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CRITICÓN, 61, 1994, pp. 57-68.

Apuntes para un estudio de la vida


y de la obra de Juan Bautista Escardó
(Palma de Mallorca, [1581]-1652)

por Jaume G ARAU AMENGUAL


(Universidad de las Islas Baleares)

Pocos géneros han sido tan descuidados en el panorama crítico de los estudios áureos como el
de la predicación sagrada. Pese a la lejanía en el tiempo, todavía están presentes en el recuerdo de
quien se dedica a su estudio las palabras, varias veces citadas, pronunciadas en 1906 por Miguel
Mir, defensor de la inclusión de la oratoria sagrada como una rama de la historia literaria, al
lamentar la falta de interés crítico por el género:
La historia de nuestra elocuencia sagrada es el mayor vacío que hay en nuestra Literatura. Hay en ésta
partes muy desconocidas, pero que han sido en alguna manera estudiadas, de suerte que de ellas se
puede formar idea siquiera aproximada. En lo tocante a nuestra elocuencia, se puede decir que se ignora
todo. 1

Suele decirse que el teatro es el género de un mayor impacto social. Creemos que, en la
primacía por la influencia en la sociedad de aquellos siglos, posiblemente la asistencia a comedias
fuera muchísimo menor que la afluencia de un público amplio a la iglesia y, en consecuencia, a oír
la predicación que en ella se desarrollaba como una parte fundamental del ministerio cristiano2.
Según Ana Martínez Arancón, en un libro relativamente reciente:
El teatro, como el sermón, transmitía una serie de valores sociales, morales e incluso dogmáticos. El
sermón, como el teatro, utilizaba recursos literarios y aun dramáticos para aumentar su eficacia. Así

1
Citado por Miguel Herrero García, Sermonario Clásico, Madrid-Buenos Aires, Escelicer, 1942,
p. vil. Afortunadamente asistimos, en los últimos años, a una inversión de esta tendencia.
2 No analizaremos aquí las vinculaciones de la predicación sagrada con la comedia ni, viceversa, las de
la comedia con la predicación; véanse, de Emilio Orozco Díaz, El Teatro y la teatralidad del Barroco,
Barcelona, Planeta, 1969, en particular el cap. IV, pp. 119-168, y «Sobre la teatralización del templo y
la función religiosa en el Barroco: el predicador y el comediante», en Cuadernos para la Investigación de
la Literatura Hispánica, n-IH, 1980, pp. 171-188.

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se aproximan y se complementan, y se nos muestran como lo que fueron verdaderamente: las dos
manifestaciones más populares de la cultura barroca.3

Subscribimos, por tanto, con Francis Cerdan4, la opinión de la importancia fundamental que
reviste la oratoria sagrada como vía de acceso al conocimiento de la mentalidad de una época, como
la que atravesó la España contrarreformista, dominada por la ideología católica postridentína.
En esta línea y conscientes de la extraordinaria significación del género en el contexto de la
España del Siglo de Oro, intentaremos contribuir a su mejor conocimiento, presentando nuestro
"estado de la cuestión" acerca de un personaje que no será desconocido para todos aquellos que se
hayan dedicado al estudio de la predicación española. Nos referimos a la figura del jesuíta Juan
Bautista Escardó (Mallorca, [1581]-1652).

Su obra y la crítica
La bibliografía de Escardó es reducida en cuanto al número de los títulos que posee, aunque
densa por la extensión y calidad de su obra retórica. Si podemos dar crédito a la información que
nos proporciona el erudito y bibliógrafo mallorquín Joaquín María Bover (Sevilla, 1810- Palma de
Mallorca, 1865), cinco son las obras que nos dejó nuestro autor. De éstas tres fueron escritas en
castellano, una en latín y otra en catalán, lenguas que solía conocer una persona culta en la
Mallorca de aquella época. Nosotros únicamente hemos podido localizar una parte de su obra en
castellano -sin duda la que creemos más interesante- y un manuscrito inédito, del que daremos
cuenta en este artículo. Bover, en su Biblioteca (Palma de Mallorca, 1868)5, aporta una breve
información biográfica y menciona las siguientes obras:

I. Dévorions molt profitoses del examen de conciencia, acte de contrició i meditado de la eternidatd,
que predica en la Iglesia Catedral de Mallorca y en la Parroquial de Santa Eulalia en la quaresma any
1638. Mallorca, impr. de Rodríguez y Pizá 1639, 16 s de 64 páginas.
II. Rhetorica Christiana o idea de los que desean predicar con espíritu y fruto de las almas, [,..]6
Mallorca, impr. de los herederos de Gabriel Guasp 1647, [...].
n i . Oración fúnebre pronunciada en las solemnes exequias que el dia 13 de julio de 1630 celebró la
Santa Iglesia Catedral de Mallorca, al Eminentísimo Sr. D. Baltasar de Borja, [...].
TV. Modas variandi orationes, et parandi copiant qui tradisolet Us qui lingua latina dant operam in
scolis societatis Jesu. Zaragoza, 1611, 8B. No hemos visto esta edición, pero sí el expresado

3
Geografía de la eternidad, Madrid, Tecnos, 1987, p. 42. No hay duda, como titulaba Dámaso Alonso
un ensayo, que la predicación constituía un «hecho social apasionante en el Siglo XVII»; véase
«Predicadores ensonetados. La Oratoria Sagrada, hecho social apasionante en el Siglo XVII», en Del
Siglo de Oro a este siglo de siglas, Madrid, Gredos, 1968, pp. 95-104.
4
«Como repito a menudo, creo que la Oratoria Sagrada, de una manera general, ofrece un manantial tan
rico como mal aprovechado para el acercamiento pertinaz a la identidad de una sociedad en un momento
determinado», («La oración fúnebre del Siglo de Oro. Entre sermón evangélico y panegírico poético
sobre fondo de teatro», Criticón, 30, 1985, p. 100).
5
Biblioteca de escritores baleares, Barcelona-Sueca, Curial, 1976, t. I, n8 371, pp. 252-253 y 582.
6
Resumimos el título de esta obra y de la siguiente con el fin de aligerar la cita. Estas obras las hemos
localizado y les dedicaremos un epígrafe a cada una de ellas, con la correspondiente descripción
bibliográfica. Únicamente reproducimos la descripción completa de Bover en el caso de textos que no
hemos hallado.

