegaron a cobijar a sectores de importante rendi-
a) Cambios en los derechos del trabajo y sus efectos miento técnico y con gran disponibilidad para un
exigente ejercicio de funciones, con remuneraciones
En el proceso de modernización neoliberal ini- expectables que también provenían de recursos
ciado en 1985 y vigente hasta 2006, los sectores externos de cooperación. Este esquema permitió a
medios y altos estuvieron cobijados en la esfera de los sectores medios y altos acudir ventajosamente
la gestión privada y/o estatal, dotados de ventajas a la oferta mercantil de sistemas de protección
sociales, económicas y culturales para competir en privados en expansión en los campos de la salud y
el mercado laboral. En esta dirección, el Estado educación principalmente que daban pasos sosteni-
promovió la cualificación de sus cuadros burocrá- dos en su sofisticación y cualificación, a diferencia
ticos de mayor responsabilidad gerencial, a partir de lo que ocurría con los sistemas públicos. Los
del Programa de Servicio Civil, mecanismo a partir sectores medios que no pudieron insertarse en esas
del cual hombres y mujeres de alto rendimiento condiciones en el sector público, empresarial y
técnico e intelectual se constituyeron en factores privado (ong), se desplazaron a emprendimientos
claves de la modernización de la gestión pública, de pequeña escala, a actividades informales y, en los
remunerados en importante proporción por la casos menos aventajados, iniciaron un proceso de
cooperación internacional y contratos de consul- empobrecimiento sucesivo.
torías. Esta tendencia también alcanzó al naciente Siguiendo el curso del núcleo de diferenciación
organismo gubernamental de género (1993), y desigualdad social, la crisis de la minería desple-
cuyas funcionarias se incorporaron inicialmente gada desde 1985 y la privatización de las empresas
mediante ese programa. En simultáneo al empleo estatales durante los 90, condujo al desplazamiento
público, se dío una tendencia laboral con movilidad masivo de obreros, los que despojados de su derecho
ascendente a través del proceso de capitalización y al trabajo se volcaron también mayoritariamente a
privatización de las empresas públicas de carácter economías informales.
estratégico, de la emergencia de nuevas activida- Todo ello recompuso los términos de las rela-
des asociadas con la manipulación simbólica, cuya ciones estatales con la sociedad que habían tenido
demanda de trabajo especializado es indiscutible. vigencia hasta entonces, esta vez situando a grandes
(Ver Anexo 2 - Área Trabajo). contingentes de trabajadores en las condiciones
36 perfil de género bolivia

“post–contractuales”: los que habiendo sido parte y alto donde hay una mejor “disposición de sí”
del pacto social, son luego expulsados del mismo femenina, como resultado de factores educativos y
con la recomposición de las relaciones laborales y económicos; mientras entre las mujeres de estratos
la desestructuración del sistema de seguridad social medio–medio y bajos la compulsión económica
que también vino con los ajustes estructurales. En limita la educación y esa “disposición” o relativa
esa dirección, se produjo el acrecentamiento de autonomía. (Wanderley, F. 2004).
unidades familiares dedicadas al comercio o a la El resultado paradójico es que, en condiciones
pequeña producción, y sometidas a los vaivenes del socioeconómicas favorables, el rol masculino tra-
mercado transformando el mundo del trabajo. dicional como proveedor tiende a transformarse
La complejización del mundo laboral por la con el correr sucesivo de las generaciones. En las
cantidad y diversidad de formas de ocupación y de nuevas, es cada vez más sustantiva la presencia de
empleo, tuvo en los emprendimientos familiares parejas de profesionales, con salarios independien-
al más extenso sector que acogió al universo de tes, que marcan una condición fundamental de la
trabajadores en la tendencia descendente de las emancipación femenina que no llega del todo por el
condiciones de trabajo (baja calificación, jornadas rezago de los cambios culturales frente a los hechos
parciales, condiciones precarias de organización de materiales.
la producción, bajos ingreso, etc.) y, principalmente, A la larga, sin embargo, son mujeres de sectores
a las mujeres indígenas y empobrecidas que allí se de estratos altos las que se emancipan y aumentan
concentran sin lograr movilidad laboral o mejoras también los índices de divorcio o separación fa-
en sus condiciones de trabajo. miliar, por la posibilidad con la que ellas cuentan
para sostenerse a sí mismas, especialmente si están
b) Encrucijadas entre género, clase y generación invocadas por los discursos modernos del derecho a
la individualidad, como son los discursos feministas
El modelo de ajuste neoliberal trajo en los secto- predominantes. Esto también redunda en cambios
res medios y altos algunas situaciones paradójicas. de la estructura familiar; no obstante, acá también
En primer lugar, contribuyó a afianzar relaciones contribuyen mujeres y hombres de estratos bajos
tradicionales en hogares donde los hombres son por otras razones: sobre todo por la migración como
proveedores y en los que las mujeres deben realizar recurso económico. Ambos fenómenos aportan a las
roles domésticos con síntomas de dominación entre familias monoparentales y a la emergencia crecien-
unos y otras que no escapan a la violencia, especial- te de las consanguíneas, en las cuales las personas
mente psicológica. responsables son principalmente mujeres separadas,
Sin embargo, por los privilegios del estatus, divorciadas y viudas.
los roles domésticos también se desplazan hacia
mujeres que por su situación de clase y etnia están c) Desocialización, proveedoras no reconocidas
condenadas al trabajo manual por excelencia, de y tiempos no conciliados
carácter asalariado. Una implicación colateral a
ésta es la que permite a algunas mujeres de clases Las transformaciones señaladas, sobre todo en el
altas despegarse de ese trabajo mediante el em- mundo del trabajo, condujeron a nuevos procesos
pleo de otra mujer, y dedicar su tiempo libre a la de socialización laboral que, en la mayor parte de los
formación intelectual, en contacto con fuentes de casos, fue y están siendo sostenidos por las mujeres,
conocimiento y cultura global. Entre mujeres de sobre todo porque se produjeron en simultáneo a la
clases medias y bajas, el “despegue” del trabajo precarización del régimen salarial y de los sistemas
doméstico no remunerado sólo puede darse a costa de protección social y pública. Estos se volcaron
de incorporar al mismo a las hijas, niñas y adoles- exclusivamente a prácticas de asistencia mínima o,
centes, o ahijadas, y esto cuando se trata de salir a en su defecto, se expandieron mediante sistemas de
trabajar en los mercados. solidaridad comunitaria sostenidos por ong o redes
Estas diferenciaciones conducen a entender por sociales y familiares. Es el caso, por ejemplo, de las
qué es entre las mujeres de los sectores medio–alto políticas de salud que, más allá de las preocupaciones
construcción de ciudadanía de mujeres 37

por la incorporación del e­nfoque mujer y género en a las responsabilidades según sexo, y donde ellas,
las mismas y sus altibajos, abren en este campo la ar- hijas o ahijadas, son las exclusivas responsables. Esta
ticulación entre servicios públicos, particularmente situación impide la llamada “autonomía de sí” que,
de salud, y servicios de ong especializadas en este en general, se origina por la condición socioeco-
campo, para llegar con sus programas de atención nómica que les impide eludir dichas actividades.
primaria y salud sexual a las zonas dispersas y pobres, (Wanderley.2004).
determinando al mismo tiempo la participación Esta misma responsabilidad por el trabajo
de las mujeres como gestoras de salud. Es decir, doméstico, restringe las oportunidades de las mu-
desocializada la responsabilidad por la protección jeres empobrecidas en sus desplazamientos hacia el
y seguridad sociales, estas son redefinidas como mercado, a ciertos oficios de menor productividad.
funciones de las mujeres (“gestoras”). Adicionalmente, ellas se ven desvalorizadas en sus
A su vez, en estas modalidades asistenciales y ingresos por su sexo y condición étnica. Hasta 2005,
focalizadas de provisión de servicios, se observó una su inserción en los sectores de ingresos medios y
cada vez creciente ruptura entre quienes accedie- altos, correspondientes al sector estatal y empresa-
ron al pacto estatal mediados por la economía y el rial, estuvo cerrada, mientras la puerta fue y sigue
mercado, y los que fueron desplazados del mismo, siendo amplia en los ámbitos laborales de más bajos
aunque sin perder entre ambos grupos los vínculos ingresos (sector familiar y doméstico).
de subordinación social, política y cultural. En este Pero, aunque las mujeres son proveedoras o
contexto de mercado para los sectores de ingresos perceptoras de ingresos, con gran habilidad para
medios y altos, y programas de asistencia para los de salir al mercado laboral especialmente en la esfera
ingresos bajos, se refuerzan iniciativas de políticas de los servicios, no han podido romper los esquemas
para los excluidos del pacto y genéricamente desig- de inequidad privada al interior de sus familias. Una
nados como pobres, cuya principal expresión fue la estimación aproximada a la distribución del tiempo
Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza entre actividades domésticas y de mercado muestra
(ebrp) en sus diferentes versiones (2001 y 2003), la alta proporción de mujeres en las familias que
contribuyendo a una dualización de la construcción tienen como actividad principal el trabajo fuera de
ciudadana. la casa, detrás del cual no está visualizado el trabajo
Sobre todo en el caso de los sectores socia- doméstico no remunerado.
les de ingresos más bajos, los cambios señalados En el caso de mujeres populares, acá se cru-
han mostrado que la presencia de mujeres en los zan dos desigualdades: la que involucra relaciones
mercados para generar ingresos, hacen que las económicas (de clase) y la que involucra relaciones
relaciones familiares de género pasen también por culturales (de género); es decir, la que proviene de
otras vías. En cuanto a la provisión de bienestar, su relación de clase como trabajadoras manuales
esta se ha transferido masivamente a las mujeres y la que proviene de su relación de género como
en condiciones que extreman su precarización proveedoras no reconocidas.
laboral. Un ejemplo al respecto es el sector del A ello hay que agregar el componente colonial
trabajo doméstico remunerado que tiene un nivel que gira sobre las relaciones de servicio aún situadas
de exigencia alto por la gran competencia que se en esquemas de servidumbre, a pesar de los cambios
da en un reducido mercado de trabajo, y por la en los marcos legales. Por ello no es extraño que las
demanda de este trabajo en los hogares de mujeres mujeres que ejercen el trabajo doméstico asalariado
de estratos medios y altos. sean mayormente de origen rural e indígena y que
En este marco, las mujeres trabajadoras en los estén despojadas de las condiciones culturales de
servicios domésticos distribuyen su tiempo en el la modernidad que, en su conjunto, se articulan a
desplazamiento desde sus hogares hasta los hogares través de la educación como factor de ciudadaniza-
de “las otras mujeres”, en el trabajo doméstico que ción. Aunque se atribuye a la educación una gran
deben realizar en éstos y, luego, en sus propios hoga- significación, en su caso ésta está en gran medida
res donde –en la mayor parte de los casos– perviven ausente, lo mismo que su acceso al conocimiento y
las asignaciones culturales tradicionales en torno a la información.
38 perfil de género bolivia
39

iv. Perfiles de género en el ejercicio de la ciudadanía.


Derechos políticos y civiles

1. Participación política las decisiones sobre desarrollo local, en el marco de


estructuras renovadas, y en la formación del poder
1.1. Participación y representación legislativo a nivel nacional.

Las reformas de “modernización estatal” impul- Cuadro 9


Número de representantes nacionales electas
sadas durante los ajustes estructurales apuntaron entre 1956 y 2005
a constituir al campo político sobre un discurso
fundado en la eficiencia y eficacia y la adhesión a Legislatura Diputadas Suplentes Senadoras Suplentes
la gobernabilidad, la estabilidad macroeconómi- 1956/1958 (*) 1 1 – –
ca y la democracia. Los arreglos institucionales
1958/1960 – 1 – –
emergentes a su alrededor tuvieron su mayor
1960/1962 – 2 – –
expresión normativa en la Ley de Participación
Popular (lpp) y la Ley de Descentralización Ad- 1962/1964 2 4 – –

ministrativa (lda), instrumentos que promovie- 1964 (**) 3 2 – –


ron la configuración de un modelo participativo 1966/1967 (***) 1 1 – –
que redistribuyó el poder desde el nivel nacional 1979 1 2
hacia el municipal, donde las mujeres encontraron 1982/1985 1 3 – 2
un lugar importante. Las capacidades de decisión
1985/1989 4 7 – 3
general se concentraron en el nivel nacional y se
1989/1993 11 13 2 2
otorgaron competencias específicas y capacida-
des operativas y de gestión en el nivel municipal 1993/1997 11 19 1 1

y local, espacios próximos de la reproducción 1997/2002 13 28 1 9


cotidiana. Aunque este esquema dejó una debili- 2002/2007(****) 24 28 4 6
dad política en el nivel territorial intermedio: el 2005/2010 19 37 1 10
departamento, el énfasis municipal no fue neutro Totales 91 148 9 32
a género, como se vio.
FUENTE: Elaboración propia sobre la base de información del Archivo del Congreso
Con todo, este modelo estatal, que hoy está en de la República y la Corte Nacional Electoral (CNE).
disputa, amplió la lucha democrática por el poder (*) Renovación bianual del Congreso.
(**) Congreso interrumpido por el Golpe de Estado del 4 de noviembre de 1964.
“hacia abajo” permitiendo que mujeres y organiza- (***) Congreso interrumpido en 1969. Se elegían 79 Diputados
ciones indígenas participaran más activamente de (****) Adelantamiento de elecciones el 2005.
40 perfil de género bolivia

Bajo esta redistribución del poder, se promul- instrumentación de capacidades y liderazgos de las
garon instrumentos legales para promover una mujeres por parte de las dirigencias partidarias y
mayor participación de las mujeres en la formación sociales para fines particulares. También provocan
de los poderes públicos, como fue la llamada Ley reclamos por las tensiones que su participación
de Cuotas que obliga a mejorar su representación produce en la distribución de su tiempo entre el
política nacional en un 30% en el Parlamento, espacio público y el doméstico.
y también en los gobiernos municipales. Así, en Precisamente, en esta tensión, prima el uso
el periodo 2002–2005, ese porcentaje fue alcan- del escaso tiempo disponible para participar y, solo
zado en la composición del Parlamento. Pero, después, para ejercer la representación. Pero es
principalmente, en los gobiernos municipales las inexcusable el dominio de ciertos recursos culturales
mujeres han incrementado su participación como para desenvolverse en los niveles de liderazgo que,
candidatas del 29,4% (2000) al 35,9% (2005) y en gran medida, dependen del conocimiento de la
como alcaldesas al lograr un 8,5% del total de esfera pública y política. En palabras de las mujeres
alcaldes para 2005. esto significa información, capacidades específicas,
niveles de instrucción, espacios de “escucha”, ade-
más de manejo de la lengua oficial. Para las mujeres
Gráfica 1
Mujeres concejalas migrantes excampesinas, que han logrado funciones
en la gestión municipal, la educación y adquisición
Pando
del castellano son consideradas como medios que
Beni
les han permitido llegar donde están. (Grupo focal
Santa Cruz
La Paz. Marzo 2006).
Tarija
Por otro lado, la asignación de recursos a los
potosí
municipios despertó el interés de los partidos po-
Oruro
líticos29, incrementando la competencia electoral
Cochabamba
entre mujeres y hombres, conservando formas
La Paz tradicionales de hacer política, buscando beneficios
Chuquisaca personales, prebenda y clientelismo. Se ha podido
0 100 200 300 400 500 600
observar que las mujeres son incluidas en listas de
partidos políticos y agrupaciones ciudadanas como
Total Mujeres
“relleno”, para cumplir con la formalidad de la cuota
Fuente: Coordinadora de la Mujer. 2005 y poder habilitarse para la contienda electoral. Y
que, una vez electas, las mujeres son acosadas para
Igualmente, las reformas constitucionales de excluirlas del cargo y colocar al suplente (hombre),
2004 rompieron el monopolio de los partidos en la rompiendo la norma. El ejercicio de distintas for-
representación política, de cuya militancia las mu- mas de presión sobre las mujeres, conocido como
jeres constituyen una escasa proporción, reconocen acoso político, empieza a cobrar notoriedad, es-
las agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas pecialmente hacia las concejalas municipales; hoy
como sujetos políticos, los que –por ley específi- se habla del acoso como problema público cuyos
ca– deben incorporar una cuota de representación soportes argumentativos son desvalorizadores de las
femenina no menor al 50%. mujeres y orientados a impedir su ejercicio político
Esas disposiciones incrementaron la represen- hasta lograr su exclusión. Este problema aún no
tación política y el desarrollo de capacidades de ha logrado ser parte de la agenda pública ya que el
gestión de demandas de las mujeres a nivel local; sentido común lo califica de “subjetivo” y producto
sin embargo aun provocan resistencias en distin- de la “imaginación” de las mujeres. No obstante,
tos ámbitos del quehacer político cuando no una por iniciativa de organizaciones sociales30 circula

29 Los municipios reciben alrededor de 470 millones de dólares al año equivalente al 20 % de coparticipación tributaria.
30 Principalmente la Asociación de Concejalas de Bolivia (acobol).
perfiles de género: derechos políticos y civiles 41

un proyecto de Ley contra el Acoso Político31. de reciprocidad a su interior. El cuestionamiento


(Entrevistas a mujeres concejalas. 2006). que esto implica ha tenido también como correlato
A pesar de contar con un marco legal amplio, la opacidad o crisis del feminismo y de sus estruc-
(Ley 1704 de Reformas y Complementación al turas organizadas en el país.
Régimen Electoral que introduce la cuota de un En ese sentido, pareciera que, como resultado
mínimo de 30% de mujeres en listas de candidatos a del predominio argumentativo a favor de la ­igualdad
diputados y senadores, y concejos municipales; Ley y el reconocimiento, en el país se está dando un
de Partidos Políticos; Ley de Participación Popular, bajo posicionamiento crítico con relación a los
y la ley de agrupaciones ciudadanas y pueblos indí- problemas de género y una tendencia a absorber
genas), la participación y representación políticas los problemas de las mujeres en las relaciones fa-
de las mujeres sigue encontrando obstáculos en la miliares o comunitarias. Como resultado de ello
cultura androcentrista, el andamiaje institucional de se tiende a relativizar o minimizar el valor de los
los sistemas de representación y de poder construi- derechos individuales, sobreponiendo a ellos los
dos con apego a patrones masculinos, y las mayores derechos colectivos y también los usos y costum-
exigencias que se imponen a las mujeres. Pese a ello, bres, aunque en un creciente proceso de debate y
es importante el progresivo incremento de su par- enriquecimiento.
ticipación a nivel local y también nacional. (Anexo Estos aspectos parecen estar condicionando la
2 - Área participación Política), y recientemente en institucionalidad y la política pública de género, que
los espacios de la Asamblea Constituyente (33 % del se suma al bajo grado de eficiencia reconocido como
total de asambleístas). un factor adverso de la actual gestión, y que ponen
Además, se debe mencionar la relativa mayor una adicional dificultad a la actual administración
participación de mujeres en la región de la llamada gubernamental en este campo. Si bien –en opinión
media luna, donde su representación en gobiernos de varias expertas– el bajo nivel de eficiencia fue inhe-
municipales es más elevada que en la región andina rente a los gobiernos de los últimos años (Estrategia
dado que en ésta las limitaciones en la posesión de acdi. Taller de Presentación y Diálogo, 2007), hay
tierra son más agudas. que señalar que en el contexto actual esa perspectiva
responde a un canon ideológico manifiesto que se
a) Redefinición de la democracia en el contexto actual sobrepone al canon predominante en lo previo.
De manera paralela, la democracia en Bolivia
Bajo el actual proceso político que vive el país, la también se está redefiniendo al calor de los pro-
democracia viene redefiniéndose al auspicio de cesos de descentralización y autonomía departa-
demandas más globales y sujetas al predominio de mental que responden a una larga acumulación de
lo cultural. Este énfasis supone una tendencia a la demandas regionales que tuvieron su ápice en el
invisibilización de variables como la de género por referéndum autonómico de julio del 2006, y de la
cuanto expresaría un proyecto ajeno y occidentali- explosión de demandas de gobiernos autonómicos
zante. Varias consecuencias se derivan de esta inter- departamentales en paralelo, y hasta a contrapelo,
pretación. En primer lugar, que el universo de las del proyecto de nueva constitución. Estos procesos
mujeres no es culturalmente homogéneo; esto abre concurren al mismo tiempo que demandas por au-
un campo de intereses diferenciados entre mujeres tonomías indígenas, cuya discusión gira en torno a
indígenas y mujeres no-indígenas, señalando que la propiedad de los territorios y aprovechamiento
–hasta ahora– estas últimas habrían hegemonizado de sus recursos. A ello se suma también la demanda
la representación femenina desde una perspectiva de consolidación de la autonomía municipal que se
que ignora las estructuras comunitarias y relaciones viene ejerciendo en los términos de la Ley de Parti-

31 Según datos logrados hasta hoy, en el campo de la representación local–municipal, los casos de acoso sexual identificados por
denuncia han sobrepasado el número de 168 en lo que va del año 2000 al 2007, es decir, un promedio de 24 casos por año.
(acobol, 2007).
42 perfil de género bolivia

cipación Popular de 1994. Por la proyección política institucional para que las prácticas en la lucha polí-
de esta demanda –que ha adquirido hegemonía en tica y otras puedan orientarse hacia el destierro de
los llamados “departamentos autonómicos”– exis- actitudes y acciones discriminatorias y abusivas de
te una tendencia a invisibilizar a las mujeres bajo cuño genérico pero también abiertamente racistas,
planteos conservadores que la asocian al hogar y a hacia el que las mujeres desde sus diferentes vertien-
las “buenas costumbres”. tes clasistas y culturales puedan contribuir.
El país, así, está en un proceso de transforma-
ciones que supone que los diferentes campos de c) Instrumentación de la participación de las mujeres
actividad estén sujetos a permanentes transiciones
entre permanencia y cambio. Por ello, aun están por También sabemos que, en el campo de la política,
verse las derivaciones del proyecto de Constitución las mujeres suelen ser víctimas de la poca institu-
Política del Estado (cpe) aprobada por el mas y sus cionalización de sus representaciones políticas o
aliados en la ac. Una anotación fundamental en ese de su poca capacidad para propiciar la deliberación
sentido es el modo cómo se concibe los derechos de democrática bajo reglas definidas. Vemos también
las mujeres en esa propuesta; qué da pie a la posibi- con preocupación que no se percibe una clara de-
lidad de reafirmar y proyectar logros conseguidos marcación del ejercicio del derecho a la disidencia
en años anteriores, y si ello está en contradicción individual por su parte. El carácter corporativo del
o no con lo sugerido por el discurso de vertiente liderazgo impone un estilo de hacer política que evita
étnico-nacionalista. procesos de reflexión sobre los méritos ideológicos y
políticos de la militancia, y que les antepone arreglos
b) Acoso político y sexual informales que terminan desvirtuando la opción a la
que representan, al calor de actitudes personalistas.
Con todo, la ampliación y renovación de la esfera En otros casos, la falta de reflexión política sobrepone
pública con el ingreso de las mujeres supuso para una práctica arbitraria que se ajusta a las coyunturas
ellas una mayor representación principalmente a del día a día y a las disputas que éstas generan, a veces
nivel local–municipal y no tanto a nivel nacional, sin un horizonte estratégico claro.
y de manera excepcional en la representación a la Un elemento que sale a superficie es la falta de
Asamblea Constituyente (34%), como espacio de solidaridades femeninas entre las propias mujeres, a
deliberación amplio (Ministerio de Justicia y otros, favor de solidaridades partidarias. Esto significa que
2007). La mayor permisibidad de mujeres en ámbi- las mujeres suelen despojarse de sus diferencias con
tos locales de representación, tiene que ver con su los hombres y aliarse a ellos bajo el mandato que viene
menor carácter determinante políticamente. Pero de las estructuras jerárquicas de autoridad. Es decir,
también es en ese ámbito donde se producen los
se antepone el partido y su programa –si lo tiene– a la
obstáculos más difíciles de sortear para mantenerse
condición de género (Ministerio de Justicia y otros,
en los cargos, ya que en los niveles nacionales –don-
2007). Esto parece expresar una tendencia a opacar la
de las mujeres están sub-representadas– ellas tienen
particularidad de las mujeres, más aún cuando la polí-
más capacidad para preservar su presencia frente a
tica se viene desplazando hacia campos cada vez más
prácticas masculinas que la obstaculice.
generales y estructurales. También parece expresar una
Esto pone en evidencia la ausencia de una ins-
voluntad de postergar las demandas de las mujeres por
titucionalidad jurídica que preserve los derechos
las propias mujeres, en aras de la unidad de su organi-
igualitarios de hombres y mujeres en el marco de la
zación aun a costa de su atraso en la materia.
disputa por los cargos públicos, evitando las prácti-
cas de violencia física y sexual, o hasta amenazas de
muerte, utilizadas por los hombres para amedrentar d) Representación y tiempo de las mujeres
y excluir a las mujeres en el espacio político, espe-
cialmente en el área rural donde el Estado está más En contextos de pobreza extrema, las mujeres que
ausente. Es necesario poner atención a este aspecto entran en la arena política encaran dificultades para
no solo a nivel local sino también regional y nacio- atender responsabilidades políticas y familiares si-
nal, puesto que se requiere proyectar un horizonte multáneamente. Su inclusión en listas de candidatos
perfiles de género: derechos políticos y civiles 43

y posterior elección no significa cambios en su vida de infraestructura física para preparar los alimentos
y trabajo doméstico, pues ellas continúan con sus por parte de la comunidad. Las zonas más alejadas y
responsabilidades familiares y sujetas a la autoridad con mayor presencia de ancianos no pueden cumplir
del cónyuge. A nivel local, las chances de conciliar el este requisito, a pesar de ser casi siempre las más
espacio público y privado se sustentan en la cercanía pobres y desatendidas del país. En esos casos, la
de lazos primarios y relativa facilidad de apoyo en participación condicionada lleva a efectos contra-
redes familiares y sociales; lo que no ocurre con la producentes en aras de que la redistribución llegue
representación en los niveles nacionales. a los más desfavorecidos.
Para los estratos medios y bajos, las redes fami- En la cultura dominante, la valoración del tiem-
liares favorecen la sustitución en el trabajo domés- po femenino se asocia a un tiempo de servicio a los
tico y la presencia (y continuidad) de las mujeres en demás y casi nunca a la individuación necesaria para
el ejercicio público. todo sujeto en tanto ciudadano. Por eso, la partici-
Las condiciones socioeconómicas y familiares pación es observada por muchas mujeres como un
inciden en la concepción del tiempo. En condicio- “escape” a la rutina y a la dominación masculina, al
nes de pobreza extrema se acrecienta la noción y menos momentáneamente, y también es justificada si
valor del tiempo destinado a su máxima utilidad tiene frutos para todos los miembros de la familia.
productiva. Al feminizarse el mercado laboral en un Cuando no es así, la mujer que participa es
marco de precariedad y de competencia, el tiempo estigmatizada según concepciones culturales de
productivo y reproductivo se administra bajo la fuertes tintes conservadores inherentes a la pobla-
presión que impone la búsqueda de fuentes de ción boliviana.
recursos en condiciones adversas, y la satisfacción Finalmente, la relación representación y
de demandas familiares cada vez renovadas y con tiempo está fuertemente asociada al ciclo vital.
mayores estándares de consumo bajo los espectros Cuando la líder contrae matrimonio abandona
de la globalización, sobre todo en ámbitos urbanos. casi irreparablemente su función para volcarse a
En las zonas rurales, sobre todo del occidente y el la vida doméstica, cediendo la participación a los
circuito de valles interandinos, la actividad agraria hombres. Solo permanece si su ciclo familiar le
supone una exigencia superior de tiempo y esfuerzo permita mantener su actividad política, sobre todo
laboral, ya que dadas sus características de calidad cuando los hijos(as) pueden desenvolverse por sí
de tierra y acceso a tecnologías de producción, son solos. (Grupos focales La Paz, Santa Cruz rural.
convocados al trabajo no sólo hombres y mujeres, Marzo y abril 2006).
sino también los niños(as). Es decir, el ciclo de la representación y lide-
Así, a la par de la generación de normas jurí- razgo de las mujeres es relativamente corto, pues
dicas para estimular y reconocer la participación existe una estrecha relación entre tiempo doméstico
de las mujeres en la esfera pública, en Bolivia, se y tiempo político. Sólo las mujeres que cuentan con
constriñeron las condiciones de reproducción eco- un soporte extra para cumplir las tareas domésticas
nómica y cultural, especialmente para las indígenas en el hogar, o se hallan en un ciclo familiar favo-
más pobres, ensanchando la desigualdad. Esta no rable, disponen de tiempo para la política, para lo
es sólo la consecuencia sino la causa de dificultades cual deben estar preparadas para la argumentación
del ejercicio de la política, de los derechos, de la que exige el orden estatal, sustentada en la lecto-
acción pública y privada, cuyas damnificadas son escritura.
mayormente mujeres pobres e indígenas.
Por ello, en muchos casos, la participación ha 1.2. Vida pública y vida privada: rivalidad
obedecido a vías de coacción, o a la obtención de entre mujeres
ciertos beneficios materiales. Un ejemplo elocuente
en ese sentido se relaciona con la dotación de de- Como se ha dicho, las mujeres participan más cuan-
sayuno escolar en zonas rurales del país, a cambio do disponen de ayuda doméstica, lo que le imprime
del cual ong y/u organismos de cooperación mul- a la participación un carácter social que privilegia a
tilateral exigen, como contraparte, la construcción grupos sociales de medianos y altos ingresos. Esto
44 perfil de género bolivia

pone en tensión la relación entre ciudadanía política Salvo contados casos, estas circunstancias pu-
y ciudadanía económica; y llama la atención sobre el sieron en tela de juicio conceptos unilaterales de
hecho de que participar en política es un rédito. una supuesta solidaridad inherente a las mujeres
Asimismo, en los ámbitos de mayor influencia y a los indígenas en general. Lo evidente ha sido,
política, como el Parlamento, mujeres de las elites en las dos últimas décadas, la competencia por la
acceden por méritos propios al haber desarrollado sobrevivencia que ha tenido una serie de manifes-
capacidades individuales para hacerlo; cosa que no taciones de exclusión cultural, cuyo sentido está en
ocurre con mujeres de sectores populares que llegan la inferiorización del otro o de la otra y en actos de
a ese poder muchas veces gracias a las “planchas” despojo y violencia cotidiana que, en sus extremos,
de los partidos en pugna, aunque a partir de ahí adquiere expresiones de lucha de pobre contra
inicien una carrera con méritos propios. Por otro pobre. La movilidad social de uno/a es vista como
lado, las mujeres se ubican en un nivel de desventaja una amenaza para el/a otro/a. En nuestro país, este
para representar cuando las diferencias culturales y hecho llega a mayores complejidades por un con-
en el habla se tornan más agudas con respecto a los texto preñado de valores coloniales.
hombres, sobre todo entre campesinos(as) e indí- Entre las mujeres, esos valores se han reprodu-
genas. En estos casos, el dominio de lo público pasa cido en la inferiorización de la otra bajo conceptos
por el dominio oral y escrito del idioma castellano, estigmatizantes de desprecio por lo indígena o lo
dominante en las interacciones en la relación con “inferior”, siendo la mujer quien se ubica más cer-
el Estado y sociedad. Así, las mujeres líderes son ca de esas categorías y es, por tanto, más excluida.
sobre–vigiladas en su desempeño sea porque “no Ello da cuenta de la persistencia de argumentos de
saben hablar” o porque “hablan demasiado”. En ese exclusión relacionados con la educación y elementos
sentido, en la gestión de los municipios se observa raciales. Eso lo que exige una nueva discusión sobre
una mayor participación de mujeres “letradas” y lo que implican los espacios de reproducción de
castellanizadas o, al menos, bilingües. las relaciones primarias o afectivas y comunitarias,
Como se ha mencionado, su participación instaladas en un contexto de desigualdad general. En
está regida por el ciclo familiar; es más posible este sentido, cobra especial importancia en el país
esa participación cuando las mujeres tienen hijos el hecho de que la emancipación de unas mujeres
que han pasado ya la fase del cuidado; o cuando se sostenga sobre la subordinación de otras por la
las mujeres aún son solteras. Pero, cuando la división del trabajo doméstico remunerado y no
participación se da de soltera, el riesgo de ser remunerado, y del trabajo manual e intelectual.
objeto de acoso sexual es mayor; se sugiere que Ese hecho, también ha estado reforzado por
las mujeres solteras, además, son objeto de una la subordinación y exclusión de las mujeres en los
estigmatización por cuanto ellas participarían de espacios de poder, a los que la cultura dominante
la política porque estarían “buscando marido” o otorga características masculinas. Por ello, las muje-
porque serían “libertinas” (Viceministerio de la res observan que su acceso al poder implica la trans-
Mujer. 2003; asdi. 2006). formación de la identidad femenina, culturalmente
Por otro lado, las modalidades de la participa- refrendada por valores de la vida privada y emocio-
ción diferenciada por estratos de ingreso, para alcan- nal, hacia esquemas de comportamiento valorados
zar equidad e igualdad de oportunidades y derechos, como masculinos. Según la mayoría de las mujeres,
están marcadas por los procesos de desafiliación una mujer se convierte en hombre cuando adquiere
laboral que fueron consecuencia de la crisis de la poder. (Grupo focal La Paz. Marzo 2006).
economía estatal y de la competencia que afectó a Las rivalidades femeninas persistentemente va-
los espacios primarios de cohesión y sociabilidad al lidan grados elevados de des–lealtad entre ­mujeres32,
constituirse en nichos de subsistencia. sobre todo cuando acceden a posiciones de poder.

32 En las entrevistas se manifestaron algunos testimonios relativos a ello y también a las disputas y rivalidades entre mujeres pro-
fesionales que, en casos, también han internalizado los criterios de eficiencia y competitividad para construir su relación.
perfiles de género: derechos políticos y civiles 45

La mujer con poder no sólo adquiere –casi siem- Estas constataciones desafían el aprendizaje de
pre– las actitudes del hombre, sino que las refuerza construcciones interculturales entre mujeres sobre
para diferenciarse de sus pares y establecer así los los núcleos comunes de la problemática de género,
límites al ascenso de las otras, consideradas como y la conciencia acerca del carácter condicionante de
sus adversarias. Un resultado de esto es la ruptura la propia subordinación de género en su rivalidad.
entre mujeres de clase media y mujeres de organiza-
ciones de base. Estas últimas no otorgan legitimidad
a las primeras en la representación de demandas de 2. Medios de comunicación: construcción
género; por el contrario, las asocian con el polo del patriarcal de la opinión pública
poder que las ha subordinado. Y si bien reconocen
la existencia de problemas inherentes a la condición Uno de los obstáculos a la ampliación de la repre-
de mujeres, establecen claramente que las demandas sentación política de las mujeres –y en general al
de mujeres de sectores medios, expresadas a través cambio de la cultura pública– son los medios de
de las ong, no son sus demandas. Esto es particu- comunicación y su fuerza educativa considerada
larmente cierto para las mujeres de la zona andina estratégica por el movimiento feminista y el orga-
del país. (Grupo focal La Paz). nismo gubernamental de género. Ellos moldean la
Por eso es que gran parte de las mujeres opinión pública e individual, estructuran esquemas,
prefiere reconocer más la autoridad masculina opiniones y hábitos de pensamiento y acción; por
que la femenina y aceptar ser “mandadas” por lo que se vuelven “actores” claves en la creación
hombres, aún sabiendo que éstos no cumplirán y recreación de visiones del ser y quehacer de las
con sus demandas específicas. La aceptación de la mujeres. En sus visiones siguen predominando mo-
“autoridad” masculina y el rechazo del liderazgo delos tradicionales basados en la subalternidad de la
femenino es reconocida y hasta justificada por las identidad femenina, que es traducida en prácticas
mujeres con el argumento de que los “hombres sociales centradas en las funciones de madre, esposa,
son más solidarios” con las mujeres que las mujeres ama de casa, o modelos según los cuales las mujeres
entre sí. (Grupos focales Cochabamba y Tarija. siguen siendo objeto manipulable de publicidad
Abril 2006). bajo estereotipos y roles opuestos a su participación
Esto está asociado a la valoración que le dan pública y estructuras del poder estatal. Según Flores
al ámbito público, como ámbito masculino y de (2003), un 37 % de los anuncios publicitarios utili-
interacción racional, donde la habilidad de la zan la imagen de mujeres como objeto o “gancho”
gestión es un rasgo que legitima la autoridad o para seducir con un producto, cuando no se trata
la representación. Para las mujeres, los hombres de la mujer como “producto” mismo.
están mejor capacitados culturalmente para ejercer Por ello, la atención a los trabajadores de me-
funciones públicas y participar, gracias al dominio dios es prioritaria para lograr realismo, pluralidad
más cercano que tienen con el “papeleo” o con la y no discriminación de las mujeres en la emisión de
escritura y la lectura como factores básicos de las mensajes e imágenes además, es necesario estimular
modalidades de interacción vigentes en la estructura la participación de las mujeres en actividades comu-
jurídica y organizativa del Estado a nivel nacional nicativas y artísticas, además de generar medios al-
y subnacional. ternativos de comunicación a favor de la equidad. En
Por eso es que las mujeres perciben que “su esta dirección se impulsaron acciones respaldadas
solidaridad” sólo se hace visible en aspectos concer- en conocimientos sobre la realidad de las mujeres
nientes a los “roles de mujeres”; mientras que eso en diferentes espacios, que neutralizan la acción
ya no es así cuando se está en los espacios públicos, e impactos de los medios. No obstante, hasta hoy
principalmente políticos. Sobre todo en las organi- no se ha podido cambiar su esencia patriarcal en la
zaciones mixtas, las “mujeres no otorgan confianza a producción cultural cotidiana. (Sélum. 1999).
otra mujer” para un cargo de dirección; allí prefieren Las mujeres critican la influencia de los medios
orientar su confianza hacia los hombres. (Grupo porque sienten que su influencia en los comporta-
focal Cochabamba y Tarija. Abril 2006). mientos de los(as) jóvenes, principalmente, sobrepasa
46 perfil de género bolivia

la institución familiar quitando “autoridad” a los de radios comunitarias que coordinan y se interre-
padres / madres hacia sus hijos. Son mujeres las que lacionan con otras redes regionales e internaciona-
sugieren acciones o políticas para regular el trabajo les, cuyo valor fundamental es impulsar cambios
de los medios de comunicación porque advierten que culturales en pro de la equidad, favorecer inicia-
los mensajes e imágenes estimulan conductas sexuales tivas innovadoras de comunicación y fomentar la
precoses y otras no deseadas. (Grupo focal Tarija. participación de mujeres en los niveles de decisión
Abril 2006). Esta demanda contrasta con la ausencia de estos medios. El movimiento de mujeres ha sa-
de una crítica hacia las imágenes estereotipadas de bido captar potencialidades de estos mecanismos y
las mujeres y de propuestas destinadas a fomentar usarlos para difusión e intercambio de información.
imágenes equilibradas de las mujeres en los medios, Tales los casos de Red Ada, Revista Crónica Azul,
en un país donde no existen políticas regulatorias y Radio Pachamama en El Alto, Radio Encuentro en
donde los trabajadores de medios apenas inician el Sucre, Radio Alternativa en Santa Cruz, y Radio
trabajo de una comisión de ética profesional. Donde, Deseo, entre los más notables y conducidos por
por otro lado, existe una sobrepresencia de canales mujeres. Su alcance –aunque creciente– es aun
de televisión y radioemisoras que da lugar a redes escaso en comparación con las grandes empresas
informáticas y a una tendencia a monopolizar la in- mediáticas.
formación y la comunicación oral, visual y escrita.
Siguiendo a Flores (2003), hay 405 radioemi-
soras registradas en el país (25% en La Paz, 18% 3. Tendencias organizativas
en Cochabamba y 19% en Santa Cruz); en cuanto y patrón cultural
a canales televisivos, existe un total de 92 en todo
el país, 39% de los cuales están en esos mismos Desde los conflictos que vivió el país entre 2000-2005,
departamentos, y para los que no rige ninguna se puso en el tapete demandas y consignas de di-
regulación estatal bajo el argüido principio de mensión nacional como las referidas al rechazo a
garantía a la libre expresión. El seguimiento a un la tendencia privatizadora previa del bien común,
día informativo refleja la nítida ausencia femenina al modelo neoliberal; a la plena soberanía nacio-
en temáticas políticas y deportivas (Flores 2003); nal frente a los organismos internacionales, a la
existen programas “femeninos” estereotipados, y retención nacional del excedente económico prin-
con anuncios publicitarios que en un 37% utilizan la cipalmente del gas y a los recursos naturales. Ellas
imagen de la mujer como objeto, adorno o “gancho” vinieron con una consolidación de la tendencia
para seducir con un producto. El 15% de la publi- organizativa de las mujeres populares en organiza-
cidad difundida en Bolivia promociona productos ciones sociales de carácter gremial y la emergencia
o servicios destinados a la mujer, mientras el 17% de nuevos sectores sociales populares organizados
vende la idea de felicidad a través de la mediación en movimientos sociales diseminados por distintas
del producto. (Flores y red ada 2005). regionales del país. Esta diseminación también ha
Este accionar de los medios no deja de ligarse al hecho evidente que –aun cuando se trate de de-
hecho que sus propietarios, privados y masculinos, no mandas y conflictos sectoriales o muy locales– la
aceptan que el tema de género sea trabajado desde una movilización tiene capacidad de conmocionar la
óptica que contradiga sus intereses económicos. Por política al nivel nacional.
otro lado, se mantiene el lenguaje sexista en la deno- Las demandas nacionales, sectoriales y las que
minación de los sujetos en genérico masculino, cuyo abogan por la multiculturalidad –articuladas a las
sentido y fuerza reproduce los códigos patriarcales reformas estatales, autonomías, y relaciones de
impuestos por la tradición. Lenguaje, imágenes y men- propiedad que marcaron el viraje político ideológico
sajes siguen reflejando la naturaleza sexista de nuestra y de dirección económica del país– son las que hoy
sociedad y contribuyen a reforzar la desigualdad cons- marcan las tendencias organizativas y culturales del
truida sobre la diferencia sexual. (Sélum. 1999). país bajo un claro contenido redistributivo.
En este contexto, entre 1993-2006 se ­crearon El desplazamiento ocurrido en la función del
redes nacionales de mujeres comunicadoras, redes proveedor desde el ámbito masculino hacia el feme-
perfiles de género: derechos políticos y civiles 47

nino, ha significado el fortalecimiento y expansión lideraban las demandas de equidad de género. Las
de las organizaciones económicas y gremiales de movilizaciones del periodo 2000–2003 merecieron
las mujeres, y de una carga que no sólo es material un análisis para conocer el sentido y naturaleza de la
sino también subjetiva, pues se han convertido en participación y acción colectiva respecto a género,
proveedoras carentes de poder en la medida que ello y los marcos de interacción entre organizaciones
no ha implicado un proceso necesario de re–adap- de mujeres y otras mixtas, evidenciando que esa
tación cultural de los hombres y las mujeres, ni de masividad no tuvo correlato con papeles dirigentes.
re–configuración de la cultura pública coherente a (Arnold y Spedding. 2004).
ese cambio. Esta falta de complementación cultural La fuerza de las movilizaciones por demandas
refuerza los complejos supuestos de la dominación nacionales, culturales y redistributivas ha hecho que
patriarcal sobre la base de la violencia doméstica y el término “movimiento social” reemplace al de
sobre la doble jornada femenina. Ambos fenómenos organizaciones populares, sindicales, campesinas,
se agudizan hoy y expresan un “malestar” masculino indígenas, gremiales, juntas vecinales, jubilados,
que surge de la deslegitimación del hombre como desempleados o de cualquier otro sector que esté
proveedor, bajo un debilitado régimen salarial que dis­puesto a movilizarse junto a otros por alguna
conspira contra la posibilidad de que los hombres causa común, empujando los procesos políticos.
acompañen las acciones de las mujeres en la promo- Esta denominación crea cierta homogeneidad del
ción de sus derechos. Ello se traduce en (re)acciones llamado campo popular en torno a lo indígena y
opresivas y violentas que contrastan con la propuesta objetivos generales, pero oculta su diversidad y
de relaciones de complementariedad igualitaria. heterogeneidad clasista.
Los desplazamientos señalados marcan En una convergencia entre estos movimientos
también una profunda crisis de las mediaciones sociales y el Gobierno, las demandas sobre acceso a
políticas en el país que, en parte, se expresa en los poderes políticos, control de los recursos natura-
la vigencia incrementada de las organizaciones les, mayor reconocimiento cultural, se consolida el
sociales que, incluidas las llamadas asociaciones desplazamiento de las energías de las mujeres hacia
ciudadanas y cívicas, han venido actuando de organizaciones más gremiales y/o corporativas. En
manera significativa en sustitución de los partidos contraste, las mujeres feministas de sectores medios
políticos en la intermediación de las demandas siguen concentradas en ong y algunas entidades
sociales. Esta tendencia, junto a las dificultades e políticas como la Asociación de Concejalas de Bo-
ilegitimidad con que los partidos convencionales livia (acobol), la Articulación de Mujeres por la
intentan hoy su recomposición, reclama una gran Equidad e Igualdad (amupei), la Unión de Mujeres
atención a las estructuras de las organizaciones Parlamentarias de Bolivia (umpabol) y el foro po-
sociales que –como fuera mencionado en apar- lítico de mujeres. Estas instituciones fungieron
tados anteriores– no acaban de democratizar sus en lo previo como redes transmisoras de demandas
estructuras internas, y sin que se llame la atención específicas, de reconocimiento y de exigencia de
al respecto dada su fortaleza para la deliberación derechos, a la vez que aspiraron a visibilizarse a sí
pública. En la consideración de la cuestión de la mismas al visualizar las demandas feministas.
democracia en las organizaciones sociales, es pues Ante el protagonismo que han adquirido
necesario incidir en el modo cómo se establecen las organizaciones sociales, gremiales y cultura-
las relaciones entre hombres y mujeres en cada les, las entidades feministas –principalmente la
una de ellas para afianzar genuinamente los lide- amupei– están concentrando su accionar en la
razgos de las mujeres y evitar que sus funciones y construcción de espacios de capacitación, debate
roles sean puestos en cuestión mediante recursos y deliberación, a los que convocan a las diferentes
deleznables diversos. organizaciones sociales de mujeres, sobre todo
El protagonismo de las mujeres populares y de campesinas e indígenas, en los niveles regionales
sectores medios en los movimientos sociales fue y y locales, con el objetivo de establecer proposi-
sigue siendo masivo y orgánico, superponiéndose a ciones de género en toda su heterogeneidad y
las organizaciones e instituciones que hasta el 2000 diversidad cultural, y de identificar los núcleos
48 perfil de género bolivia

para una agenda común de equidad de género en conciernen la defensa de los derechos humanos en
la coyuntura actual33. general como de los referidos a los derechos de las
La participación política de las mujeres agrupa- mujeres en específico.
das en los mecanismos gremiales, han logrado una Igualmente importante son los avances en ma-
importante movilización y participación concentra- teria de reformas legales a nivel nacional, como nos
da en la opción de ser representantes de sus propias muestra el siguiente cuadro síntesis.
opciones políticas y culturales más generales. Ante No obstante, las dificultades para su aplica-
la persistencia de su subordinación, sobre todo de ción son enormes por las escasas capacidades de
las más pobres y dependientes del incierto mercado regulación operativa, construcción de las institu-
laboral o de servicios de carácter público, ellas “se ciones requeridas para su prestación o fomento,
dan tiempo” para participar, más aun cuando de por a la insuficiente asignación de recursos para su
medio está la amenaza de perder algo. funcionamiento o cumplimiento, a la falta de me-
canismos institucionales que pongan en vigencia los
tratados y convenios firmados; pero también, a la
4. Legislación y ejercicio ciudadano falta de información y conocimiento sobre tratados,
legislaciones y sobre la eficacia que pueden tener
Atendiendo los avances en reformas legales orien- algunos mecanismos institucionales nacionales y
tadas a eliminar la discriminación jurídica contra regionales en pro de los derechos humanos de las
las mujeres, podría decirse que es muy poco lo que mujeres. Es decir, la promulgación de derechos
queda por hacer. Sin embargo, las evidencias sobre no necesariamente va de la mano de políticas
la situación de las mujeres señalan que se está aun correspondientes, de la creación de mecanismos
ante una legislación muy lejos de ejercerse o cum- instituciones y acciones concretas que pongan los
plirse plenamente. derechos en vigencia.
Los avances en la legislación atañen tanto la En cambio, los compromisos originados en la
legislación internacional como nacional. Cumbre Mundial de Desarrollo Social y la Platafor-
En materia de legislación internacional, Bolivia ma de Acción de Beijing (1995), han sido plasmados
ha suscrito numerosos tratados como la Declaración en política sectoriales orientadas principalmente a la
Universal de los Derechos Humanos, la Convención reducción de la pobreza. En el marco de reducción
sobre los Derechos del Niño, el Pacto Internacional de la pobreza, se encuentra justificada la responsa-
de Derechos Económicos Sociales y Culturales, el bilidad estatal de protección o asistencia social de
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polí- los sectores que no tienen chance de protección por
ticos, la Convención Americana sobre Derechos la vía del salario. Es decir, exceptuando los sectores
Humanos, y otros instrumentos relevantes como asalariados, las y los demás trabajadores, principal-
la Convención Interamericana sobre Concesión mente del sector informal han sido considerados
de los Derechos Civiles a la Mujer, sobre la con- como pobres antes que como productores o agentes
cesión de los derechos políticos, la relacionada con económicos o sociales.
la nacionalidad de la mujer casada, la de derechos Los avances en la legislación, pues, se asocian a
civiles de la mujer, la cedaw, y la Convención un Estado que asume dos figuras: la del Estado garan-
­Interamericana para Prevenir y Erradicar la vio- te formalmente de derechos humanos universales, y
lencia contra la Mujer. la de un Estado que niega la capacidad de su ejercicio
De manera correlativa, los cuadros que siguen por un entorno de políticas económicas y sociales que
nos muestran el volumen de compromisos del Es- van en contra ruta de la posibilidad para su acceso
tado boliviano respecto a tratados internacionales y ejercicio, o que son insuficientes para generar los
ratificados y los que no lo están, tanto en los que mecanismos institucionales pertinentes a tal fin.

