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Crear un diccionario de emociones propio

Esta actividad se puede realizar a partir de los 2 años en adelante, pudiendo


adaptarlo para niños y niñas de preescolar o de primaria.

Objetivo de la actividad:
Consiste en coger unas cuantas fotografías con personas con niños y niñas o
con personajes expresando una emoción determinada, donde los niños y niñas
deben identificar esa emoción determinada y clasificar las imágenes.

Las fotografías resulta interesante buscarlas con los niños/as en revistas y


periódicos.

Para los más pequeños podemos empezar con dos o tres emociones básicas
(alegría, tristeza, enfado, miedo, amor o asco) e ir ampliando progresivamente
a otras emociones más complejas.

Leer cuentos de emociones

Los cuentos: Las historias de los cuentos ofrecen a los niños y niñas un marco
de entrenamiento emocional. Los libros pueden ser grandes aliados en la
educación emocional de los niños y niñas.
Los cuentos permiten la introspección, la autoconciencia y el autoconocimiento.
Además, siempre es más fácil hablar de lo que les pasa a los demás, que
hablar de lo que le pasa a uno mismo.
Por ello, a esto debemos añadir nuestra interacción respetuosa y amorosa.
Somos su ejemplo, el espejo en el que se miran. Por eso es importante
empezar por uno mismo y trabajar nuestras emociones y habilidades (sociales,
personales y emocionales), para luego poder ayudar a los niños a trabajar las
suyas. Si no trabajamos nuestras propias emociones, no podremos ayudar a
los niños y niñas a trabajar con ellas.

A su vez, nos ayudan a tener mayor vocabulario emocional, a reconocer e


identificar emociones y a comprender nuestras experiencias vitales (pasadas o
futuras).

También, nos ayuda a empatizar con los demás, a poner consciencia y


palabras a lo que nos sucede. Ya que, eso nos ayuda a sobrellevarlo mejor.
Nos muestran modelos y estrategias para resolver conflictos, nos reconfortan y
fomentan el diálogo.

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