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opúsculo, inserto á lo último del Arte métrico de Antonio Lebrija. Con el mismo título publicó en
1642 el distinguido humanista D. Antonio Garau7 Pr[esbíte]ro una obrita muy parecida.
V. Sermón predicado en las exequias celebradas en 1621 en sufragio del alma del Rey don Felipe III.
El cronista Serra8 lo supone impreso en esta capital, pero por más diligencias que hemos practicado
nos ha sido imposible encontrar ningún ejemplar.'

De la obra de Escardó se han ocupado, brevemente, diversos autores de repertorios


bibliográficos. Algunos, como Nicolás Antonio, ya le habían dedicado unas líneas al mencionar,
como Idea de Predicadores, el que creemos borrador de la Retórica cristiana, así como el Sermón de
163010.
En el siglo XVm, el académico de la Española Juan Manuel de Santander y Zorrilla, en una de
las cartas que preceden a la edición de la Historia del famoso predicador Fray Gerundio de
Campazas, manifiesta su gran admiración por la Retórica de nuestro autor, contraponiéndola al
estilo exageradamente conceptista del modelo de predicación que describe Isla. Es éste el primer
juicio crítico, de otra época, que registramos sobre la obra de Escardó:

Si alguno quisiere ver lo demás que añade aquel gran maestro de la predicación, envíele vuestra merced
a la excelente Retórica cristiana del Padre Juan Bautista Escardó, de la Compañía de Jesús, donde no
solo hallará los avisos del Padre San Juan, sino también que el mismo autor que los refiere es de igual
sentir, y lo confirma con muchos lugares que trae de otros escritores nuestros, y con admirables
ejemplos y preceptos, hijos de su continua lección y larga experiencia en el tiempo en que enseñó
retórica en Zaragoza, y en más de treinta años que ejerció después la predicación.1 *

Pocos años después del artículo de J. M. Boyer, Bartolomé José Gallardo, al mencionar la Idea
para predicar con espíritu y fruto de las almas12, cita el que estimamos él borrador, conservado

7
Antonio Garau (tPalma de Mallorca, 1657) fue sacerdote, geógrafo y matemático. Según Bover
publicó, a imitación de la obra de Escardó, sus Modus variandi orationes... (Palmae Balearium, Gabrielis
Guasp, 1642). Es sobre todo famoso por ser el autor del plano más antiguo que se conoce de la ciudad de
Palma. Cf. Bover, Biblioteca, I, n 2 509, p. 344.
8
Buenaventura Serra y Ferragut (Palma de Mallorca, 1728-1784) fue nombrado cronista general del
Reino el 27 de julio de 1759; dejó una vasta obra de compilación crítica y bibliográfica que se ha
conservado manuscrita. Se le conoce en la historia literaria balear por su única obra publicada: Glorias de
Mallorca (Palma, Miguel Cerda y Antich, 1755). Véase Bover, Biblioteca, II, n" 1183, pp. 367-378.
9
Biblioteca de escritores baleares. I, pp. 252-253.
10
Hemos consultado la edición del bibliógrafo Pérez Bayer: Bibliotheca Hispana Nova, t . 1 , Matriti,
Apud Joachimum de Ibarra Typographum Regium, MDCCLXXXJJI. p. 646. Antonio cita el título del
sermón dedicado a las "honras del Eminentísimo Cardenal D. Gaspar de Borja, Obispo de Mallorca". Se
trata de un error del ilustre erudito ya que el obispo de Mallorca era D. Baltasar de Borja. Al final del
artículo, escribe: «Laudat quoque eum Vincentius Mut in II volumine Historiae Balearis, lib. VIH, cap.
VI» (ibid). No hemos podido hallar este elogio de nuestro autor en el tomo II de la Historia del Reyno de
Mallorca (Mallorca, Herederos de Gabriel Guasp, 1650), que no en la Historiae Balearis, como
erróneamente cita.
1
! Obras escogidas del Padre José Francisco de Isla, con una noticia de su vida y escritos, por don
Pedro Felipe Monlau, B.A.E., XV, Madrid, Rivadeneyra, 1850, p. 48.
12
Ensayo de una Biblioteca Española de Libros Raros y Curiosos, t. II, n° 2106, Madrid, Imprenta de
Manuel Tello, 1888, pp. 938-940. El título que transcribe es el de Idea para predicar con espíritu y fruto
de las almas, escondida en los tonos que se han de hacer en los sermones, delineada con puntos de
Retórica divina y humana, platicada con ejemplos de varones eminentes en el oficio, y sermones del
autor, útilísima á los predicadores y á los aficionados á la Elocuencia; sacada a luz por el Padre Juan
Bautista Escardo, de la Compañía de Jesús, y natural de la isla y ciudad de Mallorca. Con tres índices

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manuscrito, de la obra más importante -la Retórica cristiana- del jesuita. C. Sommervogel recoge
y resume las informaciones bibliográficas de los autores citados, en particular de Bover y de
Gallardo, y cree en una supuesta confusión en el título doble de una misma obra: Retórica cristiana
e Idea para predicar™.
Por nuestra parte, debemos señalar el hallazgo de un manuscrito inédito de J. B. Escardó en la
Biblioteca Pública de Mallorca (ms. n° 973). Se trata de un libro incompleto y misceláneo
formado a partir de textos de manos distintas, y quizá también de autores distintos, en el que
hallamos una parte titulada «De las virtudes teologales» (ff. 90-137), que de un modo explícito se
atribuye a nuestro autor ya que, al final de la exposición de la doctrina de la templanza, podemos
leer lo que sigue: «Fin de las virtudes que pertenecen a la Templança. Compuesto por el Pe.
Baptysta Escardo de la Compa. de Jesús. Mallorquín» (f. 114v.). En la última letra del apellido
«Escardó» se observa una ene parcialmente tachada, lo que explica que el libro apareciera en el
Inventario de manuscritos de la Biblioteca Pública del Estado en Mallorca como de un tal Bautista
Escardon (S. I.) y bajo el título de Tratado de las virtudes teologales y cardinales14. Se trata de un
tomo encuadernado en pergamino, en muy buen estado de conservación, que forma un volumen de
194 folios de papel, de 145 x 95 mm, que, modernamente, se ha numerado a lápiz.
En nuestro siglo la mención de la obra de Escardó no se limita, como en general en otras
épocas, a la consignación bibliográfica, sino que asistimos, bien es verdad que tímidamente, a la
redacción de diversos comentarios críticos acerca de la Retórica cristiana, su obra más destacada.
Miguel Herrero García, en 1941, la califica de «obra cumbre de la retórica sagrada»15 y le dedica un
párrafo en el estudio que precede a su antología de sermones, describiéndola como:
una preceptiva de Oratoria Sagrada la más completa, amplia y bien escrita que hay en nuestra lengua.
Todos los oradores de la docta antigüedad, más los del primitivo tiempo de la Iglesia, más los
contemporáneos de Italia y de España, surten de documentos al preceptista mallorquín. Toda suerte de
sermones y todos los modos de desarrollar cada parte del sermón están tratados y autorizados con
ejemplos. Todos los problemas debatidos anteriormente los desenvuelve con amplitud y caudal esta
obra, que puede afirmarse llenaba el ideal acariciado por fray Luis de Granada. Y dicho esto, está dicho
todo. 1 6