33 Ver Mujeres en ENLACE No 2. 2007. amupei. La Paz, Bolivia.


perfiles de género: derechos políticos y civiles 49

Cuadro 10
Tratados Internacionales ratificados por el Gobierno boliviano

Firma Entrada en vigor Ratificación Fecha


Declaración Universal de los Derechos Humanos 1948 Ratificada
Convención para la prevención y la Sanción del delito de
1948 12/01/1951 Firma no ratificada
Genocidio
Convención para la supresión del tráfico ilegal de personas y de
02/12/1949 25/07/1951 D.S. N° 19777 13/09/1983
la explotación de la prostitución de otros.
Convención sobre el Estatuto de Refugiados 1951 22/04/1954
Convención sobre el Estatuto de los Apátridas 28/09/54 D.S N° 19777 13/09/1983
Convención para reducir los casos de Apátridas 30/08/61 D.SN° 19777 13/09/1983
Protocolo para modificar la Convención sobre la esclavitud. En
23/10/56 D.S N° 19777 13/09/1983
Ginebra el 25 de septiembre de 1926
Convención sobre necesidad de consentimiento para el matri-
monio, establecimiento de la edad mínima para el matrimonio y 7/11/62 9/12/1964 D.S N° 19777 13/09/1983
registro de matrimonios
Convención contra la discriminación en educación 14/12/62 22/05/1962 D.S N° 19777 13/09/1983
Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
1965 4/01/1969
Formas de Discriminación racial
Ley N°2119
Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Cul-
16/12/66 Decreto Supremo 18950 11/09/2000
turales
Vinculante
Ley N°2119
Pacto Internacional de Derechos Civiles y políticos 16/12/66 3/01/1976 Decreto Supremo 18950 11/09/2000
Vinculante
Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra
26/11/68 D.S N° 19777 13/09/1983
y de los Crímenes de Lesa Humanidad

DS No.16575 13/06/1979
Convención Americana Sobre Derechos humanos (Pacto de San
23/05/69 22/11/69
José de Costa Rica)
Ley No. 1430 11/02/1993

Convención sobre la supresión y Castigo del Crinen del Apar-


30/11/73 D.S N° 19777 13/09/1983
theid.
Convención sobre la esclavitud 25/01/6 D.S N° 19777 13/09/1983
11/09/ 2000
Ley N°2119
Se ratificó el primer
Protocolo facultativo de los Derechos Políticos y civiles 23/03/1976 Decreto Supremo 18950
Protocolo pero no el
Vinculante
segundo.
Convención Americana sobre Derechos Humanos 22/11/69 Vinculante
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Ratifico el 12 de Abril
1984 26/06/1987
Inhumanos o degradantes. de 1999
Ratificada
Convención sobre los Derechos del Niño 1989 2/09/1990 Mayo de 1990
Ley 1152
Estatuto de Roma de la Corte penal Internacional. Roma. Italia 1998 1/07/2002
Convención Internacional sobre al protección de los derechos de
1990 1/07/2003
Todos los Trabajadores Migratorios y de sus familiares
Protocolo II sobre prohibiciones o Restricciones del uso de Mi-
nas, Armas Trampa y otros Artefactos, según fue enmendado el
3 de Mayo de Mayo de 1996, que figura en anexo a la Convención 1996 3/12/1998
sobre prohibiciones o Restricciones de Empleo de ciertas Armas
Convencionales. Ginebra, Suiza
Convención sobre la prohibición del Empleo, Almacenamiento,
producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su 1997 1/03/1999
destrucción. Oslo Noruega
Protocolo Facultativo de la Convención sobre derechos del Niño
relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados. 2000 12/02/2002
Nueva York. EEUU
Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del
Niño relativo a la Venta de Niños, Prostitución Infantil, la utiliza- 2000 18/01/2002
ción de Niños en la Pornografía. Nueva York, EEUU
Firmada por Bolivia, Ecua-
Carta Andina para la protección y promoción de los Derechos
2002 dor, Colombia, Perú Y
Humanos
Venezuela
50 perfil de género bolivia

Tratados Internacionales específicos sobre Derechos Humanos de las Mujeres

ratificada
Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos Civiles
02/05/48 Ley N° 2012 17 de septiembre de 1999
a la Mujer
Vinculante
31/03/53
Convención Interamericana sobre concesión de los Derechos Políticos 20/12/52
7 de julio de 1954 vinculante 17 de Septiembre de 1999
de la Mujer. 10 de marzo de 1980
Ley N° 2011
20/02/57
Convención sobre la nacionalidad de la mujer casada 29/1/57 11 de agosto de 1958 17 de septiembre de 1999
Ley N° 2010
Concesión de los Derechos Civiles a la Mujer 02/05/48 Ley N° 2012 17 de septiembre de 1999
Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la
1969 Ratificada
Mujer
8/6/90
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discrimina- 3 de septiembre de Vinculante 30 de Enero de 1982
181/12/79 DS 18777
ción contra la Mujer. Nueva York. EEUU. cedaw 1981
Ley 1100 7 de septiembre de 1989
27/09/2000
Protocolo Facultativo cedaw 10/12/99 20 de Junio de 2000
Ley No.2103
vinculante
18 de Octubre de 1994
Convención interamericana para Prevenir y erradicar la violencia Ley 1559
contra la mujer 09/06/1994 14/07/1994 Ley 1674
Belem Do Pará DS 25087
(reglamentación) 15 de diciembre de 1995

Cuadro 11
Leyes y regulaciones relacionadas a MED/GYD

Leyes y regulaciones Fecha Contenidos


Inamovilidad de la mujer en su puesto de trabajo en el periodo de gestación y hasta un año de
Ley 975 1988
nacimiento del hijo/a
Promueve la participación de mujeres y varones en la formulación, control y seguimiento a la gestión
Ley 1551 de participación Popular 1994
municipal
Ley 1565 de Reforma Educativa 1994 Establece la equidad de género como un principio y una transversal
Ley 1674 contra la violencia en la familia 1995 Caracteriza y establece mecanismos de prevención y sanción acerca de la violencia intrafamiliar.
Establece la aplicación de criterios de equidad en la distribución, administración, tenencia y aprove-
Ley INRA 1715 1996
chamiento de la tierra a favor de la mujer
Ley de abreviación procesal civil y de asistencia Introduce reformas al Código de Familia, facilita el tramite de asistencia familiar y en especial para
1997
familiar matrimonios de hecho.
Se modifica parcialmente, suprimiéndose el termino de “mujer honesta” de los delitos contra la
Código penal 1997
libertad sexual
Ley de reforma al régimen electoral 1984 1997 Establece el 30% de participación obligatoria de mujeres en las listas de candidatos
Incluye instancias encargadas de velar por la equidad de género y el establecimiento de los Servicios
Ley 2028 de municipalidades 1999
Legales Integrales en los municipios del país
Ley 3160 de protección a victimas de delitos contra Tipifica delitos contra la sexualidad y agrava las penas para otros delitos incluidos en el Código
1999
la libertad sexual Penal
Código niño, niña y adolescente 2026 1999 Establece el régimen de atención y protección
Ley de regulación del trabajo asalariado del hogar 2003 Regula los derechos y obligaciones de las trabajadoras asalariadas del hogar
Ley 2771 de agrupaciones ciudadanas y pueblos Establece los principios de paridad y alternancia entre candidatos a elecciones municipales y na-
2004
indígenas cionales

Fuente: Bolivia. vmm. Por el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Beijing + 10: informe Bolivia, 2005
51

v. Perfiles de género en el ejercicio de la ciudadanía.


Derechos sociales

1. Participación socioeconómica ­ ujeres campesinas e indígenas hayan sido


m
parte activa de los sistemas productivos, en
1.1. Cambios en el trabajo de la mujeres los cuales su trabajo productivo fue siempre
decisivo, en las diferentes épocas históricas
Nadie pone en duda ya la participación socioeconó- hoy la novedad consiste en la articulación de
mica de las mujeres: su presencia en el campo eco- las unidades productivas agrícolas con el mer-
nómico, la valorización de sus aportes económicos a cado, que redefine las relaciones de la pequeña
lo largo de la historia, así como su discriminación y agricultura familiar en varias dimensiones.
brechas diversas respecto a los hombres en este cam- • La expansión de la participación de las mujeres
po, han sido puestas de relieve por diversos análisis urbanas y rurales en actividades de producción
y estudios. Estos también han incidido en demandas de bienes y servicios diversos, como agentes
y propuestas de políticas públicas originadas en el económicas significativas en unidades empre-
reconocimiento de la importancia de su participa- sariales y no empresariales de diferentes escala,
ción en el crecimiento y eficiencia económicos, y aunque la mayoría se encuentra ubicada en
en la necesidad de la protección de su trabajo y el unidades económico productivas pequeñas y
fortalecimiento de su autonomía personal. familiares.
La participación económica de las mujeres, sin
embargo, hoy se da en términos cualitativamente El trabajo mercantil es una realidad generalizada
distintos a periodos anteriores que hablan de: y cotidiana de las mujeres ahora convertidas en ge-
neradoras de ingresos monetarios para el hogar. Eso,
• La ampliación del mercado de trabajo con una sin embargo no he supuesto que dejen de ser respon-
inserción laboral masiva de las mujeres al mis- sables del trabajo doméstico y de cuidado no remu-
mo, como resultado de las políticas de ajustes nerado que genera bienes y servicios no mercantiles
neoliberales que generaron la compulsión a esa y cuyo aporte económico fundamental actúa como
incorporación en el marco de la desregulación amortiguador ante situaciones de pobreza y crisis de
del trabajo asalariado clásico y desocialización de la mayoría de los hogares de bajos ingresos.
la protección social que cambiaron las estrategias La importancia del trabajo no remunerado hace
de reproducción material de los hogares. que no sea casual que en sus distintas formas: redes
• Una nueva participación productiva agrícola sociales, capital social, solidaridad y reciprocidad
de las mujeres. Aunque no es novedad que las comunitarias, ahora se lo revalorice y considere
52 perfil de género bolivia

como componente fundamental de alternativas sociodemográfico y laboral más importante de las


económicas que garanticen la reproducción familiar dos últimas décadas. Para el 2006, la tasa bruta de
y comunitaria. Esta revalorización, sin embargo, no participación femenina llegó al 42% y la masculina
considera el desplazamiento de la responsabilidad a 53.50%; mientras la tasa global de participación
femenina o la responsabilidad compartida del mis- femenina ascendió al 55%, aunque por debajo de la
mo (pública, social o entre hombres y mujeres), ni masculina que alcanzó 71%.34 (Ver anexo 1, Cuadro
su reconocimiento formal y real como mecanismo 1). La alta participación de las mujeres se profundizó
útil para obtener efectos eficientes macro y micro con el desempleo masculino, la disminución de los
económicos gratuitos. ingresos y el surgimiento de modalidades flexibles
Pese a ello, las mujeres consideran que su acceso de trabajo, fruto de las políticas de ajuste estructural.
al trabajo asalariado y a la generación de ingresos Esas circunstancias supusieron que las mujeres no
en los mercados les trae réditos personales. Les perciban el ejercicio de su trabajo como derecho
permite sostener la familia, a sus hijos/as, y les da social sino como necesidad y compulsión.
independencia económica, capacidad de decidir De acuerdo a la categoría en el empleo, de
sobre el destino de los recursos obtenidos sin tener 1999 a 2006, la estructura ocupacional presenta
que “pedir permiso”. Esto les permite mejorar su una tendencia homogénea. Para el 2006 y a nivel
posición en la familia, su capacidad de negociación nacional, la mayoría de los/las trabajadores/as se
con sus cónyuges y/o padres, ya que sus ingresos encuentran como trabajador/a por cuenta pro-
son en muchos casos superiores al de sus esposos; pia (34%), trabajador/a familiar o aprendiz sin
en otros, constituyen el total de los ingresos del remuneración (27%) y empleado/a (24%). Si se
hogar. Pero, la inserción de las mujeres al mercado hace un corte en 2001, se observa hacia delante un
del trabajo no les otorga márgenes de libertad para incremento de trabajadores/as como empleados y
negociar y afirmar sus proyectos e intereses de un leve decremento como cuenta propia; a la vez,
manera automática; para ello deben darse cambios pese a su escasa proporción, la categoría de patrón
sustantivos en sus propias concepciones de género, o empleador registra un ascenso hasta llegar al 4 %
de la familia y su entorno. El acceso y desempeño en 2006. (Ver anexo 1, Cuadro 2)
laboral en los mercados en simultáneo al trabajo En general, del total de la población econó­
doméstico no remunerado les genera desventajas micamente activa ( pea ) ocupada, el 34.5% es
que se acumulan en el tiempo por la sobre carga de asalariada (29% de la pea femenina y 39% de la
trabajo que impide su desarrollo laboral, político masculina).
y social. Una consecuencia de ello –sumada a las La distribución de estas categorías varía por
débiles políticas de fomento productivo y protec- sexo. Los hombres se concentran en las de trabaja-
ción laboral– es el amplio autoempleo y alternativas dores por cuenta propia (38%) y empleados (26%);
compatibles con su trabajo doméstico: “tengo que en tanto como trabajadores familiares sin remune-
levantarme 5 de la mañana y dejar cocinado para ración alcanzan al 17%, como obreros el 12% y en
poder trabajar” (Grupo Focal. La Paz 2006). un significativo 6% son patrones o empleadores.
Las mujeres, en cambio, están concentradas en la
1.2. Transformaciones en los mercados categoría de trabajadoras familiares o aprendices
de trabajo sin remuneración (39%); mientras que la opción
de trabajadoras por cuenta propia es segunda en
a) Tasas de participación importancia (30%). Como asalariadas son principal-
mente empleadas (21.7%) y trabajadoras domésticas
La creciente y masiva inserción laboral de las muje- (5%), ya que sólo el 2% se halla en condiciones de
res ha cambiado la composición de la fuerza de tra- obreras. Casi igual porcentaje de ellas trabajo como
bajo en el mercado de trabajo, dando lugar al cambio patronas, socias o empleadoras.

34 ine, 2006.
perfiles de género: derechos sociales 53

Es decir, más de dos tercios de las mujeres Cuadro 12


(69%) no se ocupan bajo los moldes del trabajo Población en ocupación principal según sexo
y sectores de mercado de trabajo 2003-2006
asalariado clásico sobre el que se edificaron los dere-
chos sociales; ellas predominan en las unidades eco-
nómicas familiares vinculadas a mercados de trabajo. Mercado de trabajo 2003-2004(1) 2005 2006

La alta proporción de mujeres en estas unidades Total 4.194.779 4.257.151 4.550.309


–expresión de uno de los cambios en el mundo del Doméstico 2,88 2,45 2,57
Estatal 6,93 7,35 8,06
trabajo– supone su concentración en ocupaciones
Familiar 59 ,24 59,96 60,98
de tiempos parciales y menos regulados, con pocas
Semiempresarial 15,03 12,37 12,13
posibilidades de continuidad, carrera y movilidad
Empresarial 15,92 17,86 16,26
laboral. Esta tendencia, que atañe también a los Hombres 2.283.042 2.356.037 2.505.590
varones por la desregulación laboral, habla de un Doméstico 0,13 0,10 0,33
empobrecimiento relativo mayor de las mujeres. Estatal 6,96 7,00 7,96
El balance por sexo y zonas muestra que las Familiar 48,86 51,40 54,44
desventajas para las mujeres sobre todo rurales son Semiempresarial 21,17 17,12 15,79
evidentes, su ocupación es bastante más baja que la Empresarial 22,88 24,38 21,49
masculina; ello significaría que escasamente acceden Mujeres 1.911.737 1.901.114 2.044.719
a municipios e instituciones locales de prestación Doméstico 6,17 5,37 5,32
Estatal 6,89 7,79 8,18
de servicios. (Ver Anexo 1, Cuadro 3).
Familiar 71,63 70,56 69,00
Esta situación se corrobora con el cambio de
Semiempresarial 7,69 6,49 7,65
perfil de la fuerza de trabajo según sectores del
Empresarial 7,61 9,79 9,86
mercado y ocupación principal. El 83% de la pea
está inserto en la microempresa que aporta el 25% al Fuente: ine. Encuesta Continua de Hogares 2003–2004, Encuesta
de Hogares 2005–2006
PIB; mientras las empresas de más de 50 empleados
absorben solamente el 8.7% del empleo y generan
el 65% del pib; información que ya habla de una
desigual distribución del ingreso. Por otro lado, el Esta situación se revierte en el sector familiar
empleo en ámbito estatal –que se redujo entre los que genera el mayor empleo, y donde se ubica
años 80 y 90– ha ido en aumento en el último quin- el 71,63% del empleo femenino y el 48.86% del
quenio: de 6,8 % en 1999 y 2003, a 8% en 2006. masculino, si bien en 2006 se registra un ligero
El sector empresarial tuvo un crecimiento im- descenso tanto en el empleo de las mujeres como
portante del empleo en los 90 y un estancamiento en el de varones. Como se dijo, en este sector se
actualmente. Su capacidad de emplear osciló del concentra tres cuartas partes de las mujeres traba-
14,71 % a 16,26% entre 1999 y 2006, con ventajas jadoras y algo más de la mitad de los hombres. Su
para los hombres sobre todo de zonas urbanas. Este mayor importancia está en el campo más que en las
empleo masculino urbano alcanza al 20,34% del ciudades, por el predominio de pequeñas unidades
total de la ocupación masculina y al 10,35% de las familiares campesinas e indígenas de producción
mujeres ocupadas urbanas. En las zonas rurales esta agrícola, en las que la presencia femenina es mayor
relación es aun más desigual, los ocupados varones a la de los hombres.
alcanzan al 9.71% del total y las mujeres solo el La relativa reducción del sector semiempresarial
1,58%. En general, la presencia de mujeres en este se traduce en un crecimiento del sector doméstico,
sector es de 9,86% y de hombres el 21,49%. sobre todo para las mujeres. En general ocupa a un
El sector semiempresarial creció en los últimos 2.53% del total; pero su importancia es creciente
5 años (de 10,62 a 12,53%). A mayor proximidad para las mujeres (del 3,98% pasaron a 5.32% las mu-
con el asalariamiento se nota el sesgo masculino; el jeres ocupadas) y en menor medida para los hombres
empleo masculino ha crecido de 14,21% a 15,79%, (de 0,17% al 0,33%). Este sector de ocupación es
mientras el femenino se mantuvo con ligeras fluc- alternativo a la falta de empleo, sobre todo para las
tuaciones hasta llegar a 7,65% en 2006. mujeres migrantes rurales e indígenas.
54 perfil de género bolivia

En esta diversa estructura del empleo, el sector tendrían un subempleo total de 15,3%, mientras
familiar emerge como el más importante, si bien las mujeres informales estarían en un 30,8% en
funciona con trabajo de baja calificación y condi- condiciones de subempleo total. Estas cifras ratifi-
ciones precarias. Es en este sector donde las mu- can su precaria inserción en el mercado de trabajo.
jeres indígenas y pobres se concentran sin muchas (udape) (Ver Anexo 1, Cuadro 5)
posibilidades de movilidad laboral o mejoras en sus Considerando la intersección étnica, la tasa de
condiciones de trabajo. participación laboral es de 81% para los indígenas
En los periodos de contracción de la economía y de 64% para los no indígenas; por lo mismo, los
de mercado, disminución del empleo y de los ingre- indígenas están menos desempleados que los no
sos, las estrategias de los hogares se orientaron al indígenas (4% y 7%, respectivamente). Un tercio
trabajo informal y doméstico, mientras las políticas de los trabajadores indígenas no recibe remunera-
se han dirigido preferentemente hacia el trabajo fijo ción por su trabajo en comparación con el 3% los
sin correspondencia con esta realidad. no indígenas. En estas circunstancias se encuentran
Las mujeres están de manera creciente sujetas a mayormente las mujeres. En 2002, cerca del 84%
las formas flexibles de contratación (contratos tempo- de la población indígena y 67% de la población no
rales, de tiempo parcial o por producto), sobre todo indígena trabajaba en el sector informal. (Cuadros 9
en rubros como textiles, prendas de vestir y joyería, y 12). Asimismo, la incidencia del trabajo infantil es
donde se generalizan formas de subcontratación, cuatro veces más alta entre los niños indígenas que
trabajo a domicilio. Estas prácticas opacan el trabajo entre los no indígenas; en 2002, el 31% de niños
femenino en la manufactura y otros sectores. indígenas entre 9 y 11 años trabajaban, frente al 8%
Por otro lado, ha sido en ciudades capitales, de los niños no indígenas; lo que también ocurre
entre 1999-2006, donde hubo un fuerte crecimiento entre los de 12 y 18 años. (Gillete. 2004)
del llamado sector informal que, a nivel nacional,
manifiesta un descenso. Si bien en el sector formal b) Cambios intergeneracionales36
se advierte un ascenso, en el informal es donde pre-
valece la generación de empleo. En la distribución Las informaciones cualitativas muestran cam-
por sexo, el empleo de los hombres en el sector bios importantes sobre el ciclo de vida y las relacio-
formal constituye dos terceras partes o más del em- nes intergeneracionales entre la población femenina
pleo masculino; por lo que se puede afirmar que la trabajadora. Los comportamientos identificados se
expansión del sector informal ha sido básicamente refieren a:
alimentada por fuerza de trabajo femenina al punto • Las mujeres jóvenes trabajadoras registran
de hablarse de feminización del empleo informal.35 mayores niveles educativos; más entre las mujeres
(Ver Anexo 1, Cuadro 4). urbanas que las rurales e indígenas.
Existe una asociación directa entre sector • Estas mujeres jóvenes tienen expectativas
informal y subempleo. Los datos de 2006, a nivel y proyecciones laborales y familiares nuevas; las
nacional en ciudades capitales, reportan una pobla- jóvenes con mayor grado educativo tienden a pos-
ción ocupada en el sector informal del 58,1% y un tergar la edad del matrimonio y el embarazo para
subempleo total del 22% (subempleo visible: 8%, privilegiar su desempeño laboral y profesional. En
e invisible: 14,2%). Los hombres aquí ocupados mujeres con menor nivel educativo la tendencia al

35 Según la definición del ine el Sector Informal, incluye trabajadores del Sector Semiempresarial (asalariados, patrones, socios
o cooperativistas que realizan alguna actividad económica en empresas o instituciones donde trabajan menos de 5 personas) y
Sector Familiar (Trabajadores cuenta propia y Trabajadores familiares). No incluye Servicio Doméstico (Empleadas de hogar).
Sector Formal, incluye trabajadores del Sector Estatal (asalariados que trabajan en el sector público) y Sector Empresarial
(asalariados, patrones, socios o cooperativistas que realizan alguna actividad económica en empresas o instituciones donde
trabajan 5 o más personas). No incluye Servicio Doméstico (Empleadas de hogar).
36 Con base en información recogida de los Grupos focales y entrevistas realizadas en el marco del Perfil de Género. asdi,
2006.
perfiles de género: derechos sociales 55

emparejamiento y embarazo se mueve entre los 13 Gráfico 2


a 15 años37.
• Las mujeres con mayor nivel de instrucción
están más predispuestas a la migración y dise-
ñan proyectos de vida no realizables en el lugar
de origen, sobre todo si las condiciones son de
pobreza.
• En cuanto al ciclo de vida, se advierte una nueva
tendencia de inserción al mercado de trabajo
que consiste en la ampliación de la participación
de grupos sociales considerados como inactivos,
tales como menores de 20 años, mayores de 40
años y tercera edad, solteras jóvenes y jefas de
hogar, o hijas que apoyan a la generación de
ingreso. Esto confirma al trabajo como nece-
sidad.
• La mayor escolaridad y la dinámica del mer-
cado de trabajo amplían una inserción laboral
diversificada para las mujeres, aunque la seg-
mentación laboral por sexo no ha sido alterada
básicamente, de tal manera que la diversifica-
ción sigue dándose en ramas afines a servicios,
producción artesanal, manufacturas y alimen-
tos.
• En las mujeres jóvenes se advierte una tenden­
cia a aspirar y proyectar emprendimientos
independientes y autónomos.

c) Ingresos

Varios estudios muestran que el acceso de las muje-


res al mercado se da en condiciones de desventajas y
vigencia de prejuicios que restringen su contratación
y promoción, además de recibir un pago injusto de
salarios. El mercado de trabajo restringe las opor-
tunidades de empleo de las mujeres, y las coloca en
ciertos oficios de escasa productividad que rezaga
sus oportunidades de ascenso y capacitación. Per-
sisten también disparidades salariales por trabajos
equivalentes y desempeñados con igual formación
y conocimientos. (Wanderley. 1996).
Informaciones del ine sobre ingresos por ocupa-
ción principal señalan que los más altos corresponden
al sector estatal y empresarial, y los más bajos al sector
familiar que se ubica por debajo del sector doméstico.
Fuente: udape

37 Para el área rural, tanto en tierras bajas como en tierras altas, se mantiene el embarazo adolescente sin remate en la creación
de una familia, sino al madre solterismo. (Entrevistas.2006)
56 perfil de género bolivia

En todos los grupos ocupacionales, los ingresos de e inseguridad en el ingreso familiar y una mayor vul-
las mujeres son inferiores a los ingresos percibidos nerabilidad que les somete a riesgo. (Benería.2005)
por los hombres, sin importar la jerarquía y el estrato La ampliación de la participación laboral de
ocupacional. (Ver Anexo 1, Cuadro 6). El ingreso las mujeres y la auto-generación de ingresos tienen
promedio de las mujeres es solo el 56.84% del de efectos macroeconómicos e impactos directos en
los hombres; en el área rural es apenas el 28,57% del la familia y en el nivel personal por su capacidad
de los hombres, ni siquiera un tercio. Esta relación de generar y contribuir al ingreso individual y/o
mejora en zonas urbanas donde alcanzan al 64,37% familiar. En el plano familiar se argumenta que el
del ingreso de los hombres. Los factores asociados a control sobre el ingreso por parte de las mujeres
estas brechas de ingresos se deben a razones de géne- permite elevar el rendimiento en inversiones en
ro vinculadas al tipo de ocupación, el logro educativo infraestructura y capital humano en el hogar, por-
y la trayectoria ocupacional previa. que ellas asignan preferentemente sus ingresos a
educación, salud, nutrición, vestuario y otros bienes
Cuadro 13 relacionados directamente con las necesidades de los
Ingreso promedio mensual en la ocupación principal miembros de la familia. Esta conducta contribuye
por sexo y según grupo ocupacional. 2006
(en bolivianos) de manera decisiva para salir de la pobreza.
Análisis de la cepal en 2003, con base en las
Grupo Ocupacional Total Hombres Mujeres Encuestas de Hogares de 18 países, estiman que
Total 924,78 1.205,10 581,28 en Bolivia, a finales de los 90, las mujeres estaban
Directivos públicos y privados 5.368,77 6.735,28 2774,44 contribuyendo con el 35% del ingreso familiar.
Profesionales 2.792,70 3.691,89 1895,77 Asimismo, la magnitud de la pobreza en hogares
Técnicos y profesionales de
apoyo
2.040,24 2.173,66 1793,21 biparentales –según aporte de la cónyuge a los in-
Empleados de oficina 1.368,56 1.589,58 1241,15 gresos del hogar– sería del 50%, magnitud que se
Trabajadores en servicios y co-
885,74 1.253,30 723,02
elevaría a 62% sin ese aporte (bid. 1998)39. Sobre
mercio
la relación entre generación de ingreso propio y
Trabajadores en agricultura,
pecuaria y pesca
233,08 388,78 48,93 construcción de autonomía, mejoramiento de sus
Industria extractiva, de la cons-
840,01 986,63 396,09
capacidades de negociación al interior del hogar y
trucción y manufacturera
su empoderamiento, las mujeres señalan que con
Operadoras de instalaciones y
maquinaria
1.581,25 1.596,18 363,03 ingresos no están “dependiendo” y “pidiendo” al
Trabajadores no calificados 704,92 907,29 562,80 cónyuge, y que se les amplían los márgenes de de-
Fuerzas armadas 5.287,26 5.287,26 0,00 cisión sobre los gastos familiares porque “pueden
Fuente: ine. Encuesta de Hogares 2005–2006 decidir sobre el destino del ingreso”, y sentir satis-
facción y autovaloración por su aporte al bienestar
Las brechas son similares entre la población de sus hijos.
empleada no indígena e indígena. En conjunto,
73% del diferencial de ingresos entre indígenas y no d) La no conciliación entre trabajo familiar
indígenas se debe a factores observables, mientras y trabajo mercantil
que el 27% restante es atribuible a discriminación
y factores como calidad de la educación, cultura y La importancia de las mujeres como generadoras
aptitudes (Gillete.2004) que resultan de problemas y/o proveedoras de ingreso cambia las relaciones
de exclusión social. y roles al interior de las familias (Benería y Floro.
Por otro lado, en Bolivia, el índice de variabi- 2005). El hecho de generar ingresos propios, tener
lidad del ingreso es mayor para las mujeres (0.609) nuevas pautas de sociabilidad laboral, apertura a
que en los hombres (0,551)38, lo que implica riesgo nuevas relaciones laborales y sociales, son factores

38 Se considera cero como estabilidad máxima, y uno estabilidad mínima.


39 La principal diferencia entre una familia latinoamericana promedio que vivía por debajo de la línea de la pobreza y las que
se encontraban por encima de ella era la participación laboral de la mujer. (bid, 1998)
perfiles de género: derechos sociales 57

importantes que influyen en la redefinición de su las mujeres madres, esposas, hijas, hermanas son
colocación social y de sus relaciones sociales en quienes siguen con las responsabilidades centrales,
el ámbito público y privado. Se ha comprobado más intensas y de uso del tiempo en trabajo. (Farah.
que las mujeres con trayectoria y cultura laborales 2003 y Wanderley. 2002). Los pequeños cambios en
son las que mejores resultados obtienen y las que la redistribución de las cargas domésticas entre hom-
mejor negocian con su pareja, familia, compañeros bres y mujeres son poco significativos, porque aún no
y empleadores en escenarios de empleos de menor se ha encarado políticamente un reparto igualitario
precariedad. del trabajo que cambie la división sexual existente.
Los nuevos arreglos para “conciliar” trabajo remu-
Cuadro 14 nerado y no remunerado, búsquedas de estrategias
Distribución de actividades por sexo personales y familiares, o medidas que contribuyan
a esa conciliación y cuestionen la base estructural de
Condición
de actividad
Total % Hombres Mujeres la división sexual del trabajo, no son todavía parte de
% % la agenda de género de manera notoria.
PENT 1.822.039 26,6 921.574 27,8 900.465 25,5
Algunos estudios muestran que las mujeres de
Trabajo
Mercantil 1.778.864 31,6 1.176.271 38,3 602.593 25,0 estratos socioeconómicos medios y altos alivian la
remunerado
intensidad del trabajo doméstico por su posibilidad
Trabajo
mercantil no 170.660 1,5 63.120 1,5 107.540 1,5 de comprar este trabajo; pero aún así, las responsa-
remunerado
bilidades en el trabajo de cuidado o administración
Trabajo
mercantil
478.597 4,5 233.180 5,5 245.417 3,6
del hogar siguen a su cargo. Las familias de bajos
Trabajo no
mercantil
857.468 12,5 48.727 2,1 808.741 22,6 ingresos, que no pueden adquirir en los mercados
Estudiante 1.057.058 17,7 550.518 18,5 506.540 16,9 bienes y servicios, realizan su producción en los
No trabaja 103.779 4,5 68.458 5,3 35.321 3,8 mismos hogares demandando una intensificación
Sin especi-
ficar
24.444 1,1 13.369 1,0 11.075 1,2 del trabajo femenino por: (i) desempeño del trabajo
Total 6.292.909 100,0 3.075.217 100,0 3.217.692 100,0 doméstico; (ii) mayor trabajo comunitario, redes
sociales, formas de capital social; y (iii) inserción en
Fuente: Elaboración con información ine. 2001
el mercado laboral a través del trabajo remunerado.
A pesar de estas transformaciones personales, (Grupos focales. Santa Cruz, La Paz, Cochabam-
familiares y sociales, y aunque las probabilidades de ba.2006; y entrevistas.2006).
encontrar empleo son más altas que de los hombres La tensión permanente entre realización de
en determinadas categorías ocupacionales, ello no trabajo remunerado y no remunerado impone a las
cambia la arcaica división sexual del trabajo en el ho- mujeres restricciones a su participación en los mer-
gar que permanece casi inalterable. (Grupos focales. cados, a su movilidad, a la toma de decisiones, a la
2006). En efecto, aunque su trabajo doméstico no es productividad y a su autonomía. La responsabilidad
registrado por las estadísticas que miden el aporte del trabajo doméstico no remunerado cuando es
de las personas al producto ni por la contabilidad permanente y difícilmente delegable, afecta la conti-
del producto, la información disponible ofrece una nuidad laboral de las mujeres con frecuentes entradas
aproximación al trabajo mercantil y no mercantil y salidas del trabajo. (Grupos focales, 2006)
entre hombres y mujeres, mostrando que la mayor Estas evidencias confirman el aporte de las mu-
concentración de hombres se da en el trabajo mer- jeres en la producción mercantil y no mercantil de
cantil remunerado. bienes y servicios, mientras las políticas y acciones se
El trabajo no mercantil: (trabajo doméstico y han dirigido a incrementar los trabajos mercantiles
de cuidado) mantiene su importancia histórica en la y domésticos, familiares y comunales, y no a modi-
generación de bienes y servicios para la reproduc- ficar patrones de división del trabajo o a socializar
ción familiar. A pesar que la inserción de la esposa la responsabilidad por el bienestar.
y/o madre al mercado laboral promueve nuevas No se han pensado propuestas para aliviar la
pautas distributivas de las cargas doméstica hacia carga de trabajo doméstico no remunerado de las
otros miembros de la familia, el resultado es que mujeres; tampoco han sido demandadas por las mu-
58 perfil de género bolivia

jeres por cuanto, sobre todo las mujeres campesinas El tránsito del Sistema de Reparto de Bene-
e indígenas, tienen naturalizado el trabajo domésti- ficio Definido (srbd) al Sistema de Capitalización
co en sus culturas. Este trabajo es concebido como Individual de Contribución Definida (scicd) ha
“familiar” propio de las mujeres y de los miembros generado cambios sustanciales al eliminar los princi-
activos/as, del que depende la subsistencia. (Grupos pios de universalidad, integralidad y solidaridad. El
focales y Entrevistas.2006). Ello es así sobre todo en cambio tuvo efectos diferenciados para las diferentes
las economías agrícolas de subsistencia, basadas en categorías de trabajador/as, niveles salariales y ex-
la pequeña producción familiar en contextos comu- pectativas de vida y también para las mujeres.
nitarios de ordenamiento de la vida donde es difícil Si bien los patrones de empleo actuales según
percibir de manera individualizada las condiciones género hacen que los impactos de las transforma-
diferenciadas de trabajo, acceso, control, aportes y ciones del sistema de pensiones tengan efectos
beneficios. Si se lo hace, la dificultad radica en di- diferentes para las mujeres, tanto en el anterior
ferenciar los beneficios individuales, que sí los hay, como el actual sistema las desigualdades de las
aunque supuestamente se privilegia un beneficio mujeres no han sido consideradas, como tampoco
igualitario para todos los miembros. las formas de inserción al mercado de trabajo, la
menor institucionalidad y otras formas informales
de organización del trabajo. Estos sistemas tampoco
2. Mecanismos de protección consideran la doble responsabilidad de las mujeres
y seguridad social (trabajo remunerado y no remunerado) ni el con-
junto de relaciones de trabajo.
En este campo, las mujeres enfrentan desventajas Mientras el srbd parecería más ventajoso en
porque los sistemas de protección y seguridad social el trato de las mujeres por las compensaciones a sus
han sido construidos y permanecen sobre bases de condiciones de trabajo y sus mayores expectativas de
desigualdad social y de género. Mientras durante vida al jubilarse, excluye a las personas menores de
los años 90 la oferta laboral se incrementaba y el 18 años al negarles la condición de trabajadores/as,
desempleo aumentaba, el mecanismo para contra- y a las mujeres por efecto de las restricciones que
rrestarlo fue la expansión del sector informal donde el pago de prestaciones sociales por maternidad ha
se ubicaron las mujeres en su mayoría, con un pre- tenido en el empleo femenino, bajo el supuesto de
dominio de empleos precarios y la concomitante que elevan los costos de producción de una empresa.
inseguridad económica. En cuanto al scicd, también establece fórmulas
En tanto, la seguridad social sigue sustentada de determinación de la pensión que disminuye la
en un mercado formal de trabajo con segregación y pensión para las mujeres, al considerar su mayor
segmentación laboral de género, y con condiciones y longevidad40. (Bonadona. 2008).
oportunidades no distribuidas equitativamente entre Las mujeres tienen periodos cortos o largos
trabajadores y trabajadoras. Como se vio, el mercado de interrupción laboral por maternidad o atención
formal acoge apenas un tercio de la población feme- a la familia y los hijos, los que tienen efecto en sus
nina ocupada; es decir, sólo una minoría de mujeres cotizaciones, la discontinuidad de las mismas y en el
acceden a la seguridad social formal, a los medios y cálculo final de cotizaciones para la jubilación.
beneficios sociales institucionalizados como son las Por tanto, uno y otro sistema de protección
prestaciones de largo plazo (pensiones y otros), las tienen sesgos de género. Si bien el primero parece
prestaciones de salud, por accidentes, discapacidad y más ventajoso por el carácter protectivo del trabajo
otros. El resto de los y las trabajadoras se encuentra y de seguridad social en el tratamiento a las mujeres
fuera de las relaciones asalariadas clásicas, y sometido como derecho habientes o dependientes del cónyu-
a una patente desprotección social. ge, es necesario introducir reformas que atiendan las

40 El cálculo para la determinación de la pensión se realiza sobre el salario base de los últimos cinco años y una tasa actuarial
de descuento de por año de expectativa de vida al momento de jubilarse.
perfiles de género: derechos sociales 59

características de género en las transformaciones del de protección ante situaciones específicas de riesgo
mercado de trabajo, que planteen fines de igualdad (enfermedad, vejez, accidentes, discapacidad) que,
en un nuevo sistema de pensiones, y reconozcan la aunque muchas veces modificadas, permanecen y
condición de trabajadora de las mujeres y no solo constituyen referentes que cumplen un rol impor-
de esposas. tante en esas situaciones. Ellas se han extendido a
El sector informal sigue desprovisto de regu- las ciudades mediante la migración y, a través de
laciones estatales en materia de protección social, redes sociales y relaciones de parentesco, dan forma
a pesar de los permanentes riesgos que enfrentan a diferentes tipos de apoyo social y ayuda mutua
sus trabajadores, sin ningún sistema de protección solidaria para sostener a las familias. Detrás de
social institucionalizado. ellas subyacen diversas modalidades de trabajo no
El total de afiliados registrados al Seguro Social remunerado en la familia y la comunidad donde es
Obligatorio, para el 2003, alcanzaba a 846.358 per- predominante la responsabilidad femenina.
sonas, 66% hombres y 34% mujeres. Para el 2007, En el pnd se contemplan propuestas de “redes
esa cifra asciende a 1.077.814 personas, de las cuales de protección social” que han dado lugar a iniciati-
65% son hombres y 35% mujeres. En el caso de vas para establecer mecanismos de protección social
jubilaciones, la tendencia desde el 2004 muestra el (“Sector de Protección Social y Desarrollo Integral
predominio de hombres sobre las mujeres (En 2007 Comunitario”) hacia la población en condición
se jubilaron 12. 894 hombres y 10. 730 mujeres).41 de pobreza y vulnerabilidad. Bajo este enfoque se
Este es un tema que merece una mayor investigación pretende crear un nuevo modelo de intervención
para determinar estas diferenciales y el comporta- que fortalezca la capacidad autogestionaria y parti-
miento de los seguros con relación a género. cipativa de las comunidades urbanas y rurales en la
La heterogeneidad del sector informal exige planificación y gestión de proyectos de desarrollo
crear un sistema tal de protección social que tome integral comunitario, para contribuir a erradicar la
en cuenta sus características generales y no solo pobreza, a reducir brechas de inequidad, eliminar la
laborales. A pesar que la normativa internacional y exclusión, disminuir factores de riesgo y vulnerabi-
organismos internacionales como oit promueven lidad, y coadyuvar a la restitución de los derechos y
el “trabajo decente para todos” (oit. 1999), este es capacidades de los indígenas, originarios y campe-
aún una aspiración que encuentra varias dificultades sinos, fortaleciendo un modelo comunitario rural y
en la dinámica económica. urbano que se sustente en valores de la comunidad
Las transformaciones demográficas, familiares, y formas organizativas propias de las poblaciones
del mundo del trabajo y el carácter masivo del sector locales sobre todo rurales. (pnd, 2007).
informal complejizan el establecimiento de sistemas de Esta política incluye programas de empleo (Mi
protección social fundados en el trabajo asalariado o en Primer Empleo Digno), de subsidios (Bono Juancito
el trabajo en general por su enorme complejidad. Pinto) y combate a la desnutrición, y la promoción
Fuera de la seguridad social institucionalizada, del desarrollo integral comunitario (Comunidades
en las comunidades indígenas y campesinas del área en acción, Comunidades Recíprocas y Comunidades
rural han existido formas familiares y comunitarias Solidarias).42

41 El 2004 se presentaron un total de 1409 hombres y 1208 mujeres; en el 2005, 4.486 hombres y 3.865 mujeres; el 2006 alcanzan
a 8.748 hombres y 7.340 mujeres. (ine, 2007)
42 Las Comunidades en Acción que proyecta la construcción de un modelo comunitario con base en la identidad cultural y
territorial, en los valores de solidaridad y reciprocidad propios de la comunidad. Será aplicado en municipios rurales de
extrema pobreza. Las Comunidades Recíprocas se establecerán para mejorar las capacidades económicas, físicas, naturales,
humanas y socio–comunitarias con base en las potencialidades de los municipios de extrema pobreza de las ciudades más
pobladas. Las Comunidades Solidarias que se orientan al reconocimiento, restitución y potenciamiento de capacidades,
oportunidades, proyecciones y derechos de los sujetos con mayor vulnerabilidad, discriminación y marginalidad. Atenderá a
poblaciones con mayores riesgos como: personas con discapacidad, adultos mayores pobres, trabajadores infantiles, indigentes
en las ciudades y emigrantes rurales de extrema pobreza, y poblaciones indígenas con alta vulnerabilidad física, lingüística,
cultural, y amenazados por procesos económicos. (PND, 2007: 54)
60 perfil de género bolivia

Esta modalidad de protección social coincide en los mercados locales por las pobres condiciones
con acciones de combate a la pobreza. Además de materiales en las que se desenvuelve la producción.
pensar un genuino sistema de protección social, Están probadas las brechas de productividad entre
queda pendiente un diseño de este sistema que establecimientos según su tamaño: las empresas
considere los patrones patriarcales de organización grandes, en promedio, tienen una productividad
tanto como la heterogeneidad de estructuras pro- 24 veces mayor que los establecimientos micro y
ductivas que ponen en evidencia la escasa dimensión pequeños, debido a la mayor dotación de capital
del trabajo asalariado. humano calificado, mayor capacidad de adopción
tecnológica y mayores oportunidades de acceso a
mercados externos. (udape, 2006). Con todo, de-
3. Acceso a activos y recursos productivos pendiendo del tipo de productos se podría pensar
en procesos de modernización aun de los empren-
La heterogeneidad de estructuras productivas dimientos de pequeña escala.
señaladas y la situación de las mujeres hacen que
deba ponerse mucha atención a las oportunidades 3.1. Acceso al crédito
económicas vinculadas estrechamente al acceso y
control de activos y recursos productivos. En los pequeños emprendimientos impulsados
Ya sabemos que varios factores empujan a las por las mujeres, un 80% inicia actividades con
mujeres hacia las pequeñas unidades económicas/ capital propio generalmente reducido; se recurre
productivas en el sector agrícola y no agrícola, en a estrategias de adaptación de maquinaria usada o
pequeños emprendimientos de producción familiar “hechizas”43, y se utiliza el bagaje de conocimientos
campesina en el área rural, y hacia las micro y pe- procedentes de la experiencia del trabajo doméstico
queñas empresas en el área urbana y rural. o actividades de baja calificación. Los programas
Pero, los pequeños emprendimientos propios de apoyo a la gestión microempresarial, gestión
son de baja productividad y competitividad, por lo financiera y gestión de mercados desde el Gobier-
que restringen a las mujeres las posibilidades de mo- no, las ong y/o la Cooperación internacional, se
vilidad. Existen restricciones en el acceso a activos y han expandido con resultados exitosos en algunos
recursos productivos que reproducen la precariedad casos, y de fracaso en otros. Los déficits de acceso a
de estas unidades productivas y ahondan las brechas capital, maquinaria, tecnología y capacitación siguen
de género entre los y las trabajadores por cuenta siendo nudos centrales que obstaculizan una mejor
propia, por las restricciones que enfrentan las mu- ubicación productiva y comercial de las pequeñas
jeres en el acceso al crédito y a activos en general. unidades económicas.
Las entidades financieras formales exigen requisitos Las actuales políticas públicas pretenden mejo-
que las mujeres obtienen con dificultad y los que rar el acceso al crédito e incentivas la formalización
otorgan préstamos son de bajo monto. mediante los servicios del Banco de Desarrollo
Pese a ello, con la liberalización del comercio, Productivo (bdp), que incluye criterios de equidad
las mujeres han logrado experiencias interesantes de género como requisitos para la distribución y
en nuevos escenarios de producción nacional y aso- asignación de los recursos financieros destinados a
ciación entre productores/as agrícolas, artesanales inversión productiva (50% del total para mujeres
y de manufacturas, que tienen colocaciones impor- micro y pequeño empresarias y para asociaciones
tantes en el mercado nacional e internacional. No productivas conformadas con participación de mu-
obstante, prevalecen las actividades en condiciones jeres). A pesar de este principio y las condiciones
de baja productividad y competitividad, con estre- favorables44, se carece de medidas y acciones efec-
chas articulaciones comerciales y escasos alcances tivas porque los créditos tienen un carácter abierto

43 Hechas por artesanos locales.


44 Los préstamos tienen una tasa de interés del 6% anual a 15 años plazo.
perfiles de género: derechos sociales 61

aunque priorizan rubros como textiles, cuero, ellas un importante soporte para tomar decisiones.
alimentos, madera, turismo. Además, para otorgar Las mujeres acceden principalmente a créditos bajos
los créditos se considera la experiencia y potencial y con preferencia a la banca comunal para no poner
productivo; es decir, se privilegian microempresas en riesgo el patrimonio familiar.
establecidas, condiciones de las que carece la ma-
yoría de los pequeños emprendimientos donde –ya 3.2. Acceso a la tierra
se vio– abundan las mujeres.
Las instituciones financieras autorizadas para En el pasado reciente, las mujeres sólo accedían a la
operar (Banco de la Unión, Banco Mercantil Santa tierra como parte de un grupo familiar, y mediadas
Cruz, y el Fondo Financiero prodem), no cubren por la titularidad del hombre-esposo. Este acceso
aun todo el territorio nacional. Además, excluyen familiar legal fue avalado por el sistema legal nacional
el área rural distante del entorno urbano. Así, el y por los usos y costumbres arraigados en las comu-
acceso real de mujeres y organizaciones es sólo el nidades. A estos sistemas reguladores del derecho
26%, y su demanda principal es bajo la modalidad propietario a la tierra les es inherente un orden de
individual y para el sector de alimentos. género de base patriarcal, que ha definido sistemas
En las entidades financieras comerciales per- desiguales de tenencia de la tierra por sexo.
manecen restricciones para el acceso al crédito que Las alternativas de solución de los derechos de
excluyen a las mujeres por las altas tasas de interés, propiedad de las mujeres, de alcances estructurales,
garantías y procedimientos estatuidos: documento quedan siempre sujetas a la tradición y la referencia
legal de propiedad de un inmueble con registro en a su acceso vía familia representada por el “jefe” de
Derechos Reales, registro catastral, certificación de hogar. Este esquema funciona tanto bajo el modelo
impuestos, verificación de certificado de trabajo, comunal como bajo el sistema privado de tenencia
extracto de las afp, carné de identidad y evaluación de la tierra.
de sistema de riesgos. (Coordinadora de la Mujer, La compra, herencia o dotación de tierra son
2008). Estas exigencias, sumadas al análisis de la formas que no han garantizado acceso y derecho
situación patrimonial, son similares a las de las enti- propietario en forma equitativa para las mujeres. El
dades financieras privadas. En este tipo de créditos, acceso solo estuvo reservado a las mujeres casadas
familiares o solidarios, se informa que el destino en ausencia de esposo o varón adulto (viudas). La
fundamental del crédito solicitado por mujeres herencia ha asumido diferentes modalidades según
es el comercio; de tal manera, algunas entidades los sistemas culturales; en algunos casos se han bene-
financieras privadas cuentan con una oferta credi- ficiado por la herencia de tierra en forma equitativa,
ticia individual a clientes con acciones económicas a en otros, se ha considerado que sólo el hombre
corto plazo y centradas en el comercio. Esta oferta tiene prioridad en la herencia por el predominio
influye en el comportamiento económico, provo- de la patrilocalidad, la estabilidad y la continuidad
cando cambios de actividad desde la producción al del patrimonio con su permanencia en el lugar. En
comercio, sobre todo en áreas peri-urbanas y del cambio, se sostiene que las mujeres al casarse aban-
entorno urbano a las zonas rurales. donan el lugar, por lo que es más conveniente que
Con la expansión de la oferta crediticia, espe- reciban por herencia ganado u otro bien móvil.
cialmente la dirigida a pequeños emprendimientos En los últimos años el mercado de tierras se ha
individuales y asociados, se generan nuevas diná- ido expandiendo permitiendo el acceso vía compra;
micas no previstas como el fomento a actividades sin embargo, la información señala que son más
comerciales, de servicios, y el endeudamiento en hombres que mujeres los que adquieren tierra vía
cadena. También están las ofertas de créditos no mercado, y que existen graves problemas legales en
reembolsables dirigidas a pequeños proyectos pro- los títulos de propiedad de la tierra.
ductivos, cuyas experiencias han sido expandidas La Reforma Agraria de 1953 dotaba tierras a
aunque no siempre de manera sostenible. los hombres como titular bajo el criterio que esa
Las informaciones al respecto son escasas e inci- asignación garantizaría el bienestar de la familia
den en un bajo aprovechamiento del crédito, siendo en su conjunto. Las nuevas dotaciones, a partir de
62 perfil de género bolivia

la Ley 1715 (inra) de 1996, deben hacerse bajo de las mujeres con la seguridad jurídica sobre la
titulación conjunta a la pareja y/o la comunidad tierra. Sin embargo, no existen aún dispositivos
identificando individualmente a sus miembros. No institucionales y sociales que garanticen su ejer-
obstante, las dificultades en el saneamiento de tierra cicio.
y la débil institucionalidad dilatan el proceso que, • La previsión de nuevas dotaciones y las medidas
además, debe ser asumido por las comunidades “ori- a favor de las mujeres han sido instrumentadas
ginarias” a nivel local. En su artículo 3, la ley inra para acceder a nuevas tierras; es decir, se ha
establece criterios de equidad en la distribución, utilizado la norma como medio de acceso y
administración, tenencia y aprovechamiento de la control por parte de los hombres en varias
tierra a favor de las mujeres independientemente de experiencias.
su estado civil (Inc. V)45. Su reglamentación señala • La actual demanda de tierras tiene una orien-
la titulación conjunta de la tierra. Asimismo, el tación eminentemente social que prevé ex-
proyecto de nueva cpe en el art.395 dice que “…la propiaciones y nuevas dotaciones al calor de
dotación se realizará de acuerdo con las políticas de las presiones sociales e intereses diversos, sin
desarrollo rural sustentable y la titularidad de las especificación de los derechos de las mujeres.
mujeres al acceso, distribución y redistribución de • El saneamiento de las tco, su regularización
la tierra, sin discriminación por estado civil o unión y seguridad jurídica dejan a las organizaciones
conyugal…”. Además, el art. 401 determina que “el comunitarias la regulación del proceso; ello se
Estado tiene la obligación de … promover políticas mezcla con las prácticas sostenidas en los usos
dirigidas a eliminar todas las formas de discrimi- y costumbres que no siempre garantizan el ac-
nación contra las mujeres en el acceso, tenencia y ceso equitativo a la tierra por su propio orden
herencia de la tierra.” (cpe. 2008:128,130). de género.
La nueva política de tierras pone énfasis en la • La revalorización de la propiedad colectiva co-
reconducción comunitaria de la Reforma Agraria y munitaria, la organización interna y su regula-
la transformación de las estructuras agrarias, sobre ción bajo parámetros propios, ponen en tensión
cuatro bases: i) des-colonización de las estructuras los derechos comunitarios y los individuales,
agrarias; ii) equidad en la tenencia de la tierra; específicamente de acceso a la tierra por parte
iii) soberanía alimentaría basada en la agricultura de las mujeres. Las pautas reguladoras varían
campesina; y iv) manejo sostenible de suelos, agua, en cada cultura.
bosques y biodiversidad.
Además de las disposiciones sobre equidad en la
tenencia de tierra, se reconoce también la tenencia 4. Empobrecimiento relativo de las mujeres
colectiva e individual (mdrama. 2008). Sin embar-
go, la información disponible no permite todavía 4.1. Las cifras de la pobreza y la desigualdad
determinar cuál es la situación de las mujeres en su
acceso y propiedad sobre la tierra. El compromiso de Bolivia para 2015, de reducir la
Empero, tomando en cuenta los procesos de pobreza extrema a la mitad (a 17%) y la pobreza
saneamiento de tierras en curso, se puede identi- moderada hasta 48%, no parece avanzar por las
ficar que: condiciones estructurales de la desigualdad, de la
estructura y dinámica productivas y distributivas, y
• Existe un avance relativo en la titulación conjunta los conflictos del proceso de transición en el país.
de tierras que favorece el derecho propietario Algunos datos de la desigualdad señalan que el 10%

45 Art.3.Inc.V. “El Servicio Nacional de Reforma Agraria, en concordancia con el Artículo 6 de la Constitución Política del
Estado y en cumplimiento a las disposiciones contenidas en al Convención sobre la Eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, ratificada por Ley 1100 de 15 de septiembre de 1989, aplicará criterios de equidad en la
distribución, administración, tenencia y aprovechamiento de la tierra a favor de la mujer, independientemente de su estado
civil.” (Ley INRA, 1996)
perfiles de género: derechos sociales 63

más rico consume 22 veces más que el 10% más en el mercado de trabajo. Es decir, la pobreza tam-
pobre; casi dos tercios de la población indígena se bién se asocia a los niveles y patrones de empleo,
encuentra entre el 50% más pobre de la población a las desigualdades y a la discriminación existente
(Banco Mundial). en la sociedad.
La pobreza moderada se mantiene alta aunque En su relación con el empleo, la pobreza se
se ha reducido de 63.4% en1999 a 59,6% para 2005; origina en los bajos y desiguales ingresos y en el
en tanto la pobreza extrema se redujo en el mismo desempleo, sus causas fundamentales. Por tanto, las
periodo de 40,7% al 36,7%. Esos resultados derivan alternativas para su reducción deben tomar como
del divorcio entre programas para combatir la po- ejes centrales políticas socioeconómicas de fomento
breza y las políticas públicas globales; es decir, no se de la producción, del empleo y una clara política de
puede encarar la solución de la pobreza con políticas redistribución de los ingresos.
sociales que compensen los efectos empobrecedo- La gran oferta de trabajo urbana registrada
res de las políticas macroeconómicas. Las acciones entre 2000-2005, que ha presionado fuertemente
contra la pobreza no han articulado políticas macros sobre el mercado urbano, tuvo efecto en el incre-
y específicas, ni las políticas económicas y sociales, mento de las migraciones internas rural–urbanas
tampoco han establecido un marco macro-político y las interurbanas, especialmente hacia La Paz,
donde el crecimiento económico tenga mejores Cochabamba y Santa cruz. Este fenómeno ha pre-
efectos distributivos. sionado los salarios a la baja y al incremento del
Las mujeres pobres fueron incluidas en polí- autoempleo y del empleo informal.
ticas sociales y programas de capitalización de sus Por el método de línea de pobreza o ingresos
unidades productivas, los que han resultado insufi- monetarios y por el de necesidades básicas insatis-
cientes en términos de infraestructura y de servicios fechas se constata que, en área urbana, los resulta-
empresariales. dos en cada caso son diferentes: la tasa de pobreza
El índice de pobreza en Bolivia llega al 60%, y la más elevada se da por insuficiencia de ingresos
desigualdad es una de las más profundas en Latino- respecto de la del acceso a algunos servicios46.
américa. La brecha de ingresos se ha ampliado, los
más ricos participan en el ingreso con más del 60%.
Un balance sobre la aplicación de las Estrategias Cuadro 15
Evolución de la pobreza por tipos
de Reducción de la Pobreza, ubica a Bolivia como
(en porcentajes)
país donde los niveles de pobreza se elevaron por
aumento de la desigualdad y por disminución del Pobreza
ingreso per cápita. (Ocampo, José Antonio. 2003). Urbana Por nbi *
Años
Por ingresos Urbana Rural Nacional
1976 85,5
a) Pobreza, género y mercado de trabajo 1986 52
1989(*) 59
Por otro lado, la discriminación de género que 1990 58
opera en el mercado de trabajo y el peso del trabajo 1992 53,1 95,3 70,9
doméstico no remunerado en los arreglos institu- 1993 52
cionales (entre mercado-estado-familias-comuni- 1997 51
dades) tienen influencia en el empobrecimiento 2001 39,0 90,8 58,6
relativo de las mujeres, pues inciden en la oferta y Fuente: Elaboración propia con base en “Bolivia: Mapa de Pobreza 2001”; ine
2002, y EBRP citado en “Informe de Desarrollo Humano en Bolivia. 2002”; PNUD
demanda laboral, en la remuneración, en accesos 2002.
(*) Dato calculado por el Banco Mundial
y condiciones diferenciados de hombres y mujeres

46 Si bien los servicios incluidos por el método nbi son más que educación y salud, lo interesante es apuntar que, contar con
ellos y adicionalmente otros como vivienda y servicios en la vivienda, no resuelve el problema de capacidad y solvencia mo-
netaria para el acceso a satisfactores. Se puede tener servicios en la vivienda y no capacidad para pagarlos mensualmente, por
ejemplo.
64 perfil de género bolivia

La caída de los ingresos ha sido la evidencia Los empleos eventuales de oferta pública
más elocuente de la drasticidad de la pobreza, como el Plan Nacional de Empleo de emergencia
golpeando mayormente a las mujeres que, en este (plane) y la demanda de privados, ha puesto en
ámbito, se mantienen con ingresos menores al de notoria evidencia esas condiciones. El plane en
los hombres47 en todas las categorías de ocupación. sus varias versiones (2001-2005) cumplió con pro-
Si bien se registra una disminución en la brecha gramas y proyectos dirigidos a reducir la pobreza y
de ingresos entre hombres y mujeres, hay qye contrarrestar las altas tasas de desempleo abierto. Su
considerar dos aspectos en esta disminución: (i) se impacto, medido sobre la probabilidad de encontrar
observa en los estratos ocupacionales más bajos; y empleo post plane iii, fue más significativo para
(ii) ocurre en paralelo a la disminución de ingresos los hombres, a pesar que fueron las mujeres quienes
de los hombres. Por tanto, los aparentes cierres se incorporaron de manera mayoritaria y creciente
de brechas no pueden ser entendidos como mayor en sus sucesivas fases: plane I, 55% eran mujeres,
equidad porque no suponen un aumento de recursos plane ii el 64,4%, y plane iii el 74%48. Estos
disponibles para las mujeres (Farah.2003), sino una programas de empleos de emergencia, según las
expresión de la tendencia a la baja de los ingresos evidencias, se convirtieron en mecanismos de in-
laborales en general. serción laboral de importantes nuevos contingentes
La alteración del modelo del hombre como de mujeres que estaban en condición de inactividad
único proveedor, producto de la inserción de las (amas de casa).
mujeres al mercado de trabajo, no cambia las re- Pese a ello, estos programas no consideran los
laciones de género al interior del hogar. Cada vez límites físicos que pone el trabajo doméstico y de
son más las mujeres generadoras de ingresos que cuidado de las mujeres a su capacitación, informa-
no pueden dejar las responsabilidades familiares ción y desempeño laboral. La división del trabajo,
imprescindibles para la sobrevivencia de los hogares la ideología que la sustenta y las relaciones de po-
pobres y para escapar a la pobreza. (Farah.2003). der asimétricas dentro y fuera de la familia tienen
Las políticas públicas deben, por tanto, no sólo efectos restrictivos para las mujeres (Farah.2003).
atender la pobreza sino también la “conciliación” La incidencia del empleo sobre la pobreza varía
de estos trabajos como modalidad estratégica para entre hombres y mujeres, precisamente por las res-
combatirla. tricciones que pone el trabajo doméstico. Mientras
El crecimiento del sector informal –como expre- los hombres caen en la pobreza por la pérdida del
sión de una alta desigualdad– provoca cambios en la empleo, disminución de ingresos o calidad del em-
esfera familiar, agudiza las tensiones y desencuentros pleo; las mujeres además se ven afectadas por las res-
en las relaciones de las mujeres en ambos espacios. tricciones que la vida familiar impone a su trabajo,
El problema central no es que las mujeres con res- por las tensiones y efectos de su doble jornada en la
ponsabilidades familiares no puedan trabajar, sino familia. Por ello, su empobrecimiento relativo tiene
las condiciones en las que lo hacen: suma del trabajo que ver con la necesidad de compatibilizar sus jor-
mercantil y del familiar que no es considerada en la nadas con el acceso a empleo en sectores de menor
demanda de empleo de mujeres. Tampoco se consi- productividad sobre todo de tiempo parcial. Esto
deran sus efectos: “el factor oculto del equilibrio es es más evidente entre las mujeres indígenas cuyos
la habilidad de las mujeres para absorber la pobreza grados de escolaridad y calificación son menores,
a través de más trabajo o hacer rendir los ingresos además de tener problemas en el manejo del idioma
limitados”. (Benería.1995). Ello reproduce la pobre- y estar más expuestas a discriminación.
za al aceptar trabajos precarios, a tiempo parcial, a Sin embargo, la gravedad de la pobreza ha lleva-
cambio de flexibilidad para compatibilizar el trabajo do al convencimiento de mujeres, ong y de actores
remunerado con el trabajo doméstico. públicos, que los trabajos en condiciones precarias,

47 Ver capítulo referido a Trabajo, en lo correspondiente a ingresos.


48 En el plane I se inscribieron 86.000 personas; en el plane II, 100.000; y en el plane III, 99.000.
perfiles de género: derechos sociales 65

de inestabilidad laboral, de baja remuneración y 80% de los hogares rurales, que generan ingresos
desprotección social, son –en todo caso– opciones a partir de la producción agropecuaria, logran en
mejores y de “progreso” que situaciones de desocu- promedio un ingreso per cápita menor a $us 25 per-
pación o de otras ocupaciones previas, aunque las sona/mes. Las actividades no agrícolas y asalariadas
expongan en forma permanente a riesgos múltiples. son las responsables del 45% del ingreso familiar.
(Grupos focales. 2006) (Jiménez. 2003).
Si bien las mujeres comparten bases estructura- La pobreza rural es también la más persistente
les de desigualdad y discriminación, las disparidades porque se enraíza en causas estructurales ligadas al
son significativas entre clase y etnia. Son mayores desigual acceso a la tierra, desigual calidad y degra-
las posibilidades de ingreso al mercado, de perma- dación de la tierra, mano de obra sin calificación
necer en él y hacer carrera laboral si se es blanco/a, y hasta descalificada, al persistente analfabetismo
bien educado/a, y si se tiene menos hijos/as. Con especialmente femenino, a los bajos niveles tec-
un trabajo e ingreso estable las mujeres de estratos nológicos y a deficientes políticas de fomento al
socioeconómicos medios pueden ampliar sus opor- desarrollo agrícola y rural en general por parte del
tunidades de desarrollo laboral, mientras las mujeres Estado. A estos problemas se suma la inseguridad
pobres tienen tasas de actividad menores que las jurídica en la tenencia de tierra, la escasa titulación a
mujeres de hogares no pobres. (Wanderley. 2003). mujeres, la carencia de vialidad y riego, y la ausencia
Las modalidades de atender la pobreza por la de servicios educativos, de capacitación, asistencia
vía de la generación de empleo se han centrado en técnica y crédito.
la inversión pública en infraestructura desarrollada Para todos los estratos sociales agrícolas, la
mediante programas de emergencia49, promoción tierra es el factor clave y garantía para acceder a
del empleo rural y la inserción laboral de los jóve- oportunidades económicas. La definición de los
nes50, apoyo a la mype con programas de microcré- derechos de propiedad y posesión entre los diversos
dito y de acceso a activos. Se ha privilegiado la aten- sujetos afecta, por tanto, la capacidad de producción
ción a grupos vulnerables como las jefas de hogar, y su aprovechamiento, de acceso a beneficios, estatus
mujeres campesinas e indígenas, mujeres de sectores socioeconómico, participación en las decisiones e
populares urbanos, considerados más vulnerables; integración a los circuitos económicos. La produc-
pero casi nada se ha hecho para armonizar la vida ción y la productividad a su vez requieren recursos
laboral con la familiar, ni para fomentar el ingreso y activos todavía inaccesibles para la mayoría de los
de los hombres a la esfera del cuidado (Farah. 2003). y las productoras, sobre todo mujeres campesinas
Sólo se cuenta con las medidas que contempla el e indígenas.
proyecto de nueva cpe sobre el reconocimiento del Para los indígenas y campesinos la tierra es un
valor económico del trabajo del hogar como fuente medio de subsistencia, símbolo vital y cultural que
de riqueza. (Art.338) origina diversas ritualizaciones sobre la reproduc-
ción material, social y simbólica. Las evidencias
b) Pobreza rural empíricas demuestran que las formas cómo se dis-
tribuye este bien en el hogar depende de patrones de
Un caso particular de empobrecimiento es el de la gasto que usualmente postergan a las mujeres. Con
población rural, donde las brechas de desigualdad base en el Art. 3 de la Ley inra, la demanda de las
son más amplias, aunque en términos absolutos la mujeres que apela a la titulación conjunta enfrenta
magnitud de los pobres es menor. En esta zona, dificultades en su aplicación por falta de documentos
el empobrecimiento se vincula con las caracterís- legales, usos y costumbres, tensión aguda sobre de-
ticas de la dotación de activos, cantidad y calidad rechos colectivos y derechos individuales generada
de tierras y diferencias de productividad. Más del en el contexto de revalorización y recreación de

49 Programa propais
50 Programa “Mi primer empleo”
66 perfil de género bolivia

modelos comunitarios basados en usos, costumbres familiar y/o recurriendo a redes sociales más am-
y formas organizativas propias frente a la demanda plias, al trabajo no remunerado de las mujeres. Es
de derechos universales de las mujeres. de esperar, ahora, que las reorientaciones de las
políticas hacia la re-estatización de la provisión
c) Los avances conceptuales de bienes públicos, puedan beneficiar sobre todo
a estos hogares.
Un logro importante en el tratamiento de la equidad Hasta el presente, los cambios en la asigna-
de género, en las últimas dos décadas, fue visualizar ción de recursos y algunos logros en aumentos de
la conexión entre pobreza y género, y reconocer productividad no han considerado la reversión de
que la discriminación que viven las mujeres puede las transferencias de costos de la reproducción a
generar, acentuar, aliviar o reducir la pobreza. los hogares; cuestión que tampoco se halla en la
Para entender esa conexión, se viene insistiendo agenda de las mujeres pues no se trata de una idea
en la compleja red institucional constituida por el encarnable aún en el marco de los sistemas de va-
Estado, mercado, familias y comunidades que tiene lores de los protagonistas centrales de los procesos
–por excelencia– a su cargo la producción del bien- de cambio.
estar a través de la producción de recursos, medios Junto al avance conceptual en la construcción
y bienes para satisfacer necesidades. Las formas de de la relación entre género y pobreza está también
relación entre esas esferas y las modalidades de dis- la crítica a las aproximaciones metodológicas de
tribución de responsabilidades en la producción de medición de la incidencia y grados de pobreza,
recursos de bienestar entre ellas, influyen de manera desde la perspectiva de los enfoques conceptuales
decisiva en la producción o superación de pobreza y de la desigualdad de género. Por ejemplo, en cuanto
en las relaciones de género. En los últimos años se al método de la línea de pobreza que prioriza el
advierten los riesgos de acentuar las desigualdades enfoque monetario al entender la pobreza como
de género si no se comprende el carácter relacional descenso del consumo a causa de un bajo ingreso
e interinstitucional de la producción del bienestar, monetario respecto de la “línea de pobreza”, la
que exige articular políticas públicas económicas crítica enfatiza en el hecho del escaso porcentaje
y sociales y la legislación en torno a determinados de mujeres que trabajan bajo relaciones de asala-
arreglos institucionales en la producción de recursos riamiento o remuneración monetaria como contra-
que contemplen las interdependencias entre unidad partida a su esfuerzo laboral. En tanto, en relación
doméstica, comunidades, mercado y Estado, ya que al método de las necesidades básicas insatisfechas
sus desbalances pueden incidir en perpetuar los (nbi) –que mide la pobreza en términos de acceso
patrones de división sexual del trabajo, aventurar a bienes según estándares normativos– este ha sido
la desigualdad entre mujeres y hombres y generar criticado por no captar los criterios de género en
formas más críticas y duraderas de pobreza para las torno a la asignación de los recursos y bienes entre
mujeres. (Farah. 2003). los miembros del hogar.
El núcleo de reflexión, pues, se focaliza en la En general, estos enfoques no consideran las
división sexual del trabajo y en la división de res- diferentes formas de vivir la pobreza por parte de
ponsabilidades institucionales en la producción de mujeres y hombres, más allá de compartir elemen-
satisfactores. tos comunes del empobrecimiento. Si bien en cada
El actual Gobierno pretende modificar la caso se distingue entre hogares jefaturizados por
privatización o mercantilización de diversos bienes hombres y/o por mujeres; en ninguno de ellos se
públicos básicos que, en el pasado, transfirió costos da una aproximación a las diversas formas de distri-
de la reproducción al mercado y a las familias. Si bución de los recursos en términos de edad y sexo
esta transferencia ocurre en circunstancias de sala- al interior de los hogares; además de considerar
rios o ingresos pobres –como fue la experiencia de sólo los bienes adquiridos en los mercados o pro-
las décadas pasadas–, los hogares pobres no pueden vistos por el Estado, desconociendo las situaciones
adquirir los bienes y servicios en el mercado y, ocupacionales predominantes. (Arriagada. 1998;
en consecuencia, deben producirlos en el ámbito Farah. 2003).
perfiles de género: derechos sociales 67

El acuerdo básico en torno a la pobreza es su reproducir la pobreza y dejar de lado principios y


núcleo de privación casi absoluta: la pobreza extre- necesidades universales imprescindibles.
ma asociada con insuficiencia alimentaria, aunque La población indígena en Bolivia no se iden-
se sabe que las necesidades humanas se extienden tifica como pobre, pues la consideran una forma
más allá de condiciones indispensables para existir de reconocimiento ajena a la suya propia; señala
y comprenden también valoraciones sobre las ne- que esa forma asocia lo indígena con condición de
cesidades. (Valenzuela. 2003). pobreza53 con cargas estigmatizantes y discrimina-
En cuanto a la relación entre pobreza y des- torias. Por otro lado, las mujeres –por sus papeles
igualdad, este es aún un desafío pendiente, se hace asignados– la entienden en términos del consenso
escasa referencia desde la perspectiva de género. en torno al concepto: como situación de carencia
El consenso al respecto señala que la pobreza se y privación cuya extremo es la falta de alimentos.
refiere a privaciones de capacidades y recursos Esta situación, para ellas, afecta a toda la familia
para alimentarse, atender la salud, disponer de una sin distingos entre quienes la sufren; en algunos
vivienda y educarse, etc; mientras la desigualdad casos reconocen a la madre como la más pobre por
hace referencia a procesos vinculados con criterios privarse de comida, transporte o vestimenta a favor
de justicia detrás de la distribución de medios de las necesidades del esposo, hijos e hijas. No obs-
económicos que generan relaciones asimétricas tante, esta privación se asume como algo “natural”.
entre los miembros de una sociedad. Es decir, se (Grupos focales. 2006).
considera la pobreza como un estado sin mención En sus visiones también afloran pistas que
de los procesos productores de pobreza. Pobreza y ligan la pobreza con un grupo social inferiorizado,
desigualdad, no obstante, no pueden abordarse de subalternizado sobre el que se ejerce permanentes
manera separada; ambos son fenómenos distintos atropellos a su dignidad. La condición de pobre
conceptualmente, pero estrechamente relaciona- da pié a la recurrente falta de respeto en la vida
dos. Este nudo parece ser una preocupación del cotidiana, sobre todo en sus relaciones con funcio-
actual Gobierno. narios públicos, policía, comerciantes, y hombres y
mujeres no pobres. Así, los que son llamados pobres
d) Mujeres y percepciones sobre pobreza51 viven un permanente sentimiento de vergüenza y
humillación. (Grupo Focal La Paz, Santa Cruz).
Más allá de las discusiones conceptuales sobre la Esta percepción es más propia de mujeres indígenas;
pobreza, “la voz de los pobres” incluida la voz de las dirigentas de origen rural están convencidas que
las mujeres, recogida en sus opiniones, experiencia la pobreza tiene cara indígena y que esa asociación
y aspiraciones52, nos señalan es necesario revertir la facilita prácticas de dominación ya que remite los
estigmatización generada por la etiqueta de “pobre” procesos de diferenciación social a la condición
como identidad interiorizada, despreciada y mere- indígena. Entre mujeres de sectores medios, la
cedora de atenciones subsidiadas y no de derechos. pobreza se asocia mayormente a la insuficiencia de
Esta identidad construida desde el estado y la propia ingresos.
sociedad civil debe discutirse ante la urgencia de Las mujeres madres tratan de impedir la
remontar el desconocimiento de formas de vida reproducción intergeneracional de la pobreza,
de poblaciones culturalmente diferentes (como problema grave y difícil que –sin embargo– podría
las indígenas que son consideradas “pobres” en superarse con su sacrificio presente para impedir
general), teniendo sin embargo el cuidado de no un futuro de precariedad para sus hijos(as). Pero,
caer en relativismos o particularismos que pueden en el área rural las mujeres optan frecuentemente

51 Toma como base la información obtenida de los grupos focales y entrevistas realizadas para elaborar el Perfil de Género.
asdi 2006.
52 Deepa, Narayan. 2000. “La Voz de los Pobres. ¿Hay alguien que nos escuche?”. Banco Mundial. Mundi – Prensa. España.
53 Grupos focales. 2006. Tórrez, Virginia. Entrevista. 2006.
68 perfil de género bolivia

por la continuidad educativa del hijo, o por formas j­óvenes. Ellas ven la educación como un medio para
rotatorias de acceso escolar (un hijo/a por año); salir de la pobreza porque tiene retornos económi-
es decir, ser pobre supone la privación de uno y/u cos y no económicos, abre mayores oportunidades
otros miembros54 y, sobre todo, la privación de las de empleo, de relaciones sociales y de mayor mo-
madres como “recurso” para evitar la privación del vilidad social.
esposo, hijos e hijas. En suma, la superación de la pobreza para la
La decisión de alimentar, proteger y dar segu- jóvenes tiene que ver con empleo e ingresos; para
ridad a sus hijos e hijas se manifiesta también en la ello, la educación y profesionalización son medios
tendencia a asumir cualquier condición de trabajo fundamentales en sus proyectos de vida, que marcan
aun a costa de separarse de sus hijos e hijas peque- importantes diferencias intergeneracionales.
ñas, si el costo emocional de hacerlo es compensado
con acceso a recursos para ellos. Las mujeres con
menor calificación, información y escaso ingreso 5. La acumulación de capital humano:
aceptan trabajos precarios, “dejan su orgullo a un educación
lado” y “sufren humillaciones” con tal de acceder a
alternativas aunque sean precarias. 5.1. Género y educación
Si bien las mujeres reconocen avances de la ley
de participación popular y la municipalización en la La educación es un elemento de enorme valor para
dotación de servicios de educación y salud públicos; las mujeres bolivianas, sea como recurso para “ser”,
sin embargo, su falta de alcance a todas las regiones comunicarse y participar o para alcanzar movilidad
y comunidades, su mala calidad y la no gratuidad social; pero, a pesar de ello, la consigna mundial de
para acceder a ellos, hacen que no sean vistos como eliminar “la disparidad de género” en la educación
medio para superar la pobreza. primaria y secundaria para el 200555 no fue aun
La falta de credibilidad en las instituciones cumplida en Bolivia56.
públicas parece estar cambiando con algunos
matices. Por ejemplo, las mujeres indígenas del a) Avances y vínculos entre educación
Oriente percibían un mayor apoyo de parte de al- y derechos de ciudadanía
gunas ong a pesar de poca cobertura, por cuanto
el Estado mantiene una presencia débil que se ex- Con el Programa de Reforma Educativa (pre 1994),
presa también en la debilidad institucional de varios se dieron pasos enormes hacia esa meta en términos
municipios. (Carmen Muñuni, Marisol Solano. de coberturas y también de transformaciones en
Entrevista. 2006). contenidos de los procesos enseñanza aprendizaje
Son las mujeres jóvenes las que dicen estar de- mediante varias políticas: i) innovación curricular
cididas a romper ciertos patrones con tal de no ser que incorporó –entre otros– el tema género y de
pobres. Ellas se niegan a reproducir la experiencia los salud sexual y reproductiva como transversales;
de pobreza de sus padres/madres o el “sacrificio” de ii) sensibilización y capacitación de maestros e
sus madres. Desean estudiar, capacitarse más aun innovación de programas en las normales bajo la
a costa de postergar sus proyectos matrimoniales perspectiva de género; iii) eliminación de estereo-
“hasta tener condiciones”. Este es un fenómeno tipos sexistas en textos escolares; iv) realización de
emergente: la postergación del matrimonio y la investigaciones que generen conocimientos sobre la
maternidad ante un nuevo esquema de prioridades realidad de las mujeres en la historia y vida cotidiana,
de vida, donde el estudio, la profesionalización que sustenten el nuevo currículo y que identifiquen
y el trabajo son imprescindibles para las mujeres los sesgos de género en las interacciones en el aula

54 Economía y Sociedad. 2000. Acceso y Permanencia de las niñas rurales a la escuela. Ministerio de Educación. La Paz
55 Una de las metas de la Agenda Global para el siglo xxi, originada en las diversas Cumbres y Conferencias de los 90 del siglo
xx y hoy mantenida como uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
56 Contradiciendo el “Informe del pnud sobre Pobreza 2000: Superar la pobreza Humana”. New York. USA; 2000.
perfiles de género: derechos sociales 69

y la comunidad educativa; v) promoción de un formas de pensar, cosmovisiones de los pueblos


­nuevo trato entre actores de la comunidad educativa indígenas, la falta de igualdad de oportunidades
­mediante el programa de prevención de la violen- ni su desvinculación con el sector productivo. La
cia en la escuela y disposiciones para retener en la propuesta para revertir esta situación es “…articular
escuela a niñas campesinas y jóvenes o adolescentes el sistema educativo a la nueva matriz productiva, al
embarazadas; y vi) promoción de la equidad en la desarrollo socio–comunitario, al proceso de acumu-
gestión del sistema educativo. lación y desarrollo de la ciencia y tecnología, a los
Todas estas políticas57, que marcaron el rumbo procesos de construcción de la nueva estatalidad, de
de las políticas educativas, apuntaron a lograr equi- reconstitución de las unidades socioculturales y de
dad de género en el sistema educativo y también re-territorialziación…”. (pnd. 2007).
en la construcción ciudadana de las mujeres con el Para ello se proponen varias políticas. i) Trans-
ejercicio del derecho a la educación. formación del sistema educativo y refundación de
Las preocupaciones por las disparidades edu- la educación boliviana, mediante una nueva ley, la
cativas entre varones y mujeres se basan en la con- Avelino Siñani/Elizardo Pérez, que norme y re-
vicción de que la educación es “agente de cambio” gule la estructura curricular, la gestión educativa,
que mejora la situación de los educados. Es un la participación social, y que articule la educación
instrumento para que hombres y sobre todo mujeres a la producción según las diversas características
puedan hacer más por sí mismos(as) y para mejorar culturales en vigencia. ii) Calidad educativa, que
su posición en la familia, tener una movilidad labo- priorice la igualdad de oportunidades para facilitar
ral favorable eintegrarse en mejores condiciones la inserción y permanencia en la educación de los
al desarrollo, contribuyendo al crecimiento y la grupos sociales desfavorecidos. Con esta política
reducción de la pobreza. Permitiría también parti- se busca ampliar la cobertura en áreas rurales y
cipar en las decisiones de políticas educativas, sus periurbanas de mujeres, jóvenes, adultos e indíge-
contenidos y la gestión educativa (asociaciones de nas principalmente, mediante dos programas; el
padres / madres de familia, juntas escolares) junto de alfabetización y el de educación de calidad con
a los consejos educativos de pueblos originarios equidad social, étnica, de género y generacional.
(cepo) que, en Bolivia, posibilitan la participación iii) Educación que genera, adapta y aplica ciencia y
de la población indígena en la definición y diseño tecnología para desarrollar procesos intersectoriales
de su carácter intercultural y bilingüe. de transformación de la gestión educativa, articu-
Esos enfoques no pudieron sacudirse de cierto lada a las vocaciones productivas y culturales de las
uso instrumental al mantener la visión de la educa- regiones y sus demandas de formación técnica y
ción como “capital humano” que por sí mismo via- tecnológica. Esta política contempla dos programas;
bilizaría la movilidad laboral, establecería vínculos el de educación para la producción con identidad
de ciudadanía sobre todo en la experiencia boliviana cultural, e investigación educativa, y una estrategia
donde la educación es un mecanismo eficaz de inte- para transformar la gestión educativa.
gración y vinculante con el Estado. La educación es Tanto estos planteamientos como el proyecto
una “señal”, de ascenso social que, si bien no elimina de Ley Avelino Siñani/Elizardo Pérez58 no incluyen
marcas corporales como el sexo, la raza o lo indígena un enfoque de género; y el proyecto de ley sigue
con su carácter “intercultural”, es percibida como sin aprobación en el parlamento. Esto crea una
tal por la mayoría de la población. situación de confusión entre los y las maestras que
A partir de la gestión gubernamental iniciada mantienen las pautas del pre, una combinación
el 2006, se establece que el pre no habría logrado entre ambos, o un franco impulso a iniciativas
superar el modelo colonial y que el Sistema Edu- diversas en otros casos. Los esfuerzos y avances en
cativo Nacional no tomó en cuenta las identidades, la transversalización de género en contenidos de

57 Impulsadas por la ex Subsecretaría de Asuntos de Género en coordinación con el Ministerio de Educación.


58 Este Anteproyecto fue aprobado en el Congreso Nacional de Sucre, realizado en Sucre en el 2006
70 perfil de género bolivia

la currícula parecen haber quedado estancados, a llegar donde están o que adquieren una vez asumida
pesar de la fuerza del planteamiento de promoción la dirigencia. Se duelen por la limitación que ha
de una educación universal con igualdad de opor- significado a sus proyecciones y aspiraciones el no
tunidades59. haber podido culminar la primaria y secundaria.
(Grupo Focal, La Paz.2006).
b) El carácter ciudadanizador de la educación El bilingüismo es valorado porque les permite
mayores lazos con los otros y la ciudad. El idioma
La educación es considerada como apropiación de se percibe como factor que influye en su educación
conocimientos, de lenguaje y competencias con los y expresión; les parece una carencia manejar sólo
que se “aprende a” o se “quiere ser”, o se deja de la lengua nativa. La demanda del castellano y otros
ser lo que se es ahora para ser reconocido de otro idiomas denota aspiraciones modernizadoras que
modo. En esa medida, la educación es un derecho se matizan según territorio y generación; es mayor
y un vehiculo para la ciudadanización ejercida por cuanto más próximo se está de las zonas urbanas y
quien la adquiere, haciendo germinar un sentimien- cuanto más joven se es.
to de ser parte de una sociedad más amplia y una
conciencia de constitución individual que favorece “... he tenido problemas educativos también, hasta ahora
la acción autónoma y el ejercicio de poder. no puedo comprender, las palabras faltan, ni algunas cosas
que todavía no entiendo quizás también es el problema de
no poder hablar bien, mi habla no se entiende” (mujer
“Todavía me faltan las palabras técnicas con que
nos envuelven y desenvuelven...Yo tengo que ir adulta).
a consultar a la compañera que está a más altura “Yo creo, claro está, que tener educación es poder. Bajo
que yo qué quiere decir …, es difícil estar con esas ese marco es importante que tengamos bastante educación
compañeras, pero ahora ya puedo decir nosotras las en este contexto ahorita que la educación está bastante
mujeres también somos capaces y vamos a hacer” 60 tecnologizada. Ahora ya no se habla solamente de leer
(Grupo focal.2006). sino del internet, del chat. Necesitamos eso las organi-
zaciones con urgencia, las dirigentes tenemos que tener
nuestros correos y comunicarnos con otras hermanas de
Pero la construcción ciudadana desde el “em-
otros países, porque si vemos la realidad solo de nuestras
poderamiento” personal y la acción autónoma im- miradas, perdemos la mirada global; por eso creo que es
pulsada desde sí hacia lo que se piensa que se tiene importante la educación y manejar la tecnología” (Joven
derecho, no detienen por sí solas la discriminación dirigenta de El Alto. 2006).
contra las mujeres indígenas en el mercado de traba-
jo, en las estructuras de poder y en la propia familia. Estas visiones en el occidente urbano del país,
Pero sí se convierte en condición para el ejercicio contrastan con aquellas de zonas más rurales del
de derechos civiles, políticos y sociales, como el oriente del país en particular que demandan educa-
ejercicio de la libre expresión, de verbalización de ción en lengua nativa, zonas estas donde la apropia-
demandas propias, de incursión en espacios orga- ción del castellano fue amplia y requieren conservar
nizativos, deliberativos y públicos, de ejercicio del sus lenguas maternas como acervo cultural.
liderazgo e interacción con la sociedad amplia. Las mujeres adultas, por su parte, perciben que
El carácter ciudadanizador de la educación, tienen desventajas frente a las demás mujeres por la
sin embargo, hace diferencia según las pertenen- falta de centros educativos específicos para ellas, y
cias clasistas y étnicas de las mujeres. Las mujeres señalan como un problema la ausencia de educación
campesinas que se han movilizado a niveles de di- informal o continua para ellas.
rigencia social y de gestión municipal, consideran En general, las mujeres rurales y las de reciente
la educación como el medio que les ha permitido urbanización perciben que la construcción de su

59 El proyecto de norma fue aprobado en su estación en grande. Actualmente se encuentra en el Comité de Educación, Ciencia
y tecnología para su análisis y elaboración del informe final.
60 Grupo focal con mujeres rurales del departamento de La Paz.
perfiles de género: derechos sociales 71

ciudadanía se apoya fuertemente en la educación, la compone en un 71 % de las mujeres y en un 29 %


adquisición de la lengua franca, y en instrumentos de los hombres campesinas(os). Estos porcentajes
modernos de comunicación para su integración. bajan entre la población de 6 y más años a una tasa
Estos son elementos importantes para un debate de analfabetismo de 11%, lo que hablaría de una
sobre las políticas educativas y el carácter de la mayor asistencia a la escuela de las nuevas genera-
interculturalidad. ciones de niños y niñas en comparación con la de
Es curioso que las mujeres no se refieran al hecho sus padres / madres. También habla de la falta de
que la educación apoye la construcción de un tipo programas de educación de adultos(as), tema en el
determinado de mujeres al incluirlas en los procesos y que se espera un cierto contrapeso con el Programa
producción de socialización en los que las mujeres son de Alfabetización “yo sí puedo”.
las principales protagonistas al interior de las familias y
en la propia escuela. Sorprende más ese hecho, cuando b) Asistencia escolar
su efecto es naturalizar como algo propio de las mu-
jeres las responsabilidades por esos procesos y hacer En esta materia, las brechas se dan por sexo y zona, y
que determinadas características sean “inherentes” a también por ciclos. El nivel inicial apenas cubre el 10
la naturaleza femenina y masculina. % de niños y niñas entre los 3-5 años y mayormente
en zonas urbanas, con aparentes ventajas para las niñas.
5.2. Indicadores de los problemas educativos Además de escasa, esta atención es realizada por ins-
tituciones predominantemente privadas. Estos datos
El carácter ciudadanizador y/o reproductor de este- ponen de relieve: (i) la ausencia de políticas públicas
reotipos no es frecuentemente informado; por ello, para este nivel, por la cultura pública predominante
las asimetrías de género en la educación se reflejan de que el cuidado de niños y niñas es responsabilidad
en “indicadores de situación de inequidad” en cuan- de las familias sobre todo rurales, las más excluidas de
to a acceso y permanencia en la escuela, que aluden ese servicio; (ii) una asistencia a educación inicial dife-
coberturas bruta y neta, repetición y retención / renciada por clases sociales, solo acceden pequeñas(os)
abandono en los diversos ciclos educativos, niveles de hogares que pueden, pagarla por lo tanto en menor
de instrucción alcanzados, profesionalización, y
trayectorias de las tasas de an/alfabetismo por sexo. Cuadro 16
(pam, par, odm y planes nacionales) Diferenciales de género en educación
En esa materia, que sólo expresa una arista de
las inequidades de género en la educación, se mues- Indicador 2001
tran problemas y avances como los siguientes61.
Total: 19,33%
Diferencial de género en analfabetismo62
Urbana: 7,53%
a) Analfabetismo
Rural: 23,48%
Total: 2,53%
Todavía existe un significativo analfabetismo ge- Inicial: 1,50%
Diferencial de género en la tasa de cobertura
neral, según datos del Censo 2001 (13 %), con bruta de matriculación63 Primaria: 2,11%
persistentes brechas, pues las mujeres mayores de 15 Secundaria: 5,71%
años lo son en un 19 %, en tanto sus pares varones Total: (0,78)
lo son en un 7%. Este problema es mayor en las zo- Diferencial de género en la tasa de aban- Inicial: (0,39)
nas rurales (38% de mujeres son analfabetas y 14% dono64 Primaria: (0,52)
de los hombres) donde se halla el 67 % de toda la Secundaria: (1,91)
población analfabeta cuya distribución por sexo se Fuente: Elaboración propia, sobre datos ine.