copiosísimos, de los capítulos, de los lugares de la Escritura, y cosas notables de todo el libro. A
continuación. Gallardo nos informa que esta obra es un «MS. en 4* - 356 h. útiles, sin las de los índices y
prólogo», y transcribe el arranque del prólogo. Nosotros, gracias a la lectura de éste y cotejándolo con el
comienzo del de la Retórica cristiana, impresa en 1647, pensamos que este manuscrito constituiría un
borrador de la Retórica. De hecho, la comparación entre ambos textos refleja leves cambios entre un
texto y otro, que esperamos estudiar cuando nos llegue la fotocopia que hemos solicitado a la Academia
de la Historia, donde se halla el manuscrito (véase J. Simón Díaz, Bibliografía de la Literatura Hispánica,
t. DC, n a 5077, Madrid, CSIC, 1971, p. 628). La mención de este texto por N. Antonio como Idea de
Predicadores seguramente se deba a una confusión.
13
Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, t. III, Bruxelles-Paris, MDCCCXCII, p. 426. De hecho,
cita ambos títulos como obras distintas, al tiempo que se pregunta si no se trataría de una misma obra.
14
Jesús García Pastor y María Marsá, Inventario de manuscritos de la Biblioteca Pública del Estado en
Mallorca, Madrid, Ministerio de Cultura, Dirección General del Libro y Bibliotecas, Centro de
Coordinación Bibliotecaria, 1989, p. 132.
15
Sermonario Clásico, p. XV.
16
Ibid. Somos conscientes de las limitaciones de las que partía el trabajo de Miguel Herrero García, al
investigar únicamente sobre los textos existentes en la Biblioteca Nacional de Madrid. Pese a ello, su
aportación al estudio de la predicación española sigue siendo fundamental. Véase, en este sentido, las
páginas críticas de Francis Cerdan, «Historia de la historia de la Oratoria Sagrada española en el Siglo de
Oro», Criticón, 32, 1985, pp. 79-83.

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Ocho años después, Andrés Soria Ortega, en su análisis del uso de determinados recursos
plásticos y de carácter retórico en la predicación de fray Manuel Guerra17, comenta el capítulo 76 de
la Retórica cristiana, relativo al uso de las imágenes devotas en el pulpito para mover el ánimo de
los fieles.
En 1972, Antonio Martí dedica tres páginas al comentario de la Retórica cristiana como obra
anticonceptista, como en general solían serlo las retóricas de los jesuítas, y como texto
fundamental en el debate de la época entre los partidarios y detractores del conceptismo18.
Debemos esperar quince años para poder leer otro comentario crítico acerca de este libro. Éste
nos viene de la pluma de Ana Martínez Arancón, quien define la Retórica cristiana como:

uno de los manuales más útiles para comprender la forma en que se construía un sermón en el siglo
XVII es la Retórica cristiana de Escardó, delicioso libro que tiene la ventaja de resumir sus
conclusiones en una serie de reglas prácticas, destinadas a resolver los problemas más urgentes del
predicador.19

Por último, debemos señalar que, en 1988, Giuseppina Ledda, al analizar los elementos
visuales en la predicación, se apoya en varios textos de J. B. Escardó20.

Biografía
Pocos son los datos que poseemos acerca de la historia de la vida de Juan Bautista Escardó.
Según el artículo que le dedica J. M. Bover, el escritor: «Fue natural de Palma, e hijo de Lucas
Escardó naviero y de Margarita Arrom. Nació en 23 de mayo de 1581»21. Es ésta la única
información que poseemos relativa a su nacimiento y familia, y que no hemos podido contrastar
con el hallazgo del acta de bautismo. De su infancia, no podemos aportar más datos que sirvan para
forjarnos una idea del Juan Bautista Escardó niño. Debemos suponer que, en la ciudad de Palma,
aprendería las primeras letras que le capacitarían para abrazar el estado eclesiástico.
En cambio, gracias a la consulta de la crónica del colegio jesuita de Montesión de Palma de
Mallorca, hemos podido rastrear la trayectoria biográfica que va desde su juventud, con la noticia
del ingreso en el instituto de Loyola, hasta su muerte22. Así, sabemos que fue admitido en la

17 El Maestro Fray Manuel Guerra y Ribera y la oratoria sagrada de su tiempo. Universidad de Granada,
1991, pp. 109-110.
18
La preceptiva retórica española en el Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1972, pp. 250-252.
19
Geografía de la eternidad, pp. 48-49. Véase también la p. 50. Nos llama la atención la omisión de
la figura de Escardó o también la de Lorenzo Hervás y Panduro, y del género de la predicación en general,
en el artículo de Ignacio Elizalde, «Aportación de los jesuitas a la literatura española. Ensayo
bibliográfico», en Varia bibliographica. Homenaje a José Simón Díaz, Kassel, Edition Reichenberger,
1988, pp. 243-253.
20
«Predicar a los ojos», Edad de Oro, 8, 1989, referencias a Escardó: pp. 129, 130, 131 y 134.
21
Biblioteca de escritores baleares. I, p. 252.
22
Historia del Colegio de Nuestra Señora de Montesión de la Compañía de Jesús, desde su principio
con el orden de sus Rectores, y años, transcripción de Martín Gualba S. I., en Boletín de la Sociedad
Arqueológica Luliana -citado a partir de ahora por BSAL-. XVII, 1918-1919, 40-44; 60-64; 78-80; 109-
112; 138-142; 153-259; 174-176; 189-190; 220-222; 298-301; 349-351; 374-376. XVIII, 1920-
1921, 21-42; 46-47; 77-80; 111- 112; 132-135; 148-152; 165-168; 234-240; 278-280; 308-316. XIX,
1922-1923, 12-16; 21-23; transcripción de Jaime de Oleza y de España, 254-255; 269-270; 287-288;
302-304; 316-320; 345-356; 377-384. XX, 1924-1925, 12-16; 38-49; 75-79; 108-111; 121-128; 139-
144; 168-176; 188-189; 205-207; 238-240; 253-256; 280-287; 300-301; 317-320; 242-252. XXI.
1926-1927, 13-16; 42-48; 74-79; 104-109; 126-128; 143-144; 169-176; 190-195; 213-224; 236-