61 Ver vmm / CM 2003; Lanza y otros 2005; Salazar y otros 2005; y Sánchez y otros 2005.
62 Es la diferencial entre la tasa de analfabetismo de mujeres y la correspondiente a los hombres.
63 Es la diferencia entre la tasa de cobertura bruta de mujeres y la correspondiente a hombres.
64 Es la diferencia entre la tasa de abandono de las mujeres y la correspondiente a los hombres.
72 perfil de género bolivia

medida los hogares en situación de pobreza; y (iii) una la escuela y en una repitencia causada por una pri-
actitud diferenciada en el trato a niños y niñas sobre maria incompleta que lleva a las familias a enviar
todo en hogares pobres, pues se evidencia que si las a los hijos/as a cursos ya aprobados con tal que
niñas no tienen edad para “ayudar” en casa asisten permanezcan en la escuela. La repitencia presenta
más a los centros mientras los cuidados en la familia mayor proporción en los primeros años por las
se concentran en los niños. tensiones que provocan las primeras rupturas es-
En cuanto al acceso y permanencia en la escue- paciales entre hogar y escuela, y entre lenguas. En
la, existe una importante paridad de niñas y niños en tanto en secundaria, este problema se liga a entradas
primaria donde la matrícula es la más alta de todo el y salidas del trabajo remunerado que demandan los
sistema escolar (76%), aunque no se da universali- hogares pobres de los chicos; y al trabajo domés-
dad en la asistencia de la población entre 6 – 13 años tico no remunerado de las chicas. Adicionalmente,
(sólo 85% del total) pese a ser el nivel priorizado quienes llegan a secundaria son los que tienen más
por el pre aplicado entre 1994-2005, llevándose el proximidad con la ciudad66; por ello la sobre–edad
71% de todo el gasto en educación. La situación de chicas y chicos de origen rural es mayor, por los
se agrava en secundaria donde la matrícula apenas costos de traslados y los temores de sus progenito-
alcanza al 14% de toda de la población escolar, y res de que el alejamiento de las hijas se traduzca en
sólo el 50% de la población entre 14 y 18 años (50% emparejamiento o embarazo precoz por la distancia
de las chicas y el 52,5% de los chicos). y pérdida de control sobre ellas.
En ambos niveles se da una leve ventaja mas- Continuar los estudios secundarios y superiores,
culina, algo mayor en secundaria; pero, en algunos incluso primarios, para hijos e hijas de campesinos,
departamentos, zonas urbanas y rurales, municipios supone su alejamiento vía migración de sus lugares
se presentan casos de ventaja femenina que obe- y de la agricultura; lograr el bachillerato implica
decen no tanto a patrones culturales distintos65, “descampesinización”: los hijos se vuelven luego
como a dinámicas socioeconómicas y demográficas transportistas, militares, mecánicos, empleados
desiguales. públicos, y las hijas se vinculan al trabajo domés-
Los problemas, sin embargo, no sólo se re- tico remunerado, comercio y servicios o gestión
fieren a las brechas por sexo de la matrícula –que municipal, trayectorias diferentes a las de padres y
existen– sino sobre todo a las amplias diferencias madres que permanecen en el campo (Salazar et. al.
entre coberturas brutas y netas, y entre zonas. En 2005). Algunos hijos e hijas provenientes de fami-
primaria la distancia entre cobertura bruta (108%) lias con mayores recursos terminan en las ciudades
y neta (85%) es mucho mayor y afecta más a las la secundaria y siguen la formación profesional y
niñas; es también más amplia en zonas rurales que universitaria. Esto ocurre cuando las diferencias
urbanas. Esto se asocia al tardío ingreso de las de ingresos entre ciudad y campo vislumbran una
niñas a la escuela y la mayor intermitencia en su inserción laboral mejor a la agricultura. (Salazar et
asistencia; pero también a una oferta de educación al. 2005; Sánchez et al. 2005).
incompleta en las zonas rurales donde solo el 12%
de las unidades educativas ofrece primaria com- c) Niveles de instrucción
pleta, y a un extenso problema de sobre-edad que
afecta a chicos y chicas del campo y de la ciudad Entre la población de 19 y más años, el 6,76% de
pero por razones distintas. los hombres no tiene ningún nivel de instrucción, el
Además de los factores señalados, la sobre-edad 40% cuenta con nivel primario, el 30,32% alcanza la
en el campo se origina en el más tardío ingreso a secundaria, y sólo el 22,92% la educación superior.

65 Las niñas matriculadas en primaria son más en los departamentos de La Paz y Tarija, tasas similares de matriculación se
pueden observar en Beni y Santa Cruz, mientras Oruro, Potosí, Chuquisaca y Cochabamba presentan una situación inversa.
Con todo, al interior de cada departamento existen algunos municipios con ventaja femenina y masculina, es cierto que
prevalece la ventaja masculina en general. En secundaria, solo Santa Cruz, Beni y Tarija muestran más chicas matriculadas.
66 A causa de la casi inexistente oferta educativa en este nivel en las zonas rurales.
perfiles de género: derechos sociales 73

Entre las mujeres, el 17,44% no tiene ningún nivel bio, las mujeres tienen ventajas en especialidades
de instrucción, el 38,94% cuenta sólo con prima- como enfermería y biología (región amazónica) o
ria, el 23% tiene secundaria, y el 20,54% alcanzó bioquímica, administración y ramas humanísticas
la educación superior. Se observa que, pese a los (Tarija).
progresos de las mujeres en materia educativa, la Las asimetrías a favor de uno y otro sexo se aso-
estrecha brecha en el ciclo primario –el privilegia- cian a profundas segregaciones disciplinarias acor-
do por el pre– se amplía en la situación de ningún des a normas sobre “roles” o funciones predefinidas
nivel de instrucción, y se reduce relativamente en por sexo, ligadas a sesgos de género del mercado de
el nivel secundario y en educación superior. No trabajo. Se suman a ello los todavía escasos avances
obstante, en estos niveles los grados de asistencia de las universidades en la incorporación de la cate-
son preocupantemente bajos. goría género como objeto académico y principio de
El promedio de años totales de estudio de la organización del gobierno y gestión universitaria.
población de 19 años y más, es de 7,43 años de es- (Sánchez et al 2004).
tudio, 8,24 para los hombres y 6,65 para las mujeres.
En el área urbana este promedio nacional alcanza 5.3. La oferta educativa y su entorno
a 9,23 años en promedio, los hombres con 10 y
las mujeres con 8. En el área rural, esta población Las preocupaciones sobre educación en general
apenas alcanza un promedio 4 años de instrucción, giran en torno a la oferta educativa, los niveles
con ventajas para los hombres (5 años) en relación ofrecidos, las capacidades de las unidades educativas
a las mujeres (3), sobre todo indígenas. en cobertura y distribución territorial, y gastos en
De nuevo se confirma que las brechas más am- educación. En menor medida, sobre la inadecuación
plias en el nivel de instrucción están en el ámbito y sesgos sexistas del material didáctico, contenidos
rural, donde la población indígena cuenta con tres de la enseñanza, las interacciones y el lenguaje entre
años menos de escolaridad en promedio que los ni- miembros de la comunidad educativa, la escasa sen-
veles logrados por la población no indígena (9,6 años sibilidad de género en los educadores que inducen
promedio). Del mismo modo, el analfabetismo está aptitudes técnicas y científicas diferenciadas por
particularmente concentrado en la población indíge- sexo, a las modalidades de organización y admi-
na femenina y afecta a una de cada cuatro mujeres nistración del sistema educativo y las políticas para
mayores de 35 años. En 2002, 18% de la población mejorar la educación.
no indígena mayor de 14 años asistía a la escuela,
mientras ese porcentaje para la población indígena a) Sistema educativo
era de apenas 8%. La educación secundaria y terciaria
también es baja entre los indígenas. (Gillete. 2004). Gran parte de las inequidades de género derivan de
En el nivel universitario67, las intersecciones características del sistema educativo, sean las refe-
entre matrícula y estratificación socioeconómica o ridas a relaciones asimétricas en las interacciones
étnica se ven opacadas por la falta de información educativas o a las que generan las fuerzas formativas
disponible. En relación a la conocida segregación que emiten mensajes sexistas mediante un lenguaje
y restricción de estudios en los niveles técnicos, que se basa con frecuencia en prejuicios de género.
superior y universitario sólo puede afirmarse Estos aspectos del proceso educativo tienen impacto
que la matrícula está en ascenso y cada vez más en las relaciones de cohesión y control sociales que
próxima a la paridad. Las asimetrías a favor de los se construyen entre hombres y mujeres, y actúan
varones se dan en las universidades donde ellos se bajo influencia directa del sistema de ideas sobre
concentran fuertemente en especialidades de in- el mundo y la vida de los y las maestras y funcio-
genierías (Oruro y Potosí), pero también acceden narios del sistema. Sin embargo, no son analizados
a una mayor diversidad de especialidades; en cam- regularmente.

67 Matricula del sistema universitario público para el 2001.


74 perfil de género bolivia

Algunos estudios de caso en zonas rurales del 30% habla el castellano como único idioma. Esto
occidente del país, muestran cómo ellos derivan ha- los vuelve mayoritarios en las zonas rurales para
cia situaciones de violencia en las relaciones docen- intranquilidad de padres y madres del campo, en
tes-alumnos(as) y entre alumnos y alumnas. Aunque relación a sus hijas.
el pre incorporó el principio de equidad de género
y el valor de la interculturalidad a fin de cambiar b) Educación y problemas estructurales
patrones de interacción y de formación acordes con
la estructura social boliviana –educación no sexista e Varias instituciones internacionales y nacionales
intercultural y bilingüe (EIB)–, no se ha producido proponen considerar la situación de pobreza, carac-
el desmontaje ideológico de prejuicios étnicos y de terísticas étnicas, raciales y de edad, la problemática
género que en los procesos enseñanza aprendizaje, originada en el desarraigo y las migraciones a la hora
en las interacciones en el aula y entre los diferentes de tratar la equidad de las mujeres en la educación.
actores de la comunidad educativa68. Investigaciones de caso encargadas por el Ministerio
Persiste, además, una composición sexista en de Educación (2000-2002)69 relievan esas dimensio-
las posiciones de la estructura de cargos del sistema nes junto a factores de carácter estructural relativos
educativo, prevaleciendo una mayoría de varones a las condiciones económicas, sociales y de vida de
entre los funcionarios. Si bien hombres y mujeres la población, que afectan la educación. En ellos se
se concentran en el nivel de técnicos la mayoría de muestran las relaciones de la educación con la di-
varones es la que llega a los niveles más altos de au- námica socioeconómica global y comunitaria, con
toridad educativa, así como a los niveles de asesores, la situación material de las familias y con los usos
directores, jefes de departamento o división. Hacia del tiempo de sus miembros, con el sentido común
abajo, las mujeres aparecen mayoritariamente como acerca de lo que más conviene a niños, niñas y jó-
ayudantes. (Cárdenas y Fernández 1996). En gran venes en un contexto de persistente discriminación
parte de los funcionarios, mujeres y hombres, su racial y de género, y con los continuos movimientos
origen es preponderantemente urbano; si bien en migratorios rural – urbanos. Estos factores, junto a
los últimos años empieza a darse un desplazamiento las características de la oferta educativa, ejercen in-
en la filiación étnica y regional de los funcionarios, fluencia diferenciada en la demanda por educación,
sin que ello se refleje en la reversión de la asimetría y han sido habitualmente dejados de lado.
masculina que actúa resistiendo al tratamiento de Ellos se suma a las distancias entre hogar y es-
género. cuela en las zonas rurales, a las incompatibilidades
A contrario, las mujeres constituyen el 58 % de horarios escolares y el trabajo que desarrollan los
entre docentes y administrativos, pero su represen- y las niñas campesinas, a los modos de gestión de
tación y liderazgo en el magisterio es poco significa- las políticas educativas, las interacciones, contenidos
tivo en altiplano y valle del país, y más notoria en los y actitudes sexistas, autoritarias y transgresoras de
llanos. Pero, las maestras se concentran en las zonas postulados de gratuidad y equidad de parte de nu-
urbanas (65% de los docentes urbanos), en tanto los merosos docentes. Todos estos factores contribuyen
maestros son mayoritarios entre los rurales (54%). a explicar las dificultades para estudiar en las zonas
Esta distribución está relacionada con el manejo de rurales. Hasta ahora, estos factores conviven con
lenguas nativas; las maestras que solamente hablan un escaso estímulo a la transformación productiva
castellano llegan al 55% y, exceptuando el quechua de la agricultura, industria y los bajos niveles tec-
que hablan en un 30%, su manejo de otros idiomas nológicos, que hacen que la economía en general
es insignificante. Los hombres muestran un manejo haya demando hasta ahora poca educación excepto
diversificado de las lenguas nativas, y solamente un en sus sectores de punta70. La escasa dinámica de

68 Ver investigaciones sobre acceso y permanencia de las niñas campesinas en la escuela en La Paz y Oruro, Chuquisaca y
Potosí.
69 Ver Lanza y otros 2005, Salazar y otros 2005 y Sánchez y otros 2005.
70 Esto produce una doble tendencia en la movimiento social y laboral: ascendente y descendente.
perfiles de género: derechos sociales 75

las economías locales y comunitarias, mantiene mujeres. Sin embargo, la disyuntiva de inversión en
patrones de género en los que las y los hijos deben educación solo aparece en hogares pobres, cuando
trabajar en jornadas laborales que son más largas se requieren brazos adicionales para producir. Esto
para las hijas71. Del mismo modo, las asimetrías vale para todos los contextos regionales y culturales,
de ingresos entre regiones y zonas conducen a pero afecta principalmente a los hogares campesi-
constantes movimientos migratorios para fugarse nos, urbano populares y de trabajadores asalariados.
de la aleatoriedad y precariedad de lo rural, de la Las circunstancias de precariedad material explican
discriminación étnica y de género. la tendencia a sacrificar la educación de las hijas,
Esta fuga puede resolver problemas de “ciuda- pese a la enorme valoración que las familias pobres
danización”, pero no supera la pobreza. Dadas las otorgan a la educación.
condiciones organizativas y tecnológicas de la pro-
ducción en general, no habría necesidad de demandar “...cuando es varoncito tiene que estudiar, cuando es
mucha escolaridad para las actividades económicas mujercita primer curso o segundo curso de primaria
porque, además, ellas no remuneran según los niveles y después a cuidar a la oveja nomás ya. Eso a mi
educativos alcanzados. Algunos estudios72 muestran también grave me falta ... a los doce años ya he ido
de empleada; he regresado y he entrado a la cema,
que la creciente inserción de mujeres al mercado de
más antes era también bueno la educación ...”
trabajo –sobre todo de estratos medios y bajos en
las ciudades– con mayores niveles de estudios no se
El rezago de las niñas se liga a otra institución
traduce en inserción en ocupaciones calificadas y bien
importante: la división sexual del trabajo doméstico y
remuneradas. Su condición de mujer, su pertenencia
mercantil, que adquiere connotaciones particulares
étnica y los niveles tecnológicos de la economía tie-
según la inserción de la economía rural y urbana
nen como efecto una devaluación de la educación al
en los mercados y las articulaciones de hombres y
colocar mayores exigencias educativas para niveles
mujeres en ese entramado. Esta división es más im-
precarios de ocupación a partir de la creciente oferta
portante en los hogares pobres pues –bajo relaciones
de trabajo. Otros estudios remarcan la inexistencia de
laborales adicionales– es necesario compensar la
una relación virtuosa entre mayor educación - mayor
subsistencia con el trabajo doméstico de las hijas; lo
capital humano - mejor inserción y remuneración,
que no ocurre en los hogares de clases medias.
pues la “explosión” de educación en un contexto de
También el mercado de trabajo incide en los ses-
escasa modernización productiva no solo devalúa la
gos de género en la educación porque discrimina
educación, sino que lleva a mecanismos de inserción
el trabajo, en este caso, no solamente por sexo sino
laboral en los que las redes de relaciones e influencias
también por zona geográfica y filiación étnica;
familiares y políticas se convierten en el mejor recurso
discriminación que se traduce en la elección seg-
de empleo antes que el mérito educativo o profesional.
mentada de capacitación o formación.
En este sentido, la educación no es un elemento que
Según las mujeres de clases medias (Grupo Focal
iguala y menos a las mujeres. (Vargas et.al. 2006).
Cochabamba. 2006) las propias políticas públicas de
educación tienen problemas para inculcar valores en
5. 4. Instituciones que afectan la equidad
los jóvenes, y con su progresiva mercantilización se
está dejando a muchos(as) fuera de la secundaria, con
Las redes de relaciones e influencias para acceder
consecuencias negativas ante las escasas oportunidades
al trabajo se acompañan de otras instituciones que
de trabajo que apenas ahora parecen considerarse.
afectan la educación de las mujeres y ahondan sus
sesgos sexistas. Una de ellas es la institución fami- “…tanto hablamos del cambio y este cambio yo creo que
liar donde persiste la preferencia por la educación básicamente es renovar los valores humanos, hay que
formal y continúa del varón en detrimento de las trabajarlos; yo creo que ahí hay un vacío en los valores

71 Se ha probado que en promedio trabajan una y media hora más al día, aunque asisten a la escuela.
72 Ver Escobar de Pabón 2002.
76 perfil de género bolivia

democráticos, o sea para socializarnos para articularnos la falta de sensibilidad de género por parte de sus
con todos los espacios en los que nos encontramos”. componentes.
Por otro lado, existen desafíos para el tra-
Más allá de sus sesgos o ceguera de género, tamiento de la identidad cultural. Es necesario
las políticas –en opinión de las mujeres– no hacen superar su consideración como entidad específica
de la educación un asunto de toda la comunidad que se objetiva y se vuelve materia de intervención
en los diferentes niveles organizativos del sistema para “rescatarla” y “preservarla” como si fuera un
educativo. objeto en sí mismo. Por tanto, las connotaciones e
En general, las intervenciones para promover implicaciones conceptuales, normativas, institucio-
la equidad de género en la educación no con- nales y del quehacer educativo en su amplitud desde
templan otras instituciones que no sea el sistema la dimensión de lo pluri e intercultural de nuestra
de la educación mismo. Y, quizás sea la falta de realidad, son un nudo fundamental en el proceso
articulación del problema educativo con los otros de búsquedas y debates, para pensar la educación
ámbitos institucionales lo que vuelve persistente intercultural.
77

vi. Problemas en el ejercicio de la ciudadanía

1. Los desplazamientos de la violencia y de consejería apropiados para estas circunstancias


contra las mujeres (Ministerio de Salud y Deportes. 2003). También con
relación a la violencia sexual, se constituyó en 2002
Como se ha insinuado en apartados precedentes, el Comité Impulsor del Abordaje de la Prevención,
la violencia contra las mujeres, principalmente do- Detección y Atención a las Víctimas Sobrevivientes
méstica, parece estarse intensificando en un proceso de la Violencia Sexual, “destinado a implementar
aparejado a su doble o triple jornada laboral a la actividades de sensibilización para la implementación
inamovilidad de la cultura patriarcal y a un reno- de un modelo de atención integral para las victimas
vado racismo, exacerbado en el contexto actual de sobrevivientes de la violencia sexual” (Carta de In-
cambios en el país. tenciones. 2002. Cit. por Castro, m.d. 2006).
El problema de la violencia no ha podido Las informaciones más publicitadas y con cierta
superarse, a pesar de los esfuerzos institucionales sistematización son las de las instancias públicas que
desplegados para aplicar la Ley 1674 contra la atienden la violencia intrafamiliar, como las Briga-
Violencia en la Familia o Doméstica y su decreto das de Protección a la Familia (bpf) y los Servicios
reglamentario, en materia de prevención, atención y Legales Integrales Municipales (slim) y otras ins-
sanción. Por otro lado, debería ser inquietante que la tituciones (como felc y algunas ong). Estas dan
preocupación por este fenómeno se concentre solo a conocer –con datos muy dispersos e incompletos
alrededor de la violencia doméstica o intrafamiliar, sin embargo– que de alrededor de 32.000 denun-
en circunstancias de ausencia y hasta deterioro de cias recibidas en 6 ciudades del país en el lapso de
la democracia en el seno de organizaciones sociales, 8 meses (2004), un 32,5% correspondió a violencia
gremiales, corporativas y otras; de incremento de la psicológica; 26.3% a violencia física y psicológica y
violencia callejera que afecta de manera creciente a un 16,8% a violencia física, psicológica y sexual. Es
las mujeres, y de la intolerancia política. decir, la violencia psicológica o sexual, en general,
Los registros más regulares se refieren a la vio- se presentan a la vez.
lencia doméstica, principalmente sexual. Se conoce Según informes de la Policía Técnica Judicial,
que la tasa de embarazo como resultado de violencia el año 2001 se registraron a nivel nacional 642
sexual, varía entre 1% y 5%. Se calcula que entre 28 violaciones a mujeres menores de edad, la mayoría
a 68% de las víctimas de violencia sexual son afecta- de las cuales fueron propiciadas por familiares de
das por una infección de transmisión sexual, inclu- las víctimas (cidem, 2003 y Anexo 2 - Área Vio-
yendo el vih/sida; pero no existen servicios legales lencia).
78 perfil de género bolivia

Las mismas fuentes revelan que solo un 19% de sus madres, que callan para asegurar para ellas
de las denuncias es remitido como casos a instancias y el resto de los miembros de la familia un soporte
judiciales. Entre los mayores reincidentes están material mínimo para su reproducción. (Calla et
los hombres, principalmente concubinos (44%), al. 2005). Lo mismo ocurre con los varones o jefes
esposos (39%), familiares y otros (17%), y el hogar de familia llamados “en tránsito”, que tienen varias
como el lugar de la agresión. parejas, chantajeadas por la capacidad de aquellos
Según información del Viceministerio de Gé- de generar recursos y sin otra responsabilidad que
nero y Asuntos Generacionales, aun hoy, en Bolivia, esta. Esto trae a cuenta formas de socialización fa-
7 de cada 10 mujeres sufren algún tipo de violencia miliar, atravesadas por la rutina de la violencia y la
en sus hogares. Según una encuesta realizada por desestructuración familiar. (Grupos focales El Alto,
la Coordinadora de la Mujer (2007), un 42% de Cochabamba y Tarija. Marzo y abril 2006).
los encuestados señaló que la causa por la que se Llama la atención, asimismo, que en el discurso
genera violencia en el hogar es la falta de recursos enunciado por mujeres estén presentes dos rasgos
económicos, mientras que para el 27% se atribuye significativos de la dominación patriarcal incorpo-
al alcoholismo. Sólo un 8% respondió que obedece rados por ellas, que no pueden identificarse si no
a razones de machismo. es a partir de ser las principales protagonistas al
A pesar de la gravedad del problema de la vio- interior de las familias y en las actividades del cui-
lencia y de su continua gestión en diversos planes dado asumidas como propias. Es decir, las mujeres
impulsados desde el organismo gubernamental de se convierten en reproductoras de esa dominación
género, redes institucionales de sensibilización, al apropiar la idea de que el reino de lo privado es
prevención y modelos de atención a las afectadas el suyo; lo que, en una mayoría de casos, implica
–concentradas en los niveles locales mediante los que sean ellas mismas las que niegan el acceso de
Servicios Legales Integrales Municipales (slim)–, los hombres a tareas domésticas, asumiendo la
la violencia sigue siendo un flagelo en aumento que reproducción de la cultura patriarcal y del círculo
afecta a mujeres en cualquier etapa de su ciclo de vicioso en torno a lo que esa cultura implica como
vida, y principalmente a las de entre 15-25 años. sistema de dominación73.
Las condiciones determinantes del problema Las transformaciones espaciales y sociales de
articulados a patrones patriarcales y modalidades los hogares y la migración también repercuten en
distintas de respuesta ante la precariedad económi- la violencia. En el mundo ubicado en los márgenes
ca, han ido progresivamente dejándose de lado, y las urbanos los sistemas de control social tienden a
acciones que deben darse en respuesta al problema diluirse, sin que al mismo tiempo se establezcan con-
de la violencia intrafamiliar y la violencia social en diciones que favorezcan la ciudadanización basada
general, se han ido orientando principalmente ha- en el derecho. Los hombres y mujeres –sobre todo
cia programas de atención de la violencia como un emigrantes– se debaten en una especie de limbo
problema de salud pública, con particular atención jurídico, ni comunitario ni estatal, prevaleciendo
a las adolescentes. entre ambos la ley del más fuerte, amparada por
Este desplazamiento ignora que, en muchos sistemas de seguridad y protección todavía situados
casos, los hombres suelen utilizar el salario y su rol en formulismos patriarcales y racistas.
de proveedor y “jefe de hogar” para involucrar a El rigor de este proceso marca en las mujeres
niñas que son objeto del abuso sexual ante el silencio inmigrantes grados extremos de vulnerabilidad

73 La idea de que “nosotras no hacemos nada para cambiar”–al educar diferenciadamente a hijos varones y a hijas mujeres– está
presente en esa concepción, volcando sobre sí mismas las responsabilidades por los núcleos duros de la relación de género.
En ese sentido, las mujeres se responsabilizan de su propia opresión, cerrando el círculo del patriarcado de un modo casi im-
posible de romper. Ello “libera” a los hombres de la posibilidad de cambio y refuerza la responsabilidad de las mujeres en las
actividades domésticas, incluyendo la socialización de los niños y niñas en una cultura de subordinación de género. (Grupos
focales Cochabamba y Tarija. Abril 2006). Esta es una razón por la que los hombres no se “involucran” en las cuestiones de
equidad de género.
problemas en el ejercicio de la ciudadanía 79

­ aterial y simbólica. Eso explicaría que, en rela-


m esta vez más las niñas son las víctimas principales
ción a la violencia doméstica, sea uno de los grupos del abuso, incluso sexual, de parientes o vecinos a
sociales más afectados y con menor capacidad para los que se encomienda su cuidado (Calla y otras,
objetarla ante la autoridad estatal, dadas sus caren- 2005; Registros noticiosos). En el ámbito rural,
cias en información y conocimiento de las reglas la violencia doméstica suele estar acompañada de
formales que hacen a los aparatos jurídicos del violencia intergeneracional e intragénero, marco
Estado, donde el “papeleo” en torno a un lenguaje en el cual las mujeres más jóvenes son sometidas a
especializado tiene tanta importancia. la autoridad de suegras o cuñadas, prevaleciendo la
Se agrega a ello el hecho de que cualquier idea de que aquellas deben cumplir con obligacio-
demanda en el terreno de la justicia implica cono­ nes domésticas para recibir el reconocimiento de la
cimiento de su estructura y dinámica, costos ma- familia de su pareja.
teriales, y también maltrato del que son objeto Otra problemática asociada a estos procesos de
las mujeres por jueces y abogados imbuidos por desintegración familiar y a las carencias materiales
sentimientos machistas que, en situaciones de abuso que viven las familias, es la prostitución femenina.
psicológico, físico o sexual, generalmente terminan Según algunos expertos, esta es una cara de los fenó-
por atribuir las culpas a las mujeres. menos de trata sexual que, además, es concurrente
Por otro lado, en los últimos años, el discurso a la existencia de un mercado de ofertas laborales
del reconocimiento de la etnicidad y sobre todo la que encubren, bajo sistemas de crimen organizado,
incorporación de los grupos indígenas y campesinos la circulación de mujeres como mercancías.
en la conducción del poder estatal, está originando
violencias fundadas en el racismo, al punto de haberse 1.2. Problemas institucionales
creado un Observatorio del Racismo desde la Defen- de la violencia doméstica
soría del Pueblo en el país, que inicia los registros de
este viejo pero renovado fenómeno en la actualidad La Ley contra la Violencia Intrafamiliar y Doméstica
en torno a varios hitos políticos importantes. Uno (1995) y las instancias creadas para su implemen-
privilegiado ha sido el de la Asamblea Constituyente; tación tienen aún varios vacíos que, de inicio, se
pero los medios de comunicación dan cuenta también muestran en la carencia de datos sobre este problema,
de expresiones aberrantes de racismo en distintos en la falta de sanciones efectivas que protejan a las
eventos y confrontaciones políticas. Aunque afecta víctimas y que eviten, al mismo tiempo, la reinci-
a hombres y mujeres, hay una penalización mayor a dencia o la impunidad (cidem, 2006; Calla y otras,
las mujeres al considerarlas las reproductoras de usos 2005; acdi, Entrevistas, 2007). A pesar de ello, hay
y costumbres cuando no de la propia raza. una percepción de que la violencia contra las mujeres
En todo caso, los instrumentos normativos de se castiga más que antes y que daría cuenta de las
regulación, atención y sanción de este problema posibilidades relativas de ejercicio del instrumento
están apenas en proceso de definición. jurídico creado para combatir este mal en nuestra
sociedad (Coordinadora de la Mujer, 2007).
1.1. Violencia doméstica y desplazamientos Ante estas dificultades, la población especial-
intergeneracionales mente rural acude concurrentemente a arreglos de
índole distinta a las que formalmente proporciona
Las migraciones femeninas crecientes, originadas en el Estado, situándose en modalidades comunitarias
la crisis de empleo que vive el país, están marcando de justicia en el campo. Lo que se ha observado en
el inicio de una desintegración familiar fruto de el estudio de Calla y otras (2005), sin embargo, da
que las mujeres han sido construidas culturalmente cuenta de una correlación directa entre condiciones
como el centro de los despliegues afectivos en las de pobreza en las que se desenvuelven las comuni-
familias. (Coordinadora de la Mujer, 2007). Su sa- dades rurales y conciliaciones –cuando se trata de
lida temporal o definitiva, en los ámbitos urbanos violencia sexual o violación– y el lugar que ocupan
está derivando en el desplazamiento de la violencia las mujeres en esta intersección. En ese sentido,
hacia las relaciones intergeneracionales, donde las mujeres violentadas siguen manteniendo su
80 perfil de género bolivia

condición de objeto de intercambio, propia de las por ejemplo, algún animal doméstico. En las zonas
sociedades agrarias, ya que cuando son víctimas de urbanas, se advierten crecientes movilizaciones que
violación el convenio entre la familia de la mujer/ piden sanciones máximas para los responsables. Lo
niña afectada y el violador pasa por resarcimientos que acontece en el campo –pero también en muchos
materiales, en especie o en dinero. “arreglos” urbanos en los ámbitos de la justicia, es
explicable en un marco de extrema pobreza y pre-
1.3. Violencia política y mediación femenina cariedad material, donde todo ingreso o recurso es
bienvenido, aún a costa de lo que en los ámbitos
En la transición política actual, las mujeres se encuen- urbanos está señalado por valores asociados a la
tran en un grado mayor de vulnerabilidad, a causa “honorabilidad” femenina. En esas circunstancias,
de los problemas de institucionalidad política y los en las ciudades se privilegia la reparación inmediata
conflictos de intereses inherentes a los cambios en al daño antes que ingresar a los costos de un juicio
marcha. Ello es particularmente cierto en relación burocrático e interminable que habitualmente no
con la forma que están adquiriendo algunas mani- llega a concluir.
festaciones esencialistas de la sociedad boliviana para A pesar del logro legal que fue la aprobación e
crear diferencias en su interior y, a través de ellas, implementación del Código Niña, Niño y Adoles-
legitimar derechos sustentados en nacionalismos cente (Ley 2026 de 1999), persisten los problemas
raciales. En ese sentido, es importante señalar que de dominación patriarcal, violencia, abuso y falta
–históricamente– los nacionalismos étnicos y funda- de reconocimiento de los derechos de la niñez y
mentalistas suelen poner a las mujeres como símbolos adolescencia.
de la pureza racial y cultural de las colectividades Este grupo soporta discriminaciones, y más aun
involucradas, creando alrededor de ellas una serie si son indígenas, en materia de derecho a la iden-
de barreras simbólicas y discursivas que resaltan su tidad, a no ser sometidos a tortura o maltrato, a la
rol en la preservación de valores y las costumbres salud, educación, trabajo, etc. De cada 10 alumnos,
“propias” contra los “foráneos”. Se trata de procesos 5 son víctimas de maltrato físico en las escuelas y
que suelen aflorar en prácticas conservadoras hacia las colegios, el 85% de maestros admite el maltrato
mujeres y que se amparan en discursos sacralizados y el 50% de alumnos señala que alguna vez sufrió
que, inevitablemente, tienden a postergar aspiracio- agresiones físicas. Así, el 5,8% de alumnos admitió
nes de individualidad femenina. que sufre agresiones físicas constantemente y el 90%
Estos procesos y manifestaciones están gene- alguna vez ha sufrido algún tipo de agresión psicoló-
rando rasgos racistas en las modalidades de la acción gica (dni, 1998). Más recientemente, la Dirección
y procesamiento de los conflictos políticos que se General de la Niñez y Adolescencia, revelan que el
acentúan en el caso de las mujeres. maltrato se ha incrementado en las escuelas, en el
ámbito laboral y en los hogares74.
1.4. Violaciones a los derechos de niñas y niños Aunque la tasa de mortalidad de menores de
5 años, ha bajado de 92 por 1000 nacidos vivos
Un informe sobre la situación de la infancia en Bolivia en el año 1998 a 80 en el año 2000, el país sigue
(pnud; 2006) señala la “carrera de obstáculos” en el teniendo la tasa más alta de la región después de
ejercicio de los derechos de las niñas y niños. Haití; mientras al menos 25.000 niños menores de
En los ámbitos rural y urbano, se sigue so- 5 años mueren al año por enfermedades prevenibles
metiendo a las niñas a abusos sexuales de parte de (Ministerio de Salud. 2003).
adultos. En algunas zonas rurales, la justicia comu- En materia de educación aun existen niños y ni-
nitaria suele privilegiar reparaciones al abuso que ñas que no acceden al ciclo primario; aunque ahora
pasan por compensaciones monetarias o en especie, se hacen esfuerzos para incentivar su participación
que equiparan el daño a la niña con el costo de, mediante el subsidio a las familias que significa el

74 Entrevista a ex Viceministra del vijunte Elizabeth Patiño, mayo 2006.


problemas en el ejercicio de la ciudadanía 81

Bono Juancito Pinto. Pero, los recintos escolares Por ello, el perfil de salud está fuertemente
siguen siendo lugares de violación de los derechos apegado a la disponibilidad de información sobre
de niños y niñas, pues en ellos se activan múltiples este campo, antes que a los reales problemas de salud
dispositivos, interacciones discriminatorias, exclu- considerados en su perspectiva más amplia. Así, los
yentes y violentas. (Lanza et al. 2005). Tanto niños núcleos de concentración de las preocupaciones en
y niñas que estudian como los que no estudian están salud nos conducen a:
trabajando en una gran proporción. En Bolivia, el 50
% de las personas entre 10 y 19 años trabajan sobre 2.1. Salud sexual y reproductiva
todo las de las zonas rurales (65 % del total); además,
como ya se mostró, son niños(as) indígenas los que La familia y la salud, principalmente sexual y re-
llevan un mayor peso laboral; y se ha comprobado productiva, están estrechamente vinculadas. Un
que las niñas campesinas trabajan en promedio una elemento que incide en las formas de familias es
hora más que los niños. (Sánchez et al. 2005). el uso más o menos amplio de recursos de planifi-
La información sobre abuso sexual particu- cación por parte de las mujeres que, además de las
larmente hacia las niñas y adolescentes mujeres posibilidades de autonomía en relación al cuerpo,
muestran datos alarmantes, del mismo modo que tienen como objetivo limitar el número de hijos y,
la explotación sexual de niños y niñas y adolescen- por esa vía, limitar el alcance de las obligaciones
tes entre 11 y 17 años, cuyo tráfico está ligado a la domésticas además de optimizar el uso de recursos
migración interna e internacional, según señalan materiales.
varios estudios (unicef/oit y cepal. 2007). Este Las evidencias sugieren que son, nuevamente,
problema se concentra mayormente en las ciudades mujeres de mayor nivel económico las que logran
de Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y El Alto, y mayor autonomía en torno a su cuerpo y un menor
sus secuelas son la prostitución y el abandono de número de hijos. En consecuencia, también logran
la educación. una menor carga doméstica al recurrir mayormente
Todo parece indicar que los problemas de a información y tecnologías de planificación fami-
violencia, al ligarse de manera determinante a las liar; además de alivianar su carga por el pago de
condiciones socioeconómicas, exigen respuestas trabajo doméstico a otra mujer.
estructurales y que consideren la violencia social Si bien las informaciones no permiten ver por
en general y no solamente la de carácter intrafa- estratos socioeconómicos la distribución porcentual
miliar. de mujeres que acceden a métodos anticonceptivos,
se sabe que en el post–parto las mujeres pueden
acceder a la anticoncepción a través del Seguro
2. Salud y revalorización de la familia Universal Materno Infantil (sumi) y ahora me-
diante el Seguro Universal de Salud (susalud).
Hay limitaciones y retrocesos en la salud de la mujer, La Encuesta Nacional de Demografía y Salud de
a causa de que las políticas giran principalmente 2003 (endsa 2003) mostró que el conocimiento
alrededor de su salud materna y muy débilmente se de métodos anticonceptivos modernos es relativa-
consideran perfiles epidemiológicos diferenciados mente alto entre mujeres (93%) y hombres (94%) en
por sexos y que consideren las necesidades de los unión o casados, y entre quienes no están en unión
ciclos de desarrollo de la vida. o casados. Pero, ese conocimiento es mayor en mu-
En general, prevalece un enfoque que informa jeres de áreas urbanas que en las rurales (donde el
de grupos de enfermedades sin diferencias por sexo conocimiento se refiere principalmente a métodos
y que sólo se especifica para mujeres en edad fértil naturales). Aunque este conocimiento es levemente
con relación a nacimientos, embarazos, y partos mayor entre los hombres, son también hombres
porque se sigue mirando a las mujeres como madres de quintiles de ingresos bajos y de áreas rurales los
bajo diversos programas. El énfasis actualmente se que tienen menos conocimiento, lo que vale igual
desplaza hacia ciertas campañas y la desnutrición para las mujeres. Esto mostraría que la relación de
infantil. hombres y mujeres con el acceso a educación y a
82 perfil de género bolivia

información no tiene tanto que ver con diferencias Cuadro 17


de género. Proporción de mujeres que usan métodos anticonceptivos
Todo indicaría así que ese conocimiento no endsa 1998 endsa 2003
tiene bases de género sino sociales; es decir, son Método Anticonceptivo
% %
los pobladores más pobres los que menos tienen Dispositivo Intrauterino 11 10
acceso a esa información. Pero, igualmente, acce- Inyectable trimestral 1 8
der a información y conocer el o los métodos no Esterilización femenina 6,5 6,5
es necesariamente seguido por su uso. Ello tiene Condón 2,6 3,9
relación con el hecho que la anticoncepción se ha Píldora 3,8 3,6
MELA nd 2,5
relacionado estrictamente con la reproducción y no
Espuma 0,0 0,2
con la sexualidad.
Sin embargo, la carencia de información, co- Fuente: Elaboración propia con base a los datos de las endsa 1994 y 1998

nocimiento y acceso a tecnologías de planificación


familiar, afecta más a las mujeres por cuando el paridad de las mujeres. Es decir, desde normas y
mayor número de hijos que deriva de estas cir- modelos de salud que no están al alcance ni se han
cunstancias tiene efectos en el uso de su tiempo, la definido en diálogo con las mujeres, lo que las priva
carga doméstica ligada a su condición de mujer, y de su derecho a decidir.
en la disposición de sí. Por otra parte, entre parejas El énfasis en estas políticas parte de conside-
de sectores de estratos medios y sobre todo bajos, rar que la tasa global de fecundidad sigue alta en
cuando se dispone de esos recursos informativos y Bolivia, aunque disminuyó de 6,5 hijos por mujer
tecnológicos las mujeres son objeto de la recrimi- (en 1992) a 4,4 (en 2001), con disparidades geo-
nación masculina, pues los embarazos son vistos por gráficas (6,2 en área rural y 3,6 en área urbana).
los hombres como medio para ejercer el control Si bien se dan mejorías en atención prenatal y
sobre las mujeres, a quienes vinculan de manera parto en términos de acceso a centros de aten-
indefinida al trabajo de la crianza de los hijos. Es ción gracias a algunos seguros, ello ocurre con
decir, bajo ambas circunstancias, conocer –no cono- desigualdades por zonas en cobertura y calidad de
cer, acceder– no acceder, las mujeres ven afectada su los servicios. Por ejemplo, el 42% de nacimientos
libertad y autonomía por razones de género. se dan en domicilio (endsa.2003) a causa de con-
Las campañas para ampliar los conocimientos cepciones culturales sobre el embarazo, parto y
sobre métodos anticonceptivos siguen con resulta- postparto que hacen que muchas mujeres –sobre
dos positivos, sin que ello implique que los métodos todo andinas– no quieran ir al hospital, aun en
sean usados. Las brechas entre información o cono- peligro mortal, por el temor a la discriminación
cimiento y uso son amplias. (Castro, m.d. 2006). y mal trato.
A pesar de estos servicios, mujeres adultas de los
sectores populares de la zona andina corroboran que 2.2. Acceso a servicios de atención y prevención
–aferradas a sus costumbres– rechazan las propues- en salud pre–natal y parto
tas de planificación familiar y programas vinculados
con salud sexual y reproductiva porque violentan Hay una indudable mejoría en el acceso a los centros
la autonomía de decisión predicada por el discurso de atención pre–natal y parto en relación a décadas
feminista y, principalmente, por considerarlos inci- pasadas, especialmente en el área urbana. No obs-
tadores de prácticas sexuales libres en exceso (Grupo tante, los partos domiciliarios tienen una importante
focal La Paz. Marzo 2006). Se señala también que, cobertura. Los departamentos de La Paz y Potosí
además de que los proveedores(as) de salud no son los que muestran mayores índices de atención
siempre están actualizados con las características de de parto domiciliario que vienen asociados a los
los anticonceptivos, tampoco lo están sobre crite- bajos niveles educativos de las mujeres, su pobreza
rios de elegibilidad dispuestos por la Organización y a la dispersión geográfica de la población. Ello
Mundial de la Salud (oms) que se construyen sobre también está asociado a la calidad del servicio y la
características biológicas y antecedentes de edad y falta de mecanismos interculturales en la atención.
problemas en el ejercicio de la ciudadanía 83

En la encuesta de la Coordinadora de la Mujer por las mujeres de estratos socioeconómicos bajos,