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Compañía el 29 de abril de 1600 como hermano -la crónica dice de él que «salió buen estudian-
te»-; que después recibió el orden sacerdotal, y, en fecha que no podemos determinar, pasó a
Zaragoza en donde se hallaba en 1613, cuando el cronista escribía la Historia del Colegio de
Nuestra Señora de Montesión23. Al año siguiente, según Bover24, estaría, de nuevo, en Mallorca.
Parece, por lo que nos dice la crónica, que en esta ciudad Escardó dedicaba buena parte de sus
esfuerzos -desde hacía «mucho tiempo»- a la actividad que le otorgaría su merecida fama: la
enseñanza de la retórica.
La documentación consultada enmudece hasta el año 1629, en el que, con bastante seguridad,
podemos afirmar que Escardó se halla de nuevo en Mallorca en el colegio de Montesión, ocupando
los cargos de Prefecto Espiritual, Consultor del Colegio y Prefecto de la Congregación de
Clérigos 25 . Dichos cargos reflejan su preocupación por la organización y buena marcha de la
institución religiosa a la que se halla unido, al tiempo que evidencian el ascendiente que debía de
tener sobre los miembros de la Compañía que lo habían elegido. En el año de 1629, según refiere
P. Blanco26, se observa un incremento en el interés por la Congregación de Clérigos, en parte
determinado por la presencia del obispo don Baltasar de Borja, reputado entre sus contemporáneos
como hombre santo, virtuoso, y probable amigo del jesuíta. Y, en parte debido, podemos pensar,
por la prefectura desempeñada por J. B. Escardó.

239; 253-254; 270-272; 284-286; 301-304; 320; 333-336; 352; 364-365; 382-384. XXII, 1928-1929.
28-30; 46-48; 60-61; XXIV. 1944-1946, transcripción de M. Batllori, 43-50; 80-86; 149-158; 247-
254; 340-348; 718-750. En las citas tanto de este como de otros textos respetamos la ortografía
original, puntuando los textos en aquellos casos de evidente necesidad para su comprensión. También
hemos buscado datos, infructuosamente, e n el Archivo d e l Reino de Mallorca y en el Archivo de la
Universidad Luliana de Mallorca, depositado en el Archivo Histórico de la Universidad de las Islas
Baleares, en los fondos de jesuítas que esta última institución tiene en depósito. Esta labor de archivo se
h a completado c o n l a consulta de obras en las q u e se registran series documentales. Entre ellas,
destacamos la de Pedro Blanco Trias, Catálogo de los Documentos y Manuscritos pertenecientes a la
Antigua Provincia de Aragón de la Compañía de Jesús que se conservan en el Archivo General del Reino
de Valencia, Valencia, TO-DO, 1943. Véase de este autor. El Colegio de Nuestra Señora de Montesión en
Palma de Mallorca. Apuntes históricos, Palma de Mallorca, Imprenta «Mossén Alcover», 1948. Esta
última obra, presenta grandes deficiencias en lo que atañe al estudio del período en el que se incluye la
vida de Escardó. D e hecho, para estos años, resume el contenido de la crónica del colegio de Montesión
arriba citada. N o menciona a nuestro autor en el capítulo dedicado a los «Varones ilustres y bienhechores
insignes de Montesión» (pp. 189-200); únicamente aparece en la página 80, al dar cuenta de su muerte.
Q u e r e m o s aprovechar estas líneas para agradecer l a s inestimables referencias documentales
proporcionadas por D. Jordi Roca i Coll. S. I., del Archivum Historicwn Societatis lesu Cataloniae
(citaremos estas referencias por AHSIC), gracias a las que nos hemos podido guiar en nuestra consulta, en
su versión manuscrita, d e la Historia del Colegio de Nuestra Señora de Montesión y, también, aumentar
los datos biográficos expuestos.
23
«En este año [1600] fueron admitidos en este Collegio dos estudiantes en la Compañía el primero
fue el H 9 Joan Escardo el qual fue admitido en la Compañía a 29 de abril deste año 1600 este salió buen
estudiante, fue sacerdote leyó Retorica mucho tiempo en el Coll. de Çaragoça y en el año 1613 en que
escrivo esto residía en Çaragoça» (BSAL, XVIII, 1921, p . 148).
24
«Destinado poco después al de Zaragoza leyó en él cátedra de Retórica por espacio de siete años, y
se dedicó al ejercicio del pulpito, con grande fruto de sus numerosos oyentes, logrando conciliar graves
disensiones. Regresó á su patria en 1614 y aquí fue u n o de los oradores que por su dulzura y elocuencia
atraían más concurso al templo donde esplicaba la palabra de Dios» (Biblioteca, I, p. 252).
25
AHSIC, Montesión, historia, visitas, temporalidades, memoriales, 1587-1762, f. 82.
26
«En 1629 se hace observar aumento de fervor entre los clérigos congregantes con el ejemplo del
Prelado don Baltasar de Borja, que acude frecuentemente a los actos de esta Congregación» (P. Blanco
Trias, El Colegio de Nuestra Señora, p . 56). Sobre la Congregación de Clérigos, véase, en esta misma
obra, las pp. 55-58.