(2007), el 42% de las mujeres auto–identificadas medios y de mujeres de grupos étnicos de zonas
como aymaras no acudieron nunca a un servicio andinas principalmente. En general, estos grupos
ginecológico, en gran parte por razones culturales –con excepciones– levantan demandas de salud
y por problemas relativos a la atención y trato en pública asociadas con procesos salud–enfermedad
los centros de salud. relacionados a riesgos laborales, ambientales y
Con todo, la mortalidad materna e infantil sigue otros que superan la concentración actual en salud
siendo la principal preocupación de salud en el país, materna.
aunque tiende a reducirse, porque parece afectar
especialmente a mujeres relativamente jóvenes (25 2.3. vih/sida
a 29 años). En general, la razón de mortalidad ma-
terna es alta y muy variable por región (entre 352 En cuanto al vih/sida, es un problema que se
por 100.000 nacidos vivos la más alta en el altiplano presenta principalmente en todo el eje central del
y 120 la más baja en el oriente), con causas princi- país; y aunque todavía no tiene la envergadura que
pales en complicaciones del embarazo (62%) y el presenta en otros países de la región, su tendencia
alumbramiento (23%) asociadas con altas tasas de es al crecimiento a causa de la poca difusión del
fertilidad, causas sociales que incluyen bajos niveles conocimiento sobre el problema. Se verifica acá
de acceso a salud y saneamiento básico, de ingresos, que este conocimiento es más alto en las ciudades
de perfil educativo de las mujeres, edad y pobreza. que en el campo, gracias al trabajo de algunas
Los índices más altos se encuentran en La Paz, Santa ong. La infección por el vih y sida en Bolivia,
Cruz, Potosí y Cochabamba que representan el 82% sin embargo, supone riesgos a futuro. La razón de
de las muertes maternas. infección hombre/mujer fue de 10/1 hace 15 años
En cuanto al aborto, en Bolivia se halla atrás, pero ha existido un incremento gradual de
tipificado como delito en el Código Penal, por mujeres que llevó esa razón de infección hombre/
lo que la persona dedicada a prácticas abortivas mujer a 3/1 sobre todo en áreas urbanas (endsa.
es severamente sancionada. Hay, sin embargo, 2003); lo que supone una situación preocupante
circunstancias que hacen impune el aborto; para las mujeres, principalmente las trabajadores
entre ellas si se practica cuando el embarazo sexuales.
es producto de violación, rapto no seguido de En cambio, la presencia de Infecciones de
matrimonio, estupro o incesto; o cuando la vida Transmisión Sexual (its) está entre las más altas
de la madre corre grave peligro. Pero las disposi- de la región a pesar del sub–registro existente en
ciones legales al respecto no están reglamentadas torno a ello, afectando cada vez más a las mujeres.
impidiendo el ejercicio de ese derecho. Aunque Las tasas de prevalencia de its son altas y afec-
la violación sexual (causa que conduce al aborto) tan a adolescentes y jóvenes entre 10 y 24 años.
es delito (Ley 2033 de Protección a las Víctimas (Castro y Salinas. 2004). Según la información
de Delitos Contra la Libertad Sexual de 1999), la conocida, un grupo transmisor por excelencia son
tasa de denuncia es muy baja pues, generalmente, los transportistas. Sin embargo, tampoco se consi-
las víctimas son culpabilizadas por la justicia. deran de manera relevante necesidades alrededor
(cidem . 2003). de este problema, aunque la falta de atención no
Actualmente se desarrollan acciones para difun- es privativa de las its, pues alcanza también al
dir un anteproyecto de ley a favor del aborto (Inte- vih–sida, salud mental, violencia, sexualidad,
rrupción Legal del Embarazo), cuya reglamentación cáncer de mama y de cuello de útero, nutrición y
del aborto impune forma parte de las prioridades de otras enfermedades.
las mujeres y ong feministas (cidem. 2004), que
se complementan con la exigencia de ampliación de 2.4. Salud: nuevas tendencias y desafíos
los servicios de salud hacia este problema. Queda
acá clara la falta de acompañamiento en las movili- En cuanto a la relación mujer/madre, los esfuerzos
zaciones y campañas alrededor de estas demandas por incorporar la perspectiva de género en las nor-
84 perfil de género bolivia

mativas de salud no han trascendido hacia un real Respecto a la emergencia de los valores étnico-
empoderamiento de las mujeres, entre otras cosas, culturales, hay que decir que su enfoque puede ser
por la falta de información sistemática según géne- tan promisorio como adverso. En un caso porque ha
ro, y por el carácter estrictamente epidemiológico permitido, especialmente a las mujeres, desarrollar
de la información. En este campo, sigue vigente la y preservar iniciativas que en algunos campos de
idea de que la salud de las mujeres tiene base en la la salud han tenido éxito, como el de las parteras
relación mujer/madre, especialmente a partir del u otras actividades de cuidado y prevención. En el
Servicio Universal Materno Infantil (sumi) inscrito otro caso, sin embargo, el etnicismo también puede
en el cumplimiento de las Metas del Milenio, que encallar en la idea de que las mujeres, símbolos de
hoy intenta ser reformado a partir de las críticas la diferencia cultural, son los sujetos responsables
generadas a su alrededor. de la reproducción biológica de lo “propio”. En ese
Pero, a pesar de esas críticas, persiste una mar- sentido, algunas expertas señalan que alrededor de
cada ausencia de referentes de política que contem- las mujeres indígenas existen algunas tendencias
plen la salud de las mujeres de manera integrada y radicales que están comenzando a ejercer un control
no sólo en asociación a sus roles reproductivos o severo de la sexualidad femenina en aras de la re-
a sus problemas en el campo de la sexualidad. Por producción de la colectividad étnico-cultural, sobre
ejemplo, una notoria ausencia relativa a la salud de todo en casos en que se percibiría una reducción
las mujeres es también la relacionada con sus labores demográfica de sus miembros (Entrevistas, 2007).
ocupacionales atravesadas por grados significativos Esto conlleva en primer lugar el riesgo de una
de precariedad, inseguridad y desprotección social. concepción estrictamente biologista de las mujeres
De manera particular se observa, en ese sentido, y, en segundo lugar, el riesgo de un sometimien-
el trabajo que realizan las mujeres en campos de to severo de sus aspiraciones individuales, al ser
actividad tradicionalmente masculinos como la situadas en el marco estricto de las necesidades
construcción y la minería. de reproducción de la colectividad. Finalmente,
Los desplazamientos de mano de obra feme- conlleva también la idea altamente riesgosa de
nina a trabajos que han sido abandonados por los que la preservación biológica del núcleo cultural
hombres (construcción) en general, y en el marco sólo está garantizada en el marco de políticas en-
de su migración hacia otros países, invoca también dogámicas.
la necesidad de ampliar la mirada de la salud de las Una arista poco considerada también es la de
mujeres hacia la salud ocupacional, acompañando la relación entre el impresionante desarrollo de las
los procesos socioeconómicos en los que están tecnologías médicas asociadas por un lado ya no a la
involucradas. En el caso de la minería, la mano de anti-concepción sino a la concepción, y por otro
obra femenina viene ocupando espacios marginales al cultivo del cuerpo bajo parámetros de belleza
afectados por las difíciles condiciones físicas en estereotipados, y el género. De ambas aristas dan
que se realiza el trabajo, cuyos efectos son graves cuenta los medios de comunicaciones y algunas
en la salud; pero se ocultan por las privilegiadas investigaciones que sorprenden por las magnitudes
condiciones originadas en los altos los precios de de esas prácticas.
los minerales. Al margen de los riesgos que implica Si bien, en el primer caso, se argumenta que
esta actividad, debido a derrumbes y contaminación, estas nuevas tecnología pro-onceptivas contribu-
aquí predominan enfermedades respiratorias, artri- yen a generar condiciones para el reconocimiento
tis, reumatismo, sabañones y hongos, y problemas y realización familiar en general y de las opciones
vinculados a los riñones, ya que las actividades se sexuales en particular; también se alzan voces que
realizan generalmente sumergidas en el agua (Ara- con ellas se profundiza la relación mujer/madre en la
níbar, Lafuente y Montesinos. 2006). medida que no habría razón médica ni técnica para
Por otro lado, la salud de las mujeres no es ajena que mujer alguna no pueda cumplir con ese papel.
al nuevo marco político e ideológico asociado al plan- En cuanto al otro aspecto, más allá de las voces
teamiento comunitarista predominante en la sociedad a favor de las posibilidades de “embellecimiento”
ni a las estrategias de desarrollo que invoca. corporal de las mujeres obedeciendo sentimientos
problemas en el ejercicio de la ciudadanía 85

de mayor autoestima aun a costa de someter el la disposición del documento mismo de carta de
cuerpo a grandes sufrimientos, se alzan otras voces ciudadanía individual. Por ejemplo, hasta 199276 el
que plantean que detrás de ese sacrificio está el 53% de la población total no contaba con el carnet
sometimiento de las mujeres a patrones culturales de identidad y en mayor proporción aun las mujeres
que las mantienen como objeto para los otros. (55, 5%). Como podría esperarse, esta situación era
En ambos casos, estamos frente a posibilidades más grave en las zonas rurales (62,4% en promedio
que se restringen a mujeres de los sectores medios y 66,3 % entre las mujeres). Sin embargo, y por el
y altos, con exclusividad creciente proceso de urbanización, la mayor mag-
nitud de indocumentados(as) en términos absolutos
se encontraba en las ciudades (50,6% del toda la
3. Los caminos en la construcción de ciudadanía. población urbana), donde el problema no podría
El caso de la identidad legal75 explicarse por ausencia estatal sino por otras razones
que vale la pena indagar y que constituyen la otra
Los caminos de construcción ciudadana en el país cara no cuantitativa del problema.
son diversos. No corresponden únicamente al El proceso político actual –que avanza por la
establecimiento de una relación juridizada entre vía democrática y en el cual muchos de los con-
Estado y ciudadano por la vía del acceso y ejercicio flictos en torno a temas estratégicos se definen
de derechos positivos, sino que también se logra por el mecanismo del voto– está contribuyendo a
por la vía de la acción colectiva directa en torno a expandir notablemente la carnetización desde la
aquello a que las organizaciones creen que tienen acción misma de los ciudadanos y mediante políticas
derecho. No obstante, si bien la acción colectiva o deliberadas sobre todo hacia el ámbito rural. Ello,
la política misma ha permitido a las mujeres orga- sin duda, está contribuyendo a cambiar la situación
nizadas la construcción de una “ciudadanía activa”, antes referida. Si bien no se tiene aún informaciones
el camino para su ejercicio nos remite al desarrollo oficiales y confiables al respecto para la población
de las políticas públicas, la legislación y la amplia- total, la Encuesta mecovi 2002 señalaba que, al
ción democrática, y a la necesidad de legalizar esa menos entre la población mayor de 18 años –es
relación principalmente con el cumplimiento del decir, en edad de votar– el 13% nunca tramitó la
requisito de contar con una “carta de ciudadanía”, obtención de su carnet de identidad.
sea individual o colectiva. Como se señaló, el problema de baja carnetiza-
Un elemento central de esa “carta” a nivel ción en los ámbitos urbanos no puede atribuirse a
individual es precisamente el documento de iden- una ausencia estatal; por tanto, vale la pena conocer
tidad o carnet, cuya ausencia es motivo de nega- las razones.
ción o falta de reconocimiento de la identidad de El trámite de la carta de ciudadanía individual
ciudadana(o). es un proceso difícil y penoso principalmente para
Las informaciones estadísticas sobre la tenencia
las personas inmigrantes procedentes del área rural,
o no de este documento aproximan a la identidad
aquellas que no hablan bien castellano o que no
sólo desde una perspectiva formal, pero permiten
evidenciar la débil o significativa presencia más pueden leer en este idioma, o que por el tipo de
básica del Estado en el territorio y en su relación vestimenta son menospreciadas por los funcionarios
con la población. Aunque las informaciones so- públicos. Las mujeres están sobre–representadas en
bre esta situación no están actualizadas, con los estos grupos.
datos censales disponibles se sabe que se sigue Las experiencias de mal trato en las oficinas
confrontando importantes dificultades respecto a de identificación son muy frecuentes como se

75 Este apartado es una síntesis del trabajo de Fernanda Wanderley; 2007: “La ciudadanía individual y colectiva en Bolivia. Una
perspectiva etnográfica de los documentos de identificación jurídica, la formación de espacios públicos y los significados de
la ciudadanía”. Documento de Trabajo, Informe de Desarrollo Humano, pnud. Bolivia.
77 Lamentablemente el Censo de 2001 no incluyó la pregunta y solo se recoge esta información en la Encuesta mecovi para
la población de 18 y más años, por lo que no resulta comparable.
86 perfil de género bolivia

­ ocumentó en un estudio etnográfico en seis ciuda-


d como representante, el derecho a la asociación le-
des del país77. Algunas prácticas recurrentes en las galmente establecida (personería jurídica) y, derechos
oficinas de identificación son: (i) retrasos no justifi- sociales: el derecho a acceder a beneficios sociales, a
cados del trámite con el conocido dicho de “volver bonos (bono dignidad) y subsidios, el derecho a di-
mañana”; (ii) la visibilización y penalización de las plomas y certificados de educación. De esta manera
dificultades de expresión o lectura en castellano; las personas que no cuentan con documentos oficia-
(iii) la escasa disposición de facilitar explicaciones les no son ciudadanos frente al Estado y no pueden
comprensibles sobre los pasos a seguir; (iv) la es- ejercer los derechos otorgados por el Estado.
pera sin un objetivo definido; (v) la transferencia al Además de las limitaciones en relación al ejer-
ciudadano de los errores administrativos cometidos cicio de derechos, las dificultades para tramitar el
por el sistema público, entre otras. Las personas carnet de identidad tienen resultados importantes
que con más frecuencia enfrentan estos problemas en el imaginario colectivo sobre el significado de
son precisamente hombres y mujeres indígenas y ser ciudadano o ciudadana. Las interacciones co-
de estratos sociales más bajos. tidianas con las oficinas públicas, especialmente
La poca familiaridad con las oficinas públicas, aquellas que otorgan el documento que simboliza
la imposibilidad de leer las instrucciones escritas la condición de individuo-ciudadano, son instancias
en castellano, la dificultad de expresión también tan importantes en cuanto a la relación jurídica y los
en castellano, sumadas a las prácticas abiertamente derechos y obligaciones formales entre ciudadanos
discriminadoras, hacen que el proceso de tramitar y el Estado-nación.
la “carta de ciudadanía” se convierta en verdaderas Es así que la manera cómo los sujetos son tra-
pesadillas para estas personas. No sólo tienen que tados por las autoridades y funcionarios públicos
soportar la humillación de sentirse “incompeten- son traducidos por las personas como el grado de
tes” sino también tienen que incurrir en costos equidad que de hecho disfrutan en la comunidad
adicionales de retrasos o “cotas extras”. El tiempo, política nacional. En este sentido, las prácticas de
el dinero, la incertidumbre de la experiencia y del desigualación y de inferiorización en las oficinas
resultado explican porqué la tramitación del carnet de identificación tienen el efecto de debilitar la ex-
de identidad sólo ocurre cuando este es requerido periencia de inclusión en igualdad de condiciones,
para algo importante como, por ejemplo, el acceso tal como lo establecen los derechos formales de
a bonos, el trámite de otros documentos oficiales, el ciudadanía.
viaje al exterior o el registro de una propiedad. Estas prácticas imposibilitan que los indivi-
Las dificultades para acceder a la “carta de duos actúen con base en los derechos formales.
ciudadanía individual” tienen efectos significativos Así, las principales estrategias para enfrentar las
para el ejercicio de derechos ciudadanos y para el prácticas de discriminación institucionalizadas
mismo significado de la ciudadanía. En relación al son la súplica, el silencio y la coima antes que
ejercicio de derechos es importante considerar que el discurso de derechos. En los encuentros de
el documento de identificación oficial es en si mismo ciudadanos-individuos con el Estado prevalece el
un derecho ciudadano al otorgar membresía formal contenido pasivo de ciudadanía en la condición
a la comunidad política nacional y permitir el acceso de beneficiarios, desapareciendo la demanda de
a los otros derechos ciudadanos. respeto por sus derechos como miembros iguales
El carnet de identidad es un requisito indis- de la comunidad política nacional.
pensable para ejercer derechos civiles: derecho de ir Sin embargo, los mismos individuos indican
y venir (pasar trancas o viajar al exterior), derecho a que la “aceptación de la discriminación” en las
la propiedad privada y derecho a la justicia; derechos situaciones en que se presentan como ciudadanos-
políticos: el derecho de participar en las instituciones individuos no implica el abandono de las expecta-
representativas como votante (título de elector) o tivas y demandas de más inclusión en condición de

77 pnud (2007).
problemas en el ejercicio de la ciudadanía 87

igualdad y participación. Los sujetos deciden qué De esta manera, los derechos individuales y
espacios de encuentro con el Estado son los propi- colectivos no son excluyentes ni contradictorios. Al
cios para demandar sus derechos como ciudadanos. contrario, se constata que la conquista y ejercicio
Los espacios elegidos son aquellos en que ellos se individual de derechos civiles, políticos y sociales
presentan como miembros de colectividades tales en la sociedad boliviana implicó, y seguirá im-
como sindicatos, comunidades, juntas vecinales, plicando, el reconocimiento de la pertenencia de
gremios, entre otras. los individuos a grupos sociales particulares. Este
Las implicaciones de estas percepciones y reconocimiento, sin embargo, conlleva contenidos
vivencias en la construcción del significado de ciu- dispares sobre la relación entre individuos y grupos
dadanía son profundas: no es por la calidad de la sociales y, consecuentemente, sobre los contenidos
persona como individuo que se es tratado como un de los reclamos. Por un lado están las demandas
ciudadano portador de derechos. Es como colectivo de derechos que sólo pueden concretizarse por el
que se adquiere “peso” y “valor” frente a autoridades reconocimiento de las filiaciones a comunidades
y funcionarios públicos. En este sentido, las prácti- y culturas políticas específicas en el seno de la
cas institucionales del Estado tienen el resultado de comunidad política nacional. Por el otro, están los
fortalecer la experiencia colectiva de ciudadanía y reclamos de derechos que solo pueden realizarse si
debilitar la experiencia individual de ciudadanía. se cambia la forma de pertenencia de los individuos,
Comprendemos que ambas dimensiones (co- como las mujeres y niños, a las comunidades y a la
lectiva e individual) son igualmente importantes sociedad en general.
para lograr el objetivo de profundizar la democra- Entre los muchos desafíos de la democracia bo-
cia boliviana. La conciliación entre los derechos liviana está la conversión de los derechos ciudadanos
colectivos e individuales, que está relacionada con de jure en derechos de facto. En relación al ejercicio
el fortalecimiento de la experiencia como ciuda- de ciudadanía en los encuentros con el Estado, es
dano–individuo y como ciudadano-colectivo, es importante avanzar la comprensión de que la calidad
uno de los desafíos centrales de la democracia en de la atención pública es un tema central de ciudada-
Bolivia. Esta conciliación es especialmente im- nía y, en este marco, promover cambios en la cultura
portante para las mujeres debido a que muchas de organizacional de las oficinas de atención al público
sus demandas –igualdad, autonomía de decisión y para que estas se conviertan en “zonas de igualdad”;
participación política– solo pueden concretizarse a es decir, en espacios libres de discriminación en que
través del cambio de su forma actual de pertenencia las personas, independientemente de su posición
a comunidades primarias (familias) y secundarias social, su condición étnica, de género y generacional,
(comunidades indígenas, sindicatos, entre otras), y se sientan incluidas y respetadas como miembros
a la sociedad en general. iguales de la comunidad política nacional.
88 perfil de género bolivia
89

vii. Desafíos de una nueva agenda de género

Los perfiles de género expuestos en los apartados formas de asociación colectiva que históricamente
precedentes, señalan varios nudos problemáticos ha generado la reproducción de la sociedad bolivia-
que deben ser objeto de reflexión y tratamiento na, se intenta la recuperación de ciertas nociones
para remontar obstáculos a una mayor equidad e comunitaristas y trans-individuales. Una de esas
igualdad. Esta reflexión debe orientarse a la proble- nociones vinculada con las relaciones entre mujeres
matización de la equidad de género en el contexto y hombres está correlacionada con la noción del
actual, que coloca el desafío de situarse en los nue- “chacha-warmi”.
vos parámetros de la acción política implicada en En esa perspectiva, es necesario preguntarse
los cambios que vive Bolivia hoy, especialmente en acerca de las proyecciones históricas de esta noción
sus aspiraciones re-constituyentes y que tienen que hacia un futuro de igualdad. Por eso, este apartado
ver con: (i) la re-construcción intercultural de sus se enuncia como una pregunta.
instituciones, principalmente estatales y públicas, Esta noción es uno de los ejes centrales que
(ii) la definición de nuevos criterios para una justicia sustentan la complementariedad hombre/mujer en
distributiva que contemple los desplazamientos del el mundo andino y que las mujeres y hombres de
trabajo y la promoción productiva; y (iii) la armoni- esta zona ven como modelo para tratar la inequi-
zación del debate entre derechos colectivos y dere- dad de género que, supuestamente, existiría solo al
chos individuales en la legislación y administración exterior de esas comunidades. En su perspectiva, el
de justicia; entre los principales. chacha-warmi es “expresión de convivencia entre
Nos centramos acá solamente en algunos as- partes iguales o diferentes que tengan un propósito
pectos de estos desafíos, desde sus implicaciones común”. En este sentido, el chacha-warmi “trascien-
de género. de la relación hombre/mujer” para situarse como
“relación de complementariedad sin asimetrías” en
el propósito de coincidir y buscar juntos (hombre
1. Chacha-warmi: y mujer) “la perfección”. En breve, chacha-warmi
¿una “anticipación creativa”? sería símbolo de armonía y equilibrio entre hom-
bre y mujer, de cada quien consigo mismo y con su
En los últimos años, en la perspectiva de la re-cons- entorno. (Crespo, E. Julio 2006).
titución intercultural de las instituciones y la propuesta Es importante remitir esta idea al hecho de que
de construcción de un Estado Pluri o Multicultu- en Bolivia la separación público/privado ha seguido
ral, que se sustente en el despliegue de las diversas un curso inusual, especialmente durante los últimos
90 perfil de género bolivia

veinte años. La reorganización del mundo familiar a construido en torno a la misma, como imagen a la
causa de los procesos de feminización laboral, como que las relaciones de género podrían arribar, pero
se ha dicho, ha cambiado la estructura de los roles sobre la base de tradiciones comunitaristas y agrarias
de hombres y mujeres, situando a estas de forma en las que rigen sistemas que no han definido con
masiva como las proveedoras materiales de recursos absoluta nitidez la división del mundo doméstico
reproductivos y contenedoras de los procesos de como estrictamente femenino, o el mundo producti-
des-socialización emergentes. En el mundo urba- vo como estrictamente masculino. O también como
no, dijimos, este proceso remató en la ampliación imagen que podría acompañar los debates actuales
de la esfera económica hacia dominios informales sobre una nueva modernidad posible.
donde las mujeres tienen un lugar central, y donde No obstante, hay que considerar que la idea
se vuelven más difusas las fronteras, en este caso, de pareja o par equidistante, bajo las tradiciones de
entre público (producción mercantil) y privado la reproducción comunitaria, está en rigor ligada
(producción doméstica) que favorece la tendencia a a la pareja conyugal donde la mujer adquiere su
naturalizar la actividad económica con lo doméstico identidad y “ser” al emparejarse, al contribuir a la
y privado. En el mundo rural, en cambio, sólo señaló completitud del hombre y garantizar la procreación.
la continuidad de un sistema de reglas de vida que se (Grupos focales La Paz y El Alto. Marzo 2006).
ampara justamente en la indefinición de las fronteras Del mismo modo, las mujeres andinas reconocen
público/privado; por lo que los roles productivos y que por efecto del estado moderno, colonial y neo-
reproductivos son indistintamente asumidos por liberal en la Bolivia de los últimos 20 años, se han
hombres y mujeres, aunque de por medio esté pre- desestructurado los principios del chacha-warmi
sente una jerarquización naturalizada que antepone y los valores de la comunidad indígena y su visión
el dominio de los hombres en las actividades más cosmocéntrica. Esto ocurriría por esa penetración
prestigiosas, porque serían al mismo tiempo más que habría incorporado el sentido patriarcal en las
beneficiosas en términos monetarios. Esto ocurre relaciones entre mujeres y hombres. Por lo mis-
con su correlato en los sistemas de representación mo, las mujeres se plantean hoy la necesidad de
que son fundamentalmente masculinizados. recuperar el significado de chacha-warmi para re-
Tomado aquí de manera general, este escenario construir la forma de mirar el género y las acciones
puede constituirse en el sustento de una re-signi- que pongan límite a la discriminación. (Crespo, E.
ficación contemporánea del concepto del “chacha- Julio 2006)
warmi”, como se ha venido planteando principal- Esta idea está estrechamente vinculada con la
mente por las mujeres de las zonas andinas del país necesidad de la unidad y producción domésticas
envueltas en las relaciones informales. para la reproducción social –necesidad insoslayable
En este sentido, vale la pena ubicar este con- aun en momentos de Estados de Bienestar genero-
cepto en el marco de las “anticipaciones creativas” sos–, ese hecho histórico irrefutable no elimina la
o “excedentes culturales utópicos” que contribuyen imagen esperanzadora de un “chacha-warmi” como
a dar forma a los imaginarios del “no-ser-aún”. En representación de la sociedad moderna constituida
efecto, algunos estudios muestran ejemplos de la por mujeres y hombres iguales vis a vis la idea del
falta de vigencia de esta noción que supone igualdad individuo indiferenciado y neutro, propia de la otra
de hombres y mujeres emparejados, en su partici- idea de igualdad formal del liberalismo.
pación en los distintos espacios significativos de la En ese horizonte, el concepto de “chacha–war-
realidad (Arnold y Spedding. 2004). Testimonios de mi” podría activarse críticamente respecto a los ac-
mujeres portadoras de esta noción señalan que “cha- tuales sistemas de género, otorgando al imaginario
cha–warmi” funciona siempre a la hora de asumir las que le es inherente una particular fuerza moral para
responsabilidades productivas, pero señalan que ya trascender justamente la dominación patriarcal traí-
no es así en los espacios de participación social y po- da de forma institucionalizada por la modernidad.
lítica o de representación de la unidad familiar o de Junto a ello, deberían reconciliarse las contradic-
la pareja. En otras palabras, la noción del “chacha- ciones inherentes fundadas en la división social y
warmi” deberá ser observada recuperando el sentido sexual del trabajo, y también las contradicciones
desafíos de una nueva agenda de género 91

que se sostienen en el repertorio de los derechos producción material a través del empleo y la par-
individuales versus los derechos colectivos sobre los ticipación democrática, reconociendo asimismo la
que se volcaron en lo previo, de manera separada, cualidad cultural y específica de los grupos sociales
movimientos feministas y movimientos indígenas que existen en su interior. Esto no sólo subsanaría
respectivamente. el grado de explotación al que han llegado las mu-
En un esfuerzo de esa relectura, el nuevo Plan jeres, especialmente indígenas, en los marcos de la
Nacional para la Igualdad de Oportunidades “Mu- “feminización” de la desigualdad y su adscripción a
jeres Construyendo la Nueva Bolivia Para Vivir esquemas laborales precarizados, sino que también
Bien” (vagg. 2008), se propone recuperar el “par lo haría en aras de los valores del reconocimiento y
complementario andino, superando su mitificación” la diferencia multicultural.
a partir de tres consideraciones básicas: (i) debe ser En síntesis, hay que sustentar el valor moral
un par complementario re-planteado desde las mu- del concepto chacha-warmi en un amplio desplie-
jeres, (ii) se trata de un par inherente a la comunidad gue de la educación, perfilada bajo las pautas de la
y no a la familia; y (iii) se debe distinguir entre par democratización de género. Eso significa que este
complementario como noción y como realidad. “chacha-warmi” es una construcción por hacerse,
Esta propuesta, sin duda novedosa y estimulan- en el plano cultural como material, de un imagina-
te, se enfrenta a los feminismos y construcción de rio tradicional. Si se considera las realidades de las
igualdad entre hombre y mujeres que consideran asimetrías de género en el funcionamiento de las
a las personas en su dimensión individual y no en organizaciones principalmente sociales, de mujeres
tanto componentes de comunidades, persistiendo y mixtas, esta construcción deberá despojar a la
el desafío de su articulación conceptual. noción de “chacha-warmi” de los elementos que la
Por otra parte, en la re-lectura de la equidad han naturalizado como la de pareja conyugal, mujer,
de género, un segundo elemento a considerar esposa y madre que completa la identidad mascu-
es el necesario ajuste de los marcos generales de lina de representante y de proveedor por un lado,
re–distribución, como lo han mostrado los análi- y como inherente sólo a los pueblos indígenas por
sis del trabajo y la pobreza. En ese sentido, debe otro. Por el contrario, hay que proyectarla hacia un
tomarse en cuenta que las comunidades indígenas horizonte universal fundado en la constitución de
rurales y también urbanas78, cuando se instalan en la humanidad por hombres y mujeres con derecho
sistemas estructurales de exclusión, desigualdad y/o a “ser” e iguales desde su diferencia corporal.
de desafiliación laboral, se convierten en espacios En esta dirección, la educación es un vehículo
donde se cobija la des-socialización, o en nichos fundamental para conseguir este logro, estando
de faccionalismo interno, sujetos a los avatares de claro que se han dado pasos iniciales en esa pers-
la desocupación, la migración y el desarraigo, que pectiva en los últimos años, con la introducción
conllevan subsecuentemente la desestructuración del principio de equidad entre hombres y mujeres
de la comunidad. Estas formas, en cambio, situadas en el espacio y debate público y bajo el impulso de
en marcos democráticos e inclusivos pueden desa- políticas de equidad, y remontando los problemas
rrollar sus capacidades morales para acompañar la existentes en el sistema educativo. Del mismo modo,
re-distribución económica (principio proveniente la función educativa debe extenderse hacia los me-
de la modernidad occidental) con las virtudes cul- dios de comunicación que, hasta el presente, no han
turales que cada una trae consigo. dejado de emitir mensajes, imágenes y símbolos
En otras palabras, el marco económico e ins- atados a las identidades subordinadas y maternas
titucional tendrá que esforzarse en dotar a cada de las mujeres, y la naturalización de la violencia
boliviano(a) de garantías económicas para su re- basada en la subordinación.

78 Producidas con la migración e incentivadas por las transformaciones en el mundo de la producción y el trabajo que están
borrando las fronteras entre el trabajo familiar y el trabajo mercantil, entre la producción y la reproducción, así como las
huellas de la división social y sexual del trabajo en los espacios urbanos.
92 perfil de género bolivia

2. Justicia distributiva y administración sin reparar que el supuesto de igualdad básica en


de justicia Bolivia está lejos de ser cierto. Ello ha generado
un cuerpo legislativo avanzado que convive con
2.1. Tensiones entre universalidad el derecho consuetudinario, costumbres y usos
y particularidad reconocidos y elevados a normas legítimas no
escritas; ambos marcos no se traducen en un solo
En la perspectiva del eje sobre justicia distributiva y cuerpo intercultural de normas y derechos, y
la construcción de un sistema intercultural de admi- más bien suponen la fragmentación del sistema
nistración de justicia, la demanda femenina que se ha de administración de justicia entre universos o
estado haciendo pública ha estado atravesada por los colectivos humanos diferenciados no solo por su
filtros de clase y etnicidad que subyacen a sus formas ubicación espacial (urbana o rural), sino también
organizativas. Esta demanda emerge en la sociedad, por su filiación cultural.
pero pasa su interpretación en esferas que se ubican En uno y otro caso, los derechos no se ejercen
entre la sociedad y el Estado, y en el Estado mismo. plenamente y son vulnerados constantemente a
En las últimas décadas, esa esfera de intermediación causa de la ausencia de igualdad básica, del carácter
e interpretación cultural ha estado constituida por el regresivo de algunas políticas y de la brecha entre
“sistema de expertos” alimentado con argumentos los marcos normativos formales y aquellos origi-
del feminismo de clases medias nucleado en ong nados en la tradición, además de la naturaleza de
e instituciones públicas. Ese discurso ha tendido a los valores y mecanismos de su práctica que le son
ser mejor recibido por las clases media y alta de la inherentes.
sociedad, dado que es en estos sectores donde ma- La posibilidad de armonización tanto entre
terial y subjetivamente mejor cuajan los principios ambos marcos jurídicos bajo principios y valores de-
del derecho y de la emancipación individual de las mocráticos y de igualdad, como entre estos marcos y
mujeres, en que se concretan sus demandas y las las políticas o acción estatal, son tareas pendientes.
decisiones de políticas. Apoyará el asumir ese desafío la realización de estu-
Hay que destacar que esa esfera de mediación, dios acerca de cómo operan los valores, normativa
durante la modernización estatal pasó por una y las contradicciones en los espacios comunitarios y
cualificación de sus cuadros y la adhesión de éstos los de interacción individual, algunos de los cuales
a los principios de racionalidad y eficiencia preva- están en marcha79.
lecientes, los que estaban constituidos por hombres En las décadas pasadas, prevalecieron las
y mujeres con mayor educación. El contenido y la demandas por el reconocimiento de la identidad
forma de las demandas de la sociedad frente al Esta- femenina y por el respeto y vigencia de los derechos
do, se atribuyeron a un componente argumentativo individuales, cuyo mayor núcleo de realización fue-
social y culturalmente específico, con la pretensión ron los derechos sexuales y reproductivos, el respeto
de dotar a las demandas con un alcance universal a las llamadas “opciones sexuales” que han adquirido
y general, sobre cuya base se construyó la idea de visibilidad en los últimos años por sus importantes
que todas las mujeres tienen los mismos problemas avances organizativos, y la lucha contra la violencia
y que, siendo idénticas entre sí en tanto mujeres, hacia las mujeres. Pero, a pesar de los avances en las
también lo serían sus demandas. formas de publicitar esas demandas en un caso y las
En este terreno se han dado avances en los acciones institucionales en el otro, el tono conser-
marcos normativos formales con la suscripción vador en el que aún se debate la sociedad boliviana
de convenios internacionales y reformas legales influenciada en gran medida por la presencia de la
emanadas de los distintos instrumentos normativos iglesia en sus diferentes vertientes, especialmente
internacionales y acciones políticas nacionales, en sus sectores más pobres, sigue manteniendo su

79 Coordinadora de la Mujer. Estudio en curso sobre las formas en que se despliega la opresión y discriminación hacia las
mujeres en las comunidades campesinas e indígenas de diversas zonas del país, así como las tensiones en la inter-legalidad.
desafíos de una nueva agenda de género 93

disonancia o escaso eco en la población sobre todo cual sector de clase y filiación étnica. No leer estas
en relación a los derechos y opciones sexuales. diferencias llevó a la poca visualización de las fuen-
Con todo, en ciertos momentos estas demandas tes de desigualdad y diferenciación encarnadas en
tuvieron alguna influencia en las políticas de salud cada grupo social y étnico-cultural y sobre las que
haciendo virar el enfoque de mujer y salud hacia se erigen diferentes mundos femeninos que no han
el de género y salud, como más recientemente en estado exentos de conflictos en sus relaciones, dadas
los amplios debates en la Asamblea Constituyente las desigualdades reales entre mujeres. Al mismo
al respecto y en su relación con la demanda por un tiempo, pero apuntando hacia otro horizonte, el
Estado laico. discurso indígena tendió a emular la diferenciación
La realidad ha mostrado que las necesidades de étnico-cultural, sin hacer observancia de la subordi-
las mujeres más pobres no necesariamente pasan por nación social o de género gestada en el seno de las
su diferenciación de género sino principalmente por comunidades, urbanas o rurales, propias de grupos
la de clase; de allí que sus demandas no entraran en excluidos o no asimilados al orden estatal. Ambos
la agenda del feminismo que exigía una “especifici- aspectos llevaron consigo supuestos relativos tanto
dad” de género. Sobre todo en el caso de las mujeres a la hermandad entre mujeres, de diferente clase y
rurales, las demandas de acceso a servicios, tierra y cultura, como a la hermandad entre indígenas, de
recursos productivos, bienes públicos e ingresos, diferente clase y género.
tal como lo han evidenciado en sus movilizaciones Si bien ello permitió poner en tensión el tema
recientes y en los diferentes espacios de debate que de los derechos individuales y los derechos colec-
se vienen desplegando a favor de la profundización tivos en una aparente universalidad de todos los
del actual proceso de cambio. Las mujeres rurales derechos de las mujeres, las tensiones al interior
e indígenas perciben como causas de su situación a de las organizaciones de base comunitaria y entre
estructuras ligadas al desigual acceso a la tierra, a la estas y la de las mujeres de instituciones y ong fe-
atrasada base tecnológica de la producción agraria, ministas, produjeron una tendencia creciente hacia
la mala calidad y degradación de la tierra, su falta la participación de las mujeres populares en ámbitos
de educación, la ausencia de adecuadas políticas de sus propias organizaciones sociales y cada vez más
rurales por parte del Estado, y más recientemente en vinculación con las organizaciones mixtas.
a la persistencia del llamado colonialismo cultural. El desafío hoy es doble: (i) aprender más de los
Un énfasis central está colocado en el problema de procesos de la realidad tal cual ocurren para cons-
inseguridad jurídica de la tenencia de la tierra y la truir una agenda de género en un proceso de elabo-
falta de titulación a las mujeres, además de carencia ración interculturalidad, y (ii) leer a su interior las
de infraestructura vial y de riego, ausencia de servi- intersecciones clasistas, de género y generacionales.
cios de capacitación, asistencia técnica y crédito. Es necesario tratar las necesidades y demandas de
Como se vio en apartados precedentes, los recur- las mujeres considerando sus diversas pertenencias
sos y activos requeridos para fomentar la producción desde esas varias perspectivas.
y la productividad todavía llegan con dificultad a la Las mujeres campesinas y trabajadoras urbanas,
mayoría de las mujeres urbanas, rurales e indígenas. sobre todo indígenas, y ubicadas en los estratos so-
Hoy en día, uno de los temas de la agenda de cambios cioeconómicos de ingresos bajos, tienen demandas
es la redistribución de tierras en términos de lo que y expectativas centradas en el logro de recursos
se viene llamando segunda reforma agraria. materiales para elevar sus niveles de bienestar (polí-
Aunque estas demandas pueden perder “es- ticas de redistribución). El cambio en esta situación,
pecificidad” de género, a su vez permiten generar percibido como condición para poder reclamar su
vínculos de identidad y de solidaridad clasistas, que identidad de mujer e incorporar demandas de reco-
deben articularse con los de su filiación indígena nocimiento más allá de su identidad cultural, se halla
o no y con los de género. Aquellos son hoy más imbricada en su identidad clasista. Por su parte, las
vigorosos que los vínculos entre mujeres de los mujeres de sectores medios y mestizos, al tener el
sectores medios, hoy polarizados precisamente por “piso material” más o menos resuelto, centran sus
sus inclinaciones más o menos solidarias con tal o demandas en un mayor reconocimiento.
94 perfil de género bolivia

La legitimidad de ambos tipos de demandas se- en la reproducción; y también de los déficits que el
ñala que, en la prosecución de su ciudadanía, se deba tiempo dedicada a esa actividad suponen en relación
seguir como camino la especificación de las demandas al acceso a la salud, alimentación suficiente, edu-
y derechos para sustentar criterios distributivos o cación; de la escasa participación y representación
de reconocimiento a partir de la movilización de los social y política; y de la persistencia de la violencia,
grupos específicos de mujeres y su correspondiente preponderantemente en relación a las mujeres de
institucionalización en normas y políticas públicas. sectores socioeconómicos de bajos ingresos. Para
Ello permitiría incorporar la complejidad clasista y estos grupos, las dificultades de acceso a bienes y
cultural en la provisión de bienes y servicios de bien- servicios en el mercado se sustituyen con trabajo
estar o culturales, considerando la diferente realidad doméstico no remunerado de dedicación absoluta,
de las mujeres y naturaleza de sus organizaciones. con el trabajo comunitario y la economía de cuida-
Por este camino se puede avanzar en un proceso do, y con una inserción precaria en los mercados.
más adaptable a la heterogeneidad de las mujeres, Es decir, las mujeres pasan de una actividad a otra
al combinarse reivindicaciones redistributivas y ocupando gran parte de su tiempo trabajando en
aquellas definidas por la diferencia, en un proceso condiciones que refuerzan su identidad apegada a
en el que las demandas y objetivos buscados sean los roles domésticos, si bien en opinión de varias
reformulados cada vez que cambien las circunstan- analistas la dedicación al trabajo doméstico no
cias que les dan origen. remunerado también les otorgaría poder, pero en
el marco de la cultura pública patriarcal recreada
2.2. Nuevas orientaciones redistributivas. cotidianamente por los medios de comunicación,
Conciliación entre vida familiar y laboral la escuela, los mercados y el propio Estado, que les
obliga a realizarlo.
Una cuestión fundamental que deben considerar Los virajes en materia de acción política y
las actuales políticas son las transformaciones ocu- pública a su alrededor tendrán que considerar la
rridas en las responsabilidades institucionales por desnaturalización de la esfera de la reproducción
la reproducción social. Ello exige reposicionar el como ámbito privado y su identificación con las
tema de la equidad de género ante la naturaleza de mujeres, pues no solo expresa una injusticia en la
los problemas centrales de género y los límites de distribución de responsabilidades que dificulta a
las estrategias implementadas. las mujeres su participación en los mercados, en
Un nudo fundamental de las desventajas y ex- la política y otros espacios sociales públicos, sino
clusiones de las mujeres se concentra tanto en las que ignora su función en la reproducción de la
modalidades que adopta la producción del bienestar sociedad como un todo. Esa desnaturalización
y las categorías de “proveedor”, como en la inse- debe, entre otras cosas, incorporar la reproduc-
guridad y riesgo del ingreso familiar para la gran ción social y principalmente el cuidado al ámbito
mayoría de los hogares bolivianos, principalmente del trabajo, y reconocer su carácter de cuestión
rurales y urbano-populares. No es casual que las pública y social. Esto significa no solo encarar el
mujeres, incluidas las campesinas indígenas, perci- problema de la identidad de las mujeres como tra-
ban la pobreza como la falta de dinero. bajadoras –además de madre-esposas– mediante
Estos grandes problemas son producto de un esfuerzos de “conciliación” del trabajo familiar y
contexto que impulsó una nueva ola de privatiza- el trabajo mercantil de tal modo que favorezca:
ción y “familización” del bienestar, y que amplió la (i) el alivio de la carga de trabajo doméstico y
informalización de las modalidades de generación comunitario no remunerado de las mujeres, y
de ingresos de mujeres y hombres, cuya ocupación (ii) la alteración de los patrones de división social
principal transcurre en el sector familiar, en el marco del trabajo. Significa también actualizar la nece-
de una gran disparidad de ingresos que castiga a las sidad de redistribuir sus cargas entre hombres y
mujeres indígenas. mujeres, y discutir el derecho de las personas a
Esos fenómenos son responsables del prota- la protección social en el marco de la ampliación
gonismo central pero subordinado de las mujeres de su ciudadanía.
desafíos de una nueva agenda de género 95

No se trata, pues, de ampliar la participación Esta dimensión de la estrategia redistributiva


laboral de las mujeres en igualdad de ingresos que puede diseñarse y gestionarse en la nueva proyec-
los hombres; se trata de pensar en la esfera de la ción de los procesos de descentralización estatal y
reproducción como parte del proceso global de en ámbitos territoriales más acotados que brindan
producción de la vida material, y como responsa- mayores posibilidades de articulación de actores
bilidad social y estatal que exige pensar políticas institucionales estatales, no gubernamentales, reli-
generales de redistribución de ingresos que mo- giosos y sociales. La condición, sin embargo, es su
difiquen los actuales arreglos o responsabilidades armonización con las políticas económicas y sociales
institucionales en la producción del bienestar en nacionales en materia de distribución de ingresos, al
aras de su socialización, des-mercantilización y/o mismo tiempo que en cuanto a su encadenamiento
re–estatización, mediante la producción de bienes entre niveles territoriales.
y servicios asociados a la economía del cuidado. Es Si bien ello puede trazar un camino para en-
decir, no se trata de que se facilite a las mujeres el frentar los problemas de equidad, del empobreci-
ejercicio de mayor trabajo o que lo hagan a título miento relativo de las mujeres y ampliar también
obligatorio en relación a las tareas domésticas. las oportunidades de empleo hacia esta esfera, hay
Se trata de identificar con claridad las activi- que considerar otros ámbitos de intervención a
dades domésticas y comunitarias –hoy a cargo de nivel nacional destinados a armonizar los tiempos
las mujeres– que pueden ser delegadas a terceras de las mujeres entre el trabajo mercantil y los otros
personas ajenas al hogar en el marco de su re–socia- trabajos, donde la distribución de los tiempos no
lización, como son el cuidado de los niños y niñas, tenga que estar determinada por imperativos sexistas
de las personas adultas mayores, de la salud integral (responsabilidad femenina del trabajo en la repro-
según el ciclo vital; la provisión de educación y ducción) ni por las relaciones y tiempos del trabajo
capacitación continua, de servicios básicos; la con- en los mercados, donde además pesan –desde la
tratación de trabajo generador de diversos servicios perspectiva de la demanda de trabajo– prejuicios y
a los hogares, la construcción de infraestructura e normas discriminatorias.
instituciones necesarias para la prestación de las Del mismo nivel de importancia son los
protecciones y cuidado, etc. cambios en la cultura. Uno de esos ámbitos es el
Los alcances de estas acciones públicas y so- propio Estado y sus políticas que deben ser objeto
ciales deben ser universales y a la vez focalizados, de análisis en sus conexiones de género por parte
sus efectos materiales inmediatos en el bienestar del organismo gubernamental de género y de las
son indudables, pero el impacto básico en equidad organizaciones de mujeres. Otro ámbito es el de
podrá ubicarse en la modificación de la distribu- los medios de comunicación que siguen actuando
ción del tiempo de las mujeres entre sus diferentes desde patrones sexistas.
jornadas por la reducción absoluta de su jornada Un ámbito escasamente analizado y significati-
doméstica y familiar. La reducción de la carga de vo en relación a la armonización de la vida familiar
trabajo de las mujeres, y la liberación de ciertos y el trabajo mercantil es el de las condiciones de
espacios de su tiempo, serían los objetivos centrales realización del trabajo doméstico remunerado en el
que deberían buscarse con esa nueva orientación marco de la tercerización de actividades domésticas,
redistributiva. que genera un espacio público al interior de los ho-
El tiempo así ganado permitirá a las mujeres gares, diferenciado del espacio de la intimidad. Las
“ser” en sí mismas, tener “disposición de sí”, y relaciones entre mujeres –mediadas por el trabajo
devolverles, como dice Benería (2006), la capaci- doméstico remunerado– deben darse en ese espacio
dad de organizar el poder cuidar de los hijos y de público interior en un marco de solidaridad y justi-
otros familiares, el poder trabajar en los mercados cia; para ello la condición debe ser el reconocimien-
en igualdad de condiciones, el poder moverse con to del trabajo doméstico remunerado como trabajo
libertad, el poder disfrutar de algunas actividades asalariado y no como de régimen especial, para que
recreativas, y el poder tener autonomía en la asig- su profesionalización marque el camino que pueda
nación de su propio tiempo. revertir su carácter patriarcal y señorial actual.
96 perfil de género bolivia