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En 1630, varios son los sucesos protagonizados por nuestro autor. En este año predicó la
cuaresma en la población de Muro (Mallorca)27 y se estampó el único sermón que hemos podido
conocer de entre los muchos que debió de pronunciar: el sermón funeral en las honras de su
admirado obispo y virrey de Mallorca el Dr. D. Baltasar de Borja, el día 13 de julio (Mallorca,
Gabriel Guasp, 1630). Parece que la muerte del obispo Borja causó gran pesar no sólo entre los
miembros de la Compañía, con la que tuvo siempre excelentes relaciones de amistad que se ponían
de manifiesto en la frecuente asistencia del prelado a sus fiestas, sino también en toda la isla28.
La cuaresma de 1631 la predicó Escardó en la ciudad de Palma y en concreto en la parroquia de
San Nicolás. En estos años, la Compañía de Jesús es objeto de ataques diversos, por parte de otras
órdenes que veían peligrar sus intereses, con el fin de obstaculizar la fundación del nuevo colegio
de San Martín, fundación que no se lograría hasta el 30 de abril de 164729, gracias a la decidida
colaboración del también predicador y poeta Antonio Gual y Oleza (Palma, 1594-1655) y del
tímido poeta en castellano Diego Dezclapés (tPalma, 1673), quienes, dadas sus buenas relaciones
con los jesuitas, probablemente fueran amigos de nuestro autor30.
Pese a las dificultades por las que atravesaban los miembros de la Compañía, al cronista del
colegio de Montesión no le pasó inadvertido el gran éxito que obtuvo la predicación de Juan

27
«Las otras dos quaresmas fueron en dos Villas con igual fruto al celo de ambos predicadores, y al
desseo con que los oyentes aqudian a aprovecharse. El P. Batista Escardo predico la quaresma en Muro»
(BSAL, XXI, 1927, p. 217).
28
«Perdió mucho este Collegio con la muerte del Sr. Obispo D. Baltazar de Borja; porque como a tal
nos favorecía en todo lo possible, sirviéndose de los nuestros en los negocios mas graves, acudiendo al
Colegio muy amenudo, assistiendo en nuestras fiestas con grande gusto, y haziendo en ellas de
Pontifical; y aunque hasta agora avia estado empeñado en adelante nos prometíamos grandes limosnas;
murió a los 11 de julio con sentimiento universal de toda la Isla que lo amava como a Padre máximo de
los pobres. Predico en sus exequias el P. Baptiste Ascardo [sic] de los nuestros que avia conocido a su
Illma. y assi por este conocimiento, como por relación de su confessor, que también era de la Compañía
supo, y dixo en el sermon muchas de sus heroycas virtudes como se puede ver en el sermon impreso, que
un canónigo de los mas aficionados a su lima, dedico al Eminentissimo, y Reverendissimo Señor
Cardenal de Borja su Hermano» (ibid., p. 218).
29
Según el historiador Vicente Mut: «Algunos años ha padecido dificultades esta fundación [se refiere
al colegio de St. Martín], y como Dios permite que hasta las glorias de su servicio se compren a peso de
trabajos, finalmente se puso el Santísimo en el colegio a 30 de abril de 1647», Historia del Reino de
Mallorca, reedición de M. Moragues y J. M. Bover, Historia General del Reino de Mallorca, t. m . Palma,
1841, pp. 690-691.
30 Diego Dezclapés redactó una de las licencias de la Retórica cristiana y fue autor de un poema de
circunstancias titulado Breve noticia de un festín... (Mallorca, Herederos de Gabriel Guasp, 1652). Sobre
su vida y obra y, en general sobre la literatura castellana en Mallorca durante el período, véase nuestro El
primer siglo de la literatura castellana en Mallorca (J589-1688), Palma de Mallorca, Institut d'Estudis
Baleàrics, 1990, pp. 164-171. Antonio Gual fue el mejor escritor en castellano de la isla en el Siglo de
Oro. Poeta de marcado culteranismo publicó La Oronta (Ñapóles, Egidio Longo, 1637), El Cadmo
(Egidio Longo, Ñapóles, 1639). Marte en la paz (Mallorca, 1647) y El ensayo de la muerte que para la
suya escribió el Dr. Antonio Gual (poema fechado en «Mallorca a 14 de mayo de 1650»). Fue también
predicador, como testifica su Sermón (Barcelona, Gabriel Nogués, 1636), y autor de teatro con la
comedia inmaculista El pleito de María y fiestas de la Concepción (anterior a 1636 y conservada en
varias copias manuscritas). Sobre Antonio Gual véase, entre otras, nuestra monografía Antonio Gual, un
escritor barroco, Palma de Mallorca, Departamento de Literatura Española, 1985; y «El teatro de Antonio
Gual», en El primer siglo, pp. 226-252.

CRITICÓN. Núm. 61 (1994). Jaume GARAU AMENGUAL. Apuntes para un estudio de la vida y ...
64 JAUMEGARAUAMENGUAL Criticón, 61, 1994

Bautista Escardó en San Nicolás, y -tal como aparece en el documento- el «grande concurso» de
fieles simpatizantes de los jesuítas que asistieron a escucharle31.
En 1635, el P. Escardó continúa en sus cargos de Prefecto Espiritual y de Consultor del
Colegio. A éstos se une, a partir de este año, el de Prefecto de la Congregación de los
Caballeros32, agrupación piadosa y caritativa, destinada a socorrer a los pobres y a los presos y en
la que, según Pedro Blanco, figuraban «muchos y muy principales caballeros»33.
El día 22 de enero de 1635, nuestro escritor se embarca con el P. Francisco Alzamora hacia la
vecina isla de Menorca, con el fin de predicar una misión por la isla y la cuaresma en Ciudadela,
ciudad que, en aquella época, era la capital. Cuando el autor de la Retórica cristiana se halla en
Menorca cuenta con 54 años y se siente cansado. Así se desprende de la lectura de la Historia del
Colegio de Nuestra Señora de Montesión, que también deja a entender que la predicación de ambos
padres había levantado una gran expectativa en la isla: de las cinco poblaciones que reclamaban su
presencia, únicamente dos alcanzaron su deseo34.
En el mismo párrafo, el cronista refiere la vuelta de ambos predicadores a Mallorca, con gran
pesar del compañero de viaje de Escardó -el P. Alzamora-, y nos cuenta que, en los pueblos de
Arta y Capdepera, «predicaron ocho, o nueve sermones»35.
La crónica que consultamos no sigue un desarrollo expositivo lineal. De ahí que, tras
relatarnos la vuelta a la isla de ambos jesuítas vuelva a narrar su estancia en la isla y el éxito
extraordinario de la misión que allí siguieron. Así sabemos que, en la población de Mercadal, el
ejercicio de la predicación iba acompañado de manifestaciones extemas de gran fausto como eran
las procesiones y actos públicos de penitencia36. El relato de aquellos sucesos adquiere en la