Estas cuestiones debieran debatirse en un espa- de mujeres y hombres encuentran múltiples cami-
cio de deliberación política entre mujeres, donde se nos; se trata de acciones y políticas que garanticen
construyan también las definiciones diferenciadas el acceso a bienes y servicios materiales y culturales
de sus demandas y propuestas de políticas, que sea en materia de salud, educación, capacitación técnica,
además el instrumento de diálogo intercultural e in- participación y representación, trabajo, permisos
terclasista entre las mujeres, y de construcción de los laborales, infraestructuras de servicios, etc. Algunos
consensos posibles que den paso a una fuerza común de esos caminos son ya vías por las que transitan
de impulso a la institucionalización de las soluciones ciertas políticas y programas actuales. Habría que
a las demandas, diferenciadas y comunes. conceptualizarlas y articularlas en la perspectiva de
En esta dirección deberían darse las iniciativas producir cambios en la redistribución del tiempo
en materia de participación política, las que deben de las mujeres, la ampliación de sus capacidades de
traducirse en derechos específicos que atiendan de- “poder”, y la redistribución de responsabilidades
mandas que emerjan de todos los ámbitos de vida de entre hombres y mujeres, entre Estado, mercado
las mujeres y no se limitan únicamente a estándares y familias.
homogéneos y universales. En esta perspectiva, por En este sentido, resultan inexcusables las ac-
ejemplo, podrían inscribirse los derechos sexuales y ciones para re-socializar las actividades domésticas
reproductivos, de regulación de la natalidad, donde delegables en terceros, e impulsar procesos de
los desencuentros son elocuentes, además de perte- producción de información sobre usos del tiempo,
necer a la esfera de la intimidad. sobre las modalidades de gestión de las actividades
El riesgo del que hay que advertir en este vinculadas al cuidado y la protección social según
proceso de diálogo intercultural tiene que ver con instituciones y sujetos que las gestionan, y otros
el hecho que sigan funcionando circuitos de inter- referidos a los cambios en la cultura pública. Con
cambio de apoyo político que discriminen a favor base en estos elementos podrían construirse indi-
de ciertas organizaciones de mayor poder en per- cadores de seguimiento a los avances en materia de
juicio de grupos con menor capacidad organizativa equidad, superando los límites de los indicadores
y de movilización, desplazando las situaciones de intermedios actuales, referidos únicamente a acceso
desigualdad y exclusión. a determinados recursos y bienes públicos.
Las cuestiones hasta acá señaladas, dejaron de El proyecto de nueva constitución política
ser objetivos del organismo gubernamental de gé- debería expresar con claridad un nuevo pacto entre
nero y del movimiento de mujeres, pese a ser cues- Estado y mujeres con base en la incorporación de
tiones asociadas con la sostenibilidad de la sociedad la reproducción como responsabilidad pública y
más allá de principios de justicia. En esta dirección social, más allá del reconocimiento del trabajo do-
se está moviendo el debate y reposicionamiento de méstico y de la necesaria ampliación del concepto
los desafíos que enfrentan las acciones públicas y del trabajo para abarcar los espacios y actividades
sociales en materia de equidad de género. asociadas a su dominio, como requisito para pro-
Los objetivos estratégicos en torno a la desnatu- fundizar la ciudadanía de las mujeres en términos
ralización y la armonización de los espacios de vida de igualdad.
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2005 “Encuentros Departamentales con Mujeres
2002 “Agenda Mínima de Género”. asdi/unfpa/
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Bolivia. sobre la Asamblea Constituyente”, La Paz,
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mujeres. Beijing+10. Informe Bolivia”, La Paz, en Documentos de Trabajo del vmm.
edobol. wanderley, Fernanda
2004 “Plan Estratégico Institucional 2004– 2007” 2007 “La ciudadanía individual y colectiva en
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2005 “Los Derechos de la Mujer en los convenios
Internacionales”; La Paz, alba.
104 perfil de género bolivia
105

Lista de entrevistadas
Entrevistas realizadas para el estudio perfil de género

Organismos publicos

Evo Morales Entrevista transcrita del periódico La Prensa


Casimira Rodríguez Ministra de Justicia
Teresa Canaviri Ex Viceministra de la Mujer– La Paz
María Elena Burgos Ex funcionaria del Viceministerio de la Mujer La Paz
Martha Rivera Román Ex funcionaria del Viceministerio de la Mujer La Paz
Litzi Ayaviri Ex funcionaria del Viceministerio de la Mujer La Paz
Julia Ramos Primera vicepresidenta de la Cámara Baja Diputada del mas por Tarija
Mariel Paz Defensora del Pueblo Tarija
Angela Coronado Responsable de Género de la Prefectura de Santa Cruz
Evelyn Agreda Viceministro de Género y Asuntos Generacionales

Organizaciones no gubernamentales
Diana Urioste Directora de la Coordinadora de la Mujer. La Paz
Kathia Uriona Coordinadora del Proyecto Mujeres En la Asamblea Constituyente. La Paz
Ana María Romero Directora de Fundación UNIR. La Paz
de Campero
Carmen Beatriz Ruiz Directora de Apostemos por Bolivia. La Paz
Eliana Estrada Técnica de Apostemos por Bolivia y activista de derechos humanos la Paz
Patricia Flores Directora de CONACINE y activista derechos humanos. La Paz
Martha Noya Laguna Directora del Centro Juana Azurduy de Padilla Sucre
Mónica Novillo Directora del IFFI Cochabamba
Leila Cortez CIPCA Santa Cruz
Gloria Aguilar Fundación DDPC. La Paz
Maritza Jiménez Directora de Fundación La Paz. La Paz
Teresa Lanza Directora Ejecutiva de Católicas por el Derecho a Decidir la Paz
Eduardo García Coordinador de Proyectos IPAS– Bolivia
Ninoska Murillo CEJIS
106 perfil de género bolivia

Organismos de cooperacion
María Machicao unicef – Forma parte de la Interagencial de Género La Paz

Johanna Teague Representante Suecia asdi– forma parte de la Interagencial de Género La Paz
Jeannette Trujillo Responsable de Género de la Embajada Real de los Países Bajos forma parte de la Interagencial de Género.
La Paz
Jenny Ybarnegaray Responsable de Género del padep/gtz forma parte del Comité Interagencial de Género. La Paz
Ana Belén Villanueva aeci

To Stojkler Secretaria Embajada Real de los Países Bajos

Profesionales, defensoras de los derechos humanos de las mujeres

María Lourdes Zabala Docente e investigadora


Mónica Crespo Investigadora
Maria Isabel Caero Socióloga
Teresa Polo Economista Demógrafa
Irma Lizarazu. Economista. Docente de la UGRM. Santa Cruz

Organizaciones sociales, cívicas y políticas

Rosario Paz Foro Político Nacional de Mujeres La Pazs


Benedicta Villka Representante de las Bartolinas Sisa El Alto
Teresa Castro Organización de Mujeres de Base de Cochabamba
Nancy Mamani Vocal de la Junta de Vecinos de Distrito 7 de El Alto (no se desgravó por ser entrevista muy corta y puntual.
El Alto
Nemesia Ayacollo Presidenta de la Brigada Cruceña–Entrevista transcrita del Periódico La Prensa 08 de marzo 2006
Martha Sotelo Dirigente de Barrios. Santa Cruz
Marisol Solano Ex Dirigenta de la CEPES. Guaraní
Mimí Gasser Ex Presidenta Comité Cívico Femenino de Santa Cruz
Rudy Barrientos Directiva Comité Cívico Femenino Santa Cruz
Florinda Juchani FSMCBS. Santa Cruz
Lidia Choque Secretaria de Organización de El Torno. Prov. Andrés Ibáñez. FSMCBS
Carmen Muñuni Secretaria de Organización de Subcentral de Mujeres de la CPEMB. Beni
María Gonzales Representante de la Prov. Germán Busch. FSMCBS
María Tórrez Comunidad Santa Rosa. Santa Cruz. FSMSBS
Nancy Texeira Secretaria Ejecutiva. Comunidad Castanina. Município El Porvenir. Prov. Nicolás Suárez. FSMCBS
Cristina Romero Ejecutiva de la FSMCBS de Bermejo. Tarija
107

Grupos focales realizados

1. Ciudad de La Paz 3. Ciudad de Cochabamba

Fecha de realización: 22 de marzo de 2006 Fecha de realización: 29 de marzo de 2006


Lugar: Red Ada Lugar: Hotel Regina

Participantes: Participantes:

N° Nombres y apellidos Organización N° Nombres y apellidos Organización


1 Nicolasa Ticona FECAFE (sector Chulumani) Red Contra la Violencia
1 Shirley Méndez
2 Evelyn Chambi Humérez Consejala Coroico Sexual
3 Natalia Quispe Flores FDMCLP BS” 2 Francisca Gijón Infante
4 Mercedes Martínez FENCOMIN – La Paz Brigada protección a la
3 Rosalía Flores G
5 Rina Zeballos M.A.Q Familia
6 Margarita Alcalá FENCOMIN 4 Susana Holfem Foro Pol Mujeres Cbba
7 Benedicta Villca FNMCB “BS” 5 María Luz León Foro Pol Mujeres Cbba.
8 Sabina Mamani Q. Red Qury Amuyt’a 6 María Esther Pozo CESU– UMSS
9 Amalia Ancoma AMAQ 7 María Eugenia Galindo CETM

4. Ciudad de Santa Cruz


2. Ciudad de El Alto
Primer grupo urbano
Fecha de realización: 24 de marzo de 2006
Lugar: CEADL
Lugar de realización: Casa de la Mujer
Fecha: 6 de abril de 2006.
Participantes:
Participantes:
N° Nombres y apellidos Organización
1 Paola Alvarez Bolivar ECO– Jóvenes
N° Nombres y apellidos Organización
Federación de Mercados
2 Amalia Paco V. 1 Marfa Silva Comité Damnificados
ex COR
3 Ana Quispe C. Federación de Mercados 2 Angela Coronado Ex UDG
4 Rosalinda Miranda FENATRAHOB Mujeres Artesanas
3 Beatriz Valencia
Pailón
5 Pamela Janeth Apaza ECO– Jóvenes
4 Nicolasa Orellana Artesana
6 Johann Aguilar M. RJTVD
5 María Lola Román Artesana
Grito de los excluidos CEA-
7 Gloria Ajpi Jalja 6 María del Carmen Quisbet Casa de la Mujer
DL
8 Cielito Silva C. Foro Político El Alto 7 Paola Antelo Trabajadora del Hogar
9 Antonia Mamani T. Foro Político El Alto 8 Miguelina Colque Sites Santa Cruz
10 Primitiva Alcón V. Gremiales
108 perfil de género bolivia

5. Ciudad de Santa Cruz 7. Ciudad de Tarija

Segundo Grupo rural Grupo con mujeres productoras

Lugar de realización: Congreso Nacional de la En este departamento se trabajó con dos gru-
FNMCBS Cochabamba pos: educativo y productivo, reuniendo de esta
Fecha: 8 de abril de 2006. manera a mujeres involucradas con esta temática,
el trabajo se realizó en base a la misma guía pero
Participantes: desde el enfoque particular del grupo.

N° Nombres y apellidos Organización Lugar de realización: CCIMCAT


Stria Gral. Mujeres cam- Fecha: 12 de abril de 2006
1 María Gonzáles pesinas Prov. Germán
Buch Santa Cruz
N° Nombres y apellidos Organización
2 Magali Arteaga Faldón Prov. Germán Buch
1 Gregoria Fernández Asociación C. de Mujeres
3 Lidia Fernández
2 Cipriana Mamani Stria de Género FUCT Bjo
4 Yolanda Montero
3 Verónica Sanchez NUTRICOI
5 Mary Luz Torres Vaca
4 Bernardina Achá NUTRICOI
5 Marcela Vásques AMUPPODES
Entrevista a Edda Sambaquiri APG
6 Elsa Llanos AMUPPODES
7 Paula Cabezas Grupo Productivo
8 Faustina R. de Jerez AMPRORMY
6. Ciudad de Tarija Presidenta Unidad Pro-
9 Teódola Guerrero
ductiva
Grupo con mujeres del sector Educación 10 Primitiva Valdivieso CCIMCAT
11 Hilda Lozano de Pérez Trabjadoras plane
12 Eusebia Villca Representante plane
Lugar de realización: CCIMCAT
Fecha: 12 de abril de 2006.

Participantes:

N° Participantes Organización
1 Maneth Zubieta SEDUCA
2 Melissa G. Alcalá Tapia Col. San Bernardo
3 Lizeth Sempértegui Fuertes Col. San Bernardo
4 Rina Aguirre Foro Educativo
5 Jacqueline Ordóñez CCIMCAT
6 Grecia Cuellar Donaire Jóvenes Trabajadores
7 Teresa Martínez Gareca Docente Col. Belgrano
8 Ilsen Torrejón SEDUCA
109

Anexo 1
110 perfil de género bolivia
anexo 1 111

Cuadro 1
Principales indicadores de empleo, según sexo, 1999 - 2005
(En porcentaje)


Descripción 1999 2000 2001 2002 2003-2004(1) 2005
Índice de carga económica 55,75 60,19 47,50 54,78 54,00 59,20
Hombres 38,85 39,25 31,75 36,57 36,34 39,96
Mujeres 76,11 86,18 66,26 77,75 74,81 82,54
Tasa de oferta potencial 74,02 73,96 73,30 73,28 73,33 76,10
Hombres 72,84 72,56 72,34 72,64 72,05 74,88
Mujeres 75,18 75,30 74,23 73,91 74,55 77,44
Tasa de ocupación 61,43 59,43 64,24 61,07 62,23 59,39
Hombres 69,35 68,99 72,52 70,06 70,74 68,20
Mujeres 53,90 50,56 56,43 52,35 54,41 51,20
Tasa bruta de participación 47,52 46,17 49,70 47,34 47,62 47,86
Hombres 52,46 52,10 54,91 53,19 52,85 53,50
Mujeres 42,69 40,45 44,65 41,58 42,65 42,42
Tasa de cesantía 2,86 3,69 4,12 4,37 3,12 4,12
Hombres 2,82 3,03 3,71 3,67 2,79 3,41
Mujeres 2,92 4,50 4,60 5,39 3,51 4,98
Tasa de dependencia 1,20 1,28 1,12 1,23 1,19 1,21
Hombres 0,98 1,00 0,91 0,96 0,96 0,96
Mujeres 1,47 1,63 1,39 1,58 1,47 1,52
Tasa de desempleo abierto 4,33 4,79 5,24 5,48 4,17 5,45
Hombres 3,70 3,94 4,46 4,31 3,56 4,54
Mujeres 5,08 5,86 6,17 6,94 4,88 6,54
Tasa global de ocupación 95,67 95,21 94,76 94,52 95,83 94,55
Hombres 96,30 96,06 95,54 95,69 96,44 95,46
Mujeres 94,92 94,14 93,83 93,06 95,12 93,46
Tasa global de participación 64,20 62,43 67,80 64,61 64,93 62,82
Hombres 72,02 71,81 75,90 73,22 73,35 71,45
Mujeres 56,78 53,71 60,15 56,26 57,21 54,78

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(1) Los datos corresponden a la Encuesta Continua de Hogares, realizada entre noviembre de 2003 y octubre de 2004.
112 perfil de género bolivia

Cuadro 2
Distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
Según sexo y categoría en el empleo, 1999 - 2006
(En porcentaje)

Categoría en el empleo 1999 2000 2001 2002 2003-2004(1) 2005 2006

Total 3.637.893 3.637.048 3.884.251 3.824.938 4.194.779 4.257.151 4.550.309


Obrero(a) 8,13 8,10 9,72 8,63 14,03 11,21 7,65
Empleado(a) 20,77 20,93 19,75 20,58 18,43 20,29 24,14
Trabajador(a) por cuenta propia 40,22 40,82 35,73 36,58 35,66 34,58 34,37
Patrón, socio o empleador que sí recibe 0,77 0,64 0,49 0,61 0,31 0,38 0,18
remuneración
Patrón, socio o empleador que no recibe 2,17 1,31 1,72 3,84 4,46 4,90 4,24
remuneración
Cooperativista de producción 0,31 0,34 0,40 0,26 0,65 0,82 0,24
Trabajador(a) familiar o aprendiz sin 25,74 24,42 29,15 27,17 23,58 25,38 26,61
remuneración
Empleada(o) del hogar 1,89 3,45 3,05 2,33 2,88 2,45 2,57
Hombres 2.000.496 2.032.182 2.128.402 2.160.158 2.283.042 2.356.037 2.505.590
Obrero(a) 13,06 12,80 15,51 12,83 22,57 17,86 12,35
Empleado(a) 23,92 23,30 22,16 23,34 20,16 22,15 26,11
Trabajador(a) por cuenta propia 41,92 45,80 38,57 38,75 33,89 35,26 37,65
Patrón, socio o empleador que sí recibe 1,07 1,00 0,70 0,93 0,46 0,55 0,24
remuneración
Patrón, socio o empleador que no recibe 3,13 1,70 2,16 5,38 6,68 6,66 6,09
remuneración
Cooperativista de producción 0,57 0,60 0,69 0,44 1,14 1,28 0,44
Trabajador(a) familiar o aprendiz sin 16,16 14,70 20,00 18,19 14,97 16,14 16,78
remuneración
Empleada(o) del hogar 0,17 0,10 0,21 0,14 0,13 0,10 0,33
Mujeres 1.637.397 1.604.866 1.755.849 1.664.780 1.911.737 1.901.114 2.044.719
Obrero(a) 2,10 2,20 2,71 3,19 3,84 2,97 1,89
Empleado(a) 16,92 17,80 16,83 17,01 16,36 17,99 21,72
Trabajador(a) por cuenta propia 38,15 36,50 32,28 33,75 37,76 33,73 30,34
Patrón, socio o empleador que sí recibe 0,39 0,20 0,23 0,19 0,13 0,17 0,11
remuneración
Patrón, socio o empleador que no recibe 1,00 0,80 1,18 1,85 1,81 2,72 1,97
remuneración
Cooperativista de producción 0,00 0,00 0,04 0,02 0,06 0,24 0,00
Trabajador(a) familiar o aprendiz sin 37,45 36,70 40,24 38,81 33,87 36,82 38,66
remuneración
Empleada(o) del hogar 3,98 5,70 6,49 5,18 6,17 5,37 5,32

Fuente: instituto nacional de estadística


Encuestas de mejoramiento de condiciones de vida (mecovi 1999 - 2002), encuesta continua de hogares 2003-2004,
Encuesta de hogares 2005 - 2006
(1) Los datos del 2003 y 2004 provienen de la encuesta continua de hogares, realizada entre noviembre de 2003 y octubre de 2004.
Los datos de los años simples provienen de la Encuesta de Condiciones de Vida (MECOVI) realizada generalmente en un mes del año (noviembre).


anexo 1 113

Cuadro Nº 3.04.02.05
Bolivia - área urbana: distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
Según sexo y categoría en el empleo, 1999 - 2006
(En porcentaje)


Categoría en el empleo 1999 2000 2001 2002 2003-2004(1) 2005 2006
Total 2.017.044 2.091.175 2.156.250 2.118.436 2.355.823 2.435.401 2.521.626
Obrero(a) 10,25 11,00 12,23 10,61 17,29 14,79 10,25
Empleado(a) 34,39 33,10 32,25 34,19 27,56 31,72 38,77
Trabajador(a) por cuenta 39,09 40,50 33,86 37,72 34,14 33,74 32,20
propia
Patrón, socio o empleador que 1,29 1,00 0,84 1,00 0,50 0,59 0,33
sí recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que 2,97 2,00 2,25 3,47 4,42 5,73 5,55
no recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,21 0,40 0,18 0,30 0,98 1,09 0,40
Trabajador(a) familiar o aprendiz 8,80 7,80 13,31 8,79 10,48 8,52 8,54
sin remuneración
Empleada(o) del hogar 3,01 4,20 5,07 3,92 4,63 3,82 3,95
Hombres 1.130.212 1.167.692 1.162.875 1.166.458 1.293.927 1.371.359 1.399.788
Obrero(a) 16,17 17,30 19,90 16,17 27,84 22,95 16,39
Empleado(a) 39,34 36,90 36,77 39,36 29,44 33,86 41,68
Trabajador(a) por cuenta 32,17 35,70 28,58 31,29 26,08 27,37 26,97
propia
Patrón, socio o empleador que 1,74 1,50 1,25 1,56 0,72 0,87 0,43
sí recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que 4,13 2,50 2,71 4,64 6,34 7,40 7,87
no recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,37 0,70 0,33 0,53 1,71 1,61 0,73
Trabajador(a) familiar o aprendiz 5,82 5,10 10,09 6,22 7,68 5,79 5,82
sin remuneración
Empleada(o) del hogar 0,27 0,20 0,38 0,22 0,20 0,15 0,12
Mujeres 886.832 923.483 993.375 951.978 1.061.896 1.064.042 1.121.838
Obrero(a) 2,72 3,00 3,26 3,80 4,43 4,27 2,60
Empleado(a) 28,08 28,30 26,95 27,86 25,27 28,96 35,15
Trabajador(a) por cuenta pro- 47,91 46,60 40,05 45,60 43,96 41,95 38,72
pia
Patrón, socio o empleador que 0,72 0,40 0,36 0,30 0,24 0,23 0,20
sí recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que 1,48 1,20 1,71 2,04 2,08 3,57 2,66
no recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,00 0,10 0,01 0,02 0,10 0,43 0,00
Trabajador(a) familiar o aprendiz 12,60 11,10 17,09 11,94 13,89 12,04 11,93
sin remuneración
Empleada(o) del hogar 6,49 9,40 10,57 8,44 10,03 8,55 8,74

Fuente: Instituto Nacional De Estadística


Encuestas de mejoramiento de condiciones de vida (mecovi 1999 - 2002), encuesta continua de hogares 2003 - 2004,
Encuesta de hogares 2005 - 2006
(1) Los datos del 2003 y 2004 provienen de la Encuesta Continua de Hogares, realizada entre noviembre de 2003 y octubre de 2004. Los datos de los años simples provienen
de la Encuesta de Condiciones de Vida (MECOVI) realizada generalmente en un mes del año (noviembre).

114 perfil de género bolivia

Cuadro Nº 3.04.02.06
Bolivia - área rural: distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
según sexo y categoría en el empleo, 1999 - 2006
(En porcentaje)


Categoría en el empleo 1999 2000 2001 2002 2003-2004(1) 2005 2006
Total 1.620.849 1.545.873 1.728.001 1.706.502 1.838.956 1.821.750 2.028.683
Obrero(a) 5,48 4,30 6,59 6,17 9,86 6,42 4,41
Empleado(a) 3,83 4,30 4,15 3,69 6,73 5,01 5,94
Trabajador(a) por cuenta propia 41,63 43,30 38,05 35,15 37,60 35,69 37,06
Patrón, socio o empleador que sí 0,11 0,10 0,05 0,12 0,07 0,09 0,01
recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que no 1,19 0,40 1,05 4,31 4,51 3,79 2,60
recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,45 0,30 0,66 0,21 0,22 0,44 0,05
Trabajador(a) familiar o aprendiz 46,82 47,00 48,91 49,98 40,37 47,92 49,08
sin remuneración
Empleada(o) del hogar 0,49 0,40 0,53 0,37 0,64 0,63 0,85
Hombres 870.284 864.490 965.527 993.700 989.115 984.678 1.105.802
Obrero(a) 9,02 6,80 10,22 8,90 15,67 10,77 7,23
Empleado(a) 3,91 4,90 4,56 4,53 8,03 5,84 6,41
Trabajador(a) por cuenta propia 54,58 59,30 50,60 47,51 44,11 46,24 51,17
Patrón, socio o empleador que sí 0,21 0,20 0,04 0,18 0,13 0,10 0,01
recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que no 1,83 0,60 1,49 6,25 7,13 5,62 3,84
recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,83 0,50 1,13 0,34 0,40 0,82 0,09
Trabajador(a) familiar o aprendiz 29,58 27,70 31,95 32,24 24,49 30,57 30,66
sin remuneración
Empleada(o) del hogar 0,04 0,10 0,02 0,05 0,03 0,03 0,60
Mujeres 750.565 681.383 762.474 712.802 849.841 837.072 922.881
Obrero(a) 1,37 1,10 2,00 2,38 3,10 1,31 1,03
Empleado(a) 3,74 3,60 3,64 2,51 5,23 4,04 5,39
Trabajador(a) por cuenta propia 26,62 22,90 22,16 17,92 30,01 23,28 20,15
Patrón, socio o empleador que sí 0,00 0,00 0,06 0,04 0,00 0,08 0,00
recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que no 0,44 0,20 0,49 1,61 1,46 1,64 1,12
recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,00 0,00 0,07 0,03 0,00 0,00 0,00
Trabajador(a) familiar o aprendiz 66,82 71,40 70,39 74,70 58,84 68,32 71,15
sin remuneración
Empleada(o) del hogar 1,01 0,70 1,18 0,82 1,35 1,33 1,16

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


Encuestas de mejoramiento de condiciones de vida (mecovi 1999 - 2002), encuesta continua de hogares 2003-2004, encuesta de hogares 2005-2006
(1) Los datos del 2003 y 2004 provienen de la Encuesta Continua de Hogares, realizada entre noviembre de 2003 y octubre de 2004.
Los datos de los años simples provienen de la Encuesta de Condiciones de Vida (MECOVI) realizada generalmente en un mes del año (noviembre).
anexo 1 115

Cuadro 4
Distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
según sexo y sectores del mercado de trabajo, 1999 - 2006
(En porcentaje)

Mercado de trabajo 1999 2000 2001 2002 2003-2004(1) 2005 2006
Total 3.637.893 3.637.048 3.884.251 3.824.938 4.194.779 4.257.151 4.550.309
Doméstico 1,89 2,60 3,05 2,33 2,88 2,45 2,57
Estatal 6,83 7,40 7,46 6,99 6,93 7,35 8,06
Familiar 65,96 66,10 64,88 63,74 59,24 59,96 60,98
Semiempresarial 10,62 8,80 10,05 13,13 15,03 12,37 12,13
Empresarial 14,71 15,10 14,56 13,80 15,92 17,86 16,26
Hombres 2.000.496 2.032.182 2.128.402 2.160.158 2.283.042 2.356.037 2.505.590
Doméstico 0,17 0,10 0,21 0,14 0,13 0,10 0,33
Estatal 7,02 7,80 7,81 6,81 6,96 7,00 7,96
Familiar 58,07 60,50 58,57 56,95 48,86 51,40 54,44
Semiempresarial 14,21 12,40 13,60 17,18 21,17 17,12 15,79
Empresarial 20,53 19,20 19,80 18,93 22,88 24,38 21,49
Mujeres 1.637.397 1.604.866 1.755.849 1.664.780 1.911.737 1.901.114 2.044.719
Doméstico 3,98 5,70 6,49 5,18 6,17 5,37 5,32
Estatal 6,60 6,90 7,04 7,22 6,89 7,79 8,18
Familiar 75,60 73,20 72,52 72,56 71,63 70,56 69,00
Semiempresarial 6,23 4,30 5,75 7,89 7,69 6,49 7,65
Empresarial 7,59 9,80 8,20 7,15 7,61 9,79 9,86

Fuente: instituto nacional de estadística


Encuestas de mejoramiento de condiciones de vida (mecovi 1999 - 2002), encuesta continua de hogares 2003 - 2004, encuesta de hogares 2005 - 2006.
(1) Los datos del 2003 y 2004 provienen de la Encuesta Continua de Hogares, realizada entre noviembre de 2003 y octubre de 2004.
Los datos de los años simples provienen de la Encuesta de Condiciones de Vida (MECOVI) realizada generalmente en un mes del año (noviembre).
116 perfil de género bolivia

Cuadro 5
Población ocupada, según sexo y sectores del mercado de trabajo
en ciudades capitales (1): 1989-2006
(En porcentaje)

Sectores de mercado 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1999 2000 2001 2002 2003 2005 2006
de trabajo (p)
Población ocupada total 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
Estatal 17,6 17,5 17,7 15,2 14,4 12,9 12,9 12,1 11,5 12,4 11,0 11,7 10,5 10,3 9,3 11,4
Empresarial 19,0 17,1 19,0 20,6 21,9 21,1 19,6 20,4 28,2 28,1 25,3 23,5 22,1 23,3 29,0 28,8
Semiempresarial 13,2 15,6 17,4 18,4 20,6 22,9 21,6 12,9 15,6 16,1 11,7 14,1 17,5 17,1 16,9 17,1
Familiar 42,2 38,9 38,5 38,1 36,4 37,3 39,7 49,4 40,9 38,9 47,0 45,1 45,9 44,7 40,9 38,3
Servicio doméstico 6,6 6,9 6,2 5,8 6,5 5,2 5,4 5,1 3,9 3,6 5,0 5,4 4,0 4,6 3,9 4,4
Ns/nr 1,5 4,0 1,3 1,9 0,1 0,6 0,9 0,0 0,0 0,8 0,0 0,1 0,0 0,0 0,0 0,0
Sector formal/informal
Empleo formal 36,6 34,6 36,7 35,8 36,3 34,0 32,5 32,5 39,7 40,5 36,3 35,2 32,6 33,7 38,3 40,3
Empleo informal 55,4 54,5 55,8 56,5 57,0 60,2 61,3 62,3 56,4 55,0 58,7 59,3 63,4 61,8 57,8 55,4
Población ocupada 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
masculina
Estatal 20,5 19,2 19,3 17,1 15,0 13,9 13,6 13,1 11,4 12,7 11,6 12,6 10,8 9,5 8,6 11,5
Empresarial 26,5 23,1 25,6 27,1 29,8 28,1 26,6 26,6 36,5 35,8 31,3 31,7 30,9 31,8 37,3 37,0
Semiempresarial 17,7 20,9 22,7 24,2 27,8 30,6 29,4 17,8 19,6 20,5 16,4 18,6 22,0 23,0 22,9 21,0
Familiar 32,8 31,3 29,7 28,7 26,6 26,1 28,5 41,6 32,0 29,7 40,4 36,5 36,2 35,6 31,1 30,5
Servicio doméstico 0,5 0,7 0,9 0,6 0,7 0,5 0,6 0,8 0,5 0,1 0,3 0,5 0,2 0,2 0,1 0,0
Ns/nr 2,0 4,7 1,8 2,4 0,2 0,8 1,2 0,1 0,0 1,2 0,0 0,2 0,0 0,0 0,0 0,0
Sector formal/informal
Empleo formal 47,0 42,4 44,9 44,2 44,8 42,0 40,2 39,7 47,9 48,5 42,9 44,2 41,7 41,2 45,9 48,5
Empleo informal 50,5 52,2 52,4 52,8 54,3 56,7 57,9 59,4 51,6 50,2 56,8 55,1 58,2 58,6 54,0 51,5
Población ocupada 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
femenina
Estatal 13,8 15,1 15,5 12,6 13,7 11,4 11,9 10,8 11,7 12,1 10,2 10,8 10,2 11,4 10,2 11,3
Empresarial 9,2 8,3 9,7 11,4 11,6 12,1 10,5 12,9 17,1 18,2 17,7 14,1 11,7 12,8 18,6 19,2
Semiempresarial 7,3 8,0 9,8 10,2 11,3 12,9 11,5 7,0 10,2 10,5 5,8 9,1 12,3 9,7 9,5 12,5
Familiar 54,5 49,9 50,8 51,5 49,3 52,0 54,1 58,9 52,7 50,7 55,3 55,1 57,3 56,1 53,1 47,5
Servicio doméstico 14,5 15,9 13,6 13,2 14,1 11,2 11,6 10,4 8,3 8,2 11,0 11,0 8,5 10,1 8,6 9,5
Ns/nr 0,8 2,9 0,6 1,2 0,1 0,4 0,4 0,0 0,0 0,4 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Sector formal/informal
Empleo formal 22,9 23,4 25,2 24,0 25,3 23,5 22,4 23,7 28,8 30,2 27,9 24,9 21,9 24,2 28,8 30,5
Empleo informal 61,7 57,8 60,6 61,6 60,5 64,9 65,6 65,9 62,8 61,2 61,1 64,1 69,6 65,8 62,6 60,0

(1): Incluye las Ciudades Capitales de Departamento y El Alto. En la Ciudad de Cochabamba se excluye los ejes de Sacaba y Quillacollo. De 1989 a 1995 no incluye Cobija.
NOTA: Los datos provenientes de la Encuesta de Hogares que corresponden al año 2004, no son estadísticamente significativos por lo tanto no se incluyen en la serie.
(p) Preliminar.
Definición:
Sector Estatal (asalariados que trabajan en el sector público); Empresarial (asalariados, patrones, socios o cooperativistas que realizan alguna actividad económica en
empresas o instituciones donde trabajan 5 o más personas); Semiempresarial (asalariados, patrones, socios o cooperativistas que realizan alguna actividad económica en
empresas o instituciones donde trabajan menos de 5 personas); Familiar (Trabajadores Cuenta propia y Trabajadores Familiares); Servicio Doméstico (Empleadas (os) de
hogar).
Empleo Formal, incluye trabajadores del Sector Estatal y Sector Empresarial.
Empleo Informal, incluye trabajadores del Sector Semiempresarial y Sector Familiar.
FUENTE: Elaborado con información del Instituto Nacional de Estadística (Encuesta Integrada de Hogares, Marzo 1989, Septiembre 1990, Noviembre 1991, Noviembre 1992,
Junio-Diciembre 1993, Junio-Diciembre 1994, Junio 1995; Encuesta Nacional de Empleo, Noviembre 1996, Noviembre 1997; Encuesta Contínua de Hogares, 1er Trimestre
1999; Encuesta de Hogares - Programa Medición de Condiciones de Vida Noviembre-Diciembre de 2000, 2001 y 2002) y Encuesta de Hogares 2003-2004, 2005 y 2006.

anexo 1 117

Cuadro 6
Población ocupada urbana, según sexo y condición de empleo: 1996-2006
(En Porcentaje)


1996 1997 1999 2000 2001 2002 2003 2005 (p) 2006 (p)
Total
Tasa de subempleo total 20,2 19,9 25,1 27,3 25,1 27,6 28,0 23,3 22,2
Tasa de subempleo visible 10,4 5,2 8,4 9,3 12,4 12,0 12,0 8,2 8,0
(psv)/po
Tasa de subempleo invisible 9,8 14,7 16,7 18,0 12,8 15,6 15,9 15,1 14,2
(psi)/po
Población ocupada en sector 63,0 60,0 63,3 60,8 61,3 64,1 63,2 59,1 58,1
informal
Hombres
Tasa de subempleo total 15,4 13,6 17,4 22,5 19,2 22,0 16,8 16,7 15,3
Tasa de subempleo visible 8,2 3,8 6,5 8,8 9,7 11,0 9,5 6,8 6,3
(psv)/po
Tasa de subempleo invisible 7,1 9,8 10,8 13,7 9,5 11,0 7,3 9,9 8,9
(psi)/po
Población ocupada en sector 58,8 54,9 58,1 58,3 57,5 59,9 59,6 55,6 53,8
informal
Mujeres
Tasa de subempleo total 26,0 28,2 34,9 33,3 32,1 34,3 43,0 31,9 30,8
Tasa de subempleo visible 13,1 6,9 10,9 9,8 15,4 13,2 18,1 9,9 10,0
(psv)/po
Tasa de subempleo invisible 12,9 21,2 24,1 23,5 16,6 21,1 24,9 21,9 20,8
(psi)/po
Población ocupada en sector 68,1 66,6 69,9 64,0 65,8 69,2 67,8 64,2 62,7
informal

(p) Preliminar.
Definición:
El Subempleo, que puede ser entendido como empleo inadecuado e improductivo, se caracteriza por el trabajo en jornadas cortas y/o la percepción de ingresos bajos. Para
la estimación del subempleo se analizan las jornadas laborales y los ingresos laborales, en el primer caso se denomina Subempleo Visible o por Horas y en el segundo caso,
Subempleo Invisible o por Ingreso. Son subempleados visibles los ocupados que trabajaron menos de 40 horas y deseaban trabajar horas adicionales y no pudieron hacerlo
por problemas de mercado (no consigue otro trabajo, falta de clientes, pedidos, financiamiento y falta de insumos, materia primaria o maquinaria) y son subempleados
invisibles los ocupados que percibian un ingreso menor al costo de una canasta básica alimentaria dividida entre el numero de perceptores del hogar.
FUENTE: Elaborado con información del Instituto Nacional de Estadística (Encuesta Nacional de Empleo, Noviembre 1996, Noviembre 1997; Encuesta de Hogares - Programa
Medición de Condiciones de Vida Noviembre-Diciembre de 1999, 2000, 2001 y 2002 y Encuesta de Hogares 2003-2004, 2005 y 2006).

118 perfil de género bolivia

Cuadro 7
Ingreso promedio mensual en la ocupación principal,
según sexo y grupo ocupacional, 1999-2006
(En bolivianos)

Grupo ocupacional 1999 2000 2001(p) 2002 2003- 2005 2006


2004(1)
Total 654,60 685,80 603,84 712,01 904,22 874,44 924,78
Directivos públicos y privados 2.891,23 4.616,22 4.723,35 4.670,24 4.916,65 5.734,33 5.638,77
Profesionales 2.236,05 3.593,87 1.965,75 2.485,19 2.575,17 2.700,94 2.792,70
Técnicos y profesionales de apoyo 1.274,70 1.260,41 1.560,45 1.513,74 1.486,84 1.599,81 2.040,24
Empleados de oficina 1.189,28 1.264,56 1.324,05 1.211,21 1.276,10 1.341,46 1.368,56
Trabajadores en servicios y comercio 748,34 675,91 555,27 794,94 776,47 889,59 885,74
Trabajadores en agricultura, pecuaria y pesca 110,01 124,41 148,83 183,96 395,95 199,33 233,08
Ind. extractiva, construcción, Ind. manufacturera 745,22 708,33 640,73 722,53 784,07 957,19 840,01
Operadores de instalaciones y maquinaria 1.264,01 1.188,47 1.165,88 1.284,40 1.163,66 1.435,53 1.581,25
Trabajadores no calificados 567,53 549,43 317,86 578,98 536,72 634,39 704,92
Fuerzas Armadas 2.010,61 2.235,62 2.337,19 3.203,43 3.115,65 3.099,90 5.287,26
Hombres 824,67 847,83 764,04 888,85 1.035,81 1.099,69 1.205,10
Directivos públicos y privados 3.130,55 5.030,15 4.689,74 5.150,02 5.443,89 6.710,06 6.735,28
Profesionales 2.692,27 4.116,75 2.405,07 3.002,96 3.178,67 3.082,44 3.691,89
Técnicos y profesionales de apoyo 1.309,63 1.492,47 1.690,49 1.609,31 1.583,68 1.661,60 2.173,66
Empleados de oficina 1.372,00 1.321,32 1.489,88 1.337,38 1.505,83 1.353,76 1.589,58
Trabajadores en servicios y comercio 1.020,85 936,15 787,83 1.274,36 1.077,74 1.390,93 1.253,30
Trabajadores en agricultura, pecuaria y pesca 173,30 190,03 218,85 279,68 446,13 279,62 388,78
Ind. extractiva, construcción, Ind. manufacturera 891,64 813,40 752,32 830,89 876,04 1.099,17 986,63
Operadores de instalaciones y maquinaria 1.264,68 1.189,22 1.171,96 1.286,59 1.176,09 1.447,31 1.596,18
Trabajadores no calificados 749,96 708,00 405,71 669,22 685,70 798,84 907,29
Fuerzas Armadas 2.010,61 2.235,62 2.337,19 3.203,43 3.115,65 3.099,90 5.287,26
Mujeres 446,82 480,63 409,64 482,55 702,16 595,30 581,28
Directivos públicos y privados 2.281,91 3.957,47 4.881,08 2.698,17 3.721,50 3.657,50 2.774,44
Profesionales 1.694,77 2.723,22 1.510,18 1.959,51 1.995,34 2.170,48 1.895,77
Técnicos y profesionales de apoyo 1.200,54 922,49 1.252,14 1.313,19 1.270,65 1.508,52 1.793,21
Empleados de oficina 1.038,53 1.221,11 1.214,53 1.101,94 1.098,35 1.334,11 1.241,15
Trabajadores en servicios y comercio 652,01 568,61 463,69 606,57 665,33 680,15 723,02
Trabajadores en agricultura, pecuaria y pesca 37,08 38,15 41,28 51,41 246,04 108,19 48,93
Ind. extractiva, construcción, Ind. manufacturera 290,28 307,48 283,03 437,19 450,09 507,38 396,09
Operadores de instalaciones y maquinaria 1.130,81 1.142,09 739,44 1.175,13 708,27 512,21 363,03
Trabajadores no calificados 459,69 469,06 262,36 508,76 438,68 518,44 562,80
Fuerzas Armadas 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


Encuestas de mejoramiento de condiciones de vida (mecovi 1999 - 2002), encuesta continua de hogares 2003 - 2004, encuesta de hogares 2005 - 2006.
(1) Los datos del 2003 y 2004 provienen de la Encuesta Continua de Hogares, realizada entre noviembre de 2003 y octubre de 2004.
Los datos de los años simples provienen de la Encuesta de Condiciones de Vida (MECOVI) realizada generalmente en un mes del año (noviembre).
Cuadro 8
Indicadores de empleo por área geográfica según condición étnico lingüística: 1999 - 2006

anexo 1



Indicadores de empleo 1999 2000 2001 2002 2003 2005 2006 (p)

Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural Nacional Urbano Rural

Índice de carga económica (ice) 55,8 78,8 25,1 60,2 78,3 34,0 47,5 65,1 23,7 54,8 72,3 31,2 51,6 73,1 24,7 59,2 79,5 30,1 50,9 70,3 25,0

Indigena 38,8 56,3 14,7 39,2 52,6 20,1 31,7 46,9 12,1 36,6 52,8 16,1 42,2 65,9 22,3 44,4 68,5 23,0 40,9 65,6 21,1

No indigena 76,1 106,6 37,0 86,2 109,8 51,4 66,3 85,9 38,3 77,7 95,5 51,9 73,4 82,8 38,9 86,6 91,4 66,4 67,5 74,7 41,6

Tasa de oferta potencial (top) 74,0 77,2 68,7 74,0 76,5 69,5 73,3 75,6 69,5 73,3 75,0 70,4 74,1 75,1 72,3 76,2 78,8 71,5 75,1 76,6 72,5

Indigena 72,8 76,0 67,6 72,6 74,7 69,0 72,3 74,1 69,6 72,6 73,5 71,2 72,5 73,2 71,7 74,6 77,4 71,5 73,6 74,5 72,6

No indigena 75,2 78,3 69,7 75,3 78,1 70,1 74,2 77,0 69,5 73,9 76,4 69,6 77,3 77,7 75,5 78,6 80,2 71,6 77,4 78,6 72,2

Tasa bruta de participación (tbp) 47,5 43,2 54,9 46,2 42,9 51,9 49,7 45,8 56,2 47,3 43,5 53,7 48,9 43,4 57,9 47,9 43,9 55,0 49,8 45,0 58,0

Indigena 52,5 48,6 58,9 52,1 48,9 57,4 54,9 50,4 62,1 53,2 48,1 61,3 50,9 44,1 58,6 51,7 45,9 58,1 52,2 45,0 60,0

No indigena 42,7 37,9 50,9 40,4 37,2 46,3 44,6 41,4 50,3 41,6 39,1 45,8 44,6 42,5 54,4 42,1 41,9 43,0 46,2 45,0 51,0

Tasa de cesantía (tc) 2,9 4,7 0,4 3,7 5,7 0,7 4,1 6,8 0,5 4,4 7,0 0,8 4,0 6,5 1,0 4,1 6,2 1,1 3,4 5,3 0,8

Indigena 2,8 4,7 0,3 3,0 4,8 0,4 3,7 6,3 0,4 3,6 6,1 0,5 2,8 5,2 0,9 3,2 5,7 1,0 2,8 5,4 0,7

No indigena 2,9 4,8 0,5 4,5 6,8 1,1 4,6 7,4 0,6 5,4 8,2 1,3 6,8 8,1 2,1 5,8 6,8 1,7 4,3 5,1 1,3

Tasa de dependencia (td) 1,2 1,5 0,8 1,3 1,5 0,9 1,1 1,4 0,8 1,2 1,5 0,9 1,2 1,5 0,8 1,2 1,5 0,8 1,1 1,4 0,7

Indigena 1,0 1,2 0,7 1,0 1,2 0,8 0,9 1,1 0,6 1,0 1,2 0,6 1,0 1,4 0,7 1,0 1,3 0,7 1,0 1,4 0,7

No indigena 1,5 1,9 1,0 1,6 2,0 1,2 1,4 1,7 1,0 1,6 1,9 1,2 1,5 1,6 0,9 1,6 1,6 1,4 1,3 1,4 1,0

Tasa de desempleo abierto (tda) 4,3 7,2 0,5 4,8 7,5 0,9 5,2 8,5 0,8 5,5 8,7 1,2 5,5 8,7 1,4 5,4 8,1 1,6 5,1 8,0 1,2

Indigena 3,7 6,2 0,3 3,9 6,2 0,7 4,5 7,5 0,6 4,3 7,3 0,5 3,8 7,1 1,1 3,9 6,9 1,2 4,1 8,1 1,0

No indigena 5,1 8,5 0,7 5,9 9,0 1,3 6,2 9,7 1,2 6,9 10,3 2,0 9,2 10,9 3,1 8,3 9,5 3,3 6,6 7,9 2,1

Tasa global de participación (tgp) 64,2 55,9 80,0 62,4 56,1 74,6 67,8 60,6 80,9 64,6 58,0 76,2 66,0 57,8 80,2 62,8 55,7 76,9 66,3 58,7 80,0

Indigena 72,0 64,0 87,2 71,8 65,5 83,2 75,9 68,1 89,2 73,2 65,4 86,1 70,3 60,3 81,8 69,3 59,4 81,3 71,0 60,4 82,6

No indigena 56,8 48,4 73,0 53,7 47,7 66,0 60,1 53,8 72,3 56,3 51,2 65,8 57,7 54,7 72,0 53,6 52,3 60,1 59,7 57,2 70,6

(p) Preliminar.
Nota: Los datos provenientes de la Encuesta de Hogares que corresponden al año 2004, no son estadísticamente significativos por lo tanto no se incluyen en la serie.
El criterio de clasificación para la condición étnico lingüística (Indígena y No Indígena) toma en cuenta tanto la pertenencia como la lengua, de manera conjunta o disyuntiva, pero entendiendo la lengua sólo en su sentido pleno: la
habla y además aprendio a hablar en ella desde la niñez. Por tanto incluye a los que declararon pertenecer a algun pueblo originario y a quienes sin reconocer su pertenencia a un pueblo indigena cumplen plenamente la condición
linguística (Pag 191; “Gama étnica y linguística de la población boliviana”; Sistema de las Naciones Unidas en Bolivia - Ramiro Molina B. y Xavier Albó C.; Enero 2006).