31
«Ni fueron solos los de la Audiencia contra quien fulmino censuras el Vicario General porque el
Padre Gabriel Domínguez declararon [sic] por descolmugado en varías Iglesias de la Ciudad, y en todas las
de las Villas por aver presentado como Procurador del nuevo Collegio suplicas a la real Audiencia; y al P.
Pedro Onofre Ripoll mando no predicasse, y assi dexo la quaresma que hacia en Santiago. A otro que era
el Padre Baptista Escardo que la predicava en San Nicolas n o se le dixo nada, y assi la acabo con grande
concurso; principalmente de los devotos de la Compañía que sintieron y se dolían mucho de nuestras
aflicciones» (BSAL, XXI, 1927, p. 222).
32
AHSIC, Montesión, historia, visitas, temporalidades, memoriales, 1587-1762, f. 87.
33
P. Blanco Trias, El Colegio de Nuestra Señora del Montesión, p. 5 3 . Sobre esta sociedad, véase en
esta obra el epígrafe «Congregación de Caballeros», pp. 53-55.
34
«Dos Padres navegaron a 22 de Enero a Mission a Menorca (eran el P. Bautista Escardo y el P.
Francisco Alçamora) de los quales el P. Escardo predico la quaresma en Ciutadella cabeza de aquella Isla.
Todos los cinco pueblos de ella los deseavan pero solos dos alcançaron su deseo. Porque lo pareció al P.
Escardo el tiempo después de la quaresma a proposito para Mission, ni que sus fuerzas eran bastantes para
tanto trabajo. Y assi se bolvieron dexando en aquella tierra mucho deseo de su buelta, y harta lastima del
P. Alzamora» (BSAL, XXI, 1927, p. 286).
35
«Y assi se bolvieron [de Menorca] dexando en aquella tierra mucho deseo de su buelta, y harta
lastima del P. Alzamora. Y en Arta y Capdepera donde estuvieron a la buelta, e ida por no perder ocasión
de hazer bien predicaron ocho, o nueve sermones en otros tantos dias, de suerte que el fruto fue como de
Mission» (ibid.).
36
«En un lugar de Menorca que se llama Mercadal se hiço la mission y movióse de modo el Pueblo que
ordenaron un día una procession como de Viernes Santo en que ivan penitentes disciplinándose y otros
llevando algunos instrumentos, e insignias de penitencia. Acabada la procession se les hiço una platica
del pecado mortal, y después della siendo ya de noche se quedaron los hombres en la Yglesía, y uvo
disciplina un buen rato. Y el día ultimo de la mission en que huvo comunión general se ordeno
procession con la solenidad del dia del Corpus; hicieronse 615 confessiones, restituciones, y amistades
entre desavenidos en buen numero» (ibid.).

CRITICÓN. Núm. 61 (1994). Jaume GARAU AMENGUAL. Apuntes para un estudio de la vida y ...
VIDA Y OBRA DE JUAN BAUTISTA ESCARDÓ 65

crónica un tono apologético que raya con la propaganda, y que no debemos olvidar para establecer
una justa valoración de los hechos descritos.
El desconocido autor de la Historia del Colegio de Nuestra Señora de Montesión concluye el
relato de la estancia de ambos padres en Menorca, refiriendo diversos casos de conversiones que
fueron fruto de la actividad parenética del P. Escardó y del P. Alzamora37.
Al año siguiente, en 1636, Escardó sigue ocupando los mismos cargos, a los que debemos
añadir el de Corrector de sermones38, relacionado, sin duda, con sus amplios conocimientos de la
retórica eclesiástica. Podemos saber que predicó la cuaresma de aquel año en la parroquia de San
Nicolás y que, juntamente con el ministerio del P. Buenaventura Vidal y del P. Luis Vida, se
consiguieron «algunas conversiones extraordinarias debidas después de la divina gracia al buen
espíritu y celo de los Predicadores». El cronista, guiado seguramente por su celo apostólico y
aleccionador, refiere la muerte súbita, un miércoles santo, de un hombre que se burlaba durante la
cuaresma del espíritu de renovación que la animaba39.

37
«En Ciutadella toda la quaresma fue mission pues alli predicó el P. Escardo, y los dias de fiestas
después de un exemplo que contava el P. Alçamora al anochecer se disciplinava gran numero de hombres
con mucho fervor. Tres dias en la semana enseñava el mismo P. la dotrina Cristiana en la Yglesia
principal, y los Domingos por la tarde predicava en el hospital. Vissitava las cárceles, haciendo platicas
a los presos, confesándolos, y comulgándolos, para que goçasen también de la mission, lo mismo hiço
en las escuelas, conque se aficionó tanto la gente a la Compañía que pidian muy de veras se pussiese en
aquella Isla una Residencia, ofreciéndose algunas personas al sustento de los Padres. El fruto principal
fue el acostumbrado en las confesiones, principalmente generales, a que acudía tanto la gente a los PP.
que para rezar y reposar apenas tenían tiempo. Una muger se convirtió con los sermones tan de veras que
aviendo antes tenido malos tratos con un hombre, queriéndolos este continuar la muger retiróse, y
diciendole el, yo soi aquel; respondióle, yo no soy aquella; y porque al hombre le parecieron mugeriles
propósitos, que con su violencia desquiciarían fácilmente, la muger con varonil coraje, se defendió
dejándole escrito con las uñas el desengaño al lascivo en su misma cara.
A un hombre tenia tan rendido la costumbre de pecar deshonestamente, que aunque la consciencia
vehementemente le reprehendiese, y veya caminava para el infierno, y es ta va corrido, y confuso de su
ñaqueza, el tener por ocasión y complice solo a su carne le hacia, que nunca acabase de enmendarse
estando un dia delante de un crucifixo le descubrió Dios su alma tan horrible, y hedionda que no podía
sufrir el mismo el mal olor. Con esto pidió a Dios con muchas veras perdón, confesóse generalmente con
grande resolución de enmendarse.
Una madre arrebatada de colera hecho a su hijo esta maldición, mala muerte mueras y no te dure la vida
sino ocho dias, no fue el plazo tan largo, que dentro de cinco dias le vio difunto. Reconoció la desdichada
Madre que aquella muerte no era menos castigo suyo que cumplimiento de maldición de Madre, y assi
llorando su culpa, y desgracia vino a confesarse resuelta de no maldecir mas. Devese este gran parte de
este fruto al Señor Paborde, que es la cabeça de los ecclesiasticos de Menorca, que fue el que procuró la
mission, y ayudó con todas veras en lo temporal y espiritual a los Padres, y al Sr. Governador de la Isla
que les hizo mucho favor» (ibid., pp. 286-287).
38
AHS1C, Montesión, historia, visitas, temporalidades, memoriales, 1587-1762, f. 87.
39
«Las Quaresmas tuvo la Compañía fueron tres, dos en la Ciudad, una predicó el P. Bautista Escardo
en S. Nicolas, otra el P. Buenaventura Vidal en S. Miguel, la tercera el P. Luis Vida en Bañalbufar. De
todas en general se puede decir se cogió colmado fruto con algunas conversiones extraordinarias debidas
después de la divina gracia al buen espíritu y celo de los Predicadores. Sucedió un castigo exemplar de
uno, que no hizo caso de la divina inspiración por medio de sus predicadores, y de un fiel amigo, que
movido de Dios, tomó a pechos toda la quaresma persuadirle, que se confesasse y dexasse la mala vida;
tomavalo el otro por risa a los principios, pero viendo la instancia, decía con enfado, ya confessaré la
Semana Santa: llego el miércoles desta, que tan confiadamente guardava, y murió de repente dexando
afligido al amigo, y escarmentados a muchos» (ibid., p . 304).

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Como se observará, las noticias referentes a estos años, se refieren a la predicación de las
cuaresmas. Así sabemos que la del año 1637 le fue encomendada por la parroquia de Santa Cruz. Y
también que la actividad parenéüca del P. Escardó, pese a la resistencia de varios miembros de otras
órdenes a la Compañía, en manifiesta oposición a la fundación del colegio de San Martín, tuvo un
éxito extraordinario, con varias conversiones espectaculares, ya que «salió tan gloriosamente la
predicación en esta Iglesia, que en 30 años no se ha visto tan colmada de gente»40, lo que
demostraría, de ser cierto el juicio altamente elogioso de su compañero, que con Juan Bautista
Escardó estaríamos no sólo ante un buen teórico de la predicación sino ante un gran comunicador
de la palabra divina, sancionado por la popularidad.
Al año siguiente, en 1638, la única noticia que poseemos nos informa de la predicación de
nuestro orador sagrado en la parroquia de Santa Eulalia. Del celo apasionado que debía demostrar en
su ministerio, da cuenta el cronista al escribir que su actividad obtuvo «el fruto debido a su
fervor»41.
En 1639, predica la cuaresma en el pequeño pueblo de Valldemossa42. En este año, a los
distintos cargos que desempeñaba en el colegio de Montesión, desde hace cuatro años, debemos
añadir el de Prefecto de los Tonos43, responsabilidad de gran importancia para una persona que
había consagrado su vida a la reflexión en torno a los problemas de la oratoria sagrada. El tono
constituía, según la propia definición de J. B. Escardó en su Retórica cristiana*4, un modo de
ejercitarse los estudiantes de la Compañía en la práctica de la predicación, mediante la exposición
de un sermón breve45.
Para la cuaresma del año siguiente se le destina a la parroquia de Santa Eulalia46, mientras que
en el año de 1642, predica la cuaresma en la parroquia de Santiago, la actual parroquia de Sant

40
«El P. Bautista Escardó [predicó en] Santa Cruz. Quiso el demonio receloso del provecho desta
quaresma, estorvaila, tomando por instrumento ciertos clérigos que llevan pleito con nosotros sobre la
fundación del Colegio de S. Martin, pero prevaleció nuestra justicia, y salió tan gloriosamente la
predicación en esta Iglesia, que en 30 años no se ha visto tan colmada de gente. Efecto fue de estos
sermones librarse una persona de cierto vicio, en que estava tan cautiva, que no pudo jamas asta entonces
rescatarse de su tiranía: y de allí a 6 meses vino a dar las gracias a su predicador, diciendole, que aun
perseverava en sus propósitos. Solicitada otra para que vendiesse la castidad de una hija suya; respondió,
que antes la degollaría que tal consintiesse» (ibid., p. 335).
4
1 Ibid., p. 368.
« Ibid., p. 383.
43
AHSIC. Montesión, historia, visitas, temporalidades, memoriales, 1587-1762, f. 92.
44
Esta acepción de la voz no aparece ni en el Covarrubias ni en el Diccionario de Autoridades.
45
Siguiendo a J. B. Escardó, el tono es «un exercicio que se usa en la Compañía, con que los
Hermanos estudiantes se van imponiendo y exercitando en el ministerio de la predicación. El modo es
recitar un sermon breve y de pocas lineas delante de un Padre, que se llama Prefecto de los Tonos, que les
avisa de lo que han de hazer, para predicar bien y del modo como se han de portar, assi en regir la voz
mudándola quando conviene para admirarse, enternecerse, exclamar, o reprehender como también en la
acción que han de dar á las cosas que se dizen, según las reglas de la Rhetorica», Retórica cristiana,
Mallorca, Herederos de Gabriel Guasp, 1647, f. 52v. Los tonos son doce {cf. en esta obra ff. 47lr.-
479v.). Cf., también, sobre los tonos, A. Martí, La preceptiva retórica española en el Siglo de Oro, pp.
251-252.
« BSAL, XXII, 1929, p. 29.

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VIDA Y OBRA DE JUANBAUTISTA ESCARDÓ 67

Jaume47. El día primero de octubre de aquel aflo, parte el P. Escardó hacia la ciudad de Valencia
con el fin de predicar la próxima cuaresma en la parroquia de San Martín de aquella ciudad48.
La cuaresma en la parroquia de San Martín de Valencia se caracterizó, a tenor del relato del
propio autor en su Retórica cristiana, por la exagerada espectacularidad de su predicación. Así, en
un sermón de muerte, utilizó un crucifijo y una calavera; simuló que ésta representaba a «una
muger deshonesta»49, muy conocida en Valencia, y que, como ya sucediera en el sermón funeral
pronunciado en las honras de su amigo el obispo Baltasar de Borja, en 1630, que el muerto
aparecía en el pulpito por «voluntad de Dios à predicar á estas hermanas suyas, que la imitan en el
pecar, y en el perseverar en la mala vida»50. Este hecho, ejemplo de la predicación efectista de la
Compañía de Jesús, nos recuerda el sermón atribuido a otro jesuíta eminente, Baltasar Gracián, de
quien se cuenta que en un sermón, también predicado en Valencia, manifestó que iba a leer una
carta recibida del mismo inñemo.
El 28 de abril de 1643, Juan Bautista Escardó se halla, de nuevo, en Mallorca51. Y en el aflo
1644 predica la cuaresma en la parroquia de Santa Eulalia52, predicando la del año siguiente en la
de Santiago53.
La información que poseemos acerca del año de 1646 se abre con la noticia de que el 5 de enero
se le adjudica una cantidad de dinero para editar su Retórica cristiana, hecho que, como se sabe, se
produciría al año siguiente54. Pero aparecen en la vida de Juan Bautista Escardó los primeros
achaques de su salud: así comienza a predicar la cuaresma en la parroquia de San Miguel, pero al
poco tiempo enferma, y tiene que ser sustituido por el P. Alzamora55.
No tenemos otras noticias en el espacio de tres años, hasta 1649, en el que los textos
consultados refieren el aumento de las distintas congregaciones del Colegio, en particular de la de
los Caballeros, en la que desempeña el cargo de Prefecto el P. Escardó56.
En 1650 registramos el último dato relativo a un acto de predicación de nuestro autor. La
crónica refiere la procesión que recorrió el centro de la ciudad el día 15 de mayo efectuando
rogativas por agua. De este desfile procesional se destaca que «en llegando a nuestra iglesia, que
estava llena de gente, el P. Juan Baptista Escardó, con espiritu apostólico, hizo una fervorosa