Definición de Indicadores: Donde:
Índice de Carga Económica se calcula como: ICE=PEI/pea*100 PT: Población Total
Tasa de Oferta Potencial se calcula como: TOP=PET/PT*100 PET: Población en Edad de Trabajar
Tasa Bruta de Participación se calcula como: TBP=pea/PT*100 pea: Población Economicamente Activa
Tasa de Cesantía se calcula como: TC=DC/pea*100 PEI: Población Economicamente Inactiva
Tasa de Dependencia se calcula como: TD=((PT-PO)/PO) PO: Población Ocupada
Tasa de Desempleo Abierto se calcula como: TDA=PDA/pea*100 PDA: Población Desempleada Abierta
Tasa Global de Participación se calcula como: TGP=pea/PET*100 DC: Desempleada Cesante
Fuente: Elaborado con datos del Instituto Nacional de Estadística (Encuesta de Hogares - Programa Medición de Condiciones de Vida, Noviembre-Diciembre de 1999,2000,2001 y 2002 y Encuesta de Hogares 2003-2004, 2005
119

y 2006).
120 perfil de género bolivia

Cuadro 9
Distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
según sexo y categoría en el empleo, 1999 - 2006
(En porcentaje)


Categoría en el empleo 1999 2000 2001 2002 2003-2004(1) 2005 2006
Total 3.637.893 3.637.048 3.884.251 3.824.938 4.194.779 4.257.151 4.550.309
Obrero (a) 8,13 8,10 9,72 8,63 14,03 11,21 7,65
Empleado (a) 20,77 20,93 19,75 20,58 18,43 20,29 24,14
Trabajador (a) por cuenta propia 40,22 40,82 35,73 36,58 35,66 34,58 34,37
Patrón, socio o empleador que sí
0,77 0,64 0,49 0,61 0,31 0,38 0,18
recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que no
2,17 1,31 1,72 3,84 4,46 4,90 4,24
recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,31 0,34 0,40 0,26 0,65 0,82 0,24
Trabajador (a) familiar o aprendiz sin
25,74 24,42 29,15 27,17 23,58 25,38 26,61
remuneración
Empleada (o) del hogar 1,89 3,45 3,05 2,33 2,88 2,45 2,57
Hombres 2.000.496 2.032.182 2.128.402 2.160.158 2.283.042 2.356.037 2.505.590
Obrero (a) 13,06 12,80 15,51 12,83 22,57 17,86 12,35
Empleado (a) 23,92 23,30 22,16 23,34 20,16 22,15 26,11
Trabajador (a) por cuenta propia 41,92 45,80 38,57 38,75 33,89 35,26 37,65
Patrón, socio o empleador que sí
1,07 1,00 0,70 0,93 0,46 0,55 0,24
recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que no
3,13 1,70 2,16 5,38 6,68 6,66 6,09
recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,57 0,60 0,69 0,44 1,14 1,28 0,44
Trabajador (a) familiar o aprendiz sin
16,16 14,70 20,00 18,19 14,97 16,14 16,78
remuneración
Empleada (o) del hogar 0,17 0,10 0,21 0,14 0,13 0,10 0,33
Mujeres 1.637.397 1.604.866 1.755.849 1.664.780 1.911.737 1.901.114 2.044.719
Obrero (a) 2,10 2,20 2,71 3,19 3,84 2,97 1,89
Empleado (a) 16,92 17,80 16,83 17,01 16,36 17,99 21,72
Trabajador (a) por cuenta propia 38,15 36,50 32,28 33,75 37,76 33,73 30,34
Patrón, socio o empleador que sí
0,39 0,20 0,23 0,19 0,13 0,17 0,11
recibe remuneración
Patrón, socio o empleador que no
1,00 0,80 1,18 1,85 1,81 2,72 1,97
recibe remuneración
Cooperativista de producción 0,00 0,00 0,04 0,02 0,06 0,24 0,00
Trabajador (a) familiar o aprendiz sin
37,45 36,70 40,24 38,81 33,87 36,82 38,66
remuneración
Empleada (o) del hogar 3,98 5,70 6,49 5,18 6,17 5,37 5,32

Fuente: instituto nacional de estadística


Encuestas de mejoramiento de condiciones de vida (mecovi 1999 - 2002), encuesta continua de hogares 2003 - 2004,
Encuesta de hogares 2005 - 2006
(1) Los datos del 2003 y 2004 provienen de la Encuesta Continua de Hogares, realizada entre noviembre de 2003 y octubre de 2004.
Los datos de los años simples provienen de la Encuesta de Condiciones de Vida (MECOVI) realizada generalmente en un mes del año (noviembre).


121

Anexo 2
estadístico: población y familia
122 perfil de género bolivia
anexo 2 123

Cuadro 1
Bolivia: Tasa anual de crecimiento intercensal según zonas geográficas
(Por cien)

Tasa anual de crecimiento Tasa anual de crecimiento Tasa anual de crecimiento


País
1950/1976 1976/1992 1992/2001
Bolivia 2,05 2,11 2,74
* Urbano 3,84 4,16 3,62
• Rural 1,14 0,09 1,42

Fuente: Elaboración propia con base en información oficial del ine. Censos 1992 y 2001.

Cuadro 2
Población total por zonas según sexo y censos
(En cifras absolutas y porcentajes)

Total país Urbana Rural


% %
Censos y sexo
Absoluta % Absoluta Total Total Absoluta Total Total
Urbano País Rural País
1976
Total 4.613.486 100 1.925.840 100 41,7 2.687.646 100 58,3
• Hombres 2.276.129 49,3 934.998 48,5 41,1 1.341.031 49,9 58,9
• Mujeres 2.337.457 50,7 990.842 51,5 42,4 1.346.615 50,1 57,6
1992
Total 6.620.792 100 3.694.846 100 57,5 2.725.946 100 42,4
• Hombres 3.171.265 49,4 1.793.443 48,5 56,5 1.377.529 50,01 43,5
• Mujeres 3.249.527 50,6 1.901.401 51,5 58,5 1.348.126 49,95 41,5

2001
62,4
Total 8.274.325 100 5.165.882 100 3.108.443 100 37,6
61,0
• Hombres 4.123.850 49,8 2.517.434 48,7 1.606.416 51,7 39,0
63,8
• Mujeres 4.150.475 50,2 2.648.448 51,3 1.502.027 48,3 36,2

Fuente: Elaboración propia con base en ine. Censo Nacional de Población y Vivienda 1992 y 2001.

Cuadro 3
Tasas de crecimiento por censos y zonas según departamentos
(Por cien)

Censo 1950 - 1976 Censo 1976 - 92 Censo 1992 - 2001


Departamentos
Total Urbana Rural Total Urbana Rural Total Urbana Rural
La Paz 2,07 3,33 1,20 1,66 3,43 -0,5 2,29 2,84 1,31
Oruro 1,84 2,97 0,93 0,58 2.14 -1,60 1,53 2,99 0,66
Potosí 0,98 3,13 0,37 -0,12 0,90 -0,57 1,01 1,06 0,98
Chuquisaca 1,23 2,01 1,03 1,50 4,10 0,55 1,71 4,23 0,25
Cochabamba 1,79 3,64 0,99 2,75 4,83 1,06 2,93 4,21 1,32
Tarija 2,28 4,18 1,42 2,82 5,01 0,91 3,18 4,76 0,90
Santa Cruz 4,09 6,74 2,40 4,16 6,15 0,82 4,29 4,90 2,55
Beni 3,28 5,51 1,96 3,16 5,19 0,43 2,94 3,35 2,09
Pando 2,88 (1) 2,45 0,63 6,43 -0,60 3,48 7,92 1,32
Bolivia 2,05 3,84 1,14 2,11 4,16 0,09 2,74 3,62 1,42
Fuente: Elaboración propia con base en datos del ine. Censo Nacional de Población y Vivienda 1992 y 2001
(1) No pudo registrarse un nucleamiento con 2000 o más habitantes.
124 perfil de género bolivia

Cuadro 4
Peso poblacional por censo según departamentos
(en porcentajes)

Departamento Censo 1976 Censo 1992 Censo 2001


La Paz 31,7 29,6 28,4
Oruro 6,7 5,30 4,74
Potosí 14,2 10,06 8,57
Chuquisaca 7,7 7,07 6,42
Cochabamba 15,6 17,3 17,6
Tarija 4,05 4,54 4,73
Santa Cruz 15,4 21,2 24,5
Beni 3,6 4,30 4,38
Pando 0,7 0,59 0,63
Bolivia 100 100 100

Fuente: Elaboración propia con base en ine. Censo de Población y Vivienda 1992 y 2001

Cuadro 5
Distribución de la población en departamentos del eje central según sexo y zona geográfica
(En porcentajes)

La Paz Cochabamba Santa Cruz


Sexo y zona
1976 1992 2001 1976 1992 2001 1976 1992 2001
Total 100 100 2350.466 100 100 1455.711 100 100 2029.471
• Hombres 49,1 49,2 49,6 48,5 49,0 49,4 48,8 48,8 49,1
• Mujeres 50,9 50,8 50,4 51,5 51 50,6 51,2 51,2 50,0
Urbano 47,6 62,8 66,0 62,3 52,3 58,8 52,7 72,0 76,2
• Hombres 48,8 48,7 48,7 47,5 47,9 48,1 48,8 48,8 49,1
• Mujeres 51,2 51,3 51,3 52,5 52,1 51,9 51,2 51,2 50,9
Rural 52,4 37,2 40,0 37,7 47,7 41,2 47,3 28,0 23,8
• Hombres 49,3 50,0 51,2 49,1 50,3 51,2 53,9 54,2 55,0
• Mujeres 50,7 50,0 48,8 50,9 49,7 48,8 46,1 45,8 45,0
% sobre total
• País 31,7 29,6 28,4 15,6 17,3 17,6 15,4 21,2 24,5
• Urbano 36,2 32,3 30,0 14,1 15,7 16,6 19,4 26,6 29,9
• Rural 28,6 25,9 25,7 16,7 19,4 19,3 12,5 14,0 15,6

Fuente: Elaboración propia con base en datos de ine. Censo de Población y Vivienda 2001.

Cuadro 6
Tamaño promedio de hogares por tipos
(en cifras absolutas)

Tipos de hogares Número de hogares Número de población Tamaño promedio


Monoparentales 201.857 707.982 3,5
Biparentales 1.120.797 5.175.331 4,6
Compuestos 341.560 2,039.182 5,9
Consanguíneos 60.664 164.110 2,7
No familiares 177.790 188.197 1,06
Total 1.906.668 8.274.803 4,34
Fuente: ine. MECOVI 2000. En cides – ine; 2002: Hogares y familias bolivianas. Trabajo de hombres y Mujeres.
anexo 2 125

Cuadro 7
Conductores de hogares particulares por zona geográfica según sexo
(en miles y porcentajes)

Sexo del Censo 1992 MECOVI 2000*


“jefe” de Total Urbano Rural Total Urbano Rural
hogar Absol % Absol % Absol % Absol % Absol % Absol %
Total 1.444.8 100 806,8 100 638,0 100 1.906,7 100 1.177,2 100 729,5 100
Hombres 1.091,2 75,6 595,7 73,8 495,5 77,7 1.529,4 80,2 940,6 79,9 588,8 80,7
Mujeres 353,6 24,4 211,1 26,2 142,5 22,3 377,3 19,8 236,6 20,1 140,7 19,3

Fuente: Elaboración propia con base en datos oficiales. ine. CNPV 1992 y Encuesta MECOVI 2000
* Estas cifras deben ser tomadas con cautela, pues el CNPV 2001 arroja una cifra de hogares muy por encima de la proyectada por la encuesta.

Cuadro 8
Hogares por estado civil por sexo del jefe reconocido según estructura de los hogares
(En cifras absolutas y relativas)

Estructura Casados Separados


Viudos Solteros Total
de hogares y o convivientes o divorciados
jefatura Absoluto % Absoluto % Absoluto % Absoluto % Absoluto %
No familiares 20.945 1,44 55.368 29,9 22.908 19,8 78.569 50,4 177.790 9,3
• Hombre 17.035 1,24 21.249 38,7 15.065 49,9 49.037 66,9 102.386 6,7
• Mujer 3.910 4,97 34.119 26,2 7.843 9,2 29.532 35,8 75.404 20,0
Familiares
Monoparental 53.083 3,66 59.340 32,0 66.597 57,7 22,837 14,6 201.857 10,6
• Hombre 5.645 0,4 16.272 29,6 10.915 36,1 2.078 2,8 34.910 2,3
• Mujer 47.438 60,3 43.068 33,0 55.682 65,4 20.759 25,1 166.947 44,3
Biparental 1.120.797 77,3 1.120.797 58,8
• Hombre 1107.227 80,7 1.107.227 72,4
• Mujer 13.570 17,2 13.570 3,6
Compuesto 251.661 17,4 57.436 30,9 22.363 19,4 14.100 9,0 345.560 18,1
• Hombre 240.586 17,5 15.296 27,9 3.104 10,3 847 1,1 259.833 17,0
• Mujer 11.075 14,1 42.140 32,3 19.259 22,6 13.253 16,1 85.727 22,7
60.664 3,2
Consanguíneo 3.169 0,22 13.168 7,10 3.443 3,0 40.317 25,9
25.030 1,6
• Hombre 515 0,04 2.066 3,8 1.117 3,7 21.332 29,1
35.067 9,3
• Mujer 2.654 3,37 11.102 8,5 2.326 2,7 18.985 23,0
567(*) 0,1
Total 1.449.655 100 185.312 100 115.311 100 155.823 100 1.906.668 100
• Hombre 1.371.008 100 54.883 100 30.201 100 73.294 100 1.529.386 100
• Mujer 78.647 100 130.429 100 85.110 100 82.529 100 377.282 100

Fuente: ine. MECOVI 2000. En cides – ine; 2002: Hogares y familias bolivianas. Trabajo de hombres y mujeres.
(*) Cantidad de hogares consanguíneos con jefatura femenina declarada, donde no se pudo identificar el estado civil.
126 perfil de género bolivia

Cuadro 9
Familias mono y biparentales por sexo del conductor según zonas geográficas
(cifras absolutas y porcentajes)

Hombre Mujer Total


% por % % por % % por
Configuración familiar Absoluto Absoluto Absoluto % total
categoría del total categoría del total categoría
1. Urbanos 889.295 79,5 229.827 20,5 1.119.122 100
Monoparentales 29.540 12,8 191.438 87,2 231.173 100 100
100 100
• Simples 19.345 13,6 122.536 86,4 141.881 61,4 100
65,5 64,0
• Compuestas 10.195 12,9 68.902 87,1 79.097 38,6 100
34,5 36
Biparentales 847.186 98,2 15.028 1,8 862.214 100 100
100 100
• Simples 693.489 98,2 12.595 1,8 706.084 82 100
81,9 83,8
• Compuestas 153.697 98,4 2.433 1,6 156.130 18 100
18,1 16,2
Consanguíneas 12.569 35 23.361 65 35.930 100

2. Rurales 537.390 88,1 72.366 11,9 609.756 100


Monoparentales 28.263 100 32,5 58.803 67,5 87.066 100
100 100
• Simples 15.565 55,1 25,9 44.411 74,1 59.976 100
75,5 68,9
• Compuestas 12.698 44,9 46,9 14.392 53,1 27.090 100
24,5 31,1
Biparentales 496.666 100 99,7 1.290 0,3 497.956 100
100 100
• Simples 413.738 83,3 99,8 975 0,2 414.713 100
75,6 83,3
• Compuestas 82.928 16,7 99,7 315 0,3 83.243 100
24,4 16,7
Consanguíneas 12.461 50,4 12.273 49,6 24.734 100

Nacional 250.241
57.803
Monoparental 18,8 166.947 81,2 308.044 100
34.910 100 100
• Simples 17,3 83.294 100 82,7 201.857 100
22.893 60,4 65,5
• Compuestas 21,6 16.003 66,7 78,4 106.187 100
1.344.167 39,6 34,5
Biparental 98,8 13.570 33,3 1,2 1.360.170 100
1.107.227 100 100
• Simples 98,8 11.354 100 1,2 1.120.797 100
972.856 82,4 82,4
+ con hijos 98,8 2.216 84,8 1,2 984.210 100
134.371 87,7 87,8
+ sin hijos 98,3 2.433 83,7 1,7 136.587 100
236.940 12,3 12,2
• Compuestas 98,8 2.433 16,3 1,2 239.373 100
211.700 17,6 17,6
+ con hijos 98,8 15,2 1,2 214.133 100
25.240 89,4 89,4
+ sin hijos 100 35.634 100 25.240 100
25.030 10,6 10,6
Consanguíneas 41,3 58,7 60.664 100

Total 1.427.000 82,5 301.878 17,5 1728.878 100

Fuente: ine. MECOVI 2000. En cides – ine; 2002.


anexo 2 127

Area trabajo
Cuadro 10
Bolivia: principales indicadores de empleo, según sexo, 1999-2003
(en porcentaje)

1999 2000 2001 2002 2003(p)

55,75 60,19 47,50 54,78 47,87


Hombres 38,85 39,25 31,75 36,57 32,55
Mujeres 76,11 86,18 66,26 77,75 66,36
Tasa de oferta potencial 74,02 73,96 73,30 73,28 73,22
Hombres 72,84 72,56 72,34 72,64 72,20
Mujeres 75,18 75,30 74,23 73,91 74,24
Tasa de ocupación 61,43 59,43 64,24 61,07 63,56
Hombres 69,35 68,99 72,52 70,06 72,06
Mujeres 53,90 50,56 56,43 52,35 55,40
Tasa bruta de participación 47,52 46,17 49,70 47,34 49,52
Hombres 52,46 52,10 54,91 53,19 54,46
Mujeres 42,69 40,45 44,65 41,58 44,62
Tasa de cesantía 2,86 3,69 4,12 4,37 4,35
Hombres 2,82 3,03 3,71 3,67 3,43
Mujeres 2,92 4,50 4,60 5,39 5,47
Tasa de dependencia 1,20 1,28 1,12 1,23 1,15
Hombres 0,98 1,00 0,91 0,96 0,92
Mujeres 1,47 1,63 1,39 1,58 1,43
Tasa de desempleo abierto 4,33 4,79 5,24 5,48 6,01
Hombres 3,70 3,94 4,46 4,31 4,48
Mujeres 5,08 5,86 6,17 6,94 7,84
Tasa global de ocupación 95,67 95,21 94,76 94,52 93,99
Hombres 96,30 96,06 95,54 95,69 95,52
Mujeres 94,92 94,14 93,83 93,06 92,16
Tasa global de participación 64,20 62,43 67,80 64,61 67,63
Hombres 72,02 71,81 75,90 73,22 75,44
Mujeres 56,78 53,71 60,15 56,26 60,11

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(p): Preliminar
128 perfil de género bolivia

Cuadro 11
Bolivia: Distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
según sexo y sectores del mercado de trabajo, 1999-2003
(en porcentajes)

Mercado de trabajo 1999 2000 2001 2002 2003(p)


Total 3.637.893 3.637.048 3.884.251 3.824.938 4.085.802
Doméstico 1,89 2,60 3,05 2,33 2,53
Estatal 6,83 7,40 7,46 6,99 6,80
Familiar 65,96 66,10 64,88 63,74 63,75
Semiempresarial 10,62 8,80 10,05 13,13 12,53
Empresarial 14,71 15,10 14,56 13,80 14,40
Hombres 2.000.496 2.032.182 2.128.402 2.160.158 2.270.432
Doméstico 0,17 0,10 0,21 0,14 0,18
Estatal 7,02 7,80 7,81 6,81 6,99
Familiar 58,07 60,50 58,57 56,95 54,53
Semiempresarial 14,21 12,40 13,60 17,18 17,61
Empresarial 20,53 19,20 19,80 18,93 20,70
Mujeres 1.637.397 1.604.866 1.755.849 1.664.780 1.815.370
Doméstico 3,98 5,70 6,49 5,18 5,46
Estatal 6,60 6,90 7,04 7,22 6,55
Familiar 75,60 73,20 72,52 72,56 75,28
Semiempresarial 6,23 4,30 5,75 7,89 6,17
Empresarial 7,59 9,80 8,20 7,15 6,54

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(p): Preliminar

Cuadro 12
Bolivia - área urbana: Distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
según sexo y sectores del mercado de trabajo, 1999-2003
(en porcentaje)
Mercado de trabajo 1999 2000 2001 2002 2003(p)
Total 2.017.044 2.091.175 2.156.250 2.118.436 2.296.737
Doméstico 3,01 4,20 5,07 3,92 4,07
Estatal 10,34 10,70 11,41 10,65 9,65
Familiar 47,89 48,30 47,18 46,51 48,93
Semiempresarial 15,40 12,60 14,14 17,59 16,49
Empresarial 23,37 24,20 22,20 21,32 20,86
Hombres 1.130.212 1.167.692 1.162.875 1.166.458 1.270.606
Doméstico 0,27 0,20 0,38 0,22 0,22
Estatal 10,41 11,20 12,01 10,35 9,47
Familiar 37,99 40,80 38,66 37,52 38,41
Semiempresarial 20,07 17,50 18,80 22,40 22,56
Empresarial 31,25 30,30 30,15 29,51 29,34
Mujeres 886.832 923.483 993.375 951.978 1.026.131
Doméstico 6,49 9,40 10,57 8,44 8,85
Estatal 10,23 10,00 10,70 11,02 9,87
Familiar 60,51 57,70 57,14 57,54 61,95
Semiempresarial 9,43 6,30 8,69 11,71 8,98
Empresarial 13,33 16,60 12,89 11,28 10,35

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(p): Preliminar
anexo 2 129

Cuadro 13
Bolivia - área rural: Distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
según sexo y sectores del mercado de trabajo, 1999 - 2003
(en porcentaje)

Mercado de trabajo 1999 2000 2001 2002 2003(p)


Total 1.620.849 1.545.873 1.728.001 1.706.502 1.789.065
Doméstico 0,49 0,40 0,53 0,37 0,54
Estatal 2,46 2,90 2,54 2,44 3,13
Familiar 88,45 90,20 86,96 85,13 82,77
Semiempresarial 4,67 3,80 4,95 7,60 7,43
Empresarial 3,92 2,70 5,02 4,47 6,12
Hombres 870.284 864.49 965.527 993.7 999.826
Doméstico 0,04 0,10 0,02 0,05 0,13
Estatal 2,60 3,20 2,76 2,65 3,83
Familiar 84,16 87,00 82,54 79,75 75,01
Semiempresarial 6,59 5,40 7,35 11,04 11,32
Empresarial 6,61 4,30 7,33 6,51 9,71
Mujeres 750.565 681.383 762.474 712.802 789.239
Doméstico 1,01 0,70 1,18 0,82 1,07
Estatal 2,30 2,60 2,27 2,14 2,25
Familiar 93,43 94,30 92,55 92,62 92,60
Semiempresarial 2,44 1,70 1,92 2,79 2,51
Empresarial 0,81 0,70 2,09 1,64 1,58

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(p): Preliminar


Cuadro 14
Bolivia: Ingreso promedio mensual en la ocupación principal,
según sexo y sectores del mercado de trabajo, 1999 - 2003
(en bolivianos)

Mercado de trabajo 1999 2000 2001 2002 2003(p)


Total 654,60 685,80 603,84 712,01 631,49
Doméstico 515,10 589,29 587,01 663,72 439,52
Estatal 1.331,07 1.398,71 1.611,34 1.636,90 1.582,41
Familiar 346,26 337,13 278,55 377,03 331,28
Semiempresarial 918,83 820,16 802,06 897,95 772,80
Empresarial 1.550,60 1.803,06 1.403,65 1.621,97 1.422,33
Hombres 824,67 847,83 764,04 888,85 781,31
Doméstico 661,47 843,23 692,61 878,22 529,59
Estatal 1.423,41 1.521,12 1.851,98 1.831,19 1.643,78
Familiar 438,81 412,55 366,85 481,58 441,39
Semiempresarial 926,74 850,20 833,21 932,10 815,10
Empresarial 1.642,13 1.942,23 1.462,94 1.736,05 1.359,13
Mujeres 446,82 480,63 409,64 482,55 444,13
Doméstico 507,41 581,58 582,79 656,09 435,85
Estatal 1.211,09 1.222,68 1.287,63 1.399,27 1.500,56
Familiar 259,41 258,29 192,10 270,57 231,53
Semiempresarial 896,80 712,00 712,74 801,49 621,82
Empresarial 1.248,10 1.458,23 1.230,11 1.230,22 1.672,62
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
(p): Preliminar
130 perfil de género bolivia

Cuadro 15
Bolivia - área urbana: Ingreso promedio mensual en la ocupación principal,
según sexo y sectores del mercado de trabajo, 1999 - 2003
(en bolivianos)

Mercado de trabajo 1999 2000 2001 2002 2003(p)


Total 1.021,47 1.052,56 932,86 1.091,50 913,18
Doméstico 533,65 590,62 594,05 687,00 445,43
Estatal 1.416,85 1.512,84 1.730,97 1.759,31 1.707,78
Familiar 667,78 624,13 519,76 700,46 557,41
Semiempresarial 1.006,05 868,24 863,08 989,74 848,06
Empresarial 1.644,18 1.879,81 1.522,49 1.769,26 1.523,11
Hombres 1.250,54 1.277,41 1.172,22 1.351,44 1.086,06
Doméstico 608,41 780,28 708,33 987,37 534,01
Estatal 1.529,69 1.648,44 2.016,61 2.003,47 1.780,21
Familiar 888,68 771,25 715,46 923,87 749,23
Semiempresarial 997,99 889,77 904,28 1.032,27 899,57
Empresarial 1.765,12 2.050,18 1.594,43 1.911,39 1.450,40
Mujeres 729,52 768,26 652,67 773,00 699,11
Doméstico 529,69 585,58 589,28 677,25 442,72
Estatal 1.270,53 1.321,49 1.355,73 1.478,58 1.621,70
Familiar 491,03 492,44 364,74 521,98 410,16
Semiempresarial 1.027,88 792,95 758,82 890,05 687,91
Empresarial 1.282,85 1.486,57 1.325,54 1.313,78 1.778,45

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(p): Preliminar

Cuadro 16
Bolivia - área rural: Ingreso promedio mensual en la ocupación principal,
según sexo y sectores del mercado de trabajo, 1999 - 2003
(en bolivianos)

Mercado de trabajo 1999 2000 2001 2002 2003(p)


Total 198,06 189,66 193,28 240,91 269,88
Doméstico 374,16 568,05 502,97 356,29 382,49
Estatal 882,81 835,96 941,63 972,31 1.086,91
Familiar 129,65 129,42 115,26 157,65 159,67
Semiempresarial 561,06 603,44 584,52 634,01 558,44
Empresarial 856,74 872,30 747,50 750,30 981,47
Hombres 271,59 267,58 272,45 345,83 394,02
Doméstico 1.100,00 1.142,48 296,93 257,84 520,00
Estatal 870,82 921,20 988,66 1.041,53 1.215,49
Familiar 175,09 185,12 170,18 237,35 241,06
Semiempresarial 644,88 677,95 614,22 693,58 601,18
Empresarial 886,92 917,33 811,73 802,59 1.008,44
Mujeres 112,80 90,81 93,02 94,65 112,61
Doméstico 338,87 513,53 506,96 364,05 361,60
Estatal 898,53 701,25 869,25 852,65 809,01
Familiar 82,19 64,25 53,23 61,97 76,14
Semiempresarial 299,01 295,43 440,21 305,48 314,19
Empresarial 570,34 503,58 461,60 460,34 771,60
Fuente: Instituto Nacional de Estadística
(p): Preliminar
anexo 2 131

Cuadro 17
Bolivia: Distribución porcentual de la población en la ocupación principal,
según sexo y categoría en el empleo, 1999 - 2003
(en porcentaje

Categoría en el empleo 1999 2000 2001 2002 2003(p)


Total 3.637.893 3.637.048 3.884.251 3.824.938 4.085.802
Obrero (a) 8,13 8,10 9,72 8,63 13,51
Empleado (a) 20,77 20,93 19,75 20,58 16,62
Trabajador (a) por cuenta propia 40,22 40,82 35,73 36,58 37,17
Patrón, socio o empleador que sí recibe remuneración 0,77 0,64 0,49 0,61 0,32
Patrón, socio o empleador que no recibe remuneración 2,17 1,31 1,72 3,84 3,21
Cooperativista de producción 0,31 0,34 0,40 0,26 0,07
Trabajador (a) familiar o aprendiz sin remuneración 25,74 24,42 29,15 27,17 26,57
Empleada (o) del hogar 1,89 3,45 3,05 2,33 2,53
Hombres 2.000.496 2.032.182 2.128.402 2.160.158 2.270.432
Obrero (a) 13,06 12,80 15,51 12,83 21,39
Empleado (a) 23,92 23,30 22,16 23,34 18,38
Trabajador (a) por cuenta propia 41,92 45,80 38,57 38,75 36,45
Patrón, socio o empleador que sí recibe remuneración 1,07 1,00 0,70 0,93 0,50
Patrón, socio o empleador que no recibe remuneración 3,13 1,70 2,16 5,38 4,90
Cooperativista de producción 0,57 0,60 0,69 0,44 0,12
Trabajador (a) familiar o aprendiz sin remuneración 16,16 14,70 20,00 18,19 18,08
Empleada (o) del hogar 0,17 0,10 0,21 0,14 0,18
Mujeres 1.637.397 1.604.866 1.755.849 1.664.780 1.815.370
Obrero (a) 2,10 2,20 2,71 3,19 3,65
Empleado (a) 16,92 17,80 16,83 17,01 14,40
Trabajador (a) por cuenta propia 38,15 36,50 32,28 33,75 38,08
Patrón, socio o empleador que sí recibe remuneración 0,39 0,20 0,23 0,19 0,10
Patrón, socio o empleador que no recibe remuneración 1,00 0,80 1,18 1,85 1,10
Cooperativista de producción 0,00 0,00 0,04 0,02 0,00
Trabajador (a) familiar o aprendiz sin remuneración 37,45 36,70 40,24 38,81 37,20
Empleada (o) del hogar 3,98 5,70 6,49 5,18 5,46

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


(p): Preliminar

Cuadro 18
Distribución porcentual de la población en la ocupación principal
por sexo y zona según sector de mercado. 2003

Total Urbano Rural


Sector de mercado
Total hombre mujer Total hombre mujer Total hombre mujer
Doméstico 2,53 0,18 5,46 4,07 0,22 8,85 0,54 0,13 1,07
Estatal 6,80 6,99 6,55 9,65 9,47 9,87 3,13 3,83 2,25
Familiar 63,75 54,53 75,28 48,93 38,41 61,95 82,77 75,01 92,60
Semiempresarial 12,53 17,61 6,17 16,49 22,56 8,98 7,43 11,32 2,51
Empresarial 14,40 20,70 6,54 20,86 29,34 10,35 6,12 9,71 1,58

Fuente: Elaboración propia sobre datos del ine


132 perfil de género bolivia

Cuadro 19
Distribución porcentual de la población femenina en la ocupación principal
por zona según sector de mercado. 2003

Sector de mercado Total Urbano Rural


Doméstico 5,46 8,85 1,07
Estatal 6,55 9,87 2,25
Familiar 75,28 61,95 92,60
Semiempresarial 6,17 8,98 2,51
Empresarial 6,54 10,35 1,58

Fuente: Elaboración propia sobre datos del ine

Cuadro 20
Número de ocupados por sexo e ingreso promedio según grupo
ocupacional en Unidades de Exportación. Septiembre 2004

Población ocupada Ingreso promedio


Grupo ocupacional
Hombres Mujeres Total (en ­Bolivianos)
Personal permanente 21.862 4.872 26.734 2.711
Directores y gerentes 818 168 986 14.940
Profesionales 1.366 544 1.910 6.769
Técnicos 1.974 455 2.429 3.355
Empleados de oficina 2.023 918 2.941 2.497
Obreros 11.306 2.105 12.411 1.651
Trabajadores no calificados 4.375 682 5.027 1.418
Personal eventual 3.925 1.665 5.590 914
Personal no remunerado 2.002 484 2.486
Total 27.796 7.014 34.810 2.400

Fuente: ine, Encuesta de Empleo a Empresas Exportadoras. 2005


Cuadro 21
Distribución de actividades por sexo

Condición de actividad Total % Hombres Mujeres


% %
PENT 1.822.039 26,6 921.574 27,8 900.465 25,5
Trabajo Mercantil remunerado 1.778.864 31,6 1.176.271 38,3 602.593 25,0
Trabajo mercantil no remunerado 170.660 1,5 63.120 1,5 107.540 1,5
Trabajo mercantil 478.597 4,5 233.180 5,5 245.417 3,6
Trabajo no mercantil 857.468 12,5 48.727 2,1 808.741 22,6
Estudiante 1.057.058 17,7 550.518 18,5 506.540 16,9
No trabaja 103.779 4,5 68.458 5,3 35.321 3,8
Sin especificar 24.444 1,1 13.369 1,0 11.075 1,2
Total 6.292.909 100,0 3.075.217 100,0 3.217.692 100,0

Fuente: Elaboración con información ine. CNPV 2001


anexo 2 133

Cuadro 22
Situación de la Fuerza de trabajo por Sexo. Censo 1976, 1992 y 2001

1976 1992 2001


Condición de Actividad
M H M H M H
Población Ocupada (PO) 321.271 1.104.296 956.317 1.475.170 1.215.873 1.780.183
Población Desocupada (PD) 5.984 37.264 11.993 49.992 34.708 101.049
Población Económicamente Inactiva (PEI) 1.318.802 411.550 1.364.328 703.494 1.792.900 1.706.155

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

Cuadro 23
Mercado de Trabajo: Ocupados por actividad económica, según sexo

Mujeres Hombres
Distribución % Distribución %
Actividad economica
de la población de la población
Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca 40 60
Explotación de minas y canteras** 10 90
Industria manufacturera* 38 62
Electricidad, gas y agua** 17 83
Construcción* 5 95
Comercio al por mayor y menor, reparaciones* 62 38
Transportes, almacenamiento y comunicaciones* 7 93
Est. Financieros, seguros, inmuebles y servicios a las empresas* 36 64
Servicios comunales, sociales, personales 71 29
Restaurantes y hoteles** 77 23
Servicios de la administración pública* 23 77
Educación, servicios sociales y de salud 57 43

Fuente: Ministerio de Educación (Sistema de información Educativa)


Instituto nacional de Estadística
*: Con error relativo mayor a 10% en algunos casos

Area pobreza
Cuadro 24
Evolución de la Pobreza por tipos
(En porcentaje)

Pobreza
Años Urbana Por nbi *
Por ingresos Urbana Rural Nacional
1976 85,5
1986 52
1989(*) 59
1990 58
1992 53,1 95,3 70,9
1993 52
1997 51
2001 39,0 90,8 58,6
Fuente: Elaboración propia con base en “Bolivia: Mapa de Pobreza 2001”; ine 2002, y EBRP citado en
“Informe de Desarrollo Humano en Bolivia. 2002”; PNUD 2002.
(*) Dato calculado por el Banco Mundial


134 perfil de género bolivia

Cuadro 25
Relación entre pobreza y sectores de actividad (1999)
(En porcentajes de hogares)

Sectores de actividad Participación en el PIB Hogares pobres urbanos Hogares pobres rurales
Agricultura tradicional 10,4 5,6 80,8
Manufacturas 16,4 20,0 2,3
Construcción 3,7 14,3 4,5
Comercio y transportes 19,2 28,3 3,1
Total 49,7 68,2 90,7

Fuente: Con base en PNUD, Informe de desarrollo humano en Bolivia 2002; con datos de MECOVI 1999

Cuadro 26
Bolivia: Recuento de la pobreza, 1989 – 2002 (%)

1989 1993 1997 1999 2000 2001 2002


Nacional n.d. n.d. 63,7 63,4 61,5 58,1 63,1
Indígenas n.d. n.d. 74,6 75,7 71,4 66,9 73,9
No indígenas n.d. n.d. 57,0 56,6 50,4 48,1 52,5
Urbanos n.d. n.d. 54,1 50,1 49,6 48,9 51,5
Indígenas n.d. n.d. 62,9 61,8 56,3 55,0 59,1
No indígenas n.d. n.d. 50,9 45,5 44,9 44,6 47,3
Rurales n.d. n.d. 78,2 80,3 84,8 75,0 82,8
Indígenas n.d. n.d. 82,7 86,8 87,6 78,9 86,3
No indígenas n.d. n.d. 72,4 75,0 76,2 63,5 73,6
Ciudades capitales 54.9 53.1 48,2 44,1 47,2 45,3 48,6
Indígenas 61.9 60.8 59,4 55,2 54,8 52,3 56,8
No indígenas 51.1 48.9 44,4 40,0 41,7 40,5 44,0

Fuentes: Encuesta Integrada de Hogares, Encuesta Nacional de Empleo, MECOVI (2002)


Cuadro 27
Bolivia: Cálculo de probabilidad para que una persona sea pobre (%)

Indígenas No Indígenas Total de la población


Hombres 73,3 54,2 63,4
Mujeres 74,5 50,8 62,7
Años de escolaridad
Ninguno 83,5 71,7 79,9
6 años 73,9 57,8 65,5
12 años 53,0 35,0 41,1
16 años 35,1 20,7 25,4
Empleado 73,9 44,9 63,0
Desempleado 70,2 48,2 56,5
Saludable 77,0 56,0 68,6
No saludable 73,0 51,9 61,9

Fuente: MECOVI (2002)


anexo 2 135

Area educacion
Cuadro 28
Diferenciales de género en educación

Indicador 2001
Total: 19,33%
Diferencial de Género en analfabetismo1 Urbana: 7,53%
Rural: 23,48%
Total: 2,53%
Inicial: 1,50%
Diferencial de Género en la tasa de cobertura bruta de matriculación2
Primaria: 2,11%
Secundaria: 5,71%
Total: (0,78)
Inicial: (0,39)
Diferencial de género en la tasa de abandono3
Primaria: (0,52)
Secundaria: (1,91)

Fuente: Elaboración propia, sobre datos ine.

Cuadro 29
Evolución lingüística por tipo de idioma hablados 1976 – 2001
(En porcentajes)

Censos
Tipo de idioma hablado 1976 1992 2001
0 o más años 0 o más años 0 o más años 5 o más años
Solo lengua nativa 20,4 11,5 12,3 11,8
Nativa y castellano 43,3 46,8 35,1 37,5
Castellano y extranjero 36,3 41,7 52,6 50,5
Total Bolivia 100 100 100 100

Fuente: Elaboración propia, sobre datos ine.

Cuadro 30
Bolivia: Diferencial de género en la tasa de cobertura bruta de matriculación(1),
según nivel de educación y departamento, 1997-2003
(En puntos porcentuales)

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003


Bolivia (4,40) (3,61) (3,10) (2,92) (2,35) (2,29) (2,09)
Chuquisaca (3,39) (4,10) (3,38) (3,79) (3,60) (3,62) (3,81)
La Paz (7,26) (5,97) (4,83) (4,25) (2,90) (2,81) (2,34)
Cochabamba (6,69) (5,78) (4,98) (4,79) (3,15) (2,82) (2,52)
Oruro (3,67) (1,65) (3,66) (3,24) (3,34) (3,53) (2,83)
Potosí (7,30) (7,02) (6,23) (6,02) (5,07) (5,15) (5,52)
Tarija 2,12 3,04 1,11 1,82 0,81 0,87 1,37
Santa Cruz 0,12 0,50 0,87 0,72 (0,60) (0,56) (0,78)
Beni (1,62) (0,93) (0,38) (0,85) (0,52) (0,69) 0,39
Pando (2,72) (2,51) (0,30) (2,46) (3,68) (4,37) (3,77)

Fuente: MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTES - SISTEMA DE INFORMACIÓN EDUCATIVA INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA
(1) Es la diferencia entre la Tasa de Cobertura Bruta de Matriculación correspondiente a mujeres y la correspondiente a hombres
Nota: Motivos de índole presupuestario impiden fortalecer y actualizar las estadísticas con enfoque de género.
136 perfil de género bolivia

Cuadro 31
Bolivia: Tasa de Analfabetismo de la población de 15 años y más de edad. Censo 2001

Brecha Indice
Descripción Hombres Mujeres Total
de Género de Simetría
BOLIVIA 6,94 19,35 13,28 12,41 0,36
URBANA 2,48 10,01 6,44 7,53 0,25
RURAL 14,42 37,91 25,77 23,49 0,38
Chuquisaca 18,38 34,79 26,97 16,41 0,53
Urbana 5,06 14,20 9,97 9,14 0,36
Rural 28,92 52,77 41,13 23,85 0,55
La Paz 4,85 17,56 11,39 12,71 0,28
Urbana 1,98 10,43 6,43 8,45 0,19
Rural 10,38 33,42 21,68 23,04 0,31
Cochabamba 7,42 21,16 14,53 13,74 0,35
Urbana 2,26 10,54 6,68 8,28 0,21
Rural 15,09 39,90 27,27 24,81 0,38
Oruro 3,58 17,29 10,61 13,71 0,21
Urbana 1,39 10,37 6,14 8,98 0,13
Rural 6,69 28,95 17,52 22,26 0,23
Potosí 16,36 39,97 28,42 24,61 0,38
Urbana 3,17 16,42 10,36 13,25 0,19
Rural 21,76 53,31 39,29 31,55 0,41
Tarija 7,91 20,09 14,10 12,18 0,39
Urbana 3,41 12,28 8,09 8,87 0,28
Rural 15,69 37,12 25,76 21,43 0,42
Santa Cruz 4,26 10,26 7,26 6,00 0,42
Urbana 2,55 7,48 5,11 4,93 0,34
Rural 9,36 22,36 14,90 13,00 0,42
Beni 6,18 11,86 8,88 5,68 0,52
Urbana 3,46 8,11 5,79 4,65 0,43
Rural 11,76 22,90 16,31 11,16 0,51
Pando 7,89 13,75 10,37 5,86 0,57
Urbana 1,91 5,25 3,46 3,34 036
Rural 11,82 21,38 15,54 9,56 0,55

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


anexo 2 137

Cuadro 32
Bolivia: Tasa de Asistencia de la población en edad escolar. Censo 2001

Brecha Indice
Descripcion Hombres Mujeres Total
de Género de Simetría
BOLIVIA 81,05 78,32 79,71 -2,73 1,03
URBANA 83,97 81,40 82,68 -2,57 1,03
RURAL 76,41 72,88 74,73 -3,53 1,05
Chuquisaca 75,34 71,47 73,42 -3,87 1,05
Urbana 82,21 78,71 80,42 -3,50 1,04
Rural 70,86 66,17 68,60 -4,69 1,07
La paz 85,25 81,21 83,25 -4,03 1,05
Urbana 85,67 82,54 84,10 -3,13 1,04
Rural 84,47 78,60 81,65 -5,88 1,07
Cochabamba 80,05 76,99 78,54 -3,06 1,04
Urbana 84,00 80,51 82,24 -3,49 1,04
Rural 74,84 71,78 73,38 -3,06 1,04
Oruro 84,68 81,92 83,33 -2,76 1,03
Urbana 85,71 84,51 85,12 -1,20 1,01
Rural 82,96 77,23 80,23 -5,73 1,07
Potosí 82,13 75,65 78,93 -6,48 1,09
Urbana 87,44 85,78 86,61 -1,66 1,02
Rural 79,15 69,81 74,57 -9,35 1,13
Tarija 74,50 75,33 74,91 0,83 0,99
Urbana 79,83 78,12 78,96 -1,71 1,02
Rural 66,37 70,32 68,22 3,95 0,94
Santa cruz 80,06 78,99 79,53 -1,07 1,01
Urbana 83,25 80,63 81,93 -2,62 1,03
Rural 70,72 73,23 71,88 2,51 0,97
Beni 77,07 78,01 77,52 0,95 0,99
Urbana 80,38 81,31 80,83 0,93 0,99
Rural 69,56 69,57 69,57 0,01 1,00
Pando 68,81 71,69 70,17 2,87 0,96
Urbana 71,22 77,57 74,33 6,35 0,92
Rural 67,31 67,58 67,44 0,27 1,00

Fuente: Instituto Nacional de Estadística


138 perfil de género bolivia

Area salud
Cuadro 33
Principales Normativas del MSD para la salud de las mujeres
1994-1997
Plan Vida: Plan Nacional para la Reduc- Seguro
Incluyó la SSR con servicios de planificación familiar y cáncer de cuello uterino. Planteó Orientaciones respecto al derecho de las mujeres a
ción Acelerada de la Mortalidad Materna, Materno
tomar decisiones sobre su sexualidad y maternidad. Inició el aseguramiento del binomio madre – niño.
Perinatal y del Niño Infantil
1997 –2002
Comprende SBS, la Medicina Familiar y Comunitaria, El Escudo Epidemiológico y los Programas prioritarios de salud, dentro de los cuales son
Plan Estratégico de Salud – PES mencionados el programa de Atención Integral a la Mujer y la Salud Sexual y Reproductiva y la Atención Integral al Adolescente. Reconoce
la importancia de reducir las disparidades en las condiciones y acceso a los servicios de salud.
Paquete ampliado de servicios básicos de salud la mujer.
Seguro Básico de Salud Con el SBS se avanza a la atención de las hemorragias del primer semestre del embarazo. Red de establecimientos de salud. En el área rural:
transporte de emergencias obstétricas y visitas a comunidades rurales sin servicios de salud.
El programa estableció como una de sus estrategias, técnico – normativas, el desarrollo y perfeccionamiento de la Normas de Atención y el
Programa Nacional de Atención Integral a la Salud de
mejoramiento de la calidad de los servicios integrales, entre otras. Estableció las Normas Nacionales, Reglas y Protocolos Clínicos para la
los/as Adolescentes.
Atención Integral a la Salud de Adolescentes.
Plantea mejorar la prestación de servicios, desarrollar acciones basadas en los principios de transversalidad, enfoque de género, equidad,
Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva
ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, derechos de usuarias y usuarios e interculturalidad, promoviendo la intersectorialidad
Escudo Epidemiológico Reducción de la morbimortalidad asociada a las enfermedades transmisibles: Prevención y tratamiento de Chagas, Malaria y tuberculosis.
Plan Nacional Concertado de Desarrollo Sostenible de
Que propuso avanzar en políticas a favor de la adolescencia y la juventud.
la Adolescencia y la Juventud
En esta Ley se avanzó en el régimen de prevención, protección y atención integral que el Estado y la sociedad deben garantizar a todo niño,
Código del Niño, Niña y Adolescente niña o adolescente con el fin de asegurarles un desarrollo físico, moral, mental, espiritual, emocional y social en condiciones de libertad,
respeto, dignidad, equidad y justicia.
Impulsa un proceso político y operativo que sea económicamente sustentable. La base es el SBS, los compromisos de gestión, el escudo
Reforma del Sector Salud
epidemiológico y la profundización del proceso de descentralización

Identifica establecimientos de salud para incorporar el componente de interculturalidad. Validación de protocolos de atención intercultural del
Programa EXTENSA, Componente
control prenatal, parto, puerperio y del recién nacido.
de Interculturalidad
En sus líneas de acción orientadas a la atención materna y neonatal de mujeres indígenas desde una perspectiva intercultural. Sus acciones
están programadas hasta el 2007.

2002-2008
Se implementa en todo el territorio nacional con carácter universal, integral y gratuito para otorgar las prestaciones de salud en los niveles
de atención del Sistema Nacional de Salud y del Sistema de Seguridad Social de corto plazo; a) las mujeres embarazadas desde el inicio de
su gestación hasta los meses posteriores al parto y b) los niños y niñas desde su nacimiento hasta los 5 años de edad. Las prestaciones
Seguro Materno Infantil – sumi
del Seguro Universal Materno Infantil, cuando corresponda, se adecuarán y ejecutarán mediante la medicina tradicional Boliviana donde los
usos y costumbres de los pueblos indígenas, originarios y campesinos de Bolivia, sea de elección (Ministerio de Salud y Deportes, sumi,
La Paz 2003: p.92)
Asume la responsabilidad de superar las inequidades y desigualdades provenientes de las relaciones de género, diversidad cultural y genera-
cional. Reducción de la mortalidad materna en un 40% para el año 2008 y en un 75% para el 2015. Incluye la anticoncepción, complicaciones
Programa Nacional de SSR 2004-2008
hemorrágicas de la primera mitad del embarazo, detección y tratamiento de lecciones premalignas de cáncer de cuello uterino, sífilis congénita,
vih – sida, prácticas saludables con relación a la SSR, sexualidad, embarazo en adolescentes, violencia sexual y de género.

Contribuir a mejorar las condiciones de vida y de salud de las mujeres. Dentro de sus líneas de acción se establecen: el fortalecimiento de la
capacidad resolutiva y la calidad de las redes de servicios de salud en salud materna y neonatal; fortalecer la integración de las redes sociales a
las redes de servicios, en la cual destaca la incorporación de las parteras tradicionales a los servicios públicos de salud, el desarrollo de clubes
Plan Nacional de Maternidad y Nacimientos Seguros
de embarazadas para el empoderamiento y el plan de nacimiento y parto, implantar casas de embarazadas para el alojamiento y referencia
(2004 – 2008)
oportuna en regiones alejada. Otra línea de acción es mejorar las competencias técnicas y habilidades clínicas y de salud, interpersonales,
interculturales y de género; movilización comunitaria y empoderamiento de familias, individuos y comunidades en torno a derechos y a la
salud materna y neonatal.
Comprende el acoso sexual, críticas al comportamiento sexual, comparación denigrante con otras personas y violación, obligación a tener
relaciones sexuales sin protección contra el embarazo y/o infecciones de transmisión sexual, aborto forzado, acusación falsa de actividades
sexuales con otras personas, sometimiento a ver películas o revistas pornográficas, exigencia de observar a la pareja mientras esta tiene
Plan de Violencia Sexual relaciones sexuales con otra persona, entre otras. Incluye el tráfico con fines sexuales, la explotación sexual comercial forzada en sus múltiples
formas. También puede incluir otras formas de agresión con carácter sexual. El sector ha concentrado sus esfuerzos principalmente en la
reparación de los daños físicos, tanto en servicios de emergencia como en los centros de primer nivel de atención y especializados. La prestación
de servicios no ha incorporado técnicas de anticoncepción de emergencia (AE), ni de prevención de infecciones de transmisión sexual.
Tiene como propósito contribuir al mejoramiento de la salud, particularmente de las mujeres mediante las consideraciones de equidad de género
que permitan cimentar la salud como un derecho. Estrategias y mecanismos de institucionalización para la participación efectiva de las mujeres
Plan Nacional de Salud y Equidad de Genero en el cuidado de la salud. Potenciar el conocimiento de la información y la toma de decisiones de las mujeres en el componente de salud sexual
y reproductiva. Desarrollar acciones de atención primaria en salud mental con énfasis en el abordaje de las diferentes formas de violencia.
Profundizar sistemas de información, investigación, capacitación de recursos humanos en análisis de las consideraciones de género
Asegura una oferta amplia y oportuna de métodos anticonceptivos, potenciando las decisiones informadas de las mujeres y brindando una
Plan Nacional de Anticoncepción
oportunidad del ejercicio de los derechos en cuanto al número deseado de hijos/as. Desarrolló las Normas Nacionales de Anticoncepción.
Promueve la participación de mujeres y hombres de la comunidad, con acciones de información y comunicación educativa para mejorar el
Plan Nacional de Control de Cáncer de Cuello Uterino seguimiento de las usuarias con CCU a través de la red social. Desarrolla e implementa un sistema de vigilancia epidemiológica del CCU, inclu-
yendo la vigilancia comunitaria y el control social efectuado por mujeres de la comunidad y por sus organizaciones civiles y comunitarias.
Enfatiza las actividades preventivo promocionales; sin embargo, también propone el fortalecimiento de la capacidad técnica del personal
de salud del primer nivel de atención, capacitándolo en atención integral del adolescente y en identificación de sus necesidades biológicas,
Plan Nacional Para la Salud y el Desarrollo Integral de psicológicas y sociales, procurando la participación activa de los/as propios/as adolescentes en pro de su auto cuidado y toma de decisiones.
los/as Adolescentes Para ello, se plantea entre otros:
Las adolescentes gestantes y puérperas reciben atención integral gratuita a través del sumi. No existe oferta de servicios subsidiados para
las adolescentes no gestantes.
Fuente: Elaboración propia
anexo 2 139

Cuadro 34
Principales Normativas del vmm para la Salud de las mujeres

1993-1997
Plan de Prevención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra
Este Plan culminó con la aprobación de la Ley contra la Violencia en la Familiar o Doméstica.
las Mujeres
1998-2003
Decreto para la Igualdad de Oportunidades entre Hombres y Mujeres.
Indica que la violencia intrafamiliar por razón de género es multidimensional y estructural por lo que las políti-
cas públicas deben asumir la integralidad multidisciplinaria y sistémica que requiere el conocimiento y control
del dispositivo de la dominación patriarcal dentro de la familia y por tanto dentro de las relaciones sociales.
Concibe la violencia como un obstáculo para el ejercicio de los derechos humanos y para el desarrollo.

En salud se estipula que se deben desarrollar servicios de salud preventiva integral para las mujeres, garan-
tizando calidad de atención y acceso equitativo en todas las fases de su ciclo vital, respetando su identidad
étnica y cultural, así como sus derechos sexuales y reproductivos. En las acciones se señalan:

• Constituir un mecanismo de coordinación entre el vaggf y el MSPS a nivel nacional, departamental y


municipal.
• Incorporar la dimensión de género en el sistema de vigilancia que asegure el cumplimiento de nor-
Plan Nacional de Equidad de Género, el Plan Nacional de Pre-
mas.
vención y Erradicación de la Violencia en Razón de Género y el
• Introducir mecanismos de control de calidad de atención y de seguimiento al SBS
Programa de Reducción de la Pobreza Relativa a la Mujer
• Apoyar el sistema participativo de vigilancia sobre calidad y acceso a los servicios de salud
• Profundizar el desarrollo de indicadores desagregados por sexo en los registros de cobertura de sa-
lud.

En el programa de SSR, Las acciones estarán encaminadas a:

• Desarrollar contenidos de género y metodologías específicas en conjunto con el sector para el desarrollo
de intervenciones educativas en la comunidad
• Apoyar iniciativas de prevención y tratamiento en torno a la SSR de los/as adolescentes.
• Generar una campañas en coordinación con el MSPS sobre derechos de las niñas, las mujeres y los
hombres en relación con la SSR
• Contribuir a la incorporación de una perspectiva de género en las políticas de formación de los recursos
humanos en el sistema publico de salud
2004 –2007

Enfatiza el desarrollo sin exclusiones y el compromiso ciudadano. Desarrollo de políticas públicas que
promuevan el potenciamiento de las mujeres en tanto sujetos.
Transversalización de las políticas públicas para promover el acceso y control de las mujeres a bienes y
servicios públicos.
Plan Quinquenal 2003-2007 “Mujer Ciudadana”
Desarrollo de un modelo de gestión descentralizado y participativo, eficiente y eficaz.
Se identifican como áreas estratégicas la participación política de las mujeres, la violencia intrafamiliar y
sexual, los derechos sexuales y reproductivos, la titularidad y la propiedad de las mujeres sobre la tierra, la
identificación, la educación, la salud y la vivienda.

Para el ámbito de salud, el Plan se inscribe en las prioridades del Sector establecidas por el MSD. Así en
forma conjunto se elaboró el Plan nacional de Equidad de Género en el que se contempla fortalecer la par-
ticipación de la mujer en los cuidados de su salud y en el ejercicio de los DSSR. Además el plan propone
favorecer a mujeres indígenas y originarias con mecanismos de prevención y servicios de atención de calidad
Plan Nacional de Políticas Públicas Para el Ejercicio Pleno del a la Violencia Intrafamiliar (VIF) y Violencia Sexual (VS) en razón de género en el marco de una normativa
Derecho de las Mujeres (2003-2007) eficiente y eficaz, a nivel nacional.
Mejorar y ampliar la cobertura de la oferta de servicios de atención y mecanismos de prevención de la VIF
y VS (SLIMS).
Operadores de salud atienden y reportan todos los casos de violencia intrafamiliar que llegan a los servicios
de salud.

Fuente: Elaboración propia


140 perfil de género bolivia

Cuadro 35
Bolivia: Población total por grupos funcionales de edad,
mujeres en edad fértil: (MEF), según Censo 2001

2001
Grupos Funcionales de Edad
N° %
Infantil (0 a 4 años) 1.087.557 13,14
En edad escolar (5 a 14 años) 2.110.517 25,51
En edad de trabajar (10 a 64 años) 5.690.378 69
En tercera edad (65 años o más) 412.643 5
Adolescentes o jóvenes (10 a 24 años) 2.680.492 32,39
MEF (15-49 años) 4.007.634 48,44

Fuente: Instituto nacional de Estadística. 2001


Cuadro 36
Uso de Métodos Anticonceptivos

endsa- 98 endsa- 03
Método Anticonceptivo
% %
Dispositivo Intrauterino 11 10
Inyectable trimestral 1 8
Esterilización femenina 6,5 6,5
Condón 2,6 3,9
Píldora 3,8 3,6
MELA nd 2,5
Espuma 0 0,2

Fuente: Elaboración propia con base a los datos de las endsa 1994 y 1998

Cuadro 37
Bolivia: Lugar de atención del último parto, 2002 (%)

Indígenas No Indígenas Total


En un hospital público 29,7 55,1 40,0
En un centro de salud 6,3 4,5 5,5
En un puesto de salud 3,7 2,7 3,3
En el Seguro Social 4,3 11,0 7,1
En una clínica privada 4,4 12,6 7,8
En la casa 51,4 12,7 35,6
0,3 1,3
En otro lugar 0,7

Fuente: MECOVI (2002)



anexo 2 141

Cuadro 38
Bolivia: Lugar de atención de la enfermedad, 2002 (%)

Indígenas No Indígenas Total


No consultó 24,7 20,1 22,8

Hospital público 13,1 17,3 14,9

Centro de salud 9,4 10,2 9,7

Puesto de salud 7,8 6,9 7,4

Caja de salud 8,5 11,3 9,7

Hospital privado 4,8 8,9 6,5

Médico 4,8 6,0 5,3

Farmacia 5,8 7,2 6,4

En el Hogar 45,2 30,9 39,3

Otro 0,6 1,2 0,9

Fuente: MECOVI (2002)

Cuadro 39
Bolivia: Cobertura del aseguramiento en salud, 2002 (%)

Indígenas No Indígenas Total


Aseguramiento público 10,1 14,4 12,3

Aseguramiento privado 1,6 5,0 3,3

Sin aseguramiento 87,9 79,9 83,9

Otro 0,3 0,7 0,5

Fuente: MECOVI (2002)

Area violencia
Cuadro 40
Las cifras de la violencia intrafamiliar

Tipos de violencia Varones Mujeres Total


Física 1 1.233 1.234
Sexual 11 501 512
Psicológica 10 12 22
Las tres a la vez 84 4937 5021
Intento de homicidio 6 31 37
Homicidio 58 29 87
Intento de Violación 38 22 60
Violación 29 281 310
Tortura 0 3 3
Abandono de embarazada 0 18 18
Prostitución forzada 0 0 0
Secuestro 0 0 0
Acoso sexual en el trabajo 0 2 2
Acoso sexual en la escuela 0 0 0
Acoso sexual en servicios en salud 0 0 0
Incesto 0 1 1
Total general 237 7070 7307

Fuente: PNUD 1999


142 perfil de género bolivia

Cuadro 41
Violencia por Tipo de las víctimas según ocupaciones
(en porcentajes)

Las 3 Intento de
Categoria Violencia Homicidio Tortura Acoso
anteriores Violación
Fisi Sex Psicológica H M H M H H M M
M M H M
Ama de casa 35,8 57,5 55,5 55,6 1,8 13,3
Estudiante 1,7 7,1 13,3 4,3 4,8 1,2 0,0 10,0 28,6 6,7
Obrero/a 4,4 35,7 80,0 11,2 1,4 51,8 22,2 73,7 30,0 8,0
Empleado/a 1,7 14,0 33,8 7,7 2,4 15,8 50,0 0,9
Trabajadora del hogar 43,6 14,3 11,2 0,9 17,0
Trabajador independiente 1,0 42,9 6,7 1,0 64,8 19,9 10,0 9,8 80,0
Profesional independiente 1,7 0,2 0,3 22,4 10,5 2,7
Patrón/a 10,1 0,5 10,7 22,2 1,8
Familiar
No remunerado 0,2 29,5
Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100
Fuente: PNUD 1999

Area derechos humanos


Cuadro 42
Tratados Internacionales específicos sobre los Derechos Humanos de las Mujeres

Ratificada
Convención Interamericana sobre Concesión de los Derechos Civiles a 17 de septiembre
02/05/48 Ley N° 2012
la Mujer de 1999
Vinculante
20/12/52 31/03/53
Convención Interamericana sobre concesión de los Derechos Políticos 7 de julio 17 de Septiem-
10 de marzo de vinculante
de la Mujer. de 1954 bre de 1999
1980 Ley N° 2011
11 de agosto 20/02/57 17 de septiembre
Convención sobre la nacionalidad de la mujer casada 29/1/57
de 1958 Ley N° 2010 de 1999
17 de septiembre
Concesión de los Derechos Civiles a la Mujer 02/05/48 Ley N° 2012
de 1999

Declaración sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer 1969 ratificada

8/6/90
30 de Enero de
Vinculante
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación 3 de septiembre 1982
181/12/79 DS 18777
contra la Mujer. Nueva York. EEUU. cedaw de 1981
7 de septiembre
Ley 1100
de 1989
27/09/2000 20 de Junio de
Protocolo Facultativo cedaw 10/12/99
Ley No.2103 2000
vinculante 18 de Octubre de
Ley 1559 1994
Convención interamericana para Prevenir y erradicar la violencia contra
la mujer 09/06/1994 14/07/1994
Belem Do Pará Ley 1674
15 de diciembre
DS 25087
de 1995
(reglamentación)
anexo 2 143

Cuadro No. 43
Derechos Humanos de las Mujeres Normativa Nacional e Internacional
(Actualizada hasta 2005)

Gestión Ley Qué derecho promueve


La mujer en periodo de gestación no puede ser retirada de su puesto de trabajo, hasta un año de
1988
Ley 975 nacimiento del/a hijo/a. Durante la gestación, el empleador brinda un ambiente adecuado para realizar
sus actividades sin afectar su nivel salarial ni su ubicación laboral.
Promueve la participación de mujeres y hombres en la formulación, control y seguimiento de los
1994 La Ley de Participación Popular
planes de desarrollo municipales.
Considerada la carta de derechos humanos de la mujer, es un instrumento jurídico internacional.
18 diciembre, la ONU adoptó la
Entra en vigor el 3 de septiembre de 1981.Define “discriminación contra la mujer” como todo: toda
Convención Interamericana para
distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga como objeto menoscabar o anular el
1979 Prevenir, Sancionar y Erradicar
reconocimiento, goce, ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de
la Violencia en contra de la Mujer
igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas
cedaw
política, económica, social y cultural y civil y cualquier otra esfera” cedaw (1982-2005)
Ratificada por Bolivia mediante
Ley Nº 1100 de 15 de septiembre Permite que las mujeres bolivianas puedan exigir que los principios a estipulados en esta convención
1989 de 1989 y su Protocolo Facultativo se cumplan y el Estado impulse acciones para equidad y la igualdad entre los géneros en todos los
mediante Ley 2103 de 20 de junio ámbitos de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales.
del 2000
Reconoce explícitamente a las mujeres como ciudadanas al declarar igualdad jurídica de las personas,
1994 Constitución Política del Estado
sin distinción de raza, sexo, idioma, religión y opinión.
Se inicia en el país un proceso de transformación del sistema Escolar con medidas en los ámbitos
pedagógico-cunicular, administrativo y financiero; constituyéndose en una de las experiencias de mayor
continuidad de políticas sociales en Bolivia. Bajo la consigna “igualdad de oportunidades” se articula
la interculturalidad y la equidad de género. Es intercultural y bilingüe porque asume la heterogeneidad
Ley de Reforma Educativa
1994 socio-cultural del país en un ambiente de respeto entre todos los bolivianos, hombres y mujeres.
Los principales programas que impulsa son el pre (Programa de Reforma Educativa) del Ministerio de
Educación y el Programa de Permanencia de Niñas en la Escuela (PPNE) del Viceministerio de la Mujer.
Ambos programas pretenden por un lado, lograr una educación de calidad igualitaria para hombres y
mujeres y por otro generar posibilidades de mayor acceso y permanencia de las niñas en la escuela.
144 perfil de género bolivia

Cuadro 44
Legislación Nacional

Numero Fecha
Nombre
Ley Ds de promulgacion

Constitución política del estado


Reconoce y promueve de manera específica el derecho de la mujer a integrarse y ser parte activa en el proceso
Ley 1551 Ley de participación popular 20/04/94
de participación popular. Art.1, Art.8,Art,10
Art.2.”Las organizaciones territoriales de base deberán incorporar en la conformación de sus directivas a las
Ds 23858 Reglamento de las organizaciones territoriales de base
mujeres en igualdad de oportunidades y funciones que los hombres”
Incorpora criterios de igualdad de derechos de hombres y mujeres en la educación boliviana; igualdad de
Ley 1565 Ley de reforma educativa 07/07/94
acceso, oportunidades y logros educativos.
Ley 1674 Ley contra la violencia en la familia o doméstica 15/12/95 Legisla y sanciona la violencia física, sexual y psicológica dentro de la familia
Establece la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en cuanto a la distribución, administración, tenencia
Ley 1715 Ley del instituto nacional de reforma agraria 18/10/96
y aprovechamiento de la tierra.
Ley 1732 Ley de capitalización individual o ley de pensiones 22/11/96
Ley 1760 Ley de abreviación procesal civil y de asistencia familiar 28/02/97 Acorta y agiliza los procesos de asistencia familiar.
Incorpora demandas de los movimientos de mujeres, y suprime el término mujer honesta, haciendo punibles
Ley 1768 Ley de modificación al código penal 10 /03/97
los delitos cometidos contra niños y mujeres.
Ley 1788 Ley de reforma al poder ejecutivo 06/09/97 Formular políticas de igualdad desde la perspectiva de género en el marco jurídico e institucional del estado.
Decreto supremo para la igualdad de oportunidades entre Garantiza la igualdad jurídica entre hombres y mujeres en los ámbitos político, social, y cultural e incorpora la
Ds 24864 10/09/97
hombres y mujeres transversalidad de género en las políticas públicas.
Ley 1779 Ley de reforma y complementación al régimen electoral 19 De marzo de 1997 Establece las cuotas de participación de las mujeres a la política
Crea el viceministerio de asuntos de género, generacionales y familia (vaggf), cambio de jerarquía y de nombre
de la anterior subsecretaria de género (sag) creada en 1994. Dispone medidas para la institucionalización de
16 De septiembre de
Ley 1788 Ley de reforma del poder ejecutivo la perspectiva de género en los proyectos de desarrollo: sistematización y uso de la información sobre la
1997
mujer; reformas legales; favorecer cambios socioculturales y posibilitar el acceso a las mujeres a servicios para
potenciar su participación en la toma de decisiones.
Establece la responsabilidad de estado de garantizar la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en los
Decreto para al igualdad de oportunidades entre oportu-
Ds 24864 10 De octubre de 1997 ámbitos político, económico, social y cultural y la incorporación de la transversal de género en las políticas
nidades entre hombres y mujeres
públicas.
Establece el derecho de postulación de hombres y mujeres en igualdad de oportunidades y otorga atribucio-
17 De diciembre de nes para investigar y denunciar de oficio violaciones de los derechos humanos, de las garantías y derechos
Ley 1818 Ley de defensor del pueblo
1997 individuales o colectivos contemplados en la cpe; y promover y recomendar en sus actuaciones la observancia
de las normativa internacional sobre los derechos humanos de las mujeres.
Ds 25055 Norma complementaria al ds 24855 23 De mayo de 1998 Establece las funciones específicas del viceministerio de asuntos de género, generacionales y familia
Ley 1864 Ley de propiedad y crédito popular 15/06/98 Art. 22 Y 23
El código fija en un mínimo de 30% la cuota de participación de las mujeres en el parlamento y en los concejos,
Ley 1984 Código electoral 25/06/99 de manera alternada.
Art.8,Art.112 Inc.1B y c, 2a, b y c.
Ley de reformas y complementación al régimen
Art.5 Inc. B, c y d
electoral
Promueve la participación de la mujer en las directivas partidarias y en las listas de candidaturas a representación
Ley 1983 Ley de partidos políticos 25/06/99
parlamentaria y municipal en el marco de la igualdad de oportunidades. Art.19, 1 Y 4; art.28 P.7
L e y Decreto supremo de reglamentación de la ley 1674 contra
1998 Reglamenta la ley 1674
25087 la violencia en la familia o doméstica
Los municipios constituyen las instancias encargadas de velar por la transversalización de género en el gobierno
Ley 2028 Ley de municipalidades (art.8 Inc.14, 19 Y 22). 1999
municipal y por el establecimiento de los servicios legales integrales en todos los municipios del país.
Ley de protección a víctimas de delitos contra la libertad Tipifica y agrava las penas contra los delitos sexuales. Establece medidas de atención, protección, orientación
Ley 2033 1999
sexual. y apoyo a las víctimas de delito contra la libertad sexual.
Protege los intereses generacionales de niños, niñas y adolescentes.
Los artículos específicos dirigidos a las mujeres:
Ley 2023 Código niño, niña y adolescente 1999
• At.15: Protección a la maternidad
• Art. 17: Lactancia materna
Incorpora parcialmente los tres principios de equidad e igualdad de género en la carta magna del país:
Ley de necesidad de reformas a la constitución política • Igualdad jurídica
Ley 2001
del estado • Obligatoriedad de sancionar la discriminación contra la mujer.
• Reconocimiento de los derechos específicos.
Ley 2175 Ley orgánica del ministerio público 13/02/01 Regula la organización, funcionamiento y atribuciones del ministerio público
Ley para prevenir y sancionar la trata de personas espe-
Ley 2273 22/11/01 Protocolo para prevenir y sancionar la trata de personas especialmente mujeres y niños
cialmente mujeres y niños
Resolución biministerial de los ministerios de hacienda y
Pone en vigencia el decreto ley 13214 de 24 de diciembre de 1975, que otorga a las maestras el beneficio del
educación sobre el subsidio de maternidad a las maestras 01/03/02
subsidio de maternidad.
de la educación pública
Modifica el seguro materno infantil, disminuyendo prestaciones de salud sexual de las mujeres y concentrán-
Ley 2426 Ley del seguro universal materno infantil (sumi) 21/11/02
dose en la maternidad.
Establece los derechos laborales de los y las trabajadores/as asalariadas del hogar respecto a contratos, jornada
2450 Ley de regulación del trabajo asalariado del hogar 6/04/03 laboral, beneficios sociales, remuneración, edad de trabajo, días de descanso, vacaciones, obligaciones del
empleador y del/a empleada, afiliación a la caja nacional de salud y otros
Considera pro primera vez el acoso sexual como un delito civil. Con ello, los casos de acoso sexual se encuentran
Nuevo código de procesamiento penal
bajo la aplicación de la ley.
Código civil Art.1,Art.2.Art.3,Art.4,Art.5, Art.9, Art.11,Art.12,Art.22,Art.23
Código de familia Art.96, Art.96, Art.101
anexo 2 145

Código Penal
Cumplimiento e ejecución de penas

Las penas de privación de libertad impuestas a mujeres, se cumplirán en establecimientos especiales o bien en otras dependencias de las penitenciarías,
Art.53
pero siempre separadas de los varones.
Las mujeres, los menores de veintiún años y los enfermos (que cumplen penas), no podrán ser destinados sino a trabajos dentro del establecimiento
Art.56
y de acuerdo a su capacidad.
Cuando la pena privativa de libertad recayere en una persona gravemente enferma, o en una mujer embarazada o con hijo menor de seis meses, el
Art.57
juez podrá diferir su ejecución.
Cuando la pena no excediere de seis meses, podrán ser detenidas en sus propias casas las mujeres de buenos antecedentes y las personas mayores
Art.58
de sesenta años o valetudinarias
Delitos contra los deberes de asistencia familiar
El que sin justa causa no cumpliere las obligaciones de sustento, habitación, vestido, educación y asistencia inherente a la autoridad de los padres,
Art.248 tutela o condición de cónyuge o conviviente, o abandonare el domicilio familiar o se substrajere al cumplimiento de las indicadas obligaciones, será
sancionado con reclusión de seis meses a dos años o multa de cien a cuatrocientos días.
El que fuera de matrimonio hubiere embarazado a una mujer y la abandonare sin prestarle la asistencia necesaria, será sancionado con reclusión de
seis meses a tres años.
Art.250
La pena será de privación de libertad de uno a cinco años, si a consecuencia del abandono la mujer cometiere un delito de aborto, infanticidio, expo-
sición o abandono del recién nacido, o se suicidare.
El que causare la muerte de un feto en el seno materno o provocare su expulsión prematura, será sancionado:
1) Con privación de libertad de dos a seis años, si el aborto fuere practicado sin el consentimiento de la mujer o si ésta fuere menor de diez y seis años.
2) Con privación de libertad de uno a tres años, si fuere practicado con el consentimiento de la mujer.
Art.263
3) Con reclusión de uno a tres años, a la mujer que hubiere prestado su consentimiento.
La tentativa de la mujer, no es punible.
Cuando el aborto con el consentimiento de la mujer fuere seguido de lesión, la pena será de privación de libertad de uno a cuatro años; y si sobreviniere
la muerte, la sanción será agravada en una mitad.
Art.264
Cuando del aborto no consentido resultare una lesión, se impondrá al autor la pena de privación de libertad de uno a siete años; sí ocurriere la muerte,
se aplicará la de privación de libertad de dos a nueve años.
Si el delito fuere cometido para salvar el honor de la mujer, sea por ella misma o por terceros, con consentimiento de aquella, se impondrá reclusión
Art.265
de seis meses a dos años, agravándose la sanción en un tercio, si sobreviniere la muerte.
Cuando el aborto hubiere sido consecuencia de un delito de violación, rapto no seguido de matrimonio, estupro o incesto, no se aplicará sanción
alguna, siempre que la acción penal hubiere sido iniciada.
Art.266
Tampoco será punible si el aborto hubiere sido practicado con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no podía
ser evitado por otros medios.
Art.268 El que por culpa causare un aborto, incurrirá en prestación de trabajo hasta un año.
Art.269 El que se dedicare habitualmente a la práctica de aborto, incurrirá en privación de libertad de uno a seis años.
La madre que abandonare al hijo recién nacido para salvar su honor, será sancionada con reclusión de un mes a un año. Si del hecho derivare la muerte
Art.279
o lesión grave, la pena será aumentada hasta tres o dos años respectivamente
El que de cualquier manera privare a otro de su libertad personal, incurrirá en reclusión de seis meses a dos años y multa de treinta a cien días.
La sanción será agravada en un tercio, cuando el hecho fuere cometido:
Art.292 1) Por un funcionario público, con abuso de su autoridad.
2) Sobre un ascendiente, descendiente o cónyuge.
3) Si la privación de libertad excediere de cuarenta y ocho horas.
El que mediante amenazas graves alarmare o amedrentare a una persona, será sancionado con prestación de trabajo de un mes a un año v multa
Art.293 hasta de sesenta días.
La pena será de reclusión de tres a diez y ocho meses, si la amenaza hubiere sido hecha con arma o por tres o más personas reunidas.
El que con violencia o amenazas graves obligare a otro a hacer, no hacer o tolerar algo a que no está obligado, incurrirá en reclusión de seis meses
Art.294 a dos años.
La sanción será de reclusión de uno a cuatro años, si para el hecho se hubiere usado armas.
El que tuviere acceso carnal con persona de uno u otro sexo, incurrirá en privación de libertad de cuatro a diez años, en los casos siguientes:
1) Si se hubiere empleado violencia física o intimidación.
Art.308 2) Si la persona ofendida fuere una enajenada mental o estuviere incapacitada, por cualquier otra causa, para resistir.
Si la violación fuere a persona menor que no ha llegado a la edad de la pubertad, el hecho se sancionará con la pena de diez a veinte años de presidio;
y si como consecuencia del hecho se produjere la muerte de la víctima, se aplicará la pena correspondiente al asesinato.
El que mediante seducción o engaño tuviere acceso carnal con mujer honesta que hubiere llegado a la pubertad y fuere menor de diez y siete años,
Art.309
incurrirá en la pena de privación de libertad de dos a seis años.
La pena será agravada en los casos de los delitos anteriores, con un tercio:
1) Si resultare un grave daño en la salud de la víctima.
2) Si el autor fuere ascendiente, descendiente, hermano, medio hermano, adoptante o encargado de la educación o custodia de aquella.
Art.310
3) Si en la ejecución del hecho hubieren concurrido dos o más personas.
Si se produjere la muerte de la persona ofendida, la pena será de presidio de diez a veinte años en caso de violación y de presidio de cuatro a diez
años, en caso de estupro.
El que tuviere acceso carnal con una mujer honesta por medio de engaño o error acerca de la persona, incurrirá en privación de libertad de seis meses
Art.311
a dos años.
El que en las mismas circunstancias y por los medios señalados en el artículo 308 realizare actos libidinosos no constitutivos del acceso carnal, será
Art.312 sancionado con privación de libertad de uno a tres años.
La pena será agravada en una mitad, si concurrieren las circunstancias del articulo 310, 311 y 312
146 perfil de género bolivia

Rapto
El que con el mismo fin del artículo anterior raptare una mujer honesta que hubiere llegado a la pubertad y fuere menor de diez y siete años, con su
Art.314
consentimiento, será sancionado con reclusión de seis meses a dos años.
El que con violencias, amenazas o engaños substrajere o retuviere a una persona con el fin de contraer matrimonio, será sancionado con reclusión
Art.315
de tres a diez y ocho meses.
Las penas serán atenuadas en una mitad, si el culpable hubiere devuelto espontáneamente la libertad a la persona raptada o la hubiere colocado en
Art.316
lugar seguro, a disposición de su familia.
No habrá lugar a sanción cuando los reos, en los casos respectivos, no teniendo impedimento alguno, contrajeren matrimonio con las ofendidas,
Art.317
antes de que la sentencia cause ejecutoria.

Cuadro 45
Convenios de la oit y su ratificación por el estado boliviano

Ratificación
Convenios
Instrumento Fecha
Convenio 3 Ley N° 2120
29/10/1919 11 de Septiembre de 2000
Convenio Relativo al Empleo de las mujeres Antes y Después del Parto vinculante
Convenio 4 Ley N° 2120
29/10/1919 11 de Septiembre de 2000
Convenio Relativo al Trabajo Nocturno de las mujeres vinculante
Convenio 41 Ley N° 2120
4/6/1934 11 de Septiembre de 2000
Convenio relativo al Trabajo Nocturno de las mujeres (revisado en 19349 vinculante
Convenio 45 Ley N° 2120
4/6/1935 11 de Septiembre de 2000
Convenio Relativo al empleo de las Mujeres en los Trabajo subterráneos de toda clase de Minas vinculante
Convenio 88
1948 Ley 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre el servicio el empleo
Convenio 89 Ley N° 2120
17/6/1948 11 de Septiembre de 2000
Convenio Relativo al Trabajo nocturno de las mujeres empleadas en la industria (revisado en 1948) vinculante
Protocolo de 1990
6/6/1990
Relativo al Convenio (revisado) sobre el trabajo nocturno (mujeres) 1948
Convenio 95
1949 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre la protección del salario
Convenio 100
Convenio Relativo a al igualdad de Remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina 6/6/1951 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
por un trabajo de igual valor
Convenio 102
1952 Ley 2120 11 de septiembre de 2000
Sobre la seguridad Social
Convenio 103 Ley N° 2120
4/*6/1952 11 de Septiembre de 2000
Convenio Relativo a la protección de la Maternidad (revisado en 1952) vinculante
Convenio 111 Ley N° 2120
5/6/1958 11 de Septiembre de 2000
Relativo a la Discriminación en materia de empleo y ocupación vinculante
Convenio 117
1962 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre la Política Social
Convenio 118 1962 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Convenio 121
1964 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre las prestaciones en caso de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales
Convenio 122 Ley N° 2120
7/6/1964 11 de Septiembre de 2000
Convenio sobre la Política de Empleo vinculante
Convenio 124
1965 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre el examen médico de los menores en trabajo subterráneo
Convenio 127
7/6/1967
Convenio sobre el peso máximo
Convenio 128
1967 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre prestaciones de invalidez, vejez y sobrevivientes
Convenio 130
1969 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre asistencia médica y prestaciones monetarias de enfermedades
Convenio 131
1970 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Sobre la fijación de salarios mínimos
Convenio 136
2/6/1971 Ley N° 2120 11 de Septiembre de 2000
Convenio sobre el Benceno
Convenio 156
3/6/1981 vinculante
Convenio sobre los trabajadores con responsabilidades familiares
Convenio 169
7/6/89 ratificado
Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales
Convenio 171
6/6/1990 vinculante
Convenio sobre el trabajo nocturno.
Convenio 182 sobre la Prohibición de la peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su aplicación Ley 2428 ratificado 28 de noviembre del 2002
Convenio 183
30/5/2000
Convenio sobre la protección de la maternidad
anexo 2 147

Cuadro 46
Bolivia: Población de 15 y mas años de edad por sexo según auto identificación con pueblos indígenas y área, censo 2001

Pueblos
Urbano o rural Sexo Sexo Sexo
indígenas
  H M Total H M Total H M Total
QUECHUA 368.914 422.768 791.682 46,60% 53,40% 100,00% 14,85% 16,31% 15,60%
AYMARA 371.025 391.210 762.235 48,68% 51,32% 100,00% 14,94% 15,09% 15,02%
GUARANI 21.863 21.213 43.076 50,75% 49,25% 100,00% 0,88% 0,82% 0,85%
AREA URBANA CHIQUITANO 38.846 38.010 76.856 50,54% 49,46% 100,00% 1,56% 1,47% 1,51%
MOJEÑO 16.945 15.750 32.695 51,83% 48,17% 100,00% 0,68% 0,61% 0,64%
OTRO NATIVO 21.921 20.012 41.933 52,28% 47,72% 100,00% 0,88% 0,77% 0,83%
NINGUNO 715.299 813.823 1.529.122 46,78% 53,22% 100,00% 28,80% 31,39% 30,12%
Total 1.554.813 1.722.786 3.277.599 47,44% 52,56% 100,00% 62,61% 66,44% 64,57%
  H M Total H M Total H M Total
QUECHUA 381.967 384.040 766.007 49,86% 50,14% 100,00% 15,38% 14,81% 15,09%
AYMARA 263.197 253.195 516.392 50,97% 49,03% 100,00% 10,60% 9,77% 10,17%
GUARANI 19.043 16.319 35.362 53,85% 46,15% 100,00% 0,77% 0,63% 0,70%
AREA RURAL CHIQUITANO 20.403 15.012 35.415 57,61% 42,39% 100,00% 0,82% 0,58% 0,70%
MOJEÑO 6.464 4.164 10.628 60,82% 39,18% 100,00% 0,26% 0,16% 0,21%
OTRO NATIVO 18.902 14.592 33.494 56,43% 43,57% 100,00% 0,76% 0,56% 0,66%
NINGUNO 218.650 182.704 401.354 54,48% 45,52% 100,00% 8,80% 7,05% 7,91%
Total 928.626 870.026 1.798.652 51,63% 48,37% 100,00% 37,39% 33,56% 35,43%
  H M Total H M Total H M Total
QUECHUA 750.881 806.808 1.557.689 48,20% 51,80% 100,00% 30,24% 31,12% 30,69%
AYMARA 634.222 644.405 1.278.627 49,60% 50,40% 100,00% 25,54% 24,85% 25,19%
GUARANI 40.906 37.532 78.438 52,15% 47,85% 100,00% 1,65% 1,45% 1,55%
Total CHIQUITANO 59.249 53.022 112.271 52,77% 47,23% 100,00% 2,39% 2,04% 2,21%
MOJEÑO 23.409 19.914 43.323 54,03% 45,97% 100,00% 0,94% 0,77% 0,85%
OTRO NATIVO 40.823 34.604 75.427 54,12% 45,88% 100,00% 1,64% 1,33% 1,49%
NINGUNO 933.949 996.527 1.930.476 48,38% 51,62% 100,00% 37,61% 38,43% 38,03%
Total 2.483.439 2.592.812 5.076.251 48,92% 51,08% 100,00% 100,00% 100,00% 100,00%

Fuente: Elaboración propia con base a ine CNPV 2001


148 perfil de género bolivia

Area poder y participación política


Cuadro 47
Representantes Nacionales Electas entre 1956 y 2005

Legislatura Diputadas Suplentes Senadoras Suplentes


1956 – 1958 (*) 1 1 -- --
1958 – 1960 -- 1 -- --
1960 – 1962 -- 2 -- --
1962 – 1964 2 4 -- --
1964 (**) 3 2 -- --
1966- 1967 (***) 1 1 -- --
1979 1 2 -- --
1982 – 1985 1 3 -- 2
1985 – 1989 4 7 -- 3
1989 – 1993 11 13 2 2
1993 – 1997 11 19 1 1
1997 – 2002 13 28 4 6
2002 – 2007(****) 24 28 4 6
2005 – 2010 19 37 1 10
Totales 91 148 9 32
Fuente: Elaboración propia sobre la base de información del Archivo del Congreso
de la república, CNE. Citado en Ardaya,2001.
(*) Renovación bianual del Congreso
(**) Congreso interrumpido por el Golpe de estado del 4 de Noviembre de 1964
(***) Congreso interrumpido en 1969. Se elegían 79 diputados
(****) Adelanto de elecciones el 2005

Cuadro 48
Concejalas Titulares Electas por Departamento. 1993 - 2004

Departamento 1993 1995 1999 2004


Total 231 135 248 337
Chuquisaca 29 11 30 19
La Paz 39 22 47 63
Cochabamba 22 16 28 46
Santa Cruz 47 35 49 57
Oruro 16 9 22 39
Potosí 21 16 24 43
Tarija 21 7 14 16
Beni 29 13 30 37
Pando 7 6 19 17

Fuente: acobol. 2005


anexo 2 149

Cuadro 49
Candidatas por Organizaciones Políticas
Elecciones municipales. 2004

Partidos Políticos Agrupaciones Ciudadanas Pueblos Indígenas Total


Departamento
hombres mujeres total Hombres Mujeres Total hombres mujeres total hombres mujeres total
Chuquisaca 598 299 897 71 51 122 7 3 10 676 353 1.029
La Paz 1.953 1046 2999 388 308 696 74 59 133 2.415 1.413 3.828
Cochabamba 948 433 1.381 396 256 652 8 4 12 1352 693 2.045
Oruro 415 208 623 108 81 189 53 38 91 576 327 903
Potosí 720 333 1.053 125 80 205 56 39 95 901 452 1.353
Tarija 294 166 460 75 66 141 8 6 14 377 238 615
Santa Cruz 1.202 660 1.862 291 186 477 44 29 73 1.537 875 2.412
Beni 317 198 515 55 40 95 41 34 75 413 272 685
Pando 246 110 356 92 64 156 2 1 3 340 175 515
Total Bolivia 6.693 3.453 10.146 1.601 1.132 2.733 293 213 506 8.587 4.798 13.385

Fuente: cidem. Sistema de Información para al Vigilancia Ciudadana desde una Perspectiva de Género. Participación y Representación de las mujeres
en las elecciones Municipales. 2004. 2005. Año.4, No.4. La Paz.

Cuadro 50
Concejales y Concejalas Titulares y Suplentes Electos/as
según Departamento elecciones municipales. 2004

Concejalas Titulares Concejalas Suplentes


Departamento Sin Sin
Hombres mujeres Total Hombres mujeres Total
identificar identificar
Chuquisaca 129 19 2 150 38 110 2 150
La Paz 360 63 5 428 93 326 9 428
Cochabamba 222 46 3 271 81 186 4 271
Oruro 134 39 8 181 55 118 8 181
Potosí 166 43 3 212 62 143 7 212
Tarija 53 16 0 69 17 52 0 69
Santa Cruz 251 57 2 310 84 225 1 310
Beni 74 37 0 11 44 67 0 111
Pando 64 17 0 81 19 62 0 81
Total Bolivia 1.453 337 23 1.813 493 1.289 31 1.813

Fuente: cidem. Sistema de Información para al Vigilancia Ciudadana desde una Perspectiva de Género. Participación y Representación de las mujeres
en las elecciones Municipales. 2004. 2005. Año.4, No.4. La Paz.

Cuadro 51
Organización política

Organización Política Concejales/as Titulares


Mujeres Hombres Sin identificar Total
Partidos Políticos 233 1.138 15 1.386
Agrupaciones ciudadanas 75 240 3 318
Pueblos indígenas 29 75 0 104
Sin datos 0 0 5 5
Bolivia 337 1453 23 1.813

Fuente: cidem. Sistema de Información para al Vigilancia Ciudadana desde una Perspectiva de Género.
Participación y Representación de las mujeres en las elecciones Municipales. 2004. 2005. Año.4, No.4. La Paz
150 perfil de género bolivia

Cuadro 52
Alcaldesas Electas por Mayoría Absoluta

Nombre Departamento Provincia Municipio


Sonia Lourdes Guthrie (MNR) Santa Cruz Cordillera Cuevo
Eliana Sánchez Navarro (MIP) La Paz Pacajes Nazacara
Juana Quispe (MAS) Cochabamba Carrasco Chimoré
Sabina Fernandez Liva (MAS) Potosí Saavedra Tacobamba
Alcaldesas electas en concejo municipal
Carmen Lorena Bernal (MBL) Potosí Tupiza
Norma Mendoza Sardinas de Rojas (AC-AAQQ) Potosí Cotagaita
Laura Soto León (MNR) Beni Loreto
Janeth Carballo Dábalos (MSM) Chuquisca Villa Vaca
Lenny Ribera Leigue (MNR) Beni San Ramón
Petronila Penacho (MIR) Santa Cruz Pailón
Margarita Vaca Diez Cevallos (MIR) Santa Cruz Roboré
Dolly Campos de Catalá (ADN) Santa Cruz Gral. Saavedra
Aydee Nava Andrade 8MBL) Chuquisaca Sucre
Tania Gutierrez (MBL) Santa Cruz Moro Moro
Dorian Pedraza Villarroel (ADN) Santa Cruz San Rafael

Fuente: Elaborado sobre información de cidem. Sistema de Información para al Vigilancia Ciudadana desde una Perspectiva
de Género. Participación y Representación de las mujeres en las elecciones Municipales. 2004. 2005. Año.4, No.4. La Paz.

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