41
BSAL, XXIX, 1958, p. 80.
48
AHS1C, Historia del Colegio de N. S. de Montesion, 1561-1670, p. 654. La copia consultada de
este texto dice que fue el 7 de octubre. Se trataría, probablemente, de un error del transcriptor: «A 7 de
octubre 1642 se partió deste Collegio para Valencia el Pe. Juan Baptista Escardó, para predicar la
quaresma siguiente en la parroquia de S. Martín» (BSAL, XXIX, 1948, p. 84).
4
' Retórica cristiana, cap. 77, f. 349r.
50
Ibid. La descripción de este sermón ocupa desde el f. 348v. hasta el 350v. Se hace eco de este pasaje
Andrés Soria, El Maestro Fray Manuel de Guerra y Ribera y la oratoria sagrada de su tiempo, p. 109.
51 BSAL, XXIX, 1948, p. 151.
52 Ibid., p. 248.
« Ibid., p. 251.
54
AHSIC, Historia del Colegio de N. S. de Montesion, resumen. De hecho, parece que la Retórica
cristiana fue una obra redactada a lo largo de varios años. A tenor de la primera de las aprobaciones que
preceden al texto, la de Domingo Langa (Zaragoza, 29 de septiembre de 1644), cuando a Escardó se le
concede una cantidad para la impresión, hace ya, como mínimo, dos años que el texto definitivo ya
estaba redactado.
55
BSAL, XXIX, 1948, p . 342.
56
«Las Congregaciones ha ido siempre en aumento, particularmente la de los cavalleros, con la
asistencia del P . Juan Baptista Escardó, acudiendo al consuelo de los pobres de la cárcel y hospital»
(ibid., p. 730).

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plática, que acompañó el auditorio con muchas lágrimas y voces pidiendo misericordia. Fue esta
acción de mucha gloria de Dios, edificación del pueblo y nombre de nuestra Compañía»57.
En el año de 1651 sabemos que Escardó sigue desempeñando los cargos de Prefecto de los
Tonos, de la Congregación de los Caballeros y de Consultor del Colegio. Además, se le nombra
Prefecto de Predicadores y Examinador de Gramática58.
El día 2 de septiembre de 1652 muere, víctima de la peste que asolaba la isla de Mallorca. Por
esta razón, se le enterró en secreto, sin funerales y sin que ni siquiera las campanas tocaran a
muerto59. Fue, en verdad, una pobre despedida para un hombre que había hecho del uso de la
palabra su razón de ser, y de su estudio y enseñanza, su bandera intelectual.
Unas breves líneas de la prosa lacónica de la crónica del colegio compendian su trayectoria
biográfica:
Fue instruidísimo en literatura sagrada y profana, y en toda clase de ciencias; siendo incansable en la
predicación. Murió en 1652 auxiliando a los apestados, víctima de su celo cristiano. Escribió
Devociones = Rhetorica Chris ti ana etc. Sermones. 60

GARAU AMENGUAL, Jaume, Apuntes para un estudio de la vida y de la obra de Juan Bautista Escardó
(Palma de Mallorca, /1581)-1652). En Criticón (Toulouse), 61, 1994, pp. 57-68.

Resumen. El artículo presenta un «estado de la cuestión» acerca de nuestras últimas investigaciones


sobre la biografía de Juan Bautista Escardó (Palma de Mallorca, [1581]-1652), al tiempo que damos
cuenta del conjunto de su obra conocida, y del hallazgo de un manuscrito inédito.

Résumé. Bilan des recherches sur la biographie de Juan Bautista Escardó (Palma de Mallorca, [1581]-
1652), ainsi que sur son œuvre écrite, avec la découverte d'un manuscrit inédit.

Summary. This article présents a «state of the matter» about our latest research on Juan Bautista
Escardó's biography (Palma de Mallorca, [1581]-1652), at the same time we inform about the whole of
his well-known work, and the finding of an unplishead manuscript.

Palabras clave. Juan Bautista Escardó. Obra y biografía.

57
Ibid., p. 737.
5S
AHSIC, Montesión, historia, visitas, temporalidades, memoriales, 1587-1762, f. 106.
59
«A 2 de setiembre de 1652 entre diez y once de la noche murió de calenturas terribles el P. Juan
Baptista Escardó, Profeso de 4 votos, y por sospechas que estava herido del contagio no se tocaron
campanas sino secretamente fue enterrado en la primera capilla entrando por la puerta principal a mano
derecha arrimado al mismo pie del altar con su ataúd bien breado y lleno de cal viva. Ordenóse que cada
Padre le dixesse tres missas y cada Hermano tres rosarios.» (AHSIC, Libro de la Sacristía del Colegio de
Montesión, ss. xvn-xviii, f. 201). Hallamos otras referencias documentales a la muerte del P. Escardó en la
obra de Pedro Blanco Trias, Catálogo de los Documentos y Manuscritos pertenecientes a la Antigua
Provincia de Aragón, donde da cuenta del legajo 124(72), 888, «Relación de la muerte de algunos de la
Compañía sirviendo a los apestados en el contagio, de Mallorca, 1652», y cita la muerte, el día 2 de
septiembre (p. 138).
60
AHSIC, Historia del Colegio de N.S. de Montesión, 1561-1670, resumen. La transcripción de estos
dos últimos documentos se la debemos a la valiosísima ayuda del Sr. D. Jordí Roca i Coll. S. I.

CRITICÓN. Núm. 61 (1994). Jaume GARAU AMENGUAL. Apuntes para un estudio de la vida y ...

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